Rebelion Indigena
Rebelion Indigena
Rebelion Indigena
Trabajo Individual
MATERIA:
Historia Sociopolítica de Boliviana
DOCENTE:
Johanna Teresa Álvarez Nava
INTEGRANTES:
Yamila Rocio Luz Espinoza Claros
2023
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Contenido
Introducción.................................................................................................................................................3
Túpac Amaru II.............................................................................................................................................3
Rebelión Indígena.........................................................................................................................................5
Antecedentes...............................................................................................................................................7
Estrategias Empleadas..................................................................................................................................8
Primera fase: Rebelión en el Cusco y el sur................................................................................................10
Expansión de la revolución.........................................................................................................................11
Los Refuerzos De Lima................................................................................................................................12
Campañas de Túpac Amaru en el sur.........................................................................................................12
Campaña de Diego Cristóbal en el norte....................................................................................................14
El sitio del Cusco.........................................................................................................................................15
La expedición punitiva................................................................................................................................17
Campaña realista sobre Tinta.....................................................................................................................18
Segunda fase: Rebelión en el Alto Perú......................................................................................................20
Conclusión..................................................................................................................................................22
Bibliografía.................................................................................................................................................22
Anexos........................................................................................................................................................22
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Introducción
En la siguiente investigación se relatará los sucesos ocurridos en la época de la rebelión indígena,
al igual que se hablará de sus Líderes en estos tiempos de la historia. En 1780 inició el
movimiento militar liderado por el guerrero indígena Túpac Amaru II en defensa de las
absoluta del régimen colonial. Y los más recalcitrantes hispanistas admiten que el Imperio corrió
herederos, que peleaban por lo suyo, por sus tierras, su cultura y su derecho a una vida digna. Del
otro, la barbarie de los invasores, cuyo único dios era el oro, la plata y la codicia, que no reparaba
en muertos. Los castigos infringidos a la familia de José Gabriel Condorcanqui (Túpac Amaru)
dejan muy en claro de qué lado de la ecuación civilización o barbarie estaba cada uno.
Túpac Amaru II
José Gabriel Condorcanqui Noguera345 (Surimana, Canas, Virreinato del Perú, 19 de marzo de
1738-Cuzco, 18 de mayo de 1781) quien en una proclama firmó como José I, también conocido
como Túpac Amaru II (en quechua «serpiente resplandeciente»), fue un militar y caudillo
indígena peruano y líder de la «Gran rebelión» contra la corona española que se dio en
francesa, con la captura y posterior ejecución del corregidor Antonio de Arriaga. Por otro lado,
fue criado (hasta los 12 años) por el sacerdote criollo Antonio López de Sosa y luego en el
Colegio San Francisco de Borja, donde mostró preferencia por lo criollo; llegó a dominar el latín
no solo la mera separación política sino la abolición de los impuestos (mita minera, reparto de
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mercancías, obrajes), de los corregimientos, alcabalas y aduanas (14 de noviembre de 1780). Fue
utilizado como una figura capital para el Gobierno Revolucionario de la Fuerza Armada del
general Juan Velasco Alvarado (1968-1975), así como por varios movimientos políticos e incluso
popular. Durante su infancia vivió en Surimana, pero acompañaba a su padre en sus viajes a lo
largo del distrito y más lejos mientras este cumplía sus deberes como curaca y ejercía su oficio de
mercader. Por su condición de indígena noble estudió en el prestigioso colegio San Francisco de
Borja del Cuzco, dirigida por la orden de los jesuitas para los hijos de los curacas. Obtuvo una
esmerada educación, habiendo enviado España a sus mejores profesores al Nuevo Mundo, donde
aprendió la doctrina revolucionaria y anti absolutista propia de la Escuela de Salamanca, que dice
que el depositario real del poder, que siempre emana de Dios, era el pueblo y no el Rey, y que el
del reino en beneficio del pueblo. Dominaba el quechua, castellano y latín, destacando entre sus
lecturas los Comentarios Reales del Inca Garcilaso de la Vega, las Siete Partidas de Alfonso X de
Castilla, las Sagradas Escrituras, el drama quechua Apu Ollantay, así como posterior y
1758, contrajo matrimonio con Micaela Bastidas Puyucahua con quien tuvo tres hijos: Hipólito,
matrimonio fue nombrado curaca de los territorios que le correspondían por elemental herencia.
Condorcanqui fijó su residencia en la ciudad del Cuzco, desde donde viajaba constantemente para
controlar el funcionamiento de sus tierras. Como curaca, José Gabriel mantenía derechos sobre la
tierra. Heredó 350 mulas de su padre, las que usaba para trabajar el circuito Cuzco-Alto Perú, la
ruta de comercio que ligaba Lima y Cuzco con las sumamente importantes minas de Potosí.
