MDU Rolando Rojas
MDU Rolando Rojas
MDU Rolando Rojas
POR
LUIS ROLANDO ROJAS MORALES
Profesor guía:
Gonzalo Cáceres Quiero
1
@ 2013, Luis Rolando Rojas Morales
[email protected]
www.colectivorescata.wordpress.com
www.metapoli.cl
Se autoriza la reproducción total o parcial, con fines académicos, por cualquier medio o procedimiento,
incluyendo la cita bibliográfica del documento.
2
AGRADECIMIENTOS:
3
INDICE
Introducción 6
Justificación 7
Hipótesis de trabajo 9
Preguntas de investigación 10
Objetivos de la investigación 10
Capítulo II. Los barrios patrimoniales de Santiago: su protección por parte del Estado y la
generación de desarrollo sostenible a la luz de la experiencia de los Centros históricos
latinoamericanos 34
4
II.5. Características de la gestión y las entidades necesarias para la recuperación de los Centros
históricos Latinoamericanos 50
II.6. Declaratorias patrimoniales: primer acercamiento hacia un instrumento de
efectos diversos 54
II.7. Zona Típica y zonas de conservación histórica, dos cuerpos legales desvinculados entre sí para la
protección del patrimonio urbano 55
II.8. La declaratoria patrimonial de Zona Típica, las zonas de conservación histórica y sus efectos en el
desarrollo inmobiliario y el valor del suelo urbano 59
II.9. Esfuerzos del sector público por el desarrollo de los barrios patrimoniales de Santiago. La
Planificación urbana e incentivos vinculados a la recuperación del patrimonio cultural urbano 62
II.10. Componentes del desarrollo sostenible en los barrios patrimoniales de Santiago 67
Conclusiones 106
Bibliografía 112
Anexos 120
5
Introducción
El desarrollo de la presente investigación, atiende a una profunda motivación personal en torno a la
conservación y activación del patrimonio cultural urbano. Esta motivación, por sobre aspectos
emotivos, obedece a una visión instrumental de la herencia cultural como generador de desarrollo en las
personas que lo habitan.
El inicio de la investigación que sostiene la tesis, coincide con mi participación como activista y
profesional asesor en un proceso de patrimonialización ciudadano y puesta en valor de barrios en el
área sur de la comuna de Santiago. Mi interés por estos lugares de la ciudad, se centra principalmente en
la oportunidad que presentan como yacimientos de identidad cultural urbana y el cómo la defensa de las
condiciones de habitabilidad presentes en este tipo de barrios promovería la localización central de
familias en un contexto esperable de densificación inteligente, ofreciendo, además, una respuesta ante el
agotamiento del patrón de urbanización periférica y un antídoto a la segregación urbana (Delgadillo,
2008).
La presente tesis busca reflexionar sobre las posibilidades de lograr un desarrollo sostenible asociado al
patrimonio cultural de los barrios históricos del Área Metropolitana de Santiago (AMS). Lo hace de cara
a la normativa urbana patrimonial existente y a los procesos sociales que se experimentan en el Santiago
post programa de repoblamiento. Dado que no existen diferencias relevantes entre barrios
patrimoniales de la comuna de Santiago y otras comunas como Providencia, Independencia y Recoleta,
los hallazgos admiten una generalización en lo que se refiere a los procesos de patrimonialización
organizados desde las propias organizaciones de base.
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Justificación
Dentro de la categoría de patrimonio cultural, material inmueble de conjuntos y áreas, los barrios
históricos de comunas centrales, pericentrales y de la periferia compacta del Área Metropolitana de
Santiago de Chile, de dimensiones variables, con una arquitectura cada vez mas heterogénea, un uso
mayoritario de vivienda, declarados o bajo intenciones de declaratoria patrimonial a nivel nacional por
parte de sus habitantes, corresponden hoy a un área aproximada de 480 hectáreas de Zona Típica por la
Ley 17.288 de las cuales, corresponden cinco al tramo de tiempo 1982-1990, siete a 1990-2000, once a
2000-2010 y dos al tramo 2010-2012 y un número importante de barrios que las comnunidades
mediante organizaciones buscan patrimonializar. Estas promueven en conjunto la declaratoria de más
de 630 nuevas hectáreas bajo esta categoría, las que aportan a las 2.477 actualmente en estudio a nivel
nacional (Consejo de Monumentos, 2012).
Para la presente investigación, se entenderá por barrio patrimonial, a aquellos conjuntos o áreas urbanas
patrimonializadas jurídicamente o en intenciones de patrimonialización que tienen un uso mayoritario
residencial, el cual compromete, como veremos más adelante, condiciones especiales para su protección
y mejoramiento. Estas áreas urbanas, poseen características morfológicas, arquitectónicas, de
centralidad e identidad que las hacen por un lado, atractivas para el desarrollo de negocios inmobiliarios
y por otro, incompatibles con las formas comunes de desarrollo inmobiliario, poniendo este último en
riesgo los atributos tanto tangibles como intangibles que en conjunto construyen actualmente, identidad
cultural, habitabilidad, usos sociales y armonía en el paisaje urbano. En algunos de estos lugares existen
movimientos ciudadanos que buscan formalizar el reconocimiento como legado cultural de estos
barrios, en un afán por protegerlos de las fuerzas de transformación que pesan sobre las áreas centrales
de la ciudad. Estos movimientos, conforme crecen en cantidad, también lo hacen sus demandas y
ámbitos de acción. Estas, son el centro de la investigación y se refieren a un ámbito en que se intentan
conciliar las necesidades actuales de nuestra sociedad y la permanencia y valoración del patrimonio
cultural presente en estos enclaves.
Debe anotarse que varios de estos barrios se encuentran en procesos de deterioro, tanto por motivos
sociales, económicos, culturales, políticos y urbanos, por lo que su recuperación, dependerá de
estrategias que aborden de manera adecuada esta multiplicidad de factores, ya sea desde el ámbito
público o el privado.
7
impedimentos del desarrollo sostenible, es clave frente a la necesidad de reformar la normativa vigente
asociada a los bienes culturales en Chile. Así, el propósito de la tesis también pone de manifiesto la
necesidad de una política pública que tenga como foco el desarrollo integral de los barrios
patrimoniales, logrando el anhelado paso desde la conservación a la reactivación, en un contexto de
desarrollo integral de estas áreas urbanas.
Gráfico 1
Fuente: elaboración propia (2013) en base a catastro propio e información del Consejo de Monumentos Nacionales (2012). Se ha tomado
como criterio, el ente promotor del expediente técnico de declaratoria. *Matta Sur en proceso final de evaluación por el Consejo de
Monumentos.
Tabla 1
Fuente: elaboración propia (2013) en base a información del Consejo de Monumentos Nacionales.
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Hipótesis de trabajo
El logro de este tipo de desarrollo, asociado a la herencia cultural, trae implícito un proceso de
planificación, por lo menos así ha sido descrito, a través de la bibliografía en los procesos de
recuperación de los centros históricos de las ciudades Latinoamericanas. En el caso de los barrios
patrimoniales del AMS, la ausencia de planificación se debe a la falta de políticas públicas que tengan
como foco, la recuperación integral y la promoción del valor de este tipo de áreas de la ciudad. Ante la
pregunta de cómo definir y generar desarrollo sostenible asociado al patrimonio de barrios frente a la
ausencia de acción estatal directa para estos fines, las comunidades organizadas, poniendo en frente su
mejor capital endógeno, son capaces de gestionar acciones tendientes a generar desarrollo humano,
social y ambiental de la mano del patrimonio cultural presente en los barrios. Esto, por cuanto existen
acciones, instrumentos y mecanismos dispersos, los cuales en conjunto, articulados y aplicados sobre
estos territorios, permitirían acercase a la idea de desarrollo sostenible en barrios patrimoniales. Este
fenómeno comienza en Santiago con los conflictos urbanos del barrio Bellavista (1996), el proceso de
patrimonialización del barrio Yungay (2005-2009) y continúa presente en una serie de casos en
desarrollo. Ante este escenario, la hipótesis propuesta en esta investigación es la siguiente:
Ante la inexistencia de una política pública que tenga como foco el desarrollo sostenible de los barrios
patrimoniales de Santiago, las comunidades, han logrado articular distintos recursos disponibles para la
generación de desarrollo social, humano y mejoramiento ambiental asociado al proceso de protección y
rehabilitación del patrimonio cultural, abriendo paso a la posibilidad de generación de desarrollo
sostenible en los barrios patrimoniales de Santiago desde sus propios habitantes.
La hipótesis propuesta, determina a los habitantes de estas áreas urbanas como un factor clave en la
valoración, protección y desarrollo del legado cultural de los barrios. La comunidad, que asume
inicialmente una postura de empoderamiento vinculada con su protección, más tarde se transforma en
una instancia de generación de desarrollo, mediante acciones que pueden ser entendidas como
iniciativas sociales territoriales que se asocian a formas de organización que surgen en torno a
reivindicaciones colectivas, como una nueva forma de participación social y motor de desarrollo de los
9
territorios. Estas acciones se reconocen como parte de una postura optimista, que se enmarca en una
visión sobre los centros y barrios históricos como terrenos de innovación (Rodríguez, 2008).
Preguntas de investigación
La presente investigación pretende dar respuesta a las siguientes preguntas:
1.- ¿Cuáles son los componentes del desarrollo sostenible asociado a los barrios patrimoniales de
Santiago?
2.- ¿Qué efectividad tiene el sector público, sus leyes e instrumentos de planificación para proteger,
valorar y desarrollar los atributos tangibles e intangibles de los barrios patrimoniales de Santiago?
3.- ¿Cuál es el rol de las comunidades en torno a la protección y generación de un desarrollo sostenible
asociado a los barrios patrimoniales de Santiago?
Objetivos de la investigación
Objetivo general.
Objetivos específicos.
- Definir los componentes del desarrollo sostenible asociado a los barrios patrimoniales de
Santiago.
- Evaluar críticamente los instrumentos protección patrimonial y de gestión del sector público,
aplicados a los barrios históricos de Santiago y su aporte a las posibilidades de generación de
desarrollo sostenible asociado al patrimonio.
10
CAPITULO I. Marco teórico–metodológico
El siguiente marco teórico se encuentra definido por cinco elementos, los cuales definen el enfoque en
que se enmarca la presente investigación. En este punto inicial, se intenta generar una vinculación entre
la visión de barrio patrimonial, patrimonialización, conflicto urbano y el desarrollo local, los cuales
circundan el núcleo de la tesis el cual es el desarrollo sostenible asociado a la herencia cultural. Los
siguientes párrafos son una antesala a una revisión más acuciosa de cada uno de los conceptos.
Pese a las diferencias, que como veremos más adelante existen entre centro histórico y barrios
patrimoniales, en el contexto local, los barrios pueden ser entendidos como una multiplicidad de
centros históricos dispersos, los cuales en su mayoría poseen una ubicación central y son parte
importante de la historia de la ciudad. La forma ideal de actuación en torno a su rehabilitación,
independiente de los agentes que la ejecuten, no debería distar de las acciones asociadas a la experiencia
de recuperación de los centros históricos Latinoamericanos.
Para esta investigación, la patrimonialización es relevante desde el punto de vista jurídico, y debe
reconocerse que aparentemente, se trasforma en el principal detonante de las acciones de
reconocimiento, protección y valoración por parte de los habitantes de estas áreas urbanas.
Anteriormente, la patrimonialización como respuesta al conflicto urbano, determina una antesala de
procesos de actuación más complejos, los cuales se vinculan a instancias de desarrollo local, por cuanto
involucran la generación de respuestas inéditas las cuales se presentan como iniciativas endógenas para
la resolución de los problemas locales en un marco integral. Así, como veremos más adelante en el
desarrollo de la investigación, el conflicto urbano y el desarrollo local, consideran dos formas distintas
de participación de las comunidades.
El desarrollo sostenible, como paradigma ligado a la herencia cultural de los barrios históricos de la
ciudad, considera una visión democrática y amplia con respecto al uso del patrimonio cultural por parte
de los distintos sectores de la sociedad. Es importante decir que el legado cultural, en el presente marco
teórico, de ninguna manera excluye a sectores como la sociedad civil residente, la sociedad civil foránea
-en teoría propietaria también de esa herencia cultural- el Estado y el mundo comercial e inmobiliario.
Los componentes de sostenibilidad (Carrión, 2002), permitirían evaluar la acción de las organizaciones
como entidades de gestión en los barrios patrimoniales, tras haber homologado cada uno de estos
componentes a la realidad local de los barrios históricos de la ciudad de Santiago y los actores que
intervienen en su recuperación y mejoramiento.
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I.1 Patrimonio cultural y desarrollo sostenible
La tradicional destrucción de las áreas urbanas históricas ha tenido como telón de fondo el
desconocimiento de la relación entre patrimonio urbano y desarrollo económico. Para lograr acercarnos
a esta idea, es necesario superar la idea de mera conservación en la búsqueda de la activación del
patrimonio cultural.
La ciudad, el centro y los barrios históricos han sido un lugar lleno de vida el cual hoy “amenazado de
desaparecer es concebido como un objeto raro, frágil, valioso para el arte y para la historia y que, al igual que las obras
conservadas en los museos, tiene que sacarse del circuito de la vida. Al transformarse en histórica, la ciudad pierde su
historicidad” (Choay, 2007:172) por esto los expertos concuerdan en que la forma más eficiente de
protección de las zonas históricas, es mantenerlas en uso activo y económicamente viables, haciéndose
patente la importancia de las inversiones asociadas a los centros históricos. Sin embargo, en América
Latina y el Caribe, el desarrollo económico no ha sido benévolo con el patrimonio urbano. Weffort
indicó ante el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) “que donde ha habido más desarrollo más se ha
descuidado el patrimonio, cuya preservación, la más de las veces, es resultado del retardo en la llegada del progreso”
(2001:14).
Con respecto a la incorporación de una nueva visión general vinculada a la herencia cultural, García
Canclini declara que “la mayoría de los textos que se ocupan del patrimonio lo encaran con una estrategia
conservacionista y un respectivo horizonte profesional, los arqueólogos, los historiadores; en suma, los especialistas en el
pasado. Sin embargo, algunos autores comienzan a vincular el patrimonio con otras redes conceptuales: turismo, desarrollo
urbano, mercantilización, comunicación masiva. Estos términos son mencionados casi siempre como adversarios del
patrimonio: desafíos o agresiones que proceden de universos distintos” (1999:16).
De más está decir, que la sola conservación de los barrios y centros históricos produce un
estancamiento físico y social que puede entenderse también como criogenia urbana (Lanza, 2007) o “la
lucha por fosilizar ciertos paisajes que funcionan reductos de naturalidad y pasado” (Velasco, 2009:470) al no
generar proyectos que permitan un desarrollo natural, tanto en el ámbito inmobiliario como social. De
esta manera, el tratamiento monumental de las áreas históricas, supondría un desaprovechamiento del
potencial tanto económico como social que estos enclaves tienen.
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Entre los conceptos que podemos definir como contrarios a la idea de desarrollo sostenible en áreas
urbanas patrimoniales, tenemos la museificación, el cual es un proceso alienante, que se refiere a la
conservación a ultranza de los edificios y espacios dentro de un área histórica y donde se ofrece una
imagen que se apoya en monumentos que testimonian el paso de una historia gloriosa pero concluida.
De esta manera, estas áreas museificadas, carecen de vida y se encuentran ajenas a la vida
contemporánea, sirviendo solo para fines turísticos. La museificación, excluye así las variables sociales e
inmobiliarias del contexto de las áreas urbanas a conservar. El documento de la Organización de las
Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Culturización (UNESCO), Recomendación relativa a la
protección de conjuntos históricos y tradicionales y a su papel en la vida contemporánea (1976) es hoy, la más
compleja exposición de motivos contra el tratamiento museal de los tejidos urbanos patrimoniales.
Existe el argumento de que el desarrollo inmobiliario es una buena forma de generar, por un lado, la
renovación de las áreas antiguas y deterioradas de la ciudad, y por otro, que es un mecanismo eficiente
para la generación de empleo. Sin embargo, debe anotarse que se refiere a empleos finitos, además, el
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aprovechamiento del capital patrimonial existente, permite la generación de empleo sostenible en el
tiempo, tanto en el ámbito turístico, comercial, hotelero, etc.
“términos o expresiones como la economía del patrimonio, el patrimonio como factor de rentabilidad económica y el
patrimonio como fuente de riqueza y desarrollo económico, son más frecuentes que la consideración del derecho que la
sociedad tiene a disfrutar de esos bienes patrimoniales y a mejorar con ello la calidad de vida”(2002: 471).
Frente a cualquiera de estos tipos de desarrollo, será necesario crear oportunidades certeras para
mejorar las condiciones de vida objetivas de los habitantes, los cuales mediante programas de
capacitación influyan en sus condiciones laborales, y así permitan integrarlos a estos programas
económicos.
En los conceptos anteriormente revisados podemos distinguir aquellos que consideran la herencia
cultural urbana como escenario o pieza museal congelada en el tiempo, aquellos que si bien promueven
la intervención y el uso del patrimonio cultural edificado, lo hacen de modos escenográficos, sin
consideración de sus habitantes y aquellos que utilizan este legado urbano como una herramienta de
consumo y desarrollo inmobiliario. De alguna manera, los conceptos anteriormente descritos, todos
antítesis del desarrollo sostenible en los términos planteados por esta investigación, revelan el delicado
matiz o la variedad de grises existentes en la pregunta de cómo afrontar la activación del patrimonio
cultural edificado en la ciudad actual.
En torno al tipo de acciones que suelen llevarse a cabo en las áreas históricas, distintos conceptos
suelen ser utilizados con poca precisión. Así, distinguimos mejoramiento urbano y renovación urbana
como ámbitos de acción principalmente en lo físico y rehabilitación urbana. Regeneración urbana,
revitalización urbana y recuperación urbana, tienen una connotación económica y social de mayor peso,
sin descartar la dimensión física. Mejoramiento y rehabilitación, ponen énfasis en el mantenimiento de
las estructuras físicas, en cambio; regeneración, revitalización, renovación y recuperación, denotan
acciones más liberales en estos entornos urbanos, conservando, recuperando y demoliendo (Rojas,
2004:17).
Para Choay, desarrollo asociado al patrimonio aparece, en el contexto de la Ley Malraux de 1962 en
Francia, “como un concepto oportuno y dócil que subsana la competencia entre protección y valorización” (2007:203).
Este concepto, evoluciona desde lo puramente cualitativo de la economía hacia otros factores que
generan por un lado, bienestar a través de los mecanismos de distribución en la población, como
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consecuencia directa del crecimiento económico del patrón de consumo generado y por otro factores
de desarrollo humano (Carrión, 2002).
Entenderemos desarrollo como la utilización racional y sostenida de los recursos, con la finalidad de
resolver las necesidades autenticas de una sociedad, que inevitablemente involucra un esfuerzo de
transformación progresiva de la economía y la sociedad. Cabe hacer una diferenciación entre los
conceptos de desarrollo y crecimiento, los cuales a la luz del Informe Bruntland (1987) se diferencian
básicamente en que el crecimiento no es suficiente en sí mismo, ya que puede coexistir con altos niveles
de pobreza, centrándose solo en la productividad. Se trata de que el crecimiento refleje los principios
amplios de la sostenibilidad y no de la mera explotación (Bruntland, 1987:68).
En 1996 se publica Nuestra diversidad creativa de Pérez de Cuellar, UNESCO, donde se abre la visión de
desarrollo económico vinculado a la cultura. Esta visión, aunque polémica, centra su atención en las
posibilidades de generación de desarrollo económico en base al patrimonio, siempre y cuando no
genere deterioro de los bienes históricos y sea permanente en el tiempo. Considera que se necesitan
visiones y definiciones de patrimonio más amplias y una interpretación de lo tangible mediante lo
intangible, abarcando la dimensión tanto material como inmaterial.
El desarrollo sostenible propone una nueva forma de entender el legado cultural. Desde el punto de
vista económico, ha permitido que este deje de ser considerado una carga presupuestaria para
transformarse en un motor de desarrollo económico y social. Aún así, la gestión de la herencia cultural
urbana lleva implícita la disputa de variados intereses. En muchas ocasiones, la mercantilización de los
bienes patrimoniales puede ser percibida por las comunidades locales como un proceso de expropiación
de su valor cultural, precisamente al contrario de cómo es pretendido por la gestión sustentable del
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patrimonio cultural. Esto ocurre principalmente porque el concepto entendido tradicionalmente sobre
desarrollo sustentable o desarrollo sostenible del patrimonio, supone principalmente el
autofinanciamiento como operatoria de gestión urbana y en el resto de los casos, al legado cultural
asociado a la captura de inversiones extranjeras y mejoramiento ambiental. Estas acciones vistas como
ejemplares, se encuentran presentes en el tratamiento de los centros históricos Latinoamericanos
durante la década de 1990 mediante planes y proyectos de recuperación y gestión urbana estratégica.
Existe una polémica con respecto a las diferencias entre los conceptos de sostenibilidad y
sustentabilidad, los cuales si bien tienen como origen Nuestro futuro común (1987), se les atribuye una
diferencia relacionada al contexto continental, así se asocia Latinoamérica/sustentabilidad y
Europa/sostenibilidad, aunque para algunos autores la raíz de la diferencia entre estos conceptos
polisémicos, es un mero problema de traducción (Yory, 2004). Para el desarrollo de la investigación se
aceptará el concepto de sostenibilidad debido principalmente a que es este el que ha sido tratado por
una serie de autores de la bibliografía asociada al patrimonio cultural y el desarrollo sostenible quienes
han construido el concepto de desarrollo patrimonial sostenible.
Las condiciones necesarias para un desarrollo sostenible asociado a áreas urbanas históricas, entendidas
como recurso escaso, serán aquellas que ofrezcan resultados objetivamente concretos en tipos de
progresos que son interdependientes, como lo relativo al mejoramiento del tejido físico, social,
económico y político de ellas. Estos resultados, pueden ser logrados mediante algunas acciones como:
el mejoramiento de la habitabilidad mediante control de densidades, buen uso de espacios en desuso e
integración del barrio al resto de la ciudad, la aplicación de planeación como planes parciales de
preservación e inventarios patrimoniales, altos niveles de gestión y participación comunitaria como
generadores de empoderamiento y generación de empleo, consideraciones de financiamiento mediante
proyectos de inversión productiva, mantenimiento y renovación de la imagen urbana y para finalizar, la
existencia de una normativa fuerte de conservación representada en instrumentos de protección a nivel
urbanístico. Si bien disgregadas, buena parte de estas capacidades se encontrarían aparentemente
presentes en los barrios patrimoniales de Santiago de Chile o están disponibles para su aplicación en el
ámbito urbano como tarea “inherente del Estado” (Arízaga, 2003:205) o bien, por parte de privados
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mediante distintos instrumentos y mecanismos. En esta discusión en torno al agente protagonista de
este tipo de desarrollo se comprometen afirmaciones tales como las de Rojas en 2004:
“el deterioro y subutilización de las áreas centrales, solo pueden abordarse por medio de una acción pública. No solo
porque el sector público es el actor social responsable de procurar el bien común, sino también porque es el único con la
capacidad de desarrollar una visión a largo plazo y posee los instrumentos necesarios para abordar el problema de
coordinación que los actores privados enfrentan en esas áreas” (2004:1).
Con lo anterior es posible verificar tres formas de entender la sostenibilidad asociada a la herencia
cultural. Por un lado, se encuentra la visión de uso y perdurabilidad de los bienes históricos, la
capacidad de autofinanciamiento de las acciones que se emprenden y por último, la incorporación de
factores sociales en el proceso de producción económica. El enfoque elegido para el desarrollo de esta
investigación aborda principalmente la perdurabilidad y la incorporación de factores sociales.
