LA INFANCIA Y ADOLESCENCIA MISIONERA
(IAM)
¡Qué alegría! Comenzamos a sumergirnos de lleno en la Obra de la Infancia y Adolescencia
Misionera, en el carisma que nos reúne y nos lanza a la misión, al encuentro de Niños y
Adolescentes que quieren ser amigos de Jesús y hacer más amigos para Él.
¡Los invitamos a seguir profundizando!
¿QUÉ ES LA INFANCIA Y ADOLESCENCIA MISIONERA?
La Obra Pontificia de la Infancia y Adolescencia Misionera es un servicio de la Iglesia
Universal y de las Iglesias Particulares en favor de la animación, formación y comunión
misionera de los niños, adolescentes y sus animadores para que cooperen con la
evangelización universal, especialmente de los niños y adolescentes.
Busca que los niños y adolescentes crezcan en el espíritu misionero universal y sean
apóstoles de los niños y adolescentes del mundo. Esta es una finalidad primera y principal
en la Obra, logrando poner las bases, los fundamentos para realizar la misión.
Tal como descubrimos en la materia anterior (“OMP”), la IAM no es un movimiento, ni una
agrupación, ni una reunión de niños, sino que tiene una identidad específica por ser una
de las cuatro Obras Misionales Pontificias.
• OBRA: Alude a proceso, construcción, una dinámica con estructura que
contiene, que sostiene, sobre la cual se asienta una “organización” eclesial,
con objetivos y servicios bien definidos y permanentes, que se distinguen de
una simple actividad apostólica transitoria.
• PONTIFICIA: Depende directamente del Santo Padre, vive y presta su
servicio como Obra de la Iglesia universal. Está bendecida y animada, en
primera instancia, por la figura del Papa, quien se muestra, dentro de la
Obra, como el primer Animador. La IAM es el principal servicio de la Iglesia
para la Pastoral Misionera con los niños y adolescentes.
• INFANCIA Y ADOLESCENCIA: Es una obra de los niños y adolescentes en
favor de los niños y adolescentes Es un espacio donde ellos no solo son
destinatarios de formación y servicios, sino que se transforman en
verdaderos protagonistas de la misión. Es una Obra por, para, con y de los
niños y adolescentes en favor de la Iglesia universal y de los niños y
adolescentes del mundo. Suele caerse en el error de considerar que la IAM
es para los niños y adolescentes que participan exclusivamente de los
grupos de Infancia y Adolescencia Misionera; en realidad, la IAM es para
todos los niños y adolescentes (el trabajo que los animadores realizan, por
ejemplo, debe siempre ser en salida, pensando no solo en los miembros del
grupo sino también en todos los niños y adolescentes del mundo).
• MISIONERA: El acento, el eje, la columna vertebral de la IAM es la misión…
¡El carisma de la Obra es la misión! No se trata de un organismo
simplemente de solidaridad con los niños pobres de las misiones para
proporcionarles los bienes de alimentación, vestimenta, instrucción o
asistencia médica, sino que en esta Obra los niños y adolescentes se
forman, organizan y educan en el espíritu misionero, realizando su
cooperación misionera, principalmente para compartir la Fe, don recibido
en el Bautismo.
La Obra de la Infancia y Adolescencia Misionera, como el resto de las Obras Pontificias,
tiene su lugar dentro del Estatuto de las Obras Misionales Pontificias, estatutos que
nacieron del deseo del Papa Juan Pablo II. Las normas presentes en los Estatutos
contribuyen a dar un nuevo impulso a cuantos trabajan, con especial dedicación, en la
animación y cooperación misionera de la Iglesia. Lo referido a la Obra de la IAM se
encuentra en la II Parte (Normas), TITULO I (Las Obras Misionales Pontificias) Capítulo 2
(Las Cuatro Obras Misionales Pontificias), de los Artículos 13 al 18 inclusive.
