5to Eje - La Crónica
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La Paz - Bolivia
Examen de grado – paralelo “D”
La Crónica
1. Los antiguos cronistas
Los cronistas llegaron al Nuevo Mundo con la conquista, siendo herederos de la crónica medieval
que, según Porras Barranechea "tuvo, como característica formal, la de ser narración pura,
objetividad ajena a toda opinión o juicio reflexivo. Los cronistas repiten invariablemente la misma
sucesión de hechos y batallas, con las mismas palabras. No pretenden juzgar ni encontrar una idea
general, ni una explicación reflexiva sobre las causas.
Las crónicas primitivas son puro relato. Los cronistas viven en el espíritu de los acontecimientos que
narran. Se jactan de lo que vieron o de lo que oyeron decir y de ello se deriva su jerarquía en la
credibilidad de las fuentes. Los cronistas más conocidos son Pedro Sarmiento de Gamboa ("Historia
Indica"), Cristóbal de Molina ("Rito y Fábulas de los Incas"), Pedro Cieza de León ("Seiíorío de los
Incas") y, por supuesto, el Inca Garcilazo de la Vega con sus célebres "Comentarios Reales".
En lo que respecta a otros países y épocas, resulta muy difícil fijar límites, pues las crónicas escritas
antes de la separación entre historia y crónica-periodística, son indudablemente incontables. Entre
las más célebres figuran los relatos de las hazañas griegas, de los romanos, etc. Personajes como
Alejandro Magno, se hacían acompañar por sus propios cronistas, encargándoles registrar
minuciosamente sus conquistas, en testimonios que han quedado para la posteridad y que son hoy
valiosos instrumentos para los historiadores.
La crónica se transforma y asimila las nuevas técnicas de escribir, de narrar sucesos y mediante la
sistematización para el estudio, se fijan límites y surge como género periodístico.
Es interesante acotar, que cuando el periodismo norteamericano ingresa a la era del "lead" y la
"pirámide invertida", abandona prácticamente el estilo original de la crónica, y casi cesa de cultivarlo.
Los escritores españoles fueron, y son, amantes de la crónica y han acuñado subgéneros como la
"croniquilla", por ejemplo, que resultan exóticos para los profesionales americanos.
2. Definiciones
La crónica periodística es un relato sobre personas, hechos o cosas reales, con fines informativos,
redactados preferentemente de modo cronológico y que, a diferencia de la nota informativa, no exige
actualidad inmediata pero sí vigencia periodística.
La crónica toma elementos de la noticia, del reportaje y del análisis. Se distingue de los dos últimos
en que prima el elemento noticioso y en muchos periódicos suele titularse efectivamente como una
noticia. Se distingue de la noticia porque incluye una visión personal del autor.
Martín Vivaldi propone: "La crónica periodística es, en esencia, una información interpretativa y
valorativa de hechos noticiosos, actuales o actualizados, donde se narra algo al propio tiempo que
se juzga lo narrado". Vívaldi coloca a la crónica como género híbrido, entre informativo y de opinión.
Insiste todavía cuando agrega "Lo característico de la verdadera crónica, es la valoración del hecho
al tiempo que se va narrando. El cronista, al relatar algo nos da su versión del suceso; pone en su
narración un tinte personal".
María Julia Sierra en cambio, coloca a la crónica dentro de los géneros informativos. “La crónica
es un género de la literatura periodística eminentemente informativo, y por lo tanto, con una
colocación lógica dentro del periodismo, por cuanto en toda narración hay siempre una tendencia
informativa. La buena crónica hace vivir al lector la presencia de aquellos acontecimientos a los
que no asistió y, aunque aparentemente menos importante en sus asuntos que otros géneros,
constituye para el público un interesante elemento informativo".
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Raúl Rivadeneira explica: “La palabra 'crónica' sugiere inmediatamente la expresión 'cronología',
relación en la que el elemento tiempo o más precisamente la sucesión temporal de un dicho,
determina la estructura de la noticia. Acontecimientos deportivos, viajes, sucesos políticos y otros,
son aptos para la crónica, periodística. No se trata de una sujeción rígida, cronométrica en el curso
de los acontecimientos, sino de la relación de incidentes relevantes del mismo, dentro de una
sucesión ordenada".
