Rama Castores

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Esto es para vos… si si, para vos que estás leyendo.

Así debemos vivir la pastoral Scout.

Soy un educador scout. Bautizado en la Iglesia Católica. En el patio de mi grupo juegan, hacen y
aprenden muchos niños y jóvenes que también son bautizados. O no todavía, pero la católica es
la religión de referencia de su familia o de quienes lo acompañan a crecer.

Por mi promesa scout, fundada en “la Gracia de Dios” parte de mi tarea es hacer todo lo posible
para cumplir mis deberes para con Dios y la Iglesia. Por mi compromiso como adulto en SAAC,
voy a acompañar y señalar el camino a que cada uno de los beneficiarios pueda hacerlo.

Yo no soy un catequista; por eso “no doy catequesis”: no me he preparado para eso, nuestra
pastoral no es orgánica, no soy teólogo ni experto en el Magisterio de la Iglesia; la transmisión de
los conocimientos, de la Fe y el acompañar las oraciones y la celebración de la Misa son una
mínima parte de lo que el Gran Jefe espera de mí… y de lo que propone el Programa de SAAC.

Mi misión no es transmitir conocimientos de la Fe. Mi misión no es cumplir con las oraciones y los
“momentos espirituales”. Mi misión no es estar presente en el templo con los chicos y chicas
mientras se celebra la Misa. Es tanto, tanto más. Mi misión es ser hermano mayor de los
pequeños, es vivir en Caridad y en Reconciliación, es defender la Vida, cuidar la Creación,
ofrecer el Perdón, acompañar al que está solo, cuidar mi propia luz interior… si puedo vivir así,
estaré transmitiendo con mi hacer y mi ser la alegría de la religión.

Ya el fundador Baden Powell nos decía “…la religión no entra en el escultismo, porque se
encuentra allí de antemano, se trata de un factor fundamental…” porque estaba convencido
de que el movimiento que estaba empezando a vivir y desarrollarse en todo el mundo era para
llevar a los jóvenes a que sean “ciudadanos convencidos de una religión que también
practican”. Por ahí va mi tarea: descubrir el germen de la religiosidad en cada chico y joven, y
acompañarlo en su darse cuenta y en hacer crecer esa semilla de su espiritualidad. Animarlos a
que conozcan y reconozcan su religión, con toda la abundancia de bienes naturales y
espirituales, y que gusten tanto de ella que la practiquen con alegría y entrega generosa…

Conocer el Amor de Dios Padre que nos creó, saber que somos seguidores de Jesucristo, nuestro
Gran Jefe que vino a acampar entre nosotros y nos dejó las mejores enseñanzas para cómo
disfrutar de la Naturaleza y de la Hermandad, vivir de la Gracia siempre abundante del Espíritu
Santo que anima cada una de nuestras actividades, y nos regala tantos dones para tomar la
vida como juego y prodigar el verdadero amor. Hacerme fuerte por medio de los Sacramentos,
crecer en el compartir con el Consejo de Grupo, ser y luego parecer…

Conozcamos y vivamos el Ideario de COPASCA, busquemos tiempo para las prácticas


personales y comunitarias de nuestra fe, animémonos a dar una y otra vez un SÍ valiente y
comprometido en mi propia vida. No olvidemos que nuestro ejemplo es, tal vez, el mejor
Evangelio que nuestros chicos y chicas puedan conocer.
Esto es para vos… sí para vos, que estás leyendo.

Soy un educador scout. Bautizado en la Iglesia Católica. En el patio de mi grupo juegan, hacen y
aprenden muchos niños y jóvenes que también son bautizados. O no todavía, pero la católica es
la religión de referencia de su familia o de quienes lo acompañan a crecer.

Por mi promesa scout, fundada en “la Gracia de Dios” parte de mi tarea es hacer todo lo posible
para cumplir mis deberes para con Dios y la Iglesia. Por mi compromiso como adulto en SAAC,
voy a acompañar y señalar el camino a que cada uno de los beneficiarios pueda hacerlo.

