Evaluación Nutricional - KS 2015
Evaluación Nutricional - KS 2015
Evaluación Nutricional - KS 2015
Introducción
Todo paciente hospitalizado debe contar al menos con un tamizaje nutricional, para según él
continuar con el manejo de la siguiente forma3:
Herramientas de Screening nutricional
2. Nutritional Risk Screening 2002 (NRS 2002): Herramienta diseñada con el propósito de
diagnosticar desnutrición en pacientes hospitalizados. Lleva 4 preguntas iniciales (IMC, baja de
peso los últimos 3 meses, disminución de la ingesta los últimos 3 meses, severidad de la
enfermedad). Según el score obtenido de estas preguntas, se determina si debe pasar a la
segunda parte del cuestionario que evalúa principalmente la cuantía de baja de peso y
severidad de la enfermedad actual. Este score ha demostrado una baja variabilidad inter
observador y ser capaz de predecir mortalidad, por lo tanto identifica quienes se beneficiarían de
un soporte nutricional4.
I. Anamnesis
1. Historia Ponderal: Una pérdida de peso mayor al 10% en 6 meses se considera
clínicamente significativa4. Sin embargo, la confiabilidad de este dato es baja ya que
hasta un 30% de los pacientes que han tenido pérdida de peso no la refieren y un 25% de
quienes han tenido un peso estable refieren haber bajado 5.
2. Historia de ingesta: Existe la alternativa del recordatorio de 24 horas o bien el análisis
de la frecuencia de ingesta. Esta última, puede ser enfocada hacia los grupos de
alimentos relacionados con la enfermedad del paciente. Es importante intentar
cuantificar si la ingesta se ha mantenido o ha disminuido en los últimos meses 6.
IMC Diagnóstico
< 18.5 Desnutrición
18.5-25 Eutrófico
25-30 Sobrepeso
>30 Obesidad
III. Laboratorio
1. Excreción urinaria de creatinina: Se relaciona con la masa muscular. Carece de
mayor evidencia que recomiende su uso. Depende de la engorrosa recolección de orina
en 24 horas y su interpretación puede ser errónea en pacientes oligúricos, con falla renal o
uso de diuréticos 5,6.
2. Albúmina: Proteína más abundante del plasma humano, de síntesis exclusiva hepática
y dependiente de la presión oncótica. Cuando sus niveles bajan, el hígado es capaz de
aumentar su velocidad de síntesis en 2-2.5 veces. Sus principales funciones son la
mantención de la presión oncótica y el transporte hormonal. Se distribuye entre el
intravascular (30%) y extravascular (60-70%), siendo en este compartimiento
mayormente intercambiable ya que en un 70% no está unida a tejidos.
Es la determinación más utilizada en clínica para evaluar las proteínas viscerales. Su
valor normal se estima en mayor a 3.5 g/dL y su vida media es de 18-20 días5,6. Varios
estudios han demostrado correlación entre sus bajos niveles y un aumento de
complicaciones médicas e incluso mortalidad general, sin embargo, su baja concentración
es más bien un marcador de severidad de enfermedad que de malnutrición per se. En los
pacientes críticos se ha observado que la capacidad de síntesis hepática aumenta
considerablemente, pero se produce un aumento en su catabolismo y secuestro
extravascular que explican la disminución en sus niveles7. De estos estudios es posible
inferir, que si bien su síntesis sí depende de un aporte aminoacídico adecuado a nivel
hepático, sus niveles bajos no implican necesariamente una carencia de éstos. Podemos
afirmar entonces, que la hipoalbuminemia se desarrolla precozmente en pacientes
críticos o con estados inflamatorios, pero que responde fundamentalmente a cambios en
su distribución y catabolismo y no a un estado de malnutrición.
Existen estudios que muestran que los niveles de albúmina no aumentan en pacientes
con cáncer después de 3 semanas de terapia nutricional intensiva ni en pacientes
institucionalizados con nutrición enteral adecuadamente recibida5.
