Tema 08 Economía y Sociedad en El Xix 1
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Con este fin emprendieron la reforma agraria, que se llevó a cabo a través de un conjunto
de medidas como: la abolición de los señoríos y los derechos jurisdiccionales, y la
desamortización de las tierras en manos de la Iglesia y los Ayuntamientos. Tras la reforma la
tierra pasó a ser una mercancía que se podía comprar y vender libremente.
Este marco legal se completó con otra serie de medidas encaminadas a dar libertad a los
propietarios para disponer de sus tierras y del producto nacido de éstas (leyes de
cercamiento, libertad de arrendamientos, fin del privilegio del ganado…).
Los resultados no fueron todo lo positivos que se podría haber esperado. En lo económico,
no solucionó el grave problema de la deuda pública. En lo político, el liberalismo se ganó
nuevos apoyos entre la burguesía, pero también enemigos como el clero, principal afectado
por la obra desamortizadora. En lo social, la totalidad de los bienes desamortizados fueron
comprados por nobles y burgueses urbanos adinerados, mientras los campesinos pobres no
pudieron pujar en las subastas. La desamortización no sirvió para mitigar la desigualdad
social, de hecho, muchos campesinos pobres vieron como los nuevos propietarios burgueses
subieron los alquileres. Finalmente, la Iglesia vio desmanteladas las bases económicas de
su poder. A cambio de la expropiación el Estado se comprometió a subvencionar
económicamente al clero1.
La última gran desamortización se inició en 1855 mediante una Ley General fue elaborada
por Pascual Madoz y supuso la liquidación definitiva de la propiedad amortizada en España.
Se declaraban en venta todas las propiedades del Estado, del clero, de las Órdenes Militares,
cofradías, obras pías… además de los bienes propios y comunes de los Ayuntamientos.
En esta ocasión el volumen de tierras y la duración del proceso, fue mayor. El estado ingresó
cerca de 8 millones de reales, casi el doble de lo obtenido con la desamortización de
Mendizábal. Este dinero se dedicó fundamentalmente a cubrir el déficit del presupuesto del
Estado, amortización de la deuda y obras públicas (ferrocarril).
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MZA (Compañía de ferrocarriles Madrid-Zaragoza-Alicante). Nació en 1856 gracias a la participación del capital
francés (familia Rotschild), lo que le ayudó a sortear con más éxito los años de la crisis, así como su expansión y
crecimiento. La MZA controló fundamentalmente el trazado del sur y este peninsulares y obtuvo grandes
beneficios hasta la crisis de 1929.
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Su nombre original fue el de Compañía de los Caminos de Hierro del Norte de España. Fue creada en 1858 con
capital francés y belga. Controló las líneas que recorrían la meseta norte y sus enlaces con la frontera francesa.
Historia de España (2º Bachillerato)
Economía y sociedad en la España del siglo XIX.
b. Carreteras y caminos.
Las primeras obras de reforma del trazado de carretera comenzaron en 1840. Se mejoró la
red viaria, pero no fue suficiente. A finales de siglo había unos 36000 km de carretera
sumando las de primer y segundo orden. La red viaria era deficiente, aunque se fue
reduciendo notablemente la duración de los trayectos.
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Término que deriva de la palabra inglesa self-acting (funciona por si misma). Se trataba de máquinas
semiautomáticas empleadas fundamentalmente en las fábricas textiles.
Historia de España (2º Bachillerato)
Economía y sociedad en la España del siglo XIX.
al aprovechamiento de los saltos de agua de las corrientes de los ríos. Fue así como se
instalaron las colonias industriales textiles en las cuencas medias del Ter y del Llobregat.
Fue a partir de 1876, con la llegada de Industria siderúrgica en La Felguera (Asturias); siglo XIX.
carbón de coque galés a Bilbao cuando se
consolidó la industria siderúrgica. Su mayor
poder calorífico y menor preció comportó la
pérdida de competitividad de las empresas
asturianas. La consolidación del eje
comercial entre Bilbao y Cardiff, basado en
la exportación de mineral de hierro y en la
importación de carbón galés, para los altos
hornos, desempeñó un papel de primer orden
en la industrialización vasca.
a) Natalidad y mortalidad.
La mortalidad era la más elevada de Europa
(27 ‰) y la esperanza de vida no superaba
los 35 años en 1900.
b) El crecimiento vegetativo.
La tasa de crecimiento vegetativo (diferencia entre natalidad y mortalidad) era muy baja,
aunque a lo largo del siglo XIX creció desde el 8 ‰ al 14 ‰.
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Economía y sociedad en la España del siglo XIX.
Todo esto definía un modelo demográfico propio del siglo XIX que sólo empezó a cambiar
en el último tercio del siglo, especialmente tras la epidemia de cólera de 1885.
c. Movimientos migratorios.
En el último tercio del siglo XIX emigró un millón de españoles a américa del Sur (Argentina,
Brasil, México, Venezuela, Cuba). Hasta 1853 las leyes prohibían la emigración fuera del
país, pues la población se consideraba un recurso que afectaría al poder militar (soldados) y
a la economía (obreros).