Art. 13. La POSI (Pontificia Obra de la Santa Infancia) presta su servicio a las Iglesias
particulares con los siguientes objetivos:
a. ayudar a los educadores a despertar y desarrollar progresivamente en los niños y
adolescentes una conciencia misionera universal, y conducirlos hacia una
comunión espiritual e intercambio material de sus recursos con los coetáneos de
otras Iglesias, especialmente entre aquellos con más necesidades. Todos tienen
algo que dar y algo que recibir y el lema para ellos es: los niños ayudan a los
niños;
b. contribuir a la promoción y florecimiento de vocaciones misioneras;
c. preparar animadores misioneros que acompañen a los niños en su camino hacia
una conciencia misionera más madura. Esto se realiza a través de su directa
implicación y en las formas que esa tarea adopte en los diversos países, de modo
que los niños se conviertan en los pequeños protagonistas de las misiones. A este
fin se deben establecer estructuras locales y regionales y llevar a cabo actividades
adecuadas a dicha implicación.
Art. 14. Puesto que la POSI tiene un cometido principalmente educativo, debe tener en
cuenta en sus métodos de formación misionera y en sus llamamientos a la generosidad, los
principios pedagógicos más idóneos para despertar la conciencia misionera de los niños.
La acción educativa debe adaptarse a su edad, a su mentalidad, a su ambiente y
capacidad. Bien sea utilizando medios propios, bien sirviéndose de las estructuras ya
existentes en la catequesis, la POSI ha de integrarse siempre en la pastoral de conjunto
para la educación cristiana, a la cual aporta la dimensión misionera.
Art. 15. La POSI organiza cada año una Jornada Mundial, durante la cual atrae la atención
de los niños hacia las necesidades espirituales y materiales de los más pequeños de todo
el mundo. Los niños son animados a ofrecer, a los otros niños del mundo, su ayuda en
forma de oración, de sacrificios, de donativos, estimulándoles a descubrir en ellos el rostro
mismo de Jesús. Al llamar su atención sobre las necesidades de los niños pobres de bienes
materiales, no se debe dejar de poner de manifiesto la riqueza de sus valores espirituales.
Abriéndose unos a otros, los niños aprenden a conocerse y a quererse como hermanos y de
este modo se enriquecen mutuamente.
Art. 16. Puesto que la educación de los niños debe impartirse con métodos adecuados a
ellos, es necesario que los responsables de la POSI, tanto en el ámbito nacional como
diocesano, tengan la necesaria competencia teológica y catequética.
Art. 17 . La edad de los niños y adolescentes a los que se dirige la POSI la establece el
Consejo Nacional, con la conformidad de la Conferencia Episcopal y siguiendo las
directrices del Consejo Superior.
Art. 18. Las cuotas o donativos de los niños de diversos Continentes, constituyen el Fondo
Universal de Solidaridad de la Santa Infancia para ayudar a las instituciones y actividades
a favor de los niños en Territorios de Misión.
¿CÓMO NACE LA INFANCIA Y ADOLESCENCIA MISIONERA?
(Buscá en el Material Complementario la Biografía completa de Monseñor Forbin-Janson,
publicada en la Revista “Iglesia Misionera Hoy” –Edición Nº513, año 2018- )
Por su carácter de Obra, no hablamos de “creación” o de
“armado” sino de Fundación. La IAM (en sus orígenes,
Santa Infancia) nació en 1843, fundada por Mons. Carlos
Augusto Forbin-Janson (obispo francés), motivado por las
cartas que recibía de misioneros de los distintos lugares,
especialmente de China, en las que le informaban acerca
de la gran cantidad de niños sin bautizar, sin conocer el
mensaje de salvación de Jesús; además del abandono, de
las enfermedades y en general de la difícil situación de los
niños de tierras lejanas.
