La Pollera Panameña-Dora P. de Zárate
La Pollera Panameña-Dora P. de Zárate
La Pollera Panameña-Dora P. de Zárate
NUESTRA PORTADA
Srta. Marycarmen Gago Salinero
Dama Nacional de la Pollera 1985
1986. Concurso Margarita Escala en
el Teatro Nacional.
LA POLLERA PANAMEÑA
(ENSAYO MONOGRAFICO)
por
DORA P. DE ZARATE
Catedrática de la Universidad de Panamá
con
la colaboración de
MANUEL F. ZARATE
Catedrático de Panamá
Biblioteca
i
¿wríaElena Restrepo Palacios
V EDICION
1
INTRODUCCION........................................................................................................ 7
I. LA POLLERA DENTRO DE LO NACIONAL.................................................... 9
II. SOBRE EL ORIGEN................................................................................................. 10
III. ALGO SOBRE EL NOMBRE................................................................................... 12
IV. ALGUNAS REFERENCIAS..................................................................................... 13
V. LA POLLERA, ATAVIO DEL FOLK..................................................................... 16
VI. BREVE DESCRIPCION DEL VESTIDO............................................................... 19
VIL TIPOS DE POLLERA Y SUS VARIANTES:
a) “MONTUNA”.................................................................................................. 23
b) “DE ENCAJES”.............................................................................................. 24
VIII. CORTE Y CONFECCION:
a) MEDIDAS......................................................................................................... 26
b) TELAS.............................................................................................................. 31
c) ENCAJES Y TRENCILLAS.......................................................................... 32
d) LABORES......................................................................................................... 42
e) CONFECCION O “ARMADA”.................................................................... 51
IX. ORNAMENTOS ADICIONALES:
a) LANAS.............................................................................................................. 57
b) CINTAS........................................................................................................ .. 59
c) ZAPATOS........................................................................................................ 59
d) JOYAS............................................................................................................... 60
e) TEMBLEQUES................................................................................................. 80
f) SOMBREROS................................................................................................... 84
g) ENAGUAS........................................................................................................ 87
h) REBOZOS o “PAÑOS” ..................................... 88
X. NORMAS OBSERVADAS EN EL USO DE LA POLLERA:
a) TOCADO: 1. Peinado................................................................................ 94
2. Sombrero............................................................................. 94
3. Peinetas................................................................................ 96
4. Joyas y Tembleques.......................................................... 97
b) ARREGLO DEL CUELLO............................................................................ 98
c) MANERA DE VESTIRLA............................................................................. 101
XI. ALGUNAS CONSIDERACIONES........................................................................... 102
XII. VOCABULARIO DE LA POLLERA....................................................................... 104
XIII. PALABRAS FINALES............................................................................................... 107
MAPA DE LA POLLERA. - Portada Interior.
5
INTRODUCCION
Entre los estudios que nacionales y extranjeros han hecho y
publicado, tanto en español como en otros idiomas, en relación
con la pollera como traje nacional panameño, sobresale por la am
plitud y profundidad de sus fundamentos y proyecciones el que
hace algunos años preparó la distinguida educadora profesora Dora
Pérez de Zarate, con la colaboración de su esposo profesor Manuel
F. Zarate (q.e.p.dj. La monografía que sobre La Pollera Panameña
fue editada hace ya seis o siete años, puede considerarse como uno
de los estudios más completos y autorizados, no solamente por el
riguroso criterio científico de su elaboración sino también por la
claridad de la exposición. Puede considerarse que el ensayo aludido
reúne las condiciones ideales de documentación, análisis y evalua
ción con la calidad literaria y artística de la forma.
Si el profesor Manuel F. Zarate merece el título de maestro
del folklore panameño, la fecundidad y calidad de su obra tiene
necesariamente que ser relacionada con la amorosa e inteligente
solicitud colaboradora de su compañera profesora Dora P. de
Zarate. Ellos constituyeron una pareja profundamente compenetra
da en el amor al alma panameña, en la dedicación a las investiga
ciones y estudios en el campo fecundo de las raíces de nuestra
cultura, en la consagración y el espíritu de sacrificio con que labo
raron durante muchos años para recoger la más amplia y completa
documentación acerca de las costumbres y tradiciones, el arte y la
ciencia de nuestro pueblo.
Motivo preferente de las investigaciones y estudios de los
esposos Zárate-Pérez, fueron los aspectos jolklóricos relacionados
con la música, las canciones, las danzas y los trajes de las diferentes
comunidades que en varias regiones de la República han conservado
las costumbres de nuestros antepasados. Y fue doña Dora la que se
consagró especialmente al estudio de la pollera, el hermoso traje
femenino que no solamente constituye el símbolo de la feminidad
panameña sino que, además, recoge en sus amplios vuelos, en la
gracia cautivadora de sus colores, en la espléndida riqueza de sus
adornos, en la tierna dulzura de sus flores temblorosas, el alma
misma de nuestra Patria. '•
Largos años de peregrinaje por los campos de las provincias,
cuidadosas investigaciones, millares de informes y documentos reco
gió la profesora Pérez de Zarate para fundamentar la monografía
que luego, con la colaboración atenta y cuidadosa de su esposo,
7
editó para deleite de los conocedores y admiración de propios y de
extraños. El excelente libro recibió de inmediato la más cálida
acogida y se convirtió en fuente indispensable de consulta para los
estudiosos. Así, en poco quedó totalmente agotada la edición, que
desde hace tiempo siguen buscando afanosamente los educadores,
los estudiantes y muchos interesados en el conocimiento de ese
aspecto sustancial de nuestro folklore.
Plenamente consciente de la extraordinaria importancia de es
ta obra, la Caja de Ahorro ha considerado conveniente y necesaria
una nueva edición. Ciertamente, hay otras instituciones que segura
mente estarían interesadas en auspiciar la publicación que constituye
una necesidad urgente para la cultura nacional.
Pero es evidente, así mismo, que cabe perfectamente dentro
del programa de esta institución asumir tal responsabilidad, porque
se trata de un estudio de gran interés no solamente para la educa
ción sino también para la orientación adecuada de las nuevas gene
raciones y del público en general. La Caja de Ahorros, que conside
ra uno de sus deberes primordiales contribuir a enaltecer los valores
propios de nuestra Patria y ayudar a divulgar los elementos distin
tos de nuestra nacionalidad, se siente especialmente orgullosa de
aportar este nuevo esfuerzo en tal sentido.
Precisamente ahora, cuando el proceso revolucionario paname
ño están estimulando el desarrollo cultural de nuestro pueblo, por
considerar que el crecimiento y el progreso del país no puede
reducirse exclusivamente a las cuestiones materiales, la obra de la
profesora Dora Pérez de Zárate adquiere una importancia singular.
En ella encontraremos una riquísima fuente de informaciones y co
nocimientos, de indubitable veracidad, para fortalecer la concien
cia de los valores nacionales.
Esperamos que esta nueva edición de La Pollera Panameña sea
recibida por todos los sectores de la opinión nacional con el mismo
interés con que fue recibida la primera. Y confiamos en que este
nuevo aporte de la Caja de Ahorros al enaltecimiento de los valores
nacionales y a la divulgación de elementos sustantivos de nuestra
cultura, sirva de estímulo para otras labores similares y para que
otras entidades o empresas colaboren también al desarrollo de pro
gramas de auténtico valor para la exaltación y fortalecimiento de la
personalidad cultural de nuestra Patria.
