Blavatsky, H.P

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HPB

La extraordinaria vida
e influencia de Helena Blavatsky,
Fundadora del Movimiento Teosófico Moderno

1. Helena Petrovna Blavatsky, fotografía de Isis, 1878

SYLVIA CRANSTON

Un libro de
Jeremy P. Tarcher/Putnam
publicado por
G. P. Putnam Hijos
Nueva York
1
CONTENIDO

Ilustraciones...
Cronología...
Prefacio...

Parte 1 VIDA EN RUSIA


1. Herencia...
2. Nacimiento en Momentos Difíciles...
3. Vida de Campamento...
4. Un Feliz Respiro...
5. Otra vez en la Senda...
6. El Año con los Abuelos...
7. Navidad en Ucrania...
8. Una Triste Partida...
9. Los Días en Saratov...
10. Extraños Sucesos...
11. Ensanchando Horizontes...
12. Cruce de Caminos...

Parte 2 BUSQUEDA MUNDIAL


1. Primeras Incursiones...
2. Una Noche Memorable...
3. El Nuevo Mundo y la India Madre...
4. Segundo Tiempo...
5. Sabios del Oriente...

Parte 3 LOS AÑOS DE MADURACION


1. Regreso a Rusia...
2. Maravillas Ocultas...
3. San Petersburgo y Rugodevo...
4. Regreso al Cáucaso...
5. Resumen de Viajes...
6. Travesía Tibetana (Parte 1)...
7. Travesía Tibetana (Parte 2)...
8. Travesía Tibetana (Parte 3)...
9. Una Extraña Visita...
10. Tiempo de Espera...

Parte 4 AMERICA - TIERRA DE PRINCIPIANTES


1. Primeros Tiempos en Nueva York...
2. El Apogeo del Espiritualismo...
3. Una Reunión Auspiciosa...
4. Primer Trabajo Público...
5. Nuevos Desarrollos...
6. Llega otro Colega...
7. Nacimiento de un Movimiento...
8. Un Cambio Psicológico...
9. Escritura de Isis sin Velo...
10. “Un Libro con una Revolución”...
11. La Lamasería...
12. La Gran Decisión...
13. Ultimos Días en América...
2
Parte 5 MISION EN INDIA
1. El Despertar de Oriente...
2. Llegada a Bombay...
3. Resistencia al Cambio...
4. Viajes a Norte...
5. Entre Buddhistas...
6. Simla -Capital Veraniega de la Soberanía Británica...
7. ¿Y los Fenómenos?
8. Arduas Travesías...
9. Cambio a Madrás...
10. La Necesidad del Cambio...
11. Visita a Europa...
12. Los Coulomb -Escándalo Hodgson...
13. Adiós a la India...

Parte 6 HORIZONTES ABIERTOS EN OCCIDENTE


1. Primer Año en el Continente...
2. “El Yago de la Teosofía”...
3. Viajando a Occidente...
4. Primeros Meses en Londres...
5. Un Encuentro con HPB...
6. Calle Lansdowne 17...
7. ¿ Premonición de las Guerras Mundiales?...
8. La Doctrina Secreta...
9. Un Nuevo Recluta...
10. La Sección Esotérica...
11. Conspiración Subterránea...
12. ¿Era Ella una Plagiaria?...
13. Nuevos Libros y Nuevos Lugares...
14. Mudanza a la Calle Avenue...
15. Ultimos Días de HPB...
16. Editoriales de Su Fallecimiento...
17. “¿Alguna Vez Encontró a Madame Blavatsky?”...

Parte 7 EL SIGLO SIGUIENTE


1. Propósito de la Búsqueda...
2. El Parlamento Mundial de las Religiones...
3. La Ciencia y La Doctrina Secreta...
4. De Yeats a Thornton Wilder y Más Allá...
5. El Mundo del Arte...
6. Mahler, Sibelius y Scriabin...
7. El Buddhismo se Muda a Occidente...
8. Catalizadores del Renacimiento de la Reencarnación...
9. Mitos, Sueños y el Inconsciente Colectivo...
10. ¿Madre de la Nueva Era?
11. Experiencias Cercanas a la Muerte y Concienca Cósmica...
12. No Sin Honor...

Agradecimientos...
Notas...
Bibliografía...
Indice...

3
---
Ilustraciones

1. Frontispicio: HPB 1878, Isis


2. escena del bote 1851; el día en que Blavatsky encontró por vez primera su Maestro
3. Los Metroviches en “Fausto” 1863
4. El Sello y Firma del XIVº Dalai Lama incluido en el prólogo de La Voz del Silencio
5. Caligrafía tibetana del Lama Panchen: sutra para edición china de 1927 de La Voz del
Silencio de HPB
6. Techo y columnas del templo descritas por un clarividente
7. Símbolos vistos por un clarividente en templo tibetano
8. Libro original de minutas de la primera reunión de la Sociedad Teosófica en la ciudad de
Nueva York el 8 de setiembre de 1875
9. Dibujo de W. Q. Judge del edificio de “La Lamasería” en Nueva York
10. Comedor en “La Lamasería”
11. Facsímil del juramento de Thomas Edison en su ingreso a la Sociedad Teosófica en 1875
12. Estampa india conmemorativa de 1975 con el sello de la Sociedad Teosófica
13. Cuartel General de la Sociedad Teosófica en Adyar; dibujo de W. Q. Judge de 1884
14. Nicholas Roerich, “El Portador de Paz a través de la Cultura”

Fotografías Centrales: HPB y los Colaboradores de la Teosofía


1. Helena Andreyevna Fadeyev von Hahn, madre de HPB
2. HPB de joven
3. Nadyezhda (Nadya) Fadeyev, tía de HPB
4. Vera Petrovna de Zhelihovsky, hermana de HPB
5. Fotografía de HPB inscrita para el Profesor Hiram Corson de la Universidad Cornell,
alrededor del año 1875
6. Henry Steel Olcott, Presidente-Fundandor de la ST
7. Williman Quan Judge, co-fundador de la ST
8. William Quan Judge, Ceylán 1884 (Sri Lanka)
9. HPB en ruta desde Nueva York a India, 1878
10. Patience Sinnett
11. Alfred Percy Sinnett
12. Damodar K. Mavlankar
13. Madame Blavatsky, Ceylán (Sri Lanka 1880)
14. Anagarika H. Dharmapala, misionero buddhista
15. Retrato de HPB por Hermann Schmiechen, 1885
16. Condesa Constance Wachtmeister
17. HPB en “Maycott” Norwood Superior, Londres 1887
18. Dra. Anna Bonus Kinsgford
19. Archibald Keightley
20. Bertram Keightley
21. General Abener Doubleday
22. William Butler Yeats
23. Æ, seudónimo de George William Russell
24. Annie Besant
25. Isabel Cooper-Oakley
26. HPB en su podómetro en la Calle Avenue 19, Londres, Inglaterra
27. Besant, Olcott y Judge en el jardín del cuartel general de la ST, Londres, Inglaterra
28. La famosa fotografía “Esfinge” por Resta, 1889
29. El “nido del cuervo”, Bombay, India
30. Residencia de HPB: Calle Lansdowne 17, Londres, Inglaterra, tomada en 1957
31. “El Mensajero” pintado por Nicholas Roerich en 1931

4
Cronología

Nota: Cronología modificada por la Cronología de Boris de Zirkoff in Collected Writings de H. P.


Blavatsky

1831 Nacida el 12 de agosto en Dnepropetrovsk (Ekaterinoslav), Ucrania. Hija del Coronel Peter
von Hahn y Helena Andreyevna née de Fadeyev, renombrada novelista fallecida en la juventud.
Nieta por el lado materno del Consejero Privado Andrey de Fadeyev y la Princesa Helena Pavlovna
Dolgorukov, quien supervisó su educación en Saratov y Tiflis, Cáucaso. Desde su niñez se destacó
por sus dotes de poderes psíquicos.

1849 Casada con Nikifor Blavatsky, un Oficial del Estado, de mucha más edad.

1849-50 Lo abandona y viaja por Turquía, Grecia, Egipto y Francia.

1851 Encuentra a su Maestro en Londres.

1852 Se embarca hacia Canadá a fines de año; pasa por Nueva Orleans, Méjico, Sur América,
Indias Occidentales, luego vía del Cabo y de Ceylán a la India.

1853 Intento fallido para entrar al Tibet. Regresa a Inglaterra vía Java.

1854 Vuelve a América, cruzando las Rocosas con una caravana de inmigrantes. Podría haber
visitado nuevamente Sur América.

1855 Abandona la India a fines de año, vía Japón y los Estrechos.

1856-57 Viaja por la India, Kashmir, Ladakh, partes del Tibet, Burma.

1858 Regresa a Europa vía Java, permanece en Francia y Alemania. Luego regresa a Rusia, llega
a Paskov para la Noche de Navidad.

1860 A principios de año parte hacia el Cáucaso, donde viaja entre las tribus nativas,
permaneciendo allí hasta 1864-65. Experimentó severas crisis físicas y psíquicas adquiriendo
completo control de sus poderes ocultos.

1866-67 Abandona Rusia y viaja extensivamente por los Balcanes, Egipto, Siria, Italia.
Retorna a Italia en 1867 y hace una corta visita a Rusia. Estuvo presente en la batalla de Mentana,
3 de noviembre de 1867 donde fue herida.

1868 Viaja a India y Tibet con su Maestro.

1870 Regresa a Grecia.

1871 Se embarca hacia Egipto y naufraga cerca de la isla de Spetsai el 4 de julio.

1871-72 Establecida en El Cairo. Viaja a Siria, Palestina y el Líbano en 1872, regresa por un
breve tiempo a Odessa.

1873 Luego de breves viajes a Europa Oriental, va a París durante la primavera. Por orden de su
Maestro viaja a Nueva York, llegando allí el 7 de julio.

1874 Conoce al Coronel Henry Steel Olcott en la granja de Eddy en Chittenden, Vermont, el 14 de
octubre.
5
1875 8 de setiembre, funda la Sociedad Teosófica junto al Coronel Olcott, William Q. Judge y
otros. Conferencia inaugural del Coronel Olcott el 17 de noviembre.

1877 Publica su primera gran obra, Isis sin Velo, durante el otoño.

1878 Se convierte en ciudadana americana el 8 de julio. Viaja a India con el Coronel Olcott el 17
de diciembre, se establece en Bombay.

1879 Publica su primera revista, El Teósofo, en el mes de octubre, lo que resulta en un veloz y
gran crecimiento del trabajo teosófico en India durante los años 1879-83.

1882 Se transfiere el cuartel general a Adyar, Madrás, India el 19 de diciembre.

1884 Viaja a Europa el 20 de febrero acompañada por Olcott y otros. Luego visita Niza y se
establece por un tiempo en París para trabajar en La Doctrina Secreta. Visita brevemente Londres.
Viaja a Elberfeld, Alemania durante el otoño. Viaja a Londres en octubre y parte rápidamente
hacia la India, llegando a Adyar el 21 de diciembre.

1885 Gravemente enferma en el mes de febrero. Se embarca hacia Nápoles el 31 de marzo,


abandona la India por su salud. Luego de una breve estadía en la Torre del Greco se establece en
Würzburg, Alemania, donde escribe gran parte de La Doctrina Secreta.

1886 Viaja a Ostende durante el mes de julio, visita Elberfeld en su camino.

1887 Transfiere su residencia a Londres en mayo, donde se encontraba la Logia Blavatsky.


Publica su segunda revista, Lucifer, en el mes de setiembre.

1888 Publica La Doctrina Secreta hacia fines del otoño. Funda la Escuela Esotérica.

1889 Publica La Clave de la Teosofía y La Voz del Silencio.

1890 Establecido el cuartel general europeo de la Sociedad Teosófica en el 19 de Avenue Road, en


Londres, donde fallece.

1891 Fallece el 8 de mayo. Es cremada en el Crematorio Woking, en Surrey, Inglaterra.

6
Prefacio

Hace cien años atrás, un periódico destacado de Nueva York, el Sun, inició una editorial
biográfica sobre la vida de Helena Blavatsky con estas palabras: “Una mujer que, por una u otra
razón, ha mantenido al mundo -primero a su pequeño mundo infantil y luego a dos hemisferios-
hablando de ella, discutiendo sobre ella, defendiendo o atacando su carácter y sus motivos,
uniéndose a su empresa o oponiéndose con toda fuerza; y que cuando fallece hay tanta telegrafía
entre los dos continentes como en el caso de un emperador, debe haber sido una persona notable.”
(1)
En una edición especial sobre este destacado personaje femenino en Rikka (Invierno de 1978),
el Dr. Paul Weinzweig, un director de las Naciones Unidas, habló sobre Helena Pretrovna Blavatsky
como:

una mujer totalmente culta en el ideal del renacimiento... Ella era una científica, una poeta, pianista,
pintora, filósofa, escritora, educadora y por sobre todo, una incansable guerrera por la luz... En su
búsqueda de la verdad y la fraternidad universal. H.P. Blavatsky se ganó mucha enemistad y numerosos
enemigos. Nadie como ella irritó las plumas del prejuicio religioso, el charlatanismo espiritista y la
pomposidad intelectual del siglo XIX. Era simplemente natural que por ello sus detractores la acusaran
de las mismas cualidades contra las cuales peleó casi a mano limpia con fortaleza gigantesca, gracia e
irreverente humor.

Charles Johnston, quien enseñaba Sánscrito en la Universidad de Columbia, habla de ella en


forma diferente:

La primera y más prístina impresión que recibí de Madame Blavatsky fue el sentimiento del poder y
liberalidad de su individualidad; como si me encontrara en la presencia de una de las fuerzas primarias
de la Naturaleza... Este sentido del poder de la individualidad no era como el que sentía ante la
presencia de alguna gran personalidad, que domina y arrastra a las personas que la rodean en la
insignificancia, y que tiránicamente somete su independencia. Este era mas bien el sentido de una
realidad profundamente establecida, un poder incansable de resistencia, un espíritu construido sobre los
mismos cimientos de la Naturaleza que alcanzaba hasta la exclusividad eterna de la Verdad.
Gradualmente, se advertía bajo esta impresión dominante de poder, un sentido sutil de gran bondad y
generosidad, una presteza para olvidarse de si misma por completo y abandonarse de corazón a las
vidas de los demás. (2)

Otro tributo llega de William Steward Ross, un autor y crítico notable y editor del The
Agnostic Journal de la época de HPB. Al fallecimiento de Blavatsky él escribió: “A pesar de su
tremendos logros y talento sin rival, ella no tenía vestigios de presunción o pedantería y tenía el corazón
simple de un niño... Sus seguidores son gnósticos en discusiones sobre tumbas de teleología, al respecto
de lo cual yo soy agnóstico. Para mí, Madame Blavatsky está muerta, y otra sombra ha caído sobre mi
vida... ¡´impostora´ sin duda! Ella era casi la única mortal que he encontrado que no era impostora...
una de los muy pocos que alguna vez me comprendió”. (3)
Este último comentario se refiere sin duda al muy publicitado informe Hodgson publicado en
el mes de diciembre de 1885 por la Sociedad de Investigaciones Psíquicas en Londres, que
determinaba que Madame Blavatsky “ha logrado el título del recuerdo permanente como una de
las más hábiles, ingeniosas e interesantes impostoras en la historia”. (Richard Hodgson, un hombre
que a los aproximadamente veinte años había ido a India a investigarla).
Este veredicto ha circulado desde entonces en biografías y enciclopedias y en los medios
siempre que se discute su vida y trabajo. Tiene un valor especial entonces que en 1986, el año del
centenario del Informe Hodgson, la Sociedad de Investigaciones Psíquicas misma publicó una
retractación de tres páginas para los periódicos y revistas líderes en Gran Bretaña, Canadá y los
Estados Unidos. Comenzaba con estas palabras:

7
MADAME BLAVATSKY, CO-FUNDADORA DE LA SOCIEDAD TEOSOFICA FUE INJUSTAMENTE
CONDENADA -ES LA CONCLUSIÓN DE NUEVOS ESTUDIOS.
El “desenmascaramiento” de la ocultista rusa, Madame H. P. Blavatsky, por la SIP en 1885 se encuentra
seriamente cuestionada, en la publicación en la Revista de la SIP (Vol. 53-abril 1986) de una enérgica
crítica al Informe de 1885.
El Dr. Vernon Harrison, anterior presidente de la Sociedad Real Fotográfica y antiguo Jefe de
Investigación para Thomas De La Rue, ha reexaminado el caso. El Dr. Vernon Harrison es un experto en
falsificaciones. El informe de 1885 fue escrito principalmente por Richard Hodgson, un pionero
australiano de las SIPs británica y americana, quien llegó a ser muy renombrado a través del caso.

La noticia de la retractación incluía un resumen de los párrafos del estudio de veinte páginas
del Dr. Harrison: “Según se avanza en el examen detallado de este informe, uno advierte más y más
que Hodgson... estaba predispuesto a usar cualquier evidencia, por trivial o cuestionable que fuera, para
implicar a HPB; él ignoraba toda la evidencia que podía ser utilizada a su favor. Su informe está
plagado de afirmaciones tendenciosas, conjeturas prejuiciosas, hechos o hechos probables, testimonios
no corroborados de testigos anónimos, selecciones de evidencias y falsedades categóricas.”
Harrison cita una declaración de HPB poco después de la publicación del Informe de
Hodgson:

Lo elaborado por el Sr. Hodgson son sólo investigaciones mal conducidas, falta de precisión,
infinito y paciente énfasis sobre los trucos y ceguera ante hechos de importancia, razonamiento
contradictorio e incapacidad múltiple para tratar con problemas tales como los que trata de resolver. No
me cabe duda de que, a su debido tiempo, será denunciado por otros escritores. (4)

Harrison añade: “Me disculpo ante ella por haber tardado cien años para demostrar que ella
fue veraz en sus escritos”. (5)
La retractación de la prensa mencionó que Blavatsky era co-fundadora de La Sociedad
Teosófica, fundada en Nueva York en 1875. HPB había llegado a los Estados Unidos en 1873 y
cinco años después se hizo ciudadana. Los otros fundadores principales eran el Coronel Henry S.
Olcott, que fue presidente y William Q. Judge. Olcott anteriormente había ganado fama y
reconocimiento como agricultor. Luego de servir en la Guerra Civil, era uno de los tres hombres
nombrados en comisión por el gobernador para investigar el asesinato de Lincoln. Más tarde se fue
abogado. Judge, un joven abogado irlandés-americano, más tarde jugaría un papel de liderazgo en
el movimiento, especialmente en América.
Los objetivos gradualmente formulados de la Sociedad, aún hoy aceptables, se veían en
tiempos victorianos como radicalmente innovadores. Estos eran:

1. Formar el núcleo de la fraternidad universal de la humanidad, sin distinción de raza, credo,


sexo, casta o color.
2. El estudio de las antiguas y modernas religiones, filosofías y ciencias, y la demostración de
la importancia de tale estudio; y
3. La investigación de las leyes inexplicadas de la naturaleza y los poderes psíquicos latentes
en el hombre.

Hoy, existen sociedades teosóficas y asociaciones que sostienen estos Objetivos en más de 60
países.
Consecuentemente con el Tercer Objetivo, HPB demostró privadamente los fenómenos ocultos
ante algunos de sus estudiantes con vistas a explicar las leyes operativas para su producción. Esto
lo hizo voluntariamente, en plena conciencia y bajo condiciones de buena iluminación, mientras que
los médiums eran el caso opuesto. Sin embargo, siempre que se producía algún fenómeno, surgían
fácilmente entre aquellos que no habían estado presentes, sospechas de su veracidad, como en el
caso de Hodgson, cuyas investigaciones se limitaban a interrogar a testigos o examinar sus
informes.
H.G. Wells una vez escribió que siempre había pensado, ante los fenómenos producidos por
“Mahoma, los Yoguis y Madame Blavatsky..., Allí nos sumergimos en alguna ley profunda -más profunda
8
que las leyes ordinarias de la naturaleza” (6) El celebrado crítico en arquitectura e historiador
cultural Lewis Mumford habló en su columna del The New Yorker (23 de mayo de 1964) sobre la
misteriosa predicción de HPB sobre “la destrucción de ciudades completas por una voladura
nuclear”.
HPB jamás asumió un papel conductor en la administración de la ST y durante diez años no
tuvo posición más elevada que la de secretaria corresponsal. Un año antes de su muerte ella fue
electa presidente de las ramas europeas. Al escribir a su hermana en Rusia, ella se lamentaba:
“¿Qué utilidad tiene todo esto para mi?... honores y títulos, están todos fuera de mi estilo”. (8) A
diferencia de muchos gurúes actuales, ella se negaba a aceptar dinero por sus enseñanzas, vivía
simplemente y murió sin propiedades.
HPB objetaría las palabras “sus enseñanzas”, porque jamás pretendió que le fueran propias.
Ellas las había aprendido, decía, de maestros que encontrara en sus viajes por Oriente. Ella los
llamaba adeptos, maestros de sabiduría o mahatmas (almas grandes). Ya sea que residan en
Oriente u Occidente, se dice que su trabajo y visión es global. Blavatsky fue la primera en
Occidente en hablar abiertamente de tales miembros avanzados de la familia humana como
producto natural de la evolución a través de la reencarnación. A lo largo de la historia, según la
Teosofía, ellos aparecen como grandes maestros de la humanidad y salvadores, como Buddha,
Krishna, Zoroastro, Moisés, Abraham y Jesús. Sobre este último, HPB escribió en su primer libro
Isis sin Velo (2:150-Edición Inglesa) que fue “uno de las figuras más grandes y de más clara
definición dentro del panorama de la historia humana”, aquél que “en vez de empalidecer con el
paso de cada siglo se pronuncia con mayor precisión y definición”.
Hoy, la idea de los maestros es tan familiar que en el Roget´s International Thesaurus, bajo el
título mahatma, se indican sinónimos al lector: experto; buena persona; ocultista; hombre sabio. (9)
Los teósofos afirman que el adeptado es accesible tanto a mujeres como hombres. (10)
¿Cómo se clasificaría la sabiduría de un sabio o maestro? ¿Es religiosa, científica, o
filosófica? Según la obra principal de HPB, La Doctrina Secreta, subtitulada “Síntesis de la
Ciencia, Religión y Filosofía” son las tres sintetizadas en una.
Lo que ha fascinado a quienes han estudiado La Doctrina Secreta es que la autora anticipa
muchos descubrimientos posteriores en sus campos. Cuando los físicos y los químicos de su época
se encontraban convencidos de que el átomo era el último componente constitutivo del universo,
ella afirmaba su infinita divisibilidad. Cuando los antropólogos de mala gana aceptaban la
antigüedad del hombre en unos cientos de miles de años, ella hablaba, tal como lo hacen los
investigadores del presente, en términos de millones. Ella consideraba reales esos descubrimientos
científicos posteriores, como la identidad de la substancia y la energía, la transmutación de los
elementos, la naturaleza ilusoria de la materia -que la materia no es lo que vemos; que el espacio no
está vacío, no habiendo vacuidad en ninguna parte; que la Luna no fue arrancada de la Tierra tal
como especulan los astrónomos, sino que es más vieja que la Tierra. ¡Los científicos se
sorprendieron al descubrir que las rocas de la luna recogidas por los astronautas eran más antiguas
que cualquiera hallada en la Tierra!
Un sobrino de Einstein señaló que siempre sobre su escritorio había un ejemplar de La
Doctrina Secreta (11). Otro testigo, Jack Brown, informó similarmente en un artículo, “Yo visité al
Profesor Einstein”.(12)
HPB tenía un grupo de amigos entre la comunidad científica, incluyendo a Thomas Edison:
Sir William Crookes, destacado químico y físico del siglo XIX, y Camille Flammarion, renombrado
astrónomo francés. Los tres, miembros de la Sociedad Teosófica. Otros miembros destacados eran
el filósofo americano William James y el General Mayor Abner Doubleday, héroe de la Guerra Civil
y reputado inventor del baseball. Un erudito, Doubleday legó su rara biblioteca a la ST, de la cual
había sido vicepresidente. HPB lo conocía bien cuando vivía en Nueva York.
Cuando posteriormente vivía en Londres, el poeta William Butler Yeats, otro miembro de la
ST, estuvo estrechamente asociado con el trabajo de Blavatsky. En una carta a un amigo él decía:
“ella era la persona viva más viviente” (13). Un reportero americano, luego de entrevistarla,
escribió en el Hartford Daily times (2 de diciembre de 1878): “Madame rió. ¡Cuando escribimos
que madame rió, sentimos como si dijéramos que la risa estaba presente! Porque toda la claridad y
frescura de la risa que jamás habíamos escuchado se encontraba presente, suya era la misma
esencia. Ella parece, sin duda, el genio de la modalidad que expresa en todo momento, tan intensa
9
es su vitalidad”. Desafortunadamente, sus fotógrafos en general sólo muestran el lado serio de su
naturaleza.
Han habido 18 largar biografías en idioma inglés de H. P. Blavatsky. Este volumen
-conmemorando el aniversario número cien del fallecimiento de HPB- es la primera biografía en
gran escala aparecida. A diferencia de sus predecesoras, se enfoca en las enseñanzas que ella
transmitió durante su vida, porque las siguientes no se pueden comprender aparte de las anteriores.
Así que, para preparar esta biografía, se han examinado todos los libros y artículos de Blavatsky,
totalizando casi diez mil páginas.
Igualmente valiosas son las cartas de Blavatsky. El escritor fue afortunado al recibir de Dara
Eklund, administradora legal de Boris de Zirkoff (editor de los Collected Writings de HPB) las
fotocopias de alrededor de 600 cartas coleccionadas por él durante un período superior a 50 años.
También recibió muy agradecido mucho material de otra blavatskyana sobre hechos notables de la
vida de HPB, no obtenibles en las fuentes usuales.
Recientemente, mucho del nuevo material se ha develado, incluyendo la correspondencia hace
mucho extraviada de Blavatsky con James Ralston Skinner, el erudito autor de La Clave para el
Misterio Hebreo-Egipcio en el Origen de las Medidas. Aunque Skinner había mencionado su
existencia, nadie sabía qué había en esas cartas. Estas se descubrieron en los archivos de la
Biblioteca Teológica de Andover-Harvard en la Universidad de Harvard. Este escritor tuvo su
pequeña participación en traerlos a la luz. El archivista Dr. Alan Seaburg escribió a ella (30 de
enero de 1984): “Si usted encuentra otras cartas de HPB en casa, por favor acuérdese de Harvard.
Las recibiremos agradecidos en nuestra colección”.
Una fuente invaluable de información descuidada por biógrafos anteriores se compone de una
gran cantidad de material publicado en Rusia pero aún no traducido. Mucho de este se ha
traducido al inglés mediante el trabajo de una joven emigrante rusa, Cathy Young, graduada con
honores en la Universidad de Rutgers y autora de Creciendo en Moscú. (14) El resto ha sido
traducido por otra nativa rusa Mary G. Langford, quien, hasta su retiro, enseñó ruso en el College
Occidental de California.
Este volumen, como indica su título, se refiere a la influencia de HPB así como a su vida. El
Autor Paul Zweig se sorprendió al descubrir que “dentro de un período de unos pocos años, la
Sociedad Teosófica revolucionaría el pensamiento oculto de Europa y América... Su Sociedad
Teosófica... florecería en India y Ceilán, llegando a ser allí un factor poderoso en el renacimiento
Hindú y Buddhista. Eventualmente tendría una influencia importante sobre el movimiento de la
independencia India”. (Ver “El Despertar de Oriente” en la Parte V de este libro).
Respecto de la influencia de HPB en Occidente, el historiador social Theodore Roszak escribe
sobre una de sus fases en su libro Animal Inacabado. En una sección de ocho páginas titulada “La
Doctrina Secreta de Madame Blavatsky” se refiere a ella como una de las grandes damas liberadas
de su tiempo” añadiendo:

Ella no podía sino arrojar fuego crítico y quemante con cada acto y palabra, en
especial cuando parecía desafiar las ortodoxias intelectuales más rígidas de la era. Aún hoy
hay personas que no habiendo leído ni una línea de sus escritos permanecen firmemente
convencidos de que ella era un fraude y una estafadora... Se recuerda a menudo [que] en los
años siguientes a la publicación de El Origen de las Especies, HPB fue la primera persona en
argumentar agresivamente a favor de un elemento más allá de lo físico en la evolución y
contra el naciente consenso darwiniano.

En sus dos trabajos principales, continúa, se encuentran “la primera filosofía de la evolución
psíquica y espiritual aparecida en el Occidente moderno. Sus esfuerzos, a diferencia de los
fundamentalistas cristianos, no rechazaba el trabajo de Darwin, sino que insistía en que este poseía
un enfoque exclusivo en el físico, omitiendo la vida mental, creativa y visionario de la raza humana;
en pocas palabras, omitía lo consciente, cuyo desarrollo seguía un sendero evolutivo muy diferente.
Darwin, simplemente no llegó tan lejos; la suya no era una teoría suficientemente grande como
para contener la naturaleza humana en su orbe”.

10
Observando a Blavatsky en perspectiva, Roszak comenta “con toda la crítica contra ella, HPB
permanece como un talento embrionario de nuestro tiempo... Por sobre todo, ella se encuentra
entre los brillantes psicólogos mundiales de la mente visionaria” (15).
En la Parte VII, se consideran otros aspectos de la influencia de HPB. “El Siglo Siguiente”, en
los capítulos sobre religión, psicología, literatura, arte, música y la Nueva Era, de la cual ella ha
sido llamada numerosas veces, la madre. El capítulo “Ciencia y La Doctrina Secreta”, incluye no
sólo su influencia sino indica en qué medida las enseñanzas de ese libro anticipan descubrimientos
científicos posteriores. También predice un gran cambio que ocurrirá en la ciencia entre 1888 y
1897. Los científicos de la época de Blavatsky plañían y lamentaban el hecho de que todos los
grandes descubrimientos en física, química y astronomía ya habían sido hechos y ya no había
nuevos mundos por conquistar. Luego, en 1895, 1896 y 1897, se anunciaron tres descubrimientos
que abrieron vastos campos de investigación que continúan hasta el presente, sin que haya ningún
final a la vista. Este capítulo provee la clave de por qué Einstein y otros científicos inicialmente
consultaron La Doctrina Secreta.
Hoy, todos los libros de HPB están impresos, muchos con varias ediciones. Sus escritos han
sido traducidos a todos los lenguajes europeos, así como al hebreo, árabe, tamil, hindi, chino,
japonés, vietnamita y muchos otros más. Esto parece apropiado, porque en espíritu ella era más
una ciudadana del mundo que de ningún país en especial.
En Rusia, los libros de Blavatsky se embanderaron bajo la ley zarista, tanto durante su vida
como luego que llegaron los Soviets. Este ya no es el caso, como señala el siguiente informe:

La madre tierra de Madame Blavatsky ahora está viva de interés por su vida y
trabajo... [en Moscú, el 18 de junio de 1990] se inauguró una exhibición sobre HPB como
premisa de la Unión de Escritores... la prensa de Moscú y la televisión cubrieron el evento y
varios millones de teleoyentes vieron la inauguración en un horario pico, cuando se anunciaba
que 1991 sería celebrado como el Año Internacional de Blavatsky, en el aniversario 100mo. de
su fallecimiento. (16)

Diremos más sobre este tema en el último capítulo, “No Sin Honor”. El año 1978 marcó el
100mo. aniversario de la adopción por parte de HPB como ciudadana de los Estados Unidos; un
país, dijo ella, “que amaba por su gloriosa libertad” (17).
Un año luego de su muerte, apareció una excepción al rechazo hacia HPB de los rusos en la
distinguida Enciclopedia Crítico-Biográfica de Escritores y Sabios Rusos. En un ensayo de 14
páginas sobre la vida de HPB, Zinaida Vengerov escribe:

No es posible compilar siquiera una lista aproximada de cada cosa escrita sobre
Blavatsky. Habiendo desarrollado un gran interés en su Teosofía en Europa Occidental,
Norte América e India, Blavatsky llegó a ser el sujeto de un tremendo cuerpo de literatura
panegírica y polémica: docenas de libros, cientos de revistas y miles de artículos en periódicos.
Su fama es tan grande que el diccionario biográfico londinense, Hombre del Momento, que
sólo dedica no más de una columna para algunos de los personajes más conocidos de hoy,
dedica tres a Blavatsky (18).

HPB ha sido llamada “la Esfinge del siglo XIX” y la fotografía tan conocida en la cual su
mano derecha descansa debajo de su barbilla y sus ojos miran directo a nosotros, ha sido llamada
“la Esfinge”. Podría ser significativo que Libros Time-Life seleccionara esa fotografía en su
campaña para promocionar las series populares de Misterios de lo Desconocido. Resplandeciendo
en pantallas de televisión y reproducida en circulares postales, millones de personas han observado
este rostro inolvidable acompañada por las palabras VENGA CARA A CARA CON LO
DESCONOCIDO- una confesión inconsciente quizás, de que el mundo todavía no ha juzgado
correctamente a HPB.
En esta, nuestra biografía, se atestiguan varios sucesos tendrán la oportunidad de relatar su
propia versión siempre que sea posible, para mantener la frescura y gusto del original. Esta
política, por supuesto, se aplica para nuestra principal testigo, Helena Petrovna Blavatsky.

11
La ola periódica
de almas abismales
retumba en lo más profundo
de nosotros.
Y nos eleva sin aviso
por sobre todas las miserias.
-Henry Wadsworth Longfellow

12
PARTE 1

Vida en
Rusia

Capítulo 1
Herencia

Al leer muchas cartas, entrevistas y escritos voluminosos de HPB, se encuentran sólo unas
pocas líneas sobre sus ancestros. Aparentemente, ella no tenía inclinación a jactarse de su linaje, a
pesar de lo destacado que éste era. Los investigadores se ven obligados a buscar en otras fuentes de
información.
Su madre, Helena von Hahn, era una famosa novelista cuyos libros al aparecer, “fueron
considerados como extraordinarios sucesos en la literatura rusa... Ella era reconocida como la igual
femenina del gran Lermontoff, y celebrados críticos como Belinsky le dedicaron artículos” (1).
Belinsky la llamaba la George Sand de la literatura rusa. (2) La abuela materna de HPB, la
Princesa Helena Pavlovna Fadeyev -con la cual Blavatsky vivió mucho de su niñez y juventud- era
una científica y artista de nota. La princesa pertenecía a una de las familias antiguas de Rusia, los
Dolgorukovs, que se remonta diez siglos hasta el Grand Duke Rurik, fundador de aquello que llegó
a ser el imperio ruso. Era también conocido como el Príncipe Rus, del cual Rusia deriva su
nombre.
En el trasfondo hereditario inmediato de HPB hay un stock ruso, francés, hugonote y alemán.
Más atrás, hubo también escandinavos, porque sorprendentemente Rurik no era eslavo sino un
Vikingo. En el National Geographic de marzo de 1985 bajo el título “Cuando los Rus invadieron
Rusia... la Huella Vikinga Oriental”, se lee:

Las raíces vikingas calaron hondo en el suelo ruso cuando los guerreros escandinavos y
los mercaderes conocidos como los Rus, crearon el primer estado organizado y dieron su
nombre a un futuro imperio. El legendario Rurik de los Rus fue Príncipe de Novgorod en 862
A.D. Mil años después su figura en bronce ornamenta un gran monumento en la plaza del
Kremlin de esa ciudad. Hacia el siglo XI un estado Rus centrado en Kiev se extendía desde el
Báltico hasta el Mar Negro.

Las crónicas más antiguas indican que Rurik y sus dos hermanos no invadieron Rusia sino
que fueron invitados a ir a ella. Hasta en una guía para la Unión Soviética lo menciona (3).
Blavatsky relata la legendaria historia en su artículo en Padre e Hijos de Turgenev: “Los eslavos le
imploraron que viniera y reinara en el país, está registrado que Rurik fue solicitado por los
delegados en estas ominosas palabras: ´Ven con nosotros gran príncipe... porque nuestra madre
tierra es vasta; pero hay poco orden en ella´.” A estas palabras HPB añade “sus descendientes
podrían muy bien repetir con tanta, sino con mayor, propiedad”.(4)
Entre los descendientes de Rurik de la línea ancestral de HPB se encontraba el Príncipe
Yaroslav, el Sabio y San Miguel de Chernigov, un príncipe canonizado. Más tarde vino el Príncipe
Yakov, el conocido favorito de Pedro el Grande.
El elemento francés entró a la familia cuando el bisabuelo de HPB, Príncipe Pablo, casó con la
Condesa Henriette de Plesis, hija de un noble y perseguido francés hugonote, que emigró a Rusia y
sirvió en la corte de Catalina la Grande. Este hugonote francés infiltrado en la heráldica Blavatsky
generalmente es pasado por alto por los escritores sin mayores comentarios, pero el coraje de los
hugonotes en medio de crueles persecuciones religiosas seguramente tuvo su efecto.
La hija del Príncipe Pablo y la Condesa Henriette era la abuela materna de HPB, la Princesa
Helena Pavlovna. Ella era una rareza para su tiempo. Los Colegios y Universidades no estaban
abiertas para las mujeres en Rusia y ella fue largamente auto didacta. Helena Pavlovna fue una
soberbia artista y música y hablaba fluidamente cinco idiomas. Estudió griego clásico y moderno,
enseñando posteriormente la base de ambos a HPB, quien era también muy eficiente en lenguas
extranjeras (5). El trabajo científico de la abuela se centraba en la botánica y la arqueología. Una
famosa viajera del mundo, Lady Hester Lucy Stanhope, escribió en un libro sobre Rusia.
13
En aquella tierra de barbarie encontré una mujer científica destacada, quien habría
sido famosa en Europa, pero... no había nadie para reconocer su valor científico. (6)

El trabajo científico de Helena Pavlovna fue reconocido por varios científicos de nota, entre
ellos Alexander von Humboldt, el geólogo Sir Roderick Murchison, uno de los fundadores de la
Sociedad Geográfica Real de Inglaterra- con quien ella se relacionó durante mucho tiempo
epistolarmente- y que nombró en su honor un nuevo fósil descubierto, Venus Fadeef (7). El geólogo
francés Hommaire-de-Hell quien pasó siete años en Rusia y escribió sobre su hospitalidad y logros
(8). Hasta hoy, Helena Pavlovna se aprecia en Rusia, como informa una de nuestras traductoras,
Cathy Young.
En 1813, a la edad de 23, la princesa se casó con Andrey Fadeyev, que trabajaba en el campo
administrativo y eventualmente fue gobernador de una provincia (9). Su bisabuelo, un capitán de
la armada de Pedro el Grande fue asesinado en la batalla de Poltava, cuando Rusia fue invadida
por el Rey Sueca Carlos XII. El abuelo de Andrey murió por las heridas en una de las guerras
turcas, mientras su padre fue muerto en 1812 en la invasión napoleónica. Para HPB debe haber
significado algo más que una historia académica cuando ella leyó sobre estas tremendas guerras en
las cuales sus propios parientes perecieron (10).
A pesar de disponer de cincuenta sirvientes, la Princesa Helena cuidaba sus propios hijos:
primero la madre de Helena Pretrovna, Helena Andreyevna; luego Catherine, la futura madre del
conde Witte, que llegó a ser primer premier de Rusia; después Rotislav, renombrado en su
momento como general, militar, historiador y reformador social (11); y por último Nadya o
Nadyezhda, sólo tres años mayor que Helena Petrovna y su amada compañera de juventud. Helena
Andreyevna dijo una vez a su madre: “Si yo te dijera que nuestra madre fue nuestra criadora,
cuidadora, maestra y ángel guardián, eso aún no describiría todo su sacrificio sin fin y amor
inegoísta que constantemente derramaba sobre nuestras vidas” (12). Más tarde, ella haría lo
mismo por su nieta, la futura Helena Blavatsky. †
------------------------------------------------------
† Con tres Helenas en la familia de HPB, afortunadamente para propósito de identificación, en
Rusia el segundo nombre siempre es el primer nombre del padre, con una última parte que significa
“hijo de” o “hija de”. Así, Helena Pavlovna fue nombrado por Paul; Helena Andreyevna por
Andrey; y Helena Petrovna por su padre, Peter. En Rusia, Helena se pronuncia usualmente Yelena
o Elena.
-------------------------------------------------------

Tampoco sus buenas acciones se confinaban a su propia familia: benefactora de los pobres,
Helena Pavlovna salvó muchas familias de la inanición y fundó un refugio para niños. (13) Como
Cristiana Rusa Ortodoxa, la abuela era profundamente religiosa y Helena Petrovna era
similarmente. La vieja dama diría: “Dios es todo lo sabio, todo lo bueno, ha creado todas las cosas
en el mundo de manera bella y útil” (14). Un escritor del siglo XIX recordaba que la princesa
“vivió hasta una edad extrema [!]... muriendo a la edad de 72” (15).

La herencia germana de HPB se puede rastrear a través de su padre, Pedro von Hahn, hasta
el famoso cruzado medieval Conde Rottenstern, cuya vida se salvó por el canto de un gallo cuando
un sarraceno entró a su tienda para asesinarlo. Por gratitud, el conde añadió Hahn- la palabra
germana para gallo- a su nombre.
Como condes y condesas, los Hahns eran muy conocidos en Germania y luego en Rusia, donde
los ancestros de Pedro emigraron varias generaciones antes de que él naciera. Durante los siglos
XVII y XVIII, no solamente el Nuevo Mundo atrajo a los perseguidos y aventureros, sino Rusia
también. HPB habla de esta infiltración occidental sobre el stock ruso, los nombres de los
emigrantes “se rusianizaban en algunos casos más allá de todo reconocimiento, ¡por ejemplo los
Hamiltons ingleses se convirtieron en los “HOMUTOFFS”! (17).

14
Pedro von Hahn hizo carrera militar, llegando a coronel antes de retirarse. Su padre, el
General Alexis von Hahn, recibió el reconocimiento especial por ganar una batalla decisiva en
Suiza, donde fue comandante de Zurich durante la ocupación rusa. El se casó con la Condesa
Elizabeth Maksimorva von Probsen, la abuela germana de Helena Petrovna, de quien la nieta
heredó su platinado y rizado cabello y su vivaz y buenhumorado temperamento. (18)
El padre de Helena Petrovna tenía otra clase de humor, la voluntad cáustica de un confirmado
escéptico. Culto e instruido, tenía poca inclinación por la religión o las cosas ocultas- “parloteo de
niñeras” las llamaba. Es interesante leer sobre sus reacciones ante los nacientes poderes psíquicos
de su hija.
Del lado de su padre estaba la tía abuela de Helena Petrovna (19). La Condesa Ida Hahn-
Hahn, una destacada autora germana, cuyos trabajos se publicaron tanto en el continente como en
Bretaña. Por extraña coincidencia, la madre de Helena Petrovna y su tía abuela se unieron en una
causa común. En el prefacio a la segunda edición de los Trabajos Complejos de la madre,
publicados en 1905, se encuentra lo siguiente:

En los 30 del siglo pasado aparecieron varias novelas en Francia, Alemania y Rusia, una tras
de otra en rápida sucesión, en las que se trataba por primera vez en la historia, las cuestiones
concernientes a la posición social de la mujer en todos sus aspectos. Desde estas novelas, se
puede buscar el comienzo del así llamado movimiento feminista y sufragio de mujeres en el
mundo occidental. Tres mujeres escritores fueron responsable de ello: la famosa George
Sand en Francia, la Condesa Ida H. Hahn-Hahn en Alemania y Helena Andreyevna Hahn en
Rusia [madre de HPB], escribiendo bajo el nombre de pluma Zenaida R-va. Ellas trataron de
mostrar con sus obras el desafortunado destino y la miserable posición social de la mujer,
forzada por las circunstancias a permanecer fuera del círculo de felicidad conyugal, o a
sobrevivir el completo naufragio de su matrimonio (20).

Helena Andreyevna consideraba otras injusticias aparte de aquellas infligidas sobre las
mujeres, ella se encontraba entre las primeras en hacerlo en Rusia. En su aclamada novela
Theophania Abbiadzhio, su heroína, al pasar una tarde por las casas de los ricos, observa a través de
la ventana y ve damas recargadas de plumas y brillantes. Teofanía pregunta involuntariamente:
“¿Cómo merecieron estas ventajas? ¿Cómo se justifican? ¿Por qué se les da todo mientras otras
merodean desprovistas de toda diversión y júbilo... cuando todo el trabajo, toda la labor radica
sobre estas despojadas?” Luego, pasando a través de una calle pobre con pequeñas y miserables
casas medio enterradas en la tierra, ella ve “los terribles rostros de los carboneros... Allí viven
todos los que mueven la actividad de toda la ciudad, pero son invisibles y olvidados por todos”. No
lejos de allí, los ricos disfrutan los fuegos artificiales, mientras que “a cien pasos de distancia toda
una familia muere de inanición sobre la tierra húmeda y siquiera un pequeño trozo de maná
celestial cae sobre sus cabezas para rescatarlos...” (21). En los libros de HPB encontramos el mismo
profundo interés por el sufrimiento de los demás. En La Voz del Silencio, que según decían
Tennyson tenía en su mesa de luz cuando falleció (22), se encuentras estas líneas:

Permite a tu Alma prestar oído a todo llanto de dolor como el loto desnuda su corazón
para beber el sol de la mañana.
No permitas que el Sol seque ni una lágrima de dolor antes de que la hayas secado por
ti mismo del ojo del que sufre.
Deja que cada ardiente lágrima humana caiga en tu corazón y allí permanezca; no la
apartes, hasta que el dolor que la causó desaparezca. (23)
Estas lágrimas, Oh tú, de corazón misericordioso, estas son los arroyos que irrigan los
campos de caridad inmortal. “Sobre ese suelo crece el florecimiento del Buddha a
medianoche, † sumamente difícil de hallar, aún más rara de ver, la flor del árbol Vogay... Sabe
que el arroyo del conocimiento superhumano... que has ganado, debe desde tú mismo... ser
derramado en otro lecho... Sus aguas puras y frescas deben ser utilizadas para endulzar el
amargo Océano de olas -aquél poderoso mar de dolor formado por las lágrimas de los
hombres. (24)

15
------------------------------------------------------
† Adeptado- “el florecimiento del Bodhisattva” [HPB]
-----------------------------------------------------

La carrera de Helena Andreyevna como escritora no comenzó hasta que su hija Helena
Petrovna tenía cinco años de edad. Ahora volvemos a éste, el nacimiento de su primer criatura,
cuando la madre tenía solamente 17 años.

Capítulo 2
Nacimiento en Momentos Difíciles

Helena Pretrovna nació cerca de medianoche en la madrugada del 12 de agosto de 1831 en la


ciudad ucraniana de Ekaterinoslav (Gloria de Caterina), construida por Catalina la Grande. Los
rusos la renombraron Dnepropetrovsk, en honor de Pedro el Grande y el río que fluye a través de
ella, el Dneiper.
El Dneiper tiene un significado especial en la historia rusa. A lo largo de este río -el segundo
más largo en Rusia, la dinastía Rurik se desarrolló. Hacia el siglo XI, el estado Rus centrado en
Kiev se extendía desde el Báltico hasta el Mar Negro. El río era la principal ruta de comercio hacia
Constantinopla (ahora Estambul).

Este río también tiene importantes asociaciones religiosas. Fue en Kiev que el descendiente de
Rurik, el Príncipe reinante Vladimir, se convirtió al Cristianismo, y ordenó a su pueblo aglomerarse
en el Dneiper para que los sacerdotes le administraran un bautismo masivo. Vladimir fue
canonizado por convertir a la Rusia pagana a la fe Cristiana (25). Parece irónico que 8 siglos más
tarde otro descendiente de Rurik, nacido en una ciudad sobre el mismo río, cuestionara
públicamente -como HPB lo hizo en sus obras- la eficacia de los sacramentos de la iglesia, como el
bautismo, para conferir la salvación sobre los participantes, siendo los no participantes condenados
por siempre. HPB, sin embargo, no era anti-cristiana. En su primer trabajo principal, Isis sin Velo,
ella evidencia que el libro “no contiene una sola palabra contra las enseñanzas puras de Jesús, sino
que denuncia su deformación en sistemas eclesiásticos perniciosos...”
Las circunstancias que rodearon el bautismo de Helena Petrovna son merecedoras de
mención. Cuando ella nació en 1831 había grandes sufrimientos en Rusia. El cólera asiático, la
más cruel y fatal de todas las plagas, había aparecido primero en las tierras Occidentales un año
antes y muy pronto sus estragos se extendieron por todo el Imperio ruso y a través de Europa.
Grandes pueblos eran arrasados en su letal camino. El hermano del Zar Nicolás, el Gran Duque
Constantino fue una de las víctimas. En la Rusia sureña, donde ella nació, muchos parientes de los
abuelos de Helena Petrovna, habían fallecido. Los ataúdes se apilaban en todas partes esperando
ser enterrados. Los labriegos pensaban que era un mal augurio nacer en tal momento.
Con toda la excitación, Helena nació prematuramente y con un estado de salud tan delicado
que la familia decidió el inmediato bautismo por temor que muriera antes y “con la carga del
pecado original en su alma”. Los familiares relatan sucesos dramáticos ocurridos:

La ceremonia del bautismo [en] la Rusia ortodoxa se produce con toda la parafernalia de
cirios encendidos y “pares” de madrinas y padrinos, cada uno de los espectadores y actores
sostenían velas de cera consagradas durante todo el procedimiento. Además, todos debían
estar de pie, porque en la religión Griega no se permite sentarse como en las Iglesias Católica
y Protestante durante los servicios religiosos. La habitación elegida para la ceremonia en la
mansión familiar era grande, pero la multitud de devotos ávidos de presenciar el bautismo era
aún mayor.
[La tía Nadya, tía niña de la bebé] de sólo unos pocos años mayor que su sobrina de 24 horas -
colocada como “apoderada” de un pariente ausente, se encontraba en la primera fila,
inmediatamente detrás del venerable protopapa. Sientiéndose nerviosa y cansada por haber
estado de pie casi durante una hora, la niña se sentó sobre el suelo sin que los mayores lo
16
advirtieran y posiblemente se adormeció por la habitación sobrepoblada y el calor del día del
mes de agosto. La ceremonia casi finalizaba. Los padrinos estaban justo renunciando al
Maligno y su voluntad, una renunciación enfatizada en la Iglesia Griega mediante tres
escupidas sobre el invisible enemigo, cuando la pequeña dama, jugando con su vela encendida
a los pies de la multitud, inadvertidamente prendió fuego a los flotantes mantos del sacerdote,
nadie [advirtió] el accidente hasta que fue demasiado tarde. [Varias personas, incluyendo al
anciano sacerdote, sufrieron quemaduras.]
Ese fue otro mal presagio, según la creencia supersticiosa de la Rusia ortodoxa; y la causa
inocente del mismo- la futura Madame Blavatsky- fue mirada a los ojos de todo el pueblo
como signada a una vida plena de vicisitudes y problemas. (26)

Pero también había un buen presagio, según el Calendario Juliano entonces corriente en
Rusia, la niña nació alrededor de la medianoche del 30/31 de julio. En los anales del folklore ruso,
tal persona está provista con poder sobre las fuerzas malignas, incluyendo demonios y brujas. (27)
Alguien podrá cuestionar si en realidad es un mal signo nacer entre gran sufrimiento, sea
enfermedad o cualquier otra causa. Uno recuerda un celebrado pasaje del Bhagavad-Gita, donde el
sabio Krishna instruye a sus discípulos de la siguiente manera:

Tanto yo como ustedes hemos pasado a través de muchos nacimientos... Los míos me
son conocidos, pero vosotros no conocéis los vuestros... Yo me produje a mi mismo entre las
criaturas... allí donde haya una declinación de la virtud y una insurrección del vicio y la
injusticia del mundo; y así yo encarno edad tras edad para la preservación de lo justo, la
destrucción de [la maldad] y el establecimiento de la rectitud. (28)

Los abuelos Fadeyev se mudaron a su mansión en Ekaterinoslav 16 años antes del nacimiento
de Helena Petrovna, cuando su abuelo Andrey fue nombrado presidente de la Oficina de Asuntos
Externos y su madre tenía un año de edad. Helena Petrovna misma, nació en este hogar (29).
Todavía existe y en 1991, en el 100mo. aniversario de su muerte, el visitante hallará una placa que
designa a la mansión como lugar histórico.
Pedro von Hahn estaba en Polonia en el momento del nacimiento de su hija, para sofocar el
levantamiento contra los conquistadores rusos en ese país. Regresó cuando Helena tenía seis meses.
Un año después, los von Hahn se mudaron a Romankov, una población militar no lejos de los
abuelos en Ekaterinoslav, y vivieron en una casa propia.

Capítulo 3
Vida de Campamento

Los von Hahn no permanecieron durante mucho tiempo en Romankov; ellos pronto se
mudaron a otras partes de Ucrania. Como capitán de artillería montada, Pedro frecuentemente se
mudaba de un lugar a otro. El abuelo Andrey, en su trabajo administrativo, también se mudaba a
varias partes de Rusia. Y como Helena Andreyevna y sus hijos a veces vivían con Pedro y otras
veces con los abuelos, Helena Petrovna desde temprana edad comenzó una vida de viajes y amplia
experiencia de variadas culturas y pueblos, quizás preparatoria para sus futuros viajes por el
mundo.
Cuando Helena tenía dos años (30), sobrecogió a la familia la primera gran pena, que se había
mudado desde otra ciudad ocupada por el ejército a lo de los abuelos. Su hermano bebé, Sasha, se
enfermó seriamente y no había ayuda médica disponible. Las lluvias de la primavera habían
enlodado los caminos y era imposible transitarlos a pie o a caballo. La pobre madre presenció la
lenta muerte de su hijo, sin ningún doctor para curarlo o aliviar sus sufrimientos (31).
Cuando se encontraba embarazada de su próximo hijo, Helena Andreyevna se mudó por un
tiempo a Odesa, un conocido centro cultural y punto de reunión para el Mar Negro. Andrey estaba
ahora allí, sirviendo en la barra de síndicos para colonizadores, familias que se aventuraban a venir
desde lugares tan lejanos como Alemania para establecerse en el territorio ruso recientemente
adquirido. Cuando Helena tenía tres años y medio, nació Vera, su hermana.

17
No mucho después Helena Andreyevna se reunió con su marido y nuevamente la familia se
mudó de un villorrio a otro en Ucrania. Este constante movimiento en la vida familiar significaba
una prueba muy cansadora para cualquier madre, pero más en especial para una de salud frágil.
Además, la vida vagabunda con Pedro “siempre fue como una nube negra sobre su cabeza” relata
de Zirkoff. “Tan pronto como ella se establecía y arraigaba a su hogar, tan pronto como había
conseguido amigos y cosas queridas a su corazón, la pesadilla de la espantosa palabra “transferido”
descendía sobre ella y la forzaba una vez más a abandonar todo esto detrás, mudándose a lugares
solitarios y extraños. Pequeños y sucios pueblos de provincia, aburridas cenas y tés con el pesado
humo de los cigarrillos, conversaciones eternas sobre caballos, perros, armas y cosas parecidas”.
(32)

Capítulo 4
Un Feliz Respiro

En la primavera de 1836, llegaron espléndidas noticias, Pedro y su compañía habían sido


transferidos a San Petersburgo. Rusia aún no tenía trenes. La jornada de 900 millas en vehículos a
caballo probablemente significaba una gran aventura para Helena Petrovna, pero para la madre
con una criatura de cinco años a su cuidado era algo muy distinto. Ella se asustó, sin embargo, ante
el prospecto de compartir la vida cultural de la capital de la nación -la ciudad más europea en
Rusia, casi a la par de Londres y París.
San Petersburgo no era novedad para Pedro, que había crecido allí y donde su familia aún
vivía. Durante su ausencia, sus hermanos obligadamente escoltaban a su hermana política a
museos, el teatro y la ópera. “Aquí en Petersburgo”, afirma el escritor Nekrasova, “era posible
encontrarse repentinamente cara a cara con gente que uno únicamente conocía por libros; era
posible ver a “grandes poetas” en persona” (33). En una galería privada Helena Andreyevna tuvo
una gran sorpresa y escribió a Catherine:

Me detuve ante una figura que me parecía familiar... al mirarla otra vez reconocí a
Pushkin. Me lo había imaginado moreno, pero su cabello no es más oscuro que el mío -es largo
y despeinado. Es bajo, con un rostro barbado, no es buen mozo, pero sus ojos brillan como
brasas incesantemente... El me miró varias veces y sonrió- obviamente había una expresión de
adoración en mi rostro “ (34).