A continuación, compartimos un fragmento de una de las
cartas que Monseñor Forbin-Janson recibió desde China:
"Me encuentro rodeado, Aún sin saber cómo, de una
decena de niños, unos de pecho, otros de dos, tres, cuatro
años de edad; cubiertos unos de sarna, otros llenos de
granos. Los pobrecitos no saben más que comer y llorar : Es
necesario buscarles comida, y pagarla; pero entre tanto,
para que no se mueran de hambre, me veo obligado a
hacerles yo mismo un plato de harina y azúcar; luego tengo que vestirlos, curarlos,
lavarlos, abrigarlos; en fin hacer con ellos de madre... Dios me da fuerzas para sostener
tantos niños, pero si no soy socorrido con alguna limosna, moriré con ellos".
Los misioneros pedían ayuda para salvar a los niños, para recibirlos en sus misiones,
bautizarlos y educarlos cristianamente. Esta situación constituyó la circunstancia concreta,
que justificaba la necesidad urgente de un trabajo en beneficio de los niños en países de
misión. Esto movió a Monseñor Forbin-Janson que consultó a Paulina Jaricot (fundadora
reciente, en aquella época, de la Obra de la Propagación de la Fe) quien alentó al Obispo a
crear una Obra especial, de la cual ella quiso ser el primer miembro; y se interesó en lo
original del proyecto del Obispo, ayudar a los niños a través de los niños. Paulina definió
la "Santa Infancia" como la obra de la Propagación de la Fe para los niños.
Se eligió el nombre de "SANTA INFANCIA" (hoy Infancia y Adolescencia Misionera) porque
el nexo que uniría a sus seguidores sería la protección del Niño Jesús; la infancia de Jesús
fue el motivo inicial del fundador de la Obra al
momento de colocarle un nombre.
A partir de ese momento el Obispo quiso
sensibilizar a los adultos, pero encontró
muchas dificultades para que fuese
aceptada la idea de instituir una Obra para
ayudar a los misioneros a salvar a los niños.
Dado que con los adultos era difícil, el
Obispo se dirigió a los niños, les informó
sobre la situación de los niños chinos y les
preguntó si estaban dispuestos a ayudar a la
Iglesia para salvar a los niños que morirían
sin recibir el bautismo; los niños quisieron
conocer a qué se comprometían y el Obispo
les pidió “un Ave María cada día, una moneda al mes”.
De esta iniciativa surgirá el Lema de la IAM que permanece hasta la actualidad: “QUE LOS
NIÑOS (Y ADOLESCENTES) AYUDEN A LOS NIÑOS (Y ADOLESCENTES)”. Este lema expresa,
desde sus orígenes, el carisma de la Obra: La Cooperación Misionera. Sin la misión, sin la
salida del niño (y del adolescente) al encuentro de otros niños (y adolescentes), la IAM
deja de tener sentido, pierde su esencia.
La Obra se propagó rápidamente por toda Francia, Europa y posteriormente en América.
Desde su inicio recibió la aprobación y el apoyo de los Papas. El 3 de mayo de 1922 el Papa
Pío XI viendo todo lo que los niños podían hacer dentro de la Iglesia, la bendijo y la elevó a
la categoría de OBRA PONTIFICIA proponiéndola a todos los niños cristianos como una
escuela de educación en la fe. Hoy la IAM está implantada en más de 110 países de todos
los continentes y ayuda a millones de niños, adolescentes de todo el mundo.
En los anales de Roma, la fecha de inicio de la Santa Infancia en Argentina data del año
1849, es decir, seis años después de la fundación de la Obra en Francia. Según los registros
más antiguos, la primera colecta realizada por niños argentinos y enviada a la Santa
Infancia fue de la provincia de Tucumán, en el año 1896.
Desde el año 2002 en el continente Americano, luego del Encuentro Continental de
Infancia y Adolescencia Misionera (ECIAM), la Obra de la Infancia Misionera asume
oficialmente la formación y animación de los adolescentes y pasa de llamarse Infancia
Misionera (IM) a llamarse Infancia y Adolescencia Misionera (IAM). Argentina se
constituyó en el primer país del mundo en abrir la Adolescencia Misionera. Actualmente,
solo algunos países de América cuentan con IAM como tal, es decir, con Infancia y
Adolescencia Misionera; en el resto de los continentes existe únicamente la Infancia
Misionera.
