Tema 2
Tema 2
Tema 2
IUS Y FAS
Ius y fas son las normas conformantes de derecho durante el Imperio Romano.
El ius era conocido como el derecho humano de los ciudadanos y el fas como el
derecho divino ejercido por los sacerdotes.
El fas estaba en una posición de contrapuesto sobre el ius, haciendo que el ius
fuera la fuente secundaria de aquella época. Existen diferentes tipos de ius
diferenciados por las características poseídas por cada uno
Se conoce como ius al término empleado dentro del derecho romano usado para
hacer referencia en dos sentidos, como es el caso del derecho objetivo
entendiéndose como el grupo de normas obligatorias con la finalidad de regular la
conducta de los individuos de una sociedad.
Ahora bien, el término fas era utilizado dentro del ámbito del derecho. Tratándose
de un vocablo cuyo origen proviene del latín, traduciéndose como “justo” o “ilícito”.
Se conocía como el derecho ejercido por los dioses, lo cual era permitido y justo
para ellos. En compañía del Nafas representaban el grupo de normas encargadas
de la regulación de la convivencia de las comunidades antes de que existieran
los civitas. El ius representaba lo justo y el fas lo legal.
RELACIÓN DEL IUS Y EL FAS EN EL DESARROLLO JURÍDICO POLÍTICO Y
SOCIAL
Tipos de ius
Por ello, a las 12 tablas también se les llamó Ley de igualdad romana y fueron el
primer ordenamiento jurídico escrito de los romanos.
Constituciones imperiales
Los emperadores dictaban las leyes a través de las llamadas constituciones
imperiales, que se podían promulgar de cuatro formas:
El término directum -que más tarde dio lugar a las palabras derecho, droit, diritto,
etcétera- no fue el término propio de la tradición jurídica romana, pues
correspondió más bien al lenguaje vulgar tardo-romano, de inspiración judeo-
cristiana y reflejo de una idea moralizante: la conducta justa de una persona era
aquella que seguía el camino recto 6. En cambio, ius, que hoy traducimos como
"derecho", sí fue el término propiamente romano, con un significado que se
identificaba con "lo justo", bien en el sentido de la misma cosa justa o bien del
orden judicial socialmente admitido y formulado por los que sabían de lo justo
(los iuris prudentes).
Por ello, en este último sentido, podemos leer a Celso en el Digesto que el ius era
el arte de lo bueno y de lo equitativo7, mientras que Ulpiano, por su parte,
reconocía un ius publicum y privatum, dividiendo este último a su vez en naturale,
gentium y civile. Estos derechos eran concebidos por este jurista como la
ordenación de lo justo y equitativo en los diversos órdenes en los que se podría
decir que participaba la persona, de modo que el derecho natural debía ser
entendido como el orden de justicia común a todos los animales establecido por la
naturaleza, mientras que el Derecho de gentes sería el orden propio de los
hombres exclusivamente, y el civil sería el orden jurídico propio de cada ciudad en
concreto. En un sentido similar, Hermogeniano nos hablaba del ius gentium et
civilis; Papiniano, del ius civile et praetorium; Marciano, del ius honorarium; Gayo,
del ius civile et gentium; y Paulo nos ofrecía la mayor variedad de significados
de ius8, en un texto de los más comentado por los glosadores en la Edad Media.
Todas estas referencias al Derecho se hicieron tomándolo en este sentido
objetivo, es decir, como un ordenamiento formado por instituciones y normas
externas que debían regir la conducta de las personas en la sociedad y que
establecían lo justo9.
Pero también tomado en su sentido objetivo, el término ius puede ser entendido
como la misma cosa justa (res iusta ipsa), una realidad que es debida a otro en
atención a una relación de igualdad. Es decir, el derecho así entendido expresaría
una medida de lo justo en nuestras relaciones con los demás, con independencia
de nuestros intereses particulares y de nuestras intenciones: debemos algo a
alguien o alguien nos debe algo objetivamente, y ese algo puede ser determinado
con la sencilla observación de la realidad 10. Por ello afirma Schouppe que
podríamos decir que el derecho es una cosa que se debe en justicia: "el origen del
derecho se ha de buscar en la atribución de esa cosa a un titular como propia. A
partir del momento en que esta persona dispone de un título que reconoce su
señorío sobre la cosa, nace a su favor un reconocimiento de deuda. Esa cosa que
es suya le es debida, y justamente esta calidad de debida es lo que convierte a la
cosa en derecho"11.
Aunque podríamos estar de acuerdo en que esto no plantea ningún problema, sin
embargo debemos dar la razón a A. d'Ors cuando reclama la necesidad de tener
en cuenta la elasticidad de la palabra ius en el pensamiento jurídico romano, que
abarca un concepto tanto objetivo (Derecho) como subjetivo (derecho). Esta tesis
"está, en cierto modo, un poco en la mente de todos, ya que parece haberse
hecho evidente en la romanística moderna que los romanos no distinguieron de
una manera rígida, como hacemos hoy, entre Derecho objetivo y derecho
subjetivo"12. He aquí la cuestión determinante: al hombre de hoy, al jurista
contemporáneo, le resulta enormemente difícil eliminar la rigidez normativista
propia de la dogmática jurídica que preside la mentalidad más extendida en
nuestros días.