A pesar de todas estas excitantes posibilidades, Nekrasova escribe que la madre no abandonó
a sus niños: “Como antes, ella tocaba duetos al piano con Lolo [Helena] y cantaba canciones con
ella, le enseñaba a leer y escribir y se deleitaba con las extraordinarias aptitudes y mente de su hija
de cinco años” (35) (Los sobrenombres de Helena Petrovna- Lolo, Lyolya y Lyolinka- son todos
diminutivos de Helena (36).
Desde su nacimiento, Helena “se convirtió en objeto del afecto y solicitud de su madre” y “a
pesar de los 70 años de Helena Andreyevna, ella alimentó y atendió la niña por si misma”, escribe
Catherine Nekrasova en su ensayo biográfico de la madre, publicado en 1880 en Russkaya Starina,
una revista histórica. Este jamás ha sido traducido para ninguna biografía de HPB y tiene un valor
especial, se basa en las cartas de Helena Andreyevna a su hermana mayor Catherine, las únicas
cartas de la madre de HPB que aparentemente sobrevivieron. Hasta ahora cualquier biógrafo de
HPB podía especular como quisiera sobre la relación de HPB y su madre. Así, Marión Meade en su
biografía Madame Blavatsky: La Mujer detrás del Mito, del año 1980 podía afirmar con
impunidad que la madre, involucrada en su carrera como novelista era “lago remota” para Helena
Petrovna, y que la abandonaba al cuidado y disciplina de una gobernanta. Meade luego afirma con
extraordinaria calma que la niña siempre vio a su madre con “profunda hostilidad” y quería
“matarla prematuramente” (37).
Mientras que en San Petersburgo, la madre continuaba sus estudios. Leía libros en alemán,
italiano e inglés, en todos los idiomas que conocía por si misma. Al inglés lo amaba en especial.
Luego de leer la reciente novela de Bulwer-Lytton, Godolphin, Helena Andreyevna decidió traducir
extractos al ruso y tímidamente sometió su trabajo para su publicación en una revista popular,
18
Biblioteca de Lectores. Ella se puso muy feliz por la aceptación y el editor la animó a escribir algo
de su propia cosecha. Así comenzó su carrera como autora.
Varias novelas de Helena Andreyevna se refieren al sufrimiento de una mujer casada no feliz.
Eran en parte autobiográficas, porque su vida con Pedro, que la duplicaba en edad, le había
proporcionado gran desilusión. (38) En El Juicio del Mundo ella escribe:

La fina, aguda y rápida mente de mi marido, como una regla acompañada por fina
ironía, caía todos los días sobre mi más brillantes, inocentes y puras aspiraciones y
sentimientos. Todo lo que yo admiraba, todo lo que aspiraba desde mi niñez, todo lo sagrado
a mi corazón era objeto de risa, o se me mostraba bajo la despiadada y cínica luz de su frío y
cruel razonamiento (39).

Llegó el momento para Pedro de ser transferido de San Petersburgo a la Ucrania y su mujer
se aterrorizó ante el pensamiento. En su última carta a su hermana Catherine desde San
Petersburgo ella escribe: “¡Admito que es espantoso recordar que será necesario regresar a alguna
Ormankov u Oskol! Oh Dios, dame fortaleza”. Ella llega pronto a la conclusión de que no era
necesario; había llegado el momento de separarse de su marido, al menos temporalmente; y se fue
a vivir con sus padres.
Su decisión coincidió con un cambio de importancia en la familia Fadeyev. Andrey había sido
nombrado síndico de las tribus buddhistas kalmucas en Astrakhan, así como para los colonizadores
alemanes de esa zona. Esta ciudad semi-oriental se sitúa estratégicamente en la boca del Volga,
donde el río fluye al Mar Caspio. Siglos antes, los ancestros vikingos de HPB pasaban por esta vía
en ruta a los mercados de Irán y el Lejano Oriente.
Andrey había sido ordenado por sus superiores proceder a San Petersburgo por instrucciones
sobre su nueva posición, y coincidió su llegada con el momento en que los von Hahns se
encontraban también allí. Cuando partió hacia Astrakhan, Helena Andreyevna y sus hijos fueron
con él. La madre de HPB relata: “ella partió bajo la protección y patronazgo de su padre, hasta el
otro extremo de Rusia. Ni la distancia de mil millas ni la dificultad ni los largos caminos la
atemorizaron” (40). El fideicomisado de Andrey Fadeyev sobre cien mil buddhistas produjo el
primer contacto de Helena Petrovna con una religión oriental.
Los kalmucos habían llegado originalmente de China hacia los años 1600. Cuando los
Fadeyevs y von Hahns vivían en Astrakhan, ellos visitaban al conductor kalmuco, el Príncipe
Tumen, que vivía en un fabuloso palacio en un templo buddhista que había construido. En sus años
de juventud, luego de la derrota de Napoleón por los rusos, había organizado un regimiento con su
gente y se había reunido al ejército ruso en su marcha triunfante a parís, por la cual el príncipe
recibió muchas condecoraciones del Zar. (41)
Helena Andreyevna vivió en Astrakhan durante un año y escribió dos noveles, una sobre la
vida kalmuca -más tarde traducida al francés- y otra sobre el Caúcaso, donde la familia había ido
últimamente para los baños minerales termales, por lo cual tal región es famosa.

Capítulo 5
Otra Vez en la Senda

Escarmentado por la partida de su mujer y solitario por la falta de sus apreciados hijos, Pedro
von Hahn rogó a su mujer que regresara. Pronto reasumieron su vida juntos vagando de un campo
militar a otro.
El primer lugar en que la familia se estableció fue Poltava, donde permanecieron más tiempo
que de costumbre. Aquí, la carga de la madre fue inmensurablemente alivianada cuando una
gobernanta, Antonia Kuhlwein, se ofreció hacerse cargo de los niños. Ella permaneció con la
familia durante muchos años como maestra y amada compañía Helena Andreyevna continuó con
las lecciones de piano de su hija mayor, posteriormente fueron contratados maestros profesionales
de piano porque la alumna progresó en música. Helena Andreyevna tenía una voz bella y en las
tardes tocaba y cantaba en el piano las canciones favoritas del folk ruso, mientras Antonia enseñaba

19
a bailar a los niños. Era un tiempo feliz, que proveía a los niños con recuerdos dorados de sus días
de niñez. (42)
Afortunadamente, mucho de lo ocurrido durante los años de crecimiento de los niños fue
registrado por la hermana más joven de Helena Petrovna, Vera. A la edad de 10 años, comenzó un
diario reconstruyendo los años previos mientras su memoria estaba fresca. (43) Su diario fue la
base de dos autobiografías, Cuando Yo era Pequeña y Mi Adolescencia. Ambas traducidas al inglés
para usarlas en la presente biografía, porque contienen información útil sobre las actividades de
Helena Petrovna y la suerte de la familia en su conjunto. Más tarde, cuando las hermanas eran
mujeres maduras, Vera continuó escribiendo sobre Helena “como una mujer con sus lados bueno y
malo”. Aunque ella “la amaba ardientemente, no se inclinaba a exagerar su valor”. Ella “no era
hostil a las enseñanzas aunque tampoco llegaba al punto de olvidar los ideales y verdades
superiores del Cristianismo bajo la luz del cual” ella creía “toda las enseñanzas morales y sublimes
de la antigüedad se habían sumergido”. (44)
Vera llegó a ser una autora notable por propio derecho. Sus relatos para los jóvenes, como los
de Louise May Alcott para la juventud americana, inspiraron varias generaciones de niños rusos.
Como registra el Review of Reviews de Londres, Vera también escribió para el público adulto; sus
trabajos incluyen 12 novelas, 6 historias, 2 obras -un drama y una comedia, ambas ganaron el
primer premio de la Nueva Universidad Rusa, y “libros para la gente” leídos en todos los pueblos
del país. (45) Ella escribió bajo el nombre de Vera Zhelihovsky, con el segundo apellido de su
marido.
Durante los días de Poltava, Vera tenía solamente dos años. Ella recuerda el momento en
Cuando era Pequeña, allí escribe:

Recuerdo que mamá siempre estaba enferma, y cuando estaba sana se sentaba durante
horas detrás de su cortina verde y escribía. El espacio detrás de la cortina se llamaba “el
estudio de mamá” y ni yo ni mi hermana mayor Lyolya jamás nos atrevíamos a tocar nada de
ese rincón, separado de la nursería solamente por la cortina. No sabíamos qué era lo que
mamá hacía allí durante días. Todo lo que sabíamos era que ella escribía algo.

Cuando Vera tenía seis años, se sorprendió al saber por Antonia que su madre escribía libros
y que aparecían primero en forma serializada en una revista junto con los escritos de otros autores
pagos por sus contribuciones.
“¿Mamá también recibe pago?” preguntó Vera.
“Sí, mucho dinero. Ella usa el dinero para pagar sus salarios a las gobernantes y los maestros
y para comprar libros necesarios para ella misma o para ustedes”.
“¿Te paga a ti también?”
“No” contestó Antonia, “ella no me paga nada. Yo consigo dinero del Zar y vivo con vuestra
familia sólo porque amo a vuestra madre más que ninguna otra cosa en el mundo”.
La historia de cómo Antonia llegó a recibir fondes del Zar es un relato tipo Cenicienta aún
más conmovedora que el cuento mismo. La fortuna le sonrió finalmente cuando fue aceptada en el
Instituto Catherine en San Petersburgo, fundado por Catalina la Grande para hijos de buenas
familias. Antonia se graduó con honores y al comienzo el Zar Nicolás I le entregó una medalla de
oro. Al preguntarle sobre su familia y enterarse que no tenía ninguna, él le ofreció una opción. Ella
podía ser conserje de la escuela o recibir una pensión de por vida. Ella eligió lo último, porque
deseaba ver el mundo (46).

La batería de Pedro se cambió de Poltava a otras partes de Ucrania. En la primavera de


1839, su enferma esposa fue con los niños a Odesa para un tratamiento de aguas termales.
Mientras se encontraban allí, Helena Adnreyevna consumó un plan largamente proyectado
-encontrar una gobernanta que enseñara a sus niños el idioma inglés- un lenguaje que ella
consideraba esencial para la buena educación. Pero ¿quién seguiría a la familia en sus viajes a
solitarios y desolados lugares? Una mujer joven de Yorkshire, Augusta Jeffers, consintió “soportar
todas las desventuras de los viajes” y permanecer con la familia “por siempre”. Cuando Miss
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Jeffers los abandonó varios años más tarde, una joven inglesa rusianizada fue contratada para que
los niños no olvidaran el inglés. (47)

Capítulo 6
El Año con los Abuelos

Luego de la estadía de la familia en Odesa, se sucedió otro monótono verano en Polonia,


donde Pedro von Hahn fue transferido. La salud de Helena Andreyevna no mejoró. Además ella
esperaba otro niño. Vassily Benzenger, un joven doctor provisto por sus padres la atendió
constantemente y vivió con la familia. (48) Cuando los padres de Helena Andreyevna se mudaron
de Astrakhan a Saratov, una gran ciudad sobre el Volga, donde su padre fue gobernador de la
provincia, ella y los niños dejaron a Pedro en Polonia y fueron a vivir con ellos; allí pasaron un año
feliz en un ambiente ideal. Su salud mejoró visiblemente y tenía mayor oportunidad para escribir.
En junio de 1840 nació un varón, Leonid. (49)
Sólo en este punto, cuando Helena Petrovna tiene nueve años, comenzamos a aprender sobre
sus características personales. Vera no había sido ayuda, porque tenía cuatro años menos, pero la
Tía Nadya, tres años mayor que Helena, parece recordar bastante. Ella informó a A. P. Sinnett,
primer biógrafo de Helena:

En su [Helena] niñez toda sus simpatías e intereses se dirigían hacia personas de clase inferior.
Ella siempre prefería jugar con los niños de los sirvientes y no con sus iguales y... debía ser
constantemente observada por temor de que escapara de la casa para hacer amigos con los niños
andrajosos de la calle. Más tarde en su vida, ella continuó teniendo simpatía hacia aquellos que se
encontraban en una situación de vida más humilde que la propia; y [ella] mostraba una
pronunciada indiferencia por la “nobleza” a la cual pertenecía por nacimiento. (50)
Ella era la niña más extraña, con una naturaleza dual. Una traviesa, la otra mística, con
inclinaciones metafísicas... Ningún escolar fue jamás más incontrolable o más lleno de las más
inimaginables tretas... Al mismo tiempo, cuando el paroxismo de la travesura había pasado, ningún
escolar antiguo podía ser tan asiduo en su estudio. Ella no podía ser convencida para abandonar
sus libros, que devoraba día y noche mientras durara el impulso. La gran biblioteca de sus abuelos
parecía entonces suficientemente grande para satisfacer sus ansias... (51).
Una cosa en particular producía problemas: Helena tenía la incómoda costumbre de decir a la
gente a la cara lo que pensaba de ellos -algo que no se hace en una sociedad educada. Esto
“incomodaba a muchos y colocaba a sus propios familiares en una situación sumamente
problemática”. Pero “ella era tan generosa, tan amorosa, que estaba dispuesta a dar todo a los
necesitados, hacer cualquier cosa por un amigo, y defender en cualquier forma a un injuriado”,
mientras que “jamás recordaba el mal o la injuria contra ella misma” (52) †
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† Años más tarde, uno de sus estudiantes recordó: “Una cosa era destacable en HPB. Ella nunca,
nunca tuvo malicia ni resintió críticas en forma privada, o nos hizo sentir que guardaba ninguna
traza de desaprobación en su mente, siquiera una sombra de sentimiento sobre lo pasado... Todo
era simplemente lavado y totalmente olvidado una vez que pasaba”. (Bertram Keightley,
Reminiscencias de H. P. Blavatsky, 25).
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Capítulo 7
Navidad en Ucrania

La primavera siguiente, la familia von Hahn se reunió en Malarossa, en Ucrania, donde el


clima era agradable y tibio. Helena Andreyevna tenía habitaciones amplias donde escribir. Vera
relata que la única recreación de su madre era la escritura; su único solaz y júbilo eran los niños
creciendo sobre los que depositaba todas sus esperanzas y cuidado”. (53)
Helena Petrovna decidió estudiar Alemán y Antonia le dio lecciones tres veces a la semana.
Sus progresos fueron tan excelentes que su padre exclamó: “Una meritoria descendiente de sus

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gloriosos ancestros, los reyes germanos de Hahn-Hahn von der Roeter Hahn, que jamás
aprendieron ningún idioma aparte del alemán” (54) †
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† La biografía de Meade no sólo retrata a la madre de HPB como indiferente hacia su hija sino a su
padre como una persona fría hacia ella. Meade compensa este rechazo diciendo que Helena
imaginó un viaje de tres meses con su padre a Londres y París.
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En el otoño Helena Andreyevna se enfermó seriamente. el Dr. Bezenger recomendó que fuera
inmediatamente a Kharkov para tratamiento médico, pero ella eligió esperar hasta la primavera e
ir a Odesa, donde tenía muchos amigos.
La autobiografía de Vera, Cuando Yo era Pequeña ‡ provee este íntimo retrato de la última
Navidad de los niños con su madre (55).

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‡ Los relatos de Vera fueron primero escritos para sus niños. Pocos años después, todos los niños
rusos leían las aventuras de Vera y Helena (Lyolya o Lolo).
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Llegó el invierno, todos los campos y caminos estaban colmados de nieve... Las puertas y
ventadas atrancadas y selladas, el fuego crepitaba brillante en las estufas; las tardes eran largas y
los días grises y tan breves que las lecciones debían finalizar con la luz de velas. Justo para la
estación de Navidad no había ni un simple suceso memorable que quebrara la monotonía de
nuestra vida. Antes de Navidad, papá viajó a Kharkov y regresó con muchos regalos para nosotros.
También trajo muchas cosas que mamá llevó a su habitación, “utensilios de cocina”. No prestamos
atención a todo eso por examinar nuestros libros ilustrados.
Esa tarde se nos llamó a la sala; vimos a todos reunidos allí a la luz de una sola vela; papá la
apagó tan pronto todos entramos.
“¿Qué es ésto? ¿Por qué no hay luces?” preguntamos.
“Esperen y verán” respondió mamá.
“¡No te muevas!” me dijo Antonia, tomándome de los hombros. “Quédate quieta y mira justo
delante de ti”. Permanecimos quietos y en silencio. Mis ojos se abrieron más, pero no pude ver
nada.
Repentinamente, hubo un destello, un trazo ígneo azul corrió a lo largo de la pared como un
relámpago.
“¿Qué es eso?” exclamé.
“¡Mira, mira que lápiz tiene mamá! ¡Mira lo que está dibujando!” llegó la voz de papá feliz.
Un rostro con una nariz aquilina y orejas asnales relampagueó sobre la pared, luego otra
figura y una tercera... según la mano de mamá se movía suavemente aparecían y brillaban modelos
y figuras... “¡Lean!” ella dijo.
Y leímos las palabras ígneas que desaparecían al instante, “¡Lolo y Vera son loquitas!”
“¡Bien, esto si es algo!” gritó Lyolya y rompió en risa. Avanzó hacia mamá. “¡Muéstrame
mamita! ¿Qué es eso? ¿Con qué escribes?”.
“¡Aquí está!! dijo mamá con un fuerte trazo sobre la pared, encendiendo el primer fósforo
fosfórico que jamás habíamos visto. Los fósforos de sulfuro comenzaron a usarse en Rusia hacia
los años 1840. Antes de eso, el fuego se encendía con yesca...
Luego llegó la víspera de enero de 1842 [la Navidad rusa]. ¡Era un día triste, pesado y gris!...
Estuvimos solos casi todo el día; se nos dijo que mamá estaba enferma y sabíamos que cuando lo
estaba permanecía en su cuarto, no nos sorprendió que Antonia permaneciera con ella todo el día, o
la constante ausencia de papá. Solo vino para la comida con Miss Jeffers, comió su borscht
rápidamente, nos miró a través de sus anteojos, pellizcó mi mejilla, retó a Loylya y diciendo que
estaba muy ocupado nos dejó otra vez solos. Luego de la comida, Miss Jeffers se fue también, no se
veía a nadie.
Lyolya y yo nos sentamos quietamente en la habitación en penumbra, suspirando
secretamente por nuestras festividades de fin de año, recordando los regalos de la abuela, la
22
maravillosa fiesta de Navidad y preguntándonos si harían una fiesta de Navidad en Saratov sin
nosotros o, por el contrario, si estimaban a Nadya demasiado crecida para un entretenimiento
infantil como un árbol de Navidad...
Fuera, en la oscuridad amarilla del crepúsculo, los copos de nieve volaban y el viento ululaba
en la chimenea, entonando su aterradora canción nocturna.
Hasta Lyolya, siempre tan alegre y descuidada, se veía algo deprimida...
Repentinamente, se abrió la puerta, y Annushka entró con Leonid en sus brazos, acompañada
por su gorda hermana Marya... nuestra costurera y ama de llaves. Ambas se sentaron junto a la
pared, sonriendo y mirando primero hacia nosotros, luego hacia la puerta, como si esperaran algo...
Cuando la puerta se abrió una vez más, entró Masha, la mucama de mamá...
“¡Vengan jóvenes damas!” dijo. “¡Mamá desea verlas!”
“¡Oh!” Lyolya lloró y se golpeó la frente con su mano “¡ya se de qué se trata!” Se abalanzó a
la puerta corriendo a la habitación de mamá. Naturalmente, yo corrí detrás de ella; pero sólo
cuando llegué a la habitación me di cuenta de lo que sucedía. Un bello e inesperado árbol de
Navidad brillaba iluminado justo en el medio de la habitación. ¡Había juguetes bajo el árbol y
mamá, Antonia, papá, Mis Jeffers y los demás lo rodeaban sonriendo por haber estado arreglando
el árbol todo el día y engañándonos con tanto éxito! (56)

Capítulo 8
Una Triste Partida

Llegó la primavera y como la salud de Andreyevna no había mejorado, todos la acompañaron


a Odesa, salvo su marido, que no podía abandonar su trabajo.
Al escribir la historia de la madre de HPB, Catherine Nekrasova entrevistó al Dr. Bezenger y
Vera e informó:

A pesar de todo el cuidados y los esfuerzos del entonces renombrado Dr. Geno en
Odesa, ella empeoró según pasaban los días, en particular por las sangrías en las que creía
firmemente la medicina de ese momento... Ya débil, ella se debilitó aún más y la acercaron a
la tumba. Ella temía que sus padres no llegaran a tiempo y comenzó a escribir una carta de
despedida... Agradecía a sus padres cálidamente por todo e imploraba a su madre no olvidar
los niños. (57)

La llegada de sus padres y hermanas le inspiró nueva vida y por un mes glorioso fue casi ella
misma otra vez. Como la recuperación parecía inminente, se hicieron planes para que todos
regresaran a Saratov y vivieran allí permanentemente. (58) La madre y hermanas de Helena
Andreyevna, Cathy y Nadya, todas fuertes nadadoras, viajaron por una temporada para nadar en
el bello Mar Negro y Helena Petrovna se hizo una experta nadadora.
Sin embargo, muy pronto, la salud de Helena Andreyevna declinó rápidamente y murió en los
brazos de su madre el 24 de junio a los 29 años de vida. La familia fue sacudida por el dolor y los
niños estaban inconsolables (59). Entre el público lector de Rusia, la muerte de Helena Andreyevna
fue lamentada universalmente. Belinsky redactó este epitafio:

La paz sea en tus cenizas, extraordinaria mujer, ¡víctima de los ricos talentos de tu
propia sublime naturaleza!... Te agradecemos por tu breve vida. No en vano ella floreció
como una flor fragante y exuberante de profundos sentimientos y excelsos pensamientos. ¡Tu
alma está en esta flor y no habrá muerte para ella! (60)

En los meses previos a su muerte, Helena Andreyevna estaba plena de pensamientos por sus
hijos. Nekrasova relata en una carta a Catherine (18 de noviembre de 1841) que ella expresaba
preocupación sobre su futuro “porque parecía que ella moriría muy pronto” añadiendo: “El tema
de su futuro no la dejaba en paz; ella quería darles una buena educación “fundamental”, pero “no
había medios salvo su pluma”. Nekrasova destaca su preocupación especial por Helena Petrovna:

23
Las gobernantas para su hija mayor eran inútiles según ella, las sobrepasaba. Helena
Andreyevna comenzó a pensar en enviarla al Instituto Odesskii, aunque la educación del
Instituto era contraria a sus convicciones fundamentales; pero de los dos males este habría
sido el menor. El pensamiento de su propia enfermedad la atormentaba, en particular a causa
de este tema. (61)

Vera registra que según pasaban los años, su madre se afligía más sobre Helena, “aquella
dotada desde la niñez con una naturaleza excepcional” (62) y que cuando yacía en su lecho de
muerte pronunció estas proféticas palabras: ¡“Ah bien, quizás sea mejor que muera, porque así no
veré lo que pasa con Helena! De una cosa tengo certeza, su vida no será como la de otras mujeres y
sufrirá mucho.” (63)
¿Qué era lo que temía que su hija sufriera? Quizás estas palabras de su novela El Ideal
tengan la respuesta:

Toda mujer destacada, en especial una escritora, será perseguida por el mundo... El
hombre con un intelecto superior es suficientemente intolerable al mundo, pero la posición de
una mujer, colocada por la naturaleza por encima de la multitud es realmente desesperada.
El monstruo de cien cabezas de la opinión pública la declarará inmoral, arrojará suciedad
sobre sus sentimientos más nobles... sus dotes intelectuales, su talento serán vanos ante la
multitud; ella será como un criminal rechazado por la sociedad. (64)

Helena Andreyevna misma había experimentado esta clase de malevolencia por parte de
mentes de provincia. (65)
En otra de sus novelas, El Juicio del Mundo, la heroína, en su testamento de muerte, declara
que “los miembros de este espantoso tribunal son todos personas cobardes. Desde la vergonzosa
roca donde han apoyado mi cabeza... imploro aún con las palabras finales en mis labios: “¡No
temáis!” Es la esclava de los fuertes y sólo arruina al débil.” (66) Estas son palabras sobre las
cuales Helena Petrovna debe haber llorado, así como sobre todas las otras historias de su madre
aparecidas en una edición de cuatro volúmenes un año después de la muerte de Helena Andreyevna
-un legado viviente para sus hijos.

Capítulo 9
Los Días en Saratov

Poco después de morir Helena Andreyevna, sus hijos se mudaron permanentemente a


Saratov. El terrible viaje por las vastas estepas de Rusia ayudó a aliviar su dolor. Se atravesaron
desiertos y los caballos de los dos grandes coches de los Fadeyev se cambiaron por camellos -para
delicia de los niños.
Pasaron un día y una noche en los cuarteles de verano de los Buddhistas Kalmukos de
Astrakhan. El Príncipe Tumen extendió una bienvenida real a sus viejos amigos y proveyó una
fascinante visión de la vida nómada del desierto. La Princesa Helena, bien versada en las
costumbres buddhistas kalmukas, explicó todo a sus nietos. Ella les contó sobre la rueda de
oración: “si los buddhistas están demasiado cansados o demasiado ocupados para orar, ellos
simplemente giran la manija tan rápido como pueden, desarrollando oraciones y arrollándolas de
nuevo.”
“¡Tontos!” exclamó Vera, Helena retrucó: “bien, también hay tontos entre nuestra gente. ¿No
es la misma cosa dar vuelta a la manija que murmurar las oraciones sin ningún pensamiento...?”
Cuando ella les recordó cómo gritaba a las mucamas el ama de llaves de los Fadeyev mientras
rezaba ante los iconos, todos rieron.
En la nueva fase de su vida en Saratov, los niños tuvieron tres nuevas maestras, además de
Antonia. Una era una gobernanta francesa. Henriette Peigneur, una belleza distinguida en los días
de la Revolución Francesa. Sinnett escribe:

Su relato favorito para los niños consistía en la descripción de aquellos días de gloria y
excitación cuando [ella fue] elegida por los “gorros frigios rojos”, los citoyen rouges de París,
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para representar en festivales públicos la diosa de la Libertad... Día tras día había sido
conducida triunfalmente por las calles de la gran villa en gloriosa procesión. La misma
narradora era entonces una horripilante anciana, encorvada por los años, y se veía más como
la tradicional Fée Carabosse que cualquier otra cosa. Pero su elocuencia era conmovedora y
las niñas jóvenes que formaban su audiencia voluntaria se excitaban muchísimo por la
brillantez de sus descripciones [Helena Pretovna] declaró allí y en ese momento que sería una
“Diosa” de Libertad toda su vida. (67)

Al verano siguiente, Helena descubrió su propio “Ambito de Libertad”. La familia había


alquilado una gran mansión en el campo llena de galerías subterráneas, pasajes abandonados,
torretas y misteriosos escondrijos y rincones. Vera escribe:

Se nos permitía explorarlos bajo la protección de media docena de sirvientes varones,


antorchas y linternas... Helena no se satisfizo con una sola visita, ni con una segunda. Ella
había elegido la pavorosa región como Ambito de Libertad y refugio seguro para evitar sus
lecciones. Pasó largo tiempo antes de que su secreto fuera descubierto... Ella había erigido
por si sola una torre de sillas y mesas rotas en un rincón bajo la barra de hierro de una
ventana, hasta el cielorraso de la cúpula y allí se escondía durante horas, leyendo un libro
conocido como “Sabiduría de Salomón” en el que se enseñaba toda clase de leyendas...
[Como en los cuentos de hadas], había entre las numerosas sirvientas de la familia
Fadeyev una vieja mujer, un aya inferior, famosa por relatarlos... Mientras todos los niños
olvidamos los relatos facilmente luego de escucharlos, Helena jamás olvidó las historias o
consintió en reconocerlas como ficciones. Tomó en serio todos los problemas de los héroes y
sostenía que todas las maravillosas aventuras eran bastante naturales. (68)

Helena, sin embargo, no sólo se sumergió en las historias escuchadas o leídas, sino que relató
las suyas propias. Vera señala:

A una distancia alrededor de diez verstas [aproximadamente siete millas] de la villa del
gobernador había un campo, una faja larga de tierra, evidentemente en algún tiempo el fondo
de un mar o gran lago, porque su suelo tenía reliquias petrificadas de peces, conchillas y
dientes de algunos (para nosotros) desconocidos monstruos. La mayoría de estas reliquias
estaban quebradas y mezcladas por el tiempo, pero a menudo se podía encontrar piedras
enteras de varios tamaños sobre las cuales había figuras impresas de peces, plantas y animales
de clases no totalmente extintas, sino que probaban su innegable origen antediluviano. Las
maravillosas y sensacionales historias que nosotros, niños y escolares, oímos de Helena
durante esa época eran innumerables. Recuerdo muy bien cuando, extendida sobre la tierra,
con su barbilla reclinada en las palmas de sus manos y sus dos codos enterrados en la arena
suave, ¡ella solía soñar despierta y decirnos sus visiones, evidentemente claras, vívidas, como
vida palpable para ella!... Las amorosas descripciones que nos ofrecía de la vida submarina
de todos esos seres, los restos mezclados que ahora se extendían a nuestro alrededor. Cuán
vívidamente ella describía sus luchas pasadas y batallas, asegurándonos que lo veía todo; y
cuán pequeña se la veía sobre la arena con su dedo dibujando las fantásticas formas de los
monstruos marinos hacía mucho tiempo desaparecidos; hasta nos hacía visualizar los colores
de la fauna y al flora de aquellas regiones muertas... (69).

Helena hablaba de reencarnación ya en aquellos primeros días:

Se deleitaba reuniendo alrededor de ella un grupo de los más jóvenes de nosotros


durante el crepúsculo y, luego conducirnos al grande y oscuro museo [de la casa de su abuela]
para dejarnos mudos allí con sus misteriosas historias... Cada uno de los animales
embalsamados del museo le había confiado a su vez alguna cosa, había divulgado para ella la
historia de su vida en encarnaciones o existencias previas. ¿Dónde había ella oído de la
reencarnación, o pudo haber aprendido nada sobre los misterios supersticiosos de la
metempsicosis en una familia cristiana? Ella tenía su animal favorito, una foca gigante
25
embalsamada y amaba su piel plateada, blanca y suave; nos repetía sus aventuras tal como
ella misma le había contado, con un estilo tan colorido y elocuente que hasta los adultos
encontraban interesante, sin quererlo, sus narraciones (70).

Entre la audiencia de Helena se encontraban algunos de los niños de los siervos. La


servidumbre existía en Rusia hasta 1861, un año y medio antes que Lincoln liberara los esclavos †.
Los siervos en la casa Fadeyev sin embargo eran mas bien como miembros de la familia que
inferiores serviles y la Princesa Helena no toleraba que se abusaran de ellos en forma alguna, como
Helena Petrovna descubrió amargamente un día. Años más tarde, HPB contó la historia al Coronel
Henry Steel Olcott, Presidente de la Sociedad Teosófica, quien escribió en su Hojas de un Viejo
Diario (Historia de la Sociedad Teosófica):

...en una ocasión, en un arrebato contra su aya, una vieja sierva que había sido
incorporada a la familia, ella le dio una cachetada en el rostro. Esto llegó a conocimiento de
su abuela, y la niña fue amonestada y confesó su falta. La abuela tocó la campana para
llamar a todos los sirvientes de la casa, de los que había muchos, y cuando todos estaban
reunidos le indicó a su nieta que no había actuado como una dama con una sierva que no se
atrevería a defenderse; y le ordenó pedirle disculpas y besar su mano como signo de
sinceridad.
Primero, la niña roja de vergüenza se rebeló; pero la anciana dama le dijo que si no obedecía
instantáneamente, la enviaría fuera de la casa en desgracia. Ella añadió que ninguna noble
dama se negaría a enmendar una falla con un siervo, especialmente uno que había servido de
por vida fielmente y había ganado la confianza y amor de sus superiores.
Naturalmente generosa y bondadosa hacia la gente de clases inferiores, la impetuosa
niña estalló en llanto, se arrodilló ante la vieja aya y besó su mano pidiendo perdón. Es
innecesario señalar que desde aquél momento fue adorada por los servidores de la familia.
Ella me dijo que esa lección había sido invalorable para ella, y que le había enseñado el
principio de justicia hacia aquellos en un rango social que los hacía incapaces de defenderse y
hacer justicia. (71)

El volatil temperamento de Helena llameaba por momentos aún cuando era adulta. Olcott
una vez apeló a sus maestros mahatmicos sobre este tema: “Me pregunto por qué no se ejerce sobre
su ardiente temperamento un control permanente y por qué ella no es permanentemente
modificada como la sabia auto-centrada” que sabía ser en ciertas ocasiones. La respuesta fue “tal
maldición la llevaría inevitablemente a la muerte por apoplegía; el cuerpo fue vitalizado por un
fogoso e impetuoso espíritu, que desde la niñez no da descanso; si no se permitiera salida a la
excesiva energía corporal, el resultado sería fatal”. Olcott continúa:

Se me indicó que investigara la historia de su heráldica, los Dolgorukovs rusos, para


comprenderlo. Así lo hice y encontré que esta familia guerrera y principesca, retrocediendo
hasta Rurik, siempre se había distinguido por el extremo corage, una osadía riesgosa en cada
emergencia, un amor apasionado de independencia personal y una falta de temor ante las
consecuencias de sus deseos.

Capitulo 10
Extraños Sucesos

“Para Helena, toda la naturaleza parecía animada con una misteriosa vida propia” Relata
Vera. “Ella oía la voz de cada objeto y forma, ya fuera orgánica o inorgánica; y afirmaba la
conciencia y existencia no sólo de algunos enigmáticos poderes visibles y audibles solamente para
ella misma en aquello que para todos los demás era espacio vacío, sino hasta de cosas inanimadas
como piedras, mohos y trozos de madera fosforecente” (72)
Debido a estas experiencias Helena fue llevada ante un centenario de nombre Baranig
Bouyrak, que vivía cerca de Saratov. El era reverenciado por la gente de esa zona como una
persona santa, un curador y un mago. Su casa se encontraba en una cañada de un bosque cercano.
26
“El era muy versado en las propiedades ocultas de las plantas y flores” señala Vera, “y se decía que
podía leer el futuro”. Bouyrak sufrió una “irresistible atracción hacia Helena”. Vera continúa:

[Ella] visitaba al extraño hombre siempre que podía... Una vez allí presentaba
preguntas y escuchaba con apasionada atención las respuestas del anciano y las explicaciones
de cómo comprender el lenguaje de las abejas, aves y animales... Constantemente él
acostumbraba a decirnos sobre ella: “Esta pequeña dama es bastante diferente de todos
ustedes. Hay grandes sucesos que la esperan en el futuro. Siento pena al pensar que no viviré
para ver mis predicciones verificadas; ¡pero todas ellas sucederán!” (73)

Un sabio personaje de un carácter distinto a Bouyrak pareció interesarse en el bienestar de


Helena. “Desde sus memorias más tempranas”, señala Sinnett, “ella tenía a veces visiones de un
protector adulto, cuya importante apariencia dominaba su imaginación desde un período muy
primario. Este protector era siempre el mismo, sus características jamás cambiaron; en su vida
[posterior] ella le encontró como hombre viviente, y lo conoció como si hubiese sido traída a su
presencia.” (74)
No hay indicios de que Helena hablara a su familia de este personaje, pero Vera dice que como
niña Helena decía: “Los hombres sabios han existido en todas las edades y existen aún en nuestros
días, dejándose conocer solamente por aquellos merecedores de conocerlos y verlos y que creen en
ellos en vez de reírse.” (75)
Podría ser que debiera a su así llamado protector su invulnerabilidad para herirse, si han de
creerse los ejemplos que siguen relatados por Sinnett. El primero ocurrió en la galería de la familia
que contenía los retratos de los ancestros Dolgorukov. Un retrato excitó la curiosidad de Helena;
estaba cubierto por una cortina y colocado bien alto en la pared fuera de alcance. Sus familiares se
negaron a decir quién era, así que Helena se filtró en la habitación cuando no había nadie por allí.
Según Sinnett:

Ella arrimó la mesa a la pared, y colocó otra mesa encima y una silla arriba de todo,
luego procedió a trepar por este inestable edificio. Apenas pudo alcanzar el retrato...
inclinándose con una mano contra la polvorosa pared tomó con la otra la cortina e intentó
correrla. El efecto sobre ella de la vista del retrato fue sorprendente y el movimiento
descolocó la frágil plataforma. Pero ella no sabe qué ocurrió exactamente. Perdió la
conciencia desde el momento en que tambaleaba y comenzó a caer, y cuando recobró sus
sentidos estaba yaciendo sobre el piso sin ninguna herida, las mesas y silla estaban otra vez en
sus lugares usuales, la cortina había sido corrida una vez más, ella podría haber soñado todo
el incidente si no fuera por el hecho de que su pequeña mano permanecía impresa en el polvo
de la pared al lado del retrato. (76)

En otra ocasión, según Sinnett registra, la vida de Helena fue salvada bajo circunstancias
igualmente extrañas: “Un caballo corcoveó cuando ella lo montaba -ella cayó con su pie
enganchado en el estribo, antes que el caballo se detuviera ella debería, cree, haberse matado, pero
un extraño poder que sintió a su alrededor pareció sostenerla desafiando la gravedad”.
Sinnett comenta en su Incidentes en la Vida de Madame Blavatsky: “”Si las anécdotas de esta
sorprendente categoría fueran pocas y lejanas en la vida de Madame Blavatsky, yo las suprimiría al
editar sus memorias, pero como se verá más tarde, ellas forman el hilo conductor de los relatos que
afirma cada persona que tiene algo que decir de ella.”
Con respecto de los extraños sucesos registrados en este capítulo, HPB aparentemente no
estaba satisfecha de ser simplemente el foco visible de tales manifestaciones, sino que deseaba
comprenderlas, así como a sus poderes psíquicos. ¿Había libros disponibles que ella pudiera
estudiar sobre estos temas? En una carta a un amigo de juventud, el Príncipe Alexander
Dondoukov Korsakov, HPB habla de la biblioteca de su abuela heredada de su padre, el Príncipe
Pablo. Contenía cientos de libros sobre alquimia, magia y otras ciencias ocultas. “Yo he leído con
el mayor interés antes de los 15 años...” ella escribe. “Muy pronto, ni Paracelso, Kinrath, ni C.
Agrippa tendrán nada que enseñarme” (77). Más tarde, sin embargo, cuando viajó a Oriente halló
más luz sobre estos temas.
27
=

En este capítulo, aparecen las palabras mago, mágico y oculto. El uso de ellas en los escritos
de HPB requiere explicación. En su Glosario Teosófico, bajo el título mago ella cita de su libro Isis
sin Velo:

Este término, alguna vez un título de distinción y renombre, ha llegado a ser pervertido
en su verdadero significado. Lo que alguna vez fue sinónimo de todo lo honorable y
reverenciado, de un poseedor de conocimiento y sabiduría, se ha degradado en un epíteto para
designar a aquél que pretende engaños; un charlatán en pocas palabras, o uno que “ha
vendido su alma al Maligno”, “que hace mal uso de su conocimiento y lo emplea para usos
inferiores y peligrosos, según las enseñanzas del clero... la palabra se deriva de Magh, Mah,
en Sánscrito Maha- grande; un hombre bien versado en conocimiento esotérico.

HPB añade que en latín la palabra usada en Magi, la que todos reconocemos de la historia del
nacimiento de Cristo y los tres Hombres Sabios o Magos, que vieron la estrella, la estrella de
Bethlehem.(78)
HPB define Magia Blanca o Magia Benéfica, como “magia divina, sin egoísmo, amor de poder
o ambición de lucro; dedicada solamente a hacer el bien al mundo en general, en particular a
nuestro vecino. El mínimo intento de usar los poderes anormales para gratificación del yo, hace
que estos poderes sean brujería o magia negra”.
Por supuesto, la magia blanca y la negra, no tienen nada que ver con el color de la piel. En el
artículo de HPB “Ocultismo Práctico” (Lucifer, agosto de 1888) ella escribe “es el motivo y
solamente el motivo lo que hace el ejercicio del poder magia negra, maligna o blanca, beneficiosa”.
El diccionario revela que la palabra oculto se deriva de la palabra latina occultus, que
significa “escondido”. HPB indica que el verdadero ocultismo no es lo mismo que las artes ocultas,
tales como la alquimia, el mesmerismo y el cultivo de variados poderes psíquicos. El verdadero
ocultismo, llamado Atma Vidya en India, es definido por los orientalistas simplemente como
“conocimiento del Alma” o “verdadera sabiduría”, pero significa mucho más. Aquél que sigue este
sendero adviene “una fuerza benefactora en la Naturaleza... ´no para si mismo, sino para el mundo
en que vive´”. Cuando el yo egoísta personal se reduce “a cero, la unión con la “Identidad
Superior” toma lugar... entonces el brillante Augoeides, la IDENTIDAD divina, puede vibrar en
armonía consciente con ambos polos de la Entidad humana -el hombre de materia purificada, y el
Alma Espiritual eternamente pura” y adviene “incluido, inmerso y uno con Ella para siempre”
(79).

Capitulo 11
Ensanchando Horizontes

Los años 1845 y 1846, cuando Helena tenía 14 y 15 años respectivamente, fueron una época de
penas e inquietudes para los Fadeyevs. Andrey fue reemplazado como gobernador de Saratov. Su
futuro era incierto, pasó meses en San Petersburgo buscando su reasignación. Un viejo amigo, el
Príncipe Vorontzov, virrey del Cáucaso, vino en su rescate y lo nombró tesorero del estado recién
conquistado a los turcos y que anteriormente había pertenecido a los iraníes. Más tarde el
consiguió otros cargos.
Para la familia, abandonar su querida Rusia para ir a esa “calurosa Asia” como algunos la
llamaban era una odisea. El viaje era peligroso y requería escolta armada para el camino. En el
Cáucaso estaban asentados cien mil soldados rusos para proteger las fronteras y expulsar a los
montañeses circasianos que asolaban las poblaciones (80). Una o dos décadas después. El tío de
Helena, Rostislov, escribió Sesenta Años de Guerras Caucásicas, una fuente clásica de información
sobre las guerras y los numerosos grupos étnicos y religiosos que vivían en esta exótica tierra
semitropical con su vegetación exuberante y magníficos picos nevados. Unos pocos años después,
estas maravillas y reliquias fascinantes de las antiguas culturas islámica e iraní, atrajeron notables
tales como Pushkin, Tolstoy, Chekov y Tchaikovsky (81).
28
Los abuelos de la joven Nadya dejaron Saratov primero para hacer los preparativos del resto
que los seguiría. Multitudes de inmigrantes alemanes que recordaban a Andrey por su integridad y
buen trato de hacía diez años atrás, se reunieron para agradecerle cada vez que el barco anclaba
por leña y provisiones según se acercaban a Astrakhan, en la boca del Volga.
Luego de semanas de viaje por mar y tierra, la partida alcanzó su destino, la capital de
Georgia, Tiflis, ahora llamada Tbilis. Aquellos que quedaban en el hogar estaban ansiosos de
recibir noticias de la segura llegada, tomó meses recibir una carta.
Casi un año pasó antes que los niños von Hahn, su tía Catherine, Yule de Witte, su marido y
sus dos hijos se reunieran con los demás. Mientras tanto tuvieron algunas experiencias nuevas por
su propia cuenta.
El verano y el invierno pasaron del otro lado del Volga, donde Yuli, el tío de los niños conducía
una gran granja estatal. Vera escribió:

Aquellas vastas estepas trans-volgaianas tan verdes, infinitas, calmas, pacíficas y


benditas para nosotros, niños acostumbrados a un país real... No había invitados ni reuniones
o amigos ruidosos, no había fuegos artificiales, acróbatas o música para entretenerse en los
últimos años en Saratov. La vida simple del campo con su trabajo en la granja y en los
campos, de la cual jamás tuvimos la menor idea, se acercó estrechamente a nosotros... Helena,
conducida por sus fantasías, me dio la idea de que éramos ahora “simplemente jóvenes
comunes” nuestro tío era “un granjero común” como “el Granjero Gray” en la historia
inglesa de ese título.

Los niños fueron sobrecogidos por “el simple y saludable vigor” de su nueva vida (82).
Cuando llegó el invierno las dos familias se mudaron otra vez a Saratov, no a la espaciosa
mansión del gobernador sino a una pequeña casa con habitaciones como roperos. Helena protestó,
“¡esto es pobreza real!” Con tristeza, los jóvenes pasaron por su viejo hogar, ahora ocupado por el
nuevo gobernador (83).
En mayo de 1847, llegó por fin el momento de ir a Tiflis. En sus memorias, Vera registra en
forma fascinadora la jornada llena de sucesos y de los primeros años pasados en el Cáucaso (84).
La primera casa en que vivió la familia era nueva, un lugar magnífico, en las afueras de la
ciudad; perteneciente a un mercante armenio. Luego de un año, se mudaron a una mansión que
había pertenecido anteriormente al Príncipe Chavachavadze. Allí los Fadeyevs y los Wittes
vivieron durante 15 años, regresando a Odesa luego de la muerte de los abuelos.
Tiflis era un infierno en el verano, y aquellos que podían se iban a las montañas. De esta
manera, los próximo años los niños von Hahn y sus mayores, visitaron muchos retiros de la
montaña y lugares termales que destacan al Cáucaso (85). Vera nos cuenta de un viaje, Helena,
Nadya, Catherine y su marido escaparon por poco de la muerte: “A principios del verano, las masas
de nieve de los picos de las montañas gigantes del Cáucaso comenzaron a derretirse, a veces a
colapsar, obstruyendo caminos y enterrando viajeros no advertidos. En aquellos años, cientos de
personas murieron en accidentes en las montañas”. En esta ocasión, la familia vio una avalancha
deslizarse desde el pico Mayorsha desde donde estaban, se salvaron por casualidad:
“Afortunadamente, el tío Yuli había sentido pena por los caballos extenuados que tiraban del coche
subiendo la falda del Kaischaur y les dio un descanso”. Así la partida evitó ser sepultada en un
precipicio de la montaña”(86).

Capítulo 12
Cruce de Caminos

Los 17 años de Helena Petrovna parecen haber sido un período de transición en su vida.
Desde entonces, ella afirmaba, “siempre he vivido una doble existencia, misteriosa, incomprensible
hasta para mi misma, hasta que encontré por segunda vez mi indio aún más misterioso” (87)
Hasta ese momento, ella había vivido una vida de actividad social, amaba bailar y asistir a
reuniones (88). Madame Yermolov, la esposa del gobernador de Tiflis, dijo a una amiga que Helena
“era una joven muy brillante y voluntariosa... aquellos que la conocían en sus primeros momentos
la recuerdan con deleite- despierta, impetuosa, alegre, chispeante, con agudo humor y conversación
29
inteligente. Ella amaba las bromas, los chistes y crear conmociones (89). Pero ahora Helena estaba
más profundamente ocupada que nunca con los libros místicos de la bilbioteca de su abuelo. Hacia
ese tiempo, ella se encontró con alguien con quien podía discutir estos temas: el Príncipe Alexander
Golitsyn, hermano mayor de una antigua familia amiga de los Fadeyev, Príncipe Vladimir S.
Glitsyn, primo de la mujer del virrey. Vera dice que Alexander visitaba frecuentemente el hogar de
sus abuelos. Un artículo reciente “Senderos Rusos hacia la Teosofía” del Dr. Dimitri L. Spivak, de
la Academia de Ciencias de la URRSS, se refiere al Príncipe Alexander como “una famoso
francmasón y místico”. Luego de algunos meses el príncipe abandonó Tiflis y no se sabe si HPB lo
encontró nuevamente alguna vez. (90)
Alexander evidentemente era un hombre de amplia experiencia en áreas en las que Helena
deseaba investigar ardientemente, como los lugares sagrados de Grecia, Egipto, Irán y hasta India.
Una persona con sus conocimientos no podía ser contenida por la estrecha vida y las obligaciones
convencionales permitidas a las mujeres en esos días. Luego, repentinamente, algo sucedió, algo
que primero pareció atarla más que nunca a su existencia constreñida.
Durante el invierno de 1848-49, Helena, ahora de 17 años, sorprendió a su familia anunciando
que estaba comprometida para casarse. Aún más asombroso fue su elección de marido. Nadya
explica cómo se produjo el compromiso: Helena había sido un día “desafiada por su gobernanta
para encontrar cualquier hombre que fuera su marido, a causa de su temperamento y disposición.
La gobernanta, para enfatizar el reto, dijo que hasta el hombre viejo que ella había encontrado tan
feo, y del cual se había reído tanto, la llamaba “cuervo desplumado” -¡que hasta él se negaría a
tenerla por esposa! Eso fue suficiente: tres días después ella le hizo una proposición” (91).
Muy pronto, asustada por lo que había hecho, Helena trató de convencer a sus familiares de
detener el matrimonio. Ellos se negaron y su abuela estaba demasiado enferma para intervenir.
(92) Luego ella pidió a su novio que la liberara: “Cometes un grave error al casarte conmigo. Tu
sabes perfectamente bien que eres lo suficientemente grande para ser mi abuelo”. Su súplica no
resultó. Desesperada, Helena se fugó de su casa, pero regresó unos pocos días después. Nadie sabe
adónde fue, pero su ausencia excitó las mentes chismosas, y sus parientes estaban más ansioso que
nunca de casarla y establecerla. Sorprendentemente, ella no se resistió. Se dio cuenta, según
comentó a amigos íntimos, que como mujer casada estaría libre de la constante supervisión a la cual
las chicas y mujeres solteras de las familias aristocráticas estaban sujetas. (93)
Helena se casó con Nikifor Blavatsky en un pequeño pueblo cercano a Erivan el 7 de julio de
1849, poco antes de cumplir 18 años. Fue una ceremonia de gala y concurrieron a Tiflis muchos
invitados. Estuvieron presentes los 20 jinetes Kurdos que habían acompañado a Nikifor al
encuentro de su futura mujer cuando supieron que su anterior superintendente se casaba. (95)
Nadya relata de esa mañana:

Había una intención de impresionarla con la solemnidad del casamiento, con sus
futuras obligaciones y deberes para su marido y su vida de casada. Unas pocas horas más
tarde, en el altar, ella escuchó al sacerdote decirle: “deberás honrar y obedecer a tu marido” y
ante esta odiada palabra “deberás” su rostro se encendió con furia, luego empalideció. Ella
fue escuchada decir en un murmullo a través de sus dientes- “Seguramente, no lo haré” (96).

Vera completa la historia:

El mismo día, luego de la recepción, los recién casados partieron hacia Daichichag, la
residencia en la montaña de todos los oficiales Erivan en el verano. Ellos avanzaron por la
ladera Bezobdal, a lo largo del empinado sendero zigzagueante, a lomo de caballo. Aparte de
su exótico cortejo [los Kurdos] los acompañaban muchos de los invitados a la boda... Cuando
alcanzaron la falda más lejana, todos se detuvieron. Helena agitó su pañuelo hacia nosotros,
los Kurdos elevaron sus lanzas emplumadas saludándonos, algún tiro al aire -y la comitiva
desapareció.
Estallé en llanto. Mi hermana y yo jamás habíamos sido muy buenas amigas, por la
diferencia de edad y personalidad; pero siempre tuvimos gran afecto una por la otra. Esta era
nuestra primera separación y era triste... el final de mi niñez y de mi adolescencia, de todo lo
que había amado, querido y pensado que era inseparable de mi misma (97).
30
Para Helena, parece, la partida de su amada familia podía ser para siempre. Ella planeó
desde ese mismo día escapar de Nikifor y dejar Rusia vía la frontera Iraní. Un guerrero kurdo fue
ostensiblemente inducido para que colaborara con sus planes, pero en vez de hacerlo se lo dijo a su
marido. Luego de eso ella fue cuidadosamente custodiada (98).
Durante tres meses la pareja vivió junta en una batalla de voluntades la mayoría del tiempo,
con Nikifor demandando sus derechos conyugales y Helena negándose a ellos. Los dos primeros
meses los pasaron en Daichichag (“la tierra de las flores”). La pareja fue visitada por los abuelos,
Nadya y Catherine hacia fines de agosto, luego de lo cual todos fueron a Erivan (99). Allí Helena
pasó el último mes con su marido, que ahora actuaba como gobernador de la provincia, y como tal
vivía en el fabuloso Palacio de Sardar, donde antes vivían los regidores turcos.
Dominando el campo de Erivan se encontraba el distante Monte Ararat de fama bíblica.
Acompañada por su guardia, el jefe tribal kurdo Sahar Ali Bek -quien según HPB una vez salvó su
vida- Helena cruzó la frontera turca varias veces y rodeó la montaña a caballo (100).
Las relaciones con Nikifor se empeoraron según pasaron las semanas, y un día de septiembre,
eludiendo a su guardia, Helena regresó a Tiflis -una azarosa jornada para una mujer sola a caballo
en aquellos problemáticos tiempos. “Me fui a esconder con mi abuela” ella escribió. “Juro que me
mataré si soy forzada a regresar” a Blavatsky (101).
Sinnett aprendió de HPB que “siguieron consejos de familia y se decidió que la inmanejable
esposa sería enviada con su padre”. El arregló encontrarla en Odesa y ella fue despachada bajo el
cuidado de una vieja mucama y aya para embarcarse en Poti, un puerto sobre el Mar Negro, un
buque de vapor que la llevaría a su destino. Pero según Sinnett:

Su desesperada pasión por la aventura, añadidos a la sospecha de que su padre podría tratar
de reforzar los lazos perdidos con su marido, la convencieron a corregir este programa. Ella puso
obstáculos en el camino a través de Georgia... para que ella y su escolta perdieran el buque en Poti.
Pero había un pequeño velero en el puerto. Madame Blavatsky abordó este velero -el Comodoro
según ella creía recordar- y mediante un trato liberal, persuadió al navegante a seguir sus planes.
El Comodoro enfiló primero hacia Kerch [en Crimea], luego hacia Taganrog en el Mar de
Azof, y por último hacia Constantinopla. Madame Blavatsky tomó pasaje para ella y sus sirvientes
ostensiblemente hacia Kerch. al llegar allí, envió a los sirvientes a tierra para procurar
apartamentos y preparar su desembarco a la mañana siguiente. Pero durante la noche, habiendo
ahora sacudido los lazos de las últimas conexiones que la ligaban con su vida pasada, ella partió en
el Comodoro...

El pequeño viaje parece haber estado cargado de aventuras... La policía del puerto de
Taganrog visitó al Comodoro a su llegada, todo fue manejado de manera de que no sospecharan de
una persona extra abordo. El único lugar para esconderse disponible, entre la carbonera, fue poco
atractiva para la pasajera y se le asignó como grumete, cuya personalidad ella adoptó para la
ocasión, apartándose y pretendiendo estar enfermo. Más tarde, cuando el velero llegó a
Constantinopla se habían producido más problemas, ella debió huir precipitadamente en un caique
† con la ayuda del despensero ante las persecuciones del navegante [no se menciona la naturaleza
de las persecuciones].

------------------------------------------------------
† Un bote ligero usado en el Bósforo
-------------------------------------------------------
En Constantinopla sin embargo, ella tuvo buena suerte de encontrarse con una dama rusa de
su conocimiento, la Condesa K[isselev], con quien ella logró una intimidad segura y viajó durante
un tiempo por Egipto, Grecia y otras partes de Europa Oriental (102).

