Texto de Derecho Penal 1
Texto de Derecho Penal 1
Texto de Derecho Penal 1
1. INTRODUCCION
El derecho penal es la rama del derecho público que regula la potestad punitiva (ius puniendi) del
Estado, el ejercicio del poder sancionador del Estado, quien determina, en caso que se haya
cometido un delito, qué sanción corresponde, sea esta una pena o una medida de seguridad.
2. CONCEPTOS FUNDAMENTALES
Para El Jurista Alemán Franz Von Liszt, el Derecho Penal es un: “Conjunto de reglas jurídicas
establecidas por el Estado, que asocian el crimen como hecho, a la pena como legítima
consecuencia”.
Por su parte Luis Jiménez de Asua, define al Derecho Penal como: “El conjunto de normas y
disposiciones jurídicas que regulan el ejercicio del poder sancionador y preventivo del Estado,
estableciendo el concepto del delito, así como la responsabilidad que tiene quien incurre en el
hecho delictivo; asociando a la infracción de la norma una pena”.
Esta definición es, desde hace ya tiempo, excesivamente estrecha, porque no da cabida a las
medidas de seguridad, que a lo largo de este siglo han ido ingresando en la mayor parte de los
sistemas penales.
Las definiciones actuales de derecho penal suelen añadir a la fórmula de Von Liszt una referencia
a las medidas de seguridad, que a lo largo de este siglo han ido ingresando en la mayor parte de
los sistemas penales: “El derecho penal es el conjunto de normas jurídicas que al delito como
presupuesto asocian penas y (o) medidas de seguridad como consecuencia jurídica”.
Por otra parte el Derecho penal se puede comprender desde distintas perspectivas: por un lado se
habla de Derecho penal objetivo o Ius poenale, y por otro lado, de Derecho penal subjetivo o Ius
puniendi.
Cuando hablamos el DERECHO PENAL OBJETIVO nos referimos a él como normativa, como
ordenamiento jurídico por el cual una sociedad determinada decide regirse y evaluarse. En otras
palabras el derecho penal objetivo es el conjunto de normas relativas al delito y a sus
consecuencias jurídicas. La pena y las medidas de seguridad son una consecuencia legítima del
delito.
Cuando hablamos del DERECHO PENAL SUBJETIVO, en cambio, nos referimos al ius
puniendi: Derecho a crear y aplicar el Derecho Penal Objetivo. El concepto de Derecho Penal
subjetivo se refiere a la titularidad del ius puniendi, entendido como la potestad de señalar delitos
y de imponer penas cuando se den los presupuestos de hecho establecidos por parte de la norma.
La facultada sancionadora del estado, ha de estar sometida a una serie de límites formales y
materiales, a fin de evitar los riesgos que un ejercicio inadecuado del mismo o su utilización con
fines espurios pudiera generar.
- Los límites formales son aquellos que se refieren a la forma en que se ha de aplicar el
Derecho Penal.
DE ORDEN PÚBLICO
La sanción no se impone respondiendo al interés de la persona perjudicada por el delito, sino
respondiendo al interés de la colectividad, por eso, el Estado es el único que puede establecer
penas y medidas de seguridad, es decir que el Derecho Penal es un medio de control
monopolizado por el Estado, no se ocupa de la relación entre individuos sino de la relación entre
el Estado soberano y los individuos.
Además, el Estado debe promover mediante la implementación del Derecho Penal los principios
y valores que, en sí, engloban la materialización y ejecución de este Derecho en la sociedad. Con
eso se busca la correcta y efectiva tutela de los bienes jurídicos protegidos por parte del Estado,
mediante la implementación de las normas positivas.
SANCIONATORIO
La característica sancionatoria es la principal herramienta de este derecho para poder lograr y
mantener el orden, así como también, la prevención de la comisión de delitos, siendo ésta la
facultad más respetada por cada individuo. Las leyes penales, al ser de conocimiento público para
todos los individuos, permiten conocer la ley, las sanciones aplicables y el poder coercitivo que
maneja el Estado para el debido conocimiento de toda la sociedad.
Los bienes jurídicos son creados por otros ordenamientos jurídicos distintos del Derecho Penal,
pero este último es el encargado de proteger esos ordenamientos jurídicos a través de la
imposición de penas. Por eso se lo denomina accesorio y secundario en relación a las ramas del
derecho que crean los bienes jurídicos.
PERSONALÍSIMO
La responsabilidad penal es de carácter intuito personae; es decir, “personalísima”, significa que
la responsabilidad penal no puede trasladarse de una persona a otra. Se castiga exclusivamente a
las personas que cometieron la infracción, es decir que la pena no puede extenderse a sus
descendientes ni a ninguna otra persona. El responsable no puede ser reemplazado por otro en el
cumplimiento de la pena.
Las penas no trascienden; sin embargo, como excepción, el pago de la reparación del daño puede
trascender.
DISCONTINUO
No prevé la intervención estatal en todas las situaciones, sino que especifica cuáles son las
conductas penadas (aquellas que resultan más peligrosas para los bienes que protege). Por eso el
Derecho Penal se considera valorativo, porque al seleccionar las conductas más peligrosas, les da
una importancia a su carácter dañino.
REGULADOR DE CONDUCTAS
Únicamente se ocupa de las acciones de las personas que exceden su pensamiento, aquellas que
se manifiestan en el exterior de la persona. Es decir que Derecho Penal no se ocupa del ámbito
del pensamiento sino de las acciones.
Lo que se castiga son actos o hechos consumados. Sólo cuando se ha cometido una acción se
puede penar y nunca se puede aplicar el derecho penal a una persona por las ideas que tenga.
ULTIMA RATIO
El derecho penal funciona como la última instancia jurídica que sanciona una conducta, es decir
que su intervención se vuelve necesaria para penalizar las conductas más peligrosas, ante las
cuales ninguna otra intervención del Estado es efectiva.
CULTURAL
La concepción de qué es un delito depende de cada cultura, por eso el Derecho Penal no sanciona
las mismas acciones en todos los países, e incluso es modificado a lo largo del tiempo en un
mismo Estado.
NORMATIVO
Una norma determina las conductas permitidas y las prohibidas. Al señalar detalladamente las
conductas que serán sancionadas, el Derecho Penal es normativo ya que define específicamente
aquello que está prohibido.
FINALISTA
Tiene un objetivo específico, un fin colectivo, puede ser mantener el orden social, asegurar el
bienestar de la comunidad, garantizar la justicia, etc.
PROPORCIONALIDAD
El derecho penal está basado en el principio de la proporcionalidad, es decir, las sanciones o
castigos aplicados deben ser consecuentes con los delitos cometidos. Además, de manera similar
se aplica el principio de mínima intervención que dice que para aplicar una pena, el delito o falta
cometidos deben de ser graves y siempre se debe aplicar la pena menos grave posible que se
adecue al delito.
La pena impuesta debe ser lo más equivalente posible al daño ocasionado. La idea es que a través
del Derecho Penal cada individuo reciba lo que merece.
Este principio es distinto en cada legislación del mundo, por ejemplo: En países como China y
Estados Unidos de Norte América existe la pena de muerte, que se impone a criminales cuyos
delitos son considerados de alta gravedad de afectación para la sociedad, en otros Estados existe
la cadena perpetua. En el estado boliviano según la C.P.E. la máxima sanción penal es de treinta
años de privación de libertad, sin derecho a indulto. (Art. 118 parag. II)
4. METODO
El método del Derecho Penal es el jurídico, que se funda en la dogmática jurídica, que tiene
ciertos principios generales de los cuales hay que deducir las consecuencias lógicas. Siendo el
método jurídico lógico admite el análisis de los hechos, la síntesis, la deducción y la inducción.
Esto determina la exclusión de los métodos experimentales.
No obstante lo explicado, en nuestra ciencia no han faltado autores que han pretendido
desarrollarla la empleando el método experimental.
El Positivismo Penal, representado principalmente por Enrrico Ferri, quiso usar el método
experimental para que el derecho sea estudiado igual que las ciencias naturales. Pero la realidad
demostró que en Derecho Penal, ni en Criminología, el método experimental es aplicable por la
propia naturaleza de sus contenidos. No podemos experimentar con el delito ni con el
delincuente.
Franz Von Lizt, seguido posteriormente por Hippel, Treves y otros, consideraron que el método
aplicable sería el Teleológico que ha tenido algún éxito en Derecho Civil y en Derecho Penal
elaboró la teoría finalista de la pena. A través de este método "se averigua la función para la que
fue creada la ley, explora la formación teleológica de los conceptos, esclarece el bien jurídico,
desentraña el tipo legal, se vale del método sistemático y con ello logra una correcta
interpretación de la ley, desentrañando la voluntad de esta.
5. FUNCION
Para determinar la función del Derecho Penal debemos responder a las preguntas ¿para qué sirve
el Derecho Penal?; ¿cuál es su función social?
La función del Derecho Penal es la protección de bienes, que por ello o porque ya estuvieran
protegidos de otra forma por el ordenamiento jurídico son bienes jurídicos. El Derecho Penal
evita cierto tipo de conductas, prohibiéndolas.
Es importante expresar que los bienes jurídicos pueden aparecer en la vida real de las más
diferentes formas (H. Welzel):
Como objeto psicofísico (la vida, la integridad física), o espiritual-ideal (el honor), o
como estado real (la paz del hogar), o como relación social (el matrimonio), o como
relación jurídica (la propiedad), o como conducta de un tercero (deber de fidelidad
del funcionario público, protegido frente al cohecho).
¿Para qué más sirve el Derecho Penal? Lo mejor quizás para responder a esta pregunta es pensar
¿Qué sucedería si no existiera el Derecho Penal? Qué pasaría por ejemplo si no se castigaran las
agresiones sexuales. El primer efecto, ya lo sabemos, sería que se producirían más agresiones y
que el bien jurídico: “libertad sexual” estaría desprotegido. Esta desprotección provocaría al
menos dos nuevos efectos nocivos:
El primero, sería el de que las víctimas, ante la falta de respuesta estatal, tratarían de
tomarse la justicia por su mano y el segundo, que también podría suceder que los
órganos de poder, ante la falta de un recurso racional y formalizado como el Derecho
Penal, reaccionaran arbitrariamente, castigando espontáneamente a los que atentan
contra los bienes de otros.
De ahí que podamos apreciar que el Derecho Penal, con su función protectora formalizada, sirve
para eliminar la venganza privada, las reacciones violentas informales por parte de la sociedad, y
para hacer limitada y previsible la reacción estatal ante las conductas delictivas de los
ciudadanos.
Un benéfico y perseguido fin del Derecho Penal es calmar la alarma social que generaría la
desprotección de ciertos bienes, la debilidad de ciertas prohibiciones éticas esenciales, como
posibilitar seguridad en el disfrute de los bienes jurídicos.
Un delito, genera siempre alarma y preocupación. Esta alarma es; sin embargo, menor si se sabe
que el hecho estaba radicalmente prohibido, que el delincuente está siendo perseguido con
medios abundantes por el poder público, y que es probable que sea detenido y condenado, y que
todo ello sirve para la prevención de conductas similares. El Derecho Penal tiene en este sentido
un efecto tranquilizador, de pacificación social, de consolidación de las esenciales expectativas
normativas (Jakobs).
PODER PUNITIVO
Según Zaffaroni, el poder punitivo es "todo ejercicio de coerción estatal", y lo ejercen las
agencias ejecutivas del Estado (policía, servicio penitenciario, etc). Este poder punitivo puede
ser manifiesto cuando se traduce en leyes penales (Código penal y leyes penales especiales), o
puede ser latente cuando asume otras formas jurídicas (Ej. servicio militar obligatorio,
internación psiquiátrica de personas mayores, tutela de niños y adolescentes, internación
geriátrica, etc.)
Zaffaroni, también afirma que dentro del "deber ser" y para la doctrina dominante el poder
punitivo es ejercido por los legisladores (cuando hacen la ley), los jueces (cuando la aplican) y
por las agencias ejecutivas (policías, cuando ejecutan o cumplen las órdenes de los jueces). Sin
embargo, también señala, que si se ve desde "lo que es", es decir desde la sociología y la ciencia
política, son las agencias ejecutivas las que ejercen el poder punitivo y no los jueces ni los
legisladores.
En la sociedad deben establecerse límites al poder punitivo, caso contrario los derechos
constitucionales serán vulnerados sistemáticamente.
Actualmente el Estado ya no tiene un poder absoluto, sino que al ejercer su derecho de castigar lo
hace enmarcándose en ciertos límites que lo rigen. Estos límites se expresan en forma de
principios que se componen de bases constitucionales.
Cuando el Estado promulga y aplica determinadas normas penales, tiene que mantenerse dentro
del marco de estos principios garantistas, por ende su legitimación extrínseca proviene de la
Constitución y los tratados internacionales; pero su legitimación intrínseca se basa en una serie de
principios específicos.
Cuando estos límites actúan en la creación de las normas penales, se les denomina límites
materiales o garantías penales; pero cuando actúan durante la aplicación de las normas penales,
reciben la denominación de límites formales o garantías procesales, de persecución o de
ejecución.
TEMA 2
MODELOS DE ESTADO Y CULTURA DE PAZ
Un estado puede ser concebido desde dos perspectivas o modelos: un Estado de derecho y un
Estado autoritario o de policía.
1. ESTADO DE DERECHO.
El Estado de derecho se refiere al Estado liberal, democrático, es decir, aquel que recoge las
concepciones que fueron surgiendo con los pensadores de la Ilustración del siglo XVIII Y XIX.
Es aquella forma de organización política en la cual todos los individuos se encuentran sometidos
por igual ante la ley (gobernantes y gobernados). Se rige por la constitución política y demás
leyes, ese es su principal instrumento.