En esta misma posición se situó A. d'Ors, para el que "aunque podemos traducir a
menudo la palabra ius por nuestro derecho subjetivo, los romanos no llegaron a
entenderla precisamente en ese sentido, porque no construyeron tal categoría" 19.
En el mismo sentido se pronuncian Albanese20, Gioffredi21, Aru y Orestano22,
García-Gallo23, Domingo24, Guzmán25, Vallet de Goytisolo26, etcétera. Para estos
autores, la palabra ius en los textos romanos no designaba propiamente un
derecho subjetivo, sino que indicaba una posición justa, o un status, puesto que no
conllevaba sólo potestades o facultades, sino también obligaciones, hecho que no
cuadra con la noción que hoy tenemos de derecho subjetivo.
Pero no han sido los únicos que han tenido que defenderse de una crítica por algo
que no han mantenido. También A. d'Ors hubo de replicar a Burdese cuando éste
manifestó que d'Ors entendía el término ius únicamente como "posición justa",
haciendo de él un concepto unitario o unívoco 38. D'Ors insistió más tarde que esta
visión no concordaba con su afirmación, que iba más bien en el sentido de que los
romanos de la época arcaica y clásica no distinguían la acepción objetiva y
subjetiva con el rigor que se distinguen hoy, y que más bien empleaban el
término ius con un valor dinámico, que abarcaba estos dos aspectos y otros
intermedios, difíciles de clasificar para una mentalidad moderna 39. También V.
Arangio-Ruiz reconoció este carácter dinámico del término ius en sus
puntualizaciones a Schlossmann, Thon, Pfersche, etcétera, de la corriente
normativista del siglo XIX, que negaban la existencia del derecho subjetivo no sólo
entre los romanos, sino también en cualquier sistema jurídico40.
Pugliese dejó clara cuál era su posición en este tema: "Il mio interese è richiamato
soprattutto dalle argomentazioni che, secondo lui, dimostrerebbero la visuale
oggettiva adottata dai giuristi romani nel considerare le situazioni che per noi sono
soggettive e quindi l'assenza in loro dell'idea di una pertinenza del soggetto. A me
sembra invero che proprio attraverso l'analisi di quelle argomentazioni si giunga a
chiarire in quale larga misura i Romani abbiano conosciuto attribuzioni del
soggetto"41. En esta línea de Pugliese han ido también los estudios, entre otros, de
Robleda 42, Kaser43, Crifó44, etc.
El ius civile de los antiguos romanos se caracteriza por ser un derecho inflexible,
rígido, sacramental en contraste con el ius honorarium, creado por los magistrados
y consignado en su Edicto anual, un derecho flexible y llamado a colmar las
lagunas del primero, a complementarlo y modificarlo de acuerdo con la evolución y
necesidades de un pueblo en expansión y cuyas normas pueden ser invocadas
también por los peregrinos
DERECHO COMUN
Este derecho común empezó a gestarse a partir del siglo XII y concluyó a
mediados de siglo XIV. El derecho romano vuelve a la escena jurídica europea
después de siglos de dispersión normativa, pero no vuelve en forma de
código normativo, sino que traductores conocidos como glosadores reunificaron
las normas romanas con una técnica específica.
Este derecho empieza a aplicarse por los jueces, a recogerse en códigos más
completos y a ser derecho supletorio en muchos casos.
DERECHO SINGULAR
Ius singulare es una expresión latina. Se traduce literalmente como ley singular.
Era una ley especial para ciertos grupos de personas, cosas o relaciones jurídicas
(debido a que es una excepción a los principios generales del ordenamiento
jurídico).
DERECHO ESCRITO
DERECHO NO ESCRITO
El Derecho no escrito (Ius non scriptum), al decir de Justiniano, es aquel que el
uso ha hecho válido, “porque la costumbre repetida diariamente y aprobada por el
consentimiento de los que la siguen, equivale a leyes”: Ex non scripto jus venit,
quod usus comprobavit. Nam diuturni mores, consensu utentium comprobati,
legem imitatur. El derecho no escrito, por consiguiente, funda su autoridad en el
consentimiento tácito del pueblo, que es el supuesto legislador, no solamente
cuando está reunido en asamblea para decretar las leyes, sino consagrando por
un largo uso una institución o una regla de Derecho. La costumbre ha sido la
primera y más antigua fuente de derecho. Los mores maiorum o reglas de los
antepasados, formó para los romanos el núcleo de normas; se encuentran en las
leges regiae, o sea, reglas primitivas dictadas por los primeros reyes. Entre ellas
están: a) La Ley de Rómulo: contra la nuera que faltare al respeto a su suegra. b)
La Ley de Numa: contra el homicidio de un hombre libre. c) La Ley de Tulio
Hostilio: contra los hijos que maltrataran a sus padres.