Legiones y Falanges 5 1942 N o 19 Literatura Fascista

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Alfonso XI, 4. --
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Diario de la mañana

Rotativo gráfico Todos los mart~,


Visión humorística de la actualida '.

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BADAJOZ. Plaza de Portugal, 38-~'-

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LA CORUÑA. Avenida Rubine, 10

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ELABORACION DE LA MADERA

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REVISTA IJE ITALIA T ESPANA

EDICION ESPAÑOLA

MAYO-JUNIO 1942 ~
ANO II ~
NUM. XIX

S U M A R 1 O
PORTADA. LA CUERDA EiV El BHSIEltTO
La guarro, eu el Este.
EI, DESTINO DX JEI.ANTIE
A.CTUALIDADES
'

Por Ginvauni Ansnlilo.


l'otografins de actunlidnd. LA PINTURA ITALIANA EN NUEATILOS
EL CONDE CIANO, MINISTRO DH DIAS. LOS MAXSTltOS Y SUS OBRAS

ASUNTOS EXTERIORES DE ITALIA Por Mamicl A)mil.

ITALIA Y ESPAÑA $N LA HISTORIA EiVTENBIMIENTO BE VALENCIA


Por cl general Bermíidez de Castro. Pnr Tristíin Vustn.

PANORAMA LITERARIO DE LA. FRA.GATA rASTURIASi A I,A.


DE LA ITALIA FASCISTA NUEVA ESCUELA NAVAI DE MAItlN
Por Ettore de Zunni. Pnr Siuitos Aleoecr.

TEMAS LATINOS EN LA MUSICA. GERMA- RETORNO DE I.OS HXROXS


NA.—EL iCOLUMBUSn DH WHRNER EGIi Por Gllspal' Gol)les )le iii Sl'f)iii.
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TIEMPO Y CONTRATIEMPO. DE GIL Por luna Cnrlos Villacortn.
VICENTE Y GUILLHN DE CASTRO
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LA HORA DE LA INDIA
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UN OBJETIVO TRASCENDENTAL Por Rolandino.
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LA BXTRAÑA LIMOSNA
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DIARIO DE UN FALANGIS-
TA BE PltIIIERA LINEA
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Por Alionso Gallego Cortés.
LA GUERRA EN EL HSTX. CONTRAPORTADA
UN INVIERNO IIUE 'TERMINA Mnrinos italinnos en el Mcditerríineo.

REDACCIC) Ni

GÉNOVA, 16. —

MADRID
TALLERES:

ESPANOLAS
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EXÍRAOR RACIC)
ONCERTADO
CO
FRANQUEO HERMOSILLA, 73, MADRID

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A C T U A L I D A D E S

Celebración del Día de la Lana de ltoma

La Misión italiana del Dopotavoro en su visita al Ayunta-


miento madrileño

las Juventudes italianas llegada a Madrid


Las jefas de a su

tcto de inauguración en Zaragoz

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h
(

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I El emperador Augusto

ITALIA ESPANAé@HISTGRIA
UCJIAS veces, en mis frecuentes ex- biendo a la faz de la
Europa medieval ciertos
cursiones por los campos de la Historiz
no
fuerte, sol ardzente, oías
bmllantes, rostros
derechos a una coronilla
en Italia; y, más tar- cetrinos, talles enjutos.
Universal, las particulares de ambos de, la unión de aragoneses y sicilianos bajo el En las islas, el parecido asombra; si
pudie-
pueblas y los cronicones de hace luengos siglos, solio común de las barras rojas; pero donde se
eché de menos una Historia Italo-Hispana en
apoyarse en razones geográficas la unión
más resplandece la afinidad y compenetración de pueblos, la de España y Cerdeña es paten-
quo se expusieran los contactos que, a través raciaí, caracteres, defectos y virtudes, es ail aso- te; no parece sino que el terreno lo pide incli-
de pretczitas edades, acolaron ambos países en marse España a Zuropa por la
espléndida e in- nándose al Oeste, hacia la cuenca marítima
empresas comunes. Ni aquende ni allende el comparable en beilleza bahía de Nápoles. española; habitantes son autóctonos, pero
sus
"Maze nostrum" (nostrum de los dos pueblos), Debió notar allí nuestro Gran Capitán cuán- con mayor verosimilitud
se arrojó nadie a más allá del estudio de la in-
pueden ser iberos; su
to se asemejaban las dos penínsulas
gemelas, aspecto es netamente castellano.
fluencia italiana en la literatura y en las artes; como hijas de un solo continente o padre. Ha-
Hay momentos históricos en que esta afini-
influencia que, por sermundial, no interesa pro- bía estado España repartida en reinos igual dad de raza brota de la tierra italiana como un
fundamente a los españoles; es decir, exclusi- que Italia; defendiéndose siempre de irrupcio- surtidor violento; desembarca en'Nápoles Gon-
vamente a España. nen sarracenas y conservando tipos perdura- zalo de iCórdoba con sus buenos mil infantes
De que España se romanizó completamente y
bles hasta hace bien paco. El bandolerismo ca- apenas cien caballos ligeraá y en el seto se
no hay duda alguna, cuando daba a Roma le-
labrés, cortado por el mismo patrón que el le unen Milán, Venecia y Roma. Enarbolando
giones de magnflicos soldados, ciudadanos ilus- andaluz, con sus escapularios y amuletos an los derechos de la Casa de Anjou, trae el fran-
tres, artistas eminentes y hasta emperadores los desnudos y velludos pechos; la prapiedad cés 50.000 mil soldados de a pie, 8.000
descollantes. territorial mal repartida; el alazarone" napo-
lanzas,
8.000 suizos¡12.000 arqueros y 150 cañones tira-
Atento yo tan sólo a lo marcial, conozco que litano de la misma traza moral y física que el dos por caballos y disparando, en lugar de bo-
los límites romanos tomaron de los iberos la majo de Sevilla o de Ãálaga. Y de costumbres laños de piedra, balas esféricas de hierro.
espada corta y la flexibilidad del orden abierto típicas y malas —, aquí se apedreaiban las imá-

Jamás se había visto ejército tan formidable.


en sus vélites otropas ligeras; necesidad fué, genes cuando las nubes se negaban a calmar Sin embargo, aquella multitud se deshizo
por él
por el terreno abrupto de nuestro suelo, pero la sed de las campinas, y allí, irritados los al-
genio del Gran Capitán y la unión de Italia con
copia al fin, pues la Naturaleza tiene sus le- deanos por las largas sequías¡ ponían en Ca- los españoles fuerza de
a
inteligencia,

sangre y
yes inmutables, y una de ellas es adoptar no labria presos a los Santos por hacerse los

bravura.
pocas cosas de los pueblos dominados por las ar- sordos a las rogativas pidiendo lluvia; piedad iPero hay otro instante en que se manifies-
mas y la atracción. y fervor, furia y desacato; los españoles que- ta aún más claramente la fáeñ saldadura de los
Ello es que las brisas mediterráneas traían mábamos herejen; Barletta, en la Pulla, fué la soldados italianos y los españoles; hzn muerto a
y llevaban un indudable espíritu de fraternidad última ciudad europea que arrojó la hogue-
a Fernando, el redomado aragonés y Gonzalo, el
entre la esplendorosa metrópoli y lss hispáni- ra protestantes. Alegría perpetua; pobreza, se- genial andaluz; reina Carlos I de España y V de
cas provincias, dándonos el instinto del
que de- cular; música a todo pasto; serenatas o ron- Aíenmnia y corre el año de 1522. Francis-
bió ser nuestro porvenir territorial, 'al asignar- dallas que acababan a veces a garroínzos por co I, "le roy chevalier", que de achevalier" no
nos geográficamente una "España
Tingitana"", rivalidades de barrio, o con tal cual navajada tenía un pelo, luego de
grandes preparativos
es un poema de derechos
que incumplidos. por celos amorosos. La migma pasión en los militares, lanzó sobre Italia un ejército supe-
El ansia de colaboración ya -o. esboza en aque- sentimientos, igual generosidad en ocasiones, rior al que enviase su antepasado iCarlos VIII,
llos lejanos pujos de Alfonso X el Sabio, exhi- pueblo inflamano al influjo de la palabra, vi- vencido por el Gran Capitán; pasa la muche-

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dumbre los Alpes y se concentra en Cremona,
al mando de Lautrec.
<La Historia, siempre refleja la ver-
que no
dad, llama a nuestra
conjunción con los italia-
nos "Dominio de Espana en Italia"; véase en
ésta campaña, tan rápida como victoriosa, si
había "unión" o "dominio". El general en jefe
de los españoles era Próspero de Colonna (ita-
liano), y sus maestres de campo o generales,
Francisco Sforza (italiano), el marqués de Pes-
cara (italiano), el marqués de Mántua
(italia-
no), Cerbefloni que los españoles españoliza-

ron diciéndole 'Cerbellón (italiano). No l sbía


en los mandos más que un sclo español, el ve-
terano Leiva, a quien italianos y españoles ape-
)lidabaz< "el señor Antonio", cual si fuese un
asentista de la plaza de la Celzsda. Vino a re-
unirse eon ellas un tudesco, Freundberg, con
4.000 piqueros alemanes. La concentración se
realizó en Pavía, que gobernaba Leiva, estre-
chamente sitiado por los franceses.
Bien pobre de recursos andaba don Próspero
y de gente para ofrecer batalla al enemigo; su
talento y sus mañas de soldado viejo y marru-
llero le dieron el triunfo; tenía ls mitad justa
de efectivos que Lautrec. La habilidad estra-
tégica y el brío suplieron la desventaja; dió
8.000 hombres a Leiva; reforzó con 2.000 más,
a las órdenes de Torniello
(italiano), la plaza
de Novara; a Alejandría remitió 1.ñ00, cuyo
jefe era Visconti (italiano también). Próspero
se quedó con una masa de maniobra de poco
más de 8.000 soldados, los 8.000 italianos y el
resto entre españoles y alemanes.
Lautrec, indeciso al encontrarsb con enemi-
go en muchos sitios, cuya cuantía ignoraba
por no hallar en el país quien quisiera informar-
le, se limitaba a
escaramuzas y tanteos san-

grientos, en uno de ilos cuales un cañonazo de


los españoles mató a Marco Antonio Colonna,
hermano del general <n jefe español; la respe-
tuosa entrega del cadáver muestra el aprecio en
que le tenían servicio los franceses. Prós-
a su

pero lloró hermano amargamente, más


a su

que por la muerte por estar en las filas de los


que él más aborrecía.
<El plan de Lautrec era embestir 'a Pavía con
todas sus fuerzas; Próspero, maniobrando as-
tutamente sobre Binasco, logró meter en la
Arco románico <n Tarregona
plaza, a la vista de los ditiadores, tres compa-
ñías mandadas por 'Cerbellmd; el viejo Colon-
na, discípuIo del Gran Capitán, consiguió su
me<lis. de la ciudad, entre esta plaza y la direc- quiera que Pescara se presentase u us olda-
propósito sin necesidad de batalla, marcando al . .

adversario con marchas y contramarchas diur- ción del Ejército francés; la posición elegida no dos, había sombreros por los aires, vivas y acla-
nas y nocturnas, que le desorientaban y confun- podía ser más ventajosa; se llamaba "Bicoca", maciones, que en el acto cesaban a un gesto de
dían, infligiéndoles de paso pérdidas conside- dominaba el terreno, la hizo más fuerte con su mano o a una
voz; jamás hubo tropa me-
rables por las sorpresas a su campo. obras de campaña y aprovechó varias acequias jor disciplinada que los españoles que mandó
Atemorizado Lautrec, levantó el sitio, e in- a manera de fosos. Pescara constantemente.
tentando ganar por la mano a su marrullero A Lautrec no le quedaba opción; tanto más, El ídolo, desgraciadamente, murió cn la flo-
encaminó sobre Milán; peligrosa cuanto que los 10.000 suizos de su Ejército,le rida edad <le treinta y seis años; le lloraron hz
enemigo, se
erala treta, porque el ladino Próspero contra- plantearon un dilema, a causa de no percibir Tercios largamente y pusieron en el puño <l.
marchó con la velocidad de una centella, y se in- sus pagas: "demain, argent ou pas de bstaille; sus espadas un lazo negro, que conservaron
terpuso, dando espalda Milán y aprés demain, congé" (mañana, dinero o no hay más <le un año, pero el nombre de Pescara no
a a legos y
batalla; pasa<lo mañana, licenciamiento). desapareció; los oficiales se servían de él para
El valiente Lautrec convenció a los suizos de estimular a los soldados en el cumplimiento del
que habría dinero, victoria y saqueo de Milán deber: "Si Pescara levantase la cabeza, seni,i-
a todo tren, y e<dbistió con el tradicional empu- ría vergüenza de vosotros."
je de la conocida "furia francesa". El choque No se necesitaba más para vencer los mayo-
fué tremendo; la victoria, completa; 10.000 res obstáculos. Fué el jefe más querido de la te-
muertos dejó Lautrec sobre el campo, y ss reti- rrible Infantería española.
ró precipitadamente a Lodi; pero encargado
Pescara de la "execucion" de la victoria, como He tras<u a las columnas de LEGIONES Y
se llamaba a la persecución, alcanzó a los fu- FALANGES estos retazos de la Historia para
gitivos apenas encerrados en Lo<Ii; asaltó a es- exponer cómo al menor contacto de italianos
cala vista la plaza y los castillos; siguió el y españoles se establece u«a corrieni,e de sim-
alcance a Pizzigetone, que también tomó. paiía y cariño espontáneo, natural, que supri-
Y no paró, porque la fatiga lo impedía, has- me protocolos y tiesuras, incompatibles con el

ta la frontera de Venecia. temperamento ardiente y expansivo. Floy, esa


He aquí una muestra del llama<io "dominio" corriente, que ya se manifestó en los <luros
de los españoles; un ejército mixto de españa- trances <le la Cruzado, perdura s, través de su
<es e italianos mandlado exclusivamente por és- mejor vehículo, las organizaciones nacionales,
tos, pues la e. pléndida figura militar <le Pes- el Fascismo italiano y la Falange española,
cara es otra muestra; ídolo <le'los famosos Ter- merced a la doctrina que nos llegó <le la Italia
cios, adorado en las filas españolas, porque a de Mussoluni el Gramle.
su valor inigualable reunía la bondad en con- La juventud de smbos pueblos, organizarla en
ceder y la energía en corregir. Pescara era uno Milicia de la Patria, tiende un puente invisi-
de los ejemplos más claros <le la compenetra- ble de costa a costa <le las dos Penínsulas: la
ción italoespañola. bota de moniar y la piel <le toro.
En lss jornadas largas, apeábase de la mon- Por ese puente indestructible, puesto que es
tura, tomaba la pica o el areabuz del peón más impalpsble, vsn y vienen las almas que se fun-
cansado, y recorriendo de cabeza a cola, y vi- den, los espíritus que se entrelazan, las volun-
zceversa, su gente, los animaba con frases ale- tade que se mezcla«y anudan.
gres y chascarrillos y burlas siempre finas e Son dos banderas que se besan dos naciones
ingeniosas, que había en los Tercios quien «o que se abrazan
hubiera gustado de groseras palabras; en los
Grabado de .Francisco I (siglo XVI) LUIS BERMUDEZ DE CASTRO
combates, campamentos¡ cuarteles y en donde-

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PANORAMA LITERARIO

I T A L I A
S T A
CASO nunca como cn estos íílíimas las iííáxi>>las 1>>ás
tiempos la literatura ha sido un rcfielo soberbias y con hs
liel de la vi<la italiao:i. Hacia fin-
tan sentencias más
ale dcl siglo pss;ldo,
V dcs[liics
iluc, díílmilltc atrevidas ("Tengo
las guerra~ hechas por ia, umdad dc la Patria, en mí el sentido te-
la, poesía había sido mas un arma audaz y com- rrible y embriaga-
baíiva del Resurgimiento <pie un soiaz y recrea dor de la predesti-
del espíntu, los estudios literarios se habían nación segura. Y
ido encerramlo poco a poco en las torres de al más alto y ex-
marfil del acadcmicismo: el mismo Giosuc Car- traordinario suce-
duoci se babia apartado dc su fortaleza univer- so, niás allá de la
sitaria, aun sosteniendo en duras polémicas que Historia y ínás allá
cl literato, el poeta, tenía que ser, sobre todo, de todo línfite, not<
"un ihombre vivo entre hoínbrc- vivos" ; Gio- que me sienta
vanni Pascoli, aun cantando en armoniosos
igual" ), sentíamos
versos los campos, la vida de los can>pesinos, que no había nada
los árboles, los prados y los pájaros, se que- de estudiado, nin-
daba en una naturaleza didascálica, literaria y guna manera arti-
pastoral, y en torno a estos dos
poetas mayo- ficíal de forjarse
res, que, sin embargo, han dado carácter y costumbres excep-
eaplendor a uua época que todavia no está ol- cionales, sino que
vidada, había una multitud de poetas níás o todo le era posible
menos ilustres que tenían deseo de todo
un gran y que podia
aislarse, de encerrarse, de alejarsc de la plaza reducirse, para él,
púíblica, <le considerar al pueblo como "vulgo a un acto de volun-
despreciable" y a la misma. vida como una tris- tad.
te necesidad. En esta fuerza
Eran los años en que Italia parecía enveje- volitiva estaba el
oer, sin haber tenido una juventud, entre acon-
.

gran secreto de su
tecimientos más fuertes que ella (poco míís o sarta, el milagro que
menos, igual que ocurría a la España de la má. admirábmíios.
nusina época, de la que tan cerca estábamos, Y para compren-
casi sin darnos cuenta de ello, los
italianos) ; los der a nuestra épo-
años en <pie la unidad de la patria era un con- ca es ipreciso vol-
cepto intelectual, pero todavía no era una con- ver a él, y lo que
ciencia nacicnal. de Massima Bantempelli
su iuagisterio
Luego vino la guerra, y la guerra prepan> habrá que recordar
el ansia de los poetas y la, inquietud' de las
siempre es el sen-
generaciones literarias, que antes de íqr 1. lu- tido nuevo que dió
chaban con Marinetti en las mnharahles vela- al arte y a Ia vida italianos en una. época can- morables palabras: "Es necesario que los au-
das futuristas y se agrnpaban en torno a. Ia sada y gris que se negaba a toda audacia y a tores italianos, en cualquier forma de arte o
"Voce" de Giovanni Papini para preparar i.e- todo arrojo. Podemos dejar aparte, por un mo- de pensauíiento, se manifiesten verdadera y f>ro-
voluciones poéticas y sacudir todo el mundo de
mento, al Pfombre y al Soldado, y considerar fundamente intérpretes d- nuestro tierripo",
los viejos estudios y de las viejas ideas. Unos tan sólo al Poeta, es decir, al creador : si in- quería. hablar precisamente de "interpretación"
diez si>os de preparación; pero había, verdaile- imitable fué vida, acaso lo fué acn más su
su de una época, hecha por la fderza íntinza de uca
rammite, el presentimiento de que algo nuevo estilo de artüsta. Si algo nuevo se ha dado en obra de arte, y no por una traducción superfi-
babia dc ocurrir y dc que, al fin, acabaría nuestro arte, en la cial de la
por lengua o cn los níodos de ipolítica al arte.
estallar el gran temiporal que se sentía eíi el miestra literatura, en esta primera parte de si- Lo que, en resumien, importa no es tanto la
aire. T as generaciones nacidas al <"1 despuntar glo, lo 'debemos, más que a nadie, a D'Asuíun- propaganda directa moviníiento revolu-
de un
siglo ya no se contentaban con lo que les dc- zio. Ciertos refinados ornamentos de lenguaie. cionaria como el modo con que la Revolución
cian los profesores desde laa cátedras univer- ciertas exquisiteces y novedades de vocabula- ha ünfluído en el inundo interior del artista,
sitarias; había en todos un vivo deseo de abri- rio, ciertas maneras (acaso demasiado líricas í en el contenido y en las formas de sus obras.
de par cn par pnertas y ventanas, de mirar La literatura propagandista es siempre una. li-
a oratorias) seguirán siendo solamení.e suyas pro-
las calles y plazas de la vida, de acercar eí teratura de metieras, superficial y fuera de to-
pias ; pero él abrió una infinidad de nuevos ca-
mundo de la cultura al mundo de la acción. rlc mínos a la poesia, él desenterró adhíuirables te- no ; en este sentida, el Fascismo no ha necesi-
apagar las tétricas luces de la bohemia, que ha- soros de lengua para nosotros y. sobre todo, tado en <nodo alguno íiuc!os artistas se hagan
bía adorado el crepúsculo y la melancolía de loí él devolvió verbo
a Italia.la. Iuz de la fe cuamlo pa- voceros de su ; lo que, por el contrario,
tejados, ipara mirar la Iuz del sol y sentir ls recia haberla, perdido. sí puede pretender de los escritores es que
se

alegría de los días despejadas y sereno=-. Se ríos pregunta ahora y nos lo pre unían —

sepan interpretar, sincera y profuaidamente, su


lEn este sentido, y con este espíritu, las nue- frecuentemente los extranjeras si e íiste en —

propio tiempo, fuera de la crónica y de los acen-


vas generaciones
seguían a Gabriel D'Annun- Italia una literatura fasci ta. La respuesta no tos encomiá ticos y dentro de la, fantasía y de
zio, que desde entonces se mastral>a ya, ade- es fácil, y, ipor otra parte, no se puede,pausa> la imaginación. Elo es la etiqueta fascista 'o
más de poeta, sobre todo, "coíídottiero". Su vida
que la literatura puede ponerse a la cabeza de que se pide, cuando el espíritu fascista que,
y su arte se confundían en una nnsma fábula los movimientos revolucionarios, como una, ban- aunque en apariencia no lo parezca, sea coíno
heroica, de la que era al mismo tiempo autor da militar al trente de las tropas en un desfile; ja luz a, que se muevan, bien iluminados y en
y actor; parecía, verdaderamente, que algo inis- sobre todo, precisa no confundir com>prensión armonía perfecta, hombres, hechos e ideas.
terioso y nada comíín a los demás mortales ma "El arte ha dicho Massimo Bonten>pelli
con propaganda, interpretación con exaltación. —
—.

vía los hilos de su vida y las formas de su


poe- Cuando, hace muchos años, Mussolini pro- hasta cuando cree ser autónomo, es un com-
sía, hasta tal punto, que cuando él se definía con nuncio ante uu
Congreso de escritores estas me-
pleníento espontáneo de )a accióii humana, er.

12
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decir, de la política. Sólo dejándole esta fun-. de >p4o-4a con otra de hace veinte o veinticinco dri' (El hijo de dos madres) —, que es, sin duda,
ción y espontaneidad
esta podrá llegar se a añoa, e inmediatamente veréis que hsy un abis- una de las novelas máa geniales que han apa-
mo entre las dos épocas no se trata sólo dh recido en Italia en estos últimos años, y mi
un verdadero arte, y, por tanto, a un arte que

sirva de ayuda ú>til al Estado". modla o estilo ; es la misn>a mentalidad la que buen amigo Juan Antonio de Zunzúneguí está
Bontempelli es acaso el escritor que mejor hoy ha cambiado radicalmente. Hubo un tien>- preparando actualmente otras traducciones, que
interpretado tiempo ; que el libro estaba destinado úmcamente serán desde luego acogidas con el mayor favor
hs, comprendido e nuestro po en

renovador de viejas fórmulas, batallador, re- al erudito, y era tan sólo material de estudio, te- del públi<o español. Bonten>pelli no es un es-

volucionario, creador del movimiento literario soro de bibliotecas, o se destin" ba a servir de critor joven de edad. pero sí jovencísimo de
llamado del "'Novecientos", en el que se re- solaz y pasatiempo a una burguesía perezosa e estilo y de fantasía; suya es la. si uiente para:.
sumen todos los caracteres del verdadero arte indolente; entonces se presentaba con todos los doja,: "Viejo se nace, joven se hace".
fascista. "El "uoveceutismo" escribe es la — —

adornos, las ñorituras y los afeites de las "cosas otra novela que ha tenido un éxito singular
eterna y fatal tendencia mediterránea a lo sim- buenas de pésin>o gusto", tan apreciadas por el y merecido en su traducción españ>ola, como lo
mundo poético de los decadentes. t<>vo anteriormente cn la alemana y en las prin-
plificado, a lo aéreo, a la riqueza hecha de movi-
lidad perpe>.ua, a querer siempre un poco de En cuanto se refiere a, lss ediciones popula- cipales lenguas europeas. es "Nessuno torna, in-
cielo mezclado con las cosas de la tierra, y de res, eran verdaderamente feas : cubiertas tétri- <lietro" (Nadie vuelve atrás), de Alba de Cés-
misterio con las más exactas realidades, a crear cas, fúnebres ; páginas llenas, apretadas, cm> ca- pedes. Se trata de una novela digna de las me-
cada hora de la vida cotidiana como la estroifa racteres como para hacer daño a los
ilegibles, jores tradiciones narrativas, escrita con uns. se-
de un poético".
mito ojos ; cabe duda de que cuando los ís>telec-
no gu»idad de estilo y una fnerza de expresión
tuales se proponían acercarse al pueblo, lo tra- verdaderamente excepcionales, especialn>ente si
Programa ítalíanísin>io dentro del espíritu de
taban n>uy mal ; en el estudio había siempre un se piensa en la juventud de !s, escritora, que
r>uestra Revolución, contra el verismo o, si se
sentido misterioso de >pobreza, de tristeza, casi todavía no ha, aleas>zado la treintena; pero Alba
quiere, contra el realismo, que si bien tuvo u!>
éxito aparente a fi<míes del siglo pasado, hs. sido de hastío; leer, para el pueblo, ouería decir pre- de Céspedes posee un exquisito ten>operan>coto
un género literario que nunca, ha araaigado en pararse para la lucha de clases ; el papel impre- artíistíoo, y buena prueba de ello es su otro li-
maestras del s<> rezumaba odio, rencor, pesimismo. bro de cuentos, "Fuga", publicado hace unos
Italia; en efecto, las obras genio
Todo este mundo está ya liquidado def>niti- meses en Italia, y que espero ver pronto trads>-
italiano han nacido siem>pre bajo el si no de la
ha hecho limpieza general cido al españ>ol.
fantasía, .precisamente porque "el espíritu ita- vssnente; sc y se
Y puesto quo estamos entre escritoras, me ea
liano es solar y tiende a lo heroico y a lo ima- ha vuelto empezar de nuevo; otros criterios
a

giriativo". informan la literatura y el arte de la ímtoren- grato rccordag también "Stella matutina,"
ta, y el libro italiano !!evcn incluso en s» as- trolla matutina), de Ada Negri, que en»
Pueda haya quienes di, an
ser que nunca. —

pecto exterior, el sello de la seriedad con qs>e días he visto traducido en la colección d»(
faltan, y incurables, los denigradores de su
son

propia tiem>po qne en los dramas y en las cri-


se trabaia en el cli<na fascista, de la nobleza ciones Selene. El libro no es nuevo ; perj>-I


sis de nuestros años de lucha no ha nacido to- de propósitos que hoy, incluso en los duros tan lleno de hu>neo!<la<l, que en las s>n>ífq,
de los lectores y en los j»icios <1c la crítica <ydü-
davía nada grande ni duradero ; pero cuando tiempos de guerra, mueven todas las activida-
Bontempelli a.firma que el pueblo ítaíísno es des nacionales. pa justamente un puesto entre las obras n>aes
En cuanto a los escritores nuevos, no es cosa >ras <le ís. li>>eratura contomporáaca. Y aunque
el único que actual>nente no sufre de desorien-
tación moral, puede también comprenderse en de que yo haga ahora granries reseñas. Esí>ero Ada Negri tenga hoy el pelo blanco es la pri- —

tener todavía oca»ión de hablar de nuestra pro- mera nu>jcr que iha entrado. cl año pasado, cn la.
su justo significado esta otra af>rmación suya :

