STC 4 JG César Calderón, Absolución Por Diligencias Autónomas

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TRIBUNAL : 4° JUZGADO DE GARANTÍA DE SANTIAGO

RUC : -

RIT : -

MATERIA : ESTAFA

IMPUTADO : CÉSAR YORDANO CALDERÓN LAVÍN

RESOLUCIÓN : SENTENCIA DEFINITIVA-ABSOLUCION

PROCEDIMIENTO : SIMPLIFICADO

Santiago, veintiuno de enero de dos mil veinticuatro.

VISTOS, OIDO Y CONSIDERANDO:

PRIMERO: Tribunal e intervinientes. Que ante este 4° Juzgado de Garantía de


Santiago, se llevó a efecto el juicio oral simplificado en causa RUC N°2201203917-8, RIT N°8095-
2023, seguida en contra de don CÉSAR YORDANO CALDERÓN LAVÍN, cédula de identidad Nº
17.420.233-, domiciliado en calle San Juan Bosco Nº 4843, dpto. 11-A, comuna de Macul, Santiago;
por su presunta responsabilidad en calidad de autor en los siguientes hechos:

El día 9 de octubre de 2023, aproximadamente a las 16:35 horas, el imputado, ya


individualizado, se encontraba en el supermercado Jumbo, ubicado en Avenida Francisco Bilbao N°
8750, en la comuna de Las Condes, lugar donde tomó trozos de carne, específicamente 5 trozos de
carne del referido establecimiento comercial, avaluados en la suma total de $122.357.-, a los cuales
cambió los códigos de barra de las etiquetas adosados a las mismas por unos de menor valor
dirigiéndose hasta las cajas de autoservicio, donde pagó por todos los productos mencionados
$9.052.-, haciendo abandono del local comercial, perjudicando al supermercado en la suma de
113.305.-

A juicio de la Fiscalía, los hechos antes descritos serían constitutivos del delito de estafa,
previsto y sancionado en el artículo 473 del Código Penal, atribuyéndole participación en calidad de
autor, de conformidad al artículo 15 N° 1 del citado código y un grado de desarrollo al delito de
consumado.

SEGUNDO: Alegato de apertura del ministerio público.

El ministerio público en su alegato de apertura sostuvo que a través de la prueba de cargo


quedaría acreditado ante el Tribunal, más allá de toda duda razonable la ocurrencia de los hechos y
la participación culpable que le habría correspondido al requerido en los mismos y que se
encuentran sancionados legalmente.

TERCERO: Alegato de apertura de la querellante.

La querellante sostuvo las mismas alegaciones que el ministerio público.

CUARTO: Alegato de apertura de la defensa.

La defensa del requerido solicitó la absolución de su representado fundado en la falta de


corroboración, en el estándar de convicción que exige la ley, atendida la insuficiencia probatoria; en
la valoración negativa de la prueba al haber sido obtenida con vulneración a la garantía
constitucional del debido proceso, fundado en que la toma de declaraciones habría sido practicada
por particulares, esto es, por el propio personal de seguridad de la tienda afectada, quienes redactan
sus declaraciones y luego las entregan ya confeccionadas al personal de carabineros, lo que
resultaría ilegal y a la falta de concurrencia de los elementos del tipo penal, en particular, del
engaño, desde que se trata de una maniobra engañosa ejecutada respecto de una máquina, en
circunstancias que el elemento engañoso se configura al ser ejercido respecto de una persona al
tratarse de un concepto psicológico y los mecanismos carecen de psiquis.

QUINTO: Convenciones probatorias. Que conforme se desprende del auto de


apertura de juicio oral simplificado, las partes no arribaron a convención probatoria alguna.

SEXTO: Alegatos de clausura.

Tanto la fiscalía como la querellante y la defensa mantuvieron en sus alegatos de clausura


las peticiones formuladas durante el alegato de apertura.

SÉPTIMO: El imputado no ejerció su derecho a declarar como medio de defensa y


mantuvo silencio.

OCTAVO: Prueba de cargo

A fin de sostener su imputación, el ministerio público rindió la siguiente prueba:

1.- Declaración de don Mario Zambrano Morales, quien debidamente juramentado declaró, en
su calidad de encargado de control interno del supermercado afectado, acerca de la conducta del
requerido al interior de la tienda comercial, de la alerta radial recibida de parte de la encargada del
circuito cerrado de televisión, respecto al cambio de etiquetas de los productos; de su traslado hasta
las cajas recaudadoras; del pago efectuado respecto de un menor valor de las especies; de las
especies, cantidad y valor y de las declaraciones confeccionadas por ellos mismos sin la presencia
de carabineros y entregadas a estos a su llegada al local afectado.

