Metoos de Estudio

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10.

Métodos de Estudio

Métodos de Estudio Bíblico es una introducción al método inductivo para


estudiar la Biblia tomando en cuenta los pasos de la observación cuidadosa
del texto, luego su interpretación, aplicación y correlación, más un vistazo
ligero a otros métodos que el alumno puede utilizar en el auto estudio de la
Palabra de Dios. También considera los beneficios de la lectura de las
Escrituras y explica cómo preparar, organizar y dirigir estudios bíblicos con
el fin de evangelizar y discípular.

ESTUDIOS DE LA BIBLIA POR SUS METODOS

EL METODO INDUCTIVO.

La palabra "inductivo" viene del verbo inducir, y éste del latín inducere, que es un antónimo de
deducir o concluir. La inducción, nos dice el diccionario, es "un modo de razonar que consiste en
sacar de los hechos particulares una conclusión general". Por tanto, denominamos método
inductivo aquel mediante el cual se somete un pasaje bíblico a investigación, con el fin de obtener
conclusiones generales sobre su contenido. El método opuesto es el "deductivo" que partiendo de
una premisa predeterminada, procede a establecer una base bíblica en su apoyo, empleando
varios pasajes. Ambos métodos se pueden ilustrar así:

Método inductivo.

Método Deductivo.

El método inductivo no se emplea únicamente para el estudio de las Escrituras; es también


muy usado en la investigación de las ciencias experimentales, y se basa en tres principios de
operación:

1.- La Observación Descubrir lo existente.

2.- La Interpretación ………Determinar su significado.

3.- La Aplicación Apropiar los resultados.

Por observación entendemos el acto de considerar con atención el estudio intenso de algún
objeto, asunto o relato; la práctica de la observación es indispensable, porque nos permite
saturarnos del contenido del pasaje. Por eso debemos formarnos este hábito de tal manera que
nunca leamos una frase o pasaje bíblico sin observarlo cuidadosamente. Consta de cuatro partes
principales:

1.- La Observación de palabras o términos. La Biblia contiene miles de palabras con significado
oscuro o desconocido. Otras veces las palabras se usan en sentido figurado, y no quieren decir
en el pasaje lo que significan en el uso común.

2.- La observación de las relaciones entre las palabras se les llama estructuras. Las estructuras se
relacionan entre sí por medio de palabras que adoptan la función de "eslabones".

3.- La observación de formas literarias generales. El pasaje que estudiamos puede ser prosa,
poesía, drama, parábola, literatura apocalíptica, etc.

4.- La observación de la atmósfera, puede ser de compasión, tristeza, dolor, amor, alegría,
humildad, ternura o alguna otra.

El segundo principio de este método es la interpretación. El propósito aquí es determinar el


significado de lo que el autor escribió. En este caso la imaginación se convierte en una valiosa
herramienta que nos ayuda a transformarnos a los tiempos bíblicos, y sentir, pensar y actuar, como
lo hicieron los escritores.

El resumen de la interpretación, apoyado en la evaluación anterior, este paso consiste en


adaptar las enseñanzas del pasaje a nuestras circunstancias particulares, y en apropiar lo que sea
de utilidad a nuestra vida personal.

EL METODO ANALITICO.

La palabra analítico tiene su origen en el término griego análisis que significa


"Descomposición". En el estudio de la Biblia quiere decir separar o desmenuzar las partes de un
pasaje con el fin de arribar a la médula de su contenido. El método opuesto es el sintético, en el
cual se realiza la labor contraria, esto es, se resume y compendian las enseñanzas para poseer un
cuadro general y completo de una determinada porción bíblica.

El análisis de que hablamos principia con una porción entera, que en este caso
invariablemente debe ser un párrafo, y nos lleva hasta la frase o pensamiento que nos interesa en
particular.

La gran utilidad de este método reside en que el estudiante se ve forzado a analizar el texto
bíblico, y no los comentarios sobre la Biblia; tres son los pasos principales del proceso analítico.

Reorganización del texto


1.- El examen estructural
Bíblico.

2.- El bosquejo del contenido Presentación sistemática


de los pensamientos del
Escritor.

3.- Las observaciones Búsqueda de enseñanzas


Pertinentes.
El primer paso consiste entonces, en colocar en orden lógico las declaraciones del escritor, de
tal manera que a simple vista podamos tener todo el desarrollo de su pensamiento en forma bien
organizada. De Juan 5:1-5.

El segundo paso del análisis consiste en formular un bosquejo. Este bosquejo debe apegarse
al texto lo más posible, de manera que podamos presentar en forma sistemática del pensamiento
del escritor. He aquí un bosquejo del párrafo citado arriba: La victoria del creyente.

Estamos listos para proceder al tercer paso. La observación deberá girar en torno a siete
preguntas fundamentales. Las respuestas a éstas constituirán el verdadero fruto del estudio
analítico. Las preguntas son:

¿qué?, ¿cuándo?, ¿dónde?, ¿cómo?, ¿por qué?, ¿quién?, ¿para qué?.

EL METODO SINTETICO.

A este sistema de estudio bíblico también se le conoce como "el método del Dr. Gray", debido
a que este célebre siervo de Dios, por muchos años decano del Instituto Bíblico Moody en Chicago,
escribió un libro entero cubriendo de Génesis a Apocalipsis, basándose en tan singular método. El
estudio sintético es la labor de compendiar o resumir lo más posible, un pasaje, para obtener un
cuadro general, pero completo.

La piedra angular de este método es la lectura repetida de un libro de la Biblia a la vez.


Durante las repetidas lecturas de un libro, se recomienda tener en mente tres distintos aspectos:

A.- El tema central del autor.

B.- El desenvolvimiento.

C.- El bosquejo del contenido.

1.- Trabajemos en el libro de Job aplicando los pasos anteriores, y observaremos la forma como se
puede arribar a la comprensión fundamental de su contenido. Las primeras ocasiones que lo
leamos, buscaremos su tema central. Tal vez nos parezca que ese tema pueda ser el
significado de la lucha entre el bien y el mal, y sus resultados, bajo el gobierno de un Dios
sabio y todo poderoso.

2.- El siguiente paso consiste en leer Job nuevamente, ahora con el tema central en mente,
observando cómo el autor desenvuelve su argumento.

3.- Con el material anterior cuidadosamente anotado, estamos listos para formular un bosquejo.
Como se ha podido ver hasta aquí, la organización del material bíblico es siempre un proceso
fundamental e imprescindible para el estudio provechoso. El Dr. Gray bosqueja el libro Job en
esta forma:

I.- El prólogo.

II.- El diálogo.

III.- Las palabras de Eliú.

IV.- Las Palabras del Todopoderoso.