"Italia es, entre todas las naci<mes; la ú>nica ducción literaria contemporánea, y entonces no Real Acadmuia de Italia —, pertenece con toda
será difícil esclarecer, con n>iuítitu<í de ejem- su alma a nuestro tien>po, y sus pípinas de estos
oue verdaderamente ganó algo con la guerra me

plos, cuáles son el espíritu y las formas de la últimos años son <le las n>ás hermosas de au
(la del >4->8)", lo cual parecerá una paradoja,
literatnra italiana del tiempo fascista. Entre vida de artista : una puesta de sol que tiene lu-
e>aplica Bontempelli, a quienes creen que las
csplendores de primavera flor.
tanto, me será suficiente aludir a algunos auto- ces en
cuentas se hacen solrtmente con las cosas quc y
diecís res cuyos libros se han traducido recientemente otro escritor que pronto será conocido por
e mliden, se pesan o se cuentan, como

al cl pú>blico español es Vittorio G. Rossi, del quc


Sócrstes. espanol.
"La, Revolución fascista fué un golpe de Papini va en primer lu ar ; precisamente estos la Casa Tartessos, <le Barcelona,
I'.ñi>orial
arte irremediable", ha dicho otro joven escri- días .he visto los escaparates de las librerías
en anuncia la próxin>ia traducción de nno <le sus

tor, Mar<ello Gas!lían, que formó> parte del "No- la traducción de "Dante vivo". Desde luego. Pa- mejores libros : "Océano". Vittorio G. Rosa> es
un escritor dc viajes ; pero de una >antasía tan
vecientos" y 'ha escrito 'algunos <1e los libros pini es el escritor a quien más del>e la nueva ge-
más interesantes rie estos ú>lti>nos diez añ>os neración, sobre todo por la fe que ha dado siem- por!era>a, que cl >nuntdo, visto por él, parece to-
tahnente cve!ase po>
parecía un demoledor. hasta nuevo, con>o s> se »os >
(" Comando di tappa,", "In fondo al quartiere", pre; hasta cuando
aTemipo di pace") ; sobre las ruinas de un ipa- cuando escribía las pá inas amargas y tormen- vez primera. Rossi ha escrito cinco libros des-
sado sacudido por muchos años de guerra y tosas del "Uomo finito", sentían>os que su tor- de >paz hasta, hoy. todos ellos p»blicudos por
ansia, de vida, deseo de elevación, y cl editor Bompiani, de Milán ("Tropici", "Vía
cuatro derevolución, ha. nacido, en efecto, todo mento era

un mundo nuevo, en el
que, finalmente, hemos que buscaba la luz sólo ipara sí, sino también
no <ícgli Spagnoli", «Oceano", "Sabbia" y "Co-
vuelto a encontrar el amor y el orgullo de la para, todos noso>.ros. Pocos escritores han tenido bra") ; pero bastaría uno solo, elegido al azar,
vida ente~ dida, como tanta fuerza comunicativa come él, y no ya, por ps>'a. O>orga> ie Uno de los pr>ín>croa pues>os en
riesgo. como aventura y
ls. historia de la literatura italiana; es, como
como poesía,. habííídad <lialéctica, sino más bien f>or el ca-
Las senales de esta renovación y de la fu- !or de vida que hay en todos sus libros, lite- ha didho Ugo Ojet>í. "uno dc los escritores más
sión perfecta entre arte y vida Pueden recono. sustanciosos, nutritivos y sabrosos de hoy".
ratura, filosofía y poesía.
cerse fácilmente eu' todas las manifestaciones De Massimo Bontemipelíi se iha traducido, iha- De> Bonsventura. Tecchi, si bien recuerdo, se
artísticas y culturales : la Revolución fas<qst. ce unos meses, un libro "Il liglio di due ma-
— ba traducido hasta hoy solamente un cuento,
ha sido verdaderamente el
"I mul>" (Los mulos), pu-
blicado de los ú>l-
en uno
comienzo de un nuevo
timos níímeros de la re-
humanismo, no sólo como
culto de la romanidad, vista. "Escorial", segó>n
una excelente versión de
sino también como re-

torno del buen gusto, del


Zunzúnegri ; pero los lec-
tores de buen gusto ya
orden y de la armonía,
que s o n los elementos
habrán con>prendido que,
entre los nuevos escrito-
esenciales del clasicismo
de todas las épocas y de
res italianos, Tecchi es,
sin duda, uno de los más
todas los países.
maduros y robustos, de la
En pocos anos nos he-
mos liberado de muchos mejor tradición
vicios y de nmchas mise- Einalmente, me agrada
rias, hemos devuelto la
cerrar esta rápida resena

con el nombre de Riccar-


dignidad y la nobleza a
muchos de los aspectos
do Baccbelli, académico
exteriores, de nuestra oul-
de Italia, que en breve
vendrá a Eapañ>a para
tura. Ref>riéndonos ú>nica-
mente a los libros, bas- promncíar varias confe-
tará
rencias.
cómo se im>prí-
vcr

men actualmente en Ita-


ETTORE DE ZUANI
lia : comparad una edición

13
Alba de Céspedes
© Biblioteca Nacional de España
Yemas latinos en la música germana

f) "(nlumbus", be U3erner fgh


NA porción del orbe, tan rica en sugeren- Fénix de los Ingenios hispanos en su "Dama carácter que llevan al pie los nombres de Bo-
cias cle to<lo orden y, madre de de boba", y estrenada 1939 la tessini, Buck, Cocquard, David, llummel, Wág-
una en en Scala, cuenta
lasprimeras Rteraturas <lel mundo, co- no menos cle un centenar de sus mejores mú- ner, Darondeau, Vanclerbroeck, Ricci, Spontini,
mo España, había, por fuerza, cle ofrecer un fe- sicos emocionados de algún modo frente a las Stadtfeld, .Stearzer, Paganini, etc., etc. No he-
cundísimo panorama entretejiclo de posibilida- sugerencias españolas. De ellas, en un orden mos de insistir en esto, por nosotros expuesto
des, capuces cle despertar la emoción lírica en general europeo, merecen la preferencia los hace poco en otra parte.
el pecho cle los compositores, que¡ cle modo di- tpmss históricos no incluyénclose en esta ob- Vamos concretamos este la

a en trabajo a
recto o reflejo, desde antiguo, pero especialmen- servación la música quijotesca, que merece y última de las obras inspiraclas por la.figura
te a partir del Romanticismo, gustaron de los tenclrá noticia special—, y de entre los temas egregia, gigantesca, de profundo e intenso sen-
pintorescas temas españoles paisajero danzas,

históricos, era lógico que ocupara el lugar más tido dramático, y también de tan'deslumbran-
historia, leyenda, etc.—, para páginas sin un relevante la epopeya colombina, dignísims de la te resplandor universal, como la de Crfstóbal
propósito objetivo en general y con éí valor real atención palpitante de los artistas sensibles Colón. Ls, obra es alemana; su autor Werner
de impresiones suojetivas, no siempre vividas¡ de cualesquiera disciplinas que el homibre'pue- Egk es uno de los músicos jóvenes más inte-
porque no es infrecuente el caso de compositores da cultivar. Unos, por el hecho insigne; otros, resantes de la germania nueva. Fué el estre-
que hsn fiaclo a su imaginación el éxito de lo por la figura, no menos insigne, del genovés no en Francfort, en este
año, en que se cumple
que llamaremos color local en sus producciones< protagonista, que sobre justas españolas buscó el 450 aniversario del descubrimiento de las
No adurimos el hecho en son de censura. To- heroicos caminos del mundo allá donde los ca- Indias americanas, en el que parecen combinar-
dos hemos hallaclo alguna vez digno de elogio, minos se borran apenas encontrados. se lss cifras gloriosas 1492-1942...

por su ver<lacl tráscendec<te, el paisaje pictó- Y sólo la epopeya colombina en sí misma,


no El "Columbus", cle Egk, no es propiamente
rico que jamás hemos recorrido ni admiracco. sino las consecuencias !aún vivimos de ellas!—

una ópera, ni tampoco un oratorio. Para aque-
Este el misterio del arte creador y fecunclo.
es del altísimo suceso, en sus continuadores y llo le faltaría acción dinámica estricta; para lo
Es relativamente reclucida la suma de com- émulos, la exploración cle senclad inéditas
en segundo, un predominio del ambiente religioso,
positores ilustres que han desdeñado los temas y en la
imperial expansión de España y del aunque no está nunca ese matiz lejano del pro-
españoles. Italia,.por ejemplo, y a partir de orbe, han pasado a las pautas en géneros tan pósito evocador. Es, pues, algo intermedio, que
Gíaccío hasta Wolf Ferrari, con su delicio- diversos como la obertura, el poema sinfóni- el autor denomina "Exposición e imágenes"¡ y
sa "Ragazza Sciocca", homenaje al genio <lel co¡ la cantata, la obra escénica cle muy diverso que pretende hallar —

íinventar? una forma


© Biblioteca Nacional de España


artística representativa ile aquella gloriosa y
trágica figura histórica, fautor de una revolu-
ción sól comparable a la de la predicación de
su doctHna por el Hombre-Dios, Hijo de Dios.

Por eso Egk no considera, como un operista


sl viejo uso, la música como' fin, sino como me-
ro instrumento de expresión; reverencia má-

xima, muy de estimar, a la anécdota inmensa,


sucé<lenie, pues, los cuadros nstationen" en — —

que plasman los acontecimientos más graves


cle la existencia y el fin mismo del navegante
insigne, y en ninguno de ellos le parece a
Egk hallar "pretezton nzusammentreffenn-

para su música...
Las tres grandes jornadas en que se divide
el »Columbusni cle Egk se descomponen en lss
nststionen", cuyos títulos son: Ante el rey,
Ante la reina, El Concilio, La leva, El adiós y
la Travesía¡ Desembarco, El júbilo en F. nana
La Conspiración y la Felonía, Muerte de Colón.
De muchos de ellos puede el lector formarse
una idea porlasilustraciones gráficas que acom-

pañan a este escrito y que enaltecen el alto mé-


rito del director Maisnez y del escenógrafo Jür-

gens, de hs, Opernhaus, de Francfort. L(a noticia


de que entre los cuadros se desarrollan diálogos
y coros da a»Columbus» el valor de un valio-
so álbum de estampas, en el que la plástica
imperturbable ayuda a la irrealidad de la ac- tas marinas como sugcrente fondo del clranca Canal, eli que se besan <Ics marea; artículos in-
ción¡ así como en cierta ingenuidad de efectos colombino sobre vsstsn soledades de olas en i.eresantes y, como epitinema, la exaltada can-
escénicos pretende aligerarse la densidad del rebeldía; escorzos carabela, sin pretensio-
de ción de Schiller a Colón:
fonclo en la palabra (se conservan en el libro nes de identidad positiva, pero de enorme valor
lllll, de<n, (ln»iii< »feb(. rlle t(al»r (w, nioilgoii
frases históricas dcl navegante y citas docu- evocatiro; arrequiveil heráldicos de inequívo-
18iuiclr :
mentales de interés) y en el sñnbolo, de que son co sentido reverencisl y exaltador clel protago.
Iyat acre(ni iinrilirlrat, lelnirt <lsr a»lira »rin(n
muestra!a interlocución entre la »Fen y la »Du- nismo español en el eg egio descubrimiento, y

da", lo cual acerca a»Columbusn a los viejos todo ellc en la vaga región del ensueño, en
Aumenta el valor <le»Columbuzn el que apa-
"autos" y "misterios", con lo que se acentúa que hasta lo menos real adquiere tonos cle ve-
rezca en ronsonancia con un. reflorecer del amor
el curioso tribridismo cle esta proclucción sin- rosimilitud, como ciertos uniformes e indumen- no extinguido en Alemania a nuestros clásicos,
gular, hija del moderno concepto de la músi- tos poco defenclibles de moclo estricto, comen-
que, en estos momentos, vése completaclo con un
ca en el gran Reích, y en el que una orquesta zando p r el atuendo de1 Navegante, en el que movimiento de reverencia a los escritores mo-
robusta y expresiva<que clirigió el gran K. Meis- nadie rrconocería sl Cr'stóbal Colón tradicio-
dernos, mediante cuidad<s traducciones <le nues-
ter Francisco Konwitschny, subraya los mo- nal en iconografía histérica o aitístíca,
nuestra :.ros meic res dramaturg<S, muy buscadas por el
mentos culminantes del »Columbucn en el or- y otro tanto puede clecirse del personaje fundla- público Sermano.
den dzalnático propiamente dicho. mental de la reina egregia. En»Columbusn funden
se e encias fraterna-
Los
personajes principales Colón, Fernando, Por ííltimo, digno es de figurar en esta ra- efectivas entre tres
.es
países que han sellado

Isabel han estaclo a cargo, respectivamente,



pida rece<telón un recuerdo del prospecto primo- su amistad con pacto de
en defensa de
sangre
de Hellmut, Schweebs, Jacobo,Sabel y Clara roso de hn representación, ilustrado con un fac-
la civilización occiilental. »Columbus» es, pues,
Ebers. Con ellos actúan, de un modo estricto símil autográfico de Co!ón, una carta de nave- arte y documento.
o como figuras mersmente plásticas, conseje- gar, un labia cronológica que arranca en la fe-

ros, frrdles, solclados, marineros, indios (sic), cha inc!erta de la remotísima aventure wikin- VICTOR ESPINOS
peregrín< s, pueblo, cuerpo coreográfico y coros, ga y se cierra con el nombre de Panamá y de su
ID< ln Real Academia de Bellas Artes.)
suya int.rvención parecr inspirada en la del co-
ro en ls, tragedia clásic ..

En»Columbus", como en las obras todas áe


Wágnez, el compositor e a la vez creador del
libro¡ eincunstancia, cusndo.es feliz la promis-
<uación, cle positivo y ef'caz influjo en una per-
fección de intensi,lad entre la base literaria y la
realizaciín musical.
Queremos llamar especialmente la atención
de los lectoresacerca clel profundo sentido his-

pánico dn las alu iones que, aun dentro de un


ambiente cle fantasía, siempre noble y nunca
descarriada, avslolen el más leve detalle del
decorado fastuoso de esta obza escénica. Por
ejemplo. la magnífica apoteosis que el autor
Egk titcila»Jubel in Spaiu", o bien »Das Te-
déum", iztá henchida dc sugerencias españolas,
evidentemente conmovedoras, sobre todo, en
contraste con las dolorosas austeridades de so-
ledad por abandono, en que entrega a Dios el
alma, hirviente Be ideal, aquél que dió a un

Mundo viejo un Mundo riuevo.


"Glorias" arrancadas al recuerdo de nuestros
inmortales pintores religiosos; remembranzas
del español-cretense; esplendores de liturgia
catedralicia; colosales visiones geográficas; car-

© Biblioteca Nacional de España


POR
TE~LlJ1LL
PÉDRQ MOURLANE MICHELENA

(Palséras»<wa ie i>o<ices»> d< ,l ~


l<u<da me< >ú. Estos auto>es hacen, en zurza, les sirve con entereza., le prenden en la boca la
Ar<i<<as A/>vio>mdos dc JAs>a. qso teatro primit>vo" Ls. parado>a estA uqui:
¡Ah! risa, que es la <uerced que honra més a la cria-
rrpre>ce<s<os, <s. »vsor dc lo. De>r, en que ol creador 'de un teatro bufo ampara nl de tura hume.na. La risa de los dioses es el torrente
psciús cepa>isla, "Las 1socedodcs dr< los den>f>s, no con el brazo fuerte, o sea con el óe música que fertiliza a la tierra. La risa, es el
Cí<í" p preparabss vz auto de GQ escribir y contender, sino con lu, manga vacía. Kl, presente oe lo alto y oae de la, mente al coraz6n
V>o<s <c J sí, él regu>ñoliza el guif>ol y entrega hasta, auto~ como el beneficio sumo. Pero no es esa risa la
oel Corpus a titeres de palo. Kl hs, ganado licen- que loz auto>vs de teatro del suburbio aos procu-
A. haspitnhosd con que nos aoogéis >l<clara cia y buhs para ezo y para m<s, Con él la »oeste. mn. La que nos dan es risa de la que, según
vuestro nl>olonro y nos t>ene encadenados. >xua, el esperpento y le inv ste de unz, dignidad Quevedo, ese "Séneca bizco" que sesga el bulto
Aquí ls, frase agentes ñe calidad y de bue- n>esperada. La poesía, como los reyes de derecha del id>omz. en alabeos y soslayos, "va recomen-
na con1p>1ñís." recobra todo sesudo. I 1
su 'd>vino, baos los nobles "ez nil>il" y los hace donde danco tripas". No nace en la mente y se enloda
Asee>uc>ún dc Artistas Aficmnaqos invita. o
nos quiere. en los
bajos de la estupidez humana,
recomplacernos en "Las mocada<?es del C><i" y n Pero pensemos con probidad la. act>tud oel se- El teatro primitivo 'de G6mez Manrique, de Kn-
gusinr un» interpretación r>ueve, "El teatro ha gundo gran manco ñel idioma. Nos refe>fa un hijo cina o de Naharro, no era así. Ni en autos co>uo
<>v ser 1n>>ro y nada m<>s que teatro", dice el hom- dcl país de Legezpi y de Zumalacárregui> "1>fe el del "Repelón", n> en églogas como las de "Cris-
bre le tcn>>o. Kste es casi ol capicúa que >etn >1 t>r6 al monte para afilarme e! perfil en los riscos tina. y Febez.", <>i en entremeses como "Ls. Propa-
les edades. Todo está <n todo. y recíprocsmcnt<. de altura, no coma contrabandista, ni como gue- laris.", la risa es vil un solo minuto. Lo es menos
1 n c! teatro, todo esté, en todo también; pero nos rnllero, ni brigantc faccioso. ñfe perdí en <'l todavia la obra de Gil mes>sr de ba-
como en Vicente,
urge sahr de este circulo como sea. Aquí tene>nos n>onte para recobrs.r sala<ñ para rejuvenecerme. lanza„a quien, una voz fement<>a de Portugal ha
la defensa que hacia 1932 hacía Valle-Incíkn oel Rejuvenecf, naturalmente; pero no un año, sino llamado, muy lusitanamente, "aavegante del tras-
teatro <iue Madrid elabora para su suburbio Este un milenio. IUu milenio? Uno, dos, diez.
siglo, un mundo".
esnitor, que es del gran linaje de 1os coléricos, Fuí retrocediendo a las edades primitivas, a la Kl autor de "Don Duarte" y de "Triunfo del
luego de relampaguear y tronar con>tra los >mm- prehistorla. Invierno" es, ante tddo, un lfrlco de los que no
darines de las letras, ampara con su brazo fuerte Ante esa voz "prirpitivo", toda precaución es traen ecos del otro lado de la vida. Hombre sin
a los autores vtítpeudí><úos, Su juicio, esta, vez, no poca; existe otro giro mental, zate el que
pero edad, se alfa ca<fn año con la primavera, co<stra el
se levanta como el halc6n del puño tras la ralea. caemos en guardia, con más recelo todavía Ks el ceño de las cosas. Kl nos lo cont6 en versos que
1rrisoria que abatir ase un golpe de guerra; ao pi- que >nos repite
aquel teatro, como el de las
que vuelan sobre los siglos y son ahora tan lozanos
ratea el sjre, sino que va buscando 'el señuelo a Primeras edades, "nos trae, cuenco menos, eí be- como >m los días de la reina Leonor. Y eso que el
un palma. Kl esorltor, al negarse a sí núsmo, se neficio de la risa" Risa: éste es, desde luego, el idioma de Gil Vicente no ha embebido sabiduría
oflrma panu16jicamebte. "No hay que desdeñar don de lob dioses. Los dioses se recrean, según el en infolios venerables ni está mancha<lo de remi-

según él ase teatro (todos sabemos cuéil), en el



nato más beño de la antigliedad, en ías disputas niecencías del latín, sino en cuanto sl latí<> ña sú
que se mueven íos mismos elementos que Lope de los hon>brea. A quien de ellos sms. la verdad y savia a nuestra lengua, que es la de cultura en

16
© Biblioteca Nacional de España
la corte portuguesa. Kl idioma de los autos es el
de la corte y el de lus palaciosl pero también el
de las plazas, el de las romerlas y el de los puer-
tos: tmermo nolnns" y "serme rusticuz" en soietm
castellana y um paco de jerga con >modimnos de
negros ne Guinea y del andaluz dislectsl de las
mtanzs. llo era docto el mester úe baiánza, y
cuenco Carolma Michaelis de Vasconcelos busca
eu obra sentenc>as de la antigüedad, mo halla
su
más que una: el "llmnia vincit amor".
hh> ios autos de Gu vicente el amor se mezcla
a la poca>rv y esta uuxtura es un futro con mag>a
cn e! que riaen gotas de!a c>enc>a de salomón, que
es la ue los eu>amas, y de la expemenc!a del d>a-
blo. llon J uno»antes hab!6 eu !a A«suenas Es-
l>auo>a úe! esp>r>tu de la ttetorn>a en la obra de
l'>i V!cen!e. wrvmmita se le llama, como a nuestro
Torres r>anarro, por«ue alguna vez se alzó comra
la s>mo>ua o comra el trat>co de los peruones.
;Pero no! En el "Auto del alma" se at>rma la
pureza úe la dogmsuca v>cenuua en los laúdes
al uore albeulo.
Autores hay que huyen de la escena eletnental
y comraen !o que algunos llaman, por economia
del úempo, el "piraúdensmo". En las comed>es oe
P>ranú uo !as p>urauúaúes de yoes 'úel protsgo-
u>s!a uos ú>spersan. b>o es ia no>a de las pas!once
ls, mss aúeúuaúa para correr dos liebres a un
tiempo... Ls, s>cm>aua suprune, ademag en el orbe
que sue cmo!.uras puso>au, naca meuos que las
sane!oses ir! eyarab es. r>o existen alll pos>>tme-
rias; hay resurrecc>ón >u juicio t!nal; no hay
no
la pena exp!aroma, n! !a agorua, en su acepc>on
üe úuúa laocmnte; ni el ><moro>mienro. cine los
yersonales razonan sus caicas con argumentos in-
teligentest SI, sl; pero el "advocatus diaboli" de
las confutaciones eclesiásticas se vme siemyre de
la musma estrategia: la de yresumir que se obra
el mal con >ntenc>once mo impuras. El "advccatus
túaboli" es de abo!engo itmiano, y el primer tra-
tado contra la doblez se escribi6 no lejos de Gri-
genti, cuna del dramaturgo. b>o es que hosotros
no amemos, hasta el pecado mortal a veces, el
casuismo de los confesores. Cuando releemos blas
provincianas" nos ponemos, sin querer, no del
lado de l'ascal, sino del otro lado. Porque, diga lo
que qu>era un jansenismo que hiela el fuego, loe
casuistas traen al arte de pesar las faltas no so-
lamente el "entenduniento mlnuuoso", sino la ca-
ridad, sin la que toda palabra es, como enseñ6 el
Ap6stol, cimbslo que retiñe. Los casulztas espa-
ñoles Molima, Suá.rez, Escobar han sido mucnaz

veces, para nosotros, autores de cabecera; pero si


ellos tornaran a vivir y fuesen al teatro, dirjjts>
que el castnsmo de piranaujto no se emplaza, como
el de los teólogos, en el trasmuhdo, y um casúis-
mo sin postrtmerja no es fácil de legitimar. Los
que comparan ingeniosamente el teatro de con-

ceptos del italiano con el teatro de conceptos de


Cattjerón mo disciernen esta quizá grave diferen-
cia Kn uma de las obras de Calnerán, le dice la
Castidad al Sueño:
El haber vestido tú
so>abra, y izces t>o z efecto,
habrá sido dc hacer más
vepreseztzble zz concepto,
Del teatro de conceptos representables, fiel tea-
tro que alude al realismo y ese islote casi mágico
en «ue la vida alcsmza um horizonte mo usado y Guillén de Castro
se hace trasvids, partis
vosotros, ztmlgos do la
Asociación de Artistas Aficionados, y partlnum
nosotros en nuestros teatros experimentales del
Marja Guerrero y del Ksyañol, de hfsdrid, Con
esté criterio hemos represemtatta alli."Kl hospital
de los locos", en el atrlo de la Catedral db Seso-
v& y "Rl 1eztim del rey Ealtasar", en teatros
doude estas obras reviven, gracias, m>bre todo, a.
unas decoremiomes y qna declamac16n de nuestro

tiempo, y sin las cuailes osemos la verdad ente-


ra—

nuestro gran teatro seria ruina ilustre, pero Un aspecto de Lima


natja máz. Nuestro ueber es habitar de muevo lss
moradas de los viejos maestros, «ue. la erudición
tiene en olausure, metiendo en ellas nuestra pin-
tura de hoy, muestra raúsica de hoy y nuestfo rit-
nm de "ballet" de hoy. Si no es
asl, el viejo tea-
tro mo será ni comunicable nl transmttible a nues-
tras gentes.
AdmitM que la Comisi6u, española y que el
Teatro Experimental del Marla Guerrero os egm-
dezcan vuestro esfuerzo. Nuestro lema y el vues-
tro sea siempre el de hacer lo que se puéde, m!ke
de lo que ze puede y hasta lo que no se puede, y
dar lo que se tiene, máz de lo que se tiene y hasta
lo que no se Gene. "El teatro dicen ha de ser
— —

tes.tro y nada más que teatro." Si los autores se


Haman Ksquilo, Shakespeare, Eactus, Lope o
Sehlller, ya se sabe que el verbo, además, se hizo
carne en ellos, y hasta la acci6n lez es conzus-
tancialmente verbo. El teatro en los cinco, y en
otros como Guillén de Castro, es gran literatura;
pero si es, además gran tramoya, mejor que
mejor.
Pero, además, esta vez exhortaciónes las a
buenas batallas. También Gil Vicente la hay
en
en la pieza en que atdma a los hitjalgos portu-
gueses a partir en guerra hacia Azssuor.
Rn español o en yoitugués, hay un teatro en-
tenunente nuestro y, por mtmto, vuestro ; y mo hay
s>ada que añatür.

© Biblioteca Nacional de España


Oamo el ditirambo a favor cle la opinión ni el denuesto a re- clamaciones. Fueron éstas comodín y apoyatura del lirismo román-

N dropelo. Pero juzgo de urgencia intelectual promover una


campaña cle revalorízacíones concretas en nuestra historia lite-
raria c!el ochocientos. El centenario c!e Espronceda, que este
tico. Pero,1están más libres de muletillas las musas contemporáneas?
Por esas selvas de versos actuales andan
triscando, en caprichosa
incohezencia, adjetivos que no tienen otra razón de embutirse en el
acto proyecta "obre nosotros la fecha lúgubre de su muerte en flor, pue-
período poético, sino el estar de móda. Y entre ussz de muletilla un
de dar el motivo. Y primera revalorización que acaso nos incumbe, la "! ay!", un "!achp' o un "esbelto" pongo por caso —, yo me inclino

Éle Esproncerla poeta. Lo tenemos, no cliré que olvidado; sí mal enten- por lo más innocuo en fuer de su brevedad monosilábica. Zambullir-
dido. Y el entendimiento perfecto es camino para el amor. 1Cuál es se en el torrente esproncediano
deterge y reaviva de arideces de
el rango literario cle Zspronceda? Para mi gusto, el cle uno de nues- poesía pura y de otras monsergas no menos falsas. La lectura aten-
tros más excelsos líricos. Desde luego, el mayor clel siglo XIX, aunque ta, meditabunda y selectiva de los versos del más prócer de nues-
ie opongamos en cotejo a Adolfo Domínguez Bécquer. No es éste tros poetas ochocentistas puede ser ejemplar y fecumladora. Cierto
más sincero que aquél, como frecuentemente se viene afirmanclo. Si que hay mucha escoria en "El Diablo Mundo"; verdad que sZI estu-
en el cantor de Teresa hay excesiva oratoria, 1no rebosa Bécquer diante de Salamancav adolece, a trechos, de confusión y barullo in-
de artificio topicista? A sinceridac! no le gana el dolorido vate de las dudable que en las odas al sol, al reo de muerte, al verdugo, a Jarifa,
rimas. se embriaga el poeta con las
palabras. Pero cabe pzeguntar, en cam-
Y, ciertamente, le va a la zaga en numen, en estro, en fuerza vi- bio, si no será esa beodez más humana y más sincera por consiguien-

tal. La Musa becqueriana pálida y quejicosa es máj iii!da y modo-



te, más poética que el "silencio" con que algunos poetas, que en

sa, pero menod arrolladora J bella que la de Espronceda. Verdacl que nuestros dísela alardean de hermetismo cabalístico, nos circuyen. En
éste se nos antoja fragmeí?tar!o y como a ráfagas. Parece como si Espronceda, la lira suena y casi siempre con perfecto temple sin

fuese una nube veraniega que, de sopetón, revienta en chaparrones que deba el lector imaginarse la música. Porque digamos de una vez
de versos. Pero, 1quién le alcanza en crear genialmente, cuando está que estamos saciados de ese exangüe poetizar que recorta versos,
de vena, estrofas cordiales? Leerle predispone al entusiasmo. 1No ha- imágenes, estrofas, hasta convertir el águila viva del numen en ave
brá llegado la opoztunidacl la coyuntura poética de inyectar tuéta- disecada de museo. l De cuándo acá la poesía que es esencialmente
— —

no esproncediano a la lírica hodierna, acaso mental en demasía? canto entusiasmado —

ha consistido en reticencia? Versificadores hay


1Por qué vamos a seguir adorando como módulo la poesía de cere- que se imaginan sacerdotes redivivos de Osiris: su ciencia es un
bración —

consciente o no que las últimas décadas han segregado


misterio para ellos misnios, casan contra natuna substatttivos y adje-


hasta la verbozrea? La poesía vivencial se impone como una urgen- tivos¡y de su insignificancia absoluta hacen disfraz para ocultar eu
cia para vigorizar un arte que a duras penas se va alejando de la efectivo vacío de cosas bellas que cantar a los demás hombres. Y no
deshumanizaeión a que había degenerado. El retorno a los románti- pretendo yo que la poesía consista en grito estentóreo, en declama-
cos y a Eepronceda como núcleo de ellos creo que sería de apetecer ción ostentosa; el canto a pleno pulmón privilegio de los pindári-
— —

sobremanera. Porque ya pasa de castaño oscuro ese veto al corazón, coe—

no excluye el susurro ni la queja amorosa que al oído se emi-


cuando la lírica que no rezuma de savias sentimentales equivale a mas- ten. Saber cantata he aquí el secreto, el "quid divinumv que define al
car esparto. Los poetas de la generación últinta ya no se avergüenzan
poeta de raza. Los espúreos poclrán hacer mofa de estos versos sen-
de cantar al amor, al dolor, a la muerte: el triple motivo medular cillos :
de toda poesía grande: Pero, acaso, algunos de ellos están todavía ta-
buados por el hacer mecanizante que eu las tres décadas anteriores Sotf la virgen tnietettosa
de tos últimos amores,
por influjo seruendo de Kallarmé dominó nuestra literatura zít-
— —

y ofrezco nn lecho de flores


mica.
stn,estdnos ni dolor; .

En José Espronceda se encarna el poeta del ex abrupto y del éx- 'Jl Éclccarlte do1J vn oor1ño
tasis. Podrá áchacársele, a tiempos, su viciosa propensión a las ex- sin vanidad ni fals!af

18
© Biblioteca Nacional de España
r<o áot< t<tocar nt alearía
mas es eterno nvt antor.