2.- Boleta y nota de crédito electrónica donde consta el avalúo de las especies.

3.- Boleta y nota de crédito electrónica donde consta el monto pagado por el imputado y los
productos que corresponden.

4.- Cuatro fotografías de las especies sustraídas y de los códigos de barra adosados a las
mismas, en que se registra el tipo de especie y su valor.

NOVENO: Valoración de la prueba.

El delito de estafa residual, tipificado en el artículo 473 del código penal, requiere para su
configuración la concurrencia de los requisitos generales establecidos para el delito de estafa, esto
es, el engaño, el error, la disposición patrimonial, el perjuicio y la relación de causalidad. Lo que
difiere del delito de estafa general es la forma de configurar el engaño, tratándose la estafa residual
de una hipótesis subsidiaria de la figura general desde que se configura en todos aquellos casos en
que concurriendo lo requisitos generales de la estafa, la forma de comisión en cuanto al engaño es
distinta a las figuras descritas en los artículos 467 y siguientes, pero produce igualmente un perjuicio
patrimonial.
Atendido el desarrollo de la audiencia, especialmente, aquella parte de la declaración del
testigo prestada en juicio, donde a las preguntas de la defensa respecto a su declaración adjunta a
la investigación, este señaló que la prestó junto a la testigo María Antifilo sin carabineros presente,
que todo lo hacen ellos y después llega carabineros y revisa el video, que tienen planillas propias,
que después las leen, las firman y se las llevan a la comisaría y que lo hacen porque si no,
carabineros estaría mucho tiempo, así como las alegaciones sostenidas por la defensa en su alegato
de apertura y clausura, es dable destacar lo previsto en el artículo 129 del Código Procesal Penal,
en cuanto establece que “cualquier persona podrá detener a quien sorprendiere en delito flagrante,
debiendo entregar inmediatamente al aprehendido a la policía, al ministerio público o a la autoridad
judicial más próxima”. De esa forma, todo particular cuenta con facultades para proceder a la
detención por flagrancia con la limitante que es para él sólo efecto de ser puesto inmediatamente a
disposición de la autoridad respectiva; lo anterior se relaciona, a su vez, con lo dispuesto en el
artículo 130 del citado código, en relación a las hipótesis que configuran causales de flagrancia y con
lo dispuesto en el artículo 85, respecto a las facultades del personal policial ante un control de
identidad; de lo establecido en los artículos 89 y 134, respecto a las facultades del personal policial
respecto del registro del detenido en causal de flagrancia; de lo prescrito en el artículo 180, en
cuanto a la exclusividad en los fiscales del ministerio público de la dirección de la investigación que
podrán realizar por sí mismos o a través de las diligencias de investigación que puedan encomendar
a la policía; de lo previsto en el artículo 181, en cuanto a las diligencias de investigación que se
deben realizar por el personal policial con ocasión de un hecho ilícito y de lo dispuesto en el artículo
188, en relación a la obligación de conservación y registro, todas normas del referido Código
Procesal Penal.

De lo anterior se concluye, indiscutiblemente, que los guardias de seguridad, cualquiera que


