Textos Evaluaciã N (Grado 10°)
Textos Evaluaciã N (Grado 10°)
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TEXTO 1
El prólogo es del investigador José Pascual Buxó, quien destaca que Perus
explora aspectos antes desapercibidos por la crítica de la obra de Rulfo (1917-
1986), creador de voces evasivas y fragmentarias y de una narración no
cronológica ni causalmente concatenada, que en su momento desconcertó por
apartarse de las convenciones de la verosimilitud realista.
–No se trata de descalificar las lecturas anteriores que se han hecho de la obra
de Rulfo. Cada época histórica tiene sus horizontes e instrumentos de reflexión de
la literatura o de cualquier otra cosa. Y con los clásicos, porque Rulfo es un clásico
de la literatura mexicana y universal, las preguntas de hoy están marcadas por
una época en la que hay un quiebre en la historia y en la cultura. Las lecturas
anteriores muestran una especie de inmovilismo, no es que agotaron la obra de
Rulfo, se agotaron ellas.
La obra de Rulfo no ha sido agotada por los análisis; ahora se necesita una lectura
desde otros referentes, asegura Françoise Perus.
Se debe ser un lector muy atento para no tomar un do por un re, o para no
tomar una pausa por un discurso ausente. Todo está regulado para que el lector
aprenda a dialogar con un texto que no es latín, sino un texto vivo, creado,
imaginado, escrito por un ser también vivo. Y no estoy en busca del ser vivo, sino
del mundo al que me invita en su obra.
Françoise Perus retoma el asunto del amplio interés teórico y literario de Rulfo
y agrega:
Se apropió creativamente de todo lo que leyó, porque todo lo leído tiene que
ver con la vida y con restablecer esa conexión con la vida, y no con aplicar
métodos abstractos. Cosa que yo tampoco hago porque lo primero que hace Juan
Rulfo es ponerme y ponernos en guardia contra esas formas de hacer crítica
literaria y de hacer literatura.
TEXTO 2
"Creo que este honor no se confiere a mi persona sino a mi obra, la obra de toda
una vida en la agonía y vicisitudes del espíritu humano, no por gloria ni en
absoluto por lucro sino por crear de los elementos del espíritu humano algo que no
existía. De manera que esta distinción es mía solo en calidad de depósito. No será
difícil encontrar, para la parte monetaria que extraña, un destino acorde con los
elevados propósitos de su origen.
Pero también me gustaría hacer lo mismo con el renombre, aprovechando este
momento como pináculo desde el cual me escuchen los hombres y mujeres
jóvenes que se dedican a la misma lucha y afanes entre los cuales ya hay uno que
algún día se parará aquí donde yo estoy.
Nuestra tragedia actual es un temor general en todo el mundo, sufrido por tan
largo tiempo que ya hemos aprendido a soportarlo. Ya no existen problemas del
espíritu; sólo queda esta interrogante: ¿Cuándo estallaré? A causa de ella, el
escritor o escritora joven de hoy ha olvidado los problemas de los sentimientos
contradictorios del corazón humano, que por sí solos pueden ser tema de buena
literatura, ya que únicamente sobre ellos vale la pena de escribir y justifican la
agonía y los afanes.
Ese escritor joven debe compenetrarse nuevamente de ellos. Aprender que la
máxima debilidad es sentirse temeroso; y después de aprenderlo olvidar ese
temor para siempre, no dejar lugar en su arsenal de escritor sino para las antiguas
verdades y realidades del corazón, las eternas verdades universales sin las cuales
toda historia es efímera y predestinada al fracaso: amor y honor, piedad y orgullo,
compasión y sacrificio.
Mientras no lo haga así continuará trabajando bajo una maldición. No escribirá de
amor sino de sensualidad, de derrotas en que nadie pierde nada de valor, de
victorias sin esperanzas y, lo peor de todo, sin piedad ni compasión. Sus penas no
serán penas universales y no dejarán huella. No escribirá acerca del corazón sino
de las glándulas.
Mientras no capte de nuevo estas cosas, continuará escribiendo como si estuviera
entre los hombres sólo observando el fin de la Humanidad. Yo rehúso aceptar el
fin de la Humanidad.
Es fácil decir que el hombre es inmortal porque perdurará; que cuando haya
sonado la última clarinada de la destrucción y su eco se haya apagado entre las
últimas rocas inservibles que deja la marea y que enrojecen los rayos del
crepúsculo, aun entonces se escuchará otro sonido: el de su voz débil e
inextinguible todavía hablando.
También me niego a aceptar esto.
Creo que el hombre no perdurará simplemente sino que prevalecerá. Creo que es
inmortal no por ser la única criatura que tiene voz inextinguible sino porque tiene
un alma, un espíritu capaz de compasión, de sacrificio y de perseverancia.
El deber del poeta y del escritor es escribir sobre estos atributos. Ambos tienen el
privilegio de ayudar al hombre a perseverar, exaltando su corazón, recordándole el
ánimo y el honor, la esperanza y el orgullo, la compasión, la piedad y el sacrificio
que han sido la gloria de su pasado.
La voz del poeta no debe relatar simplemente la historia del hombre, puede
servirle de apoyo, ser una de las columnas que lo sostengan para perseverar y
prevalecer".
TEXTO 3
TEXTO 5