Delirio

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 20

Revista Chilena de Neuropsiquiatría

ISSN: 0034-7388
[email protected]
Sociedad de Neurología, Psiquiatría y
Neurocirugía de Chile
Chile

Olivos A., Patricio


La mente delirante. Psicopatología del delirio
Revista Chilena de Neuropsiquiatría, vol. 47, núm. 1, marzo, 2009, pp. 67-85
Sociedad de Neurología, Psiquiatría y Neurocirugía de Chile
Santiago, Chile

Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=331527715008

Cómo citar el artículo


Número completo
Sistema de Información Científica
Más información del artículo Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal
Página de la revista en redalyc.org Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto
ARTÍCULO DE REVISIÓN

La mente delirante. Psicopatología del delirio


Delusional mind. Psychopathology of delusion
Patricio Olivos A.1

Psychopathology studies mental issues in mental illnesses, being a fundamental tool in Psychiatry.
With the introduction of neuroimaging, neuropsychology and molecular genetics, a new
understanding of mental disorders can be reached, provided we furnish them with precise
psychopathological concepts; in turn, psychopathology needs to be renewed and re-calibrated to
guide and understand the neurobiological investigation. In psychopathology and in psychiatric
clinic, delusion has been considered as the “central subject” (Jaspers1 1913, Ey2 1958). In this
paper we review: a) the conceptual history of delusion, b) predelusional states and delusion
diacronism, c) new conceptions regarding language and delusion, and d) new cognitive models.

Key words: Delusion, psychopathology, conceptions.


Rev Chil Neuro-Psiquiat 2009; 47 (1): 67-85

Delirio: Pensamiento Berríos y Fuentenebro, plantean que el saber


histórico-psiquiátrico psiquiátrico es en todo momento, saber históri-
co, y el psiquiatra clínico, quiéralo o no, está su-

D elirio viene del latín delirare: salirse del sur-


co, no arar derecho (De: fuera y lirare:
arar, lira: surco). Remo Bodei plantea que el de-
mergido en el tejido conceptual de su propia his-
toria4. Fuentenebro agrega que es necesaria la
aventura semiológica precisa, para entender su
lirio implica exceso y esterilidad, salir de la co- evolución, atender al desarrollo “interno” o con-
lectividad3. En inglés se usa delusion, del latín ceptual del saber psicopatológico y clínico y, ade-
deludo: creencia u opinión falsa sostenida en re- más, del proceso “externo”, contextual o de re-
lación a cosas objetivas. En alemán Wahn, origi- flexión sociohistórica5.
nalmente expectación, más adelante opinión Para presentar la historia conceptual del deli-
vana, o ilusión. Legalmente, lo contrario a una rio hasta el s. XIX seguiremos básicamente las
verdad probada, lo opuesto a un juicio racional. revisiones de Berríos y Fuentenebro4 y de Jacques
Un término relacionado es paranoia: del griego Lacan6, por su sapiencia y su facilidad para acce-
pará, que expresa la idea de ajeno, externo o der a fuentes que en Chile no están disponibles.
próximo a la vez (como: parásito o paralelo) y Del s. XX en adelante ya podemos decir más no-
nous: mente. sotros.

Recibido: 15 de enero de 2009


Aceptado: 27 de febrero de 2009

1
Médico Psiquiatra.

Sin conflictos de intereses.

REV CHIL NEURO-PSIQUIAT 2009; 47 (1): 67-85 www.sonepsyn.cl 67


LA MENTE DELIRANTE. PSICOPATOLOGÍA DEL DELIRIO

Primeras concepciones científicas del durante la vigilia, de cosas conocidas por todos”.
delirio Usa la misma palabra para referirse a delirio y
Con la obra de Newton y su idea de un uni- delirium, ofreciendo los mismos mecanismos
verso con leyes físicas definidas la visión deísta de causales para ambos, que debieran estudiarse en
la Edad Media fue siendo paulatinamente susti- función de la etiología, curso, intensidad y pre-
tuida por otra de carácter científica y mecánica sencia o ausencia de fiebre. Todas las formas de
del Renacimiento. La obra de los pensadores más délire son “orgánicas”: “el alma está siempre en el
importantes participó de esta perspectiva en su mismo estado y no es susceptible de cambio. Así,
visión de la psicología y la locura. el error de juicio del délire no puede ser atribui-
Thomas Hobbes (1588-1679) dice “Todas las do al alma sino a la disposición de los órganos
pasiones que producen una conducta extraña y corporales”.
fuera de lo normal reciben el nombre general de Le délire sería universal (delirium orgánico) o
locura. Sin embargo, el comportamiento agita- particular (delirio). La severidad sería propor-
do o enloquecido no es necesariamente un rasgo cional a “la fuerza de las sensaciones internas”,
característico de la locura. Si un hombre en un que en el délire serían más fuertes que las exter-
manicomio nos amenizara con su discreta con- nas. En un primer momento las sensaciones in-
versación y, al despedirse, nos dijese que es Dios ternas inciden sobre la conciencia sin que se efec-
Padre, no necesitaríamos otro comportamiento túe juicio sobre ellas (carencia de introspección);
extravagante para confirmar su locura” y John luego comienzan a aparecer juicios erróneos y, al
Locke (1632-1704) afirmó que “El defecto de los final, las emociones agravan el cuadro.
imbéciles procede de la carencia de prontitud, ac- En el paso del s. XVIII al s. XIX se intenta así
tividad y movimiento en las facultades intelec- lo que se ha denominado “la captura de lo invisi-
tuales, de donde resulta que están privados de ble”, para referirse a las dificultades teóricas que
razón. Los locos, en cambio, parece que padecen genera el intento de construir una ciencia empí-
del extremo contrario porque no veo que hayan rica de los fenómenos psíquicos y su relación con
perdido la facultad de razonar, sino que, habien- la existencia del alma y el hecho de que la vida no
do unido muy fuera de propósito algunas ideas, aparece como forma sino que invisible, como el
las toman por verdades, y yerran como los hom- espíritu y lo sutil del entendimiento humano, con
bres que razonan bien pero que han partido de la capacidad de conocer lo exterior y lo interior,
principios equivocados”. y de comunicarse a través de la palabra. El cami-
Como se ve, ya en el s. XVII se inició la contro- no para ello fue:
versia entre las concepciones “emotivas” e “intelec- 1º Intentar capturar lo “invisible” a través de sus
tualistas” de la locura. Otto Dörr, en su trabajo expresiones visibles.
Delirio: racionalidad e irracionalidad, plantea que 2º Traducir la noción de alma en conceptos más
“racionalidad e irracionalidad han de permane- empíricos: sprit, moral.
cer en un perfecto equilibrio, en una metría, en 3º En la corriente más radical y materialista el
una proporción antropológica. El delirio nada alma se reduce al cuerpo; las funciones mora-
tiene que ver con la irracionalidad; es, por el con- les e intelectuales se ven desde un punto de
trario, el producto de un imperio ilimitado de la vista fisiológico.
razón, de ese afán totalizador y abarcativo que
pretende coger la realidad toda en un solo acto El hombre es visto como una entidad corpo-
de conocimiento, obteniendo con ello que los lí- ral dinámica capaz de interactuar con su entor-
mites de la realidad se difuminen, que lo que es no a través de las funciones corporales y los men-
deje de ser lo que es, y que lo que no es sea”22. sajes sensitivos. Está dotado de instinto y de sen-
En el s. XVIII la Encyclopédie (1754) define le sibilidad. Únicamente un cuerpo dotado de una
délire como un “error del juicio por el espíritu, red nerviosa con una sensibilidad compleja pue-

68 www.sonepsyn.cl REV CHIL NEURO-PSIQUIAT 2009; 47 (1): 67-85


PATRICIO OLIVOS A

de postularse como asiento de las funciones otro- rios diagnósticos de los principales sistemas cla-
ra atribuidas al alma. sificatorios de la actualidad7.
La psicopatología descriptiva se desarrolló du- En la primera mitad del s.XIX es importante
rante la primera mitad del s. XIX, creando las la tenaz labor de Jean Pierre Falret que en 1839
palabras y conceptos usados para describir las afirmó que “el dato central en el delirio concier-
manifestaciones de la enfermedad mental. Se es- ne a la falta de conciencia del carácter mórbido
tableció un lenguaje descriptivo, en que el signi- de su estado que el enfermo no puede jamás re-
ficado de cada término se relacionaba con una cobrar si no es por la interrupción del delirio”.
forma comportamental dada (signo-función) y Efectivamente, el delirante no puede decir “Yo
con otros términos dentro del sistema (función deliro”. No sabe, no cree, que delira. Cree en su
de compatibilidad). Pronto llegó a ser una se- delirio. Que no es una queja, un motivo de con-
miología, es decir un sistema cognitivo. Que bus- sulta que podamos captar literalmente y com-
có legitimidad científica. prender empáticamente. El paciente está afecta-
Comenzó analizando datos del comporta- do, ¿por el contenido del delirio? Que no es lo
miento manifiesto. La utilización de datos “psi- que nos con-mueve, sino su delirar. Que nos re-
cológicos” o “subjetivos” fue gradual y comenzó sulta incomprensible, que nos extraña, que nos
en 1840. Las nociones de conciencia e introspec- separa.
ción legitimaron poco después el valor semio- En De la non-existence de la monomanie, 1854,
lógico de los “contenidos de conciencia”. Falret rompe con su maestro Esquirol: “no admi-
Para Philippe Pinel (1745-1826), la mente es timos la unidad del delirio en la alienación men-
un conjunto de facultades independientes, que tal”. Y en Des maladies mentales et des asiles
cuando se lesionan producen la manía. Aisla de d’aliénés de 1864 establece: “Se ha querido estu-
estos estados delirantes la locura razonante (folie diar la locura como enfermedad única en lugar
raisonante), que conservan las facultades intelec- de buscar en ese grupo vasto y mal limitado es-
tuales, residiendo la alteración exclusivamente en pecies verdaderamente distintas, caracterizadas
las facultades emocionales. por un conjunto de síntomas y un curso deter-
Para Jean Esquirol “un hombre tiene délire minado”. Para Falret es necesaria una semiolo-
cuando sus sensaciones no están en relación con gía “que se realice en un corpus verdadero de sig-
objetos externos, cuando sus ideas no están en nos bien definidos, con una observación activa,
relación con sus sensaciones, cuando sus juicios y marcada por el paso de la unidad tradicional de
decisiones no se relacionan con sus ideas, y cuan- la alienación mental a la pluralidad discontinua
do sus ideas, juicios y decisiones son independien- y abierta de las enfermedades mentales y por la
tes de su voluntad”. Este fue el primer plantea- necesidad de montar la clínica sobre ella misma,
miento de la multidimensionalidad del delirio. sin recurrir a la psicología de las facultades ni a
Esquirol en 1834, diferencia la Monomanía, las disecciones cadavéricas”.
con un compromiso parcial de la mente, de la Falret aborda así con lucidez el problema de
manía, con compromiso total: “La monomanía la especificidad de la psiquiatría. La psiquiatría
intelectual se concentra en objetos circunscritos. es psicopatológica o no es.
Partiendo de principios falsos los enfermos de- Ernest Lasègue en Du délire de persécutions
ducen sin desviación los razonamientos lógicos, (1852) introdujo la noción de que los delirios
de los cuales obtienen consecuencias que modifi- paranoides constituían un trastorno separado.
can sus afectos y voluntad. Fuera de este delirio Las alucinaciones auditivas podían estar presen-
parcial sienten y se comportan como todo el mun- tes pero no eran ni la causa ni el efecto de los
do”. Esquirol considera el delirio como una alte- delirios; sin duda éstos eran fenómenos prima-
ración de la esfera intelectual. Y hasta hoy el com- rios. Formuló también los mecanismos proyec-
portamiento afectivo no es incluido en los crite- tivos del delirio paranoide, anticipando los apor-

