06 Manual Washington 28va Edicion
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INSUFICIENCIA CARDíACA
Diagnóstico clínico
IV. El diagnóstico de la IC debe sospecharse por la presentación clínica. Los signos ra-
diológicos de cardiomegalia y redistribución vascular pulmonar son frecuentes. La
disminución de la función ventricular se confirma mediante ecocardiografía, ventri-
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136 Manual de terapéutica médica
II. Las medidas terapéuticas no farmacológicas suelen utilizarse en conjunción con las
medidas farmacológicas específicas:
A. La restricción de la actividad física y el reposo en cama reducen en condicio-
nes agudas el trabajo del miocardio y el consumo de oxígeno en los pacientes
con IC sintomática. Después de la estabilización, la rehabilitación cardíaca y un
programa de ejercicios cuidadosamente supervisados pueden mejorar la capaci-
dad funcional de algunos enfermos con IC (Circulafion 79:324, 1989). La profi-
laxis contra la trombosis venosa profunda se realiza con heparina (5.000 UI por
vía s.c., 2 veces al día) durante los períodos de reposo en cama.
B. La pérdida de peso en los pacientes obesos disminuye las resistencias vascula-
res sistémicas y la demanda miocárdica de oxígeno. Sin embargo, es necesario
preservar la ingesta calórica en los pacientes con insuficiencia cardíaca grave
para prevenir o corregir la caquexia cardíaca.
C. La restricción dietética de sodio (~2 g Na+ al día) facilita el control de los sig-
nos o síntomas y reduce las dosis de los diuréticos.
D. La restricción de líquidos y de agua libre (< 1.5 l/día) resulta esencial en los ca-
sos de hiponatremia (sodio sérico <130 mEq/l) y sobrecarga de volumen. La res-
tricción de líquidos es imprescindible cuando la natremia disminuye por debajo
de 125 mEq/l, si se desea prevenir las arritmias y las anomalías neurológicas.
E. La interrupción de los fármacos inotrópicos negativos (p. ej., antagonistas de
los @-adrenoceptores, verapamilo, diltiacem, disopiramida, flecainida), cuando
sea posible, puede mejorar la semiología de la IC en los pacientes con una al-
teración de la contractilidad ventricular. El ácido acetilsalicílico y los AINE
pueden reducir la eficacia o potenciar la toxicidad renal de los inhibidores de la
enzima conversora de la angiotensina (IECA) (.I Am Col1 Cardiol 20: 1549,
1992).
F. La administración de oxígeno alivia la disnea, mejora la capacidad de libera-
ción de oxígeno a los tejidos, reduce el trabajo respiratorio y limita la vasocons-
tricción pulmonar en los pacientes con hipoxemia. La abstinencia del tabaco
resulta también esencial para mejorar la capacidad de transporte de oxígeno y
reducir el riesgo de lesión coronaria.
G. La diálisis o ultrafiltración son a veces necesarias en los pacientes con IC grave
e insuficiencia renal que no responden adecuadamente a la restricción hidrosali-
na ni a los diuréticos. Otros métodos mecánicos para la eliminación de líquido
como la toracocentesis terapéutica, paracentesis, flebotomía y torniquetes alter-
nantes alivian temporalmente los síntomas de disnea y ascitis, así como el ede-
ma y la congestión pulmonar. Conviene evitar una extracción excesivamente rá-
pida de líquidos con la consiguiente hipotensión.
cos, que el tratamiento con varios fármacos prolonga la supervivencia en los enfermos con
insuficiencia cardíaca.