PARTE 2
Búsqueda Mundial

Capítulo 1
31
Primeras Incursiones

¿Fue solamente la pasión por la aventura y el deseo de escapar de su marido lo que condujo a
Helena Petrovna Blavatsky a abandonar una vida de lujo y comodidad para enfrentar las increíbles
dificultades que una mujer podía encontrar en un mundo sin amigos?
Sus cartas al Príncipe Dondoukov-Korsakov, que ella conocía de Tiflis, aportan una respuesta.
Luego fue edecán de campo del virrey y después gobernador general de Kiev y otras provincias.
Cuando HPB le escribió desde la India hacia los años 1880 se encontraba de regreso en Tiflis como
gobernador general del Cáucaso (1).
Esto sucedía 70 años antes de que las cartas fueran publicadas. Luego del fallecimiento del
príncipe, quedaron en posesión de Leo Semere, un húngaro de antecesores desconocidos. Con
intención de vender las cartas, el se comunicó con varias sociedades teosóficas, pero entonces dejó
de negociar y desapareció. El había llegado a creer que las cartas eran un talismán y que en tanto
las conservara, no moriría. Semere fue buscado por los nazis por ser revolucionario húngaro y voló
de un lado a otro. Solamente cuando estaba mortalmente enfermo él se separó de la
correspondencia (2).
En una carta al príncipe, HPB responde a su pregunta respecto de las circunstancias que la
llevaron a encontrar en la carne a su “misterioso maestro indio”, al que ella había visto solamente
en sueños y visiones. “buscaba lo desconocido” ella dijo. “Si comenzara a hablarle de alquimia, de
unión o “matrimonio de la Virgen roja” con el “mineral astral”, de la piedra filosofal (unión del
alma y el espíritu), ¿me enviaría al demonio? Aún así, seguramente cuando expongo el tema, ¿debo
utilizar los términos apropiados que corresponden a ese tema?”
En esta carta ella reveló sus estudios en los libros de la biblioteca de su bisabuelo sobre
“alquimia, magia y otros tópicos ocultos”. “Paracelso, Kunrath y Agrippa” ella escribió “todos
hablaban del “matrimonio de la Virgen roja con el Hierofante” y aquél del “mineral astral con la
sibila”, de la combinación de los principios masculino y femenino” (3) o lo que Oriente llama la
armonización del yin y el yang.
En el época de HPB, las personas inteligentes se burlaban de la oscura jeringoza de los
alquimistas, pero hoy no es así. La mayor preocupación de Carl Jung durante los últimos 30 años
de su vida se refería a la “alquimia en sus implicaciones psicológicas y religiosas” (4). “Debo
confesar” escribió Jung “que me costó más de una lucha sobreponerme al prejuicio que compartía
con muchos otros, contra el aparente absurdo de la alquimia... Pero mi paciencia ha sido ricamente
recompensada... La verdadera alquimia jamás fue una negocio o una carrera, sino el verdadero
opus que el hombre desarrolla en una labor silenciosa y sacrificada” (5). En Estudios Alquímicos
de Jung se evidencia que los verdaderos practicantes de la alquimia “no buscaban el oro vulgar,
sino la comprensión de oro; no la transmutación de la base de metales, sino la transformación
psíquica de sus propias personalidades; no el elixir de la inmortalidad, sino la piedra filosofal, la
misteriosa lapis que simbolizaba al hombre completo “ (6). Blavatsky escribió que, místicamente,
“la piedra filosofal simboliza la transmutación de la naturaleza animal inferior del hombre en lo
superior y divino”. Ella lo llama “el solvente universal de todas las cosas”. (7)
La virgen roja requiere explicación, porque acostumbramos a asociar ese color con la pasión.
Jung afirma que “el rojo y el blanco son colores alquímicos; rojo singifica el sol y blanco la luna”
(8). Similarmente, HPB menciona “el rojo transcendental o el dorado naranja del sol” (9). (Kâma-
rûpa es una palabra sánscrita compuesta para muchas naturalezas apasionadas). Jung escribe
misteriosamente que la trinidad del cuerpo, alma y espíritu “debe cambiar en un círculo, es decir,
en un incambiable rojo o “un fuego eterno”. (itálicas añadidas) (10).
Luego de partir de Rusia, la vida de HPB no es fácil de documentar. Ella no escribía diario, y
sus familiares no estaban para registrar sus acciones. Nadya escribe: “Durante los primeros 8 años
ella no dio señales de vida a la familia de su madre por temor a ser rastreada por su legítimo “señor
y maestro”. Su padre “solamente sabía de sus alrededores. Sabiendo, sin embargo que él jamás
prevalecería sobre ella para que volviese [a Nikifor], el consintió su ausencia y le proveyó de dinero
siempre que se encontrara lugares en donde ese dinero podía llegar con seguridad” (11).
Los críticos de HPB encuentran difícil de creer que una mujer en aquellos días pudiera viajar
con seguridad a los lugares que ella afirmaba visitar. Privadamente, ella escribió lo siguiente a
Sinnett cuando preparaba sus memorias:
32
Imagine que yo le digo que [en India] me vestía con ropas de hombre (porque yo era entonces
muy delgada) lo que es la solemne verdad, ¿qué diría la gente? Así estuve en Egipto con la vieja
condesa K[isselev] quien gustaba verme vestida como un estudiante varón, “un caballero estudiante”
ella decía. ¿Ahora usted comprenderá mis dificultades? Aquello que pasaría [en cualquier parte salvo
el pudoroso Occidente] como una excentricidad o rareza, serviría ahora solamente para incriminarme
(12).

En Egipto, HPB encontró al Dr. Albert Leighton Rawson, entonces un joven estudiante de
arte de los Estados Unidos. Como él la encontró dos o tres años después en Nueva York y otra vez
allí hacia los años 1870, es un importante testigo de algunos de sus viajes. Rawson tiene una
historia interesante registrada en Quién es Quién en América ((1607-1896) y en el Diccionario
Bioráfico de Americanos Notables del Siglo XX. El recibió su doctorado de teología y LLD (doctor
en leyes) en Oxford y un título médico en la Sorbona de París. Estudió leyes y también emprendió
exploraciones arqueológicas. Autor de muchos libros sobre religión, filología y arqueología, viajó
cuatro veces a Oriente.
Rawson describe su encuentro con HPB en el Cairo en un artículo escrito luego del
fallecimiento de HPB. Ella le reveló que estaba ocupada con un trabajo que algún día liberaría a la
humanidad de la esclavitud mental. El comentó que “su desisterés por su misión era sublime, ella
frecuentemente decía “Este trabajo no es mío, sino de aquél que me envió”. [Libro de Juan vii:16]”
(13).
Los viajes de HPB en Medio Oriente fueron una desilusión. Ella escribió al Príncipe
Dondoukov:

En Atenas, Egipto, el Eúfrates, en todas partes que fui, busqué mi piedra astral... ¡He
vivido con los Derviches giratorios, con los Drusos del Monte Líbano, con los Arabes Beduinos y
los Marabutes de Damasco y no la encontré en ninguna parte! Aprendí necromancia y
astrología, cristalomancia y espiritismo- en ninguna parte encontré rastros de la “Virgen roja”.
(14)

Luego, HPB menciona a un corresponsal francés que viajó con su padre a Europa (15). Esta
puede ser la ocasión en que viajó con él a Londres. Como sea, ella habla del viaje como ocurriendo
durante 1844 o 1845, pero ella era mala recordando fechas (16). Del catálogo de sucesos de Vera ni
Helena, entonces en Saratov, ni su padre, aún en el servicio militar, podrían haber estado durante
varios meses fuera durante ese período, (17) aunque en 1850 la permanencia del padre en Londres
hubiese sido posible.
El propósito de la visita podría haber sido obtener instrucción musical avanzada. HPB
hablaba de recibir unas pocas lecciones de “el viejo Moscheles”, notable pianista y compositor que
enseñaba entonces en el Conservatorio Leipzig. Todo esto sugería que ella consideraba ganar su
vida como pianista profesional. Varios años después, se dice, ella dio algunos conciertos en
Inglaterra y el continente (18).
HPB no parece haber estado mucho tiempo con su padre. Ella fue a París, donde Sinnett dice
que conoció a “muchas celebridades literarias del momento y donde un famoso mesmerista, aún
vivo en este momento en que escribo aunque de edad bastante avanzada, descubrió sus
maravillosos dones psíquicos y deseaba retenerla bajo su control como sensitiva. Pero no se habían
forjado las cadenas que pudieran mantenerla prisionera, y ella dejó París precipitadamente para
escapar de esta influencia” (19).
A principios de 1851, HPB estaba en Londres, empleada como compañía de una familia
amiga. La condeza Bagration. Ellos estaban en el Hotel Mivart, ahora llamado El Claridge.
Habían pasado dos años desde que había dejado Rusia, y HPB tenía una profunda depresión. Lo
que Voltaire una vez dijo de si mismo parecía el eco de sus pensamientos: “He consumido cuarenta
años de mi peregrinaje... buscando la piedra filosofal de la verdad... y todavía permanezco en la
ignorancia” (20).
Para Dondoukov-Korsakov, ella recordó el período treinta años después:

33
Enferma de todo, cansada de la pobre y anciana condesa Bagration que me mantenía
confinada en el Hotel Mivart haciéndome leer el Chitaminyi y la biblia, escapé hacia el Puente
de Waterloo, porque me poseía un fuerte deseo de morir. Durante largo tiempo había sentido la
tentación. Esta vez no traté de resistirla y la barrosa agua del Thames me parecía un lecho
delicioso. Buscaba eterno reposo por no poder ser capaz de encontrar la “piedra” y haber
perdido la “Virgen” (21).

Entonces apareció ante ella la figura de su maestro y protector. El “me despertó y me salvó y,
para consolarme con la vida, me prometió “la Piedra y la Virgen”. (22)

Capítulo 2
Una Noche Memorable

El año 1851 fue el año de la Gran Exhibición en Hyde Park, Londres, y su fabuloso Palacio de
Cristal albergando a “los Trabajos de Todas las Naciones”, incluyendo los últimos inventos de la
ciencia y la tecnología. La Reina Victoria inauguró la exhibición en el mes de mayo y cuando se
cerró en octubre habían concurrido seis millones de visitantes de todas partes del mundo. No
sabemos si HPB se impresionó con este evento del siglo, pero si que éste le brindó la más
extraordinaria experiencia de su vida. ¡Llegó el maestro de sus sueños acompañando una
delegación india! “Lo vi dos veces” ella escribió a Sinnett “Una vez el salió de la multitud y me
ordenó que lo encontrara en Hyde Park. No puedo, no debo hablar de esto. No lo publicaría para el
mundo.” (23)
Dos años después HPB murió, el encuentro se hizo de público conocimiento cuando
aparecieron los libros Reminiscencias de H.P. Blavatsky y La Doctrina Secreta. La autora, la
Condesa Constance Wachtmeister, viuda de un antiguo embajador sueco en Londres, había vivido
con HPB en Alemania y Holanda durante la redacción de La Doctrina Secreta. La condesa escribe:

En Würzburg ocurrió un curioso incidente. Madame Fadeyev- tía de HPB- le escribió


diciéndole que le enviaba una caja a Ludwigstrasse conteniendo lo que para ella era un montón de
basura [lo que HPB había dejado detrás de ella al abandonar Rusia en los años 1860]. La caja llegó
y tuve la tarea de desempacarla. Tomé una cosa tras de la otra y se la pasé a Madame Blavatsky,
escuché que daba una exclamación de placer y decía, “Ven y mira esto que escribí en el año 1851, el
día que vi a mi bendito Maestro”; y allí, en una libreta [cuadernillo] en letra desdibujada observé
unas líneas en las cuales HPB describía el encuentro (24).

El cuadernillo aún existe y aquí hay una reproducción de la página. †

-------------------------------------------------------
† En el original francés: Nuit memorable! Certaine nuit, par au clair- de lune qui se couchait a
Ramsgate 12 Aout: 1851* lorsqueje recontrais M .·.le Maitre-de mes reves!!
Le 12 Aout c´est Juillet 31 style russe jour de ma naissance- Vingt ans!

Traducción castellana: ¡Noche memorable! Una cierta noche a la luz de la luna en Ramsgate el 12 de
agosto de 1851* cuando encontré a M.·. ¡el Maestro de mis sueños!!
El 12 de agosto es el 31 de julio en el calendario ruso, el día de mi nacimiento -¡Veinte años!
------------------------------------------------------

(ver imagen en libro- pág. 46)


2.Escena del bote en 1851; el día en que Blavatsky encontró por primera vez a su Maestro.
(El Teósofo, agosto 1931, Sociedad Teosófica, Archivos de Adyar)

La condesa preguntó a HPB por qué se mencionaba Ramsgate (un punto de reunión sobre el
Thames) en vez de Londres, donde ella previamente le había dicho que había encontrado a su

34
maestro. Ella escribe: “HPB me dijo que era una pantalla, para que si alguien por casualidad
tomara el libro no supiera dónde ella había encontrado a su Maestro”.
En esta ocasión previa, HPB ofreció a la condesa la siguiente descripción del encuentro:

Ella se encontraba un día caminando, cuando, para su asombro, vio a un alto Hindú en
la calle con algunos príncipes indios. Inmediatamente lo reconoció... Su primer impulso fue
correr hacia él para hablarle, pero él le hizo a ella un signo de no moverse, y ella permaneció
muda mientras el pasaba. Al día siguiente, ella fue a Hyde Park por una caminata para
pensar sola sobre su extraordinaria aventura. al mirar hacia arriba, vio la misma forma que
se le acercaba y entonces su Maestro le dijo que había venido a Londres con los príncipes
indios para una misión de importancia, y que estaba deseoso de encontrarla personalmente,
para requerir su cooperación en un trabajo que debía emprender [hizo un esbozo de la
naturaleza del mismo]. Para prepararse para la importante tarea... [ella debería] pasar tres
años en el Tibet” (25).

La misma Condesa estaba “en Inglaterra en el momento de la visita de los Indios y recuerda
haber escuchado que ellos y sus acompañantes eran un conjunto de hombres refinados y que uno de
ellos era tremendamente alto. (26) Se decía que el maestro de HPB tenía seis pies de altura. (27)
Antes de viajar a India, HPB consultó con su padre. A Wachtmeister le parecía que él estaba
en Londres en ese momento, pero HPB le señaló a Sinnett que no importaba. (28) Así, cualquier
aprobación que recibiera debió ser por carta. Una vez recibida, según registra la condesa, ella
inmediatamente partió hacia India (29). Parecería que más exactamente, ella viajó a India vía
América, porque quería ver primero al Nuevo Mundo.

Capítulo 3
El Nuevo Mundo y La India Madre

La razón por la cual HPB estaba deseosa de visitar el Nuevo Mundo era conocer la sabiduría
de los Nativos Americanos (30). Años antes, retrospectivamente, ella podía haberlo pensado en un
contexto más amplio. La Doctrina Secreta enseña:

Hasta ahora, bajo nuestros mismos ojos, la nueva Raza y Razas se están preparando en
formación y... es en América que la transformación tendrá lugar, ya ha comenzado
silenciosamente. Los Anglo Sajones puros apenas hace trescientos años, los americanos de los
Estados Unidos han llegado a ser una nación aparte, y debido a la fuerte mixtura de varias
nacionalidades entrelazadas, casi una raza sui generis, no sólo mentalmente, sino también
físicamente...
Así es la raza humana del Nuevo Mundo... cuya misión y karma tal como es, muestra
las semillas de un mayor advenimiento y una Raza más gloriosa que ninguna de aquellas
conocidas al presente. Ciclos de materia se sucederán por ciclos de espiritualidad y una mente
completamente desarrollada (31).

Lo que llevó a HPB en 1851 al Nuevo Mundo fueron los Americanos Nativos de los que había
leído en las novelas de James Fenimore Cooper. Tomando pasaje para Canadá, ella se dirigió a
Quebec y fue presentada a un grupo de Americanos Nativos de los cuales esperaba aprender los
secretos del hombre medicina. Un día ellos desaparecieron con algunas de sus posesiones,
incluyendo un preciado par de botas (32). En Isis sin Velo ella habla de “los tristes ejemplos de la
rápida desmoralización” de los Nativos Americanos “tan pronto como viven en estrecha
proximidad con oficiales y misioneros cristianos” (33).

Se proyectó un nuevo plan de viajes. Sinnett escribe:

En primera instancia [HPB] pensó que trataría de acercarse a los cuarteles de los
Mormones, luego comenzó a excitar la atención pública; pero su ciudad original Nauvoo, en
Mussouri, justo había sido destruida por el populacho desaforado de sus vecinos menos
35
industriosos y prósperos, y los sobrevivientes de la masacre en la que cayeron tanto de su
pueblo estaban entonces cruzando el desierto en búsqueda de un nuevo hogar. Madame
Blavatsky pensó que bajo estas circunstancias México se veía como una región que invitaba a
arriesgar nuevamente su vida, y se dirigió mientras tanto a Nueva Orleans. (34)

Allí, investigó los Vudús, pero se le previno en una visión que la secta tenía prácticas
peligrosas, y la abandonó inmediatamente. Sinnett continúa:

Ella viajó a través de Texas hasta México, y se dio maña para ver bastante de ese
inseguro país, protegida en estos peligrosos viajes solamente por su propia audacia y por
varias personas que de tiempo en tiempo se interesaron en su bienestar. Ella hablaba con
especial gratitud de un anciano canadiense, un hombre conocido como Pere Jacques que ella
encontró en Texas, en el momento en que se encontraba sin ninguna compañía. El la llevó con
seguridad a través de algunos peligros a los cuales entonces ella estaba expuesta... Sus viajes
durante 1852 la trajeron hasta América Central y del Sur donde ella visitó ruinas antiguas.

Algunas de estas exploraciones se describen en Isis. (35)

Habiendo decidido que era el momento de dirigirse a India, Sinnett escribe, “ella escribió a
cierto inglés que había encontrado en Alemania dos años antes, y de quien sabía se encontraba en la
misma búsqueda, para que se uniera a ella en las Indias Occidentales, con el objeto de viajar a
Oriente juntos”. Otro amigo viajero se agregó a la partida, un Hindú que Blavatsky halló en
Honduras. El probó ser un Chela, o pupilo de los Maestros “Los tres peregrinos del misticismo
viajaron vía el Cabo [de Buena Esperanza] hasta Ceilán, y de allí en barco hasta Bombay”,
arribando a finales del año 1852. Entonces el grupo se dispersó “cada uno se inclinó hacia alguna
finalidad diferente”. (36)
En una carta al Príncipe Dondoukov se descubre más información sobre la primera estadía en
India de HPB, en ella habla de su maestro:

En Inglaterra lo vi solamente dos veces y en nuestra última entrevista él me dijo: “Tu


destino se encuentra en India, pero más tarde, en 28 o 30 años. Ve allí [ahora] y observa el
país”. Yo fui allí -por qué ¡no lo se! Estaba como en un sueño. Permanecí cerca de dos años,
viajando y recibiendo dinero cada mes -no tenía idea de quién, y siguiendo fielmente el itinerario
que me había sido dado. Recibí cartas de este Hindú, pero no lo vi ni una sola vez durante
aquellos dos años. (37)

Antes de abandonar la India, realizó un intento para entrar al Tibet a través del Nepal, pero
no tuvo éxito debido a la oposición del Residente Británico. (38) HPB dio toda esta información a
Sinnett recién 30 años después, cuando la verificación era muy difícil, dando a los escépticos una
excusa para dudar de su veracidad. Otro inconveniente era que su primera visita a India fue hecha
mucho después. Sin embargo, apoyada por el Residente Británico, la versión salió a la luz dos años
después de la muerte de HPB.
En 1893, Olcott y un amigo, viajaban en tren por la India y encontraron a un oficial retirado
de la armada, el Mayor General Charles Murray. Durante el curso de la conversación se mencionó
la asociación de Olcott con la Sociedad Teosófica y Murray señaló que años antes había prevenido a
HPB de no entrar al Tibet. Olcott escribió en la contratapa de su diario los detalles de este
descubrimiento en 1893 y Murray atestiguó con su firma:

El 3 de marzo de 1893, S.V. Edge y yo encontramos en el tren entre Nalhati y Calcuta al


Mayor General C. Murray (retirado) de la Infantería 70va. de Bengala, ahora Presidente de la
Municipalidad de Monghyr, quien se encontró con HPB en 1854 o 1855 en Punkabaree a los
pies de las Colinas Darjeeling. El era entonces Capitán comandante de los Mineros y
Zapadores Sebundy. Ella trataba de entrar al Tibet vía Nepal “para escribir un libro” y para
esto deseaba cruzar el río Rungit. El Capitán Murray fue informado por el guardia que una
36
dama europea había pasado hacia ese camino, así que fue detrás y la trajo de regreso. Ella
estaba muy enojada, pero fue en vano. Permaneció con el Capitán y la Señora Murray
alrededor de un mes y partió al ver su plan fracasado. Luego el Capitán Murray escuchó de
ella desde la lejana Dinajpore. Ella parecía tener alrededor de 30 años.
El memo anterior es correcto
C. Murray, Mayor General

Como lo anterior fue publicado en abril de 1893 en El Teósofo publicado en India (39) Murray
podría haber contestado si no fuera correcto. Aparentemente nadie se ocupó en verificar el relato
de Olcott con el registro militar del mayor general hasta 1952; una Señora Stanley en Londres
escribió pidiendo detalles (40). Hacia 1854 y 1855, los registros establecen que Murray era
“comandante de los Mineros y Zapadores Sebundy”. Marion Meade registra que Murray “le dijo a
Olcott en 1854 o 55 que una mujer europea había tratado de cruzar la frontera pero que los
guardias la habían traído de vuelta” (41). Es evidente que Murray mencionaba específicamente a
Blavatsky. Meade, como muchos biógrafos de HPB, señala que durante los diez años en que estuvo
fuera de Rusia, jamás puso un pie en India y que llevaba una vida inmoral en las capitales de
Europa, que por ello los relatos de sus viajes eran ingeniosos inventos y sus enseñanzas inexistentes.
El Dr. Rawson provee evidencias de la estadía de HPB en los Estados Unidos y en India
durante el período en cuestión. Respecto de India, él escribe la siguiente carta publicada en 1878
para refutar la acusación de que ella jamás había estado en Oriente:

[Algunos] de mis conocidos, han encontrado a Madame Blavatsky en el lejano oriente;


otros han escuchado de su estadía allí; por ejemplo, el eminente físico y cirujano David E.
Dudley, M. D. de Manila; [y] el Señor Frank A. Hill de Boston, Mass. quien estaba en India hace
algunos años... El editor del Builder de esta ciudad [Nueva York], Sr. William O´Grady, un
nativo de Madrás, India, visita a Madame Blavatsky frecuentemente [en Nueva York] habiéndola
conocido en India.
¿Por qué repetir estas evidencias? Un testimonio aceptable es suficiente -cientos son
insuficientes para el alma que se niega (42).

En 1854, luego que el plan de HPB para entrar al Tibet fuera arruinado por Murray, ella
partió de India. Ella explicó al príncipe Dondoukov que cuando su maestro le escribió “regresa a
Europa y has lo que quieras pero está siempre lista para regresar”, ella tomó “un pasaje en el
Gwalior que naufragó cerca del Cabo, pero fue salvada con otras veinte personas” (43). No hay
detalles disponibles de lo ocurrido.

Capítulo 4
Segundo Tiempo

Cuando HPB regresó a Inglaterra, se desarrollaba la Guerra de Crimea entre Tuquía y Rusia.
Luego, en abril de 1854, el Zar Nicolás I anunció otro estado de guerra entre su país e Inglaterra y
Francia. Para una rusa era un momento difícil estar en Inglaterra, pero Vera dice que HPB fue
detenida allí por un contrato (posiblemente para dar conciertos): “Siendo distinguida por su talento
musical, ella se hizo miembro de la Sociedad Filarmónica” (44).
En junio de 1854, HPB parece haber encontrado nuevamente a su maestro en Inglaterra. Ella
escribe “Lo encontré en la casa de un extraño en Inglaterra, donde se encontraba acompañado de
un príncipe nativo destronado y nuestra relación se limitó a dos conversaciones, las cuales aunque
me produjeron una fuerte impresión por lo inesperadas y su extraño carácter y severidad, se han
-como muchas otras cosas- sumergido en las aguas del Leteo” (45). Cuando decía “un príncipe
nativo destronado” posiblemente se refería a Dalip Singh, el maharaja depuesto de Lahore. Ella
llegó a Southampton el 18 de junio y fue presentada a la Reina Victoria el primero de julio (46). De
allí en adelante HPB abandonó Inglaterra y se dirigió a Nueva York. (47)
En Nueva York, ella renovó su relación con el Dr. Rawson. El ubica el año como 1853, pero
1854 parece más probable. Cuando, como joven artista, él la encontró en el Cairo ella tenía 19
años. Ahora “a los 22 o 23” ella decía:
37
Su rostro era lleno -con forma de luna- el perfil tan preciado en el Oriente; ella tenía
ojos claros y brillantes, apacibles como una gacela en reposo, pero relumbrantes como una
serpiente furiosa y excitada. Su joven figura, hasta los 30 años era flexible, musculosa y con
redondeces, para delicia de un artista. Sus manos y pies eran tan pequeños y delicados como
su plenitud juvenil y jamás perdieron completamente sus cualidades.
[Ella] era casi irresistible en sociedad, porque podía ganar con una sola entrevista la
admiración de cualquier hombre que había vivido lo suficiente fuera de si mismo para
descubrir que no era las tres cuartas partes del universo.

A ella le importaba poco la admiración de los hombres para ella como mujer, él decía: “Como
estudiante”, Rawson señalaba “siempre incansable en el trabajo y jamás satisfecha. Más luz, más
hechos, teorías avanzadas, hipótesis distintas, más sugerencias, siempre empujaba detrás de un
ideal”.

Desde Nueva York, Sinnett registra que HPB “fue por primera vez a Chicago, entonces una
ciudad en pañales... y luego al Lejano Oeste”, procediendo “a través de las Montañas Rocosas con
las caravanas de emigrantes hasta que por último [alcanzó] San Francisco”, donde ella se embarcó
hacia Oriente (48).
Según el trabajo clásico de John Unruh A Través de las Llanuras “las experiencias de los
colonos hacia el año 1805” cuando HPB viajó hacia el Oeste eran “extremadamente desafiantes”.
En ferry a través de ríos torrentosos, pasando a través de las dificultades de desiertos tórridos y
secos. Cuando se rompía la rueda de un vagón, o un buey sucumbía exhausto, los viajeros se
encontraban en tremendos problemas. Las Rocosas se cruzaban por el Paso Sur en Wyoming, a
una altura de siete mil pies.
Luego de cruzar las Rocosas, muchos de los viajeros, de quienes se decía HPB era uno de ellos,
descansó y se proveyó de abastecimientos en Salt Lake City. Se afirma que ella pasó la noche en la
casa de una mujer mormona, la Sra. Emmeline B. Wells (1828-1921), editoras y publicista de El
Exponente Femenino. La Sra. Wells informó a su nieta, la Sra. Daisy Woods, que HPB usaba
zapatos de hombre al tratar de atravesar el rústico país. La impresión era que se encontraba en
ruta a México (49). Unruh menciona que “ante la falta de hoteles y casas de comida, un gran
número de colonos emigrantes se alojaban con familias mormonas durante su estadía en Salt Lake
City (50). Si HPB se dirigía a México y quizás otros países en América del Sur y América Central,
podría haber abordado uno de los numerosos botes costeros con destino a San Francisco, y allí
obtener pasaje para Oriente (51).
Aunque en su primer viaje a India HPB había navegado por el Pacífico, ella jamás lo había
visto desde la costa de las Américas. Esa primer mirada solía ser una experiencia sorprendente
para los viajeros. Walt Whitman recordaba su experiencia con un poema sobre la reencarnación
“Mirando hacia Occidente desde las Costas de California” que dice cuántas edades antes comenzó
su peregrinaje hacia occidente desde la antigua India; y ahora:

Mirando desde las costas de California,


Preguntándome, incansable,
buscando lo no encontrado.
Yo, un niño, muy anciano...
hacia la casa de maternidad... miro lejana,
Miro desde las costas de mi mar del oeste,
hasta el círculo casi rodeado;
Avanzando hacia occidente desde Indostán,
desde los valles del Kashmir...
Habiendo vagado desde entonces,
alrededor de la tierra merodeado,
Ahora mira otra vez hacia el hogar,
38
otra vez con gozo y alegría
(Pero ¿dónde está aquello que comencé hace tanto?
Y por qué no lo he encontrado todavía?) (52)

Cuando HPB cruzó el Pacífico, alcanzando Calcuta en algún momento del año 1855 o 1856
(53) quizás preguntó lo mismo con respecto de su búsqueda en la vida: ¿Por qué no lo he
encontrado todavía?

Capítulo 5
Sabios del Oriente

Recordemos que en su primer viaje a India, aunque HPB fue bajo la dirección de su maestro,
jamás lo vio. En este otro viaje fue distinto. En los extractos siguientes de Isis sin Velo, HPB parece
unir ambas visitas en una:

Cuando, hace años, nosotros † viajamos por primera vez a Oriente, explorando lo más
íntimo de sus santuarios desiertos, dos preguntas tristes y recurrentes oprimían nuestros
pensamientos: ¿Dónde, Quién, Qué es Dios? ¿Quién vio al Espíritu Inmortal del Hombre, como
para poder estar seguro de la inmortalidad del hombre?
Fue en esta ansiedad para resolver estos problemas desconcertantes que entramos en
contacto con ciertos hombres, capacitados con poderes tan misteriosos y profundo
conocimiento que podíamos designarlos en verdad como los sabios del Oriente... Ellos nos
mostraron que mediante la combinación de la ciencia y la religión [itálicas añadidas] la
existencia de Dios y la inmortalidad del espíritu del hombre podía demostrarse como un
problema de Euclides.
Por primera vez se nos aseguró que la filosofía oriental no tenía lugar para otra fe que
una fe absoluta e inamovible en la omnipotencia de la identidad inmortal del mismo hombre.
Se nos enseñó que esta omnipotencia viene del parentesco del espíritu del hombre con el Alma
Universal- ¡Dios! Este último, ellos decían, jamás se puede demostrar a través del anterior. El
espíritu-hombre comprueba el espíritu-Dios como la gota de agua comprueba una fuente de la
cual debe haber venido.

Así, ella añade, cuando uno ve seres humanos, como estos sabios del Oriente “desplegando
tremendas capacidades, controlando las fuerzas de la naturaleza y abriendo a la vista el mundo del
espíritu, la mente reflexiva se sobrecoge con la convicción de que si un Ego espiritual humano
puede hacer estas cosas, las capacidades del ESPIRITU PADRE † deben ser relativamente mucho
más vastas, igual que el océano sobrepasa la simple gota en volumen y potencia. Ex nihilo nihil fit;
comprobada el alma del hombre mediante sus maravillosos poderes -¡tu has comprobado a Dios!...
tal conocimiento no tiene precio; y ha estado oculto solamente para aquellos que no lo ven, lo
ridiculizan o niegan su existencia.” (54)

Cuando se encontraba en India, HPB escribió a Sinnett: “Viajo de un lugar a otro, jamás digo
que soy rusa, la gente me toma como yo quiero... Si describiera mi visita a India solamente de ese
año, tendría para un libro entero” (55).
Algo de esto se convirtió en un libro, Grutas y Selvas de Indostán. Originalmente eran una
serie de artículos que ella escribió desde 1878 hasta 1886 bajo el nombre de pluma de Radda Bai y
que apareció por primera vez en la Crónica de Moscú, editado por el famoso periodista ruso M.N.
Karkov. Despertaron tanto interés, que en 1885 continuaron reimpresas en el Russkey Vestnick de
Karkov (Mensajero Ruso). Las contribuciones de otros notables autores como Rolstoy, Turgenev y
otros eran frecuentes en este periódico.
Las historias en forma de ficción, registraban en parte los viajes de HPB con su maestro,
quien en Grutas y Selvas (56) aparece bajo el seudónimo de Gulab Singh (57). Allí ofrecí hechos y
personajes verdaderos”, ella escribió a Sinnett, “reuniendo solamente tres o cuatro meses de los
39
hechos y sucesos recogidos a través de años como algunos fenómenos del Maestro” (58). Muchos de
ellos, ella dijo, ocurrieron durante su segunda visita a India. Una revisión de las series ha sido
escrita por Zinaida Venegrov en su artículo sobre la vida de HPB en la Enciclopedia Crítico-Rusa de
Escritores y Sabios Rusos (1892).
Venegrov hace una crítica de algunas fases de la carrera de HPB pero tiene solo alabanzas
sobre el libro revisado:

Grutas y Selvas de Indostán no se puede incluir entre las descripciones comunes de las
tierras extrañas. El autor no es sólo una curiosa turista que describe las maravillas que ha
observado, sino mas bien un miembro de una expedición científica, con el propósito de
estudiar las bases de la historia humana a través de la civilización india. Este propósito
específico está siempre allí en la narrativa de Radda-Bai, y le ofrece un encanto particular. La
autora enfatiza todo lo que señala al gran pasado de la nación ahora esclavizada. Ella ofrece
simples pero artísticas descripciones de las construcciones magníficas que se extienden por
toda la India desde tiempos inmemoriales, inmaculadas por los milenios pasados... Pero
aparte de los trabajos de arte que muestran las alturas de la civilización Hindú, o los
lujuriosos paisajes retratados por Blavatsky, donde la realidad desafía la imaginación, lo que
capta su atención es el estilo de vida... porque ella no vivió en las secciones europeas de las
ciudades sino en hogares hindúes (bungalows) entre nativos...
Al leer su libro, uno no debe olvidar ni un momento de que Radda-Bai es primero y
principalmente una teósofa, que ella fue a India en búsqueda del conocimiento secreto de
Oriente y que su atención se centra por sobre todo sobre las enseñanzas de los sabios
hindúes... Ella estaba especialmente interesada en la misteriosa escuela de Yogis-Raja,
hombres sabios y santos, quienes mediante un entrenamiento especial de sus poderes
espirituales, lograron la habilidad de producir milagros incuestionables; así, el Yogi-Raja
Gulab Singh, a quien Blavatsky conocía personalmente... le respondió preguntas no verbales;
desaparecía y reaparecía cuando nadie lo esperaba; abrió ante los viajeros entradas secretas
en montañas que conducían a templos maravillosos subterráneos, etc. Y todo esto lo hizo con
facilidad, siempre con explicaciones naturales para sus acciones. Muchos de los fenómenos de
Gulab Signh descritos por Blavatsky no son diferentes de los que ella produjo posteriormente.
¿Podría ser que ella obtuviera del misterioso Gulab Singh la habilidad para “crear” y
desintegrar objetos? (59)

La primera traducción inglesa de Grutas y Selvas apareció en 1892 pero no era completa. Fue
realizada por Vera Johnston, la sobrina de HPB. Una nueva traducción, de más de 700 páginas, se
encuentra ahora disponible en las serie Collected Writtings de Blavatsky. Un segundo volumen de
escritos rusos que completará la serie debe ser aún publicado.

Habiendo fracasado en su primer intento para entrar en Tibet a través del Nepal, esta vez
HPB trató a través de Kashmir. En el registro del Coronel Olcott sobre su encuentro con el Mayor
General Murray, que saboteó su primer intento, el coronel añade:

Tuve noticias de su segundo intento tibetano por un caballero Hindú que vivía en
Bareilly, mientras me encontraba en una de mis recorridas oficiales por India del Norte. La
primera vez que HPB llegó a una estación luego de nuestro arribo a India (en 1879) este
caballero la reconoció como la dama europea que había sido su huésped años antes, cuando
ella se dirigía hacia el norte para tratar de entrar al Tibet vía Kashmir. Tuvieron una amable
charla sobre los viejos tiempos (60).

Kashmir se encuentra en la parte noroeste de la India, y partes de ella se llamaron alguna vez
el Pequeño Tibet. Más al norte se encuentra el Tibet occidental, al que HPB buscaba entrar en este
viaje. Sin embargo ella falló en su principal objetivo: alcanzar el centro oculto del Tibet oriental

40
donde su maestro y sus adeptos compañeros solían vivir. El Tibet oriental incluye Lhasa, la capital
del país y asiento del Dalai Lama.
Sinnett registra que previamente a su entrada al Tibet, HPB fue alcanzada en Lahore por un
amigo alemán de su padre, un ex-ministro luterano de nombre Külwein [Kühlwein]. Como
planeaba un viaje a Oriente con dos amigos, el Coronel Hahn, ansioso sobre el bienestar de su hija,
le pidió que la localizara. (61)
Los cuatro viajaron juntos a través de Kashmir en compañía del shaman Tartar, que iba en
ruta a su hogar en Siberia luego de veinte años de ausencia. El shaman se dedicó a HPB, creyendo
que podía ser una influencia con las autoridades rusas para que permitieran su regreso.
Utilizando varios disfraces, la partida pensaba entrar al Tibet. Külwein se enfermó y quedó
detrás. Sus dos amigos fueron devueltos por los guardias, pero dejaron pasar al shaman y HPB.
Sus rasgos mongoles quizás eran su mejor disfraz. Algunas de sus historias se relatan en Isis. Uno
de los incidentes se refiere a un talismán que el shaman usaba debajo de su brazo izquierdo:

“¿Cuál es el uso [del talismán] y cuáles son sus virtudes?” fue la pregunta que se solía hacer a
nuestro guía. El jamás respondió a esta pregunta directamente; evadió toda explicación,
prometiendo que tan pronto llegara una oportunidad y estuvieran solos, pediría a la piedra
que contestara por si misma. Con esta esperanza tan indefinida, nuestra imaginación quedó a
cargo de todo. Pero el día en que la piedra “habló” no tardó mucho. Sucedió durante las
horas más críticas de nuestras vidas; en un momento en que la naturaleza vagabunda de un
viajante había llevado a la escritora a tierras lejanas, donde no se conoce ninguna civilización
ni hay garantías de seguridad en ningún momento.

Los vecinos de la villa en la cual vivían habían desertado en masa para atestiguar una
ceremonia buddhista, y fue oportuno para el shaman demostrar los poderes de la piedra:

...colocando su mano en su pecho él retiró la pequeña piedra de una medida


aproximada a una nuez, y cuidadosamente, la desenvolvió, y aparentemente la tragó. En
pocos momentos sus miembros se extendieron, su cuerpo se puso rígido y cayó, frío e inmóvil
como un cadáver. Salvo un ligero movimiento de labios, a cada respuesta pronunciada...
Durante dos horas se nos ofrecieron las pruebas más substanciales e inequívocas de que el
alma astral del shaman viajaba a requerimiento de nuestro deseo no expresado.

Uno de los pedidos de HPB fue visitar una amiga, una dama rumana de Walachia, y traer el
pensamiento presente de esta persona. La voz anunció que la anciana dama estaba sentada en su
jardín leyendo una carta. HPB rápidamente procuró papel y lápiz para escribir las palabras
lentamente, fonéticamente en lenguaje Walachio, el cual no conocía, salvo que lo reconocía. La
carta fue posteriormente enviada a la mujer con la pregunta de qué hacía durante el día en
cuestión. Esta mujer “una mística por naturaleza, pero una descreída en esta clase de fenómenos
ocultos” respondió que “ella estaba sentada en el jardín esa mañana ocupada prosaicamente en
hervir algunas conservas; la carta que HPB envió a ella era palabra por palabra la copia de una
recibida de su hermano; en un momento -a causa del calor, ella pensó- se desmayó y recordó haber
soñado claramente ver a la escritora en un desierto lugar que describió con precisión, sentada bajo
una carpa “gitana”. “Luego” añadió, “no pude dudar más... La hora en Bucarest corresponde
perfectamente con la del país en el cual la escena se había desarrollado”.
HPB continúa:

Pero nuestro experimento fue probado aún mejor. Habíamos dirigido al ego interno
del shaman al mismo amigo aquí mencionado en este capítulo, el Kutchi de Lhasa, que viaja
constantemente a India Británica y regresa. Sabemos que fue avisado de nuestra situación
crítica en el desierto; porque unas horas después llegó ayuda, y fuimos rescatados por una
partida de 25 jinetes enviados por su jefe a nuestro encuentro, algo que ningún hombre
dotado de poderes comunes pudo haber sabido. El principal de esta escolta era Shaberon, un
“adepto” que no había visto nunca antes, ni lo vi nunca más después, porque jamás

41
abandonaba su soumay (lamasería) y no tuvimos acceso a ella. Pero él era un amigo personal
del Kutchi. (62)

“Este incidente” dice Sinnett, “puso punto final al merodear de Blavatsky por el Tibet” y “ella
fue conducida de regreso a la frontera por caminos y pasos de los cuales ella no tenía conocimiento
previo...” El añade que ella “fue dirigida por su guardián oculto para abandonar el país
brevemente antes de que comenzaran los problemas en India en 1857”. Esto se refiere al Motín
Sepoy, que estalló en mayo y se extendió tanto que la ley británica estuvo seriamente amenazada.
HPB partió de Madrás en un velero holandés y fue a Java por orden de su maestro “para cierto
trabajo” (63). Luego, ella regresó a Europa.

PARTE 3
Los Años de Maduración

Capítulo 1
Regreso a Rusia

Era la noche de Navidad y el año 1858 llegaba a su fin. La hermana de HPB, Vera y su padre,
el Coronel Hahn, se encontraban en una fiesta de casamiento en el pueblo de Pskov, no lejos de San
Petersburgo. La hermana, ahora una joven viuda con dos niños pequeños, pasaba el invierno en el
estado de sus parientes políticos, los Yakhontovs y allí se desarrollaba la recepción de la boda.
“Todos estaban sentados para la cena” recuerda Vera “los coches llegaban uno tras otro
cargados de invitados y la campana de la puerta sonaba sin interrupción. En el momento en que el
mejor amigo del novio se levantaba con una copa de campaña en sus manos, para proclamar sus
buenos deseos para la feliz pareja -un solemne momento en Rusia- la campana sonó otra vez
impacientemente. Vera “movida por un irrefrenable impulso, y sin tener en cuenta que la sala
estaba llena de sirvientes, saltó y para sorpresa de todos corrió a abrir la puerta ella misma. Ella
estaba convencida... ¡era su hermana perdida largo tiempo atrás!” “¡Y allí, de pie ante la puerta,
estaba Madame Blavatsky!” (1)
Al regresar de India, HPB había pasado varios meses en Francia y Alemania, y luego algún
tiempo en San Petersburgo comunicándose con sus familiares. El primer familiar que ella alcanzó
fue Nadya, a quien le pidió que no le dijera a los demás. HPB tenía temor de que su marido
reclamara sus derrechos maritales, así que pidió a Nadya, en tiflis, que se comunicara con Nikifor.
El respondió:

Puedes asegurar a H.P. por mi palabra de honor que jamás la persiguiré... Desde el
momento de mi desgracia y su consecuencia, he estado trabajando en mi carácter para que
nada me afecte. Muy a menudo hasta río por las estupideces cometidas... Uno puede
acostumbrarse a cualquier cosa. Así que me he acostumbrado a una vida feliz en Erivan, sin
Helena.(29)

Luego de la llegada de su hermana a Pskov, Vera naturalmente esperaba un relato completo


de sus viajes pero sólo supo que Helena “viajó por toda Europa, América y Asia” (3). Más tarde,
explicando su reticencia a Sinnett, HPB escribe: “Desde los 17 a los 40 años me tomé el cuidado de
no dejar ningún rastro de mi misma adonde iba... Jamás permití conocer a la gente dónde estaba y
qué hacía. Si hubiera sido una p____ común [mis familiares] lo hubiesen preferido a que estudiara
ocultismo”. Tales estudios significaban para ellos que ella era “vendida a Satán”(4).
Luego que se fundó la Sociedad Teosófica, ella contestó a las preguntas de sus detractores que
cuestionaban sobre su pasado:

Ni siquiera a mis mejores amigos he jamás dado un registro siquiera superficial de


[mis] viajes, ni me propongo gratificar ninguna curiosidad; por lo menos de todos mis
enemigos. Estos son bastante inclinados a creer y desparramar muchas historias increíbles
sobre mi, e inventar nuevas según pasa el tiempo y las viejas historias se gastan. ¿Por qué,
nuevamente, no lo harían si no creen en los adeptos teosóficos [o maestros de sabiduría]? (5)
42
A los amigos corresponsales HPB escribía con un tono distinto: “Hay varias páginas de la
historia de mi vida que jamás mencionaré, y moriré primero, no porque me avergüencen, sino
porque ellas son demasiado sagradas” (6).

Capítulo 2
Maravillas Ocultas

Vera Zhelihovsky escribe en una serie de artículos sobre su hermana, publicados en la revista
rusa Rebus:

La gente que leía periódicos y revistas más de una vez se encontraban con el nombre de
Helena Petrovna Blavatsky. Sería imposible recopilar todas las calumnias y cosas absurdas
que sus propios compatriotas habían dicho de ella- desde fraude y charlatanería hasta
crímenes serios. Todos conocíamos bien a H.P.B., y la conocíamos íntimamente desde su
temprana niñez hasta su madurez. Habíamos pensado en una oportunidad en presentar unos
breves ensayos en series sobre ella para aquellos interesados en sus rasgos personales. Si
nuestro relato era o no era creído, no nos importaba, nos bastaba con decir la verdad, la única
verdad dicha sobre ella en Rusia.

Dos de estas series se hicieron tan populares que pronto aparecieron en dos folletos.
Cuando HPB regresó a Rusia en 1860, Vera relata que “ella estaba rodeada por una
misteriosa atmósfera de manifestaciones visibles y audibles, perceptibles pero totalmente anormales
e incomprensibles para todos aquellos que la rodeaban” (7). HPB más tarde dijo a W. Q. Judge, un
co-fundador de la Sociedad Teosófica que “este fue un período en que ella dejaba jugar a sus
fuerzas psíquicas, aprendiendo a comprenderlas controlarlas”(8).
Vera escribe:

Todos aquellos que vivían en la casa notaban estas cosas extrañas que sucedían. Se
escuchaban constantemente golpes secos, suspiros y sonidos misteriosos e inexplicados adonde
fuera la recién llegada. Según su voluntad, ella podía incrementar o disminuir esos golpes
secos, comprobando así su afirmación sobre el punto...
Los sonidos no eran simples golpes secos... mostraban extraordinaria inteligencia,
descubriendo el pasado así como el futuro para aquellos que conversaban con a través de
ellos... Más que eso, mostraban el don de descubrir pensamientos no expresados, es decir,
penetraban libremente en los vericuetos más secretos de la mente humana y divulgaban
acciones pasadas e intenciones presentes.

Los familiares de la hermana de Madame blavatsky llevaban una vida social muy
activa, y recibían mucha gente en esos días. Su presencia atrajo un número de visitantes, ella
no dejó a ninguno insatisfecho, porque [por momentos] los golpes secos que ella evocaba
daban respuestas, compuestas de largos discursos en varios lenguajes, algunos desconocidos
[para HPB].
Acostumbrara sentarse tranquila en un diván, o en una silla de brazos, ocupada con
algún encaje y aparentemente no se ocupaba en lo mínimo ni tomaba parte activa en la
batahola que producía a su alrededor. Y la batahola era grande sin duda. Uno de los
invitados recitaba el alfabeto, otro escribía las respuestas recibidas, mientras la misión del
resto era ofrecer preguntas mentales (9).
El fenómeno de los golpes era un proceso lento [mi] hermana podría haber usado
escritura directa, lo que era mucho más rápido, pero ella “tenía miedo de emplearla, según
explicaba, por las sospechas de la gente tonta que no comprendía el proceso” (10).

HPB, respecto del proceso de los golpes, lo explicaba así:

43
Siempre que el pensamiento de una persona debe ser comunicado a través de golpes secos...
primero ella debe leer todo sobre... el pensamiento del que pregunta, habiéndolo hecho,
recordarlo bien luego de que éste desaparezca; observar las letras del alfabeto como son leídas
o señaladas, preparar la corriente volitiva que debe producir el golpe en la letra correcta y
luego percutirla en el momento correcto en la mesa o cualquier otro objeto elegido como
vehículo de sonidos o golpes. Un proceso sumamente difícil y mucho menos fácil que la
escritura directa (11).

Dice Vera:

Los escépticos ofrecían las hipótesis más absurdas. Por ejemplo, se sugería que ella debía
producir los golpes por medio de una máquina en su bolsillo, o que golpeaba con sus uñas; la
teoría más ingeniosa era que “cuando sus manos eran visibles y estaban ocupadas con algún
trabajo, ello lo hacía con el dedo gordo del pie.”
Para finalizar todo esto, ella permitió que se la colocara bajo las más estúpidas
demandas; ella fue registrada, sus manos y pies se ataron con una cuerda, permitió ser
colocada sobre un sofá, se le sacaron los zapatos y sus manos y pies se sostuvieron contra una
almohada suave, a la vista de todos, y luego se le pidió que produjera los golpes en el extremo
de la habitación. Declaró que trataría, pero que no podía prometer nada; sin embargo, sus
órdenes fueron inmediatamente obedecidas, en especial cuando la gente se interesaba más
seriamente. Estos golpes se produjeron a su mandato sobre el cielorraso, sobre el alféizar de
la ventana y cada parte del moblaje de la habitación de al lado y en lugares bastante distantes
de ella.
Por momentos, ella se vengaba practicando bromas sobre aquellos que dudaban de
ella. Así, por ejemplo, un día los golpes venían desde dentro de los anteojos del joven profesor
M____, mientras ella estaba sentada en el otro extremo de la habitación, y eran tan fuertes
que casi hicieron saltar sus anteojos fuera de su nariz y le hicieron empalidecer de pavor.
Otra vez, una dama, un esprit fort, muy vana y coqueta, ante la pregunta de quién era el mejor
conductor de tales golpes, recibió una respuesta extraña y muy desconcertante. La palabra
“oro” fue golpeada, y luego vinieron las palabras “te lo probaremos inmediatamente”.
La dama sonreía con sus labios ligeramente abiertos. La respuesta no había llegado,
luego ella comenzó a empalidecer, saltó de su silla y cubrió su boca con su mano. su rostro
estaba convulso con temor y asombro... ¡la dama había sentido una violenta conmoción y
golpes en el oro de su diente artificial!
Salió corriendo de la habitación, con su secreto revelado (12).

En ese tiempo, Vera y casi todos los demás atribuían estos fenómenos a los poderes
mediumnísticos de su hermana, pero HPB siempre lo negaba:

Mi hermana pasó la mayor parte de su viaje de diez años en India, donde, como todos
saben, las teorías espiritistas del contacto con los muertos se consideran despreciables. El
fenómeno llamado mediumnidad se explica allí mediante causas absolutamente diferentes -un
origen que mi hermana considera muy por debajo de su dignidad para tener en cuenta... Ella
aún insiste que fue poseída entonces, como ahora, por un poder diferente -aquél de la clase
usado por los sabios hindúes, los Raja-Yogis. Ella afirma que las sombras que ha percibido en
su vida no eran fantasmas de espíritus de los muertos, sino apariciones de quellos amigos
todo-poderosos en sus cuerpos astrales.
De cualquier forma, cualquiera sea la fuerza que produce los fenónemos, estos
fenómenos ocurrieron constantemente durante todo el tiempo que mi hermana Helena y yo
permanecimos en Yakhontovs, ante los ojos de creyentes y no creyentes indistintamente,
asombrando a todos (13).

Las dos excepciones eran Pedro von Hahn, su padre y Leonid, su hermano. Las dudas de
estos concluyeron una tarde cuando la sala de los Yakhontov se encontraba llena de visitantes. La
historia de Vera está resumida, pero solamente usamos sus palabras:
44
El hermano era un joven fuerte y musculoso, saturado con la sabiduría latina y alemana de la
Universidad, y no creía en nada ni nadie. Se colocó de pie detrás de la silla de su hermana y
escuchó sus relatos de cómo, algunas personas, que se llamaban a si mismas médiums, hacían
que objetos livianos se convirtieran en pesados de manera que era imposible levantarlos; y
otros que eran naturalmente pesados se hicieran livianos.
“¿Y tu dices que puedes hacerlo?” preguntó irónicamente el joven.
“Los médiums pueden, yo lo he hecho ocasionalmente; aunque no puedo asegurar el
éxito” contestó fríamente Madame Blavatsky.
“¿Pero tratarías?” preguntó alguien en la habitación; e inmediatamente todos se
unieron al requerimiento.
“Trataré” dijo HPB, “pero les pido que recuerden que no prometo nada. Simplemente
fijaré esta mesa de ajedrez. Aquél que desee hacer el experimento, que la levante ahora, y
luego trate de levantarla nuevamente después que la haya fijado”
“¿Quieres decir que no tocarás la mesa?”
“¿Por qué debería?” contestó Mme. Blavatsky con una tranquila sonrisa.
Al escuchar la extraordinaria afirmación, uno de los hombres jóvenes se dirigió
decididamente a la pequeña mesa de ajedrez y la levantó como una pluma.
“Bien” dijo HPB. “¡Ahora dejadme por favor sola y permaneced detrás!”
La orden fue obedecida, un gran silencio cayó sobre el grupo. Todos, conteniendo el
aliento, observaban ansiosamente qué haría ahora Mme. Blavatsky. Aparentemente, sin
embargo, no hizo absolutamente nada. Simplemente fijó sus grandes ojos azules sobre la
mesita y se mantuvo mirándola intensamente. Luego, sin retirar su mirada, ella
silenciosamente, con un gesto de su mano, invitó al mismo joven a que la levantara. El se
acercó, y tomó la mesa por una pata con gran seguridad. ¡La mesa no pudo ser alzada!
Entonces la tomó con ambas manos; la mesita permaneció como atornillada al piso. ¡Se puso
rojo con el esfuerzo, pero todo fue en vano!
Hubo un estallido de aplausos; el joven, muy confundido dijo lentamente “¡Bien, este es
un buen chiste!”
“¡Sin duda es uno bueno!” repitió Leonid. Una sospecha había cruzado por su mente, que el
joven visitante estaba en complicidad secreta con su hermana. “¿Puedo tratar también?”
preguntó repentinamente.
“Por favor hazlo querido” fue la respuesta sonriente.
Su hermano, sonriente se acercó a la mesa y la tomó por la pata. Pero su sonrisa se
desvaneció instantáneamente, para dar lugar a una expresión de increíble sorpresa. Le dió un
tremendo tirón, pero la pequeña mesa siquiera se conmovió. Aplicando a su superficie todo su
pecho poderoso, la empujó. “¡Qué extraño!” dijo, con una aturdida expresión de espanto.
Con su acostumbrada risa descuidada, HPB dijo “Trata de levantarla ahora”.
Empújala de una pata, Leonid casi se dislocó el brazo, ¡la levantó como una pluma!” (4).

Sinnett registra:

Madame Blavatsky establece que estos fenómenos pueden ser producidos de dos formas
diferentes: 1º A través del ejercicio de su propia voluntad dirigiendo las corrientes magnéticas
de manera tal que la gravedad de la mesita se hizo tal que ninguna fuerza física podría
moverla; y 2º por medio de la acción de aquellos seres con los cuales se encontraba en
constante comunicación, y los cuales, aunque invisibles, podían sostener la mesa contra
cualquier oposición. (15)

Capítulo 3
San Petersburgo y Rugodevo

Durante la primavera de 1859, HPB, su padre y Vera se encontraban en San Petersburgo en


un viaje de negocios. Ellos paraban en el Hotel de París. Sus mañanas estaban ocupadas en

45
negocios y sus tardes y noches con las visitas que recibían, no había tiempo para siquiera mencionar
los fenómenos.
Una noche, recibieron la visita de dos viejos amigos de Pedro von Hahn. Ambos tenían
muchísimo interés en el espiritismo y por supuesto, estaban ansiosos de ver algún fenómeno. Según
Vera:

Luego de unos pocos fenómenos exitosos, los visitantes se declararon definitivamente


felices y sorprendidos y algo confundidos respecto de los poderes de Madame Blavatsky, pero
no podían comprender la indiferencia de su padre. allí estaba, fríamente sentado en su
“grande patience” con sus cartas, mientras ocurrían fenómenos tan maravillosos a su
alrededor. Al preguntarle, contestó que todo era una tontería. Esto dejó a los dos viejos
caballeros desconcertados e insistieron que el Coronel Hahn se fuera a la otra habitación,
escribiera una pregunta en un pedazo de papel y lo colocara en su bolsillo sin dejar que nadie
lo viera (16). Consintiendo finalmente, él volvió a su solitario, asegurando a sus amigos que
antes de creer en tal tontería “creería en la existencia del demonio, ondinas, hechiceros y
brujas; y se pueden preparar para encerrarme en un asilo de lunáticos”.
Por medio de golpes secos y un alfabeto conseguimos una palabra, pero era muy
extraña, un absurdo grotesco que evidentemente no se relacionaba con nada que pudiera
suponerse su padre hubiera escrito. Todos habíamos esperado alguna frase complicada, nos
miramos unos a otros, dudando de leerla en voz alta. A nuestra pregunta, si eso era todo, los
golpes secos se hicieron más energéticos: ¡Sí... sí, sí, sí!!!
[Notando] nuestra agitación y cuchicheos, el padre de Madame B. nos miró por sobre sus
espejuelos y preguntó: “¡Bien! ¿tienen alguna respuesta? ¡Debe ser algo muy elaborado y
profundo sin duda!”
“Sólo tenemos una palabra, Zaitchik”.
¡Fue digno de ver el extraordinario cambio que sufrió el rostro del hombre con esta
única palabra! Palideció como si muriera. tomando de su bolsillo el papel que había escrito
en la habitación de al lado, lo tendió en silencio hacia su hija e invitados. Decía: “¿Cuál es el
nombre de mi caballo de batalla favorito que cabalgó conmigo durante mi primera campaña
turca?” y un poco más abajo, entre paréntesis (“Zaitchik”).
Esta solitaria palabra tenía un enorme efecto sobre el viejo caballero. Como suele
suceder con los escépticos inveterados, una vez que había descubierto que en verdad había
algo en las afirmaciones de su hija mayor y que eso no tenía nada que ver con el engaño o los
trucos, el se zambulló en la región de los fenómenos con todo el celo de un ardiente
investigador (17).
Luego que se fueron, los visitantes difundieron lo que habían atestiguado. Muy pronto
grandes grupos de personas los visitaban para ver por sí mismos. El fenómeno más exitoso
sucedió en momentos en que nos encontrábamos solos, cuando nadie vigilaba
experimentalmente o hacía inútiles exámenes, y cuando no había nadie para convencer o
iluminar... Recuerdo bien cómo, durante una gran reunión en la tarde con varias familias de
amigos que habían venido de lejos para confirmar los fenómenos, HPB no produjo nada, †
pero apenas ellos se habían ido, todo en la habitación pareció cobrar vida. Los muebles
actuaban como si cada pieza de ellos estuviera animada y dotada con voz y lenguaje, pasamos
la noche y gran parte de la noche como si estuviéramos entre paredes encantadas de un
palacio mágico de alguna Scheherazade.
Es mucho más fácil enumerar los fenómenos que no ocurrieron durante aquellas horas
memorables, que describir aquellos que si lo hicieron. En el momento en que nos sentábamos
para cenar en el comedor, sonaron fuertes acordes en el piano del apartamento adjunto,
cerrado con llave y ubicado de tal manera que podíamos ver la puerta a través de una gran
puerta abierta.
Luego, a una orden de Madame Blavatsky vinieron a ella por el aire su tabaquera, su
caja de fósforos, su pañuelo de bolsillo, o cualquier otra cosa que pidiera o se le solicitara.

