Alvaro Colom
Alvaro Colom
Alvaro Colom
ResumenHa necesitado tres intentos, tras las derrotas de 1999 y 2003, para ganar unas
elecciones presidenciales en Guatemala el líder del partido centroizquierdista Unidad Nacional
de la Esperanza (UNE), que el 4 de noviembre de 2007 batió en la segunda vuelta a su rival
derechista, el ex general Otto Pérez Molina. Empresario textil y antiguo funcionario del Estado
implicado en la reconstrucción social de la posguerra civil, Álvaro Colom iniciará en enero de
2008 su mandato cuatrienal como el primer presidente socialdemócrata desde 1954; sus
objetivos, reducir la pobreza, extender los servicios sanitarios y obtener resultados en la lucha
contra la violencia común que asola el país, para lo que ya ha ofrecido un gobierno de unidad.
Muy identificado con la cultura maya pese a no ser indígena, ha enfrentado acusaciones de
ambigüedad ideológica y apocamiento, y su carrera política se ha visto salpicada por
imputaciones de financiación ilegal e infiltración del crimen organizado en su partido.
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Biografía
1. Empresario textil y funcionario del Estado
2. Entrada en la política en asociación con los antiguos guerrilleros y al frente de su propio
proyecto
3. Problemas con la justicia por la financiación del partido
4. Elección presidencial en 2007 en el tercer intento
En 1977 Colom enviudó trágicamente de su primera esposa, Patricia Szarata, que se mató en
un accidente de circulación, quedando bajo su entera responsabilidad el cuidado y la educación
de sus hijos pequeños, Patricia y Antonio, quien de mayor iba a convertirse en bajista del grupo
de rock guatemalteco Viento en Contra. Años después, el ingeniero volvió a casarse y tuvo a su
tercer hijo, Diego, pero este matrimonio terminó en divorcio.
Fue el comienzo de una próspera carrera en el sector privado que con el tiempo le convirtió en
uno de los más importantes empresarios nacionales de la industria textil en la modalidad de
maquiladora, o empresas de subcontratación dedicadas a tareas intensivas de montaje y
producción, y orientadas a la exportación. El activismo político iba a aflorar más adelante,
siguiendo un esquema de ideas progresistas que tenía referencias familiares; la más
impactante, por dramática, la de su tío paterno Manuel Colom Argueta, un abogado que
conoció el exilio y fungió de alcalde de Guatemala a principios de la década de los setenta
antes de aspirar a la Presidencia de la República: fue asesinado por militares en marzo de 1979,
recién conseguido el registro de su nuevo partido, el Frente Unido de la Revolución (FUR),
durante el régimen de terror político que entonces encabezaba el general y presidente
Fernando Romeo Lucas García.
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de la USAC, que al frente de su partido conservador Movimiento de Acción Solidaria (MAS)
venció en las elecciones presidenciales de 1990. En enero de 1991, al tomar posesión de la
primera magistratura y constituir su Gobierno, Serrano nombró a Colom viceministro de
Economía; poco después, en junio, el mandatario le sacó del Gabinete para ponerle a dirigir un
nuevo organismo directamente supeditado a la Presidencia, el Fondo Nacional para la Paz
(FONAPAZ), cuya misión era contribuir al desarrollo integral de las comunidades rurales a
través de la implementación de programas y proyectos de interés social, y dentro del marco de
los Acuerdos de Paz que se estaban negociando con la coordinadora guerrillera de la Unión
Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URNG), luego de tres décadas de cruenta guerra
interna y un balance espeluznante de 200.000 muertos y 45.000 desaparecidos.