III. Los diuréticos (tabla 6-2; v. cap. 4), en combinación con la restricción dietética de
sodio y de líquidos, suelen producir una mejoría clínica en los pacientes con IC leve
o moderada. La valoración frecuente del peso, con vigilancia de la ingesta y de la
diuresis, son medidas esenciales en la fase de inicio y mantenimiento del tratamien-
to. Cuando se administran inicialmente los diuréticos para tratar una reagudización
de la IC, el objetivo terapéutico es obtener una pérdida máxima neta de 0,5- 1,O I de
líquidos al día (0,5-1,0 kg de peso corporal) para prevenir la depleción del volumen
intravascular. Las complicaciones más frecuentes de este tratamiento consisten en
hipopotasemia, hiponatremia, hipomagnesemia, alcalosis por contracción del volu-
men y depleción del volumen intravascular. Los electrólitos séricos, el BUN y la
creatininemia deben vigilarse cuidadosamente después de instaurar el tratamiento
diurético. La hipopotasemia puede amenazar la vida de los pacientes tratados con
digoxina o de aquellos que muestran disfunción grave del ventrículo izquierdo y
predisposición a las arritmias ventriculares. Los suplementos de potasio y los diuré-
ticos ahorradores de potasio son medidas que hay que considerar, además de vigilar
estrechamente la potasemia.
A. Los diuréticos tiacidicos (hidroclorotiacida, clortalidona) se pueden utilizar ini-
cialmente en los pacientes con función renal normal, en los que se pretende una
diuresis suave. La metolazona, a diferencia de otras tiacidas, ejerce su acción en
el túbulo proximal y también en el dista]; puede resultar útil en combinación con
un diurético de asa en los pacientes con una TFG baja. El empleo de las tiacidas
se complica por la hipercalcemia, hiperuricemia, erupción cutánea, pancreatitis,
vasculitis y aumento de las lipoproteínas de baja densidad. La indapamida es un
preparado de acción prolongada con una potencia equivalente a la de otros diu-
réticos tiacídicos, aunque al parecer con menos efectos indeseables sobre los Ií-
pidos séricos.
B. Los diuréticos de asa (furosemida, bumetanida, ácido etacrínico) deben utilizarse
en los pacientes que precisan una diuresis mayor y en aquellos que presentan dis-
minución importante de la función renal. La furosemida disminuye la precarga de
manera aguda, ya que produce una venodilatación directa cuando se administra
por vía i.v. Esta propiedad explica su utilidad en el tratamiento de la insuficiencia
cardíaca grave o del edema agudo de pulmón. La IC crónica puede volverse re-
fractaria al tratamiento con diuréticos orales como consecuencia de la disminu-
ción de la absorción GI por edema intestinal, aunque estos enfermos responden
inmediatamente cuando se administra una dosis equivalente por vía i.v. El empleo
de los diuréticos de asa se complica por la aparición de hiperuricemia, hipocalce-
mia, ototoxicidad, erupción cutánea y vasculitis. La furosemida y la bumetanida
son derivados de la sulfamida y pueden provocar reacciones farmacológicas en
los pacientes alérgicos a las sulfamidas. En general, el ácido etacrínico se puede
administrar sin problemas a estos enfermos; no obstante, probablemente este fár-
maco es más ototóxico.
C. Los diuréticos ahorradores de potasio (espironolactona, triamtereno, amilori-
da) son muy poco eficaces en el tratamiento de la IC cuando se utilizan de ma-
Tabla 6-2. Preparados diuréticos que se utilizan en la insuficiencia cardíaca
Tiacidas
Clorotiacida Túbulo dista1 ++ Oral 250-500 2 horas 6-12 horas
i.V. 500 15 min 1 hora
Hidroclorotiacida Túbulo dista1 ++ Oral 25-100 2 horas 12 horas
Clortalidona Túbulo dista1 ++ Oral 25-1 OO 2 horas 48 horas
Metolazona Túbulos proximal +++ Oral 2,5-20 1 hora 24-48 horas
y dista1
Indapamida Túbulo dista1 ++ Oral 2,5-5 2 horas 24 horas
nera aislada. Sin embargo, si se combinan con una tiacida o con un diurético de
asa logran mantener los niveles de potasio en el suero dentro de los límites nor-
males. Estos preparados se asocian a un riesgo de hiperpotasemia muy grave.
Por eso, debe controlarse la concentración sérica de potasio durante su aplica-
ción; el empleo concomitante de IECA y AINE, y la diabetes aumentan el riesgo
de hiperpotasemia.