REV CHIL NEURO-PSIQUIAT 2009; 47 (1): 67-85 www.sonepsyn.cl 69


LA MENTE DELIRANTE. PSICOPATOLOGÍA DEL DELIRIO

tes de Freud: “Aquí me encuentro en condiciones sas internas y según una evolución continua, de
extrañas que no dependen de mi salud ni de mi un sistema delirante duradero e imposible de sa-
posición, ni del medio en que vivo: algo del exte- cudir, y que se instaura con una conservación
rior, independiente de mí, interviene; sufro, soy completa de la claridad y del orden en el pensa-
infeliz; sólo enemigos pueden tener interés en cau- miento, el querer y la acción”.
sarme pena; debo pues sospechar intenciones hos- Distingue el Delirio de perjuicio (persecución,
tiles en vista de estas impresiones dañinas”. celos, hipocondría) y de grandeza (inventores,
Una paciente nuestra lo dice así: “Alguien, ¿en místicos, erotomanía). En la octava edición de
mi familia?, me quiere cortar la vida o envejecer su Tratado, de 1915, definió a la Paranoia como
a la fuerza, sin respetar mi cuerpo. Porque así me “un delirio de comienzo insidioso y evolución
siento”. crónica, originado en causas internas, bien siste-
En la segunda mitad del s. XIX Jules Cotard matizado, carente de alucinaciones, a mecanis-
(1840-1889) presenta sus estudios sobre el délire mo interpretativo, y sin deterioro de la persona-
de negations, delirios nihilistas, depresivos. Son lidad”7. Plantea lo psicógeno de la paranoia: “el
también significativas las sesiones de la Societé delirio de persecución descansa sobre disposicio-
Médico-Psychologique (1886-1888), primera so- nes deficientes, de las cuales resulta una insufi-
ciedad médica que tuvo como objetivo el estudio ciencia en la lucha por la vida”. El delirio de gran-
de la patología y fisiología del sistema nervioso, deza es “la trama, proseguida en la edad madu-
así como la mejoría de los locos en los asilos. Par- ra, de los planes de alto aliento de la mocedad”.
ticiparon entre otros Falret, Cotard, Laségue, “Lo que explica la cronicidad es la permanencia
Magnan, en una serie de debates monográficos de las disposiciones deficientes para la lucha vi-
en que se manifiestan las diferentes posturas teó- tal”.
ricas y conceptuales y se plantean las grandes pre- Kraepelin raramente dio a los delirios mucha
guntas sobre el delirio: mecanismos de produc- importancia diagnóstica o pronóstica; la índole
ción, evolución y papel de la personalidad pre- de la enfermedad se desprende ante todo de su
via. evolución, introduciendo factores longitudinales
Jules Séglas (1856-1939), definió el delirio o diacrónicos como la irreversibilidad y la histo-
como “un conjunto de ideas mórbidas que con- ria natural. Niega toda existencia de las paranoias
ciernen al yo o a sus relaciones con el mundo agudas; quedan eliminadas del marco de la para-
exterior, y que el enfermo tiene por verdaderas, noia aquellas formas cuya evolución se demos-
sin verificación previa, y hace gala al respecto de traría como curable, abortiva o intermitente.
una absoluta falta de crítica”. Plantea así la En el s. XIX tiene lugar la construcción del
incorregibilidad del delirio, y agrega que la orga- delirio como una creencia errónea o imposible o
nización de las concepciones delirantes llevará a perversa. Fue definido ya como una creencia
una transformación radical de la personalidad. mórbida con contenido equivocado, originándo-
En el delirio de interpretación el alienado llega a se súbitamente y sin razón.
formular las ideas delirantes a través de un razo- - El contenido, modo de comienzo y relación
namiento lógico pero surgiendo de premisas fal- con otros síntomas llegan a ser el principal
sas con convicción inquebrantable debido al or- criterio para la clasificación del delirio.
gullo y desconfianza en su carácter. En los deli- - Los llamados posteriormente criterios de
rios de percepción inmediata las concepciones de- Jaspers ya estaban presente.
lirantes tienen su origen en ilusiones y alucina- - Se habían establecido los siguientes criterios
ciones que introducen en la conciencia percep- para demarcarlo:
ciones erróneas. - Una creencia que no claudicaba.
Emil Kraepelin en 1899, limita la paranoia al - Convicción abrumadora.
“desarrollo insidioso, bajo la dependencia de cau- - Contenido erróneo.

70 www.sonepsyn.cl REV CHIL NEURO-PSIQUIAT 2009; 47 (1): 67-85


PATRICIO OLIVOS A

- Sin conciencia de enfermedad. te lo que experimenta el enfermo psicótico. Cuan-


- Relación “incierta” con la conducta. do decimos que “una alucinación es una percep-
- Primario (no susceptible a comprensión ción sin objeto” recurrimos a una fórmula ver-
(Verstehen). bal que, sin ser técnicamente falsa, no puede dar-
- Clasificado en términos de contenido. nos la menor idea de lo que significa para el pa-
- Ajeno al contexto cultural (incluyendo reli- ciente su experiencia alucinatoria y qué es lo que
gión). siente en ella10. La psicopatología descriptiva, que
se había estancado en sus fundamentos concep-
El s. XX agregó poco a estos criterios. Pode- tuales, encontró entonces en la fenomenología -
mos señalar a Sérieux y Capgras que en 1909 dis- que buscaba describir con la máxima exactitud
tinguieron Le Délire d’interpretation: psicosis los estados de conciencia en sus formas más pu-
sistematizada crónica con: 1) multiplicidad y or- ras, tal como las experimentaba el sujeto-, un nue-
ganización de interpretaciones delirantes; 2) au- vo y fecundo camino11-13. Y a su vez la fenome-
sencia o infrecuencia de alucinaciones; 3) persis- nología requería de un anclaje empírico.
tencia de lucidez y actividad psíquica intacta; 4) Karl Jaspers, en 1912 definió el enfoque feno-
evolución por extensión progresiva de las inter- menológico en psicopatología, planteando que
pretaciones y 5) incurabilidad sin demencia ter- “este trabajo preliminar de representar, definir y
minal; y Targowla y Dublineau en 1931 aporta- clasificar los fenómenos psíquicos, llevado a cabo
ron L’Intuition Délirante, “un juicio que surge re- como una actividad independiente, constituye la
pentina y espontáneamente a la conciencia, apar- fenomenología”14. Con Jaspers la fenomenología
te de la voluntad y de una manera incoercible, se puso a trabajar en un problema concreto, al
sin ningún intermediario psico-sensorial o inte- utilizarla como método de investigación psicopa-
lectual, sintético y directo, completo desde la par- tológica. Un año después publicó su Psicopa-
tida; se impone por una evidencia inmediata, in- tología General.
dependiente de toda prueba”: “yo sé”.
La psiquiatría francesa reconocía entonces Fenomenología del delirio: Karl Jaspers
cuatro fuentes para la producción del delirio: alu-
cinaciones (délire hallucinatoire), intuición (intui- En la Primera Parte de su Psicopatología ge-
tion délirante), interpretación (délire d’interpré- neral, 19131, en el Capítulo Primero, Las mani-
tation) e imaginación (délire d’imagination). festaciones subjetivas de la vida psíquica enferma
Ernst Kretschmer en 1918, frente al dogma (Fenomenología), Jaspers plantea el método: “la
kraepeliniano de la cronicidad de la paranoia, fenomenología tiene la misión de presentarnos
publica su libro sobre el Delirio sensitivo de refe- intuitivamente los estados psíquicos que experi-
rencia8,9: reacción paranoica caracterizada por la mentan realmente los enfermos, de considerarlos
tríada carácter (sensitivo), vivencia (clave, “de in- según sus condiciones de afinidad, de limitarlos y
suficiencia vergonzante”) y ambiente (determi- distinguirlos lo más estrictamente posible y de
nantes sociales). aplicarles términos precisos”. Y acota su campo:
“La palabra fenomenología ha sido empleada por
La fenomenología Hegel para la totalidad de las manifestaciones del
espíritu en la conciencia, la historia y el pensa-
A comienzos del s. XX ciertos psiquiatras te- miento. Nosotros la empleamos para el dominio
nían el sentimiento creciente de que el cuadro mucho más estrecho de la vivencia psíquica indi-
referencial psicológico clásico resultaba ya inade- vidual. Husserl empleó la palabra al comienzo
cuado para la exploración de muchos fenómenos para designar la “psicología descriptiva” de las
psicopatológicos. Blondel, en La conscience manifestaciones de la conciencia -en este sentido
morbide, hizo ver que no comprendemos realmen- se aplica a nuestras investigaciones-, pero después