Según el Censo realizado en el 2018 en Argentina con motivo de los 175 años de la
Fundación de la Obra, se pudo visualizar que la IAM está presente en prácticamente todas
las Arquidiócesis, Diócesis y Prelaturas (en 60 de 65 que existen), con más de 475 grupos
formados en parroquias, capillas y colegios que abrazan y asumen los objetivos, métodos
y actividades que propone la Obra para realizar la evangelización en el ámbito local y
universal. ¡Más de 15.000 miembros activos, niños, adolescentes y animadores, dicen “Sí”
a la misión de “Ser Amigos de Jesús y Hacer más amigos para Él”!
¿QUÉ SE PROPONE LA INFANCIA Y ADOLESCENCIA MISIONERA?
Monseñor Forbin-Janson tuvo como
objetivo central al momento de fundar la
Obra: “a salvación de todos los niños del
mundo” y lo expresó a través de los
siguientes fines:
1. salvar a los niños de la muerte y de la
miseria.
2. proporcionarles el Bautismo y la
educación cristiana.
3. prepararles para ser apóstoles de los niños, orientándolos hacia una vocación
misionera y hacia una profesión humana
Actualmente, y a medida que la IAM fue creciendo y extendiéndose a todos los
continentes, los objetivos se ampliaron, profundizaron y se constituyeron en los
siguientes:
• Ayudar a los educadores (en Argentina: Animadores) a despertar progresivamente en
los niños la conciencia misionera universal (Estatutos OMP III, n° 17).
• Promover la conciencia y el compromiso misionero de los niños.
• Dar apertura misionera a la educación cristiana (Estatutos OMP, Cap. II, Art. III, n° 19).
• Motivar a los niños a compartir su Fe y los medios materiales con los niños de las
regiones e iglesias más necesitadas (Estatutos OMP III, 17 y 20).
• Promover las vocaciones misioneras (Estatutos OMP 17 – RM 84).
¿CÓMO SE ORGANIZA LA INFANCIA Y ADOLESCENCIA MISIONERA?
Una expresión fundamental de la Obra son los servicios de animación, formación,
comunión y cooperación misionera hacia todos los niños y adolescentes del mundo, sean
católicos o no; quienes pueden aprovechar estos servicios según su
necesidad o colaborar con ellos según su posibilidad. Así pueden ser
amigos y colaboradores, participando en diverso grado y forma en la
Obra, aunque no estén formalmente vinculados a la IAM.
La otra expresión fundamental de la Obra es la que vive a través de los
grupos de la IAM, los cuales se promueven en parroquias y colegios. Los
niños y adolescentes, como miembros activos, se hacen amigos de
Jesús, se forman en su Escuela de amor (Escuela con Jesús) y van como
misioneros a sus familias, a sus compañeros, a su comunidad y al
mundo entero, obrando como “fermento misionero” en medio de estas
realidades.
La Obra de la IAM se organiza como institución de servicios misioneros,
ofreciendo la pastoral misionera a los niños y adolescentes; o como
asociación misionera explícita, a través de los grupos de la IAM. Lo más
adecuado es que pueda organizarse cumpliendo con estas dos
expresiones o dimensiones a la vez, porque así representa más
fielmente lo que es la Obra de la IAM.
En nuestro país la IAM está creciendo en ambas dimensiones o expresiones (asociación y
servicio), realizando así plenamente el carisma original de la Obra. Mientras más
profundamente se pueda vivir y desarrollar en los grupos de la IAM ambas expresiones,
estaremos siendo más fieles al verdadero espíritu de la Obra.
