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PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN
EN EL MÉXICO COLONIAL, 1750-1821
CENTRO DE ESTUDIOS HISTÓRICOS
PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN
EN EL MÉXICO COLONIAL, 1750-1821

Dorothy Tanck de Estrada

Open access edition funded by the National Endowment for the Humanities/Andrew W.
Mellon Foundation Humanities Open Book Program.

The text of this book is licensed under a Creative Commons Attribution-


NonCommercial-NoDerivatives 4.0 International License: https://creativecommons.org/
licences/by-nc-nd/4.0/

[&
EL COLEGIO DE MÉXICO
972.01
Tl652p
Tanck de Estrada, Dorothy
Pueblos de indios y educación en el México colonial, 1750-
1821 I Dorothy Tanck de Estrada. -- México, D.F.: El Colegio de
México, Centro de Estudios Históricos, 201 O, c 1999.
665 p. : il., mapas ; 22 cm

ISBN 968-12-0909-5

1. Indios de México -- Educación -- Colonia, 1540-181 O.


2. México -- Historia-- Colonia, 1540-1810. 3. Educación --
México -- Colonia, 1540-1810. 4. Indios de México -- Condiciones
sociales. 5. Indios de México -- Condiciones económicas. 6.
Castellano en México -- Historia-- Colonia, 1540-1810. 7. Indios
de México -- Ritos y ceremonias.

Pintura de la portada: Archivo General de la Nación, ilustración número


2403, afio de 1801, cuya inscripción dice:

"Yo Da Ma. Cazica princypal, que tengo poder y ser agrimensora qe. tengo una pila
qe. está en la Ciudad de Tepeaca, y en .Mexico en Nueba España en donde soi
nombrada. Dicha agua donde .nase pertenes a este mi pueblo Sn Sebastian
Tapatlachico Xochititlan."

Portada de Maria Luisa Martínez Passarge


Fotografía de la portada de Agustín Estrada

Segunda reimpresión, 201 O


Primera reimpresión, 2000
Primera edición, 1999

D.R. © El Colegio de México, A.C.


Camino al Ajusco 20
Pedregal de Santa Teresa
10740 México, D.F.
www.colmex.mx

ISBN 968-12-0909-5

Impreso en México
A
Elena Dorothy
Mónica Teresa
María Fernanda
Isabel Guadalupe
ÍNDICE

PRÓLOGO 15

l. l.A REFORMA MUNICIPAL YEL GOBIERNO DE LOS PUEBLOS 17


La reforma del visitador Gálvez y los reglamentos de los
bienes de comunidad 17
El gobierno político del pueblo, "la república" 31
El régimen económico del pueblo, "la comunidad" 56

11. EL INGRESO Y EL SOBRANTE DE LOS BIENES DE COMUNIDAD 77


Las tierras comunales y otros ingresos .77
El uso del dinero sobrante 115

Ill. EL ESTABLECIMIENTO DE ESCUELAS EN LOS PUEBLOS DE INDIOS 153


Antecedentes 153
La Iglesia promueve las escuelas a partir de 1753 158
Política lingüística de los peninsulares y de los criollos 168
El Estado fomenta las escuelas a partir de 1773 190
Ideas de las autoridades gubernamentales sobre la educación
indígena 206

N. Los GASfOS AUTORIZADOS 215


Las escuelas 215
Estadísticas regionales de las intendencias con reglamentos 215
México 216
Michoacán 229
Guadalajara 235
Yucatán 241
Guanajuato 247
San Luis Potosí 251
Zacatecas 255
Estadísticas regionales de las intendencias sin reglamentos 258
Veracruz 258
Puebla 262
Oaxaca 271
Durango 279
Arizpe 280
Chiapas 281
9
10 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

Resumen estadístico del virreinato 285


Las fiestas 287
La fiesta del santo patrón 301
La fiesta de Corpus Christi 308
La fiesta de Jueves Santo 312
Otras fiestas 323

V. LA EDUCACIÓN EN LOS PUEBWS 337


Oposición a la escuela 338
Escuela de doctrina cristiana y escuela de lengua castellana 341
Aceptación de algunas escuelas de paga 345
Peticiones para sostener escuelas con fondos comunales 347
Problemas relacionados con los salarios parciales 359
Criterio para establecer escuelas 361
Los maestros 372
Los alumnos 394
El lugar de la escuela 400
La enseñanza: objetivos y métodos 406
Las escuelas para niñas indias 417
La castellanización 426
La alfabetización 438

VJ. ESTRATEGIAS DE LOS GOBERNANTES INDIOS 449


Cajas de comunidad y cofradías 449
El pueblo litigante 490

VII. Los PUEBLOS Y LAS ESCUELAS EN LOS ALBORES DE lA INDEPENDENCIA 531


Los pueblos de indios en medio de la guerra, 1810-1813 531
Vigencia de la Constitución de Cádiz, 1813-1814 545
Intentos de recuperación, 1815-1819 554
Escuelas y ayuntamientos constitucionales, 1820-1821 563

VIII. CONCLUSIONES 581


Epílogo 590

SIGLAS Y REFERENCIAS 599

ÍNDICE ANAÚI'ICO 627


ÍNDICE DE MAPAS, CUADROS E ILUSTRACIONES
MAPAS
1. Pueblos de indios en las intendencias de Nueva España, ca. 1803 75
2. Porcentaje de indios laboríos en las subdelegaciones de
Nueva España, ca. 1800 113 bis
3. Porcentaje de pueblos de indios con escuelas, intendencia de
México, 1808 227
4. Porcentaje de pueblos de indios con escuelas, intendencia de
Michoacán, 1802 233
5. Porcentaje de pueblos de indios con escuelas, intendencia de
Guadalajara, 1803 239
6. Porcentaje de pueblos de indios con escuelas, intendencia de
Yucatán, 1806 245
7. Porcentaje de pueblos de indios con escuelas, intendencia de
Guanajuato, 1798 249
8. Porcentaje de pueblos de indios con escuelas, intendencia de
San Luis Potosí, 1806 253
9. Porcentaje de pueblos de indios con escuelas, intendencia de
Zacatecas, 1803 257
10. Porcentaje de pueblos de indios con escuelas, intendencia de
Veracruz, 1803 261
U.Porcentaje de pueblos de indios con escuelas, intendencia de
Puebla, 1803 267
12.Porcentaje de pueblos de indios con escuelas, intendencia de
()axaca, 1803 275
13.Porcentaje de pueblos de indios con escuelas, intendencia de
Chiapas, 1799 283
14. Porcentaje de pueblos de indios con escuelas en
Nueva España, ca. 1803 286 bis

CUADROS
l. Noticias de jurisdicciones con reglamentos de la
Contaduría, 1773-1785 22
2. Reglamentos interinos según la ()rdenanza de Intendentes
para los pueblos de indios de Nueva España, 1791-1809 27
3. Pueblos de indios en Nueva España, 1803 32
4. Actividades que desempeñaba la república en los pueblos de
indios durante el año 57
5. Artículos de la ()rdenanza de Intendentes acerca de las finanzas
de los bienes de comunidad 70
6. Descripción de ingresos de los pueblos en la intendencia de
Guadalajara, 1805 92

11
12 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

7. Descripción de ingresos de los pueblos en la intendencia de


México, 1808 96
8. Fuente de ingreso, gasto y sobrante (en pesos), intendencia de
Michoacán, 1790 98
9. Fuente de ingreso, gasto y sobrante (en pesos), intendencia de
Michoacán, 1802 100
10. Comparación de la distribución de ingresos a las cajas de
comunidad, intendencia de Michoacán, 1790 y 1802 102
U.Fuentes de ingreso (en pesos), a cajas de comunidad:
intendencias de México, Michoacán y Guadalajara 104
12.Algunos préstamos hechos por los pueblos de indios, 1769-1808 108
13.Indios de pueblo e indios laboríos en Nueva España, ca. 1800 112
14. Estado financiero de los bienes de comunidad de Nueva
España, ca. 1805 117
15A. Préstamos y donativos (en pesos) de los bienes de comunidad
de Oaxaca entregados al gobierno, 1782-1809 120
15B. a 15K. Préstamos y donativos (en pesos) de los bienes de
comunidad de México, Yucatán, Puebla, Michoacán, Guadalajara,
Veracruz, San Luis Potosí, Durango, Guanajuato y Zacatecas
entregados al gobierno, 1782-1809 121
16. Informe del contador de Propios y Arbitrios sobre el destino
del sobrante de los bienes de comunidad de Nueva España, 1802 126
17.Dinero entregado por los bienes de comunidad a la
Consolidación, 1806-1809 129
18. Préstamos y donativos (en pesos) de los bienes de comunidad
de Nueva España entregados al gobierno, 1782-1809 131
19.Destino del dinero sobrante de las cajas de comunidad
(en pesos), intendencias de México, Puebla yYucatán, 1820 133
20. Interpretación financiera del poder político de los pueblos de
indios en la intendencia de México, 1790-1820 134
21A. Uso del sobrante en los pueblos, intendencia de México, 1790-1820 136
21B. Uso del sobrante en los pueblos, intendencia de Puebla, 1790-1814 138
22A. Destino del dinero sobrante, intendencia de México, 1820 140
22B. Destino del dinero sobrante, intendencia de Puebla, 1814 141
23. Pueblos de indios con escuelas de castellano en el arzobispado
de México, 1754 160
24. Noticias de escuelas en los pueblos de indios, intendencia de
México, 1750-1810 218
25. Escuelas de indios y forma de financiamiento, intendencia de
México, 1808 220
26. Centros regionales de educación indígena, intendencia de
México, 1808 222
27.Porcentaje de pueblos de indios con escuelas, intendencia de
México, 1808 226
28. Escuelas de indios y forma de financiamiento en la parte central
de la intendencia de Michoacán, 1789 230
ÍNDICE DE MAPAS, CUADROS E ILUSfRACIONES lS

29. Porcentaje de pueblos de indios con escuelas, intendencia de


Michoacán, 1802 232
30. Centros regionales de educación indígena, intendencia de
Michoacán, 1802 23-;1
31. Población de la intendencia de Guadalajara, 1803 236
32. Porcentaje de pueblos de indios con escuelas, intendencia de
Guadalajara, 1803 238
33. Centros regionales de educación indígena, intendencia de
Guadalajara, 1803 241
34. Centros regionales de educación indígena, intendencia de
Yucatán, 1806 243
35. Porcentaje de pueblos de indios con escuelas, intendencia de
Yucatán, 1806 244
36. Centros regionales de educación indígena, intendencia de
Guanajuato, 1798 248
37. Porcentaje de pueblos de indios con escuelas, intendencia de
Guanajuato, 1798 250
38. Porcentaje de pueblos de indios con escuelas, intendencia de
San Luis Potosí, 1806 252
39. Centros regionales de educación indígena, intendencia de
San Luis Potosí, 1806 255
40. Porcentaje de pueblos de indios con escuelas, intendencia de
Zacatecas, 1803 256
41. Porcentaje de pueblos de indios con escuelas, intendencia de
Veracruz, 1803 (calculado) 260
42. Centros regionales de educación indígena, intendencia de
Veracruz, ca. 1805 262
43. Porcentaje de pueblos de indios con escuelas, intendencia de
Puebla, 1803 (calculado) 266
44. Centros regionales de educación indígena, intendencia de
Puebla, 1803 269
45. Porcentaje de pueblos de indios con escuelas, intendencia de
()axaca, 1803 274
46. Centros regionales de educación indígena, intendencia de
()axaca, 1803 278
47.Porcentaje de pueblos de indios con escuelas, intendencia de
Chiapas, 1799 282
48. Centros regionales de educación indígena, intendencia de
Chiapas, 1799 284
49. Escuelas en los pueblos de indios de Nueva España, ca. 1803 286
50. Fiestas financiadas por cajas de comunidad, intendencia de
Guadalajara, 1805 296
51. Fiestas financiadas por cajas de comunidad, intendencia de
Yucatán, 1806 297
52. Fiestas financiadas por cajas de comunidad, intendencia de
México, 1808 298
14 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

53. Fiestas financiadas por cajas de comunidad, intendencia de


Michoacán, 1802 300
54. Gastos del pueblo de Otumba, intendencia de México,
1705, 1794, 1806 302
55.Lavatorio y comida para los pobres elJueves Santo,
intendencias de Puebla, Michoacán, México, Veracruz,
Guadalajara y la provincia de Baja California 318
56.Cuentas de Cuautlacingo (en pesos), subdelegación de Otumba 333
57. Criterio financiero para establecer escuelas pagadas por las cajas
de comunidad en ocho intendencias de Nueva España, ca. 1800 371
58. Escuelas con salarios más altos en pueblos de indios, ca. 1800 373
59. Maestros de escuela en Cuilapan, Oaxaca, 1770-1794 382
60. Maestros en los pueblos de Tlapa, intendencia de Puebla, 1791 388
61. Escuelas para niñas indias, 1754-1810 418
62. Colegios para indias, 1752-1803 423
63. Fuentes de ingreso de la parroquia de Metepec, Nexapa,
Oaxaca, 1802 (en pesos) 470
64. Cálculo de tributo y ofrendas de tributarios, parroquia de
Metepec, Nexapa, 1802 471
65. Precio de arrendamiento de solares, intendencia de México, 1808 516
66. Precio de arrendamiento de solares, intendencia de Michoacán,
1802 517
67.Precio de arrendamiento de solares, intendencia de Guadalajara,
1805 518
68.Ayuntamientos constitucionales, intendencia de Yucatán, 1814 550
69.Ayuntamientos constitucionales en 1821 579

ILUSTRACIONES
l. Comparación del tamaño del fundo legal de los pueblos de
indios en Nueva España con el de los pueblos en Nueva Galicia 34
2. Croquis arquitectónico de la escuela de Santa Ana Zacatlamanco,
hecho por Francisco Guerrero y Torres 404
3. Ejemplos de escritura en náhuatl y castellano 428
4. Ejemplos de firmas de indios zapotecos y mixes de la
subdelegación de Villa Alta, Oaxaca, 1785 442
PRÓLOGO

Este libro fue inicialmente un estudio de la educación indígena basado en


informes eclesiásticos y gubernamentales. Al profundizar en el tema en-
contré la relación estrecha entre las escuelas y las cajas de comunidad;
cuando analicé esta realidad fui percatándome de la importancia del
"pueblo de indios", con sus partes componentes: el gobierno político y el
régimen económico, o como se les llamaba en aquella época, "la repúbli-
ca" y "la comunidad". El pueblo de indios fue la entidad fundamental para
entender no sólo la enseñanza sino otros aspectos de la vida de los indios
en el periodo de 1750 a 1821.
El libro intenta presentar un análisis de la sociedad indígena rural en
un área geográfica amplia (las doce intendencias del virreinato) mediante
un enfoque hacia la vida cotidiana interna y externa de los pueblos, según
puede verse en las cuentas y reglamentos financieros vigentes al final del
siglo XVIII. Se presta atención a la cronología y a los acontecimientos histó-
ricos específicos que influyeron en el comportamiento de los pueblos y la
forma en que se desarrollaron durante este periodo, especialmente en su
interacción con las autoridades gubernamentales.
Agradezco el apoyo constante que recibí del Centro de Estudios Históri-
cos y del Seminario de Historia de la Educación en México de El Colegio de
México para realizar esta investigación. Varios colegas me brindaron co-
mentarios valiosos sobre los temas principales: Solange Alberro, Bernardo
García, Marcello Carmagnani, Romana Falcón, Javier Garciadiego, Pilar
Gonzalbo, Cecilia Greaves, Andrés Lira, Engracia Loyo, Carlos Marichal,
Alfonso Martínez, Manuel Miño, Anne Staples, Valentina Torres Septién y
Josefina Zoraida Vázquez. Historiadores y directores de archivos me pres-
taron ayuda para localizar fuentes documentales: Linda Arnold; Sylvia
Schmelkes; Rosa Estrella Curi, de Atlixco; Pilar Pacheco, de Puebla;José de
la Cruz Pacheco, de Durango; Alfonso Vázquez Sotelo, de Coahuila; Marco
Antonio Santoyo, de Jalisco; María de los Angeles Romero Frizzi, Rosalba
Montiel y Gonzalo Rojo, de Oaxaca; Glafira Magaña, de Tlaxcala; Rebeca
Ortega, del Archivo Histórico del Arzobispado de México; Teresa Serrano,
del Centro de Documentación del Instituto Nacional de Antropología e
Historia; Josefina Muriel, del Archivo y Biblioteca del Colegio de Vizcaínas;
Gregory Finnegan, de la Biblioteca Tozzer de la Universidad de Harvard;

15
16 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

Ruth Olivera, de la Colección Latinoamericana de la Biblioteca de la Uni-


versidad de Tulane, y al Instituto Getty de Investigación en Santa Mónica,
California. A todos les doy mi agradecimiento.
También ofrezco mi reconocimiento al personal de la Galería 4 del Ar-
chivo General de la Nación y a Silvia Correa, Micaela Chávez, Heshmata-
llah Khorramzadeh, Shirley Ainsworth, Dolores Medina, Ernesto Morales
y al personal de fotocopias de la Biblioteca Daniel Cosío Villegas de El Co-
legio de México por su eficaz servicio. A Ana Colín, Graciela San Juan, Ro-
sa María Valdés y Blanca Rivera doy también las gracias por la versión
mecanográfica del texto; a Beatriz Morán por la revisión de estilo y a
Martha Elva Gómez, Jaime Ramírez y Verónica Mon toya, del Centro de
Cómputo de El Colegio de México, por su ayuda y por la elaboración de los
mapas. Agradezco a Patricia Galeana, Jorge Nacif, Alma Ranfla y César
Montoya del Archivo General de la Nación por su cooperación para la lo-
calización de la pintura para la portada.
En las citas he modernizado la ortografia, y en las notas referentes a los
ramos del Archivo General de la Nación, he utilizado el término "vol."
aunque algunos tienen legajos en vez de volúmenes.
l. LA REFORMA MUNICIPAL YEL GOBIERNO
DE LOS PUEBLOS

LA REFORMA DEL VISITADOR GÁLVEZ


Y LOS REGLAMENTOS DE LOS BIENES DE COMUNIDAD

CUANDO EL VISITADORjOSÉ DE GÁLVEZ LLEGÓ a Nueva España en


1765, trajo en las instrucciones del rey el encargo de organizar las
finanzas de todas las ciudades y villas de españoles y de los pueblos
de indios. Carlos 111 ordenó que el modelo para esta reforma fuera
la Real Instrucción del 30 de julio de 1760, que había sido expedida
para las "ciudades, villas y lugares" de España. Gálvez tenía la facul-
tad de establecer un nuevo sistema para la administración munici-
pal en todo el virreinato:

Tomaréis conocimiento de los propios y arbitrios de los pueblos, y,


conforme a mis piadosas y justas intenciones explicadas en la Instruc-
ción dada para el gobierno de los de España, haréis que se establezca
la cuenta y razón de ellos: que se reglen sus gastos evitando lo super-
fluo.1

En cumplimiento del mandato y siguiendo el ejemplo de lo rea-


lizado en la metrópoli, Gálvez en seguida fundó en la ciudad de
México, a mediados de 1766, la Contaduría General. En Madrid se
le conocía como la Contaduría General de Propios y Arbitrios y en
México tomó el nombre de "Propios, Arbitrios y Bienes de Comuni-
dad", porque en la Nueva España los pueblos de indios tenían como
ingresos municipales los "bienes de comunidad" y no los propios

1 Artículo 30 de la Real Instrucción para la visita general dada por el rey a Gál-

vez. Gálvez, 1867, p. 133. El título oficial de Gálvez fue "del Consejo y Cámara de
Su Majestad en el Real y Supremo de las Indias, Intendente de Ejército de América
y Visitador de todos los tribunales de justicia, cajas y ramos de Real Hacienda y de
los propios y arbitrios de las ciudades, villas y pueblos de este Reino de Nueva Es-
paña ". Fonseca, 1978, vol. 5, p. 258. Gálvez llegó enjulio de 1765 y regresó a Espa-
ña en mayo de 1771.

17
18 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

(propiedades) y los arbitrios (impuestos), como en las poblaciones


de españoles. El primer contador fue Benito Linares, uno de los pe-
ninsulares que vinieron con el visitador desde España. Durante cinco
años Linares, utilizando como oficina la posailil donde se hospeda-
ba Gálvez, concentró su atención en la recolección y revisión de las
cuentas de las ciudades y villas de españoles (unas veinte en el terri-
torio de la Audiencia de México). 2
El segundo contador, Francisco Antonio de Gallarreta, se dedicó
durante once años a la organización de las finanzas de los pueblos de
indios, más de tres mil en la Audiencia de México. De esta manera
entre 1766 y 1784 se llevaba a cabo un cambio fundamental en la ad-
ministración de las ciudades y pueblos de Nueva España: se eliminó
la autonomía financiera de los municipios que existía desde el siglo
XVI y las poblaciones se sometieron a la vigilancia y a las decisiones
del gobierno virreinal. Las innovaciones incluyeron no sólo los luga-
res de españoles sino también los pueblos de indios. El instrumento
para lograr esta centralización era un reglamento, preparado para
cada ciudad y pueblo, desde la Contaduría. El autor de los primeros
reglamentos fue José de Gálvez. El 7 de abril de 1768, basándose en
la ley española de 1760, ordenó recolectar información detallada so-
bre las finanzas de las ciudades y los pueblos para formar reglamen-
tos que especificaran los gastos permitidos y exigieran el envío anual
de las cuentas municipales para su aprobación a la Contaduría Gene-
ral de Propios y Arbitrios. El visitador precisó que "se arreglaría por
mí el método más propio y conforme en todo lo posible al que se hi-
zo para el gobierno de los propios y arbitrios de los pueblos en los
reinos de España". 3 Ninguna población de españoles o de indios ha-

2 Gálvez encargó la administración de los propios y arbitrios de los lugares en

la Nueva Galicia y Nueva Vizcaya al decano de la Audiencia de Guadalajara, Fran-


cisco Galindo. Gálvez, 1867, p. 135. Las ciudades y villas que anualmente enviaron
sus cuentas para la revisión de la Contaduría de Propios y Arbitrios a partir de
1768 fueron: Puebla, Guanajuato, Veracruz, Valladolid, Antequera, San Luis Poto-
sí, Celaya, Querétaro, Pátzcuaro, Salvatierra, Zacatecas, San Miguel el Grande,
Córdoba, Chihuahua, Orizaba, León y Atlixco. La ciudad de México rehusó entre-
gar sus cuentas. Fonseca, 1978, vol. 5, p. 314.
3 "Instrucción formada para la visita y reconocimiento de los propios, arbitrios

y bienes de comunidad de las ciudades, villas y lugares de esta gobernación y distri-


to de la Real Audiencia de México, conforme a las órdenes del Rey que en este
punto me tiene dadas y a la instrucción con que se arreglaron por su real resolu-
ción en los dominios de España", 7 de abril de 1768. La provisión española d~
LA REFORMA MUNICIPAL YEL GOBIERNO DE LOS PUEBLOS 19

ría erogaciones nuevas o aumentaría sus gastos sin el acuerdo de las


autoridades de la capital. Bajo los reglamentos

los ayuntamientos no [pueden] hacer gastos arbitrarios sin obtener el


permiso de Vuestra Excelencia [el virrey] con dictamen del señor fis-
cal a cuyo ministerio toca el examen y defensa de estos puntos por el
interés de la causa pública y el supremo patrocinio que el rey concede
a los pueblos de todos sus vasallos. 4

El objetivo del gobierno era reducir los egresos ya que una prácti-
ca común en los municipios de España y Nueva España era gastar
más de lo que se tenía. En la península ibérica los ayuntamientos
pedían préstamos para cubrir sus necesidades, por lo que buena
parte de sus ingresos se utilizaba para pagar deudas, en lugar de
atender a las obras públicas y servicios municipales. Carlos 111 expli-
có en 1760 que para

poner remedio a este daño, he resuelto que los propios y arbitrios


que gozan y poseen todos y cada uno de los pueblos de estos mis rei-
nos, corran bajo la dirección de mi Consejo de Castilla... Los dirija,
gobierne y administre y tome las cuentas de ellos anualmente ... Y pa-
ra que pueda desempeñar esta grave confianza ... he venido a crear
en la corte una contaduría general con título de propios y arbitrios
del reino. 5

1760 tenía 29 artículos; la instrucción formada por Gálvez en 1768 tenía 21. Diez
de ellos eran copias de la provisión española y 11 eran nuevos. Los nuevos incluían
instructivos sobre la formación de cuentas en los pueblos de indios y la prepara-
ción de los reglamentos. Los que copió Gálvez de la ley española de 1760 fueron
los artículos: l, 2, 10, 12, 13, 14, 16, 17, 18y19. Fonseca, 1978, vol. 5, pp. 243-252;
253-257. Un ejemplar impreso de la real provisión de 1760 fue divulgado a los
ayuntamientos en la Nueva España. AMA, 2, 23 (163) 1760. Para llevar a la práctica
la instrucción de 1768, Gálvez envió cartas a cada alcalde mayor y a cada ayunta-
miento en junio de 1770 solicitando que proporcionaran datos financieros y de-
mográficos. AGN, Bienes de Comunidad, vol. 7, ff. 39-43.
4 Gálvez, 1867, p. 136. Andrés Lira explica que el razonamiento legal para la in-

teivención del gobierno en la fiscalización y administración de los propios, arbitrios y


bienes de comunidad era por "la especial protección" que estos bienes merecían por
ser de propiedad, uso y provecho del común. Se anota que la palabra "municipio" no
se usaba durante la época colonial. Empleamos el término en el texto para aligerar la
lectura y por ser éste un concepto que se comprende fácilmente al referirse al gobier-
no, finanzas y territorio de un asentamiento poblacional. Lira, 1987, pp. 51-54.
5 Decreto del 19 de julio de 1760. Fonseca, 1978, vol. 5, p. 244.
20 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

También varios lugares de españoles en Nueva España, como


Valladolid, Celaya, Querétaro, Atlixco y Orizaba solían gastar anual-
mente todos sus fondos, lo que producía "la necesidad de sus ayun-
tamientos de tomar a réditos las [rentas] que juzgan precisas". 6
Muchos de los pueblos de indios consumían todo su ingreso, y aunque
no pedían dinero prestado sí reunían grandes cantidades adiciona-
les por medio de recolectas, o "derramas", entre los habitantes para
cubrir sus necesidades. Los municipios de España y de Nueva Espa-
ña erogaban todos o casi todos sus ingresos anuales, y en muchos
casos con crecidos gastos para sufragar las fiestas religiosas, a pesar
de lo cual Gálvez percibía esta situación en las poblaciones de in-
dios con especial enojo. Según el visitador:

Los [pueblos] de indios necesitan de doble cuidado y atención, así


por lo que debieron siempre a las leyes como personas tan rudas y de
suyo abandonadas que parecen racionales de segunda especie, como
por el general desbarato con que manejan los bienes de sus comuni-
dades donde no los han perdido enteramente, invirtiendo todos sus
productos por lo regular en fiestas y cofradías a que les inclinan sus
curas por el interés que les resulta de semejantes establecimientos
que se hallan justamente prohibidos por las mismas leyes de estos
reinos; ... no hay otro medio de contener los excesivos gastos con
que se aniquilan las repúblicas de naturales que el sujetarlos al depósi-
to de sus fondos y a que no dispongan de ellos sin justificada necesi-
dad y la expresa licencia que deben impetrar al Superior Gobierno. 7

La base legal para la reducción de gastos en los pueblos de in-


dios, además de la ley española de 1760, fue la Recopiladón de !,eyes de
Indias de 1681. El libro VI, título IV trataba sobre las finanzas de las
localidades indígenas; ahí se pueden encontrar 38 leyes sobre "Las
Cajas de Censos y Bienes de Comunidad y su Administración". Las
dos leyes citadas con más frecuencia por las autoridades para justifi-
car la supresión de erogaciones, por parte de las cajas de comunidad
y la acumulación de un sobrante eran: la ley 14, que precisaba la fina-
lidad de los bienes comunales "que el caudal de las cajas se dirigiere
al descanso y alivio de los indios y convirtiere en su provecho y utili-

6 Fonseca, 1978, vol. 5, pp. 314-315.


7 Gálvez, 1867, pp. 136-137.
lA REFORMA MUNICIPAL YEL GOBIERNO DE LOS PUEBLOS 21

f;iad ... " y la ley 16, que advertía que "los doctrineros no gasten de las
cajas de comunidad sin licencia del virrey y audiencia".8
Siguiendo el ejemplo del contador Linares, quien había expedi-
do reglamentos redactados por José de Gálvez a varias ciudades espa-
ñolas,9 el contador Gallarreta, recién llegado de España, comenzó en
1773 a formular reglamentos para los pueblos de indios. Además de
reducir gastos para que "siempre quede de ellos algún sobrante", co-
mo decía el visitador en el instructivo de 1768, Gallarreta se guiaba
por este mismo artículo 10 (idéntico a la ley española de 1760) que
en lo referente a las erogaciones permitidas, especificaba "la canti-
dad a que debe ceñirse, tanto en los gastos de la administración de
justicia como en las fiestas votivas, salarios de médico, cirujano, maes-
tro de primeras letras, si los tuviere". Durante once años, hasta su
muerte en 1784, el contador de propios se empeñó en organizar las
cajas de comunidad. Se expidieron reglamentos y suplementos para
unos 1 600 pueblos en 81 jurisdicciones.
Lugares tan apartados como Coatzacoalcos, Malinalco, Valles,
Coyoacán, Sanjuan de los Llanos, Tancítaro (Ario), Teposcolula y
Tehuantepec recibieron reglamentos cuya frase inicial, leída en voz
alta en cabildo abierto del pueblo, anunciaba que el nuevo ordena-
miento venía del rey, por medio de Gálvez, y era formulado por la
Contaduría en la ciudad de México. El documento comenzaba:

Reglamento que yo Don Francisco Antonio de Gallarreta y Zubiate, con-


tador general de la Comisión de Propios, Arbitrios y Bienes de Comuni-
dad de todas las ciudades, villas y lugares de este Reino de Nueva España
formo para la mejor administración de los que goza el pueblo de [aquí
se llenaba el nombre del poblado] conforme a la mente de su Majestad,
declarada en sus reales instrucciones y al capítulo 10 en la que en virtud
dictó el ilustrísimo Señor Visitador General Don José de Gálvez. 10

A pesar de las diferencias geográficas, económicas y demográfi-


cas, la tónica era igual para todos: enumerar con precisión los bienes

8 Reropilación, 1973, vol. 2, ff. 20lv-207v.


9 Gálvez redactó los reglamentos para las ciudades de Guanajuato, San Luis
Potosí y México. AGN, Propios y Arbitrios, vol. 5, ff. 25, 77; vol. 22, ff. 197, 228-229,
244. Gálvez, 1867, pp. 134-137.
10 Reglamento de Apasco,jurisdicción de Tetepango, en Vázquez, 1940, pp.
336-342.
22 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

CUADRO 1
Noticias de jurisdicciones con reglamentos de la Contaduría
1773-1785
Número Número
dejuris- de pueblos
dicciones que recibie-
lnten- con regla- ron regla- Nombres de
dencia mento* mento** jurisdicciones y fecha de reglamento

México 15 167 Apan (1783), Cadereyta (1783), Coatepec (1783), Huejutla


(1781), Huichapan (1781), Ixmiquilpan (1783), Lerma
(s.f.), Malinalco (1781), Otumba (1777), Querétaro (1782),
Tetela del Río (1777), Tetepango (1776), Texcoco (1776),
Xochimilco (1778), Zumpango (1781).
7 80 Probablemente con reglamentos, ya que sometieron cuen-
tas anuales a la Contaduría de propios; Metepec (1779),
Teotihuacan (1776), Tulancingo (1780), Tula (1772),
Zempoala (1785), Zacualpan (1776), Zimapán (1782).
Oaxaca 13 532 Antequera (1781), Huajuapan (1781, 1784), Huexolotitlán
(1781),Juxtlahuaca (1781), Nochistlán (1781), Tehuante-
pee (1783), Teococuilco (1784), Teposcolula (1780), Teuti-
la (1781), Teutitlán del Camino (1784), Teutitlán del Valle
(s.f.), VtllaAlta (1783),Jicayán (1784).
1 55 Probablemente con reglamento, Miahuatlán.
Puebla 19 540 Acatlán (1781), Amozoc (s.f.), Atlixco (s.f.), Chiautla de
la Sal (1781), Chietla (1783), Izúcar (1781), Igualapa
(1781), Huayacocotla (1781), Huejotzingo (1773), Pue-
bla (1783), S. Juan de los Llanos (1781, 1782), Tecali
(1774), Tehuacán (1783), Tepeaca (1783), Tlapa
(1784), Totomehuacán (1781), Teziutlán (s.f.), Tetela-
Xonotla (1781), Zacatlán (s.f.).
Michoacán 19 159 Huetamo (1776),Jiquilpan (1775), Tancítaro (1785),
Tlalpujahua (1784), Tlazazalca (1781), Valladolid
( 1784), con 14 jurisdicciones.
San Luis
Potosí 2 36 Valles (1782), San Luis Potosí (s.f.).
Veracruz 3 46 Córdoba (1779), Cosamaloapan (1776, 1781), Coatza-
coalcos ( 1782).
Provincia de
Tabasco 43 Tabasco (1784).
Ciudad de
Tlaxcala 1 1 Tlaxcala (1780, 1782).
Total 81 1659
* Es probable que se expidieran reglamentos para más jurisdicciones durante el periodo de 1773 a
1780 pero no hemos localizado documentación para precisar los lugares por ejemplo, para los pueblos de
León, Guanajuato en junio de 1776. INAH, Centro de documentación, León, rollo 21, caja 1776, exp. l.
** En varias jurisdicciones la Contaduria expidió reglamentos sólo para algunos pueblos.
Fuente: AGN, Propios y Arilitrios, vol. 5; Alcaldes Mayores, vols. 8 y 9.
Datos adicionales: México, AGN, Historia, vol. 495, f. 281; Indios, vol. 87, exp. 6; vol. 80, f. 30; para las
cuentas de seis jurisdicciones adicionales, AGN, Indios, vols. 75, 80, 84, 85; Propios y Arilitrios, vol. 12.
Oaxaca, AGN, Historia, vol. 498, f. 37. Carmagnani, 1988, p. 111.
Puebla, AGN, Ayuntamientos, vol. 203; Civil, vol. 1502, exp 5; Indios, vol. 83, f. 143, Zacatlán. INAH, Centro
de Documentación, ArchivoJudicial de Puebla, rollos 46, 47, Huejotzingo, Tepeaca, Tehuacán; Tecali, rollos 4, 5.
Tabasco, AGN, Bienes de Comunidad, vol. 2, ff. 43-56, 99.
San Luis Potosí, AGN, Propios y Arilitrios, vol. 9, f. 304 y vol. 32.
LA REFORMA MUNICIPAL YEL GOBIERNO DE LOS PUEBLOS 23

comunales y reducir los gastos. Los reglamentos empezaban con una


descripción de la milpa comunal, los ranchos, el ganado, los solares,
los réditos recibidos por préstamos a hacendados, el producto de
molinos, los hornos de cal, la venta de pulque y los terrenos arrenda-
dos que se consideraban como bienes de comunidad. 11
Una vez determinado el total del ingreso, los reglamentos anun-
ciaban que era necesario reducir las erogaciones porque

la mente de su Majestad ... se dirige a que los gastos que se hagan de


bienes de comunidad, principalmente en funciones de iglesia, se eco-
nomicen en cuanto sea posible para que con los ahorros se forme un
dote o caudal suficiente a precaver las necesidades públicas que sue-
len provenir de años estériles.

Después de esta frase los reglamentos precisaban cuáles gastos


quedaban suprimidos: las comidas para miembros del cabildo indí-
gena, los gastos del gobernador y alcaldes cuando recolectaban el
tributo, la contribución al alcalde mayor para la entrega de varas a
los oficiales de república, los derechos del párroco para celebracio-
nes de Semana Santa, la comida comunal para los que ayudaban en
la cosecha, el alquiler de túnicas para las procesiones de Jueves San-
to. Se reducían fondos destinados a la cera de las velas, a las misas,
los sermones, los fuegos pirotécnicos, el incienso y las flores. En pue-
blos donde ya había un maestro de escuela, se autorizaba continuar
pagando su salario de la caja; y si no había un preceptor y los cauda-
les eran suficientes, se establecía una escuela con dinero comunal.
Se advertía al final que
los demás gastos que se ofrezcan erogar en reparos materiales de la
iglesia, ornamentos y cualesquiera otros ... no se ejecutarán por el go-
bernador sin consultar primero la justicia mayor del partido para que
éste los represente al Excelentísimo Señor Virrey.

Centralizar en la capital del virreinato las decisiones sobre la


manera en la cual los indios podrían gastar sus fondos de comuni-

11 Este análisis se basa en los reglamentos de Apasco (1776), Huejotzingo (1773),


Tecali, Tepetlaostoc y Cutzio (1777). Vázquez, 1940, pp. 336-342. INAH, Centro de Do-
cumentación, Archivo judicial de Puebla, rollo 46; Tecali, rollo 4, exps. 135 y 136. AGN,
Archivo Histórico de Hacienda, vol. 1111, exp. 19. Terán, 1995, Apéndice 3, pp. 465467.
24 PUEBWS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COWNIAL

dad y si podrían o no utilizar el dinero sobrante, eran característi-


cas de los reglamentos.
El documento terminaba con disposiciones referentes a la ad-
ministración de los bienes de comunidad. Se prohibía que los go-
bernantes de república manejaran "por sí solos las cosechas que se
hagan de comunidad, sino que presenciándolas el alcalde mayor...
de suerte que el gobernador ni alcaldes no han de poder disponer
de estos productos a su arbitrio como lo han hecho hasta aquí".
Tampoco podrían usar dinero de la caja para sufragar los gastos re-
lacionados con el cobro del tributo. Se recordaba la prohibición de
enajenar o vender tierras comunitarias. Por otra parte, se ordenaba
arrendar terrenos sobrantes, presentar las cuentas anuales, guardar
los fondos en un arca de tres llaves, exigir a cada tributario el pro-
ducto de la labranza de diez brazas de tierra comunal o, si no había
terrenos comunitarios disponibles, contribuir a la caja con un real y
medio anual. Finalmente, cuando muriera un tributario sin herede-
ros su parcela volvería a formar parte de los bienes de comunidad y
no podría dejarla para una capellanía u obra pía. El nuevo regla-
mento fue leído en voz alta en "cabildo abierto".
El "suplemento" del reglamento era un documento abreviado
que contenía las disposiciones finales sobre el manejo de los bienes
comunes, pero no incluía una lista detallada de los bienes de comu-
nidad de cada pueblo ni de los gastos permitidos. Se expedía para
toda una jurisdicción sin tratar individualmente a cada pueblo; se
permitían erogaciones para dos fiestas religiosas y nada más. Hasta
1783 seguía haciéndose referencia a las Reales Instrucciones dadas
al visitador Gálvez en 1765 como justificación para la formulación
de los reglamentos y suplementos de los bienes de comunidad. 12
Como resultado de los reglamentos de Gallarreta los pueblos
sólo podían gastar 50% o menos de sus caudales y el dinero sobran-
te debía enviarse a la cabecera de cada jurisdicción donde se acu-
mularía año con año.

12 Un ejemplo de "Suplemento" para Huayacocotla, Puebla, 30 de julio de

1781 en AMA, exp. 720. Suplemento para algunos pueblos de Texcoco, mayo de
1783 y para Tecali, 1783. Gamio, 1979, vol. 3, pp. 505-506; INAH, Centro de Docu-
mentación, Tecali, rollo 5, doc. 6. El fiscal José Antonio de Areche en el Reglamen-
to para la villa de españoles de León criticaba "los indebidos gastos". INAH, Centro
de Documentación, León, rollo 21, 18 de abril de 1776.
lA REFORMA MUNICIPAL YEL GOBIERNO DE LOS PUEBLOS 25

La Ordenanza de Intendentes de 1786 no inauguró una nueva


administración de los bienes de comunidad, sino que incorporó en
los artículos 28 a 35, 41, 44 a 47 y 53 las principales medidas que ya
estaban vigentes desde los años setenta para el manejo de las finan-
zas. Como en tiempos de Gálvez, el objeto de la Ordenanza era
"arreglar uniformemente el gobierno, manejo y distribución de to-
dos los propios y arbitrios de las ciudades y villas de españoles y de
los bienes comunes de los pueblos de indios". La Ordenanza extendió
para todo el virreinato, incluyendo las intendencias de Guadalaja-
ra, Durango, Zacatecas y Yucatán, los trámites e informes financie-
ros relacionados con los municipios. Ordenaba la formulación de
nuevos reglamentos para ciudades, villas y pueblos de indios para
remplazar los "reglamentos antiguos", esto es, los emitidos por el con-
tador Gallarreta. También, como consecuencia de la creación de
los puestos de intendentes y el establecimiento de la junta Superior
de Real Hacienda, se disminuía la preponderancia de la Contadu-
ría de Propios en el diseño e instrumentación de las reformas fiscales
en las poblaciones. 13 Por una parte el intendente -y no el contador
de Propios-, era responsable de llevar a cabo las medidas financieras
en las ciudades y pueblos de su territorio, y por otra, la Junta Supe-
rior de Hacienda -y no sólo el contador y el virrey- era la autoridad
máxima y única para ftjar las que correspondían a los municipios.
El contador ocupaba una posición intermedia entre la Junta Supe-
rior y los intendentes; informaba a la junta sobre las finanzas de las
ciudades, villas y pueblos, y ejecutaba, por medio de los intendentes,
las decisiones de la Junta. De hecho, debido a la experiencia y capa-
cidad de los contadores que actuaban de 1784 a 1820, la Contaduría
de Propios y Arbitrios seguía desempeñando un papel importante.
Antonio Pineiro ocupó el puesto de 1784 a 1795 y Manuel Saviñón
de 1795 a 1818.
Una real cédula del 14 de septiembre de 1788 concedía a la
Audiencia la facultad de aprobar la manera de invertir el dinero

13 Sobre los intendentes y lajunta Superior de Hacienda, artículos 1-12. Bele-

ña, 1981, vol. 2, pp. 1-XIX. Los miembros de la Junta Superior de Hacienda fueron
el virrey, el fiscal de la Real de Hacienda, el ministro más antiguo del Tribunal de
Cuentas, el ministro más antiguo de la Tesorería y, cuando se trataba asuntos rela-
cionados con los municipios de españoles o los pueblos de indios, el contador de
Propios, Arbitrios y Bienes de Comunidad.
26 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

sobrante de los municipios. 14 En lo demás, lajunta Superior de


Real Hacienda, según el artículo 4, se cuidaba "privativamente ...
con absoluta inhibición de todos mis tribunales ... de los propios,
arbitrios y bienes de comunidad de los pueblos". Cuando dictami-
naba sobre asuntos de los municipios se llamaba "Junta Superior
de Propios".
Durante el gobierno del virrey Revillagigedo comenzaron a
expedirse reglamentos para los pueblos de indios según lo dicta-
do en los artículos 33 y 34 de la Ordenanza de Intendentes. Estos
documentos se llamaban "Reglamentos interinos" y debían enviar-
se para la aprobación del rey en España. El mismo artículo especi-
ficaba que mientras el monarca diera el veredicto "se observe en
todas sus partes". La intendencia de Guadalajara fue la primera
que los formó. Su intendente,Jacobo Ugarte y Loyola conocía los
reglamentos de Gallarreta porque había sido corregidor de Puebla,
entidad que incluía a varios pueblos que cumplían con dichos orde-
namientos desde 1783. 15 En 1791y1792 Ugarte y Loyola expidió algu-
nos reglamentos para pueblos de las subdelegaciones de Tequila,
Etzatlán, Ahuacatlán, La Barca y Lagos. 16 Ninguna otra intendencia
tuvo reglamentos interinos hasta 1796 cuando, durante el régimen
del virrey Branciforte, el contador Manuel Saviñón envió una "Ins-
trucción" y un "Formulario" a los intendentes para que sirvieran de

14 &al Ordenanza, 1984, p. LV.


15 AGN,Indios, vol. 75, ff. 22-23; Historia, vol. 495, ff. 65-68. En 1796 se enviaron
al rey los reglamentos de Teocaltiche y Almecatlán, Guadalajara. Rodríguez Gar-
cía, 1985, pp. 311, 332. AGN, &ates Cédulas Originales, vol. 163, exp. 78, f. 123. En
1805 el contador Saviñón informó que el rey había aprobado solamente los regla-
mentos para los pueblos de Tequila, Guachinango y Tecpatitlán en Guadalajara.
AGN, Consolidación, vol. 10. f. 392v.
16 Ugarte empezó a fungir como intendente a principios de 1791. Uno de sus
primeros actos -5 de abril de 1791-, fue mandar averiguar sobre las tierras comuna-
les de los pueblos. Solano, 1991, p. 505. Se reproduce parte de los reglamentos de
Lagos, intendencia de Guadalajara, en Colección de acuerdos, 1868, vol. 2, pp. 307-321.
Superior Orden de Revillagigedo, 24 de diciembre de 1790. AGN, Bienes de Comuni-
dad, vol. 2, f. 259. Revillagigedo informó en 1794 que sólo el intendente de Durango
había remitido los reglamentos de los fondos de comunidad; sin embargo los regla-
mentos enviados a México eran para las poblaciones de españoles de Chihuahua,
Nombre de Dios, San Felipe y Durango, no para pueblos de indios. De hecho, en
1805 el contador Saviñón informó que Durango era una de las intendencias que no
habían promulgado reglamentos de los bienes de comunidad. Revillagigedo, 1966, p.
155, párrafo 170. AGN, Propi,os y Arllitrios, vol. 26, ff. 1-40; Consolidación, vol. 1O, f. 392v.
lA REFORMA MUNICIPAL YEL GOBIERNO DE LOS PUEBLOS 27

CUADRO 2
Reglamentos interinos según la Ordenanza de Intendentes
para los pueblos de indios de Nueva España, 1791-1809

Número
depuebws Fecha
con regla- de regla-
Intendencia* mentos mentos Fuenre

Guadalajara 236 1791-1799 Colecciún de acuerdos, 1868, vol. 2, pp. 302-310.


Se encuentra una colección de los regla-
mentos de Guadalajara en Sevilla, AGI, In-
diferente, 106, 1699, México, 1436, 1437,
Guadalajara, 306, 358, 360. Serrera, 1977,
pp. 340-342.
Guanajuato: 1O 1797-1801 En 1788 el intendente Andrés Amat y Tor-
Pueblos de León tosa elaboró "Reglamentos" pero sólo mos-
y San Luis de la traban ingresos sin señalar gastos. AGN, In-
Paz dios, vol. 83, ff. 102-151.
Yucatán 224 1797 Se encuentran los Reglamentos en AGN,
Intendentes, vol. 21, exp. 9; Indios, vol. 83,
ff. 150-190.
Michoacán 249 1797 Se encuentran Reglamentos de las subde-
(faltan los tres legaciones de Motines, Uruapan,Jiquilpan,
pueblos de Tlazazalca, Zamora, Tlalpujahua, Tare-
Charo y dos de tan, Erongarícuaro, Cocupao, Tiripetío,
Santa Fe) Angamacutiro, AGN, Propios y Arbitrios, en
vol. 34. Se encuentra la colección de los
Reglamentos de Michoacán en Sevilla en
AGI, Indiferenre General, leg. 106, ff. 492-503,
Audiencia de México, leg. 1453. Terán, 1995,
p. 77.
Zacatecas 36 1802 AGN, Indios, vol. 83, ff. 212-237.
(faltan cuatro
pueblos de la
ciudad de Za-
catecas)
San Luis 42 1805 Evidencia indirecta sobre la existencia de
Potosí Posible- Reglamentos en AGN, Propios y Arbitrios,
mente vol. 31, ff. 3-3v, 128; vol. 32, ff. 22-22v.
México 1132 1806-1809 AGN, Indios, vols. 74, 76, 78, 79, 80; Tierras,
(faltan vol. 3569, exp. 9, mención de que hay
Toluca 25, Reglamentos para las parcialidades en
Coyoacán 13, Indios, vol. 100, f. 715, 24 de marzo de
Cuernavaca 75) 1807.
Total 1929
* El 1Ode septiembre de 1811 se aprobaron reglamentos para los pueblos de Tabasco. AGN, Propios y
Arbitrios, vol. 16, f. 481.
28 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

guía.17 Como resultado se promulgaron reglamentos para los pueblos


indios en las intendencias de Guadalajara (para las demás poblacio-
nes), fucatán, Michoacán y Guanajuato. En 1802 se expidieron en
Zacatecas; en 1805, probablemente, en San Luis Potosí y entre 1806
y 1809 en la intendencia de México.
En total 1 929 pueblos en siete intendencias recibieron regla-
mentos interinos. Todos llevaban un párrafo inicial referente al pa-
ternal amor del rey hacia los indios y la necesidad de arreglar la
administración de los fondos comunales para que con el ahorro se
pudiera socorrer a los pueblos en tiempos de hambre y enfermedad.
Al final se presentaban, en varios artículos enumerados, las mismas
advertencias-llamadas "Prevenciones"-incluidas en los reglamentos
de Gallarreta sobre el manejo de los bienes de comunidad. Algunas
ideas nuevas se referían a que las tres llaves de la caja estarían en ma-
nos del subdelegado, gobernador indio y regidor indígena más anti-
guo, quitando así al sacerdote una de las llaves. En el arca se debían
guardar los documentos sobre la posesión de las tierras comunales.
Se estipulaba que el dinero sobrante sería atesorado en la ciudad ca-
pital de cada intendencia y no en la cabecera de la subdelegación.
Los oficiales de república recibían como salario 1 % del tributo que
recolectaban. Se debían promover las escuelas de doctrina cristiana,
lectura, escritura y cuentas. Para ello el subdelegado nombraría a los
maestros, siempre con la aprobación del sacerdote.
Los reglamentos de las intendencias de Guadalajara, Michoacán,
Zacatecas y Guanajuato empezaban todos con la frase: "Deseando el
paternal amor del rey proporcionar el beneficio y felicidad ... "; los
de fucatán comenzaban: "El corazón del rey, lleno de sentimientos
paternales... "; los que regían a más de 1000 pueblos de la intenden-
cia de México: "Siendo constante el general desorden con que se
han manejado por mucho tiempo los recomendables fondos de
bienes de comunidades... ". En el prólogo de todos los reglamentos
de las intendencias se recalcaba que el objetivo del fondo era para
ayudar en tiempos de enfermedad y hambre.

17 Se menciona el papel del Contador de Propios en la preparación del mode-


lo para los reglamentos y las cuentas de los pueblos en el artículo 41 de la Orde-
nanza de Intendentes. AGN, Propios y Arbitrios, vol. 34, ff. 1-10; Intendencias, vol. 21,
exp. 9, ff. 1-4; Indios, vol. 53, exp. 4; vol. 83, ff. 152-161; Consolidación, vol. 10, f. 393;
Bienes de Comunidad, vol. 2, ff. 394-396.
lA REFORMA MUNICIPAL YEL GOBIERNO DE LOS PUEBLOS 29

Los reglamentos de la subdelegación de Malinalco ejemplifica-


ban los puntos importantes comprendidos en 16 "Prevenciones" al
final del documento. is
El primero ordenaba incluir como bienes de comunidad todos
los terrenos posibles, tratando de adjudicar o recuperar como comu-
nales tierras usadas por el ganado de las cofradías. Indicaba que se
podría repartir a los indios tierras comunitarias que sobraban.
El segundo se refería al procedimiento para arrendar tierras co-
munales, por periodos de cinco años o menos, y recomendaba que
se preferiera el arrendamiento por indios.
El tercero incitaba al subdelegado a descubrir tierras "ocultas
que pueden tocar al común" y añadirlas al fondo comunitario para
"atender a las escuelas de primeras letras con utilidad a la juven-
tud".
El artículo 4 versaba sobre la recolección del real y medio según
mandatos del 3 de enero de 1800 y el 16 de septiembre de 1803.
El 5, 6 y 7 instruían acerca de la manera de guardar los fondos
en el arca de comunidad.
El 8 prohibía prestar dinero comunal con réditos o entregarlo a
cofradías u obras pías.
El 9 indicaba que en caso de que muriese un indio sin herede-
ros su tierra se añadiría a los bienes de comunidad.
El 1O prohibía pagar a los gobernadores con el dinero comunal,
ya que recibían 1% del tributo recolectado.
El 11 y el 12 recordaban que el subdelegado recibiría 15% del
aumento que se lograra agregar a los bienes de comunidad.
El 13 destacaba la importancia de presentar las cuentas anuales
con "total sujeción al formulario".
El 14 hacía hincapié en la tarea de establecer escuelas "para que
los indios aprendan la doctrina cristiana, a leer y escribir en el idio-
ma castellano". Si no había suficiente dinero para pagar al maestro,
los padres debían sostener al preceptor con "lo que les toque [dar]

18 La demora en expedir los reglamentos en la intendencia de México se de-

bió a un conflicto de jurisdicción entre la Contaduría de Propios y Arbitrios y la


Tesorería General de Ejército y Real Hacienda. Resuelto en 1805 en favor de la Te-
sorería, se comenzaron a elaborar los reglamentos, proceso que duró de 1806 a
1809. Por ser los últimos reglamentos formulados, es probable que se tomara en
cuenta la experiencia de otras intendencias, como los de Michoacán y Guadalaja-
ra. AGN, Consolidación, vol. 10, f. 393; Indios, vol. 78, ff. 43-84, 1807.
30 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

en cada dominica, después de la misa". Si aumentaban los bienes


comunales, se debía usar el dinero para el "salario del maestro de
escuela [o] la concesión de alguna fiesta votiva".
El 16 decía que las elecciones del gobernador indio debían lle-
varse a cabo en enero y no en mayo. A primera vista los reglamentos
de todas las intendencias por su formato y lenguaje eran muy pare-
cidos, pero en realidad cada uno contenía información específica
sobre cada pueblo y, a veces, observaciones acerca de la situación
peculiar de las diferentes subdelegaciones.
En las intendencias de Puebla, Oaxaca y Veracruz, y en Tlaxcala
no se promulgaron reglamentos interinos. Estos lugares seguían utili-
zando los expedidos por Gallarreta para aproximadamente 1 000
pueblos. Si se suman los que tenían cualquiera de los dos tipos de
reglamentos (de Gallarreta o de interinos) el total era de casi 3 000
pueblos en 10 intendencias, cuyos ingresos y gastos estaban fiscali-
zados según lo dispuesto por el gobierno. En jurisdicciones sin re-
glamentos, los subdelegados organizaban las finanzas de los
pueblos de conformidad con los criterios establecidos en el resto
de su intendencia. Tal vez las únicas excepciones fueron los pobla-
dos en las jurisdicciones de Coyoacán, Cuernavaca, Toluca, Charo,
Tuxtla, Cuatro Villas y Xalapa del Marqués, pertenecientes al Mar-
quesado del Valle. Estos lugares no tuvieron que someter sus finan-
zas a los contadores, sino al oidor de la Audiencia que administraba
dichos territorios.
Por medio de las cuentas entregadas en cada intendencia, sabe-
mos que en pueblos de indios situados tan al norte como el de Hue-
jotitán en Durango y tan al sur como Huatulco, Oaxaca, se seguía el
mismo método financiero. 19 Dentro de un área geográfica de 1 200
kilómetros de norte a sur y de Veracruz hasta la costa del Pacífico
había aproximadamente 4 000 pueblos indígenas sujetos al mismo
sistema de cargo, data y sobrante: casi 3 000 con reglamentos interi-
nos o de Gallarreta y aproximadamente 1000, principalmente en Oa-
xaca y Puebla que aunque sin dichos ordenamientos, también
enviaban sus estados financieros a los contadores de las intendencias.

19 Huejotitán, subdelegación de Ciénaga de los Olivos (actual estado de Chi-

huahua). AHED, Agricultura y Fomento, cajón 14, exp. 5, 1795. AGN, Propios y Arbitrios,
vol. 23, ff. 69-73, 1799.
lA REFORMA MUNICIPAL YEL GOBIERNO DE LOS PUEBLOS 31

Ciertamente se efectuó la reforma municipal con mayor inten-


sidad y cobertura en Michoacán y Yucatán, pero también en Guada-
lajara, Guanajuato, Zacatecas, San Luis Potosí y México casi todos
los pueblos recibieron reglamentos. En esas intendencias y en Pue-
bla, Oaxaca, Veracruz y en Chiapas (a partir de 1792), y en Durango
(a partir de 1794), las poblaciones indígenas, con o sin reglamen-
tos, ya presentaban sus cuentas anuales al intendente según los cri-
terios promulgados desde la década de los setenta.
La ley española de 1760 sobre la reforma municipal tenía como
objetivo organizar las finanzas de manera que en la Contaduría de
Madrid fuera posible "que conste y pueda dar noticia... del estado
de todos y cada uno de los propios y arbitrios del reino". En la Nue-
va España se logró cumplir con este objetivo. En un momento dado
los contadores de todas las intendencias podían informar con pre-
cisión sobre cada uno de los pueblos de indios de su jurisdicción: la
cantidad del ingreso, gasto y sobrante anual y la suma de dinero
acumulado como excedente en las cajas reales.

EL GOBIERNO POLÍTICO DEL PUEBLO, "LA REPÚBLICA"

Al finalizar el siglo XVIII se definía un pueblo de indios como una en-


tidad corporativa, reconocida legalmente, donde vivían 80 tributarios
o más (aproximadamente 360 habitantes indios) según el padrón de
tributarios, y donde había una iglesia consagrada, gobernantes in-
dígenas electos anualmente y una dotación de tierra inenajenable.
En 1803 había 4 081 pueblos de indios en las doce intendencias
del virreinato de Nueva España, más 107 poblados en Chiapas, lo que
da un total de 4 188. Probablemente alrededor de 40% de estos pue-
blos fue establecido durante el siglo XVI. Los fundados en el altiplano
central se ubicaron en el espacio geográfico que en tiempos prehis-
pánicos ocupaba una entidad política-territorial llamada altepetl, el
cual tenía un gobernante señorial hereditario. 2ºVarios de los pueblos

2º En el territorio del altepetlhabía varios agrupamientos más pequeños llama-

dos calpulli o t/axi/Q,calli. Gibson, 1964, p. 267. García Martínez, 1987, pp. 21-23, 78.
Durante los siglos XVI, XVII y XVIII, los documentos en náhuatl se referían al pueblo
con la palabra "altepetl". Lockhart, 1992, pp. 14-16. Recibos en náhuatl de Ameca-
meca, 1772. AHAM, Caja 1781. De los 75 pueblos de la jurisdicción de Cuemavaca en
1808, 48% fue fundado en el siglo XVI. Haskett, 1991, pp. 204-205. Entre los pueblos
32 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

importantes de una región recibían la designación de pueblo cabece-


ra y los poblados pequeños aledaños, de pueblos sujetos. Durante el
siglo XVIII solía emplearse esta distinción especialmente para la admi-
nistración eclesiástica de las parroquias, pero durante las últimas dé-
cadas del mismo se mencionaban poco estos términos para la ·
administración civil y financiera. La Ordenanza de Intendentes sólo
se refería al "pueblo cabecera de partido", para indicar el pueblo, vi-
lla o ciudad de cada subdelegación que servía como capital de la ju-
risdicción. Los reglamentos interinos no autorizaban gastos o
servicios personales de los pueblos pequeños a los poblados grandes
y la Contaduría de Propios trataba a cada pueblo por separado.

CUADRO 3
Pueblos de indios en Nueva España, 1803

Intendencia Número de pueb/,os

México 1245
Oaxaca (1790) 873
Puebla 703
Michoacán 254
Guadalajara 240
Yucatán 224
Veracruz 147
San Luis Potosí 42
Zacatecas 40
GuanajÚato 39
Durango 42 *
Sonora 50
Tlaxcala 111
Bolaños 4
Nayarit-Colotlán 24
Tabasco 43
Total 4081

*Aproximadamente.
Fuente: Véase "Estadísticas regionales" en el capítulo IV.

de indios había nueve ciudades de indios, siete del siglo XVI (Cholula, Tlaxcala, Pátz-
cuaro, Xochimilco, Huejotzingo, Texcoco y Tepeaca) y dos del siglo xvn (Tehuacán
y Lerma). Gerhard, 1986, pp. 118, 146, 174, 253, 270, 288, 322, 336, 359.
lA REFORMA MUNICIPAL YEL GOBIERNO DE LOS PUEBLOS 33

Los "pueblos" -designación reservada para asentamientos de in-


dios-, junto con las "ciudades", "villas" y "reales de minas" de espa-
ñoles, fueron las unidades básicas de la división territorial y de la
administración política de todo el virreinato. Otros lugares como
ranchos, cuadrillas, congregaciones y haciendas no tenían represen-
tividad política como corporaciones, aunque a veces contaban con
gran número de habitantes. Por otra parte, al final del siglo XVIII va-
rios pueblos de indios no alcanzaban una población de 80 tributa-
rios, sino menos; algunos sólo llegaban a unos 50 habitantes. 21
El pueblo de indios contenía una parte urbana, con plaza, iglesia,
casa cural y las viviendas de los moradores. A menudo había una casa
de comunidad que era la sede del gobierno indio; en las cabeceras
de la jurisdicción (alcaldía mayor y después de 1786, subdelegación)
y en poblados importantes, se encontraban las casas reales que habi-
taban los funcionarios españoles, la cárcel y el mercado. Además de
la parte céntrica, los pueblos solían poseer terrenos dedicados a la
agricultura y la ganadería. La dotación mínima de tierra para los
pueblos sujetos a la Audiencia de México era de un kilómetro cua-
drado (600 varas medidas por los cuatro puntos cardinales desde la
iglesia). En el territorio correspondiente a la Audiencia de Guadala-
jara y partes de San Luis Potosí la dotación mínima era de 17.5 kiló-
metros cuadrados (una legua cuadrada) . 22 Estas concesiones de
terrenos se llamaban "tierras por razón de pueblo" y al final del siglo
XVIII, se usó el término de "fundo legal" para designarlos.
Generalmente la casa de comunidad estaba en una calle cerca-
na a la plaza. Ahí se reunía el cuerpo gobernante del pueblo, concr
cido como "república". Ocasionalmente se le llamaba cabildo o
ayuntamiento. Sus miembros eran el gobernador, dos alcaldes, de
uno a cuatro regidores, alguacil y escribano. Los pueblos pequeños
sólo tenían un alcalde, un regidor y el escribano. Las funciones de
la república se ejercían principalmente en tres ramos: jurídico, ad-
ministrativo y financiero.
Los habitantes de los pueblos se referían a sí mismos como los "hi-
jos del pueblo" o "naturales". Estos términos ponían énfasis en el lu-

21 Chevalier, 1989, p. 435. Lira, 1987, p. 56. García Martínez, 1987, p. 21. De

los 148 pueblos de indios asentados en la subdelegación de Meztitlán, intendencia


de México, siete tenían alrededor de 20 habitantes (seis tributarios del real y me-
dio) en 1808. AGN, Indios, vol. 78, ff. 233-258.
22 Solano, 1991, pp. 85, 310. Montejano, 1989, p. 83.
34 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONW,

ILUSTRACIÓN 1
Comparación del tamaño del fundo legal de los pueblos
de indios en Nueva España con el de los pueblos en Nueva Galicia

¡
4.18 km

l
• Casco del pueblo

m Fundo legal de Nueva España


1km2 =1200 varas cuadradas (1 vara= 0.836 metros)

11 Fundo legal de Nueva Galicia


2
17.5 km = l legua cuadrada (l legua= 5 000 varas= 4.18 km).
El fundo legal de Nueva Galicia era casi 18 veces más grande que el fundo
legal de Nueva España.

gar de origen y no en la raza de la persona. Las autoridades españolas


les decían "indios". Cuando se hablaba de todos los moradores como
un grupo se decía "el común" del pueblo. Durante la Colonia no se
usaba la palabra "comunidad" para referirse a la agrupación de indios
en un pueblo. Más bien, el término "comunidad" significaba el régi-
men económico del pueblo o el patrimonio colectivo, esto es, los "bie-
nes de comunidad" y los fondos de la "caja de comunidad". 23

23 Los gobernantes indios de San Juan de los Llanos, Puebla, en 1794 usaban

el término "republicanos". INAH , Centro de Documentación , Archivo judicial de Pue-


bla, rollo 47, exp. l. En 1800 los indígenas de Malpaís, Durango, escribieron: "La
república y republicanos de este pueblo". AHED, Correspondencia, rollo 80, carta del
escribano de San Francisco de Malpaís, 4 de agosto de 1800. El gobernador y el es-
cribano de Uruapan escribieron "por sí y demás indios republicanos, común y na-
turales" en 1809. Terán, 1995, p.140, nota 56; también las autoridades indias de
Chiautla, Puebla, en 1804. AGN, Civil, vol. 1502, exp. 8. En 1819 en la subdelega-
ción de Villa Alta, Oaxaca, los indios escribieron: "Nosotros los republicanos del
pueblo de Temasalapa". A,JEO, Villa Alta, Civil, exp. 1060. Lockhart anota que des-
LA REFORMA MUNICIPAL YEL GOBIERNO DE LOS PUEBLOS 35

Los gobernantes indígenas de las repúblicas eran relevados cada


año por medio de elecciones que se llevaban a cabo en los pueblos.
Al llegar a las últimas décadas del siglo XVIII estos procedimientos
de votación estaban bien arraigados, ya que en el virreinato duran-
te dos siglos se habían realizado elecciones anuales en más de mil
pueblos de indios.José Miranda expresó que: "No cabe descubrir
en la Nueva España otra manifestación de verdadera democracia
que la elección del cabildo en algunos pueblos indígenas por todos
los vecinos ... nobles y macehuales". 24
Generalmente se elegían por votación de los electores, aunque
había otros procedimientos. En poblaciones indias importantes co-
mo Querétaro, Texcoco, Huejotzingo, Tlaxcala y Xochimilco los ca-

pués de 1650 se usa la palabra "república" más que cabildo. Lockhart, 1992, p. 48.
Como excepción a lo dicho por Lockhart hemos encontrado el uso de "cabildo" y
"ayuntamiento" por los pueblos de las Cuatro Villas en el Marquesado del Valle de
Oaxaca. AGN, Hospital de Jesús, vol. 11 O, exp. 4, 1794. En la legislación indiana "nun-
ca se confunde pueblo o república como orden social y político de los indígenas,
con comunidad, que es precisamente el orden económico de sus bienes; en gene-
ral y en particular de sus cajas o recursos monetarios". Lira, 1987, p. 416.
Varios documentos ilustran el uso de estos términos. El recibo del maestro de
Tlatlauquitepec, San Juan de los Llanos, Puebla, 1784, anotaba el pago de cien pesos
anuales "por la enseñanza y doctrina de los niños párvulos que cada hijo en su casa
tenga". En Etla, Oaxaca, 1794, no se sostenía la escuela con dinero de la caja de co-
munidad sino la "satisface el común de cada pasaje donde están radicados por un in-
memorial costumbre". Se anotó en Pesuapan, Tetela del Río que: "La Comunidad
no paga Salario alguno al maestro de escuela porque los padres de los niños que van
a ella lo satisfacen". El gobernador y la república de Santiago Miltepec, Toluca, 1780,
"dijeron que su pueblo por ser chico jamás ha tenido comunidades por no haber tie-
rras donde formarlas". AGN, Propios y Arbitrios, vol. 8, f. 244; Hospital de jesús, vol. 110,
exp. 4; vol. 309, f. 10; Archivo Histórico de Hacienda, vol. 396, exp. 3. Los oficiales de
San Pedro Tecomatlán, Puebla, explicaron sobre las cuentas anuales, 1785: "Se gas-
taron en raciones de vaqueros, maestro de escuela y menesteres de nuestra comuni-
dad". En San Francisco Tenancingo, Malinalco, 1793: "Los padres pagan sin que de
la comunidad extraiga cosa alguna [y] pagan los padres por no tener la comunidad
suficientes fondos para soportarlo". La república de la ciudad de Tehuacán explicó
en 1789 que tenía permiso desde 1677 de "invertir sus comunidades en los gastos de
la ciudad". El reglamento interino de Texcoco en 1808 se refirió al "libro de la co-
munidad de cada pueblo". AGN, Indios, vol. 75, f. 44; vol. 80, exp. 5. INAH, Centro de
Documentación, Archivo judicial de Puebla, rollo 47, exp. 5. Molina Ruiz, 1983, p. 32.
24 Miranda, 1978, pp. 133-134. Calculamos que 1500 pueblos habían realizado

elecciones desde 1600; aproximadamente 600 pueblos en México, 100 en Michoa-


cán, 90 en Yucatán, 280 en Puebla y 350 en Oaxaca. Muchos de los más antiguos y
más grandes, habían llevado a cabo elecciones durante más de 250 años. Carece-
mos de datos sobre Nueva Galicia y el norte. La extensión territorial del reino de
Nueva España era más grande que Francia.
36 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COWNIAL

ciques y principales eran quienes elegían, a menudo acompañados


por los ancianos y oficiales pasados de república. A veces había un
número específico, como los sesenta electores de Cholula -seis de
cada barrio-; en Etla, Oaxaca los 113 electores eran 16% del núme-
ro de tributarios; los 45 principales en Otumba -8% de los hombres
adultos-, y en los pueblos de Yucatán también los principales eran
los electores. En otros casos, eran los tributarios sin deudas y que
poseyeran "casa poblada"; en este sentido se incluía a casi todos los
hombres del pueblo, como parece que ocurría en Michoacán, Valle
del Maíz (San Luis Potosí) y Tlapa. 25 En Querétaro los 45 electores
votaban por uno de los caciques en la terna presentada para cada
puesto. El pueblo de Yahualica contaba en 1790 con aproximada-
mente 190 electores, casi 40% de los tributarios, quienes votaban
en secreto. A menudo los gobernantes salientes y los pasados pro-
ponían los candidatos. En Tlapa los nominados requerían la apro-
bación del sacerdote.26
Los descendientes de los indios nobles del siglo XVI también
ocuparon el puesto de gobernador. En Yucatán, por ejemplo, el
cargo era vitalicio; en Toluca y Xochimilco duraba varios años; en
Autopan, Toluca, se repetía esporádicamente, y en Tlaltelulco, To-
luca, se cambiaba cada año. 27 El cacique de Zimatlán, Oaxaca, To-
más de Córdoba, escribió al rey en 1768 pidiendo que se ordenara
que "siempre las varas de gobernador sean para caciques y los alcal-
des y más oficios de república a los plebeyos". 28 Los alcaldes de los
pueblos cerca de Tecali, Puebla, no estaban de acuerdo con la prác-

25 González Hermosillo, 1992, pp. 5-9. Farriss, 1984, p. 236. Escobar, 1994, pp.

14-15. García Martínez, 1987, pp. 99-100. Carmagnani 1988, p. 192. Recopilación, li-
bro IV, título XIX, ley 11. Taylor, 1976, p. 164. Montejano, 1989, p. 66. Dehouve,
1990, p. 167. AGN, Ayuntamiento, vol. 207, último expediente. En Nochistlán, Oaxa-
ca, los electores eran los ancianos. Bergoza, 1984, p. 52. Haskett, 1991, p. 30. Chan-
ce, 1989, p. 135. Resultados de la votación del pueblo de Santiago Cuencamé,
Durango, en 1814 en Favela González, 1998 pp. 57-58.
26 INAH, Centro de Documentación, QJ.terétaro, rollo 23. Dehouve, 1990, p. 167.
Para Yahualica se calcula que el número de electores era de 190, tomando como
base los 176 llevados por el sacerdote para votar en la iglesia (de lo cual se quejaba
la república) y 14 que eran los gobernantes indios y pasados. Se calcula que en
1790 había 495 tributarios, ya que en 1808 eran 586. Escobar, 1994, pp. 15, 18.
AGN, Indios, vol. 74, f. 311. Tutino, 1976, p. 186.
27 Farriss, 1984, pp. 231-236. Alanís, 1978, pp. 33-43, 182-191, 168-170.

2s Real Cédula 25 mayo 1768 en Konetzke, 1962, vol. 4, pp. 336-337.


lA REFORMA MUNICIPAL YEL GOBIERNO DE LOS PUEBLOS 37

tica de reservar el empleo de gobernador en la cabecera para los


caciques "porque estando éstos coludidos con los españoles y los de
razón, nos tratan como si fuéramos brutos sin aquel amor y caridad
con que nos deben ver". Reclamaban que "se nos pongan anual-
mente con arreglo a las leyes, gobernadores y oficiales de república
que sean indios puros como es la mente de Su Majestad, quedando
los caciques tildados e impedidos para obtener dichos empleos en
lo sucesivo". 29
Tanto los indios, como los párrocos y los funcionarios españoles
en ocasiones presentaban quejas en los tribunales sobre la repeti-
ción de algunos indígenas en los puestos de la república. También
había acusaciones respecto a la influencia indebida de personas de
otras razas en las elecciones. Estas protestas reflejaban la preponde-
rancia de las familias indígenas en algunos pueblos, como los Téllez
en Tecali, los Cortés en Otumba hasta 1790 y luego los López, los
Pacab en la subdelegación de La Sierra de Yucatán y los Serna en
Yahualica. También eran señales del intento de las autoridades civi-
les y eclesiásticas de influir en el poder local, generalmente para sa-
car provecho económico en el repartimiento de mercancías o en la
ocupación de tierras. Los indios de Texcoco (tal vez conocedores
del dicho "Europa empieza en los Pirineos") se quejaron en 1803
de la intervención del ''vecindario de españoles, europeos y ameri-
canos" en sus elecciones. 30
En otros casos las apelaciones se debían a discrepancias entre ca-
ciques y macehuales, como las 36 reclamaciones legales en la jurisdic-

29 INAH, Centro de Documentación, ArchivoJudicial de Puebla, rollo 46, 1791.


30 AGN, Indios, vol. 70, f. 282. Es dificil percatarse de la preponderancia de ciertas
familias en los gobiernos de los pueblos porque en muchos lugares los indígenas no
usaban apellidos, como en Toluca, Metepec, Malinalco y Coatepec, por ejemplo. Tu-
tino, 1976, p. 183. Escobar, 1994, pp. 17-19. Alanís, 1978, passim. AGN, Historia, vol.
500, f. 300; Indios, vol. 83, exp. 5. Terán, 1995, p. 202. Abad y Queipo criticó a las re-
públicas de Michoacán, pero posiblemente su opinióri reflejaba más su enojo con el
tradicionalismo de los indios que la situación real. "En cada pueblo hay ocho a diez
indios viejos que viven a expensas de los demás en una ociosidad absoluta y fundan-
do su autoridad sobre sus pretensiones de ilustre nacimiento y sobre una política
mañosa y que se ha hecho hereditaria de padres a hijos. Son los únicos que hablan el
español en el pueblo. Ellos quieren mantener los demás en ignorancia". Abad y
Queipo, 1994, p. 173. Las leyes prohibieron la reelección, pero en ciertas circunstan-
cias, el subdelegado podría permitirla. AGN, Indios, vol. 70, f. 266, 1803. También el
sacerdote indio, Andrés Ignacio Escalona, en 1753 se quejó de la avaricia, discordias
e iajusticias de los oficiales de república. Velasco Ceballos, 1945, p. 64.
38 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

ción de Villa Alta durante 60 años sobre los puestos en las repúblicas.
Finalmente, llegaron a un acuerdo escrito por el cual los caciques y
principales quedaban exentos de los empleos inferiores como topil y
alguacil (mismos que serían asignados a los macehuales) y debían
ocupar los de gobernador y alcalde. Se admitía la posibilidad de que
los macehuales llegaran a ser gobernadores. Los caciques de Villa Al-
ta ya estaban empobrecidos al final del siglo XVIII, mientras que al sur,
los de la región zapoteca del valle de Oaxaca seguían con una base
económica fuerte y la posesión de las tierras más productivas. 31
En otros lugares, como Chietla e Izúcar, Puebla, los gobernan-
tes de las repúblicas eran "todos del estado común, por ser muy ra-
ros los caciques'', mientras que en Tlaxcala muchos alegaban que
eran principales. Un observador los denominaba como la "imagina-
ria nobleza" que se parecía más a "las heces de su ínfimo pueblo". 32
De hecho las leyes no exigían que los gobernadores fueran caci-
ques, pero, como anotaba Charles Gibson, ciertamente este atribu-
to era una ayuda para conseguir el puesto. La legislación estipulaba
que para ocupar uno de los cargos en la república el candidato tenía
que ser indio puro de madre y padre (1642, 1687), buen cristiano,
de buena conciencia y no borracho, revoltoso o de mal vivir (1611);
no haber ocupado un puesto los tres años anteriores (1687), y prefe-
riblemente escogido entre los que hablaran el castellano (1690). 33
La Ordenanza de Intendentes hizo más hincapié en las habilidades
utilitarias que en las cualidades morales. El artículo 14 ordenaba al
subdelegado intentar influir para que los elegidos "sepan el idioma
castellano y más se distingan en las recomendables aplicaciones de
la agricultura o industria".
Al analizar los resultados de las elecciones celebradas durante
24 años esparcidos entre 1729 y 1811 en 25 pueblos de la jurisdic-
ción de Toluca, encontramos que aproximadamente 2 800 indios
ocuparon puestos en las repúblicas. 34 Una muestra de 543 indios in-

31 Chance, 1989, p. 182. Taylor, 1972, pp. 46-49, 62-66.


32 Relaciones geográficas de 1792, 1994, pp. 149, 174.
33 Gibson, 1964, p. 162. Aguirre Beltrán, 1991, p. 45. Beleña, 1981, vol. 1, pri-

mera paginación, p. 39; segunda paginación, p. 25; tercera paginación, p. 208. Re-
copilación, 1973, vol. 2, p. 202, libro IV, título X, ley 6.
34 Se publican las actas de elección de los pueblos de la jurisdicción de Toluca

correspondientes a los años de 1729, 1730, 1741, 1742, 1744, 1745, 1748, 1754,
1766, 1774, 1776, 1778, 1784, 1786, 1790, 1791, 1795, 1796, 1798, 1801, 1803,
lA REFORMA MUNICIPAL YEL GOBIERNO DE LOS PUEBLOS 39

dica que ocuparon 704 puestos; esto muestra una relación de 1.3
puestos por cada indio y se debe a que a veces una misma persona
participaba en el gobierno más de una vez. De hecho, la mayoría de
los puestos, 422, fueron ocupados por indios que nunca repitieron
como oficiales de república; en 176 empleos el ocupante había te-
nido otra participación como gobernante; en 78 puestos el oficial
había tenido dos participaciones más y en 28 empleos el ocupante
había sido gobernante en tres ocasiones. Para el año de 1803, los 25
pueblos de Toluca tenían 188 puestos en las repúblicas. El número
de indios tributarios era de 4 737. 35 Esto quiere decir que 4% de los
tributarios ocupaba un cargo en el gobierno local cada año. Duran-
te un periodo de cinco años, esto significaría que entre 15 y 20% de
los indios ocupaba algún puesto de autoridad en los pueblos. Tanto
los procedimientos de elección como el desempeño de un puesto
en el gobierno local eran actividades conocidas y experimentadas
directamente por la población indígena en el valle de Toluca.
El cargo que con mayor frecuencia fue ocupado en repetidas
ocasiones fue el de escribano y luego el de gobernador, que sólo
existía en tres lugares: Toluca, Autopan y Tlaltelulco. En los otros
22 pueblos el empleo principal era el de alcalde. Cuando una per-
sona volvía a participar en el cabildo, a menudo se situaba en una
posición de mayor importancia aunque en varios casos el segundo
puesto fue de menor jerarquía. Aun cuando los cargos de goberna-
dor, alcalde y teniente alcalde eran los más altos, no se percibe una
distinción jerárquica entre el regidor, alguacil y mayor de la cárcel,
ya que los indios ocupaban estos puestos sin obedecer a un orden
cronológico discernible. Igualmente, el topil, merino y tequitlato
eran intercambiables. No existía barrera para pasar de merino a al-
calde, aunque no era común. Lo más frecuente era que el indio
ocupara un puesto una vez en su vida, sin repetir en el cabildo.

1807, 1809, 1811. El análisis presentado en el texto podría variar si se dispusiera de


todos los años en serie, pero pensamos que las conclusiones basadas en los datos
publicados reflejan las tendencias con bastante fidelidad. Alanís, 1978, passim. En-
tre unos 40 pueblos de Cuatro Villas, Oaxaca, sólo gobernadores y escribanos en
dos pueblos de los seis con gobernadores repitieron de 1793 a 1794. Todos los al-
caldes y regidores eran diferentes. AGN, Hospital de jesús, vol. 110, exp. 3. Se calcula
que el grupo gobernante en Cuernavaca incluía entre 2 y 15% de los tributarios.
Haskett, 1985, p. 116.
35 Gerhard, 1986, p. 341.
40 PUEBWS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COWNIAL

La jurisdicción de Toluca, como otros lugares, tenía una varie-


dad de puestos en las repúblicas y éstos cambiaban de un año para
otro. No había un número de empleos ftjos y bien definidos, como
en el ayuntamiento de las poblaciones españolas. Esto se debía a
que en varios aspectos de la vida política y jurídica de los pueblos se
incorporaban prácticas basadas en costumbres prehispánicas. En
1530 el rey permitió que se conservaran las tradiciones indígenas
en tanto que no fueran contrarias a la fe cristiana. Influidos por el
humanismo y las corrientes de pensamiento sobre el derecho natu-
ral y el derecho de gente, los juristas incorporaron en las Leyes
Nuevas de 1542 el reconocimiento formal a las prácticas legales y
costumbres de la sociedad indígena. El Juzgado General de Indios,
establecido en 1592 como tribunal reservado para tratar todos los
pleitos que involucraban a los indios, aceptaba la costumbre nativa
como válida en los juicios legales. 36
Especialmente en la estructura, procedimientos y funciones de
la república de indios se incluían prácticas de la cultura indígena
que no se encontraban en los cabildos de españoles. Aunque una
real provisión de 1618 especificaba el número de alcaldes y regido-
res en los pueblos, que debían corresponder al número de habitan-
tes, no parece haberse aplicado mucho en la Nueva España, donde
los indígenas ya tenían varios años de nombrar un número más
grande de gobernantes y añadir puestos no considerados en la le-
gislación. Los pueblos de Toluca, por ejemplo, a veces elegían al to-
pil mayor, al cobrador, al juez menor, al juez mayor, al mayor de la
cárcel, al mayordomo mayor y al merino menor. Otros pueblos te-
nían un alguacil de agua y un alguacil de escuela (Coatepec), un to-
pil del común, un topil de iglesia y un gobaz (pueblos de Villa
Alta), un mesonero (Huejutla), el chinampixque, el cuidador de ran-
chos (Chicontepec), el juez de milpas (Cosamaloapa) y el maestro
de capilla (Tantoyuca). Uno de los cabildos más numerosos fue el
de Zumpango con 24 miembros: gobernador, tres alcaldes, un al-
guacil mayor, nueve regidores, ocho topiles, un mayordomo y un es-
cri bano. En Tixtla se elegía a un gobernador, dos alcaldes, dos
mayores, cuatro regidores, 22 topiles "y un jurado" (cuyos miembros
y funciones no conocemos). El gran número de regidores y topiles

36 Borah, 1983, pp. 29-35.


lA REFORMA MUNICIPAL YEL GOBIERNO DE LOS PUEBLOS 41

probablemente se debía a la tradición de incluir representantes de


diferentes barrios o parcialidades. En Tlalnepantla se nombraba a
dos gobernadores, uno para la parcialidad de otomíes y otro para
los mexicanos. En quince pueblos de Etla, Oaxaca, donde vivían za-
potecos y mixtecos, se elegía a dos alcaldes y dos regidores para re-
presentar las dos etnias, y en el cercano Cuilapan los dos grupos
alternaban cada año en los puestos de mando. La ciudad india de
Huejotzingo, Puebla, además de tener un gobernador, dos alcaldes
ordinarios, un regidor mayor y un escribano, incluía a "todos los
demás caciques y principales de este ayuntamiento", que eran 11 en
número. La república de indios en Orizaba tenía 16 regidores. 37
En Yucatán, sin importar el tamaño del pueblo, cada uno tenía
un batab, dos alcaldes, cuatro regidores y un escribano de república.
De los 85 pueblos de Villa Alta, Oaxaca, en 1785 los poblados gran-
des tenían siete puestos en el gobierno local y los pequeños dos; 36
de estos pueblos elegían gobernadores.38
Para resolver problemas se acostumbraba que la república se
reuniera con los gobernantes anteriores, llamados "pasados", y con
los ancianos. Estas juntas, muy numerosas, se efectuaban en la casa
de comunidad. Especialmente cuando las nuevas autoridades del
pueblo celebraban la recepción de las varas (bastón con puño de
plata para el gobernador y varas altas para los alcaldes), la concu-
rrencia era notable, ya que se ofrecía una comida comunal. 39
Coincidió la fundación de pueblos durante el siglo XVI, con
que se empezaran a construir casas de comunidad. En 1563 se le-
vantó una en Huauchinango, obispado de Puebla, para guardar el
arca y las pertenencias de comunidad que no cabían en la caja; es-
ta construcción servía también para alojar viajeros y prisioneros.
Para 1611 en la "Instrucción" entregada a cada jurisdicción se en-

37 Miranda, 1978, pp. 132-133. Alanís, 1978, passim. Chance, 1989, p. 139. Escobar,
1994, pp. 20-21. AGN, Indios, vol. 76, ff. 48, 166-162; vol. 79, f. 97. INAH, C'..entro de Docu-
mentación, Archivojudicial, de Puebla, rollo 46, Reglamento de bienes de. comunidad de
Huejotzingo, 1773. Carmagnani ha destacado que en los pueblos oaxaqueños se lo-
graba una convivencia pacífica entre las diferentes etnias. Carmagnani, 1988, pp. 184-
185. Konetzke, 1962, vol. 3, pp. 656-659, 749-750. Los pueblos de Zamora tenían un
"excelentísimo" entre los oficiales de república. "Estado ... de Zamora", 1944, p. 471.
38 Farriss, 1984, p. 232. AJEO, Villa Alta, Civil, exp. 414, 1784.
39 i\jofrín, 1964, vol. 2, p. 42. Haskett, 1991, p. 55. Lockhart, 1992, p. 49. Esco-
bar, 1994, p. 5. En 1807 el bastón para el gobernador de Otumba costó ocho pe-
sos. Molina Ruiz, 1983, p. 11.
42 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

cargaba a los alcaldes mayores que cuidaran la reparación de los


caminos, los puentes y las casas de comunidad. Huamelulpan en
la Mixteca Alta construyó una "sala para el común" alrededor de
1730. 4º
Durante el siglo XVIII se usaba el "tecpan o casa de comunidad",
principalmente para "las elecciones de gobernador y oficiales de
república y las juntas de ésta y de los principales o pasados para
conferenciar los asuntos ocurrentes" o "en sus casas de cabildo se
juntan los días de trabajo a disponer lo conveniente y castigar lo
mal hecho. En ellas tienen hospedaje para pasajeros y mercaderes".
En Yucatán se llamaba "Audiencia" al edificio "para la congrega-
ción diaria de administración de justicia". En Sayula, intendencia
de Guadalajara, se llamaban "casas cabildo o comunidad ... donde
tratamos todos los asuntos y juntas para consultar en ellas lo conve-
niente al gobierno político y demás ... en que se reúnen las justicias
y principales a tratar los negocios que les ocurren y cárcel". En Oa-
xaca el lugar para las elecciones fue "en las casas de su comunidad".
La casa de comunidad de Zumpahuacan (Malinalco) era de piedra,
techada de zacate; la de Nepopulco (Chalco) de tres piezas de ado-
be, cubiertas de paja; la de San Antonio Zotazingo (Chalco) era
una sala de tejamanil. Se informó en 1769 que la casa de comuni-
dad de Amecameca estaba muy maltratada, en Chalchicomula (Te-
peaca) en 1792 estaban "arruinadas" y en Huejotzingo "en ruinas".
Con dinero comunal se construyeron casas consistoriales en Yae
(Villa Alta) 1774, Zimapán, 1778, Chignahuapan 1793, Tepetitlán
(Tula) y San Juan de los Llanos, 1794, y en la parcialidad de San
Juan se gastaron en la obra del tecpan 1300 pesos. La casa de comu-
nidad de Huichapan, ubicada en lugar privilegiado en la plaza prin-
cipal, fue construida en 1641; en 1792 sólo dos de sus siete cuartos
estaban en buen estado. En Tancanhuitz se tenían dos casas de co-
munidad, probablemente una para cada parcialidad, de huastecos y
de mexicanos. Se usaban fondos comunales para reparar goteras,

40 García Martínez, 1987, p. 102. Ajofrín, 1964, vol. 2, p. 106. Beleña, 1981, vol.

1, primera paginación, p. 40. Romero Frizzi, 1975, p. 6. Stephens describió la casa


de comunidad de Chimalapa, Guatemala, en 1841: un edificio con un cuarto gran-
de y vacío para alojar a los viajeros, con otro cuarto a un extremo donde el alcalde
estaba administrando justicia y al otro extremo, la cárcel con rejas. Stephens, 1949,
1, p. 145. En Tlaxcala 23 pueblos informaron tener casas de comunidad, a veces lla-
madas "casas reales", AGET, año de 1773, exp. 72.
LA REFORMA MUNICIPAL YEL GOBIERNO DE LOS PUEBLOS 43

pintar paredes y reconstruir las casas de comunidad. 41 Con frecuen-


cia en los pueblos de YUcatán y en Chietla, Puebla, se despachaban
asuntos en la noche, lo que constatamos revisando el gasto de dine-
ro comunal en velas de sebo. En las intendencias de Michoacán y
Guadalajara el edificio del hospital a veces servía como centro de
reunión porque estaba fuera del alcance de las autoridades españo-
las. Generalmente los hospitales eran edificios pequeños con una
capacidad de nueve o diez camas, pero la construcción en Mascota,
Guadalajara, costó 1O 000 pesos y era de "piedra y cal y bóveda, con
ocho espaciosas piezas y un corredor arqueado". 42
Una vez electos los miembros de la república se dirigían a la ca-
becera de la jurisdicción para presentar los resultados al alcalde
mayor, quien les entregaba las varas. Esta ceremonia se llamaba la
"feria de varas". El funcionario español cobraba en dinero o especie
por la confirmación de las elecciones: en Toluca el pago fue de cin-
co pesos, tres gallinas y tres docenas de pescado. Luego les advertía:

Mando que a los electos les entreguen las varas para el uso en sus em-
pleos, quienes cuidarán que los demás naturales sean bien tratados y
asistan a la doctrina cristiana y diversos oficios, evitando embriagueces

41 AGN, Indios, vol. 66, exp. 116; vol. 75, f. 110; vol. 76, ff. 161-164; Parcialidades,

vol. 2, ff. 240, 244v; Tierras, vol. 1518, exp. 1; Padrones, vol. 38, f. 252v; Civil, vol.
2301, exp. 14; Archivo Histórico de Hacienda, vol. 1106; Propios y Arbitrios, vol. 32, f.
25v. (Zimapán, Parcialidad de San Juan, pueblos de Chalco, Chalchicomula, Zuo-
quilucan, Tancanhuitz). Carmagnani, 1988, p. 191. R.e/,aciones geográficas, 1988, vol.
1, pp. 149-150 (Zumpahuacan). R.e/,aciones geográficas de 1792, 1994, p. 143 (Huejo-
tzingo). Molina Ruiz, 1983, p. 12 (Otumba). AJEO, Villa Alta, Civil, exp. 362, 1774
(Yae). INAH, Centro de Documentación, ArchivojudicialdePueb/,a, rollo 47, exp. 1,
San Juan de los Llanos. Terán, 1995, pp. 258-272. Vetancurt, 1971, p. 85. El virrey
marqués de Montesclaros ordenó en 1604 poner en la plaza del pueblo de Tlan-
chinol "la iglesia, advirtiendo que también ha de quedar en la plaza la casa del ca-
bildo, comunidad y cárcel". Vázquez, 1940, p. 247.
42 AGN, Intendencias, vol. 21, exp. 9; Consolidación, vol. 10, f. 422; Propios y Arbi-

trios, vol. 8, f. 250v. Taylor, 1985, pp. 172-173. Terán, 1995, p. 465. Había casas de
comunidad en Cutzio, Michoacán; en Tlacoapa, Tlapa; en Yae, Villa Alta, Oaxaca;
en Tlacotepec, Metepec; en Acolman; en Amozoc, Puebla. Dehouve, 1990, p. 167.
AJEO, Villa Alta, Civil, exp. 362. AGN, Propios y Arbitrios, vol. 12, f. 336; Civi~ vol. 1443,
exp. 3. Gamio, 1979, vol. 3, p. 495. El obispo Cabañas, de Guadalajara, en 1805 cri-
ticó que "los hospitales de los indios no merecen este nombre y sólo se ocupan en
depositar cadáveres o en concurrencias desordenadas de los mismos indios". Se-
rrera, 1977, p. 412. Artículo 69 de la Ordenanza de Intendentes. Beleña, 1981, vol.
2, p. XXV.
44 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

. y demás pecados públicos, castigando a los transgresores como su Ma-


. · jestad manda, no consintiendo se les hagan derramas.

El nuevo funcionario indio, a su vez, juraba

por Dios Nuestro Señor y la señal de la santa cruz, según derecho bajo
el cual ofreció defender el misterio de la Purísima Concepción, guar-
dar, administrar justicia en todos los casos que le pertenece y gober-
. nar, dirigir el pueblo con arreglo a las leyes y costumbres.

El virrey Bucareli prohibió en 1777 a los alcaldes mayores cobrar


derechos por dar posesión a los oficiales de república y gradual-
mente dejaron de exigir estos pagos. 43 El alcalde dejayacatepec,
Oaxaca, como muchos otros gobernantes, sintió orgullo por el en-
cargo que había recibido del rey; por eso protestó cuando el maes-
tro de escuela lo abofeteó durante una discusión:

Pues me parece no sea justo que un individuo levante la mano para un


justicia, aun sin embargo de ser yo un pobre indio, pues el fuero de es-
ta vara ... que a nombre del rey nuestro señor (QDP) se me dio ... del
real nombre de su Majestad, por quien obtengo este empleo.

Los indios de Cuitzeo de la Laguna en Michoacán valoraban los


puestos en la república por ser otorgados por el monarca y distin-
guían entre dicho encargo honorable y el empleo de la autoridad
española local: "La barita que tenía dicho señor [subdelegado] no
valía nada por ser comprada y en cambio la vara del gobernador in-
dio había sido concedida por el rey". 44
En el pueblo se celebraba el comienzo del gobierno con una misa
y una comida comunal, que en Huejotzingo era para todo el común.
Carne de res, chiles, harina, maíz, chocolate, sal, especias, panocha y
pulque integraban el menú del día. Al final se distribuían en Teutila,
Oaxaca, mondadientes de maderas de diferentes colores: amarillos,

43 AGN, Hospital de jesús, vol. 45, exp. 14; Civi~ vol. 2196, exp. 5; Bandos, vol. 10, exp.

1, f. l, enero de 1777. Terán, 1995, p. 204. Borah, 1983, pp. 157-158. Dehouve, 1988, p.
92. Chance, 1989, pp. 136-137. Romero Frizzi, 1975, p. 9. Cannagnani, 1988, p. 169.
44 El alcalde de Jayacatepec logró permiso para quitar al maestro y se nombró

otro. AJEO, Villa Alta, Civil, exp. 817 anexo, 1795. Terán,.1995, p. 392, junio de
1810. AGN, Tierras, vol. 2862, exp. 6, 1803.
LA REFORMA MUNICIPAL YEL GOBIERNO DE LOS PUEBLOS 45

blancos, negros, encarnados "por haber en estos países-árboles de to-


dos colores"; en Zamora, Michoacán se acostumbraba ofrecer. ciga-
rros. Un párroco alababa a sus feligreses por ser tan bien portados
"principalmente cuando las elecciones de los republicanos recaen en
sujetos que toman las bebidas embriagantes con moderación". 45
Varias repúblicas ostentaban uniformes que consistían en cami-
sa, calzón, sombrero, pañuelo, medias y zapatos que costaban 19
pesos por cada oficial, sin incluir la capa. En Oaxaca los gobernan.,
tes se vestían de gala pero iban descalzos de pie y pierna, o con "ca-
cles ... un cuero fuerte a la planta de pie, atado a los dedos con un
mecate o cordel". Los alcaldes en YUcatán se ponían una tela azul,
cuadrada, con bordado en las esquinas. La colgaban en su hombro
izquierdo y llevaban una vara con una cruz en la punta. La repú-
blica de Texcoco caminaba acompañada de maceros, a quienes les
compraron nueva ropa por doscientos pesos en 1805; los gobernan-
tes de Tlaxcala proporcionaban calzones y medias a los músicos chi-
rimiteros y en Singuilucan se compraba con fondos comunales el
atuendo del escribano y topiles "cuya costumbre se asienta desde
inmemorial tiempo". El ayuntamiento de indios en Orizaba consi-
guió permiso del rey para vestirse con uniforme, igual en elegancia
a lo usado por el ayuntamiento de los españoles. El gobernador y
alcalde presidente de la parcialidad de Santiago Tlatelolco, en la
ciudad de México, también portaban uniformes. 46
Los puestos más importantes en el gobierno indígena eran: el go-
bernador, el alcalde, el regidor, y a veces el alguacil mayor, que eran
llamados cargos honoríficos. El gobernador era la más alta autori-
dad, responsable por la entrega del tributo, la administración de los
bienes de comunidad, la representación del pueblo en los tribunales

45 INAH, Centro de Documentación, Archivo Judicial de Puebla, rollo 46, Regla-

mento de Huejotzingo, 1773. AGN, Hospital de jesús, vol. 45, exp. 14; Indios, vol. 83,
f. 198. .t\jofrín, 1964, vol. 2, p. 42. Bergoza, 1984, p. 126. "Estado ... Zamora", 1944,
p. 473. San Andrés Cholula servía en el día de elección: pavo asado, pan y aguar-
diente de pulque. AGN, Subde/,egados, vol. 48, f. 16v, 1790.
46 AGN, Parcialidades, vol. 2, f. 123; Indios, vol. 73, ff. 75, 331. Ajofrín, 1964, vol.
2, p. 42. Real cédula en Konetzke, 1962, vol. 3, pp. 749-750. Cline, 1950, p. 40. El
gobernador de Texcoco pidió autorización para gastar 200 pesos en la compra de
ropa para los maceros porque estaban "expuestos a la mofa por lo muy deteriora-
da", cosa indigna de "nuestra nobilísima ciudad, como hermana ella de la capital
de México y la de Tlaxcala en sus títulos y mercedes". AGN, Ayuntamientos, vol. 207,
último expediente.
46 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

y la asignación de parcelas a los tributarios para la agricultura. 47 Al fi-


nal de la Colonia, la cantidad del tributo era de 17 1/2 reales por ca-
da tributario que se recolectaba en tercios. El gobernador y los
regidores (a veces con los topiles) iban de casa en casa para recibir
el impuesto, en abril, agosto y diciembre. Se anotaba la contribución
en el libro de tributos. Cada cinco años un funcionario español re-
corría la entidad para poner al día el padrón de tributarios, hom-
bres casados entre 18 y 50 años de edad, y los medio tributarios,
solteros y viudos, de las mismas edades. Los "reservados" eran los
mayores de 50 años de edad o los discapacitados, que no tenían que
tributar. Tampoco los caciques y sus primogénitos; los gobernantes
de república no tenían que tributar mientras ocuparan un puesto y
los indios del norte (Sonora, Chihuahua) tampoco, porque se les
consideraba neófitos. Los indios flecheros que vivían por la costa del
Pacífico pagaban dos tercios del tributo y en Colotlán, cerca de Na-
yarit, estaban exentos. Los indígenas de Tlaxcala, descendientes de
los que ayudaron a Cortés, tenían el privilegio de exentar, pero en
su lugar la provincia daba una suma global por el concepto de "re-
conocimiento y real servicio", equivalente a 14 reales por indio. 48 En
ocasiones el gobernador viajaba a la ciudad de México para recoger
la tasación (matrícula). A veces recibía las listas en su localidad, pa-
gando entre diez y treinta pesos por el padrón. Si no se recolectaba

47 En pueblos donde no había gobernador, el alcalde realizaba estas funcio-

nes. Chance, 1989, p. 137, AJEO, Villa Alta, Civi~ exp. 362, 1774. En Yucatán se usa-
ba el término batab para el cacique que gobernaba el pueblo. En algunas partes de
Nueva Vizcaya y Nueva Galicia el gobernador llevaba el título de "general" porque
estaba a cargo de indios flecheros. Farriss, 1984, pp. 229, 232-238. Gerhard, 1996,
p. 210. AHED, Casilla 3, exp. 91. En Tlaxcala, el gobernador del pueblo se llamaba
"merino". AGET, Colonia, exp. 31.
48 Los 17 1/2 reales incluían el medio real de ministros para los abogados del

Real juzgado de Naturales y el medio real para el Hospital Real de Indios. La can-
tidad de tributo variaba de un lugar a otro. Gibson, 1964, p. 209. Yuste, 1985, pp.
114-116. Farriss, 1984, p. 39. Beleña, 1981, vol. 1, tercera paginación, pp. 38-48. En
Zacualpan el tributo fue de 17 1/2 reales en 1802; en Toluca fue de 17 reales en
1797; en la intendencia de Guadalajara el monto fue de 14 1/2 reales. Serrera,
1977, p. 17; AGN, Padrones, vol. 9, exp. l. Se intentó al final del siglo XVIII cobrar el
tributo en Sonora y Sinaloa. Río, 1995, pp. 204-210. En 1805 el tributo en Oaxaca
de 17 1/2 reales consistía en "los ocho [reales] por tributo en dinero, cuatro y me-
dio por valor de media fanega de maíz de que corresponde el diezmo a la Santa
Iglesia, cuatro por servicio real y el real restante por razón de Ministros y Hospi-
tal". Carmagnani, 1988, p. 216.
LA REFORMA MUNICIPAL YEL GOBIERNO DE LOS PUEBLOS 47

la cantidad completa del tributo, el gobernador tenía que suplir el


déficit. A menudo se le encarcelaba por esta falta, aunque fuera por
cantidades tan pequeñas como 13 pesos. Si la república solicitaba el
relevo de todo o de una parte del tributo debido a la peste o a las ma-
las cosechas, solían concederle una rebaja o exención. El gobernador
de Zapaluta, Chiapas, escribió así: ''Yo, señor, como gobernador que
soy, cien pesos estoy debiendo con los señores vecinos del pueblo de
Comitán que lo he pedido prestado para enterar su cuenta de los pa-
sados. Mucho me están cobrando. Está afligido mi corazón haga que
quiero huirme porque no hay donde vaya a sacar el dinero". El virrey
Revillagigedo informó en 1793 que se habían concedido relevos de
tributo por 76 000 pesos de un total de 1 150 000 pesos de los tributos
de indios, mulatos y negros. Al final de la Colonia el formulario im-
preso para registrar la matrícula incluía 11 categorías diferentes de
tributarios. 49
Un indio tributario también tenía que aportar dinero a lapa-
rroquia en forma de las obvenciones parroquiales. En Oaxaca esta
cantidad fue de 13 a 15 reales al año. El total de los impuestos (tri-
buto y obvenciones) era de 32 1/2 reales, esto es, cuatro pesos. 50
Aunque el tributo era un impuesto individual, en los pueblos de
Tlapa (Puebla) y Villa Alta (Oaxaca) las repúblicas se encargaban de
pagar el tributo y las obvenciones de los habitantes, tomándolos de
los fondos provenientes de los arrendamientos o de las ganancias ad-
quiridas en el repartimiento de mercancías. A veces en estos lugares y

49 AGN, Bienes de Comunidad, vol. 3, ff. 302-305. Mentz, 1988, p. 72. AGN, R.eales

Cédulas Originales, vol. 231, exp. 58, 1809; Indios, vol. 74, f. 103, 1805. INAH, Centro
de Documentación, Guatemala-Chiapas, rollo 68, carta de Zapaluta, 1805. Revillagi-
gedo, 1966, p. 294. Entre 1770 y 1809, 12 pueblos de la Huasteca pidieron relevos
de tributo y once los recibieron. Escobar, 1994, p. 66. Se informó que en Michoa-
cán y San Luis Potosí no se recolectó 40% del tributo pero en Guanajuato sola-
mente 0.7% del tributo de los indios y castas no fue recolectado. AGN, Subdelegados,
vol. 16, ff. 283, 303, 343.
50 En Michoacán se calculó en 1799 que el ingreso promedio anual de los peo-

nes en las haciendas era de 60 pesos, de ahí que los impuestos de tributo y obven-
ciones parroquiales representaran aproximadamente 7% del ingreso anual de los
indios jefes de familia. Abad y Queipo, 1994, p. 79. Carmagnani, 1988, p. 221. En
1766 el tributo en Yucatán fue de 14 reales, más cuatro reales para la caja de comu-
nidad, 1/2 real de holpatán, y 12 1/2 reales en obvenciones parroquiales, por un total
de 31 reales al año, casi cuatro pesos. Valera, 1976, p. 206. Los indios tributarios es-
taban exentos del pago del diezmo a la Iglesia y de la alcabala para los productos
nativos de América (maíz, frijol, calabaza, guajalotes, etc.) al gobierno virreinal.
48 PUEBWS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

en pueblos de Michoacán, la república y las cofradías trabajaron con-


juntamente para entregar el total de las obvenciones al sacerdote.
Generalmente se recolectaban las obvenciones en la "dominica".51
Los alcaldes de la república se encargaban de la administración
de justicia en el ámbito local, imponiendo castigos para infraccio-
nes menores, como deudas, embriaguez, faltas a la moral, robo de
poco monto, inasistencia a misa y riñas que merecían "de un día de
prisión, seis u ocho azotes". El arzobispo Lorenzana reconoció este
papel del gobierno indígena y exhortaba que "cuando algún indio
se embriagare, robare alguna cosa o cometiere alguna torpeza, cui-
den los gobernadores de castigarle". 52 En Xochimilco se usaba el
cepo, que tuvo un costo de 19 pesos, pagado por la caja de comuni-
dad. Los alcaldes se reunían con el gobernador, probablemente
diario, como en Yucatán y en los pueblos del altiplano, para juzgar
a los acusados en la casa de comunidad, que a menudo se llamaba
la "casa para actos judiciales... para ministerios de justicia". José An-
tonio Alzate observó en 1790 que

Se ve todavía en muchos pueblos [que} diariamente a la madrugada


se juntan en la casa de comunidad el gobernador, alcalde, tupiles,
etc., a juzgar a los acusados, sentenciar y castigar con azotes a los reos,
siendo inflexibles en la ejecución de sus sentencias.

El gobierno local también funcionaba como un tribunal agra-


rio, ya que vigilaba y distribuía las parcelas para el usufructo de los
tributarios. Alejandro de Humboldt narraba , "los indios se gobier-
nan por sí mismos y todos los magistrados subalternos son de la cas-
ta bronceada". 53

51 Los hombres de 15 a 60 años de edad pagaban las obvenciones. Bergoza,

1984, p. 85. Dehouve, 1990, pp. 163, 199-204; Chance, 1989, p. 157. AGN, Civi4 vol.
2301, exp. 14. Inspección ocular, 1960; passim. Otro cálculo para las obvenciones en el
arzobispado de México es de nueve reales por cada tributario, que hemos estimado
empleando los datos de Taylor, 1996, p. 136. En Singuilican, Tulancingo, la caja de co-
munidad cubría el tributo y las obvenciones de los indios, aproximadamente dos pesos
de tributo y dos pesos siete reales de obvenciones por cada tributario. AGN, Civi4 vol.
2301, f. 2.
52 Gibson, 1964, p. 180. AGN, Tierras, vol. 1518, exp. 1, 1769. Lorenzana, 1770,
p. 394.
53 Recopilación, libro VI, título III, ley 16, 1973, vol. 2, p. 200. Instrucción a al-
caldes mayores, 1611, en Beleña, 1981, vol. 1, primera paginación, p. 41. Hum-
boldt, 1966, p. 71. Pastor, 1987, pp. 178-179. Moreno, 1972, p. 383.
lA REFORMA MUNICIPAL YEL GOBIERNO DE LOS PUEBLOS 49

Se ha conservado muy poca documentación sobre el funciona-


miento de estos tribunales indígenas y la manera en que aplicaban
tanto la legislación española como la costumbre nativa en sus deli-
beraciones. En los pueblos de Oaxaca se manifestaba, en 1803, que
el gobernador y oficiales de república decidían en los "asuntos de
poca entidad" y los que concernían a materias graves se remitían al
juzgado de la jurisdicción. El sacerdote de Mixtepec, se quejaba de
que en los juicios tomaban en cuenta "poco a sus párrocos [y] ha-
cen lo que quieren, y si media el interés, atropellan con todo". 54
Desde 1542, en el capítulo 20 de las Leyes Nuevas el gobierno real
reconocía que la sociedad indígena podía conservar las prácticas le-
gales y culturales "guardando sus usos y costumbres, no siendo cla-
ramente injustos" o en contra del cristianismo. La cédula real del 6
de agosto de 1555 confirmaba la continuación de las antiguas cos-
tumbres indígenas siempre que no fueran contrarias a la religión ni
a las leyes. 55
Los regidores vigilaban el mercado. El alguacil mantenía el orden
y se encargaba de la cárcel y de administrar los azotes, posiblemente
con mayor rigor que en las poblaciones de españoles. Por lo menos
los de Altongo, cerca de Jalapa, se quejaron de los excesos del gober-
nador que ordenaba 50 azotes "por una mera ebriedad". Los merinos
y tequitlatos eran mensajeros y ayudantes de los demás, excepto en
Tlaxcala donde el de merino era el puesto más alto en cada pueblo.56
Otra función de la república, basada en la costumbre indígena,
era ser testigo para los legados. Desde el siglo XVI se hacían testa-
mentos ante las autoridades indígenas. En una encuesta realizada
en 1804 por el obispo Bergoza, de Oaxaca, se describía estos docu-
mentos, aunque como dijo un párroco, "muy pocas de estas memo-
rias llegan a nuestras manos". De 59 curatos de Oaxaca con dos a 10

54 Chance, 1989, pp. 135-137. Taylor, 1987, pp. 117-118. Bergoza, 1984, p. 399.
Pastor, 1987, pp. 178-179.
55 El humanismo y las corrientes de pensamiento sobre el derecho natural y el
derecho de gente del siglo XVI influían para que la Corona reconociera la validez
de las costumbres y prácticas indígenas en el ámbito del gobierno local en los pue-
blos y en los tribunales. Zavala, 1954, pp. 48-58. Borah, 1983, pp. 31-35. Sánchez
Bella, 1992, p. 57.
56 AGN, Indios, vol. 70, f. 207, 1800. Gibson, 1964, p. 180. Farriss, 1984, pp. 232-
236. Chance, 1989, pp. 136-137. Escobar, 1994, p. 21. Haskett, 1991, pp. 100-104.
Se indica la función de cada miembro de la república en Coatepec en 1806. AGN,
Indios, vol. 79, ff. 91-92. AGET, Col.onia, exp. 31.
50 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

pueblos en cada jurisdicción), 50 contestaban que era práctica co-


mún que las repúblicas dieran fe a las memorias testamentarias,
aun entre los habitantes pobres: 'Todos los indios aunque sólo ten-
gan un palmo de tierra otorgan sus testamentos". En Tlaxiaco la
gente de razón también hacía estas "memorias simples". En algunas
parroquias los españoles y los indios pudientes otorgaban "testamen-
tos judiciales" frente a la autoridad española, pero "por lo regular
forman como indios su memoria testamentaria ante la república de
sus pueblos ... en el estilo que acostumbran los indios". Se seguían a
menudo las prácticas de sucesión prehispánicas para heredar sus
bienes, dejándolos "a sus mujeres e hijos"; sólo de vez en cuando se
adoptaba la práctica española que daba preferencia a los hombres
sobre las mujeres. Peñoles era uno de los lugares en donde los tes-
tamentos se regían por la costumbre de España, "sin observar igual-
dad en la distribución de sus bienes, prefiriendo a los hijos varones,
a cuyo favor testan la mejor y mayor parte de sus bienes, con perjui-
cio del derecho de las mujeres". 57
Los testamentos de los indios en Oaxaca, a diferencia de los de
los no indios, se referían a los bienes materiales: parcelas de tierra,
nopaleras, yuntas de bueyes, yegüitas, muebles, solares, trastes vie-
jos, casas. No se acostumbraba incluir mandas piadosas para misas
dentro de la memoria, sino que los herederos a veces las ofrecían. 58
Dos párrocos describían el procedimiento: en Tlacochahuaya, el
moribundo dictaba la memoria en vida, mientras que en Achiutla,
Tlaxiaco, los herederos, basándose en las disposiciones verbales del
otorgante, la formalizaban ante la república después de la muerte
de aquél.

El alcalde o gobernador del pueblo con todos los oficiales de repúbli-


ca autorizan con su presencia la declaración de la última voluntad del
testador. El escribano va trasladando al papel las palabras del mori-
bundo sin quitar ni añadir una sola, aunque delire, a excepción de la
fórmula de Yt mas con la cabeza del testamento que es de cajón. Yo tu-

57 La séptima pregunta de la encuesta decía: "¿Si se otorgan testamentos, y si


se cumplen las voluntades de los difuntos?" Bergoza, 1984, pp. 2, 160, 336, 381,
402. De 59 curatos cuyas respuestas se conservaron, 50 informaban que las repúbli-
cas supervisaban los testamentos, cuatro no contestaban esa pregunta y cinco decí-
an que no había testamentos.
~Borah, 1983,p.46.Bergoza, 1984,pp.64, 152, 182,265,274,292.
LA REFORMA MUNICIPAL YEL GOBIERNO DE LOS PUEBLOS 51

ve en una ocasión que reformar ésta por contener una herejía. No he


notado hasta ahora que por algún proceder injusto hayan violado el
respeto que se merece un instrumento de esta clase.
Estas pocas cosas que posee el indio las distribuye en vida repartiéndo-
las entre sus hijos o pagando con ellas lo que debe ... que tiene por cos-
tumbre legítima... llamar a las justicias de sus pueblos y a presencia de
ellos ratificarse de la que tienen hecho y dispuesto y éstos hacen su
memoria que llaman ellos testamentos en donde consta lo que tienen
y a quiénes se lo dejan. 59

La mayoría de los sacerdotes consideraba que las memorias


eran testamentos válidos, otorgados ante los gobernantes indios "a
quienes se les da la fe que hay lugar en derecho y son los que cum-
plen las mandas de misas y cortísimas disposiciones que dejan
apuntadas". El libro que servía de guía para muchos sacerdotes, el
Itinerario para párochos de indios del obispo Alonso de la Peña Monte-
negro reconocía como válidos los testamentos de los indígenas,
siendo suficiente la presencia de dos testigos, generalmente miem-
bros de la república o el maestro de escuela. 60
Durante los siglos XVI y XVII entre los nahuas del altiplano la repú-
blica participaba en el otorgamiento de los testamentos, según docu-
mentos escritos en el idioma nativo. James Lockhart indica que
alrededor de 1650 los fiscales de la Iglesia asumían esta función, aun-
que nos parece que la república continuó en esta actividad, o la reasu-
mió en el siglo XVIII. Manuel Gamio tradujo del náhuatl el testamento
del indio Hilario Antonio, del pueblo de San Martín Obispo, Teo-
tihuacan, escrito en 1807 y autorizado por la república. También en el
Bajío los indígenas hacían sus testamentos frente a los gobernantes in-
dios, hecho constatado por la queja del gobernador del pueblo de
San Francisco del Rincón en la subdelegación de León, Guanajuato:
protestó en 1797 porque el subdelegado negaba la validez legal de los

59 En seis parroquias se indicaba que el otorgante dejaba mandas para misas o

limosnas piadosas. En las demás sólo se mencionaba que en los testamentos se in-
cluían bienes materiales y a veces se señalaba "sin mezclar en ella obras piadosas".
Bergoza, 1984, pp. 100, 147, 232, 246, 274, 325, 381. Ejemplo de un testamento he-
cho frente a la república del pueblo de Santiago Ixtlahuaca, Oaxaca, 1816. AGPEO,
Intendente C01Tegidor, leg. 38, exp. 25.
60 Bergoza, 1984, pp. 265, 292, 305. Peña Montenegro, 1726, p. 157. Sobre la

validez de los testamentos de indios, véase Martini, 1995. La república de Cholula


autorizaba los testamentos. AGN, Subdilegados, vol. 48, f. 15, 1790.
52 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

documentos otorgados ante la república. Solicitaba el funcionario es-


pañol que se declarara que el gobernador "se halla sin facultad para
que ante él otorguen aquellos naturales, como se ha observado de in-
memorial tiempo, sus testamentos, memorias y otros papeles".61
La república representaba al pueblo en actos ceremoniales impor-
tantes, tanto civiles como eclesiásticos, tales como la recepción del
obispo, el alcalde mayor, el subdelegado o el virrey. Ni las cofradías de
indios o de españoles, ni las personas económicamente poderosas
ocupaban un lugar entre quienes encabezaban la bienvenida oficial al
arzobispo en los pueblos de indios de la arquidiócesis de México. Al
entrar en una población, el prelado era recibido "con las ceremonias
de estilo por el cura, subdelegado, gobernador y república de indios y
otras muchas personas y a las puertas de la iglesia por los vicarios y
más eclesiásticos según lo prevenido por el ritual romano". 62 En
Tehuacán, Puebla, la república caminaba con maceros y armas reales;
en Teutila, Oaxaca, el sonido de varios instrumentos acompañaba a la
república para encontrarse con el alcalde mayor. El gobernador le ob-
sequiaba un xuchi~ palo totalmente adornado con flores. La república
de Saín en Zacatecas en 1779 salió "en tres coches" para dar la bienve-
nida al comandante Teodoro de Croix. 63 Cuando viajaba el nuevo vi-
rrey desde el puerto de Veracruz hacia la ciudad de México pasaba
varios días en Tlaxcala como invitado de la república de esta ciudad
indígena; al entrar a la ciudad, el gobernador español de la provincia
tomaba junto con el gobernador indígena las riendas del caballo del
virrey para guiarlo al arco de la ciudad. Durante su estancia recibía las
visitas de varios prelados y de los gobernadores indios de Cholula y
Huejotzingo. Cuando iba hacia Texcoco el gobernador de aquella
ciudad india lo recibía ''vestido a lo antiguo, con una tilma o manto
blanco, cogido por los hombros y con cetro real en la mano". 64 Du-

61 Lockhart, 1992, pp. 212-213, 218. Gamio, 1973, vol. 3, p. 528. AGN, Indios,

vol. 70, exp. 130, f. 150. Schwaller, 1995, pp. 391-397. Hay una indicación de que
los indios en Nueva Galicia hacían testamentos, posiblemente frente a los gober-
nantes indios. En la visita del obispo Cabañas a Mascota en 1802 se advertía que
pese a que había muchos feligreses en "cuarenta y tantos años no han dejado mu-
chos legados piadosos... que el cura averigüe los demás legados que no están ano-
tados en el partido de entierro". Cabañas, 1804, cuaderno 3, f. 282v.
62 Recepción en Xochimilco, 1793. AHAM, Libro de Visita, vol. 29, f. 2.
63 1\jofrín, 1964, vol. 1, p. 92; vol. 2, pp. 40, 59. Morfi, 1967, p. 15.
64 Bergoza, 1984, pp. 180-183. Ajofrín, 1964, vol. 2, pp. 180-183.
lA REFORMA MUNICIPAL Y EL GOBIERNO DE LOS PUEBLOS 53

rante la visita pastoral del obispo Cabañas de Guadalajara, al entrar a


un pueblo indio acudían a recibirlo "el subdelegado, indios, alcal-
des, principales y muchos vecinos" (Zapopan,Jalostot itlán, Mextica-
cán, Zapotlán, Sayula, Coatepec, Analco), pero en otros pueblos,
donde tal vez había mayoría de no indios, no se mencionaba en las
crónicas a los indios ni a quienes ocupaban los puestos de goberna-
dores o alcaldes, sino a "vecinos y habitantes", "feligreses", "vecinos
principales y naturales" (Susticacán, Etzatlán, Tequila, Xalisco, Ahua-
catlán, Ixtlán) .65
Las repúblicas acostumbraban conferenciar con los habitantes de
los pueblos y articulaban sus opiniones y quejas frente al arzobispo,
párroco o subdelegado. En 1786, cuando el alcalde mayor informó al
pueblo de Tepoztlán que habrían de contribuir con un real y medio
en vez del cultivo de diez brazas de tierra, el gobernador le avisó que
'juntará a los viejos y demás naturales" para opinar sobre el asunto.
Cuatro años más tarde, al recibir una queja del gobernador y de los
naturales referente al párroco, el arzobispo Núñez de Haro convocó
una reunión de los tepoztecos con el sacerdote para elaborar un con-
venio de once puntos y así poder resolver las diferencias. En Texcalti-
tlán (Temascaltepec) y en Cuernavaca los párrocos deliberaban con la
república para llegar a acuerdos sobre los costos de los servicios reli-
giosos. Antes de tomar decisiones importantes, los oficiales de repú-
blica se reunían con los habitantes principales para recibir sus
opiniones. 66 Cuando los indios de Cuatlalpan, Chalco, presentaban
una petición escrita al arzobispo, "el Señorío oyó al alcalde, república,
mandones y viejos de dicho pueblo y se tomaron tiempo para respon-
der y hoy lo hicieron, diciendo que luego que acaben las casas curales
que están así adelantadas, se verificaría la indicada colocación" [del
Santísimo Sacramento en su iglesia] .67 De igual forma, refiriéndose al
mandato de pagar el real y medio la república de Metepec avisó al
subdelegado: "No podemos responder prontamente hasta hacerlo sa-
ber a todos los naturales tributarios que hayan de contribuir para la
junta general que necesitamos". Muy al norte, por San Francisco Mez-

65 Cabañas, 1804, cuaderno 2, ff. 244, 263v; cuaderno 3, ff. 86, 190v; cuaderno
4, ff. l, 172, 206v.
66 AGN, Hospital de jesús, vol. 309, exp. 6, f. 25. AHAM, Libro de Visita, vol. 26, f.
27v; vol. 28, f. 47v.
67 AHAM, Libro de Visita, vol. 29, f. l 45v, 1793.
54 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

quital, en Durango, el subdelegado informó que los indios, al oír la


noticia de que tenían que pagar el diezmo, "habían ido a sus pueblos
y hechos sus cabildos y que habían determinado que se estuviese a la
costumbre; que ellos no pagaban diezmo porque la orden se entendía
para los lugares y villas y no para los pueblos de indios".68 Deliberar
con mandones, viejos, principales, pasados, o con todos los tributarios
era una práctica del gobierno político en los pueblos.
En Oaxaca se reunían "en sus casas o en las comunidades los
domingos, después de la misa (que es cuando hacen sus concilios)
aquellos que habitan los montes por amor de sus nopaleras, pues se-
mejantes días bajan a los pueblos". A veces había participación más
amplia de todos los habitantes, incluyendo a las mujeres, como entre
los chinatecos de Yolox: "Las repúblicas o justicias dependen del co-
mún de los indios: para cualquier cosa lo citan; se juntan y todo se
vuelve gritos y alborotos, lo que el común quiere, aquéllo se sanciona
aunque sea como comúnmente es, un disparate ... En estas juntas con-
curren hombres y mujeres y éstas también dan su voto". 69 Cuando ha-
bía conflictos entre los diferentes grupos en el pueblo de Yae, los
·~usticias, común, caciques, principales y demás naturales" discutieron
sus desacuerdos y formularon un "compromiso" de 16 puntos. Asigna-
ron a cada grupo tareas relacionadas con las celebraciones religiosas,
las faenas agrícolas, el acceso a los puestos en la república, el sosteni-
miento del párroco y la construcción de "la iglesia y casa parroquiales
y nuestra casa de comunidad" y así lograr "la paz y tranquilidad que
hasta ahora no se ha verificado por los litis, disturbios y discordias que
unos y otros han tenido". Los zapotecos de Yae viajaron en 1774 a Vi-
lla Alta para dejar constancia y firmar el compromiso. 70
Durante el año las actividades de la república de los pueblos po-
nían a los gobernantes en contacto con los moradores, entre éstas

68 AGN, Indios, vol. 75, f. 313. AHED, Administración General, Comunidades Indíge-

nas,11 de septiembre de 1799.


69 Yuste, 1991, p. 256. Bergoza, 1984, p. 84. En algunas juntas en Yolox los in-
dios discutieron sobre quién atraía las enfermedades o hacía llegar los animales
carnívoros y echaban "la culpa a alguno a quien llamaban brujo" y lo encarcela-
ban. Opinaba el cura que se debían prohibir estas reuniones. William Taylor ha se-
ñalado que la cuarta parte de las 142 rebeliones estudiadas fue dirigida por
mujeres, y generalmente más mujeres que hombres tomaban parte en los motines.
Es probable que hubiera más participación femenina en las deliberaciones del go-
bierno local, como muestra el ejemplo de Yolox. Taylor, 1987, pp. 176-177.
'ºAJEO, ViUa Alta, Civil, exp. 362, 1774.
LA REFORMA MUNICIPAL YEL GOBIERNO DE LOS PUEBLOS 55

las de recolectar el tributo, impartir justicia, avalar testamentos, etc.


También organizaba el trabajo colectivo en la milpa de comunidad,
el "tequio", y ofrecía comidas comunales para la siembra y la cose-
cha de terrenos comunales o la hierra del ganado que pertenecía a
los bienes de comunidad. En esas comidas se servía maíz, frijoles,
chile, carne de res o ternera y pulque. 71 En varias regiones la repúbli-
ca bajo la dirección del alcalde mayor participaba en la organización
del repartimiento de mercancías y de animales de carga o de ade-
lantos en dinero para la producción de la cochinilla. La Ordenanza
de Intendentes prohibió los repartimientos, que efectivamente ce-
saron o disminuyeron en la parte norte y central del virreinato y
continuaron, quizá con menos intensidad, en Oaxaca y Puebla. 72
Además, los gobernantes indios administraban las finanzas de los
bienes de comunidad, se encargaban de las tres principales fiestas
religiosas y representaban al pueblo en los litigios: tres actividades
cuya importancia se incrementó al final de la época colonial. Por
medio de la recolección del tributo y las cuentas de la caja de co-
munidad el gobierno indio estaba en contacto con el subdelegado,
extendía recibos al maestro de escuela, al párroco, al cohetero y al
vendedor de cera. Se reunía también con gobernantes de otros
pueblos en la ceremonia de la entrega de varas.
En vista del papel financiero, judicial, político y religioso de los
gobernantes indígenas, el alcalde mayor de Pátzcuaro solicitaba en
1772 la reinstalación de las repúblicas en los pueblos donde José de
Gálvez las había suprimido en 1767. Argumentaba que para los in-

71 "Por una carga de maíz y una cuartilla de frijol que gasté en dar de comer a
los hijos para beneficiar la comunidad: 4 pesos 6 reales'', Yautepec, 1782. Río Ver-
de, Tlaxcala (San Luis Potosí), Tetela del Río. AGN, Propios y Arbitrios, vol. 9, ff. 209,
307; Hospital de jesús, vol. 45, exp. 14, f. 88; vol. 89, f. 79; Indios, vol. 78, ff. 85-88.
INAH, Centro de Documentación, ArchivoJudicial de Pueh/,a, rollo 46, Tepeji de la Se-
da, 1788. Taylor, 1987 p. 99. AGPEO, legajo 40, exp. 7, f. 12v, Huajuapan, 1805. San
Francisco de Mezquital, Durango, 1807, AHED, Casilla 3 , exp. 91. Marta Terán ha
destacado la importancia de las celebraciones civiles en torno al calendario agríco-
la, su relación con prácticas prehispánicas y el papel de la república en la organiza-
ción de dichas actividades. Terán, 1995, pp. 85-91.
72 Chance, 1989, p. 137. Pietschmann, 1988, pp. 77-78. Dehouve, 1988, p. 98.

Menegus, 1989a, pp. 207-210. Abad y Queipo, 1994, p. 76. Hamnett, 1971, p. 55.
Para mediados del siglo XVIII las repúblicas ya no tenían el encargo del reparti-
miento de trabajadores, esto es, de enviar indios a trabajar en las haciendas, prácti-
ca opresiva que habían desempeñado durante el siglo anterior. Taylor, 1987, p. 48.
Gibson, 1964, pp. 233-235, 242-243.
56 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

dios "las repúblicas son los ejes sobre los que gira el mejor manejo
espiritual y temporal".73
Rodolfo Pastor ha destacado la importancia de la república de
indios como "proyecto de gobierno moderno que alternaba y con-
trastaba con el modelo señorial ... , una institución mediante la cual
se establecía una relación directa -una alianza- entre el Estado mo-
nárquico y el pueblo de campesinos; y se pasó por encima de las
prerrogativas, tanto de los señores étnicos como de los señores en
potencia, que fueron los encomenderos. En este sentido -aunque
tenía antecedentes-, la república-comunidad no sólo era una nove-
dad en el mundo americano, sino también una innovación en la
perspectiva de la historia europea".74

EL RÉGIMEN ECONÓMICO DEL PUEBLO, "IA COMUNIDAD"

La clave para entender la economía de los pueblos de indios duran-


te los últimos cincuenta años de la época colonial es la serie de
cuentas y reglamentos de los bienes de comunidad. Por medio de
estos documentos se revelan datos sobre la vida interna de los po-
blados y la relación de las repúblicas con el gobierno virreinal y con
los demás grupos de la sociedad novohispana.
Las cajas de comunidad, o la "comunidad" empezaron a operar
en el siglo XVI, casi simultáneamente con la congregación de los in-
dios en pueblos y la formación de las repúblicas. Por real cédula del
9 de octubre de 1549 se autorizó la creación de los cabildos indíge-
nas con regidores, alcaldes y alguaciles, y cinco años después la cé-
dula de 1554 sancionó el establecimiento de cajas de comunidad.
Aunque los frailes promovían las cajas comunitarias, en 1558 el rey
ordenó que la autoridad civil, en persona de los corregidores, se
encargara de supervisar la administración de las cajas en sus respec-
tivas jurisdicciones. En 1577 se ordenó que cada tributario debía
cultivar diez brazas de tierra comunal, cuyo producto contribuiría

Tierras, vol. 2786, exp. 15.


73 AGN,
Pastor, 1982, p. 18. Francisco González Hermosillo ha indicado que "la in-
74

dianización de la institución municipal significó una apropiación del derecho es-


pañol para mantener autonomía y cohesión étnicas". González Hermosillo, 1992,
p. 5.
LA REFORMA MUNICIPAL YEL GOBIERNO DE LOS PUEBWS 57

CUADR04
Actividades que desempeñaba la república en los pueblos
de indios durante el año

Enero, feúrero y marzo:


• Viajar a la capital de la jurisdicción para la recepción de varas.
• Misa y comida comunal para celebrar la toma de posesión del nuevo
gobierno.
•Juzgar delitos menores (1).
• Supervisar el mercado (2).
•Pagar al maestro de escuela (3).
•Avalar testamentos (4).
• Preparar la cuenta del año anterior correspondiente a bienes de co-
munidad.
•Llevar la cuenta y el arca de comunidad a la cabecera de la jurisdic-
ción.

Abril, mayo y junio:


• 1, 2, 3, 4y
•Recolectar el tercio del tributo de cada tributario (5).
•Pagar y dirigir la decoración del monumento y la comida de doce
pobres el Jueves Santo.
• Tequio y comida comunal para la siembra de las tierras de comuni-
dad.
• Pagar y dirigir la procesión de Corpus Christi.

julio, agosto y septiemúre:


• 1, 2, 3, 4, 5, y
• Comida comunal durante la cosecha de los cultivos de las tierras co-
munales.
•Pagar y dirigir las reparaciones de la iglesia, o casa de comunidad y
caminos.

Octuúre, noviemúre, diciemúre


• 1, 2, 3, 4, 5, y
• Costear y celebrar la fiesta del santo patrón del pueblo.
• Comida comunal de la herradura del ganado de la comunidad.
• Recibir al subdelegado en su visita al pueblo.
• Pagar y consultar con abogados sobre los pleitos legales del pueblo.
• Realizar las elecciones para el nuevo gobierno.
58 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

al arca comunal; esta aportación se daría en especie en lugar de un


real y medio en efectivo, ya que había escasez de alimentos para
abastecer las ciudades de españoles. Generalmente los fondos co-
munitarios se empleaban en el pago de los salarios de los gober-
nantes indígenas y para sufragar los gastos del culto religioso. 75
Las cuentas de la ciudad india de Tehuacán, Puebla, son un
buen ejemplo del funcionamiento de las cajas pues registraron con
detalle y sin interrupción los ingresos y gastos efectuados durante
168 años, de 1587 a 1757. También el pueblo de Tejupan, Oaxaca,
guardaba el Libro de Cuentas correspondiente a los años compren-
didos entre 1550 y 1564. 76 Hacia el comienzo del siglo XVIII existían
cajas de comunidad en pueblos que fungían como cabeceras de Yu-
catán, Oaxaca, Puebla y Veracruz; y en el altiplano mexicano, Mi-
choacán, Guanajuato, San Luis Potosí y Zacatecas. Los bienes de
comunidad, a diferencia del tributo, no se consideraban como par-
te del real erario, sino que se contabilizaban en la sección llamada
"Ajenos", esto es, como bienes de los indios que éstos otorgaban a
las cajas reales para gozar de la especial protección del gobierno. 77
En 1704 el virrey pidió por despacho impreso a todos los alcal-
des mayores de la Audiencia de México que informaran sobre cuá-
les pueblos de indios tenían cajas de comunidad y de qué manera
se manejaban. 78 Las respuestas mostraban una variedad de forma-

75 Menegus, 1991, pp. 93, 206, 209-212. Antonio de León Pinelo en 1635 agru-
pó 43 leyes sobre la administración de los bienes de comunidad bajo el título "De
las comunidades". La Recopilación de kyes de Indias de 1681reunió38 de estas leyes
bajo el título "De las cajas de censos y bienes de comunidad y su administración".
León Pinelo, 1992, vol. 2, p. 1843. Recopilación, 1973, vol. 2, p. 201v.
76 Las cuentas de Tehuacán fueron escritas en español de 1587 a 1632 y en

náhuatl de 1633 a 1754. Lara, 1993, passim. Borah, 1979, pp. 420-424. El pueblo de
Tetlapan, Cuautitlán, en 1704 conservaba su libro de bienes de comunidad empe-
zado en 1589. Libros de cuentas de Tuscacuesco, 1676 y de Cuautitlán, 1677. AGN.
Indios, vol. 97, fI. 334-335.
77 Farriss, 1984, pp. 264, 268. AGN, Indios vol. 97, passim. Echenique, 1993, pas-
sim. Lira, 1982, p. 13.
78 Entre las respuestas hay informes de Tetela del Volcán, Atlatlauca, Xochi-

milco, Veracruz, Zumpango, Sombrerete, Tula, Tacuba, Azcapotzalco, Tlalnepan-


tla, Tenayuca, Atitlaquia, Zimatlán, Nexapa, Chalco, Cholula, San Luis Potosí,
Chilapa, Teotihuacan, Celaya, Salvatierra, San Miguel el Grande y Taxco. El despa-
cho de México se basaba en el del Río de la Plata cuya fecha era 21 de febrero de
1691; el de México estaba fechado 25 de octubre de 1704. AGN, Indios, vol. 97, fI. 1-
407. Otro libro de cuentas en este periodo es de Cholcatongo, 1697 (Teposcolu-
la). Romero Frizzi, 1975. En 1704 se le informó al virrey Albuquerque que en
lA REFORMA MUNICIPAL YEL GOBIERNO DE LOS PUEBLOS 59

tos en las cuentas, algunas desordenadas y escuetas, otras precisas y


descriptivas. Se perfilaban varias prácticas comunes en la adminis-
tración de estos fondos: los ingresos provenían de la venta del maíz
cultivado en la milpa de comunidad (generalmente del tamaño de
una fanega de sembradura) y del arrendamiento de terrenos comu-
nales. Los gastos sumaban más que los ingresos y el mayor porcen-
taje de las erogaciones era para costear las celebraciones religiosas.
En 1754 se ordenó someter a una vigilancia más estricta a los al-
caldes mayores; se les advertía que se revisarían los libros de cuen-
tas anuales de los bienes de comunidad y al final del término de
mando de cada alcalde se inspeccionaría la conservación del dine-
ro sobrante en las arcas como parte del juicio de residencia. 79 Una
cédula real de 1759 prohibía el uso de fondos comunales para com-
pletar el tributo, de ahí que paulatinamente fuera desechándose la
práctica de sacar dinero de la caja para ayudar en el pago tributa-
rio, cuyo origen se remontaba al siglo XVI. Para 1805 el contador de
propios declaró respecto de los sobrantes que "nunca se les permite
el que hagan con estos caudales pago alguno de sus respectivos tri-
butos". 80
Durante el último tercio del siglo XVIII, la reforma municipal
promovida por el visitador Gálvez imponía reglas para la adminis-
tración de los bienes de comunidad y aumentaba la fiscalización gu-

Nueva España no existía una "caja general de censos", como en el Perú, que pres-
taba el dinero acumulado perteneciente a los bienes de comunidad. Por ende, la
mayoría de las 38 leyes de la Recopilación de 1681 que se referían a la administra-
ción de dicha caja de censos, de hecho, no tenían que ver con la situación en Nue-
va España.
79 Auto acordado el 10 de junio de 1754. Beleña, 1981, vol. 1, tercera pagina-

ción, pp. 3-4. La "Instrucción" para los alcaldes mayores de 11 de enero de 1611
había limitado la intervención de la autoridad local en la supervisión de las cajas
comunales: "Que sólo una vez tomen cuenta en el tiempo de su oficio de los bie-
nes de comunidad de los indios y sobras de tributo y no se lleva salarios ni dere-
chos algunos por la dicha cuenta". Beleña, 1981, vol. l, primera paginación, p. 89.
Posiblemente el mandato de 1754 para la mayor vigilancia de los alcaldes mayores
a las cajas de comunidad se debía al desorden que se observó en los pueblos de
Malinalco. INAH, Centro de Documentación, León, rollo 16, Establecimiento de tie-
rras de comunidad en Pénjamo, 1757.
80 Vázquez, 1940, p. 340. La ley 14 del título IV, libro VI, había permitido utili-

zar dinero de la caja de comunidad "en lo que hubiere menester para pagar la pla-
ta de los tributos". Recopilación, 1973, vol. 2, f. 203v. AGN, Consolidación, vol. 10, f.
393v.
60 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

bernamental en el manejo de los fondos. (También se aplicaban es-


tas medidas a las ciudades y villas de españoles). Parece que la ciudad
de Huejotzingo fue el primer lugar indígena donde se comenzó la
reglamentación. El reglamento de Gallarreta de abril de 1773 im-
pedía que con fondos comunales se costearan las comidas civiles y
se pagaran los salarios para los gobernantes indios; asimismo dismi-
nuía o abolía los gastos para el culto religioso. Muy pronto otros
pueblos también recibirían nuevos reglamentos: Xochimilco, en
los alrededores de la ciudad de México; Tecali y Zacatlán de las
Manzanas (Puebla);Jiquilpan y Cutzio (Michoacán); Apasco (Tete-
pango), Otumba y Tepetlaostoc cerca de Texcoco; Cosamaloapan
(Veracruz) y Tetela del Río, en la ruta a Acapulco. 81 Seguramente
las noticias acerca de estas nuevas restricciones en los gastos y la
consecuente imposición de ahorro en la forma del dinero sobrante
llegaron a los demás pueblos de indios. Cada año había varias oca-
siones cuando se reunían los gobernantes de los diferentes pue-
blos: en la ceremonia anual de las varas en el palacio del virrey, a la
que asistían los gobernadores de las más importantes ciudades indí-
genas; en la ceremonia para el cambio de varas de los pueblos de
cada región, que se efectuaba al principio del año en la cabecera de
las alcaldías mayores; en las reuniones informales de los indígenas
que acudían a litigar en el Juzgado General de Naturales, o en las
peregrinaciones de las repúblicas y los hijos del pueblo que cada
dos o tres años acudían a la capital de los obispados para recibir la
Bula de la Santa Cruzada.82
Los reglamentos de Gallarreta advertían que se iba a restringir
el papel de los gobernantes indígenas en la administración de las
cosechas comunales y del ganado de comunidad, exigían además
una cuota de un real y medio por tributario en poblados donde no

81 Reglamentos expedidos entre 1773 y 1778. Vázquez, 1940, pp. 336-343.


INAH, Centro de Documentación, Tecali, rollo 4; Archivo judidal de Puebla, Huejo-
tzingo, rollo 46. AGN, Archivo Histórico de Hadenda, vol. 1111, exp.19. Terán, 1995.
Apéndice 3. Se mencionan los reglamentos de Xochimilco, Otumba, Tetela del
Río,Jiquilpan, Zacatlán de las Manzanas y Cosamaloapan en AGN, Indios, vol. 80, f.
30; vol. 87, exp. 6; AMA, caja 4, 1775; AGN, Propios y Arbitrios, vol. 5, f. 238. Las ciuda-
des indígenas de Cholula, 1779, y Tlaxcala, 1780, también recibieron reglamentos.
AGN, Propios y Arbitrios, vol. 5, ff. 158, 179. Posiblemente los pueblos de León reci-
bieron reglamentos en junio de 1776. INAH, Centro de Documentación, León, rollo
21, caja 1776, exp. l.
8 2 AGN, Civi~ legajo 40, exp. 20.
LA REFORMA MUNICIPAL YEL GOBIERNO DE LOS PUEBLOS 61

se hacía el cultivo de las diez brazas de tierra. El gobierno quería


aumentar el arrendamiento de terrenos sobrantes para incremen-
tar el ingreso monetario a la caja.
Los indios, por su parte, querían evitar la vigilancia de sus ero-
gaciones y sustraer de la fiscalización gubernamental las tierras co-
munales, porque la renta recibida por estos terrenos ya no se podía
utilizar como antes en las celebraciones y comidas que solían reali-
zar. Bajo los nuevos reglamentos la mayor parte del dinero prove-
niente del arrendamiento era retenido como ahorro forzado con el
propósito de auxiliar al pueblo en el futuro, como se decía en los
reglamentos "para que con estos ahorros formen las comunidades
de estos sus amados pueblos una dote o caudal suficiente a precaver
las necesidades públicas que suelen prevenir de años estériles y cor-
tos de cosechas, de pestes y otros accidentes". 83
La meta del gobierno era aumentar los terrenos arrendados y
disminuir los gastos, mientras que el objetivo de las repúblicas era
esconder las tierras comunitarias y mantener las erogaciones acos-
tumbradas. Debido a estas diferencias de enfoque, la "lógica" de las
cajas de comunidad era diferente para cada entidad: el gobierno vi-
rreinal y el pueblo de indios.
La primera etapa de la fiscalización de los bienes de comunidad
fue de 1766 a 1787. Durante estos 21 años la Contaduría de Propios
y Arbitrios incluyó a más y más jurisdicciones bajo su vigilancia. En
1775 el alcalde mayor de Jiquilpan cuestionó la facultad de la Con-
taduría para exigir las cuentas y cobrar 2% para los sueldos de los
contadores. La respuesta del fiscal José Antonio Areche fue enviada
a todos los alcaldes mayores como una advertencia de que tenían
que obedecer las directrices del contador Gallarreta, quien, a su
vez, añadió al final un regaño para que nadie volviera a molestar al
virrey con "iguales representaciones que sólo sirven de demorar la
pronta ejecución de las órdenes de esta contaduría, creada por su
Majestad para el mejor gobierno, distribución y manejo de los reco-
mendables bienes de comunidad". 84 Entre 1776 y 1780 mandatos
de los virreyes Bucareli y Mayorga incluían la queja del contador so-
bre la "inacción" de los alcaldes mayores, quienes no remitían las
cuentas de los pueblos a México, demorando así la formación de

83 Reglamento de Tecali, 1774. INAH, Centro de Documentación, Tecali, rollo 4.


s4 AMA, caja 4, 22 de noviembre de 1775.
62 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

los reglamentos. 85 Para agilizar la recopilación de datos en Michoa-


cán se nombraron comisionados que con gran detalle llenaron cua-
dernos con nombres de arrendatarios, precios y descripciones de
tierras y solares en los pueblos de indios.86 Hacia 1779 había indicios
de que eclesiásticos e indígenas estaban inconformes con las exigen-
cias financieras, ya que Gallarreta, en referencia a los bienes comunes,
los bienes de cofradías y a las funciones de iglesia, advertía a las auto-
ridades civiles, que le debían avisar de "cualquiera novedad que a us-
ted le ocurra, ya sea con los indios o con los curas". 87
La segunda etapa de la fiscalización, 1787 a 1810, correspondió a
la vigencia de la Ordenanza de Intendentes y el desempeño de los
contadores de propios y arbitrios, primero Antonio Pineiro y luego
Manuel Saviñón. Los años de hambre y peste de 1785 y 1786 dejaron
a muchos pueblos carentes de bienes de comunidad, ya que los indios
tuvieron que comerse el ganado y debido a la enfermedad y muerte
de muchos habitantes no pudieron cultivar las milpas comunales y
gastaron el dinero comunitario en comprar medicinas y comida.
En 1787 empezó a restructurarse el aparato burocrático según
la Ordenanza de Intendentes. El virrey y el contador de propios ya
no se comunicaban directamente con los alcaldes mayores para or-
ganizar las cajas de comunidad. Era el cuerpo colegial, creado por
la Ordenanza, la Junta Superior de Real Hacienda, quien decidía
qué medidas se tomarían, asesorado por el contador, el protector
de naturales y el fiscal de la Real Hacienda. A su vez, el contador se
comunicaba con cada intendente, quien pasaba las órdenes a los
subdelegados.

85 Orden circular del virrey Bucareli, 1O de enero de 1776; Bando impreso del
virrey Bucareli, 22 de enero de 1779; Circular impresa del virrey Mayorga, 4 de ma-
yo de 1780. AGN, Propios y Arbitrios, vol. 5, f. 190; vol. 12, ff. 172, 178-179.
86 El comisionado José Antonio Solís preparó cuadernos sobre los bienes de

comunidad de Maravatío, Zinapécuaro y Tialpujahua. Había quejas sobre la actua-


ción de Solís en Zinapécuaro en 1781. AGN, Propios y Arbitrios, vol. 5, f. 114; vol. 12,
ff. 4-48, 47-150, 180-207, 290-300. Otros visitadores eran José Tiburcio Pérez de Bo-
nilla a Valladolid, Huaniqueo, Capula, Tancícuaro y Teremendo; Pablo Morales
en Uruapan y Apatzingán, y Miguel Cordoza en la Sierra. Terán, 1995, pp. 71-72.
En 1805 el contador de la intendencia de Michoacán, Nicolás Quilty, informó que
en tiempos del intendente Riaño tres comisionados revisaron los bienes de comu-
nidad: José Antonio Calderón, Juan Zárate y Pedro Manuel Camacho. AGN, Consoli-
dadón, vol. 10, f. 407v.
87 Gallarreta al alcalde mayor de Tlalpujahua, 31 de marzo de 1779. AGN, Pro-
pios y Arbitrios, vol. 12, f. 175.
IA REFORMA MUNICIPAL YEL GOBIERNO DE LOS PUEBLOS 63

Al finalizar 1788 la intendencia de fucatán empezó a preparar y


enviar a la capital del virreinato un resumen financiero anual de los
224 pueblos de indios, probablemente en cumplimiento del man-
dato del contador Pineiro, basado en el artículo 29 de la Ordenanza
de Intendentes. 88 En Guadalajara se expidieron en 1792 los prime-
ros reglamentos, elaborados conforme a las instrucciones conteni-
das en los artículos 31 a 34 de la Ordenanza. 89
El virrey Revillagigedo en el bando del 30 de diciembre de
1793 giraba instrucciones detalladas sobre la recolección de datos
que le permitieran formular reglamentos para la intendencia de
México. Se nombró a algunos comisionados, como en Actopan,
para recabar esta información, pero en la mayoría de las jurisdic-
ciones eran los subdelegados quienes anotaban con detalle lo soli-
citado por el virrey en "Cuadernos de Noticias". Los reglamentos
elaborados entre 1806 y 1809 se basaban en dichos cuadernos de
noticias y en los informes de algunos comisionados. Regían a más
de mil pueblos en el altiplano mexicano. 90 Tanto en México como
en las intendencias de Guanajuato, fucatán, Michoacán, Zacatecas
y San Luis Potosí, las guías para la preparación de los reglamentos
eran el Formulario y el Método o Instrucción, preparados por el con-
tador Manuel Saviñón y más tarde enviados a cada intendente. Es-
tos formularios contenían un estado financiero "imaginario" en el
cual el gobernador indio, burocráticamente denominado "F de
tal" (y a veces "Fulano de Tal") presentaba la cuenta. 91 En zonas co-
mo Oaxaca, Puebla y Veracruz no se hicieron reglamentos durante
estos años; en cambio se siguieron usando los expedidos antes por
Gallarreta. Con o sin reglamentos, fueran los de Gallarreta o los de
la Ordenanza de Intendentes, para 1810 las comunidades de los
pueblos de indios, en once de las doce intendencias (excepto So-
nora) estaban bajo la fiscalización sistemática y uniforme de los
contadores de cada región y de la Contaduría de Propios y Arbi-
trios de la capital del virreinato.

88 Orden de Pineiro, 16 de abril de 1788. AGN, Propios y Arbitrios, vol. 20, f. 399;

vol. 23, ff. 291-298.


89 Serrera, 1977, p. 342. Colección de acuerdos, 1868, vol. 2, pp. 321-324.
90 "Cuaderno de Noticias" para Otumba, reproducido en Chávez Orozco,

1954. AGN, Bandos, vol. 17, ff. 506-507v; Indios, vols. 73, 74, 76, 78, 79, 80.
91 AGN, Propios y Arbitrios, vol. 34, passim; Intendencias, vol. 21, exp. 9.
64 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

Antes del establecimiento de la Contaduría en 1766 los gober-


nantes indígenas de muchos pueblos principales tenían experiencia
en el manejo de los fondos comunales. 92 El número de repúblicas
que administraban estos caudales aumentó durante las últimas déca-
das del siglo XVIII, aunque algunas autoridades procuraban limitar la
actuación de los indios en este campo. El subdelegado de Xochimil-
co, al informar sobre los puestos en la república india señalaba que
"ninguno de ellos manejan los bienes de comunidad por la poca se-
guridad que éstos tendrían, motivo porque desde [que] se estableció
el arca, el justicia [subdelegado] inmediatamente recaude las cuen-
tas de comunidad y paga de ellos las funciones de iglesia y demás gas-
tos". 93 En el mandato de diciembre de 1793, el virrey Revillagigedo
criticaba "el abuso de los gobernadores indios que hasta ahora han
manejado a su arbitrio estos fondos" y proponía que sólo recolecta-
ran las contribuciones sin permitirles administrar los gastos. "Podría
evitarse, constituyendo a los gobernadores en la sola obligación de
recaudar el Cargo, si procediere de partidas menudas ... sin que por
ningún pretexto se les admita partida de Data, con lo que correrá el
justicia".94 No obstante la queja del virrey, en general las repúblicas se
encargaban de administrar los bienes de comunidad y otras activida-
des financieras. El pueblo de Coatepec mantenía al corriente el "Li-
bro de Arca", que había comenzado en 1777 con 98 fojas, "forrado
en badana encarnada [y] desde su tiempo hasta el presente se halla
en dicho libro apuntado todas las partidas de Cargo y Data". Durante
varios años Cuautlacingo registró en su cuaderno de cuentas la entra-
da y el gasto diario de los fondos comunales.95

9 2 Malinalco empezó el libro de cuentas comunales en 1751. AGN, Indios, vol.

80, exp. 5. Huamelulpan, en la Mixteca Alta, de Oaxaca, anotaba cuentas de los


bienes comunales a partir de 1722. Romero Frizzi, 1975, pp. 12-13, 15. El libro de
la caja de comunidad de Tixtla empezó en 1738. AGN Indios, vol. 76, ff. 48-48v.
93 AGN, Indios, vol. 80, f. 143. "El justicia" significaba el subdelegado o su te-

niente, nombrado para representarlo en pueblos grandes de la jurisdicción.


94 Bando de 30 de diciembre de 1793. AGN, Bandos, vol. 17, f. 506v. El artículo

44 de la Ordenanza de Intendentes disponía que los oficiales de república presen-


ciaran la entrega de la cuenta anual de los ingresos y gastos de los pueblos de la sub-
delegación, y que tuvieran en su poder dos de las tres llaves del arca de comunidad
"para que éstos se instruyan por sí mismos del buen orden y seguridad con que se
han de manejar los productos de sus bienes comunes". Beleña, 1981, vol. 2, p. XVI.
95 AGN, Indios, vol. 79, f. 83; vol. 80, f. l 76v. Tepexuxuca, Malinalco, usaba en

1794 un libro de cuentas empezado en 1776.


LA REFORMA MUNICIPAL YEL GOBIERNO DE LOS PUEBLOS 65

Había cuentas para el ganado, como la "Cuenta que yo Bar-


tholomé Martín, cabecilla de el pueblo de Santa Inés Huetempan
[Tepeji de la Seda, Puebla] de el ganado que ha estado a mi car-
go perteneciente a la comunidad de dicho pueblo"; 96 cuentas pa-
ra el baile de moros y cristianos que se realizaba durante la fiesta
del santo patrón de Ario, Michoacán, o de la procesión de Vier-
nes Santo de Pátzcuaro; 97 listas de los arrendatarios y cantidad de
la renta entregada para terrenos de comunidad, como en Teju-
pilco, Temascaltepec; 98 relaciones de los arrendatarios y las medi-
das de cada solar arrendado, en Otumba; 99 libretas para registrar
los pagos mensuales al maestro de escuela, en Zumpango; 100 regis-
tros de los tributarios con las fechas de los pagos entregados o de
las familias "para el cumplimiento de la escuela y doctrina cristia-
na", en Acapetlahuaya, Zacualpan; 1º1 relaciones de los gastos per
diem de los viajes de los gobernadores de Tecali a la ciudad de
México. 102
El intendente de Guadalajara ordenaba en 1792 que cada pue-
blo adquiriera un libro nuevo de cuentas, foliado con rúbrica y que
lo dividiera en cuatro secciones: 1) para describir cada terreno que
pertenecía al pueblo y las siembras de comunidad; 2) para anotar
en hojas separadas el nombre de cada arrendatario y la fecha de la
entrega de la renta; 3) para registrar todos los ingresos anuales a la
caja de comunidad, y 4) para administrar los gastos, o data, de los
caudales comunales.103
Desde el siglo XVI el libro de cuentas, los títulos primordiales y
documentos antiguos se guardaban en un arca de fierro con tres
chapas distintas, cada una con una llave diferente. Pesaba mucho y
ocasionaba dificultades a los oficiales de república transportarla
anualmente por senderos montañosos para llegar a la cabecera de

96 INAH, Centro de Documentación, Archivo judicial de Puebla, rollo 46, Cuenta

presentada el 17 de marzo de 1788.


97 Inspección ocular, 1960, p. 151. INAH, Centro de Documentación, Michoacán,

rollo 6, 1802.
9B AGN, Indios, vol. 74, f. 18.
99 Chávez Orozco, 1954, pp. 9-13.
100 AGN, Indios, vol. 96, libreta colocada entre los folios.
101 AGN, Padrones, vol.4, ff. 1-21.
102 AGN, Civil, legajo 40, exp. 20.
103 Solano, 1991, p. 502. Colección de acuerdos, 1868, vol. 2, p. 302.
66 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

la subdelegación. 104 El primer gasto que efectuaron los pueblos si-


tuados en los alrededores de Xochimilco, bajo la nueva reglamenta-
ción de la Contaduría fue de siete pesos dos reales para una caja de
comunidad; en Asuchitlán, Tetela del Río, la hechura de las llaves
costó seis reales. En lugares como el Valle de Etla en Oaxaca, donde
hubo cajas en 1770, se decidió en 1794 fabricar nuevas arcas en 19
pueblos para reponer las que estaban averiadas. 105 Había entre los
papeles que las repúblicas guardaban, documentos conservados
por más de 200 años referentes a la fundación de los pueblos, como
en Teozacualco, Oaxaca, donde el común del pueblo conservaba
una real provisión de 1551; o en Taretan, Michoacán, donde había
un "cuaderno forrado en pergamino con 39 fojas, de letra antigua,
en que se relaciona que en 19 de octubre del año de 1596 compra-
ron a Álvaro Pérez en 212 pesos las tierras donde hoy está situado el
pueblo". 106 En 1587 los gobernantes de Tehuacán gastaban ocho
pesos de los fondos comunales para comprar "papel de la tierra pa-
ra hacer las pinturas de las plagas y otras cosas". 107 Constatar los
acontecimientos de importancia y guardar por siglos los documen-
tos ayudaba a los indios del siglo XVIII a tener bases legales para de-
fender sus terrenos y para mantener el conocimiento de su historia.
Las arcas conservaban las pruebas de las composiciones de las pro-
piedades realizadas alrededor de 1646, 1717 y 1760. 1º8 Los regla-
mentos de Gallarreta y de la Ordenanza de Intendentes reiteraban
el mandato de tener arcas de comunidad y si no se hallaban los ori-
ginales de los títulos, era preciso tratar de conseguir copias del Juz-
gado General de Naturales.109
Además de varios cuadernos de cuentas y testimonios legales e
históricos, las repúblicas manejaban los recibos que los contadores

104 Cutzamala, Tetela del Río. AGN, Archivo Histórico de Hacienda, vol. 396, exp.

3. Libro VI, título IV, ley 2, Recopi!,ación, 1973, vol. 2, f. 201.


105 AGN, Indios, vol. 85, f. 298; Hospital de Jesús, vol. 373, exp. 8, 1794. En Huejo-

titán, Durango, la terna de chapas costó 15 pesos en 1795. AHED, Agricultura y Fo-
mento, cajón 14, exp. 5.
106 Bergoza, 1984, p. 153. Inspección ocular, 1960, p. 101. AGN, Indios, vol. 74, f.
26v.
1º7 Lara, 1993, p. 8.
108 Jiménez Pelayo, 1989, pp. 201-203. Vigil, 1992, p. 250. Montiel, 1984, vol. 2,

p. 52.
109 Yahualica, AGN, Indios, vol. 74, f. 311. Santa María Tula, Montiel, 1984, vol.

2,p. 68.
LA REFORMA MUNICIPAL YEL GOBIERNO DE LOS PUEBLOS 67

exigían para comprobar el dinero gastado. Generalmente el recibo


aclaraba que era el gobernador indio quien había entregado el pa-
go, aunque en algunos casos se indicaba que lo había hecho el sub-
delegado; cuando era la autoridad española civil, podía inferirse
que en dicho lugar se ejercía mayor intervención y vigilancia guber-
namental en la administración de los fondos comunales. Los car-
pinteros, albañiles, maestros de obras, sacerdotes, maestros de
coro, herreros, arquitectos, maestros de primeras letras, vaqueros,
caporales, mensajeros, vidrieros, pintores, cereros, escultores, cons-
tructores de órganos, guardas de alcabala, administradores del es-
tanco de pólvora, que recibían dinero de la caja en pago por bienes
o servicios tenían que extender un recibo, mismo que el goberna-
dor entregaba a la Contaduría al final del año, junto con el resu-
men financiero del pueblo. En 1813 los contadores de los bienes de
comunidad de los pueblos de Yucatán informaron que había "es-
tantes llenos de documentos justificantes de su manejo". La cuenta
de la ciudad india de Tlaxcala llevaba 97 recibos adjuntos. 110 Para
respaldar su relación de gastos del viaje desde Malpaís, Durango,
hasta la capital del virreinato, el gobernador incluyó, entre otros, el
recibo extendido por la catedral de México de la limosna que había
donado. 111 Los mismos oficiales de república, a su vez, daban com-
probantes a los tributarios cuando tres veces al año recolectaban el
impuesto. Quizás cansados de tanto escribir los gobernadores de
Otumba y Tacubaya mandaron imprimir los recibos que extendían
sistemáticamente a los contribuyentes. 112 En contraste, la poderosa
república de Cuernavaca manejaba sus finanzas con descuido. Se-
gún la opinión del párroco, el destacado intelectual criollo Manuel
de Omaña: "Ni dan recibo alguno y resultan dos daños, uno el que
aquellos cuatro o seis reales que recogen allí, se los beben de pul-

110 El Fénix de la Libertad, 5 de abril de 1849, p. l. AGET, caja 5, "Cuenta de Car-

go y Data que yo Juan Tomás Altamirano, gobernador de naturales de esta Nobilí-


sima Ciudad de Tlaxcala... 1816", 120 folios.
m AGN, Indios, vol. 87, exp. 6.
112 En Otumba se gastaron seis pesos en 1794 para "impresos, cartas de pago a

los tributarios". Chávez Orozco, 1954, p. 26. AGN, Hospital de jesús, vol. 404. En 1782
Nauzontla, Puebla, gastó fondos comunales en "papel para cuadernos y recibos de
tributos". AGN, Propios y Arbitrios, vol. 19, f. 22. La Contaduría prohibió a la repúbli-
ca de (\tumba gastar dinero comunal para imprimir los recibos y ordenó que vol-
viera a escribirlos a mano.
68 PUEBWS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COWNIAL

que o aguardiente; lo segundo que después no se acuerdan si éste


pagó o no pagó".m
El arca de fierro acumulaba dinero en efectivo, hecho impor-
tante en una sociedad con crónica escasez de moneda de plata.
Siempre existía la inclinación de sacar fondos para el uso personal,
sea del subdelegado o de los gobernantes indígenas. La Corona espe-
raba disminuir este problema con el mandato de 1577 que ordenaba
poner tres chapas distintas en la caja, cada una correspondiente a
una llave diferente. Durante dos siglos los indios, el gobernador, el
alcalde y el mayordomo (de comunidad), fueron los poseedores de
las tres llaves y no fue sino hasta 1764 cuando dos de las llaves pasa-
ron, una al alcalde mayor español y otra al sacerdote. Tal vez este
cambio en los custodios de llaves simbolizaba una alteración en el
concepto de a quién pertenecían los bienes de comunidad. Ya no
eran considerados como patrimonio de los pueblos sino como una
concesión del rey a los indios, y por ende se daba a la custodia de la
autoridad civil una de las llaves. El gobierno español (en la persona
del subdelegado después de 1786) siguió en posesión de una de las
llaves hasta el final de la época colonial, pero pronto con el artículo
44 de la Ordenanza de Intendentes, se desplazó al eclesiástico y se
volvió a asignar la llave a un indio, esta vez al regidor más antiguo.
La Ordenanza quitó a los clérigos de su lugar como testigos oficiales
en las elecciones. El virrey Bucareli les había señalado esta función
en 1775, pero el artículo 13 exigía la presencia del subdelegado o el
teniente de justicia, con la salvedad de que si ellos no podían asistir,
era factible nombrar a otro español. En el Bajío se dio instruccio-
nes a los sacerdotes en 1792 de no asistir "a las elecciones que ha-
gan los naturales de los pueblos". 114
Para controlar el uso de los fondos de los bienes de comunidad,
la Ordenanza de Intendentes, basándose en la ley española de 1760
y los reglamentos de Gallarreta, indicaba que anualmente se tenían

Hospital de jesús, vol. 309, exp. 6.


113 AGN,
Auto acordado del 3 de septiembre de 1577, confirmado por cédula real
114
del 4 de junio de 1582. Beleña, 1981, vol. 1, primera paginación, p. 54; auto acor-
dado del 5 de julio de 1764, tercera paginación, p. 4. Artículos 13 y 14 de la Orde-
nanza de Intendentes en Beleña, 1981, vol. 2, pp. ix, xvi-xvii. Alanís, 1978, pp.
136-137. Bergoza, 1984, passim. INAH, Centro de Documentación, León, rollo 25,
exp. 14, 1792. Las cajas de fierro de los pueblos de Apatzingán medían aproxima-
damente 40 centímetros de largo y lo mismo de fondo. Terán, 1995, p. 245.
LA REFORMA MUNICIPAL YEL GOBIERNO DE LOS PUEBLOS 69

que preparar seis cuentas. En la práctica, había siete, incluyendo la


del resumen preparado por cada subdelegado. Ésta no se mencio-
naba en la Ordenanza, pero sí se estipulaba en los reglamentos de
los bienes de comunidad.
El "paquete de cuentas" para los bienes comunales consistía en:

l. Cuenta anual de cada pueblo de indios, con cargo, data y sobrante,


acompañada por recibos.
Ejemplo: Pueblos de lajurisdicción de Teotihuacan, 1775-1779. AGN,
Propios y Arbitrios, vol. 7, ff. 1-57, 84-117.
2. Resumen financiero de las cuentas de todos los pueblos en una sub-
delegación.
Ejemplo: Subdelegación de Acatlán, Puebla. AGN, Indios, vol. 75, f. 144
y250.
3. Pliego de reparos sobre errores en las cuentas de cada pueblo, he-
cho por los contadores de cada intendencia. Ejemplo: Reparos a las cuen-
tas de pueblos de la subdelegación de Otumba, 1807.
Ejemplo: Molina Ruiz, 1983, pp. 11-13.
4. Extracto o resumen de todas las cuentas de una intendencia (ciudades
y villas de españoles y pueblos de indios) presentado por cada subdelegación.
Ejemplo: Extractos de la intendencia de Guadalajara, correspondien-
te a cada año desde 1792 a 1808. AGN, Propios y Arbitrios, vols. 25 y 35.
5. Reparos hechos por la Contaduría General de Propios, Arbitrios y
Bienes de Comunidad en México sobre errores en los extractos de una in-
tendencia.
Ejemplo: Reparos del contador Manuel Saviñón de los Extractos de la
Intendencia de Oaxaca, 1802. AGN, Propios y Arbitrios, vol. 37, ff. 70-83.
6. Estado de cada intendencia con un resumen global del cargo, data
y sobrante de propios, arbitrios y bienes de comunidad.
Ejemplo: Estado de la intendencia de Yucatán, correspondiente a ca-
da año desde 1790 hasta 1820. AGN, Propios y Arbitrios, vol. 23, ff. 300-371.
7. Estado general de todas las intendencias en el virreinato referente a
propios, arbitrios y bienes de comunidad. (Se debía enviar al rey, según el
artículo 53 de la Ordenanza de Intendentes).
No hemos encontrado ningún ejemplo.

La revisión de los contadores, tanto en cada intendencia (con-


tadores de provincia) como en la jerarquía virreinal (Contaduría
General de Propios y Arbitrios) era minuciosa y exigente. Los mi-
nistros tesoreros de la Intendencia de México, José María Lasso y
José de Valdosola, reclamaron al pueblo de Santa Ana Zacatlaman-
70 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

CUADRO 5
Artículos de la Ordenanza de Intendentes acerca de las finanzas
de los bienes de comunidad

Artículo Contenido

4, 28, 29 modificados por Para "arreglar uniformemente el gobierno, manejo


real orden del 2 de octubre y distribución de todos los propios y arbitrios y de
de 1787, 9 de mayo 1788 los bienes comunes".
(Real Ordenanza... , 1984, Crea la Junta Superior de Real Hacienda cuyos miem-
LIII, LIV) bros son: Virrey, regente de Real Audiencia, ministro
más antiguo del Tribunal de la Contaduría de Cuen-
tas; ministro más antiguo Contador o Tesorero Gene-
ral del Ejército y Real Hacienda; contador de Propios
y Arbitrios, como secretario cuando se trata de bienes
de comunidad.
Manda subsistir la Contaduría de Propios, Arbitrios y
Bienes de Comunidad.

33y35 Ordena preparar reglamento interino para Pro-


pios, Arbitrios y Bienes de Comunidad de cada pue-
blo y que se guarden copias en la Contaduría de cada
intendencia y en cada pueblo. Deben recibir aproba-
ción del rey.

34 Manda excluir: "las partidas de gastos que les parecie-


ran excesivos o superfluos" y divide las partidas de
gastos en cuatro clases: "la primera, de las dotaciones
o ayudas de costa señaladas a las justicias, capitulares
y dependientes de los ayuntamientos y salarios de los
oficiales públicos, médico o cirujano donde los haya y
maestros de escuela que deben precisamente estable-
cerse en todos los pueblos de españoles e indios de
competente vecindario; la segunda, de los réditos de
censos u otras cargas que legítimamente se pagaren
por los mismos pueblos, estando impuestos con facul-
tad real o convertidos en beneficio común y justifica-
da su pertenencia; la tercera, de festividades votivas y
limosnas voluntarias, y la cuarta, de los gastos preci-
sos o extraordinarios y eventuales que no tengan cuo-
ta fija. (Si fuera mayor de cuarenta pesos en las
ciudades y villas de españoles y de veinte en las pobla-
ciones indias, "han de dar cuenta a la Junta Superior
y esperar su resolución".

41,44 Forma cuenta anual de cada pueblo de Cargo y Data


según el Reglamento interino y el Formulario envia-
do por la Contaduría de Propios y Arbitrios en Méxi-
co. Sobre pago de real y medio o el producto de diez
brazas de tierra. Arca de tres llaves.
lA REFORMA MUNICIPAL YEL GOBIERNO DE LOS PUEBLOS 71

43,51 Envía sobrante a tesorería de las Intendencias. Debe


sacar el 4% de ciudades y villas de españoles y el 2%
de pueblos de indios para sueldos de Contaduría de
Propios en México y las Contadurías de cada inten-
dencia

45 Contadores de cada intendencia examinarán cuentas


anuales de pueblos para que, después de revisarlas,
las pasen a intendente para su visto bueno, o "si los
dichos contadores hallaren algunos reparos, pon-
drán pliegos de ellos a media margen, expresando los
motivos que tuvieren en cada uno". El intendente
regresará los reparos al subdelegado para "satisfa-
cerlos ... y que de no ejecutarlo, se excluirán los par-
tidos reparados y se procederá al reintegrarse de su
importe".
46 Intendente enviará un "Extracto" de cada cuenta a la
Junta Superior de Real Hacienda en México. La Con-
taduría de Propios, Arbitrios y Bienes de Comunidad
revisará los extractos y pedirá al intendente "los re-
caudos de justificación" si es necesario.

4 7 Modificado por Real Usará el dinero sobrante "de propios y arbitrios y bie-
Orden del 14 de septiembre es de comunidad para que se haga a propuesta de
de 1788 (Real Ordenanza... las justicias ordinarias, cabildos y ayuntamientos, por
1984,LV) conducto de los intendentes a las Reales Audiencias
para su aprobación".

49 En oficinas de Contadores principales de Provincia,


se debe archivar cuentas con recibos "con separación
de los demás".

50 Si subdelegados no están de acuerdo con "reparos en


las cuentas, reintegro de caudales, aumento o reduc-
ción de partidas señaladas por los Reglamentos" po-
drán hacer sus "Recursos" a la Junta Superior de Real
Hacienda.

53 Intendente enviará anualmente a la Junta Superior


de Real Hacienda en México un "Estado Individual"
sobre la cantidad de los "Propios, Arbitrios y Bienes
comunes de todos los pueblos de sus distritos, con ex-
presión de los valores, cargas y sobrantes de ellos ...
para que la misma Junta disponga que de todos se
forme por la Contaduría General de estos ramos otro
Estado general con separación de provincias ... y le
dirija a mis reales manos por la Vía reservada de In-
dias y a mi Supremo Consejo de ellas".
72 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

co el faltante de uno de los doce recibos del maestro de escuela; al


pueblo de Tututepec, Tulancingo, el no haber incluido el certifica-
do del párroco sobre el buen desempeño del preceptor que debía
acompañar a los recibos de pago; y al pueblo de Tenancingo una
discrepancia de un peso seis reales en los recibos pagados al pre-
ceptor correspondientes a un total de 400 pesos. Si los gobernado-
res de las repúblicas no satisfacían los reparos dentro de 20 días
tenían que reponer el dinero faltante. 115
Junto con algunos casos revisados con esta precisión y detalle,
existían otros en que se mostraba negligencia por parte de los con-
tadores, debida probablemente a falta de tiempo: cuentas nunca
abiertas ni revisadas y con el sello de cera intacto, como las de Ta-
cuba en 1816. 116 Aunque se anotaba y se reclamaba, en algunas in-
tendencias llegaba a registrarse la desaparición de grandes sumas
de dinero, cuya inversión o localización eran desconocidas. En
1789 la intendencia de Yucatán envió 50 000 pesos a la ciudad de
México para ser invertidos en el Banco de San Carlos, aunque en
1796 los contadores de Mérida admitían que: "No tenemos noticias
si se han concedido para redituación ". Diecisiete años después de la
salida del dinero, en 1806, se pasó a la Consolidación, sin haber
acumulado ningún rédito durante todos esos años. 117 Igualmente,
los contadores de Oaxaca a veces registraban que la subdelegación
de Nexapa había suplido en 1798 la cantidad de 22 241 pesos a la
Real Hacienda, y a veces la quitaban de los informes financieros.
Nunca se aclaró si efectivamente se había hecho la erogación, como
señaló el contador Saviñón en los reparos de 1802. 118 Tal vez la falta
más grave de vigilancia (y parece que también pérdida de los fon-
dos) ocurrió en la intendencia de Puebla, donde le fueron prestados
a Vicente García de Huesca 50 000 pesos en 1802 y en 1803 otros 51
000 pesos a Rafael Mangino. Ellos sólo entregaron réditos durante
uno y dos años, respectivamente. Hacia 1815 la Tesorería General
de Puebla informó sobre el préstamo a García en estos términos "de

115 AGN, Parcialidades, vol. 2, f. 123; Archivo Histórico de Hacienda, vol. 396, exp.

2, 1808. Molina Ruiz, 1983, p. 37. El subdelegado de Otumba fue multado con 200
pesos en 1805 por no haber presentado puntualmente las cuentas de bienes de co-
munidad. Nava, 1971, p. 356.
11 6 AGN, Archivo Histórico de Hacienda, vol. 1013-1.

117 AGN, Propios y Arbitrios, vol. 23, ff. 300-371.


ns AGN, Propios y Arbitrios, vol. 23, ff. 69-83.
lA REFORMA MUNICIPAL YEL GOBIERNO DE LOS PUEBLOS 73

cuyo expediente no sabemos el estado" y sobre lo entregado a Mangi-


no, "de cuyo expediente ignoramos el estado que tenga".119
El gobierno intentaba eliminar los fraudes cometidos por los
subdelegados con los fondos comunales de los indios. Varias autori-
dades españolas aprovechaban el dinero de las cajas para invertir
en el repartimiento de mercancías u otros negocios y para subsanar
sus finanzas personales. Los reglamentos interinos incluían entre
las prevenciones finales una dirigida a la autoridad local: "Prohíbo
que el subdelegado pueda mantener en su poder... ni extraer cau-
dales que no sean con destino a los pagos señalados en este regla-
mento ... bajo la pena de que en caso de que se justificase ha de
pagar el cuatro tanto más de lo que retuviera en su poder". Los
contadores descubrieron desfalcos en las subdelegaciones de Apan,
Chalco, Lerma, Tulancingo Yahualica y las parcialidades de la in-
tendencia de México, en Izúcar, Tehuacán, Tlapa, Huayacocotla y
Tecali en Puebla, en Coroneo, Guanajuato y en Huajuapan en Oa-
xaca. Informes de Veracruz alegaban que los subdelegados no da-
ban recibos a las repúblicas cuando entregaban el dinero sobrante
y se sospechaba que los subdelegados retenían una parte del dine-
ro, llevando menos de lo debido a las cajas reales. A veces el gobier-
no logró recuperar los caudales extraídos y en algunas ocasiones se
destituyó a la autoridad local responsable por el fraude. 12º Por otra
parte, cuando los gobernantes indígenas debían parte del real y

119 Chávez Orozco reproduce documentos referentes a estos dos préstamos.

Chávez Orozco, 1955. Otro préstamo de los fondos de comunidad de la intenden-


cia de Puebla a Juan José Urcullo por 50 000 pesos en 1804 tuvo mejor suerte. Pa-
rece que Urcullo entregó réditos y repagó la deuda. AGN, Civil, vol. 1443, exp. 3.
En 1803 se consideró la posibilidad de prestar 100 000 pesos de los sobrantes de
las cajas comunitarias de Puebla a comerciantes de La Habana pero parece que
no se realizó la operación. AGN, Bienes de Comunidad, vol. 4, ff. 275-277, 23 de sep-
tiembre de 1803. En Yucatán se prestaban fondos sobrantes a varios comerciantes
y hacendados; también dinero sobrante de México a comerciantes de la capital:
20 000 pesos a cuatro comerciantes. Tanck de Estrada, 1994, pp. 432, 437. AGN,
Propios y Arbitrios, vol. 23, ff. 300-307. Menegus, 1989, p. 388. AGN, Bienes de Comu-
nidad, vol. 4, f. 289.
12º AGN, Archivo Histórico de Hacienda, vol. 1106, passim:, Consolidación, vol. 10, ff.
405v, 453; Subdelegados, vol. 41, exp. 6, ff. 240-262; Civil, vol. 1443, exp. 3; Bienes de
Comunidad, vol. 2, f. 301, 1792; Subdelegados, vol. 41, exp. 6. Escobar, 1994, p. 30.
INAH, Centro de Documentación, Oaxaca, rollo 103, investigación de Domingo Las-
quetty, subdelegado de Huajuapan, julio de 1808; Archivo Judicial de Puebla, rollo
41, exp. 6; rollo 46, Tehuacán, 30 de junio de 1793; rollo 47, exp. 5.
74 PUEBLOS DE INDIOS YEDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

medio o habían utilizado fondos de la caja de comunidad, se les en-


carcelaba y se exigía el reintegro de lo faltante. 121
Al llegar a 1804, once de las doce intendencias enviaban anual-
mente a la Contaduría General de Propios y Arbitrios en México
4% del ingreso de las ciudades y villas de españoles y el 2% del in-
greso de los bienes de comunidad de los pueblos de indios, señal
de que todas las regiones del virreinato, con excepción de Arizpe
(Sonora-Sinaloa), cumplían en buena medida con los mandatos de
los contadores de la capital. Para 1809 se tenía registro en la Conta-
duría de los ingresos por el concepto de bienes de comunidad de
todas las intendencias, excepto Sonora. 122
Ya se había logrado establecer y hacer funcionar en el virreina-
to entero lo que años antes se había instrumentado en varias inten-
dencias: la centralización de la administración financiera y la
unificación del método contable de los bienes comunales de Nueva
España.

Castigos a los gobernadores de San juan del Río y Hueypoxtla, Tetepango.


121
AGN, Indios, vol. 74, f. 103; Real.es Cédulas Original.es, vol. 231, ff. 21, 116v, exp. 60.
122 AGN, Propios y Arbitrios, vol. 33, f. 285. A cada subdelegado en la intendencia
de México se enviaba un resumen de los artículos de la Ordenanza de Intendentes
que tenían que ver con la administración de los bienes de comunidad: artículos
31, 33, 34, 44, 45, 69, 70 y 136. AGN, Archivo Histórico de Hacienda, vol. 440, exp. 5.
MAPA !
Pueblos de indios en las intendencias de Nueva España, ca. 1803

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---- · Gobierno mili tar subordinado al virrey o:i

- Frontera con Guatemala 5


(/)

Dorothy Tanck de Estrada; mapa basado en Gerhard, 1986, p. 16; 1991, p. 46, 116, 129; 1996, pp. 57 y 205 .
-..J
Elaborado por Verónica Montoya P., Laboratorio de SIC, El Colegio de México. (.}'(

Fuente: véase capitulo l.


11. EL INGRESO YEL SOBRANTE
DE LOS BIENES DE COMUNIDAD

LAs TIERRAS COMUNALES Y OTROS INGRESOS

El pueblo de indios no sólo englobaba el casco urbano con su pla-


za, iglesia y casas, sino que abarcaba una extensión más amplia de
tierra. Este terreno, otorgado por el rey al pueblo en el momento
de su fundación se conocía como "tierras para vivir y sembrar". Du-
rante el siglo XVIII se le denominaba "tierra por razón de pueblo" o
"seiscientas varas que como a pueblo les pertenece". Alrededor de
1790, se le llamaba "fundo legal del pueblo".
A menudo este terreno correspondía a toda el área que había
estado bajo la jurisdicción del antiguo altepetl. Para remediar las inva-
siones y los despojos que efectuaron los españoles sobre las tierras
indias, en cédulas de 1687y1695, se ordenó a éstos que se alejaran
de la propiedad comunal de los indios, y se asentó que la tierra de
cada pueblo tenía que medir, como mínimo, 600 varas contadas
"por todos cuatro vientos" desde la iglesia. 1 En 1785, a petición del
fiscal de la Audiencia, Ramón de Posada, se recomendó calcular las
600 varas desde la última casa del poblado. Esta manera de medir
las 600 varas fue confirmada por la real cédula del 12 de julio de
1795, que ordenaba trazar el fundo legal "desde la última casa por
cada rumbo".2
El fundo legal de 600 varas tenía vigencia en el territorio de la
Audiencia de México. Las 600 varas de cada lado del pueblo suma-

1 El intendente de Guadalajara usó el término "fundo legal" en 1791. Solano,

1991, p. 506. García Martínez, 1992, pp. 55-56. En 1804 el obispo fray Antonio de
San Miguel, de Michoacán, escribió que las 600 varas fueron el radio de un círcu-
lo, pero la cédula de 1687 y la mayoría de las referencias al tema de finales del si-
glo XVIII, hablan de 600 varas medidas hacia los cuatro vientos. Lemoine, 1964, p.
53. Solano, 1991, p. 366. Cokcción de acuerdos, 1868, vol. 2, p. 299. Gamio, 1979, vol.
2, p. 503.
2 En 1799 los indios de Cruz de Palmar citaban la cédula de 1795 cuando se

referían a "la extensión o aumento de tierras". AGN, Indios, vol. 70, ff. 25, 79; Tierras,
vol. 1122, exp. 2, f. 13; Bienes de Comunidad, vol. l, f. 80v.

77
78 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

han 1 200 varas de largo y 1 200 varas de ancho ( 1 200 varas equiva-
len a 1003 metros). Así, el cuadrado abarcaba 1003 metros de cada
lado o un kilómetro cuadrado de tierra (una vara mide .836 me-
tros).
En la Audiencia de Guadalajara (Nueva Galicia), que no estaba
tan densamente poblada como el altiplano central y cuyos habitan-
tes se dedicaban a la ganadería, el fundo legal era más grande: de
una legua por cada viento, lo que equivalía a 17.5 kilómetros cua-
drados (una legua mide 5 000 varas y equivale a 4 180 metros). El
agrimensor Juan Bautista Blanes en 1798 especificaba que en Nue-
va Galicia el fundo legal era "una legua en cuadro". El pueblo de
Tesistán, ubicado cerca de Guadalajara en la subdelegación de San
Cristóbal de la Barranca, tenía "cinco mil varas en cuadro que cons-
tituyen su fundo legal de buena calidad" y Yahualica en Cuquío po-
seía "su fundo legal que es un sitio de ganado mayor de laborío". 3
En la intendencia de Zacatecas los 14 pueblos de Tlaltenango y
los 14 pueblos deJuchipila tenían el fundo legal de una legua cua-
drada; el pueblo de Susticacán estaba "situado sobre un sitio de ga-
nado mayor que es su fundo", igual que el pueblo de San Marcos en
Aguascalientes. 4 Los pueblos de los huicholes en Colotlán podrían
medir hasta tres leguas por cada viento, pero generalmente poseían
una legua cuadrada. Por la intendencia de Durango, el pueblo de
Canatlán, sustentándose en las 227 fojas útiles de sus títulos de fun-
dación (forrados en badana negra), ganó a finales del siglo XVIII el
pleito contra la hacienda de Saucedo para confirmar su posesión
de "media legua de tierra por cada viento". 5
En el norte, por el reino de Nuevo León, la población de San
Cristóbal Gualahuises, situada cerca de Linares y fundada en 1715,
poseía en 1795 la "extensión de una legua por cada viento"; para
Sonora el visitador Gálvez ordenó en la Instrucción fechada el 23
de junio de 1769 que los pueblos de indios debían extenderse "por
cuatro leguas a los cuatro vientos" mientras que se concedió a San

3 Solano, 1991, p. 510. Cokcción de los decretos, 1876, vol. 1, pp. XIV, 204, 346,

Aguirre Loreto, 1993, p. 39.


4 Véase un estudio detallado de las extensiones de tierra pertenecientes a Tlal-

tenango y Juchipila enJiménez Pelayo, 1989, pp. 163-171, 176. Reglamento de San
Pedro Susticacán en AGN, Indios, vol. 83, ff. 211-218. Gómez Serrano, 1988, vol. 2,
pp. 9, 67.
5 Rojas Nieto, 1993, pp. 105-106. AHED, casilla 2, exp. 261.
EL INGRESO YEL SOBRANTE DE LOS BIENES DE COMUNIDAD 79

Miguel Aguayo y tres poblados más, fundados por los colonizadores


tlaxcaltecas en la provincia de Coahuila, "a cada uno los términos o
tierras de su pertenencia con tanta generosidad que lo que menos
cuenta por suyos cincuenta sitios de ganado". 6
Aun dentro del territorio de la Audiencia de México, algunos
poblados tenían por fundo legal extensiones mayores que el kiló-
metro cuadrado que correspondía a las 600 varas por razón de pue-
blo. Venado, en la intendencia de San Luis Potosí, seguía hacia
1804 en posesión de la legua cuadrada, que el visitador Gálvez re-
dujo en 1767 debido a que sus habitantes participaron en la rebe-
lión en torno a la expulsión de los jesuitas. Los pames de SanJosé
del Valle (del Maíz) recibieron una legua cuadrada de terreno
cuando se fundó el poblado a mediados del siglo XVIII. Por la Huas-
teca, el pueblo indio de Valles en 1769 tenía "la legua de tierra que
por razón de pueblo gozan". Más al sur, en la intendencia de Gua-
najuato, el pueblo de Pénjamo, mostraba en 1797 a las autoridades
"la merced de legua y media de tierras... por cada viento", concedi-
da por el virrey Velasco en 1562. El pueblo de Cuisillo, cerca de Ce-
laya, poseía el fundo legal de "tres caballerías para la fundación",
un espacio 25% mayor que las 2.36 caballerías de tierra correspon-
dientes a las 600 varas por razón de pueblo. El alcalde mayor de
Etzatlán (distrito de Nueva España que en 1786 pasaría a formar
parte de la intendencia de Guadalajara) escribió en 1770: 'Todos
los pueblos tienen en común las tierras que Su Majestad les conce-
de por razón de pueblo que creo es por cada viento de los cuatro,
media legua". 7
En el centro y sur de Nueva España, la extensión de un kilóme-
tro cuadrado que ocupaba el fundo legal se utilizaba para tres pro-
pósitos: el casco del pueblo, la milpa comunitaria y las parcelas del
común repartimiento. Alrededor de la iglesia se distribuían solares
para las casas con su huerta y lugar para animales de granja. En la
sierra de Puebla los solares medían 25 varas cuadradas, en la inten-
dencia de Guadalajara 30 y en Otumba solían ser más grandes,

6Revillagigedo, 1966, pp. 61, 78. Río, 1995, p. 131.


7 AGN, Propios y Armtrios, vol. 16, f. 394; Indios, vol. 83, f. 162v; Tierras, vol. 1324,
exp. 13; Bienes de Comunidad, vol. 2, f. 142; vol. 7, f. 46, mayo de 1770. Monteja-
no,1989, pp. 78-79. INAH, Centro de Documentación, León, rollo 42; San Luis Potosí,
rollo 42, Informe de Valles, 1769.
80 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

aproximadamente de 25 por 45 varas cuadradas. Las casas tenían


12 varas de frente y cinco de fondo. Por ley, cada tributario debía
cultivar un pedazo de tierra de diez brazas por cada lado (aproxi-
madamente 100 metros cuadrados), cuyo producto debía entregar-
se a la caja de comunidad. 8 En un pueblo de 100 tributarios, con
alrededor de 450 pobladores, la milpa común para la labranza de
los tributarios tendría alrededor 10 000 varas cuadradas (o casi 8
360 metros cuadrados). Esta milpa común,junto con la plaza cen-
tral y los solares ocupaban un poco menos de 10% del espacio del
fundo legal; el resto de la tierra del pueblo se repartía a las familias
en parcelas que serían dedicadas a la agricultura. A cada tributario
le tocarían 9 900 metros cuadrados, cerca de una hectárea por fami-
lia. En la mayoría de los pueblos se hacía un "formal repartimiento
de tierras" que autorizaba a cada familia para trabajar la misma par-
cela año tras año y cuando moría el tributario los herederos tenían
el derecho de labrar el mismo terreno. A veces los habitantes se
quejaban de que la distribución de estas parcelas no era justa, ya
que los ancianos y gobernantes indígenas contaban con los más
grandes o mejores terrenos. 9

8 García Martínez, 1987, p. 173. Chávez Orozco, 1954, pp. 9-13. Colección de
acuerdos, 1868, vol. 2, p. 39. Ley 31, título IV, libro 6, Recopilación, 1973, vol. 2, p.
206. Reglamento de Zacatecas, AGN, Indios, vol. 83, ff. 210-220. La medida de una
braza podría ser dos varas (1.70 metros) pero en Nueva España, en referencia al
cultivo de la milpa común, se consideraba que una braza era equivalente a una va-
ra. AGN, Indios, vol. 83, f. 174v, 1796.
9 AGN, Hospital de jesús, vol. 309, exp. 8. Terán, 1995, pp. 222-223. Se quejaban

en los pueblos de La Barca, Guadalajara, sobre el desorden en la repartición de las


tierras del fundo legal: "Muchos que carezcan de las necesarias ... otros... tan sobra-
dos que arrendan a los vecinos de otras castas". Menegus, 1989, p. 386. En las mi-
siones de Coahuila la repartición de parcelas no era formal, sino que se señalaban
pedazos de terreno a cada indio para cultivar durante un año, pero al siguiente se
repartían diferentes parcelas a los habitantes. Revillagigedo, 1966, p. 62. AGN, In-
dios, vol. 72, f. l 76v. Gamer indica que una hectárea de tierra producía once fane-
gas de maíz y el precio de una de éstas en 1784 era de un peso cuatro reales.
Garner, 1993, p. 66. AGN, Indios, vol. 80, f. 126. Gibson, 1964, pp. 310-313. Relaciones
geográficas de 1792, 1994, p. 136. Se ha calculado que 1.15 hectáreas era la exten-
sión necesaria para producir los alimentos y el pago del tributo para una familia
(en Huejotzingo en el siglo XVI). El fundo legal sería adecuado para sostener apro-
ximadamente a 73 familias. Dyckerhoff, 1990, p. 51. Thomas Charlton analizó la
localización y rendimiento agrícola de los terrenos comunales de los pueblos de
Cuautlacingo y Ostoticpac, en la subdelegación de Otumba al final del siglo XVIII,
basándose en los datos de los reglamentos sobre ubicación y tamaño de las tierras
de comunidad. Concluyó que técnicamente tenían suficiente tierra para alimen-
EL INGRESO YEL SOBRANTE DE LOS BIENES DE COMUNIDAD 81

Muchos poblados poseían tierras adicionales al fundo legal, lla-


madas "tierras de comunidad". Cuando hacían falta parcelas de co-
mún repartimiento dentro del fundo, se entregaban terrenos a los
tributarios en las tierras de comunidad. Los pueblos obtenían di-
chas tierras por merced, compra, donación y composición. Espe-
cialmente durante la época de la fundación de los pueblos, además
de la tierra por razón de pueblo, el rey otorgó terrenos adicionales.
Éste fue el caso del pueblo de Jesús María, en Aguascalientes, que
recibió "tres sitios de ganado mayor, uno en calidad de fundo legal".
A Toluca se asignaron como merced unos 18 kilómetros cuadrados
de tierra en 1533; Ocoyoacac, establecido en 1546, fue dotado de
una merced de un poco más de diez kilómetros cuadrados en 1593.
Tulpetlac, en la subdelegación de Ecatepec, compró por 370 pesos
que tomó de los caudales comunales, cuatro y media caballerías de
tierra, y Atacalco, en la misma jurisdicción, realizó en 1712 la com-
posición de ocho caballerías de tierra que había adquirido en 1680.
Varios terrenos de San Luis de la Paz habían sido adquiridos gracias
a donaciones de caciques, unas concedidas por generosidad y otras
como pago de deudas contraídas con las cajas comunales. 10 Desde
mediados del siglo XVII los pueblos de indios consiguieron "compo-
siciones" para asegurar su posesión de la tierra; en 1643 San Ga-
briel Chilac, Tehuacán, realizó una composición de sus terrenos y
otros poblados la hicieron con base en la real cédula del 30 de junio
de 1646 que aceptaba a "las comunidades o reducciones de indios ...
a composición con prelacía a las demás particulares, haciéndoles
toda conveniencia". Tales composiciones fueron más frecuentes a
partir de 1711. Durante el periodo comprendido entre 1711y1720,
los pueblos de no menos de 42 subdelegaciones en todo el virreina-
to pagaron al gobierno para arreglar la composición de sus propie-
dades. Se señalaban los límites de los terrenos con mojoneras de cal
y canto. El obtener títulos que constataran la posesión de mercedes,
tierras realengas o terrenos comprados, era una práctica que aun-

tarse. Su análisis muestra el potencial para utilizar documentos financieros de los


bienes de comunidad para calcular la productividad agrícola. Charlton, 1991, pp.
244y262.
10 Gómez Serrano, 1988, vol. 2, p. 68. AGN, Indios, vol. 79, ff. 3-4, 16-17. A veces
se llamaba al fundo legal, fundo "real". Coacala, cerca de Ecatepec, tenía "a más de
seiscientas varas del fundo real, dos caballerías de tierra en merced por el virrey
conde de Monterrey". AGN, Indios, vol. 79, f. 10.
82 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

que resultaba costosa, se había extendido durante el siglo XVIII en-


tre los pueblos para proteger sus propiedades, ya que frecuente-
mente los documentos originales se habían perdido, o se hallaban
retenidos en los tribunales de México o "roídos de ratas, [que] no
se pueden leer". 11
Generalmente las tierras de comunidad estaban contiguas al
pueblo, pero a veces se ubicaban lejos de éste. Por ejemplo Oco-
tlán, perteneciente a la subdelegación de Tala, Guadalajara, "com-
pró y adquirió el común, a expensas de su personal trabajo" un
terreno en la subdelegación de San Cristóbal de las Barrancas; Co-
yoacán era dueño de la hacienda de Tepeopilco, en Izúcar, Puebla;
Tepeaca tenía tierras de comunidad en Acajete, y Tlaxiaco en la ca-
ñada de Yosotiche a 12 leguas del pueblo. 12 Los 14 pueblos de Tlal-
tenango en Zacatecas, en 1802, además de los 245 kilómetros
cuadrados correspondientes a los fundos legales, habían adquirido
por mercedes y compras 541 en tierras de comunidad, de ahí que
contaban con un total de 786 kilómetros cuadrados. La población
india de los pueblos era de 1 800 familias. Los 18 pueblos de Tixtla
poseían 1100 kilómetros cuadrados de terreno, ocupados por 4 800
familias de indígenas. Por otra parte, las subdelegaciones de Hue-

11 La composición era la entrega de dinero al gobierno para obtener un título


que legalizaba la posesión de tierras; a menudo los españoles utilizaban la "compo-
sición" para legitimar la ocupación de terrenos baldíos o la apropiación por com-
pra o despojo de tierras que pertenecían a los pueblos de indios. Gibson, 1964, p.
235. AGN, Indios, vol. 76, ff. 25-50; vol. 79, f. 15; Tierras, vol. 632, exp.l. Solano, 1991,
p. 512. Wood, 1984, p. 117. Gamio, 1979, vol. 2, p. 507. Una revisión del ramo Tie-
rras del Archivo General de la Nación indica que entre 1711 y 1720 los pueblos de
indios que obtuvieron composiciones de sus tierras se localizaban en la intenden-
cia de México (26 subdelegaciones) Oaxaca (nueve subdelegaciones) Puebla (seis
subdelegaciones) Michoacán y Guadalajara (dos subdelegaciones). Las cofradías
también realizaron composiciones. Barrett, 1976, p. 157.
Jiménez Pelayo encontró que los pueblos de Tlaltenango y Juchipila en la in-
tendencia de Zacatecas pagaron en varias ocasiones para la composición de sus tie-
rras. La república india de Teocaltiche, intendencia de Guadalajara, siete veces
recurrió a los tribunales para legalizar o sacar copias de los títulos de sus tierras.Ji-
ménez Pelayo, 1989, p. 201. Véase ejemplos de composiciones realizadas por los
pueblos indios y por algunas cofradías de Guatemala de 1740 a 1799 en Solano,
1974, pp. 125-126. Chapala en Guadalajara hizo composiciones de sus tierras en
1708, 1751, 1756 y 1759. Colección de acuerdos, 1876, vol. 1, p. 370. Gamio, 1979, vol.
2, p. 508.
12 Colección de acuerdos, 1868, vol. 2, pp. 308, 312. AGN, Padrones, vol. 28; Civi~
vol. 1443, Cuenta de Tepeaca, 1790, sin paginación. Méndez Aquino, 1985, p. 131.
EL INGRESO YEL SOBRANTE DE LOS BIENES DE COMUNIDAD 83

jutla, al norte de la ciudad de México, y Tochimilco, al sur de Cuerna-


vaca, informaban de escasez de tierra en relación con el número de
habitantes indios. 13 Poseer una considerable extensión de propie-
dad en sí no garantizaba suficiente producción agrícola para los in-
dios del pueblo. Eran determinantes, la calidad del suelo y el
tamaño de la población. Por ejemplo en 1796, en la subdelegación
de Tala de Guadalajara, el pueblo de Ahuisculco con 94 tributarios
tenía su fundo legal completo y otra tierra para la siembra de maíz,
pero aun así faltaba terreno "para muchos naturales que se ven pre-
cisados a arrendar fuera de allí", mientras que el pueblo de Nesti-
pac, en la misma subdelegación con igual número de tributarios y
su fundo legal completo sin terrenos adicionales, no tenía que arren-
dar otras propiedades.14
Además del fundo legal y de las tierras de comunidad, había
dos tipos más de terrenos: la tierra de las cofradías y la propiedad
privada que pertenecía a los indios, denominada "de propio pecu-
liar adquisición", y generalmente sus dueños eran caciques o indí-
genas acaudalados. 15 Alrededor de 1784 los pueblos de Totolcingo,
(situado cerca de Teotihuacan), y de Atlistlaca, (jurisdicción de Tla-
pa, Puebla), propusieron una nueva manera de conseguir tierras:
solicitando una dotación como recompensa por la inversión de sus
caudales en el Banco de San Carlos, aunque lo más probable fuera
que el gobierno no aceptara su petición. 16
Tradicionalmente, y así ocurrió durante dos siglos y medio, los
fondos que entraban anualmente en las cajas de comunidad pro-
venían del producto de la milpa común y del arrendamiento de
algunas tierras de comunidad. 17 En varias jurisdicciones del alti-
plano existía la práctica bien arraigada de trabajar conjuntamente
los terrenos comunales que se apartaban para cultivar maíz, frijol,
trigo, cebada o frutales y contribuir con el producto a la caja de
comunidad. Los oficiales de la república organizaban las faenas o

13 Cuadro 10 enjiménez Pelayo, 1989. AGN, Indios, vol. 76, ff. 25-29; vol. 81, f.

78; vol. 83, ff. 208-220; Propios y Armtrios, vol. 5, f. 301.


14 Co/,ección de acuerdos, 1868, vol. 2, pp. 310-312.
15 Solano, 1991, pp. 216, 455. Munch, 1976, pp. 33-35. Pastor, 1987, pp. 308-
314, 455.
16 En el caso de Atlistlaca la fuente indica que se había despachado la respues-

ta y se estaba considerando la petición de Totolcingo. Borah, 1983, p. 433.


