Acta 10, La Gracia Como Liberacion para Los Demas

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SESIÓN X

LA GRACIA COMO LIBERACIÓN PARA LOS DEMÁS


(NUEVA HUMANIDAD)

En continuidad con el tratado de la Gracia, y siendo conscientes de que es Dios quien se da


al hombre, veremos ahora, cómo por este don de Dios, el hombre es capaz de relacionarse con
los demás, hacer a un lado su egocentrismo o individualismo para abrirse a la Gracia, filiarse a
la fraternidad y por ello estar abierto al Amor de Dios, llevándolo a la nueva vida en Cristo.

1. La obra vivificadora de Dios

San Pablo, se ha convertido en un experto en reconocer y ubicar el Amor de Dios en uno


mismo y en los demás, por eso que la Carta a los Romanos es de gran ayuda para ilumina
bíblicamente este tema. San Pablo, diferencia dos aspectos: el objetivo, que es la obra de Dios
en Cristo; y el subjetivo, que son las posibilidades de la obra de Dios en nosotros a través del
Hijo y del Espíritu. Vemos estos dos aspectos como una relación vertical (aspecto objetivo) y
una relación horizontal (aspecto subjetivo). En ambos aspectos, es Jesús el común
denominador, es decir, en ambos casos el Hijo es el camino para que el hombre sea un ser de
entrega, un ser que se da a los demás, le llamamos fe también a este proceso que se lleva a cabo
por medio de Jesucristo1.

Por tanto, quien entra en este camino de Dios, es decir, quien recibe el don de Dios, es una
persona que muere al egoísmo para vivir en el Amor. San Pablo utiliza el término δικαιοσύνη,
que unifica la justificación del hombre con la justicia interhumana, ya se hablaba en otro tema
sobre la justificación por la fe, pues sólo por el Amor de Dios, es capaz de hacer que el hombre
salga de sí para que se vuelva hacia los demás, a través del camino de la fe2.

1
Cfr. J. I. GONZÁLEZ FAUS, Proyecto de hermano, 599-600.
2
Cfr. Ibíd., 600-601.

1
Para comprender mejor este término, es necesario ver su significado: justicia, rectitud o
integridad3. Es por tanto, una de las virtudes cardinales, que se refiere a la conformidad de la
conducta humana con el orden moral establecido por Dios. Faus, considera este término en
una dimensión de la persona que implica el reconocimiento de la propia dignidad y la de los
demás, también, la participación de la persona en la construcción de una sociedad más justa
y solidaria, que promueva el bien común y la paz. Por tanto, es una virtud cristiana, que se
fundamenta en el Amor de Dios y en el seguimiento de Jesús, el Justo por excelencia, ésta
justicia se expresa en la opción preferencial por los pobres, los oprimidos y los marginados,
que son los destinatarios privilegiados de la justicia de Dios4. En un ambiente más cercano a
la realidad de la diócesis, esta justicia también se manifiesta en el compromiso por la
transformación de las estructuras injustas que generan desigualdad y violencia.

2. La vida nueva

Cuando San Pablo habla de la muerte al egoísmo, alude a un vivir en una vida nueva del
régimen del Espíritu, que es lo opuesto a la muerte del régimen asesino del pecado (Cfr. Rom
8,2). Esta nueva vida, es la que permite al hombre ser hijo de Dios, donde podemos llamarle a
Dios Abba. Por ello, se puede llegar a una vinculación en la fraternidad plena con Cristo, que
implica además de la herencia con Él; la pasión con Él. Una vinculación que lleva al hombre a
estructurarse como amor, ya que se comparte la pasión de Cristo haciendo propio su modo de
vida, modo de entrega de amor en el que reúne y convoca a todos a la fraternidad del Reino5.

Esta nueva vida, hace al hombre hijo de Dios y lo une a Cristo (filiación divina), pero
también, lo hace fraterno con los demás. Vivir en el Amor de Dios, lo estructura como amor a
los demás, desde una libertad de sí mismo, para que sea una relación desinteresada. No hay que
olvidar que, esto se lleva a cabo por medio de la Gracia, ya que, si no nos lleva a la fraternidad,
no es el don de Dios, no sería Gracia. Este paso de la muerte del egoísmo, a la nueva vida se
experimenta la resurrección, un vislumbrar de la resurrección futura6.

