Tema 3. La Guerra Civil y La Implantación de La Dictadura Fraqu

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Historia Contemporánea de España II

TEMA 3. LA GUERRA CIVIL Y LA IMPLEMNTACIÓN DE LA DICTADURA


FRANQUISTA
 3.1. Enrique Moradiellos, Nuevas perspectivas históricas sobre la guerra civil.

 3.2. La violencia Política y la represión durante la guerra civil y la posguerra.


Es un tema evidentemente político, por otro lado, muy doloroso, es un trauma para la
sociedad española, como en otras sociedades que han vivido guerras civiles y lo que
implican en términos de fractura interna y violencia desatada, no ejercida solo por los
profesionales de la violencia sino muchas personas civiles. Más allá de lo que tienen las
guerras de la violencia en el frente, lo más traumático de una guerra civil es la violencia
en la retaguardia (que es a eso a lo que nos referimos con violencia política y represión).
La violencia en la retaguardia involucra mucho a la sociedad civil, vecinos que asesinan
a sus vecinos o que denuncian a sus vecinos que son fusilados, encarcelados.
Tras el periodo franquista se empieza a estudiar esta cuestión, marcada primero por la
guerra de cifras. Es decir, no se sabía cuántos muertos había habido en la guerra civil.
Una frase muy famosa alegaba “hubo un millón de muertos”. Una cifra que se lanzó en
una fuente literaria no empírica, pero que ha quedado grabado en la memoria colectiva.
Por tanto, en los 70 y 80 se pone sobre la mesa la polémica sobre cuántos muertos hubo
en la retaguardia republicana y sublevada. Posteriormente el debate se ubicó más en el
tipo de violencia y en el por qué a parte de las causas más concretas. Luego otro
tema que tiene que ver con la Memoria Histórica, tema del que se ocupa la
historiografía desde 1970 pero, si es cierto que hay un punto de inflexión como hemos
visto en temas anteriores a finales de los años 90, el movimiento de memoria
histórica, promovido por nietos de la guerra civil que buscan a sus abuelos asesinados
para darles un entierro digno. Recordar, en definitiva, aquello que había quedado
olvidado, sobre todo en los ámbitos locales. A raíz de este movimiento aparecieron toda
una serie de asociaciones que se dedicaron a promover estudios y presionar a las
autoridades, haciendo que iniciase la famosa ley de memoria histórica, que generó una
polémica social, puesto que es difícil que exista solo “una memoria histórica sobre el
pasado”. Muchos sectores, sobre todo los más conservadores, vieron negativamente esto
de la llamada memoria histórica, como una memoria parcial en la que se olvidaba una
parte, o que únicamente pretendía ajustar cuentas sobre hechos del pasado que ellos
consideran que no hay que tocar. Un tema, que sigue siendo importante en la
historiografía y en la sociedad civil, pues en esta última hay una sensibilidad notoria
sobre la cuestión lo que favorece la aparición de estudios que han ido cambiando.
En cuanto a las fuentes, es un tema muy difícil de estudiar, porque quien realiza una
tesis doctoral durante dos años investigando sobre asesinatos, penurias, etc. complica el
estudio. Pero también, porque muchos datos, sobre todo en la zona sublevada,
desaparecieron. Las personas asesinadas extralegalmente son muy difíciles de localizar,
muchos muertos no estaban en el registro civil (donde constan en una localidad
enterramientos y nacimientos). Muchas personas asesinadas, en este registro civil, son
marcados con eufemismos clínicos. Muchos otros, estaban completamente
desaparecidos porque habían sido sacados de sus casas por las noches, los habían

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llevado a un monte donde les habían pegado cuatro tiros; las familias, no sabían si
estaban encarcelados o habían sido asesinados. Un tema como vemos muy difícil de
estudiar, de hecho, los archivos a las cárceles y los registros militares estuvieron
cerrados mucho tiempo. Ha habido muchas trabas que se han ido solucionando en
muchos casos, casi por casualidades. Otras fuentes, están completamente desaparecidas
o amontonadas en un sótano de aquella manera a la espera de que alguien las encuentre.
La retaguardia republicana ha sido más fácil de estudiar porque se hicieron algunos
registros, donde hacían constar los caídos o asesinados de su bando. Los martirologios
del bando nacional, que habían sido asesinados por su fe, fuentes que hay que tocar con
sumo cuidado pero que son un punto de partida importante. Es un tema sobre el que hay
que cruzar arqueología, archivos, fuentes orales, etc.
Uno de los temas, es decir ¿Cuántos muertos ha habido? Ha sido un tema “tratado
con obsesión”. Muchas investigaciones referentes a este tema tenían la intención no solo
de buscar conocimiento sobre el pasado, sino de recordar a las víctimas. Ponerles
nombres. Pero las primeras cifras fueron muy divergentes. Jackson, propio de la
historiografía anglosajona realizó un estudio serio, de los primeros, en torno a este tema.
20.000 muertos en la retaguardia republicana entre 120 y125.000 en la sublevada. Sin
embargo, lanzó esa idea sin base empírica (pero que no se alejó de la realidad). Otro
estudio lanzaba 75 mil en la retaguardia republicana y 50 mil en el sublevado. Salas,
autor de estas cifras, combatió para los franquistas. Fraga pretende a partir de 1960
revisar la historia oficial del franquismo, tratar de responder a la historia de España que
se hacia fuera de ella. Por tanto, el hito importante de este trabajo es la primera vez que
se reconoce la existencia de crímenes importantes en la retaguardia franquista,
aunque se minimicen claramente. Otro elemento importante es que el trabajo de Salas
sirvió de revulsivo, o de respuesta, naciendo muchas investigaciones. Un libro titulado
No mi general contestaba a sus cifras. Hoy en día no tenemos una contabilidad absoluta,
seguramente jamás se lance una cifra exacta, pero hay estudios en todas las provincias,
de mayor o menor calidad, pero tenemos cifras bastante aproximadas de la realidad:
50.000 o 55.000 muertos en la vanguardia republicana, y 140.000 en la retaguardia
franquista. Aunque hay que también tener en cuenta que la represión continua tras la
guerra civil, matando a decenas de miles de personas.
Paralelamente a esta cuestión de la cuantificación se ha empezado a trabajar la cuestión
desde otros puntos de vistas, modalidades de la represión, apoyos, victimarios,
denunciantes, efectos sociales de todas las formas de represión, etc.:
En este sentido ¿Quiénes fueron las personas afectadas por esta ola de violencia? El
verano del 36 es el momento de más represión en ambas zonas, con el estallido de la
guerra civil. En la zona sublevada hay una continuación de la violencia durante toda la
guerra y después, sin embargo, en el bando republicano, variando según zonas, baja
claramente. El objetivo era proclives y simpatizantes de otro bando. En el caso de los
sublevados hay un carácter de clase claramente marcado: jornaleros, obreros, clase
media progresista (maestros que consideraban que envenenaban a la juventud) de igual
forma, en todos los afiliados o militantes de sindicatos o partidos de la izquierda obrera
(PSOE, PCE, Juventudes sociales unificadas, UGT y CNT). De igual forma afectó a
cuadros republicanos, como ERC, IR de Azaña, incluso curiosamente el antiguo Partido