REV CHIL NEURO-PSIQUIAT 2009; 47 (1): 67-85 www.sonepsyn.cl 71


LA MENTE DELIRANTE. PSICOPATOLOGÍA DEL DELIRIO

la empleó para la “contemplación de la esencia”, certeza subjetiva incomparable. No son influibles


que no manejamos aquí. La fenomenología es por la experiencia, y son imposibles de conteni-
para nosotros, aquí, un procedimiento empíri- do. No pueden ser seguidas psicológicamente; son
co; es mantenida en marcha por el hecho de la fenomenológicamente algo último, a diferencia
comunicación por parte del enfermo. El que ex- de las ideas deliroides, que surgen compren-
perimentó por sí mismo encuentra con facilidad siblemente de fenómenos afectivos.
la descripción adecuada. El psiquiatra, que sola- b) Las Vivencias delirantes primarias: “Apare-
mente observa, se esforzará en vano por formu- cen en los enfermos sensaciones primarias, senti-
lar lo que puede decir el enfermo de sus viven- mientos vivaces, disposiciones de ánimo, cogni-
cias. Estamos, pues, a merced del “juicio psicoló- ciones. Todo tiene para ellos una nueva significa-
gico” de los enfermos. (...) La representación, o ción. En el “temple delirante” (Wahnstimmung)
actualización de lo que ocurre realmente en el hay siempre un “algo”, aunque enteramente os-
enfermo, de lo que experimenta propiamente, curo, germen de un valor y una significación ob-
cómo se da en él algo en la conciencia, es el co- jetivas”. (...) “Nuestra percepción no es una fo-
mienzo, en el que hay que hacer abstracción de tografía de las excitaciones de los sentidos, sino
conexiones, de vivencias como totalidad, de lo al mismo tiempo la percepción de una significa-
añadido mentalmente con vistas a algo, de lo pen- ción, que no nos es manifiesta en nuestra percep-
sado como fundamental, de las representaciones ción. Las vivencias primarias del delirio son análo-
teóricas. Sólo lo realmente existente en la con- gas a ver significaciones. La conciencia de la signi-
ciencia debe ser representado; lo no dado real- ficación experimenta una transformación radi-
mente en la conciencia no existe”. cal. El saber inmediato que se impone de las sig-
Y quizás justamente al abordar La conciencia nificaciones es la vivencia primaria del delirio”.
de la realidad y las ideas delirantes es donde Jaspers c) La incorregibilidad: “Después de la prime-
alcanza mayores logros con el método fenome- ra producción de ideas delirantes a partir de las
nológico. Comienza planteando que “el delirio vivencias, da el enfermo el segundo paso, el de
fue en todos los tiempos algo así como el fenó- aferrar esas ideas como verdades, el de mante-
meno fundamental de la locura; delirante y en- nerlas contra todas las otras experiencias y con-
fermo mental eran una misma cosa. ¿Qué es el tra todos los motivos en una convicción que su-
delirio? Es en realidad un problema básico de la pera la certidumbre normal, incluso para sofo-
psicopatología”. Al abordarlo Jaspers no se de- car en absoluto las ocasionales dudas iniciales.
tiene a rendir tributo a quienes trabajaron antes (...) El extravío de los sanos es extravío común.
que él en el tema y, poniendo entre paréntesis La convicción tiene sus raíces en lo que todos
todo lo por ellos alcanzado -tal es su epojé-, par- creen. La corrección no se produce por razones,
te de cero. sino por transformación de la época. El extravío
Para Jaspers el delirio es un fenómeno prima- delirante de individuos es el apartamiento de lo
rio, que tiene lugar en la experiencia y el pensa- que todos creen (de lo que “se” cree)”.
miento de la realidad. Es una transformación en d) La elaboración delirante: “En base a las vi-
la vasta conciencia de la realidad, experiencia in- vencias primarias es hecha por el pensamiento
descriptible, cargada de ansiedad y presentimien- una elaboración delirante, que a veces insume
to, (Wahnstimmung), que se anuncia secunda- toda la energía. Así surge el sistema delirante, que
riamente en juicios de realidad. es enteramente comprensible en su coherencia, y
Jaspers analiza entonces: tan sólo se nos vuelve incomprensible en las últi-
a) El concepto del delirio: El delirio se comu- mas fuentes de las vivencias primarias.
nica en juicios. Se llaman ideas delirantes a los jui- e) Auténticas ideas delirantes e ideas deliroides:
cios patológicamente falseados en los que el suje- “Sólo aquellas ideas delirantes que encuentran
to se afirma con convicción extraordinaria, con como fuente una vivencia patológica primaria, o

72 www.sonepsyn.cl REV CHIL NEURO-PSIQUIAT 2009; 47 (1): 67-85


PATRICIO OLIVOS A

exigen como condición previa para su explica- ciones de la fenomenología tradicional y concibe
ción una transformación de la personalidad, son el delirio como traslocación mórbida del acto de
llamadas por nosotros ideas delirantes auténti- conciencia a partir de la pérdida de la normal
cas. En cambio a aquellas ideas delirantes que han exclusión recíproca de los actos perceptivos e ima-
surgido comprensiblemente para nosotros de ginativos en la mente sana. “Hablar de percep-
otros procesos psíquicos, que podemos seguir psi- ción o recuerdo delirante es un contrasentido. Si
cológicamente en las emociones, los instintos, los es percepción no es delirio, si es recuerdo no es
deseos y temores, y que más bien se entienden delirio. El delirio es sólo delirio, un acto que pre-
por la disposición permanente de la personali- senta una traslocación intencional formando una
dad o por un estado de ánimo transitorio, las unidad noético-noemática nueva, irreductible a
llamamos ideas deliroides”. los modos normales de la conciencia”17.
En Chile, los abordajes a la psicopatología del Juan Marconi en El delirio y sus estructuras
delirio siguieron la línea de la psiquiatría euro- psicopatológicas, 2000, define el delirio como la
pea, especialmente la summa realizada por afirmación y conducta de realidad, basadas en
Jaspers. Podemos destacar los trabajos de: evidencias mutadas, insólitas y productivas. Lo
Max Letelier, C. Ojeda, P. Olivos, siguiendo insólito implica un cambio no esperado respecto
también las ideas de Kretschmer8,9, publican en al aprendizaje endocultural previo, o la madura-
1976 un Análisis psicopatológico de 14 casos de de- ción psicobiológica. Productivo se refiere a la apa-
sarrollo paranoide15, que estudia la forma en que rición de criterios nuevos de realidad18.
se estructuran y relacionan los fenomenos psíqui- Otto Dörr ha hecho importantes estudios so-
cos anormales en estos desarrollos. Y su conteni- bre el delirio con un abordaje de fenomenología
do, que tiene para el paciente una significación categorial y análisis existencial.
esencialmente degradante.
En el momento delirante las personas se trans- Fenomenología categorial y Análisis
forman en seres genéricos e inasibles, y las cosas existencial
en significaciones puras. El mundo del delirante
ha perdido sus propiedades particulares, aparece La fenomenología puede utilizar su propio
desustancializado; y el paciente está, correspon- cuadro categorial. Esto significa que el fenome-
dientemente, despersonalizado. nólogo intenta reconstruir el mundo interior de
En el delirio el sujeto queda desconectado de sus pacientes sobre el análisis de categorías como
la experiencia concreta; prescinde de las relacio- su manera de experimentar el tiempo, el espacio,
nes que estructuran los hechos del mundo real, la causalidad, la materialidad, lo que se ha deno-
sustituyéndolas por relaciones delirantes, lo que minado fenomenología categorial.
le impide actuar efectivamente sobre su circuns- Ludwig Binswanger denominó análisis exis-
tancia y, a su vez, ser modificado por ella. Deli- tencial a una síntesis de psicoanálisis, fenomeno-
rio y autismo son inseparables, aunque en estos logía y conceptos existencialistas modificados por
casos el autismo se circunscribe al ámbito del de- nuevas intuiciones originales. Es una reconstruc-
lirio. ción del mundo interior de los pacientes psiquiá-
Armando Roa: Sobre el delirio, en “Enferme- tricos con la ayuda de una armazón conceptual
dades Mentales. Psicología y clínica”, 1980 plan- inspirada en los estudios de Heidegger sobre la
tea una amplia visión clínica sobre el delirio con estructura de la existencia humana11.
alteración de conciencia y en conciencia lúcida, Así lo definió Binswanger: “Entendemos por
siguiendo pero también discutiendo los hallaz- “análisis existencial” un sistema antropológico de
gos de Jaspers16. investigación científica que apunta a la esencia
César Ojeda, en Delirio realidad e imaginación, del ser humano19. Su nombre y su base filosófica
1987, pone también en cuestión algunas afirma- derivan del “Análisis del ser” de Heidegger. Es un

