La Ciudad de México Durante La Segunda Mitad Del Siglo XIX
La Ciudad de México Durante La Segunda Mitad Del Siglo XIX
La Ciudad de México Durante La Segunda Mitad Del Siglo XIX
siglo XIX
Paseo de la Reforma durante el Porfiriato.
Fiel a los ideales capitalistas de la modernidad y al positivismo, los liberales mexicanos transformaron las
urbes mexicanas a semejanza de las ciudades europeas. De acuerdo con los ideales ilustrados una ciudad
moderna tendría:
El crecimiento urbano fue uno de los procesos más importantes durante el siglo XIX, muchos campesinos migraron a las ciudades
para lograr mejores condiciones de vida
Puedes revisar el mapa " Distribución de la población urbana en 1900." en el Atlas Histórico de México.
Maximiliano de Habsburgo promovió el mejoramiento de la estructura urbana de la ciudad de México
empedrando las calles, alumbrando el centro con gas, instalando relojes eléctricos, reparando canales y
acequias, construyendo mercados y mataderos.
Durante el Porfiriato, se realizaron en la Ciudad de México construcciones como el museo del Chopo, el museo
del Instituto de Geología, la Secretaría de Transportes y Comunicaciones (hoy Munal), el Edificio de Correos y
Telégrafos, el Colegio Militar, el Palacio de Lecumberri, el Palacio de Bellas Artes y las bases del nuevo Palacio
de Justicia (Hoy Monumento de la Revolución transformado durante el cardenismo). Se construyeron
colonias con casas porfirianas como en la Santa María la Ribera, la de Reforma, la Americana, la Condesa a
finales del siglo XIX y en la Roma, la Juárez y Cuauhtémoc a principios del XX.
Se amplió la ciudad (8.5 km2 en 1858 y 40.5 km2 en 1910) y absorbieron los municipios aledaños como
Azcapotzalco, Tacuba, Guadalupe, Tacubaya, Mixcoac, San Ángel, Coyoacán y Tlalpan.
Se construyeron grandes avenidas al estilo de los bulevares (avenidas) parisinas, se amplió el Paseo de la
Reforma, se trazó la lujosa avenida Cinco de Mayo y se remodeló el jardín central del Zócalo. El alumbrado de
gas de la época del Segundo Imperio se reemplazó en 1888 por iluminación eléctrica y en 1900 se
inauguraron los tranvías eléctricos en lugar de los trenes impulsados por caballos y burros. Las calles se
adoptaron para el paso de los 136 vehículos que había en 1903 y los 800 en 1906.
La antigua secretaría de transportes y comunicaciones (hoy Munal)
El traslado de un lado se acortó considerablemente, en la época de los carruajes el camino de Iztapalapa al
centro histórico duraba 1 hora 20 minutos y en época de lluvias hasta 5 horas.
Para dotar la ciudad de un contexto histórico se alzaron el Monumento a la Independencia (1910) y toda una
serie de estatuas a lo largo de Reforma como el Monumento a Cristóbal Colón (1877), el Monumento a
Cuauhtémoc (1878-1887), los “Indios Verdes” Izcóatl y Ahuízotl (1891) y los héroes militares, científicos y
educadores del siglo XIX; mientras tanto en el parque de la Alameda Central se erigió el Hemiciclo a Benito
Juárez.
Mientras tanto, en otras zonas de la ciudad se gozaba poco de los beneficios de la modernidad: carecían de
servicios, de transporte y dominaban el hacinamiento y la suciedad de las calles enlodadas, la basura
acumulada, así como en la suburbia hoy en día. Muchas calles inundadas tenían puentes, vigas para caminar
encima o cargadores quienes llevaban a las personas en la espalda y cobraban a mitad de su trayecto, dejando
caer a los que no pagaban.
La ciudad no logró los ideales de la modernidad, debido a los problemas sociales, la suciedad (la basura se
llevaba en la noche por basureros y prisioneros) y la falta de abasto y principalmente de calidad de agua ya
que los manantiales de Chapultepec, Santa Fe y Guadalupe Hidalgo no daban abasto o eran mal cuidados. En
la ciudad de México en 1876 la esperanza de vida era tan solo de 24 años, la mitad de un habitante de París
(Speckman, 206.). En 1901 la capital “contaba tan sólo con treinta baños públicos, uno por cada 12000 o
15000 habitantes” (idem. 209.) El delito mayor era el robo menor como timo, carterismo, raterismo y peleas
cantineras; es de notar se Elisa Speckman señala también, que a diferencia de hoy, había pocos problemas con
homicidios, pandillerismo y crimen organizado.
La clase media asistía al béisbol, patinaban en el Tívoli del Eliseo y en otros salones, paseaban y remaban en el
bosque de Chapultepec y en las noches se reunían en los cafés. Las clases populares, por su lado, se divertían
en los circos como el Jordán o el Magnolia, en las trajineras y tranvías de la Viga, Xochimilco y Santa Anita. Se
reunían en las cantinas y las pulquerías…