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† Cuando esto fue traducido al inglés para Sinnett, HPB añadió: “simplemente porque ella estaba
cansada y disgustada con la sed insaciable por los fenómenos. Como en 1880 -1850 y 1860. La
gente jamás se satisfacía con lo que conseguían y pedían siempre más”. (Blavatsky, Collected
Writings 14:479)
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Luego, al tomar asiento, todas las luces de la habitación de apagaron, tanto lámparas como
velas de cera, como si un poderoso viento hubiese soplado por todo el apartamento; y cuando
encendimos instantáneamente un fósforo, allí estaban todo los muebles pesados dados vuelta,
sofás, sillones, mesas, como por manos invisibles... (18)

Como HPB explicó más tarde, la expresión “manos invisibles” es correcta. Fueron sus
propias manos y brazos astrales trabajando (19). El cuerpo astral, ella afirmó, se puede extender
hasta algunos pies de distancia de la contraparte física...
Los negocios que habían traído a la familia a San Petersburgo finalizaron, por lo que se
dirigieron a la villa de Rugodevo, recientemente adquirida por el fallecido esposo de Vera. Allí HPB
permaneció aproximadamente un año.
Vera escribe:

Una vez que nos establecimos en la villa, parecíamos haber entrado en un mundo
mágico y nos acostumbramos tanto a los movimientos inexplicables de los muebles, a cosas
transportadas de un lugar a otro y a la interferencia en la vida diaria de una fuerza
desconocida pero racional, que a menudo prestábamos poca atención a cosas que sorprendían
a otras personas por milagrosas. ¡La costumbre, sin duda, se convierte en una segunda
naturaleza!...
Una mañana, papá bajó para su té del desayuno, tenía una expresión extraña en su
rostro. Me asusté al verlo tan afligido y pálido, como si estuviera enfermo, pero él me
aseguró. “No estoy enfermo, pero sí muy molesto. Anoche no he dormido. Justo después que
me fui a la cama tu madre vino a mi dormitorio. La vi de repente, mirándome, con calma y
afecto. Me levanté e iba a saltar sobre ella, pero ella extendió su mano y me pidió que no la
tocara... La voz, el rostro, la forma en que se comportaba, todo era ella. ¡Hasta la costumbre
de fruncir el ceño cuando hablaba!”
Dijo recordar cada palabra de la conversación, pero se negó a revelar lo que ella había
dicho. Un tiempo después, expresó el deseo de verla otra vez, pero jamás sucedió. (20)
La tranquila vida de las hermanas en Rugodevo finalizó por la terrible enfermedad de
Madame Blavastky. Años antes, quizás durante sus solitarios viajes en las estepas de Asia, ella
había recibido una tremenda herida. Nunca pudimos saber cómo se la había hecho. Será
suficiente decir que la profunda herida se reabría ocasionalmente y que durante ese tiempo
ella sufría una tremenda agonía, a menudo con convulsiones y trances en que parecía muerta.
La enfermedad solía durar de tres a cuatro días, y entonces se curaba tan repentinamente
como había llegado, como si una mano invisible hubiese cerrado la herida, sin quedar marca
de la enfermedad. Pero, al principio, la asustada familia no conocía esta extraña peculiaridad,
y su desesperación y temor eran sin duda muy grandes. Se envió por un médico del pueblo
vecino; pero fue de poca utilidad, no tanto por su ignorancia en cirugía, sino debido a un
fenómeno destacable, que le dejó impedido de actuar por el terror de lo que había visto. Casi
apenas había comenzado a examinar la herida de la paciente postrada ante él y
completamente inconsciente, cuando de pronto vio una mano grande y oscura entre la suya y
la paciente que intentaba tratar. La herida estaba cercana al corazón y la mano se movía
lentamente en intervalos desde el cuello hasta el pecho. Para su mayor terror, comenzó en la
habitación un ruido horrible, tal caos de ruido y sonidos desde el cielorraso, el piso, las
ventanas y cada pieza de moblaje en el apartamento, que pidió no ser dejado solo en el
dormitorio con la paciente. (21)

47
Luego que HPB se recobró, el doctor atribuyó la aparición de la mano oscura a la penumbra en la
habitación y la titilante llama de las velas, una explicación que fue tema de risa en toda la comarca
en los meses siguientes.

Vera continúa: “En la primavera de 1860 ambas hermanas abandonaron Rugodevo hacia el
Cáucaso, en una visita a sus abuelos... Durante la jornada de tres semanas desde Moscú a Tiflis...
allí ocurrió una muy extraña manifestación”, pero, ella anota que la más destacada ocurrió “en
Zadonsk... un lugar de peregrinaje donde se conservan las sagradas reliquias de San Tilhon”. Lo
que sucedió, sin embargo, fue suprimido por el censor ruso en la publicación de “La Verdad sobre
Blavatsky”. Afortunadamente, se rescató el original manuscrito de Vera, cuando se preparaba
Incidentes de Sinnett. Aquí está lo que el censor omitió:

[En Zadonsk] se detuvo para descansar, había conseguido que mi perezosa hermana
me acompañara a la iglesia a escuchar misa. Supimos que el servicio de ese día sería
conducido cerca de las citadas reliquias por [uno de los tres “Popes” de Rusia] el
Metropolitano de Kiev, el famoso y erudito Idisoro, a quien ambas habíamos conocido bien en
nuestra niñez y juventud en Tiflis, donde el era... el jefe espiritual de todos los arzobispos y la
cabeza de la iglesia en Georgia... Durante el servicio el venerable anciano nos reconoció, e
inmediatamente despachó un monje para que nos buscara, con una invitación para visitarlo
en la casa del Señor Arzobispo. Nos recibió con gran generosidad. Pero apenas habíamos
tomado asiento en la sala del Sagrado Metropolitano cuando terribles ruidos, sonidos y toques
en todas las direcciones concebibles cayeron sobre nosotros con una fuerza a la que hasta
nosotras estábamos desacostumbradas: cada pieza de moblaje en la gran sala de audiencia
crujía y tronaba -desde el gran candelabro bajo el cielorraso, cada uno de sus caireles de
cristal parecían tener movimiento propio; debajo de la mesa y bajo los mismos codos de su
santidad que se inclinaba encima de ella.
No es necesario decir cuán confundidas y molestas parecíamos -aunque, la verdad me
obliga a decirlo, la preocupación de mi irreverente hermana se moderaba con la alegría que
yo también hubiese deseado. El Metropolitano Isidoro vió nuestra confusión y comprendió,
con su habitual sagacidad, la verdadera causa. El había leído bastante sobre las así llamadas
manifestaciones “espirituales” y al ver un gran sillón planeando hacia él estalló en risas y se
interesó bastante en el fenómeno.

Al enterarse de cuál de las hermanas “tenía tan extraño poder”, el metropolitano recibió el
permiso de HPB para efectuar una pregunta seria a sus “invisibles”. La respuesta era tan
pertinente que él continuó la conversación durante horas; en las palabras de Vera, “expresando
durante todo el tiempo su profundo asombro por ellos y su “conocimiento total” (22).
Años después, Vera repitió la historia en un ensayo ruso sobre la vida de HPB y esta vez
escapó al ojo del censor. Finaliza así:

Isidoro bendijo y consoló a mi hermana sobre el excepcional don que poseía y añadió
preciosas y memorables palabras que permanecieron con ella por siempre como la opinión de
un iluminado sacerdote de la iglesia ortodoxa. El dijo: “¡No hay poder que no venga de Dios!
No haciendo mal uso del poder especial que se te ha conferido, no debes preocuparte por él.
¿Acaso no hay tantos poderes inexplicados en la naturaleza? El hombre no tiene prohibido
aprenderlos. A su tiempo todos ellos serán gobernados y utilizados en beneficio de toda la
raza humana. Que Dios te bendiga por todas las cosas buenas y generosas”(23).

Capítulo 4
Regreso al Cáucaso

Cuando llegó a Tiflis en primavera, HPB vivió con los Fadeyevs durante un año, pero la
reunión con su amada abuela no llegó más allá de agosto, cuando la gran anciana dama falleció.
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El General P.S. Nikolayeff, un asiduo visitante, ofrece una fascinante mirada a su vida
hogareña:

Ellos vivían en la antigua mansión del Príncipe Chavchvadze; la construcción tenía impreso
algo peculiar, algo que evocaba la época de Catalina la Grande. Un largo y tétrico salón, con
los retratos de la familia de los Fadeyevs y la Princesa Dolgorukov; luego la recepción, con sus
paredes cubiertas con Gobelinos [tapices], un presente de la Emperatriz Catalina al Príncipe
Chavchavadze; seguido por el apartamento de la Srta. N. [Nadya] A. Fadeyev, uno de los más
destacados museos [y] una biblioteca extraña y preciosa.
La emancipación de los siervos no alteró en nada la vida de los Fadeyevs, su enorme
conjunto doméstico permaneció con ellos como asalariados y todo siguió confortablemente y
como siempre. Yo amaba pasar mis tardes con los Fadeyevs. A las 11 menos cuarto el
[abuelo] se retiraba...la cena se traía al comedor, las puertas se entornaban y seguía una
animada conversación. A veces sobre literatura contemporánea, o analizábamos problemas
corrientes de la vida rusa; otras veces escuchaba los relatos de algún viajero, o de algún oficial
quemado por el sol que había regresado de la batalla... o nuevamente a Radda-Bai (Helena
Petrovna Blavatsky, nieta de A. M. de Fadeyev) que evocaba tormentosos episodios de su
pasado en América.

A veces, la conversación tomaba un rumbo místico; Radda-Bai parecía convocar presencias


invisibles: “Las velas disminuían su brillo, las figuras sobre los... [tapices] parecían cobrar vida; sin
desearlo, uno sentía una sensación de escalofrío, mientras el cielo occidental todavía se iluminaba
contra el oscuro fondo de la noche sureña” (24).
HPB fue por una temporada a Zugdidi y Kutais, luego de lo cual regresó a vivir otro año con
su abuelo (25). Ella se mantenía ocupada en varias empresas comerciales para mantenerse. Vera
relata que su hermana “era una maestra con la aguja haciendo bellas flores en encaje”, añade:

Para venderlas, ella una vez abrió un próspero negocio. Más tarde ella se ocupó de un
negocio en un campo más amplio de venta de nueces transportadas en balsa, por lo cual ella se
mudó a Mingrelia sobre la costa del Mar Negro †... Mientras se encontraba en Mingrelia,
compró una casa.
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† Vera añade que “ luego [posiblemente en Odesa] ella se involucró en un proceso de extracción de
tinta barata, esta aventura tuvo éxito, pero finalmente vendió el negocio”.
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Sus poderes ocultos, mientras tanto, en vez de debilitarse, fueron cada día más poderosos, y
finalmente ella pareció dominar bajo su voluntad toda clase de manifestaciones. Todo el país
hablaba de ella. La nobleza supersticiosa de Gooriel y Mingrelian comenzó muy pronto a
considerarla una maga, y la gente vino de lejos para consultarla sobre sus problemas
personales [y también para ser curada]. Hacía tiempo que ella había abandonado la
comunicación a través de golpes y prefería -un método mucho más rápido y satisfactorio-
responder a la gente ya fuera verbalmente o por medio de escritura directa (26).

Cuando lo anterior fue traducido para Sinnett, HPB detalló una explicación intrigante sobre cómo
leía los pensamientos de las personas. Ella dice, escribiendo en tercera persona:

Esto lo hacía siempre con plena conciencia y simplemente mediante la observación de los
pensamientos mentales de la gente, según se desarrollaban en sus cabezas en espiral de humo
luminoso, a veces en chorros de aquello que podría tomarse por algún material radiante... [los
cuales] se ordenaban en distintos dibujos e imágenes a su alrededor. A menudo, tales
pensamientos y respuestas se encontraban impresos en su propio cerebro, encubiertos en
palabras y frases, de la misma forma en que los pensamientos originales [lo hacen]. Pero,
hasta donde podemos comprender, las primeras visiones siempre eran más confiables, porque
eran independientes y distintas de sus propias impresiones (de ella), perteneciendo a la
49
clarividencia pura y no a la “transferencia de pensamiento”, el que es un proceso siempre
expuesto a mezclarse con las propias impresiones de mayor viveza. (27)

Mientras estuvo en Mangrelia, contrajo una misteriosa enfermedad y gradualmente se convirtió en


un esqueleto viviente. El médico local le ordenó que regresara a Tiflis. Viajando en un bote nativo
por el río Rion hasta Kutais, ella llegó a Tiflis casi muerta; Vera señala:

Ella nunca habló del tema [su enfermedad] con nadie. Pero tan pronto recuperó su vida y su
salud partió para el Cáucaso. Antes de su partida del país en 1863 [1864] la naturaleza de sus
poderes pareció haber cambiado completamente (28).
... durante casi cinco años tuvimos la oportunidad personal de seguir las variadas y graduales
fases en las transformaciones de la fuerza psíquica de Helena. En Pskoff y Rugodevo, sucedía
a menudo que ella no podía controlar, ni siquiera detener sus manifestaciones. Luego, ella
pareció gobernarlas con mayor plenitud cada día, hasta que después de su extraordinaria y
postrante enfermedad en Tiflis ella pareció... sujetarlas totalmente a su voluntad (29).

Los cinco años en Rusia fueron de intensivo entrenamiento para Blavatsky. Sin embargo, se educe
del ensayo en tinta que sigue que hubo momentos más livianos. En abril de 1862, HPB acudió a la
Opera House de Tiflis para ver el Fausto de Gounod, que cuatro años antes había sido estrenado en
París. Dos de los cantantes principales de esta obra en Tiflis, Agardi y Teresina Mitrovich o
Metrovich, eran buenos amigos de HPB. Teresina hacía la parte de Margarita y su esposo -un
famoso bajo de la época- hacía la parte de Mefistófeles.

(ver dibujo en pág. 77 del libro)


3. Los Metroviches en “Fausto” 1863 (Sociedad Teosófica, Archivos de Adyar)

Capítulo 5
Resumen de Viajes

Igual que cuando abandonara Tiflis una década antes, HPB dice que nuevamente
partió “porque mi corazón estaba enfermo y mi alma necesitaba espacio”. Lo que la hizo partir
fue el tedio de la vida convencional en Rusia y la ausencia de una verdadera libertad (30). Ella se
dirigió a Odesa por un tiempo. Nadie pudo decir con certeza la secuencia de sus viajes, pero aparte
del Irán, Siria, Líbano y Jerusalem, HPB parece haber estado más de una vez en Egipto, Grecia e
Italia. Quizás fue entonces que estudió la Kábala con un erudito Rabí. Ella se carteó con el rabí
hasta que él murió, y su retrato siempre fue para ella una reliquia atesorada.
En 1867, HPB dedicó varios meses a viajar a través de Hungría y los Balcanes. Las ciudades
visitadas se registran en un diario de viajes que aún existe. (31). Sus últimas paradas fueron en
Venecia, Florencia y Mentana (32). Mentana, un pequeño pueblo al noreste de Roma, posee un
significado histórico especial: en la larga lucha de Italia por su libertad, el 3 de noviembre de 1867,
fue sitio de una importante batalla entre las fuerzas del liberador italiano, Garibaldi y las de los
papistas y franceses.
Cuando ocho años más tarde HPB se encontraba en Nueva York, un periodista
escuchó sobre su participación en esta batalla. El escribió sobre el tema bajo el título “Una Mujer
Heroica”:

Su vida ha estado llena de vicisitudes, y el área de su experiencia se encuentra solamente


limitado por el mundo... en la lucha por la libertad [ella] peleó bajo el victorioso estandarte de
Garibaldi. Ella ganó renombre por su valentía sin vacilaciones en muchas duras batallas y
encuentros, y fue elevada a una alta posición en el equipo del gran general. Ella aún lleva las
cicatrices de muchas heridas que recibió en el conflicto. Dos veces su caballo fue muerto de
un disparo cuando lo montaba y escapó de la muerte solamente por su frialdad y habilidad
increíble.
Así Madame Blavatsky es
UNA MUJER SORPRENDENTE
50
Cuando HPB incluyó la nota en su catálogo, escribió estas palabras en tinta: “Todo es una
mentira, jamás estuve en el equipo de Garibaldi...”
Ella escribió a Sinnett: “Los Garibaldis (los hijos) son los únicos que conocen toda la verdad;
y con ellos [unos] pocos garibaldinos más. Lo que hice, lo conocéis parcialmente; no sabéis todo”
(33). En otra ocasión ella señaló, “[Si] fui enviada allí, o me encontraba allí por accidente, son
cuestiones que pertenecen a mi vida privada (34). Uno de los inveterados críticos de HPB, René
Guenon, admite que un Masón de alta jerarquía, John Yarker (cuyos escritos HPB comenta en Isis),
era “amigo de Mazzini y Garibaldi” y “había visto una vez a Madame Blavatsky en su entorno”
(36).
HPB le dijo a Olcott que se encontraba en Mentana como voluntaria con un número de otras
damas europeas. El recuerda “en prueba de su historia que ella me mostró que su brazo derecho
había estado quebrado en dos lugares por un golpe de sable y me hizo sentir en su hombro derecho
una bala de mosquete, todavía encajada en el músculo y otra en su pierna”. En total, había
recibido cinco heridas y se había salvado por un instante de la muerte. Olcott es de la opinión que
esta cercanía a la muerte era un estado crítico en su desarrollo, en el cual ella podía usar su
indentidad personal más efectivamente como vehículo para la identidad superior interna.
Hacia principios de 1868, aparentemente recobrada de sus heridas, HPB estaba en Florencia.
Luego, ella cruzó vía Italia del norte sobre los Balcanes, según su relato se quedó algún tiempo
esperando órdenes de su maestro. Finalmente llegó la orden de proseguir a Constantinopla y luego
a India (36), luego de los cual ella viajó hacia el Tibet oriental. Se dice que esta viaje marcó su
primera estadía prolongada en aquél misterioso reino.

Capítulo 6
Travesía Tibetana
Parte I

Cuando HPB encontró por primera vez a su maestro en Londres, en 1851, se le dijo que iba a
emprender una preparación para un trabajo futuro- uno en el cual él necesitaba su cooperación-
ella debía pasar tres años en el Tibet. En una carta a alguien que preguntaba por qué fue enviada
allí, HPB responde:

Es verdad, no hay ninguna necesidad en absoluto de ir al Tibet o India para encontrar algún
conocimiento y poder “los que están latentes en toda alma humana”; pero la adquisición del
conocimiento y el poder superior no sólo requieren muchos años del más severo estudio
iluminado por una inteligencia superior y una audacia que ningún peligro doblegue, sino
también -paralelamente- muchos años de retiro en soledad y la asociación con estudiantes que
persiguen el mismo objetivo, en un lugar que preserve naturalmente para el neófito el absoluto
silencio y quietud. Donde el aire es libre a millas a la redonda de toda influencia mefítica; la
atmósfera y el magnetismo humano completamente puros y -ninguna sangre de animal se
derrama (37).

Si damos crédito a la carta siguiente, tales lugares existen en remotas partes de China. Esta
fue recibida en Adyar ST, nueve años después del fallecimiento de HPB y fue publicada en El
Teósofo en el mes de agosto de 1900 con esta introducción: “Por medio de la generosidad de un
Príncipe Indio, hemos recibido desde Simla una carta escrita para un amigo indio por un caballero
que viajaba por China. La referencia a HPB la hace particularmente interesante. Omitimos los
nombres de la carta original que se encuentra en nuestro poder”.

Rung Jung
Mahan, China
Enero 1 de 1900

Mi querid...

51
Tu carta enviada por medio de Su Alteza, Rajá Sanhib Hira Singh, me alcanzó mientras
viajaba por las montañas Spiti. Ahora he cruzado estas montañas y estoy en el territorio de
Mahan, China. Este lugar es conocido por el nombre de Rung Jung y se encuentra dentro del
territorio del imperio chino. El lugar tiene una gran cueva y está rodeado por altas montañas.
Es un refugio principal de Lamas y el punto de reunión de los Mahatmas. Grandes Rishis lo
han elegido por su antigüedad, belleza y encanto. El lugar está acondicionado para la
contemplación divina. Un hombre no puede encontrar un lugar mejor adaptado para enfocar la
mente.
El gran Lama [aquí es] Kut Te Hum... el gurú de todos los Lamas... Sus chelas
(discípulos) también están siempre meditando y tratando de absorberse en la Gran Divinidad.
Conversando con ellos, llegue a enterarme que Madame Blavatsky había visitado este lugar y
meditado aquí durante algún tiempo. Antes, tenía dudas de su llegada, pero todas han
desaparecido ahora y me siento confiado de su divina contemplación en este santo y sagrado
lugar. La lección y Updesha que recibí de estos Lamas me mostraron que los objetivos de la
Sociedad Teosófica no son simplemente visionarios y teóricos, sino esquemas prácticos...

Antes de descender en la ahora llamada India, los Brahamanes vivían en el lejano norte y,
según HPB, sus escrituras, los Vedas, fueron compilados en las costas del Lago Manasarovara en
Tibet †. Buddha mismo nació en Kapilavastu, ahora el moderno Nepal, un reinado que bordeaba
“el techo del mundo” como se llamaba al Tibet.
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† Para información adicional ver Collected Writings de HPB, compilados por Boris de Zirkoff
(Wheaton, Illinois, The Theosophical Publishing House, 1950-91) 3:419 y “Vedas” en H.P.
Blavatsky, Glosario Teosófico (Los Angeles, California, The Theosophy Company, 1973). 361-63).
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Durante los 250 años desde que el Buddha murió, sus seguidores han difundido su filosofía a
través de Asia y en todas partes, formando un gran número de escuelas cuyas prácticas e
interpretaciones varían ampliamente (38). Entre las enseñanzas más sutiles y desconcertantes del
Buddha se encuentra su doctrina del “no-yo” (anâtman), esto es, del alma no permanente e
incambiable en el hombre separado de la vasta totalidad de la vida. Muchos, especialmente en
Occidente, han tomado esto como si el Buddha no creyera en un yo interno inmortal que reencarna
de vida en vida. El 14vo. Dalai Lama, cabeza titular de los Buddhistas Tibetanos, comentó sobre
esta idea en su primera visita a los Estados Unidos, cuando dio una conferencia en el Centro de la
Universidad de Harvard para el Estudio de las Religiones Mundiales el 17 de octubre de 1979. El
afirmó que “mediante nuestra misma experiencia se establece que el yo existe... si logramos el
inegoísmo total, entonces no habrá uno que pueda cultivar compasión. Aún en el nirvana, añadió,
“el continuo del consciente sigue adelante...” (39) HPB pensaba de la misma forma. (40)

El argumento acostumbrado para negar que HPB haya vivido en el Tibet es que el país había
estado cerrado para las intrusiones extranjeras durante varios siglos. Además, considerando la
azarosas condiciones del viaje y los altos pasos de montaña que debían atravesarse, ¿cómo podría
haber sobrevivido una mujer sola?
Para contrarrestar la primera objeción es importante conocer algunos pequeños sucesos. En
Tibet, el Reino Sagrado, del cual el Dalai Lama escribió la introducción, el autor, Dobsang
Lhalungpa, escribe:

Aunque el Tibet se encontraba relativamente aislado -su historia la hizo interesante para los
extranjeros y Lhasa fue conocida en Occidente durante siglos como “La Ciudad Prohibida” -
siempre estaba abierta para los pueblos vecinos y había continuos corrillos de visitantes,
peregrinos y comerciantes desde y fuera, de Mongolia, China, Bhután, India y Ladakh.
Durante los festivales buddhistas principales la ciudad contenía más de dos veces su

52
capacidad y las carpas de miles de monjes y peregrinos se apilaban dentro de la antigua
ciudadela (41).

HPB, con su rostro mongol y su piel oliva-amarilla, podría haber tenido poca dificultad en
vivir en Lhasa o en cualquier otro lugar del Tibet.
Respecto de la segunda objeción, HPB jamás afirmó que ella viajaba sola o a pie, como
suponen sus críticos. Es más fácil que estuviera acompañada por sus maestros, que viajaban a
caballo. Heinrich Harrer, en Siete Años en el Tibet, registra que las mujeres jinetes eran algo común
de ver en el Tibet (42). HPB misma era una soberbia jinete. Uno de sus maestros escribió a
Sinnett: “Aquellos que desean conocernos nos encontrarán en la misma frontera”. Otros, “no nos
encontrarán aunque vayan a Lhasa con un ejército” (43). También es posible entrar al Tibet por
una ruta menos cansadora que la elevada, esta requiere provisiones masivas y suficientes
cargadores nativos para transportarlos. Harrer viajó vía el río Indo. Además, la disponibilidad de
mercados de alimentos haría innecesario el transporte de las provisiones necesarias.
Debe aclararse que los maestros de HPB no eran tibetanos, sino indios. Su gurú especial; el
Mahatma Morya (en general llamado Maestro M) había nacido en Punjab; su colega, el Mahatma
Koot Hoomi (Maestro KH) había nacido en Kashmir, HPB escribe:

Más allá de los Himalayas † existe un núcleo de Adeptos, de varias nacionalidades, y el Teshu
[Panchen] Lama los conoce, y ellos actúan juntos, y algunos de ellos están con él y
permanecen desconocidos en su verdadero carácter aún para la mayoría de los lamas -que
son en su mayoría tontos ignorantes (44). Mi Maestro, y KH y varios más que conozco
personalmente allí, van y vienen, y todos están en comunicación con Adeptos en Egipto y Siria
y hasta en Europa (45).

-------------------------------------------------------
† “Más Allá de los Himalayas” no se refiere necesariamente al Tibet. HPB jamás afirmó que el
Tibet fuera el cuartel principal de la “fraternidad de adeptos perfectos”. En La Doctrina Secreta
ella indica que Tibet es solamente una de las varias escuelas esotéricas, “el asiento de la cual se
encuentra más allá de los Himalayas y cuyas ramificaciones se pueden hallar en China, Japón e
India, Tibet y hasta en Siria, aparte de Sur América...” (I:XXXiii)
-------------------------------------------------------

El Teshu, o Panchen Lama vivía en una ciudad monasterio de Tashilunpo cerca del
Shigatse, y aparentemente aquí fue HPB en su estadía en el Tibet. Lhasa estaba mucho más lejos de
la frontera India. Sin embargo, ya sea que su destino haya sido Lhasa o Shigatse, algunos de los
pasos que era necesario cruzar estaban a 14.000 pies por sobre el nivel del mar y el viaje debe haber
sido cansador en extremo. Sven Hedin, explorador sueco del Tibet y Asia Central, escribe sobre sus
viajes a través de “la gloriosas montañas gigantes con nieve -picos nevados y laberintos de valles
escondidos” -ofreciendo el más magnífico escenario del mundo:

Penetramos más y más profundo en lo desconocido, dejando detrás de nosotros una tras
otra cadena de montañas. Después de cada paso se abría ante nosotros una nueva tierra
desplegada en su panorama desolado y salvaje, hacia un horizonte nuevo y misterioso; una
nueva línea de picos nevados, piramidales o redondos. Aquellos que imaginan que esa
jornada en soledad y desolación es tediosa y cansadora están en un error. Ningún
espectáculo puede ser más sublime. Cada día de la marcha, cada recodo trae
descubrimientos de inimaginable belleza (46).

¡No es raro que HPB exclamara alguna vez que mas bien viviría en una cueva del Tibet que
en un país así llamado civilizado del mundo!
Al considerar cuál es la evidencia existente, si la hay, para apoyar la afirmación de
Blavatsky de haber vivido en Tibet, uno debe tener en cuenta que su conocimiento del Buddhismo
Tibetano era mucho mayor de lo que en ese momento estaba disponible al público, o a los eruditos
53
Occidentales. El Dr. G. P. Malamalasekera, presidente fundador de la Fraternidad Buddhista
Mundial coloca a “Blavatsky” en su monumental Enciclopedia de Buddhismo: “Su familiaridad
con el Buddhismo Tibetano y las prácticas esotéricas buddhistas parecen estar fuera de toda duda”
(47). El filósofo japonés y maestro D. T. Suzuki, que trajo el Buddhismo Zen a Occidente, cree que
“sin duda Madame Blavatsky fue de alguna manera iniciada en el lado más profundo de la
enseñanza Mahayana...” (48) Respecto de las credenciales de Suzuki para hacer tal evaluación en
1966, cuando falleció a la edad de 95 años, el London Times dice:

El Dr. Suzuki fue una figura destacada en el campo de la filosofía oriental, porque era al
mismo tiempo un erudito de rango internacional, un maestro espiritual que había logrado
la iluminación por la que había luchado, y un escritor que en alrededor de 20 volúmenes
enseñó a Occidente la naturaleza y propósito del Buddhismo Zen. Como erudito fue
maestro de textos sánscritos y buddhistas chinos, con un conocimiento actualizado del
pensamiento europeo en varios lenguajes.

Suzuki no sólo influenció la generación Zen, sino a muchos profesionales. Cuando condujo
seminarios en la Universidad de Columbia en la década de 1950, sus estudiantes incluyeron
psicoanalistas y terapeutas tales como Erich Fromm y Karen Horney, así como artistas,
compositores y escritores (49). Algunos psiquiatras y psicólogos de los años 50 pasaron una semana
con él durante el verano de 1957. El volumen Psicoanálisis y Buddhismo Zen fue uno de los
resultados de la conferencia, por Fromm, Suzuki y DeMartino, publicado por Harper y Row.
Al revisar el contacto de Suzuki con los escritos de HPB, debe mencionarse que hasta 1927,
cuando sus ensayos aparecieron por primera vez, prácticamente todas las escrituras buddhistas que
Occidente conocía y estudiaba se traducían de la escuela Theravada del Buddhismo del Sur.
Consecuentemente, cuando en 1919, el Dr. Suzuki se cruzó con la traducción de HPB de La Voz del
Silencio, publicado en 1889, se sorprendió en grande. “Vi La Voz del Silencio por primera vez en
Oxford” relató más tarde a un amigo. “Conseguí una copia y la envié a la Sra. Suzuki (entonces
Señora Beatriz Lane) en la Universidad de Columbia, escribiéndole: “Aquí está el verdadero
Buddhismo Mahayana” (50). Muchos eruditos Occidentales, incidentalmente, no aceptan La Voz
del Silencio como genuino, porque jamás han visto el trabajo original del cual es tomado.
Otra evidencia del alta estima del Dr. Suzuki por HPB se evidenció cuando él visitó los
Estados Unidos en 1935. Boris de Zirkoff había estado en contacto con Suzuki sobre algunas
escrituras buddhistas y al saber que le era imposible visitar el país, hizo arreglos a través de Nyogen
Senzaki, un monje buddhista y maestro en Los Angeles, para que Suzuki visitara a de Zirkoff en su
oficina en el Cuartel Internaciones de la ST en Point Loma, California. Cuando el filósofo japonés
entró, fue atraído inmediatamente por un retrato de HPB sobre la pared, y luego de permanecer en
silenciosa meditación, se volvió a su huésped y dijo: “Ella era alguien que lo logró” (51).
En 1989, fue celebrado el 100mo. aniversario de La Voz del Silencio y se imprimió una
edición especial del trabajo, a la cual, el presente Dalai Lama escribió un Prefacio (52). Este era el
año en que él recibió el Premio Nobel de la Paz y El Premio Raoul Wallenberg de Derechos
Humanos. El prefacio dice:

(ver dibujo en libro)

Prefacio
El Sendero del Bodhisattva

Encontré a los miembros de la Sociedad Teosófica por primera vez hace 30 años, cuando
visité la India para participar de las celebraciones del 2.500 aniversario del Buddha. Desde
entonces, he tenido el placer de compartir mis pensamientos con los teósofos de varias partes
del mundo en numerosas ocasiones. Tengo mucha admiración por sus propósitos
espirituales.

Creo que los individuos pueden ser buenos seres humanos sin necesidad de ser
espirituales. También acepto su derecho de no querer ser espirituales o creer en una religión
54
particular. Al mismo tiempo, siempre he creído que el desarrollo interno espiritual es
necesario para una mayor felicidad humana y para incrementar nuestra capacidad para
beneficiar a otros. En consecuencia, estoy feliz de esta larga asociación con los teósofos y de
enterarme sobre la Edición del Centenario: La Voz del Silencio, que se producirá este año.
Creo que este libro ha influenciado a muchos buscadores y aspirantes sinceros con la
sabiduría y compasión del Sendero del Bodhisattva. Doy una calurosa bienvenida a esta
Edición Centenario y confío en que beneficiará a muchos más.

El XIVvo. Dalai Lama

Abril 26 de 1989

4. La firma y sello del XIVvo. Dalai Lama, incluida en el prefacio a La Voz del Silencio.
(Concord Grove Press, Santa Bárbara, California)

A continuación de este prefacio de la edición centenario, sigue un mensaje del 9no. Panchen
Lama (1883-1933), que escribió para La voz del Silencio publicada en inglés en 1927 por una
Sociedad Chino Buddhista de Investigación en Beijing (53). El mensaje, o sutra, como lo llama el
buddhismo, fue escrito en la caligrafía del Panchen Lama en tibetano:

(ver frase en libro)


5. caligrafía tibetana del Panchen Lama; sutra para la edición china de 1927 de La voz del Silencio
de HPB (Sociedad Chino Buddhista de Investigación, Peking, China, 1927)

El sutra anterior fue compuesto y escrito en caracteres tibetanos por el 9no. Panchen Lama y
se incluyó a su pedido en la edición de China, Peking de 1927 de La Voz del Silencio de H. P.
Blavatsky.
Traducción:

Todos los seres desean la liberación de la miseria.


Busca, por tanto, las causas de la miseria
y bórralas.
al entrar al sendero se logra la liberación
de la miseria.
Exhorta entonces, a todos los seres
a entrar al sendero.

La Editorial Foreword en la edición de 1927 establece que la edición fue impresa por solicitud
del Panchen Lama y que su grupo, junto con varios eruditos chinos, verificó la traducción de
Madame Blavatsky de las palabras tibetanas. El prefacio también menciona que ella estudió
durante varios años en Tashilunpo y conocía previamente muy bien al Panchen Lama.
Fue durante la estadía presente de HPB en el Tibet que ella debe haber estudiado por primera
vez La Voz del Silencio. En el prefacio ella escribe:

Las siguientes páginas son parte de “El Libro de los Preceptos de Oro” uno de los trabajos
que se pone en manos de los estudiantes místicos de Oriente. El conocimiento de ellos es
obligatorio en esa escuela y muchos teósofos aceptan estas enseñanzas. Por ello, como conozco
muchos de estos Preceptos de memoria, el trabajo de traducción ha sido relativamente una
tarea fácil para mi...
El trabajo que yo traduzco aquí forma parte de la misma serie de donde las “Stanzas” del
Libro del Dzyan fueron tomadas, sobre el cual se basa La Doctrina Secreta... Los Preceptos
originales están grabados sobre rectángulos delgados y oblongos; las copias suelen estar en
discos. Estos discos o platos, se guardan generalmente en los altares de los templos en centros
donde están establecidas las llamadas escuelas “contemplativas” o Mahayana (Yogacharya).
Están diversamente escritos, a veces en tibetano, pero en su mayoría en ideografías.
55
“El Libro de los Preceptos de Oro” -algunos de los cuales son pre-budistas, mientras que
otros pertenecen a una fecha anterior- contiene alrededor de 90 pequeños tratados distintos.
De estos yo aprendí 39 de memoria, hace años. Para traducir el resto, debería buscar notas
esparcidas entre un número de papeles demasiado grande y memorándums recogidos durante
los últimos 20 años que jamás puse en orden -para que todo esto sea una tarea más fácil.
Tampoco podrían traducirse y darse a un mundo demasiado egoísta y apegado a los objetos
de los sentidos que no está preparado para recibir una ética tan elevada con el espíritu
correcto. Porque, si un hombre no persevera seriamente en la búsqueda del
autoconocimiento, jamás desarrollará un oído deseoso de recomendaciones de esta naturaleza.
En consecuencia... se ha pensado que es mejor hacer una juiciosa selección solamente de
aquellos tratados que se adaptarían mejor a los pocos verdaderos místicos en la Sociedad
Teosófica, y que seguramente respondan a sus necesidades (54).

HPB hizo más que traducir La Voz del Silencio al inglés. Ella anotó citas y comentarios
para ayudar a los lectores en la comprensión y aplicación de los preceptos.

Hace algunos años, amigos del escritor Jerome y Roseva Muratore, invitaron al Lama
Tibetano Geshe †, Lozang Jampsal, a su hogar en Nueva Jersey. El había vivido y
estudiado en Aashilunpo antes de escapar del Tibet. El Lama era el maestro de sánscrito
de Roseva en la Universidad de Columbia. Durante la visita los Muratores le mostraron La
Voz del Silencio, dirigiendo su atención en especial a las notas. El efecto fue electrificante.
El confesó su sorpresa de que esa información estuviera disponible en Occidente. Respecto
de HPB, dijo “Ella debe ser un “bodhisattva” (una persona cercana al Buddhado).

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† “Geshe” es un título acordado a los lamas tibetanos que han progresado hasta un grado de
adelanto en sus estudios buddhistas.
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Capítulo 7
Travesía Tibetana
Parte 2

Según testimonios pertenecientes al conocimiento sobre Buddhismo Tibetano de HPB,


encontramos otra evidencia posible de su declarada estadía en el Tibet. La primera fue registrada
por Margaret Cousins, quien obtuvo reconocimiento a fines de 1920 por visitar la sagrada cueva de
Amarnath en los Himalayas, 14.000 pies por sobre el nivel del mar. Su artículo “Un Peregrinaje a
los Himalayas” describe con tanta profundidad y sentimiento las magníficas vistas el peregrinaje,
que uno piensa que es una pena que esto se encuentre enterrado en las páginas de una vieja revista
(55). En una edición posterior se publicó lo siguiente:

Cuando la Sra. Cousins regresó con seguridad a Srinagar, la capital del estado de Kashmir,
fue invitada por un prominente sadhu (maestro espiritual) a visitarlo en Srinagar, él estaba
muy impresionado con la valentía de la dama que realizó el largo y peligroso viaje casi sola
y fuera de la estación acostumbrada para el peregrinaje. Durante la conversación, que
versó sobre religión, filosofía y arte, la Sra. Cousins preguntó al sadhu si había conocido a
algún europeo que hubiese penetrado en los sitios internos de los Himalayas y se hubiese
contactado con los grandes Rishis y su sabiduría. El contestó que “había conocidos muy
pocos, porque aquellos que venían a las montañas no venían en una búsqueda superior y no
estaban física o espiritualmente preparados”.

El entonces recordó que “en los primeros tiempos de su vida de disciplina en los Himalayas,
una dama había encontrado a los maestros superiores y recibido la Sabiduría Antigua.
Retrocediendo retrospectivamente en su memoria, recordó por fin que ella no era británica, sino

56
rusa, y por último recordó su nombre -Blavatsky. El no la había encontrado personalmente, pero
había escuchado de su logro por comentarios de sus compañeros ascetas” (56).
Otra evidencia muy distinta respecto de la presencia de HPB en el Tibet se refiere a
un experimento conducido en Austria en 1885 por un prominente teósofo, Franz Hartmann, doctor
en medicina. El experimento se llevó a cabo a través de una clarividente, una mujer alemana, que
alguna vez había servido en la casa de los padres de Hartman cuando era un niño. El había
encontrado accidentalmente a esta mujer en su regreso a Austria, luego de vivir en el cuartel
general de la Sociedad Teosófica en Adyar durante un año. Ella lo invitó a su casa, donde se
ocupaba de la práctica de la medicina entre la gente pobre. El mismo era un médico de amplia
experiencia, Hartmann descubrió que la mujer tenía una sorprendente habilidad para los
diagnósticos correctos mediante clarividencia mediante el examen de la orina del paciente. Para
ella, los órganos enfermos se hacían claramente visibles. Colocando sus manos sobre la columna
vertebral de Hartmann, ella le hizo compartir su visión al doctor. El escribió un trabajo sobre ella,
“Diagnóstico Médico Clarividente” (El Teósofo, febrero 1887). Lo que nos ocupa sin embargo, es su
artículo siguiente “Experimento Psicométrico” (El Teósofo, marzo 1887) del cual tomamos lo
siguiente:

Mi último artículo contenía un registro con respecto de los poderes clarividentes de una
mujer paisana alemana, que residía en los suburbios de su ciudad, Kempten. Luego de
enviarlo, se me ocurrió examinar sus poderes psicométricos, y por consiguiente fui a su casa,
armado con los siguiente documentos:
1. Una carta de la Sra. Rhoda Batchelor de Ootacamund [India].
2. Una carta del Coronel H. S. Olcott [de Adyar, Madrás].
3. Una carta de la Condesa Wachtmeister de Ostende [Bélgica].
4. Una “carta oculta” supuestamente de un Adepto que no llevaba ni sello de correos ni
ninguna otra indicación con respecto del lugar donde había sido escrita.

Le di a la mujer la carta Nº 1 y le pedí que la mantuviera sobre su frente y


permaneciera totalmente quieta y pasiva; sin pensar en nada, y que luego de un rato me
dijera qué había visto. Ella dijo que no creía que vería nada, y que jamás había escuchado
antes de un experimento así; pero deseaba hacerlo.
Luego de un rato, ella comenzó a describir una cabaña con una baranda, al lado de
una colina y con una habitación superior con una ventana a una bahía en un rincón. Ella
describió el moblaje de esa habitación y algunos árboles que se podían divisar desde la
baranda; pero que no creían naturalmente en ese país, porque parecían álamos. Fácilmente
reconocí en su descripción la residencia de la Sra. Batchelor, llamada Los Laureles (en Ooty) y
los árboles de eucaliptus en su vecindad. Ella también describió una dama con un vestido gris,
pero no conozco a esta última.
Le tendí entonces la carta Nº 3, escrita por el Coronel Olcott. Supuse que esta carta
había sido escrita en la habitación privada del Coronel y que si la causa de estas
imaginaciones psicométricas era la transferencia de pensamiento, me describiría esa
habitación. Pero en vez de eso, ella me dio la descripción de una sala larga y alta, con pilares
y bancos, correspondiente a la apariencia del hall de entrada de los Cuarteles Generales
[Teosóficos] en Adyar; también describió los caminos de grava, los árboles, el río, con
sorprendente corrección y habló de un salón adjunto donde “un hombre con una barba”
estaba escribiendo y cerca de ese lugar, hacia el río, una especie de “jaula” de la que no
conocía ni podía imaginar el uso.

En este punto, Olcott, como editor de El Teósofo, añadió su pie de página al artículo de
Hartmann: “Posiblemente, como la jaula fue descrita, ´hacia el río´, la descripción se refiere a un
tramo de las peculiares escaleras nativas, algunas de las cuales, habían sido usadas en la
construcción de una nueva Biblioteca Sánscrita y fueron apilados durante un tiempo a la orilla del
río, presentando exactamente la apariencia de una jaula; pero de este incidente por supuesto el Dr.
Hartmann no sabía nada”.
Hartmann continúa:
57
Luego siguió la carta de la Condesa Wachtmeister y recibí una muy buena descripción de los
“bonitos ojos azules” de la condesa, y de una “muy firme, agradable y bella mujer mayor”, en
quien fácilmente reconocí a Madame Blavatsky. La mujer también describió la casa donde
estas damas residían; de muchos grandes manuscritos “en algún idioma extranjero”; y del
moblaje de las habitaciones. [HPB escribía en ese momento La Doctrina Secreta]. Lo más
destacable fue que ella vio un número de estatuas y bustos en la casa; una circunstancia que
no pude verificar hasta el presente porque jamás estuve en Ostende y dicha casa me es
desconocida.

Aquí el doctor insertó una nota. “Al escribir lo anterior, recibí una carta de la Condesa en
respuesta a mi interrogante. Ella decía: “La mujer tenía razón sobre la estatuaria; hay muchos
bustos en la casa”.
El experimento crucial de Hartmann y uno que le preocupaba mayormente era el Nº 4, la carta
oculta de un adepto. ¿Era genuina? ¿Existían en verdad los Maestros de Sabiduría? Hartmann
continúa:

La carta era una que tomé al azar de mi caja que contenía cartas de clase similar.
Luego del experimento la examiné y vi que era una que había encontrado un día sobre mi
mesa en mi habitación en Adyar, donde hacía un momento no había ninguna carta...
Ahora con el corazón lleno de temores y premoniciones de malos sucesos, le extendí la
“carta oculta”. Su primer exclamación fue de sorpresa, maravilla y felicidad. “¡Ah!!
-exclamó- “¿Qué es ésto? ¡Jamás vi nada tan bello en mi vida!”

Aquí sigue la traducción de Hartmann de las afirmaciones de la mujer, dejando de lado los
detalles sin importancia:

“Veo ante mí, una alta colina o elevación artificial y sobre esa colina un edificio que
parece un templo, con un alto techo chino (57). El templo es espléndidamente blanco, como si
estuviera hecho de puro mármol blanco, y el techo descansa sobre tres columnas. Sobre el
techo hay un sol brillante; -¡pero no!- sólo parece un sol; parece ser alguna clase de animal.
No se cómo describirlo; nunca vi una cosa así antes; pero brilla como un sol.
“Hay un bello sendero de piedras suaves y algunos escalones que conducen al templo, y
yo voy subiendo. Ahora estoy allí y ¡oh!, ¡el piso es un lago, en el cual la luz de ese sol sobre el
techo se refleja! Pero no- estoy equivocada; no es agua, es una clase de mármol amarillento,
que brilla como un espejo. ¡Ahora lo veo bien! Es un piso de mármol en forma de escuadra, y
en el centro hay un punto redondo oscuro. Esto es todo tan bello. Se parece en alguna medida
al Walhalla cercano a Regensburg.
“Ahora estoy en el templo, y veo dos caballeros mirando hacia algo en la pared. Uno es
un caballero de apariencia muy fina, pero está vestido algo diferente a la gente en este país. El
está vestido en un manto flojo y flotante de blanco puro y la parte delantera de sus zapatos
señala hacia arriba. [como se indicó previamente los maestros de HPB eran indios, no
tibetanos]. El otro es más pequeño y pelado; uso un saco negro y hebillas de plata (¿adornos?)
en sus zapatos.
“Ellos miran una pintura en la pared; el retrato representa un vaso con algunas
plantas tropicales; algo así como hojas de pera espinosas; pero muy distintas de las hojas
espinosas que he visto siempre. El vaso no es una pintura, sino un vaso real. Primero pensé
que estaba pintado. Está en un rincón, y hay pinturas ornamentales sobre él.
“Hay algunas pinturas y dibujos sobre la pared. Debajo del cielorraso, donde
comienza el tehco, hay un campo o panel, sobre el cual hay algunas curiosas figuras. algunas
parecen como un 15 y otras como una V, y otras como escuadras y cifras; con toda clase de
ornamentos entre ellas. Se ven como si fueran números; pero no creo que lo sean. Podrían
ser extrañas letras o caracteres. Por sobre ese campo o panel hay otro, sobre el cual hay
algunos dibujos cuadrados o platos, con algunas cosas muy raras pintadas sobre ellos. Ellos
son movibles; al menos creo que lo son; pero no estoy muy segura...”
58
Luego pregunté a la mujer que dibujara sobre un papel las figuras que había visto. No
siendo una artista, ello sólo lo udo hacer de una manera sumamente imperfecta, pero dijo que
hacía lo que podía. La siguiente ilustración es una copia de lo que ella dibujó. La mujer me
dijo que cuando ella simplemente imaginaba una cosa, la memoria la abandonaba
rápidamente, pero que cuando ella veía una vez una cosa clarividentemente, permanecía en su
mente y podía evocarla con todos sus detalles siempre que quisiera.

El dibujo completo fue reproducido como frontispicio de El Teósofo de marzo de 1887 que
contenía el artículo del Dr. Hartmann. Sigue el dibujo:

(ver dibujo en libro)

TECHO
Fila superior o panel
con ornamentos

Fila media
tapas movibles

Fila inferior
letras (?)

Columna Columna Esquina

6. Techo y columnas de un templo descrito por una clarividente alemana (El Teósofo, marzo 1887,
Frontispicio).

La mujer continuó: “Ahora esos dos caballeros salen, y yo los sigo. Hay muchos árboles que
parecen pinos. Creo que son pinos. Hay otros con hojas grandes y carnosas y espigas con
pinchos. Hay montañas y colinas y un lago. ellos me sacan del templo. Tengo miedo de no
poder encontrar mi camino de regreso. Hay una gran barranca y algunos árboles que
parecen olivos; pero no estoy segura de eso, porque jamás vi olivos. Ahora llego a un lugar,
desde donde puedo ver un amplio panorama. Los dos caballeros se han ido. Allí hay una
ruina que parece una pared vieja, y algo como lo que vi sobre ese papel que usted me mostró.
Creo que Ud. lo llama la Esfinge. [Hartmann le había mostrado previamente la tapa de una
revista alemana, La Esfinge]. Hay alguna clase de columna, y sobre ella una estatua, su parte
superior parece una mujer, la parte inferior del cuerpo parece un pescado. Parece que
sostiene musgo en sus manos, o que descansa sus manos sobre el musgo .”
Aquí [la clarividente] comenzó a reír y cuando le pregunté qué pasaba, respondió: “¡Qué
gracioso! ¡Hay cantidad de gente rara! Son mujeres y niños pequeños. Ellos usan vestidos
muy cómicos, y tienen capas de piel sobre sus cabezas. ¡Ellos tienen suelas atadas a sus pies!
[la clarividente jamás había visto antes sandalias]. Ellos recogen algo de la costa y la colocan
en canastas. Ahora toda la escena se disuelve en una nube”.
Así finalizó este importante experimento...

Antes de enviar su artículo a El Teósofo para su publicación, Hartmann lo envió a HPB para su
análisis. Sin embargo, no le envió el dibujo de la mujer. Aquí está la respuesta de HPB, fechada el 5
de diciembre de 1886:

Mi querido doctor: Realmente debe disculparme por mi aparente olvido de mi viejo


amigo. Le doy mi palabra de honor, estoy preocupada mortalmente con el trabajo. Cada vez que
me siento a escribir una carta todas mis ideas se esparcen y no puedo seguir con La Doctrina
Secreta en ese día. Pero su carta (la última) es tan interesante que debo responderla. Usted
haría una cosa excelente en enviar al Teósofo este experimento suyo. Tiene enorme importancia

59
en vista de las mentiras y acusaciones de Hodgson, y estoy feliz de que haya conseguido una
corroboración independiente; [la] luz astral, en todo casi, no puede mentir en mi beneficio. †
------------------------------------------------------
† En Isis sin Velo (Y:184) HPB explica: “Cuando el psicómetro examina su espécimen, se contacta
con la corriente de la luz astral, conectada con ese espécimen, y la cual contiene imágenes de los
sucesos asociados con su historia. Estos pasan ante su visión con la suavidad de la luz”.
-------------------------------------------------------

Sólo hablaré del Nº 4, porque usted ya conoce las otras tres. Esto se ve como el templo
privado (58) del Teshu [Punchen] Lama, cerca de Tchigadze -hecho de “cemento Madrás”- como
material; brilla como mármol y se llama el [templo] “Shakang” nevado † - hasta donde
recuerdo. No tiene “sol o cruz” encima, sino una clase de algiorna dagoba triangular, sobre tres
columnas, con un dragón dorado y un globo. Pero el dragón tiene una swastica ‡ sobre él y esto
podría haber parecido una “cruz”, no recuerdo ningún “camino de grava” -ni hay ninguno, sino
que [el templo] se encuentra en una elevación (artificial) y un sendero de piedra conduce a él,
tiene escalones -no recuerdo cuántos (jamás se me permitió entrar) vistos desde fuera, y el
interior me fue descrito. Los pisos de casi todos los templos (songyas) de Buddha están hechos
de piedra amarilla pulida que se encuentra en aquellas montañas de Oural y en el Tibet del norte
hacia el territorio ruso. No se el nombre, pero parece mármol amarillo.
-------------------------------------------------------
† La pronunciación correcta para un templo tibetano es Ihakang. La escritura manual de HPB
podría haberse confundido por una “s”. Sven Hedin traduce Iha kang como “casa de Dios”. (Hedin
Trans-Himalaya I:405-ver también 124-129)
‡ Las swastikas se usan ampliamente en el Tibet (Hedin 404; Lhalungpa 65,77)
-------------------------------------------------------

El “caballero” de blanco pude ser Maestro y el caballero “pelado” puede ser algún
sacerdote con la “cabeza afeitada”. En general, la toga es negra o muy oscura- (yo le traje una
a Olcott desde Darjeeling), pero no se de dónde vienen las hebillas de plata y los breeches. Ellos
usan, como sabe, botas altas- hasta la ropa de fieltro, bordada a menudo con plata... quizás lo
que vio sea un pantallazo astral mezclado con un flash de memoria (asociación de ideas) sobre
alguna imagen vista previamente.
En esos templos siempre hay “retratos” movibles sobre los que figuran varios problemas
geométricos y matemáticos para los discípulos que estudian astrología y simbolismo. El “vaso”
debe ser uno de los extraños jarrones en templos, para variadas finalidades. En los rincones de
los templos, hay numerosas estatuas de varias deidades (Dhyanis). Los techos siempre (casi
siempre) están sostenidos por filas de columnas de madera dividiendo el techo en tres
paralelogramas y el espejo “Melong” de acero pulido (redondo como un sol) se coloca a menudo
arriba del kiosco sobre el techo. Yo misma pensé una vez que era un sol. También, sobre las
cúpulas de la [dagoba] a veces se ve un pináculo graduado, y sobre él un disco de oro colocado
verticalmente y una punta como espina, y a menudo un soporte en media luna, bajo el globo -y la
swastica sobre el globo.
Pregunte a ella si esto es lo que vio, Om tram ah hri hum, cuya figura se dibuja
rústicamente a veces sobre el “espejo” Melong -(un disco de bronce) contra los malos espíritus-
para el populacho. [Recordemos que HPB no había visto el dibujo de la mujer, reproducido en
pág. 92, y aún así el parecido es casi exacto]. O quizás lo que ella vio fue una hilera de pedazos
de madera (pequeños cubos) sobre los cuales se veían estas cosas:

(ver figura en libro pág. 95)


7. Símbolos vistos en un Templo Tibetano por una clarividente (The Path, enero, 1896, 298)

Si es así, entonces se lo que vio. Los “pinos” alrededor de esos templos; éstos se
construyen expresamente en donde hay esos árboles; y las hojas con pinchos y los árboles con
frutos chinos que los sacerdotes usan para hacer tinta. Un lago, y seguramente muchas
montañas -de haber un Maestro; cerca de Tchigadze- hay solamente pequeñas colinas. Las
60
estatuas de Meilha Gualpo, el Señor andrógino de las Salamandras o los Genios del Aire, se ve
como esta “esfinge”; pero la parte inferior de su cuerpo está cubierta de nubes, no es un pez y
ella no es bella, sólo simbólica. Los pescadores no usan solamente suelas, como las sandalias y
usan capas de piel. Eso es todo; ¿servirá? Escríbame. (59).