REV CHIL NEURO-PSIQUIAT 2009; 47 (1): 67-85 www.sonepsyn.cl 73


LA MENTE DELIRANTE. PSICOPATOLOGÍA DEL DELIRIO

mérito suyo el haber descubierto una estructura una definición restrictiva del término psicótico se
fundamental de la existencia y el haberla descrito refiere a las ideas delirantes y a las alucinaciones
en sus partes esenciales, es decir, en su estructura manifiestas. En la esquizofrenia el término psicó-
de ser-en-el-mundo, que pertenece al orden de tico se refiere a las ideas delirantes, a cualquier
una tesis ontológica, es una afirmación sobre una alucinación manifiesta, al lenguaje desorganiza-
condición esencial que determina la existencia en do o al comportamiento desorganizado o cata-
general. Sin embargo, el análisis existencial no es tónico. En el trastorno delirante y en el trastor-
ni una ontología ni una filosofía, solamente la no psicótico compartido, psicótico es equivalente
denominación de antropología fenomenológica a delirante.
responde a los hechos y a la situación”. En el DSM-IV existe la asunción tácita de que
En la Daseinsanalyse de Binswanger el modo el reconocimiento del síntoma es independiente
de “estar en el mundo” está en el centro. Se trata del contexto y se basa exclusivamente en los ras-
de examinar los proyectos de mundo de los en- gos intrínsecos del fenómeno. Sin embargo, para
fermos y describirlos. El delirio primario signifi- la definición de la idea delirante, parecería que se
ca la irrupción brutal de un modo de Dasein fun- debe recurrir a los criterios externos (DSM-IV
damental y radicalmente diferente del habitual. APA, 1994)27: “Falsa creencia basada en una infe-
Son analizadas las etapas de la experiencia nor- rencia incorrecta relativa a la realidad externa
mal y de la delirante que dan lugar a la “constitu- que es firmemente sostenida, a pesar de lo que
ción del ser delirante”. Plantea que el texto deli- casi todo el mundo cree y a pesar de cuanto cons-
rante es ilegible; está dictado por una conciencia tituye una prueba o evidencia incontrovertible y
“salida de sus goznes”. La fenomenología del de- obvia de lo contrario. La creencia no es tan acep-
lirio implica, por tanto, una descripción, com- tada ordinariamente por otros miembros de la
prensión y análisis de la conciencia constituyente subcultura o cultura a la que pertenece el sujeto
en el delirante, ver en él lo que es o tiene como (p. ej. no es un artículo de fe religiosa). Cuando
posibilidad para constituir un mundo unitario, una creencia errónea implica un juicio de valor,
un yo o un alter ego. sólo se considera idea delirante cuando el juicio
Otros destacados exponentes del análisis feno- es tan extremo que desafía toda credibilidad. La
menológico-existencial del delirio son: Hubertus convicción delirante se produce a lo largo de un
Tellenbach, con sus trabajos sobre Ilusión, deli- continuum y a veces puede inferirse del compor-
rio y locura en el Edipo de Sófocles, 1982 y El cami- tamiento del sujeto”.
no de Otelo hacia el delirio20-22; Otto Dörr, que
aborda, con finos análisis, los temas y controver-
sias fundamentales en sus trabajos sobre Delirio: El estado actual del tema
racionalidad e irracionalidad, Verdad y Delirio,
Fenomenología de la corporalidad en la depresión Según Berríos esta devaluación del tema capi-
delirante y Aproximación al tema del delirio como tal del delirio, reflejada en los criterios clasifica-
posibilidad humana23-26. torios actuales, tiene que ver con el hiato teórico
que se ha abierto en estos últimos años entre es-
Psicopatología descriptiva actual y tas concepciones psicopatológicas y clínicas –que
DSM-IV. La devaluación del delirio quizás ya dijeron lo que tenían que decir-, y las
nuevas aproximaciones cognitivas, atribucio-
En el DSM-IV el delirio ya no tiene una im- nales, neurobiológicas, etc.
portancia sustantiva, independiente; ni siquiera Lo previó Henri Ey en 1958: “Los estudios han
figura en el índice como tal. Aparece en el capí- conducido a un impasse: el átomo delirante. Pero
tulo sobre Esquizofrenia y otros trastornos psicó- éste no es primario, es “fisible”. Esta fisión es una
ticos. En la introducción del capítulo se dice que necesidad para el clínico; sólo ella puede dividir

74 www.sonepsyn.cl REV CHIL NEURO-PSIQUIAT 2009; 47 (1): 67-85


PATRICIO OLIVOS A

la sustancia del delirio para hacernos penetrar tamente a la cristalización del delirio. Alteracio-
mejor en su comprensión y explicación”. Si Lacan nes de la cognición, afectividad, conciencia y
tiene razón en aquello de que “la impasse da el motricidad, solas o en combinación, a menudo
pase”, ésta situación podría dar lugar a nuevos efímeras. Muchos autores los han mencionado,
caminos de abordaje del síntoma2. Revisaremos aunque pocos los han estudiado en detalle. Es im-
a continuación cuáles son estas nuevas aproxi- portante saber si los estados predelirantes son el
maciones, aparte del abordaje psicoanalítico -que primer estadio en el proceso de formación deli-
lleva ya mucho transitado y avanzado-, y que no rante o constituyen los pródromos inespecíficos
presentaremos aquí porque daría para otro artí- para cualquier tipo de psicosis. En todo caso son
culo y porque hay quienes están mejor capacita- acontecimientos de gran importancia clínica, en
dos que este autor para ello. tanto pueden ayudar a diferenciar subtipos de
delirios y, más importante aún, pueden ofrecer
información sobre aquellos módulos cerebrales
Diacronía del delirio: implicados en su producción, así como del efecto
Los estados predelirantes del tratamiento. Los han investigado especial-
mente:
Una forma de fisionar el delirio es atender a H.C. Rümke 1950: Significación de la feno-
su curso temporal. El delirio remite a un pasado, menología en el estudio clínico de los delirantes:
no es sino la culminación de una serie de aconte- “Lo que llamamos delirio es una “abstracción ar-
cimientos anteriores. De Clérambault (1872- tificial”. El delirio que nos comunica el enfermo
1934) ya lo planteó así: “Puede decirse que, en el es un “producto final”, ¿expresión de la persona-
momento en que aparece el delirio, la psicosis ya lidad enferma?, ¿esfuerzo grandioso para encon-
era antigua. El delirio no es más que una super- trarse a sí mismo? Lo que se expresa en palabras
estructura”. Y propuso una arquitectura del de- está en relación con un estado interior a veces
lirio a partir de los estados predelirantes, y como inconsciente. No se da una alteración formal en
mecanismos generadores de la psicosis a los automa- el pensamiento o en el juicio, sino una alteración
tismos: pensamiento adelantado, enunciación de total de la existencia, irrupción brutal de un
actos, impulsiones verbales, tendencia a fenóme- “modo de estar en el mundo” radicalmente dife-
nos psicomotores, y el delirio como elemento se- rente”.
cundario, explicativo, ideico. Klaus Conrad (1958). La esquizofrenia inci-
También lo vio así Jaspers: “En el temple deli- piente, 196328 hace un análisis diacrónico de las
rante (Wahnstimmung) hay siempre un «algo», etapas del desarrollo psicótico a partir del surgi-
aunque enteramente oscuro, germen de un valor miento del estado predelirante -trema- y su evo-
y una significación objetivas. Surge en el enfermo lución final hacia un estado defectual.
un sentimiento de inconsistencia y de inseguri- Kurt Schneider en Patopsicología clínica, 197029,
dad, que le impulsa instintivamente a buscar un plantea que “la percepción delirante no es deri-
punto sólido en que afirmarse; lo encuentra sólo vable de un estado del humor, pero puede verse
en una idea. Podría dudarse si los enfermos han precedida por el humor delirante que brota del
hallado para su vivencia el contenido adecuado. proceso básico. No es preciso que coincidan en
Es pensado quizás sólo por azar y nunca con pre- cuanto a tonalidad afectiva: el primero puede ser
cisión. Pero es dudoso que tal progreso, en lo inquietante; la segunda, beatífica”.
que concierne a la evolución, sea así en todos los Los estados predelirantes se han conceptua-
casos. En algunos el delirio parece estar presente lizado y clasificado:
de modo inmediato con plena claridad”. Como trastorno de la cognición: El componente
Los estados predelirantes son los aconteci- primario es una cognición intrínseca que implica
mientos psicopatológicos que preceden inmedia- percibir el mundo y el yo como extraños, y con-

REV CHIL NEURO-PSIQUIAT 2009; 47 (1): 67-85 www.sonepsyn.cl 75


LA MENTE DELIRANTE. PSICOPATOLOGÍA DEL DELIRIO

tiene el núcleo de una pregunta a la que el enfer- Como trastorno de la motricidad: Los traba-
mo debe responder creando así el delirio. Una jos de Störring (1944) y MacCurdy han destaca-
vez que esto ocurre se dispara un proceso que do algunos aspectos comportamentales, motrices
culmina en un acto declarativo. y volitivos en el estado predelirante, fundamen-
Un ejemplo es el trabajo de Magnan y Sérieux talmente un estado de perplejidad, sorpresa, es-
sobre los “estados delirantes crónicos”, donde se tupefacción, conciencia angustiosa, en el cual la
reconocen cuatro estadios: incubación o “intran- extrañeza del enfermo en relación a la inefabilidad
quilidad interna”, persecusión, grandiosidad y de su experiencia es transmitida a través del len-
“demencia”. guaje, posturas motoras y estereotipias.
Maher en 1988, propone un modelo en “cas- Como trastorno de la conciencia: El déficit en
cada”; los delirios entendidos como intentos de alguna de las dimensiones de la conciencia po-
dar sentido a “experiencias anómalas”, lo que ve- dría romper el procesamiento de la información
remos más adelante al revisar los modelos -captura y organización- acerca del mundo, el
cognitivos. cuerpo o el yo.
Como trastorno del afecto: Resalta el compo- Mauz (1931), ha enfatizado el hecho de que el
nente “afectivo” del estado predelirante Un afec- estado predelirante puede acompañarse con un
to anormal podría interrumpir el proceso de in- sentimiento de “lucidez e incremento de la con-
formación y la cadena lineal del pensamiento ló- ciencia”. Pensó que esto se debía al sentimiento
gico o establecer el contexto en el cual la forma- simultáneo de “transformación del yo” o “ani-
ción del delirio tiene lugar. Eugen Bleuler quilamiento psicológico”, y que cuanto más “lú-
(1906)30, además de la predisposición del indivi- cido” estaba el sujeto en relación a su estado, peor
duo y la desconfianza, da un lugar primordial a pronóstico tendría.
las fuerzas “catatímicas”, “el poder transforma- Henri Ey 19582: El estado predelirante acon-
dor” del afecto, que rompe las asociaciones y su- tece en el contexto de un trastorno de la concien-
pera la lógica. cia como una “reorganización de los límites de la
Para Lange (1942), el afecto especial y la per- realidad”. Las experiencias delirantes primarias
plejidad son los componentes básicos del “humor son el fait primordial, estados de desorganización
o temple delirante” (Wahnstimmung). Agregó: de la conciencia, “momentos fecundos” a partir
“No está claro de qué modo este ‘temple’ y las de los cuales se genera, cristaliza y sistematiza el
formaciones delirantes se relacionan mutuamen- delirio, que es como el reflejo en la superficie.»
te. Lo más probable es que sean dos aspectos de
una modificación global y que no pueda estable-
cerse entre ellos una relación causal”. El modelo creencial
Otros autores han subrayado la naturaleza in-
efable y afectiva del humor delirante. Klaus En relación a los delirios el modelo de forma-
Conrad28, fue quién investigó esta visión en deta- ción de síntomas más popular es el creencial: los
lle con respecto al desarrollo de la esquizofrenia, delirios son generados por los mismos mecanis-
que incluía cinco estadios: trema (estado prepsi- mos que las creencias normales con excepción de
cótico), apofanía y anastrophé (desarrollo del de- que algo sucede para hacer que su contenido sea
lirio), apocalipsis (presencia de catatonía y otros grandioso, bizarro o no verdadero. El modelo
síndromes), consolidación y estado residual o de “creencial” ha permanecido vigente hasta nues-
defecto. Es estado predelirante se incluye en el mo- tros días. El constructo de Jaspers ha devenido
mento del trema, al que Conrad considera como canónico e impregna los criterios actuales de cla-
predominantemente afectivo en su naturaleza. sificación, como el DSM-IV. Veremos como des-
También lo considera así Jaspers en el de un punto de vista lingüístico presupone la exis-
Wahnstimmung. tencia de un acto de habla declarativo peculiar:

