Tema 5

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TEMA V

LAS HAZAÑAS DE LOS HÉROES DE LA MITOLOGÍA


CLÁSICA.
Prometeo y la creación de los Hombres

Heracles y los Doce Trabajos

Jasón y el Vellocino de Oro

Perseo y la Medua.

Edipo y la Esfinge.

Teseo y el Minotauro.

Ulises y el regreso a Ítaca

Orfeo y Eurídice.

Generalmente, los héroes son los humanos nacidos de la unión entre un dios y una mortal, siendo, por
tanto, semidioses. Hesíodo explica en Los Trabajos y los Días, el mito de las Edades, según el cual la
raza humana tuvo una estirpe primitiva, superior en fuerza y valor, los héroes, que vivieron en la
sociedad micénica entre la Edad del Bronce y la Edad del Hierro. Estos guerreros destacaron por su
nobleza y justicia en el campo de batalla, sacrificándose por unos ideales sociales y alcanzando la
fama eterna con su muerte en la guerra.
El héroe es, ante todo, un muerto con un pasado glorioso, cuyo reconocimiento viene dado por el culto
que se le rinde en una determinada comunidad, constituyendo la tumba (heroon) el centro neurálgico
de la devoción hacia estos semidioses.
FUENTES TEXTUALES

Al margen de los dos grandes poemas épicos de Homero, Ilíada y Odisea, donde las referencias a
las gestas de los héroes son continuas, existen obras más específicas que perfilan las aventuras y el
carácter de los héroes, estableciendo relatos canónicos sobre ellos y cuya influencia es decisiva en su
configuración iconográfica desde la Edad Antigua a la Contemporánea.

El mito de Prometeo y los orígenes de la humanidad se articula a partir de tres grandes relatos:

 La Teogonía de Hesíodo a finales del siglo VIII a.C.


 La tragedia de Esquilo Prometeo encadenado del 460 a.C.
 El Protágoras de Platón en torno al 385 a.C.
 Luciano de Samósata en su Prometeo del 150 d.C., termina por fijar la cualidad
del héroe como benefactor de la humanidad.

Los Doce Trabajos de Heracles se tratan en múltiples textos del período arcaico, pero quien
establece el modelo canónico del Dodekathlos y fija los atributos arquetípicos del héroe (la piel del
león de Nemea y la maza) es Pisandro en su Heraclea en el siglo VII a.C.
Posteriormente, muchos autores reconocidos de época romana completan el relato mítico de las
hazañas de Heracles, destacando Ovidio, Apolodoro o Pausanias.

Sobre la figura de Jasón hay dos textos fundamentales para entender sus dos vertientes.

 La épica, representada en la expedición con los Argonautas para conseguir el Vellocino de


Oro, narrada por Apolonio de Rodas en sus Argonáuticas en torno al siglo III a.C.
 La trágica, descrita en la Medea de Eurípides del año 431 a.C.

El mítico nacimiento de Perseo es tratado en detalle por Apolodoro en el libro II de su


Biblioteca Mitológica, mientras que el encuentro del héroe con la terrible Gorgona es descrito
por Pausanias en su Descripción de Grecia y por Ovidio en las Metamorfosis.
PROMETEO Y LA CREACIÓN DE LOS HOMBRES.

Prometeo, es hijo del titán Japeto y la oceánide Clímene y a su vez, hermano de Atlas,
Menecio y Epimeteo. Se caracteriza por competir con Zeus con astucia y rebelarse contra
el orden establecido por lasdivinidades.

El mito de Prometeo tiene una vinculación directa con los orígenes y posterior
desarrollo de la civilización humana.

En Grecia, su historia cambió con el transcurrir de los siglos, pasando de ser considerado el
benefactorde la humanidad en época arcaica al creador de los hombres en el período clásico.

Mitos

(1). El fuego. Una versión del mito de Prometeo incidió en el hecho de que modeló al primer hombre
con arcilla y agua, siendo la diosa Atenea la que le insufló la vida. Sin embargo, La tradición más
extendida presenta a Prometeo como un traidor a Zeus y, por ende, a todos los dioses del Olimpo, al
engañarlo en beneficio de los hombres en el momento en que éstos se preparaban para dedicarle un
sacrificio en la ciudad de Mecona. Prometeo convenció a los hombres de esta ciudad para que
dividiesen el buey que iba a ser ofrecido a Zeus en dos partes. En uno de los dos lotes del animal
pusieron los huesos cubiertos de grasa y en el otro, la carne oculta por las vísceras y la piel del
animal. Prometeo pidió a Zeus que eligiese una de las dos porciones y el dios escogió la primera. Al
descubrir que su elección correspondía a los huesos montó en cólera y arrebató el fuego a los humanos.
Esto supuso la pérdida de la civilización pues, privados del fuego, los hombres quedaron expuestos a
la vida salvaje y al frío, volviendo a habitar las cavernas.

Entonces Prometeo viaja a la isla de Lemnos donde se halla la fragua de Hefesto y roba una pequeña
parte del fuego divino, transportándolo en un haz de cañas y dándoselo de nuevo a la humanidad.
Ante esta nueva insolencia, Zeus ordena a Hefesto que cree la primera mujer, Pandora (regalo de
todos los dioses), a la que cada uno de los dioses olímpicos otorga un don, destacando el de Hermes: el
engaño. Hermes se la ofrece como regalo a Epimeteo quien, fascinado por su belleza y a pesar de
que su hermano Prometeo le había advertido de que debía rechazar cualquier dádiva proveniente de
Zeus,la acepta y la desposa.

En esta época mítica, La humanidad vivía ajena a las enfermedades y a los padecimientos de toda
índole, pero existía una jarra, vedada a los hombres, que contenía todos los males del mundo.
Pandora no pudo resistir su curiosidad y destapó la jarra, propagando todos los padecimientos y
calamidades que en adelante sufriría la humanidad. Asimismo, Zeus decide castigar a Prometeo de
forma definitiva por sus reiteradas irreverencias y ordena que lo encadenen a unas rocas en una
montaña del Cáucaso, donde un águila le devora el hígado todos los días, causándole enorme dolor.
Tras largo tiempo sufriendo este suplicio, Prometeo profetiza a Zeus que no debe casarse con Tetis
pues concebirá un hijo que lo destronará. Por este motivo, Zeus envía a Heracles al Cáucaso para
matar al águila y liberarlo.

(2) El diluvio. Un episodio destacado de la historia de Prometeo y sus descendientes en calidad de


fundadores de laestirpe humana es el relacionado con el mito del diluvio.

En la Edad de Bronce, Zeus decide destruir a los hombres por su maldad, enviando para ello un
diluvio que los extermine. Tan sólo se salvan Deucalión, hijo de Prometeo, y su esposa Pirra,
hija de Epimeteo y Pandora, gracias a que Prometeo les aconseja que construyan un arca. Tras el
diluvio, Zeus se apiada de la soledad de la pareja y les concede un deseo. Deucalión pide más
compañeros, a lo que el dios accede y les dice que arrojen tras ellos los huesos de sus madres. Pirra
queda consternada, pero Deucalión entiende la metáfora como alusiva a la madre Tierra, por lo que
los huesos debían ser las piedras. De este modo, Deucalión y Pirra repueblan el mundo, naciendo
hombres y mujeres tras la estela depiedras arrojada tras ellos.

Iconografía

A nivel iconográfico, El mito de Prometeo ha tenido cierta trascendencia, sobre todo en lo


referente a los episodios relacionados con los orígenes de la humanidad. Así, tenemos constancia de
la representación del castigo a Prometeo desde el siglo VII a.C. en marfiles y joyasde Esparta y Creta.
Imagen Página 157 – Imaginario. Sobre este mismo tema han llegado hasta nosotros múltiples
ejemplos de cerámicas áticas de figuras negras de finales del siglo VI a.C. - Imágenes página 156 -
Imaginario. Un ejemplo es la copa laconia de los Museos Vaticanos que representa a Prometeo
imberbe atado a una columna mientras un águila le devora el hígado, acompañado de Atlas sosteniendo
la bóveda celeste. Imagen Página 157 – Imaginario. Con el tiempo se fueron diversificando las
representaciones en torno a este mito y en el siglo V a.C. aparecen cerámicas áticas de figuras rojas,
donde se muestra la creación y entrega de Pandora a Epimeteo, generalmente, en presencia de Zeus,
Hermes y Eros.

Todas estas iconografías son asumidas por la cultura romana dando lugar a episodios más complejos.
Un caso representativo es el relieve sepulcral del Museo del Prado, Prometeo y Atenea crean al
primer hombre, donde estos personajes aparecen acompañados de Psique, una náyade y una ninfa.
Imagen Página 156 - Imaginario

Durante la Edad Moderna, La representación del mito de Prometeo experimenta un resurgimiento,


especialmente con los autores humanistas, para los que constituye un símbolo del progreso humano.
Un caso paradigmático, estudiado por Panofsky, son las dos tablas realizadas por el pintor italiano
Piero di Cosimo sobre la historia de Prometeo – Imágenes Página 159 – Imaginario.
• La de la Alte Pinacothek de Múnich, muestra en una sola escena varios temas del
mito. En el ángulo inferior izquierdo, aparece Prometeo modelando al primer
hombre en presencia de Epimeteo, mientras que en el derecho, Prometeo en
presencia de Atenea señala a la parte central del cuadro, donde se representa al
primer hombre ya finalizado sobre un pedestal, A su vez, en el ángulo superior
derecho, Prometeo vuela por los cielos transportado por Atenea, anticipando el
robo del fuego divino.

