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y Urbanización
96 / 97 Agosto 2022
Gabriela Lichtenstein a
Gabriela Lichtenstein / Gestión colectiva y defensa de los bienes comunes en el Sur Global.
plazo. Hace cincuenta años, Garrett Hardin (1968) escribió un ensayo basado
en el argumento de que cuando la gente comparte un recurso tiende a sobre-
explotarlo. Hardin hizo uso de la metáfora de una pastura en la cual, debido a
la falta de restricciones de uso, cada pastor tenía la posibilidad de agregar una
oveja extra a su rebaño, de modo de aumentar sus beneficios individuales. La
suma de estas elecciones individuales llevaba, de acuerdo con el autor, a una
sobrecarga de ovejas con la consecuente degradación de la pastura. Esta situa-
ción, conocida como “La tragedia de los comunes”, ilustra como varios indivi-
duos, motivados sólo por el interés personal y actuando independiente pero
racionalmente, terminan por destruir un recurso compartido limitado, aunque
a ninguno de ellos, ya sea como individuos o en conjunto, les convenga que
tal destrucción suceda. Esta metáfora fue extendida para explicar el deterioro
ambiental y la sobreexplotación en ejemplos sobre temas tan diversos como
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de los comunes” se refiere a los recursos de acceso abierto y con dificultad
de exclusión de ser sobreutilizados. Sin embargo, la propiedad comunal es
una forma de propiedad privada, y como tal, está regulada, generalmente, por
normas de carácter consuetudinario que permiten llegar a reglas, acuerdos,
compromisos mutuos y supervisión del cumplimiento de las normas estable-
cidas por los participantes (Merino Pérez, este número).
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recursos genéticos, entre otros.
Latinoamérica es una región muy diversa, tanto biológica como cultural-
mente. En nuestra región se encuentran 7 de los 17 países más biodiversos del
planeta e importantes reservas de agua dulce. En América Latina y el Caribe,
los pueblos originarios constituyen por lo menos el 8,5% de la población, la
proporción más elevada de todas las regiones del mundo. Sin embargo, se trata
también de pueblos que tienen la mayor proporción de personas en situación
de pobreza extrema (IPBES, 2018). La nuestra es una región de contrastes y
desigualdades, entre opulencia y miseria; megalópolis y poblaciones rurales
dispersas. En nuestra región, y especialmente en zonas rurales, los bienes co-
munes (tales como bosques, plantas medicinales, peces, fauna silvestre, agua
para el riego, lengua, conocimientos ancestrales) juegan un papel fundamen-
tal en los medios de subsistencia de millones de personas (IPBES, 2022).
Latinoamérica es también históricamente escenario de acaparamientos
y despojos. Acaparamiento de tierras y despojo de territorios, medios de vida,
lenguas, cultura, agua limpia, espacios verdes y recursos genéticos, entre otros.
La explotación intensiva de recursos naturales, actividades extractivas tales
como la megaminería y la ampliación de la frontera agropecuaria para gana-
dería o cultivos transgénicos son algunas de las amenazas actuales para la re-
gión y sus habitantes (Svampa, 2019). Estas actividades se enfrentan cada vez
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más a la resistencia de comunidades campesinas e indígenas y de colectivos
ecologistas. Asambleas del agua o vecinales contra la minería y colectivos de
pueblos fumigados son actores colectivos crecientes que buscan incidencia
política para defender sus medios de vida (Folguera, este número). Esto se
ve aparejado con un surgimiento de la creciente criminalización de los movi-
mientos indígenas, sus dirigentes y autoridades, así como de líderes sociales
y defensores de derechos humanos. Por otro lado, hay un preocupante incre-
mento de acciones de amedrentamiento e incluso asesinatos de defensores
del medio ambiente (Marchegiani et al. en este número).
A este contexto se le suma la dimensión política, con gobiernos que en
nuestros países oscilan entre el progresismo y el neoliberalismo fomentando,
en ambos casos, el extractivismo. En este escenario, consideramos clave tra-
bajar sobre los conceptos de bienes comunes y acción colectiva, como herra-
mientas para fortalecer la ciudadanía y hacer frente a los desafíos contempo-
ráneos que enfrentan nuestra región y el planeta.