Para ser de veras poetas


acariciadores que poner en labios mixtificadores
y no —

de la muerte.
Para ser de veras poetas
y no mixtiflcadores

alquimtstas del hay que tratar de tú e


verso —

los dos contrastes básicos de


Ie< vida: amor y
muerte. Y con ellos se encaró
Eepronceda victo-
riosamente. Ahí están perennes
para atestiguar-
lo esos 852 versos que bien valen otros tan-

eus
tos cipreses con que el poeta plantó


en éle-
ga prueba de desesperada querencia —
el cam-
posanto de Teresa. Y no desdicen en la
evocar
ción las bellísimas octavtllas
que el mismo poe-
ta puso en boca del "bello
cadáver" o mujer
que personifica a la muerte en aEl Diablo tMun-
do". Espigar fragmentos de
hermosura eximia
en la mies esproncediana es tarea
fácil y-gra-
ta. Pero no pretendo
empedrar de citas este
artículo.
EnEspronceda está to<ia ls lira: el suspiro,
la imprecación, el canto
jubilar, la meditación,
el ensueño, el
dolor, la tristeza. Como cantor
delamor' infortunado no tiene
rival en nuestra
poesía. El "Canto a Teresa" es superior al
"8ouvenír", de Musset, y se
empareja, en deco-
ro de forma y densidad de contenido
lírico, eon
aLe rímembrsnze",de Leopardi. El dolor y eil
amor fueron las alas que a más altura eleva.-
ron e. Esp<'onceda. 1Kss no
se debe
un intento sintético de
olvidar, en
valoiizarle el numen,
que cantó con más intensidad y verdad
qu nin-
gíín otro romántico español las desgracias de
Iberia. Fué un sincero patriota,
aunque atolon-
drado por el flujo y reflujo de los
tiempos na-
da gloriosos que le tocó vivir. El recuerdo "Los fusilamientos del dos de Mayo",
de por Goya
Esps<ña le atormenta en Londres, en Parbb en
Lisboa. Su oda "La entrada del invierno" ee ar-
ticula sobre el acorde fundamental de ía nos-
talgia de la Patria. 1Y hay elegía más bella en nuestra literatura efectivas y determittantes influencias que Esproncede, recibió de la
que aquella: poesía medieval espaí<ola y de algunos poetas del seiscientos. Gómez
I Cuán sogtarta la nación One os áia Manrique y el Romancero sin contar, además, a los cancioneros—

t<ot<tara teta<casa pentsr influyen poderosamente en la temática y en el ritmo de la poesía es-


proncediana. En la oda a Jarifa el reflejo manriqueno es tav< evi-
En Londres, y año de 1829, la rimó dente como en alguna de sus sesenstas. Ya el agudo <lon Juan Velera
Espronceda, y su lirismo y me-
lodía sorprenden más sún si se piensa que el cantor insinuó que en Eepronceda había un fondo ascético. iLa desilusión,
entonces no pesab-
aa de las veintiuna primaveras. Ardíale en el alma el dolor de el desengaño, el escarmiento, engendran en su obra reacciones
Es- que
paña como
cuando, años después, funde el bronce casi épico de su evocan una< autenticidad
hispánica de la más genuina estirpe. La lec-
oda al nDos de mayo". Aquí la (<<dignación es su musa. tura de los poetas andaluces del seiscientos sobre todo los de la es-
¡Con qué furia —

fustiga la cobardía y la bajeza de los españoles de su hora in- aciaga, cuela antequersna dejó en Espronceda huellas indelebles. (En el

capaces de continuar ta tarea libertadora de los héroes de la Inde- "Canto a Téresa" hay dos versos de la "Fábula del Gttnln, de Espino-
pendencia! Leyemlo esta poesía agólpanse sl. ánimo sentimientos e sa). La influencia de ls. poesía sexcentista vínole, acaso, a nuestro poe-
ideas de dolorosa vivencia actual. El ta por el magisterio de Lista. (De éste y de Alvarez Cienfuegos vínole
poeta arremete contra "los de
espíritu flaco y alta cuna" que habían motejado de canalla a los pa- también su casi vertical propender a las exclamaciones que frecuentan
triotas rebeldes, y estigmatiza de esclavos y afean su verso). Pero su
entronque con la poesía medieval es
ccntemporáneos

a sus

del rey abajo que habían llamado la francesa consecuencia indudable de afinidades personales. La labor crítica y
ayuda


en su a es-
pada y visto con ojos estíípidos a la soldadesca isíumbradora de una Feber o de un Durán debió calar muy hondo en
gala hollar lss tum-
bas sagradas de Daoíz y Velarde. Toda la poesía echa el ánimo de iEspronce<la. De no haber Atropos cortado el hilo de su
fuego de ira y
ruge de cólera. vida con tal presura, el cantor de la inmortalidad, ya serenado de
Fué Espronceda un colosal y atins<do innovador de la temática ambiciones ciegas, y con un certero rumbo lmcia el porvenir, habrís.
y la
métrica de su tiempo. Apenas si hay combinación rítmica o motivo madurado los frutos, un tanto ácidos, de su genio. Es torpe afirmar
inspirador en el romanticismo
que no hayan sido estrenados nor el que nuestro máximo poeta del ochocientos había eilcanzado ya el
vate extremenc< Dió la pauta del ritmo y de los temas a Zorrilla vértice de su numen. Treinta y cuatro años —
y ellos entre zozobras
y a
la Avellaneda. Y es que el progenitor de nuestro romanticismo lírico políticas, exilios y polémicas son estrecha perspectiva para verterse

áesentumeció a las musas castellanas de la snquilosis y la gelidez en en ella íntegro el hombre más vulgar, cuanto menos la varonía
vigo-
que yacían luzvadas. El canta el ensueño remoto de cautivas rosa y arzebs<tada de Espronceda. Por eso el Parnaso
español llorará
y piratas,
de héroes nebulosos, de cosacos en siempre con causa la temprana muerte de uno de eus más divinos ár-
galopada. El aborda por primera
en forma cades. El epíteto de malogrado nunca más exacto que adjetivando la
vez, y genial, la poetización un tanto anarquissnte del

mendigo, del reo de muerte, del verdugo. Y la palabra cobra en él egregia figum literaria de José Espronceda y Delgado. <Malogrado él
ritmos nuevos, se contuerce el período poético en valientes escorzos, y su "Diablo <Mundo", pero no mal logradas las joyas líricas que nos
la heteroritmis impera con su magia de insólitas sonoridades. Fondo dejó para quererle y admirarle mientras duren sobre la tierra almas
y forma uor usar una antítesis ya tópics

alcanzan, por obra v —


<tue sientan amor, dolor, tristeza, entusiasmo divino. O si con ím-
gracia de Espronceds, palingenesía salvadora. EI siglo romántico de petu aquilino se remonta a los cie-
nuestra lírioa plasma decisivamente en torno al núcleo vital de la los en busca de "imágenes de oro
obra esproncediana. lüo se ha dicho, por ejemplo, oue el más origi<nal bullidoras".

según los bsi>iecas de nuestros vates del ochocientos Bécquer-

Quédese para el biógrafo el re-


esniga casi todos eus temas en Esproneeda. Y, en cambio, la babe- cuento y narración de los trances
quía de la crítica epidérmica se ha parado cicateramente m escatimar existenciales deEspronceda. No
ortginalidad creadora a Espronceda. El fantasma de Byron aparece a me importa realidad menor y
esa
muchas miepías proyectándose en la obra del excelso lírico español. contradictozia que e ad a hombre
Pero nadie ha podido senalar tsxativamente el calco ni descubrir de carne y hueso aporta para <a
realmente la falsilla. El atuendo coincide, efecto <tuízá de la época, propia crónica de su tránsito poz
en ambos la tierra. Cuenten otros lo aue Es-
vates, pero el nuestro es mucho más lírico y menos épico
que el británico. Don Félix de Montemar no recuerda a ninauno de pronceda fué y no fué, puntuali-
los personsijes creados por el genial cantm de don Juan y zando fechas, datos, anécdotas, pe-
iMazzepa.
Espronceda patriota; Byron odia a Inglaterra; Espronceda sien-
es un ripecias. Todo tso se me antoja
te el amor y víctima; Buron se emboza siempre tnse su orgu-
es su adjetivo y pelicular. La categoría
llo aristocrático y desdeña a las mujeres, en las que sólo ve hem- substancial,. el Espronceda tras-
bras; Espronceda se solidariza con los desheredados de la suerte; cendido a esencia ejemplar y a
Bvron los mira con olímpico desprecio; Espronceda, aun presumien- pszadigms de poesía vive pezdu-
do a ratos de impío, se emociona cantando a la Virgen iMaría; Byron rablemente en eus versos, animán-
no sintió jamás la emoción dolos como el tuétano al hueso y la
religiosa. Y así pudiéramos seguir for-
mulando antítesis entre uno y otro genio. Ya dijo el inglés Church- savia al árbol.
man oue suponer plagio cn Kspronceda es un absurdo.

Y, en cambio, omiten las historias de la Literatura indagar las BARTOLOME MOSTAZA

La tumba del poeta

© Biblioteca Nacional de España


IND I
R U G G E R I

mundo islámico, y aunque los musulmanes


a India carecen de unidad de raza y de
gua tienen una homogeneidad espiritual que¡
s próximos acontecimientos de este país,
rá un peso mayor que la más numerosa,
amorfa, masa indú.
s indííes, aun en conflicto con los ideales
s instituciones del mundo moderno, aco-

n sin resistencia, gracias a una mayor.ze-


vidad, üs, dominación del 1mperío inglés.
ambio, los musulmanes habían formado,
el Imperio del Gran Mogol, la clase do-
nte; con los nuevos dueños perdieron po-
y riquezas, descendiendo al niveil de los hin-
que antes fueran sus súbditos. En virtud
ste forzado osmbío de posición, <así como
el auténtico e irreductible conflicto del es-
u islámico con el mundo moderno, la ópo-
n de los musulmanes de la India al dominio

s, a peisar de los acercamientos tempora-


motivadas por la aversión a los indúes, es
dura, coherente y peligrosa.
azá cubrir las necesidades de su inmensa
nistración, los ingleses han sentido la ne-
ad de disponer de una burguesía india
uesta a colaborar. La formación de una
meclia culta ha permitido a los ingleses
rmsción de una burocracia indígena, pero,
ismo tiempo, ha dilatado y fortificado la
ción a su dominio.
ra neutralizar este lado negativo, los in-

ses han tenido que instaurar en la India una

ica de equilibrio y de compromiso, por


que se inclinen naturalmente a la política
uño cle hierro hasta la brutalidad. Esta po-
lítica de contrapesos, practicada también en Pa-
lestina, ha obligado a Inglaterra a aproximar-
se a ls. minoria musulmana para mantener fre-
Templo indíi, en Colombo nada a la mayoría indú. Descle la inmediata
postguerra, cuando el incumplimiento de lss
promesas hechas por Lloyd George abrió los

L
OS iio.
priiximoc objetivo.. <le la acción gún un lugar común, el corazón iiel Imperio ojos ia los indios, las relaciones entre los tres
miliisr japonesa, la In<ha y Australia, inglés (para ningún Imperio <le la Historia factores, Inglaterra, musulmanes e indúes, han
smi <lc 'tal importancia y <le tal magni- ce ha forzado tanto a la sufrido frecuentes vscülaciones y oscilaciones.
fisiologfs como para
tu<l, y ectíín tan alejados entre sí y de las ba- i.teh Si ls Imlia es el corazón, y su forma se A veces, los musulmanes ss han aproximado a
ses ilc psrtiila,
que parece casi inconcebible los ingleses, pero tan sólo por oclio a los in-
aproxima efectivamente a la ile tsn preciosa
Restado Mayor esté en disposición de
<iue dúes, como ya se ha dicho, porque este odio
un
víscera, el msr Rojo y el Mediterráneo pueclen
proponírselos a un mismo tiempo. llamarse, con pe<fecto derecho, el cuello del era más antiguo y estaba más en su sangre
<Oonsi<lerando la futura Asia oriental como Imperio, un cuello pehgrosamente filiforme en' que el que sentías< hacia los dominadores.
una Federación de
pueblos asociados sl desti- ei cisnal de Suez. Pero hasta en los períodos de idilio, Ingla-
no
imperial del Japón, no se pueile suponer que Una lanzada al corazón y una vigorosa pre- terra ha estado siempre eilerta respecto a loc
i<ate quiera crear ñsotivos <le rozsniiento y de .ión en el cueillo podrían agarrotar el cuerpo niusulmanes, más dinámicos y peligrosos que
competenciii, enviando a sus colonos a los paí- <iel Imperio inglés, con las íiltimas contraccio- los secuaces cle Brahma. Inglaterra no podia ol-
ses <lel Pacífico sudocci<1ental lmbitados por gen- nes de un monstruo antediluviano, e, menos vidar que las provincias más musulmanas
tes asiáticas, ni que convenga al pueblo-guia, que, como'ocurre ciertos reptiles, no ten-
cou son las de la frontera noroeste, la única por
tanto para su prestigio como para el principio ga su vitalidad distribuída por todas partes. la que los ingleses pensaban que la India no
jerárquico que hz«de informar al nuevo siste- Mientras el instrumental quirúrgico japonés pocúa ser atacáda.
ma, el envio de mano de obra allf donde, en cam- se acerca al dcilta del sagrado Gangas, ocurre El problema indio muestra sez de naturale-
bio, será más conveniente distribuir técnicos pensar si el abceso indio habrá ya llegado in- za social más que políticas En ningún país del
y comerciantes. No es una hipótesis ein funda- teríozmsnte a su madurez. Para tener una idea mundo se hace una tan incpúdica ostentación de
mento pensar que, el terminar el conflict, íes apzoximacla de la magnitud de aquel depósito la riqueza, mientras cientos cle individuos caen
siete müllones de australianos emigren volunta- cle gentes que es la India, basta pensar que, extenuados por el hambre sobré el asfalto de
ria o fozzosamente a sus países de origen para con sus 306 millones de habitantes, supera, en Bombay y de Ostenta. La renta media anual
dejar el campo libre a los treinta millones de cuanto a población, a todos los países del mun- en la I<<día es de tres libras esterlinas por
campesinos que hoy no hallan medio de vicla do, incluyendo a Gluna. En la India vive ln sex- familia de cinco personas; la duración media
en el suelo de la vida es de 26 años y la mortalidad in-
nipón. Estos colonos constituirán ta parte del género humano y las tres cuartas
en Australia la defensa más eficaz del Sur clel partes de la población del Imperio inglés. Sólo fantil alcanza eÍl 13 por 100. Según el censo de
nuevo orden asiático. en el decenio 1921-1931, los indios ihaú aumen- 1931, el último del que se conocen los resul-
<La otra fum<te empresa que el Japón se dis- tado en mñlones, a pesar de las causas que
43 tados, resulta que eI 91 por 100 de los indios
pone a afrontar, la auténtica realidad s<ove- producen el país un índice de mortalidad que
en son ansilfabetos. Los ingleses justifican este
lesca de nuestros días, es la conquisf<a de la es el más elevado del globo. Las dos mayores tarito por ciento asegurando que la plebe, agrí-
India. El primer ministro, Togo, ha dicho que colectividades de la India, los indúes y los mu- cola su mayor parte, no necesita aprender
en
si la India no aprovecha esta ocasión para al- sulmanes cuentan, respectivssnente, con 260 y lo que luego le resultaría inútil. Además, la
canzar la índepend<mcis«, no hallará fácilmen- 90 millones de miembros. La colectif<idad mu- división en ~dicen negaría siempre a

te otra tan propicia para ello. La Ir<día es, se- suímassa es, con mucho, la más importante los más inteligentes la posibilidad de elevarse.

20
© Biblioteca Nacional de España
Lo cierto es que los ingleses,
que han emplea-
do, sobre todo, en gastos militares el dinero de
los contribuyentes indios, .no han afrontado
ja-
más en el país el colosal problema de la ins-
trucción primaria. Con tsl de que en los gran-
des centros urbanos existan escuelas para edu-
car a burocracia indigena que permite a
esa
los posos ingleses gobernar a 008 müllones de
hombres, lo demás nada importa.
El mayor obstáculo que se pone a cualquier
evolución política y social de las masas indias,
es siempre el vínculo neligioso. Jamás
ningu-
na religión ha esclavizado tan ferozmente los

espíritus como la de Brahma, con sus 1.700


Poi eso es ló-
castas y sus 0.000 ritos locales.
gico que los parias, los "intocables", se vean
atraídos por confesiones más igualitarias, tal
como el cristianismo y el islamismo. Gandín
Iha
atacado tan monstruoso edificio, pero con to-
da la cautela y sagacidad del antiguo abogado
del Tribunal <Supremo de Bombay, y limitán-
dose a la defensa de los parias. Nieihru se pre-
senta. como socialista, y ostenta su apartamien-
to de toda posición confesional; pero su actitud
se refleja en un estrecho círculo¡ si se piensa"
en la pavorosa inmensidad de las masas indias.
Los indúes continúan signándose devotamente
con el estiércol de las vacas sagradas
y, para I
hacer correr la sangre, basta el más modesto
signo de irreverencia musulmana hacia estos o

preciosos animales, que continúan paralizando


el tráfico de Calcuta o de Madrás cuando atra-
viesan perezosamente las calles. Los conflictos
religiosos son, a menudo, la máscara de los con-
flictossociales, pero Inglaterra ha acentuado Una manifestación de "independientes" indios en Bombay
siempre el aspecto religioso de estos choques
sangrientos para sacar la conclusión de que,
sin un gobierno fuerte, el suyo, el faz<atísmo .

sar que Gandhi y el gandlusmo tendrán una im- lss armas. Cuando Inglaterra quieza su sangre
llevaría a la India al esos. portancia menor de la que se cree. no es ímprobabüe despierten los recuer.
que se
Sir Stafford Cripps ha ido recíentemení!e Aprisionada entre el Occioente técnico y el dos de la guerra movida por los ingleses contra
sobre el tezreno a "examinar las posibilidades", Extremo Oriente qu!e está camino de serlo, la Turquía, estado islámico número uno¡de la su-
como se dice en la jerga burocrática, de una India no podrá encontrar su "ubi consistam" presión del Califato, oue durante tanto tiempo
constitución de la India en forma de "Dominion en el programa arcaico del 1ihatma. La "ciar- agitó violentamente a la India musulmana, y
extrema ratio", mientras el enemigo está a la ka", el telar de mano¡ símbolo del gaudihismo de las infinitas vejaciones británicas cometi-
puerta. La posición de "Dominion" no ha pa- y de la filosofía antimaquinista, resultará so- das contra los ázabes de Palestina y contra los
recido nunca deseablle a los nacionalistas. in- lamenííe un buen expediente polémico contra demás países islámicos.
dios, no sólo porque ella implica la pertenencia los ingleses y las industrias de Lancashire. panislamismo ofrece, desde luego, sobre
<El
al Imperio, sino también porque obligaría a Más preparados a aceptar un orden nuevo ellos atracción mayor que el panindianis-
una
la India a estabilizar sus relaciones con los están los musulmanes, en comparación con los mo. Una vasta insurrección musulmana, que
demás "Dominions" que cerraron altaneramen- indúes, 'y no dejará d!e tener importancia el se eorsiese por iSíría a Palestina, al Irak, al
te sus puertas emigrados indios. Rl iCon-
a los hecho <le que aquéllos, de mayor prestancia fí- Irán y a Arabia encontraria seguramente eco
greso, habiendo afirmado la independencia, ha sica, con mayores tradiciones mííítarea y em- en los musulmanes de la India.
superado ya espiritualmente esta concesión me- pujados a enrolarse 'en la pobreza¡ constituyen Los musulmanes tienen sus centros da re-
nor y condicionada.
Tampoco la constitución de el nervio de las tropas indigenas. Separados sistencia en el noroeste, d!e donde podría des-
"Dominion" estaría exenta de peligros para por los índúes del campo de la cultura¡ del co- cender el impulso ínsurz<eccional hacia el Este,
Inglaterra, dado que el Estatuto dle Westmíns- mercio y de la riquleza industrial, los musulma- hacia Bengala., donde los golpes que los japo-
ter concede a los "Dominions" la facultad de nes encuentran su revancíra en la profesión de neses se díspez<en a dar desde el extlerior, re
declararse neutrales cuando Inglaterra se ha- sonarán en los oídos de treinta millones de
lle en c< ntT<cto, e incluso la de emanciparse.de musulmanes. Es seguro que Sir,Stafford Cripps
la comunidad imperial. Queriendo arriesgar al- no llevaría en su cartera el algodón suficiente
gunas previsiones para el futuro, es lícito pen- Sydney, la gran ciudad de Australia para taparlos todoa

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la Ora,cien de f
atardecer es ls. hora. perfecta de Africa. talgias vuelan hacia loá años de juverrtud aui- que ante> raba en un minúsculo rectángulo de me-

Nnhes de llama, celajes violetas y matioes arribó


mnsa en que deeiclido a triunfqr a lss — —

ridianos y paralelas nuestra ansia, colonizadora


roa<s sobre 1 regfejo tvanqu>fo del Cufffo playas def Continente negro. Entonces, a pocos El Afmos. ecuatorial se cerraba para, la patria de
lv. tluimm, ni!entras arriba han(dsdas de f<ffómetros de Bata, babia un gran. cartel anun- ]os descubridores y los navegantes.
loros y fucsnes vuelan altas, cs<ntuo de los árbo- ciando s. Íos blancos que a partir de aquel punto Sóilo aquel gran pesuzzista. que se Ílam6 Joaqufn
l<á dvf bceque. no podfa responderse de ia vioh dal europeo... Costa, critic6 con dolor>tfa frase la medida clue con-
I.l rrf> i Í Í,i .lli . n ii Íi; u 1> r> lln;1 Iul'iui l'ero 6! luchó Tuvo que gana> palmo u palmo cmlia un litulo nobiliaiúo al firmante del vergon-
ri.«¡»iniinrm Í rnsr; n lla : I n:ii I rrcnos dc cultivo s. Ía selva. y a los pal)<anos; zoso l'nvto "Nosotros nos hemos quedado con Ío.
r> : I >, :(>,L n IQ 1>>. a <Í« I >H palments luvo 'd>sparar contra "ngui"
rlui/L el vori-
qu —

lilasones; Eranma, con los terntorios..."


la—, <luv rot>dal>a Hu fma»H en la noche, se vio Y sólo otvoPecfro Jover
español supo, a su
— —

obligado Q levantar toscas puentes de troncos, a U)s u B I a. l On>álttica. y


i«. ll>isfouR<ls., 'protesta>'
abrir trochas: pero hoy también onrie al Humav . «on la 18<18. del suici<1>o contra la triste obligación

!os ")amos dp q>un>no, q>ir ha tenldb qur in"emr que un msf destino le babia ims)uesto al ser nom-
en años i' ai>os <le voloniii. I.rwlo jefe <le Ía Comis>ón de fijac>ón de limites.

Aqu«llo r ra »1>LH rur rt Iuá. hon>to —

voncfuyv q.os t>empos llsn cnmf»sdo, por fortuna



u>ci. —

n ! (' i oca l' HUH <IÍQH (l '


fR>lg>L —.
Ho)' forro cs nlil rl l'Bclre Z., como cont>nuando mi hilo de pensa-
m« 108 a«r ni >lri i 0 .. ) IÍP>)ÍQH Hov, cal>Lic>RH ñÍcu tlRZL<188 llevan R
—.

f 0 l ilr (iv o<illf'il' . )<I ruiz>rvu . Li millsfiv- los mncones de Ía colom<H plantaciones de café o
«Ín cn>r 10, sl <rugir l>ov la carrvtvi» un rin Ic palmera <rc aceite roban a lo. selva. 1>rirmtivs
irimi n cari;a lo Ir . :>coa 'ic café, IH >mi»>clvrlcui . u espacio reservado sl gol'ifs o al búfalo...
li «x>gc nnn. sfirmsvi n rle desahogo. "E) verde i: Íi, mpos han cambiado
lo. sigue —

EH mio. Ys es>81>s. firpocupado Rl vc( u>>o !i«ién tome. por su lado, al oido ls cadena de mis
. noohecía y no llegalm .
osperanzns Hoy no H< —

rcs>gualda España a su-

; Ah' ..
; Horas r <i stav lccor en l<ata fren- friri Ll>l'1 nUCVR hl]USt>CIR
I 'L Url <rr:LI' rlc ni Lillul BH HQronscfo Pol' Lui r >Psgo Ef viejo coilomal mira hacia ef mer; tal vez ba-
dc tiburones y lore<lo po> I i neblina calienlc <1<'l r.>a las primeras esil'ellas que en ef cielo del Nor-
anoche«cid ... te svfislan el eamlno que conduce a, la Patr>a; ese
Cuando el -ol He ocnlta. Ía noche I,*sna rlems. io- camino <iuc hace ya nnrchos años no recorre ..

10 dc I r>sa m)ac>o violeta lel crepúsculo.


rl r Y pen ando en el trabajo y ls, fst>ga de su vida;
l'ronto lur:>rá hnvm l ogo y l'ovi. co el llrilfante cn las arrugas le su rostro envefec>do; en aquel
cuan)to dp Í:L C>uz Ir l g>lr, Padre qup entre los c6nt>cos de sus <1>scipufo* de-
Tui Sup(rioi «llvnlu,illriguss ver(la<1es
l'a<mr fú lle ar la muprfc lo. of>-
en pleno bosrlue; en
i Cn ñ<l>1 Ci» l <lu(hrr« l' ll<l. Ion(r))' Bc>U '1 lmi-
. c>ah .. y clesps de la lh>srdla <'olomal, quc a<for-
r<uv v>r! lligur la. >nt>vi>r u»>l<n) lioáquv n m con cuinros 'de elefante los mástiles «e Lus

Í,l vsf)C>' hnl«ÍC>l lo <ll>P Hu. i»""los dis(ÍIUIÍOH c>1- (ILmf»un(<IÍOH: Pn IlsclÍC>' Cl>t)CB<lo y Solo. ÍU<ÍIRU-
lci>al,u> —

u>lentr>l. :. Ol>l/iba —
hl iul«lóll H go- do con h fiebre cerca del fffambonf, lá mira la.
zosls riu il hahi <nseül<lu :i Hil garganlas; ls l,usen. armba la lustima y pide pava rl esfuerzo
r>nterior el premio rle seyuir !u«han<lo...
S>lenclo en la charfá <1e la terraza.
Ya, He i.eflpja en lss aguas civ la Í>aliia la. Cruz
<1el Suv
Ante su Signo católico y viafrlvo, la. oración su-
l>v sl cielo dc ls nocho como ut>a Í)url>uja tlu-
'lo>»1 (ls :

";Señor! Kspai>a .(Bhe colomzar; lo demostró


rn Hm!os ifp mcrribles ejemplos..."
"; Señ0)! EBlálr> 1 p><c<le coiouÍSR>'; sof»an co-
...

:aje y conchciones,i us hombres, ciue o<lisn !U


.