La Constitución de 1869 reconocía el derecho a emigrar, lo que acentuó los movimientos
migratorios hacia América del Sur, sobre todo de canarios, gallegos, asturianos y andaluces. 8
El éxodo rural se aceleró en la 2ª ½ del siglo XIX. Los campesinos abandonaron sus
pueblos, donde las condiciones de vida eran miserables y se trasladaron hacia las regiones
industrializadas del levante y norte peninsular. Este éxodo potenció la urbanización de
Madrid, Barcelona, Bilbao, Valencia, Sevilla y pronto aparecieron los problemas de
hacinamiento de la población obrera en las afueras de estas ciudades, lo que obligó a poner
en marcha planes de urbanización y el desarrollo en ensanches como en Madrid o en
Barcelona.
Había una clase ½ rural integrada por campesinos propietarios, y otra urbana
(funcionarios, comerciantes y profesiones liberales, militares…).
d. Los marginados.
En el siglo XIX eran los grupos sociales que no formaban parte del sistema productivo. Vivían
de la caridad o de lo poco que obtenían con la mendicidad. El Estado los utilizó en las obras
públicas o como soldados, cuando eran necesarios los reclutamientos forzosos por motivos
bélicos. Suponían el 5% de la población
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Economía y sociedad en la España del siglo XIX.
Conceptos y personajes.
Personajes.
Conceptos.
DESAMORTIZACIÓN. Concepto jurídico que significa que un conjunto de bienes dejan de
estar amortizados y pasan a propiedad libre (se pueden comprar y vender) y privada. La
desamortización fue uno de los procesos que formaron parte de la Reforma Agraria Liberal
durante el siglo XIX y permitió que los bienes, rústicos y urbanos, de la Iglesia y de los
municipios fueran privatizados mediante su venta en pública subasta.
Así, tan ricamente, con vaselina, aquella pandilla de sinvergüenzas se fue repartiendo España
durante cierto tiempo, incluidos jefes de gobierno sobornados por banqueros extranjeros, y
farsas electorales con votos comprados y garrotazo al que no. De vez en cuando, los que no
mojaban suficiente, e incluso gente honrada, que -aunque menos- siempre hubo, cantaban
espadas o bastos con revueltas, pronunciamientos y cosas así, que se zanjaban con represión,
destierros al norte de África, Canarias o Filipinas -todavía quedaban colonias-, cuerdas de
presos y otros bonitos sucesos (todo eso lo contaron muy bien Galdós, en sus Episodios
Nacionales, y Valle Inclán, en su serie El ruedo ibérico; así que si los leen me ahorran entrar en
detalles). Mientras tanto, con aquello de que Europa iba hacia el progreso y España, pintoresco
apéndice de esa Europa, no podía quedarse atrás, lo cierto es que la economía en general, por lo
menos la de quienes mandaban y trincaban, fue muy a mejor por esos años. La oligarquía
catalana se forró el riñón de oro con la industria textil; y en cuanto a sublevaciones e incidentes,
cuando había agitación social en Barcelona la bombardeaban un poco y hasta luego, Lucas, para
gran alivio de la alta burguesía local -en ese momento, ser español era buen negocio-, que
todavía no tenía cuentas en Andorra y Liechtenstein y, claro, se ponía nerviosa con los
sudorosos obreros (Espartero disparó sobre la ciudad 1.000 bombas; pero Prim, que era catalán,
5.000). Por su parte, los vascos -entonces se llamaba aquello Provincias Vascongadas-, salvo los
conatos carlistas, estaban tranquilos; y como aún no deliraba el imbécil de Sabino Arana con su
murga de vascos buenos y españoles malvados, y la industrialización, sobre todo metalúrgica,
daba trabajo y riqueza, a nadie se le ocurría hablar de independencia ni pegarles tiros en la nuca
a españolistas, guardias civiles y demás txakurras. Quiero decir, resumiendo, que la burguesía y
la oligarquía vasca y catalana, igual que las de Murcia o de Cuenca, estaban integradas en la
parte rentable de aquella España que, aunque renqueante, iba hacia la modernidad. Surgían
ferrocarriles, minas y bancos, la clase alta terrateniente, financiera y especuladora cortaba el
bacalao, la burguesía creciente daba el punto a las clases medias, y por debajo de todo -ése era
el punto negro de la cosa-, las masas obreras y campesinas analfabetas, explotadas y
manipuladas por los patronos y los caciques locales, iban quedándose fuera de toda aquella
desigual fiesta nacional, descolgadas del futuro, entregando para guerras coloniales a los hijos
que necesitaban para arar el campo o llevar un pobre sueldo a casa. Eso generaba una intensa
mala leche que, frenada por la represión policial y los jueces corruptos, era aprovechada por los
políticos para hacer demagogia y jugar sus cochinas cartas sin importarles que se acumularan
asuntos no resueltos, injusticias y negros nubarrones. Como ejemplo de elocuencia frívola y casi
criminal, valga esta cita de aquel periodista y ministro de Gobernación que se llamó Luis
González Brabo, notorio chaquetero político, represor de libertades, enterrador de la monarquía
y carlista in artículo mortis. La lucha pequeña y de policía me fastidia. Venga algo gordo que
haga latir la bilis. Entonces tiraremos resueltamente del puñal y nos agarraremos de cerca y a
muerte . Eso lo dijo en un discurso, sin despeinarse. Tal cual. El muy cabrón irresponsable.
© Pérez Reverte, A. Revista XL semanal (20/09/2015).