3
Cfr. AA. VV. Diccionario manual griego, griego clásico – español, 152.
4
Cfr. J. I. GONZÁLEZ FAUS, Proyecto de hermano, 600-601.
5
Cfr. Ibíd., 602.
6
Cfr. Ibíd., 603.

2
Por lo tanto, la vida nueva es el resultado de la fe en Jesús como el Hijo de Dios que se
hizo Hombre, murió y resucitó, y que llama al hombre a seguir su ejemplo de amor y
solidaridad con los pobres. Para Faus, la visión creyente del hombre se basa en la idea de que
Dios ha creado al hombre por amor y le ha dado la libertad para responder a su llamada, pero
el pecado lo aleja de Dios y de los demás, y lo hace vivir en el egoísmo y la violencia. Jesús
revela que Dios es Padre y que el hombre es su hijo llamado a vivir como hermano con los
demás. así, puede comprenderse mejor que, la vida nueva es, una vida de comunión con Dios
y con los demás, especialmente con los más necesitados, que son los preferidos de Dios7.

3. La controversia De Auxiliis

A finales del siglo XVI se inició en la Iglesia una disputa entre dominicos y jesuitas, el
centro de ello era la relación entre la Gracia de Dios y la libertad del hombre. Al final
concluirá que esta controversia no llegó a ningún fin concreto, pero es bueno conocer esta
disputa para ampliar el panorama con relación a la Gracia y a la libertad del hombre.

3.1. Posturas

Por un lado, está la postura de los dominicos, encabezada por Domingo Báñez, que
sostenía lo siguiente: Dios es causa primera, Señor y Dueño de todo, nada se mueve sino
por Él; hay una libertad contingente, la cual consiste en que la acción del hombre no es
netamente sólo del sujeto, sino que está determinada por la intervención necesaria de Dios,
el hombre no puede crear nada nuevo, no puede darle consistencia a nada, el hombre puede
ser y no ser, a saber, no es necesario; Dios le da una premoción física, una especie de
empujón, una acción previa de Dios, el cual determina infaliblemente el acto del hombre8.

Por otro lado, está la postura de los jesuitas encabezada por Luis de Molina, quien sostenía
lo siguiente: Está de acuerdo con Báñez al decir que el hombre no es libre, esa premoción
física de la que habla Báñez, es ya una entidad creada, que mueve al hombre libremente;
pero, al asegurar esto, dice Molina que, por ende, Dios es el responsable del mal y de la

7
Cfr. J. I. GONZÁLEZ FAUS, Proyecto de hermano, 602-603.
8
Cfr. Ibíd., 607.

3
condenación del hombre9; a raíz de esto, Molina agrega, que Dios conoce lo que cada hombre
haría libremente en cada situación, a esto se le llama tambien como futuribles, que son los
posibles futuros que dependen de las condiciones y circunstancias que se den, por ello Dios
pone a cada uno en la situación donde Él sabe que el hombre hará bien o mal libremente10.

3.2. Interpretación a estas posturas

Es evidente que es una disputa que no tiene salida, no hay una solución a ello, el Papa
Pablo V en 1611, con un decreto pontificio determina que cada grupo postulador siga
enseñando su punto de vista, pero que evite atacar al postulador contrario, y no publicar nada
sobre la Gracia sin el permiso de la Inquisición, es pues, un empate entre ambas posturas11.

Pero, esto debe dejar una resonancia, en estas dos posturas pareciera que se presenta a dos
dioses distintos, uno que mueve al hombre como piezas de ajedrez, según Molina, que lo
hace víctima, pero le hace ver que es ese sacrificio el que le lleva a la victoria y según Báñez,
el otro como la máquina locomotora que tira a los vagones. Se ve que la Gracia realmente no
actúa, pareciera que se hace a un lado. Hay que ser conscientes que la Gracia es la liberación
de la libertad, la cuestión de De Auxiliis es un planteamiento netamente filosófico y no tiene
salida12.

