La Infancia 2
La Infancia 2
La Infancia 2
Rousseau
Gabriela Mistral
Actualmente, ya nadie pone en duda que lo que somos de adultos tiene su origen en las
primeras experiencias de la infancia; en estos primeros años, las emociones juegan un
papel esencial, pero, paradójicamente, la capacidad para comprender dichas emociones
es escasa. . El psicoterapeuta tratará de ayudar proporcionando un adecuado “sostén” o
contención de las ansiedades, temores del niño, y una interpretación de lo que el niño
quiere expresar a través de sus juegos . En la medida en que al niño con dificultades
emocionales se le suministra una atmósfera de intimidad y privacidad donde pueda
dramatizar su mundo interno sin punición y censura, la esperanza de cambio aparece.
NIÑOS
Ansiedad
Del mismo modo que hacen los adultos, los niños pueden manifestar un trastorno de
ansiedad a pesar de que sus síntomas difieren de los síntomas de los adultos. Las
consecuencias negativas de la ansiedad infantil pueden afectar más que en la vida
adulta, pudiendo incidir en el desarrollo normal del niño.
En primer lugar debe determinarse el tipo de trastorno del niño afectado mediante una
correcta evaluación. Podemos diferenciar entre un trastorno de ansiedad por separación,
un trastorno de ansiedad generalizado, un trastorno de pánico, un trastorno obsesivo-
compulsivo o un trastorno por estrés postraumático.
Una vez obtenida la información que nos permita conocer con detalle el problema del
niño, identificaremos las variables que lo mantienen, definiremos el diagnóstico y
podremos proceder a planificar la intervención terapéutica.
Trastornos de ansiedad
1 ¿Cuáles son los tipos y características de los trastornos de ansiedad?
- Baja autoestima.
Trastorno de ansiedad por separación: Los niños con este trastorno suelen tener
dificultad en dejar a sus padres para ir a la escuela o campamento de verano,
quedarse en casa de un amigo o estar solo. A menudo, se “aferran” a sus padres y
tienen problemas para quedarse dormidos. El trastorno de ansiedad por
separación puede ir acompañado de depresión, tristeza o miedo a que algún
miembro de la familia se vaya o muera. Aproximadamente uno de cada 25 niños
experimenta trastorno de ansiedad por separación.
Fobias: Los niños y adolescentes con fobias tienen excesivos miedos no reales de
ciertas situaciones u objetos. Muchas fobias tienen nombres específicos, y el
trastorno puede centrarse en animales, tormentas, agua, lugares altos o situaciones
específicas como encontrarse encerrado en un lugar reducido. Los niños y
adolescentes sienten verdadero pavor a ser criticados o juzgados duramente por
los demás. Intentarán evitar los objetos y situaciones temidas, por lo que el
trastorno puede limitar gravemente sus vidas.
Los trastornos de ansiedad se encuentran entre los más comunes de los problemas
mentales, emocionales y de comportamiento que se presentan en la niñez y la
adolescencia. Aproximadamente, 13 de cada 100 niños y adolescentes de entre 9 y
17 años experimentan algún tipo de trastorno de ansiedad; Las niñas se ven más
afectadas por el problema que los niños y cerca de la mitad de los niños y
adolescentes con estos trastornos padecen un segundo trastorno de ansiedad u otro
trastorno mental o de comportamiento, como la depresión. Además, los trastornos
de ansiedad pueden coexistir con trastornos de salud físicos que necesitan
tratamiento.
Recientes investigaciones han confirmado que el carácter del joven puede jugar un
papel importante en los trastornos de ansiedad entre algunos niños y adolescentes.
Por ejemplo, algunos niños suelen ser muy tímidos y adoptar una actitud retraída
en situaciones fuera del ámbito familiar, lo que ya es un posible signo de riesgo en
desarrollar estos trastornos. La investigación en esta área es muy compleja debido
a que los miedos en la niñez a menudo suelen desaparecer al crecer. También
hacen hincapié en que debería realizarse una observación más cuidadosa cuando
los niños tienen entre 6 y 8 años. Durante este período, el miedo de los niños a la
oscuridad y a las criaturas imaginarias disminuye y se acrecienta la ansiedad hacia
el rendimiento escolar y las relaciones sociales. Un exceso de ansiedad en los niños
de esta edad, puede ser una señal de alarma en cuanto al posterior desarrollo de
trastornos de ansiedad.