V.- La respuesta de Job.

VI.- El epílogo.

Para elaborar el bosquejo resulta ser de gran ayuda tomar en cuenta la división de capítulos,
párrafos y versículos ya que el estudiante necesita encontrar las unidades de pensamiento para
irlos acomodando en forma organizada. Sugerencias generales para facilitar el trabajo con este
método.

1.- Cada vez que se lea el libro, léase completo y de una sola vez, a fin de mantener frescos todos
los detalles de su contenido.

2.- No haga uso de libros de consulta. Satúrese solo del texto bíblico, y luche porque su mente
trabaje con diligencia en los descubrimientos necesarios.

3.- Cada vez que lea el libro, procure enfocar la mente en un aspecto distinto de la narración puede
ser el histórico, doctrinal, geográfico o biográfico.

4.- Al leer, transpórtese mentalmente a la época, las circunstancias y el trasfondo del escritor.

EL METODO CRITICO.

La palabra crítico proviene del término griego (krino) krino, que quiere decir juzgar. así
entonces, se llama Crítica Bíblica a la ciencia que busca por medio de una detallada y cuidadosa
encuesta, establecer las palabras exactas de los manuscritos, versiones y citas, y determinar la
composición, fecha paternidad literaria, y valor histórico, según se encuentra juzgado por la
evidencia interna. Se divide en dos clases o dramas principales: La Critica Baja, y La Critica Alta.
Estas también reciben los nombres de Histórica y Textual, respectivamente como su nombre lo
indica, la Crítica Textual es la que se encarga de verificar la exactitud del texto bíblico.

Hoy en día existen alrededor de 5,338 copias completas o en parte, copiadas a mano, mas
cientos de copias de algunas de las primeras traducciones hechas, mas la evidencia de las citas
bíblicas en los escritos de los padres de las iglesia primitiva. Sin embargo no existen dos copias
que sean exactamente iguales, y mientras más grande sea el número de copias, mayor será el
número de diferencias (o variantes) entre ellas.

Por lo que toca a la crítica histórica, se ocupa de trabajar empleando los resultados de la critica
textual aceptando como un hecho que se posee el texto correcto, procede a confirmar las
afirmaciones que el texto hace en relación con su paternidad literaria, a la fecha en que se escribió,
la veracidad de su mensaje, la unidad de su estructura literaria, y declaraciones similares. Para tal
efecto es preciso elegir primeramente un libro que constituya la unidad básica de estudio. Luego
realizaremos el estudio investigando las siguientes áreas.

1.- Paternidad Literaria ¿Quién fue el autor del libro?

2.- Destinatario ¿A quién se escribió?

3.- Lugar ¿En dónde se escribió?

4.- Fecha ¿Cuándo se escribió?

5.- Propósito ¿Cuál era el objetivo del autor?

Para establecer la paternidad literaria de un libro de la Biblia, es necesario depender de las


evidencias que encontraremos dentro y fuera de él.

En ocasiones es fácil determinar el destinatario, es decir, la persona o personas a quienes se


escribió el libro.

Pocos libros de la Biblia mencionan dónde fueron escritos.

Las fechas en que se escribieron los libros de la Biblia si son de importancia estratégica, ya
que con frecuencia se encuentra íntimamente ligadas al problema de la paternidad literaria.

Por último, nos interesa descubrir el propósito que el autor haya tenido al escribir su libro.

EL METODO TIPOLOGICO.

Este no es para los aprendices. No recomendamos su uso cuando, apenas se comienza a


conocer el contenido de la Biblia. Más bien, para ponerlo en prácticas se exige un conocimiento
completa de las Escrituras.

La palabra tipológico, proviene del verbo griego tupo que significa golpear, y del
término tupcoV, que quiere decir la marca de un golpe, una impresión, forma o tipo. Por lo que toca
a las diversas clases de tipos, debemos mencionar seis: de Personas, de instituciones, de oficios,
de acontecimientos, de acciones y de cosas.

Algunas recomendaciones fundamentales que se deben tener en cuenta para este estudio son:

1.- Estúdiense las reglas de la Hermenéutica sobre la tipología.

2.- Princípiese con los tipos más sencillos. Por ejemplo los que se hallan en Exodo 12 y 1
Corintios 5:7,8.

3.- Conserve discreción y sentido común.

4.- Recúrrase a todas las referencias bíblicas que sea posible para respaldar la interpretación de
un tipo dado.

Para aquella persona que desee lanzarse de inmediato a poner en práctica este método, le
podemos sugerir los siguientes temas donde encontrará abundante material de esta naturaleza:
Adán como tipo de Cristo; Abraham como tipo de Dios; el sacrificio de Isaac y el sacrificio
expiatorio de Cristo; José y la vida de Jesucristo.

EL ESTUDIO DE LA BIBLIA SEGUN SUS TEMAS

El estudio de la Biblia encierra tres graves peligros.

El primero consiste en el empeño de conocer su contenido, apoyados solamente en la


inteligencia, y dependiendo del esfuerzo propio.

Un segundo peligro reside en estudiar la Biblia por un sentimiento de deber religioso. Hay
quienes la estudian creyendo almacenar méritos, y en esa forma agradar a Dios. Otros lo hacen
movidos por la creencia de que es su deber destilar toda la información posible contenida en sus
páginas. El autor del Eclesiastés escribió: "El mucho estudio es fatiga de la carne", (Eclesiastés
12:12), y Pablo agregó: "La letra mata...." (2 Corintios 3:6). La Biblia no se debe estudiar como un
fin en sí misma, sino como un medio para un fin. No es un libro que tan solo se tenga que leer y
aprender, sino más bien, uno que se tiene que vivir. Los métodos de estudio bíblico pretenden
enseñar al estudiante la manera de adentrarse en la Escritura, con el propósito de que aprenda a
vivirla y no solamente a recitarla.

Y el tercer peligro grave consiste en estudiar la Biblia olvidando que fue escrita con cierto
propósito primordial revelarnos a Jesucristo como salvador del hombre. El apóstol Pablo declara
que el evangelio de Dios es "Acercar de su hijo" (Romanos 1:1,3), y especialmente el ministerio
del Espíritu Santo se encuentra enfocado a este mismo fin.

Cristo declaro: "El me glorificará; porque tomará de lo mío, y os lo hará saber" (Juan 16:14).

EL TEMA BIOGRAFICO.

Este puede resultar un estudio altamente provechoso e inspirador. Se ha calculado que la


Biblia menciona cerca de tres mil personajes diferentes, cada uno de ellos con sus características
específicas.