Durante la década de 1990, autores como Fernando Carrión, lograron dar al tema de los centros
históricos, un lugar preeminente dentro del debate sobre la ciudad, definiendo una actitud concreta
respecto del urbanismo de periferia, planteando el regreso a la ciudad construida, y poniendo al centro
histórico, como un área a recuperar en contextos de sostenibilidad. Dentro de las variables de medición
de la sostenibilidad de las acciones sobre los centros históricos, Fernando Carrión, en el Balance del
proyecto de sostenibilidad social del centro histórico de Quito (2002), define cinco componentes de la
sostenibilidad vinculada a los centros históricos, los cuales abarcan las distintas variables que involucran
un proceso de rehabilitación de los mismos, desde el papel del órgano ejecutor público-privado. Este
tipo de ejecutor ha de gravar la principal particularidad de estos componentes de perspectiva
multidisciplinar, los cuales son:
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I.2 - Centro histórico y barrios patrimoniales
Diversos autores y reuniones internacionales han avanzado en la definición del concepto de centro
histórico, su importancia para la ciudad y la forma en cómo deben ser intervenidos. En la Carta de
Venecia (1964) se hacía mención al reconocimiento del ambiente del monumento pero es en las Normas
de Quito (1967) cuando aparece por primera vez el concepto de conjunto urbano, haciendo referencia a
un conjunto de edificios que colectivamente poseen un alto valor patrimonial pero no de forma aislada.
En las Normas de Quito, se abre paso a la idea de que incluso pueden existir zonas de carácter
monumental, sin que ninguno de los elementos que lo componen, ostenten la categoría de
monumentales.
Hoy, la noción de centro histórico no se limita solo a un conjunto de ambientes construidos como
edificios, fuentes, faroles y calles sino que incluyen aspectos de lo no material, como la gente, sus estilos
de vida, tradiciones, actividades productivas, creencias y rituales urbanos (Scarpaci, 2005) estos aspectos
son propios de su condición de monumentos vivos, la cual se refiere a un tipo de patrimonio que no se
encuentra en abandono, sino que posee un sustrato que lo mantiene activo y en uso: la comunidad.
Parte importante de esta discusión radica en las diferencias existentes entre el centro histórico colonial
o fundacional y los barrios entendidos como parte del centro histórico pero con identidades y
funciones específicas que corresponden en buena parte de los casos, a momentos posteriores de la
historia. Frente a la cantidad de centros históricos que pueden convivir en una ciudad Carrión afirma
que “no hay ni puede haber – un solo centro histórico en cada ciudad” (2001: 41), abriendo paso a la visión de la
importancia de estos barrios históricos distintos del centro fundacional.
Mertins (2008:23), define la tipología de “barrios con interés arquitectónico - urbanístico y cultural” los cuales si
bien no forman parte del centro histórico tradicional, poseen un valor histórico cultural de importancia,
por lo que pueden ser incluidos en los distintos programas y proyectos de renovación, logrando cada
vez mayor protagonismo dentro de las ciudades.
El barrio, como estructura intermedia que otorga sentido de pertenencia y de identidad a las personas
que lo habitan, en la tipología de barrio patrimonial, permite habitar en una escala mayor que la del
barrio, dado a que el lugar en que se reside, pasa a cumplir funciones más amplias que las meramente
residenciales. Esto es posible tras la comprensión de la importancia tanto social como de servicio
involucrados a este tipo de barrios ubicados en las áreas centrales de las ciudades (Matus, 2010). La idea
de barrio histórico como propiedad de todos los habitantes de la ciudad, se centra principalmente en el
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carácter funcional cívico de algunos de estos sectores, identificándose además aquellos de carácter
bohemio, residenciales, etc. Aún así, la condición cívica suele atribuirse principalmente al centro
histórico fundacional, lo que le otorga la condición de “espacio público por excelencia de la ciudad” (Carrión,
2005:90).
Algunos autores mencionan que la emergencia de barrios históricos es importante para el devenir de las
ciudades, pero estos son carentes de relevancia urbana como ejes estructurantes urbanos, vistos como
lugares estáticos, que solo hacen referencia a la memoria del pasado. Este análisis de Pardo de Castro
(2005), surge de analizar la relevancia del fortalecimiento de la centralidad histórica fundacional frente a
la emergencia de nuevas centralidades. Aún así, ambos serían preservados para satisfacer las necesidades
estéticas de la población, diferenciándose de los paisajes cotidianos propios de las formas de
urbanización que surgen como producto de los procesos de globalización (Velasco, 2009).
Experiencias internacionales de planificación urbana patrimonial como el caso del barrio El Vedado en
la zona extramuros de la ciudad de La Habana (DPPF-CH & OHCH, 2007), demuestra en la práctica,
que la presencia de un centro histórico potente en una ciudad, no impide que exista interés y
responsabilidad por la protección de otros barrios de interés histórico distintos al centro histórico
fundacional, surgidos en épocas posteriores. El interés por rehabilitar el tejido histórico “no solo surge en
ciudades centros históricos de especial notoriedad, sino también en otros casos en que los barrios centrales deteriorados o
subutilizados no aportan todo su potencial a la economía y el desarrollo de la ciudad” (Bárcena y Simioni, 2003:35).
Ejemplos de esto son también los barrios La Floresta y La Mariscal en Quito (Tamayo, 2003).
Pese a su importancia, según autores como Choay, la destrucción de los conjuntos antiguos es un
proceso constante, que sucede incluso ante la existencia de legislaciones de protección, y “se produce en
todo el mundo bajo el pretexto de su modernización y restauración o bajo el peso de presiones políticas a menudo
imparables” (2007:194). Choay propone que ante la presión y necesidad de renovarlos y mantenerlos
activos, la propia escala de los barrios definirá los usos que permitirán su conservación estratégica. Así,
la implantación de usos residenciales, servicios de vecindad como pequeños comercios, escuelas,
consultorios, generan solo degradaciones superficiales.
En lo anterior se ha profundizado en las diferencias o similitudes que existirían entre el centro histórico
fundacional y los barrios patrimoniales (más allá de la escala que los diferencia). En un contexto local, el
barrio patrimonializado o en proceso de patrimonialización jurídica, posee de igual forma una ubicación
central, patrimonio material e inmaterial, más un sustrato humano con necesidades infinitas y un
escenario normativo y legal que como veremos más adelante es complejo y limitado. De ahí que es
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posible entender la idea de centro histórico como campo de innovación (Rodríguez, 2008), ya que la
acción integral en torno a estos sectores urbanos apareja formas novedosas de gestión en la búsqueda
de solución de las problemáticas que le aquejan.
El barrio, como veremos más adelante, como concepto, incorpora la idea de comunidad viva a
diferencia del centro histórico, el cual en el caso Latinoamericano durante la década de 1980, en visto
como degradado, peligroso, abandonado a su suerte y tugurizado. Estas ideas en torno al estado de los
centros históricos antes de su recuperación, generan la idea de que los habitantes y comerciantes ligados
a ellos no fueran dignos de residir ahí, invirtiendo grandes esfuerzos en la formalización de la propiedad
y la eliminación del comercio informal.
Kingman (2004) presenta una visión pesimista respecto de la cultura y los procesos de recuperación de
centros históricos. En el caso de Lima, la recuperación sería una estrategia para la generación de
negocios en torno a la especulación inmobiliaria y el turismo, además de la implantación de una imagen
de modernidad en base al deslumbramiento. De esta manera, y atendiendo a diferentes definiciones de
barrio (Aronovici, 1965; Alomar, 1980 y Muñoz, 1994) citadas por Gallastegui & Galea en 2008, el
barrio se vincularía a la vida en comunidad. Para Alomar barrio sería una “zona interior de una población, de
límites más o menos definidos, habitada por una unidad social, la vecindad, con personalidad propia”, para Aronovici
es “el lugar físico o estructura urbana donde se asienta la comunidad vecinal” y para Muñoz, un “lugar que privilegia
la comunicación vecinal espontanea”. Si bien también existen otras definiciones que no aluden de manera
directa a sus habitantes, las definiciones vistas anteriores aluden a un sustrato vivo y a primera vista
intocable. Si de los barrios, se espera puedan conservarse sus atributos intangibles como la vida de
barrio, de los centros históricos, que se transformen en protagonistas, articulados y en sintonía con el
resto de la ciudad (Carrión, 2001; 2005; Arízaga, 2003:206). En base a este conjunto de autores, es
posible determinar la relevancia del factor comunidad, el cual, en el caso específico del barrio, puede
transformarse incluso, en el medio que le otorga la calificación de patrimonial, en el caso del centro
histórico, en cambio, su condición patrimonial está dada por su condición de fundacional.
Con respecto al barrio, Borja (2003) declara que en la actualidad, como consecuencia de la
revalorización de la vida urbana ha sido revalorado y permite definir una unidad de acción en torno al
mejoramiento de la vida en la ciudad ya que se ha comprendido “como espacio público y de uso colectivo, con
sus fiestas y sus tradiciones (a veces inventadas muy recientemente), su vida asociativa, las radios, revistas y televisiones
barriales, la gestión cívica de equipamientos. También reaparece el barrio como espacio de convivencia y de solidaridad, de
seguridad…, y se reclama cuando no es así. La atención a las personas mayores y solas, el apoyo mutuo entre familias de
bajos ingresos (….) encuentran un marco adecuado en el nivel barrial” (2003:53).
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I.3 - La patrimonialización
En la práctica local urbana, la patrimonialización se presenta como una tendencia hacia la reivindicación
del valor cultural del centro urbano. Puede entenderse como un proceso de toma de conciencia por
parte de una comunidad de sus valores identitarios, los cuales se reflejan en el legado material e
inmaterial que constituye su espacio existencial, remarcando aquello que se entiende como valioso y
suponiendo en la práctica, un acto colectivo de creación de una conciencia patrimonial (Bustos, 2004).
De esta manera “el patrimonio puede servir de refuerzo identitario de la comunidad, cohesionando sus habitantes en
base a una memoria histórica colectiva y la consciencia de pertenecer a un territorio que reconocen como propio. La
recuperación del patrimonio, con su puesta en valor y su proyección social significa, para el ciudadano, la recuperación de
valores que le son propios que configuran sus señas de identidad, y en los cuales tal vez antes no había reparado. Estos
valores no responden a conceptos meramente subjetivos como antigüedad o belleza, sino a aspectos sociales y económicos,
costumbres, tradiciones y mentalidad, que enlazan pasado y presente y por lo tanto hablan de la propia identidad”
(Castells, 2001, s.n)
En esta parte del marco teórico abordaremos dos dimensiones de la patrimonialización relevantes para
la investigación: la patrimonialización en su sentido antropológico y social y como operatoria jurídica.
“Patrimonialización puede ser definido como un proceso voluntario de incorporación de valores socialmente construidos,
contenidos en el espacio-tiempo de una sociedad particular podemos denominarlo patrimonialización y forma parte de los
procesos de territorialización que están en la base de la relación entre territorio y cultura. La apropiación y valorización
selectivas, individual o colectiva, se expresa en acciones concretas que permiten construir referencias identitarias durables”
(Bustos, 2004:11).
Prats reconoce en 2005 dos construcciones sociales bajo las cuales se desarrolla el proceso de
patrimonialización: la sacralización de la externalidad cultural y la activación o puesta en valor. La
sacralización de la externalidad cultural se refiere a una visión de sobrenaturalidad añadida a la
experiencia cultural, bajo la forma de religión, magia u otros sistemas de representación con el fin de
legitimar identidades, empresas y discursos. La puesta en valor, activación o actuación patrimonial sería
una negociación entre poderes o intereses políticos y la sociedad. Las activaciones, con el desarrollo en
las sociedades capitalistas, han entrado en el mercado siendo evaluadas en términos de consumo,
situándose este, como un mediador tanto de la eficacia política como de la contribución al desarrollo o
consolidación del mercado lúdico-turístico-cultural.
21
Raphael Samuel, en su obra Teatros de la Memoria (1994), elabora una exhaustiva revisión del proceso
que centró lo histórico en la cumbre de la cultura popular. Si bien revisa el proceso en Inglaterra, este
mismo, es posible visualizarlo en el resto del mundo en las épocas correspondientes a cada lugar.
Samuel, propone a la memoria como una fuerza activa, modeladora y dinámica. Enumera los distintos
movimientos de resurrección histórica poniendo en valor actores que desde incluso antes de los
historiadores colaboran en la salvaguarda, catalogación y difusión de la memoria histórica.
Para Samuel, la historia, siempre presente en la cultura popular a través de libros, televisión, cine,
vestuario, etc. puede resumirse en la idea de arte de la memoria (2004), concepto acuñado por Francis
Yates, que si bien es posible de ser registrado a lo largo de toda la trayectoria consciente de la
humanidad, es desde la década de 1970 que en lo urbano, comienza a tomar un peso importante y que
en el mundo de la arquitectura y el urbanismo, ha emergido como voz de protesta frente a las estéticas
de lo minimalista y funcional o lo simplemente mal entendido como higiénico, todos argumentos de la
destrucción de las preexistencias que no son acordes con tendencias y concepciones de diseño
imperantes en las épocas en que se les desea intervenir. La visión de arte de la memoria o “religión
patrimonial” (Choay, 2007:191), como proceso planetario, hace también referencia a un uso de la historia
como un elemento cultural siempre vivo y dispuesto a traerse a acotación según sean los requerimientos
de distintas partes de la sociedad.
Samuel reconoce que “la práctica del revival, el reciclaje de imágenes antiguas, la recuperación del patrimonio perdido,
ha sido un motivo recurrente de la cultura europea desde el descubrimiento o redescubrimiento de la antigüedad clásica en el
quattrocento” (2004: 139). En la sociedad chilena es posible identificar, al menos en lo que a herencia
cultural urbana se refiere, un reconocimiento tardío de estos valores, inicialmente por profesionales
expertos en la materia y luego por comunidades que asumen esos procesos en el contexto de
reivindicaciones y demandas ciudadanas frente al gobierno local y el Estado. Este tipo de
reconocimiento, se enmarca dentro del llamado paradigma político-cultural participacionista, el cual
concibe el legado cultural y su preservación en relación con las necesidades globales de la sociedad, así,
la selección de lo que se preserva y la manera de hacerlo deben decidirse a través de un proceso
democrático en el que intervengan los interesados y se consideren sus hábitos y opiniones (García
Canclini, 1999).
Con respecto a la patrimonialización como operatoria jurídica, García Canclini (1999) reconoce que
estos nuevos movimientos, desde los populares urbanos, hasta los ecologistas, empiezan a cambiar
lentamente la agenda pública y ensanchan el debate sobre el patrimonio permitiendo una
transformación que tienes tres rasgos: (i). la cuestión del legado cultural no se ve como responsabilidad
22
exclusiva del estado,(ii). se comprende que si no hay movilización social por el patrimonio, es difícil que
el estado lo vincule a necesidades actuales y cotidianas de la población y (iii). el efectivo rescate de este
incluye su apropiación colectiva y democrática. El interés en esta visión participacionista de la
patrimonialización será estudiada en esta investigación, en el caso especifico de los barrios
patrimoniales del Área Metropolitana de Santiago.
Conviene decir también, que en la bibliografía se analiza uno de los más grandes problemas de la
formalización como patrimonio de determinados bienes culturales, y es que si bien las comunidades
postulan bienes culturales para su formalización como herencia cultural en el marco de la operatoria
jurídica, estos bienes deben ajustarse a los criterios que los organismos oficiales estatales, han fijado
mediante expertos (Cháves, et. al., 2010). Este tipo de patrimonialización genera la agregación de valores
económicos susceptibles a la apropiación y su circulación en el mercado. Más adelante en la
investigación me referiré específicamente a los impactos económicos de estos procesos de
formalización patrimonial en la ciudad.
“la protección estratégica de los tejidos antiguos y su reapropiación por las poblaciones que, en vez de consumirlos, los
habitan, pasa por otra vía: la de una toma de conciencia general seguida de acciones acordes. Las asociaciones de defensa se
orientan en esta dirección desde hace años, oponiéndose con creciente éxito a proyectos técnicos o especulativos que dañan
sus barrios. Nace así un urbanismo negativo pero original” (2007:213).
Para Vergara (2009), la valoración patrimonial, es un elemento constitutivo del desarrollo social al
verificar que los valores patrimoniales se construyen en el trascender histórico de un grupo social, tiene
importancia el reconocer la ciudad como espacio de desarrollo y el reconocimiento de la noción de
23
ciudadanos. La patrimonialización vista desde el foco de interés de esta investigación, tiene así la
importancia tanto de valorar el espacio urbano como medio clave de la formación de la identidad y el
fortalecimiento de la noción ciudadana. Son ambas características del proceso de desarrollo social.
El conflicto urbano surge como una oposición de la ciudadanía a proyectos de vivienda pública,
autopistas, plantas de tratamiento, antenas de telefonía móvil, planes reguladores y construcción de
conjuntos inmobiliarios en áreas patrimoniales de la ciudad. En el marco de la investigación interesan
estos dos últimos tipos, los cuales se vinculan a una visión de mercantilización del desarrollo urbano
(De Mattos, 2007), el cual supone nuevas presiones en diversas áreas de la ciudad que tienden a
revalorizarse. Según De Mattos, tras la crisis del fordismo, tres aspectos específicos permiten explicar el
impacto de los negocios inmobiliarios en los procesos de transformación urbana; que la globalización
financiera genera una incontenible aceleración de la movilidad del capital, el enfoque de gestión pública
neutral y subsidiaria genera condiciones mucho más favorables para estos negocios y que la importancia
del papel de la inversión inmobiliaria privada genera intereses de parte de las ciudades por atraer más
capitales externos. Así, “la maximización de la plusvalía urbana paso a ser uno de los factores que más impacto ha
tenido en la actual metamorfosis urbana” (2007:13). Una de las mayores preocupación de parte de la
comunidad en torno a este tipo específico de conflictos, es la posible destrucción del hogar o domicidio
(Porteous & Smith, 2001), proceso altamente violento, resultado de las intenciones especificas de
determinados actores que concretan la destrucción masiva de hogares frente a la impotencia de sus
residentes.
Por ciudadanía entenderemos al “estatuto de la persona que habita la ciudad, una creación humana para que en ella
vivan seres libres e iguales” (Borja, 2003: 21), y “como una conquista cotidiana” (2003:25) la cual permite exigir
los derechos que se posee o conquistar otros nuevos. Pretendiendo observar con mayor complejidad
este concepto, Borja determina una relación entre ciudad y ciudadanía, la cual va más allá de la
definición local de ciudadanía contemplada en el artículo nº 13 de la Constitución de la República de
Chile, en la cual se determina que “son ciudadanos los chilenos que hayan cumplido dieciocho años de edad y que no
hayan sido condenados a pena aflictiva” ampliándola a la comprensión del ciudadano como aquel que es
participe de la conflictividad urbana de manera visible, puesto que “se es ciudadano si los otros te ven y te
reconocen como ciudadano” (Borja, 2003: 28), en un escenario donde la crisis no está representada en la
ciudad, sino en el desafío de hacer ciudad.
24
El tipo de participación ciudadana de interés para este punto especifico de la investigación, será aquella
vinculada con el empoderamiento de las comunidades, las cuales exigen los derechos que poseen e
intentan conquistan otros nuevos como acceder a una mejor calidad de vida urbana y que en el
contexto de la vorágine o locus de especulación inmobiliaria, generan instancias participativas del tipo
reactiva, oponiéndose a variados tipos de proyectos urbanos.
Para Bresciani (2006), las causas del conflicto urbano se vinculan a la falta de participación consultiva
asociada a la generación de los proyectos. Según el autor, lo que se espera es que la participación
asociada tenga objetivos claros, sea oportuna, amplia y accesible. La participación de tipo consultiva
lograría así, elaborar propuestas de mayor calidad y fortaleza, evitando conflictos y logrando aceptación
de los procesos a largo plazo. Conviene decir que la participación contenida en los instrumentos que
guían el desarrollo urbano es tremendamente pobre, ambigua y débil (Mlynarz, 2007; Tironi, et. al.,
2011). Por esto, Mlynarz declara que “si no se realizan modificaciones a la forma como la Ley General de
Urbanismo y Construcción concibe la participación ciudadana los conflictos urbanos seguirán existiendo y multiplicándose
y no tendrán forma de procesarse dentro de la institucionalidad vigente” (2007: 113). Así, la presión por parte de las
comunidades por participar en los proyectos urbanos irá en aumento, principalmente por un tipo de
participación más cercana a aquella que involucre a las comunidades a co-diseñar las propuestas que se
quieren implementar en la ciudad (Tironi et. al., 2011).
Para Borja (2003), los malestares generados por la vida en la ciudad y su desarrollo, determinan una
dinámica con distintos responsables. Por un lado, los políticos solo informan, consultando y generando
debate en solo algunas ocasiones y en un ambiente de desconfianza, los profesionales considerarían la
participación como una molestia y un retraso en un ambiente de elitismo tecnocrático, los colectivos
ciudadanos y vecinales, que creen tener el derecho a decidir e intervenir en las actuaciones urbanísticas,
25
en una actitud a veces demagógica en la que se recubren intereses localistas o corporativos. En El espacio
público: ciudad y ciudadanía (2003a), Borja se referirá exclusivamente a los movimientos urbanos que
protegen a ultranza los barrios de la siguiente manera:
“…pero como nada es perfecto, no es inútil señalar algunos aspectos más discutibles de estas reacciones cívicas. Como son,
entre otros, el “conservacionismo” a ultranza de barrios y de sus residentes, cuyos residentes se consideran en algunos casos,
los únicos “propietarios” del barrio y se constituyen en una fuerza social contraria a cualquier cambio o transformación.
(…) en otros casos, el “conservacionismo” es cultural y no necesariamente de los residentes, ciertos sectores de la cultura
urbana consideran intocable cada piedra y cada forma que tenga una edad respetable. Sin percibir que no hay preservación
urbana sin intervención transformadora que contrarreste las dinámicas degenerativas” (2003a: 52).
Evolución PIB per cápita y organizaciones comunitarias, 2000-2006. Fuente: Poduje et al (2011) en base a Observatorio
Urbano (2010) y CIA Factbook (2010).
26
I.5 - El desarrollo local
Las formas actuales dominantes de crecimiento económico serían en gran medida generadoras de
desequilibrio y desigualdades. Lo deja así en claro, el Informe Brundtland (1987) tras aclarar la diferencia
entre crecimiento y desarrollo vista anteriormente en el marco teórico de esta investigación. De esta
manera, surge la necesidad de generar y reconocer otro tipo de iniciativas, las cuales consideran vectores
distintos a los tradicionales, rompiendo con la idea gravitatoria sobre el desarrollo.
El desarrollo local es parte de las políticas de descentralización o modernización del Estado, las cuales
“destinadas a un fomento de las economías con anclaje local y expresión mundial, constituyen una necesidad en el marco
del logro de mayores niveles de desarrollo” (Jordan, 2004:46). La descentralización, vista a finales de la década
de l980 como la nueva panacea (de Mattos, 1989) propone la pérdida de poder por parte del Estado
para otorgarlo a grupos intermedios, los que actuarían como ejecutores de los procesos de desarrollo.
Sin embargo, siguiendo con la argumentación de de Mattos, la descentralización no sería capaz de
generar crecimiento con equidad, es más, incluso puede generar situaciones de ingobernabilidad
(1989:16).
Según Von Baer en la Mesa de trabajo, Desafíos de la Descentralización PNUD (1999:46) “los esfuerzos y
voluntades al proceso descentralizador han estado demasiado centrados en torno al sector público, al Gobierno, al Estado,
al componente político administrativo del proceso, y no suficientemente a la sociedad civil regional y local”. Por esto, es
importante mencionar que el desarrollo local en ningún caso debe ser entendido como un nivel o escala
menor del desarrollo, sino, y conforme a la argumentación de Larenas & Suckel, “como un proceso único,
propio de un determinado territorio y de un grupo humano particular” (2002:14).
