Tomas Moulian
Tomas Moulian
Tomas Moulian
Su principales contenidos
¿Es necesaria una nueva constitución?, ¿cuáles deben ser sus principales contenidos? Estas
preguntas serán contestadas muy brevemente a partir de un análisis histórico referente a las
más importantes constituciones chilenas, a partir de la 1833.
Las constituciones más relevantes y de mayor duración en Chile han sido las de 1833, 1925 y 1980.
La primera atraviesa el siglo diecinueve abarcando hasta 1925. Cubre, por lo tanto, los gobiernos
conservadores hasta Manuel Montt; el de transición de José Joaquín Pérez y los liberales hasta
José Manuel Balmaceda. Luego, pese a la guerra civil de 1891, continúa operando esa constitución
como fundamento legal de la república parlamentaria, la cual dura hasta el último año del primer
gobierno de Arturo Alessandri Palma (1925). La referida carta magna, sirve tanto para un régimen
presidencial, como fueron los del siglo diecinueve, como para uno parlamentario. Aunque este
último tuvo un carácter sui generis, no fue un parlamentarismo clásico. Entre otras razones porque
el presidente no tenía atribuciones para cerrar el congreso en caso de la perdida de la mayoría,
convocando a nuevas elecciones. Además, hasta 1912, no había clausura de debates. Esto último
favorecía la obstrucción parlamentaria, pues alargaba innecesariamente la dictación de las leyes.
Los parlamentarios que querían dificultar los procesos leían en las sesiones textos literarios o
ensayos de los temas más diversos. Desde “Los tres mosqueteros” de Alejandro Dumas hasta
textos de Víctor Hugo, Oscar Wilde o de Alberto Blest Gana.
El siglo XIX fue un periodo complejo. Se inicia prácticamente con una guerra civil, la cual termina
con la batalla de Lircay, y avanzando el tiempo, tienen lugar dos procesos revolucionarios, uno en
1
Sociólogo y politólogo chileno. Premio Nacional de Humanidades y Ciencias Sociales de Chile (2015). Militante del MAPU Obrero
Campesino durante la Unidad Popular. Autor de varios libros.
1851 y el otro de 1859. La primera fue una rebelión contra el gobierno de Manuel Montt, pero lo
interesante es que buscaba al mismo tiempo derogar la constitución de 1833.
La revolución de 1859 fue también contra el gobierno de Manuel Montt, siendo su objetivo
principal impedir la candidatura presidencial de Antonio Varas. El año final del primer gobierno de
Alessandri Palma se dicta la constitución de 1925, la cual llega hasta 1980, es decir, tuvo una
duración de sesenta y cinco años. Esa carta se somete a plebiscito, pero, como ha mostrado Sergio
Grez, en este vota menos de la mitad de los ciudadanos.
Cubre todos los gobiernos, desde el inicial del León, como se le denominaba a Alessandri Palma,
hasta la primera parte de la dictadura de Pinochet. Un largo periodo en el cual hubo momentos en
que no operó ninguna constitución, como durante la dictadura de Carlos Ibáñez entre 1927 y
1931; momentos con gobiernos de centro izquierda; con gobiernos represivos que ponen fuera de
la ley a los comunistas, sin modificar para ello la constitución; momentos como el gobierno
democrático de Ibáñez, con un gobiernos de derecha, luego uno demócrata cristiano, luego él de
la Unidad Popular, hasta la dictadura, la cual sí cambia la constitución.
Pero antes de avanzar hay que decir que Salvador Allende elaboró en su presidencia un texto
constitucional, en el cual se incorporaba un largo acápite sobre los derechos humanos y se llamaba
a una asamblea constituyente. No alcanzó a hacerse público porque vino del golpe cívico militar.
Pero no solo eso, además vino el intento de negar la existencia misma del gobierno de Allende.
Por ello también se ha olvidado ese importante hecho: la elaboración por Allende de un texto
constitucional con importantes aportes.
La tercera constitución del siglo veinte fue implantada por esa dictadura cívico militar, la cual
también realiza una consulta popular, pero sin registros electorales y votando en algunas regiones
un mayor número de ciudadanos que los inscritos en los registros electorales. Además, el acto fue
declarado ilegitimo por el ex presidente Frei Montalva, quien incluso realizo una concentración en
el teatro Caupolicán para expresar su disconformidad.
Esa constitución era apta para una dictadura de las características de la chilena. Una que fue
militar, pero con importante participación de civiles; una que fue contra revolucionaria pues actúo
en contra de las realizaciones del gobierno de Allende, pero también del de Frei Montalva; una
que fue personalista, pues Pinochet acaparó la presidencia; una que fue terrorista por la amplitud
de la represión; una que impulsó un proyecto de neoliberalización de la economía.
Hay que insistir en un punto. Fue un gobierno muy represivo, tanto que se le puede
calificar de terrorista, pero tuvo un proyecto, una de cuyas expresiones fue la constitución del 80.
Esa constitución, además de lo dicho, permitió la existencia de senadores no electos y de un
Consejo de Seguridad Nacional con mayoría militar. Esas incrustaciones autoritarias fueron
eliminadas recién en el año 2006, al final del gobierno de Ricardo Lagos. Por lo tanto, marcaron los
primeros tres gobiernos de la post dictadura, los de Aylwin, Frei Ruiz Tagle y Lagos. Su efecto fue
intervenir en la correlación de fuerzas, aunque no siempre a favor de la derecha. Ello ocurría
porque en el nombramiento de los senadores no electos empezaron a participar ministros de los
gobiernos de centro izquierda. Pero lo importante fue que, favoreciendo a unos u otros, afectó la
representatividad del sistema.