Debido a sus prósperas actividades económicas, empezó a sufrir la presión de las autoridades
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españolas quienes lo sometían al pago de prebendas, en especial por presión de los arrieros que
vivían en la región de la cuenca del Río de la Plata, quienes intentaban tener el monopolio del
tránsito de mineral por el Alto Perú. A finales de la década de 1770, la apertura de Buenos Aires
al comercio del Alto Perú acabó con el monopolio comercial de Lima y significó una mayor
competencia para los productores del Cuzco que vendían sus mercancías en Potosí y tenían que
competir con las de Buenos Aires e, incluso, los de España. En 1780, Túpac Amaru, quien
también experimentó esta crisis, tenía considerables recursos, pero del mismo modo, numerosas
deudas.
emancipador que tuvo lugar en el virreinato del Perú y significó un precedente para las guerras de
independencia que emergerían en América a inicios del siglo xix. Fue iniciada en la región del
Cusco por el curaca José Gabriel Condorcanqui o Túpac Amaru II, el cual es reconocido como
«rey de América» y por ser quien marcó el inicio de la etapa emancipadora de la historia del
Perú. Militarmente logró muchas victorias contra las fuerzas reunidas por los corregidores
españoles y los curacas realistas. La mayor de tales victorias fue la lograda en el pueblo de
Sangarará, en la cual derrota a una coalición de milicias reunidas por la junta de guerra del
Cusco. El virrey Agustín de Jáuregui y el visitador español José Antonio de Areche actuaron en
respuesta al levantamiento de Túpac Amaru moviendo tropas desde Lima y desde lugares tan
lejanos como Cartagena de Indias, logrando reunir unos 17 000 hombres, muchos de ellos indios
auxiliares más tropas regulares y veteranas. Tras esta derrota, la unidad rebelde comenzó a
desintegrarse, empezando por los criollos que cambiaron de bando pasándose a las fuerzas
realistas. El 27 de febrero de 1781, los rebeldes del Alto-Perú, en venganza por la ejecución de
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hombres, mujeres, niños y religiosos por igual. A finales de febrero de 1781 las fuerzas realistas
reunidas en el Cuzco lograron la ventaja numérica y armamentística, por lo que decidieron pasar
a la ofensiva atacando la base rebelde en Tinta. Túpac Amaru II se retiró a Langui, pero fue
traicionado y entregado a los realistas junto con parte de su familia. Tras aguantar torturas por
parte de Areche para delatar a sus seguidores, el 15 de mayo Túpac Amaru, su familia y capitanes
fueron sentenciados a muerte y, el 18 de mayo, se le intentó descuartizar vivo atando cada una de
sus extremidades a sendos caballos, pero los intentos realistas fracasaron. Más tarde, el virrey
mandó a repartir las partes de Túpac Amaru en los pueblos que apoyaban la rebelión, para
intimidar a la población. Pese a las capturas y ejecuciones de Túpac Amaru y su entorno, los
realistas no lograron controlar la región del Cusco y la revolución se expandió. A finales de abril
de 1781, indígenas de las provincias altas, cerca del área central de Tinta, se levantaron en apoyo
a Diego Cristóbal, primo de Túpac Amaru II. La prédica de Túpac Amaru se esparció más al sur
del Cusco en la región cercana al lago Titicaca en el Alto Perú, entonces perteneciente al
virreinato de Buenos Aires. Allí se produjo otro alzamiento en diciembre de 1780, liderado por
Túpac Katari, que fue ayudado por el primo de Túpac Amaru II, Diego Cristóbal Túpac Amaru.
Esta rebelión se benefició con la incorporación de las fuerzas que, tras la muerte de Túpac
Amaru, movieron su base militar al sur. Los seguidores de Diego Cristóbal y Túpac Katari
atacaron muchos pueblos y ciudades alrededor del lago Titicaca y sitiaron Puno, Sorata y La Paz.