17 Cuentas de varias jurisdicciones de 1704. AGN, Indios, vol. 97, passim.
84 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

"tequios", y vendían los productos de la milpa común. También


ofrecían comidas que pagaba la caja comunal a los tributarios que
participaban en la siembra y la cosecha. Se sabe de varios casos, co-
mo el de los indios de Tepexuxuca, subdelegación de Malinalco,
en que los tributarios trabajaban seis días al año "en las labores de
comunidad y utilizaban en dichas labores 46 yuntas". Cada año se
dejaban descansar algunas tierras porque el suelo era muy delga-
do, de ahí que se explotara "alternativamente cada uno de dichos
pedazos". En Teotihuacan el terreno de comunidad carecía de
agua "de suerte que sólo ellos con el esmero que tienen pueden
hacerlos producir, lo poco que produce". El pueblo de Ateneo,
cerca de Toluca, en 1698 cultivaba las sementeras de comunidad
"para pagar tributos y para gastos de fiestas y pleitos de república;
para eso tienen trescientos bueyes que así para el común como pa-
ra particulares con igualdad reparten sin que le deje de tocar al
más pobre". 18 En los pueblos de indios situados en las intenden-
cias de Guadalajara y Zacatecas, a diferencia de los casos anterio-
res no se acostumbraba trabajar la tierra de manera colectiva, sino
únicamente en parcelas individuales asignadas a cada uno de los
tributarios. 19
Los primeros reglamentos del contador Gallarreta ordenaron
que la mayor parte de los ingresos de los pueblos no se usara en
apoyo a las actividades que se efectuaban dentro de los poblados,
como las fiestas religiosas y las comidas comunales. Fijaban una po-
lítica de ahorro cuyo beneficiario sería el gobierno y no se gastaría
en el pueblo; los reglamentos afectaban la milpa común y las tierras
de comunidad. Durante ocho años, de 1774 a 1781, la Contaduría
ordenó que cada tributario cultivara diez brazas de la milpa común;
únicamente en lugares carentes de suficiente terreno o donde los
indios "absolutamente se niegan a ello", se mandaba la contribu-
ción del real y medio. En 1782 esta política cambió; de ahí en ade-
lante se fomentó el pago del real y medio y simultáneamente se
ordenó arrendar la milpa común, con la obligación de entregar

18 AGN, Indios, vol. 76, f. 144; vol. 80, ff. 175-176v. Otros lugares donde se acos-
tumbraba trabajar la milpa común eran Ecatepec, Tacuba, Tixtla, San Andrés Tux-
tla. AGN, Indios, vol. 76, f. 48; vol. 79, ff. 258-262; Hospital de jesús, vol. 110, exp. l.
Vetancurt, 1971, p. 85. También en varias subdelegaciones en 1791 todavía se tra-
bajaba la milpa común. AGI, Guadalajara, 306, diciembre de 1792.
19 Col,ección de acuerdos, 1868, vol. 2, pp. 307-314. AGN, Indios, vol. 83, ff. 211-251.
EL INGRESO YEL SOBRANTE DE LOS BIENES DE COMUNIDAD 85

tanto el producto del arrendamiento como la cantidad del real y


medio a la caja de comunidad. 20
El gobierno tenía tres razones para oponerse al cultivo comuni-
tario y para preferir el real y medio. Según las autoridades virreina-
les, los oficiales de repúblicas manejaban la cosecha de la milpa
común sin guardar cuentas claras, sacaban algunas cantidades para
su propio beneficio o para costear celebraciones religiosas y deposi-
taban una menor cantidad de dinero en la caja de comunidad. Ade-
más, en casi todos los lugares la contribución del real y medio
resultaba más cuantiosa que el producto de la milpa común. Final-
mente, el gobierno se opuso a que se sufragaran las comidas comu-
nales que acompañaban las faenas agrícolas y la herradura del
ganado de comunidad porque en ocasiones, eran motivo de borra-
cheras y desórdenes. El intendente Flon observaba con desagrado
que las autoridades indígenas "vendían las cosechas cuando y como
querían y todo el dinero lo daban, gastando en funciones de iglesia,
naranjas, plateadas, banderitas coloradas, flores y otras cosas de és-
tas". El contador Saviñón explicaba en 1805 que la contribución del
real y medio en lugar de la siembra común había logrado "propor-
cionar a los indios mayores aumentos en sus bienes de comunidad,
librándolos del penoso trabajo en que estaban constituidos y evitar
el extravío y desórdenes que se experimentaban con motivo de las
siembras de comunidad".21
Desde el siglo XVI era costumbre de algunos pueblos arrendar las
tierras de comunidad sobrantes, obteniendo así los fondos para la ca-
ja de comunidad. Estos arrendamientos, junto con la milpa común,
eran las dos fuentes más importantes de contribución para los pue-
blos, según los informes de 1704.22 La nueva fiscalización de la Conta-
duría también afectó estas tierras, procurando aumentar la cantidad

2º Co/,ección de acuerdos, 1868, vol. 2, p. 301, 11 de febrero de 1791. AGN, Propios y

Arbitrios, vol. 5, f. 218; vol. 12, f. l 76v; vol. 23, f. 142. Terán, 1995, pp. 104-108.
21 AGN, Consolidación, vol. 10, ff. 394-394v, 404v, 1805. Aunque muchas autori-
dades gubernamentales aceptaban las ideas de los fisiócratas sobre la mayor pro-
ductividad de tierras trabajadas por propietarios individuales en vez de cultivos
comunales, no hemos encontrado este argumento como razón para quitar el culti-
vo de la milpa común y poner el real y medio; más bien, como en el caso de Teo-
tihuacan, a veces las autoridades alababan la eficacia de la agricultura comunitaria
en tierras estériles.
22AGN, Indios, vol. 97, passim.
86 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

de terrenos arrendados o subir el precio de la renta para así incre-


mentar notablemente el ingreso a la caja de comunidad. Esta disposi-
ción, combinada, con la restricción de gastos, significaba una mayor
cantidad de dinero sobrante. Para disminuir o detener la entrega de
este dinero de arrendamiento, los pueblos intentaban retirar sus tie-
rras de la vigilancia del gobierno utilizando varias tácticas, una de las
cuales era ocultar las tierras de comunidad; otra era administrar ellos
mismos las tierras y bienes de comunidad para disminuir o desviar a
otros fines la ganancia de las cosechas o ganado. También promovían
el reparto en usufructo de los terrenos comunales a los tributarios evi-
tando que estuvieran disponibles para el arrendamiento.
Para disminuir la entrega del dinero proveniente del arrenda-
miento, los pueblos sacaban sus tierras del alcance de los contadores
mediante varios métodos, algunos de los cuales se mencionan en los
informes de las autoridades gubernamentales. Otros podemos inferir-
los mediante la comparación de las cuentas financieras de los pueblos
en años distintos. El ocultar las tierras era una tarea algo dificil, pero
posible, especialmente en regiones aisladas, poco pobladas y monta-
ñosas, o en poblados cuya riqueza y poder político impedían que los
subdelegados se impusiesen sin acudir a recursos legales. En 1788 se
informó que el pueblo de Tequila recibía 637 pesos por el arrenda-
miento de sus tierras, "sin incluir otros bienes que ocultan". En la in-
tendencia de México los subdelegados de Cuautla, Chilapa,
Ixtlahuaca, Lerma, Malinalco, Metepec, Meztitlán, Pachuca, Taxco,
Teotihuacan, Tixtla, Xochimilco y Yahualica alrededor de 1807 infor-
maban que las repúblicas escondían tierras de comunidad, y lo mismo
ocurría en la república de San Miguel Nonoalco en la ciudad de Méxi-
co. En algunos casos, como el de Malinalco, se sabía de su ubicación,
medidas y capacidad de siembra.23 En Lerma hasta se anotaba el nom-
bre del terreno (Monte de Cieneguilla), que los indios no considera-
ban entre los de comunidad. Referente a Metepec, se manifestaba que
"se sabe que algunos pueblos poseen tierras y las siembran, dando a
los frutos el destino que quieren o tienen de costumbre los goberna-
dores y alcaldes". 24 En Tezontepec, Pachuca, los oficiales de república

23 AGN, Indios, vol. 78, f. 46; revisión de reglamentos de los bienes de comuni-
dad de la intendencia de México, vols. 74, 76, 78, 79 y 80. Colección de acuerdos,
1868, vol. 2, p. 322.
24 AGN, Indios, vol. 81, ff. 203v, 218.
EL INGRESO YEL SOBRANTE DE LOS BIENES DE COMUNIDAD 87

arrendaban una propiedad sin notificarla. Los gobernantes de Singui-


lucan alquilaban ranchos y solares pero no informaban del ingreso y,
según el subdelegado, "gastando inutilmente estos propios a su arbi-
trio y más probable en sus embriagueces". 25 Aun cerca de la ciudad de
México, el pueblo de Milpa Alta ocultaba un monte, y otros poblados
de Xochimilco cultivaban terrenos con siembras de trigo y maíz de co-
munidad "fuera de las [tierras] que les están repartidas". Se mandaba
que estos "ocultamientos" debían sacarse en arrendamiento. 26 En
otros casos, como los de las poblaciones de Taxco, el subdelegado no
tenía datos firmes ni conocía bien el territorio, pero sospechaba que
existían tierras ocultas y que con éstas se financiaba a las escuelas, pe-
ro sin que los indios informaran nada a las autoridades. Se acusó a los
indios de Cocotitlán, Chalco, de ser "defraudantes" porque "hasta las
tierras de comunidad, comunmente las niegan". 27 La certeza y la sos-
pecha de que varias repúblicas ocultaban tierras de comunidad para
no tener que arrendarlas y entregar su rendimiento a la caja de comu-
nidad hacía necesario incluir entre los artículos de los reglamentos in-
terinos, casi siempre en primer lugar, la advertencia de que: "Será de
la estrecha obligación del subdelegado indagar en todo tiempo por
cuantos medios le sean posibles si hay algunas milpas, ranchos, potre-
ros u otras cosas ocultas que puedan tocar al común ... lo agregará a
los fondos del pueblo".28
Además de terrenos, los indígenas ocultaban solares en el cen-
tro de los pueblos (Cuautla) y ganado que pertenecía a la comuni-
dad (Acapulco, Temascaltepec, Tete la del Río, Chilapa). Las
autoridades se quejaron de la explicación dada por la república de
Chilapa en 1810 sobre la falta de 178 reses, "unas muertas de flacas,
otras demacradas, otras comidas para las fiestas y otras robadas ...
luego es de inferirse que los gobernadores, alcaldes y vaqueros ha-
cen su negocio con los recomendables bienes de comunidad". 29

25 AGN, Indios, vol. 73, f. 124; Civil, vol. 2301, exp. 14, f. 5.
25 AGN, Indios, vol. 78, f. 15v.
2 7 AGN, Indios, vol. 76, f. 198. AHAM, Caja 1795.

2s AGN, Indios, vol.74, ff. 25-35. Reglamento de Yahualica, artículo l.


29 El subdelegado de Cuautla informó que "siempre estuvieron ignorados los

bienes de comunidades de esta jurisdicción hasta el año de 1800". Recabó datos


sobre los solares arrendados en Cuautla y otros pueblos "los cuales se han ocultado
a los subdelegados y han manejado los indios privadamente". AGN, Indios, vol. 79, f.
204. En Sacapuato, Tetela del Río en 1794 había 40 cabezas de ganado y tres caba-
88 PUEBWS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COWNIAL

Una segunda manera de reducir la cantidad entregada a la caja


era hacer "desaparecer" tierras que antes estaban registradas como
bienes de comunidad. Al comparar estados financieros de un mis-
mo lugar se nota la tendencia a que, una vez introducido el real y
medio y la limitación en los gastos, ya no aparecieran varios terrenos
arrendados en cuentas posteriores. Las autoridades locales denun-
ciaban en ocasiones la desaparición del registro de tierras comunales.
En Tecomatlán, Malinalco, se informó que "el actual subdelegado
dice que este pueblo consta que en el año de 1794 las poseía de
buena calidad de una carga de trigo de sembradura en el paraje
nombrado la Fierra" pero en 1800 no se incluía este terreno en la
cuenta. Al norte, en Huejutla, por el año de 1776, se arrendaba el ran-
cho de Xiquila en 30 pesos; más tarde en 25 pesos y al final del siglo
ya no se encontraba en las cuentas porque "se extinguió el rancho
según tradición porque los mismos indios se iban comiendo las re-
ses, hurtándoles al arrendatario". Además, dejaron de cultivar la
milpa común, una vez iniciada en 1782 la contribución monetaria
individual: "Duraron las milpas de común hasta que vino el regla-
mento de la Contaduría de Propios en cuya vista eligieron los indios
el contribuir cada uno el real y medio anual". Sin embargo, aun bajo
el nuevo sistema, el gobernador, durante varios años, entregó cada
año 30 pesos como producto del real y medio, sin relacionar su co-
bro con el número de tributarios. 30
Cuentas de las intendencias de Oaxaca, Veracruz, Guadalajara y
México sugieren que en ocasiones los indios efectivamente logra-
ron retirar tierras de la vigilancia gubernamental. En 1785 el pue-
blo de Analco, en Villa Alta, tenía un ingreso anual de 68 pesos que
venía del arrendamiento de dos montes, el maíz de la milpa común
y una contribución de real y medio por tributario que se designaba
con el nombre de "guarda milpa". Se gastaba casi todo el dinero du-
rante el año. Diez años después, Analco sólo contribuía con el real y
medio de nueve pesos y no hacía ningún gasto. Los otros 109 pue-

llos que pertenecían a los bienes de comunidad pero en 1806 no había noticia del
ganado de comunidad. Se ordenó al subdelegado investigar. AGN, Indios, vol. 74,
ff. 71, 79; vol.78, ff. 85, 97; Rea/,es Cédulas Originaks, vol. 231, exp. 98, f. 183.
30 AGN, Indios, vol. 78, f. 46; vol. 81, ff. 68, 70v. En 1778 la milpa común de Tla-
cotepec, Metepec, rindió 204 pesos. En la cuenta de 1808 la única fuente de ingre-
so fue el real y medio. AGN, Indios, vol. 76, f. 243.
EL INGRESO YEL SOBRANTE DE LOS BIENES DE COMUNIDAD 89

blos de la subdelegación aportaban nada más que el real y medio,


sin erogaciones. Probablemente los indios de Analco seguían arren-
dando los montes y costeando las fiestas religiosas, pero al margen
de la fiscalización gubernamental, cumpliendo únicamente con la
entrega del real y medio. 31 Parece que algo similar ocurrió en la in-
tendencia de Veracruz, donde los contadores apuntaban que: "La
mayor parte de los pueblos tienen tierras propias y algunos en nú-
mero de muchas caballerizas y desde que la Superioridad con sabia
providencia estableció la contribución del real y medio para fondo
en sus comunes no vemos en las cuentas que presentan otros [in-
gresos] producidos que esta contribución". 32 La república de Tala,
en Guadalajara, arrendó terrenos durante 1796 por 94 pesos, pero
en 1805 sólo informaba haber recibido 58 pesos por rentas. 33 ¿Ha-
bía ocultado los demás ranchos? El reglamento de Contaduría de
1776 de Apasco, subdelegación Tetepango, intendencia de México,
manifestaba un ingreso anual de 360 pesos proveniente de la venta
del pulque de dos ranchos, el arrendamiento de unas tierras y la
venta de cal; sin embargo el reglamento interino de 1806 sólo regis-
traba un rancho de pulque y el ingreso del real y medio por un to-
tal de 167 pesos. 34 El pueblo de Otumba se refería en 1794y1803 a
una tierra que había comprado y usaba para financiar la fiesta titu-
lar: en 1806 ésta ya no aparecía en el informe de la república, por
lo cual se ordenó al subdelegado que investigara. 35
Una revisión de los bienes de comunidad de Chalco llevada a
cabo en 1769 mostró que de 55 pueblos, 31 % no poseía tierras de
comunidad (sin indicar si tenían o no el fundo legal completo);
25% poseía tierras comunales que estaban repartidas entre los tribu-
tarios, y 43% (24 pueblos) contaba con tierras de comunidad; se in-
dicaba que entre estos últimos, muchos arrendaban parte de ellos,
sin precisar cuáles tierras. Casi 40 años después, en 1806, de estos
24 pueblos con tierras comunales, sólo seis las arrendaban según el

31 AJEO, Villa Alta, Civil, exp. 235. AGN, Propios y Arbitrios, vol. 23, f. 225. En 1819
los pueblos de Villa Alta seguían entregando solamente lo correspondiente al real
y medio sin ningún gasto. AJEO, Villa Alta, Civil, exp. 1060, "Cuenta de los bienes de
comunidad de los pueblos del Partido".
32 AGN, Consolidación, vol. 10, ff. 449-449v.
33 Cokcción de acuerdos, 1868, vol. 2, p.309. AGN, Propios y Arbitrios, vol. 35, f. 206.
34 Vázquez, 1940, p. 336. AGN Indios, vol.79, f. 177.
35 AGN, Indios, vol. 79, p. 30v; vol. 80, ff. 82-85.
90 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COWNIAL

sistema de fiscalización de la Contaduría. Los 18 restantes y todos los


demás poblados de Chalco únicamente contribuían con el real y me-
dio a la caja de comunidad. El subdelegado afirmó que los indios
rentaban más tierras de las que aparecían en las cuentas que presen-
taban y por eso pidió a los contadores instrucciones sobre cómo po-
ner estos terrenos bajo el régimen de las cajas de comunidad. 36
El arrendamiento de tierras se podría evitar con el ocultamien-
to, pero también asignándolas a cultivar, sea por el trabajo comuni-
tario o por el trabajo individual de los tributarios en las parcelas
repartidas. Pueblos comprendidos en las subdelegaciones de Chal-
co, Ecatepec, Otumba, Tacuba y Teotihuacan labraban terrenos co-
munales cuya extensión rebasaba las diez brazas estipuladas por ley,
pese a lo cual pagaban el real y medio que teóricamente sustituía la
milpa común. 37 Las autoridades españolas locales solían quejarse a
menudo de estos cultivos. Decían que los indios de Tixtla adminis-
traban los bienes de comunidad como querían y por eso no debían
seguir practicando la siembra común, que era controlada por los
gobernadores. 38 Refiriéndose a San Salvador del Monte, Xochimil-
co, se quejaban de que "tiene un monte de agaves y que los alcaldes
de comunidad lo han manejado sin dar cuenta de sus productos y gas-
tos ni haber querido declarar los totales rendimientos". Era imperioso
detener esta "viciosa costumbre" y arrendar dichos terrenos. 39
Se advertía que en las regiones de Chilapa e Ixmiquilpan no se
trabajaban bien las tierras de comunidad y debían arrendarse, pues
su rendimiento era insuficiente. Afirmar que los terrenos estaban
dedicados al cultivo comunal cuando realmente los trabajaban po-
co, tal vez era una manera de evitar su arrendamiento. Esto podría
ser una interpretación del mandato contenido en el reglamento de

36 En 1769 el pueblo de Chalco tenía 178 tributarios y 27 fanegas de sembra-


dura que era equivalente a 46 kilómetros cuadrados. El terreno estaba repartido
entre los tributarios, correspondiendo un cuarto de kilómetro cuadrado por fami-
lia. Había 144 familias de españoles en Chalco. AGN, Tierras, vol. 1518, exp. l, f. 28;
vol. 76, ff. 88-118; Propios y Arbitrios, vol. 23, ff. 60-60v; Civil, vol. 2301, exp. 14, f. 9v.
Tutino comenta sobre la distribución de tierra en Chalco, antes de la insurgen-
cia.Tutino, 1975, pp. 498-503.
3 ' Véase cuadro 7 .
38 AGN, Indios, vol. 76, f. 48. Se añadió que los indios no deberían administrar
los bienes, según las instrucciones del 30 de julio de 1745 y del 19 de agosto de
1772, las cuales no hemos encontrado.
39 AGN, Indios, vol. 78, ff. 97, 203.
EL INGRESO YEL SOBRANTE DE LOS BIENES DE COMUNIDAD 91

Tetela del Río: si una vez puesto en vigencia el reglamento bajaran


los productos, el subdelegado debía poner las tierras en arrenda-
miento. Entregar poca ganancia, sea de la milpa común (en Tacuba),
del ganado de comunidad (Tlachapa, Tetela del Río; Pochutla, Chi-
lapa), o de un molino de trigo (Tulancingo) reflejaba no tanto la fal-
ta de capacidad de los indios sino la habilidad de los gobernadores,
quienes lograban retener los excedentes y sólo entregar a la caja de
comunidad una parte del dinero producido por los bienes de comuni-
dad.40 Hacia 1794 en Otumba, donde se obtenían grandes ganancias
del pulque producido en terrenos comunales, el subdelegado, no sa-
tisfecho con el manejo de los oficiales de república, propuso cesar la
participación del gobierno indio en la tarea y nombrar a un supervi-
sor no indio "instruido y vigilante" para dirigir el trabajo comunal y a
cada trabajador "para acreditar haber cumplido esta obligación se les
dará boleta firmada por el administrador". 41
Otra manera de evitar. el arrendamiento, durante los años no-
venta y posteriormente, fue la de repartir las tierras de comunidad
entre los tributarios. Se informaba acerca de la repartición en las
subdelegaciones de Chalco, Chilapa, Ecatepec, Malinalco, Metepec,
Tacuba, Tenango del Valle, Tetepango, Teotihuacan, Tixtla, Tula y
Yahualica. En general los reglamentos fomentaban el arrendamiento
de tierras sobrantes, sin embargo, si los pueblos tenían permiso de
repartir sus tierras para el usufructo de los tributarios, los subdele-
gados no podrían ofrecerlas en renta a los no indios.
Mediante el acuerdo de la Junta Superior de Real Hacienda del
3 de enero de 1800 se ordenó el pago del real y medio "como pun-
to general" en todos los pueblos de indios de todo el virreinato y se
permitió la repartición de las tierras en usufructo si su cultivo era
necesario para el sostenimiento de los indígenas. 42 Con esta legisla-
ción el real y medio quedaba asociado con el repartimiento de te-
rrenos. Si un pueblo pagaba el real y medio tenía derecho a pedir

Quejas de las autoridades gubernamentales sobre la poca productividad.


40

AGN, Indios, vol. 78, fI. 92, 196, 203; vol. 81, fI. 90-207, 250-277. El articulo 3 del re-
glamento de Chilapa ordenaba al subdelegado "buscar toros ocultos", ya que había
un total de 1 264 cabezas de ganado vacuno y 53 caballos que eran parte de los bie-
nes de comunidad de los pueblos pero "no aparece de haber producido nada en
1808".
41 Chávez Orozco, 1954, pp. 7 y 26.
42 AGN, Consolidadón, vol. 10, fI. 394-394v.
CUADRO 6 e.O
Nl
Descripción de ingresos de los pueblos en la intendencia de Guadalajara, 1805
Número de
pueblos que Real y Tierras
Número arriendan medio arrendadas Otros ingresos
Subdef.egación * de pueblos tierras (en pesos) (en pesos) (en pesos) Total
...,
e::
Acaponeta 2 8 solares 99
pastos 49 156 ~
tll
Ahuacatlán 7 5 126 568 solares 730 1424 t:l
!"
Autlán** 14 11 153 672 solares 288 1113
Barca 23 16 479 257 canoas 96 1230 z
Colima 10 3 176 44 venta de maíz 166 386 §
Cuquío 13 247 100 canoas 7 254 tll

Etzatlán 6 6 135 868 pastos 18 1119 ><


!"
Guachinango 6 3 118 343 solares 98 468 g
molino 7
Hostotipaquillo 5 4 22 40 solares 8 70
Lagos 16 557 557
5º'z
San Cristóbal 9 150 canoas 40 218
Santa María Oro 6 4 113 40 solares 60 213 ~
Sayula 35 10 1605 652 solares 181 2438 !"
t""
Sentispac 7 6 53 648 solares 30 731
Tala 6 2 115 65 solares 29 209 ==
!"'
Tecpatitlán 9 2 150 25 arren. plaza 230 405 ~
Tepic 9 2 69 837 906 8n
Tequila 4 4 100 822 arren. casas 199 l 041 o
Tuscacuesco 15 5 206 302 508
Tlajomulco 10 2 296 551 847 5z
Tomatlán 5 1 25 72 97
Tonalá 13 410 410 ~
Zapotlán 6 5 455 2099 2554
Total 236 91 5768 8905 2681 17354
33% 52% 15%
• No se incluyen los pueblos de la subdelegación de Guadalajara.
** Se incluyen los "ranchos y solares" con una cantidad en total, sin precisar el monto que corresponde a cada género; hemos considerado dos terceras partes
para tierras y una para solares.
EL INGRESO YEL SOBRANTE DE LOS BIENES DE COMUNIDAD 93

autorización para terminar el arrendamiento de tierras de comuni-


dad y distribuirlas entre los tributarios que carecieran de suficientes
terrenos.
En lajurisdicción de Coatepec, el subdelegado aumentó entre
1794 y 1806 el número de pueblos que arrendaban tierras43 y en Za-
catlamanco (parcialidad de México) y los pueblos de alrededor del
lago de Pátzcuaro,Jiquilpan y Apatzingán se incrementaba el precio
cobrado cada vez que se renovaba el contrato de arrendamiento. 44 La
región de Etzatlán, Guadalajara, experimentó aumentos en los dos
renglones: número de ranchos rentados y precios del arrendamien-
to. En 1791 se cobraba en Etzatlán 118 pesos por las propiedades co-
munales y en 1805 se arrendaron en 312 pesos. En Magdalena, se
obtuvieron 118 pesos en 1791 y 329 en 1805. En Ahualulco no se
arrendó terreno en 1791 y se cobraron 194 pesos por varios ranchos
14 años más tarde. Los otros tres pueblos de la subdelegación no au-
mentaron significativamente el arrendamiento. 45
De 236 pueblos fiscalizados en la intendencia de Guadalajara, 91
poblados (39%), arrendaban tierras. En muchos casos no sólo alqui-
laban las de comunidad que sobraban sino también una porción del
fundo legal, ya que en la mayor parte de la intendencia el fundo era
de 17 .5 kilómetros cuadrados (una legua cuadrada), área muy ex-
tensa, especialmente para pueblos con reducida población indíge-
na. En términos de ingreso, 52% del total que entraba a las cajas de
comunidad provenía del arrendamiento de tierras. Los pueblos que
rentaban grandes extensiones, con valor de 300 pesos o más eran
Tepic (578 pesos), Tuxpan (559 pesos), Potiltic (499 pesos), Zapo-
tlán el Grande (450 pesos), Azamitla (355 pesos), Magdalena (329
pesos), Mezcaltitlán (315 pesos) y Etzatlán (312 pesos).
En la intendencia de México, de 1 118 pueblos contabilizados,
122 pueblos arrendaban tierras de comunidad. Esto representaba
sólo 11 % de los pueblos y 24% del ingreso total. En contraste con
Guadalajara, la mayor parte de la entrada, 42118 pesos, o sea 66%,
provenía de la contribución del real y medio. Pero, al igual que en
Guadalajara, algunos pueblos del altiplano tenían arrendamientos

43 AGN,Indios, vol. 79, ff. 6S-72, 84-91.


44 AGN,Tierras, 1220, exp. 1, ff. 8S-94; Ayuntamientos, vol. 181, exps. 4y10; vol.
229, exp. 11. Terán, 1995, pp. 12S-133.
45 Serrera, 1977, pp. 342-344. AGN, Propios y Armtrios, vol. 35, ff. 1-18.
94 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

de considerable valor: parcialidad de Santiago Tlatelolco, hacienda de


Santa Ana de Aragón (5 000 pesos); Zumpango de la Laguna ( 1 060
pesos), Ayotzingo (843 pesos), Tlalnepantla (705 pesos), Tetela del
Volcán (600 pesos), Azcapotzalco (580 pesos), Axapusco (524 pe-
sos), Epazoyuca (500 pesos), Oaxtepec (450 pesos), Actopan (408
pesos), Xochimilco ( 398 pesos), Cutzamala ( 340 pesos), Singuilu-
can (317 pesos), Ostoticpac (315 pesos), Apan (300 pesos).
El ingreso de 249 pueblos de la intendencia de Michoacán en
1802 provenía principalmente del arrendamiento de las tierras de
comunidad y constituía 69% del ingreso total. Más de la mitad de
los pueblos (51 %) arrendaba tierras. El real y medio representaba
21 % del ingreso. Quince pueblos alquilaban sus tierras por 300 pe-
sos o más al año: Ario por 1 692 pesos; Santos Reyes por 1 080; Cha-
ro por 800; Tacícuaro 719; Parácuaro por 717; Paxarucan por 710;
Susupuato por 545; San Gabriel por 532; Turicato por 420; Tangan-
dapio por 414; Tancítaro por 397, Cutzio por 355; San lldefonso
por 333; Tacámbaro por 331; Zirahuén por 314, y Zacapu por 309
pesos.
Al comparar los ingresos a las cajas de comunidad de Michoa-
cán en 1790 con los de 1802, pese a que existió sólo un intervalo de
12 años, se advierte que el ingreso total aumentó en 34%. Si lapo-
blación indígena probablemente creció 12% durante ese periodo,
se infiere que las contribuciones a las cajas se incrementaron en
mayor proporción que el crecimiento de la población. Los indios
no sólo contribuyeron más, especialmente después de 1797 cuando
se promulgaron los reglamentos interinos para cada pueblo en la
intendencia, sino que el dinero retenido por el gobierno, como so-
brante, también aumentó, de 70 a 74 por ciento.
Sin embargo, no todos los pueblos ni todas las subdelegaciones
experimentaron un aumento en la extracción de sus bienes y fon-
dos comunales. Se pueden agrupar las 27 subdelegaciones en tres
categorías: !)lugares donde el porcentaje del dinero sobrante dis-
minuyó, 2)subdelegaciones donde el porcentaje del sobrante no se
incrementó o lo hizo moderadamente y 3)regiones en las cuales el
porcentaje del dinero sobrante era mucho más alto que el de 1790.
Podría considerarse que la situación de ocho subdelegaciones
era mejor que la que tenían en 1 790 y éstas fueron: Apatzingán,
Huango, Santa Clara, Taretán, Tlazazalca, Valladolid, Zamora y Zi-
napécuaro-Tlalpujahua, donde disminuyó el porcentaje del ingreso
EL INGRESO YEL SOBRANTE DE LOS BIENES DE COMUNIDAD 95

que fue retenido como sobrante. Otras ocho regiones permanecie-


ron en una situación semejante a la de 1790 o experimentaron un
pequeño aumento en el porcentaje: Ario, Carácuaro, Chucándiro,
Jiquilpan, Pátzcuaro, Puruándiro, Tacámbaro y Zitácuaro, aunque
un lugar como Tacámbaro que entregaba siempre la totalidad de su
ingreso como sobrante no podría empeorar, de ahí que se le inclu-
ya en la segunda agrupación, pues su situación no cambió. En el
terc".:!r grupo se engloban 11 regiones que se vieron forzadas a en-
tregar en 1802 una parte mayor de sus ingresos que 12 años antes:
Angamacutiro, Cocupao, Cuitzeo de la Laguna, Erongarícuaro,
Huaniqueo, Huetamo, Indaparapeo, Motines, Paracho, Tiripetío y
Uruapan, todas las cuales sufrieron aumentos entre 15 y 49 pun-
tos porcentuales en el sobrante extraído de las subdelegaciones por los
contadores. Algunas de estas regiones tuvieron que arrendar mayor
cantidad de tierras comunales o cobrar rentas más altas y así lograron
que el ingreso creciera considerablemente. Por ejemplo, los ingre-
sos provenientes del arrendamiento de tierras comunales crecieron
en seis de las subdelegaciones de la tercera agrupación en los siguien-
tes porcentajes: Huetamo, 658%; Indaparapeo, 173%; Cocupao,
141 %; Huaniqueo, 74%; Erongarícuaro, 72% y Cuitzeo de la Lagu-
na, 63 por ciento.
Había dentro de la intendencia de Michoacán en 1790 tres sub-
delegaciones donde no se recolectaba el real y medio por cada tri-
butario y una, Tlazazalca, donde solamente tres de los 17 pueblos
entregaban esta contribución a las cajas de comunidad. La mayor
fiscalización y las exigencias de los reglamentos hacían obligatoria
esta exacción. Para 1802 ya todas entregaban el real y medio, cuya
cantidad era para las cuatro subdelegaciones de 1 283 pesos, una
cantidad considerable, pues provenía de los indios que antes no pa-
gaban ese impuesto. El constante y sistemático aumento de las con-
tribuciones de los pueblos michoacanos, originario principalmente
del arrendamiento de tierras de comunidad y del real y medio,
acompañado por el incremento de la cantidad retenida por el gobier-
no como sobrante, ejemplifica la manera en la cual los reglamentos y
la Ordenanza de Intendentes administraban los bienes comunales,
extrayendo mayor sobrante año con año. Michoacán era la región
donde se aplicaba la nueva legislación, ejerciéndose mayor vigilan-
cia e imponiéndose más exigencias por parte de las autoridades fis-
cales y el intendente.
~
CUADRO 7 O'>
Descripción de ingresos de los pueblos en la intendencia de México, 1808
Número de
pueblos que Tierras Mencionan Mencionan
Número arriendan Real y medio arrendadas Otros ingresos tierras repartir .,,
Subdelegación de pueblos tierras (en pesos) (en pesos) (en pesos) Total ocultas tierras e
t>l
tlC!
Acapulco 6 105 105 sí, ganado 5
V>
Actopan 17 2 996 414 1410 ¡¡¡¡
Apan 4 3 297 597 solares 14 908
Cadereyta 12 1 513 239 752 z
Coatepec 5 4 242 70 solares 12 324 §
V>
Cuautitlán 22 1 922 100 1022 ..::
531 645 solares 268 1444 sí t>l
Cuautla 19 3
Chaleo 75 8 2559 1479 réditos 240 4306 sí g
milpa común 28 §
Chilapa 36 2 998 101 1099 sí sí O·
Ecatepec 19 4 526 510 milpa común 497 1945 sí z
pulque 412 ~
Huejutla 7 334 334 t>l
t""
Huichapan 72 8 3691 420 4111
Ixmiquilpan 14 1 864 120 984 ~-
Ixtlahuaca 59 2 2873 149 3022 sí §
Lerma 3 1 336 22 358 sí
Malinalco 22 1017 réditos 150 1167 sí sí
Me tepe e 42 4 2039 127 2166 sí sí
Meztitlán 148 9 1690 331 2021 sí ~~
Otumba 6 4 408 1118 solares 78 2876 sí
milpa común 120
pulque 1152
Pachuca 10 2 225 38 263 sí
Querétaro 21 2 3272 200 réditos 207 3999
baños termales 112
solares 208
Tacuba 43 4 1311 1539 molino 28 2932 sí
cantera s.d.
milpa común 54
Tenango del Valle 51 1 2 215 100 2 315 sí
Temascaltepec 54 15 1932 891 aguardiente 30 2853
1"'
Taxco 25 881 881 sí t"'
Teotihuacan 12 2 407 520 solares 92 1146 sí
lana 9
pulque 118 ~
o
Tetela del Río 13 8 672 893 toros, quesos, 2588 sí ganado -<
1"'
cueros 1023 t"'
rJ>
Tetepango 26 7 925 562 pulque 15 1502 sí o
Texcoco 42 3 1 762 408 solares 24
merced agua 700 2894
Tixtla 18 2 975 80 1055 sí sí ~
Tula 28 4 462 397 agua 17 1159 sí o
1"'
réditos 225
solares 58
5
rJ>

Tulancingo 57 5 1661 721 molino 277 2780 el


1"'
solares 121 z
f;l
Xochimilco 28 4 953 497 casa-solar 40 1 773 sí o
1"'
réditos 60 C'l
cantera 70 o
salitre 103 is:
solares 50
Yahualica 36 658 658 sí sí
Zacatula 3 2 89 359 448
Zacualpan 35 1645 1645
1
Zempoala 13 2 212 655 867
Zimapán 6 1 536 15 551
Zumpango 9 1 384 1060 solares 100 1544
Total 1118 122 42118 15377 6 712 64207
<.O
66% 24% 10% ....¡
8 CUADRO \O
00
Fuente de ingreso, gasto y sobrante (en pesos), intendencia de Michoacán, 1790
Arrendto.
molinos Producto Sobrante
Número Realy Arrendto. Arrendto. fundición milpa Arrendto. Utilidades Ingreso Gasto como%
Pueblos* de pueblos ?Mdio tierras de solares trapiche común de agua y réditos total total Sobrante de ingresos .,,
e:t'l
Angamacutiro 6 99 464 217 780 322 458 59
Apa1zingán 10 31 1524 25 1580 92 1488 94 5=
Ario 6 38 1386 109 132 1655 476 1189 71 "'1:1t'l
Carácuaro 4 8 378 16 402 60 342 85
Cucupao 10 167 128 26 321 128 193 60
Cuitzeo Laguna 7 512 321 37 870 518 352 41 §
Chucándiro 1 27 39 4 70 60 10 14
Erongarícuaro 11 173 305 52 530 232 298 56 "'-<:
t'l
Huango 1 23 50 73 18 55 75 1:1
Huaniqueo 5 78 596 11 38 723 416 307 43 e:
Huetamo 10 191 68 259 192 67 26
Indaparapeo 3 47 48 55 20 170 131 39 23 ~
Jiquilpan 15 341 1644 1985 531 1454 73 o·z
Motines 6 68 110 178 45 133 75
Paracho 17 262 366 628 292 336 54 zt'l
t'l
Pátzcuaro 17 170 220 27 417 190 227 54 t"'
Puruándiro 1 61 188 249 110 139 56 ¡¡:::
t'l'
Santa Clara 2 43 69 3 27 142 87 55 39 C:S
Tacámbaro 1 29 330 359 359 100
Tare tan 4 62 96 41 199 87 112 56 8n
Titipetío 6 74 347 442 189 253 57 ot"'
Tlazazalca 18 31 249 354 127 16 394 1171 236 935 80
Uruapan 12 229 610 57 896 447 449 50
oz
Valladolid 6 76 105 181 o 181 100
Zamora 12 o 3084 193 3277 837 2440 75 ~
Zinap.-Tlalpujahua 18 344 398 742 125 617 83
Zitácuaro 37 678 315 152 230 33 1408 146 1262 90
Total 246 3159 13 514 1 834 [625 221 41 432 1 19 717 5 967 13 750 70
16% 68% 9% 7%
• No se incluyeron Santa Fe de la Laguna, Santa Fe del Río y tres pueblos de Charo.
Fuente: AGN, Ayuntamimtos, vols. 181 y 220.
EL INGRESO YEL SOBRANTE DE LOS BIENES DE COMUNIDAD 99

En varias regiones de Michoacán se cultivaba la milpa común:


Apatzingán, Carácuaro, Cocupao, Cuitzeo de la Laguna, Huetamo,
Tlazazalca y Zitácuaro. Los pueblos de Huetamo y Motines en Mi-
choacán, así como los de Tetela del Río y Teotihuacan en la inten-
dencia de México, eran dueños de ganado de comunidad, cuya
venta o arrendamiento (en Michoacán) producía ingresos para la
caja de comunidad. En Chietla, Puebla, se informó que los indios
"poseen muchos pedazos de estas huertas que distribuyen con equi-
dad entre sí, reservando los que consideran como bienes de comu-
nidad para sus destinos y fiestas". En 1794 se ordenó arrendar las
tierras de Chietla por 114 pesos. 46
Los pueblos de la intendencia de Yucatán, 224 en total, sólo
aportaban una contribución monetaria para constituir su fondo
de comunidad. Tanto ahí como en Chiapas el impuesto era de
cuatro reales por tributario y no el real y medio que se cobraba
en el resto del virreinato. Muy pocos poblados yucatecos arrenda-
ban sus tierras y cuando lo hacían, recibían cantidades reducidas,
de 20 a 30 pesos. 47 También en la intendencia de San Luis Poto-
sí, el ingreso a las cajas provenía casi exclusivamente del real y
medio. 48
Las cajas de comunidad de las intendencias de Puebla, Oaxaca,
Veracruz, Guanajuato, Zacatecas y Durango integraban su fondo
de comunidad principalmente con dinero del real y medio y del
arrendamiento de tierras, pero los datos disponibles no permiten
precisar con exactitud el porcentaje correspondiente a cada fuen-
te. Sin embargo, se puede hacer un cálculo grueso de la aporta-
ción del real y medio, utilizando la población total india de estas
regiones y luego comparando el resultado con el ingreso total re-
gistrado en las cajas en cada intendencia. Este método sugiere que
el real y medio representaba aproximadamente los siguientes por-
centajes de los ingresos totales a las cajas de comunidad: Zacatecas,
98%; Puebla, 90%; Veracruz, 90%; Guanajuato, 55%; Oaxaca, 50
por ciento.

Entre los bienes de comunidad de Charo, Michoacán, había un molino.


46

AGN, Hospital de jesús, vol. 309, exp. 8, f. 11, 1788; Indios, vol. 78, ff. 85-100; Ayunta-
mientos, vol. 181, ºexp. 4; vol. 220, exp. 11; Real Acuerdo, vol. 21, f. 299, 1794. Relacio-
nes geográficas de 1792, 1994, p. 131.
47 AGN, Consolidación, vol. 10, ff. 413, 419. BTU, Chiapas, caja 2, carpeta l.
4s AGN, Propios y Arbitrios, vol. 32, f. 69.
9 CUADRO ......
o
Fuente de ingreso, gasto y sobrante (en pesos), intendencia de Michoacán, 1802 o

Utilidades
Número Arrendto. Producto Arrendto. de bancos, Sobrante
Número pueblos Real y Arrendto. Arrendto. molino y milpa agua o réditos o Ingreso Gasto como% de
~
Pueblos de pueblos* arrendadores medio de tierras de solares fundición común reses préstamos total total Sobrante ingresos gJ
485 810 196 76
5
Cll
Angamacutiro 6 3 129 204 622 o
Apatzingán 10 9 77 1591 35 1703 418 1285 76 l"l

Ario 6 3 76 2302 140 2 518 494 2024 80 z


Carácuaro 4 4 14 651 665 80 585 89 §
Cll
Cocupao 10 1 229 309 30 568 72 496 87 ~
l"l
Cuitzeo Laguna 7 4 279 836 297 1412 490 922 65 o
Chucándiro 1 1 30 36 4 70 60 10 14 e:
Erongarícuaro 11 5 184 524 58 766 158 610 79 g
Huango 1 1 36 54 90 78 12 13
Huaniqueo 5 3 94 1038 11 38 1181 362 819 69
z
º'
Huetamo 10 11 397 1447 venta de arrend. de 2147 537 1610 75 ~
toros 145 reses 56 !!?
maíz 102 =::
l°'l'
Indaparapeo 3 2 81 131 51 agua 20 283 143 140 50 ~
Jiquilpan 15 14 587 2476 6 3069 775 2294 75 8
Motines (nuevos: 9 1 76 165 arrend. de 266 16 250 94 8
Jolotlán, Chamila, reses 25 5
Zanamacatlán)
Paracho 17 16 303 477 réditos 820 216 604 74 ~
hac. 40
Pátzcuaro 17 2 222 163 25 410 177 233 57
Puruándiro 1 78 186 264 108 156 59
Santa Clara 2 1 80 80 dos fundi- 200 108 92 46
dones 40
Tacámbaro 1 1 39 324 6 trapiche 505 499 100
130
Taretan 4 1 79 120 47 246 137 109 44
Titipetio 6 4 121 425 agua 21 567 160 407 72
Tlazazalca 18 6 362 522 357 171 1412 615 797 57 I:<!
Uruapan 12 12 265 701 42 1008 336 672 67 t"'
Valladolid 6 1 79 60 139 60 79 57 z
Zamora 12 9 171 2173 197 2 541 807 1730 68
Zinap.-Tlalpujahua 18 3 428 598 1026 276 750 73 ~
o
Zitácuaro 37 7 991 672 159 33 1855 154 1695 92 -<:
I:<!
Total 249 125 5507 18306 1874 341 315 122 78 26543 7033 19 510 74 t"'
51% 21% 69% 7% 1% 1% 1% o"'
* No se incluyen dos pueblos de Santa Fe y tres pueblos de Charo.
~¡;¡
5
"'e!
~
~
o
I:<!

8s::
e:z

......
o......
102 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COWNIAL

CUADRO 10
Comparación de la distribución de ingresos a las cajas
de comunidad, intendencia de Michoacán, 1790-1802
Ingreso Ingreso Ingreso
Ingreso de real y de arrend. de arrend. Otros Gasto Sobrante
total medio tierras sol,ares ingresos total Sobrante como%
Año (en pesos) (en pesos) (en pesos) (en pesos) (en pesos) (en pesos) (en pesos) de ingreso

1790 19 717 3159 13514 1834 1 210 5967 13750 70


(16%) (69%) (9%) (6%)
119 pueblos 38 pueblos
1802 26543 5507 18306 1874 856 7033 19510 74
(21%) (69%) (7%) (3%)
125 pueblos 43 pueblos

El arrendamiento era de 300 pesos o más en lugares como Hua-


juapan, Oaxaca ( 427 pesos); Tecali, Puebla (764 pesos de "censos y
arrendamiento"); Pénjamo, en Guanajuato (590 pesos). Tecama-
chalco, Puebla, arrendaba un molino por 420 pesos al año y Zaca-
tlán de las Manzanas, por 367 pesos. 49
La fiscalización de los bienes comunales por los contadores
del virreinato reveló que los pueblos indios no sólo tenían ingre-
sos provenientes del real y medio y el arrendamiento de tierras, si-
no de una variedad de actividades relacionadas con la tierra, la
agricultura y el comercio. En las intendencias de México, Guadala-
jara y Michoacán los pueblos realizaban unas 20 actividades, de las
cuales el arrendamiento de las tierras de comunidad era la más
importante. En la intendencia de México generaba 24% del ingre-
so total y 11 % de sus pueblos arrendaban tierras. En la de Guada-
lajara el ingreso por arrendamiento representaba 52% del total y
se practicaba en 39% de los pueblos. En Michoacán 69% del in-
greso total provenía del arrendamiento de las tierras comunales
en 51 % de los poblados indios. Otras actividades que desempeña-

49 Carmagnani, 1988, pp. 96-97. AGPEO,juicios, legajo 40, exp. 2. AGN, Civil, vol.

1443, exp. 3; Hospital de jesús, vol. 309, f. llv, 1781. Lira, 1983, pp. 46y 99. AGN, Hos-
pital de jesús, vol. 45, exp. 1, 1806. AGN, Indios, vol. 83, f. 162; Civi~ vol. 1443, exp. 3,
Cuenta de Tepeaca, 1792, sin paginación; Indios, vol. 83, f. 111; Bienes de Comuni-
dad, vol. 21, f. 329. Cuentas de Mezquital en el sur de la intendencia de Durango y
de los pueblos de Ciénaga de los Olivos en el norte. AHED, casilla 3, exps. 91 y 95;
Agricultura y Fomento, cajón 14, exp. 5.
EL INGRESO YEL SOBRANTE DE LOS BIENES DE COMUNIDAD 103

han las repúblicas eran el arrendamiento de solares, casas, puestos


en el mercado, tierras para trapiches y molinos, baños termales,
fundiciones de cobre, agua, canteras, y hasta el arrendamiento de
reses. Además cultivaban en las milpas comunes maíz, trigo, taba-
co, cebada, cebolla, plátano y tamarindo. Vendían pulque, aguar-
diente, toros, pastos, lana, trigo, harina de trigo de sus molinos y
salitre. Obtenían también ganancias por el servicio de canoas en
los ríos de Guadalajara.
Recibían intereses por préstamos de los fondos comunales a los
vecinos no indios, generalmente hacendados. Los datos financieros
indican que varios pueblos de la intendencia de México habían
prestado 17 640 pesos y las parcialidades habían fiado 25 000 pesos
a propietarios y comerciantes. Seguramente tiempo antes los indios
prestaban sumas más grandes, pero los últimos reglamentos restrin-
gieron la práctica, probablemente porque el gobierno prefería que
los fondos excedentes estuvieran en las arcas reales que en los bolsi-
llos de los propietarios. Los pueblos prestaban dinero a algunas
familias prominentes en el virreinato: a José Ángel de Cuevas y
Aguirre, regidor del ayuntamiento de México le había prestado
Tláhuac; a los herederos del marqués de Rivascacho, Tlalmanalco;
al dueño de la hacienda de Zavaleta, Antonio Pedroso y a los here-
deros del general Francisco Sánchez de Tagle les otorgó un emprés-
tito Culhuacán; al conde del Valle le facilitó dinero Tulancingo. La
república de la ciudad de Querétaro había concedido un préstamo
de 1100 pesos a las monjas de Santa Clara. A veces los contadores
se quejaban de que los pueblos sólo cobraban un interés de 2.5%
en vez de 5%. Estos ejemplos apoyan la observación de Richard
Garner de que "el mercado de crédito sobre el cual se basaban mu-
chas de las actividades económicas de la Colonia era más complejo
y más misterioso de lo que quizá se ha indicado en anteriores discu-
siones del tema". También entre los arrendatarios había grandes
hacendados, como el conde de Regla que alquilaba tierras en Xo-
chimilco o el marqués de Rivascacho, quien pagaba renta al pueblo
de San Bartolomé Pino para tener pastos para su ganado. José
Cuervo rentaba agua de riego y un trapiche de la república de Te-
quila en 1791, comenzando así su empresa tequilera. En Malinalco
se dio el caso de que la cabecera hubiera prestado 3 000 pesos a la
hacienda de Xalmolongo al mismo tiempo que el pueblo vecino de
San Martín litigaba en el Tribunal de Indios en contra de la misma
104 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

CUADRO 11
Fuentes de ingreso (en pesos) a cajas de comunidad: intendencias
de México, Michoacán y Guadalajara

Arrendamiento
Intendencia de tierras Real y medio Otros* Total

México 15 377 42118 6712 64207


24% 66% 10%
Michoacán 18306 5507 2 730 26543
69% 21% 10%
Guadalajara 8905 3768 2 681 17 354
52% 33% 16%

México Michoacán Guadalajara


Otros* (en pesos) (en pesos) (en pesos)

Arrendamiento de solares 1065 1874 2 298


Venta de pulque 1697
Venta de toros y queso 1023 145
Arrendamiento de reses 81
Réditos 882 78
Milpa común 699 170
Arrendamiento de fundiciones 40
Arrendamiento de agua 717 41
Arrendamiento de molinos 305 171 7
Arrendamiento de trapiches 130
Canoas 143
Venta de pastos 67
Venta de maíz 166
Baños termales 112
Salitre 103
Arrendamiento de cantera 70
Aguardiente 30
Venta de lana 9
Total 6712 2 730 2681

Fuente: AGN, Indios, vols. 74, 76, 78, 79, 80; Tierras, vol. 2569, exp. 9; Ayuntamientos, vols.
181, 220; Propios y Arbitrios, vols. 25, 35.
EL INGRESO YEL SOBRANTE DE LOS BIENES DE COMUNIDAD 105

hacienda. Otro posible conflicto de intereses se dio cuando el indio


tributario de Anenecuilco,José Vicente Mora, testificó a favor del pue-
blo en su pleito contra la hacienda de Mapaztlán, pese a que estaba
casado con Manuela Salgado, hija del dueño de dicha propiedad.50
En otras intendencias, algunos pueblos de indios tenían ingre-
sos provenientes de las ganancias que producían los molinos de tri-
go: Huejotzingo, en Puebla; Zinacahua, Sanjuan Guelache, San
Pablo Etla, Soquiapan, SanJuan del Rey, Mixtepec, Nexapa, San
Juan del Rey, cerca de Etla, y Telontongo, en Oaxaca. Usufructua-
ban el arrendamiento de molinos Tepeaca, Tecamachalco y Acozin-
go, Puebla; y el arrendamiento de tierras para trapiches de azúcar
Tlaxiaco y Atollaquillo, en Oaxaca; Tetecola, Coatlán y Cocoyotlán,
cerca de Cuernavaca; Ixcateopan y Alpuyeca, en Tlapa; Tacámbaro,
en Michoacán, y finalmente Tepeaca obtenía ingresos del arrenda-
miento de un mesón.5 1
Muchos pueblos contaban con presas y sistemas de riego para
sus cultivos, pero sólo algunos arrendaban agua a los no indios y
por eso sus nombres aparecían en las cuentas de Propios y Arbi-
trios: San Luis de la Paz, Rincón y Pénjamo en la intendencia de
Guanajuato; Etla en Oaxaca; Tula y especialmente Texcoco -que

50 Artículo 7 del reglamento interino de Texcoco. Molina Ruiz, 1983, p. 32.


AGN, Tierras, vol. 1518, exp. 1, 1769; vol. 3569, exps. 9 y 12, 1808; Ckro Regular y Se-
cular, vol. 84, f. 35v, 1775; Indios, vol. 76, ff. 137-140; vol. 78, ff. 1 y 43. Sotelo In-
clán, 1970, pp. 173-174. Garner, 1993, p. 204. Reparos a las cuentas de
Cuautinchán, Puebla. INAH, Centro de Documentación, Archivo Judicial de Puebla,
vol. 46, 1794. Agradezco a Margarita Silva la información sobre Tequila, basada en
el reglamento interino.
51 Zavala, 1995, p. 113. INAH, Centro de Documentación, Archivo Judicial de Pue-
bla, rollo 35, reglamento de Huejotzingo, 1773. AGN, Indios, vol. 70, exp. 183, 1801.
Bergoza, 1984, pp. 124, 158 y 192. Pastor 1987, pp. 182, 187 y 242. Montiel, 1984,
vol. 2, p. 65. Dehouve, 1990, p. 168. AGN, Civil, vol. 443; Ayuntamientos, vol. 181,
exp. 13. Mentz, 1988, p. 98. Barrett, 1975, p. 162. En1705 se informó sobre bienes
de comunidad que consistían en molinos de trigo, alhóndiga, laguna, cal, un
puente, tierras de riego, mulas y ganado mayor. AGN, Indios, vol. 97, passim. Horst
Pietschmann ha destacado el papel de los pueblos de indios como productores,
empresarios y consumidores. Pietschmann, 1988, pp. 73, 81-83. La actividad de los
indios en la ganadería en Guadalajara y como prestamistas y comerciantes en Oa-
xaca por medio de las cofradías ha sido estudiada por Ramón María Serrera y
Asunción Lavrin. Serrera, 1977, Lavrin, 1990. Daniele Dehouve ha analizado las
actividades productivas y comerciales de las cajas de comunidad y de las cofradías
en la región de Tlapa, intendencia de Puebla. Dehouve, 1988, pp. 89-99. "Noticias
de fábricas", 1973, pp. 46-51.
106 PUEBLOS DE INDIOS YEDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

recibía 700 pesos- y San Andrés Chiautla, Puebla -que cobraba 50


pesos diarios-; en el norte Parras, Coahuila, intendencia de San
Luis Potosí y Malpaís, intendencia de Durango, controlaban el agua
en sus distritos. En 1766 el padre AJofrín alabó el excelente sistema
de riego usado por los indios en Oaxaca, comentando que se apro-
vechaba más el agua que en Europa. 52 Pueblos indios de Chalco, Te-
tepango, Otumba, Zumpango, Teotihuacan y Ecatepec producían
pulque de las magueyeras de comunidad mientras que la parciali-
dad de San Juan Tenochitlán era dueña de la pulquería llamada
Tumbaburros, en la ciudad de México, la cual se arrendaba en 1 700
pesos al año, la renta más alta de todas las 45 pulquerías de la ciu-
dad. 53 Otros pueblos poseían hornos de cal, ingrediente esencial
para la construcción, el procesamiento de la caña de azúcar y la he-
chura de tortillas (Apasco, Anenecuilco yJonacatepec). La cantera es-
taba también en posesión de varios pueblos indios; los de Zapotlán
arrendaban la cantera de tezontle y también los de Tapalcatlapa
(Xochimilco); los de Totomehuacán alquilaban a la catedral de
Puebla. En 1806 los contadores ordenaron arrendar las canteras de
Naucalpan, cerca de la ciudad de México, para financiar la escuela.
Los cuatro pueblos de Chietla, Puebla ofrecían a la caja de comuni-
dad ingresos provenientes de la venta de mamey, jícama, dátiles, za-
pote negro y ananás, producidos en ciertas huertas frondosas que a
un observador le parecieron un paraíso.54
Era la ganadería una de las actividades más difíciles de fiscalizar,
ya que la venta de toros y vacas pertenecientes a los pueblos de las
subdelegaciones de Tetela del Río, Acapulco, Zumpango, Temascal-
tepec y Chilapa, en la intendencia de México y los de Villa Alta y
Huajuapan en Oaxaca, no siempre resultaba en ganancias para la

52 INAH, Centro de Documentación, León, rollo 21, exp. 22, 1784. AGN, Indios,
vol. 83, ff. 167v, l 74v; Propios y Arbitrios, vol. 23, f. 33, 1788; Indios, vol. 78, ff. 112-
113; vol. 79, f. 50; Civil, vol. 1443, f. 116. Carmagnani, 1988, p. 99. Morfi, 1967, p.
63. Ajofrín describió el sistema de riego en Teutila, Oaxaca. Ajofrín, 1964, vol. 2,
pp. 45, 168. También había riego en Cocula, cerca de Iguala. AGN, Archivo Histórico
de Hacienda, vol. 441, exps. 5 y 15.
53 AGN, Indios, vol. 76, ff. 8S-90, 177-182; vol. 79, ff. 21-25, 126-136, 177-182, 255-

265; Tierras, vol. 1518, exp. l, 1769; Propios y Arbitrios, vol. 7, f. 51. Chávez Orozco,
1954,p.86.Vázquez,1940,p.336.Lira,1983,p.99.Kicza, 1986,pp. 141-142.
54 Vázquez, 1940, p. 336. Sotelo Indán, 1970, p. 140. Carmagnani, 1988, p. 100.

AGN, Hospital de jesús, vol. 309, exp. 6, f. 36; Indios, vol. 78, f. 88; vol. 79, ff. 205-224;
Propios y Arbitrios, vol. 8, últimos folios. Relaciones geográficas de 1792, 1994, p. 130.
EL INGRESO YEL SOBRANTE DE LOS BIENES DE COMUNIDAD 107

caja, porque los indios solían presentar cuentas en las cuales los gas-
tos para la manutención del ganado superaban la cantidad recibida
por las ventas. En Zumpango unas 115 cabezas de ganado sólo ren-
dían, según la cuenta de la república, 20 pesos de ganancia, mien-
tras se pagaba a los pastores 44 pesos en salarios. 55
La administración de canoas por parte de los pueblos también
representaba una fuente de ingresos en Guadalajara. Transportaban
personas y mercancías por los ríos de las subdelegaciones de Sentis-
pac, Cuquío, La Barca y San Cristóbal. También en Cotaxtla, Vera-
cruz, la república de indios obtenía ingresos del pasaje de canoas. 56
Los contadores no fueron los únicos que por medio de la fis-
calización de los bienes de comunidad aumentaron su conoci-
miento sobre las posesiones de los pueblos indígenas. Los mismos
gobernantes indios, teniendo que presentar cuentas anuales, fue-
ron ganando experiencia en la administración de los fondos, tie-
rras y bienes comunales y adiestrándose en aplicar la legislación
que avalaba y legitimizaba la posesión de la tierra por la república
de indios.
La gran mayoría de los indios vivían en los pueblos y participa-
ban en las actividades comunales, tanto festivas como agrícolas. El
padrón realizado a principios del siglo XIX de los "indios de pue-
blo", esto es, de los tributarios residentes en los pueblos y de los "in-
dios laboríos y vagos que no están sujetos a república" (es decir, de
los que vivían fuera de los pueblos "acasillados" como gañanes en
las haciendas, los que residían en los centros mineros, o los que an-
daban de una parte a otra), mostraba que 90% de los indígeneas
del virreinato estaban registrados como moradores de los pueblos
de indios. Las intendencias donde había un mayor porcentaje de
indios laboríos y vagos eran las de Guanajuato, Zacatecas y San Luis
Potosí. 57

55 AGN, Tierras, vol. 1518, exp. l; Indios, vol. 76, ff. 116-136, 177-180; vol. 78, ff.

1-33, 85-90, 187-222; vol. 79, f. lOOv; Civi~ vol. 1443, exp. 3. Reaks Cédulas Origina"les,
vol. 231, exp. 60. AGPEO,]uicios, leg. 40, exp. 2, 1805.
56 AGN, Indios, vol. 78, exp. 12; vol. 80, exp. 7; Hospital de jesús, vol. 309, exp. 7,

1786. Menéndez Valdés, 1980, p. 81. AGN, Prüpios y Arbitrios, vol. 25, f. 262; vol. 35,
ff. 76, 156 y 222.
57 "Estado general de tributos", 1977, pp. 24-25. Los datos referentes a Aguas-

calientes en el "Estado general de tributos" no concuerdan con la cifra de la pobla-


ción india registrada en Gerhard, 1996, p. 88.
CUADRO 12 o
00
-
Algunos préstamos hechos por los pueblos de indios, 1769-1808
Cantidad
Fecha de prestada
Intendencia: pueblo información (en pesos) Recipiente del préstamo Garantía (propiedad) Fuente en AGN .,,
e::
t'1
Q:I
Intendencia de México: r
Tláhuac 1769 4846 José Ángel de Cuevas y Aguirre Casa de la calle del Ángel Tierras, vol. 1518, exp.l o
(/¡

1:1
Xochimilco 1769 300 Miguel Ruiz de Perea Rancho Xaltocan !bid. t'1

Tlalmanalco 1769 600 Antonio Pedrozo Hacienda Zavaleta !bid. z


1769 4 850 Herederos marqués de Rivas- Hacienda !bid. 8
o
(/¡
cacho -<:
t'1
1769 10000 Miguel de Fugo Molino !bid. 1:1
2 000 General Feo. Sánchez de Tagle Hacienda Los Dolores (lero Reg. y Sec. vol. 84, e::
Culhuacán 1775
~
f. 35v. o
Singuilucan 1792 7 000 s.d. s.d. Civil, vol. 2301, exp. 14 º'z
3 000 s.d. Hacienda Xalmolango Indios, vol. 78, ff. 45-46. t'1
Malinalco* 1805 z
Tepeji del Río 1806 1500 Agustín Reyes Mesón del Pueblo Bienes de Comunidad, t'1
r
vol. 5, ff, 260-265 y en s:::
t'l'
Indios, vol. 79, f. 57
1806 2900 Francisco González de Pumares s.d. [bid. ~
o
Luis Vázquez s.d. !bid. C"l
100 o
Otlazpa 1806 2 900 Mariano Ayala s.d. !bid. 5
Tulancingo 1806 5 540 s.d. Molino Indios, vol. 76, f. 137 z
1806 1140 s.d. Hacienda del Conde !bid. ~
700 s.d. Hacienda del Valle !bid.
700 s.d. Hacienda !bid.
1300 s.d. Hacienda !bid.
Chilapa 1806 10 000** Francisco Arosmena "Para el giro de su comer- Bienes de Comunidad,
cio", con dos fianzas vol. 4, f. 289
Parcialidad de San Juan 1807 6500 s.d. "A réditos" Parcialidades, vol. 2, f. 28
Parcialidad de Santiago 1807 19000 s.d. "A réditos" !bid.
República de Querétaro 1808 1100 Convento de Santa Clara s.d. Tierras, vol. 3569, exp. 9
y Archivo Histórico de
Hacienda, vol. 1208 t'1
t""
1600 Testamento doñaJosefina s.d. !bid. z
Ortuño
7000 Manuel y Antonio Obregón de "Depósito irregular" !bid.
San Miguel el Grande
~
-<
De sobrante ca. 1808 2 200** Tesorería General ~
V>
acumulado en la ca. 1808 3 000** Francisco Ayudi Comercio Menegus, 1987,p.388 o
ciudad de México
8 000** Manuel Bautista Manchola Negocio en Chalco !bid. ¡
6 000** Bernardo de Oraz Bravo s.d. !bid. t::i
t'1
Intendencia de Puebla:
Cholula 1704 10000 Hacendados, indios s.d. Indios, vol. 97, ff. 277-282. 5
V>

e indias, sacerdotes
Huejotzingo 1773 6000 s.d. Hacienda Stgo. Mixtla (INAH) Archivo Judicial de ~~
Puebla,rollo 46 t::i
t'1
1773 600 s.d. Hacienda S. Pedro !bid. n
Toxtoan ~e::
Cuautinchán 1792 1000 s.d. Hacienda S. Miguel !bid. 2:
Capulque
6800 s.d. Hacienda S. Martín del !bid. ~
Monte
Tlatlaquitepec 1792 3450 José Mariano Reyes s.d. Civi~ vol. 1443, cuentas
de S. Juan de los Llanos
Tepeaca ca. 1800 300 Al cura s.d. !bid., cuentas Tepeaca
ca. 1800 1320 s.d. Hacienda S. Sebastián !bid,, cuentas Tepeaca .....
o
l.O
CUADRO 12 (conclusión)
o
-
Cantidad
Fecha de prestada
Intendencia: pueb/,o información (en pesos) Recipiente del préstamo Garantía (propiedad) Fuente
¿j
San Juan de los Llanos ca. 1800 1 120 s.d. s.d. !bid, cuentas de San Juan
de los Llanos. ~
Dinero sobrante en (1803) (100 000) (Pedido por los comerciantes (Parece que no fue Bienes de comunidad, ~
Puebla de Habana) concedido) vol. 4, f. 277. zS2
Intendencia de Michoacán:
Turicuato 1790 s.d. s.d. Hacienda Tentenquio Inspección ocular, ~
-<:
1960,p. 161 tl
1790 s.d. s.d. Hacienda Apupato !bid. e:
1790 s.d. s.d. Hacienda Nopales !bid. g
Intendencia de Durango: º'z
Malpaís 1802 6 000** Regidor Feo. Antonio Gómez "Depósito irregular" AHED: dos documentos ti
Lanudo de Don Bernardo Bona- ¡;¡
vía y Zapata, intendente. a:t<l•
1802 14 000** Juan Antonio Gandiola "Depósito irregular por !bid. ~
tres años" 8
Intendencia de Oaxaca: 8
Pueblos de ca. 1785 s.d. Indios Propietarios y Préstamos de las cajas de Testamentos de indios
Teposcolula comerciantes comunidad y cofradías en Pastor, 1987, p. 206.
Intendencia de Mérida: ~
Dinero sobrante en 1790- 10 000 Comerciantes de s.d. Tanck de Estrada, 1994,
Mérida 1820 anual Mérida p. 432.

* En 1821 Malinalco todavía cobraba réditos sobre 3 000 pesos. Actas de la Diputación Provincial, 1985, p. 70
** Probablemente prestado por el gobierno de los fondos guardados como sobrante en la capital de la intendencia.
EL INGRESO YEL SOBRANTE DE LOS BIENES DE COMUNIDAD 111

Había pocos indios laboríos en las intendencias de México,


Puebla, Veracruz, Oaxaca, Guadalajara, Yucatán y Arizpe. De las
140 subdelegaciones comprendidas en esas siete intendencias, 60%
no tenían ni un indio laborío registrado en el padrón. Donde había
laboríos, casi siempre constituían menos de 10% de la población in-
dígena en la subdelegación. Por ejemplo en las subdelegaciones al
norte de la ciudad de México pocos indios vivían fuera de los pue-
blos y no hay indicio de que hubiera una "expulsión" generalizada
de los poblados ni retención de los labradores indígenas como con-
secuencia de la práctica del peonaje por deudas. El comisionado
que recorrió la región en 1792 observó:

Pueden considerarse las [jurisdicciones] de San Cristóbal [Ecate-


pec], San Juan [Teotihuacan], Otumba, Apan, Tulancingo, Pachuca,
Zempoala, Actopan, Ixmiquilpan, Tetepango, Zumpango, Tacuba,
Cuautitlán y Tula como una misma. Todas con poca diferencia están
igualmente pobladas de un número de vivientes poco industriosos,
llenos de vicios y miseria, sin necesidades y por consiguiente sin ener-
gía, estímulo ni ambición. Todas producen el maíz necesario para que
al abrigo de su precio cómodo trabaje el peón cuando le acomoda, y
no cuando le tiene cuenta al hacendero. 58

Aunque en las 14 subdelegaciones ubicadas al norte de la capital


señaladas por el comisionado hubiera 215 haciendas, 175 ranchos y
58 minas, solamente 1 % de los indios vivía en las propiedas de los es-
pañoles. 59 En Ixmiquilpan los cerca de tres mil indios que se halla-
ban en Cardona! probablemente trabajaban en las minas pero vivían
bajo la jurisdicción de la república de ese centro minero. 60 El bajo
porcentaje de indios laboríos en la intendencia no quiere decir que
los indígenas nunca se emplearan en las haciendas cercanas, sino
que su labor era por temporadas. No cambiaban su domicilio a las
haciendas, sino que seguían registrados como residentes en los pue-
blos de indios, ausentándose diariamente, o por unas semanas o me-
ses para trabajar en las propiedades agrícolas, en los ingenios de
azúcar o en las minas. Como ha indicado Herman Konrad refirién-

58 Relaciones geográficas de 1792, 1994, p. 105.


59 Relaciones geográficas de 1792, 1994, pp. 73, 76, 81, 83, 87, 92, 94, 96, 98, 104,
106, 112, 114.
60 AGN, Indios, vol. 80, f. 236.
112 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

CUADRO 13
Indios de pueblo e indios laboríos en Nueva España, ca. 1800

Porcentaje de indios Porcentaje de indios


Intendencia* de pueblo "l,aboríos y vagos"

México 97.6 2.4


Michoacán 77.3 22.7
Guadalajara 98.6 1.4
Yucatán 99.2 .8
Guanajuato 32 68
San Luis Potosí 68 32
Zacatecas 65 35
Veracruz 96.2 3.8
Puebla (incluye Tlaxcala) 99.3 .7
Oaxaca 99.2 .8
Arizpe 100 o
Total 90 10

* No se incluye la intendencia de Durango.


Fuente: Para la intendencia de México se basa, principalmente, en los reglamentos de
los bienes de comunidad. Para algunas subdelegaciones se usa el dato en el "Estado general
de tributos" si el porcentaje de laboríos es más alto que en el reglamento. AGN, Indios, vols.
74, 76, 78, 80; Tierras, vol. 3569, exp. 9. "Estado general de tributos", 1977, pp. 6-9.
Para las demás intendencias, "Estado general de tributos", 1977, pp. 24-25. No se inclu-
yen las cifras de Charcas en la intendencia de San Luis Potosí. Se usa la fecha "ca. 1800" por-
que las estadísticas son de 1798 a 1803, aunque la fecha del informe es de 1805.

dose a la hacienda jesuita de Santa Lucía en Ecatepec en el periodo


de 1740 a 1750, los indígenas de los pueblos laboraban unas sema-
nas pero no formaban parte de la fuerza de trabajo permanente, in-
tegrada principalmente por españoles, mulatos y mestizos. Además,
los hacendados no necesitaban emplear gran número de labradores
permanentes sino sólo durante las épocas de siembra y cosecha,
"que cubrían la demanda de mano de obra de estación para el ciclo
de producción agrícola". En la región de Tlaxcala, el más alto nú-
mero de labradores trabajaba en las haciendas en junio y julio y el
más bajo número, en enero. 61 Los ministros de la Contaduría y

61 Konrad, 1990, pp. 130-132. Ouweneel, 1984, p. 73.


EL INGRESO YEL SOBRANTE DE LOS BIENES DE COMUNIDAD 113

Cuentas pensaban que el nivel de vida de los indios mejoraría si viví-


an en las haciendas y recomendaban que los dueños permitieran a
los indígenas permanecer en sus terrenos. Proponían enseñar "a los
hacenderos el interés que les resulta en dejar domiciliar en las tie-
rras de su dominio a los indios que se las cultivan".62
De los 19 pueblos situados dentro de la jurisdicción de Ecatepec
todos contaban con su fundo legal completo ( 1 km 2 ) excepto San
Lorenzo Tequisquiac; además cada uno era dueño de un promedio
de cuatro caballerías de tierra de comunidad (l. 7 km 2). Se especifi-
caba en los reglamentos que Tequisquiac, por falta de tierra, tenía
que arrendarla de la hacienda de Portales; no se hablaba de escasez
de terreno en los otros 18 pueblos. Los 42 indios de la subdelega-
ción de Ecatepec (2% de la población tributaria) que vivían fuera de
los pueblos, se hallaban en haciendas ubicadas cerca de San Luis
Xoloc, y probablemente acasillados en la de Santa Lucía, cuyo dueño,
el conde de Regla, la había comprado después de la expulsión de los
jesuitas. Los pueblos de Ecatepec no arrendaban sus tierras de co-
munidad a terceros, sino que las habían repartido para el usufructo
de los tributarios, conservando una parte para la milpa comunitaria
donde cultivaban frijol, cebada, maíz y magueyes. 63 Aunque los indí-
genas a veces laboraban temporalmente en las propiedades agríco-
las, contaban con otras fuentes de trabajo para suplementar su
ingreso, como la producción de cerámica, telas y pulque; en Hueju-
tla, Yahualica y Meztitlán eran dueños de unos 2 000 trapiches para
procesar el azúcar en panocha y hacer "brebajes". 64
En algunas regiones del virreinato los indígenas trabajaban gra-
tuitamente unos días al año en las haciendas y así conseguían el

62 "Estado general de tributos", 1977, p. 43.


63 AGN, Indios, vol. 79, ff. 1-24y137-160.
64 AGN, Indios, vol. 79, f. 23. En 1799 se informó que en ocho subdelegaciones,
Papantla, Huauchinango, (Puebla), Pánuco, Yahualica, Meztitlán, Huayacocotla,
Huejutla y Valles, los indios monopolizaron la operación de 6 000 trapiches. AGN,
Indios, vol 88, ff. 105-106v. Agradezco esta información a Bernardo García. Los in-
dios eran dueños de trapiches de piloncillo en Chiautla de la Sal, San Juan de los
Llanos y Tlapa (Puebla). "Noticias de fábricas", 1973, p. 46. De los telares de Mi-
choacán, 40% pertenecía a los indios. Terán, 1995, p. 50. De la población total de
la intendencia, 41 % eran indígenas. Humboldt, 1973, p. 140. En Tonalá, Guadala-
jara, 380 indios elaboraban cada año loza fina con valor de 30 000 pesos. Menén-
dez Valdés, 1980, p. 121. La Recopilación de 1681 contiene un mandato de 1660
sobre obrajes pertenecientes a los indios. Vázquez, 1940, p. 315.
114 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COWNIAL

permiso de que pastaran sus ganados de comunidad en los terrenos


del vecino. En Chalco y Cuautla solían laborar por un salario en las
haciendas y en los ingenios de azúcar, sin dejar de cultivar sus pro-
pias tierras. 65 Algunos indios de San juan de los Llanos, Puebla, se
ausentaban de allí varios meses del año para trabajar en Córdoba y
la Huasteca. Para las cosechas de algodón bajaba por la costa de Ve-
racruz "gente de los pueblos de la Mixteca con grandes desperdi-
cios de jornales y viajes que ha sido preciso abonarles de cuatro y
cinco días en la distancia de más de cuarenta leguas que algunos
andan". 66 Varias haciendas de Temascaltepec empleaban más de
100 indios trabajadores acasillados, y en Ixtlahuaca, cerca del pue-
blo de San Felipe el Grande, se asentaban 42 haciendas con alrede-
dor de 4 000 indios laboríos y probablemente con otros miles de
trabajadores mestizos y mulatos. 67
Era común conseguir labradores temporales en las haciendas
por medio del reclutamiento de grupos de 24 hombres, que forma-
ban una cuadrilla. El capitán de la cuadrilla adelantaba dinero a los
trabajadores para que fueran a laborar en las haciendas. Se infor-
mó en 1792 que anteriormente (sin precisar cuándo) los hacenda-
dos de Atlixco quisieron forzar a los indios de Izúcar "para que se
obligasen a beneficiar sus labores [pero a los indígenas] les fue con-
cedida la inhibitoria, que en el día es trascendental a todos los na-
turales de que sean libres sin la esclavitud de gañanes a prestar sus
fatigas a donde más les convenga".68 La legislación de 1784 prohibía a
los propietarios adelantar más de cinco pesos de salario a los traba-
jadores indios y no permitía que persiguieran a los empleados que

65 Inspección ocular, 1960, pp. 46, 51. Martin, 1985, p. 145. Tutino, 1975, pp.

523, 527. Se enumeran los pocos indios y muchos mulatos radicados en las hacien-
das de Zamora, Michoacán, "Estado ... Zamora", 1944, pp. 475, 478, 479-491.
66 En 1792 se atribuyó la salida de los indios de San juan de los Llanos a "la mala

suerte de las heladas". Relaciones grográ.ficas de 1792, 1994, pp. 152-153. INAH, Centro
de Documentación, Archivo judicial de Puebla, rollo 47, San juan de los Llanos, 16 de
abril de 1800. "Noticias estadísticas", 1976, p. 67. Una parte de estos indios trabaja-
dores regresaba a sus pueblos cada año y por eso no se les consideraba "laborios" si-
no tributarios de sus respectivos pueblos. AGN, Indios, vol. 73, ff. 374-374v.
Aparentemente igual situación ocurrió en Huichapan, donde "los indios de to-
do el partido la mayor parte del año se viven en la tierra adentro, trabajando en las
siembras". Taylor, 1996, p. 723, nota 139. Hernández y Dávalos, 1985, vol. 2, p. 303.
67 AGN, Indios, vol. 74, f. 62; vol. 76, f. 289.
68 Relaciones geográficas de 1792, 1994, p. 146. Terán, 1995, pp. 376-381. Ouwe-

neel, 1984, p. 73.


MAPA2 113 BIS
Porcentaje de indios laboríos en las subdelegaciones de Nueva España, ca. 1800

Porcentajes
76-100
..
~ 51-75

~ 26-50

10-25
fililiiill
r::::::i 1-9
~

CJ o
Lagos

Gobierno militar subordinado al virrey


Frontera con Guatemala
..-
Dorothy Tanck de Estrada; mapa basado en Gerhard, 1986, p. 16; 1991 , pp. 46, 116, 129; 1996, pp. 57 y 205. Elaborado por Verónica Montoya P., Laboratorio de SIG, El Colegio de México.
Fuente: "Estado general de tributos", 1977.
EL INGRESO YEL SOBRANTE DE LOS BIENES DE COMUNIDAD 115

abandonaran el trabajo sin haber repagado la deuda. 69 Al trabajar en


las propiedades grandes de españoles, los indios aprendían técnicas
de cultivo y de irrigación que utilizaban en sus tierras al regresar a sus
pueblos. 70 Por otra parte, los que vivían acasillados llevaban costum-
bres y prácticas de la organización comunitaria, por la cual a veces se
agruparon para exigir que les otorgaran tierras del hacendado para
formar un nuevo pueblo. El arzobispo de México informó en 1765
que para impedir la formación de pueblos por los gañanes, era con-
veniente que los hacendados impidieran que algún indio asumiera
un papel de liderazgo, ya fuera civil o eclesiástico. Por eso los dueños
pagaban directamente el tributo de sus trabajadores indios y mulatos,
en vez de encargar su recolección a un indígena. En Tarimoro, Cela-
ya y en Tlahuapan, Huejotzingo, donde los propietarios estaban en-
deudados con los trabajadores, se permitió a los gañanes comprar las
tierras de las haciendas y formar pueblos.71

EL USO DEL DINERO SOBRANI'E

Una vez captados los ingresos correspondientes a los bienes de co-


munidad y el real y medio por tributario, la práctica del gobierno

69 Artículos 7 y 11 del bando del virrey Matías de Gálvez, 3 de junio de 1784, pu-

blicado en México, 22 de marzo de 1785. Beleña, 1981, vol. 2, pp. 193-199. Los ha-
cendados protestaron en contra del bando en noviembre de 1785 diciendo que: "No
se encuentran indios que quieran servir con sólo cinco pesos de adelantamiento". El
rey aprobó el bando de 1784 por real orden, el 15 de diciembre de 1796. Zavala,
1995, pp. 167, 176. Abad y Queipo comentó en 1799 que los indios estaban "inhabi-
litados por la ley de hacer un contrato subsistente, de empeñarse en más de cinco
pesos y en una palabra de tratar y contratar... " Abad y Queipo, 1994, p. 75.
1o Ouweneel, 1984, p. 73.
71 Dyckerhoff, 1990, p. 52. Zavala, 1995, p. 184. AGN, Indios, vol. 70, ff. 25, 79.
Wood, 1990, pp. 130-136. Carlos Grosso informó de un caso parecido en la hacien-
da de San Nicolás (San Salvador el Seco, Tepeaca). Ponencia presentada en el Co-
loquio en honor de Dr. Carlos SempatAssadourian, Instituto Mora, 1996. Queja del
dueño de la hacienda de San Francisco de Matehuala, Charcas, porque los "natura-
les de allí rondeados, apoderándose de la capilla de la hacienda y demás de su ador-
no con el título de pueblo a que se habían llamado". El teniente de justicia decidió
buscar tierras realengas para formar el pueblo con el fin de no despojar a la hacien-
da. Se recomendó referir el caso a la Audiencia de Guadalajara para formar un nue-
vo pueblo. AGN. Propios y Arbitrios, vol. 23, ff. 211-214. Chevalier, 1989, p. 436. García
Martínez, 1990, passim. En 1780 el pueblo de San Raymundo Tlapa, en Oaxaca,
compró una hacienda por 1 500 pesos. Carmagnani, 1988, p. 103.
116 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

era limitar los gastos y aumentar el ahorro. Al llegar a la primera


década del siglo XIX, los datos referentes a 11 de las 12 intendencias
muestran el resultado de la política borbónica en aproximadamente
3 700 pueblos de indios en Nueva España. Como promedio el go-
bierno sólo permitía gastar 32% del ingreso y retenía 68% como so-
brante, depositado en las cajas reales.
La intendencia que logró concentrar el mayor ingreso fue la de
México con 87 465 pesos, de los cuales 27% provenía de las parciali-
dades de la ciudad de México. La intendencia con menor entrada fue
Zacatecas con 1 520 pesos. El ingreso anual total recolectado en las ca-
jas de comunidad de las 11 intendencias fue de 268313 pesos.
Desde el punto de vista de las autoridades virreinales, más impor-
tante que el ingreso era la cantidad que quedaba como sobrante al fi-
nal de cada año, ya que en la práctica este dinero estaba a disposición
del gobierno para ser utilizado como donativo o préstamo al rey y pa-
ra atender a las emergencias financieras y bélicas de la monarquía es-
pañola. Se puede calcular que sobraban aproximadamente 180 000
pesos anuales de los bienes de comunidad de los pueblos de indios.
Estos 180 000 pesos eran en realidad una forma de "impuesto" que
entraba a las arcas reales y representaba, si se compara con los 900 000
pesos que recibía el gobierno por el tributo de los indios,72 un aumento
de 20% en los caudales destinados a la Real Hacienda. Este incre-
mento proveniente de los indígenas era una ayuda oportuna y constan-
te a la monarquía, especialmente porque significaba un ingreso en
efectivo del que podría disponer para obtener fondos adicionales.
En 1780 la Corona empezó a percatarse de que los bienes de co-
munidad constituían una fuente de divisas, cuando por causa de la
guerra con Inglaterra necesitó dinero para fortalecer las defensas
militares en el Caribe. Por cédula real de agosto de 1780, se pedía
un donativo a cada hombre: dos pesos de cada español y miembro
del grupo denominado "castas" y un peso de cada indio; también se
solicitaban préstamos. Los donativos recolectados por los alcaldes
mayores de jurisdicciones predominantemente indígenas no espe-
cificaban si el dinero venía de las cajas de comunidad o de los in-

72 Hacemos un cálculo aproximado que toma en cuenta la porción del total

del tributo que fue entregado por los negros y mulatos y la parte que corresponde
a los indios. Se basa en datos de Humboldt, 1973, p. 162. "Noticias de Nueva Espa-
ña", 1973, pp. 206-207. Abad y Queipo, 1994, p. 79.
EL INGRESO YEL SOBRANTE DE LOS BIENES DE COMUNIDAD 117

CUADRO 14
Estado financiero de los bienes de comunidad
de Nueva España, ca. 1805

Sobrante
Número Ingreso Gasto como%
Intendencia (año) depuebws (en pesos) (en pesos) Sobrante de ingresos

México(ca. 1807) 1118 * 87465 34436 53029 61


(Parcialidades) (1804) (14) (23 258) (10 136) (13122) (56)
Guadalajara (1805) 236 * 17354 3994 13360 77
Yucatán (1806) 224 31182 11077 20105 64
Michoacán (1802) 249 * 26543 7033 19510 74
Oaxaca (1799) 873 32388 7710 24678 76
San Luis Potosí (1809) 42 2216 265 1951 88
Puebla** (1809) 700 * 27108 6777 20331 75
(calculado) (calculado) (calculado)
Guanajuato (1809) 39 3984 996 2988 75
(calculado) (calculado) (calculado)
Veracruz (1809) 147 9083 2271 6812 75
(calculado) (calculado) (calculado)
Zacatecas (1809) 40 1520 380 1140 75
(calculado) (calculado) (calculado)
Durango (1809) 42 6212 1553 4659 75
(calculado) (calculado) (calculado) (calculado)

Total:*** 3724 268 313 86628 181685 68

*Carecemos de datos para 113 pueblos de indios en Ja intendencia de México en la ju-


risdicción del Marquesado del Valle: Cuemavaca, 75; Toluca, 25; Coyoacán, 13.
Carecemos de datos para cinco pueblos de Ja intendencia de Michoacán: Santa Fe, dos;
Charo, tres.
Carecemos de datos para Jos 111 pueblos de indios de Tlaxcala.
Carecemos de datos para 4 pueblos de la ciudad de Guadalajara.
Carecemos de datos para 3 pueblos de Ja ciudad de Puebla.
** Para las intendencias de Puebla, Guanajuato, Veracruz, Zacatecas y Durango la fuente no
proporciona datos sobre el ingreso y el gasto; calculamos que el sobrante fue 75% del ingreso.
*** No se incluyen Tabasco, Colotlán, Bolaños y Arizpe.
Fuentes: México: AGN, Indios, vols. 74, 76, 78, 79, 80; Tierras, vol. 3569, exp. 9.
Parcialidades: AGN, Consolidación, vol. 10, f. 410v.
Guadalajara: AGN, Propios y Arbitrios, vols. 25 y 35.
Yucatán: AGN, Intendencias, vol. 21, exp. 9; Propios y Arbitrios, vol. 23, ff. 345-348.
Michoacán: AGN, Ayuntamientos, vols. 181 y 220.
Oaxaca: AGN, Propios y Arbitrios, vol. 23, ff. 69-83
San Luis Potosí: AGN, Propios y Arbitrios, vol. 32, f. 69.
Puebla, Guanajuato, Veracruz, Zacatecas, Durango: Menegus, 1989, p. 389.
118 PUEBLOS DE INDIOS YEDUCACJÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

dios como individuos, pero por lo menos los 26 000 pesos donados
por las parcialidades procedían de las cajas comunitarias. Se calcula
que los indios donaron 91 699 pesos, 11 % del total recabado como
donativo en el virreinato, cuyo monto fue de 843 474 pesos. 73
Aunque la cédula de 1780, referente a préstamos, ordenaba to-
mar a censo redimible los capitales de obras pías, capellanías y "los
sobrantes de propios y arbitrios que tengan desembarazados las ciuda-
des, villas y pueblos de españoles e indios", el virrey Mayorga advertía
al monarca que existían "obstáculos insuperables" para llevarlo a ca-
bo. Sólo se colectaban préstamos del Consulado de Comerciantes
(millón y medio de pesos) y del Tribunal de Minería (un millón de
pesos). 74
La idea de tomar en préstamo el dinero de las cajas de comuni-
dad, propuesta en la cédula de 1780, fue retomada por el fiscal de lo
civil de la Audiencia, Manuel de Martín Merino, quien la propuso a
Carlos 111, pero el rey, en diciembre de 1782, desaprobó la proposi-
ción argumentando que era necesario "cuidar la seguridad de sus ar-
cas". Sin embargo, al final del siguiente año se empezó a solicitar a las
ciudades y villas de España que invirtieran en el Banco de San Carlos,
y pronto en Nueva España el virrey Matías de Gálvez ordenó que las
cajas de comunidad contribuyeran al Banco. En el bando impreso
del 6 de mayo de 1784, primero se llamaba la atención a los pueblos
de indios y luego se exigía su dinero, casi como un castigo por su-
puestas irregularidades en el manejo de los fondos comunales:

Las providencias de las leyes y el rigor con que quieren se castiguen las
extracciones de caudales que se hacen de las arcas de comunidades de
indios para fiestas y otras cosas, nada conforme a la importancia de sus
destinos, no han sido suficientes a precaver estos procedimientos, y así
es preciso tomar el arbitrio, para que queden resguardados y rindan
las utilidades que se desean, de imponerlos en el Banco Nacional de
San Carlos. 75

73 Marichal, 1990, pp. 886-889. AGN, Alcaláes Mayore5vols. 4, 5, 8, 9, passim; Dona-


tivos y Préstamos, vol. 28, f. 309. De hecho, antes de 1780, el gobierno había usado di-
nero de las cajas de comunidad para emergencias: en Yucatán, al final del siglo XVII y
en 1663 el rey admitió que "en algunas partes es nuestra Real Hacienda el mayor
deudor y en más gruesas cantidades, por empréstitos que de estos bienes de comu-
nidad se han hecho". Recopi/,aci,ón, 1973, vol. 2, f. 207v. Farriss, 1984, pp. 264-265.
74 AGN, Reales Cédu/,as Originales, vol. 122, exp. 221. Marichal, 1990, p. 889.
75 AGN, Bandos, vol. 13, ff. 71-7lv. Calderón Quijano, 1963, pp. 24-30.
EL INGRESO YEL SOBRANTE DE WS BIENES DE COMUNIDAD 119

Una vez muerto Matías de Gálvez en septiembre de 1784, la Au-


diencia Gobernadora ordenó, en diciembre de ese mismo año, no
extraer más fondos para el Banco "sin que primero constase el libre
consentimiento y plena voluntad de los cabildos y repúblicas ... [y]
en caso de la menor repugnancia, disgusto o resistencia... suspen-
derse la saca". 76 En total las cajas de comunidad de 19 jurisdicciones
entregaron 134 300 pesos al banco. Meses después, durante 1785,
las cajas comunales de otras 10 jurisdicciones otorgaron 96187 pe-
sos para ser invertidos en la Compañía de Filipinas. 77 La inversión
de 134 300 pesos de los indios de Nueva España al Banco de San
Carlos representaba aproximadamente 2% de la inversión inicial
de seis millones de pesos, la mayor parte de la cual fue recolectada
en los ayuntamientos de España. Sin embargo estos fondos llegaron
en un momento crucial, cuando todavía no se habían logrado colo-
car muchas acciones entre la gente acaudalada de la Península y así
ayudaron a promover la capitalización del banco. 78 Los alcaldes ma-
yores de las jurisdicciones se dieron cuenta del interés del gobierno
en el aumento del dinero sobrante. Entre 1782y1787, por ejemplo, el
alcalde mayor de Zacualpan incrementó el sobrante por 7 920 pesos,
anunciando a la Contaduría que ya tenía guardados en la caja de su
distrito 15 953 pesos .79
Cuando llegó la hambruna de 1786, una cuarta parte de las ju-
risdicciones (29) del reino de Nueva España ya había entregado sus
fondos comunales al Banco o a la Compañía de Filipinas. En estos
lugares los indios no pudieron servirse del dinero, ganado y cose-
chas comunales para socorrer sus necesidades.

76 Calderón Quijano, 1963, pp. 32-33, nota 39 y p. 63.


77 AGN, Reales Cédulas Originales, vol. 133, exp. 184 en Barrón Soto, 1975, p.
393; láminas X y XI. En algunos reglamentos y cuentas se registran ingreso de ré-
ditos de la Compañía de Filipinas en lugares que no subscribieron originalmente
en 1785, por ejemplo, Xalostoc (Ecatepec) Atotonilco (Tetepango) y Ayotzingo
(Chalco). AGN, Indios, vol. 76, f. 88; vol. 79, ff. 7, 177v. Probablemente había pue-
blos además de éstos que invirtieron después de 1785 en la Compañía de Filipinas.
78 Por la real provisión del 27 de agosto de 1782 "se concedía permiso general
a todos los pueblos del reino para suscribir acciones del Banco Nacional según las
reglas del 23 de julio en el real decreto". El conde de Campomanes se encargó de
promover las compras de acciones por los ayuntamientos en España. Gaspar Mel-
chor de Jovellanos fue nombrado apoderado de los pueblos de indios de Nueva Es-
paña que invertían en el banco. Tedde de Lorca, 1988, pp. 61-75.
79 AGN, Indios, vol. 75, ff. 40-42.
120 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COWNIAL

CUADRO 15A
Préstamos y donativos (en pesos) de los bienes de comunidad
de Oaxaca entregados al gobierno, 1782-1809

Donativo: 1782 Teutitlán del Camino 5078


Teposcolula 5925
Jicayán 5619
Ixtlahuaca 2887 19509
Banco de San Carlos: 1784 Ixtepeji 2900
Miahuatlán 8000
Oaxaca 18900
Teutila 9000
Teutitlán del Camino 6500
Huajuapan 6400 51 700
Compañía Filipinas: 1785 Teposcolula 21560
Teutitlán del Valle 11060
Zimatlán 16310
Villa Alta 27350 76280
Donativo: 1793 16000 16000
Préstamo: 1793 150000 150000
Donativo: 1795-1799 Nexapa 1582
Jicayán 74551
Huajuapan 1000
Teozacualco 1159
Villa Alta 1638
79930
Préstamo: 1798 Chontales (parte de Nexapa) 7984
Huajuapan 11152
Huatulco 2772
Huexolotitlán 6197
Jicayán 6966
Juxtlahuaca 998
Miahuatlán 5472
Nochistlán 885
Oaxaca 15940
Tehuantepec 3880
Teozocualco 10343
Teposcolula 15905
Teutila 12 341
Teutitlán del Camino 5247
Teutitlán del Valle 3872
Zimatlán 10630
(Tal vez Nexapa) (22 241) 120584
Consolidación: 1806 161924 161924
Préstamo: 1809 104625 104625
Total 780552
EL INGRESO YEL SOBRANTE DE LOS BIENES DE COMUNIDAD 121

CUADRO 15B
Préstamos y donativos (en pesos) de los bienes de comunidad
de México entregados al gobiemo,1782-1809

Donativo: 1782 Parcialidades 26000


Ixmiquilpan 251
Lerma 635
Mexicalcingo 27
Tenango del Valle 9300
Texcoco 394
Tula 790
Xochimilco 2639
Zimapán 3377 43413
Banco de San Carlos: 1784 Parcialidades 20000
Querétaro, S.J.Río 7600
Tetela del Río 5400
Taxco 3200 36200
Compañía Filipinas: 1785 Ixtlahuaca 932
Singuilucan 1300 2232
(Tulancingo)
Préstamo: 1793-1794 40 subdelegaciones 100000 100000
(Véase cuadro 22A)
Donativo: 1793-1794 Tetela del Río 10000 10000
Donativo: 1795-1799 19 subdelegaciones 67751
Parcialidades 10000 77751
(Véase cuadro 22A)
Consolidación: 1806 (Véase cuadro 22A) 154316 154 316
Donativo: 1809 Xochimilco 793 793
Préstamo: 1809 16 subdelegaciones 58910 58910
(Véase cuadro 22A)
Total 483615
122 PUEBLOS DE INDIOS YEDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

CUADRO 15c
Préstamos y donativos (en pesos) de los bienes de comunidad
de Yucatán entregados al gobierno, 1782-1809

Préstamo: 1793-1794 36126 36126


Préstamo: 1798 91000 91000
Préstamo: 1802-1806 64000 64000
Consolidación: 1806 172 913 172913
Préstamo: 1809 40000 40000
Donativo: 1809 41126 41126
Total 445165

CUADRO 15D
Préstamos y donativos (en pesos) de los bienes de comunidad
de Puebla entregados al gobierno, 1782-1809

Donativo: 1782 Acatlán 28


Chietla 659
Huejotzingo 3123
Izúcar 950
Puebla 7478 12238
Banco de San Carlos: 1784 Acatlán 3300
Igualapa 4600
Tepeji de la Seda 8600
Zacatlán de las Manzanas 6600 23100
Compañía Filipinas: 1785 Huauchinango 2200
San Juan de los Llanos 5075 7275
Préstamo: 1793-1794 21 subdelegaciones
(Véase cuadro 22B) 70000 70000
Donativo: 1793-1794 Tepeji de la Seda 10000
Tlapa 1273 11273
Donativo: 1795-1 799 12 subdelegaciones 49248 49248
Consolidación: 1806 (Véase cuadro 22B) 62260 62260
Préstamo: 1809 16185 16185
Total 251579
EL INGRESO YEL SOBRANTE DE LOS BIENES DE COMUNIDAD 123

CUADRO 15E
Préstamos y donativos (en pesos) de los bienes de comunidad
de Michoacán entregados al gobierno, 1782-1809

Donativo: 1782 Zamora 583 583


Banco de San Carlos: 1784 Jiquilpan 4900
Tlazazalca 6400
Zitácuaro 7300 18600
Compañía Filipinas: 1785 Valladolid 1300
Zamora 9100 10400
Préstamo: 1793-1794 Cutzio 432
Huetamo 650 1082
Donativo: 1793-1799 Zinapécuaro 1800
Jiquilpan 13709
Apatzingán 11824
Zitácuaro 4235
Huetamo 12 811 44379
Préstamo: 1798 72214 72214
Consolidación: 1806 13190 13190
Donativo: 1809 Uruapan 595 595
Total 161043

CUADRO 15F
Préstamos y donativos (en pesos) de los bienes de comunidad
de Guadalajara entregados al gobierno, 1782-1809

Donativo: 1795-1799 Bolaños 751 751


Consolidación: 1806 75558 75558
Total 76309

CUADRO 15G
Préstamos y donativos (en pesos) de los bienes de comunidad
de Veracruz entregados al gobierno, 1782-1809

Banco de San Carlos: 1784 O rizaba 1700 1700


Donativo: 1793-1794 O rizaba 500 500
Donativo: 1795-1799 Orizaba 4390 4390
Préstamo: 1798 34635 34635
Total 41225
124 .PUEBWS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

CUADRO 15H
Préstamos y donativos (en pesos) de los bienes de comunidad
de San Luis Potosí entregados al gobierno, 1782-1809

Donativo: 1782 San Luis Potosí 11084 11084


Banco de San Carlos: 1784 San Luis Potosí 3000 3000
Donativo: 1793-1794 Río Verde 2267 2267
y gallinas
Donativo: 1795-1799 Santa María Arriba 121
Santa María Abajo 300
Venado 100
Tlaxcalilla 304 825
Consolidación: 1806 11651 11651
Total 28827

CUADRO 151
Préstamos y donativos (en pesos) de los bienes de comunidad
de Durango entregados al gobierno, 1782-1809

Donativo: 1809 4 subdelegaciones 27420 27420


Total 27420

CUADRO 15J
Préstamos y donativos (en pesos) de los bienes de comunidad
de Guanajuato entregados al gobierno, 1782-1809

Donativo: 1782 Celaya 268


León 1957
San Luis de la Paz 2647 4872
Consolidación: 1806 16768 16768
Total 21640

CUADRO 15K
Préstamos y donativos (en pesos) de los bienes de comunidad
de Zacatecas entregados al gobierno, 1782-1809

Consolidación: 1806 Aguascalientes 489


Juchipila 2704 3193
Total 3193
EL INGRESO YEL SOBRANTE DE LOS BIENES DE COMUNIDAD 125

La siguiente guerra, en contra de la Francia revolucionaria, iría


acompañada de la misma política financiera de donativos y préstamos.
Un año antes del comienzo de las hostilidades, el virrey Revillagigedo
mandó investigar cuánto dinero había en las arcas de la comunidad de
las intendencias de Puebla, Oaxaca, Michoacán, Guanajuato y Guada-
lajara. Meses después, preparándose para la inminente guerra, solicitó
préstamos de los comerciantes y mineros. En junio de 1793 se publicó
una cédula que pedía donaciones porque ya habían estallado las hosti-
lidades y el 17 de diciembre se ordenaba tomar en préstamo los capita-
les de las comunidades de indios. 80 Investigar la cantidad de fondos
comunales existentes en cada región, solicitar préstamos de agrupacio-
nes acaudaladas, luego pedir donativos y después tomar en préstamo
dinero comunal fueron los pasos seguidos, muy semejantes a los que se
dieron en las etapas de 1783 y presagio de futuras exacciones.
A finales de 1793, tres intendencias entregaron dinero de los so-
brantes de las cajas de comunidad: Oaxaca, Puebla y México otorgaron
préstamos de 150 000 pesos, 70 000 pesos y 100 000 pesos, respectiva-
mente. Algunas subdelegaciones de Michoacán y la república de indios
de Orizaba donaron fondos; los indios de Río Verde, San Luis Potosí,
además de regalar 2 267 pesos al rey, le entregaron unas gallinas.
De 1793 en adelante las guerras y las solicitudes de dinero iban
de la mano. El virrey Miguel de Branciforte solicitó donativos en
1795 y luego, entre 1798 y 1800, Migueljosé Azanza volvió a pedir
un donativo patriótico, al mismo tiempo que se seguían aceptando
préstamos, por ejemplo, de varias subdelegaciones de Oaxaca en
1798. 81 Entre 1800y1805 no se exigieron entregas del dinero de las

80 Aunque diez jurisdicciones de Oaxaca habían entregado 127 880 pesos en


1784 y 1785 para inversiones en el Banco de San Carlos y la Compañía de Filipinas,
para 1789 se habían acumulado 121 252 pesos en sobrantes. AGN, Propios y Arbitrios,
vol. 23, ff. 15-34. En 1792 había 161 452 pesos de sobrantes de los bienes de comu-
nidad de Oaxaca. Los otros intendentes notificaron que al final de 1792 se encon-
traba con los siguientes fondos: Puebla 85 857 pesos; Oaxaca 161 452 pesos;
Valladolid 100 449 pesos, y Guanajuato 6 006 pesos. Aunque el intendente escribió
que enviaba los datos de Guadalajara, no se encuentran en el expediente. AGN, Do-
nativos y Préstamos, vol. 1, ff. 229-241. Marichal, 1990, p. 897.
81 En 1793, 1795 y otras ocasiones, probablemente hubo más donativos. Es di-

ficil conocer todas las donaciones porque una vez sacado el dinero, no vuelven a
referirse a él en las cuentas siguientes; en cambio la información sobre los présta-
mos sigue apareciendo en los estados financieros. Véase los cuadros 17 y 18 para
conocer las fuentes correspondientes a las donaciones y los préstamos.
126 PUEBLOS DE INDIOS YEDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

CUADRO 16
Informe del contador de Propios y Arbitrios sobre el destino
del sobrante de los bienes de comunidad de Nueva España, 1802

En existencia
En las cajas reales de las intendencias 617 415 pesos 7 reales

En préstamo
Suplido a Real Hacienda 504 050 pesos 7 reales 5 granos
Impuesto a réditos 140 450 pesos
En Banco de San Carlos 134 300 pesos
En Compañía de Filipinas 94 187 pesos 4 reales
874 988 pesos 3 reales 5 granos

Total 1 492 404 pesos 2 reales 5 granos


Fuente: AGN, Consolidación, vol. 10, ff. 395-395v.

cajas comunales y el sobrante se fue acumulando. Un informe fi-


nanciero mostró que al final de 1802, del dinero sobrante de los
bienes de comunidad, 59% había sido entregado al gobierno a ma-
nera de inversiones y préstamos, en la cantidad de 875 000 pesos.
Había por entonces alrededor de 600 000 pesos en existencia; tres
años después la cantidad sobrante había crecido a un millón, un au-
mento de 138 500 pesos por año. Al llegar a 1806, la Consolidación de
Reales Vales, por orden del 16 de julio, tomó dos tercios del dinero so-
brante perteneciente a los pueblos de indios en todo el virreinato. La
suma entregada por los bienes de comunidad de nueve intendencias y
Tlaxcala a la Consolidación de Reales Vales fue de 681 419 pesos, que
representaban aproximadamente 7% del total de 10 186 242 pesos.
Probablemente el dinero en efectivo de los bienes de comunidad re-
presentaba un porcentaje más alto de lo que realmente se envió a Es-
paña en la Consolidación, ya que a menudo el gobierno virreinal
recolectó '1ibranzas" de los deudores, que eran promesas de pago pe-
ro no dinero en efectivo. No se sabe cuántas de estas libranzas fueron
convertidas en dinero y cuántas quedaron en promesas de pago,82
de ahí que la importancia de los fondos comunales sea mayor y po-

82 Chowning, 1989, p. 460.


EL INGRESO YEL SOBRANTE DE LOS BIENES DE COMUNIDAD 127

siblemente la cantidad enviada a España haya rebasado ese 7%. Los


172 913 pesos de las cajas de comunidad de YUcatán representaban
41 % del total de 426 461 pesos dados (o prometidos) a la Consolida-
ción por esa intendencia, y los 161 924 pesos de las cajas comunales
de Oaxaca significaban 25% del total de esa región. 83
La invasión de Napoleón a España en 1808 suscitó otra llamada
para préstamos y donativos que fue atendida por las intendencias
de México, Puebla y YUcatán. Entre 1782 y 1809 -un periodo de 28
años-, las cajas comunales de los indios de diez intendencias dieron
2 320 568 pesos al gobierno español.
Esta cifra de más de dos millones de pesos de fondos entregados
al gobierno español entre 1782 y 1809 es menor de lo que realmen-
tre fue enviado a España por los indios, porque se recaudaron más
préstamos y donativos que los consignados en la documentación que
conocemos. Los indígenas de Oaxaca contribuyeron a la Corona con
la más alta cantidad de dinero enviada por las intendencias, 780 552
pesos, que representaban 7.5 pesos por tributario oaxaqueño. Aun-
que la de México dio la siguiente mayor cantidad, 483 615 pesos,
solamente significaba un promedio de 2.25 pesos por tributario,
mientras que Yucatán, en tercer lugar, con 445165 pesos, entregó
seis pesos por tributario al rey. Michoacán contribuyó con casi cinco
pesos por tributario y Puebla con dos como promedio.
El total de 458 947 pesos consignado como donativo probable-
mente sea incompleto, ya que en las cuentas financieras sólo se
anotaba una vez un donativo. Por ejemplo, los 121 pesos donados a
Carlos IV por el pueblo de Santa María Abajo (San Luis Potosí)
apareció en la cuenta de 1799,84 pero si el investigador no hubiera
visto esa cuenta en aquel año, lo más probable es que no hubiera
hallado mención de tal donación en los resúmenes financieros pos-
teriores. Los préstamos, sin embargo, volvían a aparecer año tras
año porque se les consideraba como dinero que todavía pertenecía

83 AGN, Consolidación vol. 10, f. 442. El total entregado por la intendencia de Yu-
catán a la Consolidación (según las cuentas anuales) de obras pías, fundaciones,
capellanías, conventos y cofradías fue de 253 548 pesos. AGN, Consolidaci6n, vol. 4,
ff. 130-135. Añadidos los 172 913 pesos de los bienes de comunidad de los indios,
el total es 426461 pesos. Hamnett, 1971, p. 112. Las cofradías de indios estaban
exentas de la Consolidación, pero podrían entregar sus fondos como ocurrió en
\Ucatán. Tanck de Estrada, 1994, pp. 430-431y436.
84 AGN, Propios y Arbitrios, vol. 31, f. 284.
128 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

al pueblo como deuda y que teóricamente era parte del sobrante,


mientras que el donativo era ya del rey y no había razón para regis-
trarlo en las finanzas del virreinato.
Varios de los préstamos llevaban el señalamiento de que su finali-
dad era "suplir a la Real Hacienda en común". Este renglón, "Real Ha-
cienda en común", no existió en las cuentas globales del virreinato
hasta 1786. En ese año apareció en la cuenta de la Real Caja de Méxi-
co, con un cuantioso caudal, ya que la inicial entrada fue por la canti-
dad de 4 523 454 pesos. 85 De ahí en adelante este nuevo renglón
recibió millones de pesos que venían de varias fuentes, la mayoría de
ellas aún no bien identificadas, aunque puede afirmarse que los bienes
de comunidad fueron uno de sus surtidores. Hasta ahora hemos logrado
conocer las siguientes entregas de fondos de los indios, que en 1789 fue-
ron "pasados al común de Real Hacienda por no tener caudal para sus
precisas obligaciones en las actuales circunstancias de guerra": 127 126
pesos de fucatán; 74 214 de Michoacán; 150 000 de Oaxaca; 34 635 pe-
sos de Veracruz, y 100 000 pesos de México, por un total de 485 975
pesos. Esta suma se acerca al total registrado en 1802 por la Contadu-
ría: 504 050 pesos suplidos a la Real Hacienda. En el año de 1790 in-
gresó por primera vez otro renglón a las cuentas globales, el de "Bienes
de Comunidades de Indios", con una aportación a la Caja de México
de 46 181 pesos. Este renglón aumentaba cada año. Probablemente a
partir de 1803 se incluyeron en este apartado, no sólo el sobrante de la
intendencia de México, sino también el de las otras intendencias. 86

TePaske, 1976, pp. 17-52.


85
Tanck de Estrada, 1994, p. 433. "Noticias de Nueva España", 1973, p. 220.
86
La Caja de México registró los siguientes ingresos y gastos (en pesos) en el
renglón de "Bienes de Comunidad" (TePaske, 1976, pp. 17-52).
Año Cargo Data Año Cargo Data
1790 46 181 o 1804 139 850 2781
1791 34 534 o 1805 180 157 7774
1792 66120 o 1806 213159 149144
1793 88 239 o 1807 111 602 9287
1794 99 323 o 1808 146192 11838
1795 10370 o 1809 189089 41121
1796 12 022 o 1810 202124 29359
1797 50 331 o 1811 193 246 4730
1798 51032 o 1812 192317 2859
1799 63 384 O 1813 No hay
1800 31 407 o 1814 205 857 o
1801 54 774 o 1815 213 756 1265
1802 84 023 o 1816 224 314 1000
1803 117539 o
EL INGRESO YEL SOBRANTE DE WS BIENES DE COMUNIDAD 129

CUADRO 17
Dinero entregado por los bienes de comunidad
a la Consolidación, 1806-1809

Intendencia Cantidad de pesos

Yucatán 172 913


Oaxaca 161924
México 154 316
Guadalajara 75558
Puebla 62260
Guanajuato 20580
San Luis Potosí 16240
Michoacán 13185
Zacatecas 3193
Tlaxcala 1250
Veracruz s.d.
Durango s.d.
Arizpe s.d.
Total 681419

Fuentes:
Yucatán: AGN, Propios y Arbitrios, vol. 23, ff. 320-340.
Oaxaca: Hamnett, 1969, p. 98.
México: AGN, Consolidación, vol. 10, ff. 43, 117-118; Cuernavaca, Hospital de jesús, vol. 45,
f. 82.
Puebla: AGN, Civil, vol. 1443, exp. 3.
Tlaxcala: AGN, Consolidación, vol. 10, f. 329.
Guanajuato, San Luis Potosí y Michoacán: Hamnett, 1969, p. 98.
Guadalajara y Zacatecas, Col.ección de acuerdos, 1868, vol. 3, pp. 479-483.

Los gobernantes indígenas tenían conocimiento de la entrega


del dinero sobrante al gobierno en España. En ocasiones el subde-
legado reunía a los indios en la cabecera para que firmaran su con-
sentimiento para la contribución de los fondos comunales al
monarca, y la Gazeta de México publicaba listas de los donativos y
préstamos. El gobierno solía girar constancias de las inversiones o
les enviaba testimonios de agradecimiento por los donativos. Los
pueblos de Tulancingo nunca recibieron los réditos de la Compa-
ñía de Filipinas, ni "sabemos a cuánto ascienden, pero sí que exis-
ten en poder del caballero Gabriel de Yturbe e Yraeta, de
Comercio, comisionado de la Real Compañía". Dijeron esto porque
el gobierno encargó al Consulado de Comercio de la ciudad de Mé-
130 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

xico el manejo de las inversiones, préstamos y donativos a partir de


1793, y era común reinvertir los intereses en vez de pagarlos en
efectivo. En 1809 el rey envió medallas a 20 caciques de Chiapas pa-
ra agradecer su donativo de 100 000 pesos, acompañadas de un im-
preso del Protector de Indios de Guatemala:

Leales y generosos caciques gobernadores, alcaldes justicias, principa-


les y demás naturales del reino, sabed:
Que enterado el Rey Nuestro Señor D. Femando VII... del patrió-
tico y cuantioso donativo de los 100 000 pesos ... para sostener la justa
causa en que ha empeñado a nuestra nación española la perfidia Na-
poleón Bonaparte y sus inicuos sectarios ... se tendrán presentes estos
servicios para recompensarlos en tiempo más tranquilo ... y entre tanto
llevad al cuello esas medallas del Real Busto que yo os dirijo en nom-
bre de su augusta Soberana Persona. 87

No sería extraño que medallas y testimonios parecidos fueran


despachados a los gobernadores indígenas en Nueva España, de
donde también se enviaban cuantiosos donativos al monarca.
Al llegar el año de 1820, los datos correspondientes a tres de las
intendencias más importantes: México, Puebla y fucatán, mostraban
que se contaba con un total de 1 856 976 pesos de dinero sobrante que
pertenecían a los bienes de comunidad. De esa cantidad, 1149951
pesos (62%) habían sido entregados al gobierno en préstamos y do-
nativos. Otro 8% estaba en manos de comerciantes en forma de
préstamos, 23% se hallaba guardado en reserva y sólo 7% había si-
do devuelto a los pueblos para "el alivio y descanso de los indios"
como ordenaba la legislación.
Lograr que el gobierno devolviera algo del sobrante para ser
usado en los pueblos era un triunfo burocrático y político de las re-

87 Se reproducen las constancias de las inversiones de cada república en la


Compañía de Filipinas en Barrón Soto, 1975. AGN, Propios y Armtrios, vol. 23, ff. 226-
240; Archivo Histórico de Hacienda, vol. 396, cuenta de Tulancingo, 27 de febrero de
1802; Real.es Cédulas Original.es, vol. 122, exp. 23. Marichal, 1990, p. 902. Se estudia
el papel del Consulado de Comercio de México en la administración de los dona-
tivos y préstamos en Valle, 1997. Testimonios de donativos de los indios de Chiapas
al rey. AHCC, Chiapas, vol. 2, exp. 13, ff. 99-99v. Agradecimiento del rey a varios pue-
blos de la intendencia de México. AGN, Donativos y Préstamos, vol. 32, exp. 15, f. 229.
Queja de Teziutlán en 1803 por la inversión de sus fondos "en partes remotas".
AGN, Bienes de Comunidad, vol. 4, ff. 222-225.
EL INGRESO YEL SOBRANTE DE LOS BIENF.S DE COMUNIDAD 131

CUADRO 18
Préstamos y donativos (en pesos) de los bienes de comunidad
de Nueva España entregados al gobierno, 1782-1809

Intendencia Donativos Inversiones Préstamos Total

Oaxaca 115439 127 980 537133 780552


1782, 1795 1784, 1785 1798, 1806, 1809
México 131957 38432 313 226 483615
1782,1793,1795,18091784,1785 1793, 1806, 1809
Yucatán 41126 404039 445165
1809 1784, 17851791,1793,1805,1806,1809
Puebla 72759 30375 148445 251579
1782, 1793, 1795 1784, 1785 1793, 1806, 1809
Michoacán 45557 29000 86486 161043
1782, 1795 1784, 1785 1793,1798, 1806
Guadalajara 751 75558 76309
1795 1806
Veracruz 4890 1700 34635 41225
1793, 1795 1784 1798
San Luis Potosí 14176 3000 11651 28827
1782, 1793, 1795 1784 1806
Durango 27420 27420
1809
Guanajuato 4872 16768 21640
1782 1806
Zacatecas 3193 3193
1806
Total 458947 230487 1631134 2 320568
Fuentes:
Donativo: 1782: AGN, Alcaldes Mayores, vols. 4, 5, 8, 9; Dtmativo y Préstamos, vol. 28, f. 309.
Banco de San Carlos: Vázquez, 1940, p. 349.
Compañía de Filipinas: Barrón Soto, 1975, Cuadro: "Liquidación de pesos fuertes ... ". AGN, Propios y
Arbitrios, vol. 23, f. 225. Vázquez, 1940, pp. 343-348.
Oaxaca: AGN, Propios y Arbitrios, vol. 23, ff. 69-83, 225; vol. 28, pas.iim. Marichal, 1990, pp. 903-904.
AGPEO, Bienes di! Comunidad, leg. 31, exp. 3.
México: AGN, Archivo Histórico di! Hacienda, vol. 1106, passim.
Yucatán: AGN, Propios y Arbitrios, vol. 23, ff. 300-371. Tanck de Estrada, 1994, pp. 430-436.
Puebla: AGN, Civi4 vol. 1443, exp. 3; Propios y Arbitrios, vol. 28, f. 145.
Michoacán: Marichal, 1990, pp. 903-904. AGN, Donativos, vol. 2, f. 354. "Noticias de Nueva España en
1805", 1973, p. 220.
Guadalajara: Co/,ección di! acuerdos, 1868, vol. 3, pp. 472-483.
Veracruz: AGN, Propios y Arbitrios, vol. 5, ff. 223, 284; vol. 28, f. 136v. "Noticias de Nueva España en
1805", 1973, p. 220.
San Luis Potosí: AGN, Propios y Arbitrios, vol. 31, ff. 284-323; vol. 32, f. 192.
Durango: AHED, Gobernación, cajón 3, casilla l.
Guanajuato: Hamnett, 1969, p. 98. AGN, Popios y Arbitrios, vol. 16, f. 454.
Zacatecas: Co/,ección di! acuerdos, 1868, vol. 3, pp. 472-483.
132 PUEBLOS DE INDIOS YEDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

públicas. Subdelegaciones como Cuautitlán, Chalco, Ecatepec, Teo-


tihuacan, Xochimilco y Mexicalcingo pudieron obtener la devolu-
ción de 30% o más del dinero sobrante para sus poblados. Otras,
como Acapulco, Cuautla, Huejutla, Metepec, Meztitlán, Temascal-
tepec, Tulancingo, Zacatula y Zimapán nunca recibieron ni un pe-
so de lo que se había acumulado como sobrante a su favor entre
1790y1820.
En la intendencia de Puebla, las subdelegaciones de Amozoc,
Totomehuacán y Tetela-Xonotla destacaban por haber conseguido
el uso de 20% o más del dinero sobrante, en un territorio donde el
promedio concedido era de 5%. Otros lugares, como Huauchinan-
go, San Juan de los Llanos y Tecali no recibieron fondos sobrantes
para las necesidades de sus pueblos.
En \Ucatán las subdelegaciones de Camino Real Alto y Campeche
obtuvieron.como devolución 14 245 pesos para la compra de mulas y
20 000 para aliviar las urgencias causadas por la plaga de langostas.
Los mayas solían ir a Mérida cuando había escasez de maíz, como en
1804, y "hacer recursos de solicitud y por los socorros de necesidad...
se les franquea". Además de estas erogaciones, 37 pueblos solicitaron
con éxito utilizar lo que sobraba en uno o dos años para construir de
cal y canto sus audiencias (casas de comunidad) o perforar pozos de
las norias..88 Estos gastos de sobrante no aparecían en el "Estado" glo-
bal preparado anualmente por la intendencia de \Ucatán porque los
contadores los restaban del dinero que había al final del año antes de
entregar el sobrante y así se registraba un sobrante total de menor
cantidad sin explicitar que ya se habían descontado bajo el renglón de
"gasto" las devoluciones de una parte del dinero sobrante.
Los pueblos de \Ucatán empleaban algunos fondos sobrantes
principalmente para realizar obras públicas (audiencias y norias). En
Puebla la reparación y la decoración de las iglesias merecían 47% del
sobrante gastado en los pueblos y 30% era para casas de comunidad.
Dentro de la intendencia de México 52% del sobrante fue destinado a
ayudar a la curación de enfermos contagiados en las epidemias que
azotaron el altiplano a partir de 1797, y con mayor intensidad en

88 AGN, Consolidación, vol. 10, f. 414; Obras Públicas, vols. 12, 13, 32; Propi,os y Ar-

bitrios, vol. 16, ff. 400-480. En 1804 la Real Hacienda informó que había 978122 pe-
sos 1 real 1 grano en el ramo de bienes de comunidad de Nueva España. Menegus,
1989, p. 388.
EL INGRESO YEL SOBRANTE DE WS BIENES DE COMUNIDAD 133

CUADRO 19
Destino del dinero sobrante de las cajas de comunidad (en pesos),
intendencias de México, Puebla y Yucatán, 1820

Total A Para En existen-


del Al grupos gastos en cia en la
Intendencia sobrante gobierno wcales puebws intendencia

México (datos de 711276 358636 21358 74647 256635


1820 para 1120 (50%) (3%) (11%) (36%)
pueblos; faltan
subdelegaciones
de Toluca, Cuer-
navaca, Coyoacán
y 12 de los 14
pueblos de las
parcialidades)

Puebla (datos de 472 066 197692 101000 24537 148 837


1814 para (42%) (21%) (5%) (32%)
703 pueblos)

Yucatán (datos de
1820 para 673 634 593 623 30140 34245 15626
224 pueblos) (88%) (5%) (5%) (2%)

Total 2 047 l-856 976 1149 951 152 498 133 429 421098
pueblos (62%) (8%) (7%) (23%)

Fuente: AGN, Archivo Histórico de Hacienda, vol. 1106, ff. 1-200.


Civi~ vol. 1443, exp. 3.
Propios y Arbitrios, vol. 23, ff. 300-371.
CUADR020 ......
(JI)
~
Interpretación f'manciera del poder político de los pueblos de indios en la intendencia de México, 1790-1820

Uso del dinero en pueblos en 1808 Uso del sobrante en pueblos, 1790-1820
Núm. % deing. Subdel. Sobrante Gastado Gasto como Subdel. "'e:M
de gastado con total en % del con O:l
Subdekgación pueblos en 1808 poder* en 1820 pueblos sobrante poder** s"'
o
M
Acapulco 6 6 6375 o o z
Actopan 17 28 16854 1424 8 §
Apan 4 50 X 6844 o o "'M-<
Cadereyta 12 34 3 775 605 16 o
Coatepec 5 19 6239 647 10 e:
Cuautitlán 22 32 11367 4800 42 X
Cuautla 19 31 9 723 o o ~
z
Chale o 75 43 38438 11372 30 X ~
M
Chilapa 36 54 X 17 582 100 1 t""
~
Ecatepec 19 52 X 2 293 3122 136 X M•
Huejutla 7 27 2 209 o o ~
Huichapan 72 34 35627 921 3 8
C'l
Ixmiquilpan 14 37 15420 4181 27 o
Ixtlahuaca 59 62 X 32 577 5 322 16
Lenna 3 71 X 3105 697 22 ~
Malinalco 22 26 21930 300 1
Metepec 42 34 23398 225 o
Meztitlán 148 18 26381 o o
Otumba 6 55 X 9576 528 6
Pachuca 10 29 3037 100 3
Querétaro 21 47 9051 777 9
Tacuba 43 36 33 681 9107 27
Trueco 25 2 25519 2500 10
Temascaltepec 54 37 59028 o o
Tenango del Valle 51 36 25309 836 3 t"l
t"'
Teotihuacan 12 47 2 765 996 36 X z
Tetela del Río 13 55 X 41610 4219 10 ~
Tetepango 26 29 20805 600 3 ¡s
Texcoco 42 40 43560 2467 6 ...:
t"l
t"'
Tixtla 18 50 X 11468 507 4
Tula 28 39 12112 1 791 15 "'o
Tulancingo 57 38 25903 o o =
Xochimilco 28 34 17981 10665 59 X ~
Yahualica 36 35 9493 813 9 o
t"l
Zacatula 3 40 6628 o o 5
Zacualpan 35 2 37072 792 2 "'e:!
Zempoala 13 27 6288 902 14 zt"l
Zimapán 6 10 6136 o o ~
ot"l
Zumpango 9 33 19243 798 4
C1
Mexicalcingo 2 s.d. 4725 2 533 54 X o
¡¡::
Partida suelta o o 149 o o e::
Total 1120 39 711276 74647 11
Fuente: AGN, Indios, vol. 74, 76, 78, 79; Archivo Histórico de Hacienda, vol. 1106, ff. 1-200.
~
*Juicio subjetivo que hago con base en revisión de cuentas de los pueblos durante el periodo de 1770 a 1810. Lograr gastar 50% o más
era poco común una vez que los contadores supervisaban las finanzas de los pueblos; indicaba desafio, poder económico, o habilidad para defen-
der costumbres, derechos y privilegios.
**Juicio subjetivo que hago basado en lo dificil que era preparar la argumentación legal y presión política para que el gobierno, en lugar
de guardar los fondos para ayudar al rey en las urgencias bélicas y financieras, concediera devolver dinero a los pueblos. Considero que lograr .......
(JO
(.]l
el retomo de 30% o más de los fondos guardados en las Cajas Reales de México mostraba habilidad y cierto poder por parte de los pueblos.
136 PUEBLOS DE INDIOS YEDUCACIÓN EN EL MÍXICO COLONIAL

CUADRO 21A
Uso del sobrante en los pueblos, intendencia de México, 1790-1820

Curación
(Médicos, medicina, compra de maíz, hospitaks, vacuna) (En pesos)

Coatepec 147
Cuautitlán (1806,1807, 1811, 1813; hospital 1811; vacuna, 1818) 3 920
Chalco(l807,1808, 1810, 1811, 1812; hospital 1807; vacuna, 1813) 6906
Ecatepec (1805,1806; hospital 1806) 3122
Huichapan (1820) 165
Ixtlahuaca (1809,1810; comprar maíz, 1819) 5 322
Lerma (viruelas, 1797; vacuna, 1807) 697
Metepec (vacuna, 1799) 225
Tacuba(1797,1803, 1805, 1807, 1813, 1815, 1820;vacuna,1813) 9107
Tenango del Valle (1811, 1812) 653
Texcoco (vacuna, 1807, 1813) 2167
Xochimilco (1812; vacuna, 1813, 1817) 2 838
Zacualpan 35
Zempoala (1807) 902
Zumpango (1806) 43
Mexicalcingo (1797; vacuna, 1813) 2 253
Total 38 502 52%

Para igksias (construir, reparar, ornamentos, casa cural)

Chimalhuacán Ateneo (Coatepec) 500


Chalco, Atlozalpan, Ayapango, Huizilzingo, Amecameca, Ayotzingo 2810
Chilcucutla (Ixmiquilpan) 1000
Tezontepec (Pachuca) 100
Iguala (Taxco) 2500
Aticpac (Teotihuacan) 582
Asuchitlán (Tetela del Río) 4219
Texcoco 300
Xochimilco 3 246
Sochicoatlán (Yahualica) 813
Churubusco (Mexicalcingo) 280
Total 16350 22%

Obras públicas (casa de comunidad, casas reaks, cárce~ caminos, puentes)

Cadereyta 605
Huichapan 500
Ixmiquilpan 1265
Querétaro (Jura de Femando VII, salarios) 777
Tetepango 500
EL INGRESO YEL SOBRANTE DE LOS BIENES DE COMUNIDAD 137

CUADRO 21A (conclusión)

Oúras públicas (casa de comunidad, casas reaks, cárce~ caminos, puentes) (En pesos)

Tula 1 000
Xochimilco (casa de comunidad) 4581
Total 9 228 12%

Compktar tributos

Actopan 1424
Cuautitlán 780
Huichapan 89
Ixmiquilpan 1916
Zacualpan 507
Zumpango 505
Total 5 221 7%

Educación

Chalco (1803, salarios debidos a maestros) 1656


Tixtla (1793, escuela de hilar) 507
Total 2163 3%

Para litigios

San Martín (Cuautitlán) 100


Ayahualco (Chilapa) 100
Zayanquilpa (Huichapan) 167
Chapulhuac, Mezehualpan, Xilocingo, Tetitlán
(Tenango del Valle) 183
Zacualpan 250
Zumpango 250
Total 1 050 1%

Sin descripción

Tecomatlán (Malinalco) 300


Axapusco (Otumba) 528
San Martín Obispo (Teotihuacan) 414
Huepuxtla (Tetepango) 100
Tula 791
Total 2133 3%

TOTAL 74647 100%

Fuente: AGN, Archivo Histórico de Hacienda, vol. 1106, ff. 1-200.


138 PUEBLOS DE INDIOS YEDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

CUADR021B
Uso del sobrante en los pueblos, intendencia de Puebla, 1790-1814

Para iglesias (construir, reparar, ornamentos, casa cural) (En pesos)

Acatlán, Santa Cruz, Tecomotlán 3484


Amozoc 886
Nahuitusco (Chiautla de la Sal) 380
Izúcar 1000
Tecali 798
San Martín (Tepeji de la Seda) 152
Tetela-Xonatla 2847
Tlapa 910
Totomehuacán 506
Zacatlán de las Manzanas, Amistla 567
Total 11530 47%

Para obras públicas (casa de comunidad, casas rea/,es,


cárcel, cañeria)
Amozoc 610
Tepeaca 5728
Tochimilco 182
Chignahuapan (Zacatlán) 880
Total 7400 30%

Médicos y medicinas
Huejotzingo (1800, 1804, 1809) 491
Zacatlán (comprar maíz) 3000
Total: 3491 14%

Para litigios
Acatlán 225
Atlixco 300
Cholula 197
Izúcar 45
Tlapa 157
Tecali (comprar tierras) 640
Total 1564 7%

Sin descripción
Tetela-Xonotla 552 2%
TOTAL 24537 100%

Fuente: AGN, Civil, vol. 1443, exp. 3.


EL INGRESO YEL SOBRANTE DE LOS BIENES DE COMUNIDAD 139

1813. El protomédico doctor José GarcíaJove dirigió a un grupo de


médicos y enfermeros que llegaban a las jurisdicciones a ofrecer trata-
mientos y medicinas. Se compraron camas pa.-a el hospital provisional
de San Gregorio Cuaquilzingo y se surtió la botica del hospital en Eca-
tepec. En 1797 se aplicó la inoculación; para 1807 se seguía ese méto-
do en Cuautitlán donde "Don Joaquín Peña con dos niños vacunados
[viajaban] para reconocer los que estuvieran acometidos de viruelas y
transmitirles el pus vacuna". Hacia 1805 en Cuautlalpa, Ecatepec,
donde habitaban 1 000 indios, la peste mataba "diariamente crecido
número de individuos pues el día que menos mueren no bajan de
cuatro". La asistencia médica recibida por los pueblos cumplía eón el
preámbulo de los reglamentos que declaraba que el objetivo de los
ahorros era "proporcionarles los más prontos socorros que exijan sus
comunes necesidades con motivo de hambres, enfermedades, epide-
mias u otros males".89
En otras intendencias se empleaba el sobrante en una variedad
de proyectos: en el pueblo de Venado, San Luis Potosí, los indios pi-
dieron 1 000 pesos para construir un hospital; también en el norte,
la república de Canatlán en Durango empleó 70 pesos de sobrante
en una cerca para impedir al vecindario entrar en sus tierras; Mal-

89 AGN, Archivo Histúrico de Hacienda, vol. 1106, f. 161; Indios, vol. 79, f. 24. Además
del doctor GarcíaJove, los médicos que participaron en la curación fueron Alejandro
Arvoleya,José Alejo de la Serna, Antonio Garfias,José María Leal y Nicolás Ramírez
de Arellano. Se utilizaban los sobrantes de la intendencia de México para otra activi-
dad relacionada con la salud pública. En 1810 José María Molino y José Trinidad Ar-
villo trajeron de Puruándiro, Michoacán al hospital en México (probablemente de
San Lázaro), "cuarenta y un enfermos lazarinos". En 1816 se rebajaron, prorrateando
el importe entre cada subdelegación, para llegar a la cantidad de 150 pesos con el fin
de repagar a los dos hombres el costo de su viaje de regreso.
En Oaxaca el pueblo de Lachiguiri, Tehuantepec, pagó con fondos comuna-
les 42 pesos al médico que atendió a la población en 1796, durante la epidemia de
viruela. AGN, Propios y Arbitrios, vol. 24, ff. 359-360.
Dentro de la ciudad de México el Hospital Real de Naturales ofrecía atención
permanente a unos 250 pacientes indios. La institución se sostenía con 40 000 pe-
sos anuales: 23 000 provenientes del medio real con que cada indio contribuía jun-
to con el tributo y con 17 000 pesos de las ganancias del Coliseo y rentas de otras
propiedades. Los médicos del hospital eran los más calificados del virreinato y el
director, para el enojo de los galenos criollos, siempre era peninsular. Zavala,
1981, pp. 160-161. Tanck de Estrada, 1984, pp. 464-480. Fran\:ois-Xavier Guerra
percibió que podría resultar que "la asistencia sanitaria y la alfabetización del cam-
po, aun del más apartado, haya alcanzado a fines del periodo colonial niveles in-
concebibles para el siglo XIX". Guerra, 1988, vol. 1, p. 255.
140 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

CUADRO 22A
Destino del dinero sobrante, intendencia de México, 1820

Total Dona- Prés- Para


Núm. sobran- Real tivo- Conso- tamo gastos Para En
de te en Hda. 1795- lidación 1809- en grupos exis-
Subde/,egación * pueblos 1820 1794 1799 1806 1810 pueblos locales tencia

Acapulco 6 6375 1258 1663 13801788


Actopan 17 16 854 2468 3 291 1424 9197
479
Apan 4 6844 1638 2135 439
2632
Cadereyta 12 3 775 869 960 605 1048
293
Coatepec 5 6239 582 910 777 745 647 349
2229
Cuautitlán 22 11367 1882 200 2 510 4800 1420
555
Cuautla 19 9723 802 1070 1533 6009
309
Chalco 75 38438 4 791 6388 11372 14515
1 372
Chilapa 36 17 582 3974 5 305 100 7700
503
Ecatepec 19 2293 o 774 o 3122 -2 265
662
Huejutla 7 2209 115 154 1029 398 513
Huichapan 72 35627 5159 6879 7 536 921 14728
404
Ixmiquilpan 14 15420 2460 732 3 281 4181 4376
390
Ixtlahuaca 59 32577 3532 4711 10000 5 322 575
8437
Lerma 3 3105 141 500 189 94 697 832 652
Malinalco 22 21930 4641 6089 300 10588
312
Metepec 42 23398 3933 2 722 5145 225 916
10 452
Meztitlán 148 26381 4976 6535 14475
395
Otumba 6 9576 76 388 102 528 8177
305
Pachuca 10 3037 512 682 623 100 284 836
Querétaro 21 9051 1367 1824 777 4789
294
Tacuba 43 33 681 4474 1063 5865 9107 12 537
635
Taxco 25 25 519 5465 7187 2 500 10069
298
Temascaltepec 54 59028 4511 33838 5 915 14451
313
Tenango del Valle 51 25 309 935 8365 1247 7979 836 5 613
334
Teotihuacan 12 2765 290 387 996 280 812
Tetela del Río 13 41610 7053 2645 9 305 3700 4219 14495
193
Tetepango 26 20805 1981 2 642 7638 600 7624
320
Texcoco 42 43560 6092 8024 9419 2467 15 304
2254
Tixtla 18 11468 2169 2893 507 5 355
544
Tula 28 12112 1677 275 2237 1 791 5 441
691
Tulancingo 57 25903 2855 5690 3808 12 852
698
Xochimilco 28 17981 1808 2411 793 10665 1840
454
Yahualica 36 9493 1658 150 2 212 813 4370
290
Zacatula 3 6628 642 3500 857 422 279 928
Zacualpan 35 37072 8149 1500 10546 729 15 790
295
Zempoala 13 6288 829 1106 1690 902 1033
728
Zimapán 6 6136 852 818 1137 1 700 1353
276
Zumpango 9 19 243 2885 3181 3847 4000 798 4083
449
Mexicalcingo 2 4725 459 500 613 2533 285 335
Partida suelta o 149 40 55 54
Total 1 120 711 276 100 000 67 751 131 984 58901 74647 21358 256635
Porcentaje del total 14% 9% 19% 8% 11% 3% 36%
Fuente: AGN, Archivo Hi.o;tórico de Hacienda, vol. 1106, ff. 1-200.
*No se incluyen las parcialidades (12 de 14 pueblos), Cuernavaca, Toluca y Coyoacán.
CUADRO 22B
Destino del dinero sobrante, intendencia de Puebla, 1814
Total
Núm. so/nante Préstamo Consoli- Préstamo- Para Para
de desde al rey Donativo dación donativo gastos en grupos En exir ~
Subdef.egación pueblos 1790 1793 1799 1806 1809 pueblos locales tencia

Acatlán 24 29993 3000 9541 3300 7650 3709 2793 ~o


Amozoc 4 7332 1500 1200 400 1496 2736
Atlixco 41 18267 3000 3800 300 11167
-<
Chiautla Sal
~
27 12 576 3000 850 2100 2160 380 4086
Chietla 4 1072 200 200 672 ~
Cholula 44 19915 1200 7648 1800 197 9070
Huayacocotla 8 6819 2000 1400 3419
Huauchinango 98 19925 2300 4900 12 725 ~¡;¡
Huejotzingo 38 12130 3000 500 2400 491 5739
Igualapa 31 9216 1000 2957 2000 3259
Izúcar 40 13743 2000 836 1800 1045 8062
5r:n
Puebla (ciudad) 3 409 100 309 5!l
S. Juan Llanos 19 24714 4500 5340 4300 10574
Tecali 35 14455 3500 1208 2000 1438 6309 ~
Tehuacán 18 24166 7100 400 5100 11566 ¡;¡
Tepeaca 44 35172 5500 5789 4100 5728 14055 C"l
Tepeji Seda 45 26345 3000 10000 4700 3758 152 4735
Tetela-Xonotla 11 5985 1400 400 3399 786
Teziutlán 5 3120 1000 500 1620
Tlapa 99 44781 1300 9160 300 1067 21304
Tochimilco 10 2103 600 793 182 528
Totomehuacán 6 2341 800 200 506 835
1
Zacatlán de las Manzanas 49 33437 8000 4179 6200 1123 4447* 12488
Total 703 472 066 70000 49248 62260 16184 24537 101000 148 837
Porcentaje del total 15% 11% 13% 3% 5% 21% 32%
* No queda claro si los 3 000 pesos del gasto se emplearon en maíz para Zacatlán o fueron prestados a la ciudad de Puebla para la compra de maíz para sus ha-
bitantes. ""'
--
142 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

país, también en Durango, recibió 100 pesos para litigios. 9º. En La


Barca, Guadalajara se utilizó el sobrante de 180 pesos en la repara-
ción de la canoa de los bienes de comunidad que transportaba mer-
cancías y pasajeros por el río; Tlajomulco usó en 1805 la suma de 74
pesos del sobrante para comprar tierras y el siguiente año pidió que
se autorizara el aplicar 300 pesos para la medición de dichos terre-
nos. En Xalacingo (Veracruz) y Numarán (Michoacán), los dineros
se destinaron a la construcción de cárceles, y en otros pueblos mi-
choacanos se usaron para la edificación de prisiones entre 1800 y
1810. A Maravatío se entregaron 200 pesos para continuar un pleito
por tierras y a Conguripo, 294 para reparar su iglesia. Sin embargo,
no se concedió en 1798 a los poblados de Huetamo que sufrían de la
viruela siquiera una parte de los 740 pesos guardados en Valladolid.
En 1799 Abad y Queipo escribió: "La [prosperidad] de sus co-
munidades que cultivan apremiados y sin interés inmediato, debe
ser para ellos una carga tanto más odiosa, cuanto más ha ido cre-
ciendo de día en día la dificultad de aprovecharse de sus productos,
en las necesidades urgentes que vienen a ser insuperables por la
nueva forma de manejo que estableció el código de intendencias,
como que nada se puede desponer en la materia sin recurso a la
Junta Superior de la Real Hacienda en México". El obispo de Mi-
choacán se quejó al virrey: "Para que una república de naturales
consiga en tiempo de necesidad cuatrocientos pesos, por ejemplo,
necesita gastar antes la mitad y venirse en tropas de veinte y treinta
(como ellos acostumbran en semejantes casos) a la cabecera de la
provincia y después a la capital de México, sufriendo intemperies y
miserias de los caminos y el que, entre tanto pase la misma necesi-
dad que motiva el recurso". 91
Se sabe que en Oaxaca el intendente ni siquiera aprobaba que
pasaran a la Junta Superior de Real Hacienda en México las peticio-
nes para ayuda en los años de malas cosechas, aunque la recons-
trucción de la iglesia de Suchitepec, Huajuapan, sí recibió fondos
sobrantes. El contador Saviñón se extrañó, porque desde 1786 has-

90 AGN, Propios y Arbitrios, vol. 16, f. 394; Indios, vol. 87, exps. 6 y 7.
91 Indios, vol. 78, exp. 12, ff. 310-313; Civil, vol. 748, exp. 3; Propios y Arbi-
AGN,
trios, vol. 23, f. 383; vol. 35, f. 200; Tierras, vol. 3061, f. 121; vol. 3068, exp. 7, ff. 180-
188. Terán, 1995, pp. 176-177, 258-268, 276. Abad y Queipo, 1994, p. 74. AGN,
Historia, vol. 312, f.47.
EL INGRESO YEL SOBRANTE DE LOS BIENES DE COMUNIDAD 143

ta 1802 la intendencia de Oaxaca nunca había solicitado el uso del


sobrante para ningún pueblo de indios, aunque "sí para la ciudad
capital". Parece entonces que no se acostumbraba devolver ningún
caudal sobrante a las repúblicas oaxaqueñas.92 Más al sur, en Chia-
pas, el importante pueblo de San Bartolomé de los Llanos solicitó
en 1797 la cantidad de 1274 pesos para instalar cañería y arcos para
introducir agua a la población. 93 En Veracruz los subdelegados no
apoyaban las peticiones de los pueblos para usar el dinero sobrante,
sino que predominaba el "desprecio y ningún curso que suelen dar-
les a las solicitudes que hacen cuando pretenden tomar algo de sus
fondos para gastos de sus iglesias".94
El procedimiento para conseguir el uso del dinero sobrante em-
pezaba con la entrega de una solicitud por parte de los gobernan-
tes de la república. En \Ucatán a veces dicha solicitud se escribía en
la lengua maya. Luego los contadores de provincia determinaban la
cantidad de fondos que el pueblo había acumulado y el protector
de indios opinaba sobre los méritos del proyecto. Si ellos y el inten-
dente aprobaban la solicitud, ésta se enviaba a México donde el
contador general de Propios y Arbitrios presentaba su dictamen, a
veces con el aval del protector de indios del virreinato, a la Junta
Superior de Real Hacienda. 95 Algunas peticiones eran rechazadas
en la esfera local, como fue el caso de Xonotla, Puebla, cuyo deseo
de usar su sobrante para una campana no prosperó: al intendente
Flon le dio gusto oponerse a la entrega de los 80 pesos solicitados y
opinaba que habían sido "bien negados". Para él, el objetivo princi-
pal de las ''verdaderas cajas de comunidad" era guardar y aumentar
el dinero sobrante en las cajas reales y no gastarlo en los pueblos.
En 1806 escribió:

92 Pastor, 1987, p. 201. AGN, Propios y Arbi,trios, vol. 16, f. 355; vol. 37, f. 77v. En
los reparos, el contador Saviñón notó perplejo que la subdelegación de Teutitlán
del Valle en Oaxaca logró gastar 3 098 pesos en 1798 "sin acudir a lajunta Supe-
rior de Real Hacienda". AGN, Propios y Arbitrios, vol. 37, f. 80.
93 INAH, Centro de Documentación, Chiapas, rollo 42. En 1781 se autorizó otra

obra de infraestructura, la de Santa Clara de Tecali, Puebla, con 331 pesos de so-
brantes para construir un jagüey. AGN, Civi~ vol. 1443, exp. 3.
94 AGN, Consolidación, vol. 10, f. 450v.
95 AGN, Obras Públicas, vol. 12, ff. 148-150, passim. Una solicitud para usar so-
brantes de Sayula, Guadalajara, se resolvía en cuatro meses y una de Xochimilco
en cinco meses. AGN, Obras Públicas, vol. 12, ff. 334-340, 1806; Indios, vol. 77, ff. 129-
131, 1809.
144 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

Antiguamente tenían los indios en sus respectivos pueblos una caja


que llamaron de comunidad en que jamás había dinero porque ...
siendo los gobernadores los árbitros de esta negociación, vendían las
cosechas cuando y como querían y todo el dinero lo daban ... pero des-
de que se establecieron las intendencias, las verdaderas cajas de comu-
nidad son las que existen en esta Tesorería de Real Hacienda donde
se lleva la cosa con todas las formalidades.96

En contraste con la actitud de Flon, los intendentes de Yucatán


favorecían el uso del sobrante en los pueblos. Durante el gobierno
de Arturo O'Neil, en la última década del siglo XVIII, era práctica co-
mún dejar que los pueblos gastaran más que los 20 pesos señalados
como límite en el artículo 34 de la Ordenanza de Intendentes para
erogaciones eventuales. Pero en 1801 ya era necesario conseguir
permiso de la Junta Superior de Real Hacienda en México. El suce-
sor de O'Neil, Benito Pérez, intentó agilizar los trámites y solicitó a
la Junta que le concediera la facultad de otorgar fondos sobrantes a
las repúblicas y después avisar a México. A pesar de la opinión favo-
rable del protector de indios, Ambrosio Sagarzurrieta y del asesor
Miguel Bataller, la Junta de Real Hacienda y el virrey Marquina no
aceptaron la sugerencia de Pérez e insistieron en que cada eroga-
ción de sobrante que excediera los 20 pesos requeriría el permiso
de las autoridades de la capital del virreinato. Cada vez que una re-
pública quería usar dinero comunal para construir audiencias o no-
rias, la solicitud tenía que recorrer las oficinas de Mérida y México.
Aun así, el tiempo para completar el trámite era rápido, dadas las
circunstancias, pues se llevaba entre siete y ocho meses, incluyendo
siete semanas para la ida y siete semanas para la vuelta del correo
entre la península y el altiplano. 97
A veces en sus peticiones los pueblos mostraban conocimiento
de la cantidad exacta que les pertenecía y sabían su derecho a utili-
zarla. Cuando el gobernador de Malpaís, con sus apoderados José
Mariano de Fagoaga y José Joaquín Reyes, pidieron 100 pesos para
pleitos legales, alegaban que era en "beneficio y socorro en nuestras
necesidades". Además "estamos persuadidos de que hay porción de
miles de pesos en depósito en reales cajas que nos pertenecen". El

96 AGN, Consolidaci,ón, vol. 10, f. 404v.


97 AGN, Oltras Públicas, vol. 12, ff. 150-154.
EL INGRESO YEL SOBRANTE DE LOS BIENES DE COMUNIDAD 145

apoderado Reyes advirtió que se debía otorgar el dinero solicitado


"para que dichos indios salgan de la impresión en que están imbuí-
dos de que los fondos de comunidad son suyos en nombre y no en
el goce".98 El contador de Propios y Arbitrios Saviñón, quien revisa-
ba las solicitudes que llegaban de todas las intendencias, observaba
que "los gobernadores y repúblicas saben muy bien el caudal que
tiene cada uno de sus pueblos en la Tesorería de Provincia y así lo
expresan cuando hacen algunas pretensiones para sus extraordina-
rios gastos".99
Los indígenas también sabían que los réditos de sus inversiones
en el Banco de San Carlos o de los préstamos al rey casi nunca llega-
ban a los pueblos. Quedaban acreditados a las subdelegaciones en la
Tesorería de la Provincia, y, a partir de 1804, prorrateados a cada
pueblo en el renglón de dinero sobrante, o, como en las intenden-
cias de Puebla y en Michoacán, se le asignaban a cada pueblo como
parte de su ingreso anual. Raras veces se entregaban los intereses a
las repúblicas en dinero en efectivo. 100 Conocedor del cambio ocurri-
do en el manejo de los bienes de comunidad, Antonio de Alzate es-
cribió en 1790 sobre el arrendamiento de las tierras de los pueblos y
el uso del dinero sobrante, según los nuevos mandatos del gobierno.

Desde que se quitó a los pueblos de indios la administración de sus tie-


rras les son absolutamente inútiles: suena por suya la propiedad, pero
no pueden hacer ningún uso ni sacar de ellas el más mínimo prove-
cho. La hacienda o tierras de los de Tlatelolco se arriendan al presente
en 5 mil pesos pero ellos ni aun en el calamitoso año de 1786 lograron
se les diese alguna cosa para subvenir a sus necesidades, no obstante
ser éste el fin con que se establecieron las Cajas de Comunidad. Las tie-

98 AGN, Indios, vol. 87, exp. 7, 1802.


99 Informe de Saviñón, de 1805. AGN, Consolidación, vol. 10, f. 391.
100 Calderón Quijano, 1963, p. 60. INAH, Centro de Documentación, Archivo ju-
dicial de Puebla, rollo 47, "Nota de lo que corresponde a las parcialidades y pueblos
de la intendencia de Puebla". AGN, Ayuntamientos, vol. 181, exp. 4. Los indios de Te-
quisquiapan extramuros de la ciudad de San Luis Potosí presenciaron en 1788 el
depósito en su arca de comunidad, de los 11 pesos 4 reales correspondientes de ré-
ditos del Banco de San Carlos. Martínez Rosales, 1979, p. 42. Los de Atotonilco,
Tetepengo, recibieron intereses durante cuatro años y después ningún rédito.
AGN, Indios, vol. 79, f. 177. Las repúblicas de Querétaro recibieron 277 pesos en
efectivo, guardado con el dinero sobrante, que eran intereses del Banco de San
Carlos. AGN. Archivo Histórico de Hacienda, vol. 1106, "Libro Becerra", f. 164; vol.
1208, San Pedro de la Cañada, 1809; Indios, vol. 79, f, 6.
146 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

rras de los indios de Ixtacalco se arriendan en más de 3 mil pesos, lo


que ellos ignoran; los del barrio de Mexiuca tienen por suya una lagu-
neta en que antes pescaban, cortaban zacate, etc., pero arrendada, ya
les ha faltado aun esta utilidad que sacaban [y] arruinada su iglesia no
pudo el cura conseguir que del producto del arriendo se franquease lo
necesario para reedificada_ y él tuvo que hacerlo a su costa. ¿Qué im-
porta a los indios que se publique que sus caudales han utilizado tanto
o cuanto en el Banco Nacional, si ellos ignoran que hay tal Banco y tan
inútiles les son las utilidades como los principales? 101

En 1805 una cédula real permitió gastar 40 000 pesos de los ré-
ditos correspondientes a las inversiones de los indios de N~eva Es-
paña para la Academia de San Fernando de Bellas Artes en Madrid
donde estudiaban alumnos de México, entre ellos algunos indíge-
nas, y 60 000 pesos para reparar el Colegio de Nobles en la capital
española. Otros criollos, además de Alzate, sabían del uso del dine-
ro de los pueblos en España. Carlos María de Bustamante, escri-
biendo después de la independencia, señaló:

La mano prepotente del gobierno español, cuyos golpes no podían


parar estos infelices pueblos, so color de hacerles un gran bien y parti-
cipan tes de unas ganancias tan ficticias como lo que nos cuenta la fá-
bula de la Lechera y los huevos, de un golpe les quitó los fondos.

El escritor daba cifras de las inversiones de Tepeji de la Seda y


del corregimiento de Oaxaca. "Ignoramos qué beneficios recibie-
ron estos pobres pueblos y sólo sabemos que quedaron tan misera-
bles o más que antes". 102
En lo que respecta a la microeconomía, los gobernantes indios,
los abogados y los contadores de provincia conocían con precisión
no sólo en pesos y reales sino hasta en granos el ingreso, gasto y so-
brante anual. Igualmente, en la macroeconomía la Contaduría Ge-
neral de Propios, Arbitrios y Bienes de Comunidad llevaba sus
cuentas desde millones de pesos hasta granos.

Moreno, 1972, p. 382.


101

Bustamante mencionó también que se había hecho uso de fondos de los in-
102

dios para el Colegio de Nobles en Madrid. Cavo, 1852, párrafo 58, p. 172. Luque,
1970, p. 326, nota 53. AGN, Rea/,es Cédu/,as Origina/,es, vol. 195, exp. 79, 23 de febrero
de 1805.
EL INGRESO YEL SOBRANTE DE LOS BIENES DE COMUNIDAD 147

Dos intendentes propusieron otra forma de utilizar los réditos que


iban acumulando, cuyo resultado habria repercutido en beneficio de
los indígenas de Nueva España. En 1799 el intendente Flon (conde de
la Cadena), de Puebla, en vista del sobrante en existencia de 100 000
pesos (y el préstamo anterior de 70 000 pesos al gobierno), recomendó
invertirlo y usar los intereses para financiar las escuelas y fiestas en
los pueblos, posiblemente aplicando parte al pago del tributo:

El importe anual de los réditos de los capitales que de dichas comuni-


dades se impongan, se invertirá precisamente en los gastos que ahora
erogan para sus escuelas y fiestas permitidas por reglamento y que al
pueblo que le rindan los réditos de sus capitales suficiente cantidad
para pagar el tributo anual de los indios de él, desde luego se aplicará
a este objeto de preferencia.1°3

Con un interés de 5% sobre los 170 000 pesos, se habrían teni-


do 8 500 pesos al año para los gastos, cantidad mayor de lo que ge-
neralmente se permitía usar del ingreso anual en la intendencia
(hemos calculado alrededor de 6 000 pesos, ya que no tenemos da-
tos precisos sobre todos los gastos de Puebla). Desde Yucatán el in-
tendente Benito Pérez propuso en 1805 un plan parecido al de
Flon. Cuando el sobrante acumulado en las cajas reales llegara a
400 000 pesos y se le invertiera a 5% anual, los 20 000 pesos de rédi-
tos cubrirían todas las erogaciones normales de celebraciones reli-
giosas, escuelas y escribanos con amplitud, ya que el gasto normal
era de alrededor de 11 000 pesos. Por eso, Pérez abogó por la aboli-
ción de la contribución de los cuatro reales dados por cada tributa-
rio a las cajas de comunidad. El protector de indios en México
aprobó la propuesta, pero no hay indicio de que fuera aceptada por
!ajunta Superior de Real Hacienda, pues se advierte que los esta-
dos de cuentas anuales continuaron registrando el mismo ingreso
proveniente de los cuatro reales de comunidad. 1º4
En 1794 el virrey Revillagigedo se dio cuenta de que los fondos
de las ciudades, villas y pueblos de indios eran "unas rentas tan im-
portantes". Queria aumentar el control del gobierno sobre ellos: en
el caso de los bienes comunales, quitar la intervención de la Au-

103 AGN, Bienes de Comunidad, vol. 4, ff. 222-225.


104 AGN, Consolidación, vol. 10, ff. 428v, 43lv.
148 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

diencia en las decisiones referentes al uso de sobrantes. 105 Proponía


aplicar parte de este caudal para aumentar los salarios de los subde-
legados y aunque nunca lo hizo, años después, a partir de 1809, el
gobierno sacó 600 pesos anuales del sobrante de los bienes de co-
munidad de la intendencia de México para pagar parte del sueldo
anual del asesor del virrey.100
A partir del 11 de julio de 1800, según un acuerdo de la Junta
Superior de Real Hacienda, se autorizó retribuir a los subdelegados
que habían cumplido en su oficio con "celo y actividad" con 15%
del aumento que alcanzaran los ingresos de las cajas de comunidad
de su jurisdicción. Este abono habría de recibirse por una sola vez
como gratificación al final de su periodo de servicio. 101
Desde el punto de vista de la eficacia burocrática, hacia 1804 11
de las 12 intendencias, enviaban 4% y 2% de los propios, arbitrios y
bienes de comunidad a la Contaduría General en México, pero no to-
das cumplían con la presentación de los extractos de las cuentas de
los pueblos. Los informes financieros más completos y puntuales fue-
ron elaborados en fucatán, Michoacán, Guadalajara, San Luis Potosí y
Zacatecas.108 Otras intendencias, como Guanajuato y México, habían
logrado organizar algunas subdelegaciones, pero en otras faltaba la vi-
gilancia gubernamental: León y San Luis de la Paz, en Guanajuato; y
Meztitlán, Zempoala, Querétaro, Zumpango, Tacuba, Tetela del Río,
Tulancingo, Otumba, Tetepango y Mexicalcingo en México presenta-

105 Revillagigedo, 1966, pp. 154-155. El virrey indicaba que el producto anual
de los propios, arbitrios y bienes de comunidad ("unos y otros") era de medio mi-
llón de pesos. Esta cifra se refiere a ciudades y villas de españoles y pueblos indios y
no sólo a las cajas de comunidad.
106 Commons, 1993, p. 106. AGN, Archivo Hist6rico de Hacienda, vol. 1106, "Libro
Becerra... ", passim.
107 Menegus, 1988, p. 763. AGN, Indios, vol. 76, f. 187v, artículo 11 del regla-
mento de Zumpango. Uno de los delegados que recibieron la gratificación de 15%
fue el licenciado Nicolás Michelena (participante en la conspiración de Valladolid
en 1809) cuando terminó como subdelegado de Zamora en 1809. Terán, 1995, p.
370. En 1790 el intendente Flon, de Puebla había sugerido al virrey que se aumen-
tara el salario de los subdelegados empleando fondos de las cajas de comunidad,
ya que con la supresión del repartimiento de mercancías, los subdelegados perci-
bían ingresos reducidos. Brading, 1971, p. 122.
ios AGN, Propios y Arbitrios, vol. 33, f. 285; Consolidación, vol. 10, ff. 392v, 399; In-
dios, vol. 74, exp. 8. Los contadores criticaban los extractos de Guanajuato en 1807
porque no correspondían al artículo 46 de la Ordenanza de Intendentes. AGN, Pro-
pios y Arbitrios, vol. 23, f. 102.
EL INGRESO YEL SOBRANTE DE LOS BIENES DE COMUNIDAD 149

han cuentas detalladas y a tiempo, pero los informes de las demás sub-
delegaciones no satisfacían a los contadores. Oaxaca y Puebla por
ejemplo, cumplían parcial y esporádicamente con los requisitos de la
Contaduría. El intendente Mora, de Oaxaca, contestaba los reclamos
con promesas y evasiones, pero ni formuló nunca los reglamentos in-
terinos ni envió jamás información completa sobre el movimiento y
uso de los fondos comunales. 109 El intendente de Puebla, Flon, no so-
metía los extractos completos al juicio de la Contaduóa de México o
los entregaba de vez en cuando, conteniendo lagunas sobre los gastos
efectuados en las subdelegaciones. Lanzaba críticas que llegaban has-
ta España en contra de la Contaduóa de Propios y Arbitrios, a la que
calificaba como "esa oficina que podía verse excusado ... ociosa" y pi-
dió la supresión de ella y de la Junta Superior de Real Hacienda, ex-
plicando que: "No puedo yo convenir ni ajustar esa dependencia
servil que me impone la junta Superior con las ponderaciones que de
mi autoridad hace la Ordenanza e Instrucción de Intendentes". 11º La
operación de las cajas de comunidad en la intendencia de Veracruz
era una incógnita para los contadores de México y para la misma in-
tendencia. Los subdelegados manejaban los fondos comunales a su
antojo, según un informe de los párrocos. No había reglamentos inte-
rinos y faltaba vigilancia de los contadores de provincia. Se observaba
que los subdelegados no tenían ejemplares de la Ordenanza de Inten-
dentes ni otras leyes para normar sus acciones. Se sugirió nombrar a
criollos como subdelegados porque, bajo la vigilancia de sus paisanos,
desempeñarían el cargo con mayor honradez.m Algunos pueblos
indios de Durango preparaban cuentas anuales de los bienes de co-
munidad y basándose en la circular del 1O de abril de 1794 varios em-
pezaron la contribución del real y medio.112
Puestas en una escala, se cumplió rigurosamente con las exigen-
cias financieras de la Ordenanza de Intendentes en referencia a los
bienes de comunidad en Michoacán y lilcatán. En Guadalajara, Za-
catecas y San Luis Potosí las finanzas estaban bien organizadas; en

109 AGN, Consolidación, vol. 10, ff. 406v, 437-438; vol. 23, ff. 7!>-80; Bienes de Comu-
nidad, vol. 2, ff. 394v, 402, 7 de marzo de 1797. Todavía en 1817, Veracruz y Oaxaca
no habían hecho reglamentos de los bienes de comunidad. AGN, Ayuntamientos,
vol. 238, ff. 79-89.
110 AGN, Civil, vol. 1443, exp. 3. Pietschmann, 1971, pp. 421, 435.
111 AGN, Consolidación, vol. 10, ff. 440-441.

112 AHED, Agricultura y Fomento, cajón 14, exp. 5, 1O de febrero de 1796.


150 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

Guanajuato y México había eficacia parcial; menos control en Pue-


bla, Oaxaca y Durango, y poca organización y vigilancia en los 147
pueblos de indios en Veracruz.
Las jurisdicciones que pertenecían al Marquesado del Valle -Co-
yoacán, Toluca, Cuernavaca, Charo (Michoacán), Tuxtla-Cotaxtla,
Cuatro Villas de Oaxaca y Xalapa del Marqués- no estaban sujetas a
la Contaduría General de Propios y Arbitrios, sino al representante
de Hernán Cortés, cuyo título era juez Privativo Conservador del Es-
tado y Marquesado del Valle, uno de los oidores de la Audiencia de
México. También parece que las repúblicas de indios en los barrios y
suburbios de ciudades y villas de españoles estaban bajo la jurisdic-
ción de los alcaldes ordinarios del ayuntamiento municipal. 113 Las
parcialidades de Santiago Tlatelolco y de San juan Tenochitlán res-
pondían al administrador nombrado por el juzgado de Naturales.
Las autoridades de Tlaxcala, a partir de 1780, insistían en que no
había bienes de comunidad en los pueblos de indios y dejaron de
enviar cuentas a la ciudad de México, y así a partir de 1793 se man-
tuvieron independientes de la Contaduría y de la intendencia de
Puebla. 114
La manera en que los indios manejaban los bienes de comuni-
dad y en que las autoridades españolas administraban el dinero so-
bran te reflejan los objetivos contrapuestos de cada grupo. Las
repúblicas querían entregar lo menos posible a las cajas de comu-
nidad y conservar sin la supervisión del gobierno (subdelegado,
intendente, contador) la mayor parte posible de los bienes comuni-
tarios, especialmente las tierras comunales. En 1806 los tesoreros
de la intendencia de México avisaron que la fiscalización no era sa-
tisfactoria en el ámbito local:

113 AGN, Consolidación, vol. 10, ff. 429-430, 439v-44lv, 449-454; Bienes de Comuni-

dad, vol. 7, f. 181; Propios y Arbitrios, vol. 5, ff. 186v, 331; Bienes de Comunidad, vol. 1, ff.
3-4, 30, 1790. Se organizaron las cajas de comunidad del Marquesado del Valle en
Oaxaca en 1761 y se prohibieron todos los gastos. Carmagnani, 1988, p. 125. Velasco
Ceballos interpretó la negación del corregidor de Toluca a informar sobre el esta-
blecimiento de escuelas en el decenio de 1780 como rechazo a la idea de extender la
educación a los indios, cuando en realidad era oposición al intento de la Contaduría
de Propios y Arbitrios de vigilar las cajas de comunidad en la jurisdicción del Mar-
quesado del Valle. Velasco Ceballos, 1945, p. xcii. Calvo, 1989, p. 322.
114 Flon, 1976, p. 161. Pietschmann, 1971, p. 406. AGN, Archivo Histórico de Ha-

cienda, vol 648, paquete de documentos referentes a Tlaxcala; Propios y Arbitrios,


vol. 8, ff. 132-162. Lira, 1983, pp. 42-43.
EL INGRESO YEL SOBRANTE DE LOS BIENES DE COMUNIDAD 151

Señor intendente:
No tenemos entre manos negocios más desordenados ni de más dificil
remedio que el de bienes de comunidades de indios cuando por otro
lado, es tan recomendable y no debe verse con indiferencia el arreglo
de su administración y manejo tan recomendado por las leyes y Real
Ordenanza de Intendentes. 115

Las dificultades no se debían solamente a las repúblicas sino, a


veces, a los subdelegados y a los sacerdotes. Los unos se demoraban
en cumplir los mandatos gubernamentales, por ejemplo el de
Otumba "no ha contestado una palabra €on este Ministerio" sobre
el inicio de la contribución del real y medio. Los otros se oponían a
la intención del gobierno de fiscalizar las cofradías, de procurar
transferir sus bienes a las cajas de comunidad y de disminuir los gas-
tos de dinero comunal para fiestas. 116
El grado de evasión y resistencia a la intervención del gobierno
variaba de una subdelegación a otra, y de un ppblado a otro. Pro-
bablemente los pueblos más grandes y ricos se dponían más a la re-
glamentación y los poblados chicos mantenían un bajo perfil,
entregando únicamente el real y medio por tributario y guardando
aparte las tierras comunales. Las repúblicas sabían que el cobro del
real y medio era legal, respaldado por la legislación del siglo XVI. Lo
que no era costumbre antigua era la práctica impuesta por las auto-
ridades españolas de no permitir utilizar los fondos dentro de los
pueblos y la renuencia de devolver parte del dinero sobrante a las
repúblicas. '
La forma en que el gobierno administraba el dinero, iniciada
por el visitador Gálvez, convirtió un fondo comunitario, distribuido
cada año entre los habitantes, en un impuesto extraído del pueblo
para el uso del Estado. Algo parecido ocurrió en las ciudades y villas
de españoles, sólo que el porcentaje acaparado por el gobierno era
menor: 36% del sobrante de las poblaciones de españoles en la in-
tendencia de Guadalajara, comparado con 77% del sobrante de los
pueblos de indios: esto es, 9 715 pesos de sobrante de 11 lugares de
españoles y 13 360 pesos de los 236 pueblos de indios en 1805. 117

115 AGN, Real,es Cédulas Original,es, vol. 231, f. 116.


11 6 AGN,Real,es Cédulas Originaks, vol. 231, f. 119. Molina Ruiz, 198'3, pp. 11-19.
117 AGN, Propios y Arbitrios, vol. 25, ff. 67-69.
152 PUEBWS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

Debido a la diferencia de objetivos entre repúblicas y gobierno,


la simple lectura de las cuentas se vuelve compleja, ya que las cifras
pueden o no representar la realidad económica del pueblo. Por
ejemplo, un poblado que solamente registraba como ingreso el real
y medio podría ser un lugar pobre, sin terrenos arrendados, o po-
dría ser un pueblo que los había escondido, transferido a cofradía,
o repartido entre los habitantes, únicamente declarando la contri-
bución monetaria (pueblos de Xochimilco). Los poblados ricos a
menudo señalaban considerables bienes de comunidad y también
tenían en sus cofradías ganado y propiedades, libres de la supervi-
sión gubernamental (pueblos de Zamora). Otros lugares ricos en
tierras arrendadas, cuyo producto pasaba al gobierno como sobrante,
no guardaban terrenos ocultos o bajo la advocación de cofradías.
Estas poblaciones eran prósperas desde el punto de vista financie-
ro, pero "pobres" por lo que realmente podían gastar dentro de sus
pueblos. En síntesis, las cuentas presentaban los datos que el go-
bierno había logrado registrar, aunque la exactitud de este registro
no es segura porque las cifras no son necesariamente representati-
vas de todos los bienes del pueblo.
Pese a que las leyes siempre proclamaban que el sobrante se
destinaba al socorro de los pueblos en tiempos de calamidades, en
la práctica gran parte de éste se usaba para respaldar las finanzas de la
monarquía. Los pueblos de indios, como los ayuntamientos de espa-
ñoles, el Tribunal de Minería, los cabildos eclesiásticos, el Consulado
de Comerciantes, los conventos, las capellanías y las obras pías vie-
ron sus patrimonios entregados en préstamo al gobierno durante
las últimas décadas de la Colonia. 118

118 Marichal, 1990, pp. 883-906. Entre 1784 y 1804 el obispo y el cabildo de la

catedral de Michoacán dieron al rey 236 000 pesos. Lemoine, 1964, p. 44.
111. EL ESTABLECIMIENTO DE ESCUELAS
EN LOS PUEBLOS DE INDIOS

ANTECEDENTES

Promover el uso del castellano entre los indios, establecer escuelas y


pagar a los maestros con fondos comunales eran proposiciones inclui-
das en la Ordenanza de Intendentes de 1786 que se habían venido
desarrollando en Nueva España durante los dos siglos anteriores.
Como consecuencia de las bulas papales, a fines del siglo XVI, la cris-
tianización de los indios constituía el fundamento de los títulos de
la monarquía española a los territorios americanos, de ahí que la
instrucción religiosa de los indígenas estuviera íntimamente ligada
a la tarea de la colonización. Al principio la enseñanza de la doctri-
na cristiana en las lenguas nativas era la base de la educación y con
el transcurso de los años, además de ella, se añadirían otras asigna-
turas, como la castellanización, los oficios y las primeras letras. 1
A mediados del siglo XVI se plantearon iniciativas para enseñar
a los indios la lengua castellana. En reales cédulas se presentaron
dos razones en favor de la instrucción de la doctrina cristiana en es-
pañol: se juzgaba que ningún idioma nativo era suficientemente
preciso para expresar los misterios de fe y se opinaba que la multi-
tud de lenguas nativas hacía imposible que los sacerdotes las apren-
dieran y por consiguiente sería mejor que los indios supieran el
castellano. Por ende, una cédula de 1550 instruía a las órdenes reli-
giosas de Nueva España para que enseñaran el español a los indios. 2

1 Gonzalbo, 1990, pp. 21-22, 25-26.


2 la fuente más completa para la legislación referente a la enseñanza del castella-
no a los indios es la obra de Konetzke, en la cual se reproducen casi todas las cédulas
pertinentes, con excepción de la del 18 de febrero de 1688 que se encuentra en Muro
Orejón, 1956. Velasco Ceballos, 1945, reproduce y comenta varios decretos y Zavala,
1977, presenta extractos de las cédulas más importantes con una relación del contex-
to histórico del tema. Otras obras referentes a la política lingüística son O'Gorman,
1946, Momer, 1967 y Heath, 1972. Cédula del 5 de junio de 1550 en Konetzke, 1958,
vol. l, pp. 272-274.

153
154 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

En ese mismo año el oidor de Guatemala, Tomás López de Me-


del, propuso al rey que los indígenas aprendieran el castellano, pe-
ro no sólo por razones religiosas sino como parte del esfuerzo de
instruirlos en las costumbres, vestido, comida y vida ordenada de
los europeos. López sostenía que se debía civilizar o hispanizar a los
nativos por tres medios: establecer mayor contacto entre los espa-
ñoles y los indios; fundar escuelas para los niños indígenas donde
se enseñara en castellano la doctrina cristiana, lectura y escritura, y
"desterrar la bárbara lengua de éstos" sustituyéndola con "la nues-
tra buena, elegante". 3
Los frailes proponían otra opción: el rechazo al castellano co-
mo idioma para la evangelización y la preferencia por las lenguas
indígenas. Más aún, entre 1550 y 1580 varias veces se expresaba la
idea de que se extendiera el uso del náhuatl, ya muy divulgado des-
de antes de 1521 por los gobernantes y mercaderes aztecas, tratan-
do de que fuera la lengua común en todo el virreinato. 4 Además los
frailes querían proteger a los indios -a quienes consideraban como
menores de edad-, de la codicia y costumbres disolutas de los espa-
ñoles y castas. Una barrera sería el mantener el idioma indígena; la
otra proteger a los nativos del trato con los españoles al prohibir
por ley la residencia de otras razas en los pueblos de indios. 5
El Tercer Concilio Mexicano en 1585 optó por la posición de los
frailes y decretó que la enseñanza de la doctrina cristiana a los indios
se hiciera en la lengua de cada región. Los sacerdotes católicos de-
bieron aprender el idioma de los neófitos. El Concilio también reco-
mendó que se procurara enseñar el castellano a los niños indígenas.6
Sin embargo, en España al final del siglo XVI, el Consejo de In-
dias volvió a insistir en que se transmitiera el castellano a los nativos
y que su aprendizaje fuera obligatorio, ya que quienes no hablaran
el castellano, habrían de perder los puestos en el gobierno del pue-

3Zavala, 1977, pp. 23-26. Momer, 1967, p. 437.


4Proyectos para promover el náhuatl en Nueva Galicia y Oaxaca en Zavala,
1977, pp. 21-22, 49-51. Velasco Ceballos, 1945, pp. 6-7.
5 Momer, 1967, pp. 435, 440. Fray Gerónimo de Mendieta expresaba el sentir
de los franciscanos sobre la necesidad de mantener a los indios separados de los es-
pañoles "porque es cosa sabida y cierta que los peces grandes andando revueltos
con los pequeños, se los van comiendo, y en poco tiempo los consumen y acaban".
Mendieta, 1945, vol. 3, p. 156.
6 Zavala, 1977, pp. 29-30.
EL ESTABLECIMIENTO DE ESCUELAS EN WS PUEBLOS DE INDIOS 155

blo. Se opinó que si conservaban su propia lengua, los indios segui-


rían en las idolatrías y supersticiones. Además, los consejeros criti-
caron al clero americano, compuesto de "mestizos y criollos" que
sabían los idiomas indígenas y con estos conocimientos estaban
ocupando puestos en las parroquias que debían ser otorgados a sa-
cerdotes peninsulares mejor calificados. 7
Felipe 11 resolvió la disputa. Favoreció el uso de las lenguas indí-
genas y desaprobó medidas coercitivas para lograr la castellanización.
"No parece conveniente apremiarlos a que dejen su lengua natural" y
se debía "guardar lo que está mandado en no promover curatos sino
a quien sepa la de los indios". Aunque optó por la posición de los
frailes, añadió que también se deberían designar maestros que ense-
ñaran el castellano a quienes "voluntariamente quisieran".8
Durante el siglo XVII la opinión del rey prevaleció. Una decena
de cédulas ordenaban las dos cosas: la colocación en las parroquias
de sacerdotes que supieran las lenguas nativas y el fomento del
aprendizaje del español entre los indios. En la práctica se observa-
ba el primer mandato y se descuidaba el segundo. 9
Durante los últimos quince años del siglo XVII se revivió el inte-
rés en la enseñanza del castellano a los indígenas, pero esa vez va-
liéndose de medidas educativas y financieras más precisas. No sólo
se hablaba de maestros de español para la doctrina cristiana, sino
de "escuelas" para leer y escribir, el uso de fondos de las cajas de co-
munidad para el sueldo del preceptor y el requisito de que sólo los
indígenas que hablaran el español podrían ocupar puestos civiles.
Posiblemente el cambio en la actitud se debía a ideas expresa-
das en la Política indiana, publicada en 1647, escrita por el jurista
Juan de Solórzano y Pereira. Basado en su experiencia como oidor
de la Audiencia de Lima, Solórzano se inclinaba por obligar a los

7 Zavala, 1977, pp. 36-37.


8 Zavala, 1977, pp. 34-39. Zavala opina favorablemente sobre esta decisión de
Felipe 11 mientras que Velasco Ceballos la considera desorientada. Zavala, 1977,
pp. 38-39. Velasco Ceballos, 1945, p. XVIII.
9 Cédulas referentes a estos dos temas: 1596, 1603 (2), 1605, 1618 (2), 1621,

1622, 1629, 1634 (2), 1636, 1637. Zavala, 1977, p. 39, passim. En 1681 se publicó la
Recopilación de leyes de los reynos de las Indias en la cual se agruparon estas cédulas en
el libro 1, títulos 13, 15 y 22 y en el libro 6, título l. De esta manera, históricamen-
te, la política lingüística de la Corona casi siempre iba asociada con la política refe-
rente a los criterios para los nombramientos de párrocos en los pueblos de indios.
156 PUEBLOS DE INDIOS YEDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

nativos a aprender el castellano, como los romanos habían forzado


a los ibéricos a adoptar el latín. También pensaba que la extensión
del español promovería la amistad entre vencedores y vencidos. So-
lórzano añadía que sería conveniente que a los caciques y principa-
les "los obligásemos en el traje y modo de vestir ... se ajustasen a los
de los españoles". Así por la lengua y el vestido se transferirían a los
indios las costumbres de los europeos; otra ventaja sería que los in-
dios gastarían su dinero en la compra de telas de España. De he-
cho, la iniciativa para una serie de diez cédulas expedidas entre
1685y1694 fue la carta del virrey de Perú en 1682 en la cual se que-
jaba de que fue "tan conservada en esos naturales su lengua india
como si estuvieran en el imperio del inca". Había exhortado a los
eclesiásticos a que cumplieran con la cédula de 1550, ya incorpora-
da en la &copilación de leyes ... de l,as Indias, sobre la castellanización y
sugirió que se prohibiera a los indios desempeñar puestos guberna-
tivos si no sabían el español. 1º
El rey ordenaba explícitamente que no sólo tuvieran maestros,
sino que "pongan escuela". Luego el arzobispo de México indicó
que los indios eran demasiado pobres para pagar al maestro y que
no querían hablar el castellano, aunque lo sabían. Pidió al rey que
estipulara cuáles fondos se debían usar y que ordenara a las autori-
dades civiles que "obligasen a los padres de los niños que los envíen
a la escuela". Finanzas y obligatoriedad de asistir a la escuela eran
las peticiones del prelado de México. 11
El monarca respondió con las cédulas de 1688y1691. La del 11
de febrero de 1688 era fundamental porque por primera vez se or-
denó que además de explicar en castellano la doctrina cristiana, se
enseñara a leer y escribir: "... hayan que enseñar a leer y escribir a
los indios muchachos la lengua castellana ... la que tanto conviene
para el fin de la mayor inteligencia de la fe cristiana como para la
sociedad y comunicación con los españoles". La otra cédula impor-
tante fue del 6 de abril de 1691 en la cual se tomó en cuenta la su-
gerencia del obispo de Oaxaca de que se concediera cuatro años a
los adultos para que aprendieran el español si querían obtener

10 Solórzano y Pereira, 1972, vol. 1, pp. 401-403. Cédula del 7 de julio de 1685

en K.onetzke, 1958, vol. 3, pp. 76&-767.


11 Carta del arzobispo de México del 1 de diciembre de 1686 en la cédula del

11 de febrero de 1688. Zavala, 1977, pp. 68-69. Muro Orejón, 1956, pp. 319-322.
EL ESTABLECIMIENTO DE ESCUELAS EN LOS PUEBLOS DE INDIOS 157

puestos; también se ordenó pagar a los maestros con fondos "de los
bienes de comunidad de pueblos de los indios" y que en los lugares
grandes se establecieran dos escuelas, una para los niños y otra para
las niñas. En 1693 el rey decidió encomendar a las autoridades civi-
les el fomento de las escuelas, pues ellas eran las encargadas de su-
pervisar las cajas de comunidad. 12
Durante este periodo, la correspondencia al rey incluyó obser-
vaciones sobre la resistencia de los indios al idioma castellano. El
obispo de Puebla dijo que los indígenas estaban "no sólo desincli-
nados del uso de la lengua española, sino que la aborrecen" y la Au-
diencia de Guadalajara advirtió que "los indios viejos y principales
sienten mucho esta introducción, pareciéndoles se tira a borrar
cuanto heredaron de sus mayores, pues hacen las diligencias posi-
bles para que en sus casas ni en las juntas que tienen se hable otra
lengua que la natural". También el rey recibió indicios de que eran
los clérigos y religiosos en los pueblos "los que menos cooperan a la
observancia" y que hasta los mismos alcaldes mayores españoles no
respaldaban lo mandado, "influyendo al que se elijan los que ... ni
hablasen el idioma castellano". 13
En 1716 el virrey marqués de Valero, a petición del arzobispo
de México, expidió un decreto referente a la educación en los pue-
blos. Ordenó establecer escuelas de lengua castellana, una para ni-
ños y otra para niñas, nombrar maestros bilingües y proponer el
cultivo de una milpa para pagar al preceptor. El arzobispo José de
Lanziego y Eguilaz, en su visita pastoral al norte de la ciudad de Mé-
xico, fundó en 1718 escuelas en las poblaciones de indios, según el
decreto de Valero. 14

12 Muro Orejón, 1956, pp. 319-322. La cédula del 6 de abril también lleva la fe-
cha del 30 de mayo. Konetzke, 1962, vol. 4, pp. 11-13. Zavala, 1977, p. 64. En 1583
en Yucatán se ordenó pagar al maestro con dinero de los bienes de la comunidad.
Zavala, 1977, p. 27.
13 Los obispos de Michoacán y Puebla insistieron al rey en que era necesario

pedir la ayuda de los alcaldes mayores para promover la castellanización. Cédulas


del 20 de diciembre de 1693 y 2 de abril de 1694. Konetzke, 1962, vol. 4, pp. 40-41.
El obispo de Michoacán informó al rey que había puesto escuelas en todo el obis-
pado y sugirió que las justicias y alcaldes mayores seglares podrían promover la
asistencia de los niños. Konetzke, 1962, vol. 4, p. 41.
14 Konetzke, 1962, vol. 4, pp. 157-158, 171. AHAM, Libro de Visita, vol. 4, ff. 4-45.

Taylor, 1996, p. 335.


158 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

LA IGLESIA PROMUEVE LAS ESCUELAS A PARTIR DE 1753

La muerte de Carlos 11 en 1700, la guerra por la sucesión al trono espa-


ñol, de 1700 a 1713, y la caída en la economía de Nueva España, de 1690
a 1740, contribuyeron a detener la fundación de escuelas en los pue-
blos de indios, promovida a fines del siglo XVII y principios del XVIII.
La iniciativa fue retomada a mediados de 1753 por el arzobispo de
México, Manuel Rubio y Salinas (1757-1765). Probablemente una soli-
citud presentada al prelado entre 1749 y 1753 por el sacerdote indio
Andrés Ignacio Escalona para establecer escuelas de primeras letras en
los pueblos de indios, financiadas por las cajas de comunidad, había in-
fluido sobre el arzobispo. El padre Escalona recomendaba establecer
escuelas "siendo la educación de leer y escribir la más extrema necesi-
dad que en el día de hoy padecen estos miserables naturales" y usar di-
nero comunal. Se refirió a las cédulas de 1691 para apoyar su solicitud.
Tres fueron los documentos enviados a cada párroco en 1753: un edic-
to del 31 de julio en el cual se ordenó que se cumplieran "las reiteradas
cédulas de su majestad" sobre la enseñanza de castellano; una "Ins-
trucción para el establecimiento de escuelas de lengua castellana pa-
ra los niños y niñas indios", y las "Diligencias judiciales que se debían
observar en orden a plantar, fundar y establecer la escuela ".15
El provisor de indios del gobierno diocesano, doctor Francisco
Jiménez Caro, explicó en la "Instrucción" los ocho pasos que cada
párroco debía seguir. El primero era "captar la voluntad" de los go-
bernadores indígenas. Sabiendo que el aprendizaje de otro idioma
y el desembolso de fondos para dicho fin no iban a ser recibidos

15 Se reproduce la carta de Andrés Ignacio Escalona y Aries Acxayacatzin, in-

dio noble de "México Tenochtitlan", y otros ocho indígenas, en Velasco Ceballos,


1945, pp. 57-69. Sin embargo, aunque Velasco Ceballos indicó que estaba dirigida
al rey Felipe V y con fecha de enero de 1728, esta información es errónea. La carta
está dirigida al arzobispo Rubio y Salinas y por evidencia interna del documento,
en el cual se menciona al rey Fernando VI, la secularización de las doctrinas y la re-
presentación de Julián Cirilo Castillo al Consejo de Indias, la fecha tiene que ser
entre 1749 y 1753. Gonzalbo, 1990, p. 132. Olaechea, 1992, pp. 203-204. "Edicto
del Dr. D. Francisco Jiménez Caro, canónigo, provisor de indios, por el Dr. Manuel
Rubio y Salinas", 31 de julio de 1753. También el 29 de enero de 1754 el arzobispo
promulgó un edicto. Vera, 1887, vol. l, pp. 459-461. En su visita pastoral en no-
viembre de 1752 Rubio y Salinas había ordenado a los párrocos de Tepozotlán y
Tula a fundar "escuelas de lengua castellana" pero no precisó que se debían finan-
ciar con fondos de las cajas de comunidad, cosa que hizo en la "Instrucción" a to-
dos los curatos enjulio de 1753. AHAM, Libro de Visita, vol. 5, 1752, ff. 15, 38.
EL ESTABLECIMIENTO DE ESCUEIAS EN LOS PUEBLOS DE INDIOS 159

con beneplácito en muchos pueblos, Jiménez Caro añadió que el


sacerdote debía hablar a cada oficial indio "uno por uno, mañosa-
mente para que condesciendan". Los pasos dos a cuatro se referían
al salario mensual adecuado para el maestro, y se debía conseguir-
lo, según había ordenado el rey, de los bienes de comunidad, del
cultivo de una tierra común o de una contribución de todos los del
pueblo, pero "nunca por los padres de los niños". 16
El quinto paso recomendaba que se debía enseñar separadamente
a los niños y a las niñas a "leer, hablar y escribir la lengua castellana y a
rezar y cantar en ella la doctrina cristiana". Así la intención del arzobis-
po fue que se incluyeran las primeras letras como parte de la enseñan-
za que impartiera el maestro de castellano y no sólo la doctrina
cristiana, aunque en otro documento señaló que a las niñas se enseña-
ría el castellano y la doctrina "y a los varones a leer y escribir, teniéndo-
les con separación". El sexto punto se refería a que el fiscal indio del
pueblo "ha de llevar los niños y niñas a la escuela aunque sus padres la
resistan". Se añadió que era necesario registrar anualmente el nombra-
miento del fiscal en el arzobispado y recibir de ahí su título porque "si
no lo tiene, los poderes y justicias podrían impedírselo como que no
goza del fuero". El séptimo punto aconsejaba al párroco a "exhortar
pero no compeler" a los adultos a que aprendieran el español y adver-
tirles que si no hablaban dentro de cuatro años no podrían tener "ofi-
cio alguno de república", según lo habían resuelto el rey y el virrey.
Habiéndose llevado a cabo los siete pasos, entonces el cura de-
bía mostrar a los indios el edicto episcopal y podría el sacerdote
ofrecer una ayuda mensual para el pago del maestro. Luego debía
proceder a "formalizar lo resuelto", siguiendo "los apuntes" que es-
taban adjuntos a la Instrucción.
Estos documentos fueron entregados en casi 100 curatos de in-
dios en el arzobispado de México: 33 del clero secular, 52 de los
franciscanos, seis de los dominicos y dos de los agustinos.
Encuestas realizadas en 1754 por los franciscanos y por el arzo-
bispo mostraron que en 76 de las casi 100 parroquias de indios ha-

16 "Instrucción". También se llamó este documento "Instrucción del Sr. Provi-


sor". INAH, Fondo Franciscano, vol. 109, ff. 233, 251. Luque, 1970, p. 236. Agradezco
a Ruth Olivera de la Biblioteca de la Universidad de Tulane, Colección Latinoame-
ricana, por haberme proporcionado copia de este documento. BTU, Viceregal and
Ecdesiastical CoUection, 24, exp. 4.
160 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

bía 287 escuelas de castellano, ubicadas no sólo en las cabeceras si-


no en 205 pueblos sujetos. En varios poblados el sueldo del maestro
era pagado por las cajas de comunidad; en otros los indios pagaban
directamente a los preceptores.17

CUADRO 23
Pueblos de indios con escuelas de castellano
en el arzobispado de México, 1754

Clero Puebl,os Puebl,os sujetos Escuelas

Franciscanos (a) 35 63 104 *


Dominicos (b) 6 12 18
Agustinos (e) 2 11 13
Clero seglar (d) 33 119 152
76 205 287
Total de pueblos: 281 Total de escuelas: 287

*Hay seis escuelas más (104) que pueblos (98) porque tres pueblos tenían más de una
escuela: Tecozautla (3); Tacuba (3); Tlatelolco (3).
Fuentes: AH, INAH, Fondo Franciscano, vol. 109, ff. 227-308. AGI, México, 1937, folio dobla-
do sin número de página. Tanck de Estrada, 1989, pp. 720-723.
(a) Acambay (1), Alfajayuca (3), Apan (3), Ateneo (2), Actopan (1), Calpulalpan (1),
Cuautitlán (3), Chalco (5), Ecatepec (5), Huejutla (1), Mazatepec (1), Milpa Alta (3), Nativi-
tas (1), Otumba (1), Ozumba (3), San Antonio de las Huertas (1), Santa Marta (2), Tacuba
(3), Tecomic (4), Tecozautla (3), Temamatla (1), Teotihuacan (7), Tepeopulco (1), Texal-
pa (1), Texcoco (1), Tlalmanalco (1), Tlatelolco (7), Toluca (24), Tula (1), Tultitlán (6),Ji-
lotepec (l),Jiutepec (3), Xochimilco (1), Xochitepec (1), Zinacantepec (1).
(b) Tepetlaostoc (3), Tepoztlán (6), Azcapotzalco (1), Michoatl (5), Tlaltizapán (2),
Amecameca (1).
(e) Tecamac (3), Meztitlán (10).
(d) Acamixtla (3), Amatepec (5), Atotonilco (2), Capuluac (5), Zempoala (3), Chapa
de Mota (7), Huazalingo (1), Iguala (2), lxmiquilpan (19), lxtapa (5), Ixtapalapa (2), Lol<>-
tla (2), Ocoyoacac (7), Cardona! (1), San Jacinto (8), Sta. Cruz Quahucotzingo de México
(1), Teloloapan (6), Temascaltepec (7), Tenango del Valle (6), Tenancingo (8), Tetela del
Volcán (1), Teticpac (3), Tolcoyucan (4), Tulancingo (1), Tizayucan (8), Xaltenco (1), Xi-
chú (1), Zahualican (9), Zaquatepan (1), Singuilucan (1), Zontecomatlán (1), Sultepec
(19), Zumpahuacan (2).

17 Tanck de Estrada, 1989, pp. 713-723, 734-741. Un contemporáneo registró


el 7 de abril de 1754 en su diario la apertura de 197 escuelas, promovidas por el ar-
zobispo, que iban a subsistir porque recibían fondos de los bienes de la comuni-
dad "y que los curas cada año han de dar cuenta a dicho juzgado del número de
niños que hay en cada una de ellas". Sosa, 1985. vol. 1, pp. 276-277.
EL ESTABLECIMIENTO DE ESCUELAS EN LOS PUEBLOS DE INDIOS 161

El objetivo principal de estas escuelas fue enseñar la doctrina


cristiana en castellano a los indios. En las establecidas por los fran-
ciscanos por lo menos 32% de los maestros ofrecían también ins-
trucción en lectura y escritura, y algunos en aritmética. 18 Aplicando
la misma proporción a las demás escuelas, se puede suponer que en
1754 por lo menos 92 pueblos de indios en el arzobispado conta-
ban con escuelas de primeras letras.
La decisión del arzobispo tendiente a promover la fundación
de escuelas no sólo pretendía cumplir con cédulas expedidas cin-
cuenta años atrás o mejorar la instrucción religiosa. Al extender el
uso del castellano entre los indios, la iniciativa de Rubio y Salinas
ofrecía una ayuda para llevar a cabo la secularización de las doctri-
nas. Desde 1749 Fernando VI había ordenado que en los arzobispa-
dos de Lima, Santa Fe de Bogotá y México se empezara a sustituir
en los curatos de indios a los frailes de las órdenes religiosas y se de-
signara a sacerdotes seculares de la diócesis. 19 Muchos de los clérigos
seglares no sabían la lengua indígena y podrían dirigir la parroquia
más fácilmente si los indios supieran el castellano.
Entre 1749 y 1754 el ritmo de la secularización fue lento; se nom-
bró a sacerdotes diocesanos para ocupar curatos vacantes de los agus-
tinos o para sustituir, cuando muriera, al fraile doctrinero. Seis meses
después de haberse conocido el edicto episcopal sobre el estableci-
miento de escuelas, se empezó a acelerar la secularización de las doc-
trinas. Por ejemplo, en 1754 se quitaron diez parroquias de los
franciscanos.2° A principios de 1755 cuando Rubio y Salinas escribió
al rey en relación con las escuelas establecidas en el arzobispado, se-

18 En la carta dirigida por el provincial a los párrocos franciscanos no se pre-

guntó explícitamente si se enseñaba a leer y escribir en las escuelas. Por eso, aun-
que las respuestas a veces incluían esta información, no era requerida. El cálculo
de 32% es entonces el mínimo de escuelas de primeras letras; posiblemente había
más. INAH, Fondo Franciscano, vol. 109, f. 228, 24 de agosto de 1754.
19 Se sabía que no sólo las órdenes religiosas se oponían a la secularización de
las doctrinas, sino los miembros de la Audiencia (muchos de ellos criollos) y varios
ministros reales. Por eso, el mandato de 1749 fue enviado "privativamente a los vi-
rreyes y gobernadores de provincias, para que en la ejecución no se causase escán-
dalo, turbación o alboroto" y se prohibió "todo recurso de apelación". Instrucciones,
1873, vol. 1, p. 573. Cédula del 4 de octubre de 1749. AGN, Real,es Cédulas Original,es,
vol. 69, exp. 103, ff. 1-llv.
20 En 1754 se secularizaron las doctrinas franciscanas de Tultitlán, Tlalnepan-
tla, Zinacantepec, Metepec, Cuautitlán, Ateneo, Tulancingo, Huichapan, Tecozau-
tla y Cadereyta. Ocaranza, 1933, p. 499.
162 PUEBWS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COWNIAL

ñaló que había una relación entre el esfuerzo por enseñar el castella-
no a los indios y la secularización de las doctrinas.

En todos los curatos que han vacado y he reconocido que los indios
están bien instruidos en la lengua española, examinando esto con
mucho cuidado, he puesto curas que absolutamente ignoren las len-
guas de ellos y he prohibido que en ellas se pueda predicar ni ense-
ñar la doctrina cristiana, ni administrar los santos sacramentos, ni
usarse para acto eclesiástico.2 1

Otro clérigo se percató de una relación entre las escuelas de


castellano y la secularización, pero la interpretó con un enfoque ne-
gativo. El franciscano Francisco Antonio de la Rosa Figueroa estaba
tan en contra de la castellanización que escribió una larga queja a
la corte en Madrid. Para él era evidente que las autoridades episco-
pales estaban promoviendo el aprendizaje del español como una
medida para facilitar la entrega de las parroquias indígenas a cléri-
gos seglares, muchos de los cuales, especialmente los peninsulares,
no hablaban el náhuatl o el otomí. Señalaba que

los nuevos curas y vicarios sin idioma vean necesitados en virtud de la


real cédula a compeler a los indios a hablar el castellano y por otra
parte a valerse de intérpretes para entenderles mayormente en la ad-
ministración del santo sacramento de la penitencia.

Opinaba que la ineficacia de una multitud de decretos referen-


tes a la castellanización en realidad había sido "un oculto beneficio
de Dios en no permitir que se destruyan los idiomas de las naciones de
estos reinos" y que precisamente la evangelización en esas lenguas
había ayudado para que los nativos entendieran y practicaran el
cdstianismo. Para Figueroa la castellanización y la secularización
contribuían a debilitar la fe, porque en "1753, 18 indios herejes se
declararon su maldita secta a pocos meses que el Illmo. Sr. Rubio y
Salinas proveyó el curato de Actopan en un clérigo europeo de su
familia". 22

Carta del 3 de abril de 1755, citada en Luque, 1970, p. 236.


21
"Discurso humilde". BN, Archivo Franciscano, caja 106, exp. 1462, doc. 8, ff.
22
13v, 18v, 19v. Escrito en 1773, el discurso tenía partes redactadas en la década de
1750, las cuales hemos utilizado en el texto.
EL ESTABLECIMIENTO DE ESCUELAS EN LOS PUEBLOS DE INDIOS 163

Con esta frase, el franciscano puntualizó otra queja de las órde-


nes religiosas en contra de la secularización: el desplazamiento de
frailes criollos por sacerdotes peninsulares. El procurador de los
agustinos también advirtió esta tendencia cuando en un folleto im-
preso se quejó de que la secularización era una medida utilizada
por el arzobispo para colocar a sus familiares (sacerdotes, muchos
de ellos peninsulares, que le asistían en el gobierno episcopal) en
las doctrinas. El agustino explicó que la secularización contribuía a
la falta de empleos para los habitantes de Nueva España:

porque los hombres blancos (llamados comúnmente criollos) no tie-


nen otra cosa a que ascender, si son pobres, que a religiosos. Y estan-
do a la nueva providencia del despojo de doctrinas, ni religiosos ni
clérigos podrán ser. .. [Tampoco podrán tener beneficios] porque és-
tos son para los familiaré~ de los reverendos obispos, como enseña la
experiencia y éstos, que sin doctrinas de regulares traían muchos, han
de traer más con ellos. El dolor es grande, pero cierto; de lo que infie-
ro que puede ser mayor en el futuro el grito. 23

También en el folleto se explicó que la secularización de algu-


nas parroquias de los agustinos había violado el derecho canónico.
Además se expresaron dudas sobre el éxito de las escuelas de caste-
llano que

hoy se celan con mucho cuidado porque los indios, fuera de su natu-
ral rudeza que ha sido invencible en tantos años, no pueden apren-
derlo, aunque quieran, porque no le tienen afición. Y el poco que
hablan algunos es precisado del comercio de españoles, sin que se dé
caso (aunque lo sepan) de que en el castellano se confiesan.