Los estudios sugieren que los niños y adolescentes tienen más posibilidad de
desarrollar el trastorno si sus padres lo padecen. Sin embargo, no prueban si los
trastornos son ocasionados por la biología, el entorno o ambos. Son necesarios más
datos para clarificar si los trastornos de ansiedad pueden ser hereditarios.
Los niños y adolescentes con estos trastornos pueden beneficiarse de una variedad
de tratamientos y servicios. Tras un adecuado diagnóstico, pueden ser los
siguientes:
- Técnicas de relajación
- Terapia familiar.
- Formación familiar
Hablar de ello con su médico de cabecera para que determine si los síntomas son
ocasionados por un trastorno de ansiedad o por algún otro trastorno y también
puede derivar a un profesional de la salud mental. Buscar un profesional de la
salud mental especializado en trabajar con niños y adolescentes, que utilice la
terapia cognitivo-conductual o terapia del comportamiento, entre otras. Obtener
información adecuada de bibliotecas, librerías u otras fuentes Asesorarse sobre
tratamientos y servicios Hablar con otras familias en sus respectivas comunidades.
Localizar organizaciones o asociaciones de familias con el mismo problema
Las personas que no están satisfechas de la atención recibida en esta área deberían
dirigir sus quejas a la institución o persona que se las ha facilitado, pida
información o busque a través de otras fuentes.
Depresión
1-¿Qué es la depresión infantil y qué tipos de depresión existen?
Como los adultos, los niños también pueden llegar a padecer depresión. Es
importante tener en cuenta que, a pesar de referirse a los mismos tipos de
trastornos que en el adulto, el diagnóstico en niños debe tomar en consideración los
aspectos de la vida cotidiana y grado de desarrollo socio-emocional infantil. Los
tipos de depresión incluyen: depresión mayor, distimia, trastorno adaptativo con
carácter depresivo, trastorno de alteración estacional y trastorno bipolar o
depresión maníaca.
Los niños con depresión lo describen como sentirse desesperanzados por todo o
que nada merece un esfuerzo. Creen honestamente que “no valen nada”, que su
mundo es un lugar difícil y que no podrán hacer nada para cambiarlo.
Para realizar un diagnóstico más preciso, debe realizarse una evaluación detallada
con un profesional de la salud mental. Aunque de modo orientativo puede
realizarse la siguiente evaluación:
Un niño con distimia debe experimentar dos o más de los siguientes síntomas casi
constantemente y durante un año como mínimo:
Sentimientos de desesperanza.
Baja autoestima.
Dormir demasiado o ser incapaz de conciliar el sueño.
Fatiga extrema.
Dificultad de concentración.
Falta de apetito o al contrario necesidad de comer en exceso.
Si piensa que su hijo tiene síntomas de depresión, hable con él o ella y con un
psicólogo infantil o médico de cabecera. Muchos padres desatienden las
preocupaciones de sus hijos pensando que desaparecerán de la misma forma que
han surgido o evitan actuar debido al temor a ser responsables de su depresión,
pero es importante asegurarse de que su hijo reciba la atención que necesita para
que llegue a sentirse mejor. Usted no es responsable de la depresión de su hijo –
incluso en el caso de que hubiese hecho algo (como un divorcio) que la
desencadenase. No es culpa de nadie.
Dígale a su hijo que usted siempre estará cuando le necesite. Repítaselo una y otra
vez—es posible que necesite oírlo porque se sienta falto de amor y atención.
Recuerde, los chicos deprimidos ven el mundo a través de una “lente oscura”
debido a que sus experiencias están coloreadas por su depresión. Podrían actuar
como si no quisieran ayuda o quizá ni ellos mismos saben qué es lo que están
experimentando. Es igualmente importante que su hijo sepa que usted entiende
por lo que él o ella están pasando y que su propósito es el de buscar una opinión
experta para encontrar un camino que le permita hacer su vida más fácil.
