Sentencia #52 Del 19 de Marzo de 2021

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SALA DE CASACIÓN CIVIL

ACCIDENTAL

Exp. AA20-C-2019-000554

Sentencia nº 52 del 19 de marzo de 2021

CAPITULACIONES MATRIMONIALES.

VOTO SALVADO DEL MAGISTRADO GUILLERMO BLANCO.

Magistrada Ponente: VILMA MARÍA FERNÁNDEZ GONZÁLEZ

En el juicio por nulidad de documento intentado por la ciudadana MARÍA

ELENA CONTRERAS DE DE CARO, representada judicialmente por los abogados

Felix Contreras Romero y Jaime Manuel Ruiz Pellegrino, inscritos en el Instituto de

Previsión Social del Abogado bajo los Nros. 44.246 y 102.995, en su orden., contra los

ciudadanos MASSIMO GIUSEPPE DE CARO PRADO y DAMELYS

EMPERATRIZ MEDINA GAVIDIA, el primero asistido por la abogada Milagros

Salazar, inscrita en el Instituto de Previsión Social del Abogado bajo el Nro. 106.313 y

sn representación judicial que conste en autos y la segunda representada judicialmente

por el abogado Julio Cesar Medina, inscrito en el Instituto de Previsión Social del

Abogado bajo el Nro.12.569; el Juzgado Superior en lo Civil, Mercantil, Tránsito y

Marítimo de la Circunscripción Judicial del estado Anzoátegui, dictó sentencia en fecha


11 de junio de 2019, mediante la cual declaró con lugar el recurso de apelación
interpuesto por la parte demandada, contra la sentencia dictada por el Juzgado Cuarto de

Primera Instancia en lo Civil, Mercantil, Agrario y Tránsito de la misma

Circunscripción Judicial, el cual había declarado con lugar la presente acción; en

consecuencia, revocó la misma, declarándola inadmisible.

Contra la referida sentencia de alzada, el apoderado judicial de la parte

actora, anunció recurso extraordinario de casación, el cual fue admitido en fecha 24 de

septiembre de 2019. Hubo formalización.

En fecha 27 de noviembre de 2019, se dio cuenta en Sala y se asignó la


ponencia al Presidente de la Sala, magistrado Dr. Yván Darío Bastardo Flores.

Mediante acta de fecha 22 de enero de 2020, el Presidente de la Sala,

magistrado Dr. Yván Darío Bastardo Flores, se inhibió para conocer del recurso de

casación interpuesto en este juicio, con base a la relación familiar que mantiene con la

juez de la recurrida.

Declarada con lugar la referida inhibición, en fecha 22 de octubre de 2020,

para suplir la falta incidental, se ordenó convocar al magistrado suplente Dr. Juan Pablo

Torres Delgado; quien al ser convocada manifestó su aceptación en fecha 18 de

noviembre de 2020.

Consta mediante acta de fecha 16 de noviembre de 2020, se constituyó esta

Sala de Casación Civil Accidental que ha de conocer el presente juicio, con la

incorporación de los Magistrados Dres. Francisco Ramón Velázquez Estévez y Vilma

María Fernández González, como Presidente y Vicepresidente, respectivamente,

Guillermo Blanco Vázquez y Marisela Godoy Estaba; y del magistrado suplente Dr.

Juan Pablo Torres Delgado. Asimismo, se asignó la ponencia a la magistrada Dra.


Vilma Mará Fernández González.
En fecha 5 de febrero de 2021, en Sala Plena de éste órgano jurisdiccional

se eligió la nueva junta directiva para el período 2021–2023, quedando reconstituida

esta Sala de Casación Civil de la siguiente manera: Presidente Yván Dario Bastardo

Flores; Vicepresidente Guillermo Blanco Vázquez; Magistrado Francisco Ramón

Velázquez Estévez; Magistrada Vilma María Fernández González; Magistrada Marisela

Valentina Godoy Estaba.

Concluida la sustanciación del recurso de casación y cumplidas las demás

formalidades, la Sala procede a dictar sentencia bajo la ponencia de la Magistrada que


con tal carácter la suscribe, en los términos siguientes:

PUNTO PREVIO

Previamente la Sala considera necesario hacer un recuento de algunas de las

actuaciones habidas en el expediente, a los fines de dilucidar la tempestividad del

escrito de formalización del recurso de casación anunciado por la parte actora

recurrente; ello así, de las actas que conforman el presente expediente se observa:

- En fecha 11 de junio de 2019, el Juzgado Superior en lo Civil, Mercantil,

Tránsito y Marítimo de la Circunscripción Judicial del estado Anzoátegui, dictó

sentencia mediante la cual declaró con lugar el recurso de apelación interpuesto por la

parte demandada, contra la sentencia dictada por el Juzgado Cuarto de Primera Instancia

en lo Civil, Mercantil, Agrario y Tránsito de la misma Circunscripción Judicial, el cual

había declarado con lugar la presente acción; en consecuencia, revocó la misma,

declarándola inadmisible. (Folios 125 al 132 de la segunda pieza del expediente).


- A través de escrito presentado fecha 8 de agosto de 2019, el apoderado

judicial de la parte actora anunció recurso extraordinario de casación contra la referida

decisión. (Folio 135 de la segunda pieza del expediente).

- Por auto de fecha 24 de septiembre de 2019, fue admitido dicho recurso

extraordinario de casación. (Folio 136 de la segunda pieza del expediente).

- En fecha 15 de enero de 2020, se recibió el presente expediente con oficio

Nro. 0410-263, proveniente del Juzgado Superior en lo Civil, Mercantil, Tránsito y

Marítimo de la Circunscripción Judicial del estado Anzoátegui, situación que conllevó a


que se le diera nomenclatura de expediente llevado por esta Sala, siendo el mismo

AA20-C-2019-000554. (Folio 140 de la segunda pieza del expediente).

- En fecha 7 de noviembre de 2019 el apoderado judicial de la parte actora,

consignó por ante la Secretaría de esta Sala, escrito de formalización. (Folios 141 al 143

de la segunda pieza del expediente principal).

Así las cosas, en aras de garantizar la tutela judicial efectiva y el

principio pro actione, conforme a lo dispuesto en los artículos 26 y 257 de

la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, los cuales son elementos de

rango constitucional que prevalecen y desplazan otros fundamentos de rango legal, cuyo

contenido garantiza al ciudadano no sacrificar la justicia por omisión de formalidades,

por lo que no se debe imposibilitar o frustrar al justiciable la posibilidad de ejercicio

eficiente de los medios de defensa; el recurso extraordinario de casación anunciado por

la parte actora se computará desde el día 25 de septiembre de 2019, día siguiente a la

fecha de admisión del recurso de casación. (Ver sentencia Nro. 008, de fecha 2 de

marzo de 2021, caso: Fundación Dr. José Gregorio Hernández contra Inmobiliaria

Palmira, S.A.).
En ese orden de ideas, tenemos que el lapso de los cuarenta (40) días, más el

término de la distancia de cuatro (4) días para formalizar el recurso de casación en el

presente juicio comenzó a correr desde el día 25 de septiembre 2019 y venció el 7 de

noviembre de 2019, por lo que el recurrente tenía hasta dicha fecha (7/11/2019) para

consignar el mismo, lo cual ocurrió; en virtud de lo cual se debe tener como tempestiva

la referida formalización.

CASACIÓN DE OFICIO

En resguardo del legítimo derecho que tienen las partes a la defensa, al


debido proceso y al libre acceso a los órganos de administración de justicia para ejercer

el derecho a la tutela efectiva de los mismos y el de petición, consagrado en los artículos

49, numeral 1, 26 y 51 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela,

esta Sala en fallo número sentencia 22, del 24 de febrero del 2000

(caso: Fundación Para El Desarrollo Del Estado Guárico (Fundaguárico) contra José

Del Milagro Padilla Silva), determinó que conforme con la disposición legal prevista en

el artículo 320 del Código de Procedimiento Civil, y al principio constitucional que

expresa “…el proceso constituye un instrumento fundamental para la realización de la

justicia…”, establecido en el artículo 257 de la preindicada Constitución, tiene la

prerrogativa para extender su examen hasta el fondo de la controversia sin formalismos,

cuando detecte infracciones de orden público y constitucionales que encontrare aunque

no se les haya denunciado.