• En la zona central del óleo del Musée des Beaux‐Arts de Estrasburgo el héroe
está robando el fuego del carro del Sol y sufre por ello el terrible castigo
representado en el ángulo inferior derecho.

También el asunto de Deucalión y Pirra se trata durante el Renacimiento y el Barroco, imponiéndose el


modelo que el italiano Antonio Tempesta diseña para la edición de las Metamorfosis de Ovidio en
1606. En este caso, Tempesta dispone a Deucalión y Pirra, tras acudir al templo de Temis, lanzando
las piedras a sus espaldas de las que nacen niños. En este modelo iconográfico se basa Rubens para el
boceto realizado con destino a la decoración de la Torre de la Parada en 1636. - Imagen página 160 –
Imaginario.
HERACLES Y LOS DOCE TRABAJOS

Heracles es el más popular de los héroes griegos de todos los tiempos y el último de los hijos de Zeus
con una mortal, Alcmena, esposa de Anfitrión, nieto del mítico Perseo.

Mitos

Zeus, aprovechando que Anfitrión está enrolado en la guerra contra los Teléboas, se presenta ante
Alcmena metamorfoseado en su esposo, yaciendo con ella durante toda la noche, que además prolonga
el triple de duración de lo habitual. Al día siguiente, llega el verdadero Anfitrión que también se
acuesta con su mujer, quedando Alcmena embarazada de los dos. Antes del parto, Anfitrión es
informado por el adivino Tiresias de que Zeus había yacido con su esposa, considerándolo un honor.
Zeus, insensatamente, jura ante dioses y hombres que el primer retoño que naciese del linaje de Perseo
sería rey de la Argólide, ya que confiaba que éste fuera su futuro hijo Heracles. Sin embargo, Hera,
para vengarse de esta nueva infidelidad, retrasa el parto de Heracles, adelantando el de su primo
Euristeo, hijo de Esténeleo y Nícipe, que terminará convirtiéndose en heredero al reino de la Argólide.
Tras diez meses de gestación nacen Heracles, hijo de Zeus, y su mellizo, Ificles, hijo de Anfitrión.

De las hazañas de su infancia destacan dos directamente relacionadas con la diosa Hera y su hostilidad
hacia el héroe.

 Estando Heracles jugando con Ificles con tan solo ocho meses, Hera les envía dos enormes
serpientes. Ificles escapa atemorizado, mientras que Heracles las estrangula con sus propias
manos. - Ver Imagen Página 161 - Imaginar

 Poco tiempo después, con objeto de que el héroe alcance la inmortalidad, Hermes coloca a
Heraclesentre los pechos de Hera mientras ésta duerme. Heracles mama con tanto vigor que
la diosa se despierta sobresaltada y lo retira bruscamente de su regazo, escapándose unas
gotas de leche con las que se forma la Vía Láctea. - Ver imagen Página 161 - Imaginario

A los dieciocho años ya había realizado dos grandes hazañas:

 Derrota al león que habitaba el monte Citerón, que diezmaba los rebaños del rey Tespias.

 Vence al rey Ergino, liberando a la ciudad de Tebas de pagarle un tributo por lo que
Creonte, rey deTebas, le ofrece la mano de su hija Mégara con la que el héroe tiene varios
hijos.
Hera sigue hostigando a Heracles hasta volverlo loco y éste, enajenado, mata a sus hijos. Al recuperar la
sensatez y ante la gravedad de sus actos, acude al oráculo de Delfos que, para expiar este pecado, le
indica que se ponga al servicio de su primo Euristeo, rey de Micenas, capital de la Argólide. Euristeo, que
detesta al héroe y siempre tuvo una actitud malintencionada hacia él, le encarga la realización de doce
tareas, conocidas como Los Doce Trabajos de Hércules – Imágnes Página 162 – Imaginario.

- Matar al León de Nemea.

- Matar a la Hidra de lema.

- Capturar vivo al jabalí de Erimanto.

- Capturar a la cierva de Cerinía.

- Expulsar a las aves del Estínfalo.

- Domar al toro de Creta.

- Limpiar los establos de Augías.

- Rober las yeguas de Diomedes.

- Robar el cinturón de Hipólita.

- Robar el ganado de Gerión.

- Robar las manzanas doradas del Jardín de las Hespérides.

- Raptar al Can Cerbero.

El primer trabajo que le encomienda es matar al león que asolaba la región de Nemea, al que vence
estrangulándolo con sus propias manos y portando desde ese momento uno de sus atributos más
característicos: la piel del león de Nemea. magen Página 163 - Imaginario

La segunda tarea que le encarga Euristeo es aniquilar a la Hidra de Lema, temible serpiente con siete
cabezas que nacían de nuevo al ser amputadas y una de las cuales era inmortal. Para llevar a cabo
esta hazaña cuenta con la ayuda de su sobrino Yolao, que cauteriza las heridas de la serpiente a
medida que Heracles le va cortando las cabezas. Finalmente, logra cercenarle la cabeza inmortal, que
entierra bajo una roca, y moja las puntas de sus flechas en la sangre de la Hidra, consiguiendo así que
infrinjan heridas incurables. Imagen Página 163 - Imaginario

El siguiente encargo (tercero) consiste en capturar vivo al jabalí del monte Erimanto y llevarlo hasta el
palacio de Euristeo. Heracles logra hacerlo salir de su guarida mediante gritos y lo persigue hasta
apresarlo, llevándolo ante Euristeo que, aterrado ante la fiereza del animal, se esconde en una gran
vasija. Tras esta hazaña, Heracles estará un tiempo enrolado en la expedición de los Argonautas.
Imagen Página 164 - Imaginario
El cuarto cometido es atrapar con vida a la cierva de Cerinía, enorme criatura con patas de bronce y
cuernos de oro consagrada a la diosa Ártemis estando prohibido matarla. Heracles necesita un año de
persecución debido a la velocidad de la cierva y consigue acorralarla en un templo dedicado a
Ártemis, Explica a la diosa que cumplía con un trabajo ordenado por Euristeo y Ártemis permite
que concluya esta tarea. Imagen Página 165 - Imaginario

El quinto trabajo consiste en exterminar a las aves que habitaban el lago Estínfalo, (Arcadia), y que
asolaban las cosechas de la región e incluso devoraban a humanos. Para ello, cuenta con la ayuda de
Atenea que le proporciona unas castañuelas de bronce fabricadas por Hefesto que producían un gran
zumbido. Heracles las hace sonar con tanta violencia que los pájaros, espantados por el sonido,
emprendenel vuelo, instante que aprovecha el héroe para matarlas a flechazos. Imagen Página 165

El sexto cometido consiste en limpiar los inmensos establos de Augias, rey de la Élide, célebres en
toda Grecia por el gran número de caballos que albergaban y también por su suciedad ya que nunca se
habían limpiado. Euristeo ordena este trabajo a Heracles convencido de que se trata de una acción
irrealizable, pero el héroe, gracias a su fuerza sobrenatural, se las ingenia para desviar los cauces de
los ríos Alfeo y Peneo, cuya vigorosa corriente de agua limpia de una sola vez toda la porquería
acumulada en aquel lugar

La séptima labor es apresar con vida al toro de Creta, monstruo que asolaba los campos cretenses
como castigo de Posidón al rey Minos por incumplir éste el juramento de sacrificarlo e incorporarlo en
su lugar a sus rebaños como semental, motivo por el cual el dios hizo enloquecer al toro. Una vez en
Creta, Heracles pide permiso al rey Minos para capturar al toro y éste se lo concede, apresando al
animal y llevándolo a la corte de Euristeo donde deciden sacrificarlo en honor a Hera, aunque esta
diosa rehúsa el obsequio por provenir de Heracles y deja en libertad al toro en la región de Maratón,
donde continuó causando estragos hasta que lo mata Teseo. Imagen Página 166 - Imaginario

Como octavo quehacer, Heracles viaja a Tracia para, con la ayuda de su amigo Abdero, capturar
vivas a las yeguas antropófagas del rey Diomedes, hijo del dios Ares. Heracles mata a Diomedes y
hace que su cuerpo sea devorado por sus yeguas, que también engullen al compañero del héroe en
cuyo honor funda la ciudad de Abdera. De vuelta en el palacio de Euristeo, éste suelta a los equinos
que alcanzan el Olimpo, donde mueren presas de otras fieras. Imagen Página 167 - Imaginario

La novena consiste en obtener el cinturón de Hipólita, la reina de las Amazonas, insignia divina
regalo de Ares codiciada por la hija de Euristeo, Admeta. Las Amazonas eran una tribu de mujeres
guerreras que vivían fuera de los confines del mundo conocido, en la zona del mar Muerto. Heracles
viaja hasta allí y logra convencer a Hipólita para que le ceda su cinturón, pero la diosa Hera logra
entrometerse, cambiando la opinión de la reina de las Amazonas que lucha contra Heracles, cayendo
derrotada. Imagen Página 168 - Imaginario
El décimo trabajo lleva a Heracles hasta las costas del sur de la península Ibérica, concretamente, a
Eriteya, donde habitaba el gigante Gerión, monstruo de tres cuerpos que poseía una gran manada de
ganado vacuno de la que Heracles debe apropiarse. Durante el viaje, Heracles se enerva a causa del
sol y decide disparar con su arco al astro, por lo que, impresionado por la determinación del héroe, el
dios Helio le obsequia con una gran vasija de oro que le permite navegar por el mar. Para llevar a
cabo la tarea tiene que abatir al pastor del rebaño, Euritión, al perro guardián de dos cabezas, Ortro, y
al propio Gerión, tras lo cual conduce la vacada a pie hacia Grecia, pero allí las vacas se dispersan
debido a un tábano que envía Hera. Heracles recupera muchas de ellas y las lleva ante Euristeo, que
las sacrifica en honor a Hera. En el trascurso de esta tarea, el héroe abrió el estrecho de Gibraltar,
disponiendo en dicha ubicación las columnas que llevan su nombre.

