Cantos de Jesus
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Poiema Publicaciones
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Impreso en Colombia
ISBN: 978-1-944586-26-3
SDG
A la familia Midwood
Louise
Jese, Meg y Abby
Y en honor a nuestro querido amigo David (1949-2014)
Esposo, padre, abuelo, amigo, mentor
y ministro del evangelio,
quien está cantando con Jesús en toda Su gloria
Introducción
Los Salmos fueron el himnario inspirado divinamente para la adora-
ción pública de Dios en el antiguo Israel (1 Crónicas 16:8-36). Debido a
que no solamente eran leídos sino también cantados, ellos penetraban
en las mentes y en la imaginación de las personas de una manera en la
que solamente la música puede hacerlo. Saturaban el corazón y la ima-
ginación de la persona común de tal manera que, cuando Jesús entró
a Jerusalén, fue natural que la multitud lo recibiera espontáneamen-
te recitando una frase que se encontraba en algunos de esos salmos
(Marcos 11:9; Salmo 118:26).
Los cristianos del primer siglo también cantaban y recitaban los
Salmos (Colosenses 3:16; 1 Corintios 14:26). Cuando Benedicto formó
sus monasterios, estableció que los Salmos debían cantarse, leerse y
recitarse al menos una vez por semana. En la época medieval, los Sal-
mos eran la parte más conocida de la Biblia para muchos cristianos. los
Salmos eran la única parte de la Biblia que un cristiano común podía
poseer. En el tiempo de la Reforma, los Salmos jugaron un papel muy
importante. Martín Lutero estableció que “todo El Salterio, Salmo por
Salmo, debía seguir utilizándose”. Juan Calvino ordenó que los Salmos
fueran los principales cantos en la adoración de las congregaciones.1
Escribió: “El designio del Espíritu Santo [respecto a los Salmos era…]
proveerle a la iglesia una forma común de oración”.2
Todos los teólogos y líderes de la iglesia han creído que los Salmos
deben ser utilizados y reutilizados en el acercamiento personal de cada
cristiano hacia Dios y en la alabanza pública. No solamente debemos
leer los Salmos; también debemos sumergirnos en ellos para que mol-
deen profundamente la forma de relacionarnos con Dios. Los Salmos
son la meta establecida que nos lleva a brindarle devoción a Dios.
¿Por qué? Una razón es que son, como les llamaba Martín Lute-
ro, una “MiniBiblia”. Presentan una perspectiva general de la historia
de salvación, desde la creación, pasando por la impartición de la ley
en el Monte Sinaí, el establecimiento del tabernáculo y del templo, el
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exilio debido a la infidelidad, hasta el futuro, la llegada de la redención
mesiánica y la renovación de todas las cosas. Los Salmos nos hablan
de doctrinas clave como lo son la revelación (Salmo 19), la naturaleza
de la Deidad (Salmo 139), la naturaleza humana (Salmo 8) y el pecado
(Salmo 14).
Los Salmos, sin embargo, son más que un mero instrumento de
instrucción teológica. Uno de los padres de la iglesia, Atanasio, escri-
bió: “Cualquiera que sea tu necesidad o problema particular, en este
mismo Libro [Los Salmos] puedes encontrar palabras adecuadas […]
para aprender el camino para remediar tu pesar”.3 Toda situación de
vida está representada en Los Salmos. Ellos se anticipan y te preparan
para toda posible condición espiritual, social y emocional —te mues-
tran cuáles son los peligros, qué debes recordar, cuál debería ser tu
actitud, cómo debes hablar con Dios y cómo puedes obtener Su ayuda
en medio de tu necesidad. “Los Salmos ponen su entendimiento de la
grandeza del Señor junto a nuestras circunstancias, para que podamos
tener una perspectiva adecuada de la proporción de las cosas”. Cada
detalle y circunstancia de la vida es “trasladada a la presencia del Señor
y puesta en el contexto de Su verdad”.4 Así que los Salmos no son sola-
mente una incomparable herramienta de enseñanza, sino también un
botiquín para el corazón y la mejor guía posible para una vida práctica.