3. Prealbúmina: También conocida como transtiretina (transport thyroxin and retinol),
de síntesis predominantemente hepática y conocida así por su localización junto a la
albúmina en el gel de agarosa de la electroforesis. Transporta tiroxina y vitamina A, tiene
una vida media de 2 a 3 días y su valor normal oscila entre 20 y 40 mg/dl 6. La
concentración plasmática de prealbúmina cae rápidamente ante baja ingesta y vuelve a
recuperarse (a un rango normal bajo) luego de 10 días de terapia nutricional intensiva,
siendo un buen marcador tanto para desnutrición aguda como para recuperación de
estado nutricional posterior al inicio de tratamiento. Sin embargo, al ser un reactante
negativo de fase aguda, sus niveles caen al encontrarse el paciente en un estado
inflamatorio. Esto debido a un aumento de la permeabilidad vascular y a la re
priorización hepática para la síntesis de proteínas. También bajan sus niveles en la falla
hepática y aumentan en falla renal. Estudios de baja calidad han demostrado que la
prealbúmina es un marcador de mayor sensibilidad para malnutrición que una
evaluación nutricional basada en cuestionario y examen físico, sin embargo, al tener ésta
una buena correlación con la gravedad de la enfermedad de base, es posible que este
resultado sea producto de que es simplemente un examen que carece de especificidad 5.
4. Transferrina y proteína transportadora de retinol: Son otros marcadores de
estado nutricional proteico-visceral. En el caso de la transferrina, se realiza una
estimación de su valor multiplicando la TIBC x 0.8. Sus niveles son normales si son
mayores de 180. No existe mayor información sobre la proteína transportadora de retinol,
pero tendría una vida media aprox de 12 horas y sería un adecuado marcador de
recuperación nutricional 6. Su medición no se encuentra disponible en el laboratorio.
5. Recuento de linfocitos: El resultado guarda correlación con el estado de inmunidad
celular y sus niveles disminuyen en presencia de desnutrición proteica6. Se debe tener en
cuenta que existen múltiples patologías y fármacos que afectan su resultado y que no
dependen del estado nutricional, por lo que no se usa habitualmente.
6. Pruebas de inmunidad celular: Se evalúa la inmunidad celular colocando en forma
transdérmica antígenos conocidos (PPD) y evaluando su respuesta6. Existen múltiples
factores que influyen en su respuesta por lo que no es una prueba comúnmente
utilizada.
Para pacientes que no cooperan, se han estudiado otras formas de evaluar función muscular,
como evaluar la fatiga muscular posterior a la inducción de contracción del músculo aductor
de la mano. Algunos estudios han sugerido que este podría arrojar resultados más reproducibles
e incluso capaces de lograr una mejor predicción de outcomes 5.
Para empezar, el diagnóstico inicial debe ser: Eutrófico, Malnutrido por exceso (sobrepeso
u obesidad) y finalmente desnutrición. El diagnóstico de desnutrición se puede llevar a cabo de
forma simplificada según lo sugerido según un consenso de la ESPEN como un individuo con uno
de los siguientes Criterios 9:
Finalmente estimamos que, considerando el estado nutricional actual del individuo como el
resultado de un proceso en el que influye su estado nutricional previo a la enfermedad, la ingesta
y el grado de inflamación subyacente, es posible realizar un diagnóstico descriptivo más que
intentar encasillar al paciente en una sola de las categorías propuestas.
Para evitar los outcomes negativos asociados a malnutrición es esencial estimar los
requerimientos energéticos antes de empezar el soporte nutricional. Los requerimientos
energéticos son individuales y varían según el estado nutricional actual, la condición clínica, la
actividad física y las metas del tratamiento. Sin embargo, la evidencia para determinar el
método utilizado para llevar esto a cabo es escasa.
1. Gasto enérgico basal: El gasto de energía que tiene un individuo en ayuno (12 horas),
reposo y en ambiente térmico neutro. Constituye aproximadamente el 75% del gasto
energético total y es la energía utilizada para mantener el metabolismo celular,
temperatura, circulación y tonicidad muscular. Este factor es dependiente de la edad,
composición corporal, estado nutricional (disminuye con la restricción calórica) y estado
fisiológico (aumenta en el embarazo y lactancia).
2. Termogénesis inducida por alimentos: Energía disipada en forma de calor producto
de la digestión de alimentos. Es aproximadamente un 10% del gasto energético total.
3. Nivel de actividad y stress por enfermedad de base: Es el componente más
variable, depende de la intensidad y duración de la actividad física realizada y del estrés
metabólico derivado de la enfermedad.
1. Uso de ecuaciones predictivas: Durante los últimos 40 años, se han publicado varias
ecuaciones que buscan estimar los requerimientos calóricos. Tienen la ventaja de no tener
un mayor costo asociado, ser rápidas y fáciles de usar.