El undécimo cometido se trata de descender al Infierno (catábasis) y capturar con vida al terrible
perro guardián Cerbero para llevarlo ante Euristeo. Heracles se presenta ante Hades que accede a su
petición si el héroe logra capturar al can sin ayuda de sus armas y así sucede, llevándolo después ante
Euristeo, que lo devuelve al mundo de los muertos. Durante el desarrollo de esta hazaña, Heracles se
encuentra con Meleagro a quien promete que se casará con su hermana, Deyanira e incluso tiene
tiempo para liberar a Teseo. Imagen Página 169 - Imaginario

La última de las misiones encargadas por Euristeo consiste en localizar y robar las manzanas de oro
del jardín de las Hespérides. Para obtener la información sobre el enclave de dicho jardín, Heracles
acude al dios marino Nereo, tras lo cual emprende el viaje y durante éste, además de matar en
combate al gigante Anteo, libera a Prometeo, que le aconseja cómo conseguir las manzanas. Según
Prometeo, Heracles debe convencer a Atlas, padre de las Hespérides, para que acuda hasta el jardín y
coja tres manzanas de oro para lo cual Heracles le sustituye en la sujeción del mundo. Imagenes
Página 170 – Imaginario. A su vuelta, Atlas se ofrece a llevárselas a Euristeo, pero Heracles le
engaña para que le reemplace con el pretexto de colocarse un almohadón en la nuca que aminore las
molestias causadas por el peso del orbe, huyendo de allí con las manzanas de oro en cuanto Atlas
accede a su petición.

Tras superar los Doce Trabajos impuestos por Euristeo, Heracles obtiene la libertad y continúa
participando en hazañas sobrehumanas hasta su muerte y posterior apoteosis.
Iconografía

Sin duda alguna, el mito de Heracles es el más representado entre los héroes de la Antigüedad en
Grecia. De su infancia, resulta especialmente significativa la escena de Heracles niño estrangulando
con sus manos a las serpientes enviadas por Hera. Pese a ser un tema cuya iconografía no queda
establecida hasta la tardía fecha de la primera mitad del siglo V a.C., ya en el periodo clásico, goza de
mucho éxito a lo largo de Ja época helenística y romana, difundiéndose a través de monedas, joyas,
cerámica, pintura y escultura.

De su fase de juventud el hecho más destacado es la locura de Heracles, aunque hay pocos ejemplos
que la ilustren. El más relevante es la crátera de figuras rojas del Museo Arqueológico de Madrid,
firmada por Asteas y datada en el 340 a.C., en la que un impasible Heracles aparece a punto de arrojar a
uno de sus hijos a una pira conformada de muebles dispuestos de forma desordenada, mientras que la
figura de su esposa Mégara aporta el dramatismo que merece la escena, llevándose la mano a la cabeza al
tiempo que huye por la puerta. Imagen página 162.

Desde el punto de vista iconográfico, el ciclo de los Doce Trabajos de Heracles es el tema con más
éxito en el mundo antiguo en lo referido a este héroe, representándose todos los trabajos, bien de forma
conjunta, bien por separado cada uno de ellos.

A partir de la segunda mitad del siglo VI a.C. comienzan a aparecer conjuntos con los Doce Trabajos
canónicos de Heracles (dodekathlos), siendo el más famoso el de las metopas del templo de Zeus en
Olimpia del siglo V a.C., que constituye el referente para obras posteriores, sobre todo, en la cultura
romana donde tiene gran difusión en mosaicos y sarcófagos. Imagen Página 162 – Imaginario.

En cuanto a la representación de cada una de las hazañas por separado, existen ejemplos desde la
segunda mitad del siglo VIII a.C., en época arcaica. La hazaña de más éxito es la referida al león de
Nemea, especialmente, durante los siglos VII y VI a.C. en vasos de figuras negras. A partir del siglo
VI a.C., en el resto de los trabajos aparece con sus atributos más arquetípicos: la piel del león de Nemea
y la maza, y acompañado de sus dioses protectores: Atenea y Hermes.

Durante la Edad Media, la iconografía de Heracles sigue teniendo gran vigencia, aunque muy matizada
por las doctrinas cristianas de la época, adquiriendo especial relevancia en el Imperio Carolingio en
los siglos XI y XII, sobre todo, en los entornos cortesanos, donde el héroe comienza a adquirir otros
significados como constelación en los tratados de astrología, como metáfora de la fuerza y de la
capacidad de resistencia cristiana, y como figura de proyección política asociada al linaje de los
monarcas. Un ejemplo de la gran difusión del mito pagano de Heracles durante el medievo es el marfil
de Heracles y las yeguas de Diomedes del Museo Metropolitano de Arte de Nueva York, datado en
el siglo XII. Se trata de una pieza de un juego medieval, donde Heracles sostiene a Diomedes que es
devorado por caballos con caras de perro y crines de león, influencia de los Bestiarios medievales. 167
En la Edad Moderna, la iconografía de Heracles está asociada a la genealogía real, nobiliaria y
urbana, provocando un ingente aluvión de representaciones relacionadas con la vida de este héroe en
toda Europa. En España, Los Doce Trabajos de Hércules del marqués de Villena, editados en
1483, popularizaron aún más la efigie del héroe, acompañado siempre de sus atributos arquetípicos.
Así se aprecia en los relieves renacentistas del Ayuntamiento de Sevilla legitimando a Carlos V como
el nuevo Heracles (1540) y también en la serie confeccionada por Francisco de Zurbarán para el
Salón de Reinos del Palacio del Buen Retiro en Madrid (1634).

Un buen ejemplo alegórico de la utilización del mito de Heracles es la portada del palacio del I conde de
Morata en Zaragoza, labrada por Guillaume Brimbez en 1552, que muestra las figuras enfrentadas de
Heracles, tocado con la piel del león de Nemea, y el gigante Gerión, mítico tirano de Hispania,
constituyendo una metáfora de los orígenes del Reino de España y de su monarquía benefactora
encarnada en la figura de Carlos V. Ver imagen página 172 – Imaginario.

Durante la Edad Contemporánea, la iconografía de Heracles sigue gozando de cierto éxito, aunque
nada comparable con los siglos precedentes.
JASÓN Y EL VELLOCINO DE ORO

El mito de Jasón se inserta en el contexto de los héroes de Tesalia y repite alguno de los tópicos
recurrentes en la vida de estos semidioses, sobre todo, el del viaje de los héroes con el objetivo de
superar una serie de obstáculos que les proporcionarán la fama inmortal.

Mito

Jasón es hijo de Esón, rey de Yolco, al que destrona su hermano Pelias cuando Jasón aún es un niño.
Po este motivo Jasón se refugia en el monte Pelio donde es instruido por el centauro Quirón. Cuando
alcanza la edad adulta, decide vengar a su padre y recuperar el trono. Mientras acude a la ciudad de
Yolco, por el camino se cruza con la diosa Hera, disfrazada de anciana, que le solicita ayuda para vadear
un río. Jasón la auxilia, pero pierde la sandalia izquierda al atravesar el riachuelo, contando desde
entonces con el decisivo favor de la esposa de Zeus. Cuando Jasón llega a Yolco, comparece ante su tío
Pelias para reclamar el trono legítimo de la ciudad y en ese instante, Pelias queda aturdido al recordar
una profecía que le prevenía del hombre que se presentara ante él calzando una sola sandalia, pues le
ocasionaría su desgracia. Pelias, atemorizado, y con la intención de deshacerse de Jasón, le jura que le
cederá su trono si, como prueba de su valentía, lograba apoderarse del mítico Vellocino de oro, la piel
de un mágico camero de oro que antaño salvó de la muerte a los hermanos Frixo y Hele.

Esta proposición no es más que una estratagema para aniquilar a su sobrino pues el Vellocino de oro se
hallaba en la Cólquide, una tierra inhóspita y lejana, situada en el confín del mundo conocido, más allá
del mar Negro y regida por el rey Eetes. Con este propósito, Jasón encarga a su armador Argos, hijo de
Frixo, que construya la nave más veloz del momento a la que le da el nombre de Argo. Consigue su
propósito gracias a la ayuda de Hera. También consigue reunir para su expedición a los cincuenta héroes
más valerosos y audaces del mundo, conocidos como los Argonautas, destacando entre otros Heracles,
Orfeo, Teseo, Meleagro, Telamón, Peleo, Tifis, Eufemo, Calais, Zetes, Polideuces, Periclemeno y
Linceo.