Pese a que el ejército realista dirigido por el general Del Valle logró romper el sitio de Puno, se
vio obligado a evacuar la ciudad y regresar al Cusco. Las fuerzas realistas del virreinato de La
Plata tuvieron éxito al romper el segundo sitio de La Paz, sitiada por 12. Los líderes realistas, el
virrey Jáuregui y el comandante Del Valle propondrían un indulto o amnistía que sería aceptado
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por Diego Cristóbal Túpac Amaru (primo de Tupac Amaru II) y sus comandantes. No obstante,
otros comandantes como Pedro Vilca Apaza y Túpac Katari no aceptarían el acuerdo,
Antecedentes
Sin embargo, los incas y posteriormente sus descendientes pretendieron la reconquista de su
imperio, algunos inmediatamente como fue el caso de los Incas de Vilcabamba, otros en los
siglos XVII y XVIII, pero estos intentos no tuvieron éxito por causa de la ayuda prestada por
curacas de señoríos locales y otros descendientes incas, que habían sido comprados con
considerados como una raza marginal por la sociedad colonial, quienes con la creación del cargo
de corregidor los habían despojado de las mejores tierras y los redujeron al estatus de siervos o
vasallos. Además, durante finales del siglo xviii se observa en su máxima expresión el sistema
del reparto de mercancías, mediante el cual los corregidores obligaban a los indígenas a comprar
bienes a precios muy elevados. Pero la mita minera suponía la manera más cruel de explotación
colonial, esta consistía en reclutar entre la población indígena mayor de 18 años a grupos de
personas quienes eran trasladados, generalmente a la fuerza, a los centros mineros como Potosí,
donde laboraban en tan pésimas condiciones que la mayor parte de ellos no regresaría jamás a sus
Estado de España introdujo una serie de cambios que fueron englobadas dentro de las llamadas
Reformas borbónicas. Como parte de estas, se creó el virreinato del Río de la Plata (1776),
separando del Virreinato del Perú los territorios de la Real Audiencia de Charcas, por la que en
aquel entonces atravesaba una importante ruta comercial terrestre que unía las ciudades de Cusco,
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Arequipa, Puno, La Paz y el resto del Altiplano hasta Potosí. Paralelamente, en los dominios
afectando a los comerciantes del sur del Virreinato peruano y del Alto Perú (hoy Bolivia). En este
contexto, el recuerdo de la historia y los símbolos del Imperio incaico dentro de la población
indígena surgió como modelo de alternativa frente a un sistema económico que los perjudicaba
en muchos sentidos.
Estrategias Empleadas
Túpac Amaru planeó un golpe contra Antonio de Arriaga, corregidor de Canas y Canchis (Tinta),
Tungasuca, arengó a sus tropas sobre los objetivos de su movimiento: abolir las mitas, el reparto
de efectos y a los corregidores, estimulándolos para que prestasen ayuda y perseverasen en una
empresa destinada a su propia liberación. En este documento exhortaba a todos los españoles
«decentes», el clero y otras personas con amistad con la población peruana a unirse a la lucha
contra las hostilidades y abusos de la población europea; y a todos los que habían sido
maltratados por los «chapetones» (nombre despectivo para los españoles), incluyendo a los
esclavos, para que los abandonaran. Siguiendo las tradiciones culturales incaicas, la rebelión
estuvo sustentada en una auténtica red de parentesco pues Túpac Amaru movilizó en primer
término a su propia gente, a sus familiares y allegados de la provincia de Tinta. Por ello,
Quispicanchis después de Canas y Canchis (Tinta), fue la provincia más susceptible de ser
movilizada, debido a que una rama de la familia de Túpac Amaru residía allí. Vale decir que
ciertos patrones de comportamiento social andino, como la reciprocidad simétrica tanto como la
mita y el tributo como vínculos comunales, y la solidaridad entre caciques, fueron utilizados por
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de la provincia peruana de Tinta iba disminuyendo en su fuerza, puesto que, en provincias como
Calca, Lares, Cotabamba, Abancay se produjo una resistencia realista importante contra Túpac
Amaru. Una de las causas fue la resistencia étnica, al ser considerado como un advenedizo e
impostor por ser mestizo, razón por la que no había obtenido el decisivo apoyo de los doce ayllus
reales (o panacas) del Cusco. La rebelión tuvo la oposición total de la Casa real incaica de la
Nobleza peruana, quienes eran altamente leales a la Corona Española (destacando los linajes
incaicos de la Familia Tito Atauchi y los Sahuaraura, miembros de los 24 nobles electores del
Cusco, como el clérigo Rafael José Sahuaraura Tito Atauchi), manteniendo una convicción
realista y declarándole la guerra en 1780 y enviando a Pedro Apo Sahuaraura para combatirlo.