SEBASTIAN E. QUIROS F.
8
LA POLLERA PANAMEÑA.
SOBRE EL ORIGEN
Y más adelante:
...“En cuanto a la pollera montuna o de diario, una saya de
un tejido de algodón fino estampado con dibujo floral, es de uso
completamente normal en climas suaves y estaciones estivales de
los climas duros. Pensemos en las sayas andaluzas, pero no en las
ceñidas y con volante de las “bailaoras” de flamenco, ni en las de
paño tradicionales en las regiones de la sierra, sino en la saya de
mujer modesta de cualquier ciudad; usan sencillamente una pollera
montuna. En el Museo del Pueblo Español se conserva un traje de
mujer cordobesa, de percal estampado con dibujo menudo, mucho
vuelo y un volante que verdaderamente nada se debe diferenciar de
la panameña. El complicado tocado a base de peinetas doradas con
piedras nos hace pensar en la valenciana y en la salmantina, que si
no llevan peinetas, llevan agujones vistosos; es natural que el peina
do y adorno panameño no sean una imitación sino que con el
tiempo se transforma y adquiere un carácter que la diferencia de
otro...” Hasta aquí, su informe.
En verdad, lo importante, lo original, está en la dirección
que tomó en Panamá, suficientemente caracterizada para distinguir
nos de los demás que tuvieron el vestido español como cepa o
germen. Se sabe que una misma semilla puede producir fruto de
diferente sabor y calidad según sea el terreno en que caiga y aquí,
el ambiente la esencia psicológica de los seres que habrían de usar
11
lo, el clima, la posición geográfica y aun la desnudez de nuestros
indios que los obligó a acogerlo todo, hizo el milagro de este
vestido. No había mucho elemento indígena que mezclar a la indu
mentaria. De este crisol en que se mezclaron tiempo, alma y geo
grafía, salió nuestro traje con tan singular atracción que nos hace
gozar con la certeza exacta de lo maravilloso de nuestro gusto
estético.
¿Cómo ha venido a ser esta indumentaria lo que es hoy?
¿En qué momento el vestido de la abuela española o mestiza
se saturó de gracia para convertirse en la feliz indumentaria de
nuestros trópicos? Asunto es del correr del tiempo que fue promo
viendo la evolución hasta llegar a lo que es actualmente. Cabría
preguntarse por qué si hizo su aparición en la vieja Panamá, como
piensan algunos, o quien sabe si en Acia o en Natá, no han persis
tido esas regiones como centros de confección de la pollera. Si fue
el vestido netamente característico de la servidumbre, ¿cómo llegó
a generalizarse hasta el punto de ser él, el vestido corriente de las
campesinas de nuestros pueblos interioranos, de nuestras monta
ñas? ¿Por qué son hoy los pueblos de las provincias de Herrera y
de Los Santos los más celosos guardianes de esta tradición, hasta el
punto de convertirse en la sede del patrón que sirve de modelo a
las polleras de la República y no las regiones de donde se supone
surgió su estructura? Año tras año, las costureras de las provincias
centrales envían innumerables polleras, producto de los encargos
hechos desde Panamá, Colón, Chiriquí, en fin, desde todos los
puntos de la República y hay que ver y sentir la seguridad y la
satisfacción cuando la empollerada afirma que ha sido hecha en
algún lugar de esas provincias. Se le nota que se siente dueña de
una obra que guarda todas las condiciones exigidas por la tradición.
¿Será que el alma hispánica del vestido al viajar de la ciudad hacia
estos predios encontró su verdadero cuerpo en los pueblos que en
nuestro país conservan más vigorosamente el espíritu de España?
Esta debe ser una buena razón. Cuando encontró su alma gemela,
se instaló; allí enraizó y se depuró. De allí nos ha vuelto plena,
viva, lograda. ¡
13
panameñas y escribe: “tan sólo llevan una camisa de holanda y un
refajo (falda) de mucho vuelo, muy finamente bordado en hilo mora
do que ellas mismas tiñen”...
Felipe Bauzá, en 1790, hace unos dibujos de la pollera usada
por nuestras mujeres y habla de lo atractivo del vestido, pero sus
dibujos presentan un vestido muy poco parecido a nuestro vestido
actual. Es Andrés Baleato, Oficial de la Real Academia Náutica
de España, quien describe algo muy valioso para los investigadores
de este tema: “Los señoras usan el traje de Europa y muchas de las
mujeres, la vestimenta antigua del país que es una faja ancha en la
cintura. De la faja para arriba, la camisa sola y para abajo, la pollera;
una y otra, con encajes; adornándose con rosarios y cadenas de
oro colgados al cuello cuyo traje es el común de sus casas y con el
que van a visitar. En algunas, se ve todavía el llavero antiguo, pen
diente de la cintura que consta de una cadena de plata como de una
tercia de largo y en ella se ensartan monedas y dijes de oro hasta
las llaves que están en el extremo inferior”.... Otro documento de
1823 de Gaspar Theodore Mollien expone: “la clase dirigente viste
a la europea, a la inglesa particularmente”; y continúa: “pero las
mujeres del pueblo conservan los vestidos con volantes y encajes
que ya no se usan en Francia (su patria) desde hace tiempo”... y más
adelante anota: “las señoras habían abandonado prácticamente su
uso en público mas no así en la reserva de sus hogares en donde
usualmente se les encontraba con una simple falda de zaraza teniendo
por única blusa, la camisa que se caía de modo alarmante y sin más
calzado que unas zapatillas para sus pies desnudos...” Como puede
observarse, la clase* abandona nuestro vestido.
ALGUNAS REFERENCIAS MAS
Referencias sobre la pollera también tenemos a través de lo
que han escrito algunos investigadores nacionales dedicados con inte
rés al tema. Entre ellos están los panameños Lady Matilde Obarrio
de Mallet cuyas referencias aparecen publicadas con lujo de detalles
en la Revista Lotería No. 64 de 1961. La señorita Nicolle Garay,
quien ofrece datos en el libro de su hermano D. Narciso Garay,
titulado TRADICIONES Y CANTARES DE PANAMA; Rodrigo
Miró; el Dr. Aurelio Dutary; el Prof. Rubén D. Caries; D. Ernesto
Morales; D. Román B.1 Reyes; D. Samuel Lewis y hasta poetas como
Tomás Martín Feullet y Ana Isabel Illueca y otros que sería largo
enumerar. Entre los extranjeros que todavía no hemos nombrado y
14
Ilustración de Reclús, 1878. Ilustración de Reclús, 1878.
15
34189 00063 1240
16
Polleras de encaje estilo de Ocú y La Atalaya.
17
Polleras de gala con labores estilo santeño.
18
LA POLLERA, TRAJE DEL FOLK.