Tras consultar al oráculo de Delfos, la Argo parte del puerto de Yolco e inicia una azarosa travesía
repleta de obstáculos.

El primero de ellos surge cuando Hilas, al desembarcar en la costa de Misia, se separa del grupo
para buscar una fuente sagrada, terminando absorbido por la corriente debido a que una ninfa se
enamora de él, lo que provoca que Heracles abandone la expedición en pos de la infructuosa
búsqueda de su amado Hilas.
Posteriormente, los Argonautas dirigidos por Jasón arriban a las costas del mar de Mármara donde
ayudan al rey tracio Fineo que había sacrificado su vista por la capacidad de vaticinar el futuro. El dios
Helio, enojado por preferir el don de la premonición a la contemplación de su luz, le había enviado a las
Harpías, Aelo, Celeno y Ocípete, hijas del dios Taumante y la oceánide Electra, cuyos cuerpos eran
híbridos de mujer y ave rapaz, que le quitaban la comida y ensuciaban su palacio. Cuando Jasón le pide
ayuda para conocer la forma de cruzar el temido Bósforo, Fineo accede a darles la información a cambio
de que le libren de las terribles Harpías. Zetes y Cálais (los Boréadas), que también contaban con alas
por ser hijos del viento Bóreas, persiguen a las Harpías hasta las islas Estrofiades donde les hacen jurar
que no molestarán más a Fineo a cambio de conservar sus vidas. En agradecimiento, Fineo indica a
Jasón la forma de cruzar el Bósforo con éxito, sin ser destrozados por las dos enormes rocas llamadas
Simplégades, que colisionaban entre sí despedazando las embarcaciones. Según el rey tracio, para
cruzar el estrecho, debían soltar una paloma justo antes de atravesar las Simplégades y cuando éstas
chocasen entre sí al pasar el ave, entonces debían pasar con toda celeridad aprovechando que las rocas
se separaban.

Una vez en la Cólquide, se presentan ante el rey Eetes, quien accede a entregar el Vellocino de oro a
Jasón si logra completar dos empresas prácticamente irrealizables. Por un lado, debe domar y uncir a
dos toros salvajes que exhalaban fuego y tenían pezuñas de bronce. Por otro, tiene que sembrar unos
dientes del dragón de Cadmo que custodiaba la piel de oro, de los que nacerían unos belicosos guerreros,
a quienes tendría que aniquilar.

Gran parte del éxito en estos trabajos se debe a la ayuda de Medea, hija del rey Eetes, que se enamora de
Jasón y promete ayudarle a cambio de que la lleve consigo a su vuelta a Yolco. Medea le entrega un
ungüento mágico que le hace invulnerable al fuego de los toros y le dice que cuando nazcan los
guerreros de los dientes del dragón, les debe lanzar piedras con lo que ellos se destruirán entre sí
acusándose unos a otros. Sin embargo, superadas las pruebas, el rey Eetes se niega a cumplir con su
promesa por lo que, durante la noche, Medea guía a Jasón hasta el bosque donde el dragón custodiaba el
Vellocino de oro y con sus conjuros logró adormecerlo, permitiendo al héroe apoderarse del toisón
colgado en la rama de un árbol.

De vuelta a Yolco, tras superar una tumultuosa travesía, Jasón se presenta ante su tío Pelias con el
Vellocino de oro, pero éste se niega a ceder el trono, así pues, Medea engaña con sus hechizos a las
hijas de Pelias, las Pelíades que, sin saber lo que hacían, destrozan a su propio padre. Después de este
cruento asesinato, Jasón renuncia al trono y se lo cede a su primo Acasto, marchando a Corinto donde
vive feliz durante diez años junto a Medea y sus dos hijos. Sin embargo, Jasón se enamora de la hija del
rey Creonte, Glauce, y repudia a Medea que finge aceptar la decisión de su marido, pero, durante los
desposorios, Medea obsequia a la novia con un peplo impregnado en veneno que abrasa a Glauce al
probárselo, al igual que a su padre Creonte al intentar ayudarla. Acto seguido Medea, para completar su
venganza, asesina a los dos hijos que tiene en común con Jasón y huye en un carro de caballos alados,
regalo de Helio, a Atenas donde se casa con el rey Egeo.
El final de Jasón es confuso, según una versión, al enterarse del infanticidio, se suicida, mientras que
otros textos narran que su muerte acontece muchos años después, aplastado por el mástil podrido de la
nave Argo.

Iconografía.

Las primeras referencias de la representación de la nave Argo y los Argonautas datan del 560 a.C.
aproximadamente en una metopa del Tesoro de los Sicionios en Delfos.

A lo largo del periodo arcaico y clásico, gozan de cierto éxito iconográfico algunos episodios de la
expedición, en concreto, la escena de Zetes y Calais, los Boréadas, persiguiendo a las Harpías en
presencia del famélico rey Fineo.

Otro tema reseñable es la obtención del Vellocino de oro, sobre el que resulta interesante constatar
que existen fuentes iconográficas que contradicen las versiones literarias y es probable que se
fundamenten en textos del período arcaico, donde se dota a Jasón de mayor protagonismo con
respecto a Medea, siendo usual el tema del héroe obteniendo la piel de oro y derrotando al dragón sin la
ayuda de ésta. Un ejemplo es la copa ática de figuras rojas del 470 a.C. que representa al dragón
expulsando a Jasón de sus fauces en presencia de Atenea que porta una lechuza, mientras que el
Vellocino de oro cuelga en el árbol de detrás. Imagen página 175 – Imaginario. En el sur de Italia
se han localizado múltiples vasos de figuras rojas datados alrededor del año 400 a.C. que tratan el tema
de la muerte de los hijos de Medea y Jasón, disponiendo a la hechicera en un carro que sobrevuela el
altar donde yacen los cuerpos inertes de sus hijos. Este tema también es recurrente en los sarcófagos
romanos y en la miniatura medieval.

Durante la Edad Moderna, el mito de Jasón adquiere gran protagonismo iconográfico tras la fundación
de la Orden del Toisón de Oro en 1429 por parte del duque de Borgoña, Felipe el Bueno, teniendo
especial importancia dentro del repertorio de imágenes alegóricas de los Habsburgo en España en el
siglo XVI. Resulta especialmente interesante la Galera Real de don Juan de Austria (Imagen página
176) construida en 1568 y que intervino en la batalla de Lepanto en 1571, cuyo programa iconográfico
fue ideado por el humanista Juan de Mal Lara y llevado a la práctica por el escultor Juan Bautista
Vázquez y el arquitecto Benvenuto Tortello. La galera se decoró haciendo referencia a la expedición
de los Argonautas, lo cual permitió efectuar un paralelismo con la empresa de don Juan de Austria,
presentándolo como un nuevo Jasón que iba hacia Oriente acompañado de su ejército para enfrentarse a
los turcos.

En la Edad Contemporánea, los artistas centran su atención en la captación psicológica tanto de Jasón
como de Medea. Ejemplos de ello son la escultura de Jasón portando el vellocino de Thorvaldsen en
1803 y el lienzo realizado por Gustav Moreau en 1865, que retrata a Jasón y Medea con la cabeza del
carnero de oroal fondo bajo una estética simbolista. Imágenes página 177 – Imaginario.
PERSEO Y LA MEDUSA

El mito de Perseo, uno de los héroes más carismáticos de la Antigüedad Clásica, se inserta en el
contexto geográfico de la Argólide.

Mito

Un oráculo predice al rey Acrisio que su nieto lo asesinará, por lo que confina a su hija Dánae en una
cámara subterránea de bronce con el objetivo de que no pueda engendrar un hijo. Zeus se enamora de la
joven y se las ingenia para llegar hasta ella en forma de lluvia de oro, filtrándose por las rejillas del techo
de la estancia y consumando la unión con Dánae. Al descubrir el nacimiento de Perseo, Acrisio arroja al
mar a su hija y a su nieto, encerrados en un cofre que queda a la deriva de las olas hasta que encalla en la
isla de Sérifos, donde son rescatados por un pescador, Dictis, que los lleva ante el rey Polidectes, en cuya
corte son acogidos.

Con el tiempo, el rey Polidectes se enamora de Dánae, pero Perseo supone un estorbo para sus
pretensiones. En un banquete ofrecido a los integrantes de su corte, Polidectes pregunta a sus comensales
cuál es el mejor obsequio que podrían regalarle, a lo que todos responden que un caballo con excepción
de Perseo que se jacta de poder llevarle la cabeza de Medusa, una de las Gorgonas y la única mortal de las
tres hermanas. Ésta era hija de las divinidades marinas Forcis y Ceto y su apariencia espeluznante se
debía a una maldición de Atenea con la que intentó rivalizar en belleza. Ante tal osadía, la diosa castigó a
la Gorgona convirtiendo sus cabellos en serpientes. El monarca toma la palabra a Perseo y éste inicia su
periplo en busca de Medusa bajo la protección de Hermes y Atenea, acudiendo primero a las Grayas,
unas viejas que tenían entre las tres un solo diente y un solo ojo que se iban intercambiando. Perseo se los
quita y se niega a devolvérselos hasta que le indiquen cómo encontrar a las ninfas que custodian el casco
de la invisibilidad de Hades, las sandalias aladas y el zurrón (kíbisis) para guardar la cabeza de
Medusa. Además, Hermes le entrega una hoz (harpe) y Atenea un escudo muy pulido que le servirá de
espejo para no mirar de frente a Medusa, evitando así ser petrificado.