Puede permanecer la idea de que la Gracia hace posible lo que la metafísica hacía
imposible y que, por la Gracia, se puede hablar de la libertad del cristiano, cuanto más Dios
entre en la vida del hombre en su designio amoroso, más perfecto se va haciendo el hombre,
sin equipararse con Él. La Gracia es pues una incoación a la Gloria de Dios, la fraternidad es
una incoación de la filiación Divina, por tanto, por la filiación el hombre es fraterno, es
hermano por Don de Dios13.

9
Báñez responde apelando al supremo dominio de Dios; no es malo lo que hace Dios, sino lo que hace el
hombre. Cfr. J. I. GONZÁLEZ FAUS, Proyecto de hermano, 607.
10
Báñez le responde y hecha a pique su teoría diciendo que, no puede ser posible porque si lo hiciera, ya no
habría la Suprema Causalidad de Dios, por lo que, Dios no conoce los futuribles del hombre. Cfr. Ibíd., 607.
11
Cfr. Ibíd., 606.
12
Cfr. Ibíd., 609.
13
Cfr. Ibíd., 611.

4
A modo de conclusión o solución sobre esta controversia, Faus, maneja la palabra
incoacción, para referirse a la forma de actuar de Dios en la historia del hombre, Dios no
coacciona, es decir no impone su voluntad a los seres humanos, sino que respeta su libertad
y les invita a colaborar en su proyecto de amor y justicia, ésta se manifiesta en la encarnación
de su Hijo, que no vino a dominar ni a condenar, sino todo lo contrario, a servir y a salvar14.

4. El jansenismo

Es una corriente religiosa y filosófica que se originó en el siglo XVII y que fue condenada
por la Iglesia Católica como herética. Nació como un movimiento con un profundo sentido
religioso, estrechamente orientado a Dios y deseoso de renovar la Iglesia a fondo, pero
también, fue un movimiento que llegó a faltar bastante a la caridad del hermano por defender
a Dios, una cierta hipocresía. Es una manifestación clara a la obstinación humana, una lectura
cartesiana de san Agustín. El pelagianismo es el drama de todas las izquierdas que quieren
ayudar al hombre sin contar con Dios, mientras que el jansenismo, es el drama de todas las
derechas que quieren defender a la Iglesia sin amar a los demás15.

Jansenio, no niega la libertad porque la ve ontológicamente incompatible con la idea de


Dios, ya que sí la admite en los ángeles y en Adán antes de la caída, pero niega que el hombre
la posee porque no tiene la capacidad para ello, él sólo es víctima culpable, por eso el hombre
hace siempre lo que más le gusta, por ello, al momento de obrar tiene dos opciones, hacer
esto o lo otro, pero ya en el momento elegirá sólo la que más le deleite, así que la Gracia,
sólo será eficaz cuando le dé al hombre un deleite mayor, y sólo de Dios depende el
proporcionar ese placer mayor16.

Por ello, siguiendo esta idea de Jansenio, para él la libertad del hombre no se funda en la
Gracia, sino lo contrario, por la Gracia se anula la libertad del hombre, así que la Gracia es
extrínseca a la libertad. Al anularse la libertad, se anula también la relación interhumana, se
trata de una libertad monódica, un individualismo cruel, una libertad inservible17.

14
Cfr. J .I. GONZÁLEZ FAUS, Proyecto de hermano, 597.
15
Cfr. Ibíd., 621.
16
Cfr. Ibíd., 624.
17
Cfr. Ibíd., 629-630.

5
5. Filiación fraterna

La Gracia como liberación de libertades, es la identidad entre amor y libertad, permite al hombre
filiarse a la fraternidad, hacerse hermano porque es hijo de Dios, porque da apertura al abrirse al
Amor de Dios, y para lograr esto es necesario que el hombre crea realmente en el Amor, en lugar
de creer en el individualismo que se le suele llamar erróneamente libertad, pero es una falsa libertad.
También, implica esperar en el Amor, estar abierto a la fecundidad y, por último, estar abierto a
amar al Amor, amar la solidaridad con los demás. Así es posible revestirse en el hombre nuevo, en
la vida nueva que menciona san Pablo18.