Cuando se leen las referencias que nos han dejado los que se han
interesado por la pollera, se puede apreciar algo de mucho valor, y
es, la insistencia en decir que era vestido de la clase humilde; que la
clase humilde no la abandona. Lady Mallet anota el vestido como
cosa “que usaba la gente de servicio*; era especialmente el vestido
de las niñeras que amamantaban a los niños de la familia. El vestido
era generalmente blanco y casi son adornos. Las cocineras y lavande
ras usaban pollerón de zaraza de tintes morados y camisa blanca.
Algunas familias acostumbraban a poner en la ropa de la gente de
servicio, labores especiales; algunas eran bordadas, otras marcadas y
con talco, otras...”* Si nos atenemos al DIARIO DE MADRID
indicado por D. Samuel Lewis del cual hicimos mención no hace
mucho, al referirse a la celebración aludida, habla de “treinta mujeres
del pueblo ataviadas ricamente con polleras. No habla de la alta clase.
Cuando Reclús escribe, también se refiere al pueblo..: “Las mujeres
de color llevan la pollera”..; “las mujeres llevan aún el antiguo traje
de las criollas..” ¿Quiénes eran las criollas para Reclús? ¿La española
nacida en América? ¿La nativa perteneciente a la alta sociedad? Por
los dibujos que acompañan sus escritos, no parece ser ni lo uno ni lo
otro. No, creo que no... Además las afirmaciones insertadas anterior
mente hechas por Andrés Baleatoy por Thedore Mollien,***nos con
firman que su uso fue permanente entre las gentes de la clase popu
lar. Era, pues, la pollera, traje de la plebe, atavío del folk; en esto
mismo está su virtud; su fuerza; su continuidad y permanencia. El
pueblo le dio y aún le da su vigor; su espíritu. La creó y la impuso
en la comunidad como impusieron los franceses la escarapela de la
República en el ámbito de los reyes. Ella lo llenó todo: ciudades,
pueblos, clases. Hoy las damas de la alta sociedad visten la pollera
en las grandes fiestas con el mismo orgullo con que la viste la pobla
na en los campos apartados de nuestro país. Se ve que al haber ad
quirido el vestido jerarquía, la vieja querencia que estaba sólo dormi
da, ha despertado para florecer con más fuerza y duración.
19
BREVE DESCRIPCION DEL VESTIDO
20
Como todo instrumento folklórico, ella tiene sus variantes que
iremos dando a conocer en los capítulos siguientes. Mucho hay que
admirar en ellas, desde la humildad del vestido que sirve a la
mujer del campo en las faenas de su vida diaria, hasta la vistosa
que encandila los ojos de propios y extraños en las grandes festivi
dades. Es una fortuna para nosotros, todavía, que este vestido sea
el traje folklórico nacional y no constituya, como en algunos paí
ses, sólo un recuerdo de lo que fue, una cosa simbólica. En muchas
de nuestras comarcas, enclavadas en las montañas, lejos de las rutas
urbanas de transporte, las mujeres no conocen otro traje que la
pollera y es de su uso diario, ya sea en la forma que nosotros en la
capital damos el nombre de “MONTUNA", ya sea en la “DE EN
CAJES’’, con la euforia de las joyas, tan llamativas y exquisitas,
como la que vemos en los centros urbanos para-celebrar algunas de
nuestras festividades, principalmente las del Carnaval.
Ella también se irá perdiendo hasta quedar como en otros
países, convertida en un traje simbólico, un recuerdo de un vestido
típico. La escuela, los avances de la civilización, las nuevas ideas, la
televisión que ya comienza a difundirse por nuestros campos irán
ahogándola y sustituyendo el vestido usual por el traje de corte
urbano más en consonancia con las ideas de progreso y civilización.
21
SOBRE NUESTROS TIPOS DE POLLERA
Expondremos aquí nuestras observaciones que han logrado
distinguir dos tipos de pollera bien definidos y dentro de cada uno
de ellos, una gran variedad de estilos los cuales podrían clasificarse
por su corte y confección y por los ornamentos con los cuales se
usan. Uno de estos tipos es el que hemos dado en llamar entre las
gentes de la capital y centros urbanos, “Pollera Montuna” y que
entre el folk suele llamarse “MUDA DE DIARIO”, es decir el traje
de trabajo, de entre casa.
El otro tipo es el “DE ENCAJES” que es el que llamamos
generalmente “de lujo” o “de gala”. Nuestra campesina con más
razón que nosotros, la llama “MUDA DE ENCAJES” porque su
“MUDA DE DIARIO” no lleva tantos encajes ni es tan vaporosa
como ésta. Ella usa este vestido de encajes, para sus días de gala:
los domingos en la misa, en el paseo al pueblo; en los matrimonios,
en las grandes fiestas patronales....
22
POLLERA MONTUNA
Este vestido lleva camisa de color blanco con labores o sin
ellas y el pollerón de zaraza o de percal floreado con fondo de un
solo tono, ya sea en colores vino, morado, azul, rojo, azul marino,
rosado, etc.
ESTILOS DE “MONTUNA”
Se notan algunos estilos dentro de este tipo de pollera, que
podríamos clasificar así:
1. La que lleva camisa de dos arandelas, en color blanco con
trencillas y encajes valencianos blancos.
2. La que tiene una sola arandela en la camisa con encajes y
trencillas tejidas al mundillo, trencillas y encajes cuyos motivos son
del color que sirve de fondo a la tela del pollerón.
3. La que tiene una sola arandela, pero con labores tales como
talcos, marcas en punto de cruz, bordados o zurcidos y lleva ade
más, trencillas y encajes tejidos al mundillo.
Advertencia:
Todas, las camisas en estas polleras se hacen en tela blanca.
4. La que tiene sólo dos tramos en el pollerón.
5. La que tiene dos tramos en el pollerón y una arandela final
que se conoce con el nombre de PICARONA.
23
6. La, que usa dos tramos en el pollerón con angosto encaje
blanco de torchón orlando su borde inferior.
7. La que usa tres tramos en el pollerón.
8. La que usa en el pollerón tela de zaraza o de percal a rayas
horizontales y verticales, a la que el pueblo le ha dado el pintores
co nombre de “TUMBA-HOMBRE.”
LA POLLERA “DE ENCAJES” O DE GALA
Dentro de este tipo también podemos hacer clasificaciones
atendiendo no tanto a su corte y confección que es mucho más
uniforme, sino a sus labores y al tocado y joyas que con ellas se
24
usan. Esta pollera lleva invariablemente dos arandelas en la camisa
con trencillas y encajes valencianos blancos o con trencillas tejidas
al mundillo orladas con blanco encaje valenciano. Cuando se usa la
trencilla tejida al mundillo, los motivos de las labores de la tren
cilla, son del color que se usa en las labores de mano de la po
llera; los encajes valencianos son siempre absolutamente blan
cos. Es ésta la pollera llamativa, la de la fama por la riqueza de sus
colores y lo regio de su presencia. Podemos distinguir dentro de
este tipo, dos clases de pollera:
1. Las que no llevan ninguna labor de mano en sus arandelas
ni en los tramos del pollerón.
2. Las que llevan labores. Las labores a que nos referimos
permiten hacer la siguiente clasificación:
a) De talco en sombra que es el talco de color blanco puesto
en el reverso de la tela.
b) De talco en colores el cual se conoce como “talco al sol”
por ir sobre la tela blanca y que también es conocido con el
nombre de “talco de Bruselas”
c) De talco en “sombra”, o en colores, con calados en sus
motivos florales.
d) Con labores marcadas en punto de cruz.
e) Con labores bordadas.
f) Con labores zurcidas.