Uno de los problemas en lo anterior fue descifrar, o mas bien identificar, los extraños caracteres
que aparecían tanto en el dibujo de la mujer alemana como en la carta de HPB, porque no tenían
parecido con los caracteres impresos tibetanos. Para resolver este conflicto debí recurrir a la ayuda
de Wesley Needham a cargo de la colección tibetana de la Universidad de Yale y experto en ese
lenguaje. Tanto el artículo de Hartmann como la carta de HPB fueron enviados con la pregunta.
El 8 de diciembre de 1986, Needham contestó:

He leído con mucho interés los experimentos psicométricos y puede informarle que en
página 299 de “Las Cartas de HPB a Hartmann” las cartas tibetanas son Om tram ah hri hum
en el grupo líder, ordenadas así:

OM
tram ah hri Todos los mantras sánscritos
hum en caracteres tibetanos

El grupo de abajo entre corchetes, parece ser los mantras dedicados a los cinco Dhyani
Buddhas:

[Tibetano] [Sánscrito]
Lam Ratnasambhava
Yam Amoghsiddhi
Ram Amitabha
Kham Vairocana
Vam Aksobhya (Vajrasattva)

En la página marcada TECHO, los caracteres en corchetes son distintos de los de página 299 y
están más allá de mi. [Estos últimos son las tapas movibles, de los cuales HPB dio algunos
ejemplos, que no había visto el dibujo de la clarividente.]
Debajo de estos cuadrados está el Om tram ah hri hum, otra vez los mismos mantras
sánscritos en caracteres tibetanos, algo arreglados. Ellos se llaman sílabas semilla, no se intenta
su traducción [en tipos impresos comunes tibetanos]. Ellos también se relacionan con los cinco
Dhyani Buddhas.

Así, se confirma que una ignorante mujer alemana pudo reproducir en sílabas semilla tibetanas
un mantra sagrado del cual no tenía conocimiento previo. el catalizador para este hecho destacable
y sus visiones fue, como se ha visto, una carta oculta que se decía era de uno de los maestros de HPB
en el Tibet.
Es necesario dar unos pasos más en el experimento de Hartmann para completarlo; esto es,
verificar si las afirmaciones de HPB son correctas respecto de lo que la mujer vio; algunas de ellas
ya se han verificado en las páginas anteriores. Otra vez recurrimos a Wesley Needham de Yale para
que nos ayudara. Se le envió una lista de un número de ítems que requerían identificación.
Aunque disponía de una gran colección tibetana en Yale, solamente pudo verificar dos de los ítems:
primero, que “en los templos tibetanos hay numerosas imágenes de Dhyani Bodhisattvas y
Buddhas, y también divinidades protectoras de la furia”. Segundo, “el pináculo graduado y disco
son obviamente el Chorten común. Ver Ippolito Desidere: Un Relato del Tibet, lámina IV, pág.
132”. Needham sugería que para los demás ítems hablara con el hermano del Dalai Lama, el
Profesor Thubsten J. Norbu de la Universidad de Indiana en Bloomington. Norbu no pudo ayudar.
Algo tarde, me enteré que dos amigos, investigadores en Buddhismo, viajaban a India, y entre
otros lugares visitarían Dharamsala para ver al Dalai Lama. Ellos se ofrecieron para continuar la
búsqueda de la información necesaria, pero no estaba disponible, y el secretario del Dalai Lama les
61
sugirió visitar varios lamas del monasterio Tashilunpo en el Tibet, que había sido destruido por los
comunistas chinos. El secretario telefoneó para una cita y se garantizó a mis amigos una audiencia
con siete lamas residentes, encabezados por el Venerable Kachan Lhadkor. Se dio atención una a
una a las preguntas, algunas requirieron recobrar la memoria de escenas de muchos años antes.
Se recibieron dos respuestas negativas: los pisos de los templos buddhistas no eran de mármol
amarillo, y los lamas no reconocieron el “Lahkang nevado” como nombre del templo privado del
Panchen Lama. A todo lo demás se dieron respuestas afirmativas; había bosques de pinos y plantas
con pinchos alrededor de los templos buddhistas en esa área y árboles con los cuales los monjes
hacían tinta. Había estatuas de Meilhu Gualpo sobre columnas y en los techos se podían ver
dragones dorados, sosteniendo un globo, y grandes espejos (melongs) de acero pulido, redondos
como un sol, a menudo con la invocación grabada “Om tram ah hri hum”. Los lamas añadieron
que los melongs eran de “metales múltiples”.
Los lamas habían fracasado en identificar el sagrado retrato del Panchen Lama mencionado por
HPB quizás porque no conocían sus existencia o no eran lamas iniciados, o porque eran iniciados y
no podían hablar de su existencia. Lo que sugiere esta explicación es la descripción dada por HPB
del retrato privado del Panchen Lama, una escuela secreta cercana a Shigatse fundada por Tsong-
ka-pa, quien estaba a cargo de ella. Hay trabajos valiosos preservados y ocultos utilizados en la
preparación de La Doctrina Secreta (60).

Un lugar que HPB jamás dijo haber visitado, es la ciudad prohibida de Lhasa. Desde el tiempo
de la breve estadía de Abbe Huc en 1847 y hasta 1904, cuando los británicos invadieron el Tibet
durante un breve período, no se conoce ninguna persona de Occidente que haya estado allí. La
primera mujer fue la exploradora francesa Alexandra David-Neel, quien, en su quinto viaje al Tibet
(1923-24) logró lo que hasta entonces se había creído imposible. Sin embargo, según la hermana
Vera de HPB “es auténtico que Helena estuvo en Lhasa, la capital del Tibet, y en su centro principal
religioso, Shigatse... y en las Montañas Korakoram en los Kunluns. Sus vívidas historias sobre
estos lugares comprueban todo esto la mayoría de las veces” (61).
Si HPB estuvo en Tibet durante casi tres años durante este período, sería increíble que no
hubiera ido a Lhasa, la gran Meca del mundo buddhista. Sus maestros podrían haberla llevado,
confundida fácilmente con los peregrinos, no hubiera llamado la atención a causa de sus facciones
asiáticas. Pero, decir posteriormente que había estado allí, podría causar molestia a sus guardianes.
El Panchen Lama y el Dalai Lama en aquellos días no estaban de acuerdo con la política de aislar al
Tibet del resto del mundo. El explorador Sven Hedin afirma que: aunque visitó al Panchen Lama y
fue recibido calurosamente, jamás pudo entrar a Lhasa y ve al Dalai Lama (62).
Si HPB realmente fue la primera occidental desde que Huc visitó Lhasa, eso no menoscabaría el
magnífico logro de Madame David-Neel, † a cuyo libro Mi Viaje a Lhasa, el Times Literary
Supplement de Londres llama “una de las jornadas épicas de nuestro tiempo”.
Un registro sin fecha en el diario de David-Neel se refiere a una amiga británica Elisabeth
Morgan: “Un día mientras [me] escribía, Elisabeth dejó caer la palabra Teosofía con el nombre
Blavatsky”. Este, añade David-Neel, abrió “una nueva fase en mi vida” (63). De otra fuente se sabe
que de allí en adelante ella concurrió a conferencias sobre religiones orientales, “en especial, sobre
Buddhismo en la Sociedad Teosófica de París” y desarrolló la ardiente ansiedad de explorar Oriente
(64).

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† Mlle. Alexandra David recibió su diploma de la ST en Londres el 7 de junio de 1892. Según una
carta de Annie Besant fechada el 17 de marzo de 1893, ella también solicitó entrar a la EE. (Daniel
Caracostea, “Primeros conocimientos de la Teosofía de Alexandra David-Neel, París 1892” por
Diana Chapotin-Dunningham, Historia Teosófica, julio-octubre 1991, 209-13).
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Capítulo 8
Travesía Tibetana
62
Parte 3

Durante el período final de la estadía de HPB en Tibet, parece que se encontraba en las
Montañas Karakoram, al norte de Kashmir, parte del gran panorama Himalayo, hacia occidente de
Shigatse y Lhasa. Según su hermana, Vera, ella estuvo allí con el Mahatma KH, que vivía con su
hermana y sobrino. “El Mahatma Morya” escribe Vera, “su propio gurú, no tenía residencia
permanente... y viajaba constantemente viviendo adonde lo necesitaban en ese momento” (65). KH
también viajaba frecuentemente en misiones y a menudo a Tashilunpo (66). HPB dice que lo
encontró por primera vez en 1868 (67).
En una carta a la Sra. Hollis Billings (2 de octubre de 1881) HPB escribió que el hogar de KH
“se encuentra en el Pequeño Tibet que ahora pertenece a Kashmir. Es una gran construcción de
madera a la moda china, en forma de pagoda, entre un lago y una bella montaña”. Ella añade que
el Maestro M suele morar allí. Ambos maestros, ella dijo, rara vez aparecen abiertamente en el
mundo, “pero ellos pueden protegerse por sus formas astrales en cualquier parte” (68).
El hogar de KH, o ashram, como Olcott lo llamaba, tenía más de un propósito, como se indica
en cartas a William Q. Judge del teósofo hindú Damodar, quien, en una experiencia extra-corporal
fue llevado allí. Damodar escribe:

Me encontraba en un lugar peculiar. En el extremo superior de Kashmir al pie de los


Himalayas... había solamente dos casas una frente a la otra y ningún signo de habitantes. De
una de ellas salió... Koot Hoomi. Era su casa. Frente a él estaba [el Maestro M]. El hermano
K me ordenó que lo siguiera. Luego de avanzar una pequeña distancia de casi media milla,
llegamos a un pasaje subterráneo natural bajo los Himalayas. [Este] era un curso natural del
Río Indo que fluye subterráneamente con toda su furia. Sólo una persona puede caminar por
vez y un paso en falso sella la suerte del viajero...
Luego de caminar una considerable distancia a través de este pasaje, llegamos a un
lugar abierto en L___k. Allí hay un gran edificio... es el Lugar Central Principal donde todos
aquellos de nuestra Sección que merecen la Iniciación en los Misterios deben concurrir para
su ceremonia final y estar allí durante un período que es parte de los requisitos. Subí con mi
Gurú a la Gran Sala. La grandiosidad y serenidad del lugar es suficiente para que cualquiera
se conmueva... El esplendor del Trono del Principal es incomparable [y] tiene a su alrededor
una gloria indescriptible, consistente en un fulgor que parece irradiar de aquél que lo ocupa
(69).

Como Damodar estaba bajo la tutela de HPB cuando soportó esta experiencia- y también
unos pocos años después, cuando pareció haberla sufrido también en su cuerpo de vigilia (70)- uno
podría pensar que alguna de sus propias iniciaciones también fueron aquí, no solamente en su
estado presente en Occidente, sino en el previo también, cuando, si recordamos, HPB afirmaba
haber entrado al Tibet a través de Kashmir.
Con respecto de su estadía presente en Tibet, HPB una vez describió en una carta a Sinnett un
vistazo de su entrenamiento cuando vivía en la casa de KH. Fue escrito luego de un vívido sueño
relámpago que regresó a su conciencia con todos los detalles de su vida diaria allí.
Mucho del tiempo de Blavatsky se había ocupado en aprender dos lenguajes. Uno era el
Senzar, que ella define como “el nombre místico para la lengua secreta sacerdotal, o el “habla
misteriosa” de los iniciados adeptos en todo el mundo” (71). Este era el lenguaje en el cual HPB
decía estar escritas originalmente las stanzas que formaban la base de La Doctrina Secreta y La Voz
del Silencio (72).
El segundo lenguaje era el inglés. ¡Parece incongruente que HPB debiera ir hasta el Tibet
para aprender inglés! ¿No lo había estudiado de niña y hablado posteriormente en Inglaterra y
América? Sí, el inglés de conversación, pero no mucho por sobre el nivel de los relatos del Granjero
Brown que su gobernanta de Yorkshire le enseñaba, y hasta éste ella evitaba hablar, ¡porque su
acento adquirido de Yorkshire hacía reír a la gente!
“Yo recuerdo” contaba Blavatsky a Sinnett, “qué difícil era para mi, no hace tanto, en 1867 en
Venecia, comprender un libro bien escrito en inglés”. Al presentar las ideas teosóficas al mundo,
ella tenía la enorme y dificultosa tarea de traducir las sutilezas de la filosofía y la metafísica a la
63
lengua Occidental; una lengua no equipada para expresar tales ideas. Una de sus tareas diarias era
traducir frases del Senzar al Inglés. El Maestro KH, que sabía ambos lenguajes, la corregía.
También, durante ese tiempo, HPB conversaba solamente en inglés, aún con su propio maestro,
pero ya fuera que su habla “fuera buena o mala” ella dice, “para él era lo mismo porque no la
habla sino que comprende cada palabra directamente de mi cabeza...”
En los sueños de Blavatsky “la escena cambia y estoy saliendo con el Maestro que me envía de
regreso a Europa” (75). Una fuente indica que la partida fue desde las colinas de Manasarovara en
Tibet (74). Los mapas registran esta área famosa como al sur de las Montañas Karakoram.

Capítulo 9
Una Extraña Visita

Mientras HPB se encontraba aún en el Tibet, su tía Nadya tuvo una extraña experiencia de
Odessa. Años después, en París, Nadya escribió al respecto a Olcott que se encontraba entonces en
Londres. Su carta, fechada el 26 de junio de 1884, traducida del francés dice en parte:

Cuando mi sobrina se encontraba del otro lado del mundo... ni un alma sabía donde estaba -lo
que nos afligió enormemente. Todas nuestras búsquedas habían finalizado en nada. Ya la
creíamos muerta, cuando -creo que fue alrededor del año 1870, o posiblemente después - recibí
una carta de aquél que creo le llamas “KH”, que me llegó de la manera más misteriosa e
incomprensible, a través de un mensajero de apariencia asiática, que desapareció ante mis ojos.
Todavía tengo esta carta en Odessa -que me decía que no temiera nada y que me anunciaba que
ella estaba segura -. Inmediatamente regresé y la envié a usted, estaré muy feliz si puede serle de
alguna utilidad.
Le ruego excusarme, ¡pero es difícil por no decir imposible para mi, comprender cómo
pueden existir personas tan estúpidas como para creer que tanto mi sobrina como usted han
inventado a los hombres que llaman los Mahatmas! No se si los habéis conocido personalmente
durante mucho tiempo, pero mi sobrina me habló mucho de ellos hace algunos años. Ella me
escribió que debía encontrar nuevamente y renovar sus relaciones con varios de ellos, aún antes
de escribir Isis. ¿Por qué habría de inventar estos personajes? ¿Con qué finalidad y qué bien
podrían haberle hecho si no existiesen?...
Si yo, que siempre he sido, y espero continuar siendo un ferviente cristiano, creo en la
existencia de estos hombres- aunque me pueda negar a creer todos los milagros que se le
atribuyen- ¿por qué los demás no creen en ellos? Puedo verificar por lo menos la existencia de
uno de ello. ¿Quién podría entonces haberme escrito esta carta para hacerme sentir seguro en el
momento en que tenía la mayor necesidad de tal consuelo, salvo que haya sido uno de estos
adeptos mencionados? Es verdad que la escritura no me es conocida; pero la manera en la cual
me fue enviada fue tan fenoménica que nadie más que un adepto en la ciencia oculta podría
haberlo efectuado. Me prometió el regreso de mi sobrina- y la promesa fue debidamente
cumplida. Sin embargo, la envío a Ud., y en dos semanas la recibirá en Londres (75).

Diez días después, la carta y su sobre fueron enviados a Olcott. Ambos escritos en francés
sobre papel de arroz hecho a mano utilizado en Kashmir y Punjab (76). Ella decía:

A la Honorable
Muy Honorable Dama-
Nadyejda Andreewna
Fadeew
Odessa

Los nobles familiares de Mad. Blavatsky no tienen ninguna causa para preocuparse. Su
hija y sobrina no ha abandonado este mundo de manera alguna. Ella vive y desea hacerles saber
a aquellos que la aman que está bien y se siente muy feliz en el distante y desconocido retiro que
ella ha elegido para ella misma. Ella ha estado muy enferma, pero ya no lo está más; debido a la
protección del Señor Sangyas † ella ha encontrado devotos amigos que la cuidan física y
64
espiritualmente. Que las damas de su casa, por tanto, tengan calma. Antes de pasar 18 lunas
nuevas- ella regresará a su familia.

En el sobre, con la letra de Nadya en ruso, están las palabras en lápiz “recibida en Odessa, 7
de noviembre [calendario ruso] sobre Lyolinka, posiblemente desde el Tibet, 11 de noviembre de
1870, Nadejda R.” (77).
La comunicación se publicó primero en 1885 en un informe del Consejo General de la
Sociedad Teosófica e incluyó este comentario:

Tanto la nota como el sobre están escritos en la letra ahora familiar del Mahatma KH,
así que aquellos que pretenden que Madame Blavatsky inventó ambos Mahatmas y su
escritura, deben descartar el hecho de que ambos eran conocidos de la familia de Madame
Blavatsky... cinco años antes que se fundara la Sociedad Teosófica en América.
Muchas personas, tanto en Europa como en India, han comparado cuidadosamente
esta nota con otras recibidas a través de la urna de Adyar y en varios otros lugares en forma
fenoménica, y las voluminosas cartas [KH] en posesión de Sinnett y han encontrado que la
escritura es absolutamente idéntica (78). Hasta Frederic Myers de la Sociedad de
Investigaciones Psíquicas, informando sobre la carta a la tía de HPB establece “Yo he visto
esta carta”, “por cierto parece ser la escritura de KH” (79).

En una carta a sus familiares (antes en posesión de los Earl y ahora en Adyar), HPB
dice a su familia que su Maestro tenía un profundo respeto por el espíritu de las enseñanzas
de Cristo y que además, ella había pasado siete semanas en un bosque no lejano a las
Montañas Karakoram, donde había permanecido aislada del mundo y donde su maestro era
el único que la visitaba diariamente, ya fuera astralmente o de otra manera que ella no
estableció. Mientras estaba allí, se le había mostrado en un templo-cueva una serie de
estatuas representando a los grandes maestros del mundo. Entre otros, en uno de los pasajes
subterráneos “había una enorme estatua en bronce de Jesús, perdonando a María
Magdalena... al lado había una estatua de Gautama dando agua de su mano a un pordiosero.
También, una del Buddha que bebía de un pozo con una copa que le extendía una prostituta
paria. Esto yo lo se” (80).

Capítulo 10
Tiempo de Espera

Pasaría un año para abandonar el Tibet y HPB se reuniera con su familiares en Odessa.
Mientras tanto, ella viajó por el Cercano y Medio Oriente. Ella habla de ir a Chipre y Grecia,
donde encontró por primera vez al Maestro Hilarión (81). Según la Condesa Wachtmeister, ella
estudió con varios maestros en Siria y Egipto “y entró en contacto con muchos de la Fraternidad”
(82).
“No hay dudas en mi mente” escribe el Dr. Rawson “que Madame Blavatsky conoció a
muchos, sino todos, los ritos, ceremonias e instrucciones practicadas entre los Drusos del Monte
Líbano en Siria, porque me habla de cosas que sólo conocen los pocos favorecidos que han sido
iniciados”(83). Rawson mismo, había sido iniciado según Quién es Quien en América (edición que
cubre tres siglos 1609-1896).
En Grecia, en el puerto de Siracusa, HPB abordó el SS Eunomia, hacia una de las islas Ionia.
Su último destino era el Cairo. Sin embargo, el barco, que transportaba pólvora y fuegos de
artificio, voló en medio del viaje. En ese momento, Lloyds de Londres dio la fecha como 6 de julio
de 1871. De los 400 pasajeros solamente escaparon 17 (84). Las posesiones y dinero de HPB se
perdieron. El gobierno griego proveyó a los sobrevivientes con pasaje a sus destinos (85).
Basados en las cartas que les mostraron sus familiares, Sinnett relata la historia ocurrida
durante este período:

En 1871, Mme. Blavatsky escribió desde el Cairo para decirles a sus amigos que ella
había regresado recién de India y que había naufragado en alguna parte en passant (cerca de
65
la Spezzia). Ella debía esperar en Egipto algún tiempo antes de regresar al hogar, mientras
tanto se decidió establecer una Société Spirite para la investigación de médiums y fenómenos
según las teorías y la filosofía de Allan Kardec, puesto que no había otra manera de dar
oportunidad a la gente para que vieran por ellos mismos cuán equivocados estaban. Ella
primero daría libre juego a una enseñanza ya establecida y aceptada y luego, cuando el
público viera que nada se obtenía de ella, ofrecería sus propias explicaciones. Para lograr este
objetivo, ella dijo, estaba dispuesta a sufrir cualquier problema -hasta permitirse ser
considerada por un tiempo como una médium incapaz. “Ellos no conocen nada mejor, y a mi
no me hace daño- porque muy pronto les mostraré la diferencia entre un médium pasivo y un
actuante activo” explicó.

Unas pocas semanas más tarde, dice Sinnett, envió una segunda carta a sus amigos:

En esta se encontraba llena de disgusto por la empresa, que había probado ser un perfecto
fracaso. Parece que ella había escrito a Inglaterra y Francia por un médium, pero sin éxito.
En désespoir de cause, se había rodeado de médiums amateurs - espiritistas francesas, en su
mayoría vagabundas baratas, cuando no aventureras detrás del ejército de M. de Lessep y
trabajadores del canal de Suez.
“Ellas robaron el dinero de la sociedad” escribió, “bebieron como esponjas y las
descubrí engañando vergonzosamente a nuestros miembros, que venían a investigar los
fenómenos, con manifestaciones trucadas. Sufrí escenas desagradables con varias personas
que me hacían a mi sola responsable de todo esto. Así que las expulsé... La Société Spirite no
duró quince días -es un montón de ruinas- majestuosas, pero tan sugestivas como las de las
tumbas del Faraón... para finalizar la comedia con un drama, casi me disparó un loco- un
griego que había estado presente en las dos únicas sesiones públicas que mantuvimos, y se
había poseído, supuse, por algún fantasma maligno” (86).

El original de la última carta se encuentra en los archivos de la Sociedad Teosófica en Adyar y


concluye con estas palabras: “Juro poner fin para siempre a tales sesiones- ellas son demasiado
peligrosas y yo no tengo la práctica suficiente ni la fuerza para controlar las apariciones malignas
que puedan llegar a mis amigos durante ellas” (87).
Luego de dejar el Cairo, Blavatsky viajó a Siria, (88) Palestina y Constantinopla, finalmente
alcanzó su familia en Odessa en julio de 1872, donde permaneció durante nueve meses, hasta abril
de 1873 (89). Todo lo que se sabe de este período es un incidente que más tarde HPB recordaba en
una carta a Nadya:

Jamás olvidaré un día característico, o mas bien una noche, en Odessa, en nuestra casa durante
la cena. La tía [Catherine de Witte] discutía conmigo sobre religión y decía firmemente que
ningún judío o adorador de ídolos podría jamás entrar al Reino de los Cielos y que jamás se le
encontraría allí. Desde este mismo momento comencé a pensar sobre estas palabras “Si hasta
Tía” pensé “una mujer tan buena, noble y justa, está tan ciega por la fe cristiana que puede
creer en tan terrible y espantosa injusticia de Dios, entonces ¿cuáles serán [las creencias] de
otros cristianos, muchos de los cuales no son merecedores ni de su pequeño pulgar?”
...Las diferencias en los dogmas religiosos fueron creados no por santos sino por mortales
pecadores [y] dividir la humanidad en naciones y razas enemigas. Si no hubiera dogmas,
tampoco habría Protestantes, Católicos, buddhistas, Brahmanistas, etc.; todos creerían en un
Dios Unico... todos se considerarían hermanos... ellos se avergonzarían ante el resto de sus
hermanos de matar y dañar a los demás en las guerras, de torturar a otros como bestias, y de
crear un infierno para otros (90).

Desde Odessa, HPB fue a Bucarest a visitar a un amigo, y luego a París donde vivió con su primo
Nikolay von Hahn. Entre sus amigos, había una médica, Dra. Lydia Marquette, quien dos años
antes en Nueva York, describió las actividades de Blavatsky mientras estaba en la capital francesa.
Esto, a requerimiento del Coronel Olcott, perturbado por los comentarios de que HPB “llevaba una
vida salvaje” en París. La doctora escribió:
66
Nueva York, 26 de diciembre de 1875

Estimado Sr:
En respuesta a su solicitud, debo decir que conocí a Madame
Blavatsky en París durante 1873. Ella vivía en la Rue Du Palais en un apartamento con su
hermano [primo] M. Hahn, y su íntima amiga M. Lequeux. Estuve con ella casi diariamente y
en verdad, pasé buena parte de mi tiempo con ella cuando no me encontraba en hospitales o
dando conferencias. Estoy capacitada, en consecuencia, de afirmar con positivo conocimiento
cómo era su conducta. Me da gran placer decir que esa conducta era excepcional, y como para
considerarla con el mayor de los respetos. Ella pasaba su tiempo pintando y escribiendo, a
menudo salía de su habitación. Tenia pocos conocidos, pero entre ellos se encontraban M. y
Mme. Leymarie. Estimo a Madame Blavatsky como una de las damas más estimadas e
interesantes que jamás encontré y desde mi regreso de Francia, se ha profundizado nuestro
conocimiento y amistad.

Respetuosamente
(Sd.) L. M. Marquette, Dra.(91)

Olcott relata cómo fue que Blavatsky abandonó París hacia Nueva York: “HPB me dijo que
ella había venido a París intentando establecerse por una temporada bajo la protección de un
pariente, pero un día había recibido una orden perentoria de [sus Maestros] ir a Nueva York y
esperar por órdenes futuras. Al día siguiente, ella se embarcó con apenas un poco más de dinero de
lo que costaba su pasaje” (92).
Vera escribe algo similar: “En junio [1873] ella [HPB] se encontraba en París, donde había
tratado de permanecer durante algún tiempo, cuando repentinamente recibió una carta- “una
recomendación que no tenía el deseo ni la posibilidad de resistir” como ella nos explicó en su
correspondencia- de uno de sus maestros del Lejano Oriente para que se dirigiera a América.”
Hacia fines de junio, HPB navegó hacia Nueva York. Ocurrió un incidente cuando ella estaba
en el barco, registrado años después en el Nueva York Times (6 de enero de 1889). W. Q. Judge, que
había vuelto recién de visitarla en Londres, fue entrevistado por un periodista. Al describir su
apariencia, él dijo:

Sus características más aparentes son por igual, energía y gran generosidad. Al mirarla, uno
se puede dar cuenta de que es exactamente la clase de mujer que hizo lo que ella hizo hace 12
años atrás cuando vino aquí desde Francia. Ella llegó al Havre con un boleto de primera clase
para Nueva York, y solamente dos o tres dólares de resto; jamás había llevado mucho dinero.
Cuando subió al barco vio a una pobre mujer, acompañada por dos niños pequeños, sentada
en el muelle y llorando amargamente.
“¿Por qué llora?” le preguntó.
La mujer respondió que su marido le había enviado desde América el dinero suficiente
para que ella y los niños viajaran a su encuentro. Ella lo había gastado todo comprando
boletos que resultaron ser falsos. No sabía si volvería a encontrar a quien tan
despiadadamente la había defraudado, y se encontraba sin un penique en una ciudad
desconocida. “Venga conmigo” dijo Madame Blavatsky, se dirigió directamente al agente de
la compañía naviera y lo convenció de cambiar su boleto de primera clase por boletos para el
puente para ella, la pobre mujer y los niños.
Cualquiera que alguna vez haya cruzado el océano en el puente entre una multitud de
inmigrantes conocerá la magnitud de tal sacrificio para una mujer de fina sensibilidad... (93).

Marion Meade sabía que durante el cruce el barco “experimentó mares demasiado agitados y
tormentosos” que causaron daño a la máquina y un retraso de cuatro días en el mar. “En los
barcos emigrantes” añade “el puente sólo podía alcanzarse trepando una escalera a través de un
agujero, una escotilla en la cubierta del barco. Estas escotillas no ofrecían ventilación y en tiempos
pesados, cuando se necesitaba aire, estaban cerradas. Dos semanas de falta de aire, de
67
sobrepoblación, falta de servicios sanitarios y contaminación de la comida y el agua, así como la
siempre presente posibilidad del naufragio, se añadieron a la deplorable miseria. Recordando la
traumática experiencia de HPB abordo del SS Eumonia, uno sólo puede pensar que el cruce del
Atlántico fue una pesadilla” (94).
Para la mujer y sus niños, sin embargo, era mucho mejor estar abordo que pidiendo peniques
en una ciudad desconocida.

Parte 4
América-
Tierra de Principiantes

Capítulo 1
Primeros Días en Nueva York

Cuando, durante el verano de 1873, HPB llegó a Nueva York, no fue con el asombro y
conmoción que siente un inmigrante, porque ella había estado antes allí. ¿Sería otro viaje de
aventuras, o ella había venido para quedarse? ¿Lo sabía ella misma? La única información que
tenemos es que un año después, el 22 de septiembre, ella obtuvo sus primeros papeles de
naturalización para ciudadana de los Estados Unidos. (1)
En vista de su historia de constantes viajes. Los familiares de Blavatsky se sorprendieron.
Recordando más tarde, Vera dice: “Una vez que ella encontró un propósito meritorio de todos sus
esfuerzos, se detuvo instantáneamente, como un barco sin destino que llega al puerto indicado y tira
el ancla con confianza para no deambular más... Ella permaneció fiel a este trabajo todo su vida.
Cuando reconoció en él la tarea para la cual estaba destinada, ofreció su salud, tiempo y alma... Ella
acostumbraba a decir “los ideales y la fe se han perdido casi en todas partes”. “La pseudo-ciencia
los ha destruido. La gente de nuestro siglo exige fortalezas científicas, pruebas científicas de la
inmortalidad del espíritu. La ciencia esotérica antigua se las dará”. (2)
La historia de que HPB abandonó Francia con un aviso de un solo día no fue, como algunos
creen, una idea tardía, sino simplemente la verdad y recibió corroboración luego de su muerte.
Olcott escribe: “Habíamos estado parando en Adyar; una dama americana, Miss Anna Ballard,
periodista veterana, miembro vitalicio del Club New York Press, había encontrado a HPB en el
curso de su vida profesional, durante la primera semana de su llegada a New York. Durante al
conversación, entre otros hechos sin importancia, Miss Ballard mencionó casualmente dos
encuentros que le había solicitado que redactara...” Esto es lo que escribió:

Adyar, 17 de enero de 1892

Estimado Coronel Olcott:


Mi conocimiento de Mme. Blavatsky data de aún antes de lo que Ud. supone. Yo
la encontré en el mes de julio de 1873 en Nueva York, no había pasado ni una semana de su
llegada en barco. Yo entonces era periodista del Nueva York Sun y se me había encargado
escribir un artículo sobre un tema ruso. En el curso de mi búsqueda, un amigo me informó
sobre el hecho de la llegada de esta dama rusa y yo la busqué; comenzando una relación que
duró varios años.
En nuestra primera entrevista, ella me dijo que no tenía intención de abandonar París y
venir a América hasta la misma mañana antes de su embarco; pero no me dijo por qué vino o
quién la apresuró. Recuerdo perfectamente bien que ella dijo con un aire alegría “He estado en
el Tibet”. No pude descubrir por qué ella pensaba que ésto era más destacable que cualquier
otro de los viajes a Egipto, India y otros países, pero ella lo dijo con un énfasis y una animación
especiales. Ahora yo se por supuesto, lo que significaba.
Anna Ballard (3).

Hojeando los periódicos de esa época, Fritz Kuhn, editor del Main Currents, descubrió un
ítem sobre HPB en el Tribune de Nueva York (26 de setiembre de 1873) y escribió: “La mujer era
conmovedora mucho antes de cualquier glamour que surgiera a su alrededor. El escritor del
68
Tribune relata una historia de una noble dama rusa que viajó en el puente porque compartió su
pasaje de [primera] clase con una pobre inmigrante” (4).
Respecto de las circunstancias de la vida de Blavatsky y las personas con las cuales vivió
durante este período, se conoce poco, hasta que apareció “Reminiscencias de H.P. Blavatsky en
1873” de Elizabeth Hunt, en El Teósofo de diciembre de 1931. A partir de la descripción de la Srta.
Hunt de Nueva York en los años 1870, esa ciudad parecería una pobre elección como lugar de
nacimiento para un movimiento mundial, cuando Londres y París eran los centros reconocidos de
la cultura Occidental:

Nueva York, en 1872, comparada con la ciudad de hoy, era pequeña. Se llegaba al
norte de la Isla Manhattan en vehículos de caballos, los carruajes públicos tardaban horas
para el viaje; no había puentes sobre los ríos, Este o Hudson; si se necesitaba cruzarlos, se
utilizaba un ferry. Por supuesto, no había rascacielos- la ciudad baja estaba dominada por la
cúpula de la Iglesia de la Trinidad, el hito más conspicuo millas a la redonda. El extremo
norte de la Isla se componía en su mayoría de farallones de granito, aún no excavados en
calles, siquiera hasta la Calle 40 Este. Había canto rodado sólido desde la Tercera a la
Segunda Avenida, sobre el cual habían construido viviendas precarias y las cabras y los niños
vagabundos jugaban. La Segunda y la Tercera Avenidas no estaban trazadas, en algunas
secciones no reclamadas todavía de las aguas del East River. [Las Avenidas Quinta y
Broadway eran bien transitadas y cuando se inauguró el Central Park, el año de la llegada de
HPB, había diez millones de visitantes].
Las costumbres y pensamientos de la gente se parecían a los de hoy tanto como se
parece esa ciudad de casas pequeñas a la ciudad actual de rascacielos. Darwin y la teoría
evolutiva eran temas actuales de fuerte disputa. Recuerdo el sermón de nuestro clérigo- un
anciano caballero muy gentil- sobre el horror que había golpeado la ciudad. Un teatro de
Brooklyn se había quemado la semana pasada y había muerto 300 personas, en su mayoría
mujeres y niños. El clérigo nos dijo que Dios, en Su justa ira, había enviado el fuego para
castigar la frivolidad que había ahora en un lugar tan maligno.
Hasta en los temas sociales eran victorianos muy respetables. No había, por supuesto,
mujeres de negocios; pocas, muy pocas comenzaban a ser escuchadas, clamando por sus
“derechos”; pero las mujeres que debían ir al mundo a ganar su dinero eran maestras,
telegrafistas, siervas y trabajadoras de varias clases en pequeños comercios que pagaban muy
mal. Una dama que viajara sola no era recibida en los mejores hoteles, siendo mirada como
bajo sospecha cuando la acompañaba un pariente masculino.
Posiblemente, esta dificultad para encontrar acomodo, condujo a HPB a la casa en la
cual la encontré. Siempre me he preguntado cómo ella, una extraña en Nueva York, lo había
descubierto. La casa misma era única y producto de esa era particular. En aquellos días era
difícil para las mujeres trabajadoras respetables de pocos medios encontrar un lugar
apropiado en el cual vivir; así que un grupo de ellas de alrededor de 40, realizó un pequeño
experimento en vivienda cooperativa. Ellas alquilaron una casa para alojamiento, en
Madison Street 222 [sobre el lado inferior de East Side], una de las primeras construcciones
en Nueva York, creo. El experimento cooperativo, sin capital ni eficiencia empresaria como
respaldo, falló, durando solamente unos meses.
Mi madre y yo pasamos el verano de 1873 en Saratoga. Con el objeto de estar lista
para cuando se reiniciara el colegio, fue enviada a casa en agosto a la casa de Madison Street,
donde tenía una amiga que me tomaría bajo su amistosa protección, y allí encontré a Madame
Blavatsky. Hasta donde se, esta era su primera vivienda en Nueva York. Ella tenía una
habitación en el segundo piso y mi amiga un cuarto próximo igual, así que se hicieron
amigables vecinas. Siendo una cooperativa familiar, todos conocíamos a las demás
familiarmente, y teníamos una habitación cercana a la puerta de calle como sala u office. Mi
pequeño apartamento estaba directamente opuesto, así que vi bastante a Madame Blavatsky,
que se sentaba en el office gran parte de su tiempo, pero solía sentarse sola; ella era como un
magneto, lo suficientemente poderoso para reunir alrededor de ella todos los que pudieran
venir. La vía, día a día, sentada allí, arrollando sus cigarros y fumando incesantemente. Ella
era por cierto una figura poco usual. Creo que debe haber sido más alta de lo que parecía,
69
ella era tan ancha †. Toda su apariencia señalaba la idea de poder. Había alguna clase de
excitación reprimida en la casa por su presencia, una excitación totalmente placentera y algo
teñida con un poco de asombro.
Nunca miré a Madame como una maestra en ética. Ella era demasiado excitable para
una cosa; cuando las cosas le parecían incorrectas, ella expresaba su opinión sobre ellas con
un vigor muy perturbador. Jamás la vi enojada con ninguna persona o cosa con extremo. Sus
objeciones eran impersonales sobre ellos. Ante un dilema físico o mental, uno instintivamente
recurría a ella, porque no se sentía que tuviera miedo, su falta de convencionalismo, su gran
sabiduría, amplia experiencia y buena voluntad- su simpatía con los más necesitados.
Mi amiga, la Srta. Parker, una dama irlandesa-escocesa, lógica, equilibrada, de 30
años, se sorprendió muchísimo cuando Madame le dijo incidentes de su vida, los cuales, dijo
mi amiga, sólo conocían ella y gente fallecida. La Srta. Parker había perdido a su madre
hacía muchos años y cuando pidió a Madame que la pusiera en contacto con su madre,
Madame dijo que era imposible para ella hacerlo, porque su madre estaba absorbida en cosas
superiores y había progresado más allá de todo alcance.
Madame se describía continuamente a si misma como bajo la autoridad de poderes
invisibles; en ese tiempo, el Espiritismo estaba bastante en boga y la gente que la rodeaba
pensaba que estos poderes invisibles eran sus “Espíritus Guías”. Esta era la conclusión más
natural para la gente que jamás había escuchado o visto directamente poderes fuera de la
iglesia o entre los Espiritistas.
En este momento Madame tuvo muchos problemas de dinero; el ingreso que recibía
regularmente de su padre en Rusia se había detenido, y ella estaba sin un penique. Algunos
de las personas más conservadoras de la casa sugirieron que ella era, después de todo, una
aventurera y que la falta de dinero era lo que podía esperarse; pero mi amiga, la Srta. Parker,
quien ella llevó con ella al Cónsul ruso, me aseguró que ella era realmente una Condesa Rusa
‡; que el Cónsul conocía su familia, y que había prometido hacer todo lo que pudiera para
comunicarse con ella y ver cuál era la dificultad. Puedo señalar aquí que la suspensión de la
renta enviada por su padre se debía a su fallecimiento y el tiempo que en consecuencia se
requería para arreglar sus asuntos y que este retraso continuó hasta que Madame abandonó
la Calle Madison 222.
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† El Dr. Alexander Wilder habla de su altura (La Palabra, julio 1908,80). También lo hace su
hermana, Vera (Russkoye Obozreniye, diciembre 1891, 578)
‡ Cuando viajaban por Europa, tanto HPB como su tía Nadya firmaban los registros de hotel como
Condesas. La prima de HPB era la Condesa Witte.
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El propietario de la casa era un Sr. Rinaldo, quien recolectaba personalmente sus alquileres, y
así conoció a nuestra gente. Como todos, se interesó en HPB y le presentó dos jóvenes amigos
suyos. Ellos venían a menudo a verla y la ayudaban con sugerencias prácticas y le daban
trabajo. Ellos le consiguieron el diseño de propagandas para ellos y otros; creo que estos
caballeros tenían una fábrica de camisas y collarines, porque recuerdo que la propaganda era
de pequeñas figuras vestidas con collarines y camisas de su manufactura. Creo que eran los
primeros dibujos de propaganda usados en Nueva York. Madame también realizó trabajos
ornamentales en cuero, y produjo algunos modelos finos y complicados, pero no se vendieron
y abandonó el trabajo en cuero.

Olcott relata que cuando HPB vivía en Madison Street también “se mantuvo haciendo
corbatas o flores artificiales- ahora no recuerdo cuáles- para un generoso hebreo negociante. Ella
siempre me habló con gratitud de este pequeño hombre” (5).
La Srta. Hunt recuerda que un poco después “escuché que HPB fue a Ithaca para darle al
Profesor Corson de la Universidad de Cornell un anillo confiado a ella por uno de sus misteriosos
directores”. Hiram Corson era un espiritista destacado. Su hijo, Eugenio, un médico, publicó un
volumen de la correspondencia de HPB con su padre. En su segunda carta, fechada el 16 de
febrero de 1875, ella escribe:
70
Estoy aquí, en este país, enviada por mi Logia, en nombre de la Verdad del espiritualismo
moderno, y es mi más sagrado deber develar qué es y exponer qué no es. Quizás llegué aquí con
100 años de anticipación... porque la gente parece interesarse cada día menos por la verdad y
cada vez más por el oro [y así] mi débil protesta y mis esfuerzos no serán avalados.

Ella aseguró al profesor que su interés en el espiritualismo surgía “no a través de los siempre
mentirosos, tramposos médiums, instrumentos miserables de los espíritus no desarrollados de la
esfera inferior, el antiguo Hades. Mi creencia se basa en algo más antiguo que los llamados de
Rochester, y se origina en la misma fuente de información usada por Raymundo Lulio, Pico della
Mirándola, Cornelio Agrippa, Robert Fludd, Henry More, etc., etc., todos los que siempre han
buscado un sistema que pueda descubrir “lo más profundo” de la naturaleza divina y mostrarles el
verdadero nudo que sujeta todas las cosas juntas. Por último, encontré -muchos años después-
satisfechas las ansias de mi mente por esta teosofía † enseñada por los ángeles y comunicada por
ellos... para ayudar al destino humano [esta es una típica frase judeo-cristiana y cabalística]” (6).

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† Nueve meses después, el 17 de noviembre, se fundó la Sociedad Teosófica. Subsecuentemente,
varias personas habían acreditado la introducción del término teosofía en ese momento. En lo
anterior vemos a HPB usándolo para identificar las enseñanzas recibidas de sus instructores- no
ángeles en el sentido cristiano, sino hombres vivientes que funcionaban normalmente en estados
superiores de conciencia mientras vivían en cuerpos de carne y hueso.
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Capítulo 2
El Apogeo del Espiritualismo

El espiritualismo es repugnante para muchas personas por su asociación con prácticas


horripilantes, pero la palabra en si es inofensiva. Simplemente es lo opuesto al materialismo, como
HPB explica en su Glosario Teosófico:

Espiritualismo: En filosofía, el estado o condición de la mente opuesto al materialismo o la


concepción material de las cosas. La Teosofía, una doctrina que enseña que todo lo que existe
está animado o formado por el alma o espíritu universal, y que ni un átomo en nuestro
universo puede estar fuera de este Principio omnipresente -es puro espiritualismo. Así, la
creencia que subyace el nombre; es decir, la creencia en la comunicación constante de los vivos
con los muertos, ya sea mediante poderes mediumnísticos de uno mismo o de los así llamados
médiums- no es mejor que la materialización del espíritu y la degradación de las almas
humana y divina. Los creyentes en tales comunicaciones simplemente deshonran a los
muertos y desarrollan un constante sacrilegio. Fue correctamente llamada “necromancia” en
los días antiguos. Pero nuestros espiritistas modernos se ofenden cuando se les dice esta
simple verdad.

El espiritismo moderno comenzó en 1848 con lo conocido como “los golpes de Rochester”, o
manifestaciones psíquicas alrededor de las hermanas Fox que vivían en Hydeville, Nueva York, no
lejos de Rochester.
Sir Arthur Conan Doyle en su Historia del Espiritismo de dos volúmenes, observa que este
poder era contagioso o descendía... como una nube psíquica sobre aquellas personas susceptibles...
En un increíble y brevísimo momento, el movimiento, con excentricidades y fases de fanatismo” se
esparció en todo el país (7). Las religiones ortodoxas había solamente ofrecido trivialidades sobre la
inmortalidad y la vida después de la muerte; los espiritistas creían tener la prueba.
El profesor R. Laurence Moore observa que “no era exactamente los inmaduros, los poco
educados y los crédulos quienes aparecían en las sesiones o círculos espíritas. el número de
personas prominentes que asistían a las reuniones espiritistas “era impresionante”(8). Hasta

71
distinguidos científicos, como se verá, se habían convencido de lo genuino del fenómeno luego de
conducir experimentos controlados.
El espiritismo floreció no sólo en los Estados Unidos, sino en Inglaterra, Francia, Alemania y
Rusia. El famoso médium Daniel Home fue largamente responsable de su éxito en Europa. Conan
Doyle escribe que “el Emperador Napoleón III, la Emperatriz Eugenia, el Zar Alejandro, el
Emperador Guillermo Primero de Alemania y los Reyes de Bavaria y Wurttemberg estaban todos
igualmente convencidos por los extraordinarios poderes (9).
El espiritismo hacía furor en Rusia en la década de 1850 y Vera y Nadya se dedicaban a la
escritura-espírita y la mesa-movible (levitación). Hasta la calma y equilibrada Tía Catherine se
unía a los círculos (10). HPB estaba en ese tiempo lejos del hogar.
En la década de 1860 las sesiones llegaban a la Casa Blanca. Una de ellas se registra en la
biografía de Abraham Lincoln del autor Carl Sandburg; en esta sesión, el presidente permitió estar
presente a un periodista, junto con el Secretario de Guerra Stanton y el Secretario de Marina.
Sandburg cita las numerosas noticias impresas en los periódicos con el encabezamiento
“Espiritismo en la Casa Blanca”(11).
La Sra. Lincoln era una ardiente espiritista, y el presidente tenía acceso a través de ella a una
destacada médium Nettie Colburn, a quien parece había consultado en momentos de la seria crisis
de la lucha por preservar la unión y liberar los esclavos (12). Una vez, se le preguntó cuál pensaba
que era el origen del mensaje recibido. Según un testigo, el contestó: “No estoy preparado para
describir la inteligencia que controla el organismo de esta joven. Ella ciertamente no podía tener
conocimiento [vigílico] de los hechos que me comunica, ni de lo que sucedía en mi Gabinete antes
que viniera a este círculo, ni de los problemas del frente, ni respecto de lo sucesos que sólo yo
conozco y que no he dicho a nadie ni son públicos” (13).
“Recordamos” señaló un testigo de esa época “el comentario general de la opinión pública y la
molestia entre los científicos que el espiritismo producía en el momento... Representaba la punta de
lanza que abrió la primera brecha en el materialismo en las mentes de la gente y lo hizo pensar... La
creencia exclusiva en la existencia solamente de un mundo físico fue duramente conmovida” (14).
HPB aplaudió la investigación científica del espiritismo y en su artículo “La Evidencia de la
Ciencia” en El Teósofo de julio de 1881, provee una impresionante lista de científicos distinguidos
en este campo. Uno de ellos era Alfred Russel Wallace, quien, independientemente de Darwin,
desarrolló una teoría de evolución. En su prefacio Milagros y Espiritualidad Moderna, él escribe:

En el momento en que por primera vez me enteré de los hechos del espiritismo, yo era un
escéptico filósofo confirmado... Era un materialista tan al través y tan firme que en ese
momento no podía hallar lugar en mi mente para la concepción de la existencia espiritual...
Los hechos, sin embargo, son cosas contundentes... los hechos me golpearon. Ellos me
obligaron a aceptarlos como hechos... [y] me condujeron a aceptar el espiritismo.

También en la lista de HPB se encontraba el celebrado químico y médico Sir William Crookes,
quien, como informa la Enciclopedia Británica “mantuvo su creencia en la realidad de los
fenómenos ocultos desde la década de 1870 hasta su fallecimiento” (15). En 1897 fue presidente de
la Sociedad de Investigaciones Psíquicas, ese mismo año se lo nombró caballero. En el 50vo.
aniversario de su fallecimiento, El Científico-Americano (abril 1969) dice: “En Sri William Crookes
encontramos a un hombre directamente descendiente de los gigantes del pasado, hombres que
podían volver su atención con igual facilidad hacia las grandes divisiones de la ciencia y lograr un
trabajo de importancia duradera en cada una. La conmovedora combinación de diversos dones de
Sir William, aguda observación e incansable habilidad experimental, jungo con la brillante mente e
imaginación de un poeta, le han asegurado para el resto de los tiempos un lugar en la gran lista de
hombres ingleses de la ciencia”.
En su libro Investigaciones en Espiritismo, Crookes describe 30 clases de fenómenos que
atestiguó, y comenta: “Con pocas excepciones, los cientos de sucesos que puedo atestiguar -hechos
para imitar mediante medios físicos y mecánicos conocidos y que desafían la habilidad de [magos]
como Houdini, Boscoe o Anderson, con toda clase de recursos de mecanismos elaborados y la
práctica de años- han sucedido en mi propia casa, a veces buscados por yo mismo y bajo
circunstancias que evitaban totalmente el empleo de los más simples instrumentos” (16).
72
Blavatsky, Olcott y Sinnett eran buenos amigos de Crookes. Crookes y su mujer ingresaron a
la Sociedad Teosófica el 20 de noviembre de 1883, y al año próximo él fue Consejal de la Logia de la
ST en Londres (17).
HPB concluye su artículo “Evidencias de la Ciencia” citando del libro sobre espiritismo del
Doctor Zöllner, Física Trascendental, las confesiones publicados de dos destacados magos del
momento: “los Señores Maskelyne de Londres y Samuel Bellachini, conjurador de la corte en
Berlín- que repetían lo que el celebrado Robert Houdini, el conjurador francés ya había establecido
antes; es decir, que “las levitaciones sin contacto producidas en presencia de médiums eran suertes
mucho más allá del poder de un prestidigitador profesional”; eran el trabajo de un agente no
humano, cualquiera sea el agente que fuera”. †
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† Esto parece contradecir -o por lo menos cuestinar severamente- la frecuente ostentación de un
afamado mago de nuestros días, James Randi, que puede duplicar en el escenario cualquier
fenómeno mediumnístico, comprobando su fraude.
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Maskelyne asegura que “jamás negó que tales manifestaciones fueran genuinas, sino que en
ellas no había ni una letra que evidenciara que los espíritus no tenían mejor ocupación que
levantar los muebles”.
El fenómeno de la levatación no es difícil de explicar, dice HPB. Cambia la polaridad de
cualuier objeto o del cuerpo humano y se elevará, porque su atracción al centro magnético de la
tierra- que causa la ilusión del peso- se ha acabado (18). Esto se puede hacer de varias maneras,
una de las cuales se ha indicado previamente en una carta de HPB a Hartmann. La repetiremos
aquí, esta vez en todo su contexto, porque ahora estamos en el período en que HPB encontró a
Olcott por primera vez. En la famosa granja Eddy de Vermont:

Fue enviada a América a propósito, y a los Eddys. Allí encontré a Olcott enomorado de los
espíritus... Se me ordenó que le enseñara que los fenómenos espirituales sin la filosofía del
ocultismo era peligrosa y desorientadora. Le probé que todos los médiums podían hacerlo por
medio [de los así llamados] espíritus, otros sólo a voluntad sin ningún espíritu; que cualquiera
podía lograr las campanillas y la lectura de pensamiento, los golpes secos y los fenómenos
físicos, si tenía la facultad de actuar en su cuerpo físico a través de órganos de su cuerpo astral;
una facultad que yo tenía desde los cuatro años, como toda mi familia sabía. Yo podía mover los
muebles y hacer volar objetos y mis brazos astrales los habían hecho parecer invisibles; todo esto
aún antes que yo supiera de los Maestros. Bien, le dije [a Olcott] toda la verdad. Le dije que
había conocido Adeptos, los “Hermanos” no solamente en India y más allá de Laddkh, sino en
Egipto y Siria- porque hay “Hermanos” allí hasta nuestros días (19).

Capítulo 3
Una Reunión Auspiciosa

Cuando a la edad de 42 años, Henry Steel Olcott encontró por primera vez a HPB, era un
hombre de amplia experiencia. Nacido en Orange, Nueva Yersey, de vena puritana, Olcott dirigió
un colegio en Nueva York durante un año y luego por dos años una granja en Ohio, luego de lo cual
regresó a Nueva York para estudiar agricultura científica. A los 20 años recibió un reconocimiento
internacional por su trabajo en la Granja Modelo de Agricultura Científica en Newark, Nueva
Jersey. El gobierno griego le ofreció la presidencia en agricultura en la Universidad de Atenas, y el
gobierno de los Estados Unidos la dirección de agricultura, pero él prefirió trabajar
independientemente. Olcott se asoció como editor de agricultura en el Tribuna de Nueva York.
Cuando estalló la Guerra Civil, Olcott se enlistó y primero sirvió en varias campañas bajo el
General Burnside, luego fue nombrado Investigador Especial para erradicar la corrupción ordenar
el Departamento de Guerra †. Esto le hizo ganar el nombramiento de Coronel. El secretario de
guerra Stantos le telegrafió:

73
Lo felicito de todo corazón por el resultado del juicio de hoy. Es tan importante para el
gobierno como ganar una batalla.

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† Olcott era especialmente inteligente para detectar el fraude. Así, más tarde, cuando investigó el
espiritismo, se equipó adecuadamente para detectar el charlatanismo, como veremos más tarde.
Sir Arthur Conan Doyle, el creador del fenómeno Sherlock Holmes, admiraba el trabajo de
Olcott al investigar el espiritismo. Se encuentran buenos ejemplos en su Gente del Otro Mundo,
106-119,174-176. La Sociedad de Investigaciones Psíquicas, sin embargo, retrató a Olcott como un
testigo condescendiente de los fenómenos de HPB. (Esto no es verdad, aunque su memoria a veces
fallaba cuando recordaba sucesos que ocurrían años antes).
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Olcott realizó un trabajo similar para la Marina. Luego, cuando Lincoln recibió el disparo, él
fue uno de los tres miembros del grupo que investigó el asesinato.
Luego de la guerra, Olcott estudió leyes durante tres años y fue admitido en la Barra de
Nueva York en 1868. Codificó la confusa práctica de la ley de seguros y llegó a ser un especialista
en derecho aduanero, rentas y seguros, adquiriendo una grande y próspera clientela. (20)
El interés de Olcott en espiritualismo se originaba en sus días de granja en Ohio, cuando
visitaba a tres tíos que eran ardientes espiritistas (21). Henry había sido educado como un estricto
presbiteriano.
Con respecto de las circunstancias que lo condujeron al encuentro con HPB, Olcott escribe en
Hojas de un Viejo Diario (Historia de la ST):

Un día, en el mes de julio de 1874, estaba sentado en mi oficina de abogado, pensando sobre
un grave caso en el cual se involucraba la Corporación de la Ciudad de Nueva York, cuando
se me ocurrió que durante años no había prestado atención al movimiento espiritista. No se
qué asociación de ideas hizo que mi mente pasara de una construcción mecánica de metros de
agua hasta el espiritismo moderno. Pero, me fui a la vuelta de la esquina y compré un
ejemplar de Banner of Light. En él, leí un artículo sobre algunos fenómenos increíbles; estos
eran, la solidificación de formas fantasmas, que se decía ocurrían en una granja en el pueblo
de Chittenden en el estado de Vermont, a varias millas de distancia de Nueva York; entonces
me di cuenta de que si los visitantes podían ser vistos, hasta se tocados y podían conversar con
los familiares fallecidos que habían encontrado el medio para reconstruir sus cuerpos y
vestidos para ser temporalmente sólidos, visibles y tangibles, esto era el hecho de mayor
importancia de la ciencia física moderna. Me decidí a ir y ver por mi mismo. Lo hice, y
encontré que la historia era verdadera, me quedé allí durante cuatro días y luego volví a
Nueva York.
Escribí un informe de mis observaciones al Sun de Nueva York, el cual se publicó en
todo el mundo, tan graves e interesantes eran los hechos. El editor del Daily Graphic de
Nueva York me hizo la proposición de volver a Chittenden, acompañado por un artista para
dibujar, bajo mis órdenes y realizar una investigación a fondo del asunto. El tema me
interesaba tanto que hice los arreglos necesarios en la oficina y el 17 de septiembre estaba de
regreso en el “Hogar de Eddy”, como se llamaba por el nombre de la familia que la poseía y
ocupaba. Me detuve en esa casa de misterio, rodeado de fantasmas y con experiencias diarias
del carácter más extraordinario, durante alrededor de 12 semanas -si mi memoria no me falla.
Mientras tanto, dos veces a la semana aparecían en el Daily Graphic mis cartas sobre “los
fantasmas de Eddy” cada una ilustrada con figuras de espectros vistos por el artista, el Sr.
Kappes y yo mismo, así como por todas las demás personas- a veces hasta cuarenta de ellos-
que se presentaban en el salón de sesiones (22).

