La Restauración: La Vuelta Imposible Al Pasado 1.1 La Reconstrucción Del Absolutismo
La Restauración: La Vuelta Imposible Al Pasado 1.1 La Reconstrucción Del Absolutismo
La Restauración: La Vuelta Imposible Al Pasado 1.1 La Reconstrucción Del Absolutismo
Aunque hubo una gran cantidad de participantes, las potencias que dirigieron el
Congreso y condicionaron sus resultados fueron las grandes monarquías absolutas,
Prusia, Rusia y Austria, y Gran Bretaña, que era una monarquía parlamentaria.
Además, se incluyó a un representante de Francia. En la reunión se propusieron tres
objetivos fundamentales para lograr la Restauración del absolutismo:
● Aplicación de la doctrina del legitimismo. Consideraban que la monarquía era
la única legitimada por la historia para gobernar. En varios países europeos se
restauraron las antiguas dinastías, como en Francia.
● Creación de una coalición, la Santa Alianza, formada por las grandes
monarquías absolutas europeas, Prusia, Rusia y Austria, a las que
posteriormente se adhirió Francia. Gran Bretaña no se unió a este acuerdo. La
alianza se ratificó mediante la celebración de nuevos congresos, en los que las
potencias absolutistas decidieron que intervendrían en aquellos países en los
que se produjera una revolución liberal.
● Recomposición del mapa de Europa, muy alterado tras las guerras contra la
Francia revolucionaria y el Imperio napoleónico.
La Confederación Germánica
Algunos de los antiguos Estados del Sacro Imperio pasaron a formar parte de Austria y
Prusia, auténticos poderes hegemónicos en la Confederación, manteniéndose como
Estados independientes hasta un total de 40 reinos, principados y territorios. Entre
estos destacaron, en el sur, Baviera, Baden y Wurtemberg, y en el norte, Hannover,
Mecklemburgo, Sajonia, Oldemburgo, Luxemburgo y Hesse.
En definitiva, más que un retorno al pasado, lo más importante para los artífices de la
Restauración fue el mantenimiento de un orden absolutista y la preservación de
sus tronos.
2. LA RESTAURACIÓN COMBATIDA
2.1 LOS MOVIMIENTOS REVOLUCIONARIOS
En el período posterior al Congreso de Viena se produjeron tres oleadas
revolucionarias. Fueron de carácter liberal, antiabsolutista y nacionalista. En
diversos países europeos culminaron el paso de una sociedad estamental a una de
clases y contribuyeron a la expansión de la Revolución Industrial.
Las revoluciones liberales del siglo XIX estuvieron estrechamente vinculadas con el
auge urbano aparejado a la progresiva industrialización. Los ambientes universitarios y
las reuniones en clubes y cafés eran los lugares donde los liberales conspiraban y
celebraban sus mítines. Fueron los núcleos revolucionarios del liberalismo. La
policía irrumpía en ellos a menudo, por lo que sus simpatizantes formaban logias o
sociedades secretas, como las reuniones carbonarias en Italia, que hacían las veces de
partidos políticos clandestinos.
2.2 NACIÓN Y NACIONALISMO
Antes del siglo XIX la palabra «nación» expresaba realidades diversas, pero a partir de
las revoluciones liberales pasó a designar a comunidades humanas con rasgos
culturales compartidos y que eran soberanas –o que aspiraban a serlo– constituyendo
un Estado-nación. El nacionalismo, que era la traducción política de esa identidad y
esas aspiraciones, se vio influenciado por diversas causas:
● El liberalismo político, que resultó decisivo al basar la legitimidad del poder del
Estado en la soberanía nacional, es decir, en la emanada de la ciudadanía.
Además, como las monarquías eran en general absolutistas muchas personas
se sentían liberales y nacionalistas al mismo tiempo.
● Napoleón y el Congreso de Viena, que incentivaron aspiraciones nacionalistas
entre diversos pueblos al modificar el mapa de Europa según sus intereses.