V. El soporte mecánico circulatorio es una opción que hay que valorar en los pacien-
tes que no responden a otros tratamientos, muestran disfunción miocárdica transito-
ria o precisan una intervención de carácter más definitivo.
A. El balón de contrapulsación intraaórtico se puede colocar por vía percutánea a
través de la arteria femoral; el catéter se introduce en la aorta, quedando su pun-
ta dista1 a la arteria subclavia izquierda. El balón se infla sincrónicamente con el
ciclo cardíaco (durante la diástole). Las consecuencias hcmodinámicas del balón
de contrapulsación son: disminución de la demanda miocárdica de oxígeno y
mejoría del flujo sanguíneo coronario. Además, la precarga y la poscarga se re-
ducen de forma significativa y el gasto cardíaco mejora.
B. Los dispositivos de ayuda ventricular (ventri~ulur ussistdevices) requieren la
implantación quirúrgica y están indicados en pacientes con insuficiencia cardía-
ca grave secundaria a cirugía cardíaca, con shock cardiogénico refractario tras
infarto agudo de miocardio o en lista de espera para trasplante cardíaco y con
una situación clínica deteriorada. Los dispositivos actuales varían con relación a
la hemólisis mecánica, intensidad de anticoagulación necesaria y dificultad de
implantación. Por todo ello, la decisión de colocar un dispositivo de ayuda ven-
tricular debe tomarse, previa consulta con un cirujano cardíaco experto en esta
intervención.
VI. El trasplante cardiaco representa una medida terapéutica eficaz en ciertos pacientes
con cardiopatía grave en la fase terminal refractaria al tratamiento médico agresivo,
en los que no se dispone de otras opciones convencionales.
A. Los candidatos al trasplante son las personas menores de 60 años (aunque algu-
nos pacientes de edad avanzada pueden beneficiarse también) con IC avanzada
(clase funcional NYHA III-IV), con un apoyo psicosocial adecuado y en los que
se han agotado las demás alternativas terapéuticas; estos pacientes deben hallar-
se libres de disfunciones extracardíacas irreversibles que impedirían su recupe-
ración funcional o predispondrían a complicaciones después del trasplante (J Am
Col1 Cardiol22: 1, 1993).
B. La supervivencia asciende hasta el 90% al cabo de 1 año y a 65.70% a los 5
años, gracias a la introducción de la ciclosporina. En general, la capacidad fun-
cional y la calidad de vida mejoran de forma significativa después del trasplante.
C. El tratamientoinmunosupresor se lleva generalmente a cabo con glucocorticoi-
des, ciclosporina y azatioprina. En la actualidad, se investigan algunos inmunosu-
presores más recientes que pueden resultar útiles en determinados pacientes.
D. Las complicaciones posteriores al trasplante comprenden el rechazo agudo y
crónico, la infección por el tratamiento inmunosupresor (v. cap. 14) y los pro-
pios efectos indeseables del tratamiento inmunosupresor. La causa principal de
148 Manual de terapéutica médica
1. Valvulopatías.
A. La estenosis mitral (EM) impide el flujo sanguíneo desde el pulmón y la aurí-
cula izquierda hasta el ventrículo izquierdo. La etiología más frecuente es la car-
diopatía reumática; otras causas son el depósito de calcio en el anillo y valvas
mitrales, las malformaciones congénitas y los trastornos del tejido conjuntivo. El
mixoma de la aurícula izquierda y el corazón triauricular pueden simular la clí-
nica de una EM. Las prótesis mitrales (sobre todo, las válvulas biológicas) pue-
den estenosarse de forma tardía después de su implantación.