ellos sean, no son sino civiles o particulares que pueden actuar dentro del marco de lo previsto,
únicamente, en el artículo 129, ya citado, esto es, para detener a quien sorprendieren en delito
flagrante (artículo 130), y para el sólo efecto de entregar inmediatamente al aprehendido a la policía,
al ministerio público o a la autoridad judicial más próxima, sin que se encuentren facultados de
manera alguna para realizar registro de vestimentas, de equipaje, de pertenencias, toma de
declaraciones o cualquier otra diligencia de investigación que se encuentran reservada,
exclusivamente, para los fiscales del ministerio público o para las policías, de manera tal que toda
evidencia obtenida en contravención a lo prescrito por la ley transgrede el debido proceso y por lo
tanto no debe ser considerada como medio probatorio posible de ser valorado por el tribunal, de lo
contrario, de otorgar valor probatorio a estas evidencias, implicaría validar por el tribunal una
actuación realizada en manifiesta contravención a la ley; implicaría validar un procedimiento
investigativo realizado por quien no se encuentra habilitado legalmente para tal efecto; implicaría dar
legitimidad a prácticas que se han venido observando reiteradamente en ilícitos de afectación de la
propiedad en establecimientos de comercio masivo que no se encuentran permitidas por la ley,
donde se advierte una concomitancia entre los funcionarios encargados de la seguridad de estos
establecimientos y los funcionarios de carabineros, quienes “reciben el procedimiento investigativo”
ya concluido por los guardias de seguridad, incluidas las declaraciones que directamente han
confeccionado los testigos de los hechos, limitándose el personal de carabineros a trasladar al
detenido hasta la unidad policial para la sola confección de las actas que conforman el parte de
detenido, registrando en ellas incluso la mención de haber sido prestadas ante un funcionario
policial, no obstante no ajustarse a la realidad, con lo que no puede tenerse por cierto lo declarado
durante el curso de la investigación cuando esa declaración no fue prestada en conformidad a la ley,
afectándose el debido proceso y el derecho a la defensa, pues el contenido de la declaración sólo
surge al momento de su rendición en estrados.
Conforme a criterios de integridad judicial, el tribunal no debe otorgar valor probatorio a
evidencias obtenidas con vulneración al debido proceso, atendidas las diversas infracciones legales
que se advierten en el caso en concreto.
Al no otorgar valor probatorio a la declaración prestada por el testigo, queda como restante
material probatorio incorporado al juicio, las copias de las boletas y las fotografías exhibidas que, por
sí solas, sin su corroboración en otros medios de prueba y, especialmente, en la testimonial, tornan
en insuficiente la prueba rendida para efectos de formar la convicción suficiente en el tribunal que le
permita justificar una decisión condenatoria.

De esa forma, no existiendo otros medios de prueba que puedan ser valorados por el
tribunal, resulta imposible formar convicción acerca de la ocurrencia del hecho ilícito así como de la
participación que en el mismo le hubiese correspondido al requerido, por lo que sólo es posible dictar
sentencia absolutoria a su favor.
A mayor abundamiento, y a fin de resolver todas las alegaciones de la defensa, de haberse
otorgado valor probatorio a la declaración prestada por el testigo, se advierte por una parte que, si
bien, los productos son manipulados en la caja de autoservicio para su pago, esto es, una máquina
donde no existe personal dependiente del supermercado, no es menos cierto que éstos fueron
observados y supervisados ininterrumpidamente por parte de la central de cámaras de seguridad y
alertado el personal para proceder a la detención del requerido una vez efectuado el pago en un
menor valor del real, con lo que no se comparte la alegación en cuanto a que se trata de una
maniobra desplegada por el requerido sólo respecto de una máquina, pues estas si bien no cuentan
con un dependiente que desempeñe las funciones de cajero, propiamente tal, tampoco se trata de
mecanismos sin supervisión de parte del personal de seguridad, como si acaece en los casos de los
cajeros automáticos; siendo, en el caso, más bien posible la discusión respecto a la aptitud de la
maniobra desplegada por el requerido para inducir a engaño -como argumento para sostener la falta
de concurrencia de todos los elementos del tipo penal-, desde que el actuar del requerido fue
observado en todo momento y de manera ininterrumpida, sin que se haya materializado la
disposición patrimonial por la idoneidad y entidad del engaño, sino, más bien, por la espera de parte
del personal de seguridad para su intervención, una vez desarrollada íntegramente la conducta del
sujeto al pasar por las cajas los productos pagando un menor valor del real, lo que cuestiona
claramente la aptitud del engaño.
Por estas consideraciones y visto, además, lo dispuesto en los artículos 1, 3, 5, 467 del
Código Penal; y artículos 45, 48, 295, 297, 325 y siguientes, 340, 341, 342 y 347 del Código
Procesal Penal; se declara:

I.- Que se ABSUELVE a don CÉSAR YORDANO CALDERÓN LAVÍN, ya


individualizado, de la imputación contenida en el requerimiento de ser autor de un delito de estafa,
ocurrido en la comuna de Las Condes, el día 9 de octubre de 2023, en perjuicio de los bienes del
supermercado Jumbo.

II.- Que no se condena en costas al ministerio público y a la querellante al estimarse la


existencia de motivo plausible para litigar.

Cúmplase con lo previsto en el artículo 347 del Código Procesal Penal, regístrese y
archívese en su oportunidad.

RUC N°: 2301090332-

RIT N: 09 -2023

Dictada por doña CAROLINA ANDREA ARAYA HERNÁNDEZ, Juez de Garantía de Santiago.

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