Incluso la baja nobleza indígena (como el cacique de Chincheros Mateo Pumacahua o el cacique
de Andahuaylas Vicente Choquecahua, pese a no ser de la elite de los ‘‘Cápac ‘‘) se unió a la
lucha contra el movimiento tupac-amarista, en tanto que eso les hubiera traído recompensas por
sus servicios a la Monarquía. Motivo por el cual los caciques se dividieron entre los leales o
realistas y los rebeldes, lo que contribuyó a la desintegración y derrota del movimiento. Ello se
habría debido a la habilidad política y a la amplitud de miras de Túpac Amaru, quien determinó
que para el logro de sus objetivos necesitaba especialmente el apoyo de los criollos, al ser quienes
poseían manejo de las armas de fuego, cultura e importantes conexiones. La rebelión de Túpac
cuando manifestara: Todo lo cual, mirando con el más maduro acuerdo, y que esta pretensión no
se opone en lo más leve a nuestra sagrada religión católica, sino solo a suprimir tanto desorden,
después de haber tomado por acá aquellas medidas que han sido conducentes para el amparo,
tranquilidad, por ser todos paisanos y compatriotas, como nacidos en nuestras tierras, y de un
Tungasuca, donde Túpac Amaru era cacique, es apresado por sus partidarios el corregidor de
pueblo de Tinta. La noticia de este suceso se expande por los Andes y bajo el grito de libertad se
reúnen miles de hombres al ejército de Túpac Amaru, la mayor parte llegaban armados solo con
palos o con sus propios elementos de labranza. Antes de la muerte de Arriaga, Túpac Amaru lo
obligó a escribir cartas a su tesorero en Tinta con la orden de requerir dinero y armas con el
Túpac Amaru se movilizó por las áreas rurales entrando en pequeños pueblos donde logró
muchos reclutas y provisiones, principalmente entre los indígenas y mestizos, pero también de
algunos criollos. El ejército rebelde arrasaba los pequeños molinos textiles presentes en el área,
que servían de virtuales prisiones para los pobladores indígenas, y distribuía sus tejidos entre los
lugareños. Túpac Amaru y otros líderes hablaban en quechua a las masas indígenas y esparcían
rumores de que el curaca encarnaría el regreso de los incas, de quienes descendía por su lazo de
parentesco con el último inca, Tupac Amaru I. Desde su cuartel general en Tungasuca, Túpac
Amaru pasó varios días organizando sus fuerzas y redactando numerosas cartas y decretos. Los
españoles no contaban con tropas en ninguno de los pueblos entre Cusco y Arequipa, y las
milicias locales, si existían, no tenían armamento o espíritu de cuerpo, por lo que se desplomaban
antes de continuar la lucha. Además, Tupac Amaru aprisionó a los corregidores y españoles
abusivos, pero raramente los ejecutó sin pensar tratando de mantener la violencia rebelde
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controlada, algo que pronto cambiaría. Pese a los esfuerzos de los líderes rebeldes para controlar
rápidamente la ciudad del Cusco, desde donde se financió y formó un ejército de 1500 milicianos
y voluntarios locales, apoyados por gente de los pueblos cercados dirigidos por sus curacas. El 17
de noviembre, las fuerzas enviadas por las autoridades españolas del Cusco arribaron al pueblo de
Sangarará, donde, el 18 de noviembre, el ejército de Túpac Amaru, que había crecido hasta varios
Expansión de la revolución
Tupac Amaru y Micaela Bastidas, sin embargo, tenían conocimiento de que habían derrotado
solo a la primera oleada enviada por la precipitadamente organizada junta en la ciudad del Cusco,
y esperaban una dura ofensiva realista desde la segunda ciudad del Perú. En el campamento
rebelde, muchos creían que primero reforzarían sus fuerzas en su base en el valle del Vilcanota,
para posteriormente avanzar al norte, a la ciudad del Cusco. No obstante, Túpac Amaru planeaba
su estrategia sobre el sur, en dirección al lago Titicaca, un área mayoritariamente indígena donde
su mensaje de libertad sería muy bien recibido en una región que soportaba los abusos de la mita
minera, particularmente por las minas de plata de Potosí. Es por esto que los líderes rebeldes
deciden tomar ventaja de su fuerza y expandirse al sur. Por su parte, a casi 90 kilómetros de
distancia, en el Cusco, el obispo Moscoso y Peralta dirigía los esfuerzos realistas, para lo cual
recaudaba dinero, organizaba procesiones y se comunicaba con las autoridades en Lima, con sus
curas en territorio rebelde y con los líderes de la milicia. El informe de las acciones rebeldes en
dirección al sur provocó pánico entre la población del Cusco ante la inacción de los líderes
realistas quienes, tras la derrota en Sangarará, habían renunciado a cualquier suerte de ataque
comandante José del Valle, el visitador general José Antonio de Areche y los miembros de la
corte suprema. El 28 de noviembre parte con rumbo al Cusco el coronel de dragones, Gabriel de
milicia de los «pardos libres», con órdenes de reclutar soldados a lo largo de su marcha al Cusco
y, de ser necesario, llevar gente de Arequipa. Por su parte, Del Valle dejó Lima el 20 de
diciembre al mando de 200 soldados más. Mientras tanto, el visitador Areche, indignado por no
haber sido llamado a liderar la expedición, escribía cartas a su aliado en Madrid criticando
duramente al virrey y a Del Valle. Intentado socavar la autoridad del virrey, el visitador se unió al
auditor de guerra y miembro de la corte suprema, Benito Mata Linares, demandando una mayor
presentando a los criollos y corregidores que supervisaban las milicias como «ociosos y
corruptos», y a las clases bajas que manejaban como «cobardes y poco dignas de confianza». A
finales de 1780 e inicios de 1781 Mata Linares y Areche lograron que Madrid reconociera los
