Trasmitiendo La Fe A Otros
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Introducción
«TRANSMITIR NUESTRA FE SIGNIFICA QUE NUESTRA CONFIANZA ESTÁ EN DIOS»
Una pobre y triste mujer, entró a una tienda de abarrotes. Se acercó al dueño de la tienda, y de
una manera muy humilde le preguntó si podía fiarle algunas cosas. Hablando suavemente,
explicó que su marido estaba muy enfermo y no podía trabajar, que tenían 7 hijos y necesitaban
comida. El dueño de la tienda se burló de ella y le pidió que saliera de la tienda. Ante las
necesidades de su familia, la mujer insistió: "Por favor señor, le traeré el dinero tan pronto como
pueda." El dueño le dijo que no podía darle crédito, y que se fuera. Junto al mostrador había un
cliente que escuchó la conversación. El cliente se acercó al mostrador y le dijo al dueño que el
respondería por lo que necesitara la mujer para su familia. El dueño no muy contento con lo que
pasaba, le preguntó de mala gana a la señora, si tenía una lista. Y la señora dijo: "¡Sí señor!".
"Está bien," le dijo el vendedor, "ponga su lista en la balanza, y lo que pese la lista, eso le daré en
mercancía". La señora pensó un momento con la cabeza baja, y después sacó una hoja de papel
de su bolso y escribió algo en ella. Después puso la hoja de papel cuidadosamente sobre la
balanza. Los ojos del dueño se abrieron con asombro, al igual que los del cliente, cuando el plato
de la balanza que contenía el papel bajó hasta el mostrador y se mantuvo abajo. El dueño,
mirando fijamente la balanza, decía: ¡No puedo creerlo!". La señora sonreía mientras el
abarrotero empezó a poner la mercancía en el otro plato de la balanza. La balanza no se movía,
así que siguió llenando el plato hasta que ya no cupo más. Finalmente, quitó la lista del plato y la
vio con mayor asombro. No era una lista de mercancía. Era una oración que decía: - "Señor mío,
tú sabes mis necesidades y las pongo en tus manos". El dueño le dio las cosas que se habían
juntado y se quedó de pie, frente a la balanza, atónito y en silencio. La señora le dio las gracias y
salió de la tienda. El cliente le dio al dueño un billete de 50 dólares y le dijo: - "Realmente valió
cada centavo." Ese día el dueño de la tienda y el cliente que presenció la escena, descubrieron
que sólo Dios sabe cuánto vale una oración. - Cuando sientas el peso de tus preocupaciones y
tus necesidades, no te deprimas, ni te desesperes, déjalas en manos del Señor, Él sabe mejor
que nadie cómo aliviar tus pesadas cargas y sobre todo, ora con fe, con sinceridad, desde el
fondo de tu alma y nunca dudes del poder de una oración. (Mateo 6:25-29)
1. Creemos que es importante hablar de Cristo a las demás personas, que ellos sepan
realmente lo que significa Cristo para nosotros. Ayudando a otros a conocer a Cristo, es la
forma de transmitir nuestra fe. (2ª Timoteo 2:2; Filipenses 4:8,9)
2. Transmitir nuestra fe significa ser testigos de nuestro Señor Jesucristo: En un tribunal, los
testigos cuentan exactamente lo que han visto. Como cristianos, testificamos al decir a los
demás, exactamente lo que hemos visto de Dios en nuestra vida. El desea que seamos
testigos suyos, que testifiquemos acerca de lo que Él ha hecho por nosotros. (Hechos 1:8;
4:19-22)
3. Para transmitir nuestra fe, necesitamos hacer discípulos, ese fue el mandamiento de Jesús
después de su resurrección. La tarea de discipular incluye la capacitación para
reproducirse Espiritualmente. El discipulado es algo que recibimos de Cristo, y que vamos
transmitiendo de unos a otros. (Mateo 4:18-20; 28:18-20)
CONCLUSIÓN: Entonces el transmitir la fe, es ser testigos del evangelio de Jesucristo; es hablar
de las maravillas que Dios hace; es decirle a la gente, que fe es creer en Jesucristo, como
Salvador, como libertador, como sanador; al mismo tiempo, debemos verlo como una
responsabilidad que tenemos aquellos que somos de la familia de la fe. (Mateo 7:28,29)