Quizá una de las razones por qué resulte tan fructífero este sistema, se ha debido a la verdad
variedad de los personajes bíblicos. Se habla tanto de hombres como de mujeres y niños; los hay
valientes y cobardes, perversos y santos; algunos alcanzaron gran renombre, otros permanecieron
en la oscuridad; de algunos se narran extensas e interesantes biografías, mientras que otros
prácticamente se pierden en el anonimato. Pero lo de ellos se narra, constituye una rica fuente de
conocimientos en relación con el plan de Dios para la humanidad.

1.- El nombre, lo primero que nos interesa es el nombre.

2.- Los rasgos físicos, no hay que abrigar esperanzas de encontrar mucha información a este
respecto.

3.- Antepasados y descendientes, en esta sección la búsqueda tiene que ver con las
características de los antepasados y los descendientes del personaje.

4.- Su niñez y juventud, aquí se estudia ya directamente la vida del individuo, buscando
acontecimientos o influencias que en una forma u otra moldearon su carácter e influyeron
decisivamente en la trayectoria posterior de su vida.

5.- Su ocupación Estudiemos ahora su trabajo. Encontraremos que éste encierra buen número de
facetas diferentes; por ejemplo. Los lugares donde trabajo.

6.- Carácter. Lo que más importa de un hombre no es lo que hace, sino lo que es; por tanto, su
carácter es un aspecto clave del estudio.

7.- Su vida espiritual. En gran parte elegimos a un personaje para estudio por las lecciones que su
vida espiritual nos pueda ofrecer.

8.- Influencia en su vida. Aquí dedicaremos tiempo a la consideración de todas aquellas influencias
ejercidas sobre la vida de nuestro personaje por individuos, circunstancias y fuerzas que
modelaron su vida y al final jugaron un papel definitivo en sus decisiones.

9.- Su influencia sobre los demás. Los hombres no son sólo receptores pasivos de los efectos de
circunstancias, fuerzas o personas, sino que voluntaria o involuntariamente también una
influencia definida sobre quienes los rodean.
10.- El pecado en su vida. Parte de la experiencia espiritual del individuo es, claro está, sus luchas
con el pecado.

11.- Conclusiones. Al estudiar los puntos anteriores, habremos acumulado considerablemente


información sobre el personaje bajo estudio.

EL TEMA HISTORICO.

La Biblia se ha constituido en un infalible libro de historia para esos estudiosos. No fue escrita
con ese fin, pero sus narraciones se han verificado a través de los siglos, encontrándoseles
siempre veraces.

Para el progreso en la aplicación de este método, se recomienda un procedimiento similar al


sugerido para el sintético; esto es, principiar con lo general, y avanzar paulatinamente hacia lo
detallado y minucioso, en este caso, la primera área de estudio será la Biblia entera. Con esto
queremos decir que debemos primero ubicarnos históricamente en relación con todo el período
bíblico, antes de concentrar nuestra atención en el pasaje que específicamente nos interesa.

Una vez que contemos con el cuadro histórico general, podremos realizar un estudio más
detallado. Este se puede efectuar de tres maneras principales.

Primera, dedicándonos al estudio de un periodo especifico de la historia bíblica. Por ejemplo, el


tiempo de los jueces aquí es posible adentrarse en los detalles y circunstancias de este lapso
de la historia de Israel. El reino de Salomón sería otra época rica en enseñanzas.

La segunda forma es estudiar la perspectiva histórica de un solo libro. La comprensión exacta de


algunos de ellos, en gran parte depende de los antecedentes que poseamos sobre los eventos
que allí se narran.

Por último se puede someter un solo capítulo al análisis histórico. Cuántos emocionantes
descubrimientos nos esperan al estudiar en esta forma, por ejemplo, el capítulo 6 de la
profecía de Isaías. Llegaremos a comprender por qué el profeta principia el capítulo aclarando:
"En el año que murió el rey Uzías..."

EL TEMA PROFETICO.

Para muchos cristianos, hablar de profecía significa perder tiempo. Es importante y aun
urgente, que nos entreguemos a un estudio serio de la profecía bíblica. Además, no menos que
una tercera parte de la Biblia está dedicada a asuntos proféticos, de tal manera que si en verdad
nos interesa llegar a conocer la Palabra de Dios, irremisiblemente nos veremos obligados a dedicar
una buena parte de nuestro tiempo a ellos.

Profecía es la proclamación de la voluntad de Dios para los hombres, y en ocasiones incluye el


anuncio de algún evento futuro como parte del cumplimiento de esa voluntad. La profecía no es la
bola de cristal de Dios dada a los hombres para saciar su curiosidad. Es la proclamación de la
voluntad de Dios para los hombres, y en ocasiones incluye el anciano de algún evento futuro como
parte del cumplimiento de esa voluntad. La profecía no es la bola de cristal de Dios dada a los
hombres para saciar su curiosidad. Es la proclamación de su voluntad soberana y amorosa para
toda la creación, y su llamamiento a un pacto de fidelidad con el pueblo que es llamado por su
nombre, y el cual está listo para seguirlo son el conocimiento previo de hacia donde le lleva. La
esperanza que se ve, no es esperanza. Romanos 8:24. Hoy día, la iglesia necesita la profecía más
que nunca, no para condenar a los paganos, ni para satisfacer una curiosidad necia, sino para
despertar un sentimiento de insatisfacción con nuestra propia situación, y para encender los
corazones tibios con una esperanza vital en el glorioso mundo futuro de Dios, el cual será dado a
conocer en la aparición de nuestro Señor Cristo Jesús.

Estudiar la Biblia siguiendo este método significa la lectura repetida del libro o porción
deseada. Aún cuando en la primera lectura parezca un confuso laberinto de ideas, personajes,
lugares, etc., no debemos desmayar, sino seguir leyendo hasta lograr organizar su contenido.

1.- Es de gran importancia ubicarnos en el medio ambiente del profeta.

2.- Se busca también los temas principales del pasaje.

3.- La descripción de la personalidad y las características del mensajero también interesan.

4.- Durante lecturas subsecuentes anotaremos lo más posible, la cronología del pasaje profético.

5.- Ahora enfocaremos la atención sobre los individuos a quienes se dirigió el mensaje de Dios por
boca del profeta.

6.- Se debe buscar también los propósitos que Dios haya tenido para enviar a su mensajero.

7.- Enseguida se debe trabajar exclusivamente en los mensajes proféticos.

8.- El siguiente paso será comparar cada mensaje con pasajes similares o paralelos en otras
partes de las Escrituras.

9.- Por fin arribamos a la delicada tarea de clasificar el contenido de los distintos segmentos de la
porción bajo estudio.

A.- Los pasajes proféticos y los didácticos.

B.- Los mensajes que ya se hayan cumplido, o los que aún están por cumplirse.