Si bien lo local, entendido como localidad remitiría a la idea de comuna, y por tanto de municipio, para
los fines de esta investigación entenderemos “lo local” a una escala menor como la del barrio
fundamentado en sus características como generador de comunidad e identidad en el contexto de un
tipo de democracia, en la que la sociedad civil organizada tiene el protagonismo. Para Gallastegui &
Galea (2008: 14) “hay una serie de servicios que pueden ser gestionados, organizados y realizados por los propios
ciudadanos afectados, en un marco de obligaciones establecidas por la legislación, y que son subvencionados por el
municipio o por organismos centrales del Estado, como parte de lo que se denomina iniciativa popular (…)
Organizaciones que constituyen la base de la democracia local y permiten que los ciudadanos no se sientan solos,
experimenten la solidaridad, y se identifiquen y comprometan con su territorio y su gobierno”, y cuya organización y
acción reconoce al gobierno municipal como un todo indivisible, pero centran al barrio como una
unidad operativa para el desarrollo local.
27
Para Vásquez Barquero en Las nuevas fuerzas del desarrollo (2005), el enfoque de desarrollo endógeno
surgido en la década de 1980, tiene a la ciudad como su espacio por excelencia y considera al desarrollo
como un proceso territorial por lo que las políticas de desarrollo son más eficaces cuando las realizan
los actores locales. La política del desarrollo endógeno o desarrollo local “tiene como estrategia dominante
una visión territorial, numerosos proyectos de menor tamaño como objetivo, utilización de los recursos locales como
mecanismo para el desarrollo y coordinación estratégica entre actores, asociación entre actores locales y la administración a
través de organizaciones intermedias” (2005:44). Así para el autor, el mundo actual se presenta como un
escenario de cada vez más alta competencia, en donde la respuesta local a estos procesos pasa por la
formulación y ejecución de estrategias de desarrollo territorial, instrumentadas a través de acciones que
persiguen por ejemplo, el mantenimiento de los recursos naturales y del patrimonio histórico y cultural.
Tobar en PNUD (1999) afirma que “no se trata solo de transferir poderes entre los órganos del Estado y del sector
público, desde los niveles centrales a los subnacionales, sino, además, transferir poder y participación en las decisiones
descentralizadas a los órganos intermedios, a la red de organizaciones de la sociedad civil, de modo que esta sea un soporte
activo al sistema democrático, a la vez que coadyuve al Estado en la solución de los problemas sociales”.
Es importante mencionar, que la acción sobre la ciudad mediante proyectos de desarrollo puede ser
vista desde distintos modelos de intervención, entre los que se encuentran, aquellos que vienen
inducidos verticalmente, aquellos que se implementan desde abajo en que actores locales impulsan su
propio desarrollo y aquellos de noción mixta los cuales combinan ambos modelos anteriores. Si bien
existen teorías sobre el desarrollo, las cuales difieren entre ellas en su forma de conceptualizar lo local,
la noción de desarrollo local se revitaliza debido a los siguientes factores descritos por Larenas &
Suckel: “i) el fracaso de la propuesta “macro”; ii) la recuperación del valor de lo “cotidiano”; iii) la existencia y
persistencia de fenómenos localistas particulares, y iv) la réplica de experiencias europeas inscritas en un marco regionalista
y localista” (2002:35). Los mismos autores, enumeran los factores que presentan a esta noción de
desarrollo como una propuesta alternativa por cuanto: “i) supone una participación mayor y más directa de la
gente en el mejoramiento de su calidad de vida. ii) supone mayor sensibilidad (y por lo tanto promoción) a los procesos de
descentralización del Estado. Se postula mayor protagonismo “civil” en la relación con los municipios. iii) supone dar
respuesta a los ideales comunitarios: deseo o anhelo de una sociabilidad enriquecida, valoración de la escala humana de
vecindario o barrio” (2002:35).
En este punto del marco teórico es necesario dejar en claro que el desarrollo local será entendido como
una forma de participación propositiva y de acción directa en los procesos de desarrollo de los
territorios. Por esto, la elección del desarrollo local como un ámbito en el que se enmarca la presente
28
investigación, es pertinente puesto que tras una primera aproximación al estado de los barrios
patrimoniales del Área Metropolitana de Santiago, las iniciativas ciudadanas de acción directa en torno
al mejoramiento de los bienes culturales, comprometen acciones acordes a las conceptualizaciones
definidas por el conjunto de autores anteriormente señalados.
La estrategia metodológica propuesta para el desarrollo de la presente investigación cuenta con dos
partes principales las cuales buscan responder las tres preguntas de investigación y atender a los
correspondientes objetivos propuestos en la misma. Se define así, una primera parte, centrada
principalmente en el análisis bibliográfico y una segunda parte, centrada en el levantamiento de
información cuantitativa.
29
investigación, comprobando el impacto de la acción de organizaciones ciudadanas en torno al
desarrollo sostenible de los barrios patrimoniales como parte del último objetivo especifico de la
investigación.
- Trabajan por el interés de conservación, difusión y mejoramiento de los valores patrimoniales de áreas
urbanas de la ciudad, abarcando en sus objetivos, tanto el ámbito del legado cultural urbano y
arquitectónico, tangible e intangible.
- Nacieron con este fin o los actualizaron en el tiempo.
- Se definen como entidades sin fines de lucro y poseen o no personalidad jurídica.
- Se encuentren separadas de los organismos públicos.
- Operan en las comunas del Área Metropolitana de Santiago.
- Se encuentran formadas principalmente por habitantes de las áreas en que operan.
La preocupación por la desvinculación de estas organizaciones con los organismos públicos responde al
interés descrito anteriormente a lo largo de la investigación, en aquellas iniciativas que surgen de la
sociedad civil y que se transforman en esfuerzos por el desarrollo de las áreas históricas y su contenido
tanto histórico, material y humano, en los términos especificados por la investigación.
Este instrumento fue aplicado a miembros del directorio vigente de cada entidad durante los meses de
agosto y septiembre de 2012 y la estrategia de análisis de los resultados es la estadística descriptiva.
Las variables descritas a continuación se vinculan con una versión de los Componentes de
sostenibilidad (Carrión, 2002), llevado cada uno a la realidad de los barrios patrimoniales de Santiago.
La elección de estos componentes de sostenibilidad se fundamenta en la posibilidad que otorgan de
abordar de manera amplia el conjunto de acciones propias de la acción sostenible sobre los procesos de
recuperación del patrimonio cultural de los centros históricos. Se relacionará a estos componentes con
la acción de las comunidades en los barrios patrimoniales por medio de entidades de gestión como
ejecutores de estos procesos. Sin embargo, esta bajada de los componentes ha sido vinculada con la
totalidad de los elementos conceptuales del marco teórico.
30
en un estado incipiente, lo que no permite entregar el nivel de detalle de cada una de sus dimensiones
como los aportados por Carrión (2002), los cuales se encuentran descritos en el marco teórico.
A continuación se describen brevemente las variables y la forma en la que fueron consideradas para
barrios patrimoniales en la ciudad de Santiago de Chile.
Variable 1.- Componente social: la variable social, conforme al marco teórico corresponderá con las
dimensiones de desarrollo humano, desarrollo social y asociatividad. El desarrollo humano determina
preguntas en torno a la entrega de herramientas para el desarrollo de las personas y la generación de
empleo, el desarrollo social puede medirse en torno a acciones que tiendan al fortalecimiento de la
noción de ciudadano y reforzamiento de la entidad. Por último, la asociatividad se vincula a preguntas
que incorporen la vinculación tanto con entidades similares como con otras distintas que operan tanto
dentro como fuera de su área geográfica de acción de cada organización.
Variable 2.- Variable cultural: la variable cultural se traduce en la relevancia de los ámbitos de
patrimonialización en la labor de las entidades a estudiar. Intenta abarcar de igual manera, cambios en el
foco de las organizaciones conforme al marco teórico anteriormente expuesto en el I.4 del marco
teórico.
Variable 3.- Variable económica: la variable económica tiene relación con el financiamiento de las
entidades y su labor, los fondos públicos y privados a los que postulan, sus capacidades para
adjudicárselos y el nivel de inversiones que realizan conforme a los montos adjudicados que declaran.
Variable 5.- Variable físico – ambiental: la variable físico - ambiental en el contexto de los barrios
patrimoniales, intenta medir la acción de las entidades en torno a la mejora de los espacios públicos y
privados que contribuyen a generar una mejor imagen del área urbana en cuestión, estas son acciones
de mejoramiento en calles, plazas y fachadas de edificios. Se intenta medir a su vez, la respuesta de las
entidades a distintos tipos de conflictos urbanos los cuales atentan contra los espacios de interés
anteriormente descritos.
31
I.7.1 Tabla 2 - de variables, dimensiones e indicadores
- Priorización de ellas.
- Modificación de objetivos.
32
I.7.2 Tabla 3 -Indicadores y preguntas
INDICADOR PREGUNTAS
- Creación de herramientas para el desarrollo ¿Contribuye su organización al desarrollo de las personas del
de las personas. barrio, cómo?
- Acciones tendientes al reforzamiento de la
identidad. ¿Su organización mantiene contacto con otra entidad barrial
- Acciones para el fortalecimiento de la patrimonial, de qué tipo?
noción de ciudadano.
- Contacto con otras entidades similares. ¿Mantiene relaciones de trabajo y apoyo con otras
- Apoyo de personeros públicos. organizaciones del sector, cuáles?
33
Capítulo II. Los barrios patrimoniales de Santiago: su protección por parte
del Estado y la generación de desarrollo sostenible a la luz de la
experiencia de los Centros históricos latinoamericanos
Mediante el análisis de los planos históricos de la ciudad de Santiago desde su fundación hasta la década
de 1960, en la cual se terminan de materializar en la trama urbana los barrios de interés para la
investigación (Imagen 1), es posible identificar, dos grandes periodos; uno inicial, donde se consolidan
los barrios dentro de los límites de la actual comuna de Santiago y luego en el segundo, el resto de
barrios presente en las actuales comunas del pericentro y la periferia compacta del AMS.
Imagen 1
Fuente: elaboración propia (2013) según información del Consejo de Monumentos, catastro de barrios patrimoniales del autor (2013) y
levantamiento planimétrico realizado por GEOCEN, 2003.
34
El primer y extenso periodo, corresponde al tramo de tiempo que se desarrolla entre la fundación de la
ciudad en 1541, hasta los inicios de la segunda década del siglo XX, en que se consolida la totalidad de
la trama urbana contenida en los actuales límites de la comuna de Santiago. La aparición de las primeras
manzanas (Imagen 2) hoy patrimonializadas y en proceso de patrimonialización, se encuentran
representadas por el triangulo fundacional (según plano ilustrativo de Thayer Ojeda) para sumarse ya en
1776, las manzanas ubicadas al oriente del Cerro Santa Lucía según plano de Tomaso d´ Aquino (1776),
representado por los actuales barrios Lastarria y Mulato Gil de Castro.
Imágenes 2, 3 y 4.
Planos de la fundación de Santiago en 1541 dibujado por Thayer Ojeda, Plano de Cadot, 1893 y Compañía de Teléfonos de
Chile, 1960. Fuente: Martínez, 2007a.
35
hasta la década de 1960. En el plano de autor anónimo de 1930, es posible reconocer la formación de
manzanas correspondientes a actuales barrios patrimoniales de la comuna de Providencia,
independencia y en 1950, los de la comuna de San Joaquín, Conchalí, Ñuñoa y Lo Espejo (plano de
Instituto Geográfico Militar, 1950). Para la década de 1960, ya es posible identificar la totalidad de los
actuales barrios patrimoniales materializados (Imagen 4), siendo los más postreros, aquellos conjuntos
representados por proyectos de vivienda colectiva como la Villa Frei (1965) y la Villa Olímpica (1967)
en la comuna de Ñuñoa según plano de la Compañía de Teléfonos de Chile (1960).
Imagen 5
Trama urbana de algunos barrios patrimoniales en Santiago: Lastarria, centro histórico y Barrio Matta. Fuente: elaboración
propia en base a levantamiento planimétrico realizado por GEOCEN, 2003.
Dentro de las características actúales de este tipo de barrios, debe destacarse, el que se ubican en
distintas zonas representativas de diversos estratos socioeconómicos, tanto al nivel de comunas como
dentro de la diversidad interna a cada territorio comunal. El conjunto de barrios identificados en la
imagen 1, poseen distintos valores de suelo (según informe de precios de suelo, Triveli, 2006), y a nivel
de número, la comuna de Santiago, es la que cuenta con mayor número de ellos (Tabla 2). La siguen en
número, las comunas pericentrales de Independencia, Recoleta, Providencia, Ñuñoa, San Joaquín y
comunas pertenecientes a la Periferia compacta como Conchalí y Lo Espejo. En lo demográfico, los
barrios de interés para la investigación se encuentran ubicados sobre un 40% en una comuna (Santiago)
que posee una tasa de inmigración positiva (Figueroa & Contreras, 2008), se trata de sectores de la
ciudad en que predomina una altura de edificación de entre uno y tres pisos (Imagen 6), de trama
urbana diversa (imagen 5) y donde se concentra el mayor porcentaje de permisos de edificación
(Imagen 7).
De las ocho comunas que poseen barrios patrimoniales, tres de ellas se encuentran dentro de los
primeros ocho puestos más altos de indice de calidad de vida urbana (ICVU) promedio (ICVU, 2011), a
su vez, son las tres comunas con mayor número de barrios patrimoniales en el Gran Santiago. De esta
manera, la mayoría de los barrios patrimoniales (27 de un total de 33) se ubican en comunas con un
ICVU por sobre la media del Gran Santiago.
36
Los primeros procesos de patrimonialización por la vía jurídica se remontan al año 1982 y hasta hoy
han sido llevados a cabo por dos agentes distintos los cuales son los organismos públicos y las
comunidades residentes. En el caso de las comunidades que solicitan este tipo de declaratoria, lo han
hecho bajo la motivación de proteger atributos tangibles e intangibles propios de estos barrios. Entre
los atributos tangibles destacan arquitectura con valor histórico, alturas promedio de tres pisos, relativa
armonía morfológica y tipológica en las construcciones y entre los intangibles, los modos de vida
urbanos asociados a un Chile anterior al cambio de modelo económico, contrarios al individualismo y
que se dan a una escala y con una identidad particular reconocible y diferenciable con respecto a otros
lugares de la ciudad. Estos modos de vida, en definitiva se pueden representar en “La proximidad entre
casa y casa, el uso de las plazas, de la compra en almacenes y ferias, del asoleamiento de las veredas, del cuidado del árbol
del frente de casa, del paseo de las mascotas, etc. crean el ecosistema de la vida de barrio…” (Carvajal, et. al., 2007:80).
Tabla 2
NÚMERO DE BARRIOS PATRIMONIALES POR COMUNA E ÍNDICE DE CALIDAD DE VIDA URBANA
Comuna Índice de calidad de vida urbana Número de barrios patrimoniales
Imágenes 6 y 7
Alturas de la edificación y localización del 96% del total de metros cuadrados de oficina. Fuente: OCUC y Rodríguez &
Winchester, 2001.
37
Debe aclararse, que en algunos casos, los nombres de algunos de estos barrios suelen confundirse con
los nombres de organizaciones patrimonialistas locales, ya que estas suelen dar un nuevo nombre a las
zonas que esperan patrimonializar. Ejemplos de esto son la organización Matta-Sur en el Barrio Matta,
Vecinos por la defensa del barrio Yungay en Santiago poniente, y barrio Obrero - Ferroviario en los
barrios del sur-poniente San Vicente y San Eugenio. Esto refuerza la idea, de que la definición de los
barrios en base a su identidad, contenido y límites espaciales, es altamente compleja (Gallastegui &
Galea, 2008), y en el caso de Santiago, convive con divisiones barriales administrativas generadas sin un
criterio identitario e histórico como es el caso de la generada por la Corporación de desarrollo de
Santiago (CORDESAN) durante la década de 1990. Aún así, dado la relevancia de la relación barrio-
organización se obviarán estas distinciones para enfocarse en las áreas patrimonializadas o bajo interés
de patrimonialización por parte de organizaciones de la sociedad civil.
Los barrios patrimoniales, se encuentran fuertemente presionados por fuerzas capaces de generar
cambios y transformaciones significativas en la estructura física y por ende social a la que sustentan. Las
acciones inmobiliarias, en la mayoría de los casos son vistas como intervenciones que tienden a la
verticalización, uniformidad estética, alta densidad y despersonalización del hábitat. Lo que hace
atractivas a estas zonas de la ciudad para la generación de desarrollo inmobiliario, comercial y turístico
son la centralidad, densidad de usos y patrimonio histórico (Hidalgo, 2010), constituyéndose estas
como claras ventajas competitivas.
A primera y simple vista, los barrios patrimoniales de Santiago se encuentran en distintos estados de
conservación tanto a nivel de los diferentes barrios de la ciudad como al interior de cada territorio
barrial, presentándose en algunos de ellos, patrones de obsolescencia física, la cual es visible en su
estructura, terminaciones y obsolescencia económica, debido al aumento de los valores de suelo
urbano. Dentro de esta dinámica propia de la ciudad histórica, destaca el estado de deterioro y
despoblamiento del centro de Santiago hasta antes de la década de 1990 (Contrucci, 2000 y Cordesan,
2004). Más allá de su variado estado de conservación, son objeto de constante y variable destrucción, ya
sea por proyectos de vialidad, el aumento de densidades, construcción de edificios en altura, instalación
de dispositivos tecnológicos, hasta constantes intentos por cambiar el destino de los barrios ya sea para
hacerlos atractivos ante ciertos proyectos o para potenciar proyectos existentes. La atractividad de las
áreas centrales del AMS para el desarrollo de negocios inmobiliarios (Hidalgo, 2010), incluso, ha
generado mediante proyectos de rehabilitación y reciclaje de casonas deterioradas, el desplazamiento de
habitantes de algunas manzanas del barrio Yungay y Brasil (Contreras, 2005). Estas situaciones de
colonización, desplazamientos y recomposición de clase en el espacio urbano, se encuentran fuera del
interés de esta investigación.
38
Para Contreras (2011), las causas que explican la recuperación del centro de Santiago, son la puesta en
marcha de un programa de repoblamiento, la aplicación de un subsidio de renovación urbana de 200
unidades de fomento (UF) y la construcción de un sinnúmero de obras viales y urbanas, dispersas
territorialmente pero que en conjunto, se presentan altamente efectivas y que revierten la imagen de
inseguridad que pesaba sobre el centro. El proceso anteriormente descrito ocurrido en la comuna de
Santiago, trae consigo mutaciones socioespaciales como la penetración de segmentos medios de
mayores ingresos y avidez de consumo, elitización urbana de algunos barrios históricos y migración-
tugurización asociada a la llegada de migrantes latinoamericanos.
Los propietarios de estas zonas de la ciudad, desarrollan así, diversos tipos de inversiones asociadas al
patrimonio existente, con fondos propios, créditos o subsidios. Es importante señalar que para los
propietarios, en muchos casos, incluso el deterioro, ha sido considerado como una oportunidad de
inversión, destacando acciones como incendios o auto sabotajes que buscan destruir inmuebles
patrimoniales que obstaculizan o dificultan negocios inmobiliarios (Contreras, 2011). Estos, si bien
permiten que los municipios capturen ganancias que luego son distribuidas a programas sociales,
generan externalidades que son internalizadas ampliamente por los residentes (López, et. al., 2012).
Dentro de los cambios de importancia, que en lo urbano y lo patrimonial afectan a estas áreas
específicas de la ciudad, el propio valor patrimonial, como un bien que se asigna social y culturalmente,
es mutable y de lecturas múltiples (Caraballo, 2008), imponiendo desafíos en la gestión y poniendo en
jaque la visión ideal a largo plazo de los procesos de transformación aplicados mediante modelos
locales de intervención. Los atributos de legado cultural histórico y centralidad marcan una diferencia
entre estos barrios y otros existentes en el centro o periferia de la ciudad, haciendo necesario un
tratamiento especial tendiente a lograr un desarrollo turístico, comercial e inmobiliario responsable con
el legado cultural tangible e intangible existente en ellos.
En algunos de estos barrios, las comunidades junto a organizaciones han emprendido acciones de
patrimonialización, mejoramiento ambiental y física de los elementos históricos urbanos a la vez que
desarrollo del capital humano en un proceso creciente de empoderamiento que les ha permitido tener
poder de decisión frente al destino de los barrios en que habitan.
Producto de la expansión de las ciudades, los centros históricos de la mayoría de los países
latinoamericanos enfrentaron procesos de deterioro y subutilización los cuales, obligaron a los países a
39
tomar decisiones concretas respecto de la recuperación de estas áreas centrales. En Chile, el modelo
expansionista ha sido aplicado desde hace casi ciento cincuenta años por el sector público y privado,
teniendo total indiferencia hacia los costos sociales y económicos de este tipo de crecimiento de la
ciudad (Contrucci, 2000). La comuna de Santiago pasaba de albergar 439.979 Hab. en 1952 a 230.977
en 1992, proceso acompañado de cambios sociales en la función residencial, siendo abandonada por los
sectores acomodados para dar paso a habitantes de sectores sociales de bajos ingresos, a la vez que
dando espacio a la localización de industrias y bodegaje. Terminada la década de los ochenta, punto más
alto del proceso de despoblamiento y deterioro de las construcciones existentes en la comuna, el alcalde
Jaime Ravinet comenzó un proceso de revitalización urbana basado básicamente en la adopción de una
política local de vivienda.
El estudio para el Plan de desarrollo urbano y económico de la comunidad de Santiago arrojó como
conclusión que las políticas no se ajustaban a las zonas céntricas, siendo en su mayoría redactadas
teniendo en mente un modelo de expansión territorial más que uno de densificación o renovación
urbana. Por su parte, la CORDESAN, ya en tiempos del Alcalde Bombal (1987), había logrado calcular
que los gastos en infraestructuras asociados a la construcción de vivienda en la periferia eran altamente
mayores que construir en zonas centrales, en las cuales las redes ya existían, minimizando la inversión.
El programa de repoblamiento, que tenía como una de sus principales metas convertir a la comuna de
Santiago en una opción residencial heterogénea, se generó a partir del municipio y se implementó a
partir de tres entidades que son el municipio, la CORDESAN (banco de terrenos y bolsa de demanda)
y la Corporación abierta de vivienda (HABITACOOP). Se establecieron subsidios y convenios con el
sector privado logrando a fines de 1995, la construcción de 3.582 viviendas en doce proyectos
inmobiliarios, luego en 1996 se generan 2.226 viviendas en nueve proyectos y en diciembre de 1997,
1.856 viviendas más en seis (Imagen 8) (Contrucci, 2000).
Compilando resultados, se observa que desde 2002 existe, en la comuna de Santiago, una reducción del
tamaño del producto ofertado, asociado a un mercado inmobiliario que rentabiliza sus productos y
metros cuadrados y a una demanda cautiva, jóvenes profesionales que ven el área central como un mero
lugar de tránsito (Contreras, 2008). La época con mayor dinamismo inmobiliario en la comuna
corresponde a inicios del año 1998, luego de la crisis de Asia Pacífico.
40
función del alto nivel de accesibilidad que goza el entorno inmediato al centro metropolitano, la
existencia de áreas verdes consolidadas y la aptitud residencial del suelo. (Valenzuela, 2004). En estos
procesos actuales de densificación, declinan hoy algunos como Yungay (norponiente) y siguen al alza
los barrios Lira, Almagro, República y Ejercito (Contreras, 2010).