También hay que indicar que Michelle Bachelet, en su primer gobierno, convocó a unas
“conversaciones constitucionales”. En ella se discutía sobre la carta magna existente y se hablaba
de los cambios que había que introducirle. Esas conversaciones desgraciadamente duraron poco
tiempo, aunque fueron muy interesantes. Ya se habían eliminado los llamados enclaves
autoritarios pero, aun así, se hablaba de cambios constitucionales.
Este dato muestra que la crítica a la constitución del 80 es de larga data y, lo que es muy
importante, no se silenció con la reforma del 2006.
Las constituciones que se han descrito con anterioridad en este texto ejercían la función
de legalizar y legitimar el orden existente, cada una a su manera. La de 1833 fue una constitución
conservadora; la de 1925 una más liberal, la cual reforzó el presidencialismo; la de 1980 fue una
instalada por la dictadura. Esta última es la que funciona todavía y es el producto de un régimen
autoritario. La dictadura necesitaba una nueva constitución. ¿Por qué? Porque deseaba cambiar el
orden social, partiendo por la economía. No le gustaba la intervención del Estado en los asuntos
económicos y, por ello, buscó liberalizar la economía, crear un régimen en el cual el mercado
jugara un rol importante.
Era un régimen que el cientísta político Guillermo O´Donnell llamó autoritario para distinguirlo de
las dictaduras de caudillos, como la Manuel Odría en el Perú. La cito porque dio lugar a la novela
de Mario Vargas Llosa “Conversación en la Catedral”. ¿Quiénes son los personajes detrás de las
diferentes constituciones arriba señaladas? Detrás de la de 1833 están Mariano Egaña y Manuel
José Gandarillas, de la de 1925 Arturo Alessandri y José Maza, de la de 1980 están Augusto
Pinochet y Jaime Guzmán. ¿Puede decirse que esos personajes fueron determinantes en la
elaboración de las constituciones?
No tengo datos fehacientes sobre las dos primeras constituciones, pero sí sobre la tercera. En ella
Jaime Guzmán tuvo una importante participación, junto con Enrique Ortuzar y Jorge Alessandri. El
primero de los nombrados fue el principal ideólogo del régimen autoritario, al cual trató de
orientar hacia posiciones cercanas al humanismo cristiano, pese a las críticas de la Iglesia por las
violaciones de los derechos humanos. Se dice que Guzmán elaboró las principales tesis sobre la
democracia del gobierno militar. Este habló de una “democracia autoritaria, integradora y
tecnificada”. Y podríamos decir que fue una democracia de ese tipo la que se intentó instaurar: la
democracia de los enclaves autoritarios. Es decir, una con senadores no electos y con un Consejo
de Seguridad Nacional con mayoría militar. También hay que recordar que el ex presidente
derechista Jorge Alessandri hizo saber al régimen militar sus críticas sobre algunos aspectos de la
constitución, en especial los referidos a las relaciones de la sociedad civil con las Fuerzas Armadas.
La definición general es que se trata de un sistema social donde los ciudadanos tienen más
han olvidado sus promesas de campaña o realizan acciones que los representados consideran
empresas de trabajadores.
En el Chile actual estamos lejos de una democracia participativa. Por tanto, esos
ejemplos no están a la orden del día, pero si se está en condiciones de mejorar la democracia
representativa convencional
tal como existe en la actualidad, creando para ello una nueva constitución. Eso fue lo que intentó
hacer la convención, sin éxito. La tarea es estudiar el proyecto elaborado, buscando los aspectos
más problemáticos para eliminarlos, pero conservando las coordenadas principales. Estas fueron
paridad de género, incorporación de los pueblos originarios, enfoque ecológico y respeto a los
derechos humanos. Por la paridad de género se trata de una constitución en la cual hay tantos
convencionales masculinos como femeninos. Se supone que esta igualdad permitirá establecer un
piso mínimo para elaborar una carta magna de carácter feminista.
Otra coordenada es el enfoque ecológico, lo que significa respeto por la naturaleza y también por
el cambio climático. Una de las dimensiones a considerar debería ser, por ejemplo, la electro
movilidad o el reemplazo del carbón por otro tipo de energías más limpias.
La coordenada del respeto a los derechos humanos es clave. Ella contiene una crítica a algunos
periodos de la historia de Chile, como por ejemplo la dictadura de Carlos Ibáñez, la cual se
extendió entre 1927 y 1931 y la dictadura de Pinochet, la cual abarca del 11 de septiembre de
1973 a marzo de 1989, cuando es electo Patricio Aylwin.
Para elaborar una nueva constitución hay que tener una idea de Chile. Los que crearon la
constitución del ochenta la tenían. Buscaban generar una modernización capitalista a través de la
liberalización de la economía y la mercantilización de la cultura. Por lo tanto, trataron de crear un
Chile distinto, no solo al del gobierno de Salvador Allende sino también a los momentos
anteriores.
Para ello buscaron erradicar la política, la de las reformas y las revoluciones, pero también las
otras. ¿Porqué? Porque desenfocaban al individuo, lo cambiaban de rumbo, lo conducían a pensar
ideológicamente. Esto significaba que lo llevaban a tener su propia idea de Chile.
Hay que decir, para finalizar, que el Chile que hay que crear es uno de ciudadanos y no de
Individuos consumistas, trabajólicos y volcados hacia el dinero como sentido de vida. El ciudadano
vive Chile, pero también piensa Chile y desea un Chile con justicia social y con respeto de los
derechos humanos.
Por eso hay que elaborar una nueva constitución, alejándose de esta que, como he dicho, tiene
aún la huella de Pinochet.