● El desarrollo de la economía liberal. Los Estados con economías sin
privilegios de carácter feudal favorecían el crecimiento económico a través del
libre mercado y la industrialización. La unidad nacional contribuía a consolidar a
la burguesía industrial y comercial, principales beneficiarias de las
transformaciones económicas que se estaban produciendo.
● El arte y la cultura del Romanticismo, que fueron preponderantes en la
primera mitad del siglo XIX, resaltaron el sentido de pertenencia a un pueblo. El
nacionalismo adquirió un fuerte componente afectivo y emocional.
El resultado final fue un país unificado, el reino de Italia, pero con grandes
desequilibrios económicos entre el norte y el sur. Fue gobernado bajo un régimen de
monarquía parlamentaria y sufragio censitario.
4. PROLETARIOS DEL MUNDO, UNÍOS: EL MOVIMIENTO OBRERO
4.1 LAS PRIMERAS IDEOLOGÍAS DEL MOVIMIENTO OBRERO
Tras la formación de sindicatos, centrados en las mejoras de las condiciones laborales
de la clase obrera, surgieron ideologías políticas obreras.
Cartismo
Fue el primer movimiento político obrero y se desarrolló en Gran Bretaña entre 1820 y
1850. Su nombre proviene de la Carta del pueblo dirigida al Parlamento británico.
Recopilaba las principales demandas democráticas de la clase trabajadora: sufragio
universal masculino, candidaturas abiertas a la clase obrera y voto secreto. Sin
embargo, la represión del Gobierno y las diferencias internas condujeron a la
desaparición de este movimiento.
Socialismo utópico
En El capital (1867), Marx desarrolla un estudio crítico del capitalismo. En esta obra
proponía que el sistema capitalista se caracterizaba por una serie de fases de
crecimiento alternadas con períodos de crisis. La idea que sustentaba este
planteamiento era la de la explotación de la clase trabajadora por parte de la clase
propietaria de los medios de producción, que se apropiaban de una parte de lo que
producían sus empleados y empleadas denominada plusvalía. Esta explotación estaba
legitimada por las leyes de los Estados liberales, controlados por la burguesía,
fundamentalmente, mediante la restricción del voto.
Las bases fundamentales del marxismo fueron las siguientes:
● Materialismo histórico. Es el método del análisis marxista. Se centra en el
desarrollo histórico de las sociedades y sostiene que la historia es, sobre todo,
resultado de la interacción entre las condiciones materiales de las personas: la
propiedad de los bienes, las relaciones de trabajo, la tecnología, etc. Dentro del
análisis marxista, el conocimiento histórico tuvo un gran peso. Es por ello que el
materialismo histórico ha tenido una gran repercusión dentro de la Historia como
ciencia, ya que como metodología pretende un conocimiento científico útil. Por
esta razón, multitud de investigadores e investigadoras ajenos al marxismo han
integrado en sus análisis los conceptos marxistas.
● Lucha de clases. Las sociedades se dividen en clases desiguales: la opresora y
la oprimida. La relación entre ambas es conflictiva.
● Cambio histórico. Al igual que la burguesía había acabado con el feudalismo
tomando el poder mediante la lucha revolucionaria, la clase obrera debía hacer
lo mismo con el capitalismo para acabar con su opresión. Después, se abriría
una fase de transición, la dictadura del proletariado, por oposición a la dictadura
de la burguesía, en la que la clase obrera dirigiría el Estado y sería propietaria
de los medios de producción. Su evolución conduciría a la sociedad comunista.
El anarquismo
Durante los diez años siguientes, la década ominosa, Fernando VII tomó medidas
antiliberales y conservadoras, reponiendo la Inquisición y clausurando las
universidades. Sin embargo, se vio obligado a establecer contactos con los liberales
doceañistas para asegurar que apoyarían la sucesión de su hija Isabel. Este
acercamiento del rey al liberalismo provocó la reacción de los absolutistas, que se
agruparon en torno a su hermano Carlos, lo que daría lugar al bando o Partido
Carlista.