En el presente número de Medio Ambiente y Urbanización se muestran
diversas experiencias que ilustran las oportunidades y desafíos que presen-
ta la gestión de los bienes comunes en el Sur Global. La propuesta de esta
revista es multiactoral, transdiciplinaria y transgeneracional. Recoge voces
de ONGs, organismos públicos, comunidades locales, jóvenes que inician su
carrera y académicos con años de experiencia en el tema. Cuatro de los ar-
tículos fueron escritos por integrantes de la Asociación Internacional para
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el estudio de los Comunes (IASC por sus siglas en inglés), siendo una de las
autoras su actual presidenta.
Los primeros artículos presentan los principales aportes de Elinor Os-
trom a la teoría de los bienes comunes y la acción colectiva. A continuación,
se hace un recorrido por diversas experiencias de gestión colectiva de bienes
comunes, así como por sus amenazas, incluyendo el acaparamiento, cerra-
miento y despojo. La esperanza viene de la mano de las crecientes iniciativas
de resistencia en defensa de bienes comunes, tanto locales, como regionales y
globales, y de la participación activa de los jóvenes y las comunidades locales.
Los artículos dialogan entre sí: entre las aspiraciones de los jóvenes de Oaxaca
y las de los Jóvenes por el Clima; entre la apropiación del suelo y de inmuebles
fiscales en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y la pérdida de espacios ver-
des urbanos en Kumasi, Ghana...
En el primer artículo, Leticia Merino Pérez expone los conceptos cen-
trales aportados por Ostrom y presenta el contexto latinoamericano contem-
poráneo retratando los procesos de extractivismo, apropiación, destrucción
y despojo que afectan actualmente a las comunidades locales y los bienes
comunes. La autora propone que el pensamiento de Elinor Ostrom mantiene
relevancia para la comprensión de la historia y las realidades latinoamerica-
nas. De acuerdo con Merino, la autogestión comunitaria que Ostrom planteó
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como una opción al control centralizado de los territorios por parte de los
Estados y a la privatización y mercantilización de los bienes es una propuesta
fundamental de inclusión y democracia de base, que coincide en gran medida
con procesos de defensa de los bienes comunes y resistencias comunitarias y
sociales en nuestra región.
Una de las amenazas que enfrentan la ruralidad y la gestión de bienes
comunes en América Latina es la emigración de jóvenes buscando nuevos ho-
rizontes. En el caso de la gestión de los bosques comunitarios, dicho proceso
puede afectar la gestión del trabajo y el aporte de mano de obra necesaria para
los proyectos comunitarios, al igual que reducir el número de residentes dis-
ponibles para cargos públicos. El trabajo de Constanza Mora Sánchez y James
Robson estudia la gestión de los bosques en dos comunidades del estado de
Oaxaca, al Sur de México: San Juan Evangelista Analco y Jalapa del Valle. El
artículo explora las aspiraciones de los jóvenes, sus patrones de migración y
movilidad, cómo perciben y participan dentro de las instituciones sociales en
torno a las cuales se estructuran las actividades comunitarias y los cambios
que quieren ver en sus comunidades. La investigación muestra que la mayo-
ría de los jóvenes de las dos comunidades estudiadas dejarán su comunidad
de origen (algunos en forma permanente y otros con la idea de volver) para
trabajar o continuar con su educación; que la juventud sigue siendo un gru-
po subrepresentado en las Asambleas comunitarias; y que la integración a la
vida comunitaria del pueblo fue más fácil y exitosa para los jóvenes mayores
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y para los hombres. Existirían barreras culturales e institucionales que impi-
den una participación plena y un empoderamiento más equitativo entre los
jóvenes. Los autores concluyen que esto indicaría que se requiere un cambio
institucional para habilitar instancias de diálogo intergeneracional y atraer a
los jóvenes desde la periferia a los procesos de diseño e implementación de
políticas locales, así como de toma de decisiones.