En el Estado de derecho los ciudadanos pueden ejercer sus derechos y libertades con la garantía
del mismo Estado, existe un respeto por la dignidad humana. Está presente la división de
poderes, es decir que los órganos o poderes del Estado se someten al sistema de frenos, pesos y
contrapesos, se respeta la independencia de cada uno de estos órganos, en el ejercicio de sus
atribuciones.
Existe control y fiscalización de los poderes públicos, es decir que los ciudadanos están
facultados para vigilar y supervisar la labor de las entidades públicas. Del mismo modo, las
instituciones tienen el deber de controlarse mutuamente (Legislativo-Ejecutivo-Judicial).
El poder punitivo es limitado por la vigencia de principios garantizadores de las libertades del
ciudadano, es decir un uso del poder penal solo si en compatible con los valores democráticos.
a) La restricción del uso del poder penal a casos graves, entendiéndose por graves
aquellos que causan el mayor daño social o que afectan bienes reconocidos como
básicos para el desarrollo de la persona humana (principio de mínima intervención) lo
que implica la minimización de la violencia estatal y maximización de la libertad.
b) La existencia de límites para el ejercicio del poder penal, que se logra con la vigencia
del Derecho Penal y las garantías penales. Bajo la tutela de las garantías penales, tal
como manifiesta al respecto Luigi Ferrajoli: “No se admite la imposición de ninguna
pena sin que se produzcan la comisión del delito, su previsión taxativa en la ley como
delito, la necesidad de su prohibición y punición, sus efectos lesivos para terceros, la
imputabilidad y la culpabilidad de su autor".
En conclusión, el Derecho Penal democrático sirve para la protección de bienes jurídicos tanto
individuales como universales y por ende su expresión punitiva debe ser mínima y restrictiva,
debe ajustarse a los presupuestos detalladamente establecidos como delitos en la normativa. Por
consiguiente tal como expresa Enrique Basigalupo: "El hecho penal debe ser ultima ratio de toda
política social democrática"
Frente al Estado de derecho se contrapone el Estado denominado por Zaffaroni de policía, cuya
esencia es ser un Estado totalitario o autoritario. Los ciudadanos están sometidos a la voluntad
arbitraria de los gobernantes, no existe igualdad ante la ley. Los derechos y libertades de los
ciudadanos se encuentran restringidos. Existe el sometimiento ante un órgano (generalmente
el ejecutivo) de los demás órganos (legislativo, judicial, electoral), pierden su independencia, o a
veces inclusive se produce la supresión material de alguno de ellos.
La política criminal denominada autoritaria, tal como afirma Von Liszt descansa sobre "la idea
fundamental del establecimiento de los principios sobre la lucha contra el delito en la persona del
delincuente". Esta clase de política criminal justifica el ejercicio de la violencia estatal en el
control de estados de conducta considerados peligrosos y desviados.
Algunos indicadores importantes de esta política criminal son los siguientes:
c) Las penas son intimidativas, aflictivas o crueles, graduadas por la significación del
autor (su inmoralidad, peligrosidad u hostilidad), castigándose la ideación del delito, las
simples exteriorizaciones y los actos preparatorios del delito.
e) El delito, antes que una vulneración de bienes jurídicos, es una violación del deber de
fidelidad y obediencia que se tiene frente al Estado.
3. CULTURA DE PAZ
Actualmente una cultura de paz es mucho más que la mera ausencia de guerra, implica igualdad
de oportunidades para todas las personas, respeto de los derechos y libertades, solidaridad y
cooperación entre todas las personas para crear un mundo de bienestar compartido y justicia
social.
La cultura de paz guarda estrecha relación con los derechos humanos, pues al promover la
comprensión, el respeto y la solidaridad, es posible lograr una convivencia más justa, libre y
respetuosa de la dignidad humana. Claramente, se trata de una tarea compleja que requiere el
compromiso de parte de las autoridades, pero que sobre todo necesita el apoyo de todas y todos
para generar cambios estructurales que faciliten la convivencia en un contexto de plena vigencia
de los derechos humanos.
La Constitución establece que Bolivia es un Estado pacifista, que promueve la cultura de la paz y
el derecho a la paz, así como la cooperación entre los pueblos de la región y del mundo, a fin de
contribuir al conocimiento mutuo, al desarrollo equitativo y a la promoción de la
interculturalidad, con pleno respeto a la soberanía de los estados (Art. 10 parágrafo I)
El parágrafo I del Art, 10 de la CPE no es el único que hace referencia a la cultura de la paz,
también se encuentra inmersa en los 6 principios éticos y morales mencionados en la
Constitución, así como también, en los 19 valores constitucionales, taxativamente descritos en
esta ley fundamental. Conjunto de normas que constituyen la fortaleza moral del Estado.
TEMA 3
1. DEFINICIÓN DE CONFLICTO
Para Lederach y Thomas, el conflicto “Es una lucha expresada entre, por lo menos, dos partes
interdependientes que perciben metas incompatibles, escasez de recursos o interferencia de la otra
parte para la consecución de sus metas u objetivos”
Por su parte Folguer señala: "El conflicto es la interacción de personas interdependientes que
perciben objetivos incompatibles e interferencias mutuas en la consecución de esos objetivos"
Para Silva, el conflicto es un fenómeno natural en toda sociedad, una expresión normal de la vida
en sociedad. Y es que es evidente que en todo tiempo y sociedad han existido las disputas, la vida
sin conflicto es una utopía.
Constantino señala: “El conflicto es como el agua. Mucha causa daño a las personas y sus
propiedades, muy poca crea un paisaje sin vida y color. Necesitamos el agua para subsistir,
necesitamos un nivel apropiado de conflicto para prosperar y crecer”
Ahora bien, para que surja un conflicto influyen las percepciones que se tengan de la realidad, es
decir nuestra cultura, nuestras experiencias y conocimientos acumulados. Asimismo, las
consideraciones acerca de lo que se considera bueno o malo, justo o injusto, dependerá de
nuestras percepciones.
Un conflicto puede ser individual (interpersonal), grupal o social. Para que un conflicto entre
grupos pase a ser un conflicto social debe afectar la estructura de la sociedad o su
funcionamiento.
Tradicionalmente se consideraba que el conflicto era algo negativo para la sociedad, una
patología que obstaculizaba el desarrollo social, los planteamientos utópicos buscaban una
sociedad sin conflictos cimentada en la cooperación. A partir de la Teoría del conflicto se
comienza a ver el conflicto como una situación con funciones positivas, en tanto se puedan
mantener bajo control sus potencialidades destructivas.
Es una teoría de la cooperación que surgió durante las décadas del 40 y 50 del siglo XX en
EE.UU, parte de Europa y América Latina, tuvo vigencia durante la época de la Guerra Fría. Para
esta teoría la sociedad está compuesta por estructuras sociales y éstas a su vez por subestructuras;
cada una de ellas tiene atribuciones y tareas específicas que deben ser desarrolladas de manera
armónica en miras a una finalidad común cual es la estabilidad social.
Se hacía énfasis en las relaciones de cooperación, consideraba que debía haber un cambio
pacífico, paulatino en la sociedad, debía haber estabilidad para lograr el desarrollo social.
Emergió a partir de la década de los 50 del siglo pasado, se observaron dos corrientes: la
marxista y la liberal. Ambas aceptan y analizan el conflicto como elemento generador de
cambio social, sin embargo, la diferencia entre estas corrientes estriba en los diferentes enfoques
políticos que tienen, respecto al poder y las contradicciones sociales.
EL CONFLICTUALISMO MARXISTA, surge en la primera mitad del siglo XIX con Marx,
Engels y sus seguidores, en Alemania, Francia e Inglaterra. Para esta corriente la unidad básica
de análisis constituye la clase social. La sociedad se encuentra dividida en clases sociales;
división que se observa históricamente (esclavos y patricios, siervos y señores feudales,
proletarios y burgueses, etc.), en este contexto para esta corriente la lucha de clases sociales es el
motor de las grandes transformaciones sociales; la contradicción se supera mediante la
destrucción dialéctica de los opuestos.
Según esta corriente, el aspecto económico constituye factor preponderante que determina el
accionar de la sociedad y sus conflictos. En épocas posteriores, el neomarxismo rechazó el
determinismo económico poniendo énfasis en otros aspectos como los sociológicos, culturales y
psicológicos, además de la existencia de influencia recíproca entre estructura y superestructura.
EL CONFLICTUALISMO LIBERAL, surgió luego de la corriente marxista, a mediados del
siglo XX con Ralf Dahrendorf, Vold y Rex, según esta corriente, la unidad básica de análisis
constituye el grupo social. Si bien admiten que la sociedad se encuentra estratificada en clases
sociales, no basta la categoría clase social para el análisis de los conflictos, ni solo el aspecto
económico como factor determinante.
Según esta corriente deberá analizarse cada conflicto en particular, porque pueden concurrir una
pluralidad de factores (políticos, económicos, sociales, culturales, de personalidad, etc.) y en un
conflicto pueden estar enfrentadas personas de una misma clase social, o en uno o ambos grupos
existir componentes de diferentes clases sociales.
Actualmente más allá de estas teorías se observa el conflicto como algo natural, que permite la
innovación siempre que se de en un grado manejable, caso contrario puede llevar a la
destrucción.
- LAS PERSONAS: Son los actores o sujetos involucrados y afectados por un conflicto.
- EL PROBLEMA: Constituyen las diferencias esenciales que separan a las personas, los
puntos de incompatibilidad. En el problema se pueden observar los intereses o el "por qué"
(motivaciones que llevar a asumir posiciones para satisfacer necesidades) y las posiciones o
el "qué" (hechos o situaciones concretas que se desean, como reconocimiento de derechos,
bienes, etc.)
En el conflicto también, se pueden observar dos dimensiones: una visible o tangible y otra
presente, pero no visible a primera vista o intangible.
En los últimos años, se ve la necesidad de no solo de "resolver" los conflictos, que sería atacar la
parte visible o tangible de aquellos, sino "transformar" los conflictos, es decir incidir en lo
tangible e intangible, esto es trabajar cambios de fondo.
4. POLÍTICA DE GESTIÓN DE CONFLICTIVIDAD EN UNA SOCIEDAD
DEMOCRATICA
Para tratar los diferentes fenómenos de la realidad, todo Estado desarrolla políticas públicas,
(económica, educativa, de salud, etc.) Como una de las numerosas políticas estatales se presenta
la política de gestión de conflictividad, para evitar el abuso de poder y una sociedad violenta.
NIVELES BÁSICOS
NIVELES ESPECÍFICOS
Por otra parte existen también pilares o niveles específicos de gestión de conflictividad, estos se
traducen en:
CUARTO NIVEL, ES EL DEL PODER PUNITIVO O PODER PENAL: Este nivel implica
la utilización de instrumentos violentos, es decir máxima coerción o utilización de la fuerza. El
poder punitivo es la potestad, el poder que tiene el Estado para ejercer una acción violenta;
también se puede decir que es ejercicio de la violencia estatal. Para Binder el ejercicio por parte
del Estado de una acción violenta, se presenta como simple respuesta al conflicto y no como
solución puesto que sus finalidades son atemorizar, castigar, corregir; su ejercicio deja intacto el
conflicto, otras veces lo transforma y en otras lo intensifica porque incrementa violencia.
El poder punitivo se puede manifestar de muchas formas: desde una detención por algunas horas
en un recinto penitenciario; también es una manifestación el sometimiento a un proceso, la
privación de libertad de una persona gran parte de su vida o penal generalmente con la
incertidumbre de su duración y el respeto de sus derechos. Otras manifestaciones son los
reformatorios, las comisarías, la aplicación de medidas de seguridad y en épocas autoritarias
campos de concentración, etc.
El poder punitivo sigue; sin embargo, un patrón básico en su aplicación, que deviene desde
épocas pretéritas y que se traduce esencialmente en cuatro formas: muerte, privación de libertad o
encierro, daños corporales y confiscación de bienes. Todas ellas con sus diferentes modalidades.
De todo lo anteriormente manifestado se puede establecer que el poder punitivo existe, pero no
como un hecho aislado, sino como una parte dentro de todo un sistema de niveles que buscan
gestionar la conflictividad, es una parte del poder del Estado.
En un Estado de derecho el uso de instrumentos violentos, es decir el poder punitivo, debe ser
muy limitado y excepcional, puesto que ese tipo de Estado debería utilizar al derecho como
primer instrumento de convivencia y la utilización del poder punitivo debe ser de última ratio, es
decir después de haberse agotado los otros niveles o modalidades de gestión de conflictividad.
LA AUTOTUTELA o recurso de la fuerza, es decir la acción directa de quien hace justicia por
mano propia. (Se admite excepcionalmente: legítima defensa, defensa posesoria inmediata)
TEMA 4
POLÍTICA CRIMINAL
1. ALGUNOS CONCEPTOS
Primero es indispensable establecer que las políticas públicas son los proyectos, las actividades
que un Estado diseña y gestiona, a través de su gobierno y administración pública, con el
objetivo de atender los problemas públicos específicos y satisfacer las necesidades de una
sociedad, así existen: política económica, educativa, de salud, de gestión de conflictividad, etc.
Entonces, se puede iniciar explicando que la política criminal, se constituye en una de esas
políticas públicas, una política pública específica dentro de la política de gestión de
conflictividad.
Esa concepción netamente represiva ha sido superada en la actualidad, con una diferente visión,
así para Mireille Delmas-Marty es un "Conjunto de métodos con lo que el cuerpo social organiza
las respuestas al fenómeno criminal"
Para Binder la política criminal es una de las políticas del Estado que regula el uso de los
instrumentos violentos.
De conformidad con Santiago Mir Puig, la Política Criminal comprende todas aquellas acciones
que un Estado realiza para la prevención, combate y tratamiento del crimen en todas sus
manifestaciones.