Una labor que mereció el reconocimiento de sus destinatarios preferentes por ser las principales
víctimas de la represión genocida de los poderes estatales, los indígenas, a tenor de su
designación en 1996 por el Consejo Nacional de Ancianos Mayas como "hombre puente con el
mundo occidental". Más aún, fue investido con los atributos de sacerdote maya (Ajkij), una
dignidad muy raramente concedida a un ladino ?mestizo o blanco no indígena-, que
presuponía un profundo conocimiento de la cultura y la espiritualidad mayas, y que él
compatibilizó con su catolicismo. En esta etapa, además, Colom tomó parte en la creación del
Fondo de Inversión Social de Guatemala (FIS) y del Fondo de Desarrollo Indígena
Guatemalteco (FODIGUA).
En abril de 1997, cuatro meses después de firmar el Gobierno y la URNG los Acuerdos de Paz
Firme y Duradera que pusieron punto y final al prolongado conflicto, Colom cesó como director
ejecutivo del FONAPAZ, pero continuó ligado a los esfuerzos del Estado para el cumplimiento de
los compromisos asumidos en los Acuerdos de Paz en calidad de asesor de la Secretaría de
Paz (SEPAZ), creada en marzo de aquel año como una instancia gubernamental supeditada a
la Presidencia de la República, y como director ejecutivo de la Dependencia Presidencial de
Asistencia Legal y Resolución de Conflictos sobre la Tierra (CONTIERRA). Dos años más
tarde entró en la Junta Directiva de la Fundación para el Análisis y el Desarrollo (FADES), y
tuvo un reencuentro con las aulas desde el puesto de vicedecano de la Facultad de Ciencias
Económicas de la URL, donde impartió las asignaturas de Administración de Producción,
Mercados y Costos Industriales.
Aunque tenía poco en común con los militantes de la URNG, y menos aún a los de la línea
más izquierdista, como los procedentes del disuelto Ejército Guerrillero de los Pobres (EGP,
que profesó la ideología marxista), Colom fue seleccionado el 22 de abril de 1999 por la ANN
como su candidato presidencial precisamente por su moderación ideológica, parangonable al
centro progresista, en un país donde el izquierdismo había sido perseguido y satanizado de tal
manera que la gran mayoría de los guatemaltecos asociaba espontáneamente toda corriente
que presentara matices socialistas o comunistas con la subversión, la violencia y la guerra. Con
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los traumas físicos y psicológicos del pasado conflicto plenamente vigentes, el panorama
político aparecía dominado por los partidos de la derecha.
El 7 de noviembre de 1999 Colom concurrió con Vitalino Similox, un pastor evangélico del
Presbiterio Kakchiquel de Chimaltenango, como compañero de fórmula y con el 12,3% de los
votos quedó en tercer lugar tras Óscar Rafael Berger Perdomo, del gubernamental Partido de
Avanzada Nacional (PAN), y el luego triunfador en la segunda vuelta, Alfonso Antonio Portillo
Cabrera, del también derechista Frente Republicano Guatemalteco (FRG), el partido fundado y
liderado por el ex dictador militar (1982-1983) Efraín Ríos Montt, al que la justicia impedía
participar en los comicios por su pasado golpista. En las legislativas, la ANN fue también tercera
con el 11,3% de los votos y 9 diputados.
Tras su primera experiencia electoral, Colom entró en controversia con los miembros de una
coalición, la ANN, condenada a disgregarse por la fragilidad de su liderazgo y su heterogeneidad
doctrinal. El 30 de octubre de 2000 Colom anunciaba su partida de la ANN y, secundado por
algunos diputados del grupo, la puesta en marcha de un bloque propio que adoptó el nombre de
Unidad Nacional de la Esperanza (UNE) y que en los meses siguientes fue aglutinando a
personas de la trayectoria más variopinta, desde militantes desencantados de la URNG hasta
antiguos miembros de las Fuerzas Armadas, pasando por ex funcionarios del Gobierno panista
de Arzú y tránsfugas del FRG ahora en el poder.
Por otro lado, algunos observadores críticos pusieron en tela de juicio las credenciales
socialdemócratas de quien hacía negocio con la maquila, una industria manufacturera
caracterizada por sus deplorables condiciones laborales y salariales. En este sentido, no había
constancia de que las maquiladoras fundadas y regentadas por Colom destacaran sobre las
demás a la hora de salvaguardar los derechos y garantías de los trabajadores con arreglo a los
instrumentos internacionales de los que Guatemala era firmante.
