Documento Sin Título
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Entre 1945 y 1955, la figura de Juan Domingo Perón se transformó en el eje central de la
política argentina. Sus dos primeros gobiernos produjeron fuertes transformaciones en
todos los ámbitos de la vida del país: la economía, la sociedad, el mundo del trabajo y el
campo intelectual. El impacto de los años peronistas condiciono las sucesivas experiencias
políticas de la Argentina contemporánea
La figura del coronel Juan Domingo Perón ganó relevancia durante el régimen mi litar
surgido del golpe de Estado del 4 de junio de 1943.
Desde su rol como secretario de Trabajo y Previsión, Perón gestó una alianza con los
trabajadores que, en 1943, consagró el nacimiento de un nuevo movimiento político. Ese
vínculo in condujo por dos veces consecutivas a la Presidencia de la Nación en 1946 1932-
y fue mucho más perdurable que el que mantuvo con la Iglesia y las Fuerzas Ar randas, dos
actores sociales que inicialmente habían respaldado su ascenso al poder,
Desde el punto de vista social, el peronismo extendió los derechos laborales y alentó
mejoras en los niveles de vida de la población trabajadora. En lo económico, profundizó el
intervencionismo del Estado y priorizó el desarrollo de la industria orientada al mercado
interno por sobre las actividades. agropecuarias:
En el plano político, extendió los derechos electorales a las mujeres y promovió una reforma
de la Constitución Nacional
que permitió la reclección presidencial Ακίπιίκιπα, κελεχó una profunda polarización de la
sociedad entre peronistas y antiperonistas, la confrontación entre ambos sectores se
manifestó tanto en el ámbito de la política partidaria como en el mundo de la cultura.
Las múltiples obras de la Fundación eran financiadas con donaciones privadas y estatales,
aportes regulares y extraordinarios de los trabajadores y los sindicatos, e ingresos
procedentes de los juegos de azar.
Los efectos de la crisis económica mundial de la década de 1930 sobre la Argentina, habían
convencido a Perón de la necesidad de reducir la dependencia económica del país respecto
del exterior. Para evitar la vulnerabilidad ante los ciclos recesivos del mercado internacional,
el gobierno intentó diversificar la estructura económica del país. Para ello, se profundizó la
industrialización por sustitución de importaciones que venía practicándose desde la década
anterior Su modelo económico se fundaba en el pleno empleo y el aumento del poder
adquisitivo de los ciudadanos, cuya renovada demanda estimula la producción industrial
El peronismo intervino activamente en la economía Para su planificación, recurrió a la
elaboración de planes quinquenales que establecieron las metas económicas oficiales y los
plazos concretos para alcanzarlas. El fomento de la industria se basó en dos pilares: por un
lado, las restricciones a algunas importaciones, que pasaron a ser reemplazadas por bienes
equivalentes, producidos localmente, por el otro, una política de subvenciones y créditos a
largo plazo y con bajas tasas de interès, para favorecer el crecimiento y la
La expansión de la industria, El gobierno financiaba el desarrollo industrial con ingresos
fiscales de diverso origen, desde impuestos progresivos hasta fondos excedentes de las
cajas de jubilaciones, que por entonces contaban con más aportantes que beneficiarios. Sin
embargo, la fuente principal la constituía el campo. Durante la primera presidencia de
Perón, se creó el Instituto Argentino para la Promoción del Intercambio (LAPI), un
organismo que compraba las cosechas de los productores a un precio más bajo que el
internacional, para luego venderlas en el mercado externo a precio real. La diferencia entre
el precio de compra y el de venta era invertida por el Estado para sostener la
industrialización y el creciente gasto social.
La política económica del gobierno desincentiva la producción agropecuaria, ya que
los bajos beneficios obtenidos no alcanzaban a compensar los crecientes gastos
afrontados. por los productores y propietarios de este sector. Este aumento de gastos
estaba relacionado con el congelamiento de los valores de los arrendamientos, la extensión
de los derechos sociales a los trabajadores rurales a partir del Estatuto del Peón y los
salarios cada vez mås altos que debían pagar para retener a la mane de obra rural en un
contexto de fuerte competencia de la industria.