Los humedales son ecosistemas complejos que conforman una unidad
hidrológica, ecológica, económica, cultural y poblacional, y se destacan por
albergar una gran biodiversidad y brindar un gran número de bienes y bene-
ficios a las personas (Quintana, 2011). Las comunidades locales han desarro-
llado sus modos de vida en constante adaptación a los pulsos del ecosistema
cambiante que habitan. El artículo de Mariana Totino y Rubén Quintana da
cuenta de los cambios sucedidos en el socio-ecosistema del Delta del Paraná,
a partir del arribo de actores externos a estos territorios, con concepciones
muy diferentes a aquellas de los habitantes isleños y ribereños respecto del
ambiente y las actividades productivas. Se ilustran el costo social y la pérdida
de bienes comunes aportados por el humedal que han resultado de procesos
recientes de acaparamiento de tierras y cerramientos; emprendimientos in-
mobiliarios, endicamientos, canalizaciones y obstrucción de cursos de agua,
producciones intensivas agrícolas y ganaderas, pesca industrial e incendios.
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Según los autores, en el Delta del Paraná, “la tragedia de los comunes” está
ligada a la situación opuesta a la señalada por Hardin, dado que es la priva-
tización de las tierras la que genera problemas para sus habitantes como la
pérdida de lugares de pesca y caza, los incendios que atentan contra sus vidas
y propiedades, la inseguridad creciente en las islas e incluso la migración for-
zada a los cordones marginales urbanos. Por último, Totino y Quintana dis-
cuten los aportes de una posible Ley de Humedales y la necesidad de incluir
las perspectivas de los pobladores que habitan el Delta para contemplar las
posturas y visiones presentes en el territorio.
Los siguientes dos artículos tratan sobre el despojo, acaparamiento y ce-
rramiento (enclosure, en inglés) de bienes comunes en contextos urbanos. Luis
Baer y Francisco D’Alessio explican que las políticas de suelo urbano pueden
mejorar las condiciones de acceso a un hábitat digno, pero también promover
procesos de exclusión socio-urbana y restringir las posibilidades de acceso
residencial. En su artículo se problematiza un tipo específico de política de
suelo llevada a cabo, tanto en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA),
como en el resto de la Argentina, en particular, entre 2015 y 2019. Los autores
analizan el rol asumido por el gobierno nacional y el de CABA, bajo el su-
puesto de que su accionar conjunto fue central a la hora de implementar una
determinada política urbana y de gestión de suelo en la facilitación de nego-
cios inmobiliarios y acumulación de capital, desatendiendo las prioridades
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urbano-ambientales y habitacionales en la ciudad más rica del país. Desde
una perspectiva que enmarca las políticas de suelo en un contexto político de
privatización y encerramiento de bienes comunes, los autores dimensionan
la operatoria de subasta de inmuebles públicos a nivel nacional detallando la
cantidad de inmuebles ofertados y los montos recaudados. También realizan
un análisis similar en la CABA, comparando la operatoria de subasta con la
oferta privada de suelo, y articulándola con la inversión selectiva en obra pú-
blica, los cambios de la normativa urbana y los actores beneficiados por estas
iniciativas. El artículo finaliza con algunas propuestas de políticas alternati-
vas que buscan promover una ciudad más justa y de acceso más democrático.
El artículo de Patrick Brandful Cobbinah y Valentina Nyame fue publica-
do originalmente en idioma inglés en la revista Environment and Urbanization.
Se trata de una mirada desde la Ecología Política sobre la pérdida de espacio
verde urbano (EVU) en Kumasi, Ghana, que fuera una ciudad jardín en la épo-
ca victoriana. Los espacios verdes son bienes comunes fundamentales para
la vida de las ciudades, tanto por su rol en la regulación de las condiciones
climáticas y la mejora de la calidad del aire, como por sus funciones ecológicas
y aquellas asociadas con la salud y el bienestar de los habitantes. Según los
autores, a medida que aumenta la demanda de suelo urbano en la mayoría de
los desarrollos actuales de África (al igual que en América Latina), se ignoran
o rezonifican los espacios verdes, o son invadidos por planificadores urbanos
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y residentes para proporcionar espacio para usos de la tierra con mayores be-
neficios económicos, tales como usos comerciales, residenciales e industriales.