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Radical de Lerroux (los cuales eran perseguidos en ambas zonas), en el caso vasco, los
nacionalistas del PNV.
En el caso de la retaguardia republicana: militares, sobre todo, los que se sabían que
eran de derechas, propietarios de tierras, de pisos, de industrias, burgueses en general
(hay un componente de clase muy claro), religiosos (sacerdotes, frailes, monjas en
algunos casos) y, en muchos casos obreros y campesinos de derechas. En ambos casos
se puede ver que muchas de las personas fueron detenidas y asesinadas por haberse
significado con el bando opuesto. Muchos despolitizaban la memoria: a mi padre lo
ejecutaron sin haberle hecho daño a nadie, por envidia (pero luego estaba sindicado en
la UGT). Muchas son las rivalidades o envidias que inundan la memoria colectiva (que
si le había quitado la novia, el trabajo, la tierra). Es cierto que estas causas a nivel local
existen, se denuncia a personas que se odiaban por cuestiones ajenas a la política, pero,
hay una fundamentación política en la mayoría de los asesinatos y
encarcelamientos. Muchos detenidos de derechas eran simplemente detenidos bajo un
fanatismo religioso, y eso justificaba su detención, quizás incluso su fusilamiento.
En la zona republicaba, se ha caracterizado la violencia como una violencia
revolucionaria, es decir a partir de verano de 1936 se produce una especie de colapso de
las instituciones del estado generando una situación revolucionaria, porque, ante la
sublevación se forman comités, milicias y organismos sobre todo obreros que son los
que tratan de frenar la sublevación haciéndose con el poder. Las autoridades del estado
se muestran impotentes. Serán estos comités los que desplieguen la violencia, sobre
todo, aunque no solo, en el verano de 1936. Lo que sucederá es que progresivamente el
gobierno central intente recuperar el control de la situación hasta llegar a un proceso que
inicia en otoño de 1936 hasta la primavera de 1937 donde quita poder a los comités,
militariza incorporando al ejército a las milicias. Esta oleada de violencia, por tanto, se
retrae, se limita, pues se pone un gran esfuerzo por parte de las autoridades para esta
cuestión. Los comités no podían ser jueces. Esto no significa que dejen de haber
excesos, pero sí se limitan. Ni tampoco quiere decir que no haya autoridades cómplices
con la represión. Este hecho de que la mayor oleada de violencia se produjese bajo un
contexto revolucionario en 1936, caracteriza esta violencia como una violencia venida
“desde abajo", una violencia “espontánea”, no tan espontánea. Esta violencia tuvo un
carácter brutal, el objetivo era aniquilar al adversario político, algo que se ve en ambos
bandos. Para tratar de explicar esta violencia se habla mucho de venganza de clase,
pequeños o medianos terratenientes, capataces, personas con cierto nivel económico,
burgueses, etc. Está también el elemento de temor a los sublevados que disparaba la
violencia contra ellos. Muchas veces por represalias, los mayores asesinatos se
producen tras bombardeos de poblaciones civiles por parte de la aviación franquista.
Multitudes de gente asaltaban las prisiones para ejecutar a personas de derechas. Otro
elemento importante es la construcción revolucionaria de un orden nuevo, la idea de
muchos sectores de la necesidad de eliminar a los partidarios de la anterior sociedad
para establecer un nuevo orden social (focalizando en la religión, en los opresores, a los
fascistas, que era como se llamaban a todos los pertenecientes a la derecha). Por tanto,
hay una ideología revolucionaria detrás, y, no solo detrás de los anarquistas que eran los
que llevaban tiempo hablando de la necesidad de una revolución violenta. Esto se ve
claramente en los famosos asesinatos masivos de religiosos y religiosas, casi 7000

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personas, sacerdotes, sobre todo. Asesinados por ser religiosos (y por tener militancia
evidentemente en la derecha). Pero sobre todo son asesinados por ser el símbolo de la
opresión del pueblo, del freno al progreso. Esto afectó a toda la retaguardia republicana,
pero sobre todo en Cataluña y en Aragón. Al norte de este, en la diócesis de Barbastro,
fueron asesinados más del 80 por ciento de los religiosos. Vemos que hay una
vinculación directa con los sindicatos mayoritarios de estas zonas, la CNT predominaba
en Aragón y Cataluña.
En cuanto a los victimarios, se carga especialmente contra los libertarios. Es cierto que
esta fuerza es la dominante en las zonas de más violencia, pero este tipo de violencia
también fue elevada en zonas donde predominaba el PSOE, UGT, o el PCE. La FAI
había sido asociada a los máximos responsables de esta represión, pero, no podemos
caer en su exclusividad. Esta violencia como decíamos se fue reduciendo a medida que
el estado republicano controlaba el poder. Pero hay excepciones como Paracuellos, se
toma oficialmente la decisión de trasladar a estos presos sublevados a valencia o
alejarlos de Madrid. Y, en esta operación muchos son asesinados en Paracuellos, un
pueblo cercano a Madrid. Un tema polémico porque los franquitas señalaban a Santiago
Carillo secretario general del PCE era el responsable de esta situación. E implicado sí
estuvo. En Cataluña, también tardó más, hasta mayo de 1937.
En cuanto a la violencia en la retaguardia sublevada, aunque fue una violencia
dirigida por los altos mandos militares inicialmente, el matiz (según el profesor) es que
eran un grupo de generales rebeldes con sus “pequeños reinos de taifa”. No fue hasta
octubre de 1936 cuando Francisco Franco y sus asesores, irían construyendo un
embrión proto-estatal, de carácter dictatorial.

En este sentido, desde la retaguardia sublevada, hubo los llamados grupos


“descontrolados” que perseguían a individuos contrarios a la causa, estos, contaban
con el apoyo popular. En este sentido, existirían dos formas de apoyar la causa: la
primera con la pistola en la mano (el pistolerismo), contra grupos de izquierdas y
afines, y la segunda, a través de las denuncias, que acaban conformando parte del
aparato represivo de las autoridades competentes. Por tanto, es importante tener en
cuenta este concepto de “la represión que viene desde arriba'', que, al mismo tiempo,
y gracias a la movilización popular, hacía imposible la convivencia con sus vecinos
por su pasado ideológico (muchas personas estigmatizan y hacen la vida imposible a
sus vecinos por su pasado republicano. La mayor parte de las víctimas son los varones
jóvenes, en edad militar, ya que son los más vinculados a la política y porque son
considerados los más peligrosos).
Según el profesor, aparte de por los bombardeos aéreos, la represión no estaba
dirigida contra los niños (siempre que fueran menores de 14 años, ya que a partir de
dicha edad ya no se hacían consideraciones). A pesar de ello, las investigaciones sí que
documentan que en algunos puntos geográficos del sur peninsular se ha llegado a
constatar el uso de la violencia contra menores como mecanismo de coacción contra
sus familiares.
Dentro de esta oleada de violencia, desde el bando sublevado hay un objetivo militar
(fomentado inicialmente por Emilio Molá: “hay que barrer al adversario, extirpar las