Imagen 8
Histórico de metros cuadrados construidos según permisos de edificación Municipalidad de Santiago 1990-2009. Fuente:
CORDESAN a través de www.condesan.cl
Si bien es necesario reconocer como positivo del Plan de repoblamiento, el que permitió la posibilidad
de segmentos de ingresos medios de acceder a una vivienda propia dentro del centro, este ha generado
mutaciones significativas en diferentes barrios de la comuna de Santiago, principalmente debido a la
verticalización y densificación más aún asociado a la mala calidad de la construcción y a la falta de un
proyecto de ciudad, muchos de estos nuevos habitantes ven al centro como el espacio para la inversión
y especulación inmobiliaria (Contreras, 2011). Además, el Subsidio de Renovación Urbana como
instrumento, presenta una marcada carencia o limitación al no incorporar desde su concepción, ámbitos
de respeto y promoción del patrimonio existente se refiere.
41
Según Martínez (2006), la política densitaria se establece “a ojo” en un contexto de desconocimiento
teórico y consecuente nebulosa jurídica. Aún así, se les entrega a los municipios a través del Plan
regulador el poder fijar las densidades. Según Martínez, los argumentos a favor de la densificación de
Santiago mediante comparación con otras ciudades, se encuentra errada ya que se confunde densidad
“bruta” con “neta”. El autor citado, compara las densidades brutas y netas de Santiago Metropolitano
con algunas ciudades norteamericanas, comprobando que Santiago, poseería una densidad alta, siendo
similar a las de Singapur y Tokio. A su vez, analiza cinco proyectos inmobiliarios del área central de
Santiago, comprobando la existencia de 3.200 hasta los 7.000 habitantes por hectárea, poniendo en
duda, la viabilidad de estas densidades y su impacto sobre la calidad de vida y funcionamiento de la
ciudad. Estas anomalías se ven enrudecidas cuando se consideran los estacionamientos. Martínez
considera que en base a la realidad expuesta, la solución lógica seria reducir el índice de edificación.
Aún así, pese a los efectos de la verticalización en los barrios de baja altura, es posible registrar un
discurso conciliador entre densificación en edificios altos y viviendas de baja altura en las autoridades
vinculadas a los municipios como las de Frías (2012), director de obras de la comuna de Ñuñoa; “no hay
que tenerle miedo a edificios altos junto a casas, esto no le ha quitado el carácter a Ñuñoa” y en la voz representativa
de las empresas inmobiliarias ya que para ellas si un proyecto inmobiliario se enmarca en un plan
regulador aprobado mediante participación ciudadana, no debería ser objetado ni evaluado
posteriormente (Constans, 2009). En resumen, conviene declarar que el programa de repoblamiento, si
bien tenía un objetivo de revitalización del área central de la ciudad con poblamiento, estos objetivos se
encontraban preocupantemente desvinculados del patrimonio cultural, lo que hace difícil o imposible,
su clasificación dentro de los grandes proyectos de revitalización de centros históricos
Latinoamericanos desde una mirada de desarrollo sostenible.
Imágenes 9 y 10
Vista de Santiago hacia el oriente, 1874. Fuente: Vicuña Mackenna, Álbum de Santa Lucia, Santiago: Imprenta de la Librería
del Mercurio, p.22.y vista de Santiago hacia el oriente, El skyline heredado del programa de repoblamiento. Fuente: imagen
propia (2013).
42
II.3. Conceptos vinculados al desarrollo urbano como parte estructurante
del desarrollo sostenible asociado al patrimonio cultural urbano
Los conceptos desarrollados a continuación se presentan como acciones aisladas pero que en conjunto,
configuran un modo de actuar integral. Se espera contribuir a despejar el concepto de desarrollo
sostenible de las acciones de desarrollo aislado, tanto en el ámbito inmobiliario, turístico, social,
comercial y humano los cuales continuamente se utilizan en los análisis vinculados con la temática
abordada por esta investigación.
“el desarrollo inmobiliario puede estar motivado por una orientación al lucro desde una perspectiva individual que no tiene
en consideración la visión de conjunto desde la perspectiva de la ciudad o de su valor patrimonial, esta dinámica genera un
punto de sobrecarga de externalidades negativas que dan inicio a un proceso de degradación y pérdida de valor, de la cual
la autoridad pública es responsable al no definir una imagen objetivo que garantice la sustentabilidad económica, social y
ambiental” (2010:109).
Imágenes 11 y 12
Proyecciones y cono de sombra como resultante a la acción inmobiliaria en una Zona Típica de la comuna de Ñuñoa. Fuente:
www.domicidiosalvadorsur.webnode.es
43
Es posible señalar dos cosas respecto al proyecto inmobiliario asociado a conjuntos o barrios
patrimoniales. Por un lado, es esperable que las nuevas edificaciones no generen deterioro de las
condiciones urbanísticas favorables de las que tradicionalmente gozan los tejidos urbanos antiguos
(Imágenes 11 y 12), y por otro, que las acciones de preservación y nuevos usos, no signifiquen
deformaciones en las edificaciones y conjuntos protegidos, las cuales hagan perder su valor ambiental y
arquitectónico.
En cuanto a algunas intervenciones recientes del sector privado en el patrimonio urbano (ANEXO 7),
se debe destacar la intervención de monumentos históricos como el edificio Diario El Mercurio en
Santiago y la sede Duoc UC en Valparaíso (Imagen 13), en los cuales, se superponen las normativas de
zona de conservación histórica y Zona Típica. El Patio Bellavista (Imagen 14), ubicado en la comuna de
Providencia, se plantea como un proyecto inmobiliario que buscaba ser sustentable con el carácter
ambiental patrimonial de un grupo de inmuebles que hasta el momento de su intervención, no
contaban con ningún tipo de protección patrimonial. Luego, el éxito comercial de la primera etapa del
proyecto llevó a la ampliación de más del doble de su superficie inicial. Se debe destacar que para la
realización del proyecto se realizaron levantamientos de arquitectura y estructura de fachadas, puertas y
ventanas, restaurando la totalidad de las fachadas existentes, incluso considerando elementos
construidos de adobe (Lira, et. al., 2009). Otro proyecto privado reciente, es la intervención de la Ex
Textil Yarur, inmueble que al momento de su compra e inicio del proyecto, tampoco contaba con
ningún tipo de protección, siendo aún así intervenido en base a las pautas actuales de la intervención en
arquitectura patrimonial como diferenciación, reversibilidad, arquitectura y materialidades
contemporáneos (Marziano, 2003).
Imágenes 13 y 14
Edificio DUOC Valparaíso y Patio Bellavista como referente de rescate y rehabilitación de inmuebles patrimoniales. Fuente:
elaboración propia (2012) e internet.
44
Deben a su vez, destacarse los Edificios Barrio Lastarria del año 2008 en cuanto al tratamiento
morfológico y la generación de espacios semi-públicos comerciales (Flaño, et. al., 2009). Los proyectos a
los que se ha hecho referencia, demuestran que la mejor forma de intervenir el legado cultural edificado
proviene principalmente de la propia conciencia del sector privado inversor, reconociendo el valor de
generar proyectos, mediante la comprensión del legado cultural edificado como fortaleza y no como un
obstáculo. Estos ejemplos, demuestran la posibilidad de la existencia de proyectos inmobiliarios que
pueden catalogarse como sostenibles por su incorporación en contextos urbanos patrimoniales o
barriales preexistentes. Aún así, el proyecto inmobiliario sostenible, en el contexto de esta investigación
ha de considerar idealmente aspectos de desarrollo y empleabilidad en las propias comunidades ligadas
a las preexistencias a intervenir, teniendo impacto directo en las posibilidades de generación de
desarrollo humano.
Uno de los temas controvertidos sobre la gestión de centros históricos y la conservación y promoción
de su valor cultural es el turismo. Hoy, el denominado turismo cultural, como tendencia turística nacida
en la década de los ochenta del siglo XX, se centra en la visita de lugares con potencial patrimonial y
como turismo que consume única y exclusivamente cultura (Crespi & Planells, 2003), ha adquirido un
impulso sin precedentes basándose principalmente, en la valorización de los elementos históricos los
cuales, se transforman en la savia y vitalidad que hoy lo determinan como una de las mayores industrias
del mundo (Pérez de Cuellar, 1996). Aún así, el evitar que el único objetivo en la puesta en valor de los
centros y barrios históricos sea la promoción turística es un desafío importante dado a que en muchos
casos, el turismo se constituye como una parte importante de los ingresos de las ciudades. El turismo se
presenta como una actividad democratizada y consolidada, que aparece como una oportunidad para
impulsar procesos de desarrollo urbano de base local. Para Crespi & Planells, (2003), el turismo es un
instrumento para la recuperación y mantenimiento del patrimonio artístico y cultural ya que al dotarlo
de funciones productivas, lo incorpora a la cadena de valor y hace rentable su conservación. Hoy, el
desarrollo turístico es el más conocido dentro de las actividades económicas vinculadas a las herencias
culturales urbanas.
La mantención del patrimonio es sin duda el mejor aliado del turismo, pero se observan y son
documentados por la prensa (ANEXO 5) los conflictos entre este y el legado cultural, a la vez que las
externalidades negativas directas del turismo cultural, cuando este se da de forma descontrolada y
masiva. Esta es una situación de suma importancia ya que las herencias culturales son un recurso
sensible. El choque entre el turismo y las formas de vida existentes en los barrios y centros históricos
son descritos como los fenómenos de turistificación y disneyficación, La primera conlleva al choque de
45
los intereses de los promotores turísticos con los de los habitantes. Con respecto a la disneyficación,
Sharon Zukin describe lo siguiente:
“El atractivo de este logro es universal. Esto ha inspirado a gobiernos de ciudades grandes a disneyficar patrocinando
festivales urbanos y tematizar los distritos de shopping, limpiando los espacios públicos, instalando agentes privados de
vigilancia y control y volcando la dirección de espacios públicos a las asociaciones privadas de propietarios comerciales”
(Zukin, 1998:832 citada por Matus, 2010:73).
Otros efectos negativos del turismo carente de planificación, son la banalización de la cultura, la pérdida
de identidad cultural al incorporar usos no tradicionales a los del sector y trastornos fruto de la
ejecución de recorridos turísticos no planificados (Salinas & Echarri, 2005). En la práctica cotidiana, el
turismo cultural utiliza como herramienta de acción más común las rutas patrimoniales. Este tipo de
actividad cultural tiene como características principales, el que es de corta estancia en el destino, implica
el desplazamiento por el lugar, los visitantes buscan visitar lugares de interés cultural y que al ser de
corta estancia la planta gastronómica y comercial adquiere mayor importancia que la de alojamiento.
El desarrollo social puede ser descrito como un “proceso de valoración y aprovechamiento de las peculiaridades
culturales e identitarias de un grupo social, el reconocimiento de sus valores patrimoniales naturales y culturales se hace
imprescindible. El valor patrimonial se constituye en uno de los pilares de un desarrollo social equilibrado” (Vergara,
2009:5), según el mismo autor, este tipo de desarrollo permite que exista la posibilidad concreta de
fortalecer la identidad de un grupo humano que la religuen con sus orígenes y reconocer la noción de
46
ciudadanos. Esto compromete una lectura del legado cultural material e inmaterial y su componente de
desarrollo social como cruciales para lograr el paradigma del desarrollo sustentable (Luquetta & Vidal,
2009). Dentro del desarrollo social, pueden considerarse ámbitos de participación, los cuales en el
contexto de la recuperación de centros históricos latinoamericanos, se refiere a un tipo de participación
consultiva y vertical que busca principalmente validar los proyectos a ejecutarse, a la vez que mejorar su
apropiación por parte de las comunidades residentes. Este tipo tradicional de participación, posee un
componente educativo poco percibido por la legislación chilena pero reconocidos por los ciudadanos
que han decidido participar (Mlynarz, 2007:111). La participación vinculada al empoderamiento, en que
se contextualizan los procesos de patrimonialización desde la sociedad civil, inicialmente de
empoderamiento y oposición a proyectos urbanos públicos o privados, adquiere mayores niveles de
complejidad, al aparecer, en el contexto de las iniciativas de desarrollo local, como un tipo de
participación propositiva. Esta forma de participación es analizada en profundidad en el tercer capítulo
de esta investigación.
Lo ambiental, como ámbito de desarrollo de los enclaves urbanos históricos, debe ser entendido como
una sumatoria de elementos que inciden en la calidad y habitabilidad de los espacios públicos de un área
histórica, sin embargo, la vinculación entre herencia cultural y medio ambiente se basa principalmente
en que “las propias sociedades crean procedimientos complejos y arraigados en su cultura para proteger y administrar sus
recursos. De ahí la necesidad de replantear las relaciones entre la cultura y el medio ambiente” (Pérez de Cuellar,
1996:37). Algunos de los conflictos vinculados a las áreas históricas, que en el plano ambiental se
pueden identificar son: el alto tráfico automotor y de transporte pesado, altos niveles de ruido,
acumulación de residuos domésticos, aglomeración y congestión de personas, abandono de los espacios
47
públicos, contaminación propia de los propios programas de recuperación, conectividad y transporte
público, acceso limitado a los espacios públicos, deterioro de áreas verdes o arborización y deficiente
higiene comunal. En la bibliografía y los casos de recuperación de centros históricos Latinoamericanos,
el mejoramiento ambiental ha dado gran importancia a la eliminación del comercio informal (Bonilla,
2008). En concreto este tipo de acciones de desarrollo se vinculan a la arborización, mejoramiento
superficial de fachadas, mejoramiento de espacios públicos, limpieza de calles, entre otras.
Los Estados en general no priorizaban la inversión en estas áreas, debido principalmente a que existían
problemáticas más urgentes como el desempleo y la falta de infraestructura. Hoy, la legislación muchas
veces solo se enfoca en acciones de restauración y mantenimiento en un contexto de ausencia de
planificación de estas acciones y un enfoque urbano integral. El ente público aparece así como incapaz
de asumir económicamente una estrategia de recuperación para un centro histórico y su legado cultural
material e inmaterial y la respuesta, basada muchas veces en la cooperación internacional se basan en
conceptos de sustentabilidad mediante planes que esperan tener continuidad en el tiempo. La mayoría
de estos han sido financiados por el BID, ente impulsor de procesos de recuperación de estos centros
históricos.
Conviene decir que en la historia de las ciudades latinoamericanas, antes de la implantación de este tipo
de proyectos ya existían grupos preocupados del mantenimiento de estos sectores como las Juntas de
embellecimiento o Adelanto en Chile, creadas a principios del siglo XX, las cuales, más tarde se
transformarían en institutos del patrimonio. Por otro lado, y siguiendo con la argumentación de
Kingman (2004), tampoco faltaban instituciones preocupadas de la protección y mejoramiento de
condiciones de vida de la población más precaria. Lo relevante es decir que nunca se abordaron ambos
48
temas en conjunto desde una mirada integral, que es lo que se reclama en la acción sobre el tejido
urbano histórico en esta investigación.
En 1945 se crea la UNESCO, la cual define su misión, como la de velar por la conservación del legado
cultural universal de obras de arte y otros monumentos de interés histórico o científico declarando más
de 650 sitios alrededor del mundo. Se estableció así, un cuadro institucional de actuación que asegura la
voluntad de la comunidad internacional que colabora en la salvaguarda de la herencia cultural. La
UNESCO, también ha promovido la celebración de numerosos encuentros internacionales, de los
cuales varios se citan en estas páginas. Hoy esta organización ha declarado más de treinta centros
históricos como Patrimonio de la Humanidad, siendo el caso más cercano, la ciudad de Valparaíso en
Chile.
Los motivos que llevaron a los centros históricos al estado de deterioro y pérdida de centralidad urbana
anterior a estas acciones han sido documentados con profundidad y no haremos mayor mención de ello
en esta investigación. Las políticas de intervención basadas en el concepto de sustentabilidad también
han sido analizadas en profundidad por diversos autores y se enfocan principalmente en el logro de la
sostenibilidad económica del proceso de rehabilitación, a la vez que la incorporación de factores
sociales, culturales y ambientales en el contexto de acciones altamente verticales y la inversión de una
cantidad cuantiosa de recursos.
Según Pardo de Castro (2005), las acciones que permitirían a los centros históricos desarrollarse como
sectores competitivos deben estructurarse bajo los siguientes conceptos: (i) sostenibilidad económica,
(ii) infraestructura urbana, (iii) sostenibilidad social y (iiii) gobernabilidad. Es posible, en base a lo
49
anterior detectar las diferencias notorias de escala entre las acciones de mega proyectos de revitalización
de centros históricos y lo que se ha hecho en el contexto de barrios históricos dispersos dentro del área
metropolitana de Santiago. El Plan estratégico para el posicionamiento de una ciudad atiende a una
escala distinta. Desde la experiencia europea posee casos que son importante de destacar dentro del
urbanismo globalizado como Barcelona (Monclús, 2003), la que con tres planes estratégicos fue llevada
de la decadencia al éxito económico y calidad de vida urbana. Bilbao también logro detener su
decadencia en base a contundentes proyectos de infraestructura. Otras ciudades como Málaga, Turín,
Lyon, Birmingham también pusieron en marcha planes estratégicos. En Latinoamérica debe destacarse
el caso de Montevideo, el cual intenta recuperar el centro histórico de la ciudad. Los casos
mencionados aplican una visión de mayor escala que la recuperación de un sector específico de la
ciudad, ya que se plantean el posicionamiento de las ciudades en un contexto continental o global.
Fernando Carrión (2001) hace hincapié en evitar utilizar conceptos como modelo de gestión ya que
conducen a introducir soluciones foráneas, ajenas a la propia realidad y al marco normativo, identitario
y económico que contextualiza a cada centralidad histórica en su vía de recuperación. Uno de los temas
de mayor importancia en las acciones de recuperación y mejoramiento de este tipo de áreas de las
ciudades, recae en la estructura de gobierno creada para el desarrollo del plan dado a que estos procesos
son de largo plazo y de alta complejidad. Estos entes gestores, deben ser preferiblemente de iniciativa
pública ya que debe gestionar no solo aspectos financieros sino también aspectos urbanísticos y que a
su vez posean un carácter más político que técnico (Pardo de Castro, 2005). Para gestionar estos
procesos, también se han constituido empresas de capital mixto para la ejecución de proyectos de
transformación urbana mediante proyectos rentables. Dentro de este tipo, destacan los consorcios
públicos, los cuales se presentan como buen ejemplo de mecanismos institucionales para la
concertación de los intereses públicos y privados.
En una serie de reuniones como la de Lima (1997), La Habana (1998) y Ciudad de México (2000) se
han discutido las formas de actuación sobre los centros históricos Latinoamericanos. En la Declaración de
Lima (1997) se declara que para lograr la sustentabilidad ambiental, social, cultural y económica, es
indispensable desarrollar planes, programas y proyectos de carácter integral, equitativos y participativos,
de los cuales se vayan derivando pautas comunes que constituyan un modo específico y eficiente de
intervención. Debe destacarse nuevamente, que este tipo de proyectos involucran altas sumas de dinero
50
proveniente en porcentaje del BID y capital local. En Chile, la experiencia de este tipo de proyectos se
ha desarrollado en la ciudad de Valparaíso, en torno a la recuperación y desarrollo urbano de la ciudad.
En las declaraciones fruto de estas reuniones internacionales, se han definido algunos de los siguientes
postulados: (i) crear una entidad de gestión propia del centro histórico, la cual asume diversas formas
administrativas según la realidad político-administrativa del país, asegurando funciones de manejo
integral del área. (ii) Elaborar un plan maestro de programas especiales y sus marcos normativos. (iii)
Impulsar acciones para la recuperación de tejido social y de dinámica cultural y económica. (iv) Alentar
y fortalecer la participación vecinal. (v) Respetar la diversidad de identidades y culturas existentes o de
paso por los centros históricos. (vi) Poner al servicio de otros las experiencias exitosas. (vii) Destinar
recursos para la capacitación permanente de recursos humanos. (viii) Otorgarle papel rector a la
inversión pública en espacios públicos, infraestructura urbana y vivienda. (ix) Incentivar al sector
privado y a la comunidad. (x) En materia de política fiscal e incentivos, aplicar instrumentos y
mecanismos de subvenciones y/o exenciones. (xi) Promover programas y proyectos que permitan su
autofinanciamiento, mediante actividades rentables. (xii) Implementar líneas de trabajo tendientes a
facilitar el acceso a la cooperación internacional y la concertación de créditos para ejecución de
proyectos de envergadura y (xiii) Exigir a los gobiernos la voluntad política de actuar como avales ante
préstamos internacionales, entre otras.
Para Rojas (2004), las sociedades público-privadas no siempre son exitosas y han presentado problemas
tales como la falta de gerentes idóneos y el poder constituir equipos profesionales constituidos por
especialistas en finanzas inmobiliarias lo que complejiza también la función de estas empresas. Estas
entidades como entes se encuentran ante la difícil tarea de equilibrar presiones políticas, objetivos
comerciales y las demandas de la comunidad.
La Oficina del Historiador de La Habana (OHCH), es una institución que como una de las agencias de
desarrollo más poderosas de Cuba, goza de un régimen autofinanciado a partir del Decreto de Ley
nº143 de 1993, el cual le permite trabajar con recursos propios mediante diversas acciones como cobrar
impuestos a empresas productivas creadas para que actúen en el territorio. El programa de la OHCH ha
logrado un éxito excepcional como programa de “desarrollo local sostenible” (Monreal, 2009:26), autóctono
y descentralizado, logrando posicionar a este territorio como el único que ha podido reinventarse de
manera exitosa después de la profunda crisis por la que atravesó el país tras la caída del comunismo en
Europa (2009).
51
El Plan de desarrollo del centro histórico de La Habana ha logrado en concreto, la construcción de
cuatro centros de salud, más de un centenar de viviendas sociales, mejorar la infraestructura social y el
mobiliario urbano y la recuperación de la totalidad de los espacios públicos principales del centro
histórico constituidos por cinco plazas y varias plazuelas.
El Plan especial de protección del centro histórico de Barranquilla cuenta con la Empresa de Desarrollo
urbano de Barranquilla (EDUBAR S.A), sociedad de economía mixta del orden distrital creada en 1990
y encargada de involucrar al sector privado para el desarrollo del megaproyecto de renovación urbana
para 300 hectáreas del centro de la ciudad. EDUBAR trabaja junto con la planeación distrital, la cual se
encarga del cuidado y cumplimiento de las normas urbanísticas.
Mediante el Plan estratégico de recuperación del centro histórico de Lima, en desarrollo desde 2006
hasta 2035, se han fijado objetivos en base a niveles de intervención, la renovación urbana, la
recuperación de espacios públicos, modernización de la infraestructura urbana y la seguridad ciudadana.
Estas son acciones financiadas con un Fondo municipal de renovación urbana creado en 2005 y
mediante el uso de una entidad existente, la Municipalidad de Lima. De esta manera, se ha logrado
intervenir positivamente tugurios, sumado a la acción integral sobre la población general residente
mediante acciones en ámbitos como el de la salud, legal, psicológica y desarrollo de actividades de
esparcimiento en el marco de un programa de asistencia social integral (Municipalidad de Lima, 2005).
Fruto del Plan de manejo del centro histórico de Buenos Aires, se realizaron en lo ambiental,
asesoramientos a vecinos para la restauración de fachadas e iluminación de edificios patrimoniales
emblemáticos. La Escuela Taller funciona desde el año 2000 y ha capacitado a mas de 200 jóvenes
desocupados en restauración y moldeo de piezas ornamentales y logrado restaurar aproximadamente
diecisiete viviendas en cinco años. El programa de consolidación residencial, ha permitido otorgar
créditos hipotecarios, reactivar convenios internacionales y conseguir créditos blandos para la
rehabilitación de edificios históricos. El programa de equipamiento comunitario ha logrado
implementar áreas verdes, mejoramiento de plazas existentes, áreas deportivas y un centro cultural. En
difusión, se ha logrado ejecutar charlas de concientización, editar material de difusión impresa,
excursiones y reuniones públicas (Martínez, 2005).