Perseo vuela hasta la guarida de las Gorgonas, donde logra cortar la cabeza de Medusa con la hoz de
Hermes mientras ésta duerme, naciendo de su cabeza el caballo alado Pegaso y el gigante Crisaor. Es
perseguido por las otras dos Gorgonas, Esteno y Euríale, escapando de ellas gracias a la invisibilidad
proporcionada por el casco de Hades.

En el camino de regreso a Sérifos, se encuentra con el titán Atlas, al que solicita hospitalidad
presentándose como hijo del dios supremo. Atlas le niega el alojamiento, pues un oráculo le había
advertido que un hijo de Zeus le despojaría de las manzanas de oro del jardín de las Hespérides, sus hijas.
Perseo en venganza por la ofensa, petrifica a Atlas mostrándole la cabeza de Medusa.
Siguiendo su ruta por el país de los etíopes, se topa con Andrómeda encadenada a una roca quedando
prendado de la joven hija del rey Cefeo, cuyo territorio estaba siendo asolado por un monstruo marino
enviado por Posidón en castigo a la osadía de su esposa, Casiopea, que se había vanagloriado de ser más
bella que las Nereidas. Cefeo, desesperado por esta maldición, había consultado un oráculo que le había
profetizado que el único modo de librar a su pueblo era ofreciendo a su hija en sacrificio al monstruo.
Perseo petrifica al monstruo y libera a Andrómeda, con la que se casa.

Una vez en Sérifos, Perseo encuentra a Dánae refugiada en un templo sagrado para evitar el acoso del rey
Polidectes, por lo que el héroe lo petrifica con la cabeza de Medusa, dejando el trono de la isla a Dictis.

Finalmente, inicia el retorno a Argos junto a Andrómeda y Dánae, pero antes de llegar a su ciudad, se
inscribe en unos juegos funerarios celebrados en Larisa donde mata involuntariamente a su abuelo
Acrisio sin llegar a conocerlo, cumpliendo así con la premonición del oráculo.

Por este motivo, Perseo tributa unos juegos fúnebres en honor a su abuelo y rechaza el trono legítimo de
Argos, intercambiando el reino con su primo Megapentes, rey de Tirinto.

Iconografía

Las representaciones de las aventuras de Perseo han sido muy prolijas desde la Antigüedad. Uno de los
episodios más regulares y que ha suscitado mayor interés entre los artistas de la época clásica griega fue el
de su prodigiosa concepción, representando a Dánae recostada en un sillón mientras recibe a Zeus en
forma de lluvia de oro en el interior de la cámara acorazada, como evidencian múltiples vasos áticos de
figuras rojas, joyas y monedas de los siglos V y IV a.C. Imagen Página 182. También relativo a su
infancia existen ejemplos de vasos áticos del siglo V a.C. con la escena de Dánae y Perseo en el cofre
fabricado por Acrisio en el instante anterior a ser arrojados al mar.

No obstante, la iconografía más difundida de Perseo en la tradición visual griega es la que aparece junto a
Medusa. Imágenes Página 180-181En torno al siglo VII a.C. ya se habían generalizado una serie de
convencionalismos para este monstruo, ya fuera representado de cuerpo entero o solo su cabeza
(Gorgóneion): cara redondeada con grandes ojos saltones, una gran boca esbozando una sonrisa
con colmillos de jabalí y la lengua fuera, cabellos en tirabuzones con formas de serpientes y, en
ocasiones, llevando barba, mientras que su cuerpo se muestra como un híbrido de centauro con
patas de león, cola de dragón y alas de ave. A lo largo del tiempo va perdiendo este aspecto terrorífico
y, a partir del siglo IV a.C., su fisonomía se transforma en la de una joven de gran belleza, conservando
tan sólo las alas como símbolo sobrehumano.

En cuanto a la representación conjunta de Perseo y Medusa, el ejemplo más antiguo que ha llegado hasta
nosotros es de mediados del siglo VII a.C. Se trata de un ánfora de relieve protoática del Louvre, que
presenta al héroe con sombrero, botas y el zurrón al hombro degollando a la Gorgona que tiene cuerpo de
centauro. Imagen Página 180.
Durante el periodo clásico tiene también cierto alcance el episodio de Perseo liberando a Andrómeda de
las fauces del monstruo marino, ketos, tratado por Sófocles y Eurípides en sus obras. En la gran mayoría
de estas representaciones, Perseo se enfrenta al monstruo tirándole piedras o atacándole con su hoz,
mientras Andrómeda, con vestimenta oriental, está atada a unas estacas.

Durante la Edad Media, el mito de Perseo pervive gracias a su difusión en la obra de Ovidio
moralizada bajo la influencia del cristianismo y, sobre todo, porque constituye el precedente
directo de la iconografía de San Jorge y el dragón, donde la presencia de Andrómeda es
sustituida, en el caso del santo, por la princesa Sabra.

En el siglo XVI su mito resurge en el imaginario visual occidental, siendo un tema muy utilizado por
los gobernantes ya que supone la personificación del soberano que salva a su estado frente al
enemigo. Ejemplo de ello son obras tan singulares como Perseo con la cabeza de Medusa de
Benvenuto Cellini (1554) expuesto en la florentina plaza de la Signoria o la coetánea Dánae
recibiendo la lluvia de oro, poesía visual de Tiziano (1553‐1554) pintada para el Alcázar de Felipe II
que en la actualidad se conserva en la londinense Colección Wellington. Imagen página 182.

En España, contamos con un ciclo específico de la fábula de Perseo localizado en la torre suroeste
del palacio de El Pardo (1563‐1568), obra del pintor renacentista Gaspar Becerra, que representa
nueve escenas en el techo de la estancia: La Apoteosis de Perseo en el espacio central y a su
alrededor Dánae recibiendo la lluvia de oro, El nacimiento de Perseo, El embarque de Dánae y
su hijo por mandato de Acrisio, Perseo despidiéndose de su madre y Polidectes, Perseo
recibiendo los regalos de Hermes y Atenea, Perseo y las Grayas, Perseo cortando la cabeza de
Medusa y Perseo volando con la cabeza de Medusa de cuya sangre nace Pegaso. Imagen página
182.

El resto de la historia del héroe se completaba en los frescos de los muros laterales, perdidos en la
actualidad, y entre los que, según las fuentes literarias, sobresalía la liberación de Andrómeda.
EDIPO Y LA ESFINGE

Los contratiempos vitales del héroe tebano Edipo comienzan incluso antes de su nacimiento. Su
padre, Layo, en su juventud estaba exiliado en la corte del rey Pélope, donde se enamora del hijo de
su anfitrión, Crisipo, y en un arrebato de pasión lo secuestra y lo viola, provocando la desgracia del
joven que, avergonzado, se suicida. Por este motivo, Pélope echa una maldición a Layo y a su linaje.
Los dioses atienden sus súplicas, condenando al tebano a tener un destino cruel y así, cuando Layo
desposa a Yocasta, el oráculo de Delfos vaticina que su esposa concebirá un hijo que le asesinará
con suma crueldad y luego yacerá incestuosamente con su propia madre.

Pese a esta fatídica premonición, Layo y Yocasta engendran un hijo pero cuando nace, Layo ordena
que sea abandonado en el monte Citerón con los tobillos perforados y atados entre sí con un cordón
para que no pueda moverse y muera devorado por las fieras. Llegado a este punto debemos
puntualizar que en el mundo griego los padres contaban con siete días para reconocer a sus retoños,
por lo que el verdadero pecado de Layo no es abandonar a su hijo a su suerte, sino engendrarlo
contra la voluntad de los dioses.

El pastor Euforbo lo halla con vida y se lo entrega a Pólibo y Mérope, reyes de Corinto, que no
podían tener hijos, los cuales le ponen de nombre Edipo (pies hinchados) y lo crían como a su propio
hijo manteniendo en secreto su origen.Años después, ya adulto, Edipo consulta el oráculo de Delfos
que le predice que matará a su padre y desposará a su madre. Conmocionado por la premonición,
decide no volver a Corinto y huir lejos de allí con el fin de no lastimar a sus padres adoptivos, a los
que él tiene por auténticos. En un cruce de caminos en las cercanías de Tebas tiene una disputa con
un viajero y su séquito por la preferencia de paso en aquella encrucijada y, en la trifulca, Edipo mata
fortuitamente a Layo, sin saber que se trata de su padre natural. Cuando la noticia de la muerte del rey
Layo llega a Tebas, se decide entregar la regencia de la ciudad a Creonte, hermano de la reina
Yocasta, el cual ofrece la mano de su hermana y el trono de Tebas a quien aniquile a la Esfinge,
monstruo con cabeza de mujer, cuerpo de león y alas de ave, enviado a Tebas por los dioses como
castigo a Layo por el rapto de Crisipo durante su juventud. La Esfinge se interponía en el camino de
los viandantes en las cercanías del monte Ficio y les proponía un acertijo, devorando a todo aquel
que no lo acertase. Imagen página 184 – 185 - 186.