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partes enfermas de España”). El concepto ideológico sublevado era que había que
extirpar o purificar España de rojos (término muy heterogéneo, en el que se
agrupaba a todo aquel que no encajaba en el imaginario cultural del bando sublevado).
Asimismo, también existe un interés por la censura de todas aquellas ideas liberales,
marxistas, anarquistas y diversas que pudieran suponer un “peligro para la Nación
española”. Se ha hablado también de una inversión en terror, en el sentido de un
"escarmiento masivo" como una forma de tener a la población silenciada durante 30
años según algunos militares (cosa en la que no fueron desencaminados). Para ello, el
bando sublevado también hizo hincapié en contar con el respaldo de toda una serie
de intelectuales españoles, que pudiera respaldar ideológicamente su causa.
Así pues, y dentro de esta política de deshumanización del adversario (algo que se
constató en las dos zonas enfrentadas), hubo muchos libros escritos en la zona
sublevada sobre la violencia en la retaguardia ejercida por los republicanos. A pesar de
ello, evidentemente esto no casaba con los mapas bélicos, dado que las localizaciones
señaladas en estos escritos habían estado bajo control sublevado desde el primer
momento. Unos factores que explican que, por tanto, a diferencia de la retaguardia
republicana donde se va moderando la violencia de manera gradual, en la
retaguardia sublevada no disminuye, sino que se mantiene (encontramos alrededor
de 40-50.000 muertos en las cárceles sublevadas). Esta violencia franquista tuvo
muchos mecanismos represivos, desde el fusilamiento casa por casa hasta las
ejecuciones sumarias en las barriadas obreras de algunas ciudades como Sevilla o
Cádiz (los llamados paseos), que llegaron a evolucionar como Tribunales de Guerra,
donde se hacía un simulacro de juicio contra sospechosos y dictando penas de cárcel
y muerte por doquier. Estos juicios solían ser colectivos, de entre 15 a 20 personas,
donde el abogado defensor solía ser un militar que apenas pasaba 30 min. con el
acusado.
Hasta en algunos casos, las propias sentencias judiciales señalaban que, pese a no ser
condenado por los crímenes iniciales de los que se les acusaba, se le asignaba los
crímenes de los que podría ser sospechoso, aunque hubieran sido cometidos en otras
localidades.
En ocasiones, los indultos (conseguidos a través de diversos mecanismos, aunque
usualmente por favores personales) a veces llegaban tras la ejecución o el
encarcelamiento del acusado. En cambio, en los años 40, al revisar las condenas,
muchos presos de estos años fueron liberados.
Junto a los Consejos de Guerra, se dictaron también una serie de leyes más específicas,
como la de 1939: la Ley de Responsabilidades Políticas. Una ley que condenaba al
pago de multas o la incautación de bienes y condenaba a aquellos que hubieran podido
militar en partidos liberales desde el año 1934 (momento en el que todavía eran legales
en aquellas zonas). En este sentido, estas leyes condenan al pago a muchas personas
que ya estaban o bien en la cárcel, o bien sentenciados a muerte, por lo que será la
familia quien deba hacerse cargo del pago (mayoritariamente a su viuda, que ya
estaba casi en la ruina económica). Posteriormente se instauró la Ley de represión de la
Masonería y el Comunismo, que legitimaba la persecución y represión contra todos
aquellos sospechosos de apoyar estas causas ideológicas (o no). En esta línea, también

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acontecen leyes como la Ley de Bandidaje y Terrorismo de 1947 o la Ley del Orden
Público de 1959, que convertían los Tribunales de Guerra en Civiles, que
dispensaban condenas de cárcel bastante más largas (por ejercer la resistencia
antifranquista de cualquier tipo). Finalmente, también se emprendió una nueva
modalidad de condenas: las del trabajo forzado (esclavo fundamentalmente) y la
depuración del trabajo funcionario, que consiste en el sometimiento judicial a
cualquier individuo (desde el más alto rango hasta el más bajo, incluidos los miembros
de la Falange), que debía demostrar su adhesión completa al régimen, sin fisuras. Algo
que provocará muchos despidos masivos; desde profesores de universidad hasta
peones de limpieza pública; destacando fundamentalmente el caso del profesorado de la
Educación Primaria y Secundaria, que solían ser suspendidos de empleo y sueldo
durante X años. En el caso de las maestras, no solo había una revisión política, sino
también moral -las llamadas faltas morales-. Una serie de faltas hacía las mujeres que
consideraba, negativamente, el no asistir a misa, su estilo de vestimenta, sus
amistades, etc. Dentro de este contexto, muchos empresarios aprovecharon para
despedir a gran cantidad de trabajadores que, anteriormente, estaban amparados por la
ley.
La extensión de la violencia femenina en la zona sublevada llama la atención
respecto a la zona republicana (tanto en las ejecuciones como en las encarcelaciones).
Destacan los elementos específicos de castigo que se aplican exclusivamente a las
mujeres: las violaciones. Algo de lo que es habitual en este tipo de casos, ya fuera
dentro de las columnas rebeldes como en las cárceles de las posguerras. Al respecto,
son muy conocidos los discursos de Queipo de Llano, que animaba a los legionarios a
violar a las mujeres republicanas. Asimismo, también era habitual el rapado de
cabeza de las mujeres republicanas, que posteriormente serían paseadas con cadenas
por la calle, humillándolas específicamente como mujeres. Una serie de castigos
ejercidos contra ellas tanto por desafiar a las autoridades sublevadas (por ser de
izquierdas o republicanas, básicamente), como por desafiar el rol tradicional
asignado a la propia mujer, dentro del imaginario cultural franquista. Algo que no
solo finalizaba en la mujer, sino que otorgaba un estigma político al conjunto
familiar, lo cual era un peligro.
Esta represión fue algo muy largo y que se acentuó mucho en las zonas rurales (a
diferencia de las zonas urbanas, donde era más fácil pasar desapercibido), ya que todo
el vecindario se conoce. Recayendo sobre algunas familias los estigmas individuales
por su pasado político, siendo las visitas y palizas de la Guardia Civil, así como la
reducción de las libertades condicionales algo habitual. Un factor que contribuyó al
auge de la lucha guerrillera en el monte, como mecanismo de supervivencia. No
porque creyeran en la causa antifranquista, sino porque la vida en su pueblo se había
hecho imposible. Así pasó también con las migraciones masivas hacía las ciudades en
los años 40 que, a diferencia de los años 60 donde se fundamentaban por el auge
económico, estas se apoyaban en los deseos de ciertos individuos por empezar una
nueva vida en otro lugar, donde fueran menos conocidos (no sin así estar expuestos a
detenciones en los límites provinciales por la Guardia Civil, que, sin el permiso
congruente, podía enviarlos de vuelta hacía su localidad de origen).

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La represión contribuyó a la cohesión de los vencedores, en parte por el miedo a la


“vuelta a la tortilla”, es decir, el temor a que los rojos se hicieran con el poder de nuevo,
culminando con venganza. Esto fomenta, durante mucho tiempo, el temor hacía una
nueva guerra civil (véase en el imaginario de muchas personas mayores el desear a sus
familiares más jóvenes la no militancia política). Prácticamente, dentro de este
contexto, vecino a vecino tenían confeccionado un informe acerca de su grado de
adhesión al régimen. Un sentimiento apoyado por un Estado de Guerra que se
mantuvo durante mucho tiempo en muchas zonas. Es entonces cuando hacía finales de
los años 40 el régimen franquista decide acabar definitivamente con los movimientos
de guerrilla antifranquista, decidiendo muchas veces no dejar prisioneros
(ejecutándolos en el momento), justificándose con la famosa Ley de Fugas. Por el
contrario, si los miembros guerrilleros ajusticiados eran en cierta medida personajes
famosos, sí que les interesaba ejecutarlos de manera pública, enviando un mensaje
simbólico hacía sus simpatizantes. Simpatizantes que muchas veces eran poblaciones
rurales al completo, provocando la patrulla y los paseos de la Guardia Civil que
terminaban por ejercer una violencia represiva muy alta en estas localidades,
sentenciando incluso hasta penas de cárcel a los simpatizantes de las guerrillas
antifranquistas (en un intento por conseguir confesiones de sus localizaciones).
Durante la guerra, algunos datos informan de varias decenas de miles de víctimas
(difícil de calcular) causadas por la guerra, fundamentalmente por el hambre. Alrededor
de 150.000 muertos en las retaguardias que, si sumamos la posguerra, podemos
contabilizar alrededor de los 50.000 represaliados por las fuerzas franquistas, así como
unos 200.000 afectados por la época de carestía y hambruna (principalmente por las
zonas latifundistas del sur y el este de España). En total, si hacemos la suma, la cifra de
muertos alcanza entre los 700.000 y 800.000 fallecidos por la Guerra Civil y la
posguerra, constatado además por la disminución de nacimientos (documentados por
las columnas demográficas censitarias).
 3.3. Los gobiernos de la República durante la Guerra Civil.
Las tres grandes etapas de gobierno republicano se podrían dividir en torno al
gobierno de José Giral (primavera 1936 hasta septiembre), Largo Caballero
(septiembre 1936 hasta mayo 1937) y del doctor Juan Negrín (hasta finalizar la
contienda). Todos bajo el mandato de Manuel Azaña como presidente de la II
República (hasta marzo de 1939). Cada uno de ellos es quien dirige la acción de
gobierno en cada caso.
En el caso de Giral se intentó un caso de gobierno moderado, con Diego Martínez
Barrio intentando llegar a un acuerdo con los sublevados pero que fracasó. Giral por su
lado será un gobierno continuista y que incorporará a ministros procedentes de las
organizaciones obreras, aunque no va a tener mucha capacidad de gobernar por los
conatos revolucionarios dados en el bando republicano. No es capaz de imponer su
autoridad sobre la zona que gobierna. Es más, se produjo una atomización en la
zona de la retaguardia de los comités revolucionarios (consejos formados por la
organización dominante en la zona o incluso por los dos: la UGT y la CNT), que
agrupa a todos los organismos contrarios a la sublevación militar, pero que se
convierten de facto en quienes controlan el gobierno local e incluso el esfuerzo de la