52
Se hace necesario, elaborar una visión crítica a estas formas de intervención en base a dos autores
Latinoamericanos, los cuales profundizan acerca de los grandes proyectos, la globalización y la
privatización de la gestión urbana y la institucionalización y banalización de la cultura en el contexto de
las reformas económicas estructurales de los países.
La principal crítica a los grandes proyectos urbanos se vincula al ámbito de la participación tutelada de
las comunidades involucradas al área física donde se implantan estos proyectos. Lungo (2005), en
Globalización, grandes proyectos y privatización de la gestión urbana explica citando a Harvey (1996), que la
administración de las ciudades estaba pasando, desde finales de los 80, de una modalidad de
gerenciamiento hacia una donde predominaba la visión empresarial. Esto se relaciona con el
declinamiento del poder del Estado y el arribo de gobiernos capitalistas, los cuales en términos de
gestión urbana, han favorecido la asociación público-privada, sin embargo, esta forma de administrar y
gestionar proyectos en las ciudades no comenzó a materializarse hasta presentarse “una incertidumbre en
torno a cómo manejar los problemas generados por el continuado crecimiento de las ciudades” (Lungo, 2005:50) al cual
el modelo de sustitución de importaciones no estaba respondiendo.
Para Eduardo Kingman, y refiriéndose al caso especifico de la recuperación del centro histórico de
Lima, existe un juego de intereses detrás de la formulación de políticas, las que en el caso de la
recuperación del centro histórico de Quito no buscaban más que generar un escenario para “dar paso a
las reinas de belleza, convertidas en nuestra carta de presentación frente al mundo de la globalización” (Kingman,
2004:26).
Por otro lado, el concepto de recuperación del centro histórico ha sido entendido como un juego no
novedoso respecto a la voluntad de las tradicionales clases dominantes y los nuevos ricos o la neo-
oligarquía de buscar identidad en contextos de euforia ultra liberal (Ludeña, 2002).
Ludeña y Kingman destacan las intenciones y enormes esfuerzos por erradicar el comercio ambulante
de estos centros, a su vez, esta acción se transforma en una de las acciones representativas de
mejoramiento ambiental de los centros históricos latinoamericanos.
53
desarrollo de nuevas actividades económicas productivas y de servicios poniendo particular énfasis en
las actividades culturales.
La protección patrimonial legal en Chile data de 1970 aunque la preocupación sobre el tema se inicia
con un proyecto de ley presentado en 1910 por el senador Carlos Balmaceda al Consejo de Estado,
además, la normativa actual de 1965 incorpora por primera vez la protección del contexto urbano del
elemento a proteger (Martínez, 2007). Hoy, la protección de los bienes culturales se encuentra bajo la
responsabilidad de una serie de organismos estatales como lo son el Ministerio de Educación a través
del Consejo de Monumentos Nacionales (CMN), la Dirección de bibliotecas, archivos y museos
(DIBAM), Corporación de Desarrollo Indígena (CONADI), el Consejo Nacional de la Cultura y las
Artes (CNCA) y el Ministerio de Vivienda y Urbanismo (MINVU).
Existen tres tipos de declaratoria patrimonial aplicables a áreas urbanas nacionales, por un lado, la
declaratoria comunal que es parte de los Planes reguladores comunales (PRC) a través de la Ley general
de Urbanismo y Construcción (LGUC), la declaratoria nacional de la Ley de Monumentos (Ley 17.288
MINEDUC) y la internacional, declaratoria de la UNESCO, que define el patrimonio mundial y se
aplica en Chile, en el caso del centro fundacional de la ciudad de Valparaíso.
La forma tradicionalmente correcta de protección de las áreas urbanas históricas considera distintos
niveles de protección contenidas en áreas tipo buffer o anillos que distinguen la intensidad de las
actuaciones permitidas. En las imágenes 15 y 16 es posible reconocer las distintas zonas de protección
pertenecientes al centro histórico de las ciudades de Edimburgo y Sucre. En Chile, las zonas urbanas
patrimoniales declaradas por la UNESCO, las Zonas típicas y las zonas de conservación histórica no
contemplan estas áreas de transición. Por esto, en la práctica, la superposición de zonas de
conservación histórica y Zonas típicas han actuado como áreas de amortiguación generando entornos
en Zonas típicas de mayor importancia patrimonial con un control en base a normativa urbanística.
Aún así, es importante mencionar que a su vez, dentro de la planificación urbanística, las zonas de
conservación histórica pueden ser rodeadas por sectores especiales los cuales si bien no forman parte
de decisiones urbanísticas asociadas a lo patrimonial, pueden tender a potenciar usos residenciales y/o
restringir usos que presentan menores niveles de compatibilidad.
Como complemento a este marco urbanístico complejo para la definición de áreas de protección del
patrimonio urbano, conviene decir que no existe planificación urbana estratégica ni planes maestros
54
diseñados para guiar el desarrollo sostenible de los barrios patrimoniales del Área Metropolitana de
Santiago, sin embargo, el Estado mediante instrumentos de planificación y leyes, protege
exclusivamente la herencia cultural arquitectónica pero existe con fuerza la idea de que algunas de estas
leyes e instrumentos, no permiten la generación de desarrollo económico en los barrios, atribuyendo
como consecuencia de las declaratorias patrimoniales urbanas, el congelamiento de estas zonas.
Imágenes 15 y 16
Carácter compacto de las áreas de conservación urbana patrimonial en Edimburgh y áreas de preservación intensiva y de
transición en el centro histórico de la ciudad de Sucre en Bolivia. Fuente: BID y Municipio Ciudad de Sucre.
El Ministerio de Educación en 2001 estipula las Normas sobre Zonas típicas, las que llenan un vacío
legal dejado por la Ley de Monumentos con respecto al manejo de estas áreas y conjuntos declaradas
patrimoniales. En estas normas, el Ministerio de Educación (MINEDUC) dispone en el artículo 13º,
que “el consejo de monumentos promoverá ante las Direcciones de Obras Municipales, la incorporación de los Instructivos
de Intervención de Zonas Típicas o Pintorescas respectivas, en sus Planos Reguladores Comunales e Intercomunales, de
modo de complementar, compatibilizar y optimizar la gestión y manejo de cada Zona Típica o Pintoresca en concordancia
con la legislación vigente” (MINISTERIO DE EDUCACION, 2001).
55
Hasta el año 2010, existía una nebulosa relacionada a las atribuciones de la Ley de Monumentos y su
accionar en el ámbito urbano, a la vez que comenzaba a gestarse un proceso de aumento del número y
superficie de las Zonas típicas declaradas (Gráfico 1), lo que llevó a que en el año 2009 se generaran una
serie de comunicaciones entre el MINVU, el Consejo de Monumentos y la Contraloría General de la
República, como respuesta a un conflicto surgido en la Zona Típica Club Hípico y Parque O´Higgins.
La Contraloría General de la República dictaminó así, una resolución en la que aclara las atribuciones de
los instructivos de intervención para Zonas típicas, dirigida directamente al Ministro de Educación. El
documento citado anteriormente hace patente la pérdida concreta de poder de este tipo de declaratoria.
En el documento emitido por la Contraloría general de la República se aclararía que “…es el mismo
Consejo de Monumentos Nacionales le organismo que debe otorgar la autorización previa para efectuar construcciones
nuevas y obras (….) En una zona declarada típica en la medida de que armonicen con el estilo arquitectónico general de
dicha zona” (Contraloría General de la República, 2009), añade más adelante que “en relación a otro ámbito
de acción del aludido Consejo, resulta necesario acotar que dicha entidad ha excedido sus atribuciones al dictar el
Instructivo especial de intervención zona típica sector Club Hípico y Parque O`Higgins”.
“quiero informar a Ud que hemos tomado conocimiento que algunos instructivos de intervención de Zonas Típicas o
Pintorescas, declaradas conforme a las facultades que otorga la Ley Nº 17.288, sobre Monumentos Nacionales, han
incorporado como parte de las instrucciones técnicas especiales, disposiciones que adquieren el carácter de Normas
Urbanísticas, propias de los Planes Reguladores, situación que en muchos casos constituye una evidente incompatibilidad
con éstos” (MINVU, 2009). En el mismo documento más tarde aclara que: “…se hace presente que los
instructivos de las zonas típicas o pintorescas, de modo alguno pueden establecer normas que sean contrarias a lo que
establecen los Planes Reguladores, instrumentos estos últimos, que como se indicó, tienen facultades propias y especiales
delegadas por el ordenamiento jurídico vigente.”
El 4 de noviembre de 2010, la Dirección de Desarrollo Urbano declara que: “la Ley de monumentos es una
legislación específica dirigida a generar protección oficial de estos inmuebles por lo que no corresponde que estos se definan a
su vez como inmuebles de conservación histórica, en virtud del inciso segundo del artículo 60 de la LGUC. Puesto que ello
llevaría a duplicar innecesariamente una protección que ya se encuentra sancionada oficialmente” (MINVU, 2010). Las
fuerzas, se encuentran hoy en una clara dirección hacia el reforzamiento de los instrumentos de
planificación territorial de nivel local en tanto a su actuar en lo patrimonial ya que deberán “incluir la
56
potestad de fijar reglas de diseño urbano en determinados sectores o barrios, sin interferencias o excepciones urbanísticas no
contempladas en sus propios planes” (Hacia una nueva política urbana para Chile, borrador, 2012:22)
Paralelamente a esta discusión, las Zonas Típicas siguen cumpliendo la función establecida en la Ley
17.288 de “mantener el carácter ambiental y propio de ciertas poblaciones o lugares…” (Ley 17.288, 1970
MINEDUC) lo que en la práctica, se remite a criterios aplicados a las nuevas construcciones y a las
modificaciones sobre inmuebles existentes. De esta manera, los instructivos, actuales lineamientos, se
transforman en instrumentos que no siendo vinculantes, solo pueden ser relevantes al ser absorbidos y
reconocidos por las disposiciones urbanísticas fijadas en los PRC.
Si bien el MINVU recomienda en 2010, que para mantener las características arquitectónicas de
proyectos que se realicen en sectores ligados a Monumentos Nacionales se apliquen planos seccionales,
conforme a las facultades que la Ordenanza General de Urbanismo y Construcciones otorga a los
municipios, lo que subyace a esta discusión, es el peso simbólico que la declaratoria de Zona Típica
reviste y la debilidad de los PRC (ANEXO 1). Si bien los planos seccionales permiten dar continuidad
a las características arquitectónicas y urbanísticas presentes en algunos sectores de la ciudad, las
necesidades de tratamiento de las áreas urbanas históricas continúan requiriendo la vinculación a
organismos estatales vinculados con la cultura y no exclusivamente a organismos vinculados con el
desarrollo urbanístico, los cuales posean un enfoque holístico sobre el contenedor y el contenido, lo
tangible y lo intangible.
Una de las mayores cualidades de las Zonas Típicas, es que el control de las intervenciones relevantes
de parte del Consejo de Monumentos se define a criterio, contrario al caso de las zonas de conservación
histórica (ZCH) donde el control se realiza en base a la propia norma por parte de la Secretaría General
Ministerial (SEREMI MINVU). En el contexto de los barrios patrimoniales de la comuna de Santiago,
el actuar del Consejo de Monumentos bajo criterios discutidos por técnicos y expertos, es de gran
certeza dado a la diversidad de barrios, sus tipologías arquitectónicas y la diversa realidad social de sus
habitantes. Aún así, debe destacarse el que existen dos casos recientes de intervenciones en Zonas
Típicas, desde la acción pública, las cuales han puesto sobre el tapete las capacidades y foco de acción
del Consejo de Monumentos, estos son la construcción del Edificio Oficina Nacional de Emergencia
en la Zona Típica, Beauchef-Rondizzoni y la posible presencia de torres en altura en la Zona Típica
Barrio Cívico eje Bulnes, ambos, casos en desarrollo y donde conviene declarar la inexistencia de ZCH.
En la ciudad de Santiago, abundan las áreas en que Zonas Típicas y ZCH superponen (Imagen 17).
Esto permite, a la luz de las disposiciones de los organismos estatales encargados de la promoción y
cuidado del legado cultural y del desarrollo urbanístico, otorgar a los monumentos por un lado, un
ámbito de declaratoria que posee alto valor simbólico y reconocimiento cultural a nivel nacional y por
57
otro, una suficiente protección. Sin embargo, en la práctica la superposición de normativas como
veremos más adelante, añade mayor burocracia a las iniciativas de transformación y reparación de los
inmuebles comprendidos en estas áreas, encareciendo aún más el desolador panorama en torno al
patrimonio.
Como visión crítica respecto de estas zonas históricas contenidas en los PRC, debe destacarse la falta de
carácter simbólico contenida en el instrumento. Por otro lado, los planes reguladores en si son
instrumentos que continuamente han sido criticados por la débil participación de la comunidad en
torno a sus decisiones. Las instancias de participación ciudadana consideradas en la Ley General de
Urbanismo y Construcciones son hoy, en extremo precarias (Mlynarz, 2007; Tironi, et. al., 2011). Es
importante mencionar que la morfología urbana que pretenden generar los PRC puede verse vulneradas
ante componentes normativos como los conjuntos armónicos, el cual se ha transformado en una
fórmula para lograr mayor constructibilidad sin lograr ser un aporte relevante para la ciudad (Schlack &
Vicuña, 2011).
En el artículo 4.1.7 de la Ordenanza general de urbanismo y construcción se deja patente la posibilidad que los
propietarios desafecten inmuebles de conservación histórica previa fundamentación estructural o
constructiva a la vez que deben contar con la aprobación del director de obras. La demolición de este
tipo de inmuebles mediante esta operatoria es finalmente autorizada por la Secretaria Regional
Ministerial de Vivienda. Así, la ZCH es solo una calificación local, lo que la distingue de una Zona
Típica, la cual declara como monumento nacional a un área urbana de la ciudad, abriendo camino a una
variada gama de beneficios tales como el reconocimiento nacional de la importancia histórica de ese
sector, el acceso a reconocimientos internacionales (UNESCO) y el acceso a la postulación a fondos
específicos. Conviene presentar el dato de que solo en la comuna de Santiago existen más de 400
hectáreas correspondientes a zonas de conservación histórica.
Imagen 17
Superposición de Zona Típica y Zona de conservación histórica en Zona Típica Mulato Gil de Castro. Fuente: PRC Santiago.
El proceso de definición de inmuebles y conjuntos patrimoniales en el Sector seis del Plan Regulador de
Santiago se describe de manera vaga en la memoria explicativa del mismo proyecto:
58
“…luego de una primera evaluación, donde se consideraron las cualidades morfológicas, arquitectónicas y paisajísticas, este
número se redujo a una primera propuesta preliminar conformada por 12 conjuntos y 16 edificios. Dicha propuesta fue
expuesta a la comunidad tanto en las dos reuniones informativas y posteriormente fueron evaluados por ellos en forma
específica en los talleres de trabajo. En dicha oportunidad los asistentes fueron consultados acerca de cuáles serían los
edificios con algún tipo de valor histórico, arquitectónico o patrimonial que debían ser protegidos. Luego de esta etapa de
trabajo, a los edificios y conjuntos propuestos por el municipio fueron confirmados por la comunidad y se agregaron además
7 nuevos edificios, lo que arrojó un total de 12 conjuntos y 23 edificios finalmente” (I.M.S, 2010:85).
Con respecto a la participación de los PRC, debe reconocerse que esta es pobre y se contextualiza en
una característica propia de los municipios, que en suma finalmente los transforman en organismos
limitados como instancia de desarrollo local inclusivos de las demandas ciudadanas (Mlynarz, 2007),
más aún, los propios alcaldes “como autoridades comunales perciben la participación como un trámite a realizar
donde se ejercería más que nada una participación aparente de los vecinos” (2007:113), por lo que las ZCH desde
su concepción, no motivan a las comunidades residentes a asumir una postura de defensa y promoción
de su legado cultural. Conviene agregar que los planes reguladores pueden ser modificados mediante
procesos que al igual que los de su gestación, involucran la participación aparente de parte de los
habitantes (2007).
Este tipo de problemáticas tampoco es exclusiva de Chile ya que es común que “los centros históricos, en
general, disponen de instrumentos legales para regular intervenciones en el área. Éstos provienen de normas municipales y
legislación nacional, sin embargo son insuficientes para guiar intervenciones apropiadas y su aplicación es prácticamente
nula debido a que están incompletos, y aún mantienen visiones obsoletas y contradictorias” (Arízaga, 2003:213). Para
terminar, es importante decir que los bienes culturales contenidos en barrios de Santiago, como recurso
no renovable, son un componente latente de desarrollo, el cual, en el contexto del marco regulatorio
existente y ante la inexistencia de instrumentos más complejos, debe seguir siendo preservado, ojalá
bajo la acción de ambos instrumentos.
En concreto, los barrios de la comuna de Santiago más atractivos para negocios inmobiliarios en altura
-Lira, Almagro, centro histórico norte, República y Ejercito (Contreras, 2010)- hoy no poseen ningún
tipo o poseen un nivel menor en relación a su tamaño, de protección patrimonial. En concreto, esto
59
demuestra que la patrimonialización permite cambiar las tendencias de densificación y un caso objetivo
de esto es el barrio Yungay en el cual declinan este tipo de acciones inmobiliarias tras la existencia de
Zona Típica y una ZCH (2010).
Con respecto a las características cuantitativas de esta densificación, debe apuntarse que se trata de un
sector que concreta en la comuna de Santiago, con un número de 229 unidades por proyecto y
edificaciones de más de 35 pisos de altura, siendo la media 18 pisos (Contreras, 2010).
El informe más completo al respecto del que se tiene registro en Chile, es el informe The sustainability of
urban heritage preservation: interventions to supporteconomic and residential investments in urban hertitage areas of latin
amercica and the caribbean, case study Valparaiso de Trivelli (2010), el cual se aplica a la zona patrimonial de
Valparaíso, en la cual se detectó el aumento de valor de los inmuebles del área histórica fundacional,
alcanzando niveles especulativos a la vez que distintos comportamientos y dinámicas detectables y
diferenciables en las tres zonas patrimoniales de la ciudad. Con respecto al impacto de la
patrimonialización en algunos barrios de la comuna de Santiago, funcionarios de la Municipalidad
declaran (2010) respecto del proceso de patrimonialización del barrio Lastarria Bellas Artes:
“de hecho todas las normas restrictivas hacen que ese negocio inmobiliario hoy día sea altamente valorado y sea mucho más
caro, porque efectivamente esa misma restricción de altura constructiva que tiene el barrio lleva a que finalmente haya una
demanda enorme por instalarse a vivir ahí, por vivir en ese barrio, no en torres, sino en edificios que están en
Lastarria…” (Gustavo Carrasco Urbanista Municipalidad de Santiago, entrevistado por Matus,
2010:190)
Por otra parte, los vecinos promotores de la Zona Típica barrio Matta-Viel declaran públicamente
(Martínez, 2012), que la construcción de edificios en altura haría bajar el valor de las viviendas
existentes, argumentos que junto a supuestas declaraciones del Consejo de Monumentos Nacionales
que aseguraba que las propiedades en una Zona Típica aumentaban su valor en 15%, se transformaban
en el principal discurso en torno a la promoción de la declaratoria en el sector. Los representantes de
las organizaciones que trabajan por la defensa del barrio Yungay también declaran públicamente que la
Zona Típica aumentó las plusvalías en el barrio, lo que según ellos, ha generado el hecho de que según
declaraciones de Carvajal (2012), comprar una vivienda Paz Froimovich se transforma hoy en la forma
más barata de vivir en el barrio Yungay.
Paralelamente a esta corriente de ideas que asocian las declaratorias patrimoniales con aumento de valor
de suelo urbano, existen quienes declaran que estas, estancan y congelan las áreas urbanas impidiendo
60
su crecimiento, aunque estas dos ideas no son necesariamente características de quienes se encuentren a
favor o en contra de estas acciones de patrimonialización.
Esta idea de congelamiento o paralización, se funda principalmente en la forma en que cierto tipo de
promotores inmobiliarios, consideran a acciones como el reciclaje y la rehabilitación de preexistencias
patrimoniales, entendiéndolas como frenos a la inversión (Contreras, 2010; 2011). Si bien, es de público
conocimiento que rehabilitación y reciclaje son acciones que involucran esfuerzos y conocimientos
técnicos de mayor complejidad, a la vez que exigen la inversión de recursos mayores, las condiciones
que vinculan a las acciones de rehabilitación y reciclaje al concepto de la paralización se relacionan no
solo a las dificultades técnicas propias de dichas intervenciones sino también a la burocracia que las
declaratorias patrimoniales de Zona Típica comprometían en ellas.
Una desventaja asociada a las declaratorias patrimoniales radica principalmente en los insuficientes
incentivos y mecanismos de compensación tributaria a los dueños de monumentos -tema que se espera
solucionar en la próxima modificación a la Ley 17.288- y las restricciones que la declaratoria impone a la
libre intervención por parte de los propietarios de los inmuebles. Si bien la protección patrimonial de
Zona Típica y ZCH imponen restricciones a los propietarios, existen técnicos que proponen que este
conjunto de restricciones, en manos de una comunidad organizada “puede transformarse en un valor agregado
para el barrio si los vecinos saben aprovecharlas. Porque una declaratoria patrimonial puede incluso generar cierta imagen
de marca y hacer que tanto los vecinos como personas de otros lugares de la ciudad revaloricen el barrio” (El Mercurio
24, 08, 2008). Pese a estas dos normativas, la visión de la ciudadanía ha manifestado que las leyes
existentes no protegen correctamente el patrimonio (www.votociudadano.cl).
61
Las zonas de conservación históricas nacen luego de la implementación del Plan de repoblamiento y no
existen mayores análisis sobre el efecto de ellas en el valor de los suelos, sin embargo, es posible afirmar
su efectividad como reductoras del potencial constructivo, representado en el gráfico 3 (Larraín, 2008).
Como condición propia de los PRC, estas pueden generar daño económico “debido a que no se puede
compensar el alto valor de suelo con una mayor densidad habitacional” (2008:57).
Gráfico 3
En algunos casos, es posible registrar reacciones instantáneas de parte de empresas inmobiliarias ante
las restricciones de densidad y altura en zonas de conservación históricas. Es el caso de declaraciones
del Gerente General de la empresa inmobiliaria SOCOVESA en el diario La Segunda en el año 2012
frente a los cambios al Plan regulador de la comuna de Santiago:
“El gerente general de la inmobiliaria Mauricio Varela, explicó que las restricciones de los planos reguladores de algunas
municipalidades han afectado a las nuevas edificaciones, incrementando el precio respecto de aquellas que si logran los
permisos de construcción. (…) En todas las comunas se ha venido restringiendo la capacidad constructiva, no es que no
haya suelo. Y si se restringe la capacidad constructiva dentro de un escenario donde la demanda sigue favorable, el ajuste se
hace vía precios, explicó”.
(1) Resultados del estudio publicado en el diario El Mercurio, domingo 17 de junio de 2012, página B13. Escrito por Azucena
González.
Esta investigación asume la postura de que la planificación urbana es necesaria ya que la ciudad
concentra múltiples intereses y existen desigualdades que obligan a concertar y coordinar acciones. A su
vez, el desarrollo urbano es parte de las responsabilidades políticas del Estado, el cual debe asumir
funciones facilitadoras de la acción privada y de protagonismo directo para la renovación de las
ciudades, sin embargo, según Ducci (2004), el Estado tiene como objetivo central, el desarrollo
62
económico, al que prioriza frente a otras demandas a pesar, de tener un discurso a favor de la
redistribución y del medio ambiente.