¿CÓMO VIVEN Y SE ORGANIZAN LOS GRUPOS?
a) – Con niños y adolescentes entre 4 a 16 años
Los grupos de la IAM se forman con niños, niñas y adolescentes católicos entre 4 a 16
años interesados en ser miembros activos de esta Obra. Considerando sus
características psicológicas y evolutivas se agrupan por edades, según el criterio del
animador y la realidad de la comunidad, teniendo en cuenta el segmento de edad de 4
a 12 años como infancia y de 13 a 16 años como adolescencia, atentos a respetar las
diferentes características, necesidades e intereses de estas dos realidades.
b) - A la manera de los Doce Apóstoles
Cada grupo se organiza con 12 miembros, a la manera de los 12
Apóstoles con Jesús, reuniéndose una vez por semana para
escuchar a su Maestro, ser sus amigos, seguirlo y hacer más
amigos para Él. Cada grupo puede elegir un nombre misionero
que lo identifique (se acostumbra los nombres de santos
misioneros, que sirven de ejemplo a los niños y adolescentes).
Algunos también eligen su patrono y sus compromisos concretos
(además de los propios de la IAM).
c) – Con Encuentros semanales
En la IAM no hablamos de “reuniones”, son “encuentros”: con el
Señor y con los hermanos. Como los Apóstoles que, antes de ir a
la misión, se encontraban con Jesús para escucharlo, entender
su mensaje y comprometerse con Él; de la misma manera, los
niños y adolescentes se encuentran cada semana para hacerse
amigos, discípulos y apóstoles de Jesús.
d) - Viviendo la “Escuela con Jesús
Los encuentros semanales siguen un proceso formativo progresivo que responde a las
características de la misma pedagogía con la que Jesús formaba a sus Apóstoles. Es un
proceso cíclico. Un camino con cuatros pasos:
Primera paso: Catequesis Misionera: es un momento para escuchar, profundizar la
Palabra, y comprender la misión de Jesús, la de la Iglesia y la personal.
Segundo paso: Espiritualidad Misionera: es un espacio para el trato personal con Jesús
en la oración, necesario para poder vivir la Palabra, renovando el corazón y la vida,
asumiendo los sentimientos, estilo de vida y opciones misionera de Él.
Tercer paso: Servicio Misionero: es un tiempo para poner en práctica la Palabra, dando
a conocer a Jesús, realizando servicios misioneros en el propio ambiente y cooperando
en la misión universal.
Cuarto paso: Comunión Misionera: busca crear la conciencia de comunidad, a través
de los lazos de amistad y amor evangélico, que fortalece al grupo, los ayuda a crecer,
sintiéndose parte de la comunidad eclesial, para proyectarse más allá de las fronteras.
e) - Con actividades en cada Encuentro
Teniendo en cuenta el paso de la “Escuela con Jesús” que se está viviendo, en general en
cada encuentro, los niños y adolescentes: se encuentran con Jesús, escuchan su Palabra,
comparten la oración con sentido universal, aprenden sobre la misión, comparten las
experiencias e iniciativas misioneras, asumen y revisan compromisos misioneros cada
semana, completan su cuaderno, se motivan a través de cantos y juegos, crecen en el
espíritu fraterno.
(Profundizaremos este proceso en la próxima materia)
f) - Con la ayuda de un “niño o niña guía” o “Adolescente guía”
Cada niño y adolescente de la IAM es protagonista de la tarea misionera y de su grupo.
Pero puede elegirse un niño o una niña (o adolescente, si se trata de la Adolescencia
Misionera) que colabore especialmente con el animador para ayudarlo, por ejemplo, a
preparar y guiar el encuentro, acompañar el cumplimiento de los compromisos de los
demás niños, orar por los integrantes del grupo, estar atento a los niños que faltan... Se
puede proponer un guía cada 6 meses o que permanezca todo el año.
g) – Con un “cuaderno misionero”
Cada niño y adolescente de la IAM lleva su “cuaderno misionero”, en el que, además de ir
anotando los temas, realiza las actividades propuestas en los mismos, hace sus dibujos o
ilustraciones, el niño y adolescente principalmente escribirá sus compromisos misioneros,
para no olvidarlos. El cuaderno misionero será revisado con frecuencia por el animador,
como medio para realizar el acompañamiento misionero necesario de cada niño y
adolescente de su grupo.
f) - Realizando su cooperación misionera universal
Al vivir la Escuela con Jesús, los niños y adolescentes de la IAM se forman con mentalidad
y criterios misioneros, fundamentalmente por la unión personal que van alcanzando con
Cristo; y que se traduce en gestos concretos de servicio y compromiso misionero por los
hermanos.