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guerra (la administración, la política, quienes organizan y envían a las milicias al


frente bélico, la organización industrial, etc.) Encontrándose una coexistencia de las
instituciones republicanas con estos organismo que muchas veces tienen el poder real
en los ámbitos locales o provinciales.
Por tanto, es difícil hablar de Revolución, ya que es un concepto complicado. Lo que
hay es un conjunto de sucesos revolucionarios, una oleada revolucionaria con tres
aspectos principales: en primer lugar, la aparición de toda una serie de comités que
asumen la dirección política de un territorio (local, regional, provincial), en segundo
lugar, la oleada de violencia contra los enemigos de clase, y, en tercer lugar un
fenómeno económico social muy importante: la colectivización y el control obrero.
Las colectivizaciones, sobre todo las de tierra, son que en muchas zonas de control
republicano los sindicatos locales proceden a colectivizar las tierras de grandes
propietarios partidarios de la sublevación militar. Un fenómeno que cambia muchos
según territorios, muy potentes en Castilla la Mancha (predominio de UGT), País
Valenciano (equilibrio sindical) y Aragón oriental (predominio de CNT), las zonas
con mayores colectivizaciones campesinas, donde se integran campesinos (a veces
algunos sin tierras y por tanto los mayores simpatizantes e incluso algunos que casi se
ven obligados a unirse). La Mancha es sobre todo un territorio socialista, la fuerza
manchega es sobre todo de la UGT, el País Valenciano tiene un perfecto equilibrio
sindical y Aragón oriental el predominio es de la CNT. Este sistema económico de
colectivización de la tierra está muy presente en la zona norte de la república. En otros
casos, se producen colectivizaciones en muchos casos de empresas que ahora son
controladas por obreros y, en otras, ocurre el control obrero (no son colectivizadas
oficialmente, ya que existe un propietario o sociedad anónima, pero que en la práctica
queda bajo el control o dirección de los comités obreros) dando un proceso de
colectivización de la economía. Algo que se extendió en el norte de Cataluña donde la
reina de la situación es la CNT, no la Generalitat. Sin embargo, en Madrid tuvo
menos peso el control obrero.
En cuanto a la oleada de violencia contra los enemigos de clase, que también ejercen
los comités y las milicias obreras en los territorios. La casuística es muy variada, pero
es innegable que estos comités tienen un papel muy importante. Cabe destacar, como
casi un cuarto aspecto, el papel de la defensa armada de las milicias para combatir a
los sublevados en capitales de provincia, frenando las sublevaciones militares en los
primeros momentos. La sublevación espontánea obrera frena la insubordinación
militar.
Dentro de esta oleada de violencia, el anticlericalismo sería muy especial y fuerte,
sobre todo en Cataluña y Aragón. Donde menos hubo fue en el País Vasco, gracias a la
presencia del PNV (ello no quiere decir que no hubiera, pero no hubo apenas violencia
física).
Conforme va avanzando el verano de 1936, aquello iba evolucionando hacía una
guerra a gran escala, creando bastantes problemas de organización, de la resistencia
de alimentos y de la organización industrial. Generando un debate, una discrepancia,
un choque entre dos posiciones en la retaguardia republicana sobre cómo ganar la
guerra (algo que ha permanecido hasta nuestros días; Guerra o Revolución):

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Unos sectores apuestan que para ganar la guerra hace falta proseguir con la
Revolución (los sectores anarcosindicalistas de la CNT y, los socialistas radicalizados
ante el temor fascista de la UGT de Largo Caballero).
Otras posiciones hablan de que la Revolución no es para eso, que puede ser
contraproducente, que primero la Guerra y luego la Revolución. Hay que centralizar
el esfuerzo de guerra de manera clara, la dispersión del poder es problemática y hay
que reconstruir el poder del Estado: construir un ejército republicano estructurado
militarmente y no por milicias que casi funcionan de manera autónoma, se podría decir.
Hace falta integrar la economía en una economía de guerra total, donde se garantice el
abastecimiento civil y bélico en los frentes, culminando en una alianza más o menos
entres los que la defienden: los republicanos de corte liberal demócrata, que por
naturaleza ven con cierta aversión y rechazo los fenómenos revolucionarios, los
socialistas moderados de Indalecio Prieto (que no les parece razonable) y los
comunistas del PCE, que parecen haber pasado asociando al esfuerzo de Guerra con
Revolución, ya que si no sería contraproducente al esfuerzo de guerra.
Parece que la base social al apoyo de Guerra estaba asegurada, pero había que afianzar
los sectores de la pequeña burguesía y agrarios que veían los procesos revolucionarios
con bastante temor. Por tanto, para garantizar el mayor esfuerzo de guerra posible,
había que frenar la Revolución (a la que temía la pequeña burguesía y sectores
agrarios) y reconstruir el poder estatal de la II República que, a nivel internacional,
restaba poder a la II República en la escena internacional por el recuerdo a lo
acontecido con la URSS. Por ende, lo que interesaba era asociar la lucha contra los
sublevados a la defensa democrática.
En este contexto, el hecho de que quienes avanzan rápidamente y se vayan
fortaleciendo hace que las fuerzas iniciales, como la UGT y la CNT, empiecen a
revisar su posición y modificar su actitud. Digamos que producen dos fenómenos
paralelos. Por un lado, las fuerzas sindicales empiezan a encontrar problemas en la
posición revolucionaria y, a la vez, los partidarios por los esfuerzos de guerra se
arman de más razones, por la propia evolución de la Guerra Civil, ante sus posiciones
provocando, progresivamente, la Historia de la zona republicana desde el otoño de
1936. Una evolución relativizadora de la violencia incontrolada. Paradójicamente, el
gobierno de 1937 de Largo Caballero va a modificar eso. Manuel Azaña y otros
partidarios son conscientes que el gobierno tiene una base de apoyos muy débil (los
sectores republicanos fundamentalmente) y hace falta una base con más apoyos, entre
ellos, de base obrera, siendo Largo Caballero una personalidad que se analizaría desde
posiciones más degradantes hasta las más exclamativas.
En realidad, Largo Caballero fue un personaje con mucho prestigio entre las clases
obreras y la persona más apropiada para unificar ese apoyo. Dos acciones
importantes en su acción de gobierno, desde octubre de 1936 hasta mayo de 1937,
fue, primero un gobierno de coalición más amplio por las fuerzas que respaldaban a la
II República. Esto es, cuando forma gobierno incorpora a todas las fuerzas que
conforman el Frente Popular. Las dos alas del PSOE están representadas en el
gobierno, UGT y PSOE. Un ministro del PNV y, la gran sorpresa: cuatro ministros de
la CNT (la CNT en el gobierno, algo histórico, ya que un sindicato anarcosindicalista