76 www.sonepsyn.cl REV CHIL NEURO-PSIQUIAT 2009; 47 (1): 67-85


PATRICIO OLIVOS A

una creencia subjetiva incorregible y de conteni- - Su origen procede del azar o de acontecimien-
do imposible. tos neurobiológicos “remotos para el obser-
El delirio, ¿es una creencia patológica categóri- vador clínico, que queda fascinado por la apa-
ca? Creencia como proposición o declaración acer- riencia formal.
ca del mundo o del propio yo. Patológica por lo - La consideración del delirio como creencia
fallida o incorrecta y debida a un trastorno. Ca- errónea no tiene una base sólida que la justifi-
tegórica porque es sin gradación: todo o nada. que.
El delirio ¿necesita ser siempre idea o creen- - El contenido del delirio no supone sino un
cia? ¿Podría ser primariamente emoción o acto? fragmento de información, atrapado al azar
Una emoción o acto ¿conlleva o transporta siem- en el momento de su cristalización, que hace
pre una idea o creencia? Para el DSM-IV “la con- que ciertos temas socio-culturalmente redun-
vicción delirante se produce a lo largo de un dantes tengan más posibilidad para prestarse
continuum y a veces puede inferirse del compor- a etiquetar esos fragmentos.
tamiento del individuo”. El acto bizarro y la con- - Abordar desde esta perspectiva el estudio del
ducta delirante permitirían inferir la existencia de delirio necesita que se replantee el estudio de
un delirio en su base. la secuencia diacrónica que lo hace posible:
El modelo creencial ha sido útil para facilitar los estados predelirantes.
el estudio de los delirios desde el punto de vista
estructural -por su forma-, asumiendo la existen-
cia de una continuidad entre las creencias “nor- El delirio como acto de habla vacío. La
males» y los delirios. Abre la puerta a la aplica- dialogicidad delirante
ción de teorías psicoanalíticas y atribucionales.
Lo anterior pone de relieve la importancia de
adoptar una nueva visión del acontecer deliran-
Lenguaje y delirio te. Berríos cree que el camino abierto por la prag-
mática en los estudios contemporáneos de lin-
El postulado jaspersiano de una “creencia sub- güística inaugura una nueva avenida del conoci-
jetiva incorregible y de contenido imposible” es- miento para entender el delirio y para el paso de
tablecía que: a) los delirios son actos de habla la consideración del sujeto “monológico” -deli-
semánticamente preñados y pueden así configu- rante- a una dialogicidad delirante (Fuentenebro,
rarse como creencias erróneas o patológicas; b) 2007)31.
surgen como cualquier otro acto de habla decla- El filósofo Charles Morris, interesado en es-
rativo, y por tanto son portadores de informa- bozar el perfil general de una ciencia de los sig-
ción acerca del mundo o del yo. nos o semiótica distinguió tres ramas diferentes:
Sin embargo, desde estos presupuestos los aná- la sintáctica (o sintaxis), que es el estudio de la
lisis lingüísticos sintácticos y semánticos del deli- relación formal de los signos entre sí; la semánti-
rio se han mostrado ineficaces. Berríos4, plantea ca, el estudio de las relaciones de los signos con
que esto ocurre porque estos presupuestos están los objetos a los que dichos signos son aplicables;
anclados en una teoría obsoleta del lenguaje y en y la pragmática, el estudio de las relaciones de
unos criterios de intencionalidad que no podían los signos con los intérpretes.
dar cabida a la existencia de otros tipos de actos La Pragmática del lenguaje se configura como
de habla, como son los actos lingüísticos vacíos. El una disciplina que incluye en su análisis los di-
considerar el delirio como un acto de lenguaje versos factores que determinan la estructura de
vacío permite explicitar que: la comunicación verbal y sus consecuencias. Es-
- La información que facilita el delirio es una tudia su función en tanto medio de comunica-
información truncada. ción, como forma de acción.

REV CHIL NEURO-PSIQUIAT 2009; 47 (1): 67-85 www.sonepsyn.cl 77


LA MENTE DELIRANTE. PSICOPATOLOGÍA DEL DELIRIO

J.L. Austin, en sus conferencias dadas en presividad y tino. El enunciado se ubica en el «te-
Harvard en 1955 y publicadas póstumamente en rreno compartido” entre el hablante y el oyente;
“How to do things with words” (1962)32, formu- la experiencia discursiva se forma y desarrolla
ló lo que llamó actos de habla. Hizo una primera gracias a la constante integración con los enun-
distinción entre los enunciados “constatativos” - ciados del otro. Por ese motivo la dialéctica de
utilizados con un valor aclarativo para propor- esa situación hablante-oyente, es decir la
cionar información- y los “performativos” o dialogicidad, es especialment importante para
realizativos -empleados, de forma activa, para poder formular si una pragmática de los enun-
hacer cosas, realizar acciones-. No se conformó ciados delirantes puede articular la explicación
con tal distinción: todos los constatativos tam- del delirio como acto de habla vacío. Las dos se-
bién realizan acciones y los performativos llevan cuencias a analizar corresponden a esa especial
información, por lo que sugirió un nuevo marco situación de comunicación que son la produc-
para el estudio de los enunciados, distinguiendo: ción y la recepción delusiva.
a) Actos locucionarios o locutivos: equivalen a
expresar cierta oración con un sentido y refe-
rencia determinados. Son los que poseen sig- Pragmática de la producción delirante
nificado.
b) Actos ilocutivos o ilocucionarios: informar, Dascal (1983), propone distinguir dos subdo-
ordenar, advertir, etc. Son actos que tienen minios en la pragmática del lenguaje: a) El co-
una cierta fuerza convencional asociada. rrespondiente a los usos mentales o internos, que
c) Actos perlocutivos o perlocucionarios: los que puede calificarse de “psicopragmática” o pragmá-
producimos o logramos porque decimos algo. tica del lenguaje del pensamiento, reservado a
Consiguen o buscan efectos en la audiencia aquellas acciones que no necesitan “forzosamen-
por el hecho de decir algo. te» ser comunicadas (“actos mentales” tales como
Austin afirmó que “decir algo es hacer algo, o juzgar, inferir, recordar, soñar, etc) y b) El so-
que al decir algo hacemos algo, o aún porque cio-pragmático, reservado al estudio de los usos
decimos algo hacemos algo”. Para que estos ac- sociales, externos o públicos; allí donde el len-
tos de habla salgan bien deben concurrir una se- guaje tiene una vertiente comunicativa.
rie de circunstancias. Si no es así son un fracaso, Los estados predelirantes pueden ser elegidos
no por falsedad sino por infortunios. como el paradigma de una “psicopatopragmática”
Para Searle (1990)33 hablar consiste en “reali- pues plantean una doble dificultad: a) el enfer-
zar actos de habla, tales como hacer enunciados, mo habrá de enfrentarse con un nuevo “lenguaje
dar órdenes, plantear preguntas, hacer prome- del pensamiento”, desconocido hasta entonces y
sas, y estos actos son en general posibles gracias que resulta intraducible, cuando no inefable; b)
a, y se realizan de acuerdo con, ciertas reglas para el clínico trata de captarlo con constructos
el uso de los elementos lingüísticos”. psicopatológicos que subrayan un aspecto par-
Para entender el modelo lingüístico pragmá- cial y establecen la polisemia de este estado: hu-
tico del delirio que plantea Berríos es necesario mor delirante, trema, intuición delirante, etc. El
considerar la naturaleza dialógica del lenguaje, síntoma permanece invisible al resultar imposi-
como la propuesta por Mijail Bajtín34: el yo es ble su traslación al código “normal” o “comuni-
una relación, la del yo y el otro, y la metáfora cativo”. Los actos de lenguaje delusivos están de
para su unidad es el diálogo -compuesto de una tal forma sobredeterminados por el estado psico-
proposición, una respuesta y una relación entre pato-pragmático previo, que conducen a un fra-
los dos-. El lenguaje es siempre social; el hablante caso pragmático de la comunicación.
está adaptando y apropiándose de formas de len- Surge así el acto de lenguaje vacío en forma de
guaje social -dialógico- a las que dota de su ex- infortunios, ruptura de las reglas que rigen el len-

