El Principito 31 40
El Principito 31 40
El Principito 31 40
explorador que presente pruebas. Si se trata, por despertado es lo mismo para nosotros –dijo el
ejemplo, del descubrimiento de una gran montaña, se geógrafo–. Lo que cuenta para nosotros es la montaña.
le exige que traiga grandes piedras. Ella no cambia.
El geógrafo se emocionó súbitamente. –Pero, ¿qué significa “efímera”? –repitió el principito
–Pero tú, ¡tú vienes de lejos! ¡Eres explorador! ¡Vas que, en toda su vida, no había renunciado a una
a describirme tu planeta! pregunta, una vez que la había formulado.
Y el geógrafo, habiendo abierto su registro, afinó la –Significa “que está amenazado por una próxima
punta de su lápiz. Los relatos de los exploradores se desaparición”.
anotan con lápiz al principio. Para anotarlos con tinta –¿Mi flor está amenazada por una próxima
se espera a que el explorador haya suministrado pruebas. desaparición?
–¿Decías? –interrogó el geógrafo. –Seguro.
–¡Oh! Mi planeta –dijo el principito– no es muy Mi flor es efímera, se dijo el principito, ¡y sólo tiene
interesante, es muy pequeño. Tengo tres volcanes. Dos cuatro espinas para defenderse contra el mundo! ¡Y la
volcanes en actividad y un volcán apagado. Pero no se he dejado totalmente sola en mi casa!
sabe nunca. Esa fue su primera sensación de nostalgia. Pero tomó
–No se sabe nunca –dijo el geógrafo. coraje:
–Tengo también una flor. –¿Qué me aconsejas que vaya a visitar? –preguntó.
–No anotamos las flores –dijo el geógrafo. –El planeta Tierra –le respondió el geógrafo–. Tiene
–¿Por qué? ¡Es lo más lindo! buena reputación...
–Porque las flores son efímeras. Y el principito partió, pensando en su flor.
–¿Qué significa “efímera”?
–Las geografías –dijo el geógrafo– son los libros
más valiosos de todos los libros. Nunca pasan de moda.
Es muy raro que una montaña cambie de lugar. Es
muy raro que un océano pierda su agua. Escribimos
cosas eternas.
–Pero los volcanes apagados pueden despertarse
–interrumpió el principito–. ¿Qué significa “efímera”?
–Que los volcanes están apagados o se hayan
XVII
XVIII XIX
E
L PRINCIPITO ATRAVESO el desierto y no
encontró más que una flor. Una flor de tres
pétalos, una flor de nada...
–Buenos días –dijo el principito.
E L PRINCIPITO SUBIO a una alta montaña.
Las únicas montañas que había conocido eran
los tres volcanes que le llegaban a la rodilla.
Usaba el volcán apagado como taburete. “Desde una
–Buenos días –dijo la flor. montaña alta como ésta, se dijo, veré de un golpe todo
¿Dónde están los hombres? preguntó cortésmente el planeta y todos los hombres...”. Pero sólo vio agujas
el principito. de rocas bien afiladas.
Un día la flor había visto pasar una caravana. –Buenos días –dijo al azar.
–¿Los hombres? Creo que existen seis o siete. Los –Buenos días... Buenos días... Buenos días...–res-
he visto hace años. Pero no se sabe nunca donde pondió el eco.
encontrarlos. El viento los lleva. No tienen raíces. Les –¿Quién eres? –dijo el principito.
molesta mucho no tenerlas. –¿Quién eres... quién eres... quién eres...
–Adiós –dijo el principito. – respondió el eco.
–Adiós –dijo la flor. –Sean amigos mios, estoy solo –dijo el principito.
–Estoy solo... estoy solo... estoy solo... –respondió
el eco.
“¡Qué planeta raro! –pensó entonces–. Es todo
seco, todo puntiagudo y todo salado. Y los hombres
no tienen imaginación. Repiten lo que se les dice... En
mi casa tenía una flor: era siempre la primera en hablar...”
XX
Luego, se dijo aún: “Me creía rico con una flor única
y no poseo más que una rosa ordinaria. La rosa y mis
tres volcanes que me llegan a la rodilla, uno de los cuales
quizá está apagado para siempre. Esto no hace de mí
un gran principe... Y, tendido sobre la hierba, lloró.
XXI
si me domesticas, mi vida se llenará de sol. Conocerá –Hubiese sido mejor venir a la misma hora –dijo el
un ruido de pasos que será diferente de todos los otros. zorro–. Si vienes, por ejemplo, a las cuatro de la tarde,
Los otros pasos me hacen esconder bajo la tierra. El comenzaré a ser feliz desde las tres. Cuanto más avance
tuyo me llamará fuera de la madriguera, como una la hora, más feliz me sentiré. A las cuatro me sentiré
música. Y además, ¡mira! ¿Ves, allá, los campos de trigo? agitado e inquieto; ¡descubriré el precio de la felicidad!
Yo no como pan. Para mí el trigo es inútil. Los campos Pero si vienes a cualquier hora, nunca sabré a qué hora
de trigo no me recuerdan nada. preparar mi corazón... Los ritos son necesarios.
¡Es bien triste! Pero tú tienes cabellos color de oro. –¿Qué es un rito? dijo el principito.
Cuando me hayas domesticado, ¡será maravilloso! El –Es también algo demasiado olvidado –dijo el
trigo dorado será un recuerdo de ti. Y amaré el ruido zorro–. Es lo que hace que un día sea diferente de los
del viento en el trigo... otros días; una hora, de las otras horas. Entre mis
El zorro calló y miró largo tiempo al principito: cazadores, por ejemplo, hay un rito, el jueves bailan
–¡Por favor... domestícame! –dijo. con las muchachas del pueblo. El jueves es, pues, un día
–Bien lo quisiera –respondió el principito–, pero maravilloso. Voy a pasearme hasta la viña. Si los
no tengo mucho tiempo. Tengo que encontrar amigos cazadores bailaran no importa cuándo, todos los días
y conocer muchas cosas. se parecerían y yo no tendría vacaciones.
–Sólo se conocen las cosas que se domestican dijo Así el principito domesticó al zorro.
el zorro. Los hombres ya no tienen tiempo de conocer Y cuando se acercó la hora de la partida:
nada. Compran cosas hechas a los mercaderes. Pero –¡Ah!... –dijo el zorro–. Voy a llorar.
como no existen mercaderes de amigos, los hom- –Tuya es la culpa –dijo el principito–.
bres ya no tienen amigos. Si quieres un amigo, No deseaba hacerte mal pero quisiste que te
¡domestícame! domesticara...
–¿Qué hay que hacer? –dijo el principito. –Sí –dijo el zorro.
–Hay que ser muy paciente –respondió el zorro–. –¡Pero vas a llorar! –dijo el principito.
Te sentarás al principio un poco lejos de mí, así, en la –Sí –dijo el zorro.
hierba. Te miraré de reojo y no dirás nada. La palabra –Entonces, no ganas nada.
es fuente de malentendidos. Pero, cada día, podrás –Gano –dijo el zorro–, por el color de trigo.
sentarte un poco más cerca... Luego agregó:
Al día siguiente volvió el principito. –Ve y mira nuevamente a las rosas. Comprenderás