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es siempre reacio hacia el Estado). Dos son del sector más anarquista y dos del sector
más sindicalista. En definitiva, agrupó todas las fuerzas en un esfuerzo de guerra más
significativo.
Algunos intentaban mantener un esfuerzo de guerra más significativo combinado con el
apoyo de la reconstrucción del aparato estatal. Algunos sacan legislaciones de los
comités revolucionarios, que pasan a ser oficializados a nivel estatal en la estructura
oficial. Buscan la reconstrucción de un ejército organizado; la oficialización de la
milicias obreras bajo un ejército y una disciplina militar común. Por tanto, se observan
avances más o menos importantes en el esfuerzo defensivo, dado que los
republicanos siguen perdiendo posiciones tanto en el otoño de 1936 como en la primera
de 1937 (en concreto, en Málaga, uno de los desastres militares que afectan más a
Largo Caballero). A pesar de ello, su gobierno va a tener un problema muy importante
a pesar del esfuerzo unitario, el intento de integración tanto de la derecha católica
(PNV) como de los anarquistas (excluyendo a las fuerzas falangistas). Esto provoca
avances importantes, pero crea muchas tensiones dentro del gobierno y entre los
sectores que lo apoyan. Además, persiste el avance de aquellos que quieren centralizar
al máximo la resistencia contra los sublevados, denotando un fuerte crecimiento del
UPC entre los comunistas y los socialistas por el otro lado.
En cambio, el gobierno de Largo Caballero va a conseguir un gran éxito (sino el gran
éxito): la defensa de Madrid en el otoño de 1936. A pesar de que el gobierno ya daba
por pérdida Madrid (siendo este el momento del traslado a Valencia, nueva capital de la
II República durante un breve periodo de tiempo), empezó a llegar la ayuda soviética
en el otoño de 1936, las Brigadas Internacionales y la consecución de la
reconstrucción del Ejército Popular. Es decir, Madrid fue una victoria contra todo
pronóstico. Si hubiera caído en ese momento, la Guerra Civil no hubiera durado
mucho más, según los estadistas internacionales del momento (principalmente italianos
y alemanes ya que se presionaba al gobierno para que se hiciera una guerra corta y
moderna).
El gobierno de Caballero consigue recuperar esa autoridad estatal y controlar el
territorio, de forma más centralizada, con el ejército popular de la República. Pero se
trata de un gobierno inestable sobre todo por la tensión de quienes habían defendido los
cambios revolucionarios que sucedieron en el verano del 36, y entre quienes buscan una
centralización del esfuerzo militar para resistir a la guerra, sobre todo tras las continuas
derrotas de ocupar Madrid por parte de los sublevados; momento en el que decidirá
Franco llevar a cabo de una guerra larga (esta cuestión se ha puesto en duda por Paul
Preston, al respeto sobre la decisión de Franco de realizar una guerra larga, opinando
que fue postura para depurar a los aliados de la República). Pero no solamente se
genera una gran tensión interna de los partidarios entre el reforzamiento del poder
estatal y los revolucionarios, sino que también hay otra tensión añadida, entre aquellas
fuerzas que apuestan por mantener la conquista, es decir, entre el CNT y PCE, y la
tensión por aquellos que buscan el control del mantenimiento de la guerra: los
socialistas y Largo Caballero. El gran partido de la Izquierda, el PSOE, quien tiene la
dirección del gobierno, es un partido muy dividido, y a su vez con la alternativa del
PCE, el cual, si a principios de guerra tenía pocos militantes, poco después alcanza
hasta 250 mil militantes, convirtiéndose en un partido de masas, dado que se considera

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Historia Contemporánea de España II

el partido más a la defensa de la República. Incluso el PCE tiene influencia en el


ejército, con un ejército profesionalizado, y su implicación es conocida con el Quinto
Regimiento. Esto hace que adquiera prestigio no solo aquellos con ideas comunistas
sino a un espectro más amplio, como, por ejemplo, muchos campesinos, ya que se
posicionaban a la defensa de la pequeña propiedad privada y los derechos de los
campesinos. Hay otro factor en el crecimiento del PCE, y es el apoyo soviético, pues
dada la espalda de los países occidentales, la República debe acogerse a la ayuda de un
país, siendo este la URSS.
En suma, hay toda una serie de tensiones y desconfianzas que estallará en mayo del 37
en Barcelona, donde se desata una especie de guerra interna de los integrantes de la
República, algo que forma parte de la conflictividad de la izquierda española. Lo que
ocurría en Barcelona desde finales de julio del 36 es que el CNT se había convertido en
la fuerza dominante de facto de la retaguardia republicana, con el apoyo de alguna
fuerza menor como el POUM (Partido Obrero de Unificación Marxista), un partido
comunista catalán, no estalinista, es decir, va al margen de las directrices de Moscú, en
alguna ocasión afín al trotskismo. El hecho es qué en mayo del 37, ese poder hace que
las milicias del CNT controlen muchos edificios, como Telefónica (la empresa de
comunicación española), y en un momento dado el gobierno de la República decide
tomarlo para evitar el espionaje de dirigentes del CNT en las comunicaciones entre el
gobierno (por ejemplo, entre Azaña y Larga Caballero). Así pues, intentan tomar el
edificio y eso provoca una insurrección en diferentes lugares de Barcelona, hasta que al
final tienen que intervenir las fuerzas del gobierno, el ejército, y el Partido Socialista
Unificado Catalán (fruto de la unión de socialistas y comunistas catalanes). Esta
causará una crisis muy fuerte con centenares de muertos, a lo que hay que añadir la
imagen que se da, ya que en la zona sublevada no se aprecian estos altercados internos,
o por lo menos no de esta magnitud. Este fenómeno provocará la caída del gobierno,
ya que hay muchas discrepancias, los anarquistas están doloridos por esta intervención
del ejército, y hay un choque sobre qué hacer, hasta que Largo Caballero cae y se
intenta formar un nuevo gobierno más fuerte.
En efecto, Juan Negrín será jefe del gobierno desde el 37 hasta el final de la guerra.
Negrín intenta formar un gobierno más amplio y moderado, que abarque desde el PCE
hasta el PNV, pero sin la CNT, porque seguían apoyando una vía revolucionaria, y la
UGT, la cual seguía estando controlada por Largo Caballero, el cual se enfrenta con
Indalecio Prieto, el socialista moderado. Más adelante, en el 38, sí que entraran un
ministro de cada sindicato, pero solamente uno, nada que ver con los gobiernos
anteriores.
Negrín apuesta por una posición decidida de la legalidad republicana y el predominio
del estado para dirigir el esfuerzo de guerra, y junto a ello, su política en cuanto al
esfuerzo de guerra es mantener la defensa, ya que sabía que su fuerza era menor que la
de los sublevados, pero pensaba que podía conseguir un éxito en ofensivas puntuales y
defender el territorio republicano; esta política es la que se trata con el lema de
“resistir es vencer”. Generalmente se ha dicho que el objetivo de Negrín es mantener la
República en el territorio hasta el estallido de la IIGM, dada la tensión internacional
sobre una nueva guerra por las problemáticas de Alemania y sus anexiones territoriales;
y pensaba que una situación de guerra haría que las potencias democráticas apoyaran a

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Historia Contemporánea de España II

la República, con el objetivo de descompensar la ayuda de los alemanes y los italianos.