Cómo se puede llegar a esta filiación fraterna, no es por otro camino sino el de la fe, por este
proceso de adentrarse en la libertad obtenida por la Gracia, que rehace al hombre para la
convivencia y lo potencia para la comunión, por medio de esa apertura a la filiación fraterna19. Esta
dimensión filial hace ver la paternidad de Dios, una función protectora sobre su pueblo, esta
filiación, es una filiación natural, y medio de relacionarse interpersonalmente tanto físico, afectivo
y moralmente, que se va propagando generacionalmente. Por otro lado es tambien una filiación
adoptiva que en lugar de ser generativo, es por medio de la adopción, es decir, se introduce en una
familia para ser tratado igual que a un hijo natural. Así, la filiación se puede manifestar de estas dos
maneras20.

La adopción adoptiva, conlleva la percepción de Dios como Abba, es decir, ce en Dios una
figura paterna, que a su vez le otorga el derecho a los bienes divinos. Así lo ve y expresa san Pablo
(Ef 1,4-5), el cristiano entra en esta filiación divina con el Padre por medio de su Hijo Jesucristo en
la efusión del Espíritu, al final busca san Pablo, hacer una semejanza de los justos con el Hijo, una
transformación en Cristo. Cristo es el Primogénito de muchos hermanos, los cristianos, que día a
día van trabajando para ir transformándose en Cristo y ser coherederos con Él. ese revestimiento
que utiliza san Pablo (Gal 3,26-27), denota esa idea de asemejarse al Cristo, entrando en esa
filiación adoptiva con Dios y fraterna con los demás21.

Esta filiación fraterna, dentro de la iglesia se ve reflejada puntualmente en la Teología de la


Liberación, la opción preferencial por los pobres. La Gracia como liberación para los demás, es
ver en el necesitado a Cristo, no solo de lo material, sino de aquella incapacidad para ser hermano,
así el rico (materialmente), tambien puede tener pobreza espiritual y con él también hay que ser
hermano. En fin, la Iglesia debe ser fraterna, ya que ella existe en función de la obra que realizó
Dios en Cristo para los hombres, continuamente debe esforzarse por ser un sacramento de
fraternidad, y hacer ver ahí la paternidad de Dios, poner en práctica el mandamiento del amor con
todos22.

18
Cfr. J .I. GONZÁLEZ FAUS, Proyecto de hermano, 645.
19
Cf. Ibíd., 647.
20
Cf. J. L. RUÍZ DE LA PEÑA, El don de Dios, 380.
21
Cf. Ibíd., 381-382.
22
Cfr. J .I. GONZÁLEZ FAUS, Proyecto de hermano, 655-657.

6
6. Pistas pastorales

La Gracia hace partícipe al hombre de la imagen de Dios, lo hace hijo de Él, por ello lo
invita a practicar la caridad, esto hacerlo conciencia en los lugares de pastoral y otros
espacios, de igual forma, sentirse y transmitir ese ser hijo de Dios, provocar los momentos
de encuentro con el otro, en un encuentro sano que ayuda a mediar la Gracia, y no hacer lo
contrario, donde los encuentros se convierten en momentos de desgracia, de división, pelea,
etc., debemos comprometernos a ser para el otro un medio de fraternidad. No olvidar que el
hombre sí es el guardián de su hermano. El ser fraterno, se puede decir, que es un elemento
nato en todos, como seres antropológicamente relacionales, esta característica de ser fraterno,
es exponencial en cada persona, por que continuamente está en relación con el otro, solo
hacer conciencia que esa fraternidad lleva al hombre a estar más cerca de Cristo, y por ello,
más cerca del Padre, a través del Espíritu, en palabras de san Pablo, revestirse de Cristo nos
hace ser fraternos conscientemente con todos.

Secretario: Agustín Alejandro Bustamante Catalán


Asesor: Pbro. Lucio Vieyra Vieyra.
Fecha: 3 de noviembre de 2023.

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