Al llamar al Libro de Los Salmos “una medicina”, trato de hacerle
justicia y sobresaltar lo que le hace tan diferente a otras partes de la
Biblia. Los Salmos han sido escritos para ser recitados y cantados —
para practicarse, no solo para ser leídos. El teólogo Gordon Wenham
concluye que utilizarlos repetidamente es “un acto que transforma
nuestra relación con Dios de una forma en que la lectura no puede”.5
Debemos incluirlos en nuestras oraciones, o quizá incluir nuestras
oraciones en ellos, y acercarnos a Dios de esa manera. Al hacer esto,
los Salmos envuelven a la persona en nuevas actitudes, compromisos,
promesas e incluso emociones. Cuando, por ejemplo, no solamente
leemos el Salmo 139:23-24 —Examíname, ponme a prueba, f íjate si
voy por mal camino— sino que lo oramos, invitamos a Dios a probar
nuestras motivaciones y damos nuestro consentimiento a la forma de
vida que se enseña en la Biblia.6
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Los Salmos nos llevan a hacer lo que los salmistas hacen —enco-
mendarnos a Dios a través de súplicas y promesas, a depender de Dios
a través de peticiones y expresiones de aceptación, a buscar consuelo
en Dios a través del lamento, a encontrar compasión divina a través
de la confesión y del arrepentimiento, y a obtener nueva sabiduría y
perspectiva divina mediante la meditación.
Los Salmos nos ayudan a ver a Dios —no a un dios como desea-
mos o esperamos que sea, sino a Dios como realmente se revela a Sí
mismo. Las descripciones de Dios en Los Salmos van más allá de la
imaginación humana. Él es más santo, más sabio, más temible, más
tierno y más amoroso de lo que jamás imaginaríamos que fuera. Los
Salmos impulsan nuestra imaginación a nuevas dimensiones y, a la
vez, la dirigen al Dios que realmente existe. Esto provee una realidad
a nuestra vida de oración que ningún otro texto puede darnos. “Si de-
pendiera de nosotros, oraríamos a un dios que diga lo que queremos
oír o a la porción de un dios que logramos comprender. Pero lo que
es importante y crítico es que oremos al Dios que nos habla junto con
todo lo que nos habla. […] Lo que es esencial en la oración no es que
aprendamos a expresarnos a nosotros mismos, sino que aprendamos
a responderle a Dios”.7
La mayoría de los salmos, leídos a la luz de toda la Biblia, nos
conducen a Jesús. Los Salmos eran el himnario de Jesús. El himno que
Jesús entonó en la Pascua (Mateo 26:30; Marcos 14:26) habría sido el
gran Hallel (Salmos 113 – 118). Sin duda existen muchas razones para
asumir que Jesús cantó todos los Salmos, constantemente, a lo largo
de Su vida. El Libro de Los Salmos es el libro de la Biblia que más cita.
Pero los Salmos no solo fueron cantados por Jesús; también tratan de
Él, como veremos en este libro.
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El propósito de este libro
Este libro es una serie de devocionales que te conducirán a través de
cada versículo del Libro de Los Salmos en 365 días. En cierto sentido,
los Salmos no necesitan convertirse en un libro devocional, ellos son el
libro devocional inspirado. Muchos piensan que los libros devociona-
les modernos son muy sentimentales, muy doctrinales o muy místicos,
ya que reflejan la perspectiva y la experiencia de un simple autor hu-
mano. Pero los Salmos nos otorgan una variedad de voces inspiradas
con diferentes temperamentos y experiencias. Ningún otro libro, in-
cluso dentro de la Biblia, puede competir contra este como base para
la oración diaria. El Nuevo Testamento, por supuesto, nos presenta a
Jesucristo de una forma más explícita y directa, pero ninguna de sus
secciones está diseñada para ser un curso de oración ni de teología que
te ayude a procesar cada situación personal mediante la verdad divina.
De esta manera, los Salmos son el libro devocional de Dios. Sin
embargo, muchos de nosotros necesitamos la ayuda de una guía para
comenzar nuestros primeros pasos por ellos. Muchos de los salmos
presentan un contenido histórico complejo y te podría resultar dif ícil
comprenderlo aun después de leerlos en varias ocasiones. No pode-
mos orar o recitar un texto si lo encontramos confuso.