Depresión
El hecho de sentirse triste, apenado o abatido es uno de los sentimientos más frecuentes
que producen malestar psicológico en los humanos y al que los niños no son ajenos. Sin
embargo, este estado de ánimo debe diferenciarse de la depresión como trastorno.
Entre el 40% y el 70% de los niños deprimidos presentan otro trastorno simultáneo. Los
trastornos adicionales más frecuentes son los trastornos de ansiedad, los trastornos por
déficit de atención y comportamiento perturbador así como los trastornos por consumo
de sustancias. En niños, al contrario que en los adultos, la mayoría de trastornos de
ansiedad preceden al episodio depresivo.
Hiperactividad
Así pues, el TDAH va más allá de un conjunto de síntomas puesto que supone un
problema general en la vida del niño y repercute negativamente, tanto a nivel académico
como relacional.
Un comportamiento adecuado del niño suele estar determinado por el punto de vista
social y cultural. Por ello, entender qué tipo de comportamientos se esperan en cada
edad ayudará a definir cuándo una conducta es correcta y hasta qué punto necesita de la
intervención de un profesional.
Los problemas de comportamiento más habituales en niños son: las rabietas, una actitud
negativista o desobediente, así como los niños que mienten con asiduidad, roban o
tienen un comportamiento agresivo hacia ellos mismos o contra los demás.
Las necesidades individuales del sueño en el niño, al igual que en los adultos, difieren
ampliamente de unos sujetos a otros.
Las alteraciones o trastornos del sueño suelen poner de manifiesto que el niño está
preocupado por alguna situación de su vida.
Entre los trastornos del sueño más comunes encontramos el insomnio y las pesadillas.
Existen multitud de hábitos o razones por las que se pueden iniciar o mantener los
trastornos del sueño.
Hay que evaluar si existe una rutina diaria en cuanto al descanso del niño, el tipo de
alimentos que consume antes de ir a dormir, si se dan factores orgánicos que puedan
causar problemas en el sueño o si últimamente ha habido nuevos acontecimientos que
puedan generar una preocupación en el niño.
El seguimiento de unos hábitos suele ser crucial para que el niño goce de un buen
descanso.
Enuresis
Existen una serie de factores que pueden impulsar al niño a sufrir este trastorno:
Dislexia
Los niños que padecen dislexia suelen ser niños inteligentes que inicialmente tratan de
seguir las instrucciones de los adultos y de tener un buen comportamiento; sin embargo
no consiguen obtener buenos resultados académicos.
Los signos que ponen de manifiesto que un niño puede padecer dislexia son los
siguientes:
Tienen dificultades para recordar lo que se acaba de decir dado que pierden
fácilmente la concentración.
Se fatigan o se aburren mientras intentan estudiar.
Les cuesta expresarse por escrito o de forma verbal.
Tienen problemas con la coordinación motora de su cuerpo.
Les es complicado entender conceptos espacio-temporales como diferenciar
entre la derecha o la izquierda o diferenciar el “mañana” del “ayer”.
ADOLESCENTES
Adicciones
Además, también hay ciertas conductas o factores considerados de riesgo como son
tener una mala relación con la familia, la falta de disciplina, la disconformidad con los
valores sociales establecidos, el bajo rendimiento escolar, la presencia de
psicopatología, una baja autoestima, la presión por parte del grupo de amigos o el mero
hecho de querer ir en busca de nuevas sensaciones y emociones.