El brasileño Beltrao no duda en colocar a la crónica entre los géneros de opinión. Su planteamiento
es que "La crónica es la forma de expresión del periodista para transmitir al lector su juicio sobre
hechos, ideas y estados psicológicos personales o colectivos. Como los demás géneros
periodísticos, la crónica está íntimamente unida a la actualidad, por su etimología griega (Kronos:
tiempo) y por su tradicional sentido de relato de acontecimientos en orden cronológico".
La crónica está basada en un criterio cronológico, o sea, en el desarrollo sucesivo de las partes de
un hecho o de una serie de acontecimientos que constituyen un conjunto cuyo nexo esencial es la
causalidad. Es el relato pormenorizado, secuencial y oportuno de un suceso dinámico de interés
colectivo. El objetivo de la crónica es hacer vivir al receptor la presencia de los acontecimientos; por
ello se preocupa de captar lo peculiar y lo humano. No tiene la concisión de la noticia y da margen a
la creación literaria.
Dentro de los géneros periodísticos, el que sin dudas más remite al trabajo de los profesionales de
la información es la crónica, puesto que la mayoría de los artículos que aparecen en un diario o un
periódico, suelen ser llamados así. Y porque además, es el género que más abunda en los diarios y
periódicos de todo el mundo.
Sin embargo, la crónica es un género con unas características y particularidades que lo diferencian
claramente del resto. Aunque es necesario aclarar que no existe mucho acuerdo entre los diversos
autores de publicaciones teóricas sobre periodismo, acerca de cuáles son esas características.
Como se puede apreciar, la crónica es tan importante como controvertida en el universo profesional.
Hay quienes consideran que se trata del género más informativo, mientras otros lo ubican
decididamente del lado de los "opinativos" o "editorializantes".
Género híbrido. Tal vez, el justo medio lo otorga el profesor José Luis Martínez Albertos, quien
define a la crónica como un "género híbrido", justo entre los informativos y los "editorializantes".
Considera que se trata de "un producto literario predominantemente latino", casi desconocido en el
periodismo anglosajón. Y explica que esta crónica latina es "una narración directa e inmediata de
una noticia con ciertos elementos valorativos, que siempre deben ser secundarios respecto a la
narración del hecho en sí. Intenta reflejar lo acaecido entre dos fechas".
El Manual de Estilo del diario Clarín DE ARGENTINA sostiene que la crónica es "un texto que
reconstruye un acontecimiento de la actualidad, sin ser una mera descripción de hechos". Gonzalo
Martín Vivaldi apoya esta orientación, al definir a la crónica como "información interpretativa y
valorativa de los hechos noticiosos".
Crónicas 2.61. La crónica es un estilo situado a medio camino entre la noticia, la opinión y
el reportaje. Puede emplearse el estilo de crónica cuando se trate de informaciones amplias
escritas por especia listas del periódico en la materia de que se trate, corresponsales en el
extranjero, enviados especiales a un acontecimiento o comentaristas deportivos, taurinos o
artísticos. La crónica debe contener elementos noticiosos —será titulada por regla general
como una información— y puede incluir análisis (y, por tanto, cierta opinión o
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El diario La Nación DE ARGENTINA va por ese camino. En su Manual de Estilo y Ética Periodística
reduce a la crónica al relato de un hecho informativo. Sostiene que se trata del género periodístico
que "transforma la noticia en señal gráfica, vocal o visible". Es decir, le da existencia a un hecho.
Pero también define a la crónica como un "género caliente", lo que requiere "que el periodista esté
en el lugar y que sea testigo del hecho acerca del cual va a informar a sus lectores".
En su libro "Géneros Periodísticos", Juan Gargurevich realiza un importante relevamiento de los tipos
de crónicas que distinguen diversos autores.
Entre las más importantes, cita la realizada por Johnston y Harris, quienes las clasifican en:
descriptivas, narrativas o expositivas, advirtiendo que "no pueden ser imaginarias, excepto en
cuestión de estilo o arreglo del material. No son ficción. Los incidentes, hechos y personajes
aludidos son reales y deben existir, no crearse"
Martín Vivaldi nos dice que "La crónica (por su enfoque) puede ser impresionista, o expresionista.
"Queremos decir que el cronista puede contentarse con una impresión más o menos fotográfica de
lo que cuenta o también puede darnos una versión mentalmente reelaborada de los hechos".
Y Joaquín Beltrao las diferencia: según su naturaleza (general, local, especializada) y según el trato
dado al asunto (analítica, sentimental o satírica humorística).