Al encontrarse con Edipo, le pregunta cuál es el animal que, provisto de voz, camina sobre cuatro patas,
dos y tres y éste resuelve el enigma respondiendo que es el ser humano, que de niño gatea, de adulto
camina sobre los dos pies y de anciano utiliza un bastón para moverse. Tras esto, la Esfinge se suicida
tirándose por un precipicio y Edipo es proclamado rey de Tebas y se casacon Yocasta, sin saber que es
su auténtica madre, engendrando cuatro hijos, Eteocles, Polinices, Antígona e Ismene.

Poco tiempo después Tebas es asolada por la peste, por lo que Edipo consulta el oráculo con el objetivo
de erradicar la epidemia y éste le indica que la enfermedad cesará cuando destierren de la ciudad al
asesino de Layo. Edipo indaga sobre el crimen, obteniendo la aciaga respuesta por parte del
adivino Tiresias, que le explica la verdad sobre su dramático pasado. Al descubrir que ha asesinado
voluntariamente a su padre, Edipo deja el trono de Tebas, se arranca los ojos con una fíbula y parte al
destierro, mientras que Yocasta se suicida. l final del héroe transcurre junto a su hija Antígona en
Colono, donde son acogidos por el rey Teseo.

Iconografía

En la Antigüedad griega comienza a haber testimonios visuales sobre el mito de Edipo a mediados
del siglo VI a.C., fundamentalmente su encuentro con la Esfinge, cuya iconografía es una invención
de la cultura egipcia que se introdujo en el mundo griego durante el periodo arcaico, con la principal
variante de que la masculinidad del monstruo egipcio fue cambiando hacía unos rasgos plenamente
femeninos en la iconografía griega. Destaca en ese sentido la copa ática de figuras rojas de los
Museos Vaticanos datada en el 470 a.C. y procedente de Vulci, donde aparece Edipo con sombrero y
capa de viajero, acomodado sobre una roca y reflexionando sobre el acertijo de la Esfinge, que está
sentada sobre una columna jónica. Imagen página 185.

Se han localizado algunas ánforas de figuras rojas de mediados del siglo V a.C., con un tema
mucho menos frecuente alusivo a la infancia de Edipo, donde se le representa en brazos del pastor
Euforbo yen presencia de su padre adoptivo, Pólibo.

En el Arte Contemporáneo, el motivo de Edipo y la Esfinge vuelve a tener gran relevancia, sobre
todo entre los pintores simbolistas de la segunda mitad del siglo XIX, que vinculan la Esfinge, por
su fisonomía femenina, con un tema en boga en la Europa del momento, el concepto de la femme
fatale, la mujer como perdición y destrucción para el varón. En ese sentido, destacan las
versiones de Odilon Redon (1894) – Ver imagen inferior - y, especialmente, la de Gustav Moreau
pintada para el Salón de 1864, donde la Esfinge esta encaramada a Edipo, escrutándolo
enigmáticamente con la mirada, escena de gran carga sexual que se completa en la zona inferior del
lienzo con los restos de aquellos que no superaron el acertijo.
TESEO Y EL MINOTAURO

Teseo fue el héroe ateniense por excelencia, recibiendo culto fundamentalmente en la región del Ática,
mientras que su admirado Heracles fue un héroe panhelénico. Su nacimiento está vinculado a una doble
paternidad

Mito

Su padre es Egeo, rey de Atenas, que no lograba tener descendencia, por lo que viajó para consultar el
oráculo y, de vuelta a su ciudad, pasa por Trecén, hospedándose en el palacio del rey Piteo. Egeo le
cuenta la enigmática premonición al rey Piteo, y éste la interpreta de tal modo que embriaga a Egeo
para que se una a su hija Etra. Sin embargo, esa misma noche Posidón también yace con Etra.
Antes de marchar hacia Atenas, Egeo deja su espada y sus sandalias escondidas bajo una gran roca,
diciéndole a Etra que si concibe un varón lo eduque sin aclararle sus orígenes, y que cuando tenga la
fuerza suficiente para levantar la roca, coja sus armas y marche a Atenas para reclamar su herencia,
aunque desconozca quién es su auténtico padre. Así, cuando Teseo alcanza la edad adulta, su madre
le indica el lugar donde se localiza la roca bajo la que están la espada y las sandalias de Egeo. Teseo
la levanta, recoge las pertenencias legadas por su padre e inicia la marcha a Atenas, lo que constituye
para el joven héroe un viaje iniciático plagado de retos, derrotando a monstruos y malhechores

Entre las hazañas que supera en este viaje, destacan los siguientes enfrentamientos:

- Su enfrentamiento con Perifetes, hijo de Hefesto, que en las cercanías de Epidauro aplastaba
a los viajeros con una maza de hierro. Teseo lo mata y, desde ese momento, la maza es uno de
sus atributos.
- En Corinto se topa con Sinis, que ataba a los viajeros a dos pinos que doblaba hasta el suelo
para luego cortar las ataduras y descuartizar a sus víctimas y Teseo utiliza este mismo recurso
para acabar con él.
- A continuación, en Cromión derrota a una cerda salvaje, hija de Tifón y Equidna, que
devastaba la región.
- En Megara se encuentra con Escirón, hijo de Pélope, que controlaba un estrecho sendero
cercano a un acantilado, obligando a los que pasaban por allí a lavarles los pies y, mientras lo
hacían, de una patada los arrojaba al mar donde los devoraba una enorme tortuga y Teseo lo
mata con su mismo método.
- Finalmente, en la ciudad de Erineo halla a Procusto, que ofrecía hospitalidad a los viajeros,
aunque en su morada sólo tenía dos lechos, uno corto y otro largo, por lo que a los viandantes
de pequeña estatura les alargaba sus miembros a martillazos para adaptarlos a la cama larga,
mientras que a los de gran altura les cortaba sus extremidades para que coincidieran con la
longitud del lecho pequeño. Teseo lo mata siguiendo su mismo procedimiento, siendo
considerado por todas estas hazañas unode los inventores de la lucha.
Una vez en Atenas, y sin que el rey supiera su identidad, Teseo coincide con su padre que se había casado
con la hechicera Medea, con la que había tenido a Medo. Medea sí lo reconoce e incita a su esposo para
que se deshaga de él, por lo que Egeo le encarga la empresa de capturar el toro de Maratón, el famoso
astado apresado Heracles en Creta muchos años antes. El héroe acepta el reto y apresa al bovino,
llevándolo ante Egeo y sacrificándolo en honor a Apolo.Frustrada por la valentía del héroe, Medea
convence a su esposo para envenenar a Teseo durante un banquete, pero justo en el momento en que va a
beber el ponzoñoso vino, Egeo reconoce su espada y, por ende, a su hijo. Acto seguido, repudia a Medea y
nombra a Teseo su heredero, quien se encarga de afianzar el poder de su padre matando a los Palántidas,
los cincuenta hijos de Palas, hermano de Egeo, sublevados contra su tío. Por este motivo y para expiar su
crimen, Teseo tiene que exiliarse de Atenas durante un año.

De vuelta a su ciudad, Teseo se une al tributo de siete parejas de jóvenes atenienses que se entregaban al rey
Minos de Creta en compensación por una guerra, jóvenes que se destinaban para servir de alimento al
Minotauro encerrado en el laberinto diseñado por Dédalo. Se trataba de una criatura con cabeza y torso de
toro y cuerpo de hombre que había sido engendrada por la esposa de Minos, Pasífae, tras yacer con el toro
en Creta. Antes de partir hacia esta nueva aventura, el rey Egeo advierte a su hijo que si regresa de forma
victoriosa debe izar velas blancas. Una vez en Creta, Teseo cuenta con la ayuda inesperada de la hija del
rey Minos, Ariadna, que se enamora de él y le promete ayuda con esta empresa si la desposa y la lleva
consigo a Atenas. Ariadna, instruida por Dédalo, le indica que la única forma de encontrar la salida del
laberinto es atando un hilo a la puerta de la entrada y llevándolo consigo para luego volver sobre sus pasos
siguiendo dicho hilo, de modo que Teseo consigue matar al Minotauro sin mucho esfuerzo. Tras terminar
con el terrible tributo al rey Minos, Teseo parte hacia Atenas efectuando una parada en la isla de Naxos,
donde aprovecha que Ariadna se había quedado dormida para abandonarla. Llegando a su ciudad, olvida
la promesa hecha a su padre y no iza las velas blancas de la embarcación por lo que Egeo, tras divisar las
velas oscuras, se suicida.

Teseo asume el trono de Atenas, instaurando las fiestas Panateneas y sentado las bases del poder ateniense
en Grecia, por lo que es considerado un héroe nacional. No obstante, Teseo continúa participando en
aventuras de diversa índole, destacando las correrías que desarrolla junto a su amigo Pirítoo.

La primera de estas historias tiene lugar en la boda del propio Pirítoo con Hipodamia, a cuyo banquete
invita tanto a Teseo como a sus familiares los Centauros, seres primitivos y salvajes, que se embriagan con
el vino hasta el extremo de intentar raptar a la novia para violarla. Por este motivo, Piritoo y Teseo tienen un
cruento enfrentamiento con ellos, la Centauromaquia, derrotándolos sin piedad.