inconvenientes de las milicias, aunque debido a la falta de tiempo y recursos, no se pudo realizar
Pichigua, Yauri y Coporanque, donde el curaca realista Eugenio Sinayuca estaba haciendo
mientras los exploradores buscaban enemigos y provisiones, Túpac Amaru ofrecía un discurso
apasionado sobre su movimiento desde las escaleras de la iglesia. Muchos oyentes se unieron a
las fuerzas rebeldes y, el 25 de noviembre, Túpac Amaru escribió una proclamación dirigida a la
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población de Lampa, un pueblo grande al sur, cerca del lago Titicaca, anunciando su campaña
contra la tiranía y los abusos españoles, al igual que su compromiso con los criollos; a la vez que
se jactaba de contar con 6000 seguidores, entre indígenas, criollos y personas de fuera del área. El
corregidor de Chumbivilcas, José Campino, y el curaca realista, Eugenio Sinacuya, lograron huir
del poder de Túpac Amaru y, el 27 de noviembre, el líder rebelde recibió noticias acerca de una
alianza entre los corregidores de Azángaro, Chucuito, Carabaya, Lampa y Puno, quienes
esperaban armas y soldados desde Arequipa o de La Paz. Ante esto, Túpac Amaru ordenó a los
curacas del área central, detener cualquier ataque desde el Cusco mientras él continuaba la
presión sobre el sur, instruyendo a Micaela para exagerar el número de su ejército con el fin de
desalentar un posible ataque realista. Tras atacar el pueblo minero de Caylloma, a finales de
noviembre, de donde los funcionarios españoles huyeron con gran cantidad de dinero de las Cajas
reales y plata, las fuerzas de Túpac Amaru cruzaron las montañas cubiertas de glaciares de La
Raya, línea divisoria entre Cusco y Puno. El corregidor de Puno, Joaquín de Orellana, realizó
frenéticos esfuerzos por defender el Collao marchando sobre Lampa con una milicia de 166
hombres, pero casi es capturado en Ayaviri, donde pierde sus armas y pólvora. A su regreso a
Puno acusó de indolencia a las autoridades del Cusco, La Paz y Arequipa, mientras las
autoridades del Cusco, a su vez, criticaban a los corregidores por haber huido tan rápidamente de
los rebeldes. La cual fue rápidamente abandonada por sus miembros, quienes fugaron del campo
o se pasaron al bando rebelde, mientras Urbiola escapó con dificultad. A mediados de noviembre,
los realistas habían capturado a Simón Noguera, sobrino de Túpac Amaru, en la hacienda
Queque, cerca de Santa Rosa, mientras cumplía labores de exploración a la vez que portaba cartas
y proclamas incitando a la rebelión; y, pese a las suplicas de los vecinos, el corregidor Horé dictó
La muerte de su sobrino causó pena en Micaela Bastidas; y Túpac Amaru, quien prometió
vengarse, ordenó que un grupo rebelde ocupe la hacienda Queque, mientras otro se encaminó a
Lampa, de donde los corregidores huyeron y los desertores se pasaron al bando de Túpac Amaru.
El caudillo y sus tropas entran triunfalmente en Ayaviri el 6 de diciembre, donde los curas se
reunieron con ellos formalmente y Tupac Amaru ofreció un discurso con el fin de reclutar gente a
siguiente forma: El enemigo está ya encima, como que los Pueblos de Macari, Santa Rosa,
Ayaviri y Pucara Provincia de Lampa los tiene ya por suyas en el día seis de este mes y viene a
toda prisa entrando a los demás. Tras la defección de los milicianos de Lampa, cundió el pánico
entre la coalición realista, la cual decide que cada corregidor retorne a su provincia. Por su parte,
Túpac Amaru continúa con su inexorable avance, saqueando las pertenencias de sus enemigos,
pasando de Ayaviri a Pucará. A continuación, entró en Lampa, donde saqueó la casa del
corregidor Horé y, posteriormente, le prendió fuego; el mismo destino tuvieron las propiedades
de prominentes vecinos realistas. Los curacas del sur desdeñaban a Túpac Amaru y la élite de
caciques de la cuenca del Titicaca permanecieron leales al rey español, habiéndose dirigido con
Ocongate, Caicay y Ccata, para después aproximarse a Pisac a lo largo del río Vilcanota. Los
comandantes de la Junta de Guerra del Cusco, preocupados por esta ofensiva rebelde, envían a
Lorenzo Pérez Lechuga, veterano de las guerras españolas en Italia, quienes se unen a la defensa
de Paucartambo, dirigida por el mayor Francisco Celorio. Con apoyo de las tropas de los curacas
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de Chinchero, Maras y Huayllabamba, los realistas logran derrotar a las fuerzas de Diego
Cristóbal cerca del puente de Pisac, impidiéndoles tomar ese importante paso, y finalizan la
batalla masacrando a todos los prisioneros.El 26 de diciembre de 1780, dirigidos por el curaca de
Chincheros, Mateo Pumacahua, las tropas realistas derrotan a los rebeldes en Calca, causando
cientos de bajas y vuelven a ejecutar a todos los prisioneros.El cabildo del Cusco etiquetó esta
sanguinaria derrota rebelde como un «glorioso triunfo», elevando la moral de las tropas y civiles
realistas, a la vez que debilitó a los patriotas. El 21 de diciembre, a dos leguas del Cusco, en la
pampa de Chita, se forma un brote rebelde que ataca a un batallón realista dirigido por Francisco
Laisequilla quien, con ayuda de refuerzos de Anta y Abancay, los derrota y retorna al Cusco con
Ante tal situación, Diego Cristóbal, quien se encontraba dirigiendo un prolongado sitio sobre
Paucartambo, decide retirarse a las colinas sobre el Valle Sagrado, abandonando su plan de
Amaru, permitieron a los realistas considerar a los rebeldes como no cristianos y herejes, lo cual
permitía a sus líderes justificar un trato cruel, como el de Pumacahua a las víctimas de la masacre
de Calca.