En este contexto, se puede establecer que la política criminal consiste en todas aquellas
estrategias, instrumentos y acciones estatales tendientes a prevenir y controlar las conductas
criminales, para lo cual es indispensable llevar a cabo programas de prevención del delito y
acciones de campo para conocer los fenómenos delictivos y atender su origen y causas, con el
objeto de erradicar estas conductas o por lo menos impedir que ciertos delitos aumenten.
El Estado también debe crear herramientas de gestión de conflictividad para evitar la instalación
de un poder abusivo en la sociedad.
En la realidad social se presentan dos modelos de política criminal: uno denominado del
populismo penal o policial y el otro de seguridad democrática. El primero autoritario y el
segundo democrático.
La institución policial en este modelo ostenta más facultades, más poder para resolver el
problema de la criminalidad. Se admite la corrupción como algo irreversible en instancias
jerárquicas.
Por otra parte se busca el endurecimiento de las leyes como un mecanismo para el control del
delito. Se plantea tolerancia "0" o limpieza social, es decir "mano dura" contra el accionar de los
delincuentes, de esa manera, según este modelo, será efectiva la lucha contra el fenómeno de la
criminalidad.
4. INSEGURIDAD Y CRIMINALIDAD
Los efectos cotidianos de la violencia y de la criminalidad tienen dos sentidos: en primer lugar,
por la comunidad y sus miembros, bajo la forma de eventos concretos, reales; en segundo lugar
a través de la "sensación de inseguridad". Esta sensación de inseguridad desarrolla expresiones
concretas emocionales, siendo algunas de las más importantes el miedo, la angustia, la ansiedad y
otras más que desencadenan trastornos de personalidad específicos.
Si bien es cierto que la delincuencia ha formado parte de las estructuras sociales desde el origen
de las civilizaciones, la conducta delictiva actual ha adquirido diferentes matices y formas para
expresarse, las cuales rebasan los límites de contención psicológica y pueden alterar la vida social
de las personas.
Estos hechos aunados a la falta de protección por parte de las instituciones del Estado que deben
brindar la seguridad pública a la ciudadanía, han provocado que el ser humano se encuentre en
una continua sensación de inseguridad, en un ambiente de pérdida de la credibilidad y confianza
respecto a estas instituciones, dificultando la tarea de protección personal.
La inseguridad objetiva está relacionada con los fenómenos delictivos que realmente afectan a
la población, mientras que la subjetiva tiene que ver con las opiniones de la ciudadanía sobre
aspectos como el grado de seguridad en entornos cotidianos o la eficacia de la acción policial.
A menudo la ciudadanía proyecta temores por situaciones poco probables, mientras ignora otros
riesgos más cotidianos. En Estados Unidos, por ejemplo, los padres y madres declaran que
sufren, sobre todo, por la posibilidad de que sus hijos e hijas sean secuestrados, lo que les lleva a
limitar las actividades en espacios públicos y sin supervisión, y prefieren hacer recorridos en
vehículo privado como medida de seguridad, cuando en realidad una de las primeras causas de
mortalidad accidental entre menores en ese país son “los accidentes de coche”
Así, las sociedades actuales tienen bastantes dificultades para calibrar riesgos de forma objetiva,
y sus miedos tienen más que ver con la cobertura mediática de la delincuencia o lo que consumen
a través de la televisión, el cine o internet, que con los fenómenos que, estadísticamente, resultan
más probables (accidentes de coche, caídas o intoxicaciones).
- Los medios, que movilizan el miedo con la sobre-cobertura de ciertos casos, como método
para tener más audiencia.
- Los políticos, que utilizan este temor para vender medidas que, a menudo, no aportan una
mejora de la seguridad objetiva de la población. En el peor de los casos, estas recetas son
incluso contraproducentes.
Esta combinación entre política y medios de comunicación hace a menudo muy tentador recurrir
a medidas de seguridad vistosas y visibles (adquisición de tecnología o el despliegue de agentes
de seguridad), por encima de políticas de larga duración que incidan en las causas reales de la
delincuencia (desde la pobreza y la desigualdad hasta la impunidad ante crímenes económicos).
Las políticas vistosas y visibles tienen más posibilidades de acabar en portada y de generar votos
que los estudios profundos de los fenómenos sociales. Esto convierte la seguridad en una bomba
de relojería política y social en la que no tienen cabida ni los debates rigurosos basados en datos y
evidencias ni la atención a los factores causales, tanto directos como indirectos.
Podemos, considerar inseguridad subjetiva el miedo al delito, que deriva de una percepción
subjetiva de temor ante la posibilidad de ser objeto de un acto criminal. Este temor, no está
directamente provocado por haber sufrido un delito, sino por otras razones generales como:
1. INTRODUCCION
El poder punitivo a través del tiempo ha sido utilizado de manera arbitraria para favorecer
intereses de grupos o personas, los detentadores del poder han utilizado instrumentos violentos,
manifestaciones de ese poder han sido la pena de muerte la esclavitud, las galeras, la mutilación,
la infamia, el genocidio, el trabajo forzado, la muerte civil, etc.
2. SISTEMA INQUISITIVO´
El sistema inquisitivo fue asumido en países que tienen como raíces jurídicas el Derecho
Romano-Germánico. Históricamente nace conociéndose como la “Inquisición”, la antigua
forma de juzgar en el Derecho Canónico, (derecho de la iglesia católica) creada en la Edad Media
y que se extendería por toda Europa.
- Poder penal al servicio del monarca absoluto. Los jueces no tenían límites al imponer penas.
- Carácter arbitrario de las prohibiciones (según el interés del monarca)
- Permanente búsqueda del fuero interno como forma eficaz de control (persecución religiosa,
herejía, brujería, traición, creencias, pensamientos, etc.)
- Doctrina expiacionista a través de la tortura y confesión forzada.
- Indeterminación de lo que podía desencadenar el poder punitivo
- Castigos colectivos (familias, linajes, pueblos)
- Formas secretas, parciales, arbitrarias y lentas de juzgamiento)
Durante la inquisición los herejes eran considerados enemigos del Estado y de la Iglesia como si
fueran criminales públicos o terroristas que se oponían al orden establecido, el Estado mismo los
acusaba y juzgaba, de ahí parte el nombre del actual sistema inquisitivo.
El Sistema Penal Inquisitivo obtiene su nombre del término procesal “inquirir”, esto era una
manera de iniciar el proceso penal, la cual consistía en que la investigación que se le iniciaba a
la persona procesada tenía lugar sin necesidad de que hubiera acusación o denuncia alguna,
bastaba con rumores que se hicieren sobre la persona o por otra u otras le imputaran algún delito.
Con el transcurso del tiempo, como efecto de la colonización española, Estado que traía consigo
esta forma de proceso inquisitivo, se difundió por la mayoría de los territorios en América Latina.
A pesar de haber sido abolida la inquisición hace siglos, sus principios siguieron siendo base para
la creación del derecho en estos países, de sus normas, leyes, códigos, particularmente en materia
penal, la simple costumbre de esta forma de impartir la justicia dio lugar los principios que
actualmente continúan y aunque las leyes hayan ido evolucionando formándose con mayores
derechos para el procesado y tomando como respaldo la declaración universal de los derechos
humanos, al sistema se le sigue llamando de la misma manera, “Sistema Inquisitivo”.
Frente al sistema inquisitivo surgió la reacción liberal (de fines de s. XVIII y principios del s.
XIX), dando nacimiento al Derecho Penal moderno, con filántropos y pesadores como Beccaria,
Howard, Filangieri, Pagano y otros, quienes abogaron por la humanización del Derecho Penal
y el establecimiento de límites al poder punitivo del Estado.
El Programa de Derecho Penal liberal buscó que la verdad fuera una dimensión ajena al poder y
se evitara la manipulación del proceso por los que tienen el poder, por ello planteó:
Los juristas de la época de la Ilustración crearon los principios para limitar el poder punitivo; sin
embargo, con el transcurrir del tiempo esos principios fueron debilitándose por el surgimiento de
estados autoritarios. Hoy se considera que los principios deben estar garantizados, de manera que
el conjunto garantizado de principios que limitan el poder punitivo constituye el sistema de
garantías.
Los principios son las ideas o conceptos fundamentales que sirven de base a un conjunto de
conocimientos. En este caso buscan asegurar un determinado nivel de protección a todo
ciudadano que deba ser sometido a un riesgo punitivo. Están previstos en la Constitución Política
del Estado, Pactos de Derechos Humanos y Código Penal.
El Derecho Penal establece los principios que señalan límites al poder punitivo y las normas
penales que se utilizan para garantizar esos límites. Por su parte la dogmática penal fortalece y
desarrolla esos límites.
Las garantías son mecanismos o técnicas que permiten asegurar la vigencia de los principios por
dos vías:
Una al vigilar que los principios se cumplan (función que cumplen los jueces al
ejercer su jurisdicción), y la otra a través de la fundamentación de sus decisiones
judiciales. Por tanto, las garantías necesitan de jueces que las hagan efectivas.
En este contexto "El Derecho Penal es la rama del saber jurídico que mediante la interpretación
de las leyes penales propone a los jueces un sistema orientador de decisiones, que contiene y
reduce el poder punitivo, para impulsar el estado constitucional de derecho" (Zaffaroni).
Por tanto el derecho penal es una disciplina jurídica, que contempla principios, normas jurídicas,
penales relativas al delito y la sanción. El derecho penal es solo un parte del sistema penal . Para
Binder al Derecho Penal "… solo le compete estudiar, sistematizar y desarrollar los límites a la
violencia legítima del Estado", ha de estar dedicado exclusivamente a limitar el poder punitivo.
Principio de exterioridad.
Principio de legalidad
Principio de lesividad
Principio de ilicitud personal
Principio de proporcionalidad
Principio de autotutela
Principio de coherencia del sistema normativo
Principio de culpabilidad
Principio de atribución personal
Principio de advertencia suficiente
Principio de corresponsabilidad social
El problema de los principios legitimantes del poder sancionador del Estado es tanto
constitucional como jurídico – penal. En este sentido, su legitimación extrínseca proviene de la
Constitución y los tratados internacionales; pero su legitimación intrínseca se basa en una serie
de principios específicos. Aún así "todos son igualmente importantes en la configuración de un
derecho penal respetuoso con la dignidad y libertad humana, meta y límite del Estado Social y
Democrático de Derecho, y por tanto de todo su ordenamiento jurídico".
- Cuando estos límites actúan en la creación de las normas penales, se les denomina límites
materiales o garantías penales.
- Pero, cuando estos actúan durante la aplicación de las normas penales, reciben la
denominación de límites formales o garantías procesales, de persecución o de ejecución.
TEMA 6
Estos principios limitan o en su caso excluyen la posibilidad del ejercicio del poder punitivo.
1. PRINCIPIO DE EXTERIORIDAD
No hay crimen sin conducta exteriorizada: “nullum crimen sine conducta external”. El delito
es siempre un acto, conducta, hecho, acción u omisión que se exterioriza en el mundo real a
través de un comportamiento, (sustraer, difamar, violar, defraudar, no prestar alimentos o no
cumplir su deber) o mediante sus resultados (muerte, apoderamiento o perjuicio).
El “derecho penal de acto” y el “derecho penal de autor” constituyen dos modelos clásicos que
pretenden responder la interrogante ¿qué debe ser materia de sanción penal?. Ciertamente, es
harto conocido el eterno debate entre la persecución punitiva dirigida hacia la interioridad del
agente (el sujeto, su mente, lo inmaterial) y la orientada hacia la exterioridad del individuo (el
objeto, su cuerpo, lo material).
Sin duda alguna las terminologías acto y autor no son gratuitas, pues obedecen a dos modelos
antagónicos de represión estatal que pugnan constantemente por alcanzar eficacia no en el
derecho de los libros, sino en aquel derecho vivo, el que se hace realidad día a día, el mismo que
enfrentan los más vulnerables.
2. PRINCIPIO DE LEGALIDAD
Considerado por muchos como el rey de los principios, deviene del aforismo romano "nullun
crimen, nulla poena, sine lege". Es el principio de estricta sujeción a la ley.
Según Fernando Villamor Lucia, el principio de legalidad tiene dos partes, “nullum crimen sine
lege y nulla poena sine lege, es decir que el delito y la pena deben estar determinados por una
ley previa”.
El principio de legalidad se constituye en una garantía constitucional del individuo, que limita la
actuación punitiva del Estado.
El principio de legalidad se encuentra conformado a la vez por varios sub - principios, entre
ellos, se encuentran:
El principio de tipicidad que desarrolla el principio fundamental “nullum crimen, nulla poena
sine lege”, se entiende como la obligación de que los jueces y tribunales apliquen la ley
sustantiva debidamente enmarcando la conducta del imputado exactamente en el marco
descriptivo de la ley penal a efectos de no incurrir en calificación errónea que afecte al debido
proceso y devenga en defecto absoluto insubsanable
Este principio, llamado también de ofensividad, orienta el uso del poder punitivo hacia
finalidades exclusivamente sociales y evita el uso de instrumentos violentos solo para sostener la
autoridad del Estado o para fines moralistas. La función del poder penal no puede consistir en
castigar una mera infracción como desobediencia, debe ser una acción en el marco de un
conflicto relevante, no puede recaer sobre algo que no sea un conflicto grave.
El principio exige que no haya delito sin lesión (daño) o puesta en peligro de un bien jurídico,
pero ese bien debe tener valor constitucional. Debe incidir en la esfera de la libertad ajena.
Es importante el concepto de la protección del bien jurídico como límite en este principio, es
decir ese concepto permite precisar los límites que surgen del principio de lesividad al poder
punitivo. La teoría del bien jurídico señala que, será por la protección o defensa de un bien
jurídico el conflicto en el que el Estado pueda intervenir con el poder punitivo, y como ese
conflicto es una interacción social, deberá haber una víctima; si no existe una víctima entonces el
Estado no podrá intervenir.