Se quejaba de que en Tlalnepantla y Atlatlauca se había obliga-


do a los indios a confesar con un intérprete. Para los agustinos, el
párroco que no sabía el idioma nativo era "mudo y sordo" y poner
sacerdotes que sólo hablaban el castellano estaba en contra de la le-
gislación porque "mientras todos no lo supieran generalmente, di-

23Subrayado en el original. Reverente satisfacción, folleto de 57 páginas, s.p.i. en


AGN, Inquisiciiín, vol. 945, exp. 23, ca. 1753, pp. 55-56. Cuautitlán, secularizado el 16
de noviembre de 1756, recibió a Gregorio Casodoiro como párroco; era familiar
del arzobispo Rubio y Salinas. Vera, 1981, vol. 1, p. 104.
164 PUEBLOS DE INDIOS YEDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

ce la ley del reino, que aprendamos nosotros bien el suyo". Este foll~
to circuló durante dos años hasta que fue prohibido por la Inquisi-
ción en 1756. 24 Entre los miembros de las órdenes religiosas de
Nueva España se mezclaban y se divulgaban las críticas de la castella-
nización, la secularización de las doctrinas, y la práctica de los obis-
pos de nombrar curas peninsulares en vez de sacerdotes criollos.
Varias opiniones sobre la enseñanza del castellano y la educa-
ción de los indios fueron sostenidas a mediados del siglo XVIII y po-
drían haber influido en el rey Fernando VI. El arzobispo de México
pensaba que debía exigirse a los indios aprender el castellano. Escri-
bía al monarca que en las escuelas "se obligaba a los niños de ambos
sexos con una pena proporcionada a su edad a hablar precisamente
en castellano" y pronosticaba que "en pocos años podré conseguir
el de acabar de desterrar las lenguas bárbaras de este arzobispado".
Parece que esta opinión era conocida entre los clérigos de México,
ya que el cura de Tecomic (cerca de Xochimilco), informó que "no
es muy posible extinguir del todo el idioma natural de éstos porque
todos crían a sus hijos en él, aun los ladinos que hablen bien caste-
llano (que son muypocos)".25
Otra opinión era la del ministro José de Campillo y Cossío, autor
del Nuevo sistema de gomemo económico para l,a América, obra que circu-
laba en la corte de Madrid como manuscrito desde 1743 donde Cam-
pillo proponía el libre comercio, el fomento de la minería y la
creación de intendencias. Informaba que había oído que los curas
doctrineros tiranizaban a los indios. Proponía la introducción del tra-
je español entre hombres y mujeres indígenas porque "aumentará
considerablemente nuestro comercio por el gran comercio que ha-
brá". Añadía que "el uso de la lengua española deberá ir precisamen-
te con el traje ... pero una y otra moda se deberá introducir con toda
la dulzura y suavidad posible".26 Campillo no mencionaba que el uso

24 El folleto indicaba que se había secularizado en 1750 a las doctrinas agusti-


nas de Santa Cruz, San Sebastián, Santa Ana, Tianguistenco, Actopan y Capuluac;
en 1751 a los de Cardonal, Atlatlauca, Epazoyucan, Acatlán, Lolotla, Singuilucan,
Huejutla, Ocuituco, Tlalnepantla, Ayotzingo y Molongo; y en 1753 a los de Sochi-
coatlán y Tezontepec. Reverente satisfacción, pp. 3-5, 44, 45 en AGN, Inquisición, vol.
945, exp. 28, f. 227.
25 Carta del 3 de abril de 1755. Luque, 1970, p. 236. INAH, Fondo Franciscano,
vol. 109, f. 282.
26 Campillo y Cossío, 1971, pp. 127-128, 207. Con referencia a la idea de cam-
EL ESTABLECIMIENTO DE ESCUELAS EN LOS PUEBLOS DE INDIOS 165

del castellano por los indios ayudaría para la comprensión de la fe, ya


que el enfoque de su ensayo era sugerir cambios en el vestido, la len-
gua y las costumbres de los nativos (como introducir el uso del polvo
de tabaco) para promover el crecimiento económico. Buscar mane-
ras de cumplir con los justos títulos de la conquista, encaminados
precisamente a la evangelización de los indígenas, no figuraba entre
las prioridades del ministro.
Otro documento conocido por los consejeros del rey era el "Pa-
pel político legal", dirigido al Consejo de Indias posiblemente en
1753 por el sacerdote Julián Cirilo de Castilla, indio noble de Tlaxca-
la, quien pidió la fundación de un colegio en la villa de Guadalupe
para clérigos indios con el fin de mejorar su nivel educativo y de in-
tensificar su vida espiritual; así podrían dirigir las parroquias, instruir
a otros indígenas y trabajar como misioneros. Castilla opinaba que
los profesores debían ser indios y enseñar a sus compatriotas en su
propia lengua. Decía que no se debía compeler a los nativos a apren-
der el castellano porque esto era "repugnante a nuestras leyes que ex-
presamente deciden que en este particular no se infiere a los indios
la menor violencia". Indicaba que las escuelas de castellano costarían
mucho dinero y que los maestros, para enseñar, tendrían que saber
el idioma nativo; además, por vivir alejados de los pueblos grandes,
los niños dificilmente podrían asistir a las escuelas.27
Las ideas de estas tres autoridades probablemente fueron conoci-
das por el rey o por sus ayudantes. Sea lo que fuere, en 1754 Fernando
VI decidió emitir una cédula sobre la castellanización, después de

biar las costumbres de los indios, Campillo opinaba: "La ansia de parecer bien en
sus personas o apariencia de otras, es de todas las pasiones la más fuerte en hom-
bres y mujeres; y de esto resulta la más rica mina para el Estado, pues de allí viene
el deseo de poseer; de éste es inseparable la industria, y así se deben tener por uti-
lísimas las ferias, funciones públicas ... pues dan a las gentes ocasión de verse y de
lucir; y es constante, que el trato con muchos y diversos sirve tanto para abrir el en-
tendimiento, como para pulir y perfeccionar las costumbres". (p. 129) Proponía
aumentar la población de América porque "hacer que sean útiles al Estado los que
no lo son, es especie de una nueva creación". Se debía poner diez de los quince
millones de habitantes de las Indias a "cultivar sus tierras y consumir los productos
de España [y] se podría decir con fundamento que ha aumentado el número de
sus vasallos hasta diez millones más y que este tesoro es superior a cuantas conquis-
tas se puedan hacer en el mundo" (p. 195). Para Campillo la "conquista" del siglo
XVIII en América debe basarse en el comercio y la conquista de nuevos mercados
para España.
27 AGN, Bandos, vol. 7, exp. 54, f. 150.
166 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

sesenta años sin legislación real referente al tema. En un mandato,


parco y moderado, se limitó a repetir leyes del siglo XVI sobre el uso
de "los medios más suaves" para la enseñanza de la lengua española,
leer, escribir y doctrina "a los que voluntariamente la quisieren
aprender", para lograr una mejor explicación de la religión católica;
también ordenó que los curas deberían saber los idiomas nativos. No
se mencionaron los mandatos de finales del siglo XVII sobre el uso de
fondos de las cajas de comunidad ni sobre el otorgamiento de puestos
solamente a indios que supieran el castellano. Es importante destacar
que esta cédula de 1754 fue dirigida a las autoridades eclesiásticas,
principalmente a "los arzobispos y obispos", y no a las autoridades ci-
viles, y así se continuó la práctica de los siglos XVI y XVII de encargar a
los prelados la enseñanza del castellano a los indios. La cédula del 5
de junio de 1754 se expidió poco tiempo después del 1º de febrero de
1753, y en ella se extendió a todas las diócesis americanas la seculari-
zación de las doctrinas. 2s
La manera en que se llevaron a cabo estas dos medidas -la cas-
tellanización y la secularización- causó reacciones desfavorables en
varios grupos de la sociedad novohispana. Los indios se oponían a
enviar a sus hijos a las escuelas y en algunos pueblos indígenas se le-
vantaron en protesta contra la salida de los curas regulares; además
las órdenes religiosas se quejaban de las escuelas de castellano y de
la secularización de las parroquias. 29
Los habitantes de la ciudad de México también estaban inconfor-
mes. Circularon tres poemas anónimos que contenían severas críticas
a la secularización. Eran ataques directos al arzobispo Rubio y Salinas
que José Miranda ha considerado como indicios de un cambio en el
ambiente social: en contraste con sátiras anteriores los escritos en
contra de la política de Fernando VI reflejaban una atmósfera pesada
y tensa, y planteaban retos serios, llegando a cuestionar la legitimidad
de la secularización. Los versos declamaban que poner sacerdotes se-

28 Konetzke, 1962, vol. 4, pp. 269-270. AGN, R.eales Cédulas Originales, vol. 73,
exp.13.
29 INAH, Fondo Franciscano, vol. 109, ff. 235, 237, 268, 282, 290. En Santa María
la Redonda de la ciudad de México, Apatzingán y en pueblos de Oaxaca los feli-
greses indios se opusieron a la salida de los clérigos regulares. AGN, Correspondencia
de virreyes, primera serie, vol. 1, exps. 36, 37; vol. 2, exp. 381. Quejas de los francis-
canos, agustinos y dominicos en BN, Archivo Franciscano, caja 106, exp. 1462; R.eve-
rente satisfacción en AGN, Inquisición, vol. 945, exp. 23, ca. 1753.
EL ESTABLECIMIENTO DE ESCUELAS EN LOS PUEBLOS DE INDIOS 167

culares en los pueblos fue una traición a la labor evangalizadora de


dos siglos llevada a cabo por los frailes y un intento del arzobispo de
apoderarse de los bienes de las órdenes religiosas:

Cuando con furia veloz


va quitando los curatos,
las iglesias y aparatos
a los mismos que ensalzó
luego de aquí se enfirió
ser muy infiel en sus tratos ...
Por la codicia no más
y anhelar a más tener,
tu alma vienes a perder
y a los demonios la das.
El rencor en ti jamás
faltará, y con gran recato,
como hijo de malagatos
y violinista excelente,
juntas gentalla y no gente
que poner en los curatos. 3o

Las medidas para disminuir el papel del clero criollo regular en


las doctrinas de indios provocaron reacciones que "se ensañaban
con el rey y con el régimen". La Inquisición prohibió los versos anó-
nimos "por ser todos ellos insolentes y contener expresiones sedi-
ciosas".31
En 1757 Fernando VI modificó la manera de secularizar las doc-
trinas; por cédula del 23 de junio, en la cual mencionó las protestas
recibidas y las noticias de motines de los indios como consecuencia
de la secularización, ordenó que de ahí en adelante sólo se nom-
brara a un clérigo seglar cuando la doctrina estuviera vacante y que
dichos sacerdotes "estén con perfección instruidos en los idiomas
de los naturales y éstos en el castellano". Además se concedió que
en todas las diócesis cada orden religiosa conservara dos curatos,
"los más pingües".32

30 AGN,Inquisición, vol. 945, f. 213. Se reproduce en Miranda, 1978, pp. 97-101.


31 González Casanova, 1986, p. 85. AGN, Inquisición, vol. 945, exp. 28, f. 227,
1756.
32 Real cédula del 23 de junio de 1757. AGN, Reales Cédulas Originales, vol. 77.
168 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

Esta actitud prudente y realista fue reiterada en 1763 cuando el


fiscal del Consejo de Indias no aceptó las sugerencias del obispo de
Oaxaca para mandar a los indios que "dentro de un año aprendan
todos el castellano" y que si no lo aprendieran, se nombraran como
gobernadores de los pueblos a indios de otros poblados que sí supie-
ran el español. Así se lograría "desterrar los idiomas". El fiscal calificó
estos medios como "aéreos" y como "errores". Observó que sólo se
podría conseguir la castellanización "poco a poco"; más aún, que los
indios aprendieran el castellano en un año "sería más dificultoso que
el que se les mandase a los españoles aprendan el idioma francés". 33
Explícitamente rechazó la opinión del obispo de que la cédula
de 1754 no era "suficiente" y aconsejó

que todo cuanto se ha ordenado y prevenido en la real cédula de 5 de


junio de 1754 es hasta donde llega y alcanza la providencia humana,
para que los indios sean instruidos y enseñados en la doctrina cristia-
na en el idioma castellano y eviten los errores que puede producir
prohibiéndola en su idioma.

En 1763 recomendó que se siguiera "como se practica en el ar-


zobispado de México" donde se enseñaba la doctrina en español y,
con base en esta instrucción, "se vayan aficionando a él y hablando
en todas las demás cosas de su uso".
Sin coacción, sin pensar en prohibir las lenguas indígenas, sin
exigir el castellano como requisito para que los indígenas recibie-
ran nombramientos de puestos en sus pueblos, éstas fueron las re-
comendaciones del gobierno español. Los documentos nos hacen
suponer que en los últimos años del episcopado de Rubio y Salinas,
(1757-1766) existía una moderación en la política lingüística y una
disminución en el ritmo de la secularización de las doctrinas.

POÚTICA LINGÜÍSTICA DE LOS PENINSULARES Y DE LOS CRIOLLOS

En julio de 1766 llegaron a Nueva España en el mismo barco, el


nuevo virrey marqués de Croix y el nuevo arzobispo de México,
Francisco Antonio de Lorenzana. Al subir del puerto de Veracruz

33 AGI, México, 2.585, 21 de diciembre de 1763.


EL ESTABLECIMIENTO DE ESCUELAS EN LOS PUEBLOS DE INDIOS 169

hacia la ciudad capital, Lorenzana se detuvo en Puebla para saludar


a un buen amigo que tenía desde hacía 16 años en España, el obis-
po Francisco Fabián y Fuero. 34
Una vez establecido en México, Lorenzana emprendió con in-
tensa actividad una serie de proyectos que se fueron realizando
durante los seis años de su prelacía: reprimir la resistencia de ecle-
siásticos a la expulsión de los jesuitas; reformar los conventos de
monjas; arreglar las delimitaciones de las parroquias en la capital;
terminar la secularización de las doctrinas empezada en tiempos de
Rubio y Salinas; publicar obras sobre los concilios mexicanos y las
cartas de Hernán Cortés; fundar la casa de niños expósitos, y orga-
nizar la celebración del IV Concilio Mexicano. Además tenía inte-
rés en mejorar la condición de los indios. Pensaba que se podría
realizar este progreso mediante la incorporación de los indígenas a
las formas ibéricas de catolicismo y a la economía de la sociedad es-
pañola de Nueva España.
En junio de 1767 propuso a Carlos 111 la fundación de un cole-
gio de estudios mayores para indios y, a petición del Consejo de In-
dias, redactó las constituciones para dicha institución. Un año
después escribió y divulgó con esmero en toda la diócesis las "Re-
glas para que los naturales de estos reinos sean felices en lo espiri-
tual y temporal" que ordenó se leyeran a los feligreses dos veces al
mes, después de la misa mayor. En estas 14 reglas se exhortaba a
los indios a mantener limpias sus casas y sus personas para dismi-
nuir enfermedades, a no quedarse ociosos, sino que cada uno ejer-
ciera un oficio, a criar gallinas, vacas y animales de transporte, a
evitar pleitos entre ellos y protestas legales a las autoridades, a no
caer "en embriagueces que son la causa de su pobreza, ociosidad y
pecados y también de muchas enfermedades y pestes", a usar tela-
res para fabricar ropa y a no andar desnudos "porque se pierde el
pudor y la salud". Se recordaba a los gobernadores indios castigar
a los criminales, dar buen ejemplo y procurar que todos vivieran en
poblaciones cerca de su iglesia y no esparcidos en los montes, ex-

34 Lorenzana conocía a Fabián y Fuero desde 1750 cuando los dos estaban en

Sigüenza, España. Coincidieron en 1753 como canónigos en el cabildo de Toledo


y se reunieron a menudo entre 1750 y 1753 con el educador Francisco Pérez Bayer
y el jesuita Andrés Burriel en la Academia de Historia Eclesiástica. En 1765 Loren-
zana fue nombrado obispo de Plasencia y un año después arzobispo de México.
Sierra Nava-Lasa, 1975, pp. 71-82, 92-96, 102, 107.
170 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

puestos a pecados y supersticiones. Además, los indios no debían


vender sus "bienes raíces" porque eran menores y según las leyes rea-
les, estaba prohibido enajenar sus tierras "aunque sea con motivo
piadoso". 35
Dos de las reglas tenían que ver con la enseñanza: debían los in-
dios saber "la doctrina cristiana, no sólo en su idioma, sino princi-
palmente en castellano" y que

tengan escuelas de castellano y aprendan los niños a leer y escribir


pues de este modo adelantarían; sabrían cuidar su casa, podrían ser
oficiales de república y explicarse con sus superiores, ennobleciendo
su nación y desterrando la ignorancia que tienen no sólo de los miste-
rios de la fe sino también en el modo de cultivar sus tierras, cría de ga-
nados y comercio de sus frutos.

Durante 1769 los prelados Lorenzana y Fabián y Fuero profun-


dizaron en tres documentos sobre dos de los puntos mencionados
en las reglas: la extirpación de prácticas supersticiosas y la exten-
sión del uso del castellano entre los indios. Las que en 1768 eran su-
gerencias paternalistas, para 1769 se habían convertido en órdenes
tajantes que mostraban desprecio por las costumbres tradicionales
de los indígenas y por su idioma. También se asomaban rasgos de
antipatía hacia el clero criollo, que en opinión del arzobispo obsta-
culizaba la asimilación de los indios a la cultura hispánica.
En febrero de 1769 el canónigo de México, doctor Manueljoa-
quín Barrientos Lomelín, también provisor de indios del arzobispa-
do, escribió un edicto que Lorenzana promulgó en contra de las
supersticiones de los indios. Barrientos había sido admirador de
Lorenzo Boturini cuando lo conoció en España entre 1745 y 1749;
publicó en 1746 un elogio a Boturini como prólogo en la Idea de
una nueva historia general de la América Septentrional y seguramente
compartía las opiniones favorables expresadas por el italiano en es-
te libro sobre el alto nivel cultural de los mexicanos prehispánicos,
pese a lo cual anunció en 1769 la prohibición de muchas prácticas
de los indios, tales como el palo volador, el uso de peyote, la creen-

35 Lorenzana pidió ayuda del gobierno para distribuir las "Reglas" y a los go-
bernadores y alcaldes indios. Sierra Nava-Lasa, 1975, p. 328. "Reglas", en Lorenza-
na, 1770, pp. 392-396. También se les llama "Avisos".
EL ESTABLECIMIENTO DE ESCUELAS EN LOS PUEBLOS DE INDIOS 171

da en el lloro del tecolote, las ofrendas depositadas en cuevas y ce-


rros, los calendarios usados por curanderos con signos de estrellas y
animales, los pronósticos de recuperación o de muerte basados en
piedras de colores, el baile de la camisa de los novios y las borrache-
ras relacionadas con la costumbre de "llorar al difunto". También
advirtió que no se debían permitir las nescuitiles, representaciones
en vivo de la pasión de Cristo porque ocasionaban irreverencias y
pecados. Para Barrientos ciertas costumbres religiosas, como estas
obras teatrales, debían cesar porque las condiciones en Nueva Espa-
ña habían cambiado:

Si en principios de promulgada la ley evangélica en estos reinos, se


juzgó medio oportuno para su cristiana instrucción, el permiso de se-
mejan tes representaciones ya en estos tiempos, en que han corrido
más de dos siglos y medio, es disonante. 36

Pocos meses después, en septiembre de 1769 el obispo de Pue-


bla, Fabián y Fuero, publicó una pastoral en la cual atribuyó la persis-
tencia de idolatrías a la supervivencia de las lenguas indígenas. Pensó
de manera parecida a Barrientos que los tiempos habían cambiado:

Se deben distinguir dos tiempos por lo que toca a sus idiomas, uno el
del principio de su conversión y entonces es muy necesario el que los
ministros y pastores se apliquen a hablar la lengua de sus recientes
súbditos y ovejas para ... darles a entender en el modo posible los mis-
terios y preceptos de nuestra religión. Otro tiempo es en el que han
pasado años desde la conversión ... que es en el que estamos, no hay
duda que se deben traer las ovejas a la lengua de los pastores.

Para Fabián y Fuero los mandatos de los concilios mexicanos


del siglo XVI de explicar "la doctrina a los indios en la lengua mater-
na" sólo eran válidos en esa época anterior pero no al final del siglo
XVIII, "habiendo ya dos siglos y medio que comenzó en el [obispa-
do] la luz del Santo Evangelio". 37

36 Boturini, 1974, p. 27. Carreño, 1963, vol. 2, pp. 518, 525, 546. Medina, 1989,
vol. 6, pp. 33-34. Serge Gruzinski ha llamado al intento de cambiar las prácticas re-
ligiosas de los indios de Nueva España para que fueran semejantes a las de la Euro-
pa ilustrada, la "segunda aculturación". Gruzinski, 1985, pp. 192-193.
37 Fabián y Fuero citaba al inca Garcilaso de la Vega, del Perú, como apoyo pa-
172 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

El obispo criticó que "aún en nuestro obispado ... se mantengan


tenazmente tantos restos de idolatría como cada día se descubren,
porque los indi~s conservan la superstición o error de sus mayores
en el término o vocablo de su lengua". Para Fabián y Fuero la solu-
ción era evidente; se precisaba disminuir el uso del idioma nativo
porque "olvidado éste ... se olvidarán de alguna parte de sus necios
usos ... y ya los nietos y bisnietos de nada se acordarían". Además, la
lengua nativa promovía la separación entre los súbditos;

conservar los naturales su idioma ... es causa de que estén menos ins-
truidos, no sólo en lo civil, sino también en la doctrina cristiana ... les
hace ser tenaces en sus antiguos abusos, contemplándose maquinal-
mente con esto como separados de los demás vasallos.

El prelado invocaba el derecho de los conquistadores de intro-


ducir y extender su idioma.

Los indios desde que fueron conquistados por nuestros católicos mo-
narcas no tienen derecho alguno de justicia a que se les mantengan
sus lenguas, antes sí lo gozan nuestro soberano de hacer valer la suya
en la vasta extensión de sus dominios para que siendo todas sus tierras
un solo labio ... las puedan gobernar más fácil y uniformemente. 38

La pastoral de Fabián y Fuero, que fue leída a todos los fieles,


contenía dos ideas adicionales que probablemente causaron irrita-
ción entre los oyentes indios (si es que entendían el castellano) y
criollos. Al hablar de los idiomas indígenas el obispo opinaba que
el castellano, "la lengua de los pastores" era

más a propósito para la instrucción y las lenguas de los súbditos [son]


bárbaras, pobres y oscuras ... que más parecen ahullidos, silbos, bali-
dos y mugidos de bestias que articulación de racionales ... Entre todas
las lenguas de los naturales, aun incluso la mexicana que es la más
abundante, ninguna hay que se puede llamar sabia, ni que haga falta a
la república literaria o bien común.39

ra su crítica de la persistencia de los idiomas indígenas. Fabián y Fuero, 1770, pp.


118, 120, 123.
38 Fabián y Fuero, 1770, pp. 119-121.
39 Fabián y Fuero, 1770, pp. 118-119.
EL ESTABLECIMIENTO DE ESCUELAS EN LOS PUEBLOS DE INDIOS 173

Finalmente el obispo se dirigió a los criollos, "a las personas naci-


das en nuestra diócesis'', para avisarles que "aunque se extingan todos
los idiomas de los indios" se podrían ordenar como sacerdotes debido
a su preparación y conocimientos generales, y no, como antes, debido
a su dominio de una lengua nativa, o como se decía "ordenarse a títu-
lo de lengua". Más aún, para recibir mejores puestos eclesiásticos, de
ahí en adelante se tomaría en cuenta "el celo con que se hubiera apli-
cado a este asunto" de explicar en castellano la doctrina cristiana y te-
ner "cuidado de enseñársela y de que se la enseñen en este mismo
idioma, poniendo para ello tenaxtianis o ma,estros". 40
Durante 1769 Lorenzana y Fabián y Fuero estaban en frecuente
comunicación; a veces por cartas en las cuales el obispo de Puebla,
"cultivado en las ciencias y en el mexicano", según Lorenzana, co-
rregía los borradores de las notas que el arzobispo preparaba para los
libros referentes a los Concilios provinciales (1769) y la Historia de
Nueva España (1770). A veces se comunicaban en persona, como
en Atlixco, donde, junto con el arzobispo de Guatemala, examinaban
un ahuehuete gigante, en cuya concavidad del tronco cabían cien
muchachos. 41
Debido a estos contactos se puede asumir que la pastoral sobre
los idiomas indígenas publicada por Lorenzana 18 días después de
la de Fabián y Fuero, fue el resultado de un intercambio de ideas
entre los dos, como de hecho lo fue la divulgación en 1769 de pasto-
rales sobre los jesuitas expulsados. 42 El prelado de México presentaba
los mismos puntos que el de Puebla pero dedicaba más atención a
dos de ellos. Opinaba que la existencia de lenguas diferentes a la del
conquistador fomentaba animosidad y rebelión, y por otra parte insi-
nuaba que los clérigos americanos no querían que los indios apren-

40 El obispo también les ordenó a los dueños de haciendas que enseñaran la


doctrina en castellano. Fabián y Fuero, 1770, pp. 122-124.
41 Cortés, 1980, pp. 175-176, 186.
42 Sierra Nava-Lasa, 1975, p. 120-125. También Lorenzana había leído una pas-

toral del obispo de Oaxaca sobre el mismo tema de los idiomas indígenas. Vera,
1887, vol. 1, p. 227 , nota 17. Tanto el arzobispo como el virrey Croix escribieron al
rey en junio de 1769 sobre el tema de las lenguas y en octubre de 1769, un día des-
pués de la pastoral, Croix ordenó por bando a los tenientes de justicia que fomen-
taran el uso del español "desimpresionando a los indios de todo cuanto hasta
ahora les ha influido la perniciosa máxima con que generalmente se ha procurado
retraerlos del uso de la lengua castellana". AGN, Bandos, vol. 7, f. 47, 10 de octubre
de 1769. Vera, 1887, vol. 1, pp. 229, 232.
174 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

dieran el castellano porque si así ocurriera habría menos oportuni-


dades de empleos para ellos en las parroquias.
La larga pastoral con 26 notas de pie de página comenzaba con
el mismo concepto que Fabián y Fuero y Barrientos habían escogi-
do para iniciar las suyas: el siglo de las luces era diferente al de la
evangelización:

En dos siglos y medio de hecha la conquista de este reino estamos aún llo-
rando y sintiendo que como si fuéramos ... Hernán Cortés; necesitamos
intérpretes de las lenguas e idiomas de los naturales ... Al principio de la
conquista fue indispensable que los ministros evangélicos se dedicaran al
idioma para lograr la conversión, y hoy cesa enteramente este motivo. 411

Recordaba Lorenzana que "no ha habido nación culta en el


mundo que cuando extendía sus conquistas no procurase hacer lo
mismo con su lengua". Daba ejemplos de Grecia y Roma en la anti-
güedad y luego dedicaba cuatro párrafos para opinar que la preser-
vación de los idiomas nativos era una amenaza para el dominio
político. A dos años de las rebeliones de indios y castas en contra de
la expulsión de los jesuitas (el levantamiento más serio en toda la
época colonial hasta 1810), el arzobispo advertía que la diversidad de
lenguas era peligrosa para la estabilidad y seguridad del gobierno.

Los daños gravísimos que en todos tiempos y naciones se tuvieron que


permitir bajo el dominio de un mismo soberano con dos diferentes
idiomas, los expresó Filón tratando de la confusión de las lenguas di-
ciendo que muchos han muerto a traición y de improvisto o sorpren-
didos por la ignorancia de la lengua del país.

Luego, posiblemente recordando que la mayoría de los senten-


ciados a muerte en los motines en el Bajío y en Pátzcuaro en 1767
eran indios, Lorenzana juzgaba:

Los alborotos, los motines, las sediciones civiles toman mucho cuerpo
cuando se traman entre personas de extraño idioma y las acalora la mis-
ma diversidad de costumbres, con alguna memoria de sus antiguos seño-
res y excelencia mal concebida de su lengua, trajes, libertad, gentilismo y

4s "Pastoral: para que los indios aprendan el castellano'', 6 de octubre de 1769.

Vera, 1887, vol. 1, pp. 220 y 224.


EL ESTABLECIMIENTO DE ESCUELAS EN LOS PUEBLOS DE INDIOS 175

otros vicios a que es propensa la naturaleza. El hablarse un mismo idio-


ma en una nación propia de su soberano y único monarca engendra
cierto amor e inclinación de unas personas a otras, una familiaridad que
no cabe entre los que no se entienden y una sociedad, hermandad, civili-
dad y policía que conduce mucho para el gobierno espiritual, para el tra-
to doméstico, para el comercio y política, como también para ir
olvidando a los conquistados insensiblemente sus enemistades, sus divi-
siones, sus parcialidades y su aversión a los que mandan ...
El mantener el idioma de los indios es... mantener en el pecho una
ascua de fuego, un fomento de discordia y una piedra de escándalo, para
que se miren con aversión entre sí los vasallos de un mismo soberano. 44

Lorenzana opinaba que los responsables de esta amenazante si-


tuación eran los sacerdotes que habían fomentado la enseñanza en
dichas lenguas. Insinuaba que estos clérigos eran criollos y, por co-
nocer un idioma nativo, querían conservar su ventaja sobre otros
sacerdotes mejor preparados.

Esto es una constante verdad, el mantener el idioma de los indios es el


capricho de hombres cuya fortuna y esencia se reduce a hablar aque-
lla lengua que también la aprende un niño ... porque con esto, creen
que asegurarán su acomodo con menos letras. 45

A pesar de haber leído a Boturini y haber estudiado los docu-


mentos indígenas reunidos en la ciudad de México por el italiano,
Lorenzana mostraba poco aprecio por la lengua mexicana (a pesar
de que en la Historia de Nueva España, publicada en el año siguiente,
alababa dicho idioma): "¿Quién, sin capricho, dejará de conocer
que así como su nación fue bárbara, lo fue, y es su idioma? ¿Quién
podría comparar el mexicano con el hebreo ... con el griego? ¿Quién
antepondrá el mexicano a el latín?" Señalaba que naciones podero-
sas del pasado habían casi extinguido estas lenguas y preguntaba
"¿Por qué se ha de sustentar la de los indios?" que era "por sí escasa
y bárbara". 46

44 Vera, 1887, vol. 1, pp. 220-221.


45 Vera, 1887, vol. 1, pp. 222, 224 y 227 (nota 21). Cortés, 1980, pp. 2-2v, 5-6,
176. Lorenzana también recibía en este tiempo el asesoramiento de tres sacerdotes
que hablaban náhuatl.
46 Vera, 1887, vol. 1, pp. 223, 225. Lorenzana anotó que no estaba de acuerdo

con Alonso de la Peña Montenegro, autor del Itinerario para párochos (1726) quien
176 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

El arzobispo declaraba: "Deseamos, pues, que las ovejas entien-


dan la voz y el silbo común de los pastores, no que éstos se acomo-
den precisamente a el balido vario de las ovejas". Mandaba que
todos los sacerdotes procurasen "el mayor bien espiritual y tempo-
ral de estos [naturales] que sin duda consiste en gran parte en que
hablen todos una misma lengua". 47 Aunque persistía el interés por
lograr una mayor comprensión religiosa, en la pastoral de Lorenza-
na iba cobrando importancia el "bien temporal" que en 1769 esta-
ba relacionado estrechamente con la estabilidad y control político.
Lorenzana no sólo distribuyó la pastoral en toda la arquidióce-
sis, donde los párrocos, muchas veces criollos, tenían que leer las
opiniones críticas del clero novohispano y de la cultura indígena a
un público cuya mayor parte era de indios; además envió el docu-
mento a Carlos 111 quien promulgó una cédula, basada en los escri-
tos de Lorenzana, el 16 de abril de 1770.
El arzobispo se encargó de publicar esta cédula real en agosto
de 1770, acompañándola con un edicto suyo en el cual decía, "no
sólo que se debe enseñar a los indios a aprender el castellano sino
que se les puede obligar a ello", y daba como ejemplo (no muy
alentador) el hecho de que el pueblo hebreo, cautivo en Babilonia,
"perdió su nativa lengua".48
En la cédula dirigida a toda la América y las Filipinas, Carlos 111
observaba que

pasados más de dos siglos y medio se mantienen en lo más descubier-


to y civilizado, como es México y Puebla, muchos y diferentes idiomas
en que los indios están cerrados, rehusando aprender el castellano y
el enviar a sus hijos a la escuela.

insistía en que los curas supieran el idioma de los indios. Además de ordenar la en-
señanza de castellano, el arzobispo añadía que se debía usar el español "para el tra-
to común ... aún en aquellas casas de comercio, trato económico y de plaza que
ellos llaman tianguistlatolli".
47 Lorenzana citaba a Juan Solórzano y Pereira para apoyar su idea de que se

podría obligar a los indios a aprender el castellano. Vera, 1887, vol. l, p. 233.
48 El edicto del 18 de agosto de 1770 terminó con un instructivo sobre su di-

vulgación: "Publiquen esta nuestra carta en un día festivo, guardando un ejemplar


en el archivo de cada parroquia, para que nunca se alegue ignorancia, dándonos
cuenta de si alguna persona es inobediente o sugiere a los indios proposiciones
que perturben la paz, que es la que les apetecemos de todo nuestro corazón". Ve-
ra, 1887, vol. 1, pp. 229-231. Se reproduce la cédula en Konetzke, 1962, vol. 4, pp.
364-369. Velasco Ceballos, 1945, pp. 81-86. Tanck de Estrada, 1985, pp. 37-45.
EL ESTABLECIMIENTO DE ESCUEIAS EN LOS PUEBLOS DE INDIOS 177

El rey anunciaba que la razón por la falta de cumplimiento de


reales mandatos sobre la enseñanza de castellano, era que los cléri-
gos lo impedían; más aún, acusaba ya directamente, usando el tér-
mino "criollo" y dejándolo impreso en la cédula, a los sacerdotes
americanos, quienes debido a su rivalidad con los clérigos peninsu-
lares, insistían en usar el idioma indígena y obstaculizaban la intro-
ducción del castellano, a veces (según noticias) castigando al indio
que hablara en español. Según el rey, esta situación obedecía a

dos bajos conceptos: uno, de persuadirse a los clérigos criollos que el


modo de afianzar en ellos la provisión de los curatos y excluir a todo
europeo son los idiomas; y el otro que extinguidos éstos, se les quitaba
el título a qué ordenarse.

Con palabras despectivas el rey describía a algunos de los sacer-


dotes americanos como "clérigos mercenarios" y señalaba "que un
clérigo de menos mérito, de bajo nacimiento y tal vez peores cos-
tumbres, logra por saber un idioma un curato que debía ser premio
de un sujeto más condecorado". 49
Ordenaba el rey que en adelante se nombrarían como curas
"únicamente al mayor mérito, aunque ignoren el idioma" y si fuera
necesario, que se pondría un vicario que hablara la lengua nativa.
El rey justificaba esta decisión:

Que es cierto que el pastor debe entender la voz de sus ovejas y por esta
regla han creído algunos ser más estrecha obligación la de que los párro-
cos sepan el idioma de cada pueblo de la América; pero esta razón en na-
da convence porque los obispos son los primeros pastores que han de
visitar todos los pueblos y curar las enfermedades de sus ovejas a las que
ni entienden ni pueden entender todos sus diferentes idiomas.

49 Konetzke, 1962, vol. 4, pp. 368-369. En 1743 el teniente del pueblo de To-

chimilco, Puebla, informó que los franciscanos se oponían a la enseñanza del cas-
tellano a los indios: "Los mismos doctrineros son en contra de tan justa e
importante diligencia ... pues se da el caso de que concurran doctrinero y natural
ante la Real Justicia y aunque la Real Justicia le conste que el dicho natural sabe el
idioma castellano, no es posible le hable por temor del padre, pues tengo oído en
varias ocasiones a dichos padres que si los naturales supieran el idioma castellano
no necesitaban tantos curas ... y esta circunstancia es motivo de muchas sublevacio-
nes y tumultos contra las justicias y otras veces contra los eclesiásticos ... " Relaciunes
geográficas, 1988, vol. 2, p. 486.
178 PUEBLOS DE INDIOS YEDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

Carlos 111 cuestionaba abiertamente el enfoque de la evangeli-


zación, desde el siglo XVI hasta el presente: en vez de promover el
uso del castellano,

los regulares vincularon en sí los curatos, manteniendo los idiomas y des-


pués que los seculares los han aprendido, ha sido trascendental el perjui-
cio, procediendo en esto contra la práctica de los conquistadores, como
los romanos introdujeron su lengua en las naciones conquistadas.

Insistía en que la extensión del castellano sería benéfica para


los ministros reales, para los sacerdotes mejor calificados, para los
indios que no "quedarían tan expuestos a ser engañados en sus tra-
tos, comercios y pleitos" y para los obispos. También aseguraba a los
americanos que su "recelo de que fuesen europeos a ser párrocos
era imaginario, a causa de que nunca mi real piedad dejaría sin pre-
mio a los nacidos en aquel país".
En síntesis, el rey quería que los indios hablaran el castellano
como medio para lograr fines religiosos, políticos y económicos.

Se debe extender y hacer único y universal en los mismos dominios,


por ser propio de los monarcas y conquistadores para facilitar la admi-
nistración y pasto espiritual a los naturales y que éstos puedan ser en-
tendidos de los superiores, tomen amor a la nación conquistadora,
destierren la idolatría, se civilicen para el trato y el comercio. 50

Para lograr esto se repetían órdenes "a fin de que se instruya a


los indios en los dogmas de nuestra religión en castellano y se les
enseñe a leer y escribir en este idioma" y se añadía un concepto
nunca antes expresado en la legislación "para que de una vez se lle-
gue a conseguir el que se extingan los diferentes idiomas de que se
usan en los mismos dominios, y sólo se hable el castellano".
Para 1770 la crítica de la capacidad lingüística de los idiomas in-
dígenas, la opinión negativa referente al clero criollo y el temor de
la insubordinación política llegaron a tal grado que Carlos 111 man-
daba "que se destierren los diferentes idiomas" en toda la América
hispánica. Se puede considerar esta cédula como el epítome de las

50 Esta real cédula lleva la fecha del 16 de abril de 1770 en Nueva España y en
América del Sur lleva la fecha del 30 de mayo. Konetzke, 1962, vol. 4, pp. 364-368.
EL ESTABLECIMIENTO DE ESCUELAS EN LOS PUEBLOS DE INDIOS 179

ideas autoritarias, eurocéntricas y anticriollas de la política lingüísti-


ca durante la época colonial.
Varias personas y grupos destacados en Nueva España no com-
partían las ideas de Lorenzana y de Carlos 111 referentes a la pobre-
za del idioma y cultura indígenas, y referentes a la conveniencia de
asignar sacerdotes que no hablaran la lengua nativa a las parro-
quias de indígenas.
Las opiniones de Carlos de Sigüenza y Góngora, expresadas al
final del siglo XVII, sobre las virtudes y logros de los emperadores
mexicanos habían sido divulgadas a mediados del siglo XVIII por Lo-
renzo Boturini y por el profesor universitario y canónigo, Juan José
de Eguiara y Eguren en la Bibliotheca Mexicana ( 1755). Este autor
consideraba los escritos de Netzahualcóyotl y de otros indios, antes
y después de la conquista, como parte de la "república literaria", a
la cual pertenecían también autores criollos que Eguiara incluía en
su magna obra bibliográfica, escrita en latín, en defensa de la exce-
lencia intelectual de la "América mexicana". Eguiara había dedica-
do ocho de 20 capítulos a la cultura prehispánica. En la década de
los sesenta, siguiendo a Boturini, el jesuita Francisco Alejo de Orrio
y el carmelita José de San Benito alabaron la belleza y amplio léxico
del náhuatl. 51
Por otra parte, desde los concilios mexicanos en el siglo XVI, la
postura eclesiástica de mayor aceptación había sido la que reiteró
Fernando VI en la cédula de 1754: que se debía enseñar el castella-
no a Jos indios que quisieran aprender y para nombrar en las parro-
q uia~dígenas, a sacerdotes que hablaran la lengua de sus
feligreses. Tan defendida fue esta idea en Nueva España que Fabián
y Fuero indicó que había personas que insistían en que los indios
usaran su propia lengua y no el español, justificando ellos esta prác-
tica por "razón de Estado".52
En mayo de 1771 la institución criolla más importante de Nueva
España dio su opinión sobre el tema. El ayuntamiento de México
envió al rey una larga representación en la cual protestaba en con-
tra de un informe anónimo enviado al monarca que argumentaba

51 En la cédula de 1770, Carlos III ordenaba en dos formas la supresión de las


lenguas indígenas, "que se extingan" y "que se destierren". Boturini, 1974, pp. 76,
89, 107. Eguiara y Eguren, 1984, p. 77.
52 Fabián y Fuero, 1770, p. 121.
180 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

que por falta de capacidad y honradez se debía excluir a los criollos


de los puestos altos en América.
El ayuntamiento alegaba que la práctica de nombrar a párrocos
que no sabían el idioma nativo era ilegal y rechazaba con sarcasmo
la interpretación de Fabián y Fuero, Lorenzana y Carlos 111 sobre
los pastores y las ovejas.

Las leyes del reino mandan estrechamente que las doctrinas de pueblos
de indios no se deben sino a los peritos en el idioma respectivo. Es ocio-
so fundar la justicia de esta providencia; mas sin embargo de ella hemos
lamentado, provistos los mejores curatos en europeos familiares de los
prelados que ni entienden a sus feligreses, ni pueden ser entendidos de
ellos, y hacen el triste papel de pastores mudos y sordos para sus ovejas. 53

El ayuntamiento pensaba que tal vez movidos por el cariño ha-


cia sus acompañantes peninsulares, los obispos otorgaban a estos fa-
miliares, "centenares" de puestos en las doctrinas, a pesar de que
"por la ignorancia de los idiomas [eran] positivamente ineptos".
Luego los regidores tocaban un tema muy delicado; la opinión ne-
gativa que los obispos, especialmente en los primeros años de su
prelacía, tenían de los criollos. Pensaban que se debía a que los fa-
miliares del prelado hablaban mal de los americanos. El ayunta-
miento incluía varias frases que, a nuestro parecer, se referían no
sólo a un escrito anónimo en contra de los americanos, sino a las
comunicaciones de Lorenzana con el rey que habían influido en la
promulgación de la cédula en la cual se criticaban las lenguas indí-
genas y el clero de Nueva España. A ocho meses de haber recibido
la cédula de abril de 1770, los regidores reclamaban:

Si [los obispos] han de informar a Vuestra Majestad de nuestro carác-


ter y circunstancias, nos hagan la poca justicia que se experimenta,
hasta poder mal impresionar contra nuestra conducta el justificado,
piadoso ánimo de Vuestra Majestad.

Y tal vez pensando en los mandatos de Lorenzana y Fabián y


Fuero referentes a las costumbres y lenguas de los indios, el cabildo
añadía que el funcionario europeo

53 Hernández y Dávalos, 1985, vol. l, pp. 427-454, cita en p. 432.


EL ESTABLECIMIENTO DE ESCUELAS EN LOS PUEBLOS DE INDIOS 181

Viene a gobernar unos pueblos que no conoce, a manejar unos dere-


chos que no ha estudiado, a imponerse en unas costumbres que no ha
sabido, a tratar con unas gentes que nunca ha visto ... viene lleno de
máximas de la Europa inadaptables en estas partes. [Especialmente
los indios] son de otra condición que pide reglas diversas de las que se
prescriben para los españoles. Sin embargo, el recién venido trata de
plantear sus ideas, de establecer sus máximas; ... qué puede esperarse
de su gobierno, sino unos sobre otros yerros y perjuicios. 54

Los franciscanos, en palabras del archivero de la Provincia del


Santo Evangelio, Francisco Antonio de la Rosa Figueroa, estaban de
acuerdo con el ayuntamiento en su queja sobre la falta de experien-
cia de Lorenzana y sobre la ilegalidad del mandato de nombrar a
párrocos que no hablaran el idioma vernacular de los feligreses in-
dios. En 1773 fray Francisco Antonio, experto en la lengua mexica-
na, escribió los "Discursos humildes ... sobre la real cédula del Rey
Nuestro Señor Carlos 111 promovido por el Señor Arzobispo Don
Francisco Lorenzana para que se destierren los diferentes idio-
mas".55 Se reclamaba el "pobre papel que la ninguna experiencia
del ilustrísimo señor arzobispo de los indios de los obispados que
expresó en su informe al rey... su carencia de verdaderas noticias en
los pocos años que gobernó el arzobispado" y las sugerencias erró-
neas de sus ayudantes. El fraile también advertía que las opiniones
de Lorenzana (y del rey) iban en contra de la legislación porque en
ninguna parte

se leyera en todos los libros y títulos de las reales leyes que se extingan
los idiomas ni que los indios sean compelidos a aprender y hablar la
lengua castellana ... sólo se lee que donde sea posible se pongan es-
cuelas de castellano.

54 Hernández y Dávalos, 1985, vol. 1, p. 433.


55 En 1773 fray Francisco Antonio tenía 76 años, 56 de ellos de práctica del
idioma mexicano y 17 años como ministro en las doctrinas. Decidió escribir una
representación en contra de la cédula del 16 de abril de 1770 porque el rey decía
que "en los parajes en que se hallen inconvenientes su práctica, se los represen-
ten". En los años cincuenta, fray Antonio había proporcionado a Juan José Eguiara
y Eguren noticias sobre las obras escritas por los franciscanos, las cuales Eguiara in-
cluyó en la Bibliotheca Mexicana. BN, Archivo Franciscano, caja 106, exp. 1462, f. 13.
Osorio Romero, 1986, p. 170.
182 PUEBLOS DE INDIOS YEDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

Además, el Concilio de Trento en el siglo XVI había ordenado


predicar la doctrina cristiana en el idioma vulgar y el Concilio Latera-
nense había mandado que el párroco no debía gobernar por medio
de un vicario. Estos hechos impulsaban al franciscano a exclamar:
"Lo que es de admirar" fue lo dicho por Lorenzana de que "las ove-
jas deben hablar el idioma del pastor. .. Está patente que los sagra-
dos cánones y las leyes reales no solamente convencen sino que
destruyen los proyectos del ilustrísimo Lorenzana". 56
Fray Francisco Antonio indicaba dos errores adicionales del ar-
zobispo: sus ideas iban en contra de lo deseado por los reyes en el
siglo XVI y en contra del Espíritu Santo. De la Rosa Figueroa se
oponía al ejemplo de los conquistadores romanos presentado por
Lorenzana, porque "Roma uniformó el idioma sólo para tiranizar
a la gente lo cual estuvo tan lejos de los anhelos catolicísimos de
los deseos santos de nuestros reyes en las conquistas de la Améri-
ca". Peor aún, Lorenzana había olvidado la inspiración misionera
del siglo XVI, cuando los primeros franciscanos tenían el don de
lenguas, como los apóstoles, y por eso "bautizaron a 18 millones
de indios en los primeros 16 años". Fray Antonio apuntaba la gra-
vedad de lo que intentaba el arzobispo hacer: "Su proyecto de la
extinción de las lenguas de las naciones de la América fue preten-
der exterminar y desterrar los medios con que el Espíritu Santo
plantó la fe cristiana, la propaga y conserva entre los indios de este
nuevo mundo". 57
En un punto el franciscano estaba de acuerdo con el arzobispo
de México. Opinaba que todavía existía la idolatría escondida entre
los indios, aun a diez leguas de la ciudad de México, pero si no ha-
bía más culto al demonio era precisamente porque los sacerdotes
católicos predicaban en la lengua de los nativos; si en el futuro no
oyeran la doctrina cristiana en su propio idioma, aumentaría más la

56 BN,Archivo Franciscano, caja 106, exp. 1462, ff. 17v, 19-19v.


57Fray Francisco Antonio, en forma parecida al sacerdote indio Andrés Igna-
cio Escalona, alrededor de 1751 calculaba la población indígena de Mesoamérica
al momento de la conquista en 18 millones, cifra que concuerda con las aproxima-
ciones de demógrafos del siglo XX. Velasco Ceballos, 1945, p. 61. BN, Archivo Fran-
ciscano, caja 106, exp. 1462, ff. 15-16v. El fraile procurador de los franciscanos,
Juan Bermúdez de Castro en dos informes de 1766 y 1767 sobre la historia apolo-
gética de la orden, decía que la población indígena había sido de 18 millones. Sie-
rra Nava-Lasa, 1975, pp. 177 y 179.
EL ESTABLECIMIENTO DE ESCUELAS EN WS PUEBWS DE INDIOS 183

heterodoxia. En otro punto fray Antonio no verificaba lo dicho por


el ayuntamiento en 1771 sobre los "centenares" de peninsulares
que llenaban los curatos de indios. Más bien, según el franciscano,
los europeos no querían puestos en el campo sino capellanías en
las ciudades para después poder subir a puestos más altos, como va-
rios familiares de los arzobispos en los cabildos de las catedrales. El
franciscano también aseguraba que nunca había oído que los sacer-
dotes castigaran a los indios que hablaran el castellano, como Lo-
renzana había informado a Carlos 111.ss
Otra crítica hacia Lorenzana, aunque menos directa que la del
fraile franciscano, fue impresa en Italia en 1780 por el jesuita exilia-
do, Francisco Xavier Clavigero. En la Historia antigua de México, el
jesuita opinaba que el arzobispo no sabía del náhuatl porque en las
notas de las cartas de Cortés había hecho "mil despropósitos en la
interpretación ... ocasionados por la ignorancia de la lengua mexi-
cana". Por otra parte, Clavigero dedicó dos apartados en la Historia
a los idiomas nativos.
En uno describió su vocabulario, gramática, términos abstrac-
tos, numéricos y teológicos, y el sonido del idioma, con el fin explí-
cito de refutar críticas de los naturalistas europeos, Cornelio de Pau
y el conde de Buffón. Posiblemente en esta defensa Clavigero tam-
bién aludía, sin especificarlo, a los escritos de Lorenzana. 59 El histo-
riador alababa la capacidad y belleza de la lengua mexicana:

Los europeos que han aprendido el mexicano ... han celebrado con
grandes elogios aquella lengua, ponderándola al grado de que algu-
nos la han estimado superior a la latina y la griega... Los europeos que
han advertido su abundancia, economía y regularidad, se han persua-
dido de que no eran bárbaros las naciones que la hablaban".

Clavigero terminó su ensayo sobre los idiomas nativos con una


advertencia: "Finalmente, en lo que respecta a las lenguas america-
nas, debe estarse aljuicio de los europeos que las supieran, más
bien [que] a la opinión de los que nada saben". 60

58 BN, Archivo Franciscano, caja 106, exp. 1462, ff. 18v-19, 20. Hemández y Dáva-
los, 1985, vol. l, p. 432.
59 Clavigero, 1968, pp. xxxvii, 239-241, 544-557. Tanck de Estrada, 1988, pp.
17-23.
60 Clavigero, 1968, pp. 547 y 548.
184 PUEBLOS DE INDIOS YEDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

En el mismo momento que Clavigero divulgaba desde Europa


su opinión elogiosa a la lengua mexicana, en Nueva España circula-
ba un libro escrito en español, con estilo ameno en forma de diálo-
gos entre un otomí y un peninsular. En las Tardes americanas el
franciscano José Joaquín Granados y Gálvez (pariente del visitador
Gálvez) incluía una traducción al español y al otomí de uno de los
poemas de Netzahualcóyotl sobre la brevedad de la vida para de-
mostrar los logros de la cultura antigua "cuya lengua, por su her-
mosura, adorno de metáforas y elocuencia fue la maestra y señora
de todas las demás, y aun de todas las del mundo". Para sostener di-
cha idea tan insólita, Granados se basaba en Boturini, Orrio y cita-
ba al carmelita José de San Benito: "Es idioma tan fundamental que
a mi ver no tiene que envidiarle en lo político a el francés, en lo ele-
gante a el italiano, en lo culto a el latino ni en lo general (respecto
de esta América) a el español". Granados no compartía las opinio-
nes de Lorenzana y Fabián y Fuero sobre la falta de cultura de los
indígenas prehispánicos y contemporáneos. Más bien insistía en el
alto nivel cultural, la riqueza lingüística y la fidelidad a la religión
católica, sin rasgo de idolatría, entre los indios. Para uno de los ad-
miradores de las Tardes americanas, el libro servía para "recomendar
a la antigua gentilidad [y] abogar por los indios cristianos ... destru-
yendo las falsas imaginaciones de la ignorante vulgaridad que crean
más estos antiguos indios bárbaros de lo que han sido y son". 61
Además de provocar reacciones en contra del proyecto de ex-
tinguir los idiomas nativos y nombrar en los curatos de indios a sa-
cerdotes de "más mérito", la cédula del 16 de abril de 1770 al ser
divulgada en todo el virreinato fomentó el establecimiento de es-
cuelas. Durante la segunda mitad del año de 1770 Lorenzana publi-
có el mandato (basado en su pastoral de octubre de 1769) junto
con un edicto suyo y la distribuyó a todos los párrocos de la arqui-
diócesis de México. El obispo Fabián y Fuero también reprodujo
gran parte de la cédula real en su edicto de septiembre de 1770 a
los curas de Puebla y en diciembre les envió una carta en la cual
prohibía a los sacerdotes y a los indios a "enseñar y predicar la doc-
trina en otro idioma que el castellano". Ordenaba que los niños y
niñas aprendieran en español la doctrina cristiana dentro de un

61 Granados y Gálvez, 1987, pp. 89-95, 494-498. Dictamen del fray Joseph Arias,

15 de septiembre de 1778, páginas preliminares, sin numeración.


EL ESTABLECIMIENTO DE ESCUEIAS EN LOS PUEBWS DE INDIOS 185

año; que los adolescentes, dentro de dos años; los adultos, dentro
de tres años, y que dentro de cuatro años, a partir del primero de
enero de 1771, "no sólo sepan la doctrina cristiana en el idioma es-
pañol sino que todos lo hablen". El obispo de Puebla indicaba que
se debía poner maestros aun en las haciendas y en lugares donde
habitaban sólo cinco familias de indios. 62
Por otra parte el virrey Croix no divulgó la cédula de Carlos III.
Se limitó a expedir un bando en el cual exhortó a cada justicia local
que "auxilie muy eficazmente todas las providencias que al mismo
efecto diese el reverendo obispo" y que las autoridades civiles vigila-
ran que se eligiera para los puestos en el gobierno de los pueblos a
indígenas que supieran el castellano. 63
El resultado de esta iniciativa eclesiástica en la promulgación de
la cédula real fue una doble ambigüedad: por una parte los sacer-
dotes, y no el gobierno virreinal, se encargaban de establecer es-
cuelas y seleccionar a los maestros; por otra no quedaba clara la
forma en que se financiarían las escuelas porque ni Lorenzana, ni
Carlos 111, ni Fabián y Fuero, mencionaban cuál dinero se debía
usar. El alcalde mayor de Huejotzingo observó que en vista de que "no
se previene en esta real determinación los fondos [con] que han de
pagarse los salarios de los maestros, han arbitrado los curas distin-
tos medios para satisfacer los gastos". 64
En el IV Concilio Mexicano, cuyas sesiones comenzaron en ene-
ro de 1771, el arzobispo promovió varias determinaciones para or-
denar la fundación por los curas de escuelas de castellano, la
enseñanza de la doctrina en dicho idioma y que hiciera "universal
la lengua castellana" aunque no se incluyeron en el documento fi-

62 Edicto de Lorenzana del 18 de agosto de 1770. Vera, 1887, vol. 1, pp. 229-
231. Edicto de Fabián y Fuero del 5 de septiembre de 1770. Fabián y Fuero, 1770,
pp. 125-134, paginación al final. Carta del 10 de diciembre de 1770 de Fabián y
Fuero mencionado en Rivadeneira y Barrientos, 1950, pp. 8-12. AGN, Historia, vol.
494, ff. 339, 340v.
63 Croix indicó que él había sugerido a Lorenzana que promoviera la castella-
nización, cuando ordenó a las autoridades civiles que cooperaran con los curas, un
día después de que Lorenzana publicara su carta pastoral sobre la enseñanza del
castellano (10 de octubre de 1769). Volvió a distribuir este bando el 11 de diciem-
bre de 1770 cuando mandó la selección de indios que hablaran el español para los
puestos de república. AGN, Bandos, Circular del 10 de octubre de 1769 y Circular
del 11 de diciembre de 1770, vol. 7, exps. 47 y 91.
64 AGN, Historia, vol. 494, ff. 339, 340v.
186 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

nal la idea de "extinguir" los idiomas nativos ni la de "obligar" a los


indios a aprender el castellano. 65
Tal vez esta señal de moderación se debía a las opiniones expre-
sadas públicamente en el Concilio por el seglar más importante que
participaba en dicha reunión. Fue el oidor criollo de la Audiencia,
con nombramiento de "asistente real" (representante del rey) quien
intervino para anunciar que no estaba de acuerdo con las ideas de
Lorenzana y Fabián y Fuero. Antonio Joaquín de Rivadeneira y Ba-
rrientos hacía hincapié en la legislación que había ordenado la ense-
ñanza de la doctrina en el idioma nativo y en leyes que indicaban la
"conveniencia" de enseñar el castellano a los indios. "Es hasta donde
han llegado nuestras leyes y nuestros concilios". Obligar a que sólo se
usara el castellano, además "de grande inconveniente político, está
expuesto a otros espirituales mucho más graves". En una larga diser-
tación expuso "todos los inconvenientes que pudieran resultar de es-
ta presión".66 Descartó la insinuación de que los sacerdotes quisieran
mantener la lengua nativa por "interés propio" y atribuyó la sobrevi-
viencia de los idiomas indígenas al

amor que cada nación tiene a su idioma propio ... Todas las naciones
del universo aman su propio idioma y los indios son tan amartelados
de los suyos como de sus supersticiones que al cabo de dos siglos y me-
dio no acaban de sacudir ... Hacer empeño en desterrarles sus idio-
mas, sería enajenarlos de nosotros mismos, pues el idioma [es] lo
último que pueden perder después de sus tierras y bienes.

Rivadeneira aclaró que los griegos y romanos dominaron el


mundo pero sin desterrar las lenguas de las naciones. De hecho, se-
gún el asistente real, se había conseguido el uso del castellano en
las principales ciudades de Nueva España "sin que queramos aspi-
rar a que hayan de olvidar su propio idioma". Además, en España se
usaba el castellano sin que se hubiera quitado el gallego o el cata-
lán, y en aquellos lugares los curas hablaban la lengua de la gente y
no se admitían "otros extraños que no entienden sus idiomas".

Concilio Provincial Mexicano N, 1898, pp. 4, 106, 118, 195.


65

Rivadeneira incluyó varias anécdotas sobre el uso del mexicano y del caste-
66
llano, por ejemplo la contestación dada por un indio cuando el canónigo le pidió
que se confesara en español. "Y tú, padre, ¿te confesarás en latín?" Rivadeneira y
Barrientos, 1950, pp. 12-15, 18-22, 25-27, 33, 37, 40, 47, 51.
EL ESTABLECIMIENTO DE ESCUEIAS EN LOS PUEBLOS DE INDIOS 187

El oidor poblano, conocedor del náhuatl, presentaba con detalle


y ejemplo las calidades explicativas de la lengua indígena, especial-
mente para temas religiosos. Declaró: "Extinguir el idioma indígena
es extinguir párroco y sacramento con detrimento a los alumnos ...
Siempre que aspiramos a nuevas invencione s somos perdidos". Ade-
más los indios pagaban las obvencione s para mantener a los sacerdo-
tes y por eso era "muy justo que los curas ... hagan el trabajo de
aprender sus idiomas". La idea de que las lenguas nativas no eran ap-
tas para expresar los misterios de fe debió haber venido de "algún cu-
ra flojo"; más aún, "es más abundante y copiosa de voces la lengua
mexicana que la castellana y que la latina". Esperar que los indios ha-
blaran el español dentro de cuatro años era "imposible", tanto como
esperar que los demás habitantes de Nueva España en tan corto tiem-
po, hablaran el latín. Rivadeneir a opinaba que los únicos caminos
eran la educación y el tiempo: "No hay otro medio mejor que las es-
cuelas y en el tiempo todo podrá conseguirse , porque el arrancarles
por la fuerza sus idiomas ni es posible, ni es convenient e".
Durante el periodo transcurrid o entre 1770 y 1772 varias autori-
dades actuaron para promover la fundación de escuelas; los obis-
pos, los párrocos, los alcaldes mayores, el juez conservad or del
Marquesad o del Valle y el virrey Croix, éste mediante su bando en
apoyo al edicto de Lorenzana .
En el arzobispad o de México, el provisor de indios Barrientos y
Lomelín se encargó de promover el establecim iento de escuelas. Se
comunicab a con los párrocos para que cada padre de familia paga-
ra al maestro un real mensual. En Zayanaquil pa, Huichapan , los in-
dios, carentes de bienes de comunidad aceptaban la contribuci ón
de las familias con niños, pero rechazaban que los matrimonio s sin
hijos también tuvieran que contribuir. 67 Gracias a los esfuerzos de-
sempeñado s por el arzobispo Rubio y Salinas desde 1753 y después
por Lorenzana , los sacerdotes eran generalme nte los promotore s
de la fundación de las escuelas y a menudo las supervisab an en el
arzobispad o de México.
En la diócesis de Puebla se informó de dos reacciones diferen-
tes a los mandatos episcopale s y virreinales de establecer escuelas.
En Tecali el párroco reunió en julio de 1770 a sus feligreses y desde el

67 AGN, Civi~ vol. 1441, exp. 23, 9 de marzo de 1770.


188 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

púlpito los exhortó en mexicano para que no hablaran en castellano


y que llevaran a sus hijos a recibir la enseñanza de la doctrina en el
idioma nativo. Mientras tanto, en Huejotzingo el cura nombró a un
maestro y le pagó de su propio bolsillo. El alcalde mayor comentó
que "la general y forzosa asistencia de todos los indios muchachos a
las escuelas que de expreso mandato de los señores ilustrísimos obis-
pos establecieron los curas de estos territorios parecía ajena de pie-
dad" porque los padres necesitaban la ayuda de sus hijos para los
cultivos y cuidado de los animales. En Cosamaloapan, cerca de la cos-
ta de Veracruz, el párroco designó maestros de primeras letras en tres
pueblos y el nuevo alcalde mayor a su llegada, en noviembre de 1772,
nombró y pagó a preceptores para otros tres pueblos, según habían
encargado "el rey y el obispo". 68 En estos lugares había competencia
entre el párroco y el alcalde mayor en torno a las escuelas.
Además de los obispos, en 1770 el oidor de la Audiencia, Francis-
co Leandro de Viana, en su papel de juez conservador del estado y
Marquesado del Valle, avisó a los alcaldes mayores de los territorios
pertenecientes a los descendientes de Hernán Cortés de la cédula so-
bre los maestros de castellano. Ordenó a las autoridades españolas
en el valle de Oaxaca, San Andrés Tuxtla y Charo de que debían in-
formar sobre el cumplimiento de "las reales intenciones de su majes-
tad que ... desea la destrucción de sus nativos idiomas".69
El proceso para nombrar a los maestros fue más sistemático en
las Cuatro Villas del Marquesado del Valle en Oaxaca. Ahí el alcalde
mayor, Joaquín Ramírez de Are llano, cuando en octubre de 1770
recibió el mandato del oidor Viana envió un mensajero a cada pue-
blo para avisar por escrito a los gobernadores, alcaldes y escribanos
indígenas que en los próximos 15 días tenían que presentarse en
Antequera para informar en persona sobre el maestro de cada pue-
blo, el cual tendría que enseñar "a los niños en el idioma castellano
para que de este modo vayan perdiendo su nativo idioma". 70

68 AGN, Historia, vol. 494, ff. 366-372, 380-382; vol. 495, ff. 224-226. Hay noticias
de que en Chietla se cumplió con el mandato (tal vez del obispo Fabián y Fuero)
del "10 de diciembre de 1770 para la educación y enseñanza de sus hijos y extraña-
miento de sus idiomas". AGN, Historia, vol. 494, f. 15,julio de 1774.
69 AGN, Hospi,tal de Jesús, vol. 110, exps. 6, 8; vol. 373, exp. 5. Agradezco a Lucía
García López por haberme informado sobre el ramo del Hospi,tal de Jesús.
70 Notificación a los pueblos de las Cuatro Villas y respuesta de las autoridades in-

dígenas de cada lugar. AGN, Hospi,tal deJesús, vol. 110, exp. 6, 24 de octubre de 1770.
EL ESTABLECIMIENTO DE ESCUEIAS EN WS PUEBLOS DE INDIOS 189

Un mes después el alcalde mayor preparó un informe sobre el


nombre, sueldo, raza y fuente de financiamiento del maestro de
doctrina, lectura y escritura en los 44 pueblos pertenecientes a las
Cuatro Villas: del valle de Oaxaca, de Etla, de Cuilapan y de Tlapa-
coya. Se había nombrado a 39 maestros cuyo salario "satisface
aquel común", que significaba que los padres de los niños daban
cada semana una contribución al preceptor. Dos localidades no te-
nían maestro y otros dos pueblos se unieron con los habitantes de
lugares cercanos para pagar a un solo maestro. Aunque existían ca-
jas de comunidad, no se usaban estos bienes para sufragar el sala-
rio del preceptor. En la villa de Oaxaca el párroco pagaba la mitad
del sueldo. Algunos pueblos en la región de Cuilapan habían teni-
do un maestro indio que enseñaba en la lengua vernácula, pero se
le sustituyó por otro "de calidad española". En dos pueblos peque-
ños se nombró a un pardo libre y a un indio como maestros. El al-
calde mayor despachó un "título en forma" a cada uno de los
preceptores. 71
De manera menos sistemática, en la tierra caliente de la costa
del Golfo, el alcalde mayor de San Andrés Tuxtla informó que
había "600 niños de doctrina" empadronados en una población
de 1128 tributarios. Los padres de los muchachos pagaron para
que se reuniera un sueldo de cinco pesos al mes para el maestro,
además de darle cada viernes un "medio de pescado y medio de
huevo" y los días de carnes de cada semana "dos pollos o pollas",
y 200 mazorcas de maíz. El alcalde se dio cuenta de que los niños
no asistían a la escuela porque sus padres no querían pagar; por
eso en 1771 se ordenó que se administrara el salario de los bienes
de comunidad, pese a que en ese momento casi no había fondos
porque el producto de los cultivos comunales de algodón, maíz y
frijol fue utilizado por los gobernadores indígenas sin rendir
cuentas. 72
En la villa de Charo, Michoacán, durante 1771, se nombró a un
maestro pero sólo permaneció dos meses en su puesto porque los
padres no tenían el medio real que debían pagarle cada sábado. 73

71 Se refiere a los pueblos de Santa Catarina Minas y San Pedro Guegoreje.


AGN, Hospi,tal de Jesús, exp. 6, 16 de noviembre de 1770.
72 AGN, Hospital de Jesús, vol. 11 O, exp. 8, 22 de octubre de 1771.
73 AGN, Hospital de Jesús, vol. 373, exp. 5, 14 de julio de 1773.
190 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

EL ESTADO FOMENTA LAS ESCUELAS A PARTIR DE 1773

Cuando el nuevo virrey, Antonio María de Bucareli, arribó en agos-


to de 1771 a Nueva España se dio cuenta de la tensión y resenti-
miento que existían debido a las innovaciones del visitador Gálvez y
de los obispos. Una de sus primeras acciones fue la publicación de
un bando en contra de las sátiras y versos que lastimaban "el honor
de muchas personas de distinguido carácter y respeto" y estaban
"en menosprecio y ultraje de los superiores". 74 En uno de estos anó-
nimos se proclamaba con dureza:

Si el verdugo del infierno,


Luzbel, muere, y es preciso
sustituir a otro, indeciso
me viera sólo en un terno:
Gálvez, de Satán es yerno,
Lorenzana es Asmodeo,
Fuero es más para el empleo. 75

El objetivo de Bucareli fue calmar los ánimos y actuar con pru-


dencia en un momento en que se encontraban (según un contem-
poráneo) "los hijos del país rodeados de tan terribles tribulaciones
por las repetidas novedades que cada día experimentaban". El an-
terior virrey había aconsejado a Bucareli tomar en cuenta la opi-
nión de Rivadeneira sobre lo ocurrido en el Concilio. Bucareli
revisó el informe que el asistente real le entregó en marzo de 1772
y se enteró de las disputas recientes entre Croix y Lorenzana refe-
rentes a puntos de protocolo en el Concilio y a desacuerdos sobre
la administración de los bienes de los jesuitas expulsados. Una par-
te del informe presentaba la "Disertación" de Rivadeneira en con-
tra del aprendizaje obligatorio del castellano por parte de los
indios. 76

14 AGN,Bandos, vol. 8, exp. 74, 10 de octubre de 1771.


75"Al verdugo de los clérigos", AGN, Inquisición, vol. 1080, f. 2, reproducido en
Miranda, 1953, p. 125.
76 Granados y Gálvez, 1987, p. 472. Sierra Nava-Lasa, 1975, p. 136. Croix, 1960,
pp. 50, 109-110, 131-132. AGN, Currespondencia de Virreyes, vol. 6, ff. 38-39, 25 de mar-
zo de 1772; ff. 52-53, 26 de mayo de 1772. Bucareli alabó ante el rey la labor del
"oidor asistente".
EL ESTABLECIMIENTO DE ESCUELAS EN LOS PUEBLOS DE INDIOS 191

Durante 1772 el arzobispo Lorenzana salió de Nueva España


para ocupar el puesto de arzobispo de Toledo, la diócesis más im-
portante de España; el oidor Rivadeneira murió en diciembre de
ese año, y el obispo Fabián y Fuero de Puebla preparaba su equipa-
je para el viaje a Valencia donde iba a ser obispo. 77
Dada la animosidad entre Lorenzana y el anterior virrey Croix,
y la posición de poder que el arzobispo seguía disfrutando con Car-
los 111, no es de sorprender que Bucareli esperara hasta que Loren-
zana saliera para tomar medidas respecto de la cédula de 1770
sobre la castellanización. 78
Los objetivos del virrey fueron: encontrar una base financiera
para el sostenimiento de las escuelas; encargar a la autoridad civil
local (y no al clero) el establecimiento y la supervisión de las escue-
las, y centralizar en el aparato burocrático del gobierno virreinal la
administración del programa, desempeñándola principalmente la
recién establecida Contaduría General de Propios y Arbitrios. En
diciembre de 1772 imprimió un bando que se envió a cada uno de
los 116 alcaldes mayores. En él mencionó sin reproducirla la cédu-
la del 16 de abril de 1770; pero incluyó una frase de dicha cédula,
referente a su finalidad de "desterrar de estos dominios los diferen-
tes idiomas de que usan sus naturales y que sólo se hable el castella-
no'', sin decir nada de la desidia del clero criollo en enseñar el
castellano ni de las deficiencias lingüísticas de los idiomas indígenas.
El enfoque del bando fue ordenar a la autoridad civil que enviara

77 Salió Lorenzana de Nueva España el 15 de abril de 1772. Sierra Nava-Lasa,


1975, p. 319. Murió Rivadeneira a los 70 años en diciembre de 1772. AGN, Corres-
pondencia de Virreyes, vol. 6, f. 89.
78 Esta interpretación nuestra sobre la actuación de Bucareli para fundar es-

cuelas difiere de la de Velasco Ceballos, quien critica al virrey por lento y poco
entusiasta. No estamos de acuerdo, ya que en tiempos de Croix el arzobispo de
México y el obispo Fabián y Fuero sí publicaron la cédula de Carlos 111 mientras
que el virrey dejó la iniciativa a los eclesiásticos. No hay indicio de que Croix di-
vulgara la cédula, aunque posiblemente la Audiencia la circuló o por lo menos
pidió informes sobre el mandato de Fabián y Fuero, ya que el alcalde mayor de
Huejotzingo dijo en noviembre de 1770 que había reportado a la Audiencia. En
nuestra opinión Bucareli actuó con prudencia para retomar la iniciativa una vez
que había salido Lorenzana. Además, debido a que en muchas partes no había
información sobre los bienes de comunidad, era correcto pedir información so-
bre ellos antes de ordenar que estos fondos financiaran las escuelas. Velasco Ce-
ballos, 1945, pp. LXXVI, LXXXVI. AGN, Historia, vol. 494, f. 340v, 7 de noviembre
de 1774.
192 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

al virrey dentro de los siguientes 20 días datos sobre: la cantidad de


bienes de comunidad de cada pueblo; los ingresos, gastos, y so-
brantes anuales; el número de niños de cada localidad y la canti-
dad adecuada para pagar a "un maestro de buenas costumbres
capaz de enseñarles el idioma castellano, la doctrina cristiana, a leer
y escribir". 79
Bucareli terminó el bando con el mandato de que el alcalde jun-
tara a los indios de la república para persuadirlos de "la importancia
de la instrucción de su juventud" para que pudieran conseguir pues-
tos no sólo en el gobierno local, "sino de los que obtienen los espa-
ñoles". No incluyó razones de Lorenzana ni del rey sobre la relación
de la enseñanza de castellano con la comprensión de la doctrina cris-
tiana, ni con el cuidado de sus casas, el comercio, la convivencia po-
lítica con los españoles, o la "civilidad". Si no había fondos suficientes
en las cajas de comunidad, se debía analizar la posibilidad de que los
padres contribuyeran semanalmente para el pago del maestro. A di-
ferencia de Croix, quien pidió a los alcaldes mayores que ayudaran a
los curas para la enseñanza, Bucareli ordenó que la autoridad civil lo-
cal solicitara al cura su colaboración.
A partir de 1773, el bando impreso de Bucareli a cada alcalde
mayor dio comienzo a la intervención del contador de Propios, Ar-
bitrios y Bienes de Comunidad, Francisco Antonio de Gallarreta, en
el fomento de las escuelas de primeras letras. Durante 1773 y 1774
el fiscal de lo civil y lo criminal, Antonio de Areche, al examinar los
expedientes enviados desde diferentes partes del virreinato, iba
percatándose de dos problemas: la dificultad de basar el pago del
maestro en la contribución de los padres de los alumnos y por en-
de, la importancia de fortalecer las cajas de comunidad, y la necesi-
dad de aclarar la facultad del gobierno civil en el nombramiento
del maestro.
Estos problemas recibieron la atención del virrey debido a la
queja de los indios de San Martín Texmelucan, población cercana a
la ciudad de Puebla. Protestaban porque varios de los maestros
nombrados por el párroco cobraban a los tributarios desde dos pe-
sos cuatro reales hasta cinco pesos cada semana y luego utilizaban a
los alumnos y alumnas para ejecutar faenas agrícolas o para realizar

79 Bando del 10 de diciembre de 1772. AGN, Bandos, vol. 8, f. 128. Reproducido


en Velasco Ceballos, 1945, pp. 86-87.
EL ESTABLECIMIENTO DE ESCUEIAS EN LOS PUEBLOS DE INDIOS 193

la limpieza de sus casas. Bucareli, aconsejado por Areche, ordenó


una investigación que se llevó a cabo en junio de 1774.8º
Los indios principales de cada uno de los pueblos viajaron a la
cabecera de Texmelucan para testificar. Opinaban con franqueza:
cuatro pueblos pedían la remoción de los preceptores y cinco ex-
presaban satisfacción con los maestros. Todos insistían en que se
bajara el salario semanal, sugiriendo que éste fuera de un peso. Al-
gunos de los maestros habían empezado desde 1771 o antes, siendo
nombrados en cumplimiento del edicto del obispo Fabián y Fuero,
que iba acompañado con una carta circular del virrey Croix, "a los
reales justicias para que cooperasen eficazmente" con los curas. A
veces el párroco de Texmelucan había usado fondos de las "cajitas
de comunidad" destinados al culto religioso o el producto de siem-
bras "del santo" para cubrir parte del sueldo del maestro.
Al revisar los testimonios, Areche indicó que las autoridades civi-
les de cada lugar debían nombrar a los preceptores y que sólo toca-
ba al sacerdote examinar "la idoneidad de ellos". Además ordenó
que el alcalde mayor de Huejotzingo, en cuya jurisdicción estaba
Texmelucan, informara sobre los bienes de comunidad de cada pue-
blo. El alcalde respondió que no se contaba con suficientes bienes
comunales y los que existían eran destinados al "culto del santo".
Basándose en el informe del alcalde mayor, el contador de Pro-
pios y Arbitrios, Gallarreta, preparó en 1775 los reglamentos nece-
sarios para el financiamiento de las escuelas en Texmelucan y en
los ocho pueblos sujetos. Cada tributario contribuiría con medio
real semanalmente para el salario del maestro, cuyo pago se rebaja-
ría a dos pesos a la semana. Se usaría el sobrante de las contribucio-
nes (que para las nueve localidades sería 22 pesos cada semana)
para comprar cartillas y para guardarlo previendo que se presenta-
ran otras necesidades en el futuro. Se proyectaba que más adelante
se podrían reducir las contribuciones semanales y que en San Cris-
tobal Tepotlaxca el dueño de la hacienda tendría que pagar al pre-
ceptor en vez de que le pagaran los indios.

80 AGN, Historia, vol. 494, ff. 328-349. El contador Gallarreta expresó opiniones
negativas sobre la lengua y cultura indígenas diciendo que las escuelas eran impor-
tantes para impartir la instrucción religiosa que "jamás la logrará completa mien-
tras se les permita el uso de su nativo idioma con el que es preciso conserven
también la perniciosa memoria de las antiguas supersticiones de sus mayores".
194 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

También en otras regiones de Puebla durante la década de los


setenta se empezaron a instalar escuelas por iniciativa del clérigo lo-
cal; más tarde las cajas de comunidad se encargarían de pagar una
parte del sueldo del profesor. Esto ocurrió en Cosamaloapan, cerca
de Veracruz, donde el párroco fundó escuelas en tres pueblos y el
alcalde mayor nombró maestros en otros tres poblados. Tanto el sa-
cerdote como el alcalde se quejaban uno del otro con Areche, ya
que ambos consideraban que debían supervisar las escuelas. El vi-
rrey Bucareli en 1774 ordenó que las dos autoridades deberían coo-
perar. En 1776 dispuso que cada indio diera un real cada mes y se
cultivara la milpa comunal para pagar a los maestros. 81
En 1776 el fiscal Antonio de Areche salió de México para ir a Perú
como visitador, designado por José de Gálvez, recién nombrado Se-
cretario de las Indias. Llevó a Sudamérica el conocimiento de los pri-
meros reglamentos de las ciudades, villas y de los bienes de comunidad
preparados por la Contaduría para Nueva España y sus conocimientos
sobre el esfuerzo desplegado para establecer escuelas financiadas por
las cajas comunitarias. Varios hombres llenaron el puesto de Areche
entre 1776 y 1780, pero no ejercieron la misma autoridad que él. 82
Las cuentas de varias regiones del virreinato entre 1773 y 1782
muestran la existencia de escuelas en la ciudad indígena de Tlaxca-
la, cuyo "maestro escuelero"Joaquín Mariano de Cuenca presentaba
anualmente su recibo por 50 pesos. En 1781 la caja de comunidad
de Huejotzingo asumió el pago (antes dado por el párroco) de 96
pesos al año al preceptor "de leer, escribir y fe ... de la escuela real". 83
Se informaba sobre la existencia de escuelas de primeras letras en

81 AGN, Historia, vol. 495, ff. 223-245; vol. 494, ff. 353-373v.
82Posiblemente Areche preparó reglamentos para los pueblos de indios en
Perú, ya que sabemos que formuló el reglamento para la ciudad de Lima, el cual
fue rechazado por el ayuntamiento limeño. Fernández Alonso, 1991. Burckholder,
1984, pp. 123, 402, 404, 406. Después de Areche (1767-1776) los fiscales de lo civil
fueron Domingo de Arangoiti (1776), Baltasar Ladrón de Guevara (1777) y Ma-
nuel de Martín Merino ( 1778-1782). Posiblemente no se llevó a cabo en el Perú la
organización de las finanzas en ciudades y pueblos, ya que el 11 de julio de 1806 el
rey ordenó "que sin admitir recursos, ni permitir dilaciones se extinga efectiva-
mente la Contaduría de Propios y Arbitrios del Virreinato del Perú". Matraya y Ric-
ci, 1978, p. 505. En Nueva España la Contaduría de Propios y Arbitrios duró hasta
1820.
83 AGN, Propi,os y Arbitrios, vol. 8, ff. 49-125, 185-230, 261, 329, 384, 437; Historia,
vol. 494, ff. 383-384; Propios y Arbitrios, vol. 51, f. 191.
EL ESTABLECIMIENTO DE ESCUELAS EN LOS PUEBLOS DE INDIOS 195

las jurisdicciones de Sanjuan de los Llanos84 (10 pueblos), Córdo-


ba85 (cuatro pueblos), Tula86 (dos pueblos), Otumba87 (dos pue-
blos), Teotihuacán 88 (cuatro pueblos), Tacuba89 (dos pueblos),
Tulancingo90 y Xochimilco. 91 Estos lugares usaron fondos de las ca-
jas de comunidad para pagar salarios a los profesores, cuyo monto
fluctuaba entre 23 pesos y 96 pesos al año.
En otras partes, las cajas pagaban una parte y las familias com-
pletaban el salario magisterial, como en Huimanguillo, Coatzacoal-
cos, donde el maestro recibía un total de 70 pesos: "30 salieron de
tres toros que vendimos de bienes de comunidad y los 40 restantes
los sacamos de entre los hijos del pueblo". En Xochitonalá (Iguala-
pa, Puebla) se le daba al maestro una cabeza de ganado vacuno. 92
Entre 1782 y 1786 se llevaban a cabo dos medidas administrati-
vas por parte de la Contaduóa de Propios y Arbitrios que afectaban
la fundación de escuelas: la revisión rutinaria de cuentas y forma-
ción de reglamentos para administrar los ingresos y gastos de las ca-
jas de comunidad, los cuales a veces incluían el sueldo obligatorio
para el maestro (proceso empezado en 1773) y la puesta en opera-
ción de los bandos expedidos por los virreyes Martín de Mayorga y
Matías de Gálvez que específicamente ordenaban el establecimien-
to de escuelas. U na tercera medida, la inversión de fondos de los
pueblos indígenas en el Banco de San Carlos, estaba relacionada
con el proceso de fundar escuelas en el área de Tingüindín en el
obispado de Michoacán.
Dos virreyes divulgaron por bandos a los alcaldes mayores el
contenido de la real cédula del 22 de febrero de 1778. Promovió es-
tos bandos virreinales Ramón Posada, fiscal de la Real Hacienda

84 Cuentas de 1782 a 1788. AGN, Propios y Arbitrios, vol. 19, ff. 22, 67v, 73v, 109,
132-196, 225-286. Otros dos pueblos pagaban a los maestros: en 1778 San Juan
Quimextlán, y en 1779 San Pedro Zacapoaxtla (ff. 52, 61 v).
85 AGN, Indios, vol. 86, ff. 4-8v, 35-39, 83.
86 AGN, Indios, vol. 84, ff. 72, 120-121, 310-325; vol. 85, f. 31.

8 7 AGN, Propios y Arbitrios, vol. 9, ff 12-17v, 26v; Indios, vol. 85, f. 121-12lv.
88 AGN, Propios y Arbitrios, vol. 7, ff. 4, 32-36, 51-57, 84-88, 91.
89 AGN, Historia, vol. 495, exp. 2, ff. 9-20.
90 AGN, Indios, vol. 85, ff. 80, 222.
91 AGN, Indios, vol. 84, ff. 269-270, 300-301.
92 AGN, Indios, vol. 86, ff. 87, 88, 135v, 191; Propios y Arbitrios, vol. 5, ff. 217, 233-
238; vol. 10. f. 388. Sobre reglamentos para Cosamaloapan en 1776, 1781: AGN, Pro-
pios y Arbitrios, vol. 12, ff. 351-355v.
196 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

quien, desde 1780, aprobaba junto con el virrey los reglamentos de


bienes de comunidad preparados por Gallarreta para los pueblos
de indios. Al final de 1781 Posada mandó buscar la cédula de 1778
sobre escuelas y la pasó a Mayorga. Luego, el 24 de enero de 1782 el
virrey envió un bando impreso a los alcaldes mayores en el cual or-
denaba cumplir con dicha cédula para que

se establezcan escuelas en los pueblos y que se sitúen los salarios que


deben gozar los maestros en los bienes y rentas de las comunidades,
para que de este modo se enseñe a los naturales el idioma castellano,
la doctrina cristiana y a leer y escribir.

Ésta fue la primera cédula real, desde finales del siglo XVII, en
donde se especificó que el pago del maestro provendría de las cajas
de comunidad. Las de 1754 y 1770 no indicaron la forma de finan-
ciar las escuelas. A diferencia de Bucareli en 1772 (y de la cédula real
de 1770), Mayorga no mencionaba que el proposito de la enseñanza
sería desterrar las lenguas indígenas. Dispuso que el alcalde mayor
debía seleccionar al maestro "a satisfacción de los curas", quienes
después vigilarían la conducta del preceptor. El virrey indicó que las
autoridades civiles de cada jurisdicción remitirían información

a la Contaduría de Propios y Arbitrios de este reino del salario que se-


ñalasen, según los fondos que tengan las insinuadas cajas, y el número
de niños que se enseñaren, para inteligencia del contador, a fin de
que me represente sobre el asunto lo que le pareciere oportuno.

Con este bando de 1782 se confirmó el papel preponderante


(ejercido desde 1773) del contador como la autoridad guberna-
mental responsable de hecho de la educación indígena. El conteni-
do de este bando de Mayorga fue repetido en una circular de su
sucesor Matías de Gálvez (hermano del ministro de Indias, el visita-
dor José de Gálvez) divulgada el 20 de mayo de 1784. Este mandato
advertía a los alcaldes mayores que aún no habían contestado el
bando de 1782 que si no informaban sobre las escuelas recibirían
una multa de 500 pesos.93

93 AGN, Propios y Arbitrios, vol. 5, ff, 236, 239v, 243-244. Velasco Ceballos, 1945,
p. 107. El virrey Gálvez en 1784 sólo se refirió a la cédula de 1778 y no mencionó la
EL ESTABLECIMIENTO DE ESCUELAS EN LOS PUEBLOS DE INDIOS 197

De la región de Puebla, se envió información sobre escuelas


desde diezjurisdicciones: Orizaba,Jalapa, Veracruz, Papantla,
Tehuacán, Tecali, Chiautla de la Sal, Chietla, Totomehuacán y Hua-
yacocotla.
"Desde hace muchos años", existían escuelas alrededor de la vi-
lla de Orizaba, centro del cultivo de tabaco. En 1784 la república de
la villa de Orizaba pagaba 120 pesos al preceptor en la cabecera.
Asistían 91 alumnos indios de leer, escribir y contar. En otros 12
pueblos de la jurisdicción, las cajas daban salarios anuales que va-
riaban entre 80y132 pesos, y en estos poblados un total de 313 ni-
ños estaban inscritos en la clase de primeras letras y el doble de
éstos en la de doctrina cristiana.94
En Jalapa la caja de comunidad pagaba anualmente al maestro
de 150 alumnos, 80pesosy12 fanegas de maíz (con valor de 30 pe-
sos). Además, cada viernes los muchachos llevaban al preceptor un
huevo y una mazorca. Otros 15 poblados de la jurisdicción otorga-
ban salarios que fluctuaban entre 45 y 70 pesos; algunos daban tam-
bién al maestro fanegas de maíz, y en Cuautla le obsequiaban la
comida "todos los días por ser soltero". En algunas de las escuelas
había sólo 20 alumnos, pero en otras, como Chiconcuac, hasta 200.95
En la región de Veracruz se habían instalado escuelas en tres pueblos
de los totonacas (Mizantla) y cuatro de nahuas (Tenampa), con
sueldos provenientes de fondos comunales de 40 y 60 pesos, ade-
más de fanegas de maíz.96
En Papantla y Chietla las cajas de comunidad no contribuían a
los sueldos porque carecían de suficientes fondos, pero los indios
pagaban directamente a los maestros. 9'

del 5 de noviembre de 1782, recibida en México por Gálvez en junio de 1783. AGI,
México, 1282, núm. 16. Posiblemente el virrey no mencionaba la cédula de 1782
porque estaba dirigida también a los obispos. En ésta se recomendó el cultivo de
una milpa común o la formación de manadas de ganado para pagar al maestro
con el producto de estos bienes comunes. El 20 de septiembre de 1783 el obispo
de Oaxaca divulgó esta cédula a los párrocos. AGN, Historia, vol. 495, f. 81.
94 Arcila Farías, 1974, vol. 2, p. 127. Konetzke, 1958, vol. 3, p. 749. AGN, Prüpios

y Arbitrios, vol. 5, ff. 223, 284; Historia, vol. 495, ff. 131-133.
95 AGN, Historia, vol. 495, exp. 3. La fanega era equivalente a 55 litros y su valor
en 1786 (año de carestía) fue de cinco pesos cada fanega. Florescano, 1969, p. 73,
cuadro 7, p. 116.
96 AGN, Historia, vol. 495, ff. 248-249; vol. 498, ff. 1-7.
97 AGN, Historia, vol. 495, f. 213.
198 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

Cinco pueblos en lajurisdicción de Tehuacán tenían escuelas,


sostenidas con 24 pesos de fondos comunitarios y el "sobrante de
dominicas". En la sierra, las familias daban 180 pesos como salario
magisterial en Zoquitlán y 60 pesos en Xitlama. El párroco de Zo-
quitlán suspendió el pago al maestro para usar el dinero en la repa-
ración de la iglesia, pero el virrey Bernardo de Gálvez ordenó en
1786 al alcalde mayor que repusiera al preceptor, ya que los maes-
tros estaban "bajo su amparo y autoridad y no de los curas". Basó su
mandato en el dictamen del protector de indios, José Pablo Valien-
te, quien opinó que:

La inteivención de curas en la importante materia de escuelas públicas


para la enseñanza de los niños está sabiamente limitada por expresas rea-
les disposiciones a influir, dirigir y aconsejar a los naturales con pruden-
cia y suavidad a la continua aplicación de sus hijos y a la subsistencia y
fomento de las escuelas en donde se afirman en la religión, se adquie-
ren buenas costumbres, se aprende la lengua castellana y se consiguen
otros muchos bienes superiores a toda ponderación ... Pues su estableci-
miento [de la escuela] y conseivación es a cargo del superior gobierno y
por derivación de las justicias de cada respectivo territorio.98

Aun donde los salarios de los maestros provenían predominante-


mente de las "dominicas"-, eso es, de los fondos que los sacerdotes
o los gobernantes indígenas recolectaban de los feligreses, las autori-
dades virreinales sostenían que las escuelas estaban "a cargo del supe-
rior gobierno". Además, se daba cuenta de que si una parte, aunque
mínima de este salario venía de las cajas de comunidad -dos pesos al
mes, en el caso de los pueblos situados cerca de la ciudad de Tehua-
cán- entonces la base legal para ac:ljudicar que el Estado, y no la Igle-
sia, era la autoridad que debía nombrar a los maestros era más firme.
En muchas partes, la contribución permitida (y obligatoria) de las ca-
jas de comunidad para el salario del preceptor era muy poca; los ha-
bitantes indios, los vecinos de otras razas o el sacerdote tenían que
donar dinero para completar un sueldo adecuado. Sin embargo, una
vez que la caja comunal participaba en el sostenimiento de la escuela,
correspondía al alcalde mayor (y después de 1787 al subdelegado)

98 AGN, Historia, vol. 495, ff. 325-339; vol. 498, f. 33. Dictamen del 17 de marzo

de 1786. AGN, Historia, vol. 495, ff. 326-326v.


EL ESTABLECIMIENTO DE ESCUELAS EN LOS PUEBLOS DE INDIOS 199

poner y quitar a los preceptores, aunque en varias partes lo hiciera


después de oír el consejo del párroco local.
Siete pueblos contaban con escuelas en Tecali: dos maestros
eran españoles, uno castizo, uno mestizo, dos indios caciques y un
indio tributario. En la cabecera la caja daba 24 pesos al cacique To-
más Tovar, quien era el preceptor. Enseñaba a 30 alumnos, hijos de
caciques que pagaban el resto del salario. En otros seis pueblos las
familias financiaban las escuelas. 99
En cuatro pueblos de Chiautla de la Sal (la cabecera, Chila, San
Juan del Río y Huehuetlán) se usaba dinero de las cajas para soste-

99 AGN, Historia, vol. 495, ff. 145-149. Sobre el control de un grupo de caciques
(que era alrededor de 30% de los habitantes en la cabecera), véase Chance, 1996,
pp. 482-483. En 1792 se calculaba que un cuarto de la población indígena de Tlax-
cala y de Huejotzingo era de caciques. Relaciones geográficas de 1792, 1994, pp. 144,
175. En todo el virreinato había 1 323 indios caciques en 1800:
Intendencia Número de caciques
México 226
Tlaxcala 241
Puebla 196
Veracruz O
Oaxaca 87
Michoacán 13
Guanajuato 17
San Luis Potosí O
Guadalajara 25
Zacatecas 5
Yucatán 513
Arizpe (Sonora) O
Los caciques vivían en las siguientes subdelegaciones: Cadereyta (2), Chalco
(3), Coyoacán (3), Ixtlahuaca (9), Parcialidades (19), Querétaro (116), Tacuba
(12), Taxco (3), Teotihuacan (2), Tetepango (9), Texcoco (12), Tula (26), Hui-
chapan (7), Zacualpan (3), Tlaxcala (241), Acatlán (11), Amozoc (10), Atlixco
(7), Cholula (3), Zimatlán (4), Huajuapan (24), Huexolotitlán (2), Ixtepeji (4),
Nexapa (1), Nochistlán (7), Corregimiento de Oaxaca (6), Tehuantepec (2), Teo-
zacualco (5), Teposcolula (11), Teutitlán del Camino (6), Teutitlán del Valle (2),
Villa Alta (4),Jicayán (6),Juxtlahuaca (3); Indaparapeo (4), Pátzcuaro (3), Tlal-
pujahua (2), Valladolid (2), lgualapa (4), San Juan de los Llanos (6), Puebla (43),
Tecali (63), Tehuacán (29), Tepeji de la Seda (5), Totomehuacán (6), Tlapa (4),
Zitácuaro (2); San Miguel el Grande (17); Tequila (11), Tlajomulco (7), Zapotlán
(4), Sayula (3); Aguascalientes (5); Beneficios Altos (35), Beneficios Bajos (10),
Bolonchencauich (2), Camino Real Alto (37), Camino Real Bajo (84), Campeche
(117), La Costa (92), La Sierra (63), Tizimín (30), Valladolid (48). La subdelega-
ción con el mayor número de caciques fue Tlaxcala con 241, luego Campeche,
117, y Querétaro, 116.
"Estado general de tributos", 1977, pp. 6-22.
200 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

ner las escuelas y en 12 poblados las familias las financiaban. Cerca


de la ciudad de Puebla, en Totomehuacán, un maestro enseñaba a
200 niños y su esposa a 40 niñas indias. A cada uno se le pagaban 60
pesos de los fondos comunales pero se redujo su salario a 37 pesos
en 1786 debido a la peste "por haber habido muchas enfermedades
y mucha escasez de semillas y mucha pobreza en los hijos del pue-
blo". Había escuelas en cinco pueblos cercanos, con sueldos paga-
dos por las familias.100
También en Ilamatlán (en Huayacocotla, por la Huasteca) se sus-
pendió la escuela por "la falta de maíz" pero en 1787 se reanudó. 1º1
"Por una inmemorial costumbre" los padres de los niños indígenas de
20 pueblos en Yahualica sostenían escuelas, y se entregaron informes
anuales de 1782 a 1786 anotando el nombre del maestro y el número
de muchachos. En Huazalingo pagaban 100 pesos al preceptor y 60
pesos en Yahualica, Huautla y Teocohuasco. 102 Cerca de Texcoco, en
Apan, se abrió la "Escuela Real" para 79 alumnos, pagando un salario
anual de 192 pesos de los fondos comunales. También en Tepeapulco
y Tlanalpa el producto de los magueyes de los bienes de comunidad
financiaba las escuelas desde hacía muchos años. 103
Informes de Miahuatlán, 104 Huatulco 105 y Tehuantepec 106 por la
costa del Pacífico en Oaxaca describieron con detalle las escuelas

100 AGN, Historia, vol. 495, ff. 65-68, l 97-205v; Propios y Arbitrios, vol. 5, f. 273; In-

dios, vol. 75, ff. 2-23.


101 AHAM, Libro de Visita, vol. 27, ff. 186, 198, 199v. AGN, Propios y Arbitrios, vol.
19, f. 205.
102 AGN, Historia, vol. 495, ff. 283-284. En agosto de 1781 la Contaduría expidió
reglamentos para la jurisdicción de Yahualica.
1º3 AGN, Historia, vol. 495, ff. 230-240. También durante la década de 1780-
1790, en la mayoría de los pueblos de Orizaba y en San Juan de los Llanos las cajas
comunales cubrían todo el salario del maestro.
104 Hamnett, 1971, pp. 61-89, 139, 156. AGN, Historia, vol. 495, ff. 82, 98-105, 127,

260; Real.es Cédulas Original.es, vol. 86, exp. 90, f. 165. Rodríguez García, 1985, pp. 184-
185. En diciembre de 1776 el obispo Ortigosa, recién llegado a Oaxaca, había escrito
a Carlos 111 un largo memorial sobre el estado de la educación en la diócesis. Opina-
ba que las autoridades civiles debían colaborar con los párrocos en fundar escuelas y
que la enseñanza del castellano era imprescindible para que se establecieran relacio-
nes normales entre españoles e indios. Divulgó estas ideas a los sacerdotes en su.visi-
ta pastoral durante 1777. Canterla, 1982, pp. 191, 209. AGI, Méxiro, 1282.
105 AGN, Historia, vol. 495, ff. 45-50. El informe sólo indicó que donde había ca-
jas de comunidad, se pagaba con estos fondos al maestro y donde no había cajas,
los padres contribuían; pero no se especificó cuáles lugares usaban qué método.
106 AGN, Historia, vol. 495, ff. 273-276.
EL ESTABLECIMIENTO DE ESCUEIAS EN LOS PUEBLOS DE INDIOS 201

en poblados grandes, financiadas por las cajas de comunidad con


salarios de diez pesos mensuales: en Cuistla, Almolongas, Coatecas
y Miahuatlán, en la primera jurisdicción; Huamelulco en Huatulco;
y Guichicubi,Juchitán y Tehuantepec en la tercera región. Unos 40
poblados más en Miahuatlán tenían maestros, 10 de ellos indios; 12
pueblos de Huatulco financiaban escuelas, la mitad de ellos lo ha-
cía con dinero comunal. En Tehuantepec, 12 poblados sostenían
maestros, 1O por medio de las cajas de comunidad. Se proporciona-
ban datos escuetos sobre escuelas en Zoquiapa y Teocuicuilco, cer-
ca de la ciudad de Oaxaca y en Lachiriaga, en Teutitlán del Valle. 107
Cuatro jurisdicciones de Michoacán enviaron información so-
bre la existencia de escuelas antes de 1784: Cuitzeo de la Laguna,
Tlalpujahua, Colima y Jiquilpan. En las primeras tres regiones los
padres de los alumnos eran la fuente principal de financiamiento,
aunque los reglamentos de Contaduría iniciaban el pago de diez
pesos mensuales por las cajas de comunidad en Cuitzeo, Copándaro
y Santa Ana Maya. 108 En Tlalpujahua las familias daban medio real
al mes para la enseñanza de lectura y un real mensual para la escri-
tura, pero en 1786 los pueblos estaban "sin maestros debido a la
epidemia que se ha padecido del grano de maíz y ha motivado lo
que se está experimentando de tabardillas y dolores de costado en
que han muerto y mueren crecido número de gente". En 1787 se
reabrieron escuelas en 16 pueblos para 374 niños. 109 A causa de los
escasos fondos en las cajas de comunidad de los pueblos de Colima,
las familias de ocho poblados pagaban a los maestros y el alcalde
mayor había "tolerado el que los curas les hayan puesto dichos ma-
estros a costa de los pueblos". En Ixtlahuacan,José Toribio Avenda-
ño, español, enseñaba a 45 niños la doctrina cristiana, 28 a leer y 12
a escribir. Además de 70 pesos al año, recibió de las familias 20 fa-
negas de maíz, una fanega de frijol, 20 fanegas de sal y dos reses. En
tres poblados los preceptores eran españoles, mestizos en tres y un
indio ladino que sabía leer y escribir en Coquimatlán. 110
El alcalde mayor de Jiquilpan propuso un método para financiar
las escuelas que no había sido mencionado por ninguna autoridad:

101 AGN, Historia, vol. 495, ff. 26-38; vol. 498, ff. 36-38.
º AGN, Historia, vol. 495, ff. 217-219.
1 8
I09 AGN, Historia, vol. 495, ff. 304-315.
llO AGN, Historia, vol. 495, ff. 226-232.
202 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

vender los terrenos sobrantes de los indios, invertir el producto de la


venta en el recién fundado Banco de San Carlos y pagar a los maestros
con los intereses. Calculaba Juan José Carrillo que con la venta "a lo
menos se pudiera formar un fondo de 14 000 pesos" y que no sólo se
conseguirla "el fin tan deseado de que los naturales olviden su idioma,
aprendan la doctrina cristiana y se enseñen a leer y escribir sino es
que también se lograría el que las jurisdicciones se poblasen".m
Por otra parte, el alcalde mayor Carrillo informó que en los
pueblos más grandes, como Jiquilpan, Tingüindín, Peribán y tres
poblaciones más, había escuelas que recibían seis pesos cada mes
de las cajas de comunidad pero que en otros lugares más pequeños
y alejados en las montañas no había maestros. Además ahí, debido
a que los indios tarascos no permitían "el que en sus pueblos se ave-
cinden gente de razón y españoles, no es posible o a lo menos muy
dificil el que se establezcan las escuelas". Carrillo llegó a proponer
que estos pueblos se trasladaran a pasajes más poblados, aunque re-
conoció que necesitaría una superior orden del virrey "para quitar
toda contingencia que pueda ofrecerse de alboroto o sublevación
por la repugnancia que les asiste de admitir otros vecinos que no sean
de su propia naturaleza".
En sólo siete meses la sugerencia de Carrillo se llevó a la prácti-
ca. La Contaduría de Propios aceptó la idea, anotando que la venta
de las tierras era preferible porque su valor invertido en el Banco
de San Carlos produciría 7% de intereses mientras que si las renta-
ran sólo darían tres por ciento. Ordenó que se debiera pregonar y
proceder "desde luego a la venta de dichas tierras", dejando las
más pingües y las más próximas a los pueblos para los indios, e in-
virtiendo el dinero en San Carlos "para proveer con su rédito la
sustencia de escuelas y al fomento de las respectivas [cajas de] co-
munidades". En marzo de 1785, se enviaron desde Veracruz al
Banco de San Carlos en Madrid, unos 4 900 pesos de los indios de
la alcaldía mayor de Jiquilpan, probablemente el producto de la
venta de los terrenos. Además, se ordenó que los padres pagaran
un real al mes a los maestros.112

Historia, vol. 495, ff. 293-297.


lll AGN,
Calderón Quijano, 1963, p. 65, nota 39. Incluyendo la inversión dejiquil-
112

pan en el Banco de San Carlos, las cajas de comunidad de los pueblos de 19 juris-
dicciones de Nueva España invirtieron 134 300 pesos en el Banco.
EL ESTABLECIMIENTO DE ESCUELAS EN LOS PUEBLOS DE INDIOS 203

Los oficiales de la Contaduría en México compartían con el al-


calde opiniones poco favorables sobre los indios de la región occi-
dental de Michoacán. Sin tomar en cuenta la posibilidad de que los
tarascos quisieran practicar la rotación de sus cultivos y el pastoreo
de su ganado para conservar el suelo, se juzgó que los indios des-
cuidaban los terrenos alejados de los pueblos,

... y satisfechos sólo con la reflexión que son suyos, los dejan descansar
en paz, sin que la reja ni el arado les incomode ... Cualquiera que co-
nozca el carácter de los indios confesaría llanamente que al paso que
tienen sed insaciable de poseer tierras, ningunos hay que las trabajen
menos ... Pero si alguno se quiere introducir en ellas, entonces levan-
tan el grito y escandalizando al mundo, siguen un pleito en que sue-
len gastar mucho más de lo que valen. 11 3

Por estas razones, la Contaduría llegó a una insólita conclusión:


"Se puede decir con seguridad que la posesión de muchas tierras es
gravosa a los indios y perjudica el erario, privando del crecido im-
porte de la alcabala".
Durante el periodo transcurrido entre 1773 y 1790, la educa-
ción en los pueblos de indios tenía cinco características. Los pue-
blos grandes y los que producían artículos comerciales, como el
tabaco, la cochinilla y el pulque, que estaban ubicados en rutas co-
merciales, tenían escuelas de primeras letras con maestros bien pa-
gados con fondos comunales: Xochimilco, Orizaba, Miahuatlán,
Otumba, Apan, Tetela del Río y Huamelulco, este último con gran-
des ganancias del contrabando de China. Otros pueblos más pe-
queños financiaban escuelas con las contribuciones de los padres
de los niños: las de Tlalpujahua o Chietla, por ejemplo.
Tercero, debido a la peste y hambruna de 1786, en la cual mu-
rieron 300 000 personas, muchas escuelas tuvieron que cerrar por
falta de dinero. A veces las autoridades se quejaron de la escasez de
fondos comunales, frente a la abundancia de los bienes de las cofra-
días. El fiscal Posada aconsejó al virrey Bernardo de Gálvez, a raíz
de la sugerencia del alcalde mayor de Colima, que pidiera al obispo
de Michoacán "que en atención a que las cofradías de aquella juris-
dicción tienen fondos considerables, disponga Su Ilustrísima que

113 AGN, Historia, vol. 495, ff. 298-299.


204 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

sus sobrantes anuales se destinen a la dotación de escuelas". El obis-


po fray Antonio de San Miguel contestó que haría lo posible. 114
La intervención de la Contaduría de Propios y Arbitrios en la vi-
gilancia del establecimiento de escuelas produjo la elaboración de
estadísticas educativas en las alcaldías mayores del virreinato, a ve-
ces con datos detallados sobre el nombre del maestro, raza, sueldo,
fuente del salario, número de niños y asignaturas, como los de
Miahuatlán, Huatulco, Cuilapan, Xochimilco y San Juan de los Lla-
nos. La estadística más completa, compilada antes de los reglamen-
tos interinos del final de siglo XVIII, fue la de Yucatán, preparada
por el contador militar Francisco de Heredia. La "Regulación para
las dotaciones de maestros de escuela" de 1791 se basaba en los in-
formes de cada subdelegación de la intendencia. Proponía finan-
ciar con fondos comunales a maestros con salarios de entre dos y
seis pesos al mes en 174 pueblos de indios. El proyecto no prosperó
y fue remplazado por los reglamentos interinos de 1797, redactados
según el modelo del contador Saviñón y en los cuales se reducía
mucho más el gasto autorizado para las escuelas de Yucatán y se li-
mitaba el número de pueblos que recibían dinero de las cajas de
comunidad (dos pesos al mes en 63 poblados). 115
Finalmente cabe destacar que en general no había conflicto en-
tre el sacerdote y el alcalde mayor sobre el nombramiento del maes-
tro, ni entre la Iglesia y el Estado acerca del financiamiento de las
escuelas con fondos públicos de las cajas de comunidad. Si la caja
contribuía al salario magisterial, era facultad del gobernante local se-
leccionar al preceptor "con la anuencia del cura". Algunas disputas
ocurrieron en Ocelotepec (Miahuatlán), Zoquitlán (Tehuacán) y
Xochimilco, pero fueron la minoría. 116 El obispo Luis Piña y Mazo,
de YUcatán, disputó con el intendente Lucas de Gálvez, alegando en
1791 que si la caja no pagaba al preceptor, correspondía al obispo
"sostener unos derechos que nos competen", esto es, para expedir tí-
tulos a los maestros dotados "de los bienes de los curas o de las cofra-
días o de otras obras pías". El fiscal Ramón de Posada, en México,

114 AGN, Histuria, vol. 495, ff. 226-232. Florescano, 1969, p. 164.
115 Rubio Mañé, 1942, pp. 169-170, 214-235. AGN, Intendencias, vol. 21, exp. 9,
ff. 174-257.
116 AGN, Histuria, vol. 495, ff. 95-105; 325-339; vol. 496, f. 243; Indios, vol. 85, ff.
97v, 172, 183v.
EL ESTABLECIMIENTO DE ESCUEIAS EN LOS PUEBLOS DE INDIOS 205

declaró que el intendente y los subdelegados tenían la facultad de


nombrar a los maestros cuando las cajas comunales contribuían al sa-
lario. Al mismo tiempo, por medio de esta controversia, los sacerdotes
de la península yucateca se enteraban de los mandatos gubernamen-
tales referentes al sostenimiento de escuelas por los fondos comuni-
tarios. De igual manera en Oaxaca los párrocos recibían del obispo
noticias de las cédulas sobre las escuelas de lengua castellana, y en sus
respuestas al obispo Bergoza los sacerdotes de Etla, Loxicha (Zima-
tlán), Tlacochahuaya y Xalapa del Marqués expresaban que las cajas,
y no los padres de familia, debían pagar a los maestros. 117 En cada pa-
rroquia que visitaba el arzobispo de México, Alonso Núñez de Haro y
Peralta, dejaba constancia escrita al sacerdote y a los feligreses de la
posición del episcopado en referencia a la educación.

Que se ponga el mayor esmero en fomentar las escuelas de lengua caste-


llana que se hallan establecidas en dicha cabecera y sus pueblos para que
los niños aprendan la lengua castellana, a leer, escribir, contar, la doctrina
cristiana, buena educación y el santo temor de Dios, sean útiles a sí y al pú-
blico, enseñándolo a otros y tengan cumplido efecto los loables deseos de
nuestro augusto monarca (que Dios preserve muchos años) y que quiere
se doten las escuelas de lengua castellana a costo de las cajas de comuni-
dad según lo ha resuelto últimamente [en la cédula del 5 de noviembre de
1782] a que los naturales de este reino sean felices en lo espiritual y tem-
poral ... cuidando dicho cura y sus sucesores de visitarlas para ver cómo se
enseña y notar los que asisten, a fin de que siendo pocos, exhorten con
eficacia a los padres, parientes y amos a que los envíen y no los saquen de
ellas hasta que logren una competente instrucción, haciéndoles ver que
desde la edad de 4 o 5 hasta la de 10 u 11, de poco o nada pueden servir-
les y que están obligados a procurar su instrucción y aprovechamiento y
de que se elijan maestros de buena vida y arregladas costumbres y hábi-
les en su ministerio, examinándoles antes para ver si lo son o no. 118

117 Canterla, 1982, p. 208. Tanck de Estrada, 1994, pp. 410411, 419. Carrillo y
Ancona, 1979, vol. 2, p. 945. Rubio Mañé, 1942, pp. 281, 283.Bergoza, 1984, pp.
46, 172, 292, 356.
ns AHAM, Libro de Visita, vol. 26, ff. 18-18v, 1790. Es importante destacar que el ar-
zobispo concebía la educación como un medio para lograr que "los naturales sean
felices en lo espiritual y temporal", ya que generalmente en el siglo XVIII se espera-
ba que la educación hiciera al alumno obediente, sin pensar en su felicidad. Wi-
lliam Taylor ha advertido que a partir de 1754 los sacerdotes en el obispado de
Guadalajara con frecuencia incluían en su relación de méritos, datos sobre su la-
bor para establecer escuelas. Taylor, 1996, p. 337. En otros obispados el párroco
206 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

IDEAS DE LAS AUTORIDADES GUBERNAMENTALES


SOBRE lA EDUCACIÓN INDÍGENA

Los reglamentos interinos formulados entre 1791y1809, según la


Ordenanza de Intendentes, presentaban las ideas principales del
gobierno virreinal acerca de las escuelas en los pueblos de indios.
Los reglamentos de Guadalajara especificaban que el artículo 34
de la Ordenanza mandaba que "se establezcan en todos los pueblos
de indios de competente vecindario escuelas de primeras letras en
que se les instruya de los misterios de nuestra santa fe y enseñe a leer,
escribir y contar sin estipendio alguno a los indios". 119 Este era el ideal.
Sin embargo, en la práctica surgieron interpretaciones sobre lo
que era "competente vecindario". En referencia al pueblo de Tala
con aproximadamente 300 indios, el intendente Ugarte admitió
"que el expresado cabecera es de competente vecindario" pero ob-
servó que había una "corta entrada" a la caja de comunidad (de he-
cho fue de 119 pesos) y por eso no se podría gastar dinero comunal
en el salario de un maestro. Debido a esto, se ordenó al subdelega-
do convencer a las familias de "las utilidades que resultaran" del es-
tablecimiento de una escuela, el cual, según el intendente, era

como fundamento el más sólido a formar la juventud y a instruirla en la


moral cristiana, además del beneficio particular que se sigue, de que
con estos principios aunque elementales, no están tan expuestos cuan-
do gobiernen sus familias al engaño y dolo que la malicia del hombre
prepara y con que sorprende con más facilidad a los ignorantes.

Para U garte la enseñanza se enfocaba hacia el aspecto moral


cristiano y la preparación de los indios para participar y sobrevivir
en la vida económica y social más amplia. Instruyó al sacerdote para
animar a "sus respectivos feligreses pudientes" a contribuir para es-

generalmente promovía que la caja de comunidad pagara la escuela, como reco-


mendaba el arzobispo Núñez de Haro y Peralta en los autos de visita. Los sacerdotes
en el arzobispado usaban entre sus títulos el de "cura mtro." que significaba "cura
ministro" y no "cura maestro". INAH, Fondo Franciscano, vol. 109, ff. 247, 248; ambos
títulos, tanto la forma abreviada como la forma normal, usados por el fraile Juan
Joseph de la Isla de la parroquia de Tacuba.
119 Reglamento de Tala, 1 de julio de 1796. Colección de acuerdos, 1868, vol. 2,

pp. 307-308, 314-315. Parece que el primer reglamento en la intendencia de Gua-


dalajara fue para Etzatlán, en septiembre de 1791. Serrera, 1977, pp. 339-342.
EL ESTABLECIMIENTO DE ESCUELAS EN WS PUEBLOS DE INDIOS 207

tablecer una escuela y luego se autorizaría una aportación de la ca-


ja de comunidad.
Tanto en el de Guadalajara como en los reglamentos interinos
de las demás intendencias se detallaba que las escuelas enseñarían
a leer, escribir, contar y religión, mientras el artículo 34 de la Orde-
nanza de Intendentes no mencionaba ninguna asignatura, sino só-
lo "maestros de escuela". Para los gobernantes de fines del siglo
XVIII, "maestro de escuela" significaba preceptor de primeras letras,
incluyendo la aritmética, asignatura no incluida en las reales cédu-
las sobre las escuelas para indios. Ya no se usaba el término "escuela
de lengua castellana". A partir de la Ordenanza de Intendentes, se
hablaba de la educación en los lugares de españoles y en los de indios
-en el artículo 34-, con las mismas palabras, "maestro de escuela'',
sin diferencia en el nombre de la institución ni en el enfoque o en
las materias de la enseñanza.
fucatán era la única intendencia en donde se le llamaba "escue-
la de lengua castellana" en el reglamento y donde se hacía hincapié
en la enseñanza del idioma castellano, "pues con este órgano co-
mún es más facil transmitir al indio los conocimientos de nuestra
verdadera religión, los de nuestro gobierno, artes, comercio, usos,
costumbres y civilización ... enlace para estrechar más la unidad".
Estos conceptos se parecían más a los del arzobispo Lorenzana en
1770 que a los de los demás intendentes en 1797. El intendente Ar-
turo O'Neil recalcó la importancia de tener maestros de buenas
costumbres y de idoneidad "pues el ejemplo en la juventud obra
tanto o más que la enseñanza". Como en las otras intendencias, los
reglamentos destacaban la importancia de la contribución de los
padres de los niños no indios para complementar el salario parcial
otorgado por la caja de comunidad al maestro, "debiendo auxiliar
los vecinos españoles y otras clases por sus hijos con lo posible". 12º
Los reglamentos de Michoacán contenían frases referentes a la
educación muy similares a los de Guadalajara, aunque con ligeras
diferencias. No se referían a "escuelas de primeras letras" sino "se
establezcan en todos los pueblos de indios de competente vecinda-
rio escuelas públicas". El término "escuela pública" en la ciudad de
México significaba una escuela (aunque con patronato o que co-

º
12 AGN, Intendencias, vol. 21, exp. 9. También en AGN, Consolidación, vol. 10, ff.
421-42lv.
208 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

braba a los alumnos) que admitía niños de todas las razas y que no
era un internado, sino que los estudiantes asistían diariamente. Pa-
ra los pueblos de indios de Michoacán probablemente escuela "pú-
blica" quería decir una escuela sostenida con "fondos públicos",
como se llamaba a los bienes de comunidad en el prólogo de los re-
glamentos. Se añadía que la enseñanza se impartiría "sin estipendio
alguno" aunque, en la práctica, si el salario de la caja de comunidad
sólo era parcial, de hecho los padres de los alumnos indios estarían
obligados a dar algo. Aun cuando el sueldo del arca era superior a 60
pesos al año, el reglamento en Michoacán añadía que "la cantidad
que satisfagan los vecinos de razón por la enseñanza de sus hijos po-
drá proporcionar su subsistencia" .121
Los reglamentos de 1802 para los pueblos de indios de Zacate-
cas no asignaban dinero comunal para el pago de maestros porque
se juzgó que los fondos no eran "capaces de sufrir este gravamen".
Esto significaba que el ingreso anual no era suficiente para costear
el sueldo de un preceptor y todavía mantener fondos sobrantes de
50 por ciento. El reglamento para Susticacán en Jerez mencionó la
posibilidad de abrir una escuela con la ayuda parcial de la caja de
comunidad porque había "hijos de españoles y otras castas que
puedan asistir a la escuela y pagar al maestro" (no sabemos si se esta-
bleció). En el único lugar donde se asignó dinero comunal, Tlalte-
nango, para pagar un salario alto -200 pesos al año-, se indicaron
las asignaturas, pero no se agregó "contar" y se incluyó informa-
ción sobre disposisiones legales que no habían sido especificadas
en documentos de otras intendencias. Se enseñaría "conforme a
las reales cédulas del 22 de febrero de 1778 y 5 de noviembre de
1782 y el artículo 34 ... entendiéndose esta dotación sólo para la
enseñanza de los naturales pues los españoles o gentes de otras
castas debieron contribuir al maestro con aquella gratificación que
es costumbre". 122
La intendencia de México, por ser la última que preparó regla-
mentos interinos, tuvo la oportunidad de incorporar las experien-
cias y varias disposiciones de las otras regiones, y de incluir también

121 Tanck de Estrada, 1984, pp. 194-195. AGN, Propios y Arbitrios, vol. 34, ff. 1-10.
Se reproduce el reglamento de Tingambato, Michoacán, en Terán, 1995, pp. 470-
478.
122 AGN, Indios, vol. 83, ff. 211-251.
EL ESTABLECIMIENTO DE ESCUELAS EN WS PUEBLOS DE INDIOS 209

ideas basadas en la realidad de los mil pueblos de indios, varios de


los cuales sostenían escuelas desde 1753 y muchos otros desde
1784. El virrey Revillagigedo, en el bando del 30 de diciembre de
1790, ordenaba a los subdelegados limitar las erogaciones para fies-
tas porque las juzgaba "superfluas y viciosas" y se debieran ir "au-
mentando las que se consideren justas y absolutamente precisas: de
esta clase podrían ser las de dotación de maestros de escuela". 123
Los ministros de la Real Hacienda de la intendencia de México,
en 1805, al revisar un largo expediente sobre los problemas finan-
cieros de las escuelas en los pueblos de Chalco, dieron la opinión
gubernamental sobre las prioridades que debían guiar las erogacio-
nes de las cajas de comunidad.

Los bienes comunes de indios tienen varias clases de gastos a que de-
ben atenderse y por eso, no puede destinarse todo su producto al úni-
co objeto de la escuela. 124

La responsabilidad de establecer escuelas, según el artículo 34,


sólo existía para pueblos de "competente vecindario" y en los de-
más era responsabilidad de las familias.

Los padres de familia de cualquiera clase y condición que sean están


estrechamente obligados a doctrinar y educar a sus hijos por sí o por
medio de preceptores y no podrá excusar a los indios de esta respon-
sabilidad en el fuero interno y externo su abandono, porque no alcan-
zan los fondos de la república a mantener a un maestro.

La fórmula que debía guiar el financiamiento de escuelas era


que sólo 50% de los ingresos podría aplicarse al salario del precep-
tor, siempre y cuando la entrada total fuera mayor a 48 pesos:

Puede sacarse la mitad [del salario] de los fondos de comunidad y la


otra mitad de los padres de familia en inteligencia que el pueblo que
no tenga en el año 48 pesos como mitad del producto de comunidad,
no puede pagar al maestro ocho pesos al mes.

123 AGN,Bandos, vol. 17, ff. 506-507v.


124Informe de José María Lasso, de la Tesorería General de Ejército y Real Ha-
cienda de México, 12 de marzo de 1805. AGN, Propios y Arbitrios, vol. 23, ff. 90-95.
210 PUEBLOS DE INDIOS YEDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

Entre 1806 y 1809, el intendente Francisco Manuel de Arce ex-


pidió reglamentos interinos para los pueblos de la intendencia. In-
cluyó en ellos una declaración sobre la importancia de la educación
y la necesidad de la enseñanza religiosa en los pueblos pequeños.

La educación cristiana debe ser universal en todos los pueblos y en al-


gunos no puede costearse un maestro por lo muy escaso de los fondos
comunes y por el corto vecindario y miseria de los indios. [Por eso] se
nombrará un maestro de buena conducta, instruido en los dogmas de
la religión y en el idioma castellano, turnando por semanas y meses,
como los sacristanes, topiles y otros oficios consejiles para que enseñe
a los niños a lo menos de la doctrina cristiana.12s

Los últimos reglamentos interinos, los de México, ordenaban las


siguientes medidas referentes a las escuelas en los pueblos de indios:

1. En pueblos, generalmente las cabeceras, con ingreso adecuado, se


asignaba salario de la caja de comunidad de 96 pesos al año o más. Se re-
quería la entrega anual de dos recibos: del preceptor y el "visto bueno
del cura" sobre el desempeño del maestro.
2. Pueblos con ingreso reducido sólo pudieron utilizar la mitad de sus
fondos comunales para el salario del preceptor y los padres de niños in-
dígenas o de otras razas tenían que contribuir al resto del sueldo, a razón
de un real al mes, generalmente entregando una parte "en cada domini-
ca después de la misa". En esta manera, la idea original de que existiría
una escuela, "sin estipendio alguno" de los indios quedó sin efecto en
muchos lugares.
3. Los pueblos pequeños no recibieron autorización de gastar sus fon-
dos de comunidad para parte del salario del maestro, ni para ninguna
otra erogación en su pueblo. El dinero de la caja comunal fue enviado
anualmente a la cabecera de la subdelegación y de ahí a las cajas rea-
les en México. En varios de estos pueblos, los padres de familia soste-
nían a un maestro de escuela. Varios reglamentos ordenaban a esas
familias seguir sosteniendo estas escuelas de primeras letras, sin aut<>-
rizar contribución alguna de la caja de comunidad.
4. En otros pueblos pequeños las familias pagaban a un indio para en-
señar la doctrina cristiana. A veces los reglamentos ordenaban a los
padres contribuir a esta enseñanza, aunque no se autorizaba ninguna
ayuda económica de las cajas.

125 AGN, Indios, vol. 76, ff. 105-106.


EL ESTABLECIMIENTO DE ESCUELAS EN LOS PUEBLOS DE INDIOS 211

5. En los reglamentos se especificaba que en las escuelas se enseñaría


a leer, escribir, contar y la doctrina cristiana; parece que después de
los reglamentos de Michoacán y Guadalajara, no se incluyó la aritméti-
ca en los reglamentos redactados a partir de 1800, ya que no aparece
en los de Zacatecas y en los de México, la mayoría no incluyen la arit-
mética; los de Texcoco de 1808 sin aritmética y los de Huichapan de
1808, con aritmética.
6. Se decía, también, que debía haber escuelas para ambos sexos.
7. Se hablaba de la obligación de los padres de familia, de cualquier
raza, de proveer educación religiosa para sus hijos, si no dada por
ellos mismos en el hogar, debía ser impartida por un maestro de es-
cuela.126

Entre las autoridades gubernamentales de este periodo, quien es-


cribió con mayor conocimiento personal sobre la enseñanza en los
pueblos de indios y con mayor detalle sobre las dificultades y posibles
soluciones fue el promotor fiscal de Real Hacienda de Chiapas. 127
Sebastián Esponda y Olaechea, anteriormente subdelegado de Tux-
tla en Chiapas, presentó en 1799 un largo informe a la Audiencia
de Guatemala sobre la educación indígena. Esponda y Olaechea
opinaba que era imprescindible promover el establecimiento de es-
cuelas para los niños indios porque así se alcanzaría "la época del
principio de la felicidad de aquellos miserables". Hacía hincapié en
una idea no mencionada en otros documentos de la época, o sea, la
responsabilidad del Estado en facilitar la educación religiosa de los
indígenas, "cuya instrucción debe procurárseles de justicia". Esta
opinión no fue compartida por las autoridades de la intendencia
de México, quienes decían que la enseñanza de la doctrina cristia-
na era un deber de los padres de familia.
Era importante pagar mejores sueldos a los maestros; recomen-
daba diez pesós al mes. Sugirió la supresión de las cofradías que es-

126 Basado en los reglamentos de las subdelegaciones de la intendencia de México.


AGN, Indios, vols. 74, 76, 78, 79, 80; Tierras, vol. 3569, exp. 9. Molina Ruiz, 1983, p. 33.
127 BTU, Chiapas, caja 2, carpeta 1, ff. 18-37, 19 de febrero de 1799. Esponda y
Olaechea envió su informe a la Audiencia de Guatemala. Dos de los oidores que
recibieron el escrito, Francisco de Robledo de Alburquerque y Jacobo de Villau-
rrutia, fueron nombrados unos años después oidores en la Audiencia de México:
Robledo como fiscal de crimen (protector de indios) en 1802, y en 1810 fiscal de
lo civil; Villaurrutia como alcalde de crimen en 1804. Burckholder, 1984, pp. 15-
43, 280, 284, 346, 348, 400, 404, 408.
212 PUEBLOS DE INDIOS YEDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

tuvieran fundadas ilegalmente y el uso de sus fondos para aumentar


los salarios, aunque reconoció que podría ser "peligroso por el movi-
miento que se pudiera temer causase en los indios una providencia
de esta naturaleza, sostenido de los curas que son los inmediata-
mente interesados". Más factible sería utilizar el dinero del fondo
general de comunidades, guardado en Ciudad Real, porque conte-
nía "caudal suficiente para emprender cualquier proyecto de esta na-
turaleza". Si los indios tenían que contribuir directamente de su
bolsillo para suplementar los salarios magisteriales, no estarían con-
formes, porque "sabiendo que de lo que contribuyen para su [caja
de] comunidad, se le paga al maestro para su enseñanza, les es muy
sensible a su pobreza el segundo gravamen".
Además de los preceptores ineptos, debido al bajo sueldo, ha-
bía falta de interés de las familias indígenas en enviar a sus hijos a la
escuela. Por una parte el maltrato de algunos maestros y su poca ca-
pacidad mostraban a los padres que sus niños iban a perder su tiem-
po en la escuela, "con perjuicio del servicio y ayuda que le presta el
indizuelo aun a la edad de siete años o menos en el trabajo domés-
tico y del campo". Pero Esponda observó que

el indio es racional y enviaría a sus hijos si viera que había maestros ca-
paces y con el más absoluto desinterés y sin causar la más leve veja-
ción ... enseñan a los indizuelos con paciencia y suavidad y que traten a
los padres de familias indias con atención y agrado, persuadiéndolos a la
utilidad que resultará a sus hijuelos de la asistencia a la escuela".

Hablar con los adultos sobre la educación de sus hijos debía in-
cluirse entre las tareas del instructor. Además, el preceptor debía
ser bilingüe para facilitar la instrucción en castellano.
Con la ayuda de párrocos y subdelegados, con premios para los
alumnos sobresalientes en los exámenes públicos y con cuatro be-
cas para seguir estudios avanzados en el seminario en Guatemala,
Esponda, con frases esperanzadas de tono individualista, vislumbra-
ba un futuro dichoso para los indios. Ahora podrían prepararse pa-
ra ocupar varios puestos,

...fuer~ eclesiástica o secular la carrera que aquéllos tomasen, conclui-


da la,lle sus estudios ... colocándoles de curas, [en] empleos públicos,
los df!l gobierno de sus semejantes, como tenientes o subdelegados de
la iq'tendencia con opción a mayores ascensos según su mérito y capa-
EL ESTABLECIMIENTO DE ESCUEIAS EN LOS PUEBLOS DE INDIOS 213

cidad. Esto, visto por los indios les haría conocer que pueden mudar
de estado y les inspiraría la noble ambición de gloria que electriza a
los hombres y llena a fuego su espíritu para descollar sobre.sus iguales ...
Insensiblemente se llenaría esta provincia de una semilla que derra-
mada por toda ella mudaría su faz en orden a los indios, introducien-
do en ellos la civilización.12s

Según Esponda, parte del atraso se debía a la actitud de los


blancos. Sería necesario quitar

la errada y tiránica preocupación arraigada en el mayor número o casi


todo de españoles y blancos y hasta en los individuos de las otras castas
que no son indios, de que debe mantenerse a éstos en un estado de
abatimiento y humillación para que no se ensoberbezcan y alzen y de
que sólo debe gobernarlos por el rigor, no esperemos que se presten
dóciles al uso de nuestra lengua.

Casi como si fuera una respuesta a las ideas expresadas por el


arzobispo Lorenzana y Carlos 111 en 1770 sobre el uso del castella-
no como medida de unir los grupos raciales, el promotor pregun-
taba:

¿Qué afecto y unión que son los lazos que estrechan la verdadera so-
ciedad y recíproca comunicación de las gentes debemos prometernos
de unos hombres a quienes con el semblante y acciones se les mani-
fiesta el más absoluto desprecio? de unos hombres a quienes se trata
con el más alto predominio, altanería y vituperio ... estos procedimien-
tos orgullosos y ese terror y miedo que se les procura infundir y en
que se les quiere mantener, lejos de hacernos dueños de sus corazo-
nes ... les inspira y con razón, la adversión ... y forma la muralla de sepa-
ración que nos aparta.

Para Esponda, el idioma indígena no causaba la separación en-


tre la sociedad hispánica y la sociedad india, sino el tratamiento al-
tanero e injusto de los españoles hacia los indios.
El promotor fiscal opinaba que lo más importante para lograr
la integración de los indios a la cultura española era tratarlos con
respeto yjusticia; y si no se hacía, habría peligro de rebelión. A diez

12s BTU, Chiapas, caja 2, carpeta l, pp. 29-31.


214 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

años de la Revolución francesa, Esponda escribía en Chiapas, influi-


do por el humanismo cristiano y los derechos naturales del hombre:

El indio conoce al agravio y discierne el beneficio porque es hombre


con una alma en que está sellada la imagen de la divinidad y grabada
la misma luz de razón que en los demás hijos de Adán ... Guárdese al
indio la libertad que le declaran las leyes y le corresponden por dere-
cho de naturaleza, castigándose conforme a éstas cualquiera violación
e insulto ... según el genuino y riguroso espíritu de la disposición legal
y reglas del pacto social ... y por su propio peso decaerá aquella despó-
tica máxima y se le respetará según sus derechos de hombre; y enton-
ces... lo veremos ... buscar nuestra amistad, aprender nuestro idioma y
adoptar nuestras costumbres: y de lo contrario, debemos temer que
sólo dure su sujeción, interín su debilidad o desunión no les permita
intentar la independencia. 129

129 BTU, Chiapas, caja 2, carpeta 1, pp. 34-35.


IV. LOS GASTOS AUTORIZADOS

LAs ESCUELAS

La Ordenanza de Intendentes especificaba en su artículo 34 las cua-


tro clases de gastos que podrian efectuarse tanto en los pueblos de
indios, como en las poblaciones de españoles. Éstas fueron:

•el pago de sueldos a los miembros de los ayuntamientos y al


"médico o cirujano donde los haya y maestros de escuela que de-
ben precisamente establecerse en todos los pueblos de españoles e
indios de competente vecindario";
• intereses sobre préstamos;
• financiamiento de "las festividades votivas y limosnas volunta-
rias";
• gastos necesarios para el pueblo, indicados de manera general
en los reglamentos, y cuyo importe llegaría hasta la cantidad de
veinte pesos. 1

Estadísticas regionaks de las intendencias con reglamentos

El gasto que prioritariamente autorizaban los reglamentos interi-


nos de los bienes de comunidad era el pago del maestro de escuela.
En la intendencia de México se empleaba 59% del gasto en este
renglón y en la de Michoacán 84%. Datos incompletos indican que
en casi todas las demás intendencias se autorizaba que la mayor par-
te de las erogaciones se utilizara en el financiamiento de las escue-
las. Las dos únicas excepciones eran la intendencia de Guadalajara,
donde 42% del gasto se destinaba a los sueldos de los maestros y la
intendencia de Yucatán donde en 1806 se destinaba 14% a las es-
cuelas y otro 16% para el maestro de capilla.
Las cuentas de siete de las 12 intendencias proporcionan datos
precisos sobre el número de escuelas, ya que en ellas se expidieron
1 Artículo 34, Ordenanza de Intendentes. Beleña, 1981, vol. 2, pp. xii-xiii.

215
216 PUEBLOS DE INDIOS YEDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

reglamentos interinos y se prepararon extractos anuales de los fon-


dos comunales. Éstas fueron: México, Michoacán, Guadalajara, Yu-
catán, Guanajuato, San Luis Potosí y Zacatecas. Para las otras cinco
intendencias de Nueva España hay cifras parciales: Veracruz, Pue-
bla, Oaxaca, Durango y Arizpe (Sonora). También se cuenta con
datos para Chiapas, que en esa época pertenecía a Guatemala, y
que se incorporó a la República Mexicana en 1824.

Intendencia de México

Casi un millón de habitantes indios vivía en la intendencia de Mé-


xico, donde se concentraba la mayor población indígena de las 12
intendencias. 2 Desde mediados del siglo XVIII se había impulsado
el establecimiento de un mayor número de escuelas en los pueblos
de indios. En cada una de las 16 visitas pastorales que realizó el ar-
zobispo Alonso Núñez de Haro y Peralta en la zona, se anotó en los
"Autos de Visita", entre varios datos, cuáles eran los lugares donde
se contaba con maestros de escuela. El arzobispo visitó 36 de las 43
jurisdicciones de la región entre 1774 y 1796.3 Tomando como ha-

2 Calculamos el número de indios, basándonos en el número de tributarios indios en ca-

da una de las 43 subdelegaciones de la intendencia de México. Multiplicamos el número de


tributarios por 4.5, número indicado por Gibson, para obtener el número total de habitantes
indios en cada jurisdicción. Gerhard, 1986, passim. Gibson, 1964, p. 146. Ajustamos las cifras
para el año de 1803 calculando un crecimiento de .01 por año. El total obtenido de habitan-
tes indios en la intendencia de México es una cifra ligeramente menor que la que ofrece
Márquez, basado en Navarro y Noriega (quien se apoyó en Humboldt). La población total de
indios en la intendencia de México en 1810, según Márquez, fue 1 052 862 y según nuestros
cálculos, elevado al año de 1810, fue 1008879. El total de la población india en las 12 inten-
dencias en 1810 fue 3 553 441, según Márquez y según nuestros cálculos, de 3 401 317. Para
las intendencias de Oaxaca, Puebla y Yucatán, hay cifras de la población india por subdelegaci<>-
nes. Hamnett, 1971, pp. 188-189. Flon, 1976, pp. 158-180. Gerhard, 1991, p. 51. Para las demás in-
tendencias usamos el método basado en el número de tributarios en cada subdelegación. Es
de notar que es difícil calcular la población de indios usando la cantidad del real y medio
porque se aplicaba esta contribución no sólo a los tributarios sino a los medio tributarios, cu-
ya proporción en cada pueblo difería sustancialmente. Hemos encontrado que el producto
de 3.5 por cada tributario del real y medio da un resultado que se aproxima al número total
de indios en el pueblo.
' AHAM, Libros de Visita, vols. 11-31. En varias de las jurisdicciones, el arzobispo Núñez de
Haro no visitó todas las parroquias. En otras, como Tacuba, Chalco, Tetepango y Coatepec
estuvo dos o tres veces entre 1774 y 1796 y alcanzó a visitar todos, o casi todos los curatos. En
los Libros de Visita hay amplia información sobre escuelas en las jurisdicciones de: Apan, Co-
LOS GASTOS AUTORIZADOS 217

se principal esta fuente parcial y complementándola con otros in-


formes, se ha logrado conocer que durante el último cuarto del si-
glo XVIII se habían establecido escuelas en 467 poblados de indios.
Esta cifra representa un aumento si se compara con que en el pe-
riodo de 1750 a 1774 sólo 266 pueblos contaban con escuelas.
Al reglamentarse las finanzas de los pueblos según la Ordenanza
de Intendentes, se formalizó el pago de los preceptores con fondos de
las cajas de comunidad. Los reglamentos interinos de México eran los
más detallados en referencia a las escuelas, ya que indicaban no sólo
cuáles eran las financiadas por las cajas, sino señalaban además los lu-
gares donde los padres de familia sostenían las escuelas. De los 467
puebfos que contaban con maestros mencionados en estos reglamen-
tos de 1808, 73% recibía su salario de las cajas de comunidad. En 134
pueblos se pagaba lo que se puede considerar como sueldos comple-
tos, esto es, de 60 pesos al año o más; y en 205 localidades las cajas
contribuían una parte del salario (59 pesos al año o menos) y los pa-
dres de los niños con la otra parte. En 114 pueblos las familias paga-
ban al preceptor, generalmente entregando medio real cada mes en
la colecta llamada "dominica", que se efectuaba después de la misa se-
manal. En 14 lugares los párrocos, los conventos de frailes, las obras
pías o las cofradías financiaban las escuelas. Generalmente, aun den-
tro de una misma subdelegación, los pueblos usaban una variedad de
maneras para sostener las escuelas, ya fuera por la caja de comunidad,
parcialmente por la caja, o por los padres de familia. Las cajas de co-
munidad financiaban 73% de las escuelas; los padres de familia a 24%
de los maestros, y la Iglesia a 3% de los preceptores.

yoacán, Cuautitlán, Coatepec, Chalco, Ecatepec, Ixmiquilpan, Lenna, Pachuca, Tacuba, T~


tepango, Texcoco, Xochimilco, Yahualica y Zempoala. De otras 13 jurisdicciones se tiene bas-
tante información: Actopan, Cuautla, Cuernavaca, Ixtlahuaca, Malinalco, Metepec, las
parcialidades de México, Meztitlán, Otumba, Querétaro, Temascaltepec, Tenango del Valle y
Tulancingo. Hay datos sobre varios pueblos en Cadereyta, Huichapan, Teotihuacan, Tetela
del Río, Toluca, Tula, Zimapán y Zumpango. De siete subdelegaciones hay poco a ninguna
información escolar: Acapulco, Chilapa, Huejutla, Taxco, Tixtla, Zacatula y Zacualpan. Los
Libros de Visita, están encuadernados en cuero y Ja mayoría lleva títulos que indican el núme-
ro de Ja visita. Por ejemplo, el volumen 23 tiene el título "Libro 7º del año de 1781 ".Algunos
no tienen título. En vista de que el volumen 25 dice en Ja portada "Libro 9º de visita", el vo-
lumen 27, "Libro 12º de visita" y el volumen 26 referente a Cuernavaca no tiene título, con-
cluimos que falta un volumen, correspondiente al libro número 10 o el 11. Entre los
volúmenes 11 a 31 hay varios tomos que tratan sobre las visitas a parroquias en Ja ciudad de
México o a conventos de monjas.
218 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

CUADRO 24
Noticias de escuelas en los pueblos de indios,
intendencia de México, 1750-1810

Periodo! Periodo!! Periodo JI!


Subdelegación 1750-1774 1775-1799 1800-1810

Acapulco 3
Acto pan 3 6
Apan 3 6 4
Cadereyta 1 4
Coatepec 6 4
Coyoacán 9 20 13
Cuautitlán 4 7 9
Cuautla 1 9 17
Cuemavaca 6 36 15
Chalco 11 65 22
Chilapa 2 12
Ecatepec 8 14 17
Huejutla 3 2
Huichapan 15 1 12
lxmiquilpan 20 8 5
lxtlahuaca 6 21
Lerma 4 3
Malinalco 10 24 20
Metepec 3 16 21
Meztitlán 13 16 8
Otumba 1 7 4
Pachuca 12 9 3
Parcialidades-México 9 14 13
Querétaro 5 19
Tacuba 8 18 11
Taxco 8 1
Temascaltepec 31 6 42
Tenango del Valle 11 19 30
Teotihuacan 9 16 6
Tetela del Río 12 12
Tetepango 1 8 8
Texcoco 6 16 23
Tixtla 6 10
LOS GASTOS AUTORIZADOS 219

CUADRO 24 (conclusión)

Periodo/ Periodoll Periodolll


' 1800-1810
Subdelegadón 1750-1774 1775-1799

Toluca 24 16 s.d.
Tula 4 2 6
Tulancingo 4 8 13
Xochimilco 9 12 18
Yahualica 10 25 6
Zacatula 2
Zacualpan 11 1 4
Zempoala 3 11 6
Zimapán 6
Zumpango 2 2 7
Total 266 461 467

Fuentes:
Para los tres periodos, el número de escuelas debe considerarse aproximado, ya que las
fuentes consultadas presentan datos incompletos y cada periodo abarca dos décadas y me-
dia, lapso durante el cual se establecen nuevas escuelas y dejan de funcionar otras
Periodo l. Informes de párrocos y arzobispo. Tanck de Estrada, 1989, pp. 720-723.
Periodo 11. Visitas de arzobispo. AHAM, Libros de Visita, vols. 16-28.
Periodo III. Reglamentos de Bienes de Comunidad. AGN, Indios, vols. 74, 76, 78, 79, 80;
Hospital de jesús, vol. llO, exps. 7-ll; Parcialidades, vol. 2, ff. 294-304; Til!1Tas, vol. 3569, exp. 9.

Aproximadamente 100 pueblos de indios pagaban elevados sa-


larios a sus preceptores: 96 pesos o más al año. El sueldo mayor se
concedía en Tenancingo, donde se otorgaban 500 pesos anuales al
maestro (y 300 pesos anuales a la maestra). Otros lugares en que se
asignaban excelentes salarios eran: 200 pesos al año en Malinalco,
Yautepec y Asuchitlán (Tetela del Río); 180 pesos al año en Zum-
pango de la Laguna, Tulancingo, Texcoco, Axapusco (Otumba),
Ayotzingo (Chalco) y Cutzamala (Tetela del Río) donde se propor-
cionaba además al preceptor seis reses al año, cuyo valor era de
aproximadamente cinco pesos cada una.
Entre los lugares que otorgaban salarios anuales de 96 pesos o
más se destacaban nueve jurisdicciones que tenían varias escuelas
220 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

CUADRO 25
Escuelas de indios y forma de financiamiento,
intendencia de México, 1808

Pagada Pagada Pagada


por caja parcial- porpa- Pagada
de comu- mente dres de por otro
Subdelegación nidad por caja familia medio Total

Acapulco 3 cofradías 3
Actopan 2 2 2 6
Apan 3 1 4
Cadereyta 2 1 1 4
Coatepec 2 2 4
Coyoacán 5 7 párroco 13
Cuautitlán 1 7 dotada 9
Cuautla 1 2 13 dieguinos 17
Cuemavaca 5 8 2 párrocos 15
Chaleo 10 10 1 belemitas 22
Chilapa 2 7 3 12
Ecatepec 6 11 17
Huejutla 2 2
Huichapan 9 1 2 12
Ixmiquilpan 4 1 5
Ixtlahuaca 7 14 21
Lerma 2 1 3
Malinalco 1 5 11 3* 20
Metepec 2 19 21
Meztitlán 2 4 2 8
Otumba 4 4
Pachuca 1 2 3
Parcialidades-México 13 13
Querétaro 11 7 1 19
Tacuba 2 8 1 11
Taxco
Temascaltepec 4 9 29 42
Tenango del Valle 1 28 1 30
Teotihuacan 2 4 6
Tetela del Río 7 3 2 12
Tetepango 1 7 8
Texcoco 5 18 23
Tixtla 3 6 1 10
LOS GASTOS AUTORIZADOS 221

CUADRO 25 (conclusión)

Pagada Pagada Pagada


por caja pardal- porpa- Pagada
de comu- mente dres de por otro
Subdel,egadón nidad por caja familia medio Total

Tula 3 1 2 6
Tulancingo 6 5 1 párroco 13
Xochimilco 2 7 9 18
Yahualica 1 3 2 6
Zacatula 2 2
Zacualpan 4 4
Zempoala 2 4 6
Zimapán 1 4 párroco 6
Zumpango 1 2 4 7
Total 134 205 114 14 467

(No se incluye Toluca por falta de datos).


* Malinalco, obra pía; Tenancingo, pilones de tiendas; Chalma, agustinos.
Fuente: AGN, Indios, vols. 74, 76, 78, 79, 80; Tien"as, vol. 3569, exp. 9; Parcialidades, vol. 2,
fl. 294-304; Hospital de jesús, vol. 110, exps. 7 a 11.

con excelente financiamiento: Tetela del Río, Otumba, Lerma, Tacu-


ba, Coyoacán, las parcialidades, Querétaro, Apan y Chalco. En total
35 regiones tenían por lo menos un pueblo indígena (generalmen-
te la cabecera de la subdelegación) donde el maestro recibía un
buen sueldo. Estos pueblos que hemos denominado "centros regio-
nales de educación indígena" contaban con preceptores calificados
y bien pagados que impartían enseñanza de las primeras letras y de
la doctrina cristiana a los alumnos. De los 107 lugares donde sepa-
gaba los más altos sueldos en 1808, 27 habían mantenido escuelas
desde el periodo de 1750 a 1774 y otros 56 lo habían hecho desde
el lapso comprendido entre 1775 y 1799,4 de donde se infiere que

4 Además de los reglamentos, las cuentas anuales de los pueblos de cada subdelegación

que incluían los recibos firmados por el maestro de escuela son una fuente adicional sobre la
existencia de escuelas. Ejemplos de cuentas y recibos para Otumba, Meztitlán, Actopan, Te-
222 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

77% de los centros regionales de educación indígena ofreció ins-


trucción durante varias décadas: 52% de ellos desde el año de 1780
y 25% desde 1754, esto es, durante más de 50 años.

CUADRO 26
Centros regionales de educación indígena,
intendencia de México, 1808

Salario Noticias de Noticias de


en pesos escuelas escuelas
en Periodo/ Periodo//
Pueblo 1808 1750-1774 1775-1800

Tenancingo 500 X X
Malinalco 200 X
Yautepec 200 X X
Asuchitlán 200 X
Poliutla 200 X
Zumpango de la Laguna 180 X X
Tulancingo 180 X X
Texcoco 180 X X
Cutzamala 180 X
Axapusco 180 X
Ayotzingo 180 X
Tecozautla 168 X
Xochimilco 156 X X
Actopan 150 X
Ocoyoacac 148 X
Tetela del Volcán 144 X X
Apan 144 X X
Tlalpan 144 x? X
Totolapa 144 X
Azcapotzalco 144 X X
Cuautlacingo 144 X
Ostoticpac 144 X
Otumba 144 X X

tela del Río, Tulancingo, Texcoco, Metepec, Querétaro, Tacuba, Tula, Xochimilco y Zem-
poala en AGN, Archivo Histórico de Hacienda, vols. 396, 397, 1230; Indios, vols. 80, 81, 84, 85, 86;
Propios y Arbitrios, vols. 7 y 9.
LOS GASTOS AUTORIZADOS 223

CUADRO 26 (continuación)

Salario Noticias de Noticias de


en pesos escuelas escuelas
en Periodo/ Periodoll
Pueblo 1808 1750-1774 1775-1800

Huichapan 144
Cuajimalpa 120 x? X
Magdalena Salinas 120 X
Xocotitlán 120 X
Zacatlamanco 120 X X
Nativitas 120 X X
Parcialidad de Santiago 120 X X
Parcialidad de San Juan 120 X
Iztacalco 120 X
Mixhiuca 120
Mexicalcingo 120 X
Culhuacán 120 X
Chilpancingo 120 X
Zumpango del Río 120 X
Tixtla 120 X
Tepetlaostoc 120 X X
Tlalnepantla 120 X
Amealco 120 X
Tarasquillo 120 X
Chilapa 120
Amecameca 120 X X
Mixquic 120 X
Chaleo 120 X X
Acambay 108 X
Yahualica 108 X X
Singuilucan 104 X X
Huixquilucan 104
San Bartolomé Pino 104
Teotihuacan 100 X X
Ixtapa (S. Miguel) 100 X
Temascaltepec 100 X X
Barrio San Francisquito 100 X
San Pedro Cañada 100 X
Cardona! 100 X X
Ixmiquilpan 100 X X
224 PUEBWS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

CUADRO 26 (continuación)

Salario Noticias de Noticias de


en pesos escuelas escuelas
en Periodo/ Periodo/l
Pueb/,o 1808 1750-1774 1775-1800

Acosoc 100
Xonachucan 100
Chiconautla 100 X
Tláhuac 100 X
Tlalcozauhtitlán 97
Pueblo Nuevo 96 X
Mixcoac 96 x? X
Meztitlán 96
Tequisquiac 96 X
Epazoyuca 96 X
Santiago Tapalcatlapa 96 X
Otlazpa 96 X X
Tepeji del Río 96 X X
Apango 96 X
Atotonilco 96 X
Tlalchiapa 96 X
San Cristóbal 96 X
Tlacotepec 96 X
Huautla 96 X
Tetela del Río 96 X X
San Martín Obispo 96 X
Pozoltepec 96
Totolmaloya 96 X X
Barrio San Sebastián 96 X
Metepec 96 X
Huejutla 96 X
Zitlala 96
Huimilpan 96
San Pablo 96
San Juan del Río 96 X
Temoaya 96 X
San Felipe 96 X
Orizaba 96
Acatlán 96
Azacualoya 96
LOS GASTOS AUTORIZADOS 225

CUADRO 26 (conclusión)

Salario Noticias de Noticias de


en pesos escuelas escuelas
en Periodo! Periodo!!
Pueblo 1808 1750-1774 1775-1800

Tlayacapan 96 X
Zacualpan 96 X
Tetillas 96
Cadereyta 96 X
Tepeapulco 96 X X
Tacuba 96 X X
Cuautla dieguinos X X
Tlalmanalco belemitas X
Chalma agustinos X
Yecapixtla párroco X
Achichipico párroco X
Zimapán párroco
Huascasaloya párroco X
Tepotzotlán dotada X X

En 1808, de las 43 subdelegaciones, 22 contaban con escuelas


en la mitad o más de la mitad de los pueblos indígenas. Cuatro juris-
dicciones sostenían maestros en 100% de las localidades de indios:
Apan, Coyoacán, Lerma y Zimapán. Además, varias poblaciones pa-
gaban a maestras para las niñas indígenas: Azcapotzalco (96 pesos
al año de la caja de comunidad), Tlalnepantla (96 pesos al año de
la caja), Huixquilucan y Xilozingo (pagadas por los padres, y antes
por las cajas comunitarias), Cuautla (por los padres), Tlalmanalco
(48 pesos al año, por la caja), Tenancingo (300 pesos al año, de los
pilones de las tiendas) y Totoltepec (pagada por los padres). Tam-
bién en 11 de los 14 pueblos de las parcialidades de la capital, las
cajas de comunidad otorgaban salarios a las maestras de niñas, esto
es, 120 pesos anualmente en nueve lugares y 72 y 48 pesos en Nexti-
pec y Nonoalco, respectivamente.
226 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

CUADRO 27
Porcentaje de pueblos de indios con escuelas, intendencia de México, 1808
%de Cálculo
%deGasto gasto Número Cálculo teórico de
Núm. Núm. pueblos para total de teúrico de niños
de de con escuelas para habitantes indios por indios
Subdelegación pueblos escuelas escuela (en pesos) escuelas indios escuela por escuela
Zimapán 6 6 100 44 83 10160 1693 135
Lenna 3 3 100 259 98 3708 1236 99
Apan 4 4 100 318 76 4908 1227 98
Coyoacán 13 13 100 s.d. s.d. 17251 1327 106
Parcialidades 14 13 93 s.d. s.d. 44830 3202 256
Tetela del Río 13 12 92 894 61 14415 1201 96
Malinalco 22 20 91 180 59 19296 965 77
Querétaro 21 19 90 1185 71 61112 3216 257
Ecatepec 19 17 89 880 87 11930 702 56
Cuautla 19 17 89 240 57 9873 580 46
Coatepec 5 4 80 52 76 6114 1528 122
Zumpango 9 7 78 216 43 6318 902 72
Temascaltepec 54 42 78 717 67 37497 892 71
Otumba 6 4 66 564 26 6313 1578 126
Zacatula 3 2 66 144 72 3152 1576 126
Xochimilco 28 18 64 392 72 19847 1103 88
Tenango del Valle 51 30 59 865 100 49831 1161 93
Tixtla 18 10 56 420 79 21270 2127 170
Texcoco 42 23 55 816 73 34976 1521 122
Teotihuacan 12 6 50 306 57 8408 1401 112
Metepec 42 21 50 664 92 43310 2062 165
Acapulco 6 3 50 o o 2533 844 68
Zempoala 13 6 46 222 97 4153 692 55
Cuautitlán 22 9 41 309 100 18438 2048 164
Ixtlahuaca 59 21 36 850 29 51980 2475 198
Ixmiquilpan 14 5 36 356 88 20000 4000 320
Actopan 17 6 35 260 65 19893 3315 265
Cadereyta 12 4 33 212 84 16019 4004 320
Chilapa 36 12 33 371 69 20269 1689 135
Tetepango 26 8 31 212 49 21043 2630 210
Pachuca 10 3 30 25 31 4853 1618 129
Huejutla 7 2 29 88 100 8162 4081 367
Chaleo 75 22 28 1299 69 57094 1854 228
Tacuba 43 11 26 742 70 30415 2765 221
Tulancingo 57 13 23 688 66 31087 2391 191
Tul a 28 6 21 267 57 9891 1648 132
Cuernavaca 75 15 20 s.d. s.d. 43351 2890 231
Yahualica 36 6 17 130 57 15537 2589 207
Huichapan 72 12 17 912 65 73469 6122 489
Zacualpan 35 4 11 s.d. s.d. 13905 3476 278
Meztitlán 148 8 5 172 50 33895 4236 339
Taxco 25 o o o o 14832
Toluca 25 s.d. s.d. s.d. s.d. 21220
Total 1245 467 37 16 272 67 942878 2019 162
Fuente: AGN, Indi.os, vols. 74, 76, 78, 79, 80; Tierms, vol. 3569, exp. 9; P~ vol. 2, ff. 294-304; Hospital de
jesús, vol. 110, exps, 7-11; Padrones, vols. 4, 9.
LOS GASTOS AUTORIZADOS 227

MAPA3
Porcentaje de pueblos de indios con escuelas, intendencia de México, 1808

Porcentajes
-7!>-100
~ 50-74
1:::::3 2!>-49
Q 1-24
c::J Sin escuelas (O)
Sin datos (s. d.)
Sin pueblos de indios (s. p.)
!>:'El Lagos

Dorothy Tanck de Estrada; mapa basado en Gerhard, 1986, p. 16.


Elaborado por Verónica Montoya P., Laboratorio de SIG, El Colegio de México.
228 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

Frecuentemente los reglamentos ordenaban un aumento en el


salario del preceptor. En pueblos con considerables fondos efectiva-
mente se elevaron los sueldos: en Azcapotzalco y Tetela del Volcán,
de 96 a 144 pesos y en Texcoco de 156 a 180 pesos. En otros lugares
se convirtió en sueldo completo un salario parcial que pagaban las
cajas: San Martín Obispo (Teotihuacan) de 15 a 96 pesos; Tetepan-
go, de 30 a 96 pesos. Ocasionalmente los reglamentos redujeron los
salarios magisteriales pagados por las cajas para asegurar un sobran-
te más cuantioso, o para eliminar la práctica de algunos pueblos de
utilizar dinero perteneciente a otros lugares para pagar a su maes-
tro. Varios pueblos en Meztitlán, Tixtla, Coyoacán y Zempoala vieron
reducida o eliminada la contribución que las cajas de comunidad
daban a los preceptores.
Si tomamos en cuenta el porcentaje de pueblos de indios donde
había escuelas, el número de habitantes por escuela y el porcentaje
del gasto de los fondos comunales para los salarios magisteriales, la
subdelegación de Ecatepec, al norte de la ciudad de México, se des-
taca como la región con la mejor cobertura educativa: 89% de sus
pueblos tenían escuelas; había una escuela por cada 702 indios (o
por cada 56 niños indios varones de 6 a 12 años de edad) 5 y 87% del
gasto autorizado se destinó a los maestros. Malinalco, Temascaltepec,
Cuautla y Zumpango también lograron buena cobertura de acuerdo
con estos criterios. El renglón del porcentaje de las erogaciones apli-
cadas a las escuelas muestra que varias subdelegaciones, como Cuau-
titlán, Ixmiquilpan, Cadereyta y Huejutla, usaban casi todo su gasto
autorizado para cubrir el salario de los maestros de escuela, pero de-
bido a que tenían escasos caudales (y muchos pueblos con pocos ha-
bitan tes y reducido fondo comunal) el dinero no alcanzaba para
sostener escuelas en muchos pueblos.

5 Hemos hecho un cálculo teórico para ayudar a entender la distribución relativa que

pudieron tener las escuelas entre los habitantes indios y entre los niños de la población esco-
lar potencial, esto es, los muchachos varones indios de 6 a 12 años de edad (8% de la pobla-
ción india). Se llega a estos dos cálculos al dividir la población total de indios en cada
subdelegación entre el número de escuelas en dicha jurisdicción. Se podría considerar que
una escuela por cada 160 niños entre 6 a 12 años era una relación que propiciaría una ade-
cuada enseñanza. La población escolar potencial se basa en Menéndez Valdés, 1980, passim.
Véase la explicación en el apartado "Intendencia de Guadalajara" en este capítulo. El cuadro
20 del capítulo lI indica que Ecatepec lograba gastar un mayor porcentaje de sus fondos de
comunidad en comparación con las demás subdelegaciones de la intendencia de México,
ejerciendo así cierto poder político.
LOS GASTOS AUTORIZADOS 229

Intendencia de Michoacán

Ubicada al oeste de la intendencia de México, la de Valladolid de


Michoacán (las intendencias recibían el nombre de su ciudad capi-
tal) tenía 148 465 habitantes indios, 41 % de la población total. 6 An-
tes de la conquista, Michoacán era el centro del imperio tarasco o
purépecha, nunca dominado por los aztecas.
En 1767, como resultado de los levantamientos ocurridos co-
mo consecuencia de la expulsión de los jesuitas, el visitador José de
Gálvez ordenó la ejecución de 13 dirigentes indígenas en la región
de Pátzcuaro y Uruapan. Parte del castigo incluyó la supresión de
los gobiernos de aproximadamente 60 repúblicas. A pesar de que
se presentaron peticiones de los tarascos, del obispo y de las autorida-
des civiles en 1777, no se restauró el gobierno local en estos pueblos
hasta 1792.7 Esta falta de gobernantes indígenas durante casi 25 años
facilitó que el gobierno virreinal ejerciera una supervisión más di-
recta de los asuntos de los pueblos.
Un informe precisó en 1789 que en la parte centro-oeste de la
intendencia había escuelas en 61 de los poblados visitados, esto es
en 69% de ellos: 46 financiadas por las cajas de comunidad, 13 por
los padres de familia y dos por patronatos. 8 Generalmente en los
pueblos sin escuelas vivía un número reducido de habitantes in-
dios. El promedio de indígenas en estos 28 pueblos era de 235, nú-
mero que producía menos de diez pesos anuales correspondientes
al real y medio. La mayoría de estos lugares carecía de tierras co-
munales arrendadas que proporcionaran un ingreso adicional a la
caja de comunidad.
Las cuentas de las cajas de comunidad de todos los pueblos de Mi-
choacán registradas en los "Extractos", muestran la evolución de las
contribuciones comunales durante un periodo de 12 años. 9 Al prin-

6 Humboldt, 1973, pp. 140-141. Cifras ajustadas a 1803. No se incluye Colima.


7 AGN, Tierras, vol. 2786, ff. 4-8. Castro Gutiérrez, 1990, p. 137. Mendoza Briones, 1968,
pp. 28-30. Terán, 1995, p. 462. Inspección ocular, 1960, pp. 110, 145. Gálvez, 1990, p. 70.
8 Aunque la Inspección oculares anónima y sin fecha, pensamos por la evidencia interna

del documento que fue escrito en 1789, posiblemente por el comisionado José Antonio Cal-
derón. Inspección ocular, 1960, passim.
9 La formulación de los Extractos obedece a lo estipulado en el artículo 46 de la Orde-

nanza de Intendentes: "Fenecidas las cuentas de uno y otro modo [de Propios y Arbitrios en
poblaciones de españoles o de Bienes de Comunidades de indios] enviará el intendente a la
Junta Superior de Hacienda un extracto de cada uno, certificado por el contador principal
230 PUEBLOS DE INDIOS YEDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

CUADRO 28
Escuelas de indios y fonna de financiamiento en la parte céntral
de la intendencia de Michoacán, 1789

Pagada por Pagada Pagada por Pagada Total


caja de parcialmente padres de por otro de
Subdekgación comunidad por caja familia medio escuelas

Pátzcuaro 2 1 4 1 8
Cocupao 1 7 2 10
Erongarícuaro 2 4 3 9
Paracho 2 8 10
Uruapan 4 8 12
Taretan 1 1 2 4
Apatzingán 2 2 4
Santa Clara del Cobre 1 1
Ario 2 2
Tacámbaro 1 1
Total 17 29 13 2 61

Fuente: Inspección ocular, 1960, passim.

cipio en unos 27 pueblos se asignaban cantidades pequeñas -entre


tres y 19 pesos anuales-, para ayudar a pagar a los maestros. Estas
sumas reducidas correspondían a la mitad del ingreso proveniente
del real y medio dado por cada tributario. Por ejemplo, en Puácua-
ro, en la subdelegación de Erongarícuaro, los 40 tributarios contri-
buían con 7 .5 pesos a la caja comunitaria. Por eso, según el extracto
de 1790, se habían pagado tres pesos para el maestro de escuela, "la
mitad del real y medio". Alrededor de 1797, debido a los reglamen-
tos interinos, le retiraron a los pueblos pequeños estas ayudas de sa-
lario y sólo se autorizó proporcionar anualmente 28 pesos o más a
las escuelas situadas en poblados más grandes.
Así para 1802 en vez de 63 escuelas con sueldos parciales de las
cajas, como en 1790, únicamente había 16. Sin embargo, habían
aumentado el número y la cantidad de dinero para las escuelas cu-

de su provincia, con expresión, ya de los ramos, sus valores, gastos que hayan tenido y cauda-
les que resultaren en arcos ... para que la Junta Superior en los casos que ocurran, pueda dar
sus providencias con suficiente instrucción". Beleña, 1981, vol. 2, p. xvi. AGN, Ayuntamientos,
vols. 181, 220.
LOS GASTOS AUTORIZADOS 231

yos maestros recibían salarios completos (60 pesos o más) de la caja


de comunidad: 39 escuelas con pagos completos en 1790 compara-
do con 61 en 1802. El total de maestros financiados con fondos co-
munitarios descendió de 102 a 77, pero la cantidad gastada en las
escuelas aumentó para 1802: 5 017 pesos en 1790 comparados con
5 681pesos,12 años más tarde. Aunque menos escuelas se sostenían
con fondos comunales, los preceptores percibían salarios más altos.
El promedio de sueldo para los 102 maestros en 1790 fue de 49 pe-
sos, y el de los 77 maestros en 1802 fue de 74 pesos. 10
Además de las 77 financiadas por las cajas de comunidad en
1802, existían 2 escuelas dotadas (en Pátzcuaro y Tacámbaro) y cal-
culamos otras 11 escuelas sostenidas por los padres de familia. Tam-
bién los había en los tres pueblos de Charo y en Santa Fe de la
Laguna. 11 Basándonos en estos datos, podemos calcular que un to-
tal de 94 lugares contaban con escuelas para indios en Michoacán
en 1802.

10 Reglamentos para diez subdelegaciones en 1797. AGN, Propios y Arbitrios, vol. 34, pas-
sim. La comparación entre lo asignado en las diez subdelegaciones por los reglamentos en
1797 con lo efectivamente pagado en 1802 es la siguiente:
Núm. de Salario Núm. de Salario
Subdelegación pueblos, 1790 en pesos pueblos, 1802 en pesos
Motines 1 72 o o
Tlazazalca 7 552 5 446
Uruapan 6 376 5 336
Jiquilpan 9 605 10 668
Zamora 8 684 8 787
Taretan 1 72 2 121
Angamacutiro 5 312 4 196
Erongarícuaro 3 204 2 108
Cocupao l. 72 1 72
Tiripetío 2 132 2 132
Total 43 3081 39 2866
11 Calculamos que en 1802 los padres de familia sostenían escuelas por lo menos en 11

pueblos. Antes de 1802 las cajas de comunidad pagaban parte de los salarios en esos lugares y
pensamos que las familias seguían sosteniendo la escuela aunque no se utilizaban fondos co-
munales. Estos 11 pueblos son: Aguanato (Angamacutiro), Parácuaro (Apatzingán), Tiríndaro
(Cocupao), Pungarabato (Huetamo), Sevina (Paracho), Ihuatzio (Pátzcuaro),Jucutacato,
Xicalán, Paracutín, San Felipe Herreros (Uruapan) y Tuxpan (Zitácuaro). Entre los 77 pue-
blos que pagaban a los preceptores con dinero de las cajas comunitarias, incluimos a Marava-
tío y Susupuato en la subdelegación de Zitácuaro aunque en los extractos no se indican los
gastos con precisión, solamente anotando que son las erogaciones "que permite el reglamen-
to". Calculamos que el gasto para el sueldo del maestro fue de 72 pesos en Maravatío y 65 en
Susupuato. AGN, Ayuntamientos, vol. 181, 220.
232 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

CUADRO 29
Porcentaje de pueblos de indios con escuelas,
intendencia de Michoacán, 1802

% Cálculo Cálculo
%de Gasto de gasto Número teúrico de teúrico de
Núm. Núm. pueblos para total de número número de
de de ron escuelas para habitantes de indios niños indios
Subde/,egación pueblos escuelas escuelas (en pesos) escuelas indios* por escuela por escuela

Santa Clara 2 2 100 108 100 2260 1130 90


Tacámbaro 1 100 680 680 54
Uruapan 12 9 75 336 100 6844 760 61
Jiquilpan 15 10 67 668 84 11364 1136 91
Zamora 12 8 67 787 98 5842 730 58
Ario 6 4 67 354 86 2530 633 51
Cuitzeo de la 7 5 57 360 74 6887 1 721 138
Lagtina (2 en cabecera)
Apatzingán 10 5 50 232 59 1848 370 30
Huetamo 10 5 50 403 75 9058 1811 145
Taretan 4 2 50 122 89 1532 766 61
Tlazazalca 18 5 28 444 100 9744 1948 156
Pátzcuaro 17 4 28 132 75 6749 1685 135
Paracho 17 4 24 216 100 6521 1630 131
Cocupao 10 2 20 72 100 4297 2199 176
Erongorícuaro 11 2 18 108 68 4806 2403 192
Zinapécuaro-
Tialpujahua 18 3 11 276 100 11972 3991 319
Zitácuaro 37 3 8 135 cal. 89 25746 8582 687
Carácuaro 4 o o o o 436
Motines 9 o o o o 1760

Valladolid:
Chucándiro 100 60 100
Huango 100 60 77
Puruándiro 1 100 108 100
Angamacutiro 6 5 83 196 100 23961 1498 120
lndaparapeo 3 2 67 132 92
Huaniqueo 5 3 60 180 50
Tiripetío 6 2 33 132 83
Valladolid 6 1 17 69 100
Charo 3 3 100 s.d. s.d. 2511 837 67
Santa Fe (1789) 2 50 s.d. s.d. 1026 1026 82
Total 254 94 37 5681 81 148465 1579 126
* Calculado con base en el número de tributarios indios. Gerhard, 1986, passim.
Fuente: AGN, Ayuntamimtos, vols. 181 y 220; Hospital de jesús, vol. UO, exp. 5. Inspección ocular, 1960,
pp. 17, 42, 165-166.
LOS GASTOS AUTORIZADOS 233

MAPA4
Porcentaje de pueblos de indios con escuelas,
intendencia de Michoacán, 1802

Porcentajes
- 75-100
m 50-74
C::3 25-49
e::;::'] 1-24
c:J Sin escuelas (O)
Sin datos (s. d.)
Sin pueblos de indios (s. p.)
~Lagos

Dorothy Tanck de Estrada; mapa basado en Gerhard, 1986, p. 16.


Elaborado por Verónica Montoya P., Laboratorio de SIG, El Colegio de México.
234 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

CUADR030
Centros regionales de educación indígena,*
intendencia de Michoacán, 1802

Salario anual de Salario anual de


Pueblo 1802 (en pesos) 1790 (en pesos)

Pátzcuaro 300 dotado 300 dotado


Tacámbaro 200 dotado 200 dotado
Charo 150 150
Tangancícuaro (Zamora) 123 100 (desde 1787)
Ario 120 120
Yurécuaro (Zinapécuaro) 120 o
Cuitzeo de la Laguna 120 120 (desde 1784)
Nahuatzen (Paracho) 120 44
Tangamandapio (Zamora) 118 85 (desde 1787)
Xaripo (Zamora) 116 102
Pajacuarán (Zamora) 116 100
Coyuca (Huetamo) 111 120 (desde 1777)
Chilchota (Tlazazalca) 111 96
Tanguenguato (Tlazazalca) 111 96
Puruándiro 108 100
Uruapan 108 105
Saguayo (Zamora) 87 50
Ucareo (Zinapécuaro) 96 39
Huetamo 96 120 (desde 1777)
Cutzio (Huetamo) 96 96 (desde 1777)
Zirándaro (Huetamo) 96 42 (desde 1777
por 7 meses)
Caro (Zamora) 80 o
Churumuco (Ario) 80 56
Tepelcatepec (Ario) 75 25
* Escuelas con salarios anuales de 75 pesos o más; 24 de un total de 94 escuelas.
Fuente: AGN, Ayuntamientos, vols. 181, 220; Hospi.tal de jesús, vol. 110, exp 6; Inspección ocu-
lar, 1960, pp. 17, 165-166.
LOS GASTOS AUTORIZADOS 235

Zamora era la subdelegación con la mejor situación educativa: te-


nía escuelas sostenidas por las cajas comunales en 67% de los pueblos;
el salario anual promedio era de 98 pesos, que representaba 98% del
gasto total ejercido en la jurisdicción. Jiquilpan también tenía buena
cobertura educativa: 67% de los 15 pueblos tenían maestros y se gasta-
ba en las escuelas 84% de la erogación total. Diez subdelegaciones só-
lo usaban sus fondos de comunidad para pagar al maestro de escuela,
sin gastar el dinero comunal para fiestas ni otra cosa. Algunos lugares
con reducidos ingresos a sus cajas, como Pátzcuaro y Cocupao, soste-
nían pocas escuelas en comparación con el número de pueblos en la
subdelegación (en 24% de los pueblos) pero se gastaba casi todo el di-
nero permitido por los reglamentos en salarios para los maestros.
En la intendencia, 26 pueblos de indios otorgaron buenos sala-
rios a los preceptores. Estos centros de educación indígena no sólo
tenían maestros capacitados sino que habían ofrecido enseñanza
en las primeras letras por un periodo de por lo menos 12 años, ya
que los extractos constatan este gasto desde 1790. 12

Intendencia de Guadalajara

La intendencia de Guadalajara tenía aproximadamente el mismo ta-


maño que la de Michoacán. Ocupaba el territorio que se extendía
desde Guanajuato y San Luis Potosí hacia el oeste hasta llegar al
Océano Pacífico. Incluía lo que ahora son los estados de Jalisco, Coli-
ma y Nayarit. Guadalajara tenía una población indígena de 132 393
habitantes, que representaban 35% de la población total. 13
En vista de que en todo el virreinato de Nueva España, sólo ha-
bía dos audiencias, el hecho de que una de ellas estuviera en Gua-

12 En 1782 había escuelas en seis pueblos: Jiquilpan, Tingüindín, San Francisco Peribán,

San Juan Peribán, Santos Reyes y San Gabriel. En 1786 había varias escuelas de Tlalpujahua
sostenidas por los padres de familia y en 1784 en Cuitzeo. Se pagaba de las cajas comunales a
los maestros en Cuitzeo, Santa Ana Maya, Copándaro y Huandacareo, y los padres sostenían
al maestro en Capacho, Tararamed y Huacao. En la región de Zinapécuaro-Tlalpujahua hay
noticias de maestros sostenidos por los padres en Sirícuaro (1785) y en Taimeo (1806). AGN,
Histuria, ff. 217-219, 297, 308-314; PropiosyArllitrios, vol. 21, f. 193. En 1777 se empezó a pagar
150 pesos al año al maestro de Charo. AGN, Hospital de jesús, vol. 110, exp. 5. En 1733 había es-
cuela en Zitácuaro. Cedeño, 1994, p. 14.
u Menéndez Valdés, 1980, passim, ajustado a 1803.
236 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

dalajara, cuya jurisdicción abarcaba toda la parte occidental del virrei-


nato, hizo que la ciudad capital cobrara importancia como centro gu-
bernativo y también eclesiástico, ya que era sede del obispado. Para
finales del siglo XVIII esta región había adquirido renombre gracias
a su riqueza agrícola y ganadera y había experimentado un conside-
rable crecimiento económico y demográfico. 14
En el norte de la intendencia de Guadalajara, en las subdelega-
ciones de Santa María del Oro y Sentispac, vivían los coras y los hui-
choles, que integraban más de la mitad de la población total. Muy
cerca de la ciudad de Guadalajara se hallaban tres enclaves indíge-
nas: Tonalá con 87% de indios, Tlajomulco con 76% y San Cristóbal
de la Barranca, donde constituían 73% de la población total. Una
tercera región situada al sur, cerca de Colima, tenía una mayoría de
indios en las subdelegaciones de Sayula y Tuscacuesco (Amula).
Entre 1791 y 1793 se levantó un padrón muy completo de la in-
tendencia, donde se anotó el número de habitantes según su edad
y raza. Basándonos en estos datos hemos calculado la "población es-
colar potencial", esto es, los niños indios varones de seis a doce
años: 8% de la población india. Hemos aplicado este porcentaje en
las estadísticas correspondientes a las demás intendencias.

CUADRO 31
Población de la intendencia de Guadalajara, 1803

Niños varones
Niños varones de como porcentaje
Grupo étnico Población 6 a 12 años de edad de la población

Indios 132 393 10 725 8.0


(35%)
Españoles 115 038 9133 7.9
(30%)
Mulatos y otras castas 133 446 12 766 9.6
(35)
Total 380 877 32 624 8.5
Fuente: Menéndez Valdés, 1980, passim, ajustado a 1803.

14 Serrera, 1977, pp. 25-30. Gerhard, 1996, pp. 64-69.


LOS GASfOS AUTORIZADOS 237

Para el periodo de 1750 a 1821, la más antigua escuela para indí-


genas de la que tenemos noticia no era para indios, sino para indias.
El colegio o "casa de enseñanza de niñas", fue fundado en 1752 por
el gobernador de Cuescomatitlán, jurisdicción de Tlajomulco. En
1792 un pueblo cercano, Caxtitlán, también tenía "un colegio de
indias educandas, que los mismos naturales fundaron". Había 19
alumnas en Cuescomatitlán y 13 en Caxtitlán. 15
En 1803, 12 subdelegaciones tenían un total de 21 escuelas,
sostenidas por las arcas comunitarias de los indios. 16 Además de es-
tos 21 lugares, incluimos algunos pueblos que en 1784 financiaban
escuelas por medio de las contribuciones de los padres de los
alumnos indios. En la jurisdicción de La Barca, las familias, en seis
pueblos, pagaban a sus maestros; anotamos tres de estos pueblos
en la estadística porque pensamos que éstas podrían haber perdu-
rado hasta 1803, cuando también otros dos lugares sostenían es-
cuelas con dinero comunal. En 1784, los padres de los niños de
Cuquío y Yahualica financiaban a los maestros; incluimos uno de
estos lugares en la estadística de 1803. En la subdelegación de Co-
lima agregamos el pueblo de Comala, uno de los seis que tenían
escuelas en 1784 y el pueblo de lxtlahuaca cuya cofradía pagaba al
maestro. 17
Cuatro escuelas que empezaron a recibir dinero de las cajas comu-
nitarias, después de 1803 están en la estadística porque hay indicios
de que antes fueron sostenidas por las familias. En la subdelega-
ción de Zapotlán, en 1804 se empezó a pagar con dinero de la caja
comunal al maestro de Tamazula, pero nos parece probable que
antes recibía su sueldo de los padres, ya que otros cuatro pueblos
de la jurisdicción poseían escuelas. También para la subdelegación
de Sayula incluimos a Cocula y Zacualco en la estadística, porque

15 Kanter, 1987, p. 54. Menéndez Valdés, 1980, p. 111.


16 Se basa en los "Extractos de las cuentas de Bienes de Comunidad de los pueblos de in-
dios de esta Provincia". AGN, Propios y Arbitrios, vols. 25 y 35. Los extractos muestran cambios
en el número de pueblos entre un año y otro. Por ejemplo, 14 en vez de 16 en Lagos. Había
lugares donde el ingreso anual a la caja de comunidad significaba una población máxima de
24 habitantes indios, por ejemplo en Mazatlán, subdelegación de Tomatlán. La "desapari-
ción" de algunos pueblos de indios se debía al mestizaje o a la migración. En San Sebastián,
al final del siglo XVIII ya no había pueblos de indios. AGN, Propios y Arbitrios, vol. 25, ff. 67-69v,
96-293. Gerhard, 1996, p. 123. Colecciim de acuerdos, 1868, vol. 2, pp. 384-385.
17 Gallo Lozano, 1988, pp. 211-258. AGN, Historia, vol. 312, f. 63; vol. 313, f. 182; vol. 495
ff. 222-232.
238 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COWNIAL

CUADRO 32
Porcentaje de pueblos de indios con escuelas,
intendencia de Guadalajara, 1803
% % Cálculo Cálculo
deGasto de gasto Número teórico de teórico de
Núm. Núm. pueblos para total de número de número de
de de con escuela para habitantes indios por niños indios
Subdel.egación pueblos escuelas escuela (en pesos) escuelas indios escuela por escuela

Zapotlán 6 5 83 480 61 10325 2065 165


Etzatlán 6 2 33 192 52 3812 1906 152
Guachinango 6 2 33 100 57 3434 1717 137
La Barca 23 6 26 120 64 13537 2256 180
Tequila 4 1 25 100 33 2102 2102 168
Tepic 9 2 22 156 65 1535 768 61
Tomatlán 5 1 20 24 69 1353 1353 108
Autlán 14 3 21 190 44 5 891 1964 157
Colima 10 2 20 s.d. s.d. 6208 3104 248
Sayula 35 3 9 172 30 29641 9880 790
Tonalá 13 1 8 6039 6039 483
Cuquío 13 8 o o 3657 3657 293
Tuscacuesco 15 1 7 24 16 4836 4836 387
Lagos 16 o o o o 10576
Hostotipaquillo 5 o o o o 1 716
San Cristóbal 9 o o o o 3217
Sentispac 7 o o o o 1414
Ahuacatlán 7 o o o o 1861
Santa María del Oro 6 o o o o 2613
Tala 6 o o o o 1592
Tecpatitlán 9 o o o o 3398
Tlajomulco 10 o o o o 5665
Acaponeta 2 o o o o 2628
San Sebastián* s.p. o
Guadalajara* 4 s.d. s.d. s.d. s.d. 5343

Total 240 30 13 1678 42 132393 4413 353

* Sin indios o sin pueblos de indios sujetos a la Contaduria de Propios y Arbitrios de Guadalajara.
Fuente: AGN, Propios y AriJitrios, vols. 25 y 35, passim; Historia, vol. 494, ff. 19-37; vol. 495, ff. 222-232. Tay-
lor, 1996, p. 709, nota 119. Población ajustada a 1803. Menéndez Valdés, 1980, passim.
LOS GASTOS AUTORIZADOS 239

MAPA5
Porcentaje de pueblos de indios con escuelas,
intendencia de Guadalajara, 1803

Porcentajes
- 75-100
IIii<l 50-74
C':::3 25-49
Q 1-24
CJ Sin escuelas (O)
Sin datos (s. d .)
Sin pueblos de indios (s. p.)
- Gobierno militar subordinado al virrey

Dorothy Tanck de Estrada, mapa basado en Gerhard, 1986, p. 16; 1996, p. 57.
Elaborado por Verónica Montoya P., Laboratorio de SIG, El Colegio de México.
240 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

en la primera se registró el pago a un maestro por 72 pesos de la


caja en 1808 y como la segunda tenía una numerosa población in-
dígena (1 567 indios) pensamos que se seguía sosteniendo la es-
cuela establecida en 1773. 18 El pueblo de Jamay (el sexto incluido
en la estadística correspondiente a la subdelegación de La Barca)
tenía una escuela pagada por los indios en 1784; en 1793 la caja de
comunidad le daba su salario, y en 1808 otra vez el arca otorgaba
un sueldo parcial. Concluimos que los padres financiaron la escue-
la en el intervalo. 19
Es sorprendente que Tonalá, la subdelegación con el mayor por-
centaje de población indígena en toda la intendencia (87%), no sos-
tuviera escuela alguna con fondos comunales. Aunque la cabecera de
Tonalá registraba en 1806 un ingreso de 104 pesos no se había auto-
rizado algún pago al maestro de escuela, solamente se permitía usar
30 pesos para celebraciones religiosas. Sin embargo el párroco fundó
una escuela alrededor de 1795 financiada por contribuciones de los
feligreses, de ahí que lo incluyamos en la estadística.20
En Bolaños los pueblos de indios no estaban sujetos a la vigi-
lancia de la Contaduría de Guadalajara; en la subdelegación de
San Sebastián no había pueblos de indios. Cerca de Guadalajara
se hallaban cuatro pueblos: Analco, Mezquitán, Tetán y Mexicalcin-
go, pero como no aparecen en las cuentas de propios y arbitrios
puede suponerse que estaban bajo la jurisdicción del ayuntamiento
de la capital de la intendencia, que no entregaba las cuentas a la
Contaduría. 21
La subdelegación de Zapotlán era la región que gozaba del ma-
yor porcentaje de pueblos con escuelas, cinco de seis lugares, y sus
maestros percibían los mejores salarios, entre 72y120 pesos al año.
En Etzatlán se otorgaba el salario más alto, de 132 pesos al año.

18 AGN,Histuria, vol. 494, ff. 19-37; Propios y Arbitrios, vol. 25, ff. 240, 281.
19 AGN, Propios y Arbitrios, vol. 25, ff. 260, 262. Gallo Lozano, 1988, p. 231. Los subdelega-
dos de Tonalá, Ahuacatlán y Hostotipaquillo solicitaron en 1790 la apertura de escuelas de
primeras letras, sin conseguirlo. AGN, Cofradías, vol. 10, f. 118.
20 Taylor, 1996, p. 709, nota 119.
21 Menéndez Valdés registró cuatro pueblos de indios en Bolaños: Huilacatitán, Chimal-

titán, Cocuasco y Pochatitán. El promedio fue sólo de 18 indígenas en cada pueblo. La sub-
delegación de Bolaños no aparece en las cuentas de bienes de comunidad de la Contaduría
de Guadalajara porque estaba (junto con Colotlán y Nayarit) en una jurisdicción militar
aparte. Los indios no tenían que pagar tributo. Menéndez Valdés, 1980, pp. 39-40, 59. AGN,
Propios y Arbitrios, vol. 25, ff. 67-69, 70-90, 268.
LOS GASTOS AUTORIZADOS 241

CUADRO 33
Centros regionales de educación indígena,*
intendencia de Guadalajara, 1803

Pueb/,o Salario anual Noticias de escuela

Etzatlán 132 pesos desde 1797


Zapotlán 120 pesos desde 1793
Tuxpan (Zapotlán) 120 pesos desde 1800
Xalisco (Tepic) 106 pesos desde 1801
Ixtlán (Ahuacatlán) 100 pesos desde 1806
Tecolotlán (Autlán) 100 pesos desde 1799
Sayula 100 pesos desde 1763
Tequila 100 pesos desde 1792
Mazamitlá (Zapotlán) 96 pesos desde 1793

* Escuelas con salario anual mayor de 95 pesos; nueve de 30 escuelas.


Fuente: AGN, Propios y Arbitrios, vols. 25 y 35; Historia, vol. 494, ff. 19-21.

Intendencia de Mérida de Yucatán

La península yucateca formaba la intendencia de Mérida de fucatán.


Su suelo calizo sólo permitía una agricultura de maíz, frijol, algo-
dón y azúcar. A partir de 1770, gracias a la declaración del comercio
libre para fucatán, se aumentó la producción de carne y de hene-
quén para abastecer a Cuba y otras islas del Caribe. Poblaban la pe-
nínsula 334 880 indígenas (76%), principalmente mayas, y algunos
chontales cerca de Campeche. 22
Casi 10% de los 224 pueblos tenía una mayoría de moradores
no indios, que se llamaban "vecinos de color" porque general-
mente eran mulatos, o a veces mestizos o chinos. Estos vecinos ha-
blaban maya y vivían según las costumbres de los indios y bajo la
autoridad de los gobernadores indígenas de los pueblos. Locali-
dades con habitantes mulatos estaban esparcidas en todas las re-
giones. Por ejemplo, en la subdelegación de Camino Real Bajo,
cuatro pueblos tenían una mayoría no india, tres estaban entera-

22 Sin incluir Bacalar. Gerhard, 1991, p. 51.


242 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

mente habitadas por los mayas y cuatro poblaciones tenían una


mayoría indígena. 23
Yucatán fue la primera intendencia que expidió reglamentos in-
terinos obedeciendo la Ordenanza de Intendentes para todos los
pueblos de indios. Fueron aprobados por la Junta Superior de Real
Hacienda el 3 de noviembre de 1797. En 1805 el intendente Benito
Pérez informó a la Audiencia que estos 224 reglamentos estaban
"en rigurosa observancia". 24 Cada año se enviaba a México el "Estado
general de los productos, gastos y sobrantes" de las ciudades, villas y
pueblos de indios de la intendencia. Estos resúmenes muestran un
aumento en los ingresos de los pueblos de 16 957 pesos en 1788 a
37 361 pesos en 1819. Generalmente 63% de estos ingresos pasaba
como sobrante a las cajas reales. En 1806 se aumentaron los salarios
de los maestros de escuela de 15 a 24 pesos al año.25
En Yucatán se autorizaban erogaciones que no aparecían en los
reglamentos de las otras intendencias. 26 Posiblemente debido a una
costumbre muy arraigada entre los indios mayas, se incluían en las
cuentas comunales el pago de salarios, no sólo para el maestro de
escuela, sino para el escribano indio de república (casi la misma
cantidad que para el preceptor no indio) y para el maestro indio de
capilla (una cantidad menor) "que dirige el despacho de coro" y
enseñaba en maya la doctrina cristiana a los niños. Aunque en nin-
guna otra intendencia se permitía pagarle al escribano ni al maestro
de capilla con caudales de las cajas de comunidad, es importante
notar que la cantidad autorizada para los sueldos de los preceptores
en Yucatán era muchísimo menor que en otras regiones. Mientras
que en México se cubrían salarios completos, entre 60 y 200 pesos
al año, en ningún pueblo yucateco, ni en lugares con más de 5 000
habitantes indios y con ingresos de 275 pesos, como Sacalum, ero-

23Tanck de Estrada, 1994, pp. 412-413. Farriss, 1984, pp. 104-107.


24 AGN,Consolidación, vol. 10, f. 427v.
25 AGN, Propios y Arbitrios, vol. 23, ff. 291-376. El sobrante anual en 1788 fue 55% del total
recolectado. En 1789 fue 57%; 1790, 52%; 1791, 51 %; 1792, 63%; 1793, 63%; 1794, 44%;
1795, no hay datos; 1796, 65%; 1797, 65%; 1798, 69%; 1799, 69%; 1800, 67%; 1801, 67%;
1802, 69%; 1803, 67%; 1804, no hay datos; 1805, 643%; 1806, 64%; 1807, 67%; 1808, 62%;
1809, 61%;1810, no hay datos; 1811, 58%; 1812 y 1813, no hay datos; 1814, 74%; 1815, no
hay datos; 1816, 65%; 1817, no hay datos; 1818, 61 %; 1819, 64%. Tanck de Estrada, 1994, pp.
426, 428.
2s AGN, Intendencias, vol. 21, exp. 9, ff. 174-257.
LOS GASTOS AUTORIZADOS 243

CUADRO 34
Centros regionales de educación indígena,*
intendencia de Yucatán, 1806

Pueblo Nomlffe del maestro en 1790

Maxcanú Francisco Acosta


Umán Bernabé Lazo
Hunucmá Juan López
Xecelchakán Sin nombre
Calkiní Don Ignacio Rodríguez
Tekax Don Alejo Fuentes
Oxkutzcab Donjuan Corantes (título del obispo)
Ticul Don José Monjarrez e Ignacio Magaña (títulos del obispo)
Maní Don José A. Rodríguez Ocampo (título del obispo)
Muna Antonio Fuentes (título del obispo)
Nohcacab Don José Espinosa y Pedro Rayón
So tuta Don Diego Angel Carrillo
Yaxcabá Don Mateo Souza (título del obispo)
Espitá Don Francisco Javier González y don Agustín Quiñones
Hampolol Donjosé Bonfil
Bolonchén Don Luis Majar y don Esteban Vera
Chemax Don Pedro Salinas
Tixcacaltuyú Don Miguel Palma (título del obispo)
Tiholop Sin nombre

* Escuelas existentes desde 1790, con 24 pesos anuales de la caja de comunidad en


1806, en pueblos con 500 habitantes o más.
Fuente: Tanck de Estrada, 1989, pp. 439-445. AGN, Intendentes, vol. 21, exp. 9. Rubio Ma-
ñé, 1942, pp. 207-234.

gaba la caja comunitaria más de 24 pesos al año, que era un salario


parcial bastante reducido.
En la península yucateca había otro gasto no encontrado en los
reglamentos de las demás intendencias: el pago del alojamiento y
comida del sacerdote cuando administraba los sacramentos en los
pueblos alejados. Al igual que los preceptores de escuela, los escri-
banos y los maestros de capilla, los curas también tenían que entre-
gar recibos, y en este caso "comprobantes de lo que consuman".
Una encuesta levantada por el intendente en 1790 informó que
en 59 pueblos de indios había escuelas. En seis de ellos enseñaban
N)
CUADRO 35 ....
Porcentaje de pueblos de indios con escuelas, intendencia de Yucatán, 1806 ....

Porcentaje Porcentaje Cálculo Cálculo


de Gasto de gasto Número teórico de teórico de
.,,
etT1
o;
Número Número pueblos para total de número número de r
o
de de con escuelas para habitantes de indios niños indios "'titT1
Subde"legación pueblos escuelas escuelas (en pesos) escuelas indios por escuela por escuela z
ti
o
Camino Real Bajo 11 10 91 240 s.d. 27 490 2 749 220 "'tT1...::
ti
La Sierra 27 17 68 408 s.d. 65800 3870 310 e
Beneficios Altos 22 13 59 288 s.d. 34360 2643 211 g
Camino Real Alto 15 7 47 144 s.d. 40000 5714 457 º'z
Beneficios Bajos 19 8 32 168 s.d. 28750 3594 288 ti
¡:¡
Tizimín 18 5 27 72 s.d. 19180 3836 307 ~
tTl'
Sahcabchén 9 2 22 24 s.d. 5400 2700 216 ~
Cl
Campeche 5 1 20 o s.d. 7000 7000 560 o
Cl
La Costa 45 6 13 144 s.d. 43000 7167 573 or
oz
Mérida 10 1 10 o s.d. 23000 23000 1840
Bolonchencauich 13 1 8 o s.d. 8000 8000 640 ~
Valladolid 30 1 3 24 s.d. 32900 32 900 2632
Total 224 72 32 1512 14 334880 4651 372

Fuente: AGN, Intendencias, vol. 21, exp. 9. Tanck de Estrada, 1989, pp. 439-445. Gerhard, 1991, p. 51.
LOS GASTOS AUTORIZADOS 245

MAPA6
Porcentaje de pueblos de indios con escuelas,
intendencia de Yucatán, 1806

·~·
·2·

Porcentajes
- 75-100
- 50-74
c::::3 25-49
Q 1-24
D Sin escuelas (O)
Sin datos (s. d.)
Sin pueblos de indios (s. p.)
++++ Frontera con Guatemala

Fuente: Dorothy Tanck de Estrada; mapa basado en Gerhard, 1986, p. 16.


Elaborado por Verónica Montoya P., Laboratorio de SIG, El Colegio de México.
246 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

dos maestros: Ticul, Nohcacab, Sacalum (La Sierra), Yaxcabá (Be-


neficios Bajos), Bolonchén (Bolonchencauich) y Espitá (Tizimín).
La mayoría de los preceptores recibía su pago de los padres de los
niños, pero en algunas subdelegaciones las cajas de comunidad
otorgaban 12 pesos, y además 12 cargas de maíz cada año en La Sie-
rra, Camino Real Bajo, Camino Real Alto y Beneficios Bajos. Otras
escuelas fueron sostenidas en parte con contribuciones de los pá-
rrocos: Tixcacaltuyú, Ichmul, Uaymax, Tiholop, Becal, Holpelchén,
Bolonchén y Hampolol. Tres cofradías daban ganado al maestro como
parte de su salario: Tekit, Calkiní y Tenabó. En todos los pueblos
con escuelas, los padres de familia contribuían también al salario
del preceptor. 21
Los reglamentos de los bienes de comunidad de 1797 asignaban
fondos comunales para maestros en 63 pueblos de indios: 38 de estas
escuelas existían en 1790 y 25 eran nuevas. De las 21 que existían en
1790, pero que siete años después no consiguieron fondos de las ca-
jas de comunidad, probablemente siete siguieron funcionando, ya
que contaban con contribuciones suficientes de los padres de familia
o de los párrocos. 28 En 1801 se estableció una escuela en Sabancuy,
Campeche. 29 No había escuelas en los pueblos de las subdelegacio-
nes de Mérida y Campeche, aunque cada ayuntamiento de dichas
ciudades financiara escuelas gratuitas. 30 En 1792 se ordenó establecer
una en el convento franciscano del barrio indio de La Mejorada en
Mérida, la cual hemos incluido en las estadísticas. 31
Entre los 72 pueblos de indios que contaban con escuelas, se
puede considerar que varios lugares pagaban salarios mensuales
adecuados y hasta buenos porque tenían una población numerosa
que podía contribuir a sufragar el sueldo del preceptor. Basándose
en el pago mensual de dos pesos de la caja, combinado con la pre-

27 Tanck de Estrada, 1994, pp. 449-445. AGN, Historia, vol. 498, ff. 93-160, reproducido en
Rubio Mañé, 1942, pp. 169-280.
28 Basándose en el hecho de tener una numerosa población o de tener una aportación

adecuada del párroco, pensamos que siete lugares con escuelas en 1790, siguieron sostenien-
do a los maestros en los años posteriores, aunque no se les autorizó el uso de los fondos de
comunidad para pagar al preceptor: Uaymax (Beneficios Altos), Tenabó (Camino Real Alto)
Tizimín y Espita (Tizimín), Champotón (Sahcabchén); Hampolol (Campeche); Bolonchén
(Bolonchencauich).
29 AGN, Propios y Arbitrios, vol. 16, f. 316.
'° AGN, Propios y Arbitrios, vol. 23, ff. 316, 323. Tanck de Estrada, 1994, p. 413.
s1 Rubio Mañé, 1942, p. 264.
LOS GASTOS AUTORIZADOS 247

senda de un número grande de habitantes indios y vecinos de co-


lor y con el hecho de haber tenido escuelas desde 1790, pensamos
que 19 pueblos eran centros regionales de educación indígena. Los
maestros con la designación "don" antes de su nombre probable-
mente eran españoles y los sin "don" probablemente eran mulatos.
Varios habían sido examinados por el obispo y poseían un título es-
crito que les autorizaba para enseñar.

Intendencia de Guanajuato

Era Guanajuato la más pequeña de las 12 intendencias, con 17 959


kilómetros cuadrados; era también la más densamente poblada,
con 30 personas por kilómetro cuadrado (la segunda en densidad
poblacional era la intendencia de Puebla). El número de habitan-
tes indígenas era de 224 875, que representaban 44% de la pobla-
ción total. Sin embargo, sólo 32% de estos indios (77 000) vivía en
los pueblos y 68% se consideraba integrado por "laboríos y vagos"
según juicio de las autoridades gubernamentales; ese término en-
globaba trabajadores de las minas o las haciendas que no estaban ads-
critos a un pueblo. Esta falta de permanencia no era frecuente en el
resto de la Nueva España; en la intendencia de México sólo 2.4% de
los indios eran considerados como vagos o laboríos, fuera de los
pueblos en las haciendas. 32 Tanto la mano de obra como la econo-
mía giraban en torno a la minería, cuyo centro era la ciudad de
Guanajuato, tercera en número de habitantes en el virreinato (des-
pués de México y Puebla). La intendencia producía cinco millones
de pesos en plata anualmente, lo que la encumbraba como el ma-
yor centro productor de plata en el mundo. 33
Solamente se prepararon reglamentos interinos para diez de los
39 pueblos, fincados dentro de las subdelegaciones de San Luis de la
Paz (otomíes y chichimecas) y de León. 34 Aunque no se expidieron
reglamentos para la subdelegación de Celaya, varias cuentas anuales
mostraban gastos considerables en furirapúndaro (446 pesos de in-

52 Humboldt, 1973, p. 146. Serrera, 1977, p. 17. Wolf, 1957, p. 39. "Estado general de tri-
butos", 1977, pp. 1-43.
33 Brading, 1971, pp. 307, 349.
34 AGN, Consolidación, vol. 10, ff. 392v, 405; Indios, vol. 74, exp. 8, f. 140; vol. 83, ff. 151-171.
248 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

greso, 298 de gasto), Apaseo (13 604 pesos ingreso, 9 429 gasto),
Coroneo (2 909 pesos ingreso, 1 945 gasto). Lo más probable es
que estos fondos pagaran escuelas en las cabeceras, de ahí que las
hayamos incluido en la estadística. Había además, escuelas paga-
das por las cajas comunales en los pueblos de San Bartolomé, San
Miguel Ixtla y San Pedro Tenango, cerca de Apaseo. En el barrio
indio de Santiago, de la ciudad de Celaya existía una escuela. 35 En
1802 el párroco de Chamacuero publicó un libro de fábulas para
los alumnos y en el prólogo indicaba que la escuela ya tenía tiem-
po funcionando; por eso también la incluimos en las estadísti-
cas. 36 Se mencionó en 1807 una escuela enJerécuaro y dada la
importancia del lugar consideramos que ya existía desde antes, en
1798. 37

CUADRO 36
Centros regionales de educación indígena,*
intendencia de Guanajuato, 1798

Pueblo Salario anual

Cuisillo 120 pesos


Pénjamo 120 pesos
San Juan Bautista Xichú 96 pesos
Tierra Blanca 84 pesos
San Miguel de León 84 pesos

*Escuelas con salario anual mayor de 80 pesos; cinco de 19 escuelas. Fuente: AGN, In-
dios, vol. 83, ff. 16S-171.

!5 AGN, Historia, vol. 494, f. 386; vol. 499, ff. 46-62; vol. 500, f. 169; Propios y Arbitrios, vol.

21, f. 253; vol. 23, f. 102; vol. 33, f. 30.


36 Tanck de Estrada, 1988, pp. 6S-69.
37 AGN, Propios y Arbitrios, vol. 23, f. 109.
LOS GASTOS AUTORIZADOS 249

MAPA 7
Porcentaje de pueblos de indios con escuelas,
intendencia de Guanajuato, 1798

Porcentajes
- 75-100
= 50-74
E:::l 25-49
D 1-24
o Sin escuelas (O)
Sin datos (s. d.)
Sin pueblos de indios (s. p.)

Dorothy Tanck de Estrada; mapa basado en Gerhard, 1986, p. 16.


Elaborado por Verónica Montoya P., Laboratorio de SIG, El Colegio d e México.
CUADRO 37 Nl
(.;Jl

Porcentaje de pueblos de indios con escuelas, intendencia de Guanajuato, 1798 o

Porcentaje Porcentaje Cálculo Cálculo


de Gasto de gasto Número teórico de teórico de
Número Número pueblos para total de número número de
de de con escuelas para hamtantes de indios niños indios !
Subdelegación pueblos escuelas escuelas (en pesos) escuelas indios por escuela por escuela ~
~
San Luis de la Paz 5 5 100 297 95 18 240 3 648 292 ~
-<
León 5 5 100 444 85 32 582 6516 521 ¡;
Celaya 29 9 32 s.d. s.d. 100 980 11220 899 §
San Miguel el Grande s.p.
z
º'
Guanajuato s.p. 43302 ~
Total 39 19 50 741 89 224 875 11836 947 ~
incompleto
s::t'l'
§
Fuente: AGN, Propios y Arbitrios, vol. 33, f. 30; Indios, vol. 83, ff. 102, 151-170. Gerhard, 1986, pp. 67, 86, 125, 239, 245. INAH, Centro de Docu-
mentación, León, vol. 27, exp. 4.
Los pueblos de indios en Guanajuato fueron: San Luis de la Paz, San Juan Bautista Xichú, Tierra Blanca, Santa Catarina Mártir, Guadalupe
Cieneguillas, Cuisillo, San Miguel de León, Pénjamo, Concepción del Rincón, San Francisco del Rincón, República de Celaya, Chamacuero, Rin- 1
cón de Tamayo, Santa Cruz, Sanjuan de la Vega, San Miguelito (¿Oputan?), San Miguel lxtla, Apaseo, San Pedro Tenango, San Bartolomé,Je-
récuaro, Tarandácuaro, Chupícuaro, Amoles, Huage, Coroneo, Neutla, Contepec, Puruanguétaro, Yurirapúndaro, San Gerónimo Iramuco,
Eménguaro, Acámbaro, San Pablo Pelo, Asunción Urireo, República de Salvatierra, Baltierrillo, San Pedro y Santa María Nativitas. AGN, Padrones,
vols. 26 y 45; Histuria, vol. 499, ff. 45-61; vol. 500, f. l; Bienes de Comunidad, vol. 2, ff. 1-4; 17-18; Indios, vol. 83, ff. 151-171. En 1820 las actas de la
Diputación Provincial decían que había 29 pueblos en la subdelegación de Celaya, sin dar sus nombres. Actas de la Diputación, 1985, p. 133.
LOS GASTOS AUTORIZADOS 251

Intendencia de San Luis Potosí

La intendencia de San Luis Potosí era la más grande del virreinato.