Si alguna característica particular e irrepetible tuvo esa edad dorada que transcurrió entre
1946 y 1948 y que ha quedado en la memoria colectiva como el "auténtico peronismo" fue
la persecución del ideal del pleno empleo -que, por cierto, no estaba muy lejos-, el aumento
de los salarios reales y un profundo cambio distributivo. Si la guerra hubiera sido
industrialización y empleo, la inmediata posguerra de Perón iba a ser un aumento acelerado
del nivel de actividad en todos los sectores vinculados al mundo urbano, un incremento
inédito de las remuneraciones populares y un salto en la participación de los trabajadores
en el ingreso. Lo segundo no podía ser sin lo primero. El "mundo feliz" del peronismo se
montó sobre el legado de una estructura productiva profundamente modificada por la
expansión de la manufactura.
Las nacionalizaciones
El intervencionismo impulsado por el gobierno peronista reservaba al Estado un papel clave
en la búsqueda del desarrollo industrial. Con ese fin, el gobierno nacionalizó industrias y
servicios Para coordinar y regular la actividad de las industrias, ya sean total o parcialmente
estatales, como la Sociedad Mixta Siderurgia Argentina (Somusa), Yucimientos
Carboniferos Fiscales (YCE), Gas del Estado, y las Industrias Aeronáuticas y Mecánicas del
Estado (JAME) se creó la Dirección Nacional de Industrias del Es tado (usa). También se
nacionalizaron numerosas empresas de servicios públicos, como las que prestaban
servicios telefónicos y eléctricos, y las de transporte de pasajeros (Empresa Lineas
Maritimas Argentinas, Flota Aérea Mercante Argentina y Ferrocarriles del Estado), En
algunos casos, las nacionalizaciones coincidieron con la caducidad de las concesiones de
las empresas del sector, en su mayoría extranjeras, y fueron facilitadas por las escasos
beneficios que obtenían ans propietarios privados.
Eiro de 1952
El inicio del segundo mandato peronista coincidió con los primeros signos de estancamiento
económico. El modelo peronista había sido posible por la excepcionalidad del contexto
internacional de la posguerra. La recuperación europea generó una caída en la demanda de
exportaciones agrarias y en los precios internacionales de la producción argentina. La
situación se agravó por dos factores. Por un lado, una serie de malas cosechas redujo los
saldos exportables. Por el otro, el crecimiento industrial sostenía una demanda constante de
tecnología y petróleo, que no podía ser atendida localmente, Por lo tanto, el nivel de
importaciones se mantuvo alto,
Con menores ingresos estatales y mayor inflación, el gobierno se vio forzado a modificar el
rumbo económico e incentivar la producción agrícola. Con ese fin, pagaba a los productores
por encima de los valores internacionales. Asimismo, se establecieron créditos para la
modernización agrícola que ayudaron a incrementar la productividad.
Además, en contraste con el nacionalismo económico defendido hasta entonces, se
alentaron las inversiones de capitales extranjeros, que se concentraron en la producción de
automóviles y maquinaria, y la explotación petrolera
El impacto en el sistema político
El peronismo introdujo cambios en el sistema político, que apuntaron a ampliar el electorado
y dar continuidad a su gestión. Entre las medidas impulsadas con ese objetivo, se destaca
el impulso dado al sufragio femenino sancionado por la Ley 13.010 de 1947.
