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EVANGELIZACIÓN

BACHILLERATO

J. Aranguren (coord.)

NUEVA
J. M. Pardo
D. Lorenzo

E. Vidal

Jesús de Nazaret
El cristianismo tiene en Jesús su centro. Ser cristiano
significa creer en una persona concreta que vivió cerca
de treinta y tres años en lo que actualmente conocemos
como Israel y Palestina. Él se ha presentado de este
modo: «Yo soy el camino y la verdad y la vida». No se
refiere a su obra o a su mensaje, sino a sí mismo: a
la persona que tenían sus oyentes delante y a la que
tenemos también hoy presente. Porque Cristo vive, hoy
y ahora, entre nosotros.
BACHILLERATO NUEVA EVANGELIZACIÓN
Encontrarás los recursos digitales y el formato digital del libro en
ecasals.net/religionba
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BACHILLERATO

EVANGELIZACiÓN
NUEVA

J. Aranguren (coord.)
D. Lorenzo
E. R. Moros
J. M. Pardo
E. Vidal

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índice
Comenzamos con… Vive tus
Contenidos Testimonio
Unidades cine competencias

Bloque 1. Antropología cristiana

Maktub, de P. Arango 1. La llamada a ser auténtico El valor de la Análisis de las


1
(2011) 2. En la raíz de nuestra cultura vida (Pamela y la semejanzas y
Las preguntas por 3. La respuesta de las religiones orientales Comunidad del diferencias del
el fin y el sentido 4. La respuesta de las religiones Cenáculo) cristianismo con otra
de la vida monoteístas religión.
5. La novedad de la respuesta cristiana
pág. 4 Redacción y locución
de la voz en off de un
video.

Collateral, de 1. Sobre el agnosticismo y el ateísmo La profesión de fe de Análisis y reflexión


2
M. Mann (2004) 2. Sin Dios, todo está permitido Alexis Carrel sobre un testimonio
La negación 3. Sin Dios, la convivencia es un problema de conversión.
y la afirmación 4. Sin Dios, no hay futuro
Elaboración de un
de la fe 5. La demostración de la existencia de Dios
guion publicitario
6. El humanismo cristiano
pág. 18 sobre la existencia
de Dios.

Der neunte tag, 1. La esencia del cristianismo Joe Eszterhas: «Jesús Elaboración de un
3
de V. Schlöndorff 2. ¿Quién es Jesús? entró en mi corazón» cómic o texto escrito
La novedad (2004) 3. El encuentro con Cristo sobre la vida oculta de
de Jesucristo 4. La amistad con Jesús: la oración Jesús.

pág. 30 Búsqueda de
testimonios y creación
de una oración.

Pay it forward, 1. La moral: identificarse con Jesucristo Neal McDonough: Representación teatral
4
de M. Leder (2000) 2. La vocación a la Bienaventuranza buscad primero el de una parábola
La moral cristiana 3. La dignidad del hombre Reino de Dios y su evangélica.
4. La moralidad de los actos humanos justicia
pág. 42 Análisis y valoración
5. La conciencia moral
del pecado y la
6. El pecado y la conversión
conversión del rey
David.

Kamchatka, 1. La sexualidad humana Luigi y Maria Beltrame Reflexión y elaboración


5 de M. Piñeyro (2002) 2. Del noviazgo al matrimonio Quattrocchi de una presentación
La sexualidad 3. La institución familiar sobre los valores de un
y la familia 4. La familia y la sociedad matrimonio cristiano.

pág. 54

Le scaphandre et 1. Un bien inapreciable Gianna Jessen: Análisis crítico de


6
le papillon, 2. El derecho a nacer y el aborto «Sobreviví al aborto» noticias.
El Evangelio de J. Schnabel (2007) 3. La fecundación artificial
Investigación y
de la vida 4. El final de la vida y la eutanasia
valoración de un
5. El sentido del dolor
pág. 68 testimonio.

Bloque 2. Doctrina Social de la Iglesia

The blind side, 1. La vida en Cristo Ana Villén y Manos Creación de una
7 de J. L. Hancock 2. La respuesta a la vocación Unidas. Mucho más canción a partir del
Vocación (2009) 3. La entrega al prójimo: la fe vivida que una experiencia Himno a la caridad.
y servicio 4. Bienaventurados los pobres de espíritu
Investigación sobre
pág. 80 la acción social de un
movimiento católico.

Shooting dogs, 1. Misión de la Iglesia y doctrina social Las misiones cristianas Detección de valores
8 de M. Caton-Jones 2. Principios básicos de la DSI evangélicos.
La Iglesia (2005) 3. La actitud ante los bienes materiales
Planificación de una
y la sociedad 4. Trabajo y descanso
iniciativa social.
5. La educación
pág. 92

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Comenzamos con… Vive tus
Contenidos Testimonio
Unidades cine competencias

Sophie Scholl: die 1. Creyentes y ciudadanos Giuseppe Tovini, entre Elaboración de


9 letzten tage, 2. El carácter aconfesional del Estado lo público y lo privado un informe sobre
La civilización de M. Rothemund 3. Tolerancia, libertad y relativismo la persecución de
del amor (2005) 4. Ética, valores y democracia cristianos en la
5. La objeción de conciencia actualidad.
pág. 104 6. La civilización del amor
Reflexión sobre la
aplicación de la DSI en
la vida cotidiana.

Bloque 3. Relación entre la razón, la ciencia y la fe

10 Red planet, de 1. Creer es razonable Jérôme Lejeune. Entre Investigación sobre las
A. Hoffman (2000) 2. ¿Qué es la fe? la ciencia y la fe jornadas mundiales de
La fe y la razón 3. Los límites de la fe la juventud.
4. La fe ayuda a la razón
pág. 116 Redacción de una
5. El credo y la conversión
noticia a partir
del análisis de un
testimonio real.

Contact, de R. 1. La relación entre religión y ciencia Takashi Nagai. Un Búsqueda y análisis


11
Zemeckis (1997) 2. Los orígenes de la ciencia hombre de ciencia, de una noticia
La fe y la ciencia 3. Las relaciones entre ciencia y cristianismo un hombre de Dios que refleje una
4. El vínculo indisoluble entre ciencia y ética contraposición entre
pág. 126 5. ¿Científicos y creyentes? la ciencia y la fe, y
redacción una carta al
director.
Investigación en
grupos sobre la
vida y la obra de un
investigador cristiano,
y realización de una
presentación digital.

Bloque 4. La Iglesia, generadora de cultura a lo largo de la historia

Popieluszko. Wolnosc 1. La cultura y sus dimensiones El padre C. de Chergé Investigación sobre
12
jest w nas, de R. 2. La salvaguarda de la cultura occidental y la Orden de la Trapa. el relato bíblico del
La fe y la cultura Wieczynski (2009) 3. La acción evangelizadora y los derechos Ante todo, el amor Génesis a partir de los
humanos frescos de la Capilla
pág. 140 4. La fe genera belleza Sixtina
5. La Iglesia y los medios de comunicación
Análisis de la
Declaración Universal
de los Derechos
Humanos a la luz del
Evangelio.

Anexo 1 ¿Cómo se cita la Biblia?

Anexo 2 Abreviaturas

Anexo 3 Vocabulario

Competencias Actividades

Comunicación lingüística Aprender a aprender Avanzada


 ompetencia matemática y competencias
C Competencias sociales y cívicas
Reto
básicas en ciencia y tecnología
Competencia digital
S entido de iniciativa
Conciencia y expresiones culturales
y espíritu emprendedor

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Las preguntas por el fin
y el sentido de la vida
La llamada a ser auténtico
En la raíz de nuestra cultura
La respuesta de las religiones orientales
La respuesta de las religiones monoteístas
La novedad de la respuesta cristiana

Fachada del Partenón en la Acrópolis


de Atenas (Grecia). Siglo v a. C.

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comenzamos con... cine

Ficha técnica
Director y guion:
Paco Arango
Reparto:
Diego Peretti,
Andoni Hernández,
Aitana Sánchez-Gijón
y Goya Toledo.
País:
España

Maktub Año:
2011

Sinopsis
Antonio, un chico canario de 15 años, tiene cáncer, pero también unas ganas
tremendas de vivir que contagia a aquellos con los que se encuentra. Es lo que
sucede con Manolo y su familia, que viven una situación crítica: un matrimonio
a punto de romperse y unos hijos que reclaman el cariño y la atención de su
padre. El encuentro con Antonio cambiará sus vidas.

Sinopsis de la escena seleccionada


La hija pequeña de Manolo se da cuenta del bien que está haciendo a su familia
el encuentro con Antonio. Admirada y algo extrañada, le pregunta de dónde
ha salido. Antonio contesta, en tono de complicidad con la pequeña, que lo
han enviado del cielo con la misión de ayudar, y que ahora tiene que volver
con «el Jefe».

preguntas-guía
1 
¿De dónde saca Antonio la fortaleza en los momentos previos
a su muerte?
2 
¿Crees que tiene sentido vivir para morir con tan solo 15 años?
¿Un joven de esa edad puede descubrir para qué está en
la vida?
3 ¿Cómo reaccionarías tú en la situación de Antonio?

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1
Las preguntas por el fin y el sentido de la vida

1. La llamada a ser auténtico

1.1. El ejemplo de Ulises


Uno de los documentos más venerables de la cultura occidental es la obra de Home-
Una fábula, de Joseph Roth. ro. En la Odisea, narra la historia de Ulises: cómo se las ingenia para volver desde
Troya a Ítaca (su patria) y encontrar a Penélope (su esposa). En un momento del viaje,
llega a una isla en la que habita Calipso, una diosa que se prenda del navegante y le
ofrece quedarse con ella. Él se niega: tiene una meta y quiere cumplirla.

Calipso le anuncia los terribles males que sufrirá si la rechaza y sigue su viaje: el
hechizo de las sirenas y sus cánticos fatales (una imagen de la fascinación que ciega
a todos los humanos haciéndoles ceder a las grandes metas), Escila (el remolino) y
Caribdis (el monstruo de muchas cabezas), etcétera.

Parece un destino trágico, pero el héroe de la historia —y es héroe precisamente


por eso— no tiene dudas: prefiere asumir el riesgo a renunciar a aquello que dota
su vida de significado.

Ulises es auténtico, hace lo que quiere y lo que considera que es mejor, no lo que
le dicen los «prudentes». Él sabe que vivir es algo más que durar; merece la pena
vivir si hay metas que conviertan esa existencia en algo dotado de sentido. En su
caso, volver a su casa con su amada.

En la vida de todo ser humano, el fin es el principio de la acción: la intensidad


de la existencia dependerá de las metas que nos propongamos y de que estas
sean posibles. No hay esperanza en lo imposible, que lleva a detener la acción.
En cambio, si hay un buen qué, se puede aguantar cualquier cómo: siempre
cabe encontrar razones para enfrentarse a lo arduo. Es lo que ocurre con los
estudios o con el entrenamiento para un deporte. Todo lo hacemos por un
fin y su búsqueda nos hace ser quienes somos: auténticos, sin dejarnos llevar
—hechizar— por simples apariencias.

En una escena de la Ilíada, Aquiles recibe el aviso de que no debe luchar


contra su enemigo Héctor porque le costará la vida. Pero él tiene claro que
el principal valor de su vida es el honor. ¿Va a morir? No importa: más
vale una vida breve, pero llena de honor, que una vida larga que nada
significa. Parece un ideal muy exigente, pero también resulta atractivo.

¿Tienes alguna razón que convierta tu vida en una aventura? ¿Cuál es


la altura, la grandeza, de tus metas? ¿Hay algo por lo que estarías dispuesto
a luchar todo lo que hiciera falta? Estas preguntas se dirigen al ideal que llena
tu vida de auténtico sentido, es decir, si eres alguien que merece la pena conocer,
que tiene una historia que contar.

Detalle de Menelao llevando el cuerpo de Patroclo,


copia romana de un original griego. Siglo ii d. C.
¿Qué significa ser feliz? Significa vivir una vida
que merezca la pena. ¿Cómo sabemos si una vida
merece la pena? Probablemente, si forma parte
de una historia que nos gustaría escuchar y a cuyo
protagonista nos gustaría imitar.

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1
Las preguntas por el fin y el sentido de la vida

1.2. La propuesta cristiana


La meta que presenta la Iglesia católica al hombre resulta muy positiva y atractiva.
Demuestra una total confianza en él y en su capacidad racional, y considera
que el deseo de una vida auténtica se puede lograr: el ser humano, desde que es
creado, está llamado a la plenitud, a la perfección, es decir, a la santidad.

En la encíclica Fides et ratio (n.º 1), Juan Pablo II nos recuerda esto: «Al hombre,
cuanto más conoce el mundo y más se conoce a sí mismo, le resulta más urgente
el interrogante sobre el sentido de las cosas y sobre su propia existencia». La exhor-
tación «conócete a ti mismo» testimonia una verdad fundamental que «debe ser
asumida como la regla mínima por todo hombre». Todos nos hacemos estas pre-
guntas: «¿quién soy?, ¿de dónde vengo y a dónde voy?, ¿por qué existe el mal?,
¿qué hay después de esta vida?».

Y la Iglesia confía en la capacidad del hombre para responderlas. Por eso, lo impele:
¡sé tú mismo!, ¡despierta!, y lo anima a que no renuncie al esfuerzo de la razón y
de la fe para descubrir el verdadero sentido de su existencia.

Ciertamente, tales cuestiones aparecen en todas las culturas. «Tienen su origen


en la necesidad de sentido que desde siempre acucia el corazón del hombre: de la La Iglesia proclama al mundo la Buena Nueva:
Dios está entre nosotros. Gracias a Cristo, pode-
respuesta que se dé a tales preguntas depende la orientación que se dé a la exis-
mos vencer al mal y al pecado.
tencia» (Fides et ratio, n.º 1).

El ser humano es el único animal consciente de su finitud y de la realidad de la


muerte. Pero también descubre realidades impresionantes: sobre él se encuentra
un cosmos (el universo) que responde a leyes, en su interior adivina una ley —la
necesidad de ser y de comportarse de una determinada manera— que solo puede Canto nocturno de un pastor errante
responder a otra ley más universal. Por eso decía Immanuel Kant (1724-1804): de Asia y un pensamiento, de
«Dos cosas colman el ánimo con una admiración y una veneración siempre renova- G. Leopardi.

das y crecientes, cuanto más reflexionamos sobre ellas: el cielo estrellado sobre mí
y la ley moral dentro de mí».

Esta experiencia de la propia finitud y de la llamada a la trascendencia se denomi- ¿Quién soy?


na hecho religioso. Por él, el hombre descubre su condición de ser menesteroso «Soy hombre: duro poco / y es enorme
(necesitado de ayuda) y esperanzado (pues intuye que el orden que se descubre en la noche. / Pero miro hacia arriba: / las
el mundo también le afecta a él). estrellas escriben. / Sin entender com-
prendo: / también soy escritura / y en
A continuación veremos las principales respuestas del ser humano a esta inquie- este mismo instante / alguien me dele-
tud y por qué esas respuestas no son igualmente válidas. Aunque todas lleguen a trea» (Octavio Paz, «Hermandad», en
aspectos verdaderos, ninguna lo hace como el cristianismo, tanto por la compren- Obra completa, vol. VII, Galaxia Guten-
sión sobre qué es Dios como por el profundo valor que confiere a la dignidad del berg, Madrid, 2004).
hombre.

reflexión y debate
«Andaba perdía de camino pa la casa / cavilando en lo que soy y en lo que siento / poquito a poco entendiendo / que no
vale la pena andar por andar, / que es mejor caminar pa ir creciendo. / Volveré a encontrarme con vosotros, / volveré a
sonreír en la mañana, / volveré con lágrima en los ojos / a mirar al cielo y dar las gracias» (Chambao, Poquito a poco, 2005).
1 ¿Has tenido la sensación de estar perdido, desorientado, de estar viviendo de forma anodina?
2 ¿Qué significa «no vale la pena andar por andar»?
3  Busca dos o tres noticias en los medios de comunicación que reflejen los diversos sentidos que se da a la
existencia humana en nuestra sociedad y realiza una valoración crítica.

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1
Las preguntas por el fin y el sentido de la vida

2. En la raíz de nuestra cultura

2.1. La imagen del hombre en la tragedia


La religión oficial griega era politeísta: los griegos creían en múltiples dioses que se
Los dioses paganos enfrentaban, que estaban llenos de pasiones y defectos. En la tragedia —género que
En la Odisea (XX), Filetio, el pastor, reza se relacionaba con sus ritos sagrados— representaron esas rivalidades.
así al dios: «No hay deidad más funesta
que tú, padre Zeus, que no tienes com- Veamos un ejemplo: Antígona, protagonista de la obra homónima de Sófocles, vive
pasión de los hombres: después de en- en Tebas. En la lucha por el trono, sus dos hermanos se dan muerte el uno al otro. El
gendrarlos tú mismo, en desgracias los rey de la ciudad, Creonte, padre de su prometido, decreta la prohibición de enterrar
sumas y en penas crueles. El dios no es a uno de ellos por traidor. Entonces, Antígona se enfrenta a ese veto. Descubierta y
bueno, es cruel».
condenada a muerte, se justifica diciendo que debe cumplir las leyes de los dioses
antes que las de los hombres. Pero no espera la condena y se ahorca. Su prometido,
enloquecido, se suicida, y lo sigue la madre de este. Creonte, que lo ha perdido todo,
se da cuenta de su error, pero lo hace demasiado tarde.

¿Qué función cumple la tragedia? Aristóteles la define en su Poética como la «imi-


tación de una acción noble, [...] la cual, por medio de la piedad y del miedo, ter-
mina con la purificación de las pasiones». Es imitación y purificación (en griego,
mímesis* y catarsis*). El espectador, viendo dónde conducen las acciones desme-
suradas y la desobediencia a los dioses, saldría decidido a vivir bien, a purificar su
alma. Por eso es teatro religioso.

¿Qué imagen ofrecen los griegos del mundo? En Antígona, el coro declama: «No
hay vida de hombre que, mientras dure, me atreva yo a ensalzar ni a condenar. El
azar levanta y el azar derriba». Es el azar lo que gobierna el mundo y no importa
que uno se empeñe en hacer el bien o no, pues su historia ya está escrita.

¿Y cómo presentan a sus dioses? Lo cuenta Esquilo en Prometeo encadenado.


Hefesto, cuando encadena a Prometeo por haber robado el fuego para los hombres,
le dice: «Con tu amor al mortal esto ganaste. Tú, un dios […] honraste a los mortales
más de lo justo. A cambio, en esta roca, guardia has de montar, siempre, en insom-
nio, de pie, sin doblar rodilla. En vano te desharás en llantos y gemidos, pues el pecho
de Zeus es inflexible. ¡Que todo nuevo rey reina en tiranía! Y recuerda: excepto
Zeus, nadie en el mundo es libre». El dios griego nada tiene que ver con nuestro
Dios cristiano, que ofrece y pide amor, no miedo ni sumisión.

¿Qué afirmaron los griegos sobre el ser humano? El historiador Heródoto (siglo
v a. C.) cuenta que Creso, último rey de Lidia, preguntó a Solón —uno de los
siete sabios de Grecia— si había encontrado alguna vez a un hombre que
fuera completamente feliz. Solón respondió: «Sí, solamente tres.
Uno, porque pereció gloriosamente en combate. Los otros dos
porque murieron en plena juventud».

Los griegos eran conscientes de la condición finita del ser humano.


El hombre nace mortal y teme a la muerte, que llegará de modo inevitable
tras largos años de sufrimientos. Y, tras la muerte, solo quedará el intermi-
nable vagar por el Hades, el reino de los muertos, donde las almas se ven
reducidas a sombras desgraciadas.

Ulises atado a un mástil de su nave para resistir el canto de las


sirenas. Relieve de vaso griego. Siglo iii a. C. Para los primeros
pensadores griegos el destino del ser humano está predeterminado,
no depende de su acción libre.

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Las preguntas por el fin y el sentido de la vida

La tragedia nos permite conocer la existencia de una paradoja en la existencia


humana, pues con frecuencia los propósitos de los hombres chocan contra fuerzas La confesión de Aquiles
inexplicables y destructivas que están fuera de la libre acción del ser humano. Lo peor En la puerta del Hades, el mismo Aquiles
es que no hay una razón que justifique ese sufrimiento: «Más allá de la tragedia, [el asegura a Odiseo que «más querría ser
ser humano] no espera un final feliz en alguna otra dimensión de lugar o tiempo. Las siervo en el campo de cualquier labra-
dor sin caudal y de corta despensa, que
heridas no son restañadas; el espíritu roto no es curado» (G. Steiner).
reinar sobre todos los muertos que allá
perecieron» (Odisea, XI).
2.2. Lo que dicen Sócrates y Platón
Sócrates no impartía sus enseñanzas en academias, sino en gimnasios, mercados
y otros lugares públicos. Afirmaba que la filosofía es una reflexión sobre la muerte. Mito sobre el juicio de los muertos
A la vez, su pensamiento se centra en la dimensión ética del ser humano: no se y el destino final de las almas,
trata solo de gozar de la vida, sino también de alcanzar una vida buena, pues tras de Platón.
la muerte viene un más allá que dependerá de cómo se haya vivido esta vida. Así,
planteó una visión religiosa de la tarea del filósofo.

Platón siguió el planteamiento de su maestro y escribió sobre el más allá. En el


relato final de su obra Gorgias, Sócrates se enfrenta a un grupo de filósofos que
sostiene que es mejor hacer la injusticia que sufrirla. Él defiende que eso no puede
ser así, porque hay una retribución después de la vida en la que cada uno recibi-
rá un premio o un castigo, dependiendo de sus obras. Al final de su escrito,
narra un mito sobre el juicio del alma al morir que recuerda la doctrina cris-
tiana. Termina diciendo:

«Estoy convencido de estos relatos y medito de qué modo presentaré al


juez mi alma lo más sana posible. Despreciando, pues, los honores de la
multitud y cultivando la verdad, intentaré ser lo mejor que pueda, mientras
viva, y al morir cuando llegue la muerte. E invito a todos los demás hom-
bres […] a esta vida y a este debate que vale por todos los de la Tierra».

Esta inquietud traspasa la cultura occidental. «Si el hombre puede olvidar


o rechazar a Dios, Dios no cesa de llamar a todo hombre a buscarlo para
que viva y encuentre la dicha. Pero esta búsqueda exige del hombre todo el
esfuerzo de su inteligencia, la rectitud de su voluntad, “un corazón recto”,
y también el testimonio de otros que le enseñen a buscar a Dios» (CEC,
n.º 30; véase también el n.º 28).

Copia romana de Púgil en reposo o Púgil de las Termas, de


Apolonio. Siglo v a. C. Según Platón, el destino del alma humana
se encuentra más allá de este mundo, pero para alcanzar su meta
debe purificarse de todo lo terreno mediante una vida virtuosa.

reflexión y debate
«¡Oh, dulce oráculo de Zeus! ¿Con qué espíritu has llegado desde Pito, la rica en oro, a la ilustre Tebas? Mi ánimo está
tenso por el miedo, temblando de espanto. ¡Oh dios, a quien se le dirigen agudos gritos, Delios, sanador! Por ti estoy
lleno de temor. ¿Qué obligación de nuevo me vas a imponer, bien inmediatamente o después del transcurrir de los
años?» (Sófocles, Edipo rey, Cátedra, Madrid, 2009, págs. 151-157).
1 ¿Cómo es la relación que presenta el texto entre el hombre y Zeus?
2 ¿Qué diferencias encuentras con el cristianismo?
3 Explica por qué la tragedia griega nos permite descubrir el carácter misterioso de la existencia humana.

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Las preguntas por el fin y el sentido de la vida

3. La respuesta de las religiones orientales

Las respuestas a los interrogantes sobre el sentido de la vida se han concretado en


Fragmento de El olor de la India, distintas religiones. «De múltiples maneras, en su historia, y hasta el día de hoy,
de P. P. Pasolini.
los hombres han expresado su búsqueda de Dios por medio de sus creencias y
sus comportamientos religiosos. […] A pesar de las ambigüedades que pueden
entrañar, estas formas de expresión son tan universales que se puede llamar al
hombre un ser religioso» (CEC, n.º 28).

La religiosidad está inscrita en la naturaleza humana. La Iglesia «considera con sincero


respeto los modos de obrar y de vivir, los preceptos y doctrinas que, por más que discre-
pen en mucho de lo que ella profesa y enseña, no pocas veces reflejan un destello de
aquella verdad que ilumina a todos los hombres» (Nostra aetate, n.º 2).

3.1. El hinduismo
El hinduismo es la religión más extendida en la India. Acepta todo tipo de creencias,
de modo que enmarca doctrinas politeístas, monoteístas, panteístas e incluso ateas.

Considera que, tras este mundo en constante cambio, hay otro estable y eterno.
Cada persona se encuentra en esta vida donde le corresponde, dependiendo de su
comportamiento (karma) en su existencia anterior. Por tanto, se cree que las almas
se reencarnan* en otros cuerpos tras la muerte.

El hinduismo defiende, por consiguiente, el sistema de castas*. Si uno lo acepta


y obra según la ley divina y universal que rige toda la naturaleza (dharma), en la
próxima encarnación mejorará (o empeorará). Al final, tras una existencia perfecta,
se puede volver al universo espiritual, fundiéndose con el Absoluto.

Lo que diferencia al hinduismo del cristianismo es su intenso fatalismo: no se


debe luchar por cambiar las cosas, que son consecuencia de la existencia anterior.
Así, un intocable (la casta más baja, sin apenas derechos) está donde merece estar.
De este modo, la persona carece de valor en sí misma; ni siquiera es responsable de
lo que le ocurra: es el resultado de vidas anteriores.

Además, Brama, que es el Absoluto o la máxima expresión de la divinidad hindú, es


impersonal. Para un cristiano, cada hombre vale toda la sangre de Cristo y Dios
El hinduismo se presenta como un camino
de liberación del ciclo de la vida y de la muerte es Trinidad de Personas: un quién al que podemos dirigirnos con amor, en corres-
por el que atraviesan las almas. pondencia con el amor sin medida que antes hemos recibido de su parte.

reflexión y debate
«13. Al igual que el alma experimenta la infancia, la juventud y la vejez, sin verse afectada por las mutaciones de este cuerpo;
así también tomará otro cuerpo después de la muerte. En un sabio no cabe duda acerca de esto. 14. ¡Oh, Arjuna! El mundo
de los sentidos nos produce sensaciones de frío y de calor, de placer y de dolor. Todas estas sensaciones vienen y se van: son
transitorias. ¡Elévate sobre ellas, alma vigorosa! [...] 17. El Espíritu es indestructible e imperecedero; todo lo penetra. Nadie
puede destruir ese Ser Inmutable. 18. A pesar de que estos cuerpos tendrán un fin, habita en todos estos cuerpos; mas está
más allá del tiempo: el Espíritu es inmortal e infinito» (Fragmentos de Bhágavad-guitá, libro sagrado hinduista).
1 ¿Qué elementos del hinduismo encuentras en este texto?
2 ¿En qué se parece y en qué se diferencia el Dios cristiano de la divinidad hindú?
3 Explica con tus palabras la respuesta que da el hinduismo a la pregunta por el sentido de la vida.

10

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1
Las preguntas por el fin y el sentido de la vida

3.2. El budismo
Su fundador fue Siddharta Gautama (India, siglo v a. C.),
quien descubrió la realidad del sufrimiento y decidió buscar
el camino que llevara a su superación. Dejó sus riquezas
para vivir un «camino medio» que lo condujo a las cuatro
nobles verdades: 1. Toda existencia es sufrimiento. 2. El
origen del sufrimiento es un deseo (anhelar algo). 3. Si se
extingue su causa (el deseo), se eliminará también el sufri-
miento. 4. Para lograrlo, es necesario seguir un comporta-
miento que conduzca hacia el estado de nirvana*. Esta
religión no pretende el encuentro con Dios, no es teísta: el
fin no es el encuentro, sino fundirse en ese todo tan indeter-
minado que quizás podría definirse como la nada.

La moral budista está llena de contenidos positivos: una


visión positiva que lleve a entender el sufrimiento y su ori-
gen; un pensamiento positivo, según el cual, el hombre se
aparta del camino mundano y no centra su atención en bie-
nes o personas, ya que deja pasar todo lo que no es esencial.

Sus principios éticos insisten en hacer el bien y evitar la mentira, las acciones Para el budismo, la causa del sufrimiento son los
sexuales deshonestas, la frivolidad y el deseo de lo ajeno. El budismo tiene una deseos y las pasiones que dominan al hombre.
Por eso, enseña que es preciso llevar una vida de
estrecha relación con la ley natural. Defiende que la virtud está en el punto medio renuncias y sin excesos, cuyo ideal es el nirvana,
y que somos premiados o castigados según nuestra actuación en la vida; la altura es decir, el estado de total indiferencia.
moral del mensaje de Buda es indudable.

Se distancia del cristianismo en tres aspectos:

• Su visión pesimista del mundo físico, que es mera fuente de sufrimiento. En
cambio, en la tradición judeocristiana, en el relato del Génesis, cada día de la
Creación termina con un vio Dios que era bueno.

• L a meditación budista se diferencia de la oración cristiana en que la segunda aspira


a fomentar una relación interpersonal entre Dios y el que reza. La oración no funde
al hombre con el todo/nada del nirvana, sino que afirma la diferencia y, sin embar-
go, acrecienta la confianza (es una conversación entre un Padre y un hijo).

• La visión de la dignidad humana y del ser de Dios difiere en gran medida en
ambas religiones. La extinción de la persona (causa real del sufrimiento) es la aspi-
ración suprema del budismo. En este, por tanto, no se contempla la posibilidad
La figura de Buda, de R. Guardini.
de una relación personal con Dios. Al creer en la reencarnación, cada individuo
carece de un valor absoluto.

reflexión y debate
«Aquellos que han dejado la vida de hogar convirtiéndose en shramanas, cortaron el deseo, renunciaron al amor y
reconocieron el origen de sus mentes. Comprendieron los profundos principios de Buda y despertaron al dharma
incondicionado. Interiormente no tienen nada que alcanzar y no buscan nada externamente» (Sutra en cuarenta y dos
secciones, libro sagrado budista, siglo i a. C.).
1 ¿Qué elementos del budismo aparecen en este texto?
2 ¿Qué diferencias encuentras con el cristianismo?
3 ¿El sentido budista de la vida es optimista o pesimista? Justifica tu respuesta.

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1
Las preguntas por el fin y el sentido de la vida

4. La respuesta de las religiones monoteístas

4.1. El judaísmo
El judaísmo es la más antigua de las religiones monoteístas y fuente de las otras
Enseñaba con autoridad dos (cristianismo e islamismo). Sus enseñanzas se contienen en el Pentateuco
«Jesús fue considerado por los judíos (Tora): los cinco libros que dan comienzo a la Biblia y que contienen la ley de
como un rabbi. […] Pero, al mismo tiem- Moisés, que los judíos deben cumplir minuciosamente. También se sirve de la
po, no podía menos que chocar con los
tradición oral (Talmud). Además de una religión, es una cultura: proporciona una
doctores de la Ley porque no se con-
identidad a los que pertenecen a ella, de modo que se consideran a sí mismos
tentaba con proponer su interpretación
como el pueblo escogido.
entre los suyos, sino que enseñaba con
autoridad y no como sus escribas (Mt El primer judío fue Abraham (siglo xix a. C.), patriarca del judaísmo, el cristianismo
7, 29). La misma Palabra de Dios, que
y el islamismo. El judaísmo es una religión del libro, del Antiguo Testamento que
resonó en el Sinaí para dar a Moisés la
se lee en la sinagoga, especialmente los sábados (la festividad más importante).
ley escrita, es la que en él se hace oír de
nuevo en el monte de las Bienaventuran-
Dirige la comunidad un rabino (maestro por conocimiento y por altura moral).
zas (Mt 5, 1). Esa palabra no revoca la Según los cristianos, el judío es el pueblo elegido y Jesucristo —como la Virgen, era
Ley, sino que la perfecciona, aportando judío— es el Mesías que ha dado cumplimiento a la promesa que Yahvé (Dios) hizo
de modo divino su interpretación defini- a Adán y Eva, y renovó en Abraham.
tiva: También habéis oído que se dijo a
los antiguos. [...] Pero yo os digo (Mt 5, Los judíos defienden la fidelidad del Dios único, Yahvé, quien se comprometió con
33-34)» (CEC, n.º 581). ellos en la Alianza con Abraham, Isaac y Moisés. Creen que el ser humano se ha
creado a imagen y semejanza de Dios, de manera que, en sí mismo, es un ser dota-
do de una dignidad sagrada.

Los judíos siguen esperando al Mesías y consideran que su religión tiene un impor-
tante componente político, histórico y geográfico. El Mesías es un liberador tempo-
ral; el pueblo elegido recorre la historia y le corresponde un Estado (Israel), que le
otorga una parte destacada de su identidad.

El judaísmo se distingue del cristianismo en que los judíos todavía esperan al


Salvador (no así los cristianos). Tampoco ven la obligación de ir por todo el mundo
y proclamar el Evangelio, porque son un pueblo autosuficiente que se encuentra a
la espera. Su relación con Yahvé subraya la santidad del Dios único, pero descono-
Nosotros recordamos: una reflexión
cen la riqueza de la Trinidad y no han alcanzado el nivel de confianza que enseña
sobre la Shoah, de Juan Pablo II. Jesucristo, quien aconseja tratar a Dios como Padre nuestro, con la confianza de un
hijo que tiene a su Padre junto a él.

reflexión y debate
«Oye, Israel, Adonay es nuestro Dios, Adonay es uno. Bendito sea el nombre de la gloria de su reino por siempre jamás.
Amarás a Adonay tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu fuerza. Y estas palabras que yo te ordeno hoy
estarán sobre tu corazón. Las enseñarás a fondo a tus hijos, y hablarás de ellas al estar sentado en tu casa y al andar por el
camino, al acostarte y al levantarte. Las atarás como señal sobre tu mano y serán recordatorio entre tus ojos. Las escribirás
sobre las jambas de tu casa y en tus portones» (Shemá, plegaria que los judíos recitan dos veces al día).
1 ¿Qué elementos del judaísmo encuentras en esta oración?
2 ¿El judaísmo propone una respuesta a la pregunta por el sentido de la vida?
3 ¿El shemá podría ser una plegaria cristiana? ¿Por qué?

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1
Las preguntas por el fin y el sentido de la vida

4.2. El islamismo
El islamismo es, con el judaísmo y el cristianismo, una de las grandes religio-
nes monoteístas. Fundada por Mahoma en el siglo vii d. C., la practican más de
1 000 millones de personas. Creen en un solo Dios, Alá, de quien Mahoma es el
único profeta. Aceptan la existencia de profetas anteriores (Adán, Noé, Abraham,
Moisés, Salomón y Jesús). Su monoteísmo prohíbe acudir a los santos, a amuletos,
a la superstición…: no hay nada más que Alá.

También creen en la inmortalidad del alma, en que los justos irán al paraíso y los
infieles, al infierno. La palabra islam significa ‘aceptar’, ‘someterse’. Tiene la misma raíz
que salam (‘paz’), pues quien se somete a los designios de Dios, alcanza la paz.

Se fundamenta en cinco columnas:

• Confesión de fe (no hay más Dios que Alá y Mahoma es su profeta).


• Oración ritual (cinco veces al día).
• Limosna legal (para atender a los pobres).
• Ayuno (el mes de ramadán).
• Peregrinación a La Meca, su ciudad santa (si es posible,
una vez en la vida).

Como el judaísmo, es una religión del


libro: el Corán, texto que recoge las
enseñanzas que el arcángel Gabriel comu-
nicó en sueños a Mahoma. Este libro tiene carácter sagrado: los creyentes lo envuel- Los musulmanes rezan en posición de postra-
ven en paños limpios y se lavan las manos antes de los rezos o para leerlo. Aceptan ción y cara a la Meca. En todas las mezquitas
se predica el viernes, el día santo.
como libros sagrados la Tora, los Salmos y los evangelios.

Defiende una ley islámica (sharia) establecida por el Creador; por ello, es perfecta,
estable y definitiva. Abarca la totalidad de la vida y en algunos países (Arabia Saudí o
Irán) es la base de la ley civil. Esa legislación abarca usos (prohibición de tomar alcohol
y del juego) y modos de vestir (uso del hijab por parte de las mujeres).

Presenta evidentes diferencias doctrinales que lo separan del cristianismo,


sobre cómo es Dios o la reducción de Jesús a una mera condición de profeta. Por
considerarse la verdadera fe, el islamismo castiga la apostasía* (Sura, XVI 106).
El cristianismo también se considera como la fe verdadera (Jesús es la verdad y
la vida), pero difiere de este en que «no se impone, se propone» (Juan Pablo II).
La libertad religiosa es un derecho y un deber para cada cristiano. Hoy, en los Declaración Nostra aetate sobre
las relaciones de la Iglesia con las
países que son musulmanes oficialmente, no hay libertad religiosa y se persigue
religiones no cristianas.
a otros creyentes.

reflexión y debate
«Quien no crea en Alá luego de haber creído —no quien sufra coacción mientras su corazón permanece tranquilo
en la fe, sino quien abra su pecho a la incredulidad—, ese tal incurrirá en la ira de Alá y tendrá un castigo terrible»
(Sura, XVI 106).
«Este Corán no puede haberlo inventado nadie fuera de Alá. No solo eso, sino que viene a confirmar los mensajes
anteriores y a explicar detalladamente la Escritura, exenta de dudas, que procede del Señor del universo» (Sura, X 37).
1 ¿A qué elementos del islam hacen referencia los suras que acabas de leer?
2 ¿Qué diferencias encuentras con el cristianismo?
3 ¿Es posible la convivencia de personas de diferentes religiones? Razona tu respuesta.

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Las preguntas por el fin y el sentido de la vida

5. La novedad de la respuesta cristiana

El cristianismo es consciente de que en el corazón del hombre hay una inquietud


que se debe al hecho de que hemos sido creados con un motivo todavía no cum-
plido —alcanzar la comunión con Dios—; por eso nos sabemos incompletos y nos
encontramos en camino (CEC, n.º 30). La respuesta cristiana a esa inquietud tiene
dos características principales: a) es completa; y b) es novedosa.

5.1. La propuesta cristiana es completa


El cristianismo propone una visión total del mundo. Se puede comparar a una sinfo-
nía: cada instrumento de la orquesta tiene su propio sonido y crea su propia melo-
día, pero el todo es armónico. Y, si uno de ellos deja de sonar o falla, el conjunto
de la obra queda dañado. Por eso no es posible asumir un conjunto de verdades y
abandonar otras: exige una aceptación total de su contenido; no se puede aceptar
en fragmentos.

¿Por qué? Porque la fe cristiana no es un invento de los hombres, sino una Revela-
ción directa de Dios. Mediante la razón, podemos conocer que Dios existe, pero
no cómo es Dios realmente. Él ha querido darse a conocer y abrirnos su intimidad
Por ello os alegráis, aunque ahora sea preciso
para que podamos amarlo más allá de lo que seríamos capaces por nuestras pro-
padecer un poco en pruebas diversas; así la pias fuerzas (CEC, n.º 52).
autenticidad de vuestra fe, más preciosa que
el oro, que, aunque es perecedero, se aquilata Negar una parte de esta Revelación —porque resulta exigente o difícil de cumplir—
a fuego, merecerá premio, gloria y honor en la equivaldría a decir que Dios se ha equivocado o que no nos podemos fiar de él (por
Revelación de Jesucristo; sin haberlo visto lo
amáis y, sin contemplarlo todavía, creéis en él ejemplo, afirmar que nadie puede cumplir lo que Dios pide supone ignorar que,
y así os alegráis con un gozo inefable y radiante con su ayuda, todo es posible).
(1 Pe 1, 6-8).
Si Dios es el Creador de toda la realidad a partir de la nada, nada se le escapa. Él,
que ha creado por amor, cuida de sus criaturas, es decir, es providente. Todo tiene
como origen común su propósito amoroso: los lirios del campo, las aves del
cielo, los cabellos de nuestras cabezas. Eso genera en el cristiano confian-
za en el origen —es decir, existo porque alguien me ama— y esperanza
en que podrá cumplir con los designios de Dios para él.

En consecuencia, la fe conduce a una actitud decidida. Si algui­


en se declara cristiano, pero no acepta la Misa dominical, la
necesidad de la confesión frecuente, la Iglesia…, debe res-
ponder a las siguientes preguntas: ¿acaso Cristo se equivo-
ca? Pero, si se equivoca, ¿entonces no es Dios? Y, si no es
Dios, ¿de verdad nos ha salvado?, ¿tiene sentido creer en
él? La fe implica coherencia entre lo que se cree y
lo que se vive.

Vivir como cristiano es una bendición, porque por


la gracia se encuentra la paz de esa inquietud radi-
cal: hemos sido hechos para Dios. Como sucede
con todo lo que es valioso, se trata de una vida que
requiere un compromiso fuerte. Es una gran aventu-
ra. Ulises arriesga su vida por Penélope; el cristiano
tiene que saber que también habrá de arriesgar-
se, ya que su vida será, muchas veces, signo de
contradicción.

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Las preguntas por el fin y el sentido de la vida

5.2. La propuesta cristiana es novedosa


La propuesta cristiana es novedosa en el sentido de original, porque sostiene un
mensaje y unos modos de actuar que producen admiración y asombro.

Así, por ejemplo, Dios —tan distante en otras religiones— se ha acercado al


hombre hasta el punto de hacerse criatura en Jesucristo. Este, además, ha naci-
do pobre en un lugar pequeño y desconocido del mundo, y en un momento
concreto (no mítico) de la historia. Él, con su pasión, muerte y resurrección, ha
salvado al género humano del pecado.

Jesús ha querido quedarse verdaderamente presente en el sacramento de la


Eucaristía y quiere que lo imitemos en santidad, perfección y entrega a los demás
mediante la primacía de la caridad* —el amor— como nuevo mandamiento.

Además, Dios convoca (del griego ekklesía) a todos los creyentes en Cristo en
su Iglesia. Los hombres no han fundado la Iglesia, sino que es una iniciativa
de Dios, instituida como signo e instrumento de la comunión con él y entre
los seres humanos.

Si se piensa en la indiferencia del absoluto de Aristóteles, en lo impersonal de


las deidades orientales, en lo temible que puede ser Yahvé o en lo trascenden-
te (lejano) que resulta Alá, parece asombrosa la existencia de un Dios que
se presenta como amor. Esta afirmación conduce a las siguientes conclusiones:

• Su ser consiste en amar. La Trinidad, doctrina central de la fe cristiana, se ofrece


como la relación de amor entre Padre, Hijo y Espíritu Santo: tres Personas distintas El cristiano está llamado a revestirse de Cristo
y un solo Dios verdadero. (Rom 13, 14), es decir, a asumir las actitudes y
disposiciones que Cristo nos enseñó con su vida
• Ha creado solo por amor. Crea porque sí, porque desea regalar desinteresada- y su palabra.
mente su amor.
• Las criaturas no le son indiferentes (especialmente, el ser humano). Habiendo
amado a los suyos […] los amó hasta el extremo, afirma Juan sobre Jesús (Jn 13, 1).
• La verdad del hombre consiste en amar... y en ser amado. Al amar nos
realizamos del modo más profundo, porque es en esa acción donde más
nos parecemos al Dios de quien somos imagen y semejanza.

En conclusión, la novedad cristiana es la primacía del amor de Dios y el mayor


fracaso del hombre es el egoísmo o el individualismo. A eso conduce la soberbia,
es decir, no contar con Dios, tratar de ser como él o intentar sustituirlo. Por eso, se
puede afirmar que el cielo es la comunión y el infierno, la soledad.

Desde la perspectiva cristiana, la clave del mundo es el don, pues todo —empe-
zando por nuestra propia existencia— es un regalo que Dios podría no habernos Et incarnatus est, de la
Gran Misa en do menor
dado y que no nos merecemos. El amor es el regalo esencial. Por eso, la actitud pro- de W. A. Mozart.
pia del cristiano es la acción de gracias.

reflexión y debate
Los escribas y los fariseos [...] dijeron: «Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio. La ley de Moisés
nos manda apedrear a las adúlteras; tú ¿qué dices?» [Jesús] les dijo: «El que esté sin pecado, que le tire la primera piedra».
[…] Jesús se incorporó y le preguntó a la mujer: «Mujer, ¿dónde están tus acusadores?; ¿ninguno te ha condenado?».
Ella contestó: «Ninguno, Señor». Jesús dijo: «Tampoco yo te condeno. Anda, y en adelante no peques más» (Jn 8, 3-11).
1 A partir de este texto evangélico, explica cuál es la novedad del cristianismo.
2 ¿Qué actitudes ha de demostrar un cristiano ante creyentes de otras religiones?

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testimonio
El valor de la vida
De pequeña era introvertida y tímida. Hoy, Pamela, con 27
años, es una mujer que sabe lo que quiere y que ha encontra-
do el sentido de su vida en la entrega a los demás. Pero pri-
mero tuvo que superar los escollos de las drogas y el alcohol.
Su infancia no fue fácil. Sus padres trabajaban con denuedo
para que no le faltara nada, pero los problemas económi-
cos crecían y, paralelamente, las discusiones. Esto la afectó
mucho: comenzó a sufrir ansiedad y a experimentar senti-
mientos de inferioridad.
Cuando tenía 14 años, sus padres se separaron. «Dentro de
mí se desencadenó una fuerte rebelión. Tapaba el sufrimiento
drogándome y emborrachándome. Me sentía triste y vacía.
[…] Delante de mis amigos me cubría con “máscaras”: ropa,
dinero... Estaba convencida de que el amor se podía comprar».
Decidió marcharse a Inglaterra con el chico con el que salía.
Allí todo fue peor. Entró en lo que ella llamó «el túnel de la
heroína». Pamela supo que tocaba fondo. Desde su desespe-
ración, gritó y suplicó ayuda. Fue así como entró en contacto
con la Comunidad del Cenáculo, fundada en 1983 por sor
Elvira Petrozzi para ayudar a jóvenes adictos a las drogas.
La vida de Pamela empezó a cambiar. «En la comunidad, todo
lo que era oscuridad comenzó a tomar color. Conocí la ver-
dad, ¡no sabía lo que era hasta que me hablaron de ella; en
ese momento, todas mis máscaras e ilusiones cayeron! Tam-
bién fue el camino para el encuentro con Dios, con Jesús en
la Eucaristía. [...] Jesús me llevó a arrepentirme de mi pasado,
a confiar en los otros y a aceptarme como soy; a superar el
miedo, a luchar redescubriendo los valores de la vida, como la
amistad, a sentir a alguien cerca que te da coraje, que te per-
dona, que respeta tus tiempos, que te da fuerza y esperanza».

vive tus competencias

1 Elige una de las religiones explicadas en esta unidad.


a) A partir del texto y con la ayuda de otras fuentes, resume sus rasgos.
b) Por otra parte, confecciona una lista con las principales características del cristianismo.
c) Compara las dos listas. Luego, escribe las similitudes y diferencias entre ambas religiones.
d) Para concluir, resume las conclusiones a las que hayas llegado.

2  Dividid la clase en grupos y ved el video sobre las religiones en el mundo. Debéis imaginar la locución
y hacer la redacción de la voz en off.
Tenéis que exponer las principales características de las grandes religiones, sus fundadores y sus creencias. Podéis
documentaros para profundizar en ellas. No olvidéis que los contenidos de la locución han de ajustarse a las
imágenes del documental.

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síntesis

«Al hombre, cuanto más conoce el mundo y más se conoce a sí mismo, le resulta más urgente el interrogante
sobre el sentido de las cosas y sobre su propia existencia» (Fides et ratio, n.º 1). Así se muestra en el mundo
clásico, especialmente, en su religión y su filosofía.
Las respuestas por el sentido de la vida se concretan en distintas religiones. «Cuanto de bueno y verdadero
se encuentra en las otras religiones, viene de Dios, es reflejo de su verdad» (Compendio del CEC, n.º 170).
El hinduismo considera que, tras este mundo en constante cambio, hay otro estable y eterno. Cada persona
se encuentra donde le corresponde, dependiendo de su existencia anterior. Si uno acepta el sistema de castas,
en la próxima reencarnación mejorará.
El budismo sostiene que toda existencia es sufrimiento y que su origen se encuentra en el deseo. Para lograr
la paz de espíritu es necesario seguir una conducta que lleve hacia el estado de nirvana.
El judaísmo defiende la fidelidad a un Dios único, Yahvé. Los judíos siguen esperando al Mesías y consideran que
su religión tiene un gran componente político, histórico y geográfico.
El islamismo se basa en la existencia de un solo Dios, Alá, cuyo único profeta es Mahoma. Su monoteísmo
prohíbe acudir a los santos, a amuletos, a la superstición, etc.: no hay nada más que Alá.
El cristianismo considera que la existencia humana consiste en una búsqueda. La respuesta cristiana a esa búsqueda
es completa, ya que propone una visión total del mundo y exige una aceptación completa de su contenido.
Además, el cristianismo es novedoso y original. Son ejemplos la Encarnación de Dios, la Santísima Trinidad, la Iglesia
de Jesucristo, los sacramentos (especialmente, la Eucaristía) y el nuevo mandamiento, es decir, la primacía del amor.

vocabulario

Apostasía: en religión, negación de la fe.

Caridad: virtud teologal, es decir, infundida en el alma, que capacita para amar a Dios sobre todas las cosas y al
prójimo como a uno mismo. Es el principal mandamiento de Jesús.

Casta: jerarquía de grupos sociales de los que, según el hinduismo, no se puede salir porque son el premio o el
castigo de una vida previa.

Catarsis: acto que conduce a la purificación emocional del alma.

Mímesis: imitación de la naturaleza como fin esencial del arte.

Nirvana: estado de vacío total respecto a los deseos de cualquier realidad exterior o interior, de tal indiferencia
que hasta la presencia del yo (fuente de cualquier deseo) desaparece.

Reencarnarse: volver a tomar forma corporal. Algunas religiones creen en la reencarnación, según la cual una parte
de los seres vivos (la mente, el alma, la conciencia o la energía) adopta un nuevo cuerpo material después de la muerte.

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2
La negación y la afirmación
de la fe
Sobre el agnosticismo y el ateísmo
Sin Dios, todo está permitido
Sin Dios, la convivencia es un problema
Sin Dios, no hay futuro
La demostración de la existencia de Dios
El humanismo cristiano

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comenzamos con... cine
Ficha técnica
Director:
Michael Mann
Guion:
Stuart Beattie
Reparto:
Tom Cruise,
Jamie Foxx,
Jada Pinkett Smith,
Mark Ruffalo,
Peter Berg
y Javier Bardem.
País:
Estados Unidos

Collateral Año:
2004

Sinopsis
Max es un taxista apocado que sueña con una vida mejor. Una noche recoge
a Vincent, un misterioso pasajero que lo obligará a hacer cosas que jamás habría
sospechado que haría. En efecto, Vincent es un asesino a sueldo que debe ejecu-
tar varios «servicios» esa noche. La relación entre taxista y asesino sacudirá lo más
recóndito de sus conciencias.

Sinopsis de las escenas seleccionadas


Vincent expone a Max su actitud cínica y su indiferencia ante el ser humano y la
existencia. Sirviéndose de argumentos materialistas, pretende convencer al taxista
para que adopte una postura relativista ante el bien y el mal.
Tras una larga noche, cada uno reprocha al otro su modo de vivir, con lo que
queda al descubierto la verdad de sus miserias. Vincent afirma que no hay razón
alguna para vivir y que el hombre es un ser sin sentido que no importa a nadie.
Por su parte, Max está dispuesto a llevar al límite el nihilismo de su pasajero, pero
el asesino pronto reaccionará aferrándose a la vida.

preguntas-guía
1 
¿En nuestra época es excepcional la actitud de Vincent ante la
existencia humana?
2 
¿Cuál crees que es la causa del nihilismo de Vincent?
3 
Si Dios no existe, ¿todo está permitido? Argumenta tu
respuesta a partir de las escenas seleccionadas.

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2
La negación y la afirmación de la fe

1. Sobre el agnosticismo y el ateísmo

El hombre es un ser religioso en cuyo corazón reside un gran deseo de Dios. Sin
Fragmento de El mito de Sísifo, embargo, hay personas que lo niegan (ateos) o que consideran que no se puede
de A. Camus.
demostrar su existencia racionalmente (agnósticos). Estos últimos relegan su
conocimiento solamente a la fe, virtud que reducen a un conjunto de creencias
subjetivas e individuales.
Escenas de la película
The Seventh Seal (El séptimo Este rechazo de Dios se debe a variados motivos, entre los que destacan los siguien-
sello), dirigida por I. Bergman.
tes: la realidad del dolor y el mal en el mundo, el convencimiento de que la fe es
un obstáculo para el avance de la ciencia, la consideración de que el ser humano
es pura materia y debe procurarse el mayor placer posible, o el mal ejemplo de
algunos que manifiestan ser personas religiosas.

En último término, el hombre niega a Dios porque supone que le resta autonomía y
«Cristianismo a la carta» libertad. Sin embargo, no se puede ocultar el hecho de que acaba sustituyendo al Ser
Algunas personas reclaman lo que se
Supremo por el propio yo o por otros ídolos. Se trata, en definitiva, del seréis como
podría denominar un «cristianismo a la
Dios que pronunció la serpiente cuando se dirigió a Eva para que desobedeciera al
carta». La religión sería algo así como un
Creador (Gén 3, 5). El olvido de Dios es «esa actitud del hombre pecador que, por
conjunto de productos que se encuen-
tran en un mercado, del que cada cual miedo, se oculta de Dios y huye de su llamada» (CEC, n.º 29).
se serviría aquello que se adaptara mejor
a sus «inclinaciones». Esta pretensión su-
pone olvidar que la Revelación de Dios 1.1. El agnosticismo
enseña al hombre el mejor modo de ser
hombre. Desechar alguna de sus verda- Se entiende por agnosticismo la postura que niega la posibilidad de conocer la
des sería lo mismo que negar la sabidu- existencia de Dios. Ya en la antigua Grecia, los escépticos rechazaban la probabi-
ría de Dios. Tal actitud recuerda a la del lidad de llegar al conocimiento de la verdad. Defendían que, si no es posible saber
niño que, sujeto a sus caprichos, preten- nada con certeza, todavía se puede conocer menos la causa última de las cosas.
de ser completamente autónomo. ¿Tiene
sentido anteponer nuestro criterio al de El agnosticismo moderno hunde sus raíces en la filosofía racionalista moderna, con-
Dios, cuya sabiduría es infinita y que nos cretamente, en la filosofía de la Ilustración* de Immanuel Kant (1724-1804).
quiere desinteresadamente? Este pensador sostiene que es imposible conocer cómo son las cosas en sí mismas
y, por tanto, la metafísica. En consecuencia, los temas que trata esta disciplina
—Dios, el alma y el mundo— no son accesibles a la razón.

Sin embargo, Kant cree que es necesario afirmar la existencia de Dios, pues de
otro modo no se podría justificar el obrar moral del ser humano. Por eso afirma:
«Tuve que abolir la razón para dejar un lugar a la fe». Sin Dios, la razón práctica*
se queda sin fundamento y, sin ella, no es posible la convivencia, el bien del hom-
bre. No se puede conocer al Señor, pero sí se debe postular.

Sin embargo, esta postura conduce a una situación problemática, ya que el


racionalismo convierte la fe en puro voluntarismo: Dios debe existir, aunque,
como no podemos saber de verdad si realmente existe, creer en él no es
racional. De este modo, la religión se reduce a sentimiento, a una convicción
irracional e injustificable.

En muchos ámbitos de nuestra cultura se piensa,


se actúa y se vive como si Dios no existiera. Juan
Pablo II afirmó en Ecclesia in Europa, que «la
actual salvación cultural y religiosa de Europa
exige la presencia de católicos adultos en la fe».

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2
La negación y la afirmación de la fe

1.2. El ateísmo
Ateo es el hombre que afirma que Dios no existe. En algunas ocasiones, el ateo es
antirreligioso o antiteísta, es decir, adopta una actitud de lucha contra la religión y Fragmento de Así habló Zaratustra,
de F. Nietzsche.
a veces llega a perseguir a los creyentes. Esta ha sido una postura minoritaria en la
historia. De hecho, tras diversos intentos de imponer el ateísmo (en los regímenes
comunistas, por ejemplo), la religión ha vuelto a florecer, pues está inserta en lo
más íntimo del corazón del ser humano.

El primer teórico del ateísmo fue Ludwig Feuerbach (1804-1872), que defendió
que Dios es una idea humana, fruto de los deseos que no hemos realizado. Sus
ideas influyeron en pensadores como Karl Marx (1818-1883), Friedrich Nietzs-
che (1844-1900) y Sigmund Freud (1856-1939). Ninguno ha podido ofrecer una
demostración racional cabal de la no existencia de Dios.

Pero, entonces, ¿por qué esta idea ha calado tan profundamente en nuestra cul-
tura? Porque, a veces, el hombre se considera autosuficiente, como si él mismo
pudiera dar respuesta a todos los interrogantes. Otra posible razón es que espera
su salvación por una liberación económica y social, para la cual la religión se ve
como un obstáculo, «porque, al orientar la esperanza del hombre hacia una vida
futura ilusoria, lo apartaría de la construcción de la ciudad terrena» (CEC, n.º 2 124;
Gaudium et spes 20, 2).