10.- Una vez formado un criterio sobre el mensaje de la profecía, resta solamente elaborar las
conclusiones y aplicaciones personales.

EL TEMA TEOLOGICO.

La teología no es más que el estudio de las enseñanzas contenidas en la Biblia.


Frecuentemente se le denomina también como la ciencia que estudia a Dios.

Se denomina ciencia a la teología porque consiste en hechos o verdades relacionadas con


Dios y las cosas divinas, presentadas en forma lógica y ordenada. El vocablo religión se deriva de
una palabra latina que significa ligar; en otras palabras, la religión representa aquellas actividades
que ligan al hombre a Dios en cierta relación. La religión es una práctica, mientras que la teología
es conocimiento. La religión y la teología deben marchar unidas de la mano en la experiencia bien
equilibrada; empero en la práctica son separadas a veces, de manera que no puede ser teólogo sin
ser verdaderamente religioso, y por otra parte, uno puede ser verdaderamente religioso sin poseer
un conocimiento sistemático de las verdades doctrinales.

El material con el cual trabaja la teología es la Escritura. Es la Biblia la cantera de donde se


desprenden las verdades gloriosas utilizadas en la construcción del edificio de la doctrina cristiana.

Si como hemos dicho antes, la Biblia es la base de la doctrina del cristianismo, es


imprescindible que el cristiano, además de otros métodos practique el teológico, buscando
cimentar debidamente su fe, y a fin de presentarle un fundamento sólido a sus creencias.
Especialmente el pastor, el predicador, el maestro o el misionero, deben familiarizarse con esta
forma de estudio, pues de ello dependerá en mucho la solidez de su predicación y enseñanza.
Para estudiar la Biblia de acuerdo con este sistema, se ponen en práctica cuatro pasos definidos.
Cada uno de ellos, a la vez que es progresivo, pretende llevar al estudiante a la médula doctrinal
de la porción elegida.

1.- El descubrimiento. No es raro que leamos muchas veces algún pasaje bíblico sin percatarnos
de que contiene profundas enseñanzas doctrinales.

2.- La comparación. La lista de enseñanzas doctrinales que hayamos compilado en el proceso


anterior, servirá para iniciar la labor de confrontación entre las diferentes declaraciones del
texto.

3.- La organización. Reunidas ya todas las enseñanzas doctrinales de un segmento bíblico, el


siguiente paso consistirá en su organización.

4.- La interpretación. El último paso en el método teológico, consistirá en encontrar el significado de


las palabras del escrito.

La manera de obtener el significado de las palabras en el pasaje, es por medio del contexto.

EL TEMA DEVOCIONAL.

Se conoce este método con el nombre de "devocional", porque acentúa el estudio con el fin de
producir la edificación de la vida espiritual del cristiano, llevándole a una experiencia más real de su
conocimiento de Dios y de su entrega personal a él.

Este tipo de estudio lo podemos practicar cuando menos de cuatro diferentes maneras:

1.- Progresivo. Para un gran número de cristianos, estudiar la Biblia significa únicamente leerla
progresivamente de Génesis a Apocalipsis.

2.- Práctico. Una segunda forma de realizar el estudio devocional, consiste en analizar pasajes que
sean adecuados a nuestro interés o a nuestra necesidad espiritual.

3.- Pastoral. La vida cristiana no es una emoción momentánea; es un proceso que dura toda la
vida.

4.- Personal. Las Escrituras serán a nuestro corazón dulces como la miel, sólo en la medida en que
logremos localizar entre sus páginas a Jesucristo, el Hijo muy amado del Padre, en el cual él
tiene su contentamiento.

Una vez elegida la porción que deseamos estudiar, la cual puede ser un libro, un capítulo, un
párrafo o un versículo, procedemos a establecer primero la similitud entre las circunstancias en que
vivían los personajes del pasaje, y las de los tiempos de Cristo.
Métodos de Estudio Bíblico
Contenidos

1. 1 El Método Inductivo
2. 2 El Método Analítico
3. 3 El Método Sintético
4. 4 EL Método Crítico
5. 5 El Método Tipológico

El Método Inductivo

El método inductivo no se emplea únicamente para el estudio de las Escrituras;


es también muy usado en la investigación de las ciencias experimentales y se
basa en tres principios de operación:

1. La Observación - Descubrir lo existente


2. La interpretación - Determinar su significado
3. La Aplicación - Apropiar los resultados

Por observación entendemos el acto de considerar con atención el estudio


intenso de algún objeto, asunto o relato; la percepción imparcial de los detalles.
Raras veces aplicamos este principio durante la lectura de la Biblia. Vemos,
leemos y avanzamos, pero sin observar. La práctica de la observación es
indispensable, porque nos permite saturarnos del contenido del pasaje. Por eso
debemos formarnos este hábito de tal manera que nunca leemos una frase o
pasaje bíblico sin observarlo cuidadosamente. Consta de cuatro partes principales:

a) La observación de palabras o términos. La Biblia contiene miles de palabras


con significado oscuro o desconocido. Otras veces las palabras se usan en un
sentido figurado y no quieren decir en el pasaje lo que significan en el uso común.
Y es necesario también que separemos las palabras por sus categorías
gramaticales, tales como verbos, adjetivos, sustantivos, adverbios, etc.

b) La observación de las relaciones entres las palabras. Cada pasaje está


formado por palabras; éstas a su vez se agrupan en distintas unidades
gramaticales como cláusulas, frases, oraciones, párrafos, segmentos, etc; a ellos
se les llama estructura. Estas son perceptibles o imperceptibles. Las primeras son
aquellas en las cuales las palabras revelan una estructura interior obvia, como en
el caso de las palabras “sino que” (Ro 2:29), las cuales indican que se encuentra
en desarrollo un argumento. Será preciso buscar dónde principio éste y hasta
dónde llega. Las estructuras imperceptibles son como el contraste un tanto
escondido entre las vidas de David y Saúl en 1 S 9:31.

Las estructuras se relacionan entre sí por medio de las palabras que


adoptan la función de “eslabones”. Existen eslabones de tiempo como “entonces”,
en Juan 9:25; “cuando” en Mt 26:1; “después” en Lc 5:27, etc. También los hay
geográficos, como “donde”; lógicos, como “porque”, “por”, “ya que”, “por tanto”, así
entonces”, etc.; de contraste como “pero”, “mucho más”; “sin embargo”, “de otra
manera”; de comparación, como “también”, “igual a”; “así también”, etc.;
condicional, como “si”; y de énfasis como “de cierto”, “solamente”, etc.

c) La observación de formas literarias generales. Nos interesa fijarnos en la


forma literaria que posee el pasaje que estudiamos. Puede ser prosa, poesía,
drama, parábola, literatura apocalíptica, etc. La observación de su forma básica
para el proceso de interpretación vendrá después.

d) La observación de la atmósfera. Con esto queremos decir el espíritu o énfasis


que prevalece a través del pasaje. En la mayoría de los casos no se especifican,
pero salta a la vista. Es común que un pasaje posea más de una atmósfera.
Puede ser de compasión, tristeza, dolor, amor, alegría, gratitud, humildad, ternura
o alguna otra.