No habrá riesgo si es una mera probabilidad o algo interno del sujeto, el riesgo debe pasar de ser
una mera probabilidad para cumplir el principio, deben existir signos que permitan reconocerlo
(Ej. que haya empezado la ejecución de la acción, lo que permitirá ver que hubo el riesgo de daño
y se sancione como tentativa). Tampoco se puede decir que hay riesgo si no hay ninguna
posibilidad de que se produzca el daño (Ej. tentativa inidónea o delito imposible).
El Estado no debe responder con violencia sino por los actos que realice una persona, la pena no
puede extenderse a otras personas que no realizaron el hecho. Cuando concurren en la
realización del hecho un conjunto de personas, o sea es una tarea colectiva, se deberá deslindar
los actos por los que debe responder cada uno. El castigo recaerá sobre los que realizaron el
hecho, mas no sobre terceros como sus familia o grupo.
Históricamente se castigaba a familias, grupos religiosos, razas, etc. a los que pertenecía el sujeto.
Esa forma de castigo corresponde a regímenes autoritarios.
En un estado democrático dentro del Derecho Penal solo se responde por las propias acciones,
la pena no puede extenderse hacia otras personas, para ello es necesario un concepto claro de
lo que se entiende por autor y la distribución de responsabilidades si el hecho fue de manera
colectiva, es decir entre varias personas.
El autor es el que ejecuta el hecho realizando la acción descrita en el tipo penal. Puede hacerlo de
manera directa o de manera indirecta (mediata). Si el hecho se realizó de manera colectiva, es
decir entre varias personas, el juzgamiento de todos será dentro del mismo hecho, cada uno
responderá por sus acciones pero éstas serán valoradas en el marco de un mismo hecho. Para ello
se deberá establecer su participación, si son autores, cómplices o instigadores, y ese aspecto luego
influirá en su penalidad. Un autor siempre merecerá mayor sanción.
No debe haber reacción penal violenta cuando su aplicación ocasionará mayores daños sociales
que el hecho mismo o alterará la vida social de un modo más grave que la conducta prevista que
podría constituir un acto ilícito.
Constituye uno de los principios más antiguos de limitación del poder punitivo, estaba previsto en
el Código de Hammurabi y la Ley del Talión entre otras disposiciones legales. Con el Estado
liberal se busca establecer nuevos instrumentos para su eficacia, sobre todo evitando la
indeterminación de las penas (principio de legalidad de las penas).
A veces actos que podrían ser ilícitos se vuelven irrelevantes frente a la reacción estatal cuando
el daño que han producido es menor que el daño que genera la reacción penal. Nunca, bajo
ninguna circunstancia, según señala Binder, la reacción punitiva puede causar más daño que el
acto al cual responde. La intensidad del poder punitivo se observará por el conjunto de
circunstancias que rodean a la imposición de una sanción, no solo la sanción.
Deberá lograrse un balance positivo frente al daño causado por el delito, es decir usar la pena
como último recurso y satisfacer la necesidad (sino será una pena inútil). El mal que causa la
pena ha de ser el mínimo posible, si ese mínimo es más grave que el acto dañoso, ese acto no
puede constituir un ilícito penal (aunque exista una tipicidad formal), se debe buscar otro
mecanismo de respuesta que no sea la violencia.
6. PRINCIPIO DE AUTOTUTELA
Todo individuo tiene derecho a defender su persona y sus bienes cuando el Estado no está en
condiciones de prestarle auxilio para su defensa efectiva. Es una potestad básica que tiene todo
sujeto y que solo cede al Estado cuando éste cumple eficazmente su tarea de protegerlo. Si el
Estado no puede garantizar la defensa del individuo éste queda nuevamente librado a sus propias
fuerzas.
El principio se da en el marco de la convivencia social, de allí surge el valor de lo que se pretende
defender. Tiene dos dimensiones: la defensa propia y la defensa de aquellos con quienes vivimos
y aún bienes comunitarios.
Si se provoca un daño por necesidad, mediante la autotutela o protección de los bienes ya sea de
uno mismo o de terceros, no puede constituir acción ilícita. No se puede castigar a quien
solamente defendió sus bienes o los de terceros.
El principio de autotutela impide que sean ilícitos los casos de legítima defensa (ocasionar daños
como reacción ante la agresión de otra persona), estado de necesidad (reacción adecuada a una
situación de necesidad que no sea una agresión), derecho de resistencia a la opresión y
desobediencia civil (reacción frente a las agresiones de autoridades).
En los casos de autotutela el daño que se causa no debe ser superior al que se quiere salvar.
Existe ponderación de bienes, es decir para que no constituya un ilícito penal el daño ocasionado
como respuesta a la situación de necesidad debe ser menor o equivalente. En casos de situación
de necesidad colectiva, se debe diferenciar actos de protesta política de los actos de respuesta a la
situación de necesidad (Ej. dictaduras), que a veces surge cuando la agresión proviene de
autoridades que deben proteger bienes comunitarios y no cumplen sus funciones o hay
usurpación dictatorial de funciones. Para esos casos se admite la defensa individual o colectiva de
los bienes.
Con este principio, como señala Binder, no significa instaurar la justicia por mano propia, sino
que el Estado carece de legitimidad para castigar a la persona que dejó abandonada, no puede
esperar que los ciudadanos sufran daños o queden indefensos frente a determinadas situaciones.
(Diferente será la responsabilidad que pueda surgir sobre todo del Estado para reparar los daños
ocasionados por haber generado la situación de necesidad). Por tanto si la respuesta es adecuada a
la situación de necesidad la ilicitud no se puede configurar.
Ciertamente, en base a la diferencia que existe entre ordenamiento jurídico y sistema jurídico es
viable determinar que la coherencia normativa no es una característica descriptiva de los
dispositivos normativos creados por el legislador, sino una propiedad material realizable por los
intérpretes a través del saber jurídico o ciencia del derecho en el proceso de producción de
normas jurídicas.
Cuando los dispositivos normativos creados por el legislador e integradores del ordenamiento
jurídico, más no el sistema jurídico, suelen presentar incompatibilidad lógica, la misma debe ser
superada o resuelta por los operadores a través de la interpretación jurídica, la lógica jurídica y la
ciencia jurídica.
Esta contrariedad es mucho más evidente entre los dispositivos que integran el orden normativo
punitivo pues de un lado existen preceptos que prohíben determinadas conductas (imperativos
negativos) bajo amenaza de pena y de otro lado se tienen enunciados que ordenan ejecutar las
mismas conductas (imperativos positivos) bajo advertencia de coerción estatal.
De ahí que en materia penal resulte imprescindible analizar esta problemática de conflictos
normativos entre imperativos negativos “prohibiciones” e imperativos positivos “mandatos” bajo
el plano de la antinormatividad. Entendiéndose por antinormatividad la contradicción de la
conducta prohibida u ordenada con la totalidad del sistema normativo.
El principio de coherencia normativa permite consagrar la faceta final del “tipo material”
compuesto por un análisis de coherencia dentro del sistema jurídico que requiere unidad lógica o
ausencia de contradicciones entre la conducta que vulnera la norma penal y el sistema normativo
en su conjunto.
TEMA 7
Estos principios giran alrededor de la persona, que debe responder por la acción ilícita que realizó
dentro de un hecho; sin embargo, siempre se debe tener en cuenta que se encuentran relacionados
con todos los otros principios limitadores del poder punitivo. Estos principios limitan o en su
caso excluyen la posibilidad de que el Estado pueda ejercer su poder punitivo contra la
persona que cometió el acto ilícito.
1. PRINCIPIO DE CULPABILIDAD
Según este principio si la persona no actuó con cierto grado de libertad para optar por la acción
ilícita, el Estado no podrá reaccionar aplicando el poder punitivo sobre ella.
- Nexo entre la acción y la persona. Debe existir un nexo o relación entre la acción y la
persona que ha de recibir la reacción violenta del Estado. Ese nexo está constituido por los
denominados criterios de imputación subjetiva, es decir conocimiento y voluntad respecto
a la realización de la acción. Si no se establece ese nexo la reacción estatal se fundaría en
el hecho o en la persona de manera independiente, lo que no es admisible.
- Ejercicio de la libertad personal. La acción realizada debe ser parte del ejercicio de
su libertad personal, es decir que, conforme a las circunstancias, en el momento en que
realizó la acción tuvo alguna posibilidad real de dirigirla en sentido diferente al que se
pretende castigar. Si el Derecho le podía exigir otra conducta en esas circunstancias podrá
aplicar el poder punitivo, porque la persona actuó en libertad.
Si la persona no hubiera podido superar determinados condicionamientos como por
ejemplo una coacción que lleve a un miedo insuperable, o una situación de inexigibilidad
de otra conducta, no podrá atribuírsele culpabilidad, porque el Estado no puede exigir
conductas heroicas.
Por un lado, existen insuficiencias o alteraciones de las facultades mentales del individuo que
condicionan su actuar, esas condicionantes no surgen de la realidad sino de sí mismo.
Un segundo aspecto se da cuando si bien el marco de condicionantes puede ser real, esas
insuficiencias o alteraciones le impiden dirigir sus acciones en base a una adecuada comprensión
de esos condicionamientos. Es decir si bien puede optar, esa opción está totalmente afectada por
las dificultades de comprensión, las alteraciones o insuficiencias mentales le impiden comprender
su real significado o superar los condicionamientos.
Lo que interesa es que al realizar la acción esa persona se encuentre en ese estado. Debe haber
una graduación que influirá en el tipo y la cantidad de reacción (semi- imputabilidad). Si su
incapacidad es total debe salir del ámbito del derecho penal
Las causas que provocaron esa debilidad pueden ser diversas, provenientes de condiciones que la
persona no puede controlar (enfermedades, discapacidades congénitas) o que tiene especiales
dificultades para controlar (adicciones).
Según este principio, denominado también de anticipación suficiente, el castigo no debe ser
sorpresivo. Si el Estado no advirtió a la persona de manera suficiente sobre la posibilidad de su
reacción violenta, de modo que aquella se ha visto sorprendida por la existencia de esa
posibilidad el Estado no podrá ejercer ese poder punitivo.
Este principio propone la emisión de mensajes claros dirigidos a los ciudadanos y la formulación
de tipos penales con capacidad comunicacional exigibles a los legisladores, sin embargo, ambas
vertientes se encuentran cubiertas por el “principio de legalidad penal” en su dimensión ley penal
cierta.
Si el Estado fue quien influyó o indujo de manera determinante para que el individuo realice la
acción ilícita, no podrá ejercer el poder punitivo contra aquél. Si la sociedad o el Estado generan
determinadas condiciones generales de vida, que se convierten en condicionantes fuertes que
pueden limitar la libertad de una persona de manera grave o anularla, no puede haber
responsabilidad personal, por tanto la reacción punitiva se ve limitada.
Existen casos en que se utilizan técnicas para inducir al delito, en estos casos se observa la
presencia del agente provocador, si éste solo generó algunas condiciones para comprobar el
hecho (pre constitución de prueba) podrá autorizarse la reacción estatal, caso contrario no.
TEMA 8
Los efectos del principio de legalidad no solo se circunscriben a las exigencias de precisión en la
descripción de las conductas, sino también a la aplicación de la pena. Según este principio no se
puede sancionar, si la pena no ha sido previamente establecida a la perpetración de un
delito por una ley escrita y cierta.
Este principio en sus orígenes estaba estrechamente vinculado a la determinación de las penas,
por la arbitrariedad que existía en los regímenes monárquicos antes del siglo XVIII, esas penas
deberían estar claramente establecidas en la ley y ser el parlamento quien las elabore. Con el
nacimiento de las escuelas del derecho penal se produjo una pugna por establecer penas fijas o
indeterminadas.
- La pena no solo debe estar determinada previamente por el legislador (nulla poena sine
lege) sino que esa previsión debe fijar con claridad el tipo de pena o reacción estatal
permitida y el máximo de esa pena (presidio, reclusión, prestación de trabajo, días -
multa).
La pena que establezca el legislador al delito deberá ser proporcional a la importancia social
del hecho. En este sentido no deben admitirse penas o medidas de seguridad, exageradas o
irracionales en relación con la prevención del delito. Se deben distinguir dos exigencias: Por una
parte la pena debe ser proporcional al delito, es decir, no debe ser exagerada y por otra parte la
proporcionalidad se medirá con base en la importancia social del hecho.
El principio de proporcionalidad tiene sus efectos en dos ámbitos: Uno respecto a la relevancia
de la ilicitud y otro respecto a la reacción estatal ante esa ilicitud; sin embargo, se trata del
mismo principio.
En este contexto se puede determinar que en el momento de determinar la pena aplicable para el
caso se deberá tener en cuenta la relevancia de la ilicitud y el grado de responsabilidad.
Por este principio ninguna persona puede ser privada de toda su libertad.
Existen casos que por el principio de proporcionalidad se prohíben formas específicas de reacción
violenta porque en sí mismos superan toda proporcionalidad. Estas son algunas:
- LAS PENAS CRUELES E INFAMANTES: Una pena cruel que impone sufrimiento al
individuo que no tiene relación con el hecho o es de intensidad inadmisible. La pena
infamante impone deshonra y busca otras finalidades. Estas penas buscan destruir a la
persona por tanto son inadmisibles.