retornó con rapidez y sin encontrar obstáculos a Tungasuca, donde es recibido triunfalmente el 17
de diciembre. Con la eficaz ayuda de su esposa, Micaela Bastidas, y un grupo de sus capitanes, el
jefe rebelde inició los preparativos para la gran expedición contra el Cusco. El 20 de diciembre,
Túpac Amaru ordena la partida de su ejército con rumbo a la ciudad del Cusco. Antonio Castelo
lideraba un grupo más pequeño de vanguardia a través del valle con la orden de reclutar, atacar
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consejo de guerra del Cusco se entera de los planes de Túpac Amaru de atacar el Cusco. El
obispo Moscoso encabezó los esfuerzos para recaudar fondos para la compra o fabricación de
armas para equipar a las milicias, recolectando una considerable suma de 110. Temiendo
traidores internos, se prohibió que cualquiera dejase la ciudad en los días anteriores a la llegada
del ejército rebelde. El 19 de diciembre, el padre Ignacio de Santisteban Ruiz Cano, escribió,
desde las provincias altas al suroeste de Tungasuca que necesitaba refuerzos, ya que los indígenas
distracción de Antonio Castelo, los realistas enviaron tropas a Angostura, la entrada al Cusco
desde el valle del Vilcanota. Marchando ligeros y acostumbrados a la empinada topografía del
área, Túpac Amaru y gran parte de sus tropas evitaron al enemigo tomando una ruta menos
directa a través de los imponentes picos de montaña al sur del valle. Pese a estas maniobras, las
fuerzas rebeldes no se lanzaron inmediatamente sobre el Cusco debido a que Túpac Amaru
Peralta, a las personas del Cusco y al cabildo. Estos rechazaron las cartas mientras, a diferencia
de lo ocurrido en las áreas cercanas a Tinta y el Collao, los indígenas y otros lugareños del Cusco
y sus cercanías no se unieron masivamente al bando rebelde, debido a que sus curacas se lo
impedían o bien no lo deseaban. Analistas posteriores consideran que las cartas de Túpac Amaru
proveen una comprensión de sus ideas y planes. Ellas indican sus esfuerzos por mantener o ganar
el apoyo de los mestizos y criollos promedio, y quizá su confianza de que la ciudad se levantara y
lo apoyara. Desde que recibieron noticias del victorioso retorno de Túpac Amaru desde el sur, la
Junta de Guerra del Cusco había mandado sucesivos mensajeros urgiendo a las autoridades de
Lima para el envío de refuerzos, razón por la cual el coronel Avilés aceleró su avance mediante
marchas forzadas, ingresando las tropas al Cusco el 1 de enero de 1781. El 2 de enero, alertados
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por el cura de Urcos, la caballería realista, dirigida por Joaquín de Varcárcel y Francisco
y capturando una bandera con el escudo de armas de Túpac Amaru. En el Valle Sagrado, Diego
Cristóbal Túpac Amaru avanzó de Catca a Pisac, sin embargo, los realistas, dirigidos por
Pumacahua, lo detuvieron en Huayllabamba y en Yucay. Pese a los refuerzos enviados por Túpac
Amaru, Diego Cristóbal no logró quebrar a las fuerzas realistas sobre el sumamente importante
puente Urubamba. El 4 de enero, Túpac Amaru ordena la movilización de sus tropas para bordear
la ciudad iniciándose la batalla del Cusco, que se prolongaría por una semana. La hueste
revolucionaria atacaba con bravura y tenacidad, alentada por Túpac Amaru, jinete de un caballo
La expedición punitiva
Dirigidos por el visitador general, Antonio de Areche, y el inspector general, José del Valle,
aproximadamente 15. El ejército realista dividió sus tropas en 6 columnas con el fin de converger
sobre la base rebelde alrededor de Tinta. Todas las columnas debían encontrarse antes de llegar al
pueblo de Tinta y atacar en conjunto, para continuar a las provincias del sur, y de ahí entrar en
contacto con las tropas del Alto Perú en la región del lago Titicaca. La expedición punitiva
estaba comandada por el mariscal de campo José del Valle y Torres. Del Valle marchó
constantemente con la reserva, encabezando el alto mando del ejército realista, constituido en un
75% por indígenas. En el Cusco quedó Areche comandando 1000 soldados de la compañía de
del Cusco y numerosas tropas indígenas, comandadas por curacas realistas. En el alto mando
también colaboraban el coronel Miguel Torrejón y los sargentos mayores Bernabé Villavicencio
y Gaspar Rosas. Areche reconoció públicamente a seguidores realistas tales como los curas de
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perdón a los rebeldes que entregaran sus armas y aparecieran en la ciudad, excluyendo a 35
personas de este decreto, entre ellos Micaela Bastidas, Túpac Amaru, sus familiares y su círculo
más cercano. Buscando dividir a los rebeldes, el visitador también ofreció una recompensa de
ochenta pesos al mes a quien entregara a sus líderes. Pese a esto, las fuerzas realistas también
tenían dificultades: La alimentación de un ejército tan grande, conforme se abría paso cada vez
más allá del Cusco, era difícil, por lo que padecían frío y hambre ante la falta de suministros.