VÍ<la l'is pol' n>fe«Ll>ui>>


"; Señor'... Espsüu rlchv colonizar; n<casita mis
«amlm parn Hila en< rgias, >nits Hul erfime pala sus
.lunto un barco maderero se dispone
s lfogo, <si l';ene>ii. v lisies iu 18 IU> i >08 R sil v»ó f
('H(( psl
B los troncns que, formando balsas, se
csr "sr
>cr uietud"
llevaron a Hu costado, desde Ís msraiia de la Y nnestra vista imnf in:i >i Í i lvfu., máá s!f i. do
selva lejana

u '
ll»u>>l,r>1 l 'l'Cl( (l)CH . >1 g>SI«l>l Hof I C ('I :Ivu>i
'l'
' '
'.' i('l,ll»i ili;>l ál Pllt>P nul >ll'l ol1t'H llU<'i:l llÍO
(
:ll>ll V Í l' Í:l ui>'i"I 'l)l d(' l' ÍH'1 >L'in ('l'u/Qn :>-

»n m .
Iii

:iru.i Í, lv yuca 0 Iv v,ifi ll«g>ill


I u vu > r( I nl(L d iii. Icf;irr:ls f lul>l.i«>on
Si>l< rrr, u" N>vil(n; . Al :(lvgir. c Hr uyv
Evir i> t< Í ii>l>rún l I rncl r i>»uvuín los( n Ir
nl:i vi>ii>i i Í c,)mino, pvr cu) os l)ord«H —
cn>u
Las frozas gigantescas Hon llevadss hasta sus
t.r i l'Í.(- Íus 1 h
'

'.( Ul 0>'s n«H>us Q p'>HCI>l' <L :

hl.i<ir'\ H u . u. Lo«f>v«>tos 1« láu'>Lis phi- apilsderos a brazo; entre canciones y gritos,


I «l Í,l. los indigenss empujan fuera de ls selva Íos
horli 1 Íf:i < his I ls)ri. trol >ralv. <'r)rno troncos de Okume
.. h>>1 . «,> «l 1 csq>l« f>.ibia ) lo Iv>no>'>rudo hl tiir-
v n,i H>ni »o II ~
ir>8 "fnmlms" i' los tnrnhorvs
uul Ipiri f f i('Í. r( c>l>U> I (fu(' «( l'l lú '

n >ui>l<'I hl'ujo lll IÍgciu> quc


l '
ro n Íri .'(Ii, > n 1« llnui no llega, cl gr > t i ric cn tierra., lef ñluni —
lmcia '.ú ilancho —

lc quiso
"I nl Ívs't la. tertulia forma<f:i por UB- (lc cinc
y cn convvn«vi poiiiu tren-formar en nub«.

v
rircs mi.irmcros ) algún v>vjo «ofonmf~<> f>lti<nn Ef <olvnial tr mhu>n
) surcó>dos dos«mbe t>pos
cfru> Íad vris> vz>gv <lu la conversación Hr dcá- viejos Hsfila «el )nnlandeimo cnzaclor lle <'lelsn-
lirrr)lh cl v vz tnln Írvua <fue no llegue a pcviul ha> Ivs q>lc ya había nntrs «r>rrido (Í Amazonu>H frs-
m>10'"io (lv la I n«Pta rl sol llcsndo con caucho: i la cofmilli la con qur un
lqiiln r>>1! I:i.:i Ír. Ia ri )u. ><(ucl'loá: vl lq>- liuqrudvrmo ai riú un <liu . >1 vmntvv cn los
'

1>iko-
h;ll lo l . il V u)f( >iii )H Ic' Htarrcl;I vil lll l os cllllcnlc. Íel Sur...
l:uin :i. ;ii na. hn >mirlo un mal «Hlurro, y rii ;Tipos dv ra/a vi*ovoss!... ;Es> iml>as .i«tu>lcs
rl! r I iii' uu lli iii)l«:L '( z luc llas<i vn ln »1«- 'l' Conq>lis>BBOILS V Inlslonvi'Os!
lv(l vii im ii»can.o ie tivs 0 cualro mcsc. Unu Nuestra vs«nsa ezpcl icnc>a colonial nos llue u
Í,ui»1 ni;i I I uso rif borrlv <lv ÍL n>u«r>v. la memorio Siluetas como las que ls tertulia pn- —

EI l<l ir V lu> llcr<cu 10 ll>vr >uu(. hol)i. l t>p a lmiración y :llrgrc envidia recuer<hi l' ro —

i Í!. p( >)sal lu:IH po)' «1 1 08(i>l '. Sil . cr»- famb>én Í> noche, quc es fá«>f consejera rlr nos-
l l.lni linihu<1 ensat>cha Hni>. tvcho >cl
He i numH- tirlgias. cunu lc vn nnrstlo mterior Hu mandato
U(r rol r>o> »1< ntc hi. rlzs las cebe/ i~ quc roe> rle e«oc>lc>onv..
«u,r" u.lv h>ui>sra'Llc.c ; l)iis Ir lrnciivr, Í Oaouo, cfe Lerena' Tlv
Iei,lr /.
apli n icscir hace ni>os rn hono-
8< Qciuellos c. Imiiolcs dv minoría qur no e res>vnn-
r :i Ivn lo Ía conipl>cs lu. y H>m(pfp psicofogia in- ron a oi> i<1ar 'lvrpcl>cá quc vi Tratado dcl l'are!o
lil." n.i' :il 1 idion>n ric los balvngurá y <le Io. UOS l'( S( l'V:llá>
ill)ii i Í >. i vul,us y \i<' lo. «onlhrá, y sl Íu>- ,1 tus<<s ilius aclucllos otros dc llloo pn quc.
l l.ir i lmlos,
. lis I rlsus hrujpríris y 'dv su. umilas la L.cree>dad rle la Hepúbhcn vecina. con
.
upvrs>> llene para vl error fn gvnrrocidad
i n .
In retnltl<u> propia, . e concertó en l'aria nuestro
,» ofr ivia un homl rv n>sduro a ins >ruivsurn>H dv. poio Tractores... La escasez de mano de obra obliga
nn> «vi .llvr lad infantil LQ E)lá.iia 1 r ntonccs dccepc>onu fá y blan-
— a llevar hasta el bosque
monstruos, rue- estos
El vicfo colonial inmbi(n rev>>«voy(... Sus lios- da no s>.po o no cl>liso comprender Ia tlugulrn vos huéspedes del reino del elefante y el gorila

© Biblioteca Nacional de España


los cocoteros de Ltonoe. berna el
Norte, las costas de una ttei u
poblada de nombres casttllanos. Calabar Viejo, Rio del Rey
Y hacia el Sur, otras playas y otros
bosques.. El litoral gano.
nés, la desembocadura del Ogoué. el Cabo López Gonsalves
Nigeria nos darla los b azos que hoy nos faltan.
El Gabón el 'derecho a regir psis
un que fué nuestro
Y como una confinnac 6n de estos
sueftos, como una demos-
traci6n de ita capactttad ctvtlizadora le
España, mientras siguen
pasando, camino del puerto, tos vehlculcs cargados de mercaseis,
cantan en la Matón los mnos negros sus oraciones
aprendidas
ntan
ett el !dtoma dr nuestras vie!as ciudades y nuestros
nuca tos ue-
pue-
blos labtudores.'
En la misma lengua et que rezkbamor nosotros cuando nos
enseñaban a orar .

Shpaña *sbe, ñhmaña puede, Espafia debe encontrar junto sl


Ecuador el área que sus ezlgenclas de consusno
y su alma mt
sionera esperan oultivar mañana
";Señor! El recuerdo de Ics que trabajando, cantando o lu-

chando murieron nos impone ei deber de rec


er e I f ru t o de su
oger
servicio silencioso
'h gttentde, Seftor, nuestra oraol6n!.
El padre x. ya no sonrle; el padre Y. haa b a jau o a
preparar
sus bárt ulos de viaje para emprenííer un nuevo
recorndo; el viejo
colonial mtra hacia el mar, hacia el
camino si n rayas
o s condnce que

Una Patria para. la que son siempre conocidos los caminos del
msr. porque los han sabido navegar, lo largo de
v
siglos de gran-
deza sus apretatlas f 1 d

© Biblioteca Nacional de España


í4

'I

l' i,

© Biblioteca Nacional de España


lo que motivó que en las époc s turbulentas que
precedieron, a la subida al tro-
de Isabel, fuera lugar codiciddo por los' distintos
grupos en armas. Se
no

enarboló en sus muros la bandera de la rebelión en,


tiempos de Enrique IV.
Tiempos después pasó a poder de Fonseca, arzobispo de Sevilla, y después
a sus sobrinos,
yor muerte del arzobisyo; pero no hubo de pertenecerles mzz-
cho tíempo, porque los hombres de Medina, hartos 'del trato que recibían, le
yusieron cerco en, 1473, ayudados yor el codicioso y temible alcaide de Cas-
tronuño; pero antes de lograr la rendición, llegó el dnqzic de Alba ron sus
gentes, destrozando el cerco y ocupando la
fortaleza. Dos rnios despziés se
celebró en
Segovia el coronavriento de los
Reyes Católicos, y cl rle Alba les
ofreció como tzñbuto aquella imponente fortaleza.
Isabel y su l+j a doña Juana vivieron loigo tienzyo en el rerinto nvivrri-
llado de la Mota, y los modeznos historiadores
nfirmnn que fué allí i>l>sirio,
y no en el convento de Santa María la Reril, donde la ejemplar Reina entregó
su alma a Dios.
En estos días ha celebzadó
España la entrega que el Caudillo hace de
este recinto a las mujeres de la
Falaz,ge. Hace tres años, la Sección Fezne-
nina se congregó al yie de nquellos muros
para oír la voz del Vencedor de
las batallas, cuando el eco del cañón
parecía resonar añin, después de heroica
y sangrienta lucha. Fué entonces cuando el Caudillo condecoró el ejemplar
comportamiento de las camaradas falangistas, y yor primera vez se impuso la
«Y» en recuerdo y para mayor gloria de la noble Reina. AlH iniszno se realizó
aquella simbólica ofrenda de los frutos de España bajo un sol de primavera
que daba al paisaje mayor gracia y colorido,
Y fué entonces cuando el Caudillo dijo: iYo haré
que en estos vetustos
muros se
forje la primera escuela de las Secciones Femeninas, donde se
prepare a las mujeres al conj uro y al recnerrlo de nrpiclln Reizzrz e1ezzzplazi
de aquella mujer subhme, que marcó de un modo solemne los den oleros
para
Españia».
Han transcuzrido sólo tres años, añios
difíciles de postguerrn. y lrr, pa- El Caudillo habla a las camaradas de lu Sección yenzenina
labra del Caudillo se ve cumylida. No podía encontrrwse un
logra mrís in-
dicado que reziniera znejores condiciones y tuviese uzz
szgnifirndo trni exacto
cozno este monumento de nziestza
Historia, emplazado en el almn de Castilla,
mirnndo al cielo y dominnnrlo ln tierra, y entre aquellos muros
que supieron
los sufzñmientos de la Reina en los zíltivzos en>os de su virla,
yodián las muj e-
res de hoy entender laau
mej or lo que la suya propia. ha de ser y todo (o que re-
presenta para el futzno de Ins generaciones que sueñian; «por Espnzin hacia
Dios».
El viajero que ahoza recorra en el tren, el cnznino rle llqedinn, bnlnrí zisto
cómo aquellos muros de los que se tiene noticias ya en 1441 —, ciega sir1>ri-

ficación, histórica no se le oczdta, recobran artualidnrl, snlicndo de aquel


letargo triste y silencioso en que se vieron envueltos al compiís de la deca-
dencia espa>gola, y sus almenas sientinz otra vez la crnicia
majestuosa de z

gallardetes 'y banderas flotando,al caprichoso viento de la llanura... L

JUAN JOSE Ei'SPINOSA

© Biblioteca Nacional de España


i. siglo xix tuvo eu "cuestión de sidad como a presiones y maniobras ex- co depreponderancia. La proximidad a
Imperio turco se le
Oriente". Al teríores. la rica zona petrolífera de esta región,

llamaba, con el gusto retórico pri- El interés de los vencedores de la gue- sitiuada en la encrucijada de Euzopa,
vativo de la diploma.cia de la época, 'el rra dejó de refiejarse en 'los Balcanes Asia y Africa, ha sido un objetivo per-
hombre enfermo", pero en realidad era porque ya no había por allí enemigos severantemente perseguido desde 1918,
algo peor que un Estado afectado por considerables a los que vigilar y, sobre y en el que Inglaterra ha procurado lle-
una enfermedad; era. un cadáver, cuya todo, por una razón que creemos funda- var siempre la voz cantante. La crea-

avanzad a descomposición amenazaba mental y que habrá de distinguir en el .ción de los Mandatos internacionales,
constantemente con gangrenar y enve- futuro la guerra actual de la guerra pa- tan de acuerdo con el fariseísmo de ~la
nenar las relaciones entre los Gobiinvios sada. La cordiagración de 1914-1918 se Sociedad de Naciones, no tuvo quizá
europeos. Desde la Conferencia de París originó esencialmente, s, nuestro enten- otra finalida que lograr esa aproxi-
de 1856, gran parte de los esfuerzos y dler, por una oposición germano-britá- mación.
de la actividad de las Cancillerías eu- nica en la lucha por la conquista de los política árabe, tan activamente se-
La
ropeas fueron dedicados a procurar una mercados. La guerra actual que es con-

guida por él Imperio alemán antes de


asimil~ación pacífica de la herencia turca. secuencia de una trayectoria política 1914, requería, una vez terminada la
Hasta la guerra de 1914, decir balcámco aparecida al día siguiente de firmarse el guerra, un urgente correctivo en benefi-
era nombrar al demonio, y no se encon- armisticio es, ante todo, una lucha por

cio de los vencedores. El establecimiento


traba mejor término de comparación las regiones productoras de materias de une, espesa red de infiuencias y de me-
psaa esta desgraciada región que el del primas esenciales. Creemos que la distin- dliatizaciones, que se basaba en Egipto y
barril de pólvora con la mecha ardiendo. ción está establecida con claridad, y si en Palestina, y que se extendía isl Irán y
El finsl de la guerra pasada., al producir se reflexiona sobre todos los fenómenos al Irak, dió una vez más la prünacía a
la desaparición del Imperio Austro-Hún- confiuyentes en esta guerra, habrá que Inglaterra, que no comi'mtió que Fran-
garo, y la caída de Rusia en el caos bol- convenir en la certeza de esta afirma- cia sacase excesivos benefioios de su
chevique, suprimió dos de las causas ción. Claro es que estos rasgos distinti- mandato en Siria. La U. R. S. S. no era
más importantes de agitación en esa co- vos no son únicos, pero sí principales, y, todavía una potencia, sino sólo uns, masa
marca, aunque los sordos rumores sub- desde luego, los que tienen una significa- ígnea en período de formación, que no
terráneos de aquellas tierras espiritual- ción más acusada. ~ntaba mas que un debil peligro
mente volcánicas no cesaron en absolu- Este cambio de tendencia de la polí- para aquellos que estuviesen cerca de
to, porque tampoco habían cesade todas tica internacional de los grandes Esta- sus.fronteras. Todo miaba, pues, perfec-
las causas de incomodidad. dos es una de las causas principales de tamente preparado para establecer, al
De todas maneras, el progresivo des- que las actividades que un día se con- lado de las bases militares que garanti-
interés de las principales potencias por centraron sobre los Balcanes, considera- zabsn la ruta de la India Gilbraltar,

los países balcánicos trajo, como deci- dos entonces como factor político de Malta, Suez, etc.—, una serie de etapas
mos, una relativa tranquilidad a éstos, equilibrio, se hayan dirigido luego más petrolíferas que proporcionasen a la Flo-
ya que buena parte de sus turbulencias hacia el Este, hacia el Oriente Medio, ta británica el necesario combustible.
se debían no tanto a su natural belico- considerado ahora como factor económi- La guerra actual, que empezó en Dant-

© Biblioteca Nacional de España


zig,ha ido evolucio-
nando de manera cu-
riosísima, hasta que
el Oriente Medio se
ha convertido en su
o b jetivo trascenden-

tal. Hagamos a b s-
tracción aqui de esa

posible guerra inter-


continental de Euro-
pa con América, tema
predilecto de los es-
trategas de café, y
parecerá entonces se-
guro que la decisión
de la contienda, en lo
que al viejo mundo se
refiere, habrá de bus-
vasta ex-
carse en esa

tensión que llega de


Rusüa a Arabia y de
Egipto a la frontera
de la India. Ingleses
y balcheviques inten-
tanconvertir ese
enorme espacio en un

bastión inexpugnable, Í

en el que las posicio-

nes deben ser defen-

didas una a una. Lcs


atacantes Alemama, Italia, el Japón—

teamiento de la operación, no por gigan- cera, más problemática y dificult;osa,


acuden desde todos los puntos del hori- tesco, deja de ser muy favorable.
zonte para proceder al asalto de la for-
parte de Birmania y atra.viese ls. Indüa
La campaña del Este es, en los mÍo-
para converger también con las ante-
taleza. Todas las grandes operaciones mentos actuales, no tanto un esfuerzo riores.
míhtares que se prevén para estos meÍ para arrojar a los rojos tras los Urales,
ses próximos, tan llenos de
Impútesenos si se quiere exceso de
posibülida- cozno una tendencia a
penetrar en el Cáu- fantasía; pero desde 1939 hemos visto
des si se exceptúa quizá, un posible

caso. El día que todas las cosas soviéti-


tantas maravillas que debemos estar ya
ataque a Auistralia—., convergen más o cas del Mar Negro estén en
poder del curados de espantos. Todo lo que más
menos directaznente hacia ese gran ob- Reich y de sus aláados, Turquía podrá es- arriba se apunta podrá ser dificil, e in-
jeÍüívo finaL Para que esos proyectos tudlíar con más objetividad su línea de cluso podrá no realizarse, pero no podrá
puedan convertirse en realidades, ha- conducta que en los momentos actuales, ser considerada como
brán de reaÍíízarse los mayores sacri-
nunca
imposible.
en que tantos
y tan contrapuestos peli- Recuérdese que, salvo los lejanos ya-
ficios y los más grandes esfuerzos, por- gros la cercan. Esta ílecha a través del cimientos americanos, no le queda a In-
que hemos de recanocer, con ánimo sin- Cáucaso es la primera de las que amena-
glaterra y a la U. R. S. S. más reserva
cero y esforzado, las numerosas
pasibi- zan el Oriente Medio. La
segunda, parte petrolífera que la que en esos territo-
lidades de las atacados; pero también de esa Libia tan heroicamente
regada rios existe, y que su ocupación por el ad-
hemos de tener la más absoluta con- con generosa sangre ítalo-germana, y versario traería consigo un inmediato
fianza en los resultados, porque el plan- tiene su objetivo natural en Suez. La ter-
colapso total del Ejército rojo y una casi
completa paralización
d el instrumento de
'Í defensa imperial bri-
tánico. Añádase a ello
la inutilización d e l
Golfo Pérsico y del
Mar Roio como v>a
j', Í-,' de suministros norte-
americana y conside-
remos si tan enormes
resultados no son dig-
nos de los mayores

sacrificios.
Los países total>ta-
rios en guerra tienen
eíemenitos suficientes
para acometer la em-
presa, y desde la inÍ-
ciación de la campa-
ña han demostrado
Ílli»g,, hasta la saciedad que
no es la timidez el
seni.imiento que ins-
pira sus acciones. Por
ello hemos de ver
c ó m o se lanzan al
asalto del último re-
ducto enemigo.

27
© Biblioteca Nacional de España
E ha hablado un poco precipitada- tinuado victoriosamente impulsada por los uo implácable de la. primavera en Rusia
alemanes e italianos. intentaba ser olvidadó pará-achacar a for-
mente de la suerte que la primave-
taleza comunista lo que'erá un compás
'

ra podía marcar en la acción de las


Sin embargo, en el inmenso frente que
desde Murmansk a Crimea corta como una de espera impuesto por el tiempo. Y, a
armas, sin tener en cuenta que, a excep- en líneas
ción de su relativa influencia para el tan- gigantesca vértebra el cuerpo coIosal de la pesar de todo..., 'examinemos,;
Rusia soviética, la primavera-no' podía generales, y sin referirnos exclusivamente
teo y la observación inicial en los'frerites
traer a la batalla un ritmo tan febril como a su fijaciónsobre 'el mapa, lo que hs ocu-
de Rusia, en las restantes líneas de la
es un factor tan el que planean los tácticos de casino o los rrido esta prtmavera sobre et inmenso pla-
gran batalla él tiempo no la no de lá batalla universal.
dominante y exclusivo como en las tieiras estrategas de bar. El. largo. sueño bajo
nieve 'no resuelve los aúgurios de
del Este europeo. Con lluvias torrencia;
se con

los tontos, sino con una rigidez' física que LA BATALLA fía KERGH
les, pero embebidas rápidamente por
un

suelo sediento durante meses enteros, funde toda la atormentada faz del invierno '

Citaba órgullosamente el Führer en. su


.

un inmenso 1o-
avanzan los japoneses por Birmania y, lo para convertir la tierra-en '
más grave, en dirección dazal, para desbordar los ríos, para des- último, discurso ante el Reichstág lá 'bra-
que es muchísimo ríurante
vura y el aguante de só1dados
truir y arrollar vertiginosamerrte las obras
sus
a la India. Con fuertes. tempestades,
la
de coneolidación y de. tránsito emprendí'- uno. de los inviernos más rigurosos.'que se;
acción de patrullas y de golpes de mano

ha con- das por zapadores y pontoueros. Este sig- recuerdan en'Rusia..Con ellus,-los voluntaz
en el fi'ente occidental de Egipto.

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Descargando víveres de un nuÍn. In> )<Íci c il)a. ;t cr)t.
buque italiano en Africa sep-
tar toda las lincas il( rc-
tentrional
plicgnc y.. i l)rc f >ii(i, l«
;Iviftntlhiniir't>f<i, y, f)iir
con > t)icnfc, h< n>ct"
rios de los demás países m a .,t <1 C iii:t n i< ii ir;i rli I
europeos han puesto en
l)j((rcifri :>le>n:it> ilnc<hi».i
la interminable y helada
1< nIct (c(l <lcl Íni tcl'n
trinchera. de Rusia la voz
<l<' li)s .
ilihnl >
nijii . Sc
y Ia decisión anticomu- rccfificii h> li»c> p:<r:<
nista.
;ipi i;irh( si l<rc iírf>i<.
IA costa de qué precir> i'li(I<i., nin»fniicnrlo,
dc sRncvc v dc nIatc<'Íal
unii y r fr i ht Ii) rlc liis
fneron obtenidas las infil-
ri is, Iris tr:in>1>rilinc v C:i-
t>;tc>unes conlunist;Is cit
i)cz t (Ic i>ttcnfc nccc st"
t>c !Rs ;unplias zonRs del
ri)s. Si 'c >tris rlicc <fuc
frente? Cuando el invier-
c tc rcplicgnc liinifn<ll).
no
sorprendió audazmen- cl
te lanzadas hacia objeti-
cn
rfiir: rfncilr> inf(tcf,i
fnila ht l't>r r>ni >n:>ni< iht'C-
vos lejanos a las divisio-
rl< I I) j<t> ml ) ;tlcm;ín,
nes acorazadas más Iner-
cr:t cl pr l) '. ifi> ilc ?)Ins-
tes, Ios generales soviéti-
'ií rrlc' I.r))trlt'cs. n 1 fe<I-
cos
gozaron por primera I>'<')11nv nnÍ I C<nrrh<
'

vez una ilus>ón. victori<>-


(file
s<)<1<cÍ> t>nft' ctn('fanfc
sa. Si, efectivamente. Iao
in 'cnnirlarl
d>VÍs>oncs nl;ts Ivanza.—
lic In rfi>c Ii:i si<I(i, c»
das, con sns flancos so-
rfi;< h> I < ra, cl it>-
nlct<cios
.

a, unR
pi'csÍÓR vtt'I n!l. ('<nl)ÍC/<t I <I It
con fÍnua, Il>s>s tÍ >n cl1
irlca h( ft>l »rat>fc 1>r<fnlh<
mantener su
puntal rlc
rlc lxcrch f i>nvi(nc nr
CRngua<d>R cn cl nlÍsn1<)
l)l'> <I('t' <1(' i io(R hi int i)()1'-
límite alcanzado, la de-
faiicni (lc ( sla Imf;ilhi, ni)
rrota era segura Ln
ya sr'ilri rl<
.

IC cl pnnt i rlc
Londres y en Wt áshin-
ton se esperó que tan ter-
ca decisión fuera tomada
In cnicros alemanes en el
por el Alf.o liando alc- frente de Rusia

© Biblioteca Nacional de España


durante cinco
vista estratégico, como quean
ba..e de ulteriores e meses el paso hac>a la

importantísimas fases, R u s i a septentrional.


sino como expresión Tan pronto como el
táctica completísima. hielo comenzó a res-

st, l>1 >ll> l>C> l(trllco ale quebrajarse, los con-

m:ii> ni ital>ano, ni si- r voyes bmtamcos m-

silo litis>n >S OI'- tentaron —

esto es cier-
q>IICI'il
g ilits>nt)s r)f>c>(lso to —

aproximarse en

haliían rle afir- ayuda de aliados


sus
rlcjarln
In'll(ll>c, LR>1 loro>1 L(t
soviéticos. 'El tonela-
comr> cl ticmpri alivia- je que hemos perdido
r<i In ilnrezn, rlc la rlc- en el Artico es menor

f"nsii a. Ias secciones que el que ha llegadi>


i>l('.>Ii'>11 Is I >ll>la>las a su destino", ha con-
y
entrarían al asalto cn fesado el señor Chur-
Crimca Fs rlecir, rluc chill. Lxfo es la declara-
cl firrq>' itri estaf>a fir- ción tan extraorrlina-
llIt.'llIC>it.c cxf)ticst(t, riamente amplia como
Ios ovicts no se han para permitir a los so-
llnmnrlri a cnp año cii viets unas esperanzas
cata r>cnsir>n EI día S desmesuradas. Queda
<1c mayi> comcnzri cti el camino a través del
il>IR PXLC>1. I<)ii <IC ..1 I golfo Pérsico. el Irán
1<i liímctros la estre- v el Cáucaso. Es la ru-

chez riel campo rle ha- ta, clue debieron haber

tnll;1no f)c> lllitc ll>i seguiclo los norteame-


(lc. Iilicgne mavor cl ricanos..., si el S de di-
:itsrlitc frontal so1>rc ciembre de rq41 no
nn sistema rle fortili- hiibiern ocnrrido la ca-
C ;1 C I () Il C s C .C C el C lit. C téstrofe cle Pearl Har-
B>trantc casi una se- bour. Cayó después to-
111<ill:l. Ia (IC
ivl Iclóll do el sistema defensi-
:ioal t() i 1<> <>rtillería tll- vo británico, clesde
vicrr)n qu(' riltl ii br('- Hong-I<ong a Sin<'a-
(.ns n las rlivisir>nes, en pur, v el norteamerica-
n>crliri rlc nns huraca- no. desrle Gnan a Fílí-
»:iils ncci(ín rle hom- pillas, y pot llltnuo.
l>ar(leo. I.l fabulos(t las Inclias nem lande-
Lrinchcr(>n rle <liez mc- sas pasaron a formar
tros ilc profun<liclad, parte del Imperio ja-
llama<lo el "foso de los ponés. En aquel ende-
moniado mundo de la
v ln. ciurlarl cle If crch batalla, a saltos sobre
cavo cn pocler cle los islas y archipiélagos.
alcmanc. v ruliin11os alemanes en cl Este el paso de los convo-
Al otro lsdo <lel mi- yes hacia el golfo Pér-
néíscnlo estrecho est i sico era difícil, y si al-
el petrólc<>... Mny guno se decidía a sal-
pro>l Lo p o rl r 'í n s e r var los caminos. Ia an-

finestns n prueba las gustiada mano inglesa


recientes palabras <lel en la India le reclama-
scñinr Chnrchill sobre ba para sí y el carga-
ln Rynrla 1>(<lica que ha mento terminaba en
sirio prestada al comn- Ceilán. Lo que consi-
ll>Solo
poi' l,ls 'fin;ll>7RS guió llegar desde el
anglovanqnis. "Miles nolfo Pérsico hasta el
rlc tanques y de Cáucaso. a través de la.
aviones", ha. clicho el feroz meseta iraniana.
pldlilci i>1>11>stto ill- ha tenido que emplear-
glés Nris<itros preferi- se exclusivamente en

mos creerlo. sin atre- la defensa del petróleo,


vcrniis a escurlriñarlo porque el invierno
mucho, porque lo que cierra las comunicacio-
resulta incluclable es nes fluviales hacia el
que los caminos cle interior de Rusia y el
svituallmniento a la sistema ferroviario no
U. R. S. S, son tan es suficiente para
limitados v tan cono- mantener el avitualla-
cidos, que no permiten miento dc, un frente
grancles secreto a la tan enorme.
hora de la navegación.
División japonesa marcha hacia la India LA BATALLA DEL
I.os caminos del Ar- en

MAR DEL CORAL


tico hacia Mnrmansk..
han permanecido ce- Durante meses y

riaclos a la ayuda. no ñnicamencc por los submarin<is alema- craso años enteros —

se discutiré el resultado de la batalla


nes hecho que, en unas rutas tan reduciclas. era por sí solo

Iiaval sostenicla en las a uas del mar del Coral, al Este del

suficiente—, sino por los enormes témpanos de hielo que blo- Continente australiano Ambos contendientes discuten sus

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listas de tonelaje huneiido y, sob todo, taleza <le la isla del. Corregidor, cortaban traliano, parece un poco aventurado acep-
las int nciones estratégicas que g .iaban la salida de la magrífica base de Ma- tar suposición norteamericana de un
la
a ambas flotas en el ..omento de av atar- .:>M,.
plan impremeditado sobre Australia. En
se entre Nueva Guin~a
y Australia. Al mismo tiempo asegura Tokio —

la —
dirección Noroeste-Sureste, el "eje de
Desde luego, los japoneses sou exac- flota americana tenía, orden de tantear con
'

marcha" llamésmole asíno del dominio


tamente precisos en sus referencias, mien- sus unidades


ligeras la solidez de las de- japonés sobre Oceanla no está todavía
tras la Secretaría de la Marina norteame- fensas costeras que ha tenido que impro- terminado y, por tai.to, el asa.lto hacia
ricana ha limitado a, dar, ci»i escasoo
se visar el.japón en sus recientes y nurnero- Australia hubiera supuesto en el momen-
datos, una lista de triunfos. La pre"i ir>n sas conquistas insulares. Corregidor ha to de la batalla del mar del Coral, acaso
japonesa, por una parte, y por o'.ra la caído en
poder de los nipones y ni un una fase excesivamente apresurada.