Es de advertir que la pollera tradicional no combina colores
en sus labores. Todas ellas se hacen en un solo color, ya sea éste
azul, marañuela, rosa, verde, mamey, morado, negro, naranja, vino,
rojo, etc., Los pocos modelos policromados que se observan algu
nas veces, se deben más al capricho de la dueña que al gusto
general.
Estas polleras con labores son las predilectas y su uso se halla
extendido por toda la República.
Cuando pasemos al capítulo CONLECC1ON nos extenderemos
un poco más sobre estos estilos.
CORTE Y CONFECCION
Entramos a un nuevo capítulo en esta larga encuesta de la
pollera. Iniciémoslo con las medidas.
25
MEDIDAS
Los datos recogidos entre las campesinas de Tres Quebradas,
Santo Domingo, Guararé, Las Tablas, La Palma, de la provincia de
Los Santos, de Los Asientos, el Cerro Tijeras y demás campos
aledaños al distrito de Ocú, y de La Atalaya, La Colorada, Montijo
en la provincia de Veraguas, nos dicen que la pollera se hace ínte
gramente a base de ciertas medidas que sólo su propia dueña puede
dar. Observando el cuidado que se pone en esto de las medidas,
cualquiera puede pensar en lo duro que será conseguir una pollera
que quede bien en el cuerpo de quien no es su propietaria, pues
difícilmente los elementos que se toman como base para estas me
didas son iguales en dos personas istintas.
EL JEME
LOS ANCHOS
LA VARA
La Vara que comercialmente tiene 32 pulgadas, es algo que
tampoco está marcado en la cinta métrica para la costurera folk.
Esta medida, para ella, es la que resulta al tomar la tela entre la
punta del dedo corazón y la del pulgar, extendiendo el brazo
hasta parar en la clavícula, sobre la hoyuela. Estas varas serán
chicas o largas, según sea el tamaño de la persona.
USOS DE LA VARA
Algunas costureras usan dos veces esta medida para cortar el
largo de la tira del tapabalazo. Otras, para cortar el largo de la
arandela inferior, usando cuatro veces dicha medida. Algunas otras,
solamente para lograr el ancho de los vuelos de los tramos superio
res e inferiores del pollerón.
LA BRAZA
Ella es la medida que resulta de extender los brazos horizon
talmente, agarrando y estirando la tela entre las puntas de los
dedos de cada mano. Equivale, como puede colegirse, a dos varas.
Esta “braza” será distinta también en cada persona.
USOS DE LA BRAZA
La “braza” tomada dos veces es la medida que según la cam
pesina de los pueblos santeños debe tener el largo total o vuelo de
la arandela inferior de la camisa. Una sola “braza” es el largo
propio para la medida del tapabalazo.
Para obtener el largo dy la arandela superior, la costurera divi
de en cuatro partes el largo de la arandela inferior y coge de esto,
tres partes.
EL COCO
TELAS
TRENCILLAS Y ENCAJES
32
Encaje valenciano.
k’ssS s g asa
sW:‘l
lllllllíilll ¡''•««••«■¡¡¿iiiiii'iiiinmn» mmn»’1!!!
33
La pollera usa unos y otros en forma tal que aparece vaporosa
y distinguida. Encajes y trencillas de diferentes anchos, pero de
igual diseño, adornan las arandelas, el “susto” o volante del polle
rón, el borde del escote y las mangas de la camisa.
En la pollera herrerana y veragüense se aplican encajes y tren
cillas valencianos o de torchón de color blanco. En la santeña, que
es la más difundida, el gusto popular se inclina por la combinación
de trencillas tejidas al mundillo y encajes valencianos de color blan
co, para la que es de lujo; y trencillas y encajes tejidos al mundillo,
para la camisa de la pollera que es “montuna”.
35
36
Pechuga de paloma con flor de pepa Fachenda con cocadita
37
Otros estilos de trencillas.
38
Diferentes tipos de metindres o encajes.
39
Trencilla.
Variedad de Melindres.
40
deseosos de subsanar el problema del precio, hayan importado del
exterior imitaciones que distan mucho del producto nacional. No
pueden estos encajes y trencillas extranjeras igualarse en calidad,
motivos, durabilidad ni arte con los nacionales. Sería deseable evi
tar la competencia del producto espúreo, pues nuestra pequeña y
hermosa industria podría desaparecer.
Como un dato que podría ayudar a muchas personas, a resol
ver un problema que siempre se presenta hoy entre la tejedora y la
costurera de polleras, haré mención de este detalle: nuestras tejedo
ras vernáculas todavía hablan de varas; por supuesto, de sus VA
RAS. Las telas de hoy traen anchos de 37 pulgadas y más. Cuando
se cortan polleras en telas de hilo que tienen 37 pulgadas, ninguna
costurera va a desperdiciar cinco pulgadas de cada “paño” para que
el ancho del pollerón se logre por varas. Cortan los lienzos con
todo el ancho de la tela tal como se hacía antes cuando las telas
venían con 32 pulgadas de anchura y en esta forma economizan
tiempo. Naturalmente esta pollera va a resultar con más vuelo y
necesitará, por lo tanto, más trencillas y encajes. La tejedora tradi
cional no quiere convenir en tejer juegos más largos de trencillas y
de encajes; por consiguiente, cuando se ofrezca el caso, la intere
sada debe solicitarle este trabajo como una cosa extra muy especial
y pagarlo. Calcular cuánto necesita de más y pedirlo así a la teje
dora.
Aproximadamente una pollera para adultos necesitaría:
2 ydas. de encajito para la boca de la camisa
3 ydas. de trencilla para enjaretar de 1/2 pulgada de ancho.
6 ydas. de trencilla de 1 1/2 pulgada de ancho.
2 ydas. de trencilla de 1 a 11/2 pulgada para el tapabalazo.
17 ydas. de trencilla de 3/4 de pulgada de ancho.
12 ydas. de encajes valencianos de 2 a 2 1/2 pulgadas de
ancho.
12 ydas. de encajes valencianos de 4 a 5 pulgadas de ancho.
Naturalmente éste - es un cálculo aproximado porque todo de
pende de las medidas que resulten cuando se le toman a la propie
taria.
Para la camisa de “montuna” de una sola arandela, aproxima
damente se necesitan 3 1/2 ydas. de trencillas de 1 1/2 pulgadas de
41
ancho que se reparte entre el tapabalazo y la que adorna la boca
de la camisa.
6 ydas. de trencillitas de 2 pulgadas.
7 ydas. de encaje.
3 ydas. de trencilla de enjaretar.
En este caso todo es tejido al mundillo.
INFORMANTES
LABORES
LABORES DE MARCA
EL TALCO
Otra de las labores de la pollera se realiza en talco o sobre
puestos; la labor aparece “sombreada” o “en sombras,” si los so
brepuestos van por el reverso de la tela y son de color blanco; y se
43
habla de “talco al sol” o de “talco de Bruselas”, si el sobrepuesto
se hace en tela de color y se aplica sobre el lienzo blanco. Los
motivos en este caso son únicamente florales. Según la forma en
que se cosa el talco recibe los nombres de “talco”, de “talco de
cajón”, “talco de tijeras”, “cepito”, “cruces”, “piñas encontradas”,
“cañita”, etc.