Cada devocional te provee una lectura diaria de un salmo. Des-
pués te brinda una pequeña meditación sobre el significado del mismo
y una oración que puedes utilizar en tu corazón como método para
aproximarte a Dios. Las oraciones deben ser tomadas como una ayu-
da introductoria a tu oración, no como oraciones completas. Debes
seguir la trayectoria de las oraciones y continuar así, llenando los es-
pacios con tus propias experiencias y siempre orando en el nombre de
Jesús (Juan 14:13).
Diseñamos este libro devocional para que pueda utilizarse de tres
formas distintas. La manera más simple es leer el salmo, luego leer la
meditación lentamente y por último utilizar la oración para comenzar
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a orar tú mismo. Las oraciones presentan una oportunidad para con-
tinuar orando sobre cualquier cosa que estés enfrentando ese día. Esto
puede llevarte no más de quince minutos.
La segunda forma de utilizar este libro devocional es tomar tiem-
po para leer las referencias bíblicas adicionales que se encuentran en
la meditación o, a veces, en la oración. Las declaraciones hechas en la
meditación son comprensibles sin las referencias, pero leerlas aumen-
tará notablemente tu comprensión del significado del salmo y también
enriquecerá tu tiempo de oración.
La tercera forma de utilizar este libro devocional es utilizarlo en
conjunto con un diario. Lee el salmo lentamente, dos o tres veces.
Después, hazte las siguientes preguntas y escribe tus respuestas en el
diario:
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Enero 1
Salmo 1. 1Dichoso el hombre que no sigue el consejo de los malva-
dos, ni se detiene en la senda de los pecadores, ni cultiva la amistad
de los blasfemos, 2sino que en la ley del Señor se deleita, y día y no-
che medita en ella. 3Es como el árbol plantado a la orilla de un río
que, cuando llega su tiempo, da fruto y sus hojas jamás se marchitan.
¡Todo cuanto hace prospera! 4En cambio, los malvados son como
paja arrastrada por el viento. 5Por eso no se sostendrán los malvados
en el juicio, ni los pecadores en la asamblea de los justos. 6Porque el
Señor cuida el camino de los justos, mas la senda de los malos lleva
a la perdición.
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Febrero 1
Salmo 19:1-6. 1Los cielos cuentan la gloria de Dios, el firmamento
proclama la obra de Sus manos. 2Un día comparte al otro la noticia,
una noche a la otra se lo hace saber. 3Sin palabras, sin lenguaje, sin
una voz perceptible, 4por toda la tierra resuena su eco, ¡sus palabras
llegan hasta los confines del mundo! Dios ha plantado en los cielos
un pabellón para el sol. 5Y este, como novio que sale de la cámara
nupcial, se apresta, cual atleta, a recorrer el camino. 6Sale de un ex-
tremo de los cielos y, en su recorrido, llega al otro extremo, sin que
nada se libre de su calor.
PALABRAS MUDAS. ¿Por qué las montañas, los océanos, el sol y las
estrellas nos conmueven grandemente como grandes obras de arte?
Porque son precisamente grandes obras de arte. La naturaleza nos
habla a todos (versículo 2) sin palabras audibles (versículo 3). Es una
comunicación no verbal de que existe un Dios, de que el mundo no es
un accidentado conjunto de moléculas, sino la obra de las manos de un
Artista. Debemos respetar nuestro medio ambiente. También significa
que todas las personas saben, de alguna forma, sobre Dios, la verdad,
la sabiduría y la belleza, aunque supriman ese conocimiento (Romanos
1:18-21). A pesar de ello, la buena comunicación no verbal puede ser
fácilmente malinterpretada. Necesitamos algo más.