Hormazábal declara en 2003, que incorporar en los bienes históricos protegidos, la consideración de
desarrollo implica un rol de gestión pública, marcando la importancia de los planificadores para evitar
procesos de obsolescencia asociada al patrimonio cultural. El concepto de planificador y la necesidad de
gestión pública remarcan la necesidad de planificación por parte del Estado como pieza fundamental
para lograr el desarrollo sostenible. Por otro lado, declara que la conciencia colectiva del valor
patrimonial, debe introducirse en las instancias encargadas de la planificación y gestión de las ciudades,
tanto en los niveles técnicos como políticos. Esta visión abre la posibilidad de que es necesario que no
solo es importante una gestión exclusiva para el legado cultural sino también, a modo de suplente o
complemento, el ingreso de la variante patrimonial en las demás planificaciones existentes.
En Chile, la planificación territorial considera los niveles de las comunas pero no de los barrios. A su
vez, el instrumento de planificación de menor escala se encuentra representado en los Planes
Seccionales, los cuales si bien fijan normas urbanísticas no poseen un enfoque holístico que permita
encaminar o dirigir un desarrollo integral del territorio asociado a esta herencia cultural. Por otro lado,
los costos de planificación en contextos de recuperación urbana en áreas centrales son sustancialmente
más altos en comparación a las áreas de periferia, por cuanto se trata de una planificación compleja y
cara que debe lidiar con variados intereses, considerar estructuras existentes y situaciones de
reasentamiento (Rojas, 2004).
63
especialmente barrial (Municipalidad de Santiago, 1991) principalmente como catalizadores de las
acciones verticales que se esperaba materializar en estas áreas.
Entre el año 2000 y 2002, la corporación logró la rehabilitación de seis conjuntos, que equivalen a
noventa y dos viviendas en total. Se suma a esto el programa de recuperación de la población
centenario en barrio Yungay norte, en una acción conjunta entre la Junta de Andalucía, la Ilustre
Municipalidad de Santiago y la CORDESAN. Esta acción benefició a 1.700 habitantes en un total de
422 viviendas. Es interesante que entre los requisitos que se establecían para la postulación al programa,
estuvieran el que familias de escasos recursos aportaran al financiamiento de mejoramiento de sus
viviendas con materiales e incluso mano de obra (CORDESAN, 2004).
La experiencia concreta de rehabilitación de conjuntos patrimoniales como los cités, llevada a cabo por
la CORDESAN, involucra solo a la comuna de Santiago, no registrándose acciones del mismo tipo en
otras comunas pericentrales o de la periferia compacta, lo cual es fácil de entender en un escenario
Metropolitano, donde las diferentes comunas poseen distintas capacidades endógenas, autonomía
territorial y disponibilidad de recursos (Fuentes, et. al., 2007).
Existen experiencias de planes maestros en proceso de desarrollo que esperan ser aplicados a barrios.
En el plano de la planificación indicativa, el Plan Maestro de Regeneración del Barrio Mapocho-La
Chimba, elaborado por el Observatorio de ciudades UC (OCUC) y adjudicado vía licitación pública,
tiene como objetivo preservar la riqueza y personalidad histórica, patrimonial y cultural de este sector
de 238 hectáreas ubicado en el área central de la ciudad de Santiago. El plan es financiado mediante un
convenio entre el Gobierno Regional e Ile de France, y están involucradas las Municipalidades de
Santiago, Independencia, Recoleta, y el Gobierno Regional Metropolitano convergiendo en el estudio la
Intendencia Metropolitana, el Gobierno Regional RM, la Secretaría Regional Ministerial de Vivienda y
Urbanismo y los Municipios. La intendenta de la Región Metropolitana declaró en 2011 lo siguiente con
respecto al proyecto:
“Sentimos que con el trabajo del Observatorio de Ciudades vamos a poder levantar esta área para crear allí un polo de
desarrollo donde puedan convivir el auge inmobiliario con el patrimonio arquitectónico”, y que “esta es una iniciativa
esencialmente local, donde los actores comunales plantearon sus inquietudes que fueron acogidas por el Gobierno Regional,
generando una sinergia que nos permite hoy estar llevando a cabo esta alianza estratégica, que esperamos rinda los frutos
esperados responda a las necesidades de miles de habitantes de estas tres comunas que buscan mejorar sus condiciones de
vida” (www.zoominmobiliario.com)
64
El plan, según sus objetivos y la forma en cómo lo presentan sus autores, se transforma en la
experiencia en desarrollo de planificación para un área de la ciudad de Santiago dentro de la búsqueda
de un desarrollo sostenible, aún cuando se refiere a planificación indicativa, la cual posee debilidad en
términos de concretar transformaciones en un contexto de acciones no vinculantes.
Si bien en la ciudad de Santiago aún no es posible encontrar actualmente planes de desarrollo urbano
operando que pongan al patrimonio cultural como centro, es importante destacar que la herencia
cultural, si ha sido parte importante de planes de ordenamiento territorial a lo largo del territorio
nacional como el Plan Serena, desarrollado entre 1947 y 1952, el cual aglutinó diferentes escalas de
actuación como la provincial, la intercomunal, urbana y arquitectónica, poniendo como centro el
desarrollo de actividad turística mediante el realce de las características arquitectónicas y estilísticas
distintivas de la ciudad y la generación de vivienda. En 1981 la aplicación de nuevos instrumentos para
la salvaguardia de la herencia cultural arquitectónica mediante la declaratoria de Zona Típica del área
central de la ciudad se transformaría a ojos de algunos autores, en un instrumento aplicado de manera
incompleta ya que deja fuera del área de delimitación edificios de importancia histórica, a la vez que no
incluye al Plan Serena al no considerar muchos de sus logros (Torrent, 2004). Hoy, en la misma ciudad,
se espera poner en marcha el Plan de Coordinación intersectorial en la misma ciudad.
Sobre la sostenibilidad de las intervenciones en patrimonio arquitectónico protegido, debe anotarse que
la política ha sido visiblemente favorable, principalmente en el ámbito de la edificación pública, en la
cual, se ha resuelto intervenir los edificios emblemáticos con proyectos que se deciden por concursos
de arquitectura nacional e internacional, lo que asegura un máximo nivel de calidad de las
intervenciones en inmuebles que por su relevancia desde el punto de vista patrimonial, requieren una
atención especial en sus intervenciones. Destacan en Santiago, los concursos para la Rehabilitación del
Palacio Pereira, Biblioteca del Congreso Nacional, el concurso para la ampliación de la Escuela Naval y
del legado arquitectónico no protegido, el Centro Cultural Gabriela Mistral, entre otros, dando uso a
edificios en abandono, mejorando su valoración económica y su uso por parte de la sociedad. En el
ámbito de los programas destaca el Programa Legado Bicentenario (2010-2014), para la recuperación de
espacios públicos y conjuntos de alto valor patrimonial.
Si bien la actual Ley de Monumentos carece de incentivos directos para la mantención de inmuebles
históricos protegidos, existen una serie de fondos, subsidios y otros mecanismos dispersos en distintos
ministerios y organismos públicos, los cuales pueden ser utilizados en barrios con o sin
patrimonialización por parte de las comunidades interesadas en su mejoramiento y rehabilitación. Este
conjunto de mecanismos (Tabla 3) permiten generar mejoras concretas en el patrimonio cultural
construido ya sea en el ámbito de la arquitectura (elemento individual) o conjuntos y espacios públicos.
65
Tabla 3
Fuente: elaboración propia (2013) en base a información de los organismos oficiales. Nótese no todos los mecanismos tienen
como foco el patrimonio cultural.
En ámbitos críticos, algunos de estos incentivos tienen como foco propiciar la mera especulación,
pasando por alto los objetivos de desarrollo humano a la cual toda acción sobre lo histórico protegido
debe tender. El subsidio de rehabilitación patrimonial que puede ser considerado más como un
estimulador de la especulación inmobiliaria (Norderflitch, s/f) que como herramienta real y sostenible
del patrimonio urbano, generando procesos concretos de expulsión dado que en la operatoria las
viviendas se subdividen para la generación de departamentos de menor dimensión.
66
II.10. Componentes del desarrollo sostenible en los barrios patrimoniales
de Santiago
La siguiente definición de componentes del desarrollo sostenible vinculado a los barrios patrimoniales
de Santiago, responde a tres situaciones particulares las cuales son propias del barrio patrimonial de
interés para este estudio. Estas son, la importancia de proteger áreas patrimoniales de la ciudad
susceptibles a transformaciones que hagan perder sus atributos característicos, el comprobado y
creciente protagonismo de la comunidad en los procesos de puesta en valor del patrimonio de los
barrios, y la necesidad de generar instancias de desarrollo vinculadas al patrimonio cultural, las cuales se
transformen en un aporte real a los territorios.
La comprensión del uso del patrimonio cultural como herramienta de desarrollo y mejoramiento de la
calidad ambiental de los territorios dentro del marco teórico propuesto, y en el caso especifico de los
barrios patrimoniales de Santiago, ha de contar con los siguientes componentes, los cuales se vinculan a
dos grandes ejes que permiten el desarrollo de estas zonas en un contexto de sostenibilidad. Estos son,
su protección y rehabilitación (Imagen 18).
Imagen 18
Esquema general de los ejes en que se organizan los componentes del desarrollo sostenible vinculado a los barrios
patrimoniales de Santiago. Fuente: elaboración propia (2013).
La protección como primer eje, se encuentra compuesta por los componentes de patrimonialización y
organización ciudadana. La rehabilitación como segundo eje, comprende los componentes de
recuperación del patrimonio cultural construido y el mejoramiento ambiental. Es importante destacar
que estos cuatro componentes, se consideran indisolubles y asumen la realidad local de la situación de
67
los barrios patrimoniales de Santiago. En conjunto, tienen como fin último, la influencia directa en el
mejoramiento de las condiciones de vida de los habitantes de estas áreas de la ciudad.
68
Imagen 19
Esquema inicial de los componentes del desarrollo sostenible en los barrios patrimoniales. Fuente: elaboración propia (2013).
En la imagen nº19 se presenta un esquema gráfico en el cual, se articulan los distintos componentes del
desarrollo sostenible de los barrios patrimoniales, permitiendo comprender una relación dinámica entre
ellos. El esquema, muestra cómo en el proceso, se logra el objetivo central de las acciones en torno al
patrimonio cultural, el cual es el mejoramiento de la calidad de vida de las personas que lo habitan. La
relación expuesta, supone que la patrimonialización como proceso, genera organización ciudadana, esta
permite llevar a cabo acciones de recuperación del patrimonio construido a la vez que mejoramiento
ambiental. La relación continúa de los cuatro componentes, vuelve a tornarse más compleja a medida
que la relación sigue su desarrollo en el tiempo, consideraría en una segunda vuelta, a la
patrimonialización como un proceso de evaluación, a la organización ciudadana como fiscalizador y
como protagonista de procesos más complejos de recuperación del patrimonio construido y el
mejoramiento ambiental, sin embargo, dado lo incipiente del proceso, en la investigación
consideraremos solo una primera vuelta a estos componentes.
En la investigación, se analizan las acciones de los gobiernos locales (Latinoamericanos), los municipios,
ministerios nacionales y el sector privado inmobiliario nacional, para rehabilitar el patrimonio cultural.
Los componentes descritos en este punto de la investigación corresponden a un desarrollo sostenible
vinculado al patrimonio, como proceso ejecutado por las comunidades, sin embargo, permitiría que los
demás actores públicos y privados se incorporasen dentro de algunos puntos específicos de los
componentes descritos en este punto de la investigación o independientemente en procesos propios y
paralelos de desarrollo y sostenibilidad, abriendo paso a la existencia de modelos mixtos de
intervención.
69
Capítulo III. Participación y organización ciudadana asociada a la
protección y el desarrollo de los barrios patrimoniales del Área
Metropolitana de Santiago
Estos conflictos se desarrollan en todas las comunas de la Santiago sin distinción socioeconómica,
generando organización en torno a términos como “salvemos a” o “en defensa de”. Los conflictos
urbanos, entendidos como aquellos que surgen frente a proyectos no deseados de iniciativa pública o
privada en el contexto urbano directo en los lugares donde se implantan, surgen a finales de la primera
década del retorno de la democracia. La creación del sistema de concesiones durante el gobierno post-
dictadura del Presidente Aylwin daría pie a la construcción de infraestructura urbana, que en el caso de
su trazado por el barrio Bellavista, gatillaría la formación de la primera organización de vecinos contra
proyectos de este tipo. Ciudad Viva nació así con veinticinco organizaciones que lucharon durante
cuatro años aspectos del proyecto Costanera Norte como su trazado, logrando finalmente su
modificación la que no estuvo exenta de altos costos económicos para los promotores del proyecto.
Luego de esta se han creado decenas de movimientos ciudadanos que rechazan iniciativas públicas o
privadas: 31% frente a la infraestructura de transporte, 50% frente a planes reguladores y el restante
19% frente a otras temáticas con distintos grados de éxito (Poduje, 2008). Sin embargo, en la mayoría
de los casos el poder ciudadano se diluye una vez que el conflicto termina o re-escalan (Tironi, et. al.,
2011). Este comportamiento de las comunidades se manifiesta en el desarrollo de grupos concretos
como Defendamos la ciudad, Defendamos Valparaíso, Defendamos plaza las Lilas y en el ámbito del
patrimonio urbano de los barrios de Santiago antiguo, Vecinos por la defensa del barrio Yungay logra
ser la más reconocida en torno a la defensa de un barrio de la ciudad que comenzó a ser visto por las
empresas inmobiliarias como un lugar donde desarrollar proyectos con bajo costo y buena rentabilidad
(Bulnes, 2012).
Si bien el conflicto urbano asociado a barrios habitacionales en las zonas centrales de la ciudad se
vincula a la destrucción del hogar y los valores intangibles que estos entornos poseen, la situación se ve
agravada ante la falta de compensaciones que satisfagan a los afectados por las externalidades
70
producidas por el desarrollo urbano. Debe destacarse además, que como se demuestra en la Tabla nº4,
la mayoría de los conflictos detonantes de patrimonialización, se vinculan a la acción inmobiliaria, como
parte de los procesos de re-desarrollo intensificado en altura del pericentro metropolitano que responde
a lógicas de competencia entre comunas (López, et. al., 2012).
Tabla 4
Fruto de los conflictos urbanos y de la extensión y masificación del concepto de patrimonio, los
procesos de patrimonialización en Santiago han aumentando. Estos requieren organización para
atender a las necesidades de gestión y difusión necesarias para el éxito de este tipo de procesos. Deben
entenderse en profundidad las condiciones que permiten que algunos barrios comiencen procesos de
declaratoria y puesta en valor patrimonial, lo cual como veremos más adelante, parece no relacionarse
con la cantidad de valor patrimonial material existente en estos barrios. Esta situación, acarrea
dificultades a los organismos encargados de la protección de la herencia cultural al tratarse
generalmente de áreas urbanas extensas y con una arquitectura altamente heterogénea. La consecuencia
lógica de esto es el retraso de la declaratoria.
Las comunas de la periferia difusa ganan habitantes, en un proceso de periferización a la vez que se
urbanizan (Figueroa & Contreras, 2008), esto lleva a suponer un futuro aumento de conflictos
vinculados a proyectos de vialidad. El centro de la ciudad (comuna de Santiago), según el mismo autor,
también gana habitantes aunque en segundo lugar, en un proceso que impacta directamente y justifica,
71
la densificación, por tanto los conflictos urbanos vinculados a la acción inmobiliaria tenderían también
a aumentar por lo menos mientras estas tendencias de contracorriente se mantengan.
72
Imagen 21
Edificios de departamentos que alertaron a los vecinos del barrio Matta-Viel en la comuna de Santiago.
Fuente: elaboración propia (2012).
Bulnes (2012), atribuye la emergencia de un movimiento por la defensa de un territorio (gráfico 4) que
posee diversidad socio-cultural y patrimonio histórico, a su conformación histórica y cultural la cual
posibilitaría la existencia de un sentimiento identitario fuerte, que moviliza a su defensa, sin embargo, al
no existir un análisis cuantitativo de la acción post-defensa llevada a cabo por esta organización, se
desestima la variable de capacidades que existen en el interior de ella para llevar a cabo esos objetivos.
Es posible constatar que barrios históricos de la zona sur poniente de la comuna de Santiago, formados
por conjuntos altamente homogéneos arquitectónicamente y con un valor histórico y simbólico
relevante, tienen un registro nulo de iniciativas ciudadanas de declaratoria patrimonial hasta antes de
2011, siendo motivos sospechosos, el perfil socioeconómico de sus habitantes (Imagen 23) y el hasta
ahora bajo interés por el desarrollo de proyectos inmobiliarios (Imagen 22) en un sector donde las
condiciones para ello eran favorables, puesto que se permitía “construir edificación aislada por sobre la
continua, cuya altura máxima real es la resultante de la aplicación de la rasante de 70°, sobre la altura máxima de
continuidad, según lo establecido por la Ordenanza General de Urbanismo y Construcciones. Esto posibilita alturas
ilimitadas, dependiendo del tamaño del terreno a construir” (I.M.S, 2010:77).
Imágenes 22 y 23
Permisos de edificación según año y m2 construidos en Santiago entre 1930-2008, e Índice de Escolaridad de las Personas en
la misma comuna. Fuente: Laboratorio Urbano UC e Ilustre Municipalidad de Santiago, Secplan.
73
En la medida que aumenta el ingreso del país y que su sistema democrático se robustece, la
participación ciudadana debiese tender al crecimiento, esto ya que existiría una relación entre la
evolución del PIB per cápita y el crecimiento del número de organizaciones comunitarias (Gráfico 2).
Pese a esto Poduje declara en 2008, que existe una relación entre el perfil socioeconómico de los
habitantes de un barrio y su capacidad para organizarse en torno a una problemática urbana,
comprobando que el 66% de los movimientos ciudadanos se localizan en barrios de alto ingreso, a la
vez de constata que varios de estos grupos poseen motivaciones e intereses que difieren con el discurso
presentado públicamente, concordando con lo expuesto por Borja (2003a) respecto a las posibilidades
de generación de conductas demagógicas por parte de las organizaciones vecinales.
La campaña por lograr la protección patrimonial del Barrio Matta-Viel no surgió con una motivación
estrictamente patrimonial vinculada al valor histórico de un determinado conjunto de edificaciones,
sino más bien como una disputa entre dos agentes con intereses distintos sobre un mismo territorio, en
la que por un lado, las inmobiliarias esperaban mejorar los beneficios de la inversión sobre terrenos
urbanos y los vecinos por otro, que veían mermado el valor de sus propiedades frente a la instalación
de edificios en altura (Imagen 20) junto a sus hasta entonces soleados jardines. Aún así, estas acciones
no deben entenderse como mezquinas tras agregar al discurso propio de ese proceso de
patrimonialización, el concepto de protección del patrimonio familiar (Martínez, 2012).
Gráfico 4
Representación del movimiento vecinal en Yungay, espiral de movimiento en forma ascendente. Fuente: Bulnes, 2012.
74
III.2. Masificación del uso del instrumento Zona Típica en el AMS.
Abriendo paso a la heterogeneidad y aumento de la participación
ciudadana por empoderamiento
A través de las publicaciones surgidas del movimiento de defensa de barrios, es posible entender
mediante adjetivos, la forma en que se comprende la acción inmobiliaria sobre tejidos patrimoniales;
“desarrollo inmobiliario voraz y destructor” o “fiebre neoliberal por la ganancia desenfrenada” (Bello Barrio, 2008:3).
La acción de la fuerza inmobiliaria, vista como negativa sobre ciertos sectores de la ciudad, motiva a las
comunidades a la búsqueda de cualquier instrumento o mecanismo que permita detener su accionar.
Como se ha revisado anteriormente, el instrumento de Zona Típica contenido en la Ley de
Monumentos Nacionales (Gráfico 5 y 6) permitiría en teoría, como se analizó en el punto II.7, lograr
con estos objetivos. Así, la masificación de estas iniciativas de declaratoria aplicada a barrios de
Santiago, se contextualiza en los procesos que conllevan a mayor apertura en torno a la inclusión de
nuevos valores en conjunto a la pérdida de importancia de otros, procesos que si bien no
necesariamente han sido absorbidos por la legislación y sus instrumentos, dan pie al actuar de las
comunidades y los técnicos. De esta manera, las necesidades de participación por empoderamiento, se
ven apoyadas por criterios técnicos que intentan hacerlas compatibles a las leyes existentes.
Gráfico 5
Tipos, cantidad y años de zonas típicas declaradas en Chile. Fuente: Consejo de Monumentos Nacionales (2012).
75
Gráfico 6
Tipos, cantidad y años, zonas típicas declaradas en Chile. Fuente: Consejo de Monumentos Nacionales.
En concreto, los sectores urbanos que se suman a esta apertura de valores y consideraciones
patrimoniales, son los conjuntos de vivienda en arquitectura moderna y los barrios populares en la
reivindicación del valor obrero y de lo marginal y popular. Una de las iniciativas inéditas de
patrimonialización mediante este instrumento lo constituye la Población La Legua (Imagen 26), la cual
organizada a través del Consejo Vecinal de Organizaciones de La Legua recibe apoyo del sector público
mediante diferentes medios; el Día del patrimonio cultural 2012, durante las celebraciones en el barrio
se hace presente el Secretario Ejecutivo de Monumentos Nacionales, a su vez, el proyecto de
expediente técnico para la declaratoria de Zona Típica es financiado por el Consejo de la Cultura y las
Artes (CNCA) en 2011. Reconoce con esto el Estado, el poder de transformación de la declaratoria
patrimonial y la significación de la cultura imperante en los barrios.
La escala de las áreas solicitadas a acogerse a la declaratoria de Zona Típica, involucra tradicionalmente
características como la homogeneidad de las construcciones y la definición de piezas urbanas
reconocibles. La importancia de estos criterios radica en las posibilidades de contribuir a la definición
de lineamientos de intervención que faciliten y aseguren una mejor calidad de las transformaciones
físicas y su fiscalización. En Santiago, la heterogeneidad tanto en los usos como en lo morfológico ha
sido visto como un atributo urbano que por ejemplo, en el caso del barrio Italia, comuna de
Providencia, permitiría un crecimiento barrial sostenible (Abusleme, 2011).
76
Existen dos polígonos de delimitaciones los cuales son relevantes en estos procesos; el polígono de
protección presentado por el municipio desarrollado por los departamentos de asesoría urbana luego de
la venia del alcalde y el polígono presentado por los ciudadanos. La delimitación inicial presentadas por
las organizaciones de ciudadanos vinculadas a barrios, responde por sobre argumentos técnicos
relativos a las verdaderas posibilidades de conservación de sus atributos físicos, a estrategias de
negociación, que en algunos casos como veremos a continuación, no responden necesariamente a
lógicas de desarrollo histórico o identidad urbana, aportando nuevas versiones particulares y lecturas a
la delimitación de barrios (Imagen 24 y 25), la cual desde el ámbito de la administración local (plano de
barrios de la CORDESAN (Imagen 27)) ya poseía una lectura que carecía de una fundamentación
histórica. Las definiciones de estos barrios por parte de la comunidad trascienden en algunos casos, a
las divisiones territoriales comunales. Más allá del posible éxito o fracaso de estas iniciativas, lo
relevante es detectar la apertura a una nueva lectura del territorio, por sobre los límites oficiales de
administración comunal, lo cual puede llevar a identificar un ámbito innovador en la gestión de un
territorio vinculado al empoderamiento de sus habitantes.
Imágenes 24 y 25
Delimitación patrimonial ciudadana y limites comunales, casos Bellavista y San Eugenio. Fuente: intervención del autor en
base a imágenes contenidas en expedientes técnicos Bellavista y Barrio Sur-poniente (2013).