- LOS TRABAJOS FORZADOS: Es una pena prohibida por las condiciones concretas de
salubridad o el esfuerzo con el que el trabajo se realizaba, en los hechos sometimiento a
condiciones de esclavitud y manipulación de la interioridad
Toda actividad del Estado tiene una finalidad, en consecuencia, los usos de los instrumentos
violentos por parte del Estado deben tener una finalidad, la pena ha de tener una utilidad. Pero
la pena nunca puede ser mera retribución por el hecho, debe tener una utilidad no en abstracto
sino en cada caso concreto por lo que debe ser discutida en el litigio.
El sistema de garantías exige que la autorización excepcional a usar instrumentos violentos debe
buscar una finalidad social, no puede ser mero ejercicio de la fuerza o mera reacción. Todo juez
antes de autorizar al Estado el uso de violencia debe constatar la utilidad en el caso.
Del principio de utilidad de la pena o castigo por tanto surgen ciertas consecuencias:
- La pena debe cumplir un fin de prevención general y otro especial, como ejemplo y
como correctivo. Es decir un bien social a través del ejemplo de la pena (asustando,
convenciendo o evitando que el conflicto se propague y haya consecuencias peores) y,
pese a ser un castigo, la persona debe obtener algún beneficio para la vida en libertad.
Respecto a la persona el fin no puede ser expiación, arrepentimiento, sino un bien que le
sirva para su vida en libertad fuera del centro carcelario. Por ello también es inadmisible
un encierro a perpetuidad.
- El principio de última ratio que rige toda política criminal se debe tomar en cuenta
respecto a este principio en particular es decir, no basta determinar que la pena es útil en
ese caso, sino que no puede ser desplazada por otra medida más útil.
El principio de ilicitud personal ya fue tratado (tema N° 6), en otro contexto; sin embargo,
brevemente podemos expresar que los efectos de este principio no solo limitan o en su caso
excluyen la posibilidad del ejercicio del poder punitivo, sino también la aplicación de la pena.
La pena no puede extenderse a otras personas que no realizaron el hecho. Cuando concurren
en la realización del hecho un conjunto de personas, o sea es una tarea colectiva, se deberá
deslindar los actos por los que debe responder cada uno. El castigo recaerá sobre los que
realizaron el hecho, mas no sobre terceros como sus familia, grupo, etc.
TEMA 9
LA LEY PENAL
Ley penal es la expresión del poder público debidamente establecido, en la cual se señalan de
manera objetiva y justa los delitos, las penas y las medidas de seguridad. Es la disposición legal
que valora conductas convirtiéndolas en delitos, estableciendo la sanción subsecuente. Se halla
compuesta de precepto y sanción.
- La sanción está constituida por la pena o medida de seguridad, como consecuencia jurídica
para aquella conducta.
Por su parte la ley penal es la voluntad del Estado que describe las conductas delictivas,
es decir define delitos y establece sanciones. Es el ser. Toda Ley es la objetivización de la
norma, cuando una persona comete un delito no viola la ley sino la norma.
2. CARACTERÍSTICAS.-
EXCLUSIVA: Solo la ley penal puede determinar hechos ilícitos como delitos.
Interpretar la ley es descubrir su sentido, desentrañar su contenido y alcance. Para García Arán, la
interpretación es "la operación intelectual por la que se busca establecer el sentido de las
expresiones utilizadas por la ley para decidir los supuestos contenidos en ella y,
consecuentemente, su aplicabilidad al supuesto de hecho que se plantea el intérprete"
Es necesario descubrir el sentido de la ley para aplicarla a casos concretos, toda ley en el
momento de ser aplicada necesita ser interpretada. El juez debe establecer si el hecho que juzga
queda o no comprendido en el sentido de la ley, es decir relacionar lo abstracto de la ley con Io
concreto del hecho para determinar si se ha de aplicar o no aquella ley a ese caso.
5. PROCEDIMIENTOS DE INTERPRETACIÓN.-
El primero para establecer las relaciones de conexión de la ley penal con el resto del
ordenamiento jurídico, para comprobar cuáles son los hechos ilícitos que el Derecho
Penal puede amenazar con sancionar y cuándo esa sanción se la puede aplicar; ello
permitirá determinar el modo y la medida de la protección del bien.
6. TIPOS DE INTERPRETACIÓN.-
TEMA 10
1. INTRODUCCIÓN
Existe en el Derecho Positivo una categoría que se denomina ámbito de validez de la norma
jurídica, la cual se refiere al radio de acción sobre el cual la regla de conducta deja sentir su
influencia y aplicación.
Los ámbitos de validez de la norma penal que se tratarán a continuación son el espacial, el
temporal, y el personal y cada uno tiene una esfera particular sobre la cual la norma extiende la
aplicación de sus efectos.
Al hablar del ámbito temporal de validez de una norma jurídica, se refiere al espacio de tiempo
comprendido entre límites determinados en que esa norma subsiste o debe valer legalmente. Así,
se tiene que su ámbito temporal de validez será aquél en que la norma jurídica se considera
vigente.
En este contexto la validez temporal de la ley penal se refiere a la vigencia de ésta dentro de los
límites de su vida legislativa y las excepciones que extienden su vigencia más allá de tales
límites.
Una ley rige desde el momento de su publicación hasta que es derogada por otra ley. Sin
embargo, surge el problema de su aplicación a partir de la sucesión de leyes penales,
concretamente cuando la ley vigente en el momento del fallo es distinta de la que regía cuando se
cometió el hecho, modificando la situación jurídica del imputado. En este ámbito se pueden
plantear cuatro situaciones:
Ante esas posibilidades, se plantea la extractividad de la ley penal, es decir la aplicación de ésta
fuera de su período normal de vida legislativa. En este sentido la extractividad podrá configurarse
como:
Retroactividad: Aplicar una ley que no estaba vigente cuando sucedió el hecho, o
Ultractividad : Aplicar una ley ya derogada, es decir ir más allá del período de
su vigencia legislativa.
(Para algunos autores esta forma es simplemente irretroactividad, puesto que es aplicar la ley
vigente en el momento del hecho).
Como principio universal se consagra la irretroactividad de la ley penal, es decir, se aplica la ley
vigente en el momento de comisión del hecho, la ley penal solo alcanza a los hechos cometidos a
partir de que ella entra en vigor, no a los cometidos antes. Por ello, en relación con el principio
de legalidad siempre se exige la existencia de una ley previa ("Nullum crimen, nulla poena, sine
lege"), con la única excepción de la ley más benigna.
En el caso de que la ley posterior a la comisión del delito sea más benigna se aplicará como
excepción esta última. Es decir, como otro principio, la ley penal debe tener siempre efecto
retroactivo, si es más benigna, aún si existiera cosa juzgada, o hubiere existido otra en el tiempo
intermedio (entre la vigente en el momento del hecho y la vigente al dictarse el fallo), pues se
dice que si el Estado considera que un hecho ya no debe ser penado o debe serlo con pena menor,
sería injusto seguir castigándolo de la manera original.
Para considerarse una ley más benigna, deberá tenerse en cuenta todos los elementos que la
integran, no sólo estará en función a la duración de las penas (pena menor o más corta), sino a la
variación de su naturaleza, exigencias de punibilidad, formas de aparición del delito, etc.
El Código Penal Boliviano se refiere al ámbito de validez temporal de la ley penal en el Art. 4 y
la C.P E. en los Arts. 123, 116.
II. Cualquier sanción debe fundarse en una ley anterior al hecho punible.
La ley sólo dispone para lo venidero y no tendrá efecto retroactivo, excepto en materia
laboral, cuando lo determine expresamente a favor de las trabajadoras y de los
trabajadores; en materia penal, cuando beneficie a la imputada o al imputado; en
materia de corrupción, para investigar, procesar y sancionar los delitos cometidos por
servidores públicos contra los intereses del Estado; y en el resto de los casos señalados
por la Constitución.
Nadie podrá ser condenado o sometido a medida de seguridad por un hecho que no esté
expresamente previsto como delito por ley penal vigente al tiempo en que se cometió, ni
sujetó a penas o medidas de seguridad penales que no se hallen establecidas en ella. Si
la ley vigente en el momento de cometerse el delito fuere distinta de la que exista al
dictarse el fallo o de la vigente en el tiempo intermedio, se aplicará siempre la más
favorable. Si durante el cumplimiento de la condena se dictare una ley más benigna,
será ésta la que se aplique. No obstante lo dispuesto en los párrafos anteriores, las leyes
dictadas para regir sólo durante un tiempo determinado se aplicarán a todos los hechos
cometidos durante su vigencia.
En un sentido genérico, el ámbito espacial de validez de una norma jurídica, está referido a la
porción de espacio en que un precepto jurídico es aplicable, es decir, a la porción de terreno, de
espacio-territorio donde se pueda aplicar una determinada ley, en otras palabras, dónde tendrá
eficacia jurídica.
Se excluyen los delitos políticos por atentar solo contra un orden político. La única autoridad
competente para aceptar o denegar la extradición es el Tribunal Supremo de Justicia.
Los principios relativos a la validez espacial y la norma general sobre extradición que asume la
legislación boliviana se encuentran establecidos en los Arts. 1 al 3 del Código Penal, debiéndose
observar en los casos pertinentes el principio del Non bis in ídem. (imposibilidad de que el
Estado sancione dos veces a una persona por los mismos hechos).
En los casos previstos en el artículo anterior, cuando el agente sea juzgado en Bolivia,
habiendo sido ya sentenciado en el extranjero, se computará la parte de pena cumplida en
aquél si fuere de la misma especie y si fuere de diferente, el juez disminuirá en todo caso la
que se imponga al autor.
Ninguna persona sometida a la jurisdicción de las leyes bolivianas podrá ser entregada
por extradición a otro Estado, salvo que un tratado internacional o convenio de
reciprocidad disponga lo contrario.
La procedencia o improcedencia de la extradición será resuelta por la Corte Suprema.
En caso de reciprocidad, la extradición no podrá efectuarse sí el hecho por el que se
reclama no constituye un delito conforme a la ley del Estado que pide la extradición y del
que la debe conceder.
El ámbito personal de validez de las normas jurídicas se refiere a las personas o grupos de ellas
a las cuales las normas se refieren o han de aplicarse.
Las inmunidades más que limitaciones a la aplicación de la ley penal son obstáculos procesales
para la imputación, detención o procesamiento de determinadas personas. Así en nuestro Estado,
a los asambleístas de la Asamblea Legislativa Plurinacional no se les puede aplicar en los
procesos penales detención preventiva salvo delito flagrante.
El Art. 5 del Código Penal boliviano con la modificación que introdujo el Código Niño, Niña,
Adolescente en el 2014, hace referencia a la inexistencia de fueros o privilegios personales, pero
señala que la ley penal se aplicará a todas las personas mayores de 14 años de edad.
Por su parte la Constitución Política del Estado se refiere al ámbito de validez funcional en los
Arts. 151, 152, 160 num 6, 184 num.4
Son atribuciones del Tribunal Supremo de Justicia, además de las señaladas por la ley:
TEMA 11
EL DELITO
1.- Introducción
2.- Estructura y elementos del delito
3.- Clasificaciones de delito
4.- Algunas Escuelas y corrientes de la teoría del delito
Desde un punto de vista jurídico general, "delito es toda conducta que el legislador sanciona con
una pena" (Muñoz Conde).
Al estudio del delito y sus elementos se denomina teoría del delito. Esta teoría se funda, como
señala Jescheck, en la acción (Derecho Penal de hecho), no en la personalidad del autor.
"La teoría del delito es un instrumento conceptual para determinar si el hecho que se juzga es el
presupuesto de la consecuencia jurídico-penal prevista en la ley" (Bacigalupo).
La teoría del delito facilita la determinación de si un caso se configura o no como delito, estudia
los elementos que son comunes a todo delito: acción, tipicidad, antijuridicidad y culpabilidad.
El ordenamiento de la estructura del delito por medio de las teorías acerca de la acción, tipicidad,
antijuridicidad y culpabilidad, que explica el delito, se denomina Teoría analítica o estratificada
del delito. Ese ordenamiento en planos, niveles o filtros, se lo realiza solamente para efectos de
análisis, el delito no deja de constituir una unidad.
La Teoría analítica del delito ha ido evolucionando a través del tiempo, pasando por diversas
etapas y debates que han generado escuelas y corrientes, que poco a poco van se van superando,
transformando, ya que en la práctica, tal como señala el tratadista señala Creus: Salvo pocas
excepciones, las soluciones pueden ser unificadas.
3. CLASIFICACIONES DE DELITO.-
Existe diversidad de clasificaciones de los delitos tomando en cuenta distintos puntos de vista. La
importancia de aquéllas principalmente radica en que permiten penetrar en la naturaleza del delito
y ponderar sus alcances. Así se puede observar:
DELITOS DE ACCIÓN: Son delitos que consisten en realizar hacer una conducta que
se encuentra prohibida por el ordenamiento. Es decir resultan como consecuencia de una
conducta activa del hombre, que modifica el ambiente exterior o pretende modificarlo si
no se perfeccionó. Ej. Homicidio. (acción de matar)
DELITOS INDIVIDUALES: Los que pueden cometerse por una persona. Ej.: robo.
DELITOS COLECTIVOS: Solamente pueden ser cometidos por dos o más personas.
Ej. Sedición.
DELITOS COMUNES: Todos los demás delitos que se encuentran en el Código Penal y
otras leyes especiales. Ej. Homicidio.
POR LA EJECUCIÓN:
DELITOS SIMPLES: Aquellos que atacan un solo bien jurídico. Ej. Robo.
DELITOS DE RESULTADO: Cuando después del hecho delictuoso, esto es, después
de la acción o de la omisión, tiene que haber un resultado material, en el mundo exterior,
que califique la acción sin el cual no puede considerarse consumado tal delito Ej.
Homicidio.
Durante largos años la concepción de la acción ha sido objeto de fuertes discusiones doctrinales.