78 www.sonepsyn.cl REV CHIL NEURO-PSIQUIAT 2009; 47 (1): 67-85


PATRICIO OLIVOS A

guaje. El delirio está habitado por las “voces” del determinado, probablemente, por un “lenguaje
predelirio, que tornan el acto de habla de pensamiento predelirante” que establece una
incomunicativo. Falret decía que el enfermo en- carcasa de actos de lenguaje vacíos. Esta imposibi-
contraba “la fórmula” de su delirio tras flotar en lidad de re-creación del texto recibido condicio-
la incertidumbre y creaba “una novela más o me- nará su incomprensión.
nos ingeniosa”. Sérieux y Capgras percibían en el Se pregunta entonces si ¿podrían ser los deli-
thème romanesque de la concepción delirante que rios una suerte de tics verbales generados directa-
esas fórmulas delirantes no tenían más que un mente por una disfunción cerebral? Sería válido
“valor contingente”. entender su contenido como una especie de cuer-
Rümke planteó que los temas o motivos que po extraño aleatoriamente atrapado o cristaliza-
resuenan en el delirio estaban en relación con “es- do en el momento clave en que los delirios se for-
tados interiores apenas describibles”, y que lo más man.
importante del delirio “no es el delirio mismo, Una posición intermedia entre las hipótesis
sino lo que está en su base”. del tic verbal y la creencial es contemplar los deli-
Todo esto nos lleva a una situación de rios como creencias fallidas, malas copias o imi-
relativización o devaluación del acto de lenguaje taciones de éstas. Los delirios como fenómenos
delusivo final, que queda desprovisto, vaciado, sui generis: emisiones lingüísticas portadoras de
de contenido comunicativo. ideas o imágenes aleatorias, seudoemociones y ac-
ciones. Todas ellas, por razones desconocidas, se
Pragmática de la recepción generan en algún lugar cerebral con una
disfunción neurobiológica y, en el momento de
Minkowski (1980)33 planteó que «todo psi- su manifestación, debido a que son transmitidas
quiatra sabe que instintivamente se conduce de a lo largo de sistemas expresionales muy reduci-
modo enteramente distinto cuando tiene frente a dos, adquieren una serie de similaridades con los
sí un caso de psicosis maníaco-depresiva que cuan- comportamientos que habitualmente son reco-
do tiene que ver con un esquizofrénico, y hará de nocidos como creencias.
su propio comportamiento un elemento de diag-
nóstico, tratando de darse cuenta de si existe o Modelos multidimensionales
no un contacto afectivo entre él y su enfermo”.
Pero nadie como Rümke se ha adentrado en La mayoría de las teorías actuales para expli-
ese “síntoma-eje”, el Praecoxgefühl, con tanta agu- car la formación del delirio están ancladas en la
deza: “En el encuentro con el esquizofrénico sur- consideración de su naturaleza “cognitiva” intrín-
ge en el investigador una curiosa incertidumbre seca. Y el énfasis ha derivado en los últimos años
y un sentimiento de extrañeza conectados a la a los modelos multidimensionales. Desde el s. XIX
ruptura de la relación mutua normal cuando dos las definiciones operacionales del delirio han in-
personas se encuentran. No es sólo el movimien- cluido «rasgos clínicos” combinados con la espe-
to que pierde su carácter comunicativo y de reci- culación etiológica, como los criterios del DSM-
procidad sino también el instrumento comuni- IV.
cativo más importante: el lenguaje”. “Estamos En 1814 Esquirol escribió: “Un hombre delira
golpeados por los intentos desesperados del pa- cuando sus sensaciones no corresponden a obje-
ciente para establecer el contacto”. tos externos, cuando sus ideas no están en rela-
Berríos concluye que el Praecoxgefühl mostra- ción con sus sensaciones, cuando su juicio y deci-
ría la imposibilidad del oyente clínico para re- siones no se adecúan a sus ideas y cuando sus
crear el texto recibido, lo que condicionará su ideas, juicios y decisiones no están bajo el con-
incomprensión, por la ausencia de “elementos trol de su voluntad”.
dialogantes” en el material que se le ofrece, muy Y Griesinger en 1861: “Los delirios están en

REV CHIL NEURO-PSIQUIAT 2009; 47 (1): 67-85 www.sonepsyn.cl 79


LA MENTE DELIRANTE. PSICOPATOLOGÍA DEL DELIRIO

relación con un trastorno del proceso mental en Modelos cognitivos


su totalidad. A menudo están en contradicción
con las opiniones previas del enfermo. Este no En los últimos 30 años, y desde una aproxi-
puede librarse de ellos. Y éstos resisten al ajuste y mación fundamentalmente psicológica han sur-
corrección permaneciendo, por tanto, en una re- gido una serie de investigaciones cognitivas so-
lación diferente con las emociones y la voluntad; bre los delirios, y que pueden agruparse en los
dependen de un trastorno del cerebro”. siguientes modelos40:
En oposición a los criterios “categóricos” Carl
Schneider en 1930 sugirió nuevas dimensiones: I. Razonamiento no alterado
plausibilidad del contenido, grado de certeza vin- Modelos basados en experiencias anómalas:
culado a la experiencia, importancia para el en- Consideran que el delirio es una interpretación
fermo, relación del contenido con las experien- racional de experiencias anómalas.
cias vitales y forma en que el pensamiento deli- Maher (1993), considera el delirio como una
rante es llevado a cabo. explicación de experiencias anómalas procesadas
En 1983 Kendler y cols36, consideraron el va- neurobiológicamente. En este sentido los proce-
lor de una Escala de 5 dimensiones: convicción, sos cognitivos implicados en la formación de los
extensión, rareza, desorganización y presión. delirios serían idénticos a los que sostienen las
Concluyeron que los delirios serían fenómenos creencias normales. Los delirios son miniteorías
multidimensionales, con diversas dimensiones que usa el individuo y cuya finalidad es dar senti-
que cambian independientemente durante un epi- do y ordenar los datos observados. La necesidad
sodio psicótico. de tal teoría surge cuando la realidad se presenta
Garety y Hemsley37,38, han desarrollado una como nueva, insólita y generadora de tensión.
escala autoadministrada para evaluar 10 carac- Esta explicación alivia reduce la tensión y alivia
terísticas de las experiencias delirantes: convic- al sujeto. Los datos que no encajan son ignora-
ción, preocupación, interferencia, resistencia, re- dos o reinterpretados. Y una teoría delirante,
chazo, contenido absurdo, evidencia, búsqueda como las demás, no se abandona hasta que se
de reaseguramiento, infelicidad y penetración, en- reemplaza por otra que explique mejor las expe-
contrando una baja correlación entre esos ras- riencias sensoriales inusuales.
gos. El análisis factorial estableció cuatro com-
ponentes fundamentales: afectación, intensidad II. Razonamiento alterado41-62
creencial, intrusividad e implicación. A pesar de Teorías de razonamiento probabilístico con es-
no conceptualizar estos factores como “estructu- tímulos neutros: Garety y Hemsley sugieren que
rales”, los autores están de acuerdo con Kendler el razonamiento probabilístico está implicado en
sobre la falta de utilidad que tiene el considerar la formación y/o mantenimiento del delirio. A
una serie de variables simultáneamente. través de diversos estudios han demostrado que
Los modelos multidimensionales han estimu- los sujetos delirantes tienden a “precipitarse en
lado la integración de la psicopatología descrip- las conclusiones” (jumping to conclusions). Los
tiva dentro de la psicología normal y han permi- trabajos realizados empleando este paradigma
tido que algunos síntomas mentales -como los concluyen, en la gran mayoría de los casos, que
delirios- sean aptos para la descripción matemá- los sujetos delirantes, comparados con sujetos
tica y, por tanto, posibles de investigación cuan- normales, se precipitan al extraer conclusiones;
titativa. esto es, necesitan menor cantidad de información
Appelbaum, Robbins y Roth39, también efec- para llegar a una conclusión. Además confían más
tuaron un abordaje dimensional de los delirios, en lo acertado de sus decisiones Cuando a los de-
haciendo una comparación entre tipos y diag- lirantes se les proporciona la información nece-
nósticos. saria para llegar a una conclusión son capaces de