También, cuando marchaban a través de los estrechos valles, los rebeldes los acosaban desde los
picos y les tenían emboscadas. Pese a su organización, armas y número, los realistas probaron no
agrícola de Paucartambo. Por ello, el comandante español desplegó las columnas realistas en
por el valle hacia la base rebelde en Tinta. Decepcionados por el fracaso de tomar el Cusco, y
preocupados por las deserciones y las dificultades para el apertrechamiento de sus tropas, Túpac
Amaru y Micaela Bastidas todavía dirigían una formidable fuerza. Mientras que las uniformadas
tropas realistas intimidaban a la gente del Cusco con sus cañones, escopetas y caballos; las
fuerzas rebeldes aterrorizaban a los acomodados lugareños, aumentando el miedo ante la falta de
control de sus líderes que limitaban la violencia y el saqueo. El obispo Moscoso y Peralta
lamentaría en una carta del 21 de enero que, en su retorno a Tungasuca, Túpac Amaru y sus
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fuerzas hubieran peleado «a sangre y fuego», especialmente contra los españoles y mestizos.
Algunos seguidores importantes habían abandonado a los rebeldes, incluyendo al clan Castelo,
dirigido por el patriarca Melchor y su hijo Antonio, quienes, tras el fallido sitio del Cusco,
organizaron un motín en Sicuani llamando a otros criollos a levantarse contra Túpac Amaru, e
entregó a Del Valle en abril, pero las autoridades realistas lo trataron como un comandante
insurgente infiltrado y fue encontrado culpable y ejecutado. Tomás Parvina, quien como Túpac
Amaru afirmaba pertenecer al linaje inca, fue uno de los principales comandantes de la región. La
táctica de Túpac Amaru se apoyaba en el conocimiento del terreno y los ataques por sorpresa.
Miguel Bastidas, hermano de Micaela, atacó en constantes escaramuzas a las fuerzas de Del
Valle en su marcha. Informado por sus espías, el principal objetivo del caudillo era destruir el
destacamento del centro, donde estaba el alto mando realista, para lo cual urdió una treta. El 18
de marzo mandó avisos a Del Valle que, con ocasión de la fiesta de San José, santo de ambos,
desencadenaría un vigoroso ataque al día siguiente. Del Valle puso en constante alerta a sus
hombres y aminoró su marcha por precaución, lo que le hizo perder de vista a los rebeldes,
situación que aprovechó Túpac Amaru para ocultar sus tropas y despistar el comando realista.
Pero, mientras las fuerzas rebeldes plantaban sus tiendas para enfrentar el mal tiempo, un
desarrollaría en esa noche.Por lo que, cuando Túpac Amaru creyó realizar un sorpresivo ataque
se encontró con un nutrido fuego de fusilería iniciándose la batalla entre la gran vanguardia negra
de Del Valle y la caballería e infantería de Lima, contra los combatientes indígenas de Túpac
Amaru. Los rebeldes no lograron dominar el campo realista y se retiran a las 8 de la mañana del
día siguiente. Pese al aviso, las tropas de Del Valle apenas lograron repeler el ataque, confiando
su suerte a la llegada de una columna dirigida por Juan Manuel Campero. No obstante, Del Valle
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fue testigo de cómo sus tropas caían exhaustas en la nieve, debido al cansancio de días sin
dormir, el hambre y el frío extremo, razón por la cual inició su retirada hacia el valle, donde el
general sufrió la deserción de las tropas indígenas de Chincheros, Anta, Abancay y Huamanga,
aunque los miembros de la milicia negra y las fuerzas de Pumacahua permanecieron leales a los
realistas.