Además de la región alrededor de la ciudad minera de San Luis y el
área al norte y al este hasta la villa de Valles, incluía las cuatro pro-
vincias norteñas de Coahuila, Nuevo León, Nuevo Santander y Te-
xas. La extensión de la intendencia era un poco mayor que toda la
península ibérica. Habitaban en la parte nombrada San Luis Potosí
42 pueblos con 82 591 indígenas. En la jurisdicción de la ciudad ca-
pital los indios eran descendientes de los tlaxcaltecas que poblaron
la región al final del siglo XVI; en Río Verde eran pames y en Valles
principalmente huastecos. Los indios representaban 44% de la po-
blación total.38
San Luis Potosí fue el lugar más severamente castigado en 1767
por el visitador José de Gálvez. Dos terceras partes de las 87 perso-
nas condenadas a muerte durante la operación militar en Guana-
juato, Michoacán y San Luis Potosí eran de esta última región: 17
mineros y rancheros, probablemente mestizos y mulatos, del cerro
de San Pedro y Guadalcázar; un español de la ciudad capital, y 41
indios: 10 dirigentes de los barrios de San Luis Potosí, 11 de Arma-
dillo, 12 de Venado, ocho del Valle de San Francisco. 39
El intendente Bruno Díaz de Salcedo organizó las cajas comu-
nales en 1788 para que anualmente se cobrara el real y medio por
tributario. No hay indicio de que los pueblos entregaran otros in-
gresos a las cajas, por ejemplo del arrendamiento de tierras comu-
nales, ni se han encontrado reglamentos que probablemente
fueran elaborados al final de 1805. Nos basamos en algunas cuentas
y resúmenes financieros enviados a la Contaduría de Propios y Arbi-

38 Gerhard, 1986, pp. 240-243. Humboldt, 1973, p. 155. AGN, Consolidación, vol. 10, f. 408.
Los pueblos de indios fueron: Tancanhuitz, Cascatlán, Asila, Tamitad, Huehuetlán, Aquis-
món, Tanoche, Tandajas, Gilita, Tampamolón, Valles, Tamuín, Guayalab, Tampasquid, Ta-
mazunchale, Chapuluacán, Mecatlán, Huesco, Matlapa, Posamula, Picula, Valle del Maíz,
Huaxico, Sanjosé Valle del Maíz, Palma, San Nicolás [Alaquines], Acapulco, Chalchicautla,
Tiaxcala, Santiago, Santísima Trinidad, Guadalupe, San Sebastián, Mezquitic, Tierra Nueva,
Armadillo, Santa María de Abajo, Santa María de Arriba, Río Verde, Nuestra Señora de los
Remedios Tequisquiapan, San Cristóbal Montesillo, Venado. AGN, Propios y Arbitrios, vol. 32, f.
22v, 1809.
89 Gálvez, 1990, pp. 31-62. AGN, Intendencias, vol. 53, exp. l. Documentos de 1794 indican
que los indios de Venado intentaron recuperar sus tierras y privilegios. INAH, Centro de Do-
cumentación, San Luis Potosí, rollo 42, exp. l.
CUADRO 38 ~
t,¡1
~
Porcentaje de pueblos de indios con escuelas, intendencia de San Luis Potosí, 1806

Porcentaje Porcentaje Cálculo Cálculo


de Gasto de gasto Número teórico de teórico de ~
1'l
Número Número pueblos para total de número número de o:i

de de con escuelas para habitantes de indios niños indios 5


Subdelegación pueblos escuelas escuelas (en pesos) escuelas indios* por escuela por escuela "'o
1'l
z
!2
o
Venado 1** 1 100 100 96 4685 4685 375 "'><:1'l
o
Río Verde (dos pueblos 2 2 100 s.d. s.d. 6700 3350 268 e
y varias misiones)
§
º'z
1'l
Guadalcázar 1 1 100 s.d. 1445 1445 116 z
1'l
t"'
Santa María del Río 2 2 100 120 98 11310 5655 452 a::
1'1•
San Luis Potosí 8 2 25 s.d. s.d. 25360 12680 1014 ~
8C'l
Valles 28 3 11 s.d. s.d. 33091 11030 882 o
5z
~
Total 42 11 26 220 97 82591 7508 601

* No se incluyen las subdelegaciones de Charcas, Coahuila, Nuevo León, Nuevo Santander y Texas.
**No se incluye Hedionda porque en las cuentas de Propios y Arbitrios no aparece (tal vez seguía castigado desde 1767).
Fuente: AGN, Propios y Arbitrios, vol. 16. Gerhard, 1986, pp. 243, 366, 368. Para escuelas, véase texto y notas.
MAPAS
Porcentaje de pueblos de indios con escuelas, intendencia de San Luis Potosí, 1806

5
(/l

(/l

Porcentajes
~
e>
...,
- 75-100
Ol!I 50-74 o
CJ 25-49 e:
Q 1-24
D Sin escuelas (O)
~
o
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Sin datos (s. d.)
Sin pueblos de indios (s. p .)

Nl
Dorothy Tanck de Estrad a; mapa basado en Gerhard, 1986, p. 16. (.}l
(.;O
Elaborado por Veró ni ca Montoya P., Laboratorio de SIC, El Colegio de México.
254 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

trios en la ciudad de México y en el informe sobre las misiones fran-


ciscanas en Río Verde y Valles. 4º
Antes de 1792 el barrio indio de Tlaxcalilla de la ciudad de
San Luis Potosí y el pueblo de San Miguel Mezquitic, al norte de la
ciudad, usaron fondos comunales para solventar el salario de los
maestros de escuela "según el reglamento antiguo", esto es, según
el reglamento del contador Gallarreta. Mezquitic pagaba con fon-
dos de la caja 69 pesos al año al preceptor, y Tlaxcalilla le daba
25. A partir de 1792 estas erogaciones terminaron, aunque pro-
bablemente los padres de familia siguieron sosteniendo a los
preceptores, ya que en ambos lugares se encontraba numerosa po-
blación indígena: 2 500 y 6 800, respectivamente. En 1809, a pesar
de que Tlaxcalilla tenía 105 pesos de ingreso a la caja de comuni-
dad y Mezquitic 286, no se autorizó el pagar con este dinero a un
maestro. 41
En 1808 se cubría con fondos comunales el sueldo de los maes-
tros en Venado ( 100 pesos al año), Santa María Abajo y Santa María
Arriba(60 pesos). El pueblo de Armadillo (subdelegación de Gua-
dalcázar) sostenía una escuela con contribuciones de los vecinos,
por 300 pesos cada año. Por la región de Valles había tres escuelas.
La más antigua estaba en San José Valle del Maíz, fundada en 1753
para los indios pames, "para que los indiezuelos e indiezuelas apren-
dan la doctrina cristiana y ellos a leer y escribir, como Su Majestad
tiene mandado; y que ésta haya de estar públicamente frente del atrio
donde vean el ministro de doctrina y la justicia si el maestro cumple
con su obligación". Otra escuela estaba en San Diego Huehuetlán y se
infiere que en 1804 una más funcionaba en Tamazunchale. Se in-
formó de dos escuelas en la subdelegación de Río Verde: en la ca-
becera y en Alaquines. 42

40 AGN, Propios y Arbitrios, vol. 9, ff. 290-293, 306-333; vol. 17, ff. 345-411; vol. 32, f. 22v. Re-
villagigedo, 1966, pp. 96-99. INAH, Centro de Documentación, San Luis Potosí, rollos 42 y 44.
41 AGN, Propios y Arbitrios, vol. 16, ff. 377, 426, 436-443; vol. 32, ff. 22v, 197-199, 237-243;
Indios, vol. 74, ff. 159-164.
42 AGN, Propios y Arbitrios, vol. 9, ff. 137-141, 329; vol. 32, f. 22v. Montejano, 1989, p. 66.
Revillagigedo, 1966, p. 99. INAH, Centro de Documentación, San Luis Potosí, rollo 42, "Infor-
me sobre el estado en que están las misiones de Río Verde y Valles, 1797"; rollo 44, "Informe
sobre escuelas en Guadalcázar y Armadillo, 1812". Escobar, 1994, p. 12, nota 22.
LOS GASTOS AUTORIZADOS 255

CUADRO 39
Centros regionales de educación indígena,*
intendencia de San Luis Potosí, 1806

Pueblo Salario anual

Armadillo 300 pesos


Venado 100 pesos
Río Verde s.d. (franciscanos)
Alaquines s.d. (franciscanos)

* Escuelas con salario anual mayor de 72 pesos; cuatro de 10 escuelas.

Intendencia de Zacatecas

Al oeste de San Luis Potosí estaba la intendencia de Zacatecas. Su


capital era una ciudad poblada y rica, debido a las minas de plata.
En 1803 la intendencia tenía 201 531 habitantes, de los cuales cal-
culamos que 47 976, o 24%, eran indios. 43 Alrededor de 35% de los
indígenas vivía fuera de los pueblos, laborando en la parte septen-
trional de Zacatecas como gañanes en las haciendas o como traba-
jadores en las minas. Los 40 pueblos estaban concentrados en el
sur, en las jurisdicciones de Tlaltenango (14 pueblos) y Juchipila
(14 pueblos), habitados por los caxcanes. En los alrededores de la
capital había cuatro pueblos de indios, cuatro cerca de Aguascalien-
tes, uno en Jerez, dos en Sombrerete y uno en Nieves. Poseían gran-
des extensiones de tierras comunales, adquiridas por compra y por
mercedes. Además, su fundo legal medía una legua cuadrada, esto
es, 17.5 kilómetros cuadrados.
En tres de las diez subdelegaciones no se había asentado nin-
gún pueblo de indios (Sierra de Pinos, Mazapil y Fresnillo) aunque

43 Para llegar a estas cifras hemos usado las de Menéndez Valdés para Aguascalientes y Ju-

chipila. Menéndez Valdés, 1980, pp. 153-154. Para las demás subdelegaciones, calculamos lapo-
blación basados en Gerhard, 1996, pp. 113, 129, 142, 150, 166, 168, 190, 200, y "Noticias", 1976,
pp. 122-129. Deben considerarse estos números como aproximaciones. Calculamos mil indios .
en el pueblo de San Pedro Susticacán Oerez). Los pueblos de indios en Sombrerete fueron: San
Francisco Tonalá y San Sebastián Saín Alto, y en Nieves fue San Juan Mezquital.
N)
40 CUADRO (.]l
Ol
Porcentaje de pueblos de indios con escuelas, intendencia de Zacatecas, 1803

Porcentaje Porcentaje Cálculo Cálculo


de Gasto de gasto Número teórico de teórico de
Número Número pueblos para total de número número de "'e::M
00
de de con escuelas para habitantes de indios niños indios r
orJJ
Subdelegación pueblos escuelas escuelas (en pesos) escuelas indios por escuela por escuela oM
zo
Aguase ali en tes 4 4 100 58 50 9565 2 391 191 o
rJJ
><!
Zacatecas 4 1 25 s.d. s.d. 9500 9500 760 M
o
8975 718 e::
Juchipila 14 1 7 s.d. s.d. 8975
14 1 7 s.d. s.d. 7 386 7 386 591
§
Tlaltenango O·
z
Sombrerete 2 o o s.d. s.d. 2130 tiM
Jerez 1 o o s.d. s.d. 2 200 r
¡:::
M•
Nieves 1 o o s.d. s.d. 340 ~
C"l
s.p. 3040 o
Sierra de Pinos C"l
or
Mazapil s.p. 2840 oz
Fresnillo s.p. 2000 ~
Total 40 7 18 258 12 47976 6854 548

Fuente: AGN, Propios y Arbitrios, vol. 35, ff. 278, 290, 314-335; Indios, vol. 83, ff. 211-251. Población ajustada a 1803. Menéndez Valdés, 1980,
pp. 153-154.Gerhard, 1996,pp. 113, 129, 142, 150, 166, 168, 190,200.
LOS GASTOS AUTORIZADOS 257

MAPA9
Porcentaje de pueblos de indios con escuelas,
intendencia de Zacatecas, 1803

Porcentajes
• 75-100
m 50-74
c::::i 25-49
D 1-24
D Sin escuelas (0)
Sin datos (s. d.)
Sin pueblos de indios (s. p.)

Dorothy Tanck de Estrada; mapa basado en Gerhard, 1996, p. 57.


Elaborado por Verónica Montoya P., Laboratorio de SIG, El Colegio de México.
258 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

ahí vivían unos 8 000 trabajadores indios. Dos subdelegaciones,


Aguascalientes y Juchipila, pertenecieron a la intendencia de Gua-
dalajara antes de 1804, año en que fueron transferidas a la inten-
dencia de Zacatecas.
Los cuatro pueblos de indios ubicados en la subdelegación de
Aguascalientes no ejercían ningún gasto de sus fondos comunales
para escuelas en 1796, y sólo erogaban 2% para los contadores. En
1800 se les autorizó a que contribuyeran con la mitad de su ingreso
anual para pagar salarios parciales a maestros de escuela en San
Marcos (un barrio de Aguascalientes), Sanjosé de Gracia, Sanjosé
de la Isla y en Jesús María. 44
En Tlaltenango se pagaba el salario más alto entre los pueblos
de indios: 200 pesos al año. Hay noticias de la existencia de escue-
las en uno de los cuatro barrios de la ciudad de Zacatecas y en Ju-
chipila.45

Estadísticas regfona'les de /,as intendencias sin reglamentos

En cinco intendencias no había reglamentos interinos según la Or-


denanza de Intendentes. Informes de autoridades locales y algunas
cuentas financieras presentan datos parciales sobre las escuelas en
estas regiones. Se añade información sobre Chiapas que pertenecía
a Guatemala (antes de 1824).

Intendencia de Veracruz

La intendencia de Veracruz abarcaba el territorio al norte y al sur


del puerto de Veracruz, por la costa del Golfo de México. Incluía la
región comprendida desde Tampico en el norte hasta la frontera
con Tabasco. Había dos variedades de clima, según la altura: la tie-
rra caliente de la costa y la tierra fría en las montañas de Jalapa,
Orizaba y Zongolica. Tres etnias poblaban la región: en el norte vi-
vían los huastecos y totonacas y hacia el centro y sur, los nahuas. Los

44 Propios y Arbitrios, vol. 35, ff. 312-318.


AGN,
45 Indios, vol. 83, f. 237v. "Zacatecas", 1978, p. 516. Gallo Lozano, 1988, pp. 216,
AGN,
241, 267-273, 276-278.
LOS GASTOS AUTORIZADOS 259

111 221 habitantes indios constituían aproximadamente 71 % de la


población total de la intendencia. 46 Además de maíz, frijol y gana-
do, tenía importante producción de algodón, vainilla, plantas me-
dicinales y tabaco. 47
Por falta de datos es dificil saber cuántas escuelas había en la in-
tendencia de Veracruz a principios del siglo XIX. El contador Manuel
Saviñón se quejó de la ausencia de información y el intendente y
los contadores de Veracruz tuvieron que admitir que no conocían
la situación financiera de esas repúblicas de indios. 48
A pesar de estas dificultades y con miras a formular una estadística
que se pudiera comparar con la de regiones que aportan cifras más
exactas, hemos utilizado algunos informes sobre escuelas presentados
entre 1772 y 1784 para Coatzacoalcos, Córdoba, Cosamaloapan,Jala-
pa, Orizaba, Veracruz Nueva, Veracruz Vieja y Xalacingo. 49 Aunque
nunca se elaboraron reglamentos interinos, según la Ordenanza de In-
tendentes, para varias regiones, el contador Gallarreta había expedido
reglamentos que probablemente siguieran vigentes. Para Tuxtla, Xala-
cingo, Tantoyuca y Zongolica hay información cercana a 1803 que con-
firma el funcionamiento de las escuelas a principios del siglo XIX. 50
Los maestros de Santiago Tuxtla y San Andrés Tuxtla, pertene-
cientes al Marquesado del Valle, desde 1781 recibieron sueldos al-
tos de las cajas de comunidad: 150 pesos anualmente; el de San
Andrés subió a 250 pesos en 1807. Se encontraban entre los sala-
rios más altos dados por las cajas de comunidad en el virreinato.

46 Gerhard, 1986, p. 6. ''Noticias estadísticas de la intendencia de Veracruz, 1803", 1976, pp.


62-105. Gerhard, 1986, passim. Se calcula la población indígena multiplicando por 3.5 cada tri-
butario que es la relación entre el número de tributarios y la población total en la subdelegación
de Cosarnaloapan en 1803. ''Noticias estadísticas", 1976, pp. 94-95. Gerhard, 1986, p. 86.
Aunque la Ordenanza de Intendentes usaba el término "partido" para las jurisdiccio-
nes, en vista de que la máxima autoridad civil era el "subdelegado", para 1804 se usaba lapa-
labra "subdelegación", en los documentos.
47 El gobierno virreinal, a partir de 1771, limitaba el cultivo de tabaco a tres regiones, todas
en la intendencia de Veracruz: Orizaba, Córdoba y Zongolica. Arcila Farías, 1974, vol. 2, p. 127.
48 AGN, Bienes de Comunidad, vol. 1, f. 272; vol. 2, ff. 392-395; Consolidación, vol. 10, ff. 449v-
450v; Intendencias, vol. 21, ff. 395-406; Indios, vol. 74, f. 310.
49 AGN, Historia, vol. 494, exp. 34, ff. 352-373; vol. 495, ff. 131-140, 223-237, 248-250; In-
dios, vol. 86, ff. 4-8, 35-39, 76-84, 87-112, 170-174; Hospital de jesús, vol. 110, exp. 12. Escuela en
Huatusco, Córdoba en 1793. Revillagigedo, 1966, p. 186.
50 AGN, Hospital deJesús, vol. 309, exp. 7; vol. 110, exp. 12. Actas de la Diputación Provincial,
1985, p. 274. INAH, Centro de Documentación, Zongolica, rollo 5. AGN, Historia, vol. 501, ff.
134-151; Ayuntamientos, vol. 238, ff. 79, 89, 102; Indios, vol. 70, f. 206v; vol. 71, f. 144.
CUADR041 ~
Ol
Porcentaje de pueblos de indios con escuelas, intendencia de Veracruz, 1803 (calculado) o

Número Número Pureen taje Purcentaje Cálcuw Cálcul,o


de de de Gasto de gasto Número teórico de teórico de
Número escuelas: escuelas: pueblos para total de número número de e::Pl"'
de 1770- calculado con escuelas para habitantes de indios niños indios !!lo
Subdelegación puebl,os 1785 en 1803 escuelas · (en pesos) escuelas indios* pur escuela pur escuela "'oPl
zo
Xalacingo 5 (4) 4 80 s.d. s.d. 8232 2058 165 o
Tuxtla 4 (2) 3 75 496 s.d. 9502 3167 253 "'-<Pl
o
Orizaba 18 (13) 13 72 1419 s.d. 26651 2050 164 e::
Veracruz Nueva 5 (1) 2 40 s.d. s.d. 1984 992 79 ~
Cosamaloapan 9 (4) 3 33 48 s.d. 3609 1203 96 z
º'
Pl
z
Veracruz Vieja 21 (8) 7 33 s.d. s.d. 3378 483 39 Pl
t"'
Córdoba 16 (4) 4 25 283 s.d. 8729 2182 175 a::pi,
~
Jalapa 27 (24) 5 19 400 s.d. 15778 3156 253 C"'J
o
(3) C"'J
Coatzacoalcos 17 1 6 40 s.d. 12176 12176 974 o
t"'
Pánuco 14 (2) s.d. s.d. s.d. s.d. 12605 o
z
Papantla 11 s.d. s.d. s.d. s.d. s.d. 8577 ~

Total 147 (65) 42 29 2686 s.d. 111221 2648 212

Fuente: Gerhard, 1986, passim. Para escuelas, véase texto y notas.


LOS GASTOS AUTORIZADOS 261

MAPA 10
Porcentaje de pueblos de indios con escuelas,
intendencia de Veracruz, 1803

i
//

-
Porcentajes
75-100 • COATZACOALCOS
. .
[:;;:¡ 50-74 1
E03 25-49
D 1-24
= Sin escuelas (O)
Sin datos (s. d.)
Sin pueblos de indios (s. p.)

Dorothy Tanck de Estrada; mapa basado en Gerhard, 1986, p. 16.


Elaborado por Verónica Montoya P., Laboratorio de SIG, El Colegio de México.
262 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

Varios pueblos de Orizaba e Ihuatlán en Córdoba también tenían


escuelas con adecuados sueldos. 51

CUADR042
Centros regionales de educación indígena,
intendencia de Veracruz, ca. 1805

Pueblo Salario de cajas de comunidad

San Andrés Tuxtla 250 pesos (1807)


El Ingenio (Orizaba) 180 pesos
Santiago Tuxtla 150 pesos
S. Juan del Río (Orizaba) 121 pesos
O rizaba 120 pesos
Tomatlán (Orizaba) 120 pesos
Atlahuilco (Orizaba) 120 pesos
Ihuatlán (Córdoba) 114 pesos
San Pedro Tequila (Orizaba) 108 pesos
La Magdalena (Orizaba) 108 pesos
Catemaco (Tuxtla) 96pesos
Cotaxtla (Tuxtla) 96pesos
Fuente: AGN, Hospital de jesús, vol. 309, exp. 7; Indios, vol. 86, ff. 8, 39v.; Historia, vol. 495,
ff. 131-135.

Intendencia de Puebla

Ubicada entre las intendencias de Veracruz y México, la de Puebla


tenía en 1803 una población de 524 688 indios, 73% de la pobla-
ción, hablantes principalmente de náhuatl. Las subdelegaciones
con la más alta proporción de indígenas eran Huayacocotla (96%),
Tecali, Tepeji de la Seda y Totomehuacán (92 por ciento). 52
En vista de que nunca se expidieron reglamentos interinos de
bienes de comunidad para los pueblos de Puebla, la principal fuen-
te de información sobre sus escuelas es la serie de "Extractos" de
cuentas de bienes de comunidad enviados a la Contaduría de Pro-
pios y Arbitrios en la ciudad de México. En 1806 el contador Ma-

Hospital dejesús, vol. 309, exp. 7: Indios, vol. 86, ff. 8, 39v; Historia, vol. 495, ff. 131-135.
51 AGN,
Flon, 1976, pp. 158-181. Aunque la fecha es de 1806, las cifras son de 1791 a 1793. He-
52

mos aumentado las cifras para que correspondan a 1803.


LOS GASTOS AUTORIZADOS 263

nuel Saviñón indicó que sólo se habían remitido a México algunos


extractos: para 13 jurisdicciones las cuentas de 1789 a 1792; para
Tepeaca de 1790 a 1802 y para Zacatlán de 1787 a 1791y1801 a
1804.
El intendente Flon murió en combate con los insurgentes en
1811 sin haber redactado algún reglamento interino de bienes de
comunidad para la intendencia de Puebla. Después de su falleci-
miento, aunque no se formularon reglamentos, los contadores de
Puebla sí remitieron a México los "Extractos de los Bienes de Co-
munidad" para los años de 1808 a 1814. Sin embargo no fueron
presentados (como los de Guadalajara y Michoacán) con informa-
ción detallada sobre ingresos y gastos de cada pueblo. Para la mayo-
ría de las subdelegaciones poblanas únicamente se indicaban los
totales de ingreso y gasto, con la cantidad sobrante entregada a la
Tesorería en Puebla.53
Las fuentes informan sobre un mínimo de 127 pueblos de in-
dios con escuelas de primeras letras en la intendencia de Puebla.
Estas escuelas se encontraban en 19 de las 23 subdelegaciones. 54
En la jurisdicción de Sanjuan de los Llanos existieron 11 escuelas
sostenidas por las cajas de comunidad desde 1782 hasta 1810. Otras
dos fueron financiadas primeramente por las cajas y luego por los pa-
dres de familia; incluimos una de ellas en la estadística, ya que hemos
constatado que en la intendencia de México más de la mitad de las es-
cuelas pagadas por las familias entre 1775 y 1800, seguían existiendo
en 1808.55 También, Chiautla de la Sal tenía 15 escuelas que recibían
salarios parciales de las cajas comunales en 1785. Parece que en 1792,
se discontinuó la ayuda financiera de las cajas, la cual fue reanudada

53 También se han utilizado informes sobre escuelas de 1784, varias peticiones para fi-
nanciamiento de escuelas, visitas pastorales del arzobispado de México a pueblos de Huau-
chinango, Huayacocotla y Tochimilco y cuentas financieras de algunas subdelegaciones. AGN,
Civi~ vol. 1443, exp. 3, sin numeración de folios; Historia, vol. 495, ff. 145-150, 197-213, 325-
340; Civi~ vol. 1520, exp. 16; vol. 1657, exps. 3, 4; vol. 1805, exp. 2. AHAM, Libro de Visita, vol.
26, ff. 75-100; vol. 27, f. 157. AGN, Indios, vol. 75, ff. 21-27; Ayuntamientos, vol. 203; Propios y Ar-
bitrios, vol. 8, f. 19; Padrones, vols. 3, 7, 12, 18, 21, 25, 27, 28 y 38.
54 Debido a la importancia de la ciudad indígena de Cholula, seguramente tenía una es-

cuela. Lo más probable es que estuviera en el convento de los franciscanos. Igualmente, en


Tehuacán debió haber existido una escuela en el convento franciscano. Sin embargo, por ca-
recer de pruebas documentales, no se incluyen en la estadística.
55 AGN, Propios y Arbitrios, vol. 8, ff. 233-252; vol. 19, ff.19, 334, 1781-1787; Civi~ vol. 1443,
exp. 3, 1789-1814.
264 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

en 1800 con salarios más adecuados, ya que el gasto total en 1807 fue
de 622 pesos. Calculamos que esta erogación sirvió para 10 escuelas.56
Los indios en la subdelegación de Chietla, desde "mucho tiempo
atrás" pagaban a maestros en los cuatro pueblos y debido a que era
una "costumbre que han observado muy anticuada", hemos incluido
a todas las escuelas en la estadística.57
El arzobispo Núñez de Haro, en su visita pastoral de 1790 regis-
tró que había 4 7 pueblos con maestros en la parte de la subdelega-
ción de Huauchinango que correspondía al arzobispado de México.
Anotó que en Chiconcuatla "todos los habitantes del curato excep-
to el cura vicario [y] tres maestros de escuela son indios puros" y en
Zihuateutla, donde moraban indios mexicanos y totonacas, había
"escuelas de lengua castellana que costean los indios pero los maes-
tros son de razón". Debido al terreno montañoso de Huauchinan-
go y las dificultades para mantener a los maestros con el salario que
les proporcionaban los indios (esta razón mencionada por el arzo-
bispo), hemos incluido sólo 15 escuelas (una tercera parte en vez
de la mitad) en la estadística de 1806.58 También en Huayacocotla
el prelado informó que los indios tenían escuelas en tres pueblos
(de los cuales incluimos dos). Las cajas de comunidad pagaban a
maestros en otros dos lugares, y en Tlamatlán la Audiencia ordenó
reabrir la escuela en 1787. Incluimos estas tres en la estadística. 59
Cerca de Cuernavaca el arzobispo encontró en 1783 siete pueblos
de la subdelegación de Tochimilco con escuelas, todas financiadas
por las familias indias; de éstos registramos sólo cuatro en la estadís-
tica. En 1800 la caja de comunidad de la cabecera empezó a contri-
buir con 50 pesos anuales. 00
A principios de la década de 1770 los indios pagaban a maestros
de escuela en nueve pueblos de Huejotzingo; incluimos cuatro de

56 AGN, Historia, vol. 495, ff.197-206, 1774-1784; Ayuntamientos, vol. 203, ff. 1-10, 1784; Ci-
vi~ vol. 1443, exp. 3, 1789-1814; vol. 1502, exp. 16, 1800.
57 AGN, Histm-ia, vol. 495, ff. 212-213, 1784.
58 AHAM, Libro de Visita, vol. 26, ff. 75-100.
59 El arzobispo distinguió entre la "escuela de lengua castellana" en la cabecera de Hua-

yacocotla y las de "doctrina cristiana" en los 13 pueblos. Sólo incluimos la de Huayacocotla


en la estadística. AHAM, Libro de Visita, vol. 27, ff. 186-199, 1791, Chicontepec. AGN, Propios y Ar-
bitrios, vol. 19, f. 205, 1783; Civi~ vol. 1443, exp. 3, cuentas de 1792; Histm-ia, vol. 498, ff. 33 y
42, 1786.
60 AHAM, Libro de Visita, vol. 24, f. 82v, 1783. AGN, Civi~ vol. 1443, exp. 3, cuentas de 1800-
1806.
LOS GASTOS AUTORIZADOS 265

ellos en el cuadro. Desde 1781 la caja de comunidad financiaba la es-


cuela en Huejotzingo, otorgando al preceptor un salario anual de 96
pesos. Debido a que el gasto total de la subdelegación aumentó de
293 pesos en 1794 (cuando pagaba al "maestro" de escuela) a 428 pe-
sos en 1803 con erogaciones a los "maestros de escuela", concluimos
que con fondos comunales se sostenía, no sólo la de Huejotzingo sino
también la de Texmelucan, el segundo pueblo más importante en el
distrito. 61 De manera parecida el gasto total en la subdelegación de
Tepeaca se incrementó de 429 pesos en 1790 a 1 110 pesos en 1807.
En 1800 se registró un gasto total de 816 pesos que se usaron para
las "fiestas titulares concedidas por el reglamento" y en el pago de
salarios de "los maestros de sus escuelas". Sabemos que se concedió
a Acajete en 1800 el uso de fondos comunales para un salario de
120 pesos al preceptor de la escuela y calculamos que se utilizaba
dinero de la caja de comunidad para sostener, por lo menos, tres es-
cuelas más (probablemente en Tepeaca, Acatzingo y Tecamachalco).
El padrón militar incluía maestros en estos últimos tres pueblos y
en cuatro más, por lo cual incluimos seis en la estadística. En 1802
se informó que en San José Chiapa se usaba el catecismo en náhuatl
en la escuela. 62
En 1 799 se pagaban salarios magisteriales de 120 pesos y 48 pe-
sos para Tetela y Tenampulco, respectivamente. En 1805 se registró
una ayuda de salario de 10 pesos anuales para Hueytetán. Calcula-
mos que en 1806, en la subdelegación de Tetela-Xonotla se finan-
ciaron escuelas en cinco pueblos con fondos comunales, ya que en
ese año el gasto total fue de 293 pesos. 63
Desde 1774 existía una escuela en Tecali con un indio cacique
como maestro, a quien se pagaba con fondos de la caja de comuni-
dad 24 pesos al año en 1784, luego 96 en 1790 y 120 en 1808. Ade-
más, las cajas comunales y los padres de familia sostenían escuelas

61 AGN, Histuria, vol. 494, ff. 191, 283-328, 1774; Civi~ vol. 1443, exp. 3, 1789-1814; Padro-
nes, vol. 38.
62 Pensamos que se aplicaban los fondos comunales para escuelas en Tecamachalco, Te-

peaca y Acatzingo porque en 1800 estos lugares tenían el mayor ingreso anual: 386 pesos,
302 pesos y 260 pesos respectivamente. JNAH, Centro de Documentación, Archivo judicial de
Puebla, rollo 47, exps. 5 y 11. AGN, Civi~ vol. 1443, exp. 3, 1789-1814. En 1777 se pagaba cinco
fanegas de maíz al maestro de San Martín Evangelista. AGN, Bienes de Comunidad, vol. 3, f. 204.
Schwaller, 1995, p. 385.
63 AGN, Civi~ vol. 1657, exp. 4; vol. 1443, exp. 3, 1789-1814; exp. 4, 1805.
266 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

CUADRO 43
Porcentaje de pueblos de indios con escuelas,
intendencia de Puebla, 1803 (calculado)

% % Cálcu/,o Cálcu/,o
de Gasto de gasto Número teórico de teórico de
Núm. Núm. pu.eblm paro total de número número de
de de con escuelas paro habitantes de indios niños indios
Subdelegación pu.eblm escuelas escuelas (en pesos) escuelas indios por escuela por escuela

Chietla 4 4 100 s.d. s.d. 1934 484 38


Sanjuan de los
Llanos 19 12 63 822 90 43301 3608 289
Huayacocotla 8 5 63 134 25 21737 4347 348
Totomehuacán 6 3 50 120 100 4598 1533 123
Tochimilco 10 4 40 50 s.d. 6708 1685 134
Tetela-Xonotla 11 5 45 178 61 9381 1876 150
Chiautla de la Sal 27 10 37 700 95 13779 1378 110
Tehuacán 35 12 34 180 s.d. 40660 3888 311
(calculado)
Tecali 18 5 28 190 95 12100 2420 194
Tlapa 99 25 25 s.d. s.d. 42126 1685 135
Huejotzingo 38 6 16 192 45 20832 3472 278
Huauchinango 98 15 15 s.d. s.d. 36520 2435 195
Tepeaca 44 7 14 480 48 64430 10738 859
(calculado)
Izúcar 40 4 10 s.d. s.d. 21588 5397 432
Atlixco 41 3 7 96 66 30028 10004 800
(calculado)
Igualapa 31 2 7 s.d. s.d. 11212 5606 448
Zacatlán de las
Manzanas 49 3 6 252 42 45566 15189 1215
Acatlán 24 4 45 12 12 353 12353 988
Tepeji de la Seda 45 2 s.d. s.d. 23933 23933 1915
Cholula 44 s.d. s.d. s.d. s.d. 24961
Teziutlán 5 s.d. s.d. s.d. s.d. 8690
Amozoc 4 s.d. s.d. s.d. s.d. 6908
Puebla 3 s.d. s.d. s.d. s.d. 15 343
Total 703 127 18 3429 s.d. 524688 4131 330

Fuente: Población ajustada a 1803. Flon, 1976. Para escuelas, véase texto y notas.
LOS GASTOS AUTORIZADOS 267

MAPA 11
Porcentaje de pueblos de indios con escuelas,
intendencia de Puebla, 1803

Porcentajes
• 75-100
¡;mi 50-74
ITilil 25-49
D 1-24
CJ Sin escuelas (O)
Sin datos (s. d.)
Sin pueblos de indios (s .p.)

Dorothy Tanck de Estrada; mapa basado en Gerhard, 1986, p. 16.


Elaborado por Verónica Montoya P. , Laboratorio de SIG, El Colegio de México.
268 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

en ocho pueblos en 1786. Para 1807 el gasto total de fondos comu-


nitarios de la subdelegación fue de 192 pesos que según nuestros
cálculos fue utilizado casi en su totalidad para las cinco escuelas re-
gistradas en la estadística. 64
En 1786 fue obligatorio el financiamiento de escuelas con fon-
dos comunales en cinco pueblos de la subdelegación de Tehuacán,
aunque el reglamento de estajurisdicción, expedido por el conta-
dor Gallarreta en 1783, no incluía estas erogaciones para maestros.
Se añadieron posteriormente. Parece que éste fue el caso de varias
subdelegaciones en la intendencia de Puebla. En lugares donde no
era costumbre sostener escuelas con fondos comunales no se incluyó
este gasto en el reglamento; en otras donde sí había escuelas, como
en Chiautla de la Sal, los ordenamientos de Gallarreta estipulaban
dicha erogación. Al mismo tiempo que el contador Pineiro ordenó
en 1786 el financiamiento de cinco escuelas, también mandó que
los párrocos de Zoquitlán y Xitlama emplearan el dinero de las "do-
minicas" para los salarios de los maestros. En 1795 el intendente
Flon cumplió con un mandato del virrey Branciforte para establecer
una escuela en Cuzcatlán. Estas ocho escuelas deben considerarse
como el número mínimo existente, porque los extractos de Tehua-
cán son extremadamente escuetos, sin registro ni del ingreso ni del
gasto; solamente especifican la cantidad total de sobrante entregada
a la Tesorería de Puebla ( 1 354 pesos en 1807). Además, en 1792
había preceptores españoles en siete pueblos y otro en un trapiche,
pagados por los indios. Hemos anotado cuatro de estas escuelas en
la estadística. 65
La jurisdicción de Tlapa tenía un cuantioso ingreso de 2 579 pe-
sos en 1806, pero en vista de que provenía de 99 pueblos, significa-
ba un promedio de 25 pesos de cada pueblo, cantidad demasiado
pequeña (según el criterio de la Contaduría) para el sostenimiento
de una escuela y para todavía conservar un sobrante adecuado para
las cajas reales. Aunque en su mayoría no se sostenían con fondos
comunales, durante varias décadas existieron escuelas financiadas
por los padres de familia. Desde 1770, cuando se recibieron lacé-

64 AGN, Historia, vol. 494, 1770; vol. 495, ff. 145-150, 1784-1786; Civil, vol. 1443, exp. 3,
1789-1814.
65 AGN, Historia, vol. 495, ff. 325-330; vol. 498, f. 333, 1786; Civil vol. 1443, exp. 3, 1789-
1814; Padrones, vol. 3, ff. 220, 273-276; Archivo Histúrico de Hacienda, vol. 829, exp. 27, 1795.
LOS GASTOS AUTORIZADOS 269

CUADR044
Centros regionales de educación indígena,*
intendencia de Puebla, 1803

Salario Noticias
Pueblo anual de escuela
subdekgación (en pesos) desde Fuente

Tehuacán 162 s.d. Centro de Documen-


INAH,
tación, Archivo judicial de
Puebla, rollo 2, f. 62.
San Juan de los Llanos 150 1785 AGN, Propios y Ar/Atrios, vol.
8, f. 233; vol. 19, ff. 266-
286.
Totomehuacán 120 1783 AGN, Civil, vol. 1443, exp. 3.
Tetela 120 s.d. AGN, Civil, vol. 1657, exp.4.
Tecali 120 1784 AGN, Historia, vol. 495, f.
145; Civil, vol. 1657, exp. 2.
Acajete (Tepeaca) 120 ca. 1790 INAH, Centro de Documen-
tación, Archivo judicial de
Puebla, rollo 47, exp. 5.
Tlatlauquitepec 100 1782 AGN, Propios y Ar/Atrios, vol.
(S. Juan de los Llanos) 8, f. 243; vol. 19, ff. 266-
286.
Huejotzingo 96 1771 AGN, Historia, vol. 494, f.
383; Propios y Ar/Atrios, vol.
5, f. 191.
Aquixtla 96 s.d. AGN, Civil, vol. 1657, exp.
(Zacatlán de las Manzanas) 3.
Chignahuapan 96 s.d. AGN, Civil, vol. 1657, exp.
3.
Zacapoaxtla 96 1779 AGN, Propios y Arbitrios, vol.
(S. Juan de los Llanos) 8, f. 240; vol. 19, ff. 266-
286.
Xochalco (Huayacocotla) 84 s.d. AGN, Civil, vol. 1443, exp.
3.
*Escuelas con salario anual mayor de 83 pesos; 12 de 127 escuelas.
270 PUEBLOS DE INDIOS YEDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

dula real y la carta episcopal de Fabián y Fuero, se empezaron a es-


tablecer escuelas en por lo menos 11 pueblos de la subdelegación
de Tlapa. Al principio se forzaba a los adultos a asistir a las clases de
castellano pero después se les liberó de la obligación de ir a la es-
cuela. Durante los años de 1770 a 1790 hay noticias de la existencia
de escuelas en nueve pueblos; incluimos cuatro en la estadística. En
1791 el padrón militar daba detalles sobre los maestros no indios de
36 pueblos (en una región no incluida en los datos de los años an-
teriores); mencionaba su edad, lugar de procedencia, estatura, esta-
do civil, número de hijos y raza. Estas estadísticas eran confiables ya
que el empadronador sólo habría exentado a preceptores que real-
mente ejercieran la profesión. En vista de la confiabilidad de los datos,
incluimos 60% (en vez de la mitad) en la estadística correspondien-
te a 1803, esto es, 21 escuelas. Los maestros indios como siempre no
aparecen en el padrón, ya que todos los indígenas estaban exentos
del servicio militar. 66
Otra subdelegación con sostenimiento de las familias para los
preceptores fue Totomehuacán. Desde 1784 había cinco escuelas
con esta forma de financiamiento (que rebajamos a dos para la es-
tadística de 1803) y una, en la cabecera, con 120 pesos anuales de
las cajas de comunidad. Se interrumpió la contribución de la caja
alrededor de 1790 y se reanudó con 50 pesos al año en 1801.67
En varias ocasiones durante la década de los ochenta los contado:.
res de México reclamaron lo que consideraban gastos excesivos para
celebraciones religiosas en la subdelegación de Zacatlán de las Manza-
nas. Parece que se impuso una reducción en estas erogaciones, ya que
en 1789, se gastaron 1 998 pesos y en 1801 sólo se emplearon 473 pe-
sos para "gastos en fiestas titulares concedidas por el reglamento" y pa-
ra "salarios de escuela"; el no incluir los "salarios" antes de las palabras
"concedidos por el reglamento", nos hace pensar que Zacatlán consti-
tuye otro caso en el cual los reglamentos no estipulaban sueldos ma-
gisteriales sino que se autorizaron después. No sabemos a ciencia
cierta en qué pueblo se pagaban salarios en 1801, pero pensamos que
era en Zacatlán. En 1806 se aprobó otorgar de las cajas de comunidad
salarios de 96 pesos anuales para escuelas, ya existentes desde hacía al-

66 AGN, Intendencias, vol. 43, exp. 23, reproducido en Molina Ruiz, 1983, pp. 7-10. De-
houve, 1984, p. 399. AGN, Padrones, vol. 21.
67 AGN, Indios, vol. 75, fI. 13-14; Civi~ vol. 1443, exp. 3, 1789-1814.
LOS GASTOS AUTORIZADOS 271

gunos años, en Aquixtla y Chignahuapan. 68 En la subdelegación de


Atlixco, el pueblo de Calpan pagaba con fondos comunales al maes-
tro desde 1785 y el padrón militar de 1792 registraba a este preceptor
y a otros tres en pueblos de indios; hemos incluido a dos de éstos en la
estadística. El padrón para Izúcar especificaba siete pueblos con maes-
tros, de los cuales colocamos cuatro en el cuadro estadístico.69
Finalmente, había escuelas en San Pedro Tecomatlán (Acatlán)
desde 1784; en Xochitonalá, Tepecuaculco e Igualapa (Igualapa)
en 1774, 1786 y 1791, respectivamente (incluimos dos), y Coyotepec
(Tepeji de la Seda) en 1802. En Chiautla de la Sal y Totomehuacán
había escuelas para las indias. 1o

Intendencia de Oaxaca

La intendencia de Antequera de Oaxaca estaba al sur de Puebla y de


Veracruz. Tenía 466 557 habitantes indios que hablaban 25 lenguas; las
principales eran zapoteca, mixteca, mixe, chocho, cuicateca y chontal.
Los indígenas representaban 88% de la población total. Se concentra-
ba en esta intendencia el mayor porcentaje de población indígena. En
dos subdelegaciones, Villa Alta y Teutila, el número de españoles y
mulatos no alcanzaba .05%. Había, además, cinco subdelegaciones
con una población de indios que incluía entre 96 y 99% de los habi-
tantes: Teococuilco (99%), Teutitlán del Valle (98%), Huejolotitlán
(97%), Cuatro Villas (97%) yTeutitlán del Camino (96%). 71

68 AGN, Propios y Arbitrios, vol. 6, f. 126v; Civi4 vol. 1657, exp. 3, f. 47v, 1806; vol. 1443, exp.
3, 1789-1814.
69 AGN, Ayuntamientos, vol. 203, f. 2; Propios y Arbitrios, vol. 10, f. 388; Padrones, vol. 25, ff.

47v, 51, 55; vol. 28, ff. 13, 37v, 40, 61, 6lv, 62v, 79 y 81; Civi4 vol. 1502, exp. 5.
70 AGN, Indios, vol. '15, ff. 13-14, 28, 44-46, 172, 250; vol. 85, f. 237v; Historia, vol. 495, ff.

197-212; Civi4 vol. 1502, exp. 16, f. l; vol. 1443, exp. 3, 1789-1814; Padrones, vol. 18, f. 297. Da-
tos encontrados recientemente indican que en Tlaxcala había maestros con sueldos adecua-
dos en 48 pueblos de indios. No se incluyen en la estadística global por ser estos datos
extemporáneos a la terminación de este libro. AGET, año de 1773, exp. 72.
71 Hamnett,1971, pp. 188-189. En 1790 los contadores anotaron los nombres de 873

pueblos. En 1795 una lista de la subdelegación de Villa Alta incluyó cuatro pueblos más, para
un total de 877. El padrón de Carlos Urrutia dio un total de 932 pueblos, sin indicar sus nom-
bres. Las mayores discrepancias entre una lista y otra se deben a que hay nombres para 67
pueblos de Huajuapan y el total dado por Urrutia es 94; hay nombres para 11 pueblos en Jux-
tlahuaca mientras Urrutia da un total de 74 pueblos. Pensamos que lo más confiable es la lis-
ta pormenorizada de 1790. Probablemente para 1803 había más pueblos, pero no sabiendo
272 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

Los indios vivían en unos 873 pueblos, que se encontraban es-


parcidos por el terreno montañoso de la intendencia, hecho que
impresionaba a fray Francisco de Ajofrín, quien escribió en 1766:

En esta provincia de Oaxaca parece que Dios puso todos los cerros y
montañas que le sobraron después que formó el mundo, poniendo
también tanta diversidad de idiomas que, aburridos los que aquí llega-
ron, retrocedieron luego sin internar adentro. 72

Informes escritos entre 1802 y 1804 por los sacerdotes de 59 de


los 129 curatos en la intendencia de Oaxaca son la fuente principal
para obtener los datos sobre las escuelas. Además, algunos expe-
dientes en el Archivo General de la Nación y dos archivos en Oaxa-
ca contienen información al respecto. No hemos localizado casi
ningún dato para las subdelegaciones de Jicayán, Villa Alta, Huajua-
pan, Teutitlán del Valle y sólo escasa información respecto del co-
rregimiento de Antequera, Nexapa, Teutila y Zimatlán. Por eso las
estadísticas presentadas son incompletas, y representan aproxima-
damente 56% de los pueblos de indios de la intendencia.
Informes de 1770 y 1794 sobre el distrito de Cuatro Villas, perte-
neciente al Marquesado del Valle, especificaban los nombres de los
maestros y su salario. En casi la totalidad de los 44 pueblos había es-
cuelas que se sostenían con dinero recolectado entre los habitantes.
Aunque un mandato de 1794 ordenaba la participación del párroco
en la aprobación del maestro y el uso de fondos de las cajas de co-
munidad, el encargado de la subdelegación contestó que si las cajas
cubrieran los sueldos magisteriales, se acabaría el caudal comunal
en un año, y añadió que sólo cuando los indios le debieran dinero al
preceptor sería conveniente utilizar la caja para pagar la deuda. Los
18 pueblos de Cuilapan, una de las Cuatro Villas, sostuvieron escue-
las durante 24 años en 16 de los poblados. Por lo menos tres de los
preceptores eran indios, lo que se infiere de que no usaban apelli-
dos. El sacerdote de Etla se quejó en 1803 de la dificultad para reu-
nir suficientes contribuciones, en algunos pueblos los maestros
abandonaban las escuelas al no recibir su pago. Insistió el párroco

cuáles fueron sus nombres, preferimos basamos en la información de 1790. AGN, Propios y Ar-
bitrios, vol. 23, ff. 15-34, 225. Humboldt, 1973, pp. 118-120.
72 Ajofrin, 1964, vol. 2, pp. 51-52.
LOS GASTOS AUTORIZADOS 273

en que se debían usar "los fondos de los comunes de los pueblos


[para] sacarle honorario de los maestros". Debido a esta inestabili-
dad en el funcionamiento de las escuelas no hemos considerado los
42 pueblos registrados en la fuente, sino únicamente 27. 73
Casi todos los 52 pueblos de Miahuatlán pagaban salarios con
fondos tomados de las cajas de comunidad, según muestran algu-
nos cuadros estadísticos de 1784 y 1787. En 1803 los sacerdotes ha-
cían notar que las escuelas se financiaban con dinero comunal sólo
entre dos y cinco meses al año. Pese a que los párrocos aseguraban
la existencia de escuelas en toda la subdelegación, en vez de incluir
52 lugares en la estadística, hemos rebajado esa cifra a 22 para re-
flejar el hecho de que no funcionaban durante el año completo. 74
Las subdelegaciones de Teposcolula y de Villa Alta eran dos de
las más grandes del virreinato de Nueva España; Teposcolula con
146 pueblos y 50 000 habitantes indios y Villa Alta con 106 pueblos
y 75 000 indios. Los informes parroquiales en 1803 se referían a ca-
si todos los pueblos de Teposcolula e indicaban que en varios de ellos
las cajas de comunidad financiaban las escuelas, pero generalmente
(en 52 poblados) eran los indios quienes pagaban de sus bolsillos a
los maestros. Los niños solían asistir a la escuela sólo durante una
parte del año: "Empieza cuando han levantado la cosecha y se acaba
cuando empieza la siembra por serles muy necesarios sus hijos en
ambos tiempos". 75 Tomando en cuenta este hecho, en el cuadro esta-
dístico hemos reducido el número de escuelas sostenidas por los pa-
dres de familia a 13 y añadido a este número las escuelas de Tlaxiaco
y Tamazulapan, financiadas por las cajas de comunidad durante todo
el año "y aunque asisten [niños] de razón, pagan al maestro por se-
parado". En Tejupan el párroco y los indios daban cien pesos al año

73 AGN, Hospital de jesús, vol. 110, exps. 4 y 6. Bergoza, 1984, p. 46.


74 AGN, Histmia, vol. 495, ff. 82, 98-105, 127, 260. Bergoza, 1984, pp. 110-140, 178-184. La
sexta de las nueve preguntas que el obispo Bergoza hizo a los párrocos de Oaxaca decía: "Si
hay fundada alguna capellanía colativa, o beneficio eclesiástico en su parroquia o en las igle-
sias de sus pueblos; y cuántas escuelas de castellano hay en el curato; en qué pueblos, con
qué dotación y si se asiste a ellas". Bergoza, 1984, pp. 1-2. Agradezco aAnne Staples el haber-
me informado sobre la encuesta del obispo Bergoza.
75 Bergoza, 1984, pp. 3-24, 164-170, 185-200, 252-275, 298-343; cita de p. 329. El padre Ajo-

frin en 1766 describió a los habitantes de Yanhuitlán, Teposcolula: "Los indios son de bella tez
y agraciado rostro; políticos, sociables, devotos y de buen gusto en su trato, regalo y diversiones,
aficionados a sus mitotes o bailes, correrías de caballos y cacerías; bizarros y caballerosos, con
singular esplendidez en sus funciones y empeños". i\jofrín, 1964, vol. 2, p. 117.
274 PUEBLOS DE INDIOS YEDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

CUADRO 45
Porcentaje de pueblos de indios con escuelas,*
intendencia de Oaxaca, 1803
% % Cálcu/,o Cálcu/,o
de Gasto de gasto Número teórico de teórico de
Núm. Núm. pueblos para total de número número de
de de con escuelas para habitantes de indios niños indios
Subdekgación pueblos escuelas escuelas (en pesos) escuelas indios pur escuela pqr escuela

Xalapa del Marqués 1 1 100 s.d. s.d. 758 758 61


Cuatro Villas (1794) 44 27 61 (1715 o 22165 820 66
de padres)
Huexolotitlán 12 6 50 s.d. s.d. 6786 1131 90
(6 pueblos sin datos)
Miahuatlán 52 22 42 s.d. s.d. 18941 861 69
Huatulco 13 5 39 s.d. s.d. 4170 834 67
Tehuantepec 25 9 36 240 s.d. 20803 2 311 185
Nochistlán 28 8 29 s.d. s.d. 7126 902 72
Corregimiento de
Antequera (30 65 11 17 s.d. s.d. 45580 4144 332
pueblos sin datos)
Teutitlán del Camino 34 5 15 s.d. s.d. 23770 4754 380
Teposcolula 146 20 14 420 s.d. 50014 2 501 200
(27 pueblos sin datos)
Teozacualco 31 3 10 s.d. s.d. 16425 5475 438
Ixtepeji 9 11 s.d. s.d. 7028 7028 562
(5 pueblos sin datos)
Teutitlán del Valle 23 2 9 s.d. s.d. 15624 7812 625
(20 pueblos sin datos)
Zimatlán 46 4 9 s.d. s.d. 21264 5 316 425
(31 pueblos sin datos)
Teutila 35 3 9 s.d. s.d. 30615 10205 816
(19 pueblos sin datos)
Villa Alta 106 8 8 s.d. s.d. 74543 9318 745
(98 pueblos sin datos)
Huajuapan 67 7 48 s.d. 32798 32798 2624
(66 pueblos sin datos)
Nexapa-Chontales 68 3 4 s.d. s.d. 25915 8638 691
(28 pueblos sin datos)
Juxtlahuaca 11 o o o o 8854
Jicayan 57 s.d s.d. s.d. s.d. 26430
(57 pueblos sin datos)
Ciudad de Oaxaca s.d. 6858
Total
(387 pueblos sin datos) 873 139 16 708 s.d. 466557 3359 269

* Datos correspondientes a 56% de los pueblos de la intendencia de Oaxaca.


Fuente: Bergoza, 1984. AGN, Historia, vols. 495, 498; Propios y Arbitrios, vol. 23, ff. 15-34. Hamnett,
1971, pp. 188-189.
LOS GASTOS AUTORIZADOS 275

MAPA 12
Porcentaje de pueblos de indios con escuelas,
intendencia de Oaxaca, 1803

Pareen tajes
- 75-100
lEl':J 50-74
m 25-49
o 1-24
D Sin escue las (0)
Sin datos (s. d.)
Sin pueblos de indios (s. p.)

Dorothy Tanck de Estrada; mapa basado en Gerhard, 1986, p. 16


Elaborado por Verónica Montoya P., Laboratorio de SIG, El Colegio de México.
276 PUEBLOS DE INDIOS YEDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

al preceptor. Varios pueblos en Chicahuaxtla e Intundujia recibían


dinero comunal para sus escuelas pero parece que no funcionaban
todo el año: de nueve consignadas hemos registrado cuatro para dar
un total de 20 pueblos con escuelas. 76
Ningún informe de los sacerdotes de Villa Alta fue incluido en la
fuente consultada. Expedientes aislados de los archivos de Oaxaca so-
bre solicitudes para cambiar a los preceptores o sobre cuentas de las
cajas de comunidad constatan el funcionamiento de escuelas, casi to-
das sostenidas con salarios altos (hasta 27 pesos al mes) por los padres
de familia en siete pueblos: barrio de Analco de Villa Alta (desde
1764, financiada primero por el párroco y luego por la caja y por los
indios) Jareta, Lachiriog, Mextitlán, Tepustepec, Chicahuastepec y
Ayuda. En 1791 se informó sobre la existencia de escuelas en Roayaga
y Yazona, de las cuales hemos registrado sólo una para 1803.77
Seguramente había más escuelas en los 97 pueblos restantes pero
no sabemos cuántas ni dónde. El comercio de la grana, que rendía
grandes ganancias a las autoridades locales y a los comerciantes, invo-
lucraba a los gobernantes indios de los pueblos en el repartimiento de
dinero a los indígenas para promover la producción. Este hecho debe
haber impulsado el aprendizaje en la escuela por su utilidad en el ma-
nejo de cuentas y documentos comerciales. Después del oro y la plata,
la grana era el producto de exportación más importante en el virrei-
nato. No registramos una escuela en el pueblo de Yae porque no te-
nemos datos cercanos a 1803, pero es de notar que 62 hombres del
poblado firmaron un documento en 1774, indicio de que había ense-
ñanza de lectura y escritura desde años anteriores. 78
Cerca de la ciudad de Oaxaca, varios pueblos del corregimiento
de Antequera ocupaban a indios como maestros. En Colatepec, la ca-
ja de comunidad financiaba la escuela y en Ixtlán el párroco pagaba
al preceptor. Las demás escuelas eran sostenidas por los indígenas,
a veces con buenos sueldos, como en San Pedro el Alto donde 20

76 Bergoza, 1984, pp. 185-196, 255, 265, cita en p. 336. AGN, CleroRegulary Secular, vol. 83,
exp. l.
77 AGPEO, Instrumento Legal, legajo 21, exp. 12, 1791. AJEO, Villa Alta, Civil, exps. 435, 650,
657 y 749. AGN, Histmia, vol. 132, exp. 14, ff. 12-14.
78 Chance, 1989 pp. 146-148. Carmagnani, 1988, pp. 168-174. Para otras descripciones

de la participación de los gobiernos indios como intermediarios en el repartimiento en la in-


tendencia de Puebla, véase Dehouve, 1988 y Pietschmann, 1988. AJEO, Villa Alta, Civil, exp.
362, 1774.
LOS GASTOS AUTORIZADOS 277

indios acaudalados pagaban 100 pesos al año al preceptor. De los


pueblos que contaban con escuelas sostenidas por los padres de fa-
milia, "según se contratan con el maestro que suele ser indio", he-
mos registrado sólo la mitad. A veces los niños indios de la ciudad
de Oaxaca y de los pueblos adyacentes asistían a la escuela gratuita
en el convento de los belemitas. 19
Reglamentos de la Contaduría mencionaban en 1785 que había
escuelas pagadas por las cajas de comunidad en Teococuilco y Zo-
quiapan en la subdelegación de Teozacualco. Hemos anotado úni-
camente una para 1803. Los párrocos informaban que en Cahucoa
el salario magisterial de 15 pesos mensuales venía en parte del sa-
cerdote y en parte de los indios, y que había otras cinco escuelas
que sostenían los padres de familia durante cuatro meses del año;
hemos registrado todas como equivalentes a una. 80
En 1803, los pueblos de Guichicubi y Petapa en Tehuantepec
tenían escuelas sostenidas con 1O pesos mensuales (que funciona-
ban desde 1784, por lo menos) y en los tres pueblos de Zonatepec
los indios daban medio real al mes por cada alumno; se incluyen
dos de estos tres lugares en la estadística. Datos de 1786 registraban
otros nueve pueblos con escuelas pagadas por las cajas de comuni-
dad y tres por los indios; hemos incluido cuatro y uno respectiva-
mente, para llegar a un total de nueve escuelas en Tehuantepec.81
Para Teutitlán del Valle se notificó en 1787 que los reglamentos
asignaban salarios para los maestros en varias escuelas, sin indicar
cuáles; por lo tanto se incluyen dos en la estadística de 1803. Tam-
bién en Xalapa del Marqués se usaba dinero de la caja comunal para
el pago del maestro. 82 Ningún párroco informó sobre los pueblos
de Huatulco, pero datos proporcionados en 1786 mostraban que
seis pueblos tenían escuelas sostenidas por las arcas de comunidad
y siete por los padres de familia. Hemos incluido en la estadística
tres y dos, respectivamente. 83
Los sacerdotes presentaron información sobre algunos pueblos
emplazados en las subdelegaciones de Ixtepexi, Nexapa, Nochis-

79 Bergoza, 1984, pp. 71, 173, 207-208, 292. AGN, Hospital de jesús, vol. 110, exps. 6 y 8.
80 Bergoza, 1984, pp. 74-76, 156y 159.
81 Bergoza, 1984, pp. 84-101, 223-224. AGN, Historia, vol. 495, ff. 273-276.
82 Bergoza, 1984, p. 356. AGN, Historia, vol. 498, ff. 36-38.
83 AGN, Histl1ria, vol. 495, ff. 45-50.
278 PUEBLOS DE INDIOS YEDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

CUADRO 46
Centros regionales de educación indígena,
intendencia de Oaxaca, 1803

Pueblo Salario anual


(subdekgación) (en pesos) Origen del salario

Yanhuitlán (Teposcolula) 300 Obra pía


Cahucoa (Teozacualco) 180 Mitad de párroco, mitad de indios
Ayutla (Villa Alta) 180 De indios, más 144 pesos en alimen-
mentos de indios
Tlapacoya (Cuatro Villas) 144 De indios
Guichicubi (Tehuantepec) 120 Caja de comunidad, desde 1771
Petapa (Tehuantepec) 120 De indios
Tlaxiaco (Teposcolula) 120 Caja de comunidad
Tejupan (Teposcolula) 100 De párroco y de indios
San Pedro el Alto (Corr.
Antequera) 100 De 20 indios acaudalados

Fuente:Bergoza, 1984,pp.87, 100, 156, 168,265,336.


AGN,Hospital de Jesús, vol. 110, exp. 8; AJEO, Villa Alta, Civil, exp. 749.

tlán, Teutila y Zimatlán. Sostenían todas las escuelas los indios, y de


ellas hemos registrado la mitad para algunos lugares y una cuarta
parte para otros, ya que los párrocos advertían que varias funciona-
ban sólo durante una parte del año. En los pueblos de Nochistlán,
Huautla, Huehuetlán, Peroles, y Teutila los sacerdotes pagaban a
los preceptores.84
Los 11 pueblos de Juxtlahuaca no tenían escuelas, según la in-
formación de los párrocos. Se carece de informes de los sacerdotes
para Huajuapan, pero un expediente sobre las cuentas de la caja de
comunidad de la cabecera especifica que en 1805 se sostenía una
escuela con 48 pesos al año. 85
Aunque las estadísticas disponibles sólo se refieren a aproxima-
damente 56% de los pueblos de la intendencia de Oaxaca, entre las
139 escuelas que allí funcionaban, nueve tenían sueldos altos y pue-

84 Bergoza, 1984, PP·. 42, 50-60, 72, 125, 140, 145, 232, 245-246, 401-402.
85 Bergoza, 1984, pp. 102-109. AGPEO,juicios, legajo 40, exp. 2, 1805.
LOS GASTOS AUTORIZADOS 279

den considerarse como centros regionales de educación indígena.


Las fuentes de financiamiento para las 139 escuelas de Oaxaca in-
cluidas en la estadística fueron: 31 % recibían fondos de las cajas de
comunidad; 59% estaban financiadas por los padres de los niños;
10% se sostenían con dinero del sacerdote o de una obra pía.

Intendencia de Durango

Durango se ubicaba en el norte del virreinato, entre las intenden-


cias de Sonora (por la costa occidental) y San Luis Potosí. Abarcaba
lo que antes era Nueva Vizcaya. Siendo la segunda intendencia en
tamaño, gran parte de su territorio era montañoso y árido. Sus ciu-
dades más importantes, Durango y Chihuahua, funcionaban como
centros mineros.
Al final del siglo XVIII la mayor parte de los indios nómadas que
originalmente habían poblado la parte sur y centro de la intendencia
había desaparecido, y en su lugar habían llegado a establecerse indí-
genas del centro del virreinato (mexicas, otomíes y tarascos). En las
montañas del norte moraban aproximadamente 20 000 indios ta-
rahumaras. La población nativa llegaba a 51 912 y representaba
33% del total de la población. 86 No sabemos cuántos pueblos de indios
se hallaban en la intendencia, pero sí que 42 entregaron informes so-
bre los bienes de comunidad a los contadores de la intendencia en
1800.87
No todos los pueblos de indios tenían cajas de comunidad ni
guardaban cuentas financieras. En algunos se organizó esta admi-
nistración al final del siglo XVIII, y atendiendo a la instrucción del
1Ode abril de 1794 se establecieron escuelas costeadas por las arcas.
El pueblo de Santiago Papasquiaro contribuyó desde 1791 a soste-

86 Gerhard, 1996, p. 214. No se incluyen Parras y Saltillo que pertenecían a Coahuila.


87 Gerhard, 1996 pp. 213-214. AHED, microfilm, rollo 36. Bonavía, 1976, pp. 87-88. Los 42
pueblos de indios de la intendencia de Durango cuyos documentos referentes a la fiscaliza-
ción de los bienes de comunidad hemos visto son: Santa Catarina Tepehuanes, Santiago Pa-
pasquiaro, Tamazula, San Andrés Atotonilco, San Nicolás, Peño! Blanco, San Bartolomé
Humasen, San Pedro Guarisamey, Analco, San Francisco Laxas, Otais, Milpillas, Pueblo Nue-
vo, San Francisco Mezquital y sus 11 pueblos, Santa Cruz, Canatlán, Zape, San Juan del Río,
San Francisco Malpaís, San Jerónimo Huejotitán, Tonachic, San Mateo y nueve pueblos más
de la subdelegación de Ciénaga de los Olivos.
280 PUEBWS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

ner una escuela en la villa a<ljunta del mismo nombre pero en 1797
retiró a sus niños porque el maestro los azotaba. En 1803 fundó
otra escuela con contribuciones de la caja de comunidad (20 pesos
al año), 100 pesos de réditos y 70 de los vecinos españoles y los pro-
pios de la villa. 88 Malpaís, contiguo a la villa de Nombre de Dios, pa-
gaba a un maestro en 1799. Era un pueblo rico, con ingresos de
alrededor de 1 000 pesos al año producto de las tierras y ranchos
que arrendaba a los vecinos de la villa. En 1803 tuvo que entregar
20 000 pesos de su caja comunal al intendente Bonavía para pres-
tarlos en depósitos irregulares a dos residentes de la ciudad de Du-
rango. Para 1806 estaba pagando 250 pesos al año al maestro de
primeras letras y 180 a la maestra de niñas. 89 Estos salarios figura-
ban entre los más altos del virreinato. También en San Francisco
Mezquital, Pueblo Nuevo, Huejotitán y Canatlán había escuelas pa-
ra los indios. 90
Aunque los datos referentes a las escuelas son incompletos, los
incluimos en la estadística para tener un punto de comparación
con las otras intendencias de Nueva España.

Intendencia de Arizpe (Sonora-Sinaloa)

En Sonora (que incluía Sinaloa), ubicada por la costa del Pacífico,


vivían 56 650 indios, 44% de la población total. 91
La gran mayoría de los indios de la intendencia no pagaban tri-
buto ni los pueblos estaban sujetos a la Contaduría de Propios y Ar-
bitrios. Hay noticias de que dos lugares contaban con escuelas para
indios al final del siglo XVIII. En la región de Copala había un maes-
tro en el pueblo de Jacobo, que en 1771 ayudó a los indios en una
rebelión. 92 Más al norte, por el río Yaqui, en la jurisdicción de Osti-
muri, los franciscanos dirigían un colegio internado para los yaquis.
Dos jóvenes de cada uno de los siete pueblos de la región estudia-
ban como internos junto con otros alumnos indios externos. El co-

carpetas 9, 10, caja 20, exp. 31; casillero l; exps. 12, 14.
88 AHED,
B9 carpeta 13, casilla 4, cuenta de 1806.
AHED,
90 AHED, carpetas 9 y 16. Recibo del maestro de escuela de Huejotitán,Joseph Rafael
Saenz Ontiveros, 13 de agosto de 1807. AHED, casilla 3, exp. 95.
91 Humboldt, 1973, p. 146. Gerhard, 1986, p. 39.
92 Mirafuentes, 1989, p. 7.
LOS GASTOS AUTORIZADOS 281

legio se encontraba funcionando en 1785, y para 1804 uno de los


graduados indios era sacerdote en la parroquia de Toro en Sinaloa.
Incluimos este colegio en las estadísticas para 1803.93

Intendencia de Ciudad Real de Chiapas

La intendencia de Ciudad Real formaba parte del territorio gober-


nado por la Audiencia de Guatemala. La población indígena era de
71 595 personas, aproximadamente 70% de la población total. Los
principales grupos étnicos que la integraban eran los tzotziles y los
tzeltales, cuyo idioma estaba relacionado con la lengua maya. El ca-
cao, el algodón y la cochinilla eran productos importantes de la in-
tendencia.
En 1799 la Audiencia de Guatemala ordenó al intendente de
Chiapas informarle acerca de los maestros de primeras letras para
dar cumplimiento a varias cédulas reales (de 1764 a 1782) referentes
al establecimiento de escuelas y al artículo 14 de la Ordenanza de In-
tendentes que mandaba preferir para los puestos de gobernadores,
regidores y alcaldes a indios "que sepan el idioma castellano".94
En octubre de 1799 los contadores de Ciudad Real informaron
al intendente sobre los pueblos donde había escuelas, el nombre
del maestro, el salario pagado por las cajas de comunidad y el nú-
mero de tributarios residentes en cada población. En la lista de los
contadores había 31 preceptores y uno adicional mencionado en
otro informe: 25 escuelas estaban establecidas en la parte central
de Chiapas en la región de Ciudad Real; siete en el área de Tuxtla y
ninguna en la región de Soconusco.
El sueldo más alto para un preceptor fue de 108 pesos anuales
pagado en el pueblo de Salto de Agua, subdelegación de Palenque.
Más de la mitad de los 32 maestros recibían sueldos de 96 pesos
anuales. En las dos subdelegaciones de Tapachula y Tonalá no exis-
tía escuela alguna sostenida con fondos comunales.

93 Olaechea, 1992, p. 185.


94 Gerhard, 1991, pp. 126 y 133. BTU, Chiapas, caja 2, carpeta l. En Chiapas como en Yu-
catán, la contribución anual de cada tributario a la caja de comunidad era de cuatro reales.
En 1776 había una escuela en Chamula. Wasserstrom, 1989, p. 80.
CUADRO 47 Nl
00
Nl
Porcentaje de pueblos de indios con escuelas, intendencia de Chiapas, 1799

Porcentaje Porcentaje Cálculo Cálculo


de Gasto de gasto Número teórico de teórico de ..,,
Número Número pueblos para total de número número de e::t'1
de de con escuelas para habitantes de indios niños indios 5°"
Subdelegación pueblos escuelas escuelas (en pesos) escuelas indios por escuela por escuela "'
ot'1
z
8
Tila 4 3 75 240 s.d. 5886 1962 157 o
Huistán 6 4 67 384 s.d. 8420 2105 168 "'t'1><
Tuxtla 13 7 54 414 s.d. 8710 1089 87 o
e::
Simojovel 8 3 50 264 s.d. 4118 1373 110
(en 4 pueblos) 5
O•
Palenque 2 1 50 108 s.d. 651 651 52 z
15 6 47 518 s.d. 13048 2175 174 zt'1
Chamula t'1
t"'
(en 7 pueblos) ¡¡::
t'1•
Comitán 16 5 38 468 s.d. 16217 3243 259
~o
(en 6 pueblos)
C"l
Ocosingo 6 2 33 168 s.d. 3684 1842 147 o
Ixtacomitán 20 1 5 72 s.d. 5863 5863 469 5z
Tonalá 3 o o o s.d. 1128 ~
Tapachula 14 o o o s.d. 3870
Total 107 32 34 2634 98 71595 2237 179
(en 36 pueblos)
Fuente: Biblioteca de la Universidad de Tulane, Colección Latinoamericana, Chiapas, caja 2, carpeta 1, ff. 15-17, 36. Gerhard, 1991, p. 21.
LOS GASTOS AUTORJZADOS 283

MAPA 13
Porcentaje de pueblos de indios con escuelas,
intendencia de Chiapas, 1799

Porcentajes
- 75-100
!ml 50-74
¡:;:;i 25-49

D 1-24
CJ Sin escuelas (0)
Sin datos (s.d.)
Sin pueblos de indios (s.p.)
- Frontera con Nueva España

Dorothy Tanck de Estrada; mapa basado en Gerhard, 1991, pp. 116, 129.
Elaborado por Verónica Montoya P., Laboratorio d e SIG, El Colegio de México.
284 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COWNIAL

CUADR048
Centros regionales de educación indígena,* intendencia de Chiapas, 1799

Número
Salario Número de niños
anual de habi- indios
en tantes de6a
Puebw pesos indios 12 años Nomúre del maestro

Salto de Agua 108 s.d. s.d. s.d.

Zinacan t.án 98 1891 151 DonJosé Suasuavar

Chamula 96 4526 362 Don Teodoro García

Chenalhó Mitontic 96 2209 177 Don Mariano Ballenas

San Andrés 96 1516 121 Francisco Molina

San Bartolomé
de los Llanos 96 6215 497 Don Narciso Mazariegos

Comitán 96 3 351 268 Don Vicente Guillén

Teopisca
Amatenango 96 1600 128 Don Francisco Fallada

Zapaluta 96 1250 100 Don Manuel Arrnendáriz

Oxchuc 96 2574 206 Don Anselmo Zepeda

Huistán 96 838 67 José de Castro

Tenejapa 96 2752 220 Don Miguel Gutiérrez

Cancuc 96 1563 125 Vicente Utría

Ocosingo 96 955 76 Don Juan Hidalgo


Tumbalá 96 2454 196 Andrés Santiago

Tila 96 2061 165 Don Andrés Zepeda

San Pedro Huitiupán 96 1006 80 Donjuan Ocampo

*Escuelas con salarios anuales de 96 pesos o más; 17 de un total de 36 escuelas.


LOS GASTOS AUTORIZADOS 285

Resumen estadístico del virreinato

En 1803 había escuelas de primeras letras en 26% de los pueblos de


indios en las 12 intendencias de Nueva España. Desde el pueblo de
Huejotitán en el actual estado de Chihuahua hasta Guistán en
Chiapas, los recibos de pago a los maestros constataban la existen-
cia en el virreinato de un sistema administrativo y fiscal para fomen-
tar las escuelas. 95 Los datos más completos con los que se cuenta
corresponden a las intendencias de México y Michoacán, los cuales
muestran que 37% de los pueblos en estas dos regiones tenía escue-
las. Teóricamente había una escuela por cada 126 niños indios va-
rones de edad escolar en Michoacán; en la intendencia de México,
el ratio era de una escuela por cada 167 muchachos indígenas.
Las cajas de comunidad del virreinato contribuían con 33 017 pe-
sos cada año para los salarios de los maestros y probablemente los pa-
dres de familia daban esta misma cantidad o más, ya que en muchas
partes, el sueldo de la caja no era suficiente y los indios lo completa-
ban. En la intendencia de México sólo 14 (3%) de las escuelas en los
pueblos recibían su sostenimiento de la iglesia u obras pías. Las demás
eran financiadas por las cajas de comunidad y las familias.
Las intendencias de Yucatán y Chiapas disponían para ese fin
de un financiamiento sistemático proveniente de los caudales de las
cajas de comunidad para escuelas en los poblados principales; aun-
que en Yucatán era escasa la contribución, en Chiapas sí se pagaban
salarios adecuados.
En Guanajuato había escuelas en 50% de los pueblos, pero debido
a la numerosa población indígena que vivía fuera de los pueblos, cada
una de las 19 escuelas teóricamente servía a 947 niños en edad escolar;
sin embargo si se divide el número de escuelas entre los indios que vi-
vían dentro de los pueblos, el resultado sería de una escuela por cada
324 muchachos. Tanto los datos para Guanajuato, como para Puebla y
Guadalajara son incompletos porque no incluyen información suficiente
sobre escuelas financiadas por los padres de familia. Las cifras de Oaxa-
ca corresponden a la mitad de los pueblos ubicados en la intendencia.
En las estadísticas correspondientes a las subdelegaciones se
destacan algunos distritos donde había escuelas en la mayoría de

95 AHED, Agricultura y Fomento, cajón 14, exp. 5, 1795. INAH, Centro de Documentación,
Guatemala, rollo 68, 1795.
286 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

CUADRO 49
Escuelas en los pueblos de indios de Nueva España, ca. 1803

% % Cálculo Cálculo
de Gasto de gasto Número teórico de teórico de
Núm. Núm. pueblos para total de número número de
de de con escuelas para habitantes de indios niños indios
Subdelegación pueblos escuelas escuelas (en pesos)* escuelas indios por escuela por escuela**

México (25 pueblos


de Toluea sin datos) 1245 467 37 16272 67 942878 2019 162

Michoaeán 254 94 37 5 681 81 148 465ª 1579 126

Guadalajara (cuatro
pueblos sin datos) 240 3oe 11 1678 42 132 393b 4903 392

Yueatán 224 72 32 1512 14 334880 4651 372

Guanajuato 39 ¡ge 50 74le 89e 224875 11836 947

San Luis Potosí 42 11 26 22oe 97e 82 591 7508 601

Zaeateeas (tres pue-


blos sin datos) 40 7e 18 258 12 47976 6845 548

Veraeruz 147 42e 29 2686e s.d. 111221 2648 212

Puebla (56 pueblos


sin datos) 703 127e 18 3429 s.d. 524688 4131 330

Oaxaea (386 pueblos


sin datos) 873 ¡39e 16 7o8e s.d. 466557 3357 269
Durango 42f 6e 16 39oe s.d. 51912 8652 692

Arizpe (Sonora-Sinaloa)
(49 pueblos sin datos) 50 ¡e s.d. s.d. s.d. 56650 s.d. 4532

Total (523 pueblos


sin datos) 3899d 1015 26 33017e s.d. 3125 086 3078 246

Chiapas (1799) 107 32 ese. en 34 2634 98 71595 2237 179


37pueblos

Fuente: Véase cuadros estadísticos en este capítulo.


* Se refiere casi en su totalidad a dinero de las cajas de comunidad. Tal vez 5% es de obras pías.
**Niños indios varones de seis a 12 años de edad (8% de la población india).
a: No se incluye la población de Colima, la cual está comprendida en la intendencia de Guadalajara.
b: Se incluye la población india y los pueblos de Colima.
c: Casi todas las escuelas se sostenían por las cajas de comunidad. La fuente no incluye datos sobre
escuelas sostenidas por los padres de familia o los sacerdotes.
d: No se incluyen los 182 pueblos de Tlaxcala (lll), Tabasco (43), Bolaños (cuatro), y Nayarit.Colo-
tlán (24). que hacen un total de 4 081 pueblos de indios en Nueva España.
e: Incompleto.
f: Calculado.
286 BIS MAPA 14
Porcentaje de pueblos de indios con escuelas en Nueva España, ca. 1803

.....,_
(S.L.P.)

Porcentajes
- 75-100
- 50-74
~ 25-49
o 1-24
CJ Sin escuelas (0)
Sin datos (s.d.)
Sin pueblos de indios (s.p.)
- Lagos
Intenden cias
Frontera co n Guatemala
Gobierno militar subordinado al virrey

Dorothy Tanck de Estrada; mapa basado en Gerhard, 1986, p . 16; 199 1, pp. 46, 116, 129; 1996, pp. 57, 205. Elaborado por Verónica Montoya P., Laboratorio de SIC, El Colegio de México.
Fuente: véase capítulo IV.
LOS GASTOS AUTORIZADOS 287

los pueblos y una escuela por cada 160 niños en edad escolar: Hue-
xolotitlán y Cuatro Villas en Oaxaca; Xalacingo y Orizaba en Vera-
cruz; Chietla y Totomehuacán en Puebla;Jiquilpan, Zamora y
Uruapan en Michoacán; Zapotlán en Guadalajara; Aguascalientes
en Zacatecas; Zimapán, Lerma, Apan, Coyoacán, Tetela del Río,
Malinalco, Ecatepec, Cuautla, Coatepec, Temascaltepec y Zumpan-
go de la Laguna en la intendencia de México.
Las escuelas con los mejores salarios anuales fueron las de Te-
nancingo (500 pesos, intendencia de México); Yanhuitlán (300 pe-
sos, Oaxaca); Pátzcuaro (300 pesos, Michoacán); Malpaís (250
pesos, Durango); San Andrés Tuxtla (250 pesos, Veracruz); Tlalte-
nango (200 pesos, Zacatecas); Tacámbaro (200 pesos, Michoacán);
y Malinalco, Yautepec, Asuchitlán y Poliutla (200 pesos, intenden-
cia de México). Se calcula que en 1803 existían escuelas en 1015
pueblos de indios del virreinato (véase cuadro 49).

LAs FIESTAS

No siempre se usaba la mayor parte de las erogaciones de las cajas de


comunidad para la educación. Antes de 1773 los pueblos de indios gas-
taban casi todos los fondos de comunidad en financiar las celebraciones
religiosas que se llevaban a cabo durante el año. Para el valle de México,
Gibson ha calculado que tres cuartas partes del gasto de las cajas de co-
munidad se empleaba en funciones de iglesia. También las ciudades y
villas de españoles, tanto en España como en Nueva España, acostum-
braban utilizar grandes cantidades de dinero municipal para sostener el
culto de la iglesia. Usando como guía la instrucción de Madrid, expedi-
da por Carlos III en 1760, el visitador José de Gálvez se comunicó en
1770 con las poblaciones de españoles en el virreinato. Con referencia a
los gastos públicos, advertía sobre la necesidad de "minorar o quitar al-
guno, principalmente de los que se hacen en fiestas votivas". 96 Unos me-
ses después, el visitador criticaba con especial vehemencia la manera en
que los indígenas gastaban sus fondos comunales "invirtiendo todos sus
productos por lo regular en fiestas y cofradías a que les inclinan sus
curas por el interés que les resulta de semejantes establecimientos".97

96 Gálvez, 1867, p. 136. AHAM, Liúro de Visita, vol. 24, ff. 92, 97. Gibson, 1964, p. 215.
97 Gálvez, 1867, p. 136.
288 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

Otras autoridades del virreinato, tanto civiles como eclesiásti-


cas, opinaban negativamente sobre las costumbres de los indios: de-
masiadas celebraciones, altos gastos, cosas innecesarias, actividades
nocivas. Del lado civil, el contador Gallarreta en 1775 comunicó al
virrey Bucareli que los indígenas despilfarraban su dinero en

funciones de iglesia, comidas y juegos, y otros gastos tan inútiles como


perjudiciales [que] sólo buscan en ellas la novedad, el concurso, el
ruido y la bebida, de que nace la embriaguez, las torpezas y demás ex-
cesos que enteramente los arruinan". 98

El virrey Revillagigedo tachaba los altos gastos para celebraciones


sacras como "impropios de estos fondos y aun superfluos y viciosos"
y el intendente Flan de Puebla se quejaba de las "exorbitantes con-
tribuciones a la iglesia" de los indios de Cholula. El intendente
U garte de Guadalajara propuso limitar a dos las fiestas pagadas con
el dinero comunal, porque el crecido número de celebraciones "en
mi sentir han sido origen de gravísimos males, porque con tal pre-
texto las reducían a bailes, comidas y embriagueces". El asesor de
Ugarte, José Menéndez Valdés, cuando visitó Tonalá alabó la gran
producción de loza pero al mismo tiempo deploraba "el ningún tino
con que gastan el dinero y la prodigalidad que usan en sus conti-
nuas fiestas y embriagueces". También en Michoacán el reglamento
de Contaduría de 1785 ordenaba evitar "todos los gastos nocivos
que son los que principalmente los empobrecen". 99 Las autoridades
de los gobiernos locales repitieron las ideas de sus superiores. En
sus informes los subdelegados criticaban los "superfluos, escandalo-
sos e indebidos gastos" que se hacían con los fondos comunales y la
práctica de

disiparlos en funciones de iglesia, comidas, cohetes, regalos ... fiestas y


convites abusivos, por una costumbre inverterada ... tan inútiles como
viciosos ... que comienzan por el lugar sagrado con no pocos abusos y
concluyen con ebriedades y excesos reprobados.

98Fonseca, 1978, vol. 5, pp. 282 y 284.


Bandos, vol. 17, ff. 506-507, 30 de diciembre de 1793; Intendencias, vol. 48, f. 78v.
99 AGN,
Solano, 1991, p. 505, 18 de diciembre de 1792. Terán, 1995, p. 188. Menéndez Valdés, 1980,
p. 121.
LOS GASTOS AUTORIZADOS 289

Referente a San Bartolomé de los Llanos, pueblo grande en Chia-


pas, se opinaba que

las festividades en los naturales no son por devoción al santo que cele-
bran, sino buscando la ociosidad (que tanto aman) en correr a caballo,
comer y beber los días que se les antojan antes y después de todas las
fiestas. 100

La crítica gubernamental de las erogaciones para fiestas religio-


sas frecuentemente iba acompañada con censuras globales a los in-
dios como grupo ebrio, flojo y tradicionalista. 101 A veces, como en
el caso del visitador Gálvez y algunas de las descripciones geográfi-
cas de 1743, se opinaba que los sacerdotes promovían las festivida-
des para poder beneficiarse de ellas al recibir ingresos adicionales
por las misas, sermones y procesiones que oficiaban. 102
Generalmente esta crítica a los sacerdotes venía de la autoridad
civil, pero el presbítero, científico y periodista José Antonio de Alza-
te expresaba una opinión parecida: "No es creíble lo que los indios
gastan anualmente en funciones de iglesia: si algo se mezcla de su-
perstición será culpa de los que no los instruyen como debieran,
puesto que con exceso contribuyen a su subsistencia".1o3
Con frecuencia los obispos se pronunciaban en contra de los
excesos cometidos durante las fiestas, y en sus visitas pastorales
amonestaban en contra de los gastos en cera, cohetes y comidas.
Sus advertencias, sin embargo, iban para los feligreses españoles y

100 Frases de subdelegados de Otumba, Tixtla y Metepec. AGN, Reales Cédulas Originales,
vol. 231, exp. 60, f. 120; Indios, vol. 76, f. 48; vol. 75, ff. 310-313v, 331-332. INAH, Centro de Do-
cumentación, Guatemala-Chiapas, rollo 68, informe del 21 de febrero de 1805.
101 William Taylor, después de analizar casos de embriaguez entre los indígenas durante

el siglo XVIII, ha indicado que no hay ninguna prueba que apoye sólidamente la opinión de
que los campesinos hubieran sucumbido a una plaga de alcoholismo colectivo, opinión di-
fundida por todas partes en la literatura colonial de América. Taylor, 1987, p. 231. A media-
dos del siglo xvm, en Michoacán fray Matías de Escobar opinó: "Así como en el tudesco e
inglés, y en otras naciones no es motivo a que los maltraten el estar continuamente beodos,
yo no sé por qué ha de ser en estos pobrecitos indios tan censurable un vicio tan apoderado
de las principales naciones de la Europa, pudiendo decir que es una paja lo que ellos beben
respecto de las vigas que otras naciones agobian". Escobar, 1970, p. 92.
102 Gálvez, 1867, p. 136. Relaciones geográficas, 1988, vol. 2, pp. 481H87. Posiblemente, la

crítica se dirigía más al clero regular que al diocesano y se expresaba para justificar la secula-
rización de las doctrinas. Van Oss, 1986, pp. 20-21.
ws Moreno, 1976, p. 116.
290 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

para los indios, ya que ambos grupos eran aficionados al ruido, lu-
ces, juegos pirotécnicos, bailes y convites que acompañaban a las
celebraciones religiosas. 104 Los sacerdotes en las parroquias gene-
ralmente no censuraban los gastos de los indios, aunque a veces se
quejaban de la embriaguez de sus feligreses. 105
Al comparar algunas cuentas de las cajas de comunidad de 1704
con las de las últimas décadas del siglo XVIII se percibe que el núme-
ro de fiestas no aumentaba; generalmente las cajas comunales de
pueblos con considerables ingresos financiaban diez fiestas. Las
más frecuentes eran: las tres Pascuas (Navidad, Resurrección y Espí-
ritu Santo), la Purificación, Corpus Christi,Jueves Santo (Cuares-
ma), San Francisco, la Santa Cruz, San Pedro, Sanjuan Bautista,
Todos Santos, la Visitación y el santo patrón del pueblo. Desde el si-
glo XVI se erogaban las más altas cantidades de dinero comunal pa-
ra tres fiestas: el santo titular, Corpus Christi y Jueves Santo. 106
Igualmente estas tres celebraciones recibían en 1704 más dinero
comunitario que cualesquiera otra: alrededor de 20 pesos cada
una. 107
Cambiar las expresiones religiosas y la conducta festiva de los
indios para que se parecieran al ideal de la Europa ilustrada, redu-
cir gastos para no empobrecer a los indígenas y disminuir el poder
de los sacerdotes en los pueblos pudieron haber sido los motivos
que animaron a las autoridades para intervenir en el manejo de los
bienes de comunidad. Sin embargo, había otra razón que estaba
más sólidamente fundamentada en la ley. Los bienes de comuni-
dad, por haber sido concedidos en usufructo a los pueblos por el

104 El arzobispo Núñez de Haro y Peralta criticaba los "gastos de cohetes y otros inútiles"

de la cofradía de españoles en Tlalmanalco y de los indios de Tepoztlán los gastos inútiles de


"cohetes, ruedas, almuerzos". AHAM, Libro de Visita, vol. 29, f. 115; vol. 26, f. 29v. El obispo Ca-
bañas, de Guadalajara ordenaba "no admitir gastos superfluos de comidas, dulce, chocolate,
cohetes ni otra alguna" en el pueblo indio de San José de Gracia (Aguascalientes) y a los mi-
neros no indios en Mazapil y Charcas los regañaba por efectuar gastos no prevenidos en las
constituciones y excesivos en fuegos. Cabañas, 1804, cuaderno 1, ff. 81, 125, 144.
105 Bergoza, 1984, p. 209. El obispo de Guatemala criticaba constantemente y con gran vi-

rulencia las costumbres y prácticas de los indios. No hemos encontrado criticas tan fuertes en la
documentación de Nueva España. Cortés y Larraz, 1958, vols. 1 y 2, passim, Van Oss, 1986, p. 22.
100 AGN, Indios, vol. 1, exps. 76 y 77, cuentas de 1593 de Toluca. Lara, 1993, passim, cuen-
tas de Tehuacán. Dios y la Virgen María recibían más culto festivo que los santos.
107 Cuentas de Atitalaquia (Tetepango), Calpan (Atlixco), Zimatlán, Tonalá (Huajua-
pan), Atlatluaca (en Oaxaca). AGN Indios, vol. 97, ff. 21, 256, 35.
LOS GASTOS AUTORIZADOS 291

rey, estaban sujetos a la vigilancia del gobierno. El objetivo princi-


pal de las cajas de comunidad era socorrer a los indios en tiempos
de enfermedad y de escasez de alimentos. Por eso se debía vigilar la
administración de los fondos comunales y asegurar que cada año se
ahorrara parte de ellos. Mandatos de los siglos XVI y XVII, agrupados
en el libro 6, título 4, de la Recopilación de leyes de Indias, de 1681, es-
pecificaban que además de ayudar en emergencias se podría usar el
dinero comunitario para completar el tributo y para "el descanso y
alivio de los indios y convertiere en su provecho y utilidad". 1º8
Las cuentas anuales de Tehuacán, Puebla, cuidadosamente
redactadas año con año durante 167 años, por el gobernador y oficia-
les de república de 1587 a 1754, contenían constancias de la apro-
bación hecha cada cuatro o cinco años por el juez de residencia,
aunque se gastaba la mayor parte del dinero en financiar unas 12
funciones de la iglesia. 109 Al llegar a 1704 muchas de las autoridades
locales del virreinato sólo revisaban las cuentas cuando los gober-
nantes indios se las presentaban o, de plano, tenían poco conoci-
miento sobre la manera en la cual los pueblos manejaban sus
ingresos y erogaciones. 110 El 1O de junio de 1754, por auto acorda-
do, la Audiencia determinó que se incluyera en el juicio de residen-
cia un examen de los libros de cada alcalde mayor referente a los
ingresos, gastos y sobrantes de las cajas de comunidad; además se
revisarían el arca, las llaves y "con qué facultad o licencia se ejecu-
ten los gastos".m
La vigilancia de los gastos de los municipios no fue dirigida ex-
clusivamente a los pueblos indios. La real cédula del 30 de julio de
1760 para las poblaciones de España, ordenaba como parte de la in-
tervención del Consejo de Castilla y la Contaduría de Propios y Ar-
bitrios en la administración financiera, que "se vea igualmente que
la inversión ha sido en los fines de su destino, sin extraviarlos a
otros que no les son correspondientes". 112 El artículo 3 de la ley es-
pañola de 1760 fue copiado en 1768 por el visitador Gálvez para las

108 Leyes 2, 3, 9, 11, 12, 16, 32 y 33 del libro 6, título IV de la &copilación de leyes de /,os rey-

nos de las Indias. &copilación, 1973, vol. 2, ff. 20lv-207v.


109 Lara, 1993, passim.
11 º AGN, Indios, vol. 97, passim. Queja del intendente Ugarte de Guadalajara en 1792. So-
lano, 1991, p. 505.
111 Beleña, 1981, vol. 1, tercera paginación, pp. 3-4.

112 Fonseca, 1978, vol. 5, p. 244.


292 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

ciudades y pueblos de Nueva España, "señalando la cantidad a que


debe ceñirse, tanto en los gastos de la administración de la justicia
como en las fiestas votivas ... y que siempre quede de ellos algún so-
bran te". m Esta misma idea se expresaba en el reglamento de los
bienes de comunidad, expedido en la primavera de 1773 para la
ciudad indígena de Huejotzingo:

La mente de su Majestad... se dirige a que los gastos que se hallan de


bienes de comunidad, principalmente en funciones de iglesia, se eco-
nomicen en cuanto sea posible para que con los ahorros se forme un
dote o caudal suficiente a precaver las necesidades públicas que sue-
len provenir en años estériles. 114

Tanto los indios de Huejotzingo como los de todo el virreinato es-


taban advertidos de que, de ahí en adelante, la intervención guberna-
mental en la administración de las cajas de comunidad significaría
dos cosas: suprimir gastos religiosos y aumentar el dinero sobrante.
Paso a paso el contador Gallarreta revisaba las cuentas anterio-
res de Huejotzingo, criticaba sus erogaciones y reformaba la ad-
ministración financiera. El contador anotó que la ciudad india
gastaba anualmente 556 pesos cuando solamente tenía un ingreso
de 345 pesos. En vista de que se aplicaba gran parte a "los gastos de
fiestas y otros accidentes" y que era "preciso el reducirlos y econo-
mizarlos de modo que siempre se verifique algún sobrante", Galla-
rreta suprimió 61 pesos erogados para las comidas de los miembros
del cabildo indio que se celebraban el día de las elecciones, el día
de Corpus Christi y el día del santo patrón San Miguel, "por ser im-
propio su destino que deben tener estos sagrados caudales". Luego
eliminó 81 pesos, los cuales se daban a los sacerdotes para varias cele-
braciones de Semana Santa "por no ser éste el verdadero y legítimo
destino de estos caudales". Más adelante rebajó las contribuciones
utilizadas para comprar cera para velas, aceite de la lámpara del
Santísimo Sacramento y dos fiestas de santos. En total impuso un
ahorro de 167 pesos de erogaciones religiosas y otros 130 pesos que
antes se otorgaban a los oficiales del cabildo indígena como sala-
rios, ya que esta suma debía ser entregada por el alcalde mayor y no

m Fonseca, 1978, vol. 5, pp. 246, 254.


114 INAH, Centro de Documentación, ArchivoJudicial de Puebla, rollo 46.
LOS GASTOS AUTORIZADOS 293

por las cajas de comunidad. Con el reglamento de Gallarreta se re-


bajó 300 pesos el gasto y se aseguró un sobrante anual de aproxima-
damente 100 pesos.
Se expidieron reglamentos con reducciones parecidas a las de
Huejotzingo para varias regiones del virreinato, así se notificaba a
todos los pueblos que la meta iba a ser la limitación de gastos de
culto en afán de conseguir un sobrante: Zacatlán de las Manzanas
(1773), Tecali, Puebla (20 de febrero de 1775),Jiquilpan (1775),
Apasco, Tetepango (1776), Cosamaloapan, Veracruz (1776), Otum-
ba ( 1776 o 1777), Cutzio, Michoacán ( 1777), Te tela del Río ( 1777),
Tepetlaostoc, cerca de Texcoco ( 1778), y Xochimilco ( 1778). Ade-
más de suprimir comidas comunales que se celebraban durante los
actos civiles relacionados con la toma de posesión de los gobernan-
tes indios, se prohibía el uso de fondos comunitarios para las comi-
das relacionadas con el trabajo comunal al tiempo de la siembra, la
cosecha y la herradura del ganado. De esta manera, como ha seña-
lado Marta Terán en su estudio sobre los pueblos indios de Michoa-
cán, el gobierno virreinal limitaba las tres clases de celebraciones
de los indígenas: religiosa, cívica y agrícola. 115 No se impedía gastar
en celebraciones cívicas relacionadas con el gobierno en España,
tales como la coronación de un nuevo rey o la muerte del monarca
o de su esposa.
La reducción obligatoria en los gastos se realizó en etapas suce-
sivas. La primera con los reglamentos de Gallarreta, formulados de
1773 a 1780. Lugares como Apasco y Cutzio, que antes utilizaban
todo o casi todo su ingreso anual, como consecuencia de los regla-
mentos tenían que ahorrar como sobrante 66 y 56% de sus fondos
respectivamente. Se retiraba el apoyo financiero a varias celebracio-
nes, aunque para Apasco se permitió usar fondos comunales para
cinco fiestas. Para Cutzio, en cambio, se eliminó la ayuda financiera
a todas las festividades, incluyendo la del santo titular. 116
La segunda etapa se extendió de 1781 a 1791 y se caracterizó por
los mandatos de la Contaduría y el virrey para rebajar aún más el fi-

115 Terán, 1995, pp. 86-90. AGN, Indios, vol. 97, Cuentas de Pátzcuaro para 1705; Propios y
Arbitrios, vol. 5, f. 323. Posiblemente León (1776). INAH, Centro de Documentación, León, ro-
llo 21, caja 1776, exp. l.
116 Vázquez, 1940, pp. 336-342. Terán, 1995, Apéndice. En 1777 el contador Gallarreta
criticaba Jos "excesivos gastos para celebraciones religiosas" en Ja cuenta de Ja villa de espa-
ñoles de Atlixco. AGN, Ayuntamientos, vol. 157, cuenta de Atlixco, sin paginación.
294 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

nanciamiento de celebraciones. El virrey Martín de Mayorga, en


1781, ordenó que en los nuevos reglamentos y en los suplementos se
limitara el uso de fondos comunales sólo a dos fiestas: la del santo pa-
trón y la de Corpus Christi. El 21 de diciembre de 1781 mandó refor-
mar los reglamentos ya expedidos por Gallarreta para reducir gastos
en cera, incienso y cohetes, en lugares como Jalapa, Ixmiquilpan, Co-
samaloapan, San Juan de los Llanos, Cuautinchán y Xochimilco. Para
justificar estos recortes se basó en la instrucción del visitador José de
Gálvez, que disponía arreglar las erogaciones a lo necesario para el
culto divino, "quitando los expendios en fuegos, comidas y otros su-
perfluos" y se mencionaba la ley 16 del libro 6, título 4, de la &copil,a-
ción que prohibía "que de los bienes de comunidad se hagan estas
fiestas y otros gastos de iglesia". El reglamento de Contaduría para
Huaniqueo, Michoacán, prohibía "malgastar la menor suma en co-
melitones, mojigangas de moros y otras semejantes... que son los que
principalmente los empobrecen". 117
A partir de 1791, durante la tercera etapa que incluyó la formula-
ción de los reglamentos interinos según la Ordenanza de Intenden-
tes, se permitía costear una tercera fiesta, la de Jueves Santo. Lo más
probable es que haya existido una decisión de la Junta Superior de
Real Hacienda durante 1796 que permitió costear los gastos religio-
sos de Semana Santa, porque en el formulario enviado por el conta-
dor Manuel Saviñón desde México al intendente de Michoacán, en
abril de 1796, no se autorizó erogación alguna para dicha celebra-
ción, pero en el reglamento de Tala, Guadalajara, del 12 de julio 1796
se permitía gastar seis pesos en Semana Santa, y en el "formulario"
despachado a fucatán en julio de 1797 también se incluía esa eroga-
ción. Cinco años más tarde, cuando se elaboraban reglamentos para
la intendencia de Zacatecas, se volvió a restringir el uso de fondos co-
munales solamente para celebrar al santo patrón y Corpus. 118

117 AGN, Indios, vol. 83, f. 126v; Propios y Arbitrios, vol. 5, ff. 165, 238, 249, 256; vol. 6, f. 138;
vol. 23, ff. 107, 126. AMA, 8, 1, (664), Suplemento al Reglamento de Huayacocotla, 30 de julio
de 1781. INAH, Centro de Documentación, Archivo Judicial de Puebla, rollo 46. Terán, 1995, p.
188. La ley 16, libro 6, título 4 de la Recopilación prohibía gastos de los bienes de comunidad
en "pinturas, comidas y fiestas ... y si algo se hubiera de gastar para el culto y servicio de Dios y
beneficio de las iglesias... que se gaste en lo susodicho, precediendo licencia y mandamiento
del virrey". Recopilación, 1973, vol. 2, f. 204.
ns AGN, Propios y Arbitrios, vol. 34, ff. 1-10. Colección de acuerdos, 1868, vol. 2, p. 310. AGN,
Intendencias, vol. 21, exp. 9, ff. 1-3; Propios y Arbitrios, vol. 23, ff. 220, 228, 1802; Indios, vol. 83,
LOS GASTOS AUTORIZADOS 295

Las estadísticas correspondientes a cuatro intendencias mues-


tran que la fiesta titular era la festividad que con mayor frecuencia
recibía dinero comunitario: 85% de los pueblos en Yucatán po-
dría aplicar fondos comunales para esta celebración; 55% de los
pueblos de Guadalajara; 21 % de la intendencia de México y 18%
de Michoacán. Corpus Christi recibía erogaciones de la caja de
comunidad en 41 % de los pueblos yucatecos, 9% de los poblados
michoacanos y 5% de los de la intendencia de México. (La inten-
dencia de Guadalajara, en los Extractos, no especificaba el nom-
bre de las fiestas, sólo se decía "festividades"). En Yucatán 34% de
los pueblos tenía autorización para costear con dinero comunal las
celebraciones de Semana Santa y 4% en México. Sólo en un pue-
blo de Michoacán, Santos Reyes, en Jiquilpan, se permitía gastar
fondos de la caja de comunidad para la Semana Mayor de Cua-
resma.
Del gasto total permitido por los reglamentos interinos, sólo en
la intendencia de Guadalajara se aplicaba la mayor parte del dinero
comunal a las fiestas, donde representaban 50% de las erogaciones.
En la intendencia de México se aplicaba a ellas aproximadamente
22% del gasto total de los fondos de la caja de comunidad; 15% del
gasto en Michoacán y 9% en Yucatán. En contraste con las demás
intendencias, YUcatán tenía permiso de usar 27% del gasto para sos-
tener a los sacerdotes cuando visitaban los pueblos para adminis-
trar los sacramentos. En las demás regiones las cajas de comunidad
básicamente financiaban dos actividades: la educación y en menor
grado, las celebraciones religiosas.
Durante la tercera etapa, cuando se expidieron los reglamentos
interinos (1791-1809), especialmente en los ordenamientos para la
intendencia de México, se explicaba que la razón para suprimir o
disminuir las erogaciones en celebraciones religiosas era básica-
mente de carácter financiero. En el reglamento de Tula se aclaraba
que se había "suspendido el gasto de campanero, pólvora, cámaras
y luminarios que no pueden sufrirlo con fondos públicos por el
perjuicio que resulta a sus aumentos y atenciones". Varios regla-
mentos no sólo limitaban la cantidad autorizada para las celebra-
ciones sino que restringían la manera en que se podría gastar.

ff. 212-220. El intendente Ugarte de Guadalajara consiguió la aprobación de !ajunta Superior


de Hacienda para limitar las erogaciones a dos fiestas: las del santo titular y Corpus Christi.
AGI, Guadalajara, 306, 7 de junio de 1791.
296 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

CUADR050
Fiestas f°manciadas por cajas de comunidad,
intendencia de Guadalajara, 1805

Número Número de Gasto total


de pueb/,os con para fiestas
Subdelegación* pueb/,os festividades** (pesos)

Acaponeta 2 2 33
Ahuacatlán 7 6 102
Autlán 14 14 185
Colima 10 o o
Cuquío 13 13 118
Etzatlán 6 6 158
Guachinango 6 6 68
Hostotipaquillo 5 4 30
La Barca 23 3 52
Lagos 16 o o
San Cristóbal 9 o o
Santa María del Oro 6 6 62
Sayula 35 20 345
Sentispac 7 3 62
Tala 6 2 24
Tecpatitlán 9 9 68
Tepic 9 2 56
Tequila 4 1 165
Tuscacuesco 15 10 104
Tlajomulco 10 2 50
Tomatlán 5 1 10
Tonalá 13 13 134
Zapotlán 6 6 163
Total 236 129 1989
55% de 50% de gasto
pueblos total de 3 994
pesos

* No se incluyen los cuatro pueblos de Guadalajara.


** La fuente no distingue entre la fiesta titular, Corpus Christi y Semana Santa, sólo in-
dica "Festividades", pero generalmente se incluían las tres.
AGN, Propios y Arúitrios, vols. 25 y 35. Colección de acuerdos, 1868, vol. 2, p. 310.
CUADRO 51
Fiestas financiadas por cajas de comunidad, intendencia de Yucatán, 1806

Número Número Número Número Número Número Gasto


Número depuebws depueb/,os depuebws depueb/,os de pueblos depueb/,os total para
de con fiesta con Carpus con jueves con con mtro. con mtro. fiestas
Subdelegación pueblos titular Christi Santo escribano capilla escuela* calculado

Beneficios Altos 22 21 16 16 22 22 12
Beneficios Bajos 19 14 13 10 19 19 8
Camino Real Alto 15 15 15 6
5
(ll
13 7 7
Camino Real Bajo 11 11 4 1 11 11 10 ~
Campeche 5 5 3 3 5 5 o d
(ll

Costa 45 33 12 12 44 44 6
Mérida 10 9 2 2 10 10 o ~o
Bolonchencauich 13 6 2 2 13 13 o 2S
Sahcabchén 9 8 2 2 9 9 1 ~
Sierra 27 27 26 15 27 27 17
o
(ll

Tizimín 18 14 4 4 18 17 3
Valladolid 30 29 1 1 30 30 1
Total 224 190 92 75 223 222 63 979 pesos
Porcentaje 85%de 41% de 34% de 100% de 99% de 28% de 9% de
pueblos pueblos pueblos pueblos pueblos pueblos gasto
total de
11 077 pesos

* Cifras para escuelas pagadas por las cajas de comunidad.


Calculamos otras nueve escuelas financiadas por Jos padres de familia o Jos párrocos. Nl
e.o
Fuente: AGN, Intendencias, vol. 21, exp. 9, ff. 174-257. ~
298 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

CUADR052
Fiestas financiadas por cajas de comunidad,
intendencia de México, 1808

Número Número Número Número


de pueblos de pueblos de pueblos de Gasto
Número con con con pueblos total
de fiesta Corpus Jueves con otras para
Subdelegación pueblos titular Christi Santo fiestas fiestas

Acapulco 6 o o o o o
Acto pan 17 4 3 3 o 115
Apan 4 3 2 1 o 115
Cadereyta 12 1 o o o 20
Coate pee 5 4 o o o 55
Cuautitlán 22 1 1 1 o 96
Cuautla 19 2 2 2 o 194
Chaleo 75 5 3 4 o 568
Chilapa 36 29 3 o o 246
Ecatepec 19 6 3 o o 95
Huejutla 7 o o o o o
Huichapan 72 71 7 6 o 473
Ixmiquilpan 14 2 1 o o 40
Ixtlahuaca 59 1 o o o 20
Lerma 3 o o o o o
Malinalco 22 1 1 1 o 60
Metepec 42 1 1 1 o 50
Meztitlán 148 2 1 o o 75
Otumba 6 4 4 4 ¡a 409
Pachuca 10 1 1 o o 22
Querétaro 21 5 1 2 1b 290
Tacuba 43 9 4 2 o 302
Taxco 25 o o o o o
Temascaltepec 54 3 2 3 o 250
Tenango del Valle 51 o o o o o
Teotihuacan 12 4 o 2 1c 155
Tetela del Río 13 12 1 o 1d 118
Tetepango 26 10 1 2 o 154
Texcoco 42 4 2 2 o 335
Tixtla 18 18 o o o 84
Tula 28 3 3 3 o 180
Tulancingo 57 4 3 3 o 295
LOS GASTOS AUTORIZADOS 299

CUADRO 52 (conclusión)

Número Número Número Número


de pueblos de pueblos de pueblos de Gasto
Número con con con pueblos total
de fiesta Corpus juro es con otras para
Subde/,egación pueblos titular Christi Santo fiestas fiestas

Xochimilco 28 1 1 1 o 75
Yahualica 36 18 o o o 87
Zacatula 3 1 1 1 o 60
Zacualpan 35 o o o o o
Zempoala 13 2 1 1 o 42
Zimapán 6 o o o o o
Zumpango 9 1 1 1 o 200
Total 1118 233 54 46 4 5280
21% de 5%de 4%de 0% 22%
pueblos pueblos pueblos de gasto
total de
24 300 pesos

a: Candelaria, Miércoles Santo, Viernes Santo, Sábado Santo.


b: Inmaculada Concepción.
c: Nuestra Señora de Guadalupe.
d: Benditas Almas.
* No se incluyen pueblos de Coyoacán, Cuernavaca, Toluca y las parcialidades.
Fuente: AGN, Indios, vols. 74, 76, 78, 79, 80; Tierras, vol. 3569, exp. 9.

Únicamente podría emplearse en los derechos parroquiales del sa-


cerdote para las fiestas autorizadas, con la prohibición expresa de
costear "comidas, cohetes ni luminarias, sino sólo para el culto divi-
no", o "sin erogar nada en flores y cohetes". En Tula se asignaba seis
pesos al sacerdote, seis pesos para cera,dos pesos a los cantores y un
peso "de la capa" para sumar los 15 pesos autorizados para la cele-
bración de la fiesta titular. Disminuir las erogaciones, según el crite-
rio de los contadores, y eliminar las cosas "superfluas" e "inútiles'',
eran los lineamientos administrativos del gobierno incorporados
en los últimos reglamentos formulados en Nueva España. 119

119 AGN, Indios, vol. 79, ff. 49-52, 128; vol. 78, f. 85.
300 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

CUADRO 53
Fiestas financiadas por cajas de comunidad,
intendencia de Michoacán, 1802

Número Número Número Número


depueb/,os depueb/,os de pueblos de Gasto
Número con con con puebws total
de fiesta Curpus jueves con otras para
Subde/,egación pueb/,os titular Christi Santo fiestas fiestas

Angamacutiro 6 o o o o
Apatzingán 10 8 8 o 160
Ario 6 3 3 o 60
Carácuaro 4 4 4 o 80
Cocupao 10 o o o o
Cuitzeo 7 4 o o S. Sebastián 105
Chucándiro 1 o o o o
Erongarícuaro 11 2 1 o 50
Huango 1 o 1 o 18
Huaniqueo 5 2 o o 182
Huetamo 10 6 o o 134
lndaparapeo 3 1 o o 11
Jiquilpan 15 4 3 1 127
Motines 9 1 1 o 16
Paracho 17 o o o o
Pátzcuaro 17 2 1 o 45
Puruándiro 1 o o o o
Santa Clara 2 o o o o
Tacámbaro 1 o o o o
Taretan 4 1 o o 15
Tiripetío 6 3 1 o 28
Tlazazalca 18 o o o o
Uruapan 12 o o o o
Valladolid 6 o o o o
Zamora 12 o o o o
Zinapécuaro-
Tlalpujahua 18 o o o o
Zitácuaro 37 4 o o 18
Total 249 45 23 1 1 1 049
18% de 9%de 15%de
pueblos pueblos gasto
total de
7033
* No se incluyen dos pueblos de Santa Fe y tres pueblos de Charo.
Fuente: AGN, Ayuntamientos, vols. 181, 220.
LOS GASTOS AUTORIZADOS 301

También se expresaba con claridad que la paga del maestro de


escuela tenía prioridad sobre las fiestas religiosas. El reglamento
de Zentlalpan, Chalco, declaraba en 1808: "Los bienes de comuni-
dad de cada pueblo según sus productos anuales deben primero
atender a las escuelas de primeras letras que a las fiestas" y en Eca-
tepec se llevaba este concepto a la práctica: "Se suspenderán los
veinte pesos de las fiestas y cuando sólo tengan unos rendimientos
hasta la cantidad de 78 pesos se destinarán de preferencia al sala-
rio del maestro". 12º
Para finales de la Colonia, los contadores imponían varios crite-
rios para el gasto del dinero de las cajas de comunidad. Lo más im-
portante era reducir erogaciones para ahorrar dinero y terminar el
año con un sobrante de 50% o más del ingreso. El gasto principal
debía ser el pago para el maestro de escuela; después recibirían
fondos las fiestas religiosas, o en pueblos con muy poco ingreso, in-
suficiente para el preceptor, se permitiría disponer de una cantidad
corta para la festividad titular; este dinero habría de satisfacer los
derechos parroquiales y no usarse para juegos pirotécnicos o flores,
y mucho menos para comidas.

La fiesta del santo patrón

Aunque la "función", o "función de iglesia", como se llamaba a la


celebración religiosa, no era prioritaria para los contadores, sí lo
era para los indios. Todos los pueblos festejaban el día del santo
patrón de su localidad. Para los indígenas el objetivo principal del
fondo de comunidad era costear las celebraciones y consideraban
el dinero comunal como "el caudal destinado de las cajitas de co-
munidad para el culto y adorno de sus iglesias". 121 Durante 150
años, al revisar periódicamente el cuaderno de cuentas de la caja
de Tehuacán, siempre se reconoció que el gasto religioso era legí-
timo, ya que se inscribía en la constancia de que se debía "distri-
buir y gastar los bienes de su comunidad en cosas necesarias y

120 AGN,Indios, vol. 76, fl. 88-100; vol. 79, fl. 258-259.
121 Dicho por el párroco de Texmelucan, Puebla en 1770. AGN, Historia, vol. 494, f. 339.
El viajero William T. Penny cuando hablaba en 1824 de la "función de iglesia" decía "esto es,
música, fuegos de artificios y un sermón". Ortega y Medina, 1987, p. 161.
302 PUEBLOS DE INDIOS YEDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

CUADRO 54
Gastos del pueblo de Otumba, intendencia de México,
1705, 1794, 1806

Concepto 1705 (en pesos) 1794 (en pesos) 1806 (en pesos)

Ingreso total 206.00 546.00 602.00


Gasto total 206.25 532.00 276.00
Gasto para iglesia 178.00 353.00 110.00
87% 65% 40%
Sobrante -0.25 14.00 326.00
Sobrante como porcentaje
del ingreso total 0% 3% 54%

Detalle de gastos, pueblo de Otumba, intendencia de México

Concepto 1705 (en pesos) 1794 (en pesos) 1806 (en pesos)

Cera, fuegos artificiales y


ornamentos para fiestas 178.00 220.00 56.00
religiosas 86% 41% 20%
Obvenciones parroquiales incluido en 133.00 54.00
178.00 25% 20%
Escuela 128.00 144.00
24% 52%
Otros gastos* 28.00 51.00 22.00
14% 10% 8%
Total 206.00 532.00 276.00
*Otros gastos: Comida para frailes, alcalde mayor, 10 pesos; correo y ramada de Cor-
pus,tres pesos.; diezmo de maíz para el Hospital Real, siete pesos; costo de traer arquitecto de
Puebla, ocho pesos. Total 28 pesos (1705).
Para Contaduría de Propios y Arbitrios, 11 pesos; Hospital de San Lázaro, tres pesos; pa-
ra tropas, ocho pesos; gallinas para cura y subdelegado, 12 pesos; papelería y correo, nueve
pesos; gastos administrativos, ocho pesos. Total 51 pesos (1794).
Escribano, cinco pesos; para tropas, ocho pesos; alcabala de pulque, 8.5 pesos. Total 22
pesos (1806).
Fuente: AGN, Indios, vol. 97, ff. 328-328v. Chávez Orozco, 1954, pp. 19-27. AGN, Indios,
vol. 79, ff. 25-33.
LOS GASTOS AUTORIZADOS 303

pertenecientes a ella y a su iglesia" aunque las erogaciones casi


siempre excedían el ingreso y en vez de un sobrante había un défi-
cit.122 A pesar .de que a mediados del siglo XVIII el gobierno cambió
la meta, insistiendo en que se debía guardar un sobrante para usarlo
en las emergencias, los pueblos seguían dando gran importancia
a la celebración del santo patrón, de ahí que en muchos lugares
los reglamentos permitieran gastar de 10 a 15 pesos en la fiesta ti-
tular.
La celebración empezaba la noche anterior con las vísperas
(oraciones y cantos) en la iglesia y cohetes en el atrio. Los feligreses
iluminaban el templo con hachas de acote o velas de sebo. En la
madrugada rezaban maitines. Luego, en una procesión, cargaban
en andas decoradas con banderas la imagen del santo patrón. El go-
bernador indio encabezaba el desfile llevando una vela de dos me-
tros de altura en una mano y la vara de justicia en la otra; la estatua
lucía elegante vestuario y joyas. Pasaban por las calles del poblado
acompañados por músicos. La misa cantada, con sermón y con
himnos del coro de indios a veces acompañados por el órgano e
instrumentos, era el acto principal de la mañana. Adiestrados por
semanas de ensayos, los mejores bailarines presentaban una danza
de moros y soldados, de plumas o de los tlaxcaltecas. Los danzantes
del pueblo de Chiapa, en Chiapas, realizaban "el baile que llaman
del palo". Tanto durante la noche anterior como durante el día se
prendían fuegos pirotécnicos: voladores, cohetes, buscapiés, rue-
das, toritos, montantes, bombas, y para terminar, el castillo, que
consistía en un armazón de diez metros de altura con una platafor-
ma en la parte de arriba, en la cual estaba construida una caja gran-
de que contenía entre seis y ocho juegos pirotécnicos, cada uno
con mecha distinta. Al encender cada uno, se giraba y echaba cohe-
tes, humo y chispas rojas, hasta que al final la caja se deshacía para
revelar la figura del santo girando arriba, igualmente rodeado de
fuegos artificiales. En ocasiones, se colocaba un círculo construido
de mimbre en la parte más alta del castillo que volaba cientos de
metros por el aire. 123 Una comida comunal compuesta por carne
asada, frijoles, tortillas, pozole, chile, pulque y chocolate culminaba
la festividad. El son de campanas, cohetes y música llenaba al pue-

122 Lara, 1993, passim.


123 Stephens, 1949, Vol. 1, pp. 169, 201-203. "Estado ... Zamora", 1944, p. 476.
304 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

blo durante muchas horas, "causando admiración que una gente


tan pobre haga tantos gastos en fuegos, cera y comidas". 124
Por 16 pesos un pueblo como San Miguel Anenecuilco, cerca
de Cuautla, costeaba la "misa cantada de tres padres, danza con que
los hijos del pueblo festejan a su patrón y fuegos artificiales de vís-
pera". Poblados más grandes ostentaban juegos pirotécnicos impre-
sionantes. Se destacaban un castillo valorado en cerca de 20 pesos
en Singuilucan, subdelegación de Tulancingo, y 82 pesos en Santa
Ana Atlixco para

cuatro castillos del día, dos castillos de noche, una sonaja, ocho rue-
das, dos libras de pólvora para la cámara, dos zocos, dos montantes y
corredizos, sus... cohetes, dos armados buscapiés, 78 pesos. Al maestro
cohetero se le paga por su manufactura 4 pesos. 125

En los tiempos prehispánicos, la comida ceremonial para todos


los habitantes era una actividad imprescindible. Ofrecer suntuosos
manjares para los oficiales de república y principales venía desde el
siglo XVI. Las viandas servidas en las fiestas variaban de región en re-
gión. Por el oeste, en Guadalajara, se servía vino, fruta, ternera y
maíz sazonado con azafrán. En Tehuacán se gastaban 24 pesos en
1588 para agasajar al cabildo, y en Huejotzingo en 1773 los recién
electos de la república consumían 20 pesos de alimentos. 126 Otras
repúblicas invitaban a todos, como en Tacubaya, donde asistían los
colgadores que decoraban la iglesia, los "músicos de México, cohe-
teros y república y demás ayudantes" con un costo de 30 pesos, dán-
doles "comida y almuerzo". También en Huandacareo, Michoacán,

124 Escobar, 1970, p. 90. La descripción de la fiesta titular se basa en cuentas de los pue-
blos de Zumpango, Tula, Chamula, Santa Cruz (Xochimilco), Chietla (Puebla). AGN, Indios,
vol. 70, f. 2v; vol. 76, f. 166; Bienes de Comunidad, vol. 5; Propios y Arbitrios, vol. 8, ff. 224-226,
527v; vol. 9, f. 16; Ayuntamientos, vol. 157, passim-, Stephens, 1949, Vol. 1, pp. 201-203.
125 Sotelo lnclán, 1970. p. 149. AGN, Civi~ vol. 230, exp. 14, f. 5, 1793; Ayuntamientos, vol.
157, cuenta de 1773, sin paginación, primeras páginas. Los materiales para hacer los fuegos
artificiales eran pólvora, azufre, salitre, cerote, hilo y papel. AGN, Indios, vol. 83, f. 113. En
Chietla en 1783 se pagaban cuatro pesos y dos reales para una "resma de papel que se gasta
en los fuegos y necesarios". AGN, Propios y Arbitrios, vol. 8, f. 225v.
126 Lockhart, 1982, p. 385 y Farriss, 1984, p. 322 informan sobre los aspectos rituales y
comunitarios de las comidas comunales. AGN, Indios, vol. 97, informes de Tuscacuesco y Amu-
la (Guadalajara), 1705 y en Tepospisaloya, Guadalajara, 1788. Taylor, 1996, p. 251. Lara,
1993, f. 20v. INAH, Centro de Documentación, ArchivoJudicial de Puebla, rollo 46.
LOS GASTOS AUTORIZADOS 305

un pueblo de aproximadamente 650 indios, se gastaban 23 pesos


en Navidad para alimentos de "carne, maíz y chocolate a el común"
y se añadían "harina, manteca y panocha", probablemente para ha-
cer buñuelos, con un costo de cuatro pesos y dos reales. Por Puebla,
en Atzala, se bebía el chocolate hecho con agua hervida, azúcar y
canela, además de servir "pan, marquesalas y escaladillas" que cos-
taban 12 reales. 127 El párroco de Cuernavaca comunicaba que el go-
bierno indígena de esta importante cabecera le otorgaba 10 pesos
en derechos parroquiales para la fiesta titular pero que se erogaba
mucho más para "la comida que dan en aquellos días a innumera-
bles personas". Lugares con grandes manadas de reses, como Asu-
chitlán en Tetela del Río, consumían 36 cabezas de ganado mayor
"en las fiestas de Asunción, Concepción y herraderos". Taretan, en
Michoacán, gastaba aproximadamente 55 pesos en costear la comi-
da de la fiesta titular. Estos grandes banquetes se llamaban "comeli-
tones" en Nueva España, y en Chiapas se conocían como "mololes,
dar de comer y beber a todos del pueblo y a otros convidados". Al pa-
dre Ajofrín le impresionaba la manera en que los indios de Oaxaca
cocinaban la carne. No gastaban horas en dejarla remojar ni en gui-
sar sino "una sola hora antes de comer, exprimen dos o tres limo-
nes, según la cantidad que han de guisar, sobre la misma carne, la
ponen al fuego y en este corto tiempo se sazona en el guiso que
quieren". La república de Zacatlán de las Manzanas ofrecía novillo,
ternera, carnero y cerdo, mientras que en el cercano Ahuehuecin-
go, la caja de comunidad costeaba res, marrano y carnero. Por Gua-
dalajara se incluían carnero, cerdo, res y pollo. Con 35 pesos se
podría dar de comer a unos 300 indios, poniendo, como en Zamo-
ra "también en la mesa una cajetilla de cigarros". Si se servía chara-
pe, aumentaba el costo por 20 pesos. 128
A fines del siglo XVIII, los reglamentos ordenaban prohibir en
todas las intendencias el uso de dinero comunal para sufragar las
comidas. El párroco de Yanhuitlán, Oaxaca, informaba en 1804

127 AGN, Hospital de jesús, vol. 404, Cuenta de Tacubaya, 1788; Indios, vol. 83, f. 196; Propios
y Arbitrios, vol. 8, f. 257v, 1780. "Estado ... Zamora", 1944, p. 483.
128 AGN, Hosflital de Jesús, vol. 309, exp. 6, f. 23v; Indios, vol. 80, f. 57, 1794. Inspección ocu-
lar, 1960, p. 101. Colección de acuerdos, 1868, vol. 2, p. 310. Terán, 1995, p. 188. INAH, Centro
de Documentación, GuatemalarChiapas, rollo 68, informe del 21 de febrero de 1805. Ajofrin,
1964, vol. 2, p. 56. Taylor, 1996, p. 251. AGN, Indios, vol. 63, f. 293; Propios y Arbitrios, vol. 8, f.
225v. "Estado ... Zamora", 1944, pp. 473 y 477.
306 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

que anteriormente en las fiestas los indios gastaban mucho "por


convidar comer y beber en cada una de ellas todo lo más del pue-
blo" pero que "en el día todo está muy moderado". El sacerdote de
Tejupan, en la misma fecha, se quejaba de los "comelitones que por
costumbre hacen ellos y es meramente imposible quitárselos". 129
Algunos pueblos que gastaban grandes cantidades de dinero en
las celebraciones de las fiestas titulares eran: San Sebastián Saín, Za-
catecas, 172 pesos; Tequila, intendencia de Guadalajara, 165 pesos
para "festividades" (que probablemente incluía Corpus Christi);
Cuautla, 142 pesos; Otumba, 100 pesos; varios poblados en la sub-
delegación de Ecatepec, como Santa María Chiconautla, 200 pesos;
San Francisco Coacala, 120 pesos; San Cristóbal Ecatepec, 101 pe-
sos; Chietla, 93 pesos; Santa Cruz Tecama, 90 pesos y Mazatepec, 80
pesos.130
El santo patrón era el símbolo principal que identificaba y unifi-
caba a cada pueblo. La mayor grandeza de la celebración titular de-
mostraba la importancia económica, la organización comunitaria y
el liderazgo político del gobierno indio. 131 Al festejar al santo el
pueblo se celebraba a sí mismo. Especialmente en los poblados
grandes se acostumbraba llevar a cabo otras actividades relaciona-
das con la celebración religiosa, como corridas de toros y ferias. En
Chietla (Puebla), Cuernavaca, Yuriria (Guanajuato), Maravatío y
Charo (Michoacán)y Orizaba las repúblicas patrocinaban corridas
durante la fiesta titular. El intendente Flon esperaba que al invertir
en las lidias de toros, posiblemente se evitarían las erogaciones en
campanas, cohetes y otros gastos religiosos. 132 Atraer a gente de
otras poblaciones para los mercados y diversiones no le parecía
bien al párroco de Lachixío en Oaxaca porque "en cada una de las
fiestas titulares concurren muchos de los otros pueblos, no por es-

129 Por decreto de 1725 y por real acuerdo de 1727 se había ordenado que los indios po-

dían libremente en sus fiestas matar las reses que necesitaran, pero los reglamentos prohi-
bían esta práctica. Beleña, 1981, vol. 1, tercera paginación, p. 208. Bergoza, 1984, pp. 169,
197y 264.
13º AGN, Indios, vol. 74, f. 204; vol. 79, ff. 1-24; vol. 83, f. 229; (en Saín se habla de "fiestas",
no explícitamente de la fiesta titular), Propios y Arbitrios, vol. 8, f. 505; vol. 35, f. 172; Archivo
Histúrico de Hacienda, vol. 440, exp. 4. Mentz, 1988, p. 92.
131 Lockhart, 1992, pp. 233, 236-237.
132 AGN, Hospital de jesús, vol. 309, exp. 6, f. 23v; Reales Cédulas Originales, vol. 117, exp. 84,
ff. 155-157; Indios, vol. 70, ff. 2v, 3llv; Propios y Arbitrios, vol. 8, f. 505. Escobar, 1970, pp. 90,
397.
LOS GASTOS AUTORIZADOS 307

pedal devoción al santo, sino por la embriaguez". Mientras tanto, el


subdelegado opinaba favorablemente sobre la feria en Santa Catari-
na Chicontepec donde "la principal ... es la del día de la patrona. Es-
tas ferias son muy útiles al pueblo y sus adyacentes, como a los de la
Sierra Alta y países bajos de la Huasteca para la venta o cambio que
hacen de sus frutos".133
Los indios frecuentemente tenían una relación de cercanía con
su santo patrón, ya que lo consideraban como el protector del pue-
blo y mediador entre ellos y Dios. Los habitantes de Atzala, en Puebla,
aportaban 17 pesos "para los fuegos con que se hizo el obsequio al
señor Santiago" y los de Zayanaquilpa, Huichapan, iban al santuario
de Cristo en Chalma para "llevarle por vía de obsequio una danza
como costumbre". En Acatlán, Puebla, pagaban dos pesos "al sastre
por el vestuario de señor San Pedro". El cacique otomí, personaje
imaginario pero expositor principal en las Tardes americanas, publi-
cado en 1778, explicaba a su interlocutor peninsular que los indíge-
nas con sus bailes y cantos querían

estrechar por medio de aquella extravagancia, el valimiento de las áni-


mas que siempre pintan en sus cruces, festejando igualmente las bebi-
das en presencia de sus santos, porque viven en la creencia de que
aquellos festivos cultos, mueven sus piedades para que se interesen en
sus alivios. 134

El personaje cuyo nombre llevaba el mayor número de pueblos


en Nueva España era la Virgen María, frecuentemente bajo la advo-
cación de la Purificación, la Inmaculada Concepción, la Asunción o
la Natividad. En Oaxaca 20% de una muestra de 382 pueblos tenía
a Santa María como su patrona y 27% en una muestra de 66 pue-
blos en Michoacán. 135

m Bergoza, 1984, p. 208. Relaciones geográficas de 1792, 1994, p. 129.


134 AGN, Propios y Arbitrios, vol. 8, f. 526; Civil vol. 1441, exp. 23; Indios, vol. 75, f. 45. Gra-
nados y Gálvez, 1987, p. 520. Lockhart, 1992, p. 241.
tss Inspección ocular, 1960, passim. Weckman, 1984, vol: 1, pp. 392-393. Ajofrín, 1964, vol.
2, pp. 30, 167. Lockhart, 1992, p. 239.
308 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

La fiesta de Corpus Christi

Las cuentas de las cajas de comunidad del siglo XVI para Toluca,
Tehuacán y Tejupan (Oaxaca) constataban que la celebración de Cor-
pus Christi siempre era de gran relevancia en los pueblos de Nueva
España. Junto con la fiesta del santo patrón y Semana Santa, Corpus
Christi recibía las más altas cantidades de los fondos comunales. 136
La fiesta se celebraba el jueves siguiente al primer domingo des-
pués de Pentecostés, y generalmente era en junio. En Nueva España
la festividad más renombrada era la magna procesión de la ciudad de
México, en la cual, bajo una enramada que cubría la ruta, desfilaban
miles de personas: las órdenes religiosas, las parcialidades de indios,
las cofradías, las parroquias, los gremios y las autoridades eclesiásticas
y civiles. Era obligación de los pueblos de indios, en las regiones ale-
dañas a la ciudad de México, el enviar contingentes de trabajadores
para construir la enramada en la capital. A fines del siglo XVIII, en lu-
gar de viajar varias centenas de kilómetros, las repúblicas de Tetepan-
go, Otumba, Tula, Apan, Xochimilco, Cuernavaca y Yautepec
pagaban al intérprete del Juzgado de Indios para eximirse de ese tra-
bajo. El intérprete, a su vez, empleaba a indios de la ciudad para edi-
ficar la enramada. 137
En los pueblos de indios, al final del siglo XVIII, la fiesta de Corpus
Christi era la segunda en importancia, si se atiende a la cantidad de
dinero gastado y al número de lugares donde se celebraba. General-
mente sólo en las cabeceras y los pueblos más importantes se llevaba
a cabo la procesión de Corpus, y los pueblos más pequeños contri-
buían con dinero, cantores y participantes. 138 Probablemente las festi-

l36 AGN, Indios, vol.l, exps. 1-3. García Castro, 1996. Lara, 1993, fI. 126v, 132, 145v. Bo-
rah,1979, p. 427. La fiesta de CoTpus Christi se originó en Eurnpa en el siglo XIII y en el siglo
XIV se añadió Ja prncesión que se conviTtió en el elemento principal de la celebTación. Su ob-
jetivo era honraT con wan alegTía Ja pTesencia de Cristo en la hostia consagrada, ya que el
día de la institución de Ja Eucaristía dUTante Ja última cena, el Jueves Santo, estaba rndeado
poT un ambiente de tristeza debido a la pTóxima crucifixión. Weckmann, 1984, vol. 1, p. 253.
137 Tanck de Estrada, 1979, pp. 321-330. Prnbablemente otras Tegiones aledañas tenían

que construiT la enramada, pern Jos lugares citados a partiT de 1780 erngaban fondos comu-
nales para no teneT que viajar a la ciudad de México. Existen Tecibos del intéTpTete del Juz-
gado. AGN, Indios, vol. 75, f. 82; vol. 97, ff. 171, 322; Propios y Arbitrios, vol. 7, f. 14; vol. 9, f. 2lv;
Hospital de jesús, vol. 45, exp. 14; vol. 309, exp. 6.
138 Esto ocurría en Michoacán, Oaxaca, Puebla, Guadalajara y la intendencia de México.

Inspección ocular, 1960, p. 153. TeTán, 1995, p. 243. Chance, 1978, p. 16, númern 336. Colección
LOS GASTOS AUTORIZADOS 309

vidades en Huango, Michoacán, eran especialmente llamativas, ya


que aunque la caja de comunidad no contribuía para la fiesta titular,
año con año aportaba dinero para Corpus Christi. De los 71 pueblos
de la subdelegación de Huichapan, en la intendencia de México, sie-
te erogaban fondos comunales para Corpus y así se destacaban como
centros festivos regionales: Huichapan, Tecozautla, Atlxoxoyucan, Ji-
lotepec, Aculco, Chapa de Mota y Acambay.139
La actividad principal era la procesión. Muchos feligreses lleva-
ban velas, otros disparaban cohetes, los demás (especialmente las
mujeres) esparcían flores y las jóvenes bailaban, todos en acompaña-
miento a la custodia del Santísimo Sacramento que llevaba el sa-
cerdote, caminando debajo del palio que sostenían los indios
principales del pueblo. En las intendencias de Oaxaca y Yucatán se
construía en los poblados una enramada sobre la ruta de la proce-
sión.140 La república de Atlixco pagó en una ocasión 240 pesos para
un custodio de plata ahumada y oro; Tehuacán gastó 193 pesos en un
palio de seda con flecos de oro, y la cofradía del Santísimo Sacramen-
to de Malinalco erogó 700 pesos por un palio de tela "con su vara de
plata cincelada, cruz de la misma y campanillas de tela muy costoso
que ... puede lucir en cualquiera iglesia de las ciudades de este reino".
Una gran cruz de plata, que requería cuatro hombres para cargarla
iba en la procesión de Charo. 141 En muchas partes se decoraba el altar
con una profusión de flores, frutas y velas. El pueblo de Ahuehuezin-
go, cerca de Chietla, Puebla, gastaba 96 pesos: 53 en dos noches de
fuegos y flores, y 43 en una arroba de cera. La mayoría de los pueblos
erogaban sumas más moderadas. Con 14 pesos un pueblo podría fi-
nanciar "la misa, sermón, procesión, cera y altar del día de Corpus";
para tener cohetes y bombas se requerirán otros seis pesos. 142

de acuerdos, 1876, pp. 321-330. AGN, Clero Regular y Secular, vol. 84, ff. 140-141; Hospital de jesús,
vol. 309, exp. 6, f. 20.
139 AGN, Ayuntamientos, vol. 220, exp. 7; Indios, vol. 74, ff. 261-265.
140 AGN, Clero Regular y Secular, vol. 188, exp. 12, ff. 203-205. Bergoza, 1984, p. 50. Ste-
phens, 1949, Vol. 11, pp. 336-337.
141 AGN, Ayuntamientos, vol. 157, cuenta de 1773, primeras páginas. Lara, 1993, cuenta de
1679, f. 322v. Escobar, 1970, p. 397. Relaciunes geográficas, 1988, vol. l, p. 165.
142 En 1743 el padre Escobar describió los altares de Corpus Christi en Michoacán: "Una mul-

titud de fiestas y flores exquisitos de esta América. .. mezclando lo útil con lo dulce, siendo aquel día
los altares un mapa mundi, donde la agilidad y destreza de estos indios parece que traen todas las
cosas del mundo para ponérselas en la vista a Cristo. Escobar, 1970, p. 90. AGN, Propios y Arbitrios,
vol. 8, f. 505; Bienes de Comunidad, vol. 3, f. 175; Ayuntamientos, vol. 157, al final del volumen.
310 PUEBLOS DE INDIOS YEDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

Igual que en la ciudad de México, la tarasca y los matachines


encabezaban la procesión, abriendo el paso. Estas serpientes mons-
truosas y grandes figurones enmascarados, símbolos del mal que
huía en presencia de Cristo, asustaban a los niños y divertían a los
adultos. En Michoacán los indios se vestían con pieles de lobos, leo-
nes y toros, o con plumajes de búhos y águilas, poniéndose feroces
máscaras para ejecutar una danza de animales. Otros usaban ropa y
penachos de los antiguos tlaxcaltecos para su baile. Corpus daba la
oportunidad a las niñas indias y a las mujeres de participar en la
procesión. Abanicaban plumas multicoloridas y echaban flores en
el camino para formar una alfombra. En Yucatán, las mujeres indí-
genas se vestían todas de blanco con un franja de cinta roja en el
cuello, en las mangas y en el dobladillo de su ropa; "Eran verdader-
damente hermosas", según el viajero John Lloyd Stephens.

Y tantas las danzas que a cada paso se encuentran sonando los instru-
mentos castellanos de arpas, vihuelas y violines, juntos con los tepo-
nastles, curímucos y chirimías, haciendo la variedad una deleitable
armonía a cuyos sones resuenan sus sonajas y baten en el aire sus plu-
mas en las danzas. 143

Celebrada al final de la primavera, Corpus Christi era la fiesta


de las flores, que empleaban en tapetes, guirnaldas, colgaduras y al-
tares. Los indios las recogían en sus milpas, ya que las sembraban
entre las matas de frijol. A veces las compraban, junto con el copal
o incienso para el altar. En la ciudad de México, el día de Corpus
los caciques entregaban al virrey dos xuchiles, ramos muy altos de
flores de diferentes colores. 144
Los ocho gigantes de Corpus, cuatro parejas que representaban
las razas de las cuatro partes del mundo, América, África, Asia y Eu-
ropa, marchaban en los desfiles de las principales ciudades de espa-
ñoles. Estos monos de cartón, luciendo pelucas a la francesa,
participaban también en la procesión de la república de Tepeaca,

143 Esta cita de Michoacán a mediados del siglo xvm coincide con descripciones de celebra-

ciones de Corpus Christi que se realizan hoy día en San Miguel Allende, Temascalcingo, Texco-
co, Cherán, Paracho, Santa Clara del Cobre, Tepetzintla y Papantla. Escobar, 1970, pp. 21, 84.
Fiestas de México, 1982, pp. 51, 93, 95, 101, 103, 107, 155, 195. Stephens, 1949, Vol. 11, p. 339.
144 Ajofrín, 1964, vol. 1, pp. 92 y 234. AGN, Propios y Arbitrios, vol. 10, f. 22. Chávez Orozco,
1954, p. 22.
LOS GASTOS AUTORIZADOS 311

que gastaba 30 pesos en Corpus para "los músicos, compostura de


gigantes, cera, pólvora, flores, cortinas, alquiler de ornamentos, po-
ner el altar, cantores y chirimías y leña para la salva". 145 En el mismo
año, en Uruapan, además de danzas en las cuales los indios lucían
las insignias de sus respectivos oficios, se presentaba un entremés.
Las representaciones teatrales del día de Corpus o en la octava,
eran costumbres españolas adoptadas en el virreinato. Aunque Car-
los 111 las prohibió en 1780 para la península ibérica, se seguían re-
presentando en Nueva España. Durante la obra en Uruapan,

adornan a uno que representa el arcángel San Miguel y a otro visten


de Demonio; forman un tablado y el que hace el papel del Santo Ar-
cángel, invocando las mismas palabras que en la caída de Lucifer, le
da un golpe con la espada desvainada y desciende por una reata hasta
el suelo.

Más tarde en el día, San Miguel iba por las calles hasta la cárcel,
pedía las llaves y liberaba a los presos de delitos menores. En su
conjunto, la celebración de Corpus era una "amalgama de elemen-
tos sagrados y profanos" que concordaba con el espíritu barroco de
Nueva España. 146
En Otumba, por ejemplo, los contadores quedaron asombrados
y contrariados al enterarse de que se usaba una arroba de cera
(aproximadamente 11 kilos) y comentaban: "Se hace increíble se
consumiese toda en la fiesta de Corpus". Durante la celebración en
1805, el pueblo de Malpaís, en Durango, gastó 30 pesos de fondos
comunales en cera para velas, pero no le pareció suficiente y pidió
permiso para aumentar la erogación. En 1814 sus cuentas mostra-
ban un gasto de 50 pesos en la cera para la fiesta de Corpus. Cuautla
usaba dos arrobas de cera de Castilla. Además de velas, la prolifera-
ción de cohetes y juegos pirotécnicos era parte esencial para alegrar la

145 Alfonso Martínez ha descrito los ocho gigantes de San Luis Potosí que todavía desfi-

lan en esa ciudad. Cuentas de las ciudades de Guanajuto, Veracruz, Córdoba y Oaxaca in-
cluían gastos para vestir y reparar los gigantes de Corpus. Martínez, 1988, p. 604. Foster,
1962, p. 335.AGN, PropiosyArúitrios, vol.13, f.111; vol.17, f. 18; vol. 18, f.16; vol. 22, f. 190v;
Bienes de Comunidad, vol. 3, f. 180, cuenta de 1788.
146 Los indios de Uruapan obligaban a su párroco a participar en la danza de moros y

soldados "y si lo resiste se contristan extraordinariamente". Inspección ocular, 1960, pp. 111-
112. Foster, 1962, p. 332.
312 PUEBLOS DE INDIOS YEDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

fiesta. Con 13 pesos se conseguían 624 cohetes que disparaban en


Otumba y toda la erogación de 50 pesos de Tlaxcala iba también
para los cohetes de Corpus. 147 Las estadísticas del virreinato confir-
man la gran afición de los novohispanos por la pirotecnia: al final
de la época colonial en Nueva España se consumían entre veinte y
treinta mil quintales de pólvora (aproximadamente un millón de
kilos) al año "en minas y juegos artificiales". 148

La fiesta de Jueves Santo

La conmemoración de la Semana Santa siempre era importante en


los pueblos de indios. Algunos erogaban dinero de la caja de comu-
nidad para la bendición de las palmas y la misa de Domingo de Ra-
mos. Otros patrocinaban ceremonias el lunes o miércoles santos, la
procesión de las cruces o del Santo Entierro el Viernes Santo y el
Sábado de Gloria. 149 Sin duda la función principal y la más costosa
fue la del Jueves Santo. Los contadores del virreinato reconocieron
el lugar preeminente de este día cuando, en la última década del si-
glo XVIII, permitieron usar fondos comunales no sólo para la fiesta
titular y Corpus Christi, sino también para el Jueves Santo. Posible-
mente el decreto del virrey Revillagigedo, del 30 de diciembre de
1793, que contenía instrucciones detalladas para recabar informa-
ción sobre los bienes de comunidad con vista a la formulación de
los reglamentos interinos, ayudaba a la aceptación del Jueves Santo
como merecedor de dinero comunitario. El decreto incluía una fra-
se referente a la necesidad de tomar en cuenta las costumbres de
cada lugar. 150

147 AGN, Archivo Histórico de Hacienda, vol. 362; vol. 368, exp. 2; vol. 1013, exp. l. AHED,
"Cuenta de distribución de caudales de la arca de comunidad de indios del pueblo de Mal-
país", 1805. AGN, Indios, vol. 80, f. 285. Chávez Orozco, 1954, p. 21. Molina Ruiz, 1983, p. 12.
148 No se indica qué porcentaje se gastaba en minas y cuál en pirotecnia. Ortiz de Ayala,
1991, p. 48.
149 Lugares donde se costeaban ceremonias en varios días de Semana Santa con fondos
de comunidad eran Cuautla, Anenecuilco, Ecatepec, Tepeaca y Orizaba. AGN, Indios, vol. 80,
ff. 280-290; vol. 79, ff. 1, 23; Civil, vol. 1443, cuentas de Tepeaca, 1800; Ayuntamientos, vol.
104, cuenta de Orizaba, 1781.
150 AGN, Bandos, vol. 17, f. 506.
LOS GASTOS AUTORIZADOS 313

Los reglamentos interinos de las intendencias de Yucatán, Mé-


xico y Guadalajara autorizaban el uso de fondos de la caja de comu-
nidad para el Jueves Santo, 151 pero en Michoacán sólo se permitía a
un pueblo, el de Santos Reyes enJiquilpan, gastar 20 pesos para "la
cera del monumento". 152 El "monumento" era

el túmulo, altar o aparato que el Jueves Santo se forma en las iglesias,


colocando en él, en una arquita a modo de sepulcro, la segunda hos-
tia que se consagra en la misa de aquel día ... Hácese en memoria del
tiempo que nuestro redentor Jesucristo estuvo en el sepulcro". 153

Había otra actividad durante el Jueves Santo que inicialmente


no tenía la autorización del contador Gallarreta para recibir fondos
comunales, pero posteriormente logró permiso para realizarse. Es-
ta ceremonia era "el lavatorio con su comida'', y consistía en un
banquete para 12 hombres pobres que representaban a los apósto-
les y la unción de sus pies descalzos por el sacerdote. El reglamento
de Huejotzingo de 1773 determinó que quedarían "absolutamente
extinguidos ... y no se sacarán estos gastos de bienes comunes ni se
echarán derramas entre los naturales para costear estos lavatorios"
y prohibió gastar dos y medio pesos para "el alquiler de las túnicas
para las procesiones del lunes y viernes santo". Tres años más tarde,
en el reglamento para Tepetlaostoc, el contador dejó una pequeña
grieta en la supresión al ordenar que "el gasto de quince pesos que
se ha hecho en la cpmida de los pobres de Jueves Santo no se hará
de bienes de comunidad", aunque no prohibió que se costeara con
otras fuentes como había hecho en Huejotzingo. Ya en el regla-
mento de 1783 para Tecamachalco, Puebla, se permitió no sólo
realizar la comida, sino también aportar 12 pesos de la caja de co-
munidad.154

151 Durante el siglo XVI en Toluca, Tehuacán y Tejupan (Oaxaca) y en 1705 en Tusca-

cuesco, la celebración de Jueves Santo con erogaciones para el monumento era una de las
tres fiestas que recibía cantidades altas de dinero comunal. García Castro, 1996; AGN, Indios,
vol. 97, ff. 71, 331, 169, 342. Lara, 1993, passim. Borah, 1979, p. 427.
152 AGN, Ayuntamientos, vol. 181, exp. 4.

15 s Real Academia Española, 1780, p. 632.

154 INAH, Centro de Documentación, Archivo Judicial de Puebla, rollo 46. AGN, Archivo His-
tórico de Hacienda, vol. 1111, exp. 9; Civi~ vol. 1443, exp. 3. "El propio rey de España invitaba a
doce mendigos al Palacio Real en Madrid y se humillaba, arrodillándose para echarles un po-
co de agua en sus pies desnudos.• Foster, 1962, p. 310.
314 PUEBLOS DE INDIOS YEDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

El monumento podía consistir en una de dos cosas: una estruc-


tura especial edificada en la iglesia o un altar colateral decorado es-
meradamente. En los pueblos pequeños era usual que se adornara
un altar donde se colocaba la hostia consagrada, y en las cabeceras
o pueblos grandes se empleaba una construcción especial llamada
el "monumento". Ostoticpac informaba que gastaba dos pesos y dos
reales en "naranjas para el adorno del monumento de la cabecera
[Otumba] y el altar de este pueblo". 155
El monumento era una estructura hecha de pino y ayacahuite,
telas y cartón con columnas salomónicas, pedestales, nichos para
estatuas, floreros y candelabros; estos últimos llamados "tenebra-
rios" y constaban de 15 velas. La estructura iba de pared a pared y
del suelo a la bóveda. Toda la obra estaba dorada y perfilada de
negro. Para su fácil colocación y remoción, "en todo lo que mira a
ajustes de esta dicha obra se ha de asegurar con aldabas". Era "ar-
quitectura efímera de quitar y poner". La nueva iglesia de Valle
del Maíz (San Luis Potosí) tenía en el cementerio un sitio para
"reservar en ello el monumento con otras piezas voluminosas con-
sagradas al culto". En Zumpango cada año se gastaban seis pesos
en "los lazos, clavos y otras cosas necesarias para armar el monu-
mento", mientras que en Cuautla se usaban ''vigas, morillos, reatas
y lazos". 156
Los indios de Nueva España aplicaban su ingenio artístico para
decorar el monumento. Cientos de velas eran depositadas en sus
gradas y nichos por los fieles, después de rezar. En los candeleros se
colocaban cirios hechos de cera de Castilla. Entre los floreros llenos

155 Chávez Orozco, 1954, p. 47. Foster, 1962, p. 310. Escobar, 1970, p. 89.
156Ramírez Montes, 1991, pp. 152-161. López Cantos, 1992, p. 93. Chávez Orozco, 1954,
p. 47. Montejano, 1989, p. 132. AGN, Indios, vol. 76, f. 165; vol. 80, f. 285. Sigaut, 1991, pp. 384-
385. AGN, Intendencias, vol. 21, exp. 9. Además de los lugares mencionados en el texto, había
monumentos en las iglesias de los pueblos siguientes: Malpaís en Durango, Tlaltenango en
Zacatecas, Tuscacuesco en Guadalajara, Tacámbaro en Michoacán, Epazoyuca en Zempoala,
Otumba, Cuernavaca, Tepeji del Río, Atitlaquia, Tetepango, Huazalingo (Yahualica), Cuau-
tinchán en Puebla; Tacubaya; Chietla, San Juan de los Llanos, Tecali, Tehuacán y Tepeaca
en Puebla, Zumpango y Tonalá (Huajuapan), Zimatlán y Atlatlauca en Oaxaca. AHED, casilla
3, cuenta de Malpaís, 1805. AGN, Indios, vol. 97, ff. 170, 334. Inspección ocular, 1960, p. 166.
AGN, Hospital de jesús, vol. 309; ArchivoHistúrico de Hacienda, vol. 441, exp. 22; Indios, vol. 75, ff.
6; vol. 76, f. 165; vol. 79, f. 177; vol. 83, f. 242. Chávez Orozco, 1954, p. 47. AGN, Hospital de je-
sús, vol. 404, f. 69; Propios y Arbitrios, vol. 8, ff. 505, 514; Bienes de Comunidad, vol. 3, f. 180; Bie-
nes Nacionales, vol. 575, exp. 14, f. 30. INAH, Centro de Documentación, Archivo judicial de
Puebla, rollo 4. Lara, 1993, p. 30v. AJEO, Villa Alta, Civi~ exp. 362.
LOS GASTOS AUTORIZADOS 315

de una variedad de flores se ponían macetas con naranjos, botellas


con agua perfumada, banderitas de estaño y "plata para banderitas
de las velas" o "banderillas de papel". Se compraba "plata voladora"
para esparcir sobre los altares y en ellos se colocaban melones, san-
días, naranjas y colgaduras de seda. 157 La luminosidad del monu-
mento variaba, según la cantidad invertida en velas, entre tres y 43
pesos, de acuerdo con las cuentas de las cajas de comunidad. Todo
quedaba envuelto en incienso, en el humo del copal, en el olor del
estoraque (un bálsamo muy oloroso), ya que se esmeraban en pre-
parar "el adorno y olores para el altar" de Jueves Santo. 158
En contraste con la oscuridad del atardecer que envolvía la iglesia
en penumbra, el monumento formaba un oasis brillante que im-
presionaba a los feligreses y cuya descripción de "la noche de tinie-
blas" plasmaba la marquesa Calderón de la Barca:

Aquello era un pequeño paraíso, o un cuento de las mil y una noches.


Cubrían las gradas del altar mayor macetas con las más bellas flores:
naranjos en flor y cargados de frutas, rosales en plena florescencia, va-
sitos con agua de colores y multitud de frutas. Jaulas con pájaros cuyo
canto era una delicia, colgaban de las paredes y los altares laterales ha-
llábanse cubiertos por grandes y magníficas pinturas. Una alfombra
de alegre colorido se extendía por todo el piso y frente al altar, en vez
de la tradicional representación de Nuestro Señor crucificado, un Ni-

157 Borah, 1979, p. 427. Foster, 1962, p. 310. Mención de naranjas y frutas: AGN, Indios,
vol. 97, ff. 169-171. Chávez Orozco, 1954, pp. 21, 47. AGN, Propios y Arbitrios, vol. 8, f. 514; Tie-
rras, vol. 3569, exp. 9. Copal: AGN, Propios y Arbitrios, vol. 19, f. 22; Tierras, vol. 3569, exp. 9.
AHAM, Caja 1799, Cadereyta. Banderitas de estaño y plata voladora: AGN, Propios y Arbitrios, vol.
8, f. 527v; Indios, vol. 83, f. 196; vol. 76, f. 165. Chávez Orozco, 1954, p. 23. AHAM, Libro de Visi-
ta, vol. 38, f. 59.
158 AGN, Intendencias, vol. 21, exp. 9, f. 60. Calderón de la Barca, 1959, pp. 140y143. Había
quejas en contra de los "armados" de Jueves Santo que vigilaban el monumento en Cuautla y
Xochimilco, pero en ambos casos estos soldados, vestidos como centuriones de los tiempos de
Cristo, no eran indios, sino castas o españoles. AGN, Cofradías, vol. 14, exp. 3, ff. 134-144, 1804;
Historia, vol. 437, sin paginación, página azul, 1794. En Capuluac y Xaltocan los armados eran in-
dios y tampoco quisieron dejar de participar en las celebraciones. Taylor, 1996, p. 254. Chávez
Orozco, 1954, p. 23. La cuenta de Zumpango de 1804 se refería a "las noches de tinieblas, es de-
cir Miércoles, Jueves y Viernes de la Semana Santa". AGN, Indios, vol. 63, f. 292v; vol. 76, f. 164v;
Propios y Arbitrios, vol 8, f. 523v. Chávez Orozco, 1954, p. 46. Los contadores en 1771 ordenaron
quitar la plata voladora, "sin hacer el [gasto] de la plata que a nada conduce". Se menciona tam-
bién el uso de "cera del norte", "cera de la tierra", cera de Benencia (sic). Información sobre el
comercio de la cera, parte producida en fucatán, en Humboldt, 1966, pp. 304 y 472. Tres velas
unidas tenían el nombre de 'Tres Marías". AGN, Indios, vol. 76, f. 165.
316 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

ño Jesús, una preciosa obra en cera, estaba acostada, entre flores y ro-
deado de querubines ... A decir verdad, cuando los rayos del sol po-
niente penetraron a través de los vitrales, iluminando con su luz
rosada los pájaros, las flores y las frutas, las pinturas y los ángeles, me
di cuenta de que nunca había yo visto un espectáculo más bello y más
fantástico ... El resplandor de los cirios vencía la riqueza de las joyas;
los terciopelos rojos, la plata y el oro refulgían; asfixiábase la multitud
y cegaba el humo de incienso. 159

La república de Querétaro gastaba 200 pesos para la fiesta de


Jueves Santo; San Martín Obispo (Tula), 138 pesos; Texcoco, 100
pesos; Cuautla, 78 pesos; Tláhuac, 50 pesos. Esto incluía el lavatorio
y la comida para los pobres. 16º En Tepetlaostoc, cerca de Texcoco,
los que participaban en el banquete eran "escogidos por los mismos
indios" y eran los

incapaces de buscar su preciso sustento por enfermos o lisiados o por


ser de edad tan avanzada que en los más llega a decrépita y que hacen
en aquella ceremonia un recuerdo de aquellos pobres, desprecio del si-
glo, escogidos por Jesucristo para fundamentar y columnar de la mili-
tante iglesia.

En Chietla eran los ciegos los invitados para la comida del Jue-
ves Santo. 161 A los "pobres que hacen de apóstoles" les daban una
frazada, una túnica, una manta o una tilma, además de una limosna,
entre medio y cuatro reales. En Xocotitlán, la república, para satisfa-
cer a los contadores, recogía un recibo del párroco para comprobar
el gasto de ocho pesos en la comida, pero en Tepeaca el goberna-
dor anotaba que se había erogado 10 pesos "públicamente en los 12
pobres del lavatorio de dicho día, de quienes no se recauda com-
probante ".162 A veces las viandas no eran solamente para 12 perso-
nas. En Zumpango servían también a los presos en la cárcel y en
Atlixco, con un costo de 120 pesos, alcanzaba para festejar a todo el

159 Calderón de la Barca, 1959, pp. 140 y 143.


160 AGN, Tierras, vol. 3569, exp. 9; Indios, vol. 76, f. 88; vol. 78, ff. 111, 150; vol. 80, f. 285.
161 AGN, Archivo Histórico de Hacümda, vol. 1111, exp. 9; Propios y Arbitrios, vol. 8, f. 505.
162 AGN, Civil, vol. 2343, legajo 40, exp. 20. Inspección ocular, 1960, p. 163. AGN, Bienes de
Comunidad, vol. 3, f. 180. Las túnicas eran azules en la catedral de Valladolid, Michoacán. Ma-
zín, 1991, p. 203. Bergoza, 1984, p. 400. AGN, Archivo Histórico de Hacienda, vols. 440 y 1111.
LOS GASTOS AUTORIZADOS 317

pueblo. Los tarascos de Michoacán daban "el Jueves Santo espléndi-


das comidas a los pobres y a la tarde celebran con gran devoción el
lavatorio". De lugares tan distantes como Loreto, en la península de
California, hasta Mérida, Yucatán, se ofrecía el "banquete de los
apóstoles". 163
En vez de la comida comunal de carne, por ser Cuaresma, el pla-
to principal era de vigilia. El menú en Tula consisúa en pescado bobo
con aderezo de aceitunas, verduras, tomate y chile, además de cama-
rones rebozados con huevo. En otros lugares bebían chocolate. En
Chietla, Puebla, el Jueves Santo se servía a los pobres camarones con
arroz, manteca para cocina, aceite de comer y jitomates que costaban
siete pesos, mientras que en Zacatlán se guisaba pescado, comían tor-
tillas y pan ''y demás necesarios de cocina" por un costo de 16 pesos.
En Chiapas, fray José de la Barrera tradujo al tzotzil parte del Evange-
lio: "Escribí esta pasión de San Juan para que se les lea a los apóstoles
elJueves Santo mientras están comiendo". 164
La música era un ingrediente esencial. Generalmente en las pro-
cesiones los indios tocaban tambores, pífanos, clarines y chirimías, y
en algunos lugares, flautas, sacabuches, trompetas y bajones. Los
trompeteros indios de Aguacatenango, Amatenango y Chamula viaja-
ban a Ciudad Real, Chiapas, para tocar en la fiesta titular. 165 En la pla-
za de Xochimilco y en la Mixteca de Oaxaca se usaban instrumentos
prehispánicos, especialmente el teponaxtle, un tambor de metro y
medio de altura, hecho del tronco de un árbol. En Huejotzingo,

los más viejos y señores con los t/,a,lpi1i!s o mantas blancas... al son de un t:e-
ponaxtli! y tl,a,palhuéhuet~ instrumentos de su antigüedad, en estilo patético

163 AGN, Indios, vol. 76, f. 165; Ayuntamientos, vol. 157, primeros folios. Escobar, 1970, p.
89. Cuenta de Loreto de 1730. Crosby, 1994, p. 291. El Fénix de la Libertad, 5 de abril de 1849.
164 Se enumeran los ingredientes de la comida. He tomado la libertad de combinarlos para

el "menú". "Mesa del Apostolado", AGN, Archivo Histárico de Hacienda, vol. 441, exp. 28; Indios, vol.
63, f. 292v; vol. 76, f. 165; Propios y Arbitrios, vol. 8, f. 528. Parece que una libra de camarón valía
un real. Si se gastaban siete pesos en camarón para la comida en Chietla, significa aproximada-
mente 56 libras de camarón, cantidad suficiente no sólo para 12 pobres sino para unas 80 perso-
nas. Chance, 1989, p. 100. (Una libra de camarón valía un real en 1780 en Zoochila, Villa Alta,
Oaxaca). Se nota que en Tula se usa "tomate" y en Chietla ".jitomate". Barrera, 1802, f. 135v.
165 Chamorro, 1986, pp. 153-154. AGN, Indios, vol. 84, ff. 68-72; Hospital de jesús, vol. 45;
Bienes de Comunidad, vol. 5, f. 237v; Archivo Histárico de Hacienda, vol. 397, cuenta de Texcoco
de 1810. Granado Baeza, 1941, pp. 233-234. INAH, Centro de Documentación, Chiapas, rollo
4, Cuenta de Ciudad Real, 1794.
(JQ
CUADRO 55 .......
00
Lavatorio y comida para los pobres el Jueves Santo,
intendencias de Puebla, Michoacán, México, Veracruz, Guadalajara y la provincia de Baja California

Pueblo Año Cantidad Descripción ..,,


e:
t'1
Intendencia de Puebla 1:1'1

Tehuacán 1587 2 pesos "Dan de comer a pobres en Semana Santa". 5


vi
1704 s.d. "Comida y vestuario de pobres". ot'1
Huejotzingo 1773 46 pesos "En los lavatorios de Jueves Santo en las dos iglesias, la comida de los zS2
pobres, manutención del cabildo y lienzo que es costumbre dar". o
vi
Acapetlahuaca 1773 2 pesos 3 reales "Para el lavatorio de Jueves Santo a los pobres gastó 2 pesos 3 reales". o<
Santa Ana Atlixco 1773 120 pesos "Gasto por cocinero y recaudo para la comida de los pobres y la república". t'1
o
Tecali 1704 s.d. "Vestuario de los pobres". e:
1776 60 pesos "Para el lavatorio, tilmas y comida del Jueves". g
Zacatlán de las Manzanas 1781 s.d. "Comida de pobres el Jueves Santo".
Chietla 1783 9 pesos "Comida de los ciegos el día de Jueves San to", cilicios y velas.
º'z
Zautla 1794 s.d. "Gasto de los apóstoles". ~
t'1
t""
Chilchota s.d. 20 pesos "En el lavatorio y comida de los pobres que hacen de apóstoles elJue- ~
ves Santo". t'1•
~
Tepeaca 1788 10 pesos "Se gastan y se distribuyen públicamente en los doce pobres del lava- C'l
o
torio de dicho día de quienes no se recauda comprobante". C'l
Tecamachalco 1792 s.d. "Comida de doce pobres, conforme al reglamento". ot""
Cho lula 1790 12 reales "Costear el Jueves Santo la comida de los apóstoles". oz
~
Intendencia de Michoacán
Santa Fe de la Laguna 1759 5 reales ''.Jueves Santo, cinco reales y la comida".
Tingambato 1789 8 pesos ''.Jueves Santo, por la comida y sermón".
Turicato 1789 15 pesos "La comida para los apóstoles".
Tangamandapio 1789 6 pesos Comida pagada por la cofradía.
Huetamo 1791 s.d. "Dan de comer a los pobres apóstoles el Jueves Santo".
Ixtlán 1791 12 pesos "Da de comer a los que hacen de apóstoles la Semana Santa y comida
de los demás naturales ... el de Jueves Santo".

Intendencia de México
Atitalaquia 1705 9 pesos "Agua de azahar, naranjas para el monumento y comida de pobres".
1818 9 pesos "Comida para los pobres".
Yautepec 1771 s.d. "Comida de pobres el Jueves Santo".
1772 16 pesos "Cena que se da a los pobres el Jueves Santo".
Otlazpa 1783 31 pesos "Cena de los apóstoles".
Cuautlacingo 1776 s.d. "Gastos de la comida de los apóstoles que se sientan el Jueves Santo
en la tarde". 5
V>
Tepetlaostoc 1776 15 pesos "La comida de los pobres el Jueves Santo".
República de naturales de 1779 10 pesos "La comida de los pobres y darles chocolate el dicho día Jueves Santo".
la ciudad de Querétaro ~
1781 s.d. "La comida y limosna que hacen a los doce pobres".
1805 200 pesos "Lavatorio de Jueves Santo y cera de monumento" (¿incluye comida?)
Cuemavaca
Teotihuacan
1783
1784
10 pesos
11 pesos
"Comida de los apóstoles el Jueves Santo".
"Comida de pobres de Jueves Santo".
¡
San Martín Obispo 1792 138 pesos 'jueves Santo y Lavatorio" (¿incluye comida?) ~
V>
Axapusco 1794 4 pesos 6 reales"Por el importe de la comida que se da a los pobres que hacen de após-
toles".
Otumba 1794 10 pesos 7 reales "Comida, chocolate y limosna que se da a los pobres que representan
de apóstoles".
Zumpango de la Laguna 1805 15 pesos "Comida frugal que se da eljueves Santo a doce pobres indios que ha-
cen de apóstoles en el lavatorio y a los presos de la cárcel".
Tequixquiac 1805 Contribución "Lavatorio Jueves Santo" (¿incluye comida?)
Xilozingo 1805 Contribución de "Comida que en ella se ministra ese día a los que hacen de apósto-
indios y vecinos les en el lavatorio".
Meztlalpan 1805 Contribución "Comida de Jueves Santo".
Xaltenco 1805 Contribución "Comida que el Jueves Santo se da a los que en el lavatorio hacen de ~

apóstoles". <.D
-
(.JO
CUADRO 55 (conclusión) Nl
o
Pueblo Año Cantidad Descripción

Xaltocan 1805 Contribución "Comida de Jueves Santo".


SanJuan del Río 1805 12 pesos "Comida de Jueves Santo". ~
Chapa de Mota 1805 Donación de "Para la cena del Jueves Santo".
(Huichapan) víveres !
Ecatepec 1805 s.d. "Lavatorio" (¿incluye comida?) ¡;i
Xocotitlán 1809 8 pesos "Para gastos de comida de los apóstoles el Jueves Santo como consta zt:l
por recibo de cura".
1813 16 pesos "Para gastos de comida de los apóstoles el Jueves Santo como consta ~
-<
por recibo de cura". 9
1818 12 pesos "Para gastos de comida de los apóstoles el Jueves Santo como consta e::
por recibo de cura". ~
Tula 1818 10 pesos "Comida mesa del Apostolado". z
º'r,¿
t'l
Intendencia de Veracruz r
Orizaba 1781 16 pesos "Comida de los apóstoles". E::
t'l•

Intendencia de Guadalajara
§
Tequila 1787 3 pesos "Comida para los que eran apóstoles".
~~
Baja California
Lo reto 1730 s.d. "Banquete de apóstoles".

Fuente: AGN, Civi~ vols. 1443, 2343, leg. 40, exp. 20; Indios, vol. 79, f. 150; vol. 84, f. 120v; vol. 97; Archivo Histúrico de Hacienda, vol. 1613; Pro-
pios y Arbitrios, vol. 8, ff. 550-589; Hospital de jesús, vol. 45, exp. 14; Tierras, vol. 2179, exps. 4, 5; Intendencias, vol. 48, f. 12.; Histllria, vol. 73, exp. 8.
INAH, Centro de Documentación, ArchivoJudicial de Puebla, rollo 46, Cuenta de Huejotzingo, 1773; Tecali, rollo 4. Lara, 1993, f. 6v.
WS GASTOS AUTORIZADOS 321

entonan unos elegantes versos en acción de gracias por la fe que abra-


zaron el día de San Miguel... con tal edificación que nadie osa a inte-
rrumpirla, infundiendo en sus hijos que continúan el baile al otro
día.166

Cuando el nuevo virrey entraba a Tlaxcala, en ruta a la capital


para tomar posesión de su mando, le presentaron "las danzas de los
indios, como las usaban en tiempo de la gentilidad". 167
Dentro de las iglesias, el maestro de capilla dirigía el coro de jó-
venes y hombres que entonaban en latín el Kirie, la Gloria y el Cre-
do. A veces, como en Otumba, Axapusco, Tequila (Guadalajara) y
Cuitatlán (Oaxaca) los acompañaban con el órgano y con violines,
jóvenes seleccionados y entrenados con fondos de la república. 168
En el norte, por Sonora y Coahuila, eran las mujeres indias quienes
cantaban en la iglesia. En casi todos los pueblos de fucatán, la caja
de comunidad pagaba al maestro de capilla. También en Ixcuintla
(Sentispac, Guadalajara) la caja pagaba a los cantores. A veces el
maestro de escuela dirigía a los cantores y por las montañas de Aca-
pulco, en Tixtlacingo, el mayordomo de la cofradía informaba so-
bre "los seis pesos que di al maestro del coro, cinco pesos que di al
maestro de la danza y cuatro pesos a los músicos". 169 El Cuarto Con-
cilio Mexicano en 1771 notaba que en muchas parroquias, sin la
presencia de los sacerdotes, los indios desde la conquista acostum-
braban reunirse en el templo para cantar vísperas.170
Aunque representaba un alto gasto de alrededor de 500 pesos,
los pueblos de indios procuraban hacer colectas para comprar el ór-
gano para su iglesia: Tehuacán pagó 220 pesos en 1602; Tepemaxalco
(Tenango del Valle), 410 pesos en 1649; Loreto, California, 350 pesos
en 1725; Xalotlaco (Tenango del Valle) 500 pesos en 1794 y en Car-
donal, la reparación del órgano en 1803 costó 400 pesos. Había órga-

100 &f.aciones geográficas de 1792, 1994, p. 140.


167 Vera, 1981, p. 81. Ajofrin, 1964, vol. 2, pp. 167-168, 180. &f.aciones geográficas de 1792,
1994, p. 140.
168 Molina Ruiz, 1983, p. 13. AGN, Indios, vol. 80, f. 216; Archivo Histúrico de Hacienda, vol.
440, f. 214. Bergoza, 1984, p. 32.Taylor, 1996, p. 246.
169 Morfi, 1967, p. 92. AGN, Intendencias, vol. 21, exp. 9; Propios y Arbitrios, vol. 35, f. 76; In-
dios, vol. 73, f. 148; Tierras, vol. 2621, exp. 6, f. 27; Historia, vol. 496, f. 165v. En los pueblos de
Sonora había "misa cantada con arpa, violines y cuatro o seis indios cantores". INAH, Centro
de Documentación, Sinaloa, rollo 97, 15-693, ca. 1775.
t70 Concilio Provincial Mexicano IV, 1898, p. 114.
322 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

nos en Mascota y en Santa Ana, Tlajomulco (Guadalajara), Malinal-


co, Zoquicingo, Cuautlacingo, Otumba, Axapusco, Texcoco, Xochi-
milco y Cadereyta. 171 De los 87 pueblos de Michoacán visitados en
1790, 31 tenían órganos en sus iglesias entre los que destacaban los
de Zirándaro y Tepacua por ser nuevos, y el de Tacámbaro por estar
valorado en 800 pesos. También había dos órganos en Nahuatzen,
uno en la capilla del hospital y otro en la iglesia de la parroquia. En
1768 se comentaba que en Oaxaca "apenas se encuentra pueblito de
indios que no tenga su órgano", como en Tunduxia, comprado con
fondos comunales en 1737.112
La opinión sobre la calidad de la música sacra de los indios varia-
ba según el oyente. A los padres Escobar, en Michoacán, Ajofrín en
Oaxaca y Morfi en Coahuila les parecía muy buena. Referente a los ta-
rascos se decía:

Tienen muchas [oraciones] en su idioma y algunas en castellano, con no


pocas en latín, las cuales cantan las niñas y niños con la peifección que
pudieran nuestros ladinos europeos... Es cosa de deleite oír a las inditas,
cuando elevan la hostia, cantan con notable dulzura el Pange Lingua.

Ajofrín informó sobre la música de Teutila en Semana Santa:


"Los mismos indios cantaron todos los oficios divinos con singular
gravedad y devoción y no menos propiedad en las voces e instru-
mentos". En el pueblo de Vizarrón "a la vista del padre, cantaron
las indias el Alabado y Gozos de Nuestra Señora de Guadalupe, divi-
namente".173 El párroco Granado Baeza en Yucatán opinaba con re-
serva sobre el canto de sus feligreses:

171 Escobar, 1970, p. 419. AGN, Ayuntamientos, vol. 157, cuentas de Atlixco, Lara, 1993, f.
29. Lockhart, 1992, p. 230. Crosby, 1994. AHAM, Libro de Visita, vol. 30, f. 30; Caja 1799. Serre-
ra, 1977, p. 380. Relaciones geográficas, 1988, vol. l, pp. 151, 153. AGN, Archivo Hist6rico de Ha-
cienda, vol. 397, cuenta de 1809; vol. 440. Hoy día se presentan conciertos en los órganos
coloniales de Tlacochahuaya, Oaxaca y Santa Prisca en Taxco. Fesperman, 1990, p. 99.
172 De los 31 órganos, 18 estaban en mal estado. Inspecciún ocular, 1960, passim. l\jofrín, 1964,

vol. 2, p. 166. En 1803 se mencionaban órganos en los pueblos oaxaqueños de Cuicatlán, Yautepec
(Nexapa), Huautla, San Bartolomé, Ayautla y SanJuanico. Bergoza, 1984, pp. 32, 233-238, 389. En
Oaxaca, varios indios tocaban el arpa. Pastor, 1987, p. 328. l\jofrín, 1964, vol. 2, p. 167.Carmagna-
ni, 1988, p. 98, nota 114. Ejemplos de manuscritos de música en latín, español y náhuatl. Schwaller,
1995, p. 388. En 18 pueblos de Cholula se pagaba a los que tocaban las chirimías en las celebra-
ciones religiosas y a veces a los que tocaban el clarín. AGN, Intendencias, vol. 48, exp. 1, ff. 1-41.
También tocaban las chirimías en la catedral de Valladolid. Mazín, 1991, pp. 130, 134, 138-142.
173 Escobar, 1970, p. 420. Ajofrín, 1964, vol. 2, p. 50. Morfi, 1967, p. 72.
LOS GASTOS AUTORIZADOS 323

Algunos indios tienen inclinación a la música y usan de los mismos


instrumentos que los americanos, aunque no con tanta destreza. Algu-
nos tienen buen pecho y buena voz y sirven en los coros de los pue-
blos, aunque ninguno de ellos conoce la solfa.

El viajero español, Antonio de Ulloa, al asistir a la ceremonia de


Corpus Christi en Tlangatepec, Tlaxcala, opinó negativamente,
porque en la misa había "total desentono en la música, debilidad
de voces, suma pausa, frecuente repetición de una misma cosa,
gran cachaza y continuo movimiento para aquellas cosas triviales,
inclinados a todo que es ceremonial". 174

Otras fiestas

Además de la fiesta titular, Corpus, Jueves Santo y las tres pascuas,


varios pueblos usaban fondos comunales para festejar la Purifica-
ción, el 2 de febrero, que conmemoraba la presentación de Jesús
en el templo por María. Se llamaba también la Candelaria y se ca-
racterizaba por el alto gasto en cera para velas, ya que todos los fe-
ligreses las llevaban a bendecir antes de la procesión y la misa. La
Purificación era uno de los tres días del año en el cual se realizaban
ceremonias parecidas; los otros dos eran el Miércoles de Ceniza y
las palmas de Domingo de Ramos. También en la Candelaria se
bendecían las semillas para la siembra. Según la liturgia se distri-
buían a los participantes, en orden de su rango, los candiles, que
representaban a Cristo. En este sentido la celebración religiosa
reforzaba y constataba la jerarquía de los gobernantes del pue-
blo, quienes compraban y repartían las velas "entre el padre cura,
su vicario, el subdelegado, gobernador, alcaldes, oficiales de re-
pública, pasados o principales, sacristanes y cantores según cos-
tumbre".175

174 Granado Baeza, 1941, p. 233. Solano, 1987, p. 43. Además de los lugares mencionados

en el texto hay noticia de coros en las iglesias de Oaxtepec, Tula, Mapete, Tenancingo, Ozum-
ba, Huichapan, Tlalnepantla y Xochimilco. El padre Escalona, sacerdote indio, opinó en 1753
que los cantores eran "motivo de irrición e indevoción''.Velasco Ceballos, 1945, p. 64.
175 Se registra la bendición de las semillas en Cuautlacingo, Otumba. Chávez Orozco,

1954, pp. 46, 66. Misal romano, 1961, p. 562. AGN, Indios, vol. 76, p. 164; vol. 83, ff. 111-114; Ci-
vi~ vol. 1443, cuenta de Tepeaca, 1806 y de Tecamachalco, 1792.
324 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

Otras fiestas importantes eran las de Todos Santos y Fieles Di-


funtos, el 12 y 2 de noviembre. Al principio del siglo XVIII las cajas
comunales financiaban la misa de difuntos, pero hacia finales del si-
glo no era común dar fondos comunitarios. En ocasiones se pagaba
la primera con dinero de la caja y raras veces la segunda, para "las
almas de los difuntos naturales". Probablemente los indios de mu-
chos pueblos observaban el recuerdo de los muertos, ya que era
una tradición de la cultura prehispánica, pero lo financiaban con
fondos de las cofradías de Animas Benditas y con donaciones, c<>-
mo en Tehuacán y Tepeaca. 176 En Tochimilco los indígenas dejaban
ofrendas de comida para sus difuntos y los no indios pasaban "en
patrullas" a recoger los alimentos, causando tensión entre los dos
grupos. Era costumbre de los indios extender

los petates y sobre ellos el pescado, chocolate, quesos y bebidas, cer-


cándolo todo de luces; dejaban sola la pieza para dar lugar, como ellos
dicen, a que vengan los muertos a tomarlo y comerlo, rociando las pa-
redes con agua bendita, arrodillándose y hablando en secreto como
que rezan responsos.177

Otra celebración que no se mencionaba en absoluto en las


cuentas de comunidad era la de Carnestolendas o Carnaval, que
iniciaba los días anteriores al comienzo de la Cuaresma. No era una
conmemoración religiosa sino un tiempo de fiestas y máscaras, c<>-
mo se celebraba en la Mixteca Alta, en Lachixío, Oaxaca, en Osto-
ticpac (subdelegación de Otumba) y en los pueblos de Zamora
donde servían tamales y atole. En Tuxumatlán los indios querían li-
mitar las actividades de Carnaval para "evitar los crecidos gastos de
convites y alquiler de ropa y caballos [que] les obliga a que los ha-
gan el sujeto español que saca la plaza o permiso de poner puestos
para vendimias, cocinas y juegos".17s

176 AGN, Indios, vol. 76, f. 166; vol. 78, f. 85; vol. 79, f. 23; Bienes de Comunidad vol. 2, ff. 1-3.
INAH, Centro de Documentación, Archivojudicial de Puebla, rollo 46, Reglamento de Huejotzingo.
En Ostoticpac, Otumba, se celebraba el día de los Santos Reyes, el 6 de enero, con un gasto de
tres pesos. Chávez Orozco, 1954, p. 46. Sepúlveda, 1974, pp~ 118-122. Pietschmann, 1988, p. 77.
111 AHAM, Libro de Visita, vol. 24, ff. 92 y 97.

11s Pastor, 1987, p. 191. Bergoza, 1984, p. 209. AGN, Indios, vol. 80, ff. 93-135. "Estado... Zamo-
ra", 1944, p. 486. Posiblemente se festejaba el Carnaval en otros lugares como Tiaxcala, porque hoy
día esa celebración es importante. Ramos Galicia, 1992. Por otra parte, en la ciudad de México se
suprimió la fiesta de las máscaras del Carnaval durante el siglo xvm. Viqueira, 1987, pp. 140-145.
LOS GASTOS AUTORIZADOS 325

La fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe recibía fondos de las


cajas en algunos pueblos. Otumba no la financiaba en 1704 pero sí
en 1794. Varias cofradías con esta advocación fueron fundadas en
Michoacán alrededor de 1720. La devoción a La Guadalupana esta-
ba muy difundida en el norte, donde los 14 pueblos de Tlaltenan-
go, en Zacatecas,juntaban 130 pesos para la celebración. El pueblo
de Tlaxcalilla, en San Luis Potosí, aplicaba el producto de una mil-
pa para el festejo del 12 de diciembre y en Malpaís, Durango, la re-
pública gastaba 58 pesos en la celebración, seis pesos más que para la
fiesta titular; Mezquital en Durango también usaba dinero de la caja
para festejar a La Guadalupana. En el centro del virreinato, las cajas
comunales de Teotihuacan, Tecama, Acasuchitlán, Zempoala, Cuau-
tla, Anenecuilco, Tacámbaro, Ziracuaretiro (Michoacán), Cholula,
Tlaxcala y San Juan de los Llanos (Puebla) financiaban "la función
de nuestra Madre y Señora de Guadalupe".179
Organizar, dirigir y financiar las fiestas religiosas durante todo
el año era una de las principales actividades de la república de in-
dios. Las restricciones en la cantidad de dinero comunal que se po-
dría aplicar a estos fines festivos significaban una limitación al
poder del gobernador del pueblo. Los habitantes y las costumbres
exigían celebrar con la misma abundancia cada festejo, pero los
mandatos de los contadores dificultaban este objetivo.
Había varias maneras de disminuir la brecha entre las expectati-
vas de la gente y los fondos disponibles. Una era reducir el número
de celebraciones y disminuir las velas, música, flores y cohetes. Po-
cas repúblicas querían asumir esta responsabilidad. Respecto a esto
los gobernantes de Mazatepec explicaron que aminorar los gastos
festivos "es dificultoso conseguirlo, porque ningún gobernador
quiere ser menos que otro, ni quitar estas costumbres". 18º
En vista de que una reducción en las fiestas no era aceptable pa-
ra la mayoría de los pueblos, se tenía que buscar otras soluciones.

179 AGN, Indios, vol. 73, f. 331v; vol. 75, f. 203v; vol. 79, f. 8; vol. 80, ff. 284, 288; Propios y Ar-
bitrios, vol. 9, f. 316; vol. 19, f. 72. AHED, casilla 3, cuenta de Malpaís de 1794. Inspección ocular,
1960, p. 166. Lockhart, 1992, p. 235. Algunos pueblos nuevos, fundados al final del siglo XVIII
escogían llamarse en honor de Nuestra Señora de Guadalupe. BTU, Chiapas, caja 2, carpeta l.
Inspección ocular, 1960, p. 103. AGN, Archivo Histórico de Hacienda, vol. 1013, cuenta de Tlaxcala,
1807; Intendencias, vol. 48, f. 74. Bergoza, 1984, p. 250. AHED, casilla 3, exp. 91, cuenta de Mez-
quital, 1807.
180 Mentz, 1988, p. 94.
326 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

Por ejemplo, disminuir la cantidad de dinero entregada a la caja y


gastar los fondos no entregados para las celebraciones. Ocultar tie-
rras de comunidad; hacerlas "desaparecer" de las cuentas; trabajar
la tierra en común en lugar de arrendarla, y repartirla entre los tri-
butarios (véase el capítulo 11). También se buscaban fuentes alter-
nativas para costear los festejos o para suplementar la erogación
parcial que se recibía de las arcas.
La primera solución era buscar el dinero para la celebración en
el bolsillo del propio gobernador. Esta práctica se usaba desde el si-
glo XVI cuando el dinero comunal no alcanzaba a cubrir los gas-
tos.181 En 1788 el gobernador de Tepeaca, Puebla, explicaba a los
contadores que se erogaban 17 pesos de la caja para eljueves Santo
pero que no entregaba el "comprobante porque con mayor canti-
dad que ponemos de nuestro caudal, la compramos y gastamos en
obsequio de su Majestad y por eso sólo me data lo permitido en el
reglamento". 182 Al mismo tiempo, en Turicato, Michoacán, para al-
canzar los 86 pesos de la fiesta, se usaban 40 pesos del arca comunal
para la cera del monumento y:

Gasta el gobernador de su peculio el Jueves Santo, la comida para los


apóstoles, 15 pesos; 4 reales en fruta para el monumento; 6 pesos en
cera, 3 en el clarinero y 8 en la música que conduce de Tacámbaro, 4
reales de sahumerio, 12 reales que da a los apóstoles y otras tres libras
de cera de la tierra que distribuye entre los mismos, e importan 15 rea-
les, 20 del cirio, 8 de la toalla para los pies de los apóstoles, 2 de una
vara de listón para la llave del Sagrario, y otras seis libras de cera de la
tierra para el tenebrario, que importan 3 pesos y todo lo dicho suma
46 pesos 6 reales.1s3

El gobernador de Xochimilco en 1783, después de una reforma al


reglamento de 1778 en la cual se suprimían más gastos festivos, anotó
que él erogaba durante el año dos veces más para las celebraciones de
lo que autorizaba el reglamento reformado, esto es: la caja daba 74 pe-
sos y él contribuía con 157 pesos de su propio dinero. El subdelegado
de Malinalco se preocupó porque los gobernadores de Tepexuxuca
solían contribuir con 94 pesos de su bolsillo para las fiestas y alegó

18 1 Lara,1993, passim. AGN, Indios, vol. 97, f. 326v.


182 AGN, Bienes de Comunidad, vol. 3, f. 180, 1788.
183 Inspección ocular, 1960, p. 163.
LOS GASTOS AUTORIZADOS 327

que: 'Todo este daño procede de los inconsiderados cultos a que apli-
can estos naturales arbitrariamente estos fondos, siendo como es, in-
dubitable principio de su pobreza". Sugirió repartir las tres tierras
cuya cosecha de 26 pesos financiaba las celebraciones, razonando que
"no teniendo de qué hacer tantas fiestas, los indios se contengan". 184
Para no gastar tanto se incrementó en todo el territorio, no sólo
entre los cabildos indígenas sino en los ayuntamientos de españoles,
la práctica de alquilar varios elementos usados en las fiestas en lugar
de comprarlos. Seguramente se organizaban grupos de vendedores
itinerantes para surtir objetos a los pueblos, asegurando así una ga-
nancia para los comerciantes y un ahorro para las autoridades loca-
les. También los indios viajaban a México a comprar cera. 185 En 1769,
cuando el gobernador de Tecali pidió 60 pesos para cera y pólvora
en Corpus Christi, sólo le permitieron 30 y le ordenaron alquilar la
cera. Esto resultaba más económico, ya que se recogía "lo que sobra-
ra para devolverla al cerero, de modo que sólo se pague la merma y
renuevo". Además de la renta de cera de Castilla, que en muchas fies-
tas resultaba ser el gasto más alto, en varios pueblos se alquilaban: al-
fombras, candeleros, trajes y ropa de danza, frontales, gallardetes,
toallas del lavatorio, juegos pirotécnicos para la procesión de Viernes
Santo, vestidos de moros y soldados, colgaduras y cirios. 186
Otra manera de financiar las celebraciones consistía en que las
autoridades indígenas hicieran una colecta, o derrama entre los tri-
butarios. Esta práctica también era costumbre antigua. Los prime-
ros reglamentos de la Contaduría no mencionaban las recolectas
pero desde fines de 1782 se empezó a prohibir "la costumbre de ha-
cer derramas ... para erogar gastos de iglesia" y se mandó que "los
gobernadores y repúblicas no exigieran cosa alguna de autoridad
propia". 187 Los reglamentos interinos de Tala, Guadalajara, en 1796

184 AGN, Indios, vol. 78, f. 50.


185 Los alquiladores de trajes defendieron la participación de los "armados" en Semana
Santa, ya que ellos les arrendaban la ropa. Gruzinski, 1985, p. 195. Uno de los proveedores
de cera era de nombre Marrugat. Molina Ruiz, 1983, p. 17. "Estado ... Zamora", 1944, p. 481.
186 AGN, Hospital de Jesús, vol. 404, f. 69; Tierras, vol. 3569, exp. 9; Civi~ vol. 1441, exp. 23.

Inspección ocular, 1960, p. 150. INAH, Centro de Documentación, Archivo Judicial de Puebla, ro-
llo 46; Tecali, rollos 4 y 6. También el ayuntamiento de la ciudad de Oaxaca alquilaba la cera.
AGPEO, legajo 3, exp. 12, f. 11. Molina Ruiz, 1983, p. 11.
187 INAH, Centro de Documentación, Archivo Judicial de Puebla, rollo 46, Reglamento re-
formado de San Juan de los Llanos, 1782. Suplemento para San Martín Obispo (Teotihua-
can), mayo de 1783 en Gamio, 1979, p. 506.
328 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

también se oponían a las derramas, alegando que empobrecían a


los indios:

Y no permitirá se obligue ni persuada a los pobres naturales a hacer


otros gastos de iglesia en común ni particular, a fin de evitar la miseria,
deudas y deserción a que muchas veces se ven precisados, por hacer gas-
tos en comelitones y bebidas en perjuicio de su familia y desdoro de la
religión. 188

La intendencia de México se dio cuenta de la dificultad de hacer


cumplir restricciones sobre las colectas. Un subdelegado observaba
en 1794 que "por más que se amoneste a los gobernadores y oficia-
les de república acerca de que no echen derramas para el porte o li-
mosna de los costos y derechos de las funciones, jamás se
conseguirá". Los reglamentos formulados alrededor de 1808 para la
intendencia de México, toleraban la práctica. 189 La república de
Cuernavaca solía recoger anualmente un peso de cada tributario, el
tl,apalchil,est/,e o "ayuda de costas'', que los gobernantes manejaban pa-
ra financiar sus actividades sin rendir cuentas a las autoridades espa-
ñolas. En Tepetitlán, Tula, se exigían siete reales de cada adulto para
las funciones de iglesia, y cuando se formuló el reglamento interino
en 1806 se apuntaba que los indios podrían seguir con esa contribu-
ción "con separación del fondo común". 190 Antes y después de los re-
glamentos muchos lugares continuaron haciendo colectas para
costear las fiestas más importantes. Los reglamentos de Guadalajara
prohibían derramas en los pueblos donde la caja aportaba dinero
para las tres fiestas principales, la titular, Corpus y Semana Santa, pe-
ro en localidades pequeñas donde el arca comunal no daba fondos,
se permitía una "limosna voluntaria" para costear las celebraciones.
En San Gabriel Tehasoca, Zempoala, el reglamento anotaba que era
la práctica común colectar 343 pesos en contribuciones para las ce-
lebraciones religiosas, y se añadía "cuya costumbre ni la autoriza ni

188 Colección de acuerdos, 1868, vol. 2, p. 310. El reglamento de Tala, Guadalajara, prohi-

bió derramas porque contribuían también a "profanidades que tanto desdicen de la serie-
dad del culto y del orden".
189 AGN, Indios, vol. 74, f. 238v. Otros lugares con colectas: Toluca, 267 pesos; Huaquilpa
(Pachuca) 212 pesos; pueblos de Tenango del Valle. AGN, Hospital de jesús, vol. 309, f. 19; In-
dios, vol. 79, f. 283; vol. 73, f. 331.
190 AGN, Hospital de Jesús, vol. 309, f. 22v, 1780; Indios, vol. 79, f. 56.
LOS GASTOS AUTORIZADOS 329

la reprueba este reglamento, sólo estrecha al subdelegado a que los


tributarios continúen en la contribución de 48 pesos para el salario
del maestro". En Zumpango se advertía: "Las limosnas que volunta-
riamente colectan en el pueblo por españoles e indios para sus fun-
ciones de iglesia en este y otros pueblos pueden continuar pero sin
que se mezclen en la cuenta de comunidad". 191 En vista de que en
varios pueblos el sueldo del preceptor era pagado por las cajas, teó-
ricamente había entre los padres de familia algunos reales adiciona-
les (que no estaban obligados a dar a la escuela) y que podrían
entregar a las colectas para el culto religioso.
Muchas veces las derramas servían para pagar no sólo la cele-
bración de una fiesta, sino también las obvenciones parroquiales
que el pueblo debía entregar al sacerdote, mismas que en la parte
central de la intendencia de Michoacán eran de aproximadamente
tres a cuatro pesos por cada tributario, que añadidos a los dos pesos
de tributo y al real y medio de contribución a la caja de comunidad,
hacían que cada indio adulto varón pagara en impuestos civiles y
eclesiásticos entre cuatro y seis pesos al año. En 1808 Agustín Basi-
lio, de Acolman, testificó que pagaba anualmente cinco pesos seis
reales en tributo y obvenciones parroquiales. 192
Similares a las derramas que hacían los gobernadores y oficiales
de república para financiar las celebraciones, eran las colectas he-
chas por indios que ostentaban el título de mayordomos. En Michoa-
cán estos eran individuos nombrados cada año para llevar a cabo la
celebración de una fiesta específica. Generalmente en pocos pue-
blos se seleccionaban mayordomos, lugares sin cofradías o con una
cofradía con escaso o ningún dinero. Por ejemplo, en Ziracuareti-
ro, además de la república y el prioste de la cofradía de la Concep-
ción, se escogían cinco mayordomos para encargarse de cinco
fiestas distintas. De su propio peculio o de contribuciones de los ha-
bitantes, cada mayordomo tenía que aportar 21 pesos para costear
la fiesta que le tocaba. Entre 87 pueblos de indios visitados por el
comisionado, se informaba sobre seis poblaciones donde había
mayordomías individuales; tres de estos poblados no contaban con
cofradías, uno tenía una cofradía pobre, pero dos, Uruapan y Ta-

Colección de acuerdos, 1868, vol. 2, p. 310. AGN, Indios, vol. 74, f. 240; vol. 76, f. 180.
191
Cálculo basado en datos sobre el número de tributarios y cantidad de obvenciones
192

parroquiales en unos noventa pueblos. Inspección ocular, 1960, passim. Tutino, 1976, p. 184.
330 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

cámbaro, poseían cantidades fuertes en sus cajas de comunidad y


cofradías que financiaban las fiestas principales. Sin embargo, ade-
más de estas celebraciones, nombraban mayordomos para patroci-
nar otras. 193
Se utilizaba una variación de la mayordomía individual en tres
lugares carentes de cofradías; "todo el común y el prioste, mayordo-
mo y capitanes que nombran para cada una de las festividades" se
encargaban de entregar al sacerdote los fondos para las obvencio-
nes parroquiales y costear los festejos. Ario, pueblo mediano con al-
to ingreso gracias al arrendamiento de terrenos comunales (más de
mil pesos), pero sin cofradía, nombraba un prioste, un mayordomo
y un fiscal para colectar entre los habitantes 75 pesos, 58 pesos y 78
pesos respectivamente para las celebraciones, además de dos ma-
yordomos para la danza de moros y soldados, quienes también do-
naban personalmente 50 pesos cada uno para la fiesta titular.
Posiblemente esta manera de financiar los festejos surgió debido a
las limitaciones que impusieron los contadores, los subdelegados y
el intendente en el uso de los fondos comunales. Una quinta pobla-
ción que practicaba este tipo de mayordomía colectiva era Zipiajo
que tenía una cofradía con moderado ingreso. 194
Otra forma usada en Michoacán, similar a la mayordomía indivi-
dual para una fiesta específica, era el puesto de "capitán" de los sol-
dados y moros. En varios pueblos se constataba que el "capitán"

193 Inspección ocular, 1960, pp. 102-106 y 113. De un total de 87 pueblos visitados por el
comisionado, había mayordomos de fiestas específicos en cuatro: Zurumacapio, Tingamba-
to, Ario, Ziracuaretiro. Inspección ocular, 1960, pp. 102-113 y 164. La encuesta incluía 92 luga-
res pero cuatro eran de mulatos y otro no aparece como pueblo formal en las cuentas de
Propios y Arbitrios. AGN, Ayuntamientos, vol. 181, exp. 8. Había cinco lugares donde tres per-
sonas financiaban fiestas y obvenciones: Quinceo, Arontepacua, Cheranátzicurin, Zipiajo y
Ario, pp. 43, 73, 74, 82, 151. En Michoacán el título del jefe de la cofradía era "prioste"; en
otras partes solía ser "mayordomo". Por eso, los documentos para Michoacán hablan de "ma-
yordomo" cuando es una persona que actúa individualmente para promover la celebración
de una fiesta. Se puede distinguir entonces entre "mayordomía individual" y priostes de co-
fradías que tal vez hacían recolectas pero como parte de su papel en la administración de la
cofradía. En el arzobispado de México es dificil saber si el mayordomo era de cofradía o
nombrado para financiar la fiesta de un santo específico. En Oaxaca los documentos hablan
de muchas cofradías en una sola parroquia, cada una con su mayordomo y patrimonio de ce-
ra, ganado y a veces tierra. Parece que la mayordomía individual en la diócesis de Oaxaca no
era común, con la posible excepción de la región cercana a Antequera.
194 Ziracuaretiro, Zurumacapio, Tingambato, Uruapan, Ario. Inspección ocular, 1960, pp.
103, 104, 106, 109, 149.
LOS GASTOS AUTORIZADOS 331

pagaba al sacerdote y los costos de alquiler de los vestidos de la dan-


za, la música y la comida, usando principalmente su propio dinero. 195
Informes de los párrocos de alrededor de 140 pueblos en 15 sub-
delegaciones de Oaxaca, no mencionaban en 1803 el financiamiento
individual de fiestas religiosas, sino su sostenimiento por medio de las
cajas de comunidad, cofradías y hermandades, aunque en varios casos
probablemente la "hermandad" consistía en una sola persona. 196 En
la intendencia de México se ha encontrado poca información sobre la
existencia de las mayordomías. En una ocasión el arzobispo, durante
la visita pastoral de 1780 por la región de Actopan, mencionaba:

Hay algunas otras obras pías que llaman hermandades pero en reali-
dad no lo son, pues se reducen a nombrar mayordomos de algunos
santos y misterios de Nuestro Señor Jesucristo y su Santísima Madre,
los cuales para ayuda de los costos de las funciones, piden limosna con
licencia del cura pero no hay libros ni otra formalidad.

Añadía que a veces "como las limosnas que recogen son cortas,
tienen los mayordomos que sufrir algunos gastos pero es carga que
se reparte entre muchos y la llevan voluntariamente". 197 En vista de
que en los documentos de las visitas pastorales realizados entre
1770 y 1796 no se volvía a hablar de esta manera individual de cos-
tear una fiesta, parece (debido a que no se menciona en las visitas
pastorales) que al final del siglo XVIII la mayordomía no era muy co-
mún en la parte central del virreinato, ya que casi todas las herman-
dades poseían dotaciones de tierras o ganado para financiar las
actividades religiosas.

195 La encuesta informa de lugares donde se realizaba la danza de moros y soldados, que

en otras regiones era llamada de "moros y cristianos", y hace mención de otros pueblos don-
de posiblemente se presentaba el baile, ya que se refieren a los "capitanes". Inspección ocular,
1960, pp. 102-109.
196 Bergoza, 1984, passim. La encuesta en el apartado número cinco pidió datos "De las

cofradías que hay en todos ellos y de sus caudales o fondos, en qué consisten, cómo se mane-
jan, cuál es su inversión". No preguntaba sobre hermandades, obras pías ni mayordomías,
aunque casi todos los párrocos proporcionaban información sobre cofradías y hermandades.
No mencionaba mayordomías, lo cual nos hace concluir que no había. Sin embargo, debido
a que no pidió explícitamente datos sobre mayordomías, posiblemente había pero los párro-
cos no las incluyeron en los informes.
197 Esta cita implica que existía en 1780 el concepto de "mayordomía individual" que ayudaba

a financiar con colectas entre los habitantes la celebración de un santo, pero que lo llamaba, to-
davía, "hermandad" u "obra pía". Santa Bárbara Lagunilla, AHAM, Libro de Visita, vol. 22, ff. 35v-36.
332 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

Las repúblicas encontraron una forma más para no disminuir


las celebraciones tradicionales; ésta fue la de desobedecer los regla-
mentos. Esto era más factible durante el periodo comprendido en-
tre 1773 y 1786, cuando el contador Gallarreta y sus dos ayudantes
se preocupaban más por elaborar reglamentos para los pueblos in-
dios en los confines de la Audiencia de México que en revisar los es-
tados financieros de los poblados. Durante 13 años Tepetlaostoc, a
pesar de las prohibiciones establecidas en su reglamento, seguía
costeando con fondos comunales la comida de los pobres el Jueves
Santo y gran cantidad de cera para el monumento. Cuando en 1791
un nuevo subdelegado reclamó estos gastos se le contestó que de
dicho recorte

nunca se hizo aprecio porque .como se está viendo, es muy corta asig-
nación ... para el debido ornato del Sagrado Depósito en el Monumen-
to ... razón que hay para no observar el reglamento así en esto, como
en no omitir otras erogaciones que prohíbe y se han continuado por
una racional costumbre. 198

El gobierno, tal vez a sabiendas de que el virrey Revillagigedo


quería expedir nuevos reglamentos según la Ordenanza de Inten-
dentes, ordenó: "No innove por ahora en la extracción de la canti-
dad que haya sido costumbre". Con este permiso, Tepetlaostoc
pudo continuar con sus tradicionales gastos de Semana Santa otros
15 años, ya que no se expidió el reglamento interino, según la Or-
denanza, hasta 1808, el cual redujo el desembolso para Semana
Santa a 25 pesos. 199
Otros lugares en la intendencia de México donde las repúblicas
efectuaron gastos no autorizados durante varios años fueron Tixtla,
Totolapa (Chalco), Chiconautla (Ecatepec) y especialmente en los
cuatro pueblos más grandes de Otumba donde, entre 1794 y 1809,
a pesar de frecuentes regaños de los subdelegados y de los contado-
res, se gastaba casi todo el ingreso anual. El subdelegado se quejaba
de los indios de Ostoticpac, debido a que "tienen por carácter re-
girse más por costumbre que por la razón y que le es violenta cual-
quier limitación". De hecho los gobernadores sí se guiaban por la

198 AGN, Archivo Histórico de Hacienda, vol. 1111, exp. 9, ff. 3-21.
199 AGN, Indios, vol. 78, f. 114. Terán, 1995, p. 101.
LOS GASTOS AUTORIZADOS 333

razón, ya que sabían que probablemente podrían seguir costeando


durante varios años lo que ellos consideraban necesario sin que los
contadores lograran percatarse o recuperar las cantidades indebi-
damente gastadas. Cuautlacingo, a pesar de haber recibido un re-
glamento de la Contaduría en 1775, reglas prelíminares en 1794 y
el reglamento interino en 1806, sólo obedeció las restricciones al
principio, pero con el tiempo aumentó sus erogaciones y redujo la
cantidad que entregaba como ingreso a la caja de comunidad. De
esta manera podía disminuir en algo el efecto restrictivo de los re-
glamentos.200

CUADRO 56
Cuentas de Cuautlacingo (en pesos), subdelegación de Otumba

1704 1776 1777 1794 1806

Ingreso 75 198 310 206 (Según reg. 233)


Gasto 75 -
198 110 212 156
Sobrante o o 200 51 96

En otras regiones algunos pueblos tampoco seguían los regla-


mentos, como en Tabasco, donde las erogaciones estaban "en po-
der de los indios, gastando a su arbitrio sin dar cuenta a nadie de su
inversión". En Totomehuacán, lugar cerca de Puebla, se obserVa.ba
que "se datan los gobernadores de varias partidas que no están asig-
nadas en su reglamento". Dos pueblos en Michoacán también hacían
caso omiso de los reglamentos. Por casi 20 años, Cutzio no obede-
ció la regla formulada por el contador Gallarreta, pero en 1797,
con el nuevo reglamento interino y conforme a la Ordenanza de
Intendentes tuvo que restringir los gastos. Capula, a su vez, levanta-
ba una representación en contra de las limitaciones del reglamento
de Contaduría, alegando que violaba acuerdos anteriores hechos
con su párroco referentes al costo de las funciones religiosas. Debido
a que las autoridades epistopales apoyaban al sacerdote y al pueblo,
el gobierno tuvo que ceder y permitir las erogaciones tradicionales.