Con frecuencia, este prejuicio tiene éxito en ambientes consumistas, pues el deseo
de tener o el hedonismo adormecen la capacidad de buscar la verdad. Esta actitud
suele conducir a la desesperanza, al vacío y a la infelicidad. Y es que el ser humano, El ateísmo práctico
aunque no lo reconozca, está hecho para Dios y para trascender la brevedad del A menudo, el agnosticismo responde a
tiempo presente. una postura honrada de desconocimien-
to y «puede contener a veces una cierta
Dice san Pablo: Porque lo que de Dios puede conocerse les resulta manifiesto, pues búsqueda de Dios, pero puede igualmente
Dios mismo se lo manifestó. Pues lo invisible de Dios, su eterno poder y su divini- representar un indiferentismo, una huida
dad, son perceptibles para la inteligencia a partir de la creación del mundo a través ante la cuestión última de la existencia y
de sus obras; de modo que son inexcusables, pues, habiendo conocido a Dios, no lo una pereza de la conciencia moral. El ag-
glorificaron como Dios ni le dieron gracias; todo lo contrario, se ofuscaron en sus nosticismo equivale con mucha frecuencia
razonamientos, de tal modo que su corazón insensato quedó envuelto en tinieblas. a un ateísmo práctico» (CEC, n.º 2 128).
Alardeando de sabios, resultaron ser necios (Rom 1, 19-22). Algunos se declaran agnósticos porque se
niegan a enfrentarse a los compromisos
El hombre es naturalmente capaz de Dios, pero también puede decidir darle la que acompañan al encuentro con Dios.
espalda.

reflexión y debate
«Dios era un estorbo incompatible con determinadas actitudes, era más sencillo eliminarlo. Yo no fui ateo; ateo no
es casi nadie, es una excusa demasiado sencilla. Lo que pasa es que muchas personas, para vivir tranquilamente sin
impedimentos morales ni dar cuenta a nadie de nada, apartan a Dios de sus vidas porque él es un obstáculo para algo
tan sencillo como emborracharse, tener relaciones sexuales prematrimoniales o consentir un aborto. Son personas que
no tienen ningún argumento consistente para defender su postura» (Javier, estudiante de Empresariales, en El Rotativo).
1 
¿Estás de acuerdo con Javier en la idea de que el ateísmo suele ser una excusa?
2 
¿Cuál es la diferencia entre el ateísmo como negación de Dios y el ateísmo práctico?
3  ¿Conoces a alguien que se declare ateo? ¿Cuáles son sus argumentos y cómo contraargumentarías?
¿Qué actitudes adoptarías para que existiese un verdadero diálogo?

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La negación y la afirmación de la fe

2. Sin Dios, todo está permitido

A lo largo del siglo xx se han sucedido intentos de construir una sociedad sin Dios
Personas-cántaro que recuerdan lo que dijo Dostoyevski: «Si Dios no existe, todo está permitido».
Es cierto que en algunos lugares se pro- Si el Señor es el fundamento de la diferenciación entre el bien y el mal que todos
dujo una «desertificación» espiritual, fru- tenemos en nuestra conciencia* —y que llamamos ley natural—, al negarlo a él,
to del proyecto de sociedades que quieren
se niega también esta distinción.
construirse sin Dios o que destruyen sus
raíces cristianas. Pero «son muchos los Sin Dios, uno puede afirmar que está prohibido matar, pero únicamente de mane-
signos de la sed de Dios, del sentido úl- ra voluntarista. Es decir, acepto que matar está mal porque yo no quiero que me
timo de la vida, a menudo manifestados
maten, porque todos nos hemos puesto de acuerdo en determinar tal cosa o por-
de forma implícita o negativa. Y en el de-
que la policía persigue a quien lo hace, pero no porque, de por sí, sea malo. Si no
sierto se necesitan sobre todo personas de
hay un fundamento último, las prohibiciones no se sostienen.
fe. [...] Estamos llamados a ser personas-
cántaro para dar de beber a los demás. Sin Dios, la moral se reduce a buenas intenciones y su contenido básico podrá cam-
A veces el cántaro se convierte en una
biar según quién ejerza el poder o domine el arte de la retórica. Si el ser humano es
pesada cruz, pero fue precisamente en la
el que decide qué es bueno, ¿quién podrá impedirle subvertir todos los valores? Ese
cruz donde, traspasado, el Señor se nos
entregó como fuente de agua viva. ¡No
es el planteamiento moral de Nietzsche, un ateo consecuente. En La gaya ciencia
nos dejemos robar la esperanza!» (papa afirma, por ejemplo, que la muerte de Dios es una liberación que conduce hacia el
Francisco, Evangelii gaudium, n.º 86). horror total, pues ya no hay «arriba ni abajo», ya no hay fundamento ni referencias.

Un elemento común a los totalitarismos ha sido su intento de eliminar toda huella


de Dios: combatieron creencias religiosas, llevaron a los creyentes a la cárcel y al
martirio, cerraron o quemaron iglesias y templos. Tal persecución se hizo en nom-
bre de la revolución, de la liberación humana, de la razón o del progreso.

Con frecuencia, las consecuencias de ese esfuerzo «liberador» alcanzaron dimen-


siones dantescas. En El libro negro del comunismo (1997), S. Courtois cifra en más
de 100 millones el número de muertes causadas por esta ideología: la muerte de
Dios ha estado dramáticamente unida a la muerte del hombre.

Lo más curioso es que, en este empeño, siempre se sustituye a Dios por un líder
—Hitler, Lenin, Stalin o Kim Il Sung, por ejemplo— cuyas imágenes omnipresentes
hay que reverenciar y que implica la condena de cualquiera que se atreva a criticar-
lo. Numerosas obras, como 1984, de G. Orwell; El cero y el infinito, de A. Koestler
o Vida y destino, de V. S. Grossman, describen con claridad el infierno en que se
puede convertir una vida sin Dios.

reflexión y debate
«Nos perseguían porque no aceptábamos la supremacía de ningún hombre, ni de Hitler, ni de Stalin, ni la dictadura del
proletariado, por encima de Cristo. Tras la caída del muro, llegó el capitalismo. Este totalitarismo vació las iglesias sin
amenazar con la cárcel. Hay libertad de religión, pero sus medios de comunicación se encargan de que se vea mal su
ejercicio. Los cristianos seguimos siendo un estorbo para la pretensión de los poderosos de dominar todos los aspectos
de la vida en su propio beneficio. Pretenden devaluar al ser humano; y para eso, estimulan el individualismo y el
relativismo. Como dice el Papa, cuando la vida humana deja de ser sagrada, todo es posible» (Rainer Uphoff, sacerdote
superviviente del holocausto nazi, en Alfa y Omega, n.º 738).
1 Compara la pretensión cristiana con la de los poderosos de la que habla el texto.
2 Extrae del texto los rasgos que caracterizan a una sociedad en la que se trata de eliminar toda huella de Dios.
3 ¿Puedes observar algunos de esos rasgos en nuestra sociedad? Pon ejemplos concretos.

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La negación y la afirmación de la fe

3. Sin Dios, la convivencia es un problema Discurso de Benedicto XVI en el


Reichstag (Berlín, 22 de septiembre
de 2011).
A veces, la fe se presenta como un obstáculo para la convivencia, como si creer en
Dios y en lo que nos ha revelado impidiera entender o respetar a los seres humanos,
o como si la defensa de la verdad tuviera que unirse, necesariamente, al fanatismo, El fundamento de la convivencia
de manera que afirmásemos: «Ya que lo mío es verdad, las personas que no están Habéis oído que se dijo: «Amarás a tu pró-
conmigo viven en el error y no merecen respeto». Nada más lejos de la visión cató- jimo y aborrecerás a tu enemigo». Pero
lica del mundo. yo os digo: «Amad a vuestros enemigos y
rezad por los que os persiguen, para que
La Iglesia defiende la libertad religiosa y de conciencia. Así se explica en la decla- seáis hijos de vuestro Padre celestial, que
ración Dignitatis humanae (1965), dedicada a la libertad religiosa. El Magisterio de hace salir su sol sobre malos y buenos, y
la Iglesia afirma que su mensaje es verdadero y no una opinión más en el «mercado manda la lluvia a justos e injustos. Porque,
de las religiones»: lo ha recibido de Dios, que no puede engañarse ni engañarnos. si amáis a los que os aman, ¿qué premio
Pero una parte esencial del contenido de ese mensaje es que el ser humano ha tendréis? ¿No hacen lo mismo también los
sido creado a imagen de Dios y, en consecuencia, libre. Por eso, la conciencia del publicanos? Y, si saludáis solo a vuestros
hombre se ha de respetar siempre. hermanos, ¿qué hacéis de extraordinario?
¿No hacen lo mismo los gentiles? Por tan-
La consecuencia es clara: el cristianismo se propone, no se impone. El creyente to, sed perfectos, como vuestro Padre celes-
busca el trato con Jesús, el Amigo, y ninguna amistad puede ser obligatoria. Si no tial es perfecto» (Mt 5, 43-48).
se hiciera así, actuaríamos contra la voluntad de Dios y contra la fe.

Pero, ¿erradicar lo religioso puede ser un obstáculo para la convivencia? Podemos


encontrar respuesta a esta pregunta en un texto de la judía y agnóstica Natalia
Ginzburg, perteneciente a su ensayo ¿Se deberían quitar los crucifijos de las aulas?

«El crucifijo no genera ninguna discriminación. […] ¿Acaso Cristo no era judío y un
perseguido, y no murió en el martirio como le sucedió a millones de judíos en los
campos de concentración? El crucifijo es el signo del dolor humano. […] Represen-
ta a todos. Porque antes de Cristo nadie había dicho que los hombres son todos
iguales y hermanos, […] y antes que él nadie había dicho que en el centro de
nuestra existencia debemos colocar la solidaridad entre los hombres. ¿No será
el catolicismo el fundamento de la solidaridad que tanto gusta en Occidente?
La Iglesia atiende al pobre, al enfermo, al necesitado. […] Los que no creen
deben tener en cuenta que un mundo sin Dios es algo atroz».

Cabeza n.º 2, de N. Gabo. Siglo xx. «Conocer al Dios


invisible es un gran reto para el ser humano. Muchos se
acobardan ante él. Otros no quieren conocer a Dios, por que
ello supondría tener que cambiar su vida» (Youcat, n.º 5)

reflexión y debate
«Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión; este derecho incluye la
libertad de cambiar de religión o de creencia, así como la libertad de manifestar su religión o su creencia, individual y
colectivamente, tanto en público como en privado, por la enseñanza, la práctica, el culto y la observancia» (Declaración
Universal de los Derechos Humanos, artículo 18).
1 ¿Por qué se debe respetar siempre la libertad de conciencia?
2 ¿Qué le dirías a quien afirma que la religión es un obstáculo para la convivencia?
3 ¿Crees que en nuestra sociedad se respeta la libertad religiosa y de conciencia? Justifica tu respuesta.

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La negación y la afirmación de la fe

4. Sin Dios, no hay futuro

Cabe preguntarse si el ateísmo conduce hacia la liberación o hacia la desesperanza.


Creer para vivir Negar a Dios podría suponer una mayor autonomía del sujeto: ya no se reciben
«Tenemos que dejar de hacernos pre- mandatos desde fuera y se puede afirmar que se ha comenzado a vivir una vida
guntas sobre el significado de la vida y,
adulta. Pero casi ningún ateo consecuente lo ve de forma tan optimista.
en vez de ello, pensar en si la vida espera
algo de nosotros. […] No hay nada en el El filósofo Michel Foucault (1926-1984) sostenía que la muerte de Dios lleva
mundo capaz de ayudarnos a sobrellevar necesariamente a la muerte del hombre; sin Dios, ya no hay nada que haga al
los más grandes sufrimientos, que el es-
hombre sagrado. ¿De dónde venía nuestra dignidad? De ser imagen de Dios. Si
tar convencidos de que la vida tiene un
no hay Dios, nosotros tampoco somos su imagen. Si somos consecuentes, será
sentido y, por lo tanto, que tenemos una
necesario defender que los humanos no tenemos nada que nos distinga del resto
razón de existir» (Viktor Frankl, El hom-
bre en busca de sentido, Herder, Barce- de los animales. Así, el pensador Peter Singer denuncia el especismo*. Según él,
lona, 2005). este prejuicio hace que nos sintamos superiores a los demás animales; sin embar-
go, somos animales, y animales a los que hay que responsabilizar de lo mal que
va el mundo.

Pero si el hombre no es sagrado, los derechos humanos son una quimera: pro-
puestas sin base real que nos hemos entregado nosotros mismos. Basta que alguien
con poder decida suprimirlos, para que no haya argumentos que lo impidan. Y esa
es la tarea que propone Nietzsche para el «superhombre».

A menudo, se ha propuesto que el Estado sea el órgano de vigilancia y control que


evite la imposición de los poderosos sobre los débiles. Como ya afirmó Thomas
Hobbes (1588-1679), no se trata de que todos tengamos derechos, pues buscamos
vivir sin miedo y evitar que otros con más poder nos hagan daño.

Quienes no admiten un Logos creador que fundamente la realidad, renuncian a la


inteligencia y se entregan al instinto: liberación sexual, drogas, nihilismo… Todo
esto es consecuencia de una cultura que se ha olvidado de Dios: «La única gente
Fragmento de La abolición del que me interesa —afirma uno de sus principales representantes— es la que está
hombre, de C. S. Lewis. loca, […] que arde como fabulosos cohetes amarillos explotando igual que arañas
entre las estrellas» (J. L. Kerouac, En el camino, Anagrama, Madrid, 2007).

Es posible que alguna vez hayamos oído afirmaciones como


esta: «La experiencia del dolor en el mundo me impide creer
en Dios». Parece más conveniente pensar lo contrario, pues,
si Dios no existiera, seguiría habiendo dolor, pero entonces
no tendríamos a nadie de quien esperar una respuesta sobre
su sentido. El dolor del ateo queda sin respuesta irremedia-
blemente. Si Dios no existe, la vida carece de esperanza: el
dolor es un puro sinsentido.

«Cuando yo me adhiera a ti con todo mi ser, no


habrá penas, ni pruebas, y mi vida, toda llena de
ti, será plena» (san Agustín, Confesiones).

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La negación y la afirmación de la fe

5. La demostración de la existencia de Dios

A Dios se llega por medio de la Revelación. Este es el mejor conocimiento, pues nos
conduce a su intimidad de una manera que nuestra inteligencia es incapaz de lograr. Bolero, de M. Ravel.
Pero no es el único camino.

Si el conocimiento de Dios siempre fuera cuestión de fe, no habría posibilidad de


dialogar con quienes no creen. La respuesta a la única pregunta importante de la
Preludio (op. 28, n.º 15),
vida no puede resultar inaccesible para la mayoría de las personas. de F. Chopin.

5.1. El argumento deontológico*


Todo ser humano que puede usar correctamente su razón es capaz de distinguir
la ley natural. Del mismo modo que hay una ley física de la gravedad, existe
una ley moral natural en el comportamiento humano. Así, por ejemplo, sabemos
que hemos de cumplir lo que prometemos, no porque nos venga mal que nos
engañen, sino porque percibimos que esa fidelidad es una regla básica de las
relaciones sociales.

Si alguien no admitiese la obligación moral de cumplir las promesas, bastaría con


romper una que se le hubiera hecho para demostrar, con su reacción, el error de su
postura: de modo natural se da por hecho que los pactos hay que cumplirlos. Pero
los seres humanos no establecemos esta ley: la infidelidad no es mala porque lo
digamos o lo pactemos así, sino que lo aceptamos porque sabemos que esa forma
de actuar es mala.

Cuando el hombre se hace legislador último o fundamento de la ley moral,


siempre acaba negando esa misma ley. Si es él quien da derecho a la vida (en lugar
de verse en la obligación de respetarla), señalará quiénes reúnen las condiciones de
recibir tal derecho y quiénes no las reúnen.

Sin embargo, si existe una ley que está por encima del ser humano y que todos
hemos de respetar, habrá también un legislador que, por tanto, será inteligente
y justo —de otro modo, no podría dictar leyes—, al que llamamos Dios.

5.2. El conocimiento espontáneo


No ofrece un argumento racional, sino una llamativa «normalidad estadística»:
la religiosidad universal de las culturas, el respeto y el enterramiento de los muertos, la
insistencia en el premio y el castigo con sus equivalencias en el cielo y el infierno, etc.

5.3. Pruebas filosóficas


Utilizan el camino de los efectos a las causas: lo invisible de Dios, su eterno poder
y su divinidad, son perceptibles para la inteligencia a partir de la Creación del
mundo a través de sus obras (Rom 1, 20). Podemos afirmar que uno nace porque
antes nacieron sus tatarabuelos, aunque no sepa nada de ellos. Pero, además,
existe otro tipo de causas que no se pueden experimentar, pero dan razón de que
ahora mismo ocurra el fenómeno del que sí tenemos experiencia sensible. Son las
causas metafísicas.
La catedral, de A. Rodin. Siglo xx. La existencia
humana, la naturaleza y el movimiento nos remi-
ten a la necesidad de una fuerza creadora.

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La negación y la afirmación de la fe

Las pruebas más destacadas para demostrar la existencia de Dios se basan precisa-
La búsqueda de Dios mente en el principio de causalidad: todo lo que no es por sí mismo, es por otro.
Son necios por naturaleza todos los hom- Por lo tanto, todo lo que podría no haber sido tiene una causa de que sea. Veamos
bres que han ignorado a Dios y no han sido su aplicación en algunos argumentos:
capaces de conocer al que es a partir de los
bienes visibles, ni de reconocer al artífice • Por el movimiento. Hay movimiento y todo lo que se mueve, lo hace por otro.
fijándose en sus obras, sino que tuvieron Quien mueve está en acto (con la pelota se mete un gol porque alguien le ha
por dioses al fuego, al viento, al aire ligero, dado una patada). A su vez, si lo que mueve se mueve, necesita que otro lo
a la bóveda estrellada, al agua impetuosa mueva (el jugador tiene padres, consume alimentos que su organismo transfor-
y a los luceros del cielo, regidores del mun- mará en energía, etc.). Pero esto no puede ser una cadena infinita de motores,
do. Si, cautivados por su hermosura, los
porque no se llegaría al primero que mueve (ni, por tanto, al segundo, al terce-
creyeron dioses, sepan cuánto los aventa-
ro…, al balón). Ese primer motor no puede ser movido por nadie (pues no sería
ja su Señor, pues los creó el mismo autor
de la belleza. […] Pues por la grandeza y
primero). Al primer motor inmóvil todos lo llaman Dios.
hermosura de las criaturas se descubre por • Por la causa eficiente. Cada cosa ha sido causada por otra, pero nada puede
analogía a su Creador. Con todo, estos me- causarse a sí, ya que tendría que ser anterior a sí mismo. Si se elimina la causa,
recen un reproche menor, pues a lo mejor desaparece el efecto (sin patada no hay gol), de modo que, si no existiera la
andan extraviados, buscando a Dios y que- primera causa, tampoco existirían la segunda ni la última. No obstante, eso es
riéndolo encontrar (Sab 13, 1-6). falso (lo que experimentamos sí existe), de manera que ha de existir una causa
eficiente primera no causada. A esa causa todos la llaman Dios.
• Por la posibilidad. Las cosas pueden existir o no, pues pueden ser hechas o des-
truidas. Lo que puede no existir en un tiempo, no existió, de modo que, si todo
fuera posible, hubo un tiempo en el que nada existía. Pero si nada existía, ahora
tampoco existiría nada, ya que todo empieza a existir por algo que ya existe (nada
se causa a sí mismo). Sin embargo, eso es falso: existen cosas. De modo que tiene
que existir algún ser que sea necesario por sí mismo y que cause el ser de lo
demás. Ese ser es Dios.
• Por el ordenamiento de las cosas. En el mundo todo parece obedecer a un
orden, aunque se trate de cosas sin conocimiento: astros, mareas, átomos, etc.
No obran por azar, sino intencionadamente. Así como la flecha da en el blanco
gracias al arquero, las cosas tienen que ser dirigidas por una inteligencia. A este
alguien inteligente que dirige todas las cosas lo llamamos Dios.

Estas pruebas no nos llevan al Dios de la Revelación, pero sí a la necesidad de


que exista un ser como Dios. Sin el Señor, causa primera y fin último, nada podría
existir. Pero las cosas, de hecho, existen. En consecuencia, Dios también. Desde
este punto de vista, no es necesario creer en Dios, por la sola razón de que
sabemos que existe.

reflexión y debate
«Yo bendigo todos los días la salida del sol, mi corazón le canta un himno como antes, pero prefiero su puesta de rayos
oblicuos, evocadora de dulces y tiernos recuerdos, de queridas imágenes de vida, larga vida bendita, y dominándolo
todo, la verdad divina que calma, reconcilia y absuelve. Sé que estoy al término de mi existencia y siento que todos los
días de mi vida terrena se unen ya a la vida eterna, desconocida pero cercana y cuyo presentimiento hace vibrar mi alma
de entusiasmo, ilumina mi pensamiento, me enternece el corazón…» (Dostoyevski, Los hermanos Karamazov, EDAF,
Madrid, 1991, pág. 336).
1 
¿Qué caminos, de los mencionados en este epígrafe, facilitan el acercamiento a Dios del personaje que habla en
este texto? Razona tu respuesta.
2 
Explica uno de los argumentos de la existencia de Dios que se base en el principio de la causalidad.
3  Imagina que tienes que dar razón de la existencia de Dios a un amigo agnóstico. ¿Qué tipo de argumentos
emplearías?

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La negación y la afirmación de la fe

6. El humanismo cristiano

Con frecuencia, el ateísmo se presenta a sí mismo como la opción humanista,


como si la religión fuera enemiga del hombre. Al librarse de Dios, se afirma, el ser
humano se prepara para dejar atrás la infancia de la razón (la edad de los mitos) y
empieza a vivir como un adulto. Se parte de la idea de que cualquier obediencia
es una atadura.

Sin embargo, un estudio detenido de la forma de ser del hombre muestra que
esto no es tan sencillo. De hecho, es fácil advertir que una libertad sin lími-
tes conduce a la propia destrucción. Jesús nos recordó esta realidad cuando
afirmó: La verdad os hará libres (Jn 8, 32). Y en otro momento dijo: Yo soy el
camino y la verdad y la vida (Jn 14, 6).

Así, podemos concluir que, si queremos descubrir qué es la verdadera liber-


tad, necesitamos conocerlo a él. Dicho de otro modo: el conocimiento de
Cristo, y de lo que nos enseña sobre el significado de ser una persona
humana, es lo que más nos ayudará a crecer como individuos. En la medida
en que es perfecto Dios y perfecto hombre, Cristo es el modelo pleno
de lo que es el ser humano.

El ateísmo, a pesar de su presunta independencia (o a causa de ella), se queda sin


argumentos ante los problemas del dolor y el origen, el fin y el sentido de la vida. «Se tiene una imagen del cristianismo como un
El «drama del humanismo ateo» —en palabras del teólogo Henri de Lubac— es apartamiento del mundo [...]. Nada más falso.
Láncese la mirada sobre el puesto que en la
una realidad incontestable. Por su parte, el humanismo cristiano predica: historia de la humanidad han tenido los pueblos
cristianos. [...] Han sido los más interesados por
• La capacidad cognoscitiva de la razón, que puede ascender hasta la causa este mundo, por su conocimiento, exploración,
última, Dios. transformación, orientación a lo que han creído
más valioso y deseable» (J. Marías, La perspec-
• La profundidad de la libertad del cristiano, que tiene poder para decir sí o no
tiva cristiana).
a un Dios que le ha dado esa libertad y que no le impone nada, sino que lo ama.
• El conocimiento de qué significa llevar una vida buena. Contamos con unas
«instrucciones de uso», mediante los Mandamientos y unas actitudes de fondo
(sobre todo, la primacía del amor hacia Dios y el prójimo), que nunca son una
represión de la felicidad, sino que permiten al sujeto crecer como persona.

Jesús libera al hombre del pecado, de la mentira, del temor y del egoísmo.
Como se ha dicho, no quita nada, lo da todo. Puesto que el ser humano descubre
que el mismo Dios habitó entre nosotros, también se da cuenta de hasta qué punto
su pequeña existencia tiene que ser digna de amor.

reflexión y debate
«El hombre del humanismo cristiano sabe que la vida política aspira a un bien común, superior a una mera colección de
bienes individuales y que, sin embargo, debe remitirse siempre a las personas humanas. El hombre del humanismo cristiano
sabe que la obra común debe tender, sobre todo, a mejorar la vida humana misma, a hacer posible que todos vivan en la
Tierra como hombres libres y gocen de los frutos de la cultura y del espíritu. El hombre del humanismo cristiano [busca] una
civilización íntegramente humana [...] y de inspiración evangélica» (J. M. de Torre, El humanismo integral de Maritain y la
enseñanza social católica, 2001).
1 Explica, a partir del texto, qué significa la expresión «una civilización íntegramente humana».
2 ¿Crees que se puede ser «más persona» o «menos persona»? Razona tu respuesta.
3 ¿En qué consiste el «drama del humanismo ateo»?

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testimonio
La profesión de fe
de Alexis Carrel
«Quiero creer y creo todo lo que la Iglesia católica quiere que
creamos. Y [...] no encuentro ninguna oposición real con los
datos reales de la ciencia». Esta es la profesión de fe que
el doctor Carrel hizo poco antes de morir. Biólogo, médico,
investigador, científico y escritor francés, Alexis Carrel obtuvo
el Nobel de Fisiología o Medicina en 1912.
Aunque se había educado en la fe católica, pronto se vol-
vió una persona escéptica que solo aceptaba aquello que
la razón podía explicar. En 1903 se marchó a Lourdes a
cargo de un equipo de médicos que trasladaba a trescien-
tos enfermos. Se fijó en Marie Bailly. «Hay una paciente que
está más cerca de la muerte en este momento que cual-
quiera de los otros. […] Esta desafortunada chica está en las
últimas etapas de una peritonitis tuberculosa».
La joven paciente llegó a la gruta y los síntomas de su enfer-
medad empezaron a desaparecer. Carrel, testigo ocular de
la curación, no encontraba una explicación que justificara lo
que había presenciado. Después de este hecho, volvió más
veces a Lourdes para descubrir una fuerza natural que pro-
dujera esos restablecimientos «milagrosos».
Desde entonces, la vida de Carrel cambió de rumbo. Antes de
morir, en 1944, pidió los sacramentos y su corazón se convirtió
definitivamente a Dios. En su libro póstumo, Viaje a Lourdes,
nos dejó este testimonio: «[Virgen santa,] mi gran deseo y el
objeto supremo de todas mis aspiraciones es ahora creer. […]
Bajo los profundos y duros consejos de mi orgullo intelectual
yace, desgraciadamente ahogado todavía, un sueño, el más
seductor de todos los sueños: el de creer en ti y amarte como
te aman los monjes de alma pura» (www.catholic.net).

vive tus competencias

1  Escucha el testimonio de la conversión de María Vallejo-Nágera y contesta a las preguntas.


a) ¿Cómo era la vida de María antes de su viaje a Medjugorje?
b) ¿Cuáles crees que eran sus aspiraciones antes de su conversión?
c) ¿En qué aspectos ha cambiado su actitud ante la vida humana?

2  Formad grupos de tres alumnos, buscad tres razones por las cuales podáis afirmar que Dios existe
y elaborad el guion de un anuncio publicitario.
Los argumentos pueden tener un enfoque científico, filosófico u otro que penséis que dé valor a vuestra afirmación.
A continuación, elaborad el guion del anuncio (que ha de tener una duración máxima de 45 segundos) en el que
expongáis alguna de vuestras razones.
Tened en cuenta que un buen anuncio es aquel que recuerda la mayoría de las personas. Para que el mensaje
sea claro, hay que elaborar la idea que se desea transmitir con sencillez y a través del lenguaje audiovisual, de tal
manera que el espectador llegue a sus propias conclusiones.

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síntesis

«El agnosticismo reviste varias formas. En ciertos casos, se resiste a negar a Dios; al contrario, postula la existencia
de un ser trascendente que no podría revelarse y del que nadie podría decir nada. En otros casos, no se pronuncia
sobre la existencia de Dios, manifestando que es imposible probarla e incluso afirmarla o negarla» (CEC, n.º 2 127).
El ateísmo sostiene que Dios no existe. Considera que el hombre es «el fin de sí mismo, el único artífice y
demiurgo único de su propia historia» (Gaudium et spes, n.º 20, 1).
Si Dios es el autor de la ley natural, al negarlo a él, se niega también esta ley, porque queda sin fundamento. Sin
Dios, la moral se reduce a buenas intenciones y su contenido básico puede cambiar según quién ejerza el poder.
La Iglesia defiende la libertad religiosa y de conciencia. Sostiene que su mensaje es verdadero porque lo ha
recibido de Dios. Pero el ser humano ha sido creado a imagen de Dios y, en consecuencia, es libre. Por eso, la
conciencia del hombre se debe respetar siempre.
Si Dios no existe, la vida carece de esperanza. La negación o el olvido de Dios llevan a la deshumanización del ser
humano y de la sociedad.
Aunque el mejor camino para llegar a Dios es la Revelación, el hombre puede alcanzar por sí mismo el
conocimiento de la existencia de Dios.
Los argumentos que demuestran la existencia de Dios pueden ser deontológicos (basados en la ética),
estar apoyados en un conocimiento espontáneo (por simple estadística) o tener su fundamento en pruebas
filosóficas (por movimiento, causa eficiente, posibilidad u ordenamiento de las cosas).
Jesucristo, perfecto Dios y perfecto hombre, nos descubre qué significa ser una persona y realizarnos como tal.
Este es el camino que propone el humanismo cristiano.

vocabulario

Argumento deontológico: prueba filosófica de la existencia de Dios que parte de la reflexión sobre la
experiencia moral del deber y que, a partir de esta, se pregunta por el fundamento último de todo imperativo
moral. El término deontológico proviene del griego to deón (‘lo debido’) y logos (‘estudio’).

Conciencia: del latín consciencia (a su vez, del latín scire, ‘saber’). Puede hacer referencia al conocimiento de
nuestro propio yo y al obrar que lo acompaña (sentido psicológico), o al conocimiento de nuestros deberes y
los juicios sobre la bondad o malicia de nuestros actos concretos (sentido moral).

Especismo: término con el que se denuncia la existencia de una discriminación por parte del ser humano del resto
de los animales. Esta teoría presupone que la diferencia entre el hombre y otros animales es solo cuantitativa.

Ilustración: movimiento filosófico y literario dominante en Europa y América durante el siglo xviii. Subrayó la
preeminencia de la razón y la creencia en el progreso indefinido de la humanidad.

Razón práctica: la razón en cuanto se orienta al obrar práctico y moral. Se diferencia de la razón teórica,
es decir, del empleo de la razón en orden al conocimiento.

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La novedad de Jesucristo
La esencia del cristianismo
¿Quién es Jesús?
El encuentro con Cristo
La amistad con Jesús: la oración

Fotograma de la película Natividad,


dirigida por C. Hardwicke (2006).

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comenzamos con... cine

Ficha técnica
Director:
Volker Schlöndorff
Guion:
Eberhard Görner
y Andreas Pflüger.
Reparto:
Ulrich Matthes,
August Diehl,
Bibiana Beglau
e Hilmar Thate.
País:
Alemania

Der neunte tag Año:


2004

Sinopsis
Basada en hechos reales, la película narra la historia de Henri Kremer, un sacer-
dote católico luxemburgués que obtiene un permiso de nueve días para salir del
campo de concentración de Dachau y convencer a su obispo para que firme un
comunicado que acerque las posturas de la Iglesia y el Tercer Reich. En juego
están su vida, la de su familia y la del resto de los sacerdotes encerrados en el
campo de concentración.

Sinopsis de la escena seleccionada


La fe llevará a Henri Kremer a renunciar a salvar su vida antes que pactar con el
poder nazi. Casi desde el comienzo de la película, Henri es consciente de cuál
puede ser su final. Otro sacerdote católico ha sido colgado de una cruz. Ahora le ha
llegado su turno. Avanza aterrado, mira la cruz y aligera el paso hacia su destino.

preguntas-guía
1 
¿Tiene sentido seguir a un Dios que murió en la cruz?
2 
El protagonista imita a Jesús en el servicio y la entrega a los
demás. ¿Cómo se juzga esta postura en la actualidad?
3 
¿Qué actitudes se pueden adoptar ante la exigencia de la cruz?
¿Cuál crees que tienen más valor y grandeza?

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3
La novedad de Jesucristo

1. La esencia del cristianismo

Muchos teólogos cristianos, especialmente a lo largo del siglo xx, se han preguntado
Fragmento de La esencia del por la esencia del cristianismo. Han intentado averiguar qué rasgo define la fe cristia-
cristianismo, de R. Guardini.
na y lo que la diferencia de otras religiones. La respuesta es Jesús de Nazaret.

Así pues, no es posible afirmar que el núcleo del cristianismo se sitúa en unos prin-
cipios morales o en unos deberes éticos que los creyentes deben seguir. La religión
cristiana no se puede identificar con una lista de cosas por hacer: la moral es una
La figura de Jesús de Nazaret consecuencia de la fe, no su característica esencial.
En La esencia del cristianismo (1841), el
filósofo ateo Ludwig Feuerbach redujo El cristianismo tampoco se puede definir como una religión del libro, a diferencia
el cristianismo a un invento humano. A del judaísmo y el islamismo, que sí lo son. La Biblia no es el centro del cristianismo.
partir de este libro se han escrito otros No tenemos manual de instrucciones; nuestra vida de fe no se colma con la lectura
con el mismo título. En el siglo xix, Adolf
o el recitado de un texto escrito.
von Harnack, teólogo protestante ale-
mán, consideró a Jesús como un perso- El corazón del cristianismo tampoco es la Iglesia, ni una serie de dogmas sobre los
naje histórico, pero no divino. Teólogos que deba descansar nuestra fe.
católicos como Romano Guardini y Bru-
no Forte han redescubierto la centralidad Todos los elementos que se acaban de enumerar son muy importantes, pero en sí mis-
de la figura de Jesús de Nazaret. mos no dan razón de la fe. El cristianismo tiene en la persona de Jesús su centro y su
razón. Ser cristiano significa, en definitiva, creer en una persona concreta: Jesucristo.

Él se ha presentado a sí mismo de este modo: Yo soy el camino y la verdad y la vida (Jn


14, 6). No se refiere a su obra o a su mensaje, sino a sí mismo: a la persona que tenían
sus oyentes delante y a la que tenemos nosotros ahora presente en la Eucaristía.

Esto distingue a Jesús de cualquier otro líder religioso de un modo absoluto. Otros
líderes se han presentado como pregoneros de un mensaje de Salvación, mensaje
que han recibido y del que son testigos o profetas. El líder religioso, por tanto,
anuncia lo que, a su vez, ha recibido.

En el cristianismo, en cambio, el mensaje y el mensajero se identifican.


Lo que Jesús nos viene a anunciar es su misma persona. Él —en su actuar,
en sus gestos, en sus palabras y en la totalidad de su ser— manifiesta
plenamente la Revelación de Dios y lo que el Señor quiere de nosotros,
los hombres.

Jesucristo manifiesta el amor de Dios, que se hace presente


entre los seres humanos, y busca nuestra amistad hasta el punto
de convertirse en uno de nosotros y compartir, con sus luces y
sus sombras, nuestra vida.

Deus caritas est, encíclica


de Benedicto XVI.

Piedad, de M. Á. Buonarroti. Siglo xvi. Con


Jesús, «la alegría y la esperanza entraron en
el mundo. Después de que la muerte no tiene
ya dominio sobre Jesús, no tiene ya tampoco
poder sobre nosotros, que pertenecemos a
Jesús» (Youcat, n.º 108).

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La novedad de Jesucristo

2. ¿Quién es Jesús?

2.1. La Buena Nueva: Dios envió a su Hijo


Hoy en día, nadie duda de que Jesús de Nazaret vivió y murió en Palestina durante
el siglo i de nuestra era. Contamos, no solo con el Nuevo Testamento, sino también
con la información de fuentes extrabíblicas que dan testimonio de su existencia. Así
pues, la pregunta clave no es si Jesús existió o no, sino quién fue realmente.

Podemos intentar un primer acercamiento a su figura a través de los títulos o nom-


bres que se le atribuyen en el Nuevo Testamento:

• Jesús. Nombre tradicional en el pueblo judío que significa ‘Dios salva’ y manifies-
ta la unidad que existe entre la persona y la misión del «hijo de José y de María»:
Dios lo ha enviado para salvar al mundo de los pecados (CEC, n.º 430).

• Cristo. Vocablo griego que significa ‘ungido’ y que se corresponde con el término
hebreo Mesías. En Israel, los hombres elegidos por Dios (los reyes, los sacerdotes
y los profetas) eran ungidos con aceite como signo de bendición divina. Llamar a
Jesús el Cristo significa reconocer que en él se cumplen las promesas de Dios: en «Nosotros creemos y confesamos que Jesús
la persona de Cristo —verdadero profeta, sacerdote y rey— se realiza la nueva y de Nazaret, nacido judío de una hija de Israel,
definitiva Alianza entre Dios y los seres humanos (CEC, n.º 436). en Belén, [...] es el Hijo eterno de Dios hecho
hombre» (CEC, n.º 423).
• Señor. Se corresponde con la palabra griega Kyrios, que se utilizaba en la tra-
ducción griega del Antiguo Testamento para hacer referencia a Dios. En el Nuevo
Testamento, generalmente se designa a Dios Padre, pero también a Jesús. Por
¿Qué sabemos realmente sobre
tanto, se reconoce como Señor, es decir, se confiesa su divinidad: Jesucristo es Jesús?, de J. Chapa.
Señor, para gloria de Dios Padre (Flp 2, 11) (CEC, n.os 446-448).

• Hijo de Dios. En el Antiguo Testamento, esta denominación designaba una rela-


ción especial entre Dios y algún hombre, o con el mismo pueblo de Israel, y tenía
el sentido de filiación adoptiva. Con Jesús, este título cobra un nuevo valor. Al Jesús, salvador y amigo
llamarlo Hijo de Dios, manifestamos la relación única y privilegiada, de total uni- «“Nadie me puede ayudar”: esta formu-
dad y semejanza, entre Jesús y Dios Padre: Jesús participa en la naturaleza divina. lación de la experiencia humana ya no es
válida. Llegue adonde llegue el hombre a
La filiación no es adoptiva, sino real: Jesús es Hijo de Dios y, por eso, Dios con el
través de sus pecados, hasta allí ha envia-
Padre (CEC, n.º 442).
do Dios Padre a su Hijo. La consecuencia
del pecado es la muerte (Rom 6, 23). La
consecuencia del pecado, sin embargo,
Agnus Dei, de W. A. Mozart. es también la maravillosa solidaridad de
Dios, que nos envía a Jesús como amigo
y salvador» (Youcat, n.º 70).

reflexión y debate
«Tengo 16 años y hace poco, en el colegio, me preguntaron quién era Dios para mí. Esto me hizo plantearme muchas
cosas y descubrir que de Dios se habla mucho y no precisamente bien. Del mismo modo que me lo preguntaron a mí,
Cristo lanzó al mundo esa pregunta: ¿Quién decís que soy yo? (Mt 16, 15). Es difícil dar una respuesta, porque puedes
encontrar tantas respuestas como personas en el mundo. ¿Quién digo yo que eres tú, Señor? Tú eres el amor. Cristo es la
representación del amor más grande que se ha dado en el mundo. Amó a los suyos hasta dar la vida. Por nosotros. Por
mí» (Alejandra, en Alfa y Omega, n.º 740).
1 ¿Quién es Dios para ti?
2 ¿Qué expresión prefieres para dirigirte a Jesús? ¿Por qué?

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La novedad de Jesucristo

2.2. Jesús, verdadero Dios


Los títulos que aparecen en el Nuevo Testamento se corresponden con las manifes-
Dios respeta nuestra libertad taciones sobre la vida y las obras de Jesús. En este sentido, se puede afirmar que
Los cristianos creemos y afirmamos que Jesús es lo que dice y lo que hace. En su vida, especialmente en su vida pública, se
Dios puede actuar en la historia y mani- muestra su identidad y misión. Las palabras y las acciones del nazareno presentan
festar en ella su Salvación. Por eso, el mi- un mensaje divino; habla y actúa como Dios, porque verdaderamente es Dios.
lagro no significa creer en algo irracional,
sino admitir que Dios puede obrar más
Las palabras de Jesús
allá de los límites de nuestra capacidad
o de las leyes de la naturaleza. Entonces, Jesús relaciona directamente la llegada inminente del Reino de Dios con su
¿por qué no soluciona los problemas que
persona: Está cerca el Reino de Dios (Mc 1, 14). Para un judío, la llegada del Reino
superan al hombre? Porque Dios quiere y
de Dios significaba la presencia definitiva de Dios entre los hombres y, con ello, la
respeta nuestra libertad. Los milagros tie-
nen una finalidad primordial: nuestra Sal-
inauguración de una nueva forma de vida fundamentada en el perdón, la caridad,
vación. Jesús los realiza para ayudarnos el respeto y la alegría.
a reconocer a Dios en medio de la vida.
Jesús proclamó la instauración del Reino a través de:

• La nueva ley. Promulga un mandamiento nuevo: el mandamiento del Amor.


Jesús renueva con su autoridad la ley que Dios había dado al pueblo de Israel.
Manifiesta así su divinidad: Se os dijo…, pero yo os digo… (Mt 5, 31-32).

• Las parábolas*. Son anuncio de una vida nueva que inaugura el Reino. En ellas,
Jesús habla de Dios como Padre Misericordioso y del Reino como un gran ban-
quete al que están invitados todos, especialmente los pecadores y pobres, a los
que llama a la conversión.

• Las profecías*. Jesús profetizó sobre el futuro de Israel y sobre el templo, sobre
su destino (su muerte y su resurrección). De este modo, se sitúa por encima de
los hombres de su tiempo y confirma su condición divina.

Las obras de Jesús

Con sus obras, Jesús manifiesta que es Dios. Esto sucede especialmente con sus
milagros y con el misterio de su muerte y resurrección.

• Los milagros. Son acciones salvadoras frente al pecado,


la enfermedad, el sufrimiento y la muerte, y hacen pre-
sente la liberación que Jesús, verdadero Dios y verdadero
hombre, nos ofrece. Manifiestan que su poder es divino,
que está por encima de las fuerzas del mal y de la natura-
leza, y son un anticipo de la nueva vida.

• Su muerte y resurrección. Son los signos definitivos de


la Salvación que Dios nos ofrece. Por su muerte, Jesús
nos redime de los pecados, asumiéndolos y sufriendo
sus consecuencias. Gracias a su resurrección, su amor
infinito vence definitivamente el poder de la muerte,
que nos oprime, y promete la Bienaventuranza eterna a
aquellos que lo sigan.

Fotograma de Jesús de Nazareth, dirigida por


F. Zeffirelli (1977). Las palabras y las obras de
Jesús a lo largo de su vida son una prueba de la
verdad sobre sí mismo y sobre su doctrina.

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La novedad de Jesucristo

2.3. Jesús, verdadero hombre Fragmento de Barioná, el hijo


del trueno (misterio de Navidad),
En Jesús, lo humano y lo divino no se contraponen, sino que están armonizados y de J. P. Sartre.
unidos, «sin mezcla ni separación, sin confusión ni división», como se definió en el
Concilio de Calcedonia en el año 451.

Jesucristo, perfecto hombre, nos muestra qué significa realmente ser hombre. Si
queremos descubrir en qué consiste una vida auténticamente humana, hemos de
mirarnos en el espejo de la vida de Cristo. En palabras de la encíclica Gaudium et
spes, es posible afirmar que Cristo revela el hombre al propio hombre.

En la actualidad, alcanzar una vida plena de logros se identifica con tener éxito,
satisfacer todas las necesidades, no tener preocupaciones ni sufrimientos…
«Hijo del hombre»
Jesús, sin embargo, nos enseñó algo muy distinto. Sus palabras y sus obras mues- Con frecuencia, Jesús utiliza la expresión
tran que el valor de una persona se halla en la humildad y en la pobreza, en el «Hijo del hombre» para referirse a sí mis-
trabajo honesto y en la entrega de uno mismo a los demás. Solo así —recuerda mo. Ya aparece en el libro de Daniel del
Jesús— lograremos una vida humana dichosa y bienaventurada, que es lo que él Antiguo Testamento aludiendo a un me-
nos promete. diador entre Dios y la Tierra, que reina so-
bre el mundo con poder y está cerca de
El misterio de Navidad Dios (Dan 7, 13-14). Jesús, al denominar-
se así, se presenta, no solo como un ver-
La reflexión sobre los primeros años de la vida de Jesús es especialmente provecho- dadero ser humano, sino como el modelo
sa. En ellos se vislumbra la grandeza que tiene, a los ojos de Dios, lo pequeño y lo de realización plena de lo humano.
humilde. La Encarnación de su Hijo, hecho que cambió el rumbo de la humanidad,
sucedió en un pequeño pueblo perdido y desconocido para los grandes del mundo.

Dios eligió a una joven sencilla, María de Nazaret, para ser Madre del Salvador del
mundo. Y este nació en Belén, a la intemperie y sin posesiones: ni casa propia, ni
seguridad material alguna. María, José y Jesús —la Sagrada Familia— dan una
lección de humildad, pobreza y obediencia a los planes de Dios.

Los misterios de la vida oculta

Llama la atención que, de los treinta y tres años que Jesús vivió en la
Tierra, dedicara treinta a trabajar de manera «oculta» con sus manos;
era un artesano más en Nazaret. De esta manera, nos muestra el
valor divino del trabajo y de la vida cotidiana, de la labor bien
hecha y en beneficio de los demás.

El silencio de los evangelios en lo que respecta a estos años nos


ilumina sobre la santidad de lo pequeño y el valor de las realidades de
este mundo. La verdadera alegría no está en lo espectacular, sino en
hacer de lo ordinario algo extraordinario, es decir, en el amor y
en la entrega diaria, en la constancia y en la fidelidad a los
compromisos adquiridos.

«Jesús trabajó con manos de hombre, pensó con


inteligencia de hombre, obró con voluntad de
hombre, amó con corazón de hombre»
(Gaudium et spes, 22, 2).

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La novedad de Jesucristo

La vida pública, misterio de Salvación

El Evangelio nos enseña que Jesús trató a todos los hombres y mujeres con un amor
entregado. Se reunía con los pecadores, con las mujeres, con las viudas, con los
niños y con los enfermos. Y se acercaba y buscaba la conversión de aquellos que
lo despreciaban.

Dejaba que los niños, a los que en aquellos tiempos se trataba con
indiferencia, se acercaran a él. Mostró predilección por los peque-
ños, los indefensos, los pobres: Dejad que los niños se acerquen
a mí. […] Y tomándolos en brazos los bendecía imponiéndoles las
manos (Mc 10, 14-16).

Él exhortó a ofrecer siempre un perdón ilimitado, para todos y


sin medida. Cuando Pedro le preguntó: Señor, si mi hermano me
ofende, ¿cuántas veces tengo que perdonarlo? ¿Hasta siete veces?
Jesús le respondió: No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta
veces siete (Mt 18, 21-22).

Conmueve observar cómo trató y enseñó con paciencia y cariño


a sus Apóstoles y discípulos, como Marta, María y Pedro. Lloró
ante la tumba de su amigo Lázaro, mostrando, así, la grande-
za de la amistad: Jesús se echó a llorar. Los judíos comentaban:
«¡Cómo lo quería!» (Jn 11, 35-36).

Lavó los pies a sus discípulos, mostrando que el verdadero poder nunca es domi-
Fotograma de la película Jesús, de J. Kirsh y P.
nación, sino que se ejerce desde el servicio a los otros: Pues si yo, el Maestro y el
Sykes (1979). «En Jesús Dios asumió nuestra Señor, os he lavado los pies, también vosotros debéis lavaros los pies unos a otros: os
carne humana mortal, compartió nuestro destino he dado ejemplo (Jn 13, 14-15).
terreno, nuestros sufrimientos y nuestra muerte,
y se hizo en todo igual a nosotros, excepto en el Pidió perdón por los que lo condenaron a morir y lo atormentaron en la Pasión:
pecado» (Youcat, n.º 76).
Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen (Lc 23, 34). Su amor fue ilimitado:
redimió a todos los hombres mediante el amor generoso del perdón, la acogida y el
servicio, hasta su entrega total en su pasión, muerte y resurrección.

Es preciso advertir que el lado visible de Jesús nos ayuda a adentrarnos en el


invisible. A su vez, «puesto que Jesús se adentra en el misterio de Dios, no se lo
puede comprender si excluimos la realidad divina invisible» (Youcat, n.º 78).

La vida de Jesús destruye las expectativas humanas de éxito y poder. Pero, en cam-
bio, ofrece la verdadera Bienaventuranza. Quien ha probado alguna vez el gozo
que surge de una vida entregada a los otros por amor, reconoce que en ella se
encuentra la respuesta a los anhelos más profundos del corazón humano.

reflexión y debate
«Las lamentaciones en el campamento de concentración y el nerviosismo en los recién llegados eran indescriptibles.
Edith Stein iba de una parte a otra entre las mujeres, consolando, ayudando, tranquilizando como un ángel. Muchas
madres, a punto de enloquecer, no se habían ocupado de sus hijos durante días. Edith se ocupaba inmediatamente de
los pequeños, los lavaba, peinaba y les buscaba alimento» (www.catolicosporelmundo.com).
1 ¿La actitud de Edith Stein responde al paradigma de humanidad que Jesús propone?
2 Explica por qué no es posible comprender a Jesús si se excluye su realidad divina.
3 Busca un pasaje evangélico en el que se muestre la humanidad de Jesús y haz un breve comentario personal.

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La novedad de Jesucristo

3. El encuentro con Cristo

Piensa en alguno de tus mejores amigos, en una persona cuya cercanía te alegra.
Imagínate también que esa persona te quiere a ti mucho más de lo que tú la quieres La fiesta del perdón
a ella, y que está encantada de contar contigo de forma continua. «Toda la virtud de la Penitencia reside
en que nos restituye a la gracia de Dios
Puestos a seguir imaginando, supón que esa persona es alguien con poder para y nos une con él con profunda amistad»
expandir tu existencia porque te descubre mundos nuevos de alegría, de afecto, (CEC, n.º 1 468). Las consecuencias de
de perdón..., y que tiene ese poder porque, además de ser una persona humana una buena confesión (es decir, una confe-
como tú, es verdaderamente Dios, un Dios tan genial que piensa continuamente en sión clara, concisa, concreta y completa)
es siempre la alegría, porque se recupera
la alegría de los hombres. Esa es la razón de buscar el trato con Jesucristo.
la gracia santificante y porque se expe-
rimenta el amor de Dios y la alegría del
cielo por la conversión de los pecadores.
3.1. La segunda conversión
Para lograr este encuentro con Jesús, en primer lugar hay que apartar aquello que
nos impide llegar a él. Un obstáculo, evidentemente, es la superficialidad: si has
quedado con tu mejor amigo, pero estás más pendiente de tu móvil que de él, el
encuentro pierde intensidad y sustituyes la relación que deseas por algo menos
valioso. El cristiano debe cuidar el «silencio interior», un recogimiento que lo lleve
a la intimidad con Dios: desde el ruido no se puede rezar.

La conversión a Cristo, el nuevo nacimiento por el Bautismo, no suprimió nues-


tra fragilidad. Por eso Jesús no cesa de llamarnos. Así nos lo enseña en la parábola
de los invitados a una boda.

En ella, uno de los invitados lleva la ropa sucia y desgarrada, no está preparado para
participar en el banquete. ¿Qué nos desgarra a nosotros? El pecado, por el cual
perdemos el mayor de los dones que recibimos de Dios: la caridad. Y perdemos ese
don cuando ponemos a Dios en segundo lugar —si no rezamos, si no asistimos a
Misa— y cuando somos egoístas, hablamos mal de alguien, nos dejamos llevar
por la envidia o la lujuria, etcétera.

¿Cómo podemos reparar ese «vestido de boda» que es nuestra alma? El gran
remedio es el sacramento de la Penitencia. Es aconsejable recibirlo con fre-
cuencia porque nos ayuda en nuestro esfuerzo por ser mejores; lo necesitamos
si hemos cometido algún pecado mortal.

La Penitencia es una segunda conversión, algo parecido al encuentro de


la mujer samaritana con Jesús junto al pozo de Sicar: la ocasión de abrir el
corazón ante un sacerdote que en ese momento no es él mismo, sino que
actúa en persona de Cristo.

«Este esfuerzo de conversión no es solo obra humana. Es el movimiento


del “corazón contrito”, atraído y movido por la gracia a responder al amor
misericordioso de Dios que nos ha amado primero» (CEC, n.º 1 428).

«El amor de Cristo se muestra en que busca


a quienes están perdidos y cura a los enfer-
mos. Por eso se nos dan los sacramentos de la
curación y la restauración, en los que nos vemos
liberados del pecado y confortados en la debili-
dad corporal y espiritual» (Youcat, n.º 224).

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La novedad de Jesucristo

3.2. La Eucaristía, cumbre de la vida cristiana


Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siem-
pre. [...] En verdad, en verdad os digo: si no coméis la carne del Hijo del hombre y no
bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre
tiene vida eterna, [...] habita en mí y yo en él (Jn 6, 51-56).

La religión católica posee una realidad maravillosa en la Eucaristía. El encuentro


con Cristo alcanza en este sacramento una eficacia completa, pues en él, siguiendo
las palabras del mismo Jesús en la Última Cena, está el Señor con su cuerpo, con su
sangre, con su alma, con su divinidad.

Los católicos creen en la presencia real: la Eucaristía no es un recuerdo o una ima-


gen del Señor, sino que en ella está verdaderamente presente Jesús resucitado. Por
eso, no hay mayor encuentro posible con él que en la comunión y cuando se reza
ante el tabernáculo.

Esa condición sagrada de la Eucaristía —porque ahí está presente el mismo Dios—
es la que obliga a recibir la comunión con las condiciones adecuadas (sin pecado
mortal y habiendo vivido el ayuno): del mismo modo que no querríamos acoger a
un amigo en una casa descuidada o mostrando señales de desprecio, hemos de
cuidar nuestro modo de acercarnos a la Eucaristía: De modo que quien coma del
pan y beba del cáliz del Señor indignamente —nos recuerda san Pablo—, es reo del
cuerpo y de la sangre del Señor (1 Cor 11, 27).

«Recibir la Eucaristía significa adorar al que recibimos. Precisamente así, y solo así, nos
hacemos una sola cosa con él. [...] La adoración fuera de la Santa Misa prolonga e
intensifica lo acontecido en la misma celebración litúrgica. En efecto, solo en la ado-
«En la sagrada Eucaristía nos hacemos uno ración puede madurar una acogida profunda y verdadera [...] que quiere romper las
con Dios como el alimento con el cuerpo» barreras no solo entre el Señor y nosotros, sino también y sobre todo las barreras que
(san Francisco de Sales).
nos separan a los unos de los otros» (Benedicto XVI, Sacramentum caritatis, n.º 66).

Recordemos, pues, que las iglesias están abiertas para todas las personas de buena
voluntad que quieran encontrarse con Jesús en el sagrario. Es seguro que en su pre-
sencia encontrarán paz en sus corazones y un camino para acercarse a la conversión.

reflexión y debate
Un hombre tenía dos hijos; el menor de ellos dijo a su padre: «Padre, dame la parte que me toca de la fortuna». El padre
les repartió los bienes. No muchos días después, el hijo menor, juntando todo lo suyo, se marchó a un país lejano, y allí
derrochó su fortuna viviendo perdidamente. Cuando lo había gastado todo, vino por aquella tierra un hambre terrible, y
empezó él a pasar necesidad. […] Recapacitando entonces, se dijo: «Cuántos jornaleros de mi padre tienen abundancia de
pan, mientras yo aquí me muero de hambre. Me levantaré, me pondré en camino adonde está mi padre, y le diré: “Padre,
he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo”». […] Cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio
y se le conmovieron las entrañas; y, echando a correr, se le echó al cuello y lo cubrió de besos. Su hijo le dijo: «Padre, he
pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo». Pero el padre dijo a sus criados: «Sacad enseguida
la mejor túnica y vestídsela; ponedle un anillo en la mano y sandalias en los pies; traed el ternero cebado y sacrificadlo;
comamos y celebremos un banquete, porque este hijo mío estaba muerto y ha revivido; estaba perdido y lo hemos
encontrado». Y empezaron a celebrar el banquete (Lc 15, 11-24).
1 Explica de qué modo esta parábola refleja el sentido del sacramento de la Penitencia.
2 ¿Por qué decimos que la Eucaristía es el corazón y la cumbre de la vida cristiana?
3 ¿De qué modos puede un cristiano adorar a Jesús sacramentado?

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La novedad de Jesucristo

4. La amistad con Jesús: la oración Fragmento de Jesús de Nazaret,


de Benedicto XVI.

Mediante la oración* entablamos un diálogo personal con Dios. Él nos habla


en el silencio del corazón, a través de las Sagradas Escrituras y, especialmente,
mediante la vida y las palabras de Jesús. Es la acción del Espíritu Santo la que
inspira al cristiano que ora, llena de afectos su corazón y lo ayuda a concretar La oración vocal
propósitos de mejora. En la Iglesia oriental, repetir el nombre
de Jesús es la forma perfecta de orar. Los
Si el centro del cristianismo es Jesús de Nazaret, es lógico que, para el cristiano, la cristianos ortodoxos repiten una y otra
clave de su vida se halle en la búsqueda y el encuentro con Jesucristo. El medio para vez esta frase evangélica: Jesús, hijo de
alcanzar esta meta es la oración. David, ten compasión de mí. Pretenden
convertirla en «el latido de su corazón»,
Los evangelios narran que, a menudo, Jesús se retiraba a orar (Mc 1, 35; Lc 6, 12; de manera que se haga realidad lo que el
Mt 26, 36). Eran momentos de intimidad y comunión que reservaba para estar con apóstol Pablo pedía a los fieles: Sed cons-
su Padre. En el evangelio de Lucas se cuenta que los discípulos quedaron impre- tantes en orar (1 Tes 5, 17).
sionados al observar la oración de Jesús y le pidieron que los enseñase a orar. Él, En la tradición cristiana de Occidente,
entonces, les enseñó la oración del Padre Nuestro (Lc 11, 1-4). llamamos jaculatorias a las oraciones
vocales breves que, a modo de piropos,
El Padre Nuestro es la oración cristiana por excelencia, porque contiene todo lo que ayudan a vivir en presencia de Dios.
podemos y debemos pedir a Dios. Con ella, Jesús quiso que tomáramos especial Mientras trabaja, estudia, juega o, sim-
conciencia de ser hijos amados del Señor y que, por tanto, pudiéramos dirigirnos plemente, camina por la calle, el cristiano
a él con confianza. se pone en presencia de Dios.