También Martínez Albertos realiza un importante aporte clasificatorio de las crónicas, pero esta vez
desde la tradición periodística española. Así, distingue por ejemplo:
Crónica judicial
De sucesos
Deportiva
Taurina
Local
De corresponsal en el extranjero
De corresponsales en provincias
De enviados especiales
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En cuanto al contenido, el tema de la crónica, se podría diferenciar todavía varias clases más que
son muy populares, a saber:
-Crónica de viajes: relatos de experiencias de viajes, especial-' mente en lugares exóticos. Puede
ser también de énfasis en las anécdotas de viajeros;
-Crónica de remembranzas: relato de recuerdos, fragmentos de "Memorias", de cierto significado
histórico;
-Crónica de corresponsal: relato y comentario de noticias de impacto especial, que sigue
inmediatamente después de la nota informativa y a modo de ampliación. Supone gran actualidad.
La crónica de interés humano es aquella información que tiene por objeto movilizar emociones en el
lector apelando a su sensibilidad. Pero no contempla el tipo de crónica de verdadero “interés
humano” o sea la movilización de la sensibilidad hacia situaciones de tipo social sino que se detiene
en el hallazgo de hechos triviales
Este tipo de crónica es la que enfatiza el relato de situaciones en la que resaltan cuestiones
eminentemente sociales y que contienen un elemento de simpatía hacia los actores del drama. Y a
la vez, denotan una posición muy bien definida de reclamo, de cambio.
Dentro de la gama de géneros que cultivan los corresponsales en el extranjero está la crónica de
comentario sobre un suceso importante.
Las crónicas de comentario sobre sucesos suelen tener varios tipos de enfoque, fácilmente
diferenciables: Las de tono personal, que sólo se justifican cuando el autor es personaje literario,
político, etc., muy conocido; las de análisis de la agencia, sin identificación del autor; y las firmadas
por periodistas de la agencia o colaboradores.
Las crónicas de guerra es un tipo especial dentro del amplio género de crónica, pues es transmitida
periódicamente basada en la premisa de que el lector ya conoce el contexto en que se realiza el
conflicto armado. No es una crónica que informa a la vez que contextualiza.
El desarrollo de la crónica de guerra va aparejado a la historia misma del periodismo. Los más
célebres corresponsales de guerra obtuvieron sus mejores éxitos periodísticos no tanto en la
celeridad del envío de noticias sino en su capacidad para describir las condiciones, situaciones, etc.,
de las acciones de guerra, de los combatientes, esperanzas y desalientos.
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La crónica de viaje es la más cultivada desde hace muchos años no solamente por periodistas y
escritores, sino también por aficionados que estimaron que su viaje había sido lo suficientemente
exótico o interesante como para registrarlo en letra impresa. Diarios, revistas y muchísimos libros
han publicado crónicas viajeras. En América Latina fueron frecuentes los relatos de viajeros que
recorrieron la Unión Soviética o China en los años 50’. A manera de ejemplo podemos citar a la
crónica viajera del periodista peruano Manuel Solano, quien escribió para el diario “La Tribuna” una
serie titulada “Alemania en 14 días! Y que mereció el Premio Nacional de Periodismo en 1963.
8. La crónica roja
La crónica roja no goza de una buena reputación ni en el medio ni entre el público, ya que se lo
considera una mala vía para desarrollar un relato, lo cual no implica que no exista; por el contrario,
la crónica roja, es decir, la información sin escrúpulos donde se busca contar o mostrar aspectos de
una noticia que no tienen como fin comunicar para el bien de la comunidad algo en particular, sino
mostrar aquellos detalles que rodearon las circunstancias, detalles que, en muchas ocasiones,
pertenecen a la intimidad de los protagonistas de la noticia, es utilizado en forma regular por todos
los medios de comunicación.
Son muchos los debates que al respecto se han hecho, y aunque la definición es claramente
negativa, el problema radica en que el público, a pesar de que alega en contra del periodismo de
tinta roja, continúa demostrando, a la hora de elegir un medio, que esta clase de crónica sí vende a
pesar de los pocos beneficios que conlleva. Un ejemplo de crónica roja es dar una noticia de un
asesinato a través de las imágenes de los muertos, a través del dolor de quienes están cerca de la
víctima o a través de especulaciones sin fundamento alguno
Mandel, por ejemplo, estipula tres partes básicas en la conformación de una crónica:
En cuanto a la extensión se piensa que unas 40 – 60 líneas, es lo ideal por lo menos en lo referente
al periodismo diario.