Con las labores del talco han surgido los CALADOS, trabajos
de aguja sobre deshilados que se hacen dentro de los diseños flora
les del talco. El orgullo de la costurera y de la propietaria es lucir
en la pollera centenas de calados distintos. La costurera siempre se
ingenia para no repetir el motivo de ninguno en los deshilados que
haga. Es corriente oir hablar de polleras de trescientos calados dis
tintos. Tienen también estos calados sus nombres y son muy cono
cidos los de “chinchitos”, “soles”, “ojito de muñeca”, “jazmín”,
“cañita”, “cama de Benilda”, “cama de Maria”, “pellizcao”, etc.
Informaciones proporcionadas por las costureras de polleras
Mariquita Muñoz y Elena Muñoz de Del Valle, su madre, Elodia R.
de Muñoz, caló polleras en 1916 para doña Filomena de Carbone.
En 1926, para doña Antonia de Valdés; en 1928, para Helena
Valdés, que fue señora de Moreno Rosales. Esto prueba que esta clase
de labor no es tan reciente que digamos.
Labor de talco.
44
Pollera de montuna santeña.
46
Bordado.
Marcado.
47
Cosiendo el talco. Pegando el encaje valenciano.
Marcando. Calando.
48
Labores en la pollera más antigua encontrada hasta ahora. Tiene ahora 120 años.
49
Sea cual fuere la labor que se ejecute en la pollera, ésta no
pasa de los dos tercios del ancho del lienzo blanco en el que ella
aparece, ya sea éste el de las arandelas, mangas o tramos del polle
rón. Cuando se trata de una camisa de “montuna” con una sola
arandela, luce el tapabalazo al descubierto y en la tira de él, se
realizan pequeñas labores que hacen juego con las más llamativas
de las arandelas.
Labor de zurcido
PUNTADAS
INFORMANTES
Bertina de Terriente.
Tana Guerrero.
50
Rosa Hassám.
Mariquita Muñoz.
Elena Muñoz de Del Valle.
María G. de Villalaz.
Cástula Batista.
Guillermina de Rodríguez.
CONFECCION O “ARMADA”
Entramos ahora al punto más delicado de la pollera y ojalá yo
logre conseguir que cualquiera panameña pueda hacer su propia
pollera, mediante las explicaciones que he logrado en mis investiga
ciones, pues para ella, especialmente, incluyo este capítulo que
quizás no cuadre bien dentro del género de este estudio.
Después de cortadas y terminadas las labores sobre las tiras de
las arandelas de la camisa y los lienzos del pollerón, hay que
“amar” la pollera. Muchas costureras del vestido no hacen otra
cosa que cortarla y hacer las labores de mano de los lienzos, pero
su armadura es trigo de otro costal. Generalmente esta faena va a
parar a la abuela de la casa o a la ya anciana pero todavía entera
costurera tradicional de estos menesteres, cuyo nombre no aparece
nunca, pero sí lo está en el secreto de la que ha ejecutado las
preciosas labores que todos admiran. Trataré de ordenar hasta don
de pueda, las reglas que he sacado en conclusión sobre este asunto:
1. Córtese la tira que ha de servir de “pretina de boca”, de
acuerdo con las medidas anotadas en el capítulo correspondiente a
MEDIDAS. Aproximadamente esta tira tiene 11/2 pulg. de ancho.
Dóblese esta tira a lo largo y por el centro; dóblesele también las
“pestañas” lo suficiente para que la tira quede con un centímetro
de ancho más o menos. Divídasele en dos partes exactamente igua
les y dóbleseles las pestañas a cada uno de los extremos.
2. Tómese la trencilla de 1,1/2 pulg. a 2 pulg. de ancho y recó
jase ligeramente por uno de sus bordes. Unase por el lado recogido al
borde inferior de la “pretina de boca”, colocando el borde de la
trencilla entre las dos pestañas de la “pretina de boca”. Las dos
partes de la trencilla que se usen en este trabajo deben ser exacta
mente iguales. El recogido que se haga debe ser exactamente igual
en las dos porciones, y debe quedar, justo a la medida de la tira de
la pretina.
51
3. Córtese otra tira del mismo ancho de la que se cortó para
la “pretina de boca” y hágase en ella lo mismo hasta dejarla en
lcm. más o menos de ancho. Cósase al borde inferior de la trenci
lla que acabamos de nombrar siguiendo toda su extensión sin reco
ger nada y poniendo su borde entre las dos pestañas.
Figura 1
52
Figura 2
Figura 4
53
10. Una a la pieza anterior, las mangas en esta forma:
Figura 5
1 * Figura 6
54
13. Recójase con puntada de bolillo la arandela superior de la
camisa que es la que tiene un jeme de ancho incluyendo la trenci-
llita y el encaje que la orla y cósase al borde final del refuerzo de
la trencilla de boca, repartiendo también todo, proporcionalmente:
Cfcrru AoJ OKXWuAfcfixf
CUtXuZW.-
.dtX<u
b
rJ
> r*Uv»v<i^A
/
Ca*w¿aJts Corv
Figura 7
CUtXXw
55
15. Tómese el encajito que se ha destinado a adornar el borde
del escote, recójase o tabletéese discretamente, e hilvánese en el
borde superior de la tira del escote o pretina de boca.
EL POLLERON
LA CAMISA DE LA MONTUNA
ORNAMENTOS ADICIONALES
LANAS
Montuna de Ocú.
CINTAS
Las cintas reciben el nombre de “gallos” en algunas regiones;
para otras, son “gallardetes”; para la mayoría de las campesinas,
“colas”. Ellas cuelgan de la cintura al frente y por detrás. Son
cortas, como de doce pulgadas de largo, en la mayoría de los
pueblos de la república pero en los campos de Ocú y los de
Veraguas cercanos a Ocú son tan largas como el pollerón y se
colocan en la parte de atrás solamente y un poco hacia un lado.
Estas cintas son del color de las lanas y cuando estas combinan dos
colores, la cola también los lleva.
Se acostumbra concertar los colores de las lanas y de las cin
tas con el que predomina en la pollera. Así, es corriente combinar
la pollera de labores rojas con lanas y cintas verdes, o en azul
índigo y hasta en negro. A la pollera azul, combinarla con cintas y
lanas en cualquier tono de rosado, o de colores rojos o amarillo
muy fuertes. A la pollera morada, con todos los tonos de amarillo,
desde el pálido hasta el que tira a mandarina. A la pollera negra
con cualquier color siempre que haya contraste.