Cuando su vida en la Tierra llegaba a su término, poco antes de su pasión y resu-


rrección, Jesús pidió a sus discípulos que se dirigieran al Padre en su nom-
bre: Si pedís algo al Padre en mi nombre, os lo dará (Jn 16, 23).

Pero, ¿de qué modos puede orar el cristiano? Cuando se habla


de oración, se suele pensar, en primer lugar, en la oración men-
tal. El creyente se pone en presencia de Dios, le habla y le
abre su corazón para dejarse inundar por sus mociones* y
su compañía, como cuando estamos con un amigo o amiga.

La oración puede ser también vocal y habitualmente se hace


a través de fórmulas o invocaciones, aprendidas o espontá-
neas, expresando con palabras las alabanzas, acciones de gra-
cias o peticiones que el creyente dirige a Dios.

Es preciso destacar, además, la oración comunitaria. Los cristia-


nos, hijos de Dios y hermanos, formamos una gran familia. De ahí
la importancia de rezar unidos como asamblea y Pueblo de Dios,
especialmente en las celebraciones litúrgicas.

reflexión y debate
«Lejos, pues, de nosotros la oración con vana palabrería. […] Hablar mucho en la oración es como tratar un asunto
necesario y urgente con palabras superfluas. Orar, en cambio, prolongadamente es llamar con corazón perseverante y
lleno de afecto a la puerta de aquel que nos escucha. Porque, con frecuencia, la finalidad de la oración se logra más con
lágrimas y llantos que con palabras y expresiones verbales» (san Agustín, Carta a Proba).
1 ¿Cuál es la finalidad de la oración a la que se hace referencia en el texto?
2 ¿Por qué crees que es tan importante «llamar con corazón perseverante»?

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testimonio
«Jesús entró
en mi corazón»
Joe Eszterhas es un guionista de cine conocido en Hollywood
como el creador del thriller erótico.
Nació en Hungría y creció en campos de refugiados des-
pués de la Segunda Guerra Mundial. Emigró con su familia
a Estados Unidos, donde trabajó como reportero de noti-
cias policiales.
Su estilo de vida fue desenfrenado. Era asiduo de las fiestas,
y abusaba del alcohol y el tabaco. En 2001, le diagnosti-
caron un cáncer de garganta. Por prescripción médica, no
tuvo más remedio que cambiar de hábitos. Pero esta no era
una tarea fácil.
Eszterhas recuerda con emoción el día en el que Dios acu-
dió a buscarlo. «Me estaba volviendo loco. Estaba muy
nervioso. Temblaba. Cada terminación nerviosa deman-
daba un trago y un cigarrillo». Entonces, se sentó en el
suelo, en mitad de la calle, y rompió a llorar. De repente,
una sencilla oración afloró de sus labios: «Por favor, Dios,
ayúdame». Inmediatamente, un sentimiento de paz lo
inundó. Fue un encuentro con una luz que lo deslumbró y
comenzó su camino de regreso a la Iglesia católica.
Al poco tiempo, los médicos le dieron el alta. La supera-
ción de su enfermedad fue para él un verdadero milagro.
«Mi vida cambió desde que Dios entró en mi corazón. No
me interesa la oscuridad. Tengo cuatro hijos hermosos, una
esposa a la que adoro, estoy vivo y gozo de cada momento
de mi vida». Afirma también que, de todas las experiencias
que ha vivido, ninguna supera el encuentro con Jesucristo.

vive tus competencias

1  Formad grupos de tres o cuatro alumnos y reflexionad sobre un momento de la vida oculta de
Jesucristo: su infancia, su adolescencia, su trabajo junto a san José…
Describid cómo creéis que sería su manera de actuar, de desenvolverse entre sus amigos, familiares u otros
conciudadanos, sus palabras, sus temas de conversación, etc. Destacad tres valores que Jesús viviría en
esos momentos.
 Una vez que hayáis pensado en el hecho concreto, elaborad un relato y presentadlo en forma de cómic o como
una redacción escrita. Recordad que, antes de empezar, debéis distribuir el trabajo. Así, por ejemplo, un estudiante
puede hacer una primera propuesta de guion; otro se encargaría de hacer la composición y distribución de las
viñetas; un tercero, de la edición y los retoques con ordenador…

2  Leed el texto de la oración del Padre Nuestro y encontrad testimonios actuales en los que se haga
realidad esta Buena Noticia.
Con todo el material recopilado, escribid una oración que refleje de qué manera muchas personas oran y trabajan
silenciosamente como verdaderos discípulos de Cristo.

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síntesis

El cristianismo tiene en la persona de Jesús su centro y su razón. Ser cristiano significa creer en una persona
concreta: Jesucristo.
Lo que Jesús nos viene a anunciar es su misma persona. Él manifiesta plenamente la Revelación de Dios y lo que
Dios quiere de nosotros, los hombres.
El nombre Jesús significa ‘Dios salva’. El niño que nació de la Virgen María se llama Jesús porque él salvará a su
pueblo de sus pecados (Mt 1, 21).
En Jesús se cumplen las promesas de Dios: es el Cristo, el Mesías en el que se realiza la Nueva Alianza entre Dios
y los seres humanos.
Al invocar a Jesús como Señor, confesamos su divinidad. Y al llamarlo Hijo de Dios, manifestamos que Jesús
participa en la naturaleza divina.
«Las palabras y las acciones de Jesús manifiestan que es verdadero Dios y verdadero hombre en la unidad de su
persona divina; por esta razón, es el único mediador entre Dios y los hombres» (CEC, n.º 480).
Jesús se presenta, no solo como un verdadero ser humano, sino como el modelo de realización plena
de lo humano.
El encuentro con Cristo supone un continuo esfuerzo de conversión. Esta conversión supone el perdón de Dios,
que es lo que expresa y realiza el sacramento de la Penitencia.
La Eucaristía es el corazón y la cumbre de la vida del cristiano y de la Iglesia. La comunión acrecienta nuestra
unión con Jesús. Recibir la Eucaristía en la comunión da como fruto principal la unión íntima con él.
Dios llama a todos los seres humanos a su encuentro. La oración es la llamada recíproca entre Dios y el hombre
(CEC, n.º 2 591). El modelo perfecto de oración está en la oración de Jesús con el Padre. Jesús enseñó a los
discípulos a que orasen con una fe viva, confiada y perseverante.

vocabulario

Moción: inspiración interior que Dios ocasiona en el alma.

Oración: elevación del alma a Dios o petición a Dios de bienes convenientes.

Parábola: relato sobre sucesos de la vida cotidiana que encierra una enseñanza profunda y espiritual.

Profecía: don sobrenatural que permite conocer y vaticinar los acontecimientos futuros.

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La moral cristiana
La moral: identificarse con Jesucristo
La vocación a la Bienaventuranza
La dignidad del hombre
La moralidad de los actos humanos
La conciencia moral
El pecado y la conversión

Fotograma de la película La Pasión de Cristo,


dirigida por M. Gibson (2004).

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comenzamos con... cine
Ficha TÉCNICA
Dirección:
Mimi Leder
Guion:
Leslie Dixon
Reparto:
Kevin Spacey,
Helen Hunt,
Haley Joel Osment,
Jay Mohr,
James Caviezel,
Jon Bon Jovi
y Angie Dickinson.
País:
Estados Unidos
Pay it forward Año:
2000

Sinopsis
Un profesor de Ciencias Sociales propone a sus alumnos elaborar un proyecto que
permita cambiar el mundo. Trevor, uno de los estudiantes, expone en clase su idea:
si cada uno de ellos hace un favor a tres personas y cada una de esas tres personas, a
su vez, ayuda a otras tres, y así sucesivamente, se creará una onda expansiva de bien
en el mundo. Sorprendentemente, esta idea entusiasma a muchos de sus compañe-
ros, de modo que las consecuencias irán más allá de lo que Trevor había imaginado.

Sinopsis de las escenas seleccionadas


En la primera escena, el profesor plantea el proyecto a los alumnos. Todos ellos per-
manecen inmóviles: les parece difícil, si no imposible, pero él los anima a intentarlo.
En la segunda escena, Trevor expone su proyecto a la clase, lo que causa las risas de
sus compañeros. Al profesor le gusta la idea, la ensalza y la define como «un acto
de fe en la bondad de la gente». Por último, en la tercera escena el abatimiento
invade al joven Trevor, quien duda de que sea posible cambiar el mundo.

preguntas-guía
1 
¿Qué opinas de la propuesta del profesor? ¿Y de la idea
de Trevor?
2 
Valora la respuesta de sus compañeros.
3 
¿Por qué Trevor se desanima? ¿Es realmente posible cambiar
el mundo? Justifica tu segunda respuesta.

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La moral cristiana

1. La moral: identificarse con Jesucristo

Ser cristiano significa ser discípulo de Cristo. Esto quiere decir identificarse con él
Abrir el corazón a la gracia hasta el punto de que —como dice san Pablo— tengamos entre nosotros los sen-
La respuesta de María al ángel Gabriel no timientos propios de Cristo Jesús (Flp 2, 5), de que cada uno sea el mismo Cristo.
tiene que ver con «lo que me dejan o no
me dejan hacer», sino con el asentimien- El cristiano se deja transformar por Jesús hasta pensar como pensaría él y actuar
to libre —activo— a la voluntad de Dios. como lo haría él. El ideal del cristiano, la santidad, consiste en encarnar en la pro-
La consecuencia de esa apertura al don pia vida la condición de perfecto hombre que caracterizaba a Jesús, cada uno en
de Dios es la alegría que brota del interior.
sus circunstancias. Él mismo nos pidió que fuéramos perfectos como vuestro Padre
Esa lucha por lo mejor no siempre es fácil.
celestial es perfecto (Mt 5, 48).
¿Acaso a la Virgen no le hubiera resulta-
do más sencillo seguir llevando una vida Esa perfección, sin embargo, no está a nuestro alcance. Para que sea posible, Dios
anónima que optar por un camino, a ve- debe actuar en nosotros: él, mediante su gracia, nos capacita para vivir en su amor
ces, doloroso? La vida moral, es decir, la
y para obrar a partir de ese amor (Youcat, n.º 339).
búsqueda de lo mejor, supone sobrepo-
nerse a lo fácil, atreverse a ser auténtico, Pero Dios quiere que el ser humano acoja libremente ese don sobrenatural: aun-
a no hacer lo que todo el mundo hace. que seamos salvados por la gracia, debemos mostrar «en nuestras buenas obras
el amor que hace brotar la acción de Dios en nosotros» (Youcat, n.º 341). Este
es el sentido de la moral cristiana. Por medio de una vida moral, se adquieren los
modos de actuar —las virtudes humanas y teologales*—, con cuya ayuda es
posible alcanzar la intimidad con Dios y apartarse de las acciones que desdibujan la
imagen de Jesús en nosotros.

La moral, por lo tanto, no ofrece un listado de normas al estilo del manual de ins-
¡Alegraos siempre en el Señor! trucciones de un electrodoméstico, es decir, algo que no cala en el interior de cada
Mensaje de Benedicto XVI. persona. Por el contrario, la moral procura a los cristianos un modo de ser o una
segunda naturaleza, que es la raíz de todos sus actos (del bien que hacen, del mal
que evitan), proporcionando una naturalidad o modo de actuar específicamente
cristiano.

Ahora bien, ¿cuál es el contenido de la moral cristiana? Como siempre, la clave


está en Jesús. Es fundamental que nos fijemos en sus actitudes (ante el prójimo,
ante los pobres, ante lo que lo que solemos llamar triunfo o éxito, ante las riquezas,
etc.) y en sus palabras.

Jesús hizo y enseñó (Hch 1, 1), y todos sus gestos y palabras tienen un valor tras-
cendente y eterno, pues los ejecuta el Hombre-Dios. El centro de la predicación de
Jesús está constituido por las Bienaventuranzas (CEC, n.º 1 716).

reflexión y debate
En el mes sexto, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada
con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María. [...] El ángel le dijo: «No temas, María,
porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús
[...]». Y María dijo al ángel: «¿Cómo será eso, pues no conozco varón?». El ángel le contestó: «El Espíritu Santo vendrá
sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer será llamado Hijo de Dios». [...]
María contestó: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra» (Lc 1, 26-38).
1 ¿María fue un instrumento pasivo de Dios? Razona tu respuesta.
2  ¿Podemos llevar una vida cristiana con nuestras propias fuerzas? Explícalo a partir del pasaje evangélico
que acabas de leer.
3 ¿Encontramos la felicidad en nosotros o fuera de nosotros? ¿Por qué?

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La moral cristiana

2. La vocación a la Bienaventuranza

2.1. Las Bienaventuranzas


En el Sermón de la Montaña, san Mateo presenta a Jesús como el nuevo Moisés.
Jesús se sienta a hablar como hacen los que tienen autoridad: su cátedra es el Las Bienaventuranzas
monte. Se dirige a sus discípulos, es decir, a todo aquel que quiera escucharlo: no Bienaventurados los pobres en el espíritu,
importa su procedencia, sino su atención y seguimiento. Todos están llamados a ser porque de ellos es el Reino de los cielos.
Bienaventurados los mansos, porque ellos
sus discípulos.
heredarán la Tierra. Bienaventurados los
La montaña representa al Sinaí, el lugar donde Moisés recibió de Dios el Decálogo*. que lloran, porque ellos serán consolados.
No creáis —dice Jesús— que he venido a abolir la Ley y los profetas: no he venido a Bienaventurados los que tienen hambre y
sed de la justicia, porque ellos quedarán
abolir, sino a dar plenitud (Mt 5, 17). La montaña es, además, el sitio al que Jesús se
saciados. Bienaventurados los misericor-
suele retirar a orar, un lugar con una atmósfera de paz y belleza. Y es que la propues-
diosos, porque ellos alcanzarán miseri-
ta de Jesús conduce a la edificación de una vida bella y plena. cordia. Bienaventurados los limpios de
• Las Bienaventuranzas dibujan el rostro de Cristo. Con ellas, Dios nos llama corazón, porque ellos verán a Dios. Bien-
aventurados los que trabajan por la paz,
a su propia Bienaventuranza y anuncia de un modo sublime el nuevo Reino que
porque ellos serán llamados hijos de
inaugura Jesús. Pero no prometen únicamente una recompensa tras la muerte,
Dios. Bienaventurados los perseguidos por
sino que aseguran que esa actitud de servicio, pobreza o humildad se verá acom- causa de la justicia, porque de ellos es el
pañada por un gozo en la vida presente, gozo del que dan testimonio Jesús, la Reino de los cielos. Bienaventurados vo-
Virgen y la totalidad de los santos. «Darse a los demás es de tal eficacia que Dios sotros cuando os insulten y os persigan
lo premia con una humildad llena de alegría» (san Josemaría Escrivá de Balaguer). y os calumnien de cualquier modo por
mi causa. Alegraos y regocijaos, porque
• Las Bienaventuranzas presentan la situación del creyente en el mundo. Su vuestra recompensa será grande en el
característica más llamativa es que son una paradoja, ya que dan la vuelta a los cielo, que de la misma manera persiguie-
criterios habituales en el mundo: ¿quién desea ser pobre, perseguido, humilde o ron a los profetas anteriores a vosotros
despreciado? ¿Cómo puede eso despertar alegría, regocijo o ser motivo de ben- (Mt 5, 3-12).
dición? La paradoja radica en que los fracasados para el mundo son los que se
convierten en la fuente de la Salvación. Jesús fue el primero en abrir el camino de
la cruz, que es la vía para llegar a la Resurrección y renovar, así, todas las cosas.

• Las Bienaventuranzas expresan lo que significa ser discípulo. De hecho,


el Señor las pronuncia levantando los ojos hacia sus discípulos (Lc 6, 20), porque
hablan de ellos y porque, para formar parte de sus discípulos —también noso-
tros—, han de vivirse.

Las Bienaventuranzas son la manera de trasladar la cruz y la alegría de la Resurrec-


ción a la vida del creyente, pues primero han estado en Jesucristo como prototipo.
Jesús era pobre (Mt 8, 20) y humilde (Mt 11, 29). También son el modelo de la Igle-
sia; por eso ella se dirige a los pecadores y —en palabras del papa Francisco— «a
las periferias» (Evangelii gaudium, n.º 20).

El carné de identidad del cristiano,


meditación del papa Francisco.

El Evangelio es una promesa de felicidad


para todas las personas que quieran reco-
rrer los caminos de Dios (Youcat, n.º 282).

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La moral cristiana

2.2. La Bienaventuranza cristiana


Las Bienaventuranzas no añaden preceptos nuevos al Decálogo, sino que invitan a
purificar el corazón para amar a Dios sobre todas las cosas. Veámoslo en algunas
de ellas. Decimos que son bienaventurados:

• Los pobres de espíritu. Son los que aceptan con sencillez lo que Dios les da y se
fían de él. No se habla solo de la pobreza material —si bien es cierto que los más
necesitados contarán de modo especial con el consuelo de Dios—, sino de una
actitud de libertad interior que hará posible la justicia social.

• Los mansos. En ellos se hace presente la bondad de Dios. Son humildes, como
Jesús, que nació en la pobreza de Belén, que renunció a toda violencia entregán-
dose a morir y que mostró que la humildad está en la esencia del nuevo modo de
gobernar: No ha venido a ser servido, sino a servir (Mc 10, 45).

• Los que trabajan por la paz. La paz que trae Jesús está estrechamente unida
a la filiación divina: saberse hijo de Dios y tratar a los demás como a tales, son
actitudes que llenan de paz a uno mismo y al mundo. La enemistad con Dios
(el pecado) corrompe al hombre, rompe su armonía interior y le dificulta enorme-
mente la realización de la justicia con los demás.

• Los afligidos. El cristianismo no lleva a la desesperanza. Sí, en cambio, al dolor


que purifica nuestros pecados y que nos invita a aprender a amar de nuevo. Esta
Bienaventuranza se refiere, por tanto, a las personas que no pactan con la medio-
cridad, las que se duelen por el poder del mal en el mundo y se ponen del lado de
Dios, que es amor. Ellas son capaces de llenar el mundo de esperanza. Por eso se
afirma también dichosos los perseguidos.

• Los que tienen hambre y sed de justicia, es decir, los que, más allá de las
opiniones dominantes, buscan el bien verdadero. Las Bienaventuranzas invitan a
tener un corazón de deseos, como lo fue el de los Reyes Magos cuando siguieron
la estrella. Es la actitud contraria de la que tiene quien se abandona a lo cómodo
o se cierra a las orientaciones que Dios le da en su conciencia: hay que buscar con
sinceridad la verdad y ser limpio de corazón para ver a Dios.

La ley nueva de Jesús está contenida en el mandamiento del Amor: Como yo os he


Manos de bienvenida, de L. Bourgeois. Siglo xx. amado, amaos también unos a otros (Jn 13, 34). Con ella, la moralidad se convierte
«Quien anhela el Reino de Dios tiene en cuenta
la lista de prioridades de Jesús: las Bienaventu- en un criterio de vida que es fuente de inspiración (por su alegría, por su paciencia,
ranzas» (Youcat, n.º 284). por su rectitud) para la propia vida y las vidas de los demás.

reflexión y debate
«Prefiero una Iglesia accidentada, herida y manchada por salir a la calle, antes que una Iglesia enferma por el encierro
y la comodidad de aferrarse a las propias seguridades. […] Si algo debe inquietarnos santamente y preocupar nuestra
conciencia, es que tantos hermanos nuestros vivan sin la fuerza, la luz y el consuelo de la amistad con Jesucristo, sin una
comunidad de fe que los contenga, sin un horizonte de sentido y de vida. Más que el temor a equivocarnos, espero que
nos mueva el temor a encerrarnos […] en las costumbres donde nos sentimos tranquilos, mientras afuera hay una multitud
hambrienta y Jesús nos repite sin cansarse: “¡Dadles vosotros de comer!” (Mc 6, 37)». (Evangelii gaudium, n.º 49).
1 ¿Por qué debe inquietarnos que muchos hermanos vivan sin un horizonte de sentido y de vida?
2 Explica qué significa que las Bienaventuranzas llevan a su plenitud la ley antigua.
3 Extrae la idea principal del texto que acabas de leer y haz un breve comentario personal.

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La moral cristiana

3. La dignidad del hombre

3.1. A imagen de Dios lo creó


La enseñanza sobre las Bienaventuranzas permite comprender por qué la religión
católica defiende la dignidad* de toda persona humana con independencia de sus Revestíos del hombre nuevo
éxitos, realizaciones, situación económica o social, etc. Cada uno existe como fruto No andéis ya, como es el caso de los genti-
de una llamada de Dios, que es su Padre y que tiene para él un proyecto irrepetible. les [...], con la razón a oscuras y alejados
de la vida de Dios [...]. Pues perdida toda
Dios ha amado, creado y destinado a la Bienaventuranza eterna a todo ser humano
sensibilidad, se han entregado al liberti-
(CEC, n.ºs 1 700-1 709).
naje, y practican sin medida toda clase de
La imagen divina y la llamada a comportarse como interpela a hacerlo esa con- impureza. Vosotros, en cambio, no es así
dición de imagen, se encuentran en cada persona humana: Y creó Dios al hombre como habéis aprendido a Cristo, si es que
lo habéis oído a él y habéis sido adoctrina-
a su imagen, a imagen de Dios lo creó, varón y mujer los creó (Gén 1, 27). En el ser
dos en él, conforme a la verdad que hay
humano se pueden distinguir los siguientes rasgos distintivos respecto al resto de
en Jesús. Despojaos del hombre viejo y
las criaturas: de su anterior modo de vida, corrompido
por sus apetencias seductoras; renovaos
• Está dotado de alma espiritual e inmortal. Ha sido amado por sí mismo, no
en la mente y en el espíritu y revestíos
en general (a la especie humana), sino personalmente (al quién que es cada uno).
de la nueva condición humana creada a
El hombre es el único ser al que Dios ha querido por sí mismo. Por ese motivo, la imagen de Dios: justicia y santidad ver-
forma adecuada de tratar al prójimo pasa por el reconocimiento, el respeto y el daderas (Ef 4, 17-24).
fomento de su singularidad, de su condición de persona.

• Es un ser moral. El hecho de ser un sujeto libre, introduce al ser humano en la
vida moral por medio del conocimiento de la ley de Dios y del juicio de su pro-
pia conciencia. Cada uno de nosotros es responsable de sus actuaciones ante
Dios y ante los demás. La responsabilidad es una característica inseparable de la
libertad, pues esta no es arbitraria (no consiste en hacer lo que me dé la gana),
sino que cuando se encuentra ante un bien o ley que no se ha dado, el hombre
lo asume o lo rechaza, está a la altura o se acobarda.

• Participa de la fuerza del Espíritu divino, bien sea por medio


de su intelecto (que le permite entender el orden establecido por
el Creador) o por su voluntad, gracias a la cual se puede acercar
libremente hacia la verdad del amor y el bien.

La responsabilidad que Dios ha puesto en el corazón humano se


puede abrir y hacer dócil a los impulsos de la gracia. La gracia divina es
el medio que nos permite alcanzar metas que en solitario resultarían
imposibles. Gracia y libertad son dos factores complementarios.
Sin la libertad (sin quererlo nosotros) no es posible la Salvación;
sin la gracia (sin la ayuda de Dios) no podremos alcanzar el
bien infinito (Dios mismo) al que estamos llamados.

David, de M. Á. Buonarroti. Siglo xvi. Dios


mira a cada ser humano y lo ama como si
fuera la única criatura de la Tierra.

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La moral cristiana

3.2. La libertad
La alegría del cristiano
María la muestra cuando, movida por la «La libertad es el poder, radicado en la razón y en la voluntad, de obrar o de no
experiencia de su encuentro con Dios, obrar» (CEC, n.º 1 731). Ese hecho proporciona al individuo un valor que no alcan-
reza: Se alegra mi espíritu en Dios, mi za ninguna otra especie: el ser humano elige y, al elegir, se elige a sí mismo. Es
Salvador (Lc 1, 47). Y dice san Pablo: decir, somos (debemos llegar a ser) «señores» de nosotros mismos. Señor en latín
Alegraos siempre en el Señor; os lo repito,
es dominus; de ahí que en moral se hable de dominio o autodominio.
alegraos (Flp 4, 4). En el encuentro con
Dios se produce una paradoja que ha Al responder al plan de Dios, la persona humana crece hacia su plenitud y se des-
señalado el papa Francisco: «Llegamos a virtúa cuando se aleja de aquel. De hecho, cuanto más bien se hace, más crece la
ser plenamente humanos cuando somos
libertad, pues es uno mismo quien toma el mando de la acción. Por ejemplo,
más que humanos, cuando le permitimos
la verdad nos permite mostrar quiénes somos y la gente sabe qué puede esperar
a Dios que nos lleve más allá de nosotros
de nosotros; en cambio, la mentira obliga a la actuación constante y crece como
mismos para alcanzar nuestro ser más
verdadero» (Evangelii gaudium, n.º 8). una bola de nieve; por otra parte, el vicio (la drogadicción, el alcoholismo) esclaviza,
merma la capacidad para tomar decisiones característica del ser libre (Rom 6, 17).

Que la acción libre sea responsable significa que depende de quien la ha realizado
(como la omisión voluntaria depende de aquel que se ha negado a actuar) y que,
por lo tanto, le es imputable. Así, uno ha de responder de sus actos buenos y tam-
bién de los malos.

En la actualidad, muchos quieren libertad sin responsabilidad, viven en la tenta-


ción de la inocencia, renunciando a reconocerse como sujetos capaces de decidir.
La Biblia, en cambio, subraya la fuerza real de la libertad cuando insiste en la res-
ponsabilidad personal: ¿Qué has hecho?, le pregunta Dios a Adán y luego a Caín
cuando mata a Abel. Defender la libertad supone una apuesta fuerte: el hombre no
es un títere, sino el actor y autor de sus acciones.

Porque hay libertad se puede hablar de pecado. Hay pecado cuando se yerra con
libertad. Librarse del pecado es lo que hará verdaderamente libre al hombre: quien
sigue con docilidad los impulsos de la gracia está en condiciones de crecer en libertad
interior, en la gloriosa libertad de los hijos de Dios (Rom 8, 21). La vida cristiana
es contraria a la rigidez, al voluntarismo, al control y al miedo. Se desenvuelve siem-
pre en el espacio de la libre respuesta a Dios. Esta es la razón de que al cristiano
siempre lo acompañe la alegría.

«El hombre que se dirige a Dios no se hace más pequeño, sino más
grande, pues gracias a Dios y juntamente con él se hace grande,
divino, llega a ser verdaderamente él mismo» (Benedicto XVI).

reflexión y debate
«Raúl Oreste, tras una vida de libertinaje, fue condenado a nueve años de prisión. Sumido en un mar de soledad,
se replanteó toda su existencia. El ambiente de sufrimiento, las peleas de patio y los desencuentros lo ayudaron
a preguntarse por lo que es realmente importante. Un día, Raúl oyó el canto “Cristo nos da la libertad” y decidió
acercarse atraído por aquella música. “Estaban cantando —recuerda Raúl— y te invitaban a dar tu testimonio.
Comencé a hablar, reconocí mis errores y en ese instante sentí […] al Señor y ahí encontré un segundo nacimiento”»
(www.interrogantes.net).
1 Explica la diferencia que se establece en el texto entre libertad y libertinaje.
2 Relaciona la vida de Raúl con la tentación de la inocencia de la que se habla en este epígrafe.
3 ¿En qué consiste el «segundo nacimiento» del que se habla en el texto?

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La moral cristiana

4. La moralidad de los actos humanos

Las acciones del hombre son morales (calificables como buenas o malas) porque
somos libres. Pero, ¿de qué depende su calificación moral?

• Del objeto elegido, es decir, de aquello a lo que tiende deliberadamente la


voluntad. La razón es capaz de juzgar si «podemos» hacer (si es bueno o malo)
algo que está a nuestro alcance. Para que la conciencia dictamine de este modo,
es necesario que esté formada moralmente, aunque tiene un claro acceso natural
a las reglas objetivas de la moral, que se conocen como ley natural (no se debe
mentir, robar, maltratar a los padres, etcétera).

• De la intención. Esta se sitúa de parte de quien actúa y determina el fin que uno
se ha propuesto al realizar una acción concreta. Hay que tener en cuenta que una
misma acción (ayudar a una anciana, por ejemplo) puede tener distinta califica-
ción moral dependiendo de la intención con la que se obre (que la anciana nos
convierta en sus herederos, acompañarla a dar un paseo…). No es raro que una «El hombre está en condiciones de distinguir
acción responda a más de una intención. las acciones buenas de las malas ejercitando su
inteligencia y siguiendo la voz de su conciencia»
La intención no lo justifica todo: no se debe hacer el mal para lograr el bien (Youcat, n.º 291).
(matar a un inocente para lograr la paz), ni una buena intención convierte en
buena una acción mala («Hablé mal de él para que creciera en humildad»). A la
vez, una intención mala convierte en malo un acto que podría haber sido bueno.

• De las circunstancias, tanto a la hora de ponerse a obrar como por sus con-
secuencias, que agravan o perfeccionan la acción: cuánto se robó y a quién, si
era por necesidad o no, etc. Pero ninguna circunstancia puede convertir el mal
en bien: nadie puede justificar su participación en una maledicencia a través de
Internet escudándose en que otros hicieron algo parecido.

El acto moralmente bueno es aquel cuyo objeto, fin (intención) y cir-


cunstancias son buenos. Hacer el bien por un mal fin (dar limosna para
que los demás vean que lo haces) convierte el acto en negativo. Ade-
más, hay objetos que nunca se deben escoger, porque son intrín-
secamente malos. Por tanto, es erróneo juzgar los actos morales
humanos solo por la intención o las circunstancias (lo que hace
la mayoría, la presión del grupo, etc.). La blasfemia, el perjurio, el
homicidio y el adulterio son acciones que, por su objeto, siempre son
intrínsecamente malas (CEC, n.º 1 755 y siguientes).

reflexión y debate
«El tenor Andrea Bocelli ha participado en un video en el que se cuenta la historia de una joven embarazada que es
hospitalizada por un ataque de apendicitis. En el hospital, los médicos le sugieren que aborte, porque el niño podría
nacer con una discapacidad. “La joven y valiente esposa decidió no abortar y el chico nació”, relata el cantante. “Esa
mujer era mi madre y yo era el niño”. El tenor italiano espera que la historia de su valiente madre pueda “dar fuerzas
a muchas otras madres que se encuentran en situaciones difíciles, pero quieren salvar la vida de sus bebés”» (www.
infocatolica.com).
1 ¿A qué grave dilema ético tuvo que enfrentarse la madre de Andrea Bocelli?
2 Explica los elementos de la moralidad de la decisión de la madre del tenor y justifica su calificación moral.
3 Explica con un ejemplo por qué es erróneo juzgar los actos morales humanos solo por la intención o las
circunstancias.

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La moral cristiana

5. La conciencia moral

La conciencia moral es el núcleo más secreto de cada hombre, en el que está


solo con Dios, cuya voz resuena en lo más íntimo de ella (CEC, n.º 1 795). Gracias
a esta conciencia, la persona descubre una ley que ella no se da a sí misma, que
la llama a hacer el bien y a evitar el mal, y a la que debe obedecer. La conciencia
es coherente tanto con la libertad como con la responsabilidad personal: es cada
uno, en conciencia, quien debe decidir acerca de lo que tiene que hacer (o evitar).

Ahora bien, cada ser humano vive constantemente situaciones que son nuevas
Reglas que debe seguir la conciencia para él y en ellas es donde debe saber aplicar esos principios o ley natural general
1. Nunca está permitido hacer el mal
(que habla siempre de normas o bienes universales: amar a Dios y al prójimo, no
para obtener un bien.
mentir, etcétera).
2. Regla de oro: Todo lo que queráis que
haga la gente con vosotros, hacedlo vo- El juicio de la conciencia aplica a una situación concreta la convicción de que se
sotros con ella (Mt 7, 12). debe hacer el bien y evitar el mal. Este primer principio de la razón práctica es un
3. 
La caridad debe actuar siempre con
reflejo de la sabiduría creadora de Dios, que, como una chispa indestructible, brilla
respeto hacia el prójimo y hacia su
en el corazón de cada hombre.
conciencia: se puede enseñar el bien
y animar a hacerlo, pero no se puede La conciencia se encuentra en estrecha relación con la virtud de la prudencia*,
imponer por la fuerza.
gracias a la cual la persona posee el conocimiento adecuado (la «razón recta») para
las cosas que hay que hacer aquí y ahora, y que se relaciona estrechamente con el
conocimiento del verdadero bien moral.

Hay que seguir siempre el dictado de la conciencia, por eso es tan importante
que sea recta y veraz, es decir, que sus juicios coincidan con la sabiduría del Crea-
dor. Sabemos que las experiencias negativas de la vida o la presencia de la tentación
y del pecado, pueden oscurecer nuestra conciencia.

Por eso, a veces se puede dar un juicio erróneo (por ejemplo, si la actuación no
Fragmentos de la encíclica Veritatis respeta alguna de las tres reglas que se señalan en el cuadro del margen). Puede
splendor sobre la conciencia.
tratarse de un error culpable o de un error no culpable. El error culpable (por
descuidar la propia formación, por el hábito del pecado, que nos ciega) puede
estar influido por el desconocimiento de Cristo, por los malos ejemplos de nuestro
entorno, por el rechazo de la enseñanza de la Iglesia, por una autonomía moral mal
entendida, por la falta de caridad… En el error no culpable, el mal que se realiza no
se le puede imputar a la persona.

Para una adecuaba educación de la conciencia es imprescindible:

• El desarrollo de virtudes, ya que por ellas entendemos y vivimos la conveniencia


y la belleza del bien.
• La asimilación de la Palabra de Dios, pues él quiere que todos los hombres se
salven y lleguen al conocimiento pleno de la verdad (1 Tim 2, 4), así como la
atención a lo que enseña la Iglesia sobre temas de moral.
• La ayuda de los dones del Espíritu Santo, que se reciben de un modo especial-
mente pleno con el sacramento de la Confirmación.
• La preservación del miedo (que contempla a Dios como una amenaza o la
libertad como una maldición), del orgullo (que nos impide advertir nuestra
debilidad y que cierra el corazón a los consejos de los padres, del consejero
espiritual o de los amigos) y de los insanos complejos de culpa que hacen que
se vea el pecado por todas partes y que impiden abrirse a la bondad de Dios.

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La moral cristiana

6. El pecado y la conversión

Los hombres debemos adherirnos al bien hasta que lleguemos todos a la unidad
en la fe y en el conocimiento del Hijo de Dios, al Hombre perfecto, a la medida de Fragmentos de El señor de las
Cristo en su plenitud (Ef 4, 13). A esta fidelidad se oponen las tentaciones que moscas, de W. Golding.

nos acometen del exterior (el afán de poder, la envidia...) y las que surgen de uno
mismo (la soberbia, la desesperación...). No hay santidad sin renuncia y sin combate
espiritual (CEC, n.º 2 015).

Esta situación de combate es, en realidad, una hermosa oportunidad de ser libres
colaboradores de la obra de Dios en la Iglesia y en el mundo. Sin embargo, Permaneced en el amor
«Si confesamos nuestros pecados, él, que
existe la posibilidad de que fracasemos en este intento. Podemos decir no al plan
es fiel y justo, nos perdonará los pecados
de Dios para nosotros. El pecado, renunciar al proyecto de amor de Dios, condu-
y nos limpiará de toda injusticia (1 Jn 1,
ce a la alienación*; aquí tienen su origen todas las opresiones y violencias de la 8-9). [El] amor vence el pecado y dona la
historia de la humanidad (Compendio del CEC, n.º 392). fuerza de volver a levantarse y recomen-
zar, porque con el perdón el corazón se
El pecado es un desorden en el amor. Aunque no se pretenda ofender directamente
renueva y rejuvenece. Todos lo sabemos:
a Dios, con él se da preferencia a una criatura (una cosa, la vanidad, etc.). El éxito, nuestro Padre no se cansa jamás de amar
por ejemplo, es un objetivo loable, pero, si para alcanzarlo incurrimos en una injus- y sus ojos no se cansan de mirar el camino
ticia (mentir o perjudicar a otros), se convierte en un bien desordenado. que conduce a casa, para ver si regresa el
hijo que se marchó y se perdió. Podemos
La falta que se comete —la materia de la que está hecho ese pecado— puede
hablar de la esperanza de Dios: nuestro
ser venial (leve) o mortal (grave). Hay pecados que siempre tienen materia grave Padre nos espera siempre, no nos deja
debido al valor del bien que custodian (son los que precisan los diez Mandamien- solo la puerta abierta, sino que nos espe-
tos). Esa gravedad puede ser mayor o menor: no es lo mismo mentir a un compa- ra» (papa Francisco, homilía del viernes
ñero que dar un falso testimonio en un juicio por asesinato (CEC, n.º 1 858). 28 de marzo de 2014).

Para que haya pecado, además de la materia, es necesario tener advertencia —ser
conscientes de la malicia de la acción— y consentimiento —la aceptación libre del
acto—.

Dios, que es un Padre bueno y misericordioso, conoce la debilidad humana y anhela


el regreso del hijo pródigo. Por eso, una de las principales actitudes cristianas es
la conversión: el pecador reconoce con dolor su ofensa a Dios. No se trata de un
dolor servil, propio de los esclavos, sino de un dolor filial, que permite el retorno
sincero a la amistad con el Señor. En definitiva, el éxito o el fracaso de la vida moral
se miden por el amor a Dios y al prójimo.

reflexión y debate
Después de prenderlo [a Jesús], se lo llevaron y lo hicieron entrar en casa del sumo sacerdote. Pedro lo seguía desde lejos.
Ellos encendieron fuego en medio del patio, se sentaron alrededor y Pedro estaba sentado entre ellos. Al verlo una criada
sentado junto a la lumbre, se lo quedó mirando y dijo: «También este estaba con él». Pero él lo negó, diciendo: «No lo
conozco, mujer». Poco después, lo vio otro y le dijo: «Tú también eres uno de ellos». Pero Pedro replicó: «Hombre, no lo
soy». Y pasada cosa de una hora, otro insistía diciendo: «Sin duda, este también estaba con él, porque es galileo». Pedro
dijo: «Hombre, no sé de qué me hablas». Y enseguida, estando todavía él hablando, cantó un gallo. El Señor, volviéndose,
le echó una mirada a Pedro, y Pedro se acordó de la palabra que el Señor le había dicho: «Antes de que cante hoy el gallo,
me negarás tres veces». Y, saliendo afuera, lloró amargamente (Lc 22, 54-62).
1 ¿A qué crees que se debió la traición de Pedro?
2 ¿Qué tipo de conciencia siguió con su decisión? Razona tu respuesta.
3  Lee también Jn 13, 36-38 y Jn 21, 15-19, y advertirás que Pedro vivió la moral cristiana. Explícalo a partir de los
tres pasajes evangélicos.

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testimonio
Buscad primero el Reino
de Dios y su justicia
Conocido por sus papeles en películas como Minority report
y Captain America: the first avenger, el actor Neal McDo-
nough imprime a sus personajes una consistencia y una ener-
gía que no le faltan en la vida real.
En 2010 fue objeto de atención de los medios de comunica-
ción, protagonizando titulares como «Despiden a un conocido
actor por negarse a rodar escenas de sexo»; en concreto, se
trataba de la serie Scoundrels (Los caraduras). No era la primera
vez que el actor había rechazado rodar escenas de este tipo.
Casado y con tres hijos, para McDonough la fe y su familia
son lo primero. Lo tuvo claro desde sus primeros pasos en
el mundo del cine, donde rechazar determinados trabajos
puede truncar la carrera de un actor. Siendo ya una estre-
lla consagrada, ser consecuente con su fe le ha costado no
pocos sacrificios.
Así, salir de la serie Scoundrels le supuso renunciar al millón
de dólares que le iban a pagar, por no hablar de los quebra-
deros de cabeza que tal decisión implicó. Tampoco faltaron
las burlas ni los comentarios sarcásticos.
Sin embargo, con su profesionalidad y su integridad perso-
nal, McDonough ha demostrado que es posible seguir a Cris-
to, trabajar en Hollywood y ser feliz. Así lo entienden incluso
sus detractores, que admiran su valentía en un mundo en el
que el dinero y la imagen parecen ser los nuevos dioses.

vive tus competencias

1  Preparad en equipo una obra de teatro que representaréis en clase. Esta obra debe transmitir
alguna de las ideas estudiadas en la unidad. Podéis, por ejemplo, hacer una versión actual de la parábola de los
talentos (Mt 25, 14-30). Desarrollad las diferentes etapas del proceso de montaje:
a) Redactad un guion dialogado a partir de la parábola evangélica o de la historia que hayáis escogido. Pensad en el
carácter que debe tener cada personaje antes de escribir los diálogos.
b) Diseñad y construid todos los elementos visuales que conformarán la puesta en escena: escenario, vestuario,
utilería y, por supuesto, selección musical.
c) Mientras que una parte del equipo desarrolla los elementos indicados en el apartado precedente, los actores
ensayarán la representación.
d) Concretad con vuestro profesor la fecha del estreno. ¡No olvidéis dar publicidad a la obra!

2  Analiza el pecado cometido por el rey David (2 Sam 11-12) y aplica a este suceso lo que has aprendido
en la unidad.
a) Si hubo materia, advertencia y consentimiento.
b) La gravedad de sus pecados (mortal o venial).
c) Haz una valoración personal de la acción del Rey y de su actitud posterior.

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síntesis

Ser cristiano significa identificarse con Cristo. El cristiano se deja transformar por Jesús hasta pensar como
pensaría él y actuar como él lo haría. Esta perfección, sin embargo, no está a nuestro alcance. Es Dios, mediante
su gracia, quien nos capacita para vivir y obrar en su amor.
La vida moral consiste en acoger libremente el don sobrenatural de la gracia. De este modo, se adquieren los
modos de actuar —las virtudes humanas y teologales—, con cuya ayuda es posible alcanzar la Bienaventuranza.
La ley de Cristo es la plenitud de la ley natural, que se resume en el mandamiento de amar a Dios y al prójimo.
El espíritu de la ley de Cristo se recoge en las Bienaventuranzas.
La enseñanza sobre las Bienaventuranzas permite comprender por qué la religión católica defiende la dignidad
inherente a todo ser humano que ha sido creado a imagen de Dios y está llamado a vivir en comunión con Dios.
La conciencia es un juicio que el ser humano se forma sobre la bondad o la malicia de los actos, y que impulsa
a hacer el bien y evitar el mal. El ser humano, cuando escucha la conciencia moral, puede sentir la voz de Dios
que le habla.
Un acto es moralmente bueno cuando supone, al mismo tiempo, la bondad del objeto en sí mismo, el fin que
persigue y las circunstancias que lo rodean.
El pecado es toda palabra, acto o deseo contrarios a la ley de Dios. Es una ofensa y una desobediencia
al Señor. Hiere al que lo comete y atenta contra la solidaridad humana. Por su gravedad, el pecado puede
ser venial o mortal.
Dios, que es nuestro Padre, conoce la debilidad humana y anhela la conversión del pecador. Mediante la
conversión, el pecador reconoce con dolor su ofensa a Dios. Se trata de un dolor filial, que permite el retorno
sincero a la amistad con Dios.

vocabulario

Alienación: situación del ser humano que se encuentra «fuera de sí», en el sentido de que no es dueño de su
vida ni de su historia.

Decálogo: resumen de los principales contenidos de la ley moral natural, inscrita por Dios en el alma de todos
los hombres y que él quiso revelar para protegernos de la ceguera de nuestro propio corazón. La ley de Cristo
lleva a su plenitud los mandamientos de la ley mosaica.

Dignidad: valor inherente al ser humano por el mismo hecho de serlo. Se deriva de dos realidades: a) su
naturaleza racional y libre; y b) su vocación a vivir la vida de la gracia (por el Bautismo).

Prudencia: hábito voluntario (virtud) por el que la razón discierne en toda circunstancia el verdadero bien y los
medios rectos para alcanzarlo.

Virtud teologal: virtud infundida por Dios en el alma de los bautizados para hacerlos capaces de obrar como
hijos suyos. Las virtudes teologales son tres: fe, esperanza y caridad.

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La sexualidad y la familia
La sexualidad humana
Del noviazgo al matrimonio
La institución familiar
La familia y la sociedad

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comenzamos con... cine

Ficha técnica
Director:
Marcelo Piñeyro
Protagonistas:
Ricardo Darín,
Cecilia Roth
y Héctor Alterio.
Producción:
Óscar Kramer,
Pablo Bossi
y Francisco Ramos.
Guion:
Marcelo Figueras

Kamchatka Año:
2002

Sinopsis
La dictadura militar que sufre Argentina en 1976 hace que Harry, sus padres y el
Enano —su hermano pequeño— abandonen su casa, la escuela y los amigos para
esconderse en una finca en el campo. En estas dramáticas circunstancias, todos
experimentarán el valor insustituible de la familia. Sus padres lucharán hasta el
final por mantenerse unidos y acabarán sacrificándose para que sus hijos vivan.

Sinopsis de la escena seleccionada


Las circunstancias desfavorables unen a toda la familia. Incluso el abuelo y el
padre de Harry olvidan las tensiones que había entre ellos; en esta escena, todos
(abuelos, padres y nietos) disfrutan en el jardín de una noche estrellada tras
mucho tiempo de desavenencias. En mitad del drama que están viviendo, buscan
la estrella fugaz para pedir sus deseos.

preguntas-guía
1 
El verdadero amor no se improvisa. ¿Cómo crees que lo
consiguen Harry, sus padres y el Enano? ¿De qué modo
se refleja en la escena?
2 
¿Cómo puede sobrevivir el amor en momentos tan difíciles?
¿Cómo lo logran los protagonistas?
3 
¿Dónde radica la importancia del matrimonio y de la familia?

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La sexualidad y la familia

1. La sexualidad humana

1.1. Verdad y significado de la sexualidad


La persona es una totalidad de cuerpo y alma. Mi mano, mi cara… son también yo.
Fragmento de La diferencia Si alguien me da un beso, no besa solo mi rostro, sino a mí. Yo soy mi cuerpo. Por
prohibida, de T. Anatrella. ello, cada ser humano existe como hombre o como mujer; es decir, la persona es
una persona sexuada: masculina o femenina.

La sexualidad no es un mero atributo, como lo es ser rubio o moreno; tampoco se


reduce a genitalidad, porque no se circunscribe solo al plano biológico. La sexua-
lidad define al hombre y a la mujer también en los planos psicológico, afectivo y
espiritual (CEC, n.º 2 332).
Expresión de donación
El acto conyugal, como expresión de la Pero, ¿por qué existen varones y mujeres? Por una necesidad biológica de perpe-
donación recíproca en el matrimonio, exi- tuar la especie, y por una necesidad humana de relacionarse y completarse como
ge el respeto de las dimensiones unitiva y personas.
procreativa inherentes a la sexualidad hu-
mana. «Por su íntima estructura, el acto La dimensión unitiva
conyugal, mientras une profundamente a
los esposos, los hace idóneos para la ge- Tenemos tendencias, como comer o beber, que nos ayudan a conservarnos. A la
neración de nuevas vidas, según las leyes vez, procuramos hacerlas propiamente humanas: comemos en familia, hablando y
inscritas en el ser mismo del hombre y de compartiendo con los demás.
la mujer» (Humanae vitae, n.º 12).
De modo semejante, la sexualidad no se reduce a un instinto ni a una búsqueda
ciega de placer o descendencia. Al realizar el acto sexual, una persona se encuentra
con otra persona. Quiere realizar con ella un proyecto conjunto, el proyecto en el
que desea que consista su vida.

Esto es posible porque el varón y la mujer son complementarios. Lo


masculino se enriquece con lo femenino y viceversa. En cada persona está
inscrita, mediante la sexualidad, una llamada a la comunión… Y serán los
dos una sola carne (Gén 2, 24).

La dimensión procreativa

La relación sexual entre un hombre y una mujer permite, por


su propia naturaleza, generar nuevos seres humanos. Así como
el sentido natural de la nutrición consiste en mantener la vida del
individuo, el de la sexualidad radica en perpetuar la especie. Pero,
en el caso del ser humano, es algo más profundo, pues lo instintivo
se transforma en una relación interpersonal y amorosa en la que:

• Las personas no se reducen a ser meras productoras de hijos (ya que


nunca son medios, sino fines en sí mismas).

• El placer, bueno y positivo, no es un fin en sí mismo. Practicar una


relación sexual cerrada a la vida sería análogo a comer sin deseo de
alimentarse y desnaturalizar un acto es hacer que pierda su sentido.
La falta de sentido no proporciona felicidad y deshumaniza.

Grupo familiar, de H. Moore. Siglo xx.


«En el matrimonio, la intimidad corporal de
los esposos viene a ser un signo y una garantía
de comunión espiritual» (CEC, n.º 2 360).

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La sexualidad y la familia

1.2. La Revelación ilumina el significado de la sexualidad


Dijo Dios: «Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza». […] Y vio Dios
que era muy bueno (Gén 1, 26.31). El Antiguo Testamento enseña, además, que Mi sei scoppiato dentro al cuore,
el ser humano fue creado varón y mujer, ya que no es bueno que el hombre esté de Mina.

solo (Gén 2, 18).

La Revelación de Dios muestra, de este modo, que la sexualidad es algo sagrado,


Fragmento de La esencia del
es decir, pleno de valor y belleza. Él quiso que todos fuéramos llamados a la vida cristianismo, de R. Guardini.
por medio de ella y que, también gracias a ella, colaborásemos en la creación de
otros seres humanos. Además, la sexualidad conduce al compromiso, a la entrega
a otra persona.

De ahí que sea tan triste y burda la imagen de una sexualidad reducida a mero
juego erótico. Esta reducción significa el olvido de la grandeza de la misión que
Dios ha querido dar al ser humano por medio de su condición sexuada.

Pero sabemos que el sentido de la sexualidad humana queda desdibujado en el


«Donde se separa la sexualidad del amor y se
corazón del hombre por los efectos del pecado. La pasión puede cegar la razón
busca únicamente la satisfacción, se destruye
y dificultar el ejercicio de la libertad. Dios, sin embargo, ha querido ayudarnos el sentido de la unión sexual de varón y mujer»
mediante la Revelación del Decálogo. (Youcat, n.º 403).

Para entender en qué consiste esta ayuda, es


preciso que cambiemos nuestra perspectiva:
los Mandamientos potencian la libertad.
Son mandatos dirigidos al amor y, consecuen-
temente, prohíben lo contrario, pero no para
limitar la libertad, sino para encaminarnos
hacia la felicidad (CEC, n.º 1 962).

Los Mandamientos señalan un mínimo («No


debes…») que deja un amplio espacio a la
creatividad: «No cometerás actos impuros»;
de acuerdo, pero… ¿cuántas maneras tene-
mos de querer cada vez más y mejor? Infi-
nitas. Solo se niega lo que es apariencia de
felicidad. De este modo, se descubre que los
Mandamientos son expresión de la sabiduría
y del amor de Dios.

reflexión y debate
«Nadie como tú para hacerme reír. / Nadie como tú sabe tanto de mí. / Nadie como tú es capaz de compartir / mis
penas, mis tristezas, mis ganas de vivir. / En silencio y sin cruzar una palabra. / Solamente una mirada es suficiente para
hablar. / Ya son más de veinte años de momentos congelados / en recuerdos que jamás se olvidarán. / Y sin hablar.
Solo al mirar sabremos llegar a entender / que jamás ni nada ni nadie en la vida nos separará» (La Oreja de Van Gogh,
fragmentos de Nadie como tú).
1 ¿Qué concepto de amor refleja esta canción?
2 ¿Cabe Dios en la experiencia del encuentro entre el hombre y la mujer?
3 ¿Qué imagen de la sexualidad predomina en nuestra cultura? Haz una valoración personal.

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La sexualidad y la familia

1.3. La grandeza de la castidad


Mucha gente quiere un mundo mejor, justo y solidario, en el que se respete y ame
Vivir la virtud de la castidad, de a los demás, en especial, a los más débiles. Pero, ¿es posible este mundo anhela-
María Calatrava.
do? Parece difícil. La experiencia diaria muestra que la pasión y el afán de posesión
dominan nuestras sociedades. Y, sin embargo, ¿cómo no vamos a luchar por adqui-
rir la habilidad que nos permita amar y ser amados?
Fragmento de Miguel Mañara.
Mefibóset. Saulo de Tarso, de O. V. Una primera condición para esa adquisición es aprender a amar con el cuerpo. Y
de Lubicz-Milosz.
este es el objeto de la virtud de la castidad*: educar el amor.

La castidad requiere una profunda comprensión de la persona, del sexo opues-


to, del valor del compromiso, del matrimonio y de la virginidad. Para amar a alguien
como se merece, hay que conocerlo y respetarlo; de esta manera, el amor por el
otro no se reducirá a un medio para amarnos a nosotros mismos.

El control de la pulsión sexual no es tarea fácil; es una tendencia fuertemente inscri-


ta en nosotros. Además, no está de moda (quizás nunca lo ha estado). Pero el bien
que custodia —el amor— hace que el esfuerzo merezca la pena.

¿En qué consiste esta virtud? En ordenar la sexualidad a las metas que nos impo-
nemos mediante la razón: un proyecto vital, el respeto a la persona amada y el deseo
de cooperar con Dios. La castidad no es el rechazo de la sexualidad.

En el noviazgo o en el matrimonio debemos encontrar


afecto, pero siempre con esa idea: o se salva el bien
propio y el del amado, o el amor se corrompe y se daña
a uno mismo y a la persona amada. El ideal cristiano no
es la indiferencia afectiva.

Para vivir la castidad necesitamos la ayuda de la gra-


cia y el esfuerzo personal. Los medios sobrenatura-
les principales son la oración, el sacrificio, la recepción
de los sacramentos —especialmente, la Eucaristía y la
Confesión— y la devoción a la Santísima Virgen María.
Y, como siempre, un espíritu deportivo que permitirá
no rendirse ante las dificultades ni los fracasos.

Fotograma de la película Matrimonio de conveniencia,


dirigida por P. Weir (1990). «La alternativa es clara:
o el hombre controla sus pasiones y obtiene la paz, o
se deja dominar por ellas y se hace desgraciado»
(CEC, n.º 2 339).

reflexión y debate
«Erika Harold ha conseguido que los organizadores del certamen de miss América levanten el veto a que la habían
sometido para poder expresarse con entera libertad con respecto a la abstinencia sexual. […] La joven, de 22 años, afirma
no estar dispuesta a renunciar a sus firmes creencias por el simple hecho de haber sido coronada reina de la belleza el
pasado 21 de septiembre. Las instrucciones eran bien claras: podía hablar sobre prevención de la violencia juvenil, pero
tenía prohibido hacer cualquier manifestación a favor de la abstinencia sexual» (www.e-cristians.com).
1 ¿Qué destacarías de esta noticia?
2 Haz una breve reflexión personal y pon un título a la noticia.
3 ¿En qué consiste el «espíritu deportivo» del que se habla en este epígrafe?

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La sexualidad y la familia

2. Del noviazgo al matrimonio

El amor humano necesita madurar desde el primer enamoramiento hasta el amor


Fragmento de La «cuestión
adulto. El amor entre varón y mujer comienza con el flechazo, la atracción física decisiva» del amor: hombre-mujer,
inicial. Esto suele ser fugaz y poco profundo (es algo que nos pasa, una pasión; por de Á. Scola.
lo tanto, del mismo modo que viene, se va).

El noviazgo crece cuando pasa a la amistad, al afán por conocerse y compartir viven-
cias. En este período, los novios profundizan en el conocimiento mutuo y se abren
a la posibilidad de construir un mismo proyecto vital. La vida en común no se
fundamenta solo en la atracción física del inicio, sino en la posibilidad de que una
vida sea apasionante, de que haya cosas que compartir y unas metas que alcanzar.

El noviazgo es una preparación para el matrimonio, pero no es todavía el matri-


monio. A pesar de la intensidad de la experiencia, aún no hay un compromiso
definitivo y público, de modo que no se puede realizar la entrega plena que se da
en el amor humano.

El verdadero amor humano debe suponer entrega del cuerpo, del proyecto vital,
de la intimidad, de la vida… en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la
pobreza, etc. Si la entrega no alcanza este nivel de compromiso, entonces es una «Dado que el amor es tan grande, tan santo y
falsa entrega y, por lo tanto, una realización falsa del amor. tan irrepetible, la Iglesia pide con insistencia a los
jóvenes que esperen a estar casados para tener
La espera, la paciencia, la valoración de uno mismo y de la propia intimidad, son relaciones sexuales» (Youcat, n.º 407).
elementos valiosos unidos a la castidad. Estos elementos no se pueden
comprender desde una perspectiva banal de la sexualidad (mera-
mente física, fisiológica o lúdica).

En coherencia con lo anterior, la Iglesia no puede acep-


tar las uniones a prueba, que consisten en mantener
relaciones sexuales prematrimoniales cuando exis-
te intención de casarse. Cualquiera que sea la
firmeza del propósito de los que se compro-
meten en las relaciones sexuales, estas «no
garantizan que la sinceridad y la fidelidad de
la relación interpersonal entre un hombre y
una mujer queden aseguradas, y sobre todo
protegidas, contra los vaivenes y las veleidades
de las pasiones» (Congregación para la Doctri-
na de la Fe, Persona humana, n.º 7).

reflexión y debate
«Un noviazgo cristiano —comenta Ana— no es solo la castidad. Es un proceso para ver si hay amor de verdad, o si
solo hay enamoramiento. Es tener confianza, hablar mucho y de todo; también de Dios». «Es impresionante —añade
Diego— ver que Dios está en medio de tu noviazgo, porque te ayuda a pensar las cosas, a razonarlas, a hacerte
preguntas y a tener un punto de vista moral, sin ser tú la última medida de todo lo que haces. Las decisiones sobre el
sexo son algo muy serio, pero no son lo único importante» (Ana y Diego, 16 y 17 años, en Alfa y Omega, n.º 724).
1 ¿Qué implica en un noviazgo que uno mismo no sea «la última medida»?
2 ¿Por qué un buen noviazgo fundamenta un buen matrimonio?
3 Explica por qué la caridad es la base de la castidad.