El segundo principio de este método es la interpretación. El propósito aquí


es determinar el significado de lo que el autor escribió. Pudiéramos decir que es
un acto de re-creación, puesto que pretendemos captar de nuevo las actitudes,
pensamientos, emociones o propósitos del autor cuando primero escribió el
pasaje. En este caso la imaginación se convierte en una valiosa herramienta que
nos ayuda a transportarnos a los tiempos bíblicos y sentir, pensar y actuar, como
lo hicieron los escritores. Como la imaginación es sumamente volátil, conviene
ejercer cautela para no caer en el error de interpretar equivocadamente, como
algunos la han hecho. Existen interpretaciones defectuosas; por ejemplo, la
fragmentaria, la dogmática, la racionalista, la mitológica, alegórica, literalista, etc.
El proceso de la interpretación gira alrededor de tres puntos principales:

1) La formulación de preguntas interpretativas. Estas son las que surgen durante


el proceso anterior de observación, cuando nos preguntamos el significado de las
palabras, la estructura en alguna parte del pasaje, su forma literaria, o la
atmósfera. Por ejemplo:

Salmo 51:6
He aquí, tú amas la verdad en lo íntimo, y en secreto me has hecho comprender
sabiduría.

Preguntas interpretativas:

¿Qué tipo de eslabón es he aquí? ¿Quién es tú? ¿en qué tiempo está el verbo
amar? ¿Qué es verdad en lo íntimo? ¿A qué secreto se refería? ¿Qué atmósfera
hay aquí? ¿Qué forma literaria?, Etc.

2) La obtención de las respuestas interpretativas. Es decir, las contestaciones a


las preguntas anteriores. Formular preguntas es realmente fácil, lo difícil es
contestarlas. Para eso el estudiante debe estar dotado de cuando menos tres
cualidades esenciales:
1) Sentido espiritual - de tal manera que sus respuestas concuerden con la
Palabra de Dios.
2) Sentido común para controlar nuestra imaginación y evitar respuestas
exageradas o estrafalarias.
3) Experiencia. EL autor del pasaje escribió de acuerdo con su experiencia de la
vida, y nuestra experiencia nos ayudará para que las respuestas concuerdan con
el propósito original del autor.

3) El resumen de la interpretación. Es el momento de reunir y organizar el


resultado de nuestro trabajo. Esto se puede lograr de varias maneras:
1) Formulando una lista de las enseñanzas descubiertas en el pasaje, las cuales
pueden ir por orden de importancia, o por el orden en que
aparecen.
2) Dando a las diferentes estructuras un título que describa su contenido.
3) Formulando un bosquejo de pasaje.
4) Escribiendo una paráfrasis del texto bíblico.
5) Elaborando un diagrama o esquema que incluya divisiones, títulos y otros
datos importantes.
Estamos listos ahora para trabajar en el tercer principio del método inductivo, que
es la aplicación. Consiste de dos pasos esenciales:

La evaluación. Este es el proceso por medio del cual establecemos si las


enseñanzas del pasaje son de valor contemporáneo o si su importancia
corresponde únicamente a la época o al lugar en que fueron escritas. Por ejemplo,
el pacto de la circuncisión que Dios estableció con Abraham (Gn 17:10-14), ha
quedado abrogado a partir del Nuevo Testamento y ya no tiene valor. Las
enseñanzas del apóstol Pablo sobre la carne ofrecida a los ídolos (1 Co 8), es
dudoso que pudiera ser de valor para nuestra cultura y así sucesivamente.

a) La aplicación. Apoyado en la evaluación anterior, este paso consiste en adaptar


las enseñanzas del pasaje a nuestras circunstancias particulares y en apropiar lo
que sea de utilidad a nuestra vida personal. A manera de ejemplo de este método,
he aquí un resumen del proceso completo, según el pasaje del Salmo 51: 1, 2.

1. Observación:
a. De palabras o términos:
Piedad, Dios, conforme, misericordia, multitud, piedades, borra, rebeliones,
lávame,
maldad, límpiame, pecado.

b. Relaciones entre las palabras:


Varias frases y oraciones que forman estructuras perceptibles.
Eslabones de modo: conforme; de cantidad: y.

c. De formas literarias:
Poesía.

d. De la atmósfera:
Remordimiento, arrepentimiento, confesión.

2. Interpretación:
a. Preguntas interpretativas:
¿Por qué pide perdón David? ¿Qué concepto tenía David de la misericordia de
Dios? ¿Cuáles eran sus rebeliones, su maldad y su pecado? ¿Cómo pensaría
David que Dios podía lavarlo y limpiarlo?

Respuestas interpretativas:
A través del estudio de 1 y 2 de Samuel , 1 de Crónicas y el libro de los Salmos,
donde se narra la vida de David; Podremos dar contestación a las preguntas
interpretativas.

b. Resumen de interpretación:
1. Responde a la pregunta “qué quiere decir el texto que estoy
leyendo?”

2. Más específicamente, trata de descubrir la intención única del


escritor de ese pasaje, en ese momento histórico, para esa audiencia
en particular, y bajo las circunstancias de ese momento.

3. El enfoque es el pasado, y el contexto del escrito (¿que significó?)

4. Se basa en hacerle preguntas al texto (pero distintas que


observación- “Por qué?”. “Qué quiso decir el autor...?”, “Que
entendieron los Corintios?

5. Usas ciertas reglas de “hermenéuticas” aplicadas en orden para


lograr la correcta interpretación del pasaje.

3. Aplicación:

a. La evaluación:

Determinar hasta qué punto las enseñanzas obtenidas durante el


proceso de la interpretación son aplicables a individuos del siglo
veinte.

b. La aplicación:

Dar una aplicación práctica y personal a las enseñanzas obtenidas


del pasaje. Por ejemplo, una enseñanza puede ser que David era un
pecador, pidió perdón a Dios y Él le perdonó. Aplicación: Yo soy
pecador, si pido perdón a Dios, también me perdonará.

El Método Analítico
La palabra analítico tiene su origen en el término griego analysis, que significa
“descomposición”. En el estudio de la Biblia quiere decir separar o desmenuzar las
partes de un pasaje con el fin de arribar a la médula de su contenido. El método
opuesto es el Sintético, en el cual se realiza la labor contraria, esto es, se resume
y compendian las enseñanzas para poseer un cuadro general y completo de una
determinada porción bíblica.