De allí que, con fundamento en todo lo anteriormente expuesto y autorizada

por la facultad establecida en el artículo 320 del Código de Procedimiento Civil, esta

Sala de Casación Civil hará pronunciamiento expreso, para casar de oficio el fallo

recurrido con base en infracciones de orden público y constitucional, encontradas en

el caso bajo estudio, y al respecto observa:


De acuerdo con lo dispuesto en el referido artículo 320 y al principio

constitucional consagrado en el artículo 257 de nuestra Carta Magna, referido a que el

proceso es un instrumento para la realización de la justicia, esta Sala se encuentra

facultada para extender sin formalismos y hasta el fondo del litigio, el examen sobre los

asuntos sometidos a su conocimiento, cuando detecte la infracción de una norma de

orden público, siempre y cuando tal circunstancia no se haya denunciado, en cuyo caso,

dejará de analizar las denuncias contenidas en la formalización del recurso de casación

del cual se trate, y casará de oficio el fallo recurrido, atendiendo siempre a los

postulados del artículo 26 eiusdem.

Acorde con lo expuesto, siempre con el firme propósito de garantizar la

recta, sana y efectiva administración de justicia, y en armonía con el fin garantista

perseguido por este Supremo Tribunal; la Sala procede a obviar las denuncias

articuladas en la presente actividad recursiva, y a ejercer la facultad que le confiere el ya

mencionado artículo 320 del Código de Procedimiento Civil, con el objeto de resolver

la situación de hecho configurada en el sub iudice.

En este sentido, esta Sala de Casación Civil ha sostenido que la observancia

de los trámites esenciales del procedimiento se encuentra íntimamente vinculada al

principio de legalidad de las formas procesales, salvo las situaciones de excepción

previstas en la ley. De allí que, no les está permitido a los jueces de instancia relajar la

estructura, secuencia y desarrollo del procedimiento, esto es, el modo, lugar y tiempo en

que deben realizarse los actos procesales, porque las garantías del debido proceso, de

defensa de las partes y el de tutela judicial efectiva incumbe al orden público, pues el

Estado es garante del ejercicio eficaz de los derechos de las partes en el proceso. (Ver,

entre otras, sentencia N° 735 de fecha 23 de noviembre de 2012, caso: Mayra Alejandra

Rivas García contra Construcciones y Servicios Rocamar C.A.).


En ese mismo sentido, este Máximo Tribunal ha sostenido en forma

reiterada que las formas procesales –de modo, lugar y tiempo- no deben entenderse

como fórmulas caprichosas, que persiguen obstaculizar el procedimiento en perjuicio de

las partes; por el contrario, una de sus finalidades es garantizar el ejercicio pleno del

derecho a la defensa.

Por otra parte, vale advertir que la indefensión debe ser imputable al juez

“…por haber quebrantado u omitido alguna forma procesal, lo que debe ser alegado

en las instancias y deben ser agotados todos los recursos, salvo que esté interesado o

afectado el orden público, como es el caso de la subversión de los trámites


procesales…”.

Este aspecto jurídico procesal analizado, exige especial atención al juez, por

cuanto éste es el director del proceso y tiene el deber de mantener y proteger las

garantías constitucionalmente establecidas, evitando extralimitaciones, desigualdades o

incumplimiento de formalidades esenciales que puedan generar un estado de

indefensión a las partes involucradas en el juicio.

En efecto, el artículo 15 del Código de Procedimiento Civil, fija los deberes

del juez dentro del proceso, cuando establece que “…Los jueces garantizarán el

derecho de defensa y mantendrán a las partes en los derechos y facultades comunes a

ellas, sin preferencias ni desigualdades y en los privativos de cada una, las mantendrán

respectivamente, según lo acuerde la ley a la diversa condición que tengan en el juicio,

sin que puedan permitir ni permitirse ellos extralimitaciones de ningún género…”.

Por su parte, el artículo 206 eiusdem destaca la importancia del rol del juez

como director del proceso, cuando establece que “…Los jueces procurarán la

estabilidad de los juicios, evitando o corrigiendo las faltas que puedan anular cualquier
acto procesal. Esta nulidad no se declarará sino en los casos determinados por la ley, o
cuando haya dejado de cumplirse en el acto alguna formalidad esencial a su validez.

En ningún caso se declarará la nulidad si el acto ha alcanzado el fin al cual estaba

destinado”.

Asimismo, el artículo 341 ibídem prevé que el juez de la causa admitirá la

demanda si ésta no resulta contraria al orden público, a las buenas costumbres o alguna

disposición expresa de ley.

Los principios procesales analizados cobran especial relevancia a la luz de

los preceptos de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, por cuanto


esta conjuga varios derechos trascendentales contenidos en los artículos 26, 49 y

257 eiusdem, específicamente el derecho a la tutela judicial efectiva, al debido proceso

y fundamentalmente a la existencia de este último como un instrumento fundamental

para la realización de la justicia, respectivamente, lo que implica que las instituciones

procesales deben ser siempre interpretadas al servicio de un proceso cuya meta sea la

resolución del conflicto conforme a derecho, de manera imparcial, idónea, transparente

e independiente. (Vid. Sentencia Nº 503 de fecha 17 de julio de 2012, caso: Mónica

Ysabel González Colina y otros contra Carmen Remigia González).

En esta oportunidad a fin de verificar el normal desenvolvimiento del

proceso, y particularmente con el objeto de constatar si no existe actividad procesal

inadvertida por los jueces susceptibles de renovación en los términos expuestos, esta

Sala procede a realizar un recuento cronológico de las actuaciones procesales, y lo hace

de la manera siguiente:

- En fecha 25 de noviembre de 2009, fue propuesta la presente acción ante

el Juzgado Cuarto de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil, Agrario y del Tránsito de

la Circunscripción Judicial del estado Anzoátegui, mediante el cual la ciudadana María


Elena Contreras de De Caro demanda a los ciudadanos Massimo Giuseppe De Caro
Prado y Damelys Emperatriz Medina Gavidia, por nulidad de documento, en el que –

entre otras cosas- argumenta lo que sigue (folios 1 al 3 de la primera pieza del

expediente):