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La sexualidad y la familia

3. La institución familiar

3.1. El matrimonio y la familia


Tras un período de noviazgo, uno puede estar convencido de haber encontrado a
la persona adecuada, alguien que nos quiere bien y a quien queremos tanto como
para dárselo todo y para recibirlo con todas sus virtudes y defectos. Habrá llegado,
entonces, el momento de casarse y formar una familia.

¿Qué es el matrimonio? El matrimonio* es una alianza por la que el varón y la mujer


constituyen entre sí una íntima comunidad de vida y amor, que se ordena al bien de
los cónyuges, y a la generación y educación de la prole (CEC, n.ºs 1 055 y 1 603).

No se trata de una institución originariamente cris-


tiana, ya que está presente con las mismas caracte-
rísticas esenciales en casi todas las culturas. Estos
rasgos responden al designio originario del Creador
sobre el matrimonio y se descubren en la naturale-
za del ser humano:

• Monógamo*, de un hombre con una mujer que


se unen para formar una comunidad de vida y
amor, de manera que ya no son dos, sino una sola
carne (Gén 2, 24).

• Indisoluble*, pues la unión matrimonial impli-


ca la donación mutua e incondicional de quie-
nes la constituyen.

• Orientado a la procreación. Dios bendijo a


Adán y a Eva diciéndoles: Sed fecundos y mul-
tiplicaos, llenad la tierra (Gén 1, 28).

En el estado de justicia original —en el paraíso—, el hombre y la mujer eran don


el uno para el otro (Gén 2, 18-24). Pero, debido al pecado original (Gén 3, 7), se
El matrimonio y la familia son el fundamento de quebró la armonía en su masculinidad y feminidad, lo cual afectó a cada uno de
la sociedad y la célula original de la vida social. ellos y a su relación con el otro. Esa relación hombre-mujer ya no era de donación,
sino de apropiación y dominio.

Esta Revelación ayuda a la razón a conocer el plan divino sobre el matrimonio sin
dificultad, con una certeza firme y sin mezcla de error. Lógicamente, lo que Dios nos
dice coincide con lo que, de una manera racional, conviene a nuestra naturaleza.

Así, podemos constatar que estamos entre los animales que tienen una infan-
cia prolongada y necesitamos la presencia de los padres (incluso, cuando ya no
dependemos de ellos). Estos vínculos paternofiliales superan las necesidades pri-
marias —tener alimento y vestido— para llegar al amor de donación, es decir,
desinteresado.

Si nos damos por completo, nos han de corresponder enteramente y con carácter
exclusivo. De ahí la exigencia de la fidelidad y de la monogamia. También los hijos
demandan esa exclusividad: no cabe sustituir plenamente a los padres por otras
personas (las que, por ejemplo, aparecen tras una ruptura).

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La sexualidad y la familia

3.2. El matrimonio cristiano


Debido a la «dureza del corazón» de los seres humanos, la idea primera del matri-
monio se fue desvirtuando con el paso del tiempo, incluso en el pueblo de Israel Fragmento de El taller del orfebre,
(Mc 10, 7). Pero Jesucristo restableció el proyecto divino, enseñando de nuevo de K. Wojtyla.

que los esposos ya no son dos, sino una sola carne (Mc 10, 8) y que lo que Dios ha
unido, no lo separe el hombre (Mc 10, 9). Confirmó así la unidad e indisolubilidad
del matrimonio.

Cristo elevó el matrimonio a la dignidad de sacramento, fuente de gracia y de


santificación para quienes lo contraen. Se explica así que, para el cristiano, el Matri-
monio es un sacramento que une a los contrayentes entre sí y con Dios. «Dado que
es Dios quien anuda el vínculo del Matrimonio sacramental, este vínculo une hasta
la muerte de uno de los contrayentes» (Youcat, n.º 261).

Pero, ¿qué añade Cristo al matrimonio natural, presente desde la Creación que
narra el Génesis? Lo señala san Pablo en la Carta a los Efesios:

Maridos, amad a vuestras mujeres como Cristo amó a su Iglesia: él se entregó a sí


mismo por ella, para consagrarla, purificándola con el baño del agua y la palabra, y
para presentársela gloriosa, sin mancha ni arruga ni nada semejante, sino santa e
inmaculada. Así deben también los maridos amar a sus mujeres, como cuerpos suyos
que son. Amar a su mujer es amarse a sí mismo (Ef 5, 25-28).

De este modo, el matrimonio cristiano se debe mirar en el amor de Cristo por la


Iglesia; los esposos cristianos han de reflejar en sus vidas la entrega total de
Cristo por la Iglesia, que derramó hasta la última gota de su sangre por la Salva-
ción del género humano.

Por el sacramento del Matrimonio, los esposos cristianos quedan insertados tan «Lo más profundo de un matrimonio cristiano
real y verdaderamente en el misterio y en la Alianza de Cristo y su Iglesia, que el es la conciencia de la pareja de ser una imagen
viva del amor entre Cristo y su Iglesia» (Youcat,
Señor se sirve de ellos para llevar a cabo su designio salvador. La Redención se n.º 262).
realiza en cada hogar donde se lucha por vivir según
el Evangelio. La familia debe entenderse como
Iglesia doméstica.

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5
La sexualidad y la familia

Además, el sacramento del Matrimonio proporciona la gracia necesaria para vivir


esa vida en común, con los sacrificios, esfuerzos y largos años que supone. La boda
genera ilusión, pero es solo el principio de un largo trayecto para el que es bueno
contar con la ayuda de Dios.

La Iglesia ha recibido de Cristo el encargo de custodiar los sacramentos. De


ahí se deriva su grave responsabilidad por establecer la estructura y los agentes
adecuados para la preparación del matrimonio.

La Iglesia también tiene potestad para determinar la forma y el rito de la celebra-


La nulidad matrimonial ción del sacramento. Por último, tiene poder para juzgar las causas matrimoniales
La Iglesia puede declarar jurídicamen- y declarar si un matrimonio es nulo, es decir, inexistente (porque, por ejemplo, no
te nulas las uniones que, en su origen, hubo consentimiento de una de las partes).
no tuvieron los requisitos indispensables
para su validez. Cuando los tribunales La Iglesia recuerda que no se puede aceptar el incorrectamente denominado matri-
eclesiásticos declaran la nulidad de un monio entre homosexuales, por un motivo principal: por la enorme estima que
matrimonio, manifiestan que, aunque siente por el auténtico amor matrimonial. «Equiparar las uniones de dos personas
esa unión tuviera la apariencia de ma- del mismo sexo a los verdaderos matrimonios es introducir un peligroso factor de
trimonio, nunca lo hubo. Por tanto, no
disolución de la institución matrimonial y, con ella, del justo orden social (Conferen-
anulan un matrimonio, sino que declaran
cia Episcopal Española, En favor del verdadero matrimonio, 15 de julio de 2004).
su nulidad.
Siguiendo la Tradición, el catolicismo declara los actos homosexuales como intrínse-
camente contrarios a la ley natural y no los aprueba en ningún caso. Sin embargo,
lo que se afirma sobre los actos no se aplica a las personas: la inclinación homo-
sexual es una prueba para quienes la experimentan y hay que acoger a esas per-
sonas con respeto, compasión y delicadeza, evitando todo signo de discriminación
injusta.

Todos ellos están llamados a realizar la voluntad de Dios en sus vidas y a unirse al
sacrificio de la cruz en las dificultades que pueden encontrar a causa de su con-
dición. Las personas homosexuales están llamadas a la castidad (como, por otra
parte, está llamado cualquier cristiano, según su estado: soltero, célibe, novio o
casado) y, por su lucha cristiana, pueden y deben acercarse a la perfección cristiana,
es decir, a la santidad (CEC, n.os 2 357-2 359).

3.3. La alegría de la fidelidad


Seguro que has experimentado en tu propia vida la alegría que te ha causado alguien
que te ha sido fiel en un momento difícil. La fidelidad es una bendición que hace que
la confianza y la sensación de seguridad crezcan. También invita a corresponder,
siendo uno fiel a sus propias promesas, y así lo exige la justicia ante los demás (y el
bien de quienes quieres y te quieren).

«Lo que Dios ha unido, que no lo separe el


hombre (Mc 10, 9). La promesa, que infunde
valor, de este mensaje de Jesús es: “¡Como hijos
de vuestro Padre celestial tenéis la capacidad de
amar para toda la vida!”» (Youcat, n.º 424).

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5
La sexualidad y la familia

Por eso resulta tan dolorosa la infidelidad y más toda-


vía en el matrimonio (engaños, divorcios...), porque
muchos bienes están en juego (la otra persona, los
hijos si los hay, la familia de la nueva relación, etc.).
Esa infidelidad puede ser externa o del corazón.
Siempre supone una ruptura y, si hay una palabra
dada en un compromiso, es una gran injusticia.

Con frecuencia se difunden ideas como que la


fidelidad es imposible o que es propia de gente
reprimida. Mensajes publicitarios presentes en pelí-
culas, series de televisión o canciones, se quedan
en la dimensión más sentimental y débil del amor
humano.

Esta ideología puede acabar por deformar la con-


ciencia, de tal modo que amar se identifique con
sentir y ser libre, con la búsqueda de la satisfac-
ción inmediata.

Se produce, en ese caso, una separación total


entre el enamoramiento (sentimiento de atracción hacia otra persona) y el
compromiso de fidelidad que surge cuando alguien quiere de verdad a otra per-
sona (si es lo que sucede con los amigos, ¡cómo no va a ocurrir lo mismo, pero de «¡Qué matrimonio el de dos cristianos, unidos
forma más profunda e intensa, con aquella persona a la que queremos entregar por una sola esperanza, un solo deseo, una
sola disciplina, el mismo servicio! Los dos hijos
nuestra vida!). de un mismo Padre, servidores de un mismo
Señor; nada los separa. [...] Donde la carne es
La belleza del matrimonio y de la fidelidad que pide se hace especialmente patente una, también es uno el espíritu» (Tertuliano, Ad
cuando se observa a parejas que han vivido muchos años juntos, que se ilusionan uxorem, 2, 9).
con las esperanzas de sus hijos y de sus nietos, pero a los que, sobre todo, les sigue
importando su compromiso de amor.

3.4. La paternidad responsable


Los esposos cooperan con el Creador en la transmisión de la vida humana. De sus
relaciones nacen los seres humanos: cada uno, con su genialidad propia, su per-
sonalidad, sus problemas de carácter o sus virtudes. La vida se presenta como una
bendición, aunque también vaya acompañada de sufrimiento (una enfermedad,
la muerte de una persona amada, un hijo que se aparta desabridamente de los
padres, etcétera).

Los esposos han de actuar con responsabilidad en la transmisión de nuevas vidas.


Es lo que se denomina paternidad/maternidad responsables*, y se refiere al
deber y el derecho de los esposos de decidir el número de hijos y el tiempo para Perdón y reconciliación
recibirlos. «Muchos matrimonios están en peligro
por la falta de una cultura del diálogo o la
En esta tarea, los esposos han de conocer qué les está pidiendo Dios y cómo es la falta de respeto. A ello se añaden los pro-
situación personal de cada esposo y de la familia. blemas económicos y sociales. El papel
decisivo lo tiene la realidad del pecado:
Puede haber motivos que desaconsejen un nuevo embarazo: problemas de salud celos, despotismo, riñas, concupiscencia,
física o psicológica de uno de los cónyuges, una mala situación económica, un infidelidad y otras fuerzas destructoras.
número de hijos ya elevado… Los esposos deben deliberar en conciencia, sin limi- Por ello el perdón y la reconciliación for-
tarse a evitar complicarse la vida. Entonces, podrán decidir, en su caso, espaciar los man parte esencial de todo matrimonio,
nacimientos por razones justas y graves (Humanae vitae, n.os 10 y 16). también a través de la confesión» (You-
cat, n.º 264).

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5
La sexualidad y la familia

Ahora bien, ¿cómo espaciar un embarazo (por un tiempo o definitivamente) de un


modo que sea conforme a la ley natural? Es importante contestar a esta pregunta
para que no se falsee una acción tan valiosa como la entrega al otro en la sexua-
lidad. Y falsear significa impedir, de algún modo, la verdadera unión, afectiva o
física, entre los esposos:

• Bien sea por una modificación en el cuerpo de la mujer (anticoncepción, esterili-


zación) o en el del hombre (preservativo, esterilización).

• Bien sea por medios mucho más graves, como el aborto (incluido el uso de la
píldora abortiva, conocida como la píldora del día después).

Una planificación familiar que respete a la persona, a las leyes naturales y a los
La planificación familiar natural. períodos naturales de fertilidad e infertilidad es posible recurriendo a los métodos
naturales. Estos métodos se basan en la continencia sexual, total o periódica: abs-
tenerse por completo de los actos sexuales o limitarlos a los períodos infecundos
del ciclo sexual femenino.

«El juicio sobre el intervalo entre los nacimientos y ¿Cuál es la diferencia entre los métodos anticonceptivos y los naturales? Cierta-
el número de hijos corresponde solo a los esposos. mente, el resultado es el mismo: no se procrea un hijo. Existe, sin embargo, una
Es su derecho inalienable, que ejercitan respon-
diferencia esencial. En la anticoncepción, se actúa contra la naturaleza humana al
sablemente ante Dios, considerando los deberes
hacia ellos mismos, hacia los hijos ya nacidos alterar su función biológica. Por el contrario, mediante los métodos naturales se
y hacia la sociedad» (Gaudium et spes, n.º 50). actúa de acuerdo con la fisiología del ser humano.

La Iglesia recuerda que «son moralmente condenables,


como atentados a la dignidad de la persona y de la familia,
los programas de ayuda económica destinados a financiar
campañas de esterilización y anticoncepción o subordina-
dos a la aceptación de dichas campañas» (Compendio de la
Doctrina Social de la Iglesia —en adelante, DSI—, n.º 234).

Lo más importante es recordar siempre la bendición que


son los hijos: su alegría, verlos crecer, que serán el sustento
de los padres en su vejez, la generosidad que aprenden de
la entrega de sus padres... Para un cristiano es importante
no olvidar la fidelidad que tiene Dios, cómo da cien en esta
vida y después, la vida eterna.

reflexión y debate
«Enseñamos [a nuestros hijos] la importancia de ser cristiano con nuestro testimonio de vida, para que vean que
intentamos vivir lo que creemos. Compartimos todo con ellos y les hablamos de Jesucristo en las situaciones cotidianas
de su vida; rezamos con ellos y aprovechamos las circunstancias buenas y malas que vivimos en la familia para explicarles
que Cristo está siempre con nosotros, que pueden acudir a él para que los ayude y también para agradecerle todo lo que
tienen» (Ildefonso y Gema, en Alfa y Omega, n.º 719).
1 Extrae del texto elementos que caractericen a una familia cristiana.
2 Según el texto, ¿qué dirías que añade Cristo al matrimonio de Ildefonso y Gema?
3 ¿Por qué la Iglesia concede tanta importancia a la presencia de Jesús en las bodas de Caná?

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5
La sexualidad y la familia

4. La familia y la sociedad

La sociedad occidental está llena de contrastes. Por un lado, las encuestas mues-
tran que la familia es una institución altamente valorada. Por otro, recibe más
ataques que defensas por parte de los legisladores mediante el divorcio rápido, la
equiparación de las parejas de hecho al matrimonio, etcétera. Pero, ¿dónde está
la causa de tal desajuste? Se puede hablar de cuatro elementos desestabilizadores:

• Secularización de la sociedad. Las realidades humanas se conciben como rea-


lidades cerradas a la trascendencia. El matrimonio, en consecuencia, se considera
como una simple relación afectiva. De este modo, su horizonte se reduce a for-
mar una convivencia satisfactoria para ambas partes.

• Deformación del sentido de la libertad. Desligar la libertad del bien humano


conduce a dejarse dirigir por los sentimientos y los impulsos más irracionales. La
libertad queda reducida a la capacidad de elección personal. Lo importante es
que yo elijo, no que lo que yo elijo es lo mejor.

• Individualismo. Este ideal de vida, centrado en uno mismo, no permite construir


una auténtica comunidad de personas ni establecer vínculos profundos.

• Nuevos modelos de familia. Un estadio de fútbol se puede definir como una


extensión de césped rodeada de miles de asientos. Lo que se dice es cierto, pero
no define un estadio de fútbol, pues esas características no son básicas.

Algo similar ocurre con el matrimonio si se define como dos personas que se
aman, que dan su consentimiento para unir sus vidas en lo sexual, lo material «La autoridad, la estabilidad y la vida de relación
y lo económico. Se trata de una concepción que se basa en características no en el seno de la familia constituyen los funda-
esenciales. mentos de la libertad, de la seguridad, de
la fraternidad en el seno de la sociedad» (CEC,
Si una unión no contempla la posibilidad de dar lugar a nuevas vidas, no es matri- n.º 2 207).

monio. Tampoco lo sería si la relación se estableciera por un tiempo limitado o si


se determinara la condición de que hubiera hijos y, por lo tanto, la unión incondi-
cional con el cónyuge no fuera un factor de peso. Cualquiera de esas posibilida-
des de unión falla en alguna dimensión esencial de la definición de matrimonio y,
en consecuencia, reciban el nombre que reciban, no se trata de matrimonio.

La sociedad y el Estado deben servir a la familia, a la que han de asegurar las ayudas
que necesite «para asumir de forma adecuada todas sus responsabilidades» (Com- Homilía de Benedicto XVI en la
basílica de la Sagrada Familia.
pendio de la DSI, n.º 214).

reflexión y debate
«Después del segundo hijo, vino el tercero, el cuarto, el quinto… y, con ellos, los comentarios de los amigos y los
vecinos: la gente comenzó a sentirse con derecho a reñirme. [...] Un día, en el parque, otra señora me preguntó si yo
sabía lo que era la paternidad responsable. Yo no me considero nada, pero sí creo que lucho por ser coherente —que
no es fácil— y responsable. Sé que hay que tener los pies en el suelo, y sé que, a la vez, hay que confiar mucho en Dios»
(Lourdes Rivero, en Alfa y Omega, n.º 244).
1 ¿Qué concepto de «paternidad responsable» reflejan las palabras de la señora del parque?
2 Lourdes habla de dos actitudes: tener los pies en el suelo y confiar mucho en Dios. ¿Crees, como ella, que es
posible armonizar estas posturas?

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testimonio
Luigi y Maria Beltrame
Quattrocchi
Luigi y Maria Beltrame Quattrocchi fueron los primeros espo-
sos en ser beatificados conjuntamente. Uno de sus hijos
recuerda el amor que se profesaban: «Su vida fue un verda-
dero ejemplo de respeto, de entrega, de dependencia amo-
rosa y de obediencia recíproca, en una búsqueda de lo que
era lo mejor para el otro».
Este mismo amor fue el que transmitieron a sus cuatro hijos y
el que también hizo de su casa un lugar de acogida para los
refugiados de la Segunda Guerra Mundial.
Nunca escondieron sus creencias, pero nunca las impusie-
ron. Un amigo confesó a uno de los hijos: «¿Sabes?, durante
todos estos años de trabajo juntos, tu padre nunca me ha
dado la lata con sermones. Sin embargo, puedo decirte que
ha sido a través de su vida como he descubierto a Dios y he
amado el Evangelio».
El matrimonio Beltrame Quattrocchi vivió también momen-
tos dolorosos. En su cuarto embarazo, Maria sufrió una grave
enfermedad que auguraba una muerte segura para la madre
y para el niño. Un ginecólogo de prestigio les dijo que lo más
sensato era el aborto. Maria, consultando a su esposo, decidió
confiar en la protección divina de Dios. Después de un difícil
embarazo, madre e hijo sobrevivieron milagrosamente.
Luigi y Maria vivieron con autenticidad e intensidad su fe. Sus
hijos siempre captaron que Dios era el centro de su vida con-
yugal. Tres de ellos decidieron consagrarse a Dios en la vida
religiosa. Luigi y Maria, con un gran espíritu de fe y gene-
rosidad, pusieron en manos de Dios a los hijos que habían
recibido de él.

vive tus competencias

1  Investiga y elabora una presentación en PowerPoint en la que quede reflejada la siguiente


información:
a) La biografía esencial de los beatos Celia Guérin y Luis Martin.
b) Los principales valores que vivió este matrimonio.
c) Aplica todo lo que has estudiado y, para finalizar, escribe una reflexión personal sobre la siguiente cuestión: «Los
que se santifican, ¿son los individuos o el matrimonio?».

2  Reflexiona sobre las cuestiones que a continuación se plantean. En todas las familias destacan
unos valores determinados:
a) ¿Cuáles crees que debe tener una familia cristiana? Fundamenta tu argumentación en algún texto del Magisterio
de la Iglesia.
b) ¿Qué valores destacarías en tu familia? ¿Cuáles puedes aportar tú actualmente a tu familia para aumentar su
riqueza espiritual y humana?
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síntesis

Dios ha inscrito en los seres humanos la vocación del amor y de la comunión.


La sexualidad en el ser humano es signo de su personalidad y complementariedad, como hombre y como mujer,
con igual dignidad personal.
La Revelación de Dios muestra que la sexualidad es algo sagrado, es decir, pleno de valor y belleza.
La virtud de la castidad regula las tendencias sexuales del hombre y de la mujer según el plan de Dios.
Los medios de que disponemos para vivir la castidad son: la gracia de Dios, la ayuda de los sacramentos,
la oración, la práctica del autodominio y el ejercicio de las virtudes morales, en particular, la virtud de la
templanza, que busca que la razón sea la guía de las pasiones.
Todo bautizado, siguiendo el modelo de Cristo, está obligado a llevar una vida casta, cada uno según su estado
de vida.
Como se enseña en la Biblia, Dios ha instituido el matrimonio y la familia. El matrimonio, unión de un hombre
y una mujer, y la familia, ordenados por Dios, tienen como fin el bien de los esposos, así como también
la procreación y la educación de los hijos.
Cristo elevó el Matrimonio a la dignidad de sacramento, fuente de gracia y de santificación para quienes lo
contraen.
La puesta en práctica de la decisión de espaciar los nacimientos (por un tiempo o definitivamente) se debe llevar
a cabo por los medios adecuados, es decir, aquellos que están conformes a la naturaleza de la sexualidad humana.
El matrimonio es una institución más importante que el Estado, inscrita en la naturaleza de la persona
como ser social.
La autoridad pública tiene el deber de defender la familia, protegerla y asegurar los medios precisos para su
estabilidad y desarrollo.

vocabulario

Castidad: virtud mediante la que se integra la sexualidad en la persona y, por ello, significa la unidad interior del
hombre en su ser corporal y espiritual.

Indisoluble: que solo se rompe con la muerte de uno de los cónyuges, propiedad esencial del vínculo matrimonial.

Matrimonio: alianza por la que el varón y la mujer constituyen entre sí una íntima comunidad de vida y amor,
que se ordena al bien de los cónyuges, y a la generación y educación de la prole.

Monógamo: de un solo hombre o una sola mujer, cualidad esencial del matrimonio.

Paternidad/maternidad responsables: denominación que se suele aplicar a la apertura del matrimonio a la


vida y a la regulación, con justas causas, de los nacimientos con métodos moralmente lícitos.

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6
El Evangelio de la vida
Un bien inapreciable
El derecho a nacer y el aborto
La fecundación artificial
El final de la vida y la eutanasia
El sentido del dolor

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comenzamos con... cine
Ficha técnica
Director:
Julian Schnabel
Guion:
Ronald Harwood,
basado en el libro
La escafandra
y la mariposa, de
Jean-Dominique Bauby.
Reparto:
Mathieu Amalric,
Emmanuelle Seigner
y Marie-Josée Croze.
País:
Francia
Le scaphandre et le papillon Año:
2007

Sinopsis
En 1985, Jean-Dominique Bauby, redactor jefe de la revista Elle, sufrió una embolia
masiva. Tras pasar veinte días en coma, se descubrió que era víctima del síndrome
conocido como locked-in, por el que el enfermo queda totalmente paralizado.
Jean-Dominique solo es capaz de comunicarse con el exterior mediante el parpadeo
de su ojo izquierdo. Forzado a adaptarse a esta única perspectiva, crea un nuevo
mundo a partir de su imaginación y su memoria; entonces descubre que hasta una
vida en esas condiciones puede estar llena de familia, amor y amigos.

Sinopsis de la escena seleccionada


Tras el derrame cerebral, el protagonista se desespera y piensa que su existencia
es absurda: antes era rico, tenía un buen coche, un trabajo absorbente…, pero
ahora no le queda nada de eso. Decide que lo más piadoso sería que alguien
lo ayudase a morir. Y se lo pide a una de sus enfermeras, una mujer que lleva
semanas esforzándose para que Bauby se pueda relacionar con el resto del
mundo, aprendiendo a usar una tabla de letras y el movimiento del párpado.

preguntas-guía
1 
¿Por qué hace ese esfuerzo la enfermera?
2 
¿Por qué increpa a Bauby cuando este le pide que lo ayude
a morir?
3 
¿Tiene sentido la existencia del protagonista y autor de esta
historia? Razona tu respuesta.

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6
El Evangelio de la vida

1. Un bien inapreciable

1.1. Las exigencias éticas de la vida humana


Nos cuesta confiar en una persona que nos ha mentido más de una vez. Asimismo,
Encíclica Evangelium vitae, evitamos a quien solo busca su propio interés y, con razón, lo tildamos de egoísta. Sin
de Juan Pablo II.
embargo, buscamos la amistad y la compañía de aquel que es sincero y se preocupa
por el bien de los demás. Su personalidad es atractiva, arrastra a los que lo rodean y
es fácil detectar que posee una dicha íntima que nadie le puede arrebatar.

Esta es la propuesta de Dios: busca lo mejor de ti mismo y sé feliz. El mensaje cris-


tiano nos impele a descubrir que ser feliz y ser bueno son la misma cosa. Jesús y su
Iglesia, por su expreso mandato, proponen actitudes y comportamientos con una
finalidad específica: que cada hombre y cada mujer acomoden su vida al ideal que
Dios ha proyectado para ellos. En otras palabras, que alcancen la felicidad.

Lo mismo sucede con los dilemas éticos que se tratarán a continuación. ¿Por qué la
fe católica defiende la vida humana desde su inicio hasta su fin natural? Porque
la vida es un bien inapreciable, una realidad hermosa. Matar deliberadamente con-
duce, además, a la corrupción y la degradación de la persona que aniquila otra
vida, y a la de la propia civilización que lo permite.

San Juan Pablo II expuso la doctrina católica sobre bioética* en la encíclica El Evan-
gelio de la vida. Se llama Evangelio (del griego εὐαγγέλιον, ‘buena nueva’) de la vida
porque nos permite proteger al ser humano débil, al desamparado. El Evangelio nos
facilita el descubrimiento del valor absoluto que toda persona tiene.

La encíclica comienza señalando este valor incomparable de la vida humana e indi-


cando que la razón de este especial valor se encuentra en la vocación del ser huma-
no a participar en la vida divina. El Papa llama Evangelio de la vida a la proclamación
del valor sagrado de la vida humana, desde su principio hasta su término, y al
esfuerzo por defender el derecho de este bien primordial.

Por eso, el Evangelio de la vida, el Evangelio del amor de Dios al hombre y el Evan-
gelio de la dignidad de la persona son un Evangelio único e indivisible.

El valor de la vida
«Todo lo que se opone a la vida, como
los homicidios de cualquier género, los
genocidios*, el aborto, la eutanasia* y
el mismo suicidio voluntario; todo lo que
viola la integridad de la persona huma-
na; […] todo lo que ofende a la dignidad
humana, como las condiciones infra-
humanas de vida, los encarcelamientos
arbitrarios, las deportaciones, la esclavi-
tud, la prostitución, la trata de blancas
y de jóvenes; también las condiciones
ignominiosas de trabajo; […] todas es-
tas cosas son ciertamente oprobios que,
al corromper la civilización humana, des-
honran más a quienes los practican que
a quienes padecen la injusticia y son to-
talmente contrarios al honor debido al
Creador» (Gaudium et spes, n.º 27).

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6
El Evangelio de la vida

1.2. La vida humana es sagrada


Todos tenemos la experiencia del compañerismo y de la amistad. El compañero
ayuda o acompaña a otro con algún fin. Así, llamamos compañeros a quienes acu- Fragmento de El hombre en busca
de sentido, de V. E. Frankl.
den al aula con nosotros y comparten las vicisitudes del curso escolar. Este tipo de
relación depende de la casualidad, o del beneficio o utilidad que se logra gracias a
la otra persona. De hecho, si las circunstancias cambian, la relación de compañe-
rismo termina.

La verdadera amistad, por el contrario, pretende el bien del otro; valoramos al


amigo por lo que vale por sí mismo, no por sus circunstancias. Tiene un valor
sagrado y por él somos capaces de llevar a cabo acciones que suponen esfuerzo
y sacrificio. Nada duele más que la traición de un amigo. Decimos, por tanto, que
la amistad tiene un valor absoluto.

Estamos rodeados de objetos y criaturas que tienen un valor relativo. Esto no


significa que carezcan de importancia, sino que el valor de su existencia se mide
con referencia a otra cosa, persona, etc. Es decir, es relativo lo que no vale por
sí mismo, sino gracias a otro. Lo sagrado, en cambio, representa lo absoluto y, Deshumanizar al hombre
precisamente por eso, participa de su valor absoluto, es decir, merece ser cuidado Viktor Frankl, en El hombre en busca de
sentido (1946), cuenta la terrible expe-
y respetado por sí mismo.
riencia por la que pasaban los prisioneros
Con la vida humana sucede algo similar: cada persona tiene un valor absoluto de los campos de concentración nazis
por sí misma y no depende de lo que la estimen, necesiten o reconozcan otras durante el proceso de deshumanización
personas. al que se les sometía. Tal proceso consis-
tía en enfundarlos en un uniforme basto
Cada ser humano, más allá de sus circunstancias personales o de las capacidades y feo (un pijama a rayas), raparles todo el
de las que pueda hacer uso en un momento dado, tiene una dignidad sagrada cuerpo al cero y sustituir su nombre por
que nada ni nadie le puede arrebatar. Esta dignidad no aparece por ser reconocida un número (él se convirtió en el prisione-
ro 119 104), la única señal por la que se-
socialmente y exige un respeto universal.
rían conocidos a partir de ese momento.
Por eso decimos que cada persona tiene algo que la hace completamente superior En definitiva, los nazis trataban de robar
frente a las demás. Ese algo es el hecho de ser ella misma y de que nadie puede la condición única de los prisioneros y de
ocupar completamente su lugar. Ni ha existido ni existirá, en la historia del universo, reducirlos a objetos.
alguien con tu mismo yo, que vea el mundo como tú. Cerca de púas del campo de concentración
nazi de Auschwitz (Polonia).
Sin embargo, a lo largo de la historia, quien tenía en sus manos el poder, con
frecuencia pretendía decidir qué seres humanos serían sujetos de derechos y cuá-
les podrían resultar prescindibles. ¿Sigue ocurriendo tal cosa en nuestros días?
¿Decidimos algunos —los seres humanos sanos y conscientes— sobre la vida o la
muerte de otros seres humanos que, además, son débiles, carecen de voz o están
enfermos?

reflexión y debate
«Si la dignidad humana tuviera su origen únicamente en los éxitos y realizaciones que llevan a cabo los hombres,
entonces los débiles, enfermos e indefensos carecerían de dignidad. Los cristianos creemos que la dignidad humana
viene, en primer término, de la dignidad de Dios» (Youcat, n.º 280).
1 ¿Es realmente digna la vida de un enfermo o la de un incapacitado? ¿Por qué?
2 ¿La defensa de la vida humana es una cuestión exclusivamente religiosa? Razona tu respuesta.

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6
El Evangelio de la vida

2. El derecho a nacer y el aborto

La Iglesia, impulsada por el amor de Dios, siente la solicitud materna por cada
Los derechos fundamentales ser humano. Por eso, rechaza las amenazas y los atentados contra el bien de las
Afirmamos que existen unos derechos personas, especialmente, el de los más débiles. Desde su inicio, la Iglesia ha segui-
fundamentales del hombre porque hay do el ejemplo de su Maestro, defendiendo la igual dignidad de todos los seres
unos derechos que derivan de la propia humanos, sin considerar la raza, el sexo, las circunstancias económicas, la salud
naturaleza humana y constituyen el fun- ni la edad.
damento de los demás derechos. Son
normas inalienables, universales y nunca Algunos de estos atentados contra la vida, como el aborto provocado*, son espe-
prescriben. Su reconocimiento histórico cialmente graves. A veces, encuentran justificación en las leyes e, incluso, se pre-
empezó con la Declaración de Derechos sentan como conquistas de la libertad. Es más, existe un cierto pensamiento único
del Buen Pueblo de Virginia, del 12 de
que exige el respaldo incondicional de esas leyes por parte de toda la sociedad
junio de 1776. En 1948, la ONU aprobó
(sobre todo, del sector sanitario y el silencio de los ciudadanos, porque así lo dicta-
la Declaración Universal de los Derechos
mina la ley o el derecho a la libertad de elección).
Humanos. En su artículo 3 se puede leer:
«Todo individuo tiene derecho a la vida, a Existe otro tipo de atentados contra seres humanos —como el genocidio de
la libertad y a la seguridad de su persona».
una etnia— que gran parte de la comunidad internacional no duda en denun-
ciar. Nadie discutiría a los médicos su derecho y su deber de no intervenir en
esas matanzas, y muchos esperarían que la población no permaneciese
pasiva. Quizás algunos piensen que no todos los hombres son seres
humanos. Eso es lo que siempre se ha llamado racismo (desprecio
hacia una raza).

El aborto provocado es la muerte voluntaria de un feto o embrión huma-


no en el seno materno. El uso de expresiones como interrupción del
embarazo es una manipulación lingüística. Es sabido que solo se interrumpe
algo que luego puede continuar (sí es correcto decir, por ejemplo, que la manifes-
tación interrumpió el tráfico). En cambio, en la medida en que el aborto provoca
una muerte (el feto deja de ser), no interrumpe, sino que mata algo que está vivo.

Es habitual el empleo de eufemismos cuando se intenta ocultar una realidad o no


mostrarla tal y como es. Al tratarse de un derecho fundamental, es decir, de la vida
humana, es importante la precisión en el uso de las palabras.

Plantearnos las cosas como son nos permitirá, además, responder a la cuestión
principal de un dilema determinado. En el caso del aborto, lo que hay que dilucidar
es sencillo: ¿el embrión o el feto son seres humanos? Si no lo son, un aborto
provocado tendría el mismo valor moral que la extracción del apéndice o que cual-
quier otra operación. Ahora bien, ¿puede alguien afirmar, sin lugar a dudas, que
los embriones o los fetos no son humanos?

Escenas de Juno, dirigida Fragmento de La mano de Dios,


por J. Reitman (2007). de B. Nathanson.

Mujer jugando con un niño, de C. M. Clodion.


Siglo xviii. El aborto no es un problema religioso
ni atañe exclusivamente a una determinada
moral. Es, ante todo, un asunto humano, social
y ético.

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6
El Evangelio de la vida

Científicamente, es imposible afirmar que no sea humano un feto o embrión con-


cebido a partir de la fusión de un espermatozoide y un óvulo humanos. Veámoslo El embrión humano, de la Pontificia
Academia pro Vita.
despacio:

• Si nos preguntamos, por ejemplo, qué es la criatura concebida por un gato y una
gata, la respuesta obvia es que se trata de un gato. En consecuencia, es lógico
afirmar que lo que se concibe en una relación sexual humana es un ser humano.

• Sin embargo, hay quien opina que lo primero que se concibe no es todavía un ser Los daños colaterales
humano, sino una realidad prehumana. Sería el denominado preembrión. Ahora La víctima principal del aborto provocado
es el hijo que pierde la vida. Pero no es la
bien, la realidad es que, una vez concluido el tiempo de gestación, nace un ser
única. Con frecuencia, la mujer se enfren-
humano. Así pues, se debería indicar en qué momento se produce la transfor-
ta al abandono y a la soledad. Queda so-
mación de «ser no humano» a «ser humano». Y esto tendría que ocurrir en un
metida a una tremenda presión (por parte
momento muy específico, porque no hay seres que sean «casi personas». O se es de sus padres, de su pareja, de la socie-
ser humano o no se es: no caben seres intermedios. dad…) y no se le presenta ninguna alter-
nativa a la muerte de su hijo. Los daños
Si no se nos indica el momento exacto y si ya se ha producido el cambio, corre-
psicológicos que se derivan del aborto son
ríamos el peligro de matar a un ser humano, lo que sería un terrible crimen. Sería frecuentes y muy graves, convirtiéndose
inmoral jugar con la posibilidad de eliminar a seres humanos. en un trauma que, en ocasiones, acom-
paña a la mujer el resto de su vida. Solo
Tal cambio no se puede dar en el momento del parto. Aunque lo habitual es
la misericordia y la gracia de Dios pueden
que los humanos nazcamos a los nueve meses, no son raros los casos de bebés
curar heridas tan profundas.
prematuros (algunos nacen en el quinto o en el sexto mes). ¿Será cuando
aparecen sus ojos? ¿Cuando comienza a desarrollarse el cerebro?

• Todavía sería menos plausible afirmar que se es humano cuan-


do no se depende de otra persona para vivir. En ese caso, no
se podrían considerar humanos, no solo los fetos o embrio-
nes, sino tampoco los bebés o los infantes; en consecuencia,
el infanticidio debería dejar de considerarse un crimen.

Por lo tanto, un ser humano empieza a existir como individuo


de la especie humana cuando aparece el código genético*
en la unidad celular del cigoto*. Esa información genética
procede de sus progenitores, pero es distinta, lo que le otor-
ga una identidad personal. De ese principio parte el pro-
ceso de desarrollo que va desde la concepción hasta la
ancianidad.

¿Qué has hecho? La sangre de tu hermano


me está gritando desde el suelo (Gén 4, 10).

reflexión y debate
Pensemos en otra clase de atentado contra seres humanos, como el genocidio de una etnia. Son bien cercanos los casos
de matanzas étnicas en Costa de Marfil. En abril de 2011, las agencias de información recogieron la noticia de que
el Comité Internacional de la Cruz Roja aseguraba que miles de personas habían muerto o resultado heridas en actos
violentos desde las elecciones de noviembre del año anterior, lo que había obligado a abandonar sus hogares a un millón
de personas. Unos 123 000 marfileños huyeron a Liberia y 5 000 a Ghana, según la agencia de refugiados de la ONU.
1 Si muchos ciudadanos no aprobasen la intervención, ¿la comunidad internacional debería permanecer pasiva?
2 ¿Podrías establecer paralelismos con el caso del aborto provocado?
3 Lee el testimonio de Gianna Jessen (pág. 78) y haz una valoración personal.

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6
El Evangelio de la vida

3. La fecundación artificial

Mediante las técnicas de fecundación artificial se sustituyen los procesos biológicos


El fin no justifica los medios que tienen lugar durante la procreación humana natural. De este modo, la fecun-
«Considerar a los embriones material dación se desliga de la unión del varón y la mujer.
biológico, “producirlos” y “consumir” sus
células madre para fines de investigación Las técnicas de inseminación artificial fuera del cuerpo de la mujer se conocen como
es absolutamente inmoral y entra dentro fecundación in vitro (FIVET). Con ellas se producen embriones en el exterior del
de la prohibición de matar. [...] Las inter- seno materno, los cuales se introducen después en el útero de la mujer mediante
venciones médicas sobre un embrión solo
métodos clínicos. Los problemas morales de estas técnicas son múltiples:
son responsables si tienen como fin la cu-
ración, mientras se garantice en ellas la • En primer lugar, la sagrada dignidad de la vida humana exige que esta sea el fruto
vida y el desarrollo íntegro del niño, y si el de la donación amorosa de los esposos en sus dos dimensiones: unitiva y pro-
riesgo de la operación no es desproporcio- creativa. La inseminación artificial supone desligar estas dimensiones, al intentar
nadamente alto» (Youcat, n.º 385).
generar una nueva vida independientemente del acto sexual.

• Es importante advertir, en segundo lugar, que el hijo es siempre un regalo y


no un objeto que se pueda adquirir en el mercado. En este sentido, hemos de
recordar que el fin no justifica los medios, es decir, que un fin bueno —como lo
es, sin duda, querer tener un hijo— no justifica el empleo de medios éticamente
incorrectos.

• Otros problemas éticos tienen que ver con lo relativo al modo de obtención del
Escenas de Gattaca, dirigida semen del varón (mediante la masturbación) o a la pérdida de la intimidad
por A. Niccol (1997).
de la pareja en el ámbito sexual (se recolecta el semen en clínicas, ante doctores
o enfermeras, etcétera).

• Más grave resulta el hecho de que esté en manos de un médico la elección de los
embriones que se implantarán, pues en ese momento el facultativo se adjudica
el derecho a decidir sobre qué vidas humanas tienen derecho a seguir existiendo.

• Dado que se trata de técnicas de éxito


costoso (no llega a término en torno a
un 70 % de las implantaciones), se suele
fecundar un número de óvulos mucho
mayor que el que se va a implantar. Esto
crea un grave dilema: los «embriones
sobrantes», que permanecen congela-
dos durante años, se eliminan, ya que
no pueden permanecer de este modo
indefinidamente.

Es evidente que «la vida de los hombres


y la tarea de transmitirla no se limita
a este mundo solo y no se puede medir
ni entender solo por él, sino que mira
siempre al destino eterno de los seres
humanos» (Gaudium et spes, n.º 51).

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6
El Evangelio de la vida

• Además, con el fin de asegurar el éxito, se implantan en el cuerpo de la mujer


más embriones de los necesarios, de modo que son habituales varios abortos en
el camino. El embrión humano queda claramente cosificado.

• Esta «fabricación» de embriones hace que haya quienes se planteen la posibilidad


de usarlos como un producto en el ámbito de la investigación. Así, el ser humano
queda reducido a mero material biológico.

• En algunos casos, los niños que logran nacer mediante estas técnicas no ten-
drán el derecho a saber quiénes son sus padres (si son fruto de una donación
de semen, por ejemplo). Los dilemas éticos se multiplican: vientres de alqui-
ler, madres solteras sin pareja, hijos de homosexuales, de personas ancianas o
difuntas, etcétera.

4. El final de la vida y la eutanasia

Huimos naturalmente del dolor... y es bueno que así sea. Nadie, en su sano juicio,
busca el sufrimiento. Sin embargo, es una realidad evidente que este acompaña la
vida del hombre. De hecho, se hace especialmente presente en algunos momentos
de la vida, como cuando sufrimos una enfermedad o cuando alcanzamos la vejez.

Ante el enfermo o el anciano nos ocurre lo mismo que en el caso de los niños:
descubrimos que exigen nuestro cuidado y atención porque no se valen por sí mis-
mos. Pero, gracias a ellos, redescubrimos dónde se encuentra el verdadero tesoro
de la vida humana: en el espíritu de servicio, en la entrega desinteresada y en la
dedicación a los otros.

Sin embargo, ante el misterio del sufrimiento, algunos proponen termi-


nar con la vida del que padece mediante la eutanasia. ¿Por qué, entonces,
no habría que respetar la decisión de quien quiere morir o que lo maten?

• Si la vida humana, como hemos visto, es sagrada en cualquier con-


texto o circunstancia, habrá que defenderla, incluso frente a los
ataques de una persona contra sí misma. Existen personas que,
ante situaciones dramáticas, quedan cegadas para descubrir el
sentido a su vida.

El depresivo grave se encuentra en esa situación; por eso, se lo


trata y se lo medica hasta que supera su enfermedad. De modo
análogo, quien pide su propia muerte necesita ayuda. Quizás ha
caído en la desesperanza movido por dolores, por un futuro incier-
to o por sentirse poco útil.

• Es cierto que la ley o la mayoría de las personas podrían apoyar


la eutanasia. Sin embargo, es fácil entender que no por eso sería
buena. De modo análogo, los Estados del sur de Estados Unidos
querían la esclavitud mayoritariamente, pero tal deseo no hacía
que esta fuera justa.

«Aquellos cuya vida se encuentra disminuida o


debilitada tienen derecho a un respeto especial»
(CEC, n.º 2 276).

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6
El Evangelio de la vida

• Podríamos llegar a pensar que esta práctica estaría justi-


ficada por una mínima calidad de vida que toda persona
merece. Pero, ¿qué significa realmente la expresión cali-
dad de vida? ¿Depende del nivel económico? ¿Tal vez, de
la inteligencia? ¿Es, más bien, un sentimiento subjetivo de
bienestar?

Es muy difícil determinar unos criterios que nos permitan


valorar la esencia de ese mínimo bienestar. Aunque, en
realidad, el verdadero problema se encuentra en preten-
der que hay vidas de diferente calidad: unas que merece-
rían la pena ser vividas y otras que no tendrían la calidad
mínima suficiente.

Desde esta perspectiva, lo único importante es huir del


sufrimiento y satisfacer nuestras necesidades. Así, se
pretende oponer el placer al bien —a la vida— y se afir-
ma que este es negativo para el ser humano. De este
modo, se funda la cultura de la muerte.

Nunca es lícito tomar medidas directas para Obviamente, la defensa de la vida no implica que haya que ensañarse con el enfer-
acabar con la vida de un ser humano débil mo para que su vida dure más. La muerte es el desenlace natural de la vida y resulta
o enfermo: la eutanasia es siempre ilícita.
inevitable. Es un deber ayudar a las personas a morir bien, sin dolores físicos ni
morales innecesarios, acompañadas por quienes las quieran.

En muchos ámbitos clínicos se ha desarrollado extraordinariamente la especialidad


de cuidados paliativos y las unidades de dolor: es inmoral matar a los enfermos,
La eutanasia
como también lo es someterlos a tratamientos desproporcionados (CEC, n.º 2 279).
La Iglesia nos recuerda que el ser humano
no es dueño de la vida que ha recibido Por último, hay que afirmar que la defensa de la vida se presenta como un asunto
de Dios y que, por lo tanto, «la eutanasia
plenamente humano y racional, no solo religioso. Existe, por tanto, la obligación de
es una grave violación de la ley de Dios,
defender al que no puede hacerlo por sí mismo.
en cuanto eliminación deliberada y moral-
mente inaceptable de una persona huma-
na. Esta doctrina se fundamenta en la ley
natural y en la Palabra de Dios escrita; es
transmitida por la Tradición de la Iglesia
y enseñada por el Magisterio ordinario y Escenas de Las invasiones
universal» (Evangelium vitae, n.º 65). bárbaras, dirigida por
D. Arcand (2003).

reflexión y debate
«Tus padres querían un hijo, pero no llegaba. Por eso fueron a una clínica de reproducción asistida. Tras pruebas, análisis,
estudios y decisiones no fáciles, unos médicos te concibieron en una probeta, con otros hermanos tuyos. Uno, el más
afortunado, nació hace ya muchos meses. Uno nació... Entonces, ¿qué va a ser de ti? ¿Qué será de tus hermanos? Tus
padres y los científicos decidieron dejarte en el congelador, por ahora. Dependías de la decisión de otros, tu vida estaba
en entredicho. [...] Voy a mirarte con esperanza. Todavía no han decidido tu destino. Quizás un día puedas leer estas
líneas, si te respetan, si te aman, si te dan una oportunidad de nacer» (Fernando Pascual, Carta abierta a un embrión
congelado, 29 de noviembre de 2003. Fuente: es.catholic.net).
1 ¿Qué importantes dilemas éticos se tratan en el texto?
2 Explica qué significa reducir al ser humano a mero material biológico.
3 Razona, a partir del texto que acabas de leer, por qué el fin no justifica los medios.

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6
El Evangelio de la vida

5. El sentido del dolor

1. El dolor es un misterio que no se puede comprender plenamente. Por eso,


hay que evitar causarlo de modo deliberado. La fe cristiana asegura que lo Fragmentos de Cartas desde
el dolor, de E. Mounier.
entenderemos cuando alcancemos la perspectiva de Dios. El cristiano sabe
que Dios solo quiere lo mejor para sus hijos y que podrá ver «el otro lado del
tapiz», en el que no se encontrarán los nudos, sino una obra bella que él «teje»
con la respuesta libre de cada uno. De ahí la importancia de la esperanza y de
la filiación divina.

2. El dolor tiene una función física: es un síntoma que nos advierte de la existen-
cia de una enfermedad. Nos permite, así, poner el remedio preciso. El sentido último del sufrimiento
San Juan Pablo II escribió, tras el atentado
3. El dolor nos recuerda nuestra condición finita. El sufrimiento es como un terrorista que sufrió el 13 de mayo de 1981:
despertador que nos señala la necesidad de aprovechar el tiempo. También nos «Nosotros cristianos, mirando a Jesús cru-
advierte que somos mortales, desmontando nuestra autosuficiencia. cificado, encontramos la fuerza para acep-
tar este misterio. […] La fe en Jesucristo
4. El mal causado por otra persona (por ejemplo, un simple gesto de indife- no suprime el sufrimiento, pero lo ilumina,
rencia) nos permite descubrir su condición, también finita, y la necesidad que lo eleva, lo purifica, lo vuelve válido para la
los demás tienen de comprensión. El dolor nos enseña a perdonar —porque no eternidad».
saben lo que hacen (Lc 23, 34)—.

5. El sufrimiento que nos causa el dolor de aquellos a quienes amamos nos
impulsa a cuidarlos mejor, a salir de nosotros mismos y a no ser el centro de
nuestro mundo.

6. El remordimiento de nuestras culpas nos mueve al arrepentimiento y a la con-


versión. De este modo, es posible la mejora personal.

7. El esfuerzo y el sufrimiento que conlleva la fidelidad a nuestros compromisos


los fortalece e intensifica.

8. El dolor nos permite comprender a los necesitados y a los dependientes, y


sentir piedad por ellos.

9. El dolor ajeno nos invita a dar gracias por lo que tenemos (pues, del mismo
modo, podríamos no tenerlo) y a procurar consolar a quien lo sufre.

10. El sufrimiento enfrenta al hombre con las cuestiones últimas: todo lo que se
ama en este mundo se pierde en algún momento, en especial, por la propia
muerte. Por eso, resulta fundamental esta cuestión: ¿qué me cabe esperar?

11. El dolor, en definitiva, encuentra respuesta en un Dios que asume todo el Fragmento de Stabat Mater,
sufrimiento humano y, tras su muerte en la cruz siendo inocente, resucita, de Dvorak.
con lo que da una respuesta definitiva al problema de la muerte.

reflexión y debate
«Mi vida es, desde hace ocho largos años, malestar físico, obstáculos, limitaciones, problemas hospitalarios, familiares,
burocráticos... En una palabra: sufrimiento. Pero este sufrimiento, si uno llega a entenderlo, es una lección constante que
ayuda a madurar y a superarse. [...] Los defensores de la eutanasia olvidan que cada vida es única e irrepetible y tiene
todo el valor posible. Si hubiese una vida sin importancia, ninguna sería importante» (Olga Bejano, Voz de papel).
1 ¿Por qué esta enferma conserva su sentido de la dignidad humana, a pesar de su enfermedad?
2 ¿Qué le dirías a un enfermo grave para que pueda enfrentarse a su situación?

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testimonio
«Sobreviví al aborto»
«Mi nombre es Gianna Jessen. Tengo 19 años y soy originaria
de California. Soy adoptada y sufro parálisis cerebral». Con
estas palabras empieza el testimonio de una joven que sufrió
en primera persona una de las técnicas de aborto más terri-
bles: la inyección de agua salina.
La madre de Gianna era una joven de 17 años a la que con-
vencieron para que abortara. «Afortunadamente para mí, el
abortista no estaba en la clínica cuando nací, a las 6 de la
mañana del 6 de abril de 1977. Me apresuré. Estoy segura de
que si él hubiera estado allí, yo no estaría aquí hoy».
Gianna había sobrevivido a la intervención, pero esta había
tenido consecuencias: una parálisis cerebral. Los médicos no
confiaban en que viviera. Además, su madre biológica no
tuvo fuerzas para sacar adelante al bebé.
Pero este superó la prueba y una familia generosa lo adoptó.
Con esfuerzo y largas intervenciones quirúrgicas, hoy puede
andar, ha podido formarse e imparte conferencias en las que
habla de esperanza y, especialmente, de vida.
«Estoy contenta de estar viva. Casi morí. Cada día le doy gra-
cias a Dios por la vida. No me considero un producto secun-
dario de la fecundación, un montón de células o ninguno de
esos títulos dados a los niños antes de nacer. [...] He conoci-
do a otros sobrevivientes de aborto y todos están agradeci-
dos por la vida».
Gianna se ha convertido en la voz de muchos que no pue-
den expresarse con palabras, pero que claman desde el silen-
cio para que el ser humano sea tratado como tal, desde el
momento de su concepción.

vive tus competencias

1  Formad grupos de tres o cuatro alumnos. Buscad en Internet o en una hemeroteca cinco noticias
de diferentes medios de comunicación que versen sobre los temas estudiados en esta unidad y
analizadlas críticamente. Os sugerimos que atendáis a los siguientes aspectos:
a) El contenido de la noticia: cómo se plantea el tema, qué motivos expone, qué expresiones y argumentos se
utilizan, qué reflexiones presenta y qué consecuencias prevé.
b) Las fuentes de la información: si se indica con claridad su origen, así como el de los datos que se mencionen,
si existen estadísticas o se reflejan diversas opiniones en igualdad de condiciones.
c) La presentación de la información: el orden en que se ofrece, si se distingue con claridad la información de la
opinión, posibles falacias o uso de expresiones o términos ambiguos, etcétera.

2  Busca en la página web de Irene Villa información sobre su vida, su obra y su actividad pública.
A continuación, haz una redacción en la que queden plasmadas tus impresiones sobre el modo en que
esta chica ha superado y supera, día a día, el sufrimiento y los obstáculos que se le presentan.

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síntesis

Todo lo que atenta contra la vida humana —como los homicidios de cualquier clase, los genocidios, el aborto, la
eutanasia y el mismo suicidio voluntario—, todo lo que viola la integridad de la persona humana, degrada a la
civilización humana, deshonra a quienes lo practican y es contrario al honor debido a Dios.
Cada persona tiene un valor absoluto por sí misma y no depende de aquello en lo que la estimen, necesiten o
reconozcan otras personas. Cada ser humano, más allá de sus circunstancias personales o de las capacidades
de las que pueda hacer uso en un momento dado, tiene una dignidad sagrada que nada ni nadie le puede
arrebatar.
El aborto provocado es la eliminación voluntaria de una criatura humana antes de que pueda vivir fuera del seno
materno. No se trata solo de un problema religioso; es una cuestión de ley natural. El ser concebido es un sujeto
humano que tiene derecho a vivir. La madre no tiene derecho sobre la vida del hijo.
El ser humano en período de gestación merece el respeto debido a la persona humana. No es una cosa ni un
mero agregado de células vivas, sino el primer estadio de la existencia de un ser vivo.
Las técnicas de procreación o de fecundación artificial permiten iniciar la vida humana por una vía distinta de la
unión natural entre el hombre y la mujer. Estas técnicas no son moralmente lícitas.
Nunca es justo tomar medidas directas para acabar con la vida de un ser humano débil o enfermo, de forma que
la eutanasia es siempre gravemente ilícita.
El dolor es un misterio que no se puede comprender plenamente. La fe cristiana asegura que lo entenderemos
cuando alcancemos la perspectiva de Dios. La confianza en que Dios, que es Padre, solo quiere lo mejor para sus
hijos es la convicción positiva que impulsa al cristiano.

vocabulario

Aborto provocado: acción dirigida voluntaria y directamente a matar un feto vivo en el seno materno.

Bioética: estudio de la conducta humana en el ámbito de las ciencias de la vida y la salud a la luz de los valores
y principios morales.

Cigoto: célula resultante de la unión del gameto masculino con el femenino en la reproducción sexual.

Código genético: conjunto de normas por las que la información codificada en el ADN o ARN se traduce en
proteínas, en las células vivas.

Eutanasia (o «muerte dulce»): eliminación voluntaria de una vida humana con el fin de librarla del dolor o de
la vejez.

Genocidio: exterminio sistemático de un grupo social por motivos religiosos, raciales o políticos.

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Vocación y servicio
La vida en Cristo
La respuesta a la vocación
La entrega al prójimo: la fe vivida
Bienaventurados los pobres de espíritu

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comenzamos con... cine

Ficha técnica
Director y guion:
John Lee Hancock
Reparto:
Sandra Bullock,
Quinton Aaron,
Tim McGraw,
Jae Head,
Lily Collins
y Kathy Bates.
País:
Estados Unidos

The blind side Año:


2009

Sinopsis
Michael, un joven afroamericano de 17 años sin recursos y sin hogar, logra que
lo acepten en un colegio de Memphis. Allí conocerá a Leigh Anne y a su familia.
Una noche fría y lluviosa, lo acogen en su casa para que duerma en un lugar
caliente. Pero ahí no acaba todo: la bondad de Michael conquista poco a poco a
la familia Tuohy, de modo que acabará convirtiéndose en un miembro más.

Sinopsis de la escena seleccionada


Leigh Anne se reúne en una cafetería con sus amigas y hermanas. Todas colabo-
ran en proyectos solidarios, pero desde una vida cómoda y sin implicarse dema-
siado. En un principio, acusan a Leigh Anne de ayudar demasiado a Michael,
al que apenas conoce. Ella se enoja y afirma que no está cambiando la vida de
Michael, sino que es él quien está transformando la de ella.

preguntas-guía
1 
Leigh Anne y sus amigas adoptan una actitud distinta ante una
misma realidad. ¿Cuál es la diferencia?
2 
¿Hasta dónde se puede amar? ¿Tiene límites el amor?
3 
Cuando uno dedica su tiempo y su vida a ayudar a los demás,
¿gana o pierde?