El derecho de las mujeres a participar en los comicios era una antigua reivindicación de
militantes feministas y socialistas. Perón hizo suya esa demanda, y consiguió así un masivo
apoyo femenino a su candidatura en las elecciones nacionales de 1952, en las que logró
renovar su mandato,
La extensión de la ciudadanía política también alcanzó a los territorios nacionales. Desde su
creación, en 1884, sus habitantes podían elegir autoridades locales, pero no participar en
las elecciones nacionales. El gobierno peronista amplió paulatinamente las atribuciones de
los territorios, hasta su provincialización. Así, surgieron las provincias de La Pampa (con el
nombre de Provincia Eva Perón) y Chaco (con el nombre de Provincia Presidente Perón),
ambas en 1951; Misiones, en 1953, y Neuquén, Río Negro, Formosa, Chubut y Santa Cruz
en 1955. Los habitantes de esas provincias quedaron equiparados con el resto de los
ciudadanos argentinos en materia de derechos políticos.
El sistema político también se vio transformado, como consecuencia de la reforma de la
Constitución Nacional, en 1949. La nueva carta magna reflejaba los cambios
experimentados por la sociedad argentina desde 1853. Incluía los derechos sociales y, en
reemplazo de los postulados liberales, establecía en la doctrina justicialista como
fundamento del Estado. Además, consagra legalmente la intervención estatal en la
economía, y la nacionalización de las fuentes naturales de ener gia y los servicios públicos.
Pero, además de estas disposiciones, la reforma constitucional tuvo consecuencias
trascendentes e inmediatas desde el punto de vista electoral. Por un lado, a diferencia de la
Constitución de 1853, habilitó la reelección presidencial, por lo cual Perón pudo competir
por un nuevo periodo al frente del Estado. Por el otro, dispuso la elección directa del
presidente y el vicepresidente, así como de los senadores nacionales.
Oficialismo y oposición
A partir de la aparición de Perón en la escena pública, surgió un marcado antagonismo con
los partidos políticos opositores. Su creciente protagonismo en el gobierno de facto de 1943,
que era identificado con el fascismo y el nazismo por sus tendencias autoritarias, le valió
una temprana oposición. En un principio, los opositores a Perón se organizaron en la Unión
Democrática, integrada por la Unión Cívica Radical, el Partido Demócrata Progresista, el
Partido So cialista y el Partido Comunista. En las elecciones de 1946, esta coalición obtuvo
un 10% de votos menos que la fórmula Perón-Quijano. En los comicios de 1952, en cambio,
la unidad opositora se había quebrado y el oficialismo se impuso con mayor comodidad
sobre sus adversarios,
La fragmentación opositora fue el resultado de disidencias internas acerca de cómo
posicionarse frente al peronismo. La mayoría de los partidos se escindió entre un sector que
se sentía identificado con algunos aspectos del programa peronista y, en consecuencia,
adhería a ese movimiento, y otro que disentía y continuaba siendo opositor al peronismo.
En muchos casos, las disidencias involucraron discusiones acerca de la estrategia a seguir
como oposición: algunos consideraban que debían respetarse los canales de la política
representativa, mientras que otros impulsaban la realización de un golpe cívico militar. El
marcado antagonismo entre peronismo y antiperonismo caracterizaría por décadas a la vida
política argentina.
Relaciones conflictivas
Los principales conflictos entre oficialismo y oposición se originaban en diferentes
concepciones del poder. Mientras gran parte de la oposición compartia una mirada de los
proce sos políticos acorde con la tradición liberal re- publicana, el peronismo expresaba una
con- cepción antiliberal y nacionalista. Por ejemplo, frente al clásico postulado liberal del
equilibrio de poderes, Perón impulsaba la supremacía del Poder Ejecutivo.
En consecuencia, el peronismo mantuvo un serio enfrentamiento con el Parlamento y
reemplazó a la Corte Suprema de Justicia por otra que respondía a sus intereses.
Asimismo, al pluralismo y el diálogo entre las diversas instancias y espacios de
representación de la sociedad. opuso la unanimidad de criterios y la identificación recíproca
entre el líder y las masas.
Esta concepción de la política se reflejó, por ejemplo, en la sanción de la reforma
constitucional de 1949. La nueva Constitución integraba los principios básicos de la doctrina
peronista. La cláusula reeleccionista de la nueva norma disgustó a los adversarios del
gobierno, quienes la consideraron una táctica más del oficialismo para perpetuarse en el
poder.