1. Fisiopatología. La EM significativa determina un aumento de la presión en la
aurícula izquierda y venas y capilares pulmonares, con la congestión pulmo-
nar consiguiente. El grado de aumento de la presión depende de la intensidad
del gradiente a través de la válvula mitral, que a su vez depende de la grave-
dad de la obstrucción, del flujo a través de la válvula, del tiempo para el lle-
nado diastólico y de la contracción auricular eficaz. Por tanto, todos los fac-
tores que aumentan el flujo a través de la válvula mitral estenosada, como la
taquicardia, el ejercicio, la fiebre y el embarazo, producen un aumento con-
siderable de la presión auricular izquierda y pueden exacerbar los síntomas
de la insuficiencia cardíaca. La dilatación de la aurícula izquierda y la fibrila-
ción explican la formación de trombos auriculares, que probablemente justi-
fican la alta incidencia de embolismos sistémicos en los pacientes con EM no
anticoagulados (aproximadamente 20% de los pacientes).
2. Diagnóstico. Los síntomas de disnea y congestión pulmonar son llamativos.
A menudo, se observan signos físicos de congestión venosa pulmonar y so-
brecarga de volumen y presión de las cavidades derechas. A la auscultación
destacan el primer tono prominente, el chasquido de apertura diastólica pre-
coz y el soplo de arrastre presistólico. El diagnóstico y la gravedad de la EM
se confirman mediante ecografía bidimensional y Doppler. El cateterismo
cardíaco está indicado en los pacientes con: 1) probabilidad de enfermedad
coronaria asociada, 2) estudios ecocardiográficos poco óptimos o no diag-
nósticos y 3) sospecha de otras lesiones valvulares, como insuficiencia mi-
tral. La ecocardiografía transesofágica (ETE) permite confirmar el diagnósti-
co, definir con mayor precisión la anatomía o proporcionar información
diagnóstica cuando la ecocardiografía transtorácica no resulta idónea.
3. Tratamiento médico.
a. Los factores que aumentan la presión de la aurícula izquierda, entre
ellos la taquicardia y la fiebre, deben identificarse y corregirse. Se desa-
conseja la actividad física intensa a los pacientes con EM moderada o
grave.
b. Los diuréticos (v. tabla 6-2) representan la base del tratamiento de la con-
gestión y del edema pulmonar.
c. El tratamiento anticoagulante está indicado en los pacientes con EM y
fibrilación auricular, ya que muestran un alto riesgo de tromboembolis-
mo. El tratamiento con heparina debe iniciarse en cuanto se diagnostique
la fibrilación auricular; luego, se continúa tratamiento prolongado con
warfarina (v. cap. 17). Si el paciente no presenta antecedentes previos de
embolismo, ensanchamiento marcado de la aurícula izquierda o trombos
auriculares, probablemente no precisa anticoagulación, siempre y cuando
el ritmo sea sinusal.
d. La fibrilación auricular no siempre es bien tolerada. Por eso, cuando
se produce una alteración hemodinámica (hipotensión, edema pulmonar y
Insuficiencia cardíaca 149
III. La miocardiopatía dilatada es una enfermedad del músculo cardíaco que se carac-
teriza por la dilatación de las cavidades y una reducción de la función contráctil del
ventrículo. La dilatación es secundaria a la progresión de los procesos causantes de
insuficiencia cardíaca, aunque existen algunas causas que producen un proceso mio-
pático aislado de forma primaria (v. tabla 6- 1). Sin embargo, la mayoría de los ca-
sos son de tipo idiopático.
A. Fisiopatología y mánifestaciones clínicas. La dilatación de las cavidades car-
díacas yola_ hipertrofia de grado variable constituyen los signos anatómicos ca-
racterísticos. La insuficiencia cardíaca sintomática es frecuente. La insuficiencia
tr_&uspídea y mitral también son frecuentes por el efecto de la dilatación de las
cavidades sobre el aparato valvular. Hasta la mitad de los pacientes sufren arrit-
mias auriculares y ventriculares que probablemente explican la alta incidencia
de muerte súbita.
156 Manual de terapéutica médica
Presiones
Tipo de shock de llenado GC RVS Posibles causas
GC, gasto cardíaco; RVS, resistencias vasculares sistémicas; CIV, comunicación interventricu-
lar; IM, insuficiencia mitral.