200 Chávez Orozeo, 1954, pp. 54-74. AGN, Propios y Arbitrios, vol. 9, ff. 12-22; Archivo Histó-
rico de Hacienda, vol. 386, exp. 3; vol. 440; Indios, vol. 79, f. 33. Molina Ruiz, 1983, pp. 11-19.
334 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

En la intendencia de México los ministros de Real Hacienda pidie-


ron en 1807 la expedición de un mandato a los párrocos "para que
se abstengan de producir escritos contra los reglamentos y mucho
menos de influir en los indios su inobservancia"; el fiscal de Real
Hacienda opinó que dicho mandato sería inconveniente y no se ex-
pidió.2º1
Al llegar 1805, el contador de Propios y Arbitrios, Manuel Savi-
ñón, en un largo informe sobre la administración de los bienes de
comunidad en todas las intendencias del virreinato, explicaba que
todavía existía resistencia al cumplimiento de las limitaciones en el
gasto religioso:

Tampoco se les permite el que puede invertir el importe de los arren-


damientos en fiestas de iglesia, aunque algunos de los curas y aun los
propios indios suelen pretenderlo, queriendo gastar más de lo que pa-
ra estos fines les está concedido por el reglamento".2o2

Gastar más de lo autorizado pudo haber sido común aun des-


pués de 1787 en regiones con menor control de los contadores de
provincia, como Oaxaca, Puebla y Veracruz, pero después de 1790,
esta práctica probablemente disminuyó en las intendencias de Mi-
choacán, Guadalajara y Yucatán, ya que los reparos del gobierno
exigían a los gobernadores indios reponer lo indebidamente gasta-
do. No fue sino hasta 1808 que esta estricta fiscalización alcanzó a
las subdelegaciones de la intendencia de México, donde vivía lapo-
blación indígena más numerosa.
Los reglamentos interinos al final del siglo XVIII hacían a veces
explícita una restricción que estaba implícita en todos los regla-
mentos desde 1773: al enumerar los gastos festivos permitidos, se
extinguía la práctica de los pueblos sujetos de la contribución a las
celebraciones de Corpus Christi y Jueves Santo en la cabecera. Los

201 Terán, 1995, pp. 85-88, 187. AGN, Indios, vol. 75, f. 26; Civil, vol. 2151, exp. 7, f. 2,
1793; Historia, vol. 499, f. l 7lv. El párroco de Otumba y otros sacerdotes de la intendencia de
México protestaron que los reglamentos, al restringir los gastos para celebraciones religiosas
violaban "la antiguadísima costumbre [de] inmemorial tiempo a esta parte", y "el directorio
que rige en esta parroquia ... sujetando en un todo el compromiso que celebraron desde el
año de 1767". Los ministros de Real Hacienda se quejaron de las "injurias de los señores cu-
ras" y el fiscal comentó que "no era ésta la vez primera que se estampaban estas proposicio-
nes contra los reglamentos de los pueblos". Molina Ruiz, 1983, pp. 14, 17-19.
202 AGN, Consolidación, vol. 10, ff. 494v-495.
LOS GASTOS AUTORIZADOS 335

reglamentos de Tlaltenango, Zacatecas, expedidos en 1802, supri-


mían la contribución de los poblados pequeños para costear la cera
que se utilizaría en el monumento de Tlaltenango. Igualmente en
Tlazazalca, Michoacán, se aprobó la extinción de la obligación de
los indios de Penjamillo de "asistir y hacer coro" en la cabecera pa-
ra la fiesta de Corpus.2°3 Sin embargo, parece que la costumbre de
exigir la ayuda de los pueblos pequeños para algunas festividades
de la cabecera persistía en las regiones pertenecientes al Marquesa-
do del Valle, tales como Cuernavaca y Toluca.204
Las finanzas de las celebraciones religiosas costeadas por las cajas
de comunidad (antes de las restricciones impuestas por los regla-
mentos) revelan dos puntos: los pueblos gastaban sumas importan-
tes en las fiestas y más de la mitad de este gasto se empleaba en
actividades complementarias a las ceremonias sacras: cohetes, velas,
flores y música, pagados con fondos comunitarios, y danzas y comi-
das, a veces costeadas por la caja pero generalmente por derramas
o cofradías. 2º5
Al disminuir la suntuosidad y el número de las fiestas sostenidas
por las cajas comunales, los sacerdotes pudieron ver reducida una
de sus fuentes de ingreso. En 1793 el presbítero de Jiquipilco en Ix-
tlahuaca recibió 4 7% de su ingreso de las colectas dominicales,
40% de las ceremonias que realizaba en relación con las fiestas reli-
giosas y 13% de las obvenciones parroquiales por la administración
de los sacramentos. Para cada fiesta se acostrumbraba dar entre tres
y cinco pesos al sacerdote. 206 Los indios perdieron también con los
reglamentos porque no podían usar el dinero comunitario para las
actividades que acompañaban las celebraciones y tenían que buscar
fuentes alternativas. Feligreses y párrocos se oponían a los reglamen-
tos y las autoridades de la intendencia de México insinuaban que los
motivos de las repúblicas para protestar eran poco nobles y probable-
mente instigados por los sacerdotes: "No queremos pensar aun remo-
tamente que haya intervenido seducción en los indios por los que

º
2 3 AGN, Indios, vol. 83, f. 242. Terán, 1995, p. 243. AJEO, Villa Alta, Civil exp. 1425.
204 AGN, Hospi,tal dejesús, vol. 309, exp. 6, f. 20; Clero Regular y Secular, vol. 84, f. 94.
2º5 Análisis de la cuenta de Ostoticpac, Otumba. El gasto más cuantioso fue para el maes-

tro de escuela, luego para las actividades complementarias para las fiestas y después para las
obvenciones entregadas al sacerdote en las celebraciones. El gobierno se opuso a las eroga-
ciones para fiestas. Molina Ruiz, 1983, pp. 11-19. Chávez Orozco, 1954, pp. 45-53.
200 Taylor, 1996, p. 142.
336 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

quedan privados de obsequios y regalos de costumbre". Además, se-


gún el asesor del virrey, los sacerdotes no estaban buscando "el verda-
dero bien y felicidad de sus feligreses" al oponerse a los reglamentos
que eran "tan justos a todas luces y conformes a las religiosísimas y
piadosas intenciones de nuestro soberano". 207 Desde 1777, cuando se
comenzaron a limitar los gastos de los fondos comunales en Yi.Icatán,
las personas que anteriormente habían recibido pagos, "hacían resis-
tencia, el indio y cada uno de los agraciados".2os
Las cuentas globales de cuatro intendencias muestran el crite-
rio que operaba en la primera década del siglo XIX: la escuela era
más importante que la fiesta religiosa; la obtención de un caudal so-
brante tenía prioridad sobre la escuela y la fiesta, y las exigencias fi-
nancieras de la monarquía predominaban sobre las necesidades de
los pueblos en lo referente al uso del dinero sobrante.

2o7 AGN, Real.es Cédula.J Original.es, vol. 231, f. 119v. Molina Ruiz, 1983, p. 19.
208 El Fénix de la Libertad, 5 de abril de 1849.
V. LA EDUCACIÓN EN LOS PUEBLOS

Generalmente se ha considerado que la educación indígena en


Nueva España al final de la Colonia era casi inexistente o que era
impartida predominantemente por la Iglesia. 1 Estas afirmaciones
no reflejan la realidad educativa de los pueblos de indios en las últi-
mas cuatro décadas del virreinato.
Las escuelas de primeras letras en más de mil pueblos de indios
eran sostenidas por las cajas de comunidad y por los padres de fa-
milia. Después de la promulgación de los reglamentos de los bienes
de comunidad, sólo en algunos casos aislados el párroco pagaba al
maestro o los frailes ofrecían enseñanza a los indígenas.
¿Cuál fue la actitud de los indios frente a la fundación y funciona-
miento de las escuelas? La respuesta está íntimamente ligada con la
forma de financiamiento utilizada para cubrir el salario del maestro.
Si los padres de familia tenían que contribuir con dinero propio para
el pago, presentaban quejas y oposición. Si la caja de comunidad fi-
nanciaba el sueldo magisterial, casi no había resistencia a la escuela.

1 Rivera Cambas, 1964, vol. 3, pp. 98, 102. Aguirre Beltrán, 1991, p. 49. La-

rroyo, 1967, pp. 41, 206. "Educación", 1978, p. 544. Cantón Rosado, 1943, p. 34.
Yo también escribí en 1985 (publicado en 1994) que había pocas escuelas en el
campo. Tanck de Estrada, 1994a, vol. 1, pp. 126-127. En la Instrucción para sus suce-
sores, el virrey Revillagigedo escribió en 1794: "Más hay que adelantar en México en
aquella parte de policía que mira a la mejora de las costumbres y educación del
pueblo: se han tomado varias providencias en el tiempo de mi mando, para el es-
tablecimiento de escuelas de primeras letras, así en esta capital, como en varios
pueblos: que son de Santiago, Huatusco, Tepic, Santa Ana Azacán, la parroquia de
San Sebastián de Querétaro, Tepetlaostoc, en la villa de Santiago, en el pueblo de
Tequisquiapan, en el de Acotepec, en la ranchería de San Felipe, en el de Cosco-
matepec y en el de Chocamán".
No todas de las 12 escuelas eran "nuevas" sino solamente recibían una "nue-
va" forma de financiamiento de las cajas de comunidad. Los contemporáneos sabían
de este informe de Revillagigedo, aunque no fue publicado hasta después de la In-
dependencia. Revillagigedo, 1966, p. 186. Guridi y Alcocer, 1984, p. 58.

337
338 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

ÜPOSICIÓN A lA ESCUELA

En los pueblos donde los habitantes sostenían la escuela con sus


aportaciones, cada familia debía aportar mensualmente medio real;
esto es, seis reales al año. Para un hombre indígena esta contribu-
ción a la escuela representaba un aumento de 33% en sus "impues-
tos", ya que cada tributario tenía que entregar anualmente 18 reales
al gobierno: 15 1/2 reales en tributo, medio real de hospital, medio
real de ministros (del Juzgado de Indios) y uno y medio reales a la
caja de comunidad. 2 Debido a esta situación, casi todas las quejas de
las autoridades eclesiásticas y civiles referentes a la "repugnancia"
de los indios hacia la escuela se referían, de hecho, a la oposición de
los padres de familia al gasto que implicaba el pago del maestro. El
párroco de Tlaquiltenango, cerca de Cuernavaca, explicaba la difi-
cultad para recolectar de los indios la exacción para el preceptor,
''ya por la pobreza y miseria de algunos indios, ya por la desidia de
los gobernadores, ya, últimamente por la repugnancia que les causa
la paga de las escuelas". En Oaxaca el sacerdote explicó en términos
parecidos que la escasez de recursos de los indios hacía imposible el
sostenimiento de los maestros y el "aborrecimiento con que miran y
apetecen dicha escuela". No enviaban sus hijos a estudiar "so pretex-
to de no tener medio real por mes para el maestro". 3
Los sacerdotes locales frecuentemente informaban que había opo-
sición de los indios al pago de la escuela. Esto se debía al hecho de que
en muchos lugares el párroco dirigía la colecta dominical después de
la misa (la "dominica"), la cual se utilizaba no sólo para costear las fies-
tas religiosas y las obvenciones parroquiales y ornamentos para la igle-
sia, sino además para el gasto nuevo y adicional del preceptor. En otros
lugares, los gobernadores del pueblo ayudaban en la dominica o iban

2 El pago acostumbrado era medio real cada mes. Algunas excepciones se pre-
sentaron en los pueblos de las Cuatro Villas de Oaxaca, dos reales cada mes; un real
cada mes, Chietla (Puebla), Caguaca (Teococuilco, Oaxaca), Zitlaltepec (Zum-
pango). AGN, Hospital de jesús, vol. 110, exp. 6, f. 41; Historia, vol. 495, f. 212; Indios,
vol. 76, f. 69. Bergoza, 1984, p. 156. Yuste, 1985, pp. 112-115.
3 AGN, Hospital de jesús, vol. 110, exp. 9; exp. 10, f. 8; vol. 373, exp. 5; Historia,

vol. 494, ff. 15, 18-20; vol. 495, f. 67v. Bergoza, 1984, pp. 68, 156, 304, 381. Una ex-
cepción a esta situación ocurrió en Tzintzuntzan, Michoacán, donde en 1789, a pe-
sar de que la caja de comunidad pagaba 60 pesos anuales al preceptor, los niños
no asistían a la escuela. Inspección ocular, 1960, p. 34.
LA EDUCACIÓN EN LOS PUEBLOS 339

de casa en casa recogiendo los fondos. Si los indios no querían o no


podían contribuir, rehusaban entregar el medio real y así lograban
"aburrir" al maestro hasta que abandonara el lugar por falta de sus-
tento. En casos extremos, al pedir el gobernador la contribución "las
mujeres les llenan de injurias" o los habitantes iban "maltratando a los
que recaudan el mesío que deben pagar para la subsistencia de los
maestros". Los indios insultaban al preceptor, lanzándole

aprobios, tratándole de hambriento y limosnero, con otros dicterios


semejantes a éstos ... Le mandan se vaya de su pueblo, que no lo nece-
sitan y procuran aburrirle de todos modos [y] los maestros compeli-
dos a la hambre se vean precisados a retirarse: este arbitrio siempre les
sale bien porque siendo la hambre tan poderosa, las más fuertes pla-
zas del universo no pueden resistir sus temibles asaltos. 4

Mezcladas con la causa principal de oposición -la económica-


se perfilaban dos quejas adicionales, que tal vez tenían que ver con
la falta de asistencia. La primera se debía a que la enseñanza se im-
partía en una lengua extraña para muchos de los niños, la castella-
na. La segunda, expresada con más frecuencia que la resistencia a
un idioma foráneo, era no querer enviar a sus hijos a la escuela por-
que se perdía la ayuda de los muchachos en las faenas agrícolas.
Especialmente entre 1753 y 1772, las autoridades eclesiásticas
promovieron las escuelas para que los indígenas dejaran de hablar
su idioma nativo y aprendieran el español. Varios obispos afirma-
ban que sólo en castellano se podrían expresar con exactitud los
misterios de la fe y que era necesario suprimir las lenguas autócto-
nas que consideraban "bárbaras, pobres y oscuras ... que más pare-
cen ahullidos, silbos, balidos y mugidos de bestias". A esta opinión
del obispo de Puebla, expresada en 1769, el arzobispo de México
añadió: "Así como su nación fue bárbara, lo fue, y es su idioma". 5
Por la parte gubernamental, junto con la instrucción en castellano
iba una actitud de paternalismo (en el mejor de los casos) y de im-
posición cultural. En la práctica, especialmente en lugares donde el
sacerdote hablaba la lengua local, la enseñanza a menudo se impartía

4 AGN, Bienes Nacional,es, vol. 614, exp. 50, 1802; Hospital de jesús, vol. 110, exp.
10, f. 8.
5 Fabián y Fuero, 1770, p. 118. Lorenzana, en Vera, 1887, vol. 1, pp. 220-227.
340 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

en dos idiomas, el nativo y el castellano. Durante todo el periodo


existió la esperanza entre las autoridades de que las escuelas de len-
gua castellana lograran un acercamiento entre los indios y los blan-
cos, el uso de una lengua común, "la lengua del imperio'', y el
cambio en las costumbres de los indígenas,

para su mayor bien y que sus hijos no solamente consigan el hablar


con algún despejo el castellano y educarse con alguna más civilidad ...
sino lo que es más principal, que se instruyan radicalmente en los mis-
terios fundamentales de nuestra sagrada religión.

Varios pueblos no querían un preceptor español sino un indio,


debido a "la repugnancia que les asiste de admitir otros vecinos que
no sean de su propia naturaleza". Por eso los padres no enviaban a
sus hijos "porque el maestro no les enseña en el idioma mexicano y
el maestro no les enseña en dicho idioma porque el rey manda ten-
ga escuela en que aprendan el castellano". 6
Además de la carga monetaria que les ocasionaba el salario del
preceptor, la escuela causaba otra pérdida económica: la falta de
ayuda de los niños para el trabajo del campo. Tanto en Huejotzingo
como en Charo, lugares donde fueron establecidas algunas escue-
las en la década de 1770 se observaba este problema.

Los indios, afianzado su caudal más que en su propio trabajo, en el servi-


cio que les hacen sus hijos desde la pequeña edad de cinco años en que
les aplican a guardar sus cerdos, gallinas, burros y bueyes, cuidando sus
cortas siembras del perjuicio de estos animales y suministrando a sus pa-
dres la comida en el trabajo y habiendo de separarse de dichas cosas por
la diaria concurrencia a las escuelas, estos mismos indios que antes eran
beneficiarios y útiles a sus padres, les serán perjudiciales y gravosos.

Por eso, "estos naturales les han estado demasiadamente opues-


tos a dicho establecimiento porque los padres ocupan a sus peque-
ños hijos en el cuidado de sus sementeros y animalitos". 7

6 AGN, Historia, vol. 495, f. 297v; Propios y Arbitrios, vol. 23, f. 85. Bergoza, 1984,

pp. 223, 356. En la ley educativa de Escocia en el siglo XVIII se declaraba que "la
lengua inglesa debe remplazar universalmente la lengua céltica porque es una de
las causas principales por la perseverancia de la babarie y falta de civilización entre
los habitantes de las montañas y las islas". Graff, 1987, p. 247.
7 AGN, Historia, vol. 494, ff. 343-349; Hospital de jesús, vol. 373, exp. 5. Se infor-
LA EDUCACIÓN EN LOS PUEBLOS 341

En ocasiones escondían a sus niños varones cuando el maestro


iba a las casas para buscarlos; a veces, en pueblos próximos a los in-
genios de azúcar, los padres preferían que sus hijos trabajaran "más
bien por interés de medio o un real que puedan adquirir diario que
lo que puedan aprender en la escuela". 8

ESCUELA DE DOCTRINA CRISTIANA Y ESCUELA DE LENGUA CASTELLANA

Sin embargo, a mediados del siglo XVIII, el permitir que los hijos sa-
lieran diariamente del hogar para recibir enseñanza no era una
práctica desconocida para las familias indias. Desde el siglo XVI exis-
tían escuelas de doctrina cristiana donde los sacerdotes o maestros
indios instruían cada día a los jóvenes en las oraciones y el catecis-
mo. Los franciscanos en Tenancingo hacia 1743 organizaban esta
actividad catequística

instruyendo y enseñando el cura ministro a los pequeños indizuelos e


indizuelas la doctrina cristiana desde las seis horas de la mañana hasta
más de las nueve con la asistencia del fiscal y los zagalejos grandes vie-
nen al convento a la oración de la noche y se les enseña en él las ora-
ciones hasta cerca de las siete y ocho de la noche. 9

Veinte años después el capuchino Francisco de Ajofrín descri-


bió la costumbre de las parroquias en el obispado de Oaxaca:

mó en Yucatán sobre el trabajo de los niños con sus padres "pues los varones les
ayudan desde chiquillos a sus trabajos, según la edad, ya en la milpa, en traer leña,
etc." Rubio Mañé, 1942, p. 260. Se ha notado en referencia a la educación en Ale-
mania y Francia durante el siglo XVIII que "la apatía hacia la escuela era una actitud
racional para la mayoría de las familias. Los campesinos en todas partes dependían
del trabajo de los hijbs en diferentes temporadas. Si tenían que pagar al maestro,
esto significaba una presión sobre el presupuesto familiar." Cita de Mary Jo May-
nes en Graff, 1987,p. 182
8 AGN, Historia, vol. 495, f. 296; vol. 496, f. 263v. Taylor, 1996, p. 710, nota 138.

Otros ejemplos del trabajo de los niños como impedimento para su asistencia a las
escuelas en Bergoza, 1984, p. 80. AGN, Propios y Arbitrios, vol. 23, f. 86; Hospital de je-
sús, vol. 110, exp. 12; vol. 309, exp. 6. En Guatemala una encuesta sobre las escue-
las realizada entre 1768 y 1772 proporcionó datos parecidos sobre oposición a la
escuela. Solano, 1974, pp. 254-301. En Tepalcingo, Cuernavaca, ni los niños indios
ni los españoles asistían a la escuela. AGN, Hospital de jesús, vol 110, exp. 11.
9 Rel,aciones geográficas, 1988, vol. 1, pp. 163-164.
342 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

Cerca de la iglesia, en todos los pueblos hay un portal mayor o menor a pro-
porción de los vecinos, que llaman escuela, donde se juntan todos los días
por tarde y por mañana a repasar las oraciones y doctrina cristiana todos los
muchachos y muchachas con separación hasta que toman estado. Asisten
a la escuela uno o dos fiscales o un fiscal y un topile, que son maestros. 10

En Yucatán la tradición de la instrucción religiosa diaria, gene-


ralmente en la lengua maya, estaba muy arraigada. Hacia 1790, el
subdelegado informó que

los hijos de los naturales del asiento de los pueblos, de uno y otro se-
xo, han acostumbrado hasta el presente concurrir diariamente al atrio
de la iglesia, con inmediación a la puerta principal, para su enseñanza
de la doctrina cristiana, dos horas de la mañana.

Impartían las clases "los maestros de capilla que son unos indios a
quienes sus curas destinan a este objeto para la educación de los natu-
rales; generalmente en todos los pueblos". A diferencia del resto del
virreinato, en la península yucateca se pagaba a los maestros de capilla
con fondos de las cajas de comunidad, "sin concurrir los padres curas
en cosa alguna". 11 Al norte de la ciudad de México, por Cuautitlán, los
fiscales enseñaban en los poblados chicos una hora, de seis a siete en
la mañana, para permitir a los niños volver a sus casas "el resto del
día... para ocuparse en lo que los padres los necesitan". 12
En todo el virreinato la enseñanza diaria de la doctrina cristiana
era una práctica muy común. Por eso el establecimiento de las es-
cuelas de lengua castellana no significaba un cambio total en la vida
de las familias sino una actividad educativa de mayor duración (va-
rias horas diarias en vez de una) y de más asignaturas. La escuela de
primeras letras iba tomando el lugar de la escuela de doctrina cris-
tiana en muchos pueblos. Algunas poblaciones, como Otumba, sos-
tenían dos escuelas, una de lengua castellana y otra de doctrina. 13

101\jofrín, 1964, vol. 2, p. 51.


11En Yucatán, a los maestros indios de cada parroquia que enseñaban música,
catecismo y a veces a leer, se les llamaba "maestro de capilla". No se les decía "maes-
tro cantor". Rubio Mañé, 1942, pp. 169, 194, 199.
12 AGN, Indios, vol. 79, f. 168. También había clases diarias de doctrina cristiana
en los pueblos de Sonora. INAH, Centro de Documentación, Sinawa, rollo 96, 15-
643.
13 AHAM, Liúro de Visita, vol. 26, f. 47v, 1790.
LA EDUCACIÓN EN LOS PUEBLOS 343

En pueblos pequeños seguía la enseñanza de la religión por los fis-


cales indios, a veces en español, a veces en la lengua indígena. 14 La
organización eficaz de la instrucción religiosa era conocida y admi-
rada en Guatemala, donde en 1770 se recomendaba "empadronar y
llamarlos por el fiscal en la puerta de la iglesia, como se practica en
el Reino Mexicano".15
Al llegar a 1771 se promovió oficialmente este cambio en la en-
señanza religiosa. El Cuarto Concilio Mexicano no mencionó la ins-
trucción diaria por maestros indios, sino solamente ordenó que
cada domingo los fiscales enseñaran a los muchachos la doctrina
cristiana por una hora antes de la misa y que

en las cabeceras de curatos ... se conservarán y donde no las hay se


pondrán, escuelas para que los niños de los indios aprendan a leer y a
escribir y la doctrina cristiana en lengua castellana ... y se procurará
evitar que haya maestros indios que solo enseñen en su idioma... Los
maestros harán rezar en voz alta a los niños las oraciones por el dicho
catecismo y según el mismo se los explicarán todos los días.

Se proponía transferir la instrucción catequística del sacerdote


y del fiscal al maestro de escuela.

Se ha experimentado que para enseñar a los indios la doctrina cristia-


na es necesario mucha paciencia en los párrocos y vicarios porque se
olvidan con facilidad de ella y el único remedio son los maestros de es-
cuela celosos que la enseñen en castellano. 16

Para finales del siglo XVIII todo el mundo -los indios, los sacer-
dotes, los obispos y los subdelegados- distinguía claramente la dife-
rencia entre las dos escuelas. Se usaban las palabras "maestro" y
"preceptor" para los que enseñaban en la "escuela", "escuela de len-
gua castellana" o "escuela formal", y se llamaba "doctrinero" y

14 Se mencionaba que en Telantongo (Oaxaca), Tlacolula (Huejutla) y Tlaco-


cumpa (Chalco) el maestro doctrinero enseñaba en el idioma indígena. Bergoza,
1984, p. 159. AGN, Archivo Histórico de Hacienda, vol. 397; Propios y Arbitrios, vol. 23, f.
60v. En otros lugares de Oaxaca (Teutila y Xalapa) se instruía en castellano. Ber-
goza, 1984, pp. 351, 356.
15 Solano, 1974, p. 255.
16 Concilio Provincial Mexicano IV, 1898, pp. 4 y ll8.
344 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

"maestro indio" a los que instruían en la "escuela de doctrina", "es-


cuela de rezar".17 La palabra "escuelero" se usaba indistintamente
para ambos instructores.
El gobierno reconoció este cambio en la situación cuando ela-
boró los reglamentos de los bienes de comunidad. En Yucatán se
comentaba que "con este nuevo establecimiento debe cesar, por
consiguiente, la obligación de los señores curas de poner maestros
de doctrina". Esta misma idea se divulgaba en la intendencia de
México donde la existencia de cientos de escuelas sostenidas por
fondos comunales significaba que quedaban "extinguidos los doc-
trineros porque el maestro de escuela será obligado a enseñar a los
niños del pueblo y de los barrios la doctrina cristiana y a leer y es-
cribir en el idioma castellano". 18 Varios reglamentos en la intenden-
cia de México ordenaban que en las localidades pequeñas donde
no había suficientes fondos comunales, los padres debieran pagar a
un doctrinero, y en los pueblos medianos y en los grandes, la caja
de comunidad habría de sostener a un maestro de escuela que en-
señaría la doctrina, a leer, escribir y contar. 19 Esta transferencia de
la enseñanza religiosa de la escuela de doctrina cristiana a la de pri-
meras letras se realizó durante 1797 en los poblados de la subdelega-
ción de Valles, región de parroquias franciscanas cerca de Tampico,
donde

17 Generalmente en los documentos no había confusión entre escuela de len-


gua castellana y escuela de doctrina cristiana. En las visitas pastorales del arzobispo
Núñez de Haro y Peralta se hacía la distinción entre "maestro de escuela" y "maes-
tro doctrinero". Algunos ejemplos en AHAM, vol. 26, ff. 41, 47v; vol. 27, f. 199v; vol.
28, f. 138; vol. 30, f. 159v. La encuesta del obispo de Oaxaca mencionaba la dife-
rencia entre escuela y doctrina. Ejemplos en Bergoza, 1984, pp. 130, 159, 304, 351,
356. Otros documentos con clara distinción entre los dos tipos de escuela: AGN,
Hospital de jesús, vol. 110, exp. 6; Indios, vol. 73, ff. 329, 332v; vol. 80, f. 310v; Propios
y Arbitrios, vol. 23, f. 60v; Archivo Histórico de Hacienda, vol. 397. La cédula del 30 de
diciembre de 1693 disponía que los indios debían enviar sus "hijos a la escuela e
l;iijas a la doctrina". AGN, R.eales Cédulas Original.es, vol. 25, exp. 80, f. 278.
18 Rubio Mañé, 1942, p. 255. AGN, Indios, vol. 79, f. 34v.
19 El artículo 4 del reglamento de la subdelegación de Chalco decía: "Y como

queda que la educación cristiana debe ser universal en todos los pueblos y en algu-
nos no puede costearse un maestro por lo muy escaso de los fondos comunes y por
el corto vecindario y miseria de los indios, se nombrará un maestro de buena con-
ducta, instruido en los dogmas de la religión y en el idioma castellano, turnando
por semanas o meses como los sacristanes, topiles y otros oficios consejiles para
que enseñe a los niños a lo menos de la doctrina cristiana". AGN, Indios, vol. 76, ff.
104-104v; vol. 78, f. l; vol. 79, ff. 43, 76v.
LA EDUCACIÓN EN LOS PUEBLOS 345

en todas las misiones se enseña diariamente la doctrina cristiana a los


niños jóvenes de ambos sexos separados unos de otros, por los maes-
tros de las escuelas establecidas y donde no las hay, se dedican a esta
función los fiscales de las iglesias. 2o

El cambio de la escuela de doctrina a la escuela de lengua caste-


llana significaba un cambio fisico en los pueblos: un nuevo espacio,
"la escuela" (en lugar de, o además de la localidad para la enseñan-
za religiosa).

ACEPTACIÓN DE ALGUNAS ESCUELAS DE PAGA

No todos los indios se oponían a pagar de sus propios bolsillos a los


maestros de escuela. Hubo, incluso, varios pueblos donde los pa-
dres de familia sostuvieron escuelas durante muchos años. Los per-
tenecientes a las subdelegaciones de Chietla (Puebla) desde 1774,
de Coatepec, desde la década de 1780 hasta el final de la Colonia,
tuvieron escuelas pagadas por los indios; el alcalde mayor describió
ésta en 1784 como una "costumbre que han observado muy anti-
cuada". Los indígenas del pueblo de Amecameca mantuvieron al
preceptor de primeras letras durante 28 años, a partir de 1768. En
1796 consiguieron la aprobación del virrey Branciforte para que la
caja de comunidad asumiera ese gasto. 21
Otro alcalde mayor, el de Cuitzeo de la Laguna en Michoacán,
expresaba admiración por los otomíes de Guacao que estaban "muy
bien inclinados al culto y siempre han tenido y mantenido maestro
para sus hijos". 22 Ellos le pagaban al maestro, ya que contaban con es-
casos fondos de comunidad. También impresionaba a la autoridad
local el sistema de "alguaciles de escuela" en los pueblos de Coate-
pec, quienes eran electos cada año para recolectar la donación para
la escuela y vigilar la asistencia de los alumnos. 23 Cerca de Tula los ha-
bitantes de San Marcos pagaban a dos maestros, porque el río dividía

2o INAH, Centro de Documentación, San Luis Potosí, rollo 42, informe del 17 de
febrero de 1797.
21 AGN, Historia, vol. 494, f. 15; vol. 495, f. 212; Indios, vol. 76, f. 137; vol. 79, ff.
71-84; Propios y Arbitrios, vol. 23, f. 71. AHAM, Caja 1770-1771.
22 AGN, Historia, vol. 495, f. 218.
23 AGN, Indios, vol. 79, ff. 71-84.
346 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

el pueblo y en tiempos de lluvias los niños no podían cruzar. 24 Duran-


te 19 años, empezando en 1771, los indios de Xecelchakán, en \úca-
tán, sostuvieron al mismo preceptor de primeras letras. 25 Asimismo,
todas las escuelas establecidas en los pueblos de las Cuatro Villas del
Marquesado del Valle, en Oaxaca, fundadas en 1770 y funcionando
en 1794, estaban financiadas por contribuciones de los indios.26 En
Ixtlán, Oaxaca, los padres de familia otorgaban su salario a algunos
indios fiscales que sabían hablar el castellano, leer, escribir y la doctri-
na cristiana para que impartieran clases a sus hijos; en Petapa los in-
dios tenían la costumbre de seleccionar ellos mismos al maestro, sin
la intervención del sacerdote, cuidando que fuera nativo del idioma
del lugar y pagarle un buen sueldo. 27 Durante por lo menos, 14 años,
los habitantes indígenas de San Gaspar Totoltepec (subdelegación
de Malinalco) no sólo financiaron de sus propios bolsillos una escue-
la de niños, sino que decidieron contribuir para sostener una escuela
para las niñas indias. En el pueblo de Anenecuilco, cerca de Cuautla,
los indígenas pagaban con su propio dinero el salario magisterial de
siete pesos al mes: en 1799 el maestro erajosé María Sánchez, y en
1807 Juan de las Casas. Por 32 años, a partir de 1776, los padres de los
niños, en Huascasaloya, Tulancingo, financiaban al preceptor sin
ayuda de la caja de comunidad. 28 Durante 24 años, los 800 indios de
Sochicoatlán (subdelegación de Yahualica, estado actual de Hidalgo)
pagaban al preceptor. Parece que aun antes de 1784 se había estable-
cido esta práctica, ya que el alcalde mayor informó que financiaban
la escuela para niños indígenas "por una inmemorial costumbre y vo-
luntad de los mismos naturales... enterados y satisfechos, aunque in-
dios, de lo muy poco que contribuyen para el bien que les resulta". 29
Estos ejemplos de los obispados de México, Puebla, Michoacán
Oaxaca y \úcatán sugieren dos cosas: que los indios no siempre se

24 Indios, vol. 80, f. 247.


AGN,
2s Rubio Mañé, 1942, p. 184.
26 AGN, Hospital de jesús, vol. 110, exps. 6 y 8.
27 Bergoza, 1984, pp. 71, 88. AJEO, Villa Alta, Civil exp. 57, 1805.
28 AGN, Indios, vol. 76, ff. 137-160; vol. 78, f. 52; vol. 80, f. 231. Sotelo lnclán,

1970, pp. 154, 164. Los habitantes de Anenecuilco, pueblo natal de Emiliano Za-
pata, seguían sosteniendo una escuela durante el siglo XIX; entre los maestros esta-
ba Emilio Vara, preceptor de Zapata. AHAM, Liúro de Visita, vol. 17, auto de visita de
Huascasaloya; vol. 27, f. 6lv.
29 AGN, Histuria, vol. 495, f. 283; Indios, vol. 74, f. 311; vol. 76, f. 137; Alca/,des Ma-
yores, vol. 11, f. 459; Civil, vol. 2132, exp. 20.
1A EDUCACIÓN EN LOS PUEBLOS 347

resistían a gastar su dinero en sostener la escuela, y que en algunos


lugares quizá los indígenas lo prefirieran porque así podrían influir
en la selección del maestro y en el enfoque de la enseñanza. Robert
Houston ha expuesto que en Escocia durante el siglo XVIII los cam-
pesinos de muchos lugares no querían enviar a sus hijos a las escue-
las gratuitas del gobierno porque en ellas se imponía el uso del
inglés en vez del gaélico y se inculcaban hábitos apropiados para
una emergente sociedad industrial. Para contrarrestar esto, los ha-
bitantes financiaban otras escuelas donde hubiera preceptores e
instrucción para sus hijos más acordes con sus propios valores. Posi-
blemente una actitud parecida existió en algunos de los lugares an-
tes mencionados y en la subdelegación de Tecali (Puebla), donde
había maestros indios en escuelas financiadas por los padres de fa-
milia y por las cajas de comunidad. 30

PETICIONES PARA SOSTENER ESCUELAS CON FONDOS COMUNALES

Durante cien años, entre 1691y1791, en diferentes periodos se


promovió el establecimiento de escuelas de primeras letras, finan-
ciadas con dinero de las cajas de comunidad. Hasta 1773 la iglesia y
los padres de familia fomentaban y sostenían estas escuelas. Luego
el Estado asumió el liderazgo como parte de la fiscalización de los
bienes de comunidad en los pueblos de indios, primero por los re-
glamentos elaborados por la Contaduría de Propios y Arbitrios y
después por los reglamentos interinos expedidos según la Orde-
nanza de Intendentes.
Al llegar al último decenio del siglo XVIII los gobernadores in-
dios, los sacerdotes y los subdelegados sabían que era un mandato
de las reales cédulas y la Ordenanza de Intendentes que las cajas co-
munales contribuyeran al salario del maestro de escuela. Varios
pueblos solicitaron permiso para usar dinero comunitario para el
preceptor y de esta manera lograron exonerar a los indios del gas-
to, muchas veces resentido y oneroso, de financiar la escuela.
Cuando los indígenas no querían o no podían pagar al maestro,
simplemente no le entregaban el dinero o no enviaban a sus hijos a

30 Houston, 1985, pp. 83, 235-239. AGN, Historia, vol. 496, ff. 161-164, 216; Civil,

vol. 1657, exp. 20, f. 20.


348 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

la escuela. Estas medidas, aunque criticadas por los sacerdotes y los


subdelegados generalmente no repercutieron en represalias.
Pero en Amecameca y en Tlacotepec, cerca de Toluca, se casti-
gó a los gobernantes indígenas porque no pagaron al preceptor. El
barrio de Tlahuilotlaca en Amecameca había apartado un terreno
en 1768 con la intención de que el producto de su arrendamiento
se utilizara para contribuir al salario del maestro. Al llegar 1781 se
suspendió el alquiler, en obediencia a una orden del virrey Mayor-
ga del 23 de febrero que prohibía el arrendamiento de propieda-
des comunales sin licencia del gobierno porque esto propiciaba la
enajenación de tierras a favor de los no indios. Los habitantes del
barrio, después de contribuir directamente en tres ocasiones al sa-
lario cesaron su aportación. Desde la cárcel los gobernadores expli-
caron su problema, al mismo tiempo que reconocían que la queja
del preceptor estaba justificada, aunque aclararon que se acostum-
braba pagar con el ingreso proveniente de la renta del terreno: de
ese dinero, "desde nuestros antecesores ha salido la paga de los ma-
estros de escuela y nunca ha salido de nosotros dicha paga". Sin em-
bargo, debido al mandato de Mayorga tuvieron ellos que asumir la
obligación de financiar al preceptor y con eso pudieron salir de la
prisión bajo fianza. 31
En la subdelegación de Metepec se responsabilizó en 1808 a los
dos gobernadores de Tlacotepec, Mariano Victoriano y Martín Lu-
ciano, por el incumplimiento del contrato que el cura, el goberna-
dor, el fiscal y el escribano de república habían hecho con el
maestro Vicente Obregón, "de común acuerdo y consentimiento
de los hijos y vecinos de nuestro pueblo ... no entrando en este com-
promiso los que no son indios". El abogado de los gobernadores
posteriores (quienes no participaron en el contrato) alegaba que
"la obligación es nula por haberse otorgado por unos indios y la
pensión se impuso sin conocimiento de causa y autoridad supe-
rior". Protestaban porque el subdelegado había embargado su ga-
nado para pagar al maestro y pedían "se desembargue el buey y no
se nos moleste por esta deuda notoriamente nula". Incidentes co-

31"Diligencias a pedimento de los naturales de la doctrina de Amecameca",


AHAM, Caja 1781-1782. En Panotla, Tlaxcala, el sacerdote informó en 1780 que los
indios habían comenzado a labrar tierras para pagar a un maestro. AGN, Propios y
Arbitrios, vol. 8, f. 142.
lA EDUCACIÓN EN LOS PUEBLOS 349

mo éstos aumentaron la tensión entre los indígenas y las autorida-


des locales. En otra región, la de Chalco, al subdelegado le impre-
sionaba el enojo de los moradores de varios pueblos al tener que
contribuir al sostenimiento de la escuela y recalcaba a sus superio-
res de la ciudad de México que él estaba "más cerca al fuego de los
clamores". 32
En la mayoría de los lugares, la resistencia al pago era pasiva; en
algunos las protestas eran más vehementes. Para ambos, sostener la
escuela con fondos de la caja de comunidad era una solución viable
al problema financiero. Como observó el alcalde mayor de Miahua-
tlán, Oaxaca, una vez asegurado que los sueldos se cubrirían por las
arcas comunales "a los pueblos se ha podido vencer en algo la resis-
tencia de los indios para mandar a sus hijos a la escuela". 33
Conseguir autorización para que las cajas de comunidad con-
tribuyeran al sueldo magisterial era la meta de pueblos donde los
reglamentos no permitían dicho gasto. Entre 35 solicitudes localiza-
das, ocho fueron hechas por los subdelegados, 13 por los indios y
14 por los sacerdotes. 34
Generalmente la autoridad civil local (alcalde mayor antes de
1786, subdelegado después de esa fecha) no iniciaba la petición, sino
que apoyaba la presentada por la república de indios o por el párro-
co. Algunos tomaban la iniciativa; en dos de los ocho casos se había
utilizado el dinero comunal para escuelas sin haber conseguido per-
miso, y por eso se encontraban en problemas legales y financieros.
Cuatro de las ocho peticiones se tramitaron sin mayor dificultad: de
Teremendo junto con San Nicolás Obispo (Huaniqueo, Michoacán)
en 1792, Cojamatlán (Zamora, Michoacán) en 1794, Taimeo (Tlalpu-
jahua, Michoacán) en 1807 y Zacualtipan (Meztitlán, intendencia de
México) en 1809. Los subdelegados opinaron que era necesario que

32 AGN,Historia, vol. 500, ff. 300-302; Propios y Arbitrios, vol. 23, f. 89.
33 AGN,Historia, vol. 495, ff. 98-101. También el alcalde mayor dejiquilpan opi-
nó que si no se pagaba con fondos comunales sería difícil fundar escuelas. AGN,
Historia, vol. 495, f. 295. El cura de Culhuacán comentó en 1775 que "con sólo no
pagar los indos al maestro, valiéndose para ello de dos mil pretextos, consiguen
con facilidad que no haya maestro que los quiera servir, por consiguiente ni escue-
la en que poder aprovechar". AGN, Ckro Regul,ary Secul,ar, vol. 84, f. 34.
34 Seguramente en los archivos locales de las 12 intendencias hay más ejem-

plos de solicitudes para usar fondos comunales en el pago del maestro. Estos 35 ca-
sos, sin embargo, muestran el conocimiento de la legislación sobre este tema y el
interés por tener escuelas financiadas por las cajas de comunidad.
350 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

se proporcionaran fondos comunales, porque depender de la contri-


bución de los padres de familia era un "medio menos seguro y subsis-
tente por la pobreza, descuido y omisiones de los indios ... su miseria
no se lo permite". El protector de indios, apoyó las solicitudes cuando
revisó los expedientes, y los contadores verificaron que había sufi-
cientes fondos. En el caso de Taimeo se autorizó recaudar dinero de
varios pueblos cercanos, práctica casi nunca permitida. Se asignaron
80 pesos, 60 pesos y 72 pesos a los otros tres pueblos. 35 Más complica-
dos resultaron los casos de Tetela-Xonotla (Puebla) y Paracho (Micho-
acán) donde los subdelegados, al escuchar las súplicas de los indios y
basándose en el espíritu de la legislación real, decidieron que había
suficiente dinero en las cajas para contribuir a los salarios de los ma-
estros sin que los reglamentos lo autorizaran. Entre 1792 y 1798 el
subdelegado de Paracho permitió erogar fondos comunales para es-
cuelas en pueblos que el reglamento de Gallarreta (expedido en
1784) no señalaba. 36 En 1801 el subdelegado de Tetela permitió gas-
tar todo el dinero de los 11 pueblos asentados en la jurisdicción para
el sostenimiento de las escuelas, aunque sólo tenía autorización pa-
ra dos lugares. A ambos subdelegados los contadores les hicieron "re-
paros" en sus cuentas y les prohibieron volver a erogar dinero sin
permiso. El contador Saviñón en México (a donde llegó el expedien-
te de Tetela) recalcó lo indebido de haber realizado esos gastos "olvi-
dándose con este hecho de que dichos bienes están dedicados a otras
atenciones de mayor gravedad y preferencia". En 1800 el subdelega-
do de Chiautla de la Sal pidió usar fondos de comunidad para "una
escuela y una amiga". En México las autoridades se opusieron por-
que el ingreso anual del pueblo sólo era de 79 pesos y si se pagaba al
preceptor, "entonces no les quedaría más sobrante que el de nueve
pesos". Se decidió conceder 40 pesos para la escuela.37
La octava petición fue hecha por el subdelegado de Malinalco,
a favor del pueblo de San Lorenzo Tescaliacac. Durante muchos

35 Terán, 1995, pp. 321, 336, nota 102. AGN, Historia, vol. 498, ff. 277-285; Tie-

rras, vol. 3027, exp. 19; Propios y Arbitrios, vol. 34; Indios, vol. 78, f. 239.
36 Terán, 1995, pp. 318-320.
37 Posiblemente los subdelegados tenían que reponer los salarios pagados a
los maestros sin autorización. AGN, Civil, vol. 1657, ff. 68-68v. El corregidor de To-
luca sugirió que se estableciera con fondos de la caja de comunidad una segunda
escuela de primeras letras en la ciudad de Toluca si la que existía en el convento
de los franciscanos no era suficiente. AGN, Hospital de Jesús, vol. 360, exp. 15, f. 12v.
lA EDUCACIÓN EN LOS PUEBLOS 351

años los 750 habitantes indios "conociendo lo útil que es el estableci-


miento de escuelas siempre han pagado de su propio peculio el ho-
norario del maestro de escuela hasta el presente año que por la
escasez de maíz se hallan los hijos del pueblo muy pobres". Se pidió
al virrey, con base en una circular del gobierno y en una cédula real,
que "se satisfaga de sus respectivas arcas de comunidad" el sueldo ma-
gisterial de 60 pesos anuales, además de cubrir los 18 pesos que se le
debían al preceptor. Los contadores decidieron que el ingreso anual
de 32 pesos no era suficiente para una erogación y sólo permitieron
utilizar 18 pesos para liquidar la deuda. El reglamento para los pue-
blos de Malinalco escrito en 1807 no autorizó ningún gasto y se ano-
tó que "seguía la escuela pagada por los padres de familia", pero en
1809 se asignaron 24 pesos para el sueldo del maestro. 38
Los indios pedían permiso al gobierno para usar sus fondos co-
munales en el mantenimiento de las escuelas. No sólo querían pa-
gar a los maestros por la educación de sus hijos sino (aunque no lo
dijeron explícitamente) deseaban utilizar algo de su propio dinero
para una actividad dentro de su pueblo, en vez de enviar los fondos
comunales afuera, a la capital de la intendencia, y luego a México y
a Madrid, como préstamos.
De 1786 a 1796, los indígenas de siete lugares solicitaron aplicar
sus caudales comunitarios al salario del maestro. El gobernador y
los naturales de Culhuacán solicitaron permiso para pagar la escue-
la con dinero comunal. Así apoyaron la petición que presentó su
párroco en 1775. Varios pueblos de Tlalpujahua expresaron esta
idea en 1788 cuando recibieron la visita del comisionado para revi-
sar los bienes de comunidad; pero debido al reducido ingreso
anual a sus arcas no se autorizó dicho gasto. 39
Como resultado de la solicitud del gobernador indio de Tequis-
quiapan, cerca de Sanjuan del Río, el virrey Revillagigedo en 1793
recomendó a la Junta Superior de Real Hacienda aprobar una ero-
gación para el maestro de 30 pesos al año provenientes de la caja de
comunidad. Desde 1789, por lo menos, cada padre de familia había
pagado al preceptor medio real al mes, pero en vista de que se con-
taba con 80 pesos en el arca, los indígenas pidieron se les otorgara

38 AGN,Histuria, vol. 500, ff. 285-290; Indios, vol. 78, f. 50. Molina Ruiz, 1983, p. 38.
39 AGN,Historia, vol. 494, ff. 399-401; Clero Regular y Secular, vol. 84, ff. 27-57. Te-
rán, 1995, p. 309.
352 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

parte para la enseñanza de niños y niñas. A pesar de que la autoridad


civil española del pueblo había proporcionado datos financieros in-
correctos, los indios aclararon el estado de cuenta y consiguieron
una dotación. Meses después, cuando Revillagigedo redactó su lar-
ga y conocida "Instrucción reservada" a su sucesor, incluyó entre 12
escuelas la de Tequisquiapan, dando a entender que él la había
abierto: "Se han tomado varias providencias en el tiempo de mi
mando para el establecimiento de escuelas de primeras letras, así
en esta capital como en varios pueblos, que son ... en el pueblo de
Tequisquiapan ... " De hecho, lo que hizo el virrey no fue "estable-
cer" una escuela, sino opinar favorablemente sobre la solicitud de
los indios para usar sus propios fondos comunales como contribu-
ción al salario del preceptor, que desde hacía tiempo había sido fi-
nanciado por las familias de los alumnos. 40
Cuando los indios de Tequisquiapan acudieron al intendente
de México, los de Soyatlán y tres pueblos más en la subdelegación
de Tlapa (Puebla), también por medio del mismo agente solicita-
dor de indios, José María de Arellano, pidieron usar fondos co-
munales para el maestro en vez de pagar seis pesos mensuales de
sus bolsillos. Indicaban que por ley el párroco debía enseñar la doc-
trina cristiana en recompensa por las obvenciones, y que según el
artículo 34 de la Ordenanza de Intendentes, para "que aprendan a
leer y escribir de sus arcas de comunidad deben salir estos gastos".
Alegaban que haber exigido seis pesos al mes y una fanega de maíz
a los padres de familia "ha sido un abuso de lo mandado que, por
falta de reclamo, no se había externado como debe". Mencionaban
que el artículo 34 ordenaba "excluirles los [gastos] que parezcan
excesivos" y pagar la escuela. Al informar sobre la solicitud, el cura
declaraba contra los gobernantes indígenas, acusando que la razón
por la que querían bajar el salario del preceptor no era por pobreza
sino para no tener un maestro exigente sino uno menos calificado
pero más condescendiente de los "excesos y desórdenes" de los ha-
bitantes. Anotaba que anteriormente estos pueblos y otros de Tlapa
habían presentado recursos en el mismo tenor a la Audiencia y al
virrey. No se oponía a que se pagara a los maestros de las cajas, pero

40 AGN, Historia, vol. 496, ff. 127-136v. Revillagigedo, 1966, p. 186. En 1809 el
reglamento autorizó una erogación anual de 50 pesos para el maestro de escuela.
AGN, Tierras, vol. 3569, exp. 9.
LA EDUCACIÓN EN LOS PUEBWS 353

recordaba que las arcas estaban vacías porque en obediencia a


una real orden se habían remitido todos los fondos a la lotería. Debi-
do al reducido ingreso anual, lo más probable es que no se aprobara
la petición y que los indios continuaran pagando a los maestros mien-
tras el sacerdote seguía quejándose de la conducta de sus feligreses. 41
Mejor suerte acompañó a los indios de Huixquilucan (subdele-
gación de Tacuba) porque contaban con mayor ingreso. Represen-
tados por el solicitador Arellano, mostraban que los padres de
familia habían sostenido la escuela con 32 pesos y el párroco con
64 pesos anuales, para un total de 96 pesos. Sin embargo en 1793,
cuando el sacerdote pidió al subdelegado aportar dinero comunal
al maestro, éste no accedió; por eso los indios acudieron al gobier-
no. En vista del ingreso anual de 176 pesos, se aprobó una eroga-
ción de 96 pesos al año para el preceptor, librando así tanto al
presbítero como a los indios de la obligación de sostener la escue-
la. 42 De igual manera los indios de Amecameca, inconformes con la
obligación de contribuir con ocho pesos mensuales para el precep-
tor, presentaron su escrito "alegando que para eso daban para las
arcas de comunidad". Consiguieron permiso del virrey Branciforte
para otorgar del arca comunal 180 pesos para el salario del maestro
de niños y 108 pesos para la maestra de niñas. 43 Sin hacer una soli-
citud formal, los indígenas de Patámbaro (Charo, Michoacán)
apartaron cinco ranchos en 1794 para usar su renta de 52 pesos en
el sostenimiento de una escuela. 44
Cinco de las seis peticiones presentadas entre 1804 y 1808 pro-
venían de la intendencia de México. Tres pueblos chicos del curato
de Temamatla, cerca de Chalco, pidieron que se les nombrara un
maestro a cada uno, ya que pagaban el real y medio a la caja de co-
munidad. 45 Con más formalidad, los indios de Nativitas, al sur de la

41 Posiblemente las escuelas estaban funcionando desde 1771. Por lo menos ya

las había en 1778, pues que en el escrito los indios decían que "de muchos años a
esta parte" habían pagado a los maestros, y el sacerdote, aunque criticaba a los feli-
greses, apoyó la solicitud y comentó que desde hacía 13 años había escuelas. La ca-
ja podría financiar la escuela para que los indios "no tuvieran que exhibir el medio
real que dan y el otro cogería su salario justo". Molina Ruiz, 1983, pp. 7-10.
42 AGN, Historia, vol. 496, ff. 147-148.
43 Los indios acudieron al virrey a petición del sacerdote. AGN, Propios y Arbi-
trios, vol. 23, f. 71.
44 AGN, Hospital de Jesús. vol. 110, exp. 5, f. 8.
45 AGN, Propios y Arbitrios, vol. 23, f. 65v.
354 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

ciudad de México, expusieron sus desacuerdos con el sacerdote res-


pecto de quién tenía derecho a nombrar al preceptor. Los indíge-
nas argumentaban que por muchos años ellos habían aportado el
salario y por eso les correspondía seleccionar al preceptor. Además,
en vista de que se habían acumulado 800 pesos en las arcas reales,
pertenecientes a su pueblo, solicitaban usar dinero de esta fuente
para la escuela. Se aprobó la solicitud en 1806, aunque con la salve-
dad de que el nombramiento del preceptor correspondía al Juzga-
do de Naturales y no a la república de indios ni al párroco. 46
En el valle de Cuernavaca el gobernador de Tepoztlán, Domingo
de los Santos Ortiz, relató las dificultades que había experimentado
desde 1802, cuando los jueces territoriales prohibieron la colecta de
dos reales que se hacía para pagar al maestro de escuela "diciendo
no permitían derramas en los indios, y por otro lado no quisieron
dar permiso a que se gastara la de la comunidad". Durante casi cua-
tro años el sacerdote financió la escuela; luego el gobernador lo hizo
durante varios meses; de nuevo se encargó el párroco, y finalmente
el gobernador. Se ordenó en 1807 reanudar la colecta de dos reales
por familia para el preceptor. 47
Los gobernadores de dos pueblos cercanos a Toluca solicitaron
en 1808 fondos comunales para sus escuelas. Uno de los pueblos,
San Miguel Chapultepec, tenía un ingreso anual de 48 pesos, y el
otro, Tlacotepec, de 94 pesos. Desde hacía largo tiempo, Chapulte-
pec había erogado 48 pesos al año de su caja para el maestro, pero
en 1808 el subdelegado rebajó esta contribución a 15 pesos. El go-
bernador informó que

el pueblo se halla cubierto de confusión y sentimiento al ver a sus hi-


jos abandonados y criándose en la antiquísima ignorancia de sus pa-
dres, teniendo fondos suficientes las arcas para ... este objeto tan de
primera atención.

El protector de indios Francisco de Robledo opinó que se po-


dría hacer una aportación de 36 pesos al año para el maestro, pero
cuando los contadores revisaron el expediente rebajaron la canti-
dad autorizada a 24 pesos, esto es, la mitad del ingreso total anual

46 AGN, Civi~ vol. 2132, exp. 20.


47 AGN, Hospital de jesús, vol. 110, exp. 9.
LA EDUCACIÓN EN LOS PUEBLOS 355

de la caja comunal de San Miguel Chapultepec. En Tlacotepec,


cuando los gobernadores se quejaron de que se les había embarga-
do un buey para pagar lo que debían los padres de familia al pre-
ceptor, se anotó que en otros pueblos se utilizaban los bienes de
comunidad para la escuela. El reglamento expedido en 1808 asignó
48 pesos al año como ayuda al salario del maestro de Tlacotepec. 48
También en 1808 se resolvió la petición de los indios de Santa
María Mixitlán (Villa Alta, Oaxaca). En contraste con las demás soli-
citudes cuya resolución se dio en un lapso de meses, este caso emp~
zó en 1801 y tardó nueve años en resolverse. Primero los indígenas
mixes viajaron a la ciudad de Oaxaca para presentar su caso. Sus apo-
derados, los licenciados Manuel María y Francisco Ignacio Mimiaga y
Anselmo Rodríguez Balda, reclamaban que el sacerdote y el subdel~
gado compelían al pueblo a pagar una excesiva dotación al maestro
que sumaba 17 pesos: 10 pesos al mes, dos reales de ración, tres al-
mudes de maíz, seis tazas de frijol, siete velas, una libra de sal, chile,
una docena de huevos y cuatro reales para la molendera de tortillas.
Debido al clima frío no podían criar la grana y su único ingreso venía
de la venta de ollas de barro y la siembra de maíz en barrancas dis-
tantes de la población. El subdelegado había azotado al alcalde del
pueblo por no entregar el dinero al preceptor.

Semejante conducta es diametralmente opuesta a las leyes de nuestro


reino ... Una circular del 24 de enero de 1782 ordenaba también que
este costo se pague de los productos de algunas fundaciones o en su
defecto de los bienes de comunidad y no de los peculios de los indios.

En enero de 1802, el virrey, después de recibir la recomenda-


ción del protector de indios, ordenó al subdelegado no obligar a
los indios a mantener a su costo al maestro e informar sobre los
fondos comunales. Sin embargo, en 1806, el apoderado Rodríguez
Balda escribió que "por haberse confundido el documento se halla
sin efecto hasta ahora lo mandado". Los indios siguieron financian-
do la escuela durante cinco años y varios gobernantes estaban en-
carcelados en Villa Alta. El agente solicitador Joaquín Pérez Gavilán
tomó el caso en 1808 y consiguió una orden del virrey para liberar a

El abogado para Chapultepec y para Tlacotepec fue Bias Abadiano y Jaso.


48

AGN, Historia, vol. 500, ff. 295-297, 300-307; Indios, vol. 76, f. 243.
356 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

los indios de la contribución. Argumentó además en 1810 que el


cura debía encargarse de la enseñanza de la doctrina cristiana, sin
costo para los habitantes y que el maestro de escuela debía ser indio
porque "no debe haber españoles en los pueblos". El protector de
indios replicó que reales cédulas ordenaban poner escuelas de pri-
meras letras y doctrina en idioma castellano y no en la lengua nati-
va. La Junta Superior de Propios y Arbitrios dictaminó que tuvieran
un maestro español pero pagándole un salario moderado, con una
contribución de 15 pesos al año de la caja de comunidad. Prohibió
el casligo de azotes. 49
En vista de que muchas de las escuelas fundadas alrededor de
1770 eran sostenidas por los párrocos, después de pasar algunos años,
los sacerdotes pedían que las cajas asumieran el financiamiento. En-
tre 1771 y 1786 en San Andrés Tuxtla, Culhuacán, Huejotzingo y Co-
taxtla, los eclesiásticos solicitaron este cambio en la manera de pagar
al preceptor. El párroco de Culhuacán citó a la Recopilación de f,eyes
(1681) en la cual se ordenaba usar los bienes comunales

solamente en lo que se dirigiese a el descanso y alivio de los indios y


convertirse en su provecho y utilidad ... Creo yo no haber destino
más conforme a el espíritu de nuestras leyes municipales e intencio-
nes de nuestro soberano en qué distribuir los bienes de esta comuni-
dad de Culhuacán que en erigir su escuela conforme a la disposición
de las mismas leyes.

El virrey Bucareli mandó investigar no sólo en Culhuacán sino


en todo el arzobispado si se necesitaban vicarios o sacristanes para
ayudar a los párrocos y para ser maestros. 50
Después de la promulgación de la Ordenanza de Intendentes
aumentaron las peticiones de los sacerdotes. El párroco de Coyoa-
cán avisó en 1792 a las autoridades del Marquesado del Valle que
no iba a seguir financiando la escuela; mencionó las órdenes del 24
de enero y del 5 de noviembre de 1782. En 1793 se concedió que la
caja contribuyera al salario magisterial. También el sacerdote de

49 El subdelegado dijo que los indios estaban en la cárcel por no entregar li-

mosnas y obvenciones parroquiales. AGN, Propios y Arbitrios, vol. 36, ff. 2-75.
50 AGN, Hospital de jesús, vol. 110, exps. 1, 2; CúmJ Regular y Secular, vol. 84, ff. 27-

57; Propios y Arbitrios, vol. 5, f. 191; Historia, vol. 494, f. 383. AHAM, Libro de Visita, vol.
29, f. 163.
LA EDUCACIÓN EN LOS PUEBLOS 357

Jasquillo (Huichapan) se quejó de que el subdelegado había supri-


mido la donación de cuatro pesos mensuales del fondo de comuni-
dad para el maestro y había sacado todo el dinero, 300 pesos, para
ertviarlo a México. El intendente Bernardo Bonavía ordenó seguir la
contribución comunitaria, aunque en el reglamento de 1808, con
un ingreso de 84 pesos anuales, a Jasquillo no se le autorizaba ero-
gación alguna para la escuela. 51
En 1791 llegó el presbítero José Miguel Guridi y Alcacer a lapa-
rroquia de Acajete (Tepeaca, Puebla), lugar árido con "vecindario ...
de indios, a excepción de unas cuantas familias pobres que hablan
castellano ... un conjunto de chozas dispersas y rodeadas de magueyes
que forman las calles". Estaba vigente ahí la costumbre de ayudar en
la paga del preceptor de la escuela con fondos de la dominica. Pero
al utilizar estos fondos, ya no era posible realizar los gastos necesarios
para la iglesia. Por eso Guridi acudió al intendente Flon. Apoyado
por la justicia local consiguió una asignación de 96 pesos anuales pa-
ra el maestro, otorgada por la caja de comunidad. 52
Cuatro sacerdotes presentaron oficios durante 1803 y todos reci-
bieron una respuesta afirmativa: Atitalaquia (Tetepango), Aquixtla y
Chignahuapan (Zacatlán de las Manzanas, Puebla), Yautepec (Cuerna-
vaca) y Amanalco (Metepec). El párroco de Atitalaquia se comprome-
tió,junto con un vecino del pueblo, a suplementar una contribución
salarial de la caja para alcanzar un sueldo adecuado. El subdelegado
explicó con estas palabras lo que los indios deseaban:

Todos apetecen los buenos y cristianos esfuerzos de su párroco y es


muy de su gusto que al establecimiento de dicha escuela y manuten-
ción del maestro se dedique el dinero que tienen existente en las cajas
reales de México pertenecientes a su comunidad.

51 AGN, Hospital de jesús, vol. 110, exp. 2; Historia, vol. 499, ff. 124-125; Indios,
vol. 74, ff. 271-275. En 1793 la caja de comunidad asurr :ó el pago del maestro de
escuela en Tacubaya. AGN, Hospital de jesús, vol. 110, exp. 2; vol. 404, exp. 5.
52 INAH, Centro de Documentación, Archivo Judicial de Puebla, rollo 47, Solici-
tud del párroco de Acajete. Guridi y Alcocer fue diputado de las Cortes de Cádiz y
de la Diputación Provincial en 1820. Guridi no estaba muy contento en Acajete.
Escribió: "Aquí aunque aúlle uno como perro, no hay ni el consuelo de ser oído ...
Es un yermo, una soledad de la melancolía; un desierto arenoso, airoso, pedregoso
y todo lo acabado en oso, para ser horroroso". Pero después de diez años, cambió
su opinión y exclamó: "¡Oh Acajete, cuántas ventajas encierras y cuánto he tardado en
conocerlas!" Guridi y Alcocer, 1984, pp. 76-77, 158.
358 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

Se concedieron 14 pesos al año a Atitalaquia; 96 pesos como sala-


rios anuales en los dos pueblos de Zacatlán, 200 pesos al año para
Yautepec y 96 pesos anuales para Amanalco, "uno de los gastos de pri-
mera necesidad que prescribe el artículo 34", según el protector de
indios. 53 Al mismo tiempo varios párrocos del obispado de Oax:aca,
aunque no redactaron solicitudes formales, opinaron por escrito al
obispo Bergoza que las cajas de comunidad debían contribuir a la es-
cuela, en vez de que se cobrara tanto dinero a los padres de los alum-
nos. Atribuyeron la ausencia de una aportación de fondos comunales
a decisiones de los subdelegados, y el párroco de Tlacochahuaya aña-
dió: "No hay duda que el diablo tiene su interés en poner obstáculo y
enervar el celo de aquellos que por el puesto que ocupan están en
obligación de proteger los intereses y designios de la Iglesia". 54
Otros pueblos administrados por el Marquesado del Valle, al
enterarse de que en la jurisdicción de Coyoacán en 1800 se le había
concedido a todos los pueblos usar una tercera parte del ingreso
anual de la caja de comunidad para el salario del maestro, pidieron
lo mismo. En 1806 se concedió esta contribución para los pueblos
de Tlaquiltenango (Cuernavaca), a solicitud de su párroco. Hacia
1810 el sacerdote recién llegado a Ayehualtempan (Chilapa) en-
contró a los indios cargados con las obligaciones económicas que
debían al subdelegado y demasiado pobres para dar además seis pe-
sos al mes para la escuela. En este caso (al contrario de lo ocurrido
en la petición de San Miguel Chapultepec en 1808), el protector de
indios opinó que no había fondo suficiente en el pueblo pero la
Junta Superior de Propios decidió permitir una ayuda de cuatro pe-
sos mensuales de la caja de comunidad para la escuela. La actitud
del gobierno era conceder financiamiento de las cajas de comuni-
dad cuando había suficiente ingreso en los pueblos y cuando no lo
había, animaba a los sacerdotes a promover el pago del maestro por
los feligreses, recordando a los presbíteros que con dicho fomento
de escuelas se "podría atendérselo en los ascensos de su carrera". 55

53 AGN, Civil, vol. 1657, f. 45; Hospital de jesús, vol. 110, exp. 8, ff. 1-2; Historia,
vol. 496, ff. 300-305, 308-316; Indios, vol. 79, f. 176. El sacerdote de Atitalaquia era
el doctor y maestro José Alejandro GarcíaJove, hijo del protomédico doctor José
GarcíaJove. Tanck de Estrada, 1985, pp. 26-27.
54 Bergoza, 1984, pp. 46, 173, 292, 356.
55 También en 1806 se registró una solicitud del fraile de Tulantongo en Tex-
lA EDUCACIÓN EN LOS PUEBLOS 359

PROBLEMAS RELACIONADOS CON LOS SALARIOS PARCIALES

Pagar el salario del maestro con fondos de la caja de comunidad


ayudaba a resolver el problema del financiamiento de las escuelas,
sin embargo, en muchos lugares la cantidad autorizada por los re-
glamentos no era suficiente para un sueldo completo o casi com-
pleto, sino que solamente constituía una "ayuda" para la paga del
preceptor. No otorgar 60 pesos o más al año para la escuela
ocasionaba tres problemas: la oposición de algunos de los padres de
familia a contribuir de su bolsillo para completar el salario; la ocu-
pación de los maestros en trabajos adicionales no relacionados con
la enseñanza para suplementar su ingreso, y el empleo de hombres
poco capaces o de malas costumbres como maestros en los pueblos
de indios.
El licenciado Sebastián Esponda y Olaechea describió esta situa-
ción en Chiapas: donde la caja de comunidad no otorgaba un sueldo
completo, a menudo los indígenas se resistían a dar una donación
adicional al preceptor porque "sabiendo que de lo que contribuye
para su comunidad se le paga al maestro por la enseñanza, les es
muy sensible a su pobreza el segundo gravamen que procuran excu-
sar". Además, Esponda observó que era frecuente que el preceptor
tuviera "que distraerse de su obligación para completar la congrua"
y en otros casos "siendo los salarios tan cortos, ningún hombre de
dichas circunstancias [adecuadas] querría ... sujetarse al penoso tra-
bajo del magisterio". Como consecuencia, si no era aumentada la
mensualidad, se tendría que aceptar como maestros a "hombres
ineptísimos para el servicio de su ministerio que lejos de ser útiles
son muy perjudiciales" y al tratar mal a los alumnos, provocarían "el
disgusto de éstos y horror a las escuelas". 56 Tanto Esponda en 1799
como Francisco de Heredia en Yucatán en 1791 proponían suple-
mentar los salarios parciales con dinero del "Fondo General de Co-
munidades", o sea, el dinero sobrante de cada pueblo que se

coco. Era un barrio de la ciudad y no un pueblo con su propia caja de comunidad,


ya que no aparece en la lista de pueblos que recibieron reglamentos, y los conta-
dores, al revisar la petición, anotaron que ignoraban cuáles eran los pueblos y re-
glamentos correspondientes. AGN, Tierras, vol. 3027; Hospital de jesús, vol. llO, exp.
10; Historia, vol. 500, f. 279, 1801; vol. 501, ff. 99-llO.
56 BTU, Chiapas, caja 2, carpeta 1, pp. 21, 26, 39.
360 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

acumulaba en la capital de cada intendencia. Se descartó esta idea


en Yucatán porque si se gastaba de fondos acumulados, no habría
dinero para socorrer en emergencias y en Chiapas sólo se instru-
mentó esta idea en un pueblo, Salto de Agua, donde el fondo gene-
ral, y no la caja comunal del lugar, aportaba el salario magisterial de
108 pesos al año.57
A veces se autorizaba una menor cantidad para el maestro por-
que se juzgaba que las contribuciones de los niños no indios al salario
del preceptor, junto con el dinero permitido de la caja de comuni-
dad conformarían un sueldo adecuado. Esto ocurrió especialmente
en Yucatán, donde en los reglamentos todas las asignaciones para
escuelas eran para salarios parciales. En ciertos pueblos de las de-
más intendencias se mencionaba que se contaba con la contribu-
ción de los alumnos no indios, "párvulos de color", "ladinos",
"españoles y castas", para completar el salario. 58 Pero en la mayoría
se dependía de las aportaciones adicionales de los padres de niños
indígenas.
De vez en cuando había solicitudes para incrementar la eroga-
ción que se daba de la caja comunitaria al maestro. Las repúblicas
de los pueblos de tierra caliente en el sur de Michoacán solicitaban
eso en 1797. Afirmaban que eran insuficientes "los seis pesos men-
suales que se señalaron [en los reglamentos] para los maestros de
escuela, cuando aun pagándoles diez con dificultad se encuentran
de las buenas cualidades para la enseñanza de los niños". 59 Consi-
guieron aumentar el salario a ocho pesos mensuales. El subdele-
gado de Malinalco, tampoco conforme con la asignación del
reglamento para el pueblo de Tepexoxuca de 20 pesos al año para
el maestro, pidió 50 pesos anuales. En vista de que el ingreso anual
del pueblo era de 54 pesos, se negó la solicitud. 60 En la intendencia
de Puebla, el preceptor de Tecali, indio cacique con varios años de
experiencia, explicó que los ocho pesos mensuales no eran una
adecuada recompensa por su labor con más de 100 alumnos. Apo-
yado con cartas del párroco y del subdelegado, logró aumentar el

57 Rubio Mañé, 1942, pp. 214-235. BTU, Chiapas, caja 2, carpeta 1, p. 39. Tanck
de Estrada, 1994, pp. 421-422.
58 AGN, Intendencias, vol. 21, exp. 9. BTU, Chiapas, caja 2, carpeta l, p. 41.
59 Terán, 1995, p. 312.
60 Molina Ruiz, 1983, p. 40.
LA EDUCACIÓN EN LOS PUEBLOS 361

salario a 15 pesos mensuales o 180 pesos al año. También varios ma-


estros de pueblos chicos cerca de Xochimilco acudieron al virrey
para pedir mayores sueldos y Branciforte ordenó que se les conce-
dieran. 61
Otro problema relacionado con el pago a los maestros con fon-
dos de la caja era el fraude. Los subdelegados de Xochimilco y Tu-
lancingo no entregaban a los preceptores la cantidad completa. En
el caso de Xochimilco, el gobernador indio alegó que el subdelega-
do Ignacio Beye de Cisneros extraía "indebidamente de lo que para
el efecto debía existir en nuestras cajas de comunidad" y por eso no
podían pagar al preceptor, de ahí que Beye lo destituyera. Luego
nombró a otro maestro a quien podría dominar "empleándose en
su servicio y acomodándose a recibir su sueldo incompleto". En va-
rios pueblos pequeños de la jurisdicción, donde ya no enseñaba na-
die, el subdelegado arregló mañosamente las cuentas referentes a
las escuelas "y con recibos de los que no las sirven se lucran estos
sueldos, de donde se sigue que más les interesa la falta de maestros
que la existencia y buena educación de ellos". 62 Algo parecido ocu-
rrió en Tulancingo donde el reglamento señalaba un salario anual
de 180 pesos pero el subdelegado sólo daba al nuevo preceptor 45
pesos al año. Únicamente cuando, después de cuatro años, el maes-
tro solicitó un aumento de la "dotación tan ratera", se descubrió es-
ta anomalía y se le autorizó un salario mayor.63

CRITERIO PARA ESTABLECER ESCUELAS

Durante el periodo comprendido entre 1786 y 1810 se usaron va-


rios criterios para determinar en cuáles pueblos y con qué cantidad
se podían financiar escuelas con fondos comunales. Al final de to-
do, los criterios eran financieros y no pedagógicos ni educativos. Lo
que interesaba a las autoridades gubernamentales era si la caja de

61 AGN,Civil, vol. 1657, exp. 20, f. 20; Histuria, vol. 496, ff. 161-164, 216.
62 Beye de Cisneros, además de ser subdelegado de Xochimilco en 1796 era
regidor perpetuo de la ciudad de México. AGN, Historia, vol. 496, ff. 156, 23lv,
244v-245.
63 El subdelegado expresó que cuando él comenzó a desempeñar el puesto, el

salario del anterior maestro era de 45 pesos al año y que no tenía conocimiento de
lo estipulado en el reglamento. AGN, Histuria, vol. 501, ff. 263-281.
362 PUEBWS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

comunidad tenía un ingreso anual suficiente para pagar a un maes-


troy todavía dejar una cantidad adecuada como sobrante.
En varias intendencias se utilizaron diferentes criterios. A veces
se les mencionaba específicamente: para financiar a un preceptor
se permitiría usar "la mitad de la contribución del real y medio"; se
autorizaría en "pueblos con cien tributarios"; se asignaría la mitad
del ingreso total si era de 40 pesos o más. 64 Generalmente, sin em-
bargo, no se expresaba cuál era el criterio utilizado, pero por me-
dio de un examen de los Reglamentos de Bienes de Comunidad y
de los Extractos de las Cuentas se pueden discernir ciertos lineamien-
tos o criterios que de hecho operaban en la asignación de fondos
comunales para escuelas. Había ocho intendencias con reglamen-
tos o extractos financieros que contenían datos para dicho análisis:
Guadalajara, Yucatán, Michoacán, Guanajuato, Chiapas, Zacatecas,
San Luis Potosí y México.
En los primeros reglamentos interinos de la intendencia de Gua-
dalajara sólo en la cabecera de Tequila se permitió una erogación pa-
ra el maestro de escuela, mientras que para los poblados de Lagos ni
se refirió al tema. A partir de 1796 los reglamentos para las demás
subdelegaciones mencionaban el artículo 34 de la Ordenanza de In-
tendentes sobre el establecimiento "en todos los pueblos de indios de
competente vecindario escuelas de primeras letras", pero se juzgó
que el ingreso anual de 119 pesos, proveniente del arrendamiento de
tierras, de solares y del real y medio en Tala era una "corta entrada" y
no podría aplicarse al sueldo magisterial. 65 Es probable que a pueblos
con medianos ingresos únicamente se les autorizara el pago de un
preceptor con dinero comunal cuando ya se hubiera abierto una es-
cuela financiada por los no indios y establecida por la iniciativa del
párroco; así se podría solicitar permiso del intendente para sacar una
"moderada ayuda" de la caja de comunidad para la enseñanza. De
hecho, nunca se autorizó el uso de dinero comunal para un precep-
tor en Tala. 66 Sin embargo, parece que los eclesiásticos fundaron po-
cas escuelas, ya que en sus cuatro visitas pastorales el obispo Juan

64 Criterios utilizados en algunas ocasiones en Michoacán, Chiapas y la inten-

dencia de México, respectivamente.


65 Solano, 1991, p. 505. Colección de acuerdos, 1868, vol. 2, pp. 302-310.
66 Colección de acuerdos, 1868, vol.2, pp. 306-308. Cuentas de Tala en AGN, PrQ-
pios y Arbitrios, vol. 35, f. 206.
lA EDUCACIÓN EN LOS PUEBLOS 363

Ruiz de Cabañas no mencionó la existencia de dichas instituciones ni


encargó a los párrocos la tarea de fomentarlas. Tampoco recordaba
en los documentos de la visita a los sacerdotes que podían buscar fi-
nanciamiento de las cajas de comunidad. 67
De los 21 pueblos cuyas escuelas recibían dinero de las cajas co-
munales, 17 tenían ingresos anuales de 230 pesos o más. Sólo cuatro
de ellos cuyos ingresos eran menos cuantiosos, tenían autorización
para contribuir con fondos comunitarios para una parte del salario
del maestro: Talpa (subdelegación de Guachinango) con un ingre-
so de 140 pesos; Tuscacuesco con 117 pesos de ingreso; Tomatlán
con 76 pesos, y Tenamistlán, con 72 pesos. La cantidad permitida
era una ayuda al salario de entre 24 pesos y 40 pesos.
Había cuatro pueblos con altos ingresos donde no se autorizaba
gasto alguno para costear una escuela; Ahualulco (Autlán) con un
ingreso anual de 312 pesos; Amacueca (Sayula) con 240 pesos; Mez-
catitán (Sentispac) con 341 pesos, y Tlajomulco, con 594 pesos.
Además, en la subdelegación de Sayula, cinco poblaciones con in-
gresos superiores a 150 pesos tampoco recibieron permiso para
contribuir para una escuela: Sayula, Zocoalco, Santa Ana Acatlán,
Atoyoc y Cocula.
Durante la "Inspección ocular", esto es, la visita realizada por el
comisionado a 87 pueblos de la parte central de Michoacán con el
fin de revisar los bienes de comunidad y la situación económica de
cada lugar, solía emplearse con frecuencia el término "la mitad de la
contribución del real y medio". Significaba que las autoridades inten-
denciales permitían para el salario del maestro el uso de la mitad del
dinero de la caja de comunidad proveniente de la contribución de
un real y medio que entregaba anualmente cada tributario al arca co-
munal. Este criterio de la "mitad del real y medio" estuvo en vigor de
1789 a 1797. Otros pueblos pagaban mejores salarios porque tenían
ingresos no sólo del real y medio, sino también de la renta de tierras.
En estos lugares se les autorizaba a dar "la mitad de sus rentas comu-
nes". Éste fue el caso de Cheranátzicurin (subdelegación de Para-
cho) cuyo ingreso era de 30 pesos: 18 pesos del real y medio y 12 de
los pastos arrendados. Podían dar 15 pesos del arca de comunidad al
maestro y el resto provendría de los padres de familia. 68

67 Cabañas, 1804, passim.


68 Inspección ocular, 1960, pp. 47, 82. AGN, Ayuntamientos, vol. 220, exps. 4 y 8.
364 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

Los reglamentos de bienes de comunidad elaborados en 1797


para 249 de los 254 pueblos de Michoacán descontinuaron la prác-
tica de "la mitad del real y medio" suprimiendo las contribuciones
pequeñas para los maestros de escuela; en muchos de los pueblos
que tenían ingresos del real y medio y de tierras, pero cuyo total no
era cuantioso, también se prohibió tomar dinero de allí para darlo
a la escuela. 69 Después de 1797, el salario más bajo que se permitió
entregar de las cajas fue de 28 pesos. Al mismo tiempo los regla-
mentos aumentaban los sueldos magisteriales en los pueblos gran-
des. También se empezaron a usar fondos comunales para escuelas
establecidas en poblados escasamente habitados pero con cuantio-
sos ingresos provenientes del arrendamiento de terrenos, como los
pueblos situados en las subdelegaciones de Apatzingán y Ario.
No obstante, a diez poblaciones con altos ingresos no se les per-
mitía usar dinero de la caja para el preceptor: tres que pertenecían a
la subdelegación de Carácuaro que con un promedio de sólo 65 in-
dios en cada pueblo contaban con ingresos de 166 pesos en prome-
dio; cuatro lugares en Huetamo con una media de 750 indios en
cada poblado e ingresos de 240 pesos; dos pueblos en Tlazazalca con
un promedio de 600 indígenas y 171 pesos de ingreso; Parácuaro
con 75 indios y una entrada de 620 pesos. Por otra parte se autorizó a
cinco poblaciones con ingresos reducidos a pagar a sus maestros con
fondos comunitarios: dos pueblos en Paracho con una media de 550
indios y con ingreso promedio de 53 pesos; Huandacareo (Cuitzeo
de la Laguna) con 750 indios y una entrada de 53 pesos; Chucándiro
con 700 indígenas y 69 pesos de ingreso; Apopeo (Santa Clara del
Cobre) con 400 indios y 41 pesos de ingreso. Los salarios anuales au-
torizados fluctuaban entre 36 y 60 pesos. Probablemente estos luga-
res desde muchos años antes tenían la costumbre de sostener con
dinero comunal la escuela y por eso se permitía dar ayudas al sueldo,
a pesar de sus reducidos ingresos. En general, en Michoacán predo-
minaba el criterio de permitir usar fondos comunales para un salario
completo de 60 pesos anuales al preceptor en los pueblos cuyos in-
gresos anuales fueran de 80 pesos o más.
En contraste con Guadalajara y Michoacán, la asignación de di-
nero comunitario para salarios magisteriales en la intendencia de

69 El análisis se basa en los reglamentos y extractos de Michoacán. AGN, Propios


y Arbitrios, vol. 34; Ayuntamientos, vols. 181y220.
lA EDUCACIÓN EN LOS PUEBLOS 365

Yucatán no variaba conforme al ingreso anual del pueblo ni de


acuerdo con el número de indios. En ningún lugar se permitía pa-
gar un sueldo completo, 60 pesos o más al año. Los 63 pueblos ma-
yas con escuelas sostenidas por las cajas únicamente podían pagar a
los maestros un salario parcial de entre 12 y 15 pesos cada año
(1797-1805), que fue aumentado a un máximo de 24 pesos anuales
a partir de 1806.
La menor cantidad autorizada para escuelas en Yucatán se com-
pensaba con el uso de fondos comunales para otros gastos que no
aparecían en las cuentas de las demás intendencias: para salarios
parciales a los escribanos de república y a los maestros de capilla.
Probablemente los reglamentos de bienes de comunidad de Yuca-
tán asignaban dinero comunal a gastos más variados porque en la
península estaba más arraigada la costumbre de pagar al escribano
y al maestro de capilla con los fondos de las cajas. 70
El intendente Juan Antonio de Riaño, de Guanajuato, expidió
reglamentos para ocho pueblos en 1796 y para otros dos en 1801.
En los primeros, en contraste con Guadalajara, Michoacán y Yllca-
tán, permitió que lugares con ingresos menores a 61 pesos utiliza-
ran dinero comunal para un preceptor. La cantidad que autorizaba
no era para una "ayuda" de salario, sino para un sueldo completo
de 60 pesos, que representaba casi todo el ingreso anual. Esto ocu-
rrió en San Luis de la Paz y algo parecido en otros tres pueblos de
la misma subdelegación. A los cuatro poblados se les autorizó a gas-
tar en escuelas un promedio de 92% de la entrada total, hecho in-
sólito, en comparación con otras intendencias. 71
Posiblemente a los contadores de Propios y Arbitrios de la
ciudad de México les haya llamado la atención, ya que cinco años
más tarde, cuando Riaño preparaba los reglamentos para dos

70 Esta sección sobre Yucatán se basa en AGN, Intendencias, vol. 21, exp. 9; Pro-
pios y Arbitrios, vol. 23, ff. 291-371. En vista de que los reglamentos de Yucatán sólo
señalaban las erogaciones de cada pueblo, sin incluir el ingreso, no se puede indi-
car (como en otras intendencias) cuál era el ingreso mínimo para permitir un pa-
go para el maestro. Carrillo y Ancona, 1979, vol. 2, p. 945. Rubio Mañé, 1942, pp.
214-235.
71 Sólo en un pueblo de Michoacán se encuentra algo parecido: Chucándiro,
con ingresos de 69 pesos pagaba un salario de 60 pesos al maestro. AGN, Ayunta-
mientos, vol. 220, exp. 14. Toda esta sección se basa en AGN, Indios, vol. 83, ff. 102-
151; Propios y Arbitrios, vol. 21, ff. 331-346; vol. 23, ff. 102-166.
366 PUEBLOS DE INDIOS YEDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

pueblos en la subdelegación de León, sólo se asignaron salarios


de 60 pesos a cada uno, cantidad que representaba 43% del in-
greso total. Este criterio en la cuantía del financiamiento de es-
cuelas era similar a la política seguida en las otras regiones del
virreinato.
Chiapas era la única intendencia donde se usaba un criterio
basado en el número de pobladores de los pueblos para guiar el
financiamiento de sus escuelas. La Audiencia de Guatemala orde-
nó en 1799 que se debía tener un preceptor sostenido por la caja
de comunidad en cada poblado con 100 tributarios. Los 100 tri-
butarios, categoría demográfica y también financiera, asegura-
ban un ingreso mínimo anual de 50 pesos, ya que en Chiapas y
Yucatán la contribución de cada indio era de cuatro reales (y no
un real y medio como en las demás intendencias). De hecho, casi
todos los lugares tenían una entrada superior a esa cantidad por-
que existían muchos más de 100 tributarios o porque en adición
al ingreso de cuatro reales, recibían el producto de terrenos arren-
dados. 72
De un total de 107 pueblos establecidos en Chiapas, 42 tenían
más de 100 tributarios. Las cajas comunitarias sostenían 32 escuelas
en 36 lugares, 25 existían ya antes de 1799 y siete se establecieron
en aquel año. El gasto para el maestro era la única erogación de las
arcas comunales en Chiapas, de ahí que se autorizaran salarios
completos en 28 de los pueblos: 108 pesos al año (un lugar), 96 pe-
sos al año (16 lugares), 84 pesos al año (4 lugares) y 72 pesos al año
(siete lugares). Sólo en cuatro poblados se ftjaron sueldos parciales
que iban desde 48 hasta 54 pesos. Ocho poblaciones con más de
100 tributarios no tenían escuelas en 1799, aunque se había orde-
nado establecerlas. En cinco de estos lugares, por razones que des-
conocemos, no se recolectaba anualmente el equivalente de cuatro
reales por cada tributario y por ende se carecía de fondos suficien-
tes para pagar a un maestro; en las otras tres, el ingreso era inferior
a 62 pesos. Sin tener datos sobre los ingresos de todos los pueblos,
la información disponible indica que se requería contar con una
entrada superior a 94 pesos para poder aplicar dinero comunal a la
escuela. La Audiencia de Guatemala autorizaba que en Chiapas se

72 BTU, Chiapas, caja 2, carpeta l.


lA EDUCACIÓN EN LOS PUEBLOS 367

juntaran los caudales de dos, y a veces de tres pueblos para pagar el


salario de un preceptor; esto ocurrió en el caso de siete maestros.
Generalmente no se permitió esta práctica en el virreinato de Nue-
va España en el siglo XVIII.
Dos subdelegaciones de la intendencia de Zacatecas formaron
parte de la de Guadalajara hasta 1804. Los extractos de cuentas de
Aguascalientes y de Juchipila presentaban datos contradictorios. En
Aguascalientes se pagaban salarios parciales a los maestros en cada
una de las cuatro poblaciones, aunque los ingresos anuales eran
reducidos: 49 pesos, 39 pesos, 36 pesos y 24 pesos. Asimismo no se
autorizaba erogación alguna para escuelas en los 14 pueblos de Ju-
chipila, pese a que nueve de ellos poseían ingresos superiores a 24
pesos; más aún, los pueblos de Xalpa, con 106 pesos, de Tabasco
con 105 y de Nochistlán con 66 pesos de ingreso no podían gastar
caudal alguno para escuelas. 73
En los otros 22 pueblos de indios de Zacatecas, los reglamentos
sólo autorizaban el pago de un maestro de primeras letras en Tlal-
tenango, con un ingreso no precisado en pesos pero cuyas tierras
abarcaban 35 kilómetros cuadrados. El salario ftjado era de 200 pe-
sos al año. Al final de los reglamentos de los 14 pueblos de Tlalte-
nango se ordenaba que se establecieran escuelas en los poblados
donde hubiera suficiente ingreso. 74 Posiblemente se fundaron en
Sicacalco y Tocatic (con terrenos comunales extensos, como los de
Tlaltenango) y en San Francisco Tonalá (jurisdicción de Sombrere-
te), que también tenía grandes extensiones de tierra comunal y una
entrada considerable (558 pesos) procedente del arrendamiento
de sus terrenos sobrantes. Sin embargo, por no tener datos poste-
riores a 1802 no sabemos si efectivamente funcionaban escuelas en
dichos lugares.
No hemos logrado discernir un criterio o una política financie-
ra que explique las erogaciones para escuelas en la intendencia de
San Luis Potosí. De sus 42 pueblos de indios, sólo se financiaban es-
cuelas con fondos comunales en tres lugares. Venado, con un ingre-
so anual de 223 pesos podía pagar 104 pesos al maestro de primeras
letras, Santa María de Abajo pagaba al preceptor 60 pesos de su in-

73 Cifras de Zacatecas en AGN, Propios y Arbitrios, vol. 35, ff. 278, 314; Indios, vol.
83, ff. 211-260.
74 AGN, Indios, vol. 83, ff. 211-260.
368 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

greso anual de 100, mientras que Santa María de Arriba daba la


misma cantidad al maestro aunque su caudal anual era de 64 pesos.
No se explica que al mismo tiempo a siete pueblos con ingresos su-
periores a 65 pesos al año no se les permitiera usar dinero comunal
para una escuela. En cuatro de estos lugares funcionaban escuelas,
pero sin recibir aportaciones comunitarias (Tlaxcala, ingreso de
105 pesos; Mezquitic, de 286 pesos, Huehuetlán, de 121 pesos y Ar-
madillo, de 82 pesos). En Tancanhuitz (98 pesos de ingreso prove-
niente de 58 pesos de la parcialidad huasteca y 40 de la parcialidad
mexicana), Cascatlán (105 pesos) y Tierra Nueva (88 pesos) no se
autorizaba ningún gasto magisterial; no tenemos noticias de que
hubiera un preceptor sostenido con otra fuente de financiamiento.
El promedio de ingreso de los 34 pueblos restantes era de 25 pesos
al año (que representa una población indígena de alrededor de
500 indios en cada poblado) y probablemente se juzgaba que había
insuficientes fondos para contribuir a sostener una escuela. 75
Unos meses antes de expedir en 1806 los primeros reglamentos
interinos para la intendencia de México, los contadores aceptaban
que una tercera parte del ingreso total podría aplicarse a salarios de
los maestros, pero pronto se modificó esta norma concediendo que
se canalizara a ese empeño la mitad de los fondos comunales. 76 Este
criterio se llevó a la práctica con especial uniformidad en los regla-
mentos para las subdelegaciones de Huejutla, Ixtlahuaca, Malinal-
co, Metepec, Meztitlán, Tacuba, Temascaltepec, Texcoco, Tixtla y
Yahualica. No se aplicaba esta medida para calcular los salarios
completos. Más bien su monto dependía de una combinación de
factores: la cuantía del ingreso anual, el número de niños indios y
la contribución adicional que podrían otorgar los alumnos no in-
dios para complementar el sueldo del preceptor.

Propios y Arbitrios, vol. 32, f. 22v.


15 AGN,
Un posible antecedente a esta política era el superior decreto del 20 de
76
agosto de 1800 que autorizaba a los pueblos de Coyoacán (Marquesado del Valle)
a usar una tercera parte del ingreso anual a la caja comunitaria para el sueldo del
preceptor. Se ordenaba, además, que los alumnos no indios que asistían a la es-
cuela debían dar cuatro reales cada año y los niños indios, tres reales. Se mencio-
naba la utilización de una tercera parte de la entrada para el pago al maestro en
Tenango del Valle en abril de 1808, pero se aumentó a la mitad enjulio del mis-
mo año. AGN, Hospital de jesús, vol.110, exp. 8; Indios, vol. 76, ff. 284-298; vol. 78, ff.
143-157, 158-180.
LA EDUCACIÓN EN LOS PUEBLOS 369

Para contribuir con la mitad de su ingreso para un salario par-


cial, el pueblo tenía que tener un ingreso mínimo de 40 pesos. Los
contadores explicaron este criterio:

Porque un pueblo que, por ejemplo, produce al año veinte o treinta


pesos de la contribución de real y medio (como son todos los más) de
ninguna suerte debe costear escuela aunque se le señale al maestro el
ínfimo salario de cuatro pesos al mes... porque no se conseguiría el in-
teresante bien de formar un fondo con que sean socorridos los indios
en los casos de pestes y hambres y otras necesidades. 17

Por ejemplo, al poblado de Xaxalpan situado en la subdelega-


ción de Tenango del Valle y con una entrada anual de 29 pesos, no
se le autorizaba una aportación para el maestro "por no llegar a la
cantidad prevenida para... aplicarla a aquel destino". Prohibir osó-
lo admitir una donación parcial para el preceptor era la regla en
poblaciones pequeñas, porque era importante siempre guardar un
sobrante y así "les queda algún repuesto para los casos de esterili-
dad, epidemia y otros semejantes". 78 Los reglamentos para pueblos
pequeños en Xochimilco y Chalco no autorizaban fondos para las
escuelas, porque esto haría imposible obtener "el sobrante que pre-
cisamente debe guardar en cada año para aumento de los fondos";
pero una vez asegurado el sobrante, se declaraba que "los bienes de
comunidad de cada pueblo, según sus productos anuales, deben
primero atender a las escuelas de primeras letras que a las fiestas". 79
En varios lugares se perfilaba una política adicional que daba prefe-
rencia a la educación: donde en el futuro aumentaran los ingresos
de terrenos nuevamente arrendados, se deberían usar "dos tercios
para atender a la escuela y un tercio para aumentar el fondo". 80
Aunque con unas 12 excepciones, entre aproximadamente 200
pueblos asentados en la intendencia de México que pagaban sala-
rios parciales, se asignaba una ayuda para el salario del maestro a
los que contaban con un ingreso de 40 a 119 pesos. Al llegar el cau-
dal a 120 pesos, se autorizaba un sueldo de 60 pesos o más. Entre

77 AGN,Propios y Arbitrios, vol. 23, ff. 58-58v, 1805; Indios, vol. 80, f. 238.
78 AGN,Indios, vol. 78, f. 143; Historia, vol. 500, f. 297.
79 AGN,Indios, vol. 78, ff. 14, 97v.
80 AGN, Indios, vol. 74, f. 311; vol. 76, f. 253; vol. 78, f. 50.
370 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

los demás pueblos indígenas en toda la intendencia, había pocas


excepciones a esta regla. En la subdelegación de Huichapan se se-
ñalaba que los poblados debían tener una entrada de 70 pesos (en
vez de 40 pesos) para "fundar escuelas" y en Zacualpan, 14 pobla-
dos con caudales superiores a 40 pesos no recibían autorización pa-
ra costear parte del salario magisterial. Tampoco se permitía gastar
fondos comunales para escuelas en la subdelegación de Taxco,
donde cinco pueblos recibían entradas de más de 40 pesos. Por
otra parte, entre todas las poblaciones con ingresos de 150 pesos o
más al año, solamente dos en la intendencia no utilizaban dinero
comunal para el preceptor: Totolapan (161 pesos de ingreso, sub-
delegación de Zacualpan) y San Francisco Iguala (190 pesos de in-
greso, subdelegación de Taxco). 81
Muchos pueblos pequeños, que no recibían fondos comunales
para la escuela, hacían colectas entre los habitantes para pagar al
maestro. Se acostumbraba usar uno de dos métodos: "El goberna-
dor los junta entre los hijos del pueblo en la cuenta de los domin-
gos" o "sus naturales lo satisfacen a prorrata los que tienen hijos". 82
En dos regiones, Xochimilco y Lerma, los indios hacían una dona-
ción adicional (además del real y medio entregado anualmente por
cada tributario) y con ésta alcanzaban a reunir un fondo suficiente
para financiar la escuela. 83
Los criterios financieros utilizados en las diferentes intenden-
cias para asignar fondos comunitarios para el sostenimiento de es-
cuelas variaban de región a región e iban evolucionando con el
paso de los años. En Guadalajara se requerían ingresos más cuan-
tiosos para permitir la erogación destinada al maestro de primeras
letras. En Guanajuato y Michoacán se autorizaban, a pueblos con
entradas menores, fondos para la educación. En la intendencia de
México se aplicaba con gran uniformidad el criterio de conceder
ayudas de salarios a pueblos con ingresos de 40 pesos, otorgando al
gasto para la escuela la más alta prioridad, después de la conserva-
ción de un sobrante en cada poblado.

Indios, vol. 74, ff. 190, 198-215, 260.


8I AGN,
En Tequisquiapan (Querétaro) y Cuapaxtongo (Tenango del Valle) respec-
82
tivamente. AGN, Tierras, vol. 3569, exp. 9; Indios, vol. 78, f. 146.
83 AGN, Indios, vol. 76, f. 2; Historia, vol. 496, ff. 122-124.
CUADRO 57
Criterio financiero para establecer escuelas pagadas por las cajas de comunidad en ocho
intendencias de Nueva España, ca. 1800

Pueblos con Pueblos con Pueblos con


Intendencias con sa/,ario compkto Criterios según sa/,ario parcial Criterio según escue/,as finan-
reg/,amentos o (60 pesos por ingreso a /,a caja (59 pesos por ingreso a la caja ciadas por
extractos año o más) (en pesos) año o menos) (en pesos) otras fuentes Total
s:
t'l
Guadalajara 15 Ingreso de 234 o más 6 Ingreso de 72 a 233 6 27 1::1
e::
Michoacán 61 Ingreso de 80 o más 16 Ingreso de 41a190 17 94 g
(excepción de un º'
z
pueblo con 69) ti
r
Yucatán o - 63 Sin datos de ingreso 9 72 o
<JJ

Guanajuato 11 cal. Ingreso de 61 o más 5 cal. Ingreso de 31a40 3 cal. 19 ~


t'l
O'

Chiapas 28 Sin datos completos: 4 Ingreso de 94 o más s.d. 32 5


<JJ

probablemente 105 o más (calculado con datos


incompletos)
Zacatecas 1 Sin datos de ingreso 4 Ingreso de 24 a 49 2 7
San Luis Potosí 4 Ingreso de 64 o más o - 7 11
México 134 Ingreso de 130 o más 205 Ingreso de 40 a 129 128 467
Total 254 303 172 729
(JO
Fuente: AGN, Propios y Arbitrios, vols. 25, 32, 35; Indios, vols. 74, 76, 78, 79, 80 y 83; Ayuntamientos, vols. 181, 220. BTU, Colección Latinoameri· -.:r
cana, Chiapas, caja 2, carpeta l.
-
372 PUEBWS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

Los MAESTROS

Por lo menos, desde 1754 muchos maestros de los pueblos de in-


dios estaban "contentísimos" con los salarios que recibían. 84 Este
grupo iba aumentando conforme se incrementaba el número de
escuelas. Al llegar el final del siglo XVIII, en más de 100 poblaciones
los preceptores disfrutaban de sueldos de más de 100 pesos anuales,
provenientes de las cajas de comunidad o de patronatos. Además
del dinero en efectivo, era costumbre entregar al maestro alguna
retribución en especie: comestibles, leña y a veces ganado.
Los lugares donde se otorgaban los mejores sueldos se encon-
traban esparcidos en todo el virreinato, de Chiapas a Durango. En
28 pueblos de indios se pagaban salarios de entre 150 y 500 pesos, y
en otros 89, entre 100y149 pesos. 85
A veces los preceptores ganaban altos sueldos, aunque no los re-
cibían de las cajas comunales sino directamente de los padres de los
alumnos. Esto era frecuente en Oaxaca, donde en muchas subdele-
gaciones no se autorizaba el uso de dinero comunitario para las es-
cuelas, pero los indios, convencidos generalmente por los párrocos,
entregaban contribuciones, que alcanzaban a reunir salarios que
llegaban a 150 y hasta 360 pesos anuales. Durante cuatro años los
mixes de Jayacatepec (Villa Alta) le pagaron al preceptor Jorge Le-
desma el equivalente a 30 pesos al mes (ocho pesos en efectivo y ca-
si 22 en maíz, frijoles, carne, velas, chile con sal, manteca, huevos y
cal) y en Mixitlán a Andrés Antonio Landeira, peninsular, durante
cinco años le dieron 10 pesos al mes y siete pesos en comestibles.
Los zapotecos de Lachixío (Antequera) otorgaban 100 pesos al año
al maestro, y los mixtecos de Peñoles (Nochistlán) y los zapotecos
de Tlapacoya (Cuatro Villas, Marquesado del Valle) entregaban 144
pesos. 86 En Armadillo (San Luis Potosí) los vecinos pagaban al pre-

84 Dicho por los maestros Francisco de Abrogo y José de lo Robaqueso, con sa-

larios de 13 pesos y 10 pesos mensuales en las doctrinas franciscanas de Santa Mar-


ta y Santos Reyes, cerca de la ciudad de México. Tanck de Estrada, 1989, p. 736.
85 Además de las intendencias que aparecen en el cuadro, entre los lugares que
ofrecían salarios de 100 a 149 pesos, figuran pueblos de las intendencias de Chiapas
(Salto de Agua, 108 pesos), Guanajuato (Cuisillo y Pénjamo, 120 pesos) y San Luis Po-
tosí (Venado, 100 pesos). Véase capítulo IV, "Estadísticas regionales" de este libro.
86 AJEO, Villa Alta, Civil, exp. 817, anexo. AGN, Propios y Arbitrios, vol. 36, f. 5v;
Hospital de jesús, vol. 110, exp. 4.
LA EDUCACIÓN EN LOS PUEBLOS 373

CUADRO 58
Escuelas con salarios más altos en pueblos de indios, ca. 1800

Salario
Pueb/,o anual del maestro Intendencia Fuente

Tenancingo 500 pesos pilones México AGN, Histuria, vol. 496,


de tiendas ff. 278-280
Yanhuitlán 300 pesos Oaxaca Bergoza,
dotada 1984,p. 168
Pátzcuaro 300 pesos Michoacán Inspección ocular,
dotada 1960,p. 17
San Andrés Tuxtla 250 pesos Veracruz AGN, Hospital de jesús,
caja comunal vol. 309, exp.7
Malpaís 250pesos Durango AHED, carpeta 13,
caja comunal casillas 1 y 4
Tacubaya 240 pesos México AGN, Hospital de jesús,
caja comunal vol. 404, exp. 8, f. 69
Poliutla* 230 pesos México AGN, Indios, vol. 78,
caja comunal ff. 85-110
Asuchitlán* 230 pesos México AGN, Indios, vol. 78,
caja comunal ff. 85-110
Cutzamala* 210 pesos México AGN, Indios, vol. 78,
caja comunal ff. 85-110
Yautepec 200pesos México AGN, Hospital de jesús,
caja comunal vol. 110, exp. 8, ff.
300-305, 308-316
Tacámbaro 200 pesos Michoacán Inspección ocular,
dotada 1960,p. 165
Tlaltenango 200 pesos Zacatecas AGN, Indios, vol. 83,
caja comunal f. 237v
Malinalco 200 pesos México AGN, Indios, vol. 78,
dotada f. 43
Zumpango 180 pesos México AGN, Indios, vol. 76,
caja comunal f. 180
Tulancingo 180 pesos México AGN, Indios, vol. 76,
caja comunal f. 137
Texcoco 180 pesos México AGN, Indios, vol. 78,
caja comunal f. 111
Ayotzingo 180 pesos México AGN, Indios, vol. 76,
caja comunal f. 88
374 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

CUADRO 58(condusión)

Salario
Pueblo anual del maestro Intendencia Fuente

Axapusco 180 pesos México AGN, Indios, vol. 79,


caja comunal f. 33
Tecali 180 pesos Puebla AGN, Civi~ vol. 1657,
caja comunal exp. 20, f. 20
Totolapa* 174 pesos México AGN, Indios, vol. 78,
caja comunal ff. 85-110
Tehuacán 160 pesos Puebla INAH, Centro de Docu-
dotada mentación, ArchivoJu-
dicial de Puebla, rollo 2,
f. 62
Tecozautla 168 pesos México AGN, Indios, vol. 74,
caja comunal f. 252
Xochimilco 156 pesos México AGN, Indios, vol. 78,
caja comunal f. 1
Tlaxcala 150 pesos Tlaxcala AGET, Cuentas de 1816
caja comunal
San Juan Llanos 150 pesos Puebfa AGN, Propi,os y Arbitrios,
caja comunal vol. 8, f. 233
Santiago Tuxtla 150 pesos Veracniz AGN, Hospital de jesús,
caja comunal vol. 309, exp. 7
Charo 150 pesos Michoacán AGN, Hospital de jesús,
caja comunal vol. 110, exp. 5
Actopan-Tetitlán 150 pesos México AGN, Indios, vol. 79,
caja comunal f.170
* Se incluyen en el salario, 30 pesos que se calculan como el valor de seis reses del ganado
de comunidad de estos pueblos de Tetela del Río, que se entregaron con el dinero en efectivo.

ceptor 300 pesos al año, y en Santiago Papasquiaro, Durango, se


sostenía la escuela con 190 pesos: 20 de la caja comunal, 100 de un
patronato y 70 de contribuciones de los padres de familia. El pue-
blo de Otumba pagaba 127 pesos de la caja y los alumnos no indios
contribuían con 65 para reunir un salario total de 192 pesos. 87

87 AGN, Propios y Arbitrios, vol. 16, f. 377; vol. 17, f. 345v. AHED, casillero l, exp.
12; carpeta 9; caja 20, exp. 31. Chávez Orozco, 1954, p. 19.
lA EDUCACIÓN EN LOS PUEBLOS 375

La llegada del maestro al pueblo era un acontecimiento impor-


tante, presenciado por la república de indios, el sacerdote y a menu-
do el subdelegado o teniente de justicia. Antes de 1786 en algunos
lugares el párroco expedía un título escrito al preceptor; en Yucatán
era el obispo quien examinaba y daba el certificado. Dicha práctica
fue disminuyendo, ya que la autoridad civil reclamaba detentar esta
facultad, y de hecho, considerando que una parte del salario venía
de la caja de comunidad, correspondía al gobierno civil hacer el
nombramiento del preceptor. Después de 1786 se anotaba en los re-
glamentos que el subdelegado nombraría al maestro con la anuen-
cia del párroco. El subdelegado registraba en el título del maestro el
salario otorgado por la caja de comunidad. En lugares donde los ha-
bitantes aportaban el sueldo, se acostumbraba celebrar un contrato
con los detalles de las obligaciones de ambas partes. 88
Si los indios no estaban de acuerdo con la cuantía del salario o
con el hombre escogido para la enseñanza, rehusaban aceptar al pre-
ceptor. El relato del párroco de San Mateo del Mar describe el pri-
mer caso citado, entre los indios huaves de Tehuantepec, Oaxaca:

A poco tiempo de llegado a este curato se presentó a la república de es-


te pueblo con un mandato del Señor Alcalde Mayor, un español llama-
do Don Manuel (no me ocurre su apellido) en el que se les mandaba,
previa mi aprobación y dictamen, le reconociesen y recibiesen por maes-
tro de escuela, asignándole por su justo trabajo el estipendio acostum-
brado. Juntáronse los indios en cabildo y lo que resultó fue que le
respondieron rotundamente que el pueblo no quería. Abochornado el
tal español, se me presentó a efecto de que le examinase y hallándose
expedito para dicho ministerio, hiciese lo posible para que la república
le admitiese a su nuevo cargo u oficio. Practiqué lo uno y lo otro, y aun-
que no se atrevieron a decirme cara a cara que no querían, por haber-
les predicado antes un rato sobre la subordinación y obediencia que
debían prestar a las reales órdenes del Rey Nuestro Soberano y a sus
ministros que los gobiernan en su real nombre. Sin embargo, se valie-

88 Ejemplo del título del maestro de Xochimilco y del contrato del preceptor

de Tlacotepec en AGN, Historia, vol. 496, f. 156; vol. 500, f. 304. Bergoza, 1984, p.
208 habla de contratos de los indios con los maestros en Oaxaca. En Chilapa se
menciona que los indígenas habían "apuntado" con el maestro por cierto salario.
AGN, Historia, vol. 501, f. 99. En la intendencia de Chiapas, en el título del maestro
se estipulaba que no podía recibir "contribución alguna de los indios", ya que el sa-
lario venía de la caja de comunidad. BTU, Chiapas, caja 2, carpeta l.
376 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

ron del pretexto de que se les permitiesen dos meses, antes de que se
verificase poner la escuela para poder trabajar en la fábrica material de
la iglesia porque como ellos decían se les pasaba el mejor tiempo. Per-
suadido yo a que era cierto lo que me exponían, le contesté eso mismo
al mencionado señor alcalde mayor y los dos accedimos fácilmente a su
demanda. Mas dentro de breves días me desengañé de que todo era
falso, pues hasta el día la iglesia se está como se estaba.89

En otro pueblo, los indios hablaban claramente a las autoridades


civiles y eclesiásticas: si pagaban ellos de su bolsillo al maestro, no ten-
diian suficiente dinero para también pagar el tributo y las obvenciones
parroquiales. Con esto, el subdelegado y el sacerdote dejaron de insis-
tir.90 Otro párroco, el de Acapetlahuaya, Zacualpan, en las montañas al
oeste de Taxco, encontró oposición aún más recia y organizada en con-
tra del maestro que venía a ocupar el puesto. El sacerdote, bachiller
Martín Diego de Soto, presentó al maestro a los indios principales:

"Este es Carlos de Castro, el nombrado por el Señor Alcalde Mayor pa-


ra escudero de aquí", a que todos me respondieron que "Era así ver-
dad" ... Pero en el mismo 5 de abril me dijeron que no admitirían a
Carlos y que ellos buscarían otro de su satisfacción, a que todo me res-
pondieron que "Era así todo verdad"...
Volví a convocarlos y les dije: "Aquí está Carlos de Castro, ¿lo admiten
o no?" A que me respondieron a mí y a Carlos, diciendo que no lo ad-
mitían para escudero, que Manuel Malleda y Ortega es y ha de ser es-
cudero de Acapetlaguaya, que lo tienen puesto ellos de su autoridad y
que de ninguna manera admitían a Carlos.
[El alcalde mayor ordenó que aceptaran a Castro y respondieron los
oficiales de república:]
Lo oyen y que respecto a no hallarse todos los viejos juntos de los que
necesitan para resolver en lo que deban responder; suplican se sus-
penda para el día de mañana que se juntaron todos.

89 Por fin los indios nombraron a un preceptor de su raza con el salario de


cuatro pesos al mes. El cura y el alcalde mayor buscaban en vano un "escuelero es-
pañol" para el pueblo. Bergoza, 1984, pp. 223-224. En 1753 los indios deJiutepec,
en el valle de Cuemavaca, no querían contribuir a sostener la escuela, "delatándo-
lo con pretextos frívolos como son ya la fiesta del pueblo, ya la recaudación de los
tributos... ya sus cosechas que llaman pixcas, ya que llueve, ya que ... mueven pleitos
sobre sus tierras". Tanck de Estrada, 1989, p. 716.
90 Decían los indios de Achiutla, Teposcolula (Oaxaca) "que siempre que los

precise a pagar el maestro de escuela, lo harán pero que no pagarán el tributo a su


mayordomo y menos las obvenciones". Bergoza, 1984, p. 304.
1A EDUCACIÓN EN LOS PUEBLOS 377

[Al día siguiente, reunidos con el escribano de república e intérprete,


volvieron a rechazar a Castro. El alcalde mayor informó sobre el final
de la junta].
Deseando evitar un tumulto me ha obligado a suspender como sus-
pendo la posesión del maestro de escuela.91

Rechazar a un maestro antes de que empezara a enseñar, como


en los casos anteriores, no era común. Con más frecuencia las que-
jas surgían después de unos meses cuando los indios tenían una
idea más clara de la actitud y la capacidad del preceptor. Se mostra-
ban inconformes si el maestro utilizaba a sus alumnos como cria-
dos, para regar sus árboles, trabajar en sus tierras o limpiar su
casa.92 Les molestaba todavía más que el preceptor no atendiera la
escuela sino que se dedicara a otras actividades: una tienda de co-
mestibles, buscar minas en las montañas, dirigir dos escuelas al mis-
mo tiempo, practicar el juego de trucos o emborracharse durante
el día. A veces se ausentaban por días, dejando en algunos casos a
un familiar o a un alumno destacado en su lugar, por lo cual "la re-
pública y republicanos de este pueblo ... de sentir que de dos cosas,
una: o cumple con su obligación o renuncie la tal escuela". 93
También, debido al salario reducido había maestros

ignorantes que apenas saben escribir, de mala conducta y con especia-


lidad entregados al vicio de la embriaguez ... de costumbres viciadas y
metidos entre los indios, propensos a este género de vida les enseñan
y fomentan sus vicios. 94

91 AGN, Civil, vol. 2196, exp. 5, sin paginación, 26 de abril de 1790 a 9 de julio

de 1791, aproximadamente 50 folios. Probablemente el maestro Carlos Castro ha-


bía sido preceptor en Alahuistla, Zacualpan, ya que ahí enseñaba "Carlos Rodrí-
guez de Castro" en el periodo 1783-1786. Taylor, 1996, p. 317.
92 Ejemplos de Chiapas, Huichapan, Cuitzeo de la Laguna y Texmelucan, Pue-
bla. BTU, Chiapas, caja 2, carpeta l. AGN, Civil, vol. 1441, exp. 23, sin paginación; Te-
rán, 1995, pp. 333-334. AGN, Histuria, vol. 495, ff. 325-330. AJEO, Villa Alta, Civil, exp.
829.
9 3 Casos de Mixitlán, Oaxaca; San Sebastián, Querétaro; San Andrés Tuxtla,
Veracruz; Malpaís, Durango; Amealco, Lerma; Nativitas, ciudad de México; Urua-
pan. AJEO, Villa Alta, Civil, exp. 650. AGN, Histuria, vol. 496. ff. 15-20; Hospital de jesús,
vol. 110, exp. 12. AHED, Correspondencia, rollo 80, 1800. AGN, Tierras, vol. 2971, f.
339; Civil, vol. 2132, exp. 20. Terán, 1995, p. 332.
94 Opiniones de los sacerdotes de Yautepec, Cuernavaca y Culhuacán. AGN,

Hospital de Jesús, vol. 110, exp. 10, f. 8; Clero Regular y Secular, vol. 84, ff. 34v-35.
378 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

Un párroco insinuaba que por la lejanía de algunos pueblos, se


refugiaban ahí malhechores que tomaban el puesto en la escuela.
Sólo iría ahí "un hombre vago, inútil y de mal proceder para man-
tenerse así, tal vez desconocido". 95
En Durango y Michoacán, dos repúblicas tomaron medidas decisi-
vas para corregir situaciones inaceptables, el maltrato y la discrimina-
ción hacia los alumnos indios. Cuando el preceptor de la escuela para
niños de todas las razas en la villa de Santiago Papasquiaro azotaba a
los muchachos, las autoridades indígenas del pueblo retiraron a los
alumnos indios y cesaron la contribución de la caja de comunidad al
salario magisterial. La república de Uruapan formalmente solicitó el
cambio de maestro porque el que enseñaba solía favorecer a los alum-
nos españoles.96 La falta de aprovechamiento académico era otro mo-
tivo de descontento. Como decían los padres de familia en Tepoztlán,
donde pocos alumnos habían aprendido a escribir: "Perder dinero sin
provecho a nadie le gusta".97 Los maestros se defendían, alegando que
los niños no asistían con regularidad a la escuela. En Ayutla, Villa Alta,
Oaxaca, la república, molesta por el alto sueldo magisterial y la falta
de progreso de los alumnos, informó que durante varios años habían
pagado al preceptor

sin haber enseñado ninguno niño a leer y le estamos pagando su sa-


lario doce pesos en cada mes. Esto es el mayor sentimiento de noso-
tros a que sólo el dicho maestro se está aprovechando de nuestro
dinero.

Los indígenas habían comprado dos docenas de cartillas pero


el preceptor no las usó y "hasta el presente no sabemos en qué pa-
raron aquellas cartillas ... que el dicho hombre cumpliera con su
obligación". Pidieron removerlo del puesto y poner a otro "de me-

95 Referente a Pueblo Nuevo, Tlaquiltenango, Cuemavaca. AGN, Hospital de je-


sús, vol. 110, exp. 10, f. 7.
96 AHED, carpeta 13, casilla 4. Terán, 1995, p. 329. Los indios de Zoochila (Villa
Alta, Oaxaca) también se quejaban del mal trato y de la descriminación en contra
de los alumnos indios. AGN, Indios, vol. 88, f. 28v.
97 AGN, Hospital de jesús, vol. llO, exp. 9. Otras quejas de la falta de aprovecha-
miento en Mixitlán, Amealco, Zayamiquilpa. AJEO, Villa Alta, Civil, exp. 650. AGN,
Tierras, vol. 2971, f. 339; Civil, vol. 1441, exp. 23. Defensa del maestro en AJEO, Villa
Alta, Civil, exp. 817, anexo, f. 3.
LA EDUCACIÓN EN LOS PUEBLOS 379

nos precio o busquemos uno aunque sea indio". El juez local no


permitió el cambio, por lo cual la república acudió al intendente
en Oaxaca donde pidió que se citara al preceptor en la capital "con
algunos discípulos suyos, que es [la] mejor prueba de nosotros y pa-
raque no nos trate de embusteros". El pueblo quería regresar a la
práctica de nombrar al maestro y que éste fuera bilingüe:

Que Vuestra Sa. nos considera una licencia que acostumbrábamos an-
tes, que por común se nombraba maestro de escuela, criollo de nues-
tro pueblo, quien puede enseñar a los párvulos dos cosas, de la
doctrina cristiana en idioma castellana y en nuestra lengua para que
los hijos queden comprehendidos lo que expresa la ley de Dios.

El intendente Antonio Mora y Peysal les escuchó y permitió


nombrar a Clemente José como el nuevo preceptor, "de que queda-
ron sumamente satisfechos". 9ª
La solicitud de los otomíes de Zayamiquilpa, Huichapan, para
destituir a Vicente Ferrer de Robles resumía la opinión de los in-
dios sobre lo que debía ser un maestro de escuela. Era una región
donde indios caciques habían financiado escuelas desde 175699 y
donde la república había litigado en 1769 frente a la Audiencia de
México en contra de las autoridades del arzobispado por haber in-
tentado obligar a los indígenas a financiar la escuela. Protestaban
en 1770 porque Robles exigía dinero de los que no tenían hijos, "lo
que no es de justicia ni razón cuando no expende trabajo alguno
en ninguno de los que no tienen hijos"; que "en vez de enseñarles
la doctrina cristiana, los emplea regularmente en que rieguen su
huerta"; que intervenía en asuntos del gobierno indígena: "Cuan-
do iban a ir al Santo Cristo de Chalma y llevarle por vía de obsequio
una danza como es costumbre entre los indios, se opuso a ello".
Desde la casa de comunidad, actuaba "mandando y disponiendo
como si fuese gobernador". En respuesta a la queja, el alcalde ma-
yor negoció un acuerdo entre el gobernador y el párroco para que
cada familia pagara un real cada mes, aunque no tuviera hijos. Pero
los demás del pueblo no estaban conformes. Argumentaban que úni-

9B AJEO, Villa Alta, Civil exp. 749, 1811.


99 Noticias de una escuela en San Luis de las Peras fundada en 1756. Kanter,
1987, p. 29.
380 PUEBLOS DE INDIOS YEDUCACIÓN EN EL MÉXICO COWNIAL

camente el gobernador "y no el común" había acordado dar un real


y además "con todo, no hay mérito legal de cobrar ni aun esta corta
contribución ... Si el número de niños es corto en el pueblo, también
por consiguiente habría de ser bien corto el trabajo que el maestro
hubiese de impender en su enseñanza". Subrayado en el documento,
se destacaba el argumento principal de los indios: no se oponían a la
escuela sino a los abusos de un maestro en particular:

Asentado pues el que no es en manera alguna nuestro intento el que


en nuestro pueblo deje de haber escuela, y antes sí el que se establezca
y subsista, sólo resistimos y nos oponemos a que persevere y continúe
en este magisterio el referido Vicente Robles. 100

Además, los otomíescontestaban los argumentos del párroco,


quien favorecía a Robles exponiendo que el estar casado con una
pariente del gobernador indio y haber vivido 21 años en el pueblo,
"no es ni puede ser mérito para que se haya de continuar en el mi-
nisterio de tal maestro de escuela". Tampoco ayudar en la iglesia
era razón para seguir, ya que "incumbe eso a el sacristán y fiscal y no al
maestro de escuela". Su enseñanza no se comparaba con la de otros
preceptores: "No ha salido de la escuela discípulo alguno de prove-
cho lo que es prueba de su ningún celo o ineptitud para el ejercicio".
Finalmente pedían quitar a Robles de otro puesto que ocupaba, el
de escribano de república "para que en su lugar se ponga otro de
nuestro pueblo". El gobernador indio de Xochimilco resumió las
cualidades que debía tener un maestro: conocimiento de las asigna-
turas, método para enseñarlas y comportamiento moral, "hombre
instruido, eficaz y cristiano". 101
Los poblados que estaban alejados del centro, enclavados en las
montañas. o asentados en tierra caliente no atraían a los mejores
maestros. El sacerdote de Pápalo, Oaxaca, preguntaba "¿Quién ha
de querer venir a San Juan Teponozla, por cierto? Ninguno"; el de
Xalpa, Michoacán observaba que era "dificil encontrar maestro que
quiere vivir en tierra tan mortífera" y el de Nexapa, Oaxaca, se que-
jaba de la dificultad para hallar "sujeto que sufre el territorio, situa-
ción o soledad". Al maestro de Lachiriega, Oaxaca, además de su

100 Subrayado en el original. AGN, Civil, vol. 1441, exp. 23, 21 de mayo de 1770.
101 AGN, Historia, vol. 496, f. 244v.
LA EDUCACIÓN EN LOS PUEBLOS 381

salario y ración de maíz, le daban cada sábado "dos bestias de silla


para ir a la cabecera". En \Ucatán y Chiapas se comentaba la dificultad
de enseñar en lugares "destituidos de sociedad y comunicación". 1º2
A pesar del aislamiento, los preceptores llegaban a impartir sus en-
señanzas en regiones remotas. Padrones de varias subdelegaciones
de la intendencia de Puebla mostraban que en poblados pequeños,
situados cerca de la casa cural, vivía el maestro de primeras letras,
que muchas veces era uno de los pocos no indios que habitaban en
la localidad. Por la sierra de Huauchinango, en el pueblo de Chicon-
cuautla, se hacía notar que: "No hay rancherías ni haciendas y to-
dos los habitantes del curato, excepto el cura vicario y la familia de
aquél y tres maestros de escuela son indios puros". 103 Por la penín-
sula yucateca, a menudo los preceptores venían de otro lugar para
"trasladarse a los pueblos en que se coloquen". 1º4 En todo el virrei-
nato, en pueblos de indios donde moraban personas de otras razas,
frecuentemente el maestro era uno de los vecinos del mismo lugar.
La mayoría de los preceptores de primeras letras eran "españo-
les'', esto es, de la raza blanca. No obstante, en \Ucatán había varios
"maestros de color", que quizás integraran una tercera parte del
magisterio. También tres poblaciones en la jurisdicción de Colima
tenían a mestizos como maestros; Pedro de Mendoza, maestro de
Texcoco durante más de 30 años era "indio filipino". 105
En muchos de los pueblos chicos de la intendencia de México,
donde los habitantes (sin ayuda de la caja de comunidad) financia-
ban la escuela de su peculio, los preceptores eran indios. Había noti-
cias de maestros indígenas en poblados de Tetela del Río, Metepec,
Tenango del Valle, lxtlahuaca, Chalco, Tlaxcala y Cuernavaca; en
Meztitlán los preceptores servían como escribanos de república. 106

102 Bergoza, 1984, pp. 38, 389. Inspecdón ocular, 1960, p. 124. Tanck de Estrada,

1994, p. 415. AGN, Histuria, vol. 498, f. 38.


103 AGN, Padrones, vol. 25, ff. 47v, 56; vol. 21, ff. 10-33, 45-51. AHAM, Libro de Visi-

ta, vol. 26, f. 81.


104 Rubio Mañé, 1942, p, 170.
105 Tanck de Estrada, 1994, pp. 413-415. AGN, Histuria, vol. 495, ff. 98-101; Padro-

nes, vol. 43, f. 50v. Posiblemente en Chiapas también fungían españoles como mae!r
tros, en algunos lugares y mulatos o mestizos en otros, ya que algunos se registraban
con el título "don" y otros sin dicho prefijo. BTU, Chiapas, caja 2, carpeta 1.
106 AGN, Indios, vol. 80, f. 81; Histuria, vol. 501, f. 114; Propios y ArbitrWs, vol. 23, ff.

68-68v; Hospital de jesús, vol. 110, exp. 10. Recibos de maestros de Meztitlán. AGN; Ar-
chivo Histúrico de Hacienda, vol. 397. Kanter, 1987, pp. 137-138. AGET, exp. 72, 1773.
t)O
CUADRO 59 00
Nl
Maestros de escuela en Cuilapan, Oaxaca, 1770..1794

Dinero en pesos Pago mensual


existente en caja en pesos de "C

de comunidad familias ~
Pago mensual en pesos de Pago mensual (probabkmente no tomado §
familias (nombre del en pesos de familias acumulado) de la caja: 1:1
t'1
maestro y "calidad") 1770ª (nombre del maestro) 1794b 1793c 1794 z
8
Villa de Cuilapan 8 (Manuel de Castillo*, esp.) 6 (Simón Torres) 340 6 Sl
~

Azompa 8 (Philis de Contalicia) 8 (Antonio Osorio) 664 8 ¡:¡


e::
SanJacinto Chilateca 2 (Feo. Bolaños, vecino) 6 (Joseph Sánchez) 66 6
San Juan Chilateca 5 (Francisco Quirós) 3 (Martín García) 97 3 5
San Miguel de las Peras 8 (Manuel Merlín, esp.) 3 (Pascual Cristóbal) 163 3
º'z
~
San Pablo de las Peras 5 (Antonio Rendón) 6 (Manuel Muñoz) 194 6 ~
San Agustín de la Cal 5 (Francisco José Arce, esp.) 7 (JuanJoseph Navarro) 99 7 ~
t'l•
Santa Catarina Minas 5 (Manuel Sánchez, pardo libre)5 (Simón de la Cruz) 51 5 §
Santa Lucía del Camino 5 (Francisco Rendón, esp.) 5 (Mariano Díaz) 78 5
San Lucas Tlanichico 5 (Manuel del Castillo, esp.) 4 (Joseph Castro) s.d. 4
8
5
Santo Domingo
Tomaltepec 8 (Nicolás Cristóbal Moreno) 6 (ManuelJarquín) 1094 6 ~
San Francisco y San
Sebastián Tula 6 (Manuel Patiño) 7 (Tomás Reyna) 148 7
San Raymundo Xalpa y
San Pablo de la Raya 5 (Ramón de Carrasco, esp.) 6 (Eugenio Mejía) 356 6
Santa Cruz Xonocotlán 12 (Manuel Corona, esp.) 8 (DonJuanJoseph Sánchez 501 8
y don Francisco Morales)
Santa Ana Zagache 8 (Dionisio Vázquez Díaz) 8 (Luis Ortiz) De barrios 8
zapoteco y
mixteco, 1526
San Andrés Guayapa 5 (Juan Manuel Castillo, esp.) 8 (Joseph Piso) 171 8
San Jerónimo Zagache s.d. 5 (Pío Jacinto Díaz) 83 5
San Pedro Guegoresi Sin "mtro. de razón", es 3 (Antonio Luis) 30 3
fiscal del pueblo
>
t'1

San Agustín de las Juntas Sin maestro 4 (Nicolás Briones) 102 4

Total 16 pueblos 19 pueblos 4 718 pesos 108 ps. al mes


~
º'
z
o 1 296 pesos ~
al año §
~
*"En esta villa había un maestro indio, como en muchos pueblos de esta jurisdicción, pero [como] éstos enseñaban a los niños a rezar, se
les puso maestro español".
Fuentes: a. AGN, Hospital de jesús, vol. 110, exp. 6, ff. 5-6v; Gerhard, 1986, p. 92.
~
b. AGN, Hospital de jesús, vol. 110, exp. 4, (página azul).
c. Demostración de la existencia en las cajas de comunidad correspondientes a la jurisdicción marquesana hasta el día 8 de febre-
ro de 1793". AGN, Hospital de jesús, vol. 110, exp. 2, f. 12.

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00
(.,>O
384 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

La subdelegación de Villa Alta, Oaxaca, tenía preceptores es-


pañoles en varios poblados e indios en otros, todos pagados por
los padres de familia. En algunos pueblos el puesto de maestro de
escuela cabía en la jerarquía de puestos políticos, ya que cuando
Juan Miguel entró como preceptor, la república de Jareta pidió su
remoción porque fue nombrado por el párroco, "no por nuestro
gusto" y "este maestro no ha ejercido ningún cargo, ni aun topil".
Se pretendía que el escribano fungiera también como instruc-
tor.107 Otras subdelegaciones oaxaqueñas donde se había contra-
tado a indígenas para estar al frente de algunas escuelas eran
Antequera, Nochistlán, Miahuatlán, Cuilapan, en Cuatro Villas, y
Tehuantepec. 108 Nombrado por el juez de naturales y el goberna-
dor de la república, el indio José de la Trinidad Damián y Corona,
enseñaba en el barrio de Santiago en la ciudad de Celaya, Guana-
juato.109
Las opiniones sobre los preceptores indígenas los consideraban
desde incapaces hasta excelentes, recorriendo toda la gama, y se
juzgaba de manera parecida a los maestros españoles. Para algunos
sacerdotes eran personas "que apenas saben leer y mal escribir" y
para otros el maestro "indio arrazonado [es] hábil y apreciado, que
desempeña muy bien su obligación". El párroco de Tlacochahuaya
comentaba que prefería al instructor indígena de Ixtaltepec a los
preceptores españoles. "Estoy más contento con él que con uno de
tantos bellacos oaxaqueños a quienes obliga su pereza a abandonar
la ciudad para ser en los pueblos maestros de picardías".11°
Preceptores indígenas servían de intermediarios para la presen-
tación de quejas legales o en la traducción de testamentos del mexi-
cano al castellano. También los maestros españoles ayudaban a las
repúblicas en sus litigios "sugiriéndoles y aconsejándoles como cau-
dillo y cabecillo de todos'', según protestaba la autoridad guberna-

107 AJEO, Villa Alta, Civil, exp. 657, 1805; exp. 650, exp. 8'17 anexo. El fiscal de
iglesia sexvía como maestro de escuela en Elotepec, Oaxaca. Bergoza, 1984, p. 202.
108 Bergoza, 1984, pp. 202, 208, 222-223, 324. AGN, Hospital de jesús, vol. 110,

exps. 4, 6, 8; Histaria, vol. 495, ff. 82, 98-105, 127, 273-276. En Teococuilco el tutor
de dos huérfanos españoles era Juan Ignacio Pérez, "indio natural y vecino de esta
cabecera". APGEO, Sección Intendente CorregUlor, legajo 42, exp. 26, 1816.
109 AGN, Histaria, vol. 500, f. 168.
no AGN, Hospital de jesús, vol. 110, exp. 11; Propios y Arbitrios, vol. 23, ff. 68-68v.
Bergoza, 1984, p. 292. García López, 1992, pp. 49-50.
LA EDUCACIÓN EN LOS PUEBLOS 385

mental, o ayudándoles, como alegaban los indios, al decir que los


preceptores "los defienden y saben dirigirles en asuntos".m
En ocasiones el maestro se aliaba con uno de los grupos de po-
der y esto provocaba protestas. La cercana colaboración del pre-
ceptor con el cura fue criticada por los indios de Cosamaloapan,
Zayamiquilpa y Cuitzeo de la Laguna donde se decía que el precep-
tor indio era "un esclavo, adulador del cura... del recaudador de al-
cabala ... de los otros españoles déspotas" .112 Los indígenas y el cura
de Villa Alta levantaron protestas al virrey en contra del subdelega-
do Bernardino Bonavía por haber utilizado indios jóvenes de 18
años como maestros y hacerles participar en el repartimiento de
mercancías. Antes de enviarlos a los pueblos "les hacía tomar... una
considerable cantidad de pesos ... todos carísimos". "Retenía los
sueldos hasta [que] se le repagara todo", ''y las escuelas fueron más
para su beneficio que para el de los naturales". 113 Si el preceptor
compartía las costumbres del pueblo, varios sacerdotes se quejaban
de esta cercanía, porque los indios solían "creerlos ... verdadera-
mente maestros y verlos tan unidos con ellos, hallando abrigo en su
vida licenciosa". Por otra parte, algunos maestros llegaron a ser di-
rigentes de la población, como en lo alto de las montañas de Aca-
pulco, donde el maestro de Chilacachapa, con 15 años en el puesto,
acostumbraba, con la aprobación del párroco, "manejar todo el ve-
cindario".114

lll AGN, Historia, vol. 501, ff. 114v, 126; Civil, vol. 2196, exp. 5. AJEO, Villa Alta,
Civil, exp. 817 anexo, f. 10.
112 AGN, Historia, vol. 495, ff. 223-272, 352-373; Civil, vol. 1441, exp. 23. Terán,

1995, p. 326.
m AGN, Clero Regular y Secular, vol. 188, f. 210v. El subdelegado Bernardino Bo-
navía fue ejecutado por los insurgentes cuando tomaron la ciudad de Oaxaca en
diciembre de 1812. Morews. Documentos, vol. 1, 1927, p. 142. Los indios de Xochi-
milco alegaban que el subdelegado ponía maestros incapaces con el fin de mane-
jarlos y cobrar parte de su salario. AGN, Historia, vol. 496, ff. 244v-245. La república
de la ciudad de Querétaro logró destituir al procurador de indios porque, entre
varias transgresiones, había nombrado a parientes incapaces como maestros de es-
cuela. AGN, Historia, vol. 496, ff. 79-80.
114 AGN, Clero Regular y Secular, vol. 84, f. 35. Se quejaba en 1793 del deseo de

los indios en Tlapa de pagar poco a los maestros para atraer preceptores de cos-
tumbres relajadas. Molina Ruiz, 1983, pp. 3-6. El sacerdote de Amatepec, Villa Al-
ta, opinaba que los indios querían cambiar al preceptor por un hombre de su
pueblo para poder conservar "algunas malas costumbres de la gentilidad" sin ser
observados. AJEO, Villa Alta, Civil, exp. 829, 1820. AGN, Padrones, vol. 10, f. 96v, 1800.
386 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

Era raro que las protestas en contra de un maestro llegaran a


expresarse formalmente, porque en la mayoría de los casos se arre-
glaba una solución entre los indios, el párroco y el subdelegado.
Otra manera de quitar a un instructor era retirar a los alumnos y
negarse a pagar el salario. De nueve solicitudes hechas por los indí-
genas para remover al preceptor, tres tuvieron éxito, tres fueron re-
chazadas y tres quedaron sin decisión, aunque probablemente una
fue concedida. La negativa a las peticiones de las repúblicas de Xo-
chimilco y Uruapan para cambiar al preceptor por uno más acepta-
ble se fundamentó en que las fallas de los dirigentes de las escuelas
no eran de suficiente gravedad para merecer que se desautorizara
el nombramiento hecho por el subdelegado. 115
Con frecuencia ocurría que los maestros permanecieran unos
años en un pueblo y luego dejaran el puesto, pasando a veces a otro
poblado cercano, más grande y con mejor salario. Entre 1780 y
1784, siete maestros dirigieron la escuela de Xuchi (Chale o). Re-
giones con sueldos bajos, como la de Nochistlán, Oaxaca, se resig-
naban a que los preceptores se mudaran y ''venían maestros a cada
paso". 116 Ahí los sacerdotes apenas los toleraban. En otras partes,
probablemente en la mayoría de los poblados, los maestros se lleva-
ban bien con los párrocos, aunque cada uno en su ámbito. 117 Los
reglamentos de bienes de comunidad hablaban de la colaboración
del subdelegado con el cura en la supervisión de las escuelas, y en
por lo menos un lugar, Tecozautla en Huichapan, el reglamento de-
cía que el subdelegado nombraría al maestro "con la anuencia de la
república". 118 Se solía permitir el ejercicio del magisterio a una per-

115 Peticiones concedidas: Jayacatepec y Amatepec (Villa Alta). AJEO, Villa Alta, Civi~

exps. 817 anexo y 829. Cuitzeo de la Laguna, Terán, 1995, p. 334. Petición negada:
Uruapan, Terán, 1995, p. 330. Xochimilco, AGN, Histuria, vol. 496, f. 247v; Mixitlán, AGN,
Propios y Armtrios, vol. 36, ff. 1-75. Peticiones sin resolución: Amealco, probablemente fa-
vorable, AGN, Tierras, vol. 2971, f. 339; Acapetlahuaya, el virrey Revillagigedo ordenó no
aceptar ni al candidato del cura ni al de los indios y buscar un tercero, AGN, Civi~ vol.
2196, exp. 5;Jareta, AJEO, Civi~ exp. 657. Zayamiquilpa, AGN, Civi~ vol. 1441, exp. 23.
116 AGN, Propios y Arbitrios, vol. 23, ff. 66-67. Bergoza, 1984, p. 145.
117 "Tengo maestros muy idóneos y particularmente el de aquí", dijo el párroco
de Achichipico (Cuemavaca). AGN, Hospital de jesús, vol. 309, exp. 2, ff. 7-10. También
colaboraba el preceptor con el cura en Cardonal. AHAM, Caja 1799, cuentas de la pa-
rroquia de Cardonal.
118 Reglamentos de Guadalajara, Yucatán, Michoacán, Guanajuato, Zacate-
cas, México y en el instructivo de Chiapas. Ejemplo de estas dos frases sobre el
nombramiento del maestro en Molina Ruiz, 1983, p. 33. AGN, Indios, vol. 74, f. 270.
LA EDUCACIÓN EN LOS PUEBLOS 387

sona no muy capacitada si era "hombre de bien'', aunque no tuviera


"la instrucción competente para un ministerio de tanta considera-
ción pero sí sobrada aplicación y buena conducta". 119
Las escuelas con altos sueldos o con seguridad en el pago rete-
nían a sus preceptores por muchos años: Joaquín Antonio Zumaya
trabajó en Coyoacán por más de 40, a partir de 1763; Pedro de
Mendoza en Texcoco por 31 años, de 1786 a por lo menos 1817;Jo-
sé Manuel de Avilés en Actopan por más de 20 años, y Vicente Villa-
vicencio en la parcialidad de San Juan durante 17 años. En San
Sebastián, Querétaro, el maestro Ignacio Antonio de Tapia, quien
enseñaba en 1782, fue sucedido por su hijo, Antonio, alrededor de
1791.120
Algunos maestros se destacaban por su capacidad y por el lugar
honroso del que disfrutaban entre los indios. Luis de Lara se desem-
peñaba como maestro de 100 alumnos en el pueblo de Tixtla, alejado
en las montañas sobre la ruta hacia el puerto de Acapulco. Era espa-
ñol, de 36 años de edad, originario de Atlixco, Puebla, vecino de Tix-
tla, soltero, parecía "sufrir de embriaguez", "hombre callado que
enseña a leer a los niños de balde, que les hace los escritos sin interés
[y él yJosé Miguel] se llevan bien con todo el común [y] con todos los
vecinos". De repente, en 1792 se le encontró en el calabozo del pue-
blo, acusado de ser autor de un anónimo al virrey en contra del sub-
delegado, José Antonio de Rivas. A pesar de que no había prueba en
su contra, permaneció más de siete meses encarcelado. El goberna-
dor indio, la república y los viejos levantaron un memorial al virrey
Revillagigedo en defensa del preceptor. Lara explicaba que en ese do-
cumento las autoridades indígenas argumentaban a su favor "pidien-
do mi libertad y quedando de fiadores de cárcel segura y que no se
me había justificado nada". No sólo recibió la ayuda legal de la repú-
blica, sino que ésta le mostró confianza y apoyo económico al enviar a
los muchachos a la prisión para seguir ahí su instrucción. 121
Lara informaba al virrey:

119 Añadía el cura de Jonacatepec que el maestro a pesar de ser "hombre de

bien" no era muy capaz y sólo servía "de parapeto". AGN, Hospital de jesús, vol. 110,
exp. 10. Rubio Mañé, 1942, pp. 183-184.
12º AGN, Hospital de jesús, vol. 110, exp. 7; Padrones, vol. 14, f. 366; vol. 22, f. 374;
vol. 39, f. 288; Archivo Histórico de Hacienda, vol. 397. Tanck de Estrada, 1984, p.
186. AGN, Historia, vol. 496, f. 59; vol. 501, f. 126v.
121 Luis Seferino de Lara vivía en la calle de Empedrado y medía "cinco pies"
(.)O
CUADRO 60 00
00
Maestros en los pueblos de Tlapa, intendencia de Puebla, 1791

Único no Calidad Número


Nombre Lugar Otro indio en de de
Puebl,o del maestro de origen Calidad oficio Edad puebw esposa hijos e::"'C'l
5=
V>
Petlacala Jose de León Tlapa castizo 30 sí mestiza 1 t::I
C'l
Aguilpa José Rivera Tlapa castizo soldado 47 sí castiza 6 z
Ayochinapa Francisco Rivera Tlapa castizo soldado 22 sí soltero §
V>
infantería -<
C'l
Chipetepec Nicolás Torre castizo soldado 42 sí mestiza 4 t::I
e::
infantería
~
Cacahuatepec Nicolás Mota Tlapa español soldado sí española 1
z
º'
infantería C'l
z
Tlalquesalalpa Gerónimo Leiba español 35 sí española 4 C'l
t""
sí mestiza 1 ¡¡:::
Atlanajaque Manuel Coronel Olinalá español 25

Alcozauca José Caballero Alcozauca español soldado 28 no india 3
infantería
8C'l
castizo soldado sí mestiza 1
o
Xonacatlán Juan Hemández 26
infantería ~
Ixquinatoyoque Manuel Camacho Huajuapan mestizo 30 sí mestiza 3 ~
Metlatono Miguel Gálvez Galicia europeo 35 no española 2
Zoquiapa Bernardo Díaz Huajuapan español no mestiza 3
Coehuapan José Espinabarro Tlapa 35 sí india 4
Atlamajacingo Juan Oyanguren Puebla español 26 él y cura española 1
Rancho San Juan José Dimas Puebla español sastre 40 no soltero
Tlacuapa Vicente Huesca Chilapa español 23 sí s.d.
Copanatoyaque Clemente Morales Acatlán mestizo 30 sí mestiza 3
Temalacacingo José Ortega español 30 No s.d.
Atlixtaca Juan García Chilapa mestizo 34 Él y cura india 1
Zapotitlán Felipe Caballero Alcozauca español 38 No india 1
Cuapalán José Santa Cruz Qualaque castizo 38 sí mestiza 1
Huizapula Mariano Navarro Tlapa español 31 él y uno más castiza 1 s:
Teucuitlapa Miguel Sánchez t'1
Puebla español 26 sí mestiza 1 o
e:
Chepetlán Vicente Luengo Chilapa español 36 no española 5
Zacualpa José Polanco Chilapa español 35 sí española o ~
5,
Quachimalco Cipriano León Tlapa castizo soldado
z
46 sí mestiza 1 t'1
z
caballería t""
o
Sochihuehuetlán Tomás Montiel Malinalco español 60 no mestiza 3 "'"ll
Azompan Vicente Guzmán e:t'1
Tamazulapa mestizo 45 sí mestiza 1 llO
t""
Tepexcatlán Manuel Sánchez Calihuala español 56 sí soltero o
Alacatlasaja José Covarrubias Chilapa español 50 no española 1 "'
Totomistlahuaca José Tomaras Puebla español tejedor 54 no viudo
Potuichán Blas Cantú Tlapa español 56 no española 4
Ahuacatitlán José Rodríguez Olinalá español 41 no mestiza 2
Quaxapan Agustín Guevara Tlapa mestizo sí mestiza 4
Acatepec José Pardo español 42 sí mestiza 5
Tenango José Nieto 57 sí viudo
()()
Fuente: AGN, Padrones, vol. 21, ff. 10-35, 45-51. 00
(J:)
390 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

En el referido tiempo he pasado y estoy pasando, quejante de varias


enfermedades, algunas necesidades; que a no tener la providencia de
estar enseñando (como es público y notario) en la puerta de esta real
cárcel, a varios niños a leer, escribir y contar, que me administran és-
tos un bocado, desde luego lo pasaría mal sin duda. Ahora, si acaso
soy algún mal vecino o inconseguiente ¿para qué me solicita todo el
pueblo para maestro de escuela?
No tengo padre, madre, ni pariente alguno a quien volver los ojos más
que a Dios y al amparo de Vuestra Excelencia para que efectuada esta
mi súplica, siga con mi escuela por ser un pobre infeliz y enfermo de
una pierna y tener sólo en este pueblo alivio ...
Penosa Cárcel de Tixtla, 6 de febrero [de 1793)

Después de regañar al subdelegado por su injusto procedimien-


to, el virrey ordenó la liberación inmediata de Lara; posiblemente
regresó a enseñar en la Escuela Real de Tixtla, ya que la caja de co-
munidad aportaba 60 pesos anuales para el sostenimiento de dicha
institución.
La república de Xochimilco también defendió a su maestro Jo-
sé Morales cuando el subdelegado, Ignacio Beye de Cisneros, lo
destituyó en 1797, después de haber estado enseñando casi tres
años. Los indios no querían que siguiera el remplazo de Morales,
porque no hablaba náhuatl. Con cartas de apoyo del gobernador y
de un preceptor particular, Morales presentó su caso. Hombre casa-
do, con cinco hijos menores, tenía título formal expedido por el
subdelegado, con la anuencia del párroco, según la real cédula del
22 de febrero de 1778.122

de estatura. AGN, Padrones, vol. 17, ff. 217-217v; Subdekgados, vol. 48, exp. 12, ff. 228-
255; Indios, vol. 76, ff. 19-28, 48. El libro de cuentas de la caja de comunidad de
Tixtla empezó en 1738. "Los oficios principales de república son: el gobernador
encargado de los fondos de comunidad, dos alcaldes, dos mayores, cuatro regido-
res, veintidós topiles y un jurado; además el fiscal, dos mayores, ocho topiles y dos
sacristanes que sirven a la parroquia". Durante estos mismos años la república de
Tixtla intentaba expulsar a los españoles, negros, mulatos y mestizos "bajo el pre-
texto de ser soldados milicianos, hacen pastar su ganado mular y caballar en las
siembras de los naturales". Santos Carrera, 1988, p. 143. Otros pueblos también te-
nían problemas con los soldados de su región: San José del Valle del Maíz (San
Luis Potosí); San Luis de la Paz (Guanajuato), y Sayula (Guadalajara). Montejano,
1989, pp. 66-67; Co/,ección de acuerdos, 1868, vol. 2, pp. 304-306, 1792. AGN, Archivo
Histórico de Hacienda, vol. 441, exp. 16.
122 AGN, Historia, vol. 496, ff. 156-169, 214-247.
LA EDUCACIÓN EN LOS PUEBLOS 391

Pero cuando el sacerdote murió, el subdelegado cesó a Morales


y nombró a Manuel Lazo. El nuevo párroco aprobó el nombra-
miento. A pesar de la apelación de los indios de Xochimilco y del
interesado, el virrey ordenó en abril de 1798 no reponer a Morales.
Lazo sirvió como preceptor hasta 1803, cuando de nuevo la re-
pública solicitó que Morales reasumiera el puesto. Esta vez las auto-
ridades indígenas revelaron detalles sobre la destitución del
preceptor en 1797. Alegaron que el subdelegado Beye de Cisneros
removió a Morales porque le debía parte del salario, habiendo rete-
nido ilegalmente fondos de la caja de comunidad para su uso per-
sonal. En aquel entonces, la república había desistido en la defensa
de Morales porque el subdelegado quería "extraer derechos" al an-
terior gobernador. Explicaron cómo Beye de Cisneros prefería poner
a un maestro ''vil e incapaz ... empleándose en su servicio y acomo-
dándose a recibir su sueldo incompleto y finalmente a un hombre
que obtenido el empleo indebidamente nos robe el dinero que le
pagamos". Los indios alababan al maestro Morales:

Necesitamos un sujeto que a más de estar impuesto perfectamente en


los ministerios de la fe que ha de enseñar tenga facilidad de traducirla
del idioma castellano a el mexicano. Esta casi es la cualidad principal
que se debe solicitar en el maestro que haya de cultivar a los párvulos
en esta feligresía a más de poseer el amor paterno para de algún mo-
do acariciarlos y no amedrentarlos. Esta persona es D. José Morales.

El gobernador, Pascual de los Santos, afirmaba que no eran só-


lo los indios quienes deseaban el regreso de Morales: "Es sentir
nuestro y de todos los españoles del vecindario". También tenía la
aprobación del nuevo párroco, Antonio Monteagudo, y de hecho
nueve de los 13 barrios de Xochimilco ya le estaban pagando a Mo-
rales para que instruyera a sus hijos y no los enviaban a la escuela
dirigida por Lazo.
De nuevo, la respuesta del gobierno fue negativa. Pero Lazo se
enfermó y otro preceptor asumió el puesto. Duró solamente unos
meses, posiblemente por trabas interpuestas por el gobernador, los
padres de familia y el sacerdote. En vista de que el virrey había or-
denado en 1804 investigar las anomalías en el manejo del dinero
comunal por el subdelegado, posiblemente la república logró colo-
car a Morales en la escuela, ya que el gobernador mostraba una ac-
titud determinada frente al virrey: ''Yo, excelentísimo señor, que no
392 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

puedo ver con indiferencia la necesidad de los hijos de mi repúbli-


ca, me veo en precisión de informar de buena fe lo que me parece
justo sobre este asunto".
Otro maestro destacado enseñaba en Tecali, Puebla, un poblado
de indígenas. El preceptor, Lorenzo Damián Téllez, además de ser
cacique, en dos ocasiones había gobernado Tecali. Era miembro de
una de las familias más importantes de la región, que controlaba los
altos cargos políticos, hecho que había provocado quejas por parte
de los alcaldes indios. 123 Diligente instructor de más de 100 alumnos
de 1790 a 1794, con salario de 96 pesos al año, Téllez tuvo que dejar
el puesto para atender a sus hijos. Después de diez años, el párroco le
pidió que volviera a encargarse de la escuela porque la enseñanza ha-
bía decaído. Como decía Téllez, faltaba el "maestro tenahtiane' en Te-
cali. Tanto el gobernador, Juan Aniceto Téllez, como el gobernador
pasado, Fabián Téllez de Santiago, testificaron a favor del preceptor y
su solicitud para un aumento en sueldo a 180 pesos anuales. Tam-
bién el párroco y el subdelegado lo apoyaron y elogiaron la calidad
de la instrucción impartida en Tecali: tres de sus discípulos habían en-
trado en el estado eclesiástico; solía ayudar al párroco en la enseñan-
za religiosa de adultos; contaba con 34 alumnos aprendiendo
aritmética y escritura y 74 aprendiendo lectura y doctrina; "un copio
de niños de tanta consideración ... adelantados en todos cuantos en
la escuela entran".
Habiéndose cerciorado de que en Tecali había suficiente ingre-
so anual en la caja de comunidad (473 pesos), las autoridades de la
intendencia aprobaron la solicitud, especialmente debido a "la bue-
na disposición en que se hallan todos aquellos naturales para que
continúe Téllez con aquel aumento de sueldo". 124
Maestros buenos y queridos enseñaban a los indios, otros me-
diocres y algunos de dudosa conducta. La república de Santa Cruz
Atoyac en Coyoacán estimaba al preceptor Joaquín Antonio Zumaya
porque "con sólo el corto estipendio con que le hemos contribui-
do, ha enseñado amorosamente a nuestros hijos y manteniéndose
en la mayor tranquilidad y paz". En Tuxtla, Chiapas, Lorenzo Man-
zilla trataba "a los indiezuelos con paternal cariño, dándoles ejem-
plo de virtud con su conducta". Francisco Calderón y la Higuera,

123 INAH, Centro de Documentación, Tecali, rollo 46, 1791.


124 AGN, Civil, vol. 1657, exp. 2.
lA EDUCACIÓN EN LOS PUEBLOS 393

maestro de Homún, fucatán, era "de noble nacimiento, edad ma-


dura y genio especial para la enseñanza de niños". 125
El maestro examinado, veedor pasado de la Nobilísima Arte de
Primeras Letras de la ciudad de México, José Fernández Saavedra,
dirigía la escuela de indios en Actopan. 126 Vicente Obregón era
ejemplo de los maestros que iban de un lugar a otro: enseñó varios
años en Tecamachalco y luego pasó a Tlacotepec, cerca de Tolu-
ca.127 El futuro médico y periodista científico, José Bartolache, tra-
bajó varios años como preceptor en el pueblo de Mazatepec, cerca
de Cuernavaca. 128 Por otra parte, José Antonio Flores no sólo se
quedó en Tlalnepantla 12 años sino que se casó con una india, tuvo
varios hijos y pidió a la república comprar "un pedacillo de tierra
de tres cuartillos de sembradura contigua a mi escuela". (Se le negó
el permiso porque el terreno estaba dentro del fundo legal, trabaja-
do por el indio Sebastiánjosé).1 29 Sebastián Negri, italiano, perma-
neció seis años en Huejutla como maestro, no por su gusto sino
como castigo por haber desertado del Regimiento de Infantería de
América. Al solicitar un aumento en el salario, externó su deseo de sa-
lir a otro lugar y practicar otro empleo; se tenía que quedar en "un
país tan miserable [sin] libertad para buscar otro oficio como sas-
tre". A pesar de su descontento, enseñaba bien y tenía buena con-
ducta, según el párroco. 13º Cerca de Chalco, el sacerdote encontró
otro maestro inconforme con el lugar y con la tarea de dirigir los
rezos de los indios antes de misa:

Y diciéndole yo que por qué no seguía otro rato, me respondió que


también se cansaba y el domingo cuando pregunté al fiscal si estaban
rezando las oraciones, me respondió que el maestro de escuela se ha-
bía ido a Totolapan como lo hace todos los sábados y no viene hasta el
lunes a medio día.1 31

125 AGN, Hospital de jesús, vol. 45, exp. 1, f. 17; vol. 110, exp. 7, 1794, 1808. BTU,

Chiapas, caja 2, carpeta 1, p. 42. Rubio Mañé, 1942, p. 177.


l26 AGN, Historia, vol. 499, f. 12, 1786.
127 Tecamachalco, 1788-1792. AGN, Indios, vol. 78, f. 151; vol. 86, f. 270. Tlaco-

tepec, 1807, Historia, vol. 500, f. 304.


128 Luque, 1970, p. 40.
129 AGN, Tierras, vol. 2621, exp. 6, f. 27, 1818.

130 AGN, Historia, vol. 498, ff. 266-268, 1793.


13 1 AGN, Propios y Armtrios, vol. 23, f. 86, 1805.
394 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

Cuando los indios se retrasaban en el pago a los preceptores,


ellos expresaban su sentir, como hizo José Manuel Marqués en un
barrio de Coyoacán. "Soy un pobre con familia, muerto de hambre
y he tenido un corto sueldo y que no me administre, no es justi-
cia".132 José Diosdado, de 40 años, maestro de escuela en Santo To-
más Zempoala, dejó el magisterio en 1798 para unirse con Agustín
Marroquín y dedicarse al robo de ganado. 133 Aunque los indios de
Mixitlán, Villa Alta (Oaxaca), quisieron nombrar a Antonio Juan
como preceptor, el cura se opuso porque era hijo del prófugo
Raymundo Santos, de Puxmetacam, líder de alborotos y ceremo-
nias religiosas heterodoxas. 134 Más ortodoxos y mejores instructores
resultaron ser los estudiantes seminaristas, que enseñando en varios
pueblos de Oaxaca aprendieron así el idioma nativo. En esa forma
trabajaba en Nochistlán, Domingo López, indio natural de Cánta-
ros, "de conducta arreglada y buenas costumbres". 135
Para principios del siglo XIX el puesto de maestro de escuela en
los pueblos de indios era un empleo reconocido en la sociedad. La
república de Chalco colocó un anuncio en el Diario de México, don-
de solicitaba candidatos para el puesto de preceptor de primeras le-
tras, y ofrecía pagar 120 pesos al año de los fondos de la caja de
comunidad, complementándolo con lo que pagaban los niños espa-
ñoles que asistían a la escuela.136

LOS ALUMNOS

Generalmente los alumnos que asistían a las escuelas de primeras


letras eran indios varones de seis a 12 años de edad. Dentro de la
población indígena total, los muchachos de estas edades, quienes
constituían la "población escolar potencial", representaban 8 por
ciento. 137 Los documentos de la época se referían a los indios en las

Hospital de jesús, vol. 110, exp. 7, 1808.


132 AGN,
Van Young, 1992, pp. 221 y 224.
133
134 AGN, Propios y Armtrios, vol. 36, ff. 18, 33, 42-65, 1806-1810.
135 Bergoza, 1984, pp. 142, 145. Canterla, 1982, p. 209.
136 Diario de México, 4 de enero de 1807, en Ramos, 1987, p. 5.
137 Desgraciadamente los niños, razón de ser de las escuelas, no aparecen co-
mo protagonistas o hablantes en la documentación. Hasta ahora no hemos encon-
trado firmas, cartas ni citas de los alumnos indios. Raramente se intuyen su voz o
lA EDUCACIÓN EN LOS PUEBLOS 395

escuelas como "niños pupilos", "niños indios", "indizuelos escolares",


"indisuelitos" "niños hijos de este pueblo", "inditos", "niños párvulos
que cada hijo en su casa tenga", "discípulos", "infantes naturalistas",
"criaturas", "niños del común" "niños pobres de leer y escribir", "cria-
turas en primeras letras que corresponden al común de naturales", y
por supuesto como "muchachos", "alumnos" y "niños". 138
En pueblos donde vivían jóvenes de otras razas, casi siempre
asistían a la escuela junto con los indígenas. Si la caja de comuni-
dad otorgaba un salario adecuado al preceptor los indios aprendían
gratuitamente, pero los hijos de españoles, mestizos y mulatos paga-
ban un real al mes, o lo "que convengan y sea de costumbre". Los
reglamentos de los bienes de comunidad y varios informes especifi-
caban que la contribución de los alumnos no indios debía servir para
completar el salario magisterial, o en algunos casos, para alcanzar
un sueldo adecuado. 139 No era infrecuente que en los pueblos de

alguna noticia de su presencia por medio de informes de los adultos. En Yucatán en


1790 se informaba que "sólo deben entrar en dichas escuelas los varones de cinco a
doce años". Rubio Mañé, 1942, p. 259. En Cuatro Villas, Oaxaca, se decía en 1770
que los niños que asistían a las escuelas tenían entre cuatro y 12 años. AGN, Hospital de
jesús, vol. 11 O, exp. 6, f. 3v. Los autos de visita del arzobispo disponían en 1752 para
los pueblos de Tepozotlán y Tula que los muchachos indios debían asistir a la escue-
la hasta la edad de "quince años a lo menos", pero posteriormente se decía que de-
bían asistir los niños de cuatro o cinco años a diez u 11 años. AHAM, Liúro de Visita, vol.
10, f. 15; vols. 22, 23, 24, passim, 1780-1784. Para calcular la población escolar poten-
cial hemos usado las edades de seis a 12 años, esto es siete años (sería válido para lu-
gares donde la asistencia de los alumnos era de los cinco a los 11 años). Tomando
como base el padrón levantado en la intendencia de Guadalajara en 1793, que indi-
caba la población por raza y edades, se concluye que 8% de la población indígena to-
tal eran de niños varones de seis a 12 años. Menéndez Valdés, 1980, passim. Véase el
cuadro 31, capítulo IV, para análisis de estos datos.
El Fiscal Protector de Naturales, Sagarzurrieta opinó en 1800 que debían con-
tribuir al pago del maestro los padres de niños varones de cinco hasta diez años
"vayan o no a la escuela''. AGN, Civil, vol. 1502, exp. 16, f. 3v. Clavigero informó que
la edad de los alumnos en las misiones de Baja California era de seis a 12 años. Lu-
que, 1970, p. 283.
138 AGN, Tierras, vol. 2971, f. 339; Propios y Arbitrios, vol. 7, f. 98v; vol. 8, f. 244;
Historia, vol. 496, f. 267. AGET, Cuentas de 1816; Archivo Histórico de Hacienda, vol.
397, exp. 3. BTU, Chiapas, caja 2, carpeta 1, p. 42. Rubio Mañé, 1942, pp. 277-278,
285. AGN, Hospital de jesús, vol. 45, exp. 3; Indios, vol. 73, f. 68. AHED, Correspondencia,
rollo 80, carta del maestro de Malpaís. AGET, año de 1773, exp. 72, f. 21.
139 Guadalajara, Cokcción de acuerdos, 1876, p. 315. Yucatán, Rubio Mañé, 1942, p.

255. AGN, Consolidación, vol. 10, f. 421v. Michoacán, AGN, Propios y Arbitrios, vol. 34, f. 11.
Guanajuato, AGN, Indios, vol. 83, f. 152. Zacatecas, AGN, Indios, vol. 83, f. 249. Puebla,
AGN, Civil, vol. 1657, f. 47v. México: Coyoacán, Cuemavaca y Otumba, AGN, Hospital de
396 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

indios hubiera "párvulos de color", "niños españoles'', "los hijos de


los vecinos" y los "niños de razón". 140
Durante los primeros años del funcionamiento de una escuela, a
menudo la asistencia de los niños era escasa y esporádica. En Culhua-
cán durante 1775 sólo asistieron ocho o diez niños diariamente "y és-
tos no son siempre unos mismos". El párroco de Mazatepec informó
en 1781 que de los 85 alumnos que habían comenzado, después de
algunos meses apenas quedaban unos cinco, y en Cuemavaca, de 200
niños, sólo asistían ''veinte con mucho trabajo". 141 Escuelas recién
fundadas en pueblos pequeños de las subdelegaciones de Chalco y
Pachuca, alrededor de 1792, eran "mal dotadas y peor asistidas". Va-
rios sacerdotes de la diócesis de Oaxaca informaban sobre la ausen-
cia de los muchachos, "en donde hay cien niños sólo asisten a ella
diez". 142
Con el tiempo las familias se acostumbraron a la idea de enviar
a sus hijos a clases, se mejoraron los salarios de los maestros, pagan-
do a muchos con fondos comunales, y a menudo se incrementó la
asistencia, como en Tecama (Ecatepec), donde se comentaba con
complacencia en 1776 que asistían "muchos muchachos". Algunos
lugares, como Jonacatepec y Coyoacán, lograron que una tercera
parte de los jóvenes se presentara en la escuela, aunque para las au-
toridades eclesiásticas y civiles esta proporción era insatisfactoria. A
menudo las expectativas eran altas; se esperaba una concurrencia
de "todos los niños"; una asistencia "completa". 143
Los sacerdotes, desde el púlpito y en conversaciones con sus fe-
ligreses, exhortaban a los indios a apoyar la escuela con la presen-

Jesús, vol. 110, exps. 7 y 8. Chávez Orozco, 1954, p. 19.0axaca, Bergoza, 1984, p. 335.
Reglamento de Tequila, 1791, AGI, Guoóalajara, 358, f. 4. BlU, Chiapas, caja 2, carpeta l.
140 En Yucatán una tercera parte de los pueblos de indios tenía "vecinos de co-

lor". Se ordenaba que: "En igual escuela con los indios y bajo de las mismas razo-
nes han de entrar los hijos de los españoles, mestizos, pardos, chinos y morenos de
los pueblos". Rubio Mañé, 1942, pp. 178-182, 188, 209, 254.
141 Los franciscanos informaron en 1754 que había una escuela en Mazatepec.

La parroquia fue secularizada en 1756. Posiblemente se descontinuó la escuela y


no se volvió a abrir hasta 1781. Así se explica lo dicho por el párroco. AGN, Hospital
de Jesús, vol. 309, exp. 6, ff. 24, 30; Clero &guiar y Secular, vol. 84, ff. 27-57.
142 AHAM, Libro de Visita, vol. 26, f. 141; vol. 29, f. lOlv. Bergoza, 1984, pp. 99,

120, 401. Rubio Mañé, 1942, p. 174.


143 AGN, Hospital de Jesús, vol. 110, exp. 6. AHAM, Libro de Visita, vol. 18, 1776. Ber-
goza, 1984, pp. 55, 255. En Tepospizaloya, Guadalajara, asistían a la escuela 37% de
los niños y niñas. Gallo Lozano, 1988, p. 225
lA EDUCACIÓN EN LOS PUEBWS 397

da de sus hijos. Así obedecerían la recomendación hecha por Car-


los 111 en la real cédula del 5 de noviembre de 1782. Los obispos
también instruían a los párrocos para que promovieran las escue-
las. Los autos de visita en el arzobispado de México les ordenaban
insistir a los fieles sobre

sus respectivas obligaciones, y entre otras, con la de enviar a sus hijos,


parientes y domésticos a las escuelas que hay establecidas ... cuidando
dicho cura y sus sucesores de visitarlas algunas veces para ver cómo se
enseña y notar los que asisten a fin de que siendo pocos, exhorten con
eficacia a los padres, parientes y amos a que los envíen y no los saquen
de ellas hasta que logren una competente instrucción ... y que están
obligados a procurar su enseñanza y aprovechamiento.1 44

A menudo los eclesiásticos se desanimaban: "No hay forma de


que los indios pequeños asistan a ellas a pesar del desempeño que sin
cesar se pone en esto". Tampoco asistían los niños de otras razas en la
región de Cuernavaca y en Yucatán. 145 Los subdelegados a veces se
quejaban de la "desidia e indolencia... en tan importante asunto, tan-
to de parte de los indios que nada aprovechan cuanto de la del maes-
troque tenía abandonada dicha escuela". El preceptor Morales, de
Xochimilco se introducía en los jacales para recordar a los alcaldes
indígenas lo mandado por el rey y por Dios y "decía a gritos en len-
gua mexicana y castellana, amenazándoles por último de que a no
obedecer, precisaría el ocurso a México". 146 A veces resultaba que "a
fuerza de vigor, tolerándoles sus imprudencias, originadas de su rus-

144 Konetzke, 1962, vol. 4, pp. 500-501. AHAM, Libro de Visita, vol. 24, ff. 64-64v.

Los autos de visita de 140 líneas de escritura, dedicaban 40% del espacio al tema
de la educación; 35 al cuidado de los libros parroquiales, 15 al desterramiento de
pecados públicos y el buen ejemplo del sacerdote; y 10% al inventario de orna-
mentos sagrados.
El párroco de Zacualtipan informó: "He estrechado a los indios con suaves
amonestaciones, haciéndoles ver lo útil y forzoso que les es colocar en cada pueblo
un maestro de escuela". AGN, Tierras, vol. 3027, exp. 19. La Audiencia de Guatema-
la decidió rogar a los obispos que mandaran a los sacerdotes de Chiapas "persua-
dir a los indios lo útil y conveniente que les será el que aprendan sus hijos a leer y
escribir". BTU, Chiapas, caja 2, carpeta 1, f. 4v.
145 Bergoza, 1984, pp. 38, 114, 120, 156. AGN, Hospital de jesús, vol. 110, exps.

10, 11. Rubio Mañé, 1942, pp. 205, 210.


146 Cutzamala, Tetela del Río, AGN, Indios, vol. 80, f. 78v; Xochimilco, Historia,

vol. 496, f. 214v.


398 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

ticidad ... concurran un día con otro, la mayor parte de la juven-


tud".147 Se informaba que en Tacubaya y en Xalapa del Marquesado
(Oaxaca) se castigaba a los niños que no se presentaban en las escue-
las. Algunos subdelegados proponían aplicar multas a los omisos o
castigar a los padres con seis azotes y a los niños con tres. 148 En tiem-
pos de enfermedad, lluvias, siembra y cosecha disminuía el número
de alumnos en las escuelas. 149 El consejo que dio el arzobispo Lizana
al párroco de Huimilpan, Querétaro, era representativo del sentir de
las autoridades: animaba al sacerdote a fomentar "en cuanto pueda
la escuela pública sin decaer el ánimo por falta de asistencia ni dejar
de interpelar a sus padres para que envíen a sus hijos como también
a la explicación de la doctrina en el púlpito en los días domingos". 150
En 1786, año de peste y hambre, en Apan asistían 79 niños a la
escuela que estaba financiada por la caja de comunidad. Este nú-
mero era aproximadamente la mitad de la población escolar poten-
cial.151 Había 32 muchachos registrados con apellidos y 47 con
nombres de pila solamente: Gabriel Espinosa ... Deorotheo Cesa-
rio ... José Pampihilo, Pío Quinto, Felipe de Jesús, José el Güerito,
Teodoro Alberro,José Ameyalco, Benancio Virgen. En Xochimilco
casi ninguno de los habitantes indios usaba apellido. Al entrar los
167 alumnos, el preceptor les
llamaba cada uno por nombre, cada mañana: Mariano Guadalupe, hijo
de Anita Francisca, viuda... Albino José, hijo de Andrés Antonio ... Euse-
bio Victoriano, hijo de José Flores ... Pascual Antonio, hijo de José Si-
món ... Esmeregildo, hijo de Lorenzo ... Leoncio ... Policarpo ... Leocadio ...

Niños seguramente bautizados con el nombre del santo conme-


morado el día en que ellos nacieron, costumbre seguida en esta
época por la gen te de todas las razas. 152

147Teutila, Oaxaca. Bergoza, 1984, pp. 42, 114, 140, 188.


148Bergoza, 1984, p. 356. Rubio Mañé, 1942, pp. 205-206. AGN, Hospital de jesús,
vol. 110, exps. 2, 11.
149 En la epidemia de 1786 sólo asistía un tercio de los niños a la escuela de Teo-
tihuacan. AGN, Histuria, vol. 495, f. 67. Cl,ero Regular y Secular, vol. 84, f. 358. Bergoza,
1984, p. 255. Gallo Lozano, 1988, p. 211.
150 AHAM, Liúro de Visita, vol. 32, f. 78v.
151 AGN, Histuria, vol. 495, ff. 238-240. AHAM, Liúro de Visita, vol. 18. En 1776 la

población de Apan era de 1 997 personas.


152 AGN, Histuria, vol. 496, ff. 218-218v; Padrones, vols. 1 a 49, passim. Relaciones

geográficas, 1988, vol. 2, padrón de Tetela del Río, pp. 341-408.


lA EDUCACIÓN EN LOS PUEBLOS 399

En San Andrés Tuxtla, Veracruz, asistía un número de niños


"muy copioso"; en la intendencia de Oaxaca había un "crecido nú-
mero" de alumnos en Tlaxiaco y los muchachos iban "con mucho
esmero" en Yanhuitlán. Se registraban más de 100 estudiantes en
Chilpancingo (400); Amecameca (300); Yautepec (280); Atlautla
(250); Xecelchakán, Yucatán (205); Totomehuacán, Puebla (200);
Meztitlán (132), yTecali (108).153
La escuela de Uruapan, como las de Yautepec y Xecelchakán, te-
nía un considerable número de alumnos no indios. La república indí-
gena se quejaba del maltrato hacia los muchachos indios y favoritismo
del maestro español hacia los niños "de razón". "Habiendo en la es-
cuela varios niños hijos de los vecinos españoles, éstos son los que se
llevan la preferencia en la enseñanza". Además, dentro y fuera de la
escuela había peleas entre los muchachos indios y los españoles:

Nuestros hijos son estropeados de los niños de razón. En esto no hay


que dudarse por ser más aventajados en el espíritu, en viveza y en que
son de razón y los nuestros son indios para ser despreciados... los nues-
tros se ven abatidos y aun burlados a causa de su rusticidad natural. 154

El párroco, el bachiller Nicolás de Herrera, futuro insurgente con


Morelos, minimizó los conflictos entre los alumnos sin comentar so-
bre el supuesto maltrato del maestro a los niños indios. Después de
hablar con "los pequeños que asisten a la escuela", concluyó que "sólo
se hallan puerilidades regulares en todas las escuelas: que hoy por
ejemplo se disgusta uno con otro y mañana éste con aquél... sin que
hasta ahora se haya observado cosa grave". Las autoridades indígenas
de Villa Alta también se quejaban de la actitud del preceptor porque
favorecía a los "indios castellanos" sobre los niños que sólo hablaban
mixe, y en la región de Veracruz, los de San Andrés Tuxtla no querían
que "sus hijos se mezclan con los hijos de los de razón, en una misma
escuela, cuya fábrica material es de ellos" esto es, de los indios. 155

153 AGN, Padrones, vol. 17, f. 20; Hospital de jesús, vol. 309, exp. 7. Bergoza, 1984,
pp. 168, 336. AHAM, Libro de Visita, vol. 24, f. 38. AGN, Hospital de jesús, vol. 110, exp.
8, ff. 1-4; Propios y Arbitrios, vol. 23, f. 68v. Rubio Mañé, 1942, p. 184. AGN, Indios, vol.
75, f. 13; Historia, vol. 493, f. 115; Civil, vol. 1657, exp. 2.
154 Terán, 1995, pp. 329-330.
155 AGN, Hospital de Jesús, vol. 11 O, exp. 12; Historia, vol. 498, f. 272; Clero Regular
y Secular, vol. 188, ff. 210-212.
400 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

En los pueblos donde los padres de familia contribuían con todo


o parte del salario magisterial, los niños que eran "pobres de solem-
nidad" o hijos de viudas no tenían que pagar, ya que el protector de
indios ordenaba que se les enseñara gratuitamente. Varios párrocos
en Yucatán ayudaban a los indios desamparados a asistir a clases,
entregando un subsidio al preceptor. 156 Cada sábado era costumbre
que los muchachos llevaran una vela o un huevo al maestro. A veces
una contribución en especie, más cuantiosa y variada, se incluía en
el acuerdo hecho por los padres de los alumnos con el instructor;
en otras ocasiones el preceptor exigía "la contribución de leña y
otras, aunque en sus títulos no se expresan pero poco a poco lo van
añadiendo" .157
Los niños indios mostraban interés en el aprendizaje al caminar
un kilómetro de Chalmita por la barranca para poder "educarse en
la escuela que tiene el convento de limosna para todos los que quie-
ren ir a ella". De Tocomatlán (Tetela del Río) "algunos niños que se
aplican a aprender las primeras letras ocurren al inmediato pueblo
de Tlachapa". Aunque varios muchachos "vienen forzados" o asistían
"los que quieren y no son los indios muy querendones" y había "al-
gunos discípulos, enteramente inhábiles", otros seguían "su corres-
pondiente aprovechamiento, muy aptos para el efecto". 158

EL LUGAR DE LA ESCUEIA

Durante la época colonial, ni en las ciudades y villas de españoles,


ni en los pueblos de indios, era costumbre utilizar un edificio cons-
truido especialmente para la escuela de primeras letras. Las leyes y
las cuentas de las cajas de comunidad prestaban más atención a la
existencia de un preceptor y la asignación de su salario. Donde es-
taba el maestro con los alumnos, ahí estaba la "escuela". 159

156 Orden del 18 de septiembre de 1786. AGN, Historia, vol. 495, ff. 22, 33, 133,
276; Civil, vol. 1657, f. 47v; Historia, vol. 498, f. 272. Tanck de Estrada, 1994, pp.
441-445. Rubio Mañé, 1942, pp. 179, 205.
157 AGN, Historia, vol. 493, f. l 16v; Indios, vol. 88, f. 28v. Ejemplo de un acuerdo
con pago en dinero y especie en AJEO, Villa Alta, Civil, exp. 817, anexo.
158 AGN, Indios, vol. 80, ff. 59v, 167v, 187; Hospital de jesús, vol. 309, exp. 7. Ber-
goza, 1984,pp.38, 188.
l59 Terán, 1995, pp. 207-208. Tanck de Estrada, 1985, pp. 216-217.
lA EDUCACIÓN EN LOS PUEBLOS 401

Lo más común era que el instructor tuviera en su vivienda un


cuarto grande donde enseñara a los muchachos. Pueblos con nu-
meroso vecindario a veces pagaban renta para una casa que sirviera
como escuela; otros poblados aprovechaban una morada vacía para
instalar ahí las clases. 160 La escuela de Tulancingo era "un maltrata-
do jacal que en las presentes aguas se aniquilará, tal vez lastimando
a los muchachos que estuvieran adentro"; en un barrio de Iztacalco
el jacal tenía cupo para 11 niños y su maestro. 161
Especialmente donde el párroco pagaba al preceptor o las "do-
minicas" financiaban el salario magisterial, la escuela se ubicaba en la
sala de la casa cural, en la portería al lado de la iglesia o en una capi-
lla en el cementerio. En Xochimilco se usaba una bodega que antes
había servido como bautisterio. En vista de que el párroco de San Se-
bastián, Querétaro, daba alojamiento al preceptor mientras se cons-
truía una "sala de habitación para el maestro", es probable que la
escuela se localizara en uno de los edificios pertenecientes al cura-
to.162 En Michoacán se usaba, en Indaparapeo, un cuarto del hospital
para la enseñanza. Los pueblos de Chiapas ponían la escuela en una
de las piezas del cabildo, separado del cuarto donde se reunía la re-
pública y la habitación donde se alojaban los viajeros. También en
Asajo, Michoacán, las "casas reales ... sirven de escuela y en un cuarto
separado, reducido y obscuro, está la carcel". En Concepción Valle
del Maíz se estipulaba en 1735 que la escuela tenía que estar frente al
atrio de la iglesia para que el sacerdote y la justicia pudieran ver que
el maestro cumpliera con su obligación. Los indios de Zayanaquilpa,
Huichapan, insistían en que el lugar apropiado para una escuela era
la casa de comunidad o el curato, pero no en la casa del maestro. 163
Cuatro lugares se destacaban por tener edificios escolares para
acomodar a alrededor de 100 alumnos. El párroco de Chignahua-

160 AGN, Histuria, vol. 500, f. 173; Hospital de jesús, vol. 306, exp. 5; vol. 309, exps.
1-4; vol. 373, exp. 5; Propios y Arbitrios, vol. 7, ff. 98v-100; Indios, vol. 77, f. 173. Moli-
na Ruiz, 1983, p. 39. Tanck de Estrada, 1989, pp. 715-716.
l61 AGN, Indios, vol. 73, f. 329v, 1805; Tierras, vol.1220, f. 88, 1781.
162 AGN, Hospital de jesús, vol. llO, exp. ll; vol. 309, exps. 1-4; Histuria, vol. 496,
f.14, 1788; ff. 214, 270; vol. 500, f. 169. Tanck de Estrada, 1989, pp. 734-741.
163 Terán, 1995, p. 285. Inspección ocular, 1960, p. 53. BTU, Chiapas, caja 2, car-
peta 1, f. 3v. EnJocotengo, Guatemala, la escuela estaba en el cabildo y la doctrina
en un corredor de la casa del curato. Solano, 1974, p. 280. Montejano, 1989, p. 66.
AGN, Civi~ vol. 1441, exp. 23.
402 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

pan, Puebla, construyó en la plaza del pueblo una "escuela pública


de primeras letras":

La cual consta de dos piezas, la una que es una sala de poco más de
once varas de largo y seis y cuatro de ancho con sus cinco gradas de
ocho varas de largo para el asiento de los niños, dos mesas para que
escriban y una dicha grada con su asiento correspondiente para el maes-
tro y dichos utensilios necesarios para la cumplida enseñanza y uso del
arte, quedando aun campo para poner nuevas gradas.1 64

El otro cuarto era una recámara para el preceptor. El edificio


tenía puertas y ventanas con rejas. Tomando como válidas para los
niños de 1804 las medidas publicadas en 1824 por la Compañía
Lancasteriana, cada alumno en Chignahuapan debe haber ocupa-
do 45 centímentros de espacio en la grada para su asiento. Las cin-
co gradas (cada una de 6.7 metros) tenían cupo para unos 75
muchachos. Pensamos que cada grada era un poco más elevada que
la anterior, lo cual permitía a todo el grupo ver al maestro y ser vigi-
lado por él. 165 El sacerdote, bachiller Juan Rodríguez Ortiz, infor-
maba que faltaba lo más importante: "He principiado la escuela en
lo material de ella, pero ya no hay arbitrios para su conclusión y ha-
bilitación de sus utensilios, faltando lo principal que es la dotación o
salario de maestro". Pidió que la caja de comunidad otorgara el suel-
do magisterial de 96 pesos anuales, que le fue concedido en enero
de 1806.
También en San Andrés Tuxtla había un edificio específicamente
construido para escuela. Tenía un cuarto para los alumnos que apren-
dían a leer y otro para los que aprendían a escribir. Los indios de este
poblado grande aportaron los fondos para la construcción y cuando
vieron que los no indios enviaban a sus hijos a estudiar ahí, protesta-

164 El salón de clases era de 9 por 5 metros en Chignahuapan, subdelegación

de Zacatlán de las Manzanas. AGN, Civi~ vol. 1657, exp. 3, f. 48.


165 "El espacio que ocupa un niño sentado a la mesa es de diez y siete a diez y

nueve pulgadas". Compañía Lancasteriana, 1833, p. 16. La edición de 1833 fue escri-
ta en 1824. El párroco opinaba que se podría añadir gradas en la pieza para acomo-
dar a "quinientos o más niños". El número de habitantes indios en Chignahuapan
en1805 era de aproximadamente 3 000 indios, el número de niños indios varones
de seis a 12 años era de 240. Varios testigos indicaban que la escuela era para el
"crecido número de criaturas así de naturales como de razón que claman para el
pan de la doctrina cristiana". AGN, Civil, vol. 1657, exp, 3, ff. 40-68.
lA EDUCACIÓN EN LOS PUEBLOS 403

ron. El párroco informó que no querían que los jóvenes de razón es-
tuvieran "en una misma escuela, cuya fábrica material es de ellos". 166
Dos repúblicas, pertenecientes a las parcialidades de la ciudad
de México, construyeron escuelas con dinero comunal: San Miguel
Nonoalco, cerca de Tlatelolco, y Santa Ana Zacatlamanco, cerca de
Iztacalco. Para 1809 la de Nonoalco estaba en servicio. En Zacatla-
manco se decidió "construir y fabricar la escuela y miga" acljuntas a
la capilla de San Juan por un costo de 750 pesos, que se autorizaba
tomar de la caja de comunidad, ya que tenía un ingreso de 600 pe-
sos anuales por el arrendamiento de una ciénaga. La obra tenía el
apoyo del sacerdote, de la república, del Juzgado de Naturales y del
maestro de obras del real palacio del virrey, Francisco Antonio Gue-
rrero y Torres. Éste elaboró el croquis arquitectónico para la nueva
escuela, cuya realización era sumamente necesaria ya que estaban
"los niños y las niñas en los patios y corrales, sufriendo las incle-
mencias de los tiempos". El salón para los niños medía quince me-
tros de largo y casi seis de ancho; la "miga" para las niñas, ocho por
casi seis metros. El piso de ladrillo resultaba ser menos costoso que
las vigas de madera; la base del edificio era de piedra con paredes
de adobe. Se incluía un dormitorio y cocina para la maestra. 167
Además de establecer escuelas en los pueblos de indios, varias ha-
ciendas tenían maestros de primeras letras. Desde 1769 el obispo de
Puebla había mencionado la idea de que no sólo los párrocos, sino
también los dueños de las haciendas debían fomentar la enseñanza
del castellano a los indios. El arzobispo de México, en los autos de vi-
sita de 1784 a 1790 incluía a veces la frase de que se debían establecer
escuelas de lengua castellana "en todos los pueblos y haciendas" o en
"haciendas grandes" y algunas veces se anotaban las haciendas donde
existían. 168 El párroco de Apaseo insistía en 1790 en la necesidad de
poner escuelas en los ranchos, e igualmente un año después el minis-
tro tesorero de Yucatán expresaba que era necesario ordenar a los

166 Hospital de jesús, vol. llO, exp. 12.


AGN,
167 Parcialidades, vol. 1, exp. 2, f. 4v. Parece que se construyó la escuela de
AGN,
Zacatlamanco, ya que en 1820 se estaba reparando. Actas de 1,a, Diputación Provincia~
1985, p. 268. AGN, Tierras, vol. 1220, exp. 1, f. 92. El arquitecto Guerrero y Torres
también supervisó la construcción de la iglesia en el pueblo de indios de Tecama-
chalco (Tacuba) en 1789. AGN, Indios, vol. 86, f. 279.
168 Fabián y Fuero, 1770, p. 123v. AHAM, Liúro de Visita, vol. 23, ff. 95, 194; vol.
26, ff. 24, 51, 126v.
404 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

ILUSTRACIÓN 2
Croquis arquitectónico de la escuela de Santa Ana Zacatlamanco,
hecho por Francisco Guerrero y Torres

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~

Guerrero y Torres, futuro constructor de la Capilla del Pocito en la villa de Gua-


dalupe y considerado uno de los más importantes arquitectos del barroco mexica-
no, presentó en 1781 el proyecto para la escuela y "miga" del pueblo de indios de
Zacatlamanco (Santa Anita), cerca de la ciudad de México.
Fuente: AGN, Tierras, vol. 1220, exp. 1, f. 92.
LA EDUCACIÓN EN LOS PUEBLOS 405

hacendados de cinco grandes estancias que pagaran preceptores que


serian nombrados por los subdelegados. 169
En una instancia, por lo menos, los indios se resistían a enviar a
sus hijos a la escuela establecida en una hacienda porque interpre-
taban que esto obedecía a un intento del dueño de arraigarlos en
su empleo y evitar la formación de un pueblo nuevo. Así pensaban
los indígenas de la congregación de El Palmar en Guanajuato. La
inasistencia de los niños a la escuela de la hacienda no era motivada
por la "ociosidad y repugnancia" de las familias sino porque

tal vez advirtieron que con este título se les trataba en razón de servi-
dumbre, conspirando a que los padres de los discípulos se mantuvieran
de operarios y gañanes en la casa en tono de gratitud por la enseñanza
que lograban los muchachos.

Por eso los indios habían nombrado a un fiscal como maestro


de sus hijos en vez de mandarlos a la escuela del hacendado.17°
Se han localizado escuelas en 18 haciendas y un trapiche en la in-
tendencia de México; en tres haciendas de Guanajuato; en cuatro ha-
ciendas y un trapiche en Puebla; y una hacienda en Tlaxcala. 171
Funcionaban con continuidad las escuelas en la hacienda de Cha-
pingo, en la de San Nicolás en Texcoco y la de Zavaleta en Tlalma-
nalco. A veces los niños indios de pueblos cercanos asistían a las
clases, entregando una contribución al preceptor. 172
La mayoría de las escuelas tenía bancos, donde los alumnos se
sentaban frente al maestro. En otras se construían gradas en vez de
bancos. En Xochimilco, el preceptor Morales con la ayuda del car-

169 AGN, Historia, vol. 499, f. 46. Rubio Mañé, 1942, pp. 237, 239, 249, 259, 262.
1'º AGN, Indios, vol. 70, f. 79, septiembre de 1796.
171 Las escuelas establecidas en haciendas de la intendencia de México estaban
en las subdelegaciones de: Apan, Cuernavaca, Cuautla, Chalco, Lerma, Malinalco,
Texcoco y Tulancingo. AGN, Padrones, vol. 14, ff. 387-387v, 1791; Hospital de jesús,
vol. 110, exp. 8, 1806; Indios, vol. 80, f. 169, 1793. AHAM, Liúro de Visita, vol. 21, 1778;
vol. 23, f. 50v, 1781; vol. 24, f. 28, 1783; vol. 27, ff. 58-58v, 1791; vol. 28, f. 10, 1792;
vol. 31, f. 30v, 1796. Barrett, 1976, p. 169, ca. 1790. Martin, 1985, p. 144.
En la intendencia de Guanajuato, en Silao, El Palmar y Las Cuevas. AGN, Infi-
dencia, vol 168, f. 19; Indios, vol. 70, f. 79. Brading, 1971, p. 47. En Puebla en
Tehuacán, Huayacocotla, Huauchinango y Tepeaca. AGN, Padrones, vol. 3, f. 308,
1791; vol. 18, f. 122, 1791; vol. 38, f. 523v, 1791. AHAM, Liúro de Visita, vol. 27, f. 186.
En Tlaxcala, AGN, Padrones, vol. 22, f. 289v, 1791. Serrera, 1977, p. 414.
172 AGN, Indios, vol. 80, f. 169.
406 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

pintero indio Bernardino Chalmanaxco, fabricaba "de las tapas vie-


jas de las sepulturas unos bancos en que los infelices y desnudos in-
ditos sentasen". 173 Sólo algunos muchachos usaban mesas, ya que
una minoría practicaba la escritura. La escuela de Chignahuapan,
Puebla, dedicaba casi todo el espacio a las gradas donde se senta-
ban la mayoría de los niños; únicamente había dos mesas. 174 Proba-
blemente en muchos lugares los estudiantes más avanzados se
sentaban en la mesa del mismo preceptor para aprender el manejo
de la pluma.

LA ENSEÑANZA: OBJETIVOS Y MÉTODOS

En los pueblos donde la caja de comunidad financiaba a los maes-


tros había clases todo el año. La cuenta de Cuautlacingo señalaba
que el preceptor ganaba en 1783 "ocho pesos cada un mes, pero en
las fiestas y cuando está enfermo no se le paga nada". En la mayoría
de los poblados donde los padres de familia contribuían para pagar
el salario magisterial, la escuela también operaba los doce meses
del año. 175 Sin embargo, en algunas de las escuelas la asistencia ba-
jaba en algunos meses: durante la siembra y especialmente en tiempo
de la cosecha porque los niños ayudaban a sus padres en el campo,
o en la temporada de lluvias porque era dificil llegar a la escuela. 176
Por el barrio de Santa Úrsula en Coyoacán, los alumnos no podían
asistir "por lo penoso del camino, casi intransitable aun para las

173 Historia, vol. 496, f. 214.


AGN,
174 Civil, vol. 1657, exp. 2, f. 48.
AGN,
175 La única excepción que hemos encontrado a la práctica de que las escuelas

sostenidas por las cajas de comunidad funcionaran todo el año fue en la subdele-
gación de Miahuatlán, Oaxaca. Se otorgaban ocho pesos al mes al maestro tomán-
dolos de la caja comunal de la cabecera, pero sólo durante cinco meses del año y
en otros ocho pueblos recibía seis pesos mensuales durante seis meses. Bergoza,
1984, p. llO. En los demás lugares las cuentas y los recibos se referían a un año, o
como en Texcoco, había recibos por 52 semanas. AGN, Archivo Histórico de Hacienda,
vol. 397, cuenta de Texcoco; Propios y Armtrios, vol. 9, f. 13v, 1783.
176 Recibir clases sólo la mitad del año era común en Oaxaca en las escuelas fi-

nanciadas por los padres de familia. Bergoza, 1984, pp. 130, 208, 255. Esto ocurría
también en algunos lugares de la intendencia de México y Puebla. AGN, Hospital de
Jesús, vol. 11 O, exps. 1O y 11; Historia, vol. 495, ff. 197-212. En Francia, Italia y otras
partes de Europa los niños no asistían a la escuela en la temporada de la cosecha.
Graff, 1987, pp. 182, 188, 191, 208-209.
lA EDUCACIÓN EN LOS PUEBLOS 407

bestias" mientras que en Ocuila, Malinalco, las barrancas se llena-


ban de agua ''y se les expondría a que se ahogasen". 177 En Oaxaca,
en muchos poblados donde las familias financiaban al preceptor, la
escuela se cerraba durante varios meses del año; esto también ocu-
rría en Azingo, Malinalco, "por no poder sostenerla en todo, los pa-
dres de los niños a causa de su pobreza". 178
En todas las escuelas se enseñaba la doctrina cristiana y las ora-
ciones, especialmente a los niños más chicos. Se usaba el catecismo
escrito en el siglo XVI por el jesuita españolJerónimo de Ripalda.
Con la ayuda de este librito los alumnos empezaban a aprender a
leer. En varios pueblos de Tlapa, Puebla, el párroco indicaba que
los maestros acostumbraban instruir en la doctrina cristiana y "en-
señar a leer a los párvulos en los rudimentos de la Santa Fe". 179 En
1784 se publicó un catecismo de Ripalda con páginas grandes y le-
tra de tamaño aumentado, seguramente con el fin de ser utilizado
como libro de lectura para los principiantes. 18º En muchas escuelas
el catecismo de Ripalda era el único libro que manejaban los alum-
nos. Teóricamente cada muchacho debía tener un catecismo, pero
en la práctica se compartía uno entre seis u ocho niños. 181
Los alumnos memorizaban las preguntas y respuestas, a veces en
tono de cantecillo, dirigido por el preceptor o por un estudiante de
mayor edad. El maestro de Xochimilco enseñaba a los niños a persig-
narse, repitiéndolo cuatro veces en la mañana y otras tantas en la tar-
de. Recitaba con los niños la doctrina cristiana tres o cuatro veces en
la mañana y dos alumnos dirigían las oraciones. Se usaba también el
catecismo breve del padre Bartolomé Castaño, en náhuatl o el de An-
tonio Vázquez Gastelú, publicados en varias ediciones durante el siglo
XVIII. También en \Ucatán los niños aprendían la doctrina cristiana en
el catecismo escrito en maya.1s2

177 AGN, Hospital de jesús, vol. 110, exp. 7; Clero Regular y Secul,ar, vol. 84, ff. 342-
358.
178 Bergoza, 1984, pp. 75, 111, 208, 391. AGN, Indios, vol. 80, ff. 168v, 176; tam-
bién ocurrió esto en pueblos de Chalco, Proflios y Arbitrios, vol. 23, f. 87; Hospital de
Jesús, vol. 110, exps. 10 yl l.
179 Malina Ruiz, 1983, p. 37. Se usaba el catecismo de Ripalda como libro de
lectura en los pueblos indios de Guatemala. Solano, 1970, p. 305.
180 Ripalda, 1784.
181 BTU, Chiapas, caja 2, carpeta l.
182 AGN, Historia, vol. 496, f. 215. León-Portilla, 1988, vol. 1, p. 89; vol. 2, pp.
403-405. AHAM, Libro de Visita, vol. 32, f. 78, 1803.
408 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

Se dividía a los alumnos de la escuela en dos grupos: los princi-


piantes en la clase de leer y los más avanzados en la de escribir; al-
gunas veces estaban en cuartos separados (como en San Andrés
Tuxtla), algunas veces en diferentes partes del salón (como en
Chignahuapan, Puebla). Probablemente dos tercios de los alumnos
se encontraban entre "los de leer" y un tercio en "los de escribir".
Como en todos los países de Europa y América en el siglo XVIII, el
alumno aprendía a leer uno o dos años antes de que aprendiera a
escribir. 183 Los de leer recibían instrucción en la doctrina cristiana y
las principales oraciones de la religión católica; aprendían primero
a deletrear, luego a silabear y al final a leer, usando la Cartilla, un li-
brito que, con el mismo formato utilizado desde el siglo XVI; pre-
sentaba cada letra del alfabeto, luego las sílabas formadas por una
consonante y una vocal y sílabas de tres y cuatro letras. El niño pro-
nunciaba cada letra y después enunciaba la palabra. Este método
era el deletreo.
Los alumnos que ya dominaban el deletreo practicaban la lectu-
ra en el catecismo de Ripalda (cuyas primeras páginas probable-
mente ya se sabían de memoria) y en el "catón", libro pequeño de
moralejas, lecturas religiosas y recomendaciones de buena conduc-
ta. El catecismo, la cartilla y el catón eran los libros fundamentales
de la enseñanza básica.
Generalmente los padres de los niños tenían que comprar estos
libritos que costaban: la cartilla, medio real; el catecismo, un real; el
catón, dos reales. Era raro que se permitiera usar dinero de las cajas
de comunidad para comprarlos, pero el intendente de Michoacán,
Felipe Díaz de Ortega, consiguió autorización para ello en 1798. 184
Como resultado se gastaban, además de los salarios de los precepto-
res, alrededor de tres pesos adicionales en 16 pueblos michoacanos
para cartillas, catones y papel. Otros lugares con erogaciones de
fondos comunales para útiles fueron Tequila en Guadalajara ( 1O
pesos), Analco en Oaxaca, Zacatlán de las Manzanas, Puebla, Poliu-
tla en Tetela del Río (seis pesos seis reales), Zacatlamanco (31 pe-
sos) y Mexicalcingo, Nativitas y Culhuacán. 185 El subdelegado de

183 Houston, 1985, pp. 125-126. Tanck de Estrada, 1988, pp. 50-65, 81-84.
184 Terán, 1995, p. 315. AA Mex, Instrucción Pública en General, vol, 2477, exp.
201.
185 Los pueblos de Michoacán que usaron fondos comunales para la compra de
LA EDUCACIÓN EN LOS PUEBLOS 409

Tuxtla, Chiapas, compró de su propio peculio cartillas y catecismos


para las escuelas de indios. 186
En las parcialidades de San Juan y Santiago en la ciudad de Mé-
xico, las cajas comunales financiaban los "utensilios de escuela y
comida de los niños'', sin detallar las cantidades gastadas; probable-
mente los "utensilios" incluían los libritos de las tres "C", catecismo,
cartilla y catón. Además, las dos parcialidades publicaron la biogra-
fia de una india otomí de Querétaro, quien tenía fama de santa: la
Vida de /,a madre Salvadora. Desde la primera frase del prólogo dirigi-
do al virrey Matías de Gálvez, los dos gobernadores indígenas pro-
clamaban que el libro iba a servir como texto escolar de lectura para
niños y niñas:

Tiene el objeto recomendable de proveer las Escuelas y Migas donde


nuestros hijos son educados, de una especie de Cartilla, en que ense-
ñándose a leer, aprendan al mismo tiempo a imitar las virtudes cristia-
nas, con el dulce, poderoso y natural atractivo de verlas practicadas
por una persona de su misma calidad. 187

El libro, escrito por eljesuitaAntonio Paredes un poco antes de


la expulsión, relataba la vida de la otomí Salvadora de los Santos,
nacida cerca de Fresnillo, Zacatecas, y fallecida en 1762 en el con-
vento de carmelitas de Querétaro. Al usarlo en las escuelas, los go-
bernan tes indios promovieron una orientación educativa que
resaltaba entre los alumnos las virtudes de un ilustre antepasado in-
dígena y fortalecía la identidad ética. 188
El privilegio exclusivo de imprimir la Cartil/,a para el uso de los
niños de todas las razas pertenecía al Hospital Real de Indios en la

útiles eran: Coalcoman, Penjamillo, Yurécuaro, Teguenguato, La Piedad, Chilchota,


Jacona, Zangancícuaro, Zangamandapeo y Tepalcatepec en 1802. Cutzio, 1797. AGN,
Ayuntamientos, vol. 181, exps. 7 y 10; vol. 220, exps. 11y18; Propios y Arbitrios, vol. 35, f.
172; Indios, vol. 85, f. 312v; Parcúdidades, vol. 2, f. 123. En Zacatlán de las Manzanas se
gastaban tres pesos y dos reales para "media resma de papel, tinta, cañones". En Mez-
titlán se usaban diez reales de la caja de comunidad para papel, seis reales en Analco,
Oaxaca, y en Tula cuatro reales. AGN, Archivo Histórico de Hacienda, vol. 397; Bienes de
Comunidad, vol. 5, f. 227; Indios, vol. 63. f. 293. AJEO, Villa Alta, Civi~ exp. 435, 1787.
186 BTU, Chiapas, caja 2, carpeta l.
187 Paredes, 1791, prólogo. AGN, Parcialidades, vol. 2, exp. 29, 1805. Gonzalbo,
1987, p. 110. Medina, 1989, vol. 6, p. 408.
188 Paredes, 1791, prólogo. AGN, Parcialidades, vol. 2, exp. 29, 1805.
410 PUEBLOS DE INDIOS YEDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

ciudad de México. A partir de 1783 la imprenta de Pedro de la Ro-


sa, en Puebla siempre ganaba el contrato en el remate que se cele-
braba cada tres años. De la Rosa pagaba anualmente al Hospital
entre 600 y 3 000 pesos durante el periodo de 1783 a 1812. Se ha
calculado que se imprimían aproximadamente 40 000 cartillas cada
año, las cuales se distribuían en todo el virreinato. 189
El reglamento interino para Tequila en la intendencia de Gua-
dalajara, donde la caja daba 100 pesos al año al maestro, ordenaba
en 1792 al preceptor que procurara "que los niños aprendan a leer
en libros que instruyan los misterios sagrados, Historia de la Nación
y de modo alguno en otros que sólo impriman a la tierna juventud
especies nada conducentes y propias a su bien espiritual y tempo-
ral". Enseñar la historia patria (en este caso, probablemente de Es-
paña) en las escuelas de primeras letras era una innovación a
finales del siglo xvin.190
Los niños del grupo "de escribir" se sentaban frente a mesas pa-
ra poder practicar la formación de las letras cursivas. Probablemen-
te aprendían el estilo gordo, redondo y bastardillo o el método del
calígrafo español Francisco Xavier de Santiago Palomares, divulga-
dos al final del siglo XVIII. Empleaban plumas o "cañones" fabrica-
dos de las alas de pájaros y tinta hecha de huizache y vinagre. Los
alumnos también aprendían la aritmética, "a contar", esto es, su-
mar, restar, multiplicar y dividir. 191 El gobernador indio de Tacuba
informaba en 1777 que en las escuelas, los niños y niñas aprendían
"la doctrina cristiana y las artes liberales de leer y escribir [y] con-
tar" y el párroco de Cotaxtla, Veracruz, alababa a los "catorce indie-
citos deletreando bien y a mi satisfacción en cualquiera imprenta,
otros tres repasando el Catón y otro repasando la Cartilla". Había
"graduación de clases ... tanto en la leyenda como en la escritura"
en la escuela de Ixmatlahuacán, Cosamaloapan. 192 A veces el núme-
ro de alumnos que escribía era reducido debido a la falta de papel.
Especialmente al final del siglo, el bloqueo marítimo mantenido

189Tanck de Estrada, 1984, pp. 218-220.