Para algunos, analizar la Escritura significa estudiar ciertas palabras, frases


a pensamientos de un segmento bíblico que les llama la atención. Pero esto no es
lo que propiamente se llama método analítico. El análisis de que hablamos
principia con una porción entera, que en este caso invariablemente debe ser un
párrafo hasta la frase o pensamiento que nos interesa en particular. No es una
investigación de unas cuantas palabras, sino un estudio a fondo de toda la unidad
gramatical.

La gran utilidad de este método reside en que el estudiante se ve forzado a


analizar el texto bíblico y no los comentarios sobre la Biblia. La tendencia popular
es leer el mayor número posible de libros sobre el pasaje que deseamos entender.
Pero eso no es estudiar la Biblia, sino tomar de lo que los hombres han escrito de
ella. Esta actitud puede ser causada por la simple indolencia mental o por un
sentimiento de incapacidad. El mejor remedio para ambos es la determinación
inquebrantable de trabajar, tal vez lentamente, pero sin desmayar.

Tres son los pasos principales del proceso analítico:


1. El examen estructural - Reorganización del texto bíblico.
2. El bosquejo del contenido - presentación sistemática de los
pensamientos del escritor.
3. Las observaciones - Búsqueda de enseñanza pertinentes.

Merril C. Tenney, ilustra la equivalencia de los tres pasos es esta forma: “El
análisis material es como preparar los manjares que han de ser servidos, el
bosquejo es como extender la mesa y arreglar los cubiertos; y las observaciones o
aplicaciones personales son las tajadas que el comensal selecciona para llenar su
plato”. El primer paso consiste entonces, en colocar en orden lógico las
declaraciones del escritor, de tal manera que a simple vista podamos tener todo el
desarrollo de su pensamiento en forma bien organizada. Para lograr esto, será
preciso desgranar los versículos en sus declaraciones principales y cláusulas
subordinadas. He aquí un ejemplo:

1 Juan 5:1-5:

1 Todo aquel que cree que Jesús es el Cristo, es nacido de Dios; y todo aquel que
ama al que engendró, ama también al que ha sido engendrado por él.

2 En esto conocemos que amamos a los hijos de Dios, cuando amamos a Dios, y
guardamos sus mandamientos.

3 Pues este es el amor a Dios, que guardemos sus mandamientos; y sus


mandamientos no son gravosos.

4 Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que
ha vencido al mundo, nuestra fe.

5 ¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el hijos de
Dios?
Observe que las declaraciones principales, preguntas o instrucciones, se colocan
en el extremo izquierdo de la hoja. De todo lo que el autor está diciendo, esto es lo
más importante. Después siguen las cláusulas subordinadas, las cuales dependen
de una declaración principal anterior. Existen casos como el versículos 1, en que
la cláusula subordinada posee otra cláusula que depende de ella: “ama también al
que ha sido engendrado por él”. En esta forma, y sin necesariamente ceñirnos a la
puntuación del texto según aparezca en la versión que estemos usando, nos
dedicamos primero a la reestructuración del contenido del pasaje, colocando sus
declaraciones por orden de importancia y dejando ver la conexión que existe entre
las diferentes cláusulas.

El segundo paso de análisis consiste en formar un bosquejo. La tarea es


relativamente sencilla, en vista de la organización que ya hemos hechos del
material. Este bosquejo debe apegarse al texto lo más posible, de manera que
podamos presentar en forma sistemática el pensamiento del escritor. He aquí un
bosquejo del párrafo de arriba.

La victoria del creyente

I. El que cree que Jesús es el Cristo


A. Es nacido de Dios

II. El que ama a Dios


A. Ama al que él engendró (Jesús)
1. Si amamos a Dios
a. Guardamos sus mandamientos
b. Sabemos que amamos a los hijos de Dios.
B. El amor de Dios consiste en
1. Que guardemos sus mandamientos
a. Estos no son gravosos
III. El que es nacido de Dios
A. Vence al mundo.
1. ¿Qué vence al mundo?
a. Nuestra fe
2. ¿Quién vence al mundo?
a. El que cree que Jesús es el Hijos de Dios.

Estamos listos para proceder al tercer paso. La observación deberá girar en torno
a siete preguntas fundamentales. Las respuestas a estas constituirán el verdadero
fruto del estudio analítico. Las preguntas son: ¿Qué? ¿Cuándo? ¿Dónde?
¿Cómo? ¿Por qué? ¿Quién? y ¿Por qué? En el caso de la primera debemos
formular una lista con los conceptos o ideas que se mencionan. Como respuesta a
la segunda pregunta, debemos anotar todas las alusiones al tiempo. La tercera
tiene que ver con los lugares mencionados y así sucesivamente. De esta manera
contestaremos cada una de las preguntas, almacenando así considerable
información sobre el contenido del pasaje, al final del cual estaremos listos para
realizar las conclusiones finales que puedan aplicarse a nuestra vida personal.

El Método Sintético
A este sistema de estudio bíblico también se le conoce como “el método del Dr.
Gray”, debido a que este célebre siervo de Dios, por muchos años decano del
Instituto Bíblico Moody en Chicago, escribió un libro entero cubriendo de Génesis
a Apocalipsis, basado en tan singular método. Ya dijimos que el estudio sintético
es la labor de compendiar o resumir lo más posible un pasaje, para obtener un
cuadro general, pero completo.

El Dr. Gray habla a favor de este tipo de estudio y dice que si, por ejemplo,
fuéramos a estudiar geografía, “miraríamos primero un globo o un mapamundi y
después de dar una mirada al todo, de manera más inteligente podríamos
considerar los hemisferios, continentes y naciones y por último, las sierras, ríos y
lagos. Sería absurdo, tedioso y difícil, si fuéramos a principiar al revés y sin
embargo, ése es el sistema que muchos emplean en su estudio bíblico”.

La piedra angular de este método es la lectura repetida de un libro de la


Biblia a la vez. Se aduce que las Escrituras fueron escritas libro por libro y como
tal se deben leer. La división en los versículos, párrafos, y capítulos, con
añadiduras posteriores a los manuscritos, y no se deben tomar muy en cuenta.
Durante las repetidas lecturas de un libro, se recomienda tener en mente tres
distintos aspectos:

1. El tema central del autor


2. El desenvolvimiento del tema
3. El bosquejo del contenido

1. Trabajaremos en el libro de Job aplicando los pasos anteriores, y


observaremos la forma cómo se puede arribar a la comprensión fundamental de
su contenido. Las primeras ocasiones que lo leamos, buscaremos su tema central.
Tal vez nos parezca que ese tema puede ser el significado de la lucha entre el
bien y el mal y sus resultados, bajo el gobierno de un Dios sabio y todopoderoso.
La falta de espacio nos impide presentar una lista detallada de los pasajes en que
se apoya este tema, pero dos o tres lecturas del libro entero nos mostrarán que
así es.