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Marzo 1
Salmo 32:6-11. 6Por eso los fieles te invocan en momentos de an-
gustia; caudalosas aguas podrán desbordarse, pero a ellos no los al-
canzarán. 7Tú eres mi refugio; Tú me protegerás del peligro y me
rodearás con cánticos de liberación. 8El Señor dice: “Yo te instrui-
ré, Yo te mostraré el camino que debes seguir; Yo te daré consejos
y velaré por ti. 9No seas como el mulo o el caballo, que no tienen
discernimiento, y cuyo brío hay que domar con brida y freno, para
acercarlos a ti”. 10Muchas son las calamidades de los malvados, pero
el gran amor del Señor envuelve a los que en Él conf ían. 11¡Alégrense,
ustedes los justos; regocíjense en el Señor! ¡Canten todos ustedes, los
rectos de corazón!
BRIDA Y FRENO. Dios nos llama a ir más allá del perdón y a tener
una amistad verdadera con Él. Generalmente vivimos como debería-
mos solo si nos vemos obligados a hacerlo, cuando nos conviene, o por-
que existen consecuencias que nos alejen del camino. Eso es prestar
atención a Dios como una mula, controlada solamente por brida y fre-
no (versículo 9). En lugar de ello, debemos obedecer porque queremos
hacerlo, por amor a Él, quien nos aconseja personalmente a través de
la Palabra y la oración (versículo 8). A veces Dios permite que una
temporada de “tormentas” actúen como brida y freno que nos lleven
hacia Él y nos muestren que necesitamos Su amistad y amor por sobre
todas las cosas. Debemos alegrarnos en el hecho de que no nos dejará
vagar.
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Abril 1
Salmo 44:1-8. 1Oh Dios, nuestros oídos han oído y nuestros padres
nos han contado las proezas que realizaste en sus días, en aquellos
tiempos pasados: 2Con Tu mano echaste fuera a las naciones y en su
lugar estableciste a nuestros padres; aplastaste a aquellos pueblos,
y a nuestros padres los hiciste prosperar. 3Porque no fue su espada
la que conquistó la tierra, ni fue su brazo el que les dio la victoria:
fue Tu brazo, Tu mano derecha; fue la luz de Tu rostro, porque Tú
los amabas. 4Solo Tú eres mi rey y mi Dios. ¡Decreta las victorias
de Jacob! 5Por Ti derrotamos a nuestros enemigos; en Tu nombre
aplastamos a nuestros agresores. 6Yo no conf ío en mi arco, ni puede
mi espada darme la victoria; 7Tú nos das la victoria sobre nuestros
enemigos, y dejas en vergüenza a nuestros adversarios. 8¡Por siempre
nos gloriaremos en Dios! ¡Por siempre alabaremos Tu nombre!
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Mayo 1
Salmo 57:1-6. 1Ten compasión de mí, oh Dios; ten compasión de
mí, que en Ti conf ío. A la sombra de Tus alas me refugiaré, hasta que
haya pasado el peligro. 2Clamo al Dios Altísimo, al Dios que me brin-
da Su apoyo. 3Desde el cielo me tiende la mano y me salva; reprende
a mis perseguidores. ¡Dios me envía Su amor y Su verdad! 4Me en-
cuentro en medio de leones, rodeado de gente rapaz. Sus dientes son
lanzas y flechas; su lengua, una espada afilada. 5Pero Tú, oh Dios,
estás sobre los cielos, ¡Tu gloria cubre toda la tierra! 6Tendieron una
red en mi camino, y mi ánimo quedó por los suelos. En mi senda
cavaron una fosa, pero ellos mismos cayeron en ella.
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Junio 1
Salmo 69:1-6. 1Sálvame, Dios mío, que las aguas ya me llegan al cue-
llo. 2Me estoy hundiendo en una ciénaga profunda, y no tengo dónde
apoyar el pie. Estoy en medio de profundas aguas, y me arrastra la
corriente. 3Cansado estoy de pedir ayuda; tengo reseca la garganta.
Mis ojos languidecen, esperando la ayuda de mi Dios. 4Más que los
cabellos de mi cabeza son los que me odian sin motivo; muchos son
los enemigos gratuitos que se han propuesto destruirme. ¿Cómo voy
a devolver lo que no he robado? 5Oh Dios, Tú sabes lo insensato que
he sido; no te puedo esconder mis transgresiones. 6Señor Soberano,
Todopoderoso, que no sean avergonzados por mi culpa los que en
Ti esperan; oh Dios de Israel, que no sean humillados por mi culpa
los que te buscan.