19º AGI,Guadalajara, 358. Agradezco a Micaela Chávez y a la Biblioteca de El
Colegio de México por haberme conseguido copias de este documento.
191 Gonzalbo, 1990, p. 128. Tanck de Estrada, 1988, pp. 72-86. AGN, Civil, vol.

1657, exp. 2. Velasco Ceballos, 1945, p. 63.


192 AGN, Histuria, vol. 495, exp. 2; Hospital de jesús, vol. 309, exp. 7; Histuria, vol.

494, f. 366.
LA EDUCACIÓN EN LOS PUEBLOS 411

durante las guerras europeas causaba escasez de papel, el cual era


importado de Europa.193
Escuelas con muchos estudiantes empleaban, además del pre-
ceptor, un "repasador'', "ayudante", o un segundo maestro (para
doctrina cristiana) .194 En los contratos de los preceptores, se especi-
ficaba lo que se debía enseñar, como en Metepec donde el maestro
tenía que "enseñar a dichos niños desde el 'Todo fiel cristiano' has-
ta escribir y contar". 195 Las palabras 'Todo fiel cristiano" se referían
a la primera parte de las oraciones contenidas en la Cartilla, des-
pués de las letras del alfabeto:

Todo fiel christiano está muy obligado


a tener devoción con la Santa Cruz
De Jesuchristo nuestra luz.
Pues en ella quiso morir por nos redimir
de nuestro pecado,
y del enemigo malo.
Y por tanto, nos habemos de acostumbrar
a signar y santiguar
haciendo tres cruces ... diciendo así:
Por la señal de la Santa Cruz
de nuestros enemigos
líbranos Señor, Dios Nuestro.
En el nombre del Padre
y del Hijo
y del Espíritu Santo. Amén.Jesús. 196

El preceptor de Tecali indicaba que en aritmética enseñaba hasta


la quinta regla (la de fracciones). 197 Útiles adicionales para estas es-
cuelas incluían tinteros de plomo, pautas para trazar las líneas hori-
zontales e inclinadas para los alumnos que aprendían a formar las
letras (el papel no tenía rayas), "cartas" con ejemplos de la letra cur-
siva para aprender a leer letra manuscrita. Además de los útiles, en

193 Bandos del 4 de agosto de 1798y10 de diciembre de 1799. AMA, 9, 1 (770);

9, 2 (751).
194 AGN, Propios y Arbitrios, vol. 8, f. 56, 1777; Archivo Histórico de Hacienda, vol.

440, f. 214, 1798; AHAM, Lilno de Visita, vol. 26, f. 47v.


195 AGN, Historia, vol. 500, f. 306, 1807.
196 Cartilla, 1811.

197 AGN, Civi~ vol. 1657, exp. 2, f. lv.


412 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

las escuelas había una tira de cuero utilizada por el maestro para apli-
car el castigo de azotes a los alumnos indisciplinados, "pero nunca
pasaba de seis" y sin sacar una "gota de sangre de los niños". 198
La existencia de la escuela en un poblado se hacía conocer no
sólo por las clases para los niños o el papel que a veces desempe-
ñaba el maestro en la vida política y económica del lugar, sino por
los actos públicos de devoción religiosa que llevaban a cabo. Cada
viernes los alumnos de Xochimilco, 100 o más, desfilaban en las
calles principales con dos muchachos cantando las preguntas de
la doctrina cristiana y los demás contestando, "cuya operación
nunca vista causaba tanto regocijo al público". En Huejutla, tres
veces a la semana, los niños escolares salían con faroles encendi-
dos para rezar el rosario y en Yanhuitlán, Oaxaca, se acostumbra-
ba que "todas las noches el maestro y sus discípulos saquen por las
calles el santo rosario"; un patronato costeaba los 25 pesos que
anualmente se gastaban en candelas para esta procesión. 199 Al fi-
nal del año, en algunas escuelas, el párroco y el subdelegado en-
tregaban en ceremonias públicas premios de dinero a los alumnos
sobresalientes. 200
Era importante para muchas familias indias que sus hijos apren-
dieran la doctrina, a leer, a escribir y también a entonar el canto
gregoriano para poder participar y dirigir los actos de culto religioso,
el manejo de los fondos de las cofradías y el liderazgo del pueblo en
los puestos civiles y religiosos, tales como alcaldes, gobernadores,
escribanos, mayordomos, fiscales, maestros de capilla y maestros de
escuela. Varios niños indígenas llegaron a ser cuando adultos, pre-
ceptores de primeras letras, como Juan de los Santos Ortega, quien
recordaba en 1799 la educación que había recibido en su juventud
en Pueblo Nuevo, Durango: "Yo soy hijo de esta reducción y cuan-
do niño, mis padres celaban el cumplimiento mío a la escuela don-
de me resultó el aprender a oficiar una misa y ayudar a los entierros
de cantar". 2º1 La habilidad de leer, no sólo el castellano, sino el la-

198 AGN, Historia, vol. 496, f. 216v. Tanck de Estrada, 1988, pp. 50-55.
199 AGN, Historia, vol. 496, f. 215; vol. 498, f. 272. Bergoza, 1984, p. 169.
200 Noticias de entrega de premios en Chiapas, Tecali, Meztitlán y Tulancingo.

BTU, Chiapas, caja 2, carpeta l. AGN, Civil, vol. 1657, exp. 2; Molina Ruiz, 1983, p.
41. Historia, vol. 493, ff. 115-125.
2o 1 Carta de Juan de los Santos Ortega al intendente Bernardo Bonavía, Pueblo
Nuevo (subdelegación de Durango), 26 de mayo de 1799. AHED, papeles sueltos.
lA EDUCACIÓN EN LOS PUEBLOS 413

tín, era necesaria para ser acólito en la iglesia o músico en el coro.


Al final del catecismo de Ripalda, publicado en náhuatl, se incluían
los responsorios latinos para la misa, cuyo conocimiento era muy
apreciado por el gobernador de Xochimilco, quien expresaba al vi-
rrey su satisfacción con el preceptor porque había enseñado a va-
rios alumnos a ayudar en la misa. 2o2
Los coros de Zumpango, Cuautitlán y Tizayuca eran famosos en
todo el arzobispado. Las cajas de comunidad pagaban salarios a los
cantores en Oaxtepec, Acapetlahuaca (Atlixco), Tula e Ixcuintla
(Guadalajara) y financiaban la compra de instrumentos como el ba-
jón, el violín, el tambor, el clarín, el pífano y la chirimía en Yaute-
pec, Tequila, Tepeji del Río, Cuisillo (León, Guanajuato) y Tula.
Además de pagar al maestro de escuela, la caja comunal de Axapus-
co contribuía al salario de los maestros organista y violinista quie-
nes enseñaban a los jóvenes a tocar dichos instrumentos. 203
En la intendencia de Yucatán se reconocía oficialmente el pa-
pel del maestro de música al otorgarle salario de la caja de comuni-
dad. Probablemente debido a la tradición bien arraigada de
retribuir con dinero comunal a este personaje, se autorizaba en los
reglamentos de 218 pueblos (de un total de 224) el pago de ocho
pesos anuales a los maestros de capilla. En las otras intendencias,
era poco frecuente otorgar fondos comunales para la enseñanza
musical y la dirección del coro; esta erogación tenía que venir de
las cofradías, del sacerdote o de las familias indias. 2º4 Para algunos
pueblos la razón principal para que los jóvenes aprendieran a leer
era que pudieran participar en el coro. Las familias de indios cuica-
tecos de Cuicatlán, Oaxaca, pagaban a maestros para enseñar a tocar
el violín (tres alumnos), violón (un alumno), bajón (dos alumnos)
y trompa (uno), además financiaban a los cantores para instruir a
siete jóvenes del coro. En Jilotepec, cerca de Jalapa, el sacerdote en-
señaba a los niños "el manejo de violines, bajo, clarinetas, flautas y
trompas, para mayor solemnidad en las fiestas de iglesia". En Anal-

202 Paredes, 1758, últimas páginas. AGN, Historia, vol. 496, f. 236.
203 Vera, 1981, p. 103. Taylor, 1996, p. 246. AGN, Hospi,tal de jesús, vol. 45; vol. 309,
exp. 6, f. l lv; Ayuntamientos, vol. 157, s. p.; Indios, vol. 79, f. 52; vol. 80, f. 216; vol. 84,
ff. 68-72; Propios y Arbitrios, vol. 35, f. 76; Bienes de Comunidad, vol. 5, f. 237v; Archivo
Histúrico de Hacienda, vol. 440. Solano, 1970, p. 310. Haskett, 1991, pp. 118-119.
2º4 Reglamentos de la Intendencia de Yucatán. AGN, Intendencias, vol. 21, exp.
9,passim.
414 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

co, Villa Alta, la compra de papel y cartillas era para "los mucha-
chos del coro". 2º5
Tanto en la intendencia de fucatán como en las de Oaxaca, Pue-
bla y México había jóvenes indígenas que estudiaban en los colegios
y seminarios y que eran sacerdotes. Reales cédulas de 1697 y 1725
declaraban que los indios podrían recibir las órdenes sagradas y de-
bían ser tratados "según y como los demás vasallos en mis dilatados
dominios de la Europa, con quienes han de ser iguales en todo". A
mediados del siglo XVIII, cuando se secularizaron las doctrinas, el sa-
cerdote indio de "México-Tenochtitlan", Andrés Ignacio Escalona y
Aries Acxayacatzin, solicitó al arzobispo la fundación de escuelas en
los pueblos y la restauración de estudios mayores en el colegio de
Tlatelolco con el fin de preparar a los indígenas para ser maestros
de primeras letras, de canto llano y música en sus pueblos o para
prepararse para el sacerdocio y para remplazar a los frailes en los cu-
ratos secularizados. 206 Otra cédula real del 11 de septiembre de 1766
mandaba que admitieran a los indios como miembros de las órde-
nes religiosas y el arzobispo Lorenzana envió a todas las parroquias
un recordatorio a los sacerdotes de que los indios "pueden ser orde-
nados en sacris, admitidos en colegios seminarios y religiones y pro-
movidos a dignidades y oficios públicos". 207 Desde finales del siglo
XVII, una cuarta parte de las becas en los seminarios diocesanos esta-
ba reservadas para los descendientes de indios nobles. De esta ma-
nera las tres cédulas de 1697, 1725 y 1766 cambiaban las decisiones
tomadas en el siglo XVI por los concilios mexicanos que habían
prohibido ordenar a los indígenas. 2os
A finales del siglo XVIII, prepararse para estudios avanzados de
la carrera eclesiástica era una razón para asistir a la escuela. Tres de
los indios egresados de la escuela en Tecali, Puebla, ya eran cléri-
gos; igualmente los hijos de caciques de Xonocatlán (Tenango del
Valle) y de la parcialidad de San Juan en el seminario de México,
otros cuatro jóvenes mayas estaban en el seminario de Mérida, y dos

2 5º
Bergoza, 1984, p.32. Kanter, 1987, pp. 38-39. Quirós, 1973, p. 250, nota 12.
i\JEO,Villa Alta, Civi~ exp. 435, 1787. Lara, 1993, p. 136.
206 Konetzke, 1962, vol. 4, pp. 6tH>9, 186. Velasco Ceballos, 1945, pp. 57-69.
207 Konetzke, 1962, vol. 4, p. 333. Lorenzana, 1770, p. 391.
208 En 1725 y 1766 se comentaba que las cédulas no se habían obedecido en

Perú pero sí en Nueva España. Konetzke, 1962, vol. 4, p. 333. Gonzalbo, 1990, pp.
93, 103. Luque, 1970, p. 249. Gallo Lozano, 1988, p. 226.
lA EDUCACIÓN EN LOS PUEBLOS 415

eran enviados con dinero de comunidad a estudiar arquitectura en


la Academia de San Carlos en México.2°9
Precisamente durante estos años circulaba el manuscrito de la
Historia antigua de México, donde el jesuita Francisco Xavier Clavige-
ro exaltaba las cualidades morales e intelectuales de los mexicas
prehispánicos y contemporáneos y expresaba que: "Tuve muchos
indios entre mis discípulos; traté con muchos párrocos americanos,
con muchos nobles y con un grandísimo número de artesanos ...
que son capaces de todas las ciencias, aun de las más abstractas". El
alcalde mayor de Cuernavaca en 1781 incluía en una encuesta so-
bre las escuelas en los pueblos de indios la opinión de que la educa-
ción era el "único, importantísimo medio para hacer capaces a sus
hijos, no sólo para los oficios y cargos de su república, sino aun de
los que obtienen los españoles'', y el promotor fiscal de Chiapas es-
cribía que los indios, con conocimiento de las primeras letras, po-
drían llegar a ser "curas del pueblo ... tenientes o subdelegados de la
intendencia". La autoridad española en Tepospizaloya, Guadalaja-
ra, opinó en 1789 que la escuela era para el "bien común del pue-
blo de donde puedan resultar cantores, escribanos, sacristanes y
aun sacerdotes y monjas como hay de otras partes". 210 De los sacer-

209 AGN, Civil, vol. 1657, exp. 2; Indios, vol. 100, f. 215. AHAM, Liúro de Visita, vol.
28, ff. 133v-134. Farriss, 1984, p. 231. Noticias de indios que eran sacerdotes: Andrés
González, Nochistlán Quchipila, Zacatecas) l 722;Joseph de la Mota, Tlanchinol,
1759; Luis Pande, Juan Aitlautlán y Antonio Axsoclán en Cholula, 1766; bachiller
Francisco de Rivera Buitrón, descendiente de los reyes de Michoacán; Pedro Martí-
nez, cacique de Tepeaca, 1777; Ignacio Faustino Mazihcatzin Calmemecalhua, pá-
rroco de San Simón, Yagualtepec, Puebla, 1782; el cacique de Mesquitán se ordenó,
1800; licenciado MatíasJosé Feria, cacique mixteco, Nochistlán, Oaxaca, 1804; una
obra pía para sacerdotes indígenas de Etla, Oaxaca, siglo XVIII; párroco de Huejutla
(no se indica su nombre), 1820; licenciado José Castillo, Tlaxcala, 1807; Rafael Sando-
val, Tetela del Volcán y luego Xochimilco, 1810; Antonio Gil de Alcalá, antes goberna-
dor de Cuautitlán, y luego sacerdote en Ecatepec; Gregorio Vargas, Ecatepec. En
1780 el arzobispo dio licencia al bachiller Juan Antonio Chimalpopoca para confesar
en otomí.Jiménez Pelayo, 1989, p. 185. 1\jofrín, 1964, vol. 2, p. 165. AHAM, Liúro de Vi-
sita, vol. 22, f. 34v. AGN, Padrones, vol. 3, f. 30; Indios, vol. 79, f. 4. El Fénix de la Libertad,
10 de abril de 1849. Van Young, 1992, p. 292. Bergoza, 1984, p. 141. Taylor, 1996, p.
80. En 1734 había nueve seminaristas indígenas en el colegio de San Buenaventura
en Tlatelolco. Gonzalbo, 1990, pp. 130-133. Los indios de Nochistlán Quchipila), y
de Coatitlán (Ecatepec) fundaron capellanías para asegurar que un sacerdote indio
administrara en sus pueblos.Jiménez Pelayo, 1989, p. 185. AGN, Indios, vol. 79, p. 4.
Agradezco a Jaime Cuadriello la información sobre el sacerdote de Yagualtepec.
210 Clavigero se refiere al colegio de San Gregorio en el periodo de 1755-
416 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

dotes que contestaron el cuestionario del obispo Bergoza de Oaxa-


ca, 5% eran indios. En la diócesis de Yucatán, entre 1780 y 1814, se
ordenaron 260 sacerdotes, de los cuales 2% eran mayas. El curato de
Actopan, al norte de la ciudad de México, tenía como párroco al in-
dio de 52 años, bachiller José Antonio Lugo, asistido por los sacer-
dotes vicarios, bachiller Pedro Daniel y bachiller Fernando Esteban
Fernández de Luna, ambos indios caciques. William Taylor ha cal-
culado que 5% de los sacerdotes en las parroquias del arzobispado
de México al final del siglo XVIII eran indígenas. 211
Con menos frecuencia aparecían comentarios en contra de la
educación de los indios. En Chiapas se advirtió que algunos espa-
ñoles, blancos y castas opinaban que se debía mantener a los indios
"en un estado de abatimiento y humillación para que no se enso-
berbezcan y alcen". El alcalde mayor de Miahuatlán, Oaxaca, alre-
dedor de 1780, estorbó de hecho, el establecimiento de escuelas,
argumentando que las familias indias "más necesitaban del trabajo
de sus hijos en sus casas que el que fueran letrados ... El indio en te-
niendo cuatro letras sólo le servían para forjar capítulos contra su
cura y alcalde mayor".2 12
Tal vez hombres prominentes como Matías José Feria, Luis Páez
Mendoza, Salvador Manuel Nipe o José Mariano de Águila servían c~
mo modelos para los alumnos indígenas. El licenciado Feria, indio ca-
cique nacido en 1752 en la Mixteca Alta, estudió en Oaxaca y luego en
el seminario y la Universidad de México, donde se recibió de abogado.
Al regresar a Oaxaca se ordenó sacerdote y fue nombrado párroco de
Pinotepa del Rey y luego en 1795 de Nochistlán. El bachiller Páez, con

1760; 1968, p. 591. Lic. Francisco de Esparza, AGN, Hospital de Jesús, vol. 309, f. 3.
Lic. Sebastián Esponda y Olaechea, BTU, Chiapas, caja 2, carpeta l. Gallo Lozano,
1988, p. 226.
211 Bergoza, 1984, pp. 19, 82, 245. Harrington, 1982. Había otros dos vicarios

en Actopan, un español y un castizo. AGN, Padrones, vol. 3, f. 30. Taylor, 1996, p. 87.
21 2 Estas son las únicas opiniones que hemos encontrado en contra de la edu-

cación de los indios. BTU, Chiapas, caja 2, carpeta l. Bergoza, 1984, p. 304. Los in-
dios de Huazalingo acusaron al párroco de impedir la enseñanza de castellano y
escritura "porque se lo han de saber bien entonces defenderse cada uno solo". Pa-
rece que el caso en contra del sacerdote fue rechazado por las autoridades ecle-
siásticas. AGN, Bienes Nacionales, vol. 564, exp. 14, f. 30. Autoridades y dueños de
fábricas en Escocia en el siglo XVIII expresaban opiniones parecidas en contra de la
educación para los pobres y en áreas rurales. Houston, 1985, p, 231. Graff, 1987,
pp. 185, 247.
LA EDUCACIÓN EN LOS PUEBLOS 417

grado académico en filosofia, era arrendatario de tierras pertenecien-


tes al pueblo de Amecameca y dueño de una hacienda en Santa Isabel
Chalma. Salvador Nipe, indio principal, tenía conocimientos de leyes y
representaba a los indígenas de Charo, Michoacán, como "apoderado
de naturales de esta villa". Nieto de un gobernador de la parcialidad
de Santiago Tlatelolco,José Mariano de Águila empezó a estudiar pin-
tura a la edad de doce años en la recién fundada Academia de San
Carlos. Posteriormente aprendió el grabado y realizó un retrato del
virrey Revillagigedo. Con una beca perfeccionó sus conocimientos
en España de 1800 a 1802, y regresó después a México. 213
Más comunes que estos puestos importantes eran los empleos
medios que los indios desempeñaban dentro de sus pueblos en la
república y en la iglesia. Casi todos los poblados tenían un escriba-
no de república que leía los decretos y redactaba las respuestas. Con
el gobernador y los alcaldes se llevaban las listas de tributarios; el
mayordomo de la cofradía administraba los fondos y ganados. Los
gobernadores representaban al pueblo en sus pleitos, autorizaban
testamentos, dirigían las juntas y recolectaban el tributo. Leer, escri-
bir y saber aritmética era una ayuda para conseguir estos empleos,
además de riqueza y linaje.

LAs ESCUELAS PARA NIÑAS INDIAS

Desde el siglo XVI las escuelas de doctrina cristiana eran para niños
y niñas. Por lo general, se les enseñaba separadamente, a veces en
horario diferente pero con el mismo maestro; a veces los varones
tenían un maestro o fiscal y las muchachas una maestra u otro fiscal
que con frecuencia era un hombre de mayor edad. Cuando a media-
dos del siglo XVIII aumentó el número de escuelas de lengua castella-
na, las cuales incluían la doctrina cristiana, leer y escribir, también
las niñas fueron tomadas en cuenta. Sin embargo, la información
acerca de la instrucción para muchachas no es completa ni muy
precisa. En algunas partes el maestro enseñaba a niños y niñas en el
mismo lugar, aunque en 1791 en \úcatán se tachaba esta práctica

213 Bergoza, 1984, pp. 148-149. AHAM, Caja 1770; AGN, Tierras, vol. 1518, exp. 5;
Hospital de jesús, vol. llO, exp. 5; vol. 373, exp. 9. Luque, 1970, pp. 326-327. Rome-
ro de Terreros, 1948, p. 467.
418 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

CUADRO 61
Escuelas para niñas indias, 1754-1810

Intendencia Fecha de información Fuente

Tacuba (México) 1754-1770 niños y Tanck de Estrada, 1989,


niñas pp. 731-741. AGN, Hi,s.
toria, vol. 495, exp. 2.
Cuautitlán (México) 1754 niños y niñas Tanck de Estrada, 1989,
pp. 734-741.
Tula (México) 1754 lugar aparte /bid.
para niñas
Xochimilco (México) 1754 niños y niñas /bid.
Milpa Alta (México) 1754 niños y niñas /bid.
Cosamaloapan (Veracruz) 1772 niñas AGN,Historia, vol. 494,
f. 366.
Amecameca (México) 1772, 1805 niños y AHAM, Caja 1771; AGN,
niñas Propios y Arbitrios, vol.
23, f. 71.
Santo Domingo Xuchitepec El párroco era maes- AHAM, vol. 24, f. 61.
(México) tro de niños y niñas
Tetepango (México) 1780 niños y niñas AHAM, vol. 22, f. 19.
Chiautla de la Sal (Puebla) 1784, 1800 niñas AGN, Historia, vol. 495,
f. 205-210; Civil, vol.
1502, exp. 16.
Totomehuacán (Puebla) 1785 niñas AGN, Indios, vol. 75, ff.
1-14.
Malongo (México) 1791 niñas AHAM, vol. 27, f. 131.
Charo (Michoacán) 1794 niñas AGN, Hospital de Jesús,
vol. 110, exp. 5.
Culhuacán (México) 1793, 1806, "Amiga y AHAM, vol. 29, f. 163;
escuela del pueblo", AGN, Parcialidades, vol.
salario de 72 pesos de 2, f. 62.
caja de comunidad
Cuautla (México) 1805 "Una escuela AGN, Indios, vol. 80, f.
de amiga" 285-295.
San Andrés Tuxtla 1806 para 746 indias AGN, Hospital de jesús,
(Veracruz) doncellas vol. 110, exp. 12.
Tlalmanalco (México) 1793 a 1807 48 pesos AGN, Indios, vol. 76,
de caja de comunidad f. 98v.
Parcialidades (México) San- 1782, 1806, 120 pesos AGN, Parcialidades, vol.
tiago Tlaltelolco, San de caja 2, ff. 62, 123, 294-304.
Juan, lztacalco
Zacatlamanco 120 pesos de caja, 1806 /bid.
Mixhiuca 120 pesos de caja, 1806 /bid.
Mexicalcingo 120 pesos de caja, 1806 /bid.
Nativitas 120 pesos de caja, 1806 /bid.
LA EDUCACIÓN EN LOS PUEBLOS 419

CUADRO 61 (conclusión)

Intendencia Fecha de información Fuente

Xocotitla 120 pesos de caja, 1806 /bid.


Nonoalco 48 pesos de caja, 1806 /bi,d.
Tenancingo (México) 1805, 1806-1810, AGN, Caminos y Calzadas,
300 pesos salario vol. 22, ff. 114-139;
para dos maestras Historia, vol. 469, ff.
279-345. Molina Ruiz,
1983, pp. 37-40.
Texcaliacac (México) 1810 niños y niñas AGN, Archivo Histúriro de
salario de caja Hacienda, vol. 2046,
recibo del maestro.
Sochicoatlán (México) 1789. Escuela para ni- Taylor, 1996, p. 706,
ñas pagada por pa- nota 93. AGN, Archi-
dres. 1809 "Escuela vo Histórico de Hacien-
real de niños y niñas" da, vol. 441.
60 pesos al maestro
60 pesos a la maestra
Maria Antonia de Ávila
Azcapotzalco (México) 1808, 96 pesos salario AGN, Indios, vol. 79,
de caja f. 97.
Tlalnepantla (México) 1808, 96 pesos salario AGN, Indios, vol. 79,
de caja f. 97.
Huixquilucan (México) Pagada por padres AGN, Indios, vol. 79,
f. 100.
Xilozingo (México) Pagada por padres AGN, Indios, vol. 76,
f. 182.
Totoltepec (México) 1794, 1808 pagada AGN, Indios, vol. 78,
por padres f. 50.
Mal país (Durango) 180 pesos salario de AHED, Carpeta 13, ca-
caja, 1805, 1806 silleros 3 y 4. Recibos
de maestra "para li-
bros, cartillas, catones,
20pesos.
Actopan (México) 1810, escuela de niñas AGN, Historia, vol. 501,
maestra Nicolasa Se- pp. 124-129.
rrano
Almoloya (México) 1805 pagada por pá- AGN, Bienes Nacionaks,
rroco "de primeras vol. 172, exp. 37.
letras para ambos
sexos"
Soyacingo (México) 1805 niños de AGN, Propios y Arbitrios,
ambos sexos 23, f. 66.
420 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

como un "abuso ... contra la prevenida por Su Majestad que expre-


samente lo prohíbe y contra la pureza de costumbres que tanto in-
fluye a la prosperidad de la república". De hecho, el edicto del
arzobispo Rubio Salinas de 1753 y las reales cédulas se referían a
enseñar a ambos sexos, pero "con separación". A pesar de esto, lo
más probable es que esta costumbre siguiera, ya que varios recibos
de preceptores indicaban que se enseñaba a "los niños y niñas en la
escuela de este pueblo".2 14
Era preferible que las niñas tuvieran su propia maestra. En las
visitas pastorales, el arzobispo de México solía encontrar pueblos
con dos escuelas. A veces, como en Molango (Meztitlán) se especifi-
caba que una era para muchachos y otra para muchachas, pero en
la mayoría de los casos no se daba mayor explicación. 215
Tres regiones que se destacaban por tener varias escuelas para
niñas indias eran los pueblos de la ciudad de México, los de Ecate-
pec y los de Malinalco. Malpaís en Durango otorgaba el salario más
alto de la caja de comunidad, 180 pesos al año, y Tenancingo, paga-
ba el mayor sueldo proveniente de una obra pía, 300 pesos anuales
para dos maestras. A veces los padres de familia proporcionaban lo
suficiente para sostener una escuela para sus hijas. Esto ocurrió en
Sochicoatlán, Yahualica, en 1789 y la escuela se siguió financiando
por 20 años, cuando ya la caja de comunidad asumió el salario de la
maestra, contribuyendo con 60 pesos al año.2 15
Durante la época colonial, en el altiplano central la escuela pa-
ra niñas se llamaba "amiga" o "miga"; se usaba este nombre tanto
en los pueblos de indios como en las ciudades y villas de españoles.
Generalmente se inculcaba la doctrina cristiana y se enseñaba a leer;
no era frecuente que se incluyera la enseñanza de la escritura. Más
común era instruir también a las alumnas en labores de tejido, cos-

214 Rubio Mañé, 1942, p. 255. Vera, 1887, vol. 1, pp. 459-461. Luque, 1970, p.
236. AGN, Archivo Histórico de Hacienda, vol. 2046. Refiriéndose al pueblo de Tete-
pango en 1780, se decía, "Hay escuela en la cabecera para niños y niñas y en el
pueblo de Tecomate para niños". AHAM, Libro de Visita, vol. 22, f. 19.
215 AHAM, Libro de Visita, vol. 27 f. 131v, 1791. Taylor, 1996, p. 707, nota 93. AGN,
Archivo Histórico de Hacienda, vol. 441. Otros lugares con dos escuelas eran: San
Juan del Río, La Cañada (Querétaro), Lerma, Atengo, Ecatepec y Acolman. AHAM,
Libro de Visita, vol. 25, ff. 62v, lOOv; vol. 27, ff. 9-11; vol. 28, ff. 10, 45v; vol. 30, f. 141.
216 Véase cuadro 60. La escuela para niñas de Cosamaloapan estaba en Ixma-
tlahuacán.
LA EDUCACIÓN EN LOS PUEBLOS 421

tura, hilados y cocina. Este contenido, que excluía la escritura, tam-


bién solía impartirse en las ciudades de Nueva España, España y Eu-
ropa. 217
Además de escuelas a las que asistían muchachas indias cada
día, había algunos colegios donde las indígenas vivían como inter-
nadas y recibían clases de religión, lectura, escritura y labores. Estos
colegios también ofrecían instrucción a alumnas externas. El más
famoso de ellos era el Colegio de Guadalupe de Indias en la ciudad
de México. Fundado por el jesuita Antonio Modesto Martínez de
Herdoñana, se abrió el 12 de diciembre de 1753 para alumnas in-
dias internas y externas. Su patronato de 40 000 pesos sostenía a 20
pensionistas y 70 alumnas que asistían diariamente. El arquitecto
Francisco Guerrero y Torres (mismo que planeó la escuela y amiga
de Santa Ana Zacatlamanco) reedificó el colegio en 1781. El oidor
Francisco Xavier Gamboa, protector del colegio, financió la recons-
trucción con donativos. En adición a maestras "indias principales,
muy instruidas y sumamente inteligentes en el idioma castellano",
había un maestro de canto llano y de órgano e instructoras de re-
postería y molendería de chocolate.2 18 En 1790 había 150 alumnas
indias, "niñas de la calle a las que enseñan a rezar y leer y todo gé-
nero de costura y labrado".2 19
Por Nueva Galicia, en la subdelegación de Tlajomulco, varios
indios caciques fundaron dos colegios para niñas indígenas; uno,
en Cuescomatitlán en 1752 y el otro, el Colegio de Nuestra Señora
de la Soledad en Cajititlán, en 1765. Eran pueblos medianos, de apro-
ximadamente mil indios, quienes financiaban la estancia de sus hi-
jas en el internado. El comisionado José Menéndez Valdés en su
visita en 1793 comentó que: "Aquí hay un colegio de indias educan-
das que los mismos naturales fundaron ... Ojalá que en todo el reino

217 En Inglaterra y Escocia durante este periodo las niñas recibieron instrucción

en la lectura y costura, pero generalmente no se les enseñaba a escribir. Houston,


1985,p.66.Barry, 1995,p.76.
218 En vista de que el Colegio de Indias se estableció en diciembre de 1753, un

año antes de la apertura del Colegio de la Enseñanza, dirigido por las monjas de la
Compañía de María ( 11 de enero de 1755) se puede considerar que aquél fue el
primer colegio con escuela de primeras letras abierto al público en la ciudad de
México. Foz, 1981, pp. 263, 418-419. Se confirmaron la fundación y las constitucio-
nes por cédula real del 13 de mayo de 1759 y se le concedió una ayuda económica
de 500 pesos al año en la cédula real del 25 de abril de 1762.
2l9 Foz, 1981, pp. 422-437. Moreno, 1976, p. 117.
422 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

las hubiera". Había 19 alumnas internas en Cajititlán y 13 en Cues-


comatitlán. En 1805 el obispo Cabañas, en uno de sus muy pocos
comentarios sobre las escuelas, registró que en Tlajomulco "se ha-
llan dos destinadas a las naturales del país".220
Un prominente y acaudalado hombre de Toluca, Miguel Jeróni-
mo Serrano, solicitó en 1775 la fundación de un colegio para niñas
criollas e indias. Al principio se pensó establecerlo en Ixtlahuaca,
con patronato donado por el párroco de Almoloya. Sin embargo, en
1780 se construyó el colegio en Toluca, el "Beaterio", que tenía dos
secciones, una para alumnas españolas y la otra para indias y mesti-
zas. Esta escuela se llamaba el Colegio de los Dulcísimos Nombres
de Jesús y María. Las constituciones prescribían el uso de un unifor-
me compuesto por enaguas de sarga azul, casaquitas blancas y una
insignia de latón amarillo con la imagen de San José. En esta institu-
ción, como en los otros colegios para indias, la enseñanza era de dos
tipos: doctrina cristiana y primeras letras, con la advertencia de leer
"sin sonsonete" y primero aprender perfectamente los impresos an-
tes de pasar a los escritos a mano; también se enseñaban trabajos
prácticos de pastelería, costura, tejidos y hechura de flores de papel.
El horario solía ser de 8 a 11 en la mañana y de 2 a 5 de la tarde. Ha-
bía alumnas internas que se ganaban el sustento con la hechura y
venta de chocolate y, al igual que las internas españolas, también ha-
cían "provisiones de repostería... soletas, bizcochos, biscatelas, rode-
os, cubiertos, conservas, cajejatos".22 1
El quinto colegio para indias se estableció cerca de Tlatelolco en
la ciudad de México. Promovido por el párroco de Nuestra Señora
de los Ángeles, por la señora Gertrudis de Lardizábal, y por las par-
cialidades de indios, para su fundación se solicitó la aprobación real
en 1793, la cual se consiguió en 1804. Se sostenía con el producto de
sorteos especiales de la lotería y se enseñaba a unas 60 niñas. 222

220 Kanter, 1987, p. 54. Menéndez Valdés, 1980, p. 123. García Ruiz, 1958, pp.
22-24. Serrera, 1977, p. 414.
22 1 El colegio estaba en la esquina de las calles de Beaterio Quárez) y Chapitel
(Constituyentes) de Toluca. Ocupaba el sitio hasta 1851 cuando, al ser desocupado
fue destinado para cárcel. Fue demolido entre 1963 y 1969. Romero Quiroz, 1973,
vol. 2, pp. 225-227. Luque, 1970, pp. 193-197, 295-296. Información sobre el plan pa-
ra escuelas para niñas indias de Michoacán en 1765 en Cedeño, 1994, pp. 18-19.
222 Luque, 1970, pp~ 290-293. Tanck de Estrada, 1985, p. 196. AGN, Colegios, vol.
21, exp. 6, 1794; R.ea/,es Ordenes, vol 11, ff. 606-613.
lA EDUCACIÓN EN LOS PUEBLOS 423

CUADRO 62
Colegios para indias, 1752-1803

Colegio con internado y Fecha de


escuela para externas fundación Fuente

Colegio de Cuescomatitlán, 1 752 Kanter, 1987, p. 54. Menéndez Val-


Tlajomulco, intendencia dés, 1980, p. 123.
de Guadalajara
Colegio de Indias (ciudad 1753 Foz, 1981, pp. 422-427.
de México)
Colegio de Ntra. Señora de 1765 Kanter, 1978, pp. 39, 54, 55.
Soledad, Cajititlán, Tlajo-
mulco, Guadalajara
Colegio de los Dulcísimos 1780 Luque, 1970, pp.193-197, 295-296.
Nombres de Jesús y María Romero Quiroz, 1973, pp. 202,
"Las Beatas" Toluca (inten- 226-228.
dencia de México)
Colegio de Ntra. Señora de los 1803 Luque, 1970, pp. 293-294. Tanck
Ángeles, Tlatelolco, ciudad de Estrada, 1984, p. 196.
de México (intendencia de
México)

Cuando las escuelas para indias comenzaron a funcionar a me-


diados del siglo XVIII, algunas veces los padres de las niñas no querían
que aprendieran a leer, especialmente las adolescentes. Así se ex-
presaban las familias en Atoyatenco, Texmelucan (Puebla), cuando
empezó la escuela, por medio de una representación a las autorida-
des civiles:

No parece muy sosegable que a las doncellas de catorce o quince años


les recojan a la escuela a ponerles cartilla en la mano por no ser dable
aprendan éstas a leer, a mas de que no aprendan, les [impidan] el uso
mujeril de sus ocupaciones en sus casas y casándose no saben asistir a
sus maridos porque se quedan sin aprender e 1 gobierno de sus casas,
por lo que suplican que sólo a rezar l~s enseña.223

Veinticinco años después, la actitud de los indios era diferente.


En Charo, Michoacán, el apoderado indio de la república pedía per-

223 AGN, Historia, vol. 494, f. 335v.


424 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

miso para pagar a una maestra con fondos comunales. Los padres
de las muchachas indígenas querían que aprendieran las primeras
letras, la doctrina y labores femeniles y así prepararse para el matri-
monio o para seguir sus estudios en un colegio. 224
Saber leer y escribir podría servir a las mujeres indígenas para
defender a sus maridos, como "Yo María de la Concepción, natural
y vecina del pueblo de San Martín Tilegate", quien escribió y firmó
una carta en 1799 al asesor del intendente de Oaxaca quejándose
del maltrato a su esposo por el dueño del rancho, don Diego Ara-
gón. 225 En Amajac, uno de los 17 pueblos en la subdelegación de
Actopan, las esposas participaban con sus maridos en los "Cargos
de la República" cuyos integrantes en 1792 fueron:

Doroteo Martín de la Cruz y Juliana Lugo, alcalde.


Manuel Morales y Juana María, regidor.
Nicolás Morales y Tomasa María, alguacil mayor.
Diego Ximénez y Antonia María, fiscal.
Nicolás Martín y Juana María, topil.22 6

En Yolox, Oaxaca, las mujeres asistían a las juntas del pueblo


para decidir los asuntos de interés común. Entre los 34 escritos que
los indígenas presentaron al arzobispo de México, Núñez de Haro y
Peralta, durante las visitas pastorales, 20% era de mujeres indias. La
fuente no indica si ellas mismas escribieron la solicitud o lo hizo el
escribano, pero el hecho es que las mujeres solían preparar y entre-
gar quejas personalmente a la autoridad más alta de la iglesia. De
los 278 casos pendientes en el Juzgado General de Naturales en Mé-
xico al final de 1784, 21 % involucraba a mujeres indígenas, gene-
ralmente como acusadoras o iniciadoras del pleito. 227 Las mujeres

224 AGN, Hospital de jesús, vol.


110, exp. 5.
leg. 11, exp. 4. Varias majeres indias de Huaman-
225 AGPEO, Real Intendencia!,
tla, Tlaxcala, protestaban por el mal trato o encarcelamiento de sus maridos, aun-
que no sabemos si ellas mismas redactaban los escritos. Meade de Angulo, 1984,
passim.
22 5 AGN, Archivo Histórico de Hacienda, vol. 397, cuenta de
Amajac, 1792.
227 Bergoza, 1984, p. 78. AHAM, Liúro de Visita, vol. 26, f.
50; vol. 29, ff. 9lv, 98,
109-109v; vol. 30, f. 31, ff. 47v-48. Las mujeres eran de Otumba, Xochitepec, Ozum-
ba, Chalco, Tenango del Valle, Apan y Capuluac, entre 1790 y 1796. El análisis de
los casos en eljuzgado de Naturales está basado en Borah, 1983, pp. 417-437. Una
esposa india llevó el cadáver de su marido hasta la ciudad de México para protestar
LA EDUCACIÓN EN LOS PUEBLOS 425

nativas desempeñaban un papel importante en las cofradías de Oaxa-


ca, Orizaba, Michoacán y la ciudad de Méxcio, a veces participando
en las procesiones con los títulos de "madre mayor", "candelera",
"sahumadora" y "capitana".228
La actividad que ofrecía el mayor prestigio a una mujer en la so-
ciedad novohispana era ser monja. Durante el siglo XVIII se abrie-
ron tres conventos de religiosas para mujeres indias. El primero se
estableció en la ciudad de México en 1724 en un nuevo edificio
frente a la Alameda. Era de monjas clarisas (franciscanas) y se llamó
el convento de Corpus Christi. Recibía novicias indias nobles de
Oaxaca, Guadalajara, Puebla, Tlaxcala y México. Luego, en 1737, se
fundó el convento de Cosamaloapan en Valladolid, Michoacán, pa-
ra cacicas tarascas. El convento de Nuestra Señora de los Ángeles,
conocido como Los Siete Príncipes, se abrió en 1782 en la ciudad
de Oaxaca, también para indias nobles. El cuarto establecido a
principios del siglo XIX, fue el convento de la Nueva Enseñanza, de
la orden de la Compañía de María. En 1806, debido a la solicitud
del capellán del Colegio de Indias en la ciudad de México, el mar-
qués de Castañiza, sacerdote y futuro obispo de Durango, se le aña-
dió a la escuela pública y al internado, un convento de monjas. En
contraste con los otros tres monasterios, éste admitía a indias ma-
cehuales y no seguía el régimen de claustro cerrado como los otros,
sino que era para "indias doncellas de toda América". La misión
de las religiosas era enseñar a las niñas que asistían al Colegio de
Indias. 229
Al final del siglo XVIII, la abadesa india del convento de Corpus
Christi se dirigió a la reina de España para pedir la fundación de

ante el virrey Revillagigedo por el maltrato que había recibido en una hacienda.
Gómez, 1986, pp. 82-83. William Taylor ha señalado la participación de las mujeres
indígenas al dirigir en algunas ocasiones las rebeliones. Taylor, 1987, p. 230.
228 "Estado ... Zamora", 1944, pp. 469-470, 480-482, 485-486. Inspección ocular,

1960, pp. 103, 105. Lockhart, 1992, pp. 226-228. Carmagnani, 1988, p. 133. AGN,
Real.es Cédulas, vol. 121, exp. 16.
229 Muriel, 1946, pp. 219, 224, 237, 238, 462-466, 470. Foz, 1981, pp. 422-437.

Su patronato (y el del colegio) de alrededor de 50 000 pesos fue prestado a la mo-


narquía. Valle, 1997, Apéndice. En el colegio de indias se usaba el libro de urbani-
dad escrito por el regidor de Querétaro, Pedro Septién. El obispo de Oaxaca en el
edicto del 21 de julio de 1781 avisó a los oficiales de república que deberían pro-
mover las vocaciones entre "sus hijas, parientes, paisanas" y pedir limosnas para el
convento de Los Siete Príncipes. Méndez Aquino, 1985, p. 135.
426 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

un convento de capuchinas indias en la ciudad de Puebla. Por real


cédula del 27 de julio de 1795 se ordenó al ayuntamiento de Pue-
bla informar sobre la petición, lo cual se hizo en "términos muy fa-
vorables", pero parece que su respuesta se extravió. El obispo, en
su informe al virrey Branciforte aprobó la idea, porque en los
otros conventos para indígenas sólo había un total de 100 lugares,
número insuficiente para acomodar a las indias de Zempoala,
Tlaxcala, Cholula y Huejotzingo, poblaciones que habían sido las
más fieles durante la conquista. Además, 24 indios, entre sacerdo-
tes y laicos, solicitaron dicho establecimiento. En 1802 el cabildo
de la catedral de México apoyó el proyecto, pero no se logró la
fundación. 23º

LA CASTELLANIZACIÓN

Desde 1550 hasta 1782 la legislación ordenaba la enseñanza de la


lengua castellana a los indios. Durante estos dos siglos se presenta-
ron dos actitudes frente al proceso de castellanización: una que
pregonaba la superioridad del español y la necesidad de cambiar el
habla de los indios; otra que advocaba la utilización de los idiomas
nativos para la evangelización y que insistía en que el aprendizaje
del castellano debiera ser voluntario. La primera actitud era negati-
va hacia las lenguas indígenas a las que se tachaba de bárbaras; se
favorecía el monolingüismo del castellano para todos los habitantes
del virreinato. La segunda actitud era positiva frente a los idiomas
americanos que eran alabados por su riqueza de vocabulario y con-
ceptos; se admitía el bilingüismo.
Las leyes tendían a resaltar una u otra de estas posiciones. De
1550 a 1596 se destacó la intención de imponer el castellano; de
1596 a 1753, basándose en el dictamen de Felipe 11 (que coincidía
con las decisiones de los concilios mexicanos, 1555-1585) se orde-
nó predicar en el idioma de los indios y no "apremiarlos a que de-
jen su lengua natural"; de 1753 a 1782 se tendió a promover la
extinción de las lenguas indígenas y sustituirlas con el español,
por medio de las escuelas de lengua castellana; de 1782 a 1821 se

23o ACCM, Acuerdos del Cabildo, vol. 5, año de 1802.


lA EDUCACIÓN EN LOS PUEBLOS 427

dejó de legislar sobre la supresión de los idiomas nativos y me-


diante la Ordenanza de Intendentes se fomentó la enseñanza en
castellano de las primeras letras y de la doctrina cristiana en las es-
cuelas sostenidas con fondos comunales en los pueblos de indios y
las patrocinadas con fondos municipales en las poblaciones de es-
pañoles. 231
Durante los primeros dos siglos de la Colonia los indios adquirie-
ron el idioma castellano principalmente gracias al contacto entre in-
dividuos de cada grupo lingüístico durante sus tratos comerciales,
el trabajo agrícola y las funciones religiosas. Dentro de las ciudades
los sirvientes, artesanos y estudiantes indígenas también aprendían
el español. El indio que hablaba el castellano se llamaba "ladino" o
"indio castellano", y el idioma de España era referido como "casti-
lla" o "castellano"; no se acostumbraba usar el término "español" en
referencia al idioma.
Por otra parte, el acercamiento entre las dos razas produjo cam-
bios en la lengua nativa. Palabras castellanas se incorporaron al
náhuatl o mexicano, como se llamaba en aquel entonces. James
Lockhart, después de analizar documentos escritos en el idioma ver-
náculo, ha marcado cuatro etapas en el cambio de la lengua indígena
durante la Colonia. De 1519 a 1550 el náhuatl se quedó igual, excep-
to por la adición de los nombres cristianos de los bautizados y la utili-
zación de palabras mexicanas para referirse a cosas europeas, por
ejemplo mocatl (venado) para significar caballo. Entre 1550 y 1650
aumentó el número de sustantivos de origen español que se incorpo-
raban al náhuatl: objetos, alimentos y oficios de origen europeo que
formaban parte de la vida indígena. En la tercera, de 1650 en adelan-
te, los de habla mexicana usaron hasta 700 sustantivos castellanos,
por ejemplo "caballo", y 40 verbos como parte del náhuatl. La cuarta
etapa no remplazó a la tercera, sino que existió simultáneamente. A
partir de 1750, algunos pueblos indígenas o sectores en los pueblos,
además de hablar mexicano, hablaban y escribían en castellano, a ve-

231 Se describe la legislación en Zavala, 1977, Tanck de Estrada, 1989 y los pri-

meros dos capítulos de este libro. Gonzalbo, 1990, pp. 93-105. Un factor que in-
fluía en la política era la rivalidad entre el clero peninsular, que no hablaba los
idiomas americanos, y el clero criollo que hablaba náhuatl o maya. La castellaniza-
ción favorecía a los peninsulares y el uso de las lenguas indígenas ayudaba a los
criollos. Zavala, 1977, pp. 37-39. Tanck de Estrada, 1989, pp. 711-713.
428 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

ILUSTRACIÓN 3
Ejemplos de escritura en náhuatl y castellano

Dos recibos de Luis Vicente, escribano de república de Amecameca, uno en


castellano, 1775 y el otro en náhuatl, 1774. Nótese palabras españolas en el segun-
do documento ("recibo", "maestro escuela" "noviembre", "firma") y el uso del tér-
mino "althepetl " para significar "pueblo".
Fuente: AHAM, Caja 1781-1782.
LA EDUCACIÓN EN LOS PUEBLOS 429

ces con la sintaxis nativa, a veces con perfecta gramática española.


Lockhart nota que después de 1760-1770, aumentaron los textos re-
dactados en español por los indios, lo cual muestra que ya existía una
"masa crítica" de indígenas que tenía competencia en los dos idio-
mas, debido al crecimiento demográfico, al económico y a una activi-
dad gubernamental que creaba más oportunidades para el contacto
de los indios con los españoles.232
Además del aumento de contacto que propiciaron las activida-
des económicas, ciertos mandatos gubernamentales ocurridos en
dos campos incrementaron el uso del castellano entre los indios y
no sólo como individuos sino como corporación, esto es, como pue-
blo en su aspecto político y social. Por una parte, el gobierno orde-
naba mayor vigilancia sobre las cuentas de los bienes de comunidad
en los decretos de 1704, 1754, 1763 y especialmente en el de 1766,
cuando se estableció la Contaduría General de Propios, Arbitrios y
Bienes de Comunidad. Bajo su segundo director, Francisco Antonio
de Gallarreta, se logró establecer un sistema de fiscalización que
controlaba con eficacia a más de mil pueblos de indios del altiplano,
Puebla, Oaxaca, Veracruz, Michoacán y el Bajío. El cumplimiento de
los reglamentos de los bienes de comunidad, expedidos en.tre 1773 y
1784, requería que los oficiales de república rindieran cuentas anua-
les, otorgaran recibos y constataran los gastos de los fondos comuna-
les, todo en castellano. La Ordenanza de Intendentes de 1786 refinó
este sistema financiero y lo extendió a todo el virreinato. Además, el

232 Lockhart, 1992, pp. 261-325. Las cuentas de los bienes de comunidad de

Tehuacán, Puebla, localizadas y transcritas por Blanca Lara, y disponibles en mi-


crofilm en el INAH, Centro de Documentación, contienen 421 folios escritos en
náhuatl, correspondientes a 121 años, transcurridos de 1633 a 1754. Nuestro análi-
sis de estas cuentas muestra que se usaban 180 sustantivos y tres verbos castellanos
en el texto náhuatl. Unos 80 sustantivos se referían a cosas y oficios; 35 a títulos y
palabras relacionados con el gobierno y las finanzas del pueblo; 30 a cosas y perso-
nas de la iglesia; 20 a alimentos; 15 a medidas y a la moneda. Los tres verbos caste-
llanos eran retocar, quemar y esperar. Agradezco al doctor Andrés Lira el
haberme informado sobre esta documentación. Lara, 1993. Las observaciones so-
bre los préstamos lingüísticos se relacionan con lo estudiado hace 200 años por el
filólogo jesuita Lorenzo Hervás en el Catálogo de las /,enguas de las naciones conocidas,
(Madrid, 1800): "Una nación que llegue a recibir de otra casi todas las palabras
empieza a recibirlas dándole el artificio u orden gramatical que daba a las de su
primer lenguaje ... primeramente recibieron y usaron las palabras forasteras pro-
nunciándolas con el acento vocal de sus idiomas antiguos". Citado en Solano,
1974, p. 250.
430 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

artículo 12 repetía la preferencia para los puestos en el gobierno in-


dígena "a los que sepan el idioma castellano".233
El segundo acontecimiento que contribuyó a aumentar el uso
de castellano fue el establecimiento de escuelas. Una década antes
de fundar la Contaduría de Propios y Arbitrios, el arzobispo Rubio
y Salinas promovió la fundación de escuelas de lengua castellana
en casi 300 pueblos indígenas. La gran mayoría de estos lugares se-
guía sosteniendo a los maestros, quienes en las décadas de los se-
tenta y ochenta recibieron su salario completo o parcial de las
cajas de comunidad. Se fueron fundando escuelas en este periodo
y en el decenio de 1790 otras 100 poblaciones comenzaron a finan-
ciar escuelas. Hay indicios de que las mismas medidas que aumen-
taron el uso del castellano entre los nahuas -el contacto por el
comercio y el trabajo, la administración de los bienes de comuni-
dad bajo la supervisión gubernamental y la fundación de escuelas-
tuvieron también efectos similares en Michoacán, el valle de Oaxa-
ca, partes de Puebla y Veracruz, y tal vez en Yucatán, desde 1770 y
quizá antes.
Los maestros se valían de varios métodos para enseñar el caste-
llano a los indios. En algunos lugares los muchachos repetían las
oraciones y la doctrina sin entenderlas bien y sin que fueran ellos
entendidos. En 1754, se informaba al sur de Cuernavaca, que
"aunque hay muchos que ya dicen las oraciones y doctrina es como
si no la supieran, por lo muy mal que la pronuncian".234 El párroco
de Xalapa del Marqués, Oaxaca, visitaba la escuela y enseñaba a los
n1nos

253 Se analizan estos mandatos en el capítulo l. AGN, Indios, vol. 97; Propios y Ar-
bitrios, vol. 5. Beleña, 1981, vol. l, tercera paginación, p. 4; cuarta paginación, pp.
152-153, artículos 11, 28-35, 44-47, 50 a 53. Artículo 14, de la Ordenaza de Inten-
dentes. Beleña, 1981, vol. 2 pp. ix-xx. Clanchy muestra que el aumento en los trá-
mites burocráticos en Inglaterra en los siglos XI y XII promovió la alfabetización.
Clanchy, 1993, pp. 328-333.
254 Atlachaloaya, INAH, FondoFranci.scano, vol. 109, f. 233. Francisco de Solano en
el capítulo "Castellanización del maya y áreas del castellano" analiza la fundación
de 69 escuelas en Guatemala en 1770 y destaca que en las regiones aisladas y mono-
lingües, durante los primeros años de existencia de una escuela, era muy dificil que
los niños aprendieran el español pero en otros lugares donde vivían españoles, mes-
tizos y mulatos, o donde ya algunos indios hablaban el castellano, varios alumnos lo
aprendían y se preparaban para estudios más avanzados. Solano, 1974, pp. 268-270.
lA EDUCACIÓN EN LOS PUEBLOS 431

en castellano, comenzando por las partes integrales del cuerpo huma-


no y los demás objetos ... comúnmente más visibles y manifiestos para
ellos, pero siempre demuestran una total repugnancia del castellano
del mismo modo que a los castellanos repugnan su idioma. 235

Esta observación sobre la manera en la cual cada grupo racial


concebía la lengua del otro era parecida a lo que decía fray Juan de
Torquemada en el siglo XVI: "Quiero que se advierta que no se de-
ben llamar bárbaros a los indígenas por el extraño lenguaje que
usan y ajeno al castellano o latino, porque por esta razón de hablar
lengua diferente que la que él habla, también al indio por esta mis-
ma razón llamará bárbaro al castellano".
Especialmente en lugares monolingües, aislados en las monta-
ñas, el aprendizaje de una lengua extranjera era dificil porque los
jóvenes no la oían afuera de la escuela. Así opinaba el sacerdote de
Itundujia en la Mixteca Alta:

Es conveniente que los indios aprendan la castilla [por] la necesidad


que tenemos de comunicarnos con ellos y hacerles participantes de
nuestras ideas y adelantamientos espirituales y temporales, pero que
el medio sea de asistir un rato por la mañana los niños indios, gastán-
dolo en rezar la doctrina, con una pronunciación atropellada y dimi-
nuta, pasando todo el resto del día, de la noche, de todo el año y aun
toda su vida en hablarse en sus nativos idiomas, es empresa dificultísi-
ma porque nunca amoldarán la lengua a tan veloces como distintos
movimientos y hasta ahora sólo la han aprendido los que desde tier-
nos dejaron sus pueblos y sus padres.236

El presbítero planteaba el problema en la perspectiva de qué


pasaría si la situación estuviera al revés: "Un niño español aplicado
a la lengua latina después de cuatro años, apenas la entiende y la
construye. El que enseña a hablar un idioma debe hacerlo com-
prender; si ignora la del discípulo nunca lo conseguirá". Varias au-
toridades compartían esta opinión. En Chiapas se recomendaba a
la Audiencia que el preceptor al instruir a los tzotziles en el idioma
español debía de tener "la circunstancia de entender también el su-
yo para facilitar su explicación". Al mismo tiempo de este comenta-

235 Bergoza, 1984, pp. 356-357.


236 Bergoza, 1984, p. 195.
432 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

río en el sureste, la república indígena de Xochimilco rechazaba a


un maestro porque "ignora absolutamente la doctrina en nuestro
idioma, cuya falta lo hace incapaz de poderles instruir en el caste-
llano". 237 El preceptor preferido por los de Xochimilco exclamaba
al virrey:

Oh Señor, ignoran muchísimos las utilidades y productos tan grandes


que se deducen de enseñar a los párvulos en su idioma nacional la
doctrina y misterios de Nuestra Santa Fe ... Para que los indios llegasen
a instruirse bien en el castellano les introducía yo y construía con muy
especial y prolijo cuidado, amor y paciencia del mexicano al castella-
no cuanto les explicaba.

Usaba el mismo método para la enseñanza de las primeras le-


tras. También por Achichipico, Cuernavaca, en 1781 se enseñaba
"el catecismo tanto en el idioma mexicano como en el castellano ...
y yo tengo cuidado el explicarles lo mismo en el mexicano pues ex-
perimento que sin esta diligencia se quedan sin entender lo que
aprenden de memoria".23s
Generalmente las autoridades gubernamentales querían que
los preceptores fueran españoles, esto es, criollos o mestizos, y en
la mayoría de los casos así era. Sin embargo, ser español no quería
decir que se ignorara la lengua de los indios. Al final del siglo XVIII
en la parte central y sur del virreinato la divulgación de las lenguas
indígenas era considerable. Esto se debía a que los españoles y
mestizos constituían la minoría de la población total (aproximada-
mente 30%). Especialmente en las áreas rurales esta minoría tenía
que estar en contacto con los indígenas. Por ende, muchos blancos
entendían y podían expresarse en náhuatl o en maya. 239 Estos espa-
ñoles bilingües probablemente llegaron a ser los maestros en mu-
chos de los pueblos de indios. Por otra parte, en vista de que a
veces los niños de otras razas estudiaban en las escuelas financia-
das por las cajas de comunidad, entre los alumnos era posible que

237 BTU, Chiapas, caja 2, carpeta l. AGN, Historia, vol. 495, f. 215.
23s AGN, Historia, vol. 495, f. 215, 1796; Hospital de jesús, vol. 309, f. 7, 1781.
239 Farriss ha estudiado este fenómeno en Yucatán. Farriss, 1984, pp. 108-113.
Los intelectuales criollos, por ejemplo, sor Juana Inés de la Cruz, Carlos de Sigüenza
y Góngora, Francisco Xavier Clavigero,José Antonio de Alzate y José Ignacio Barto-
lache admiraban y hablaban el náhuatl. Tanck de Estrada, 1982, pp. 20-21.
LA EDUCACIÓN EN LOS PUEBLOS 433

se oyeran las dos lenguas. El párroco de Yautepec comentaba so-


bre las ventajas de tener muchachos "de razón" estudiando con los
indios: los españoles pagaban al maestro y así se aumentaba su sa-
lario y "de esta mezcla o unión de unos con otros resulta y se consi-
gue la uniformidad del idioma castellano tan recomendado por
nuestro católico monarca".24o
El uso del catecismo de Ripalda, publicado en náhuatl en 1758,
ayudaba a los preceptores a explicar la doctrina a los niños. También
se empleaba la Doctrina breve del jesuita Bartolomé Castaño, traducida
al mexicano, a veces con el texto castellano al lado, en otra columna.
Se divulgaba en forma de manuscrito y en forma impresa de dos a
ocho páginas (1744, 1746, 1774, 1803, 1809). Se usaba además la Doc-
trina breve del padre Antonio Vázquez Gastelú (1689, 1693, 1716,
1726, 1756, 1792). También se utilizaban folletos impresos sobre el ro-
sario, el "Alabado" y la aparición de Nuestra Señora de Guadalupe, to-
dos en náhuatl. Los indios leían y oían en náhuatl la misma narración
medieval (escrita en latín, inglés, francés y español) de "El maestro de
Silo" que leían en español los jóvenes en las ciudades y villas. El uso de
libros escritos en náhuatl en las escuelas indica que de hecho parte de
la enseñanza impartida en las clases se hacía en el idioma indígena;
además se publicó en 1819 un Silabario en náhuatl, indicio de que ya
se había formalizado la alfabetización en náhuatl en las escuelas. 241
El gobierno legislaba sobre el aprendizaje del castellano y el es-
tablecimiento de escuelas, pero en la mayoría de las encuestas y en
los informes elaborados en diferentes ocasiones durante las últimas
décadas del siglo XVIII y hasta 1810, no se pedía información sobre es-
tos temas. 242

240 AGN, Hospital de jesús, vol. 110, exp. 8, 18 de junio de 1803.


241 Schwaller, 1986, pp. 333-336. Solano, 1974, p. 264, nota 62. León-Portilla,
1988, vol. 2, pp. 88, 330, 361. Medina, 1989, vol. 7, pp. 197, 293, 490. La narración
en náhuatl sobre Nuestra Señora de Guadalupe estaba "impresa a parte y fuera del
tomo". Paredes, 1759, introducción, s. p. El catecismo breve de Castaño se llamaba
Tepil.on Teotlatolli. Se seguía publicando el catecismo en náhuatl de Vázquez Gaste-
lú hasta fines del siglo XIX (1838, 1842, 1846, 1854, 1878, 1885, 1888). León-Porti-
lla, 1988, vol. 2, pp. 403-405. Dehouve, 1992, pp. 345-360.
242 Se preguntaba sobre muchas cosas, pero no sobre escuelas: por ejemplo,

demografia, puentes, minas, producción agrícola, caminos, clima, ferias, industria,


comercio, fábricas, molinos, ríos, diezmo, alcabala, tributo, Consolidación. Varios
informes de 1784, 1794, 1805. "Noticias de fábrica", 1973; "Noticias de Nueva Es-
paña", 1973; Quirós, 1973; Urrutia, 1973.
434 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

El arzobispo de México y el obispo de Oaxaca mostraron mayor


interés. Durante las visitas pastorales se promovía el uso del castella-
no y la fundación de escuelas. Sólo en contadas ocasiones y en las pri-
meras visitas, mencionó el arzobispo la idea de que las escuelas
debieran cumplir lo ordenado por el monarca respecto de desterrar
la lengua nativa o de extender el castellano, sino que decía que su
propósito era que "aprendiendo a leer, escribir, contar, la doctrina
cristiana fueran felices en lo temporal y espiritual" como deseaba el
rey.243 En los Libros de Visita se incluían datos sobre escuelas y, entre
1780 y 1793, a veces se anotaba la opinión del párroco sobre el grado
de castellanización. En Oaxaca una de las preguntas del obispo Anto-
nio Bergoza se refería a las escuelas y a los idiomas de los feligreses. 244
La información, parcial y subjetiva (ya que dependía del juicio del sa-
cerdote), indicaba lo siguiente: más hombres que mujeres indios en-
tendían y hablaban el castellano. 245 En las cabeceras se usaba el
español más que en los pueblos sajetos.246 El contacto debido al co-
mercio con personas que hablaban el castellano aumentaba el uso de
este idioma entre los indígenas. 247 Dentro de un mismo distrito había
diferencias en el grado de castellanización entre un pueblo y otro.248
Aparentemente hubo tres factores que facilitaron la adquisición
del castellano por los indios. La situación demográfica probable-

243 AHAM, Libro de Visita, vol. 26, f. 78, 1790. En Oaxaca se hablaba de "deste-

rrar" el mexicano en uno de los barrios de la ciudad de Oaxaca, el trique en Almo-


loyas, y "extinguir" el zapoteco serrano y sustituirlo con otro idioma indígena de
mayor divulgación o con el castellano. Bergoza, 1984, pp. 20, 232. Gerhard infor-
ma que entre 1650 y 1750 en Tonalá, Guadalajara, las lenguas cocos y tecuexes se
sustituyeron con el náhuatl. Gerhard, 1996, p. 196.
244 AHAM, Libro de Visita, vols. 21, 24-29, 1779-1793. Bergoza, 1984, passim.

245 Tlalmanalco, Tlacochahuaya, Zautla, Nochistlán. En Ixtlán el párroco co-

mentaba que las mujeres "rehusan hablarlo por ciertas preocupaciones que desde
luego se imprimen sus maridos". Bergoza, 1984, pp. 61, 70, 141y276.
246 En la cabecera de Tulancingo todos hablaban castellano, pero en los pue-

blos usaban el otomí. Una excepción era Tláhuac donde en 1783 "los indios es-
tán instruidos en el castellano, especialmente los de los pueblos, no tanto los de
la cabecera". En la cabecera la población era 92% indígena. Los pueblos eran
Zapotitlán, Xico y Tetelco. AHAM, Libro de Visita, vol. 24, f. 178, 1783; vol. 26, f.
73v, 1793.
247 También se comenta este fenómeno en Oaxaca. Bergoza, 1984, pp. 45-50,

248, 276, 334-338.


248 Ejemplos de Chalco y Cuernavaca (poco o nada instruidos en el castellano

en Yecapixtla y Jonacatepec pero bastante instruidos en Oaxtepec y Cuautla,


1780). AHAM, Libro de Visita, vol. 24, ff 4- 57; vol. 26, ff. 5-30; vol. 29, ff. 106-145.
LA EDUCACIÓN EN LOS PUEBLOS 435

mente pesaba más; donde la proporción (no el número absoluto)


de no indios era alta, un mayor número de indígenas hablaba el
castellano. El contacto de los indios con personas de otras razas de-
bido a actividades económicas aumentaba la posibilidad de adqui-
rir la lengua española. El aspecto cultural -escuelas, cofradías, actos
de culto en la parroquia con personas que hablaban el castellano-
especialmen te donde los factores demográficos o económicos ya
existían, ayudó a extender el uso del castellano.249 No se percibe
que el factor geográfico influyera demasiado en este proceso, en el
sentido de que la cercanía o lejanía de una ciudad o villa de espa-
ñoles fuera determinante en la extensión de su idioma a los indios,
sino que los otros tres factores influían más.
Por ejemplo, cerca de Guadalajara en el barrio de Analco en
1632 vivían "indios ladinos que hablan y entienden la lengua caste-
llana como cualquier español" y un siglo después, cuando todos sa-
bían el castellano, ya no necesitaban intérprete.25o Esto se debía a
que el número de indios y su proporción en relación con la pobla-
ción española era pequeño. Xochimilco, cerca de la ciudad de Mé-
xico, tenía una población numerosa de indios; ahí se conservaba el
náhuatl entre la mayoría de los pobladores aunque las autoridades
indígenas y otros habitantes también usaban el castellano. Aun en
1809 estaba presente el intérprete de Xochimilco para actos oficia-
les, más por razones legales que por ser necesario, aunque el maes-
tro de escuela iba de casa en casa amonestando en náhuatl a los
padres de familia para que enviaran a sus hijos a las clases. 251

249 Bergoza, 1984, pp. 196-200. En Tlajomulco, Guadalajara, se afirmó que

"Los viejos principales y demás aunque sepan el castellano en cualquiera diligen-


cia de justicia que vean que les perjudican se valen de la lengua mexicana para que
no les entiendan". Gallo Lozano, 1988, p. 209.
25º Es de notar que aunque se hablaba el español, Analco seguía como "pueblo
de indios" y tenía oficiales de república y bienes de comunidad hasta el final de la
Colonia. Calvo, 1989, p. 322. Colección de acuerdos, 1876, vol. 1, pp. 490-491.
2°1 AGN, Historia, vol. 496, f. 215. En 1800 se presentaban los gobernadores y al-
caldes de San Juan de los Llanos, Puebla, "y sin embargo de que todos entienden y
hablan con perfección el idioma castellano, mediante D. Rafael Penasco, vecino
de este pueblo que hace oficio de intérprete". INAH, Centro de Documentación, Ar-
chivoJudidal de Puebla, rollo 47, 16 de abril de 1800. Lockhart, 1992, p. 320. Se usaba
el intérprete en 1809 cuando se presentaban 12 gobernadores actuales y pasados y
alcaldes de Xochimilco. AGN, Indios, vol. 77, f. 124. Aunque los indios supieran el
español, era necesario usar un intérprete porque si no lo utilizaban, se podría po-
ner el testimonio en entredicho. Haskett, 1992, vol. 1, p. 125.
436 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

El proceso de "castellanizar" a los indios (término usado por sa-


cerdotes en México y Oaxaca) que ocurria al final de la Colonia, pro-
bablemente no significaba en el altiplano ni en el sur del virreinato la
pérdida de la lengua materna. Durante varias décadas existieron gru-
pos numerosos de indios que entendían y hablaban el castellano sin
dejar de usar su idioma nativo. En lugares de alta densidad demográfi-
ca de indios, como liicatán, la lengua maya de hecho se extendía a los
mestizos y pardos, y a veces a los criollos. 252 Alrededor de 1793 el obis-
po Biempica de Puebla, en una larga carta pastoral, lamentaba (como
lo había hecho el arzobispo Lorenzana en 1769) la falta de progreso
en la castellanización debida al "pernicioso quietismo" de los pá-
rrocos y hasta al "escandaloso menosprecio de lo mandado y de la au-
toridad de la ley" en lo referente a "la imposición de los indios en el
castellano". Regañaba a los sacerdotes de Puebla y alababa lo logrado
en Guadalajara y en Durango donde "se ha visto el fruto [y] todo es
castellano en la administración de los curas".253
En otros lugares, como algunas regiones del Bajío (Salamanca y
Pénjamo) donde pueblos indígenas estaban rodeados por congre-
gaciones y ranchos de mestizos y criollos, los indios solían hablar el
castellano, y la lengua indígena iba desapareciendo. Se observaba
en 1759: "Todos demasiadamente ladinos, que entienden bien el
idioma castellano y nunca les he oído hablar el nativo tarasco". Sin
embargo, aunque hablaban el español no dejaban de ser indios, de
conseguir puestos en la república y de defender a sus pueblos en los
tribunales.254 Michoacán, una región entre el altiplano y el Bajío, con
una población indígena de 40% reflejaba ambas situaciones. Según
Robert West, en algunas partes no disminuyó el purépecha y en
otras el número de hablantes se redujo porque como trabajaban
fuera de su entorno durante una parte del año, los indios adopta-
ban el español. 255 Las intendencias de México, Puebla y en algunas

252 Farriss, 1984, pp. 108-113. Granado Baeza, 1941, p. 227. Los jesuitas en Mé-

rida a mediados del siglo XVIII tenían que instruir a los niños escolares españoles,
criollos y mestizos a hablar castellano, ya que sólo sabían maya, "enseñando la len-
gua castellana a los hijos de las personas principales que deberían de haber deste-
rrado de sus casas la de los indios". Padilla, 1757, f. 23. Bergoza, 1984, p. 50.
253 Biempica, 1793, pp. 5-11.

254 Refiriéndose a Concepción del Rincón, se registraba "que son todos ladi-
nos y no hablan idioma propio de naturales por ser muy versados en la lengua cas-
tellana". INAH, Centro de Documentación, León, rollo 16, 1759.
255 West, 1973, pp. 10-20.
LA EDUCACIÓN EN LOS PUEBLOS 437

zonas de Oaxaca tenían regiones donde muchos indios sabían el


castellano y no por ser bilingües, olvidaban su lengua materna o de-
jaban de actuar como miembros de los pueblos.256
Adquirir habilidad en el castellano no implicaba siempre un
gusto por el idioma nuevo. Se informaba en 1783 que en Tláhuac
había indios "instruidos en el castellano", pero en 1793 todavía, "los
de todo el curato [eran] poco afectos a la lengua castellana". Por las
montañas de Oaxaca, en Peñasco, cerca de Tlaxiaco, el sacerdote
exponía que "dichos pueblos son de idioma mixteco, pero los indios
los más entienden el castellano y muchas indias, y aun lo hablan".
No obstante, los niños en los pueblos sujetos asistían a la fuerza a la
escuela: "El maestro indio, los justicias, los muchachos indios, todos
repugnantes al castellano como se deja ver de dos siglos y ochenta y
dos años acá". 257
La situación lingüística de Nueva España no consistió solamen-
te en la coexistencia de dos idiomas, el castellano y el indígena, en-
tre los habitantes de una región, sino fue aun más compleja en
algunas jurisdicciones. Por ejemplo, las autoridades diocesanas re-
conocieron seis lenguas para la parroquia de San Miguel lxtapa, al
oeste de la ciudad de México en la subdelegación de Temascalte-
pec: castellano, mexicano, matzaluca, otomí, tarasco y matlazinca.
Cerca de ciudad de Oaxaca, muchos curatos tenían hablantes de za-
poteco, mixteco y español.258 Tres pueblos en la subdelegación de
Zamora, Michoacán, en 1789 tenían perfiles lingüísticos distintos.
En el pueblo de Guarachita "aunque anteriormente hablaban la
lengua mexicana, no hay en día quien entre ellos la entienda y to-
dos usan la castellana". En San Pedro Caro se acostumbraba "hablar
la lengua mexicana, o como ellos dicen la media lengua, con res-
pecto a que está adulterada con la castellana". En Sahuayo era co-
mún "la lengua mexicana, que es la que hablan estos naturales".
Por lo menos un sacerdote atribuyó el cambio hacia el uso del cas-

256 Los informes de las diócesis de México y Oaxaca (incompletos) indican


que la población india era "muy instruida" en el castellano en Ecatepec, Tecamac,
Tultitlán, Otumba, Tulancingo, Acatlán, Singuilucan, Zempoala, Chalco, Xochite-
pec en la intendencia de México y Totolapan, Teutitlán del Camino y Peñasco en
Oaxaca. AHAM, Libros de Visita, passim. Bergoza, 1984, pp. 248, 295, 322.
257 AHAM, Libro de Visita, vol. 24, f. 38, 1783; vol. 29, f. 2lv, 1793. Bergoza, 1984,
pp. 322-324.
25s AHAM, Libro de Visita, vol. 28, ff. 45-50, 89-92, 1792. Carmagnani, 1988, p. 61.
438 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

tellano a la existencia de maestros. En Tolcayuca, Pachuca, se ob-


servaba que '1os más indios hablan la lengua castellana, porque antes
de ahora ha habido escuelas" y su establecimiento "es el principal y
casi único arbitrio que hay para que propague y entienda la lengua
castellana". 259

LA ALFABETIZACIÓN

Al final del siglo XVIII la mayoría de los habitantes de Nueva España


no sabía leer y escribir. Sin embargo, ser analfabeto, especialmente
en el campo, no llevaba un estigma. Saber leer era ventajoso pero
no imprescindible. Tanto entre los indios como entre personas de
otras razas, ser analfabeto no impedía conseguir ciertos puestos,
presentar litigios en los tribunales o enriquecerse.260
De hecho, en los pueblos de indios la cultura analfabeta y la cul-
tura alfabetizada coexistieron por muchas generaciones. Desde el si-
glo XVI se fueron formando grupos de indios que sabían leer y
escribir, no sólo en castellano sino en náhuatl. Hacia 1750 estos indí-
genas bilingües y alfabetizados vivían en todas las regiones del virrei-
nato y a menudo ocupaban los puestos de "escribanos de república"
en los pueblos. 261 Tanto en el campo como en la ciudad, las formas

259 "Estado ... Zamora'', 1944, pp. 480, 482, 486. AHAM, Libro de Visita, vol. 18, au-
tos de visita de Pachuca, 1777.
260 Durante toda la época colonial indios analfabetos llegaban a ser gober-

nadores, alcaldes y regidores en los pueblos. Igualmente indígenas analfabetos


presentaban protestas legales en contra de sus párrocos, alcaldes mayores, subde-
legados, hacendados españoles nobles y gobernantes indígenas. Dueños indios de
terrenos y obrajes, arrieros y artesanos analfabetos acumularon riquezas. AGN, Tie-
rras, Indios, Clero Regular y Secular, Civil. En estos ramos aparecen personas de otras
razas, también analfabetas, pero que litigaban y poseían cuantiosos bienes. Hous-
ton ha señalado que a menudo se ha afirmado que una cultura analfabeta era infe-
rior, antiintelectual y sumergida en un "pantano comunal e inmovible". Por eso se
declaraba que la alfabetización civilizaría a la gente y aumentaría sus horizontes in-
telectuales. Ambas aseveraciones, según el autor, sufren de anacronismo y arro-
gancia cultural. Houston, 1985, p. 193.
261 Se ha destacado el papel importante del escribano en León- Portilla, 1988,

vol. 1, pp. 58-60. Lockhart, 1992, pp. 41, 217. Gibson, 1964, p. 181. Gonzalbo, 1990,
pp. 135-140, 147y 149. Ejemplos de los maestros de capilla como instructores de leer
y escribir en Guatemala, 1770, en Solano, 1974, pp. 265, 310. AHAM, Libro de Visita,
vol. 24, f. 61, 1783. AJEO, Villa Alta, Civi~ pueblo de Yae, Villa Alta, exp. 435, 1787.
lA EDUCACIÓN EN LOS PUEBLOS 439

de comunicación y la enseñanza eran de una cultura predominante-


mente oral y visual: la procesión, la recitación catequística, la música
instrumental, el canto seglar y gregoriano, la danza indígena, la pintu-
ra mural en la iglesia, los cuadros y estatuas religiosas, la predicación,
las estampas, el pregón en voz alta en ambos idiomas de los decretos y
de las noticias, la junta del cabildo y el relato de leyendas e historias.
En estas actividades participaban los analfabetos y los alfabetizados.
Para algunas funciones se destacaba el papel del escribano y del maes-
tro de capilla. Ellos enseñaban a sus hijos y a otros jóvenes para que
los remplazaran en estos puestos; a veces el párroco instruía a algunos
muchachos en la lectura y escritura. Esta educación individual e infor-
mal se dirigía generalmente a los hijos de los indios principales y aco-
modados y en este sentido era elitista. El grupo de escribanos y
maestros de capilla probablemente actuaba de una manera gremial,
ya que ejercían una profesión que requería preparación especializa-
da. El preceptor que iba de casa en casa o que era contratado por una
familia indígena para ser tutor de sus hijos, se encontraba en los alre-
dedores de la ciudad de Oaxaca, en Tacuba, Xochimilco, la Mixteca
Alta y probablemente en muchos otros lugares.262
Durante la Colonia hasta mediados del siglo XVIII se desarrolló
la alfabetización con independencia de la castellanización. Muchas
veces se enseñaba a leer y escribir en náhuatl o en maya, lo cual se
ha constatado por la numerosa y variada documentación escrita en
esas lenguas en esa etapa.263 En varios pueblos se presentaban en
mexicano las cuentas de cofradías y de los bienes de comunidad.
Aún a finales del siglo XVIII los gobernantes en la subdelegación de
Tlapa, Puebla, redactaban en náhuatl las comunicaciones entre los
pueblos; los principales de Teotihuacan anotaban las mediciones
de tierras en dicho idioma, y también entre indígenas se escribían
en náhuatl acerca de asuntos sociales y de negocios en Cuautitlán y
en la ciudad de México.264

262 AGN, Hospital de jesús, vol. llO, exp. 6; Historia, vol. 495, exp. 2; vol. 496, f.
245v. Pastor, 1987, pp. 327-328.
263 La excelente historia social de los nahuas, de Lockhart, se basa fundamen-
talmente en esta documentación en náhuatl. Lockhart, 1992, pp. 374-418, passim.
Se reseña los principales géneros de documentación escrita en las lenguas indíge-
nas en Gibson, 1986, pp. 3ll-321. Schwaller, 1991, pp. 3ll-337.
264 Dehouve, 1984, p. 390 (1797). Gamio, 1979, vol. 3, pp. 591-595 (1793).
Schwaller, 1986, p. 372 (1793-1814).
440 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

Los libros religiosos publicados en mexicano no se empleaban


solamente para la enseñanza catequística sino también para la lectu-
ra por parte de los indios. Así se anunciaba en 1758 en el prólogo del
Catedsmo de In, doctrina cristiana de Ripalda, traducido al náhuatl por
el jesuita Ignacio de Paredes: "Se exhorta y se persuade a los indios a
que lean y aprendan este catecismo mexicano". Los criollos e indios
que escribían gramáticas y sermonarios alababan la belleza y preci-
sión del náhuatl, práctica que recordaba las publicaciones del siglo
XVI en las cuales se comparaba el mexicano con lenguas clásicas co-
mo el griego y el latín.265 El catedrático de mexicano en la Universi-
dad, el padre Carlos Tapia Zenteno, indígena que hablaba náhuatl y
huasteco, destacaba en 1753 que el mexicano fue el idioma escogido
por la Virgen de Guadalupe: "Se dignó iluminar nuestro país y fue la
primera quien habló al muy dichoso neófito Juan Diego en la lengua
vernácula de acuerdo con nuestra necesidad", mientras que Paredes
observaba que el mexicano tenía "su propio dialecto, ritmo, coloca-
ción y cadencia" y que era un "fecundo y elegantísimo idioma".266
Alrededor de 1750 aumentaron los documentos escritos por los
indios en español y podía comprobarse la presencia del escribano
indio bilingüe y alfabetizado en una multitud de pueblos, aun en
regiones aisladas de Oaxaca. Por ejemplo, entre los zapotecos de
Yae, los nueve oficiales de la república y los hombres del pueblo fir-
maron un convenio en 1774. En Yolotepec, Teposcolula, el párroco
alegaba que una queja anónima en su contra fue hecha por los mix-
tecos (y no por un escribano español) porque reconocía su letra:
"La carta que los indios la escriben me consta ser letra de ellos".
Cerca de la ciudad de Oaxaca, los gobernadores, alcaldes y escriba-
nos en más de 60 pueblos redactaron y firmaron en 1770 acuses de
recibo del decreto sobre escuelas. 267 En 1785 se convocó en Villa Al-

265 Los primeros misioneros, imbuidos en el espíritu humanista, veían al


náhuatl como un idioma digno de compararse con las lenguas europeas. Siguien-
do el ejemplo de Antonio de Nebrija, quien había escrito en 1492 la primera gra-
mática de un idioma europeo (castellano) y el primer diccionario del castellano,
los frailes componían gramáticas y diccionarios en los idiomas nativos. León-Porti-
lla, 1988, vol. 1, pp. 26-32. Garza Cuarón, 1991, pp. 689-692. AHAM, Liúro de Visita,
vol. 323, f. 78, 1803.
266 Agradezco a Chantal Melis la traducción del latín al español. Tapia, 1753,

Proemium. Páginas preliminares en Paredes, 1759.


267 AJEO, Villa Alta, Civil, exp. 362, 1784. AGN, Clero Regular y Secular, vol. 84,
exp. 5, f. 2, 1775; Hospital de Jesús, vol. 11 O, exp. 6, 1770.
LA EDUCACIÓN EN LOS PUEBLOS 441

ta a los gobernantes indígenas de 85 pueblos de la jurisdicción, cu-


yas principales etnias eran los zapotecos y mixes. De cada poblado
firmó el gobernador o escribano, autorizando que Gaspar de Jove-
llanos fuera el representante de los pueblos en Madrid frente al
Banco de San Carlos donde se iban a invertir los fondos de comuni-
dad. Algunos de los pueblos eran poco más que rancherías de unos
50 habitantes indios, pero alguien de ahí firmaba. Otros pueblos
entre los mixes no tenían un solo morador no indio. En toda la ju-
risdicción la población indígena representaba 99.95% de la pobla-
ción total. 268
Entre los nahuas en el altiplano, el escribano de república de
Amecameca, redactaba en castellano y en náhuatl. Algunas veces
los gobernadores y alcaldes también eran alfabetizados y otros no;
si no sabían escribir se terminaba el documentos con la observa-
ción "y para que así conste lo firma mi escribano, por no saber es-
cribir". En 1792, era un hecho aceptado que los oficiales de
república en Tejupilco, Temascaltepec, sabían firmar sus nombres
y por eso al cuestionar la autenticidad de un documento se inves-
tigaba el método de coerción utilizado por el subdelegado para
hacerles "firmar una certificación sin habernos hecho saber cuál
era su intento [y] dicho señor nos hizo firmar contra nuestra vo-
luntad".269
Es importante destacar que en Nueva España, como en Europa,
no saber firmar no significaba que la persona fuera ignorante tam-
bién de la lectura. Dos veces más personas podían leer que escribir.27o
Esto se debía a que no se enseñaba a leer y a escribir simultánea-
mente sino un aprendizaje después de otro, esto es, en secuencia.
Sólo después de dos o tres años de aprendizaje de la lectura y la
doctrina cristiana, se instruía en cómo tomar la pluma de ave, ma-
nejarla con tinta negra que salpicaba y manchaba la ropa y aplicarla
a papel costoso y escaso. En la escuela, generalmente los niños que
tenían entre cinco y ocho años aprendían a leer, y de nueve a 12, a

268 AJEO, Villa Alta, Civi~ exp. 414. En vez de invertir en el Banco de San Carlos,
el dinero fue depositado en la Compañía de Filipinas. Hamnett, 1971, pp. 188-189.
269 AHAM, Caja 1781-1782. AGN, Subdel.egados, vol. 48, f. l.
270 El mayor número de personas que sabían leer en comparación con las que
sabían escribir perduró en Europa hasta finales del siglo XIX. Barry, 1995, pp. 78,
92. Houston, 1985, pp. 2, 123-127, 187.
442 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

ILUSTRACIÓN 4
FJemplos de finnas de indios zapotecos y mixes de la subdelegación
de Villa Alta, Oaxaca, 1785

Una d e cinco hojas de 117 firmas de los escribanos y oficiales de república de


los pueblos de indios de Villa Alta, Oaxaca. Algunos usaban apellidos y otros no.
Fuente: APEO, Villa Alta, Civil, exp. 414, Carta de poder de los pueblos de Villa
Alta a Gaspar de Jovellanos para representarlos en Madrid, 8 de marzo de 1785.
Cortesía del H . Tribunal Superior de Justicia del Estado de Oaxaca.
LA EDUCACIÓN EN LOS PUEBLOS 443

escribir y a hacer operaciones matemáticas. Muchos más lograban


leer que escribir, porque, como explicó el sacerdote de Achichipi-
co: "Apenas hay de los naturales quienes se aplican a escribir y con-
tar. En cuanto han aprendido a leer y no muy bien, los sacan de la
escuela con el designio de que los ayuden a trabajar". Esta observa-
ción escrita en 1781 reflejaba la situación en los primeros años del
funcionamiento de la escuela. Igualmente, cerca de Achichipico en
Jantetelco, de 60 alumnos que asistían a la escuela en 1781, 10 ha-
bían aprendido a leer y a escribir ( 17%) y la mayoría sabía la doctri-
na cristiana en castellano. 271 Siempre había falta de asistencia y
deserción, pero probablemente, al continuar la operación de las es-
cuelas, disminuían estos dos factores que influían en la eficacia de
la enseñanza. El maestro de Tecali, donde la escuela empezó en
1770, informaba en 1805 que asistían 108 niños, de los cuales 74 se
estaban "ejercitando en la lección de libros y cartas con instrucción
competente en la doctrina cristiana" y 34 "escribiendo desde la pri-
mera regla hasta la última y contando en las cinco reglas de aritmé-
tica" (32%). 272 En realidad las dos citas, una de 1781 y otra de 1805,
indican que había dos grupos de alumnos, pero en cada lugar se di-
vidían de una manera distinta. Enjantetelco eran los de leer y es-
cribir, y los de doctrina; en Tecali eran los de escribir y contar, y los
de leer y doctrina. Probablemente en la práctica eran tres grupos:
los de doctrina cristiana y deletreo en la cartilla; los de leer en cate-
cismo, catón y carta; los de escribir y contar.
Con la in tendón de calcular el grado de alfabetización de la
población indígena al final de la Colonia, haremos varias suposi-
ciones y luego, con el uso de las estadísticas disponibles para la in-
tendencia de México sobre el número y ubicación de las escuelas
y el número de indios radicados en los lugares con escuelas, hare-
mos algunas estimaciones referentes a esta área geográfica que
abarcaba los estados actuales de Querétaro, Hidalgo, Estado de
México y Morelos, y donde vivía 31 % de la población indígena del
virreinato.
Primero, definiremos la alfabetización como la habilidad sólo de
leer, percatándonos de que probablemente la mitad de los que sabí-
an leer también sabían escribir. Segundo, supongamos un periodo

271 AGN, Hospital de jesús, vol. 309, exp. 6, ff. 40-45.


212 AGN, Civi~ vol. 1657, exp. 2.
444 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

de tres años y medio como el tiempo en que era posible aprender a


leer.
Este tiempo se calcula tomando como base indicaciones indi-
rectas. Alrededor de 1750, el hijo del indio cacique de Teotongo en
la Mixteca Alta aprendió con un maestro tutor durante cuatro años
a leer y a escribir en castellano y a tocar el arpa. El ayuntamiento de
Saltillo, de españoles, contrató a un preceptor por tres años porque
juzgó que era "bastante para dar a los niños de los contratados co-
rrientes y perfectamente instruidos". En una región de Finlandia,
durante el siglo XVIII, donde los habitantes hablaban el idioma soa-
mi, se enseñaba a leer en finlandés y el catecismo breve de Lutero,
en aproximadamente dos años. En la ciudad de México, durante es-
ta época, el tiempo para aprender las primeras letras era de alrede-
dor de tres años. 213
Los 1 245 pueblos de la intendencia de México tenían en 1803
aproximadamente 942 878 habitantes indios. Los reglamentos de
los bienes de comunidad contienen los nombres de todos los pue-
blos indicando en cuáles había escuelas y de dónde provenía su fi-
nanciamiento (caja de comunidad, padres de familia, obra pía o
párroco). 274
Para calcular el grado de alfabetización excluiremos a los pue-
blos sin escuela, limitándonos así al aprendizaje formal recibido en
escuelas y excluyendo la enseñanza informal que posiblemente
existía en algunos de esos pueblos sin escuela. Los pueblos con maes-
tros, según los reglamentos de bienes de comunidad, eran 467. Este
número representa 37% del número total de poblados indios en la
intendencia de México.
Pero estos 467 pueblos contenían 76.6% de los habitantes in-
dios, según nuestros cálculos basados en la cantidad que cada pue-
blo entregaba por el concepto del "real y medio de comunidad".
De los indios residentes en los 467 pueblos (722 245), 8% eran
niños varones de seis a 12 años; estos 57 780 muchachos estaban en

273 Pastor, 1987, p. 328. AGN, Intendencias, vol. 43. Anderzén, 1995, p. 299. Hous-
ton, 1985, p. 2. Durante el siglo XVIII se calculaba que en Escocia dos años era sufi-
ciente tiempo para aprender a leer. Houston, 1985, p. 126. Nosotros usamos tres años
debido a que existían condiciones más dificiles para la enseñanza en Nueva España.
274 No hay reglamentos para Coyoacán y Cuernavaca pero sí existen datos so-
bre escuelas. AGN, Indios, vols. 74, 76, 78, 79 y 80; Tierras, vol. 3569, exp. 9; Hospital
de jesús, vol. llO, exp. 7; vol. 309, exp. 6, ff. 20-47.
lA EDUCACIÓN EN LOS PUEBLOS 445

la edad en la que se acostumbraba asistir a la escuela para aprender la


doctrina y a leer. El número de niños de seis a 12 años teóricamente
estaba distribuido equitativamente en un periodo que abarcaba siete
años (una séptima parte, los de seis años; otra séptima parte, los
de siete años, etc.). Si de estos niños, 100% asistía y todos aprendían
a leer, cada año terminaría el curso la séptima parte del total de
57 780, esto es, 8 262 niños alfabetizados cada año. Sin embargo, cal-
culamos que al final del siglo XVIII solamente asistía 35% de estos ni-
ños y no 100%. En ese caso, en vez de asistir y alfabetizar el total de
8 262 muchachos cada año, sólo asistían aproximadamente 2 892 ni-
ños, y de este número, probablemente una tercera parte aprendía
a leer, es decir, 963 por año. El periodo de 1790 a 1810, cuando ha-
bía 467 pueblos de indios con escuelas, abarca 21 años. Consideran-
do que el proceso de alfabetización es acumulativo, al final de ese
periodo en el que cada año 963 niños aprendían a leer, habría un
total de 20 224 alfabetizados en 1810.
La población indígena mayor de los 14 años de edad era 57% del
número total de habitantes, esto es, 537 440. La mitad de este núme-
ro eran hombres, 268 720. Los alfabetizados en las escuelas de la in-
tendencia de México en 1810 eran 20 224, lo que representa 7.5% de
la población adulta masculina.
De las 467 escuelas mencionadas, aproximadamente 25% exis-
tía desde 1754, es decir, por más de 50 años. La mayoría de las res-
tantes funcionaba desde 1775. Por eso calculamos que además de
7.5% de alfabetizados en las escuelas entre 1790 y 1821, otro 2% de
la población masculina sabía leer gracias a las escuelas existentes
antes de 1790. Por todo ello calculamos que en 1810, 9.5% de los
hombres indios sabían leer en la intendencia de México.
El párroco de San Sebastián, cerca de Querétaro, expresó por
escrito su opinión sobre sus feligreses indios, antes y después de
que los niños asistieran a la escuela establecida en 1774. Antes, los
criticaba porque no enviaban a sus hijos a la escuela fundada para
muchachos españoles en la ciudad: "Como idiotas no tienen celo
alguno sobre el bien espiritual y cultural de sus hijos; [y por] el ím-
petu animal de sus pasiones se entreguen a la embriaguez, la locu-
ra, la pereza y otros vicios [para] vivir como unos brutos". Proponía
el sacerdote pagar con fondos comunales a un maestro, apoyado
con una contribución suya para la vivienda y comida del preceptor
y para cartillas, catones y catecismos. Él vigilaría la asistencia y
446 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

prohibiría que se admitiera a las castas en la escuela. Resultado de


la solicitud fue el financiamiento de escuelas no sólo en San Sebas-
tián sino en los pueblos de La Cañada y en San Francisco Galileo.275
Catorce años después el mismo párroco informó que en 1774
apenas había indios capaces de cumplir con los preceptos anuales
de la iglesia debido a su ignorada de la doctrina cristiana, pero
"ahora por maravilla se encuentran uno u otro a quien sea preciso
retardar los sacramentos". Los 60 pequeños indios en la escuela
sabían castellano y "algunos a leer, escribir y ayudar a misa". Los go-
bernadores indios de Querétaro se preocupaban por varias irregu-
laridades del corregidor en el nombramiento de maestros y en el
manejo de los fondos comunitarios. Proponían vigilar el desempe-
ño de los preceptores, poniendo un libro separado para las escuelas
con "cuántos niños han enseñado hasta el presente, quiénes son y
lo que hubieren aprendido". Los maestros tenían que "enseñar
precisamente la doctrina, leer y escribir a el número de ellos que ...
correspondiente a los un cien pesos que llevan paga"; si bajaba el nú-
mero de niños, bajaba el salario. El sacerdote y doctor Agustín José
Río de la Loza, atribuía el cambio en el comportamiento y en los
conocimientos de los indios a la asistencia de los muchachos otomíes
a la escuela. Otros factores, como el crecimiento económico y el
contacto de los indios con hablantes del castellano durante los 14
años de 1774 a 1788, influían en los feligreses, pero el aprendizaje de
la doctrina cristiana, la lectura y la escritura venían principalmente
de la escuela y lograban, en la opinión del párroco, lo que él consi-
deraba como la meta de la educación, el adquirir "la cultura civil y
política para el aprovechamiento espiritual y corporal de cada indi-
viduo". 275 La experiencia en San Sebastián, Querétaro, indica que
posiblemente después de existir una escuela entre 12 y 15 años, se
lograra formar una "masa crítica" de alfabetizados, esto es, un gru-
po suficientemente numeroso que supiera leer y conociera la doc-
trina cristiana para que se notara un cambio en su actuación en la
sociedad. Al comisionado que visitó en 1792 la subdelegación de San
Juan de los Llanos, donde desde 1782 funcionaban 12 escuelas soste-
nidas por las cajas de comunidad le impresionaba "la menor barbarie

275 Historia, vol. 496, ff. 14, 270.


AGN,
El párroco doctor Agustín José Río de la Loza fue nombrado en 1789 canó-
215
nigo en el cabildo de Guadalajara. Medina, 1989, vol. 7, p. 541.
LA EDUCACIÓN EN LOS PUEBLOS 447

de los indios comparados con sus semejantes ... son dóciles, quietos,
reverentes y casi todos hablan el castellano ... Desearía apetecerse que
todas las jurisdicciones estuviesen en igual disposición ... para evitar
en parte la infelicidad de los indios y proporcionarles la instrucción
de que son capaces".277

277 El comisionado era Vicente Nieto, R.elaciones geográficas de 1792, 1994, pp.

154y 156.
VI. ESTRATEGIAS DE LOS GOBERNANTES INDIOS

CAJAS DE COMUNIDAD Y COFRADÍAS

Durante más de 200 años, desde la segunda mitad del siglo XVI has-
ta alrededor de 1770, las cajas de comunidad eran la fuente más im-
portante para financiar las celebraciones religiosas en los pueblos
de indios. Las cofradías daban menor cantidad que las cajas, pero al
final del siglo XVIII, la ayuda que aportaban aumentó, al mismo
tiempo que las repúblicas (debido a los reglamentos) no podían
gastar lo acostumbrado para las festividades. La contribución de las
cofradías era más importante que las donaciones de los gobernado-
res indígenas, las aportaciones de los mayordomos individuales y las
colectas entre los habitantes.
Durante el curso del siglo XVI, coincidentemente con la funda-
ción de los pueblos de indios, se constituyeron la república para el
gobierno civil y las cajas de comunidad para el régimen económico.
Desde el principio, las repúblicas gastaban la mayor parte de los
fondos comunitarios en los salarios de los oficiales de la república,
las comidas comunales y las celebraciones religiosas, especialmente
para costear las fiestas del santo patrón, la de Corpus Christi y la del
Jueves Santo, mismas que recibieron las cantidades más altas de la
caja. En vista de que uno de los deberes del gobierno era proteger a
los habitantes, la república se encargaba de financiar el culto reli-
gioso para invocar la protección divina. Además, varias repúblicas
usaban fondos comunales para obras caritativas: socorro a viudas;
entierros de indios pobres; vestidos de los oficiales de república; se-
pulturas de forasteros y caminantes. 1
Posteriormente, al final del siglo XVI y principios del XVII, en al-
gunos pueblos se fundaron cofradías generalmente dedicadas al

1 Cuentas del siglo XVI de Toluca, Tejupan y Tehuacán. García Castro, 1996,
pp. 245, 248, 252. Borah,1979, pp. 425-428. Lara, 1993, passim. Rojas Lima, 1991, p.
43. Cuentas de Ayotzingo y Singuilucan en el siglo xvm. AGN, Indios, vol. 73, f. 333;
vol. 76, f. 177.

449
450 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

Santísimo Sacramento y cuya función era ayudar a solventar los


gastos de Corpus, el monumento de Jueves Santo y el aceite para la
lámpara del Santísimo. Las cofradías solían depender de las limos-
nas de los cofrades, las cuales se colectaban cada mes; esta cuota se
llamaba cornadillo. En los lugares donde los franciscanos dirigían
las parroquias se establecieron hospitales, cada uno con su cofra-
día de la Inmaculada Concepción, con el objetivo de sostener con
el producto de las tierras y el ganado la obra de beneficencia. En
Oaxaca, donde los dominicos eran los párrocos, se fundaron cofra-
días de Nuestra Señora del Rosario. Otras cofradías importantes
eran las de las Benditas Ánimas dedicadas a patrocinar las misas pa-
ra los fieles difuntos, que se oficiaban el 2 de noviembre. Éstas ac-
tuaban como instituciones complementarias a la república que se
encargaba de pagar y realizar las festividades principales. Cuando
el provisor de indios del arzobispado de México pedía datos en
1757 sobre las representaciones de la Pasión de Cristo, llamadas
nescuitiles, dirigía su solicitud a "los gobernadores, alcaldes, regido-
res, merinos, topiles, sacristanes, cantores", sin mencionar a los
mayordomos de las cofradías, señal de que no disfrutaban del mismo
rango que los oficiales de república y de iglesia como dirigentes de
las fiestas religiosas que tenían el encargo de realizar las festivida-
des principales.2
Varias de las cofradías de indios establecidas durante el siglo XVI
llenaron los requisitos legales del Estado y de la Iglesia. Según la le-
gislación civil las cofradías debían contar con constituciones escri-
tas, aprobadas por el obispo de la diócesis y el Consejo de Indias en
España, para ser merecedoras de una licencia del rey. Las que no te-
nían la licencia real obtenían un permiso oficial escrito por el obis-
po. Según la legislación eclesiástica, una cofradía era

una reunión de determinado número de fieles para dedicarse en co-


mún al ejercicio de obras piadosas y de caridad ... Las cofradías no
pueden establecerse sin la competente autorización de los prelados
de las diócesis en que están enclavadas.

2 Taylor, 1996, pp. 301-303. Sepúlveda,1974, pp. 53-54. Vera, 1887, vol. 3, p. 7.
Bergoza, 1984, passim. Chance y Taylor, 1987, p. 8. Vetancurt, 1971, passim. Car-
magnani, 1988, p. 134. Farriss, 1984, pp. 265-270.
ESTRATEGIAS DE LOS GOBERNANTES INDIOS 451

Además, las constituciones especificaban que la administración


de la corporación debía someterse a la vigilancia del párroco, mis-
mo que supervisaría las elecciones anuales de los dirigentes y el ma-
nejo de los fondos, asegurando así que se cumpliera con los gastos
estipulados en las constituciones. 3
A fines del siglo XVII y principios del XVIII aumentó notablemen-
te el número de cofradías. Este incremento se atribuye en Yucatán y
en la Mixteca al intento de proteger los bienes de comunidad impi-
diendo las extracciones de fondos y la venta de tierras y ganados
por las autoridades civiles locales. Mediante la Recopilación de 1681,
se ha tenido noticia de que también la monarquía había utilizado
dinero comunal en forma de préstamos y donativos. Se considera
que durante el siglo XVII se fundaron pocas cofradías y que posible-
mente la recuperación demográfica y económica en el siglo XVIII y
la secularización de las doctrinas contribuyeron a la fundación de
nuevas cofradías. 4 Sin embargo, las corporaciones religiosas de in-
dios establecidas después de 1600, a menudo carecían de la aproba-
ción diocesana. Para 1678 el arzobispo de México pudo percatarse
de que realmente en su mayoría no eran cofradías sino hermanda-
. des o devociones no oficiales, carentes de autorización episcopal y
que generalmente sólo habían recibido la anuencia del párroco. 5
Cuando el visitador José de Gálvez llegó a Nueva España en
1765 encontró dos clases de cofradías: las oficiales y las no oficiales.
Pocas pertenecían a la primera clase y casi todas a la segunda, ope-
rando muchas con virtual independencia del párroco y en mayor o
menor grado bajo la dirección de los gobernantes indígenas de la
república. Dos años más tarde, durante la supresión de las rebelio-
nes de 1767, Gálvez encarceló no sólo a los líderes de la república
de Venado en San Luis Potosí sino también a los dirigentes de va-
rias cofradías. Estas corporaciones, ricas en tierras, ganado y capita-
les, funcionaban sin autorización eclesiástica, ya que su fundación y

3 Libro I, título IV, ley 25 de la Recopilación, 1973. Taylor, 1996, p. 301. Bech-

tloff, 1996, pp. 101-102, 166.


4 Farriss, 1984, pp. 264, 269. Pastor, 1987, pp. 155-157, 181, 247, 249. En 1663,

la ley 38 del título IV, libro VI, se refiere a extracciones de fondos de las comuni-
dades hechas por el erario del gobierno: "En algunas partes es nuestra Real Ha-
cienda el mayor deudor y en más gruesas cantidades por empréstitos que de estos
bienes de comunidad se han hecho". Recopilación, 1973, vol. 2, p. 207v.
5 Lavrin, 1990, p. 238.
452 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

la "de casi todas las que hay en este reino no es arreglada a la dispo-
sición de la ley". 6 En su informe al virrey Bucareli al final de su es-
tancia en Nueva España en 1771, el visitador señalaba la estrecha
relación que tenían las repúblicas con las cofradías, criticando "el
general desbarato con que manejan los bienes de sus comunida-
des ... invirtiendo todos sus productos por lo regular en fiestas y co-
fradías ... " Gálvez atribuía la proliferación de celebraciones y
cofradías a la presión de los sacerdotes, ya que terminaba la frase
con la observación: "... a que les inclinan sus curas por el interés
que les resulta de semejantes establecimientos que se hallan justa-
mente prohibidos por las mismas leyes de estos reinos". Recomen-
daba "poner en observancia la prohibición". 7
Durante el último año de la estancia de Gálvez en Nueva España
y durante cuatro años más, la Contaduría de Propios, Arbitrios y Bie-
nes de Comunidad recopiló información sobre los bienes comunita-
rios y las cofradías. En agosto de 1775 el contador Francisco Antonio
de Gallarreta envió noticias al virrey Bucareli sobre el grave proble-
ma que constituían las hermandades para el buen funcionamiento
de las cajas de comunidad. Después de haber analizado las respuestas
de los alcaldes mayores referentes al gran número de cofradías que
existían en casi todos los pueblos de indios, especialmente en Oaxaca
y Michoacán, el contador señalaba que las hermandades y congrega-
ciones "que denominan cofradías" poseían ganado, magueyes y tie-
rras de labor, mientras que los bienes de comunidad de las repúblicas
eran escasos. Además, los indios mostraban mayor interés en promo-
ver el aumento de los recursos de las "cofradías", constituidas sin las
licencias necesarias, que en fomentar las cajas comunitarias.8
Gallarreta percibía que los nuevos reglamentos de Contaduría
que limitaban los gastos de la república no habrían de tener mucho
efecto, si una parte de los bienes comunales estaba manejada por
las cofradías. El contador reconocía que estas organizaciones reli-
giosas habían recibido dotaciones de tierras comunitarias de las re-
públicas o contribuciones monetarias cuyo origen era desconocido:

6Gálvez, 1990, pp. 45-46.


7Gálvez, 1867, p. 136. Recapilación, 1973, vol. 2, f. 204.
8 Informe del contador Gallarreta al virrey Bucareli, 17 de junio de 1775 en

Fonseca, 1978, vol. 5, pp. 282-284. Posiblemente el número de cofradías en Villa


Alta, Oaxaca, aumentó entre 1748 y 1778. Chance, 1989, p. 170.
ESTRATEGIAS DE LOS GOBERNANTES INDIOS 453

Sus fondos son demandados de dotaciones particulares de los mismos


vecinos, entre quienes se ignora el principio de muchas de ellas, o de
bienes correspondientes a las comunidades que desnombraron y apli-
caron a este efecto los gobernadores y república.

Gallarreta advertía con claridad que muchas de las cofradías


eran creaciones del gobierno indio de los pueblos. Presentaba dos
ejemplos de cómo la república indígena solía apropiarse de las co-
fradías. Uno se refería a la donación de ganado o dinero por un
individuo para celebrar la fiesta de un santo. Después de unos
años, la república se encargaba de la devoción y aplicaba algún te-
rreno comunal para sostener la festividad y terminaba "denomi-
nándola ya cofradía, sin embargo de no tener esa ninguna de las
circunstancias que requiere su creación". El otro ejemplo era de
las cofradías

fundadas precisamente sobre bienes de comunidad, en esta forma. De-


terminaron los indios de un pueblo celebrar la fiesta anual de San Fran-
cisco (por ejemplo) y para hacerla, separaron de dichos bienes algún
pedazo de tierra o extrajeron varias cabezas de ganado que vendieron,
comprando con su importe alguna finca que rindiese lo necesario para
esta festividad, o las conservaron [las reses] a fin de costearla con su pro-
ducto; y continuando sus sucesores en el mismo abuso, miran ya este co-
mo un fondo sagrado que se lo puede invertir en obsequio del santo a
quien se aplicó, cuyo aumento procuran con mayor cuidado que el de
las comunidades.

Lo que Gallarreta no incluyó en su informe fue la posible razón


o lógica de este procedimiento de los pueblos. Por una parte, si los
reglamentos de Contaduría limitaban las erogaciones religiosas a
un mínimo y exigían la entrega del dinero comunal no gastado, co-
mo sobrante, a las cajas reales, el interés de la república en aumen-
tar los fondos comunales tendría que disminuir. No tenía sentido
esforzarse en incrementar el ingreso a la caja de comunidad si el di-
nero no podría usarse en las fiestas y otras necesidades del pueblo.
Antes se gastaba casi todo el ingreso anual, pero con los reglamen-
tos sólo se permitía usar cerca de 40%. Era preferible transferir los
bienes a una "sucursal" de la caja de comunidad, a una entidad fue-
ra del alcance de los contadores, a una obra pía o a una cofradía re-
ligiosa administrada por personas nombradas por la república o
454 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

por todos los habitantes del pueblo. Estas "cofradías de república",


que servían como una especie de fideicomiso para administrar par-
te de los bienes de comunidad, existían antes de 1770, pero proba-
blemente sus bienes y caudales se incrementaron después de esta
fecha, y durante los años posteriores a 1770 se establecieron nuevas
hermandades para llevar a cabo las actividades religiosas y festivas
que no podían realizar al obedecer los reglamentos de los bienes
de comunidad. La amenaza de la intervención de los contadores
posiblemente aceleró esta transferencia de bienes de las cajas de co-
munidad a las cofradías de república, y así los pueblos siguieron
gastando en "funciones de iglesia, comidas y fuegos".
En vista de que la Contaduría sólo tenía jurisdicción directa so-
bre las cajas de comunidad, Gallarreta propuso al virrey que "se sirva
suprimir las referidas cofradías, como fundadas sin la solemnidad
que prescribe la citada ley veinticinco, aplicados todos sus bienes a
las respectivas comunidades... "
Bucareli, quizás dándose cuenta de lo delicada que era la situa-
ción, ya que podría suscitar oposición no sólo de las repúblicas de
indios sino también de los párrocos y los obispos, decidió ordenar a
los alcaldes mayores que recabaran, por medio de los sacerdotes,
información referente a los bienes de las cofradías y a la legalidad
de su fundación. 9
Antes del informe de Gallarreta de 1775, la cercana relación
(simbiosis en algunos casos) que existía entre la república y mu-
chas cofradías, no había sido cuestionada. El importante pueblo
de Acámbaro permitía a la cofradía del Santísimo que su ganado
pastara en el rancho Tecaxo que pertenecía a los bienes de comu-
nidad. Cerca de la ciudad de México, en Tacuba, el terreno que el
gobierno indio había prestado al mayordomo del barrio de Tol-
mán para plantar magueyes, después de varias décadas era consi-
derado como propiedad de la obra pía. 10 Las cuentas presentadas
por los pueblos reflejaban la falta de distinción entre bienes de co-
munidad y bienes de cofradía, y además revelaban que en muchos
casos los mismos oficiales de república administraban ambos cau-
dales. El merino de Tepeticpac en Tlaxcala juntaba en un solo do-
cumento los ingresos "pertenecientes a la comunidad de nuestro

9 Gálvez, 1867, pp. 284-285.


º AGN, Indios, vol. 97, f. 390, 1704. Pérez Rocha, 1978, p. 122.
1
ESTRATEGIAS DE LOS GOBERNANTES INDIOS 455

pueblo" y "a la santa imagen de Santiago que se venera en su igle-


sia". A su vez la república de Atzala, Puebla, presentaba en una hoja
los "gastos de comunidad y sus cofradías", en la cual se registraban
pagos de 40 pesos entregados a la cofradía de Santiago y de 46 pe-
sos a la del Santísimo Sacramento para las funciones de iglesia. 11
En Huejotzingo la caja de comunidad daba en Jueves Santo una
suma de cuatro pesos para la cera de la cofradía del Santísimo. Es-
ta práctica de delegar en una cofradía parte de la celebración al
pagarle con fondos comunales no era muy común. Generalmente
la república se encargaba de costear cada ingrediente o actividad
relacionada con la fiesta sacra, desde el incienso y plata voladora,
hasta el sermón del párroco, pasando por la remuneración al or-
ganista, la cera y los fuegos artificiales. Todos los gastos se anota-
ban cuidadosamente y a menudo iban acompañados de sus
recibos correspondientes. 12 También algunas cuentas de cofradías
en Michoacán eran presentadas por el escribano de la república
en lugar del mayordomo de la cofradía, y en Oaxaca los goberna-
dores incluían en las cuentas de comunidad pagos para cubrir el
diezmo de las cofradías. 13 Todo el mundo sabía que las cofradías
indias no eran parecidas a las cofradías eclesiásticas que existían
en las ciudades: agrupaciones de laicos bajo la supervisión del pá-
rroco que funcionaban con licencia del obispo para realizar actos
de piedad y sostener con fondos de limosnas o de su patrimonio
el culto de la iglesia. Más bien las asociaciones pías en los pueblos
indígenas eran otra cosa. Ostentaban el nombre de cofradía, her-
mandad y obra pía, pero realmente tenían poco en común con su
homónimo. Lo sabían los párrocos, los obispos, los subdelegados
y los feligreses. Varios sacerdotes observaron que las cofradías de
indios

se llaman tales y realmente no son más que hermandades, sin más re-
quisitos ni aprobación que la costumbre ... carecen en su fundación de

11 AGET, exp. 31, f. 12, 1736. AGN, Propios y Arbitrios, vol. 8, ff. 520-521, 1786; vol.
12, ff. 33-34, 1776. El escribano de la república presentó las cuentas de cofradías
de Queréndaro, Michoacán.
12 INAH, Centro de Documentación, Archivo judicial de Puebla, rollo 46, 1773,
cuenta de Huejotzingo. Cuenta de Tula con una erogación a la cofradía en AGN,
Bienes de Comunidad, vol. 5, ff. 237-237v.
13 AGN, Propios y Arbitrios, vol. 12, ff. 1-30. Pastor, 1987, p. 245.
456 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

todas las formalidades necesarias, no habiendo una sola que se distin-


ga por las nociones de verdadera cofradía... aunque se llama herman-
dad, ni tiene hermanos y sus fondos son el producto de 173 ovejas,
cabras y limosnas.14

Otro sacerdote comentaba que "este curato no tiene cofradía


alguna erecta con autoridad ni licencias necesarias [sino] ciertos
pequeños capitales que mantienen en sus iglesias bajo la falsa equi-
vocación de este nombre". En Itundujia, Oaxaca, la iglesia tenía
"cien vacas con el título de cofradía". El subdelegado de Tetela del
Río advertía que "las cofradías o hermandades establecidas en to-
dos estos pueblos consisten en ganados mayores que pastan en las
tierras comunes". Otro subdelegado en Venado, San Luis Potosí, al
informar de la venta de reses por mil pesos, indicaba que eran "los
bienes muebles que corren con el nombre de cofradía". 15
Hacia 1780 el obispo de YUcatán, Luis Piña y Mazo, opinaba que
sólo 42 de un total de 158 cofradías realmente llenaban la defini-
ción de "cuerpos o congregaciones confederados para excitarse los
unos a los otros sus oraciones, buenas obras y sacrificios, que es la
noción que nos dan las autoridades de lo que se llama cofradía". A
estas 42 y a las 116 restantes, se acostumbraba nombrar cofradías:

Se llama cofradía, no sólo por gente vulgar sino por la instruida, todo
lo que se dedica y consagra al culto de Dios y de sus santos, ya sean bie-
nes raíces como las estancias (haciendas del campo) o ya semovientes
como los ganados.

Años más tarde, el obispo de Guadalajara, Juan Cruz Ruiz de


Cabañas, después de revisar cientos de cofradías durante las visitas
pastorales, concluía en 1805 que: "Los más de estas juntas piadosas

14 Bergoza, 1984, p. 84; AHAM, LifJro de Visita, vol. 22, f. 178, 1780; vol. 30, f. 140,
1790.
15 Bergoza, 1984, pp. 55-191. AGN, Indios, vol. 80, f. 66; Propios y Arbitrios, vol. 16,

f. 394. Es interesante constatar que a pesar de haber sido suprimida la cofradía de


Venado en 1767 por el visitador Gálvez, otra vez en 1804 había una cofradía rica
de indios, en aquel pueblo. Castro Gutiérrez, 1990, p. 45. El subdelegado de Nom-
bre de Dios, Durango, expresó que tampoco las cofradías de españoles fundadas a
finales del siglo xvm, funcionaban como asociaciones pías: "Cofradías ... con el
nombre de tales aunque en realidad no han quedado en otra cosa que en ciertas
fincas". AHED, cajón 25, exp. 41, 1803.
ESTRATEGIAS DE LOS GOBERNANTES INDIOS 457

dejaron de serlo de todo o en parte, consumiendo sus pocos o mu-


chos bienes en usos enteramente profanos, dedicándose poco o na-
da al culto de la religión". 16 A los habitantes del pueblo de Tabasco
(Juchipila, Zacatecas) no les extrañaba que en febrero de 1792, los
gobernantes indios, con una actitud de desafio al cura, sacaran de
la iglesia el arca de la cofradía y la llevaran a la casa de comuni-
dad.17 Al final de cuentas, la gente sabía que las cofradías indias no
tenían licencias y operaban bajo la supervisión de la república. A
veces no tenían miembros sino solamente el mayordomo que admi-
nistraba un patronato de ganado o de capital y que éste presentaba
al final del año, someras cuentas al párroco para su aprobación. No
eran cofradías eclesiásticas sino lo que se podría denominar "cofra-
días de república".
La relación de la república con la asociación pía indígena se
manifestaba en tres acontecimientos: la fundación de la cofradía, la
elección del mayordomo y la presentación de cuentas.
La erección de la hermandad de Yacutaba, en la Mixteca, se rea-
lizó cuando las autoridades de la república presentaron al párroco
las peticiones de un grupo de familias para constituirse en herman-
dad. Ofrecieron las sembraduras de frijol y maíz que cultivaban en
tierras de la comunidad. El sacerdote aceptó los bienes e hizo elegir
en su presencia a los oficiales de la nueva corporación. Más adelante,
los mayordomos dedicaron el dinero producido por las cosechas a la
compra de ganado que se pastoreaba en los terrenos comunales. En
1793 los indios de Teyte, en la Mixteca, compraron ganado y forma-
ron una cofradía, pero no le avisaron al párroco sino hasta 1796.18
La participación del cabildo indio en la selección del mayordo-
mo de la cofradía o hermandad ocurría en Oaxaca, no sólo en las
agrupaciones sin licencia sino también en las que tenían constitu-
ciones, como en Sayaltepec (Villa Alta, Oaxaca) donde se estipula-
ba que serían "los oficiales de dicha república quienes anualmente
harán sus elecciones de mayordomos", debiendo "elegir los mayor-
domos a satisfacción de la misma república para que ésta sea res-

16 Carrillo y Ancona, 1979, vol. 2, pp. 933-937, 949. Serrera, 1977, p. 352.
17 Taylor, 1996, pp. 314-315.
18 Pastor, 1987, p. 248. Bergoza, 1984, p. 303. El corregidor de Etla informó en

1790 sobre el establecimiento de la cofradía: "Su principio fue por el común de di-
cho pueblo". Carmagnani, 1988, p. 135.
458 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

ponsable en cualquiera quebranto ... "19 Con frecuencia en asocia-


ciones pías no oficiales, los dirigentes eran nombrados por el go-
bierno civil del pueblo o por todos los habitantes. Varios sacerdotes
en Oaxaca informaban que "el manejo y cuidado de estos ranchos
[de cofradía] está a cargo de la república de este pueblo" o que la
hermandad estaba administrada por "los mayordomos que son
electos por las justicias anualmente" o nombrados por los herma-
nos "con anuencia de la república y principales". En Zimatlán el sa-
cerdote explicaba que una vez nombrado el mayordomo, él daba su
aprobación: "El común y la república mudan anualmente mayordo-
mos y el párroco aprueba su elección". Igualmente "los indios ma-
yordomos que nombran y presentan las justicias y principales de los
pueblos y aprueba el párroco".2°
También se usaba este procedimiento en otras partes del virrei-
nato. Al norte, en Malpaís, Durango, había una cofradía fundada
en 1610 que en 1802 tenía 1 960 pesos en fincas, y cuyo "mayordo-
mo lo es cada año, uno de los propios indios a quien señale la repú-
blica". 21 En Tenayuca (Juchipila, Zacatecas) la práctica del cabildo
de nombrar a los mayordomos estaba tan arraigada que cuando el
obispo Cabañas mandó reformar las cofradías, dispuso que el pá-
rroco debía "ponerse de acuerdo con alcaldes, regidores y principa-
les en el nuevo método de nombrar una persona de satisfacción
para que cuide del ganado". 22 En Tlajomulco, intendencia de Gua-
dalajara, la república se quejaba amargamente en 1763 cuando el
sacerdote intentaba influir en la elección de los cargos de cofradía,
y rehusaba convocar a la elección hasta que el clérigo saliera del re-
cinto. 23
Algunos pueblos de Michoacán seleccionaban al prioste de la co-
fradía mediante el voto de todos los habitantes en una forma parecida
a la elección del gobernador y oficiales de la república. Parece que el

19Carmagnani, 1988, p. 139.


2oInformes de San Mateo del Mar (Tehuantepec), Achiutla (Teposcolula),
Santa Cruz Mixtepec (Zimatlán) yTamazulapan (Teposcolula). Bergoza, 1984, pp.
217, 299, 401, 255. También las repúblicas nombraron a los mayordomos de lasco-
fradías en Loxicha (Miahuatlán), Itundujia (Teposcolula) y Yautepec (Nexapa).
Bergoza, 1984,pp. 173, 191,255,303,388.
21 AHED, cajón 25, exp. 41, 1803.
22 Cabañas, 1804, cuaderno 1, f. 51; cuaderno 4, f. 236.
23 Taylor, 1996, p. 695, nota 78.
ESTRATEGIAS DE LOS GOBERNANTES INDIOS 459

encargado de la cofradía actuaba en colaboración con el cabildo in-


dio y tal vez bajo su vigilancia, ya que en Tepalcatepec se consideraba
como anomalía el hecho de que la cofradía de La Concepción, en lu-
gar de tener un prioste electo, tuviera como encargado a un indio
nombrado por el párroco y "el común de la república" estuviera ign<r
rante del número de ganado perteneciente a la asociación pía.24
En Yucatán, por ejemplo, se usaban dos procedimientos para
nombrar a los mayordomos. En algunos pueblos los oficiales salien-
tes seleccionaban a sus sucesores; en otros eran escogidos por el ca-
bildo indio. Ambos métodos daban la voz decisiva a los principales
del pueblo. Al norte de la ciudad de México los gobernadores de la
república de Zumpango de la Laguna seleccionaban a los dirigen-
tes de las cofradías y en Ecatepec los merinos de barrio, que eran
oficiales de la república, también dirigían las obras pías. Se infor-
maba que los mayordomos y vaqueros de las cofradías de Alahuistla
y de Tototepec, Zacualpan, siempre habían sido nombrados por los
gobernadores de la república, lo mismo enjojutla, Cuernavaca. 25
En vista de que ser indio noble, cacique o principal no era requisito
para ser mayordomo de una cofradía y de que éste podría reelegir-
se, las asociaciones pías ofrecían a los macehuales la posibilidad de
ocupar puestos importantes en los pueblos.26
El tercer acto que revela la relación estrecha entre el gobierno
indio y la cofradía era la presentación de cuentas financieras. En va-
rios lugares, como en Guazintlán, Cuernavaca, la república supervi-
saba el manejo de los fondos de la hermandad y sólo al final del
año el mayordomo llevaba un resumen al sacerdote para su firma
de aprobación, por la cual recibía un pago de dos a cuatro pesos.
Esto pasaba en Alahuistla donde el párroco no tenía nada que ver
con las cuentas de las seis cofradías y sólo estaba presente para el
conteo anual del ganado y para recibir cuatro pesos. En 1790, du-
rante la visita pastoral del arzobispo a Ajoloapan (Tetepango), "se
vio la cuenta que dio el gobernador de dicho pueblo Ignacio Fran-

24 Inspección ocular, 1960, pp. 107-108, 130.


25 Farriss,1984, p. 236. En 1813 se llamaba a los gobernantes de los pueblos,
"sirvientes de república", término parecido al usado para los dirigentes de las pa-
rroquias, "sirvientes de iglesia". El Fénix de la Libertad, 10 de abril de 1849. Taylor,
1996, pp. 317, 355, 695, nota 78. AHAM, Lifno de Visita, vol. 27, ff. 1-6, 1792. Haskett,
1991, p. 125, nota 115. AGN, Historia, vol. 312, f. 46v.
25 Pastor, 1987, p. 250. Farriss, 1984, pp. 234-236.
460 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

cisco desde el año de 1782 hasta ahora". En 1790 el gobernador y


oficiales de república manejaban las siete cofradías de Asuchitlán,
Tetela del Río. La cofradía del Santísimo, en Tequisquiac, Zumpan-
go, sometía sus cuentas al cabildo indio sin intervención del cura;
en cambio en Zaachila, Oaxaca, el sacerdote también recibía el in-
forme. "Congregados ante mí y los oficiales de república de dicho
pueblo, dieron cuenta los mayordomos que han cogido, de los gas-
tos que han hecho". En Mascota, Guadalajara, el arca de la cofradía
tenía tres llaves en lugar de dos, ya que además del sacerdote y del
mayordomo, el alcalde de la república custodiaba una llave, y por
ende participaba en la administración. La república de Tabasco
(Guadalajara) guardaba los libros de cuentas de las cofradías y no
dejaba intervenir al sacerdote.27 Esta práctica era común en otros
pueblos de Nueva Galicia. La cofradía india del hospital, en la villa
de Purificación, presentaba las cuentas "en presencia de alcaldes y
principales". En Colotlán y Huejúcar las repúblicas manejaban los
fondos de las hermandades: el escribano, en nombre de los alcal-
des, pedía licencia para vender 100 reses y el cabildo gastaba dinero
de la cofradía para comprar tierras. En Tlajomulco, la república
usaba fondos píos para gastos de comidas del pueblo.28
También en Tavela, Oaxaca, los "sirvientes" de la cofradía infor-
maban sobre los pagos efectuados "ante las justicias" refiriéndose a
los oficiales de república. Varios párrocos notificaban, a veces con
quejas, a veces con resignación, su desconocimiento del manejo de
las cofradías. El cura de San Mateo del Mar sospechaba que la repú-
blica ayudaba al mayordomo a perpetrar desfalcos pero no tenía ac-
ceso a las cuentas para probarlo; en Petapa el párroco informó que
los indios rehusaban la supervisión clerical, "resistiéndose abierta-
mente (por no decir más) a las solicitudes e instancias parroquiales,
me priva de las noticias". En Miahuatlán el sacerdote anotaba que ''.ja-
más han acostumbrado dar cuenta a los padres curas [y] conozco la
desconfianza que por lo regular tienen los indios de que sus curas di-

27 Haskett, 1991, p. 122. Taylor, 1996, p. 314. Carmagnani, 1988, p. 140. Serre-
ra, 1977, p. 379. Chance yTaylor, 1987, p. 13 (1792). AHAM, Libro de Visita, vol. 26, f.
143v. La cofradía del pueblo de San Dionisio en Tehuantepec tenía dos llaves, una
para el párroco y la otra para el gobernador de la república. Bergoza, 1984, pp.
220-221.
28 Cabañas, 1804, cuaderno 2, ff. 183, 223, 231, 276v; cuaderno 3, f. 127. Tay-
ESTRATEGIAS DE LOS GOBERNANTES INDIOS 461

sipan sus caudales". Cerca de la ciudad de Oaxaca, el párroco de Tla-


cochahuaya, licenciado Juan José de Echarri, miembro de una de las
principales familias de la capital, informaba sobre el ganado de la co-
fradía: "Hasta que entré a servir este beneficio ninguno de mis ante-
cesores tuvo noticia de él. No ha sido poca fortuna conseguir que
diesen cuenta de él y de la inversión actual de sus esquilmos".29
Algunas repúblicas administraban sus fondos directamente, co-
mo en Chimalpa, donde los 200 pesos de la cofradía estaban "en
poder de la república para el aumento de dicho dinero", o en In-
tundujia, donde había 100 vacas "con el título de cofradía general
de la cabecera, cuyo manejo corre por cuenta de la república". El
padre Echarri reconoció la honradez y generosidad de sus feligre-
ses, quienes le entregaban dinero para reparar la iglesia "cuando
hubiesen podido retenerlo y quitarme la administración y conoci-
miento de este negocio con solo apellidarlo del común", esto es, decir
que pertenecía a los bienes de comunidad. Los gobernantes indíge-
nas mostraban la habilidad de ajustar la denominación de sus bie-
nes según el interlocutor. En Tejupilco, Temascaltepec, cuando en
1732 el alcalde mayor quiso revisar las cuentas del ganado de comu-
nidad y extraer algunas reses, los oficiales dijeron que los animales
pertenecían a la iglesia y cuando el presbítero intentaba supervisar-
los, contestaban que eran bienes de comunidad. 30
Por la intendencia de Guadalajara, el cabildo indio de Mascota
rechazó tajantemente cualquier intervención del sacerdote en la
asociación pía. "Por lo que a nuestra cofradía mira, decimos el pue-
blo que ya por la presente no queremos que ningún señor cura se
meta en nuestras cofradías" y otros párrocos de la región admitían
no tener ninguna injerencia en las hermandades. 31 El obispo Caba-
ñas advertía esta situación en toda la diócesis y anotaba que "los na-
turales de Xomulco tienen bienes que titulan de cofradías y que los
manejan por sí solos con total independencia del vicario". 32

29 Bergoza, 1984, pp. 86, 120, 213, 286, 387.


30 Bergoza, 1984, pp. 96, 191, 286. Taylor, 1996, p. 308. Gallarreta había seña-
lado que los gobernadores indios tomaron los bienes de comunidad y los "des-
nombraron ... denominándola ya cofradía." Fonseca, 1978, vol. 5, pp. 282-283.
31 Taylor, 1996, pp. 314, 380, 696 nota 87. En algunos lugares, los sacerdotes

no intervenían en las finanzas de las cofradías de indios, como en Santa Fe (cerca


de Guadalajara), Tejupilco, Sayula, Tuspa, Sentispac, Tepotitlán yJamay.
32 Por ejemplo en Guachinango, Ahualulco, Zapotitlán, Tequepespan y Anal-
462 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

El sacerdote de Cuernavaca tampoco pudo detener a los gober-


nadores y viejos cuando vendieron el ganado del Santo Entierro sin
pedir permiso y sin mostrarle las cuentas. Las cofradías mayas en
Yucatán, en el mejor de los casos, sólo tenían una supervisión espo-
rádica por parte de los sacerdotes. 33 La opinión de los indios de
Tehuantepec probablemente reflejaba las ideas de los indígenas en
otras regiones y explicaba la tendencia muy divulgada ya de mane-
jar los recursos de las cofradías con autonomía:

Por vivir persuadidos estos naturales de que las rentas de las haciendas,
de las cofradías y hermandades les pertenecen a ellos por ser fundacio-
nes piadosas y bienes que dejaron (como ellos dicen) sus antepasados. 34

En 1788 el obispo Antonio de Alcalde, de Guadalajara, reconocía


en su carta a Carlos 111 que en Nueva Galicia no se podría evitar que
las cofradías estuvieran manejadas por los indios y, por eso, suprimir-
las por la falta de licencias, podría provocar violentas reacciones. 35 En
su obispado las corporaciones piadosas eran dueñas de ganado vacu-
no, desde Zacatecas hasta Colima. También en Yucatán, la Mixteca en
Oaxaca, el sur de Michoacán y en el suroeste de la intendencia de Mé-
xico, las hermandades se basaban en la ganadería. En Nayarit las co-
fradías de Huejúcar, Colotlán y Mezquitic poseían en coajunto 13 855
cabezas de ganado vacuno; siete pueblos de Juchipila tenían 5 391 va-
cas y toros; las 158 haciendas de las cofradías mayas de Yucatán no
eran para cultivos sino de ganadería; la cofradía de La Concepción en
Churumuco, Michoacán, registraba 1 500 reses y otras 300 en la her-
mandad de La Natividad, y en Poliutla, intendencia de México había
más de 900 cabezas en cuatro hermandades. 36 Al lado de estas gran-
des manadas, otras cofradías medianas poseían hatos de entre 150 y

co, barrio de Guadalajara. Cabañas, 1804, cuaderno 3, ff. 239, 259v, 270, 314; cua-
derno 4, f. 162. También Cabañas, en su informe al rey en 1804, opinó que los in-
dios se creían "autorizados para disipar los bienes de sus cofradías". Serrera, 1977,
p. 412.
ss AGN, Hospital de jesús, vol. 309, exp. 6. Farriss, 1984, pp. 326, 520, nota 24.
s4 Bergoza, 1984, p. 222.
35 AGN, Cofradías y Archicofradías, vol. 10, f. 59v. Agradezco a Natalia Silva por haber-

me informado acerca de estos documentos. Brooks, 1976, p. 191.


36 Serrera, 1977, pp. 361-370.Jiménez Pelayo, 1989, p. 174. Carrillo y Ancona,

1979, vol. 2, p. 933. Lavrin, 1990, p. 228. Inspección ocular, 1960, pp. 117-137. Sepúl-
veda, 1974, pp. 62-65.
ESTRATEGIAS DE LOS GOBERNANTES INDIOS 463

300 reses. Muchas veces los animales pastaban gratuitamente en las


tierras de comunidad. Por ejemplo, de 56 pueblos michoacanos cuyas
cofradías poseían ganado, 60% pastaba en terrenos comunales. Un
vaquero o caporal cuidaba las reses, y además de su salario la cofradía
pagaba su tributo y limosnas parroquiales.37
Además de las manadas, con frecuencia las cofradías tenían fon-
dos en efectivo, este es el caso de los mixes de Tavela, que poseían
503 vacas, 40 yeguas y 401 pesos. Otro pueblo mixe, Guichicubi, di-
versificaba su actividad económica guardando 465 pesos y entre-
gando 435 a los "tratantes con fianza y abono de las justicias y
principales con carga de un cinco por ciento, de cuyas utilidades se
erogan los gastos de cera que se gasta en las misas". 38 La mención
de ese 5% se refería a la tarifa acordada en el obispado de Oaxaca
(y tal vez en otras diócesis) por la cual las cofradías se comprometían
a entregar cada año este porcentaje de su capital al párroco. El de
Teozacualco explicaba el funcionamiento:

Todos estos reales y bienes se manejan por administradores indios


que se eligen anualmente según la última Real Pragmática y sus pro-
ductos, que en los reales es un 5% y en el ganado, sus esquilmos, se in-
vierten en gastos de fábrica de iglesias, reparos de ornamentos, vasos
sagrados, celebración de la festividad ... misas... por los hermanos vivos
y muertos, salarios de vaqueros, sal para los ganados, pago de real al-
cabala y diezmo.

A veces las cofradías de un mismo pueblo manejaban sus fon-


dos en una proporción diferente. Algunos guardaban e invertían
casi en partes iguales, mientras otros, más aventajados, retenían só-
lo cinco en efectivo y traficaban con 135 pesos. 39

57 De los 87 pueblos visitados en 1790, 24 no tenían cofradías (27%). De los


pueblos con cofradías (63 pueblos), ocho no tenían reses (9%); de las 56 conga-
nado, 33 (59%) pastaban en las tierras de comunidad y 22 (41 %) en el fundo le-
gal, en ranchos de las cofradías o en haciendas adjuntas a las cuales los indios
pagaban con trabajos agrícolas. Inspección ocular, 1960, passim.
ss Bergoza, 1984, pp. 100, 387. Las actividades económicas de las cofradías in-
dias han sido estudiadas por Pastor, 1987 (especialmente el ganado), Carmagnani,
1988 (préstamos), Dehouve, 1988 (especialmente el comercio). Lavrin, 1990 y
Pietschmann, 1988 han analizado el conjunto de operaciones de las cofradías y su
participación en la economía regional.
!19 No hemos encontrado esta Real Pragmática mencionada en Bergoza, 1984,
464 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

Las cofradías de Oaxaca impulsaban la producción de grana y


de cera, el comercio de alimentos y tela y el otorgamiento de prés-
tamos. Procuraban realizar un "manejo lucrativo" sacando ganan-
cias superiores a 5% para poder entregar la parte correspondiente
a la iglesia y distribuir el resto entre los mayordomos y el arca de la
cofradía, incrementando así el capital. Por las subdelegaciones de
Miahuatlán y Teozacualco los mayordomos se dedicaban "en asemi-
lladuras de grana y otros efectos con que agencian por tratos líci-
tos", pero también se rumoraba que "usan repartimiento a diez
reales la libra de grana". 4º
Varios lugares se dedicaban al comercio. El circuito de intercam-
bio comercial entre la sierra y la costa del Pacífico o del Golfo de
México ofrecía oportunidades a las cofradías de Tlapa (Puebla) cuyos
mayordomos compraban algodón en tierra caliente y la revendían a
los tejedores en los pueblos de las montañas, usando las ganancias
para obtener jabón y mantas en Puebla, que a su vez revendían en
Tlapa. Alrededor de 1760, estas operaciones mercantiles llamadas
"inteligencias" o "agencias" remplazaron a los préstamos de los fon-
dos sacros que utilizaban personas pudientes de la región. Rebajados
los costos de 12 pesos de viáticos por los viajes, la ganancia para los de
Tlapa iba desde 37 hasta 100 por ciento. 41
Desde 1762 los mayordomos de Soyaltepec, Villa Alta, seguían lo
indicado en las constituciones referente a "escalfar, primero, y ante
todas las cosas, los costos que hubiesen hecho en el empleo o indus-
tria" y luego devolver fondos a la cofradía. El mayordomo de Xalapa
del Marqués compraba con 100 pesos hilo de pabilo fabricado en la
cabecera por dos o tres reales la libra y lo llevaba a Veracruz o Tehua-
cán para venderlo en cinco o seis reales. ''Y suelen ganar un ciento
por ciento y con estas ganancias que son muy fijas y seguras ... no da el
mayordomo más que la cera para la fiesta que son cuatro o cinco li-
bras y el cinco por ciento que son para la fiesta". Esto valía aproxima-
damente 11 pesos, quedando como ganancia alrededor de 85 pesos

pp. 100, 155-156. Sin embargo, se transcribe en la visita pastoral de diciembre de


1802 que el obispo Bergoza dejó el mandato sobre el 5% "arreglándose a la provi-
dencia de la Santa Visita". Bergoza, 1984, p. 370.
40 Las cofradías financiaban la producción de la grana en Ixtlán, Ozolotepec,

Lachixío y Loxicha. Bergoza, 1984, pp. 71, 129, 172, 207.


41 Dehouve, 1988, pp. 98-99.
ESTRATEGIAS DE LOS GOBERNANTES INDIOS 465

para cada una de las tres cofradías del pueblo.42 Desde Juxtlahuaca,
los diputados de las cofradías vendían panela en la costa y traían sal y
algodón para distribuirlos en la Mixteca. Otros negociaban con "al-
godones, arroz, pescado, sal y panela, con mulas y machos en
Tehuantepec y Jicayán, ganando por lo regular en este tráfico un
ciento por ciento". El obispo José Gregorio de Ortigoza confirmaba
estas descripciones informando al virrey: "Usan los mayordomos de
comercios ventajosos, yendo a la costa y otros lugares distantes con
sus efectos, con que doblan sus principales".43
Desde el inicio del siglo XVIII la actividad preferida de las cofra-
días oaxaqueñas y de Puebla era prestar sus capitales. En la visita
pastoral de 1740 el obispo no prohibió la práctica, que encontró
bastante extendida, sino que dejó advertencias sobre la puntual co-
branza de los réditos. El obispo Ortigoza, durante su visita pastoral
en 1777, oía que las hermandades cobraban intereses de 25%, y el
prelado de Puebla observaba en 1783, que en su diócesis las cofra-
días fomentaban la usura. 44 Cofradías ricas, como la de Cuilapan,
cerca de Antequera, llegaban a prestar hasta 4 000 pesos. Las de
Tehuantepec ofrecían fondos a los no indios con intereses de 20%,
pero a los indios a 5 o 6%, o como se decía, se tenía que devolver
"medio real en cada peso". En Huajuapan, las cofradías participa-
ban en el comercio y en los préstamos, recibiendo de los anteceso-
res "los bienes y principal con que comercien". 45 Asunción Lavrin
ha calculado que en los 59 curatos cuyos informes se recibieron en
1804, había 75 000 pesos en efectivo, disponibles para ser invertidos
en ganado, préstamos, comercio y la grana. 46

42 Carmagnani, 1988, p. 140. Bergoza, 1984, p. 356.


43 Bergoza, 1984, pp. 53, 108. Dehouve, 1988, p. 99. Los indios de la cofradía
de Lachixío, Antequera, además de asemillar la grana, iban con mulas a Tehuante-
pec a recoger sal, pasando a Tlapa por panela y con ella hacían tepachi, una bebi-
da embriagante. Bergoza, 1984, p. 205. De los indios de Tlapa, Puebla, el alcalde
mayor escribió alrededor de 1785: "Los ocho o diez diputados anuales se expatrien
de sus pueblos dejando expuestas sus familias y sin cultivos sus tierras, por salir a
negociar ocho o diez meses, otro tanto dinero romo capital, que se les entrega a cada
uno". Subrayado en el original. Villarroel, 1979, p. 501.
44 Lavrin, 1990, p. 235. Brooks, 1976, pp. 149, 174. Canterla, 1982, p. 198.
45 En los documentos se llamaba a los depósitos y créditos "dependencias".

Carmagnani, 1988, pp. 114, 141.


46 Lavrin, 1990, pp. 226-227. Guardando la misma proporción, habña aproxi-

madamente 150 000 pesos en efectivo manejados por las cofradías en todos los cu-
ratos del obispado de Oaxaca.
466 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

El párroco de Yanhuitlán presentaba mayores detalles sobre


el manejo de las ocho cofradías del curato por parte de los mixte-
cos:

Luego que reciben los mayordomos, diputados y demás la cofradía, se


reparten entre ellos mismos los reales del principal por prorrateo
igual y con la parte que cada uno de ellos les pertenece suelen lucrar
cada uno alguna cosa, pero esto en tratos y contratos lícitos como en
siembras, curtir pieles y demás.

A veces, una cofradía nombraba a cuatro mayordomos, encar-


gando a cada uno el promedio de 20 pesos, para que devolviera al
final del año 5%. Cada mayordomo buscaba la mejor inversión para
cumplir con su obligación con la iglesia y, además, aumentar su
propio peculio y el de la cofradía. 47
Las cofradías entregaban directamente al párroco 5%, o lo re-
partían entre los derechos parroquiales que correspondían a cada
fiesta de cofradía que celebraban. 48 Calcular ese 5% era relativa-
mente fácil, y no tanto estimar los "esquilmos" del ganado. Rodolfo
Pastor, al analizar la cuenta de la cofradía de La Soledad, del pue-
blo de Huamelulpan, Mixteca Alta, ha mostrado que el rango de ga-
nancia declarada por la corporación estaba por debajo de lo normal
para manadas de chivas y reses. Se presentaba una tasa de mortan-
dad del ganado sumamente alta y una fecundidad demasiado baja.
Además, aun entre los chivos listos para la venta, no se vendía du-
rante los siguientes años ni la mitad de estos animales. Lo más pro-
bable es que se realizara una venta clandestina que no aparecía en
las cuentas presentadas al párroco. Concluye Pastor que "la contabi-
lidad con balance positivo parece además encubrir una ganancia
mayor que la declarada", para que en realidad, la ganancia fuera al-
rededor de 40%, del cual se entregaba 18% a la iglesia y la cofradía
se quedaba con 22 por ciento. 49
El obispo Cabañas de Guadalajara observaba, entre 1797 y
1803, manejos parecidos a los descritos para Oaxaca. El prelado ad-

41Bergoza, 1984, pp. 168, 369.


48Mención explícita del 5% en Bergoza, 1984, pp. 100, 155-156, 370. Carmag-
nani, 1988, p. 140.
49 Cuenta de 1730. En la ganancia de 40% se incluye el valor del trabajo gra-

tuito de los indios. Pastor, 1987, pp. 254-256, nota 74.


ESTRATEGIAS DE LOS GOBERNANTES INDIOS 467

vertía al sacerdote de Etzatlán que no debía aceptar "en descargo o


data, cabezas muertas o perdidas, sin señales evidentes de que no
ha habido ni hay dolo, fraude u omisión en los que están encarga-
dos de su custodia". Descubrió que en las cofradías de Tlaltenango
había "una enorme diferencia en el estado de sus fondos, cotejan-
do años con años, desfalcos considerables en las diversas especies de
ganado" porque vendían y enajenaban el ganado de las cofradías. 50 A
veces los mayordomos se prestaban dinero a sí mismos, no repaga-
ban las diferencias al final del año y no entregaban todo el dinero
sobrante a su sucesor. 51 Era común prestar bueyes de las cofradías
a los habitantes sin cobrarles lo adecuado, o bien dárselas gratuita-
mente. En Tuscacuesco no existían cuentas de 1765 a 1797; en Tla-
cuitlapan, los cuadernos financieros estaban maltratados, con
cifras dudosas, "en una palabra, un trastorno cuidado por no decir
mala fe con que se han manejado todos los mayordomos de estas
cofradías". 52 Algunas hermandades de indios prestaban dinero; tal
es el caso de los pueblos de Etzatlán, donde había 10 800 pesos a
réditos y otros 500 "cuyo paradero se ignora". Dada la falta de con-
trol eclesiástico sobre el manejo de las corporaciones indias, el
obispo opinaba que los indígenas se sentían "autorizados para disi-
par los bienes de sus cofradías, como lo ejecutan sin poderlo reme-
diar". 53 Cabañas pidió al rey en 1805 que pusiera las cofradías de
indios bajo los mandatos de los curas, y a éstos bajo el del obispo,
para que se pudieran vender el ganado y las tierras de las asociacio-
nes pías e invertir el producto en fincas seguras, usando los réditos
para cumplir con los actos de culto especificados en las constitu-
ciones. El obispo opinaba que "las más de estas juntas piadosas de-
jaron de serlo en todo o en parte, consumiendo sus pocos o muchos

5° Cabañas encontró desfalcos parecidos en las cuentas de las cofradías de es-

pañoles, pero "mayormente en las que han corrido a cargo de los indios". Caba-
ñas, 1804, cuaderno 4, f. 236, hermandad del pueblo de San Juan, Etzatlán;
cuaderno 2, f. 242v,Juchipila; f. 288v, Tlaltenango; cuaderno 3, f. 142, Tuxpan; cua-
derno 1, f. 244,Jamay. Cabañas, 1804, cuaderno 4, f. 236.
51 Cabañas, 1804, cuaderno 2, ff. 282-289, Tlaltenango; cuaderno 4, ff. 234-
239v, Magdalena, Etzatlán. EnJaltepec, Mixteca Alta (Oaxaca) la cofradía tenía 52
bueyes "prestados a diferentes hijos del pueblo ... por los que respondían la repú-
blica, el caporal y los mayordomos siempre que se les pide". Pastor, 1987, p. 253.
52 Cabañas, 1804, cuaderno 2, ff. 90, 34lv, Apozolco; cuaderno 3, ff. 223, 318v-

321; cuaderno 4, f. 236.


53 Cabañas, 1804, cuaderno 3, f. 256v.
468 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

bienes en usos enteramente profanos, dedicándose poco o nada al


culto de la religión".54
En ocasiones el resultado contable, al final del año, mostraba
pérdidas. En esos casos el mayordomo debía cubrir lo faltante de su
propio bolsillo, generosidad que era ceremoniosamente agradeci-
da. Rodolfo Pastor ha observado que posiblemente el balance des-
favorable no era tal, o por lo menos no tan grande, debido a las
ganancias no registradas. Algunas veces, en años de pérdida, se pre-
sentaba un incremento en el inventario del ganado que compensa-
ba el déficit contable. Había personas, como la familia Castro, en
Nativitas, Oaxaca, que siguieron desempeñándose como mayordo-
mos por 70 años, a pesar de que cubrían los déficit casi cada año,
sin deterioro sensible en su economía doméstica. 55
A veces los excesivos gastos que los mayordomos no podían cu-
brir, los obligaban a trabajar en trapiches o haciendas para poder
repagar las deudas. Esta situación solía ocurrir en Chiapas, en Ante-
quera y en Sahuayo, Michoacán. 56 Por eso, Marcelino López de Nu-
marán, en Michoacán, no quería aceptar ser mayordomo para la
fiesta titular. No había recibido una parcela de repartimiento y los
gastos de comidas y danza lo dejarían desamparado. Aunque la caja
de comunidad del pueblo tenía un ingreso de 450 pesos, el regla-
mento interino sólo permitía gastar 60 pesos para la escuela y no
autorizaba erogación alguna para el santo titular ni Corpus Christi.
Seguramente antes de la fiscalización de la Contaduría, se usaban
cantidades considerables para la fiesta de Santiago. Ya en 1803, más
de 300 pesos de fondos comunales no estaban disponibles para cos-
tear las celebraciones religiosas y pasaban como sobrante a las arcas
reales. Si no había cofradía, el costo caía sobre el mayordomo. Mar-
celino pedía entonces, ser exonerado del cargo que recibía de la

54 Serrera, 1977, pp. 352, 412-413. Lo que proponía Cabañas era lo mismo que

ya había llevado a cabo el obispo Piña y Maza en Yucat.án en 1780. Vendió la mitad
de las haciendas de las cofradías y luego perdió mucho 'del dinero en inversiones
fallidas. Farriss, 1980, pp. 191-193. Tanck de Estrada, 1994, p. 406, nota 8.
55 Pastor, 1987, p. 256.
56 INAH, Centro de Documentación, Gauatemala-Chiapas, rollo 68, exp. 1, 1805.

Se decía que en San Bartolomé de los Llanos había muchas cofradías "con más mi-
sas que días tiene el año". Torre Villar, 1967, pp. 434-435. Además de ejemplos de
quiebras económicas por el desempeño de cargos en las cofradías, Torre Villar in-
cluye ejemplos de pueblos aledaños con hermandades prósperas que cubrían con
sobras los gastos festivos. AGN, Historia, vol. 312, ff. 49-50, 1777.
ESTRATEGIAS DE LOS GOBERNANTES INDIOS 469

república y "servir a su majestad soberano como particular y no en


común ... que ya no quiere pasar por hijo del pueblo". 57
Existían cofradías en la mayoría de los pueblos. Posiblemente
en Oaxaca 90% de los poblados tenía una; alrededor de 70% de los
pueblos en Michoacán contaba con cofradías. Las hermandades
sostenían el culto, junto con las cajas de comunidad y las contribu-
ciones de los feligreses. En los siete pueblos de la parroquia de
Asunción Ecatepec, en la subdelegación de Nexapa, Oaxaca, había
una población de 1167 indios y el ingreso parroquial era de 1 572
pesos. La región producía maíz y grana. En 1803 las iglesias estaban
en ruinas debido al temblor de octubre de 1801. El capital de las
cofradías era de 2 173 pesos. Las asociaciones pías contribuían con
9% al ingreso parroquial. Pero bajo la rúbrica de "Ofrendas" el pá-
rroco recibió 1158 pesos. Probablemente esta cantidad (74%) venía
de los feligreses en forma de contribuciones semanales, la "domini-
ca", que los oficiales de república recolectaban después de la misa,
o, como en Michoacán, como un encargo no sólo de la república sino
también de las cofradías. 58 Las otras fuentes, que completaban 17%
del ingreso, venían de las primicias, donación para vinos y estipen-
dios para servicios religiosos de casamientos, bautismos, entierros y
responsos.
El sacerdote de Metepec, Nexapa, explicaba que él era coadjutor
y tenía que dar 450 pesos del ingreso al cura propietario retirado y 36
al colegio seminario. Por eso su ingreso era aproximadamente de mil
pesos. Recibía un promedio de tres pesos para la misa y sermón co-
rrespondiente a cada fiesta. Se puede calcular que cada tributario en
la parroquia pagaba anualmente entre cuatro pesos y cuatro reales
en tributo y obvenciones parroquiales ("ofrenda") en San Lorenzo y
siete pesos y cuatro reales en Santo Tomás. Es de notar, sin embargo,
que el capital líquido de las cofradías de Santo Tomás era mucho más
alto, en comparación con el número de tributarios del pueblo, que
en otros poblados. Posiblemente las cofradías ayudaban a los feligreses

57 Se permitió a López no servir como mayordomo hasta que recibiera una


parcela. Terán, 1995, pp. 214, 220. AGN, Ayuntamientos, vol. 220, exp. 10.
58 Carmagnani, 1988, p. 136. Cálculo de 70% basado en 87 pueblos de indios
en 1790. Inspección ocular, 1960. Con fundamento en los datos de las visitas pasto-
rales de los obispados de Guadalajara y México, pensamos que había cofradías de
indios en la mitad de los pueblos, cálculo que se podría precisar mediante investi-
gaciones futuras. Bergoza, 1984, pp. 366-371. Inspección ocular, 1960, pp. 71-79.
470 PUEBLOS DE INDIOS YEDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

CUADRO 63
Fuentes de ingreso de la parroquia de Metepec, Nexapa,
Oaxaca, 1802 (en pesos)

Ofrendas (probablemente contribuciones de los domingos)


Cabecera 267
Pueblo de Santo Domingo 267
Pueblo de San Andrés 99
Pueblo de San Lorenzo 206
Pueblo de San Lucas 123
Pueblo de San Juan 60
Pueblo de Santo Tomás 137
Total 1159

Primicias (en proporción a cada pueblo) Total 107

Vinos (en proporción a cada pueblo) Total 48

De cofradías
"Misas de vigilia o finados con arreglo al cinco por ciento"
(en proporción a cada pueblo) Total 32

"Al mismo modo hacen las fiestas ... por los mayordomos inclusa la titular
y de Corpus"
Cabecera 6 fiestas 18
Santo Domingo 13 fiestas 31
San Andrés 5 fiestas 13
San Lorenzo 3 fiestas 10
San Lucas 5 fiestas 9
San Juan 3 fiestas 5
Santo Tomás 3 fiestas 23
Total 109

Casamientos (en proporción a cada pueblo) Total 60

Bautismos (en proporción a cada pueblo) Total 32

Entierros (en proporción a cada pueblo) Total 10

R.esponsos (en proporción a cada pueblo) Total 15

Total ingreso 1572


Fuente: Bergoza, 1984, pp. 366-369.
ESTRATEGIAS DE LOS GOBERNANTES INDIOS 471

CUADRO 64
Cálculo de tributo y ofrendas de tributarios,
parroquia de Metepec, Nexapa, 1802

Número de Tributo y Ofrenda Capital


tributarios real y medio a la iglesia líquido de
Pueblo (calculado) por tributario por tributario cofradías

Metepec 93 2 pesos 2 reales 2 pesos 7 reales 337 pesos


( "6 cofradías en
15 mayordomos")

Santo Domingo 78 2 pesos 2 reales 2 pesos 4 reales 451 pesos


("8 cofradías en
26 mayordomos")

San Andrés 32 2 pesos 2 reales 3 pesos 243 pesos


( "3 cofradías en
9 mayordomos")

San Lorenzo 91 2 pesos 2 reales 2 pesos 2 reales 389 pesos


("4 cofradías en-
tre 15 indivi-
duos")

San Lucas 27 2 pesos 2 reales 4 pesos 4 reales 217 pesos


( "5 cofradías en
12 mayordomos")

San juan 12 2 pesos 2 reales 5 pesos 104 pesos


( "3 cofradías en
6 individuos")

Santo Tomás · 26 2 pesos 2 reales 5 pesos 2 reales 436 pesos


( "8 cofradías en
20 individuos")

Fuente: Bergoza, 1984, pp. 366-371.


472 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

en el pago de las ofrendas. También se percibe que en Santo Tomás,


San Juan y San Lucas uno de cada dos tributarios adquiría la responsa-
bilidad cada año de manejar parte del capital de las asociaciones pías
(alrededor de 17 pesos cada mayordomo o "individuo"). Si se suman
los tributarios con empleos en las cofradías, con los dos o tres hom-
bres con puestos en la república, se encuentra que en algunos pue-
blos pequeños entre 50 y 85% de los adultos varones desempeñaba
una responsibilidad económica y política en el lugar. El presbítero
anotaba que para redactar el informe tenía que "acordar con los mis-
mos naturales el punto de cofradías para la formación de esta razón
[ya que] se ha dejado de tomar las cuentas de dichos mayordomos de
'muchos años a esta parte". 59
En la intendencia de México el ingreso para el sacerdote por las
fiestas religiosas fluctuaba entre cuatro y 15 pesos y cubría la misa y
a veces el sermón. Esta cantidad representaba generalmente 30%
del gasto total erogado por la caja de comunidad para la celebra-
ción. El resto del dinero se utilizaba en velas, flores y cohetes, y casi
siempre el gasto en la cera era el mayor. A sabiendas de que ni el Esta-
do ni la Iglesia aprobaban las erogaciones en las comidas comunales,
muchas veces su costo no estaba incluido en la cuenta entregada a
las autoridades civiles ni eclesiásticas, pero solían realizarse banque-
tes, que para un pueblo de 100 habitantes probablemente costaban
25 pesos. 6()
Las cofradías, además de contribuir al sostenimiento de lapa-
rroquia (y si eran prósperas para aligerar la contribución individual
de los feligreses para las obvenciones parroquiales), proporciona-
ban un ingreso a los mayordomos, caporales, vaqueros, tratantes,
prestamistas, repartidores y comerciantes. A veces, en tiempos de
hambre y epidemia, las cofradías funcionaban como un mecanismo
de asistencia social. En 1786 y 1787 las hermandades vendían el ga-
nado o permitían a los habitantes comerse las reses, hecho que el
obispo Antonio de Alcalde narraba al monarca:

Estos fondos, bajo la apariencia de cofradías, son unos montes de pie-


dad, con que no sólo se consulta por los ordinarios a la conservación

Bergoza, 1984, pp. 370-371.


59
"Estado ... Zamora", 1944, pp. 473, 477. En Yucatán, 30% del gasto total para
60

una celebración religiosa se destinaba al sacerdote. Farriss, 1984, p. 520, nota 23.
ESTRATEGIAS DE LOS GOBERNANTES INDIOS 473

del pasto espiritual ... sino aun en el socorro de las necesidades de los po-
bres de todas clases en los casos de enfermedad, inopia, o esterilidad, co-
mo se verificó en la rigurosa peste y general hambre que poco ha
experimentamos. 61

No todas las cofradías estaban dirigidas por las repúblicas. En


ocasiones el sacerdote se apropiaba de los recursos de la corpora-
ción y los manejaba para su propio beneficio. Esto ocurrió en Te-
palcatepec, en la parte occidental de Michoacán, donde el párroco no
sólo dominaba "despóticamente" la cofradía de indios de la Con-
cepción, sino también las tres cofradías de españoles. La encuesta
de 87 pueblos de indios, llevada a cabo por el comisionado del in-
tendente de Michoacán, mostraba que en aproximadamente 10%
de los 66 pueblos con cofradías, el sacerdote dominaba la adminis-
tración de los recursos. 62 Alrededor de 1789 el fiscal Ambrosio Sa-
garzurrieta investigaba el control clerical de algunas corporaciones
pías en la intendencia de Guadalajara. 63 En Oaxaca, una encuesta
de 1804 revelaba un hecho poco común. Las cofradías de varios po-
blados de Nochistlán operaban no sólo fuera de la vigilancia del pá-
rroco (esto era normal) sino con independencia del cabildo indio,
"ya que sus mayordomos ... no dejan en algunos pueblos de entro-
meterse las repúblicas, pretendiendo manejar los reales de sus ven-
tas a pesar de las diligencias que se ponen". 64 Tanto en Nochistlán
como en Venado, San Luis Potosí, en tiempos del visitador Gálvez,
existían cofradías "independientes", administradas con autonomía
por los mayordomos.

61 Serrera, 1977, p. 352. En Tlapa la manada de la cofradía bajó de 120 cabezas


a 76 en 1786. Dehouve, 1990, p. 171. También de la cofradía de Jaltepec, Mixteca
Alta, bajó de 200 en 1783 a 90 en 1787. Pastor, 1987, p. 254.
62 Inspección ocular, 1960, pp. 130-132. Se señalaba el control de las cofradías
por el párroco en Tingambato, Tepalcatepec, Tancítaro, Turicato, Erongarícuaro
y Sinagua. En Tacámbaro el cura nombraba el prioste de la hermandad de San Ni-
colás pero los indios nombraban el de la cofradía de La Concepción. Inspección ocu-
lar, 1960, pp. 59, 106, 128, 134, 154, 160, 164. Los 87 pueblos representaban 35%
de los 254 en la intendencia de Michoacán.
63 Quejas en contra de los sacerdotes por el manejo de las cofradías en Chapa-
la, Juchitlán y Mascota. Serrera, 1977, p. 375. También en Tequila. Taylor, 1996,
pp. 302, 689, nota 5.
64 Los informes de los párrocos de 59 curatos en Oaxaca no incluían el dato

sobre el control clerical de las cofradías, ya que los informantes (los sacerdotes) no
iban a acusarse a sí mismos. Bergoza, 1984 p. 144.
474 PUEBLOS DE INDIOS YEDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

Al combinar la información de Michoacán y Oaxaca se podría


sugerir que entre las cofradías de indios aproximadamente 10% es-
taba dominado por el párroco, 2 a 5% por los mayordomos y de 10
a 20% operaba como cofradías eclesiásticas con la supervisión apro-
piada del sacerdote en las elecciones, manejo y cuentas. 65
Dentro de la clase de cofradías legales, había una en la inten-
dencia de Puebla que funcionaba como un fondo de ahorro. En
1795 el párroco de Acajete,José Miguel Guridi y Alcocer

penetrado de la miseria de los indios, que aunque en todas partes la


padecen, la aumente en Acajete la esterilidad de sus campos, acabé de
madurar el pensamiento que hacía días revolvía para aliviarla. Se re-
ducía a fundar una cofradía que llamé de piedad por su instituto de
mantener a los pobres y prest;ar a los demás dinero sin prenda ni pre-
mio alguno, y quedando responsables a una devolución paulatina y en
pequeñas cantidades. 66

Predicó a los feligreses sobre la idea; consultó con el subdelega-


do de Tepeaca y con el intendente Flon; pidió aprobación de las
constituciones al gobierno eclesiástico de la diócesis; envió un ex-
pediente al virrey para tramitar la aprobación del rey, y solicitó a
Pío VI la concesión de indulgencias a la cofradía. Logró establecer
la asociación pía a principios de 1798.
Probablemente entre 60 y 70% de las cofradías indias era "de la
república": fundadas, seleccionados sus mayordomos o vigiladas sus
operaciones por el gobierno indio, en ocasiones con una cercana
relación para que actuaran como anexos de la república. Algunas
tenían mayor autonomía y funcionaban como colaboradores del ca-
bildo, pero en ambos casos, ocupaban una posición subordinada a
la república. La proliferación de hermandades pequeñas en un so-
lo poblado, que a veces eran entre cinco y nueve, en lugar de una o
dos grandes, posiblemente respondía no solamente al deseo de
honrar a un mayor número de santos o de disfrutar más comidas
comunales, sino a una estrategia por la cual ninguna llegaba a ma-
nejar demasiado dinero ni a tener excesiva injerencia en la vida fes-

Bergoza, 1984, passim. Inspección ocular, 1960, passim.


65

Guridi y Alcocer, 1984, pp. 81-82, 89-90, 103. Posiblemente algunas de las
66
cofradías en los pueblos de indios de Oaxaca también prestaban fondos a los habi-
tantes. Carmagnani, 1988, p. 141.
ESTRATEGIAS DE LOS GOBERNANTES INDIOS 475

tiva y política del pueblo, y así cada una detentaba menor poder
que el gobierno indio del lugar.
La mayoría de las cofradías de indios eran instituciones corpo-
rativas cuyos fondos y bienes manejaban los indígenas (a menudo
bajo la dirección del cabildo indígena) para obtener una ganancia.
Se podría decir que en muchos pueblos la cofradía era una organi-
zación mercantil con nombre religioso. Invertía sus fondos en acti-
vidades productivas y comerciales, usando una parte de las
ganancias para el culto religioso y otra para remunerar a los mayor-
domos y aumentar el capital. Así los indígenas podían participar co-
munalmente en actividades económicas a las que difícilmente
hubieran tenido acceso en forma individual. 67 Han sido considera-
das como "una cooperativa autogestora de ahorro, crédito, produc-
ción y comercialización". 68 Los indios participaban en la economía
regional por medio de instituciones (caja de comunidad y cofradía)
manejadas por el pueblo en su conjunto, como ha observado Horst
Pietschmann, "económicamente integrados ... conservando cierta
autonomía de acción, quizá por la relativa fuerza de sus institucio-
nes comunitarias" y, como ha advertido Marcelo Carmagnani: "Las
cofradías y hermandades, como las cajas de comunidad no son en-
tonces zonas de refugio de una etnicidad reprimida sino organiza-
ciones estrechamente vinculadas con la dinámica económica y
social territorial". 69 La ganancia se repartía en ceremonias religiosas
y ornamentos sacros, comidas y fiestas comunales, contribuciones al
fondo de la cofradía y retribuciones a los indios que participaban
en la empresa. Promover la producción y el comercio por parte de
una cofradía, permitía aumentar recursos y ganancias generados en

67 Dehouve, 1988, p. 100. Pietschmann, 1988, p. 74. Serrera, 1977, p. 371. El


que en algunos lugares la cofradía diera más dinero que la caja de comunidad pa-
ra las fiestas religiosas, nos sugiere un nuevo tema de investigación para analizar si
la república seguía predominando o si los mayordomos se apropiaban del poder.
Hasta ahora mi impresión es que en esos lugares la república mantenía su predo-
minio en el pueblo y probablemente supervisaba la operación de la cofradía; además,
donde había cofradías ricas había también cajas comunales prósperas (aunque, ba-
jo los reglamentos, con limitaciones en lo que podían gastar en las fiestas).
68 Pastor, 1987, p. 249.
69 Nos parece importante incluir a las cajas de comunidad junto con las cofra-

días, como organizaciones económicas relevantes, aunque estas últimas se dedicaban


en mayor grado a actividades comerciales. Pietschmann, 1988, p. 83. Carmagnani,
1988, p. 137. Dehouve, 1988, pp. 90, 96.
4 76 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

la economía regional sin desagregar la organización comunal del


pueblo.
Con el establecimiento de la Contaduría de Propios, Arbitrios y
Bienes de Comunidad en 1766, el gobierno empezó a mostrar ma-
yor interés en la administración de los bienes comunales de los pue-
blos de indios. El contador Gallarreta se alarmó al saber que los
cabildos indígenas habían permitido a las cofradías usar tierras de
comunidad para su ganado. Además, se daba cuenta de que "los go-
bernadores y repúblicas" habían transferido (y estaban transfirien-
do) tierra y ganado de la comunidad a las cofradías, por lo que
afirmaba que no había bienes comunales, cuando realmente lo que
pasaba era que existían milpas comunales y tierras de comunidad
arrendadas o utilizadas por las asociaciones pías. Algunas autorida-
des españolas observaban que no había fondos sobrantes en las ca-
jas de comunidad, pero sí los había en cambio en las arcas de las
cofradías, porque la república gastaba todo su ingreso anual y la
hermandad conservaba parte de la ganancia de sus inversiones. Un
informe de Etzatlán de 1770 mostraba que la república poseía el
fondo legal de una legua cuadrada y tierras arrendadas que genera-
ban un ingreso que rápidamente se gastaba. Por eso el alcalde mayor
concluía que no tenían "comunidades ni rentas [y] todo el cuidado
de éstos lo han puesto en el aumento de sus cofradías que cada
pueblo tiene la suya y las tienen bastante acaudaladas". Se informa-
ba que algunas cofradías en Etzatlán poseían más de mil reses, sin
contar "la caballada y mulas de recua que anda al trato". El alcalde
mayor sugería "que se les mande que de los bienes de las cofradías,
asignen algunos por fondos del común". 70 Los reglamentos de Huejot-
zingo, Jiquilpan, Tetepango y Tetela del Río ( 1773-1777) mostraban
a las otras repúblicas que el gobierno iba limitando las erogaciones
de las cajas comunales; era mejor salvaguardar el dinero y los bie-
nes en las cofradías, donde se podía gastar libremente en las fiestas

70 AGN, Bienes de Comunidad, vol. 7, ff. 46-47. Otro informe de Etzatlán en 1781
notificaba a Gallarreta que en ninguno de los seis pueblos había fondos de comu-
nidad "por haber gastado sus indios en todos los años los arrendamientos". Es im-
portante distinguir si realmente no tenían bienes y fondos de comunidad o si el
subdelegado opinaba que no los tenían, porque los habían gastado en su totalidad
sin guardar un sobrante, sin presentar cuentas y sin tener un arco de fierro para el
dinero. AGN, Bienes de Comunidad, vol. 2, f. 142; informe de las cofradías en Acatlán,
Puebla en Indios, vol. 84, f. 153.
ESTRATEGIAS DE LOS GOBERNANTES INDIOS 477

en la forma acostumbrada. En 1777, cuando Gallarreta ordenó a


los alcaldes mayores organizar las cajas de comunidad, también les
mandó averiguar

Si en esa jurisdicción hubiesen establecido las repúblicas algunas de es-


tas cofradías ... cuyos fondos suelen consistir regulannente en ganados...
sin licencia del superior gobierno y de autoridad propia, enajenándo-
se de mucha parte los bienes de comunidad que por su naturaleza son
inajenables.

Así en 1777 reafirmaba lo que había informado al virrey dos


años antes, que los fundadores de las cofradías eran "las repúbli-
cas".71 El alcalde mayor de Colima y los de Sayula y Miahuatlán en
1784 opinaban que se debían suprimir las cofradías y pasar el ganado
a las cajas de comunidad. En la subdelegación de Tequila se afirmó en
1790 que se estaban ocultando los bienes de sus cofradías como antes
habían escondido los bienes de comunidad. En 1791 los indios en
Cuquío, Guadalajara, estaban fundando nuevas cofradías, usando los
bienes de comunidad y utilizando tierras del fundo legal. 72
Durante estos años el contador Gallarreta insistía al virrey Buca-
reli que al no tener licencias, se debían abolir las cofradías. Ésta era la
política seguida en España, donde la legislación de 1770 y 1783 orde-
naba en la península ibérica "la extinción de cofradías erigidas sin
autoridad real ni eclesiástica" y sólo permitía subsistir a las restantes si
reformaban sus constituciones, quitando excesos. 73 Para 1789, cuan-
do el virrey Revilagigedo solicitó datos sobre las cofradías, la política
gubernamental sostenía que los bienes de las cofradías no eran "espi-
ritualizados" y por eso estaban bajo la autoridad civil, sujetos, por

71 AGN, Propios y Arbitrios, vol. 12, ff. 2-4, 174-175. Se repite la afirmación de que
las repúblicas estaban fundando cofradías en marzo de 1779. En Teococuilco,
Oxaca, se informó en 1777 que los indios ocultaban tierras comunes "y le dan el
onoroso título de pío". AGN, Historia, vol. 312, exp. 5, ff. 16-18.
72 Brooks, 1976, pp. 152-153. AGN, Bienes de Comunidad, vol. 2, f. 7; Cofradías y
Archicofradías, vol. 10, f. 99v. Taylor, 1985, p. 178.
73 Orden del Consejo, 10 de enero de 1770, extinción en Cataluña de las co-
fradías establecidas con sólo el decreto del ordinario eclesiástico. Resolución del
Consejo, 23 de junio de 1783. Nuvísima recopilación, 1846, vol. 5, pp. 299, 320. Se ha
indicado que Gallarreta (quien vino de España a México en 1772) estaba influido
por el pensamiento de Campomanes y Aranda en contra de las cofradías. Brooks,
1976, p. 146.
4 78 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

ejemplo, en el caso de cofradías de españoles, a la alcabala. No im-


portaba, entonces, si tenían licencia o no; de cualquier manera el go-
bierno podría intervenir. El 17 de agosto de 1791 se divulgó la real
cédula que prohibía cualquier reunión de las cofradías y juntas preli-
minares para formar nuevas asociaciones pías, sin la presencia de un
oficial real. Esta ley derogaba la legislación eclesiástica que requería
la presencia del sacerdote en las elecciones de los mayordomos y pro-
vocaba confrontaciones sobre el papel del subdelegado y del párroco
en las juntas de las hermandades.74
Los obispos y párrocos de Nueva España generalmente no cola-
boraban con los intentos de Gallarreta y de los virreyes para recabar
información sobre las cofradías. 75 En 1788 el obispo de Guadalajara,
fray Antonio de Alcalde, se quejó al rey del intento del primer inten-
dente Antonio de Villaurrutia para investigar las cofradías, basándo-
se en el artículo 31 de la Ordenanza de Intendentes que solamente
autorizaba indagaciones sobre los bienes de comunidad. Pidió que el
monarca dispensara "cualesquiera defecto que hubiese intervenido
en la fundación de las enunciadas cofradías y mandar subsistieran
con entera sujeción a la jurisdicción elesiástica y reglas de derecho
real". Consiguió una cédula real del 20 de julio de 1789 para detener
las indagaciones sobre las hermandades, ya que el documento orde-
naba al intendente informarle sobre el asunto, "sin innovar", hasta
que la resolución fuera dictaminada en España. En 1793 el virrey Re-
villagigedo recomendó aplicar los bienes de las cofradías de los pue-
blos de Colotlán a sus fondos comunes pero reconoció que no podía
hacerlo "por real cédula de Su Majestad para que nada se innovase
en los referidos bienes de cofradías de los curatos de aquella dióce-

74 El oficial real tenía que asistir a reuniones de todas las cofradías, tanto las de
indios como las de españoles. Real cédula del 8 de marzo de 1791, publicada por
bando en agosto. AGÑ, Bandos, vol. 16, f. 69. Brooks, 1976, pp. 152, 158, 188-197.
Taylor, 1996, pp. 310-311. El fiscal de Guadalajara en 1790, Ambrosio de Sagarzu-
rrieta, dijo que los bienes de las cofradías no eran bienes espiritualizados. Las au-
toridades gubernamentales de Guadalajara insinuaron que los sacerdotes
aprovecharon las cofradías de indios para enriquecerse y el tono de la disputa se
volvió anticlerical. AGN, Cofradías y Archicofradías, vol. 10, ff. 85-85v, 92-92v, 96v, 99v.
75 Gallarreta, en sus comunicados de 1777 y 1779, reconocía la posibilidad de resis-

tencia e instruía a los alcaldes mayores para que informaran sobre "cualquiera nove-
dad" que ocurriera "ya sea con los indios o con los curas", cuando recababan
información sobre las cajas de comunidad y las cofradías. AGN, Propios y Arbitrios, vol. 12,
f. 175, 31 de marzo de 1779. Brooks, 1976, pp. 150, 155, 156. AMA, 3, 1 (295); 3, 2 (310).
ESTRATEGIAS DE LOS GOBERNANTES INDIOS 479

sis" y que debido a ese mandato el expediente general que estaba


preparando sobre la materia estaba detenido. El "fraile calavera", co-
mo se llamaba con cariño al obispo Alcalde, había obstaculizado la
intervención gubernamental en las cofradías de Guadalajara, y pare-
ce que la cédula de 1789 quedó vigente hasta el final de la Colonia.76
Las cofradías aumentaron sus bienes precisamente durante el
periodo de 1765 a 1780, sea por compras o por donaciones. Por
ejemplo, en Calimaya, un análisis de las adquisiciones de tierras por
las asociaciones pías mostraba que 58% de las compras se concen-
traba precisamente durante ese periodo de 15 años: 22 compras
por cofradías fueron realizados entre 1765y1780y18 compras más
durante 1700 y 1800. También aumentaron en este periodo los tes-
tamentos de los indios que otorgaban tierras de repartimiento a las
cofradías del pueblo; entre 1765 y 1821 en Calimaya se hicieron 50
donaciones de tierras a las hermandades. 77 Estos hechos preocupa-
ron al contador Gallarreta al grado que prohibió explícitamente es-
tas transferencias de tierras. A partir de 1776 los reglamentos de
bienes de comunidad incluyeron entre sus artículos el mandato al
gobernador de devolver a los bienes de comunidad las tierras de re-
partimiento que se hubieran dedicado a "obra pía o capellanía"; en
1781 se ordenaba informar al virrey de dichas transferencias para
que él decidiera qué hacer. Igualmente, en los reglamentos interi-
nos expedidos en las intendencias a partir de 1791, se prohibía a la
república dar "los bienes comunes a cofradías ni obras pías". 78
En 1791 el intendente de Guadalajara,Jacobo Ugarte, informaba
que después de 1787 (fecha de comienzo de la vigencia de la Orde-
nanza de Intendentes) se unían más, tanto los fondos como el mane-

76 Serrera, 1977, pp. 353-354. Colección de acuerdos, 1868, vol. 2, pp. 328-329. Revi-

llagigedo, 1966, p. 107. El obispo de Michoacán, fray Antonio de San Miguel se que-
jó al virrey Revillagigedo acerca de "Gallarreta y los demás arbitristas que quieren
hacer mérito y fortuna con perjuicio y sobre la ruina del vasallo ... que [las cofradías]
hagan semejantes usurpaciones, serían pocas si las hubiesen, y él que las suponga,
debe citarlas para que se remedien, antes de declamar con injusticias contra estos
piadosos destinos." AGN, Historia, vol. 312, f. 47.
77 Loera, 1990, pp. 65-70. AHAM, Informe de Calimaya, Caja 1799.
78 Vázquez, 1940, pp. 336-342, reglamento de Apasco, 1776. AMA, suplemento

de Huayacocotla. AMA, exp. 720, 30 de julio de 1781. AGN, Propios y Arbitrios, vol. 34,
reglamentos interinos de Michoacán. Colección de acuerdos, 1868, vol. 2, pp. 307-
324, reglamentos de cuatro pueblos de Lagos 1792 y de Tala, 1796. Reglamento de
Texcoco, Molina Ruiz, 1983, p. 32.
480 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

jo de las cofradías y las cajas de comunidad; parece que esto también


ocurría en Tlapa, intendencia de Puebla. En Oaxaca el intendente
notaba que los gobernadores de los pueblos vendían en los tianguis
tanto los cultivos de la milpa común, como los de las cofradías.79
En Ecatepec aparecieron dos nuevas obras pías empezadas en
1771, aunque no registradas en la visita pastoral de 1776. Cuando el
arzobispo de México regresó a Ecatepec en 1791, advirtió la exis-
tencia de la obra pía intitulada San Cristóbal, santo patrón de lapa-
rroquia, sin precisar el origen de las tierras que le pertenecían. Sin
embargo, los datos proporcionados en la visita pastoral hacían eviden-
te que se trataba de una "cofradía de república'', una entidad creada y
manejada por el cabildo indio. El ingreso provenía de la raspa de ma-
gueyes y el maíz, además del producto de la pesca en la laguna. Lo
curioso era que no se mencionaban limosnas, cofrades, ni mayordo-
mos, solamente que "llevan la cuenta y razón los gobernadores'',
quienes retenían una de las tres llaves del arca (las otras dos queda-
ban en manos del sacerdote y del fiscal de la iglesia). Las tierras en
nombre de la obra pía eran considerables, ya que producían entre
200 y 300 pesos al año, mismos que se gastaban casi en su totalidad.
En 1791 había 11 O pesos en el arca. Los gastos eran mencionados de
una manera ambigua: no aludían a la fiesta del santo patrón (esto era
cubierto por la caja de comunidad) sino "la fábrica espiritual y mate-
rial de la parroquia". El arzobispo recomendaba que la obra pía con-
tinuara "dando cuentas anuales los gobernadores al cura". Debido a
que la organización denominada "obra pía" estaba manejada por la
república, probablemente los terrenos provenían de las tierras de co-
munidad. Entregados a la obra pía de república, los gobernantes in-
dios podían gastar todo el producto en las fiestas conforme a la
manera en que anteriormente se hacía con los fondos de comuni-
dad, antes de la fiscalización de los contadores. Conscientes de los re-
glamentos que estaban vigentes en otras subdelegaciones, era
aconsejable contar con una fuente alternativa de ingresos y tener li-
bertad para gastar los fondos de acuerdo con los criterios del pueblo
y no de los contadores; la obra pía cumplía con estas necesidades.
Ecatepec tenía otra obra pía, la del barrio de San Juan, señalada por

79 Taylor, 1996, p. 308. Dehouve, 1988, p. 95. Cannagnani, 1988, p. 156. Ejem-
plo de confusión de bienes de comunidad y de cofradía en San Juan de los Llanos.
INAH, Centro de Documentación. Archivo judicial de Puebla, rollo 47, exp. 1, 1794.
ESTRATEGIAS DE LOS GOBERNANTES INDIOS 481

el arzobispo en 1791. Sus magueyes estaban a cargo de "los llamados


merinos del barrio de San Juan que son oficiales de república". El
prelado mandó que los merinos avisaran al párroco de los productos
y gastos, poniendo el sobrante en el arca, "para que en lo sucesivo ha-
ya alguna formalidad". Posiblemente otros pueblos fundaron obras
pías de república que no se registraron en las visitas pastorales, como
de hecho no se hizo en la visita anterior de 1776. 8º
En el pueblo de Coyuca, subdelegación de Acapulco, se fundó
una cofradía con tierras y ganado de comunidad, que no sólo finan-
ciaba las celebraciones religiosas sino que pagaba el salario del maes-
tro de escuela. Operaba bajo la dirección de la república y realizaba
actividades que correspondían generalmente al gobierno indio.
Cuando se hizo el reglamento interino, Coyuca únicamente aportaba
el real y medio por tributario, y según el subdelegado, en contra de
lo ordenado guardaba aparte el producto del ganado de comunidad
que usaba para las funciones de iglesia. Por medio de la cofradía de
república y de no declarar sus ganados de comunidad, Coyuca apare-
cía frente a los contadores como un pueblo casi sin fondos de comu-
nidad, cuando en realidad poseía una gran riqueza ganadera y
territorial que manejaba apartada de las cajas de comunidad.81
Durante las visitas pastorales realizadas por el arzobispo Alonso
Nuñez de Haro y Peralta de 1774 a 1796 se ordenó eliminar los gas-
tos para juegos pirotécnicos y comidas que las cofradías, tanto de
españoles como de indios, acostumbraban financiar. Ni unas ni
otras prestaron mucha atención a estas prohibiciones. En Tlalma-
nalco se admitía, en referencia a una cofradía de españoles, "no hay
forma que se contengan en gastos de cohetes, y otros inútiles" y
acerca de otra hermandad de naturales, se reclamaba "aquellos gas-
tos inútiles hechos contra lo prevenido tantas veces en los autos de

8o AHAM, Libro de Visita, vol. 18, ff. 1776; vol. 27, ff. 1-10, 1791. En 1807 el regla-
mento interino de Ecatepec presentaba un ingreso de 168 pesos: 94 de la milpa co-
mún; 54 del arrendamiento de pastos de cinco caballerías de tierra y 20 del real y
medio. Se autorizaba gastar 10 pesos en la fiesta titular, 10 en Corpus Christi y 78
en el pago al maestro de escuela. Los gastos representaban 585 del ingreso. Asu-
miendo que la obra pía existía en 1807 se podría considerar como ingreso para la
república 250 pesos adicionales que se usaban para el gasto. Así el ingreso total pa-
ra la república hubiera sido 418 pesos y el gasto total 348 pesos u 83 del ingreso to-
tal, con una baja en el sobrante que era de 17% (en vez de 58 por ciento).
81 AGN, Indios, vol. 76, ff. 119-125.
482 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

visita". 82 Asimismo, se encontraron cofradías con balances financie-


ros desfavorables en agrupaciones de españoles y de indios, aunque
con más frecuencia en estas últimas; sin embargo, se afirmaba que
"esto es casi general en las cofradías de indios". 83 El arzobispo no
anotaba la existencia de tantas cofradías como se reportaban en
Oaxaca en 1804. Generalmente en los pueblos había de una a tres
cofradías de indios, mientras en Oaxaca era frecuente encontrar
cuatro o más. En el arzobispado el número era menor, pero quizás
eran un poco más ricas. Así se parecían más a las corporaciones pías
de la diócesis de Guadalajara, aunque las de México tenían mayor
variedad en sus bienes y no sólo ganado y capitales como en Nueva
Galicia. En el altiplano central las cofradías poseían tierras arrenda-
das, capitales en préstamos, magueyeras, milpas, embarcaderos,
huertas, ganado mayor y menor. Posiblemente el arzobispo sólo re-
gistraba cofradías formalmente constituidas, en contacto con los
párrocos y no las agrupaciones que operaban, como en Oaxaca,
con bastante independencia de los clérigos.
El arzobispo extinguía las cofradías muy pobres o mal organiza-
das, tanto de españoles como de indios. A veces en una visita poste-
rior encontraba que seguía vigente una asociación que se había
suprimido, debido a la "devoción de la gente". En otras ocasiones la
república solicitaba restablecer la cofradía india que se había unido
a una cofradía de españoles, petición que era negada. 84 En muchos
lugares el arzobispo suprimía una cofradía de indios e inmediata-
mente la restablecía con el nombre de "obra pía'', explicando que
bajo este nombre podría seguir funcionando sin tener que someter-
se a las leyes que requería la licencia real según la cédula del 18 de
septiembre de 1776. Refiriéndose a una de las cofradías de indíge-
nas en el real de Pachuca, el arzobispo señalaba:

82 AHAM, Libro de Visita, vol. 29, f. 115, 1793; vol. 32, f. 6v, 1803. Otras referen-
cias, entre muchas, a prohibiciones de excesivos gastos en Libro de Visita, vol. 18,
s.f., 1771; vol. 22, f. 43, 1780; vol. 24, ff. 29, 66v, 1783; vol. 32, f. 6v, 1803.
83 AHAM, Libro de Visita, vol. 30, ff. 19-21, 1794. Cofradías de españoles y mula-
tos con déficit, vol. 21, f. 129v, 1780; de españoles con déficit, vol. 24, ff. 65-67,
1783.
84 Cofradías extinguidas que seguían vigentes en Cuautla, Zempoala, Ozumba

y Tlacotepec. AHAM, Libro de Visita, vol. 21, f. 131, 1780; vol. 26, f. 58, 1790: vol. 29, f.
70v, 1793;vol.30,f. 125, 1795.
ESTRATEGIAS DE LOS GOBERNANTES INDIOS 483

Atendiendo a que no puede subsistir hermandad ni cofradía sin que


obtenga la Real Aprobación y a que ésta no tiene fondo para solicitar-
la, la debemos extinguir y la extinguimos enteramente y mandamos
de que aquí en adelante no se llama hermandad de Jesús Nazareno
pero queremos y mandamos que subsista en calidad de obra pía, deca-
nía, mayordomía de Jesús Nazareno. 85

La cofradía de indios "extinguida" no siempre era pobre, y a ve-


ces era el gobernador de la república quien explícitamente pedía al
arzobispo rebajar la asociación a "obra pía y mayordomía". Esta prác-
tica de extinguir y en seguida erigir como obra pía fue utilizada entre
1780 y 1795 en el arzobispado de México en lugares como Cuautla,
San Miguel (Cardona!), Actopan, Achichipico, Temamatla, Zempoa-
la, Ozumba, Mexicalcingo, Tlacotepec, Calimaya, Toltepec, San An-
drés y San Cristóbal (cerca de Toluca) y Zinacantepec, entre otros. 86
Debido a este hecho y a la incógnita de si se incluían obras pías en el
término de "cofradía", se hace dificil interpretar las cifras dadas por
el arzobispo al virrey en 1794, referidas a la supresión de 500 cofra-
días, quedando en existencia unas 450. El prelado comentó que mu-
chas de las asociaciones pías de los indios se regían en manera
autónoma, fuera de cualquier control y regla, con pocos fondos. En
1805 el Consulado registró 136 cofradías y obras pías en el arzobispa-
do. Sin embargo las visitas pastorales de 1790 a 1795 informaron so-
bre la existencia de un número mayor en varios de los curatos
señalados en 1805. En Oaxaca había 112 cofradías y hermandades en
la jurisdicción de Miahuatlán en 1776 y en 1790 se reportaron 58; sin
embargo los informes de los párrocos en 1803 dieron los nombres de
114 obras pías, hermandades y cofradías en esa subdelegación. El in-
tendente de Oaxaca opinaba en 1791 que el intento de reducir el nú-
mero de hermandades impulsado por el obispo Ortigoza no había
tenido éxito. En ese mismo año se informó sobre 121 cofradías en el
obispado de Guadalajara, pero en 1804 el obispo Cabañas dijo que
había 403. En la esfera local también existían problemas en las esta-
dísticas. En Michoacán la nomenclatura utilizada podría explicar la

ss AHAM, Liúro de Visita, vol. 27, f. 20, 1791.


86 AHAM, Liúro de Visita, vol. 22, f. 95, 1780; vol. 22, ff. 35v-36, 1780; vol. 24, f. 67,
1783;vol. 29,ff. 70, 176, 1792, 1794; vol. 30, ff. 96, 98, 122v, 127, 140, 1795. Como "obra
pía" y no cofradía oficialmente aprobada, los bienes y las cuentas probablemente esta-
ban a salvo de la fiscalización del gobierno y la aprobación del rey no era necesaria.
484 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

diferencia en las cifras. Por ejemplo, el comisionado gubernamental


anotaba en 1790 que había una cofradía en Cuinceo y una en Tirín-
daro mientras que al año siguiente el párroco informó que no había
ninguna cofradía en esos poblados, únicamente "ciertas convencio-
nes voluntarias" que contribuían al culto y para las obvenciones pa-
rroquiales. Con estos criterios diferentes, dos cofradías con 207 reses
y 135 caballos quedaban incluidas en la estadística de 1790 y exclui-
das en la de 1791.87
Cuando éstas tenían suficiente caudal, Núñez de Haro les reco-
mendaba ponerse en contacto con un agente de Madrid y tramitar la
aprobación real. Entre las cofradías prósperas de indios que recibie-
ron este mandato figura la del Santísimo, en Temamatla, Chalco, la
cual fue amonestada para que no dejara sus cuentas "en papeles suel-
tos como hasta ahora lo han hecho con tal confusión que no es fácil
averiguar el cargo y data". 88 Los párrocos y el arzobispo conocían los
estados financieros en forma escueta, y en muchos casos probable-
mente tenían poco contacto con el manejo de las hermandades de
indígenas. Esta situación era evidente en el obispado de Guadalajara
donde los sacerdotes no tenían acceso a las cuentas de las cofradías
ni había arca para conservar los fondos, como ocurría en Guachinan-
go. El obispo Cabañas anotaba que "los naturales de Xomulco tienen
bienes que titulan de cofradía y que los manejan por sí solos con total
independencia del vicario". Esto ocurría también en Ahualulco, Zapo-
titlán, Tequepespan y Analco, un barrio de Guadalajara. 89 Igual que
en Oaxaca, Michoacán y Guadalajara, algunas cofradías del arzobispa-
do poseían cuantiosos patrimonios: 1 000 ovejas en Misqueahuala y
en Calpulalpan; 1 500 pesos prestados a réditos en Tulantongo, 3 000
pesos en Tacuba, magueyes que producían 500 pesos y un embarca-
dero en Mixquic.90

87 Gruzinski, 1985, p. 177. "Noticias de Nueva España en 1805", 1973, pp. 184-
192. Serrera, 1977, pp. 357-358. Lavrin, 1990, p. 249, nota 46. Carmagnani, 1988,
apéndice l. Bergoza, 1984, pp. 110-140. Inspección ocular, 1960, pp. 45, 51. Terán,
1995, pp. 292-293.
88 AHAM, Libro de Visita, vol. 29, f. 61, 1793. También el arzobispo recomendó
que la cofradía de indios de Tezontepec, Pachuca, solicitara la aprobación real;
vol. 18, 1776.
89 Cabañas, 1804, cuaderno 3, ff. 239, 259v, 270, 314; cuaderno 4, ff. 162, 199v.
90 AHAM, Libro de Visita, vol. 18, 1771; vol. 21, f. 210; vol. 23, f. 91; vol. 24, ff. 70,

178; vol. 29, f. 23; vol. 30, f. 32.


ESTRATEGIAS DE LOS GOBERNANTES INDIOS 485

En ocasiones los sacerdotes estaban en deuda con los indios, co-


mo el vicario de San Lorenzo, Yahualica, que debía al gobernador y a
los indígenas 100 pesos; o el sacerdote de Huaynamota, cerca de Te-
pic, que debía la misma cantidad a la cofradía. Parece que era común
que los clérigos encontraran en los pueblos a indios acaudalados que
eran fuentes de préstamos, tanto así que en el diccionario escrito por
el padre Leonardo Levanto en 1725 y utilizado en forma de manuscri-
to durante el resto del siglo, se incluían en la sección "Algunas pláticas
y conversaciones comunes en la lengua zapoteca del valle", frases úti-
les para los sacerdotes, entre ellas la siguiente, redactada en zapoteco
y cuya traducción es: "¿Me puedes prestar cien pesos?'', cantidad nada
despreciable, ya que representaba el salario anual de un preceptor de
escuela. La importancia económica y política de dos grupos indios,
los oficiales de república y los comerciantes indígenas, aumentó du-
rante el siglo XVIII y fue reconocida por las autoridades eclesiásticas.
Por eso se incluían dos nuevos apartados en el Confesionario zapoteco,
en la sección referente al séptimo mandamiento, dirigidos precisa-
mente, "Para Oficiales de República" y "Para Mercaderes y Tratantes".
El sacerdote les preguntaba en zapoteco sobre la honradez en el ma-
nejo del dinero y la imparcialidad en la impartición de lajusticia.91
Aunque en 1775 el contador Gallarreta propuso a Bucareli supri-
mir las cofradías de indios que no tuvieran licencias y pasar sus bienes
a las cajas de comunidad, el virrey no lo llevó a efecto. Para 1780 el
contador modificó su proposición inicial: por una parte se investigarían
casos específicos de hermandades ilegales y por la otra se empezaría
a cobrar renta a las cofradías por el uso de las tierras comunales. 92
A partir de 1790, varias cofradías de la subdelegación de Huetamo
tuvieron que entregar renta a las cajas de comunidad por el uso de tie-
rras comunales: Marzan, Conguripo, Tlapechuala y Coyuca. Durante

91 AHAM, Liúro de Visita, vol. 27, f. l 46v, 1790. Cabañas, 1804, cuaderno 3, f. 41.
Levanto, 1725, pp. 191-193. Versión en manuscrito del padre Juan Torralba, Peta-
pa, Oaxaca, 1800. Para los oficiales de república había 12 preguntas del confesio-
nario sobre la conducta y la conciencia de los gobernantes zapotecos. Se referían
a: administración de justicia; dirección de trabajos comunales y obras públicas;
conservación del orden en el pueblo; manejo de dinero y colectas; castigos a los
culpables; pago a ministros de la iglesia.
92 AGN, Propios y Arbitrios, vol. 5, ff. 166-166v, 27 de junio de 1780. Hipólito Vi-
Uarroel en 1785 se quejó del manejo que los sacerdotes hacían de las cofradías y
recomendó incorporar los bienes de las asociaciones pías a los de los bienes de co-
munidad. Villarroel, 1979, pp. 55-60.
486 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

la década de los noventa los intendentes de Guanajuato, Michoacán y


Yucatán lograron dictámenes legales que suprimían algunas cofradías,
como en San Francisco Pénjamo donde a pesar de que los indios de-
cían "haber sido fundada por sus antecesores", se declaraba en 1797
que las tierras pertenecían a la caja de comunidad. En Tacámbaro, Mi-
choacán, el rancho llamado Caracha, de la cofradía de La Concepción,
fue entregado a los bienes de comunidad, y su arrendamiento de 130
pesos, que antes se gastaba en fiestas religiosas, pasó íntegro a la caja
comunal y luego a la tesorería real, sin permitir ninguna erogación de
estos fondos en el pueblo. Después de una investigación que duró tres
años, los 50 pesos de ingreso del hospital de Huandacareo pasaron a
las cajas comunales del pueblo, con el permiso de usar parte para la
fiesta titular y Corpus Christi. La decisión se basaba en la argumenta-
ción del fiscal Ambrosio de Sagarzurrieta (antes fiscal en Guadalajara
de 1786 a 1792) y en la de la Junta Superior de Real Hacienda por el
hecho de que no había "constancia de erección de tal hospital ... ni de
gasto alguno de curación de enfermos" y más bien "cohetes y excesivas
comidas y bebidas que se administran a todos los indios". Los regla-
mentos interinos para todos los pueblos de Yucatán ordenaban "a los
subdelegados para que soliciten y descubran cosas que pertenezcan al
común de indios... los sitios, ranchos ... que con título actual de cofra-
días pueden estar confundidos de la naturaleza de sus fundaciones". 93
En 1805 el párroco de Guelavia, cerca de Oaxaca, informó al alcalde
mayor de su sospecha de que los ganados con nombre de cofradía, ad-
ministrados por la república, podrían haber pertenecido "en otro
tiempo al común". Pero al ver que se invertía bastante en la construc-
ción de la iglesia y que "estos pobres de San Juan Guelavia son buena
gente, pues no habiendo tenido quién les vaya a la mano se han por-
tado con mayor honradez y moderación", parece que no exigieron el
regreso de los bienes al control de la caja de comunidad.94

93 AGN, Indios, vol. 83, f. 162v; Ayuntamientos, vol. 181, exp. 13; Propios y Arbitrios,

vol. 23, ff. 193-207; Consolidación, vol. 10, f. 423v. Inspección ocular, 1960, p. 106. Al
final del siglo XVIII la encuesta de los bienes de comunidad y de las cofradías lleva-
da a cabo en la parte central de Michoacán mostró que: 10% de los pueblos tenían
cajas comunales y cofradías con ingresos de igual cantidad; en 60% de los pueblos
había mayor ingreso en la caja de comunidad que en las cofradías, y 30% de los
poblados tenían asociaciones pías con mayor riqueza que las cajas comunales. Ins-
pección ocular, 1960, passim.
94 Bergoza, 1984, p. 286.
ESTRATEGIAS DE LOS GOBERNANTES INDIOS 487

Los reglamentos de la intendencia de México, redactados entre


1806 y 1809, presentaban instancias de la transferencia de bienes
de cofradías a la jurisdicción de las cajas comunales. Se decidió que
las tierras de la cofradía en Alahuistlan, Zacualpan, pertenecían a
los bienes comunitarios; que el arrendamiento de 600 pesos del
monte de Teteja, en Tetela del Volcán (Cuautla), usado íntegra-
mente para funciones de iglesia, tendría que entregarse a la caja para
aplicar solamente 110 pesos a tres fiestas y los 490 restantes queda-
rían como sobrante para pasar luego a las cajas reales; igualmente
en Tepozotlán se declaraba que el rancho de Cheltla no era de la
cofradía porque "presumiese que la adquisición se hacía del mismo
común", tampoco era de indios particulares, y los 100 pesos de
arrendamiento quedarían "unidos a los fondos de comunidad",
con la autorización de usar 96 pesos para las tres fiestas principales;
en Atengo (Tetepango) la hermandad no podía mostrar "constan-
cia jurídica de la erección" y por eso el producto de las ovejas sólo
podría utilizarse para la fiesta titular, "entrándose el sobrante que
resulte en arcas para su remisión a la tesorería real de esta provin-
cia"; 12 ranchos con el nombre de cofradías en Asuchitlan (Tetela
del Río) al no tener constancia, se declaraban bienes comunes; en
Ixtapa (Temascaltepec) el reglamento indicaba:

Los 40 pesos de renta tienen cedidos para el culto divino pero aunque
el objeto es tan piadoso y santo, deben estar advertidos que no tienen
facultad para donar los bienes de la comunidad y que está expresamen-
te prohibido por ley, por lo cual deben estimarse como tales bienes de
comunidad.

Ordenaba dar una parte para el maestro de escuela, "señalando


con preferencia", y concedía el resto para gastos de la parroquia.
También en Malinalco había tierras que estaban "beneficiando los
oficiales de república" para gastos de la parroquia y públicos; éstas
se debían administrar por los bienes de comunidad. Uno de los
pueblos de Xalacingo, Veracruz, contrató en 1797 al abogado Fran-
cisco Primo de Verdad para oponerse al intento del subdelegado de
"gravarlos en que contribuyan por las tierras de las cofradías que
cultivan, diciendo ser para las arcas de comunidad el producto". 95

95 Taylor, 1996, p. 311. AGN, Indios, vol. 74, f. 53; vol. 78, ff. 52, 94, vol. 79, ff.
488 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

Para principios del siglo XIX el gobierno de la intendencia de


México, aunque insistía en recuperar bienes de cofradías para las
cajas de comunidad, a veces permitía que las repúblicas siguieran
usando parte del dinero recuperado para las funciones religiosas.
Parece que lo que importaba era establecer el precedente legal de
que la caja comunal era dueña de las tierras y que la contaduría te-
nía derecho para ordenar la manera en que se podrían gastar los
fondos. El forcejeo entre república y contadores se realizaba en tor-
no a la legalidad de las cofradías de república para manejar los bie-
nes sin la intervención del gobierno y, en segundo término, sin la
intromisión de los sacerdotes. La ventaja de conservar las herman-
dades era que los indios podrían gastar los fondos según su propio
criterio y usar todo lo que quisieran, mientras que si los bienes pa-
saban a la caja de comunidad, aunque la república teóricamente
era más rica, de hecho no podría usar el dinero libremente, sino
que debería sujetarse a los reglamentos, mismos que limitaban o
prohibían las erogaciones religiosas acostumbradas y asignaban el
dinero sobrante del pueblo a las arcas reales.
Parece que en la intendencia de México, por lo menos, la política
de incorporar los bienes de cofradías a la caja de comunidad cambió
a mediados de 1808. Después de tres años de litigio los pueblos de la
subdelegación de Acapulco hacían valer su opinión de que sus cofra-
días debían subsistir y que ellos solicitarían la licencia del rey. Los
contadores habían argumentado dos razones en contra. En primer
lugar, los indios y los sacerdotes habían fundado las obras pías (alre-
dedor de 1770) con tierras de comunidad. Llamaban a estos terrenos
"ranchos de cofradía", pero en Tecuanapa no se cuidaba en la no-
menclatura y se seguía diciendo "rancho de comunidad".