2. El siguiente paso consiste en leer Job nuevamente, ahora con el tema


central en mente observando cómo el autor desenvuelve su argumento.
Notaremos que el libro se encuentra escrito tanto en prosa, como en metro
poético. También, se inicia con la narración de la tragedia de un hombre dentro del
contexto de su hogar. De allí sería fácil avanzar considerando algunos temas
secundarios que constituyen, por así decir, el andamiaje del argumento del autor;
estos incluyen: La seguridad de los amigos de Job de que su tragedia era
resultado directo de su pecado; la enconada defensa que Job hace de su
inocencia; la búsqueda de una contestación a la pregunta, ¿Por qué sufre el
justo?; la enseñanza de la paciencia de Job; la necesidad de arrepentimiento de
parte de aquel a quien Dios aun consideraba justo; y en la penumbra de este gran
drama, la obra insidiosa y artera del enemigo de nuestras almas, Satanás.

3. Con el material anterior cuidadosamente anotado, estamos listos para


formular un bosquejo. Como se ha podido ver hasta aquí, la organización del
material bíblico es siempre un proceso fundamental e imprescindible para el
estudio provechoso. El Dr. Gray bosqueja el libro de Job en esta forma:

I. El prólogo Caps. 1, 2
II. El diálogo Caps 3-31
III. Las palabras de Eliú Caps. 32-37
IV. Las palabras del Todopoderoso Caps. 38-41
V. La respuesta de Job Caps. 42:1-6
VI. El epílogo Caps. 42:7-17

Para elaborar el bosquejo resulta ser de gran ayuda tomar en cuenta la


división de capítulos, párrafos y versículos, ya que el estudiante necesita encontrar
las unidades de pensamiento para irlos acomodando en forma organizada. En
algunos libros esta es empresa fácil, mientras que en otros pone a prueba nuestra
paciencia. Es útil también para la construcción del bosquejo darles un título corto,
pero descriptivo, a todos los párrafos del libro. Descubriremos que esto simplifica
nuestra labor.

Sugerencias generales para facilitar el trabajo con este método:

1. Cada vez que se lea el libro, léase completo y de una sola vez, a fin de
mantener frescos todos los detalles de su contenido.

2. No haga uso de libros de consulta. Satúrese solo del texto bíblico y luche
porque su mente trabaje con diligencia en los descubrimientos necesarios.

3. Cada vez que lea el libro, procure enfocar la mente en un aspecto distinto
de la narración - puede ser el histórico, doctrinal, geográfico o biográfico.

4. Al leer, transportarse mentalmente a la época, las circunstancias y el


trasfondo del escritor.
EL Método Crítico
La palabra crítico proviene del término griego krino, que quiere decir juzgar. Así
entonces, se llama Crítica Bíblica a “la ciencia que busca por medio de una
detallada y cuidadosa encuesta, establecer las palabras exactas de los
manuscritos originales de la Biblia, por la evidencia externa de manuscritos,
versiones y citas, y determinar la composición, fecha, paternidad literaria y valor
histórico, según se encuentra juzgado por la evidencia interna”. Se divide en dos
clases o ramas principales: la crítica baja y la crítica alta. Estas también reciben
los nombres de Histórica y Textual, respectivamente. En vista de que estos últimos
dos nombres son más descriptivos, los emplearemos aquí.

Como su nombre lo indica, la crítica textual es la que se encarga de verificar la


exactitud del texto bíblico. Nuestra seguridad de que la Biblia es la Palabra de
Dios se encuentra basada principalmente en la confianza de que el texto original
no ha sufrido alteraciones al copiarse y traducirse. “Sin embargo, no existen dos
copias que sean exactamente iguales, y mientras más grande sea el número de
copias, mayor será el número de diferencias (o variantes) entre ellas. El problema
del erudito, entonces, consiste en escudriñar todo el material, descubrir los errores
y tratar de determinar lo que el autor bíblico inspirado realmente escribió. Aun
cuando esto se presenta como una labor formidable y una en la cual nunca se
podrá obtener seguridad absoluta, el estudio cuidadoso ha conducido a los
eruditos a abrigar un noventa y cinco por ciento de seguridad acerca de cómo leía
el texto original”.

Por lo que toca a la crítica histórica, se ocupa de trabajar empleando los


resultados de la crítica textual. Aceptando como un hecho que se posee el texto
correcto, procede a confirmar las afirmaciones que el texto hace en relación con
su paternidad literaria, a la fecha en que se escribió, la veracidad de su mensaje,
la unidad de su estructura literaria y declaraciones similares.

Aun cuando con todo derecho se pueden incluir ambos procesos críticos bajo el
título de un método para el estudio de la Biblia, en vista de que para trabajar en la
crítica textual se necesitan extensos conocimientos de griego, hebreo y arameo,
enfocaremos nuestro interés exclusivamente en el aspecto histórico o literario.
Para tal efecto es preciso elegir primeramente un libro que constituya la unidad
básica de estudio. Luego realizaremos el estudio investigando las siguientes
áreas:

1. Paternidad literaria - ¿Quién fue el autor del libro?


2. Destinatario - ¿A quién se escribió?
3. Lugar - ¿En dónde se escribió?
4. Fecha - ¿Cuándo se escribió?
5. Propósito - ¿Cuál era el objetivo del autor?

1. Para establecer la paternidad literaria de un libro de la Biblia, es


necesario depender de las evidencias que encontramos dentro y fuera del él.
Estas reciben el nombre de evidencias internas y externas. En algunos casos la
evidencia sobre quien haya sido el escritor es profunda, mientras que en otros,
escasea. Con este fin se debe leer el libro buscando referencias directas o
indirectas al escritor. Por lo que toca a las evidencias externas, tendremos que
depender del fruto de la investigación bíblica realizada por los eruditos. Con tal fin
es conveniente leer obras de introducción bíblica o sobre crítica histórica.