En marzo y abril de 2002 Colom estuvo entre los conductores del llamado Movimiento Cívico
por Guatemala, el cual lanzó una campaña popular de recogidas de firmas para obligar a
Portillo y a su vicepresidente, Juan Francisco Reyes López, a renunciar a los cargos y a
desprenderse de su inmunidad para que respondieran ante los tribunales por su supuesta
implicación en el caso de corrupción de las cuentas bancarias panameñas que atesorarían
fondos desviados del erario público. La UNE obtuvo su registro en el Tribunal Supremo Electoral
(TSE) el 5 de septiembre de 2002, con Colom de secretario general y el médico traumatólogo
Arturo Eduardo Meyer Maldonado de secretario general adjunto, siendo su peso parlamentario
entonces de siete congresistas.
Fue también en 2002, en el mes de junio, cuando Colom contrajo terceras nupcias con una
colega de la empresa del textil, en su caso propietaria de la maquila Tejidos Shebla, Sandra
Torres Casanova, con la que mantenía relaciones desde la campaña electoral de 1999.
Divorciada también y madre de cuatro hijos, en lo sucesivo Torres fue retratada por los medios
de comunicación nacionales como una mujer de fuerte personalidad que ejercía sobre su
marido un poderoso influjo, como asesora personal, responsable de la financiación de la UNE y
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directora de la Coordinadora Nacional de Mujeres del partido. Su rol público sólo en parte era
dependiente del proyecto político que lideraba su marido, ya que realizaba un trabajo social
bastante conspicuo en la Fundación de la Esperanza, que ella misma presidía.
Las sondeos de preferencia de voto situaban a Colom en segundo lugar detrás del favorito, el
derechista Óscar Berger, su rival por el paso a la segunda vuelta en 1999, que al igual que él
con respecto a la ANN había roto con el PAN y articulado su propia coalición de fuerzas, la
Gran Alianza Nacional (GANA), y por delante del recalcitrante Ríos Montt, quien ganó la batalla
judicial de su postulación pero que no contaba para la victoria debido al vasto rechazo que
concitaba fuera de sus incondicionales del FRG.
Colom y los suyos se emplearon a fondo para impedir que Ríos Montt candidateara a la
Presidencia, entrando en una pendencia judicial que como se adelantó arriba se saldó a favor
del ex dictador. La UNE intervino el 18 de julio reclamando el amparo de la CSJ en contra de una
resolución de la Corte de Constitucionalidad que a su vez revocaba los fallos del TSE y la CSJ
contrarios a las aspiraciones del jefe eferregista. El 20 de julio la CSJ accedió al amparo, lo que
dejó en suspenso la candidatura de Ríos Montt. Entonces, éste azuzó a sus seguidores, que
sembraron un caos de disturbios en la capital los días 24 y 25. El clima de miedo e intimidación
supuso, primero, que la Corte de Constitucionalidad ordenara inapelablemente a la CSJ dejar sin
efecto el amparo otorgado a la UNE y al TSE inscribir sin demora la candidatura de Ríos Montt,
y, segundo, que Colom y otros dirigentes del recién creado Frente Cívico por la Democracia,
donde llevaban la voz cantante la activista indígena y Premio Nobel de la Paz Rigoberta
Menchú Tum y líderes patronales del Comité de Asociaciones Agrícolas, Comerciales,
Industriales y Financieras (CACIF), recibieran amenazas de muerte en misivas anónimas.