“…Relación de los Hechos.-


En fecha 14 de mayo del año 1.988, mi representada contrajo matrimonio
civil por ante la Prefectura del municipio Sotillo del estado Anzoátegui
con el ciudadano Massimo de Caro Prado (…), según se evidencia del
Acta N° 216 expedida dicha prefectura, la cual consigno marcada ‘B’;
posteriormente, ellos fueron adquiriendo bienes que conforman la
comunidad conyugal de bienes existente entre ellos y entre esos bienes
adquirieron el bien inmueble de las características subsecuentes: una villa
ubicado en el conjunto residencial ‘La Otra Banda’, primera etapa, edificio
‘C’, denominada ‘Curazao’, apartamento C-l-10, sector Aquavilla del
Complejo Turístico el Morro de la ciudad de Puerto la Cruz, estado
Anzoátegui (…). Dicho documento fue registrado por ante la Oficina
Subalterna de Registro del municipio Sotillo del estado Anzoátegui, en
fecha 6 de junio del año 1.995, bajo el N° 21, Folios 142 al 149, Protocolo
Primero, Tomo Quince, segundo trimestre, el cual consigno marcado ‘C’.
Ahora bien ciudadano Juez, es el caso que en fecha 11 de abril del año
2.006, el esposo de mi representada, ciudadano Massimo de Caro Prado,
vendió sin el consentimiento de mi representada, el inmueble propiedad de
la comunidad conyugal, constituido por: una villa ubicado en el conjunto
residencial ‘La Otra Banda’, primera etapa, edificio ‘C’, denominada
‘Curazao’, apartamento C-l-10, sector Aquavilla del Complejo Turístico El
Morro de la ciudad de Puerto la Cruz, estado Anzoátegui; a la
ciudadana Damelys Emperatriz Medina Gaviria (sic), según consta todo
ello de documento registrado por ante la Oficina Subalterna de Registro del
municipio Sotillo del estado Anzoátegui, en fecha 11 de abril del año 2.006,
bajo el N° 50, Folios 390 al 394, Protocolo Primero, Tomo Segundo,
segundo trimestre, el cual consigno marcado ‘D’; siendo de destacar que
dicho documento de compra-venta fue redactado y visado por la
compradora en su condición de abogada; quien posteriormente en fecha 9
de marzo del año 2.009, procedió a su vez, a vender, dicho inmueble a la
ciudadana Emperatriz de la Coromoto Gaviria de Medina [quien por
cierto, es la madre de la vendedora], según consta todo ello de documento
registrado por ante la Oficina Subalterna de Registro del municipio Sotillo
del estado Anzoátegui, en fecha 9 de marzo del año 2.009, bajo el N° 32,
Folios 267 al 272, Protocolo Primero, Tomo Décimo Cuarto, Primer
Trimestre, el cual consigno marcado ‘E’.
En virtud de lo antes expuesto, y luego de que mi representada se enteró de
la venta efectuada por su conyugue sin su consentimiento, procedió a
reclamarle su proceder y él le manifestó que la compradora en su condición
de abogada le había sugerido que como quiera que él y mi representada se
habían casado mediante capitulaciones matrimoniales, las cuales fueron
registradas por ante la Oficina Subalterna de Registro del municipio Sotillo
del estado Anzoátegui, en fecha 10 de mayo del año 1.988, bajo el N° 3,
Folios 16 al 22, Protocolo Segundo, Segundo Trimestre de dicho año, la
cual consigno marcado ‘F’; no era necesario que ella diese su
consentimiento a la venta efectuada, lo cual evidentemente no es cierto, ya
que en dicho documento de capitulaciones se especifican claramente cuáles
son los, bienes propiedad de cada uno de los cónyuges y al revisar las fechas
de: Contrato de Capitulaciones Matrimoniales, Acta de Matrimonio,
Compra-Venta del inmueble antes descrito y Compra-Venta de dicho
inmueble a un tercero, se puede determinar que dicho bien inmueble integra
los bienes de la comunidad conyugal existente entre Massimo De Caro
Prado y María Elena Contreras de De Caro, y por consiguiente ella debía
dar su consentimiento para enajenar dicho bien inmueble, lo cual era
conocido por la compradora, quien actuó de mala fe y es por eso que
posteriormente, a su vez, vendió por un precio vil a su madre, el
inmueble antes descrito; ante los hechos descritos no le queda a mi
representada otra vía más que ejercer la Acción de Nulidad del Documento
de Compra Venta suscrito entre Massimo De Caro Prado y Damelys
Emperatriz Medina Gaviria (sic), el cual al ser anulado,
subsecuentemente también lo será la venta que Damelys Emperatriz
Medina Gaviria (sic) le efectuó a Emperatriz de la Coromoto Gaviria de
Medina.
Fundamentos de Derecho
El Código Civil, prevé las relaciones contractuales derivadas de los
Contratos Bilaterales y entre otras normas dichas relaciones están
contenidas en los siguientes artículos:
CÓDIGO CIVIL:
Artículo 156: (…).
- Ordinal 1: (…).
Artículo 170: (…).
Artículo 1.141: (…).
- Ordinal 1: (…).
Artículo 1.142: (…).
- Ordinal 1: (…).
- Ordinal 2: (…).
- Artículo 1.159: (…).
- Artículo 1.166: (…).
Conclusiones
Es decir, ciudadano Juez, que hasta los momentos tenemos los siguientes
hechos ciertos.
a) Que entre el ciudadano Massimo De Caro Prado y María Elena
Contreras de De Caro, existe una comunidad de bienes conyugal, derivada
del matrimonio contraído entre ellos.
b) Que entre los bienes que forman dicha comunidad conyugal de bienes,
está él bien inmueble constituido por: una villa ubicado en el conjunto
residencial ‘La Otra Banda’, primera etapa, edificio ‘C’, denominada
‘Curazao’, apartamento C-1-10, sector Aquavilla del Complejo Turístico El
Morro, de la ciudad de Puerto La Cruz, estado Anzoátegui.
c) Que los ciudadanos Massimo de Caro Prado y Damelys Emperatriz
Medina Gaviria (sic), suscribieron un [1] Contrato de Compra-Venta de bien
inmueble, propiedad de la comunidad conyugal existente entre Massimo De
Caro Prado y María Elena Contreras de De Caro, sin que dicha compra-
venta haya sido autorizada por María Elena Contreras de De Caro.
d) Que las ciudadanas Damelys Emperatriz Medina Gaviria (sic) y
Emperatriz de la Coromoto Gaviria (sic) de Medina, posteriormente
suscribieron un [1] Contrato de Compra-Venta de bien inmueble, cuyo
objeto es: el bien inmueble propiedad de la comunidad conyugal existente
entre Massimo De Caro Prado y María Elena Contreras de De Caro.
Pretensión
Ahora bien, como quiera que el ciudadano Massimo de Caro
Prado, dispuso de un bien inmueble patrimonio de la comunidad conyugal
que mantiene con su esposar María Elena Contreras de De Caro, sin el
consentimiento de ella y siendo evidente que la compradora
ciudadana Damelys Emperatriz Medina Gaviria (sic), conocía que dicho
bien inmueble era propiedad de dicha comunidad conyugal, es la razón por
la cual ocurro ante su competente en nombre de mi representada María
Elena Contreras De De Caro, antes identificada, en su carácter de co-
propietaria del inmueble antes descrito a fin de demandar por Acción
de Nulidad de Contrato de Compra-Venta de Inmueble, de conformidad
con el artículo 170 del Código Civil, en concordancia con el artículo 338 del
Código de Procedimiento Civil, al ciudadano MASSIMO DE CARO
PRADO (…); en su carácter de vendedor, y a la ciudadana DAMELYS
EMPERATRIZ MEDINA GAVIRIA (sic) (…); en su carácter de
compradora, para que convengan o a ello sean condenados por el Tribunal
en las pretensiones siguientes:
5.1.-) Que el documento de compra venta de inmueble suscrito
entre Massimo de Caro Prado y Damelys Emperatriz Medina
Gaviria (sic), registrado por ante la Oficina Subalterna de Registro del
municipio Sotillo del estado Anzoátegui, en fecha 11 de abril del año 2.006,
bajo el N° 50, Folios 390 al 394, Protocolo Primero, Tomo Segundo,
segundo trimestre, es nulo por no haber sido consentida dicha compra-venta
por su copropietaria María Elena Contreras De De Caro.
5.2.-) Que el documento de compra venta de inmueble suscrito
entre Damelys Emperatriz Medina Gaviria (sic) y Emperatriz de
la Coromoto Gaviria (sic) de Medina, registrado por ante la Oficina
Subalterna de Registro del municipio Sotillo del estado Anzoátegui,
en fecha 9 de marzo del año 2.009, bajo el N° 32, Folios 267 al 272,
Protocolo Primero, Tomo Décimo Cuarto, Primer Trimestre, es nulo por vía
de consecuencia, ya que al ser declarado anulado la compra-venta
efectuada a Damelys Emperatriz Medina Gaviria (sic), subsecuentemente
debe ser anulado el Contrato de Compra Venta suscrito entre su compradora
y ella. Debiendo por tanto, la actual poseedora de dicho inmueble, proceder
a entregar totalmente desocupado de personas y bienes, el bien inmueble
objeto del contrato de Compra-Venta…”. (Resaltado del texto).

- Por auto de fecha 30 de noviembre de 2009, se admitió la presente acción.

(Folio 31 de la primera pieza del expediente).


- Mediante escrito presentado en fecha 1 de febrero de 2010, el

codemandado, Massimo Giuseppe De Caro Prado, dio contestación a la demanda (folios

36 al 37 de la primera pieza del expediente).

- Por su parte, a través de escrito presentado en fecha 2 de febrero de 2010,

la codemandada, Damelys Emperatriz Medina Gavidia, dio contestación a la presente

acción (folios 39 al 44 de la primera pieza del expediente).

- Por medio de escrito presentado en fecha 19 de febrero de 2010, el

apoderado judicial de la parte actora promovió las pruebas (folios 49 al 53 de la primera


pieza del expediente).

- Asimismo, a través de escrito presentado en fecha 25 de febrero de 2010,

la codemandada, Damelys Emperatriz Medina Gavidia, promovió pruebas (folios 55 al

62 de la primera pieza del expediente).

- En fecha 9 de marzo de 2010, el juzgado de la causa dicto auto de

providenciación de pruebas (folios 92 al 93 de la primera pieza del expediente).

- En fecha 26 de julio de 2010, el Juzgado Cuarto de Primera Instancia en lo

Civil, Mercantil, Agrario y del Tránsito de la Circunscripción Judicial del estado

Anzoátegui, dicto sentencia en la que declaró con lugar la presente acción (folios 119 al

134 de la primera pieza del expediente).

- Mediante diligencia presentada en fecha 29 de julio de 2010, la

codemandada, Damelys Emperatriz Medina Gavidia apeló de la referida decisión (folio

1 de la segunda pieza del expediente).