80 www.sonepsyn.cl REV CHIL NEURO-PSIQUIAT 2009; 47 (1): 67-85


PATRICIO OLIVOS A

llegar a la correcta. A esto se ha llamado sesgo de ta alivio de su ansiedad, como resultado de “co-
saltar a conclusiones (jumping to conclusions bias, nocer” la causa de las experiencias anómalas.
JTC, Garety, 1991). Los delirios se mantienen, a pesar de la usual
ausencia de datos confirmatorios directos -p.ej.
Razonamiento probabilístico con material la ocurrencia del daño temido- por una tenden-
emocional: El JTC se hace más precipitado e irre- cia a desconsiderar la evidencia desconfirmatoria
flexivo cuando el material tiene contenido emo- y a enfocarse en los datos confirmatorios. Las
cional y está relacionado con la forma en que personas paranoides p.ej. suelen atribuir su bien-
somos percibidos por los demás. Los delirantes estar continuado -a pesar de las malvadas perse-
sufren de gran vulnerabilidad al arousal emocio- cusiones- a las medidas de autoprotección que
nal, que causa alteraciones en el razonamiento han tomado, que los autores denominan “con-
similares a los hallados en sujetos normales bajo ductas de seguridad”. Y su preocupación por sus
estrés grave. creencias delirantes, con la correspondiente an-
Kruglanski y Bentall, agregan que los sujetos siedad, incrementan su búsqueda de evidencia
delirantes tienen necesidad de una clausura o con- aparentemente confirmatoria, algunas de las cua-
clusión que reduzca la incertidumbre y confusión. les -tales como las respuestas hostiles de la gente
Una paciente, C.M., 40 años, en tratamiento a la que acusan de querer dañarlos- pueden ser
hace años, puede decir: generada por sus propias acciones.
“A veces estoy con paranoia, pero ahora me Las teorías atribucionales abordan cómo los
doy cuenta de que estoy con paranoia: creo que seres humanos hacen juicios acerca de otros o so-
tal persona está haciendo algo específico para da- bre su propio comportamiento. Las causas a las
ñarme a mí. Es muy rápida la sensación, y ahora que atribuyen tales comportamientos.
me doy cuenta de lo perseguida que soy. Y tiene Las dimensiones centrales estudiadas son el
que ser rápido, ¡si te están persiguiendo! Y no locus (donde reside la causa), la estabilidad y el
importa que surja rápido, porque “¡Es esto!”. grado de control (Fiske y Taylor, 1991).
Freeman y Garety45, han explorado en su pro- Existiría un estilo atribucional característico
grama de investigación los orígenes y contenidos en los delirantes, que asignan los estímulos de for-
de las creencias persecutorias; las relaciones en- ma automática a categorías preestablecidas sin
tre emociones y delirios; cómo las personas deli- prestar atención al contexto (Brennan y Hemsley,
rantes responden a evidencia desconfirmatoria y 1984), y muestran un sesgo autosirviente (la ten-
a las amenazas percibidas, y los procesos dencia a aceptar una mayor responsabilidad per-
metacognitivos que acompañan la ideación deli- sonal para las situaciones o eventos positivos que
rante. Sus investigaciones los han llevado a un para los negativos) exagerado a la hora de perci-
modelo cognitivo de los delirios persecutorios bir control, como una reacción defensiva a la
que recuerda lo que Cameron46 denominó “cris- amenaza (Chadwick y Taylor, 2000).
talización final: la seudocomunidad paranoide”,
hace 50 años. Delirio y estilo atribucional55-58
Entienden las creencias persecutorias como de- Sujetos delirantes y depresivos muestran un es-
rivadas de la búsqueda de significado frente a ex- tilo atribucional causal opuesto que consiste en la
periencias inusuales con el estilo de razonamien- externalización de la causa de los eventos negativos
to de la persona paranoide -con tendencia a sal- en los sujetos paranoides y su internalización en
tar a conclusiones sobre la base de evidencia li- los sujetos deprimidos (Kaney y Bentall, 1989)55.
mitada- quizás exacerbada por presiones ambien- El delirio de persecución surgiría como resul-
tales y un estado emocional vulnerable. Una vez tado de un patrón de atribución externalizante y
identificada la explicación paranoide, como personalizante para los eventos negativos, con una
Cameron primero sugirió, la persona experimen- función de protección que previene la activación de

REV CHIL NEURO-PSIQUIAT 2009; 47 (1): 67-85 www.sonepsyn.cl 81


LA MENTE DELIRANTE. PSICOPATOLOGÍA DEL DELIRIO

las discrepancias entre las dimensiones del yo a ex- sobre todo de contenido paranoide y de gran-
pensas de activar las discrepancias entre el yo y los diosidad, que surgen a consecuencia de proce-
otros. Esta hipótesis sostiene que los delirantes tie- sos atribucionales.
nen un autoconcepto negativo implícito, negado de 3) Una tercera explicación es aquella que sugiere
manera explícita (Kinderman y Bentall, 1996). anomalías en el proceso de entendimiento de
los estados mentales de los otros, es decir, en
Teorías atencionales los procesos de mentalización.
Los pacientes con delirios de persecución 4) Otro elemento relevante en la formación y
atienden selectivamente a estímulos amenazantes mantenimiento del delirio puede consistir en
y los identifican muy rápidamente; son especial- una necesidad emocional fuerte de seguridad
mente sensibles a la expresión de emociones ne- o certidumbre.
gativas por parte de los demás; recuerdan más la
información con contenido amenazante y esti- Conclusiones
man los eventos con este contenido como más
frecuentes en general que la población normal o - Somos herederos de más de dos siglos de tra-
de sujetos deprimidos (Bentall y cols, 2001). bajo psicopatológico sobre los delirios. Que
sin embargo, siguen siendo enigmáticos.
Teorías sobre mentalización: Teoría de la - El “modelo de creencia” del delirio es insatis-
Mente63-68 factorio: está basado en una teoría obsoleta
Frith y cols, realizaron una serie de estudios de creencia y no ha bastado como fundamen-
con pacientes esquizofrénicos, en que aquellos con to para la investigación neuropsicológica y/o
delirios paranoides y síntomas negativos mues- neurobiológica. El análisis del delirio debe par-
tran dificultades en inferir estados mentales de tir desde el comienzo. Y considerando que el
otros, mientras que los pacientes en remisión eje- estado predelirante y el delirio cristalizado son
cutan la tarea correctamente. distintos.
Bentall y cols 2001, encuentran correlaciones - Sus carácterísticas multidimensionales pueden
entre déficit en las capacidades de teoría de la requerir un modelo heterogéneo.
mente (ToM) y psicosis, pero no específicamente - El delirio como “acto de habla” (vacío) puede
en el delirio de persecución. Distintos estudios, ser un camino útil.
desde un enfoque cognitivo neuropsicológico, ha- - Una propuesta relevante actual es que las ex-
llan fallos de mentalización en pacientes con sín- periencias psicóticas pueden describirse en tér-
tomas más típicos del espectro negativo de la minos psicológicos, en un continuum con el
esquizofrenia (Langdon y cols, 2006)66. Sólo 3 tra- pensamiento normal. Tal vez podamos llegar
bajos han podido demostrar una relación especí- a clasificar las creencias delirantes basándo-
fica entre delirios paranoides y déficit de ToM. nos en diferentes procesos psicológicos en lu-
(Harrington y cols 2005)67. gar de en su contenido. O consigamos desa-
rrollar un modelo unificado del sistema deli-
Hacia modelos cognitivos integradores rante que muestre cómo estos procesos psico-
lógicos interactúan.
Bentall 200169, sugiere que no todos los deli- - Estas investigaciones han permitido ir desa-
rios han de explicarse bajo un único modelo. Pro- rrollando abordajes terapéuticos para los de-
pone cuatro mecanismos etiologicos diferentes: lirios y otros síntomas psicóticos, con resulta-
1) Algunos delirios podrían entenderse como un dos interesantes. Dadas las limitaciones de los
intento de explicación de sensaciones extrañas psicofármacos en el tratamiento de los deli-
que resultan inefables. rios puede esperarse un uso creciente de estas
2) Una segunda vía la constituyen las creencias, terapias cognitivas70.

82 www.sonepsyn.cl REV CHIL NEURO-PSIQUIAT 2009; 47 (1): 67-85


PATRICIO OLIVOS A

Resumen
La Psicopatología estudia lo mental de las enfermedades mentales, y es una herramienta básica
de la Psiquiatría. Con la introducción de avances y técnicas de neuroimagen, neuropsicológicas
y de genética molecular podremos llegar a una mayor comprensión de los trastornos mentales,
y para ello los resultados que arrojan dichas técnicas deben referirse a conceptos psicopatológicos
precisos. A su vez la Psicopatología necesita ser actualizada y “recalibrada” periódicamente para
así poder guiar e interpretar los estudios neurobiológicos. Si no es así, corre el peligro de ser
simplemente un listado de términos usados para el entendimiento entre profesionales y para los
manuales diagnósticos. En psicopatología y clínica psiquiátrica el delirio ha sido reiteradamente
percibido como “el tema central” (Jaspers1, Ey2. En este trabajo revisamos: a) la historia
conceptual del delirio, b) los estados predelirantes y la diacronía del delirio, c) nuevas concepciones
sobre lenguaje y delirio, y d) nuevos modelos cognitivos.
Palabras clave: Delirio, psicopatología.

Referencias 11. Ellenberger H. Fenomenología psiquiátrica y aná-


lisis existencial. En Existencia, Ed. Gredos, Madrid
1. Jaspers K. Psicopatología General. Editorial Beta, 1967; pp. 523.
Buenos Aires 1966; pp. 1005. 12. Figueroa G. La Psicopatología general de K. Jaspers
2. Ey H, Bernard P, Brisset Ch. Tratado de Psiquia- en la actualidad: fenomenología, comprensión y
tría. Toray-Masson, Barcelona 1965; pp. 965. los fundamentos del conocimiento psiquiátrico.
3. Bodei R. Las lógicas del delirio: Razón, Afectos, Rev Chil Neuro-Psiquiat 2000; 38 (3): 167-86.
Locura. Ediciones Cátedra, Madrid, 2002, 144 pp. 13. Figueroa G. La psicología fenomenológica de
4. Berríos G E, Fuentenebro de Diego F. Delirio. His- Husserl y la psicopatología. Rev Chil Neuro
toria. Clínica. Metateoría. Ed. Trotta, Madrid 1996; Psiquiat 2008; 46 (3): 224-37.
pp. 230. 14. Jaspers K. The phenomenological Approach in
5. Fuentenebro de Diego F, Huertas García-Alejo R. Psychopathology. Brit J Psychiat 1968; 114: 1313-
Historia de la Psiquiatría en Europa. Modos de 23.
hacer historia de la Psiquiatría. VERTEX 2004; 15. Letelier M, Ojeda C, Olivos P. Análisis psico-
XV - Nº 55. patológico de 14 casos dedesarrollo paranoide. Rev
6. Lacan J. De la psicosis paranoica en sus relaciones Chil Neuro-Psiquiat 1976; 15 (1): 27-36.
con la personalidad. Siglo XXI. México 1987, pp. 16. Roa A. Enfermedades Mentales. Psicología y clíni-
353. ca. Ed. Universitaria, Santiago, Chile, 1980, 427 pp.
7. Rebok K, Díaz E J, Pérez M L. Paranoia, personali- 17. Ojeda C. Delirio, realidad e imaginación. Ensayo
dad y psicosis. Alcmeon. Rev Arg Clín Neuro- de psicopatología fenomenológica. Ed. Universita-
psiquiátr 2008; 15 (2): 121-6. ria, Santiago de Chile, 1987; pp. 96.
8. Kretschmer E. El delirio sensitivo de referencia. 18. Marconi J. El delirio y sus estructuras psicopato-
Contribución al problema de la paranoia y a la lógicas. Rev Chil Neuro-Psiquiat 2000; 38 (1): 37-
teoría psiquiátrica del carácter. Tricastela. Madrid, 43.
2000. 19. Binswanger L. La escuela de pensamiento de análi-
9. Díez A. La psicogénesis del delirio en la obra y en sis existencial. En Existencia, Ed. Gredos, Madrid,
la época de E, Kretschmer. Rev Asoc Esp Neuropsiq 1967, pp. 523.
2001; 21 (80): 73-100. 20. Tellenbach H. El camino de Otelo hacia el delirio/
10. Blondel Ch. La conscience morbide, París, Alcan, Othello’s steps toward delusion. Rev Chil Neuro-
1914. psiquiatr 1984; 22 (4): 251-8.