El trabajo reporta una pérdida de más del 80% en los EVUs en Kumasi, entre
1991 y 2019. Los autores señalan que la causa fundamental de dicha pérdida
de espacios verdes está relacionada con la compleja y conflictiva situación
de gobernanza de la tierra. En Ghana coexisten un sistema estatutario y uno
consuetudinario, de modo que las autoridades tradicionales actúan en para-
lelo con las estructuras del Estado para determinar las reglas, regulaciones y
obligaciones con relación a la propiedad y los derechos de uso de la tierra. La
falta de coordinación y colaboración entre agencias estatales y autoridades
tradicionales, y de políticas integrales para el uso del suelo ha limitado la ca-
pacidad de responder a los desafíos recientes del desarrollo urbano.
Guillermo Folguera indaga sobre las problemáticas asociadas a los de-
nominados “pueblos fumigados”, comunidades de Argentina que se ubican
en zonas agrarias y reciben cotidianamente los efectos de las fumigaciones.
El autor sostiene que, a pesar de que diversos colectivos sociales vienen de-
nunciando ante los organismos públicos las consecuencias negativas de este
tipo de prácticas, dichos reclamos reciben poca o nula atención por parte de
decisores. El trabajo busca comprender algunos aspectos que son naturaliza-
dos, invisibilizados, excluidos o deliberadamente eliminados en los contextos
sociales frente a la toma de decisiones con relación a las fumigaciones. Con-
cretamente, cuáles y cómo son las diferentes voces involucradas, qué saberes
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son considerados válidos y cuáles se excluyen y qué experiencias se recupe-
ran en la definición de políticas públicas. El autor concluye que en la toma de
decisiones el saber no circula libremente y opaca sus propias diversidades, y
que el experienciar de las comunidades afectadas no es considerado. La crisis
socioambiental actual requiere evitar la eliminación sistemática de voces, sa-
beres y experiencias de las comunidades directamente involucradas.
En diálogo con el artículo de Folguera, Mauricio Cornaglia nos habla des-
de el colectivo Multisectorial Paren de Fumigarnos, un espacio de resistencia
que nació en el año 2006 en Santa Fe, Argentina, conformado por vecinos y
damnificados por el uso de agrotóxicos. El autor discute el modelo extractivis-
ta cada vez más extendido en nuestro país, la historia del uso de transgénicos,
los impactos sanitarios y ambientales del agronegocio y el rol del Estado y
los científicos en la legitimación de dicho modelo. El artículo relata la histo-
ria de la Multisectorial, su organización, sus desafíos y propuestas. Cornaglia
concluye que hay otros modos de trabajar la tierra, priorizando el cuidado de
los suelos y el ambiente para hacer posible la soberanía alimentaria, y que la
salida es colectiva y urgente.
Pía Marchegiani, María Laura Díaz Castillo y Leandro Hernán Gómez
sostienen que, en términos generales, en los conflictos socioambientales que-
dan en evidencia dos miradas diferenciadas respecto de la participación ciu-
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dadana; una que es propuesta desde arriba por gobernantes, que tiende a ver
la participación como algo meramente instrumental, y otra que se propone
desde abajo, buscando discutir el modelo de desarrollo y de democracia con
una fuerte impronta de respeto por los ciclos de vida de la naturaleza y llevan-
do a otras formas de relación entre las personas. El Acuerdo de Escazú, que
entró en vigor el 22 de abril de 2021 luego de largos años de negociaciones, se
erigiría como una oportunidad para acercar ambas miradas. Este instrumento
regional tiene como objetivo principal garantizar la plena implementación de
los derechos de acceso en América Latina y el Caribe, la generación de ca-
pacidades y la cooperación, contribuyendo a la protección del derecho a un
ambiente sano y al desarrollo sostenible de cada persona, de las generaciones
presentes y futuras (Acuerdo de Escazú, Artículo 1). Escazú es el primer acuer-
do que vincula los derechos ambientales y humanos en un instrumento inter-
nacional de manera expresa. Los autores discuten, en la primera sección, los
distintos problemas de la participación ciudadana en sus aspectos vinculados
a los conflictos socioambientales. En la segunda, presentan el proceso regional
que llevó a la adopción del acuerdo, así como sus principales características,
diferenciándolo de otros instrumentos también orientados a fortalecer dere-
chos ambientales. En la tercera sección, se presentan algunos impactos que el
acuerdo ya está teniendo en Argentina, apenas un año después de su entrada
en vigor. Finalmente, se sugieren algunas áreas de acción para dar cuenta de
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una nueva herramienta que puede ser apropiada en estrategias de acción co-
lectiva hacia la defensa de los bienes comunes.