Los colores preferidos entre las campesinas de Ocú y Veraguas
son el azul fuerte y brillante y el rosado subido. Combinan ambos
colores en las lanas y en las cintas, de tal manera que en la jareta
del escote hay dos o tres hilos de lana rosa combinados con dos o
tres de lana azul y en las cintas de “cola” hay una rosada y una
azul colgando de la cintura y tan larga como el pollerón. (1)
ZAPATOS
En los pueblos en donde se usa zapatos, éstos son del mismo
color de las lanas y de las cintas. Los pueblos que usan la combina
ción de colores en las lanas y cintas, Ocú y Veraguas, no usan
calzado. ,
(1) Lady Mallet habla de la historia de estos “gallos” en el vestido de la pollera. Ella
refiere que...“las dos cintas sostenían con sus botones (los de enagua) la parte de
atrás de la pollera; se amarraban con un lazo adelante sobre el vientre y las dos cintas
de la delantera se amarraban atrás formando un lazo; por consiguiente los pedazos de
cinta que actualmente se usan, no tienen razón de ser, pues son un adorno y no una
necesidad...”
59
Zapatos.
JOYAS
Con nuestra pollera de gala se luce una gran cantidad de joyas
que hacen de este atuendo uno de los más costosos que se cono
cen. Se dirá que es muy rica la panameña. No. No es rica. Las joyas
de la pollera pasan de generación en generación como herencia
intocable y patrimonio de la clase que no enriquece, pues no se
hace especulaciones con él. Sólo se usa para vestir la pollera y
después de la ocasión, duerme el tesoro en el fondo de los cofres
60
caseros o en los depósitos de los bancos. Nadie se pone esas joyas
con vestidos diferentes. Ultimamente han comenzado nuestras mu
jeres a lucir una que otra cadena de la pollera con hermoso traje de
noche en ceremonias destacadas. La herencia de las joyas pasa a los
nuevos propietarios que no tienen mucho gasto que hacer para
completar lo que les ha tocado en el reparto; al hacer las nuevas
adquisiciones no especulan con ellas; sin embargo, los talleres en
donde se labran las joyas tradicionales están sumamente activos aun
cuando no podemos decir que florecientes.
Estas joyas tradicionales son bien características, fabricadas en
oro y perlas, en oro y piedras preciosas o en oro y corales. No
hemos observado en ellas los brillantes. El oro con que se fabrican
estas prendas es siempre macizo y hay mucha joya que luce traba
jos en filigrana.
Son numerosas las cadenas y cordones que se usan con la
pollera, pero las que se llevan en un momento dado, pocas veces
pasan de siete, ni son menos de tres. Sin duda porque toda exage
ración desluce. No es necesario llevar una cadena de cada tipo. La
empollerada escoge entre los muchos tipos, las de su gusto, pero
nunca omite la tradicional CADENA CHATA. Haremos, en seguida,
un breve inventario de estas joyas:
PEINETAS
EL PEINETON
Peinetas de balcón:
Izquierda: con perlas. — Derecha: fijo.
62
cha de oro laboreada; a veces repujada; a veces, sólo grabada. Esta
plancha aparece en algunos peinetones con una forma cuadrada y
en otros, describe una hermosa curva con balcón liso, con balcón
con brillo o con perlas. Es una pieza que ha extendido últimamen
te su uso a casi todas las regiones del país. En los pueblos de Los
Santos no era común y todavía no es de rigor, pues muchas empo-
lleradas no lo llevan. Hace treinta años apenas si se le conocía por
estos lugares y aun en Panamá no era de uso popular, pues no la
observamos en la cabeza de ninguna empollerada de esa época. Las
fotografías de cincuenta años atrás pueden confirmar nuestras pala
bras; véase, ésta que insertamos en una de las tapas de este libro en la
que damas de la alta sociedad visten la pollera sin esta joya. La Srta.
Nicolle Garay no la menciona y doña Matilde, que parece haberla co
nocido, la anota como joya propia de las regiones ocueñas.
63
Diferentes tipos de peinetones. (Taller
de Pablo Epifanio, Las Tablas.)
Peinetas con "cáscara de dos anchos". Pajuela y aretes. (Taller Pedro Zeballos,
La Atalaya, Veraguas).
64
Botones de enaguas, pajuela y zarcillos (Bertina de Terrientes).
65
Peinetón y peinetas de balcón con espira.
66
Joyeros folks
LA PAJUELA
LOS ARETES
70
EL TAPAHUESO
Una cintilla negra angostita de la que cuelga una pequeña cruz
de oro ya sea guarnecida con perlas, con corales o afiligranada,
recibe el nombre de “tapahueso”. La empollerada la usa en el
cuello y la cruz le cae sobre la hoyuela. En lugar de cruz también
hemos visto usar pequeño escudo coronado, medallas, dijes guarne
cidos y hasta redondos y pequeños portarretratos. En algunos
“tapahuesos” la cintilla es de oro. El nombre de “tapahuesos” no
sabemos de dónde le viene.
CADENAS Y CORDONES
71
Cadena solitaria.
72
Rosario. (Taller de Epifanio).
73
Cadena salomónica, con doblón.
74
Cadena Guachapalí, con limpiaoídos
y limpia uñas.
75
sujetas por una doble hilera de eslabones paralelos formando una
verdadera escala. Cuelga de esta cadena una sardina articulada que
ondula y que la tradición popular la tiene como imprescindible,
pero también la hemos visto luciendo monedas de oro coronadas,
es decir guarnecidas con oro ricamente trabajado; la hemos visto
con el “Avemaria”, que es una anclita en la que aparecen dos
angelitos uno frente al otro colocados en los garfios de la misma.
La Cadena Bruja es a todas luces una variante de la cadena
chata, pues las escamas que engarzan entre los eslabones colocados
en la misma forma que en la Chata, se diferencian únicamente en
que tienen la apariencia de una Z. Esto le permite recogerse a tal
punto que pareciera mentira llegar a tan poca cosa cuando la ence
rramos en la palma de la mano. De allí el nombre de Bruja que le
dan las gentes.
76
La Cadena Chata Abierta es la misma cadena chata, pero no
cerrada. En cada uno de sus extremos esta cadena lleva una campa
nilla de oro afiligranada con “chorritos” o “lágrimas”. La empolle-
rada la sujeta a su antojo, con fino y elegante pasador en el centro
del pecho o por cada uno de sus extremos, a cada lado del pecho.
La Cadena Solitaria es otra de las variantes de la Chata. La
forma de sus chapitas y lo angosto le dan la apariencia de una
verdadera tenia.
La Media Naranja es una cadena cuyos eslabones simulan reba
nadas de naranjas engarzadas en diferentes planos. Colgando de ella
siempre aparece una moneda coronada. La verdad es que las cade
nas de la pollera siempre lucen monedas coronadas como un rema
te de distinción a su belleza.
La Cola le Pato. Los eslabones de esta cadena tienen el perfil
de cuña o la forma de una colita de pato abierta. Los van engar
zando de tal manera que logran un cordón espeso y fuerte de
singular atracción.
La Salomónica: En su tejido retorcido esta cadena imita la
forma de las columnas salomónicas. Son generalmente un poco más
largas y espesas que las otras cadenas, lo que la hace de más valor.
Queremos advertir que las cadenas de la pollera no son cortas. Casi
todas llegan un poquito más abajo de la cintura. Cuando son muy
largas, las empolleradas le dan una vuelta más en el cuello y las
usan dobles.