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Vocación y servicio

1. La vida en Cristo

Fue en Antioquía, en el siglo i d. C., donde comenzaron a llamar cristianos a los


Fragmentos de Deus caritas est, seguidores de Jesús. Ser cristiano significa vivir en él y por él, con una relación de
de Benedicto XVI.
amistad y amor. «Quien recibe el Bautismo es sumergido en la muerte de Cristo y
resucita con él “como una nueva criatura”» (Compendio del CEC, n.º 252). De este
modo, al bautizarnos pasamos a recibir el nombre de cristianos, que indica nuestra
procedencia y nuestro ser más profundo.

El amor crea un estrecho lazo que lleva a que dos personas se identifiquen. Por eso,
acabamos pareciéndonos a aquellos a los que más queremos. Así, algunos imitan
a sus ídolos (cantantes, futbolistas, actores y actrices…) y buscan ser como ellos (se
visten de modo semejante, imitan sus movimientos, etcétera).

En la vida cristiana sucede algo similar. El cristiano que trata de imitar las actitudes
profundas de Jesús, que reza cotidianamente, que ayuda a los demás, que se acer-
ca a los sacramentos con frecuencia…, se va pareciendo cada vez más a él.

Esta es la vida cristiana: un nuevo modo de actuar, de vivir y de ser al estilo de Jesús.
No se trata de obligaciones ni de imposiciones. Al contrario: es una cuestión de
amor, de amistad. Es lo que Jesús nos da: su misma vida, la gracia, el amor que nos
impulsa a entregarnos a nosotros mismos.

¿Qué caracteriza, entonces, esta nueva vida que Jesús propone? Lo que permite
esa regeneración y convierte al cristiano en hijo de la luz (Ef 5, 9) es el manda-
miento del Amor: Como yo os he amado, amaos también unos a otros (Jn 13, 34).
Aunque parezca muy sencillo, se trata de una tarea ardua que requiere el esfuerzo
de toda una vida.

Es fácil advertir que la palabra amor se ha devaluado por un uso excesivo. Por lo
tanto, se hace necesario redescubrir su significado más profundo. Benedicto XVI,
en su encíclica Dios es amor, explica los sentidos que puede tener. Existen dos tipos
de amor, que los primeros pensadores griegos denominaron eros y ágape.

• Eros es el amor pasional, el deseo de quien busca satisfacer sus impulsos con las
Hemos conocido el amor que Dios nos tiene y
cosas y las personas, y que se convierte en medio con el fin de lograr tal satisfacción.
hemos creído en él. Dios es amor, y quien perma- Es el amor cuyo único protagonista es el amante, pues busca su propio beneficio.
nece en el amor permanece en Dios y Dios en él
(1 Jn 4, 16). • Ágape es el amor de encuentro en el que prevalece la relación personal. Lo que se
ama, el centro, es la persona del otro y lo que se busca es su bien. Es un amor que
tiende a la comunión y cuyo fruto es la alegría de quien se entrega
a otra persona sin condiciones. La persona amada no
es un medio para alcanzar un fin, sino un fin en
sí misma. Este tipo de amor se ha traducido al
latín por caritas y al español por caridad.

El ideal del amor cristiano no consiste en


anular el eros, sino en ordenar y orientar
su fuerza desde el ágape. De ese modo,
la persona comprenderá que la felicidad
consiste en hacer felices a los que quiere.
Como decía Aristóteles, el amor más útil y
placentero es el que se realiza de un modo
realmente generoso, como donación de sí,
como preocupación y desvelo por el amigo.

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7
Vocación y servicio

El hombre está hecho para dar y recibir, y el amor ofrecido espera siempre una
respuesta de amor. Es decir, el amor se despliega en un movimiento de ida y vuelta. Predicación de Cuaresma,
de R. Cantalamessa.
De ida, porque mueve a salir de uno mismo para preocuparse por el bien del que
se ama. De vuelta, porque origina una respuesta de amor en la persona amada
que también se entrega y da, a su vez, a quien la ama.

Si todos diéramos el primer paso y amáramos de este modo, se produciría una


transformación activa de la sociedad y de las relaciones interpersonales en Himno a la caridad
una dinámica de amor ofrecido y entregado de unos a otros. Esta es la civilización San Pablo descubrió este amor hasta el ex-
del amor con la que soñaba Juan Pablo II como modelo de nueva humanidad. tremo en Cristo crucificado. En una de sus
cartas afirma, refiriéndose a Jesús: Me amó
Dios ha dado el primer paso en este movimiento del amor: creó todas las cosas de y se entregó por mí (Gál 2, 20). Por eso,
la nada —especialmente, al ser humano— y las mantiene en el ser por pura genero- cuando exhorta a los cristianos a vivir des-
sidad. Ante la infidelidad de los hombres, mostró su infinita misericordia a lo largo de el amor, compone el Himno a la caridad
de la historia de la Salvación. (1 Cor 13). Hemos de leer este himno des-
de la doble perspectiva del mandamiento
Pero, sobre todo, manifestó hasta el extremo su amor con la Encarnación. En del Amor: por un lado, es una descrip-
Jesús, Dios se da a los hombres de tal modo que él mismo se hace hombre, uno de ción del amor de Jesús hacia nosotros y,
nosotros, para mostrarnos el amor divino a través de palabras y gestos humanos por otro, del nuevo modo de amar que
que podamos comprender. debe caracterizarnos como cristianos.

Fotograma de La Pasión de Cristo, dirigida


¿Qué nos enseñó Jesús sobre el amor? Es importante darse cuenta de que el por M. Gibson (2004).
mandamiento del Amor cobra plenitud en la afirmación como yo os he amado. En
ella se contiene toda la novedad del cristianismo. Jesús no nos pide nada que antes
no nos haya dado. Él, con su vida, con sus gestos y palabras, es nuestro modelo.
¿Cómo se ama al prójimo? Aprendiendo a amar como amaba y ama Jesús.

Jesús explicó a sus discípulos cuál es el amor verdadero: Nadie tiene amor más
grande que el que da la vida por sus amigos (Jn 15, 13). Toda la vida de Jesús es
expresión de su amor por los hombres, sobre todo, con su muerte en la cruz por
toda la humanidad.

Jesús, por fin, nos mostró cuál debe ser la medida del amor: Yo os digo: amad a
vuestros enemigos y rogad por los que os persiguen, para que seáis hijos de vuestro
Padre celestial, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y manda la lluvia a justos
e injustos. Porque si amáis a los que os aman, ¿qué premio tendréis? […] Por tanto,
sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto (Mt 5, 43-48).

reflexión y debate
Si hablara las lenguas de los hombres y de los ángeles, pero no tengo amor, no sería más que un metal que resuena o un
címbalo que aturde. Si tuviera el don de profecía y conociera todos los secretos y todo el saber; si tuviera fe como para
mover montañas, pero no tengo amor, no sería nada. Si repartiera todos mis bienes entre los necesitados; si entregara mi
cuerpo a las llamas, pero no tengo amor, de nada me serviría.
El amor es paciente, es benigno; el amor no tiene envidia, no presume, no se engríe; no es indecoroso ni egoísta; no se
irrita; no lleva cuentas del mal; no se alegra de la injusticia, sino que goza con la verdad. Todo lo excusa, todo lo cree, todo
lo espera, todo lo soporta. El amor no pasa nunca. [...] En una palabra, quedan estas tres: la fe, la esperanza y el amor. La
más grande es el amor (1 Cor 13).
1 ¿En qué consiste la belleza del amor que describe san Pablo? ¿Es posible encontrar un amor semejante?
2 La Iglesia también habla de la «civilización del amor». ¿Qué significa esta expresión?
3 Explica por qué, de las tres virtudes teologales, el amor destaca por su excelencia.

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7
Vocación y servicio

2. La respuesta a la vocación

2.1. La vida como don y tarea


Muchas personas no saben por qué ni para qué vivir. Donde no hay sentido,
¿Cómo puedo saber cuál es mi objetivo ni esperanza, no hay proyecto de vida. Andan como ovejas sin pastor,
vocación?, de A. Royo Marín.
llevan «la vida de un idiota contada por un loco en la que nada significa nada»
(Shakespeare, Macbeth). Si no sabemos para qué hay que luchar, no encontrare-
mos la fuerza necesaria para emprender tareas esforzadas. Entonces, nos acomo-
daremos a lo que nos imponga la rutina, sin decidir quiénes queremos ser ni qué
queremos hacer.

Dios nos salva de este anonimato, pues en él los seres humanos descubrimos que
La Virgen María es nuestro modelo nada es fruto del azar, que todo tiene una razón profunda en su amor eterno.
«Aprender a orar con María es unirse a Cada vida humana es un don* de Dios: Él nos eligió en Cristo antes de la fundación
su plegaria: Hágase en mí según tu pa- del mundo para que fuésemos santos e intachables ante él por el amor (Ef 1, 4). Cada
labra (Lc 1, 38). Orar es, en definitiva, la hombre ha sido llamado por Dios para realizar una misión y esta misión propor-
entrega que responde al amor de Dios.
cionará sentido a su existencia. En latín, llamar es vocare; de esta palabra deriva el
Si, como María, decimos sí, Dios tiene la
término vocación.
oportunidad de vivir su vida en nuestra
vida» (Youcat, n.º 479). Descubrir la propia vocación* es uno de los retos más apasionantes de la vida. ¿Qué
puedo hacer con mi vida? ¿Cómo me gustaría emplear los años de mi existencia?
¿Con quién quiero compartirlo todo? Comenzamos a plantearnos este tipo de pre-
guntas en la primera juventud, cuando hacemos nuestras primeras elecciones perso-
nales: los estudios, las aficiones, las amistades… Son decisiones que nos conducen
por un camino determinado, nos orientan y nos van mostrando quiénes y cómo
somos. El cristiano añade otro interrogante más: ¿qué quiere Dios de mí?

La vocación cristiana se funda en la certeza de que la vida no es posesión indiferen-


te, sino que Dios nos la ha regalado para hacer algo valioso con ella. La vida es don
y tarea, regalo y responsabilidad. Por eso, es falsa la corriente de pensamiento
que defiende que es algo cerrado, que podemos hacer con ella lo que nos plazca,
incluso malgastarla. La existencia es un don de Dios; es necesario dialogar con él
para descubrir qué proyecto ha pensado para nosotros.

Todos los cristianos tenemos una vocación común: estamos llamados a la san-
tidad*. Dios quiere que seamos santos. La palabra santo se corresponde con el
término griego macariotes, que significa ‘feliz’. Lo traducimos literalmente por
bienaventurado o dichoso. La santidad es el estado de felicidad colmada del hom-
bre que vive en Dios y junto a Dios, pues él quiere nuestra felicidad.

No sois vosotros los que me habéis elegido, soy


yo quien os he elegido y os he destinado para que
vayáis y deis fruto, y vuestro fruto permanezca
(Jn 15, 16).

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Vocación y servicio

2.2. El carácter comunitario de la vocación «¿Qué quiere Dios de mí?»


La llamada a la santidad es personal, pero también comunitaria: la vocación cristia- «Es posible que en muchos de vosotros se
na no es un asunto privado entre Dios y cada uno de nosotros, sino que, del mismo haya despertado tímida o poderosamente
una pregunta muy sencilla: ¿qué quiere
modo en que Dios es relación entre las Personas de la Trinidad, estamos llamados
Dios de mí? ¿Cuál es su designio sobre mi
a la fraternidad con los demás seres humanos: el amor al prójimo es inseparable
vida? ¿Me llama Cristo a seguirlo más de
del amor a Dios. Cuando confesamos «creo», también debemos decir «creemos»,
cerca? ¿No podría yo gastar mi vida en-
pues manifestamos nuestra fe dentro de la comunidad humana. tera en la misión de anunciar al mundo la
grandeza de su amor a través del sacerdo-
Ser social no es algo que se añada a la persona humana: el hombre se desarrolla
cio, la vida consagrada o el matrimonio?
dando y recibiendo en sociedad. La sociedad supone un vínculo de unidad entre las
Si ha surgido esa inquietud, dejaos llevar
personas, recoge el pasado y prepara el porvenir, en el que cada cual debe desa- por el Señor y ofreceos como voluntarios
rrollar sus talentos para enriquecer al conjunto. ¿Con qué fin? El de fomentar el al servicio de aquel que no ha venido a
desarrollo de cada una de las personas que forman la sociedad. ser servido, sino a servir y dar su vida en
rescate por muchos (Mc 10, 45). Vuestra
Desde este punto de vista, la vocación cristiana tiene siempre una dimensión
vida alcanzará una plenitud insospecha-
de servicio, de modo que las personas más necesitadas (los niños, los ancianos, da» (Benedicto XVI, discurso de clausura
los enfermos…) encuentren un refugio y la vida se desenvuelva en un ambiente de de la JMJ, Madrid, 2011).
solidaridad y misericordia.

Ese ambiente de servicio debe darse entre todas las personas, sea cual sea su con-
dición, de modo que se llegue a desterrar la mentalidad que confunde el ser con el Fragmento de El guardián entre el
tener, el éxito con la riqueza material, y se desemboque en un mundo más humano. centeno, de J. D. Salinger.

El cristianismo se enfrenta a la mentalidad de la lucha de todos contra todos


que frecuentemente ha caracterizado al pensamiento liberal y capitalista de
Occidente. A fin de cuentas, si de lo que se trata es de identificarse con
el modo de ser de Jesús, los rasgos distintivos de los cristianos son las
«entrañas de misericordia». Por eso, donde hay cristianos se llevan a
cabo iniciativas de desarrollo y solidaridad.

¿Cómo se puede colmar a toda la sociedad de espíritu cristiano?


Especialmente, por el cuidado de la unidad social básica: la fami-
lia, ese núcleo donde el débil es querido y acogido sin que impor-
te su «utilidad». También se consigue fomentando las iniciativas
asociativas (económicas, sociales, educativas, etc.), evitando la
pasividad de los que dejan todo en manos de otros o del Estado:
el cristiano tiene la responsabilidad de ser un ciudadano activo,
de transmitir el tesoro que ha recibido y de organizar la sociedad de
manera que quien lo desee reciba ese tesoro.
«Nada es verdaderamente nuestro
hasta que lo compartimos» (C. S. Lewis).

reflexión y debate
«Ya he tenido suficiente, / necesito alguien que comprenda / que estoy sola en medio de un montón de gente. / ¿Qué
puedo hacer? / Quiero vivir, quiero gritar, / quiero sentir el universo sobre mí. / Quiero correr en libertad, / quiero llorar de
felicidad. / Quiero vivir, quiero sentir el universo sobre mí. / Como un náufrago en el mar, quiero encontrar mi sitio, / solo
encontrar mi sitio» (Amaral, «El universo sobre mí», Pájaros en la cabeza, 2005).
1 ¿Cuál es la experiencia que subyace en el texto de la canción?
2 Relaciona estas dos afirmaciones teniendo en cuenta el concepto de vocación: «quiero llorar de felicidad»
y «quiero encontrar mi sitio».
3 Lee Mt 25, 14-30 y realiza un comentario a partir de lo estudiado en este epígrafe.

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Vocación y servicio

3. La entrega al prójimo: la fe vivida

3.1. La fe mueve a la acción


Vivir el amor
«Hay un criterio fundamental para vivir En la carta del apóstol Santiago encontramos unas palabras que muestran cómo
de verdad el amor: permanecer en el debe ser la relación entre la fe y las obras: Si un hermano o una hermana andan
Señor y el Señor en nosotros. Hay una desnudos y faltos del alimento diario, y uno de vosotros les dice: «Id en paz, abrigaos
pregunta que cada uno debe hacerse a sí y saciaos», pero no les da lo necesario para el cuerpo, ¿de qué sirve? Así es también
mismo: ¿qué hago por Dios —no lo que la fe: si no tiene obras, está muerta por dentro (Sant 2, 15-17). Un conocido refrán
pienso o lo que digo— y qué hago por los resume la misma idea de este modo: «Obras son amores y no buenas razones».
demás? El primer criterio es amar con las
obras, no con las palabras. Las palabras Santiago, en su epístola, recuerda que la respuesta de fe y entrega a Dios, cuando
se las lleva el viento: hoy están, mañana estas son auténticas, necesariamente tiene consecuencias en la vida del creyente. Si
ya no están. No, el amor es concreto. El creer en Dios y llamarnos cristianos no modifica nuestro modo de ser, significa que
segundo criterio de lo concreto es que en la adhesión a la fe no ha calado con plenitud.
el amor es más importante dar que reci-
bir. La persona que ama da, da cosas, da En la Última Cena, Jesús hizo un gesto inaudito que marca ese nuevo estilo de vida:
vida, se entrega a sí misma, a Dios y a los el lavatorio de los pies. Esta era, entonces, una tarea propia de siervos. El Hijo de
demás» (papa Francisco, meditación del Dios Altísimo se quitó la túnica, se agachó delante de cada discípulo y le lavó los
jueves 9 de enero de 2014). pies. También a Judas, que lo traicionó. En un primer momento, los Apóstoles no
entendieron por qué Jesús actuaba como un sirviente.

Pero, al terminar de lavarles los pies, Jesús les dijo: Os he dado ejemplo para que lo
que yo he hecho con vosotros, vosotros también lo hagáis (Jn 13, 15). El Pastor está
para servir. No ha venido a ser servido, sino a servir (Mc 10, 45). Es sabido que el
propio Papa se presenta a sí mismo como «Siervo de los siervos de Dios»: en la
Iglesia, los puestos de poder son lugares de servicio a los demás. Pero todo fiel
cristiano debe actuar así, pues de otro modo no es coherente con su fe.

La fe mueve a la acción, exige vivir para los demás. El cristiano


está llamado a darse al prójimo. Los grandes santos de la historia
han sido hombres y mujeres entregados al servicio de los otros,
especialmente, de los más pobres y desfavorecidos. Basta conocer
un poco la vida de Francisco de Asís, Juan de Dios, Isabel de Hun-
gría, Juan Bosco o Teresa de Calcuta, entre otros muchos, para ver
que en ellos se encarna el ideal del cristiano.

Pero este ideal se debe dar también en nuestro propio ambiente.


Cada persona puede actuar en su vida esperando ser servida o
sirviendo. No se trata de dedicar un tiempo a un voluntariado,
sino de una actitud vital que empieza en casa, en clase, con las
amistades. Consiste en saber ceder, en adelantarse a las nece-
sidades de los demás, en ayudar en las tareas del hogar... Ser
cristiano no es una actividad teórica, sino una actitud ante Dios
y ante los demás.

Quien dice: «Yo lo conozco», y no guarda sus


mandamientos, es un mentiroso, y la verdad no
está en él (1 Jn 2, 4).

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Vocación y servicio

3.2. ¿Quién es mi prójimo?


Jesús dijo que la ley de Dios se resumía así: Amarás al Señor, tu Dios, con todo
tu corazón. […] Y a tu prójimo como a ti mismo (Lc 10, 27). Alguien le preguntó: Escenas de Don Bosco,
¿Quién es mi prójimo? (Lc 10, 29). Jesús, entonces, narró la parábola del buen dirigida por L. Gasparini.

samaritano, en la que afirma que todo hombre es el prójimo al que debemos reco-
nocer una dignidad sagrada. Lo recuerda también al narrar el juicio final, cuando
Jesús se identifica con todo ser humano: Tuve hambre, […] tuve sed, […] estuve
desnudo (Mt 25, 35-36).

Jesucristo, por fin, nos dio la regla de oro de la caridad cristiana: Cada vez que
lo hicisteis con uno de estos, mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicisteis (Mt
25, 40). Por eso, él está especialmente presente en cada ser humano que sufre.

Este espíritu de servicio a favor de todos los hombres se ha consolidado en la Igle-


sia mediante diversas instituciones. La vida religiosa ha desempeñado una función
muy importante a través de mercedarios, pasionistas, escolapios, misioneras de la
caridad, etc. Quienes construyeron los primeros hospitales, escuelas y asilos fueron
cristianos que reconocieron las carencias de la sociedad. El amor a Jesús los movió
a dar una respuesta creativa de servicio.

Muchos otros hombres y mujeres han continuado esta labor: educación, volunta-
riado, orfanatos, dispensarios… Los cristianos sabemos estar donde nadie más
es capaz de ir o donde nadie más quiere estar. En España, son instituciones
importantes Cáritas, Manos Unidas, y Justicia y Paz.

Quizá la injusticia y la discriminación que hoy sufrimos parezcan un problema


inmenso ante el cual podemos aportar poco. Esta es la excusa fácil para no
comprometerse, pero lo cierto es que todos podemos hacer algo. Se trata,
en primer lugar, de cambiar nuestras actitudes y de comenzar a vivir de cara
a los demás.

Otra forma de compromiso es el voluntariado. Ofrecer tiempo y cariño


nos saca del acomodamiento de la fe y nos convierte en constructo-
res del Reino de Dios. El voluntario cristiano comprende que Jesús
lo espera en las personas más desfavorecidas. En estos pequeños
gestos de entrega experimentamos algo misterioso: que darse a los
demás es de tal eficacia que Dios lo premia con una profunda
alegría, que salimos ganando cuando nos entregamos al prójimo.

Y este es su mandamiento: que creamos en el


nombre de su Hijo, Jesucristo, y que nos amemos
unos a otros, tal como nos lo mandó (1 Jn 3, 23).

reflexión y debate
«Termino la JMJ cansada, pero muy feliz, como creo que la terminamos todos. Vivir mi primera JMJ en Madrid y como
voluntaria ha sido curioso, pero muy gratificante. He podido palpar que “amar es servir y el servicio acrecienta el amor”,
como nos dijo el Papa; que hay más alegría en dar que en recibir, tanto, que siempre que podía llevaba la camiseta de
voluntaria para poder ayudar así a más gente» (Eva, en Alfa y Omega, n.º 749).
1 Amar es servir. ¿Cómo crees que suenan estas palabras en nuestra sociedad?
2 ¿Por qué crees que hay más alegría en dar que en recibir?
3  ¿De qué modos puede un joven como tú vivir el ideal cristiano del amor? Pon ejemplos concretos.

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Vocación y servicio

Fragmentos del segundo 4. Bienaventurados los pobres de espíritu


movimiento de la Marcha
fúnebre, de L. van Beethoven.
4.1. La virtud de la pobreza
En la enseñanza de Jesucristo, la pobreza es una virtud* fundamental. La
pobreza cristiana supone una actitud ante los bienes materiales consistente, no
tanto en no poseerlos como en desprenderse de ellos. La misma vida de Jesús es un
ejemplo constante: vestía una túnica sin costura —estimada en la época— por la
que los soldados romanos discutieron.

El Señor no desprecia los bienes materiales. De hecho, algunos de sus milagros


tienen que ver con ellos: las bodas de Caná, la multiplicación de los panes y de los
peces, la devolución de la salud a tantos enfermos, etcétera.

Es preciso un cierto nivel de bienestar para llevar una vida que esté acorde con el
designio de Dios: sin bienes, nos vemos obligados a dedicarnos a la supervivencia.
Que existan pobres es un escándalo, sobre todo porque: comer, beber y dormir son
acciones básicas necesarias que permiten desarrollar una vida humana (creativa,
solidaria y dedicada a la verdad).

Jesús nos alerta sobre la necesidad de vivir sobria y templadamente. Subraya


con frecuencia que existe el riesgo de convertir el corazón hacia las cosas, olvidan-
do, así, a Dios, pues ningún siervo puede servir a dos señores (Lc 16, 13): quien
está apegado a las riquezas, difícilmente puede servir a Dios y a los demás (Mc 10,
23-27).

¿Qué implicaciones tiene la pobreza para un cristiano? No debemos confundir


el ser con el tener. En la sociedad del bienestar, muchas personas creen que los
bienes materiales confieren dignidad. De ese modo, se desarrolla un culto a la
ambición, se promueve el egoísmo, la avaricia o la envidia, defectos propios de
corazones pequeños, volcados en lo inmediato y en lo superficial. Es todo lo contra-
rio a la grandeza de alma (magnanimidad) que exigía el ideal aristotélico de virtud,
la figura del héroe, la realidad del santo.

El avaro es calculador, inseguro, corto de miras. No es capaz


de ver la grandeza de lo que tiene delante, con lo que se
acorta su capacidad de amar. Recordemos que Judas roba-
ba de la bolsa de los Apóstoles y vendió a Jesús por treinta
monedas, pero se escandalizó con el detalle de la mujer que
ungió los pies de Cristo.

En estos últimos años, estamos asistiendo al estallido de una


crisis económica mundial que está muy relacionada con el
pecado de la codicia: se ha dañado a multitud de personas
por un deseo de posesión. Siempre queda en pie la pre-
gunta evangélica: ¿De qué le servirá a un hombre ganar el
mundo entero, si pierde el alma? (Mt 16, 26).

Pero si uno tiene bienes del mundo y, viendo a su


hermano en necesidad, le cierra sus entrañas, ¿cómo
va a estar en él el amor de Dios? (1 Jn 3, 17).

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Vocación y servicio

4.2. La dimensión social de la virtud de la pobreza


La pobreza cristiana tiene también una dimensión social. Ser cristianos no nos con-
«Bienaventurados los pobres de
duce al aislamiento, sino al compromiso con el prójimo. Sentimos la obligación de espíritu», mensaje del papa Francisco
luchar para lograr un mundo más justo, que se aproxime al ideal de Dios y que a los jóvenes.
venza el desorden que ha introducido el pecado.

¿Cómo se puede vivir la vertiente social de la pobreza? Por un lado, creando rique-
za y dándole una dimensión social. Por eso, por ejemplo, se puede ser cristiano y
empresario: por medio de la empresa se crea trabajo, distintas familias ganan un
sueldo y se aporta un servicio a los demás por los bienes que se producen. En este
sentido, para ser cristiano no hay que renunciar a los bienes del mundo, sino saber
ver en ellos posibilidades de mejora para los demás y para uno mismo.

Esto, lógicamente, conlleva una actitud de iniciativa en el ámbito laboral. La


honradez, la laboriosidad y el compañerismo son virtudes que aparecen unidas en
ese esfuerzo por establecer una relación adecuada con los bienes materiales. Supe-
rar el egoísmo, servir y pensar en los demás conforman la base de una sociedad
más justa.

Además, el cristiano se debe comprometer con las necesidades de los más des-
favorecidos. Dedicar tiempo al voluntariado o a la atención de enfermos es una La riqueza de la Iglesia
actitud que ha cobrado mucha fuerza. También es necesaria la limosna: dar dinero Son frecuentes las críticas a la Iglesia y a
y ofrecer tiempo, habilidades laborales o creativas a quienes lo precisan. La gene- sus riquezas. En realidad, estas críticas no
rosidad es una virtud compañera de la pobreza. Y se puede ser generoso con todo: tienen un fundamento serio. Las rique-
con cosas aparentemente superfluas o necesarias, con dinero, tiempo o planes. zas que la Iglesia posee son, ante todo,
bienes históricos y artísticos, patrimo-
En el fondo, las actitudes que se proponen conducen a salir de uno mismo y fijar nio de la humanidad y expresión de la
la mirada en los demás. Porque, aunque pueda parecer paradójico, esta forma de fe de los hombres y mujeres del pasado
actuar permite la plena realización de la persona y, por tanto, la felicidad. que se deben respetar como tantos otros
bienes culturales del mundo. En este sen-
La pobreza va unida a la magnificencia. Esta virtud nos lleva a gastar lo necesario tido, hay que destacar el compromiso
en las cosas que lo merecen. Cuando tenemos un invitado, procuramos darle lo constante de la Iglesia hacia los pobres,
mejor: el asiento más cómodo, una comida especial, una conversación agradable. su labor con los más desfavorecidos, la
Hay que mostrar esa generosidad con el prójimo y con Dios. entrega gratuita y de por vida de tan-
tos cristianos que, por amor a Jesús, lo
Por eso, la pobreza no contradice el cuidado de los objetos de culto (el edificio dejan todo para compartir sus vidas con
de una parroquia, su decoración), del mismo modo que no nos gustaría dar lo ellos. Esto es posible porque los cristianos
que nos sobra a quien queremos. Vivir la pobreza no es sinónimo de ser tacaño. siempre hemos sabido que somos la ver-
Debemos vivir con sobriedad, pero también ser generosos hasta el final, con los dadera riqueza de la Iglesia.
demás y con Dios.

reflexión y debate
«Es cierto que ellos sufren un empobrecimiento progresivo debido al abandono y la injusticia social en que se
encuentran… Y, sin embargo, ¿quién soy yo para juzgar su pobreza? Sobre todo, cuando me lo han dado todo. Dicen
que los indígenas son inhibidos y, sin embargo, me expresaron tanto… con sus gestos, sus miradas, su entrega. Nunca
nos faltó alimento, bebida o un lugar donde descansar» (Gema Villaluenga Abenoja, joven que realiza una experiencia
misionera en Acoyotla, México, revista Misioneros Javerianos, n.º 470).
1 Según el texto, ¿qué criterio hemos de utilizar para juzgar a los hombres?
2 Explica la distinción existente entre una pobreza que elegir y una pobreza que combatir.
3  ¿Por qué, para lograr un mundo humano, la justicia no es suficiente?

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testimonio
Mucho más que
una experiencia
Ana Villén es una mujer de 30 años, voluntaria en Manos
Unidas. Apenas lleva un año en esta organización, pero
basta ver su modo de obrar y la alegría que transmite para
saber que su actitud no responde a un capricho pasajero.
Todo empezó con un viaje que hizo a Camboya para cola-
borar con las hermanas misioneras del Sagrado Corazón de
Jesús. Gracias a esa experiencia, tomó conciencia de una rea-
lidad que muchas veces preferimos ignorar. «Tuve la oportu-
nidad de conocer de cerca la falta de garantía de derechos
fundamentales como la educación, la sanidad; graves pro-
blemas de desnutrición…».
Cuando regresó a España, sus prioridades habían cambia-
do. «Ya no me llenaba mi trabajo como auditora; necesitaba
hacer algo con mi vida que contribuyese de alguna forma a
mejorar lo que allí había visto y que tanto me había marca-
do». En un primer momento, pensó en dejarlo todo e irse
a Camboya, pero finalmente decidió que también desde
España podía ser útil. El voluntariado podía ser una forma de
poner su vida al servicio de los demás.
Hoy Ana está totalmente involucrada en los proyectos de
Manos Unidas, los cuales le han enseñado y aportado mucho
más de lo que se podía imaginar. «No hay un solo día que
no dé gracias a Dios por haber puesto en mi camino estas
experiencias que me han permitido conocerme, por haberme
dado la claridad y la sensibilidad para darme cuenta de mis
nuevos intereses, y por darme el valor y la decisión para llevar
a cabo este cambio que me ha permitido vivir mi vida de una
forma más plena» (Boletín Manos Unidas, n.º 177).

vive tus competencias

1  A lo largo de los siglos, muchos autores han sentido la necesidad de manifestar por escrito el
profundo amor de Dios que está presente en sus corazones. Unos han compuesto canciones; otros,
poemas o textos cuyo tema principal es el amor de Dios y entre los hermanos. Hoy te toca a ti.
Lee el Himno a la caridad (1 Cor 13) y escribe un poema, una canción o un relato que tenga como tema principal la
caridad. Quizás podrías incluir los primeros indicios de la vocación que sientes en esta etapa de tu vida.

2  Investiga sobre las actividades de una congregación o institución católica que se dedique al servicio
de los más pobres, enfermos o desfavorecidos.
Para empezar, investiga sobre su carisma, de qué modo viven sus miembros y algún proyecto concreto que estén
llevando a cabo. A continuación, haz un dossier con la información que hayas obtenido.

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síntesis

La vida cristiana consiste en un nuevo modo de actuar, de vivir y de ser al estilo de Jesús, que nos propone vivir
desde el mandamiento del Amor. Este permite entender por qué la verdadera felicidad surge de la entrega a los
demás.
Para amar al prójimo debemos aprender a amar como ama Jesús; hemos de excluir todo lo que nos aleje de
la fidelidad al bien de los demás. Jesús no nos pide nada que antes no nos haya dado. Él, con su vida, con sus
gestos y sus palabras, y especialmente con su pasión y muerte en la cruz, es nuestro modelo.
Jesús, por fin, nos ha mostrado la medida del amor: Yo os digo: amad a vuestros enemigos y rogad por los que os
persiguen. […] Por tanto, sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto (Mt 5, 43-48).
Cada hombre ha sido llamado por Dios para llevar a cabo una misión que dé sentido a su existencia. La vocación
cristiana se funda en la certeza de que Dios nos ha regalado la vida para hacer de ella algo valioso. La vida es
don y tarea, regalo y responsabilidad.
La vocación cristiana tiene también una dimensión comunitaria, ya que la persona humana necesita la vida
social. De ahí que la vida del cristiano deba tener siempre una dimensión de servicio, especialmente, con los más
necesitados.
Los cristianos han de ser ciudadanos activos que fomenten la solidaridad y el desarrollo de la sociedad. Este
espíritu de servicio se ha consolidado a través de diversas instituciones de la Iglesia con obras que fomentan la
educación, el voluntariado, los orfanatos, etcétera.
La pobreza es una virtud fundamental que muestra una actitud de desprendimiento ante los bienes materiales.
La pobreza cristiana tiene también una dimensión social esencial, por la que sentimos la obligación de luchar
para conseguir un mundo más justo.

vocabulario

Don: bien natural o sobrenatural que los cristianos recibimos de Dios.

Santidad: condición que guardan los hijos de Dios en virtud de la acción sobrenatural del Espíritu Santo en sus
corazones.

Virtud: disposición constante del alma para las acciones que están conformes a la ley moral; hábito de obrar
bien, independientemente de los preceptos de la ley, por la sola bondad de la operación.

Vocación: inclinación natural, o estado, profesión o carrera. La vocación de todo ser humano en cuanto que ha
sido creado por Dios es la santidad. Se entiende como vocación específica aquella inspiración con la que Dios
llama a algún estado (por ejemplo, al matrimonio o al de religión).

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La Iglesia y la sociedad
Misión de la Iglesia y doctrina social
Principios básicos de la DSI
La actitud ante los bienes materiales
Trabajo y descanso
La educación

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comenzamos con... cine

Ficha técnica
Director:
Michael Caton-Jones
Guion:
David Wolstencroft
Reparto:
John Hurt
y Hugh Dancy.
Países:
Reino Unido
y Alemania.
Shooting dogs Año:
2005

Sinopsis
El genocidio de Ruanda, en 1994, es el contexto en el que se desarrolla la
película. Christopher, un sacerdote católico, y Joe, un joven profesor voluntario
e idealista, viven, junto a la población tutsi, el drama de su muerte anunciada
ante el mandato de no intervención de los cascos azules de la ONU.

Sinopsis de la escena seleccionada


Christopher, después de treinta años en Ruanda, rechaza la posibilidad de mar-
charse con los cascos azules, y decide permanecer y morir junto a la etnia tutsi.
Ante el asombro y la admiración de Joe, que ha determinado irse, el sacerdote
afirma que Dios no abandona a sus hijos y la Iglesia tampoco.

preguntas-guía
1 
Ante la muerte inminente de los refugiados tutsies en la
escuela, describe las actitudes de los cascos azules, de Joe
y del padre Christopher.
2 
¿Qué postura refleja mejor la defensa de los principios
fundamentales de la Doctrina Social de la Iglesia? ¿Por qué?
3 
Piensa en situaciones actuales en las que se estén violando los
derechos humanos. ¿Cuál es tu actitud ante las injusticias?

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8
La Iglesia y la sociedad

1. Misión de la Iglesia y doctrina social

La Doctrina Social de la Iglesia* (DSI) surge de la búsqueda del bien de la persona.


Escenas de El indomable
Will Hunting, dirigida La Iglesia, impulsada por el mandato misionero de Cristo, ofrece las orientaciones que
por G. van Sant (1997). el ciudadano y la comunidad deben respetar para construir sociedades justas y solida-
rias. La base de la DSI está constituida por los valores que predicó y vivió Jesús: la
verdad, la libertad, la justicia y el amor (Compendio de la DSI, n.º 197).

Puede decirse, sin embargo, que la moderna «doctrina social», toma un nuevo
rumbo a partir de la encíclica Rerum novarum (1891) de León XIII.

A finales del siglo xviii, la Revolución industrial produjo grandes cambios sociales y
económicos. Junto a una mayor producción de riqueza, aparecen nuevas y extensas
formas de pobreza. La situación del proletariado, maltratado por el sistema capita-
lista de la época, impulsa la aparición de los sindicatos y de movimientos socialistas.
Surgen también múltiples iniciativas sociales cristianas que intentan paliar las con-
diciones indignas en que viven cada vez más personas.

En la Rerum novarum, León XIII daba respuesta a esta primera gran cuestión social:
la «cuestión obrera». El Papa denuncia los abusos contra los obreros, establece la
doctrina del salario justo y condena la solución propuesta por el marxismo como
contraria a la libertad humana. Los principios afirmados en la Rerum novarum se
convirtieron en base permanente de la Doctrina Social de la Iglesia. Más adelante,
la DSI ha ido ampliando su perspectiva ante la aparición de nuevos problemas:

Papa Documentos destacados Contenido

Aplica los principios enunciados por León XIII y a la nueva situación, marcada por
Quuadragesimo anno (1931)
los abusos de los grandes poderes financieros y los conflictos económicos.
Pío XI Non abbiamo bisogno (1931),
Mit brennender Sorge y Contra los totalitarismos (fascismo, nazismo y comunismo).
Divini Redemptoris (1937)

Amplía los temas de la DSI al atraso del sector agrícola, a la justicia en las relaciones
Mater et Magistra (1961)
entre países desarrollados y subdesarrollados, al aumento de la población, etcétera.
Juan XXIII
Aborda los derechos humanos y la paz mundial, amenazada en aquellos tiempos
Pacem in terris (1963)
de la Guerra Fría por la carrera de armamentos.

Concilio Señala el desequilibrio que produce el rápido progreso técnico. El Concilio trató en
Gaudium et spes (1965)
Vaticano II otros documentos cuestiones como: la libertad religiosa, la educación, etcétera.

Afronta los problemas del desarrollo, en el contexto de la entonces reciente


Populorum progressio (1967)
Pablo VI descolonización.

Octogesima adveniens (1971) Examina las ideologías contemporáneas.

Laborem exercens (1981) Define el trabajo como la «clave de la cuestión social».

Sollicitudo rei socialis (1987) Trata sobre el desarrollo, ante la persistencia del atraso de las naciones pobres.
Juan Pablo II
Revisa las cuestiones sociales tras el hundimiento del comunismo en Europa y
Centesimus annus (1991)
subraya la necesidad de que las democracias se funden en los principios éticos.

Su objetivo es iluminar la situación mundial y subrayar que sin confianza y amor


Benedicto XVI Caritas in veritate (2009)
por lo verdadero, no puede haber conciencia ni responsabilidad social.

Resalta la opción preferencial de la Iglesia por los pobres: la exigencia de su


Francisco Evangelii gaudium (2013) inclusión en la sociedad como condición primera para la resolución de los
problemas del mundo.

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La Iglesia y la sociedad

2. Principios básicos de la DSI

Hay un conjunto de principios básicos que «constituyen el verdadero corazón de la


enseñanza social católica» (Compendio de la DSI, n.º 160).

• Igual dignidad de todos los seres humanos. Esa dignidad, reflejo del Creador,
es fuente de unos derechos básicos universales: los derechos humanos. Cada
ser humano, rico o pobre, varón o mujer, sano o discapacitado, vale «toda la
Sangre de Cristo»: Dios, que ha entregado a su Hijo por todos y por cada uno, no
hace acepción de personas (Compendio de la DSI, n.º 144).

• El bien común. Es «el conjunto de condiciones de la vida social que hace posible
a las asociaciones y a cada uno de sus miembros el logro más pleno y más fácil de
la propia perfección» (Compendio de la DSI, n.º 164).

No se reduce a la mera suma de intereses individuales, ya que es el bien propio


de una comunidad. Así, un sistema que garantice una educación de calidad, una
buena red de asistencia sanitaria, etc., forma parte del bien común. Este debe
ser el objetivo de los gobernantes. La responsabilidad en su consecución implica
también que cada ciudadano exija sus derechos y asuma sus deberes.

• El destino universal de los bienes. Todo ha sido creado por Dios y se ha dado a
los hombres para que lo disfruten. Los bienes son para todos y tenemos derecho
a disponer de lo necesario para nuestro desarrollo. Por eso, el derecho a la pro-
piedad privada se debe respetar. Ahora bien, todos los derechos tienen que estar
subordinados al origen y a la finalidad de los bienes: un mundo justo y solidario
(Compendio de la DSI, n.os 171-175).

• El principio de subsidiariedad*. La sociedad está compuesta por diversos gru- Fragmento de El hombre
pos: familia, barrio, asociaciones (económicas, culturales...). Los gobernantes y el trabajo, de R. Buttiglione.
deben coordinar las relaciones entre todos ellos buscando el bien común. Según
este principio, las sociedades de orden superior han de servir a los grupos más
pequeños, pero no sustituirlos. La sociedad civil tiene que respetar los proyectos y Ciudadanos activos
las actividades que surgen de la libre iniciativa de los ciudadanos. La Doctrina Social de la Iglesia fomenta la
responsabilidad de las personas y de las
• El principio de solidaridad. Todos formamos parte de la gran familia humana instituciones (asociaciones de padres, co-
y la solidaridad se basa en esta interdependencia entre los seres humanos. Las legios, iniciativas empresariales, etc.), pues
necesidades y aspiraciones de un individuo no se pueden cumplir sin la ayuda de defiende que el hombre es autor y actor
los otros. Además, hay personas que, por diversas circunstancias (enfermedad, de la sociedad, y no puede limitarse a obe-
pobreza, desarraigo, falta de educación…), precisan más ayuda que otras (Com- decer pasivamente la autoridad del Estado.
pendio de la DSI, n.º 193).

reflexión y debate
Un año más, Cáritas impulsa la campaña dirigida a ayudar a las personas sin hogar con el lema «Todos somos ciudadanos.
Nadie sin hogar». «Salvaguardar los derechos de las personas sin hogar es vital. Es una necesidad, no un lujo. Tampoco es
una cuestión de los “derechos de la mayoría” contra los “derechos de unos pocos”. Cómo un país trata a los más débiles
refleja su abordaje de los derechos humanos. Son derechos, no regalos. Son de todos, no solo míos. En cualquier momento
(con o sin crisis), en todo lugar» (www.caritas.es).
1 ¿Con qué principios de la Doctrina Social de la Iglesia relacionas este texto?
2 
Elabora una definición personal de ‘bien común’, ‘destino universal de los bienes’ y ‘subsidiariedad’.
3 Recuerda qué y cuáles son las obras de misericordia. Explica su relación con los valores y principios de la DSI.

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La Iglesia y la sociedad

3. La actitud ante los bienes materiales

3.1. Bienes materiales y dignidad humana


Sobre los bienes y el destino último
del ser humano, de J. Maritain. El hombre es un ser formado por cuerpo y espíritu. La inteligencia y la voluntad
son cualidades espirituales que lo distinguen del resto de los animales. Jesús nos
recuerda que debemos velar especialmente por el espíritu (Mt 10, 28; Mc 8, 36).

Sin embargo, el cuerpo es también un elemento esencial. Somos seres materia-


¡Estad atentos y vigilantes! les, por lo que necesitamos comida, vivienda y seguridad. Estos bienes de orden
«A vosotros, jóvenes, os encomiendo en material permiten que el ser humano lleve una vida acorde a su dignidad. Dios es
modo particular la tarea de volver a po-
el origen de esos bienes y, por consiguiente, son buenos: Y vio que eran buenos
ner en el centro de la cultura humana
(Gén 1, 4).
la solidaridad. Ante las viejas y nuevas
formas de pobreza —el desempleo, la Por otro lado, con el desarrollo material, la persona puede hacer el bien a otros
emigración, los diversos tipos de depen-
hombres, generando trabajo, riqueza o bienestar. Hay una responsabilidad de cada
dencias—, tenemos el deber de estar
uno hacia los demás y esta responsabilidad comienza por lo material: dar de comer,
atentos y vigilantes, venciendo la tenta-
de beber, ropa, etcétera.
ción de la indiferencia. Pensemos también
en los que no se sienten amados, que no La propiedad es el medio que tiene el ser humano para procurarse los bienes
tienen esperanza en el futuro, que renun-
necesarios para su subsistencia. El hombre es un ser «capaz de tener», pues no se
cian a comprometerse en la vida porque
encuentra encerrado en el mundo físico, sino que puede ponerlo frente a sí y mejo-
están desanimados, desilusionados, aco-
bardados. [...] Los pobres son para no-
rarlo. Tiene capacidad para hacer propias las cosas. En este sentido, la propiedad
sotros una ocasión concreta de encontrar es una derivación y prolongación de la libertad. Por eso, la autoridad política debe
al mismo Cristo, de tocar su carne que respetarla (Compendio de la DSI, n.º 176).
sufre» (fragmento del mensaje del papa
Sin embargo, la propiedad y el uso de los bienes no son valores absolutos. El hom-
Francisco para la JMJ de 2014).
bre debe habitar y poseer el mundo sabiendo que no es suyo, que tiene que cui-
darlo y que no puede servirse de él de cualquier manera (Gén 2, 15; Compendio de
la DSI, n.º 255). Tenemos una auténtica responsabilidad ecológica ante Dios, el
resto de los seres humanos y las generaciones futuras.

La propiedad y el uso de los bienes materiales son, por lo tanto, medios para el
desarrollo integral del individuo y de la sociedad. Deben supeditarse al bien
espiritual y moral del hombre. No pueden ser el centro de las aspiraciones humanas.

El capricho y el consumismo nos hacen menos libres y generan una


auténtica esclavitud: a la moda, al qué dirán, a las necesidades super-
fluas… El mal uso de los bienes materiales empobrece el espíritu y pro-
voca la confusión del ser con el tener.

«El dominio del hombre sobre los demás seres


vivos no debe ser despótico e irracional; al contra-
rio, él debe cultivar y custodiar los bienes creados
por Dios» (Compendio de la DSI, n.º 255).

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La Iglesia y la sociedad

3.2. Combatir la pobreza


La situación de pobreza designa el estado de carencia de los
bienes básicos. Puede ser tanto material —carecer de alimento
o de una vivienda digna, por ejemplo— como espiritual —así,
la ignorancia o la soledad—. Atenta contra la dignidad del ser
humano, pues hace que alguien preparado para el conocimien-
to y la belleza deba centrarse tan solo en sobrevivir. Además, la
pobreza suele llevar aparejadas la enfermedad y la muerte.

A veces no hay que ir muy lejos para encontrar miseria: los


países desarrollados pueden cohabitar con impresionantes
bolsas de pobreza. Iniciativas muy cercanas a nosotros, como
los comedores de Cáritas o los bancos de alimentos, mues-
tran que la ayuda es necesaria y posible.

Por este motivo, las autoridades políticas y los individuos tie-


nen el grave deber de paliar la pobreza que sufren otros seres
humanos. Los medios a nuestro alcance son diversos: organis-
mos de cooperación internacional, ayudas económicas estatales, colaboración con enti- «La cooperación al desarrollo de todo el hombre
dades no gubernamentales o donativos (Compendio de la DSI, n.os 446, 448 y 449). y de cada hombre es un deber de todos para
con todos y, al mismo tiempo, debe ser común
a las cuatro partes del mundo» (Sollicitudo rei
Pero la acción del cristiano, inspirada por el ejemplo de Jesús y por el Evangelio de socialis, n.º 32).
las Bienaventuranzas, está motivada no solo por este afán de justicia, sino también
por el amor a los pobres. En ellos reconocemos de un modo especial la presencia
de Cristo. De ahí el amor de preferencia que la Iglesia, desde sus orígenes, tiene
por los necesitados (CEC, n.º 2 448).
La cooperación internacional
Le fe en Jesucristo nos impele a trabajar sin descanso por las necesidades de los «La cooperación es la vía en la que la
desfavorecidos. «Dios bendice a los que ayudan a los pobres y reprueba a los que comunidad internacional en su conjunto
se niegan a hacerlo: A quien te pide, dale, y al que te pide prestado, no lo rehúyas debe comprometerse y recorrer según
(Mt 5, 42)» (CEC, n.o 2 443). una concepción adecuada del bien común
con referencia a toda la familia humana.
En este sentido, la vida económica ha de inspirarse en la justicia y la solidaridad. De ella derivarán efectos muy positivos,
«No es aceptable un crecimiento económico obtenido con menoscabo de los seres por ejemplo, un aumento de confianza
humanos, de grupos sociales y pueblos enteros, condenados a la indigencia y a la en las potencialidades de las personas
exclusión. La expansión de la riqueza, visible en la disponibilidad de bienes y servi- pobres y, por tanto, de los países pobres y
cios, y la exigencia moral de una justa difusión de estos últimos deben estimular al una equitativa distribución de los bienes»
hombre y a la sociedad en su conjunto a practicar la virtud esencial de la solidari- (Compendio de la DSI, n.º 448).
dad» (Compendio del CEC, n.º 332).

reflexión y debate
«Cuenta la madre Teresa que una señora hindú fue a verla y le dijo: “Madre, yo quisiera tomar parte en su trabajo”.
La madre le respondió: “Eso está muy bien”. [...] En ese momento, la señora llevaba un traje que valía 800 rupias; el
de la madre apenas valía 8. La madre le aconsejó: “Yo empezaría por el sari. La próxima vez que vaya a comprar uno,
cómprelo de 500 rupias y las otras 300 úselas para adquirir saris para los pobres”. La señora rica siguió el consejo y fue
bajando el coste de su compra mensual. Y ella misma confesó que esto había cambiado su vida y que había tomado
verdadera conciencia de lo que es compartir» (www.webcatolicodejavier.org).
1 ¿A qué se refería la señora cuando dijo que «había tomado verdadera conciencia de lo que es compartir»?
2 ¿Cómo puede un joven de tu edad paliar la pobreza?
3 Haz un comentario escrito de Mt 25, 31-36 teniendo en cuenta los contenidos de este epígrafe.

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La Iglesia y la sociedad

4. Trabajo y descanso

4.1. El hombre: ser trabajador


Dios puso al hombre en el paraíso para que lo cultivara (Gén 2, 15). El trabajo no
Fragmento de Empresa es, por tanto, un castigo (Compendio de la DSI, n.º 256). Con él contribuimos en la
y responsabilidad, de F. Michelin.
labor de la Creación y mejoramos el mundo. El castigo consiste en inconvenientes
como el cansancio, las dificultades, las injusticias, etc. (Gén 3, 17-19).

El trabajo no es un mal ni una humillación; esto lo prueba el hecho de que Jesús


trabajó durante muchos años y se lo conoció como el carpintero (Mc 6, 3). Resulta
sencillo imaginar cómo haría de esa tarea una ocasión de servicio a sus vecinos y de
propia realización personal. La vida de trabajador de Jesucristo es una parte de
su vocación en la Tierra. Del mismo modo ocurre con cada uno de nosotros: el tra-
bajo es el camino ordinario que tenemos para dejar huella entre nuestros iguales.
Es la ocasión para crecer y mejorar como personas.

El hombre desarrolla sus cualidades realizando actividades (intelectuales y


manuales). Esto explica el uso de la palabra trabajo como sinónima de actividad,
e incluye tanto la actividad profesional como la vida en familia, de trato con los
demás y, en definitiva, toda nuestra vida.

Además, gracias al trabajo, el hombre se apropia, cuida y hace fructificar el mundo,


contribuyendo así al desarrollo de la Creación. El hombre «desarrolla» la Creación
cuando cultiva la tierra, cura a un enfermo, inventa una máquina o investiga en un
laboratorio.

Gracias al trabajo, conseguimos los bienes materiales necesarios para subsistir. Tam-
bién producimos otros bienes que la sociedad precisa y, al hacerlo, establecemos
relaciones con otras personas. Todo esto contribuye al bien común. El trabajo tiene,
pues, una clara vertiente social (Compendio de la DSI, n.º 273).

Para el cristiano, el trabajo es ocasión de encuentro con Dios, de mejorar el


mundo, de ayudar a sus iguales y de caridad.

Trabajar es un deber (Compendio de la DSI, n.os 264 y 274) y también un derecho. La


autoridad política ha de favorecer las medidas que permitan que toda persona tenga
un trabajo y pueda desarrollarlo con dignidad (Compendio de la DSI, n.os 287-289).

Igualmente, el trabajador tiene dere-


cho a una justa remuneración por su
labor (Compendio de la DSI, n.º 302) y
los Gobiernos deben esforzarse por evi-
tar situaciones de desempleo. De modo
análogo, aquellas personas que no se
esfuerzan por trabajar o que abusan
de los subsidios o evaden impuestos,
actúan de forma inmoral.

«El trabajo es un bien de todos, que debe estar


disponible para todos aquellos capaces de él.
La “plena ocupación” es, por tanto, un objetivo
obligado para todo ordenamiento económico
orientado a la justicia y al bien común» (Com-
pendio de la DSI, n.º 288).

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La Iglesia y la sociedad

4.2. El descanso
Después de un gran esfuerzo, de muchas horas de estu-
dio o de duro trabajo, ¡qué necesario es el descanso!
Tanto como el trabajo. Es el ámbito propio del ocio, que
es lo contrario al negocio. Mientras que por el trabajo
se busca ganar dinero para subsistir, las actividades de
ocio o tiempo libre, como el juego, el deporte, la lectu-
ra o la charla entre amigos, son fines en sí mismas y no
se hacen para obtener un beneficio material.

• El ocio es necesario para darnos un descanso del


trabajo. Permite al hombre detenerse para reflexio-
nar, para contemplar y deleitarse en los logros de
una labor bien hecha. Es la actitud que adoptó Dios
tras la Creación (Gén 2, 2). Ese deleite puede con-
vertirse en medio para ofrecer al Señor lo realizado
y darle gracias (Compendio de la DSI, n.º 285).

• El ocio es también un espacio festivo, de celebración. Festejar algo es reconocer su «El amor de la verdad busca el santo ocio,
valor y mostrar agradecimiento. ¿Qué es lo último que has celebrado: la vuelta de un la necesidad del amor cultiva el justo trabajo»
(san Agustín, De civitate Dei, n.º 19).
amigo, un cumpleaños, la victoria de tu equipo, una buena nota? Al celebrar, agra-
decemos el bien recibido y reconocemos la condición de don, de regalo, que tienen
las cosas buenas que nos suceden y, especialmente, las personas a las que amamos.

La acción de gracias* es una parte importante de la vida cristiana. No es justo


acudir a Dios solo para pedir, pues también hay que reconocer su bondad y agra-
decerle todo lo que nos da.

• El ocio es el tiempo propicio de reencuentro con Dios y con los demás. Por una
parte, es el espacio en el que se puede ahondar en relaciones sociales desvin-
culadas de la actividad profesional, especialmente con la familia y los amigos, pero
también con personas no tan cercanas o con los más necesitados. Jesús también
se marchaba con sus discípulos a lugares apartados para descansar (Mc 6, 31-32).
Escena de Copying Beetho-
Por otra parte, el ocio es el tiempo para relacionarse con Dios de forma más ven, dirigida por A. Holland
(2006).
calmada. La Misa dominical responde, precisamente, a esta necesidad de estar
con Dios y rendirle culto (Compendio de la DSI, n.º 285).

En conclusión, el ocio no es un tiempo vacío de actividad: es el momento de darnos más J. Pieper y H. Arendt reflexionan
intensamente a Dios y a los otros. Es tiempo de donación, de rezo, de creatividad, de sobre el ocio.
actividades valiosas por sí mismas, de diversión y entretenimiento, de gracia y alegría.

reflexión y debate
«Yo no soy una persona menos digna por ser trabajador; al contrario, esta es mi dignidad. Dios me hizo creativo y
colaborador suyo. Dios no ve la explotación como si fuese algo natural. Él no quiere la injusticia de la precariedad. La
fe me hace levantar cada mañana diciendo: “Si a ti no te gusta vernos sin dignidad, Señor, voy a luchar, ya que a otros
trabajadores les han quitado su dignidad”» (Alberto, 30 años, en Hermandad Obrera de Acción Católica. Fuente: www.
hoac.es).
1 Explica por qué el trabajo es un derecho y un deber.
2 ¿Cuál debe ser la actitud del cristiano ante el trabajo y ante el ocio?
3 ¿Cómo debe afrontar un cristiano injusticias como la explotación laboral y el desempleo?

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La Iglesia y la sociedad

5. La educación

5.1. La necesidad de educación


«Todos los hombres desean por, naturaleza, saber», afirma Aristóteles al comienzo
Escena de Educando
a J., dirigida por C. Lahti
de su Metafísica. Los seres humanos debemos descubrir quiénes somos para poder
(2001). serlo. El hombre es un ser necesitado de educación.

Jesús, en cuanto hombre, crecía y se desarrollaba, tanto física como intelectual-


mente, con la ayuda de la Virgen María y san José (Lc 2, 51-52). La educación es
un deber, un derecho y una parte esencial del bien común (Compendio de la DSI,
n.º 166).

¿Qué hay que educar? Todas las facetas del individuo humano: técnica, ética, espi-
ritual, afectiva... Sería un error centrarse solo en alguna (por ejemplo, las matemáti-
cas) y descuidar otras (pongamos por caso, la formación estética o humanística). La
educación debe ser integral*, es decir, tiene que favorecer el desarrollo de todas
las facetas de manera articulada, armónica.

Una buena educación, por lo tanto, atiende a la formación humana (el carácter,
los modales), intelectual (los conocimientos), moral (criterios para actuar y hacer
el bien) y religiosa (la dimensión trascendente que todos poseemos como seres
humanos).