Los hermanos Eddy, William y Horacio, eran granjeros sin educación. Existía una larga
historia de mediumnidad en la familia. La abuela cuatro veces removida, fue condenada como
bruja durante Salem, en los juicios de Massachusetts de 1692. En las sesiones de William había
supuestas materializaciones de los muertos, mientras que las de Horacio tenían un carácter
74
diferente. No se cobraba dinero por estas demostraciones, solamente por el alojamiento y alimento
de sus numerosos invitados.
Es Globo, un periódico cercano a Rutland, escribió:

El Coronel Henry S. Olcott, comisionado del Daily Graphic, investiga e informa sobre la
manifestación “Eddy”, él ha revuelto la paja alrededor del país. Antes que apareciera su
primera carta desde Rutland, el tema del espiritismo siquiera había sido mencionado en los
periódicos seculares desde que la aparición de los artículos del Sr. Crookes y del panfleto del
Sr. Alfred Wallace en Inglaterra originó la ansiedad por el tema en Europa. Ahora los
periódicos de Nueva York discuten a diario el tema editorial- casi todos han enviado
periodistas a Chittenden y su ejemplo ha sido imitado por los periodistas de Chicago,
Hartford, Rochester, Albany y muchas otras ciudades. Cualquiera sea la verdad acerca del
asunto Eddy, no puede dudarse que la mente pública se excita muchísimo ante el tema de que
los espíritus de los muertos regresen o no a nosotros (23).

De regreso a Nueva York, los artículos de Olcott eran tan buscados y demandados que el Graphic
vendía a un dólar el ejemplar, que era lo que HPB pagaba por los suyos. Ella viajó con una mujer
francesa a los Eddys, llegó el 14 de octubre y permaneció dos semanas; Olcott recuerda:

Recuerdo el primer día de nuestro encuentro como si fuera ayer; aparte, he registrado los
hechos principales en mi libro (Gente de Otro Mundo, pág. 293 y sig.) †. Era un día soleado y
hasta la tétrica y vieja granja parecía alegre. Esta se encontraba en un paisaje muy hermoso,
en un valle de colinas verdes entre montañas cubiertas en sus crestas por frondosas arboledas.
La hora de la comida en Eddys era al mediodía; desde la puerta de entrada del
desnudo y confortable comedor, Kappes y yo vimos por primera vez a HPB. Ella había
llegado poco antes con una dama franco-canadiense y ambas se encontraban sentadas a la
mesa cuando entramos. Mi mirada fue primero atraída por la camisa roja garibaldina que
HPB usaba, como un vívido contraste con los tristes colores que la rodeaban. Su cabello era
entonces grueso y tupido, corto por arriba de los hombros, y se separaba de su cabeza, suave
como seda y enrulado en las puntas, como la lana de una oveja. Esto y la roja camisa eran lo
que me llamó la atención antes de ver la imagen de sus características. Un rostro kalmuko,
con un firme poder, cultura e imperiosidad, tan extraño al ambiente que la rodeaba como su
roja camisa... Deteniéndome en la puerta- suspiré a Kappes “Dios mío” mira ese espécimen”
Crucé directamente la habitación y me senté justo frente a ella para favorecer mi costumbre
favorita de estudio del carácter. Las dos damas conversaban en francés...
Finalizada la comida, las dos salieron de la casa y Madame Blavatsky arrolló su
cigarrillo... Yo dije “Permettez mui, Madame” y le ofrecí fuego para su cigarrillo; nuestra
relación comenzó en el humo, pero se extendió y encendió un fuego permanente... Como mis
palabras habían sido en francés, continuamos la conversación en ese idioma... Avanzando en
la conversación, hablamos sobre el fenómeno Eddy y otros de otras tierras. Vi que había sido
una gran viajera y que había presenciado muchas cosas ocultas y visto adeptos en la ciencia
oculta, pero al principio ella no me dio ninguna muestra de la existencia de los Sabios
Himalayos o de sus propios poderes. Ella habló de la tendencia materialista del espiritismo
americano, que era una clase de corrupción de los fenómenos acompañado por la indiferencia
a la filosofía... (24).

En Gente de Otro Mundo, escrito poco después, Olcott añade:

Gradualmente, descubrí que esta dama, cuyos brillantes dotes y eminentes virtudes de
carácter, no menos que su exaltada posición social, la hacían merecedora del mayor respeto,
era una de las médiums más destacadas en el mundo. al mismo tiempo, su mediumnidad era
completamente diferente de la de cualquier otra persona que jamás encontrara; porque
parecía que en vez de ser controlada por espíritus que hacían su voluntad, era ella la que
parecía controlarlos a su vez. No puedo decir cuál era el secreto por el cual había logrado este

75
poder, pero tengo demasiadas pruebas de que si lo posee como parea permitirme dudar del
hecho (25).

Este poder, él supo más tarde, era mediación consciente y no mediumnidad pasiva, el primer
indicio de ello era que las manifestaciones de Eddy cambiaban radicalmente cuando ella se
encontraba presente. Citando otra vez de Hojas de un Viejo Diario (Historia de la ST):

En ese tiempo de la aparición de HPB en escena, las figuras que se habían mostrado eran
Indios piel roja, o americanos, o europeos... Pero en la primera tarde de su estadía, vinieron a
nosotros los fantasmas de otras nacionalidades. Había un siervo georgiano del Caúcaso; un
musulmán comerciante de Tiflis; una muchacha paisana rusa y otros más. Otra tarde
apareció un caballero kurdo armado con una cimitarra, pistolas y una lanza... y un caballero
europeo usando la cruz y colar de Santa Ana, reconocido por Madame Blavatsky como su tío
(26).
La aparición de tales figuras en el salón de sesiones de aquellos pobres, casi analfabetos
granjeros de Vermont, que no tenían dinero para comprar recursos teatrales, ni la experiencia
para emplearlos si los consiguieran, ni el salón en donde poder manipularlos, era testimonio
convincente y prueba de que las apariciones eran genuinas... †

------------------------------------------------------
† Las apariciones eran dibujadas por el artista Kappes del Graphic y se retratan en Gente de Otro
Mundo. El libro está disponible en una buena edición de Rutland, publicista de Vermont, Charles
E. Tuttle Co. (1972)
------------------------------------------------------

Mucho después se me informó que ella los había evocado mediante su propio poder,
desarrollado y magistral. Ella hasta afirmaba el hecho en un nota escrita en nuestro T. S.
Scrapbook, Vol Y, agregado a un Espiritualista [Londres] enero de 1875 (27).

El agregado era un artículo “Formas Espirituales Materializadas” por Benjamín Coleman,


del cual lo siguiente pertenece a HPB: “la presencia de la condesa en varias sesiones de Eddy
condujo a las manifestaciones más sorprendentes, incluyendo la aparición de varios espíritus de
personas conocidas a ella en países extranjeros”. HPB añade en tinta: “Si; porque los he llamado
por MI MISMA” (28).
Olcott registra que mientras estaban en lo de los Eddys “HPB trató como pudo para hacerme
sospechar del valor de los fenómenos de William Eddy como prueba de control inteligente de un
médium mediante espíritus; diciéndome que, de ser genuinos, ellos debían ser el doble del médium
escapando de su cuerpo y vistiéndose con otras apariencias [proyecciones inconscientes de los
asistentes que deseaban ver a sus seres amados]; pero yo no le creí. Me parecía que las formas eran
demasiado diversas en peso, tamaño y apariencia como para ser mascaradas de William Eddy;
debían ser lo que parecían, los espíritus de los muertos. Nuestras disputas eran a veces bastante
calurosas, porque en aquél momento no había profundizado lo suficiente en el tema de la
naturaleza plástica del Doble humano para ver la fuerza de sus indicios, mientras que tampoco
conocía la teoría oriental de Maya, no sabía ni jota de ella” (29).
HPB afirma que “hasta la forma materializada de mi tío en lo de los Eddy era [una] imagen;
yo la exterioricé de mi propia mente, había llegado para hacer experimentos sin decirle a nadie. Era
como un sobre vacío de mi tío que yo arrojé sobre el cuerpo astral [proyectado] del médium. Vi y
seguí el proceso, sabía que Will Eddy era un médium genuino, y que el fenómeno era tan real como
podía llegar a ser; por ello, cuando le llegaron los problemas a su tiempo lo defendí en forma
escrita” (30).
Uno de sus experimentos tuvo demasiado éxito: “evoqué entre ellos la forma de uno que creía
muerto en ese momento, pero que según parece vivía hasta el año pasado, y estaba muy bien:
“Michalko”, mi siervo georgiano. El ahora se encuentra con un pariente distante en Kutasis
[Kutais] según me informó mi hermana hace dos meses en París. El había sido deportado, y yo

76
pensaba que estaba muerto, pero había sanado en el hospital. Así que era demasiado tratar de
“identificarlo espiritualmente” (31).
Desafortunadamente, la explicación ofrecida para la materialización de los muertos
aparentemente no se aplica a algunos casos. Y aquí entra el lado horripilante del espiritismo; aquí
los pensamientos de los asistentes atraen al médium los restos astrales desintegrados de los muertos,
desechados por el alma en estados superiores de conciencia entre vidas. HPB escribe a su hermana:

Cuanto más veo médiums- porque los Estados Unidos son un verdadero criadero de ellos; la
cama más tibia para médiums y sensitivos de todas clases, genuinos y artificiales- más advierto el
peligro que rodea a la humanidad... Recuerda Vera, cómo hice experimentos para ti en
Rugodevo, cuán a menudo yo veía los fantasmas de aquellos que habían vivido en la casa y te los
describía, porque tu nunca pudiste verlos... Bien, en Vermont fue lo mismo día y noche. Vi y
observé estas criaturas desalmadas, las sombras de sus cuerpos terrestres, de los cuales, en la
mayoría de los casos, el alma y el espíritu había volado hacía mucho, pero los que crecían y
conservaban su sombra semi-material, [alimentándose con las energía vitales de ] cientos de
visitantes que iban y venían, así como de los médiums...
¡Fue fantasmal observar el proceso! A menudo me hizo sentir enferma y aturdida, pero
debía verlo y lo único que podía hacer era mantener a las desagradables criaturas a prudente
distancia. ¡Pero fue toda una cosa ver la bienvenida ofrecida por los espiritistas a estos umbrae!
Ellos se deslizaban y disfrutaban alrededor del médium, vestidos en aquellas sombras vacías
materializadas... [Esto] hizo que mi corazón sufriera por ellos. “Si sólo pudieran ver lo que yo
veo”, me repetía. Si sólo supieran que estos simulacros de hombres y mujeres están hechos
completamente de pasiones terrestres, vicios y pensamientos mundanos del residuo de la
personalidad que fue; porque estos son solamente esos desperdicios que no pueden seguir al
alma y el espíritu liberados, y son abandonados para su segunda muerte en la atmósfera terrestre
†, que puede ser vista por la mayoría de los médiums y el público. (32)

Por esta razón HPB dice en todas partes que los Hindúes y Buddhistas de tiempos antiguos
advirtieron sobre las enfermizas influencias de la comunicación con los muertos (33).
En contraste con estas “manifestaciones inferiores... y las perogrulladas de las conversaciones
comunes de los médiums” HPB afirma que hay “verdaderos fenómenos maravillosos de un orden
elevado, en los cuales se exhiben innegablemente la inteligencia y el conocimiento”. Estos, ella dice,
se deben a la actividad de la identidad superior o interna del sensitivo (34). En otros casos, un alma
avanzada puede usar un canal puro para lograr algún propósito beneficioso. Un ejemplo, quizás
sea la experiencia que anteriormente relatamos de Abraham Lincoln con el médium.
Una de las nociones básicas por las cuales los teósofos desalientan la idea de la comunicación
de los muertos con los vivos es que ese constante interés y actividad de los muertos en nuestro
mundo, con todas sus miserias y crueldades, haría un infierno la vida después de la muerte y no un
cielo. El alma requiera paz y refresco espiritual entre las vidas (35). Esto, sin embargo, no significa
que estemos apartados de nuestros seres amados que han muerto. En La Clave de la Teosofía,
Blavatsky escribe:

Estamos con aquellos que perdimos en forma material, y mucho, mucho más cerca de ellos
ahora que cuando estaban vivos... el corazón humano no es solamente la floración del amor
divino, sino que tiene sus raíces en la eternidad... el amor más allá de la tumba, puedes
llamarlo ilusión, tiene una potencia mágica y divina que reacciona sobre los vivos... se
manifiesta en los sueños y a menudo en varios sucesos- en protecciones y escapes
providenciales, porque el amor es un fuerte escudo protector no limitado por el espacio ni el
tiempo. [Además] karma pronto o temprano reúne a aquellos que se amaron uno al otro con
tal afecto espiritual para encarnar una vez más en el mismo grupo familiar (36).

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† El profesor Huston Smith afirma sobre los médiums “deben observarse con gran prudencia,
porque los “controles” en cuestión no son almas integradas o siquiera mentes integradas; ellos

77
consisten en su mayoría de “residuos psíquicos” que la mente abandona en su camino al atravesar
el plano psíquico...” (Verdad Olvidada, Nueva York, Harper Row 1976, 72-73).
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Capítulo 4
Primer Trabajo Público

Durante el año anterior a la fundación de la Sociedad Teosófica, encontramos a HPB


trabajando con los espiritistas como campeona de su causa. En vista de sus verdaderos
sentimientos- respecto de los peligros de las prácticas- es extraño que ella lo hiciera. Pero, quizás
como una voz amistosa en medio de ellos, vio una posibilidad deapartarlos de estas prácticas y
despertar a los más iluminados en la filosofía racional que explicaba no solamente los fenómenos,
sino también los múltiples misterios que los rodeaban (37).
Su defensa pública de los espiritistas comenzó, según recuerda Olcott, inmediatamente
después de su regreso a Nueva York desde Vermont:

Un conocido físico de Nueva York, el Dr. Beard, atraído a Chittenden por mis cartas en el
Graphic, había salido de allí con una explicación tonta y explosiva de los fantasmas de Eddy
como simple fraude, y ella lo había desollado vivo en su réplica, fechada el 27 de octubre y
publicada en el Graphic del 30 de octubre. Su carta era una defensa valiente y chispeante de
los médiums Eddy, y su testimonio sobre los siete “formas espirituales” que ella misma había
reconocido convincentes. Jamás antes ella había entrado tanto en una publicidad de esta
clase... (38).
Ella impuso un tono de agitación, desafiante brusquedad y camaradería en toda su
conversación y escritos en aquellos días, fascinando a todos con su brillante voluntad, su
desprecio por la hipocresía social y toda la “grosería” y los sorprendió con sus poderes
psíquicos. La erudición de Isis sin Velo todavía no la había eclipsado, pero constantemente
mantenía una memoria almacenada con ricos contenidos de aventuras y peligros personales y
del conocimiento de la ciencia oculta, no simplemente no alcanzada, sino ni siquiera
sospechada por ninguna persona en América, hasta donde yo haya escuchado. Ella era un
personaje completamente diferente de lo que lo fue posteriormente, cuando la gente la vio
acondicionada a una vida seria de trabajo; todo su pasado había sido una escuela
preparatoria (39).

La carta de HPB a Beard se encuentra al inicio del Volumen Uno de sus catálogos. El
historiador teosófico, Michael Gomes afirma:
Madame Balvatsky permanece como la mayor cronista de la Sociedad Teosófica. Los
Archivos en Adyar contienen 20 grandes catálogos de recortes de prensa que cubren los años
1874 a 1884, los que indudablemente fueron recopilados por HPB. Los siete primeros
volúmenes, con más de 1.000 artículos y referencias a los teósofos en Nueva York son los más
citados y anotados por ella, y se dividen en volúmenes temáticos, a menudo con títulos como
“La Historia Anterior y Post Natal de la Sociedad Teosófica” (40).

Luego del encontronazo con Beard, HPB se dedicó a minimizar los efectos del mayor
escándalo que sobrecogió el movimiento espiritista. Un espiritista líder, Robert Dale Owen, antiguo
congresal de los EEUU y anterior embajador, había admitido públicamente ser engañado en las
sesiones conducidas por los médiums Jennie Holmes y su marido Nelson, donde el famoso espíritu
de Katie King había supuestamente aparecido. El espíritu se había manifestado previamente en
sesiones de Sir William Crookes en Inglaterra, y cuando apareció en los Estados Unidos, todo el
país se conmovió con excitación. La burbuja estalló cuando una mujer, Eliza White, confesó
haberse disfrazado como Katie (41). Robert Owen había dado su poderoso apoyo a estas
“genuinas” manifestaciones.
Para salvar la situación, los Holmes, por medio de Owen, apelaron a Olcott para probar sus
poderes †.
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78
† En una carta el General Lippit, recibida el 9 de marzo de 1875, HPB afirma que los Holmes eran
médiums genuinos solamente cuando estaban en trance profundo, lo que aparentemente no era
muy a menudo. Otras veces, ellos hacía fraude. (HPB Habla, Y:55-56). Entre médiums
profesionales esto sucede frecuentemente cuando sus poderes están en reflujo y la furiosa audiencia
demanda el valor de su dinero.
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El accedió y fue acompañado por HPB ya en Filadelfia, donde vivían los médiums. La primera
sesión se desarrolló el 11 de enero de 1875; la última, el 25. En todas, tuvieron éxito; pero
solamente en la última se produjo una materialización de la aparición de Katie, estableciendo así
una aparente credibilidad para Jennie Holmes como médium (42). Años después, para su sorpresa,
Olcott se enteró que el crédito pertenecía a otra persona. Hojeando el Volumen Uno de los
catálogos de HPB, encontró la siguiente nota escrita a mano, la que, a causa de su contenido, “debía
publicarse después de su muerte”:

NOTA IMPORTANTE
Si, siento decir que tuve que identificarme a mi misma durante esa vergonzosa
exposición de los mediums Holmes con los Espiritistas. Debía salvar la situación, porque fui
enviada a propósito a América desde París para probar el fenómeno y su realidad y -mostrar
la falacia de las teorías espiritistas de los “Espíritus”. Pero ¿cómo podía hacerlo mejor? No
quería que la gente supiera que yo podía producir la misma cosa a voluntad. Había recibido
ORDENES de lo contrario. Y aún así, debía respetar la realidad, lo genuino y la posibilidad de
tales fenómenos en los corazones de aquellos que desde el Materialismo se habían vuelto
Espiritualistas; y ahora, debido a la exposición de varios médiums caían nuevamente en el
materialismo [y] regresaban el escepticismo.
Por esto es que, seleccionando algunos de los más fieles, fui a los Holmes y ayudada por
M.·. y su poder, produje el rostro de John King y Katie King [de] la luz astral, produje el
fenómeno de materialización y- permitó a los Espiritistas al fin creer que estaba hecho a
través de la mediumnidad de la Sra. Holmes. Ella se asustó terriblemente de si misma,
porque sabía que esta vez la aparición era real.
¿Hice mal? El mundo no está preaprado aún para comprender la filosofía de la
Ciencia Oculta- primero ofrezcamosles la seguridad de que hay seres en el mundo invisible, ya
sean “Espíritus” de los muertos o Elementales; y de que hay poderes ocultos en el hombre,
capaces de hacerlo un Dios en la tierra.
Cuando esté muerta e ida quizás la gente quiera apreciar mis desinteresados motivos.
He comprometido mi palabra para ayudar a la gente en la Verdad mientras vida y- mantendré
mi palabra. Que se abusen de mi y me rechacen. Que me llamen MEDIUM y Espiritista, y
otros impostora. Llegará el día cuando la posteridad sabrá conocerme mejor.
¡Oh, pobre, tonto, crédulo y malvado mundo!
M.·. trae órdenes para formar una Sociedad -una sociedad secreta como la Logia Rosacruz.
Promete ayudar.
H.P.B. (43)

Dada la última frase, la nota debe haber sido escrita poco antes del mes de septiembre de
1875, cuando se había anunciado por primera vez la formación de la ST. Hubo un período
relativamente breve en que sus enseñanzas fueron secretas, a causa de la distorsión y el ridículo que
asomaba cuando los periódicos y detractores del movimiento escuchaban de ellos (44).
¿Quién es el John King mencionado? Como se ordenó a HPB no revelar primero que el
fenómeno que ocurría en su presencia era realizado por ella misma, ella debió atribuirlo a alguien
más, y eligió a John King, un nombre familiar en los círculos espiritistas. Esto satisfizo a Olcott,
quien aún era un espiritista convencido. El comenta: “¿No deben los bebés ser alimentados con
leche?... No fue hecho primero para creer que trataba con espíritus desencarnados; y no fue
colocado un caballo percherón para golpear y escribir y materializar formas para mi bajo el
pseudónimo de John King?” El nombre era también utilizado por HPB en ese tiempo como velo
para sus maestros y agentes. “Poco a poco”, añade Olcott, “HPB me hizo conocer la existencia de
79
adeptos orientales y sus poderes y me ofreció mediante una multitud de fenómenos la prueba de su
propio control sobre las fuerzas de la naturaleza [por consecuencia] atribuidas a John King” (45).
Simultáneamente ella comenzó a enseñarle filosofía esotérica y metafísica. Ella le escribió:
“Me han confiado una tarea ardua y peligrosa, Henry, “tratar” y enseñarte, disponiendo
únicamente de mi pobre y estropeado idioma inglés. Ellos deben haber tenido tremendas
esperanzas en tus dones intuicionales, por mi palabra, yo coloqué muy poca esperanza en mis
poderes de locución y mis explicaciones claras y definidas. ¿Comprendes amigo? Bien, procedo
como pueda...” (46).
Olcott no era el único recipiente de estas enseñanzas privadas. En La Doctrina Secreta
(I:XViii-XiX), Blavatsky relata que “una considerable parte de la filosofía” luego expuesta cuando
fue a la India, fue “enseñada en América, aún antes de publicar Isis sin Velo, a dos europeos y a mi
colega el Coronel H.S. Olcott...” Uno de estos tres individuos era William Q. Judge; el otro podría
haber sido un abogado, C.C. Massey, que había llegado a Londres por una temporada.

Luego de las sesiones de los Holmes en Filadelfia, HPB permaneció allí durante muchos
meses. Durante este período ella se casó con Michael Betanelly, un georgiano del Caúcaso; su
primer marido, según todas los informes, estaba muerto †.

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† ¡Doce años más tarde, se descubrió que Blavatsky se había retirado al estado de su hermano y que
estaba bien vivo!
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Olcott relata una historia:

Una de mis cartas de Chittenden en el Daily Graphic despertó el interés de este Sr. B.
-un sujeto ruso- y le hizo escribirme desde Filadelfia (47) expresando su fuerte deseo de
encontrarse con mi colega y charlar sobre espiritismo. No habiendo objeciones por parte de
ella, el vino a Nueva York hacia fines de 1875 [en realidad 1874] y ellos se encontraron. Me di
cuenta de que él se encontraba en un estado de profunda admiración, la que expresó
verbalmente y luego, por carta a ella y a mí. Ella lo rechazó persistentemente cuando vio que
él se inclinaba al matrimonio, y se enojó mucho con su persistencia. El único efecto que esto
logró fue profundizar su devoción, y finalmente amenazó con quitarse la vida salvo que ella
aceptara su mano... El declaró que no pediría sino el privilegio de cuidar por ella, que su
sentimiento era únicamente de adoración inegoísta por su maravilla intelectual, y que no
haría relcamos de ninguno de los privilegios maritales. También la acosó hasta que -en algo
que parecía un ataque de locura- ella consintió dar su palabra y ser su esposa nominal; pero
con la estipulación de que ella mantendría su propio nombre y sería libre e independiente de
toda disciplina restrictiva como era entonces... El resultado inevitable de esta pareja
enfermiza viviendo juntos fue de sólo unos pocos meses. El marido olvidó sus votos de
inegoísmo... ella lo dejó y no regresó.

Betanelly pidió divorcio sobre la base de la deserción y esta fue garantizada. Varios años
después, habiendo fallado sus negocios, regresó a Georgia (48).
Dice Olcott: “Durante ese período de su matrimonio, escribió mucho para la prensa pública,
sobre espiritualismo oriental primero y luego sobre [el ocultismo de] Oriente” (49). Mucho de esta
actividad se llevó a cabo cuando HPB estaba seriamente enferma de una herida en una pierna,
recibida en el año en que ella cayó al pavimento. Profundamente preocupado, Betanelly escribió al
General Lippitt: “El Dr. Pancoast, quien la atendía y curaba, la dio por desauciada, diciendo que
difícilmente podía hacer nada, la parálisis se acerca o algo peor, la amputación de la pierna podría
ser necesaria. No se qué hacer. Imagine que al mismo tiempo que está tan enferma continúa
escribiendo, trabajando y haciendo cosas todo el tiempo, a pesar de que el Dr. recomienda que esté
quieta y no ocupe su cerebro. Creo que en parte, su enfermedad la causa ese descuido por si
80
misma y el esfuerzo de tanto trabajo. Ella ayuda a otros, pero no puede o no quiere ayudarse a si
misma, ni siquiera curar su pierna.” (50)
Fue un tiempo de profunda depresión y prueba interna para HPB, cuando, como uno de sus
maestros indicó, su futuro parecía colgar de un hilo (51).

Capítulo 5
Nuevos Desarrollos

En julio de 1875, fue publicado un artículo de HPB que ella tituló en su catálogo “Mi Primer
Disparo Oculto” (52). Al ser publicado llevó el título de “Unas Pocas Preguntas a Hiraf” y jamás
habrí sido escrito de no haber ella comprado una granja en Long Island el verano anterior. El co-
propietario de la granja, Clementine Gerebko, rompió el contrato y Blavatsky la demandó para
recobrar sus pérdidas. La firma Bergen, Jacobs e Ivins tomó el caso. William Ivins fue el abogado
de HPB en el juicio, que se desarrolló ante un jurado el 26 de abril de 1875. Como joven abogado
en ese momento, más tarde ganó fama en su vida cívica y profesional. Durante este período él
recordó algunas de las circunstancias del juicio:

En aquellos días, Long Island estaba lejos de la Ciudad de Nueva York, porque las facilidades
de la travesía eran limitadas. El calendario de este término en particular era muy lento y
todas las reuniones se desarrollaban allí esperando ser escuchadas en su turno. Como muchos
de los testigos y documentos eran franceses, y no había intérprete en la corte, se nombró a
William S. Fales, un estudiante en la firma de abogados del General Benjamín Tracy, como
intérprete especial, y él registró el testimonio de HPB que fue dado en francés. Durante dos
semanas el Juez, los abogados, oficiales, clientes e intérprete fueron invitados en un aburrido
hotel de campo... (53).

Ivins reporta que mientras esperaban que el caso fuera tratado, HPB estaba traduciendo al
ruso la Historia de la Civiliazión en Inglaterra de H.T. Buckles y El Origen de las Especies de Darwin
(54). Otras cosas sucedieron también, añade de Zirkoff en sus Collected Writings: “Ivins, además de
ser un brillante abogado, disponía de una memoria fenomenal. Más como una broma que otra
cosa, el deleitó a su clienta con [preguntas sobre] ocultismo, gnosticismo, kábala, y magia blanca y
negra. Fales, tomando la posta de Ivins, ofrece largas disertaciones sobre aritmética mística,
astrología, alquimia, simbolismo medieval, neo-platonismo, rosacrucismo y cuaternarios”(55).
Respecto del juicio, Charles R. Flint, amigo durante largo tiempo de Ivins y Fales, ofrece
algunos detalles en su libro Memorias de una Vida Activa:

...Madame, quien era nuestra principal testigo, testificaba bastante contrariamente de lo que
sus abogados presumían que atestiguaría... como abogados precavidos, ellos habían
averiguado el testimonio de Madame antes del juicio y le habían recomendado respecto a
cuales puntos ella debía enfatizar; pero para su gran desconcierto, ella actuó por su cuenta y
avanzó sobre caminos bastante opuestos a sus instrucciones, dando como razón, cuando le
preguntaron sobre su testimonio que su “familiar” a quien ella llamaba Tom [John] King,
estaba a su lado (nvisible para todos excepto para ella) y le sugirió su testimonio. Luego que
la corte había tomado todos los requerimientos, Madame abandonó la ciudad, pero escribió
varias cartas a Ivins preguntándole sobre el progreso del asunto y finalmente sorprendiéndolo
en una carta, dando un bosquejo de una opinión que ella decía que la corte diría en el curso
de pocos días, respecto de una decisión a su favor. Según su predicción, la corte tomó la
decisión de sostener su reclamo, sobre bases similares a las que ella había bosquejado en su
carta (56).

Ivins y Fales pertenecían a una prestigiosa sociedad de la barra en Brooklun; una mañana se
encontraron con otros tres miembros, Frederick Hinrichs, James Robinson y Charles Adams. Años
después, Hinrichs, entonces un reformador político destacado, escribió lo siguiente respecto de este
encuentro:

81
[Ellos] jocosamente sugirieron uno a otro la escritura de un artículo místico sobre Teosofía, la
ciencia esotérica. Yo había estado leyendo a Zanoni, un libro sobre Rosacrucismo; y la vida de
Paracelso -así que escribí, especialmente a lo largo de esas líneas. Madame [HPB] declaraba
ser rosacruz [también Fales] que tituló el artículo que él compuso de nuestras tres o cuatro
contribuciones separadas -”Rosacrucismo”. Fales también creó el acróstico “Hiraf” con
nuestras iniciales, [y dio ese nombre como autor]. Todos reímos por el artículo compuesto y lo
enviamos a Madame en Boston. Ella lo publicó en dos números de su periódico según
recuerdo, y escribió dos editoriales muy favorecedoras sobre “Hiraf”. Los teósofos me han
dicho que como hombres jóvenes habíamos escrito mejor que muchos que ellos conocían, y
que posiblemente estuviéramos inspirados por poderes superiores. De ésto, no se nada,
aunque podría ser así. Lo cierto es que “Hiraf” ha sido extensivamente citado como autoridad
en varias publicaciones impresas...(57)

El periódico al cual Hinrichs se refiere es El Científico Espiritual, publicado en Boston por su


editor E. Gerry Brown. Atraídos por su valiente crítica sobre los males del espiritismo, Blavatsky y
Olcott contribuyeron con artículos y apoyo monetario. (58)
El ensayo “Hiraf” fue publicado en los ejemplares del 1º y 8 de julio del Científico Espiritual y
siguió la respuesta de HPB en las dos ediciones siguientes. Fue su primer exposición pública de la
existencia de fraternidades de adeptos. “Estoy diciendo” ella dice, “un poco de lo poco que recogí
en mis largas travesías a lo ancho y largo de Oriente- la cuna del ocultismo”. Siguen unos pocos
extractos:

Entre las numerosas ciencias perseguidas por el ejército bien disciplinado de estudiantes del
presente siglo, ninguna ha... más burla que la más antigua de ellas- la ciencia de ciencias, la
venerable madre de todos los modernos pigmeos [ocultismo]. Es regla que el ocultismo sea
peligroso, un arma de doble filo para aquél que la toma sin estar preparado por toda una vida
dedicada a ello. Su teoría, sin ayuda de serias prácticas, parecerá a los ojos de los prejuiciosos
en contra de tal causa tan poco popular, como una especulación ociosa y loca, únicamente
dedicada a los oídos de ignorantes y ancianas. Cuando echamos una mirada en los últimos
treinta años y vemos cómo el espiritismo moderno ha sido considerado... ¡qué podemos
esperar para el ocultismo! que está ubicado en una posición con respecto del espiritismo como
el infinito y lo finito... ¿qué hará en un terreno en donde hasta el Espiritismo es motivo de
burla?...
Hiraf duda de si existen, ya sea en Inglaterra o en cualquier otro lugar, lo que
denominamos regularmente colegios para neófitos de esta Ciencia Secreta. Diré por
conocimiento personal que tales lugares se encuentran en Oriente- en India, Asia Menor y
otros países...
La verdadera, completa Kábala [Oriental] de las primeras edades de la humanidad
está en posesión... de sólo unos pocos filósofos orientales; dónde están, quiénes son, es más de
lo que me está dado revelar... Lo único que puedo decir es que tal cuerpo existe, o que la
ubicación de sus Fraternidades jamás será revelada a otros países hasta el día en que la
humanidad sacuda masivamente su letargo espiritual y abra sus ojos ciegos a la brillante luz
de la Verdad (59).

Olcott comentaba que en un momento en que el mundo Occidental estaba enamorado del apogeo de
la ciencia moderna, sorprendía a la gente escuchar que existía la ciencia antigua y que había seres
humanos vivientes en el mundo que conocían sus secretos.
Siguieron a esto otros artículos de HPB sobre ocultismo oriental. Un escritor observa:

Los espiritistas de 1875 no sabía nada de estos temas; uno debía solamente volver las páginas
de las revistas dedicadas a los fenómenos espiritistas y religión para descubrir el fuerte
contraste entre el vigor filosófico de los escritos de Madame Blavatsky y las mentiras
psíquicas del espiritismo convencional... Veinte y seis años de sesiones no había traído
genuino progreso, sino solo una gran acumulación de mensajes psíquicos triviales, sin
importancia particular salvo por la milagrosa forma de sus comunicaciones (60).
82
De los cinco hombres Hiraf -Ivins, Hinrichs y Robinson (hasta su temprana muerte)
-continuaron en contacto con Blavatsky. En 1912, conversando con un amigo mutuo, Ivins habló de
ella como “una mujer maravillosa [quien] disponía en todo de los logros más brillantes que mujer
alguna que él encontrara podría tener. El lamentó su decisión de dedicar su vida a construir una
sociedad y pensó que ella habría debido ofrecer su tiempo en exclusiva a la pluma, ella podría
haber ganado renombre y vivido una vida mucho más tranquila. Afirmó que poseía poderes
psíquicos de gran poder, pero que si ella hubiera dedicado sus talentos en el servicio de la literatura
general y no ido a India para enseñar religión... El había visto cómo ella realizaba muchos
fenómenos para cuestionar su don supremo a ese respecto. Su única crítica fue sobre su buen juicio
para emprender la tarea de convencer a la gente sobre los demás planos de existencia” (61).
Si HPB hubiera seguido esta recomendación por cierto habría vivido una vida más tranquila y
ganado menos enemigos, en especial entre los espiritistas; porque cuando ella comenzó a escribir
abiertamente sobre los peligros de la mediumnidad, los periódicos espiritistas emprendieron una
baja campaña vengativa con respecto de su carácter personal durante muchos de los años
siguientes. Cuando ella murió en 1891, el Religio-Philosophical Journal escribió que “como
monstruosidad moral, ella no tiene correlato entre su sexo en este país. Las patrañas espurias que
ella originó para gratificar su amor a la decepción y la ambición, y para tapar sus verdaderos
pecados, ha finalizado con su muerte”(62).
En la primavera de 1875, Blavatsky escribió en su catálogo:

Ordenada a decir al público la verdad sobre los fenómenos y sus médiums; ¡ahora
comenzará mi martirio! ¡Tendré a todos los espiritistas en mi contra además de los cristianos
y escépticos! ¡Oh M.·., tu voluntad será cumplida!

HPB escribió a la mujer del profesor Corson, Carolina, en marzo de 1876 sobre las calumnias
que emanaban de “mis peores enemigos, los espiritistas y los médiums... [quienes] no se detendrán
con nada, ni ante ninguna infamia... Sin duda estoy feliz, si al perder mi reputación, salvo a
millones que así pierden la ilusión de que todos los espíritus que se comunican con ellos son ángeles
de pureza, espíritus desencarnados... La verdad sale lentamente a la luz, muy lentamente; pero es
imposible esconder la luz bajo una tapa” (63).

Capítulo 6
Llega Otro Colega

No mucho después de que Henry Steel Olcott y HPB habían regresado a Nueva York durante
el verano de 1875 [julio o agosto], otro futuro co-fundador de la Sociedad Teosófica entró en escena.
William Q. Judge, un irlandés de 24 años. Judge había leudo Gente de Otro Mundo de Olcott [una
serie de artículos sobre los Eddys publicado en el Daily Graphic] y luego de escribir al autor, fue
invitado al hogar de HPB en el 46 de Irving Place †. El fue otro de los responsables del crecimiento
y difusión de la Sociedad Teosófica en América.
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† Se han publicado datos conflictivos sobre el año en que W.Q. Judge encontró por primera vez a
HPB, porque ella residió muy brevemente en Irving Place en noviembre de 1874 y el verano y otoño
de 1875. Sin embargo, la fecha de 1875, está claramente señalada por las demás afirmaciones de
Judge. Ver The Path, junio 1891,66; Lucifer, junio 15, 1891,290; A.P. Sinnett, Incidentes en la Vida
de Madame Blavatsky, 186-87; el Teósofo, noviembre 1892; El Teósofo Irlandés, 15 de marzo, 1896
112-13; Teosofía, junio 1896,76; Michael Gomes, La Aurora del Movimiento Teosófico, 84; Eek y de
Zirkoff, William Quan Judge: Pionero Teosófico, 6.
En una carta escrita a mano por William Q. Judge a la Sra. Cape [pensamos que fue escrita
en octubre de 1893]: “En 1874, buscando en el espiritismo y al encontrar el libro del Coronel Olcott
“Gente de Otro Mundo”, le escribí pidiéndole la dirección de un médium. El me respondió que no
me conocía, pero que tenía una amiga, Mme. Blavatsky que le pedía que me llamara. Llamé al 46
de Irving Place, Nueva York y la conocí. Poco después en una reunión allí, H.P. Blavatsky me pidió
que le preguntara al Coronel Olcott que se encontraba del otro lado de la habitación sobre la
83
fundación de una Sociedad. Le pregunté y luego llamé a reunión asumiendo y nominando para la
presidencia permanente al Coronel Olcott, que fue elegido como tal. Luego él tomó la presidencia y
me nominó como Secretario, para lo que fui elegido. Este fue el comienzo de la Sociedad
Teosófica”- William Judge
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Judge se hallaba en íntimo contacto con los teósofos de Dublin y se consideraba como su héroe
especial. William Butler Yeats y George Russell (AE), se encontraban activamente asociados con la
ST de Dublin, líderes principales del Renacimiento Irlandés Literario (64). En Ulysses, James
Joyce habla de la consideración del grupo por “Judge, el más noble romano de todos ellos” (65).
Mucho después de su fallecimiento, Russel escribía: “Judge era el hombre más impresionante que
jamás encontré, no por ningún aire de dignidad sino simplemente por lo que era” (66).
No se conoce mucho sobre la juventud de Judge. Nació en Dublín el 13 de abril de 1851. Su
madre, Alice Mary Quan, murió durante el alumbramiento de su séptimo hijo. Su padre, Frederich
Judge, era un Masón y se interesaba en misticismo. William se enfermó de gravedad cuando tenía
siete años. Se registra en un ensayo sobre la vida de Judge que “el médico declaró que el pequeño
moriría, y murió; pero en el estallido de dolor que siguió al anuncio, descubrieron que el niño había
revivido...” (67).

Durante la convalecencia, el niño mostró aptitudes y conocimientos que jamás antes


había tenido, despertando excitación y maravilla entre sus mayores que se preguntaban
cuándo y cómo había aprendido todas estas cosas nuevas. El parecía ser el mismo, pero no
era el mismo; debió ser reconocido nuevamente por todos sus familiares, y nadie sabía de que
él supiera antes leer; después de su recuperación, cuando tenía ocho años, lo encontramos
devorando los contenidos de todos los libros que pudiera obtener, relativos a mesmerismo,
frenología, lectura del carácter, religión, magia, rosacrucismo y profundamente absorbido por
el Libro del Apocalipsis [en la Biblia] tratando de descubrir su significado...
Si bien no estaba enfermo, era débil, pero indomable y perseverante a pesar de sus
pocos años. Una anécdota de su niñez, ilustra este carácter. El se encontraba con otros niños
sobre la orilla de un arroyo. Sus compañeros nadaban hasta una isla un poco más allá de la
orilla, desde la cual se mofaban y aprovechaban de sus compañeros más jóvenes que no sabían
nadar. El se arrojó al agua, resuelto a llegar hasta la isla o perecer. Cuando, al no hacer pie,
se sintió hundir, tocó el fondo, caminó un paso tras otro sobre el fondo del río, se elevó, por
supuesto y se volvió a hundir, caminó otros pasos y repitió el proceso, y así hundiéndose,
caminando, elevándose y hundiéndose, gateando por el fondo y por sobre todo, reteniendo el
aliento, alcanzó el margen de la isla, medio inconsciente, para asombro de sus amigos de juego
(68).

Esta demostración de falta de temor, e indomable persistencia, se manifestó más tarde,


cuando Judge soportó grandes pruebas y dificultades para llevar adelante el trabajo en los Estados
Unidos sin nadie que lo ayudara.
Cuando William tenía 13 años, la familia Judge emigró a los Estados Unidos y se estableció en
Brooklyn, Nueva York. William se las arregló para terminar su escuela antes de trabajar.
Eventualmente fue oficial en el bufete de George P. Andrews, quien más tarde fue Juez de la
Suprema Corte de Nueva York. En abril de 1872, se naturalizó, y fue admitido a la Barra Estatal
de Nueva York un mes después.
Al momento del fallecimiento de HPB, Judge describió su primer encuentro con ella:

Fueron sus ojos los que me atrajeron, los ojos de alguien que debí conocer en vidas
pasadas hace mucho tiempo. Ella me miró reconociéndome desde el primer momento, y
jamás cambió desde entonces su mirada. Yo llegué a ella no como alguien que pregunta sobre
filosofía, no como alguien agrupado en la oscuridad de escuelas y teorías tontas, sino como
alguien que había vagado por muchos períodos en los corredores de la vida, buscando a los
amigos que pudieran mostrarle dónde se encontraban los designios escondidos para el
trabajo. Ella respondió verazmente al llamado, revelando los planes una vez más, y
explicando sin palabras, simplemente los señaló y comenzó con la tarea. Fue como si
84
hubiéramos partido la mañana anterior, dejando alguna tarea por concluir en la finalidad
común; eran maestra y alumno, hermano mayor y menor, ambos inclinados sobre un mismo
fin †, pero ella disponía del poder y conocimiento del que sólo disfrutan los leones y los sabios.
Así, amigos desde la primera vez que me sentí seguro. Otros, yo lo se, la han mirado con
sospecha por las distancias que no podían sondear, y aunque fuera verdad, exigían muchas
pruebas que los enterraban hasta el pecho, maldecían a sabios y dioses, y aún así por su
ceguera no podían ver la mirada del león, el corazón diamante de HPB (69).

Según un amigo cercano, Judge solía decir “él jamás tuvo una verdadera existencia consciente
hasta que “Isis” fue develada para él” (70). HPB era conocida por ese nombre entre sus conocidos
íntimos en Nueva York.

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† HPB dijo una vez de Judge que era: “parte de ella mismo durante varios eones”. Cartas que Han
Ayudado Me, 277. Carta de HPB en Londres a Judge el 23 de octubre de 1889; reimpresa en Foro
Teosófico, junio 1932, 192-93, original en los Archivos de la ST, Pasadena, California.
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Capítulo 7
Nacimiento de un Movimiento

Al hojear el catálogo de HPB, se encuentra lo siguiente, escrito por su propia mano bajo la
fecha de julio 1875:

Recibí órdenes directas de India para establecer una Sociedad filosófica y religiosa y elegir su
nombre -también que elija Olcott (71).

El 7 de septiembre de 1875, 16 o 17 personas se reunieron con HPB en sus habitaciones en 46


Irving Place para escuchar una conferencia de George H. Felt, un ingeniero y arquitecto, sobre “El
último canon de proporción de los egipcios, griegos y romanos” (72). La charla fue entusiastamente
recibida, y Olcott escribió en un trozo de papel: “¿No sería algo bueno formar una sociedad para
esta clase de estudio?”. Lo entregó a William Q. Judge para que lo pasara a HPB, quien asintió con
la cabeza. Judge propuso que Olcott fuera electo presidente y Olcott a su vez, propuso a Judge
como Secretario. Entonces, la sesión se levantó hasta la tarde siguiente.
Apareció un informe en un Periódico de Nueva York sobre esta primera reunión, el que fue
reimpreso en Milagros del Siglo Diecinueve de Emma Hardinge Britten. Lo siguiente está tomado
de este informe:

Ha sido recién inaugurado un movimiento de gran importancia en Nueva York, bajo la


conducción del Coronel Henry S. Olcott, en la organización de una sociedad, que será
conocida como la Sociedad Teosófica †.
-------------------------------------------------------
† No se decidió el nombre hasta el siguiente encuentro, el 13 de septiembre.
------------------------------------------------------
La sugerencia fue completamente no premeditada, y fue realizada en la tarde del día 7 en la
residencia de Madame Blavatsky, donde un grupo de 17 damas y caballeros se habían reunido
para escuchar al Sr. George Henry Felt, cuyos descubrimientos sobre las figuras geométricas
de la Kabala Egipcia se pueden considerar entre los más grandes del intelecto humano. El
grupo incluía varias personas de gran erudición y algunas de mucha influencia personal;
comprendía la audiencia del Sr. Felt, los Jefes Editores de dos periódicos religiosos; los co-
editores de dos resvistas literarias; un doctor en leyes de Oxford; un venerable erudito judío y
reputado viajero; un escritor editor de uno de los diarios matutinos de Nueva York; el
presidente de la Sociedad de Espiritistas de Nueva York, Sr. C.C. Massey, un visitante inglés
[abogado]; la Sra. Emma Hardinge Britten y el Dr. Britten; dos jurisconsultos de Nueva York

85
y el Coronel Olcott; un compañero de una casa de publicaciones en Filadelfia; un médico de
renombre [Dr. Seth Pancoast] y lo más notable de todo, la misma Madame Blavatsky... (73).

(ver dibujo en libro)


8. Libro de minutas original de la Sociedad Teosófica en la primera reunión en la Ciudad de Nueva
York, 8 de septiembre de 1875. (Archivos de la Sociedad Teosófica, Pasadena, California)

Entre aquellos presentes, pero no mencionados en el informe anterior, estaban William


Livingston Alden, un editor del New York Times; John Storer Cobb, editor del New Era, órgano de
judíos reformados; y charles Sotheran, editor erudito del American Bibliopolist y masón de alto
grado.
En reuniones subsiguientes se decidieron los Estatutos y se eligieron los oficiales. Olcott fue
elegido presidente y el Dr. Pancoast y Geroge Felt vice presidentes. HPB estuvo de acuerdo en
servir como secretaria corresponsal, Sotheran como bibliotecario y Judge como asesor. Fue difícil
elegir el nombre para la sociedad. Pasando las páginas de un diccionario, Sotheran encontró
Teosofía, la que se adoptó unánimemente.
La palabra tenía una historia venerable retrotrayéndose hasta los Neoplatónicos, y
posteriormente utilizada por los místicos cristianos (74). Se deriva de las palabras griegas theos,
“dios” y sophia “sabiduría”, significa sabiduría deiforme o, según HPB “Sabiduría divina como
aquella poseída por los dioses” (75).
El intento de definir el término con mayor especificidad es una tarea sin resultados, como el
Profesor Ralph Hannon admite en un artículo sobre el tema:

Preguntarse “¿qué es Teosofía?” ha sido parte de la historia de la Sociedad Teosófica


desde sus comienzos. En el primer ejemplar de El Teósofo, Madame Blavatsky escribió un
largo artículo respondiendo a la pregunta. A este han seguido numerosos intentos. En muchas
ocasiones se me ha preguntado lo mismo por parte de miembros y no miembros. Me temo que
mis variadas respuestas siempre me han dejado un grado de duda. Sólo recientemente, me he
dado cuenta de que me he esforzado demasiado. La respuesta, como todas las cosas, es en
verdad una jerarquía; un sistema multinivel solamente limitado por nuestra habilidad de
comprensión. En otras palabras, “¿qué es Teosofía?” es un koan. Se nos dice en Zen que “un
koan es una formulación... que señala a una verdad última. Los koans no pueden ser resueltos
mediante el recurso del razonamiento lógico sino únicamente a través del despertamiento de
un nivel más profundo de la mente, más allá del intelecto discursivo” (76).

El Profesor Hannon encabeza su artículo con una selección de los escritos del Sr. Judge:

La fuerza de la teosofía radica en el hecho de que no se define. Esto significa que la


evolución, lentamente progresando, traerá nuevas verdades y nuevos aspectos de antiguas
verdades, previniendo así absolutamente cualquier dogma o “definición inequívoca” (77).

Como una filosofía práctica y ética, la Teosofía sin embargo, puede ser definida, como indica
Blavatsky en una carta a la Convención 1888 de Teósofos Americanos:

Muchos que no han escuchado jamás de la Sociedad son teósofos sin saberlo; porque la esencia
de la Teosofía es la perfecta armonización en el hombre de lo humano con lo divino, el ajuste de
estas cualidades y aspiraciones deiformes, y su influencia en las pasiones terrestres o animales
en el hombre. La generosidad, la ausencia de todo sentimiento o egoísmo enfermizo, la caridad,
la buena voluntad hacia todos los seres y la perfecta justicia para los demás como para uno
mismo, son sus rasgos principales. Aquél que enseña Teosofía, predica el evangelio de buena
voluntad, y también es verdad lo opuesto- aquél que predica el evangelio de buena voluntad,
enseña Teosofía (78).

En todas partes, ella observa que “hay una notable diferencia entre las Iglesias Cristianas y
nuestra Sociedad y esta es: Mientras que cada niño o adulto bautizado es llamado Cristiano,
86
nosotros siempre hemos trazado una ancha y clara línea entre un Teósofo y un simple miembro de
la ST. Entre nosotros, un Teósofo, es aquél que hace de la Teosofía un poder viviente en su vida”
(79). En otra ocasión, citando el dicho “es elegante quien hace elegancia”, ella parafraseó “Es
Teósofo quien hace Teosofía” (80).
Uno podría preguntarse qué buenas obras de naturaleza práctica desarrolla la misma
Sociedad Teosófica para llevar adelante estos objetivos. En la misma carta de 1888, HPB dice:

Necesariamente, los teósofos son amigos de todos los movimientos en el mundo ya sean
intelectuales o simplemente prácticos, para el mejoramiento de las condiciones de la raza
humana. Somos amigos de todos aquellos que luchan contra el alcoholismo, contra la crueldad
hacia los animales, contra la injusticia hacia las mujeres, contra la corrupción en la sociedad o
el gobierno, aunque no nos entrometemos en política. Somos amigos de aquellos que ejercitan la
caridad práctica, que buscan elevar un poco el tremendo peso de la miseria que pesa sobre los
pobres. Pero, en nuestra calidad de Teósofos, no podemos embanderarnos en ninguno de estos
grandes trabajos en particular. Como individuos si podemos hacerlo, pero como Teósofos,
tenemos un trabajo más grande, más importante y mucho más difícil que hacer...
La función de los Teósofos es abrir los corazones y el entendimiento de los hombres a la
caridad, la justicia y la generosidad, atributos que pertenecen específicamente al reino humano y
son naturales para todos los hombres cuando han desarrollado las cualidades del ser humano.
La Teosofía enseña al hombre-animal a ser el hombre-humano; y cuando la gente haya
aprendido a pensar y sentir como piensan y sienten los verdaderos seres humanos, ellos actuarán
humanamente y todos ellos realizarán espontáneamente trabajos de caridad, justicia y
generosidad. (81)

El Movimiento Teosófico tiene tres objetivos como ya estableció nuestro Prefacio. Ellos son:

1. Formar el núcleo de la fraternidad universal de la humanidad sin distinción de raza,


credo, sexo, casta o color.
2. El estudio de las antiguas y modernas religiones, filosofías y ciencias, y la
demostración de la importancia de tal estudio; y
3. La investigación de las leyes inexplicadas de la naturaleza y los poderes psíquicos
latentes en el hombre.

Todo lo que se requería para ingresar a la ST era simpatizar con el primer objetivo. Uno no
necesitaba creer en karma, reencarnación o la existencia de los Maestros, o ninguna otra enseñanza.
Desde la década de 1880 se afirmó en una corte de leyes americana que la Sociedad no tenía credo,
cuando se otorgó un certificado de incorporación a la sociedad Teosófica de St. Louis. El Juez
August W. Alexander dictaminó: “El peticionante no es un cuerpo religioso... en un sentido
estatutario, la simple enseñanza de religiones no es un trabajo religioso. Se notará que en el Art. 2
de la Constitución de la Sociedad la palabra religión se usa en plural. Enseñar religiones es
educativo, no religioso. “Promover el estudio de las religiones” es en parte promover el estudio de
la historia del hombre. Añado un descubrimiento subordinado de que la Sociedad no tiene credo
religioso y no practica ningún culto” (82).
El nacimiento oficial de la ST se considera en general como el 17 de noviembre de 1875,
cuando su presidente ofreció su conferencia inaugural, 70 días después de que la Sociedad fuera
propuesta por vez primera. Las palabras de inauguración fueron proféticas: “En tiempos
futuros, cuando el historiador imparcial escriba un registro del progreso de las ideas religiosas del
siglo presente, la formación de esta Sociedad Teosófica, cuya primera reunión bajo sus principios
formales estamos ahora llevando a cabo, no pasará inadvertida”.
Cuando HPB incluyó en su catálogo el recién armado Preámbulo y Constitución de la Sociedad
Teosófica, escribió exhultante.

¡El Niño ha Nacido! ¡Hosanna! (83)

87
Quince años después, cuando HPB vivía en Londres, ella fue invitada por el editor de una
publicación destacada en los EEUU, The North American Review, para contribuir con un artículo
sobre “los progresos recientes en la teosofía”. Su artículo apareció en el ejemplar de agosto de 1890
y describe los logros increíbles efectuados en varios campos del pensamiento humano. Lo que
aquí nos interesa es solamente las causas que contribuyeron a tales éxitos. Ella afirmó:

El movimiento teosófico era una necesidad de la época y se ha extendido bajo su propio


impulso inherente; no le debe nada a los métodos adventicios. Desde el principio no ha tenido
dinero, ayuda, ni patronazgo social o gubernamental en el cual apoyarse. Apeló a ciertos
instintos y aspiraciones humanas, y mantuvo un cierto y elevado ideal de perfectibilidad, con
el cual los intereses creados de la sociedad entraron en conflicto, y contra los cuales estaba
predestinada a luchar...
Aceptando graciosamente los resultados del estudio científico y la exposición del error
teológico, y adoptando los métodos y máximas de la ciencia, sus seguidores trataron de salvar
del naufragio de cultos la preciosa mistura de verdad de cada uno de ellos. Descartando la
teoría del milagro y el supernaturalismo, se esforzaron por buscar el parentesco de toda la
familia de fes mundiales y su común reconciliación con la ciencia...
Durante un largo años, la “gran huérfana”, la Humanidad ha clamado en la oscuridad
por guía y luz. Entre los esplendores crecientes de un progreso puramente material, de una
ciencia que alimenta al intelecto, pero que abandona al espíritu en la inanición. La
humanidad, siente oscuramente su origen y presagia su destino, se ha inclinado hacia Oriente
con las manos vacías que sólo puede llenar una filosofía espiritual. Dolorida de las divisiones,
los celos, los odios, que ensombrecen su vida, ha llorado por algún fundamente seguro sobre el
cual construir sus sentidos solidarios, alguna base metafísica dese la cual las ideas sociales más
superiores puedan elevarse seguras... Tal es la meta que la teosofía pretende alcanzar.