Un ejemplo de estas ecuaciones es la de Harris y Benedict, creada en 1919 en base a 240
sujetos sanos y magros. Fue diseñada inicialmente para establecer el diagnóstico de
patología tiroidea. Estudios que la comparan con GER medido por calorimetría
concluyen que esta ecuación sobreestima el GEB entre un 5 y un 15%.
La ecuación de Schofield, ampliamente utilizada en Europa fue desarrollada a partir de
un metaanálisis de aprox. 100 estudios que incluyen el de Harris Benedict. Los sujetos
incluidos también eran una población joven, físicamente activa por lo que también
tiende a sobreestimar el GEB.
Otra forma de realizar la estimación es mediante la multiplicación de un cierto número
de calorías por el peso del paciente (en general 20-25 para paciente crítico, 25-35 si el
paciente no está severamente enfermo ni tiene riesgo de Sd. Realimentación). Este
método tendría al parecer un origen en pacientes críticos ventilados, pero la explicación o
referencia de cómo se llegó a estos valores de consenso es poco clara. No queda claro
además si en pacientes con sobrepeso o desnutrición se debe utilizar peso real, ideal o
ajustado para los cálculos.
El uso de cualquiera de estos métodos ha sido ampliamente criticado por tener varios
defectos. Requieren el peso del paciente, dato difícil de obtener en los críticos por su
dificultad técnica y por la retención hídrica que no puede ser considerada como tejido
metabólicamente activo. Muchas veces se utiliza el peso aproximado estimado por el
examinador, lo cual no cuenta con respaldo en estudios. Todas estas ecuaciones
consideran además una multiplicación por nivel de actividad y de stress, el cual es
variable y sujeto al juicio clínico y a la experiencia del examinador.
Varios estudios se han elaborado con el objetivo de comparar la efectividad de estas
ecuaciones, sin embargo han mostrado resultados inconsistentes 10.
2. Calorimetría: Existe la calorimetría indirecta que es una técnica aplicable a sujetos
sanos y enfermos. Estima el consumo de oxígeno y en base a la producción de CO2
calcula un cociente respiratorio. El ingreso de ambos datos en una ecuación (Wier)
permite realizar el cálculo de GEB o bien GER según las circunstancias. En base al
cociente respiratorio es posible además realizar una estimación del sustrato que
predomina en la producción de energía10. Como el resultado de la calorimetría es el gasto
basal o de reposo, éste debe ser multiplicado por un factor de 1.2, ya que el paciente no
se mantiene en las mismas condiciones en que se hizo el examen2. Existen calorímetros
portátiles que no realizan medición de CO2 y que por lo tanto asumen un cociente
respiratorio constante. Existen algunas controversias respecto a la técnica utilizada para
realizar la medición y es un método no ampliamente disponible. También existe la
calorimetría directa que mide la producción de calor manteniendo al individuo en una
sala especialmente diseñada para ello6. Es un método más preciso pero disponible en
muy pocos centros en el mundo.
Para calcular el balance nitrogenado, se requiere recolectar orina de 24 horas y realizar una
medición del Nitrógeno ureico urinario o idealmente del Nitrógeno total (que incluye otras
pérdidas nitrogenadas como creatinina, amonio).
Balance nitrogenado= Nitrógeno ingerido (o aportado por vía venosa) – (NUT + FC)
En pacientes con falla renal, en los cuales se produce retención de productos nitrogenados por
disminución de su excreción en la orina, es posible utilizar el DeltaBUN (DB) para estimar su
catabolismo proteico. Esto se realiza de la siguiente manera:
DB = BUN predialisis (mg/dl) – BUN post diálisis(mg/dL) llevado a 24 horas x 0.6 x peso(kg)
100
Es importante recordar que del aporte nitrogenado excesivo puede provocar complicaciones
en pacientes con cierto grado de falla renal que resulte en aumento de nitrógeno ureico
plasmático o en falla hepática con encefalopatía. También es importante considerar que un
adecuado aporte calórico paralelo asegura una buena utilización de proteínas para sus fines
específicos (considerar en general un aporte de entre 80 y 100 calorías no proteicas por gramo de
nitrógeno). Existen situaciones de estrés en que es imposible, dadas las condiciones basales de la
enfermedad, lograr balance nitrogenado positivo. En esos casos, se recomienda un incremento tal
del aporte proteico que logre el mejor balance nitrogenado posible.
Bibliografía