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Julio 1
Salmo 77:16-20. 16Las aguas te vieron, oh Dios, las aguas te vieron
y se agitaron; el propio abismo se estremeció con violencia. 17Derra-
maron su lluvia las nubes; retumbaron con estruendo los cielos; ras-
garon el espacio Tus centellas. 18Tu estruendo retumbó en el torbe-
llino y Tus relámpagos iluminaron el mundo; la tierra se estremeció
con temblores. 19Te abriste camino en el mar; te hiciste paso entre las
muchas aguas, y no se hallaron Tus huellas. 20Por medio de Moisés y
de Aarón guiaste como un rebaño a Tu pueblo.
Oración: Señor, te agradezco por ser un Dios de poder infinito tal que
las tormentas y los océanos te obedecen, y al mismo tiempo eres un
pastor tierno para nosotros. Si el poder infinito del universo es nuestro
pastor amoroso, podemos vivir sin temores. Amén.
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Agosto 1
Salmo 87. 1Los cimientos de la ciudad de Dios están en el santo
monte. 2El Señor ama las entradas de Sion más que a todas las mora-
das de Jacob. 3De ti, ciudad de Dios, se dicen cosas gloriosas: 4Entre
los que me reconocen puedo contar a Rahab y a Babilonia, a Filistea
y a Tiro, lo mismo que a Cus. Se dice: “Este nació en Sion”. 5De Sion
se dirá, en efecto: “Este y aquel nacieron en ella. El Altísimo mismo la
ha establecido”. 6El Señor anotará en el registro de los pueblos: “Este
nació en Sion”. 7Y mientras cantan y bailan, dicen: “En ti se hallan
todos mis orígenes”.
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Septiembre 1
Salmo 98:7-9. 7¡Brame el mar y todo lo que él contiene; el mundo
y todos sus habitantes! 8¡Batan palmas los ríos, y canten jubilosos
todos los montes! Canten delante del Señor, que ya viene a juzgar la
tierra. 9Y juzgará al mundo con justicia, a los pueblos con equidad.
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Octubre 1
Salmo 106:13-18. 13Pero muy pronto olvidaron Sus acciones y no
esperaron a conocer Sus planes. 14En el desierto cedieron a sus pro-
pios deseos; en los páramos pusieron a prueba a Dios. 15Y Él les dio
lo que pidieron, pero les envió una enfermedad devastadora. 16En el
campamento tuvieron envidia de Moisés y de Aarón, el que estaba
consagrado al Señor. 17Se abrió la tierra y se tragó a Datán; sepultó a
los seguidores de Abirán. 18Un fuego devoró a esa pandilla; las llamas
consumieron a los impíos.
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Noviembre 1
Salmo 119:9-16. 9¿Cómo puede el joven llevar una vida íntegra? Vi-
viendo conforme a Tu palabra. 10Yo te busco con todo el corazón; no
dejes que me desvíe de Tus mandamientos. 11En mi corazón atesoro
Tus dichos para no pecar contra Ti. 12¡Bendito seas, Señor! ¡Enséña-
me Tus decretos! 13Con mis labios he proclamado todos los juicios
que has emitido. 14Me regocijo en el camino de Tus estatutos más
que en todas las riquezas. 15En Tus preceptos medito, y pongo mis
ojos en Tus sendas. 16En Tus decretos hallo mi deleite, y jamás olvi-
daré Tu palabra.
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Diciembre 1
Salmo 129. 1Mucho me han angustiado desde mi juventud —que
lo repita ahora Israel—, 2mucho me han angustiado desde mi juven-
tud, pero no han logrado vencerme. 3Sobre la espalda me pasaron el
arado, abriéndome en ella profundos surcos. 4Pero el Señor, que es
justo, me libró de las ataduras de los impíos. 5Que retrocedan aver-
gonzados todos los que odian a Sion. 6Que sean como la hierba en el
techo, que antes de crecer se marchita; 7que no llena las manos del
segador ni el regazo del que cosecha. 8Que al pasar nadie les diga: “La
bendición del Señor sea con ustedes; los bendecimos en el nombre
del Señor”.
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