El estilo de lA crónica se distingue por su lenguaje más rico y cuidado. Esto se debe entender dentro
de la claridad, la sencillez y la concisión propias de la redacción periodística. Tienen mayor cabida
recursos expresivos como la comparación, la metáfora, la ironía, el toque humorístico o cierta
intencionada exageración. Se cita a continuación un resumen de los principales rasgos de la crónica
en cuanto a forma y contenido:
Para La Nación, la crónica debe construirse "a partir de unas líneas muy atrayentes y fuertes que
contengan la esencia de lo que pasó, de lo que se quiere transmitir". Explica que las crónicas debían
ir encabezadas por un copete que "contenían circunstancias muy precisas". Si bien admite que el
copete "fue perdiendo fuerza", recomienda que le periodista no olvide las preguntas básicas (qué,
quién, dónde, cuándo, cómo y por qué) "que lo ayudarán a articular su original". Finalmente reconoce
que el hecho que da origen a las crónicas puede ser espontáneo o creado por el medio.
Para Martínez Albertos el estilo de la crónica debe ser "directo y llano". Y agrega que debe ser
"esencialmente objetiva pero al mismo tiempo debe plasmar la personalidad literaria del periodista".
En este marco de "libertad", tanto Albertos como Vivaldi reconocen que la técnica de realización de
la crónica debe permitirse romper con las estructuras rígidas de otros formatos. "El cronista sostiene
Vivaldi- no tendrá que someterse a la preocupación formal de la pirámide invertida, ni es para él
indispensable seguir el orden descendente, características casi definitorias de la estructura formal
de la noticia".
Una breve historia. En realidad, fueron los historiadores lo que inventaron la crónica. De hecho,
ellos eran llamados "cronistas". Pero luego, es el periodismo toma ese relato sencillo y cronológico
para sí, hasta convertirlo en lo que es hoy: un tipo especial de narración periodística, con una entrada
informativa, un desarrollo cronológico y un final de desenlace.
Es Juan Gargurevich el que recuerda parte de sus antecedentes históricos. Y sostiene que los
cronistas nacieron con la conquista de América. "Eran relatos formales, objetivos, sin opinión ni juicio
reflexivo" dice Gargurevich. "Esos relatos no pretendían juzgar. Eran puro relato". Entre los cronistas
más conocidos cita a Cristóbal de Molina (Ritos y Fábulas de los Incas) y el Inca Gracilazo de la
Vega (Comentarios Reales).
Recién cuando aparecen los primeros periódicos, los cronistas trasladaron su arte, adaptándolo a
las nuevas técnicas de la escritura. El lid y la pirámide invertida nacida de la tradición anglosajona,
rompen el esquema histórico de la crónica.
El estilo de la crónica es objetivo al igual que el de la noticia, pero el periodista se permite una mayor
libertad expresiva en el uso del lenguaje, hasta el punto de crear un estilo personal. También puede
estructurar la crónica con libertad, sin aplicar la pirámide invertida con la intención de mantener el
interés desde la primera hasta la última línea.
El colombiano Gabriel García Márquez escribió -en la década de los 50- algunas crónicas
memorables. Es difícil decir cuál de las que envió desde Europa a su diario en Colombia fue la
mejor; pero hay una serie de tres dedicadas a las estrellas de cine Sofía Loren y Gina Lollobrigida
que son realmente notables y que además cumplen puntualmente con las técnicas de redacción de
la crónica clásica.
La serie se titula "La batalla de las medidas". Y el primer artículo llevaba como titular principal:
"Sin disparar un tiro, Gina gana a Sofía su primera batalla", epígrafe que contiene suficientes
elementos de interés, como para iniciar a la lectura, pues promete una excelente historia respaldada
por la firma del periodista, que sigue después.
La siguiente crónica se titula "Gina, un símbolo nacional" y lleva un subtítulo provocativo: "Gina se
sube el escote y aumenta el precio de sus películas". La tercera y última es "La batalla la decidirá el
público", con el subtítulo "El despectivo silencio de Gina ante el enfurecido ataque de Sofía. Una
actriz con un hogar modelo y otra aturdida con su carrera".
Las tres crónicas han sido construidas por García Márquez siguiendo los cánones clásicos:
introducción, argumentación, conclusión,