2. En ocasiones es fácil determinar el destinatario, es decir, la persona o


personas a quienes se escribió el libro. Así es el caso de la primera carta de Pablo
a los Corintios, ya que lo menciona en su introducción (1 Co 1:2), pero en otros
casos es un asunto complejo. Howard F. Vos ilustra este problema: “En el caso de
Gálatas, existe la controversia de si fue dirigida a las iglesias del norte o del sur de
Galacia; en Efesios se presenta la dificultad textual de la palabra Efesios que no
aparece en los más antiguos manuscritos; en Santiago, el lector deberá decidir a
quiénes se refiere la expresión: “las doce tribus que están en la dispersión”. Con
frecuencia en todo libro no se hace alusión a ningún destinatario en particular, y el
estudiante se enfrenta a la necesidad de determinar a quién fue escrito,
basándose en el tenor general del libro. Esto lo ilustra especialmente el Evangelio
según Mateo”

3. Pocos libros de la Biblia mencionan dónde fueron escritos. Este,


afortunadamente, es un asunto de carácter técnico del cual no depende la validez
de su contenido. Sin embargo, facilita la comprensión correcta del libro y si no es
posible determinarlo al estudiar sus páginas, cuando menos debemos
familiarizarnos con las opciones de los eruditos por medio de libros de consulta.

4. Las fechas en que se escribieron los libros de la Biblia sí son de


importancia estratégica, ya que con frecuencia se encuentran íntimamente ligadas
al problema de la paternidad literaria. Conviene establecer aproximadamente el
año en que el autor escribió el libro. No es raro que encontremos alusiones
directas e indirectas de tipo cronológico dentro del texto mismo, pero para ello
debemos permanecer muy alertas en la lectura. Observemos la manera como el
Dr. Walter Dunnett decide la fecha aproximada en que Pablo escribió la carta a
los colosenses: “Después del arresto de Pablo en Jerusalén, al fin de su tercer
viaje misionero (Hechos 21:30-36), fue llevado a Cesarea y de allí a Roma.
Estando en Roma (Hechos 28:30, 31), Epafras vino a verlo desde Colosas para
informarle sobre las condiciones de la iglesia (Col 1:8; 2:4 y sig.). Si la fecha de la
prisión en Roma es de los años 60 o 62 d.C., entonces la fecha de esta carta
puede fijarse alrededor de los años 60 o 61 d.C.”

5. Por último, nos interesa descubrir el propósito que el autor haya tenido al
escribir su libro. En el caso del Evangelio según Lucas, no es difícil hacerlo ya que
su autor claramente menciona su deseo de que “Teófilo” conozca bien la verdad
“de las cosas en las cuales has sido instruido” (1:4). Lo mismo pudiéramos decir
de la Epístola a los Gálatas, ya que el apóstol principia (1:6) indicándoles su
sorpresa de que tan pronto se hayan alejado de Cristo, etc., queriendo decir con
esto que su objetivo era corregir sus desviaciones doctrinales. Otros libros
parecen haberse escrito principalmente como un archivo histórico de
acontecimientos, con el fin de guardar su memoria para la posteridad.

Mientras que en otros métodos de estudio bíblico se recomienda con


insistencia que el estudiante no recurra al auxilio de los libros de consulta, en el
caso del presente método lo consideramos indispensable. La idea no es, claro
está, hacer a un lado la Escritura para dedicarse a leer los resultados de la
erudición bíblica. Más bien, con la Biblia en la mano, avanzar comparando y
verificando los argumentos de los estudiosos de la Biblia, con el firme propósito de
formarnos un criterio personal sobre aquello que nos parezca más apagado a la
integridad de las Sagradas Escrituras.

El Método Tipológico
Esta forma de estudiar la Biblia encierra sorpresas insospechadas. Se
convierte en una aventura similar a la del viajero que recorriendo un camino
montañoso, desde las cumbres de la tierra contempla escenarios maravillosos,
todo es el mismo panorama, pero el progreso de la carretera le permite apreciarlo
desde diferentes ángulos, a distintas alturas, y bajo variados matices,
descubriendo ante su visita rincones que en un principio eran imperceptibles.

A diferencia de otros métodos que ya se han sugerido, éste no es para los


aprendices. No recomendamos su uso cuando apenas se comienza a conocer el
contenido de la Biblia. Más bien, para ponerlo en práctica se exige un
conocimiento completo de las Escrituras.

Este sistema de estudio no es muy popular en nuestros días, sobre todo


debido a los abusos que con él se han cometido. Ya el Dr. Torrey nos advertía,
diciendo: “No es necesario decir que en algunos lugares se ha abusado con
exageración de este método de estudio. Pero esa no es la razón para que lo
descuidemos por completo, especialmente si recordamos que no sólo a Pablo,
sino aun a Jesús, le gustaba”. Será conveniente, pues, ejercer un moderación
prudente en la práctica de este método.

La palabra típico, proviene del verbo griego typto, que significa golpear; y
del término típicos, que quiere decir la marca de un golpe, una impresión, forma o
tipo. Terry, en su Hermenéutica Bíblica dice que los tipos “no son, hablando con
propiedad, figuras del lenguaje”; y agrega que “ puede definírseles como figuras
del pensamiento en las que por medio de objetos materiales, se ofrecen a la
mente vívidos conceptos espirituales”. Por lo que toca a las diversas clases de
tipos, debemos mencionar seis: de personas, de instrucciones, de oficios, de
acontecimientos, de acciones y de cosas.

Algunas recomendaciones fundamentales que se deben tener en cuenta


para este estudio son:

1. Estudiese las reglas de la hermenéutica sobre la tipología.

2. Comience con los tipos más sencillos. Por ejemplo, los que se hallan en
Éxodo 12 y 1
Corintios 5:7, 8.

3. Consérvese discreción y sentido común.

4. Recurra a todas las referencias bíblicas que sea posible para respaldar la
interpretación de un tipo dado.

Para aquellas personas que desee lanzarse de inmediato a poner en práctica este
método, le podemos sugerir los siguientes temas donde encontrará abundante
material de esta naturaleza: Adán como tipo de Cristo; Abraham como tipo de
Dios; el sacrificio de Isaac y el sacrificio expiatoria de Cristo; José y la vida de
Cristo. En el libro de Éxodo encontramos multitud de tipos que giran alrededor de
Cristo: el Cordero Pascual; el paso del Mar Rojo; el maná, la roca de donde salió
el agua, el Tabernáculo, el peregrinaje por el desierto, etc. Elías es el tipo de Juan
el Bautista, mientras que el rey David lo es de Cristo. Los sacrificios del Antiguo
Testamento apuntan hacia la cruz, le teocracia hacia el reino venidero.

En fin, la manera como el mismo Señor Jesucristo empleó las Escrituras del
Antiguo Testamento para descubrir todo lo que allí se hablaba de él como tipo (Lc
25:27), constituye un irresistible incentivo, para que con las misma destreza
nosotros escudriñemos desde Moisés hasta los profetas, en búsqueda de
alusiones a nuestro incomparable Redentor.

(Fuente: "El Estudio de la Biblia en Profundidad". por Daniel E. Lopez)

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