Esto es lo que podríamos denominar el Plan A, en cambio, el Plan B era que si Franco
no quería llevar una paz pactada la única manera de poder tener una negociación era
mostrar la capacidad de resistencia hacia Franco y presentarse así con ciertas garantías
en una mesa de negociación. No obstante, Negrín fue arrastrado por una leyenda
negra tremenda, no solo por parte de los franquistas, sino por ciertos partidarios de la
República, pues recordemos que la derrota llevo un debate y discusión interna sobre la
culpabilidad de esta, acusando a Negrín como culpable y como una especie de títere de
Stalin, en la que España se iba a convertir en una dictadura comunista. Si bien se dan
estas acusaciones, los estudios detallados de la guerra muestran para empezar como
Negrín tenía una ideológica muy alejada de la URSS, es más resulta ser más afín a una
socialismo moderado de corte liberal y no revolucionario, discrepando de los
comunistas en los objetivos finales. Otra cosa es que fuera sus aliados en el momento
de la guerra, compartiendo la idea de centralización del estado, el esfuerzo de guerra, la
profesionalización militar y la resistencia a ultranza, es decir, en los medios estaban de
acuerdo, pero no en los objetivos finales.
Dicho esto, durante todo el periodo de Negrín, y ya avanzando en el 38, va a haber
tensiones internas en el bando republicano y un crecimiento de cansancio, pues
conforme avanza los primeros meses del gobierno de Negrín es cierto que despierta un
cierto apoyo popular, pero esta confianza se va perdiendo a lo largo del verano del 37,
cuando los franquistas toman toda la zona norte y se desencadena la batalla de Teruel
hasta finales del 38, cuando llegan a la costa mediterránea por Castellón y dividen la
zona republicana. En definitiva, la República siguen obteniendo grandes derrotas, a
pesar de pequeñas recuperaciones de ciudades o pueblos, pero al final siempre los
franquistas avanzaban más; a esto hay que sumar los abastecimientos de la zona
republicana, que son menores, provocando hambre, y, en general, esto genera una
cansancio de la población por la guerra y esta situación se traduce en la política, pues
hay muchos dirigentes que piensan que la guerra está perdida, cayendo la moral de
resistencia, la cual es fundamental en una guerra, y con ello la decadencia del ejército.
Aquí, se produce una división en torno a quienes desean continuar con la política de
resistencia de Negrín, quienes sobre todo eran los comunistas, y aquellos que
consideran que hay que obtener algún tipo de derrotada negociada. Ante la
posición de estos últimos se tomaron represalias, incluso I. Prieto salió del gobierno,
siendo destituido y acusado de derrotista. Lo relevante de todo esto, es que esta
posición derrotista formaba parte del sector al que pertenecía Negrín, por lo que se
aprecia una continua separación del socialismo, incluso el presidente de la República,
Azaña, mantendrá ese pesimismo.
A pesar de todo esto, se mantiene la resistencia y se da la batalla más famosa de la
guerra civil española, la Batalla del Ebro, una batalla sangrienta en la que se imponen
los franquistas. Y este es el momento en el que Negrín lanza los denominados “13
puntos”, su base de planteamiento de una posible paz e incluso de su política de
gobierno a partir del 38, un programa para legitimar el régimen de la República.
En cuanto a la situación de los frentes de abril del 38, la situación de la Republica es
desesperada, quedando Cataluña y la zona centro sureste. Pero, la situación de
Cataluña es especialmente delicada por su industria y apoyo comunista al gobierno.

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Historia Contemporánea de España II

Cuando se toma Barcelona el gobierno se traslada a Francia, y Azaña ya se queda allí,


pero más tarde parte del gobierno vuelve a Valencia. Desde aquí, se toma la decisión de
pactar una derrota, pero consciente Negrín de que no iba a suceder esa negociación con
Franco, se decide llevar a cabo un exilio masivo, de aquellos que temían a la represalia
franquista, desde los puertos del mediterráneo hacia el norte de África. Además, en
marzo del 39 parte del gobierno de la República se subleva en Madrid y dejan de
reconocer al gobierno de Negrín, es decir, aquellos que en esa situación desesperada
creen que es posible negociar con Franco deciden sublevarse y plantean a Franco una
rendición entre militares, entre los cuales se encuentra el coronel Casado que se subleva
en Madrid. Pero, evidentemente, lo que ofrecerá Franco es una rendición incondicional,
por ello, se considera qué sin esta sublevación, las tropas franquistas no hubieran
tomado Madrid. Por otro lado, desde los puertos se intenta sacar a la gente y llevarlos al
norte de África, pero resultaron muy pocos, dada la rápida ocupación de las tropas
franquitas de los puertos, como el de Cartagena, y los bombardeos de la aviación
italiana: y todos aquellos que estaban intentado salir pero que no lo lograron, los
encarcelaron, y muchos de ellos acabaron en los campos de concentración, como el de
los almendros (Alicante). Y en toda esta situación caótica es cuando se produce un
derrumbe de la República, cayendo la zona central desde finales de marzo, hasta que el
1 de abril Franco proclama el famoso parte de guerra, donde menciona que la guerra ha
finalizado.
Como epílogo decir que, con muchos problemas y con el gobierno del exilio,
finalmente se produjo un gobierno, pero solamente más allá del 46, una vez que son
derrotadas las potencias fascistas y que parecía que podría producirse una intervención
internacional contra Franco y la vuelta de la España republicana, un espejismo que con
el comienzo de la Guerra Fría se demostró que no era viable.
 3.4 La configuración inicial política del bando sublevado durante la Guerra
civil y los cimientos del Estado Franquista.
Ismael Saz, en su texto, realiza o entrega unas muy buenas claves, en cuanto a las
características que serán claves durante todo el periodo de la dictadura. Una dictadura
que evoluciona, pero hay unas bases que se mantienen inamovibles hasta la muerte de
Franco, y, esas bases se establecen durante la Guerra civil y los años inmediatamente
posteriores a la guerra (1939-1941-1942).
El marco europeo es algo sobre lo que hemos insistido durante toda la asignatura,
España no es un caso excepcional en el contexto europeo, sí a partir de 1945. Pero, en
esa situación convulsa del periodo de entreguerras en la cual se enfrentan proyectos
políticos diferentes, y, en Europa, como en España, se da un asalto de grupos tendentes
al autoritarismo, contra la democracia (alianza entre fascistas y reaccionarios). Ismael
Saz insiste sobre esta idea. Los sublevados, van en contra de una tradición liberal muy
fuerte en España. Las diferentes fuerzas de la derecha española que apoyan a los
sublevados, con la intención de acabar con la II República, la democracia, y, por tanto,
también con el movimiento obrero, pero también con todo rasgo de liberalismo. Ismael
habla de la guerra que lo cambió todo. Algo que ocurrió también en la retaguardia
republicana, inmersa en una revolución propia, por lo que sí, la guerra lo cambia todo y
se inicia una movilización muy fuerte en ambas zonas por parte de las mujeres. Una

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Historia Contemporánea de España II