4k i„
-«>aé'g

Unidad de la iriarina italiana al asalto de ana formación enemiga en el stediterróneo

confirmación que ha, tenido sus anterio- solo desembarco norteamericano ha mar- Manila está ya en poder de los japone-
res y continuados éxitos, inclina la opi- cado su seflal sobre los dominios japo- ses de una manera absoluta <lespnés de la
nión mundial hacia ias afirmaciones de Il eses caída de Corregidor, y todas las posibi-
Tokio. Esto ya es iinportante a la hora de lidades hacia el lnrlicn entran en un mo-
Con relación a las intenciones es- juzgar la batalla reciente. mento inmediato. c Ceilán? Lo más pro-
tratégicas de los combatientes, las discu- Los yanquis afirman que se intenta1>a l>able es que la accii>n aérea s»1>rc esta is-
siones entre una y otra propaganda conti- un desembarco cn Australia.. Acas,> sea la y el avance sol>rc la, frontera indohir-
núan irreconciliables. vertlad tal intención, aunque hasta el mo- nlan;l
nlarquen una etapa prríxima. f>I icn-
Según los japoneses, la flota norteame- mento el plan japonés parecía ser el dc tras tarto, Chang-í<a>-Chal< ha visto cor-
ricana intentaba acudir en socorro de las bloqueo total desde i. las y archipiélagos tada cn todas direcciones su ruta de avi-
escasas fuerzas nortean ericanas cercanos a Australia. Sin decidir aún la tualla>r.iento. Ida caído Man<lalay, y las
que com-
batían todavía en Filipinas y, sobre todo, suerte de Port Moresby, la base más im- úlltimas noticias seflalan que las patrullas
de las que. parapetadae en la enorme for- portante frente al colosal territorio aus- japonesas pisan territorio indio. Esto es

31
© Biblioteca Nacional de España
suf <cien]c paTS Un pl'o de la flota y de las ba-
nóstico cercano. ses inglesas, en las
amplias singladuras a

EL MEDITE-
lo largo de todo el
Atlántico, la entereza
RBANEQ
y la iniciativa fascis-
tlnii <le s pec- 1< " t proclaman
a s s u s

tácnlos más heroica- consignas.


nlcntc lnanlcnldns a 10
Mientras escribimos
lar o rle la c)mflagra- estas líneas, los fra-
ci<>n, ha si<]r> CI <lc la ternos soldados italo-
iVlarjna v Ia Aviación alemanes c!el bravo

italianas s<ilire el lcfe- general Rolnmel, en

inesperado avance de
'lll.rl'I"I('00. l'.l g]OI IOSO
tr.',il <Ic durísima lucha, sitian
])ll) t), v

rin«c n<i ha tar<la<l<i


To1>rulc y devuelven
a la Cirenaica la pri-
nlilCh«('n <llil' 'OC f< i>-
mera actualidad de la
t)s .' Iirc cl m;lr l<i<>-
I.:1 batalla.
Il ) ii]ton;1. '

i i<ic afil'nlan qnc En el Día del Impe-


un<I

ll<'ICI)ill ll o>'t(.' In)cl'ti ;<-


rio un avión italiano
O<l II)tel>ti<l>i Cntl n
llevó a las poblaciones
Cn
I l VII«litrrr de Etiopía octavillas
inc<i para
rcl< Ia
con la seguridad del
v;lr :i C. T»a<Ira
in«lc Una avanzada de] trente lta]iano C]renatca I.riunfo. Con la espe-
cxccsivamen-
a, cn

ranza radiante de la
tc qn< liranta<la...
hf :>r:i) ll] i ) i t c- paz romana que retor-
'>n. I.n <l c 'rnn-
nará. Con la esperanza tam-
<1( Iia < c 1 ri(:ínir:I. 1>ién de toda la Patria espa.—
)l c Vl l:i](;i y R l< j:i n- ñola, que la intuye desde el
<II'lli 00 tic>>CO pun—
fondo más fraterno de su alma
<IC nacional v latina.
10 reposo. Los
,iri< ncc <lc I<s;iltn L fb
iinlilin«c v Iilcma-
Ii i' Ij i <I n 1> (' n (' n hl
:i]:ir>no y cl inr< n-
<]ii) <1(' nn I nuincl 'I
«in tinna<la sn-

Iirc lnnl os pnnt<ic


<lc ap<q 0 —

esp< cial-
mcntc cobre cl pri-
mer« —,
quc pncdc
<lc cirsc qnc, prícti-
cam entec, la scgi>rí-
<ln<l nlivnl sobre La
Va l ct t a v I n s m u c.—
]l< c <I< Alejandría
n) i ex>SÍ C.

S«hrc liis <1ccier-


tos mnrn)líricos, la
actnnciún <lc las p(i-
]rollas .ermnnr ita-

lianas prosiguen
cnn nn ) i '
1 cxtl,<"
OTdln,n ÍO 1' C>ll cl,'IT
punto <1c reposo a

Ins
servicios lon>s-
ticos británicos. Re-
cientemente se cfec-
tnn sobre nn < rnn

ilepósitn uno rle lnc


g«lpcs dc m:inn m:ís
nurlaccc quc rcrncr-
<la lo. ncrra. Dec-

r mharcaclns
por va- Soldados italianos en e] frente de Africa
1 1 0 s ;Iv>nocs d c
hnmliardc<i nn con-
, i<lcrahle ni>mero <le peli )]once, ;1])l'ovc- i]uc regresaron sin otro incidente que una
chanclo la noche, llegaron en pleno de- acciiín entre la escolta y un grupo atacan-
sicr]0. a un i antcsco de pi)sito de gaso- te. Todo el clepósito de gasohna quedó

lii>a. Tras una accinn rapid ísinla. ct)n]i s. cl pcl'<lid« pal'a. Ios lnglcscs.
<IC n;u<ll;l, llbT>C> On los clcpilsi- italia mantiene gloriosamente el cs-
l'OC>p<l
tiis, c<m c] fin cle evitar c 1 lucen<110. quc fuevzn de sus soldaclos. Sol>re los carn-
llnmaria la atcnc i<in <le los cercanos pues- pos <le Ru ia, en el desierto. en la misión
tns in lc C volvieron a sus aparatos, .
<le vigilancia v hosti aluiento continuo
y

FOTOGRAFIAS DE GUERRA DE LOS FRENTES ITAI IANOS

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UERRA EN EL DESIERTO

© Biblioteca Nacional de España


© Biblioteca Nacional de España
GUERRA EN EL DESIERTO

© Biblioteca Nacional de España


estragos en carros y ocas. Desde este pun-
to de vista de los "florines", que Juliana,
como todos los holandeses, tiene siempre
en cuenta, todo marcha perfectamente:

Holanda¡ a pesar de las incertidumbres


do la situación política y econ6mica eu-
ropea, rigue siendo un pais floreciente que
exuda grasa por todos los poros; Java,
a pesar de los manejos de ciertos agita-

dores, continúa siendo una pingüe y fruc-


tffera vaca lechera; las grandes socieda-
des an6nimas angloho!sndesas que ope-
ran en el Zxtrem.o Oriente con el petró-
leo y la goma, con Ia caña de azúcar y el
estaño.en Insulindia, continúan, a pesar
de todos los rumores de crisis, repartien-
do dividendos pasables. Aef, pues, sigue
funcionando ese admirable or<ienamiento
del mundo en base al cual el trabajo y
el sudor de mt!lenes de malayos que se fa-
tigan en lejanos países bajo el sol de los
trópicos, son utilizadoe de manera que
aseguren a su pueblo la facilidad de vi-
da y a ella¡ a "Julcntje", una de las co-
ronas más c6modas del mundo. En estas
condiciones, 1 qué mejor puede hacer ella,
"Julantje", que disfrutar unes vacacio-
nes c6n su marido?
Y el público del Lido que, como todos
los públicos, tiene gran interés pzr las
testas coronadas¡mira¡al pasar¡ a la pa-
reja de prínciyes que toma el sol ante
su caseta, o oue está recostada sobre unos
almohadones a la somrbra de los grandes
toldos listados, y dice con el tono de
quién hace un elogio:.
.— ! íjué sencilla es la princesa Juliana! ;

tanto ella como el prcncipe yurecen unos


burgueses...

EI juicio del público del Lido, juicio


pronunciado unánimemente en aquel
agosto de 1938, que hoy parece ya tan
lejano, acertaba más de cuanto podfa sos-
pecharse; expresaba no s6!o el carácter
de los príncipes, huéspedes entonces de
la playa sdr!át!rs sino e! carácter de
u rncsmo pzzs, de sus avatares historc-
cos, de política secular. Por el hilo de
su

uquel juicio podía irse hasta muy Cejes


en busca de los orígenes de la fortuna de
Holanda y de la dinastía de "Ju!antje".
Paí. burgués, Holancla lo fué desde sus
"'!-enr.s, como Estarlo y como nación.
Entrad un momento en uno de los gran-
des museos de pinturas más ricos en cua-
dros de la escuela holandesa, como son
<n Italia !a Pinacoteca de Turin o Pitti,
y fuera de Italia el Louvre o el Museo de
Federico. Allí están las breves telas cle
los grandes maestros. Dejad a un lado
el estudio de su valor srtistico, y consi-
deradlas como documentos de la época y
del país en que fueron pintadas, es deciz,
la Holanda de la primera mitad del si-
IDO de Venecia. Agosto de 1938. La prin- gera, consistente rsn unos pantaloncitos blancos,

L cesa Juliana de Holanda


baja, hacia las
diez de la mañana, las escaleras del "Ex-
celsior"¡en compañía de su querido Ber-
y se dedica a'tomcr baños de sol científicamen-
te. Luego, los dos juntos, dan una vuelta
la
por
glo XVII. Ante todo, observad el formato de ta-
les cuadros, que os debe decir algo; y, en efec-
to, os dice que aquellos cuadros, todos k!!Ios más
playa, hacen y reciben visitas, y, en <resu- bien pequeños, no fueron pintados para ador-
nardo de Lipye, el princiye consorte de su tro- men, <lisfrufan las vacaciones en pleno verano nar las amplias paredes de un palacio yatricio,
no y de su reino. adriático. sino para ser colgados en casas cómodas, pero
La princi pesca pareja es saludada en el "ha!l" Por otra parte, las cosas marchan bien para más recogidas. ! Y los asuntos! Todas aquellas
eon esas sonrisas y esas reverencias que en Julisna de Nassau-Orsnge. Descle su nacimücn- vistas de ciudades febriles de trabajo y con por-
los grandes hoteles están reservadas a los to ha siclo siempre la benjamina de su pueblo, tales cargados de mercancías; todos aquellos
huéspedes de sangre real que viajan de incóg- y está acostumbrac!a a oírse llamar, por do- "i<nteríore" de casas preciosas y brillantes co-
mto y que ordénan les las habita-
se reserven quiera que pase, "Julantje", Julianita, con un mo espejos en las que buenos comerciantes o
ciones anticipación. Eí!a es una señora
con
profunclo acento de ternura; pero ahora está buenos almacenistas sostienen "conversaciones",
gruesa, de cara ancha y rubia, que yarece te- más segura que nunca de su poyulariclad, por- o dan "conciertos", o se hacen sangrar, o están
ner más años de los que
reaÍme@e tiene; .rel
matzimonio y la reciente mateznidsd han he-
que ha tenido el incomparable mérito de dsr sentados ante una mesa bien sqrvida; todos
a Iuz una
pzincesits,y de asegurar de este mo- aquellos retratos de burgomaestres, de regido-
cho adquirir a su figura esas proporciones qcze do la continuidad de la dinastía; más aún, la res, de comerciantes y de jefes de "gilde" y de
en el lenguaje eufemista ríh los de la familia. Es cierto que ha habido peque-
grandes modis- corporscioaes, todo ello os da a entender que
tos se denomina "algo llena". El es un "tipo ños incidentes familiares de los que algo han qui'nes!os ordenaron y los pintaron eran gen-
playa", delgudito, muy deferente para con su dejado traslucir los periódicos: reste Bernardo tes que tenían de la vida una concepción muy
mujer, con grandes gafas de concha, un pijama que ella eligió como marido entre todo el per- distinta de la que tenía un psrtrício genovés que
y sandalias chñlonas. Del brazo, se vazr hacia sonal disponible <le lss antiguas cortes ale- encargaba su retrato a un Van Dyck, o un du-
su caseta. La princesa Juliuna toma su baño
manas, tiene la' manía dke correr demasiado en que francés que se hacía pintar un paisaje ro-
inmediatamente con una precisión y una pun- sa automóvil y Jca atropellado malsmente a mano por Poussin ; una concepéíón nueva, según
tualiclad nórdicas: siempre el mismo númrcro de más <le uncsrricoche, y la Reina Guñlermina, la cual, la ganancia comercial es el primer fac-
minutos en el agua, siempre el mismo número madre de ella, oue tiene horror a Ias vtsloci- tor de ia respetabilidsd, lo cómodo vale más que
de brazadas al nadatq y apenas sale clel mar clades excesivas, ha dejado oír sus quejas. Pero lo lujoso. y un buen sillón !unto a una chimenea
hace que la cubran con un amplio albornoz, todo se ha suavizado ya, poraue la llegada de encendida es más honorable, zzás glorioso y
consciente de no tener ningún premio que sa- la nietecita ha hecho sentirse a la Reina más más 'bello que cualquier montura de "conquis-
nar en el gran concurso internacional que a la indulgente para con lss gr<n!al!dudes del yerno, tador" o de caballero andante; en suma, una
misma hora está abierto entre las propietarias y porque éste, por su parte, ha prometido no concepción burguesa, en el sentido histórico y
de brazadas al nadar; y apenas sale del mar volver a correr como un desesperado por las no polémico ni despectivo de la palabra. Las
en cambio¡ prefiere exhibirse con una
ropa li- grzncles carreteras.holandeses, y no causar más pequenas telas de la escuela holandesa reflejan

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Ruyter a hacer temblar a Londres y a entrar
con suflota hasta el estuario del Támesis con
una escoba izada en el palo mayor como sím-
bolo de la energía con que habían de barrerse
de las aguas todos los buques enemigos de los
"Estados Generales". En una palabra: aquellos
homibres vestidos de oscuro, con el rostro rojizo
emergiendo de 1a blanca gorguera y cubiertos
con el amplio sor<brezo negro de los devotos
puritanos, que ve<nos en los retratos de la es-
cuela bolandesa, ei an burgueses; pero eran bur-
gueses.de alto fuste, burgueses del período he
róico de la burguesíh.
La gran creación política de estos burgueses
fué el Imperio colonial holandés, reunido con
tierras arrebatadas a los p«rtugueses y a los
españoles, pero regido con criterios totalmente
distintos a los de aquéllos. Mientras el imperia-
lismo ibérico estaba todo él impregnado de un
espíritu caballaresco en el que la ingenua y co-
diciadá busca de 1 ldorado se confundía con la
mística aspiración a propagar la fe cristiana¡
el imperialismo colonial holandés estuvo desde
sus comienzos impregnado de un eapiritu típi-
camente burgués, en el sentido de mirar ante
todo a la explota< ión racional de las materias
primas y de las poblaciones <le las regiones
tropicales, siu de.< zse arrastrar por pasiones
de aventuras ni l impulsos místicos de nin-
gún género. Esto se vió sobre todo en el mo-
do cómo los holandeses se establecieron en la
isla más rica y más productiva de Asia, Java¡
y en las islas cércauas donde se asentaron para
exprimirles todo el jugo posible. Nunca se vió
en la historia del mundo una sabiduria tan pa-

ciente, tan refinada y tan coherente como la de


que dió pruebas la "Compañiía de las Indias
Orientales" holandesa, separando prácticamente
a Java de todo contacto con el resto del
mundo,
respetando escrupulosamente todas las institu-
ciones y costumbres religiosas y políticas lo-
cales, aprovechándose de las disensiones entre
los divezsos cabecillas indígenas, y llegando así
a obtener¡ con un mínimo empleo de fuerzas,

un provecho cada vez mayor de


aquellas tierras
fabulosamente ricas. Y así surgió Batavia, la
capital colonial más próspera del siglo XVII,
envidiada y admirada desde lejos como inmeriso
emporio de todas las mercancías del Extremo
Oriente, y monumento de la habilidad colonial
holandesa. Lo que fué Bstavia en la vida ho-
landesa se deduce del hecho de que en 1672,
cuando Holanda, invadida por las armas de
Luis XIV, parecía condenada a su ruina total,
hubo en Amsterdam quien sostuvo que el Go-
bierno debía seguir resistiendo hasta el final; pe
ro que la mayrr parte posible de la población ci-
vil debía ser embarcada en la flota mercante y
El duque de Alba, maravilloso retrato de fiforo, en el Museo de Bruselas transportada a Batavia para constituir allí el
núcleo de uns "Nueva Holanda", libre para siem-
pre de la pesadilla de las invasiones europeas.
fielmente la realidad: entre todas las naciones europeas, Holanda es . Por otra parte, si miráis bien, veréis cómo un reflejo de Batavia se
aquella enque la burguesfa, como clase social, se afirma y edueñia de halla latente en todos los cuadros de la gzan pintura holandesa. Vea-
la vida pública; Holanda, desde la primera mitad del siglo XVII, mos una '<Msríua", de Van Goyen, con sus grandes
un pafs
es
buques de altura
tfpicamente burgués en sus ideas y en sus
costumbres, en su gobierno interior y un su política
internacionaL
Pero, entendámonos. Los burgueses holandeses que
en aquella época hacían pintar sus paisajes y sus ma-
rinas a Ruysdael y e, Van Goyen, y los interiores de
sus casas a Metsys y a Terborch, eran gente impor-
tantfsima contra la que no hubieran valido sarcasmos
y las pullas que la calificación <le "burgués" suscita
hoy tan fácilmente. Eran hombres en quienes la pre-
dicación calvinista había encendido un potente ferment-
oo de iniciativa en todos los órdenes, y en quienes el
amor a la intimidad y a la comodide<1 de la
casa, y el
ansia de lujo y de riquezas no sofocaba ni paralizaba,
sino que excitaba, la fuerza vital combativa y conquis-
tadora. Sus abuelos se habían atrevido a sublevarse
contra la potencia de Felipe II y a constituir los "Es-
tados Generales", resistiendo casi síílos durante mu-
chos decenios y contra los invencibles "Tercios" es-
pañoles, mandados por capitanes como Don Juan de
Austria y Alejandro Farnesio; sus padres habían lan-
zado sus buques de alta bozda tras las huellas de los
galeones espsfioles, hacia las islas de oro, hacia los
cálidos mares dul Trópico, y habfan elegido en toda
la vastedad de los océanos los puertos naturales más
cómodos para desembarcar, las costas exóticas más
ricas para instalar en ellas sus factorías comerciales,
las tierras más floridas y fecundas para someterlas a
su dominio; y ellos mismos, los que encargaban aque-
lloscuadros, se enfrentaban en el mar con las escua-
dras de Cromwell, ganaban batallas navales como la
de Dunkerque, y mandaban a su gran almirante Van

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que zarpan de,t<n mfsterioso estuario hacia un
ejano horizopfé< oolor de perla; aquf, en esta
íntura, está /atavía, porque Van Goyen no
a sonado
aqttízílos buques, sino que los ha vis-
o
eí<jztenares de, veces de los puertos
zarpar
ara ir el14l'a Oriente, hacia la ciudad
capital
el tráfico I<olandés. Veamos una "Vista del
anal de Amsterdam", de Van der
Hayden, con
n cúmulo de toneles y de fardos sobre el
mue-
le, con corpulentos y honorables mercaderes
estidos de negro, y capitanes de buques
que
ontratan a la sombra de los tilos; también
aquf
stá, invisible, Batavia, el puerto por el
gran
ue pasan todas las mercancfas de las
Indias,
e China y del Japón;
aquellos mismos toneles
y aquellos mismos fardos copiados con tanta
minuciosidad por el pintor. He aquf uno de los
maravillosos "interiore" de Berboroh o de Met-
ys, con esa atmósfera inmutable de casa có-
moda y caliente. con 'alfombras suaves y mesas
rregladas, brillantes los objetos de plata;
ambién aquf está, invisible, Batavia, porque
odas esas facilidades y esas riquezas que el
pintor copia minuciosamente de las casas 'holan-
deses de su época son, igualmente, Ia transfor-
mación o el producto de lo que comerciantes y
navegantes traen de hillá, de la ciudad donde
Palm Beach, la ciudad norteamericana, a vista de pájaro cruza todo el tráfico de la
se
Companfa de las
Indias Orientales.
Sf,,Batavia está presente
hasta en los más mínimos reflejos de raso en
los vestidos de las mujeres de Van der Meer,
porque aquel raso,
aunque transfigurado y espiritualizado por el sentirlo poético
del artista, hace sentir también la fscilids<l, la comodi<lad, la
holgura de medios y de vida de la socio<la<1 en quc pinta cl
artista y de la que toma sus modelos; aquel raso tiene también
que ver con el Imperio colonial quc poseen los compatriotas
<le Van der Meer. Verdaderamente y sin <larse
cuenta, los pin-
tores holamleses de la gran época atestigucn con sus
ohrax,
no solo la presencia en Holanda <le la
primera civilizáci<in to-
talmente hurauesa, sino también su expansifm con<iuixtadora
y coioniza<lora al otro lado dcl mar...
Pero las generaciones de los grandes burgueses funda<lol<'x
<le la potencia de los "Estados Generales" pasaron pronto,
igual quc las de los grandes pintores. Les sucedieron otros en
las oue aquel fervor de iniciativa y aquel fermento <1< au lacia
que habían sido la esencia íntima de Holanda, se restringi< ron
poco a poco, se debilitaron y se extinguieron, Bajo la ininte-
rrumpida afluencia de la, ganancias coloniales, <le aquel rio de
riquezas que Batavia enviaba a Europa, Holan<la engord<í
hasta el hartazgo, hasta la obesidad. En el siglo XVIII ya no
es más que una gran potencia financiera y bancario: un
país
de grandes rentistas. Los orondos burgueses, para quienes el
"confort" es un valor absoluto, suceden a los gran<les burgue-
ses. para quienes el riesgo dc la empresa c<,lonisl y mercantil
tenía un atractivo todavía mayor que lax como<lila<les <le lox
"interiores" holandeses. Bajo la influencia omnipotente <lc su
burguesia, Holanda se acostumbra a considerar la propia po-
tencia marinera y guerrera de un tiempo como algo ya pasado
irreparablemente, y su propio Imperio colonial, como uno es-
pecie de canongía en la que no hay que hacer n<as <iue cobrar
Un templo de Batavia: ante él, un parque, donde reina cl sosiego las prcbendas, teniendo buen cuidado <le quc na<li< haga nacer
liuevas ideas en la mente de los cuarenta millones de liialayos
que allá bajo el sol <le los Trópicos sudan para pagar Ios impues-
tos a los representantes de la Compañía de los indias Holan-
desas.
La daga de abordaje de Van Ruyter está encerrada en una
vitrina del Museo Naval, y na<lie quiere ya, oir hablar
de ella.
El sivlo XVIII y el XIX llevaron luego a una debili<lad y a
un relajamiento aun mayor <le la fibra nacional. Bajo la. ac-

ción de las ideas liberales y democráticas, bajo el impulso <lel


bienestar amplio y general, Holamla <leja también de xcr un
país dc grandes burgueses y se reduce a ser un país de peque-
ños burgueses; entendámonos, "pequeños", más <iue por xu pa-
trimonio. nor sus ideas, por su mentali<lad y por sus costumbres.
Son los tiempos en que todos los bobos del Continente exaíta«
a Holanda como si fuera el Paraíso terrenal de lox principios
<lemocráticos puestos en práci,ica, <le las Cooperativas <le leclie-
f
ros, de la difusión del Repercuto", y de la Reina Guillermina en
bicicleta. Y, naturalmente, esta Holanda pequeñoburguesa no
tiene en política exterior más <iue una aspiración: convertirse
en un Estado complementario del Imperio británico. Todas lax

actividades holandeses se orientaron hacia Londres, y todas


las formas de la vida social holan<lesa se modelaron de acucr<lo
con las inglesas.
Holan<la entera, burguesa, burguesísima, en el peor sen-
tido <le la palabra, soñaba; sonaba haber logrado separarse
Iol Continente y formar una isla,; y soñaba estar garantiza-
la para iempre contra las sorpresas de la vida por la varan-
tíc, anglosajona, por la escuadra inglesa y por la plaza fuerte
ic S<ingapore...
'"El resto ya e, sabido", como dicen lox narra<lores ic .-u-

cesos...

Deí templo soberbio, rodeado dc colosales árbolcs, salen lox fieles


(IIOVAVNI ANSALDO

© Biblioteca Nacional de España


"Retrato de mujer", por Achille Funi

A Italia artística de
hoy recorre el mundo con toda la opulencia Su espalda está bien cubierta; los muertos han de empujar al que

L y el honor que corresponde a un pueblo como el suyo, que hs,


vivido desde hace inuchos siglos, y sigue viriendo aún hoy, por
vive hacia adelante. Y así la Italia de hoy presenta a loe pintores de
estos días con .toda magaíácencís.
la gloria de sus artistas. Véase el. último número de la revista zCivíltá", revista espléndida,
Italia es Rafael y Miguel Angel, Perugino y el Bernuní; Italia propaganda eficaz de una patria; véanse las reproducciones correctas
es Fray Angélicu y Ticisno; Mantegna y el Botticeíli, Piero de la de pintores italianos del presente, difundidas por la iCasa Milán,
Francesca y Leonardo, Palladio y Benvenuto y Donateillo. Italia es Galería del Millione d'Edizione. En ambas publicaciones¡a todo color,
la Cúpula de San Pedro y el Gatlameluta. de pintores italianos. t Qué pintores? ; los de siempre. Italia ha con-
Y no es que todo esto haga vivir en la memoria de les gentes un tinuado con sus vanguardias intactas. Al ya'inmortalizado Modiglia-
recuerdo emocionado y reverente, asegurando a Italia de ese modo ni siguen los veteranos luchadores de los tierúpos heroicos, como Chí-
una vída moral de admiración y réspeto 'imperdurables, sino que rico y Csrrá y,Severini, y al también en 'otra línea consagrado

Ita1ia representa una tierra eterna de belleza, cuna de todas las Ar- Casorati; siguen los Donghi, los Funi, los Carena, los Tosi, los Fanraz-
tes y todos los heroísmos. zi, los Zamíní, los Oppí, y entre ellos los Sironi, los Morandi, los
SaHetti.
No vive Italia, sin embargo, del pasado, o no reduce su arte a un Nu tienen de común apenas nada, salvo guardar todos ellos
constante mirar a su espalda. el respeto a íos. fueros de la plástica y no. seguir las vías aneedó-

40
© Biblioteca Nacional de España
tiesa del cuadro narrativo de hace anos. Todos ellos consideran que la materia
plasmable puesta por su oficio en sus manos es una sustancia
sagrada que pue-
de buscarse a si misma.
Y es un gran espectáculo sabroso el de ver cómo
campo restríngíde
en ese o —

que al menos lo parecen —

encuentra cada cual vías


distintas, puntos de vista

I
diferentes y variados, hondos todos, de la materia, del volumeu, del color,
de la plasmación artística.
No es otro 'el interés y la lección que yo quiero subrayar con estas líneas;
la lección y el interés que ofrece un grupo de artistas diversos mantenien-
do todos ellos la dignidad de su estética, auuque siga cada uno su camino.
A veces uo se parecen ni a sí mismos.
Así, por ejen plo, Funi. Funi es un joven toslavía joven que tanto ofre-

ce en un "Retrato" femenino la línea de tradíción de sus antepasados renacien-


tes como .en urmNaturaleza muerta"; aprovecha cou buen garbo las leccio-
nes modernas de Cezanne, como en "Venus", la manera sobria y fuerte de un
buen fresco, o en su "Autorretrato" una dicción que difiere de 'as otr s tre.
dicciones diferentes entre sí de los cuadros a que estamos refiriéndonos.