Sin dejarse amilanar, Colom prometió que mandaría encarcelar a Ríos Montt de salir elegido
presidente, y presentó un programa electoral socialmente orientado que otorgaba prioridad a la
asistencia sanitaria a los grupos de población más vulnerables, como niños y ancianos, la
escolarización de la infancia, la creación de empleo y la defensa de una "seguridad pública
integral" en un país golpeado por la violencia delictiva, la corrupción y los desastres naturales;
en concreto, ofertó la creación de 200.000 puestos de trabajo y resultados tangibles en la lucha
contra la criminalidad común en los primeros ocho meses de gobierno. Asimismo, propuso
suprimir el Impuesto sobre las Empresas Mercantiles y Agropecuarias (IEMA), que a su juicio era
muy lesivo para la inversión privada y la competitividad, y compensar sus ingresos fiscales con
una mejora en la recaudación del IVA.
El 9 de noviembre de 2003 Colom, con el 26,4% de los votos, quedó segundo tras Berger y
pasó a disputar la segunda vuelta, pero el 28 de diciembre el candidato de la GANA rebasó en
más de ocho puntos el 45,9% de apoyos sacado por el socialdemócrata, proclamándose
presidente. En las legislativas, la UNE quedó en tercer lugar tras la GANA y el FRG al hacerse
con el 18,4% de los votos y 32 de los 158 congresistas en juego.
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campaña presidencial como una "campaña negra" informaciones periodísticas que le
acusaban de estar siendo financiado por Francisco Alvarado McDonald, un amigo del presidente
saliente Portillo, y funcionarios del Gobierno involucrados en actos de corrupción, vio abrírsele
en su contra una investigación del Ministerio Público por su posible implicación en unos casos
de presunta financiación ilegal del partido del que era secretario general.
El 2 de marzo de 2004 Colom fue formalmente acusado por la Fiscalía ad hoc de un delito de
lavado de dinero u otros activos en relación con el caso del "saqueo" de la Contraloría General
de Cuentas, y recibió un orden de arraigo. El 11 de marzo reconoció ante la Fiscalía contra el
Lavado de Activos haber sido financiado con las cantidades identificadas por la ONG Amigos en
Acción y de paso por la SAT, pero negó tener cualquier responsabilidad en la malversación de
fondos públicos, ya que desconocía el origen ilícito de los dineros. El 9 de agosto de 2005 el
Juzgado Décimo de Primera Instancia Penal le exoneró del cargo de lavado de dinero, pero le
procesó por el de encubrimiento impropio y de paso le impuso una fianza de 50.000 quetzales
para eludir la prisión preventiva.
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del programa del partido para las elecciones generales del año siguiente, titulado Plan de la
Esperanza. Muy voluminoso y extremadamente minucioso, el plan apostaba por "transformar" la
sociedad guatemalteca con una visión de realizaciones que llegaba hasta el año 2032. Una
madeja de "objetivos generales", "objetivos específicos", "estrategias" y "acciones" daba
contenido a los cuatro "programas estratégicos" en que se basaba el plan, a saber: solidaridad,
gobernabilidad, productividad y regionalidad, que conllevaban otras tantas "lealtades", humana,
cívica, económica y vecinal, respectivamente. Además, la UNE volvía a reclamar como suyos
los principios socialdemócratas de libertad, igualdad, justicia social y solidaridad.
Para Colom, el desarrollo "sostenido y sustentable", único camino correcto para realizar la
"utopía" de construir un Estado "democrático, social e intercultural" de Derecho y "erradicar" la
pobreza en Guatemala, no podía ser posible sin el pleno reconocimiento de la multiculturalidad
nacional y en particular del componente indígena maya ?el 41% de la población-, sin un Estado
fuerte y descentralizado que hiciera cumplir el imperio de la ley y sin un Gobierno que ejecutara
políticas activas de generación de empleo y reducción de los agudos déficits sociales, algunos
de los cuales habían experimentado una ligera mejoría durante el cuatrienio de Berger. La
UNE aplicaría una estrategia de seguridad nacional que igual protegería a los ciudadanos de la
delincuencia común que los socorrería frente a las calamidades naturales, en este caso a
través de una política de gestión de riesgos, prevención y atención a desastres. El partido
opositor apoyaba la "economía social de mercado" ("mercado donde sea posible y Estado
donde sea necesario") y "esperaba" que la empresa privada actuase "con ética y
responsabilidad social".