Se está en el campo de la dogmática penal, y aquí no cabe aceptar a la ligera una definición de
diccionario. El concepto de acción tiene un impacto directo en la estructura de la teoría jurídica
del delito, de la noción que se tenga de la acción un delito podrá no serlo, y viceversa. Asimismo,
de este concepto cuelga qué entendemos como autor, coautor, cómplice, etc.
Entorno al concepto de acción, entonces, han surgido varias teorías que han tratado de completar
su significado de la forma más precisa y/o adecuada posible.
Dos de las teorías que más estruendo han provocado en la dogmática penal son la causalista y la
finalista son las protagonistas de una interminable discusión que ha abarcado múltiples autores
durante de varios años.
LA TEORÍA CAUSALISTA surgió a fines del siglo XIX. Sus autores precursores son
Franz Von Liszt y Ernst Von Beling. Para esta corriente la acción es un movimiento
voluntario físico o mecánico que produce un resultado. La acción se considera como una
relación puramente causal "de resultado", ajena a toda valoración, no toma en cuenta la
finalidad en la conducta. El contenido de la voluntad (esa finalidad que se persigue, de la
que hablan los finalistas) se encuentra en la culpabilidad para esta corriente (como dolo o
culpa). El mayor énfasis para esta corriente está en el desvalor del resultado.
Es una teoría que explica al delito en función de las leyes de la naturaleza, todo lo
encuadra como una relación de “causa efecto”, dicho de otra forma la acción es un
fenómeno causal y/o natural que trae como consecuencia un resultado que puede consistir
en un delito. Se caracteriza por su sencillez para ubicar la culpabilidad, ya que para
atribuir la responsabilidad a la persona solo se requiere la comprobación de la causa,
tomándose al efecto como consecuencia que una persona siempre será culpable cuando se
acredite su acción como causa del resultado.
LA TEORÍA FINALISTA surge con el Finalismo de mediados del siglo XX, como
consecuencia de la teoría de la "acción final" elaborada por Welzel. Entiende la conducta
como un hacer voluntario final. Para los finalistas toda acción es conducta en cuanto
contenga una finalidad, en ese sentido en la teoría analítica del delito las valoraciones se
introducen ya en el plano de la acción típica al considerar la finalidad perseguida por el
autor. La relación psicológica entre éste y su hecho no reside - corno hasta entonces se
había pensado - en la culpabilidad, sino en la acción misma, no solo como voluntad de
acción sino como voluntad de acción final (tendente a un objetivo). El sujeto dirige su
voluntad hacia una finalidad. Por tanto para esta corriente el mayor énfasis está en el
desvalor de la acción.
Las personas actúan con una específica finalidad en sus hechos, y esa finalidad es
precisamente la que debe ser examinada tanto a la hora de encuadrar la conducta en el
contenido del tipo, es decir en la tipicidad. De otro lado, los diversos fines que orientan la
conducta del sujeto diferencia al que lo realiza de forma consciente y dolosa (que sabe lo
que hace y decide hacerlo) frente al que actúa imprudentemente (no quiere producir el
resultado e incluso puede no saber lo que hace). Ello debe suponer una distinta valoración
de la conducta y por ello, los elementos de la antijuricidad son también diferentes en el
tipo doloso y en el tipo imprudente.
Ambas corrientes en la actualidad aún tienen seguidores, más la última que la primera; sin
embargo, como ya se señaló las soluciones terminan convergiendo, mientras que van surgiendo
nuevas corrientes apoyadas en lo político y con mayor atención en los fines y fundamentos del
Derecho Penal
TEMA 12
1. LA CONDUCTA HUMANA.-
Aplicando la teoría del delito, para el examen de un delito concreto, será necesario previamente
comprobar la existencia o no de acción u omisión, es decir la conducta humana, para
posteriormente proceder al análisis de los demás elementos del delito.
La conducta humana se puede manifestar de dos formas: mediante un hacer, en actos positivos
o acción en sentido estricto, o mediante un no hacer, en actos negativos u omisiones, ambas
formas relevantes para el Derecho Penal ya que se estará frente a delitos de acción o delitos de
omisión. El hombre observa una conducta cuando quiere hacer o no hacer algo y su voluntad se
manifiesta en el mundo exterior.
En delitos de resultado y de peligro concreto se exige una relación de causalidad, un nexo entre
acción y resultado, es así que a través del tiempo se plantearon diversas teorías al respecto: La
Teoría de la Equivalencia de Condiciones o "Condictio sine qua non", la Teoría de la Condición
más Eficaz, la Teoría de la Causa Adecuada, la Teoría de la Causa Típica, la Teoría de la
Imputación Objetiva.
Es decir, un aspecto interno que implica ideación de la actividad que se transferirá al mundo
exterior, posibilidad de prever el desarrollo de la acción en el mundo exterior y, un aspecto
externo consistente en la manifestación de esa ideación, revelación al mundo exterior incidiendo
en él, trascendencia de la voluntad al mundo exterior con una finalidad.
Por tanto, en la omisión o acto humano negativo, se ha de observar igualmente dos elementos:
La omisión propia o pura consiste en la mera infracción del deber jurídico de actuar,
configura los delitos de omisión pura o propia.
La omisión impropia o comisión por omisión configura los delitos de omisión impropia
o comisión por omisión. Consiste en la imputación de un resultado prohibido a una
conducta omisiva en base a los siguientes presupuestos: Producción de un resultado
prohibido, causalidad hipotética y posición de garante.
Es importante efectuar una valoración de los hechos o reducir la conducta a su función negativa
para determinar la existencia o no de acción u omisión, ya que existen determinados casos que
penalmente no se consideran conducta, pese a intervenir una persona humana:
En consecuencia, faltará voluntad y con ello la acción u omisión como conducta cuando no haya
habido ideación para la actividad o inactividad, hechos involuntarios o que no se puedan prever.
Pero también no habrá conducta si no hay trascendencia de esa voluntad al mundo circundante
del autor, cuando no se ha manifestado, lo que queda circunscrito en la mente de aquél no es
jurídicamente relevante, no se castigan los pensamientos ("cogitationis poena nemo patitur").
A partir de las consideraciones anteriores, se observa claramente que toda la construcción teórica
relativa a la acción se refiere al Derecho Penal de acto, no al Derecho Penal de autor, ya que
solamente la conducta humana, traducida en actos externos puede ser calificada, tipificada corno
delito y generar una reacción penal, es necesario que el sujeto sea autor de un hecho (voluntario),
se le sancionará en su caso por lo que hizo, no por lo que es.
TEMA 13
TIPICIDAD
1. TIPO Y TIPICIDAD
Establecida la existencia de una conducta se debe pasar a ver si ésta se encuentra prohibida con
relevancia penal, es decir si es una conducta típica, si está establecida en la ley como posible
delito. El poder penal solo alcanzará a las acciones y omisiones típicas
En sujeción al principio de legalidad en su vertiente de: “nullum crimen sine lege” solo los
hechos tipificados en la ley penal como delitos pueden ser considerados como tales, ningún
hecho, por muy lesivo que sea, puede ser considerado delito si, al mismo tiempo, no es típico, es
decir si no está descrito en la ley penal. Ello no significa que se tengan que describir los
comportamientos humanos en sus mínimos detalles, lo que se hace es buscar una imagen
conceptual que englobe los comportamientos cuyas características esenciales sean comunes.
"La tipicidad es la adecuación de un hecho cometido a la descripción que de ese hecho se hace en
la ley penal” (Muñoz Conde). Es decir el comportamiento que coincide con el supuesto de hecho
legalmente establecido en algún tipo.
“La tipicidad es la adecuación del acto humano voluntario ejecutado por el sujeto a la figura
descrita por la ley penal como delito”. (Peña-Gonzáles & Almanza-Altamirano - 2010). Es decir
que la comprobación de la tipicidad indica que existe una correspondencia exacta entre lo que el
agente ha realizado y aquello que se encuentra escrito en la ley.
Tipicidad: “Característica o cualidad que tiene una conducta (acción u omisión) de encuadrar,
subsumir o adecuarse a un tipo penal (Girón 2013).
Finalmente es menester mencionar que se debe tener cuidado de no confundir tipicidad con
tipo:
Según Peña-Gonzáles & Almanza-Altamirano (2010), “El tipo es una figura que crea el
legislador para hacer una valoración de determinada conducta delictiva”.
Los elementos del tipo son aquellos factores, estados, referencias y modalidades que rodean al
tipo penal y forman parte de la descripción penal y son los siguientes: “los sujetos, el bien
jurídico y la acción”
De manera general en el tipo penal se puede identificar un tipo objetivo y un tipo subjetivo. El
tipo objetivo referido a la acción u omisión, el resultado, el nexo causal, etc.) y el tipo subjetivo
referido: al dolo a la culpa.
c) Objeto jurídico (Bien jurídico protegido). Es el valor, interés, ideal del orden social que
se busca proteger. Ej. La vida. Se lo identifica en la mención del título o capítulo dentro
de la parte especial en el Código penal.
d) Objeto material, La persona o cosa sobre la que recae la acción del verbo nuclear.
Denominado también objeto de la acción. Ej. en un homicidio "la persona"
g) Verbo rector del tipo. (o verbo nuclear): Es la conducta descrita en el tipo penal
expresada gramaticalmente
Genérico, cuando la figura no está cualificada por un ánimo determinado que pueda
mover a la persona.
Específico, cuando en la figura típica se pide un especial ánimo del agente ("con el
ánimo de..", "con el fin de.." "con alevosía", etc.).
Inconsciente, cuando se debía prever la norma de cuidado (se tenía que conocer lo
peligroso de su conducta) y se viola inconscientemente la norma.
Entre el dolo eventual y la imprudencia consciente existe una línea divisoria, que está en el
querer, que es propio del dolo, en la culpa no hay querer.
DESDE OTRO PUNTO DE VISTA, GENERAL, además se pueden identificar dos partes
en el tipo penal:
Una PARTE DESCRIPTIVA que se considera esencial en el tipo, referida a los elementos
objetivos o descriptivos, es decir que se pueden percibir por los sentidos, comprensible para el
común de la gente, y
Una PARTE NORMATIVA, referida a elementos normativos, que requieren una interpretación
jurídica, valoración judicial (Ej. Seguro)
Según sea una acción o una omisión y esté presente el dolo o la culpa, surgirán las estructuras
típicas fundamentales siguientes:
Tipos dolosos activos, aquellos que establecen una conducta activa o acción y dolo.
Tipos dolosos omisivos, los que establecen una conducta omisiva u omisión y dolo.
Cuando la acción no presenta alguna de las características requeridas por el tipo, nos encontramos
ante un caso negativo que desplaza la conducta como presupuesto para una pena. Se recuerda que
si no existe descripción de una conducta como prohibida en la ley (tipo), por muy reprochable
que parezca un hecho, no constituye delito y por tanto la acción no merece pena. Se está
hablando de ATIPICIDAD.
Existe, por otro lado, EL ERROR DE TIPO cuando recae sobre el conocimiento de cualquiera
de los elementos del tipo objetivo. Si el error recae sobre elementos ajenos al tipo, no tiene
relevancia a efectos de la tipicidad.
Desde el punto de vista de la exigibilidad al autor de que actúe sin error, éste puede ser vencible o
invencible. Vencible cuando el individuo lo pudo evitar empleando la diligencia normal que
estaba a su alcance en las concretas circunstancias del hecho. Invencible cuando el autor no pudo
en el caso concreto evitarlo empleando una diligencia normal. Si el error es vencible borra. el
dolo y deja la culpa, no obstante, si el tipo no admite la forma culposa también borra la culpa. Si
es invencible borra el dolo y la culpa.
Por otra parte se pueden identificar errores sobre el objeto de la acción, sobre la relación de
causalidad, en el golpe, dolus generalis, o aún sobre elementos accidentales.
TEMA N° 14
1. CONCEPTO DE ANTIJURIDICIDAD.-
La antijuridicidad no es una categoría propia del Derecho. Penal, sino un concepto válido para
todo el ordenamiento jurídico aunque según cada rama tendrá consecuencias distintas.
Por el principio de intervención mínima, el Derecho Penal selecciona por medio de la tipicidad
los comportamientos antijurídicos generalmente más graves, conminándolos con una pena. En
ese sentido, cuando una conducta sea contraria a las normas penales, se hablará de un
comportamiento penalmente antijurídico; sin embargo, no basta que la conducta sea típica sino
además que no se presenten circunstancias que la justifiquen (causas de justificación).
Dicho de otra manera, dentro de la relación de Antijuridicidad y Delito, debemos tener en cuenta
que no toda conducta típica es antijurídica. Aunque en la mayoría de los casos las conductas
típicas son también antijurídicas, existen situaciones donde causas de justificación, nos ponen
delante casos, donde una conducta es típica y la encontramos en el código penal, pero no
antijurídica, porque aunque típicas son consideradas lícitas conforme a derecho.
La antijuridicidad cumple una función de valoración, es un juicio de valor al hecho. Es decir, para
establecer la antijuridicidad de una conducta, se ha de hacer una valoración del hecho, solo así se
podrá saber si la acción es valiosa o desvalorada para el Derecho. La valoración deberá ser del
resultado pero también de la acción, y si en ésta hubo dolo existirá mayor desvalor que si hubo
culpa.
La valoración deberá incluir todos los datos relativos al modo de cometer el hecho. Puede
presentarse también el caso en que exista desvalor de resultado mas no exista desvalor de acción,
ese hecho no constituirá injusto penal. Por último, debe establecerse una estrecha relación entre
desvalores de acción y de resultado, el último debe ser consecuencia del primero, deberá existir
correlación entre la generación de riesgo no permitido y la plasmación de ese riesgo en la ofensa
al interés protegido.