- Por auto de fecha 3 de agosto de 2010, el a quo escucho en ambos efectos

dicho recurso de apelación (folio 3 de la segunda pieza del expediente).

- En fecha 11 de junio de 2019, el Juzgado Superior en lo Civil, Mercantil,

Transito y Marítimo de la Circunscripción Judicial del estado Anzoátegui, conociendo

en apelación, dictó sentencia, en la que declaró lo que sigue (folios 125 al 132 de la

segunda pieza del expediente):

“…IV
Conoce este Tribunal Superior del recurso de apelación, ejercida por la
abogada MILAGROS SALAZAR (…), contra la decisión proferida por el
Juzgado Cuarto de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil, Agrario y
Tránsito de la Circunscripción Judicial del estado Anzoátegui, dictó
sentencia en fecha veintiséis [26] de julio de dos mil diez [2010], declarando
CON LUGAR pretensión intentada por la actora.
A objeto de decidir, este juzgador plantea el siguiente punto previo bajo las
razones siguientes:
Se estima conducente precisar algunas consideraciones jurisprudenciales
acerca de la conceptualización del debido proceso y del derecho a la
defensa.
La noción del debido proceso implica dos perspectivas necesarias: la
consagración en la ley, de relaciones procesales [debido proceso legal] y,
por otro lado, el debido proceso como cuerpo axiológico aún por encima de
consagraciones legales, por lo cual al debido proceso se le considera en su
concepto y categoría jurídica tanto como derecho fundamental reconocido y
positivado en la Constitución y desarrollado a través del ordenamiento
jurídico legal, como un principio legal constitucional o procesal; de manera
que la noción constitucional del debido proceso no se agota con el proceso
legal, sino que trasciende a otras esferas específicas y autonómicamente
consagradas.
En nuestro vigente constitucionalismo, la exigencia de un debido proceso
implica y denota la existencia de otros derechos y garantías, y en su orden:
a) El derecho de defensa y la asistencia jurídica en todo proceso; y el
derecho a ser notificado de los cargos que se imputan; el control de las
pruebas, y el derecho de impugnación de los fallos judiciales; b) El derecho
a ser oído, y la garantía de un tribunal competente, independiente, imparcial
y preestablecido; y el derecho a ser juzgado por los jueces naturales, con
conocimiento de su identidad; y c) El derecho a no declararse culpable, y el
principio de la legalidad de las sanciones; y el derecho a restablecimiento o
reparación por actuación judicial.
En mismo sentido, se ha pronunciado la Sala Constitucional del Tribunal
Supremo de Justicia, en sentencia de agosto de 2000, caso Domingo
Palacios vs. Comisión Legislativa Nacional, Exp. 00-1532, dejando
establecido:
…Omissis…
En sentencia de la Sala Constitucional de Tribunal Supremo de Justicia,
identificada con el número 2, de fecha 24/01/01, sobre el derecho a la
defensa se estableció la Máxima:
…Omissis…
Es claro entonces, que bajo ninguna circunstancia puede permitirse que sean
vulnerados los derechos de las partes que intervengan en determinados
juicios, sería un contrasentido darle curso a una demanda donde no se le
permita a las partes estar presentes o en conocimiento sobre el
procedimiento que se sigue en su contra, de permitirse esa tesis no se estaría
administrando justicia todo lo contrario.
Asimismo, la observancia de los trámites esenciales del procedimiento se
encuentra íntimamente vinculada al principio de legalidad de las formas
procesales.
Subsumiendo todo lo anterior al caso bajo estudio, se constata que la parte
demandante instauró un juicio por NULIDAD DE CONTRATO DE
COMPRA VENTA, sobre dos [2] documentos, contra los ciudadanos
MASSIMO DE CARO PRADO y DAMELYS EMPERATRIZ MEDINA
GAVIRIA (sic) (…).
Teniendo claro el motivo de la demanda interpuesta, es sabido que este tipo
de acciones debe instaurarse contra todos aquellos que han sido participes
del acto, por constituir un litisconsorcio pasivo, que los afecta a todos, por
ser la referida relación sustancial, única para las partes intervinientes en ella.
De no constituirse el referido litisconsorcio la consecuencia jurídica sería la
inadmisibilidad de la demanda, lo que podría ser declarado de oficio por el
juzgador que este conociendo el expediente en cualquier estado y grado de
la causa por tratarse de materia de orden público.
En el caso bajo estudio, la ciudadana MARÍA ELENA CONTRERAS DE
CARO, solo demandó a los ciudadanos MASSIMO DE CARO PRADO y
DAMELYS EMPERATRIZ MEDINA GAVIRIA (sic), mas no demandó a
la ciudadana EMPERATRIZ DE LA COROMOTO GAVIRIA (sic) DE
MEDINA, siendo esta ciudadana parte de uno de los contratos cuya nulidad
se pide.
A mayor claridad, la última ciudadana nombrada en el párrafo que
antecede, aparece como compradora del bien objeto de causa,
según documento registrado en fecha 09/03/2009, por ante el Registro del
municipio Sotillo del estado Anzoátegui, anotado bajo el N° 32, Folio 267 al
272, Protocolo Primero, Tomo Décimo Cuarto, Primer Trimestre; siendo
ello así, es indudable que ante el petitorio de la actora de nulidad de este
documento, debió demandar también a la ciudadana EMPERATRIZ DE LA
COROMOTO GAVIRIA (sic) DE MEDINA, a los fines que se constituyera
el litis consorcio pasivo necesario, y no vulnerar por tanto su derecho a la
defensa.
Con base a todo lo expuesto, le resulta forzoso a esta administradora de
justicia, declarar CON LUGAR la presente apelación, lo que trae como
consecuencia la declaratoria de INADMISIBILIDAD de la demanda, a
razón de no haberse demandado a una del firmantes de uno de los
documentos cuya nulidad se pretende; tal declaratoria se determinará, en
forma expresa, positiva y precisa en el dispositivo del presente fallo. Así se
decide.
Por último, se indica que no resulta aplicable a este juicio, el criterio
jurisprudencial contenido en la sentencia dictada por la Sala de Casación
Civil, bajo el N° 778 del 12 de diciembre de 2012, en cuanto a la posibilidad
de que el juzgador integre de oficio el litisconsorcio necesario, para
subsanar la falta de cualidad pasiva para sostener en juicio, y ello se dice por
cuanto la presente demanda fue admitida en fecha 30/11/2009, es decir, con
anterioridad a la fecha de la publicación de la sentencia nombrada.
V
DECISIÓN:
Por todas las razones expuestas, este Tribunal Superior, administrando
justicia en nombre de la República Bolivariana de Venezuela y por
autoridad de la Ley, declara: PRIMERO: CON LUGAR la apelación
ejercida por la abogada MILAGROS SALAZAR (…), contra decisión de
fecha veintiséis [26] de julio de dos mil diez [2010], dictada por el Juzgado
Cuarto de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil, Agrario y Tránsito de la
Circunscripción Judicial del estado Anzoátegui, que declaró con lugar
pretensión intentada por la actora.
SEGUNDO: INADMISIBLE la demanda por NULIDAD DE CONTRATO
DE COMPRA VENTA, incoado por la ciudadana MARÍA ELENA
CONTRERAS DE CARO (…), contra MASSIMO DE CARO PRADO y
DAMELYS EMPERATRIZ MEDINA GAVIRIA (sic)…”. (Mayúsculas del
texto).

Del recuento de los actos procesales, esta Sala observa que la juez de alzada

al dictar sentencia de mérito, declaró inadmisible la presente acción, motivado a que no

se conformó el litisconsorcio pasivo necesario, señalando que en virtud de que se

solicitó la nulidad del contrato de compraventa suscrito entre las ciudadanas Damelys
Emperatriz Medina Gavidia y Emperatriz de la Coromoto Gavidia de Medina, ésta

última ha debido demandarse igualmente.

En ese sentido, de la lectura del escrito libelar, previamente citado, se

evidencia que lo pretendido por la parte actora es la nulidad del documento de

compraventa suscrito entre los ciudadanos Massimo Giuseppe De Caro Prado y María

Elena Contreras de De Caro, por lo que resulta errado lo indicado por el ad quem,

respecto a la falta de integración del litisconsorcio pasivo necesario; pues los

argumentos esgrimidos en el libelo de demanda van dirigidos a enervar la validez de

dicho documento; siendo que sólo hace referencia a la venta del referido inmueble a un
tercero, posterior al contrato primigenio, solicitando su nulidad como consecuencia
jurídica de la anulación del primer contrato, ello como efecto cascada, por cuanto “…lo

que nace nulo o es declarado nulo, no puede derivar actos subsiguientes válidos…”.