Capítulo 8
Un Cambio Psicológico

A fines de la primavera de 1875 y antes de ser fundada la Sociedad Teosófica, HPB sufrió lo
que Olcott llamó “un marvilloso cambio psicológico... del cual no se me permite hablar” (84).
Desconocido para él, sin embargo, ella habló sobre el cambio a sus familiares en varias ocasiones
cuando, en 1876, luego de un lapso de tres años, reanudó su correspondencia con ellos. Ella había
fallado tantas veces en informarles sus cambios de domicilio y las comunicaciones que la familia
enviaba fracasaban(85).
Actualizando a Vera, HPB le informó sobre la seria herida en su pierna sufrida a principios de
1875, que su maestro hindú curó totalmente justo antes y para evitar su amputación; continúa:

Justo entonces [comencé] a sentir una muy extraña dualidad. Varias veces al día, sentía que
aparte de mi había alguien más, bien separado de mi, presente en mi cuerpo. Jamás perdí la
conciencia de mi personalidad; lo que sentía era que yo guardaba silencio y el otro -el morador
en mi- hablaba con mi lengua.
Por ejemplo, yo se que jamás he estado en los lugares descritos por mi “otro yo”, pero este
otro -mi segundo yo- no miente cuando habla sobre lugares y cosas que me son desconocidas,
porque en verdad las ha visto y las conoce bien. Me entrego; dejo a mi destino que me conducza
con su dulce voluntad; y aparte de eso, ¿qué puedo hacer? Sería perfectamente ridículo si
negara la posesión del conocimiento del que mi Nº 2 dispone; dando ocasión a la gente que me
rodea imaginar que los mantengo en la oscuridad por falsa modestia.
En la noche, cuando estoy sola en mi cama, toda la vida de mi Nº 2 pasa ante mis ojos, y
no me veo totlamente como yo misma, sino como una persona diferente- de raza diferente y
sentimientos diferentes. Pero, ¿qué utilidad tiene hablar sobre ello? Es suficiente con una sola
loca. Trato de apartarme y olvidar la extrañeza de mi situación. Esto no es mediumnidad, y
tampoco ningún poder impuro; porque posee un ascendiente demasiado poderoso sobre todo, y
nos conduce hacia sendas mejores (86).

88
Posteriormente, ella informó a su familia respecto del Nº 2, o su maestro:

Veo a este Hindú cada día, exactamente como puedo ver a cualquier otra persona viviente, con la
única diferencia que me parece más etéreo y transparente. Antes, me mantenía en silencio sobre
estas apariciones, pensando que eran alucinaciones. Pero ahora, ellas también son visibles para
otras personas. El (el hindú) aparece y nos recomienda sobre la conducta y lo que escribimos.
Evidentemente, conoce todo lo que sucede, hasta los pensamientos de otras personas, y hace que
yo exprese su cnocimiento. A veces, me parece que me eclipsa totalmente, simplemente
penetrando en mi por los poros como una esencia volátil y disolviéndose en mi †. Entonces,
ambos podemos hablar a otras personas y comprendo y recuerdo ciencias y lenguajes- todo lo
que él me intruye por dentro, aún cuando no esté ya más conmigo (87).

Aparentemente, la fuente de inspiración no debe atribuirse solamente a sus maestro, porque


Vera decía que HPB a veces afirmaba que “no soy yo quien habla y escribe”, el algo dentro de mi,
mi Identidad superior luminosa que piensa y escribe por mi” (88).
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† Este enalmamiento de un cuerpo humano por un sabio se conoce en India como ÂveŠa y en Tibet
como Tulku (Olcott, Hojas de un Viejo Diario (Historia de la ST I:296-70; Barborka, H.P.
Blavatsky, Tibet and Tulku; Blavatsky, Isis sin Velo, Ed.de Zirkoff Introducción [11-12]).
------------------------------------------------------

El grado de alarma de la familia de HPB a causa de esta y otras cartas fue revelado por Vera
luego de la muerte de su hermana en un artículo de un periódico ruso, “H.P. Blavatsky -un Ensayo
Biográfico”:

Ella nos sorprendió con relatos de “La Sociedad de la Fraternidad Universal”, que planeaba,
de sus estudios de la filosofía antigua de la gente de Oriente- sobre la cual comenzó a escribir
un largo tratado (Isis sin Velo). Recuerdo, como si fuera hoy, en qué medida estas noticias nos
conmovieron. Yo no sabía qué pensar, cómo explicar tales fantasías... Sus familiares al
principio no creyeron del todo en ellos y durante largo tiempo después consideraron sus
escritos con ecepticismo, buscando alguna explicación a ellos- para hablar honestamente- ¡en
el truco y el fraude!... Siempre conocí a mi hermana como una mujer capaz e inteligente, pero
al hablar ella repentinamente de esta ciencia, desconocida hasta entonces, temí que se había
vuelto loca... Sólo me aliviaba el hecho de que Helena Petrovna ocasionalemente me enviaba
sus artículos en los periódicos americanos junto con comentarios sobre ellos, lo que me
aseguraba que no había necesidad inmediata de su internación en un asilo de lunáticos.

Respecto del maestro de HPB, Vera escribe:

Ella, que no se había sometido a nadie, que desde su temprana niñez sólo hizo su
voluntad en todas las cosas- ¡ella, repentinamente, encontró un hombre, un señor y reinado
ante quien se sometió silenciosamente! Y ¡qué clase de hombre! ¡Una especie de hechicero, un
hindú medio místico de las costas del Ganges! No comprendo nada... debo admitir que mi
falta de comprensión continúa hasta el presente. A pesar de mis visitas a ella, casi todos los
años durante los pasados cinco años -visitas que duraban meses bajo su techo- he
comprendido muy poco sobre sus celosas explicaciones. Y hoy, quince años después, me
maravillo aún más ante el inexplicable fenómeno de su profundo conocimiento, el que
descendió sobre ella como del cielo, y de todas las maravillas atribuidas a ella por los teósofos
(89).

Olcott también, estaba confundido por el conocimiento adquirido por HPB al escribir Isis, y,
sin informarle, escribió una larga carta en francés a Nadya preguntándole sobre la educación
anterior de su sobrina (90). Aquí está la respuesta, fechada el 8 de mayo de 1877:

89
[HPB] recibió la educación de una niña de buena familia. Ella fue bien educada, pero
no completamente. Respecto de su escolaridad, no había problema. Aunque la inusual riqueza
de su naturaleza intelectual, la delicadeza y dulzura de su pensamientos, su maravillosa facilidad
de comprensión, asimilaba y aprendía los temas más difíciles, que hubieran requerido de
cualquier otro años de laborioso estudio; una inteligencia eminentemente desarrollada, unida a
un carácter fiel, recto, franco y energético -estos le dieron una superioridad poco común, la
elevaron por sobre el nivel ordinario de las mayorías insípidas de las sociedades humanas;
nunca pudo evitar llamar la atención general, y la consecuente envidia y animosidad de todos
aquellos que en su trivial inferioridad, se sentían heridos por el esplendor de las facultades y
talentos de esta mujer realmente maravillosa.
Usted me pregunta cuáles idiomas estudió. Desde la niñez, además del ruso, su lengua
nativa, ella conocía solamente francés e inglés. Mucho después, durante sus viajes por Europa,
ella aprendió un poco de Italiano. La última vez que la vi, hace cuatro años, eso era todo lo que
ella sabía de lenguas; estoy positivamente segura de eso, puedo asegurárselo. No había
comparación con la increíble profundidad de la erudición que cuatro años después afloró en ella
(91).

Si, en verdad, HPB estudió todos estos temas por si misma, sorprende que atribuyera el prestigio
por su aprendizaje a los míticos mahatmas, sin ningún laurel para ella misma. Dos años antes de su
muerte, ella expresó pena por ser la primera en introducir en Occidente la existencia de tales almas
avanzadas sobre la tierra. En La Clave de la Teosofía, ella escribe:

Cada sociedad tramposa, de propósitos comerciales, clama ahora ser guiada y dirigida por
“Maestros”... Miles de hombres han sido retrasadas en su tránsito del sendero de la verdad y
la luz, por el descrédito y falsas delcaraciones de tales trucos y fraudes vergonzosos. [la
autora] prefiere que la gente piense seriamente que la única tierra de mahatmas es la materia
gris de su cerebro, y que ella los ha evolucionado a partir de las profundidades de su propia
conciencia interna; que sus nombres y grandes ideales serán infamantemente desacralizados
en el presente... Solamente su falta de deseo de posar como un pavo real con sus plumas lo
que compele a esta autora en insistir sobre la verdad [como fuente de su conocimiento] (92).

Capítulo 9
Escritura de Isis sin Velo

“Nada pudo ser más común y [menos] ostentoso que el comienzo de Isis”, recuerda el Coronel
Oloctt. “Un día durante el verano de 1875, HPB me mostró algunas hojas de un manuscrito que
había escrito y dijo: “Escribí esto anoche, por orden, pero no se cuál es la pata de la cosa. Quizás
sea para un artículo en un periódico, quizás para un libro, quizás para nada; de cualquier modo, lo
hice según se me ordenó”. Lo guardó en una gaveta y no se dijo nada más por el momento” (93).
Parece evidente que ella tenía en mente algún escrito serio; esto se deduce de una carta escrita
anteriormente en 1875 al Profesor Corson: “Las indicaciones son, que nos encontramos en el
umbral de una época en que se revelarán mil misterios, y que el mundo se ilumine depende, por lo
menos en alguna medida, de agentes mortalmente débiles como su pluma y la mía y la de otros
celosos trabajadores” (94).
En septiembre de ese año Blavatsky disfrutó varias semanas en el hogar de los Corson en
Ithaca, allí continuó el trabajo de Isis. Michael Gomes ha descubierto nueva información respecto
de esta visita en papeles conservados en Cornell (95). De allí, la principal fuente de información fue
el volumen publicado y anotado por el hijo de Corson, Eugenio, sobre las cartas de HPB a su padre.
Hablando del status del profesor en Cornell, el Dr. Andrew White, su presidente, escribió que “en
muchos aspectos, era el profesor más importante que la Universidad de Cornell haya tenido,
disfrutaba de gran reputación por sus conferencias y escritos sobre literatura inglesa” (96).
Corson se había introducido en el espiritismo por la muerte súbita de su hija de 16 años y una
de las razones para invitar a HPB a su hogar era comunicarse con la niña. El escribió a su hijo en
ese momento: “Esperaba que tuviéramos algunas “sesiones” juntos, pero ella no está dispuesta sino

90
decididamente opuesta a cualquier cosa de esa clase”. Su primera impresión fue que “ella es una
hábil mujer, pero ignorante de todas las gracias y amenidades de la vida. Ella es un oso ruso” (97).
Eugenio informa que HPB “pasaba su tiempo en su escritorio, escribiendo, escribiendo,
escribiendo la mayor parte del día y avanzada la noche; tenía una gran cantidad de
correspondencia y largas cartas. Aquí comenzó Isis sin Velo, escribiendo alrededor de 25 páginas
de escritura copiosa en un día. Ella no tenía libros de consulta, la gran biblioteca de mi padre era
casi toda sobre literatura inglesa... y ella rara vez lo consultaba sobre alguna cosa” (98). En una
entrevista con el escritor Charles Lazenby, el Profesor Carson confirma:

Ella contínuamente despertaba mi asombro y curiosidad sobre lo que sucedería en el


momento siguiente. Ella tenía un profundo conocimiento de todo, y su método de trabajo era
de lo más inusual. Ella podía escribir en la cama desde las nueve de la mañana, fumando
innumerables cigarrillos, citando largos párrafos literales de docenas de libros de los cuales
estoy perfectamente seguro no había en ese momento copias disponibles en América,
traduciendo a varios lenguajes, y ocasionalmente llamándome en mi estudio, para saber cómo
traducir alguna vieja palabra del idioma en inglés literario; porque en ese tiempo ella no
había logrado la fluidez literaria de la dicción que distingue La Doctrina Secreta. (99)

La nieta del profesor, la sera Pauline Corson Coad, recordaba que su abuelo le decía no
comprender cómo HPB obtenía sus estadísticas, pero muy pronto ellos observaron aquella delgada
mano oscura india que desde abajo del mantel apuntaba las notas que ella necesitaba, las cuales,
una vez revisadas, siempre estaban correctas (100).
Respecto de las citas de HPB para Isis, el Profesor Corson afirma:

Me dijo que las había escrito ella misma según aparecían ante sus ojos en otro plano de
existencia objetiva, que ella veía claramente la página del libro y la cita necesaria, y
simplemente traducía o que veía al inglés... los miles de libros que ella citó no eran
ciertamente de mi bilbioteca, mcuhos de ellos no eran de América, algunos eran muy raros y
difíciles de conseguir en Europa, y si sus citas eran de memoria, entonces era aún más
sorprendente que escribirlas del éter. Los hechos son maravillosos y la explicación debe
necesariamente dejar perplejos a quellos cuya conciencia no sobrepase el tipo ordinario y
común (101).

Olcott informa que cuando continuó el trabajo de Isis en Nueva York, Blavatsky usaba los
libros que tuviera disponibles, algunos de su propia biblioteca. El resto, él dice que ella lo tomaba
de la Luz Astral, o de sus maestros adeptos, o usando sus sentidos del alma. El comenta: “¿cómo lo
se?” Trabajando con ella dos años en Isis y muchos otros años en otros trabajos literarios” (102).
Marion Meade comenta que la visita a Corson finalizó en una dispita y que HPB perdió la
amistad del profesor. La prueba de lo que Meade dice, se desvirtúa en una carta de Blavatsky a
Corson: “Esta es la tercera carta que le escribo y no me ha respondido una palabra. ¿Está
enojado? (103). Pero ahora disponemos de la respuesta de Corson; en ella le asegura que su
respuesta se debe haber perdido: ¿Por qué debiera estar enojado? ¿No somos los mejores amigos?
¿No nos hemos convertido en mejores amigos? Me he sentido triste desde que se ha ido y deseo que
regrese”. Cuando, años más tarde se le preguntó quién era la persona más destacada y
prominente que hubiera jamás encontrado, él mencionó a Madame Blavatsky. (104)
Una vez de regreso en Nueva York, continuó el trabajo de Isis con paso acelerado, y HPB salió
durante seis meses seguidos. Ella escribió a Nadya que trabajó 17 horas al día y se alimentó con
avena. “Mejor que avena” contestó la tía, “como roast beef y jamón, pero no te arruines a ti
misma...” (105)
A pesar de las enermes labores involucradas en la producción de Isis -de más de 120 páginas
en letra pequeña- HPB aparentemente no tenía ambiciones de convertirse en una autora popular o
exitosa; así lo dice en el prefacio:

En prueba de que no se nos oculta la dificultad de nuestra empresa, decimos desde luego que
no será extraño que las siguientes clases arremetan contra nosotros:
91
Los cristianos, que verán que cuestionamos las evidencia de lo genuino de su fe
†.
-------------------------------------------------------
† En el prefacio al Volumen Dos, Teología, HPB escribe: “No contiene ni una palabra contra las
enseñanzas puras de Jesús, sino que denuncia su deformación en perniciosos sistemas eclesiásticos
que son la ruina de la fe del hombre en su inmortalidad y su Dios, y subersivos de todo freno
moral” (2:iv.)
-------------------------------------------------------

Los científicos, que verán colocadas sus pretensiones en el mismo racimo de la Iglesia Católica
Romana por su infabilidad y en ciertos temas que los sabios y filósofos del mundo antiguos
clasificaban más elevados que ellos.
Los Pseudo-científicos, por supuesto, nos denunciarán furiosamente.
Los clérigos y librepensadores verán que no aceptamos lo que hacen, sino que demandamos el
reconocimiento de la verdad completa.
Los literatos y varias autoridades, que esconden su verdadera creencia por deferencia a los
prejuicios populares.
Los mercenarios y parásitos de la Prensa, que prostituyen su poder más que real, y deshonran
una noble profesión, encontrarán más fácil burlarse de cosas demasiado maravillosas para
ellos que comprender, porque para ellos el precio de un párrafo es más que el valor de la
sinceridad.

De muchos vendrá crítica honesta; los más -no podrán. Pero miremos al futuro... estamos
trabajando para el brillante mañana (106).

Aquél brillante mañana, ella dice en muchas partes, no estaba a la vuelta de la esquina, ni
siquiera en el siglo XX. El siglo XXI tiene posibilidades, pensaba, si se cumplieran ciertas
condiciones (107).

Capítulo 10
“Un Libro con una Revolución”

Una tarde de otoño de 1886, el Profesor en Alexander Wilder (108), eminente filósofo
platónico, arqueólogo, autor, educador y médico en ejercicio, se encontraba en su hogar de Newark,
Nueva Yersey, cuando sonó el llamador y entró un visitante no invitado, el Coronel Olcott. En el
artículo de Wilder “Cómo Isis fue Escrita” publicado en 1908, él relata que había escuchado de
Olcott “a través del Sr. J.W. Bouton”, un pubicista para quien Wilder había editado algunos libros.
Olcott le explicó que “Madame Blavatsky había compilado un trabajo sobre temas ocultos y
filosóficos y que habían solicitado al Sr. Bouton que lo publicara. La razón por la cual había sido
enviado a mi jamás pude entenderla”, porque nadie sospechaba que yo “tenía interés en cualquier
tema inusual” y “una ardiente pasión por la especulación mística y la filosofía trascendental. Creo
que el mismo Coronel Olcott había sido de alguna manera también tomado por sorpresa”.
Wilder continúa:

El Sr. Bouton había comprado pasaje para Inglaterra unos pocos días antes, y yo lo había
visitado varias veces, hasta yendo desde Newark para decirle adiós la mañana que partía.
Pero no me había dicho una palabra del manuscrito. ¿Verdaderamente deseaba que lo leyera,
o simplemente estaba evadiendo tener que rechazarlo directamente? Ahora me inclino ante la
opinión de que me envió al Coronel Olcott para evitar decir “no”. Sin embargo, supuse que
esa no sería la forma de proceder de un hombre de negocios, y que seguramente el Sr. Bouton
en verdad quería decir que yo debía examinar el trabajo; y concedí realizar la tarea.
En verdad era un documento poderoso y evidenciaba una investigación en un amplio
campo, requiriendo penetración [y] familiaridad con varios tópicos... Considerándome
obligado a actuar en ventaja del Sr. Bouton, no demostré favorecerlo más allá de lo que creía
era justicia. Consideré un deber ser severo. En mi informe, establecí que el manuscrito era el
92
producto de una gran investigación y que, respecto del pensamiento había en él una
revolución; pero añadí que lo consideraba demasiado largo para una publicación
remunerativa. El Sr. Bouton, sin embargo, acordó publicar el trabajo.

Como el manuscrito era demasiado largo, el trabajo de Wilder fue resumirlo, pero solamente
retiró “los términos y temas que podían considerarse superfluos... lo que fue únicamente ´una tarea
de amor´”.

Continúa:

El Coronel Olcott estaba muy deseoso que yo conociera a Madame Blavatsky, por lo
que [luego de mucho hesitación] lo acompañé a su establecimiento en la calle 47... Ella no
tenía el aspecto o el carácter que yo creía encontrar. Era alta, pero no rolliza; su aspecto
llevaba la marca y exhibía las características de alguien que ha visto mucho, viajado mucho y
experimentado mucho... Ella era una conversadora superior sobre cada tema que se tratara.
Hablaba el inglés con la fluidez de alguien perfectamente familiarizado con el idioma y que
pensaba en él. Para mi fue lo mismo que conversar con un hombre amigo. Ella estaba lista
para tomar la idea expresada y expresar sus pensamientos clara, concisa y a menudo a la
fuerza... cualquier cosa con la cual no estuviera de acuerdo, la descartaba como “pavadas”.
Jamás he escuchado o encontrado el término en ninguna parte.
Luego que el trabajo se editó y colocó a la venta hubo un discusión con respecto a la
verdadera autoría. Muchos se negaban a aceptar que Madame Blavatsky tuviera el
conocimiento suficiente o estuviera intelectualmente capacitada para tal producción... Me
dijeron que un clérigo de Nueva York, miembro de la Iglesia Rusa Ortodoxa, afirmó que él
era el verdadero autor... nadie que conociera mi estilo de escritura jamás me imputaría la
autoría de Isis sinVelo (109).

Wilder también descarta el rumor que los espiritistas hicieron correr y que se perpetuó de
hecho en las modernas biografías de HPB, que Isis fue tomado de los manuscritos del Barón Joseph
Henry Louis de Palm abandonados en su cofre cuando falleció (110). Este Barón había sido
ayudado por los Teósofos y hasta Olcott lo había protegido en su hogar. El contenido del cofre eran
pertenencias sin valor y legados de tierras inundadas dejados a la ST, así como algunas camisas del
barón robadas a Olcott, con el nombre bordado de este último. Al investigar, Olcott descubrió que
era un hombre reclamado por la justicia en varias ciudades europeas.
De Palm dejó detrás una cosa de inestimable valor para las futuras generaciones de
americanos; donó a Olcott su cuerpo, que fue el primer cuerpo en ser cremado en los Estados
Unidos. Primero, se realizó su funeral en el Templo Masónico de la Ciudad de Nueva York el 29 de
mayo de 1876, y luego, seis meses después, su cuerpo fue incinerado en el crematoria recién
construido del Dr. Francis Le Moyne, planeado para su uso personal cuando muriera. La
cremación del 6 de diciembre en la ciudad de Washington en Pennsylvania occidental fue publicada
en 700 periódicos de los Estados Unidos y el exterior (111). La ST fue ampliamente condenada por
introducir una costumbre sacrílega de cremación.
Olcott estaba presente, y algunos investigadores afirman también la presencia de HPB. Pero
en el mismo día del evento, ella escribió a Wilder: “Olcott estará en casa para la noche del viernes,
creo, no pude ir, aunque ellos me esperaban allí ese día. Para decirle la verdad, no veo la gracia de
gastar 40 o 50 $ por el placer de ver quemarse a un hombre; he visto suficientes incendios de
cuerpos vivos y muertos en India” (112).
Fue por este tiempo que se seleccionó un título para Isis. Su significado se encuentra en la
conocida inscripción de una estatua de Isis: “Soy todo lo que ha sido, todo lo que es, todo lo que por
siempre será, y ningún mortal jamás ha levantado mi velo”. El título elegido no era Isis sin Velo,
sino uno más modesto: “Mi título era “El Velo de Isis”, escribe HPB, “ese encabezamiento se
encuentra a través de todo el primer volumen” -y todavía lo hace hoy (113). Pero antes que se
colocara el nombre al segundo volumen, ella recibió la siguiente carta de Bouton, fechada el 8 de
mayo de 1877:

93
Nuestro mutuo amigo Sotheran me llamó ayer y durante nuestra conversación sugirió
algo, lo cual, considerando su fuente, es digno de mención. Parece ser que hay otro buen libro
publicado en Inglaterra bajo el título de “El Velo de Isis”... Extraño como parece, la idea de
cambiar un poco el título nos llegó simultáneamente a Sotheran y yo mismo, y ambos pensamos
en el mismo -Isis sin Velo, que me parece que en muchos aspectos es mejor que el otro, porque
posee un significado distintivo que el anterior no tenía (114).

El extravagante subtítulo posiblemente fue también invención de Bouton: “Una Clave


Maestra a los Misterios de la Ciencia y Teología Modernas”. HPB tanto el título como el subtítulo:
“[¿Q]uíen jamás dijo que el libro fuera algo parecido a eso? Por cierto no la autora” (115). (la
copia impresa estaba a nombre de Bouton y Blavatsky jamás tuvo control sobre esa plantilla).
En la copia para el científico Alfred Russel Wallace, HPB escribe:

Mi título es en verdad un nombre erróneo porque yo no revelo los secretos arcanos de la


temida diosa- Isis. Es innecesario decirle a Ud., que ha vivido en Oriente, que los misterios y
secretos finales jamás se dan al público en general... Si bien no descubro la disos saítica,
espero haber indicado suficientemente dónde puede ser levantado el Velo de su sagrario
[porque] sólo allí se puede descubrir el secreto de secretos: el hombre, su origen, sus poderes y
destino (116).

Wallace respondió:

... Surrey
1 de enero de 1878

Querida Dama:
Le retribuyo el agradecimiento por el agradable presente de
sus muy bellos volúmenes. Sólo tuvo tiempo para leer un capítulo aquí y otro allí. Estoy
sorprendido por la enorme erudición desplegada en ellos y el gran interés de los tópicos que
trata. Además, su dominio de todos los refinamientos de nuestro idioma es tal que no necesita
temer la crítica a este respecto. Su libro despertará para muchos espiritistas todo un mundo de
nuevas ideas y seguramente llegará a ser de gran valor en la búsqueda que ahora se desarrolla
con tanta habilidad...

(firmado) Alfred R. Wallace (117)

Isis fue publicada en septiembre de 1877, y los dos volúmenes fueron dedicados a “La
Sociedad Teosófica, fundada en Nueva York A.D. 1875, para estudiar los temas de los cuales trata”.
Fue un éxito instantáneo, del cual nadie estuvo tan sorprendido como Helena Blavatsky. El
American Bookseller escribió: “La venta... es impredecible para un trabajo de esta clase... toda la
edición” de mil ejemplares “se ha agotado a diez días de la fecha de publicación... la demanda es
tremenda, y mucho más allá de las expectativas de sus editores” (118). Siguieron a esta varias
impresiones (Isis jamás ha estado fuera de imprenta y actualmente la publican tres casas
diferentes). Aquí tenemos algunas noticias americanas:

Debe reconocerse que ella es una mujer destacada, que ha leído, visto y pensado más que
muchos hombres sabios. Su trabajo abunda en citas de docenas de distintos lenguajes, no por
el simple propósito de erudición, sino para substanciar sus criterios peculiares... Sus páginas
están adornadas con notas al pie que establecen la autoridad de algunos de los escritores más
profundos del pasado... [El trabajo] demanda la mayor agilidad de atención en los pensadores
y amerita una lectura analítica.
-Boston Evening Transcript

Un ensayo sumamente leíble y exhaustivo sobre la tremenda importancia de


restablecer la Filosofía Hermética en un mundo que cree ciegamente que la ha superado.
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-N.Y. World

Un libro maravilloso tanto en tema como en exposición. Se obtendrá una idea de la


rareza y extensión de su contenido si se piensa que solamente el índice comprende 50 páginas
y no exageramos si nos atrevemos a decir que tal índice jamás fue antes compilado por ningún
ser humano... [Este] seguramente será atractivo a todos aquellos interesados en historia,
teología y los misterios del mundo antiguo.
-Daily Graphic

Quien lea cuidadosamente el libro, conocerá todo sobre lo maravilloso y lo místico,


excepto quizas, las palabras de pase... es fácil pronosticar la recepción que tendrá este libro.
Con sus peculiaridades sorprendentes, su audacia y su versatilidad, y la prodigiosa variedad
de temas que anota y trata. Es una de las producciones destacadas del siglo.
-New York Herald

El editor del New York times escribió a Bouton que lamentaba no poder comentar Isis porque
“tenían un sagrado horror de Mme. Blavatsky y sus cartas” (119). Hasta en Londres, el Public
Opinion, cuyas severas críticas eran temidas por artistas y escritores, llamaron a la obra “uno de
los trabajos más extraordinarios del siglo XIX” (120). El renombrado publicista británico y
vendedor de libros Bernard Quaritch escribió a Bouton (27 de diciembre de 1877) que “el libro
evidentemente hará su camino hasta Inglaterra y llegará a ser un clásico. Estoy muy contento de
ser su agente inglés” (121).
Uno no sospecharía que el celebrado filósofo británico Herbert Spencer leería Isis. Aquí hay
una cita de HPB en el diario de Olcott, firmado por ella en su ausencia:

19 de octubre [1978]. Una tal Srta. Potter, alta, joven, e intelectual hija de un
millonario, llegó con una tarjeta de presentación de E.K. [Emily Kislingbury], Londres.
Insistiendo en verme. Vivió la mitad de su vida en la familia de Herbert Spencer. Conoce a
Huxley y Tyndall. Se interesa en la Teosofía; duda del Espiritismo. Ella y sus ocho hermanas
son todas materialistas. Herbert Spencer leyó Isis y encontró algunas bellas y nuevas ideas
originales (122).

El Dr. John A. Weisse, erudito autor de Origen, Progreso y Destino de la Literatura y el


Lenguaje Inglés, establece allí que Isis es “un tesoro de nuevas frases y hechos, tan brillantemente
relacionados que hasta el no iniciado puede leerlos con interés”. En una tabla analítica, compara el
lenguaje usado por un número de distinguidos autores y el inglés de HPB; según comenta Olcott
“prácticamente idéntico con el del Dr. Samuel Johnson, que podría decirse es perfectamente
clásico” (123).
“Muchos honores se dispensaron a HPB como resultado de la publicación de Isis sin Velo”,
registra W.Q. Judge. Uno fue la entrega por parte de un príncipe indio de una copia muy antigua
del Bhagavad-Gita, en una ostra bañada en oro. (124).
Otro reconocimiento creó sensación entre los Masones americanos cuando supieron que la
famosa Madame Blavatsky había recibido un diploma de hermana Masona en Inglaterra
confiriéndole membrecía en una orden masónica. algunos dudaron de que fuera cierto. HPB
respondió a los escépticos en una revista masónica, aprovechó la ocasión para contestar a los
escépticos en una revista masónica de su contraparte occidental. Investigaciones posteriores han
descubierto hechos adicionales respecto del nombramiento. Gomes escribe:

Sotheran había escrito entusiastamente sobre ella a sus compañeros masones en Inglaterra,
incluyendo John Yarker, Gran Maestre del Rito Antiguo y Primitivo de Masones Libres. En
reconocimiento a la erudición desplegada en Isis, Yarker envió a Blavatsky el certificado del
rango más elevado de la Masonería Adoptiva, el de Princesa Coronada... Sotheran informó
solemnemente a los lectores del Banner of Light [2 de febrero de 1878], “Ningún título
superior de honor masónico se puede conferir a una mujer y su dedicación será recordada por
su virtud como un suceso histórico de importancia”. Cuando se cuestionó su capacidad para
95
recibir este título, Yarker mismo señaló: “Yo no otorgué a Madame Blavatsky ningún título
más allá del que le correspondía” según todas las reglas internacionales de aquello llamado
alto-grado de la Masonería. Al mismo tiempo me doy perfecta cuenta de que ella disponía de
antiguas fuentes mucho más de lo que yo podía otorgarle” (125).

Isis sin Velo se ordena en dos volúmenes, el primero titulado Teología y el segundo Religión. El
prefacio al Volumen Uno comienza con estas palabras:

El trabajo que ahora se somete al juicio del público es fruto de una íntima relación con
adeptos orientales y el estudio de su ciencia. Se ofrece a aquellos que deseen aceptar la verdad
en donde pueda ser encontrada y defenderla, aún recibiendo el prejuicio popular en su rostro.
Es un intento de ayuda para que el estudiante encuentre los principios vitales que subyacen
los antiguos sistemas filosóficos...
Este libro quiere hacer justicia y hablar de la verdad sin malicio o prejuicio. Sin mostrar
piedad por el error entronizado, ni respeto por la autoridad usurpada. Demanda para el
pasado expoliado aquél crédito por sus logros que durante tanto tiempo se le han negado.
Reclama la restitución de vestiduras prestadas, y la vindicación de gloriosas reputaciones hoy
calumniadas. Su crítica no se ha dirigido en otro espíritu más que este cuando habla de
formas de culto, fes religiosas o hipótesis científicas. Hombres y partidos, sectas y escuelas
sólo son cosas efímeras en el momento del mundo. Solamente la verdad, sentada en lo alto de
su roca adamantina, es eterna y suprema.

En el prefacio al Volumen Dos, HPB escribe:

De ser posible, hubiéramos mantenido este trabajo lejos de las manos de muchos cristianos a
los que su lectura no beneficiaría y para los cuales no fue escrito. Hablo de aquellos cuyas
vidas sin pecado reflejan el glorioso ejemplo del Profeta de Nazareth, por cuya boca habla
estentóreamente el espíritu de verdad a la humanidad... Estos han ennoblecido al
Cristianismo, pero hubieran arrojado el mismo brillo sobre cualquier otra fe que hubieran
profesado... Ellos se encuentran en este día en púlpitos y bancos, en palacios y cabañas; pero
el creciente materialismo, el mundanismo y la hipocresía disminuyen su número día a día.
Su caridad y fe simple en la infalibilidad de su Biblia, sus dogmas y su clero producen la
actividad plena de todas las virtudes implantadas en nuestra naturaleza común... siempre
hemos evitado debatir con ellos, salvo que seamos culpados de la crueldad de hurtar sus
sentimientos; pero no robaremos ni a un sólo lego de su confianza ciega, si para él significa
una vida santa y una muerte serena.

En el último capítulo de Isis encontramos los famosos “Diez puntos de Isis” de HPB, los que
ella introduce de la siguiente manera:

Para comprender los principios de la ley natural involucrada... el lector debe tener en cuenta
las proposiciones fundamentales de la filosofía oriental que hemos elucidado sucesivamente.
Recapitulemos brevemente:
1º No hay milagros. Todo lo que sucede es resultado de la ley- eterna, inmutable,
siempre activa.
2º La naturaleza es trina; hay una naturaleza visible, objetiva, una naturaleza invisible,
subyacente y energizante, modelo exacto de la otra y principio vital de ella; y por sobre estos
dos, el espíritu, fuente de todas las fuerzas, solo, eterno e indestructible.
3º El hombre también es trino; tiene un cuerpo objetivo, físico; su cuerpo astral
vitalizante (o alma), el hombre real; † y estos dos están eclipsados e iluminados por un
tercero- el monarca, el espíritu inmortal. Cuando el hombre real puede sumergirse en el
último y tercero, adviene una entidad [consciente] inmortal.
-------------------------------------------------------
† Más tarde, se dio una división septenaria en la filosofía teosófica, que clarificaría las afirmaciones
realizadas en el número 3º. Ver págs. 174-75.
96
------------------------------------------------------

4º La magia, como ciencia, es el conocimiento de estos principios y de la forma por la


cual el individuo adquiere -mientras se encuentra en el cuerpo físico- la omnisciencia y
omnipotencia del espíritu y su control sobre las fuerzas de la naturaleza. La magia, como
arte, es la aplicación de este conocimiento en la práctica.
5º El conocimiento arcano mal aplicado es hechicería; usado beneficentemente, magia
verdadera o Sabiduría.
6º La mediumnidad es lo opuesto al adeptado; el médium es el instrumento pasivo de
influencias extrañas, el adepto se controla activamente a si mismo y a todas las potencias
inferiores.
7º Todas las cosas que alguna vez fueron, son, o serán, están registradas en la luz astral,
o tableta del universo invisible; el adepto iniciado, mediante la utilización de la visión de su
propio espíritu, puede conocer todo lo que se ha sabido o puede saberse [en nuestro sistema
solar].
8º Las razas de los hombres difieren en dones espirituales como en color, estatura o
cualquier otra cualidad externa; entre algunos pueblos prevalece la videncia natural, entre
otros, la mediumnidad.
9º Una fase de la habilidad mágica es el retiro voluntario y consciente del hombre
interno (forma astral) del hombre externo (cuerpo físico). En algunos casos ocurre en
médiums, pero es inconsciente e involuntario... A los movimientos de la forma astral no
ofrecen obstáculo ni el tiempo ni el espacio. Los taumaturgos, entrenados en la ciencia oculta,
pueden causarse (es decir, a su cuerpo físico) la aparente desaparición, o tomar
aparentemente cualquier forma que elijan. Puede hacer visible su forma astral o darle
apariencias próteas...
10º La piedra angular de la Magia corresponde a un conocimiento íntimo práctico
sobre el magnetismo y la electricidad, sus cualidades, correlaciones y potencias.
Para resumirlo todo en unas pocas palabras, la Magia es la Sabiduría espiritual; la
naturaleza, la aliado natural, es la discípulo y sierva del mago. Un principio vital común
impregna todas las cosas, y es controlable mediante la voluntad perfeccionada del hombre...
El adepto puede controlar las sensaciones y alterar las condiciones de los cuerpos físico y
astral de otras personas no adeptos; también puede gobernar y emplear, según elija, los
espíritus de los elementos. No puede controlar al espíritu inmortal de ningún ser humano,
vivo o muerto, porque todos esos espíritus son como chispas de la Esencia Divina, y no se
encuentran sujetas a ninguna dominación extraña (126).

Si bien la reencarnación está claramente enseñada en Isis, la autora no la caracteriza como


hace en trabajos subsiguientes, sino que se contenta con simplemente señalar el camino en una
sociedad anti-reencarnacionista para lograr una apreciación más simpática de esta doctrina
antigua. Allí en donde no aparece, HPB se refiere a ella con la palabra metempsicosis. Esta palabra
ha sido utilizada durante siglos en Occidente para la enseñanza sobre los seres humanos viviendo
muchas vidas antes de alcanzar la perfección. otra palabra usada en Occidente para el
renacimiento es transmigración; pero esta tiene inconvenientes, porque se suele usar para indicar
que el ser humano puede regresar a los reinos inferiores. En Oriente esta idea prevalece, porque se
la usa como una amenaza; que la gente regresará como animal si no obedecen estrictamente las
prácticas de casta. La teosofía sostiene que “una vez que se es un ser humano, se es siempre ser
humano”. Una vez que en el individuo ha despertado una percepción auto-consciente y se ha
convertido en una entidad responsable, no puede revertirse al estado animal; ha alcanzado un
punto de no retorno.
En el momento en que Isis era redactada, HPB evitaba usar la palabra reencarnación, porque
era a su vez utilizada por el espiritista Allan Kardec, quien creía en el inmediato renacimiento sin
ningún período de descanso intermedio (127). Por eso, cuando, HPB usa en Isis la palabra
reencarnación en varias ocasiones, niega la veracidad de tal enseñanza. Consecuentemente, algunos
de sus críticos, dicen que Blavatsky no cree en la reencarnación hasta que abandona los Estados
Unidos en 1878 para vivir en India. Las siguientes palabras de Isis revelan otra cosa:
97
La doctrina de la Metempsicosis ha sido sumamente ridiculizada por los hombres de la ciencia
y rechazada por los teólogos; pero si hubiera sido correctamente comprendida en su
aplicación a la indestructibilidad de la materia y la inmortalidad del espíritu, habría sido
percibida como la sublime concepción que es... No había ni un filósofo de alguna notoriedad
que no se adhiriera a esta doctrina de la metempsicosis, como enseñaban los Brahmanes,
Buddhistas y más tarde los Pitagóricos... [Los padres de la iglesia] Orígenes y Clemente
Alejandrino, Sinesio y Calcidio, todos creían en ella; y los Gnósticos, que son proclamados por
la historia indudablemente como un cuerpo de sumo refinamiento, erudición e iluminación,
eran todos creyentes en la metempsicosis... Si la metempsicosis pitagórica se explicara y
comparara en amplitud con la teoría moderna de la evolución, se vería que ofrecería cada
“eslabón perdido” en la cadena de esta última. Pero cuál de nuestros científicos consentiría
perder su precioso tiempo en vaguedades de los antiguos (128).

El propósito de la evolución humana por medio de la reencarnación se indica en otra


referencia de Isis:

Esta filosofía enseña que la naturaleza jamás deja indefinido su trabajo; si no pude al primer
intento, trata de nuevo. Cuando ella desenvuelve un embrión humano, la intención es que el
hombre sea perfecto -física, intelectual y espiritualmente. Su cuerpo crecerá hasta la
madurez, se gastará y morirá; su mente se desarrolla, en sazón y armoniosamente
equilibrada; su espíritu divino ilumina y se mezcla fácilmente con el hombre interno. Ningún
ser humano completa su gran ciclo, o el “círculo de necesidad”, hasta que todos estos estén
ordenados... Como los holgazanes en una carrera luchan y se afanan en su primera milla
mientras el victorioso se adelanta a la meta, así, en la carrera [hacia la consciente]
inmortalidad, algunas almas se adelantan al resto y llegan al final, mientras que miríadas de
competidores se debaten bajo la carga de la materia, cerca del punto de partida. Algunos
infortunados caen completamente y pierden toda oportunidad de premio; otros retroceden y
comienzan de nuevo... Así, como las vueltas de la rueda, hay una sucesión regular de muerte y
nacimiento... (129).
El editor de Isis estuvo tan “sorprendido y contento” con su venta, escribe Olcott “que el
domingo 10 de febrero de 1878, en mi presencia, ofreció [a HPB] $ 5.000 para los derechos de
imprenta en una edición del libro en un solo volumen, si ella escribía un poco más sobre Isis
sin velo. El intentaba imprimir solamente 100 copias para que cada copia valiera $ 100”.
“Aunque ella necesitaba muchísimo el dinero” dice Olcott, “ella rechazó la oferta al momento
porque hasta ese momento no se le permitía divulgar más secretos arcanos de lo que había
hecho en Isis” (130). Empero, parecía haber más en los dos volúmenes de Isis de lo que el ojo
veía, porque “en Isis” ella afirmó, “se encuentran semienterradas las explicaciones de cientos
de misterios... esperando solamente la aplicación de la inteligencia conducida por algún
conocimiento oculto para salir a la luz del día” (131).
En otro momento, ella escribió que “a pesar de sus inconvenientes menores” ella
mantenía que Isis sin Velo “contiene una masa de información original y jamás divulgada
sobre temas ocultos... defiendo las ideas y enseñanzas que figuran en él, sin temor de ser
acusada de ocultamiento, porque ni las ideas ni la enseñanza son mías, como siempre he
declarado; y mantengo que ambas son del mayor valor para los místicos y estudiantes de
Teosofía” (132).

Capítulo 11
La Lamasería

“Desde finales de 1876 hasta finales de 1878, la Sociedad Teosófica como cuerpo fue
comparativamente inactiva” registra Olcott, continuando:

Sus Estatutos se hicieron letra muerta, sus reuniones casi cesaron... Los signos de su creciente
influencia se encuentran en el incremento de la correspondencia local y extranjera en el hogar
98
de los fundadores, sus controvertidos artículos de prensa, la fundación de sociedades Ramas
en Londres y Corfu, y las nacientes relaciones con simpatizantes en India y Ceylán. Los
espiritistas influyentes que se había unido a nosotros en principio, habían desaparecido;
nuestras reuniones eran en un salón alquilado -el Mott Memorial Hall, en la Avenida
Madison, Nueva York - y eran discontinuas; las matrículas impuestas anteriormente para el
ingreso fueron abolidas... pero la idea era más que nunca vigorosa, y el movimiento estaba
más pleno de vitalidad al ser despojado de su corporatividad externa, su espíritu comprimido
en nuestros cerebros, corazones y almas.

El verdadero cuartel general era la casa de HPB en la Octava Avenida y Calle 47, que se había
convertido en “el más atractivo salón de la metrópolis”. HPB se había mudado allí en el mes de
junio de 1876, o quizás un mes o dos más tarde (133). Un periodista de Nueva York lo nombró “la
Lamasería en Nueva York” (134). Olcott observa:

No exagero cuando digo que en ninguno otro hogar de Nueva York se encontraría un tono
menos mundano. Las diferencias sociales de nuestros visitantes se dejaban de lado en el
umbral; y ricos o pobres, cristianos, judíos o libres pensadores, eruditos o ignorantes, nuestros
visitantes recibían la misma bienvenida de todo corazón y la misma paciente atención a sus
preguntas sobre temas religiosos u otros. HPB era una aristócrata nacida acostumbrada a la
alta sociedad, y una altruista democrática como para dar cordial hospitalidad al buscador
más humilde. (135)

David Curtis, uno de los más preclaros periodistas de Nueva York, una vez señaló que uno
podía hallar allí a “sacerdotes católico romanos, actrices, doctores del ejército, mercantes, condesas
extranjeras, artistas, médicos y ocasionalmente asiáticos” en las habitaciones de HPB, añadiendo:

Casi todos eran indecibles paganos. Casi todos eran intelectualmente brillantes. Casi todos
eran de alguna manera rebeldes contra el convencionalismo. Bohemios declarados o secretos.
Y todos reconocían a Mme. Blavatsky como indudable líder de la rebelión intelectual... Cada
tema imaginable en la tierra, en los cielos sobre la tierra y en las profundidades inferiores se
discutía allí con una curiosa mezcla de ingenio y filosofía, que sin duda se encuentra en los
grandes volúmenes de Isis sin Velo (136).

También venían Rabíes, destaca Olcott: “He visto a un Rabbi Judío pasar horas en su
compañía, discutiendo la Kábala y le he escuchado decirle que aunque él había estudiado la ciencia
oculta de su religión durante 30 años, ella le había enseñado cosas que siquiera había soñado, y
arrojado luz clara sobre pasajes que ni siquiera sus mejores maestros habían comprendido” (137).
Entre los espíritus rebeldes que visitaban la Lamasería, HPB trazó una línea en la que la
violencia era erradicada. Ella incluyó en su catálogo un encabezamiento “En Revuelta Abierta” del
New York Herald (6 de setiembre de 1878) en el cual Charles Sotheran exhortaba a un grupo de
huelguistas para utilizar medidas extremas. Ella comentó: “Un teósofo que es un alborotador, que
fomenta la revolución y el asesinato, amigos de los comuneros- no es un miembro apropiado para
nuestra Sociedad. Debe irse” (138). Esparcidos entre sus escritos se encuentran palabras fuertes
similares contra las actividades de anarquistas y nihilistas, en particular en Rusia, donde ellos
dieron origen al comunismo.
Una intrigante descripción de HPB escrita por la pluma de un reportero de Conneticut que
visitó la Lamasería apareció en el Hartford Daily Times (2 de diciembre de 1878):

La suya es una rara apariencia. Una combinación de modalidades parece jugar


constantemente sobre sus rasgos. Ella jamás parece demasiado absorbida en un tema. Hay
una corriente de sentimiento y percepción subyacente, ágil, alerta que se advierte en la
expresión de sus ojos. Nos impresionó entonces, e invariablemente, con la idea de una doble
personalidad; como si ella estuviera y no estuviera allí; hablando y pensando o actuando
lejos... Toda su personalidad es expresiva de auto-posesión, mandato y un cierto sang froid

99
que bordea la indiferencia masculina, sin apartarse un momento del campo de la delicadeza
femenina...
Observando una pila de cartas que la empleada había traído recién exclamé: ¡Cuánta
correspondencia debe ser la suya madame! ¡Y en tantos lenguajes distintos! Díganos, ¿en qué
idioma piensa?
“En un lenguaje propio, que no es ni ruso, francés o cualquiera que Ud. conozca”.
Olcott intervino: “Quizás en números pitagóricos; o en algún lenguaje muerto
empleado por razas que han llegado a una civilización para la cual el actual fonógrafo sería
una cosa simple y común. Quién sabe; pero madame podría encontrar alguna vez una hoja de
estaño † en algún futuro museo de “reciente excavación” que le hablara en el mismo lenguaje
de sus pensamientos”.
A la tarde siguiente... madame desplegó ante nosotros su muy atesorado álbum con
retratos de antiguos miembros de la Sociedad Teosófica. Era sin duda, una de las colecciones
más finas de intelectuales, eruditos, rostros refinados que tuviéramos el placer de observar.
Hombres y mujeres de todas las naciones estaban allí representados. Cada tibio de carácter,
desde el general inglés veterano hasta los filósofos de India; con sus rasgos delicados, limpios,
expresivos y de maravillosas formas perfectas...

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† Las hojas de estaño se usaban en esos días para hacer registros.
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Quizás uno de los dibujos del álbum sea el siguiente; el edificio donde la Lamasería existía,
dibujado por W.Q. Judge.

(ver dibujo en libro pág. 171)


9. Dibujo de William Quan Judge de “La Lamasería” edificio en la Ciudad de Nueva York (The
Path, noviembre 1893,238)

El edificio todavía permanece de pie (139). Su angosto frente se encuentra sobre la Octava
Avenida, y sobre el primer piso por sobre el negocio, se hallaba la suite de habitaciones de HPB
-uno de los dos departamentos de ese piso. Las dos ventanas frontales sobre la derecha y la que
queda al rodear la esquina, se abrían sobre la gran habitación donde se reunión los visitantes y
donde HPB redactaba sus escritos. En la revista Path de Judge aparece una serie de dibujos,
“Habitaciones de HPB”, donde él señala:

En este departamento, en la gran habitación del frente se escribió y finalizó Isis sin
Velo. Serían necesarios varios volúmenes para registrar la multitud de fenómenos allí
sucedidos. Aquí se escuchaban a menudo la “música astral de campanas”, las que eran
atribuidas por muchos críticos a una sierva que caminaba arriba y abajo del hall con un
instrumento: un absurdo para aquellos que, como yo mismo, se encontraban allí y escucharon
todas estas cosas. Aquí, en el rincón de la habitación sobre la Octava Avenida, el búho
rellenado a veces guiñaba un ojo... Es un lugar modesto en una zona modesta y agitada de una
gran ciudad; pero cuánto fue hecho allí y qué fuerzas poderosas jugaron dentro de estas
cuatro paredes mientras la inmensa personalidad conocida como Helena P. Blavatsky moraba
allí! (140)

Olcott también vivió en la Lamasería. Su hermana, Belle Mitchell, vivió con su esposo y
niños en el piso superior. Ellos también habían vivido en la casa apartamiento en la Calle 34 Oeste,
donde Blavatsky y Olcott habían vivido. Belle estaba muy apegada a HPB, y cuando la Sra.
Frederica Showers de Inglaterra escribió una carta abusiva al Espiritista de Londres (8 de marzo de
1878) atacando la veracidad de HPB y su carácter, Belle escribió una respuesta indignada. Olcott
debe haberlo pensado demasiado para publicarla y jamás la envió al Espiritista, pero más tarde la
publicó en El Teósofo. Esta es su cita:

100
No soy buddhista, brahmanista, teósofa ni espiritista, sino simplemente una practicante de la
Iglesia Presbiteriana, en cuyo cuerpo nací y espero morir. Soy la hermana del Coronel H.S.
Olcott, una esposa y madre de familia; y puedo añadir que no estoy idiotizada ni
“psicologizada” por Madame Blavatsky. Pero soy una mujer que reclama justicia por otra
mujer...He disfrutado la amistad de Madame Blavatsky durante tres años, ocupando (en el
presente) un apartamento con mi familia bajo el mismo techo que ella. ¿Podrían creer que
una madre dejaría a sus hijos con el monstruo que la Sra. Showers dice que ella es? Ella es
siempre amistosa conmigo, franca y familiar; puedo afirmarlo y solamente yo tengo la
entrada libre a sus habitaciones día y noche... y cuando en sus momentos ocupados todos los
demás están excluidos, ella me permite el libre acceso a ella.
Encuentro en Madame Blavatsky una mujer veraz y honesta, totalmente dedicada, en
cuerpo y alma, a lo que ella considera una causa sagrada; no hay para ella sacrificios
demasiado grandes para esa causa e influencia en todo su alrededor una vida buena, pura y
caritativa... No es necesario para mi hablar de los curiosos y maravillosos fenómenos que he
visto producir a Madame Blavatsky sin premeditación o preparación (141).

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(ver dibujo en libro pág. 172)
10. El comedor en “La Lamasería”.
------------------------------------------------------

Posteriormente, describió algunos de los fenómenos que atestiguó, en el artículo “Madame


Blavatsky” (142).
Las demostraciones de las fuerzas y leyes psíquicas realizadas por HPB siempre eran hechas
en privado. Los primeros miembros de la ST se fueron, dice Olcott, porque ella “se negó a realizar
el más ligero fenómeno en nuestras reuniones” (143). En una carta a Aksakov en Rusia, escrita en
abril de 1875, seis meses antes que la ST fuera fundada, Blavatsky escribe: “He aprendido que la
gente no se convence con hechos sospechosos y que aún los hechos absolutamente genuinos
presentan siempre un lado débil sobre el cual puedan oponerse los oponentes. Por esto he decidido
que jamás en ningún caso permitiré a los extraños utilizar mis poderes psíquicos. Con excepción de
Olcott y otros dos o tres de mis íntimos amigos, nadie verá qué sucede a mi alrededor” (144).
El número de testigos se incrementó después de la redacción de Isis. Olcott escribió a C.C.
Massey y W. Stainton Moses en Londres que a veces seis u ocho personas se encontraban presentes
y que la variedad y número de fenómenos excedía todo lo visto anteriormente (145).
En el tributo de Olcott a la memoria de HPB, especula sobre la razón de que ella realizara
fenómenos para él:

[La producción de Isis] con sus innumerables citas y su extraña erudición, fue lo suficiente
milagrosa como para convencerme, una vez por todas, de que ella poseía dones psíquicos del
orden más elevado. Pero había más pruebas que esta. Solía suceder una y otra vez, cuando
trabajábamos solos en nuestros escritorios hasta tarde en la noche, que ella ilustraba sus
descripciones de poderes ocultos en el hombre y la naturaleza mediante el imprompu
experimental del fenómeno. Ahora que puedo recordarlo, yo podía ver que estos fenómenos
eran aparentemente elegidos con el designio específico de educarme en la ciencia psíquica,
como los experimentos de laboratorio de Tyndall, Faraday o Crookes se planean para
conducir al discípulo seriatim a través del curriculum de la física o la química... Ella
simplemente requería mi ayuda literaria para su libro; y, para hacerme comprender las leyes
ocultas involucradas en la discusión del momento, ella probaba experimentalmente el terreno
científico sobre el cual se asentaba (146).

En la carta de Olcott a la tía de HPB, Nadya, él describe algunos fenómenos que su sobrina
hacía durante ese período. Nadya respondió:

Son maravillosos y muy curiosos, maravillas veraces; pero no son excepcionales o únicos.
Muchas veces se me ha dicho o he leído sobre relatos sorprendentes de fenómenos similares a los
101
que menciona en trabajos sobre espiritismo, sagrados o profanos, aunque en general como
sucesos aislados o originados en fuentes diferentes. Pero tal fuerza concentrada en un solo
individuo -todo un grupo de las manifestaciones más extraordinarias emanando de una sola
fuente, como en el caso de madame Blavatsky- por cierto excede lo extraño y quizás no tenga
paralelo. Hace mucho que conozco que posee [tal] poder, el mayor que me haya encontrado
jamás, pero cuando ella estaba aquí, este poder tenía una condición bastante inferior al cual
ahora ha alcanzado (147).

Muchos de los fenómenos durante este período se encuentran descritos en el Volumen I de


Hojas de un Viejo Diario (Historia de la Sociedad Teosófica). La afamada fundadora del Gotham
Book Martin New York, Frances Steloff, una vez envió una copia del volumen al matemático ruso
P. D. Ouspensky, autor del Tertium Organum y primer discípulo de Gurdjieff. El contestó:

Querida Srta. Steloff:


Le agradezco muchísimo su libro y su deseo de
ayudarme, pero yo ya tenía un ejemplar de este libro. Así que le devuelvo su libro con gran
agradecimiento. Conseguí este libro en Inglaterra y lo leí por vez primera el año del
fallecimiento de Olcott, 1907. Siempre lo consideré el libro más extraño del universo, porque a
pesar de todo la gente puede decir que siempre sentí que Olcott no mentía, y ésto es lo más
destacable.

Suyo sinceramente,
P. D. Ouspensky (148)

Olcott provee una clasificación septenaria del fenómeno que HPB produjo en aquellos días:

1. Aquellos fenómenos cuya producción requiere un conocimiento de las propiedades últimas


de la materia, de la fuerza cohesiva que aglomera los átomos; en especial un conocimiento del
Akasha, su composición, contenido y potencialidades.
2. Aquellos relativos a los poderes de los elementales [fuerzas invisibles de la naturaleza]
cuando se doblegan a la voluntad humana.
3. Aquellas donde la sugestión hipnótica a través del médium de transferencia del
pensamiento, crea sensaciones ilusorias de vista, sonido y tacto. [En Isis II, 588, esto se llama
“alucinaciones mesméricas”].
4. Las que involucran el arte de configurar imágenes objetivas, pictóricas o escriturales... por
ejemplo, la precipitación de un dibujo o escritura sobre un papel u otra superficie material, o
de una carta, imagen, u otra marca sobre la piel humana.
5. Los pertenecientes a la lectura del pensamiento y la clarividencia retrospectiva y
prospectiva.
6. Aquellos de intercurso mediante la voluntad entre mente y mente de otras personas vivas,
igualmente o más perfectamente dotadas psíquicamente que ella misma...
7. Aquellos de la clase más superior, la introspección espiritual, o intuición, o inspiración... ella
alcanzó los almacenes del conocimiento humano en los [más altos] registros de la Luz Astral,
llamados registro akáshico (149).