A el [rancho] de Techuianapa se le da el nombre de rancho de co-


munidad porque no tuvieron en tiempo oportuno la precaución de
darle el nombre de cofradía, así como de Texaca, Cocaguatepec, Tex-
lancingo y Coyuca ... donde sólo ellos y los curas se entienden con sus
ranchos.

159, 181, 209. Investigaciones sobre si las rentas recibidas por las repúblicas de Te-
mascaltepec, 1806, y Actopan, 1807, y utilizadas para las parroquias debían incor-
porarse como bienes de comunidad. AGN, Tierras, vol. 3048, exp. 5; Civil, vol. 2342,
legajo 42 , exp. 9; Subde/,egados, vol. 24, ff. 4-12, 1797.
ESTRATEGIAS DE LOS GOBERNANTES INDIOS 489

En segundo lugar, al no tener licencias reales, según la ley de


1783 se debían abolir y sus fondos aplicarse según dicha ley a "mon-
tes píos y acopios de materiales para las artes y oficios". Además, su-
gerían que otra manera de utilizar los bienes de las hermandades
sería entregarlos a la Consolidación. Los contadores se referían tam-
bién a la "mala versación de un indio gobernador" que manejaba las
dos cofradías de Coyuca y la "ineptitud genial" de los indígenas pa-
ra gestionar la aprobación real. 96
Sin embargo, el protector de naturales Francisco de Robledo
declaraba que "el desarreglo de los indios en su manejo no consta y
antes bien parece haber logrado notables crecimientos": poseían
1 221 cabezas de ganado mayor y 1154 pesos en efectivo. Sugería
que en sus constituciones, que serían elaboradas por el subdelegado
y los curas, se seguiría la práctica de pagar a los maestros de escuela
con dinero de la cofradía y se añadiría provisión para ayudar a los
enfermos y muertos. Advertía al gobierno virreinal que si se incor-
poraban los bienes de cofradías a los bienes de comunidad, los in-
dios lo considerarían "novedad que como opuesta a la voluntad
piadosa y arreglada de los naturales en este asunto, puede traer
muy malas consecuencias y acaso demérito o total pérdida de los
bienes". El 7 de julio de 1808, lajunta Superior de Real Hacienda
decidió que las cofradías y obras pías de los pueblos de Acapulco
"deberán continuar bajo el pie en que se hallan", pero se debía
considerar a los bienes como profanos

96 AGN, Indios, vol., 73, ff. 148-190, 200-251. En 1805 las autoridades de la in-
tendencia de México dijeron que las repúblicas de indios manejaban por sí solas
los ranchos y realmente eran de los bienes de comunidad. "En unas jurisdicciones
sostienen los indios que los ganados no son de comunidad sino cofradías y obras
pías y se suscitan expedientes para averiguar este punto y no se consigue". AGN,
Reales Cédul,as Originales, vol. 231, exp. 98, f. 183. El subdelegado alegaba que en la
jurisdicción, "todos los ranchos comunes de los pueblos de indios de ella a excep-
ción de uno, corrían con el nombre de cofradías u obras pías con que los habían
nominado los curas y los indios para disponer de ellos y sus productos por sí solos".
No había "constancia ninguna de que dichos ranchos pertenecen ni a cofradías ni
a obras pías, sino comunes de los pueblos". AGN, Indios, vol. 73, f. 236. El protector
de naturales, Robledo, reconoció que con o sin licencia los bienes de las cofradías
eran bienes profanos, f. 246. Al permitir que continuaran funcionando las cofradí-
as, las cajas de comunidad de los seis pueblos de Acapulco quedaban con un ingre-
so total de sólo 105 pesos, todo del real y medio, y perdió (junto con las cajas reales
que hubieran quedado con el sobrante) alrededor de 300 pesos, que era el ingreso
(calculado) de las cofradías.
490 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

correspondiendo siempre el conocimiento en todo lo relativo a ellos


sobre cuentas, en lo económico y judicial, a los jueces seculares, sien-
do sólo propio de los eclesiásticos el cuidado del cumplimiento de los
objetivos espirituales y piadosos.

El intento del gobierno de incorporar los bienes de las cofradías


a los bienes de comunidad encontró la oposición de la Iglesia y de
los indios. Al mismo tiempo la intención de algunos obispos y sacer-
dotes de controlar las cofradías no fue aceptada por el Estado ni
por los indígenas. Las repúblicas aprovecharon el forcejeo entre
Iglesia y Estado para conservar el papel del gobierno local indígena
como dirigente de la mayoría de las cofradías en los pueblos. El au-
mento de la participación de las cofradías en el financimiento de
las fiestas al final del siglo XVIII se debía, a nuestro parecer, a una es-
trategia de los gobernantes indígenas para responder a la limitación
del gobierno en el uso de fondos comunales para celebraciones. La
respuesta era la "cofradía de república'', subordinada al cabildo in-
dio. Este tipo de cofradía existía en muchos pueblos de los obispa-
dos de Guadalajara, Oaxaca, Yucatán y México, y posiblemente en
Puebla y Michoacán. El objetivo de dichas asociaciones era obtener
una ganancia para poder costear las fiestas del pueblo y al mismo
tiempo conservar su patrimonio que, en muchos casos, había sido
de los bienes de comunidad, pero que fue transferido a la cofradía
para escapar de la fiscalización del gobierno.

EL PUEBLO LITIGANTE

Durante la Colonia el pueblo de indios, además de ser una división te-


rritorial y una entidad administrativa, "tenía una personalidad jurídi-
ca reconocida por la ley".97 Por eso el cabildo indígena (la república)
podía representar legalmente a los indígenas frente al Estado, a la
Iglesia y a los grupos e individuos de la sociedad.
A causa de su condición como neófitos, los indios estaban exen-
tos del Tribunal de la Inquisición. A causa de la diferencia percibi-
da por los juristas españoles en el nivel cultural y material de los

97 Silvestre Moreno Cora, Tratado del juicio de amparo conforme a las sentencias de
los tribunales federales, 1902, citado en Meyer, 1973, p. 163.
ESTRATEGIAS DE LOS GOBERNANTES INDIOS 491

indígenas, éstos se equiparaban con una categoría especial de espa-


ñoles, la de los miserables o rústicos, quienes recibían la protección
del rey. Se estableció un tribunal, el Juzgado General de Indios, que
empezó a funcionar entre 1591y1593, separado de la Audiencia,
para tratar los casos civiles, criminales y administrativos que involu-
craban a los indígenas. 98 El juez del tribunal era el virrey y a fines
del siglo XVIII el asesor legal del virrey ejercía las facultades jurídi-
cas, con el consejo del fiscal de lo Civil, el fiscal de Real Hacienda y,
en particular, del protector de indios. 99 Este puesto de protector fue
creado por la real cédula del 11 de marzo de 1781 con el fin de ayudar
a los indios en los juicios y perseguir legalmente a quienes cometie-
ran injusticias contra ellos. El fiscal de lo Criminal de la Audiencia
desempeñaba al mismo tiempo el puesto de protector de indios. El
primer protector, Ramón de Posada, sirvió de 1784 a 1792, y otros
destacados protectores fueron Ambrosio Sagarzurrieta, de 1798 a
1803 y Francisco de Robledo, de 1804 a 1810. 10º
El financiamiento del Juzgado de Indios provenía de los tributa-
rios que contribuían anualmente con el "medio real de ministros",
para los salarios de los dos agentes solicitadores, generalmente bi-
lingües en náhuatl y español, quienes preparaban sin costo los es-
critos iniciales de los indígenas; el procurador, que llevaba el litigio
en el Juzgado, y varios empleados, como el intérprete, escribanos,
porteros, etc. 101 A veces las repúblicas contrataban directamente a

98 Borah, 1983, pp. 80-81. El ex alcalde mayor Hipólito Villarroel proponía ex-

tinguir el Juzgado de Indios y hacer a los indígenas sujetos a la Inquisición porque


antes eran "plantas tiernas" que necesitaban protección pero que a finales del siglo
XVIII eran "árboles fuertes [con] vicios y maldades" que requerían tratamiento más
exigente. Villarroel, 1979, p. 57.
99 AGN, Indios, vol. 90, f. 347. El asesor del Juzgado General de Indios de 1793 a
1806 fue el licenciado Félix Diez de Quejada y Ovejero. Arnold, 1980, pp. 80, 130,
236, 248. La palabra "miserable" en este caso no era un término descriptivo, sino
legal. Borah, 1983, pp. 80-83, 250. Miranda, 1972, pp. 45-47. Solórzano y Pereira,
en el siglo XVII dijo que era un término político-jurídico. "Miserables: personas se
reputan y toman a todos aquéllos de quien naturalmente nos compadecemos por
su estado, calidad y trabajo", en Lira, 1995, p. 778. Hipólito Villarroel en 1787 criti-
caba el hecho de que el asesor del virrey en el Juzgado de Indios no tuviera expe-
riencia práctica con los indios y sugería que fuera requisito haber sido alcalde
mayor en un distrito durante diez años para poder ocupar el puesto de asesor. Vi-
llarroel, 1979, p. 87.
100 Beleña, 1981, vol. 1, tercera paginación, p.198. Arnold, 1980, pp. 130, 236, 248.
101 Basado en los expedientes de varios ramos del Archivo General de la Na-
492 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

abogados como sus apoderados, en vez de usar a los agentes solici-


tadores. Entre los apoderados de los pueblos de indios había dos
abogados que participaron en el movimiento de la insurgencia: el
licenciado Francisco Primo de Verdad y Ramos (Zimapán, 1792; To-
luca, 1797; Atzala, Veracruz, 1797) y el licenciado Manuel María Mi-
miaga (Mixitlán, Oaxaca, 1801).102
Los litigios más numerosos tenían que ver con las tierras comu-
nales de los pueblos. Los 3 672 de volúmenes de documentos en el
ramo de Tierras, en el Archivo General de la Nación dejaron cons-
tancia sobre la frecuencia de los pleitos legales referentes a la pro-
piedad durante la Colonia. Además, en los últimos decenios del
siglo XVIII el número de litigios de los pueblos de indios referentes a
la tenencia de la tierra aumentó. Sin embargo, parece que durante
este mismo tiempo, también se incrementó el número de disputas
sobre terrenos en el resto de la sociedad. 103 Aunque se sugiere que
no había una proporción mucho más alta de litigios de las repúblicas

ción se percata de que en este periodo el procurador más destacado del Juzgado
General de Indios era Anselmo Rodríguez Balda, 1783-1817. Los agentes solicita-
dores más prominentes eran José María de Arellano, 1792-1804,José Manuel Va-
llarta, 1792-1808 y Joaquín Pérez Gavilán, 1805-1820. Arnold, 1980, pp. 19, 214,
238, 280. En una carta de un miembro de la sociedad secreta insurgente, Los Gua-
dalupes, se mencionaba a un "Joaquín Gavilán" que vivía en Tacuba, como "un
buen patriota nuestro". Guedea, 1992, p. 254. Posiblemente esta frase se refería al
solicitador Joaquín Pérez Gavilán.
102 Borah, 1983, pp. 230-236, 276, 285. AGN, Archivo Histórico de Hacienda, vol.
1111, exp. 19; Hospital de Jesús, vol. 309; Subdelegados, vol. 24, f. 3; Propios y Arbitrios,
vol. 36, ff. 2-5. El licenciado Ignacio Burunda, inspirador del sermón guadalupano
de fray Servando Teresa de Mier, era abogado de los indios de Querétaro. AGN,
Historia, vol. 496, ff.1-3. Brading, 1973, pp. 66-67.
103 Por medio del catálogo computarizado del ramo de ''Tierras" en el "Argena
11", hemos registrado el número de expedientes existentes entre 1750 y 1810 y el
número de los que tienen relación con los "pueblos" de "naturales". Los resultados
muestran que los pleitos de los pueblos sobre tierras aumentaban (23 en 1750 y 41
en 1809) pero que durante el mismo periodo el número total de pleitos sobre tie-
rra se incrementó de 122 a 168, esto es, constituían 19 y 24% respectivamente. En
1810 los litigios de los pueblos representaban 34% del total, sólo superado por
36% en 1766. Durante los 60 años el porcentaje de pleitos de pueblos comparado
con el total, fluctuaba entre 19 y 36; el promedio era 26%. Aunque estos cálculos
son sugerentes, en manera alguna son conclusivos. Se tendría que revisar la docu-
mentación para asegurar que algunos expedientes no son repeticiones del mismo
litigio y precisar la naturaleza de los pleitos y sus protagonistas. Véase una lista de
los pleitos sobre tierras de los pueblos de indios de la intendencia de Guadalajara
entre 1790y1810 en Serrera, 1977, pp. 335-336.
ESTRATEGIAS DE LOS GOBERNANTES INDIOS 493

en comparación con los demás grupos raciales, hubo tres asuntos


nuevos relacionados con la tierra (tratados como asuntos adminis-
trativos y no judiciales, pero de todos modos relacionados con la
tierra) que se incrementaron al final de la Colonia. Fueron los con-
cernientes al real y medio, el arrendamiento de tierras comunales,
y el repartimiento de los terrenos pertenecientes a los pueblos. Ade-
más, dos temas antiguos cobraron mayor importancia durante este
periodo: la recuperación del fundo legal y la formación de nuevos
pueblos. En torno a la administración gubernamental de los bienes
de comunidad también surgían quejas por parte de los pueblos; la
más importante fue la representación de los indios de Nueva Espa-
ña enviada al rey en 1793.
En la mayoría de las intendencias, la fuente principal de ingreso
para las cajas de comunidad era el real y medio con que anualmen-
te tenía que contribuir cada tributario (excepto en las intendencias
de Michoacán y Guadalajara, donde la mayor parte del ingreso ve-
nía del arrendamiento de tierras). Este impuesto, instaurado a me-
diados del siglo XVI, fue sustituido en 1577 por la labranza de diez
brazas de tierra por cada tributario. Se conmutó la contribución
monetaria por el cultivo de la milpa común para aumentar la pro-
ducción de alimentos, ya que escaseaban las provisiones para las
ciudades de españoles a fines del siglo XVI.
Durante el siglo XVII se generalizó la labranza comunitaria como
fuente para las cajas de comunidad. Para 1704 muchos pueblos inter-
pretaban que las diez brazas significaban el cultivo comunal de me-
dia fanega de sembradura de maíz, y alrededor de 1780 cultivaban
una mayor extensión, la de una fanega, en los pueblos del Marquesa-
do del Valle. Posiblemente esta cantidad mayor se cultivaba también
en otros lugares. A veces arrendaban algunas tierras de comunidad
para constituir el ingreso al fondo comunal o para complementar el
ingreso proveniente de la milpa común. 104 Estas dos fuentes fueron
las más utilizadas hasta 1776 cuando el contador Gallarreta empezó a

1º4 En 1704 se cultivaba media fanega de sembradura en Tetela del Volcán,


Pátzcuaro y San Miguel (Salvatierra, Guanajuato) y se labraba la milpa común, sin
indicar el tamaño en Tetepango, Tula, Otumba, Coatepec, Zacatula,Jiquilpan,
Tuscacuesco, Huajuapan y Antequera. AGN, Indios, vol, 97, ff. 16, 36, 53, 133-136,
168-170, 326, 335, 345, 360, 374, 401. En 1781 se labraba una fanega de sembradu-
ra en Izamatitlán, Cuernavaca y en la MixtecaAlta de Oaxaca. AGN, Hospital de jesús,
vol. 309, exp.6. Pastor, 1987, p. 182.
494 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

incluir en algunos reglamentos la recomendación de contribuir con


el real y medio en vez de cultivar la tierra comunitaria. Lugares que
pagaban el impuesto monetario eran: Tecali, 1776, Zacatlán, antes de
1783, y Amozoc, 1785, en Puebla; Tixtla, 1778 y Huejutla, 1783, en el
arzobispado de México; Tlalpujahua, 1779, en Michoacán; Colima,
1780; Teposcolula, 1782, en Oaxaca. 105 No todos los reglamentos ex-
pedidos antes de 1780 ofrecían esta opción, como los de Huejotzin-
go, 1773, Apasco en Tetepango, 1776 y Cutzio, 1777, donde había
ingresos adecuados de terrenos arrendados y de la milpa común. Pa-
ra 1784 el virrey, al reformar los reglamentos de Jalapa, ordenaba el
pago del real y medio, práctica que era común desde 1782 y que ex-
tendió a todo el virreinato a partir de esa fecha. 106
Antes, entre 1776 y 1783, había falta de claridad sobre cuánto y
a quiénes se debía cobrar. En Tecali los gobernadores recaudaban
dos reales y medio de cada tributario, y en Zacatlán y Tixtla exigían
dos reales. A veces se cobraba más a los tributarios enteros y menos
a los viudos y solteros, considerados como medios tributarios. Estas
diferencias se eliminaron a partir de la Ordenanza de Intendentes
de 1786, cuando los nuevos "reglamentos interinos" especificaron
que el cobro era de un real y medio para todos los tributarios, sin
permitir el pago de una menor cantidad a los medios tributarios. El
reglamento de Cuisillo en León disponía en 1797 que todos los tri-
butarios darían dicha cantidad "con perfecta igualdad, pues que
respecto de esta privilegiada contribución, no hay distinción". 1º7 Esta
manera de tasar el impuesto para la caja de comunidad era diferen-
te de la usada para el tributo, en la cual los viudos y solteros paga-

105 INAH, Centro de Documentación, Tecali, informe de 1791, rollo 5. AGN, Pro-
pios y Arbitrios, vol. 12, f. l 76v; vol. 23, f. 133v; Indios, vol. 76, f.48; vol. 81, f. 68; His-
toria, vol. 495, ff. 226-232. Romero Frizzi, 1975, p. 7.
106 INAH, Centro de Documentación, Archivo judicial de Puebla, rollo 46, repre-
sentación de los pueblos, 1791. Suplemento del reglamento para pueblos de Tex-
coco, 1783, en Gamio, 1979, vol. 3, p. 505. AGN, Propios y Arbitrios, vol. 23, f. 142;
Indios, vol. 81, f. 68. Terán, 1995, pp. 465-467.
101 AGN, Indios, vol. 83, f. 150. En los reglamentos de Contaduría, 1773-1785, se
indicaba que en cada pueblo debía haber una caja con tres llaves, pero en los re-
glamentos interinos, basados en la Ordenanza de 1786, se indicaba que las arcas
comunales de cada pueblo debían estar guardadas en la cabecera de cada subdele-
gación. Parece que se efectuó este cambio en la ubicación de las cajas de comuni-
dad en el distrito de Tulancingo, ya que los pueblos entregaban sus arcas a la
cabecera y dejaban de efectuar gastos de los fondos comunales dentro de varios
pueblos, por ejemplo, en Tolotepec, Tulancingo. AGN, Indios, vol. 73, f. 329v.
ESTRATEGIAS DE LOS GOBERNANTES INDIOS 495

ban la mitad. En 1800 se decidió que en todo el virreinato se tenía


que cobrar el real y medio "de cada tributario, sea casado, viudo o
soltero como se halle matriculado". También parece que los regla-
mentos de Contaduría no mencionaban la contribución a la caja
comunal de los laboríos y gañanes indios que vivían fuera de los
pueblos, pero después de 1786 se fue extendiendo el cobro del real
y medio a los indígenas de las haciendas. 108
El aumento en la fiscalización de los bienes de comunidad por
el gobierno provocaba malestar entre los indios. Significaba la ri-
gurosa recaudación de un impuesto, el real y medio, en adición al
tributo. Marginaba a los gobernantes indígenas de la administra-
ción de las cosechas comunales, del arrendamiento de tierras y del
manejo del dinero. Según el intendente de Michoacán esta reduc-
ción en el papel de la república era lo que más molestaba a los ta-
rascos. "Las quejas de los indios tuvieron principio de haberles
faltado el arbitrario abuso del manejo de los bienes comunes a que
estaban acostumbrados y jamás dejarían de tenerlas". 109 Tampoco
estaban de acuerdo con las limitaciones de los gastos que querían
imponer los reglamentos de la Contaduría. Las autoridades de
Ayotzingo protestaban en 1786, ya que bajo el nuevo sistema de
erogaciones, "nada se ha verificado ... más que la paga de escuela y
veintidós pesos en la Semana Santa, que todo asciende a la canti-
dad de 118 pesos" y el resto, 150 pesos, de sobrante "nos ha sido
hasta ahora totalmente inútil". La república de Teotihuacan se
oponía a los reglamentos y según la autoridad local española había
hecho "repetidos ocursos con subrepticios informes en distintos
tribunales". Igualmente, en Huetamo, Michoacán, los indios se
quejaban de las reglas impuestas sobre el ahorro "que vinieron a
hacerse inútiles los mismos bienes a los pueblos que los gozan".
Los indios se oponían cuando los reglamentos ordenaban usar
"los fondos comunes con justa economía, sin disiparlos en funcio-
nes de iglesia, comidas, cohetes, regalos, etc., de ahí es la repug-
nada con que se reciben". El recorte en los gastos llevado a cabo

108 INAH, Centro de Documentación, Archivo Judicial de Puebla, rollo 47, exp. 5,
1798; rollo 46, reparos en cuentas de Huejotzingo, 1799. Los reglamentos interi-
nos en la intendencia de México registraban el monto del ingreso de los tributa-
rios de los pueblos y el de cada hacienda. AGN, Indios, vols. 74, 76, 78, 79.
109 AGN, Consolidación, vol. 10, f. 407.
496 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

en fucatán provocó la resistencia "del indio y cada uno de los agra-


ciados".11º
Aunque los pueblos entregaban al gobierno más de la mitad de
su ingreso anual, existía la promesa de que se les devolvería para
ayuda en tiempos de hambre o epidemia. Sin embargo, se instaló
un proceso complicado y largo para obtener la devolución del so-
brante para el uso en el pueblo, parte del cual había sido enviado al
Banco de San Carlos y a la Compañía de Filipinas. Los habitantes
de Mazatepec, Cuernavaca, se quejaban porque el dinero de las ca-
jas de comunidad se enviaba a la capital y "de nada sirve pues para
sacar un real se necesita licencia, ya que en México les cuesta tánto
y que para conseguirla necesita llevar las causas justificias por el
juez del partido quien no lo hace de balde." Al intendente Flon de
Puebla le parecía excelente esta manera de impedir a las repúblicas
gastar sus caudales en fiestas religiosas. Se retenía el dinero en "esta
tesorería de Real Hacienda donde se lleva la cosa con todas las for-
malidades" y se requería un mínimo de siete pasos burocráticos pa-
ra tramitar su devolución. m Los pueblos expresaban "repugnancia,
disgusto y resistencia" cuando se sacaba el dinero de sus cajas para
invertirlo en el Banco de San Carlos, y los pueblos de Nexapa, Oa-
xaca, vivían "en el mayor desconsuelo ... de que jamás han de volver
a ver sus caudales, contemplándolos como perdidos o robados". 112
Varios subdelegados extraían dinero de las cajas comunales para
sus propios fines, con noticias de fraude de autoridades en Tecali,
Izúcar, Zacatlán, Tehuacán y Zimatlán. 113 En Ayotzingo y Metepec
las repúblicas informaban que los subdelegados removían los fon-

11 º AGN, Indios, vol. 72, f. 497; Histaria, vol. 495, f. 66, 1784. Terán, 1995, p. 100.

El Fénix de la Libertad, 5 de abril de 1849.


111 AGN, Hospital de jesús, vol. 309, exp. 6, f. 29; Consolidación, vol. 10, ff. 404-

404v.
11 2 Calderón Quijano, 1963, pp. 32-33, nota 39, p. 63. Los indios de Teziutlán
preguntaron sobre su dinero en las Filipinas. AGN, Bienes de Comunidad, vol. 4, ff.
222-225; R.eales Cédulas Originales, vol. 133, exp. 184.
m AGN, Subdelegados, vol. 41, exp. 6, f. 240; Civil, vol. 1443, exp. 3; Propios y Ar-
bitrios, vol. 24, f. 74; Indios, vol. 72, ff. 498-498v; vol. 75, f. 310. Los párrocos de la in-
tendencia de Veracruz informaban en 1805 que los desfalcos de los fondos de
comunidad por la autoridad local venían desde hacía varias décadas, ya que los in-
dios se habían "visto muchas veces defraudados por alcaldes mayores y subdelega-
dos". AGN, Consolidación, vol. 10, f. 450v. INAH, Centro de Documentación, Archivo
Judicial de Puebla, rollo 41, exp. 6; rollo 46.
ESTRATEGIAS DE LOS GOBERNANTES INDIOS 497

dos de las arcas comunales sin la presencia ni el permiso de las au-


toridades indias.114
Esta administración fraudulenta de los fondos comunales que
practicaban algunos oficiales menores de las intendencias era el te-
ma de la protesta que los indios hicieron llegar al trono de Carlos
IV. 115 En su "humildísimo recurso'', fechado el 28 de junio de 1793,
"los gobernadores, alcaldes, regidores y demás de los indios natura-
les de Nueva España, por sí y por todos los hijos de nuestros pue-
blos" se dirigieron al ministro Diego de Gardoqui en España para
que transmitiera su comunicado al monarca. El autor del documen-
to, cuyo nombre aparecía al final, el gobernador Antonio Abad de
los Reyes, indicaba que sus "compatriotas e hijos de los pueblos" no
querían contribuir a las cajas comunales porque los empleados de
las intendencias y de la tesorería sustraían el dinero comunitario y
"tememos con fundados motivos lo disipen y gasten en el lujo de
sus personas y familias". Además, los subdelegados entregaban el
caudal sobrante de los pueblos a dichos oficiales de la intendencia
sin recibir constancias formales. Estas maniobras eran posibles de-
bido al "trastorno causado con las intendencias [y] las muchas ma-
nos por donde pasen" los fondos de las cajas: Los fraudes estaban
causando "daños y quiebras, en ruina de nuestros intereses que ca-
da día se agotan más". Los indios pedían que se expidiera una real
orden en la cual se nombrara a Antonio Pineiro, contador de Pro-
pios y Arbitrios, o a un oidor de la Audiencia, para investigar el
asunto y castigar a los culpables "para que sirva de escarmiento", se-
ñalando que no habían acudido al virrey porque los acusados po-
drían tener acceso a la queja y actuar para esconder las evidencias o
para perjudicar la resolución de otros negocios que los pueblos te-
nían pendientes.
La protesta indígena recibió pronta atención. Posiblemente por-
que los gobernadores indios hablaban en nombre de todos los indios
de Nueva España, expresando así un sentido de unidad y comunica-
ción entre los indígenas del virreinato entero, cosa inusitada, ya que
generalmente los escritos venían de las autoridades de un pueblo es-
pecífico y trataban un problema local. El recurso presentaba un abu-
so encontrado en las intendencias del virreinato y usaba el término

11 4 AGN, Indios, vol. 72, ff. 498-500; vol. 75, f. 310.


115 Se reproduce la representación en AGN, Consolidación, vol. 10, ff. 380-384.
498 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

"nación", al referirse a los indios del reino. 116 Fechada en junio, fue
presentada por Gardoqui al rey, quien giró la real orden "muy reser-
vada" el 19 de diciembre de 1793 al regente y oidores de la Audiencia
para que se recabara información y se recomendara una solución, si
la queja resultara cierta.
Dos días antes de expedir la real orden referente a la protesta in-
dígena, Carlos IV giró otra orden "muy reservada": el 17 de diciembre
de 1793 mandó recaudar mayores contribuciones en Nueva España
para financiar la guerra contra Francia y tomar en préstamo los capi-
tales de las cajas de comunidades de indios. 117 Posiblemente los indí-
genas de Nueva España presagiaban esta medida ya que el virrey
Revillagigedo había ordenado al final de 1792 investigar cuánto dine-
ro había en las arcas de comunidad en cada intendencia, y en la pri-
mavera de 1793, en preparación para el conflicto, había solicitado
fondos de mineros, comerciantes, hacendados, clérigos y artesanos. El
27 de junio de 1793, una vez declarada la guerra, el virrey pidió dona-
tivos y al día siguiente los indios formalizaron su recurso al rey. 118
Otra posible causa inmediata de la protesta fue que empezó a
llevarse a la práctica la extensión del sistema de fiscalización aún
más exigente. En 1792 se expidieron en la intendencia de Guadala-
jara (una región sin reglamentos de la Contaduría) reglamentos de
bienes de comunidad, según la Ordenanza de Intendentes. La im-
portancia del hecho de advertir al rey sobre los fraudes relaciona-
dos con la fiscalización tal vez aumentó con la formulación de nuevos
reglamentos para todo el virreinato.
El 31 de marzo de 1794 la Audiencia leyó la protesta de los in-
dios, y después de "una prolija discusión ... en este grave y reco-
mendable negocio" le encargó a dos oidores la preparación de un

116 AGN, Consolidación, vol. 10, ff. 380-384. Sólo hemos encontrado dos docu-
mentos en los cuales el autor habla en nombre de los indios de Nueva España, el
del sacerdote indio Andrés Ignacio Escalona y Arias Acxayacatzin, quien alrededor
de 1753, se dirigía al arzobispo "por sí y en nombre de todas las naciones que habi-
tan este dilatado imperio". Velasco Ceballos, 1945, p. 57; véase capítulo 3. Olae-
chea describe una representación del gobernador de la parcialidad de San Juan,
de 1777, "en nombre propio y de todos los gobernadores, repúblicas y comunes de
naturales de aquel reino", a favor de la fundación de un colegio de estudios para
indios. Olaechea, 1992, p. 204.
117 Precursores, 1929, pp. 137-139.
118 AGN, Donativos y Préstamos, vol. 1, ff. 229-241. Marichal, 1990, p. 897. AGN,
Reales Cédulas Originales, vol. 154, exp. 280.
ESTRATEGIAS DE LOS GOBERNANTES INDIOS 499

cuestionario sobre la administración de los fondos comunales. Avisado


del interrogatorio, el contador Pineiro respondió al oidor Emeterio
Cacho Calderón diciendo que pasaría a su casa el 12 de abril para
contestar las 18 preguntas. Ahí y con ese documento se interrumpió
el expediente, ya que la Audiencia no volvería a tratar el asunto sino
hasta diez años más tarde, en 1804, cuando fue encontrada la real or-
den reservada del 19 de diciembre de 1793 entre los papeles del di-
funto oidor Cacho. 11 9
Mientras tanto, durante 1793 y 1794 el gobierno recogió en do-
nativos y préstamos casi 500 000 pesos de los bienes de comunidad
para financiar la guerra con Francia. Entre 1795 y 1799, para ayu-
dar en el conflicto contra Inglaterra, nuevamente sacó casi 500 000
pesos, para llegar a un total de cerca de un millón de pesos en un
periodo de seis años. El nuevo contador, Manuel Saviñón, envió for-
mularios en la primavera de 1796 a los intendentes disponiendo la
elaboración de reglamentos para todos los pueblos de indios. Indi-
caba que cada tributario tenía que contribuir con el producto de
diez brazas de tierra o un real y medio, pero de hecho en los regla-
mentos de Guadalajara, fucatán, Michoacán, y Guanajuato se im-
puso la contribución monetaria. 12°
El cambio de la labranza de diez brazas al real y medio llegó a
constituir una política uniforme mediante un proceso gradual que
empezó alrededor de 1780 con las recomendaciones del contador
Gallarreta y culminó en 1800 cuando se hizo obligatorio en todo el
virreinato. En 1785 el alcalde mayor de Jicayán sugirió que se deroga-
ra la ley referente al cultivo de la milpa común. Hacia 1790 el virrey
Revillagigedo solicitó las opiniones de las autoridades del virreinato
respecto al tipo de cobro que consideraban mejor. 121
En 1796 lajunta Superior de Real Hacienda decidió que se de-
bía exigir el real y medio en las intendencias donde todavía no era
recaudado, al mismo tiempo que pedía a los intendentes y a las re-

119 AGN, Consolidación, vol. 10, ff. 383-385. Probablemente en algún otro ramo
del Archivo General de la Nación se encontrará la razón para la interrupción, en la
primavera de 1794 de la investigación empezada por la Audiencia acerca de la pro-
testa, ya que el oidor Cacho no murió sino hasta 1803. Burckholder, 1984, p. 272.
12º En este mismo libro véase el cuadro 18 sobre préstamos y donativos en el

capítulo 11.
121 AGN, Propi,os y Arbitrios, vol. 5, f. 218; vol. 12, f. 176v. Terán, 1995, pp. 104-106.

Se mencionó que los expedientes sobre el real y medio llenaron 18 cuadernos.


500 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

públicas de indios opinar sobre la contribución. Respecto de este


punto, la superior orden del virrey Branciforte del 24 de febrero de
1796 decía: "Expongan si quieren libertarse de estos perjuicios" del
trabajo agrícola comunal y ordenaba a los subdelegados "a presen-
cia de los párrocos, de los gobernadores y repúblicas de indios les
hiciesen entender a éstos las considerables ventajas y utilidades que
les resultarían con dicha contribución". Se debían enviar a México
"las contestaciones de todas las repúblicas". 122
Este mandato desató protestas y sugerencias en torno al real y
medio y también respecto del arrendamiento de las tierras de co-
munidad, ya que los dos asuntos estaban relacionados. Si un pueblo
entregaba el real y medio, las autoridades virreinales querían que
se arrendara el terreno que antes se había dedicado al cultivo co-
munal. Otro punto de discusión era el referente a los pueblos que
recibían considerables ingresos del arrendamiento de sus tierras.
En varios de estos lugares los tributarios no estaban dispuestos a ad-
mitir la contribución monetaria adicional. Azcapotzalco reclamaba
que el ingreso de 440 pesos del arrendamiento de varios potreros
era suficiente: añadir el real y medio "no parece justo" ya que signi-
ficaba "gravarles con que pague duplicado". En Guadalajara, el
pueblo de Tlajomulco se resistió a pagar el real y medio. 123
Tan pronto como recibió el mandato de febrero de 1796, el pue-
blo de Metepec contrató a un abogado recién graduado de la Uni-
versidad para presentar el 12 de marzo una representación en
contra del real y medio. Alegaban los indios que siempre habían
sembrado las tierras de comunidad y "por eso no hay necesidad de
que el subdelegado quiere gravarnos con esta nueva contribución que
hasta el día no se ha visto en nuestro pueblo". Pedían ser exentos
del impuesto y, en vista de anteriores desfalcos de sus fondos comu-
nales por los subdelegados, solicitaban al virrey prohibiera la extrac-
ción de los caudales, excepto si fuera "para invertirlos en formar la
escuela" .124

122 AGN,Indios, vol. 75, f. 315; Consolidación, vol. 10, f. 394.


123 AGN,Indios, vol. 73, ff. 261-265, Singuilucan y Atotonilco. AGN, Indios, vol.
73, f. 333; vol. 79, ff. 177, 197; Archivo Histórico de Hacienda, vol. 396. Taylor, 1985,
p.169.
124 "Representación de los naturales del pueblo de Metepec sobre que se les li-
berte de la contribución del real y medio". El abogado fue Juan María de Larroyo.
AGN, Indios, vol. 75, ff. 310-332.
ESTRATEGIAS DE LOS GOBERNANTES INDIOS 501

Otro poblado cercano, Asunción Malacatepec, también se que-


jó en contra de la contribución nueva. El subdelegado trató de con-
vencerlos de las ventajas, indicándoles que sus cosechas no eran
suficientes y requeóan mucho trabajo. Pero los gobernantes indios
no cedían. Además, se oponían a la sugerencia de que podrían
arrendar las tierras comunales, con el argumento de que en las "rea-
les cédulas de su Majestad manda que en pueblos de indios no pue-
den estar gente de razón o mulato o castizo". 125
En agosto de 1797 los gobernadores de varios pueblos del co-
rregimiento de la ciudad de Toluca viajaron a la ciudad de Méxi-
co para protestar en persona en contra del nuevo impuesto. Luego,
por medio de su abogado, presentaron una queja en contra delco-
rregidor por haber recogido todos los recibos del tributo y encarce-
lado a uno de los gobernadores "por haber reclamado la indicada
contribución" del real y medio. Los indios ignoraban "la utilidad y
objeto de tal contribución". En sus pueblos no había terrenos sufi-
cientes para sus moradores y menos para hacer cosechas comunita-
rias: "Por esta causa la subsistencia de aquellos naturales consiste en
su trabajo personal y ocupación en las haciendas ... Proporcióneles
tierras conforme a la ley y ellos las cultivarán para las arcas de co-
munidad" .126
Posiblemente estas resistencias de los indios, especialmente las
más elocuentes promovidas por los pueblos del Marquesado del Va-
lle, Metepec y Toluca, influyeron en la decisión definitiva sobre el
pago del real y medio. El 3 de enero de 1800 se extendió esta medi-
da "como punto general" a todo el virreinato y se permitió el repar-
timiento de las tierras a los tributarios. El contador Saviñón explicó
en 1805 cómo se llegó a dictaminar la nueva política:

En vista de las diligencias practicadas con anuencia de los indios, lo in-


formado por los señores intendentes, lo expuesto por esta Contaduría
General de Propios y lo pedido por los señores fiscales de lo Civil y Real
Hacienda, se mandó establecer por punto general... la contribución
del real y medio... y se previno que las tierras de comunidad que poseían
los pueblos se repartiesen por familias y en suertes pequeñas ... ponien-

125 AGN, Indios, vol. 75, f. 324v.


126 El abogado fue Francisco Primo de Verdad y Ramos. AGN, Hospital de jesús,
vol. 309, exp. 4, ff. 81-90, 21 de agosto de 1797.
502 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

do los sobrantes como se está verificando en arrendamiento, cuyos


productos se aplicarían igualmente que el real y medio a los fondos de
comunidad. 127

El mandato de 1800, reafirmado el 16 de septiembre de 1803,


tomaba en cuenta una de las quejas de los indios. En pueblos don-
de empezaba el cobro del real y medio, los tributarios no querían
poner en arrendamiento las tierras comunales, especialmente las
que quedaban dentro del fundo legal, ya que todo, o casi todo este
ingreso adicional iba como sobrante a las cajas reales, sin beneficio
para los habitantes. El decreto de 1800 incluía una frase que hacía
posible evitar el arrendamiento: además de hacer obligatorio el real y
medio se ordenaba que "las tierras de comunidad que ya posean los
pueblos, se repartan por familias en suertes pequeñas, siendo divisi-
bles y no siéndolo, por turno entre los individuos de los lugares a
que pertenezcan". Los terrenos que sobraran después del reparti-
miento se pondrían en arrendamiento, por medio de pública su-
basta "prefiriéndose a los naturales". 128
La idea de repartir parte de las tierras de comunidad a los indios
fue incluida en la Ordenanza de Intendentes de 1786, en la cual el
artículo 61, al hablar de medidas para mejorar la agricultura, ordena-
ba distribuir tierras realengas. En seguida se mencionaban "las [tie-
rras] comunes y ejidos" de los pueblos, y refiriéndose a éstas se decía:
"Se distribuirán por los mismos intendentes en suertes proporciona-
das a los indios casados que no los tuvieran propias ... con prohibición
de enajenarlas ... pues mi real voluntad es que todos aquellos natura-
les gocen una competente dotación de bienes raíces... ". 129 Aunque este
artículo no hacía una relación entre la división de terrenos y el pago
del real y medio, varios pueblos de indios juntaban estos dos concep-
tos. En Tacubaya, donde se comenzó a exigir el real y medio en 1788,

127 AGN,Consolidación, vol. 10, f. 394.


12s AGN,Consolidación, vol. 10, f. 394. En el decreto del 3 de enero de 1800 se
insistió en que el real y medio no era una "innovación que se pretende ahora" sino
que estaba basado en la disposición del siglo XVI. AGN, llealRs Cédulas Originares, vol.
231, f. 151. En general los indios se oponían a cambios. El solicitador Vallarta dijo:
"Las novedades en los pueblos de indios siempre son nocivas. Por esto, nuestra ley
quiere se guarden sus costumbres que no se opongan a la religión". AGN, Archivo
Histórico de Hacienda, vol. 441, exp. 16, San Juan Bautista Xichú, 4 de abril de 1794.
129 Artículo 61. Beleña, 1981, vol. 2, p. xxii.
ESTRATEGIAS DE LOS GOBERNANTES INDIOS 503

varios tributarios protestaban en 1790 porque la contribución no iba


acompañada de ninguna rebaja en otros impuestos (tributos, obven-
ciones parroquiales) ni con la eliminación del pago anual para el uso
de las parcelas y los solares. Seis mujeres indias estaban en la cárcel
por no pagar este impuesto. El solicitador Manuel Vallarta alegaba
que no se debía cobrar por las tierras y tampoco la contribución mo-
netaria a la caja comunal ya que "son subsidiarios esos remedios: sólo
a falta de uno se ha de usar el otro: real y medio o labrar tierras" .130 El
virrey Revillagigedo recogió esta queja y las presentadas en otros seis
lugares situados en Coyoacán, Cuernavaca y Oaxaca (poblados perte-
necientes al Marquesado del Valle) y las envió al rey para conocer su
opinión al respecto. Los pueblos alegaban que el pago del real y me-
dio debía ir con la dotación de las 600 varas a cada pueblo y su repar-
tición según el artículo 61 de la Ordenanza de Intendentes. También
en Charo (otro lugar perteneciente al Marquesado), en 1794 los in-
dios proponían repartirle a quienes faltaban de parcelas las tierras
"que este común ha cedido a su caja de comunidad". Explicó el vi-
rrey que los indios protestaban "sobre el establecimiento de cajas de
comunidad ... alegando que en todos ellos se les erogaban perjuicios
y daños". 131 El enfoque de los indios era que el pago del real y medio
se justificaba si el pueblo tenía el fundo legal completo y su distribu-
ción en parcelas a las familias.
Varios pueblos de Michoacán y Puebla se oponían al arrenda-
miento de sus tierras de comunidad por parte de los subdelegados.
Dos de Zamora, presentaron recursos al intendente "suplicando se
sirviera mandar se les devolviesen las tierras de labor [arrendadas]
para que por vía de repartimiento se señalaran a cada uno los con-
ducientes". Si no lograban detener los arrendamientos, pedían que
por lo menos se autorizara que ellos mismos alquilaran sus propias
tierras, lo cual a veces les era permitido. 132 El subdelegado de Mali-

130 Parece que el cobro a los indios por el uso de solares era una práctica en es-

te territorio del Marquesado del Valle, pero no lo hemos encontrado en otros lu-
gares. AGN, Bienes de Comunidad, vol. 1, ff. 59-65.
131 AGN, Bienes de Comunidad, vol. 1, ff. 59-86, 103; Hospital de jesús, vol. 110, exp.

5, f. 6v.
132 "Estado ... Zamora" 1944, pp. 482, 487. INAH, Centro de Documentación, Ar-
chivo judicial de Puebla, rollo 47, Ilamacingo, 1799. Terán, 1995, pp. 127-136. Capu-
la y San Francisco Chiquimitío pagaban renta a la caja de comunidad para usar sus
propias tierras comunales. AGN, Ayuntamientos, vol. 181, exp. 6; vol. 220, exp. 6.
504 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

nalco en 1794 sugirió el pago del real y medio y el repartimiento de


tierras de la milpa común. Probablemente alrededor de esta fecha
el fiscal de Real Hacienda, Ramón Posada, propuso que lugares que
pagaban el real y medio pudieran repartir las tierras entre los tribu-
tarios.133 El rey confirmó la posibilidad de estos repartimientos en
la cédula real en respuesta a la queja de Tacubaya, con fecha del 12
de julio de 1796, en la cual ordenaba medir las 600 varas para cada
pueblo y proceder a repartir las tierras de comunidad, al mismo
tiempo que se exigiese el real y medio. 134 De esta manera dos man-
datos de 1796 afectaron a los pueblos. El del virrey en febrero los
obligaba al pago del real y medio y la cédula real de julio hacía po-
sible el repartimiento de tierras entre los tributarios. El 28 de sep-
tiembre de 1796, el protector de indios Sagarzurrieta, recomendó a
la Junta Superior de Real Hacienda que tomara en cuenta la protes-
ta indígena en contra del arrendamiento de las tierras de comuni-
dad, que estarían desocupadas cuando empezaran a contribuir el
real y medio porque ya no cultivarían la milpa común. Los gober-
nantes de la república de Malacatepec habían propuesto que si da-
ban el real y medio, se permitiera a los indios cultivar en "pequeñas
porciones" las tierras de comunidad. El protector dictaminó: "En
cuanto a la solicitud de los indios de Malacatepec, Vuestra Excelen-
cia puede servirse mandar que dicho subdelegado se informe si están
faltos de tierras de repartimiento y estándolo, les deje las pequeñas
porciones que labraban de comunidad y si algo sobrare después de
acomodados los necesitados, lo arrende en beneficio del arca de co-
munidad, prefiriendo a los naturales en los arrendamientos". 135
Otros lugares, antes de 1796, como Ostoticpac en Otumba, basándo-
se en el artículo 61 de la Ordenanza, repartían parcelas cuando se
iniciaba el pago del real y medio. 136
En 1800 se combinaron estas medidas en lo acordado por la
Junta Superior de Real Hacienda el 3 de enero: todos los pueblos
tenían que entregar la contribución en efectivo, y se podrían repar-

135 AGN, Indios, vol. 80, f. 176. Terán, 1995, p. 106.


134 AGN, Bienes de Comunidad, vol. 1, f. 103.
igs AGN, Indios, vol. 75, f. 335v. La decisión de la Junta de Real Hacienda se to-
mó el 7 de octubre 1 796. Se recibió la cédula referente a Tacubaya el 30 de no-
viembre de 1796.
136 Chávez Orozco, 1954, p. 39. AGN, Indios, vol. 79, f. 49.
ESTRATEGIAS DE LOS GOBERNANTES INDIOS 505

tir las tierras comunales a los tributarios, no en propiedad particu-


lar, sino para su usufructo. En la práctica esta política daba apertura
a otra, referente a los terrenos comunales: la cancelación o la no re-
novación de los arrendamientos y la repartición de dichos ranchos
anteriormente alquilados, cuando las repúblicas pudieran demos-
trar que había escasez de tierra para sus habitantes.
A partir de 1800 las solicitudes para interrumpir el arrenda-
miento y repartir las tierras aumentaron. Generalmente la Junta Su-
perior las concedía, como en los casos de Ilamocingo (Acatlán),
Otlatepec (Tepeji de la Seda), Nauzontla, Sanjuan de los Llanos,
Tacuba, Apaseo el Alto (Guanajuato), León, Tacámbaro, Chapa de
Mota, Naucalpan, San Miguel Chapultepec y Totoltepec. 137 Antes
de 1800 varios lugares que pagaban el real medio no se habían que-
jado de falta de tierras, pero después del mandato del 3 de enero
de 1800 presentaron solicitudes para repartir terrenos, alegando es-
casez. La descripción presentada por los tributarios de San Juan de
los Llanos logró la autorización. Los gobernantes indios presentes y
pasados explicaban que muchos "hijos de este pueblo" andaban en
Córdoba, Orizaba y la Huasteca "y que no sucedería, si tuviesen su
casita y pedacito de tierra que cultivar porque le tienen amor no sa-
len de las jurisdicciones y aunque salgan ... en la Semana Santa y
pascuas vienen". Pedían no alquilar los cuatro kilómetros cuadrados
de tierra comunal, sino repartirlos. Además, se referían a la extrac-
ción de la renta como sobrante, "cuyas cantidades se introducen en

137 Se menciona un bando del virrey con fecha del 19 de octubre de 1799 so-

bre el repartimiento de tierra en San Juan de los Llanos. INAH, Centro de Docu-
mentación, ArchivoJudicial de Puebla, rollos 34, 46, 4 7. AGN, Real,es Cédulas Original,es,
vol. 231, exp. 57. Terán, 1995, p. 150. AGN, Indios, vol. 70, f. 270; vol. 76, ff. lOOv,
104; Tierras, vol. 2179, exp. 4. El subdelegado de Tacuba explicaba en 1800 que la
mayor parte de los 43 pueblos de la subdelegación tenía suficientes "tierras asigna-
das que poseen y éstas se denominan o conocen por repartimiento o del común",
pero que faltaban en Tultitlán "aunque dos pedazos de tierra que tienen por de
comunidad, su arrendamiento de 32 pesos ha entrado siempre en el fondo gene-
ral de estos bienes y en cumpliendo el año que tiene con anticipación pagado su
actual arrendatario, se les repartirán a los necesitados, lo mismo que se verifica
con los otomíes de Tlalnepantla". AGN, Indios, vol. 79, f. 113. Unos datos indican
que posiblemente después de 1800 se facilitaba a los pueblos permiso para com-
prar tierras; ejemplos: en Tuxtla tres sitios de ganado mayor en 1800; tres pueblos
de Calpan (Puebla), un rancho, 1803; Tlajomulco, Guadalajara, tierras en 1805.
AGN, Indios, vol. 76, f. 50; AMA, 101 (798) 1803; Propios y Arbitrios, vol. 35, f. 200; Tie-
rras, vol. 3048, exp. 7, ff. 180-188. Lira, 1983, p. 101.
506 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

los fondos de sus comunidades y entran anualmente en las cajas rea-


les". Se negó la solicitud para el repartimiento de tierra en Azcapot-
zalco, aunque el subdelegado y el protector de indios, Robledo,
argumentaron a favor. Probablemente el gobierno no quería perder
el alto ingreso del arrendamiento de 440 pesos, el cual no recibiría
si se repartía el terreno entre los tributarios. 138
Dentro de la intendencia de México, a partir de 1800 se repartie-
ron tierras comunales en vez de arrendarlas en las subdelegaciones
de: Ecatepec, Taxco, Tenango del Valle, Tulancingo, Yahualica, Tete-
pango, Temascaltepec, Malinalco, Tacuba, Metepec y Tixtla. Cuando
se formulaban los reglamentos se señalaba que en el arrendamiento
de tierras sobrantes se debía preferir a los naturales. 139 Puede supo-
nerse que en las intendencias de Veracruz y Oaxaca el comienzo del
real y medio fuera acompañado con el retiro de la entrega a la caja
de comunidad del ingreso proveniente del arrendamiento de tie-
rras.140 Probablemente los gobernadores seguían recibiendo la renta
y la gastaban en las fiestas religiosas, sin notificar las operaciones en

138 También se refiere a esta decisión del 3 de enero de 1800 y a la de 16 de sep-

tiembre de 1803. INAH, Centro de Documentación, Archivo judicial de Puebla, rollo 4 7,


solicitud de San Juan de los Llanos, 5 de abril de 1800; AGN, Indios, vol. 73, ff. 261-
270. Se autorizaba a Naucalpan a repartir parte de una cantera y arrendar el resto
por 100 pesos al año. AGN, Indios, vol. 79, f. 100, 6 de diciembre de 1805. A veces los
hacendados querían arrendar tierras de comunidad pero los pueblos no aceptaban.
Los hacendados argumentaban "que los pueblos tienen más tierras que las que ne-
cesitan para cubrir sus necesidades de su comunidad". Santos Carrera, 1988, p. 87.
En 1814, los indios de Ameca, Guadalajara, obtuvieron permiso del gobierno para
terminar el arrendamiento de sus tierras y cultivarlas ellos. Se hizo notar que "parte
de los indios no labran para sí aquellas tierras, y ahora todos desean con anhelo ocu-
parse en su cultivo y labranza". Colección de acuerdos, 1868, vol. 2, pp. 324-325.
139 Véase un ejemplo en el reglamento de Yahualica. AGN, Indios, vol. 74, f. 3ll,

y los reglamentos de las demás subdelegaciones en AGN, Indios, vol. 76, ff. 10-29,
137-160, 198-215, 240-267; vol. 78, ff. 43-84, 143-157; vol. 79, ff. 93-112, 172-190. El
reglamento de Tepechitlán, Zacatecas, en 1802 incluyó el mandato de repartir tie-
rras de comunidad a cada tributario. AGN, Indios, vol. 83, f. 242.
En 1809 se concedió a los pueblos de Temascaltepec el permiso de "arrendar
a otros sus tierras de repartimiento", esto es, que los indios podrían arrendar a ter-
ceros parte de sus parcelas. Se añadió que los gobernadores no podían arrendar
"privadamente" las tierras sobrantes. Hay ejemplos en la intendencia de Guadala-
jara de tributarios que arrendaban parte de los terrrenos repartidos. Nos parece
probable que una porción del dinero recibido en renta fuera entregado a las repú-
blicas para financiar festividades. AGN, Reales Cédulas Originales, vol. 231, exp. 25, f.
76. Menegus, 1989, p. 386. Aguirre, 1993, p. 2, 28 de julio de 1814.
140 Cuentas de Analco, Villa Alta, antes y después del real y medio. AJEO, Villa Al-
ESTRATEGIAS DE LOS GOBERNANTES INDIOS 507

las cuentas de las cajas comunales. Varios pueblos en la intendencia


de México también siguieron manejando el arrendamiento de terre-
nos al margen de la fiscalización gubernamental.141
Además de la política enfocada hacia el mayor arrendamiento
de tierras de comunidad para generar más cuantiosos ingresos a la
caja comunal, la cual fue moderada parcialmente a partir de 1800
por el repartimiento en usufructo de dichos terrenos entre los tri-
butarios, desde tiempos de Gallarreta se llevaba a cabo otra política
dirigida a conservar y aumentar las propiedades de los pueblos. Estas
medidas paralelas al arrendamiento tenían tres aspectos fundamen-
tales: asegurar que cada pueblo gozara de su fundo legal completo,
fomentar la lucha legal de las repúblicas para recuperar sus tierras,
y promover la fundación de nuevos pueblos con otorgamiento de
tierras comunales. Felipe Castro ha caracterizado estas reclamacio-
nes de los pueblos indígenas como "una verdadera contraofensiva
agraria en contra de los propietarios españoles", movimiento que
de hecho fue fomentado en cierta medida por el mismo gobier-
no.142 Se podría considerar a la política gubernamental de arrenda-
miento como negativa para los pueblos, ya que la mayor parte de la
renta salía del pueblo como "sobrante"; también podrían juzgarse
como positivas las tres medidas de conservación de tierras de los
poblados indígenas.
Las tierras comunales eran inajenables. Los pueblos gozaban del
usufructo de ellas, esto es, el dominio útil y jurisdiccional, pero ni las
repúblicas ni los habitantes indios podrían vender, sin permiso de la
Audiencia, los terrenos de comunidad. La venta de las tierras comu-
nes y realengas de los pueblos fue prohibida porque iba "en perjuicio
del real patronato", ya que el rey ejercía el dominio eminente como
dueño de todo el suelo conquistado en el Nuevo Mundo. 143

ta, Civi~ exp. 235. AGN, Propios y Arbitrios, vol. 23, f. 225. Informes de los párrocos de
Veracruz, AGN, Consolidación, vol. 10, ff.449449v. Santos Carrera, 1988, pp. 87-88.
141 AGN, Hospital de jesús, vol. 110, f. 5v; Indios, vol. 76, f. 297; vol. 78, ff. 43-45;

vol. 81, f. 203v; Civil, vol. 2301, exp. 14, f. 9v; Propios y Arbitrios, vol. 23, ff. 60-60v.
142 Castro Gutiérrez, 1990, p. 49.
143 "Instrucción y orden de gobierno" para corregidores y alcaldes mayores, 11

de enero de 1611. Beleña, 1981, vol. 1, primera paginación, p. 41. García Martínez,
1992, pp. 48, 57. El intendente Ugarte de Guadalajara escribió en 1792: "Los in-
dios de los pueblos en particular ni en común pueden vender ni enajenar el todo
ni parte de las tierras de su fundo, sin los requisitos de la ley, porque no gozan el
dominio y propiedad, y sí el usufructo". AGI, Guadalajara, 306, exp. 10.
508 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

El contador Gallarreta, desde 1775, recordaba a los alcaldes ma-


yores y a las repúblicas por medio de comunicados y en los reglamen-
tos, que estaba prohibido empeñar o vender las tierras comunales.
Además, se promovía que las repúblicas pelearan legalmente pa-
ra recuperar sus tierras. A pesar de que los reglamentos limitaban
notablemente los gastos, se concedieron autorizaciones especiales a
varios pueblos para usar dinero comunal con el cual podían pagar a
los abogados y los viajes al Juzgado de Indios en la ciudad de México.
Los indios de Tochimilco, Puebla, siguiendo la recomendación del
contador recurrieron al virrey, porque

De inmemorial tiempo a esta parte ha carecido y carece este nuestro


pueblo de bienes de comunidad a causa de no tener las tierras que
por razón de pueblo debe gozar, pues ni por dentro ni por fuera tiene
extensión en donde se puede mantener ningún ganado libre de pen-
sión pues estamos rodeados de haciendas y ranchos. 144

El 27 de junio de 1780 Gallarreta investigó cuáles pueblos no te-


nían completo su fundo legal de 600 varas "conforme a las disposi-
ciones de su Majestad"; asimismo trató de enterarse de las razones
por las cuales se presentó esa situación y si había "en las confinantes
de dónde reintegrárselas y a quién pertenecen y que hagan saber a
las repúblicas se ha de promover todo lo correspondiente a su dere-
cho, por sí o por medio de apoderado instruido". 145
Mientras la Contaduría promovía la recuperación de las tierras
comunales del fundo legal, los virreyes Bucareli y Mayorga expedían
mandatos de la misma índole. En el decreto del 23 de febrero de
1781, Mayorga expresó su preocupación por la enajenación de te-
rrenos que había ocurrido a causa de los arrendamientos que con
el tiempo se convertían en posesión perpetua por parte de los no
indios y de las ventas ilegales hechas por las repúblicas. Mandó su-
primir los arrendamientos que no tenían la aprobación de la Au-

144 AGN, Propios y Arbitrios, vol. 5, ff. 166-166v. Vázquez, 1940, p. 340. AMA 8

(664), 30 de julio de 1781. Gastos permitidos para pleitos legales en Huejotzingo y


Apasco (Tetepango) entre 1775 y 1778. AGN, Propios y Arbitrios, vol. 6, ff. 4-9; vol. 9,
ff. 12-22; Bienes de Comunidad, vol. 4, f. 12; Propios y Arbitrios, vol. 6, f. 122. En 1777
se empezó un litigio por parte de Tochimilco para medir las 600 varas. AGN, Tierras,
vol. 999, exp. 5; Indios, vol. 78, ff. 44-45.
145 AGN, Propios y Arbitrios, vol. 5, ff. 166v, 181.
ESTRATEGIAS DE LOS GOBERNANTES INDIOS 509

diencia y prohibió todas las ventas de tierra por los indios. Revisado
el decreto por el Consejo de Indias, se modificó porque la ley no
restringía a los indios cuando eran dueños de sus propias tierras
particulares, las cuales generalmente podían vender. De ahí en ade-
lante se reglamentaron los arrendamientos, requiriendo la aproba-
ción gubernamental de todo contrato con valor de más de 30 pesos
anuales, basado en un avalúo y efectuando un remate público con
aviso previo para seleccionar al mejor postor. La república debía es-
tar presente en la subasta. 146 Sin embargo, en estos años de 1772 a
1784 se podía apreciar una contradicción entre la Contaduría y los
virreyes; el contador promovía el arrendamiento y Mayorga trataba
de impedirlo. 147
Después de la Ordenanza de Intendentes se intensificó el es-
fuerzo para asegurar que los pueblos poseyeran el fundo legal com-
pleto y que se arrendara el terreno que ellos no necesitaran. Hacia
1787, en la intendencia de Guadalajara se averiguaba sobre los bie-
nes de los pueblos, y en 1791 el intendente Ugarte, inmediatamen-
te después de asumir su puesto, envió dos órdenes circulares con
instrucciones a los subdelegados sobre la conservación del fundo
legal. 148 Luego comisionó al doctor José Menéndez Valdés para que
visitara toda la intendencia. Basándose en su informe se fueron for-
mulando los reglamentos interinos de bienes de comunidad, los
cuales registraban si estaba completo o no el fundo legal (general-
mente 17.5 kilómetros cuadrados), el tamaño y la ubicación de las

146 Solano, 1991, pp. 483-488.


14 7 AGN, Propios y Arbitrios, vol. 5, f. 311. Colección de acuerdos, 1868, vol. 2, pp.
316-317. En 1780 los párrocos de Tlaxcala informaban que los pueblos de la pro-
vincia, unos 100, no se acostumbraban a tener bienes de comunidad, pero todos
poseían el fundo legal, con la excepción de cinco. Las tierras comunes que tenían,
pertenecían "a sus santos". AGN, Propios y Arbitrios, vol. 8, f. 134; ff. 144-154. Algunos
pueblos, como San Salvador Zumpancingo en 1736, y otros 38 pueblos en 1773,
problablemente tuvieran tierras de comunidad, pero que para 1780, cuando la
Contaduría de Propios y Arbitrios empezaba a fiscalizar los bienes comunales, ya
no era conveniente registrarlas. AGET, Tlaxcala, exp. 31; año de 1773, exp. 72. En
1802, cuando los tesoreros querían someter a la provincia de Tlaxcala a su supervi-
sión, se encontró que no había bienes de comunidad "siendo desde luego la causa,
el mantenerse los naturales en el goce de sus usos y costumbres antiguos por espe-
cial privilegio de su Majestad". A pesar de mandatos de la Contaduría, el goberna-
dor de Tlaxcala,José de Lissa, no envió las cuentas de los pueblos a la Contaduría
de Propios y Arbitrios. AGN, Indios, vol. 81, ff. 365-377.
148 Co/,ección de acuerdos, 1868, vol. 2, p. 322. Solano, 1991, pp. 499-507.
510 PUEBLOS DE INDIOS YEDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

demás tierras, si se arrendaban algunas de ellas y la cuantía de la


renta. Encontraba Menéndez que en la subdelegación de Sayula, la
población indígena era minoritaria en comparación con la de espa-
ñoles, mestizos y mulatos. Los no indios se habían metido en los
pueblos y ocupaban los solares con el "abuso detestable de pagar
por una vez seis pesos". Era necesario que estos intrusos "reconoz-
can el dominio que reside en los indios" y que éstos recibieran
"aquel justo arrendamiento que les corresponde por razón de seño-
res". La paga de una renta sería la manera de "confesar el dominio
y señorío que los indios tienen en todas las tierras de esta cabecera
en los que consiste todo su haber y fincas para el importante esta-
blecimiento de comunidades". Al irse imponiendo la fiscalización
gubernamental de los bienes de comunidad se fueron precisando
las posesiones territoriales de los indios y exigiendo su reconoci-
miento por los demás miembros de la sociedad. 149 En La Barca se
consignaba en los reglamentos el desorden que imperaba en el re-
partimiento de las tierras del fundo legal de los 23 pueblos. Muchos
indios carecían de los terrenos necesarios y otros los tenían tan so-
brados que solían arrendarlos a los vecinos de otras castas. A veces
en los reglamentos, si habían ocurrido despojos de las tierras comu-
nales, como en la subdelegación de Lagos, se ordenaba al subdele-
gado practicar las diligencias legales conducentes a "su restitución
o lo que fuere justo". Al final de 1791 un acuerdo de la Junta Supe-
rior de Real Hacienda ordenó que los vecinos tendrían que pagar
renta por los solares que ocupaban en los pueblos de indios. 15º
En Michoacán, el intendente Díaz de Ortega levantó en 1792
una relación de los pueblos a los que les faltaba alguna parte del fun-
do legal. Se consideraba que las 600 varas hacia cada viento signifi-
caban un total de 2 400 varas. Se determinó que a 48 pueblos les
faltaba algo del fundo, los cuales representaban 19% de los pueblos
en la intendencia. Al de Cocupao le faltaba la mayor cantidad: 1 850
varas, y dos lugares, Los Reyes y Chucándiro, aunque con cortedad
del fundo, eran dueños de otras tierras, dos haciendas y un potrero,
respectivamente. En las subdelegaciones de Tlazazalca, Valladolid,

149Cokcción de acuerdos, 1868, vol. 2, pp. 305-306.


Menegus, 1989, p. 386. Cokcción de acuerdos, 1868, vol. 2, p. 322. AGN, Indios,
150

vol. 83, f. 242v. Se basaba el acuerdo de la Junta Superior en el libro VI, título VII,
ley 27 de la R.ecopilación de 1681.
ESTRATEGIAS DE LOS GOBERNANTES INDIOS 511

Pátzcuaro, Cocupao, Chucándiro y Cuitzeo de la Laguna a más de


la mitad de los pueblos indios le faltaba parte de las 600 varas, todas
en el área central de la intendencia. En el resto de Michoacán, el
despojo del fundo legal y la falta de tierras parecen no haber cons-
tituido problemas graves. 151
Igualmente el intendente Mora, de Oaxaca, hizo una encuesta
en 1793 sobre los pueblos con escasez de tierras. No se refería espe-
cíficamente a la posesión del fundo legal sino a la necesidad de
arrendar tierras de los españoles. Se encontró que los pueblos de
Yamiltepec, en la subdelegación de Jicayán y seis de los 4 7 pueblos
de Nexapa arrendaban terrenos de otros, generalmente de hacien-
das colindantes. Regiones como los Chontales, Huajuapan y Villa
Alta informaban que no alquilaban ninguna tierra de los españoles,
y en Tehuantepec eran los vecinos no indios quienes arrendaban
terrenos comunales. Unos cuantos pueblos de Teutitlán del Valle,
Zimatlán, Teutitlán del Camino y dos poblados de Miahuatlán pa-
gaban renta a propietarios españoles. Por otra parte, William Tay-
lor ha investigado que en el valle de Oaxaca generalmente los
pueblos poseían el fundo legal completo.152
Algunas subdelegaciones de la intendencia de México, como
Ecatepec, Temascaltepec, Yahualica y Xochimilco, informaban so-
bre las 600 varas y las medidas de las tierras de comunidad. General-
mente el fundo legal estaba completo en los pueblos de los dos
primeros distritos, pero faltaba tierra en Xochimilco, aunque tenía
montes y pastizales de comunidad. A veces los reglamentos, como
los de Malinalco, ordenaban al subdelegado no abandonar los liti-
gios para recuperar tierras de comunidad. 153 De los litigios registra-

151 Fuentes sobre 2 400 varas de fundo legal: Terán, 1995, pp. 485-486. Castro
Gutiérrez, 1990, p. 44. Se registran en el ramo de Tierras y en el Archivo de la Casa
de Morelos, en Morelia, litigios de diez de los pueblos para recuperar el fundo le-
gal. Entre ellos, hay dos expedientes acerca del pleito de Cocupao. Echenique,
1993, passim. AGN, Tierras, vol. 2951, exp. 52; vol. 2972, exp. 27.
152 Carmagnani, 1988, pp. 115-116, 231. Taylor, 1972, pp. 67-70. El hecho de
rentar tierras de los españoles no era, siempre, una señal de escasez de tierra; exis-
tían otras razones para hacerlo. Por ejemplo, Anenecuilco, cerca de Cuautla, renta-
ba unos terrenos de la hacienda colindante porque eran más fértiles que los suyos;
asimismo que permitía a unos mestizos arrendar tierras menos fértiles que perte-
necían a los bienes de comunidad. Sotelo lnclán, 1970, pp. 164-166, 181, 183.
153 AGN, Indios, vol. 74, ff. 311-320; vol. 78, f. 44; vol. 79, ff. 1-24; vol. 80, ff. 145-
150. Posiblemente el pueblo de Zautla, de Sanjuan de los Llanos, utilizó en 1781
512 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

dos para 55 pueblos de la intendencia entre 1770 y 1809, referentes


a la recuperación del fundo legal, 62% se promovió durante los diez
años comprendidos entre 1800y1809; esta cifra probablemente re-
fleja la mayor apertura del gobierno para responder favorablemente
a las peticiones. 154 Durante el periodo que va de 1780 a 1810, cuan-
do los pueblos del valle de Toluca litigaron contra propietarios espa-
ñoles tratando de recuperar las 600 varas, casi siempre recibieron
decisiones favorables; cuando litigaban contra otros pueblos de in-
dios, los resultados eran mixtos. 155 En Zacatecas, de treinta pleitos
entre los pueblos de indios y las haciendas y ranchos, quince termi-
naron favoreciendo a los indios, seis a favor de los vecinos, otros seis
con un arreglo entre las partes y tres sin resolución. 156
Dos cédulas reales expedidas al final del periodo colonial ayuda-
ron a los pueblos a recuperar y a aumentar su fundo legal. La primera
fue promovida por el protector de indios, Ramón de Posada, quien es-
cribió al rey en 1782 acerca de la frecuencia de los pleitos entre los in-
dios y los hacendados sobre las 600 varas, en los cuales los pueblos
pedían "se tome la medida desde la última casa" y los propietarios es-
pañoles se oponían citando la cédula de 1695 que ordenaba medir
desde la iglesia. El protector explicaba al rey su dilema:

Conozco que debo pedir el puntual cumplimiento de las reales dispo-


siciones y en fuerza de esta obligación con todos los negocios de esta

el repartimiento de tierras como medida para evitar el arrendamiento, según el re-


glamento de Contaduría expedido en el mismo año de 1781. Se informó que ese
año llegaron "al pueblo algunos gañanías de indios [y] que haber éstos ocupado
parte de dichas tierras, se verificó la rebaja", de 289 pesos en arrendamiento a 32
pesos. AGN, Propios y Arbitrios, vol. 19, f. 70.
154 Ejemplo de la recuperación de las 600 varas en Santa Isabel Chalma, 1791-

1795. AGN, Tierras, vol. 1518, exp. 5. Se basa en una búsqueda por Argena 11 en el
ramo de '"fierras" y en AGN, Tierras, vol. 2762, exp. 1, ff. 7-9,"Lista de los autos que
se hallan en corriente por este oficio de Cámara [de esta Real Audiencia], sobre
fundo legal de los indios".
155 Wood, 1990, pp. 124-126.
156 Jiménez Pelayo, 1989, pp. 197, 203. En la Huasteca, se ha calculado que los

indios ganaron la mitad de los litigios referentes a las tierras. Escobar, 1994, p. 160.
En su análisis de pleitos de los pueblos de Michoacán sobre tierras, Felipe Castro
concluye que "los pueblos podían esperar que sus agravios serían favorablemente
resueltos por la justicia" y en los litigios sobre el fundo legal, todos los casos termi-
naron a favor del pueblo, con excepción de Chapitiro, que perdió por no poder
comprobar que era un pueblo formal y no un barrio de Pátzcuaro. Castro Gutié-
rrez, 1990, pp. 48-51.
ESTRATEGIAS DE LOS GOBERNANTES INDIOS 513

especie me he arreglado a lo prevenido en la real cédula citada; pero


al mismo tiempo creo que conduce mucho al servicio de Su Majestad,
atenderlos y defenderlos de los poderosos y españoles que les han en-
cerrado y confinado dentro de sus mismas chozas.

Señalaba Posada que la diferencia entre una manera de medir y


la otra, representaba poca tierra y era necesario otorgarla, ya que
había crecido la población y había más familias y casas. Añadía que

los inconvenientes y fraudes expuestos a Su Majestad pueden evitarse,


mandando que las últimas casas estén precisamente continuadas con
las demás de los pueblos, proporcionándose así mayor sociedad en los
indios y mejor disposición para su interior gobierno.

Argumentaba, finalmente, que las 600 varas eran para todos los
pueblos y no sólo para las cabeceras, porque la ley no fue "concedi-
da a los pueblos por razón de cabecera sino para socorro de los in-
dios". La cédula real del 27 de mayo de 1785, reiterada por la del 12
de julio de 1795, ordenaba que se midiera "desde la última casa por
cada rumbo". 157 Esto podría significar un aumento de casi 20% en
el tamaño del fundo legal, si en vez de una distancia de 600 varas
partiendo de la iglesia, la medida era de 600 varas desde la última
casa que quedaba a 50 metros de la iglesia, o sea, un cuadro de 1 300
metros por lado. Así el fundo legal abarcaría 1.18 kilómetros cua-
drados en vez de un kilómetro cuadrado.
La segunda cédula real del 4 de marzo de 1804 fue el resultado
del escrito enviado por el protector Ambrosio de Sagarzurrieta en
1801, en el cual protestaba por las apelaciones hechas por el marqués
del Apartado con uso de su fuero militar para alargar el litigio sobre
las 600 varas pertenecientes al pueblo de San Martín Obispo, cerca
de Cuautitlán. El marqués insistía en apelar el caso en el tribunal mi-
litar. El rey, sin embargo, mandaba claramente que el virrey debe co-
nocer privativa y exclusivamente de las instancias de los indios sobre
su fundo legal, sea cual fuere el fuero de los colindantes". 158

157 AGN, Tierras, vol. 1122, exp. 2, ff. 13-14. Al referirse a la cédula del 12 de ju-
lio de 1795 se decía "que franquean los naturales la extensión o aumento de tie-
rras a proporción de las familias que recurrieron sucesivamente". AGN, Tierras, vol.
70, f. 25.
IS8 AGN, Tierras, vol. 2762, exp. l.
514 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

La defensa de las tierras requería pruebas documentales. Por


eso, los reglamentos de bienes de comunidad incluían entre sus ar-
tículos la obligación de guardar en el arca de fierro los papeles, los
"títulos primordiales", las mercedes, composiciones y escrituras, y
no seguir la costumbre de conservarlos en la casa del gobernador.
Así San Francisco Pénjamo pudo exhibir en 1797 mercedes reales
con fecha de 1562. Muy comunes eran los documentos referentes
a las composiciones de 1713 a 1720 y los de 1754. Los pueblos co-
nocían su pasado y sus derechos sobre la propiedad comunal, ya
que periódicamente recurrían a sus constancias. Por ejemplo,
cuando las haciendas colindantes cambiaban de dueño, las repú-
blicas reafirmaban y defendían sus linderos con documentación
legal. 159 A finales del siglo XVIII, hombres y mujeres indios se dedi-
caban a falsificar los títulos primordiales que algunas veces fueron
aceptados como válidos en los tribunales y otras rechazados por es-
purios.160
Así como la conservación y ampliación del fundo legal cobraba
más importancia, el gobierno también reforzaba la observancia de
otro derecho legal de los indios: el de ser dueños del casco del pue-
blo. En varios poblados se habían establecido artesanos y comercian-
tes españoles, mestizos y mulatos, como en Ario, Michoacán, donde
además de 77 familias de indios vivían 51 familias de españoles y al-
gunas de castas, en "solares de comunidad, reconociendo a ésta [re-
pública] el respectivo rédito". 161 La fiscalización no sólo exigía una
cantidad en renta (entre dos y cuatro pesos anuales) de los no indios,
sino que a menudo se registraban en las cuentas los nombres de los
arrendatarios y las medidas de la propiedad. Los reglamentos interi-

159 El artículo 5 del reglamento de Texcoco decía: "En la arca de cada gober-

nador se han de guardar con separación y formal inventario cuantos papeles per-
tenezcan a los pueblos de su comprensión por títulos, mercedes, escritos y demás
instrumentos públicos con prohibición de que se entregue ningún documento a
los naturales, ni a otra persona alguna... ". Molina Ruiz, 1983, p. 31. AGN, Indios, vol.
74, ff. 26v, 311-320; vol. 83, f. 167v. Inspección ocular, 1960, p. 155. Osborn, 1990, p.
156. Teocaltiche mandó medir siete veces su fundo legal de una legua cuadrada
durante el siglo XVIII y retenía las pruebas documentales de cada medición. Jimé-
nez Pelayo, 1989, p. 201.
160 Haskett, 1990, pp. 131-138. Dyckerhoff, 1990, p. 51. Análisis de títulos pri-

mordiales escritos en náhuatl en Lockhart, 1982.


161 Inspección ocular, 1960, p. 149. En 1790 el ingreso de los solares arrendados en

Ario fue de 85 pesos y aumentó a 100 en 1802. AGN, Ayuntamientos, vol. 181, exp. 8.
ESTRATEGIAS DE LOS GOBERNANTES INDIOS 515

nos hacían hincapié en que estos pagos "por razón del suelo que ocu-
pan" constituían un "reconocimiento del dominio útil que a los in-
dios corresponde". 162 Así la república de Coatepec cobraba renta de
diez pesos anuales a la pulpería que un español tenía en el pueblo;
también pagaban renta 42 solares en Cuautla, así como la casa habi-
tada por el subdelegado en Zumpango. 163 Los indios de Xichú (San
Luis de la Paz, Guanajuato) se oponían a la participación de los veci-
nos de otras razas en la procesión del Santo Entierro, patrocinada
por la cofradía de indígenas, porque "siendo el pueblo suyo, el modo
que pierdan el dominio es consentir que los demás adquieren dere-
cho, sufriendo las contribuciones" de la procesión. 164
Según las cuentas de los bienes de comunidad, 17% de los pueblos
de indios en la intendencia de Michoacán y 14% de los de Guadala-
jara arrendaban solares en el centro de los poblados a los miembros
de otros grupos raciales. Posiblemente había más pueblos con espa-
ñoles viviendo en su casco, pero las constancias no aparecen en las
cuentas, porque se podrían haber matriculado como indios. Sólo
alrededor de 2% de los pueblos asentados en la intendencia de Mé-
xico registraban el arrendamiento de solares o casas a no indios. En
las tres intendencias se alquilaban terrenos agrícolas, ranchos y ha-
ciendas a no indios, pero estas propiedades estaban fuera del casco
del pueblo.
El gobierno aprobaba la fundación de nuevos pueblos con la
dotación de las 600 varas de tierra. Entre 1789 y 1794 se estableció
en el territorio de la Audiencia de México un promedio de 2.5 pue-
blos por año, lo que al virrey Revillagigedo le parecía demasiado
poco, ya que había
varias reales determinaciones que favorecen la formación de los pue-
blos de indios, concediéndoles seiscientas varas de tierras o las que ne-
cesitan para su subsistencia y sin embargo son pocos los indios que
usan de un beneficio tan favorable, de modo que en todo el tiempo

162 Ejemplo de cuentas detalladas sobre los arrendatarios de los solares para

los pueblos de Otumba en Chávez Orozco, 1954, passim. Registros del uso del sue-
lo por los no indios en Zinapécuaro en 1789 en AGN, Propios y Arbitrios, vol. 12, ff.
47-55. Cuentas y reglamentos interinos que mencionaban el dominio de los indios
sobre los solares en Otumba, Tetela del Río, Temascaltepec y Yahualica en AGN, In-
dios, vol. 74, f. 311; vol. 80, f.66; Tierras, vol. 3048, exp. 8, f. 204.
163 AGN, Indios, vol. 76, f. 177; vol. 79, ff. 84, 204.
164 AGN, Archivo Histórico de Hacienda, vol. 441, exp. 16, 1794.
516 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

CUADRO 65
Precio de arrendamiento de solares,
intendencia de México, 1808

Pueblos de indios Arrendamiento de solares (en pesos)

Tepeapulco (Apan) 14
Coatepec 6 (1 casa)
Chicoloapan (Coatepec) 6 (1 casa)
Cuautla 123 (42 solares)
Zacualpan (Cuautla) 66 ( 46 solares)
Cocoyoc (Cuautla) 36 (20 solares)
Tumiltepec (Cuautla) 9 (6 solares)
Hueyapan (Cuautla) 6 (1 solar)
Tlacotepec (Cuautla) 28 (11 solares)
Otumba 72
Cuautlacingo (Otumba) 6 (casas)
San Juan del Río (Querétaro) 208 (26 solares)
Teotihuacan 60 (13 solares)
San Martín Obispo (Teotihuacan) 16 (casas)
Tepexpan (Teotihuacan) 16 (sitios de casas)
Papalotla (Texcoco) 24 (casas)
Tula 10
Tepetitlán (Tula) 21 (20 solares)
Tepeji del Río (Tula) 9
Otlazpa (Tula) 18(4 solares)
Cuautepec (Tulancingo) 40(1 casa)
Acaxochitlán (Tulancingo) 24(sitios de casa)
Singuilucan (Tulancingo) 23(pisos de casa)
Atotonilco El Grande (Tulancingo) 34(renta 19 casas)
Xochimilco 90(sitios de 9 casas)
Zumpango 100(sitio una casa 10,
renta una casa 90)
Total: 26 pueblos 1065 pesos

de mi gobierno, no llegan a doce los pueblos que, o se han eregido o


más bien se han separado algunos barrios de las cabeceras donde esta-
ban reunidos. 165

I65 Revillagigedo, 1966, pp. 198-199. Chevalier, 1989, p. 437.


ESTRATEGIAS DE LOS GOBERNANTES INDIOS 517

CUADRO 66
Precio de arrendamiento de solares,
intendencia de Michoacán, 1802
Pueblos de indios Arrendamiento de solares (en pesos)

Angamacutiro 105
Panindícuaro (Angamacutiro) 44
Conguripo (Angamacutiro) 25
Numarán (Angamacutiro) 30
Ario 140
Zacapu (Cocupao) 30
Cuitzeo Laguna 87
24 (renta casa de com.)
Santa Ana Maya (Cuitzeo) 128
Huacao (Cutizeo) 16
Huandacareo (Cuitzeo) 25
Copándaro (Cuitzeo) 17
Chucándaro 4 (1 solar)
Erongarícuaro 54 (3 solares)
Zirahuén (Erongarícuaro) 4 (3 solares)
Huango 30 (8 solares)
24 (arrend. 4 casas)
Huaniqueo 5 (1 solar)
Capula (Huaniqueo) 6 (1 solar)
Indaparapeo 36 (15 solares)
Tarímbaro (lndaparapeo) 15
Santos Reyes Uiquilpan) 6 (1 solar)
Pátzcuaro-Barrio S. Francisco 17
Pátzcuaro-Barrio S. Agustín 8
Puruándiro 186
Tacámbaro 6 (1 solar)
Taretan 44
Tingambato (Taretan) 3 (1 solar)
Tlazazalca 29
Penjamillo (Tlazazalca) 32 (14 solares)
Yurécuaro (Tlazazalca) 82
Tagueguato (Tlazazalca) 47
Ecuandureo (Tlazazalca) 44
La Piedad (Tlazazalca) 123
Parangaricutiro (Uruapan) 30
Corupo (Uruapan) 12
Tangancícuaro (Zamora) 20 (aprox. basado en 1790)
Tangamandapio (Zamora) 7 (2 solares) 1790
Xaripo (Zamora) 132 (en 1790)
Sahuayo (Zamora) 13 (en 1790)
Juxutlán (Zamora) 25 (en 1790)
Zitácuaro 12 (10 solares)
Tusantla (Zitácuaro) 6
Tungapeo (Zitácuaro) 42
Maravatío (Zitácuaro) 99 (46 solares)
Total: 43 pueblos 1874 pesos
518 PUEBLOS DE INDIOS YEDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

CUADRO 67
Precio de arrendamiento de solares,
intendencia de Guadalajara, 1805

Pueblos de indios Arrendamiento de solares (en pesos)

Acaponeta 99
Yutlán (Ahuacatlán) 33
Ahuacatlán 490
lxtlán (Ahuacatlán) 173
Mespán (Ahuacatlán) 16
Xala Arriba (Ahuacatlán) 12
Xala Abajo (Ahuacatlán) 6
Autlán 288
La Barca 225
Atotonilco Alto (La Barca) 145
Poncitlán (La Barca) 28
Etzatlán 30
Ahualulco (Etzatlán) 55
Ocanagua (Etzatlán) 6
SanJuan (Etzatlán) 7
Amatlán (Hostotipaquillo) 8
San Cristóbal 5
Zapopan (San Cristóbal) 21
Atemaxac (San Cristóbal) 2
Santa María del Oro 24
Zapotlán (Santa María) 3
Tequapexan (Santa María) 1
San Pedro Lagarillas (Santa María) 32
Sayula 60
Zacoalco (Sayula) 47
Atoyac (Sayula) 18
Techaluta (Sayula) 16
Tapalpa (Sayula) 40
Sentispac 30
Tala 27
Jocotán 2
Tepactitlán 230 arrendamiento de plaza
Tequila 119 arrendamiento casa y solares
Total: 33 pueblos 2 298 pesos
ESTRATEGIAS DE LOS GOBERNANTES INDIOS 519

Aumentó el número de nuevos pueblos fundados entre 1795 a


1804, y en este periodo el promedio anual fue de 4.4 pueblos cada
año.166
A veces las solicitudes para erigirse en pueblo reflejaban el ideario
ilustrado. Además de la iglesia y suficiente número de tributarios, se
mencionaban la escuela, la cárcel y yuntas de bueyes, anotando "los
progresos en el pueblo, de civilización y gobierno económico" o "la
contribución a una mayor civilización al fomento de su industria". 167
Las ventajas que acompañaban al reconocimiento legal, influían para
que en Xocoyoltepec, cerca de Cuetzalan, por la sierra de Puebla, un
grupo de 60 familias de razón y 11 familias de indios solicitara consti-
tuirse en uno de los "pueblos de indios" de la región. 168 También en la
intendencia de Guadalajara, mulatos y mestizos querían ser considera-
dos como indios para vivir en los pueblos, lo que provocó que el in-
tendente Ugarte ordenara que

en los pueblos de indios no se matriculasen los que no lo sean o estén


en posesión de tales como con grave perjuicio de los naturales ha su-
cedido, admitiéndose mulatos y otras castas por indios, al goce de sus
privilegios, tierras y demás.

Como señalaba el sacerdote de Atotonilco (Guadalajara), al


pasar por indios, los españoles y castas estaban exentos de la mili-
cia y pagaban menor cantidad de obvenciones parroquiales. 169 En
pueblos de la intendencia de México cercanos a Huichapan, había
"un cierto número de mestizos y castas, incluso en los matriculados
de indios para sustraerse de toda contribución y servicio en lo civil
y eclesiástico". Otros lugares permitían la presencia de no indios
en los pueblos. Cerca de Ecatepec, en Chiconautla, "en el centro

166 Se basa en Argena 11, con el texto "seiscientas varas" y AGN, Indios, vol. 70,
passim.
Solicitudes de Tlaola, 1804, y Todos Santos (Tepeji de la Seda) 1802 en
167
AGN, Indios, vol. 70, ff. 240, 267. Wood, 1990, p. 286. INAH, Centro de Documenta-
ción, Archivo judicial de Puebla, rollo 46, solicitud de Ixcahuaxtla, Tepeji de la Seda.
Los indios de Techistlán, Sayula, en 1773 anotaban como uno de los argumentos
para erigirse en pueblo, que ellos mismos habían fundado una escuela y pagaban
al maestro. Taylor, 1996, p. 335, nota 99.
168 INAH, Centro de Documentación, Archivo judicial de Puebla, rollo 46, solici-
tud de Xocoyoltepec, s. f. Solano, 1991, p. 506.
169 Taylor, 1985, p. 167.
520 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

sólo viven naturales, el barrio de la Estancia que mira al sureste tie-


ne mucha gente de razón". 170 Por Michoacán había diferencia en
la construcción de las casas de los indios y de los españoles. Aqué-
llas eran de madera con techo de paja, y las de los españoles de
adobe, techadas con tejamanil. A veces los españoles alquilaban los
solares situados alrededor de la plaza y los indios vivían en la peri-
feria.171
Desde el siglo XVI las autoridades gubernamentales habían que-
dado impresionadas por la presencia tan frecuente de los indígenas
en los procesos judiciales. Esta propensión hacia el litigio no dismi-
nuía con el paso de los años, y aún a mediados del siglo XVIII seguía
provocando comentarios entre los gobernantes eclesiásticos y civi-
les. El arzobispo Lorenzana incluía en sus Reglas, la advertencia de
que los indígenas no debían malgastar su tiempo y dinero en nume-
rosos pleitos legales, ni permitir a "sujetos imprudentes que no son
abogados" encargarse de sus asuntos. También su sucesor, Alfonso
Núñez de Haro y Peralta, durante sus visitas pastorales aconsejaba a
los feligreses que dejaran de litigar en contra de los párrocos en los
tribunales "haciéndoles ver los males que traen los pleitos y que só-
lo sirven de fomentar a los abogados, procuradores, notarios y es-
cribanos".172 El ex alcalde mayor de Zacualpan, Hipólito Villarreal,
estaba amargado por los cargos levantados en su contra por los in-
dios y los sacerdotes en el juicio de residencia. Había sido alcalde
mayor de Cuautla, luego de Zacualpan, y según él, las autoridades
españolas locales se habían convertido en "reos capitulados por los
indios". Criticaba la legislación protectora y notaba que los indíge-
nas eran celosos en la defensa de sus tierras y "siempre propensos a
mover litigios en la Audiencia, aun en el caso de no necesitarlas, só-
lo con el depravado fin de que otro no las posea, aunque ellos no
puedan cultivarlas por tener las suficientes". 173 En Oaxaca, un párro-
co indicó que cuando los indios no querían al maestro de escuela, "lo

17o Relaciones geográficas de 1792, 1994, pp. 9, 86.


171 En Ario, Inspección ocular, 1960, p. 150. En Numarán, AGN, Ayuntamientos,
vol. 220, exp. 10. Terán, 1995, pp. 219-220.
172 Lira, 1995, p. 765. "Avisos para que los naturales de estos reinos sean felices
en lo espiritual y temporal" en Lorenzana, 1770, p. 393. AHAM, Liúro de Visita, vol.
29, f. 23.
173 Crítica del Juzgado de Indios, de los abogados y de los indios como litigan-
tes. Villarroel, 1979, pp. 52-53.
ESTRATEGIAS DE LOS GOBERNANTES INDIOS 521

capitulan justa o injustamente" para forzarle a salir, mientras que el


alcalde mayor de Tehuantepec se quejaba de que "el indio en te-
niendo cuatro letras sólo le servían para forjar capítulos contra su
cura y alcalde mayor". 174 Al final del siglo XVIII el virrey Azanza trató
de detener el diluvio de indios que cada día viajaba a la ciudad de
México para "agitar el expediente sobre la dotación de tierras", "ha-
bilitar un pleito", "quejarse a esa imperial ciudad de México" o "ins-
truir y expresar a su procurador". 175
Los viajes y viáticos requerían fondos, a veces tomados de las ca-
jas de comunidad, a veces colectados entre los habitantes del pue-
blo, como explicaban los gobernantes de Huejotzingo: el uso de 99
pesos para "mantener los caciques que fuimos en solicitud de estos
negocios a México". 176 El 19 de octubre de 1799 Azanza publicó un
bando sobre el "abuso de concurrir los indios en crecido número a
esta capital... y permanecen ... por muchos días con el pretexto de
seguir pleitos o entablan constancias a favor de sus pueblos". Así, se
solían causar daños, al "privar de muchos brazos a la agricultura, el
de acostumbrar al ocio y a los vicios de las grandes poblaciones los
habitantes de las aldeas, el de gravar éstas con pesadas derramas pa-
ra la manutención de los apoderados y representantes". Como con-
secuencia, el virrey ordenó que ningún pueblo de indios podría
mandar "más que un apoderado o personero y a lo más, dos". 177
Probablemente esa disposición tuvo poco efecto, ya que en 1802,
desde Malpaís, Durango, llegaron varios indios a la capital del vi-
rreinato a pesar del intento de las autoridades de la intendencia pa-
ra disuadirlos. Según el gobierno, "con el más frívolo pretexto sale

174 Bergoza, 1984, pp. 304, 354. "Capítulos", quejas formales organizados en
párrafos. Borah, 1985, p. 64.
175 AGN, Indios, vol. 73, f. 335, 1805, (Guazcasaloya); Civil, vol. 2301, exp. 14,
1793, (Singuilucan); Historia, vol. 494, f. 253v, 1774, (Cosamaloapan); Indios, vol.
75, f. 18 (Metepec).
176 Uso de dinero de la caja de comunidad para costear litigios. Michimaloya,
Tula; Singuilucan, Tulancingo; Cosamaloapan, Veracruz; San Antonio, Metepec;
Apasco, Tetepango. AGN, Indios, vol. 73, f. 335; Civil, vol. 2301, f. 5; Indios, vol. 70, f.
259v; vol. 76, ff. 137-145; ProfJios y Arbitrios, vol. 8, f. 4v; Bienes de Comunidad, vol. 4,
ff. 1-7. La caja de comunidad de Pátzcuaro notificó en 1808 que había gastado 823
pesos en defensa de sus derechos. AGN, Proflios y Arbitrios, vol. 23, f. 378. Amatacic
Atlatloyo (Temascaltepec) había litigado durante nueve años en México en defen-
sa de sus tierras y Singuilucan en 1803 llevaba 22 años en pleitos sobre tierras. AGN,
Indios vol. 74, f. 38, 1805; vol. 76, ff. 137-160; Civi~ vol. 2301, f. 5.
177 AGN, Bandos, vol. 20, f. 145.
522 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

un montón de ellos y... para nada conduce y mucho menos tenien-


do apoderado y protector". 178
Seguramente, una vez en la ciudad de México, los indios de to-
do el virreinato intercambiaban información sobre sus litigios, so-
bre la capacidad de los diferentes abogados y agentes solicitadores,
sobre nuevas leyes que podrían influir en los casos y sobre la mane-
ra de tramitar pasos y transas burocráticas en el Juzgado de Indios.
Además de concurrir a México o a la ciudad capital de su respectiva
intendencia para asuntos legales, los gobernantes indios iban anual-
mente a la "feria de varas", para comprar cera, o cada dos o tres
años para recibir la Santa Bula de la Cruzada. 179
Un lugar ideal para reunirse con los representantes de otros pue-
blos era en la "casa de comunidad" que pertenecía a la república de
Zumpango de la Laguna, ubicada en la ciudad capital, detrás de la
pulquería de Tepechichilco. Aunque "deteriorada" servía "para que
en ella se alojen los hijos o naturales del pueblo y sus vecinos pobres
que de aquí [Zumpango] van a negociar y a otros asuntos particula-
res y de comunidad, sin pagar por el alojamiento cosa alguna". 180 El
tema de la tierra era lo que más se litigaba en elJuzgado de Indios,
sea de las tierras comunales del pueblo (contra otros pueblos o con-
tra haciendas), o de terrenos particulares de los indígenas (en rela-
ción con herencias o con disputas sobre linderos). Woodrow Borah,
al analizar los casos pendientes en el Juzgado en 1784, encontró que
aproximadamente 43% se refería a la propiedad. El resto de los liti-
gios tenían que ver, en orden descendente, con quejas contra un ofi-
cial español (sobre encarcelamiento o repartición de mercancías);
contra el sacerdote (sobre obvenciones parroquiales, servicio perso-
nal o conducta del cura); con el maltrato del hacendado a los traba-
jadores; con el gobierno del pueblo; con pleitos de dinero, riñas o
quejas entre indios; con deudas o pagos; con disputas familiares. 181
Los indígenas no siempre acudían a los tribunales para resolver
sus diferencias. Durante las visitas pastorales, los gobernantes indios

178 AGN.Indios, vol. 88, f. 118; vol. 87, ff. 207v, 211.
179 AGN,Propios y Arbitrios, vol. 9, f. 16, 1776. Dehouve,1988, p. 82. Cuenta de
Tepeaca, AGN, Bienes Comunidad, vol. 3, ff. 177-181. Cuenta de Tecali, 1787 en Civil,
vol. 2343, legajo 40, exp. 20. Ajofrín, 1964, vol. 2, p. 71.
180 AGN, Indios, vol. 76, f. 164v.
181 Borah, 1985, p. 128.
ESTRATEGIAS DE LOS GOBERNANTES INDIOS 523

de los pueblos del arzobispado de México presentaban quejas escri-


tas al prelado referentes a problemas con el sacerdote o peticiones
para un aumento en los servicios religiosos. También hombres y mu-
jeres indios entregaban documentos directamente al arzobispo. 182
Asimismo los indios llevaban sus quejas en contra de los sacer-
dotes a los tribunales eclesiásticos y civiles. En la subdelegación de
Zacualpan, los de Acapetlahuaya se opusieron al párroco durante
diez años. Empezando en 1785, apenas llegado el bachiller Martín
Diego de Soto al pueblo, siguieron hasta 1795, cuando los miem-
bros del cabildo indio huían para esconderse en las montañas y así
evitar la cárcel, donde languidecían varios dirigentes. Los indígenas
acusaban a Soto de imponer al maestro de escuela, maltratar a los
habitantes y cobrar excesivas obvenciones. El párroco se quejaba de
insubordinación y de ideas heterodoxas. Notificaba que los indios
decían que el sacramento de la confesión no era necesario ya que
para "salvarse generalmente (llegó a prorrumpir dicha república)
bastaba dar un suspiro" (subrayado en el original). A pesar de pre-
sentar un oficio escrito, pidiendo la remoción del sacerdote, el ar-
zobispo Núñez de Haro y Peralta no resolvió la queja de la república
sobre la marcha de éste, como se hacía en la mayoría de los casos, si-
no que la envió al provisor de indios, debido a que el asunto ya estaba
sometido a decisión en esa dependencia administrativa y judicial del
arzobispado que trataba todo lo relacionado con los feligreses in-
dios.183 Varios pueblos, con la mediación del prelado, formaron "con-
venios" con el cura para ftjar las obligaciones de cada parte, como en
Texcaltitlán, Pozontepec, Tepoztlán y Zihuatlautla. 184

182 En las visitas pastorales del arzobispo Núñez de Haro y Peralta de 1774 a
1796 se registraban aproximadamente 42 peticiones escritas presentadas por los
indios: 31 presentadas por los gobernadores, alcaldes y las repúblicas de los pue-
blos, siete por mujeres indias y cuatro por hombres indios.
183 AGN, Civil, vol. 2196, exp. 5, f. 9. También había un provisor de españoles.
AHAM, Libro de Visita, vol. 28, f. 40. AGN, Padrones, vol. 4, f. 3v.; Bienes Nacionales, vol.
345, exp. 15; Ckro Regular y Secular, vol. 5, exp. 8, ff. 418-453; Crimina~ vol. 3, exp.
16, ff. 256-305; Civil, vol. 2196, exp. 5. El provisor de indios encabezaba el ''Tribu-
nal Metropolitano de Fe de los Indios y Chinos de México". Vera, 1887, vol. 3, p.
156.José Antonio Alzate escribió que en Acapetlahuaya había una muralla prehis-
pánica "que corre por muchas leguas: es de piedra pizarra sin unión de mezcla y
en la parte inferior tiene una tronera por donde cabe un hombre". Moreno, 1972,
p. 385, nota 41.
184 AHAM, Libro de Visita, vol. 26, ff. 27v, 9lv; vol. 28, ff. 62, 63.
524 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

Las disputas entre pueblos a veces eran solucionadas sin acudir a


las autoridades españolas, como en la Mixteca Alta, donde por cartas,
sumamente formales y corteses, las repúblicas arreglaban asuntos de
presos, ganado y del orden público, o en Tlapa (Puebla) donde misi-
vas escritas en náhuatl lograban conciliar desacuerdos. 185 Varios con-
flictos entre los indios principales y macehuales de Yae en Villa Alta,
Oaxaca, fueron arreglados por medio de 16 "compromisos de la
composición". El documento describía el deber que tenían los indios
con el párroco, aclarando que, siempre y cuando

nos mira con todo amor y cariño verdaderamente como padre le damos
la ración conforme la costumbre antigua y si en el tiempo venidero, vi-
niere otro señor cura y nos maltrata en alguna manera desde luego pro-
testamos no guardar esta costumbre antigua sino arreglarnos por
arancel. 186

El obispo de Oaxaca se quejaba de que los indios solían construir


capillas pequeñas "para obligar a los sacerdotes" a oficiar en sus pro-
pias localidades y si los clérigos se negaban, los indígenas "recurrían
a la Audiencia que siempre les daba la razón ... sin tener en cuenta si
había o no suficientes ministros para diversificar el culto". 187
Los indios tenían experiencia en gestionar asuntos administrati-
vos frente a autoridades civiles y religiosas: relevo de tributo en
tiempos de epidemia, confirmación de elecciones, presentación de
cuentas de los bienes de comunidad, recepción y contestación de
mandatos gubernamentales, solicitudes para recibir una cuarta par-
te de los fondos del ramo de tributo para construir la iglesia, peti-
ciones para el uso de fondos comunales sobrantes, justificación de
erogar dinero comunal para el salario del maestro, trámites del
diezmo para ganado de cofradías, registro de nombramiento de fis-
cales de iglesia en el obispado, presentación de cuentas de herman-
dades. Probablemente casi todos los cuatro mil pueblos de indios

185 Pastor, 1987, pp. 190-191. Dehouve, 1983, pp. 390-391. En los archivos del

gobierno virreinal se encuentran pocos documentos en los idiomas indígenas con


fecha posterior a 1770, pero en los acervos de las intendencias y en los municipales
probablemente existan, como en los de Tlapa, Amecameca y en Yucatán, mayor
número de documentos escritos en las lenguas autóctonas, aun a finales del siglo
XVIII.
Villa Alta, Civil, exp. 362, 1774.
186 1\JEO,
187 Canterla, 1982, p. 203.
ESTRATEGIAS DE LOS GOBERNANTES INDIOS 525

en el virreinato realizaban por lo menos uno de esos trámites oficia-


les cada año, por ejemplo, registrar la elección del cabildo o verifi-
car la cuenta de la caja de comunidad.
A menudo era el escribano indio de república quien transcribía
esos documentos legales o administrativos. También el gobernador
y cabildo redactaban con su propia letra las peticiones al gobierno
o aljuzgado. 188 En varios lugares había indios "papelistas" que se
dedicaban a promover reclamaciones y "capitulaciones", como el in-
dio cacique de Actopan, de oficio zapatero, quien había "transfor-
mado su zapatería en bufete de letrado", o el maestro indio de
escuela Agustín de la Rosa, quien, en Celaya "con fama de letrado,
entendiendo en negocios de indios, formándoles escritos y ocu-
rriendo en nombre de ellos a México, como su defensor... compli-
cándolos en pleitos de que él saca su subsistencia". 189 De vez en
cuando un vecino español, hacendado o cajero ayudaba a la repú-
blica en la redacción de documentos. 190
Algunos indios viajaban a Madrid para presentar sus solicitudes,
como el sacerdote tlaxcalteca, bachiller Julián Cirilo de Castilla,
quien se quedó ahí de 1754 hasta su muerte, o Casimiro Hernán-
dez, de Chacaltianguis, Cosamaloapan (Veracruz), en 1768 y en
1799 el indio Juan de San Pedro Andrade y Bejarano, cacique de
Tecomatán, Guadalajara. 191 Varios pueblos pagaban apoderados pa-
ra representarlos en la ciudad de México y en España. 192 Al final del
siglo XVIII, las repúblicas de indios de Yanhuitlán (Oaxaca), de Cha-
ro (Michoacán), de Orizaba (Veracruz) y de Chalma (México)
nombraban a indios que actuaban como sus apoderados legales en

188 Ayotzingo, AGN, Indios, vol. 72, ff. 497-498; Clero &gular y Secular, vol. 84,
exp. 3.
189 AGN, Historia, vol. 500, ff. 213-214; vol. 501, f. 124.
º
19 AHAM, Caja 1795, Cocotitlán, Chalco. AGN, Indios, vol. 80, ff. 258-259. INAH,
Centro de Documentación, Archivo Judicial de Puebla, rollo 47, solicitud de San
Juan de los Llanos, 1800. Escobar, 1994, p. 212, nota 37.
191 Castilla murió en Madrid después de haber permanecido más de 35 años
intentando conseguir la fundación de un colegio para indios. Olaechea, 1992, pp.
201-205. Konetzke, 1962, vol. 3, p. 348. Taylor, 1997, p. 340. Agradezco a Naoki Ya-
samura la información sobre el cacique de Tecomatán. AGN, &aks Cedulas Origina-
res, vol. 174, exp. 123.
192 Huejotzingo, Tehuacán y Cholula tenían apoderados en México, y la repú-
blica de Orizaba en España. AGN, Propios y Arbitrios, vol. 7, ff. 254, 283; &aks Cédulas
Originaks, vol. 124, exp. 199, f. 389, 1783.
526 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

los tribunales: don Juan de Dios Hernández, gobernador y luego


apoderado; Salvador Manuel Nipe, "indio principal y apoderado de
los naturales de esta villa"; don Salvador de Nájera, "indio repúbli-
cano de esta villa" y don José Manuel Chimalpopoca, "apoderado
del común y natural del pueblo de Santa Isabel Chalma". 193 Cuando
el abogado no satisfacía a los gobernantes indígenas, lo cambiaban,
como expresaba la república de la ciudad de Querétaro cuando pedía
la destitución del protector de naturales del corregimiento porque
"no es inteligente en materias forenses" y no tenía consentimiento
"de todo el común de caciques"; proponía a otro que consideraba
más capaz. También el alcalde de Anenecuilco acusaba a su apode-
rado de no perseguir con tenacidad los intereses del pueblo. 194
Aun entre los analfabetos había conocimientos sobre sus dere-
chos y obligaciones legales. Los alcaldes de los barrios de Tecali,
aunque no sabían firmar, incluían en su protesta en contra de los
excesivos cobros por parte de los caciques del cabildo, la demanda
de que "se nos demuestre, o la orden superior que tienen los go-
bernadores para ello o la real que lo manda". Por Cuernavaca, en
Tlacholohuaya, los habitantes querían seguir con el arancel de 1758
y no aceptar aumentos sólo porque "ahora estos señores licenciados
nos piden más". Igualmente, aunque alegaban ignorancia de los
nuevos mandatos sobre el diezmo, el mismo lenguaje de los firman-
tes de la carta de Cocotitlán, Chalco, revelaba cierto manejo de los
términos legales: "por la misma ignorancia en que vivimos de las rea-
les cédulas, cláusulas superiores y leyes modernas que a éste pue-
dan promoverse".195

193 Desde la fundación de la Universidad de México en 1551 los indios nobles po-
dían asistir. Gonzalbo, 1990, p. 242. Pastor, 1987, pp. 194-195. AGN, Hospi,tal de jesús, vol.
110, exp. 5; vol. 373, exp. 9; Ayuntamientos, vol. 226, f. 172; TU!rras, vol. 1518, exp. 5, f. 25.
En Perú, en 1735, una cédula real autorizaba a los indios a actuar como procuradores
en los tribunales. Chamey, 1993, pp. 419-420. El fiscal del Consejo de Indias en España
proponía ofrecer la enseñanza de derecho civil a los indios macehuales en el proyecto
para el colegio de San Carlos en México. Luque, 1970, pp. 274-275. Ejemplo de un
indio mixteco que estudiaba en la Universidad de México en Bergoza, 1984, p. 149.
194 AGN, Historia, vol. 496, f. 84; Ayuntamientos, vol. 226, ff. 123-131. Sotelo In-
clán, 1970, pp. 118-120. Los indios de Orizaba cambiaron de abogado en 1805,
nombrando al indio principal Salvador de Nájera en vez de Ignacio Antonio de Sa-
lamanca. Cruz, 1996.
195 INAH, Centro de Documentación, Archivo Judicial de Puebla, rollo 46, 1791.
AGN, Clero Regular y Secular, vol. 84, exp. 3. AHAM, Caja 1795, Carta de Cocotitlán.
ESTRATEGIAS DE LOS GOBERNANTES INDIOS 527

A veces los indígenas usaban seudónimos cuando lanzaban car-


gos contra los oficiales gubernamentales. Probablemente éste era el
caso en la protesta de "Manuel de la Cruz de Santa María" referen-
te a desfalcos perpetrados por el subdelegado de Tecali, 196 o, como
alegaba el intendente Flon en abril de 1805, era el caso del "Recur-
so humilde" enviado al rey en 1793. Según el intendente de Puebla,
los indios no eran "capaces de estas ideas, sino seducidos y fomen-
tados de alguno de los muchos papelistas díscolos y enredadores
que hay repartidos en el reino". Sospechaba que el autor de la re-
presentación eraJosé Mendizábal, apoderado de indios, que lleva-
ba correspondencia con un agente en Madrid. 197
Esta imputación se vertió en 1805 cuando la Audiencia reanudó la
investigación acerca de la administración de los bienes de comuni-
dad, la cual había empezado en 1794, debido a la representación en-
viada al rey por "los indios naturales de Nueva España". Se reabrió el
caso cuando, a principios de 1804, se encontraron los papeles referen-
tes al "Recurso" entre los bienes del oidor Cacho.
No fue sino hasta enero de 1805 cuando se pidió al contador Ma-
nuel Saviñón contestar el cuestionario elaborado en 1794, pero nunca
divulgado. Tanto él como el protector de indios, Robledo, indicaban
que los procedimientos administrativos y el manejo del dinero de ~os
indígenas eran muy cuidadosos. Sólo el fiscal de Real Hacienda (ante-
riormente protector de indios en México y fiscal en Guadalajara), Sa-
garzurrieta, cuestionó estas afirmaciones. Anotaba que sus colegas
hablaban del método legal para la administración y no "de los males o
perjuicios de que sea o no susceptible su práctica actual". 198 Recomen-

196 Se destituyó al subdelegado de Tecali. En la investigación, el intendente


Flon comentó sobre "lo expuesto que se hallan estos intereses a repetidos desfal-
cos". AGN, Subdekgados, vol. 41, exp. 6, ff. 240-262v.
197 Dos meses antes el protector Robledo había considerado el recurso como
"un anónimo", escrito con "voluntariedad y ligereza'', una "calumniosa denuncia".
AGN, Consolidación, vol. 10, ff. 396, 397, 401-402. Posiblemente Flon (quien no tenía
datos sobre la fecha de la representación de 1793, sino únicamente la fecha del
cuestionario enviado a Puebla por la Audiencia en 1805) se refería a José Luis
Mendizábal, de San Luis Potosí, quien vivía en Puebla al principio del siglo XIX,
cuando tenía 23 años. Peñalosa, 1991, pp. 45-47.
198 Es extraño que la Audiencia abandonara la investigación en 1794. Entre esa
fecha y 1804, cuatro oidores que habían participado en el inicio del caso seguían en
la Audiencia. El hecho de que no reanudaran la investigación durante esos años
podría atribuirse, pensamos, a una orden virreinal de no abordar el tema.
528 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

daba buscar más inmediatas noticias, no en la esfera de las cajas rea-


les, sino de los subdelegados y de los párrocos. Por su propia expe-
riencia sabía que a menudo los indios no tenían conocimiento del
manejo de su dinero sobrante y que "se deduce que en algunas subde-
legaciones puede haber abusos". Debido a la observación de Sagarzu-
rrieta, la Audiencia pidió información a los intendentes, quienes
contestaron que todo estaba bien (Puebla, Michoacán, San Luis Poto-
sí), que había algunos retrasos y fallas (Guanajuato, "\úcatán, México)
o, de plano, no respondieron como el intendente Mora de Oaxaca,
porque no se había enviado la cédula junto con la solicitud de datos.
Únicamente el intendente interino de Veracruz, Pedro Telmo Lande-
ros, consideraba que los subdelegados extraían caudales de las cajas
comunales y que "como interesados es de temer expongan contraria-
mente a la verdad". En consecuencia mandó preguntar sobre el asun-
to a los párrocos. Los informes de 49 sacerdotes tardaron en llegar a
México, y mientras tanto la Junta Superior de Consolidación decidió
el 16 de julio de 1806 entregar a la Caja de Consolidación dos terceras
partes del dinero sobrante de los bienes de comunidad de los indios
del virreinato. 199 La Audiencia agregó este expediente sobre la Conso-
lidación al "expediente reservado" sobre el "Recurso" de 1793 y regis-
tró, como conclusión al rey, que el método de la Ordenanza de
Intendentes para administrar los fondos de los indios era "el más ade-
cuado, justo y conveniente que puede establecerse" y que "no parece
que haya en lo general abuso o desorden a reformar". 200
A pesar de que en 1793 la representación de los indios al rey no
produjo una investigación cabal, posiblemente influyó para que el

199 La secuencia de la decisión fue la siguiente: septiembre de 1805, la Junta


Superior de Consolidación decide pedir información sobre los caudales de comu-
nidad existentes en las intendencias; lo hace en octubre de 1805; en mayo de 1806
la Audiencia decide que Yucatán debe entregar todo el sobrante a la Consolida-
ción; el 25 de junio de 1806, lajunta Superior de Consolidación decide que todas
las intendencias deberían dar dos terceras partes del sobrante; 16 de julio de 1806
el virrey decreta dicha medida. Se basa en los artículos 14 y 36 de la Real Cédula de
Consolidación, del 26 de diciembre de 1804. AGN, Consolidación, vol. 10, f. 446. En
noviembre de 1806 la Audiencia protesta que no le correspondía a la Junta Supe-
rior de Consolidación decidir sobre la inversión de los caudales sobrantes de las
cajas comunales, sino a dicho tribunal según la cédula real del 14 de septiembre de
1788, y pidió que "para lo sucesivo se servirá tener presente ... lo dispuesto en real or-
den", ff. 438v-439.
200 AGN, Consolidación, vol. 10, ff. 432v, 433v.
ESTRATEGIAS DE LOS GOBERNANTES INDIOS 529

gobierno tomara más en cuenta las quejas de las repúblicas sobre


las limitaciones en los gastos, sus dificultades para conseguir el uso
del dinero sobrante para las necesidades de los pueblos y el arren-
damiento de sus tierras. A partir de 1793 se fue aplicando mayor
cantidad de los caudales de comunidad en préstamos y donativos
para la monarquía. La protección del fundo legal, la fundación de
nuevos pueblos, la repartición entre los tributarios de los terrenos
en vez de arrendarlos, la autorización de mayores gastos para escue-
las y la devolución de parte del sobrante, quizá eran, no sólo res-
puestas a la justicia de las peticiones, sino reconocimiento de la
necesidad de hacer más flexible la administración de los bienes de
comunidad para que los pueblos continuaran aportando divisas.
El gobierno colonial tenía interés en conservar las tierras de los
pueblos, ya que las repúblicas representaban una fuente constante de
ingresos provenientes del tributo y de los bienes de comunidad, ade-
más de que constituían entidades administrativas, legales y territoria-
les importantes en la estructura política y económica del virreinato.
La legislación reconocía a los pueblos como los representantes de los
indios y, en general, el sistema jurídico era receptivo a los litigios de
los indígenas. Aun en los casos de rebelión, como ha señalado Wi-
lliam Taylor, los pueblos solían obtener alguna compensación por los
agravios sufridos, y generalmente el castigo se limitaba a aplicar con-
denas ejemplares. Cuando había protestas violentas, casi siempre eran
dirigidas en contra de los abusos de un oficial gubernamental, pero
no en contra de la legitimidad del poder españo1.20 1
Al final de la Colonia los pueblos y los indios no siempre litiga-
ban porque hubiera escasez de tierra, sino porque conocían las le-
yes y pensaban que tenían bases para reclamar la posesión del
fundo legal y de las tierras de comunidad. En general, el gobierno
no propiciaba el desalojo de los pueblos o la usurpación de sus te-

2o 1 Respecto al análisis de las rebeliones en las intendencias de Oaxaca y Méxi-


co, Taylor expresa que "el sistema judicial, más que ninguna otra institución social,
hacía posible que la Corona española gobernara en México durante el siglo XVIII
sin un gran ejército o una gran fuerza de policía". Taylor, 1987, pp. 242, 247-248.
Tomando como base el apéndice de Taylor se pueden agrupar las 54 rebeliones
ocurridas entre 1750 y 1809 por decenios de la manera siguiente: 1750-1759, dos
rebeliones; 1760-1769, diez; 1770-1779, nueve; 1780-1789, 10; 1790-1799, ocho;
1800-1809, 15. Estas estadísticas indican un aumento de tales insurrecciones en el
periodo comprendido entre 1800 y 1809.
530 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

rrenos. 202 Por su parte, las repúblicas utilizaban el sistema legal para
defenderse, solicitar beneficios, exigir sus derechos y presentar pro-
testas. Tanto así, que los labradores españoles señalaban al virrey
que: "Antes cuando los indios estaban menos instruidos y la codicia
más desenfrenada, pudo esto conducir a una especie de esclavitud.
Hoy saben los indios quejarse, la facilidad de los ocursos y el amor
de los jueces superiores impiden los abusos". Un sacerdote de Oa-
xaca lamentaba en 1804 que "hoy los párrocos desnudos de toda
autoridad y los indios tan sobre sí, tan consentidos y favorecidos".
El intendente Flon añadió que con el establecimiento de las inten-
dencias, los indígenas podían acudir no sólo a la Audiencia sino al
intendente y "los indios no se hallan ya en estado de dejarse opri-
mir". Las autoridades se daban cuenta de que una protesta escrita
era el resultado de juntas, reuniones y discusiones entre los indios.
Probablemente por eso solía prestárseles atención. "Cuando las ob-
jeciones a los reglamentos llegan a lo escrito, es muy de temer que
en lo verbal se hayan tratado con el mayor desagrado".2o3 Desde ha-
ce más de 30 años, José Miranda resaltó el papel de los litigios em-
prendidos por las repúblicas como medida para unificar al pueblo
en defensa de sus tierras, de sus derechos, de sus privilegios y de sus
costumbres. "La cohesión social de los pueblos se mantuvo casi ín-
tegra a causa de su relación con la defensa de la propiedad". Ernes-
to de la Torre Villar ha observado que la existencia de un cuerpo
de leyes basado en la realidad novohispana y el funcionamiento de
un sistema de justicia contribuían a la unificación de Nueva Espa-
ña: "A la vera de la Audiencia, formóse una fuerte tradición legal
que dio forma al país y su actividad fue benéfica para la integración
jurídica de México".204

2o2 Lira, 1983, p. 354. Taylor, 1987, pp. 218, 236. Guerra, 1988, vol. 1, p. 256.

Castro Gutiérrez, 1990, pp. 50-51.


2o3 Informe de la junta de Ciudadanos" de 1785, en Zavala, 1995, p. 169. Bra-
ding, 1971, p. 131. Molina Ruiz, 1983, p. 17, 1807. Bergoza, 1984, p. 324. AGN, Rea-
1,es Cédulas Original,es, vol. 231, exps. 60 y 98.
204 Miranda, 1972, pp. 64-66. Historia documental, 1974, vol. 1, p. 175.
VII. LOS PUEBLOS YLAS ESCUELAS EN LOS ALBORES
DE lA INDEPENDENCIA

Los PUEBLOS DE INDIOS EN MEDIO DE LA GUERRA, 1810-1813

Enjulio de 1808, cuando se recibió en Nueva España la noticia de la


resistencia española a los invasores franceses y el ascenso al trono de
Fernando VII, las repúblicas de indios participaron de manera oficial
en las celebraciones.Junto con el virrey, el Ayuntamiento, la Univer-
sidad, el Consulado y el Protomedicato, los gobernadores, alcaldes y
oficiales de las dos parcialidades de indios marcharon en el desfile de
regocijo. Desde Coyoacán y San Agustín de las Cuevas (Tlalpan) cua-
tro mil indígenas llegaron a la plaza mayor de México, acompañados
por dos carros en los cuales los gobernadores llevaban el retrato del
joven rey, "El Deseado". En todas las regiones del virreinato, las repú-
blicas participaban en celebraciones parecidas a la de México. Las
"exquisitas plumas, finos encajes y bordados riquísimos" de los gober-
nadores y alcaldes de Jalapa llamaban la atención de los cronistas. 1 En
Puebla, un mes después, los indígenas tuvieron una reacción distinta
cuando se supo de las abdicaciones de los reyes en Bayona. "Apenas se

1 Gortari, 1989, pp. 196-197, 200. Impreso referente a la junta de notables que

se reunió cuando se recibió la noticia de la abdicación de Fernando VII; entre los


asistentes estaba Manuel Santos Vargas Machuca, gobernador de una de las parcia-
lidades. AGN, Reaks Cédulas Originales, vol 231, exp. 10. Los pueblos y las repúblicas
de indios participaron en celebraciones en honor de Fernando VII en Mezquitic
(San Luis Potosí), Sombrerete (Zacatecas), Guadalajara, Lagos, Chalco, Pátzcuaro
(Michoacán), Cholula (Puebla) y Tlaxcala. Nava, 1973, pp. 61, 8, 121, 124, 125,
132, 146, 151-154. Villaseñor Cervantes, 1955, pp. 34, 36-37, 44, 46. El indio gober-
nador de Jalapa se sentó en el tablado con el subdelegado, ayuntamiento español
de la villa, alguacil mayor, cura y prelados; igualmente ocupó un lugar de honor
en la iglesia. En la subdelegación de Huajuapan, Oaxaca, los pueblos donaron 1 328
pesos para el juramento de Fernando VII. INAH, Centro de Documentación, Oaxa-
ca, rollo 103, Documentos referentes a la deuda de 20 000 pesos que tenía el sub-
delegado Domingo Lasquetty.
Un ejemplo del atuendo de un gobernador indio, con su vara de mando, se
encuentra en el cuadro al óleo en el Museo del Virreinato de Tepozotlán: Don Jo-
sé Ramírez, gobernador de Teotihuacan, " reinando Nuestro Católico Monarca, el
Amado y Deseado Fernando Séptimo ... 23 de junio de 1809".

531
532 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

esparcieron por el público las noticias de la Caz.eta, cuando los indios


no querían pagar el tributo, diciendo que no tenían rey". El intendente
Flon convocó a la república y logró que aceptara seguir pagando el
impuesto. Además, el ayuntamiento de la ciudad indígena de Cholu-
la manifestó al intendente "que estaba toda la ciudad y pueblos de su
jurisdicción a mi disposición".2
Un año después, en el otoño de 1809, los criollos de Valladolid,
que planeaban la rebelión en contra del gobierno peninsular, toma-
ban en cuenta a los indios de Michoacán y los invitaban a apoyar la
conspiración. Como ha señalado Marta Terán, los dirigentes del m<>-
vimien to se comunicaron con el cacique Pedro Rosales para que
organizara la participación de los 100 pueblos de indios que circun-
daban la capital de Michoacán. Dentro de los puntos fundamentales
del proyecto para un nuevo gobierno, Mariano Michelena destacó
que "se quitarían los tributos y cajas de comunidad". Varios de los
conspiradores, como Nicolás Michelena,José María Abarca y el licen-
ciado Soto y Saldaña, conocían de cerca la fiscalización gubernamen-
tal de los bienes comunales, ya que habían sido subdelegados o
abogados de los pueblos indígenas.3
Durante octubre y noviembre de 1809, Mariano Michelena ce>-
municó los planes a Ignacio Allende, al corregidor Miguel Domín-
guez en Querétaro y a Mariano Abasolo en San Miguel el Grande.
Se podría suponer que mencionó las proposiciones referentes a las
quejas de los indios. Aunque la conspiración de Valladolid no pros-
peró porque fue descubierta por el intendente de Michoacán, algu-
nos de los participantes que no fueron aprehendidos, junto con
otros de Guanajuato y Querétaro, continuaron haciendo planes para
una rebelión. De nuevo las autoridades gubernamentales se entera-
ron del complot en septiembre de 1810. Al conocer la noticia, el
párroco de Dolores, Miguel Hidalgo, se levantó en armas la madru-

2Subrayado en el original. Hernández y Dávalos, 1985, vol. 3, p. 805.


3Marta Terán ha mostrado que la conspiración de Valladolid no fue una re-
beldía de salón con objetivos políticos a favor de los criollos sino que su organiza-
ción alcanzó una amplia área geográfica y tenía planteamientos sociales referentes
a los indios. Terán, 1995, pp. 342, 352-353, 369-370. Michelena había opinado que
"quitados los tributos y cosas de comunidad, nadie habría que no siguiera el parti-
do, como también lo harian las demás provincias en cuanto supiesen el arreglo de
ésta". Abarca no estaba de acuerdo porque los indios creían que eran de justicia
los cargos (de tributos y comunidad). Terán, 1995, pp. 371-372.
LOS PUEBLOS Y LAS ESCUELAS 533

gada del 16 de septiembre y con Ignacio Allende encabezó a miles


de insurgentes en contra del gobierno español y en favor del mo-
narca cautivo, Fernando VII.
Mientras tanto, la república de indios de la ciudad de Queréta-
ro, una de las más ricas del virreinato, por medio de "repetidas ins-
tancias ",insistía en que se liberara al corregidor Domínguez,
encarcelado por su complicidad en el levantamiento. El 25 de sep-
tiembre el virrey Venegas concedió liberarlo, con el fin de "aquietar
al pueblo y a los indios que instaban por ella y atribuía su arresto
principalmente a que era americano". 4
Al final de septiembre, Hidalgo tomó Guanajuato y en octubre
entró victorioso a Valladolid. En la ciudad de México, los contadores
de Propios y Arbitrios seguían con su trabajo de revisar las cuentas de
los pueblos y procesar peticiones para usar el dinero sobrante en la
construcción de una cárcel (Numarán, Michoacán, 20 de septiem-
bre de 1810), vender, en contra de la voluntad de los indios, el ga-
nado de comunidad (Chilapa, 30 de septiembre), aumentar el
salario del maestro de escuela (Tantoyuca, Veracruz, 6 de octubre )
o relevar a los indios del pago de contribuciones (Tonalá, Guadala-
jara, 6 de octubre). 5 El virrey Venegas publicó en castellano y en
náhuatl el 5 de octubre de 1810 la abolición del tributo, decretado
por las Cortes españolas el 27 de mayo, meses antes del levanta-
miento de Hidalgo. La orden de las Cortes incluyó un mandato al
virrey para que repartiera tierras a los pueblos que las necesitaran,
según anteriores disposiciones reales. Venegas había traído el docu-
mento de abolición consigo cuando salió de España y lo revisó des-
de su llegada a Nueva España, el 14 de septiembre. Basándose en
informes de "personas sabidas" decidió añadir que, además de los
indios, la exención del tributo se extendería a las castas. En vista de
que los subdelegados recibían 5% de los tributos para su sueldo, el

4 Agraz García de Alba, 1992, vol. 1, pp. 95-97; vol. 2, p. 251. Los pueblos de

Querétaro tuvieron el apoyo del corregidor Domínguez cuando alegaron que era
de la competencia de los indígenas, y no de los párrocos, nombrar a los fiscales de
iglesia. Ganaron una decisión favorable en 1803. AHAM, Libro de Visita, vol. 32. El
gobernador de los indios de San Miguel el Grande, Ciriaco García, escribió a favor
de los americanos y en contra de la opresión de los españoles el 7 de septiembre
de 1810. AGN, Dperadones de Guerra, vol. 30, exp. 1, f. l.
5 AGN, Propios y Arbitrios, vol. 23, ff. 383-387; &ales Cédulas Origi,nales, vol. 231,

exp. 98; Histuria, vol. 501, f. 151; Indios, vol. 78, f. 281.
534 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

virrey añadió en su bando que la Real Hacienda les pagaría y que se


podría "restablecer el antiguo sistema de repartimiento [de mercan-
cías], cuidando de evitar los abusos". Una semana después Venegas
aclaró que aunque se había abolido el tributo, seguía el cobro del
real y medio de comunidad. 6
Al final de octubre tanto los contadores como el virrey proba-
blemente dejaron sus papeles sobre los escritorios para miraran-
gustiadamente desde los balcones hacia las montañas, ya que en el
camino entre Toluca y la capital las tropas insurgentes se confronta-
ban al ejército realista. El 30 de octubre, Hidalgo ganó la batalla de
Las Cruces pero decidió no seguir rumbo a la ciudad de México si-
no retirarse a Valladolid, y luego al final de noviembre a Guadalaja-
ra, donde estableció su cuartel.
Unos días antes de la batalla de Las Cruces, Hidalgo le encargó
al intendente insurgente de Michoacán, José María Anzorena, la
proclamación de un bando que contenía los primeros mandatos de
su gobierno. El 19 de octubre de 1810 se ordenaba: la liberación de
los esclavos; la abolición del pago de tributo; la supresión del cobro

6 Desde 1805, aproximadamente, el gobierno virreinal revisaba la posibilidad de


uniformar la cantidad de tributo en todo el reino. En marzo de 1810 el Tribunal y
Audiencia de la Contaduría de Cuentas recomendó no innovar en la manera de ta-
sar el tributo porque "las alteraciones... inquietan a los vasallos" y porque "no están
los tiempos para hacer pruebas en Nueva España cuando reina en Europa la suges-
tión, la venalidad y las intrigas con que la Francia ha transformado aquella principal
parte del globo". Debido a la pobreza de los indios y la baja en su número se reco-
mendó no cambiar el sistema de tributos. En referencia a los indios se añadió: "Ellos
son los verdaderos brazos del cuerpo político de las Américas, pudiendo decirse que
sin indios no hay Indias". "Estado general de tributos", 1977, pp. 42-43.
Hernández y Dávalos, 1985, vol. 2, pp. 138-141, 217. La Ordenanza de Inten-
dentes de 1786 había prohibido el repartimiento de mercancías. El decreto de las
Cortes del 27 de mayo de 1810 disponía que se debía recibir información sobre la
contribución del real de Ministros (Juzgado de Indios) y el real de Hospital (de
Naturales en la ciudad de México) y "en cuanto a repartimiento de tierras y aguas,
es igualmente nuestra voluntad, tome las más exactas noticias de los pueblos que
tengan necesidad de ellas y con arreglo a las leyes, a las diversas y repetidas cédulas
de la materia y a nuestra real y decidida voluntad, proceda inmediatamente a re-
partirlas con el menor perjuicio que sea posible de tercero y con obligación los
pueblos de ponerlas sin la menor dilación en cultivo". Cuando las Cortes revisaron
el decreto de Venegas del 5 de octubre de 1810, rechazaron lo mandado por el vi-
rrey sobre la reanudación del repartimiento de mercancías y repitió la idea de re-
partir "tierras de los pueblos de los indios [pero que] no se extienda a las castas".
La Constitución de 1812, 1912, vol.·2, p. 88. Hernández y Dávalos, 1985, vol. 2, pp.
299-300.
LOS PUEBLOS Y lAS ESCUEIAS 535

de derechos a los indios por la raspa de magueyes, el pulque y el


aguardiente de caña; la advertencia a la plebe de que se castigarían
los actos de saqueo. 7
Al siguiente día, el 20 de octubre, el párroco de Carácuaro, en la
tierra caliente de Michoacán, alcanzó a Hidalgo cuando iba hacia la
ciudad de México. José María Morelos comió y platicó unas horas
con Hidalgo cerca de Charo y al terminar la reunión recibió el nom-
bramiento de teniente, encargado de conquistar la costa del sur.
Mientras tanto en las montañas de Tlalpujahua otro insurgente, el li-
cenciado Ignacio López Rayón, hizo su primera proclamación revo-
lucionaria el 23 de octubre, un día antes de conocer personalmente a
Hidalgo. López Rayón incluyó en ella los puntos sobre la esclavitud,
el tributo y la venta de bebidas, contenidos en el bando de Anzorena
del 19 de octubre. Añadió que los europeos tenían que entregar sus
bienes, suprimió los estancos de pólvora, naipes y papel sellado; bajó
la alcabala de 6 a 3% y declaró "iguales a todos los americanos, sin la
distinción de castas que adoptó el fanatismo". 8
Quien primero legisló sobre los bienes de comunidad fue Morelos,
el 17 de noviembre de 1810. En Aguacatillo, cerca de Acapulco, donde
los indios de Atoyac se habían unido a las tropas multirraciales del pá-
rroco, Morelos "a nombre de su Excelencia [Hidalgo]" repitió los
mandatos sobre la libertad de esclavos, el fin del tributo, el estanco de
pólvora y la extinción de los términos "de indios, mulatos, ni castas" e
introdujo por primera vez un nuevo tema: "No hay cajas de comuni-
dad y los indios percibirán las rentas de sus tierras como suyas propias
en lo que son las tierras". También eximió a todos los americanos de la
obligación de pagar las deudas que tenían con europeos y mandó libe-
rar a los reos en las cárceles. Como López Rayón, permitió que conti-
nuaran el estanco de tabaco y la alcabala para sostener a las tropas. 9
De los dirigentes del levantamiento, Morelos era quien tenía
mayor conocimiento del sistema de fiscalización de las cajas de co-
munidad. Entre 1796 y 1798, antes de ordenarse, había colaborado

7 Hemández y Dávalos, 1985, vol. 2, pp. 169-170.


8 Lemoine, 1965, pp. 40, 159-160.
9 Lemoine, 1965, pp. 162-163. Atoyac, subdelegación de Zacatula, en 1808 te-

nía aproximadamente 600 indios y un ingreso anual a la caja de comunidad de 130


pesos, de los cuales gastaba 72 para el maestro y 58 (45%) como sobrante; en la
subdelegación de Zacatula, 43% de los indios eran laboríos y no vivían en los pue-
blos. AGN, Indios, vol. 79, f. 238. Véase mapa 2, capítulo 11.
536 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

en la parroquia de Uruapan, lugar donde la república de indios era


fuerte y la población india, de aproximadamente 1 200 habitantes,
constituía la mitad de la población total del lugar. Los gobernantes
indios, junto con los vecinos de otras razas, protestaron frente algo-
bierno en contra del arrendamiento de las tierras de comunidad; la
república, además, no estaba satisfecha con el maestro de escuela y
quería cambiarlo por el escribano de república. Con un ingreso
anual de 298 pesos, se le permitía una erogación de 108 pesos para
la escuela, mientras 63% de su caudal salía del pueblo hacia las ar-
cas reales en forma de sobrante. 10 Asimismo, en Carácuaro, donde
fue párroco por diez años, el real y medio junto con el arrenda-
miento de dos estancias producía 270 pesos al año, pero solamente
se permitía gastar 20 pesos para la fiesta titular, por lo cual se le te-
nían que entregar al gobierno cada año 250 pesos de los fondos co-
munales. Debido al reducido número de indios que habitaban en
Carácuaro -unos 100 indígenas entre unos mil habitantes mestizos
y mulatos- el pueblo no era típico de los de Michoacán en el aspecto
poblacional pero seguía el patrón de los demás en el aspecto finan-
ciero: Durante su primer año en el curato, Morelos tuvo problemas
con la república que se quejaba de su maltrato y de las obvenciones
parroquiales. Morelos, a su vez, criticó a los indios, pero al pasar el
tiempo se arreglaron las diferencias. u Con 14 años de contacto con
las repúblicas de indios, Morelos en 1810 tenía ideas claras sobre su
problemática en el sur de Michoacán. Por eso, cuando ordenaba
que "los indios percibirán las rentas de sus tierras como suyas pro-
pias en lo que son las tierras", se puso fin al envío del dinero de las
cajas de comunidad a las cajas reales y autorizó el uso del producto
del arrendamiento dentro de los pueblos.
Hidalgo había sido catedrático y luego rector en el Colegio de
San Nicolás en Valladolid, y a partir de 1793 fue párroco en pobla-
ciones de españoles dentro de la intendencia de Guanajuato. Tanto
la villa de San Felipe como la congregación de Dolores tenían algu-
nos habitantes indios, con sus gobernadores de república, pero sus
finanzas no estaban bajo la jurisdicción de los contadores de Valla-

10 Inspección ocular, 1960, p. 110. Terán, 1995, pp. 327-333. AGN, Ayuntamientos,

vol. 181, exp. 8.


11 AGN, Ayuntamientos, vol. 220, exp. 12. Lemoine, 1964, pp. 29-31. Sánchez
Díaz, 1994, pp. 75-79.
LOS PUEBLOS YLAS ESCUELAS 537

dolid, ni de México, sino sujetas al alcalde ordinario de los cabildos


de españoles. Por su parte, López Rayón era del real de minas de
Tlalpajahua, donde no había república ni caja de comunidad, aun-
que sí había repúblicas en los pueblos aledaños. 12
Probablemente Morelos envió el decreto del 17 de noviembre a
Hidalgo, en Guadalajara. Al final del mes, Hidalgo también se refirió
al sistema fiscal de los pueblos. El 29 de noviembre de 1810, Hidalgo
criticó "el pesado yugo que por espacio de cerca de tres siglos" ha-
bía oprimido a la nación americana. Uno de los principales objeti-
vos de tomar las armas era "extinguir tantas gabelas con que no
podía adelantar la fortuna". Procedió a ordenar "como ley inviola-
ble", la abolición de la esclavitud y pena de muerte a los amos que
no obedecieran; la exención del tributo de las castas; la rebaja en la
alcabala a 2% de efectos de la tierra y 3% para los de Europa; la su-
presión del papel sellado; libertad de fabricación de la pólvora, el vi-
no y demás bebidas; la abolición del estanco de colores y "las demás
exacciones de bienes y cajas de comunidad y toda clase de pensiones
que se exijan a los indios". En contraste con lo promulgado por Mo-
relos, declaró la libertad de cultivar y comerciar el tabaco. 13
Hidalgo volvió a tratar estos temas el 5 y 6 de diciembre. Posible-
mente como una medida de emergencia para reunir fondos ordenó
"a los jueces y justicias del distrito de esta capital, que inmediata-
mente procedan a la recaudación de las rentas vencidas hasta el
día, por los arrendatarios de las tierras pertenecientes a las comuni-
dades de los naturales", para depositarlas en la caja nacional. Luego
mandó que "se entreguen a los referidos naturales las tierras para
su cultivo, sin que para lo sucesivo puedan arrendarse, pues es mi
voluntad que su goce sea únicamente de los naturales en sus res-
pectivos pueblos". 14 A diferencia de Morelos, quien había permitido
el arrendamiento, y la entrega a los indios de su producto, Hidalgo
prohibió que se arrendaran los terrenos.

12 AGN, Propios y Arbitrios, vol. 9, f. 3. En San Miguel el Grande vivían 17 caci-


ques indios, en Celaya había una república de indios y posiblemente también en
Salamanca. AGN, Padrones, vol. 36, passim; Historia, vol. 500, f. 179. Taylor, 1976, p.
274. "Estado general de tributos", 1977, p. 16.
13 Hemández y Dávalos, 1985, vol. 2, pp. 243-244.
14 Col,ección de acuerdos, 1868, vol. 2, p. 5. El término "distrito de esta capital", pro-

bablemente significaba toda la intendencia de Guadalajara. Aguirre, 1993, p. 14. AGI,


Guadalajara, 250, f. 1, 11 de febrero de 1792.
538 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

El 6 de diciembre volvió a repetir los puntos principales del


bando del 29 de noviembre, sin incluir la rebaja en la alcabala y la
libre cosecha de tabaco. Juntó los puntos sobre tributo y contribu-
ciones a las cajas comunales, al declarar "que cese para lo sucesivo
la contribución de tributos, respecto de las castas que lo pagaban y
toda exacción que a los indios se les exija". 15
Cuatro meses después, en abril de 1811, cuando Hidalgo mar-
chaba en fuga hacia el norte, habiendo perdido la batalla del Puen-
te de Calderón, cerca de Guadalajara, Morelos consolidaba su
dominio de la costa y las montañas del Pacífico y para el "nuevo go-
bierno de las provincias del sur" expidió órdenes de que se recogiera
todo el dinero recabado por el gobierno virreinal por los conceptos
de alcabala, bulas, estancos y comunidad, y entregarlo para el soste-
nimiento de las tropas insurgentes. Criticó Morelos el uso indebido
que hacía el gobierno de España del dinero de las bulas, y la prácti-
ca de ir "atrapando el dinero sagrado y común sin diferencia para
los malditos designios de los arbitristas gubernativos". Pensamos
que Morelos se refería a las maniobras del gobierno para apropiar-
se del dinero de la iglesia (cofradías, obras pías, capellanías) y del
"común" (fondos de los bienes de comunidad) en la Consolida-
ción, donativos y préstamos. Luego Morelos repitió las instruccio-
nes dadas por Hidalgo para el distrito de Guadalajara y las aplicó a
la región de Acapulco: "Y en cuanto a las tierras de los pueblos", se
debían entregar las rentas recaudadas hasta ese momento y luego
"entregarán los justicias las tierras a los pueblos para su cultivo, sin
que puedan arrendarse, pues su goce ha de ser de los naturales en
los respectivos pueblos". Una vez que los insurgentes tomaron Oa-
xaca, Morelos volvió a explicar a principios de 1813 los mandatos
expedidos en Acapulco, Valladolid y Guadalajara: "Que quede abo-
lida la hermosísima jerigonza de calidades, indio, mulato o mestizo,
tente en el aire, etcétera, y sólo se distinga la regional, nombrándo-
los todos generalmente americanos ... Que a consecuencia nadie pa-
gase tributo ... Que los naturales de los pueblos sean dueños de sus
tierras [y] rentas, sin el fraude de entrada a las cajas, que éstos pue-
dan entrar en constitución, los que sean aptos para ello: que éstos
puedan comerciar lo mismo que los demás y que por esta igualdad

15 Hernández y Dávalos, 1985, vol. 2, p. 256.


LOS PUEBLOS Y LAS ESCUELAS 539

y rebaja de pensiones, entren como los demás a la contribución de


alcabalas, pues que por ellos se bajó al cuatro por ciento". Parece
que Morelos volvió a permitir el arrendamiento de las tierras ya
que no habló de cultivarlas. Para financiar la guerra se mantenían
el estanco de tabaco y las alcabalas, y para sostener al clero, el diez-
mo y los derechos parroquiales. Para los naturales no existía el tri-
bu to, pero sí la alcabala; no se especificó si tenían que pagar el
diezmo u obvenciones parroquiales en la misma cuantía que los
españoles. 16
Los insurgentes no incluyeron en sus decretos el reparto de las
tierras de comunidad entre los indígenas, sino su devolución a los
pueblos. Sin embargo, a partir de 1790 aproximadamente, los in-
dios y varias autoridades gubernamentales habían discutido el tema
en relación con el pago del real y medio. Los pueblos alegaban que
al entregar el real y medio se debía conceder permiso para repartir
las tierras entre los tributarios y no arrendarlas. Esta idea fue pro-
puesta por los pueblos del Marquesado del Valle en 1790 e incorpora-
da en acuerdos de la Junta Superior de Real Hacienda en 1796 y
especialmente en 1800.17
Otro grupo de los gobernantes proponía repartir las tierras en
propiedad para impulsar la producción agrícola. Hipólito Villarroel
recomendó en 1785 repartir terrenos, sin precisar si se darían o no
en propiedad. Cinco años después, el intendente Flon escribió refi-
riéndose a Cholula que "No es posible que donde no hay propiedad,
pueda lograrse la abundancia... No sucedería esto si las tierras fuesen
propias y estuviesen repartidas sin exceso", como se había recomen-
dado en un ensayo premiado por la Sociedad Económica Amigos del
País y mandado en la Ordenanza de Intendentes. 18

16 Este documento del 29 de enero de 1813 incluyó la abolición de la esclavi-


tud, abrogación del repago de deudas a europeos. Se ordenaba formar compañías
de soldados en los pueblos, bajo las órdenes de los subdelegados insurgentes y los
gobernadores indios y todos debían trabajar y quitar la ociosidad. Se eliminaron
los estancos de colores y pólvora. Ernesto Lemoine describió el documento como
un "breve compendio de máximas morales y normas de mejoramiento social, en
estilo sencillo, casi rústico -lenguaje dirigido a la masa-, encierra la más prístina
pureza de su doctrina revolucionaria, anterior a los influjos de los 'letrados' de
Chilpancingo y Apatzingán". Lemoine, 1965, pp. 264-266. Symposium Nacional,
1965, pp. 186-187, Decreto del 18 de abril de 1811.
17 En este mismo libro, véase en el capítulo VI, "El pueblo litigante".
18 Villarroel, 1979, pp. 51-54. AGN, Intendencias, vol. 48, f. 80v.
540 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

En 1799 el obispo fray Antonio de San Miguel y el cabildo de


Michoacán propusieron al rey la "división gratuita de las tierras de
comunidades de indios entre los de cada pueblo". En 1804, unas se-
manas antes de morir, el obispo se refirió a la proposición de 1799.
Escribió al monarca que "Ya propuse a S.M. el asunto de cinco le-
yes, en el informe que le hice con mi cabildo, en 11 de noviembre
de 1799... repetiré ahora el mismo asunto ... y añadiré el de otras va-
rias leyes auxiliatorias". Incluyó detalles adicionales sobre lo que se
presentó en 1799 e hizo una adición a la proposición referente a los
terrenos comunales: "Dividir las tierras de las comunidades de los in-
dios en dominio y propiedad". 19
Años después, en 1813, Manuel Abad y Queipo publicó en Mé-
xico un libro con diez de sus escritos sobre la situación en Nueva Es-
paña. El primer artículo fue la Representación del cabildo de
Michoacán enviado a Carlos IV en 1799, con la fecha del 11 de di-
ciembre. Abad y Queipo ostentó la autoría del documento en una
"Nota" al final del escrito, que debía haber escrito de 1810 en ade-
lante, porque en ese año recibió el nombramiento de obispo electo
de Michoacán. "Formé este escrito por encargo del Illmo. Sr. D. Fr.
Antonio de San Miguel, mi predecesor de buena memoria, y del
muy ilustre venerable Sr. deán y cabildo de esta santa Iglesia, quie-
nes se dignaron adoptarlo como propio y elevarlo al trono en la
misma forma que precede, sin reforma ni mutación alguna". Luego
en la "Nota" dijo: "Propuse en efecto el asunto de ocho leyes las
más interesantes, a saber... la división gratuita de las tierras de co-
munidades de indios entre los indios de cada pueblo en propiedad
y dominio pleno".20
Como se puede apreciar, de hecho el documento de 1799 no
propuso el reparto "en propiedad y dominio pleno'', pero sí incluyó
ocho leyes. El obispo San Miguel en 1804 añadió que la división sería
en "dominio y propiedad" pero dijo que había escrito en noviembre
(y no diciembre de 1799) "cinco leyes". Estas confusiones hacen sur-
gir la pregunta: ¿quién escribió la Representación de 1799?

19 Abad y Queipo, 1994, p. 78. El escrito del obispo Antonio de San Miguel

contiene un análisis de la situación de la diócesis y de la posibilidad de crear nue-


vos obispados. El obispo menciona la obra de Adam Smith. Lemoine, 1964, p. 53.
20 Abad y Queipo, 1994, pp. 85-86. En la Representación de 1799 se refiere a la

ley agraria de España promovida por Gaspar de Jovellanos.


LOS PUEBLOS YlAS ESCUEIAS 541

Alejandro de Humboldt en el Ensayo político sobre el reino de la


Nueva España insinuó, sin decirlo directamente, que el autor era el
obispo San Miguel. "Este respetable obispo que he tenido el gusto
de conocer personalmente ... hace presente al monarca" el informe
de 1799. Señaló que fray Antonio había incluido referencias a Mon-
tesquieu y Bernardino de Saint-Pierre. "Estas citas deben sin duda
alguna sorprendernos en la pluma de un prelado que salió del cle-
ro regular". 21
Sin embargo, después de 1810 Abad y Queipo escribió: "Formé
este escrito", y en 1804 el prelado San Miguel anotó, "Propuse a S.
M. "; el obispo en 1804 habló de repartir en propiedad y Abad aña-
dió esta idea a la representación después de 1810. Además, cuando
publicó los diez ensayos, Abad y Queipo puso un nuevo título al es-
crito de 1799. Humboldt transcribió en el Ensayo político, el título
del manuscrito de diez pliegos que obraba en su poder, "Informe
del obispo y cabildo eclesiástico de Valladolid de Michoacán al rey
sobre jurisdicción e inmunidades del clero americano". Abad y
Queipo puso "Representación sobre la inmunidad personal del cle-
ro, reducida por las Leyes del Nuevo Código, en la cual se propuso
al rey el asunto de diferentes leyes, que establecidas, harán la base
principal de un gobierno liberal y benéfico para las Américas y para
su metrópoli". En la "Nota" también usó el término "liberal" cuan-
do se refirió a la representación de 1799, diciendo: "En la exposi-
ción de las pruebas del asunto principal, hallé motivos fuertes para
proponer al gobierno por primera vez ideas liberales y benéficas en
favor de las Américas". Al final de la nota recalcó que "estas leyes
constituyen la base principal de un gobierno liberal y benéfico.
Desde entonces no he cesado de amplificar y extender estas ideas".
El término "liberal" en el sentido en que lo empleó Abad no existía
en 1799, sino a partir de las Cortes de Cádiz, pero al público en
1813 se le transmitía la idea de que Abad y Queipo en 1799 había
promovido reformas "liberales", antes que los demás.
En enero de 1805 el obispo Cabañas, de Guadalajara, también
se comunicó con Carlos IV sobre el "Estado material y formal de esta
iglesia y diócesis". En este documento dijo: "Acaso sería un estímu-
lo el más eficaz para que las tierras de uno y otros ['su fundo legal

21 Humboldt, 1966, p. 70.


542 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

y... grandes posesiones en común'] fuesen útiles a la población y


agricultura el que cada indio reconociese su propio terreno con fa-
cultad de arrendarlo y enajenarlo". Criticó además a los "particula-
res poderosos" y recomendó obligarlos a arrendar los terrenos y
limitar "las desmesuradas adquisiciones".22
El Consulado de Guadalajara en 1806 también recomendó re-
partir entre los arrendatarios las tierras realengas de los grandes
propietarios y "lo mismo puede hacer en los pueblos de los indios,
que después de señalarles a éstos en propiedad y con preferencia
proporcionalmente, las sobrantes se dieran a los demás vasallos de
cualquiera clase que sean".23
El grito de Dolores marcó el inicio de un periodo de 11 años de
guerra en Nueva España. Desde septiembre de 1810 hasta finales
de 1813, las confrontaciones bélicas eran frecuentes y sangrientas.
Abarcaban una gran extensión geográfica del virreinato, en Gua-
najuato, Michoacán, Guadalajara, Oaxaca, Puebla, Veracruz y la in-
tendencia de México. Se registró un promedio de 12 acciones de
guerra entre los insurgentes y los realistas cada mes. Lugares como
Zitácuaro, Tlalpujahua, Tenancingo y Cuautla fueron casi destrui-
dos en el curso del conflicto.24 Los párrocos y gobernadores indios
de los pueblos situados en la subdelegación de Texcoco, al norte de
la ciudad de México, informaron de la devastación, asesinatos, sa-
queos y quema de cosechas. Esto causaba que los habitantes huye-
ran hacia el refugio de la ciudad de Texcoco, "único asilo de todos
los pueblos y barrios, haciendas y ranchos de la comarca [para] los
muchos que se expatriaron así de la hambre como de miedo de los in-
surgentes". 25
Además de los estragos de guerra, una terrible epidemia azotó
el altiplano en 1813. El pueblo de San Mateo Ixtlahuaca, cerca de

22Serrera, 1977, pp. 419-420.


23Cokcción de acuerdos, 1868, vol. 2, pp. 329-330.
24 Se mencionan 480 acciones de guerra entre el 16 de septiembre de 1810 y el

final de 1813. Bravo Ugarte, 1960, vol. 3, pp. 57-58. Se describió Tenancingo como
un "pueblo casi sepultado entre escombros y ruinas". Molina Ruiz, 1983, p. 41. Ade-
más de Zitácuaro y Tlalpujahua en Michoacán, otras cinco subdelegaciones estaban
devastadas: Huetamo, Ario, Tacámbaro, Tiripetío y Puruándiro. Terán, 1995, pp. 80,
459. Condición de Cuautla, AGN, Archivo Histórico de Hacienda, vol. 648.
25 Cartas de los párrocos de Texcoco y Acolman y de los gobernadores de Chi-

concoac y Cuautlapa. AGN, Archivo Histórico de Hacienda, vol. 397.


LOS PUEBLOS Y lAS ESCUEIAS 543

Texcoco, vio morir a 313 indios en ese año y a otros 178 hasta me-
diados de 1815. El sacerdote certificó que "si la epidemia sigue, no
habrán habitantes en el pueblo", afirmación muy cierta, ya que había
aproximadamente 800 indios antes de 1813, de los cuales 491 habían
fallecido al llegar 1815. En Acolman, del mismo distrito, murió una
tercera parte de la población; el río inundó las cosechas y se perpe-
traron robos diariamente.26 En muchas regiones del virreinato se
interrumpieron la agricultura, la minería, el comercio y las manu-
facturas debido a la guerra, la enfermedad, la inseguridad y la falta
de inversión. El virrey Calleja, en un impreso dirigido a "los habi-
tantes de estas provincias" en marzo de 1813 decía:

A nuestra vista han desaparecido los pueblos y los campos; han huido
las artes y el comercio; han caído las riquezas y la abundancia; y en vez
de fértiles campiñas, laboriosos talleres y ciudadanos opulentos, sólo
se nos presentan desiertos, ruinas y miserias.

El Consulado de Veracruz señaló en 1817 que la producción del


reino se había desplomado en un "estado de parálisis y aniquila-
miento ... por los terribles efectos de su revolución".2 7
Durante octubre y noviembre de 1810, las repúblicas de varios
poblados y ciudades indígenas, como Chalco, Tlaxcala, Huejotzin-
go, Orizaba y las parcialidades de la ciudad de Mexico proclamaron
en documentos oficiales su lealtad a Fernando VII y su repudio a la
insurgencia, a veces con la mención de que Hidalgo había "seduci-
do a varios indios incautos del obispado de Michoacán", a veces in-
vocando a la Virgen de Guadalupe. En los casos de Napoluca
(Tepeaca), de los 39 pueblos de Jalapa y de Xochimilco, fueron las
autoridades españolas quienes hablaron "en voz y en nombre de las
repúblicas de naturales". 28 Los pueblos de las muchas regiones aso-

26 AGN, Archivo Histórico de Hacienda, vol. 397; Indios, vol. 78, f. 118. Nava, 1973,
p. 357. En 1813 los pueblos de Texcoco, Papalotla, Ateneo, Chiautla y Tepetlaos-
toc gastaron 643 pesos de los sobrantes de los fondos de comunidad en alimentos,
medicinas, médicos, frazadas y petates. En Tacuba, Azcapotzalco y Tlalnepantla se
erogaron 1 064 pesos de los fondos de comunidad para socorros en la epidemia.
AGN, Archivo Histórico de Hacienda, vol. 1106, cuentas de data de estos pueblos.
27 Lemoine, 1965, p. 391. Quirós, 1973, p. 260.
28 Hemández y Dávalos, 1985, vol. 2, pp. 121, 125, 142, 143, 155-156, 172-176,

201-202, 244. La república de Tepexuxuca (Malinalco) ofreció al virrey sus servi-


cios en contra de los insurgentes. AGN, operaciones de Guerra, vol. 30, pp. 11-12.
544 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

ladas por los dos bandos enemigos trataban de cooperar con el que
dominaba en un momento dado para evitar represalias. En algunas
partes, como en la Huasteca, los gobiernos indígenas apoyaban in-
distintamente a los realistas o a los insurgentes. Por ejemplo, Hue-
jutla, Tantoyuca y Tamiahua apoyaban la causa gubernamental,
mientras que Huayacocotla, Tancanhuitz, Ozuluama y Chiconte-
pec, a la causa independentista. 29 En Guadalajara, los pueblos de
Sayula apoyaron a los insurgentes y los realistas ejecutaron al gober-
nador indio de la cabecera. 30 Hidalgo, Morelos y sus subordinados
reconocían la estructura política de los pueblos de indios y seco-
municaban con los gobernantes por escrito para pedir su apoyo. El
representante de Hidalgo saludaba a los de Ixmiquilpan, como "Se-
ñores gobernadores, república y principales, muy señores míos" y
pidió que se juntara "toda su indiada" con los vecinos de razón para
participar en la rebelión en contra de lqs gachupines. Morelos se
dirigió a ellos con más familiaridad, pero manteniendo un trato res-
petuoso: "Hijo alcalde del pueblo de Tecuanapa"; en enero de 1811
le escribió al "Hijo, gobernador del pueblo de Atenango del Río"
para solicitar la entrega de los caudales realistas y solicitar en prés-
tamo el dinero de las cofradías. 31 Después de que las tropas de Mo-
relos tomaron Cuernavaca, Cuautla y Oaxaca, se informó sobre la
participación de las repúblicas de los pueblos cercanos a estos tres
lugares en las celebraciones. Un clérigo explicó que en Cuernava-
ca, el recibimiento a Morelos por la república y los vecinos era "pu-
ramente de temor y por evitar desgracias". 32

29Escobar, 1994, pp. 182, 186.


3oHernández y Dávalos, 1985, vol. 3, pp. 223-228.
31 Hernández y Dávalos, 1985, vol. 2, p. 235. Morelos explicó al gobernador de

Atenango que el propósito del nuevo gobierno era ir "mudando el gobierno políti-
co y militar que tienen los gachupines para que lo tengan los criollos, quitando a
éstos cuantas pensiones se pueda, como tributos y demás cargas que nos opriman".
Al gobernador de Tecuanapa le indicó que también las autoridades indígenas de
Cacahuatepec, otro pueblo de la subdelegación de Acapulco, ya habían dado los
caudales de las cofradías a los insurgentes. Ambos pueblos ganaron pleitos legales
en 1808 para no devolver los bienes de las cofradías a los bienes de comunidad. Le-
moine, 1965, pp. 163-165, 180. AGN, Indios, vol. 73, ff. 148-190, 200-251.
32 Lemoine, 1965, pp. 187-188, 194-195, 238.
LOS PUEBLOS YLAS ESCUELAS 545

VIGENCIA DE LA CONSTITUCIÓN DE CÁDIZ, 1813-1814

La Constitución de Cádiz estuvo vigente en las regiones de Nueva


España controladas por los realistas durante un año y medio, de
mayo de 1813 a noviembre de 1814. El virrey Venegas había pro-
mulgado la Constitución en septiembre de 1812 y se había comen-
zado la elección del ayuntamiento de la ciudad de México en
noviembre, pero debido al predominio de los criollos en el nuevo
cabildo, el virrey suspendió el proceso electoral en la capital. Sin
embargo, al final de 1812 se eligieron ayuntamientos constituciona-
les en \Ucatán y Tabasco. Pronto después de asumir el mando como
virrey, el general Félix Calleja reanudó en abril de 1813 el proceso
electoral en México, y durante los siguientes meses se eligió a los
ayuntamientos en el resto del virreinato. Al regresar Fernando VII a
España, abolió las Cortes y la Constitución en mayo de 1814 y meses
después decretó la supresión de los ayuntamientos. Estos mandatos
fueron recibidos en Nueva España en agosto y noviembre de 1814,
respectivamente. 33
La carta magna de 1812 y varios decretos anteriores y posterio-
res a la promulgación de la Constitución afectaron a los indios, a
los pueblos de indios, a las repúblicas y a los bienes de comunidad.
Se abolió el tributo (26 de mayo de 1810, promulgado por el virrey
Venegas el 5 de octubre). Se ordenó elegir ayuntamientos en luga-
res con mil habitantes (artículos 132 y 310 de la Constitución y el
decreto del 23 de mayo de 1812). Se suprimió el servicio personal
de los indios y se mandó repartir las tierras de comunidad a los in-
dios, "para así fomentar la agricultura, la industria y la población"
(9 de noviembre de 1812) .34
Antes de las Cortes de Cádiz, en Nueva España el repartimiento
de terrenos comunales se realizaba en relación con la política fiscal;
después, en relación con el mejoramiento de la agricultura y la eco-
nomía.
Entre el 9 de noviembre de 1812 y enero de 1813, en sólo dos
meses, las Cortes cambiaron su enfoque y "considerando que la re-
ducción de los terrenos comunes a dominio particular es una de las

33Cuniff, 1985, pp. 72-90.


34Armellada, 1959, pp. 95-98. Solano, 1991, pp. 547-550. Zanolli, 1993, p. 330.
Franco Mendoza, 1987, pp. 171-175. Colección de acuerdos, 1868, vol. 2, p. 7.
546 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

providencias que más imperiosamente reclaman el bien de los pue-


blos y el fomento de la agricultura e industria", ordenaron la enaje-
nación de las tierras comunales en propiedad particular. 35 Esto
concordaba con conceptos expresados anteriormente en las delibe-
raciones de las Cortes. En febrero de 1811 cuando se proponía la ven-
ta de terrenos de propios y baldíos, un diputado aseguró que las
tierras de propiedad privada rendían cuatro veces más que las comu-
nitarias: "Lo que es de todos -dice un adagio-, es de ninguno y es sa-
bido que las propiedades en las que se crían y engordan mil cabezas,
siendo comunales, si fueran de particulares se criarían y engordarían
cuatro mil. Se fomentaría la agricultura porque ésta es más florecien-
te cuando es mayor el número de los propietarios". 36 En otra discu-
sión con partidarios de los terrenos comunales, el diputado García
Herreros proclamó en enero de 1812 como un hecho obvio que:

Esa comunidad ('pastos comunes') que tanto recomienda el señor


preopinante ha traído grandes males a los pueblos y es hija de un sis-
tema que sólo podía regir en tiempos de barbarie ... Éste es el modo de
que se aumente la población que es la verdadera riqueza de las nacio-
nes. Cuanto más dividido esté el terreno, y cuanto más claro vea cada
uno lo que es suyo, tanto más pacífica y feliz será la sociedad ... ¡Feliz la
nación cuando se acaben esos aprovechamientos y pastos comune-
ros!... Véase ... cómo las provincias en que están divididos los terrenos
prosperan más que aquéllas en que hay muchos comuneros. 37

La ley del 4 de enero ordenó que "todos los terrenos baldíos o


realengos y de propios y arbitrios ... excepto los ejidos necesarios a
los pueblos, se reducirán a propiedad particular... De cualquier mo-
do que se distribuyan estos terrenos será en plena propiedad". Esta
medida hacía posible repartir o vender las tierras comunales, dando
preferencia a "los vecinos de los pueblos", y el artículo 15 autorizó a
que se repartiera en propiedad gratuitamente a los necesitados,
con obligación de cultivar la tierra y no venderla durante cuatro
años.
El mandato de noviembre de 1812 tuvo una secuela: un decre-
to expedido días después en el cual se permitiera usar dinero de

35 Solano, 1991, pp. 547-550.


36 Actas de las Cortes, 1964, pp. 442-443.
3' Diario... de las Cortes, 1811-1812, pp. 216-217.
LOS PUEBLOS Y LAS ESCUELAS 547

las cajas de comunidad para habilitar los terrenos repartidos. Tam-


bién el decreto de enero de 1813 tuvo una derivación. Ésta tenía
que ver con su vigencia aun después del regreso de Fernando VII.
Aunque el rey derogó la legislación de Cádiz, decidió no anular las
compras hechas bajo la ley de 1813 y tomando en cuenta "los pro-
pietarios que con arreglo a ellas hubiesen obtenido la adquisición
legal", ordenó a los intendentes cumplir exactamente dicha ley,
"no atendiéndose el menor recurso de corporación, ni pueblo al-
guno contra aquellas tierras".38
La vigencia de la Constitución de Cádiz coincidió con el co-
mienzo de la pacificación del virreinato, ya que en el curso de 1813
llegaron nuevos refuerzos militares de España. Durante 1814 las
tropas insurgentes ocuparon porciones de la costa del sur, Oaxaca,
Puebla, Michoacán y la Huasteca, pero en las demás regiones el go-
bierno pudo llevar a cabo las elecciones para formar ayuntamientos
constitucionales. Aunque la Constitución no reconoció a los de san-
gre africana como ciudadanos, los demás hombres (blancos, mesti-
zos e indios), vecinos de las poblaciones, tenían el derecho de votar
para elegir a los miembros de los nuevos ayuntamientos que se esta-
blecieron en lugares de más de mil habitantes. Por esta legislación
los indios perdieron la facultad de elegir entre los de su propia raza
a los gobernantes de los pueblos. El ayuntamiento constitucional
remplazó a la república de indios como órgano de gobierno local.
En fucatán, los contadores señalaban en agosto de 1813 que con el
nuevo sistema "el indio se enlaza al común de las leyes españolas,
formando un vecindario sin distinción en el ayuntamiento constitu-
cional de su radicación [y] parece que se liga a los principios del
gobierno general de este cuerpo". La Diputación Provincial de la
intendencia yucateca dictaminó en septiembre que: "Efectivamente
han cesado los alcaldes y repúblicas de indios del régimen antiguo y
toda otra autoridad en administración de justicia y económico-gu-
bernativo, quedando únicamente el actual alcalde y ayuntamiento
constitucionales". Por una circular avisó a los subdelegados acerca
de "la orden de quedar extinguidas las repúblicas de indios en los
pueblos en que se han instalado los ayuntamientos constitucionales

38 Solano, 1991, pp. 545-547, 552-553. Se contempló usar parte del dinero so-
brante de la intendencia de Chiapas, 360 339 pesos para habilitar la agricultura.
INAH ACC, Chiapas, vol. 3, f. 12.
548 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

por lo que no habrán otras elecciones en ese pueblo que las preve-
nidas por la Constitución".39
Aunque las repúblicas de indios estaban legalmente abolidas,
en varios lugares seguían existiendo. Por ejemplo, en las subdelega-
ciones poblanas de Tochimilco y Atlixco, se erigieron ayuntamien-
tos constitucionales en las cabeceras y se permitió la selección de
gobernantes indios en pueblos pequeños "según el estilo antiguo".
El subdelegado de Tochimilco, cerca de Cuernavaca, informó so-
bre el sentir de los indígenas frente al nuevo sistema:

Los pueblos de indios en los principios y hasta el día, por más que me afano
en explicarles, jamás han podido entender el sistema y reglas de ayun-
tamientos y antes ven abolido en esta cabecera el nombre de gobernadores
y en aquéllos es motivo que ha causado una total y gravosa confusión.

Los pueblos de Huejotzingo levantaron "reclamos y representa-


ciones ... casi diariamente", porque de 37 pueblos en la subdelega-
ción, sólo se erigieron diez ayuntamientos constitucionales. 40
En lugares pequeños se dejó que siguieran las repúblicas, con la
explicación de que en esos lugares el alcalde indio "que no está ins-
truido con las ordenanzas particulares se cree solo, autoridad para
tal y tal cosa". Los gobernantes indios ayudaban "en el gobierno
económico ... en la recaudación y en la de sus comunidades" y "por
ahora en los pueblos en que son útiles los caciques y necesarios, los
han conservado de gobernadores de indios y asimismo los topiles
para la asistencia de los menores". 41 Este arreglo extralegal tomaba

39 Ortiz, 1992, p. 126. El Fénix de la Libertad, 5 de abril de 1849. Sesiones del 2

de septiembre y del 3 de noviembre de 1813 de la Diputación Provincial de Yuca-


tán, citado en Castillo Canché, 1986, p. 68. Ayuntamientos, vol. 163, s.p.; vol. 187, s.
p., final del volumen. Algunos cabildos constitucionales en la península yucateca
empezaron a usar el dinero comunal, pero en mayo de 1813, la Diputación Provin-
cial lo prohibió porque los artículos 335 y 338 de la Constitución de Cádiz no daba
a las Diputaciones poder para derogar ninguna contribución o alterar su uso sin
permiso de las Cortes de España. Castillo Canché, 1986, pp. 75-76.
40 AGN, Ayuntamientos, vol. 163, sin numeración en las páginas. El virrey Calleja orde-

nó al intendente de Puebla investigar estos ayuntamientos "espurios", 18 de diciembre


de 1813. El subdelegado de Tochimilco se basaba en el decreto del 23 de mayo de 1812
(divulgado por el bando de 19 octubre de 1812) para permitir la elección de las repú-
blicas, pero el asesor del intendente dictaminó en contra. AGN, Ayuntamientos, vol. 215.
41 Citas de las intendencias de Puebla y Yucatán. AGN, Ayuntamientos, vol. 163,

s.p. Castillo Canché, 1986, p. 68.


LOS PUEBLOS Y LAS ESCUELAS 549

en cuenta que la población en muchas regiones estaba dispersa, en-


tre 70 y 90% era indígena y estaba acostumbrada a organizar las ac-
tividades económicas y religiosas por medio de las autoridades
indígenas locales. Además, a la administración fiscal del gobierno
le convenía que permanecieran en sus cargos personas adiestradas
en la recaudación de impuestos.
En algunas regiones de la intendencia de Puebla no se obede-
cieron los mandatos de la Constitución y se confirmó la existencia
de las repúblicas de indios, con la explicación de que en Izúcar,
Chietla, Chiautla y Cuautla y "otros muchos de mayor cuantía... ha-
biendo expuesto sus vecindarios y jefes unos motivos de congruen-
cia para no admitirlos, se quedaron en su anterior estado y hasta
ahora no claman por su establecimiento". 42
Donde se erigieron ayuntamientos constitucionales, había tres
modalidades en su conformación: cabildos sin ningún indio entre
los miembros (parece que esto ocurrió en Coyoacán, Huejotzingo y
San Ángel); cuerpos constitucionales con algunos miembros indios
y otros no indios (Huejutla); cabildos donde todos los miembros eran
indios (Santa Isabel Cholula) .43 En algunos lugares se permitía a los
negros y mulatos participar en las elecciones porque formaban par-
te importante de la población, por ejemplo, en Tuxpan, Tamiahua
y Yautepec. 44
En Yucatán se erigieron 154 ayuntamientos constitucionales,
"ocupando en los más de ellos, los indios, las varas de alcaldes". En
la intendencia de Guadalajara tenemos noticias de 20. Por lo me-
nos seis pueblos de indios y las ocho ciudades y villas de Guanajuato
tuvieron ayuntamientos constitucionales en 1814. También en
Durango se establecieron. Combinando estos datos parciales con la
información de las intendencias de México, Puebla, Oaxaca y Mi-

42 Carta del subdelegado de Tochimilco al intendente de Puebla,José Moreno


y Díaz. AGN, Ayuntamientos, vol. 163, s.p.
43 AGN, Ayuntamientos, vol. 163; vol. 187. Es dificil saber si los electos son indios
o no. Debido a que en muchos lugares, al final del siglo XVIII, los indios usaban
apellidos, solamente cuando no los usaban, se puede deducir que eran indios. El
ayuntamiento constitucional de Chalco solicitó al virrey permiso de usar los fondos
de los bienes de comunidad para reparar la escuela y la cárcel. AGN, Indios, vol. 77,
f. 174. La Diputación no aprobó ninguna solicitud de esta índole. AGN, PropWs y Ar-
bitrios, vol. 26, f. 311, 13 de enero de 1815; vol. 28, ff. 119-120.
44 Esto fue permitido según el decreto del 23 mayo de 1812. Escobar, 1994,

pp. 209-210. AGN, Ayuntamientos, vol. 215.


550 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

CUADRO 68
Ayuntamientos constitucionales, intendencia de Yucatán, 1814

Número de Número de
puebl,os ayuntamientos
Subdel.egaciones 1806 1814

Beneficios Altos 22 22
Beneficios Bajos 19 18
Bolonchencauich 13 6
Camino Real Alto 15 11
Camino Real Bajo 11 9
Campeche 5 1
La Costa 45 26
Mérida 10 1
La Sierra 27 25
Sahcabchén 9 5
Tizimín 18 10
Valladolid 30 20

Total 224 154


Fuente: AGN, Intendencias, vol. 21, exp. 9; Apuntaciones, 1871.

choacán, calculamos que existieron alrededor de 300 ayuntamien-


tos constitucionales en 1814.45
Era común que un nuevo cabildo abarcara lo que antes habían
sido tres o cuatro pueblos, ya que con la Constitución se necesita-
ban mil habitantes para erigir un ayuntamiento. En Yucatán, la Di-
putación Provincial decidió que, aunque extinguidas las "antiguas
repúblicas", se podría permitir que en lugares que no tenían sufi-

45 Apuntaciones, 1871, pp. 9-13. Colección de acuerdos, 1868, vol. 2, pp. 1-14; 1876,

vol. 1, p. 14. Apaseo, San Miguel Octopan, San Pedro Tenango, Chamacuero, Ix-
tlán y San Juan de la Vega. Serrano, 1997, p. 68. Se mencionó la real orden de las
Cortes del 17 de agosto de 1813 en el.oficio del 28 de junio de 1814 en Durango.
AHED, cajón 20, exps. 9 y 31, 5 de julio de 1814. Actas de la Diputación Provincial,
1985, p. 64.
LOS PUEBLOS Y LAS ESCUELAS 551

ciente población para formar un ayuntamiento constitucional se es-


tableciera una forma de gobierno "para los actos conciliatorios y de
justicia". 46
Cada uno de los pueblos de Texcoco compró 15 ejemplares de
la Constitución de 1812, a medio real cada uno, con fondos comu-
nales; posiblemente era esto un requisito del gobierno. En un diá-
logo imaginario entre los indios Juan y Pascual, publicado en 1814
en el periódico El Misceláneo, se relataba que Pascual fue a Mérida a
comprar la Constitución pero que todavía pensaba que tenía que
servir a los blancos, por lo cual Juan lo regaña: "Ay, Pascual, te com-
padezco, pues veo que a pesar de que sabes leer y escribir, te amarras
y te confundes". 47 En la ciudad de México, los gobernadores de las
dos parcialidades fueron electos al ayuntamiento; en la villa de Sala-
manca, tres de los ocho regidores eran indígenas. 48
Durante los años comprendidos entre 1812 y 1814 existieron di-
ferentes conceptos de teoría política acerca de lo que debía ser el go-
bierno de las ciudades, villas y pueblos. Se expresaban estas ideas en
torno a tres temas: los requisitos poblacionales para formar un ayun-
tamiento; el papel político y administrativo del cabildo, y el papel
judicial. Había para cada tema tres grupos que proponían su inter-
pretación: los diputados españoles en Cádiz, los diputados america-
nos en las Cortes y los insurgentes en Nueva España.

46 AGN, Ayuntamientos, vols. 163, 187 y 215. Cuniff, 1985, pp. 80-90. Escobar,
1994, pp. 201-205. Castillo Canché, 1986, pp. 45-86. Alamán informó que se habían
llevado a cabo elecciones en 22 subdelegaciones de la intendencia de México. El
volumen 163 del ramo de Ayuntamientos indica que se realizaron elecciones en 27
subdelegaciones y hubo falta de elecciones (debido a la presencia de los insurgen-
tes, según Alamán) en 16: Meztitlán, Huichapan, Otumba, Pachuca, Cuautitlán,
Metepec, Ixtlahuaca, Temascaltepec, Zacualpan, Tetela del Río, Zacatula, Aca-
pulco, Tixtla, Chilapa, Taxco y Tenango del Valle. Alamán, 1968, vol. 3, p. 267.
INAH, Centro de Documentación, Yucatán, rollo 9, Actas de la Diputación Provincial
de Yucatán, 16 de mayo de 1814. El ayuntamiento constitucional de Tianguisama-
nalco (Puebla) incluía los pueblos de Atlimeoya y Altica. El ayuntamiento de Te-
nancingo absorbía los pueblos de indios de San Simón el Alto y San Martín. El
ayuntamiento de la villa de León extendió "su inspección a los pueblos de San Mi-
guel y Cuisillo". AGN, Ayuntamientos, vols. 163, 187 y 215; operaciones de Guerra, vol.
30, f. 229.
47 La caja de comunidad de Texcoco pagó cuatro pesos por la "iluminación pa-
ra la instalación de las Cortes". AGN, Archivo Histórico de Hacienda, vol. 397, cuentas
de Texcoco, 1813-1818; Propios y Arbitrios, vol. 33, f. 29. Canto López, 1977, p. 12.
48 Lira, 1983, p. 56. Taylor, 1976, p. 274.
552 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COWNIAL

Los legisladores americanos y algunos de España proponían dis-


min uir el número de habitantes para formar un ayuntamiento
constitucional, ya que en zonas de escasa población, pocos lugares
calificarían para tener un cabildo. El diputado de Coahuila, Miguel
Ramos Arizpe, defendía esta idea y también la de permitir que los
hombres de sangre africana participaran en la elección de cabildos
en lugares donde eran la mayoría de los pobladores. Dos meses des-
pués de promulgada la Constitución, se incorporaron estas proposi-
ciones en el decreto del 23 de mayo de 1812.49
La segunda diferencia de teoría política entre españoles y ameri-
canos se resolvió a favor de los primeros. Los liberales peninsulares en
Cádiz, especialmente el conde de Toreno, argumentaban que los
ayuntamientos, aunque electos, no eran "representantes de aquellos
pueblos por quienes eran nombrados", sino sólo instancias adminis-
trativas del gobierno central que llevaban a cabo lo determinado en
las Cortes. Según Toreno, si los cabildos eran cuerpos representativos,
se constituiría una forma de gobierno federada, contraria a la forma
centralizada de la monarquía española. Por ende, un oficial guberna-
mental debía encabezar las reuniones de los cabildos. No compartía
Toreno la idea del diputado de Costa Rica, quien declaró: "Si las Cor-
tes representan a la nación, los cabildos representan un pueblo deter-
minado". También Ramos Arizpe en la Memoria presentada a las
Cortes en 1811 había señalado la tradición española de elegir a los re-
gidores, en vez de tener regidores perpetuos. Los argumentos de los
americanos no cambiaron la redacción de la Constitución que refleja-
ba la idea de Toreno de que los ayuntamientos "no son más que unos
agentes del poder ejecutivo para el gobierno económico de los pue-
blos".5º Esta opinión concordaba con la práctica que desde 1766 el vi-
sitador José de Gálvez y la Contaduría de Propios, Arbitrios y Bienes
de Comunidad habían realizado en las poblaciones de españoles y de
indios en el virreinato, en lo concerniente al aspecto financiero.

49 Diario ... de las Cortes, 1811-1812, vol. 11, pp. 213-216, 220-224, 228-229. Cu-

niff, 1985, pp. 69-74.


50 Diario... de las Cortes, 1811-1812, vol. 11, pp. 210-211. Cuniff, 1985, pp. 67-69.
Artículos 309, 323, 335, 338 de la Constitución de Cádiz. Lucas Alamán en referen-
cia a la Constitución de 1812 comentó que "las ordenanzas municipales de los pue-
blos, los arbitrios propuestos por los ayuntamientos para las obras públicas, las
cuentas de la inversión de estos mismos arbitrios, habían de pasar a las Cortes, por
las Diputaciones [Provinciales]". Alamán, 1968, vol. 3, p. 74.
LOS PUEBLOS YLAS ESCUELAS 553

El tercer punto se relacionaba con la administración de justicia.


Aunque los artículos constitucionales sobre la forma de erigir los
ayuntamientos implícitamente abolían a las repúblicas de indios,
eran los artículos y decretos referentes a los tribunales los que hacían
explícita la supresión de los puestos de los gobernantes indios. El
virrey Calleja avisó a los intendentes en una circular con fecha 18
de diciembre de 1813 que por el "nuevo sistema de administración
pública que establece la ley de tribunales y juzgados ... quedan su-
primidos los gobernadores, alcaldes y demás oficiales de república
que había en los pueblos de indios". 51
El pensamiento y la práctica de Morelos diferían de los concep-
tos de Cádiz en lo relativo al gobierno de los pueblos de indios.
Mientras se llevaban a cabo las elecciones para los ayuntamientos
constitucionales, el general insurgente mandó desde Chilpancingo,
el 5 de octubre de 1813, "que los naturales que forman pueblos y
repúblicas hagan sus elecciones libres ... previniendo a las repúbli-
cas y jueces no esclavicen a los hijos de los pueblos con servicios
personales que sólo deben a la nación y soberanía y no al indivi-
duo". 52 En junio de 1814, cuando ya se habían erigido cien tos de ca-
bildos constitucionales que a veces habían desplazado a los indios
de los gobiernos locales, Morelos aprobó la solicitud de la república de
naturales de Sosocoltepec (Temascaltepec) para establecerse como
pueblo y elegir al gobernador, alcalde y regidores "como es costumbre",
dictamen que fue aprobado por el Supremo Congreso del gobierno
insurgente para "aumentar el culto divino, procurar la educación de
los niños, celarse de escándalos y fomentar el entusiasmo contra los
enemigos". 53
En vista de que la Constitución de Apatzingán no presentaba le-
yes sobre los congresos de provincia ni sobre el gobierno municipal,
es dificil saber qué grado de autonomía habría tenido bajo el gobier-
no insurgente. Sin embargo, decretos anteriores de Hidalgo y Morelos
mostraban que los dirigentes independentistas se oponían al control

51 Artículos 242 a 337 de la Constitución y la "Ley de tribunales" del 9 de octu-

bre de 1812, promulgada por Calleja el 19 de marzo de 1813. Lira, 1983, p. 26.
AGN, Ayuntamientos, vol. 163, 18 de diciembre de 1813; carta del intendente de
Guanajuato, 30 de noviembre de 1814. Lira, 1987, p. 56.
52 Lemoine, 1965, pp. 384-385.
53 Herrejón, 1987, pp. 337, 353.
554 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

del gobierno virreinal sobre las finanzas de los pueblos de indios, el


arrendamiento de las tierras y la extracción de los fondos sobran-
tes, para luego tomarlos como préstamos y donativos. Los insurgentes
decretaron que las tierras arrendadas y el dinero de la renta pertene-
cían a los indios.
Resulta evidente que Morelos no proyectaba la erección de ayun-
tamientos constitucionales para remplazar a las repúblicas, sino que
ordenaba que siguieran las formas de gobierno municipal existen-
tes en 1814. Se dejaba abierta la posibilidad de un futuro cambio en la
forma de gobierno municipal. La Constitución de Apatzingán, en
el capítulo sobre "Los juzgados inferiores" ordenaba el 22 de octu-
bre de 1814:

Artículo 208:
En los pueblos, villas y ciudades continuarán respectivamente los go-
bernadores y repúblicas, los ayuntamientos y demás empleos, mientras
no se adopte otro sistema; a reserva de las variaciones que oportuna-
mente introduzca el Congreso, consultando al mayor bien y felicidad
de los ciudadanos. 54

INTENTOS DE RECUPERACIÓN, 1815-1819

La ocupación de muchas regiones por los insurgentes y la supresión


de las repúblicas de indios en lugares donde se erigieron ayunta-
mientos constitucionales, interrumpieron el sistema financiero en las
poblaciones indias entre 1810 y 1815.55 A partir de 1815, el gobierno
virreinal intentó restaurar el cobro del real y medio de comunidad
(abolido en junio de 1813). Asimismo el rey ordenó sustituir el tribu-
to de los indios con una "contribución", nombre que "se le dé desde
ahora ... para desvanecer cualquier género de duda que indebida-
mente se pueda haber formado en razón de que si el tributo induce
alguna especie de nota denigrativa por recaer sobre las castas". 56

Tena Ramírez, 1995, p. 53.


54
Las cuentas de Yucatán muestran que no se recibió ningún ingreso de los
55

bienes de comunidad en 1812, 1813 y la primera mitad de 1814. Tanck de Estrada,


1994, p. 427.
56 Por orden del 1 de junio de 1813, basada en la ley del 9 de noviembre de
1812, se abolieron en Yucatán los derechos "de comunidad y holpatán". Se supri-
LOS PUEBLOS YLAS ESCUELAS 555

No era fácil reanudar la recaudación del real y medio de comu-


nidad. En varias regiones los indios se habían fugado debido a la
guerra. La agricultura estaba abandonada, ya que los hombres tenían
que trabajar en construir fortificaciones, atender a las tropas auxi-
liares y a las de la guarnición o servir ellos mismos en las milicias
(Pachuca) o en las compañías de flecheros (Zacatula). Varios indios
alegaban que por estar en servicio de los realistas fieles, gozaban
del fuero militar y estaban exentos del real y medio. 57 Antes de 1810
los maestros de primeras letras con título estaban exentos de servir
en la milicia, y en la insurgencia la exención se hizo más amplia, pa-
ra los maestros "con escuela pública" y no se hacía mención de la
necesidad del título. 58
En vista de que desde 1810 el tributo estaba abolido, ya no exis-
tían los padrones antiguos de tributarios, base para el cobro del real y
medio, y era imposible levantar nuevos. En varios lugares donde ha-
bían existido ayuntamientos constitucionales, no se había recaudado
el real y medio o se le había dicho a los indígenas "que la libertad
del tributo fue extensiva a los demás ramos". En regiones dominadas
por los independentistas, los mandatos de Hidalgo y Morelos abolían
no sólo el tributo sino todo lo que se exigía a los indios. Desde
Otumba y Tulancingo, subdelegaciones invadidas por las dos fuer-
zas bélicas, se informaba que si los gobernadores de república in-

mió la Contaduría General de Propios, Arbitrios y Bienes de Comunidad el 3 de ju-


lio de 1813; orden recibida en Mérida, el 8 de octubre de 1813. Zanolli, 1993, pp.
378, 412, 462. AGN, Propios y Arbitrios, vol. 26, ff. 369-370. Escobar, 1994, p. 68, ban-
do del 20 de mayo de 1815 referente a la contribución, en vez del tributo. Los caci-
ques tenían que pagar la nueva contribución. En Actopan eran 12% de la
población. AGN, Archivo Histórico de Hacienda, vol. 397, 28 de abril de 1817. Tam-
bién se inició un nuevo impuesto a los propietarios, quienes tenían que pagar 10%
del valor de las casas, los coches y las licencias para caballos. Bando impreso del 6
de diciembre de 1815, basado en el oficio del virrey del 17 de marzo de 1813. Za-
nolli, 1993, p. 406. AGN, Propios y Arbitrios, vol. 16, ff. 505-510, 545. El mandato del
rey con fecha del 1 de marzo de 1815 decía: "Que en todos los dominios de Indias
se restablezca el ramo de tributos con el nombre de Contribución sin variar lo que
previenen las leyes, ordenanzas y demás providencias relativas, ejecutadas hasta el
año de 1808, sin que los indios, ni por manda forzosa, ni por otro título paguen
más de lo que pagaban entonces". Matraya, 1978, p. 519.
57 Informe sobre la intendencia de México. AGN, Propios y Arbitrios, vol. 26, ff.
312-320, 369-370; Archivo Histórico de Hacienda, vol. 396, exp. 2; Indios, vol. 100.
58 Ortiz, 1992, pp. 12 y 127. En España los maestros de escuela no estuvieron
exentos de servir en la milicia hasta 1822. Borreguero Beltrán, 1989, pp. 186-188, 210.
556 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

tentaban cobrar el real y medio, los insurgentes los amenazaban


con la pena de muerte.59 El subdelegado de Pachuca resumía la situa-
ción: no se podía recoger la contribución de comunidad "porque la
insurrección, los nuevos ayuntamientos, las epidemias ... transtorna-
ron el orden de las cosas". 60
Para 1815 de las 43 subdelegaciones de la intendencia de Méxi-
co sólo una había entregado el real y medio completo. Diez subde-
legaciones habían sido invadidas o saqueadas por los insurgentes y
en las demás sólo se podían recolectar los fondos en las cabeceras,
"sin atreverse a transitar los pueblos si no es con tropa por el nota-
ble riesgo de los bandidos". 61 En diciembre de 1815, Calleja, basán-
dose en decretos de Fernando VII de agosto y septiembre de 1815,
declaró el restablecimiento de la Audiencia, la supresión de juzga-
dos especiales creados por la ley de tribunales, y el restablecimiento
de "los ayuntamientos, alcaldes ordinarios y repúblicas de indios en
los pueblos donde los había en la citada fecha [1808] ... se restable-
cen sus repúblicas y antiguos privilegios [pero] no se entenderá en
cuanto al tributo, cuya gracia y excepción se les conserva". 62
Al principio el gobierno consideraba la posibilidad de exigir el
pago de todo lo adeudado del real y medio desde 1810, pero al per-
catarse de que dicha idea era "pretender un imposible", se ordenó
en 1817 que se reanudara el cobro y se ordenara a los sacerdotes
ayudar a recolectarlo en los pueblos alejados de las cabeceras. Al reci-
bir el mandato en Temascaltepec, los indios rehusaron pagar "enca-
prichados en que se abolió este ramo con el tributo" y que estaban
"cansados de las demás contribuciones gravosas". 63 El intendente
de Michoacán informó en 1817 que aún persistía mucha inseguri-
dad en la provincia. Los indios no podían sembrar, había gavillas en
los pueblos y los precios eran muy altos por la escasez de semillas.
Los indios de Chucándaro se habían dispersado, viéndose obliga-

59 AGN, Archivo Histórico de Hacienda, vol. 440, exp. 2; Propios y Arbitrios, vol 26, f.
452. Nava, 1973, p. 357.
60 AGN, Propios y Arbitrios, vol. 26, fI. 283-290; Archivo Histórico de Hacienda, vol.
441, exp. 13.
61 lxmiquilpan entregó el real y medio. AGN, Archivo Histórico de Hacienda, vol.

396, exp. 2, 27 de octubre de 1815.


62 Lemoine, 1965, pp. 160-161.
63 AGN, Propios y Arbitrios, vol. 26, f. 312v; Archivo Histórico de Hacienda, vol. 441-
1, exp. 12.
LOS PUEBLOS Y LAS ESCUELAS 557

dos a mendigar. Los sacerdotes decían que no podrían exigir el co-


bro. Por el rumbo de Zitácuaro nadie quería ir a los pueblos porque
no había guarnición y en Irimbo los insurgentes sacaron al justicia es-
pañol de su casa y lo "hicieron pedazos a cuchillos". En toda la inten-
dencia había pocas regiones no invadidas o incomunicadas.64
De nuevo, en abril de 1819, el virrey Apodaca giró la orden de re-
caudar el real y medio y hacerlo retroactivo a 1817 "sin excusa ni pre-
texto". Se informó que en las regiones de Chilapa, Tixtla y Zacatula,
lugares que habían sido ocupados durante varios años por los insur-
gentes, era muy dificil "convencer a los indios de que la referida con-
tribución no tiene otro objeto que el de su propio beneficio".65
La destrucción causada por la guerra y el intervalo de los ayun-
tamientos constitucionales también afectaron a las escuelas en los
pueblos de indios. Es difícil saber cuántos maestros había porque
generalmente entre 1810 y 1815 las intendencias no enviaban las
cuentas de los bienes de comunidad a la Contaduría en México. 66
Sin embargo en Otumba, región situada entre los dos fuegos, se si-
guió pagando al preceptor el salario de 120 pesos al año hasta 1818,
año en que ya las tierras arrendadas sólo proporcionaban 90 pesos
y el gobernador avisó que no podría financiar la escuela. 67 Zumpan-
go conservaba varios libritos con los recibos mensuales del maestro
fechados de 1810a1814, por lo menos. 68 Los preceptores enseñaban
sin interrupción en Tlalnepantla (de 1806a1818) yTexcoco (1811
a 1817), y en seis pueblos en la misma subdelegación. 69 Chalco y

64 AGN, Propios y Arbitrios, vol. 26, ff. 510-515.


65 AGN, Archivo Histúrico de Hacienda, vol. 441-1, exp. 12; Propios y Arbitrios, vol.
26, ff. 312-325, 560.
66 Se informó que no se habían recibido cuentas de las intendencias de Gua-
dalajara (1810 a 1815), Durango (1809 a 1813), Zacatecas (1807 a 1813), Vallad~
lid (1807 a 1813), San Luis Potosí (1809 a 1813), Guanajuato (1810 a 1815) y
Oaxaca (1811). AGN, Propios y Arbitrios, vol. 26, ff. 335, 434; vol. 16, f. 490. En 1810
el sobrante de la intendencia de Oaxaca fue de 14 533 pesos. En 1814 (mitad del
año), fue de 3 495 pesos; en 1815 fue de 7 983 pesos; en 1816 fue de 5 536 pesos.
El ingreso neto fue entre 45 y 62% menor en 1815 y 1816, comparado con el año
de 1810. AGPEO, Bienes de Comunidad, leg. 31, exp. 3.
67 AGN, Archivo Histúrico de Hacienda, vol. 440, exp. 2.
68 AGN, Indios, vol. 77, libretas encontradas entre f. 302 yf. 303, ff. 180-185. Se rebajó
el pago de tres pesos cada mes a dos pesos, 24 de septiembre de 1813 cuando el precep-
tor anotó: "No quiso Don Paulino darme los tres pesos, sólo me dio dos y me dijo que ya
no me daba porque no había dinero". El gobernador indio era don Paulino Sánchez.
69 AGN, Tierras, vol. 2621, exp. 6, f. 27; Archivo Histúrico de Hacienda, vol. 397.
558 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

otros diez poblados del distrito notificaron el pago a maestros con


fondos comunales durante los años de la guerra, como hacían los
pueblos principales de Tula y de Ixtlahuaca.7°
Cuando en 1814 se erigieron ayuntamientos constitucionales
en Chalco y en Coyoacán, se usaron fondos comunitarios para pa-
gar a los preceptores. Iztacalco solicitó la entrega de los caudales de
comunidad y no quiso reconocer la intromisión de la Contaduría
de Propios, "fundándose en que por superior decreto del 27 de ju-
nio de 1809 está resuelto que dicha oficina nada determine por sí
sin previa superior orden de los excelentísimos señores virreyes a
quien era inmediatamente sujeta". Más aún, el ayuntamiento cons-
titucional de Chalco pidió usar el dinero de comunidad sobrante
de la república para reedificar "las casas que están destinadas para
la escuela". 71 En otros lugares, como Tenancingo, la escuela mejor
dotada de la intendencia desapareció, ya que el pueblo estaba quema-
do y casi sepultado en escombros y ruinas. Con el archivo municipal
en cenizas, nadie sabía nada en 1817 sobre el pago al preceptor con
los pilones del comercio, y el ingreso que había se destinaba a las
tropas realistas y a la guarnición. 12
Durante el curso de 1813 y 1814, la Diputación Provincial de
Yucatán recibió informes enviados por 41 ayuntamientos constitu-
cionales acerca de nombramientos de maestros. Más de dos tercios
de las escuelas que funcionaban no eran nuevas. En 29 de estos 41
lugares, los anteriores reglamentos de bienes de comunidad habían
asignado sueldos para preceptores. 73 Bajo el régimen constitucional
se pagaban mejores salarios, alrededor de 100 pesos al año. En vista
de que los ayuntamientos no estaban sujetos a la vigilancia de la
Contaduría, no tenían que limitar las erogaciones magisteriales a
los 24 pesos anuales estipulados en los reglamentos anteriores, ni

70 AGN,Archivo Histórico de Hacienda, vols. 441, 628; Indios, vol. 76, f. 305.
71El asesor Torres Torrija recomendó al virrey entregar la solicitud a la Dipu-
tación Provincial, 10 de mayo de 1814. AGN, Propios y Arbitrios, vol. 26, f. 310. El
ayuntamiento constitucional de Chalco pidió el 13 de enero de 1814: "Si la muy
acreditada bondad de V.E. se digna declarar entren en el fondo de dichos propios
los de bienes de comunidad que pagan los indios de esta demarcación, único arbi-
trio para subvenir a las referidas urgencias". AGN, Indios, vol. 77, ff. 172-174.
72 Molina Ruiz, 1983, p. 41.
73 INAH, Centro de Documentación, Yucatán, rollo 9, Actas de f,a Diputación Pro-
vincial, 1813-1814. AGN, Intendencias, vol. 21, exp. 9. Tanck de Estrada, 1994, pp.
439-444.
LOS PUEBLOS YLAS ESCUELAS 559

entregar al gobierno aproximadamente 60% del ingreso como so-


brante. El ayuntamiento constitucional de Mérida ordenó abrir
nuevas escuelas en dos barrios indios, usando dinero de la lotería
ya que no prosperó la idea de emplear los fondos de comunidad, y
en el pueblo cercano de Ucú se pidió permiso para tomar para ese
fin dinero que era producto de la hacienda de comunidad. 74 Un
ayuntamiento preguntó a la Diputación si podrían formar parte del
cabildo personas que no sabían leer y escribir. La Diputación res-
pondió que se debía obedecer lo estipulado en el título dos de la
Constitución (la cual no exigía estas habilidades).75
Para 1816, en la intendencia de Guadalajara las cuentas de los
bienes de comunidad para 11 de las 23 subdelegaciones con pue-
blos de indios mostraban una baja en el número de escuelas finan-
ciadas con fondos comunitarios. En 1805 se había pagado a
preceptores en diez poblados, pero para 1816, sólo en cinco lugares
sucedía esto. 76 Posiblemente esta disminución de 50% en el núme-
ro de escuelas sostenidas por las cajas de comunidad ocurrió en
otras intendencias, como Michoacán y Puebla, pero no tenemos da-
tos para verificarlo.
Durante el periodo de 1810 a 1821 se expidieron dos documen-
tos a todas las intendencias que reflejaban un cambio en el pensa-
miento gubernamental sobre la educación indígena. En 1811 se
giró el dictamen hecho por los fiscales en referencia a la solicitud
del sacerdote del pueblo de Tianguistengo, en Meztitlán. El párro-
co se había quejado porque el nuevo subdelegado no entregaba los
36 pesos anuales de los fondos comunales al maestro de escuela.
Por ende, el cura y los padres de familia financiaban al maestro. La
asistencia de los alumnos había disminuido de 132 a seis. Después
de revisar las cuentas, el gobierno ordenó al subdelegado pagar al

74 Zanolli, 1993, pp. 344, 404, 412, 414, 438, 515. Durante 1813y1814, el ayun-
tamiento constitucional de México utilizó 3 000 pesos del dinero comunal de las
parcialidades de indios para ayudar a la población capitalina durante la epidemia.
Lira, 1983, p. 47. La Diputación Provincial de Yucatán tomó 8 290 pesos del dinero
sobrante de los bienes de comunidad para salarios de los diputados. Tanck de Es-
trada, 1994,p.434.
75 INAH, Centro de Documentación, Yucatán, rollo 9, Actas de la Diputación Pro-
vincial de Yucatán, 16 de mayo de 1814, referente a Sabancuy.
76 Estos cinco lugares fueron Zapotlán, Tequila, Ixtlán, La Barca y Tomatlán.
AGN, Propios y Arbitrios, vol. 25, passim:, vol. 35, ff. 50-61; Indios, vol. 78, f. 313.
560 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

preceptor y hacía un resumen de la legislación desde la Recopilación


de 1681 hasta los edictos episcopales, cédulas reales y la Ordenanza
de Intendentes, la ley agraria de Jovellanos, la, Novísima Recopilación
(de España) y los decretos de las Cortes de Cádiz, todo apoyando la
afirmación de que cuando se refería al "destino que deben darse a
los productos de los bienes de comunidad ... uno de los principales
cargos a que los sujetan son los salarios de los maestros". Se comen-
tó del "lastimoso estado en que se halla en este reino la educación
de la juventud, especialmente en los pueblos de indios". Nueve me-
ses después de comenzado el levantamiento, el protector de indios,
recién llegado de España.José Ramón de Osés, opinó que

El descuido de la educación ha tenido el mayor influjo en la insurrec-


ción con que se halla afligida la Nueva España y cuyas funestas conse-
cuencias llorará por mucho tiempo la madre patria. ¿No es notorio
que los jefes de los insurgentes han valido de la sencillez e ignorancia
de los pobres indios en puntos de religión y de política para seducirlos
con falsas máximas y arrastrarlos al partido de la rebelión?