También Chirico y Carrá y el cubista Severini, verían de mane-


ras en su obra conforme pasan los años; varían rle maneras y aun de estética.
No excesivo, tal vez, en el fondo,
el cambio de Chirico, pues él pin-
tor casi órfico de lss grandes ex-

"Amigas", por Ubaldo Oppi

metría personajes fronterizos en-


tre la realidasl y la abstracción,


entre el mundo de las cosas y el
de los presentimientos; pero él ha
dejado a la, Esfinge para ir a una
poéticp más plástica. El paisaje
vence en él a los horóscopos. En
el reino del paisaje, francamente,
Piero Marusig y Arturo Tosi, en-
tendiendo el'paisaje a la moderna,
segán el concepto clásico lo clá- —

sico de estos tiempos que va de —

Manet a Cezanne, pasando por Re-


noir y por Sisley. También otro
buen artista, Morandi, pinta paisa-
jes que se atienen a esa estética¡
pero en éste predomina la propen-
sión a obtener deliciosos acordes de
gama, ya en un paisaje¡callado y
fino, aunque no exento de firme
construcción, ya en naturalezas
muertas, donde el encanto claro y
sobrio de la plástica materia y co-

lor indivisos —
recuerdan a La Fres-
naye en sus mejores ejemplos.
éstos, no sólo siguen cada uno su ca-
scan un punto de vista básico, un con-

una categoría de la plástica. El uno la

esencial sle la materia el magnífico y


mbio, el volumen, atento a lo corpóreo


otro, la simetría de una composición,
le a la pintura paralelismos de estrofa
ghi prolongando a nuestros días, aun-

mor a las máscaras de Donghi; o pro-

e Conti —

el patetismo religioso de otros

si hasta las
playeras de Salietti; desde
de materiaplástica a Cipriano Efisio

Mario Tozzi o a Piero Marusig, todos


y encuentran la dignidad de un arte


MANUEL ABRIL

41
© Biblioteca Nacional de España
tíy s I '

;rñ'

ítiéa
STOY,
los que
o

me
mejor dicho, estamoa,
leen me acompañan,
porque
en la
pí',; ; cacahuete. Tan familiar e- en 'valencia e! ca-

cahuete que posee diminutivo: cacao; que,


un
enigmática ciudad del cacao, de las pa-
además, los valencianos, magníficos diferencia-
taquetas y de la "seba liuida", es decir, en la
dores de las que son riquezas agricolas y de
ciudad del Turia, en Valencia. Transcurre e!
las que no lo son, dividen en cacao propimnentc
año de hambre del t9ñ8. Las tropas tmcionales
dicho yxen cacaua. f.a cacaua cuenta con más
se aproximan a ('astetlón. se suceden los días.
de dos simientes por vaina.
Cae La l'lana, y los que deambulan por las Este año del 19ñg he logrado, a costa i!c
polvomentas veredas valqncianas, tropiezan fre- bastantes "quinset",
de
un poco de ¡Ah, e!
arroz.
cuentemente con largas caravanas refu-
quinset no son quince céntimos, el "qumset"
giados que no saben dónde van. viene a ser un real, un real valenciano ex-
La Valencia de los naranjos en Aor¡ de,las hausto de realeza. Ll acaparado por nú
arroz
mu!eres hernmsas y de las llores, es decir, la costa de innumerables 'quinset de iiiu-
'

a —

Vatenma genuma, es un auto. No existe laira


chos reales —
es distinto del conocido, del que
mi. Canspos mnnensos de sebaa —
cebollas —
es lo
yo conocia. Es áspero¡ piiidha¡ aun no ha
que mis sentidos recogen; campos de cebollas
caido en el afeuiinamiento del eiicalac!o. Do-
y mujeres gordas¡despechugadas, que me insu!-
rado rle color ii rico eu. vitaminas, es ten-
tan en los tranvias, y, si protesto, me aseguran tatlora promesa para los hambrientos. Es un
que soy un gaznapiro. Me desaniman las t!ores
producto fuerte de la llanura del Turia ma-
i!ue en e! rnercatko presumen de su iraganci«,
concetnda emre deslmnbramientos de tierra mul-
ritimo, es una graiiúnea iniegra y no vana.
Es, en fin, arroz sin descacarillar, poseer!or
npara y harta de agua. Me hastía su bambolla de todas las ventajas e mconvenientes de la
insolente e inútil¡ y para reconciharse con ella,-
cáscara.
me acinueten
antojos de acariciarlas en su pro-
Suponía antaño que eso de coger un mazo
pia salsa, en la gleba que las parió y las sirve
de cuna, y las presenta laritas a las manos, sar-
y, con él, transcurrir pacienzuoamente un

dia entero machacando grano, era una lámina


mentosas y lagoteras de los jardineros, siempre exótica propia, para duminar los andurreos afri-
encemnadas en un continuo berrinche preser-
canos de algíin explorador décimonono
vador de y bri-
picaduras malignas. Estas Aores, pre- tánico ; mas resulta aten.éndouie
que, a esa
surttuosas y provocativas en los senos, en la
ireme de las
añeja creencia, vengo a er así conio un ho-
valeucianas, que los rigores de la un zulú
tentote, o y conmigo todos los que co-
persecución roja oculta; estos claveles que, en- con los suyos, la monotonía de mi mazo
rean,
garhados en un pecho palpitante, son un de-
seo colorado, parecen, enraizadas en la tierra
golpeando arroz.
Estoy resuelto. Lejos tie míí el aros. No me
que las mantiene¡los beduguines de una coqueta
apetece. Ardua enipresa, es estarlo cotidiana-
muerta de sreño. ¡Qué desencanto! mente sin haber nacido "chiquet",
y, encarlenado
No, la Valencia oida y normal es diferent'
por la necesidad, estar a. diario ligado al tritu-
de la que nris o!os vislumbran. Mi Valencia. no
rador primitivo. No, no puedo más. De por gue-
es una Valencia
hermosa, sino una Valencia de rra ayunaré arroz. A pesar del casualismo de
acción. Su existencia es la de un pueblo ago-
mis hartazgos, gastronómicamente no tolero
biado por nules y miles cie cnaturas humana. por
más tiempo ese arroz "torrat' con garrafones,
ilue la expmmen. Mi Valencia no es la morad i
cse arroz cocido, ese arroz invariable
de esteras, sino la de bestias de paso, que y eterno.
Para aquel brahmín del cuento indio, el arroz
han llegado a la huerta del Turia alucinados
encascarillado sirvióle para hallar por el Pen-
por el dejo ópimo de su leyenda exacta de pro-
ductora. Mi Valencia la de la
jab esposa Imcendosa y digna. Con aquél bra!h-
es
pataqueta, mán recorro el ámbito que habito. Valencia
del cacao y de la "seba buida". La pataqueta,
entera.: la huerta. y las seque<!ades
que sienipre via! a de manos a boca, que no son
interiores,
extensiones duras de algarrobos y a!mendrales.
las mias. ¡La olorosa pataqueta henchida de
Visito "masias". Parlo con 'donas' : pero no
tortilla I La pataqueta y !a 'seba buida", y el
cacao, y también el arroz
ies pido, como mi mnigo
el indíi, el milagro de
encascarillado, y los realizar, con míseros íaiías de arroz vir-
unos
boniatos dulzones, que cuímfnaiban exquisitos
gen, la felicidad de un viandante sudoroso y em-
si se los torra.
polvado, todo esencia y redundancia de hálito
¡Cacao! La priiuera vez que oí hablar de ca-
caminero. Sólo deseo de ella una reducida trata
cao en Valencia, en pleno treinta y ocho¡ quedé de víveres que alivie mis pesadumbres por unos
maravillado. ¡Cacao! éCómoi' é Cacao? <Pero
días.
es que este fruto del Nuevo Mundo se cosecha
también en Valencia?! Claro que sí! Los valen- Espoleado por la gazuza a la. necesidad de
esta trata, transpongo todos los rincones valen-
cianos¡ varones añncados en su huerta, reali- cianos: la huerta y los yermos que la rodean.
zan milagros con la po-
Ando por Valencia desde
sible esplendidez de la
Pozal a Albaida, desde
tierra : recogen tres o cua-

trocosechas anuales, ven- Requena al Pereyó, des-


de Puebla de Valbona a
den por más de mil pese-
Oliva. Sé de la fecundi-
tas una hanegada de se-
dad tlue late en los grue-
bas...; lo consiguen todo,
sos cursos de las
y ¡no van a producir ca- acequias
<!e turbias aguas y sé de
cao! Conocí el cacao va-
lenciano y aun lo conocen
ondulaciones de gleba ro-
mis frugales colaciones. jiza y árida; iluminada
tan sólo pm. adustas si
El cacao valenciano es
%netas dh
hierbajos, que
manjar conocido, aprecta-
son todo palitroques que-
dísimo, entre los ilustres
cuadrumanos del Rétiro bradizos, de mojones gra-
madrileño. El cacao va- nuj ientos y de algarrobos.
Sé de imnensidades pan-
lenciano no pertenecerá a
tanosas acariciadas por
la familia de las bitneriá-
ceas, pero es parte inte- labriegos en calzoncillos
la y de otras inmensidades
grante de no menos
salpullidas por brujones
digna familia de hs le-
nunca doumdos
por el
guminosas; el cacao va- "o y mifebrecidos dc
lenciano es, en fin, el
de sed. El gesto natural de
h um i l de aplacador
Valencia no es idéntico
P P R T P l S T A U en e! iNorte ni eli e! Sur

42

© Biblioteca Nacional de España


sus relevos en Torres de Serranos
iiue ipcrmiten coger el tranvia de-
Poema del agua y la piedra lantero de 'nííuiero unánime. l aciliidad providenciiil para aquellos m-

lividuos que siempre olvidan,pagar su trayecti>, aun vendo soh».


He vuelto a Valencia. después de la guerra. Ariliememenic hc ile-
seado volver para conocer ilc verilad a esta tierra ut>érrinsa <iue me ali-
rnentí> y preservii ilel peligro roto en los difíc>les días ilcl
1938. La hc
encontrado cambiada., Cambiada? 1iqo habré sido
yu el cambiarlo? ; lid podido por ventura remar la
"eografía que con nns propios ojos la, encuentro
el>lilelrtlca poslclóll a lila azul'osos tlen>pos iii: la
guerra.? >No. No ha variado. Es qce ahora la miro
con otros
ojos. Con ojos sosegados, que gozan de
paz. Es que ahora no hay iuerzas interiores quc
destruyan esa otra majestuosa y fecunda de esta

gleba bendita y mediterránea.


Verde y azul. Eso es todo. Ni una nube en el
cielo, ni un árbol en la tierra. Cielo limpio y
gleba, pantanosa que trascicnde olores de acerico,
olores salinos y ásperos que pinchan. Alzo la mi-
rarla. al'cenit y respiro .paz inmaculada. Un azul,
pálido por la, raiiiosidad¡ tortura mis pupilas, que
se hunden en la
gasa unipróxima del iirmamento.
Frente a mí, una iplanicie de esmeralda ribeteada
por la. lontananza., que es un cendal gris, de ciclo
quc se derrite bruñido por ráfagas de polvo blan-
qrecino, ese espeso polvillo calcáreo de ineludible
constancia, las sendas valencianas. Mi deambu-
en

lar tiene que resolver en un trazado inconmensu-

rahle, perdedero, en la inmensiilad ¡verdeante de la


lejanía. Me detengo. A la izquierda, distante, una
franja azul oscura, profunda, tenebrosa, alargada
y extendida, pareja a la carretera: es la Albufera,
salpicada de manchas negruzcas, guarida de aves
s.cuáticas y de sus cazadores. Más allá, un brazo

pardo que presiente el fondo meiliterráneo, en cuyo


rededor el zarco firmamento que cubre al mar la-
tino e urcuba las lacustres plantaciones ile arroz
El regreso de la pesca en la 'llanura marina de la Albufera.

43

© Biblioteca Nacional de España


9i ífÁM

4
~'t

El puerto de la Escuela Naval

P o r S A N T O S A. L G O G E R

ESDE los tiempos en que la vieja fra- ras cuadernos por el peso de los años y las

D gata oAsturías", amasrada su arrogan-


cia venerable a la llársena sle Zl Ferrol,
glorias pasadas, el mejor alivio para aquellos
españoles que vivían heroicamente la amargu-
servía de 'Zscuela, allá por el novecientos a ra del pesimismo de su tiempo, eza acodarse
!os futuros oficiales de nuestra Marina, hasta en el puente, entornar los ojos, y soñar..., so-
la moderna gran Escuela Naval Militar de Ma- ñar con las gestas marineras de rmestros al-

rín, en la que se formarán las nuevas promocio- tivos y bravos almirantes¡ o reposar la vista
nes de guardiamarinss, ha transcurrido apenas fatigada en el paisaje quieto de la Greña o
medio siglo. Cincuenta años de la vnla de Espa- el Esteiro.
ña cargaslos de Hístorra, de al"a y apretada Hoy, todo es distinto. España se ha recobra-

Historia. do a sí misma. Se ha vuelto de cara al msr,

La extrao dinaria diferencia que hay entre decidida a ocupar su sitio en el inmenso camino
Uno de los botes, durante ejercicios.en alta mar
donde del Océano. Y recuerda cada día, como su me-
el menguado ámbito sle la >deja fragata —

y patriótico
caballeresco de jor despertar¡ que no en balde descubrió las
el espíritu pro-
fesores y superó con gallardía los
aiunmos rutas del mar y tzazó las cartas de navegar

banslazos del temporal orbocentista—, y los que enseñazon al mundo a surcar sus aguas por
la derrota más segura y los vientos más fa
esplénslidos laboratorios y aulas del presente
recinto escolar, flanqueadn por sus hezmosos rale
Hoy, todo está concebido y realizado eon la
campos de maniobras y depoztes, marca paten-
temente la rliferencia del anhelo y el ímpetu gransleza que a España corresponde. Desde

ahora, nuestros futuros marinos contarán


que hay entre aquella y esta España de hoy.
con

los meclios materialesque!es aseguren más


y el forcejeo más grande
su
Entonces, la lucha
no era con el problema menudo o la dificultad completa educación física, moral y profesional,
ahora. Ers algo niás grave y Y como afirn.aeión concreta y rotunda, ahí está
material, como

difícil de superar. Había esa gran Escuela Naval de Marín, a punto de


e aquel tiesnpo que
abrir sus puertas las juventudes ansiosas de
resistir y vencer el vértigo que cropujaba in- a

la tremencla dominar eí nmr. En ella tendrán los marinos


conteniblemente al espíritu por

del escepticismo acumulado sobre el del mañana español un centro de enseñanza¡


pendiente
viejo león hispánico durante siglo y medio. con perfeccionamientos í adelantos
cuantos

Zn la venerable fragata, carcomidas sus du- pueda pedir ta más exigente y depurada peda-

Vista parcial dq ía nueva Escuela Naval Proyecto de la Escuela Naval

© Biblioteca Nacional de España


~)i i
gogia militsr: magnfficos «1;fici<P de aulas
laboratorioscon las mejores instalaciones cien-

tglcas; amplias residencias, gimnasios y pisci-


nas; extenso! campos de maniobras y deportesj
un puerto propio, abrigado magnifica en una

ris, con aguas profundas¡y en las cuales podrán


ejecutar desahogadamente todos los ejerciricu.
de navegarién que sean prcvdsos para eu mejor
aprendizaje y entrenamiento marinero: fondear
cssnpos minados, lanzar torpedos, adiestrarse
en el tiro naval s gran distancia, etc., etc.

Y en cuanto al escepticivmo, Espana lo ha


borrado d<é diario de su quehacer cotidiano.
España ya no es triste ni caduc». Tiene fe en
«t ~ <

sus destinos imperiales. Y camina hacia ellos


con paso ñtme, con alegria en el esfuers, des-
deñando ls fatiga y superando ls dlñcultsd. Los
poderes ocultos que la trababan fueron rotos
un luminoso dia de julio pronto se. cumplirán
'

los seis afios —, sl grito insobornable de IArri-


bs Españul

Ahora, después de su victoria, vuelve s mi-


rar dessñante al mar, dirigida la nave, del Es-
tado con pulso enérgico por un Gran Capitén,
Caudillo de sus més ambiciosas óerignios, y sl
que asiste todauna juventud sonriente y ale-

gre, atenta ydisdplinsda a su voz de mando.


Ahora Espaf!s prepara marinos, crea Falanges
del Mar, construye barcos, ampáa astilleros,
cuida de formar operarios especializados, crea
bases navales y reivindica su puesto de gran se-
ñors marinera.
Los nuevos caballeros alumnos tendrán, pues,
los medios dc que carecieron nuest!os padres y
abuelos. Y cuando, s bordo dcl "Elcano", salgan,
cn sus cruceros de prácticas, a reco!rcr los ma-

res que descubrieron sus mayores, sentirán cl


orgullo de saberse españoles hilos de grandes
capitanes y misioneros, mientras la armadura
del airoso bcrgsntin que los lleva, como si tam- l
bién tuviera un al<ns, recrujirá de gozo al sen-

tir azotar a sus costados lav aguas donde repo-


san lop o<cjores higos quc tuvo Ecppfla.

Viste de un barrio dc la pintoresca villa de Ma-


rin, donde sc Instalará la nueva Escuela Naval 4

I,os llpphs
navales po ol<
IP III<

I. a PPf viola
cn la gusrdl»
ooplnrna

© Biblioteca Nacional de España


O no sé si la Historia se repite, porque

Y esto, en último término, s6lo lo sabe


Dios; pero la voluntad de hacer la Histo-
ria, si. La voluntad, que es cosa de hombres,

suceso de la Hfstoria y n ateria del Imperio.


Asi, estos españoles que vuelven desde el re-

moto frente del Este, han repetido ess, voluntad,


durante muchos meses de guerra crudlsima, con

la imagen exacta de su sueño de España ale-


grándoles la vigilia y esperania de cada jor-

nadh; con las banderas intactas, resueltas al


filo de la p61vora. Han repetido esa voluntad

en ascética penitencia nacion<)), en contacto con

cosa<) fundamentales y eternas, desnudos de to-

do artificio, de toda vana mezquindad; limpios,


la Historia los ls
como los quiere y acoge

Eternidad. Y súlo la Histor.'a que se hace con

vocaci6n de Eternidad es lo que va)e.

Ahora )es veis, aún ron s! horro <le) limen

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iHEROES
Por GASPAR GOMEZ

D E L A S E R N A
j

pegado a lss gransles boñ s cbrveteadas, que


rompen duramente el sosegado silencio del as-

falto ciudadano; todavía'von el bronco rumor

ile la batalla corriéndoles por las venas como

una riada de entusiasmo; todavía con la ga-


rra del hielo, de la
fatiga y !z metralla de
aquel frente de Invierno que les apresó la car-
ne. Pero, miradles bien a la cara, parque¡sobre El recibimiento triunfal a los héroes
los ojos cargados ile
paisajes, traen algo más
interesante que todo Miradles
eso. bien, porque
traen escrito gesto que vale por la mejor
un

página del mejor libro de Histeria española.


El gesto, insolente y antiguo, de una España
altiva y segura, que ellos han hecha recorilar
a todo un.haz de meridianos, oív'dadizos siem-
pre y hostiles tantas veces.

Aprended bien el orgullo con que estos hom-


bres de la Falange han vuelto por Europa, ca-

mino de la Patria; y regocijaos una vez más,


porque hay quien .de nuevo arriesga su vida
por tenerlo. Y aprended, también, cuál es para
ellos la exacta alegría dc su retorno. Mirad:
cuando de vuelca ya de tanto paisaje extraño, de
tanto cielo exótico, pasaban por el camino de la
ilulce Francia —

ya ni dulce, y, casi, ni Fran-

cia —, el olor de la tierra, el color i!el ire y de

las lamlas les hablaba s gritos de la proximi-


dad del sue!o natal, y hubo uno que les aaom-

psñaba y les dijo: "—En este ambiente, casi fa-

miliar, ya os parecerá quei por fin, tenéis la


vida y la paz." Y uno de ellos le respomlió al
"—
punto: tY qué nos importa ter;er la paz ni

tener la vida? Lo que nos importa es tener


la Patria."
Tener la Patria, que no es sólo tener una

bandera y libertar el gozo de correrla de nue-


Voluntarios de la División Azul, a su paso por las calles de Madrid
vo por el mundo. (!Oh, Dios, y cuánto tiempo
hacía que no volvían, de lejos, banderas espa-
ñolas con este aire!) Tener la Patria, que no
funila, del Himno aue, justamente en la linde de mino, su montaiia y su horizonte. Aquel te-
es, ni mucha menos, tener el paisaje. Yo quisie- España, se van llevando lss aguas del Bidssoa, jado rojo, junto a la ladera; por aquella ruta,
ra que toda Espana pudíers presenciar la'en- rumbo a los.mares de la Patria, como uñ "te- hacia el guy..., todo recobra, poco a poco; su

trada ile los voluntarios, después de diez meses iléumv afirmativo y glorioso. Durante unos mo- valor humano, afectivo, familiar. Pero es sólo
de una ausencia terrible, la t'crra española mentos, la vida extiende el del silencio y
en arco ilespués de haberse asegurado que la Patria'
de Irán. Yo. quisiera registrar, una, lás todo el paisaje nacional
una a se pliega humildemen- está allí: Torre fiel, or(!enadora del Destino,
miradas, calientes de fervor, con que estos hom- te para que pasen estos hombres a la' Historia. otesndo el horizonte, los horizontes, por los
bres entran por lss vías de España Després, viene ya la ruidosa algarabía
como en en que el hombre va y viene y lucha; y muere, tam-
un santuario. La alegrísima que cada reaonoaiendo
voz grave, y pro- una va su casa y su cs-
bién, en su servicio.

47
© Biblioteca Nacional de España
ENI
E aqui Castilla. De tanto sol, los ojos Vamos, alma mía, que la carne se nos Pues bien: en Zamora es por tradición la

H del cuerpo se cierrau. De tanta paz


y tanta angustia, se abren los ojos
ha hecho ya conciencia exacta dél miste-
rio y los ojos se nos han vuelto ya ninos
Semaua Santa, y en la Semaua Santa sou
mis gentes de Alcañices y Sayago, ateri-
del alma. Por ls, noche uo es el sueño, sino en el gozo y andan ordenados, no novicios das de lástima, transidas de angustia. la
los sueños. Se recuperan las fuerzas per- de melancolía. Pero, édónde estamos? 'sida de vivos colores ampulosa y enfáti-
didas y el sentido, es decir, el dolorido Si llegáis a Zamora como romeros des- ca, el pañuelo en la cabeza y el corpiño
sentir. Porque en ninguna noche del mun- de San Marcial o la ermita del Santo que revienta todos los años en el baile de
do se puede hablar con más consciencia Cristo de Morales por unas roderas de tie- la pradera.
de la eternidad. rra
que yo me sé, la ciudad sobre el río Y es también el silencio.monacal apesa-
Los hombres se sienten hermanos, se mi- puro, cristal ingenuo y sabio romance, «pa- dumbrado de siglos, de las calles que con-
ran con alegría, y
respeto. labras de amor, palabras», Zamora os pa- ducen esquivas de su secreto a la Catedral
Todos esté,n en su sitio, y Dios en el de recerá uns metáfora en piedra, cúpula bi- donde está el castiHo de la reina Urraca,
todos. éQué otra, noche nos puede dar la zantina de un románico en nostalgia, bar- aun nostálgica de su reino perdido, aun con

vida igual? bacanas del Castillo de doña Urraca. «De luto'por la derrota de Toro. Desfilan los tra-
Por las viejas calles de las ciudades cas- un lado, la cerca el Duero; del otro, Peña dicionales spasos b imaginería de don Ramón
tellanas vamos embebiéndonos en el amor. Tajada». Alvarez, de Muñoz, de Aurelio de la Igíe-

© Biblioteca Nacional de España


sia, de Beulliure. Por- misterio barroco La
que hay una escuela de carne imitada, con cruel
buenos imagineros za- minuciosidad. Y sc
moranos, con su anéc- siente como un oscalo-
dota y su historia y su frío ingonuo en lo que
iutimo y acongoj ado el escalofrío tiene dc
drama. Escuela de irua- más agudo, do peor.
ginería, de a cetismo No habrá, posiblemen-
castellano. El Martes 4e una omoci6n de orto
Santo, por la uoche, es muy pura, pero sí dc
un viejo Nazareno el
seguro una emoci6n hu-
que desfila sobre el mana muy fuerte.
puente románic<í. Arri= Pero hay dos tenn<s
ba, el sollozo de las queridos con
prefercu-
gentes; abajo, el tem- cia por uuestros imagi-
blor ancho del río. La neros. Los «Ecce-Ho-
Salve sobre las aguas mo» y las «Piedades».
desbordadas .es una lé,- Hay un momento indo-
grima luminosa en loor terminado dentro de ln
de María. Yo he visto Edad Media en quo al
sobre el río y desde lo lado de las figuraciones
alto <le la ciudad las del «Eccc-Horno» alu-
luces oscilantes en ruo- sivas a uu ep<sodio con-
vimientos paralelos.
también roruánicos, del
bordón y el discauío,
orden de geometría y
I creto de la Pasi6n, com-
pareceu otras dónde se
reúnen sintéticamentn
en una manera <le to-
almada sobriedad como á
tslización do dolores
una estrofa gregoriana. los signos correspon-
Y el temblor cósmico dientes a escenas y rir-
de la noche y las rosas cunstsncias disí intas.
irías de luna y las des- La presencie, dol irriso-
nudas almas sometidas rio ce4ro de nañas p or
i

a cauce, la lucha entre


ejemplo, en las manos
la fuga y el ímpetu, del Señor, no estorban
drama barroco de las a
que estas mismas ms,—
gentes de esta tierra. nos osten4eo la
se@1;
Ante un Cristo trági<o
c@w
hisf<g. '
cruenta, de los
de Bezerra, yo he oído
uu juramento de no de<
de ls. Cruz. Eí
dor Emile Msle lll5
'í«) z1
cir palabra bajo las es- a es4as imágenes «pis-
trellas, ángeles también
del silencio. Y en la noche, un Cricto yacente. Yo he vísro suíur lac «Püd <d<s», sintéticas también,
tos de Piedad», ps«a+M
anaiogia, a u<r <s
en
que la,
los cofrades con espanto por una <;alle sin luz, misteriosa y retor- Virgen muestra sufrir los Siete Dolores
juutos.
cida, que arranca del viejo «ghetto» judío de Santa Lucía. Suben Un muy hondo sentido de realidad. humana
inspira ectas ma-
con el
cuerpo desnudo del Señor sobre unas tablas negras des- neras de representación. El sufrimiento co<no la filosofía sabe

— .

nudas. en ocasiones determinar las determinacones del


iirnqno. El hoy
Suben de prisa como si se llevaran raptado el Cuerpo roto. forma con el ayer, y aun con el mañana, un
nprní «do haz dn pa-
bombras eu fuga, piedras tristes, luna muerta y la talla de Gre- decunieutos. Todo es actual en el doliente, la tortura,
pasada
gorio Fernández arrastrada entre largas y pesadas cruces. como la futura.

Por roderas también de tierra y por caminos polvorientos la —

Se siente, a la vez que la tribulación dc ls, hora, la


angustia
luz se serena en el éxtasis —, se llega a Valladolid. Allí está el de la adolescencia lejana y la agonía quc más tarde
epilogara.
Colegio de San Gregorio. Los «Cristos de Piedad», lo mismo
qur h<s «Piedades», los
lcué edificado eutre 1488 y 1496, emulando a Santc. Cruz. «Dolofosos» como lss «Dolorosas», suelen osiar sentados.
Si Santa Cruz trae a Castilla los vientos de Actitud intermedia, en4re la valentía,
Toscana y de Roma, San Gregorio sigue que auu se tiene en pie y la nueva paz.
un estilo isabeliuo,
primavera y madrugada que ya esté, tendida. Lo quc todavía
del manuelino portugués. Hoy es el museo es4á por representar, lo
quo la sabiduría
español de escultura polioromada. Arte de patética de los imag>ineros medievales no
creación de los siglos xvr al xvrrr. Frente a inventó sc inventará algún <lía,— es otra

la estatuaria antigua en mármol y en bron- síutosis más amplia aun.


ce, la talla pintada. Estamos ante un arte Aquella eu que se liguen la «Dolorosa» y
entroncado por línea directa con la esta- el «Doleros<»>, el «Cristo dePiedad«con la
tuaria griega vivamente coloreada. Allí nos Ms<íre dcl corazón atravesado. Sobre las ro-
encontramos a Berruguete. Sus «sibilas» o dillas <le ésta, el IIijo no muerto, sino vivo;
ujeres fuertes de la Biblia nos ofrecen uo tendido, sino
sentado; uo apaciguado,
todo el eucanto de las estelas griegas. Be- sino sufi<ientc. Suficiente en la noche dc
rruguete es el alma castellana, torturada Castilla. noche profupda de luua, río, si»
.

por el color y por la forma. Allí también violetas ni < laveles. Brazos y manos eu esta,
Juan de Juni, que vino por caminos de ado- noche hau anhelado «omo nuuca llevar a
lescencia de la dulce Champaña a las tie- Dios, transportar a Dios sobre los hom-
rras secas de Le6n
y Valladolid. En un do- )iros
.

<umento contemporáneo decía un clé- Aqui los ojos sueñan ls, realidad que
rigo: «Vale más el espíritu de una de las fi- no
supieron nunca éc la sangre medita su
guras hechas por Juni que todo lo hecho agorúa eu la .coutempíaciún dcl sollozo
por Giraltetc ¡Si vierais el entierro de Cristo eterno del <nundo.
en madera viva:..!