Las consecuencias de cualquier adicción son nefastas e inciden en todas las áreas del
individuo. A nivel físico, pueden aparecer dificultades orgánicas como cirrosis,
trastornos cardiovasculares o problemas psicológicos como la depresión. Las relaciones
familiares o de pareja se ven afectadas, la confianza disminuye, frecuentemente hay
disputas y se produce un distanciamiento. Evidentemente, una adicción también
repercute en el trabajo o en los estudios: el sujeto se despreocupa de sus obligaciones y
disminuye la productividad y la calidad sobre sus obligaciones. Para mantener la
adicción tiene que hacer un gran desembolso económico, motivo por el cual en muchos
casos el sujeto con adicción se ve obligado a cometer pequeños hurtos o a recurrir a
actividades ilegales como vender droga. Con todo el riesgo que conlleva la ilegalidad,
en el mejor de los casos, sólo tendría que pagar una multa o peor aún, sería encarcelado.
Por todas estas razones, resulta de suma importancia detectar el problema rápidamente
para poder intervenir y detener el círculo vicioso en el que el adicto se ve inmerso.
Bullying
Cada vez se oye hablar más del “moobbing” o acoso moral en el trabajo y del
“bullying” que es el abuso de poder que ejerce una persona o grupo de personas de
manera sistemática, de forma continuada en el tiempo y generando consecuencias
negativas al que las sufre.
Existen muchas formas de maltrato a nivel psicológico y físico. Lo más común son las
vejaciones, el generar rumores, el hacer objeto de burlas, las amenazas, esconder las
pertenencias del sujeto, los chantajes, la exclusión del grupo, ignorar, insultar o incluso
agredir físicamente, etc. Aunque parezca mentira, resulta difícil identificar este tipo de
abusos en los adultos siendo extraña la denuncia de la situación por parte del agredido
debido a su miedo.
Es muy importante reconocer las señales del “bullying” a tiempo y trabajar cuanto antes
sobre los efectos que haya originado ya que si no se actúa, la situación puede
desembocar en trastornos mentales graves en la edad adulta.
La autoestima en la adolescencia
Para que esto suceda adecuadamente, el adolescente necesitará de una buena autoestima
y del apoyo de sus familiares y amigos.
El adolescente con una buena autoestima está seguro de sí mismo, actúa de manera
independiente y sin miedo, asume responsabilidades, afronta nuevos retos, posee más
habilidades sociales y es más productivo y competente.
El joven con una baja autoestima es excesivamente crítico consigo mismo, le cuesta
aceptar las críticas y las concibe como un ataque, es pesimista y muy perfeccionista, le
cuesta tomar decisiones ya que teme equivocarse y desagradar a los de su alrededor y
habitualmente se deja llevar por las decisiones de los demás. Esta persona se siente
insatisfecha con ella misma y este sentimiento evidentemente va a influir de manera
negativa sobre su rendimiento y habilidad social. Si esta actitud persiste, es necesaria la
ayuda de los padres y la actuación de un psicólogo que le ayude a modificar los
conceptos tan dañinos que tiene sobre sí mismo. De este modo podremos lograr una
mayor confianza y autonomía personales.
Problemas de orientación sexual
Factores biológicos como los elementos genéticos y hormonales, factores sociales tales
como el aprendizaje o el apoyo social así como factores psicológicos del individuo
influyen sobre la orientación sexual.
Problemas de conducta
Las familias están cada vez más sensibilizadas acerca de los problemas de conducta de
los adolescentes ya que éstos se han ido incrementando en la sociedad de forma
progresiva provocando una gran preocupación. El comportamiento normal o adecuado
suele estar determinado por el punto de vista social, cultural y el desarrollo que se
adopte. Conocer aquello que se puede esperar del adolescente en este periodo ayudará a
determinar cuándo
un comportamiento no es normal y hasta qué punto necesita la orientación de un
profesional.
El origen de estos graves desajustes suele ser multi causal; es decir, que los factores
individuales, familiares como las pautas educativas desajustadas, sociales como un
desarrollo psicosocial deficiente así como los factores evolutivos, juegan un papel muy
importante en el desarrollo y en el mantenimiento del problema.
Transtornos de alimentación
Las mujeres con anorexia tienen un miedo exagerado a aumentar de peso y su vida gira
en torno al deseo de adelgazar. Evidentemente, se trata de personas con una visión de su
imagen corporal totalmente distorsionada a las que les embarga un sentimiento general
de rechazo e ineficacia personal.