Judge también atestiguó muchos de los fenómenos en Nueva York. El 1 de marzo de 1884, él
escribe en una carta a Damodar, uno de los trabajadores teosóficos activos en India:

La he visto mover objetos en la habitación sin ayuda de nadie. Una vez una cuchara de
plata llegó del lugar más alejado de la habitación a través de dos paredes y tres habitaciones
hasta sus manos y ante nuestros ojos, sólo mediante su simple voluntad silenciosa. Otra vez,
ella-o-él produjeron la salida de la pared de una docena de botellas de pintura que deseaba usar
para hacer un cuadro en su habitación. Otra vez, había una carta cerrada, sellada, y en un
momento la carta estaba en su mano, mientras que el sobre fue abierto; otra vez se tomó con los
dedos la misma carta e instantáneamente su duplicada fue sacado, dejando en sus manos dos
102
cartas, facsímiles una de otra. Además, se le quitó su anillo de tres piedras de zafiro, se lo dio a
una dama que quería usarlo por un rato, a la salida, el anillo estaba otra vez en el dedo de HPB,
lo que se entregó a la dama era solamente una ilusión. Y así en cientos de casos
Pero todo esto era gris y empalidecía ante las gloriosas horas en que escuchábamos las
palabras de Aquellos Iluminados que solían llegar tarde a la noche cuando todo estaba en calma,
y conversaban con H.S.O. y yo mismo... Esto sucedía luego de la medianoche hasta las 4 A.M.;
yo mismo veía y escuchaba mucho más cuando estaba con ella en Nueva York. (150)

La mayoría de los fenómenos antes mencionados caen bajo el primer ítem de la clasificación
septenaria de Olcott. Las razones de estos fenómenos eran explicados por un chela de uno de los
adeptos en una carta al Honorable John Smith, profesor de química en la Universidad de Sydney y
presidente de la Sociedad Real en New South Wales; esta carta fue publicada en El Teósofo de
octubre, 1893. En agosto de 1959, sesenta años después, fue reimpreso Proceedings of the Royal
Australian Chemical Institute en un artículo titulado “El Profesor John Smith y la Teosofía” por
J.L. Davidge. Aquí tenemos una cita de la carta del chela:

El fenómeno de “osmosis” (extracto De.) su nota del sobre sellado en el cual estaba sujeto con
hilo, y substituyendo por su [el Maestro] propia respuesta, sin romper sello o hilo, debe
considerarse en primer lugar. Es una de aquellas pruebas completas de la familiaridad
superior con, y el control sobre las relaciones atómicas entre nuestros Adeptos Orientales
comparado con el de los hombres de ciencia occidentales... Fue el mismo poder empleado en
la formación de la carta en el aire de su habitación en [Bombay, 1 de febrero de 1882]; en el
caso de muchas otras cartas aéreas; de lluvias de rosas; del anillo de oro que se deslizó del
corazón de una rosa... ; de la duplicación de un zafiro para una dama de alta posición hace
poco tiempo, y otros ejemplos. La solución se encuentra en el hecho de la “atracción de
cohesión”...se puede interrumpir y otra vez restablecer con respecto de cualquier grupo de
átomos...
La materia se podría definir como Akasa condensado (Eter); y en atomización,
diferenciaciones, como las partículas de agua se diferencian del fluyo supersaturado donde se
condensan. Restaure la materia diferenciada al estado ante de materia indiferenciada, y no
habrá dificultad para ver cómo puede pasar a través de intersticios † de una substancia en
estado diferenciado; así como concebimos el viaje de la electricidad y otras fuerzas a través
de sus conductores. el arte más sublime puede interrumpir a voluntad y volver a restaurar las
relaciones atómicas en una substancia dada; empujar los átomos aparte para hacerlos
invisibles, y mantenerlos en suspenso polar, o dentro de los radios de atracción, para hacerlos
correr hasta sus anteriores afinidades cohesivas, y recomponer la substancia (151).

Una vez desintegrado y hecho invisible, añade Judge, un objeto puede ser enviado “a lo largo
de la corriente formada en el éter a cualquier distancia de la tierra. En el punto deseado, la fuerza
dispersora se retira, entrando inmediatamente la cohesión y apareciendo el objeto intacto” (152).
Hay dos maneras de lograr el fenómeno de atravesar materia con materia, como una piedra a
través de la pared sólida, explica Judge: Primero, “cuando un objeto pequeño es desintegrado por
medios ocultos, y es pasado a través de otros objetos” o segundo, “si va a ser transportado sin
desintegración, entonces en cualquier obstáculo denso que se interponga, se desintegra el espacio
suficiente para permitir el paso”. Para citar un ejemplo, anota que HPB “ha tomado bajo mi vista
un pequeño objeto, un anillo, y dejándolo sobre la mesa, lo hace aparecer sin tocarlo dentro de una
gaveta cerrada cercana. En ese caso, ella no lo desintegró y lo hizo pasar a la gaveta, o desintegró
un pedazo de gaveta del espacio suficiente”, para que pasara el anillo (153).

Lo que llamaba la atención de HPB no era siempre la filosofía y los fenómenos superiores
cuando vivía en la Lamasería, como nos relata y revela esta historia de Olcott:

103
La campana astral sonó una vez con patético efecto, cuando su canario mascota murió, y ella
rompió en llanto “no hay mucho que ver de bello, salvo una ama de casa sorprendentemente
industriosa...” El le trajo una parejita de espléndidos cantores, y dice respecto del par:

Nos gustaba dejarlos volar por la habitación a gusto, y el ave macho nos recompensaba
posándose sobre el borde de un marco cercano a la mesa de trabajo y cantando
melodiosamente. La pajarita, volaba hasta nuestra mesa de la manera más audaz y caminaba,
dando gorjeos, justo bajo nuestras narices, recogiendo en su pico cualquier brezo, hilo o
material parecido para construir su nido sobre el ornamento de bronce de la araña de luces.
Parecía valorar en especial, todos los recortes delgados de papel de HPB cuando pegaba y
ajustaba sus hojas de los MSS. La pequeña “Jenny” a veces esperaba hasta que su señora
hubiera cortado y tirado un pedazo de papel sobre la mesa o el piso, y entonces saltaba hasta
él para levantarlo y llevárselo, ante la aprobación cantada de su bello esposo “Pip”.
La construcción del nido terminó por fin, y Jenny se aposentó suavemente, mostrando
por su pequeña cabeza encima del borde de la copa de bronce u ornamento de la pipa de gas.
Pip cantaba su dulce canción, como si esperara la ruptura de los huevos con interés y agrado.
Pasaron las semanas y Jenny todavía estaba sentada y esperaba, pero ningún joven pájaro
piaba, y nos preguntamos que pasaría. Al fin, un día, cuando el ave estaba fuera por agua y
comida, coloqué una silla sobre el escritorio, HPB lo sostuvo, y trepé para ver. El nido estaba
absolutamente vacío... HPB dio la única explicación posible: “Jenny ha estado sentada sobre
sus ilusiones”... ella se ha persuadido a si misma de que ha puesto huevos, y que era su deber
empollarlos (154).

La canción de Pip era la única música escuchada en la Lamasería. Ocasionalmente HPB


tocaba el piano. Olcott escribe:

Ella era una magnífica pianista, con una habilidad y expresión simplemente soberbias.
Sus manos eran modelos -ideales y reales- para un escultor, y jamás tomó ventaja de ellas,
salvo para pasarlas por el teclado y tocar sus mágicas melodías. Ella era discípula de
Moscheles... A veces se sentaba en el oscuro crepúsculo, sin nadie más en la habitación aparte
de yo mismo, y tocaba dulces improvisaciones que bien podrían considerarse como
pertenecientes a los Gandharvas, o coros celestiales (155).

El Dr. Eugene Corson relata que su madre le dijo “cómo HPB se sentaba en el piano e
improvisaba con gran habilidad, demostrando una destacada eficiencia para alguien que sólo había
tocado en tiempos pasados, era el espíritu lo que la animaba” (156). Esto fue en Ithaca, Nueva
York, en 1875.

Capítulo 12
La Gran Decisión

En el Volumen I de Hojas de un Viejo Diario (Historia de la ST), Olcott recuerda una experiencia
que “fue la que más influenció con sus consecuencias en el curso de mi vida”:

Nuestra trabajo de la tarde en Isis había finalizado, le había dicho adiós a HPB y me retiré a
mi dormitorio, cerré la puerta, como era costumbre, me senté a leer y fumar, y muy pronto
estuve completamente absorto en mi libro, el cual si recuerdo bien era Viajes al Yucatán de
Stephen...
Mi silla y mi mesa estaban colocadas hacia la izquierda, frente a la puerta, mi catre de
campaña a la derecha, la ventana frente a la puerta, sobre la mesa una lámpara de gas.
Leía quietamente, con toda mi atención centrada en mi libro... De pronto, según leía,
mi hombre se volvió un poco hacia la puerta y tuve un vislumbre con el rabillo de ojo de algo
blanco; volví mi cabeza y tiré mi libro ante el asombro, vi en lo alto por su gran estatura un
oriental vestido de blanco, y suando un paño o turbante en la cabeza, rayado, bordado con
plata amarilla. Hasta los hombros y por debajo del turbante, aparecía un largo cabello negro;
104
su barba negra, partida verticalmente en la barbilla a la moda Rajput, estaba torzada en sus
puntas hacia las orejas; sus ojos estaban vivos con el fuego del alma; ojos que a la vez eran
benignos e inquisitivos en su mirada; los ojos de un mentor y un juez, pero suavizados por el
amor de un padre que mira a un hijo que necesita consuelo y guía. Era un hombre tan
grande, tan imbuído con la majestad de la fuerza moral, tan luminosamente espiritual, tan
evidentemente por sobre la humanidad, que me sentí impotente en su presencia, e incliné mi
cabeza y doblé mi rodilla como uno hace ante un dios o un personaje divino. Su mano se
apoyó ligeramente sobre mi cabeza, una dulce pero potente voz me indicó estar sentado, y
cuando levanté mis ojos, la Presencia estaba sentada en la otra silla a la mesa.
Me dijo que había venido porque ante la crisis yo lo necesitaba; que mis acciones me
habían llevado hasta este punto; que estaría conmigo y que nos encontraríamos a menudo
como colaboradores para el bien de la raza humana; que se haría un gran trabajo para la
humanidad y que tenía el derecho de corpartirlo si lo deseaba; que una misteriosa ligazón,
que ahora no me explicaría, había arrastrado a mi compañera y a mi juntos; un lazo que no se
podía romper, por más tirante que estuviera a veces. Me dijo cosas sobre HPB que nod ebo
repetir, así como cosas sobre mi mismo que no conciernen a terceros. No podría decir cuánto
tiempo estuvo allí; podría haber sido media hora o una hora; pareció un minuto, no me di
cuenta del volar del tiempo.
Por último se puso de pie, yo me preguntaba sobre su gran altura y observaba la clase
de esplendor de su apariencia espiritual -no un brillo externo, sino una clase de suave fulgor,
como su fuera una luz interna. Repentinamente vino un pensamiento a mi mente “¿Y si esto
fuera solo una alucinación; si HPB me hipnotizó?”. ¡Deseé tener algún objeto que pudiera
retener luego que se hubiese ido! El Maestro sonrió compasivamente como si conociera mi
pensamiento, desenrolló el turbante de su cabeza, me saludo benignamente como despedida y
-se fue; su silla estaba vacía; ¡estaba solo con mis emociones! Pero no tan solo, porque sobre
la mesa estaba el turbante de tela bordada; una prueba tangible y duradera de que no había
sido “ojeado” o engañado psíquicamente, sino que había estado cara a cara con uno de los
Hermanos Mayores de la Humanidad, uno de los Maestros de nuestra mediocre raza-
discípula (157).

La experiencia de Olcott, dijo, fue el factor principal en su decisión para ir a India con HPB.
En la Parte V, “Misión en India”, veremos cuán importante decisión llegó a ser, tanto para
Occidente como para Oriente.

Capítulo 13
Ultimos Días en América

El 8 de julio de 1878, HPB se hizo ciudadana norteamericana, el período de espera había


expirado. “Al día siguiente del evento, los periódicos americanos” recuerda Olcott, “estaban llenos
de noticias sobre ese tema y los periodistas vinieron a entrevistar a la nueva ciudadana, que los hizo
reir a todos con sus extrañas opiniones sobre políticas y políticos” (158). Dijo al reportero del Daily
Graphic :

Si me he convertido en ciudadana de los Estados Unidos, y debo decir que me siento orgullosa
del título. ¿Pregunta por qué abandoné mi pertenencia a mi país? La respuesta es que amo la
libertad. Hay muy poca libertad en Rusia hoy. Aquí es lo opuesto. Allí he estado sujeta a
grandes molestias y se me ha multado tan a menudo que podría calcular la suma de $ 10.000
por ofensas triviales también. Este es sin duda un gran país, aunque tiene un gran
inconveniente; la gente es muy solapada y hay mucha corrupción (159).

HPB habló nuevamente sobre su ciudadanía cuando la bombay Gazette se refieró a ella como
una baronesa rusa y El Times de la India dijo que afirmaba ser una princesa. Ella escribió al
Gazette:

105
Mi interés del momento es ocuparme del Gazette por haberme colocado sobre mi poco
deseosa cabeza republicana la corona de baronía. Sabed por favor, de una vez por todas, que
no soy “Condesa”, “Princesa”, ni siquiera una modesta “Baronesa”, aparte de lo que pudiera
haber sido antes del último mes de julio. En ese momento me convertí en una vulgar
ciudadana de los Estados Unidos de América- un título que valoro mucho más de cualquiera
que me pudiera conferir un Rey o un Emperador... mi experiencia de las cosas en general y en
particular las plumas de ganso, me ha llevado a tener un desprecio positivo por los títulos,
porque parece que fuera de los límites de su propia madre tierra, los príncipes rusos, los
condes polacos, los marqueses italianos y los barones alemanes son más numerosos dentro que
fuera de los precientos policiales... jamás he pretendido ser algo que no podía probarme a mi
misma que no era- es decir, una mujer honesta, ahora ciudadana de América, mi país por
adopción, y la única tierra de verdadera libertad en todo el mundo (160).

¿Por qué, entonces ella abandonó su tierra adoptiva? Según Judge:

Sus detractores han dicho que ella aquí sólo dejó una tierra desierta, por su impulso repentino
y sin propósito. Pero el hecho es lo contrario... Ella siempre dijo que debía ir a ndia tan
pronto como la sociedad estuviera encaminada aquí y Isis estuviera finalizado. Y cuando ella
había estado en India algún tiempo, en muchas de las cartas que me enviaba, expresaba su
intención de [ir] a Inglaterra para iniciar activamente el movimiento, de manera que los tres
grandes puntos de la superficie del mundo -India, Inglaterra y América- tuvieran centros
activos de trabajo teosófico.
Respecto del viaje desde América a India, hablo con conocimiento, porque... yo, a su
pedido, anulé el contrato para la publicación [de Isis] entre ella y sus editores de Nueva York...
Cuando ese documento fue firmado, ella me dijo en la calle “Ahora debo ir a India” (161).

Cuando fundó la ST, HPB no inició el movimiento activo hacia Oriente, sino que esperó que
Olcott lo sugiriera. Aquí él dice cómo se abrió el camino:

[En la Lamasería] una tarde de 1877, llamó un viajero americano que había estado
recientemente en India. Se sentó de tal manera, que al mirar hacia arriba de su cabeza, vi
sobre la pared colgada la foto de dos caballeros Hindúes con quienes había hecho el cruce del
Atlántico en 1870. La tomé, y mostrándosela le pregunté si conocía alguno de los dos. el
conocía a Moolji Thackersey y lo había encontrado hacía poco en Bombay. Conseguí la
dirección y en el próximo envío del correo, le escribí sobre nuestra Sociedad, nuestro amor a
la India y qué causaba ese amor. A su debido tiempo, él contestó bastante entusiasmado,
aceptando el diploma de miembro y me contó sobre un gran reformador y pandit Hindú
[Swami Dayanand Saraswati] que había inciado un poderoso movimiento llamado el “Arya
Samaj” para la resucitación de la religión Védica pura.
Al mismo tiempo, me habló en términos complementarios de un tal Hurrychund
Chintamon, Presidente del Arya Samaj de Bombay, con quien me comuniqué mayormente de
allí en adelante; y cuyo maligno trato a nuestra llegada a Bombay es tema de otra historia...
El Sr. Hurrychund me escribió luego de leer mis explicaciones sobre nuestras ideas respecto
de la impersonalidad de Dios -un Principio Eterno y Omnipresente, que bajo muchos nombres
diferentes era el mismo en todas las religiones- que los principios del Arya Samaj eran
idénticos con los nuestros y que [el] sugería que en ese caso, era inútil mantener dos
sociedades, si amalgamándolas incrementaríamos nuestros poderes e utilidad y nuestras
oportunidades de éxito...
Así, explicado el asunto a mis colegas en Nueva York, nuestro Consejo, en el mes de
mayo de 1878, votó por la unión de las dos sociedades y cambió nuestro nombre por “La
Sociedad Teosófica de Arya Samaj”...
Hasta allí todo fue bien, pero, a su debido momento, recibí de la India una traducción
inglesa de las reglas y doctrinas del Arya Samaj... la que nos golpeó tremendamente- por lo
menos a mi... Era evidente que el Samaj no tenía un carácter idéntico a nuestra Sociedad,
sino que era mas bien una nueva secta del Hinduismo- una secta védica que aceptaba la
106
autoridad de Swami Dayanand como juez supremo de fragmentos de los Vedas y Shastras que
no eran infalibles. La imposibilidad de llevar adelante la unión intentada se hizo manifiesta e
inmediatamente informamos el hecho a nuestros colegas indúes... La Sociedad Teosófica
reasumió su status original y una nueva sociedad se estableció para aquellos que deseaban
unirse con el Arya Samaj (162).

La asociación con el Arya Samaj, a pesar de sus inconvenientes, proveyó una excusa para ir a
India. Previo a la partida, HPB utilizó la oportunidad para contrarrestar la idea que circulaba
difundida por los salvadores de almas misioneros de que los Hindúes y otros Orientales eran
salvajes ignorantes.
Este año de la partida, 1878, Thomas Edison se hizo miembro de la Sociedad Teosófica.
Olcott recuerda:

El 5 de abril, T.A. Edison me envió su solicitud firmada para ser miembro. Yo lo había visto
en las exhibiciones de sus inventos eléctricos en la Exposición de París durante ese año; siendo
yo secretario honorario del Comité Nacional de ciudadanos formado a requerimiento del
Gobierno Francés, para inducir al Congreso de los Estados Unidos a emitir una ley que
permitiera a nuestro país tomar parte en la primera exposición internacional de las industrias
del mundo desde la caida de [su] Imperio y la fundación de la República Francesa †. Edison y
yo hablamos sobre fuerzas ocultas, y despertó mucho mi interés cuando afirmó haber
realizado algunos experimentos en esa dirección. Su propósito era tratar que un péndulo,
suspendido en su laboratoria privado, se moviera por la fuerza de la voluntad (163).
-------------------------------------------------------
† En 1979, en el 100vo. aniversario de la lámpara eléctrica, los archivos en Madison, Nueva Jersey
expusieron, entre otros documentos de 1879, un recibo oficial de la Sociedad Teosófica del pago de
Edison de su cuota anual como miembro activo.
-------------------------------------------------------

En aquellos días, se imponía una promesa de secreto a los nuevos miembros, porque, como se
indicaba previamente, la sociedad se había perjudicado por la publicación de falsas historias sobre
sus procedimientos. Aquí está el compromiso de Edison (164).

(ver dibujo en libro, pág. 184)


________________________________
LA
SOCIEDAD TEOSOFICA
Fundada en la Ciudad de Nueva York, A.D. 1875

-.-

En aceptación de la fraternidad propuesta por la sociedad arriba mencionada, yo prometo por


la presente mantener siempre ABSOLUTO SECRETO con respecto de sus procedimientos,
incluyendo sus experimentos e investigaciones, excepto que media la autorización de la Sociedad o
su Consejo para su publicación, aquí COMPROMETO MI PALABRA DE HONOR de la estricta
observancia de este compromiso.

Fechada en Menlo Park st.9 Thomas A. Edison


el 4 de abril de 1878
__________________________________________________________________

11. Facsímil del compromiso de Thomas Edison al ingresar a la Sociedad Teosófica en 1875. (El
Teósofo, agosto 1931,657, Sociedad Teosófica, Archivos de Adyar)

HPB había hablado a Nadya sobre el ingreso de Edison y en el mes de julio le escribió:

107
Por supuesto, Edison ha mantenido la promesa y la mantendrá. El tonto de Dobrovolsky ha
omitido mucho de mi artículo sobre Edison en el Pravda (165) y seguramente la parte más
interesante. [Edison] logra verdaderso milagros. Krishnavarma le ha enseñado dos cosas
más, así que con un pequeño aparato, casi insibible sobre su cuello, los sordos oirán bastante
bien.

Krishnavarma, un Hindú del Punjab que había visitado la Lamasería, también había
acompañado a Blavatsky y Olcott a Minneapolis en un viaje de negocios. Estando allí, HPB
continúa:

Todas las damas caminaban en procesión por las ventanas de nuestro hotel y la terraza
donde estabamos sentados, para mirar a Krishnavarma. El es muy buen mozo... aunque algo
atezado como el color del café. El es en verdad algo curioso para ver entre los americanos con
sus largos y negros sacos y corbatas blancas. El viste una toga musulmana blanca y un
turbante blanco en su cabeza, con diamantes en su cuello y está descalzo. Los fotógrafos
vienen a pedirme que les permitamos tomar su foto, pero él se niega y todo se sorprenden por
su puro y fluido inglés. El Señor sabrá qué edad tendrá. Cuando uno lo ve por primera vez
parecería no más de 25 años de edad, pero hay momentos en que se ve como un hombre viejo
de 100 años (166).

Respecto de la influencia de la teosofía en la filosofía de Edison, treinta años después él


discutió sus criterios metafísicos en una entrevista registrada en el Scientific American. Archibald
Keightley, Doctor en Medicina, realizó una profunda comparación con La Doctrina Secreta y
perfiló nueve puntos de similitud (167). Justo antes de morir, los periodistas preguntaron a Edison
si creía en la supervivencia después de la muerte. El respondió: “La única supervivencia que puedo
concebir es comenzar un nuevo ciclo de vida otra vez” (168).
En abril de 1878, cuando Edison se hizo miembro de la Sociedad Teosófica, HPB tuvo una
extraña experiencia. Ella escribió a Vera:

No te he escrito por un mes, ¿puedes adivinar la causa? Una bella mañana de un día martes del
mes de abril, me levanté como de costumbre, y como de costumbre, me senté a escribir en mi
escritorio a mis corresponsales californianos. Repentinamente, apenas un segundo después,
según me pareció, me di cuenta que por alguna misteriosa razón me encontraba en mi
dormitorio acostada en mi cama; era de tarde y no de mañana. A mi alrededor vi algunos de
nuestros teósofos y doctores mirándome con rostros confundidos, y Olcott y su hermana, la Sra.
Mitchell- la mejor amiga que tuve aquí- ambos pálidos, confusos, arrugados, como si recién los
hubiesen hervido en una cacerola.
“¿Qué pasa?” “¿Qué ha sucedido?” les pregunté; en vez de responder, ellos me llenaron
de preguntas: “¿Qué me sucedía?” ¿Y cómo podía decirles?, no recordaba nada; pero por cierto
era raro que un momento antes era la mañana del martes y ahora ellos decían que era la tarde
del sábado; para mí, esos cuatro días de inconsciencia parecían solamente un guiño de ojo. ¡Un
buen par de zapatos! Que bien, todos ellos pensaron que había muerto e iban a quemar este
templo mío desmantelado. Pero en esto, el Maestro telegrafió desde Bombay a Olcott: “No
tengan miedo. Ella aún no está enferma sino que descansa. Ella ha trabajado demasiado. Su
cuerpo necesitaba descanso, pero ahora estará bien”. El Maestro tenía razón... Pero es increíble
pensar sobre el trabajo que se ha acumulado. (169)

En mayo recibimos órdenes de comenzar los preparativos para la eventual partida a la India
(170). Cuando Blavatsky y Olcott finalmente partieron en diciembre, se intentaba hacer solamente
un avance de exploración. Ellos fueron en compañía de los Britton: Rosa Bates, una maestra y
Edwark Wimbridge, un artista y arquitecto, designados como “comité de la Sociedad Teosófica
para visitar tierras extranjeras” (171).
Olcott nombró presidente ad interim al Mayor General Abner Doubleday en su ausencia. Hijo
de un congresal, Doubleday nació en el Estado de Nueva York en 1819. Cuando estalló la guerra
civil era el comandante segundo en Fuerte Sumter y dirigió el primer ataque de defensa. Sirvió
108
honorablemente en muchas campañas; en el campo de batalla en Gettysburg se le erigió una
estatua de bronce por su heroísmo. Distinguido ingeniero, Doubleday fue el originador del sistema
de transporte de asidero y cable (troley bus en las colinas de San Francisco.
Además de nombrar a Doubleday como Presidente de la ST, Olcott seleccionó a William Q.
Judge como tesorero temporario y secretario corresponsal (172). El antes había sido considerado
en la lista para viajar a India con los demás, y fue una decisión penosa decir que no. El escribió a
Damodar: “Mi palabra de honor obstruye mi sendero; y como HPB o M dijeron alguna vez: “La
palabra de honor es inconveniente”. El problema se relacionaba con su esposa: “Espero que Ud. no
piense que correré abandonando deudas sin pagar detrás de mi y una mujer desprovista que por mi
dejó una buena posición como maestra para casarse conmigo; ella no puede recobrarse de eso. No
parece justo, y no logro ver la justicia en eso.” Su mujer “una cristiana de creencias firmes... odio
la ST y a HBP y no desea conversar sobre ningún tema religioso” (173). Más tarde, sin embargo,
ella ayudó a su marido en su trabajo teosófico y en 1915, algunos años después de su muerte, ella
ingresó a la Logia Unida de Teósofos (174).
Como llegaba el momento de la partida, la casa en la Calle 47 era escena de tumultuosa
actividad. El 9 de diciembre, el moblaje por poco se remató. Los periodistas iban y venían. El 10
de diciembre el Herald de Nueva York decía: “A este lugar llegan extranjeros de todas partes del
mundo, y algunos de los mejores ciudadanos de Nueva York son frecuentes visitantes”. El
periodista del Daily Graphic preguntó a HPB si ella realmente planeaba viajar. “Si” dijo ella, “y la
Lamasería en donde he pasado tantas horas felices... Qué agradable será ver mi querido hogar
indio otra vez” (175).
Antes de partir, Olcott visitó a Edison en Menlo Park y al día siguiente regresó con un
fonógrafo que pesaba cien libras. En la recepción de despedida en la Lamasería el día 15, Olcott
recuerda “un número bastante numeroso de miembros y amigos, entre ellos el Sr. Johnston, que
Edison había enviado como su representante personal (le era inevitable estar ausente). Se
registraron (en el fonógrafo) las voces con mensajes de nuestros hermanos conocidos y desconocidos
en India... Entre las voces están las de HPB -un registro claro y fuerte- yo mismo, el Sr. Judge y su
hermano John, el Profesor Alex Wilder” y una larga lista de otros, “algunos muy conocidos como
autores, periodistas, pintores, escultores, músicos y otras profesiones.” El disco con las voces
registradas, desafortunadamente no sobrevivió el paso del tiempo.
“El 17 de diciembre fue el último día en suelo americano” escribe Olcott. HPB registra en su
diario: “¡Gran día! Olcott empacó... y ahora qué? Todo oscuro, pero tranquilo”. “Y luego” dice el
coronel “llega escrito en largas cartas, el grito de júbilo ¡COMSUMMATUM EST! (176). Las
palabras de Juan 19:30, eran supuestamente las últimas de Cristo en la cruz: “Está finalizado”.
El párrafo final de HPB dice. “Olcott regresó a las 7 P.M. con los boletos para el buque de
vapor Canadá, y escribió cartas hasta las 11,30. Crutis y Judge pasaron la tarde... hasta cerca de
las 12 de medianoche, HPB y HSO se separaron del candelero bajo el cual habían trabajado tanto y
“se alejaron en un carruaje hacia el buque de vapor”.
En total, habían pasado cinco años y medio desde que Blavatsky, una inmigrante rusa
desconocida llegó a estas playas. Ahora ella partía, para no volver jamás. Viéndolo
retrospectivamente parece muy destacable que tanto se haya logrado en un lapso de tiempo tan
breve.

Parte 5
Misión
en India

Capítulo 1
El Despertar de Oriente

El Dr. Edwark Conze, quien comparte con Giorgio Tucci el honor de ser los dos eruditos más
destacados buddhistas de nuestro tiempo, hicieron un comentario en su libro Buddhismo: Su
Esencia y Desarrollo:

109
El año 1875 señala un suceso de gran importancia. (1) Madame Blavatsky y el Coronel Olcott
fundaron la Sociedad Teosófica. Sus actividades aceleraron el influjo de conocimiento sobre
las religiones asiáticas y restauraron la auto-confianza en las volubles mentes de los mismos
asiáticos. En ese período, la civilización europea, una mezcla de ciencia con comercio, de
Cristianismo y militarismo, parecía tremendamente fuerte... Un número creciente de hombres
educados en India y Sri Lanka sentían, igual que los japoneses, que no tenían alternativas
salvo adoptar el sistema occidental con todo lo que involucra. Los misioneros cristianos se
dedicaban a acelerar esta conversión en masa.
Pero la marea se retrotrayó, algo repentina e inesperadamente. Unos pocos miembros
de la raza dominante, hombres y mujeres blancos de Rusia, América e Inglaterra, teósofos,
aparecieron entre los Hindúes y Ceylaneses para proclamar su admiración por la sabiduría
antigua de Oriente. Madame Blavatsky habló sobre Buddhismo [e Hinduísmo] con palabras
de alabanza. El Coronel Olcott escribió un “Catequismo Buddhista” y A. P. Sinnett publicó
un libro muy exitoso en el cual se presentaban toda clase de ideas misteriosas pero
fascinantes, el “Buddhismo Esotérico”...Con su oportuna intervención, la Sociedad Teosófica
ha hecho un gran servicio a la causa buddhista (2).

El Profesor Carl Jackson escribe similarmente en Religiones Orientales y Pensamiento


Americano:

Debilitado por la decadencia interior y sobrecogido por la ley extranjera y los ataques
misioneros, tanto el Hinduismo como el Buddhismo estaban en un punto bajo durante el
pasado siglo XIX; la juventud educada emigraba. En uno de los períodos más dramáticos
aparece el renacimiento sorprendente [de ambos] por la Sociedad Teosófica, ella jugó un papel
considerable difundiendo el deseo por este renacimiento (3).

En la década de 1940, el conocido presidente y filósofo S. Radhakrishnan, expresó la misma idea:

Cuando, entre toda clase de fracasos políticos y quebrantos económicos, nosotros (los indios)
dudábamos de los valores y vitalidad de nuestra cultura, cuando todo alrededor de nosotros,
junto a la educación secular desacreditaba el valor de la cultura india, el Movimiento
Teosófico nos ofreció un gran servicio revindicando aquellos valores e ideas. La influencia del
Movimiento Teosófico en la sociedad india general es incalculable (4).

En agradecimiento por lo hecho por el Movimiento Teosófico en India, el gobierno imprimió


una estampilla especial en 1975 conmemorando el 100vo. aniversario de la fundación de la ST. La
estampilla muestra el sello de la sociedad y su lema “No hay religión más elevada que la verdad”.

(ver dibujo en libro, pág. 192)

12. Estampilla conmemorativa de India, impresa en 1975, muestra el sello de la Sociedad Teosófica
(Archivos de Sylvia Cranston, Nueva York, Nueva York)

Si los hindúes en India y los Buddhistas en Sri Lanka, Burma y Japón- en todas aquellos
países en que los Teósofos trabajaron por el renacimiento- habían perdido su fe en su herencia y
sucumbido a las influencias extranjeras ¿no podrían haber sucumbido también ante la fácil prédica
de los comunistas que más tarde ingresaron a Asia? La Gran Bretaña siempre temió de que esto
sucediera en India.
Los americanos no saben que fue uno de sus mismos compatriotas, el Coronel Olcott,
colaborando con HPB y sus maestros adeptos, quien jugó una parte decisiva en el renacimiento de
estos países. Un artículo en el New York Heral Tribune (18 de febrero de 1962) por Martin G. Berck
de las Naciones Unidas, relata un renacimiento similar en Sri Lanka.

En toda la isla de Ceylán [Sri Lanka] desde la antigua capital de Anuradhapura hasta el
venerable pico de Shri Pada, pulidas lámparas de bronce se encendieron ayer, cuando los
110
buddhistas honraron religiosamente a un americano... con ese homenaje, los budhdistas
ceilaneses conmemoraron la muerte del Coronel Henry Steel Olcott el 17 de febrero de 1907, a
quien consideran como una clave y figura sagrada en el renacimiento de su religión y su
cultura nacional.

En 1968, Sri Lanka imprimió una estampilla conmemorando el trabajo de Olcott


promoviendo la educación y el buddhismo en ese lugar. Cuando HPB y Olcott la visitaron en 1880,
solamente existían en Ceylán dos escuelas buddhistas; todas las demás eran misioneras- o escuelas
operadas por la iglesia que había casi extinguido el buddhismo en la isla. Hacia el año 1900, por
medio de largos esfuerzos, Olcott logró que el número de escuelas buddhistas creciera a 200 (5).
Además del retrato de Olcott, la estampilla contiene la bandera buddhista que él diseñó. Blavatsky
explicaba que hasta allí los buddhistas “no tenían tal símbolo como la cruz de los cristianos y en
consecuencia carecían de un signo esencial en su relación común con los demás”. La bandera fue
uno entre muchos ejemplos, ella dijo, de la fuerza fraternal que el movimiento teosófico trataba de
evocar entre todos los pueblos”(6).
Olcott había obtenido un gran éxito en revivir allí el buddhismo, y lo mismo había sucedido en
Burma, de manera tal que en 1888 el comité nacional de sacerdotes buddhistas japoneses lo invitó a
hacer lo mismo por Japón y enviaron un representante a India para escoltarlo a su país. En una
conferencia a los teósofos, el delegado solicitó que Olcott “diera valentía a los corazones de los
jóvenes para probar a los graduados de nuestros colegios y universidades y a aquellos que han sido
enviados a América y Europa para educarse, que la ciencia Occidental no es infalible, y que no es
substituto sino hermana natural de la religión”. Bajo los auspicios de nueve sectas principales
buddhistas japonesas, Olcott realizó una gira de conferencias de cuatro meses por toda la isla.
Despertó tal interés que se convirtió en un evento nacional (7).
En India, el 27 de junio de 1885, se celebró una conferencia para el tercer aniversario de la
Sociedad Teosófica Bengalí, a la cual concurrieron 700 personas. Olcott describió las condiciones
anteriores y posteriores a la llegada de los teósofos a ese país. Les recordó que las escualas antiguas
de los gruús Brahmanes había sido cereadas, las preciosas escrituras “apiladas en los estantes para
vender... y para completar el cuadro de desolación nacional, el atiborrado Panteón de Teosofía
Hindú se convirtió en un simple depósito de imágenes de piedra, sin vida ni significado, objeto de
burla de los jóvenes más inexperimentados de las escuelas y colegios modernos... ¿es así ahora?
Mirad la tierra, examinad los periódicos nativos y otras literaturas de la actualidad y responded...
Los viejos libros hallan compradores, y las nuevas ediciones son requeridas; las escuelas sánscritas
se reabren... Comienza la convicción en la mente hindú que sus antepasados eran sabios y buenos,
y que su tierra es “la cuna de las artes y los credos” (8).
El mismo año vio el nacimiento del Congreso Nacional Indio, que bajo la conducción de
Mohandas Gandhi se convirtió en el poder conductor dominante para la hora histórica en que
India ganó su libertad. “En el principio”, Gandhi dijo a su biógrafo Louis Fischer, “los congresistas
destacados eran teósofos”(9). En verdad, uno de ellos, Allan O. Hume fue elevado como Padre del
Congreso. En Hind Swaraj, el libro de Gandhi sobre la Constitución de la Autonomía Política, este
escribe: “Cómo podemos olvidar lo que Hume escribió, cómo nos llevó a la acción y con qué
esfuerzo nos despertó, para lograr los objetivos del Congreso” (10).
Respecto de la Teosofía, Gandhi explica lo siguiente a su biógrafo Louis Fischer:

La Teosofía es la enseñanza de Madame Blavatsky. Es lo excelso del hinduísmo. La Teosofía


es la Fraternidad del Hombre... Jinnah y otros líderes musulmanes fueron alguna vez
miembros del Congreso. Ellos abandonaron porque sintieron el pinchazo del hinduismo
patronizando... Ellos no hallaron la Fraternidad del Hombre entre los Hindúes. Ellos dicen
que el Islam es la Fraternidad del Hombre. En verdad, es la Fraternidad de los Musulmanes.
La Teosofía es la Fraternidad del Hombre (11).

Como la Sociedad Teosófica no toma parte en política, cualquier miembro que participe del
Congreso se consideraba automáticamente como ciudadano privado. HPB escribe:

111
Este destacado cuerpo político fue planeado por algunos de nuestros miembros Ango-indios e
hindúes siguiendo el modelo y sobre las líneas de la Sociedad Teosófica, y desde el principio
ha sido dirigido por nuestros mismos colegas; hombres que influencian en el Imperio Indio...
Nosotros elevamos el espíritu adormecido... de los Hindúes y una de las expresiones que la
nueva vida hizo nacer en su curso y por si misma, fue este Congreso. (12)

Blavatsky pensaba que la hora de liberación para la India estaba aún lejana, porque en una
carta a Sinnet ella afirma: “... el Maestro dice que la hora para el retiro del inglés no ha sonado ni
lo hará -hasta el próximo siglo y que “tardará lo suficiente para ver a Dennie como un anciano,
viejo hombre, esto lo dijo KH hace algún tiempo” (13) Dennie era el hijo de Sinnett, nacido en
1806; él habría tenido 79 años si hubiera vivido hasta 1947, cuando la India llegó al gobierno
propio.
Gandhi se comunicó por primera vez con los teósofos en 1889, cuando estaba en Londres
estudiando leyes. Hasta ese momento, como señala el Profesor James Hunt en Gandhi en Londres,
su interés se centraba mucho más en la moda que en ser abogado. El “sufría bajo la mentalidad
colonial que lo hacía alejarse de la moda india para adoptar la de Occidente”. Durante este período
aprendió a bailar, se interesó en la música occidental, tomó lecciones de locución y estudió francés
(14); él creía de todo corazón que los indios serían como caballeros ingleses. “Fue a través de la
Teosofía” continúa Hunt, “que Gandhi fue inducido a estudiar su propia herencia. Este efecto fue
generado en muchos indios...”(15).
En la Autobiografía de Gandhi, él relata la forma en que “hacia fines de mi segundo año en
Inglaterra me crucé con los teósofos, hermanos...(16) Ellos me hablaron sobre el Gita... Me
invitaron a leer el original con ellos. Me sentí avergonzado, porque no había leido el divino poema
ni en Sáncrito ni en Gujarati... comencé a leer el Gita con ellos”(17). El Bhagavad Gita llegó a ser el
libro más importante en su vida (18), influenciando todas sus decisiones en la larga lucha de India
por liberarse del régimen británico. El afirmó que su filosofía del Ahimsâ (indañabilidad; pacífica
no-resistencia) se enraizaba en esa escritura. (19)
Gandhi relata que los dos teósofos que lo introdujeron al Gita también lo llevaron en una
ocasión a la Logia Blavatsky y le presentaron a Madame Blavatsky y la Sra. Besant †. El dijo
“recuerdo haber leído, a instancia de los hermanos, La Clave de la Teosofía de Madame Blavatsky ‡.
Este libro estimuló mi deseo de leer libros sobre Hinduismo y me apartó de la idea alojada en mi
por los misioneros de que el hinduismo era vulgar superstición.” (20)

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† Annie Besant era la famosa Socialista fabiana que se asoció con los teósofos luego de leer en una
revista londinense un artículo sobre La Doctrina Secreta de HPB. Ver Parte VI, Capítulo 10.
‡ En el Volumen I, pág. 259 de La Primera Fase de Mahatma Gandhi, se afirma: “Hacia fines de
1890 el fue presentado a Mme. Blavatsky y la Sra. Besant. El leyó la Doctrina Secreta de Mme.
Blavastky y el 26 de marzo de 1891 ingresó como miembro de la Logia Blavatsky”.
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En el mes de noviembre de 1889 Gandhi encontró a HPB. En ese tiempo, según el dijo, no
había ingresado a la ST, porque “con mi mediocre conocimiento de mi propia religión, no quería
pertenecer a ningún cuerpo religioso”. Sin embargo, un año y medio más tarde, el 26 de marzo de
1891, ingresó como miembro de la Logia Blavatsky (21). Tres meses más tarde, el 12 de junio,
regresó a la India.
En oportunidad en que Gandhi viajó a Sur Africa, durante el año 1893, tuvo contactos
cercanos con los teósofos en la ST de Johannesburgo: “Yo tenía con ellos todos los días discusiones
religiosas. Desarrollábamos lecturas de libros teosóficos y en algunas oportunidades, yo disfrutaba
de la ocasión de hablar en sus reuniones” (22). En 1895, el escribe “intenté difundir tanta
información como pude sobre los teósofos” (23).
Jawarhal Nehru se hizo miembro de la ST y, como Gandhi, primero se interesó en las grandes
escrituras de India por medio de los contactos teosóficos. En su autobiografía, Hacia la Libertad, el
relata que cuando tenía 11 años, lo tomó a su cargo su nuevo tutor, Ferdinand Brooks,:

112
El trajo una nueva influencia en mi que me afectó poderosamente. Esta era la Teosofía. El
solía tener reuniones semanales con teósofos en sus habitaciones, y yo concurría a ellas,
embebiéndome gradualmente en las ideas y la fraseología teosófica. Había argumentos
metafísicos y discusiones sobre reencarnación y el cuerpo astral y otros cuerpos
sobrenaturales, auras, la doctrina del karma y referencias no solamente a grandes libros de
Madame Blavatsky y otros teósofos sino a las escrituras hindú, el Dhammapada buddhista,
Pitágoras, Apolonio [de] Tiana y varios filósofos y místicos. No comprendía mucho de lo que
se decía, pero todo sonaba muy misterioso y fascinante, y sentía que allí estaba la clave de los
sercretos del universo. Por primera vez, comencé a pensar, consciente y deliberadamente,
sobre religión y otros mundos. La religión hindú aumentó especialmente en mi estima; no en
aquella parte ceremonial y ritual, sino sus grandes libros, los Upanishads y el Bhagavad Gita...
me hice miembro de la Sociedad Teosófica a los 13 años y la Sra. Besant misma llevó a cabo la
ceremonia de iniciación... no tengo dudas de que aquellos años con F.T. Brooks dejaron una
honda impresión en mi y siento que tengo una deuda con él y la teosofía (24).

En 1983, la hija de Nehru, la Primera Ministra Indira Gandhi, ofreció la conferencia Besant
en la ST de Adyar. Ella afirmó:

La Sociedad Teosófica es una fraternidad de buscadores. Su contribución al renacimiento


cultural y político de India es bien conocido. La gentil fortaleza de la búsqueda de la verdad
le permitió resistir la oposición y la incomprensión en sus primeros años. quizás eso es lo que
atrajo a mi padre a ella... y posiblemente el mensaje de la teosofía tiene mucho que ver con su
universalismo, su respeto por las fes diferentes y su repugnancia por cualquier clase de
fanatismo (25).

El sentimiento de universalismo que la Teosofía cultiva, es el promotor del primer objetivo del
movimiento, fraternidad universal. En el artículo de HPB “Nuestros Tres Objetivos” (Lucifer,
septiembre de 1889) ella hace una revisión de lo que se ha logrado en India con respecto de este
objetivo:

Cuando llegamos a India, en febrero de 1879, no había unidad entre las razas y sectas de la
Península, tampoco había un sentido de interés público, ni disposición para encontrar una
relación mutua entre las variadas sectas del antiguo Hinduismo, o entre ellas y los credos del
Islam, el Jainismo, Buddhismo y Zoroastrismo...
Pasaron diez años y ¿qué es lo que vemos?... Cientoveinticinco Ramas de nuestra
Sociedad se han desparramado solamente en India, cada una un núcleo de nuestra idea de
fraternidad, un centro de unidad religiosa y social... El crecimiento de este sentimiento
generoso se ha probado en una variedad de formas: primero, en la reunión sin precedente de
razas, castas y sectas en las convenciones anuales de la Sociedad Teosófica; † segundo, en el
veloz crecimiento de una literatura teosófica que fomenta nuestras ideas altruístas, fundando
varias revistas y diarios en diversos lenguajes [nativos], y en el rápido cese de controversias
sectarias.

En la India, el trabajo del movimiento teosófico modificó en alguna medida los prejuicios
entre los Raj Británicos y los nativos. Aquí Olcott nos relata un ejemplo:

El día 4 de marzo [1880], una dama europea del norte de la India, esposa de un alto
oficial militar, fue admitida en la Sociedad y yo mencioné el hecho simplemente para recordar
una circunstancia que demuestra la tremenda falta de relación entre las dos razas. Luego de
la finalización de la ceremonia de admisión de la candidata, llamé a varios de nuestros más
inteligentes y hábiles miembros Parsi e Hindú para que expresaran cualquier sentimiento de
buena voluntad y camaradería que ellos deseaban que la nueva dama miembro llevara a
Londres. Se llevaron a cabo breves diálogos... con excelente gusto y en inglés perfecto. La
Sra. M. se sorprendió y quedó absolutamente encantada -según ella dijo- de encontrar tanta

113
inteligencia entre los nativos. ¡En sus 18 años de residencia en India, ella jamás había hablado
a ningún hindú salvo sus sirvientes! Y ella, la mujer de un alto oficial (26).

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† Un inglés que se encontraba presente en la convención de la ST en Adyar en diciembre de 1885,
escribió a un amigo en Londres: “Había alrededor de 80 delegados presentes, hombres que habían
viajado algunos miles de millas para llegar allí. Me conmovió mucho el carácter representativo de
los hombres. Había varios jueces, profesores, abogados, vicepresidentes de colegios y
comparativamente eran menos lo que no eran graduados en universidades, modelados según la
Universidad de Londres. Casi todos los delegados tenían su casta y pintaban sus frentes según cual
de ellas. Cuando consideramos que estas castas distintas jamás se encontrarían en ninguna
plataforma antes de que la Teosofía llegara, apreciamos el hecho de que la Sociedad está haciendo
algo por India” (Sinnett, Incidentes, 10)
------------------------------------------------------

Es interesante notar que en el siglo XIX, la Sociedad Teosófica no era la primera en India en
mantener la idea de fraternidad universal. En 1867 había comenzado un experimento sobre estas
mismas líneas por un celebrado yogi en India del sur, Ramalingam. el atrajo miles de seguidores,
pero ellos estaban más interesados en los supuestos milagros que él producía. Uno de sus
discípulos, el Pandit Vellayu, del Colegio Presidency en Madrás, en una afirmación documentada
realizada en 1882, registraba que su maestro decía repetidamente a sus seguidores antes de morir
en 1874:

Vosotros no estáis capacitados para ser miembros de esta Sociedad de Fraternidad


Universal. Los verdaderos miembros de esa Fraternidad están viviendo lejos, hacia el Norte de
India. Ustedes no me escuchan. No siguen los principios de mis enseñanzas. Parecen seguros
de no ser convencidos por mi. PERO EL MOMENTO NO ESTA LEJANO, CUANDO
LLEGUEN A INDIA PERSONAS DESDE RUSIA, AMERICA (siempre mencionaba estos dos
países) y de otras tierras extranjeras Y PREDIQUEN A VOSOTROS LA MISMA
DOCTRINA DE FRATERNIDAD UNIVERSAL. Solamente entonces conocerán y apreciarán
las grandes verdades que yo ahora estoy tratando vanamente que que vosotros aceptéis.
Pronto verán que LOS HERMANOS QUE VIVEN EN EL LEJANO NORTE realizarán
muchas maravillas en India, y conferirán incalculables beneficios sobre este vuestro país.

El Pandit Vellayu añade: “Esta profecía, según mi opinión, se ha cumplido literalmente. El


hecho de que los Mahatmas existen en el Norte no es una idea nueva para nosotros, los Hindúes; y
el extraño hecho es que el advenimiento de Madame Blavatsky y el Coronel Olcott desde Rusia y
América fue predecido [en 1873, cinco años] antes que vinieran a India; todo esto significa y es
prueba incontrovertible de que mi Gurú estaba en comunicación con aquellos Mahatmas bajo cuya
dirección fue fundada igualmente la Sociedad Teosófica” (27).

Capítulo 2
Llegada a Bombay

HPB y Olcott llegaron a Bombay el 16 de febrero de 1879. Habían pasado dos meses desde
que habían partido de Nueva York. Luego de dos semanas muy ocupadas con los Teósofos en
Londres, ellos se embarcaron hacia la India. El viaje fue tan difícil que HPB, que a menudo se
mareaba, estuvo en cama durante algunos días.
La tarde posterior a que el barco anclara en el Puerto de Bombay, se realizó una recepción a
la que concurrieron trescientos nativos. El Profesor de religiones orientales Robert Ellwood, cita en
Altares Alternativos a Olcott diciendo sobre “estos maravillosos primeros días en las tierras
asiáticas”:

Todas las tardes desarrollábamos un improvisado durbar, en donde se discutían los más
complicados problemas sobre filosofía, metafísica y ciencia. Vivíamos y respirabamos una
114
atmósfera mental, entre los ideales más elevados y espirituales... los visitantes se apilaban en
nuestros bungalows y se quedaban hasta tarde discutiendo cuestiones religiosas. Viejos y
jóvenes, era todo lo mismo; y así llegamos, en nuestra primer contacto con los Hindúes, a
conocer la diferencia entre los ideales en la vida de Occidente y Oriente, y la gran dignidad de
Oriente. Los problemas sobre color, trabajo, riqueza o política no cruzaban nuestro portal; el
Alma era el tópico ardiente del debate...
Fanáticos, si os gusta; entusiastas locos; soñadores de sueños impracticables... pero
nuestros sueños eran de perfectibilidad humana, nuestras búsquedas por la sabiduría divina,
toda nuestra esperanza era ayudar a la humanidad a que pensara con un pensamiento
superior y tuviera una vida más noble. Y, bajo estas umbrosas palmas, fuimos visitados en
persona por los Mahatmas; y su inspiradora presencia nos fortaleció para continuar en el
sendero que transitábamos (28).

Pronto después de la llegada, vino un período de asentamiento, y HPB y Olcott se mudaron a


su nuevo hogar en girgaum Backroad, en la sección india de Bombay, donde la gente blanca no solía
hollar. Durante los próximos dos años, este fue el cuartel general de la ST. Un siervo llamado
Babula permaneció con Blavatsky durante toda su estadía en India. Un muchacho Gujarati de 15
años, conocía varias lenguas, y se comenta que HPB le había enseñado francés (29).
La serie de extrañas aventuras que durante ese período involucraron a HPB, Moolji
Thackersey y Olcott, están registradas en Hojas de un Viejo Diario (Historia de la ST), del cual está
tomado lo siguiente:

[El 25 de marzo, HPB] envió a Moolji a buscar un coche ligero, cuando este vino, subió a él
con Moolji. Se negó a responder a sus preguntas sobre el lugar adonde se dirigían,
simplemente le dijo que ordenara al conductor que doblara a la derecha, izquierda o siguiera
hacia adelante. A su regreso, Moolji nos relató lo que había sucedido durante esa tarde. Ella
había dirigido el curso por numerosos recodos de calles y caminos aledaños, hasta que se
encontraron en un suburbio de Bombay, a ocho o diez millas de distancia, en una alameda de
coníferas... Moolji conocía el lugar, porque había cremado el cuerpo de su madre en esa
vecindad. Los senderos y caminos cruzaban sin orden el bosque, pero HPB jamás dudó en su
curso, e indicó al coductor que doblara aquí y allá hasta que llegaron a la playa. Finalmente,
para asombro de Moolji, ellos subieron hasta el portón de una propiedad privada, con un
magnífico jardín de rosas en frente y un bello bungalow con varandas orientales espaciosas.
HPB se bajó del coche e indicó a Moolji esperar allí, y que por su vida no se atreviera a
ir a la casa. Así que él esperó allí, completamente confundido; porque jamás había visto esa
casa antes -y el era un residente de Bombay. Llamó a uno de los varios jardineros que
cuidaban las flores, pero el hombre no le dijo nada sobre quién eera el nombre de su amo,
cuánto había vivido allí, o cuánto tiempo llevaba de construido el bungalow; algo muy poco
usual entre los hindúes. HPB había caminado derecho hacia la casa, fue recibida
cordialmente a la puerta por un hindú alto de apariencia distinguida e impresionante, con
vestiduras blancas, y había entrado. Luego de un rato, los dos reaparecieron, el misterioso
extraño le dijo adiós a HPB y le tendió un gran ramo de rosas que uno de los jardineros trajo
a su maestro para ese propósito; y HPB volvió con su escolta, subió al coche y ordenó al
conductor que regresara a casa. Todo lo que Moolji pudo sacarle a HPB fue que el extraño
era un ocultista con quien tenía una relación y tenía que arreglar algunos asuntos con él ese
día...
La parte más extraña de la historia para nosotros -hasta donde sabemos- era que no
había posibilidad de que HPB hubiera sabido nada sobre este suburbio y el camino hacia él,
por lo menos desde nuestra llegada a Bombay, porque jamás había abandonado la casa sola;
pero aún así, en esa ocasión ella había demostrado conocer tanto el camino como el suburbio.
Ya sea que tal bungalow existiera o no, no teníamos medios de saberlo, salvo mediante el
testimonio de Moolji.
Se sorprendió tanto su experiencia [él la repetía constantemente] a sus amigos en la
ciudad, que condujo a uno que decía conocer el suburbio perfectamente, a apostar 100 rupias
a que no había ese bungalow en la playa y que no podía conducirlo a ninguno. Cuando HPB
115
escuchó, ella le avisó a Moolji que perdería la apuesta; él declaró que podía volver a hacer
cada paso del camino que habían transitado y cerró la apuesta; una vez en el carruaje,
partimos los tres... le dimos tanto tiempo en su búsqueda como quiso, pero, luego de dar
vueltas y vueltas durante horas se dio por vencido. Y volvimos a casa.
HPB nos dijo que Moolji habría hallado el místico bungalow si no fuera por el glamour
producido a su visual, además, el bungalow, como todos los demás lugares habitados por
Adeptos, siempre estaba protegido de la intrusión de extraños por un círculo de ilusión
formado a su alrededor, guardado y cuidado por potentes servidores elementales [espíritus de
la naturaleza]. Este bungalow particular estaba al constante cuidado de un agente confiable,
que podía ser utilizado en lugares de reunión y descanso ocasionales de Gurús y Chelas,
cuando viajaban. [Ella dijo además] “Todas las antiguas bibliotecas enterradas, y los grandes
tesoros que deben mantenerse escondidos hasta que su karma requiera su restauración al uso
humano, están protegidos del descubrimiento del profano, por imágenes ilusorias de rocas
sólidas, suelo sólido, encantos que producen obstáculos...”(30).

Durante las semanas siguientes HPB y su grupo viajaron a las famosas Cuevas Karli; luego,
viajando al norte, visitaron Rajputana, Allahabad, Benarés y muchos otros lugares (31). Desde
Agra, HPB escribió al Profesor Wilder en los Estados Unidos:

Agra, 28 de abril de 1897

Estimado Doctor,
mi muy querido amigo:

¡Cuánto lamento que no esté con nosotros! Cuan a menudo pienso sobre usted y me
pregunto si toda su alma arqueol´gica y poética no saltaría de alegría si viajara con nosotros...
Aquí estamos, viajando este último mes por tren, carreta de bueyes, elefante, camello y bote.
Deteniéndonos por uno o dos días en cada lugar, ciudad, villa y fuerte; viendo la India
subterránea, no la superficial... En verdad, desde el mes de marzo hemos sido tostados,
cocinados y dorados. Pero ¡oh!, la inefable frescura y gloria de las mañanas y los momentos
luego del crepúsculo. La luna de América se compara en el mejor de los casos con la de India
como una lámpara de aceite humosa. Nos levantamos a las cuatro y nos acostamos a las nueve.
Viajamos más de noche que en la mañana y la tarde...(32).

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