En el plano de los técnicos que participan como base operacional en estos procesos, su actuar se remite
principalmente a la elaboración de expedientes técnicos de solicitud de declaratoria de Zona Típica, los
cuales, pueden no poseer la imparcialidad propia del quehacer técnico, pudiendo verse dificultadas
frente a los intereses particulares de las comunidades contratantes. Esta posibilidad se fundamenta en el
77
hecho de que la voluntad de la comunidad para la conservación de lo que consideran patrimonio no
está obligada a coincidir con los criterios con que operan los técnicos en la delimitación de una zona
patrimonial (unidad formal y estilística, valor histórico, urbano, científico, etc.) y que las organizaciones
pueden tener objetivos distintos a los que declaran públicamente como declaran Poduje (2008) y Borja
(2003a:52).
Imágenes 26 y 27
La Legua en proceso de patrimonialización e imagen del plano de división administrativa de barrios CORDESAN. Fuente:
https://www.facebook.com/lalegua y CORDESAN.
Los esfuerzos de patrimonialización, en el caso de las declaratorias de Zona Típica comprometen una
importante inversión de recursos en comunidades que comúnmente no los poseen y donde
generalmente carecen de apoyos institucionales para llevar adelante estos procesos. Desde la
elaboración de estudios técnicos para la generación de la propuesta de patrimonialización, exigencia de
apoyo de la comunidad a través de la recolección de firmas más el apoyo del municipio, comprenden
estas últimas tres, requerimientos relevantes que son la capacidad técnica, la disponibilidad de tiempo y
la capacidad de negociación política. Destacan a su vez, las acciones de difusión y desarrollo paralelos o
78
posteriores a los procesos de patrimonialización. Estos esfuerzos, en conjunto, significan un paradigma
en torno a la comunidad y su compromiso con el territorio en el que habitan puesto que en definitiva,
“el barrio no es solo un contexto donde se despliegan los problemas y sus acciones, sino que es un objetivo por construir, y
la participación de la comunidad no es solo para marcar los problemas que el municipio debe resolver, sino para construir
un nuevo y mejor barrio” (Canteros, 2011:97).
El proceso de patrimonialización por la vía jurídica asumido desde la iniciativa civil –independiente de
sus resultados- dado su complejidad, se ha transformado, en una buena instancia de organización en
torno a la activación del legado cultural material e inmaterial de los barrios patrimoniales (Imagen 28).
Como resultado de la rebelión de los barrios (Cabeza, 2009), destacan la formación de organizaciones
no formalizadas, fundaciones, corporaciones, comités y otras organizaciones territoriales que fijan
como primera instancia, llevar a cabo los procesos de patrimonialización en contextos de una forma de
participación por empoderamiento (Imagen 29), para continuar más tarde, o en paralelo, con otras
acciones de difusión y desarrollo, las cuales se describirán en detalle más adelante en la investigación.
Este tipo de organizaciones, son creadas para los fines descritos anteriormente o son organizaciones
existentes, las cuales actualizan sus objetivos.
Imágenes 28 y 29
Cartel y manifestación en Zona Típica de Ñuñoa. Fuente: sitio web Zona Típica EMPART.
En lo anterior, hemos estudiado las formas de organización que surgen en torno a los conflictos
urbanos y los procesos de patrimonialización, sin embargo, es necesario profundizar en otros objetivos
distintos del mero proceso de reconocimiento formal de la herencia cultural construida. Una vez
logrado su primer objetivo, o como un proceso paralelo, la organización realiza acciones en torno a la
generación de desarrollo de los barrios desde una dirección distinta a la del desarrollo inmobiliario y
comercial. En este proceso, que pone como centro el mejoramiento de las condiciones de vida de sus
habitantes, la organización comunitaria se transforma en una aparente importante instancia de
desarrollo local y su marco de acción es el patrimonio cultural de los barrios patrimoniales (imagen 30).
Para la ONG JUNDEP (1992), el desarrollo local puede ser posible solo si se presentan tres
79
condiciones complementarias e imprescindibles: autogestión o capacidades de gestión radicadas al
interior de las distintas sociedades locales, descentralización o transferencia progresiva de recursos y
poder de decisión a los espacios locales, a través de sus organismos gubernamentales, sociales, privados,
y por último, participación, la cual considera a las organizaciones sociales abiertas a la comunidad con
capacidad de convocatoria y vocación de concertación y sobre todo, con fuerza e iniciativa para
formular propuestas de desarrollo concretas.
Imagen 30
Interpretación personal de la lógica de acción de las entidades para la gestión y promoción de los barrios patrimoniales.
Fuente: elaboración propia (2013).
Aparentemente, el caso más destacado de organización vecinal en torno a la defensa y puesta en valor
de un barrio patrimonial en Santiago es la organización Vecinos por la defensa del Barrio Yungay
surgida en un barrio histórico que desde 2005 comienza a articular una importante red de
organizaciones locales a partir de conflictos vinculados a temas ambientales dentro del sector,
observando y oponiéndose a la acción inmobiliaria en los formatos de alta densificación y altura. Esta
organización de vecinos, ha elaborado propuestas frente a la autoridad administrativa haciendo visible
las reales posibilidades de hacer cambios en nuevas áreas como por ejemplo, cambiar los efectos de las
nuevas leyes de zonificación. Bulnes (2012) constata el proceso en que esta organización pasó de la
protesta a la propuesta, mediante acciones concretas en el plano cultural, reconstrucción, deportivo y la
creación de la fundación Patrimonio Nuestro, que como organización no gubernamental formal, trabaja
por la difusión y cuidado del legado cultural dentro y fuera del barrio donde se originó.
Gráfico 6
80
Dentro de los expedientes de declaratoria de Zona Típica exigidos por el CMN, se contempla la
existencia de una visión respecto de la gestión que permitirá un proceso de mejoramiento y difusión
continua de esa zona patrimonial. En el expediente técnico de declaratoria de Zona Típica del barrio
Yungay, los profesionales cabeza de la organización promotora y ejecutores del informe, se refieren de
la siguiente manera a la labor propositiva de la comunidad vinculada al patrimonio de un barrio:
“Por ello, es fundamental consolidar la participación social a través de mecanismos que garantice la pertinencia y
efectividad de la gestión patrimonial. La acción de la comunidad debe ser proactiva y propositiva frente a la acción estatal,
reemplazando la estructura piramidal mecanicista por una estructura más horizontal en donde la participación de todos
sea parte activa del control y diseño de las estrategias de desarrollo territorial que conjugue el desarrollo económico, social y
cultural para un uso sustentable del patrimonio” (Carvajal, et. al., 2007:78)
La Constitución de la República de Chile en su Capítulo I, declara que “el Estado reconoce y ampara a los
grupos intermedios a través de los cuales se organiza y estructura la sociedad y les garantiza la adecuada
autonomía para cumplir sus propios fines específicos”, existe así el derecho a asociarse pero nadie puede ser
obligado a pertenecer a una institución. En la práctica, las organizaciones con personalidad jurídica son
reguladas por el código civil y definidas por la ley como de derecho privado lo que permite distinguirlas
de aquellas organizaciones de derecho público como las municipalidades o los partidos políticos. Las
organizaciones comunitarias y funcionales muchas veces reciben financiamiento del Estado como
subvenciones, fondos concursables, traspaso de dinero de ministerios o municipalidades, sin embargo,
este financiamiento no las transforma en unidades instrumentales del gobierno sino en meros ejecutores
privados de sus políticas (Johns Hopkins U. CCSS, 2006).
Dentro del modelo de intervención desde abajo, la formación de entidades para la contribución a la
gestión del legado cultural de los barrios puede tener diversas motivaciones. Una de las organizaciones
que destaca como promotora de los atributos comerciales y gastronómicos vinculados a lo patrimonial
es la Corporación Cultural Barrio Italia en la comuna de Providencia, la cual desde un foco comercial
ha gestionado proyectos de remodelación, promoción del barrio, recibiendo reconocimiento por su
gestión como es el caso de la obtención del Premio Ciudad otorgado por la Fundación Futuro en 2012.
El Estado, también implanta organización en la propia sociedad civil desde un punto de vista territorial,
como el caso de los Consejos Vecinales de Desarrollo (CVD) pertenecientes al programa de
recuperación de barrios, los cuales eran necesarios para aumentar los niveles de participación,
representatividad, apropiación y permanencia de las obras físicas implementadas por este programa en
el contexto de barrios vulnerables a lo largo de todo Chile.
81
Independiente de la visión existente respecto de la participación que por medio de los instrumentos y
los municipios se vincula al desarrollo urbano de manera débil y poco inclusiva (Mlynarz, 2007), las
políticas locales parecen dirigirse hacia un rumbo común. En el contexto de la Ley 20.500 de
Participación ciudadana, la Municipalidad de Santiago, a través de su Programa comunal ciudadano,
manifiesta la intención de generar un área de patrimonio en el Municipio con un consejo ciudadano
compuesto por todas las organizaciones de los territorios históricos protegidos o no, plantea
participación ciudadana en la planificación y resolución de los proyectos de desarrollo urbano y PRC,
limitando el poder de las inmobiliarias y estimulando la rehabilitación patrimonial incluso como
vivienda social (Municipalidad de Santiago, 2012).
El conflicto urbano ha permitido el surgimiento de líderes “donde antes la apatía reinaba y los voluntarios se
multiplican. Constatan que el peligro aumenta y la amenaza, que se veía distante, que parecía solo afectar a otros, se
instala en la vereda del frente o en el terreno contiguo” (Cabeza, 2009:26) y que como conjunto de
organizaciones, con el tiempo, parecen consolidarse como un movimiento social que aspira a poder
influir directamente en los procesos políticos que subyacen a la destrucción de los entornos barriales
valorados. Así estas organizaciones consideran su lucha como un movimiento social teniendo
idealmente una posición política clara no partidista que como parte de una agenda vinculada a los
barrios y la necesidad de una vida ciudadana en un entorno democrático, asumen en 2012, la intención
de tomar cargos del poder comunal mediante la representación de candidatos a concejalías y a alcaldías
poniendo como telón de fondo y motor de su representación las ideas de patrimonio, medio ambiente y
lo ciudadano, llegando a acuñar frases como “del mundo social al poder comunal”. En definitiva, en
este nuevo paso, es posible percibir una acción concreta en un ámbito donde se cruzan temas
transversales como es la ciudad, los barrios y el origen y validez de las decisiones que los afectan pero
que para algunos, en suma, pueden generar el riesgo de “tendencias corporativistas, es decir, incentivar una
manera de administrar las regiones y el país que la separa de la política y reduciendo el rol de los partidos políticos, que
son sin embargo esenciales a la democracia” (Zapata B. en mesa de trabajo PNUD, 1999:47).
Propaganda política vinculada a las ideas de sustentabilidad y patrimonio en la comuna de Santiago en 2012. Fuente: Josefa
Errazuriz, Rosario Carvajal y Jaime Riveros en las redes sociales (2012).
82
Imagen 32
Fuente: elaboración propia (2013) sobre levantamiento planimétrico realizado por GEOCEN, 2003.
83
III.4. Catastro de organizaciones vinculadas a barrios patrimoniales en la
Ciudad de Santiago
El siguiente catastro de elaboración propia se construyó en base a datos de prensa y redes asociadas a
organizaciones existentes al mes de julio de 2012, teniendo en cuenta los parámetros y criterios de
selección descritos en el presente capítulo de la investigación.
Tabla 5
Imagen 33
Iconografía de algunas entidades de gestión patrimonial de barrios en Santiago. Fuente: elaboración propia en base a internet y
redes sociales (2012).
84
Imagen 34
Fuente: elaboración propia (2013) en base a información del Consejo de Monumentos y levantamiento planimétrico realizado
por GEOCEN, 2003.
85
Imagen 35
Fuente: elaboración propia (2013) en base a información del Consejo de Monumentos y levantamiento planimétrico realizado
por GEOCEN, 2003.
86
III.5. Definiciones de las tipologías de organización registradas
Como criterio de selección, es importante que estas organizaciones se encuentren separadas de los
poderes públicos y sus organismos. Aún así, pueden recibir ingresos o aportes públicos e incluso tener
funcionarios públicos entre sus directivos. Su interés no está guiado por la obtención de beneficios
comerciales y poseen procedimientos propios de gobierno, a la vez que disfrutan de grados
significativos de autonomía, lo que asegura su libertad tanto para cuestionar políticas públicas o
privadas a la vez que a organismos del estado o privados.
Por otro lado, la participación y contribución con tiempo o dinero a las labores propias de estas
entidades, no debe ser obligatoria o estipulada por ley.
Tabla 6
TIPOLOGÍAS DE ORGANIZACIONES VINCULADAS A BARRIOS
PATRIMONIALES REGISTRADAS EN EL CATASTRO
Ong – corporaciones
Fundaciones
organizaciones funcionales
juntas de vecinos
CVD
ONG – CORPORACIONES
El proceso para constituir Corporaciones se regula mediante el Decreto Nº 110 de 1979 que establece
el reglamento sobre concesión de personalidad jurídica a corporaciones y fundaciones. En la práctica, la
diferencia entre las Corporaciones y las Fundaciones radica en la posibilidad de obtención de
87
retribución económica para los miembros del directorio de la organización, en este sentido los
directores de una ONG no perciben pago por sus funciones, sin embargo, pueden contratar servicios
profesionales y otros tendientes a la concreción de sus proyectos. Estas organizaciones privadas pueden
desarrollarse a nivel nacional. Hoy la nueva Ley de participación ciudadana (Ley 20.500) facilita la
tramitación de este tipo de entidades.
FUNDACIONES
En la práctica, la gran diferencia existente entre la figura de las corporaciones y las fundaciones radica
en que estas se forman en base a un fondo existente, el cual tiene un mínimo regulado para su
iniciación. Por otro lado, los directores de este tipo de entidades perciben retribución económica por
sus servicios y su labor puede desarrollarse a nivel nacional.
CVD
Los CVD o Consejo vecinal de desarrollo es un tipo de organización implantada por el programa
gubernamental de recuperación de barrios en aquellas áreas urbanas en las que como vulnerables, se
implementaron intervenciones físicas e iniciativas sociales en torno a su recuperación. Los CVD son
organizaciones que deben cumplir un rol territorial complementario a la acción de las organizaciones
existentes en estas áreas urbanas de intervención.
88
vecinal respectiva. Su trabajo se hace específico y exclusivo al área definida por el límite territorial
definido por el municipio para esa Junta de vecinos.
En lo anterior, se han registrado una serie de organizaciones provenientes de la sociedad civil, las cuales
en su mayoría, surgen debido al advenimiento de conflictos urbanos vinculados a barrios y se enmarcan
en un tipo de participación vinculada al empoderamiento. Pretenden resguardar atributos tangibles e
intangibles por medio de la patrimonialización como operatoria jurídica y logran posteriormente, o en
paralelo a este proceso, llevar a cabo distintas iniciativas que logran transformarse en un aporte al
desarrollo de los atributos patrimoniales y ambientales presentes en los territorios en los que operan. Se
suma a esto el que estas organizaciones determinan estos objetivos de manera voluntaria y desvinculada
de los organismos públicos.
Las acciones que se describen a continuación, poseen la relevancia de reconocer a la ciudad como un
medio para generar impacto directo en el mejoramiento de las condiciones de vida objetivas de sus
habitantes. Su diversidad, permite hacer una lectura sobre un horizonte de expectativas de alta
complejidad, en el cual se hacen relevantes, factores que van desde lo físico-ambiental, ámbitos del
desarrollo social, hasta la consideración creciente de subjetividades, considerando estas últimas como
una nueva forma de desarrollo (PNUD, 2012), aportando en conjunto al mejoramiento de la calidad de
vida en un determinado territorio. Responden además, a una reivindicación de un proyecto de barrio y
de ciudad integrador y opuesto a operaciones fragmentadas, abriendo paso, en las dos etapas de la
acción de estas organizaciones -la primera de protección y la segunda de desarrollo- a nuevas formas de
gestionar la ciudad en contextos de participación, planificación, gestión, innovación política,
descentralización y desarrollo local.
Esta forma de innovación en torno a la materialización de un proyecto de ciudad definido por una
comunidad en particular, se gesta en Santiago en el año 1996, con los conflictos urbanos del barrio
Bellavista, y alcanza su hito fundacional en 2009, con la patrimonialización del barrio Yungay. Esta
tendencia urbana, conforme al catastro desarrollado para esta investigación, se encuentra representado
hoy por dieciocho organizaciones de la sociedad civil que trabajan en quince barrios del AMS.
89
Tabla 8
En los siguientes puntos las distintas acciones serán descritas conforme a los componentes de
sostenibilidad descritos por Carrión (2002), intentando hacer una lectura más profunda y detallada de la
acción de estas organizaciones en torno al patrimonio cultural de los barrios patrimoniales de Santiago.
Los principales logros vinculados al desarrollo social y humano por parte de estas organizaciones se
encuentran representados en la generación de instancias de participación y promoción del rol de
ciudadano, reforzamiento de la identidad de las personas que habitan en los barrios y de capacitación en
ámbitos de oficios patrimoniales. En el caso de las organizaciones vinculadas al barrio Yungay, la
generación de cuatro cabildos abiertos hasta la fecha, ha permitido generar una instancia abierta de
participación para la definición de acuerdos que tienen como objetivo, proponer cambios y mejoras
concretas para el patrimonio y la calidad de vida existente en el barrio. Uno de los aspectos más
importantes de este tipo de acciones es que en ellas, es la propia comunidad la que se autoconvoca en
torno a discutir los temas que le son pertinentes, reforzando de alguna manera la idea de participación
como autodesarrollo humano (Mlynarz, 2007), por cuanto puede “constituirse en una instancia educativa que
involucra procesos de desarrollo personal a través de prácticas grupales” (2007:111).
90
Dentro del reforzamiento de la identidad, pueden reconocerse una serie de actividades, que mediante
financiamiento público han logrado desarrollarse como son las celebraciones tradicionales, diferentes
tipos de publicaciones impresas y rutas patrimoniales, a las cuales también se hará referencia más
delante de un modo más profundo. Ciudad Viva logró, crear una Escuela de ciudadanía activa la que
tiene como objetivo prestar apoyo y capacitación en torno al fortalecimiento de la conciencia ciudadana
de los habitantes de la ciudad (www.ciudadviva.cl).
Las organizaciones declaran que no se encuentra dentro de sus objetivos, el contribuir a resolver las
necesidades básicas de los habitantes de los barrios pero sí, promover su desarrollo y mejorar sus
capacidades.
Imágenes 36 y 37
Logo Escuela Ciudadanía Activa y Escuela Taller Fermín Vivazeta. Fuente: www.ciudadviva.cl y Escuela Taller Fermín
Vivazeta en las redes sociales (2012).
91
III.8. Acciones y logros vinculados a lo cultural
Las comunidades, mediante distintas organizaciones, poseen distintos niveles de avance en torno a
procesos de patrimonialización por la vía jurídica. Uno de los logros de mayor relevancia en torno a
este tipo de acciones en Santiago, lo constituye el caso del Barrio Yungay debido a la extensión del área
que se esperaba declarar como el alto nivel de heterogeneidad de sus construcciones. La organización
Vecinos por la defensa del barrio Yungay logró en 2008, la aprobación del municipio para la
declaratoria patrimonial y en 2009, con 68 cartas de apoyo y 2.500 firmas fue declarado Zona Típica
por el Consejo de Monumentos Nacionales, aprobándose 140 hectáreas de las solicitadas. También en
2009, se declara Zona Típica el barrio Matta-Viel, el cual también representó un esfuerzo de
organización vecinal relevante. Es posible comprobar mediante el gráfico nº8, que la patrimonialización
representan el segundo motivo de formación en estas organizaciones.
“En la sesión de hoy, el Consejo de Monumentos Nacionales aprobó la declaratoria de Zona Típica de los Barrios
Yungay, Brasil y sus alrededores. Un proceso que resultó bastante complejo pues, si bien sus características arquitectónicas
y ambientales son factores importantes, la gran extensión presentada para ser declarada Zona Típica era muy amplia
(167,13 há). Esta presentación cuenta con el apoyo de 2.277 firmas y 68 cartas de apoyo, de las cuales 794 firmas son
de propietarios y 302 de ellos están dentro del área propuesta. Además de la colaboración de la Ilustre Municipalidad de
Santiago”.
Sitio web del Consejo de Monumentos www.monumentos.cl.
Gráfico 8 e Imagen 38
Motivo de formación de las organizaciones y boletín patrimonial Barrio Matta Sur. Fuente: elaboración propia e internet
(2013).
92
Direcciona estos esfuerzos principalmente en la población infantil del sector (ANEXO 4). Estas, se
transforman en formas continuas de patrimonialización y dejan en claro, que el trabajo en los barrios
históricos no termina con la patrimonialización jurídica. Debe destacarse la existencia de continuidad
en los procesos de patrimonialización en cuanto a otras categorías como los Monumentos Históricos
tras una declaratoria de Zona Típica por parte de la organización del barrio Matta-Viel.
Vinculado a estos procesos de recuperación del legado cultural edificado, la Fundación Patrimonio
Nuestro ha logrado implementar una Oficina de gestión patrimonial la cual ha logrado recuperar
viviendas en dos cités del sector de Yungay.
Imagen 39
Afiche Oficina de gestión patrimonial Fundación Patrimonio Nuestro. Fuente: Fundación Patrimonio Nuestro (2013).
En ámbitos externos al área geográfica del barrio Yungay pero vinculado a los procesos de
patrimonialización y puesta en valor, la Fundación Patrimonio Nuestro en conjunto con la Universidad
de Chile han logrado implementar Cursos de Gestión Patrimonial abiertos a estudiantes y dirigentes
93
vecinales con el objetivo de generar mejoras en los procesos de gestión cultural asociado al patrimonio
en Chile.
Imágenes 40 y 41
Cité Villa El Escorial y Ruta patrimonial en barrio San Eugenio. Fuente: Vivienda y decoración y Luis Parraguez Bravo 2012.
Los logros económicos se relacionan a las formas de financiamiento de los proyectos llevados a cabo
por las organizaciones destinadas a la protección y difusión patrimonial de los barrios. Las Juntas de
Vecinos tienden a utilizar fondos municipales asignados directamente o mediante postulación, a su vez
las organizaciones funcionales postulan a una gran variedad de fondos nacionales correspondientes a
distintos ministerios e incluso internacionales como veremos en los gráficos y tablas que se presentan a
continuación, sin embargo, es importante destacar el hecho, de que los fondos nacionales declarados
por estas organizaciones, el 100% pertenece al sector público. Así también, conviene destacar que las
organizaciones no postulan a la totalidad de los fondos existentes para el mejoramiento de los barrios
(Tabla 3).
94
Tabla 9 y Gráfico 9
Montos adjudicados en los últimos cinco años declarados por las organizaciones. Fuente: elaboración propia (2013).
Otros medios de financiamiento distintos de los fondos concursables, lo constituyen las membrecías y
la autogestión los cuales permiten principalmente cubrir gastos de operación. Vecinos por la defensa
del barrio Yungay si bien declara no recibir aportes de dinero mediante membrecías, cuantifica el aporte
en voluntariado para el desarrollo de sus distintos proyectos.
Tabla 10
FONDOS NACIONALES A LOS QUE POSTULAN LAS ORGANIZACIONES ENCUESTADAS
1 FNDR CULTURA
5 FONDART
Tabla 11
FONDOS INTERNACIONALES A LOS QUE POSTULAN LAS ORGANIZACIONES ENCUESTADAS
4 UNESCO
95
III.10. Acciones y logros vinculados en lo político–administrativo
Dentro de las acciones vinculadas al ámbito político y administrativo, deben destacarse las
características administrativas básicas de ellas, la generación de redes entre organizaciones, y la
generación de instancias de planificación en torno a las organizaciones y su actuar en los territorios.