Cada paso de procesión española es un JUAN CARLOS VILLACORTA

© Biblioteca Nacional de España


~ I ~ I
l l
I I I I
INADAS ins sesiunes deí Congreso tas que acompañasen mi visita y

F
me en me
gastos del nuevo libro, si el nuevo libro
cle Oríentalistas que había motivado proporcionaran todos los datos y docu- tenía interés y que claramente compren-
mi
primer > iaje a Roma, las alas de mentación que juzgase necesarios. dían que hasta pa! a un Centro pedagógico
!m avión
me condujeron a Libia y a Cire- Haré resaltar en primer término, su la- una
pedagogía exclusivamente literaria
naica, países en los que deseaba ver el bor como entidades escolares y de ac- era una pedagogía incompleta.
hmcionamiento de los Centros de ción post-escolar. aun no olvidando que
ense-
Luego me enseñaron el gimnasio.
ñanza. ítaloarabe. El Ministerio de Colo- lejos de ser !le desdeñar resulta extraordi- Baños, salas clv ducnas... El deporte in-
nias me concedio todas las facilidades ape- nariamente meritoria labor política.
su
tegraba un principalísimo papel. Foot-ball,
tecibles, y en Tripoli y en los oasis visité Veamos, desde el punto de vista educati- alpinismo, toda manifestación deportiva
aquellos establecimientos cavo funciona- vo, lo clue es un Dopolávoro. que ganara juveniles actividades. tenía su
miento me interesaba.. El de la Ur1>e, la Vía del XX de Sep-
en
representación n! el Dopolavoro.
Fué durante el regreso a Italia cuando tiembre, se halla instalado en un viejo pa- En el Transtiverino, que tiene por resi-
hice conocimiento con el profesor de Ma- lacio. Salas suntuosas y claras, sensac!ón dencia un barco anclado en las or!llas de

temáticas de uno de los'Liceos tripoli- de riqueza y de comodidades. ese río señorial que coge por el tallo y por
tanos. y él quie!! me
aconsejó que, una vez Primera visita para la escuela que allí el talle a Roma. los deportes náuticos eran
en Roma. no me marchase sin conocer la funciona. cultivados con preferencia. Y de la misma
obra que estaban realizando los Dopola- La propaganda pedagógica da principio manera no existe una ciudad ni una
que
voros.
apenas se pasa la sala de espera y se pe- pequeña villa italiana que no cuente con

Es una labor —

n!e d!jo —

de Una gran netra en la bien surtida biblioteca circu- su correspondiente Dopolavoro, no hay

importancia. Como no tendrá tiempo de lante. Revistas italianas y extranjeras, li-


tampoco unode estos Centros post-esco-
verlos todos, le rccoñ>ienrlo tres : el Trans- bros, muchos libros, de literatura y de via- lares donde el <leporte sea desdenado.
tiverino, el de la Urbe v el Ferroviario. jes principahnente, pero tamóién biogra- Parece imposible que en el mundo haya-
En el Ministerio de la Prensa, un "car- fías. Lo más reciente y lo más interesante mos tardado tanto en darnos cuenta de la
net" cle periodista suponía una brillante de la producción literaria de Italia se ali- utilidad didáctica de las manifestaciones
rle presentación. Co» él bastó neaba en los estantes. El catálogo indicaba
carta me deportivas.
para que no sóí< se me recomendara a una
inteligente dirección, una selección Cada Dopolavoro se ufana de su equipo
los directores de
l)opuíavoros.
los sino meticulosa. de foot-ball. Buenos semilleros de futuros
para, que pusiesen a mi disposición un Se notaba que en el Dopolavoro de la atletas, que en el de la Urbe y en el Fe-
coche y encargaran a unos jóvenes fascis- Urbe no se perdian en regateos para los rroviario, de Rqma, se iban formando a

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la de las salas doride cantan la noble Sólo requisito exige : que sirvan.
les faltan las de la
vera un se enseria izas linotipia, la
artesanía los talleres con máquinas de co- Para saberlo cuenta carla Dnpolavoro con radio. Ia de transmisiones tclegráficas. Las
ser, y al lado Ins lienzos donde las manos dos salas de espectáculos : una para pro- ciencias econón>icas no sun desdeñadas.
jóvenes se ejercitan en bordados primo-. bar aptitudes. bajo la dirección de un pro- Conf,ahilirlarl, taqui„rafía... Las cabezas
rosos. fesarado competente; o>ras para mostrar jóvenes se inclinan hacia planos y diseñius,
Junto a la cantina, el economato del Do- al público las aptiturles probadas. En caría (:ouservatorio dapolavíírico se
polavoro. Si la obra post y circunescolar El teatro del l'erroviario es uno rle Ios inscriben los futurns cantantes y compo-
había de resultar completa, las familias buenos de Roma. Funciona torlos los rlías, sitores. A la mi>Rica, íc lc cruicerle toda la.
de los dopolavoristas encontraban, lo mis- y su construccio:r tué conífiada a arquitec- atención quc lucl'ccc.
mo en la barata Génova que en la cara tos, albañiles y pintores y decoradores do- Visitando ui. Dopolavora no se pregun-
Roma, alimento a precios razonables y qué io que hay, sino qué. lu
polavoristas. Nu hay oficio o profesión que ta Olla es es

a crédito para librarles de que cayesen cn no se cultive en estos acabadisimos Cen- que falta. Y la respuesta cs que na falta,
manos rle la usura. tros de enseñanza. nada, que todo rletalle cultural ha sido
En lo de la barata Génova y la cara Ro- Cada cuidadosamente esturliarlo.
para, aquello que es útil. No en
iino

ma no se
busque una mayor ni menor sim- vano las Escuelas de Orientación y Se- I Programas? ; Métodos? Liso ya perte-
patía hacia la bella ciudad ligíirica. Re- lección Profesmnal CStilrf!O lliás
son miruadas de un llCCC R ull Rlllplln rlilC CI cliiC
cuerdo fruición la anécdota del niodo articulo periodístico, pero
con vasco
especialísimo en Italia, incluso para se cobija en un
que, al rlisponerse a emigrar y preguntar lo que atañe a la agricultura y a la mari- puede asegurarsc que, son cxcclmites.
a su padre en qué sitio debía detenerse, o1>- nería. A cualquiera Ic enseñan con nrrlen aque-
tuvo esta respuesta : Que nadie tenga una, profesión por la llo que en otra p>irte aprenrlería, de forma.
Donde el pan cueste duro. que más tarile pueda manifestar desdén.
un
incompleta, dr cm deiiadamentc, rlánrlosc

Y aunque eu Roma se aproximase más La vocación, por encima rle todo. El evi- cabezadas con ls, vid,. o contra la. resisten-
al duro el precio del pan, la vida resultaba tar la disconfor!nidad futura equivale a cia brutal que oponen los indiferentes ri

fácil y agradabilísima a la sombra del Ca- limpiar la patria de lns tozudos de Ia ignorancia.
inadaptadas y descon-
pitolio, donde la loba capitolina tenía bien tentos. Esto cs, R
gl Rl>ríes fRsgos, iin Dop(>IRvo-
henchidas sus uhres. Salas de dibujo. Talleres de cerámica. ro. Esto son In tres magníficos qnc vn
Al
deporte siguen manifestaciones más Todo muy convc iiente, pero no resultaría dc'visitar Rrima: cl
tuve oportunidad en

delicadas. Teatro y cinematógrafo. Todos bastante si las nuevas morls.lirlarles vitales de la Urbe, el Ferroviaria y el Transti-
los escolares puerlen ser actores o actrices. hubiesen rpierladn olvidadas. Por esto nn verino. LUIS ANTONIO DE VEGA

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t44 <ásÁ tzím '«< sevsu

SU BELLEZA Y SU NGSTALGIA
QN sus antiguas esquinas, en lañ
ñ
q
que e1 viento ha frotado lada. Sobre su grueso payel se puede se uir es
ilurante siglos la canción; besaqs
pie< l ras barnizadas
con esa.
'

por
r .
'

v hermosa historia Kl
o, a difícil línea
a uvia, con po>talones desvencijadixs y esas puer p t as ra- que va de un lado a o ro... imp
otro impenetrable,
t bl,
bl onvocando
co
o a más íntimos
'amás
ás se abrieron a las viejas ciu <a<e,
'

ras q ue j, la l, t'ien t an a lnisterios.


6.
'

.- ro corazón
nuestro cual sungunas otras. E n e 11.. as es posible. La evocación gana terreno
'

; i I a ciudad ha sido
o si
respetuosa
..

o res con
paladear ese vino p posado, el lespuar el misterio mdefud vestigios y sobre e
'

<, e r .
sus el vi
viejo gsabado
b d de una ce<líe
e a en er un romance que surge y se hunde sin creerlo. id 1 r fo
, a lpasodelo
so e os díaías, de la nueva. Ha una r
Nos horrorizan, por lossiglos <le los si o, que se salva en todos loss vaivenes,
vaiven
la desidia d en
icas, lnsn>ora, que no van a ninguna parte y en las u 1 ó d e 1 o que
sido poderoso ue
conchiye. Son la espanto sa rea l'i<i a«e
l l una ex p osiciún
.' 'ú urbanístic>, ,odavía enhiesto e indestructibl
uc i e. U u mundo diferente p u ebla
la catailura isa< a,
.
aquello:
improvisada, a semejanza de
se una espantosa ciudad de son- las paradas legiones, 1 t bl
escarola, hecha to<la a un mismo tiempo
a un
po y exacto gusto. e redoble de algún acontecimiento histórico, es
En las >dejas ciudades han si<lo '< o los mismos nervios de la ciudad el h lla d e cier o artista. Como com ás de
l os que l,ian ordenado y desordenado, en ciertos instantes, la t h e esos o ros que están 'lí,
l volviendo sobre su an-
cóío por o o s dbl
a e ell encontrar ese personal, esa act t d
tigua huella.
'
'

.al I ln q, ciertas calles, nos acoge con esp 1


.

.
Y con cl poeta podría repetirse:
Como en un vie' i jo c
'

cuadro, la pátina se ha apoderado d dif' .

'

y jardine<h .;, y has sta aquí semeja el otoño jugar r con


c más nebre
n b su fin<sus sobre la cape
antástica apoteosis de herrumbre. E n t an t o que una tercera atmós- <oiño lhtcic sobro mi coraró ñ.
'

era parece haberse detenido con largo genealo ogía so b re ell horizonte
de laa ciuiiad, dando gravedad a eu aire y a su sol. En este doble
'

juego, las ce<ll es in t eriores se une n al vivir de las


Las ciudades inventad as tienen un insoportable estreno d e t o d, o, otras, trazando el peral
a e 1 o d e su avatar.

i<elineíimlrse os edificios con uns linea implacabl e f a lt a d e d'istinción.


e lo llíuchas veces el secreto de nuestra tren u'
'

Se a b re el viejo Ubro de la ciudad repleto de h ls t or>a, romcones


'''

d 1 i ciu
'dd a, y a la sombra de su catedral a
'
yen sus
y as. Está intacto v sus últimas hoja s so n d e alb ura inmacu- íardiues humedecidos por le lluvia
uvia puu 'e encontrarse la
perdida pla-

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eidez, que no nos llega sino
por estos caminos, por estas mismas cbiertas¡ peras y uvas. El transeúnte les devuelve la mirada que
calles, como vendria buen amigo.
un ellos le echan encima cuando se acercan la cuchara a la boca. Mien-
Las campanas han sonado graves y han tenido para si todo tras tanto, un mundo de gramolas devuelve a la calle toda una serie
e! aire que han necesitado. Han sido la imprenta musical de este completa <íe las últimas canciones.
horizonte, su s<moro seillo, el broche con que se cierran y se abren Allí están los herederos de la vieja picaresca, los eternos niños
las horas. desgreñados que juegan con el barro del arrabal y se mezclan en las
La voz se ha sentido allí también con unas palabras de expresión conversaciones monstruosas.
madura, Sólo cuando llueve, estas callejuelas quedan limyias de gentes.
Todos han escondido en sus casas y no se escucha el menor ruido.
se
Todas las viejas. ciudades tienen su barrio alborotado que ha cre- Tintinea alguna débil lus tras alguna ventana de v!si!?o raMo.
cido alrededor de un gran edificio, como alcanzando la complicidad En la tarde interminable se juega s la baraja, y el cielo está
de la sombra espesa. La algarabía de las esquinas, el silencio can- cerrado "como una alcoba".
turreante de las tabernas, la música popular que surge no se sabe
de d6nde... Estas casas achatadas tienen su piso abajo, abierto a la Bajo el viejo mura de este plaza el "confort" ha podido realizar
calle como una tienda, y en el que queda maltrecha la intimidad ie milagros. t Quién dijera que estas mismas piedras fueron testigos de
la familia. Son esas familias pobres que comen su cocido junto e las infinitos sucesos acontecidos en el correr .de los siglos...? Tras ellos
láminas, en las que, a todo color, han quedado retratadas sandías puede hoy seguirse viviendo, porque la pátina del tiempo nada im-
porta, y, por el contrario, es
importante. Sólo las horas
tienen el deber de dejar su
conquista, el destino de su
"confort'>, y asi es como se

han salva>lo los barrios his-


tóricos y las plazas historia-
das.
Los arcos conmemorati-
.a: vos, las puertas solemnes
con inscripciones, son otro
de los regalos de la ciudad
antigua.
Desde un balc6n es

observable, en escorzo, algún


trozo de la vieja puerta que
está aquietada en el cristal
como un solemne cuadro
urbano.
Las obras que se guar-
. dan en los inuseos son los
haUnzgós de la vieja ciudad,
pueg-'cada cuadra pcompaña
~ sus hqrai;-tiene quíi t er con
su lüstojdtt',y coq,sus caBes
y está> síñtrecruzadp' con su
desísno>
En ese casos él mu-
seo viene a ser como un pan-
teóq„dg amigoí>.coaocidos, eu
hl>que; c@dh lápida quiere de-
cirnos algo y hes arráucít yo-
»
:dérosos, reeuenloq.
Eneóntrsmos .en' las mira-
das de joz personajes una an-
tigua r>faci6ri, y'eh loi otros
c>cedros, 'los modelos de
siempre, esos mismos que
hoy vemos ieeondendo las
csslles.
Sólo los jardines de la
antigua ciudad pirreceu can-
tar utsas r>aras noí>as de ju-
vetrtud, improvlsadoz b on
siempre' eue cincuenta añoi
dh.vtua..Los árbo!es mueren,
.j>.;lós>,pájóírófá 'nO yrógusntan
de quién son,láz nuevas.ho-
jas.. ~

El verano apunté en' el


horizonte y avanza todas Ios
años sobre l>z ciudad anti-
gua.
En el eterno
milajfro de
su renovación. En sureplie-
gue zé agrupan las familias,
y en el invierno se marcha-
rán en el fuego de la vieja
chimenea las últimas made-
ras carcomidas de la
ciudad,
las puertas destartaladas, las
mgas apuradas, los troncos
secos...
Y es ese calor que da
nueva vida.

MARIANO RODRIGUEZ
DE RIVAS

Nobleza y artesonado
en un mismo hogar
© Biblioteca Nacional de España
ISLA 0E B A L I
la isla tranquila ymisteriosa del Pacifico, fué ocupada por
ALI,
B el Ejército nipón. Sus danzas religiosas y tradicionales eran fa-
mosas en el mundo eutero y constituían obligada visita de todos
]os cruceros que organizaban alrededor del mundo las grandes Com-
pañías navieras angloamericanas para distraer en el ocio del turismo
a los grandes potentados de la tierra. Bali forma parte del grupo de is-

las que constituye el archipiélago de las Indias Holandesas, también


llamado de la Sonda, y que se extiende de Oeste a Este en una longi-
tud de 4.ñ00 kilómetros paralelo al Ecuador desde el golfo de Bengala
hasta Nueva Guinea. La situación de esta isla es entre Java y Sum-
bawa, «el paraíso terrenabx Allí se conserva en toda su pureza y como
rito religioso la danza transmitida por los sacerdotes y sacerdotisas de
Buda en generaciones sucesivas al través de los siglos. El éxtasis sacro
de las bacantes, grave y solemne, no se encuentra en ninguna danza de
Occidente; sólo en Oriente constituye todavía una forma de la liturgia
con exaltación mística: gracia, expresión y simbolo.

El rito de estas danzas sólo se conserva en el sagrado recinto de


los templos, difícilmente accesible al profano.
Las que se conocen. en Europa sólo son una mixtificación degene-
rada de su verdadero sabor. Su genuino carácter fué importado a Bali
desde la India como una verdadera tradición religiosa que se conserva
incorrupta al través de los siglos.
Existeu generaciones de danzarinas sagradas por las que se han trans-
mitido los cánones de ese dificilísimo arte. Las danzarinas célebres, al
llegar a una edád relativamente madura, es decir, como se considera
en Oriente a la
plena juventud, son relevadas de su oficio para pasar
a la enseñanza e iniciación de las nuevas
discípulas, apenas en la niñez.
Estas son iniciadas por sus maestras en la espiritualización del gesto,
el movimiento fino de los brazos, de las manos y de los dedos; en la
cadencia, flexibilidad y ritmo de todo su cuerpo, y en el fundamento de
la danza religiosa, iuoulcsndo en ellas desde su más tierna edad la ex-
presión, la vida, el color y el significado, llegando hasta la sugestión.
El rostro de estas danzarinas es caracterizado por una capa de
polvos blancos de arroz, sus labios van pintados de un rojo fuerte y
sus cejas quedan reducidas a un fino arco pintado de negro.

La nina danzarina

© Biblioteca Nacional de España


Las vestiduras origi-
nales son de riquisima
nos
aspectos las orgías
de sangre de las Cofra-
seda.bordada de oro, so-
días africanas, Ai«sauce
bre todo un ancho
pec-
toral von hombreras que
V lfsmavllac, cple nlu-
i hos habrán
presenciado
cae hasta la altura de las
en nuostras posesionvs
rodillas.
vlc Marnrvi os. Allí los
A su pelo viene fijado
clsuzallucs vllorreon san-
un
gorío de pergamino
gre de lns heridas quc
con raros bordados y
adornos de flores, sujeto
se
producen i on bolas de
de manera tal que
hierro y otros objetos
sopor-
te sin caerse los más que tiran sl ane y les
bruscos movimientos. Sus pies van des- drl
golpean su teste, ropsds.
templo la trrrorífiv a figura de Is bruja Al mismo tiempo, estos »entones comen la
nndos.
Rangda. espíritu del mal v enemiga irre- carnv, rrmla dr un cordero
que acaban de
'E'ta danza p«
acompañada por el ritmo vonviliablr de Bsrong, s qr«írn insulta ron sarrifivsr, todo acompañado do horrible-
de una orquesta «gamclang».
vompuesta frases e imprevarioues horribles. Una lu-
y estent6reos griíoa. Yo los hc visto en
por una serie de gongos de diferentes ta-
maños, suspendidos de armaduras de ms;
cha empi"za entre ambos, insultándose
y Africa caer sug~estíonsdos
en sueño
hipnó-
golp ándoselas dos máscaras para tvrmi- tiv o.
dera de tevk, ricamente labrados con el más nar ron lavirtorie dr
Barorg y lahuíd~ sl La ofrenda dc sangre cle Ias danzas dc
exquisito gusto. templo d Rangda en medio de horribles Baii finaliza von la íntvrvenvión del sacer-
Los músicos son verdad<roe artistas del blm f .mías.
dote,. quc se encarga de hacerlos salir do
ritmo, cuyo arte encajaen lavirtuosidsd de En este mom uto empi ze 1«n»rte més su l largo quemando s, su slrcdrdor incien-
la danza. emo ionante dr le danza d-l «Kri.
s», y que so y hierbas aromáticas,
Otra d»nza religiosa se prav tic a en el Sur suolo terminar r on la ofrenda d,
completando su
sangre a obra ron Ia cure. de sus ligeras h«ridas.
de la isla de Bali
por los hombres, y cu- la diosa Kali. ávid» d ella y d. sarrifí- Pvro nada tcn rítmico, tan fino
yo fin consiste en ahuyentar el malefi- cioc humanos, D sde havr muchos nños y tan
cio en épocas de calamidades y elegante romo Ias danzarines; algunas po-
epidemias; existe rn la India una
prohibición termi- seen una fl xibilidscl tal
se llama «Kriss», debido al nombre de los que les permite,
nante de los sacrificios,
puñales malayos que arman a los danzari-
pero sun se con- apoyadas sobre sus pica, invlinarse hacia
serva el atavismo en murhas de sus cere- atrás para llvgsr s, tocar von la cabeza en
nes. Su ceremonial
empieza, con el sonido monias que, a pesar de todo, suelen termi- el suvlo, siguiendo al »nis»no
'

de la orquesta ds gongos para dar salída nar produviéndose


tiempo el rit-
por los bailarines lige-. mo de In música ron sus brazos
y manos.
del templo a la figura del dios
Barong, que ras heridas v on sus'
puñales. La exaltar i6n Lástima dv, país, vcrdsdvro paraíso,
es llevada
por cuatro hombreé. Es el espí- de la danza llega en ellos al delirio v on mo- que
se vió en algunos instanírs envuelto en el
ritu bueno que ayuda a la lucha contra el vimientos salvajes, luchas tremendas que e-truendo dcl » sñón y cn los horrores de ls
mal. Los danzarines se acercan ala másca- aumentan su excitar i6n, haciéndoles a ve-
guerra.
ra
para recibirlo ceremoniosamente, y en- ces perder la rourienvia
para v.arr priva- Pror«o v l i n he vurlto la tranquilidad
tonces el sacerdote le hace ofrenda, de man- dos de 'conocimiento. Recuerda en
jares. Vuelve nuevamente el ritmo mon6- algu- a este bello rincón dcl mundo, merecedor,
tono de los gongos y por su riqueza y su arte, de días da ensue-
aparece en la puerta Laa danzarínaa descansan ño v de ventura.

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Ser profundo es una condición tosca
punta de los pies, de
una a otra, con su
cumple el ciento cincuen-
o se
Esta afirmación exigiría
de bailarín, o sea con aquel estilo y de barbarie.
versario del nacimiento de paso en este

hino Rossini, y se cumple suyo tan ligero y


en el clue las ideas tie- largas y sutiles explicaciones, que
momento puedo dar. El que pueda en-
apartar al hombre de los
no
nen la misión de
tambien el centenario de la muerte de
tender, que entienda.
Henrv Beyle. Estos dos aniversarios se peligros de la profundidad. Este es el caso de Voltaire y de
Rossi-
La, protundidad requiere una cierta do-
asocian naturalmente. Leed cuantos libros ni. En este sentido es en el que uno y
de to- sis de ingenuidad. Conocer "las profundi-
queráis, ensayos. artículos. escritos dades" de la vida no significa "ser pro-
otro puedenser considerados como
artis-
das clases acerca de Rossini ; si no carecéis
civilizadísimos. Y, probablemente,
es

v rle buen gusto, fundo" ; más bien significa 'no ser pro- tas
por completo de espíritu por esto por
lo que Schopenháuer, que
tendréis que vo)vet siempre a la "Vida de fundo". Y el conocimiento de la profun-
consideraba la vida intelectual como
una

Rossini" que escribió Beyle, por sobre- didad, junto con ls. no sumersión en ella, hizo de Ros-
constituye la 'condición ideal del
hombre forma de imperturba1>ilidad,
nombre Stendhal: a esta obra que, como sini músico preferido.
superior. De aquí nacen los muchos equí- su
todas las de este autor, está llmia de es- tenía ideas muy exactas
basta. que circulan a.cerca
de la verdadera Schopenhauer
es rica de ideas. Pero no
vocos
'píritu y
calidad del artista profundo. En cuanto a sobre la música. Cuando Ricardo Wág-
Stenrlhal ha rlado la definición más exacta ner encargó en rgóy a
und de sus amigos
la incredulidad de Voltaire, es únicamente
de Rossini : lo llamó 'el Voltaire de la nombre un ejem-
que le entregara
No es que en su
una condición de prudencia.
í
ln ú s C a
del "Anillo del Nibelungo", "como
Voltaire careciera de la facultad de creer, plar
Falta por decir qué es Voltaire. muestra de admiración y de agradecimien-
sólo que él sabía que puede creerse en
Voltaire es el enemigo de lo profundo. to al gran filósofo", éste respondió
:
varias cosas.
La inteligencia y la sensibilidad hacían a vuestro
simas que en- Más aún ; se puede no ser profundo por "Transmitid mi agradecitniento
ver a Voltaire las rliversas decirle de mi parte que abando-
de la vida: religión, aburrimiento y amor a la vida tranquila, amigo, y
cierran lo profundo civiliza- la música y se dedique a la poesía, para
por limpieza, por elegancia, por
ne

poesía, él las esquivaba prudente-


etc.. y ingenio.
ción. lo que demuestra tener mayor
sobre la
mente, moviéndose con ligereza y

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Yo, Schopenhauer, permanezco fiel a Rou- atenta a no dejarse arrastrar por las pa- exacta. Para Verdi, "Pafstcff" es un "cer-
sini y a Mozart". siones, a no dejarse hundir en profundida- tiíficado de estudios", v "Parsifa!' es para
En honor a la verdad, hay que añadir des, a no tlejarse arrebatar hasta lo subli- Wágner una prueba <le "no pesadez mu-

que cuando Schopenhauer expresó este me. Míisica llena de cálculo y artificio. sical'; pero Rossini pretendía "Gui- con

juicio sobre la míisica de Wágner. no co- Es la música por excelencia del siglo llermo Tell" algo muy distinto. Para é)
nocía de éste más que "El buque fantas- XVIII. Y cuando Rossini comprendió que era una cuestión de vida o muerte, y Io es-

ma". uue overa una sola vez en Franc- no posible hacer durar más este ana-
era cribió lenta y fatigosamente. lleno de du-
fort y, ademác, muy mal reperesentado. cronismo de un siglo XVIII tan puro en das, que lo turbaban igual que las tenta-
"Admiro y amo a Mozart, decía Scho- medio de un siglo XIX lleno de vida y de ciones turban al santo v los remordimien-
penhauer, y voy a todos los conciertos en inquietud, dejó de escribir. tos al asesino ; lo escribió en diez meses
los que tocan sinfonías de Beethoven ; pero El músico que hoy no tuviera un sen- largos de trabajo, él, que escribía una par-
cuando se acosf.umbra uno a oír a Rossi- tido neorrossiniano de la música, sería un titura en quince días y un díio en un mo-
ni, toda otra míisica parece pesada". sordo, un ignorante del actual destino de mento de pereza, cuando el frío invitaba
Siempre que Schopenhauer hablaba de la misma. Rossini vió nublado y luego a retardar el momento de levantarse de la
Rossini levantaba los ojos al cielo. Teuía cerrado el horizonte musical por la nube cama.
todas las obras de Rossini transcritas para. romántica, por el canto de los elementos, Permítaseme repetir una pequeña, anéc-
Hauta, y las tocaba todos los días, una tras por el liombre demiurgo que avanzaba ~
rlora sobre la pereza de, lqossini, Un día te-

d'
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L' l'

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Il ÉrÉ,
)l(

Una b<mnosa representación del Guillermo 'f e>f ; al aire


'

libre, en una localidad d Suiza

otra, desde cl mediodia hasta el toque de amenazador : y ante tanta amenaza, él, rrii>lemcnte trío <fel invierno de lgi,'. R<»-
oración. La míisica, de Rossini era para hombre débil, prndente y de l>uen senti- sin> se encontralia alojado cn un cuartu-
Schopenhauer más quc un
goce estético : do, se detuvo. Porque lfossini era tan chu dc alquiler ell Venecia, y con>p<inia cii

era una cura. débil como lo era Voltaire y. como éste. la cama, para encenrlcr rl hie u. Tcr-
no

Y no solamente para Schupenhauer. Iío tenía la conciencia de su propia debilidad, n>ina<lu el rlíiu (cstal>a. escriliicnrlu la.
par-
hace muchos sí>os, llega<la la míisica a las y lo turbaba 1 oprimía esta debilidad que >i tnra de
"lliju por azar"). cl papel se Ir.
cxtl cipos dcgcllcl aclollcs dcl \vagllcl i sino, infenfa1>a esconder tras la l>ro- escapa. <le la.
en vano >na»us. v cac, planeanrlu . n-

asistimos a un "retorno a Rosa>»i", como ma ll>roma en palabras y "scherzo" en hre el suelo.


si ce tratara del retorno a la salud. Y esto n>í>sien). Ia vivacidad dc su ecpiritu, la lfrissini fo l>osca en vano con la vista
ocurrió, especialmente, por obra de Stra- rapidez y varie<lad de su verbo y el jue- la hoja»aufarla 1>ahía irl > a parar d< ha-
ivinsky. go, más <fe equilibrio que de magia, de su jri rlc la cama Saca lln hrazri hiera y sr
Por lo demás, la miisica de Rossini se- frivolidad. >s,'ietzsche nu hal ía cose»orlo inchna para l>u. car el papel ; foir íilf im<i,
rá siempre la. más sana y más pura. de fo- aíin qne "el mediodía es niár llrrifunrlu sintlíndusc presa riel frío, cc mi nrli.< ri>-
das. Iv>i siquiera Schopenhauer había com- que la merlia noche". il" r. lic n1'alta c y se rf cc a sí n1lcln(>. >, ul-
prendido la razón profunda de tan singu- Muchas veces se ha dicho que "Guiller- veré a escribir el rlíir>, narla miís f icil ; lr
lar cualidad, porque la música de Rossini mo Tell" es para Rossini lo que "Fals- recnerdo perfectamente". Pero no le vuel-
'nace en estado de congelación" : es in- taff" es para Verdi y lo que "Parsifaf' "e la. idea.

corruptible. es la más controlada, la má para IVágner; pero la comparación nu e- Si ne


pela and<i rlurai>te uii <nart i lic

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h >a '» I >" ra ac»r>lar-c >i«c li -. n» c
>ml»nn> cn cpoc;»lel "l l i-
l;>

rlc una -n>» n»ta l'or f>l- pnr azar .


ya n» pcrn>itnla'
lc c-taf>an

timo, exclama: "Sv> un cuando, lenta > trabniuoan>ente, caer>bia


"Guillermo Tell"
estúpido ; reharé el dúo.
Y cuando lo hubo escrito, y a pesar de
Que los compositores ri-
cos tengan, si quieren, todo el trabajo que le había supuesto a él,
fuego en sus habitacio- amigo tan infiel de la fatiga, comprendió
nes ;. yo no me molesto que esta grande y amplia partitura, estos
en recoger los dúos que cuatro actos largos (tan largos que el mis-
se me caen al suelo. Ade- mo Rossini los redujo luego a tres), no po-
drían ser suficientes para hacerlo entrar a
más, trae mala suerte".
Mientras Rossini ter- formar parte de la ola romántica que avan-
ntínaba el segundo dúo, zaba, aun para ponerle un dique
y menos
llega un amigo, al cual y detenerla ; y depuso las armas igual que
le dice: "IPuedes reco- otros, más grandes que él, las ltabían de-
germe el dúo tíue se me puesto a, su vez : como Júpiter las depuso
ha caído debajo de la ca- ante Cristo.
ma?" El amigo recoge el Y para Rossini pudiera volver
que
a mostrarse triunfante, rodeado de Scho-
díío, atrayéndolo con su
bastón, y se lo alarga a penhauer y de Nietzsche y de todos los
Rossini. "Ahora le dice —

míísicos jóvenes hoy en día, hubo tíue es-


de
éste yo cantaré los dos

perar a que la ola romántica temninase


dúos y tú me dirás el que causar estragos y se retirase exhausta.

prefieres". El amigo en- La .vuelta al rossinismo no es, sencilla-


contró mejor el prime- men>te, una vuelta a la forma melódica,
ro ; el segundo era de- como creen los ingenuos, sino que es la

masiado vivo para la si- expresión "musical" de una transforma-


Kl gran músico Roaaini tiempo, hizo del segundo dúo el terceto ción mental muy compleja que lleva de
la tosca profundidad la clara y civiliza-
tiempo, hizo el. segundo dúo el terceto a

de su ópera. Hay que afiadir que entre el da inteligencia.


primer díío y el' segundo no había sombra
de semejanza.
Pero la ligereza y la tlesenvoltura con QUINTILIO MAIO
Un momento dcl "Guillermo Tell"

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AMERICA EMOCIONABLE Y AMIGA
DE LA EMOCION.— ANTITOTALITARIS-
MO DE HOLL'ÍWOOD. PUBLICIDAD —