(Ver sentencia Nro. 531-A, de fecha 4 de agosto de 2017, caso: Michael Edicson Vera

Figueira contra Inversiones Aniston, C.A. y otro, en el que intervino con el carácter de

tercero Banplus Banco Comercial, C.A.).

Por tanto, en el presente caso, hubo una subversión procedimental con

infracción en los artículos 12, 15, 206 y 341 del Código de Procedimiento Civil, así

como los artículos 26, 49 y 257 de la Constitución de la República Bolivariana de

Venezuela, al declarar la inadmisibilidad de la presente causa, cuando la misma resulta


admisible. Así se establece.

En virtud de todas las anteriores consideraciones, habiéndose detectado en

el presente caso la vulneración de los derechos a la defensa y al debido proceso de la

parte actora; la Sala hace uso de la casación de oficio para corregir dicho vicio, dando

así aplicación al contenido y alcance del en el artículo 320 del Código de Procedimiento

Civil, en concordancia con lo dispuesto en las sentencias Nro. 362 dictada por la Sala

Constitucional en fecha 11 de mayo de 2018, caso: Marshall y Asociados C.A., exp.

Nro. 17-1129 con ponencia de la Magistrada Carmen Zuleta de Merchan, así como la

Nro. 254 de fecha 29 de mayo de 2018, caso: Luis Antonio Díaz Barreto, contra Ysbetia

Roció González Zamora, exp. 2017-000072, la cual hace mención a los nuevos criterios

proferidos por esta Sala de Casación Civil mediante sentencia Nro. RC-510, de fecha 28

de julio de 2017, expediente Nro. 2017-124, según el cual solo procede la reposición

“…por la observancia de un vicio grave que afecte de nulidad la sustanciación del

proceso, o que la falta sea tan grave que amerite la reposición de la causa al estado de

que se verifique el acto o la forma procesal quebrantada…”. Razones por las cuales, la

Sala procede a decidir el mérito de la controversia en los siguientes términos:

SENTENCIA DE MÉRITO
En el presente caso la ciudadana María Elena Contreras de De Caro señala

que en fecha 14 de mayo de 1988, contrajo matrimonio con el ciudadano Massimo

Giuseppe De Caro Prado, según se constata en Acta de Matrimonio Nro.216, emitida

por la Prefectura del municipio Sotillo del estado Anzoátegui. Que en dicha unión

matrimonial se adquirieron bienes que conforman la comunidad conyugal, como lo es

una villa ubicada en el conjunto residencial “La Otra Banda”, primera etapa, edificio

“C”, denominada “Curazao”, apartamento C-1-10, sector Aquavilla, del Complejo

Turístico EL Morro de la ciudad de Puerto La Cruz estado Anzoátegui, según consta en

documento protocolizado por ante la Oficina Subalterna de Registro del municipio


Sotillo del estado Anzoátegui, en fecha 6 de junio de 1995, bajo el Nro. 21, Folios 142

al 149, Protocolo Primero, Tomo Quince, Segundo Trimestre. Alega que su esposo

vendió dicho bien a la ciudadana Damelys Emperatriz Medina Gavidia sin su

consentimiento, lo cual se evidencia –a su decir- en documento protocolizado por ante

la referida Oficina Subalterna de Registro, en fecha 11 de abril de 2006, bajo el Nro. 50,

Folios 390 al 394, Protocolo Primero, Tomo Segundo, Segundo Trimestre. De igual

forma, indica que posteriormente la prenombrada ciudadana dio en venta el aludido bien

un tercero, vale decir, a la ciudadana Emperatriz de la Coromoto Gavidia de Medina,

según se observa en documento protocolizado por ante dicho Registro, el 9 de marzo de

2009, bajo el Nro. 32, Folios 267 al 272, Protocolo Primero, Tomo Décimo, Cuarto

Trimestre. De igual forma, arguye que suscribieron capitulaciones matrimoniales, pero

que el inmueble in comento fue adquirido luego de la existencia de dichas

capitulaciones; que por lo tanto, para que su esposo realizara la referida venta, debía dar

su consentimiento. En virtud de lo cual demanda la nulidad del documento de

compraventa suscrito entre los ciudadanos Massimo Giuseppe De Caro Prado y

Damelys Emperatriz Medina Gavidia; que como consecuencia jurídica a la anulación

del mismo, acarreara la nulidad del documento de compraventa suscrito entre ésta

última y la ciudadana Emperatriz de la Coromoto Gavidia de Medina.


El codemandado, ciudadano Massimo Giuseppe De Caro Prado al contestar

la demanda arguyó que conviene en todos los argumentos expuestos en el escrito

libelar. Asimismo, alega que el aludido inmueble pertenece a la comunidad conyugal

existente entre éste y la ciudadana María Elena Contreras de De Caro, pues el mismo

fue adquirido siete años después de haber contraído matrimonio con dicha ciudadana.

Que el referido documento de compraventa lo suscribió por desconocimiento de la

materia. Igualmente aduce que nunca le fue cancelado el precio pactado por el inmueble

objeto del documento de compraventa in comento.

Por su parte, la codemandada, ciudadana Damelys Emperatriz Medina


Gavidia en su escrito de contestación a la presente acción señaló que la compra fue

realizada de buena fe; que hubo declaración ante el funcionario público de haber

recibido el dinero por la aludida compra, como también le fue presentada las

capitulaciones matrimoniales. Arguye que en la Inspección Judicial practicada el 4 de

noviembre de 2008, en el referido inmueble, en el que se encontraba presente el

ciudadano Massimo Giuseppe De Caro Prado, el mismo declaró haber cedido la

propiedad de dicho bien, haciendo entrega de las llaves del inmueble. Asimismo, alega

que la presente acción se trata de un fraude procesal. Que rechaza, niega y contradice lo

esgrimido en el escrito libelar. Que el bien objeto del ya conocido documento de

compraventa no pertenece a dicha comunidad conyugal, dado que existen capitulaciones

matrimoniales que lo despeja de tal comunidad, por lo tanto no era necesario el

consentimiento de la actora como cónyuge del vendedor para enajenar el aludido bien.

Así las cosas, a los fines de dar cumplimiento al principio de exhaustividad

probatoria establecida en el artículo 509 del Código de Procedimiento Civil, observa la

Sala que cursan a los autos:

Pruebas aportadas por la parte demandante con la demanda:


1.- Original de poder otorgado a los abogados Jazmín Ovalles Ugueto y

Víctor Julio Moya, por parte de la actora (folios 5 al 6 de la primera pieza del

expediente); documental que se desecha pues nada aporta a la controversia.

2.- Copia fotostática certifica de Acta de Matrimonio Nro. 216, de fecha 14

de mayo de 1988, emitida por la Prefectura del municipio Sotillo del estado Anzoátegui

(folio 7 de la primera pieza del expediente). Instrumento que se le otorga valor

probatorio como documento público, de conformidad con lo previsto en los artículos

1.357, 1.359, 1.360 del Código Civil, 429 del Código de Procedimiento Civil, por haber

sido expedidas por autoridad pública competente y conforme a las formalidades de ley.
De la que se desprende la unión matrimonial existente entre los ciudadanos Massimo

Giuseppe De Caro Prado y María Elena Contreras Romero.

3.- Copia fotostática simple de documental contentiva del contrato de

compraventa celebrado por los ciudadanos Isabel Cristina Meléndez de Hidalgo y

Massimo Giuseppe De Caro Prado, debidamente protocolizado por antes la Oficina

Subalterna de Registro del Municipio Sotillo del estado Anzoátegui, en fecha 6 de junio

de 1995, bajo el Nro. 21, Folios 142 al 149, Protocolo Primero, Tomo Quince, Segundo

Trimestre del mismo año (1995) (folios 8 al 13 de la primera pieza del expediente). A la

cual se le tiene como fidedigna, dado que no fue impugnada por el adversario, por lo

tanto se le otorga valor probatorio de conformidad a lo establecido en el artículo 429 del

Código de Procedimiento Civil. Desprendiéndose de la misma la fecha en la que el

ciudadano Massimo Giuseppe De Caro Prado, adquirió el ya conocido bien, vale decir,

el 6 de junio de 1995.

