Dimensión Trascendente

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La dimensión trascendente y religiosa del ser humano se refiere a la búsqueda de

significado, conexión y sentido más allá de la realidad material y tangible. Este aspecto
de la existencia humana ha sido una parte integral de diversas culturas y sociedades a
lo largo de la historia. Aquí hay algunas consideraciones importantes sobre este tema:
Búsqueda de significado: Los seres humanos tienden a buscar un propósito y
significado en sus vidas. La dimensión trascendente implica la idea de que hay algo
más allá de la realidad inmediata que da sentido y propósito a la existencia.
Religión: La religión es una manifestación importante de la dimensión trascendente. A
través de diversas religiones, las personas buscan una conexión con lo divino, lo
sagrado o lo trascendental. La religión proporciona marcos de referencia para entender
la existencia, el propósito de la vida, la moralidad y la relación con lo divino.
Experiencias espirituales: Más allá de las estructuras religiosas, muchas personas
buscan experiencias espirituales directas que les permitan conectar con lo
trascendente. Estas experiencias pueden incluir momentos de contemplación,
meditación, comunión con la naturaleza o estados alterados de conciencia.
Ética y moralidad: La dimensión trascendente también está vinculada a la ética y la
moralidad. Muchas religiones enseñan principios éticos y morales que van más allá de
consideraciones puramente materiales y pragmáticas, guiando el comportamiento
humano en función de valores trascendentales.
Rituales y prácticas: Las prácticas religiosas y rituales son expresiones concretas de la
dimensión trascendente. Estos rituales pueden incluir ceremonias, oraciones, ritos de
paso y otras actividades diseñadas para conectar a las personas con lo divino y
proporcionar un sentido de trascendencia.
Misticismo: En muchas tradiciones religiosas, el misticismo juega un papel importante
al explorar experiencias directas y personales de lo trascendental. Los místicos buscan
una conexión directa con lo divino a través de la contemplación profunda y la
experiencia espiritual directa.
Es importante destacar que la dimensión trascendente puede expresarse de diversas
maneras y que las creencias individuales varían considerablemente. Algunas personas
encuentran esta dimensión en el contexto religioso, mientras que otras pueden
buscarla a través de la espiritualidad individual o la conexión con la naturaleza. En
última instancia, la dimensión trascendente y religiosa del ser humano refleja la
búsqueda universal de significado y conexión más allá de los aspectos puramente
materiales de la vida.

LA DIMENSIÓN TRASCENDENTE Y RELIGIOSA DEL SER HUMANO. Si la persona


tiene una dimensión física, otra psicológica, otra afectiva, otra social…, tiene también
una dimensión trascendente o espiritual. Es esa parte de la persona en donde se alojan
los valores, el sentido de la vida y de la muerte, los amores y desamores, la relación
con Dios, etc. No se trata únicamente de hablar de religión. Se trata de reconocer que,
en situaciones de crisis, como es la del envejecimiento, la pregunta por “quienes
somos” nos desborda y nos remite a un horizonte de valores que están fuera de
nosotros, que nos transcienden. Dimensión trascendente: cuando hablamos de la
persona como aquella que se pregunta ¿qué es lo que sostiene su vida? ¿cuál es el
sentido que da a su existencia? ¿quién soy yo?
Dimensión religiosa: pone a la persona en relación con Dios de diversas formas.
Hablamos de dimensión religiosa cuando hay una referencia explícita a Dios. La
dimensión religiosa presupone la espiritual o trascendente, pero no se sigue
necesariamente de ella. "Hay que romper con una cultura que lleva a dudar del valor de
la persona humana, del significado mismo de la verdad y del bien": Solamente cuando
establecemos la vida sobre un sólido fundamento, podemos descubrir quienes somos
nosotros y quienes son los demás. Y ese fundamento sabemos los cristianos que no es
otro más que Jesucristo. "La verdadera calidad de la cultura se manifiesta en su
relación con Dios": Cuando nacieron los antiguos monasterios, los monjes no tenían la
intención de crear una cultura nueva o de conservar la antigua, su intención era buscar
a Dios. ¿No es esto lo que tenemos que hacer hoy? ¿No es este el mejor servicio que
podemos hacer a la persona y a esta sociedad? ¿Tenemos el compromiso con el valor
de la persona humana? Con esa duda, no es posible transmitir valores válidos y
creíbles en torno a los que se pueda construir la propia vida y la historia. "El tiempo
actual está marcado por una incertidumbre sobre valores y ello es un índice de una
crisis cultural y espiritual tan grave como la económica". Ese valor de la persona
humana nos lo hace ver Jesucristo, cuando nos desvela que en el reconocimiento del
valor de la vida humana es donde se pone en juego el desarrollo humano integral. "La
dimensión trascendente en el ser humano es esencial": son los desafíos que hoy tiene
la persona. Lo más importante es descubrir donde está la fuente de la calidad de todo
el desarrollo del ser humano, que no es otro, que la centralidad de la persona humana.
Hay que buscar siempre y promover su crecimiento y maduración, que tiene que ser
verdaderamente integral y abrirse a la totalidad del ser humano, teniendo en cuenta
todas sus dimensiones: física, intelectual, estética, ética, transcendente, social. Pero
sabiendo que la transcendente es esencial para dar medidas a todas las demás. En la
educación es decisivo el sentido de la responsabilidad; nos llaman a un ¡"humanismo
de responsabilidad"! Es decir, a una concepción del hombre y de lo humano en clave
de responsabilidad, libertad y compromiso. Las expresiones como "caridad social" y
"caridad política" se refiere a la aplicación y concreción de la caridad a algunas
cuestiones y situaciones sociales. La expresión "caridad intelectual" es para referirse a
temas educativos, con esta expresión, se llama a asumir la profunda responsabilidad
que tenemos de llevar a los jóvenes a la verdad, que no es más que un acto de amor.

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