REV CHIL NEURO-PSIQUIAT 2009; 47 (1): 67-85 www.sonepsyn.cl 83


LA MENTE DELIRANTE. PSICOPATOLOGÍA DEL DELIRIO

21. Tellenbach H. Ilusión, delirio y locura en el Edipo 38. Garety P A, Everitt B S, Hemsley D R. The
de Sófocles. Rev Chil Neuro-Psiquiat 1982; 20 (1): Characteristics of Delusions: A Cluster Analysis of
3-12. Deluded Subjects. Eur Arch Psychiatr Neurol Sci
22. Figueroa G. El trastorno mental de Hamlet: Un 1988; 237: 112-4.
diálogo con H. Tellenbach. Rev Chil Neuro-Psiquiat 39. Appelbaum P S, Robbins P C, Roth L H. Dimen-
2000; 38 (2): 72-82. sional approach to delusions: comparison across
23. Dörr O. Delirio: Racionalidad e irracionalidad. En: types and diagnoses. Am J Psychiatry 1999; 156
Psiquiatría Antropológica. Contribuciones a una (12): 1938-43.
psiquiatría de orientación fenomenológica- 40. Fuentenebro F, Díez-Alegría C, Nieto M. Investi-
antropológica. Ed. Universitaria, Santiago, Chile gaciones sobre el delirio. En: Imágenes de la Psi-
1995; pp. 513. quiatría Española. Eds: López-Ibor J.J., Leal C.,
24. Dorr O. Verdad y delirio. En: Psiquiatría Antro- Carbonell C. Ed. Glosa. Asociación Mundial de
pológica. Contribuciones a una psiquiatría de Psiquiatría 2005; 319-330. pp. 729.
orientación fenomenológica-antropológica. Ed. 41. Jones E. The Phenomenology of Abnormal Belief:
Universitaria, Santiago, Chile 1995; pp. 513. A Philosophical and Psychiatric Inquiry. Philo-
25. Dörr O. Fenomenología de la corporalidad en la sophy, Psychiatry, & Psychology 1999; 6 (1); 1-
depresión delirante. Alcmeon. Rev Arg Clín Neuro- 16.
psiquiát 2000; 9 (3): 250-9. 42. Jones E, Watson J P. Delusion, the overvalued idea
26. Dörr O. Aproximación al tema del delirio como and religious beliefs: a comparative analysis of
una posibilidad humana. Rev Psiquiatría Fac Med their characteristics. Brit J Psychiat 1997; 170: 381-
Barna 2005; 32 (3): 135-142 6.
27. American Psychiatric Association. Diagnostic and 43. Díez-Alegría C. Teorías cognitivas de las creencias
Statistical Manual of Mental Disorders. 4th Edition. delirantes. Apuntes de Psicología Colegio Oficial
Versión española. Masson, Barcelona 1995; pp. 908. de Psicología 2006; 24 (1-3): 51-82.
28. Conrad K. La esquizofrenia incipiente. Ed. 44. Díez A P. Psicopatología de la interpretación deli-
Alhambra. Madrid, 1963. rante. Rev Asoc Esp Neuropsiq 2003; 87: 85-102.
29. Schneider K. Patopsicología clínica. Paz Montalvo, 45. Freeman D, Garety P A. Paranoia: The Psychology
Madrid, 1970. of Persecutory Delusions; New York, Psychology
30. Bleuler E. Afectividad, Sugestibilidad, Paranoia. Press, 2004, 188 pages.
Morata, Madrid, 1969. 46. Cameron N A. Paranoid Pseudocommunity. En:
31. Fuentenebro F, Valiente C, Díez-Alegría C, Niet M. The Paranoid States. Polatin P. Comprehensive
Psicopatología de la psicosis: Delirio. Dialnet In- Textbook of Psychiatry II ed. Freedman A M,
formaciones Psiquiátricas 2007. Número 189. Kaplan H I, Sadock B J. The Williams & Wilkins
32. Austin J L. Como hacer cosas con palabras, Paidos, Co., Baltimore, 1975.
Barcelona, 1990. 47. Freeman D, Garety P A, Fowler D, Kuipers E,
33. Searle J. Actos de habla, Cátedra, Madrid, 1990. Bebbington P E, Dunn G. Why do people with
34. Bajtín M M. Estética de la creación verbal, Siglo delusions fail to choose more realistic explanations
XXI, México, 1985. for their experiences? An empirical investigation. J
35. Minkowski E. La Esquizofrenia. Psicopatología de Consult Clin Psychology 2004; 72 (4): 671-80.
los esquizoides y de los esquizofrénicos. Paidós, 48. Freeman D, Garety P A, Kuipers E, Fowler D,
Buenos Aires, 1980. Bebbington P E. A cognitive model of persecutory
36. Kendler K, Glazer W, Morgernstern H. Dimensions delusions. Brit J Clinical Psychology 2002; 41 (4):
of Delusional Experience. Am J Psychiatry 1983; 331-47.
140: 466-9. 49. Freeman D, Garety P. Comments on the content
37. Garety P A, Hemsley D R. Characteristics of of persecutory delusion: Does the definition need
delusional experience. Eur Arch Psychiatr Neurol clarification? Brit J Clinical Psychology 2000; 39:
Sci 1987; 236: 294-8. 407-14.

84 www.sonepsyn.cl REV CHIL NEURO-PSIQUIAT 2009; 47 (1): 67-85


PATRICIO OLIVOS A

50. Garety P A, Freeman D. Cognitive approaches to cutory Delusions. Am J Psychiatry 2001; 158: 527-
delusions: A critical review of theories and evidence. 39.
Brit J Clinical Psychology 1999; 38 (2): 113-54. 61. Bentall R P. The illusion of reality: a review and
51. Freeman D, Garety P, Fowler D, Kuipers E, Dunn integration of psychological research on halluci-
G, Bebbington P, Hadley C. The London-East nations. Psychol Bull 1990; 107 (1): 82-95.
Anglia randomized controlled trial of cognitive- 62. Fear C, Sharp H, Healy D. Cognitive Processes in
behaviour therapy for psychosis. IV: Self-esteem Delusional Disorders. Brit J Psychiatry 1996; 168:
and persecutory delusions. Br J Clinical Psychology 61-7.
1998; 37 (4): 415-30. 63. Pickup G, Frith C. Theory of mind impairments
52. Hemsley D R, Garety P A. The formation of in schizophrenia: symptomatology, severity and
Maintenance of Delusions: A Bayesian Analysis. specificity. Psychological Medicine 2001; 31(2): 207-
Brit J Psychiatr 1986; 149: 51-6. 20.
53. Guerrans P. Delusions as performance failures. J. 64. Pickup G J. Theory of Mind and Executive Function
Cognitive Neuropsychiatry 2001; 6 (3): 161- 73. in Schizophrenia: A Systematic Review. Psycho-
54. Gibbs A A, David A S. Delusion formation and pathology 2008; 41: 206-13.
insight in the context of affective disturbance. 65. Corcoran R, Rowse G, Moore R, Blackwood N,
Epidemiologia e Psichiatria Sociales 2003; 12 (3): Kinderman P, Howard R, et al. A transdiagnostic
167-74. investigation of ‘theory of mind’ and ‘jumping to
55. Kaney S, Bentall R P. Persecutory delusions and conclusions’ in patients with persecutory delusions.
attributional style. Brit J Medical Psychology 1989; Psychol Med 2007; 16: 1-7.
62: 191-8. 66. Taylor J L, Kinderman P. An analogue study of
56. Lyon H M, Kaney S, Bentall R P. Defensive function attributional complexity, theory of mind deficits
of Persecutory Delusions. Evidence fron Attribution and paranoia. Brit J Psychology 2002; 93 (1): 137-
Tasks. Brit J Psychiatr 1994; 164: 637-46. 40.
57. Bentall R P, Rouse G, Kinderman P, Blackwood N, 67. Langdon R, Coltheart M, Ward P. Empathetic
Howard R, Moore R, et al. Paranoid Delusions in perspective taking is impaired in schizophrenia:
Schizophrenia Spectrum Disorders and Depression: Evidence from a study of emotion attribution and
The Transdiagnostic Role of Expectations of theory of mind. Cognitive Neuropsychiatry 2006;
Negative Events and Negative Self-esteem. J. 11 (2): 133-55.
Nervous & Mental Disease 2008; 196 (5): 375-383 68. Harrington L, Langdon R, Siegert R, McClure J.
58. Bentall R.P., Young H.F. Sensible Hypothesis Testing Schizophrenia, theory of mind, and persecutory
in Delude, Depressed and Normal Subjects. Am J delusions. Cognitive Neuropsychiatry 2005; 10 (2):
Psychiatry 1996; 168: 372-5. 87-104.
59. Corcoran R, Cummins S, Rowse G, Moore R, 69. Bentall R P, Corcoran R, Howard R, Blackwood
Blackwood N, Howard R. et al. Reasoning under N, Kinderman P. Persecutory Delusions: A Review
uncertainty: heuristic judgments in patients with and Theoretical Integration. Clinical Psychology
persecutory delusions or depression. Psychological Review 2001; 21 (8): 1143-92.
Medicine 2006; 36 (8): 1109-18. 70. Diez-Alegría C, Muñiz E M. El delirio: teorías psi-
60. Blackwood N J, Howard R J, Bentall R P, Murray cológicas e intervención. http://www. comporta
R M. Cognitive Neuropsychiatric Models of Perse- mental.com/articulos/46.htm

Correspondencia:
Patricio Olivos A.
Las Limas 1599, Las Condes, Santiago de Chile
F: 2080935
E-mail: [email protected]

REV CHIL NEURO-PSIQUIAT 2009; 47 (1): 67-85 www.sonepsyn.cl 85

También podría gustarte