4.- Copia fotostática simple de documental contentiva de las Capitulaciones

Matrimoniales suscrita entre los ciudadanos Massimo Giuseppe De Caro Prado y María

Elena Contreras Romero, autenticado por ante la Notaria Pública de Puerto la Cruz

estado Anzoátegui, en fecha 9 de abril de 1988, bajo el Nro. 6, Tomo 43 de los Libros
de Autenticaciones llevados por dicha notaría; posteriormente protocolizado por ante la
Oficina Subalterna de Registro del Municipio Sotillo del estado Anzoátegui, el 10 de

mayo de 1988, bajo el Nro. 3, Folios 16 al 22, Protocolo Segundo, Segundo Trimestre

de dicho año (1988). Instrumental que se le tiene como fidedigna, dado que no fue

impugnada por el adversario, por lo tanto se le otorga valor probatorio de conformidad a

lo establecido en el artículo 429 del Código de Procedimiento Civil. En el que se

estableció lo que sigue:

“Nosotros, MASSIMO DE CARO PRADO (…) y MARÍA ELENA


CONTRERAS ROMERO (…), declaramos: tenemos proyectado contraer
matrimonio civil y es nuestra voluntad establecer las siguientes
capitulaciones para que, después de celebrarlo las estipulaciones del
presente documento rijan lo relativo a nuestros patrimonios particulares,
bienes, derechos y obligaciones que lo integran. Dichas estipulaciones son
las siguientes:
PRIMERA: MASSIMO DE CARO PRADO, a la fecha, es propietario único
y exclusivo de los siguientes bienes: a) Un [1] apartamento para vivienda,
marcado son las siglas 9-5, planta novena, edificio torre Pelicano, ubicado
en la avenida municipal No. 160, [carretera negra], entre calles Venezuela y
avenida Constitución en Puerto La Cruz, distrito Sotillo del estado
Anzoátegui (…). b) Un [1] inmueble constituido por una casa en la avenida
constitución No. 77, de la ciudad de Puerto La Cruz, distrito Sotillo del
estado Anzoátegui (…). c) Un vehículo marca Ford, modelo Sierra XR-41,
año 1.985 (…). d) Un vehículo marca Ford, modelo Sierra 280 ES, año
1.985 (…). e) Una lancha marca CHRIS CRAFT, modelo 281, catalina,
serial CCHD6336M80C-281, color blanco, equipada con dos [2] motores
RWC (…) y tráiler marca ARROW (…). f) Un conjunto de bienes muebles,
equipos, instalaciones y mejoras apropiadas para la explotación del ramo
tasca, cervecería, bart-restaurant, etc. (…). g) Un vehículo marca Ford,
modelo F-150, 1.985 (…). h) Bienhechurías de mi única y exclusiva
propiedad, fomentadas en terreno de propiedad municipal, ubicada en el
caserío Provisor, jurisdicción del municipio Pozuelos, distrito Sotillo del
estado Anzoátegui, constante de dos [2] hectáreas (…). i) Un inmueble
constituido por una parcela de terreno de mi exclusiva propiedad, ubicada
en la carretera lago [hoy avenida constitución] y carretera blanca [hoy
avenida Bolívar] de Puerto La Cruz, distrito Sotillo del estado Anzoátegui
(…).
SEGUNDA: MARÍA ELENA CONTRERAS ROMERO, no tiene
propiedad alguna ni posee bienes de fortuna susceptible del presente
manifiesto de voluntad.
TERCERA: Los bienes muebles e inmuebles; acciones y derechos
mencionados e las clausulas precedentes, pertenecen en forma exclusiva a
su respectivo titular. Las obligaciones de crédito pendiente de pago en
relación con dichos bienes, acciones y derechos son igualmente de cargo y
responsabilidad de cada obligado particularmente. Las cuentas corrientes, de
ahorro, certificados de ahorro, bono quirografarios y cualesquiera otros
bienes, acciones derechos reales y de crédito, valores, obligaciones, que
cualquiera de nosotros tenga o posea con anterioridad o con causa
precedente al matrimonio que pensamos contraer, son de la exclusiva
propiedad y de libre administración y disposición de su respectivo titular.
Igualmente pertenecerá a cada uno de nosotros en particular, por tanto no
formaran parte de la comunidad conyugal, y será de libre administración y
disposición, los frutos civiles, rentas, intereses, dividendos y cualesquiera
otros accesorios que produzcan tanto nuestros bienes propios como las
acciones y derechos que nos correspondan.
CUARTA: Los bienes, derechos, acciones, valores, que los cónyuges
lleguemos a adquirir después del matrimonio con dinero propio, o
proveniente de la enajenación, permuta, dación en pago por crédito
anteriores al matrimonio o establecidos con dinero propio, por derecho de
retracto sobre bienes arrendados con anterioridad al matrimonio o en
comunidad, o con dinero proveniente de indemnizaciones de seguros por
daños personales, o enfermedades, la enajenación y permuta de bienes
propios; así como las rentas, frutos civiles, dividendos, de bienes y acciones
de propiedad particular; bienes, acciones, derechos y valores adquiridos por
herencia, donación; la plusvalía de nuestros bienes particulares; las ganacias
fortuitas, bienes muebles abandonados que culaquiera de nosotros hallare,
los vestidos, joyas, enseres, bienes muebles y objetos de uso personal de
cada uno de nosotros, serán de exclusiva propiedad y de libre
administración del conyuge a quien pertenezcan. Las acciones adquiridas en
ejercicio de derechos preferenciales o en casos de aumentos de capital de
empresas en las cuales somos socios, pagadas con acreencias contra la
sociedad, dividendos por repartir o con dinero propio y/o de particular
administración del cónyuge, serán de modo exclusivo del cónyuge titular de
su libre administración y disposición y en ningún caso de la comunidad
conyugal.-
QUINTA: Los bienes, acciones, derechos reales y de crédito y de las
obligaciones que cada uno de los contrayentes tiene o ha adquirido y
contraído con anterioridad al matrimonio, que no hayan sido expresamente
señalados en este documento de capitulaciones, así como los que cualquiera
de nosotros reciba por donación con ocasión al matrimonio que pensamos
contraer serán de la exclusiva propiedad y cargo de aquel a cuyo nombre
aparezca, así como de su libre administración, ya que, en general, ambos
contrayentes optamos por la separación de patrimonios.-
SEXTA: Como consecuencia de esta capitulación matrimonial y separación
de patrimonio, cada cónyuge tendrá la libre administración y el derecho a
disponer de sus bienes propios, de sus derechos, acciones, frutos civiles,
rentas, intereses, dividendos y cualesquiera otros proventos que le
correspondan, sin necesidad del consentimiento y previa aprobación del otro
cónyuge, ya que en ningún caso formaran parte de la comunidad conyugal
que se constituirá al contraer matrimonio. Así lo convenimos, aceptamos y
declaramos, plenos de conformidad, ambos otorgantes…”. (Mayúsculas y
subrayado del texto).
Observándose de dichas capitulaciones, que el inmueble objeto de litigio no

se encuentra dentro de los bienes señalados en dichas capitulaciones; por lo que resulta

evidente que el inmueble in comento fue adquirido durante el matrimonio.

5.- Copia fotostática simple de contrato de compra-venta, protocolizado por

ante la Oficina Subalterna de Registro del municipio Sotillo del estado Anzoátegui, en

fecha 11 de abril del 2.006, bajo el Nro. 50, Folios 390 al 394, Protocolo Primero, Tomo

Segundo, Segundo Trimestre de dicho año (folios 21 al 25 de la primera pieza del

expediente). Documental que se le tiene como fidedigna, dado que no fue impugnada

por el adversario, por lo tanto se le otorga valor probatorio de conformidad a lo


establecido en el artículo 429 del Código de Procedimiento Civil; desprendiéndose del

mismo que el ciudadano Massimo Giuseppe De Caro Prado dio en venta a la ciudadana

Damelys Emperatriz Medina Gavidia, el bien aquí litigado, sin el consentimiento de su

cónyuge, ciudadana María Elena Contreras de De Caro.

6.- Copia fotostática simple de contrato de compra-venta, protocolizado por

ante la Oficina Subalterna de Registro del municipio Sotillo del estado Anzoátegui, en

fecha 9 de marzo de 2.009, bajo el Nro. 32, Folios 267 al 272, Protocolo Primero, Tomo

Décimo Cuarto, Primer Trimestre del referido año (folios 26 al 28 de la primera pieza

del expediente). Instrumental que se le tiene como fidedigna, dado que no fue

impugnada por el adversario, por lo tanto se le otorga valor probatorio de conformidad a

lo establecido en el artículo 429 del Código de Procedimiento Civil; evidenciándose del

mismo que la ciudadana Damelys Emperatriz Medina Gavidia dio en venta a la

ciudadana Emperatriz de la Coromoto Gavidia de Medina, el bien objeto de litigio.