La Guachapalí o Pepita de Melón: Como apunta Nicolle Ga
ray, es una cadena frágil; sus escamas en forma de cocaditas o de
pequeños óvalos festoneados se engarzan unas a otras por medio de
aritos de oro. Es la cadena más débil de las que se usan con
nuestra pollera y por eso debe ponerse encima de todas las demás
para que no sufra con el peso de las otras. De ella no cuelgan
monedas pues no soportaría peso de tal naturaleza. Por eso siempre
luce una cruz liviana, un “Avemaria” o el escarbadientes y limpia-
oídos.
El Cabestrillo: Es un cordón fuerte y largo, de eslabón co
rriente, que a veces se usa en doble vuelta al cuello. Es muy llama
tivo por su serie de dijes o de monedas coronadas que aparecen en
número de seis, nueve, diez, según vaya adquiriéndolas la dueña.
77
Una de ellas exquisitamente guarnecida y de gran valor, adorna este
cordón al frente y otra de la misma riqueza, en la espalda. Es en
realidad la joya más cara de la pollera, porque cuentan, por supues
to, los escudos y las monedas de diferentes valor que el Cabestrillo
ostenta.
El Escapulario: A un cordón de tejido muy parecido al del
Cabestrillo se le cuelgan por delante y detrás los escapularios. Fa
brican estos escapularios en plaquitas de oro de más o menos tres
pulgadas de largo por dos de ancho sobre las cuales hacen labores
repujadas iguales a las que se hacen en los escapularios de tela.
Algunos de estos escapularios van guarnecidos con trabajos de fili
grana pero otros aparecen con los bordes lisos.
El Rosario: No falta entre los cordones que se usan con la
pollera los rosarios con sus “avemarias” y “padrenuestros” afiligra
nados admirablemente trabajados o en combinaciones de oro y
coral; por eso se oye hablar a menudo del Rosario de coral; pero es
más popular el Rosario de oro.
El Cordón de mosqueta: Se ajusta con una mosqueta al pe
cho. Generalmente es abierto y en sus extremos ostenta campanillas
diminutas guarnecidas con perlas o con “lágrimas”. El tejido que se
hace en estos cordones es muy parecido al de la Cola ‘e Pato pero
mucho más delgado que el que se teje para la cadena.
Hay también muchos otros cordones delgados que sostienen
abanicos, que ostentan escudos pequeños, tomatillos afiligranados y
rositas estilizadas eleboradas en filigrana.
OTRAS JOYAS
78
Los Botones de Enaguas: Son botones trabajados en filigrana
a semejanza de los que se elaboran para los aretes. Se diferencian
en que el interior de éstos presenta una presilla por donde se pasa
la cinta de hiladillo que los ajusta a la cintura. Hoy la pollera no
los necesita. Su uso es más un lujo y hábito de tradición que una
necesidad por lo cual no es obligante el llevarlos y efectivamente
pocas personas los usan.
81
Variedad de tembleques.
Variedad de tembleques.
82
Variedad de tembleques.
Variedad de tembleques.
83
Tembleques.
SOMBREROS
(1) Cada una de las dos porciones en que suelen dividir el cabello las mujeres, dejando
más o menos descubierta la frente y sujetándolas por detrás de las orejas.
84
Tembleques de Oro. Tembleques de Oro.
Mariposas. Tapa-pelotas.
85
Campesina con sombrero ocueño o blanquito.
86
centímetro de anchura. En la base de la copa luce un cordón de
hilo tejido en negro, o en otros colores, que remata en breve lazo
sobre el ala.
Cuando el sombrero de este material de toquilla combina la
trenzas blancas con otras teñidas en negro, lo llamamos “sombrero
pintao” o sombrero de La Pintada o sombrero penonomeño por ser
La Pintada y Penonomé, los lugares que más se dedican a esta
manufactura. No hay distinción en la forma de los sombreros para
mujeres y para varones. Las unas y los otros, los usan indistinta
mente.
El “sombrero pintao’’ tiene adornos o labores que se conocen
con los nombres de “quimbolito”, “pluma”, “talco”, “pepita
e’guate”, etc. Su finura depende del grueso que se le haya dado a
la fibra de la trenza y por consiguiente al ancho de ésta.
Enagua de Pollera.
ENAGUAS
LOS PAÑOS
Variedad de Enaguas.
89
Paño de Ocú. Paño de Los Santos.
porque alguna vez la hemos visto con estos “paños” sobre todo
para defender del sol la piel de las espaldas y para su uso en la
iglesia. En un tiempo se usó en las poblaciones santeñas el mantón
español y la dama campesina se presentaba a la gran misa de las
fiestas patronales con su regio mantón, pero ha caído en desuso. Se
conoció el paño limeño, estola de grueso tejido hecho en colores
oscuros y con flecos, que se llevaba con la pollera montuna.
91
Cuatro pasos en el arreglo del peinado para el uso de tembleques y peinetas.
Los Santos.
92
93
veces, joyas y tembleques. Sin embargo, antes de Hablar de cual
quiera de estos tocados, consideramos importante hablar del peina
do.
PEINADO
95
mujer empollerada, con sombrero (1). Como no es fotografía sino
dibujo en el que el artista pone las cosas como él las ve, no sabe
mos hasta dónde esta ‘‘mujer empollerada” de Reclús, lleva el ajuar
verdadero; pero en las estampas de D. Epifanio Garay sí se puede
notar en forma perfecta el uso del sombrero en el tocado de la
pollera de gala. Además, tuvimos la suerte de haber visto, empolle-
radas, con el vestido de gala, usar sombrero y flores de pollera.
Tenían las cocas adornadas con tembleques y por sobre ellas el
sombrero; pero no era éste, ni el pintao, ni el ocueño sino el
sombrero Panamá. Hoy con la pollera de encajes la mayoría de las
personas usan tembleques.
PEINETAS
.4
*
99
Pareja campesina recién desposados, con la pollera
veragüense.
100
de las cadenas o de los cordones. Lo más pesado se pone primero,
pues de esa manera no se maltratan las cadenas menos sólidas.
Hemos visto extender las cadenas sobre el pecho, apuntando conve
nientemente sus eslabones con imperdibles pequeños por dentro de
la camisa. Esto da a los ojos la impresión de muchas joyas y
además, la seguridad de no perderlas. Se colocan en tal forma que
pueden admirarse todas las que se usen.
A los escapularios los hemos visto colocar en diferentes for
mas: con los dos escapularios sobre el pecho, uno más alto que el
otro: con los escapularios sobre el pecho pero colocados uno a
cada lado muy cerca de los hombros; y una tercera posición, un
escapulario sobre el pecho y otro en la espalda.
En cuanto al Cabestrillo, la moneda de más peso va por delan
te: la que le sigue en valor, atrás y la serie de dijes o de monedas
coronadas que la orlan, se reparten por sobre los hombros, pecho y
espalda.
Una empollerada puede usar hasta siete cadenas si está
vistiendo la pollera de gala, y no menos de tres. La cadena chata es
de rigor. Con la pollera que llamamos “montuna” se usan menos
cadenas. Las hemos visto con el “tapahueso”, la cadena chata, un
cordón y la cadena Guachapalí. Nunca la hemos visto con el rosa
rio, ni con el cabestrillo, ni con el escapulario. Parece que tradicio
nalmente no se usan estas cadenas con este tipo de pollera. Con
cualquiera otra de las cadenas mencionadas en el capítulo corres
pondiente a las joyas sí hemos podido apreciarla.