guerra que no llegó a los tres años realmente. Pero, cuando se produce la sublevación lo
que se presupone es un gobierno militar encabezado por Sanjurjo, apoyado por las
“derechas” y los militares, los cuales tienen todo el protagonismo en la dirección de la
retaguardia y en el intento del golpe. La cuestión es que fundamentalmente el golpe
depende de sus dirigentes, que tiene opiniones muy variadas. Sanjurjo, que no
parece que fuese un teórico ni nada por el estilo, era muy monárquico. Pero también
hay republicanos conservadores decepcionados con la II República, que querían un
sistema autoritario, temporal quizás, pero que no debiera de acabar con la
secularización del estado, ni que se produjese nuevamente una monarquía. Por otro
lado, había partidarios monárquicos, tanto de la rama destronada como de la carlista, y,
también había mandos militares falangistas.
Por lo que el consenso a corto plazo era el establecimiento de una dictadura
militar, el establecimiento de un régimen de orden que acabara con la democracia, pero
¿qué podía significar aquello? ¿Cuál era el camino para seguir después? La guerra, lo
cambia todo, porque genera unos procesos y unas dinámicas propias que alteran
mucho el resultado. Esto es a lo que apunta Ismael. Por lo que, el caudillaje de
Franco no se entiende sin la guerra civil, ya que no era el dirigente principal de la
conjura golpista, se une a ultima hora, no porque no fuese alguien importante (tenía
prestigio), pero, por su prudencia, no tenia claro en apoyar al golpe si no estaba claro
que este pudiera triunfar (era muy calculador). Sanjurjo como sabemos muere de forma
temprana, como Mola, y, cuando está claro que el intento de golpe no ha triunfado y se
ha convertido en una guerra de varios meses, que tenia todas las de alargarse, es cuando
deciden los principales sublevados designar a un dirigente único, a un generalísimo del
ejército, y, de alguna manera “jefe de gobierno” (no había estructura aun de
gobierno en el bando sublevado). Esto ocurre el 1 de octubre de 1936, Franco es
investido como Jefe del Estado y Generalísimo. En la práctica, el decreto de
nombramiento, le da poderes absolutos, y, hay un acuerdo sobre que la idea era
nombrar a un general en jefe para que el bando sublevado estuviese unificado y
coordinado. Pero, esos dirigentes piensan por tanto en una situación transitoria, una
especie de primus inter pares, eligiendo representante a Francisco Franco. Cabanellas,
alertó del cuidado que debían tener si le daban el poder a Franco y, acertó de pleno.
Por tanto, uno de los resultados de la guerra civil, es la colocación de Franco como
generalísimo y jefe del estado, y, desde este momento, empieza también una
propaganda muy machacona en torno al liderazgo de franco, en torno a su
caudillaje. Una propaganda fundamental porque hizo que para los partidarios del
bando sublevado se asocia la figura de Franco con la victoria de la guerra. El caudillo
salvador que ha salvado a España, fundamental para su legitimación. Con todo esto,
Mola y Sanjurjo muertos, Primo de Rivera, fusilado, Calvo Sotelo, asesinado en
vísperas de la guerra civil, todas las figuras habían desaparecido. Pero, aun así, el aura
que adquiere Franco durante la guerra civil es tal, que, hubiese sido legitimado él
igualmente. Se empieza la creación del mito del caudillo, Franco representado como el
salvador de la nación, de la Iglesia, lo que genera un grado de identificación enorme
con su figura. Fundamental para explicar el grado de poder que tuvo en sus manos
durante tanto tiempo. Por tanto, sin la guerra no se entiende ese liderazgo absoluto de
Franco y su grado de poder sobre una parte importante de los españoles y españolas de

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Historia Contemporánea de España II

la época. Además, él tenía claro de que del poder no lo iban a sacar sino era con los
píes por delante, a diferencia de Miguel Primo de Rivera. Su imagen además ira
evolucionando, del militar caudillo, jefe de falange, a en 1960 o 1970 la imagen que se
difunde es una imagen mucho más paternalista, la del “abuelo que cuida España”.
Los equilibrios de fuerzas en diferentes sectores de las derechas españolas se
invierten con el inicio de la guerra. Lo que inicialmente parecía una dictadura militar,
conforme se alarga el conflicto, muchos ven que es necesario darle un mayor anclaje
político e ideológico. Franco, con la ayuda de su cuñado Serrano Suñer, un poco el
cerebro gris de la organización ese “Nuevo Estado”, se escoge a los apoyos con los que
se erigirá la dictadura. Las masas y dirigentes de los partidos de derechas en el periodo
anterior: la CEDA, con mucha mayor fuerza que los monárquicos alfonsinos, carlistas,
y, falange (siendo esta la menos importante). Con el inicio de la guerra, la CEDA se
disuelve, lo que no quiere decir que haya que dejar de contar con sus hombres. Pero,
como partido político desaparece, y, además algunos de sus dirigentes pasarán a ser mal
vistos. Se tendrá en cuenta por tanto a los antiguos partidarios de la CEDA y las
asociaciones católicas. Pero quien coje mas fuerza son los otros tres sectores de la
extrema derecha: Falange, que era la menos importante se convierte en fenómeno de
masas entre, sobre todo, los más jóvenes. Algo muy parecido al partido fascista en
Italia, que, en una situación conflictiva, con un discurso muy radical y nacionalista, es
perfecto para una situación como la guerra. Habían hecho reivindicación de la violencia
legítima contra el régimen anterior, y, por tanto, decenas de miles de personas se alistan
como voluntarios en las “banderas” (unidad militar o milicia) falangistas. Más de
200.000 personas combatieron como voluntarios en las milicias, y, tres cuartas partes
eran falangistas. Esto dispara la presencia social de Falange, convirtiéndose como bien
dice Ismael Saz, tanto en el frente como en la retaguardia se convierte en un fenómeno
de masas. El inconveniente es que no tiene un líder claro, tanto a los dirigentes de las
JONS como a J. Antonio Primo de Rivera, o mueren en los frentes, o fusilados. Y, por
tanto, tiene un problema de liderazgo importante. Esto facilita que Franco subordine
falange, se apropie de ella. Luego también hubo un problema en cuanto a que, muchos
se han apuntado de golpe ¿Cuál era la implicación real de esa gente a la postre? Al final
de la guerra alcanza unos 600.000 militantes, y, poco después casi un millón, solo
siendo la rama de varones adultos. Si sumamos a las secciones femeninas y otras
ramificaciones, hablamos de 2 millones.
Los carlistas también están favorecidos por el ambiente, pero no tanto. Desde el
principio han combatido a la República, tienen una absoluta identificación con la
Iglesia católica, dándose una oleada de religiosidad impresionante en la retaguardia
sublevada, etc. Pero, están vistos como algo muy antiguo muy retrograda. No adquiere
tanta fuerza como falange, pero hay que contar con ellos porque tendrán una presencia
importante.
Los monárquicos alfonsinos seguirán siendo un grupo de elites y sin masas, pero
seguirán también teniendo su influencia sobre todo en los altos mandos militares. Por
tanto, son gente muy bien relacionada con las altas esferas y esto ejerce influencias,
pues defienden un estado dictatorial, pero bajo una forma monárquica.

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Historia Contemporánea de España II

Estos son los sectores que pujan por el poder, y muchos alegan que lo que hace falta es
la unidad de todos, el recoger ideas de unos y otros para conseguir una unidad común,
que permita a todos permanecer unidos, claro, bajo mandato de Franco.
El último elemento importante en cuanto a su influencia cultural y política es el papel
de la religión católica apostólica y romana, única y verdadera. En 1936 se convierte
el elemento religioso en un factor clave de la legitimación de los sublevados ¿Por qué?
Porque las masas de la derecha católica eran los que más se opusieron a la república,
los sectores mas tradicionalistas y los que más apoyan el esfuerzo de guerra de los
sublevados. Se habla literalmente de que su lucha, es una lucha a favor de la religión, y,
la propaganda rebelde, se da cuenta de la capacidad de movilización de esta cuestión, y
empieza a focalizarse en ello. Otro elemento tiene que ver con lo que sucede en la
retaguardia republicana, la oleada de violencia anticlerical, lo que significa una
mayor identificación de los sectores católicos con los sublevados. Por otro lado, en
términos internacionales, se consigue simpatías con la defensa de la catolicidad, en
Francia, en el vaticano, etc. Una batalla por la opinión publica internacional que
luego influye en la actitud de los gobiernos. Por tanto, lo que se vive en la retaguardia
sublevada, se vive una eclosión de religiosidad externa enorme, se habla de cruzada,
guerra religiosa contra los enemigos de Cristo. Una de las ideas mas fuertes de los
apoyos de Franco durante mucho tiempo. También se traduce en la cantidad de actos
religiosos celebrados. Con esto se explica el carácter fuertemente clerical del régimen
de Franco, porque para su legitimación durante la guerra fue fundamental. Se produce
como sabemos un despliegue de violencia extraordinaria. Un proceso de fastiscización,
crece fuertemente falange, pero además muchas de sus ideas impregnan a muchos
partidarios del franquismo. Y, a la vez, una fuerte catolización. Esto crea una
combinación que muchos han llamado fascismo-católico.
Debemos tener en cuenta dos hitos muy importantes para entender el gobierno
franquista: En abril de 1937 se crea el partido único, Falange Española
Tradicionalista (FET) y de las JONS (unión de carlistas y franquistas). El único
partido existente hasta 1977. Por otro lado, en enero de 1938 se forma el primer
gobierno franquista, donde hay militares y “técnicos” políticos de la derecha
republicana, prefigurando lo que será el franquismo. Gobiernos procedentes de las
“familias del régimen”. En ese partido unificado, los “camisas viejas” son los que
ocupan la dirección, será fundamentalmente falangista, subordinado a Franco, con una
clara continuidad con la falange anterior, en las ideas, los hombres y objetivos. En abril
de 1977 se disuelve el partido por un decreto. Pues Franco había muerto dos años antes,
por lo que no, el franquismo no desaparece con su muerte, y, la democracia plena no se
instaura hasta 1981.
La dictadura de Franco no tuvo una constitución, aunque durante mucho tiempo los
juristas del régimen hablaban de la existencia de una serie de leyes constitucionales,
aludiendo a una serie de normas que se elevaban a la categoría de leyes fundamentales.
Una de ellas es el Fuero del Trabajo firmado el 9 de marzo de 1938 y publicado en el
BOE. Importante para saber las ideas en las que se basaba la “constitución” inicial del
régimen. Hubo bastante debate entre los encargados de redactar este documento, en la
redacción del partido único, entre los falangistas más ardientes y planteamientos
católicos más tradicionales. Se pensó denominarlo “Carta del Trabajo” haciendo