En la oportunidad de promoción de pruebas, el apoderado judicial de la

parte actora promovió documentales que fueron previamente valoradas.

Pruebas aportadas por la parte demandada en la etapa de promoción


de pruebas:
1.- Promueve el merito favorable de autos en todo cuanto le favorezca. En

ese sentido, es de destacar que sobre el mérito favorable de los autos, la Sala ha

señalado en múltiples oportunidades, que éste no es un medio de prueba sino la solicitud

de aplicación del principio de la comunidad de la prueba que rige en todo el sistema

probatorio venezolano, siendo que es obligación del juez aplicarlo de oficio siempre,

razón por la cual al no ser promovido un medio probatorio susceptible de valoración, se

considera improcedente valorar tales alegaciones. Así se establece.

2.- Original de inspección judicial solicitada por la demandada y practicada


por el Juzgado Segundo del Municipio Juan Antonio Sotillo de la Circunscripción

Judicial del estado Anzoátegui, en fecha 4 de noviembre de 2008 (folios 76 al 79 de la

primera pieza del expediente); en la que se dejó constancia de lo siguiente:

“En el día de hoy, cuatro [04] de noviembre del año dos mil ocho [2008]
siendo el día y hora fijada en el auto que procede, se trasladó y constituyo el
Juzgado Segundo del Municipio Juan Antonio Sotillo de la Circunscripción
Judicial del estado Anzoátegui en una villa distinguida con las siglas C-1-
10, situada en el sector Canal, edificio ‘C’ denominado ‘CURAZAO’, con
acceso por el primer nivel, ubicada en el este de la villa C-19, que forma
parte del conjunto residencial La Otra Banda, primera etapa, sector
Aquavilla del Complejo Turístico El Morro, municipio Sotillo del estado
Anzoátegui, a solicitud e indicación de la ciudadana DAMELYS
EMPERATRIZ MEDINA GAVIDIA (…), quien se encuentra presente en
este acto, asistida por el abogado ATILIO DE J. ABREU A. (…).
Asimismo, el tribunal y de conformidad con la naturaleza y esencia de la
inspección judicial cuya normativa está regulada en el Código de
Procedimiento Civil en sus artículos 472 y siguientes y en el Código Civil
en sus artículos 1428 y siguientes, en el que concurren el sentido de la vista
y otros sentidos y en que solo debe dejarse constancia de lo percibido pues,
se trata del medio probatorio por el cual el juez constata a través de ellos,
los hechos materiales sobre los cuales se pretende dejar constancia.-
Seguidamente el tribunal deja constancia que se encuentra presente el
ciudadano Enrique J. Villalba B., abogado en ejercicio (…), quien asiste a la
solicitante e igualmente hace constar haber sido atendido por el personal de
seguridad asentando en el Libro de Visita de la presencia de este tribunal.
Seguidamente es atendido por la ciudadana Melvina Alexandra Rodríguez
Lostaunau (…), quien manifiesta ser la administradora del conjunto
residencial donde se encuentra constituido el tribunal.- Continuando con el
presente acto deja constancia igualmente que se encuentra presente un
ciudadano con instrumento de cerrajería a quien se le identifica con el
nombre de Richard Enrique León Figuera (…), manifestando la solicitante
estar éste bajo su dirección.- Efectuados los toques correspondientes
observa que el inmueble se encuentra cerrado, no siendo atendido por
persona alguna, manifestando la solicitante utilizar los servicios del
cerrajero a lo cual el tribunal se opone, pues podría afectarse derechos de
terceros y en resguardo de derechos y garantías constitucionales no
participar de tal proceso.- Inmediatamente se ha hecho presente el
ciudadano Massimo Giuseppe De Caro Prado (…), quien afirma haber sido
informado de la presencia del tribunal por la vigilancia del conjunto
residencial, razón por la cual se hace presente, desvirtuando el dicho del
abogado Atilio Abreu de no tener persona a quien demanda por este
inmueble.- Manifiesta el ciudadano Massimo Giuseppe De Caro Prado ser el
anterior propietario del inmueble y habérselo cedido a la solicitante, quien
es madre de sus hijos y notificándolo de su misión este le permite el acceso
al tribunal, permitiendo la entrada al mismo, abriendo con su llave.- Al
primer particular deja constancia el tribunal de que el mismo no se
encuentra habitado y en su interior no se encuentra persona alguna.- Al
segundo particular el tribunal se remite al contenido del primer particular
evacuado.- Al tercer particular observa el tribunal ubicado en la planta baja
se observa en buena condiciones de mantenimiento y en la planta alta se
observa en sus diferentes áreas que a continuación se detalla: 1°) habitación
principal (…).- 2°) Un baño vestier (…).- 3°) Una habitación con cama
(…).- 4°) Un [1] baño con todos sus accesorios (…).- 5°) Otra habitación
con cama (…).- 6°) Otra habitación con cama (…).- 7°) Un área de star (sic)
(…).- La escalera de acceso este nivel se observa en buen estado de
conservación (…).- Al cuarto particular de ello se dejó constancia en el
tercero de forma conjunta.- AL quinto particular haciendo uso del derecho
de reserva manifiesta la solicitante asistida de abogado, se deje constancia
de que el ciudadano notificado de la presente actuación efectúa la entrega de
la llave del inmueble donde se encuentra constituido el tribunal de forma
voluntaria y la deja en posesión del inmueble y el cambio inmediato de
cerradura. En este estado el tribunal no siendo contrario a derecho la
solicitud formulada así lo hace constar la entrega de la llave al igual que el
cambio de cerradura, quedando ésta con libertad para acceder al mismo.- No
existiendo ningún otro particular que evacuar da por terminada su misión y
ordena su retorno a su sede original…”. (Mayúsculas del texto).

Inspección judicial que se desecha, dado que nada aporta a la controversia

planteada, vale decir, la validez o no del contrato de compraventa suscrito entre los

ciudadanos Massimo Giuseppe De Caro Prado y Damelys Emperatriz Medina Gavidia.

3.- Asimismo, solicitó que se librara oficio al Archivo Judicial a los fines de
que recabe la causa BH02-V-1998-000063; lo cual fue negado mediante auto de
providenciación de pruebas de fecha 9 de marzo de 2010 (folios 92 al 93 de la primera

pieza del expediente).

4.- Copia fotostática certificada de documental contentiva del contrato de

compraventa celebrado por los ciudadanos Massimo Giuseppe De Caro Prado y Yassely

del Valle Castillo López (folios 81 al 90 de la primera pieza del expediente).

Documental que se desecha, pues no está en discusión la validez de dicho contrato.

5.- De igual forma, en dicho escrito de promoción de pruebas, solicitó la

exhibición de los siguientes documentos: Acta de Matrimonio y documento contentiva


de las aludidas capitulaciones matrimoniales; siendo que aunque el acto de exhibición

de documento fue celebrado el 27 de abril de 2010 (folios 111 al 112 de la primera

pieza del expediente), dichas documentales ya fueron valoradas ut supra.

6.- Promovió a que se practicara Inspección Judicial al inmueble in

comento; lo cual fue admitido a través de auto de providenciación de pruebas de fecha 9

de marzo de 2010; siendo que el día fijado por el tribunal para la práctica de dicha

inspección, el acto fue declarado “DESIERTO” (folio 103 de la primera pieza del

expediente); por lo que no hay nada que valorar.

7.- Promovió prueba de informes a los fines de que se oficie a: a) Oficina

Inmobiliaria de Registro Público del municipio Sotillo del estado Anzoátegui; b)

Juzgado Segundo de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil y del Tránsito de la

Circunscripción Judicial del estado Anzoátegui y; c) Juzgado de Municipio Ordinario y

Ejecutor de Medidas de los Municipios Simón Bolívar, Diego Bautista Urbaneja, Juan

Antonio Sotillo y Guanta de la Circunscripción Judicial del estado Anzoátegui; lo cual

fue admitido mediante de auto de providenciación de pruebas de fecha 9 de marzo de

2010; evidenciándose que no fue evacuada, por lo que no hay nada que valorar.
8.- Promovió la prueba testimonial de los ciudadanos Luis Alberto Laya,

Haissan Akel Akil, Alberto Delgado y Samuel Montaner. Testimoniales que fueron

admitidas por medio de auto de providenciación de pruebas de fecha 9 de marzo de

2010; siendo que el día fijado por el tribunal para la evacuación de las mismas, el acto

fue declarado “DESIERTO” (folios 97 al 100 de la primera pieza del expediente); por

lo que no hay nada que valorar.