Yo no soy un catequista; por eso “no doy catequesis”: no me he preparado para eso, nuestra
pastoral no es orgánica, no soy teólogo ni experto en el Magisterio de la Iglesia; la transmisión de
los conocimientos, de la Fe y el acompañar las oraciones y la celebración de la Misa son una
mínima parte de lo que el Gran Jefe espera de mí… y de lo que propone el Programa de SAAC.

Mi misión no es transmitir conocimientos de la Fe. Mi misión no es cumplir con las oraciones y los
“momentos espirituales”. Mi misión no es estar presente en el templo con los chicos y chicas
mientras se celebra la Misa. Es tanto, tanto más. Mi misión es ser hermano mayor de los
pequeños, es vivir en Caridad y en Reconciliación, es defender la Vida, cuidar la Creación,
ofrecer el Perdón, acompañar al que está solo, cuidar mi propia luz interior… si puedo vivir así,
estaré transmitiendo con mi hacer y mi ser la alegría de la religión.

Ya el fundador Baden Powell nos decía “…la religión no entra en el escultismo, porque se
encuentra allí de antemano, se trata de un factor fundamental…” porque estaba convencido
de que el movimiento que estaba empezando a vivir y desarrollarse en todo el mundo era para
llevar a los jóvenes a que sean “ciudadanos convencidos de una religión que también
practican”. Por ahí va mi tarea: descubrir el germen de la religiosidad en cada chico y joven, y
acompañarlo en su darse cuenta y en hacer crecer esa semilla de su espiritualidad. Animarlos a
que conozcan y reconozcan su religión, con toda la abundancia de bienes naturales y
espirituales, y que gusten tanto de ella que la practiquen con alegría y entrega generosa…

Conocer el Amor de Dios Padre que nos creó, saber que somos seguidores de Jesucristo, nuestro
Gran Jefe que vino a acampar entre nosotros y nos dejó las mejores enseñanzas para cómo
disfrutar de la Naturaleza y de la Hermandad, vivir de la Gracia siempre abundante del Espíritu
Santo que anima cada una de nuestras actividades, y nos regala tantos dones para tomar la
vida como juego y prodigar el verdadero amor. Hacerme fuerte por medio de los Sacramentos,
crecer en el compartir con el Consejo de Grupo, ser y luego parecer…

Conozcamos y vivamos el Ideario de COPASCA, busquemos tiempo para las prácticas


personales y comunitarias de nuestra fe, animémonos a dar una y otra vez un SÍ valiente y
comprometido en mi propia vida. No olvidemos que nuestro ejemplo es, tal vez, el mejor
Evangelio que nuestros chicos y chicas puedan conocer.
La historia de Francisco y su amigo Juan.

Francisco uno de los pastorcitos tenía la carita redonda, ojos castaños, pelo
claro y suave; de alma pura y corazón tierno. Era poco hablador, pacífico y
muy amable. Como a todos los niños, a Francisco le gustaba jugar, pero
pocos querían jugar con él, porque casi siempre perdía. Le gustaba mucho
los juegos de cartas, sobre todo al chin chon. Admiraba la hermosura de la
naturaleza; se quedaba embobado ante la belleza de un amanecer o una
puesta de sol. Amaba la música y se pasaba horas y horas tocando su
gaita, sentado en la roca más alta del cerro. Quería mucho a los animales,
aunque sus animales favoritos eran los pájaros.
Un día, vio que su amigo Juan tenía un pájaro atrapado entre las manos y
Francisco le pidió compadecido y triste que lo soltara. Pero como Juan se
negó a soltarlo, le dio una moneda para que lo dejase en libertad, con esas
monedas él pensaba comprarse caramelos, pero sintió que era mejor que el
pobre pajarito viva en libertad, por eso le ofreció a Juan sus monedas,
cuando lo vio volar aplaudiendo alegremente le gritó: ¡Ten cuidadito
pajarito, no te dejes atrapar otra vez!

Para trabajar: Coloreo la imagen y dibujo al pajarito en libertad.

Francisco Juan
Mateo 19,14-15

Pero Jesús dijo: Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el
reino de los cielos.

Y habiendo puesto sobre ellos las manos, se fue de allí.

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