La realización de un hecho típico genera una primera sospecha de que ese hecho es también
antijurídico, ya que el tipo describe el hecho prohibido, el hecho que el legislador busca que los
ciudadanos no realicen. Sin embargo, en algunos casos, por razones sociales, políticas o jurídicas,
esos hechos típicos son permitidos, el ordenamiento jurídico autoriza la realización de un hecho
que en principio se encuentra prohibido. En esa circunstancia, el indicio de antijurídicidad que
surge de la tipicidad, queda desvirtuado por la presencia de una causa de justificación, que
convierte un hecho en sí típico en un hecho totalmente lícito, en un hecho aprobado por el
ordenamiento jurídico.
"Decir que un comportamiento está justificado, equivale a afirmar que el autor de la acción típica
dispuso de un permiso del ordenamiento jurídico para obrar como obró...Una acción típica, por
tanto, será también antijurídica si no interviene a favor del autor una causa o fundamento de
justificación" (Bacigalupo).
Las causas de justificación, denominadas también causas de exclusión del delito, además de
convertir un hecho en lícito, impiden cualquier sanción al autor, al que no se le podrá imponer ni
siquiera una medida de seguridad, tampoco será necesario probar su culpabilidad ya que ésta
debe tener como presupuesto la antijuridicidad,
Más, para que exista una causa de justificación, debe concurrir un elemento objetivo y otro
subjetivo. No basta que se dé objetivamente la situación justificante, sino que además el autor
debe conocer la situación y querer actuar de la manera autorizada por el ordenamiento jurídico.
a) Legítima defensa
b) Estado de necesidad.-
c) Cumplimiento de un deber y el ejercicio legítimo de un derecho, oficio o cargo
d) Obediencia debida
a) LEGÍTIMA DEFENSA.-
Al respecto el Código Penal Boliviano en su Art. 11, parágrafo I), numeral 1) al referirse a la
legitima defensa dispone que está exento de responsabilidad: “El que en defensa de cualquier
derecho, propio o ajeno, rechaza una agresión injusta y actual, siempre que hubiere necesidad
racional de la defensa y no existiese evidente desproporción del medio empleado”
Falta de provocación suficiente por parte del que se defiende: El ataque constitutivo
de la agresión ilegítima, no tiene que haber sido provocado por el que se defiende, es
decir que voluntariamente no se haya colocado en peligro de que se produjera la agresión.
Y se habla de provocación suficiente en el entendido de que una simple broma o un
silencio no pueden constituir provocación suficiente para una agresión.
b) ESTADO DE NECESIDAD.-
Causa eximente de responsabilidad criminal, por la que una persona para proteger un bien
jurídico y evitar un mal propio o ajeno que suponga peligro actual, inminente, grave, injusto,
ilegítimo, e inevitable de otra forma legítima, menoscaba otro bien jurídico cuyo daño no puede
ser mayor al que intenta evitar, siempre y cuando el mal que intenta evitar no haya sido
provocado intencionadamente por el propio sujeto y éste no tenga obligación de sacrificarse por
razón de su oficio o cargo. Un ejemplo de esta situación sería el robo de algún medicamento que
sea requerido de forma urgente, para un infante, de suerte que si no se le administra
inmediatamente, la vida del menor corra peligro de forma inminente.
Actúa en estado necesidad el que ocasiona un mal por evitar otro mayor inminente. Como causa
de justificación la ley aprueba el sacrificio del bien de menor valor. (Art. 12 del Código Penal).
Que exista una situación de necesidad, es decir el conflicto entre dos bienes jurídicos, en
el que la salvación de uno de ellos exige el sacrificio del otro. Ello supone que el bien
jurídico que se trata de salvar esté en inminente peligro de ser destruido, peligro que ha de
ser real y objetivo, con más o menos fundamento por el que trata de evitarlo, no puede ser
meramente supuesto.
Que la lesión del bien jurídico o la infracción del deber jurídico sea necesaria. Que el
evitar el mal que amenaza al bien jurídico solo pueda ser conseguido realizando otro mal,
que ése sea el único camino posible. La necesidad también debe ser valorada de un modo
objetivo, aunque lógicamente teniendo en cuenta la situación concreta en la que se
encuentra el sujeto y las circunstancias y medios de que dispone.
1) Que el bien jurídico atacado sea de menor jerarquía que el que se pretende
defender. Es decir el mal que se procura evitar será más grave que el que se causa para
salvar el primero, aunque con las excepciones legales correspondientes.
2) El mal previsto debe ser inminente, es decir que el sujeto tenga que actuar
inmediatamente con la finalidad salvadora que exista proximidad del peligro, en un lapso
muy breve, en cualquier momento.
3) Que el mal que se trata de evitar no debe haber sido provocado por él, ni debe estar
obligado a soportar el mal que lo amenaza. Existen oficios o cargos que importan
funciones de riesgo.
En este caso se trata de la colisión del deber general de no realizar una acción típica, con el deber
especial de realizarla o con la autorización especial para ejecutarla. Se vulnera un bien jurídico
cumpliendo un deber o ejerciendo un derecho, cargo u oficio.
Para constituir causa de justificación, la acción deberá realizarse dentro de los límites legales y
conforme a derecho, lo cual se determinará mediante otras ramas y regulaciones del
ordenamiento jurídico. Ej. Para saber cuándo un policía actúa dentro de su competencia o
atribuciones, será necesario conocer las regulaciones correspondientes.
CUMPLIMIENTO DE UN DEBER: En este supuesto el Derecho "impone" el ataque. El
cumplimiento de un deber solo entrará como causa de justificación cuando colisione con otro
deber. Es necesario que el deber se encuentre taxativamente consagrado por la norma imperativa.
A decir de Bacigalupo, en este caso se daría un estado de necesidad, pero no por colisión de
bienes, sino de deberes.
El cumplimiento del deber que se justifica es el que se realiza dentro de los límites legales, sin
embargo, particularmente tratándose de autoridades, muchas veces puede ocurrir que
determinados preceptos que regulan sus atribuciones o competencia dejen espacios a la
discrecionalidad en su actuación; por ello, a fin de evitar excesos o desviaciones, deberá tenerse
en cuenta que por encima de cualquier reglamento, están principios generales de las causas de
justificación como la necesidad racional de la violencia y su adecuación proporcional al hecho.
Los ofendículos o defensas predispuestas son todos aquellos obstáculos o impedimentos que el
propietario de una finca coloca en los límites de la misma para impedir que personas extrañas se
introduzcan en la propiedad. Si existe alguien que lo intente, normalmente resulta dañado por el
obstáculo: de esta manera se protegen los bienes jurídicamente tutelados. Es necesario que los
mecanismos tengan la notoriedad suficiente y cierta estrategia para que no puedan dañar más que
a las personas que pretendan introducirse. De no ser así podrían responder por la comisión de un
delito.
El ejercicio de un cargo se puede ver como un caso específico de cumplimiento de deber (Ej.
policía). O el caso de ejercicio de un oficio o profesión: ciertas profesiones obligan al
cumplimiento de deberes o realización de actos que fuera del ámbito profesional no estarían
justificados; también la práctica de algunos deportes, que en algunos casos puede justificar
lesiones siempre que se observen reglas que disciplinan el deporte concreto.
d) OBEDIENCIA DEBIDA
El caso supone la existencia de una persona subordinada que está jurídicamente obligada a
cumplir la orden ilegítima de un superior (y que a veces esa orden puede constituir un delito).
Para considerarse causa de justificación, se tratará del cumplimiento de una orden antijurídica,
ilegítima, en virtud de obediencia debida, porque si se tratara del cumplimiento de órdenes lícitas
se estaría dentro del cumplimiento del deber como causa de justificación.
Tendrán que darse ciertos presupuestos respecto a la orden:
El subordinado, tiene un deber de examinar la orden recibida, aunque este deber es limitado, ya
que existe la presunción de legalidad respecto a la orden del superior.
Sin embargo de lo anterior, no existe uniformidad en la doctrina respecto a este caso como causa
de justificación. Así Creus, señala que el hecho que el subordinado esté obligado a cumplir, no le
quita el carácter de ilegitimidad a la acción que realiza, es decir sería un hecho justificado para el
que obedeció, mas no para el que ordenó, seguiría siendo un hecho ilegítimo por lo que se trataría
de una situación de inculpabilidad.
El Código Penal boliviano, prevé en los Arts. 11 y 12 las causas de justificación. El caso de
obediencia jerárquica lo contemplaba como causa de inculpabilidad hasta la reforma de 1997,
reforma que excluye esta causa.
TEMA 15
CULPABILIDAD Y PUNIBILIDAD
La culpabilidad cumple diferente función: puede concebirse como un elemento del delito o como
un principio limitador del Derecho Penal (porque sujeta la consecuencia jurídica penal a ella: no
puede haber pena si no hay culpabilidad).
La culpabilidad no ha existido siempre, nace de la evolución del Derecho Penal. Primero existía
sólo una responsabilidad objetiva, es decir una responsabilidad sin culpabilidad, con el Derecho
Penal romano se subjetiviza, nace la responsabilidad subjetiva o culpabilidad, en la época del
feudalismo nuevamente desaparece, (solo hay responsabilidad objetiva), con la llegada del
iluminismo al Derecho Penal reaparece la culpabilidad como principio, no se puede sancionar si
no hay relación anímica. Luego pasa a ser una categoría dentro de la teoría del delito.
La culpabilidad se refiere a la posibilidad de reprochar penalmente al autor la comisión de un
acto u omisión típica y antijurídica, teniendo en cuenta las circunstancias o condiciones en que
éste se ha desarrollado y las personales del autor. La culpabilidad exige una valoración del
comportamiento humano. El llamado “juicio de reproche” consiste en la valoración que se hace
cuando el individuo ha cometido un hecho ilícito.
2. ELEMENTOS DE LA CULPABILIDAD.-
Bajo este elemento se incluyen los supuestos de madurez psíquica y capacidad del sujeto para
motivarse. Es decir la edad que cada Estado establece y la salud mental.
Es la capacidad intelectual que tiene una persona de conocer y valorar la licitud o ilicitud de sus
actos, y guiar voluntariamente su conducta, es decir pasa por dos momentos: uno cognitivo, o
sea conocer o entender el acto y otro volitivo: dominar la conducta voluntariamente, es decir
conducirse conforme a aquél conocimiento. Si falta uno de ellos no hay capacidad de
culpabilidad, se estará frente a la inimputabilidad. Si se encuentra disminuida la capacidad de
conducirse conforme a aquél conocimiento se podrá ingresar a la semi-imputabilidad.
Puede darse de diversas formas: que esté en sus planes el colocarse en situación de incapacidad
para cometer el delito, por ejemplo que por motivos de romper su inhibición a la realización del
acto se coloque en incapacidad, o que conociendo que puede cometer el delito se coloque en ese
estado. En el primer caso se está frente a un delito intencional, en el último ante un delito
imprudente (incumplimiento del deber de previsión).
Error indirecto de prohibición. La persona sabe que su hacer está prohibido de manera
general, pero en el caso concreto cree que está actuando bajo una causa de justificación
(permisividad).
Ahora bien, desde el punto de vista de la exigibilidad al autor de que actúe sin error, éste puede
ser: Invencible o vencible, que podrá generar la exculpación o la atenuación en la sanción.
El ordenamiento jurídico establece niveles de exigencia mínimos que pueden ser cumplidos por
cualquier persona, a veces difíciles más no imposibles. El Derecho no puede exigir
comportamientos heroicos. Toda norma tiene un ámbito de exigencia, pero además deberá
determinarse los límites de exigibilidad individualmente, es decir según el autor concreto y el
caso concreto. Fuera de esos límites faltará el elemento de exigibilidad y por tanto no podrá
configurarse la culpabilidad.
3. PUNIBILIDAD.
Desde ese punto de vista la punibilidad constituiría una última categoría del delito, que no
siempre tiene que existir, pero que muchas veces el legislador por razones utilitarias puede exigir
para fundamentar o excluir la imposición de una pena. Las causas que la fundamentan son las
llamadas condiciones objetivas de punibilidad. Las condiciones objetivas de punibilidad son
circunstancias que condicionan en algún delito concreto la imposición de una pena. Si no se dan
las condiciones objetivas de punibilidad requeridas en el tipo, el Derecho Penal niega la
aplicación de la pena en los casos concretos.
También el Derecho Penal niega la aplicación de una pena, pese a la existencia de una conducta
típicamente antijurídica y culpable, cuando existen causas de exclusión de la punibilidad o
excusas absolutorias. Según las legislaciones, a veces se hallan referidas a la calidad del autor o a
circunstancias relacionadas con su persona (Ej. relación de parentesco, encubrimiento entre
parientes). Otras veces se establecen con relación a la actividad del autor, posterior al comienzo o
aún a la consumación del delito (cuando el agente contrae matrimonio con la víctima (rapto,
injurias retractadas). En otras ocasiones depende de la actividad de terceros (injurias recíprocas).
TEMA 16
ITER CRIMINIS
1.- Introducción
2.- Etapa interna
3.- Etapa intermedia
4.- Etapa externa
1. INTRODUCCION - CONCEPTO
El Iter Criminis (camino del delito), también conocido como grados de desarrollo del delito, lo
que significa cuando inicia y cuando termina el delito, es decir, es un proceso de realización del
delito, tanto interna como externa propia del comportamiento humano. La misma que presenta
una consecuencia jurídico-penal por lesionar o poner en peligro bienes jurídicos tutelados.
El delito, como toda obra humana, «nace, vive y muere» (MANTOVANI). Esa vida del delito se
conoce con el nombre de iter criminis. Ese camino vital abarca todas las fases de realización del
delito, que trascurre desde el momento en que nace en la mente del autor hasta el instante en que
se perfecciona su ejecución, pasando lógicamente por su necesaria manifestación de la resolución
criminal del autor en el mundo social
CONCEPTO
En palabras de PAVÓN VASCONCELOS, el iter criminis, que no es otra cosa que las fases a
través de las que se desarrolla el fenómeno jurídico al que llámanos delito, éste como producto
del hombre tiene un proceso que transita por etapas a las que en conjunto llámanos el “iter
criminis”, que va desde a ideación hasta el agotamiento.