Posteriormente, juran casarse con unas hijas de Zeus por lo que raptan a Helena de Esparta, aun siendoniña,
para ser la futura esposa de Teseo, aunque ésta es rescatada por sus hermanos los Dióscuros, Cástor y
Pólux, que aprovechan la ausencia del héroe de su ciudad. Para Pirítoo deciden raptar a Perséfone, esposa
de Hades, que habitaba en el infierno. Así Teseo y Pirítoo bajan a los dominios del dios Hades, que los
engaña fingiendo una acogida hospitalaria para luego apresarlos, aunque luego es rescatado por Heracles
cuando intenta capturar a Cerbero en uno de sus últimos trabajos.
- El final de Teseo tiene lugar tras exiliarse de Atenas en la isla de Esciros donde el rey
Licomedes,envidioso ante la fama del héroe, lo arroja al mar desde un acantilado

Iconografía

En la tradición griega, el mito de Teseo tiene una amplia difusión iconográfica, sobre todo, en la región del
Ática.

Uno de los temas más recurrentes de la juventud del héroe es el descubrimiento de la gnorismata,
la espada y sandalias de Egeo, representación que aparece en múltiples vasos áticos de figuras rojas a
partir del siglo V a.C. y cuyo alcance llega incluso al mundo romano, como muestra la estela labrada
en terracota del British Museum de Londres, donde Teseo, en presencia de su madre Etra, levanta
la rocabajo la cual se localizan las pertenencias de su padre. Ver imagen página 187 – Imaginario.

En lo referente al ciclo de las hazañas de su juventud, generalmente se representan todas juntas a


modo de friso en vasos y copas áticas de figuras rojas de la época clásica e incluso se plasman
para ser confrontadas con los doce trabajos de Heracles en las metopas del Tesoro de los Atenienses
en Delfos en torno al 490 a.C.

La iconografía más representativa del mito de Teseo es su lucha con el Minotauro en Creta,
constituyendo un tema muy difundido en el mundo griego arcaico y clásico desde comienzos del
siglo VII a.C. Las primeras representaciones de este asunto muestran un Minotauro, aún sin su
iconografía arquetípica, con cuerpo de toro y cabeza humana con cuernos de toro. A finales del siglo
VII a.C. el monstruo ya adquiere su aspecto más usual con cuerpo humano y cabeza de toro.
Así se presenta en multitud de vasos áticos de figuras negras, donde clava su espada en el torso o
cabeza del Minotauro en presencia de jóvenes atenienses en referencia al tributo al rey Minos.
Imagen página 187- Imaginario. Se trata de un tema muy estable desde el punto de vista
iconográfico y tan sólo se puede apreciar alguna variante en el modo en que Teseo mata al
Minotauro, sustituyendo la espada por la maza arrebatada a Perifetes.

En Roma goza de gran éxito la representación de Ariadna llorando en la playa, abandonada por
Teseo en la isla de Naxos, mientras que en el fondo del paisaje marino aparece la embarcación de
Teseo. Imagen página 191. Imaginario. Su extraordinaria difusión en la pintura del siglo I a.C. se
debe a la influencia de los textos de autores latinos tan destacados como Catulo.

Durante la Edad Moderna y Contemporánea, no son muchos los artistas que tratan la historia de
Teseo, aunque las obras que han llegado hasta nosotros muestran variantes más complejas de las
iconografías prototípicas del mito. En ese sentido, destacan las obras de Antonio Cánova, tanto su
Teseo y el Minotauro que aparece a sus pies ya derrotado, como su Teseo contra el Centauro que
está a punto de ser abatido por la mazadel héroe. – Ver obras Antonio Cánova en web
ULISES Y EL REGRESO A ÍTACA

Si existe un viaje de retomo por antonomasia de un héroe a su patria, ese es el de Ulises. Inicialmente, la
historia constituye un apéndice temático más de la Guerra de Troya y sus consecuencias, para luego
consolidarse como un ciclo literario e iconográfico con entidad propia.

Mito

Ulises es hijo de Laertes y Anticlea, reyes de Ítaca, y fue educado por el centauro Quirón. Al poco de
casarse con Penélope, Paris rapta a Helena y Ulises tiene que enrolarse en la expedición de los griegos a
Troya pese a sus reticencias iniciales, ya que un oráculo le había profetizado que en caso de ir a la guerra
no regresaría a Ítaca hasta veinte años después, solo y pobre, por lo que finge estar desequilibrado arando
incesantemente un campo que seguidamente sembraba con sal. Pero es descubierto por Palamedes que
pone a Telémaco, hijo del héroe, delante del arado. Al percatarse de ello, Ulises se detiene quedando al
descubierto la mentira. Durante la guerra, Ulises tiene una influencia directa, incluso desde los
preliminares de la contienda, interviniendo de forma decisiva en el reclutamiento del principal héroe
griego, Aquiles, al que descubre en la isla de Esciros, entre las hijas de Licomedes, disfrazado como una
de ellas.

Desempeña un papel muy activo a favor de los griegos gracias a sus dotes de persuasión y su ingenio,
destacando su participación en la embajada a Aquiles para rogarle que vuelva a la contienda,
devolviéndole a Briseida, esclava que le había arrebatado Agamenón. Su acción más decisiva en la guerra
es el diseño y fabricación del Caballo de Troya, con el que los griegos logran superar las inexpugnables
murallas troyanas. Así, fingen abandonar la guerra y partir de vuelta a Grecia en sus embarcaciones,
dejando ante la puerta de la ciudad un enorme caballo de madera. Los troyanos, tras un largo debate,
deciden aceptar el obsequio e introducirlo dentro de los muros de la ciudad sin saber que en el interior
hueco del caballo de madera iban destacados guerreros griegos comandados por Ulises, que abren las
puertas de la ciudad para que penetre el ejército griego e inicie el saqueo de Troya. Acabada la guerra,
Ulises y sus leales guerreros inician el largo y penoso regreso a Ítaca, durante el cual se ven envueltos en
múltiples peripecias:

- Tras zarpar de Troya y pasar por el país de los Cicones y el de los Lotófagos, llegan a la isla de los
Cíclopes, gigantes incivilizados de un solo ojo en medio de la frente. Se adentra en la cueva del
cíclope Polifemo junto a doce de sus compañeros. Polifemo cierra la gruta con una gran roca y al
percatarse de la presencia de los intrusos devora a seis de ellos de una tacada.Ulises se las ingenia
para engañar al cíclope, al que ofrece vino, logrando embriagarlo y sumirlo en un profundo sueño y
acto seguido, clavan una enorme estaca de olivo en el ojo de Polifemo, que al quedarse ciego no
puede ver como Ulises, atado a la parte inferior de un enorme cordero, y sus guerreros, asidos con
cuerdas bajo algunas de las ovejas del rebaño, escapan de la cueva. A partir de entonces el dios
Posidón, padre de Polifemo, intenta impedir el regreso del héroe a su patria.
- Posteriormente desembarcan en la isla de Eea, habitada por la maga Circe que acoge con gran
hospitalidad a los guerreros enviados por Ulises para reconocer el terreno, ofreciéndoles suculentos
manjares, para luego convertirlos en cerdos. Ulises, enterado de ello y con un antídoto que le facilita
el dios Hermes, va al encuentro de la maga, amenazándola con su espada para que restituya la forma
humana de sus compañeros a lo que Circe accede, yaciendo a continuación con él, quien junto a sus
hombres permanece en la isla durante un año.

- La última de las más destacadas aventuras de Ulises en el retomo a su patria sucede al llegar a la
isla de las Sirenas, monstruos con cabeza de mujer y cuerpo de ave rapaz, cuyos cantos hechizan a
los marinos, llevándolos a la autodestrucción. Siguiendo las instrucciones de Circe, Ulises ordena a
sus guerreros que se tapen los oídos con cera para no oír la seductora melodía de las Sirenas y hace
que sus hombres lo aten al mástil de la nave para escuchar sus cantos sin peligro de agredirse a sí
mismo.

- Tras consultar a Tiresias en el Hades, Ulises llega a Ítaca después de veinte años de ausencia, solo y
disfrazado de mendigo, siguiendo las instrucciones de la diosa Atenea. Allí le sigue esperando
Penélope, ejemplo de fiel esposa, que durante años ha evitado a los múltiples pretendientes con la
estratagema de retrasar la elección del prometido hasta que terminara de tejer un sudario que
deshacía durante la noche. Ulises revela su identidad a su hijo Telémaco y con su ayuda, idean un
plan para matar a los pretendientes de Penélope, la cual había anunciado que se casaría con quien
consiguiera tensar del arco de su esposo. Nadie es capaz de manejar el arco a excepción del propio
héroe, que mata a todos los pretendientes y criados deshonestos a flechazos, recuperando así su
familia y su trono.

Iconografía

El mito de Ulises tiene gran repercusión iconográfica en la Antigüedad en Grecia con especial relevancia
en el pasaje sobre el encuentro entre Ulises y el cíclope Polifemo. Desde comienzos del siglo VII a.C.
aparecen ejemplos, como el ánfora protoática de figuras negras del Museo Arqueológico de Eleusis
que representa esta escena, donde dos guerreros ayudan a Ulises a cegar a Polifemo que aún sostiene la
copa de vino con la que ha sido embriagado.