Para la poco influyente izquierda guatemalteca, presente sobre todo entre los sindicatos y
algunos grupos indígenas, el programa de la UNE no contenía una denuncia del modelo
económico imperante, que era intensamente liberal. Observadores locales y foráneos, como en
2003, volvieron a dudar de la socialdemocracia que Colom decía profesar. A la inversa, el
innegable tono progresista y social de las propuestas del ingeniero no dejó de causar inquietud
en un empresariado tradicional, el de las poderosas familias acaparadoras de renta nacional, que
le dispuesto a plantar cara a sus privilegios en forma de exoneraciones fiscales, evasión
tributaria consentida, recesión salarial, amplia flexibilidad laboral, mecanismos de salvamento
financiero con dinero público y restricción de la actividad sindical.
El 6 de mayo de 2007 Colom fue proclamado candidato presidencial por la Asamblea Nacional
de la UNE en un momento especialmente favorable en las encuestas, que encabezaba por
delante del otro hombre fuerte de la carrera electoral, Pérez Molina. En éste su tercer envite fue
secundado para vicepresidente por el cardiólogo José Rafael Espada. La campaña electoral
que libró fue áspera y sombría. El pistolerismo político causó el asesinato de cerca de 50
candidatos a cargos de elección popular pertenecientes a diversos partidos, aunque Encuentro
por Guatemala (EG), la formación que animaba Rigoberta Menchú, se llevó la peor parte. No se
libró de la ola de violencia la UNE, que era, con sus 100.000 afiliados, el partido más
voluminoso del país y que en los tres últimos años había sufrido el impune asesinato de una
veintena de miembros, entre ellos los diputados Carlos Hipólito Miralda Roca y Mario Ronaldo
Pivaral Montenegro, en ataques que Colom atribuyó a grupos del narcotráfico y el crimen
organizado apoyados por oficiales retirados vinculados a la antigua Inteligencia Militar, oficina
castrense a cuyo frente había estado en la década anterior Pérez Molina.
Sin llegar a involucrarle expresamente en las tramas criminales que parecían haber dibujado
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una diana en su partido, Colom acusó a su adversario derechista del PP de estimular la violencia
con su discurso de "mano dura" contra la delincuencia. Precisamente, "la mano dura la hemos
tenido durante más de 50 años, y es la que tiene a Guatemala sumida en la pobreza, la mala
educación y la falta de medicamentos en los hospitales", replicó a quien consideraba un
"representante del pasado funesto" del país. Colom reconoció que las mafias del crimen
habían intentado infiltrarse en su partido, pero que éste lo había impedido. Así, en diciembre
de 2005 la UNE expulsó de sus filas al diputado Manuel de Jesús Castillo Medrano después de
que un periódico, citando investigaciones policiales, le situara al frente de una banda dedicada a
traficar con drogas y robar vehículos.
Los últimos sondeos periodísticos antes de los comicios conferían a Colom la victoria
provisional en la primera vuelta con entre el 31% y el 41% de los votos, y varios puntos de
ventaja sobre Pérez Molina. El resultado de la votación del 9 de septiembre se ajustó a estas
predicciones, aunque a la baja: el candidato de la UNE se puso en cabeza con el 28,2% de los
sufragios, seguido por el postulante del PP con el 23,5%. Descalificados para la segunda vuelta,
necesaria al no haber superado ningún candidato el listón del 50%, quedaron una docena de
aspirantes, el más adelantado de los cuales fue, con el 17,2%, el oficialista Alejandro
Giammattei Falla, por una GANA venida a menos luego de la defección del PP.