ALGUNAS CONSIDERACIONES
Con esto creemos haber terminado esta incursión por los pre
dios de la Pollera, vestido que llena de orgullo a todo panameño y
que asombra por el equilibrio entre la confección del vestido y la
riqueza de las joyas que se lucen con él. Una empollerada en atavío
completo de pollera de gala, es una mujer que carga sobre el cuer
po en un momento dado, unos tres mil balboas. La sola confección
del vestido y las enaguas, no se encuentran, nuevos, por menos de
seiscientos balboas. Las flores de pollera, como muy baratas, se
consiguen en 50 balboas los doce pares. El cofre de joyas para la
cabeza, el pecho, la cintura, pulseras y hebillas, sumamente senci
llo, modesto, pero completo, contando en él hasta con siete cade
nas, no se logra por menos de dos mil balboas. No hay más que
pensar en el cabestrillo, cuyos doblones coronados y escudos, le
hacen llegar a los trescientos balboas si sólo ostenta seis escudos y
dos doblones; pero si se guarnece con más escudos o monedas,
cuesta más.
La señorita Ramona Lefevre, (q.e.p.d.) ardiente cultora del
vestido y que fue en vida nombrada Reina de la Pollera, luce en
102
uno de sus retratos al óleo, un cabestrillo que tiene 23 monedas de
oro coronadas. Ya puede calcularse su valor.
Los zapatos de raso, pana o teciopelo, las lanas y las cintas
tienen poco valor considerados con el precio de los elementos ante
riores pero siempre implican gasto. En fin, todo es de una brillan
tez admirable y la panameña goza sus tunas y tambores con esta
indumentaria. No siente el peso de las joyas, ni las molestias de las
horquillas de los tembleques en la cabeza, ni el peso de las telas.
No siente tampoco cómo sufre su pollera el deterioro que le pue
den ocasionar las chispas de las luces de bengala cuando chisporro
tean en la noche de carnaval o la cera que se desprende de las velas
encendidas que lucen en sus manos; no piensa tampoco en lo
que le pase a sus joyas en los movimientos del baile o en “los en
contrones” de las tunas callejeras y rivales... Ella sigue como
una reina despreocupada en medio de sus riquezas... Si alguien le
advierte los peligros, su respuesta invariable es “eso es de allí”,
para expresar su conformidad con el posible suceso que considera
natural. Hay que ver un carnaval en Las Tablas para perder los oíos
admirando la belleza de nuestro vestido típico cuando las calles de
esa ciudad se pueblan de mujeres a la cual más regia en su indu
mentaria. Al verlas no puede uno menos que pensar y felicitarse
por el acierto de la mujer panameña en la obra de conservación de
este vestido que es un elemento folklórico de suma dignidad. Por
eso no cabe duda de que es un crimen introducir reformas que nos
lleven a acabar con su grandeza. Cuando .uno se extasía con las
maravillas de las labores que se hacen en el vestido no puede me
nos que condenar la introducción de telas estampadas en fábricas
del extranjero que pretenden imitar pobre y tristemente las labores
tradicionales. Si la pretensión de estos comerciantes continúa será,
con el tiempo, fatal. Usar, también, trencillas espúreas que imitan
pálidamente la labor de las nuestras hechas al amparo del ocio, en
el regazo de los portales interioranos, es despreciar nuestra tradi
ción. Si nuestro traje nos resulta caro, aprendamos a coserlo
nosotros mismos. Recordemos que debemos conservar nuestras tra
diciones valiosas porque pueblo sin ellas, ya lo dijo alguien, es
pueblo perdido y una de las características de nuestra nacionalidad
está en nuestra capacidad para conservar los legados de la tradición.
103
VOCABULARIO USADO EN LA POLLERA
Arandela: Volante de tela, guarnecido con trencilla y encaje que se
luce en la camisa de la pollera.
Botones de enaguas: Botones de oro macizo muy laboreados que
la empollerada usa en su cintura.
Botones de filigrana: Botones de oro con labores en filigrana que
se usan como aretes en el atuendo de la pollera.
Cabestrillo: Cordón de oro en el cual se engarzan escudos y mone
das de oro guarnecidas con trabajos de filigrana. El pueblo pro
nuncia “cabrestillo”.
Cadena Bruja: Cadena de oro parecida en la confección a la cadena
Chata. La diferencia está en que las escamas de los eslabones
tienen la forma de una Z acostada.
Cadena Chata: Cadena de oro formada por escamas engarzadas entre
dos series de eslabones paralelos, semejando una verdadera es
cala.
Cadena Chata Abierta: Es la misma cadena anterior, pero que no es
cerrada. Sus extremos caen libremente y cada uno luce una cam-
panillita de oro de la cual cuelgan pequeñas laminitas del mismo
metal.
Calados: Labores de aguja que se hacen en la pollera sobre el
deshilado del lienzo blanco.
Coca: Cada una de las dos porciones en que suelen dividir el cabe
llo las mujeres, dejando más o menos descubierta la frente y
sujetándolas por detrás de las orejas.
Cola: Cintas de color que cuelgan de la cintura por detrás del
pollerón.
Cola ‘e Pato: Cordón cuyos eslabones de oro semejan una colita de
pato y que se usa con la pollera.
Cuerpo de Camisa: Falda de la camisa de la pollera.
Cuerpo de pollera: Tramo superior del pollerón.
Dolores: Plaquita de pro de forma cuadrada, de media luna o de
trébol de cuatro hojitas que la empollerada usa en las sienes.
Dormilonas: Aretes de pollera.
Escapulario: Cordón de oro con dos escapularios que se usan con
la pollera.
104
Gallos: Cintas que se usan en la cintura por delante y por detrás
del pollerón.
Guachapalí: Nombre de una de las cadenas de la pollera que se
distingue por la forma de sus plaquitas menudas y bastante
frágiles, cuyo nombre según algunos, se debe a la semejanza
de las plaquitas con la forma de las semillas del árbol guacha
palí que abundaba mucho en Panamá.
Guarda: Espacio que ocupa la labor de talco o de marca; de zurci
do o bordado en el lienzo blanco de la pollera, (guarnición).
106
He aquí bastante resumidos todos los datos que hemos podido
reunir para dar a conocer las intimidades del traje más intere
sante entre los vestidos de América y de Europa, ganador de
innumerables concursos, vestido que por donde quiera que va,
despierta la admiración de propios y extraños. Ojalá que todos
los que se hayan asomado a su vera y los que quieran llegar
también a ahondar en el tema, sigan aportando datos para que
una institución logre completarla como la Universidad en donde
se ha comenzado a recoger el saber popular. La Universidad
sabrá constituirse en la guarda celosa de nuestras más bellas
tradiciones.
BIBLIOGRAFIA
107
Arreglo del cabello con peinetas, Ocú.
112
113
Tejedora típica de mundillos
Peacillos y amarradores
114
Peacillos y amarradores.
Peacillos.
115
Peacillos y amarradores.
Variedad de Peacillos.
116
Campesina haciendo labor de marca.
117
Guarda inferior de la enagua.
118
BIBLIOTECA nacional de panamá
UTHO-IMPRESORA PANAMA. S. A.