La Antigua Iglesia de La Candelaria en La Villa de Moya
La Antigua Iglesia de La Candelaria en La Villa de Moya
La Antigua Iglesia de La Candelaria en La Villa de Moya
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plo, porque según unas breves notas his-
tóricas sobre la parroquia de Moya ma-
nuscritas por don José Marrero -que
fue párroco de la localidad y más tarde
canónigo de la catedral de Santa Ana-
el vetusto y agrietado templo amenaza-
ba desplomarse y aplastar a los fieles
que se atrevían a situarse bajo sus te-
chos ruinosos.
Las referidas notas historian la cons-
trucción de la desaparecida iglesia de la
Candelaria en la segunda mitad de di-
cho siglo. En el año 1671 los vecinos
se reunieron en concejo para tratar de
la construcción de una nueva iglesia, a
pesar de los tiempos de penuria por los
que atravesaba la villa y la isla en gene-
© Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2010
ral. Hablaron el párroco Juan Rodrí-
guez de Quintana y el alcalde real Sal-
vador Rodríguez, quienes hicieron ver
a los reunidos la necesidad de levantar
otro templo. Los vecinos se compro-
metieron con sus personas y bienes a
edificar una nueva iglesia yana descan-
sar hasta verla concluida.
A tal objeto dirigieron un escrito al
provisor y vicario general de la Dióce-
sis con el fin de obtener autorización
para iniciar las obras del templo: "Los
vecinos del lugar de Moya que aqu í
firmamos, y en nombre de los demás,
parecemos ante Vuesa Merced y deci-
mos: Que en dicho lugar se han aumenta-
do mucho las familias, y crecido la
gente de tal manera, que se necesita
hacer mayor el Santo Templo de Nues-
tra Señora de la Candelaria, nuestra
Patrona y Parroquia; y el que de pre-
sente hoy, está en parte estrecha, donde
no se puede alargar. Y estando en áni-
mo que así será del agrado de Dios
Nuestro Señor, tenemos dispuesto fa-
bricarle en parte a propósito, llana y de
seguridad, para que pueda tener todo
lucimiento, y el lugar aumentase para
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esta isla de Gran Canaria, en doce días
del mes de diciembre de 1673 años, yo
el bachiller Juan Rodríguez de Quinta-
na, cura de esta parroquia de Nuestra
Señora de la Candelaria de dicho lugar;
habiendo obtenido licencia del Sr. Dr.
don Andrés Romero Suárez y Calderín,
abogado de la Real Audiencia de estas
Islas, Provisor y Vicario General de este
Obispado, y visitador de esta Isla, para
bendecir la iglesia parroquial de este
dicho lugar; la cual por su mucha corte-
dad y ruina que tenía fue necesario
demoler hasta los cimientos y volverlos
de nuevo a reedificar y hacerla más lar-
ga; bendije dicha Iglesia y fue colocado
el Santísimo Sacramento y demás reli-
© Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2010
quias, en dicho día, mes y año con las
ceremonias acostumbradas y asignadas
en el Manual Romano".
Este templo parroquial de la Cande-
laria se mantuvo en pie y sirvió al culto
hasta hace menos de treinta años. Con
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un criterio totalmente equivocado fue
demolido por iniciativa del párroco,
quien deseaba para los fieles de la villa
un templo más moderno y más amplio.
Por entonces no se estimaban debida-
mente nuestros valores artísticos y
arquitectónicos y la vieja iglesia fue
derruida para dejar su lugar al actual
templo parroquial de Moya.
Las características de la antigua
iglesia de la Candelaria las podemos
observar a través de las valiosas fotogra-
fías que amablemente nos ha cedido el
pintor Santiago Santana, gran amante
de Moya, quien nos brindó la iniciativa
de publicar este reportaje. El exterior
es el de las típicas ermitas antaño sem-
bradas por nuestros pueblos y campos,
© Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2010
con sus paredes blancas, sus puertas en
arco de medio punto, su tejado a dos
aguas y su campanario de piedra azul.
El interior, de una sola nave, responde
igualmente a tales invariantes, destacan-
do el sencillo artesonado del techo que,
sin embargo, no intenta las pretensiones
decorativas de los más hermosos ejem-
plos mudéjares y portugueses de otros
templos. Solamente los maderos trave-
saños tirantes adoptan, como también
era usual, elementos decorativos más
compl icados. Por otra parte, los altares
y retablos, realizados en cantería pinta-
da o sobredorada, responden al barroco
característico en muchas iglesias de
Gran Canaria. En fin, un templo senci-
llo pero hermoso, una representación
típica de nuestra arquitectura religiosa
antigua que nunca debió desaparecer,
pero que cayó sin pena ni gloria a gol-
pes de piqueta, como tantas y tantas
edificaciones artísticas, representativas
o simból icas de nuestra tierra.
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