DEMASIADO CARA. SOBRINOS DE- —

GENERADOS

STERISiCOS americanos. Ei Continente más bombardeado ilote Por oíra parte, ése liza sabido
la propagarxla cinematográfica no es Europa, sino América.
Iamás de una guerra sut canciones
y sin gritos patriáticosy Shetnpre se ha dicho que una de Ias misiones
Y no solamente por la propaganda cinematográfica. El ra- de la radio en tiempo de guerra sería. la de transmitir!hitnnos
y can-
dioyente no tiene más que mover al azar el indicador sobre el cua- ciones patrióticas. Hasta cl presente, los radioyentes no bati oído
rlrsnte en que está encerrado el mundo entero, para oír discursos. muohos de aquéllos ní de éstas, y ya se sabe lo
canciones
amigos que son los
o rumores de guerra. Pero se trata ! sorudos que aclaran americanos de la música. La consigna de los
nada' el estado de cosas del vicio Continente. Los america sos
estrategas de ia pto-
poco o
paganda radiofónica ha sido, ouriosmnente, la de hablar y no cantar.
oyen excraños Iatüguíííos, habladurías y curíosás combinaciones ñe A falta de emociones positivas, el
radioyeme obstinado las suple
cantos y plegarias, y así se pasan escuchando toda una velada, sal- con la fantasia. Uno de
ellos¡ hace varios días, estaba escuchando
tando.de una estación, a otra, de una nación a otra
y de un Continente a un locutor que desde lo alto del Palacio de la Radio de Londres des-
a otro, y cuando se van a la cama saben de la guerra lo mismo que cribía el aspecto de la ciudad sumergida en una oscuridad casi com-
sabían antes. Hasta ahora, el sonido más impresionante llegado por
pleta. De repente se oyó una explosión, segtúda de otras varias: el
las ondas de la radio al oido de los radioyentes americanos iha sido
radkoyente se extrañaba de que el locutor no anunc'ara un "raid"
el de la sirena de alarma rle Londres. Cuando lo oyeron retrarsmi- aéreo alemán sobre la metrápoli. Sin
tir por vez .primera, los americanos dieron gracta. a Dios por haber
embargo. lss explosiones se cían
claramente. Una vez terminada la transmisión londinense, el
hecho.el Atlántico tan ancho ; pero después se acostumbraron tambicn radioycr,.
te volv.ó a coger una estación de Nueva York. Pero los
ruidos de la
a aquel concierto, hasta el
punto de que el bramido de la sirena ion- batalla aérea continuaban. Empalideció. Corrió a la ventana
para ver
dinense ha perdido ya todo interés. Un radioyente de Long Island, lo que ocurría y sólo entonces se dió cuenta de
que las detonaciones
al ser invitado por un periodista a que describiera sus isnpresibnes
procedían de los fuegos artificiales de una fiesta de barrio en nn
sobre el particular¡ respondió:
"
Oh!, ha sido uua desilusión; pa- sector no lejos de aquel en
que vivía el
impresionable radioyente. Los
rece exactamente lasirena de los bomberos". periódicos luncharon el episodio, y los lectores
En suma, los emocumales y "ernocionófilos' ciudadanos de los según se desprer;

de Je las cartas recibidas rieron lo suficiente


para que la cosa llega-

Estados Unidos están cansados de la marcha radiofátúca de la gue- ra a interesar a los


productores cinentatográficos rle la costa del Pa-
rra. El locutor británico hace ostentaefión de una calma cífico. El agente de una gran productora se
que esta
precipitó en casa deí
lejos de poseer, y continíía hablando, con el mismo tono reservado y protagonista de la estúpida aventura radiofónica y le ofreció no sé
tranquilo, de los bombardeos, de íoahundímientoa y de los raciona- cuántos miles de dólares por aparecer solamente en una
mientos ; el mismo totto escena.que
con con que antes de la guerra anunciaba. el sería introdszcída en una revista musical de tono satírico
dedicarla a
título de un disco o las condhicíones
meteorológ cas. En paz o en gue- la guerra, y, sobre todo, a la
guerra de nervios. Otro hallazgo del pro-
rra¡ la iCámara de los iComunes, cn el Stadium, o en el desiefto. los
en rluctor es el asesorasniento técnico de un
gran psiquiatra, asegura-
irgleses hablan síeuípre como si estuvieran junto al fuego¡ entre do tatnbién rnedüante un
grue. o paquete de dólares.
amügos y con una copa de coñac al lado. Esta calma publicitaria cons-

tituye uno de los motivos que pone nerviosos y que hace desconfiar a No hay en el mundo un ridículo que supere al ridículo de
los americanos. Holly-
wood cuando se mezcla en ello la política : el actor Víctor
bfcLaglen

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salud, el
posible, y acaso rainbién para curarse
en uro-
dinero >or color local
tiene una debilidaü por los soldados. Hay quien gasta su eu
rtuctor pedido
babia el permiso y la cooperación. del cónsul gen raí
se!los o porcelanas antiguas;
mujeres, quién en coleccionar monedas, de Bulgama en Wáshingion, quien le
babia dado el pmmero con mu-
lo soldados. Este actor mantiene un ejército par- cooperación por la publicidad
tu-
McLagíen gasta en
cno gusto y le babia prometido su
los dos o tres ejercitos particu- una rápida
ticular del que es coronel; uno de nsttca que la pelicula, babia oe hacer
de su paiv, y danrlo
uns, especie de caballe-
lares que aun quedan en los Estados Unidos, en ausencia del mmistro.
El pa-
de "iCalifornia Light Horas". Pero ojeaua a la eseeiuncacion la aprobó
el nombrr: a América y supo de lo qur.
¡ se
ria ligera, conocida con
reoer de este últmio cuando voívzó
de caballeros en total), sostie-
además dc esta sección (una veintena trátaba tue coillpletamente distinto, solire torlo riespues de tina atenta
hasta
ne tamliien un batallón dc in(anlcría (no supera. la quincena) y lectura dd guson, que le convenció de que
si la película se liubiera
las bases
usa sección de motociclistas. hecho a base de tal escenihcación, era seguro que se sentarian
Este uiodesto ejército ha hecho vibrar, sin embargo, los nervio' En todocaso, y para
d«una duradera, enertvistad búlgaroamericana.
iie la Prensa democrática socializante, que acusa al actor de haber Sofia.
y salvar au responsaotíioad, manrló el guión
a

niovíniiento fascista en el West, y el


otro
lanzado el germen de un se alarmó. Los fiui.
En Sofía, como ya se ha dicho, el iVíinisterio
ilía la guar<lia política de la casa para, la qre trabaja llegó a tiempo encontrar insultos seme-
cionarios mas antiguos recordarori que para
rie arrancarlo de las uiñas <le un periodista, agente provocador, que¡ remontarse nada menos que a la comedia antunilita-
estaba anotando lo que McLa- iantez habia que
después de haberlo ítocho enfurecer, rista de Shaw Aivnu oaif tbe nswn, en
la que, a cierto punto¡ un per-
la disciplina,,y qué? Hay en la
glen decía en su furia : "Sí, anio de reconfor- sonase dice clarainente que
en toda Bulgaria existe una sola bañera.
rlisciplina algo, no sé qué, pero algo hay de excitante y decir también la conieáia de Shaw se escribió hace me-
lo fuese! Cuán- (iiay que que
tante... é Que nii ejército es rcvo)ucionario?, ¡ojalá dio si lo). Esta vez los insultos, aunque más discreros,
no eran por
Dice usted que yo lo hago
tas cosas habría que cainbiar cn este país!... sustancialniente herían más el amor propio na-
ello menos graves, y
uniforme de las insigsiias. Pue bien; no existe un del actor de
por gusto del y cional. Se )uzgó particularinente ofensiva la conducta
una sola pelicula.
utilitarista más modesto que yo. Cíteme, si puede, carácter Aícun Tamn ott en el papel de alcalde de ruta pequeña. ciurlad.

la grado superior al de sargento", y el periodista América qne para


qre yo tenga Su coixíucta ers. en realidad más ofensiva para
en un

vió obligado a, asentir. al volver a su país natal después


de muchos
se
Bulgaria, porque él,
americanizado, intenta. americanizar también la
de este hemisferio raraniente son comprendidas po.
los años, completameiite de
Las cosas
las Admitvistración municipal entre otras hazañas, vende el Cuerpo
y,
habitantes del otro. Aun menos se comprenden
ios intereses, pa-
más ofensivo se
de los pueblo. del' viejo Con- Policia local a una empresa. privada. Pero el rasgo
siones, las sinipatías y la idiosincrasia descubrió por casualidad: al snargen de la descripción de un persona-
están más slc-
tinente, que por sangre, por carácter y por fantasía, de carácter anás angelical, el grionista había añadido una nota :
la
del carácter y de fantasía del liainado Nuevo Minado. Creo je un
>ados el Estado más atra-
Balcanes pueden "Este t.po sería considerado como tonto hasta en
que muclios americanos rehusan admitir que los los Balcanes está bien". Era demasiado.
en la dig- sdo de la Uifión, pero para
existir si no es en las operetas. En la existencia política, el productos
balcánicos Se enviaron instruccismies al ministro en Wáshington y
nidad y en el antor propio político de los países no creen
acción de en un Estado imagínamo,
modo no se expli- fué obligado a situar la su opereta
ni siquiera los íioííticos de Wáshington. De otro
la publicidad turística, pero a semejante precio lm-
carían los errores de la diploniacia americanib que¡
faltando a las Bulgaria perdió
como se Iia biera resultado demasiado cara.
más elementales reglas del respeto internacional, cree

atravesando
No sólo el cine, sino también el teatro americano está
podido ver recientemente poder

a<iuellos gobiernos como
tratar con
la Crisis del cine', además de las causas
un mal momento. Realmente,
con cualrluier islote del Pacífico,
Si Wáshingion ignora las reglas del
donile a contingentes la iriclusión, de Hoííywood en la zona de guerra
'del respeto, fácil es imaginar lo que ocurre en Hoííywood,

de los trarsportes. el oscurecimiento, etc.—


se
de sus man- Pacífioo, la dificultad
la insensibilidad polítüca se anade la clásica ignorancia de
mentalirísd: debe también a la crisis del teatro. El productor cinematográfico
darines. Recordemos un episodio característico de esta al invertir como invierte sumas enornies en la ta-
la aíartná y la consternación invadieron la
Direc- aquellas tierras,
Tiempo atrás, bricac ón de películas, no puede arriesgar estos capitales en nombres
funcionarios
ción General de Propaganda en Sofía, cuando aquellos conocidos, ni en argumentos cuyo fun-
de película en- de artistas inexpertos o poco
tuvieron ocasión de ver, en visión, privada, un guión el teatro
cionamiento comercial y publicitario es rhidoso. Por tanto,
viado reservadasnente por el ministro dé Bulgaria en Wáahíngtont. futuras estrellas del cinema y en
se ha convertido en el vivero de las
en uno de los
Se trataba de una opereta cuya aoción se desarrollaba
el ma- la mina de los argumentos.
valles más floridos de aquel país. Deseando dar a la película

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Pero como ha dicho y no se cansa dc'repetir

uno

de los más conocidos protluctores teatrales de Broadlrvay.


los negocios teatrales van mal. Y la culpa es de la "ucrr.,
No de la guerra que se combate a lnuchos miles de milhl.
de distancm, sino de la. guerra que grava como una 1."-
sadllla. sobre la ciudatl. "Cuando iriorcllo La Guarllia lel
jefe dc la detensa pasiva de los I;stados Linidosj nos hace
saber que la. amenazaa.érea pesa tamilién sobre esta me-
trÓpoli athlntlea v lluc lic un nlrlnlrnto ll Otlo SC Col'l'2
el! riesgo de riesapareccr de este nuuldo dice tristem-

entee el prorluctor —, no es, luego, alegria


desde lo

que nosmvade. Tollas las diversione;, los calrarets, lo


cines y, i ay'!, Ios tc,!los, c lcsicfltcn lic es!l tcn lÓO

onulipresente y de esta crisis inierlmnable que


conv'er-
lo 'nclu o st hombre menos eacitsblc

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U N C U E N T O E N S U A L

K los despojos realizados por ia revolu-

D ción roja en Madrid en el año 1936 he,


oído hablar mucho. He oído hablar en
todoa los tonos y a toda clase de personas. Es-
tos relatos suelen ser monótonos y, en general,
el daño causado e las víctimas, demasiado pe-
queño en relación a las quejas. Creo, además¡
que la memoria para aquellos quebrantos es ex-
cesivamente firme, comparada con la débil me-
moria para los duelos importantes de la carne
maltratada y de la sangre caída. No obstante...
Confieso que recuerdo haber escuchado algu-
nos casos que lograron conmoverme¡ no por su
magnitud, sino más bien por la ingenuidad de
las gentes perjudicadas. Tal fué el relato de la
anciana a quien robaron su mecedora con asien-
to y respaldo de rejilla, no por aprovecharla,
sino para romperla con un machete en su pre-
sencia. Y tal fué el relato del cochero a quien
robaron su viejo caballo- para comérselo. De

l OW SAMUEL. ROZ otra índole y para mí igualmente conmove-


dora es ls historia de la joven marquesa, a la


que dejaron sola en el palacio frente a un es-


pejo quebrado que ponía en su rostro cicatri-
ces de muñeca rota. Pero...
La historia que me propongo relatar es di-

ferente„no se parece en nada a lss historias


que conocía, y me apresuro a contarla a los lec-
tores antes de que haya formado un juicio
claro sobre ella. En realidad no sé qué pensar
de esta historia, ni del hombre que me la contó
con acentué tsn patéticos. Aún me parece
estar escucliando la voz sombría que explicaba
el daño irreparable: era la voz como una larga
queja, como un infinito lamento, apenas modu-
lado en palabras.

Encontré a este hombre la noche del 10 de


diciem1>re glorieta del Cisne, a las dos
en la
de la madrugada. No hace falta decir que he-
laba, y que la calle, eolítaria, apenas estaba
alumbrsdé, por moribundos faroles de gas. Ja-
más he sufrido asombro tan grande como al es-
cuchar las primeras palaliras de aquel hombre
en aquella noche..Iba el desconocido corzecta-
mente vestido, incluso con elegancia, y hasta
añadiría que su largo y recto gabán negro era
de paño inglés. Me pedía limosna, a pesar de
aquellas ropas¡y con el sombrero en la mano;
además me pedía la más extraña limosna que
pueda imaginarse.
Una limosna de talento, ¡por caridad!
Salté si me hubieran insultado. Casi
como

tonos hombres son una pequeñez en los


los
trances difíciles, y yo confieso que nunca la sus-
ceptibilidad humana alcanzó a ser tan ridícula
como fué la mía en este caso. iLa petición, tanto
por el atuendo del desconocido como por mi con-
dición de escritor¡ me autorizaba a sospechar
uua burla sangrienta. No quiero pensar ni —

ahora que el peligro ha pasado en la posibili- —

dad de que aquel hombre se dirigiera a mí sa-


biendo quién soy yo, y ]ízecisamente por ser
también él escritor de más mérito y más viejo
que yo, aunque peor tratado por el tiempo y
la fortuna. No; por suerte, el hombre se dirigía
a otro hombre cualquiera, y la duda quedó, rá-

pidamente desvanecida.
Las excusas usuales en esta ocasión hubie-
ran sido de una amarga comicidad, que hubiese
dejado más fría la noche. é Cómo decirle: "otra
vez será" o "no llevo suelto" ?... Hacer efectiva

la limosna era impracticable.


dde sirvió el instinto y le invité a qne me
siguiera. Mi casa no estaba lejos y la limosna
que se me pedía no podía ser otra que un poco

&gà de consuelo y de atención para una desgracia


que yo ignoraba y que otro hombre necesitaba
confiar.
Han pasado varios días y no puedo decir si el
mendigo estaba en su sano juicio o desvariaba.

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En todo caso, pienso que su historia es igual- Me bastaba con dirigir vida a un fin noble
nn
pación por el encuentro de la pasada noche con
mente sorprendente y conmovedora, y su voz y saber de mi actividad relación con las ac-
en
aquel extraño señor al que hablan robado el ta-
sombria, lenta y convincente, no puede perder tividades de los otros hombres. No me creia lento. Durante el dia estuve incómodo y como
para mi la menor importancia por el hecho de el mejor ni el más
importante, pero no dudaba disgustado conmigo. iSentia como si de golpe to-
que dueño fuese loco o cuerdo.
su de mi utilidad y de mi importancia. Sabia
que do hubiese perdido para mi importancia: las co-
Le hice sentar en la más cómoda butaca mi muerte no enlutaría ni trastornar!a el mun-
de sas y las gentes, las ambiciones
mi biblioteca y le ofrecí una y los recuerclos.
copa de coñac y do. Pero también sabia que sco estaba mal mo-
un cigarro. Sus manos
Después de cenar fui al casino y contemplé
temblaban,
como debía rir con una esquela como yo iba preparando una partida de billar. Sal! del casino con la
temblar toda su alma. Hube de ayudarle a en- desde mi juventud... Mañana saldrá el sol y sensación de que ya iba a parecerme siempre la
cender y tuve que reponer en eu copa el coñac no cabré qué hacer... vida como una partic!a de billar en la que unos
vertido. Cuando comenzó a hablar estaba ex- —

1Y no sabe usted qué hicieron los


rojos juegan y otros miran. ! Qué tedio!
traordinariamente sereno. Antes habia mirado con su talento? pregunté. No pude escribir, como tengo por costumbre;

despacio y con amarga melancolia los volú- ?Bah!... Con el talento de otros no se pue- mis ideas y mis invenciones me parecían abso-

menes, algunos de cuyos títulos y nombres pro- de hacer nada. Yo sé que el único
no soy a lutamente estúpidas... Después de pensar mil
nunció en voz alta como si leyese las
lápidas quien han robado... Hay muchos miles de hom- cosas, me decía: "—!Bueno! 1Y qué?"... Todo
de los amigos muertos en un cementerio.
bres que se encuentran como yo... Pero yo soy me parecía igualmente sin importancia... To-
Yo era un hombre de talento, señor. Si me

más humilde y por eso pido limosna... Sé que dos los libros de mi biblioteca, incluso los míos
da ocasión podré probárselo¡ pero los rojos
aunque nos devolvieran el talento, no nos ser- propios¡ hablan perdido interés, podia leerlos
me lo robaron vilmente. Me robaron hasta la
viría para nada, porque el tiempo es otro., con la misma inciiferencia del
principio al fin,
última porción, hasta dejarme en el lamentable
P r e cisamente en
estado en que me encuentro hoy. Al
principio esto está la dificul-
de la brutal expoliación me sentí como liberado
tad. Me han habla-
de una horrible carga y responsabilidad.
Que- do de agrupaciones
darse entonces sin talento, en el Madrid
rojo, de hombres que se
ezu alejar el
peligro; lo primero era vivir y quedaron sin ta!en- y'z cv
-.-
...

esperar., Vivf, pues, feliz sin mi talento. Des- to que intentan re-
pués, terminada la guezra, volví a necesitarlo, clamar y se fían de
y comencé buscarlo con afán. Necesitaba a
a
abogados y dctrr"
todo trance mi talento y revolví Roma con San
ves. Pero esto es ri-
tiago. Pero fué inútil,
completamente inútil.
Muchas veces crei ha-
berlo encontrado y lo
reclamé enérgicamen-
te, brutslmente... Eu
ocasiones, confieso que
llegué a verdaderos
extremos de injusticia
y violencia. Al fin me
he convencido de que
no recuperaré jamás
mi talento. Para mi
esto es mil veces peor
que la muerte.
Calló cuando el vie-
!o reloj dió solemne-
mente la hora. Sus
ojos estaban frunci-
dos, como si mirara el
vuelo de un pájaro en

un punto lejano del


horizonte. Yo estaba
perplejo y bebía en si-
lencio, casi sin atzc-
verme a mirarle.
De pronto sentí mie-
do y miré instintiva-
mente al sitio donde
guardaba un revólver.

Si usted me diese
un poco de
talento
un poco nada más
—,
sslvaria a un hombre
desesperado y Dios se
lo pagarla.
Yo no... Los libros, quizá... ellos pueden diculo, señor; son ganas de ladrar
la luna. En a o
viceversa, y me 'daba igual que afirmasen
ayudarle. el fondo dan lástima, mismo es lo
porque eso una cosa o,su contraria.
No sirven para nada stsjó —. Los conozco
que hacen los locos en sus manicomios... 1Sabe
— —

Pensé en el hombre que pedía uua limosna sin


bien. No nos sirvieron ayer para lo que vivimos usted lo que pienso?... Que acaso mi talento lo
talento, y decidí escribir un ensayo o un cuen-
hoy. Ni nos servnán hoy para lo que vivamos tenga un hombre muerto... to. La verdad es que a lo que llamaba aquel
mañana. !Ellos tampoco tienen talento! Era muy tarde y me levanté para despedirle. desconocido talento no era más que sus hábitos,
'Sin embargo..., saben cosas. Los libros pue- No sabía qué decir a aquel hombre' que, ayu- sus costumbres y sus previsiones c!el futuro.
den enseñarlas. dado por mi, se enfundaba su largo y rico abri- Al fin, sólo pude escribir estas cuartillas.
Si. Como sé yo mi carrera. Soy ingeniero,
go y que, sin embargo, eza pobre, terriblemente

Han pasado tres días y vuelvo a releerlas.


señor, puedo tender uu puente y trazar un ca- pobre, como denunciaban sus ojos asustados y Ahora ya me pasó el hastío y la preocupación.
mino..., pero no eú eso lo que me importe. suplicantes. Le tendí la mano y le demostré mi Ahora tengo que hacer una cosa. Os ccmfiezo en
1Qué es entonces lo que usted desea sa-

afecto sin palabras. Despúés bebí de un gol- voz baja: hace tres noches
que salgo a la ca-
ber?
pe otra copa de coñac yme acosté. lle y aguardo en una esquina a que pase un des-
Para qué se tienden los puentes y se

Confieso que dozmí tranqufiamente. Soñé que conocido... En!',onces me acerco muy humilde y
abren los caminos? 1A qué enemigo se acerca me recibían en el seno de la Academia de la con el sombrero en la mano:
salvándole el abismo y hasta qué punto escon- Lengua y que pronunciaba un discurso sobre un Un poco de talento, por caridad... !cLlevo

dido se le abre paso al dolor? Pero esto es filósofo del siglo XVL del que sabia muy poco¡ tres días sin escribir! !Dios se lo pagará!
pedir demasiado, lo comprendo. Quizá usted y que me réservaba desde has!a varios años
tampoco lo sepa, quizá nadie lo sepa. Cuando para la gmn ocasión de demostrar que sabia
yo tenla talento, tampoco aspiraba a tanto. mucho. Cuando desperté volvió a mi la preocu-
(ILUSTRACIONES DE ESTEBAN)

© Biblioteca Nacional de España


Pi~~fe du (ínua
an
gul<nP>C~ duPiima~a marcha, publica otro sobre los fundamen-
CAPITULO II la. revolución hispánica en

tos que servirán de base a nuestro Imperio.


El correspondiente periódico
¡Y está escrito en serio! .
Se puede hablar de Imperio cuando
I primer contacto con los universitario mali ilcños me de- hace unos <iías 'liemos echado al Rey'".
mo<tl'ó iiue la
agitacióll
q scolar si>lo tenis f<liulamentos po- No sólo lo lei, smo quc lo releí <>espacio. Incapaz de foanar tan
lit>coa l'otcncias
con propósitiis i>scur>is masoncria, judaís- opinión, fuí a. mi casa sin decir palabra. Del perió-
pronto me

una

mo v marxisnu> nos utiliza1>:in lrira


ilcrril>ar, primero, nn Gobierno ; d>co no se sabía nadiu ñfe erandesconoci<los los nombres de los que
<lespuís, un rí imcn ; finalmen>e, un si >ema social ; llegar al caos ;
~

en cl escribían —
lo que atribuí su car>ícter universitario
a y me so-

qué sé. yo.. Primo <le Psivcra, iiue tenía como con lici<>n sobresaliente i:aban cosa nueva. <lcmasiado difícil sus doctrinas. Resolvi ilus-
a y
ser un hombre liueno
y muy español, priimn<.ia cn nr>tas oficiosas q»e trarme sobre la materia. consultando a los cociipañeros que en la l'e-

pronto volrerí:unos "a la normalidad'. I.a "normalidad', eonio con- deración Universitaria Híspanoan>ericar>s habían transformado la
secuencia. íiltinm de la
politica, no podia satisfacernos. Asociación profesional de Estudiantes en una agrnpación política.
Era otra vez el régimen caduco de derecha- e izquierdas. Y nos Los sudamericanos sienipre sabían más quc nosotros.
otros, complctamcnte a. oscuras, buscában>os el camino nuevo, re>o- iCasi todos los que concurrian al Centro de la calle de la Nlag-
lucionario ; sin saber qué clase de Revolución. Por toda perspectiva dalena eran americanos del Phcífico, la mayor parte mestizos.
Cuando
existía una de tipo oriental, la rusa, con la engañosa apariencia que les enseñé "La Conquista del Estado" enzpezaron a vociferar : "¡Es
le <faban los volíimenes de ciertas editoriales "Pero aquí, 1no
subvencionadas, desile un
iperiódico fascista! ¡Es un periódzco fascista I" '41 <<
luego, por el Kremlin. están prohibidos los semanarios fascistas?, exclamó INo >) .

uno.

En de aquel año caía e] Dictador. Nos hahiamos olvidado


enero
veis las simipatías hacia Italia, la exaltación de la Patria, la creen-
ya que existía la "guerra de Africa", constante pesadilla española;
no
cia en un destino católico e imperial'? Todo esto son prejuicios bur-
que vivíamos en un "standard of live" superior al del resto de Euro- este periódico", di-
gueses. Tiene esito su peligro. De1>emios >igilar
pa; que teníamos en el mundo cierto prestigio. Quería>nos la revolu- los demás... La reunión se fué animando. Todo el mundo se
jeron
ción fuera, con todas sus consecuencias. A los socialistas los
como
n>ostraba indignado.
calificábamos, despectivamente, de "social-burgueses". En realidad, '

Abandoné el locaL Por primera, vez empecé a reflexionar un poco


el elen>unto estudiantil, que jugó en la caída del Dictador un«de los sobre la posibilidad de que la Patria fuera algo más que "un con-
papeles príncüpales, a pecho descubierto, fué convertido por los agi- de los pueblos",
cepto burgués", la religión algo más que el "apio
tadores en adalid de toda protesta.
así, por el estilo, los cinco o seis "slogans" que habían deformado
y
Kn diciembre del mismo año se produjo la sublevación de Jaca. mis sentimientos en las años mejores.
En ella intervinieron varios estudiantes madrüeños. Después de la La quema de conventos del rr de mayo puso fln definitivamente
conmocion producida en iEspaña por el suceso y su represión, todo a todo este "snobismo" extremista, que quería hallar un nuevo ca-
siguió con el mrismo ritmio desordena<lo. EI rz de abril se celebraron mino de Revolución para Espaifia. Mis simpatías, después de aquel
elecciones municipales. Kl rey, ante el resultado, que creyó srztimonár- triste suceso, se dirügieron hacia aquella publicación, que de una
quico, isalió de España. Kl rg ama>acimos todos repub! icanos, sin haber roanera tan extraña me había impresionado. Procuré enterarme,
iDesde
contribuido ninguno directamente, conscientemente, a ello. un mes antes de la proclamación de la República, s>us redactores ha-
Por aquel tiempo, en la Universidad Cerstral la reunión de cual- bían visto claro lo que constituiría en líneas eneral s el destino his-
quier grupo de estudiantes menos de una docena, en total sügni-

pánico. Eran una fracc>ón, dirigidaedesn>a, de la que


por Ramiro I
ficaba la existencia de <u> periódico. Un periódico extremista, claro lformaban parte, desengañados de errores at>tiguos, destacados ele
está. La. vida de estos periódicos era. corta. Dos o tres mímeros, lo mentos sindicalistas. Figuraba con>o secretario de redacción Juan
más. El nuestro, que se llamaba "Renovación", batió un verdadero de gran dinamismo inteli encia (verdadera alma del pe-
Aparicio, e

"récord"' : llegó a tirar cinco. Existían "Rebelión", "Espaí>a Nueva" riódiooL que desde el pri<ner momento, sin ser "de derechas de toda
o "Nueva España" y tantos más. Entre todos ellos y con las mis-

la vidau¡ comiprendió la postura a adoptar ante la República, sin in-


mas características: grandes páginas, demagogia, irregularidad en currir en ñoñerías o debüítiades de antiguo error, ya que una re-
la salida, etc.— salió un día "La Conquista del Estado". Esperábamos volución de tipo nacional era la íinica salida posible de aquella cn
todos que en. su cuarto o quinto níimero desapareciera. No lo leíamos. crucijada. Estas cosas del hombre, si tienen valor, Io tiene por
En general, nunca leíamos más que el que hacíamos nosotros. haberlas sabido ver bien pronto. Los de "La Conquista del Estado",
Pefo yo leí un día "La Conquista del Estado". La razón fué un en este sentido. supieron ser profetas.
comentario de un camarada de curso, que me dijo: "l'íjate. Este es ALFONSO GALLEGO CORTES
>m periód>ico de locos. Al lado de un artículo sobre la inminencia de (D<> la Divisi6n tt»st)

64
© Biblioteca Nacional de España
J O R G F

DIRECTOR PRO PI ETARIO

JULIAN DARDÉ

Maffc fres S K A R E) I A

MO1CRES A AL ( i I
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l', S ',
T G B Q CGNFQRT DOS Dfi-'.L y DE (..OMPPI-
S ON M1EDIA MA.INOS Y
TE'PESÍ 1(ÍS -

GRUI" S f LE :
TRÓGENOS GRUPOS MEJ
TO BOMBAS C
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111( '
I OR

CONSTANTINO RODRIGUEZ

Adyacente Aventda José Antonio

(a'QU(NA A N(ANQUss UL L UANI


JUP N DE M

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Teléfono 28270 Teléf 20303 -

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