Se mencionó que el párroco de Tianguistengo había formado


una junta con el subdelegado, el gobernador indio y el secretario,
para visitar mensualmente la escuela y supervisar el cultivo de una
milpa común para ayudar en el pago del maestro. 77
El gobierno divulgó en agosto de 1811 el dictamen sobre la es-
cuela en Meztitlán a todos los intendentes. La idea de formar juntas
de los hombres destacados de una localidad para promover la edu-
cación, realizada en Tenancingo en 1805 y recomendada por el
sacerdote de Tianguistengo, se utilizó a veces en otros lugares du-
rante estos años 78 con el fin de cumplir con la recomendación de

77 Aunque no se indica el autor del primer dictamen que tiene la fecha 6 de


junio de 1811, pienso que fue Francisco de Robledo, fiscal de lo civil, anteriormen-
te oidor de la Audiencia de Guatemala (1785-1802). En el dictamen se mencionó
un artículo publicado en Guatemala sobre la manera de influir a los indios para
que vistieran al estilo español. (Fue publicado en 1796 por el fraile chiapaneco
Matías de Córdoba). AGN, Histuria, vol. 493, ff. 115-136.
7s Cuando el párroco de Misqueahuala (Tetepango) solicitó en 1819, 60 pesos
de los fondos de comunidad para establecer una escuela, el protector de indios re-
comendó que formara "una junta, tanto de los indios oficiales de república como
de los vecinos españoles y otros que llaman de razón, no sólo en el mencionado
pueblo sino en las haciendas y ranchos inmediatos". Se aprobó dar 40 pesos para
LOS PUEBLOS Y lAS ESCUEIAS 561

Osés en referencia a las escuelas de primeras letras: "De manera


que no haya lugar, pueblo, comunidad, feligresía, doctrina o ran-
cho que no la tenga, ni individuo por pobre y desvalido que sea,
que no pueda recibir fácil y gratuitamente esta enseñanza". 79
El segundo decreto ampliamente divulgado en todo el virreinato
a partir de 1817, fue la cédula real de Fernando VII con fecha 14 de
noviembre de 1816. Influido por las opiniones de los ex diputados de
las Cortes, que todavía estaban en España, especialmente los de Chia-
pas y Guatemala, el monarca legisló sobre la educación indígena. Se
refirió a anteriores cédulas: la de 1778, la del 5 de noviembre de 1782
y la del 7 de junio de 1815 (esta última sobre la obligación de los con-
ventos de frailes de poner escuelas). Preocupado por el atraso en el
establecimiento de escuelas y la consiguiente "ignorancia en los de-
beres del hombre para con Dios, para con su soberano y para con sus
semejantes", mandó la "erección de escuelas de primeras letras en to-
dos los pueblos en que se consideren necesarias y convenientes para
la civilización de los indios", financiadas por los medios designados
en las anteriores cédulas. El rey no mencionaba "escuelas de lengua
castellana", ni la importancia del idioma para la comprensión de la
doctrina cristiana, como se había hablado en la legislación del año de
1782 y antes. De hecho, a partir de la Ordenanza de Intendentes y su
artículo 34, se usó el término "maestros de escuela" y de ahí en ade-
lante, generalmente se hablaba de "escuelas de primeras letras" (que
incluían la doctrina cristiana, junto con leer, escribir y contar). El ob-
jetivo de la enseñanza era "la civilización de los indios" y así lo desta-
có el virrey Apodaca cuando, el 10 de julio de 1817, envió la cédula a
todos los intendentes y ordenó que le informaran sobre las escuelas
que había en su jurisdicción, su financiamiento y lugares donde se
debían establecer. 80
Dado el interés renovado por establecer escuelas en los pobla-
dos, la presencia de un maestro de escuela siguió figurando como

"la felicidad temporal y espiritual de los miserables indios, su civilización y cultura


y el bien público del reino". AGN, Historia, vol. 499, ff. 385-400.
79 Esta frase del peninsular Osés es una de las pocas en que se usa el término
"comunidad" refiriéndose a una agrupación de personas y no al régimen económi-
co en un pueblo de indios.
80 AGN, Archivo Hist6rico de Hacienda, vol. 441, real cédula del 14 de noviembre

de 1816, promulgada el 10 de julio de 1817. Se recibió el bando de Apodaca en


Candela, Coahuila, el 22 de agosto de 1817. AGEC, Fondo Colonia~ C32, E42.
562 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

uno de los requisitos para formar nuevos pueblos. En la solicitud de


YUcunecoc, Teposcolula, de 1818, se insistió en que había

casas del padre cura, de comunidad [y] tienen maestro de escuela,


siendo así que es una de las partes más esenciales de cualquiera reduc-
ción [pagándole] de los fondos de comunidad o de las contribuciones
de los padres de familia y cuidando que éstos envíen a sus hijos a ella
para ser instruidos en la doctrina cristiana, en el idioma castellano y
primeras letras. s1

Durante la última década de la colonia, varias publicaciones en


náhuatl indicaban que la enseñanza y la alfabetización se llevaban a
cabo en las lenguas vernáculas. El sacerdote Rafael Sandoval, en el
prólogo del Arte de /,a kngua mexicana, 1810, consignó su oposición a
la cédula de Carlos 111 de 1770 y a los que "esparcen que ya el rey ha
quitado todos los idiomas y así que solamente en castellano debe pre-
dicarse [a los indios] aunque nada entiendan de ella". Este libro para
enseñar el náhuatl contenía al final la "Doctrina breve" de Ignacio
Paredes (1759) y el "Alabado" de José de la Mota, para la recitación
de los indios. 82 Para 1818 se imprimió un librito para alfabetizar en
náhuatl: "Silabario de la lengua mexicana", escrito por el presbítero
Gregario Rivera. Los autores de estos libros habían sido párrocos:
Sandoval en Tetela del Volcán, Xochimilco y luego catedrático de
mexicano en la Universidad; De la Mota en Tepecoacuilco. Los pe-
queños tomos en náhuatl debían haberse usado no sólo para la evan-
gelización sino para la alfabetización en dicho idioma. La opinión
del párroco de Yaxcabá en YUcatán, 1813, probablemente reflejaba el
sentir de sacerdotes de otras regiones indígenas: "Cuando se les ense-
ña la doctrina cristiana en lengua castellana no alcanzan aquella inte-
ligencia necesaria para recibir con fruto los sacramentos a menos
que se les enseñe juntamente en su propio idioma". 83

81 AGN, Civi~ vol. 40, exp. 16. En 1818 se consiguió permiso de la Junta Supe-
rior de Real Hacienda en México para pagar con los fondos comunales el salario
del maestro en Taticab, Yucatán. AGN, Historia, vol. 501, f. 241.
82 Contreras, 1985, vol. 1, p. 233. León-Portilla, 1988, vol. 2, pp. 360-361.
83 León-Portilla, 1988, vol. 2, p. 88. Granado Baeza, 1941, p. 227.
LOS PUEBLOS Y 1AS ESCUElAS 563

ESCUELAS Y AYUNTAMIENTOS CONSTITUCIONALES, 1820-1821

En enero de 1820 las tropas españolas se levantaron en contra del


gobierno del rey Fernando VII y en marzo se declaró vigente la
Constitución de 1812. La noticia llegó a México en junio en 1820.
Muy pronto se eligieron ayuntamientos constitucionales en las ciu-
dades, villas, centros mineros y pueblos del virreinato. Los indios ya
no eran los únicos que contaban con el derecho de votar, como en
las elecciones anuales para los gobernantes de las repúblicas, sino
que todos los hombres vecinos del lugar eligieron a los miembros de
los cabildos constitucionales. El 20 de julio de 1820 se instaló la Di-
putación Provincial de Nueva España formada por el virrey, el in-
tendente de México y diputados que representaban las regiones
geográficas de México, Puebla, Oaxaca, Veracruz, Michoacán, Tlax-
cala y Querétaro.s4
La formación de los ayuntamientos constitucionales significó la
terminación de una forma de gobierno indígena que había durado
casi tres siglos. Los indios intentaron mantenerse en el poder como
miembros de los nuevos cabildos. En vista de que no se anotaba en
los documentos la raza de los gobernantes locales, resulta dificil
precisar cuáles fueron los ayuntamientos constitucionales donde
predominaron los indios. Solamente se puede identificar con segu-
ridad a los que no usaban apellidos, pero para la época de 1820 ya
muchos indígenas tenían apellidos y se confundían en las listas de
los electos con los hombres de otras razas.
Algunos ayuntamientos constitucionales con una segura mayo-
ría de indios (los que se identificaban con dos nombres de pila)
fueron: Zumpango de la Laguna, Tepexpan (Teotihuacan), San Pe-
dro Atocpan (Xochimilco), Santa María Teoposco (Teutitlán del

84 El proceso electoral era indirecto y de dos pasos. Los ciudadanos (excluyen-


do a los de sangre africana, aunque por el decreto del 23 de mayo de 1813 se per-
mitió que los negros y mulatos votaran en lugares donde constituyeran la mayoría
de los habitantes) que tenían cinco años como vecinos del lugar votaron por elec-
tores, quienes en una segunda ronda eligieron al alcalde, regidores y síndico del
ayuntamiento. Peter Guardino ha advertido que el derecho al voto según la Cons-
titución de Cádiz era mucho más extendido en Nueva España que en Estados Uni-
dos, Inglaterra y la mayoría de los países europeos durante este mismo periodo.
Cuniff, 1985, pp. 91-93. Guardino, 1996, p. 90. Actas de la Diputación Provincial,
1985, pp. 7-10.
564 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

Camino, Oaxaca), San Francisco Nusami, San Vicente Ferrer y San-


ta María Xiotán (Nexapa, Oaxaca). Otros cabildos contaban con va-
rios indígenas entre sus miembros: Pungarabato (Michoacán),
Teololuca, Santa Catarina Ayotzingo (dos apellidos indígenas, Hue-
xotitla y Azayalinastitla), San Pedro Quichiapa (Nexapa), Tula,
Cuautitlán, Xochitepec, Huejutla, Tultitlán y Tlalnepantla. 85 En
Guanajuato, los indios adelantaron las elecciones en San Juan de la
Vega, Amoles y Apaseo, probablemente para obtener puestos en el
ayuntamiento. A pesar de esto, el jefe político decidió no anular la
votación para evitar "movimientos tumultarios en estos lugares
acostumbrados a la sublevación".86
Varias localidades no querían formar ayuntamientos constitu-
cionales sino seguir con "la forma antigua" y gobernarse "por sí",
como los pueblos de la subdelegación de Izúcar, Ixcateopan y Telo-
loapan (Zacualpan), pueblos cerca de Chignahuapan (Zacatlán,
Puebla), Tecali, Iguatlán (Orizaba), Capuluac (Tenango del Valle),
Naolingo Qalapa), Pentecostés (Texcoco), Epazoyucan (Zempoala)
y Santa Ana Sogachi (Oaxaca). En varias ocasiones la Diputación
Provincial tuvo que declarar que "deben extinguirse las repúblicas"
y que los indios "reintegrados en los derechos de ciudadanos espa-
ñoles deben alternar con ellos en los empleos de regidores y demás
oficios del mismo ayuntamiento sin necesidad de instalar otro pro-
pio de indios, pues no debe haber dos cuerpos en una población".87
Una solución que extralegalmente se usaba en algunos lugares
era la de nombrar "regidores" o "alcaldes" en los pueblos pequeños
de indios. Algunas veces los mismos habitantes seleccionaban a su
representante, otras el ayuntamiento constitucional lo nombraba
(Mexicalcingo y Jamiltepec) 88 y en Ixmiquilpan e Ixtlahuaca los
subdelegados designaban a un indio en pueblos sin ayuntamiento y
consultaban a la Diputación estos nombramientos en lugares

85 AGN, Ayuntamientos, vols. 128, 154, 182, 242, sin paginación. Actas de la Dipu-
tación Provincia~ 1985, pp. 68, 75, 133, 162.
86 Serrano, 1997, pp. 71-73.
87 AGN, Ayuntamientos, vol. 170. Actas de la Diputación Proviciona~ 1985, pp. 59,
71, 103, 115, 119, 141, 164, 170,171,262,273,311,340.
88 En San Salvador Ixcuincuillapilco (Actopan) había "comisionados" nom-

brados en los pueblos por las "prescritas repúblicas". AGN, Ayuntamientos, vol. 242.
Para Mexcalcingo y Jamiltepec, Actas de la Diputación Provincial, 1985, pp. 108,
112, 340.
LOS PUEBLOS Y LAS ESCUELAS 565

puramente de indios en donde antes se nombraban gobernadores y


alcaldes, debe uno nombrarse sujetos de los mismos naturales que ad-
ministran justicia y hagan cabeza de los asuntos que ocurran relativos
a su administración; pues como tienen conocimiento de las familias
que ocupan sus poblaciones se hace indispensable para entender con
éstos los ayuntamientos. 89

El incorporar a representantes de pueblos y barrios indios en


los ayuntamientos, posiblemente por un arreglo entre los electores,
parece haber ocurrido en Tepoztlán, Cuautitlán y Malacatepec, pero
en otros lugares los indios se quejaban de que no se les citaba a las
elecciones, como en Maravatío (Michoacán), San Lorenzo Achiote-
pec (Tulancingo) y San Lorenzo Tepexoxuna (lzúcar) o que "no se
ha dado lugar a los naturales" en las elecciones de Tamialicho (Pánu-
co), o que no se logró elegir ni a "uno de su nación" (Achichipico,
en Cuernavaca) ni a un solo alcalde que hablara otomí (San Jeróni-
mo Aculco en Huichapan) .90
La Diputación Provincial aconsejaba a los indios que participaran
en las elecciones con los demás habitantes y que "cada uno vota a
quienes les parezca". El Ayuntamiento de Querétaro tuvo dudas sobre
si se podrían instalar ayuntamientos constitucionales en pueblos co-
mo La Cañada y Tolimán donde los habitantes eran todos indios. La
Diputación ordenó erigir los ayuntamientos "aunque sean los indios
solos". Con igual apego a la letra de la Constitución, la Diputación re-
chazó cualquier intento de negar la erección de ayuntamientos en po-
blaciones indígenas debido a la supuesta "incapacidad" o "ignorancia"
de los moradores, como alegaban las autoridades de Tetela, Puebla.
La Diputación dictaminó en noviembre de 1820 que se debían reali-
zar elecciones, ya que el lugar cumplía con el requisito de tener más
de mil habitantes y que: jamás se puede presentar razón alguna que
impida el cumplimiento de la Constitución, por lo que no obsta a los
indios su ignorancia, pues el objeto de la ley y a lo que se debe aspirar

89 AGN, Ayuntamientos, vol. 170. La Diputación Provincial no condenó el nom-


bramiento de alcaldes por el subdelegado de Ixmiquilpan en pueblos sin ayunta-
mientos sino que decidió "reservar la resolución de este asunto hasta meditarlo
más detenidamente y tener a la vista otros antecedentes". Actas de la Diputación Pro-
vincia~ 1985, pp. 217, 244.
90 Actas de la Diputación Provincial, 1985, pp. 66, 68, 74, 75, 103, 111, 138, 190,

195, 258, 316, 340.


566 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

es a que los pueblos se ilustren, aunque en los principios se conside-


ren ignorantes ... ". Para terminar su dictamen la Diputación señaló
que los indios se habían gobernado adecuadamente por medio de sus
repúblicas: "los cuales pueden desempeñar así como lo han hecho en
las repúblicas que han tenido". 91
Especialmente en los pueblos y villas grandes con una pobla-
ción multirracial, los indios perdieron su lugar privilegiado (y a ve-
ces poco representativo de la totalidad de los habitantes) de formar
con exclusividad el gobierno local. La ceremonia efectuada en Tla-
xiaco, Oaxaca, donde sólo 40% de la población era india, el 29 de
octubre de 1820, ponía en evidencia el cambio en el poder político
que acababa de ocurrir. La república de indios que había cesado en
sus funciones entregó formalmente al ayuntamiento constitucional
los siguientes objetos:

Libro viejo del gobierno antiguo que siguió esta comunidad.


Libro viejo de tributos antiguos.
Dos cuadernos: padrón y matrícula última.
Un cuaderno retazo de posesión de tierras.
Una caja chica con cerradura donde se custodian otros papeles.
Otros retazos de mapa, de tierras y de contornos de este pueblo.
Un cuadro grande de Nuestra Señora de la Asunción.
Un cuadro grande pintado "El juicio universal".
Un cuadro grande del Señor San Antonio.
Un estandarte de capichola negro de procesión de cuaresma.
Un bastón de gobernador encasquillado en partes con plata.
Dos bastones con puntitos de plata.
Un fierro de marcar ganado.
Una mesa grande y cuatro escaños.92

91 Actas de la Diputación Provincial, 1985, pp. 48, 111, 127, 132, 190-195. La Di-

putación añadió que los gobernantes indios podían consultar al cura para el de-
sempeño de las funciones. Actas de la Diputación Provincial, 1985, p. 127. En la
subdelegación de Teotihuacan las autoridades locales suspendieron en agosto de
1820 los ayuntamientos en los pueblos chicos porque se había elegido a antiguos
oficiales de república a quienes faltaban "civilización", "instrucción" y "racionali-
dad", además de que tenían"ideas extravagantes", "antiguas costumbres" y "des-
confianza con el hombre blanco y aun con el resto de los sujetos que componen el
mismo ayuntamiento". No hay noticia de que este caso llegara a la Diputación Pro-
vincial. AGN, Ayuntamientos, vol. 242. En 1814, ocho pueblos de Teotihuacan habí-
an tenido ayuntamientos constitucionales. AGN, Ayuntamientos, vol. 163.
92 Méndez Aquino,1985, pp. 150, 160. Se refería al "gobierno antiguo" en Tla-
LOS PUEBLOS Y IAS ESCUEIAS 567

Según el artículo 321 de la Constitución, los ayuntamientos de-


bían encargarse de la salud, el orden, las obras públicas, los merca-
dos, los caminos y las escuelas de primeras letras. De todas estas
actividades recibía prioridad entre los nuevos cabildos el pago de
un maestro, porque muchas poblaciones ya tenían la constumbre
de financiarlos con dinero de la caja de comunidad o de los pro-
pios y arbitrios. Sin embargo, para usar estos fondos o para impo-
ner nuevos impuestos, los ayuntamientos constitucionales tenían
que conseguir permiso de la Diputación Provincial. Al principio, la
petición más frecuente de los cabildos era una rebaja en la pensión
militar que tenían que pagar todos los hombres, y en segundo
lugar la solicitud de usar estos fondos militares para sostener las es-
cuelas.93 Cuando se vio que el virrey no iba a permitir una reducción o
un uso alternativo de la contribución bélica, los ayuntamientos pro-
pusieron emplear los fondos de las cajas de comunidad de los in-
dios para pagar a los preceptores de las escuelas municipales. 94 La
Diputación de Nueva España contestó que no daba permiso "por
ahora" pero que estaba preparando un proyecto de finanzas para
los municipios. Algunos cabildos empezaron a sustraer fondos comu-
nales para cubrir los gastos y aumentaron los escritos a la Diputación
sobre la falta de dinero para los maestros. Frente a la insistencia de
los ayuntamientos, la Diputación modificó su prohibición y decidió
permitir como medida interina que las poblaciones donde antes se
pagaba a maestros con dinero comunitario de los indios, se pudiera
seguir usando esta forma de financiamiento. El 7 de abril de 1821
se dictaminó:

xiaco y al "régimen antiguo" en Yucatán (1813) en vez de decir gobierno o régi-


men "anterior". Castillo Canché, 1986, p. 68.
93 Quejas en contra de la pensión militar. Actas de la Diputación Provincial,

1985,pp.45,46,48,52,56,60,68, 72, 73, 75,79, 104, 105, 107, 119, 123, 192,244.
Peticiones para usar la pensión militar en el financiamiento de las escuelas, pp. 46,
109, 116, 118, 124, 125, 149, 176, 192, 268, 287, 317. Chilcautla (lxmiquilpan) no-
tificó que el sacerdote, algunos vecinos y las contribuciones militares sostenían la
escuela. AGN, Ayuntamientos, vol. 242.
94 Solicitudes de los ayuntamientos para que se les permitiera usar en general
los fondos de comunidad. Actas de la Diputación Provincial, 1985, pp. 44, 184, 202,
203,214,217,225,244,251,256,273,274,278,281,284,287.M:azatepecelxtlahua-
ca, AGN, Ayuntamientos, vol. 242. Solicitudes de ayuntamientos para pagar a los maes-
tros con dinero comunitario de los indios, pp. 127, 138, 200, 201, 213, 214, 217, 225,
227, 252, 256, 266, 267, 318, 327. Tialnepantla, AGN, Ayuntamientos, vol. 243.
568 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

Reflexionando la Diputación que en muchos pueblos donde hay ayunta-


mientos que carecen en lo absoluto de arbitrios para reportar el sueldo
de un maestro de escuela y que antes del sistema constitucional lo había
satisfecho por cuenta de los bienes de comunidad, acordó que siga esta
práctica por ahora y entretanto que se resuelve y pone en ejecución el
plan que se tiene entre manos de dar fondos a los ayuntamientos. 95

Posiblemente la solicitud de Aculco influyó en que la Diputación


permitiera el financiamiento de escuelas con fondos comunales.
Tanto en la cabecera como en siete pueblos de Aculco había maes-
tros que, bajo el sistema anterior de gobierno, habían recibido sus sa-
larios de las cajas de comunidad por varios años. La Diputación y los
cabildos querían conservar y fomentar la educación básica no sólo en
estos pueblos al norte de la ciudad de México, sino en lugares de to-
do el virreinato. Las actas de la Diputación registraban peticiones e
informes sobre escuelas provenientes de 58 poblaciones. 96 De estos
poblados, había 34 ayuntamientos constitucionales ubicados en anti-
guos "pueblos de indios" de la intendencia de México. Comparando
estos 34 lugares que tenían escuelas entre 1820y1821 con las estadí~
ticas escolares de 1808, se percibe que todos, menos dos, pagaban a
maestros en aquella fecha. 97 En general, el sostenimiento de escuelas
por los ayuntamientos constitucionales, no fue una innovación, sino
una continuación de la práctica anterior, bajo la Ordenanza de In-
tendentes. Por ejemplo, en el cabildo de Apan, en vista de que el co-
bro de renta en el mercado estaba "contra lo que manda la carta
constitucional", se solicitó utilizar dinero de la pensión militar para
mantener la escuela (existente desde 1786 por lo menos) donde asi~
tían unos 60 alumnos "indios y pobres" y seis niños de razón que
pagaban directamente al preceptor "como ha sido costumbre". Ix-
tlahuaca tenía una escuela en 1773 que era sostenida por las cajas de
comunidad, por lo menos desde 1792. Aun durante la insurgencia se-

95 Posiblemente se divulgó esta decisión del 7 de abril en la circular del 15 de

mayo de 1821. Actas de la Diputación Provincial, 1985, pp. 291-292, 318.


96 De estos 58 lugares, 37 estaban ubicados en la intendencia de México; 11 en

Puebla; cuatro en Veracruz; cuatro en Oaxaca; uno en Michoacán y uno no identi-


ficado. Actas de la Diputación Provincial, 1985, passim.
97 No había escuelas en 1808 en Zapotitlán (Chalco) y Chapulhuacán (Mezti-
tlán), lugares que en 1820 mencionaron que contaban con ellas. Actas de la Diputa-
ción Provincial, 1985, pp. 118, 127. Para las estadísticas de 1808, véase el capítulo IV
de este libro.
LOS PUEBWS YIAS ESCUEIAS 569

guían dando 60 pesos al año "que de la comunidad paga por la ense-


ñanza de los naturales en esta villa". El ayuntamiento constitucional
en 1821 preparó un proyecto para establecer una escuela, que en los
documentos parecía ser de reciente fundación porque no se mencio-
naba la escuela sostenida por la caja comunal, que había existido por
mucho años.98
Además de la procuración de fondos realizada por los ayunta-
mientos constitucionales, especialmente para pagar a los maestros,
la Diputación tenía que dictaminar sobre tres tipos de solicitudes
relacionadas con la tierra de los pueblos: usar el ayuntamiento la
renta recibida por los terrenos de comunidad; incorporar estas tie-
rras a los propios del ayuntamiento, y repartir las tierras comunales
entre los indios o a personas de otras razas. Los cabildos de Zongo-
lica, Tlalnepantla y Ario (Michoacán) querían recolectar las rentas
de los terrenos comunitarios arrendados, pero la Diputación no les
dio permiso, contestando: "No hay lugar por ahora". Durante 1820
y 1821 los subdelegados arrendaron ranchos y tierras de los pue-
blos y depositaron el producto en las cajas reales; probablemente el
gobierno virreinal, por medio de los intendentes (ahora llamados
jefes políticos), no quería perder esa fuente de ingreso. 99 Varios
ayuntamientos ni siquiera preguntaron a la Diputación si podían
aplicarse los terrenos de comunidad a los propios del municipio si-
no que empezaron a adueñarse de ellos; esto se constata al leer las
quejas de los ex gobernadores de Zempoala, Cuautitlán y Tenango
del Valle y de los indios de Tepemajalco (Tenango) y Cuitzeo de la
Laguna (Michoacán) .100 El Ayuntamiento de Tlalmanalco avisó a la

98 AGN, Ayuntamientos, vol. 242; Archivo Histórico de Hacienda, vol. 441-1, exp. 21;
Indios, vol. 76, f. 286, 1808; Kanter, 1993, p. 138. AHAM, Libro de Visita, vol. 28, ff.
136-139, 153-170, 1792.
99 El 6 de febrero de 1820 se decretó que "los bienes de comunidad entren

por ahora en las cajas nacionales, ínterin se arregle este asunto por punto gene-
ral". Actas de la Diputación Provincial 1985, p. 204. Posiblemente este decreto estaba
relacionado con la extinción de la junta Superior de Real Hacienda (Propios y Ar-
bitrios), p. 199. La Diputación preguntó al ayuntamiento de Zongolica "qué clase
de tierras son de los que pretende cobrar arrendamiento: si de comunidad de in-
dios o del pueblo en común, quién ha cobrado antes esas rentas y cuál ha sido su
inversión". Actas de la Diputación Provincial 1985, pp. 48, 197, 198, 245. También,
durante 1820 varios lugares pidieron usar parte del dinero sobrante para obras de
riego (Coroneo, Tepeji del Río). AGN, Archivo Histórico de Hacienda, vol. 440, exp. 5.
100 Actas de la Diputación Provincial 1985, pp. 48, 54, 55, 58, 75, 116, 180, 245, 317.
570 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

Diputación en agosto de 1820 que había decidido "recibir por sí


por vía de administración las tierras de los hijos de su pueblo a más
de las solariegas en que tienen sus casas, formando para ello un
plan de arreglo que publicó por medio de rotulones", por lo cual
la Diputación le avisó que "se ha excedido en ejecutar su nuevo
proyecto sin orden superior que debió esperar". El subdelegado de
Izúcar hizo una consulta formal: "Si las tierras de comunidad que
poseen de inmemorial tiempo los ha de aplicar el ayuntamiento a
sus fondos municipales". La Diputación dictaminó: "No se haga
novedad". 101
Varias comunicaciones recibidas por la Diputación le causaban
extrañeza porque algunos lugares, que cuando estaban bajo la fisca-
lización anterior de la Contaduría de Propios y Arbitrios habían de-
clarado no tener tierras de comunidad, ya en el nuevo sistema
constitucional informaban sobre problemas relacionados con las
tierras comunales. En septiembre de 1820 el ayuntamiento de Nati-
vitas, Tlaxcala (pueblo que junto con los otros 109 de la región ha-
bía insistido desde 1780 en que carecía de terrenos comunitarios)
pidió usar los productos de los "bienes de comunidad". La Diputa-
ción les mandó la siguiente decisión: "En cuanto a los bienes de co-
munidad informe con claridad y especificación cuáles llama así,
cuando según noticias nunca los ha tenido aquella provincia". Tam-
bién llegaron informes de Tenango del Valle acerca de una situa-
ción parecida. El ex gobernador Nicolás Mendoza en enero de
1821 se quejó "por sí y su común sobre que el ayuntamiento se ha
apoderado de las tierras de comunidad". Ahí, desde 1773, el alcal-
de mayor había informado que no existían "bienes algunos de co-
munidad" y que las cofradías tenían muchas propiedades. En 1808
el subdelegado escribió que "sus tierras de comunidad están repar-
tidas por suertes pequeñas", conforme al decreto de enero de 1800.
Los pueblos por un periodo de 45 años habían sostenido que care-
cían de tierras de comunidad pero en 1821 llegaron noticias de
ellas.102
La tercera cuestión referente a las tierras surgió como conse-
cuencia de la publicación del bando del 29 de agosto de 1820 por

101 Actas de la Diputación Provincial, 1985, pp. 56, 71.


102 Actas de la Diputación Provincia~ 1985, p. 180. AGN, Indios, vol. 78, f. 157; Pro-
pios y Arbitrios, vol. 5, f. 95, 15 de septiembre de 1773.
LOS PUEBLOS Y lAS ESCUEIAS 571

el cual se divulgó la cédula real del 9 de noviembre de 1812. Este


mandato abolió el servicio personal de los indios y ordenó que:

Se repartieran tierras a los indios que sean casados, mayores de veinte


y cinco años, fuera de la patria potestad, de los inmediatos a los pue-
blos, que no sean de dominio particular o de comunidades; mas si las
tierras de comunidades fuesen muy cuantiosas con respecto a la po-
blación del pueblo a que pertenecen, se repartirá, cuanto más, hasta
la mitad de dichas tierras, debiendo entender en todos estos reparti-
mientos las Diputaciones Provinciales.

La misma cédula contenía la exigencia de leerse en la misa do-


minical por tres domingos consecutivos. 1º3
Un mes después la Diputación recibió la primera información
sobre el "repartimiento de tierras del pueblo'', que se había hecho
en La Antigua, Veracruz. Varios ayuntamientos también decidieron
repartir tierras, como Teoloyuca (lzúcar), Huehuetlán y Xochitán
(Tepeaca), pero los demás solicitaron a la Diputación el permiso
para efectuar el reparto: Cuautla, Sahuayo (Michoacán), Apan y
Tlaquilpan (Zempoala). 104 Los indios de Axochapan (Cuernavaca),
Orizaba, Tlamimilopa (Chalco), Papalotla, Chimalhuacán Ateneo
(Coatepec) y Tacuba protestaron ante las autoridades diputaciona-
les acerca de los repartimientos de tierras y solares hechos por los
cabildos constitucionales. 105 La Diputación Provincial llamó la aten-
ción a los ayuntamientos que repartieron tierras sin permiso, y re-
calcó que la facultad de autorizar el reparto era privativa de ella y
no correspondía a los municipios. Concedió sólo un permiso a los
cabildos que consultaron el asunto: al ayuntamiento de Sahuayo pa-
ra repartir "con calidad de por ahora entre familias del mismo pueblo
necesitadas de terreno; el que les corresponde de comunidad ...
Que se haga esa operación citando previamente a los colindantes y
tomando informe de los indios principales".1o5

103 Solano, 1991, p. 544.


104 Actas de la Diputación Provincial, 1985, pp. 76, 172, 183, 200, 214, 129, 200,
256. El pueblo (no el ayuntamiento constitucional) de San Felipe Guamango en
Huichapan solicitó en febrero de 1821 a la Diputación Provincial que "se le ampa-
re en la posesión de sus tierras". Se acordó que "se le devuelve al que la promueve,
para que ocurra al Juez del Partido a donde corresponde", p. 215.
105 Actas de la Diputación Provincia~ 1985, pp. 202, 207, 217, 220, 233, 267, 333.

106 Subrayado en el original. Actas de la Diputación Provincial, 1985, p. 200. El 20


572 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

El 8 de mayo de 1821 la Diputación anunció que estaba for-


mando un "Reglamento sobre tierras de repartimiento y bienes de
comunidad". 107 Probablemente se hizo llegar esta noticia a las cinco
intendencias ya que posteriormente no se registró en las actas refe-
rencia alguna al repartimiento de tierras. Debido al triunfo de Itur-
bide y de la causa de la independencia, la Diputación Provincial de
Nueva España sesionó por última vez el 25 de septiembre de 1821
sin haber resuelto en forma definitiva los puntos relacionados con
los fondos y tierras de comunidad ni el repartimiento de terrenos.
En contraste con la Diputación Provincial de Nueva España,
que funcionó solamente en 1820 y 1821, la Diputación de Guadala-
jara tuvo dos etapas: del 20 de septiembre de 1813 a septiembre
(probablemente) de 1814 y del 12 de septiembre de 1820 hasta des-
pués de la independencia en septiembre de 1821. 1º8
En noviembre de 1813 la Diputación de Guadalajara ordenó
que se agregara "el dinero perteneciente a las arcas de comunidad"
del pueblo pequeño de San Martín de la Cal a los propios del ayun-
tamiento constitucional de Sayula y al principio de 1814 mandó
que las rentas de las tierras de comunidad de Etzatlán, Huejuquilla,
San Pedro, Acaponeta y todos los pueblos de Sayula "que se destina-
ban anteriormente a la arca de comunidad de indios" también pa-
saran a los ayuntamientos. Los subdelegados tenían que entregar
dichos fondos a los ayuntamientos, los cuales no tenían que enviar
el sobrante a las cajas reales. La Diputación decretó que el fondo
"de comunidad" debía llamarse "de propios ... y que arregle V.S. sus
oficios al lenguaje de la Constitución, evitando las palabras de natu-

de mayo de 1821, la Diputación Provincial de Nueva España recibió una consulta de


la Diputación Provincial de San Luis Potosí "sobre si los bienes de comunidad
de los indios se han de repartir como propios de los pueblos"; se decidió devolver
la consulta sin contestar, p. 267. La Diputación Provincial de San Luis Potosí se ins-
taló el 17 de noviembre de 1820; tres días más tarde, decidió sobre una petición de
los indios de Venado que solicitaron tierras y dinero de las cajas de comunidad para
habilitarlas. La Diputación dio permiso de usar 300 pesos de los bienes de comuni-
dad para construir una pirámide para el acto de juramento de la Constitución es-
pañola y no contestó la solicitud de los indios. ASLP, Intendencia de San Luis Potosí,
1820, legajo 2, exp. 12. Agradezco al licenciado Alberto Jiménez, del Archivo de
San Luis Potosí, el haberme proporcionado esta información.
101 Actas de f,a Diputación Provincial, 1985, p. 305.
108 Benson, 1980, pp. 27, 47. La Diputación Provincial de Guadalajara sesionó
hasta el 6 de agosto de 1823. Aguirre, 1993, p. 18.
LOS PUEBLOS Y lAS ESCUEIAS 573

rales e indios, desconocidas en ella misma". Se dio permiso al ayun-


tamiento de Etzatlán para vender los solares del pueblo y al de San
Cristóbal se le autorizó para manejar el ingreso "de la canoa[ ... ] de
tierras, solares y demás bienes que anteriormente se destinaba a la
arca de comunidad de indios". 109
Enjulio de 1814 se empezó a hablar del repartimiento de tierra.
Basándose en la cédula real del 9 de noviembre de 1812 (publicada
en el virreinato el 28 de abril de 1813) se avisaba a los ayuntamien-
tos que se podrían repartir tierras "cuyo arrendamiento correspon-
día antes al fondo de comunidad, dejando las necesarias para ejidos
y el terreno conveniente para que su producto entre en arca de pro-
pios ... para que las cultiven y siembren todas aquellas familias ... de
los llamados indios que no las hayan tenido anteriormente". En el
pueblo de Tonila, Zapotlán el Grande, se autorizó el reparto de tie-
rras del fundo legal a los indios y el arrendamiento de lo que sobra-
ba a los vecinos. no
En septiembre de 1820, cuando se reunió la Diputación de
Guadalajara, se revisó la lista de 108 expedientes que la Contaduría
de Propios y Arbitrios de la intendencia entregó al intendente (por
orden del virrey con fecha del 25 de junio de 1820). El sobrante de
los pueblos de indios fue de 19 867 pesos y se estaba considerando
la posibilidad de autorizar el uso de parte de estos fondos para tra-
bajos de cañería (Tepic), casas reales y cuartel (Colima), escuelas
de primeras letras (Atotonilco, Amatitán y Huisculco), alhóndiga
(Teocaltiche), medición de tierras (Santa Fe, Tlajomulco), y edifi-
cación de casas y puestos (Zapotlanejo, Ameca).m La Diputación
hizo circular un impreso con fecha del 27 de enero de 1821, la "Ins-
trucción para el arreglo de los ayuntamientos de su distrito en el
uso de terrenos comunes o del fundo legal de cada pueblo". No sólo
se basaba en la cédula de noviembre de 1812 para el repartimiento
de tierras sino que se citaba la del 4 de enero de 1813, la cual tenía
la novedad de ordenar el reparto en "propiedad particular" que in-
cluía el derecho de enajenar los terrenos. Se reiteraba que corres-
pondía a los ayuntamientos constitucionales "la recaudación de
estos ramos [real y medio], la administración de los bienes comu-

109 Colección de acuerdos, 1876, vol. 1, pp. 1-8.


no Colección de acuerdos, 1876, vol. l, pp. 6-7, 9-10.
m Colección de acuerdos, 1876, vol. 1, pp. 594-599.
574 PUEBLOS DE INDIOS YEDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

nes, el arrendamiento de los mismos y el cobro de sus rentas". Or-


denaba a los cabildos informar sobre el dinero sobrante, cuáles de
las tierras se arrendaban o cultivaban "por ser muchas y de las que
para el fomento de la población y agricultura convenga distribuir".
Parece que había oposición a la medida por parte de los pueblos
que "dudan de su inteligencia y retardan las operaciones de la Di-
putación con repetidas consultas", 112 pero no hemos encontrado in-
formación sobre los repartos realizados durante los ocho meses
entre el decreto y la independencia.
Algunos pueblos se resistían a la formación de los ayuntamien-
tos constitucionales, como los de Analco y Mexicalcingo cerca de la
ciudad de Guadalajara, los cuales debían "cesar por la constitución
el antiguo régimen de gobierno que había entre los indios". Igual-
mente avisaba a Tlaltenango en el lejano Zacatecas que no se podía
seguir "en el mismo gobierno republicano en que estaban antes,
eligiendo por sí solos sus alcaldes, escribano de comunidad y demás
justiciales, cuya costumbre quieren conservar porque ya deben ser
en todo iguales a los demás vecinos y optar con ellos indistintamen-
te los empleos". 11 3
La Diputación Provincial de \Ucatán se instaló el 28 de mayo de
1820 y comenzó inmediatamente a despachar consultas y solicitu-
des que enviaban los ayuntamientos constitucionales, ya que casi
cualquier actividad de los municipios tenía que recibir el permiso
de la Diputación. Igual que entre 1813 y 1814, la mayoría de los
asuntos tenía que ver con el examen y nombramiento de maestros,
los presupuestos municipales y la aprobación de fondos para escue-
las. A menudo tres o cuatro hombres solicitaban el mismo puesto
como maestro en un pueblo. Los sueldos ofrecidos eran buenos,
entre 72 y 250 pesos anuales. Los candidatos habrían de ser exami-
nados en lo religioso por el párroco y en lo civil por un miembro de
la Diputación, o en lugares lejanos, por una comisión del ayunta-
miento constitucional. Una vez aprobados los exámenes, el título

112 Colección de acuerdos, 1876, vol. 1, pp. 14-15, 37-40. Aguirre, 1993, pp. 14-15.

A veces los documentos ponen la fecha de febrero de 1821, en lugar de enero.


113 Colección de acuerdos, 1876, vol. 1, pp. 10-11, 16-17. También la Diputación,

el 13 de enero de 1821, refutó un escrito de los indios de Magdalena en donde se


mencionó la "república", señalando "porque no debe ya existir según la Constitu-
ción", pp. 16-17.
LOS PUEBLOS Y LAS ESCUELAS 575

era expedido por la Diputación Provincial, todo según la Instruc-


ción del 23 de junio de 1813. El maestro no podía "exigir a ningún
niño obsequiar ningún huevo, higuerilla u otra cosa semejante".
No se consideraba suficiente el título de maestro que en años ante-
riores el obispo había expedido. 114
Al igual que seis años antes, se estableció gran número de ayun-
tamientos en la península. Cada uno mandaba a la Diputación su
"Plan de Arbitrios" en el que se anotaba el ingreso proveniente de
la "contribución patriótica" de cinco reales, del cual el ayuntamien-
to pagaba al secretario del cabildo y al maestro de primeras letras.
Los ayuntamientos le pasaban el sobrante al gobierno.
Los ayuntamientos cuyos ingresos eran inferiores a 100 pesos
no gastaban en el maestro, aunque no eran la mayoría. Se erigieron
166 ayuntamientos constitucionales, de los cuales alrededor de 100
financiaron escuelas municipales durante este periodo. 115 Una vez
nombrado el preceptor por la Diputación Provincial, el ayunta-
miento no podía despedirlo sin la autorización de los diputados,
aunque, como en Tixcacaltuyú, los habitantes intentaron sustituirlo
"por haberse hecho odioso en el pueblo". 116 En Lerma se le pagaba
a un maestro y a una maestra para que impartieran la enseñanza.
En pocas ocasiones los ayuntamientos constitucionales pedían usar
fondos de la caja de comunidad para cubrir sus gastos, pero esto
ocurrió únicamente durante los primeros meses, antes de la organi-
zación de la contribución patriótica. 11 7

114 INAH, Centro de Documentación, Yucatán, rollo 9, Actas de la Diputación de


Yucatán,juntas de mayo a septiembre de 1820; especialmente la del 13 de julio de
1820. Se consigna la fecha del 28 de mayo como la de la instalación de la Diputa-
ción Provincial en la Correspondencia de la Diputación Provincial de Yucatán, rollo 1O,
acta del 19 de junio de 1820.
115 Rodríguez Losa, 1985, vol. 2, pp. 5-15. La imposibilidad de leer todas las ac-

tas por ser débil la tinta, encimadas las frases o escritas con letra chica y borrosa,
hace dificil precisar los nombres de todos los pueblos con ayuntamientos y el sala-
rio del maestro. El 15 de junio de 1820 la Diputación Provincial ordenó que en vez
de las contribuciones de "holpatán" y comunidad, darían todos los hombres cinco
reales "entre todas las clases, del estado, con sola la excepción de los que saben le-
er y escribir, ajuicio de la misma Diputación".
116 INAH, Centro de Documentación, Yucatán, rollo 9, Actas de la Diputación Pro-
vincial de Yucatán, 17 de agosto de 1820.
117 En Tupi, Tebalchén y Tekit. INAH, Centro de Documentación, Yucatán, ro-
llo 9, Actas de la Diputación Provincial de Yucatán, 29 de mayo de 1820, 20 de julio de
1820 y 17 de agosto de 1820.
576 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

El 10 de agosto de 1820 se recibió la noticia de que se había


vuelto a decretar la cédula del 9 de noviembre de 1812 sobre la abo-
lición del servicio personal de los indios y el repartimiento de tie-
rras.118 En las Actas de la Diputación no aparecían referencias al
primer punto de la cédula, pero eran numerosas las consultas sobre
la venta de terrenos de comunidad y de cofradía. 119 Se formó una
comisión para estudiar las solicitudes y el dictamen se aprobó el 22
de enero de 1821. Se ordenó la venta de los caballos y el ganado de
"toda hacienda que se llama de comunidad de indios sea cual fuera
su origen, hallándose inmediata o situada en los ejidos del pueblo".
Se debía avisar a los "vecinos hacendados" para que "compraran las
vacas" con el objeto de "fomentarse la cría de ganado". El dinero
recibido se depositaría en el fondo general de arbitrios. No sólo se
autorizaba la venta de animales y los enseres de los ranchos, sino las
haciendas de comunidad que se encontraban fuera de los límites
del ejido del pueblo. Además, la comisión incluía las propiedades
de las cofradías en el mandato. 12°
Varios ayuntamientos siguieron los pasos ftjados por la Diputa-
ción: anunciar la venta en carteles, revisar pujas y llevar a cabo la su-
basta de los ganados. Los vecinos de Tekantó protestaron y los de
Bolón pidieron permiso para comprar, ellos mismos, "los enseres
del común de dicho pueblo con los fondos del pósito", lo cual fue
negado. 121 El obispo de fucatán alegó que la venta de las haciendas
de las cofradías era ilegal aunque la Diputación se basó en la ley de
1783 en España sobre la supresión de las cofradías que no estaban
fundadas con la autorización eclesiástica y real. La Diputación aña-
día que tenía derecho a todo el producto de la venta pero que esta-
ba aplicando una parte del dinero para las actividades religiosas
que antes financiaban esas cofradías. 122 Se registraron ventas de ha-

11sSolano, 1991, pp. 553-554.


119No hemos encontrado referencia en Yucatán a la otra cédula sobre el re-
partimiento, la del 4 de enero de 1813, que hablaba de repartir la tierra en propie-
dad particular.
12° INAH, Centro de Documentación, Yucatán, rollo 10, Actas de la Diputación
Provincial de Yucatán, 14 de agosto, 17 de agosto de 1820,'25 de enero de 1821.
121 Últimas páginas del acta del 22 de enero de 1821. El ejido tenía una legua

cuadrada, esto es, 17.5 kilómetros cuadrados.


122 INAH, Centro de Documentación, Yucatán, rollo 10, Actas de la Diputación
Provincial de Yucatán, 17 de agosto de 1821.
LOS PUEBLOS Y LAS ESCUELAS 577

ciendas de comunidad en Tunkás, Tetís, Ucú, Sacalum, Maní, Dzit-


balché y Kinchil; ventas de enseres y ganado del común en Tekantó,
Sahcabchén, Tehosuco y Umán, y de haciendas de cofradía en Si-
nanché.123
Las diferencias en la situación de los pueblos de indios en las in-
tendencias de Yucatán, Nueva Galicia y Nueva España propiciaron
mandatos e interpretaciones legales distintos en cada región. Segu-
ramente, también, las tendencias políticas de los diputados influían
en las decisiones que en cada una se tomaba sobre las tierras y fon-
dos comunales. La Diputación de Yucatán no mencionó el reparti-
miento de tierras, sólo la venta de haciendas, ganado y enseres de
las haciendas de comunidad y de cofradías. Sustituyó los cuatro rea-
les de comunidad con la contribución patriótica. La Nueva Galicia
entregó los fondos de comunidad, las rentas de los terrenos comuna-
les y las tierras de comunidad a los ayuntamientos constitucionales.
No se vendieron las propiedades comunales, sino que se empeza-
ron a repartir tierras, aparentemente no en plena propiedad, aunque
en el artículo 4 de la instrucción del 27 de enero de 1821 semen-
cionaba la cédula del 4 de enero de 1813. Basándose en la cédula
de 1789 dirigida al obispo Alcalde, se decidió no tocar las propiedades
de las cofradías. La Diputación de Nueva España cobró la contribu-
ción patriótica y también el real y medio pero no llegó a dictaminar
sobre la venta de terrenos comunales ni el repartimiento de tierras.
Solamente autorizó el uso de fondos comunitarios para seguir pa-
gando a los maestros de escuelas y no mencionó medidas referentes
a las cofradías.
Algunos indios opinaron en contra de los cambios introduci-
dos. Los de Teoposco, Oaxaca, dijeron que "desde que se juró en
nuestro pueblo la Constitución de la Monarquía Española no he-
mos visto una sola providencia que conforme con tan sagrado códi-
go ampare al alivio del pueblo". Por la Huasteca, los de Tuxpan no
querían pagar la alcabala y otras nuevas contribuciones, y después

123 INAH, Centro de Documentación, Yucatán, rollo 10. Actas de la Diputación

Provincial de Yucatán, 27 de agosto de 1821. Se refirió al libro 1, título 11, ley 6, nota
5 de la Novísima R.ecüpilación, 1846, vol. 5, p. 384. Tengo la impresión de que la Di-
putación Provincial de Yucatán en 1820 y 1821 fue más radical y estuvo más en con-
tra del antiguo régimen político y territorial de los pueblos de indios que la
Diputación que servía en 1813 y 1814.
578 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

de reunirse decidieron por pluralidad de votos no ingresar a la cali-


dad de ciudadanos. En Teocaltiche, intendencia de Guadalajara, se
presentó una representación que manifestó "su descontento por el
sistema constitucional, reclamando al mismo tiempo la devolución
de una casa nombrada de comunidad". 124
Cuando México logró su independencia, en septiembre de 1821,
ya no había pueblos de indios ni repúblicas ni cajas de comunidad. Ya
no había "indios". Existían todavía las tierras de comunidad, el fundo
legal y el dinero sobrante de los bienes de comunidad, guardado en
las cajas reales y en algunos pueblos. Por el artículo 5 de la Constitu-
ción de 1812 (18 de marzo de 1812), el artículo 12 del Plan de Iguala
(24 de febrero de 1821) y los Tratados de Córdoba (24 de agosto de
1821) "los indios ... están ya en el día igualados ... a los demás ciudada-
nos [y] ya deben optar con ellos indistintamente los empleos". 125
El gobierno local estaba conformado por los ayuntamientos
constitucionales, la mayoría de ellos establecidos desde 1820. Estos
gobiernos constituían las entidades políticas básicas por las cuales
se dio inicio a la época independiente. Se han podido identificar
953 ayuntamientos constitucionales distribuidos en 11 intenden-
cias. Para la intendencia de Guadalajara hemos puesto llO (número
de existencia en 1823). Probablemente había otros 30 en Durango
y San Luis Potosí para hacer un total de aproximadamente 1000
gobiernos municipales que funcionaban al final de 1821.1 26

124 AGN, Ayuntamientos, vol. 154, febrero de 1821. Escobar, 1994, p. 210. Col.ec-
ción de acuerdos, 1868, vol. 2, p. 20.
125 Col.ección de acuerdos, 1868, vol. 2, pp. 15-17.
126 El 24 de enero de 1821 se informó a la Diputación Provincial de Nueva Es-
paña que en la subdelegación de Cuernavaca se habían erigido 26 ayuntamientos
constitucionales. Antes había 75 pueblos de indios en la jurisdicción. Hemos podi-
do identificar 23 de estos 26 ayuntamientos constitucionales. Actas de l,a Diputación
Provincia~ 1985, p. 203. No hemos encontrado tres ayuntamientos y por eso no es-
tán incluidos en la estadística.
LOS PUEBLOS Y LAS ESCUELAS 579

CUADRO 69
Ayuntamientos constitucionales en 1821

Número de ayuntamientos
Intendencia constitucionales Fuente

México 202 A. 79 ayuntamientos


B. llO ayuntamientos
c. 13 ayuntamientos
Puebla 235 A.199 ayuntamientos
B. 36 ayuntamientos
Oaxaca 128 A.122 ayuntamientos
B. 6 ayuntamientos
Michoacán 54 A. 44 ayuntamientos
B. 10 ayuntamientos
Veracruz 26 A. 5 ayuntamientos
B. 21 ayuntamientos
Guanajuato 16 A. 14 ayuntamientos
B. 2 ayuntamientos
San Luis Potosí 1 A. 1 ayuntamiento
(incompleto)
Zacatecas 13 A. 13 ayuntamientos.
Guadalajara llO (1823) E. llO ayuntamientos de
la Provincia Libre
de Xalisco, mayo
de 1823

Yucatán 166 D.166 ayuntamientos


Durango 2 A. 2 ayuntamientos
(incompleto)
Sonora s.d.

Total 953
Fuente:
A. Lista de ayuntamientos constitucionales en orden alfabético. AGN, Ayuntamientos, vol.
154, sin numeración de páginas, documento ubicado a la mitad del volumen.
B. Actas de la Diputación Provincial de Nueva España, 1985, passim.
C. AGN, Ayuntamientos, vols. 128, 154, 170, 183, 242.
D. Rodríguez Losa, 1985, vol. 2, pp. 5-15, sin incluir Bacalar.
E. Voto general de los pueblos, 1973.
VIII. CONCLUSIONES

Los tres millones de indios de Nueva España constituían la mayoría


de los habitantes del virreinato; en 1803 representaban 60% de la
población total. Casi todos los indígenas (90%) eran habitantes de
los "pueblos de indios".
Los 4000 pueblos de indios formaban las entidades políticas y
territoriales fundamentales del virreinato mediante las cuales las
autoridades civiles y eclesiásticas se relacionaban con los indígenas.
Reconocido legalmente por el Estado y con una personalidad jurí-
dica que implicaba derechos y obligaciones, el pueblo <le indios
ejercía el gobierno local por medio de los oficiales de república,
quienes administraban las tierras, bienes y caudales comunales.
Con el objetivo de organizar con mayor control las finanzas de
las poblaciones de españoles y de indios, el gobierno virreinal esta-
bleció la Contaduría de Propios, Arbitrios y Bienes de Comunidad
en 1766. Se expidieron reglamentos financieros para las ciudades y
villas de españoles y para los pueblos de indios. De esta manera, du-
rante las últimas décadas del siglo XVIII, casi todos los pueblos de indios
fueron sometidos gradualmente bajo la vigilancia de la Contaduría
y quedaron sujetos, en mayor o menor grado, a las directrices finan-
cieras del gobierno central.
El nuevo sistema significaba un cambio para los pueblos. Ante-
riormente las repúblicas manejaban con virtual autonomía la re-
caudación y gasto de los fondos comunales que provenían del
producto de la milpa comunitaria y del arrendamiento de terrenos
sobrantes que pertenecían a los pueblos. Casi siempre gastaban to-
do el ingreso cada año, principalmente en las celebraciones religiosas
y a veces en los sueldos de los gobernantes y los maestros de escue-
la. Los reglamentos (primero los de la Contaduría y luego los "inte-
rinos") exigían a cada tributario el pago de un real y medio. Esto
representaba un aumento de 10% en sus impuestos, es decir, un in-
cremento a los 17 reales que los adultos varones pagaban anual-
mente de tributo. El nuevo sistema limitaba los gastos a tres fiestas
religiosas y al financiamiento de la escuela, forzando a los pueblos a

581
582 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

entregar un ahorro anual cercano a 60%. Este dinero sobrante se


acumulaba año tras año y en vez de ser utilizado para ayudar a los
pueblos en tiempos de epidemia o escasez de maíz, como se anun-
ciaba en los reglamentos, se entregaba al gobierno en forma de
préstamos y donativos.
La fiscalización gubernamental produjo varios cambios en los
pueblos. Se estableció un mayor número de escuelas de primeras le-
tras. Calculamos que 26% de los pueblos de indios del virreinato tenía
escuelas en 1803, la mayoría sostenidas por fondos de las cajas de co-
munidad, con excepción de Oaxaca, donde los padres de familia
contribuían directamente al pago de los maestros. Los sacerdotes fi-
nanciaban muy pocas escuelas, ya que las cajas comunales, a partir de
1773, asumieron ese gasto. Los subdelegados nombraban a los pre-
ceptores con la anuencia del párroco. Entre los gastos autorizados de
las cajas comunales, en casi todas las intendencias, la erogación para
el sueldo del maestro de escuela recibía la mayor cantidad de dinero.
Por medio de las escuelas se reforzaba y extendía el uso del cas-
tellano entre los indios como segunda lengua. El número de indios
bilingües aumentaba gracias a la enseñanza impartida en las escue-
las y al contacto de los indígenas con personas de otras razas que vi-
vían en el campo, que moraban como arrendatarios en el casco de
los pueblos, que tenían tratos comerciales en los mercados o que
comerciaban por el repartimiento de mercancías. En regiones de
producción de cochinilla, de tabaco, de pulque y de ganado, y en
los grandes pueblos, había mayor número de escuelas y probable-
mente mayor bilingüismo entre los indígenas.
También en las áreas rurales habitaban españoles, mestizos y
mulatos que hablaban castellano y la lengua local. Al usar una se-
gunda lengua, ni los indígenas ni los españoles perdían su identi-
dad cultural. Estos grupos bilingües de las dos sociedades -india y
no india- facilitaban la comunicación y el intercambio económico.
Tal vez 20% de los indios y de los no indios manejaba los dos idio-
mas.1 Aunque un indígena hablara el castellano, no dejaba de ser

1 Los grupos intermedios bilingües siguen existiendo hoy día en algunas re-

giones. El censo de 1980 mostró que en Zongolica, Veracruz, 50% de la población


era bilingüe (náhuatl y español); 40% monolingüe (náhuatl), y 10% monolingüe
en español. Aguirre Beltrán, 1992, p. 1O. En 1772, para convocar a los indios a una
revuelta en Nochistlán, Oaxaca, se "expidieron unos papeles en forma de manda-
CONCLUSIONES 583

indio ni de ser dirigente o habitante del pueblo. En ciudades como


México, Puebla, Oaxaca y Mérida, grupos de criollos distinguidos
sabían hablar, o entendían, la lengua náhuatl, zapoteca o maya, y
alababan la riqueza de dichos idiomas frente al menosprecio de los
europeos. Hablar el castellano no significaba necesariamente que-
rer integrarse con los otros grupos raciales, como mostraban los
pueblos de Valle del Maíz (San Luis Potosí), Malacatepec (inten-
dencia de México), Amoles (Guanajuato) y Orizaba (Veracruz). 2
Por otra parte, en algunos pueblos importantes había colaboración
entre la república y los vecinos españoles para comprar tierras con-
juntamente, compartir la casa de comunidad en la ciudad de Méxi-
co, protestar por el daño hecho por los ganados que pastaban en
las tierras arrendadas, financiar la construcción de la iglesia o cola-
borar en el mantenimiento del orden en la población (Tixtla, Zum-
pango de la Laguna, Uruapan, Tlaxiaco y Tehuacán). 3
Existían pueblos prósperos y bonitos cerca de poblados pobres
y abandonados, según las descripciones de los viajeros y comisiona-
dos. El padre Ajofrín decía acerca de Santiago Huatusco, en Vera-
cruz:

Su temperamento es cálido ... pues está metido en una profundísima


barranca, rodeado de eminentísimos cerros. [El] río Cotastla... corre
allí inmediato, cuyas aguas le ofrecen ricos peces que llaman bobos,
para la pesca, que es su ejercicio, y frescura para refrigerio del calor,
pues indios e indias pasan la mayor parte del día dentro del río ba-
ñándose ... Las eminencias se ven hermosamente vestidas de corpulen-
tos árboles y no es inferior la frondosidad que ocupa el valle en el
corto recinto que dejan los jacales ... De cuanto tengo andado, no he
hallado con quien comparar a este pueblo sino con otro muy peque-
ño que hay en Castilla la Vieja ... que llaman Valdebarasuso. De este
pueblito de indios, su amenidad y sitio ... me gusta infinito.

mientos el uno en castellano y el otro en su idioma mixteco convocando a todos


los pueblos de esta jurisdicción", hecho que implica alfabetización, bilingüismo y
cohesión étnica. Carmagnani, 1988, p. 208.
2 Montejano, 1989, pp. 67-70. AGN, Indios, vol. 75, f. 327. Serrano, 1997, pp. 71-
72. Konetzke, 1962, vol. 3, p. 656.
s AGN, Indios, vol. 76, ff. 25-29; 166-170. Terán, 1995, p. 140. Méndez Aquino,
1985, p. 150. INAH, Centro de Documentación, Archivo Judicial de Puebla, rollo 47,
último expediente.
584 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

En cuanto a Michoacán, el comisionado escribió acerca de Zu-


rumucapio:

Su situación es pintoresca por estar rodeada de montes de gruesos en-


cinos y pinos. Sus calles bien abiertas y sombreadas con frondosos chi-
rimoyos y enormes aguacates, de que abundan los solares de estos
naturales hasta el punto de formar porciones de tupidas arboledas
que recrean el ánimo; no dan paso a los rayos del sol y proporcionan
frescas y deleitosas sombras.

En 1792, Tepetlaostoc, cerca de Texcoco, impresionó porque


había florecido desde hacía 40 años, con 180 familias indias y 33 fa-
milias de españoles y castas, hasta convertirse en un "feliz pueblo
donde no se conoce la desnudez, el hambre, la miseria ni tienen fá-
cil entrada los vicios que destruyen a las familias".
Por otra parte, había lugares insalubres y paupérrimos, como
Puácuaro, Michoacán, donde

Los solares de estos naturales no tienen otros árboles que tal cual du-
razno, higueras, moral y naranjo agrio, y las chozas que habitan son de
estacas plantadas o de piedra, lodo y adobes cubiertas de tejamanil.
Todo aquí tiene un aspecto miserable e indica una efectiva pobreza.

Al noroeste de Tepetlaostoc, en Zempoala, se encontró que

los pueblos así como su cabecera son de lo más triste y decaído que
pueda verse. No se nota otra cosa que ruinas y miseria en todos ellos y
aun la misma población se resiente de esto, pues no pasa de 400 fami-
lias de razón comprendidos los pardos y mulatos. 4

La cochinilla, el pulque y el comercio producían grandes ingre-


sos en el siglo XVIII en regiones que ahora se encuentran aisladas y
estancadas económicamente: Villa Alta, Oaxaca; Tlapa, Puebla, y
Tetela del Río y Otumba, en la intendencia de México.
En medio de la diversidad en las condiciones de los pueblos,
había cierta homogeneidad en su forma de gobierno local y en su
administración financiera. La fiscalización llevada a cabo por el go-

4 Ajofrin, 1964, vol. 2, pp. 18-19. Inspección ocular, 1960, pp. 57, 104. Relaciones

geográficas de 1792, 1994, p. 114. AGN, Padrones, vol. 43, f. lOv.


CONCLUSIONES 585

bierno virreinal hizo posible conocer varios aspectos de los pue-


blos. Con base en los datos correspondientes al número de escuelas
en la intendencia de México (sostenidas por las cajas comunales,
los padres de familia y la iglesia), calculamos que para 1808, en esa
región sabía leer 9.5% de los hombres indios mayores de 14 años
de edad. En varios lugares grandes se contaba con escuelas de pri-
meras letras para las niñas indígenas. Unos 50 pueblos de indios en
la intendencia de México, por lo menos, mantuvieron escuelas du-
rante más de 60 años, a partir de 1754.
El segundo gasto de las cajas de comunidad se destinaba a fi-
nanciar las celebraciones religiosas. La república siempre había
organizado las fiestas y pagado la comida ofrecida a todos los habi-
tantes. Antes de la fiscalización gubernamental, los pueblos grandes
realizaban ocho fiestas al año. Los gobernantes indígenas reforza-
ban su poder y prestigio al dirigirlas y financiarlas. Los habitantes
comían carne en abundancia, bebían y se divertían, al mismo tiem-
po que se forjaba el sentido de identidad y cohesión entre los mo-
radores del pueblo. Por medio de los actos de culto de las
celebraciones religiosas se invocaba la protección de Dios y la inter-
cesión de la Virgen y los santos. Disminuir el número de fiestas y re-
ducir los cohetes, velas, flores y alimentos, como ordenaban los
reglamentos, iba en contra de las necesidades y las tradiciones de
los pueblos.
La creciente importancia de las cofradías que se ha notado a fi-
nales de la Colonia se debe, entonces, no a una "evolución" ni a la
"decadencia" de la república, sino a las estrategias de los oficiales
indios frente a las reformas financieras impuestas por el gobierno
que impedían que las cajas de comunidad financiaran las fiestas en
la forma acostumbrada. Los pueblos entonces transferían sus tie-
rras y ganado de comunidad a las cofradías, o, como criticaba el
contador Gallarreta, "desnombraron y aplicaron" la tierra comu-
nal, "denominándola ya cofradía"; luego cuando el gobierno empe-
zó a exigir la vigilancia de la autoridad civil sobre las asociaciones
pías, el obispo de Guadalajara consiguió una cédula real para impe-
dirla y en la arquidiócesis de México se cambiaron los nombres de
varias "cofradías" a "obras pías". Muchas de las "cofradías" u "obras
pías" eran, más bien, una especie de fideicomiso supervisado por el
gobierno indígena. Estas "cofradías de república", que prestaban
dinero, criaban ganado, cultivaban maíz, frijol y tabaco, eran dueñas
586 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

de trapiches, embarcaderos y molinos, y participaban en el comercio,


predominaban en los obispados de Oaxaca y Guadalajara y proba-
blemente en la arquidiócesis de México y los obispados de Michoa-
cán y Puebla. 5
Una vez entendida la "lógica" de las cajas de comunidad, bajo el
nuevo sistema de fiscalización gubernamental, el surgimiento de las
"cofradías de república" cobra mayor sentido. También la actua-
ción de los pueblos en lo referente al arrendamiento de sus tierras
está relacionado con dicha fiscalización gubernamental. Antes de
los reglamentos, las arrendaban voluntariamente y usaban la renta
para financiar las fiestas. Bajo la supervisión gubernamental, se
prohibía gastar la renta y ésta se enviaba a las cajas reales como
sobrante. Por eso los pueblos no querían arrendar los ~errenos de
comunidad.
El gobierno permitió que los poblados, a partir de 1800, ter-
minaran con los arrendamientos si necesitaban las tierras para sus
habitantes. Varios de los litigios y peticiones de este periodo se en-
tienden según estas nuevas reglas. Repartir los terrenos en usu-
fructo y no arrendarlos era otra manera utilizada por los pueblos
para no entregar el producto de la renta al gobierno. En algunas
subdelegaciones los pueblos declaraban sólo tener el ingreso del
real y medio, al mismo tiempo que poseían cientos de kilómetros
cuadrados sin arrendar o habían transferido las tierras a las cofra-
días. En Michoacán, el gobierno tenía registradas y fiscalizadas con
gran exactitud las tierras comunales que, al final de la Colonia,
consistían en:

13 haciendas de labor, 370 ranchos considerables, 5 estancias de gana-


do, 5 huertas de árboles frutales, 843 solares, dentro y fuera de los
pueblos, 11 potreros grandes, 74... fanegas de sembradura de maíz en
varios pedazos de tierra, 183 leguas cuadradas de tierras pastales [3 203
kilómetros cuadrados] .6

5 Me parece que tanto en el caso de las cofradías, como en el uso y el aprecio del
idioma nativo por parte de la sociedad, y en el tema del peonaje indígena por deu-
das, es importante no proyectar hacia el siglo XVIII situaciones del siglo xx o finales
del XIX, ya que la composición étnica de la población, la filosofia política hacia los
pueblos de indios, la estructura económica interna y externa, y la función de las es-
cuelas tenían características muy diferentes y un desarrollo no necesariamente lineal.
6 Martínez de Lejarza, 1976, pp. 156-157.
CONCLUSIONES 587

Las cuentas de los bienes de comunidad mostraban que varios


poblados tenían escasez de tierras con relación a su población, como
Huejutla y Tochimilco. Sin embargo, las causas principales de las re-
beliones y motines en las últimas décadas de la Colonia respondieron
a protestas en contra de los abusos de las autoridades civiles o ecle-
siásticas. La oposición al tributo y a la fiscalización de los bienes de
comunidad y la entrega del sobrante al gobierno se incluyeron entre
los agravios presentados en la 'conspiración de Valladolid en 1809 y
tanto Hidalgo como Morelos se refirieron a esta situación durante la
insurgencia.
La llegada tardía y parcial del sistema de fiscalización a los 1 000
pueblos de la intendencia de México y la falta de reglamentos inte-
rinos en Puebla, Oaxaca y Veracruz posiblemente disminuyeron la
vigilancia fiscal en estas regiones. Otros tres elementos aminoraron
la eficacia de la fiscalización en los pueblos: la dificultad de supervi-
sar a los poblados debido a la gran extensión geográfica; los aco-
modos, a menudo ilegales, realizados por las repúblicas con los
subdelegados y párrocos, y la resistencia de cada uno de estos gru-
pos a diferentes aspectos de las reformas borbónicas, tales como
terminar con el repartimiento de mercancías, limitar los gastos de
fondos comunales, quitarle inmunidad del clero y conferir a los
subdelegados facultades antes ejercidas por los sacerdotes. Los sub-
delegados iban y venían cada cinco años; los párrocos se quedaban
a veces más tiempo, pero muchas parroquias sufrían cambios fre-
cuentes de sus sacerdotes; la república de indios tenía permanencia
y conocimiento de su localidad. Probablemente en muchas subde-
legaciones hubo un equilibrio en el poder ejercido por estas tres
autoridades. 7
El dinero sobrante de las cajas de comunidad era una fuente de
fondos para el gobierno. Cada año, en adición al tributo, se entre-
gaba a las cajas reales aproximadamente 180 000 pesos de los pueblos
del virreinato. Entre 1784 y 1810 los bienes de comunidad dieron

7 Sobre la idea del triángulo de poder político en las áreas rurales y los cam-
bios que se experimentaban debido a las reformas borbónicas, véase Taylor, 1996,
p. 346. Aunque en teoría la autoridad civil debía haber predominado, me parece
que el subdelegado realmente no ejercía en muchos lugares mayor poder que los
párrocos y las repúblicas, sino que existía un equilibrio entre los tres y cada uno se
aliaba con los otros según su conveniencia. ·'
588 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

en préstamos y donativos más de dos millones de pesos a la monar-


quía. Esta razón junto con el papel de la república en la recauda-
ción del tributo y en la administración de justicia de carácter local
contribuyeron a reforzar la tendencia de las autoridades españolas
de respetar a los pueblos de indios y tomar en cuenta los argumen-
tos legales para asegurar su fundo legal, establecer nuevos pueblos
y proteger sus tierras de comunidad. Sin embargo, el enfoque prin-
cipal de los gobernantes españoles y de los indios era diferente. El
gobierno quería mejorar a la "comunidad" y la república quería
mejorar al "pueblo". Los gobernantes indios querían gastar los fon-
dos comunales según lo estipulado en el primero de los dos objeti-
vos contenidos en la ley 14 de la Recopilación de Indias (libro VI,
título IV), esto es, para el "alivio y descanso de los indios", mientras
que las autoridades virreinales deseaban que se utilizaran los cauda-
les comunales según el segundo objetivo contenido en la misma ley
14, para el "provecho y utilidad" de los indios, interpretando esta fi-
nalidad en términos del pensamiento ilustrado que daba prioridad
a lo útil y no a lo recreativo y humanitario.
Los pueblos no vivían aislados. Aun el poblado más chico se po-
nía en contacto con el subdelegado dos veces al año, para la ce-
remonia de las varas y para la entrega de las cuentas y el dinero
sobrante. La producción agrícola, el comercio de exportación, el
repartimiento de mercancías, los préstamos y tratos comerciales de
la república y de las cofradías, los litigios, las fiestas en los pueblos,
los mercados regionales y el trabajo temporal en las haciendas po-
nían a los indios en contacto con el resto de la sociedad. Los pue-
blos no eran "regiones de refugio" de una minoría a la deriva, sino
corporaciones activas que realizaban funciones económicas, finan-
cieras, religiosas y educativas que afectaban a la mayoría de los ha-
bitantes de Nueva España. Sabían que el rey era el origen de varias
leyes, expresando esta idea los de Villa Alta, Oaxaca, cuando señala-
ban que mantenían escuelas "como lo manda el rey de los cielos y
nuestro católico monarca". 8
El indio como individuo no se identificaba por su raza, sino por
su pertenencia a un pueblo. En una sociedad estamental esto ocu-
rría en otros ámbitos: el estudiante se identificaba como miembro

8 AJEO, Villa Alta, Civi~ exp. 650, 1805; AGN, Historia, vol. 495, exp. 2, 1777; Hos-

pital de jesús, vol. 110, exp. 6, 1770.


CONCLUSIONES 589

de la Universidad; el artesano con su gremio; el fiel bautizado con


su parroquia; el cofrade con la asociación pía. El indio como indivi-
duo frecuentemente era, como mucha gente de los otros grupos so-
ciales, ignorante, marginado, pobre y supersticioso, pero el pueblo
de indios era adiestrado, litigante, participativo y administrador de
tierras, bienes y dinero. Además, los indios alfabetizados, que usa-
ban apellidos, que hablaban el castellano o que eran ricos, no aban-
donaban los pueblos y las generaciones descendientes de estas
familias continuaban ejerciendo esa misma participación. A media-
dos del siglo XVII, los indios del pueblo de Analco, suburbio de la
ciudad de Guadalajara, hablaban el castellano, y entre 1821y1824
seguían demandando gobernarse por la república y proteger sus
tierras comunales.9
Como entidad fundamental a la cual pertenecían los tres millo-
nes de habitantes indígenas de Nueva España, los pueblos no eran
en general, ni sumisos ni rebeldes; constituían corporaciones diná-
micas que crecían, disminuían y cambiaban, formaban parte de un
proceso complejo de desarrollo y se adaptaban a los cambios propi-
ciando alternativas, defendiendo sus intereses e intentando resol-
ver conflictos internos. Los obispos de Michoacán criticaban a las
repúblicas precisamente por su papel en la conservación de la co-
hesión social y las costumbres antiguas indígenas. 1°Conceptos polí-
ticos y mandatos legales, junto con necesidades financieras, hacían
conveniente y necesario que la monarquía reconociera a los pue-
blos de indios y conservara su funcionamiento como parte del siste-
ma administrativo, legal y económico del virreinato.
Las Cortes de Cádiz y la Constitución de 1812, al ordenar la for-
mación de ayuntamientos constitucionales, electos por todos los
ciudadanos, desconocieron a las repúblicas y a los pueblos de in-
dios. Los decretos de noviembre de 1812 y de enero de 1813 propi-

9 Calvo, 1989, p. 322. Colección de acuerdos, 1868, vol. 2, pp. 10-11, 20 de febre-
ro de 1821; vol. 1, pp. 490-491, 5 de abril de 1824.
10 El obispo Antonio de San Miguel escribió en 1804: "La prohibición de que
en sus pueblos habitasen españoles y castas, los aisló casi del todo y separó del co-
mercio activo de la sociedad, privándolos de sus luces e intereses comunes y con-
centrándolos más y más en su ignorancia y en sus tradiciones, usos y costumbres
gentílicas. Finalmente, su gobierno municipal de alcaldes y regidores ha tenido y
tiene un poderoso influjo en la conservación y aumento de los predichos efectos".
Lemoine, 1964, p. 34. Abad y Queipo, 1994, p. 74.
590 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

ciaron el repartimiento en propiedad o la venta de los terrenos co-


munales, bajo la dirección de los ayuntamientos constitucionales y
las Diputaciones Provinciales. Aunque la manera de llevar a cabo
estos decretos fue diferente en cada región, la tendencia era que
los ayuntamientos se apropiaran de los bienes y caudales de comu-
nidad. En 1820, Francisco Sorio y Martínez, gobernador de la par-
cialidad de Santiago Tlatelolco, expresaba el dilema que existía
entre las disposiciones legales del régimen constitucional y la reali-
dad vivida, dilema que no era sólo de los indios de la ciudad de Mé-
xico, sino de los tres millones de indígenas en los 4 000 pueblos de
indios del virreinato:

Teniendo presente que, aunque, por el nuevo sistema de cosas queda


suprimida la parcialidad, permanecen siempre los naturales que la
componen y conservan la propiedad de todos sus bienes para atender
con ellos a los objetos propios a que están destinados.u

EPÍLOGO

Después de septiembre de 1821 la historia de los pueblos de indios se


fragmenta y se hace más compleja. Abolida la Contaduría de Propios,
Arbitrios y Bienes de Comunidad e instalado más tarde el sistema fe-
deral de gobierno, se suprimieron la administración centralizada
de las cajas de comunidad y la recopilación de datos sobre los pue-
blos. Además, los estados del México independiente expidieron
una legislación distinta, que atendió a las diferentes circunstancias
de cada región y al desarrollo de grupos económicos y políticos du-
rante el curso del siglo XIX.
Sin embargo, en toda la nueva nación hubo una determinación
constante, la abolición del término "indio", ya que el Congreso Cons-
tituyente prohibió en 1822 calificar a los ciudadanos por su origen.
También se extinguió la "república" porque la Constitución de Cá-
diz ordenó en 1820 la formación del ayuntamiento constitucional, y
ese cabildo a partir de las constituciones estatales continuó como la
forma de gobierno local en todo el país independiente.

11 AGN, Indios, vol. 100, f. 629.


CONCLUSIONES 591

Por estas razones, legalmente no existían las "repúblicas de los


pueblos de indios", ni sus partes constitutivas -república, pueblo e
indios-. Pero millones de habitantes eran dueños de tierras comu-
nales y los congresos estatales tuvieron que tomarlos en cuenta por-
que en muchas entidades se decidió ordenar el repartimiento de
dichos terrenos en propiedad particular.
¿Cómo llamar a estas personas en la legislación? Se intentó nom-
brarles con varios términos: "los antes llamados indios"; "los llama-
dos indios"; "los antiguos indios"; "pueblos que antes llamaban de
indios"; "los ciudadanos naturales"; "los interesados"; "los actuales
poseedores"; "conocidos antes por indios"; "las primitivas familias";
" la clase nacional antes llamada indígena"; "los vecinos naturales y
de razón indígena". 12 A partir de 1824 en Yucatán y de 1826 en Ve-
racruz se empezó a utilizar el término que llegó a ser el más co-
mún: ya los indios se llamaban, "indígenas". 13
Todavía quedaba el problema de cómo referirse a la agrupación
que era dueña de las tierras comunales. En la ley del 22 de diciem-
bre de 1826, el congreso de Veracruz la denominó "comunidad de
indígenas". 14 De ahí en adelante, durante el siglo XIX, se le dio dos
significados al término "comunidad de indígenas". Uno llevaba la
connotación colonial de "república de indios", esto es, la entidad
corporativa, dueña de terrenos comunales. El jurista Silvestre Moreno
en 1902 señaló que "estas agrupaciones de individuos" que durante
más de 70 años habían resistido el repartimiento de sus tierras eran
de raza indígena "pues ya hemos dicho que los de origen español
no formaban parte de las repúblicas o comunidades de indígenas a
quienes pertenecían esas tierras" (las cursivas son nuestras). Con
esa frase, Moreno establecía la equivalencia entre "república" y "co-

12 González Navarro, 1954, p. 116. Términos en la legislación de los estados de


Jalisco, Michoacán y Guanajuato. Cokcción de acuerdos, 1868, vol. 2. Franco Mendo-
za, 1987, p. 174. Cokcción de decretos ... Jalisco, 1971, p. 460. Meyer, 1973, p. 163. Co-
lección de kyes... Guanajuato, 1878, p. 44. Liúro de Actas... Jalisco, 1975, p. 81.
13 Güémez, 1994, p. 95. Legislación indigenista de México, 1958, p. 169. Lira,
1983, p. 71, nota 18. En la época colonial, sólo hemos encontrado el uso de lapa-
labra "indígena" como sustantivo en un documento de Guadalajara en 1792. Re-
glamento del pueblo de San Miguel, subdelegación de Lagos. Co/,ección de acuerdos,
1868, vol. 2, p. 323.
14 Legislación indigenista de México, 1958, p. 169. En 1824 el Congreso de Jalisco
se refirió a las "comunidades de naturales llamadas anteriormente de indios". Liúro
deActas ... Jalisco, 1975, p. 150.
592 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COWNIAL

munidad". Otros documentos indicaban que "comunidad" quería


decir "propios y arbitrios", o bienes, esto es, la "comunidad de indí-
genas" era equivalente a los "propios y arbitrios" de los indios, o, co-
mo se decía en la legislación de Jalisco en 1849: "Las fincas rústicas
y urbanas compradas por los indígenas y las adquiridas por cual-
quier justo y legítimo título, que hasta el día se conozcan con el
nombre de comunidades, son propiedad de ellos". Para este signifi-
cado, como para el de "república", siempre se colocaba la palabra
"de" entre "comunidad" e "indígenas". 15
Después de la independencia, algunos estados ordenaron la in-
corporación del fundo legal y las tierras de comunidad a los propios y
arbitrios de los ayuntamientos; otros entregaron el fundo legal a los
municipios y conservaron apartadas las tierras comunales; algunos

15 Silvestre Moreno Cora, Tratado del juicio de amparo conforme a las sentencias de /,os

tribunales federales, 1902, citado en Meyer, 1973, p. 157. Co!,ección de acuerdos, 1876, vol.
1, p. 470. Alrededor de 1948 se empezó a usar en la legislación nacional el término
"comunidades indígenas" en la ley que crea el Instituto Nacional Indigenista, para
referirse a las agrupaciones o a los asentamientos de indios contemporáneos. Dert-
chos del pueblo mexicano, 1994, vol. l, p. 1201. Además, algunas veces los historiadores y
antropólogos, y luego los legisladores, comenzaron a aplicar el mismo término y el
mismo significado a épocas anteriores. Vázquez, 1940, p. 5. Manuel Gamio, al hacer
el índice del libro Legis/,ación indigenista de México, 1958, pp. 14-15, en los titulas que
puso a varias leyes, cambió el término "comunidades de indígenas" a "comunidades
indígenas" (en la ley de 1826 de Veracruz, por ejemplo). En 1922, al escribir sobre
Teotihuacan, Gamio, sin embargo, dijo que en la época colonial las "comunidades in-
dígenas [eran] una especie de sociedades cooperativas y de previsión sostenidas con
las contribuciones de los indios, con su trabajo personal y con los productos de los
bienes raíces y del ganado que poseían". Gamio, 1979, vol. 3, pp. 504-506. También
Luis Chávez Orozco, 1954, en el título de su libro, usó el término "comunidades indí-
genas" para referirse a los "pueblos de indios" de Otumba en 1794. En las discusiones
sobre la reforma de los artículos 3 y 27 de la Constitución se hizo referencia en 1991 a
las "comunidades indígenas" como lugares de "pobreza, analfabetismo, mortalidad
infantil y desnutrición". En estas discusiones se hablaba de las leyes de la Colonia, de la
insurgencia, de la Ley Lerdo de 1856, de la Revolución mexicana y del Plan de Aya-
la, y en cada uno de estos periodos se decía que la legislación se había hecho en rela-
ción con las "comunidades indígenas". Derechos del pueblo mexicano, 1994, vol. l, p.
1384, 2 de julio de 1991; vol. 4, pp. 921, 922, 955, 1069, 7 de noviembre de 1991.
Nos parece importante destacar que la utilización de un término del siglo XX,
"comunidades indígenas" para las épocas anteriores a 1910, por ejemplo para la
Colonia, cuando se llamaban "pueblos de indios", o para el siglo XIX cuando se de-
nominaba a los terrenos comunales pertenecientes a los indios "comunidades de
indígenas", es un anacronismo no sólo incorrecto, sino que además desvirtúa la
realidad histórica de estas entidades de la Colonia y del siglo XIX que nunca fueron
conocidas de tal manera.
CONCLUSIONES 593

más mandaron repartir los terrenos de comunidad pero dejaron in-


tacto el fundo legal. Parece que pocos estados intentaron intervenir
en las propiedades de las cofradías, aunque Guanajuato en 1827, por
la ley de ayuntamientos, mandó repartir no sólo las tierras de comuni-
dad sino las de las cofradías "a los interesados, según la parte que a ca-
da uno toque [con] un título de dominio ... hasta poderlas enajenar a
cualquier clase de personas" y YUcatán ordenó distribuir los terrenos
de las asociaciones pías en 1832. 16 En Jalisco, los indios del pueblo de
Xalisco transfirieron las tierras comunales a una cofradía:

El indicado terreno es perteneciente a la comunidad de indios, y que


en el año de 1825 se le puso en posesión al suplicante [miembro de la
cofradía], después de haberse publicado el decreto número 2 del ho-
norable congreso constitucional que ordenaba repartir en propiedad
particular las tierras comunales. 17

Hay indicios de que en el estado de Michoacán se mantuvo en


pie la personalidad jurídica de los pueblos de indios al expedir leyes
sobre el repartimiento de las tierras comunales. Se permitió distri-
buir los terrenos a los individuos como accionistas en una asociación.
Posiblemente esta medida se debió a la influencia de Juan José Martí-
nez de Lejarza, quien fue legislador en la Diputación Provincial de
Michoacán durante 1822 y 1823. Lejarza se dedicó a ordenar la infor-
mación sobre los bienes de comunidad y opinaba públicamente que

estos bienes, diversos de los de cofradías y repartimiento que poseen


los indios, que no son tampoco fondos de las municipalidades poste-
riormente establecidas, e impropiamente llaman de comunidad y cuyos
productos cobraban antes los subdelegados, son una propiedad parti-
cular de los naturales de los pueblos en que existen.

16 Colección de úryes... Guanajuato, 1878, p. 44. Güémez, 1994, p. 71. Harrington,

1982, p. 52. Ha señalado Charles Hale que un resultado de la legislación de la dé-


cada posterior a la independencia fue que "La propiedad comunal de las aldeas es-
taba ahora amenazada por la teoría liberal, lo mismo que por las usurpaciones
tradicionales de los grandes terratenientes". Hale, 1994, p. 231.
17 Aguirre, 1993, p. 37, 12 de julio de 1827. Ley número 2del16 de febrero de
1825. Colección de l.os decretos ... Jalisco, 1971, pp. 460-462. El 22 de junio de 1822 se
decidió usar el dinero sobrante de los bienes de comunidad de la intendencia de
Guadalajara (21 430 pesos) para cubrir los gastos de la Diputación Provincial.
Aguirre, 1993, p. 4.
594 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

Dijo que los ayuntamientos eran la "peste de los pueblos" e insiir


tió en que no debieran administrar esas tierras comunales. Sin em-
bargo, la ley de 1827 concedió a los ayuntamientos la facultad de
repartir dichas tierras. Para 1869, 234 comunidades de indígenas to-
davía poseían en propiedad comunal 11 % del valor de la propiedad
del estado de Michoacán.1 8 Una ley en Jalisco en 1849 cambió las diir
posiciones anteriores al respecto y permitió que "los indígenas que
quieran poseer en sociedad las fincas que les correspondan en el re-
partimiento, podrán hacerlo después que se les hayan distribuido".
Las mayorías indígenas de varios lugares en Veracruz otorgaron po-
deres judiciales a sus ayuntamientos para que las representaran en li-
tigios y funcionaran "como sucesores de las comunidades para el
efecto de defender sus bienes". 19 Algunas veces en la Huasteca se for-
maron "condueñazgos" para seguir en posesión comunal de la tie-
rra.20 En Puebla, todavía en 1832 la municipalidad de Calpan pagaba
al maestro de escuela 200 pesos al año "de los bienes de comunidad
que disfruta este pueblo". El Estado de México en un principio se in-
clinó por repartir en propiedad todas las tierras de comunidad, pero
debido a la escasez de fondos en los nuevos municipios, apoyó más
bien la conservación de los terrenos, incluyendo los de las cofradías,
como fuente de ingreso para los ayuntamientos, y decidió arrendar-
los por una cuota reducida, evitando así que se enajenasen.21
Gradualmente, a partir de 1824 y durante el curso del siglo XIX, los
estados fueron aumentando en su legislación el número de habitantes
necesarios, para erigir un ayuntamiento. De esta manera los cabildos
municipales de las regiones indígenas fueron desapareciendo al no al-

18 Martínez de Lejarza, 1976, p. 156. Martínez de Lejarza murió en 1824. Tavera,


1979, p. 46. González Navarro, 1954, p. 128.José Miranda revisó las embestidas contra
las tierras de comunidad después de la independencia. Miranda, 1972, pp. 67-68.
19 Colección de acuerdos, 1876, vol. l, p. 474, 17 de abril de 1849. Silvestre More-

no (1902) en Meyer, 1973, pp. 159-160.


20 Escobar, 1994, pp. 273, 286.
21 AMA (1149) 9, 6, 1832. Marichal, 1994, vol. 4, pp. 11-24, ley del 31 de mayo
de 1824. Hale, 1994, pp. 236-237. Posiblemente los ayuntamientos no administra-
ron las tierras de cofradías ya que el gobernador del estado, Lorenzo Zavala, en
1829 insistió en que se expidiera una ley que pusiera en circulación los terrenos de
manos muertas de las cofradías. Colín, 1963, p. 18. Referente al acceso de las ha-
ciendas de Chalco a la mano de obra indígena durante el periodo de 1821 a 1830,
Tutino destaca "el poder de regatear y de negociar que era el resultado de la cohe-
sión tradicional del pueblo". Tutino, 1975, p. 524.
CONCLUSIONES 595

canzar el nuevo requisito poblacional; tuvieron que unirse a jurisdic-


ciones aledañas donde los no indios lograban colocarse en los puestos
municipales. Por ejemplo, en la región de Cuautla-Cuernavaca en
1800 había 94 pueblos de indios, en 1870 había 22 municipios. Cuan-
do el Congreso de Jalisco negó en 1824 la solicitud de los indios de La
Barca para que se nombrara "un individuo de su clase para alcalde" en
adición a los alcaldes constitucionales, se mandó que "se les persuade a
estos individuos y todos los demás que antes se llamaron indios, de la
utilidad que a ellos y a toda la localidad resulta de la igualdad entre los
ciudadanos". También en Veracruz,Juan del Sacramento solicitó al
Congreso en nombre de la parcialidad de Tlacotalpa, "que se les per-
mita la creación de su cabildo y demás costumbres que tenían bajo el
gobierno español". Su petición fue calificada como "ilegal e injusta".
Sin embargo, los indios seguían practicando sus costumbres políticas
a pesar de que la nación independiente no les concedía validez legal:
en 1840 el Congreso estatal de Jalisco reconocía que todavía en Ayu-
tla los indios querían "continuar y gobernarse en comunidad" y en
1847, en Autlán seguían celebrando "las reuniones que acostumbra-
ban hacer los indígenas con el objeto de tratar sus negocios". 22
La Ley Lerdo del 25 de junio de 1856 ordenó la desamortización
de los bienes de las corporaciones civiles y eclesiásticas, y la circular
del 19 de diciembre del mismo año añadió que era "incuestionable
que no debe tolerarse la subsistencia de comunidades de indígenas". 23
Esta ley y las posteriores que se expidieron durante el Porfiriato en re-
lación con la venta de terrenos baldíos contribuyeron a la desapari-
ción de las tierras de comunidad. Pero, en varios estados los indios
retrasaron los procedimientos para repartir y vender los terrenos co-
munitarios, por eso los legisladores tenían que conceder prórrogas
para realizar lo ordenado. Por ejemplo, entre 1825 y 1900, en el esta-
do de Veracruz se expidieron 27 decretos ordenando el reparto de tie-
rras de "comunidades de indígenas" y "extinguidas comunidades de
indígenas", concediendo cada vez nuevos plazos para su ejecución.24

22 Martin, 1985, p. 196. Libro de actas... Jalisco, 1975, p. 240. Aguirre Beltrán,

1991a, p. 53. Meyer, 1973, pp. 198-199. En Oaxaca todavía en 1848 los indios con-
tinuaban con "sus ayuntamientos y repúblicas... conforme a sus antiguas costum-
bres". Carmagnani, 1988, p. 235.
23 Meyer, 1973, p. 155.
24 Legislación indigenista de México, 1958, pp. 168-197.
596 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

En Jalisco se comentó en 1857 que desde 1825 "hasta la fecha los le-
gisladores y los cuerpos consultivos no han cesado de hacer aclaracio-
nes, explicaciones y reformas [de] un crecido número de muy
variadas disposiciones[que] revela con evidencia lo mucho que ha agi-
tado este asunto en todos tiempos a la autoridad pública". Los indios
siguieron presentando reclamos por la devolución de sus tierras por
lo menos hasta 1871.25 En 1864 Francisco Pimentel escribió: "El siste-
ma de comunidades todavía no se acaba de extirpar absolutamente,
no obstante que en este punto ha habido un cambio notable produci-
do por las leyes de Reforma, dado por el último gobierno".26 En Mi-
choacán el reparto de tierras siguió ejecutándose entre 1870 y 1902,
cuando se expidió otra ley para distribuir los terrenos de las "extingui-
das comunidades de indígenas". 27 El artículo 6 del Plan de Ayala -pro-
clamado en 1911 por Emiliano Zapata- demandó la devolución de los
terrenos, montes y aguas a "los pueblos o ciudadanos que tengan sus
títulos correspondientes a estas propiedades".28
Varios autores han observado que los indios, después de la in-
dependencia, encontraron maneras de mantener la cohesión social
y política, articular sus demandas y desarrollar soluciones alternati-
vas, tanto legales como de oposición política. 29 Parte de esa habili-
dad se originó en el sistema virreinal en el cual durante dos siglos
los dirigentes indios gobernaron los pueblos, manejaron los recur-
sos económicos, litigaron y organizaron la vida festiva, pues las enti-
dades indígenas tenían un "ámbito de acción [que] rebasaba con
mucho los estrechos límites de una colectividad campesina". 30 Da-
tos de Peter Guardino sobre el grado de alfabetización y de politiza-
ción imperante en 1840 entre los indios de 27 pueblos de Chilapa,
en las montañas de Guerrero, son comprensibles al constatar que
en 1808, 12 de estos poblados tenían escuelas de primeras letras,

25 Co/,ección de acuerdos, 1868, vol. 3, pp. 423-424. Co/,ección de acuerdos, 1876, vol.
4, pp. 408-409.
26 Pimentel, 1903-1904, vol. 3, p. 122.

27 Franco Mendoza, 1987, p. 184.


2s Tena Ramírez, 1995, p. 742.
29 Véase Meyer, 1973; Lira, 1983; Pastor, 1987; Buve, 1992; Escobar, 1994; Ma-
llon, 1995; Guardino, 1996.Jean Meyer, al estudiar las protestas y rebeliones cam-
pesinas indígenas en el siglo XIX, muchas de ellas relacionadas con las tierras
comunales, ha advertido que participaban en ellas las "extinguidas y muy vivas co-
munidades". Meyer, 1973, p. 204.
30 García Martínez, 1987, p. 20.
CONCLUSIONES 597

cuyos maestros recibían salarios de las cajas de comunidad de 40 a


96 pesos anuales, o que la escuela de Atenango del Río existía des-
de 1762 y que su párroco en aquel entonces era un indio con el tí-
tulo académico de bachiller. 31 Posiblemente después de 1821, al no
existir la república, los dirigentes indígenas ocuparon los puestos
de mayordomos en las cofradías para así seguir detentando los po-
deres político y religioso en los pueblos. Si fuera así, la importancia
de la cofradía en el México independiente del siglo xrx sería el re-
sultado de una transferencia no sólo de tierras comunales sino, ade-
más, de atributos políticos. El papel del sacerdote como portavoz
de las cofradías y del pueblo en su conjunto, probablemente au-
mentó también su importancia debido a esta situación.
El jurista Silvestre Moreno,conocedor de los antecedentes colo-
niales de los pueblos que todavía seguían oponiéndose en 1902 al
repartimiento de sus tierras comunales, reconoció que al final del
siglo XVIII, "bajo la vigilancia de los subdelegados las mismas comu-
nidades ... se encontraban en su apogeo" y concluyó que la legisla-
ción sobre el repartimiento no había funcionado porque

es más fácil retirar la protección de la ley a una institución que hacer


que ésta desaparezca realmente ...Y así es la verdad. Habiendo dejado
de existir legalmente las comunidades de indígenas, han continuado
existiendo de hecho, durante largo tiempo. 32

31 Guardino, 1995, p. 206. AGN, Indios, vol. 79, ff. 187-203. Taylor, 1996, p. 707,
nota 98.
32 Moreno, citado en Meyer, 1973, pp. 156, 163.
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Alcaúies Mayores
Archivo Histórico de Hacienda
Ayuntamientos
Bandos
Bienes de Comunidad
Bienes Naciona/,es
Civil
C/,ero &guiar y Secular
Cofradías y Archicofradías
Consolidación
Correspondencia de Virreyes
Criminal
Donativos y Préstamos

599
600 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

Historia
Hospital de Jesús
Indios
Infidencia
Inquisición
Intendencias
Junta Superior de &al Hacienda
Oúras Públicas
operaciones de Guerra
Padrones
Parcialidades
Propios y Arbitrios
&al Acuerdo
&ales Cédulas Origi,nales
&ales Órdenes
Subdelegados
Tierras

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ÍNDICE ANALÍTICO

A Aculco, 309, 455, 568


Adolescentes, 184
Abad de los Reyes, Antonio, 497 Adultos, 159, 184, 212, 269, 310, 392
Abad y Queipo, Manuel, 37, 115, África, 310
142, 540-542 Agricultura, 33, 83, 85, 144, 236,
Abadiano y Jaso, Bias, 354 273,323,406,427,502,543
Abarca, José María, 532 Agua, 103, 105, 106, 143
Abasolo, Mariano, 532 Aguacatenango, 317
Abogados,57,501,508,520 Aguacatillo, 535
Abrogo, Francisco de, 372 Aguanato, 231
Academia de San Carlos, 415, 417 Aguardiente, 68, 103
Academia de San Fernando de Be- Aguascalientes, 78, 81, 107, 199,
llas Artes, 146 255,258,287,367
Academia de Historia Eclesiástica, Águila,José Mariano de, 417
169 Agustín Basilio, 329
Acajete, 82, 357, 473 Agustinos, 159-161, 163, 166, 221
Acámbaro, 454 Ahuacatlán,26,53,240
Acambay, 160, 309 Ahualilco, 484
Acamixtla, 160 Ahualulco, 93, 363, 461
Acapetlahuaca,413 Ahuehuecingo, 305
Acapetlahuaya,65,376,386,523 Ahuehuete, 173
Acaponeta, 572 Ahuehuezingo, 309
Acapulco,60,87, 106, 132,217, Ahuisculco, 83
321,385,488,538,551 Aitlautlán,Juan,415
Acasuchitlán, 325 AJofrín, Francisco de, 106, 272, 305,
Acatlán, Santa Ana, 363 322,341,583
Acatlán,22, 164, 199,307,437,505 Ajoloapan, 459
Acatzingo, 265 Al verdugo de !,os e/higos, 190
Aceite para la lámpara, 292, 450 Alabado, 433, 562
Aceitunas, 317 Alahuistla, 377, 459, 487
Achichipico, 386, 432, 442, 483, Alamán, Lucas, 551, 552
565 Alaquines, 254
Achiotepec, 465 Albuquerque, Duque de, 58
Achiutla,50,376,458 Alcabala, 47, 67, 203, 385, 478, 534,
Acolman, 43, 329, 420, 542 539,577
Acotepec, 337 Alcalde mayor, 23, 24, 33, 42, 43,
Actopan,94, 111, 160, 162, 164, 44, 52, 54, 58-62, 79, 116, 119,
217, 221,331, 387,393,416, 150, 185, 187-189, 191, 192-
424,483,488,525,555 195, 198,201,204,291
627
628 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

Alcalde, Antonio de, 462, 472-473, Amecameca, 31, 42, 160, 345, 348,
478-479, 577 353,399,415,427,441
Alcaldes, 23, 33, 36, 39, 41, 45, 46, América, 176, 177, 180, 182, 309,
48,50,53,68,90, 130, 170, 310,408,425
188,323,412,438 América del Sur, 178, 194
Alejo de Orrio, Francisco, 179, 184 América mexicana, 179
Alemania, 341, 406 Americanos,37, 178, 180,538
Alfabetización, 139, 438-447, 562, Amiga (escuela para niñas), 350,
585 403,409,420
Alfajayuca, 160 Amoles, 564, 583
Algodón, 114, 189,241,259,465 Amozoc,22,43, 132, 199,494
Alguacil, 33, 38, 39, 40, 45, 49 Amula, 304
Alguacil de agua, 40 Analco, Guadalajara, 53, 240, 435,
Alguacil de escuela, 40, 345 461,484,574,589
Alhóndiga, 105 Analco, Villa Alta, 88, 276, 408, 409,
Allende, Ignacio, 532 413
Almecatlán, 26 Andrade y Bejarano, Juan de San
Almolongas, 201 Pedro,425
Almoloya, 422 Anenecuilco, 105, 106, 304, 312,
Almoloyas, 434 325,346,511,526
Almuerzos, 290, 304 Angamacutiro,27,95,231
Alpuyeca, 105 Antequera (ciudad de Oaxaca), 18,
Alquiler de ropa, cera, 324, 327, 22, 143, 188, 201, 272, 311,
331 327,330,425,439,440,465
Altamirano,Juan Tomás, 67 Antigua, La, 571
Altar,309,311,313-315 Anzorena,José María, 534
Altepetl, 31, 77, 428 Apan,22, 73,94, 108, 160,200,203,
Altongo, 49 216,221,225,287,308,398,
Alumnos, 187, 192, 360,392,394- 403,424,568,571
400 Apartado, Marqués del, 513
Alzate, .'José Antonio de, 48, 145, Apasco,21,23,60,89, 106,293,
289,432,523 479,494,508,521
Amacueca,363 Apaseo,248,403,505,550,564
Amajac, 424 Apatzingán,62,68,93,94,99, 166,
Amanalco, 357 231,364,539,553
Amat y Tortosa, Andrés, 27 Apodaca,Juan Ruiz de, 561
Amatacic Atlatloyo, 521 Apopeo,364
Amatenango, 317 Aquixtla, 271, 357
Amatepec, 160, 385 Arado,203
Amatitán,573 Aragón, hacienda de Santa Ana, 94
Amealco,377,378,386 Aragón,Diego,424
Ameca,506,573 Aranda, Duque de, 477
ÍNDICE ANAÚTICO 629

Arangoiti, Domingo de, 194 Atenango del Río, 544, 597


Arca, 24, 28, 29, 41, 57, 58, 64-66, Atenco,84, 160, 161,543
68, 70, 118, 145, 291,460, Atengo, 420, 486
476,480,501 Atitalaquia, 58, 290, 314, 357, 358
Arcángel San Miguel, 311 Atlahuaca, 290
Arce, Francisco Manuel de, 210 Atlatlauca, 163, 164,314
Archivo de la Casa de Morelos, 511 Atlautla, 399
Archivo General de la Nación, 272, Atlistlaca, 83
492,499 Atlixco, 18, 22, 114, 173, 199, 271,
Areche,José Antonio de, 24, 61, 290,293,304,309,316,387,
192-194 548
Arellano,José María, 352, 353, 492 Atlxoxoyucan, 309
Arias,Joseph, 184 Atocpan, San Pedro, 563
Ario, 65, 94, 95, 330, 364, 514, 520, Atole, 324
542,569 Atollaquillo, 105
Aritmética (contar), 161, 197, 205- Atotoc, 363
207, 208, 211, 276, 411, 443 Atotonilco, 160
Arizpe, ver Sonora-Sinaloa Atotonilco, Guadalajara, 519, 573
Armadillo, 251, 254, 368, 372 Atotonilco, Tetepango, 119, 145, 160
Armados de Jueves Santo, 315, 327 Atoyatenco, 423
Arontepacua, 330 Atoyoc, 535
Arpa,310,321,444 Atrio,254,303,342
Arquitectura, 67, 415 Atzala, 305, 307, 455, 492
Arrendamiento de agua, 103 Audiencia de Guadalajara, 18, 33,
Arrendamiento de reses, 103 71, 78, 115, 157,235
Arroz,317,465 Audiencia de Guatemala, 211, 281,
Arvillo,José Trinidad, 139 366,397,560
Arvoleya, Alejandro, 139 Audiencia de Lima, 154, 194
Arzobispo de México, 156-157, 159, Audiencia de México, 18, 25, 30,
166, 169,331,451 33,42,58, 70, 71, 77, 79, 118,
Asajo, 401 119, 147, 150, 151, 186, 191,
Asesor del virrey, 144, 148, 336, 211,264, 291,332,379,497-
491,558 500,524,530
Asia, 310 Audiencias, 132, 144, 235
Asistencia a la escuela, 156, 157, Autlán, 363, 595
165, 176, 188, 189, 197,200, Autopan, 36, 39
204, 208, 212, 272,273,345, Avendaño,José Toribio, 201
359,378,443 Avilés, Manuel de, 387 '!hii
Assadourian, Carlos Sempat, 115 Axapusco, 94, 219, 321, 3221 413111;8
Asuchitlán, 66, 219, 287, 305, 460, Axochapan, 571 l ,r >'1&8
487 Axsoclán, Antonio, 4Ui, ! ¡ ii1"~
Atacalco, 81 Ayacahuite,.3l4 .; . u¡. " í! ..ti't'..rrmff
630 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

Ayautla, Oaxaca, 322 Barrientos Lomelín, ManuelJoa-


Ayehualtempan, 358 quín, 170, 174, 187
Ayotzingo, 94, 119, 164, 219, 495, Barroco, 311
496,564 Barrón Soto, María Cristina, 130
Ayuntamientos, 18, 33, 35, 41, 45, Bartolache,José Ignacio, 393, 432
70, 103, 119, 150, 152,215, Bartolomé Martín, 65
327,361,444 Batab, 41, 46
Ayuntamientos constitucionales, Bataller, Miguel, 144
545, 549, 578-579 Becal, 246
Ayuntamiento de México, 179, 181, Belemitas, 277
182,531 Beneficios Altos, 199, 246
Ayutla,276,595 Beneficios Bajos, 199, 246
Ayutla, Villa Alta, 378 Bergoza y Jordán, Antonio, 49, 205,
Azacán, 337 273,358,434,464
Azafrán, 304 Bermúdez de Castro, Juan, 182
Azamitla, 93 Beye de Cisneros, Ignacio, 341, 390
Azanza, MiguelJosé, 125, 521 Bibliotheca Mexicana, 179, 181
Azcapotzalco, 58, 94, 160, 225, 228, Biempica y Sotomayor, Salvador,
500,543 436
Azingo, 407 Bienes de comunidad 17, 20, 23,
Azotes,48,49,212, 280,355, 356, 25, 28, 29, 34, 41, 55-57, 59,
378,398,412 61,62,64, 68, 69, 74,85,87,
Azúcar, 113,241,305 90, 98, 100-102, 115-117, 120,
Azufre, 304 124, 127, 128, 132, 145, 151,
156, 159, 187, 189, 191, 195,
196,208,210,290,509
B Blanes,Juan Bautista, 78
Bogotá, Santa Fe de, 161
Babilonia, 176 Bolaños, 32, 240
Bailes (danzas), 65, 171, 288, 290, Bolón, 59
303, 304,308,317, 321,335, Bolonchén, 246
379,439,468 Bolonchencauich, 26, 199, 246
Bajío, 51, 174, 436 Bonavía, Bernardo, 280, 356
Bajón, 317, 413 Bonavía, Bemardino, 385
Banco de San Carlos, 72, 83, 118, Borah, Woodrow Wilson, 522
119, 125, 145, 146, 195,202, Boturini, Lorenzo, 170, 175, 179,
441,496 184
Banderas (banderitas), 85, 303, 315 Branciforte, Miguel de la Grua Ta-
Baños termales, 103 lamante y, 26, 125, 268, 345,
Barca, La, 26,80, 107, 142,237, 353,361,425,500
240,510,559,595 Bustamante, Carlos María de, 146
Barrera, fray José de la, 317 Bucareli, Antonio María de, 44, 61,
ÍNDICE ANALÍTICO 631

68, 190-194, 196,288,356, Calderón de la Barca, Frances Ers-


452,477,485,508-509 kine, Marquesa de, 315
Bueyes, 340, 348 Calderón y la Higuera, Francisco,
Buffon, Conde de, 183 393
Bula de la Santa Cruzada, 60, 522 Calendarios, 171
Buñuelos, 305 Calidad (raza), 189, 204, 208, 270,
Burros, 340 388-389, 409, 538
Burriel, Andrés, 169 Calimaya, 4 79, 483
Burunda, Ignacio, 492 Calleja, Félix María, 543, 545, 548,
Buve,Rayinond,596 553,556
Calpan, 271, 290, 505, 594
Calpulalpan, 160, 484
e Calpulli, 31
Camacho, Pedro Manuel, 62
Caballos,87,324,381,555 Camarón, 317
Cabañas, Juan Cruz Ruiz de, 43, 52, Camino Real Alto, 132, 141, 246
290,363,422,456,458,461, Camino Real Bajo, 199, 241, 246
466,467,483,541 Campanas, 143,295,303,306
Cabildo eclesiástico, 152 Campeche, 132, 199,246
Cabildos, 21, 23, 24, 33, 34, 35, 39, Campillo y Cossío,José de, 164
42,43,54, 119 Campomanes, Conde de, 119, 477
Cacahuatepec, 544 Cañada,La,420,444,565
Cacho Calderón, Emeterio, 499 Canatlán,78, 139
Caciques, 35-38, 41, 45, 46, 54, 81, Candela, Coahuila, 561
83, 130, 156, 165, 199,307, Candelabros, 314, 327
360,379,392,459,521,555 Canela, 305
Cacles, 45 Cañería, 138, 143,573
Cadereyta, 22, 161, 199, 217, 228, Canoas, 103, 107, 142,573
322 Canónigos, 169, 186
Cádiz, Cortes de, 357, 533, 541, 560 Cántaros, 394
Caguaca, 338 Canteras, 103, 106
Cahucoa,277 Canto llano, 421
Cajas de comunidad, 20-21, 23, 34, Cantores, 159, 242, 299,303,308,
35,48,56,58,59,62,68, 74, 321-323, 415, 450
80,83,84,86,90,94, 105, Capa,45,299
116, 143, 145, 150, 154-160, Capacho, 235
189, 192-200, 202-211, 217, Capellanías, 24, 127, 152, 182, 273,
225, 228-284, 337, 449-490, 415,479
532-537 Capillas, 115, 524
Cajititlán, 421 Capital,456,465,475
Cal,23,43,81, 105, 106,132 Capitanes, 330
Calderón, José Antonio, 62, 229 Capuchinas, 426
632 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

Capula, 62, 333, 503 Castillo,José, 415


Capuluac, 160, 164,315,424,564 Castizos, 199, 501
Caracha, rancho de, 486 Castro, Carlos de, 376
Carácuaro,95,99,364,536 Castro, familia, 468
Cárcel, 33, 41-43, 46, 49, 74, 136, Castro, Felipe, 502, 507, 512
138, 142,311,316,348,356, Catálogo de las úmguas de las naciones
387,401 conocidas, 429
Cardona!, 111, 160, 164, 321, 386, Cataluña, 186,477
483 Catecismo en náhuatl, 265, 407,
Cargos honoríficos, 45 413,433
Caribe, 116, 241, 462 Catecismo, 341, 343, 407, 439, 444
Carlos 11, 158 Catecismo breve de Lutero, 444
Carlos III, 17-19, 21, 118, 169, 176, Catecismo de la doctrina cristiana, 440
178-180, 183, 185, 190, 191, Cátedra de mexicano, 440, 562
200,213,287,311,562 Catedral de México, 67
Carlos IV, 127, 497, 540, 541 Catedral de Puebla, 106
Carmagnani, Marcello, 41, 463, 475 Catón, 408, 444
Carmelitas, 179 Caxcanes, 255
Carne, 44, 241, 303-305, 317, 340 Caxtitlán, 237
Carnestolendas (Carnaval), 324 Cebada,83, 103, 113
Carrillo,JuanJosé, 202 Cédulas reales, 25, 36, 38, 40, 49,
Cartillas, 193, 378, 408-411, 423, 56,58,59,66,68, 71, 77,81,
444 116, 118, 119, 125, 146, 153-
Casa de comunidad, 33, 41-43, 48, 162, 168, 176-185, 191, 198,
54,57, 132, 136,401,522,578 205,208,281,414,421,478,
Casa de Niños Expósitos, 169 501,513,561
Casa cural, 33, 53, 136, 138, 401 Celaya, 18, 19, 79, 115, 247, 384,
Casas, Juan de las, 346 537
Casas reales, 33, 42 Cementerio, 314, 401
Cascatlán, 368 Centros regionales de educación
Casodoiro, Gregorio, 163 indígena, 222-225, 231, 234,
Castaño, Bartolomé, 407, 433 241, 243, 247, 248, 262,269,
Castas, 47, 116, 174, 208, 213, 315, 278,282
445 Cepo,48
Castellanización, 153, 163, 166, Cera, 23, 289, 292, 299, 304, 309,
168, 191, 426-437 311,314, 315,326, 327,332,
Castellano (español), 29, 37, 38, 335
153-157, 161-163, 165, 166, Cerámica, 113, 288
169, 172, 173, 176, 178, 186- Cereros, 67, 327
188, 191, 196, 200,210, 212, Cerote, 304
213,322,339,427-438 Cetro, 52
Castilla,Julián Cirilo de, 165, 525 Chacaltianguis, 525
ÍNDICE ANALÍTICO 633

Chalchicomula, 42 Chiautla de la Sal, 22, 106, 113,


Chalco, 42, 53, 58, 73, 87, 89-91, 199, 263, 268, 271, 350, 372,
106, 114, 119, 132, 160, 199, 549
209, 216,219,221, 299,332, Chicahuastepec, 276
343, 344,349,353, 369,381, Chicahuaxtla, 276
386,393,396,405,407,424, Chichimecas, 247
437,484,531,543,549,558, Chiconautla, 306, 332, 520
571, 594 Chiconcuac, 197
Chalma, 221, 307, 379, 394, 525, Chiconcuautla, 264
526 Chicontepec, 40, 307, 544
Chalmanaxco, Bernardo, 406 Chietla, 22, 38, 43, 99, 106, 188,
Chalmita, 400 197,203, 264, 287, 304,306,
Chamacuero,248,550 309,314,316,338,345,549
Champotón, 246 Chignahuapan, 42, 271, 357, 401,
Chamula, 281, 304, 317 408,564
Chance,John, 199 Chihuahua, 18,26,30,46,279,285
Chapa de Mota, 160, 309, 505 Chila, 199
Chapala, 4 73 Chilac, 81
Chapingo, hacienda de, 405 Chilacachapa, 385
Chapitiro, 512 Chilapa, 86, 87, 90, 91, 106, 217,
Chapulhuacán, 568 358,375,533,551,557
Chapultepec, San Miguel de, 354, Chilchota, 409
358,505 Chilcuautla, 567
Charape, 305 Chiles, 44, 303, 317, 355
Charcas, 112, 115, 290 Chilpancingo, 399, 553
Charlton, Thomas, 80 Chimalhuacán, 571
Charo,27,30,94,99, 150, 188, 189, Chimalpa, 461
231, 235,306, 309, 340,417, Chimalpa, Guatemala, 43
423,503,525,535 Chimalpopoca,José Manuel, 526
Chávez Orozco, Luis, 592 Chimalpopoca,Juan Antonio, 415
Chávez, Micaela, 410 Chimaltitán, Bolaños, 240
Cheltla, rancho de, 487 China, 203
Cherán, 310 Chinampixque, 40
Cheranátzicurin, 330, 363 Chinos, 241
Chiapa, Chiapas, 303 Chiquimitío, 503
Chiapa, San José, Puebla, 265 Chirimías, 45, 310, 311, 317, 322,
Chiapas, intendencia de, 31, 47, 99, 413
130! 143, 211-214, 216, 258, Chocamán, 337
281-282, 285, 289, 305, 317, Chocho, 271
359,362, 366, 375,377, 381, Chocolate, 44, 290, 305, 317, 324,
397,416,422,468,547,561 422
Chiautla, 543 Cholcatongo, 58
634 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

Cholula, 32, 36, 45, 51, 52, 58, 60, Cochinilla (grana), 55, 203, 276,
199, 263, 288,322, 325,415, 355,464-465,468,584
426,525,531,532,539,549 Cocotitlán,87,525,526
Chontal, 271, 511 Cocoyotlán, 105
Chucándiro, 95, 364, 510, 556 Cocuasco, Bolaños, 240
Churumuco, 462 Cocula, 237, 363
Ciegos, 316 Cocupao,27,95,99,231,235,510
Ciénaga de los Olivos, 30, 102 Cofradías, 20, 29, 30, 48, 52, 62, 82,
Cieneguilla, monte de, 86 83, 105, 127, 151, 152, 203,
Cigarros, 45, 305 204,211, 217, 246,287, 290,
Cirio, 326, 327 308, 321, 324, 325, 329-331,
Cirujanos, 21, 70, 215 335,412,425,434,439,449-
Ciudad Real, Chiapas, 212, 281, 490,538,544,576,585,597
317 Cofradías de república, 456-474,
Ciudades y villas, 17-18, 19, 25, 33, 480
54,59,69,70,74, 118, 143, Cohetes, 288-290, 299, 303-306,
147, 150, 151, 182, 194, 215, 308,309,312, 325,335,481,
287,310 486,494
Civilidad, 175, 192, 340 Cojamantlán, 349
Civilización, 207, 213, 340, 519 Colatepec, 276
Clanchy, M. T., 430 Colegio de Estudios Mayores para
Clarines, 317, 322, 326, 413 indios, 169
Clarisas, 425 Colegio de Guadalupe de Indias,
Clavigero, Francisco Xavier, 183, de la Enseñanza Nueva, 421,
184,395,415,432 425
Clemente José, 379 Colegio de los Dulcísimos Nombres
Clero regular (órdenes religiosas), de Jesús y María, 422
159, 166, 178,308,413 Colegio de Nobles, 146
Clero secular, 159, 160, 165-167, Colegio de Nuestra Señora de la
178 Soledad, 421
Coacala, 81, 306 Colegio de San Gregorio, 415
Coahuila,79, 106, 251,321,322, Colegio de San Nicolás, 536
552,561 Colegios, 165
Coalcoman, 409 Colgaduras (Cortinas), 304, 310,
Coatecas, 201 311,315,327
Coatepec, 22, 37, 40, 49, 64, 93, Colima, 201, 203, 229, 235-237,
216,287,345,493,515,571 381,462,477,494,573
Coatepec, Guadalajara, 53 Coliseo, 139
Coatitlán, 415 Colotlán,46, 78,460,478
Coatlán, 105 Comala, 237
Coatzacoalcos, 21, 22, 195, 259 Comelitones, 294, 305, 306, 328
Cocaguatepec, 488 Comercio (comerciantes), 103, 130,
ÍNDICE ANALÍTICO 635

163, 165, 170, 175, 178, 192, Consulado de Veracruz, 543


207, 241, 427,463, 475,485, Contadores de intendenc~a, 30, 31,
543,584 63, 66, 67, 69-71, 143, 146,
Comida de los niños, 409 149
Comida de pobres (de apóstoles), Contaduría General de Propios, Ar-
57, 313-321, 326, 332 bitrios y Bienes de Comuni-
Comidas comunales, 23, 41, 44, 54, dad, 17, 18, 25,29,32,59,61,
55,57,59,60,84,85,87, 288- 69-71, 74, 84, 85, 90, 119, 126,
290, 292, 294, 299, 301-306, 132, 143, 146, 148-150, 191,
331, 335,449,454,460,468, 194, 202-204, 240, 251, 262,
474,481,495 332,429,476
Comisionados, 62, 351, 484 Contrabando, 203
Comitán, 47 Contrato, 115, 277, 348, 375, 411,
Compañía de Filipinas, 119, 124, 466
129, 130,441,496 Convento de Corpus Christi, 425
Compañía Lancasteriana, 402 Convento de Cosamaloapan, 425
Compañía de María, 421 Convento de la Nueva Enseñanza,
Composiciones, 66, 81, 82 425
Comunidad, La, 34, 35, 42, 43, 5~ Convento de los Siete Príncipes,
75,84, 125, 142, 147,453-455, 425
569 Conventos, 127, 152,341
Concilio de Trento, 182 Conventos de frailes, 217, 561
Concilio Lateranense, 182 Conventos de monjas, 169, 217,
Concilios mexicanos, 173 415,425,561
Concilios mexicanos, 169, 171, 179 Convites, 288, 290, 324
Confesionario zapoteco, 485 Copal (Incienso), 23, 280, 310, 315
Congregaciones, 33 Copándaro,201,235
Conguripo,142,485 Coquimatlán, 201
Conquista (conquistadores) 11, Córdoba, 18,22, 114, 195,259,262,
165, 172-174, 178, 179, 182 311, 505
Conquistados, 175 Córdoba, Tomás de, 36
Consejo de Castilla, 291 Cordoza, Miguel, 62
Consejo de Indias, 17, 71, 165, 168, Coro,242,321,323,335,413
169 Coroneo, 73,248,569
Consolidación de Reales Vales, 72, Coros, 236, 303
126, 127,489,528 Corpus Christi, 57, 290, 292-295,
Constitución de Apatzingán, 554 306, 308-312, 323, 334, 335,
Constitución de Cádiz, 545-552, 449,468
567,577,589 Corregimiento de Antequera, 146,
Consulado de Comerciantes, 118, 199,272, 276, 384,430,468,
125, 129, 152,276,483,531 482,493,511
Consulado de Guadalajara, 542 Cortés, familia, 37
636 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

Cortés, Hernán, 46, 150, 169, 174, Cuautinchán, 105,294,314


183, 188 Cuautitlán, 58, 111, 132, 139, 160,
Cortés y Larraz, Pedro, 290 161, 163,216,228,342,413,
Cosamaloapan, 22, 40, 60, 194, 259, 439,513,551,564,565,569
293,294, 385,410,420,521, Cuautla,86,87, 114, 132,217,225,
525 228,287,304,306,311,312,
Coscomatepec, 337 314,316,325,346,405,482,
Costa, La, 199 515,520,542,544,549,571,595
Costumbre(s), 39, 43-45, 49, 50, 54, Cuautla (Jalapa), 197
86, 151, 153, 156, 165, 174, Cuautlacingo, 64, 80, 322, 323, 333,
177, 180-181, 200, 205, 207, 406
208, 214, 242, 263,288, 307, Cuautlalpa, 139
323,325, 327,328,332, 334, Cuba, 241
345,346,502,509,574 Cuenca;Joaquín Mariano de, 194
Cotaxtla, 107, 410 Cuentas, 24, 28, 29, 31, 55-58, 61,
Coyoacán,21,27,31,82, 150, 199, 65,69, 70, 72,85,86,88,89,
216, 221, 225, 228, 287,357, 98, 100-102, 125, 147, 150,
358, 368, 387,392, 394, 396, 152, 189, 194, 221,429,439,
444,503,531,549,558 468,559
Coyotepec, 271 Cuernavaca,27,30,31, 35,39,53,
Coyuca, Acapulco, 481, 488 67, 83, 105, 150, 217, 264,
Coyuca, Huetamo, 485 305, 306,308,314, 328,335,
Criollos, 146, 149, 154, 163, 164, 338, 341, 354,377, 381,395,
167, 170, 172, 173, 175, 177, 397,405,415,430,444,459,
180, 186, 191,379,427,436, 462,469,503,544,571
544 Cuervo,José, 103
Croix, Marqués de, 168, 173, 184, Cuescomatitlán, 237, 421
187, 190-193 Cuetzalan, 519
Croix, Teodoro de, 52 Cuevas, 171
Cruces, Las, 534 Cuevas, hacienda de Las, 405
Cruz de Palmar, 77 Cuevas y Aguirre,José Ángel, 103
Cruz, sor Juana Inés de la, 432 Cuicatecos, 271, 413
Cuadriello,Jaime, 415 Cuicatlán, 413
Cuadrillas, 33, 114 Cuilapan, 41, 189, 204, 272, 382-
Cuapaxtongo, 370 384, 465
Cuaquilzingo, 139 Cuinceo, 330, 484
Cuaresma, 290, 295, 324 Cuisillo, 79, 372, 413, 494, 551
Cuarto Concilio Mexicano, 169, Cuistla, 201
185, 190,321,343 Cuitlatlán, 322
Cuatro Villas, 30, 35, 39, 150, 188, Cuitzeo de la Laguna, 44, 99, 201,
189, 271, 287, 338, 345, 372, 235,345,364, 377,385, 386,
384 511, 569
ÍNDICE ANAÚTICO 637

Culhuacán, 103, 349, 351, 356, 377, Diezmo,44,46,47,53,54,539


396,408 Diligencias judiciales ... escue/,as, 158
Culto religioso, 299, 301, 314, 326, Dinero sobrante, 24, 28, 31, 59, 71,
345,427,434 73,86,94, 115-152, 204,228,
Cuquío, 78, 107,237,477 242, 292, 301, 336, 350,359,
Curanderos, 171 476,557
Curas,62, 162, 166, 177, 186, 188, Diosdado,José, 394
192, 198,201,204,205,210, Diputación Provincial de Guadala-
212, 287, 323,331,334, 344, jara, 573
385,397,415,478,566 Diputación Provincial de Nueva Es-
Curatos, 167, 178, 179, 184 paña, 567-569, 577
Curímucos, 310 Diputación Provincial de San Luis
Cutzamala, 66, 94, 219 Potosí, 572
Cutzio,23,43,60,94,293,333,494 Diputación Provincial de Yucatán,
Cuzcatlán, 268 547,549,550,558,574
Discurso humi/,de, 162, 181
Disertación, 190
D Doctrina cristiana, 28, 29, 43, 65,
153, 156, 160-162, 166, 167,
Damián y Corona, José de la Trini- 169, 171, 173, 182, 184, 188,
dad, 385 189, 192, 194, 196,201,202,
Daniel, Pedro, 416 205-207, 210, 211, 242, 341,
Dátiles, 106 342
Dehouve, Daniele, 105, 463 Doctrina breve, 433
Deletreo, 408 Doctrineros, 343, 344
Derecho canónico, 163 Dolores, congregación de, 536
Derecho de gente, 39 Domingo de Ramos, 312, 323
Derecho natural, 39, 214 Domínguez, Miguel, 532, 533
Derechos del hombre, 214 Dominica, 30, 48, 198, 210, 217,
Derechos (obvenciones) parro- 338,357
quiales, 23, 47, 48, 187, 299, Dominicos, 159, 160, 166, 450
301, 305,329,330, 335,338, Don (título de), 247, 381
376,472 Donativos, 81, 116, 118, 120-125,
Derramas, 20, 44, 313, 327, 328, 127-131
335,354,449 Dulce, 290, 309
Deudas, 114, 115, 118, 126 Durango, intendencia de, 25, 26,
Diario de México, 394 30-32, 34, 53-55, 66, 67, 78,
Díaz de Ortega, Felipe, 408, 510 99, 102, 106, 124, 139, 142,
Diez brazas de tierra, 24, 53, 56, 60, 149, 150, 216, 279-280, 287,
70,80,84,90,493 311,314,325,372,374,378,
Díez de Quevedo y Ovejero, Félix, 436,456
491 Dzitbalché, 577
638 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONW..

E 45, 50, 147, 188, 242, 380,


381,412,415,438442,455,574
Ecatepec,81,84,90,91, 106, 111- Escritura (escribir), 28, 29, 156,
113, 119, 122, 139, 160,216, 158, 159, 161, 166, 170, 178,
228, 287, 301,306, 312,332, 189, 192, 194, 197, 201, 202,
396, 415,420,437,459,480- 205-207, 211, 402, 407, 441
481,506,511 Escuelas de doctrina cristiana, 28,
Ecatepec,()axaca,469 264,341,342
Echarri,JuanJosé de, 551 Escuelas de lengua castellana (de
Educación, 200, 203-205, 210, 211, castellano), 160, 165, 170,
285-287, 295, 337 181, 184, 185, 187, 191, 207,
Eguiara y Eguren, Juan José, 179, 264,273,343
181 Escuelas de primeras letras, 23, 29,
Ejidos, 502 35,65, 70,87, 106, 147, 153,
El Palmar, congregación de, 405 154, 156, 158, 161, 192, 194-
El maestro de Silo, 433 197, 206, 209,226, 230, 232,
El Misceláneo, 55 l 300, 336,342,434,481, 556-
Elecciones, 30, 35, 37, 39, 42, 43, 559,582
45,57,68, 292,450,458,478, Escuela real, 194, 200
525,564 Escuelas para niñas indias, 225,
Elotepec, 384 271,280,345,417-426
Emperadores mexicanos, 179 Escuelas públicas, 198, 207, 402
Empleos, 163, 174, 190, 212 Escueleros, 343, 376
Enajenación de tierras, 290, 502, Escultores, 67
507,508 España, 17, 118, 119, 126, 127, 146,
Encomenderos, 56 149, 154, 165, 170, 186, 191,
Encuestas, 433, 473, 486 251, 287, 291,410,420,477,
Enramada,308,309 478,576
Ensayo político sobre el reino de la Nue- Españoles, 37, 181, 199-202, 208,
va España, 541 213,315,329, 341,381,384,
Epazoyuca,94, 164,314,564 385,394
Epidemias, 28, 61, 62, 132, 139, Especias, 44
201,291,398,543,559 Espitá, 246
Erongarícuaro,27,95,230,473 Esponda y ()laechea, Sebastián,
Escalona y Aries Acxayacatzin, An- 211-214, 359
drés Ignacio, 37, 158, 182, Estadísticas de escuelas del virrei-
323,414,498 nato, 204, 285-287
Escobar, Antonio, 596 Estado, 165, 190, 198, 211, 450,
Escobar, fray Matías de, 289, 309, 472,490
322 Estados Unidos, 563
Escocia, 340, 346, 416, 421, 444 Estaño, 315
Escribanos de república, 33, 39, 41, Estoraque, 315
ÍNDICE ANALÍTICO 639

Etla,35,36,40, 105, 189,205,272, Fiesta de la Concepción, 305, 307


415,457 Fiesta de la Natividad (de la Virgen
Etzatlán, 26, 53, 79, 93, 206, 240, María), 307
467,476,572 Fiesta de la Purificación, (Candela-
Europa,37,56, 106, 171, 181, 184, ria), 290, 307, 323
289,290,308,310,406,408, Fiesta de la Santa Cruz, 290
414,440,441,563 Fiesta de la Visitación, 290
Europeos,37, 178, 179, 183 Fiesta de San Francisco, 290
Evangelización, 153, 165, 167, 178 Fiesta de San Juan Bautista, 290
Examen a los maestros, 205, 574 Fiesta de San Pedro, 290
Exámenes públicos, 212 Fiesta de los Fieles Difuntos, 324,
Extinguir (desterrar, olvidar), las 450
lenguas, 164, 178, 184, 186- Fiesta de los Santos Reyes, 324
188, 191, 196,202,427 Fiesta de Todos los Santos, 290, 323
Extractos (de cuentas), 69, 71, 148, Fiestas religiosas (festividades voti-
216,229,237,262,263,295, vas, celebraciones), 30, 54,
361 57, 61, 70,84,85, 87,89,99,
107, 118, 147, 150,209, 215,
265, 270, 287-336, 369, 406,
F 449,452,472
Filipinas, 176
Fabián y Fuero, Francisco, 168, Filón,174
170-174, 180, 184, 185, 188, Finlandia, 444
190, 191, 193,339 Fiscales de la iglesia, 51, 330, 393,
Fábulas, 248 533
Familiares, 162, 163, 179, 180, 182 Fiscales indios, 159, 341, 342, 345,
Fanega de sembradura, 59, 90, 201 412,417
Farriss, Nancy, 432 Fiscalización de cuentas, 195, 480
Felipe 11, 154, 426 Flautas, 317, 413
Felipe V, 158 Fierra, paraje de, 88
Feria, Matíasjosé, 415 Flon, Manuel de (Conde de la Ca-
Feria de varas, 43, 522 dena), 85, 143, 147, 149,263,
Ferias, 165, 306, 307 268, 288,306, 357,474,496,
Fernández de Luna, Fernando Es- 527,530,531,539
teban, 416 Flores, 23, 52, 85, 299, 301, 308-
Fernández Saavedra,José, 393 310, 315, 325, 335
Fernando VI, 130, 158, 161, 164- Flores, José Antonio, 393
167, 179 Flores de papel, 422
Fernando VII, 531, 543, 547, 556, Formación de pueblos nuevos, 115,
561,563 493, 515-516
Ferrer de Robles, Vicente, 379, 380 Formulario para cuentas, 29, 63,
Fiesta de la Asunción, 305, 307 70,204,294
640 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

Frailes, 56, 153, 154, 161, 167, 217, 78, 79, 151, 184, 190, 194,
337 197,229, 251,287, 289,291,
Francés, 168, 184 294,451,473,552
Francia,35, 125,341,406,498,499 Gálvez, Luis de, 204
Franciscanos, 159-163, 166, 177, Gálvez, Matías de, 115, 118, 119,
181, 182, 246, 254, 263, 280, 195-197, 409
341,344,350,372,450 Gamboa, Francisco Xavier, 421
Fraude,361,467,496-498,527,538 Gamio, Manuel, 51, 592
Fresnillo, 255, 409 Ganado (ganadería), 23, 29, 33, 40,
Frijol,47,55,83, 113, 189,201, 57,62,65,67,85,87,99, 106,
241,259,303,310,355 114, 119, 152, 170, 195, 197,
Frontales, 327 201,203, 219, 236, 259,293,
Fruta,304,305,309,315,326 305,453,456,459,461,463,
Fuegos pirotécnicos (artificiales), 466,477,489,576
23, 288, 290, 294, 301-304, Gañanes (laboríos), 111, 114, 115,
307,309,312,327,454,481 255,405,511
Fuero, 159,269,555 García Martínez, Bernardo, 113
Funciones de iglesia, 23, 62, 64, 85, García, Ciriaco, 533
288,289, 292, 301, 328, 329, García de Huesca, Vicente, 72
331,333,427,454,495 Garcíajove,José, 139, 358
Fundiciones de cobre, 103 GarcíaJove,José Alejandro, 358
Fundo legal, 33, 34, 77, 78, 80-82, García López, Lucía, 188
89,93, 113, 255, 393, 463, Gardoqui, Diego de, 497
493,503,508,511,529 Garfias, Antonio, 139
Garner,Richard,80, 103
Gazeta de México, 129
G Gente de razón, 202, 208, 264, 273,
501,560
Gaélico, 340, 347 Gibson, Charles, 38, 216, 287
Galileo, San Francisco, 446 Gigantes, 310, 311
Galindo, Francisco, 18 Gil de Alcalá, Antonio, 415
Gallardetes, 327 Gobaz, 40
Gallarreta, Francisco Antonio de, Gobernadores, 23, 24, 28-30, 33,
18,21,24,26,28,30,59,61- 35, 36, 38-41, 45-47, 49-52, 60,
63, 66,68,84, 192-193, 254, 63-65, 67, 68, 72-74, 80, 90,
259, 268, 288, 292-293, 313, 91, 130, 144, 145, 158, 168,
332,349,429,452,~76-479, 170, 188, 189, 229,241,276,
485,499,507,508,585 303, 323, 325-328, 338, 348,
Gallego, 186 352, 361, 370, 412, 438, 440,
Gallinas, 43, 125, 169, 340 449,450
Gálvez, Bernardo de, 198, 203 Golfo de México, 258, 464
Gálvez,José de, 17-21, 24, 25, 55, González, Andrés, 415
ÍNDICE ANALÍTICO 641

González Hermosillo, Francisco, 56 258, 341, 343, 365,401,407,


Gradas, 402 561
Granado Baeza, Bartolomé, 322 Guazintlán, 459
Granados y Gálvez,José Joaquín, 184 Guelache, San Juan, 105
Grecia, (griego, griegos), 174, 175, Guelavia, 486
183,308 Guerra de sucesión, 158
Gremios, 308 Guerra, Fran(:ois-Xavier, 139
Grosso,Juan Carlos, 115 Guerrero y Torres, Francisco Anto-
Gruzinski, Serge, 171 nio, 403, 404, 421
Guacao, 345 Guichicubi, 201, 277, 463
Guachinango,26,363,461,484 Guirnaldas, 31 O
Guadalajara, ciudad de, 236, 240, Guistán, Chiapas, 285
531,537 Guridi y Alcocer,José Miguel, 357,
Guadalajara, intendencia de, 25-29, 474
31,32,42,43,46,53,65,69,
77-80, 82-84, 88, 89, 92, 93,
102-105, 107, 111-113, 123, H
125, 129, 142, 148, 149, 151,
199,205,207,215, 216, 235- Habana, La, 73
241,258,263,285, 287, 288, Hacendados, 23, 103, 111, 112,
295,304,308, 313, 314,321, 114, 115, 173, 193,506
327,328,334, 362,395,436, Haciendas, 33, 47, 55, 78, 82, 94,
456,478,492,498,537 103, 104, 107, 111-115, 145,
Guadalajara, obispado de, 236, 290, 184,247, 255, 381,403,456,
305 462,468,576
Guadalcázar, 251 Hambres, 28, 61, 119, 142, 145,
Guadalupe, villa de, 165, 404 291,338,369,496
Guadalupes, Los, 492 Hambruna y peste de 1786, 145,
Guajalotes, 4 7 200,201,203,472
Gualahuises, San Cristóbal, 78 Hampolol, 246
Guamanago, San Felipe, 571 Harina, 44, 304
Guanajuato, ciudad de, 18, 21, 311, Heath, Shirley Brice, 153
532 Hebreo, 175, 176
Guanajuato, intendencia de, 27, Henequén, 241
28,31,32,47,51,58,73, 79, Herdoñana, Antonio Modesto, 421
99, 102, 105, 111, 112, 124, Heredia, Francisco de, 204, 359
125, 129, 148, 150, 199,216, Herejía, 59
235, 247-251, 285, 306, 362, Hermandades, 331, 451, 455, 474
593 Hernández, Casimiro, 525
Guarachita, 437 Hernández, Juan de Dios, 526
Guardino, Peter, 563, 596 Herrera, Nicolás de, 399
Guatemala, 82, 153, 173, 211, 216, Hervás, Lorenzo, 429
642 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

Hidalgo, Miguel, 532-538, 543 Huayacocotla, 22, 24, 73, 113, 200,
Hijos del país, 190 262,263,294,405,479,544
Hijos del pueblo, 33, 195, 200, 304, Huaynamota, 485
348, 351, 370, 392,467,505, Huazalingo, 160, 200, 314, 416
522,544,570 Huehuetlán, 199,368,571
Hilario Antonio, 51 Huehuetlán, San Diego, 254
Hilo, 304 Huehuetlán, Oaxaca, 278
Historia de Nueva España, 173, 175, Huejotitán, 30, 66
183 Huejotitán, Durango, 280, 285
Historia antigua de México, 183, 415 Huejotzingo, 22, 23, 32, 40-42, 44,
Historia, 410 45,52,59,80, 105, 115, 185,
Holpatán, 47, 575 188, 193, 194, 199,264,265,
Homún, 393 292,293, 304, 313, 317, 340,
Hopelchén, 246 356, 426, 455, 476,494,508,
Hospital de San Lázaro, 139 521,525,543,548,549
Hospital Real de Indios (Natura- Huejúcar, 460, 462
les), 46, 139, 409 Huejuquilla, 572
Hospitales, 43, 136, 139, 322, 401, Huejutla, 22, 40, 83, 88, 113, 132,
450,460,486 160, 164, 217, 228,343, 368,
Hostia,308,313,314,322 393,412,494,544,549,564,
Hostotipaquillo, 240 587
Houston, Robert, 347, 438 Huetamo, 22, 95, 99, 142, 231, 364,
Huacao, 235 485,495,542
Huajuapan, 22, 55, 73, 102, 106, Huetempan, 65
142, 199,271,272,278,290, Huevos, 189, 197, 317, 355, 400,
465,493,511,531 575
Huamantla, 424 Huexolotitlán, 22, 199, 271, 287
Huamelulco, 201, 203 Hueypoxtla, 74
Huamelulpan, 64, 466 Hueytetán, 265
Huandacareo,235,304,364,4 86 Huichapan, 22, 42, 114, 161, 187,
Huango, 94, 309 199,211,217,307,309,323,
Huaniqueo,62,95,294,349 357, 370, 377, 379, 386, 401,
Huaquilpa, 328 519,551
Huascasaloya, 346 Huicholes, 78, 236
Huasteca (huastecos), 42, 47, 79, Huilacatitán, Bolaños, 240
114,200,251,258,307,368, Huimanguillo, 195
440,505,512,544,577,594 Huimilpan, 398
Huatusco, 337, 583 Huisculco, 573
Huatulco, 30, 200, 201, 204, 277 Huixquilucan, 225, 353
Huauchinango, 40, 113, 132, 263, Humanismo cristiano, 214
264,405 Humboldt, Alejandro de, 48, 116,
Huautla,200,278,322 216, 541-542
ÍNDICE ANALÍTICO 643

1 Isla, fray JuanJoseph de la, 206


Italia, 183, 184
Ichmul, 246 Itinerario para párochos de indios, 51
Idea de una nueva historia general de Itundujia, 275, 456, 458
f,a América Septentrional, 170 Ixcahuaxtla, 519
Iglesia (edificio), 31, 33, 36, 43, 53, Ixcateopa, 105, 564
54,57,77,79, 132, 136, 138, Ixcuincuillapilco, 464
142, 143, 146, 167, 169, 198, Ixcuintla, 321, 413
288,301,303,314,322,376 Ixmatlahuacán,410,420
Iglesia (institución), 46, 198, 285, Ixmiquilpan, 22, 90, 111, 160, 216,
337,358,450,472,490 294,544,556,565
Ignacio Francisco, 459 Ixtaltepec, 384
Iguala, 160, 370 Ixtapa, 160,437,487
Igualapa, 22, 195, 199, 271 Ixtapalapa, 160
Iguatlán,564 Ixtepeji, 199, 277
Ihuatlán, 262, Ixtla, San Miguel, 248
Ihuatzio, 231 Ixtlahuaca,51,86,114, 199,201,217,
llamatlán, 200 335,368,381,422,551,558,567
llamocingo, 505 Ixtlahuaca, Colima, 237
Imagen, estatua, 303 Ixtlahuaca, Santa María, 542
Impuestos, 329, 338, 581 Ixtlán,53,276,346,434,464,550,
Indaparapeo,95, 199,401 559
Independencia, 214 Ixyacalco, 146
Indios castellanos, 399, 427 Izamatitlán, 493
Indios flecheros, 45, 555 Iztacalco, 401, 403, 558
Indizuelos, 211-214, 254, 341 Iz6ca~38,73,82, 114,271,496,
Informe anónimo, 179 549,564,570
Ingenios, 108, 114, 341
Inglaterra, 116, 421, 499, 563
Inglés, 289, 340 J
Inmaculada Concepción, 44, 450
Inmemorial tiempo, 334, 508, 570 Jacona,409
Inquisición, 164, 167, 490, 491 Jagüey, 143
Inspección ocul,ar de Michoacán, 363 Jalapa, 49, 197, 258, 259, 293, 494,
Instituto Nacional Indigenista, 592 531,543
Instrucción para... escuel,as, 158 Jalisco, estado de, 235
Insurgentes,263,385,539,560 Jaltepec, 473
Intendentes, 25, 26, 31, 71, 95, 143, Jamay,240,461
205,207 Jamiltepec, 464, 564
Internado, 208 Jantelco, 443
Intérpretes, 162, 308, 434 Jareta, 276
Irimbo, 557 Jasquillo, 357
644 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

Jayacatepec, 44, 372, 386 Jurado,40


Jerécuaro, 248 Jurisdicción militar, 240
Jerez, 208, 255 Justicias, 42, 43, 50, 54, 64, 70, 130,
Jesuitas, 79, 112, 113, 169, 173, 174, 157, 159, 177, 185, 198,457-
179, 183, 190,229,436 460,463
Jesús María, pueblo de, 81, 258 Juxtlahuaca,22, 199,271,278,465
Jícama, 106 Juzgado Real (General) de Indios
Jicayán, 22, 199, 272, 465, 499, 511 (de Naturales), 39, 46, 60, 66,
Jilotepec,Jalapa, 413 103, 150,308, 354,424,491,
Jilotepec, 160 508, 520, 522-524
Jiménez Caro, Francisco, 158-159
Jiménez Pelayo, Águeda, 82
Jiquilpan, 22, 27, 60, 61, 93, 95, K
201, 202, 235, 287,293, 295,
313,349,476,493 Kinchil, 577
Jiquipilco, 335 Konetzke, Richard, 153
Jiutepec, 160, 376 Konrad, Herman, 108
Jocobo, pueblo de, 280
Jojutla, 459
Jonacatepec, 106, 387, 396 L
Jovellanos, Gaspar Melchor de, 119,
441,540,560 Laboríos, 107, 111-114, 247, 535
Joyas, 303, 316 Lachiguiri, 139
Juan del Sacramento, 595 Lachiriaga,201,380
Juan Diego, 440 Lachiriog, 276
Juan Miguel, 284 Lachixío, 306, 324, 372, 464, 465
Juchipila, 78, 82, 255, 258, 367, 462 Ladinos (indios ladinos), 164, 201,
Juchitán, 201 434
Jucutacato, 231 Ladrón de Guevara, Baltasar, 194
Jueves Santo, 23, 57, 290, 294, 308, Lagos,26,362,479,510,531,591
312-317, 326, 334, 449 Laguna, 105, 146
Juez de milpas, 40 Lagunilla, Santa Barbara, 331
Juez Mayor, 40 Landeira, Andrés Antonio, 372
Juez menor, 40 Langostas, plaga de, 132
Juez Privativo Conservador del Es- Lanziego y Eguilaz,José de, 157
tado y Marquesado del Valle, Lara, Luis de, 387
150, 187, 188 Lardizábal, Gertrudis de, 422
Junta Superior de Real Hacienda, Larroyo,Juan María de, 500
25, 26, 70, 71, 91, 142-144, Lasso,José María, 69, 209
147, 148, 149, 230,242,294, Latin, 183, 184, 186, 187,321,322,
295,351,356,358,486,489, 413,440
499,510 Lavrin, Asunción, 105, 463, 465
ÍNDICE ANALÍTICO 645

Lazo, Manuel, 391 López, Domingo, 394


Leal,José María, 139 López, familia, 37
Leandro de Viana, Francisco, 188 López, Marcelino, 468-469
Lechera y ws huevos, 146 López Rayón, Ignacio, 534-536
Lectura (leer), 28, 29, 156, 158, Lorenzana, Francisco Antonio de,
159, 161, 166, 170, 178, 189, 48, 168, 169, 170, 173-176,
192, 194, 196, 197,201,202, 179-185, 187, 190, 191, 207,
205-207,211,402,408,441 213,339,414,436,520
Ledesma,Jorge, 372 Loreto, California, 317, 321
Lemoine, Ernesto, 539 Lotería, 353, 422
Leña,400 Loxicha, 205, 458, 464
Lengua coco, 434 Lucifer, 190, 311
Lenguastecuxes,434 Lugo,José Antonio, 416
León, 18, 22,24,51,60, 148,247, Luis Vicente, 428
293,366,494,505,551 Luminarios, 295, 299
León Pinelo, Antonio de, 58
Lerma,22,32, 73,86,221,225,287,
370,405,420 M
Lerma, Yucatán, 575
Lesquetty, Domingo, 73, 531 Macehuales, 37, 38, 459
Levanto,Leonardo,485 Maceros, 45, 52
Leyes Nuevas, 39, 49 Madre mayor, 425
Libranzas, 126 Madrid, 17, 131, 146, 162, 164, 202,
Libros de visita, 216-217, 434 287,313, 351,441,484,525,
Lima, 161, 194 527
Limosnas voluntarias, 215, 328- Maestras de niñas, 225, 403, 575
331 Maestro de capilla, 40, 215, 242,
Linares, 78 321,342,365,412,438,439
Linares, Benito, 17, 21 Maestros bilingües, 157, 212, 391,
Lira, Andrés, 19, 429, 596 430
Lissa,José de, 509 Maestros de escuela, 21, 23, 28, 29,
Litigios (pleitos), 45, 49, 54, 84, 35,43,51,57, 65,67, 70, 72,
136, 138, 142, 169, 178,203, 136, 153, 184, 188, 189, 198-
512-514 204, 207, 209,210,215,216,
Lizana y Beaumont, Francisco Ja- 335, 343, 372-392, 555
vier, 398 Maestros indios, 189, 272, 276, 277,
Llaves, 24, 28, 64, 66, 68, 70, 460, 340, 343, 345,346,356,379,
480 381,384,394,412
Lobos, 310 Magdalena, 93, 574
Lockhart,James, 34, 51, 427, 439 Maguey,50,54,90, 106, 113, 200,
Lolotla, 160, 164 480
López de Medel, Tomás, 153 Maitines, 303
646 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

Maíz, 44, 55, 59, 83, 87, 103, 108, Masihcatzin Calmemecalhua, Igna-
113, 132, 136, 189, 197,200, cio Faustino, 415
201,241,246,259,304,305, Matachines, 310
355,480 Matehuala, 115
Malacatepec, 501, 504, 565, 583 Matlazinca, 437
Malinalco, 21, 22, 28, 35, 37, 42, 59, Matzaluca, 437
64,84,86,88,91, 103,217, Mayas (lengua maya), 132, 143, 241,
219,221, 228,287,309, 322, 242,342,407,416,436,462
326, 346, 350,360, 368,405, Mayordomos, 40, 68, 329-331, 376,
407,420,487,504,506,511 412, 449, 457-460, 465, 468,
Malleda y Ortega, Manuel, 376 475
Mallon, Florencia, 596 Mayorga, Martín de, 61, 118, 195-
Malpaís, 34, 67, 106, 142, 280, 287, 196, 294, 348, 508-509
311,312,314,325,377,420, Mazapil, 255, 290
458,521 Mazatepec, 160, 306, 325, 393, 396,
Mamey, 106 496,567
Mangino, Rafael, 72 Mazatlán, Guadalajara, 237
Maní, 577 Medallas, 130
Manteca,305,317 Medicinas, 62, 136, 138, 543
Manuel de la Cruz de Santa María, Médicos, 21, 70, 136, 138, 139, 215
527 Medio real de hospital, 139, 338
Manzilla, Lorenzo, 392 Medio real de ministros, 338, 491
Mapaztlán, hacienda de, 105 Mejorada, La, barrio de Mérida,
Mapete, 323 246
Maravatio,62, 142,306,565 Melis, Chantal, 440
María de la Concepción, 424 Melones, 315
Mariano Victoriano, 348 Mendieta, fray Gerónimo de, 154
Marqués,José Manuel, 394 Mendizábal,José, 527
Marquesado del Valle, 30, 35, 150, Mendizábal,José Luis, 527
187, 259,272, 356,493,501, Mendoza, Nicolás, 570
503,539 Mendoza, Pedro de, 381, 387
Márquez, Lourdes, 216 Menéndez Valdés, José, 236, 240,
Marroquín, Agustin, 394 255,288,421,509
Martin Luciano, 348 Mercado,33,42,49,56, 103, 165
Martín Merino, Manuel de, 118, Mercedes, 255
194 Mérida, 72, 132, 144,246,317,414,
Martinez, Alfonso, 311 436,559
Martinez, Pedro, 415 Merinos, 39, 49, 480
Martínez de Lejarza,JuanJosé, 593 Mesquitán, 415
Marzan, 485 Mestizos, 114, 154, 199, 201, 237,
Máscaras, 310, 324 241,251,381,390,396
Mascota,43,52,322,460,461,473 Metepec, 22, 37, 43, 53, 86, 88, 91,
ÍNDICE ANAÚTICO 647

132, 161,217,222, 289,348, Miahuatlin, 22, 200, 201, 203, 204,


357,368,381,411,496,500, 272,349, 384,406, 416,458,
501,506,521,551 460,464,477,483,511
Metepec, Oaxaca, 469-472 Michelena, Mariano, 532
Mexicalcingo, 132, 148, 408, 483, Michelena, Nicolás, 531
564 Michimaloya, 521
Mexicalcingo, Guadalajara, 240, Michoacin, intendencia de, 22, 27-
574 29, 31, 32, 35, 37,43,44,45,
Mexicanos (Nahuas), 41, 42, 170, 47,58, 60,62, 77,82,94,98-
264 102, 104, 105, 112-114, 123,
México, arzobispado de, 48, 52, 159- 125, 127, 128, 139, 142, 145,
161, 168, 176, 184,264,356 148, 149, 189, 195, 199,201,
México, ciudad de, 18, 45, 46, 60, 203,207,208,211, 215, 216,
61,74,83,86,87, 103, 106, 229, 235,251,263,285,287,
139, 142, 144, 150, 194,207, 288, 293, 294, 300, 304-310,
217,247,304,308, 310,324, 313,314,317,322,325,329,
337,349,354,361,420,425, 333,334,346, 349,360,362,
434,444,525 363,425,430,436,452,462,
México, intendencia de, 22, 27, 28, 479,515,584,586
29,31,33,35,58,60,73,74, Michoatl, 160
82, 86, 88, 89, 93, 96-97, 102- Mier,José Servando Teresa de, 492
104, 106, 111, 112, 116, 121, Miletepec, 35
125, 127, 130, 133, 134-137, Milicia, 519, 555
140, 148, 150, 194, 199,208- Milpa Alta, 86, 160
211, 215-216, 226, 262, 242, Milpa comunal, 23, 59, 62, 79, 80,
285,287, 295, 298,302,308, 83,84,85,88,90,91, 107,
313, 328, 330, 333-335, 346, 113, 157, 194, 197,326,341
349, 353, 354,420,425,443- Mimiaga, Ignacio, 355
445,482,585 Mimiaga, Manuel María, 355, 492
México Tenochitlan, 158 Minería,33, 107, 111, 164,247,
Meyer,Jean, 596 255,279,290,543
Mezcaltitlán, 93 Miranda, José, 166, 530, 594
Mezcatitán, 363 Misantla, 197
Mezquital, San Juan (Zacatecas), Misas, 23, 289, 303, 304, 309, 321,
255 323,324,338,412,446,463
Mezquital, San Francisco (Duran- Misioneros, 165
go), 53, 55, 102,280,325 Misqueahuala, 484, 560
Mezquitán, Guadalajara, 240 Mitotes (Bailes), 273
Mezquitic, 254, 368, 462, 531 Mixe,271,372,441,442
Meztitlin,33,86, 113,132, 148, Mixhiuca, 146, 223
160,217,221,228,349,368, Mixitlin, Santa María, 276, 355,
381,399,412,551,559 372,377,378,386,492
648 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

Mixquic, 484 Músicos (música, instrumentos),


Mixteca, 42, 64, 114, 271, 317, 324, 45,301,303,304,311,322,
372,430,437,439,444,456, 325,326,331,335,342, 413,
462,465,466,524,583 439,519,549
Mixtepec, 49, 105, 458
Mojigangas, 294
Mojoneras, 81 N
Molino,José Maria, 139
Molinos, 23, 99, 90, 102, 103, 105 Nación (naciones), 162, 170, 174,
Mololes, 305 178, 183, 186,498,537
Molongo, 164, 420 Nahuas, (aztecas, mexicas, mexica-
Monjas de Santa Clara, 103 nos), 41, 42, 153, 157, 170,
Monteagudo, Antonio, 391 197,229,258,264,279,304
Monterrey, Conde de, 81 Náhuatl (mexicano), 31, 51, 153,
Montesclaros, Marqués de, 43 162, 173, 175, 179, 183, 186-
Montesquieu, 541 188, 262,322,397,432,437,
Monumento (de Jueves Santo), 57, 438,514,524,533,562
313,314,326,332,334 Nahuatzen, 322
Mora, José Vicente, 105 Nájara, Salvador de, 526
Mora YPeysal, Antonio, 379, 511 Naolingo, 564
Morales,José, 390, 397, 405 Napoleón, 127, 130
Morales, Pablo, 62 Naranjas, 85, 314, 315
Morelos, José María, 399, 535-544, Nativitas, 160, 353, 377, 408
553 Nativitas, Oaxaca, 468
Moreno, Silvestre, 591, 597 Nativitas, Tlaxcala, 570
Moreno y Díaz,José, 549 Naturales, 33, 43, 52-54, 83, 114,
Morfi, Juan Agustín de, 322 115, 142, 156, 158, 167, 172,
Morner,Magnus, 153 174, 177, 191, 198,202, 205,
Moros,294,303,327,330,331 208,324, 326, 328,340, 342,
Mota,Joseph de la, 415, 562 345, 348, 384,385,392,402,
Motines, rebeliones, tumultos, 54, 417,421,422,436,437,443,
161, 167, 173, 174, 177, 202, 462,484,497, 501,502,504,
212, 213,313,377, 394,425, 513,520,522,538,573
451,529,564 Naucalpan, 106, 505
Motines de Oro, 27, 95, 99 Nauzontla, 67, 505
Mujeres, 50, 54, 164, 165, 308, 321, Navarro y Noriega, Fernando, 216
393,424,434,514,523 Nayarit, 46, 235
Mulas, 105, 132, 465 Nayarit-Colotlán, 32, 240, 462
Mulatos, 47, 114-116, 189, 241, 251, Nebrija, Antonio, 440
271, 330, 381, 390, 395,501, Negri, Sabastián, 393
510 Negros, 47, 116
Muro Orejón, Antonio, 153 Nepopulco, 42
ÍNDICE ANALÍTICO 649

Nescuitil,es, 171, 450 Núñez de Haro y Peralta, Alonso,


Nestipac, 83 53,205,206,216,219,264,
Netzahualcóyotl, 179, 184 290,344,424,481,484,520,
Nexapa,72, 105, 199,272,277,380, 523
458,469,496,511,564
Nextipec, 225
Nieves, 255 o
Niñas, 157-159, 164, 184, 192, 211,
225, 237,254,310, 322, 341, O'Neil, Arturo, 144, 207
345, 351, 417-426 Oaxaca, intendencia de, 22, 30, 31,
Niños, 35, 139, 157-160, 164, 170, 32, 34,35,40,42,46,49,50,
184, 187-189, 192, 196, 198, 52,54,55,58,63,66, 69, 72,
205, 211, 228, 236,242, 280, 73,82,88,99, 102, 105, 106,
310,378,394 111, 112, 115, 120, 125, 127-
Niños de razón, 399 129, 136, 142, 143, 149, 150,
Nipe, Salvador, 417, 526 154, 166, 199,200,205,216,
Nochistlán,Juchipila, 365, 415 271-279, 285, 287, 290, 305-
Noche de Tinieblas, 315 309, 313, 314, 321, 322,330,
Nochistlán, 22, 36, 199, 277, 278, 331, 334, 338, 341, 343, 346,
384,385,394,415,434,473 372, 375,380,425,450,452,
Nohcacab, 246 462,465,482,506,584,595
Nómadas, 279 Oaxtepec, 94, 323, 413
Nombre de Dios, 26, 280, 456 Obispo de Michoacán, 157, 203
Nonoalco, 86, 225, 403 Obispo de Oaxaca, 197
Norias, 132, 144 Obispo de Puebla, 157
Nuestra Señora de Guadalupe, 322, Obispos, 52, 53, 156, 158, 166, 177-
325,433,543 180, 187, 190, 197,247,478
Nueva España, 17-20, 31, 34, 35, 40, Obrajes, 113
50, 58, 59, 74, 79, 80, 113 Bis, Obras caritativas, 449
116, 119, 126, 130-132, 146, Obras pías (patronatos), 24, 51, 118,
147, 153, 158, 162, 163, 168- 127, 152,204,217, 221, 229,
170, 178, 179, 186, 190, 194, 285,331,420,479,480,482
202,216, 273, 285, 287,292, Obregón, Vicente, 348, 393
311,312,337,420,497,577 Ocelotepec, 204
Nueva Galicia, 18, 34, 35, 46, 52, Ocote, hachas de, 303
78, 154,421,460,482,577 Ocotlán, 82
Nuevo León, 78, 251 Ocoyoacac,81, 160
Nuevo Santander, 251 Octopan, San Miguel, 550
Nuevo sistema de gobierno económico Ocuila,407
para la América, 164 Ocuituco, 164
Nueva Vizcaya, 18, 46, 279 Ocultar tierras, 86, 87, 326
Numarán, 142, 468, 520, 533 Oficiales de república, 23, 28, 37,
650 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

43, 46,49,50,53,65,67,84, Ozumba, 160,323,424,482


86,91, 129, 170, 304,323,
328,429,481,485,487
Olatepec, 505 p
Olivera, Ruth, 159
Omaña, Manuel de, 67 Pacab, familia, 37
Oposición a la escuela, 337-341, Pachuca,86, 111,216,328,395,
349 482,484,551,555,556
Oraciones, 341, 342, 407 Pacífico,océano,30,46, 200,235,
Ordenanza de Intendentes, 25-28, 464
32,38,43,55,62,66,68-70, Pacto social, 214
74,95, 142, 144, 149, 151, Padres de familia, 29, 30, 35, 156,
153, 206, 207, 209,215, 217, 159, 187-189, 192, 199-203,
229, 242, 281, 294,347, 352, 205, 207-211, 217, 225, 229,
356,362,429,478,479,494, 231, 235,237,246, 254,263,
498,502,503,509,539 264, 268, 272,273,285,329,
Órganos,67,303,321-322,413,421 337, 338,340,342, 347, 350,
Orizaba, 18, 41, 45, 125, 197, 200, 351,358,360,372,378,384
203, 258, 259,262,287, 306, Padrón militar, 265, 270, 271, 381
312,425,505,525,543,571, Padrón de intendencia de Guadala-
583 jara, 236
Ornamentos, 23, 311 Páez Mendoza, Luis, 416
Oro, 276, 316 Palenque, 281
Ortega.Juan de los Santos, 412 Palio, 309
Ortigoza,José Gregorio, 200, 465, Palo volador, 170
483 Pames, 79, 251, 254
Osés,José Ramón de, 560-561 Pan,45,305
Ostimuri, 280 Pande, Luis, 415
Ostoticpac, 94, 314, 324, 332, 335, Panela, 465
504 Panocha,44, 113,305
Otomí (otomíes), 162, 184, 247, 279, Panotla,348
307,345,379,409,434,437 Pánuco, 113
Otumba,22,36,37,41,60,63,65, Pápalo, 380
67,69, 79,80,89-91, 106, 111, Papalotla, 543, 571
148, 151, 160, 195,203, 217, Papantla,113,197,310
219,221,289,293,302,306, Papasquiaro, Santiago, 279, 374, 378
308, 311, 312, 314,321-325, Papel,304,315,409,414,484
332, 334,342,374,424,437, Paracho,95,231,310,350,363,364
493,504,515,551,555,557, Parácuaro,94,231,364
584 Paracutín, 231
Ozolotepec, 464 Parcelas de tierra, 46, 48, 50, 79,
Ozuluama, 544 90,468
ÍNDICE ANAÚTICO 651

Parcialidades, 41, 42, 73, 94, 103, Penjamillo, 335, 409


106, 116, 118, 150, 199,217, Pénjamo, 79, 102, 105, 372, 436,
221,225,308, 387,403,409, 486,514
498,531,543,551 Penny, William T., 301
Paredes, Antonio de, 409 Peñoles, 50, 372
Paredes, Ignacio de, 440, 562 Pentecostés, 308
Parras, 106, 279 Pentecostés, pueblo de 564
Párrocos,23,37,45,49,50,53,54, Pérez, Álvaro, 66
67, 72, 149, 154, 158, 176, Pérez, Benito, 144, 147, 242
178, 181, 187, 189, 192-194, Pérez,Juan Ignacio, 384
198-200, 205, 212, 217, 219, Pérez Bayer, Francisco, 169
240,246,248,272,273,278, Pérez de Bonilla, José Tiburcio, 62
305,306,311,331,333,334, Pérez Gavilin,Joaquin, 355, 492
337,338,343,352,375,384- Peribin, 202, 235
386,438,478,496 Peroles, 278
Parroquias, 31, 47, 50, 51, 154, 158, Perú,59, 194,414,526
159, 161, 162, 165, 169, 173, Pescado,43, 146, 189, 317,324,
176, 179,308,321 465,480
Partido, Ver Subdelegación Pesuapan, 35
Párvulos,360,379,395,432 Petapa,277,345,460,485
Pascua de Espíritu Santo, 182, 290 Petates, 324
Pascua de Navidad, 290, 305 Peyote, 170
Pascua de Resurrección, 290 Piedad, La, 409
Pastelería, 422 Pietschmann, Horst, 105, 463, 475
Pastor, Rodolfo, 56, 463, 466, 468, Pífanos, 317, 413
596 Piloncillo, 113
Pastores (ovejas), 171, 176, 177, Pilones, 221, 225
180, 182,456 Pimentel, Francisco, 596
Patámbaro, 353 Piña y Mazo, Luis, 204, 456, 468
Piucuaro, 18,32,55,65,93,95, Pineiro, Antonio, 25, 62, 63, 268,
174, 199,229,231,235,287, 497,499
293,493,511,512,521,531 Pinturas (pintores), 67, 294, 315,
Pau, Comelio de, 183 439
Pauta, 411 Pío VI, 474
Pavo, 45 Pirineos, 37
Paxarucan,94 Plan de Iguala, 578
Pedroso, Antonio, 103 Plan de Ayala, 596
Pelucas, 310 Plantas medicinales, 259
Peña Montenegro, Alonso, 51, 175 Plasencia, España, 169
Penasco, Rafael, 435 Plata, 247, 255, 276
Peñasco, 437 Plata voladora, 315
Peninsulares, 168, 176, 183 Plaza,33,42,43, 77,80
652 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

Plumas, (decorativas) 303, 310, 531 Puebla, intendencia de, 22, 24, 30,
Plumas, (para escribir), 410, 441 31, 32, 34-36, 40, 41, 43, 55,
Población, 216, 235, 241, 247, 251, 58,60, 63,65, 67,69, 72, 73,
255,259,262,279,280,281,581 79,82,83,99, 102, 106, 111-
Población escolar potencial, 228, 114, 122, 125, 127, 129, 130,
236, 394-395 132, 133, 137, 141, 143, 145,
Pobres de solemnidad, 400 147, 149, 150, 171, 177, 192,
Pobreza, 290, 294, 304, 326,328, 194, 199, 216, 247, 262-271,
338,349,351,352, 359,394, 276, 285,287,288, 291,293,
407,474 304-309, 314, 325, 334, 346,
Pochatitán, Bolaños, 240 352,362,381,430,436,584
Pochutla, 91 Puebla, obispado de, 176, 184, 185,
Poemas anónimos, 166, 190 187, 191
Política indiana, 154 Pueblo cabecera, 31-37, 43, 58, 129,
Poliutla,287,408,462 205, 206, 210,221, 248,308,
Pollos, 189, 305 314,334,335,434
Pólvora,67,295,304,311,312,534 Pueblo Nuevo, Durango, 412
Portales, hacienda de, 113 Pueblo Nuevo, Tlaquiltenango, 378
Portería, 401 Pueblos sujetos, 31, 334, 434
Posada, Ramón de, 77, 195, 203, Puente de Calderón, 538
491,504,512 Puentes, 105, 136
Potiltic, 93 Puestos, 324
Pozole, 303 Pulque (embriaguez), 23, 43-45, 68,
Pozontepec, 523 91,103,106, 113,203,288,290,
Premios, 212 303,306,377,445,535,584
Presas, 105 Pungarabato, 231, 564
Préstamos, 73, 103, 108, 116, 118, Puruándiro, 139, 542
120-125, 127-131, 145, 152, Puxmetacam, 394
215, 280, 451, 463-465, 485,
498,544
Primo de Verdad, Francisco, 487, Q
492
Prioste, 329, 458 Quahucotzingo, Santa Cruz, 160
Procesiónes, 303, 308, 313, 439, 515 Queréndaro, 455
Protector de Indios, 62, 143, 144, Querétaro, 18, 19, 22, 36, 103, 145,
147, 198,211,491 148, 199,217,221, 222,316,
Protomedicato, Tribunal del, 531 337, 385,398,401,443,492,
Provincia del Santo Evangelio, 181 526,532,565
Provisor de Indios, 170, 187 Quesos, 324
Puácuaro,230,584 Quilty, Nicolás, 62
Puebla, ciudad de, 18, 22, 168, 247, Quimextlán, 195
527,531 Quinceo, 330, 484
ÍNDICE ANALÍTICO 653

R Reglamentos para ciudades, 21, 24,


194
Ramírez de Arellano,Joaquín, 188- &glas para que los naturale~ de estos
189 reinos sean felices, 169
Ramírez de Arellano, Nicolás, 139 &glas preliminares, 333
Ramírez,José, 531 R.ef5Ulación para las dotaciones de ma-
Ramos Arizpe, Miguel, 552 estros de escuela, 204
Ranchos,23,33,40,86,88,93, 108 Reino mexicano, 343
Razón de estado, 179 Relación de méritos, 205
Real Hacienda en común, 128 Relevo de tributo, 4 7
Real Pragmática, 463 Religión, 207, 210
Real y medio de comunidad, 24, Reparos,69, 71, 72,350
29,33,53,58, 70, 74,84,85, Repartimiento de mercancías (de
88-90, 93-95, 99, 102, 115, dinero), 37,47,55, 73, 276,
149, 151, 152,229,230, 251, 385,533
338,362,363,369,481,493, Repartimiento de tierras, 86, 87,
499-501, 555-557 91, 113, 152,326,502,507,
Recibos (comprobantes), 66, 67, 71, 529, 534, 544-572
72,210,221-222,243,284,308, Repartimiento de trabajadores, 55
316,326,361,381,406,501 República, La, 31-56, 64, 107, 119,
R.ecopilación de T,eyes de los reynos de las 142, 145, 151, 159, 185,209,
Indias, 20, 58, 59, 113, 154, 229,304,325,327,328,375,
156,291,294,356,451,560 377,390,392,415,420,424,
&curso humi/,de, 497-500, 527-529 452, 457-461, 467, 472, 477,
Réditos (intereses), 23, 70, 72, 129, 500,543,554,556,560,564,
145, 147,202,215 574
Regidores, 28, 33, 39-41, 45, 46, 49, República literaria, 172, 179
68, 103, 180,438 República Mexicana, 216
Regla, Conde de, 103, 113 Republicanos,34,45,377,574
Reglamento sobre tierrras de reparti- Reservados, 46
miento, 572 Residencia, juicio de, 59, 291, 520
Reglamentos de Contaduría, 18, 21, Reverente satisfacción, 163
24,30,41,45,60,64,66,84, Revillagigedo, Conde de, 25, 47,
88,89, 103, 193-196,200,201, 125, 147, 209, 288,312,332,
254,259,277,294,333,347 337, 351-352, 386, 387, 417,
Reglamentos Interinos, 26, 27, 30, 425, 477, 478, 498-500, 503,
32,56,66,69-71,73,87,89, 515
91,94,95, 112, 139, 147, 149, Revolución francesa, 214
204, 206-209, 215, 217, 219, Rey (monarca, majestad), 17, 21,
228,235,242, 247,251,294, 23,28,37,40,44,45,61, 68,
299,306,312, 333,347,361, 69, 71, 79, 116, 128-130, 145,
364,386,449,486,494 154, 159, 161, 172, 173, 175,
654 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

177, 179, 182, 188, 190,205, s


254,292,313,336,340,356,
375,420,433,469,473,478, SabastiánJosé,393
501,508,509,588 Sacabuches, 317
Riaño, Juan Antonio de, 62, 365 Sacalum,242,246,577
Riego, 105, 106,569 Sacapuato, 87
Rincón, San Francisco del, 51, 105, Sacerdotes, 28, 36, 37, 48, 49-51,
436 61,67,68, 151, 153, 154, 158-
Río de la Loza, Agustín José, 446 161, 163, 165, 166, 173, 175-
Río de la Plata, 58 177, 179, 184, 186, 194, 198,
Río Verde, 55, 125, 251, 254 204-206, 243, 278, 289, 290,
Río Yaqui, 280 312,331,335,349,352,353,
Ripalda,Jerónimo de, 407, 433 357, 457-473
Rivadeneira y Barrientos, Antonio Sacerdotes indios, 154, 158, 165,
Joaquín, 186, 190 412,414,415
Rivas,José Antonio, 387 Sacramentos, 162, 187,242,295
Rivascacho, Marqués de, 103 Sacristanes,210,323,344,380,415,
Rivera, Gregorio, 562 450
Rivera Buitrón, Francisco de, 415 Saenz Ontiveros,Joseph Rafael,
Roayaga, 276 280
Robaqueso, José de lo, 372 Sagarzurrieta, Ambrosio, 144, 395,
Robledo de Alburquerque, Francis- 473,478,486,491,504,513,
co de, 211, 354, 489, 491, 506, 528
527,560 Sahcabchén,246,577
Rodríquez Balda, Anselmo, 355, 492 Sahuayo,437,468,571
Rodríguez Ortiz,Juan, 402 Sahumerio, 326
Roma, (romanos), 174, 178, 182, Saín Alto, San Sebastián, 52, 255,
186 306
Rosa, Agustín de la, 525 Saint-Pierre, Bemardino de, 541
Rosa, Pedro de la, 410 Sal,44,201,355,465
Rosa Figueroa, Francisco Antonio Salamanca, 436, 537
dela, 162, 181, 182 Salamanca, Ignacio Antonio de, 526
Rosales, Pedro, 532 Salario del maestro, 159, 185, 189,
Rosario,412,433,450 192-200, 202-204, 208, 209,
Rubio y Salinas, Manuel, 115, 158- 211, 217,221, 228-232, 329,
162, 164, 166-169, 187, 420, 359-372, 574
430 Salgado, Manuela, 105
Rústicos (miserables), 491 Salitre, 103, 304
Saltillo, 279, 444
Salto del Agua, 372
Salto de Agua, Chiapas, 281
Salvatierra, 18, 58
ÍNDICE ANAÚTICO 655

San Agustín de las Cuevas, 531 San Luis Potosí, intendencia de, 18,
San Andrés, 483 21,22, 27,28,31,33, 36,47,
San Ángel, 549 58,63,79,99, 106, 112, 124,
San Antonio de las Huertas, 160 125, 127, 129, 139, 148, 149,
San Bartolomé, 322 199, 235, 251-255, 279, 314,
San Bartolomé de los Llanos, 143, 324,362,456,473,572
289,468 San Marcos, 78, 216, 358, 345
San Bartolomé Pino, 103 San Martín, 103
San Benito,José de, 179, 184 San Martín de la Cal, 572
San Cristóbal, 483, 573 San Martín Evangelista, 265
San Cristóbal de la Barranca, 78, San Martín Obispo, 51, 228, 316,
82, 107,236 513
San Dionisio, 460 San Mateo del Mar, 375, 458, 460
San Felipe, Chihuahua, 26 San Miguel Aguayo, 79
San Felipe el Grande, 114 San Miguel Allende, 310
San Felipe Herreros, 231 San Miguel el Grande, 18, 58, 199,
San Felipe, ranchería de, 337 532,533
San Felipe, villa de, 536 San Miguel Iglesias, fray Antonio
San Francisco, hacienda de, 115 de, 77, 142, 204, 479, 540-542,
San Francisco, valle de, 251 589
San Gabriel, 94, 235 San Miguel, Salvatierra, 493
San lldefonso, 94 San Nicolás Obispo, 349
SanJacinto, 160 San Nicolás, hacienda de, 115, 405
San José de Gracia, 247, 290 San Pedro Caro, 437
San José de la Isla, 258 San Pedro el Alto, 276
San Juan de los Llanos, 21, 22, 34, San Pedro, cerro de, 251
35, 42, 113, 114, 132, 195, San Salvador del Monte, 90
199,200,208,264,294,314, San Salvador el Seco, 115
325,435,446,480,505,525 San Sebastián, 237, 240
San José del Valle, 79 San Sebastián, Querétaro, 164, 337,
San José del Valle del Maíz, 254 377,387
San Juan de la Vega, 550, 564 Sabancuy,246,559
San Juan del Rey, 105 Sánchez de Tagle, Francisco, 103
San Juan del Río, 74, 351, 420 Sánchez, Paulino, 557
San Juan del Río, Chiautla, 199 Sánchez,José María, 346
SanJuanico, Oaxaca, 322 Sandía, 315
San Lorenzo, 285 Sandoval, Rafael, 415, 562
San Luis de la Paz, 27, 81, 105, 148, Santa Ana, 522
247,365,367,390,515 Santa Ana Maya, 160
San Luis de las Peras, 379 Santa Clara, 94, 143
San Luis Potosí, ciudad de, 22, 145, Santa Clara del Cobre, 310, 364
251, 311, 527 Santa Cruz, 304
656 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

Santa Crua, parroquia de, 164 Seminaristas, 394


Santa Fe, 461, 573 Sentispac, 107,236,321,363,461
Santa Fe, Michoacán, 27, 231 Septién,Pedro,425
Santa Isabel Chalma, hacienda de, Sermones,23,289,301,303,309,439
417 Serna, familia, 37
Santa Lucía, hacienda de, 112, 113 Serna, José Alejo de la, 39
Santa María Abajo, 127, 254, 367 Serrano, Migueljerónimo, 422
Santa María Arriba, 127, 254, 367 Serrera, Ramón María, 105
Santa María del Oro, 236 Servicio militar, 270
Santa María la Redonda, 166 Servicio personal, 32, 545
Santa María, 160, 372 Sevilla, 26
Santa Marta, 160, 372 Sevina, 231
Santa Prisca, 331 Sicacalco, 367
Santa Úrsula, Coyoacán, 406 Sierra de Pinos, 255
Santiago, barrio de, Celaya, 248, Sierra, La, 37, 199, 246
384,525 Siglo de las luces, 174
Santiago, villa de, 337 Sigüenza y Góngora, Carlos, 179,
Santiago Palomares, Francisco Xa- 432
vier, 410 Sigüenza, 169
Santísimo Sacramento, 292, 308, 450 Silabario, 433
Santo Patrón, fiesta de, 57, 65, 89, Silao,495
289, 293-295, 301-308, 449 Silva, Margarita, 105
Santos Reyes, pueblo de 94, 235, Silva, Natalia, 462
295,313,372,510 Singuilucan, 45, 48, 86, 94, 160,
Santos, Raymundo, 394 164,304,437,521
Santos Ortiz, Domingo de los, 354 Sirícuaro, 235
Sastre, 307, 393 Smith, Adam, 540
Saucedo, hacienda de, 78 Sochicoatlán,346,420
Saviñón, Manuel, 25, 26, 62, 63, 69, Sociedad Económica Amigos del
72, 85, 142, 143, 145, 204, País, 539
259, 263,294, 333, 350,499, Soconusco, 281
501,527 Sogachi, Santa Ana, 564
Sayaltepec, 457 Solano, Francisco de, 430
Sayula,42,53, 143, 199,236,363, Solares, 23, 50, 64, 79, 80, 86, 87,
461,477,510,519,544,572 103, 510, 516-518
Sebo,43,303 Soldados,303,315,390,393
Secularización de doctrinas, 158, Solís,José Antonio, 62
161-164, 166, 168, 169, 289, Solórzano y Pereira,Juan de, 154,
451 176,491
Semana Santa, 23, 292, 294, 295, Sombrerete,58,255,367,531
308,322,327,332,505 Sonajas, 310
Seminario de Guatemala, 212 Sonora, 321, 342
ÍNDICE ANALÍTICO 657

Sonora-Sinoloa (Arizpe), 32, 46, 221,222,354,368,439,454,


63, 74, 78, 108, 112, 216,279, 484,492,505,543,571
280-281 Tacubaya,67,72,304,314,398,
Soquiapan, 105 502,504
Sorio y Martínez, Francisco, 590 Taimeo, 349
Sosocoltepec, 553 Tala,82,83,89,206,294,327,362
Soto, Martín Diego de, 376, 523 Talpa, 363
Soto y Saldaña, Licenciado, 532 Tamales, 324
Soyaltepec,464 Tamarindo, 103
Soyatlán,352 Tamazula, 237
Staples, Anne, 273 Tamazulapan, 273
Stephens,John Lloyd, 42, 310 Tamazunchale, 254
Subdelegación, 31, 33, 69, 94, 113 Tamiahua, 544, 549
Bis, 204, 221, 259 Tamialicho, 465
Subdelegados, 28, 29, 30, 37, 38, Tampico, 258, 344
43, 52-54, 64, 67-69, 71, 73, Tancanhuitz, 42, 544
86-91, 143, 148-150, 198, 205, Tancítaro, 21, 22, 62, 94, 473
208,212,288,307,323,326, Tangandapio, 94
332,349,355,361,386,438 Tantoyuca,40,259,533,544
Suchitepec, 142 Tapachula, 281
Sultepec, 160 Tapacua, 322
Superstición (Idolatría) 154, 170- Tapalcatlapa, 106
172, 178, 182, 184, 193,289 Tapetes (alfombras), 310, 315, 327
Suplementos de reglamento, 24, Tapia, Antonio, 387
293,294,494 Tapia, Ignacio Antonio de, 387
Susticacán,53, 78,208,255 Tapia Zenteno, Carlos, 440
Susupuato, 94 Tarahumaras, 279
Tararamed, 235
Tarascos (lengua tarasca), 202-203,
T 229,279,310,317,322,436,437
Tardes americanas, 184, 307
Tabaco, 103, 165, 197,203,259,585 Taretan,27,94,305
Tabardilla, 201 Tarimoro, 115
Tabasco,Juchipila, 367, 457, 460 Taticab, 562
Tabasco, provincia de, 22, 27, 32, Tavela, 460, 463
258,333 Taxco,58,86,87, 199,217,322,
Tacámbaro,94,95, 105,231,287, 376,506,551
314,322, 325,326, 330,473, Taylor, William, 54, 205, 289, 416,
486,505,542 425, 511, 529
Tacícuaro, 94 Teatro (Entremés), 311
Tacuba,58,84,90,91, 111, 148, Tebalchén, 575
160, 195, 199,206,216,217, Tecali, 22,23,36, 37,60,65, 73,
658 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

102, 132, 143, 187, 199, 262, Telllasaslapa, 34


265, 293, 314,327, 346, 360, Telllascalcingo, 310
392,399,411,412, 414,443, Telllascaltepec, 53, 65, 87, 106, 113,
493,496,522,526,5 27,564 132, 160, 217, 228, 287, 368,
Tecalllac, 160,306,325,396,4 37 437, 441,461,487, 488, 506,
Tecalllachalco, 102, 393, 403 511, 515, 551, 556
Tecalllachalco, Puebla, 265, 313 Tenabó,246
Tecaxo, rancho de, 454 Tenahtiane, 392
Techistlán, 519 Tenalllistlán, 363
Tecolote, 171 Tenalllpa, 197
Tecolllatán, 525 Tenalllpulco, 265
Tecolllate, 420 Tenancingo, 35, 72, 160, 219, 221,
Tecolllatlán, 35, 88, 400 225, 287, 323, 341,420, 542,
Tecolllic, 160, 164 551,558,560
Tecozautla, 160, 161,309,386 Tenango del Valle, 91, 160, 217,
Tecpan, 42 321, 328, 368, 370, 381, 414,
Tecpatitlán, 26 424,506,551,569,5 70
Tecuanapa,488,544 Tenango, San Pedro, 248, 550
Teguenguato, 409 Tenaxtianis, 173
Tehasoca, 328 Tenayuca,Juchipila , 458
Tehosuco, 577 Tenebrarios, 314, 326
Tehuacán,22,32,35 ,52,58,66, 73, Teniente de justicia, 68, 115, 173,
81, 198, 199,263,268, 290, 177,415
291, 301, 301, 304, 308, 309, Tenochitlan, SanJuan, parcialidad
313,314, 321, 324,405,429, de, 106, 150
449,496,525,583 Teocaltiche,26,82, 573,578
Tehuantepec, 21, 22, 139, 199-201, Teococuilco, 22, 201, 271, 277, 338,
277, 375, 384,458,460,461, 384,477
464,465,511,521 Teocohuasco, 200
Ttjupan,57,273,306 ,308,313,449 Teololuca, 564
Tejupilco, 441, 461 Teoloyuca, 571
Tekantó, 576, 577 Teoposco,563,577
Tekit, 246, 575 Teotihuacan,22,51 ,69,83,84,86,
Telantongo, 343 90,91,99, 106, 111, 132, 160,
Tellez,Juan Aniceto, 392 195, 199,217,228,325, 398,
Tellez, Lorenzo Dalllián, 392 439,495,531,563,5 66,592
Tellez de Santiago, Fabián, 392 Teotongo, 444
Tellez, falllilia, 37 Teozacualco, 66, 199, 277, 464
Tellllo Landeros, Pedro, 528 Tepachi, 465
Teloloapan, 160, 564 Tepalcatepec, 409, 459, 473
Telllalllala, 353 Tepalcingo, 341
Telllalllatla, 160, 483, 484 Tepeaca,22,32,42 ,82, 105, 115,
ÍNDICE ANALÍTICO 659

199, 263, 265, 310, 312, 314, Tequitlato, 39, 49


324, 326,357,405,415,474, Terán, Marta, 55, 293, 532
522, 571 Tercer Concilio Mexicano, 153
Tepeapulco, 200 Teremendo, 62, 349
Tepechichilco, pulquería de, 522 Terrenos arrendados, 23, 24, 29,
Tepechitlán, 506 47, 59-62, 65, 83, 85, 88-91,
Tepecoacuilco, 562 93,94,99, 145, 152,331,334,
Tepecuaculco, 271 348,369,493,50~502,510-
Tepeji de la Seda, 55, 65, 146, 199, 513, 535-539
262,271,505,519 Tescaliacac, 350
TeptjidelRío,314,413,569 Tesorería, 25, 29, 69, 70, 144, 150,
Tepemaxalco, 321, 569 209
Tepeopilco, hacienda de, 82 Testamentos, 49-52, 55, 57
Tepeopulco, 160 Tetán, 240
Tepeticpac, 454 Tetecola, 105
Tepetitlán,42,328 Teteja, monte de, 487
Tepetlaostoc, 23, 60, 160, 293, 313, Tetela del Río, 22, 35, 55, 60, 66,
316,332,337,543,584 87,91,99, 106, 148, 203, 217,
Tepetzintla, 310 219, 221, 222, 287, 293, 305,
Tepexoxuna,465 381, 400, 408, 456,460, 476,
Tepexpan,563 487,515,551,584
Tepexuxuca,64,84,326,360, 543 Tetela del Volcán, 58, 94, 160, 228,
Tepic,93,337,485,573 415,487,493
Tepilon Teotlatolli, 433 Tetela-Xonotla, 22, 132, 265, 350, 465
Teponaxtles, 310, 317 Tetelco, 434
Teponozla, 380 Tetepango,21,22,60, 74,89,91,106,
Teposcolula, 21, 22, 58, 199, 272, 111, 119, 148, 199, 216, 217,
376,440,458,494,562 228, 290, 293, 308,314, 357,
Tepospizaloya, 304, 395, 415 420,459,476,486,493,506
Tepotitlán,461 Teticpac, 160
Tepotlaxca, 193 Tetís, 577
Tepozotlán,225,395,487,531 Tetistán, 78
Tepoztlán,53, 158, 160, 290, 354, Tetlapan,58
378,523,565 Teutila,22,44,52, 106,271,272,
Tepustepec, 276 278,322,343
Tequepespan,461,484 Teutitlán del Camino, 22, 199, 271,
Tequil~26,53,86, 103, 105, 160, 437,511,563
199,306,321,362,408,410, Teutitlán del Valle, 22, 143, 199,
413,473,477,559 201,271,272,277,511
Tequio, 55, 57, 84 Texaca,488
Tequisquiac, 113, 460 Texalpa, 160
Tequisquiapan, 145, 337, 351, 370 Texas, 251
660 PUEBLOS DE INDIOS YEDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

Texcaltitlán, 53, 523 Tixtl~40,82,84,86,90,91,217,


Texcoco, 22, 24, 32, 35, 37,45, 52, 228, 289, 332, 368, 387, 494,
60, 105, 160, 199, 200, 211, 506,551,557,583
217, 219, 228, 293, 310, 316, Tixtlacingo, 321
322, 358, 368,381, 387,405, Tizayucan, 160, 413
406, 479, 494,514, 542,551, Tizimín, 199, 246
584 Tlachapa, 400
Texlancingo, 488 Tlacholohuaya, 526
Texmelucan, 192-193, 265, 377, Tlacoapa, 43
423 Tlacochahuaya,50, 205, 322, 357,
Teyte, 456 384,434,461
Teziutlán, 22, 130, 496 Tlacocumpa, 343
Tezontepec,86,484 Tlacolula, 343
Tezontle, 106 Tlacotalpa, 595
Tianguis, 480 Tlacotepec, 43, 88, 348, 354, 375,
Tianguisamanalco, 551 393,482
Tianguistenco, 164 Tlacuitlapan, 467
Tianguistengo, 559 Tláhuac, 103,316,434,437
Tianguistlatolli, 175 Tlahuapan, 115
Ticul, 246 Tlahuilotlaca, barrio de, 348
Tierras de comunidad, 24, 26, 28, Tlajomulco, 142, 199, 236, 237,
29, 54, 57, 61, 65, 66, 77-115, 322, 363,421, 435,458, 460,
142, 150, 186,202,229,255, 500,505
280,331 Tlalmanalco, 103, 225, 290, 405,
Tierras de riego (irrigación), 105, 114 434,481,569
Tierra Nueva, 368 Tlalnepantla, 41, 58, 94, 161, 163,
Tierras "ocultas", 29, 152 164, 323, 393, 505, 543, 557,
Tierras realengas, 502, 515, 542 564,569
Tiholop, 246 Tlalpiles, 317
Tilegate, 424 Tlalpujahua, 22, 27, 62, 199, 201,
Tilma, 52, 313, 316 203,235,351,494,537,542
Tingambato, 208, 330, 473 Tlaltelulco, 36, 39
Tingüindín, 195, 202, 235 Tlaltenango, 78, 82, 208, 255, 258,
Tinta, 410, 411 287,314,325,335,367,467,574
Tirándaro, 484 Tlaltizapán, 160
Tiríndaro, 231 Tlamatlán, 264
Tiripetío, 27, 95, 542 Tlamimilopa, 571
Títulos (documentos antiguos) 28, Tlanalpa, 200
45,66, 78,81-82,514 Tlanchinol, 43, 415
Títulos de maestros, 189, 204, 247, Tlangatepec, 323
375,385,400,574 Tlaola, 519
Tixcacaltuyú, 246, 575 Tlapa,22, 36,43,47, 73,83, 105,
ÍNDICE ANAÚTICO 661

113, 199,268,352,385,388- Tomatlán,237,363,559


389,407,439,464,473,480, Tonalá, 113, 236, 240, 288, 533
524,584 Tonalá, Chiapas, 281
Tlapa, San Raymundo, pueblo de, Tonalá, Huajuapán, 290, 314
115 Tonalá, Zacatecas, 255, 367
Tlapacoya, 189,372 Tonila, 573
Tlapalchilestle, 328 Topil, 38, 39, 40, 45, 46, 48, 210,
Tlapalhuéhuetl, 317 342,344,384,450
Tlapechuala, 485 Toreno, Conde de, 552
Tlaquilpan, 571 Toro, Sinaloa, 281
Tlaquiltenango, 338, 358, 378 Toros, 103, 106, 195,306
Tlatelolco, Santiago, parcialidad Torquemada, fray Juan de, 430
de,45,93, 145, 150, 160,414 Torralba,Juan, 485
Tlatlauquitepec, 35 Torre Villar, Ernesto de la, 468, 530
Tlaxcala, ciudad de, 22, 32, 45, 52, Torres Torija, Antonio, 558
60, 67, 194, 312, 321, 325, Tortillas, 106, 303, 317, 355
531 Totolapa, 332, 370, 393, 437
Tlaxcala, provincia de, 30, 32, 38, Totolcingo, 83
42,46,49, 112, 126, 129, 150, Totoltepec, 225, 346, 483, 505
165, 199, 271,323, 324, 348, Totomehuacán, 22, 106, 132, 199,
381,426,454,509,543 200, 262, 270, 271, 287,333,
Tlaxcala, San Luis Potosí, 55, 368 399
Tlaxcalilla, 254, 325 Totonacos, 197, 258, 264
Tlaxcaltecas, 79, 251, 303, 310 Tototepec, 459
Tlaxiaco, 50, 82, 105, 273, 399, 437, Tovar, Tomás, 199
566,583 Traje de españoles, 156, 164, 165
Tlaxilacilli, 31 Trapiches, 103, 105,268,405,468
Tlazazalca, 22, 27, 94, 95, 99, 335, Tratados de Córdoba, 578
364, 510 Tribunal de Minería, 118, 125, 152
Tocatic, Zacatecas, 367 Tributar 91, 93, 107, 114
Tochimilco, 83, 177, 263, 264, 508, Tributarios, 31, 33, 36, 39, 46, 53,
548,587 54,56,65,80,81,83,84,86,
Todos Santos, pueblo de, 519 88,90, 104, 127, 151, 192,
Tolcayuca, 438 216,328,331
Tolcoyucan, 160 Tributo, 23, 24, 28, 29, 33, 45-48,
Toledo, 169, 191 55, 56-59, 67, 115, 116, 136,
Tolimán, 454, 565 139, 147,240,280,329,337,
Toluca,27,30,35,36,38-40,43,46, 376, 531, 533-537, 545, 555
81~84, 150, 160,217, 290, Trigo,83,87,88, 103
308,313, 328,335,348, 350, Trique, 434
354,421,449,483,492,501, Trompetas, 317
512,534 Tudesco, 289
662 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

Tula, 22, 42,58,91, 105, 111, 158, Ugarte y Loyola, Jacobo, 26, 206,
160, 194, 199, 217, 222, 295, 288,291,295,479,507,509
299, 304, 308, 316, 323, 328, Ulloa, Antonio de, 323
345,395,409,413,455,493, Umán, 577
521,558,564 Uniformes, 45
Tulancingo, 22, 72, 73, 91, 103, Universidad de México, 416, 440,
111, 129, 132, 148, 160, 161, 500,526,531,562
195, 217, 222, 304, 345, 361, Urcullu,Juanjosé, 73
401,405,412,434,437,494, Urrutia, Carlos, 271
506,521,555 Uruapan, 27, 34, 62,95, 229, 231,
Tulane, Universidad de, 159 287,311, 329,378,386,399,
Tulantongo, 358, 484 536,583
Tulpetlac, 81
Tultitlán, 160, 161, 437, 505, 564
Tumbaburros, pulquería de, 106 V
Tunduxia, 322
Tunkás, 577 Vacas, 106, 169
Tupi, 575 Vacuna, 136, 139
Turicato, 94, 326, 473 Vainilla, 259
Tuscacuesco, 58, 236, 304, 313, 314, Valdebarasuso, 583
363,467,493 Valdosola,José de, 69, 72
Tuspa, 461 Valencia, 191
Tutino,John, 90, 594 Valero, Marqués de, 157
Tututepec, 72 Valladolid, 19, 22, 62, 94, 142, 199,
Tuxpan, 93, 549 316,322,425,510,531
Tuxpan, Huasteca, 577 Valladolid, Yucatán, 199
Tuxpán, Michoacán, 231 Vallarta,José Manuel, 492-503
Tuxtla,30,84,188, 189,259,392,505 Valle, Conde del, 103
Tuxtla, Chiapas, 211, 281 Valle, Guillermina, 130
Tuxtla, San Andrés, 259, 287, 356, Valle de Oaxaca, 188, 189
377,399,402,408 Valle del Maíz, 36, 46, 47, 314, 390,
Tuxtla, Santiago, 259 . 401,582
Tuxtla-Cotaxtla, 150, 356 Valles, 21, 22, 79, 113, 231, 254, 344
Tuxumatlán, 324 Vara, Emilio, 346
Tzintzuntzan, 338 Varas, 23, 33, 34, 36, 41, 43-45, 57,
Tzotzil, 317 60,303,531
Vargas, Gregorio, 415
Vargas Machuca, Manuel Santos, 531
u Vázquez Gastelú, Antonio, 407, 433
Vecinos, 198, 202, 207, 208, 254,
Uaymax, 246 280, 340, 348, 362, 374, 399,
Ucú,559,577 510
ÍNDICE ANALÍTICO 663

Vecinos de color, 241, 247, 360 Virreyes, 19, 23, 51, 58, 60-62, 70,
Vega, Garcilaso de la, 171 117, 118, 159, 202, 294, 310,
Velas, 23, 43, 292, 303, 308, 309, 320,352,355,465,473,478
314,315,323,325,335,400 Viruelas, 139, 142
Velasco, Luis de, 79 Visitas pastorales, 157, 216, 219,
Velasco Ceballos, Rómulo, 150, 263, 289, 331, 362, 395, 397,
153, 154, 158, 191 420,434,465,469,480, 483,
Venado,79, 139, 251, 254, 367, 522
372,451,456,473 Vísperas, 303, 304, 321
Venegas, Francisco Javier, 533, 545 Vizarrón, 322
Veracruz, ciudad de, 52, 168, 194,
202,311,464,571
Veracruz, intendencia de, 22, 30, w
31, 32,58, 60,63, 73,88,99,
107, 111, 112, 114, 123, 128, West, Robert, 436
129, 142, 143, 149, 197, 216,
258-262, 271, 287, 293, 334,
430,487,496,506,591 X
Veracruz Nueva, 259
Veracruz Vieja, 259 Xalacingo, 142, 259, 287, 487
Vestuario, 303, 307 Xalamolongo, 103
Viajeros, 41, 42 Xalapa del Marqués, 30, 150, 205,
Vicarios, 52, 177, 182, 323, 484 277,343,398,430,464
Vida de l,a madre Salvadora, 409 Xalisco, 53, 593
Vidrieros, 67 Xalostoc, 119
Viejos (ancianos, pasados, principa- Xalotlaco, 321
les), 41, 42, 53, 54, 80, 130 Xalpa, 365, 380
Viernes Santos, 65, 312 Xaltenco, 160
Vigilia, 31 7 Xaltocan, 315
Vihuelas, 310 Xaxalpan, 369
VtllaAlta, 22, 34, 36, 4043, 47, 54, 89, Xecelchakán, 346, 399
106, 199, 271, 272, 273, 276, Xicalán, 231
317,355, 384, 385,399, 440- Xichú, 160, 515
441,442,457,511,584,588 Xico, 434
Villarroel, Hipólito, 485, 491, 520, Xilotepec, 309
539 Xilozingo, 225,
Villaurrutia, Antonio de, 478 Xiquila, rancho de, 88
Villaurrutia,Jacobo de, 211 Xitlama, 198, 268
Villavicencio, Vicente, 387 Xochimilco, 22, 32, 36, 48, 52, 60,
Vino, 304 64,66,86, 87,90,94, 103,
Violines, 310, 321, 413 106, 132, 143, 152, 160, 164,
Virgen María, 290, 307 195,203,204,217,222,294,
664 PUEBLOS DE INDIOS Y EDUCACIÓN EN EL MÉXICO COLONIAL

304, 308, 317,322, 323,326, 48, 58, 63, 67, 69, 72, 73,99,
361,369,370, 375,380,385, 111, 112, 118, 122, 127, 130,
386,390,397, 401,405,407, 132, 133, 143, 144, 148, 149,
412,413,415, 432,434,439, 157, 199, 204, 207, 215, 216,
511,543,563 241,247,281, 285, 294,295,
Xochitán, 571 309, 310, 313, 315, 317, 321,
Xochitepec, 160, 424, 437, 564 322, 334, 336, 341, 342, 345,
Xochitonalá, 195, 271 359, 360, 362, 365, 381, 397,
Xocotitlán, 316 417,413,416, 417,430,436,
Xocoyoltepec, 519 459, 462, 486, 524, 528, 550,
Xoloc, 113 554,593
Xomulco, 461, 484 Yucunecoc,562
Xonocatlán, 414 Yurécuaro,409
Xonotla, 143 Yurirapúndaro, (Yuriria) 247, 306
Xuchi, 386
Xuchil,es, 52, 310
z
y Zaachila, 460
Zacapoaxtla, 195
Yacutaba, 456 Zacapu, 94
Yae,42,43,54, 276,440 Zacatecas, ciudad de, 18, 27, 255, 258
Yagualtepec, 415 Zacatecas, intendencia de, 25, 27,
Yahualica, 36, 37, 66, 73, 78, 86, 91, 28, 31,32,52,58, 78,82,84,
113, 200, 217, 314, 346, 368, 99, 107, 112, 124, 129, 148,
420,484,506,5 11,515 149, 199, 208, 211, 216, 255-
Yahualica, Guadalajara, 78, 237 258, 287, 294, 306, 314, 325,
Yamiltepec, 511 334, 362, 367,409,462, 512,
Yanhuitlán, 273, 287,305,399,412, 574
466,525 Zacatlamanco, Santa Ana, 69, 72,
Yasamura, Naoki, 525 93,403
Yautepec,55, 219, 287, 308, 357, Zacatlán de las Manzanas, 22, 60,
377,399,413,4 33,549 102, 263,270,293, 305,317,
Yautepec, Oaxaca, 322, 458 357,408,409,4 94,496
Yaxcabá,246,562 Zacatula, 217, 493, 535, 551, 555,
Yazona, 276 557
Yolotepec, 440 Zacualco, Guadalajara, 237
Yolox, 54, 424 Zacualpan, 22,46,65, 119, 199,
Yosotiche, cañada de, 82 217,370,376, 459,486,520,
Yturbe y Yraeta, Gabriel de, 129 523,551,564
Yucatán, intendencia de, 25, 27, Zacualtipan, 349, 397
28,31, 32, 35-37, 41-43, 45, 47, Zagal,ejos, 341
ÍNDICE ANAÚTICO 665

Zahualican, 160 Zimatlán, 36, 58, 199, 205, 272,


Zamora, 27, 41, 45, 94, 114, 152, 278,290,314,458,496,511
235,287,305, 324,349,437, Zinacahua, 105
503 Zinacantepec, 160, 161,483
Zangamandapeo,409 Zinapécuaro,62,515
Zangancícuaro, 409 Zinapécuaro-Tlalpujahua, 94, 235
Zapaluta, 47 Zipiajo, 330
Zapata, Emiliano, 345, 596 Ziracuaretiro, 325, 329, 330
Zapopan,53 Zirahuén, 94
Zapote negro, 106 Zirándaro, 322
Zapotecos,54,271, 372,434,440, Zitácuaro, 95, 99, 199, 231, 235,
442,485 542,557
Zapotitlán,434,461,484,568 Zitlaltepec, 338
Zapotlán,53,93, 199,237,240, Zocoalco, 363
287,559 Zonatepec, 277
Zapotlanejo, 573 Zongolica,258,259,569,582
Zaquatepan, 160 Zontecomatlán, 160
Zárate,Juan, 62 Zoochila,317,378
Zautla,434,511 Zoquiapa, 201, 277
Zavala, Silvio, 153, 154 Zoquicingo, 322
Zavala, Lorenzo, 594 Zoquitlán, 198,204,268
Zavaleta, hacienda de, 103, 405 Zotazingo, 42
Zayanaquilpa, 187, 307, 378, 379, Zumaya, Joaquín Antonio, 387, 392
385,401 Zumpahuacan,42, 160
Zempoala, 22, 111, 148, 160, 217, Zumpancingo, 509
222,228,314,325,328,394, Zumpango de la Laguna, 22, 40,
426,437,482,569,571,584 58, 65, 94, 106-111, 148, 217,
Zentlalpan, 301 219,228, 287,304, 314, 329,
Zihuateutla, 264 338,413,459,460,515,522,
Zihuatlautla, 523 557,563,583
Zimapán,22,42, 132,217,225, Zuoquilucan, 43
287,492 Zurumacapio, 330, 584
Pueblos de indios y educación en el
México colonial, 1750-1821
se tenninó de imprimir en julio de 201 O
en los talleres de Fuentes Impresores, S.A.
Centeno 109, col. Granjas Esmeralda, 09810 México, D.F.
Se imprimieron 1 000 ejemplares más
sobrantes para reposición.
CENTRO DE ESTUDIOS HISTÓRICOS

El gobierno de Nueva España inició en 1766 un nuevo sistema


para supervisar las finanzas de las ciudades y villas de españoles
y de los cuatro mil pueblos de indios. Este libro, basado princi-
palmente en documentos financieros, como las cuentas de los
pueblos, reglamentos de los bienes de comunidad, recibos y
encuestas, guardados en el Archivo General de la Nación y en
varios archivos estatales, analiza el desarrollo de los pueblos de
indios durante los últimos setenta años del periodo colonial.
Toma en cuenta el establecimiento de escuelas de primeras
letras en los pueblos y la manera en la cual los gobernantes indí-
genas dirigían las actividades locales y se relacionaban con las
autoridades eclesiásticas y civiles del virreinato.

Dorothy Tanck de Estrada, con licenciatura de Trinity College,


Washington, y maestría de la Universidad de California en
Berkeley, es doctora en historia de El Colegio de México. Es
autora de La educacion ilustrada, 1786-1836. Educacion pri-
maria en la ciudad de Mexico (El Colegio de Mexico, 1977, 1984,
1998, 1999, 2000, 2005) y del Atlas ilustrado de los pueblos de
indios. Nueva España, 1800 (El Colegio de Mexico, El Colegio
Mexiquense, Comisión Nacional para el Desarrollo de los
Pueblos Indígenas, Fomento Cultural Banamex, 2005),
Conaculta e INAH, "Premio Antonio García Cubas como la mejor
publicación en la categoría Científica, 2006':

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EL COLEGIO DE MÉXICO

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