En la IAM, la Cooperación Misionera se vive de muchas y diversas maneras a través de sus
tres formas: espiritual, material y con servicios misioneros; proponiéndose tres
elementos centrales dentro de los grupos, que le son muy propios y característicos: el rezo
del Rosario Misionero, el aporte en la Alcancía IAM y la realización de servicios misioneros
concretos. Aquí se expresa el Carisma de la IAM: ¡LA COOPERACIÓN MISIONERA! A través
de la cooperación material, espiritual y con servicios se vive y se concreta dicho carisma. Si
faltara alguna de estas maneras de colaborar, la IAM pierde su carisma y, por
consiguiente, deja de ser IAM propiamente dicha.
El Rosario Misionero: Nos ayuda a rezar por
nuestros hermanos del mundo entero, mientras
contemplamos los misterios de la vida de Jesús y
de María. Rezar el Rosario Misionero nos pone en
contacto con las realidades de todo el mundo,
especialmente de los niños y adolescentes, y con
las situaciones que viven los misioneros en los
distintos lugares de misión.
En el Rosario misionero, cada decena representa
un continente, con colores que guardan cierto
significado y que los identifican:
o África (Verde): Por las verdes selvas
de ésta tierra de misterio y esperanza.
o América (Rojo): Por la piel cobriza delos habitantes de los pueblos
originarios.
o Europa (Blanco): Por la Figura del Papa, sucesor de Pedro, quien vive en
este continente y lleva vestimentas blancas.
o Oceanía (Azul): Por las aguas azules que unen las numerosas islas del
continente.
o Asia (Amarillo): Por el color de piel de sus habitantes.
La Alcancía Misionera: Anualmente, los niños y adolescentes de la IAM, compartiendo
su fe y su pan, cooperan materialmente con millones de niños y adolescentes más
necesitados en el mundo, para que sean evangelizados, y también para que puedan
vivir dignamente. Los misioneros de la IAM, con sus sacrificios, y haciendo uso de su
creatividad, juntan fondos con generosa entrega y alegría para ayudar a los hermanos
más pequeños. Es muy importante recordar y resaltar que el aporte en las Alcancías
IAM no es utilizado (ni total ni parcialmente) para fines o necesidades propias que
puedan surgir en los grupos (nada, ¡NADA! Quedará en la parroquia ni en el grupo de
IAM), sino que se ponen íntegramente a disposición del Fondo Universal de Solidaridad
(Roma), constituido por las ofrendas económicas de los niños y adolescentes de todo
el mundo y que está destinado a financiar y subsidiar numerosos proyectos
(actualmente más de cuatro mil) en favor de los niños y adolescentes de todo el
mundo.
Los proyectos que se financian a través del Fondo de Solidaridad de la IAM se
enmarcan en las áreas de: Animación y formación misioneras, Formación cristiana,
Educación escolar y preescolar, Protección de la vida (como por ejemplo: dispensarios,
orfanatos, hospitales, niños huérfanos, abandonados, etcétera).
Los aportes de las Alcancías IAM son entregados al Equipo Diocesano de la IAM (si
hubiera) o al Director Diocesano de OMP, quien se encarga de hacerlo llegar a la Sede
Nacional de OMP, y lo recaudado en el país es enviado anualmente al Secretariado
General de la IAM, con sede en Roma, que es el responsable de administrar el Fondo
de Solidaridad de la IAM. ¡Esto nos confirma como Obra, nos anima a la comunión!