Los padres son los primeros responsables de la educación de los hijos. Por eso
tienen derecho a elegir qué modelo pedagógico quieren para ellos y qué enfoque
antropológico o religioso debe tener su escuela. Algunos Gobiernos demuestran una
intensa tentación autoritaria al confundir el deber de proporcionar los medios para
la educación con el control total de tales medios, imponiendo, así, un modelo de
escuela y determinados enfoques o contenidos en materias morales o de conciencia.

Los padres no pueden desentenderse de esta responsabilidad y las autoridades


políticas no deben considerar la educación como un ámbito de gestión de
su exclusiva propiedad. Su función ha de consistir, más bien, en apoyar o
complementar la formación que los progenitores ofrecen a sus hijos, ya
lo hagan de manera individual o asociativa (con iniciativas para fundar y
gestionar centros educativos, por ejemplo).

En consecuencia, los padres tienen el derecho a educar a sus hijos según


los principios éticos, religiosos y académicos que, en conciencia, con-
sideren adecuados. Las autoridades políticas, según los recursos dis-
ponibles y las necesidades exigidas por el bien común, han de poner
los medios para que puedan ejercer ese derecho (Compendio de la
DSI, n.º 240). La Iglesia siempre defiende la libertad de iniciativa,
no la imposición de un determinado modelo de educación a los
ciudadanos.

«Las exigencias del bien común derivan de las


condiciones sociales de cada época y están estre-
chamente vinculadas al respeto y a la promoción
integral de la persona y de sus derechos funda-
mentales» (Compendio de la DSI, n.º 166).

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La Iglesia y la sociedad

Si la familia pertenece a una minoría, el Estado también tiene la obligación de aten-


derla según sus medios. Si se trata de una religión que forma parte de la historia,
la cultura o la tradición de un país o de otra comunidad humana (el catolicismo en
Europa o América, por ejemplo), sería todavía más incomprensible que, por prejui-
cios ideológicos, se pusieran obstáculos para su conocimiento.

Por último, si hay que enseñar esa fe, es lógico que cada confesión se ocupe de
señalar qué personas y qué contenidos son los idóneos a la hora impartir las mate-
rias correspondientes.

5.2. La Iglesia y la educación


La Iglesia es educadora porque predica (enseña) el Evan-
gelio y colabora activamente en iniciativas educativas de
toda índole. Muchos son los colegios, escuelas y talleres
de formación fundados por congregaciones religiosas u
otras instituciones eclesiales.

Históricamente, estas iniciativas se han dirigido con mayor


frecuencia a las personas y grupos más débiles y desfavo-
recidos. Ayer y hoy, estas instituciones intentan responder
a las necesidades de formación que no cubren otras enti-
dades. Don Bosco, por ejemplo, en el siglo xix se preocupó
de dar una educación de calidad a los jóvenes marginados:
construyó talleres de zapatería, sastrería o carpintería, creó
puestos de trabajo en los que no se los explotaba, etc. La
Congregación Salesiana que él fundó sigue sus pasos.

Pero este es solo uno de los muchos ejemplos que se podrían


poner. Escuelas de formación básica, centros de capacitación
profesional, colegios y escuelas de oficios para jóvenes sin recursos… son algunos La verdadera educación «se propone la formación
otros modelos de la tarea social y educativa que la Iglesia ha llevado a cabo perma- de la persona humana en orden a su fin último y
al bien de las sociedades, de las que el hombre es
nentemente desde su fundación. miembro y en cuyas responsabilidades participará
cuando llegue a ser adulto» (Concilio Vaticano II,
La Universidad es otra muestra del interés de la Iglesia por la educación y la ciencia. Gravissimum educationis, n.º 1).
En Europa, la Universidad surgió en el siglo xi a partir de las escuelas monásticas y
catedralicias.

reflexión y debate
«¿En qué momento de la labor educativa de la Iglesia en España nos encontramos? Tenemos retos y asuntos pendientes
fundamentales, a los que es preciso dar respuesta. Mejorar la calidad es, sin duda, un reto principal e, inseparable
de este y como desarrollo pleno de la personalidad humana, el de enseñar y aprender a ser hombre cabal. Se trata de
que el hombre llegue a ser cada vez más hombre, que pueda ser más, y no solo que pueda tener más; que, a través de
todo lo que posea, sepa ser más plenamente hombre. Para eso se necesita educar. Padres, maestros y profesores,
la sociedad entera, deben apostar por educar; no basta instruir» (fragmento de una entrevista a monseñor Cañizares,
en Alfa y Omega, n.º 300).
1 ¿Qué significa «que el hombre llegue a ser cada vez más hombre»?
2 ¿En qué consiste la libertad de educación? ¿Por qué es tan importante que el Estado la respete?
3  Investiga y pon un ejemplo de iniciativas católicas cuya finalidad sea la atención a los más desfavorecidos en
cada uno de los ámbitos estudiados en esta unidad.

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testimonio
Las misiones cristianas
Fátima y José Manuel son un matrimonio cristiano que un día
sintió la llamada de los desfavorecidos. Actualmente llevan a
cabo distintas labores misioneras de promoción y evangeliza-
ción en San Lorenzo Esmeraldas (Ecuador), junto a los Misio-
neros Combonianos.
Las mujeres y los niños son la mayor preocupación de Fáti-
ma. Colabora en el Centro de la Mujer, donde imparte cursos
sobre salud y nutrición, y sobre los derechos de la mujer.
Además, Fátima ayuda en la catequesis de la parroquia. Aun-
que es una zona predominantemente católica, la catequesis
sigue siendo urgente, pues las sectas, la superchería y el feti-
chismo se ven favorecidos por la ignorancia y la pobreza.
José Manuel colabora en una escuela taller de ebanistería. Su
objetivo es capacitar a los alumnos para que puedan desem-
peñar un trabajo. También acompaña a grupos de jóvenes
en la parroquia y, junto con Fátima, participa en el plan de
formación familiar de la diócesis.
La cercanía con la gente es fundamental para ellos. Son ya
unos vecinos más. «Desde el principio de nuestra estancia en
San Lorenzo, nos dimos un tiempo para tratar de entender
el entorno».
Fátima y José Manuel saben que ellos no son más que nadie
y prefieren integrarse en las iniciativas ya existentes antes de
emprender otras nuevas. Con gran humildad, afirman que
la relevancia de la misión la tienen los lugareños, pues nadie
como ellos conoce la cultura y el medio en el que viven.

vive tus competencias

1  Entra en el blog de José Manuel y Fátima, y conocerás en detalle la labor de este matrimonio.
Después, haz la siguiente actividad.
Busca otro testimonio semejante y señala los valores evangélicos que esas personas viven en sus tareas
cotidianas. Por último, reflexionad en grupo y descubrid cómo se pueden vivir esos mismos valores en las
actividades que vosotros realizáis habitualmente.

2  El periodista y escritor español Jaume Sanllorente fundó en 2005 la ONG Sonrisas de Bombay.
Visita su página web, observa el vídeo y piensa en una iniciativa semejante que pueda desarrollarse
en un ámbito local, nacional o internacional.
Has de redactar un documento sobre su misión, los valores y principios en los que se fundamentaría, y un plan
estratégico inicial.

102

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síntesis

La Doctrina Social de la Iglesia se ocupa del hombre en su dimensión social. Esta se basa en los valores que
predicó y vivió Jesús como la verdad, la libertad, la justicia y el amor.
De estos valores se derivan los siguientes principios éticos: la igual dignidad de todos los seres humanos, la
existencia de un bien común, el destino universal de los bienes, y los principios de subsidiariedad y solidaridad.
Las autoridades políticas y los individuos tienen el deber de paliar la carencia de bienes materiales o espirituales
que impiden a una persona vivir dignamente.
La fe en Jesucristo empuja al cristiano a trabajar sin descanso por las necesidades de los desfavorecidos. Este
afán está motivado por el amor a los pobres, en los que reconoce de un modo especial la presencia de Cristo. De
ahí el amor de preferencia que, desde sus orígenes, siente la Iglesia por los necesitados.
El amor hacia los desfavorecidos exige que el cristiano viva el desprendimiento, ya que la virtud de la pobreza
libera el corazón del hombre para que pueda amar más a Dios y a sus semejantes.
Con el trabajo contribuimos en la labor de la Creación y mejoramos el mundo. El trabajo es un derecho
fundamental y un bien para el ser humano.
El ocio es un espacio festivo y un tiempo propicio de reencuentro con Dios y nuestro prójimo. Precisamente, la
Misa dominical responde a esta necesidad de estar con Dios y rendirle culto.
El hombre necesita educación. Con ella se pretende extraer del individuo todas sus capacidades y ayudarlo a
crecer para que llegue a desenvolverse por sí mismo. La educación es un deber, un derecho y una parte esencial
del bien común.
Los padres tienen el derecho a educar a sus hijos según los principios éticos, religiosos y académicos que su
conciencia les dicte. El Estado ha de facilitar los medios para que puedan ejercer este derecho.

vocabulario

Acción de gracias: reconocimiento público de agradecimiento. Los cristianos necesitamos la oportunidad de


compartir de forma manifiesta lo que Dios ha hecho por nosotros.

Doctrina Social de la Iglesia (DSI): conjunto de enseñanzas morales que la Iglesia propone para que las
relaciones sociales contribuyan al desarrollo del ser humano y de los pueblos.

Educación integral: desarrollo equilibrado y armónico de las diversas dimensiones del sujeto (intelectual,
corporal, social y profesional).

Principio de subsidiariedad: dispone que un asunto se debe resolver por la autoridad más próxima al objeto
del problema. Se basa en el máximo respeto al derecho a la libre determinación de todos y cada uno de los
miembros de una estructura social.

103

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9
La civilización del amor
Creyentes y ciudadanos
El carácter aconfesional del Estado
Tolerancia, libertad y relativismo
Ética, valores y democracia
La objeción de conciencia
La civilización del amor

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comenzamos con... cine

Ficha técnica
Director:
Marc Rothemund
Guion:
Fred Breinersdorfer
Reparto:
Julia Jentsch,
André Hennicke,
Alexander Held
y Fabian Hinrichs.

Sophie Scholl: País:


Alemania
die letzten tage Año:
2005

Sinopsis
Mientras Hitler invade Europa, un grupo de jóvenes recurre a la resistencia pasiva
para combatir a los nazis. Nace así «La rosa blanca», un movimiento cuyo obje-
tivo es la caída del Tercer Reich. Sophie Scholl es la única mujer del grupo. El 18
de febrero, cuando ella y su hermano Hans distribuyen panfletos en la Universi-
dad de Múnich, son arrestados. La película se centra en la injusticia de los interro-
gatorios, el internamiento y el juicio de Sophie, su hermano y otro compañero.

Sinopsis de la escena seleccionada


Vemos el segundo interrogatorio de la policía nazi a Sophie. Es un diálogo en el
que se representa el conflicto ideológico entre ellos. La protagonista defiende
el valor de la conciencia, de la verdad, de la razón ante un poder, el de Hitler, que
impone un régimen arbitrario y dictatorial al pueblo alemán y al resto de Europa.

preguntas-guía
1 
Cuando Sophie habla de conciencia, ¿a qué crees que se está
refiriendo?
2 
Piensa si tus convicciones en el ámbito político tienen atisbos
de libertad interior o te dejas llevar por lo que digan otros,
sin reflexionar.

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1. Creyentes y ciudadanos

A lo largo del curso hemos descubierto que ser cristiano es mucho más que cumplir
Fragmentos de Crónicas unas prácticas de piedad y asistir a la Santa Misa los domingos y las fiestas precep-
(1944-1948), de A. Camus.
tivas. Los cristianos formamos parte de una diócesis pero, al mismo tiempo, somos
ciudadanos que vivimos en sociedad, comprometidos con todo y con todos, com-
partiendo nuestros problemas, nuestras ocupaciones y alegrías con las personas
que nos rodean.

Todos los fieles estamos llamados a ser santos y a ser ejemplos de santidad. El
Al servicio del hombre cristiano debe dar testimonio, en especial, a través de sus buenas obras en la vida
«La comunidad política y la Iglesia son de cada día. En la vida pública tenemos que comportarnos como hijos de Dios, en
independientes y autónomas, cada una coherencia con lo que creemos, participando en los asuntos públicos en igualdad y
en su propio terreno. Ambas, sin em- libertad para construir entre todos una sociedad cada vez más justa.
bargo, aunque por diverso título, están
al servicio de la vocación personal y so- Sin embargo, no todo el mundo está dispuesto a admitir la dimensión pública de
cial del hombre. Este servicio lo realiza- la religiosidad. Existe gente que, hostil a toda experiencia religiosa, querría que los
rán con tanta mayor eficacia para bien cristianos solo actuásemos como tales en la intimidad de nuestras casas o en la
de todos, cuanto más sana y mejor sea privacidad de los templos. Hay personas a las que les parece bien que los cristianos
la cooperación entre ellas» (Gaudium et
nos comportemos como hijos de Dios, pero únicamente en las tareas de asistencia
spes, n.º 76).
social.

Sin embargo, una sociedad verdaderamente democrática dota a sus ciudadanos de


libertad de expresión y creencia, de manera que estos puedan expresar públi-
camente su fe. La dignidad de la persona humana exige que no se obligue «a
nadie a obrar contra su conciencia o a impedirle actuar conforme a ella» (Dignitatis
humanae, n.º 3).

La Iglesia defiende que los Estados no deben tener una religión oficial, pues hay que
respetar la libertad de las conciencias y dejar que la gente viva su vida de fe con liber-
tad. No obstante, esto no significa que se pueda desterrar a Dios de la vida pública.

Un mundo dividido en pedazos, Apartar de la política el horizonte de la trascendencia conduce a convertir el ejerci-
de A. Solzhenitsyn. cio de la ciudadanía en una lucha de poder del hombre contra el hombre. A lo largo
del siglo xx, los regímenes totalitarios han demostrado sobradamente el terror que
se puede imponer a un mundo cerrado a cualquier forma de trascendencia.

En los evangelios, Jesús repudió el poder opresivo y


despótico, pero nunca rechazó a las autoridades de
su tiempo. En un momento dado, los fariseos, que
pretendían ponerlo en un compromiso, le pregun-
taron: «¿Es lícito pagar impuestos al César o no?»
[…] «Enseñadme la moneda del impuesto». Le
presentaron un denario. Él les preguntó: «¿De
quién son esta imagen y esa inscripción?».
Le respondieron: «Del César». Entonces, les
replicó: «Pues dad al César lo que es del César
y a Dios lo que es de Dios» (Mt 22, 17-21).

«La esperanza cristiana confiere una fuerte determi-


nación al compromiso en el campo social, infun-
diendo confianza en la posibilidad de construir un
mundo mejor» (Compendio de la DSI, n.º 579).

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Jesús defiende la justicia de los regímenes políticos: los hombres necesitan


a la sociedad y esta precisa orden. Cristo llega incluso a aceptar la autori-
dad del gobernador Poncio Pilato respecto a su propia crucifixión (véase
Jn 19, 11).

Los cristianos, como el resto de los ciudadanos, tenemos pleno derecho a


intentar mejorar la sociedad formando parte de los organismos públicos.
Poseemos el derecho a alzar nuestras voces para dialogar con el Estado
sobre los valores que moldearán el futuro de la sociedad, e incluso de la
humanidad. De hecho, nosotros mismos somos los que, en buena medi-
da, formamos el Estado. Permanecer callados ante situaciones injustas
sería cooperar con el mal.

En nuestros días, llevar el mensaje de Cristo a los demás implica, más


que nunca, convertirnos en apóstoles de lo cotidiano: de esta mane-
ra, hacemos que cada día de nuestra vida, por amor a Dios, sea una
ocasión de dar testimonio de nuestra fe para mejorar el mundo.

2. El carácter aconfesional del Estado

El Estado democrático de derecho es aquel que distingue entre la


esfera política y la esfera moral de los ciudadanos. Por ello, actúa
con pleno respeto a la libertad ideológica y religiosa de estos. El
Estado, por su carácter aconfesional, no profesa ninguna fe religiosa
ni se adhiere a ninguna doctrina determinada.

Sin embargo, este hecho no significa que mantenga una actitud hostil ante el fenó- «La participación es el compromiso voluntario
meno religioso ni que, en sentido contrario, evada su deber de apoyar el desarrollo y generoso de la persona en los intercambios
sociales. Es necesario que todos participen, cada
y el sostenimiento de la fe de los ciudadanos. A fin de cuentas, el Estado también uno según el lugar que ocupa y el papel que
colabora en el desarrollo del deporte, de las asociaciones culturales, del turismo, desempeña, en promover el bien común»
etc. Es decir, este organismo tiene la función de apoyar aquellas actividades que sus (CEC, n.º 1 913).
ciudadanos desean, siempre que no atenten contra la ley ni el bien común.

Los poderes públicos están abiertos a colaborar con la Iglesia católica y las demás
confesiones. Esta apertura, fundamentada en la autonomía de cada una, es lo que
denominamos laicidad*. El deber de los laicos
Juan Pablo II enseñó que «los fieles lai-
El laicismo* implica un tratamiento completamente distinto del fenómeno religio- cos de ningún modo pueden abdicar de
so. La mentalidad laicista parte de la distinción entre vida social y religión. Sostiene la participación en la política; es decir,
que la religión debe quedar relegada al ámbito privado de la vida, a la intimidad de de la multiforme y variada acción econó-
cada persona. Supone que el hecho religioso se tiene que excluir de la vida social. mica, social, legislativa, administrativa y
cultural destinada a promover, orgánica e
De este modo, la religión se concibe como un prejuicio que hay que eliminar de los institucionalmente, el bien común» (Juan
asuntos públicos. Las actitudes laicistas son las que prohibirían, por ejemplo, los cru- Pablo II, Christifideles laici, n.º 42).
cifijos en las escuelas o la celebración pública de festividades de carácter religioso.

Fragmentos de El ocaso de la Edad Católicos y vida política. Nota de


Moderna, de R. Guardini. la Congregación para la Doctrina
de la Fe.

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Estado e Iglesia son dos realidades compatibles, necesarias y cada una tiene su
Fragmento de Una nueva laicidad, propio campo de actuación. Prohibir la expresión de las convicciones religiosas en
de A. Scola.
el ámbito público* es incurrir en una clara discriminación. ¿Se pueden defender
públicamente los colores de un equipo de fútbol, las siglas de un sindicato o de un
partido político, pero no se debe hacer pública la propia religión? Esta prohibición
supondría que los ciudadanos que mantienen creencias religiosas pertenecen a una
categoría inferior al resto.

Un Estado laico es el que promueve el bien común de los ciudadanos, a la vez


que respeta las distintas opciones ante la vida (a condición de que sean respetuo-
sas con ese bien común). La tarea del Estado es apoyar el desarrollo de la libertad
individual, sin censurar determinadas posturas (por ejemplo, las religiosas), debido
a causas ideológicas o al afán de controlar lo políticamente correcto, lo que debería
pensar la mayoría o cualquier otra iniciativa que, en el fondo, sería propia de una
mentalidad totalitaria.

reflexión y debate
«El laicismo es una actitud —con frecuencia, agresiva— de indiferencia oficial ante lo religioso, que trata de prescindir
de todo criterio referido a una religión, especialmente en los campos de las instituciones políticas y de la enseñanza. El
laicismo actual es intolerante y anticatólico, e intenta confinar la fe a la vida privada de los ciudadanos, impidiéndoles
todo espacio y manifestación pública. Significa que un católico (o persona de cualquier religión) puede practicar
privadamente la propia fe, pero hay que impedirle que exprese sus convicciones morales y religiosas en público o cuando
cumple una función pública» (Civiltà cattolica, 22 de diciembre de 2004).
1 
¿Por qué la fe no se puede reducir al ámbito privado?
2  ¿Conoces algunas manifestaciones actuales de laicismo en la vida pública?

3. Tolerancia, libertad y relativismo

La democracia es, ante todo, una comunidad ética y su razón de existir se basa en
un profundo respeto al ser humano y a su diversidad racial, lingüística, moral e ideoló-
gica. Se llama tolerancia* a la actitud abierta ante fenómenos distintos a las propias
costumbres o convicciones, que ve en el otro y en la diferencia
maneras, también válidas, de acercarse a la realidad.

La tolerancia se ha convertido en un valor en alza, sin duda


debido a la creciente pluralidad de estilos de vida y de con-
cepciones del bien humano presentes en nuestra sociedad.
Pero esta virtud solo es un valor auténticamente positivo
cuando aúna el respeto con la apertura a los demás, bus-
cando el bien y la verdad.

Nadie que conozca el significado de la palabra amar permi-


tiría que un amigo cayera en la drogadicción sin hacer algo
para impedirlo. Nadie debería ser tolerante con quien hace
daño o con el que mata injustamente.

«El derecho al ejercicio de la libertad es propio de todo


hombre, en cuanto resulta inseparable de su dignidad
de persona humana. Este derecho tiene que ser
siempre respetado» (Compendio del CEC, n.º 365).

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No toda postura es igualmente válida, porque no siempre se respeta el bien del ser
humano. En este sentido, Benedicto XVI alerta contra la tolerancia cuando esta, en Escenas de La ola, dirigida
por D. Gansel (2008).
el fondo, oculta una actitud de indiferencia.

En ocasiones, la tolerancia puede resultar arrogante. Hay gente que, desde una
postura de superioridad o de condescendencia, acepta la diferencia, pero no la
quiere junto a sí. Actúan así, por ejemplo, quienes afirman que no tienen nada en
contra de los inmigrantes, pero no hacen nada por mejorar la convivencia con ellos
e integrarlos en la sociedad.

Asimismo, hay personas que consideran que, para ser tolerantes, es imprescindible
que antes nos despojemos de nuestras convicciones, de nuestras ideas, de nuestra
moral, como si el único terreno para poder practicar la tolerancia fuera el relati-
vismo*. Sin embargo, no hay que confundir la libertad o la tolerancia con el rela- Lo que la historia nos enseña
tivismo, puesto que no todas las ideas sobre el bien de la persona son igualmente La historia reciente, con las tragedias del
válidas. comunismo y el nazismo, nos demuestra
que los Estados que han abusado de su
En nuestros tiempos, a muchos les parece que el relativismo es un principio impres- poder para crear el paraíso en la Tierra, lo
cindible para poder vivir en democracia. En este sentido, se percibe una cierta dic- han hecho a costa de eliminar la libertad
tadura del relativismo que, bajo una aparente neutralidad, esconde una visión muy del hombre. El laicismo sin límites tiende
concreta del hombre, al que trata como un ser carente de naturaleza propia, sin a convertirse en una nueva religión que
puntos de referencia, salvo los que dictan la ley o la mayoría. sustituye la antigua teocracia por una
nueva de diferente signo pero que, con
Tras el aparente relativismo neutral en los asuntos estatales, se oculta el peligro de frecuencia, exige el sacrificio de las mi-
que el poder político pretenda fundamentarse éticamente en sí mismo, imponien- norías y de los débiles.
do un pensamiento único por la vía legislativa.

4. Ética, valores y democracia

Vivimos en una sociedad democrática, pero el sentido


democrático de nuestra convivencia se puede percibir
de distintos modos. Para unos, la democracia consiste
en el respeto a la voluntad de la mayoría, lo que reduce el
gobierno de la convivencia social a una decisión mayori-
taria y temporal, alejada de la trascendencia.

Si consideramos que la democracia es un simple juego


en el que unos ganan y otros pierden, podemos acabar
pensando que en sus reglas nada es verdad ni menti-
ra, que nada es bueno ni malo, que todo es relativo.
Esto no es así, porque cualquier democracia moderna
funciona defendiendo unos derechos fundamentales
que no son cuestionables. Por ejemplo, se prohíbe la
violencia o los partidos antidemocráticos porque van
en contra de estos principios.

«Creados a imagen del Dios único y dotados de una


misma alma racional, todos los hombres poseen
una misma naturaleza y un mismo origen. Rescata-
dos por el sacrificio de Cristo, […] todos gozan por
tanto de una misma dignidad» (CEC, n.º 1 934).

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Las democracias modernas parten de la concepción de la dignidad de la per-


Sobre los retos del multiculturalismo, sona humana. Por eso, asimilar democracia a relativismo significa erosionar cada
de C. di Martino.
vez más la importancia de los derechos fundamentales y del sistema democrático
de derecho.

A veces ocurre que unos cuantos creen que poseen la capacidad de decidir qué
hombres son realmente humanos y, de ese modo, niegan derechos, como el de la
vida a los no nacidos, a personas que sufren un retraso mental o a los ancianos y
débiles. En su encíclica Evangelium vitae, Juan Pablo II advierte sobre el peligro de
adoptar este tipo de decisiones «tiránicas» respecto al ser humano más débil e
indefenso.

Vivimos en sociedades cada vez más multiculturales. La coexistencia de cul-


turas distintas en un mismo territorio puede ser enriquecedora, pero siem-
pre tiende a plantear problemas éticos. En Occidente, cuestiones como la
ablación, la poligamia o el uso del burka colisionan frontalmente con lo que
entendemos como bien de los seres humanos.

Ante estos problemas, cada vez son más los que propugnan la necesidad de
crear una ética civil, es decir, una ética secular «de mínimos» con la que todo
el mundo esté de acuerdo. El objetivo de la ética civil no sería la felicidad
ni la plenitud de la persona, sino alcanzar un consenso social básico que
posibilite la convivencia.

Alcanzar este consenso ético no es sencillo. Ciertamente, no es fácil obli-


gar a nadie a hacer ni a aceptar el bien, por lo que el acuerdo siempre
penderá de un hilo y su fuerza estará permanentemente comprometida.

De ahí la importancia de que esta moral pública esté fundamentada, no en la


mera voluntad de los seres humanos, sino en la naturaleza humana y en Dios,
su Creador. En este sentido, hay muchas personas e ideologías que se denominan
ecológicas y, al mismo tiempo, se declaran partidarias del aborto, como si, por
ejemplo, la defensa de los cultivos ecológicos estuviese reñida con la defensa de la
vida humana en un sentido integral.

Como vemos, una ética sin Dios es frágil como un árbol sin raíces. Se puede derrum-
bar con facilidad al ser atacada por el relativismo.

Gran bailarina, de P. Gargallo. Siglo xx. «El hombre está llamado […] a
la participación de la vida misma de Dios. Lo sublime de esta vocación
sobrenatural manifiesta la grandeza y el valor de la vida humana incluso
en su fase temporal» (Evangelium vitae, n.º 2).

reflexión y debate
«16.1. Se garantiza la libertad ideológica, religiosa y de culto de los individuos y las comunidades sin más limitación,
en sus manifestaciones, que la necesaria para el mantenimiento del orden público protegido por la ley.
16.2. Nadie podrá ser obligado a declarar sobre su ideología, religión o creencias.
16.3. Ninguna confesión tendrá carácter estatal. Los poderes públicos tendrán en cuenta las creencias religiosas de
la sociedad española y mantendrán las consiguientes relaciones de cooperación con la Iglesia católica y las demás
confesiones» (artículos de la Constitución española de 1978).
1 ¿Cuál es la postura del Estado español ante el hecho religioso y las diversas religiones?
2  Explica qué diferencia existe entre lo que está permitido o regulado por las leyes y lo ético. A continuación
redacta con tus palabras una definición de los términos ‘legal’ y ‘ético’.

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5. La objeción de conciencia

Cuando los fariseos preguntaron a Jesús si era lícito pagar el tributo al César, le
estaban formulando una cuestión malintencionada. De la tajante respuesta de
Jesús (Pues dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios) no se debe
interpretar que la política y el culto al Señor se encuentran en ámbitos opuestos.
Aunque sean realidades distintas —una es de carácter temporal; la otra apunta
hacia lo eterno—, pueden combinarse. Así, es posible vivir una vida pública tenien-
do en cuenta lo que Dios ha querido para nosotros.

Para un cristiano, el límite del poder político lo tiene que marcar el bien del ser
humano, querido por Dios y su propia conciencia, dado que no siempre todo lo
que un Estado considere legal será moralmente válido. Cuando hablamos de con-
ciencia nos referimos, claro está, a esa voz interior bien fundamentada, anclada
en la verdad.

La libertad religiosa* no se ha de limitar a una mera libertad de culto. Sin una


libertad de conciencia real, que se pueda ejercer públicamente en la vida personal,
social y profesional, la libertad religiosa se limita a una frágil tolerancia. La libertad
religiosa no tiene que ser solamente una garantía jurídica, pues se debe poder vivir
en la práctica diaria.

Pueden surgir muchos casos en los que una persona se vea impulsada a objetar por
razones de conciencia. Esta es individual, pero su repercusión es pública, por lo que
tiene el poder de humanizar a toda la sociedad, ya que dar ejemplo es una buena
manera de cambiar mentalidades y prejuicios.

La objeción de conciencia es, por consiguiente, necesaria para garantizar la liber- «El deber de respetar la libertad religiosa impone
tad del hombre, porque se trata de la última defensa que pueden ejercer las perso- a la comunidad política que garantice a la Iglesia
nas frente al poder político. el necesario espacio de acción» (Centesimus
annus, n.º 47).
«Quien pasa por alto la conciencia de un hombre, la ignora y la presiona, atenta
contra su dignidad. Pocas cosas hacen más hombre al hombre que el don de poder
distinguir por sí mismo el bien del mal y poder elegir entre ellos. Esto es válido inclu-
so cuando la decisión, vista desde la luz de la verdad, es errónea. Si una conciencia El derecho a la objeción
de conciencia en el Compendio
se formó rectamente, la voz interior habla en coincidencia con lo que es razonable, de la DSI.
justo y bueno ante Dios» (Youcat, n.º 296).

reflexión y debate
«La conciencia cristiana bien formada no permite a nadie favorecer con el propio voto la realización de un programa
político o la aprobación de una ley particular que contengan propuestas alternativas o contrarias a los contenidos
fundamentales de la fe y la moral. […] No puede haber dos vidas paralelas: por una parte, la denominada vida
“espiritual”, con sus valores y exigencias; y por otra, la denominada vida “secular”, esto es, la vida [...] del compromiso
político y de la cultura» (Congregación para la Doctrina de la Fe. Nota doctrinal sobre algunas cuestiones relativas al
compromiso de los católicos en la vida política).
1 Explica, a partir de este texto, cuál es el límite del poder político.
2  Expón algunos ejemplos prácticos en los que sería preciso ejercer la objeción de conciencia. Justifica
tu respuesta.

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La civilización del amor

6. La civilización del amor

6.1. Además de justicia, caridad


No hay duda de que vivimos una época de poderosas transformaciones sociales,
Fragmentos de Más fuerte que el culturales y tecnológicas. Todas estas turbulencias generan, inevitablemente, un
odio, de T. Guénard.
estado de crisis de valores en muchos ámbitos de la sociedad. Las democracias
occidentales, que tanto han contribuido a modernizar a las naciones, han perdido
el atractivo que solían suscitar entre la ciudadanía.

En la actualidad, se ha abierto una brecha de desconfianza que separa a la socie-


dad civil de las instituciones políticas. La sombra de la corrupción económica
amenaza la credibilidad de muchas entidades y organizaciones. El escepticismo
y el individualismo se están imponiendo en muchas mentalidades, que contem-
plan el futuro con pesimismo.

Ante estos nuevos retos, los cristianos están llamados a humanizar la sociedad
con el fermento de la fe. Viviendo en el mundo, en todas y cada una de sus múlti-
ples facetas, los cristianos laicos deben santificar el mundo y construir la civilización
del amor, por su propia vocación.

Esta será posible si nos esforzamos en lograr que todos los asuntos de la vida
humana —la justicia, la economía, la educación, etc.— queden supeditados al
amor. La justicia no basta para regular las relaciones entre las personas. El abismo
que las separa se puede superar construyendo puentes de caridad, entablando
un diálogo verdadero con los demás.

«Toda la doctrina social [católica] se desarrolla «Solo la caridad puede cambiar completamente al hombre. Semejante cambio no
a partir del principio que afirma la inviolable significa anular la dimensión terrena en una espiritualidad desencarnada. Quien
dignidad de la persona humana» (Compendio
de la DSI, n.º 107). piensa conformarse a la virtud sobrenatural del amor sin tener en cuenta su corres-
pondiente fundamento natural, que incluye los deberes de la justicia, se enga-
ña a sí mismo: «La caridad representa el mayor mandamiento social.
Respeta al otro y sus derechos. Exige la práctica de la justicia y
es la única que nos hace capaces de esta. Inspira una vida
de entrega de sí mismo: Quien intente guardar su vida
la perderá; y quien la pierda la conservará (Lc 17, 33)»
(Compendio de la DSI, n.º 583).

La civilización del amor, por lo tanto, comienza en


el corazón de cada hombre y se extiende hacia
fuera, empezando por nuestras familias, nues-
tras amistades, hasta abrazar al mundo ente-
ro. Tenemos que esforzarnos entre todos para
promover la cultura de la vida y desterrar
la cultura de la muerte.

Los últimos Papas han hablado con frecuen-


cia en su magisterio sobre de la civilización del
amor. Ante la ONU, en 1995, decía Juan Pablo II:
«La respuesta al miedo que ofusca la existencia
humana al final del siglo es el esfuerzo común por
construir la civilización del amor, fundada en los valo-
res universales de la paz, de la solidaridad, de la justicia
y de la libertad».

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La civilización del amor

La vida cristiana tiene como objetivo hacer un mundo más


humano, más justo, en el que se luche contra la margi-
nación y el egoísmo. Por eso, el cristianismo no puede
aceptar verse reducido al ámbito privado: ser cristiano es
un compromiso que afecta a la totalidad de las relaciones,
actuaciones, modos de trabajar, etcétera.

«El cambio cultural deseado —explica Juan Pablo II—


exige a todos el valor de asumir un nuevo estilo de vida
que se manifieste en poner como fundamento de las
decisiones concretas —a nivel personal, familiar, social
e internacional— la justa escala de valores: la primacía
del ser sobre el tener, de la persona sobre las cosas».

6.2. Con la mirada en Dios


Pero la civilización del amor llega mucho más lejos.
El cristianismo no se reduce a la mirada a las cosas
de esta vida, sino que la abre a la trascendencia. Esta es una verdad que se sigue del
poder de Dios y de la grandeza del ser humano. ¿Cómo Dios, que crea al hombre a
su imagen y semejanza, y lo ama apasionadamente, podría reducir ese amor a tan «Gracias a Cristo, la muerte cristiana tiene un
corto espacio de tiempo como es la biografía de una persona? sentido positivo. Para mí, la vida es Cristo y el
morir una ganancia (Flp 1, 21). Es palabra digna
de crédito: pues si morimos con él, también vivi-
La caridad no «se puede agotar en la dimensión terrena de las relaciones humanas
remos con él (2 Tim 2, 11)» (CEC, n.º 1 010).
y sociales, porque toda su eficacia deriva de la referencia a Dios: “En la tarde de
esta vida, compareceré delante ti con las manos vacías, pues no te pido, Señor,
que lleves cuenta de mis obras. Todas nuestras justicias tienen manchas a tus ojos.
Por eso, yo quiero revestirme de tu propia justicia y recibir de tu amor la posesión
eterna de ti mismo...” (oración de santa Teresita del Niño Jesús)» (Compendio de
la DSI, n.º 583).

Aspirar al cielo no supone renunciar a lo propio de la Tierra, sino situarlo en el lugar


debido dentro del orden del amor. Disfrutar de la vida presente es muy bueno: ser
feliz en la Tierra nos abre a ser felices en el cielo; la actitud más lógica del cristiano
es la de acción de gracias por la multitud de cosas hermosas que nos rodean y Audición y comentario del
Himno a la alegría,
porque el final (el cielo) será un auténtico principio (un nuevo modo de gozar para de L. van Beethoven.
los que ya han gozado). Como decía san Agustín, un fin sin fin.

reflexión y debate
«Los que tienen miedo de la muerte son los que creen que aquí se acaba todo. Yo no he visto morir con temor a nadie
que haya sido testigo del amor de Dios. Tienen que hacer las paces con Dios, como debemos hacer todos. [...] Ayer ya
se fue y mañana todavía no ha llegado, por lo que debemos vivir cada día como si fuera el último, para que cuando
Dios nos llame estemos preparados y dispuestos a morir con el corazón limpio. […] Constatar eso sirve de ayuda porque
significa que lo mismo que vive ahora un moribundo lo viviré yo mañana. Tenemos que aprender a vivir en unión con él.
La muerte no es más que volver a él, al lugar donde él está y al cual todos nosotros pertenecemos» (Teresa de Calcuta,
Camino de sencillez).
1 Según la madre Teresa, ¿quiénes tienen miedo a la muerte?
2 
¿Qué significa para nosotros «vivir cada día como si fuera el último»?
3 Explica por qué aspirar al cielo no supone renunciar a lo propio de la Tierra.

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testimonio
Giuseppe Tovini,
entre lo público y lo privado
Giuseppe Tovini, terciario franciscano, fue un abogado italia-
no de finales del siglo xix. Fundó varios periódicos y revistas,
si bien su gran logro social fue la defensa de la educación.
Al terminar sus estudios de Derecho, trabajó en los despachos
de un abogado y de un notario. Simultáneamente, durante
dos años fue vicerrector y profesor en un colegio municipal:
era el único que rezaba al comenzar y al terminar las clases, y
comulgaba cada domingo.
Siempre se involucró en el ámbito público, como testimo-
nio de su implicación con la realidad en la que vivía. Fue
alcalde de su pueblo natal (Cividate Camuno), donde pro-
movió las obras públicas y ayudó a superar las deudas del
Ayuntamiento.
En las elecciones de 1878, Giuseppe fue elegido consejero
comunal y provincial. Inspiró, organizó, fundó y orientó ini-
ciativas e instituciones a través de programas presentados en
diversos congresos católicos. Sostuvo y apoyó otras muchas
empresas de carácter social, como las cajas de ahorro muni-
cipales, y propuso la fundación de la unión diocesana de las
sociedades agrícolas y de las cajas municipales.
Vivía su compromiso conjuntamente con su fe. Así, defen-
dió con ahínco la enseñanza religiosa en las escuelas para la
educación íntegra de los jóvenes y la libertad de educación;
alentó la escuela libre como instrumento eficaz para formar
a la juventud en las tareas de responsabilidad civil y social.
Murió con solo 55 años. Juan Pablo II lo beatificó el 20 de
septiembre de 1998.

vive tus competencias

1  Hoy en día, existen todavía muchos países en los que se persigue y condena a muerte a los
cristianos.
Investiga qué sucede actualmente en uno de esos países y cuál es la reacción de los organismos internacionales
ante esta conculcación de los derechos humanos. Elabora un informe en el que reflejes la información que has
recogido.

2  Buscad el testimonio de una autoridad pública que confiese ser cristiana. ¿Cómo demuestra, en su
quehacer diario, que sigue el Evangelio de Jesús? Haz una valoración personal.

3  Piensa en tres ámbitos profesionales y explica de qué modo pueden contribuir a que la vida pública
sea un espacio en el que se respete la justicia y se promocione la solidaridad.

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síntesis

Política y religión coinciden en muchos ámbitos: defensa de la libertad y de la justicia, así como rechazo de
comportamientos injustos. La política es, en gran medida, una cuestión de medios. La religión nada tiene que
objetar a las soluciones técnicas, salvo en el caso de que afecten a cuestiones morales.
En los países democráticos, al reconocerse la libertad de religión y darse un pluralismo de confesiones religiosas,
lo normal es que el Estado sea laico o aconfesional, es decir, que no privilegie ninguna religión en especial.
Sin embargo, el Estado laicista implica la exclusión de cualquier referencia religiosa en los ámbitos públicos.
El derecho al ejercicio de la libertad resulta inseparable de la dignidad de persona humana. «Este derecho ha de
ser siempre respetado [...] y debe ser civilmente reconocido y tutelado, dentro de los límites del bien común y
del justo orden público» (Compendio del CEC, n.º 365).
Es misión de la jerarquía de la Iglesia ayudar a los demás fieles a conocer la moral social. Y es misión de los fieles
laicos actuar con el testimonio de su vida cristiana con libertad, responsabilidad y fidelidad a la ley de Dios.
«Para plasmar una sociedad más humana, más digna de la persona, es necesario revalorizar el amor en la vida
social, [...] haciéndolo la norma constante y suprema de la acción. Si la justicia es de por sí apta para servir
de “árbitro” entre los hombres, [...] el amor en cambio, y solamente el amor (también ese amor benigno que
llamamos misericordia), es capaz de restituir al hombre a sí mismo» (Compendio del CEC, n.º 582).
La Iglesia, siguiendo fielmente la Revelación de Jesucristo, ha enseñado siempre que el ser humano quedará
completamente saciado al contemplar a Dios en la Bienaventuranza eterna.

vocabulario

Ámbito público: conjunto de las actuaciones sociales de los ciudadanos.

Laicidad: aconfesionalidad, es decir, principio de actuación por el que los poderes públicos no favorecen ni
discriminan ninguna confesión religiosa.

Laicismo: ideología que propugna la independencia del hombre y de la sociedad, pero especialmente del
Estado, respecto a cualquier referencia religiosa en los ámbitos públicos.

Libertad religiosa: derecho a dar culto a Dios, según las propias convicciones.

Relativismo: teoría que sostiene que no existen hechos ni principios universales compartidos por todas las
culturas.

Tolerancia: respeto a las ideas, creencias o prácticas de los demás cuando son diferentes o contrarias a las
propias, siempre y cuando no atenten contra la dignidad humana o el bien común.

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La fe y la razón
Creer es razonable
¿Qué es la fe?
Los límites de la fe
La fe ayuda a la razón
El credo y la conversión

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comenzamos con... cine
Ficha técnica
Director:
Antony Hoffman
Guion:
Chuck Pfarrer
y Jonathan Lemkin.
Reparto:
Val Kilmer,
Tom Sizemore,
Carrie-Anne Moss,
Terence Stamp,
Benjamin Bratt
y Simon Baker.
País:
Estados Unidos
Red planet Año:
2000

Sinopsis
Kate Bowman es la piloto y comandante de una importante misión: salvar a la
raza humana. Es el año 2050, la Tierra se está muriendo y colonizar Marte es la
única alternativa para sobrevivir. Al llegar a Marte, un aterrizaje forzoso deja a la
tripulación sin equipo científico, de comunicación y de salvamento. Todo eso hace
que su robot de exploración y cartografía militar falle y se convierta en su ene-
migo. Desafiando las órdenes de Houston, Bowman se niega a abandonar a su
equipo y trata de guiarlo de vuelta a las alturas.

Sinopsis de las escenas seleccionadas


En la primera escena, un ingeniero conversa con el capitán de la nave sobre las
consecuencias de dejar que el planeta muera. Si sucede, muere todo: nuestra
historia y nuestra cultura. Pero, ¿muere Dios también?
En la segunda escena, los astronautas han bajado a Marte, pero el vehículo se
estropea. Dos de ellos mueren. Dos tripulantes, un genetista y un ingeniero, se plan-
tean si el hecho de que sigan vivos se puede explicar por la ciencia o por la religión.

preguntas-guía
1 
¿Qué ha podido llevar al científico de la primera escena a
buscar a Dios?
2 ¿Qué vías tenemos para conocer a Dios?
3 
¿La fe en Dios es el camino más fácil, como afirma el biólogo
en la segunda escena?

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La fe y la razón

1. Creer es razonable

El deseo de Dios se encuentra en todo ser humano, a pesar de que una persona se
Belleza, naturaleza y gratitud, aleje de él o lo rechace. Asimismo, podemos alcanzar, gracias a la razón, la existen-
de L. Schwartzberg.
cia de Dios, aunque se trate de un Dios que todavía no es el de la fe cristiana, pues
este excede las fuerzas naturales del conocimiento humano. Pero él sale a nuestro
encuentro, se nos revela, pidiéndonos, a cambio, su confianza (es decir, el ejercicio
de la virtud de la fe).
Fragmento de Solo el asombro
conoce, de M. Bersanelli Sin embargo, con frecuencia se habla de la fe religiosa como si fuera algo opuesto
y M. Gargantini.
a la razón. Como el hombre es un animal racional, hay quien opina que la fe es
contraria a lo que define a la persona como tal.

Pero las cosas son más complejas e interesantes. Si nos fijamos en nuestra vida, des-
cubrimos que, en lo cotidiano, vivimos de fe. Si, por ejemplo, estamos ejercitando
una actividad de riesgo con un instructor, como el descenso de cañones en un río,
y este nos dice que saltemos, nos fiamos de él y nos lanzamos.

Habitualmente nos fiamos de los demás; tenemos fe en lo que nos dicen de sí mis-
mos. A veces, son cosas que no entendemos, pero suponemos que tienen razón de
ser, porque el otro sabe más, cuenta con mayor experiencia, etcétera.

Por otro lado, resultaría inhabitable un mundo en el que tuviéramos que tener cer-
teza absoluta de todo: solo el maniático pretende la certeza pura. Así, por ejemplo,
no se podría llamar amistad a una relación en la que se exigiera del otro un certifi-
cado: los amigos confían en los amigos.

En el ámbito de la ciencia —paradigma del conocimiento racional— sucede lo


mismo. Todo científico parte de la suposición de que el mundo es razonable y de
que se puede conocer (fe); de que la razón humana obedece a leyes lógicas que
funcionan correctamente (fe); de que los investigadores son honrados y sus publi-
caciones están contrastadas (fe); de que existen cosas que no podemos ver jamás,
pero cuya presencia deja huella (quarks, átomos, etc.). Si cada científico tuviera que
empezar siempre desde cero, el conocimiento humano no avanzaría.

¿Todo esto significa que somos irracionales? No. Lo explica el Catecismo de la


Iglesia católica al señalar que «creer es un acto auténticamente humano.
No es contrario ni a la libertad ni a la inteligencia del hombre depositar la
confianza en Dios y adherirse a las verdades por él reveladas. Ya en las
relaciones humanas no es contrario a nuestra propia dig-
nidad creer lo que otras personas nos dicen […]
y prestar confianza a sus promesas (como, por
ejemplo, cuando un hombre y una mujer se
casan)» (CEC, n.º 154).

«“Creer” es un acto humano,


consciente y libre, que corresponde
a la dignidad de la persona humana»
(CEC, n.º 180).

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La fe y la razón

2. ¿Qué es la fe?

2.1. Definición de fe
La fe se puede definir como el acto del entendimiento que asiente a la verdad
Discurso de Benedicto XVI
por decisión de la voluntad. Esta definición sirve tanto para la fe humana como en la Universidad de Ratisbona
para la virtud sobrenatural de la fe. (Alemania).

Es un acto del entendimiento porque supone aceptar que el conocimiento es verda-


dero. Se relaciona con la decisión de la voluntad, pues necesita un asentimiento del
sujeto (soy yo quien supone que el conductor tiene carné de conducir; soy yo quien La fe del centurión
Al entrar Jesús en Cafarnaúm, un cen-
confía en Dios). Creer es aceptar algo estando convencidos de su verdad, como si
turión se le acercó rogándole: «Señor,
lo hubiéramos conocido por nosotros mismos.
tengo en casa un criado que está en cama
El asentimiento propio de la fe se debe a la confianza que nos merece la persona paralítico y sufre mucho». Le contestó:
«Voy yo a curarlo». Pero el centurión
que nos presenta esa verdad. Cuando quien revela es Dios, nos encontramos ante
le replicó: «Señor, no soy digno de que
la fe sobrenatural. Se llama así porque no se obtiene con las únicas fuerzas natu-
entres bajo mi techo. Basta que lo digas
rales del ser humano, sino por la gracia* que Dios proporciona a la persona para de palabra y mi criado quedará sano.
creer. Porque yo también vivo bajo disciplina y
tengo soldados a mis órdenes; y le digo a
No se llega a creer si no se recibe el don del Espíritu Santo. La fe sobrenatural es
uno: “Ve”, y va; al otro: “Ven”, y viene;
una gracia que Dios da a aquel que se la pide con humildad, porque es consciente
a mi criado: “Haz esto”, y lo hace». Al
de su propia pequeñez ante la grandeza de un Padre creador. En el evangelio son oírlo, Jesús quedó admirado y dijo a los
frecuentes los testimonios de fe, a menudo en forma de petición, como el caso del que lo seguían: «En verdad os digo que
centurión que rogó a Jesús por la curación de su criado. en Israel no he encontrado en nadie tan-
ta fe» (Mt 8, 5-10).
Por medio de la fe se produce una adhesión del hombre a Dios y se dice libremen-
te sí a toda la verdad que él ha revelado. Creemos «a causa de la autoridad de Dios
mismo que revela y que no puede engañarse ni engañarnos» (CEC, n.º 156). No
creemos porque las verdades reveladas aparezcan como verdaderas e inteligibles a
nuestra razón natural. Sería errado poner una fe semejante en una criatura.

Pero Dios, además de la gracia, nos presenta razones para creer: «los milagros*
de Cristo y de los santos, las profecías, la propagación y la santidad de la Iglesia, su
fecundidad y su estabilidad» (CEC, n.º 156). La fe no es ciega, no es voluntarismo*.

El cristiano no distingue entre creer en Dios y creer en Jesucristo. En su Bautis-


mo, se escuchó desde el cielo: Tú eres mi Hijo amado, en ti me complazco (Mc 1, 11).
Maximiliano Kolbe.
«Cristo, el Hijo de Dios hecho hombre, es la Palabra única, perfecta e insuperable del
Padre» (CEC, n.º 65).

reflexión y debate
«Es evidente que la ciencia, a pesar de sus progresos increíbles, no puede ni podrá nunca explicarlo todo. Cada vez
ganará nuevas zonas a lo que hoy parece inexplicable; pero las rayas fronterizas del saber, por muy lejos que se eleven,
tendrán siempre delante un infinito mundo misterioso a cuya puerta llamará angustioso nuestro porqué, sin que nos den
otra respuesta que una palabra: Dios. El hombre, dotado de auténtica sabiduría, está siempre enfrentado, quiéralo o no,
con la divinidad: huir de ella solo conduce a la superstición de la ciencia misma y, por tanto, a dejar de avanzar para dar
vueltas sin fin» (Gregorio Marañón, médico y catedrático de endocrinología. Fuente: www.encuentra.com).
1 
¿Creer es un acto humano? Justifica tu respuesta.
2 
¿La ciencia tiene respuesta a todas las preguntas del ser humano? Justifica tu respuesta.
3 
¿En qué se diferencia la fe de la superstición? ¿Puede una actitud científica caer en la superstición?

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10
La fe y la razón

2.2. Características de la fe cristiana


• L a fe es un don, una virtud sobrenatural infundida por Dios, mueve el corazón a él
Fragmentos de Ciencia y verdad, e inclina al ser humano a aceptar la verdad (CEC, n.º 153). Como toda gracia, Dios
de M. Carreira. no la impone, sino que nos la ofrece. Hay quienes, por orgullo o miedo al compro-
miso, no quieren escuchar la voz del Señor; otros, en cambio, están alejados de la
fe sin ninguna culpa: el Señor, que conoce el corazón de las personas, es quien se
hará el encontradizo con ellas a lo largo de sus vidas.

• La fe trata de comprender. El hombre de fe no renuncia al conocimiento racio-


Ejemplos de fe nal (CEC, n.º 158). Cuando alguien ama algo o a alguien, siempre quiere cono-
En los textos evangélicos abundan las es- cerlo más. A su vez, cuanto más se conoce algo que es bueno, más crece el amor
cenas en las que se ejerce la virtud de la fe: hacia ello.
• En la Anunciación, la Virgen se abando-
na a los designios de Dios y se refiere • La fe implica un asentimiento firme de lo que se ha aceptado por el testimo-
a sí misma y a su docilidad llamándose nio o la autoridad de otro. Por lo tanto, creer no supone un asentimiento débil
esclava del Señor (Lc 1, 38). (como si se aceptara lo que se cree, pero con menos intensidad que si uno lo viera
• En las bodas de Caná, a la Virgen le por sí mismo). Algunos están dispuestos a morir por su fe, porque los persiguen
basta con una leve indicación —Haced
o porque realizan actos heroicos de caridad.
lo que él os diga (Jn 2, 5)— para que
los camareros obren en consecuencia, • La fe es un asentimiento seguro, de modo que no tiene por qué cambiar. No
llenando las tinajas de vino. es una opinión que pueda modificarse con el tiempo ni por la experiencia de la
• Durante la pesca milagrosa, tras una no-
vida. Aunque las opiniones maduran o cambian, la confianza en quien las mere-
che poco productiva, los pescadores no
ce no tiene que variar. En este sentido, la fe no es algo subjetivo ni fruto de un
dudan en obedecer a una orden dada
sentimiento pasajero.
por alguien que no es pescador (Jesús),
aunque sea algo tan arbitrario como • La fe es razonable, es decir, no supone aceptar lo absurdo. La Revelación cris-
echad la red a la derecha (Jn 21, 6).
tiana no puede repudiar a la razón ni a la moral, pues quien se revela es el mismo
autor de esa razón y esa moral. Otra cosa es que la fe incluya misterios que supe-
ran la comprensión de la razón humana. Pero superar no significa ser irracional
(estar por debajo de la razón), sino ser suprarracional (tener más realidad de la
que la razón puede alcanzar). Por tanto, cualquier religión que exija actos que
van contra el bien del hombre (sacrificios humanos, costumbres que degraden a
la mujer, etc.) se aleja de Dios.

El cristiano no tiene miedo a la ciencia, ya que tanto la fe como la razón vienen de


Dios. La fe y la ciencia no pueden contradecirse. Otra cuestión es que no se
Características de la fe acepten vías de investigación que atenten contra el bien del hombre, por mucho
(CEC, n.os 153-165). que se suponga que van a dar resultado (por ejemplo, la experimentación con
embriones humanos).

reflexión y debate
«De la religión proviene el fin del ser humano; de la ciencia, su capacidad de conseguirlo. Algunas veces, la gente se
pregunta si la religión y la ciencia no estarán opuestas la una a la otra. Lo están: en el mismo sentido que el dedo gordo
de mi mano y el resto de los dedos están opuestos entre sí. Es una oposición por medio de la cual podemos sujetar
firmemente cualquier cosa» (William Henry Bragg, Premio Nobel de Física. Fuente: www.conocereisdeverdad.org).
1 A partir del ejemplo de los dedos que aparece en el texto, explica la relación que debe existir entre fe y razón.
2 ¿En qué se diferencia la fe natural de la sobrenatural?
3 Busca y explica un ejemplo de cómo la fe sobrenatural ilumina a la razón natural.

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10
La fe y la razón

3. Los límites de la fe

Creemos que los contenidos de nuestra fe son verdaderos, pues


ella supone confianza en quien revela: el amigo, el profesor o
Dios. A través del acto de fe decimos implícitamente: «Aunque
no lo vea, acepto lo que me dices más que si lo viera». Ese fue el
elogio que hizo Jesucristo ante la duda del apóstol Tomás: Bien-
aventurados los que crean sin haber visto (Jn 20, 29).

No conocemos los contenidos de la fe de forma directa, a diferen-


cia de lo que se presenta como verdadero a nuestro conocimien-
to por su evidencia o nuestro razonamiento. Así, la afirmación
«2 más 2 es 4» no es objeto de la fe. De la misma manera, si se
demuestra la existencia de Dios por vías estrictamente racionales,
no es necesario creer que Dios exista: sabemos que existe. En cam-
bio, sí es objeto de la fe la Encarnación de Cristo.

Hay dos defectos que atacan la virtud de la fe:

• La increencia. Supone la falta de confianza en alguien, aparte


de en uno mismo: «Solo creo aquello que pueda tocar, es decir, lo que es evidente Detalle de La duda de Tomás, de Caravaggio.
para los sentidos, o aquello que me digan las matemáticas, lo que es evidente para Siglo xvi. Santo Tomás, tras la Resurrección,
afirmó: Si no veo en sus manos la señal de los
la razón». Dada la limitación de nuestro conocimiento y de nuestra experiencia, se clavos [...] no lo creo (Jn 20, 25). Pero cuando
trata de una actitud miope y orgullosa. El que no cree en Dios no es un hombre libre vio a Jesús resucitado, pronunció su admirable
o autosuficiente, sino un creador de ídolos…, empezando por el yo-ego. profesión de fe: ¡Señor mío y Dios mío!
(Jn 20, 28).
• El fideísmo. Se trata de convertir en objeto de fe algo que se puede (y debe)
conocer por medio de la razón. Se considera fideísta al que se deja llevar por la
pereza de entender el sentido o la razón de sus creencias. Frente a este defecto,
aparece la necesidad de una formación doctrinal religiosa y ascética.

Un ejemplo de fideísmo es temer el desarrollo de la ciencia. Si algún científico afir-


ma algo que va contra una verdad de fe, el católico podrá mostrar, también desde
la ciencia, que esa afirmación no está contrastada con datos empíricos o que da un
salto desde los datos hasta una afirmación general que no se ha justificado.

No es aceptable para un católico, por ejemplo, el fundamentalismo creacionista,


que trata de desmentir afirmaciones científicas en nombre de una interpretación
literal del libro del Génesis. El cristiano no es un nostálgico de un estado previo Encíclica Fides et ratio,
al conocimiento racional. Por eso, no es católica la actitud de quien abandona la de Juan Pablo II.
razón o el deseo de saber.

reflexión y debate
«He corrido, me he arrastrado, he escalado estas murallas, estas murallas solamente para estar contigo. Pero todavía
no he encontrado lo que estoy buscando. […] Creo en el regreso del Reino. Entonces todos los colores sangrarán en
uno, sangrarán en uno. Pero sí, todavía estoy corriendo. Tú rompiste los vínculos y soltaste las cadenas; llevaste la cruz
de mi vergüenza, de mi vergüenza, sabes que lo creo. Pero todavía no he encontrado lo que estoy buscando» (U2, I still
haven’t found what I’m looking for).
1 ¿A qué búsqueda crees que se refiere este fragmento de canción?
2 ¿Cómo puede un joven de tu edad encontrar lo que busca?
3 Busca un ejemplo de increencia y otro de fideísmo que se hayan dado en la historia. Justifica tus elecciones.