cuerpos del líder revolucionario y su círculo más cercano, las autoridades realistas buscaban
diseminar la idea de que la rebelión estaba acabada y ellos habían ganado. Diego Cristóbal Túpac
Amaru, primo de José Gabriel, atacó vigorosamente el pueblo de Layo, cerca de Langui, con el
propósito de rescatar a Túpac Amaru, quien ya había sido conducido al Cusco, y pese a que su
ofensiva no tuvo éxito puso en evidencia a los realistas que la revolución continuaba. Tomaron el
liderazgo revolucionario los comandantes Diego Cristóbal Túpac Amaru y sus sobrinos Mariano
Túpac Amaru (segundo hijo de José Gabriel) y Andrés Mendigure. Los nuevos líderes del
movimiento abandonaron las tácticas más conciliadoras de Micaela Bastidas y José Gabriel
Túpac Amaru, quienes buscaban ganar el apoyo de los sectores medios y la iglesia, a la vez que
controlaban la violencia, preocupación que no agobiaba a la segunda ola de líderes. Para mayo de
1780, mientras los nuevos líderes coordinaban ataques y supervisaban las estrategias, los
seguidores rebeldes, cada vez más independientes, tomaban frecuentemente los asuntos en sus
Esta capa, en cambio, existía, como dijimos, en la Puna de Jujuy, donde los indígenas padecían
de los mismos males que sus hermanos de todas partes. Pero de lo que más sufría la población de
la antigua gobernación del Tucumán, y especialmente la de Jujuy y Salta, era del cese de las
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exportaciones a causa de la guerra con Gran Bretaña, porque la ruta comercial del Alto Perú,
riquísimo en metales, pasaba por ellas. Quiroga, intérprete en la reducción de San Ignacio de
indios tobas, aprovechó sus relaciones para sellar una alianza con ellos y con los indígenas del
Chaco no reducidos. Se hablaba…de expulsar a los españoles y de tomar las riendas del poder
por los nacidos en suelo americano, haciendo solamente una excepción para el sacerdocio
peninsular que debía conservar sus prerrogativas. En la sublevación de Jujuy, como en todo el
revolucionario. De manera muy parecida como en otras partes, también en Jujuy las autoridades
cura: el maestro Albarracín. La Puna estaba en contacto directo con el centro de la sublevación en
el corregimiento de Chichas, Alto Perú, lindante con Jujuy, donde el sargento criollo Luis Lasso
provincias de Chichas, Lipes y Cinti, en nombre de José Gabriel Túpac Amaru. La organización
del movimiento estaba planeada de acuerdo con el centro principal del mismo y previsto su
estallido para marzo, como en casi todas las regiones altoperuanas. Pero ya a mediados de febrero
los indios tobas de la reducción de San Ignacio sellaron la alianza con los matacos no reducidos
de Chaco, de la que hablamos más arriba. Nos consta que con el fracaso del ataque a Jujuy del día
28 de marzo, señalado como fecha de la sublevación general, ésta estaba lejos de extinguirse. El
comandante militar de la ciudad, Gregorio Zegada, habiendo convocado las milicias para enviar
socorro al fuerte de Río Negro, atacado también el día 28 de marzo, constató que no se
presentaron muchos de ellas. Pero en aquel momento éste no estaba en condiciones de enviárselo,
porque se habían sublevado los indios de Casco y de todo el Chaco lindante con Salta. Durante el
mes de abril, la sublevación se extendía por toda la provincia de Tucumán (en su antigua
conformación territorial) y el apremio militar fue cada vez mayor. La movilización de las
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milicias de toda la vasta gobernación del Tucumán, ordenada por Mestre, permite apreciar la
la provincia de Salta (Belén, jurisdicción del Río del Valle), acaecida en la misma época. Las
autoridades tenían facilitada la tarea, porque la rebelión armada estalló solamente en Jujuy y en
algunas partes de Salta lindante con el Chaco (Río del Valle). En el litoral y Mendoza había
manifestaciones de simpatía para con Túpac Amaru, y en las otras regiones de la provincia de
Tucumán, fuera de Jujuy y Salta, insubordinaciones militares que significaban el paso más
decidido hacia la rebelión abierta. De suerte que no pudo crearse un centro alrededor del cual
Conclusión
primera gran revolución que tuvo lugar en el virreinato del Perú y significó un precedente para
las guerras de independencia que emergerían en América a inicios del siglo xix. Esta semilla fue
pueblos frente a la corona española. Sin este proceso emancipador, posiblemente las revoluciones
de 1809 (La Paz) no se hubieran dado. La lucha de los indios en el Alto y Bajo Perú son hitos de
Bibliografía
Anexos
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