En las elecciones al Congreso, la UNE fue la lista más votada con el 22,8% de los votos y 48
escaños, 16 más que en las votaciones de 2003. El PP, con 30 escaños, quedó en tercer
lugar y no fue capaz de superar a la GANA. Saltaba a la vista que la formación de Pérez Molina
basaba su pujanza en la succión del voto derechista del FRG y no a costa del partido de Berger
y Giammattei. Fuera quien fuera el próximo presidente de Guatemala, tendría que trabajar con
un Legislativo fraccionado. La participación fue del 60,5%.
Colom encaró la liza particular con Pérez Molina a remolque en unas encuestas que conferían
la victoria al patriótico. Según todos los observadores, el socialdemócrata perdió fuelle,
acomodado en su imagen blanda no exenta de ambigüedad, y tuvo grandes dificultades para
contrarrestar el enérgico discurso anticriminalidad que esgrimía el general retirado. Además,
encajó el sobresalto de la marcha del país de un antiguo estratega electoral de la UNE, José
Carlos Marroquín, debido a unas amenazas de muerte que, según él, le estaban dirigiendo
elementos mafiosos de dentro del partido que no le perdonaban su postura radicalmente hostil a
la impunidad del crimen organizado.
En la recta final de la campaña, Colom fue capaz de recortar su diferencial con Pérez Molina
con el anuncio de un plan para obtener "en los primeros 100 días" de gobierno resultados que
devolverían "la confianza de los ciudadanos" en el Estado, con actuaciones rápidas y eficaces
en los ámbitos de la sanidad, la educación y la seguridad. En particular, el Gobierno realizaría
una ordenación estratégica de las fuerzas de seguridad y retomaría el control de las llamadas
"zonas rojas" de la violencia, aquellos lugares donde el hampa campaba a sus anchas y el
Estado virtualmente no hacía acto de presencia.
En la víspera de la segunda vuelta del 4 de noviembre Pérez Molina superaba en unos pocos
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puntos a su adversario en la intención de voto, pero se trataba de una horquilla lo
suficientemente estrecha como para posibilitar la victoria de cualquiera de los dos. Además, se
esperaba una alta abstención y la cifra de indecisos era también elevada. Las denuncias
realizadas por Colom en las últimas horas respecto a supuestas irregularidades fueron
interpretadas como vendas preventivas de la herida que le supondría perder, por tercera vez
consecutiva, unas elecciones presidenciales.
El empate técnico se saldó a favor de Colom: el secretario general de la UNE fue proclamado
presidente por el TSE con el 52,8% de los votos frente al 47,2% sacado por Pérez Molina; ganó
en todos los departamentos del país salvo en el pequeño de Baja Verapaz y,
sorprendentemente, el más poblado con diferencia, Guatemala, que concentra el 24% del
padrón electoral, donde el patriótico le sacó 19 puntos porcentuales y 139.000 votos de ventaja.
Era la primera vez en la historia electoral nacional que un vencedor presidencial en el conjunto
del país perdía en la capital, y un análisis en caliente interpretaba que, al final, en el
electorado había prevalecido no tanto la seducción por los méritos propios de Colom como el
rechazo al "retorno de los militares" al poder, por más que Pérez Molina fuera un civil que
ofrecía un proyecto legítimo y democrático. La participación en la segunda vuelta descendió
al 48,3%.
Mientras Pérez Molina, en un gesto positivo para la democracia guatemalteca, hacía gala de
buen perdedor anunciando una "oposición constructiva" para seguir adelante con "la guerra
contra la corrupción, la violencia, la inseguridad, la impunidad y la pobreza", Colom anunciaba la
convocatoria de negociaciones para que el gobierno que iba a tomar posesión el 14 de enero de
2008 fuera de "conciliación nacional", trascendiendo los intereses partidistas y asumiendo los de
"todos los guatemaltecos". Sandra Torres de Colom, quien iba a tener a su cargo la Secretaría
de Obras Sociales de la Esposa del Presidente (SOSEP), aseguró que en su labor daría
prioridad a los más necesitados, continuando el trabajo social desempeñado hasta ahora al
frente de la Fundación de la Esperanza.
(Cobertura informativa hasta 15/11/2007)
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