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10
La fe y la razón

4. La fe ayuda a la razón

El entrenador ayuda al tenista a mejorar sus capacidades: un juego de muñeca para


La fe alienta el desarrollo el golpe de revés, una determinada posición de los hombros antes de efectuar un
«La idea de un mundo sin desarrollo ex- servicio, etc. Le facilita el camino, pero no hace que renuncie al esfuerzo. El jugador
presa desconfianza en el hombre y en podría aprender por sí mismo algunos de esos gestos, pero conviene que alguien
Dios. Por tanto, es un grave error despre-
le facilite su aprendizaje.
ciar las capacidades humanas de controlar
las desviaciones del desarrollo o ignorar La fe ayuda a la razón de manera análoga a lo que hace el entrenador. Sin la fe,
incluso que el hombre tiende constituti- dejando a la razón a su único esfuerzo, muy pocos hombres conocerían a Dios,
vamente a “ser más”» (Benedicto XVI,
ya que:
Caritas in veritate, n.º 14).
• No resulta sencillo alcanzar la verdad. En algunos casos (enfermos, personas
sin escolarizar…), no se dan las condiciones necesarias para realizar una tarea
hondamente intelectual, como conocer a Dios. En otros casos, hay que cuidar los
bienes familiares (la casa, el negocio...) y falta tiempo para una investigación que
exige esfuerzo y estudio. Afrontar el camino de conocer la existencia de Dios es
un trabajo arduo que, además, requiere conocimientos previos. ¿La mayoría de la
gente podría adquirir los conocimientos metafísicos necesarios? No parece fácil.

• Exige una profundidad intelectual que difícilmente se tiene en la juven-


tud, cuando el alma debe ocuparse en ordenar los sentimientos y las pasiones;
con frecuencia, la pasión —el amor, el dolor— impide centrarse en las realidades
últimas. Si contásemos solo con el conocimiento que nos brinda la razón, la rea-
lidad de Dios permanecería oculta.

• Nuestro entendimiento se equivoca en sus razonamientos y no es raro


que la falsedad se mezcle con la investigación racional. Cuántas veces lo que
nos parece evidente y absolutamente cierto se muestra, al final, falso y sin fun-
damento. Esta es la consecuencia de la limitación humana. En otras ocasiones,
nos dejamos arrastrar por razonamientos sofísticos o prejuicios que aceptamos
sin sentido crítico ante la presión externa (falacias que buscan convencer, pero
que no pretenden alcanzar la verdad).

Pero Dios acaba mostrándose como lo más


necesario para el hombre: todos, en todo
tiempo y lugar, lo buscan, porque en él se
encuentra la Salvación. Dios ha querido reve-
larse para que se puedan conocer, mediante
la fe, las verdades necesarias para nuestra
Salvación: tanto las que podrían alcanzarse
únicamente con la razón (por ejemplo, su
existencia), como aquellas que pertenecen
por completo al ámbito sobrenatural y que
la razón no puede conocer en ningún caso
(la Trinidad, la Encarnación, etcétera).

«Dios quiso tanto la razón, mediante la cual


podemos conocer las estructuras razonables
del mundo, como quiso la fe. Por eso la fe cris-
tiana fomenta y potencia las ciencias (natura-
les)» (Youcat, n.º 23).

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10
La fe y la razón

5. El credo y la conversión

A los seres humanos nos gusta el dominio: conocer los límites de la realidad, saber
Fragmento de El mundo de ayer.
cuál es el mecanismo de las cosas y hacerlas funcionar. La mentalidad tecnológica Memorias de un europeo,
tiene como fondo la idea del control: los objetos que ha hecho el hombre son de S. Zweig.
seguros porque hay un dominio sobre ellos. «La verdad es lo hecho por el hombre»,
decía el filósofo Juan Bautista Vico (1668-1744). La fe cristiana, en cambio, supone
todo lo contrario.

Decimos «creo» acerca de una realidad, Dios, que no aparece ni aparecerá nunca
en el campo visual humano. Ser verdaderamente creyente supone aceptar que no
se ve, no se oye ni se comprende la totalidad de lo que a uno le concierne. Significa
que se acepta como real algo más de lo que se domina.

«La palabra credo no significa comprender esto o aquello, sino una forma primaria
de proceder ante el ser, la existencia, lo propio y todo lo real. Es una opción por la El camino perdido, de A. Ciampi. Siglo xx. La
conversión a la vida de gracia se logra mediante
que lo que no se ve […] no se considera como irreal, sino como lo auténticamente la oración humilde y confiada.
real, como lo que sostiene y posibilita toda la realidad restante» (J. Ratzinger, Intro-
ducción al cristianismo, Sígueme, Salamanca, 2002, págs. 31-32).

Dicho de otra manera: la fe es una decisión por la que el creyente afirma que, en
lo íntimo de la existencia humana, hay un punto clave que no se fundamenta en
lo que se comprende. Cuando Jesús resucitado se aparece ante el apóstol Tomás,
deja claro este principio. Tomás confiaba todo a poder ver y tocar. La fe pide más:
una apuesta fuerte, un salto, una decisión auténtica por aceptar la Palabra de Dios
y fiarse de ella.

¿Y cómo se llega a esto? Por medio de lo que en la Biblia se llama conversión*.


Al convertirse, la persona cambia —pide a Dios que la ayude a cambiar— y se da
cuenta de lo ciega que está al fiarse solo de lo que ven sus ojos (a fin de cuentas,
todo lo que podemos ver es caduco). «Sin este cambio en la existencia, sin opo-
nerse a la inercia natural, no hay fe. La fe es la conversión en la que el hombre
se da cuenta de que va detrás de una ilusión al entregarse a lo visible»,
señala Benedicto XVI.

La fe es indemostrable y supone salir de nuestras seguridades: solo


quien se atreve, la recibe. Por eso, hay muchas personas que se llaman
cristianas y que no tienen una experiencia real de lo que significa «yo
creo», porque no han sido capaces de dar un salto que las conduzca
al trato y abandono en Dios, que es su Padre. Todavía no se han con-
vertido ni creen en el Evangelio: lo cumplen, pero no lo han hecho
vida propia. La fe siempre ha sido y será una osadía.

reflexión y debate
«Podrá faltarme el aire, / el agua, / el pan, / sé que me faltarán. / El aire, que no es de nadie. / El agua, que es del
sediento. / El pan... Sé que faltarán. / La fe, jamás. / Cuanto menos aire, más. / Cuanto más sediento, más. / Ni más, ni
menos. Más» (Blas de Otero, En la inmensa mayoría, 1960).
1 ¿Cómo expresa el poeta el compromiso que exige la fe?
2 
¿Por qué la conversión implica un cambio en la existencia?

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testimonio
Entre la ciencia y la fe
El doctor Jérôme Lejeune (1926-1994) es reconocido por su
excelencia como científico, pero también por ser un fiel cató-
lico. A los 33 años publicó su descubrimiento sobre la causa
del síndrome de Down, la trisomía 21. En su época se hacían
afirmaciones humillantes sobre las personas que lo padecían.
Lejeune consiguió su primer trabajo en un hospital en el que
vio a un niño que padecía síndrome de Down. En ese momen-
to decidió encontrar una manera de tratar a estos enfermos
y a eso dedicó su trabajo. Quiso devolver su humanidad a los
niños con síndrome de Down y el orgullo a sus padres.
Por otro lado, también quiso proteger a los no nacidos.
Ayudó a crear la primera cátedra sobre Genética en Israel y
España, y trabajó con científicos de Estados Unidos. Experto
en genética humana en la Organización Mundial de la Salud
(OMS), en 1964 se convirtió en director del Centro Nacional
de Investigaciones Científicas de Francia.
Como médico, se opuso firmemente al proyecto de ley de
aborto eugenésico. Siempre se sirvió de argumentos raciona-
les fundamentados en la ciencia y se atrevió a llevar la causa
pro vida a las Naciones Unidas. Por esta razón, fue objeto de
acusaciones infundadas.
El siervo de Dios Jérôme Lejeune murió en 1994. Hoy su este-
la científica se extiende por todo el mundo, a través de su
fundación y de cátedras de Bioética y Genética en las más
prestigiosas universidades. Su vida sirve de modelo para todos
los que, con coraje, utilizan su inteligencia y sus conocimientos
científicos para lograr la dignidad de la persona humana.

vive tus competencias

1  La Jornada Mundial de la Juventud es el gran encuentro global de jóvenes con el Papa que se
celebra cada tres años en un lugar del mundo.
a) Buscad los testimonios de cinco personas sobre alguna JMJ. ¿Qué mensajes recibieron del Papa? ¿Qué cambios
tuvieron sus vidas? ¿Cómo entienden su fe?
b) Sirviéndoos de la herramienta Dipity, construid un eje cronológico sobre los encuentros de la JMJ en el que
aparezca el Papa que la convocó, los mensajes de cada una de las jornadas, el número de asistentes y todo
aquello que creáis que es relevante.

2  El 28 de octubre de 1990 secuestraron a Bosco Gutiérrez. Él afirma que, durante los nueve
meses que duró su secuestro, la fe lo sostuvo espiritual y corporalmente. Busca en Internet
información sobre su caso y anota una de las muchas anécdotas que vivió.
a) ¿Qué valores hay detrás de esa anécdota?
b) ¿Cómo puede poner en práctica esos mismos valores una persona en tus circunstancias?
c) Redacta una noticia para la radio en la que se informe de este secuestro, su resolución y los valores que en él se
manifiestan.

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síntesis

«Solo es posible creer por la gracia y los auxilios interiores del Espíritu Santo. Pero no es menos cierto que creer
es un acto auténticamente humano. No es contrario ni a la libertad ni a la inteligencia del hombre depositar la
confianza en Dios y adherirse a las verdades por él reveladas» (CEC, n.º 154).
La fe es el acto del entendimiento que asiente a la verdad por decisión de la voluntad. Es acto del entendimiento
porque supone aceptar que el conocimiento es verdadero. Se relaciona con la decisión de la voluntad, pues
necesita un asentimiento del sujeto.
Creer es aceptar algo con convencimiento de su verdad, como si lo hubiéramos conocido por nosotros mismos.
«Para el cristiano, creer en Dios es inseparablemente creer en aquel que él ha enviado, “su Hijo amado”, en
quien ha puesto toda su complacencia» (CEC, n.º 151).
La fe busca comprender; implica un asentimiento firme y seguro. La fe y la ciencia no se pueden contradecir. La
duda (la falta de confianza) y el fideísmo (la conversión de algo que se puede conocer por medio de la razón en
objeto de fe) son dos defectos que atentan contra la virtud de la fe.
La fe no renuncia al conocimiento racional. Implica un asentimiento firme de lo que se ha aceptado por
el testimonio o la autoridad de otro; no es una opinión que se pueda modificar con el tiempo o por la
experiencia de la vida; es razonable, por lo que no supone aceptar lo absurdo.
«Aunque la fe supera a la razón, no puede haber contradicción entre la fe y la ciencia, ya que ambas tienen su
origen en Dios. Es Dios mismo quien da al hombre tanto la luz de la razón como la de la fe» (Compendio del
CEC, n.º 29).
Hay dos defectos que atentan contra la virtud de la fe: la increencia y el fideísmo.
El mensaje católico empapa la vida de Occidente y renunciar a él supone renegar de las raíces de la vida que
vivimos y defendemos.

vocabulario

Conversión: movimiento del corazón contrito por el que, atraídos y ayudados por la gracia, decidimos
responder al amor misericordioso de Dios que nos ha amado primero.

Gracia: don sobrenatural de Dios, por el que nos hace partícipes de su vida trinitaria y capaces de obrar por
amor a él.

Milagro: suceso no explicable por las leyes naturales y que encuentra su causa en una intervención sobrenatural
de origen divino.

Voluntarismo: doctrina filosófica que sitúa a la voluntad como la primera de las potencias espirituales del
hombre frente a la razón.

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11
La fe y la ciencia
La relación entre religión y ciencia
Los orígenes de la ciencia
Las relaciones entre ciencia y cristianismo
El vínculo indisoluble entre ciencia y ética
¿Científicos y creyentes?

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comenzamos con... cine
Ficha técnica
Dirección:
Robert Zemeckis
Guion:
James V. Hart
y Michael Goldenberg.
Reparto:
Jodie Foster,
Matthew McConaughey,
James Woods,
John Hurt
y Tom Skerritt.
País:
Estados Unidos
Contact Año:
1997

Sinopsis
La doctora Ellie Arroway pierde la fe y acude a la ciencia para hallar sentido a su
vida. Lidera un proyecto que rastrea señales de radio cósmicas que sean indicios
de inteligencia extraterrestre. En la búsqueda de fondos, solo encuentra incom-
prensión. Un teólogo, Palmer Joss, le animará a seguir adelante. La situación da
un vuelco cuando detecta una onda de radio que parece encerrar un mensaje
codificado.

Sinopsis de las escenas seleccionadas


En la primera escena, Ellie y Palmer mantienen una conversación acerca de las
motivaciones que mueven a cada uno a buscar la verdad. En la segunda, Ellie
comparece ante una comisión de investigación que trata de esclarecer la veraci-
dad de su viaje al centro de la galaxia. Sin pruebas empíricas, Ellie ha de admitir
que, como científica, está pidiendo un acto de fe a quienes la escuchan.

preguntas-guía
1 
¿Es razonable rechazar la verdad de algo porque no se pueda
demostrar científicamente?
2 
¿Estás de acuerdo con Palmer en la idea de que la ciencia
no puede dar respuesta a nuestra búsqueda del sentido a la
existencia? ¿Por qué?
3 
¿Pueden ir de la mano la ciencia y la fe, como Palmer y Ellie
al final de la segunda escena?

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La fe y la ciencia

1. La relación entre religión y ciencia

La relación entre religión y ciencia* es un tema de actualidad. La religión presenta


al hombre una arquitectura del mundo que le permite entender su sentido. Gracias
a ella, el mundo se abre al hombre en vertical: apunta a Dios y a los fundamentos
de la existencia humana. La ciencia, a su vez, ha influido de una manera creciente
en la vida del ser humano. Se podría decir que la ha abierto horizontalmente y nos
ha hecho conscientes de realidades hasta entonces desconocidas.

Ambos campos de conocimiento afectan íntimamente al ser humano. La


religión cristiana es una Revelación por Dios. Y él quiere que profundicemos en
ella. La apertura a la razón impide que la religión se convierta en un fanatismo y
«La ciencia puede contribuir mucho a la huma- satisface los más íntimos deseos del alma humana.
nización del mundo y de la humanidad. Pero
también puede destruir al hombre y al mundo Por otro lado, la ciencia está sujeta a la verdad y, en muchas ocasiones, en la
si no está orientada por fuerzas externas a ella
verdad reside su limitación: la ciencia no puede tratar con rigor realidades que no
misma» (Spe salvi, n.º 25).
sean materiales (que no se puedan ver con un microscopio, que no estén en un
tubo de ensayo, etc.): el pensamiento, el alma, la experiencia estética… Algunos
científicos, por encima de sus atribuciones, llegan a afirmar que lo que no se puede
Escenas de la película
El sustituto, dirigida
comprobar (lo que no es objeto del conocimiento científico), sencillamente, no exis-
por C. Eastwood. te. Atentan, entonces, contra la propia metodología científica. La afirmación «solo
es verdadero lo científico» no es científica, sino filosófica y, evidentemente, no se
puede comprobar con un microscopio.
Dos ejemplos Religión y ciencia son diferentes en su objeto y en su modo de conocimiento.
La doctrina cristiana se ocupa del origen Pero, a pesar de estas divergencias, hay notables cuestiones fronterizas que intere-
radical de las cosas, del momento en que san tanto al científico como al hombre religioso.
empezaron a ser, sin materia preexistente.
La ciencia, por su parte, estudia la materia La religión y la ciencia son dimensiones complementarias del conocimiento
que ya existe. Así, la teoría cosmológica humano:
del big bang se centra en las condiciones
iniciales de las que surge el universo tal y • La religión define los fundamentos que permiten el origen y el desarrollo de la
como ahora lo contemplamos. Por otro ciencia: defiende la racionalidad del mundo (creado por Dios) y nuestra capacidad
lado, la Revelación no afirma nada contra de conocerlo.
la aparición biológica del Homo sapiens
en el mundo a partir de otras formas de • Ambos campos de conocimiento han de desarrollar una visión verdadera del
vida (evolución). Solo enseña que Dios mundo y servir al perfeccionamiento de todos los seres humanos. Deben ser luga-
interviene de una manera directa en la res de encuentro y diálogo para encontrar su riqueza mutua.
Creación de alma. Ambas perspectivas,
por tanto, pueden ser verdaderas y racio- Es imprescindible cultivar un saber interdisciplinario entre las diversas ciencias
nales; no se excluyen necesariamente. y respecto a las llamadas ciencias humanas, la filosofía* y el conocimiento que
proviene de la Revelación.

reflexión y debate
«Nuestro texto es el libro de la naturaleza, tan alabado por la Sagrada Escritura. Como dice David: los cielos proclaman
la majestad de Dios. […] Miraré tu cielo, la obra de tus manos, la Luna y las estrellas que tú hiciste. […] ¿Tienen los cielos
voz, la tienen las estrellas? ¿Pueden loar a Dios como los hombres? Cierto: loan a Dios por cuanto inspiran a los hombres
pensamientos en su alabanza. Por eso en nuestras páginas dejamos que el cielo y la naturaleza hablen y eleven su voz; y
nadie nos reproche que, haciendo esto, nos consagramos a una labor vana e inútil» (Johannes Kepler, dedicatoria de la
primera edición del Mysterium Cosmographicum).
1  ¿A qué se refiere Kepler cuando dice que algunos pueden considerar vana e inútil su labor científica?
2  Resume en una línea la relación que establece Kepler entre ciencia y religión en este texto.

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La fe y la ciencia

2. Los orígenes de la ciencia

Desde el inicio de la historia, el ser humano ha pretendido conocer y dominar el


universo. Lo ha hecho, en primer lugar, a través del mito* y la magia. También la
literatura ha sido un instrumento imprescindible en la educación. La observación de
la naturaleza y el testimonio de hombres fiables se han considerado la base de la civi-
lización humana. Los sabios, a través de narraciones, transmitían los valores culturales
que sustentaban a las sociedades. De ahí que en sus relatos abunden los ejemplos de
vida de personas nobles y buenas (y de malvadas, para prevenir sus errores). «Los intentos del hombre por comprender el
origen de los dioses y, en ellos, del universo
Las primeras civilizaciones, como la egipcia o la asiria, hicieron encontraron su primera expresión en la poesía.
Las teogonías permanecen hasta hoy como el
observaciones astronómicas y naturales precisas; asimismo, alcanza- primer testimonio de esta búsqueda del hombre»
ron elaboradas técnicas de construcción. No obstante, correspon- (Fides et ratio, n.º 36).
de al genio griego la elevación de esos saberes a la condición de
ciencia.

Así, los griegos formaron un cuerpo sistemático de saber que se


establecía y progresaba gracias al uso de la razón y la observación. De
este modo, el saber pudo crecer, tanto en la amplitud de los temas
como en la profundidad de lo aprendido. El sistema de la ciencia griega
se completó con Aristóteles, Tolomeo, Euclides y Arquímedes.

Además, los griegos organizaron sistemas políticos a partir de la discusión


entre iguales y la distribución ordenada del poder (origen de la moderna
democracia). Ellos también comenzaron a filosofar: se esforzaron por
averiguar racionalmente la estructura y el dinamismo del mundo,
por discernir en qué consistía el bien que se debe hacer y, finalmente, por
lo que se puede conocer mediante la razón acerca de Dios.

En la Grecia clásica, el sabio griego era el hombre prudente que ponía


su conocimiento al servicio de la ciudad. Los griegos sabían que solo
se podía considerar prudente aquel que conocía lo que son las cosas,
quien investigaba los fundamentos de la realidad y poseía criterios ade-
cuados para valorar cada actividad humana. Las escuelas filosóficas del helenismo
subrayaron la ética* con el objetivo de humanizar un mundo en cambio constante.

Por su parte, debemos a los romanos el concepto de derecho y una inteligencia


práctica para organizar la vida en común —tanto en lo que respecta a las institu-
ciones sociales, como en lo relativo a obras de ingeniería, desarrollo agrícola y vías
de comunicación—.

reflexión y debate
«—Los mitos son mentiras (dijo Lewis), aunque esas mentiras sean dichas a través de un filtro de plata. —No lo son
(respondió Tolkien). Venimos de Dios, e inevitablemente los mitos que tejemos, aunque contienen errores, reflejan
también un astillado fragmento de la luz verdadera, la eterna verdad de Dios. Solo elaborando mitos, solo convirtiéndose
en un “subcreador” e inventando historias, puede aspirar el hombre al estado de perfección que conoció antes de
la caída. Nuestros mitos pueden equivocarse, pero se dirigen, aunque vacilen, hacia el puerto verdadero» (Humphrey
Carpenter, J. R. R. Tolkien. Una biografía).
1  ¿Cómo explicarías, a partir de las palabras de Tolkien, que los mitos, aunque contengan errores, apuntan a la
verdad?
2 ¿Qué significa que los mitos reflejan la verdad de Dios de un modo fragmentario?

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La fe y la ciencia

3. Las relaciones entre ciencia y cristianismo

3.1. Historia antigua


Trasciéndete a ti mismo
«No quieras derramarte fuera; entra den- Las relaciones entre el saber griego y el cristianismo comenzaron en el mismo
tro de ti mismo, porque en el hombre in- momento del nacimiento de Jesucristo, que desarrolló su vida en el contexto de la
terior reside la verdad; y si hallares que civilización helenística. Ya en el siglo i, en Alejandría, el judío Filón intentó armoni-
tu naturaleza es mudable, trasciéndete a zar la filosofía platónica con las enseñanzas de Moisés. Pero fue otro pensador naci-
ti mismo, mas no olvides que, al remon-
do en Palestina, san Justino, que había pasado por todas las escuelas filosóficas de
tarte sobre las cimas de tu ser, te elevas
la época, quien descubrió que la verdad y el sentido de la vida se encontraban en
sobre tu alma, dotada de razón. Encami-
Jesucristo. Fundó en Roma una escuela de filosofía.
na, pues, tus pasos allí donde la luz de la
razón se enciende. Pues, ¿adónde arriba Los cristianos comenzaron a estudiar filosofía, porque entendieron que lo decisivo
todo buen pensador sino a la verdad? La
de la fe es que sea verdadera. La primera escuela cristiana fue la de Alejandría.
cual no se descubre a sí misma mediante
A ella pertenecieron hombres de gran talla intelectual, como Clemente de Ale-
el discurso, sino es más bien la meta de
toda dialéctica racional. Mírala como la
jandría y Orígenes.
armonía superior posible y vive en con-
Los cristianos reclamaban el título de filósofos y amantes de la verdad: busca-
formidad con ella» (san Agustín, La ver-
ban —lejos de actitudes fanáticas— dar razón de las cosas que creían. Este empeño
dadera religión, 39, 72).
estableció las bases intelectuales para la investigación de la naturaleza: esta
no oculta poderes oscuros ni esconde a dioses caprichosos, sino que la crea un Dios
inteligente y bueno, que ha hecho al hombre a su imagen, para que conozca y
cuide todas las cosas. El cristianismo introduce en la historia un optimismo decisivo
sobre la posibilidad de conocer la verdad y de cumplir el bien moral.

En los siglos iv y v, Atanasio de Alejandría, Basilio de Capadocia, Gregorio


Nacianceno y Gregorio de Nisa dedicaron toda su cultivada inteligencia a articu-
lar teológicamente las verdades cristianas. Es el momento de los grandes concilios
ecuménicos, que culminan en Calcedonia con la formulación de la doble naturaleza
(divina y humana) de Cristo y el carácter trinitario (tres Personas) del único Dios vivo.

Sin la Revelación y su profundización por parte de estos intelectuales, Dios seguiría


siendo un ser lejano y desconocido, y careceríamos de la noción de persona, que es
la que fundamenta el concepto de dignidad humana.

Merece una mención especial san Agustín. Converso a los 33 años, su vocación
lo condujo al sacerdocio y después, a ser consagrado obispo. Agustín formuló de
modo preciso la relación entre razón y fe.

Es preciso —afirmó este santo— creer para entender, pero para creer es necesario
esforzarse en comprender. Creer requiere la luz de la inteligencia y, cuando se cree,
esa luz crece hasta alcanzar a Dios: la fe expande las posibilidades del conocimiento
y, en consecuencia, nos hace más libres.

De este modo, san Agustín asentó las bases del desarrollo de la teología*, ciencia
a la que empuja el cuidado de la fe. Eso explica el interés de la Iglesia —ya desde
estos primeros tiempos— por el desarrollo de instituciones de enseñanza.

«En la vida de san Agustín encontramos un


ejemplo significativo de este camino en el que la
búsqueda de la razón, con su deseo de verdad
y claridad, se ha integrado en el horizonte de la Catequesis sobre san Agustín, Fragmentos de Ortodoxia,
fe, del que ha recibido una nueva inteligencia» de Benedicto XVI. de C. K. Chesterton.
(Lumen fidei, n.º 33).

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La fe y la ciencia

3.2. Edad Media


La desaparición del Imperio romano de Occidente y el desa-
rrollo del islamismo propiciaron que la producción científica
se desplazara a Oriente. En primer lugar, el islam es la reli-
gión de un libro —el Corán— que es preciso aprender. En
segundo lugar, las viejas civilizaciones de Oriente Próximo
conservaban viva la filosofía y la ciencia griegas. Era natural,
por tanto, que los pensadores de aquella época se pregun-
tasen sobre la armonía entre ambas fuentes de saber.

Averroes, por ejemplo, sostuvo que la única verdad digna


de este nombre es la que la razón puede conocer a través de
la ciencia. Para las mentes débiles, el Corán establece una
serie de prescripciones y de creencias que permiten pasar
la vida.

A través de la escuela de traductores de Toledo llegó a


Occidente la filosofía griega, los comentarios árabes a esta
y una buena cantidad de matemática y técnica de lugares
todavía más lejanos (India y China).

En Occidente, Carlomagno instituyó en el siglo x una escuela en su palacio de Fachada principal de la Universidad de Salamanca.
Estrasburgo. Para entonces, Europa estaba atravesada por una tupida red de «Al tratarse de una luz, la fe nos invita a
adentrarnos en ella, a explorar cada vez más
monasterios que, además de permitir la copia y lectura de los textos clásicos, hizo los horizontes que ilumina, para conocer mejor
posible un espacio libre para el intercambio de pensamientos. En este contexto se lo que amamos. De este deseo nace la teología
desarrolló la obra de san Anselmo, fundador de la teología escolástica occidental. cristiana» (Lumen fidei, n.º 36).
El siglo xii fue el siglo de la fundación y el asentamiento de las universidades.

Una vez recogida la herencia filosófica aristotélica, la teología floreció con los
santos Alberto Magno, Tomás de Aquino y Buenaventura. El primero, además,
cultivó lo que sería el germen de la ciencia positiva (se dedicó a la química y descu-
brió el arsénico).

La universalidad y la armonía de todos los saberes hicieron posible el nacimiento y el


desarrollo de la ciencia empírica en Occidente: Dios crea el mundo de modo inte-
ligente, de manera que este resulta ordenado; Dios crea también la razón humana,
y esta puede descubrir las leyes del mundo por medio de la investigación. A la vez,
el intelecto humano comienza con los sentidos. Por eso, debe comprobar que sus Catequesis sobre santo Tomás
ideas se adecuan a las observaciones experimentales que son asequibles a todos los de Aquino, de Benedicto XVI.
hombres. La ciencia positiva (experimental) y la teología son dos campos armónicos.

reflexión y debate
«Parece que la mayoría de los que se llaman cristianos se comportan como los compañeros de Ulises: se acercan a la
cultura como gente burda que ha de pasar [tapándose los oídos] junto a las sirenas. […] Pero el que sabe recoger de
entre lo que oye toda flor buena para su provecho, por más que sea de los griegos, no tiene por qué huir de la cultura.
[…] Al contrario, el que está bien instruido ha de aspirar a proveerse de todos los auxilios que pueda, con tal de que
no se entretenga en ellos más que en lo que le sea útil: si toma esto y lo atesora, podrá volver a su casa, a la verdadera
filosofía, habiendo conseguido para su alma una convicción firme, con una seguridad a la que todo habrá contribuido»
(Clemente de Alejandría, Stromata, VI, 11, I).
1 
Explica, a partir de este texto, por qué el creyente desea, sin miedo, el desarrollo del saber científico.
2 
Según el texto, ¿de qué modo puede ayudar la filosofía al creyente?

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La fe y la ciencia

3.3. Edad Moderna


Propiamente hablando, la nueva ciencia comienza con Galileo. Este investigador
construyó telescopios y estudiaba el cielo con ellos. Descubrió que la Luna parece
que es igual que la Tierra, que el Sol presenta manchas, que Venus tiene fases como
la Luna, etc. Esto parecía ir en contra de la astronomía aristotélica (geocentrismo),
pero fue aceptado como fruto de la observación sensible.

Galileo sostuvo que el sistema geocéntrico era falso y que había que adoptar una
cosmovisión heliocéntrica. En ese momento, el heliocentrismo no estaba demos-
trado definitivamente y algunos obispos pidieron a Galileo que no lo enseñara más
que como hipótesis (de hecho, en la actualidad se considera que tanto el geocen-
trismo como el heliocentrismo son hipótesis explicativas).

Galileo no atendió a esa petición y siguió presentando como verdadero el helio-


centrismo. Además, tuvo en su contra la envidia de sus adversarios y un carácter
impaciente. Eso hizo que se creara demasiados enemigos —algunos, muy pode-
rosos— y, cuando fue acusado de hereje ante la Inquisición, se encontró solo.
En 1633 el tribunal de la Inquisición lo obligó a retractarse de algunas de sus opi-
niones cosmológicas. Pero la causa no fue ni la ciencia ni la fe: Galileo era creyente
y siguió siéndolo hasta su muerte.

A la retractación pública se unió la reclusión en su casa de Arcetri, cerca de Floren-


cia, junto al convento en el que vivían sus dos hijas. Allí pudo dedicarse, hasta su
muerte (en 1642, a los 77 años) a la experimentación física que había comenzado
treinta años atrás. Definió la ley de la caída acelerada de los graves y la curva para-
bólica que describen siempre los proyectiles. En esa época, tras su juicio, publicó su
libro más importante: Discursos y demostraciones matemáticas (1638), obra con la
que no tuvo ningún problema. Sus restos mortales reposan en un mausoleo de
la iglesia de la Santa Cruz de Florencia.

Mientras Galileo se dedicaba a la investigación, en la misma época murieron


diversos científicos. Uno de ellos fue Miguel Servet, descubridor de la circulación
pulmonar, que falleció en Ginebra tras ser acusado por Calvino por sus posturas
teológicas. Ciento cincuenta años más tarde, Lavoisier, padre de la química, murió
a manos de los revolucionarios franceses.

«[Galileo], que con justo título ha sido calificado de fundador de la física


moderna, declaró explícitamente que las dos verdades, la de la fe y la de la
ciencia, no pueden contradecirse jamás: “la Escritura santa y la naturaleza, al
proceder ambas del Verbo divino, la primera en cuanto dictada por el Espíritu
Santo, y la segunda, en cuanto ejecutora fidelísima de las órdenes de Dios”,
según escribió en la carta al hermano Benedetto Castelli el 21 de diciembre de
1613. El Concilio Vaticano II [...] enseña: “La investigación metódica en todos
los campos del saber, si está realizada de forma auténticamente científica y
conforme a las normas morales, nunca será realmente contraria a la fe, porque
las realidades profanas y las de la fe tienen origen en un mismo Dios» (Juan
Pablo II, discurso a la Pontificia Academia de las Ciencias con motivo de la
conmemoración del nacimiento de Albert Einstein, n.º 7).

Galileo Galilei, de Tintoretto. Siglo xvii. «En su investigación científica Galileo


siente la presencia del Creador que le estimula, prepara y ayuda a sus intuiciones,
actuando en lo más hondo de su espíritu» (Fides et ratio, n.º 26).

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La fe y la ciencia

3.4. Edad Contemporánea


Un siglo después de Galileo, la nueva ciencia estaba ya bien desarrollada y se multi-
plicaban sus diferentes ramas: química, biología, astronomía, etc. Las personas que
las cultivaban eran, mayoritariamente, creyentes de varias confesiones religiosas.

En ocasiones, se ha afirmado que la fe (al sostener que conoce la verdad sobre Dios,
el hombre y el mundo) se constituye en un obstáculo para la libre investigación del
universo, en un freno para el progreso del dominio de la naturaleza e, incluso, para
la organización democrática de la sociedad.

En realidad, ocurre justo lo contrario: la fe en Dios es un estímulo para com-


prender la grandeza de Dios a través de sus obras, impulsa a trabajar para los
demás y confía en las posibilidades del conocimiento humano.

Es difícil encontrar filósofos ateos en el siglo xviii, aunque hay algunos; sin embar-
go, en esta centuria no hay ningún científico ateo. En el siglo xix, siguen sien-
do minoritarios los filósofos ateos, si bien algunos sí responden a esta etiqueta
(Marx, Nietzsche). También algunos historiadores y literatos podrían incluirse en
ese movimiento. En el siglo xx, los científicos ateos siguen siendo minoritarios. El
conocimiento del mundo, el descubrimiento de su maravilloso orden interno, más
que alejar, parece acercar a la idea de una mente creadora.

La fe cristiana no se opone al avance científico, sino que se opone a considerarla


un saber independiente y al margen del servicio a la persona y al respeto de su
dignidad y de los principios éticos. «Más aún, quien con espíritu humilde y ánimo
constante se esfuerza por escrutar lo escondido de las cosas, aun sin saberlo, está
como guiado por la mano de Dios, que, sosteniendo todas las cosas, hace que sean
lo que son» (CEC, n.º 159).

La publicación de El origen de las especies, de Darwin, en la segunda mitad del


siglo xix supuso un verdadero cambio de perspectiva en el modo de comprender
los procesos naturales asociados a los seres vivos. La aportación de este científico
constituye uno de los pilares sobre los que descansa la biología moderna.

Otra de las bases de la biología actual es la genética. El monje agustino


Gregor Mendel estableció sus bases, aunque su aportación pasó desaperci-
bida hasta los inicios del siglo xx. La unificación de la aportación
de Darwin con la de este, supuso el impulso definitivo de la
biología moderna.

Estatua de Charles Robert Darwin. «La Iglesia no


prohíbe que las artes y las disciplinas humanas gocen
de sus propios principios y de su propio método..., [...]
reconociendo esta justa libertad, la Iglesia afirma la auto-
nomía legítima de la cultura humana, y especialmente la
de las ciencias» (Gaudium et spes, n.º 59).

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La fe y la ciencia

Algunos consideraron que la teoría de la evolución era un modo de


explicar el mundo natural sin necesidad de recurrir a Dios. Otros, en
cambio, reaccionaron contra esta visión, contemplando la teoría de
la evolución como una verdadera amenaza para la fe. Este debate ha
permanecido vigente desde entonces hasta nuestros días.

Se han opuesto firmemente a la evolución diversos grupos pro-


testantes de Estados Unidos (creacionistas). En el ámbito católico,
también hubo un rechazo inicial por parte de algunos, pero otros
muchos no vieron ninguna oposición entre evolución y Creación.

Nunca ha habido una condena oficial por parte de la Iglesia cató-


lica. Son, además, muchos los católicos que han contribuido al
desarrollo de la biología según el nuevo paradigma iniciado por
Darwin. En realidad, el creyente no tiene ningún problema en
decir que precisamente es ese el designio creador de Dios.

Sí es incompatible con la fe una visión reduccionista de la natu-


raleza, que rechaza la existencia de Dios y pretende explicar la
espiritualidad humana con las mismas herramientas con las que
se estudia la evolución de la materia. Afirmar que algo tan com-
plejo y maravilloso como el pensamiento o la libertad surge de la
materia, es señal de miopía en investigación y de haber sobrepa-
sado el campo de la ciencia positiva: la libre decisión de amar a
alguien no se puede explicar únicamente por la materia.

En la actualidad, las discusiones sobre ciencia y fe se centran en estos temas: el


Albert Einstein y Georges Lemaître en 1933. lugar que ocupa el hombre en el universo y entre los seres vivos; el origen del uni-
«Se equivocaban al considerar que el hombre verso y su desarrollo, su posible final o los ciclos temporales por los que transcurrirá
sería redimido por medio de la ciencia. Se pide
demasiado a la ciencia. [...] No es la ciencia la su existencia; y la libertad humana en relación con el cerebro y las bases biológicas
que redime al hombre. El hombre es redimido del comportamiento y la cultura.
por el amor» (Spe salvi, n.os 25 y 26).
El estudio de estas tres cuestiones presenta, de nuevo, las mismas conclusiones: en
primer lugar, la contraposición entre ciencia y fe es solo aparente; en segundo
lugar, las polémicas al respecto se apoyan en una inadecuada interpretación filosó-
fica (y, por tanto, no científica) de los experimentos diseñados y sus resultados, o en
la falta de un entendimiento correcto en lo que cree la fe cristiana.

reflexión y debate
«La ciencia ha tenido un éxito innegable explicando los mecanismos por los cuales funciona el universo. Pero, en algunos
aspectos, ese mismo éxito de la ciencia también ha llevado a la idea de que, como podemos comprender los mecanismos
del universo sin contar con Dios, cabe concluir con garantías que no hubo Dios alguno que diseñara y creara el universo
(lo cual es una falacia, como podemos ver en la analogía siguiente). Supongamos un automóvil Ford. Para explicar cómo
funciona el motor basta una cierta comprensión de los principios impersonales de la combustión… Ahora bien, si alguien
decidiera que la comprensión de los principios de funcionamiento del motor le impiden creer que hubo un tal señor Ford
que inventó el motor en un principio, […] estaría equivocándose» (John Lennox, ¿Ha enterrado la ciencia a Dios?).
1 
¿Qué actitud científica está criticando Lennox?
2 
Según el texto, ¿dónde reside el error de una ciencia que rechaza la existencia de Dios?

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La fe y la ciencia

4. El vínculo indisoluble entre ciencia y ética

Así llegamos al futuro. La ciencia es un saber progresivo y no una posesión garanti-


zada. Pero el progreso depende de la creatividad humana, que, a su vez, depende El optimismo cristiano
«Los dos [el sabio creyente y el sabio
de la libertad. La libertad es la entraña de la ética: pasión por conocer, respeto a
no creyente] se esfuerzan por descifrar
la realidad, ejercicio paciente de un trabajo duro, flexibilidad para volver a observar
el palimpsesto profusamente imbricado
las cosas desde otro punto de vista, capacidad de trabajo en equipo, humildad para de la naturaleza, donde las huellas de
exponer con claridad los propios experimentos, disposición de aceptar las críticas de las distintas etapas de la larga evolución
los demás. Estas son las condiciones que permiten el mantenimiento de la ciencia del mundo se han superpuesto y entre-
y su progreso. mezclado. Acaso el creyente goza de la
ventaja de saber que el enigma tiene so-
El trabajo científico necesita una fuerte financiación. Por eso, el hombre de ciencia lución, que la escritura subyacente es, en
tiene que desarrollar también virtudes que le permitan la comunicación, el lide- fin de cuentas, obra de un ser inteligente
razgo y la capacidad de transmitir entusiasmo. y, por ello, que el problema planteado por
la naturaleza ha sido planteado para ser
Sin embargo, siempre están presentes el peligro de degradarse en capacidad de fin- resuelto y que su dificultad está en pro-
gimiento, la facilidad para hacer promesas que no se pueden cumplir, la búsqueda porción, sin duda, con la capacidad actual
del éxito a cualquier precio, el hecho de acudir a atajos o a engaños para mantener o futura de la humanidad. Es posible que
la fama o la financiación, etcétera. esto no le aporte recursos nuevos en la
investigación, pero contribuirá a mante-
La ciencia proporciona un alcance a la acción humana, hasta ahora desconocido, nerlo en ese sano optimismo, sin el que
y es necesario prever los efectos secundarios de la ciencia y la tecnología: la res- no se puede mantener largo tiempo un
ponsabilidad ecológica y social es clave en la tarea del científico. esfuerzo sostenido» (Georges Lemaître).

Cuando la investigación en física nuclear condujo a la construcción de la bomba


atómica, la decisión del empleo de un arma de destrucción masiva convirtió en
responsables a todos aquellos científicos. Si la moderna capacidad de planificación
técnica y el desarrollo de la química se ponen al servicio de un Gobierno totalitario
como el que construyó Auschwitz, el mundo entero debe reflexionar sobre la res-
ponsabilidad de la ciencia.

La destrucción del medioambiente a causa de la contami-


nación de amplias regiones del planeta, los efectos de la
desertización y del calentamiento global, imponen a nuestra
conciencia la responsabilidad ante el futuro de la especie
humana entera.

Y, sobre estos temas, la orientación de la fe católica es una


gran ayuda, porque las actividades de los seres humanos
no son neutrales, sino que su alcance es moral. Un cien-
tífico con conciencia cristiana tendrá más facilidades para
discernir cuándo alguna de sus actuaciones puede ir contra
la dignidad de la persona, presente o futura. En el microsco-
pio solo se ven células, pero es totalmente diferente desde
el punto de vista moral si esas células son de un animal u
órgano, o si son un embrión dotado, por tanto, de digni-
dad humana. La fe ayuda al científico a ser responsable
ante la realidad.

«La investigación metódica en todos los campos


del saber, si está realizada de forma auténtica-
mente científica y conforme a las normas morales,
nunca será realmente contraria a la fe, porque las
realidades profanas y las de la fe tienen origen en un
mismo Dios» (Gaudium et spes, n.º 36).

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La fe y la ciencia

«La luz de la fe, unida a la verdad del amor, no es ajena al mundo material, porque
el amor se vive siempre en cuerpo y alma; la luz de la fe es una luz encarnada,
que procede de la vida luminosa de Jesús. Ilumina incluso la materia, confía en su
ordenamiento, sabe que en ella se abre un camino de armonía y de comprensión
cada vez más amplio. La mirada de la ciencia se beneficia así de la fe: esta invita al
científico a estar abierto a la realidad, en toda su riqueza inagotable. La fe despierta
el sentido crítico, en cuanto que no permite que la investigación se conforme con sus
fórmulas y la ayuda a darse cuenta de que la naturaleza no se reduce a ellas. Invi-
tando a maravillarse ante el misterio de la Creación, la fe ensancha los horizontes de
la razón para iluminar mejor el mundo que se presenta a los estudios de la ciencia»
(Lumen fidei, n.º 34).

Por otra parte, los gobiernos se enfrentan a la difícil cuestión de priorizar las
inversiones posibles: lo que puede darnos mayor poder, no siempre contribuirá
a hacer un mundo más justo y humano. Finalmente, quizá si la sociedad y sus
gobiernos acogen favorablemente las aspiraciones intelectuales y vitales del
científico, estos no necesiten acudir a mecenas cuyo uso de los descubrimientos
científicos puede ser deplorable.

Hay un ámbito en el que todos estos asuntos cobran una urgencia mayor y tienen
una trascendencia global: la investigación biológica sobre humanos. La posibi-
lidad de alterar el material genético humano discurre en una situación de continuos
enfrentamientos entre limitaciones legales —que nadie quiere hacer cumplir—,
intereses empresariales y el afán de notoriedad de algunos científicos.

En este sentido, la insistencia del Magisterio de la Iglesia —por la preocupación y


el cuidado perseverante de tantos cristianos por los más débiles, los ancianos o los
enfermos— en el respeto que merece cada ser humano se constituye como centro
de referencia ética.

¿Qué criterios podríamos adoptar para decidir si algo es o no una mejora para el ser
humano? ¿No habrá investigaciones que nunca merezcan la pena (por el fin que
buscan, por los medios que utilizan)? El discernimiento de esos criterios es una de
las tareas que corresponde a la filosofía y a la ética, en un diálogo inteligente con
los científicos, con la ayuda del discernimiento que las mejores tradiciones religiosas
«Si el progreso técnico no se corresponde con ponen a nuestro alcance. La ética no es, por tanto, un límite que se impone a la
un progreso en la formación ética del hombre,
[...] no es un progreso sino una amenaza para el ciencia desde fuera, sino una ayuda inestimable para que el progreso científico no
hombre y para el mundo» (Spe salvi, n.º 22). pierda nunca su condición de humano.

reflexión y debate
«La vida y la muerte me parecían fronteras imaginarias que yo rompería el primero, con el fin de desparramar después
un torrente de luz por nuestro tenebroso mundo. […] Pensé que, si podía infundir vida a la materia inerte, quizá, con el
tiempo, […] pudiese devolver la vida a aquellos cuerpos que, aparentemente, la muerte había entregado a la corrupción.
[…] Una nueva especie me bendeciría como a su creador. […]
»¿Quién puede concebir los horrores de mi encubierta tarea, hurgando en la húmeda oscuridad de las tumbas o
atormentando a algún animal vivo para intentar animar el barro inerte? Parecía haber perdido el sentimiento y el sentido
de todo, salvo de mi objetivo final. Recogía huesos de los osarios y violaba, con dedos sacrílegos, los tremendos secretos de
la naturaleza humana» (Mary Shelley, Frankenstein).
1 
¿Lo que mueve al doctor Frankenstein es únicamente el deseo de traer luz al mundo?
2 
¿Por qué es necesario que la actividad científica no pierda «el sentimiento y el sentido de todo»?

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11
La fe y la ciencia

5. ¿Científicos y creyentes?

A lo largo de la historia ha habido muchos científicos católicos. Como la ciencia


moderna comienza realmente en el siglo xvii, solo destacaremos unos cuantos de
diferentes ámbitos científicos.

Maria Agnesi (1718-1799) fue la primera mujer que se convirtió en profesora uni- Maria Agnesi, científica
versitaria (de Matemáticas). Recibió una educación en lenguas clásicas y modernas, y creyente.
pero enseguida se puso de manifiesto su extraordinario talento matemático. Publicó
Instituciones analíticas para la juventud italiana, considerado en su tiempo como
el mejor y más completo tratado de este saber. Después de la muerte de su padre,
estudió teología y se entregó a las obras de caridad, especialmente al cuidado de
los enfermos.

Gregor Mendel (1822-1884) fue un monje agustino austriaco. Fundó la moderna


genética basándose en sus estudios sobre la herencia de características determi-
nadas en casi 29 000 plantas de guisantes. Asimismo, fue pionero en la aplicación
de las matemáticas y la estadística a la biología. No es casualidad que desarrollara
sus meticulosos experimentos en un monasterio, puesto que, durante siglos, en los
monasterios existió una fructífera asociación entre la agricultura y la vida religiosa.
El trabajo paciente, unido a la generosidad para compartir las experiencias y los
conocimientos, es uno de los frutos de la vida religiosa.
Retrato de Johann Gregor Mendel, de M. D. Ezuchevsky. Siglo xx.

Louis Pasteur (1822-1895) es considerado como uno de los más grandes científi-
cos de la historia. Su tarea comenzó con la química y la cristalografía. Siguió con el
estudio de la fermentación del vino y de la leche: descubrió las diferentes levaduras
que eran responsables de los distintos procesos; así pudo desarrollar el método de la
pasteurización para conservar los alimentos. Posteriormente, se dedicó a analizar
la propagación de las enfermedades y fue el primero en sostener que la introducción
de determinados microorganismos patógenos es la causa de estas. Una vez cono-
cida la causa, es posible buscar una solución: así creó las primeras vacunas. Pasteur
era un profundo creyente.
Louis Pasteur, de A. Edelfel. Siglo xix.

Georges Lemaître (1894-1966) fue astrónomo, físico y sacerdote católico. En 1927 Georges Lemaître y la teoría
publicó un artículo en el que se presentaba por primera vez la idea de un universo en del big bang.
expansión. En 1931 propuso la denominada teoría del big bang sobre el origen del
universo. Ese nombre se debe a una ironía que pretendía ridiculizarla, porque algu-
nos científicos mostraron una abierta hostilidad hacia ella, pensando que se parecía
demasiado a la idea de la Creación. A partir de 1965 fue ampliamente aceptada,
tras hallar confirmación empírica en la radiación de fondo de microondas. El trabajo
de Lemaître manifiesta que una cultura y una inteligencia formadas en la fe en Dios
resultan fructíferas a la hora de percibir el orden del universo. Además, la idea de un
Dios trascendente a la Creación nos ayuda a teorizar acerca del origen del cosmos en
su totalidad, en vez de aceptarlo, sin más, como algo eterno e inmutable.

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testimonio
Un hombre de ciencia, un
hombre de Dios
El médico Takashi Nagai (1908-1951) dedicó su carrera al
servicio de los demás, y experimentó el enorme potencial de
la ciencia para el bien y para el mal. Sus años de estudiante lo
sumergieron en la concepción materialista y racionalista de la
ciencia imperante en su entorno. Pero la convivencia con una
familia católica —en la que conoció a su futura esposa— y
la lectura de los Pensamientos de Pascal —obra que le hizo
comprender que ciencia y fe no están reñidas—, lo conduje-
ron a convertirse al catolicismo en 1934.
Consciente del enorme potencial de la radiología para descu-
brir el origen de enfermedades, se consagró a esta disciplina,
a pesar del riesgo que suponía para su vida, ya que enton-
ces no existían medidas de seguridad que protegieran de los
rayos X a los investigadores. Con el tiempo, se convirtió en
una autoridad en este campo y sus investigaciones permitie-
ron salvar miles de vidas, sobre todo, por la detección precoz
de la tuberculosis.
El 9 de agosto de 1945, Takashi estaba trabajando en el Hos-
pital Universitario de Nagasaki, cuando la segunda bomba
atómica estalló a poco más de un kilómetro de distancia.
Resultó herido y perdió a su esposa. Dedicó los últimos años
de su vida a rehabilitar las zonas devastadas por la bomba y
a ayudar a los huérfanos. Construyó para ellos una biblioteca
e hizo plantar mil cerezos, que siguen en pie como testimo-
nio de su deseo de hacer el bien. Murió en 1951, víctima de
una leucemia causada por la sobreexposición a los rayos X,
agravada por la radiación atómica.

vive tus competencias

1  Busca alguna información que refleje una contraposición entre la ciencia y la fe aparecida en un medio de
comunicación, y redacta una carta al director en la que argumentes la parcialidad del planteamiento.
Recuerda que la carta debe ser breve. Normalmente, los periódicos o las revistas imponen una extensión máxima
para su publicación. La estructura de la carta depende del asunto que se trate pero, en general, puedes seguir la
siguiente: a) Presentación del autor. b) Exposición del motivo del escrito. c) Exposición de los argumentos. Recuerda
que tu argumentación debe ser pacífica, bien argumentada y estar presidida por la comprensión y el respeto al otro.

2  Formad grupos de dos o tres personas e investigad sobre la vida y la obra de un investigador cristiano.
Puede ser uno de los que se han mencionado en el último epígrafe de la unidad. Realizad, a continuación, una
presentación digital en la que se resalten sus aportaciones al ámbito de la ciencia y la técnica.

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síntesis

La religión y la ciencia son dimensiones complementarias del conocimiento humano. La religión defiende
la racionalidad del mundo y la capacidad de conocerlo. La ciencia contribuye, cuando respeta su objeto
y su método de conocimiento, a la humanización del mundo.
El cristianismo ha aportado a nuestra cultura una visión optimista sobre la capacidad de conocer la verdad
y hacer el bien.
En los primeros siglos destacó, entre otros muchos, san Agustín, quien formuló de modo preciso la relación
entre razón y fe. En la Edad Media, el cristianismo permitió la salvaguarda de la cultura grecorromana, así como
también la universalidad y la armonía de todos los saberes. En ellos destacaron cristianos como san Alberto
Magno, san Buenaventura y santo Tomás de Aquino.
En la Edad Moderna, en el ámbito científico sobresalió Galileo. La causa de su condena por la Inquisición no fue
la ciencia ni la fe, sino la incomprensión mutua de las partes implicadas en el proceso.
En la Edad Contemporánea, la aportación de Darwin resultó esencial en el nacimiento de la biología moderna.
La Iglesia católica nunca ha condenado el evolucionismo. De hecho, esta teoría científica no contradice la
doctrina cristiana.
El estudio del desarrollo histórico de las relaciones entre la fe y la ciencia permite concluir que no existe una
contraposición real entre ellas. La afirmación de esa contradicción se apoya en una inadecuada interpretación
filosófica o en un deficiente conocimiento de la fe cristiana.
El respeto a la dignidad de la persona y del mundo que habita es una condición esencial para mantener
la ciencia y el progreso humano. La fe y el Magisterio de la Iglesia facilitan esta exigencia ética.

vocabulario

Ciencia: conjunto de conocimientos que se obtienen mediante la observación y el razonamiento, sistemáticamente


estructurados y que obedecen a principios y leyes generales.

Ética: rama de la filosofía que se ocupa del uso práctico de la razón, consistente en la dirección efectiva del
propio obrar y de la propia conducta.

Filosofía: saber de todos los seres por sus causas últimas, que se adquiere mediante la luz natural de la razón.

Mito: narración situada fuera del tiempo histórico que trata de explicar el origen del mundo y la relación de la
divinidad con los hombres.

Teología: reflexión de la razón a la luz de la fe; reflexión que parte del dato revelado.

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12
La fe y la cultura
La cultura y sus dimensiones
La salvaguarda de la cultura occidental
La acción evangelizadora y los derechos
humanos
La fe genera belleza
La Iglesia y los medios de comunicación

Catedral de Brasilia (Brasil),


de O. Niemeyer. Siglo xx.

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comenzamos con... cine

Ficha técnica
Dirección y guion:
Rafal Wieczynski
Reparto:
Adam Woronowicz,
Artur Balczynski,
Stanislaw Banasiuk,
Adam Biedrzycki
y Teresa Bielinska.
Popieluszko. País:
Polonia
Wolnosc jest w nas Año:
2009

Sinopsis
Jerzy Popieluszko es un joven sacerdote polaco. La opresión del régimen comunista
ahoga al pueblo. El asesinato de un estudiante católico intensifica la indignación
popular. Popieluszko comprende que su labor sacerdotal le exige defender la libertad
de los oprimidos. Emprende, entonces, un camino que desembocará en su martirio.

Sinopsis de las escenas seleccionadas


Partidarios del régimen arrojan un artefacto incendiario en la habitación del padre
Popieluszko. Venciendo el miedo y el cansancio, el sacerdote denuncia en sus
homilías y escritos los atentados del Gobierno contra la libertad y la dignidad de
las personas, poniéndose en el punto de mira de los opresores. Los amigos del
joven sacerdote lo animan a que emplee la fuerza y el odio contra sus persegui­
dores, armas que él no está dispuesto a utilizar.

preguntas-guía
1 
¿A qué se refiere el padre Popieluszko cuando afirma que hay
«prisiones invisibles»? Señala qué cosas te parece que hay en la
sociedad actual que esclavizan al ser humano.
2 
¿Por qué dice a sus amigos que no han entendido nada
cuando le sugieren que emplee la fuerza y la violencia para
luchar contra quienes lo persiguen?
3 
¿Qué quiere decir cuando afirma que el diálogo y la
reconciliación se deben basar en la verdad?

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12
LA Fe y LA cultura

La capacidad creativa del 1. La cultura y sus dimensiones


ser humano
«El hombre dispara un nuevo tipo de ha-
cer que consiste en producir lo que no
1.1. La persona y la cultura
estaba ahí en la naturaleza, sea que en El ser humano, hecho a imagen y semejanza de Dios, se caracteriza por su inteli-
absoluto no esté, sea que no está cuando gencia, por el dominio que tiene sobre sí mismo y por su libertad.
hace falta. [...] Así hace fuego cuando no
hay fuego, hace una caverna, es decir, un • La inteligencia permite que esté abierto al mundo, de modo que no se encuen­
edificio, cuando no existe en el paisaje, tra entre las cosas, simplemente (como una piedra o un animal, que existen sin
monta un caballo o fabrica un automó- saber que existen), sino que se pregunta por ellas, trata de entenderlas y, al cono­
vil para suprimir espacio y tiempo. Ahora
cerlas, se apresta a dominarlas, a transformarlas, con la acción de sus manos,
bien; nótese que hacer fuego es un hacer
guiadas por su inteligencia.
muy distinto de calentarse, que cultivar
un campo es un hacer muy distinto de • El domino de sí sitúa al ser humano por encima de los instintos, de manera
alimentarse, y que hacer un automóvil que es un ser capaz de controlar su agresividad, sus miedos, su deseo de poseer,
no es correr. [El ser humano es] el ser
etc. Esto hace que el hombre sea responsable de sí mismo. Decimos que alguien
capaz de desprenderse transitoriamente
madura cuando es capaz de sobreponerse a sus estados de ánimo, es decir, cuan­
de esas urgencias vitales, despegarse de
ellas y quedar franco para ocuparse en
do se convierte en «señor»(dominus) de su propia existencia.
actividades que, por sí, no son satisfac-
• La libertad hace que no todas las acciones del ser humano sean previsibles. Cada
ción de necesidades» (J. Ortega y Gasset,
uno es persona, es decir, una estricta novedad en el mundo. En ocasiones,
Meditación de la técnica).
eso significa que inventará algo que a nadie se le había ocurrido hasta entonces
(un programa informático, un poema, una buena acción); otras veces, basta con
darse cuenta de que cada uno de nosotros podemos hacer lo que hacemos —lo
normal, lo cotidiano— de un modo auténtico, permitiendo que a nuestro alre­
dedor florezca un bien que sin nosotros no existiría. El ser humano, al ser libre,
se sale de todas las previsiones: se encuentra ante la posibilidad de convertir lo
presente en algo mejor.

Desde esta perspectiva, el término cultura se puede entender


en un sentido amplio: la cultura es cualquier acción por la
que los hombres habitamos el mundo de una manera no
previsible en nuestra naturaleza biológica o instintiva.

La cultura recoge las experiencias de muchas personas, que


nos han precedido en la existencia, y nos facilita enormemente
nuestra propia vida. Todos esos conocimientos se aprenden porque
hay otros que los enseñan, directa o indirectamente.