De la acción colectiva en defensa de bienes comunes locales o regionales,
pasamos a la escala global. El artículo de Gastón Tenembaun nos relata el na-
cimiento del movimiento ecologista Fridays For Future a nivel global, y el pro-
ceso de creación del capítulo argentino de la organización llamado “Jóvenes
por el Clima Argentina”. Se detallan los pilares fundamentales de los que parte
la organización, su forma de gestión, los eventos y logros más importantes, así
como la agenda a futuro. El autor compara los desafíos y las prioridades de los
militantes en el Sur (en países como Argentina, con aproximadamente un 40%
de la población bajo la línea de pobreza) con relación a la agenda impulsada
por los jóvenes europeos, y concluye sobre la importancia del diseño estratégi-
co de políticas de Estado en relación con el ambiente que sean implementadas
estratégicamente, con buena planificación y duración a lo largo de los años.
Elia Carceller-Sauras e Insa Theesfeld trabajan en el novedoso campo de
estudio de la alimentación como bien común o “comunes alimentarios”, y ofre-
cen una reseña de la conferencia “La Alimentación como bien común en Euro-
pa y fuera de ella”, organizada por la Asociación Internacional para el Estudio
de los Bienes Comunes a fines del año 2021. En dicha conferencia, ponentes y
participantes debatieron sobre la acción colectiva en los sectores alimentarios,
diversas narrativas en torno a la alimentación como bien común, diferentes
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formas de gobernanza del sistema alimentario y, finalmente, la cuestión de
cómo una gobernanza de la alimentación como bien común puede abrir un
nuevo conjunto de políticas y herramientas legales que podrían facilitar una
transición hacia sistemas alimentarios más justos y sostenibles dentro de los
límites del planeta.
El manejo de cuencas es un típico caso de gestión colectiva de bienes
comunes. La gestión de la Cuenca Matanza Riachuelo ilustra varias comple-
jidades. Diego Fragas y Fabio Marquez realizan un análisis del proceso de
revisión participativa del Sistema de Indicadores de la Autoridad de Cuenca
Matanza Riachuelo (ACUMAR), que incluyó dos instancias de intercambios
con la ciudadanía, junto con diversos encuentros con organizaciones sociales,
universidades y representantes gubernamentales. El artículo abarca los mar-
cos conceptuales de la participación en el contexto de la planificación estraté-
gica, la complejidad ambiental que conllevó a la creación de ACUMAR y sus
incumbencias por las que tiene un Sistema de Indicadores, para luego descri-
bir las instancias que se desarrollaron en el proceso participativo del sistema
propuesto a la comunidad, incluyendo los indicadores que se modificaron y/o
agregaron a través de dicho proceso.
Nos queda agradecer a todos los autores que presentaron artículos para
este número, por su interés en colaborar con MAyU y por su buena voluntad
y compromiso. Agradecemos también a Ana Hardoy por la traducción del artí-
Gabriela Lichtenstein / Gestión colectiva y defensa de los bienes comunes en el Sur Global.
culo de Patrick Brandful Cobbinah y Valentina Nyame.
Por último, algún lector curioso se preguntará por la vinculación de las
comunidades andinas retratadas en la tapa de este número y el contenido del
mismo. Fue gracias al IIED-AL que me acerqué al estudio de los bienes comu-
nes, y especialmente a la gestión colectiva de camélidos silvestres por comuni-
dades locales. Por esto y por tanto más, va este número como agradecimiento
a esta querida institución.
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