Gráfico 10
Gráfico 11 y 12
96
Gráfico 13 y 14
Las organizaciones declaran establecer relaciones de trabajo y apoyo con otras entidades presentes en
los sectores donde operan, destacan las vinculaciones con organizaciones funcionales y juntas de
vecinos aunque suelen asociarse preferentemente a las primeras. Declaran a su vez recibir apoyo de
distintos personeros públicos entre los que destacan los concejales y los parlamentarios.
Dentro de las características administrativas básicas de las organizaciones encuestadas, deben destacarse
las tipologías de organizaciones y la formalización de las entidades mediante obtención de personalidad
jurídica. Las organizaciones más antiguas datan de 1992, siguiendo hasta 2012 un ritmo de creación que
parece ser constante desde el año 2000. Del total de las organizaciones, el 7% corresponde a Juntas de
Vecinos, un 43% a organizaciones comunitarias o funcionales, un 14% a ONGs y corporaciones y el
29% a organizaciones no formalizadas (Gráfico 15). Del mismo modo, con respecto a su contribución
en torno al desarrollo de las personas, declaran dedicarse principalmente al reforzamiento de su
identidad y al mejoramiento del entorno en el que viven.
Los resultados del cuestionario no permiten elaborar una relación clara entre la cantidad de integrantes
del directorio con estudios universitarios completos y la cantidad de fondos adjudicados por las
organizaciones, sin embargo, es posible declarar que aquellas organizaciones con mayor éxito en la
adjudicación de fondos públicos tienden a ser aquellas que poseen mayor número de colaboradores
actualmente (Gráfico 17) y con mayor antigüedad desde su formación. También según el gráfico nº13,
las organizaciones pertenecientes a las comunas de Nuñoa, Providencia-Recoleta y Santiago son las que
poseen un directorio con mayor número de profesionales, destacando Ciudad Viva (Providencia-
Recoleta) y el Club social y cultural Población de Sub-oficiales de Caballería (Ñuñoa) (Gráfico 14).
97
Gráfico 15
Tabla 12 y Gráfico 16
Fuente: elaboración propia (2013) en base a catastro de organizaciones y resultados análisis estadístico.
98
“Se inicia proyecto de Promoción de la Asociatividad para el Desarrollo del Barrio Viel. En el marco de este trabajo se
realizarán talleres para levantar las aspiraciones y visiones sobre el desarrollo del barrio. Además, se confeccionará una
plataforma web que permitirá más interrelación entre los vecinos y las empresas y organizaciones.
El día viernes 9 de diciembre se llevó a cabo un taller inicial en el teatro Cousiño (ex humoresque), vea los fotografías.”
Los instrumentos de gestión nombrados anteriormente son relevantes por cuanto permiten fijar de
manera participativa los horizontes de la acción de las entidades ligadas a los procesos de protección,
mejoramiento y puesta en valor de estos barrios de la ciudad, aprovechando al máximo los ámbitos de
acción disponibles para estos grupos pertenecientes a la sociedad civil.
Gráfico 17
99
Imágenes 42 y 43
Reuniones de difusión y talleres zonas típicas Lo Espejo y Logo Asociación Chilena de Barrios y Zonas Patrimoniales. Fuente:
https://www.facebook.com/loespejo.zonatipica e internet.
Imagen 44
100
Imagen 45
“Integrantes del Centro Cultural "Patrimonio de Matta Sur" llevaron a cabo la primera acción, de varias, encaminadas
a colaborar con la limpieza del barrio. Al mismo tiempo se entregó a los(as) vecinos(as) un instructivo con recomendaciones
para mantener nuestro barrio más limpio.”
Organización patrimonial en Matta Sur a través de las redes sociales.
101
En el barrio Matta-Viel, se registran gestiones por parte de la Junta de Vecinos Nº12, (Manuel Barros
Borgoño) tendientes a la construcción de plazas (Plaza Mireya Pinto) mediante financiamiento
municipal directo, la cual permitiría por un lado, rendir tributo a lideres vecinales relevantes para el
sector, como a mejorar el entorno de inmuebles históricos emblemáticos en el barrio.
Imágenes 46 y 47
Jornadas de limpieza calles y aceras barrio Matta Sur y Plaza Mireya Pinto. Fuente:
https://www.facebook.com/comite.mattasur y sitio web barrio Matta-Viel www.ciudadviel.cl
Las organizaciones en más de una ocasión han debido enfrentar conflictos urbanos en torno a
proyectos implementados por el estado o privados (Tabla 13). Destaca la fiscalización de proyectos de
remodelación de espacios públicos patrimoniales sin las autorizaciones correspondientes en el barrio
Yungay, los cambios al trazado de corredores segregados del Transantiago, la Línea tres del Metro en
Matta Sur y la organización en torno a la expulsión de ferias libres en Matta-Viel entre los más recientes
y los casos emblemáticos como los logros de Ciudad Viva frente al proyecto Costanera Norte y Vecinos
del barrio Yungay frente al Plan regulador comunal entre los de más antigua data. Aún así se registran
resultados desfavorables en torno a las luchas llevadas a cabo por algunas de estas organizaciones,
siendo una de las más emblemáticas la lucha de la Organización Los Castaños y dos edificios de la
Constructora Grevia (Imagen 48) tras fallo de la Corte de Apelaciones de Santiago en 2012.
Tabla 13
TOTALIDAD DE CONFLICTOS URBANOS ENFRENTADOS POR LAS ORGANIZACIONES EN
LOS ÚLTIMOS CINCO AÑOS
1 Acción inmobiliaria
2 Carreteras y vialidad
3 Proyectos no deseados
4 Planes Reguladores Comunales
5 Conflictos de la basura
6 Transantiago
7 Uso de la vía publica
8 Usos de suelo no deseados
9 Reconstrucción
Fuente: elaboración propia (2013).
102
Imagen 48 y Gráfico 18
Pancartas contra el asedio inmobiliario en barrio Los Castaños, Comuna de Independencia. Fuente:
elaboración propia (2013).
Las redes sociales, en las cuales el 100% de las catorce organizaciones encuestadas declaran tener
presencia, cumplen un importante rol por cuanto permiten visibilizar sus acciones y promover apoyo en
torno a sus conflictos. Las organizaciones, prefieren participar de redes sociales como Facebook, Twitter
y páginas web. De esta manera, es posible visualizar el uso de internet por parte de estas organizaciones
como una herramienta que efectivamente “favorece, el capital social y el ejercicio ciudadano” (PNUD, 2002:8).
La organización del Barrio Matta-Viel, espera formalizar la creación de una corporación que permita
mejorar las gestiones tendientes a la restauración y remodelación de inmuebles históricos emblemáticos
existentes en su área de trabajo. Las organizaciones vinculadas al Barrio Yungay han diseñado un
sistema de asesoramiento legal dirigido principalmente a personas y organizaciones del área del Barrio
Yungay asociándose a actores institucionales como la Escuela de derecho de la Universidad de Chile.
Destaca también, en el mismo barrio, la creación de una nueva junta de vecinos como respuesta al poco
103
apoyo que han recibido de parte de las organizaciones territoriales del sector, en torno a la protección y
promoción del Gran Yungay, a la vez que como estrategia de maximización de beneficios del sector
público. Como una visión de futuro, las organizaciones ligadas a la promoción y defensa de este barrio
promueven la idea de repoblamiento patrimonial y eco-barrio patrimonial (Carvajal, 2012). La primera
idea se vincula a la generación de nuevas formas de repoblamiento en base a una producción
inmobiliaria de bajo costo para los nuevos habitantes, intervención relevante por cuanto supone una
intervención directa y contundente en el patrimonio material. La segunda idea alude a la visión de
sustentabilidad (ANEXO 6) asociada al barrio histórico protegido.
Imagen 49
Fuente: Collage actividades culturales en Zona Típica Dalmacia, Comuna de Providencia. Fuente:
Diana Morales (2013).
104
105
Conclusiones
De la presente investigación es posible obtener las siguientes conclusiones.
1.- Las movilizaciones para obtener la declaratoria de Zona Típica han favorecido a las organizaciones
orientadas al desarrollo sostenible de barrios patrimoniales.
2.- Para las organizaciones vecinales, la patrimonialización por vía jurídica ha sido un estímulo clave
para imaginar fórmulas de desarrollo sostenible. Las declaratorias ayudan a establecer los valores de lo
que se desea conservar y tras su determinación, se permite la evaluación permanentemente, haciendo
posible en un futuro, medir el nivel de sustentabilidad de las acciones sobre estos bienes culturales tanto
en lo material como en lo intangible. Sin patrimonialización, sin definición de valores validados a un
nivel legal, es difícil, aunque no imposible, lograr un desarrollo sostenible comprendiéndolo como un
proceso que debe “asegurar que satisfaga las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las futuras
generaciones para satisfacer las propias” (Brundtland, 1987:29). Así, debe reconocerse la importancia de los
procesos de patrimonialización – independiente de sus resultados - como una instancia real de
organización y donde se establecen valores patrimoniales a conservar.
4.- El desarrollo sostenible de los barrios patrimoniales de la capital, llevado a cabo por las
organizaciones de la sociedad civil, puede entenderse a un nivel más general, como desarrollo local
asociado al patrimonio cultural ya que “…distintos actores intentan, a través de un esfuerzo convergente, no libre de
tensiones y conflictos, y de una visión compartida de futuro, potenciar las energías y los recursos disponibles en un territorio
con el fin de avanzar en el logro del bienestar para todos en un contexto de convivencia democrática entre diferentes…”
(Velásquez, s/f: 188), y se materializa hoy principalmente, en el ámbito inmaterial del patrimonio, en la
generación de desarrollo social y desarrollo humano. No debe dejar de mencionarse el mejoramiento de
los ámbitos materiales del legado cultural como la vivienda y el espacio público y en el futuro, puede
tender incluso a aumentar su influencia, ampliándose a otros tipos de desarrollo como el inmobiliario y
sustentable en el área de la eficiencia energética. Esto a juzgar por las expectativas de las organizaciones
de interés para esta investigación y las metas que se han fijado en la planificación de su gestión.
106
5.- La evidencia indica que las organizaciones no se diluyen tras el logro de los objetivos de
patrimonialización. Al contrario, es posible identificar un reforzamiento de sus capacidades y de sus
acciones, en torno a los territorios en los que operan.
6.- El aumento de organizaciones de la sociedad civil que emprenden procesos de protección, puesta en
valor y rehabilitación de barrios patrimoniales, se ha dado de manera sostenida desde el año 2007 hasta
2012 y existe una relación entre la antigüedad de las organizaciones y la cantidad de fondos que se
adjudican para el desarrollo de sus proyectos. Esto nos permite entender que el desarrollo sostenible de
los barrios históricos en manos de la sociedad civil, es un proceso lento durante el cual las
organizaciones tienden a mejoran sus capacidades.
8.- Los altos grados de heterogeneidad social presentes en los barrios patrimoniales identificados, se
presenta tanto desde los niveles comunales en el contexto metropolitano como a la escala interna de
cada territorio comunal. Por esto, es relevante la creación de instancias que promuevan la generación de
redes de ayuda e intercambio de información conducente a acciones de protección y puesta en valor
patrimonial. Esta ayuda se hace relevante en el ámbito de la gestión del proceso de patrimonialización y
el acceso a mecanismos de financiamiento.
9.- Debe mencionarse la existencia de una paradoja existente entre la desvinculación del Estado en
torno a la recuperación constante de los barrios patrimoniales y las iniciativas de desarrollo local en
torno al legado cultural en estas áreas urbanas. En este ámbito, es posible evaluar el éxito de la política
de descentralización, dado que el 100% del financiamiento nacional de estas organizaciones proviene
del Estado. Aún así, como se mencionó anteriormente, la ausencia de intervención estatal directa en
cuanto a planificación no garantiza el éxito de la acción de las organizaciones en torno a la generación
de desarrollo sostenible de las áreas urbanas patrimoniales, principalmente en aquellas en alto estado de
deterioro y que por motivos de índole social, obsolescencia programática y socioeconómicas, pueden
requerir mayor grado de intervención para su rehabilitación integral.
107
10.- La patrimonialización nacional (Zona Típica) junto a la patrimonialización contenida en los PRC –
no la primera por si sola- efectivamente detienen los proyectos inmobiliarios en altura, marcando las
tendencias de verticalización de los distintos barrios patrimoniales de la ciudad. Así, en el caso de
barrios sin ningún tipo de protección ante la acción inmobiliaria, la patrimonialización nacional sirve
objetivamente como detonante de posteriores acciones de control urbanístico mediante la definición de
ZCH en los procesos de actualización de los PRC.
11.- Los componentes del desarrollo sostenible asociados a los barrios patrimoniales de Santiago, se
encuentran en mayor o menor medida presentes en la acción de las organizaciones identificadas en este
estudio, sin embargo, el proceso se encuentra aún en un estado incipiente, por lo que es posible declarar
que ellas, se dirigen hacia la generación de desarrollo sostenible vinculado al patrimonio. Si bien, sus
acciones logran cumplir con los objetivos esperados frente a la acción sobre el legado cultural, no son
suficientes para revertir los procesos de deterioro presentes en algunas de estas áreas urbanas.
12.- Desde una visión económica, es posible concluir que el desarrollo sostenible – independiente de
quien sea el ejecutor- es una instancia en que los bienes culturales dejan una postura estática para
transformarse en el elemento central del desarrollo. La visión de desarrollo sostenible asociado a
barrios, es sin duda, una visión de la herencia cultural como recurso de desarrollo territorial. En esta
versión local del desarrollo sostenible asociado a los barrios en Santiago, la planificación sigue
ocupando un lugar relevante, solo que los planes y visiones son producidos por la propia comunidad
que se autoconvoca a participar generando instancias de desarrollo social y humano.
13.- La investigación presenta los antecedentes necesarios para concluir que en el contexto del
patrimonio cultural urbano tangible de barrios con uso mayoritario de vivienda en Santiago, una acción
altamente efectiva ha sido la de CORDESAN, en asociación con organizaciones internacionales
durante los años noventa para la restauración de cités. Aunque no representa la acción de la comunidad
que habita estos conjuntos y no se vincula a procesos de patrimonialización, se transformó en un buen
ejemplo de intervención sostenible sobre el patrimonio cultural desde la acción público-privada local la
cual, no necesariamente se transforma en una receta real aplicable a todas las comunas, dado que desde
el ámbito público, estas poseen capacidades, autonomía y recursos dispares (Fuentes et. al., 2007). Aún
así, los municipios pueden generar instancias que permitan dar apoyo a este tipo de organizaciones,
contribuyendo de manera significativa al mejoramiento de los resultados de su gestión.
14.- Se concluye que el modelo de intervención más efectivo para el desarrollo sostenible de los barrios
patrimoniales de Santiago, es aquel que contemple tanto acciones del sector público como de
organizaciones locales en el marco de un modelo de intervención mixto. Si bien los componentes del
108
desarrollo sostenible descritos en el punto II.10 consideran a la comunidad como organismo ejecutor
de este tipo de procesos, las acciones directas sobre el patrimonio llevadas a cabo por el sector público
pueden llegar a resultar de gran importancia en el mantenimiento e intervención de viviendas, edificios
y espacios públicos. Aún así, este modelo de intervención mixto debe permitir la autonomía de las
organizaciones con el objetivo de que operen plenamente en base a los componentes del desarrollo
sostenible desde las organizaciones de la sociedad civil como parte de procesos que permiten maximizar
el valor público vinculado a la mejora de los espacios públicos y la valorización de los barrios.
15.- Que el barrio patrimonial, según el marco teórico, como un espacio apropiado por el sustrato vivo
que lo sustenta, la comunidad, logra diferenciarse claramente del centro histórico tradicional. Este
último, se define en base a un origen y una localización específica dentro de la ciudad. Si bien el barrio
patrimonial y el centro histórico están constituidos materialmente por patrimonio tangible, en el barrio
patrimonial, patrimonializado o en proceso de patrimonialización por parte de la comunidad, su
interpretación se lleva a cabo desde lo intangible, es esa su principal fortaleza y posibilita que este se
transforme en un instrumento de desarrollo conforme a la serie de documentos y recomendaciones
internacionales mencionadas en esta investigación.
16.- El desarrollo sostenible de los barrios patrimoniales de Santiago desde la acción de las
comunidades, genera procesos de mejora física de los barrios a la vez que promueve sus atributos
prestigiándolos y mejorando su posicionamiento con respecto a otros barrios centrales e incluso, a otras
tipologías de barrio como los vinculados a urbanizaciones periféricas. Esto los convierte en lugares de
atractividad residencial creciente, lo cual determinará nuevas formas y escalas de especulación
inmobiliaria, con un impacto positivo en lo tangible, pero con posible influencia negativa –hasta que no
se especifique a qué tipo de gentrificación se refiere- en lo intangible. En definitiva, los procesos de
recomposición de clase en el espacio urbano, a los cuales la investigación soslaya de manera voluntaria,
se transforman en una paradoja latente del desarrollo sostenible asociado al patrimonio de barrios desde
la acción de la comunidad. Así, por la vía de la descentralización, en el desarrollo sostenible de barrios
patrimoniales, el Estado y las comunidades se transforman indirectamente en promotores de estos
procesos.
109
Consejo de Monumentos Nacionales y por otro, la necesidad de preparar “técnicos del patrimonio”
para responder a la creciente demanda y/o se generen asociaciones de organizaciones profesionales que
trabajen en este ámbito específico del quehacer profesional vinculado a la protección y desarrollo del
patrimonio cultural.
Recomendaciones.
1.- Desde la arquitectura, en la academia, es necesario pensar y proponer instancias de gestión que
permitan hacer más eficiente y relevante la participación de las propias comunidades en torno a la
rehabilitación de inmuebles históricos, promoviendo una visión que logre complementar el diseño con
instancias de gestión que consideren el recurso humano disponible.
2.- En el ámbito de las organizaciones de la sociedad civil vinculadas a los barrios patrimoniales,
promover el financiamiento del sector privado a sus acciones, mediante el uso de instrumentos
mencionados en la tabla n°3 como la Ley de donaciones culturales.
3.- Con la finalidad de iluminar la creación y los cambios en torno a las políticas públicas asociadas a la
protección y recuperación del legado cultural urbano conviene destacar dos puntos posibles de acción:
- Municipios: se hace relevante crear instancias de apoyo a este tipo de organizaciones, el cual permita
contribuir de manera significativa al mejoramiento de los resultados de su gestión a la vez que
promover su formación especialmente en aquellos barrios con declaratoria de Zona Típica gestionadas
por organismos públicos, en los cuales no existen organizaciones.
- Protección patrimonial contenida en los PRC: se recomienda trabajar en dos aspectos vinculados a su
generación y a su peso simbólico. La participación asociada a la definición de zonas de conservación
histórica debe plantearse como un espacio en el cual pueden delegarse mayor grado de responsabilidad
en los propios habitantes, tanto en la definición de áreas históricas a proteger (generación de instancias
de patrimonialización), mantenimiento, preservación y difusión de su importancia histórica y cultural.
Esto conforme a las recomendaciones de la OCDE (2006), ya que las acciones de innovación han de
ser resultado de políticas de nivel local que reconocen lo urbano como instancia clave del desarrollo
territorial.
- Con respecto a los futuros proyectos de recuperación de barrios a través del Programa de
recuperación de barrios, (pronto a ser aplicado en fase de piloto) podría incorporar ámbitos de
patrimonialización desde la base como parte de la postulación al programa ya sea desde esfuerzos para
su presentación ante la SEREMI desde los municipios y/o principalmente desde las propias
110
comunidades interesadas. Otro desafío que se impone a este tipo de programas en el nivel en que se
integra a las organizaciones preexistentes, las cuales han de buscar objetivos generales similares a los
implantados por la acción pública.
Desde la sociología es necesario analizar de manera crítica la representatividad de las organizaciones, los
movimientos y las acciones sobre los barrios patrimoniales de Santiago.
Desde el urbanismo, los aportes concretos del patrimonio cultural a la calidad de vida de los territorios.
Desde la arquitectura, la formalización e imagen del soporte espacial y programático necesario para
albergar los procesos de desarrollo local descritos en esta investigación.
Nota final: debe destacarse que los procesos registrados en esta investigación se encuentran en pleno
desarrollo y son crecientes. Al término de esta investigación es posible registrar al menos seis nuevas
organizaciones vinculadas a barrios patrimoniales. Junto a esto, las nuevas administraciones municipales
de las comunas de Santiago y Providencia han tomado decisiones concretas con respecto al patrimonio
mediante la creación de departamentos de patrimonio, se ha presentado un Proyecto de Ley para la
creación de un Ministerio de la Cultura y el Programa de recuperación de barrios (MINVU) se
encuentra iniciando la fase piloto de una versión del programa enfocada a barrios patrimoniales en el
barrio Yungay, comuna de Santiago.
111
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Anexos
ANEXO 1.- Noticia “Proponen construcción primer edificio de oficinas en barrio de Gral. Flores”.
ANEXO 2.- Noticia “Crean tour patrimonial para smartphones en el barrio Yungay”.
ANEXO 3.- Noticia “Vecinos piden que barrio Bellavista sea Zona Típica”.
ANEXO 7.- Noticia “Restaurarán fachadas de históricos edificio del barrio Dieciocho”.
119
ANEXO 1
120
ANEXO 2
121
ANEXO 3
ANEXO 4
122
ANEXO 5
ANEXO 6
123
ANEXO 7 Y 8
124
Encuesta entidades barriales patrimoniales en Santiago. Nº______
1.- Caracterización:
1.1 Nombre
entidad:
1.2 Tipología de la CVD Junta de Corporación Fundación Otra:
entidad: vecinos - ONG
1.3 Año formación:
1.4 Con personalidad jurídica: SI NO
1.5 Fecha de obtención personalidad jurídica:
1.6 Número total de miembros fundadores:
1.7 Número total de miembros que colaboran actualmente:
1.8 Motivo de patrimonialización difusión Conflicto otro
formación: urbano
2.- Social.
2.1 ¿Contribuye su organización al desarrollo de las personas del barrio, cómo? (conteste más de
una si es necesario)
Reforzando su identidad
Fortaleciendo la noción de ciudadano
Contribuyendo a resolver sus necesidades básicas
Mejorando el entorno en el que viven
Tratando de entregar herramientas a quienes lo necesiten para su desarrollo
Otra:___________________________
2.2 ¿Su organización mantiene contacto con otra entidad barrial patrimonial, de qué tipo?
2.3 ¿Mantiene relaciones de trabajo y apoyo con otras organizaciones del sector, cuáles?
2.4.- A lo largo del desarrollo de la organización, ¿ha contado con el apoyo de personeros
públicos?
125
3.- Cultural.
3.1 ¿Cuál es el área de acción actual de la organización? (si es pertinente conteste más de una)
3.2 de las que nombró, ¿cuál es la más prioritaria? (conteste solo una)
R: ________________________________
4. - Económica.
R:____________________
4.3 La organización ha postulado a fondos en los últimos 5 años?, ¿Cuáles han sido estos
proyectos? (MARQUE CON UNA “X” EN LA CASILLA DE MONTOS APROXIMADOS DE CADA FONDO)
126
4.4 ¿Han sido beneficiados con alguno?
Sí NO
Cuales sí:_________________________________
5.- Político–administrativo.
R:______________
5.3 ¿Cuál es la cantidad de miembros del directorio actual con educación superior universitaria
completa?
R:______________
SI NO
6.- Físico–ambiental.
6.1 ¿Ha enfrentado conflictos urbanos desde el inicio de la creación de la entidad, cuáles?
6.2 ¿desarrolla o promociona algún tipo de actividad que tienda a la mejora ambiental del
barrio?
127