Puede definirse, por lo tanto, la cultura como el conjunto de conoci­


mientos, actitudes, artefactos y símbolos, históricamente transmitido
de generación en generación, por medio de los cuales los hombres se
comunican entre sí y organizan su vida en sociedad.

La cultura humaniza la naturaleza y armoniza al


ser humano con su entorno.

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12
LA Fe y LA cultura

1.2. La humanización de la naturaleza


La cultura es la vida inventada por el hombre y se caracteriza
por el hecho de que no es necesaria en sus realizaciones con­
cretas. Eso no significa que la cultura anule la naturaleza, sino
que la continúa, mejorándola. Esa mejora es la humanización.

Por ejemplo, cocinar es una acción cultural. Su causa biológica


la encontramos en la circunstancia de que la dentadura huma­
na no es adecuada para rasgar con facilidad la carne cruda
recién cazada. Además, la digestión se facilita al cocer o asar,
porque se rompen las fibras de la carne y los jugos gástricos
pueden actuar con eficacia.

Pero, para cocinar, es necesario dominar el fuego. El animal


huye del fuego, mientras que el ser humano lo «domestica» (el
lugar donde se hace el fuego es el hogar), lo enciende cuando
quiere, e incluso es capaz de guardarlo (piensa en un mechero, por ejemplo). Ade­ La cultura es el mundo paralelo, el mundo trans-
más, pasamos ese conocimiento entre generaciones y lo vamos mejorando (para formado por la acción humana. Sus funciones
son dos: mejorar la vida del hombre, y mejorar la
evitar incendios o humos, para ganar en comodidad, etcétera). eficacia y el significado de lo creado.

Sin embargo, nada de esto implica que la cocina sea igual para todos, pues cada
país tiene su propia cultura gastronómica. A la vez, en cada casa existen trucos o Ecología medioambiental
tradiciones: se «inventa» la forma de comer. «Cultivar y custodiar la Creación es una
indicación de Dios dada no solo al inicio
Por supuesto, la cocina responde a una necesidad natural (mantenerse vivo), pero de la historia, sino a cada uno de nosotros;
en el hombre llega mucho más lejos: convidar, compartir, charlar en la mesa, degus­ es parte de su proyecto; quiere decir ha-
tar alimentos diferentes, etcétera. cer crecer el mundo con responsabilidad,
transformarlo para que sea un jardín, un
Para que siempre haya algo que comer, la sociedad se ha ido especializando en lugar habitable para todos. [...] Nosotros,
productores (agricultores y ganaderos), artesanos (panaderos, carniceros) y profe­ en cambio, nos guiamos a menudo por la
sionales cuyo trabajo facilita la vida de los anteriores (ingenieros, profesores). soberbia de dominar, de poseer, de mani-
pular, de explotar. Estamos perdiendo la
En consecuencia, la cultura es el «mundo paralelo», el «mundo transformado» por actitud del estupor, de la contemplación,
la acción humana. Sus consecuencias son dos: mejorar la vida del hombre y mejorar de la escucha de la Creación; [...] pensa-
la eficacia, la bondad y el significado de lo creado (un campo de trigo es mucho más mos y vivimos de manera horizontal, nos
eficaz de un prado abandonado; un árbol cuidado da más frutos; muchísimas razas hemos alejado de Dios, ya no leemos sus
de perros existen solo por la acción selectiva de los criadores, etcétera). signos» (papa Francisco, audiencia gene-
ral, 5 de junio de 2013).

reflexión y debate
«Cultivar un campo es provocar, por medio de un trabajo humano, que la naturaleza produzca frutos que no habría
podido producir por sí sola, pues lo que ella produce por sí sola es una vegetación “salvaje”. Esta imagen nos indica
qué es la cultura de que hablan los filósofos, cultura no de determinada extensión de tierra sino de la humanidad
misma. Siendo el hombre un espíritu animador de una carne, su naturaleza es en sí misma una naturaleza progresiva.
[…] Aparece, de este modo, que la cultura es natural en el hombre en el mismo sentido que el trabajo de la razón y de
las virtudes, del cual es ella el fruto y la terminación terrenal: responde al anhelo fundamental de la naturaleza humana,
pero es obra del espíritu y de la libertad, añadiendo sus esfuerzos al de la naturaleza» (Jacques Maritain, Religión y
cultura).
1 
¿Por qué se puede decir que la cultura es algo natural en el ser humano?
2 
¿Qué significa que la cultura añade sus esfuerzos a los de la naturaleza?
3 
¿A qué «anhelo fundamental de la naturaleza humana» crees que se refiere Maritain?

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12
LA Fe y LA cultura

1.3. Las dimensiones de la cultura


La cultura empapa la totalidad de la existencia humana: es la
tierra convertida en mundo (en casa del hombre) y, en conse­
cuencia, es la tierra revestida de inteligencia, dominio y libertad.

Elevar la naturaleza a cultura responde también al designio


que dio Dios a nuestros primeros padres: llenad la Tierra y
sometedla (Gén 1, 28). Las diversas dimensiones de la cultura
expresan las facultades de la persona humana:

• Dimensión intelectual y artística. La inteligencia y el


sentido estético facultan a la persona para realizar obras
de valor artístico o intelectual como una composición musi­
cal, una escultura o una pintura, el texto que entretiene a
generaciones con las andanzas de don Quijote o el amor de
Julieta, etcétera.

• Dimensión científica y técnica. La capacidad humana de


conocer y de aplicar los conocimientos adquiridos permite
hacer descubrimientos científicos y producciones técnicas
como la vacuna, el microscopio, la casa, el ordenador, la
carretera o la antena de telecomunicaciones.

• Dimensión cívica y asistencial. La cultura es el vehículo por excelencia para


Elevar la naturaleza a cultura responde también mostrar nuestra capacidad de desinterés. Así se ve, por ejemplo, en los servicios
al designio que dio Dios a nuestros primeros de colaboración y ayuda entre los ciudadanos (atención médica, servicio de trans­
padres: El señor Dios tomó al hombre y lo colocó
en el jardín del Edén, para que lo cuidara y lo portes, comunicaciones, etcétera).
cultivara (Gén 2, 15).
• Dimensión social y relacional. La capacidad de salir de uno mismo y de amar a
los demás se expresa culturalmente en las formas de relacionarse y de respetar la
dignidad humana. Es fácil observar que algunas producciones humanas atentan
directamente contra ella —la violencia, la pornografía o las estructuras laborales
injustas—.

• Dimensión religiosa. La cultura produce obras vinculadas con lo sagrado por­


que van dirigidas directamente al culto divino —una catedral y la liturgia que se
desarrolla en ella— o porque nos ponen en relación directa con nuestro destino
trascendente —por ejemplo, las Variaciones Goldberg de Bach—.

Como recordó Juan Pablo II ante la Asamblea General de las Naciones Unidas, «toda
cultura es un esfuerzo de reflexión sobre el misterio del mundo y en particular del
hombre: es un modo de expresar la dimensión trascendente de la vida humana».

reflexión y debate
«El examen atento de los diferentes campos culturales [...] muestra la extensión de lo que representa la cultura. [...] Abarca
toda la actividad del hombre, su inteligencia y su afectividad, su búsqueda de sentido, sus costumbres y sus recursos éticos.
[...] Las culturas, cuando están profundamente enraizadas en lo humano, llevan consigo el testimonio de la apertura típica
del hombre a lo universal y a la trascendencia» (Consejo Pontificio para la Cultura, Para una pastoral de la cultura, n.º 2).
1  Busca ejemplos de producciones que ejemplifiquen el modo en que la cultura expresa las distintas dimensiones
de la persona humana.
2  Explica con tus palabras por qué una auténtica cultura es «testimonio de la apertura típica del hombre a lo
universal y a la trascendencia».

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12
LA Fe y LA cultura

2. La salvaguarda de la cultura occidental El gran silencio


Philip Gröning, director alemán de docu-
2.1. La vida monástica mentales, sorprendió al mundo en el año
2005 con el estreno de El gran silencio,
La fe cristiana impulsa al hombre a buscar la verdad de Dios y a descubrir y realizar una película austera, cercana a la medita-
su verdadero bien. Por eso, podemos decir que la fe genera cultura. Un ejemplo de ción, al silencio, a la vida en estado puro.
realización de la excelencia humana —también en su aspecto cultural— lo consti­ Sin música —salvo por los cantos de los
tuye la vida monástica. monjes—, sin entrevistas, sin comenta-
rios, sin material adicional. Cambian las
La evangelización de Europa, a partir del siglo iv, tuvo a su favor el establecimiento estaciones, los elementos cotidianos se re-
de nuevos carismas como el monacato, originario de Oriente, que representó una piten. Esta película no representa un mo-
forma renovada de vivir el cristianismo para muchos cristianos. nasterio, sino que lo muestra. Es un filme
sobre la presencia absoluta, sobre unos
Aunque inicialmente los monjes vivían en solitario (ermitaños) —siguiendo el ejem­ hombres que entregaron su vida a Dios
plo de san Antonio (siglo iii)—, a partir de san Benito (siglo vi) comenzaron a en su forma más pura: la contemplación.
organizarse en comunidades que seguían una regla*, bajo el gobierno de un abad
o de un prior. La obra de este santo supuso una renovación de la espiritualidad
occidental. Su importancia fue tal que su regla ha llegado hasta nuestros días.

En siglos en los que las invasiones bárbaras, las enfermedades (como la peste),
la pobreza y la carencia de formación cultural afectaban a muchas personas, los
monasterios se alzaban como puntos de luz y protección para sus vecinos, y como
legados culturales y espirituales para la humanidad.

Los monjes vivían siguiendo los consejos evangélicos: pobreza, castidad y obedien­
cia. Su espiritualidad mostraba —y sigue mostrando— una serie de actitudes esen­
ciales que debe vivir un cristiano: la rectitud de vida, el desprendimiento de los
bienes materiales, la intensa vida de oración y la necesidad de dedicar un tiempo a
la contemplación.

La vida en comunidad, al seguir un régimen de clausura, requería un patio en el Los monasterios fueron centros de vida
ascética y de propagación de los modelos
interior de los monasterios (claustro) para pasear. Así, se crearon unas condiciones de vida cristiana. Supusieron, además, un
de vida propicias para la contemplación y el trabajo intelectual. contrapeso al poder señorial.

Los monjes dedicaban también una parte de su tiempo al trabajo manual, del que
muchas veces dependía su manutención. Enseñaron a cultivar las tierras a las per­
sonas que se asentaban cerca de los monasterios, las cuales se beneficiaban de la
educación que se impartía en ellos y del refugio que representaban ante posibles
amenazas.

Construyeron hospitales, con una función médica y hospitalaria. Desarrollaron


bibliotecas y elaboraron libros, tan útiles para la lectura de la Biblia y los estudios
clásicos. En los scriptoria* copiaron y tradujeron al latín obras de la Antigüedad
que, de otro modo, se habrían perdido en la oscuridad de los tiempos.

La vida de un monje.

La polifonía medieval.

Cáliz carolingio. Siglo viii.

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12
LA Fe y LA cultura

2.2. El renacimiento espiritual


La abadía de Cluny.
Los abusos de poder por parte de los señores feudales terminaron por afectar a la
sociedad de la época, incluida la Iglesia. Se sintió, entonces, la necesidad de una honda
reforma espiritual que acabara con los males que la viciaban. Esta reforma comenzó
Las órdenes mendicantes. con la fundación del monasterio de Cluny (909), que dependió directamente del Papa.
Se constituyó así la Orden Cluniacense, que se extendió por todo Occidente.

La reforma continuó en el siglo xii con la orden del Císter, a la que perteneció san
Bernardo (1090-1153). Este ejerció una gran influencia en la historia europea de
La actualidad de la escolástica su siglo: fundó monasterios, ayudó a la fundación de otras órdenes religiosas, par­
El moderno método de enseñar —en la
ticipó en los grandes debates intelectuales e incluso inspiró el estilo arquitectónico
medida en que evita el dogmatismo de
cisterciense.
escuela y se abre a la discusión intelec-
tual— debe bastante a la escolástica* Tras las reformas de los siglos xi y xii, los protagonistas fueron los frailes. Estos
medieval, que nos enseñó a escuchar, defendieron la pobreza evangélica como la virtud fundamental de la vida religiosa,
para luego discutir. San Alberto Magno,
fundando las primeras órdenes mendicantes. Así, la cultura europea se vio bastante
santo Tomás de Aquino, san Buenaventu-
influida por los franciscanos y los dominicos.
ra, Juan Peckham o el beato Duns Escoto,
son algunos de los grandes intelectuales El surgimiento de una sociedad más urbana exigía nuevas formas de evangeliza­
de la época. En ellos, con frecuencia, se
ción. La actividad de los frailes, cuyo carisma principal era ser mendicantes* (vivir
da esa llamativa hermandad entre la tarea
de donativos) y predicadores (formar al pueblo sirviéndose de la predicación),
intelectual exigente y la santidad de vida.
trascendió los muros del monasterio.
Por eso, son un ejemplo para los educa-
dores y profesores cristianos. La cristiandad medieval dio vida a una institución destinada específicamente a crear
ciencia y a difundir una cultura superior: la Universidad. Se caracterizó por permi­
tir una continua comunicación de profesores y alumnos, puesto que contaban con
la ventaja de servirse de una lengua común: el latín.

El debate universitario del siglo xiii con frecuencia se dilucidó


en discusiones de elevado nivel intelectual, en las que las
posturas de un autor y otro resultaban opuestas e irre­
conciliables. Eso ayudó al desarrollo de la dialéctica,
la capacidad de argumentar y discutir. Las cues-
tiones disputadas (tomar un asunto y anali­
zar todas las posiciones posibles en torno a
él, para luego fundamentar el propio punto
de vista, con la pretensión de defender que es
verdadero) eran una de las formas habituales
de enseñanza.

reflexión y debate
«La Iglesia desarrolló en Europa el sistema de las universidades, un verdadero regalo de la civilización occidental al resto
del mundo. Causa verdadero asombro entre los historiadores el extremo que llegó a alcanzar el debate intelectual, libre
y sin cortapisas, en estos centros de enseñanza. La exaltación de la razón humana y sus capacidades, el compromiso
con un debate racional y riguroso, y el impulso de la investigación intelectual y el intercambio académico —todo ello
patrocinado por la Iglesia— proporcionaron el marco necesario para la extraordinaria revolución científica que habría de
producirse en la civilización occidental» (Thomas E. Woods, Cómo la Iglesia construyó la civilización occidental).
1 
¿Te parece que en nuestra sociedad está presente la idea de que la Iglesia es una institución contraria a la ciencia y
la racionalidad? Justifica tu respuesta.
2  ¿En qué rasgos o actitudes de la Iglesia actual reconoces su defensa de la razón y del diálogo de la que se
habla en el texto? Busca ejemplos concretos.

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12
LA Fe y LA cultura

3. L
 a acción evangelizadora
y los derechos humanos

3.1. La Iglesia y la cultura de la misericordia


«Benditos de mi Padre»
Además de a la verdad, la fe lleva a descubrir la bondad de Dios y de su Creación. Venid vosotros, benditos de mi Padre;
La participación del ser humano en las obras buenas de Dios sucede en una cultura heredad el Reino preparado para vosotros
que respeta la dignidad de la persona humana (imagen y semejanza de Dios). desde la Creación del mundo. Porque tuve
hambre y me disteis de comer; tuve sed
La función de la Iglesia es predicar a Jesucristo. En el Señor se encuentra, además y me disteis de beber, fui forastero y me
de la respuesta al problema de la Salvación, el anuncio de lo que verdaderamente hospedasteis, estuve desnudo y me vestis-
es el hombre. Jesucristo, «perfecto Dios y perfecto hombre», desvela de forma teis, enfermo y me visitasteis, en la cárcel
y vinisteis a verme. [...] «Señor, ¿cuándo
definitiva nuestra dignidad. Por eso, desde el principio, junto con la evangelización
te vimos con hambre y te alimentamos, o
se han predicado la justicia, la igualdad y la fraternidad entre todos los hijos de Dios
con sed y te dimos de beber?; ¿cuándo te
en Cristo. Ya no os llamo siervos, […] a vosotros os llamo amigos (Jn 15,15); No hay
vimos forastero y te hospedamos, o des-
judío y griego, esclavo y libre, hombre y mujer, porque todos vosotros sois uno en nudo y te vestimos?; ¿cuándo te vimos
Cristo Jesús (Gál 3,28). enfermo o en la cárcel y fuimos a verte?».
Y el Rey les dirá: «En verdad os digo que
La Iglesia está presente en cada momento de la historia, de modo que sus miembros
cada vez que lo hicisteis con uno de estos,
viven comportamientos que, con el transcurso del tiempo, pueden resultar extra­ mis hermanos más pequeños, conmigo lo
ños y muchas veces rechazables, desde una concepción cristiana. Las formas de hicisteis» (Mt 25, 34-40).
actuación de los hombres —que en un momento histórico pueden parecer válidas
y luego quedan obsoletas— se aplica también a la Iglesia en su dimensión humana.

Es interesante la lectura del texto Memoria y reconciliación, publicado en 2000


por la Comisión Teológica Internacional. En él se recuerda lo que dijo san Agustín:
«La Iglesia en su conjunto dice: ¡perdona nuestras deudas! Ella tiene, por tanto,
manchas y arrugas. Pero, a través de la confesión, las arrugas se estiran y las man­
chas quedan lavadas. La Iglesia se halla en oración para ser purificada por la confe­
sión y estar así mientras los hombres vivan sobre la Tierra».

Santo Tomás de Aquino precisó que la plenitud de la san­


tidad pertenece al tiempo final, mientras la Iglesia peregri­
nante no debe engañarse, afirmando estar libre de pecado:
«Que la Iglesia sea gloriosa, sin mancha ni arruga, es la
meta final hacia la que tendemos en virtud de la pasión de
Cristo. Aquí [...] nos engañaríamos si dijésemos no tener
pecado alguno».

La Revelación, ya en el Antiguo Testamento, se relaciona


constantemente con la misericordia de Dios hacia los hom­
bres, y con la exigencia de la misericordia de los hombres
entre sí: Este es el ayuno que yo quiero, soltar las cadenas
injustas, desatar las correas del yugo, liberar a los oprimidos,
quebrar todos los yugos; partir tu pan con el hambriento,
hospedar a los pobres sin techo, cubrir a quien ves desnudo y
no desentenderte de los tuyos (Is 58, 6-7).

La predicación de la misericordia supone la


necesidad de reconocer el valor de cada persona
humana, hecha a imagen de Dios.

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12
LA Fe y LA cultura

3.2. La Iglesia y los derechos humanos


La cultura cristiana se expresa en el derecho, en las instituciones, en las relaciones
Escenas de la película
Púrpura y negro, dirigida entre los pueblos, en la defensa de la justicia y en la custodia de los más débiles.
por J. London (1983).
Históricamente, el esfuerzo de la Iglesia resultó especialmente claro con el estudio
y la propagación de la doctrina del derecho de gentes* por parte de Francisco
de Vitoria (Universidad de Salamanca, siglo xvi, 400 años antes de que se procla­
mara la Declaración Universal de los Derechos Humanos). El derecho de gentes
es el reconocimiento de una norma no escrita —también se ha llamado derecho
natural— por la que se declaran inviolables diversos principios relacionados con el
modo de ser de la naturaleza humana.

Esa ley natural es fundamental y es la medida por la cual se puede declarar que una
ley civil es justa o no. Vitoria, por ejemplo, escribía: «Los indios tienen sus derechos
a permanecer en su religión y a que nadie los coaccione físicamente para abrazar
una fe distinta», reconociendo así la libertad religiosa, incluso contra las costum­
Todos los seres humanos son iguales y libres,
bres que se habían implantado en España buscando la unificación del país.
porque poseen la misma dignidad, fundamen-
tada en que han sido creados a imagen De forma análoga, Vitoria defendía el derecho a la libre circulación de personas, al
y semejanza de Dios. libre comercio, a la pertenencia a una sociedad concreta, etc. Su doctrina es la base
de lo que hoy se denomina derecho internacional,
por medio del cual se busca la justicia entre institucio­
nes y personas de distintos países que tengan legisla­
ciones diferentes.

Es una constante en la predicación de la Iglesia la refe­


rencia a la ley natural, la afirmación de que todo hom­
bre es persona y de que tiene, por sí mismo, derechos
y deberes que dimanan inmediatamente y al mismo
tiempo de su propia naturaleza y que son, por ello,
universales e inviolables, y a los que no se puede
renunciar.

Durante el siglo xx, la Iglesia se ha visto persegui­


da —hasta el martirio— en los regímenes totalita­
rios y ha defendido a los más débiles (las víctimas
del aborto, los pobres, los enfermos, los ancianos),
aunque su discurso pudiera resultar impopular para
una mayoría acomodada o atada al discurso de lo
«políticamente correcto».

reflexión y debate
«Esto es prescripción del orden natural. Así creó Dios al hombre. Domine, dice, a los peces del mar, y a las aves del cielo,
y a todo reptil que se mueve sobre la Tierra. Y quiso que el hombre racional, hecho a su imagen, dominara únicamente
a los irracionales, no el hombre al hombre, sino el hombre a la bestia. Este es el motivo de que los primeros justos hayan
sido pastores y no reyes. […] La primera causa de la servidumbre es, pues, el pecado, que somete un hombre a otro con
el vínculo de la posición social. […] Sin embargo, por naturaleza, tal como Dios creó al principio al hombre, nadie es
esclavo del hombre ni del pecado» (san Agustín, La ciudad de Dios).
1 
¿Qué implica la afirmación agustiniana de que la servidumbre no es un estado natural del ser humano?
2  ¿A qué aspectos de la sociedad actual se podría aplicar esta crítica de san Agustín al dominio del hombre sobre
el hombre?

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12
LA Fe y LA cultura

4. La fe genera belleza

4.1. La fe y la belleza
La fe cristiana, además de acercar al hombre a la verdad y
a la bondad de Dios, también lo acerca a su belleza y a la
de la Creación. Dios, para un cristiano, es el arte por esen­
cia, porque ha creado todo de la nada, porque ha donado la
belleza y la bondad del mundo, porque él mismo es lo más
bello y atractivo que puede existir.

El ser humano es capaz de crear objetos útiles y de trascen­


der su utilidad decorándolos. Es más, puede realizar objetos
cuya única finalidad es reflejar la belleza.

La Iglesia ha expresado su fe en obras de gran valor artís­


tico. La fe ha sido fuente inagotable de temas para los
artistas en pintura —el claustro de San Isidoro de León,
la Capilla Sixtina—, en música —el canto gregoriano, las
cantatas de Bach—, en literatura —poemas y autos sacra­
mentales—, en escultura —las obras de Bernini o de Pedro
de Mena—, en arquitectura —las catedrales—, en arte
litúrgico —orfebrería y platería— etcétera.

Por otra parte, la Iglesia ha sido mecenas y ha custodiado


la producción artística durante varios siglos. En torno a las catedrales trabajaron Capilla de Notre Dame de Haut, en Ronchamp
numerosos artesanos cuya tarea consistía en vestir los templos con vidrieras, pie­ (Francia), de Le Corbusier. Siglo xx. La belleza
de la arquitectura manifiesta al mismo tiempo la
dras talladas, rejas, pinturas... También intervinieron compositores y artesanos de dimensión técnica y la estética de la cultura.
instrumentos musicales.

El propio mensaje teológico de la Iglesia ha supuesto una defensa de la activi­


dad artística: la necesidad de encarnar lo divino en la materia. La propia condición
de Jesucristo como Verbo encarnado, condujo a la defensa de la representación
humana frente a los iconoclastas*, a la vez que a una consideración positiva de
la materia, ya fuera la piedra (escultura), el color (pintura), el gesto (liturgia), la voz
(música) o la vestimenta utilizada en las celebraciones litúrgicas.

Se puede hablar de un modelo de belleza existencial: la vida de los santos tiene Arte y oración
mucho de realización hermosa, en la medida en que, al parecerse a Jesucristo, «Hay expresiones artísticas que son au-
realizan en sí mismos la plenitud de lo humano (comportamiento ético, espíritu de ténticos caminos hacia Dios, la Belleza
suprema; más aún, son una ayuda para
servicio, donación a los demás…). Su ejemplo, digno de imitar, convierte la misma
crecer en la relación con él, en la ora-
vida en una obra de arte.
ción. Se trata de las obras que nacen
Tomás de Aquino definía la belleza como «aquello que agrada a los sentidos» y la de la fe y que expresan la fe. Podemos
caracterizaba como «armonía, claridad, perfección, integridad». La belleza se pare­ encontrar un ejemplo cuando entramos
en una iglesia románica: se nos invita de
ce al ideal de la santidad cristiana: el hombre y la mujer virtuosos, el artista equili­
forma espontánea al recogimiento y a la
brado, la apertura de los ojos hacia una realidad que Dios hizo buena y hermosa,
oración. Percibimos que en estos esplén-
convierten a lo cristiano en un estrecho aliado de la creación artística. didos edificios está de algún modo ence-
rrada la fe de generaciones. O también,
cuando escuchamos un fragmento de
música sacra que hace vibrar las cuerdas
«Y Dios en la ribera...», de nuestro corazón, nuestro espíritu se
palabras de R. Mutti. ve como dilatado y ayudado para diri-
girse a Dios» (Benedicto XVI, audiencia
general, 31 de agosto de 2011).

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12
LA Fe y LA cultura

4.2. El hombre, imagen de Dios creador


También existe una dimensión profesional de la belleza en la figura del artista.
Este sabe mirar las cosas desde una perspectiva diferente a la del resto de la gente:
en él bulle la capacidad creativa que se encuentra en la entraña de Dios. Un gran
artista, al contemplar su obra y la belleza que ha plasmado en ella, se da cuenta de
que esta sobrepasa su propia capacidad creadora.

El arte puede entenderse como una manera muy especial de colaborar en la tarea
creativa de Dios y en su deseo de que lo ayudemos a ejercer «un dominio creativo
sobre el universo que lo rodea. El Artista divino, con admirable condescendencia,
transmite al artista humano un destello de su sabiduría trascendente, llamándo­
lo a compartir su potencia creadora» (Juan Pablo II, Carta a los artistas, n.º 1).

El artista puede convertirse en un colaborador directísimo de Dios, en la


medida en que la obra de sus manos es capaz de desvelar la santidad, tras­
cendencia y belleza del mismo Dios.

Por otro lado, «quien percibe en sí mismo esta especie de destello divino
que es la vocación artística […] advierte al mismo tiempo la obligación de no
malgastar ese talento, sino de desarrollarlo para ponerlo al servicio del próji­
mo y de toda la humanidad» (Juan Pablo II, Carta a los artistas, n.º 3).

La Iglesia considera que el artista y su obra tienen una misión que está por
encima de criterios económicos o meramente decorativos: el artista y la
obra tienen un sentido social. Por eso, el arte cristiano ha sido siempre
vehículo de catequesis. Pero no solo lo ha sido por el tema de la obra en
cuestión (una pintura como El Juicio final de Miguel Ángel es explícita
en su temática; lo mismo sucede con la decoración de los capiteles románi­
cos), sino también por el «exceso» que supone su existencia: dedicar a Dios
un templo, unos candelabros, un cuadro o el sonido de un instrumento,
eleva el alma por encima de lo cotidiano y la lleva a recordar dónde está
su verdadero hogar, cuál es el fin al que auténticamente aspira: la belleza
serena e inmensa del cielo.

La idea cristiana de trascendencia, unida a la de infinitud,


enriqueció al mundo occidental con el concepto de lo
sublime, presente en el arte renacentista.

reflexión y debate
«El encuentro con la belleza puede convertirse en el impacto de la flecha que hiere el alma y así esta abre sus ojos.
[…] Para mí es inolvidable el concierto de Bach que Leonard Bernstein dirigió en Munich. Yo estaba sentado al lado del
obispo luterano Hanselmann. Cuando la última nota de una de las grandes cantatas del gran cantor de la iglesia de
Santo Tomás en Leipzig se extinguió triunfalmente, nos miramos espontáneamente y nos dijimos sencillamente unos
a otros: todo aquel que ha escuchado esto, sabe que la fe es verdad. [...] Sabíamos por la emoción profunda que nos
embargaba que esta obra no había podido originarse de la nada, sino que solo podía haber nacido gracias a la verdad
que se hace presente en la inspiración del compositor» (J. Ratzinger, «Herido por la flecha de la belleza», en Caminos
hacia Jesucristo).
1 
¿A qué crees que se refiere Ratzinger cuando compara la belleza a una flecha que hiere el alma?
2  ¿De qué modo el arte puede ser instrumento de unión entre personas con distintas creencias o culturas?
3 
¿Te parece que el arte y la belleza, como se dice en el texto, tienen que ver con la percepción de la verdad?
Justifica tu respuesta.

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12
LA Fe y LA cultura

5. La Iglesia y los medios de comunicación

La Iglesia es una institución diferente de cualquier otra institución humana; por


una parte, es una realidad humana e histórica; por otra, es un misterio de fe y Página web del Estado Vaticano.
de Salvación. Su finalidad es transmitir el evangelio y proporcionar a los hombres
los Sacramentos, medios necesarios para la Salvación. En un mundo tan seculariza­
do como el nuestro sucede que, con frecuencia, la información sobre la doctrina
Página web de la Conferencia
de la Iglesia y sus actividades pastorales se transmite de una manera poco
Episcopal Española.
exacta y rigurosa, cuando no voluntariamente deformada.

A lo largo de la historia, la Iglesia se ha valido de todos los medios humanos nobles


a su alcance para predicar el Evangelio. Además, para informar sobre sus activida­
des, desde 1861 existe un periódico editado en el Vaticano, L’Osservatore Romano,
así como una emisora de radio (Radio Vaticana) y una televisión del Estado del
Vaticano. En las respectivas diócesis del mundo han ido surgiendo también inicia­
tivas similares, unas veces impulsadas por la jerarquía; otras, por fieles católicos,
profesionales de los medios de comunicación.

Además, muchos actos de la Iglesia católica se han ido convirtiendo en aconteci-


mientos informativos excepcionales a los que se presta una importante cober­
tura mediática: celebraciones papales, viajes apostólicos internacionales, Jornadas
Mundiales de la Juventud, etcétera.

En todos los países con comunidades católicas se han desarrollado, además, gru-
pos de comunicación, en prensa escrita, en radio y en televisión, que se ajustan a
un ideario católico, pero que son independientes de la jerarquía eclesiástica y que
conforman un buen porcentaje de la edición mundial.

La Iglesia ha aceptado también el desafío de Internet. Como institución, dispo­


ne, a través del Estado Vaticano, de una pagina web propia. Asimismo, es posible
seguir ya al Papa a través de las redes sociales. La mayor parte de las diócesis, con­
ferencias episcopales, parroquias e instituciones religiosas han seguido el ejemplo
papal y cuentan con su propio portal, con materiales catequéticos, de pastoral, de
asistencia, etcétera.
«Procuren, de común acuerdo, todos los hijos de
También existen millares de iniciativas de católicos de todo el mundo que difun­ la Iglesia que los instrumentos de comunicación
social se utilicen, sin la menor dilación y con el
den una cultura de calidad en la sociedad de la informática: enciclopedias, pagi­ máximo empeño, en las más variadas formas
nas generalistas dedicadas a santos, a estudios, a moral, a catequesis…, todas las de apostolado, tal como lo exigen las realidades
herramientas que requiere el reto de la nueva evangelización y la humanización de y las circunstancias de nuestro tiempo» (Inter
mirifica, n.º 13).
la cultura.

reflexión y debate
«Estamos llamados a dar testimonio de una Iglesia que sea la casa de todos. ¿Somos capaces de comunicar este rostro
de la Iglesia? La comunicación contribuye a dar forma a la vocación misionera de toda la Iglesia; y las redes sociales son
hoy uno de los lugares donde vivir esta vocación. [...] También en el contexto de la comunicación sirve una Iglesia que
logre llevar calor y encender los corazones. No se ofrece un testimonio cristiano bombardeando mensajes religiosos, sino
con la voluntad de donarse a los demás a través de la disponibilidad para responder pacientemente y con respeto a sus
preguntas y sus dudas en el camino de búsqueda de la verdad y del sentido de la existencia humana» (mensaje del papa
Francisco para las XLVIII Jornadas Mundiales de las Comunicaciones Sociales).
1 
¿Qué función deben desempeñar las redes sociales en la nueva evangelización?
2  Por grupos, seleccionad en Internet tres sitios católicos. Analizad su aportación a la cultura y a la evangelización,
y realizad una valoración conjunta.

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testimonio
Ante todo, el amor
Los miembros de la Orden Cisterciense de la Estrecha Obser-
vancia siguen la regla de san Benito y se conocen popular-
mente como trapenses. En 1938 se estableció un monasterio
de esta orden en Argelia. Los monjes se dedicaban a la ora-
ción y al servicio a la comunidad.
En los años noventa del siglo xx, Argel se convirtió en una
ciudad poco segura. Los monjes sabían que sus vidas corrían
peligro y, conscientes de ello, pensaron en abandonar el
monasterio. Sin embargo, si se marchaban, cundiría el páni-
co entre las demás órdenes, además de que estarían aban-
donando a sus feligreses. El abad invitó a los monjes a la
oración. Desde el diálogo con Dios, cada uno debía decidir
si permanecería o no en el monasterio. Eligieron quedarse.
El 26 de marzo de 1996, siete monjes fueron secuestrados
por un grupo de terroristas. El 21 de mayo asesinaron al
abad, el padre Christian de Chergé, y a varios monjes.
En su testamento espiritual, el abad muestra su amor a Cristo
y, desde él, su entrega a las poblaciones musulmanas de la
zona. «Si me sucediera un día ser víctima del terrorismo, […]
yo quisiera que mi comunidad, mi Iglesia, mi familia, recuer-
den que mi vida estaba entregada a Dios y a este país. […]
Desearía, llegado el momento, tener ese instante de lucidez
que me permita pedir el perdón de Dios y el de mis hermanos
los hombres, y perdonar, al mismo tiempo, de todo corazón,
a quien me hubiera herido».
En 2010, el director de cine francés Xavier Beauvois realizó
la película De dioses y de hombres, en la que se narra la
historia de este grupo de monjes trapenses.

vive tus competencias

1  Miguel Ángel pintó en la bóveda de la Capilla Sixtina los relatos de la Creación. Investiga sobre
este tema (visita, por ejemplo, el enlace de la Capilla Sixtina en la web del Vaticano).
a) Haz un esquema de la bóveda como muestra la imagen que se adjunta como recurso. b) Sitúa en el esquema
las citas del Génesis a las que se refiere cada una de las escenas principales. c) Redacta un resumen del texto de las
citas bíblicas.

2  Busca en Internet la Declaración Universal de los Derechos Humanos y lee el documento de


la Conferencia Episcopal Española Una llamada a la solidaridad y a la esperanza. Después, realiza las
actividades.
a) Elige un derecho fundamental, averigua los lugares del mundo en los que no se respeta y señálalos en un mapa.
b) Cita algunos derechos humanos fundamentales que se ven afectados por las situaciones a las que se refiere
el documento episcopal. c) Menciona actitudes racistas que se pueden detectar en nuestras sociedades y propón
modos de eliminarlas.

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síntesis

La cultura es reflejo de que el ser humano, a imagen de Dios, es inteligente, libre, capaz de dominarse a sí
mismo y de crear realidades nuevas. Por medio de la cultura humanizamos la naturaleza y mejoramos nuestra
vida, secundando el mandato divino de cuidar y dominar la Tierra.
La fe cristiana impulsa al hombre a buscar la verdad y la belleza de Dios, y a descubrir y realizar su verdadero
bien. Por eso, podemos decir que la fe genera cultura.
La vida monástica influyó decisivamente en el desarrollo de nuestra cultura y nos transmitió importantes
enseñanzas: por un lado, la necesidad de contemplar las verdades últimas, para que la actividad cultural esté en
armonía con la naturaleza humana y tenga como centro el bien de la persona; por otro, la valoración
del diálogo y del respeto a la opinión de los demás en la búsqueda de la verdad.
En el centro de la fe cristiana se encuentra la Revelación de Dios como amor y misericordia, que nos impulsa
a tratar a los demás con el amor misericordioso que Dios siente por nosotros.
El cristianismo, con su defensa de la dignidad intrínseca del ser humano y de la igualdad de todos los hombres
como hijos de Dios, constituye el fundamento de los grandes ideales de justicia, igualdad y fraternidad.
La constante referencia del cristianismo a la ley y al derecho natural —por los que se declara inviolable un
conjunto de principios relacionados con el modo de ser de la naturaleza humana—, lleva a la Iglesia a defender
los derechos humanos.
La fe cristiana es fuente de inspiración para la creación artística desde sus albores. Su propio mensaje teológico,
de Jesucristo como Verbo encarnado, supone una defensa de la actividad artística y de la consideración
positiva de la materia.

vocabulario

Derecho de gentes: doctrina que fundamenta la existencia de un derecho internacional, según la cual existe
una razón natural común a todas las naciones que ampara los derechos, también comunes, de los seres
humanos.

Escolástica: movimiento de pensamiento cristiano medieval que se desarrolló en las escuelas monásticas,
episcopales y palatinas, basado en la didáctica clásica.

Iconoclasta: corriente nacida en Oriente que consideraba el arte figurativo como fuente de idolatría y que
condujo a la destrucción de iconos en los que se representaba a Jesús y a la Virgen.

Orden mendicante: institución religiosa que se basa en el cumplimiento de los consejos evangélicos.
Sus miembros viven de limosnas y se dedican a predicar.

Regla: conjunto de escritos que reúne los usos y las costumbres que rigen una comunidad monástica.

Scriptoria: salas del monasterio en las que los monjes se dedican a la lectura, copia y enseñanza de manuscritos.

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Anexo 1
¿Cómo se cita la Biblia?

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¿Cómo se cita la Biblia?

¿Qué es una cita bíblica?


Es una combinación de letras, números y signos de puntuación que hace referencia
a un pasaje bíblico determinado. Por ejemplo:

Versículos del libro del Éxodo


3 1 Moisés pastoreaba el rebaño de su suegro Jetró, sacerdo-
te de Madián. Llevó el rebaño trashumando por el desierto
hasta llegar a Horeb, la montaña de Dios. 2 El ángel del Señor
se le apareció en una llamarada entre las zarzas. Moisés se
fijó: la zarza ardía sin consumirse.

Cita del texto señalado

Éx 3, 2
Libro Capítulo Versículo

Éxodo, capítulo 3, versículo 2

¿Cómo se localiza una cita bíblica?


Por ejemplo, para localizar Gén 3, 4-6, se busca primero el libro (Gén: Génesis),
luego el capítulo (capítulo 3) y, finalmente, los versículos (versículos 4 al 6).

Elementos de las citas Ejemplos

Siglas del libro Éx


Abreviaturas de los nombres de los libros de la Éxodo
Biblia.

Número de libro 2 Sam


Cuando varios libros tienen el mismo título, se Segundo libro de Samuel
distinguen con un número que se escribe antes
de la sigla del libro.

Capítulos Ez 1
Partes en las que se dividen los libros. El número del Ezequiel, capítulo 1
capítulo se escribe después de la sigla del libro.

Versículos Is 4, 3
Partes en las que se dividen los capítulos. El número Isaías, capítulo 4, versículo 3
del versículo se escribe después del número del
capítulo, separándolo con una coma.

Letras a, b, c Gén 2, 4b
Partes en las que se pueden dividir los versículos. Se Génesis, capítulo 2, versículo 4,
escriben después de los números de los versículos. segunda parte

Letra s Sal 8, 5s
Significa «y siguientes». Salmos, capítulo 8, versículo 5
y siguientes, hasta terminar el
capítulo

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Coma Lc 3, 1
Separa el capítulo del versículo. Lucas, capítulo 3, versículo 1

Guion Jn 13, 1-7


Indica qué versículos incluye la cita. Juan, capítulo 13, versículo 1 al
versículo 7

Punto Gén 3, 1.9


Significa «y». Génesis, capítulo 3, versículos
1y9

Punto y coma Mt 2, 4; Mc 1, 10; 12, 3


Separa una cita de otra. Mateo, capítulo 2, versículo 4;
Marcos, capítulo 1, versículo 10
y capítulo 12, versículo 3

¿Cómo se cita un texto bíblico?


Tipos de citas Ejemplos

Cita de un capítulo completo Éx 7


Se escriben las siglas del libro y el número del Éxodo, capítulo 7
capítulo.

Cita de un versículo Éx 7, 3
Se escribe el número del versículo, separándolo con Éxodo, capítulo 7, versículo 3
una coma del número del capítulo.

Cita de varios capítulos seguidos completos Éx 7-9


Se escriben los números de los capítulos, Éxodo, del capítulo 7 al capítulo
separándolos mediante un guion. 9

Cita de varios capítulos no consecutivos Éx 7.9


completos Éxodo, capítulos 7 y 9
Se escriben los números de los capítulos,
separándolos con un punto.

Cita de varios versículos seguidos Éx 7, 1-5


Se escriben los números del primer y del último Éxodo, capítulo 7, versículos del
versículo, separándolos con un guion. 1 al 5

Cita de varios versículos no consecutivos de un Éx 7, 3.5


mismo capítulo Éxodo, capítulo 7, versículos 3
Se escriben los números de los versículos, y5
separándolos mediante un punto.

Cita de varios versículos seguidos que Éx 7, 2-8, 1


pertenecen a varios capítulos Éxodo, desde el capítulo 7,
Se escriben los números de los capítulos, con sus versículo 2, hasta el capítulo 8,
versículos primero y último, separándolos con un versículo 1
guion.

Varias citas del mismo libro Éx 7, 2; 8, 1


Se escriben los capítulos y versículos, separándolos Éxodo, capítulo 7, versículo 2, y
mediante un punto y coma. capítulo 8, versículo 1

Varias citas de distintos libros Éx 7, 2; Mt 5, 3


Se escriben las citas, separándolas con un punto y Éxodo, capítulo 7, versículo 2, y
coma. Mateo, capítulo 5, versículo 3

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Anexo 2
Abreviaturas

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Abreviaturas

Abreviaturas de los libros de la Biblia

ANTIGUO TESTAMENTO

Pentateuco Libros proféticos


Génesis Gén Isaías Is
Éxodo Éx Jeremías Jer
Levítico Lev Lamentaciones Lam
Números Núm Baruc Bar
Deuteronomio Dt Ezequiel Ez
Libros históricos Daniel Dan
Josué Jos Oseas Os
Jueces Jue Joel Jl
Rut Rut Amós Am
1 Samuel 1 Sam Abdías Abd
2 Samuel 2 Sam Jonás Jon
1 Reyes 1 Re Miqueas Miq
2 Reyes 2 Re Nahúm Nah
1 Crónicas 1 Crón Habacuc Hab
2 Crónicas 2 Crón Sofonías Sof
Esdras Esd Ageo Ag
Nehemías Neh Zacarías Zac
Tobías Tob Malaquías Mal
Judit Jdt
Ester Est
1 Macabeos 1 Mac
2 Macabeos 2 Mac
Libros sapienciales y poéticos
Job Job
Salmos Sal
Proverbios Prov
Eclesiastés (Qohélet) Ecl
Cantar de los Cantares Cant
Sabiduría Sab
Eclesiástico (Sirácida) Eclo

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NUEVO TESTAMENTO

Evangelios Cartas católicas


Mateo Mt Santiago Sant
Marcos Mc 1 Pedro 1 Pe
Lucas Lc 2 Pedro 2 Pe
Juan Jn Cartas de san Juan
Hechos de los Apóstoles Hch 1 Juan 1 Jn
Corpus paulino 2 Juan 2 Jn
Romanos Rom 3 Juan 3 Jn
1 Corintios 1 Cor Judas Jds
2 Corintios 2 Cor Apocalipsis Ap
Gálatas Gál
Efesios Ef
Filipenses Flp
Colosenses Col
1 Tesalonicenses 1 Tes
2 Tesalonicenses 2 Tes
1 Timoteo 1 Tim
2 Timoteo 2 Tim
Tito Tit
Filemón Flm
Hebreos Heb

Abreviaturas habituales

• Catecismo de la Iglesia católica............................................. CEC


• Compendio del Catecismo
de la Iglesia católica..................................... Compendio del CEC
• Compendio de la Doctrina Social
de la Iglesia................................................. Compendio de la DSI
• n.º.................................................................................. Número
• n.os.................................................................................Números

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Anexo 3
Vocabulario

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Vocabulario

A CARIDAD virtud teologal, es decir, infundida en el


alma, que capacita para amar a Dios sobre todas las
ABORTO PROVOCADO acción dirigida voluntaria y direc- cosas y al prójimo como a uno mismo. Es el principal
tamente a matar un feto vivo en el seno materno. mandamiento de Jesús.

ACCIÓN DE GRACIAS reconocimiento público de agra- CARISMA don que el Espíritu Santo concede a determi-
decimiento. Los cristianos necesitamos la oportunidad de nadas personas para el bien de los seres humanos, para
compartir de forma manifiesta lo que Dios ha hecho por las necesidades del mundo y, en particular, para edificar
nosotros. la Iglesia.

ALIANZA pacto que Dios hizo con Noé y Abraham, y que CASTA jerarquía de grupos sociales de los que, según
luego renovó solemnemente con Moisés en el monte Sinaí. el hinduismo, no se puede salir porque son el premio o el
castigo de una vida previa.
ALIENACIÓN situación del ser humano que se encuentra
«fuera de sí», en el sentido de que no es dueño de su CASTIDAD virtud mediante la que se integra la sexuali-
vida ni de su historia. dad en la persona y, por ello, significa la unidad interior
del hombre en su ser corporal y espiritual.
ÁMBITO PÚBLICO conjunto de las actuaciones sociales
de los ciudadanos. CATARSIS acto que conduce a la purificación emocional
del alma.
APOSTASÍA en religión, negación de la fe.
CIENCIA conjunto de conocimientos que se obtienen
ARGUMENTO DEONTOLÓGICO prueba filosófica de la mediante la observación y el razonamiento, sistemática-
existencia de Dios que parte de la reflexión sobre la expe- mente estructurados y que obedecen a principios y leyes
riencia moral del deber y que, a partir de esta, se pregun- generales.
ta por el fundamento último de todo imperativo moral.
El término deontológico proviene del griego to deón (‘lo CIGOTO célula resultante de la unión del gameto mascu-
debido’) y logos (‘estudio’). lino con el femenino en la reproducción sexual.

CÓDIGO GENÉTICO conjunto de normas por las que la


información codificada en el ADN o ARN se traduce en
B proteínas, en las células vivas.

BIG BANG teoría que intenta explicar el origen del uni- CONCIENCIA del latín consciencia (a su vez, del latín scire,
verso a partir de una gran explosión inicial. ‘saber’). Puede hacer referencia al conocimiento de nuestro
propio yo y al obrar que lo acompaña (sentido psicológico),
BIOÉTICA estudio de la conducta humana en el ámbito o al conocimiento de nuestros deberes y los juicios sobre
de las ciencias de la vida y la salud a la luz de los valores la bondad o malicia de nuestros actos concretos (sentido
y principios morales. moral).

CONVERSIÓN movimiento del corazón contrito por el


que, atraídos y ayudados por la gracia, decidimos respon-
C der al amor misericordioso de Dios, que nos ha amado
primero.
Canonización declaración que hace el Papa, como
cabeza de la Iglesia, de que una persona ha vivido las
virtudes en grado heroico y que está en el cielo. La pro-
pone como modelo e intercesora, y permite su culto de
veneración, público y universal.

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D ÉTICA rama de la filosofía que se ocupa del uso práctico
de la razón, consistente en la dirección efectiva del pro-
DECÁLOGO resumen de los principales contenidos de la pio obrar y de la propia conducta.
ley moral natural, inscrita por Dios en el alma de todos
los hombres y que él quiso revelar para protegernos de la EUTANASIA (O «MUERTE DULCE») eliminación volun-
ceguera de nuestro propio corazón. La ley de Cristo lleva taria de una vida humana con el fin de librarla del dolor
a su plenitud los mandamientos de la ley mosaica. o de la vejez.

DEONTOLOGÍA ciencia o tratado de los deberes, de lo


que debe y no debe ser. Estudia los fundamentos del
deber y de las normas morales. F
DERECHO DE GENTES doctrina que fundamenta la exis- FILOSOFÍA saber de todos los seres por sus causas últi-
tencia de un derecho internacional, según la cual existe mas, que se adquiere mediante la luz natural de la razón.
una razón natural común a todas las naciones que ampa-
ra los derechos, también comunes, de los seres humanos.

DIGNIDAD valor inherente al ser humano por el mismo G


hecho de serlo. Se deriva de dos realidades: a) su natura-
leza racional y libre; y b) su vocación a vivir la vida de la GENOCIDIO exterminio sistemático de un grupo social
gracia (por el Bautismo). por motivos religiosos, raciales o políticos.

DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA (DSI) conjunto de GRACIA don sobrenatural de Dios, por el que nos hace
enseñanzas morales que la Iglesia propone para que las partícipes de su vida trinitaria y capaces de obrar por
relaciones sociales contribuyan al desarrollo del ser huma- amor a él.
no y de los pueblos.

DON bien natural o sobrenatural que el ser humano reci-


be de Dios. I
ICONOCLASTA corriente nacida en Oriente que consi-
deraba el arte figurativo como fuente de idolatría y que
E condujo a la destrucción de iconos en los que se repre-
sentaba a Jesús y a la Virgen.
ECUMENISMO movimiento religioso que busca favore-
cer la unidad entre la Iglesia católica y las Iglesias cristia- IGLESIA Pueblo de Dios que, siguiendo a Jesucristo y guia-
nas que se separaron de ella. do por el Espíritu Santo, camina hacia Dios Padre.

EDUCACIÓN INTEGRAL desarrollo equilibrado y armó- IGLESIA PARTICULAR (DIÓCESIS) comunidad de fieles
nico de las diversas dimensiones del sujeto (intelectual, cristianos en comunión en la fe y los sacramentos, con su
corporal, social y profesional). obispo ordenado en sucesión apostólica.

ESCOLÁSTICA movimiento de pensamiento cristiano ILUSTRACIÓN movimiento filosófico y literario domi-


medieval que se desarrolló en las escuelas monásticas, nante en Europa y América durante el siglo xviii. Subrayó
episcopales y palatinas, basado en la didáctica clásica. la preeminencia de la razón y la creencia en el progreso
indefinido de la humanidad.
ESPECISMO término con el que se denuncia la exis-
tencia de una discriminación por parte del ser huma- INDISOLUBLE que solo se rompe con la muerte de uno de
no del resto de los animales. Esta teoría presupone que los cónyuges, propiedad esencial del vínculo matrimonial.
la diferencia entre el hombre y otros animales es solo
cuantitativa.

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L N
LAICIDAD aconfesionalidad, es decir, principio de actua- NIRVANA estado de vacío total respecto a los deseos de
ción por el que los poderes públicos no favorecen ni dis- cualquier realidad exterior o interior, de tal indiferencia
criminan ninguna confesión religiosa. que hasta la presencia del yo (fuente de cualquier deseo)
desaparece.
LAICISMO ideología que propugna la independencia del
hombre y de la sociedad, pero especialmente del Estado,
respecto a cualquier referencia religiosa en los ámbitos
públicos. O
LIBERTAD RELIGIOSA derecho a dar culto a Dios, según ORACIÓN elevación del alma a Dios o petición a Dios de
las propias convicciones. bienes convenientes.

ORDEN MENDICANTE institución religiosa que se basa


en el cumplimiento de los consejos evangélicos. Sus
M miembros viven de limosnas y se dedican a predicar.

MATRIMONIO alianza por la que el varón y la mujer


constituyen entre sí una íntima comunidad de vida y amor,
que se ordena al bien de los cónyuges, y a la generación P
y educación de la prole.
PARÁBOLA relato sobre sucesos de la vida cotidiana que
MILAGRO suceso no explicable por las leyes naturales y encierra una enseñanza profunda y espiritual.
que encuentra su causa en una intervención sobrenatural
de origen divino. PATERNIDAD/MATERNIDAD RESPONSABLES deno-
minación que se suele aplicar a la apertura del matrimo-
MÍMESIS imitación de la naturaleza como fin esencial nio a la vida y a la regulación, con justas causas, de los
del arte. nacimientos con métodos moralmente lícitos.

MINISTERIO función o servicio que se da en la Iglesia; es PECADO palabra, acto o deseo contrario a la ley de Dios.
una forma de servir, no un medio para el enaltecimiento El pecado se levanta contra el amor que Dios nos tiene y
personal de alguien. aparta de él nuestros corazones.

MITO narración situada fuera del tiempo histórico que PRINCIPIO DE SUBSIDIARIEDAD dispone que un
trata de explicar el origen del mundo y la relación de la asunto se debe resolver por la autoridad más próxima
divinidad con los hombres. al objeto del problema. Se basa en el máximo respeto al
derecho a la libre determinación de todos y cada uno de
MOCIÓN inspiración interior que Dios ocasiona en el alma. los miembros de una estructura social.

MONÓGAMO de un solo hombre o de una sola mujer, PROFECÍA don sobrenatural que permite conocer y vati-
cualidad esencial del matrimonio. cinar los acontecimientos futuros.

MONOGENISMO del latín mono (‘uno’) y genus (‘raza’). PRUDENCIA hábito voluntario (virtud) por el que la razón
Se trata de una teoría antropológica que plantea el ori- discierne en toda circunstancia el verdadero bien y los
gen único de la especie humana. medios rectos para alcanzarlo.

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R V
RAZÓN PRÁCTICA la razón en cuanto se orienta al obrar VIRTUD disposición constante del alma para las accio-
práctico y moral. Se diferencia de la razón teórica, es nes que están conformes a la ley moral; hábito de obrar
decir, del empleo de la razón en orden al conocimiento. bien, independientemente de los preceptos de la ley, por
la sola bondad de la operación.
REENCARNARSE volver a tomar forma corporal. Algu-
nas religiones creen en la reencarnación, según la cual VIRTUD TEOLOGAL virtud infundida por Dios en el alma
una parte de los seres vivos (la mente, el alma, la con- de los bautizados para hacerlos capaces de obrar como
ciencia o la energía) adopta un nuevo cuerpo material hijos suyos. Las virtudes teologales son tres: fe, esperanza
después de la muerte. y caridad.

REGLA conjunto de escritos que reúne los usos y las cos- VOCACIÓN inclinación natural, o estado, profesión o carre-
tumbres que rigen una comunidad monástica. ra. La vocación de todo ser humano en cuanto que ha sido
creado por Dios es la santidad. Se entiende como vocación
RELATIVISMO teoría que sostiene que no existen hechos específica aquella inspiración con la que Dios llama a algún
ni principios universales compartidos por todas las culturas. estado (por ejemplo, al matrimonio o al de religión).

VOLUNTARISMO doctrina filosófica que sitúa a la volun-


tad como la primera de las potencias espirituales del hom-
S bre frente a la razón.

SANTIDAD condición que guardan los hijos de Dios en


virtud de la acción sobrenatural del Espíritu Santo en sus
corazones.

SCRIPTORIA salas del monasterio en las que los monjes


se dedican a la lectura, copia y enseñanza de manuscritos.

T
TEOLOGÍA reflexión de la razón a la luz de la fe; reflexión
que parte del dato revelado.

TOLERANCIA respeto a las ideas, creencias o prácticas


de los demás cuando son diferentes o contrarias a las
propias, siempre y cuando no atenten contra la dignidad
humana o el bien común.

TRADICIÓN APOSTÓLICA transmisión del mensaje de


Cristo llevada a cabo, desde los comienzos del cristianis-
mo, por la predicación, el testimonio, las instituciones, el
culto y los escritos inspirados. Se realiza de dos modos:
con la transmisión viva de la Palabra de Dios (llamada
simplemente Tradición) y con la Sagrada Escritura (Com-
pendio del CEC, n.os 12 y 13).

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Editorial Casals, fundada en 1870

Libro adaptado a la Resolución de 13 de febrero de 2015, por la que se publica el


currículo de la enseñanza de Religión Católica de Bachillerato.

Las actividades de este libro se proponen como modelos de ejercicios que cada
alumno/a debe resolver en su libreta o cuaderno. En ningún caso debe realizarlas
en el propio libro.

Este libro tiene una versión digital en ecasals.net, cuyo ISBN es 978-84-218-5428-0.

Coordinación editorial: M. Sáez


Diseño de cubierta: M. Puig
Diseño interior: Bassa i Trias
Maquetación: Estudio Vilageliu
Fotografía: Aci, Álbum, Getty Images, Thinkstock y Wikimedia Commons
(© pág. 25, La catedral de Yair Hakai; © pág. 32, La piedad de Stanislav Traykov;
© pág. 52, Kodak Theatre en Los Ángeles [California] de Greg Hernández).
Revisión lingüística: M. J. Rueda Bernao
Colaboradores: M. Calatrava, E. Martín, A. Mitjans y J. M. Sucarrats
Asesores pedagógicos: Á. Barahona, A. Belda y P. de la Herrán

Las reproducciones se han realizado según el artículo 32 de la Ley de Propiedad


Intelectual. Se ha hecho todo lo posible para localizar a los titulares de copyright
de las obras de arte reproducidas en este volumen. Si se ha incurrido en alguna
omisión inadvertida, la editorial Casals estará dispuesta a adoptar las medidas
necesarias en el plazo más breve posible.

© J. Aranguren Echeverría, D. Lorenzo Izquierdo, E. R. Moros Claramunt,


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© Editorial Casals, S. A.
Casp 79, 08013 Barcelona
Tel.: 902 107 007 Fax: 93 265 68 95
editorialcasals.com
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Primera edición: mayo de 2015


ISBN: 978-84-218-6042-7
Depósito legal: B-1088-2015
Printed in Spain
Impreso en Índice, S. L.

Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de


esta obra solo se puede realizar con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista
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No está permitida la reproducción total o parcial de este libro, ni su tratamiento informático


ni su transmisión bajo ningún concepto ni por ningún medio (electrónico, mecánico,
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