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Historia Contemporánea de España II

referencia a la Italia de Mussolini, pero se utiliza la palabra “fuero” para hacer


referencia a la tradición de la edad media. Lo que se observa claramente en el
preámbulo, por tanto, es una de las características básicas del fascismo, invocando una
mística de la revolución propia, como si de una “tercera vía” se tratasen, no son ni
comunistas ni capitalistas liberales, son otra cosa, y, con su triunfo España recuperará la
“Patria, el Pan y la Justicia”. Lo fundamental es una “intervención del Estado” para
regular el plano social y económico. Se define en el preámbulo, al régimen como
totalitario, algo que desaparece a partir de 1945. Un esfuerzo de maquillaje que tiene
que ver con la derrota del eje. El conjunto del texto tiene una clara intención de la
defensa de la propiedad privada, pero con elementos paternalistas por parte del Estado,
la afirmación de la intervención estatal para dar derechos al “productor”. Ese “sindicato
vertical” es una clara referencia al falangismo; se organiza un sindicato único
controlado por falange con la intención de subordinar o controlar a la clase obrera. Así
como tratar de canalizar algunas demandas sociales y reorganizar el funcionamiento de
la economía. Tuvo peso sí, pero no tanto como el que deseaban los sectores mas
falangistas, ya que la política económica la dirigía el ministerio no el sindicato.
En cuanto a la cronología del régimen, decir que no es lo mismo estudiar el franquismo
que el “periodo franquista”. Es evidente que organizamos mucho la historia
contemporánea en claves políticas, pero, si hay un periodo que especialmente
enmarcamos es el franquismo. Aun así, la cronología es la propia de la historia política,
y, si hablamos de historia económica o social las cosas no suelen encajar. Cuando se
estructura esa historia política del régimen, se pueden marcar varias etapas. Una vez
acaba la guerra civil hay una etapa del 39 al 45, otra del 45 al 57, otra del 57 al 69 y una
última del 69 al 75. Y, a veces, las dos primeras y las dos últimas se juntan, hablando
del “primer franquismo” hasta el 57 y de ahí hasta el final, el tardofranquismo.
Habría que hacer un matiz importante, FET y de las JONS estuvo presente durante toda
la dictadura, y, tuvo un peso enorme durante toda la primera mitad. Si bien es cierto que
la estética y el discurso falangista es mucho más fuerte entre el 39 y el 45. El
nacionalcatolicismo también está muy presente hasta 1960 sobre todo, pero durante toda
la dictadura. Por lo que las divisiones, no son exactamente adecuadas. Si bien es cierto
que a partir de 1945 todos esos aspectos que en España se parecía más a las fuerzas
derrotadas, debían taparse. Y, los medios del régimen que hablaban mil maravillas de
Mussolini y de Hitler eso ahora cambia. El régimen español alega que tiene raíces
católicas y españolas, nada tiene que ver con el fascismo europeo. Esto no se lo cree
nadie en el interior ni en el exterior, pero, se proyecta una imagen más abierta del
régimen de cara al exterior. Pero es solo eso, imagen.
Por tanto, el año 1945 es clave en ese sentido, y, desde el 43 al 48 son los años en los
que el régimen se tambalea. Hay dudas de que el régimen consiga sobrevivir. En 1943
se produce la caída de Mussolini en Italia y esto conmociona enormemente a la España
franquista. Sectores monárquicos del régimen consideran que hay que cambiarlo,
porque sino los aliados intervendrían. Franco según ellos, debía ceder el poder al rey, a
Don Juan. Franco se opone rotundamente. Dice “Yo soy el freno a la revolución”.
También porque padece un aislamiento muy fuerte el franquismo, una situación crítica
que el régimen consigue sortear. Carrero Blanco alega, la clave es “orden, unidad y a
aguantar”. A partir de 1948 la Guerra Fría estalla, y, los aliados prefieren mantener a

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Historia Contemporánea de España II

Franco, en una posición claramente anticomunista. El franquismo era por tanto mejor a
un hipotético gobierno democrático que de opciones a los comunistas. Por lo que, a
partir de esta fecha, ya se veía claro que iba a durar (pactos con Estados Unidos, con el
Vaticano, entrada en la ONU, etc.) La imagen proyectada desde la prensa franquista era
que, España era la pionera contra el comunismo, y que los integrantes de la OTAN
(Organización del Tratado del Atlántico Norte, nacida el 4 de abril de 1949) se habían
dado cuenta tarde, de que el verdadero enemigo era el comunismo. Asimismo, los años
1940 son años de posguerra muy dura, se habla de la “larga posguerra”, incluso
autores incluyen la década de 1950, porque el país era incapaz de levantar cabeza. Son
años recordados sobre todo el retroceso basto de los salarios, del PIB, años recordados
por el hambre. Son los años de la autarquía, el régimen pretende organizar la
producción, sobre todo la agraria. Una política que como sabemos resulta un desastre,
porque da precios demasiado bajos a los productores y esto facilita que la producción se
vaya al mercado negro. Son los años de la cartilla de racionamiento. Y el mercado negro
hizo que en esa política de cartillas España no diese ni la mitad de lo que decía dar.
Ismael Saz alega que la diferencia entre los años 1940 y 1950 es que los primeros son
los años del hambre, y, los segundos, “solo los años de pobreza”. Se dictan medidas
sobre como han de vestirse las mujeres, se dictan multas a quien se salte el descanso
dominical, etc. Cuestiones que empiezan a flexibilizarse en los cincuenta.
Hablamos de que en 1957 hay un cambio de gobierno y se produce una perdida de
peso de Falange, ascendiendo los “tecnócratas”, ministros muchas veces vinculados al
OPUS DEI. Ministros muy próximos a Carrero Blanco. Los técnicos económicos
advierten a Franco de que había que cambiar la política económica urgentemente,
tendente al aperturismo que no quiere decir que el Estado deje de intervenir en la
economía. España a partir de 1960, se abre al turismo. Y, era muy apetecible para la
inversión extranjera pues las huelgas y movilizaciones estaban prohibidas. Busca, por
tanto, el desarrollo económico para garantizarse el apoyo al régimen. Sin embargo, se
quedó a medias, porque son los años en los que se desarrolla un movimiento obrero
potente, antifranquista, sobre todo las CC.OO. Esto explica que el franquismo, sin la vía
de la represión al final, tenga muchas dificultades para sobrevivir, si bien, Franco murió
plácidamente en la cama.

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