Con los Servicios Misioneros: Es una de las características
distintivas de la IAM desde sus orígenes: los niños y
adolescentes misioneros son discípulos de Jesús y hacen
discípulos para Jesús. A medida que van conociendo más a
su Amigo y Maestro, ellos descubren que esta amistad y
este discipulado no puede ser tal si no existe una
respuesta concreta de nuestra parte. Esa respuesta es la
misión.
Aunque en todos los encuentros y actividades de la IAM se
asumen compromisos misioneros, estos “servicios
misioneros” son los que se destacan a través de la
realización del tercer paso de la Escuela con Jesús. Se
realizan en favor de la propia comunidad y para la
evangelización universal. Los niños y adolescentes misioneros comparten su fe y su
pan a través de sus actividades de anuncio explícito, gestos de solidaridad y testimonio
de amor, hacia sus amigos, sus familias, en sus colegios, sus comunidades y para el
mundo entero.
¿QUIÉNES SON LOS RESPONSABLES DE LA IAM?
Los principales responsables de la IAM son los mismos niños y adolescentes, quienes
ayudados por sus animadores, desarrollan su protagonismo misionero en la Obra. Por ser
una Obra universal tiene una estructura organizativa de responsables y animadores del
carisma y objetivos propios de esta organización eclesial en distintos niveles:
A nivel internacional: El Santo Padre es la cabeza de la Obra, quien la ha confiado a la
Sagrada Congregación para la Evangelización de los Pueblos. La dirige desde Roma un
Secretario General que anima la Infancia Misionera en el mundo.
A nivel Nacional: El Director de la IAM de cada país es el Director Nacional de las OMP, el
cual presta su servicio a través un Secretario Nacional de la IAM, con el que colabora el
Secretariado Nacional de la IAM.
A nivel Diocesano: El Obispo es el principal animador y responsable, colabora con él el
Director Diocesano de las OMP quien a su vez trabaja con un Delegado o Secretario
Diocesano de la IAM, con la ayuda de un Equipo o Secretariado Diocesano de la IAM.
A nivel Parroquial: El principal responsable es el Párroco quien busca la cooperación de
los animadores y encomienda a uno de ellos la coordinación de la IAM. Los animadores
serán siempre mayores de 16 años.
¿QUIÉNES SON LOS MODELOS DE LA IAM?
JESÚS: Es el modelo supremo que los niños deben seguir, ser cristianos es ser seguidores
de Cristo. Enviado por el Padre, es modelo de amor, de obediencia, de servicio, de vida en
oración, encarnado para revelar el amor del Padre a todos los hombres.
MARÍA: Ella es la primera misionera de Jesús, dijo “Sí” a su misión y la cumplió con
entrega, generosidad, con alegría y sencillez y así fue Madre de Dios, también dijo sí a la
misión que le encomendara el Hijo: ser Madre nuestra. Desde el momento mismo de la
anunciación María comenzó a ayudar en la salvación de todos los hombres.
¿QUIÉNES SON LOS PATRONOS DE LA IAM?
SAN FRANCISCO JAVIER: Sacerdote jesuita, gran
misionero sobre todo en la India y Japón, anunciando a
Jesús, bautizando a miles de niños y por sobre todo
haciendo grandes y pequeños amigos para Jesús. Su vida
de oración lo llevó a encarnar el Evangelio y a integrarse
completamente a la actividad misionera. Su gran
preocupación era que todos conozcan a Cristo, lo amen y lo sigan. Su fiesta se celebra el
día 3 de Diciembre.
SANTA TERESITA DEL NIÑO JESÚS: Carmelita de clausura,
dedicó su vida a orar por las misiones. Fue un ejemplo
admirable de la cooperación misionera porque ofrecía los
sacrificios diarios y sus oraciones por las misiones. Por eso el
Papa Pío XI le dio el título de Patrona Universal de las Misiones,
aunque nunca salió de su convento. Su fiesta se celebra el día 1
de Octubre.