Con el tiempo, la representación de esta escena gana en complejidad, introduciendo más personajes como en
la crátera de cáliz lucana de figuras rojas del British Museum, fechada en tomo al 410 a.C., que se articula en
dos partes, en la primera aparece el cíclope dormido con un gran ojo en el centro de la frente y la copa de
vino a su lado, mientras que en un segundo plano se representa a Ulises con gorro (pilos) sosteniendo una
gruesa estaca con la ayuda de dos de sus guerreros, justo en el momento que antecede al cegamiento del
cíclope. Los sátiros que aparecen a la derecha de la escena se inspiran probablemente en la obra satírica de
Eurípides, Los Cíclopes. Imagen página 194 y web. En relación con este mismo episodio, también goza
de cierto éxito en los siglos VII, VI y V a.C. la efigie de Ulises asido a la parte inferior de un carnero
escapando de la gruta de Polifemo, iconografía con múltiples variantes en la pintura de cerámica griega de
figuras negras y rojas e, incluso, reproducida en apliques decorativos de bronce, pudiendo aparecer sólo la
imagen de Ulises atado al animal o bien junto a algunos de sus compañeros en presencia de Polifemo, que
palpa los cameros para dar con los intrusos.

Otro de los episodios más populares en la Antigüedad es el encuentro de Ulises con las Sirenas,
criaturas mitad humanas y mitad aves que aparecen en Grecia procedentes de Oriente durante el período
orientalizante (siglo VIII a.C.). Probablemente, este pasaje gozó de tanto éxito porque evidencia el peligro
que supone el mar, encarnado en estos monstruos, para los hombres que, pese a ello, logran contrarrestarlo
mediante la inteligencia y la razón. Se trata de un tema con muchas variantes cuyo apogeo se focaliza en los
siglos VI, V y IV a.C. y en el que, generalmente, se representa a Ulises atado al mástil de la nave con sus
compañeros de expedición remando, mientras las sirenas, normalmente tres, los acechan desde el cielo con
o sin instrumentos musicales. El stamnos de figuras rojas del British Museum del siglo VI a.C, sigue esta
estructura iconográfica, a excepción de una de las sirenas que cae desplomada tras ser derrotada por el
hombre. Imagen página 195.

Durante la Edad Media este episodio goza también de gran popularidad, pues las sirenas son
perfectamente conocidas, como evidencia en su obra San Isidoro de Sevilla a comienzos del siglo VII.
En esas mismas fechas ocurre un cambio fundamental en la iconografía de estas criaturas, que
permutan el cuerpo de ave por la cola de pez, por influencia de la tradición nórdica, pasando a
simbolizar la lujuria, la tentación y los peligros de la sexualidad.

Durante la Edad Moderna se retoma el ciclo de Ulises con un carácter claramente moralizador
ligado a las doctrinas del cristianismo. Ejemplo de ello es la publicación en 1621 del auto
sacramental La navegación de Ulises de Juan Ruiz de Alceo, donde el héroe prefigura a Cristo,
constituyendo un ejemplo para la salvación del hombre.

Los temas iconográficos de este ciclo no varían mucho, aunque sí son matizados, por ejemplo, en el
episodio de Ulises y Polifemo, en el que los artistas comienzan a dar mayor preeminencia visual a la figura
del cíclope. Tal es el caso del boceto de Rubens de 1636 que representa a Polifemo lanzando una
enorme roca a la embarcación de Ulises el cual, en la lejanía, se mofa del cíclope, tema que también
interesa a autores decimonónicos como William Tumer (1829) o Amold Bocklin (1896). Imagen página
196
Otro de los temas que se retoman es el de Penélope y los pretendientes, como en el fresco El
regreso de Ulises de Pinturicchio, pintado para el palacio de Pandolfo Petrucci en Siena hacia 1508
y que muestra en primer plano a Telémaco dirigiéndose a Penélope que teje la tela, mientras que los
pretendientes entran en la estancia por una puerta. Imagen página 197 – Imaginario. La
composición se completa con el paisaje del fondo, donde se muestran dos conocidos episodios de la
Odisea, el canto de las Sirenas y la llegada a la isla de la maga Circe.

En la Edad Contemporánea se reduce el interés por el mito de Ulises, aunque aparecen obras tan
relevantes como Los pretendientes del simbolista Gustav Moreau (1852), que muestra una bacanal
de cuerpos muertos en el suelo de un palacio, o Ulises y las Sirenas del prerrafaelista John William
Waterhouse (1891), donde las Sirenas se inspiran en la iconografía griega clásica.
ORFEO Y EURÍDICE

Orfeo constituye un personaje muy alejado del arquetipo de héroe de la épica griega cuya raison
d'étre era la lucha en el campo de batalla. Se trata, por el contrario, de un héroe civilizador que destaca
por su capacidad de persuasión gracias a sus dotes para la música y la poesía.

Mito

Es hijo del dios‐río Eagro y de la musa Calíope, aunque otras versiones afirman que su padre es el
dios Apolo. Se caracteriza por el uso de la música como instrumento para conmover y hechizar a los
humanos, a los animales y a la naturaleza. Añade a la lira de siete cuerdas que le regala Apolo, dos
más, en honor a las nueve Musas e inventa la cítara. Imagen página 199.

En su faceta de héroe épico se ve envuelto en la expedición de los Argonautas comandados por


Jasón, ayudando a superar distintos desafíos para obtener el Vellocino de Oro, por ejemplo,
apaciguando las tormentas con su canto, impulsando la embarcación con su música o contrarrestando
el canto de las Sirenas.

Su popularidad está ligada a la figura de su esposa, Eurídice, a través de su desdichado amor que ha
perdurado a lo largo de los siglos como ejemplo del afecto incondicional que trasciende los límites
de la muerte. Durante la celebración de sus desposorios ya hay malos augurios, pues el humo de la
antorcha del dios del matrimonio, Himeneo, se extiende entre los asistentes al enlace, provocando
lágrimas en sus ojos. Al poco tiempo de casados, Eurídice muere envenenada por la mordedura de
una serpiente al pasear por un campo en compañía de unas Náyades. Orfeo, apesadumbrado por la
pérdida de su amada, decide bajar al Hades para rescatarla. Allí, gracias a la persuasión de su
música, logra llegar hasta la pareja infernal, Hades y Perséfone, a los que pide la devolución de su
esposa. Acceden a la petición con la condición de que no vuelva la vista atrás para ver a Eurídice
hasta que no llegue al mundo de los vivos. A punto de salir del infierno, ansioso por ver a su amada o
desconfiando de la palabra de Hades, Orfeo vuelve la vista atrás y Eurídice desaparece entre las
sombras del Inframundo. Orfeo renuncia desde entonces a las mujeres por fidelidad a su amada.

Iconografía

En la Antigüedad grecolatina, la figura de Orfeo comienza a representarse en torno al siglo V a.C.


en vasos áticos de figuras rojas, donde se presenta tocando la lira o la cítara y rodeado de otros
personajes o de fieras que quedan hechizados por su música. Este tipo iconográfico perdura hasta la
época romana y a partir del siglo IV d.C., prefigura a Cristo como Buen Pastor.
También en época romana, goza de popularidad en el ámbito funerario la escena de Orfeo entregando
a su amada Eurídice a Hermes Psicopompos para volver al Hades, destacando el relieve de época
augusta del Museo Arqueológico Nacional de Nápoles.
Durante la Edad Moderna, el mito de Orfeo se divulga a través de las Metamorfosis de Ovidio,
interesando principalmente su imagen como músico, símbolo de la elocuencia e imagen del buen
gobernante, así como su relación amorosa con Eurídice. En ese sentido, goza de cierto éxito el tema de la
catábasis de Orfeo, es decir, su bajada al infierno para rescatar a su amada muerta.

Desde el siglo XV existen obras que tratan esta tipología iconográfica, sobre todo, la de Orfeo
amansando a las criaturas del Inframundo. Claroejemplo es la obra de Andrea Mantegna (1473), donde el
héroe aparece en presencia de un amansado Cerbero. También es frecuente la representación en
presencia de Hades y Perséfone, a los que convence de que le devuelvan a Eurídice gracias a la melodía
de su lira. Imagen página 200.

Sin embargo, la escena más representada es la del malogrado retomo de Orfeo y Eurídice del infierno
debido a sus implicaciones emotivas, tal como lo plasma Rubens para la Torre de la Parada en 1636,
agregando a la escena a Hades y a Perséfone. Imagen página 200.

Desde la segunda mitad del siglo XVIII el personaje de Orfeo adquiere gran popularidad,
escribiéndose 29 óperas con el argumento principal basado en su mito, de compositores tan relevantes
como Haendel, Telemann, Gluck o Haydn. Desde el estreno de la ópera de Christoph Willibald
Gluck en 1762, se suscita entre los artistas un especial interés por la representación de Orfeo ante la
tumba de Eurídice, y así lo ejemplifican pintores como Pierre‐Narcisse Guérin (1802) o Gustave
Moreau (1891).

Del mismo modo, siguen estando vigentes los modelos iconográficos más tradicionales de su mito: la
catábasis y el regreso a la vida y segunda muerte de Eurídice, destacando las versiones de Camile
Corot (1861), Frederick Leighton (1864), Anselm Feuerbach (1869) o Auguste Rodin ( 1887).

CONCLUSIONES

Los héroes son personajes muy complejos y de suma importancia en el ámbito iconográfico del mundo
de la Antigüedad Grecolatina.

Su condición de mortales motiva que sus hazañas sean representadas hasta la saciedad pues ejemplifican
modelos de conducta y valores a imitar por los humanos, de ahí que sean los protagonistas predilectos
tanto de la literatura como de las artes de la Antigüedad.

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