Fernando VII murió en 1833 dejando a su hija Isabel, todavía una niña, como heredera
de la Corona. Para que pudiese ser reina, antes de su muerte decretó una nueva ley, la
Pragmática Sanción, anulando la Ley Sálica, que prohibía reinar a las mujeres. Esto
desencadenó una guerra civil entre el bando partidario de Carlos y el que defendía la
legitimidad del reinado de Isabel.
5.2 EL REINADO DE ISABEL II: EL LIBERALISMO MODERADO
Las regencias y la victoria sobre el carlismo
Isabel II heredó la Corona siendo menor de edad, por lo que se designaron dos
regentes para desempeñar las labores de gobierno: su madre María Cristina, primero, y
el general Espartero, después. Durante el período de la regencia, entre 1833 y 1843, se
fijaron las bases del nuevo régimen de la España liberal.
La primera urgencia fue la victoria militar sobre el carlismo. Carlos María Isidro de
Borbón (1788-1855), un decidido absolutista, logró un apoyo notable para sus tropas
durante la primera guerra carlista (1833-1840) en zonas donde la monarquía del
Antiguo Régimen se identificaba con la pervivencia de los fueros de cada región. Fue el
caso del País Vasco, Navarra y parte de Cataluña, Aragón y Valencia. Se produjo una
segunda guerra carlista (1846-1849), pero de menor alcance y que también fracasó a
la hora de restablecer el absolutismo.
El asentamiento del régimen: características
La victoria isabelina permitió asentar una monarquía constitucional y un régimen
liberal moderado. Aunque se institucionalizó la separación de poderes, la Corona
conservó gran parte de su autoridad, ya que la reina Isabel ostentaba el poder
Ejecutivo y compartía con las Cortes el poder Legislativo. La vida política estuvo
restringida por el sufragio censitario y giró alrededor de dos partidos liberales: el
Partido Moderado y el Partido Progresista.
La reina aprovechó el poder que le confería la Constitución de 1845 para nombrar a los
presidentes del Gobierno entre los representantes del moderantismo. Para presionar a
la monarca y llegar a gobernar, el progresismo recurrió a los pronunciamientos
militares, consistentes en una conspiración respaldada por acciones políticas, militares
y populares. En primer lugar, la clase política diseñaba el golpe de Estado. A
continuación, los cuarteles se sublevaban con el apoyo de levantamientos ciudadanos.
Una de las políticas de mayor trascendencia del reinado de Isabel II fueron las
desamortizaciones. Consistieron en la expropiación y la subasta de tierras e
inmuebles por parte del Estado. Su objetivo fue crear una clase media agraria. Sin
embargo, las compras eran mayoritariamente realizadas por personas de la clase alta y
de la burguesía adinerada, quienes contaban con más capital para imponerse en las
subastas al campesinado humilde, por lo que no se corrigió el latifundismo, es decir, la
gran concentración de propiedades agrarias en muy pocas manos.
El corto reinado estuvo marcado por una gran inestabilidad debido a la falta de apoyo
de los partidos parlamentarios y a la oposición del republicanismo, el carlismo, la
Iglesia y el Partido Alfonsino (que reclamaba la Corona para Alfonso de Borbón, hijo de
Isabel II). Aislado y sin apoyos, Amadeo I abdicó y las Cortes proclamaron la Primera
República.
Procesos como el carlismo, el inicio de protestas obreras con un fuerte peso del
anarquismo y la guerra contra el independentismo cubano debilitaron al Gobierno, que
fue derrocado por el golpe de Estado del general Manuel Pavía (1874). Quedaba así
abierto el camino para el retorno al trono del príncipe Alfonso de Borbón.