Para CARLOS PARMA, el iter criminis es el derrotero que recorre el delito desde la idea del
autor, hasta que culmine plenamente objetivado en el mundo exterior.
En el mimo sentido, según ZAFFARONI, el iter criminis recorre desde la decisión que el autor
toma, en su esfera interior, hasta el agotamiento de la ejecución del delito. En este camino se dan
sucesivos momentos cronológicos, como la concepción, decisión, preparación, comienzo de
ejecución, culminación de la acción típica, acontecer del resultado típico y agotamiento del
hecho.
En efecto, el iter criminis, es el camino del delito, es decir, es la génesis en que aparece en la
psique del agente la idea o pensamiento hasta el momento en que se lleva a exteriorizar o
concretar el hecho punible.
Estas etapas no son igualmente relevantes desde el punto de vista jurídico-penal, así la simple
decisión de delinquir no manifestada al mundo exterior es irrelevante para el Derecho Penal, en
cambio la consumación del delito genera la imposición de una pena.
El proceso interno del iter criminis pasa por tres momentos sucesivos: ideación, deliberación y
resolución delictual.
Los hechos constitutivos de esta etapa no son punibles, rige el principio "cogitationis poenam
nemo patitur" (las ideas no son punibles), el pensamiento no delinque, y aun siendo los
pensamientos negativos no causan daño ni violan precepto penal alguno.
Como señala Ezaine Chavez, la violación subjetiva de una norma penal es insuficiente para
fundar una pena, interesará a la moral o a la religión, no al Derecho. Sin embargo, este principio
que es de aplicación universal no siempre fue respetado, particularmente en la época de la
Inquisición en la que creyendo tener potestad divina se pretendía escudriñar la conciencia de los
individuos y aplicando la tortura hacían confesar ideas criminosas para sancionarlas.
Agotada la fase interna con la resolución delictual, ésta puede o no manifestarse al mundo
exterior; de manifestarse, podrá pasarse a la fase intermedia o directamente a la fase externa.
Esta fase merece un estudio más detenido puesto que es una fase que interesa al Derecho Penal,
la ilicitud como se señaló se refiere a los hechos, no a las ideas. Generalmente las disposiciones
penales tipifican los delitos refiriéndose a su forma consumada, sin embargo en ocasiones
también es punible la conducta cuando aún no llegó a realizar todo el tipo.
Siguiendo el recorrido del iter criminis se llega al momento de la ejecución, en el que el autor
realiza el delito. No obstante, muchas veces el autor no consigue la ejecución perfecta, total del
delito, pudiendo en consecuencia presentarse alguno de los supuestos siguientes:
El delito frustrado es castigado con mayor pena que la tentativa puesto que es de mayor
gravedad que aquélla, el autor realizó todos los actos exigibles del tipo.
El delito imposible o tentativa inidónea, puede ser considerado como un supuesto de error al
revés. Se apoya en la creencia errónea de la idoneidad de la acción para producir el resultado
querido, es decir el autor cree realizar todos los actos integrantes del delito; sin embargo, éste no
se produce por inidoneidad del medio empleado, impropiedad del objeto (inexistencia o
inidoneidad). La ley castiga el delito imposible por el peligro que representa el autor. (Código
Penal Art. 10)
En el delito putativo el autor cree estar cometiendo un delito, sin embargo su comportamiento es
irrelevante penalmente, puesto que no existe el tipo. En consecuencia por el principio de
legalidad no existe responsabilidad penal. Se lo denomina también delito imaginario.
TEMA 17
PARTICIPACIÓN CRIMINAL
1) Introducción
2) Autoría. Clases
3) Instigación o inducción
4) Formas de participación criminal
La autoría en el derecho penal es un instituto sumamente importante, puesto que refleja ante la
comisión de un tipo penal la participación de los sujetos activos de un hecho delictivo. Cada
ordenamiento jurídico, legisla y configura su autoría y sus formas de participación criminal en
función al criterio del legislador según la política criminal establecida en el país. En el caso de
Bolivia la autoría se encuentra legislada en el capítulo tercero artículos del 20 al 23 del Código
Penal.
Normalmente los tipos contenidos en los códigos penales se refieren a la realización de delitos
por una persona; sin embargo, es común que en un delito doloso concurran varias personas.
En sentido restringido se debe distinguir quién o quiénes son los autores de los que no lo
son; los que no son autores serían partícipes, que pueden ser cómplices o pueden ser
instigadores.
2. AUTORÍA.-
La autoría implica intervención principal en la comisión de un hecho delictivo. Es autor quien
decide en líneas generales la realización del delito y el cómo de esa realización, es decir quien
decide si el delito se comete o no. Es quien tiene dominio sobre el hecho, puede seguir adelante o
detener el plan.
b) Autor mediato: Este autor no realiza directa y personalmente el delito, sino que se sirve
de otra persona (inimputable o que fue inducida en error), que es quien lo realiza. "Es el
que emplea como instrumento de su obra a otro sujeto que acciona (es decir actúa u omite
voluntariamente), pero ordenado voluntariamente por aquél en relación a la acción
típica..." (Creus). Por otra parte, para Villamor: Es el que se vale de un inimputable o
induce en error a otro.
Es una típica forma de participación. Es crear en otro la decisión al hecho punible. Se caracteriza
porque el inductor o instigador hace surgir en otras personas (inducidas), la idea de cometer el
delito, resultando ser el autor el inducido. Si el inducido estaba ya resuelto a cometer el delito,
antes de ser inducido, no se puede hablar ya de inducción.
El instigador por tanto es el que determina a otro al hecho sin ser el autor. El instigador debe
obrar dolosamente. Asimismo, los medios por los cuales se crea en el otro (instigado) el dolo del
hecho son indiferentes, aún cierta coacción o amenaza, mientras el autor no pierda el dominio del
hecho.
Existen casos particulares que no admiten la autoría mediata, ni la autoría directa o inmediata
valiéndose de quien no realiza la conducta; es decir que solo pueden ser ejecutados
personalmente por el autor (como la violación o el autoaborto). Estos delitos se denominan
delitos de propia mano y delicta propia, en estos casos no hay autor de delito sino autor de
determinación de otro al delito, o determinador.
El agente provocador, por otra parte, es el sujeto que instiga a otro a cometer un delito con fines
de investigación policial y que las legislaciones reservan solo para determinados casos. En estos
casos la instigación será lícita.
COMPLICIDAD.-
Es otra forma de participación, se trata de contribución a la realización del delito con actos
anteriores a la realización del hecho, o durante la ejecución pero con actos jurídicamente no
indispensables para la acción típica, o después de la consumación en virtud de promesas
anteriores (a la ejecución o su transcurso).
Cómplice es la persona que dolosamente facilita o coopera en la realización del hecho delictivo.
Sin embargo, esa contribución no decide la realización del hecho, solo la favorece, por ello se
castiga con una pena inferior a la del autor. Si toma parte en la ejecución de manera indispensable
para la acción típica podrá ser coautor.
ENCUBRIMIENTO.-
Tema No 18
CONCURRENCIA DE DELITOS
1. PLURALIDAD DE DELITOS.-
Un delito suele ser cometido por una persona o puede ser cometido por varias personas, en cuyo
caso se hablará de autoría y/o participación criminal. Sin embargo, en ambos supuestos existe
unidad de delito, es decir se trata de una sola acción y un solo delito, por lo que se aplicará un
tipo penal, una ley penal; sin embargo, en ocasiones se comete más de un delito por una o varias
personas, en ese caso se hablará de pluralidad de delitos
Se habla de concurso de delitos, cuando una o varias personas cometen, con una o varias acciones
dos o más delitos, que son valorados conjuntamente en un mismo proceso. Es decir el
juzgamiento se realiza por varios delitos cometidos, por los que no hubo condena anterior. Si
hubo condena anterior podría hablarse de reincidencia.
Al respecto es necesario aclarar que no se debe confundir acción con movimiento corporal, ni
acción con resultado. Así una sola acción puede contener varios movimientos corporales (Ej.
asesinato: comprar el revólver, cargar, acechar, apuntar, disparar); si hay pluralidad de
movimientos estos se considerarán como una única conducta si existe una única decisión. Por
otra parte, una acción puede producir varios resultados (Ej. con una bomba causar la muerte de
varias personas). Lo que determina es la voluntad, es decir el factor final (En el ejemplo. la
voluntad de matar).
Cada Estado de acuerdo con su política criminal, adoptará uno u otro o en su caso un sistema
mixto.
Se presenta concurso ideal cuando con una sola acción se infringen varias disposiciones legales o
varias veces la misma disposición (Ej. con una bomba se mata y produce daños materiales, o se
mata a varias personas).
Hay unidad de acción incluso en la finalidad y objetivo buscado por el agente. Será
imprescindible la unidad de acción, que se observará cuando la actuación corresponda a una
misma manifestación de la voluntad. Sin embargo, esa unidad de hecho tiene que dar lugar a la
realización de varios delitos (dos o más delitos).
En este tipo de concurso las leyes que son objeto de infracción no deben excluirse, es decir todas
ellas deben aplicarse. Al valorar plenamente el suceso en ese caso, todos los tipos delictivos
realizados por la acción son aplicables, aunque luego la pena total se determinará con ciertas
limitaciones. Nuestro Código Penal en su Art. 44 hace referencia al respecto.
El concurso real se da cuando concurren varias acciones o hechos, cada uno constitutivo de un
delito autónomo.
Respecto a la aplicación de la pena, nuestro Código Penal tanto para el concurso ideal como
para el concurso real en cierto modo sigue un sistema mixto, toma como base el sistema de la
absorción, es decir la aplicación de la pena que corresponde el delito más grave, pero deja al juez
la consideración de una agravación, hasta una cuarta parte en el concurso ideal y hasta una mitad
en el real
4. CONCURSO APARENTE DE LEYES PENALES.-
En el concurso de leyes, aparentemente, son aplicables diversos preceptos penales, pero luego de
una correcta interpretación se deduce que solo uno de ellos es el que realmente se puede aplicar.
Es decir, se presenta en casos en los que el delito cometido puede ser enjuiciado aparentemente,
al mismo tiempo, por varios preceptos legales. (Ej. la falsedad de un documento oficial para
cometer estafa, no se debe considerar como dos delitos diferentes); sin embargo solo una ley es
aplicable; como señala Bacigalupo: el contenido de ilícito punible ya está contenido en otro.
Finalmente, no se debe confundir con el concurso ideal, en el que, como se dijo, todos los
preceptos penales infringidos por la acción son aplicables, si bien con ciertas limitaciones
respecto a la pena total que se ha de imponer.
TEMA 19
TEORÍAS DE LA PENA
1. Introducción
2. Teorías absolutas
3. Teorías relativas
4. Teorías mixtas o eclécticas
1. INTRODUCCIÓN
Las teorías sobre la función de la pena pretenden determinar la función que la sanción penal o
pena tiene asignada y que, a su vez, permite establecer cuál es la función que posee el Derecho
penal en general.
Algunos penalistas contemporáneos que se adhieren al retribucionismo son Andrew Von Hirsch y
Urs Kindhäuser.
Las teorías relativas otorgan un fin ulterior a la pena, como prevenir futuros delitos. El
prevencionismo es la principal teoría relativa, y se divide en dos tendencias, el prevencionismo
general, dirigido a la sociedad como un todo, y el prevencionismo especial, dirigido al individuo
que cometió el delito. Ambas tienen subdivisiones, prevención positiva o negativa, dependiendo
del enfoque que tenga.
Sin embargo, la corriente positiva de la prevención general propugna reafirmar las expectativas
de cumplimiento de las normas jurídicas que cualquier persona tiene, y que se ven quebrantadas
cuando terceras personas cometen un delito. Defensor de esta teoría es el alemán Günther Jakobs,
que ideó el Derecho penal del enemigo.
Trata los efectos que tiene la aplicación de una pena en el individuo a la que va dirigida. El
principal objetivo de esta clase de prevención será evitar que aquel que ya haya cometido un acto
ilícito vuelva a tener tal actitud en el futuro. Así, la prevención especial no va dirigida al conjunto
de la sociedad, sino a aquellos que ya hayan vulnerado el ordenamiento jurídico. Uno de los
principales autores dentro de esta corriente es Franz von Liszt, autor del Programa de Marburgo.
El Estado debe velar por regularizar las conductas de los ciudadanos, buscando la creación de una
experiencia de utilidad, persuadiendo al sujeto de que no es conveniente delinquir ya que la
consecuencia será un mal mayor que la satisfacción procurada por el delito.
Esta es la finalidad que adopta la pena en el Sistema Interamericano de Derechos Humanos, de
acuerdo al artículo 5° numeral 6 de la “Convención Americana de Derechos Humanos”, la cual
señala expresamente que: “las penas privativas de la libertad tendrán como finalidad esencial la
reforma y la readaptación social de los condenados”
También se sostiene que es la teoría adoptada por el Código Penal del Estado boliviano, siendo
notorio en el régimen progresivo de la pena, culminando el mismo con la libertad condicional.
Estas sostienen que no es posible adoptar una fundamentación desde las formas teóricas antes
mencionadas, y proponen teorías multidisciplinarias que suponen una combinación de fines
preventivos y retributivos e intentan configurar un sistema que recoja los efectos más positivos de
cada una de las concepciones previas.
Dentro de esta corriente ecléctica están autores como Eberhard Schmidhäuser, Claus Roxin y
Eugenio Raul Zaffaroni.