Ahora bien, del examen de las actas del expediente se aprecia lo siguiente:

- Que los prenombrados contrayentes suscribieron documento contentivo de

las Capitulaciones Matrimoniales, el cual debidamente autenticado el 9 de abril de 1988

y posteriormente protocolizado en fecha 10 de mayo de 1988.

- Que los ciudadanos María Elena Contreras de De Caro y Massimo

Giuseppe De Caro Prado, contrajeron matrimonio en fecha 14 de mayo de 1988; unión

que aun existe.

- Que el documento de compraventa -aquí impugnado- mediante el cual el

ciudadano Massimo Giuseppe De Caro Prado da en venta a la ciudadana Damelys

Emperatriz Medina Gavidia el aludido apartamento, fue suscrito en fecha 11 de abril de

2006, es decir, después de firmada las referidas capitulaciones y estando casado dicho

ciudadano con la ciudadana María Elena Contreras de De Caro.

En ese orden de ideas, esta Sala encuentra pertinente traer a colación lo

previsto en el artículo 1.141 del Código Civil, que prevé las condiciones requeridas para

la existencia del contrato, indicando lo que sigue:

“Artículo 1.141: Las condiciones requeridas para la existencia del contrato


son:
1º Consentimiento de las partes;
2º Objeto que pueda ser materia de contrato; y
3º Causa lícita.”.
De lo anterior se desprende que dentro de los requisitos indispensables para

la validez del contrato de compra-venta se encuentra el “consentimiento de las partes”,

siendo éste una condición sine qua non para su existencia; definido por la jurisprudencia

patria como “…la manifestación de voluntad expresada en forma libre por las partes

para normar una relación jurídica…”. (Sentencia Nro. 319, de fecha 17 de julio de

2002, caso: Herederos de Nicola D´amato contra Doce 34, C.A.).

Ello así, del cúmulo probatorio antes valorado, se desprende que si bien los

cónyuges, ciudadanos Massimo Giuseppe De Caro Prado y María Elena Contreras

Romero, suscribieron capitulaciones matrimoniales, de acuerdo a lo previsto en el

artículo 141 y siguientes del Código Civil; no es menos cierto, que el bien objeto del
contrato de compraventa aquí impugnado, fue adquirido después de suscrita dichas

capitulaciones y dentro del vinculo matrimonial; en virtud de lo cual, el referido

inmueble se encuentra excluido de dichas capitulaciones y dentro de la comunidad de

gananciales de los prenombrados cónyuges, por lo que el mismo corresponde la mitad a

cada uno, de acuerdo a lo previsto en el artículo 148 eiusdem.

En ese sentido, es menester para esta Máxima Jurisdicción Civil traer a

colación lo establecido en el artículo 168 del Código Civil, el cual es del siguiente

tenor:
“Artículo 168: Cada uno de los cónyuges podrá administrar por sí solo los
bienes de la comunidad que hubiere adquirido con su trabajo personal o por
cualquier otro título legítimo; la legitimación en juicio, para los actos
relativos a la misma corresponderá al que los haya realizado. Se requerirá
del consentimiento de ambos para enajenar a título gratuito u oneroso o
para gravar los bienes gananciales, cuando se trata de inmuebles, derechos
o bienes muebles sometidos a régimen de publicidad, acciones, obligaciones
y cuotas de compañías, fondos de comercio, así como aportes de dichos
bienes a sociedades. En estos casos la legitimación en juicio para las
respectivas acciones corresponderá a los dos en forma conjunta…”.
(Resaltado de la Sala).

De acuerdo a la norma antes citada, tenemos que cada uno de los cónyuges
puede administrar por sí sólo los bienes de la comunidad que hubiera adquirido con su
trabajo personal, pero se requiere el consentimiento de ambos para enajenar a titulo

oneroso o gratuito los bienes gananciales, es decir, aquellos bienes que se hayan

adquiridos durante la vigencia del matrimonio, dado que -como se dijo- son comunes de

por mitad, la ganancia o beneficio que se obtenga durante el matrimonio y, se presume

que pertenecen a la comunidad todos los bienes existentes mientras no se pruebe lo

contrario, es decir, que sean propios de cada uno de los cónyuges.

Así las cosas, tenemos que para la validez de los contratos de compraventa

que tengan por objeto la enajenación de un bien adquirido dentro del vínculo

matrimonial, debe necesariamente tener el consentimiento de ambos cónyuges, de lo


contrario el mismo será nulo, conforme a lo establecido en el artículo 1142 del Código

Civil.

En virtud de lo antes expuesto, concluye esta Sala que el contrato de

compraventa suscrito por los ciudadanos Massimo Giuseppe De Caro Prado y Damelys

Emperatriz Medina Gavidia, protocolizado por ante la Oficina Subalterna de Registro

Público del municipio Sotillo del estado Anzoátegui, en fecha 11 de abril del 2.006,

bajo el Nro. 50, Folios 390 al 394, Protocolo Primero, Tomo Segundo, Segundo

Trimestre de dicho año, ES NULO, dado que a través del mismo se dio en venta un bien

que pertenece a la referida comunidad de gananciales, por lo necesariamente para la

validez de dicho convenio se requería el consentimiento de la ciudadana María Elena

Contreras Romero, en su carácter de cónyuge del prenombrado ciudadano. Así se

establece.

De igual forma, la parte actora, por vía de consecuencia de la anulación del

precitado convenio, solicitó el contrato de compra-venta, protocolizado por ante la

Oficina Subalterna de Registro del municipio Sotillo del estado Anzoátegui, en fecha 9

de marzo de 2.009, bajo el Nro. 32, Folios 267 al 272, Protocolo Primero, Tomo

Décimo Cuarto, Primer Trimestre del referido año, mediante el cual la


ciudadana Damelys Emperatriz Medina Gavidia dio en venta a la ciudadana Emperatriz
de la Coromoto Gavidia de Medina, el aludido bien, petición que resulta improcedente

dado que ésta última no fue parte del juicio. Así se establece.

DECISIÓN

En mérito de las precedentes consideraciones, el Tribunal Supremo de

Justicia de la República Bolivariana de Venezuela en Sala de Casación Civil

(Accidental), administrando justicia en nombre de la República por autoridad de la

ley, CASA DE OFICIO el fallo recurrido, dictado por el Juzgado Superior en lo Civil,
Mercantil, Tránsito y Marítimo de la Circunscripción Judicial del estado Anzoátegui, en

fecha 11 de junio de 2019. En consecuencia, declara: PRIMERO: PARCIALMENTE

CON LUGAR la demanda por nulidad de documento de compraventa, interpuesta por

la ciudadana María Elena Contreras Romero contra los ciudadanos Massimo Giuseppe

De Caro Prado y Damelys Emperatriz Medina Gavidia. SEGUNDO: Se declara

la NULIDAD del contrato de compraventa suscrito por los ciudadanos Massimo

Giuseppe De Caro Prado y Damelys Emperatriz Medina Gavidia, protocolizado por ante

la Oficina Subalterna de Registro Público del municipio Sotillo del estado Anzoátegui,

en fecha 11 de abril del 2.006, bajo el Nro. 50, Folios 390 al 394, Protocolo Primero,

Tomo Segundo, Segundo Trimestre de dicho año. TERCERO: Se

declara IMPROCEDENTE la nulidad del contrato de compra-venta, protocolizado por

ante la Oficina Subalterna de Registro del municipio Sotillo del estado Anzoátegui, en

fecha 9 de marzo de 2.009, bajo el Nro. 32, Folios 267 al 272, Protocolo Primero, Tomo

Décimo Cuarto, Primer Trimestre del referido año, suscrito por las ciudadanas Damelys

Emperatriz Medina Gavidia y Emperatriz de la Coromoto Gavidia de

Medina. CUARTO: Por la naturaleza del fallo, no hay condenatoria en costas.

Queda de esta manera CASADA la sentencia impugnada.


No ha lugar la condenatoria al pago de las costas procesales del recurso,

dada la naturaleza del dispositivo del presente fallo.

Publíquese, regístrese y remítase el expediente al tribunal de la

causa, Juzgado Cuarto de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil, Agrario y del

Tránsito de la Circunscripción Judicial del estado Anzoátegui, con sede en Barcelona.

Particípese dicha remisión al juzgado superior de origen, ya mencionado, de

conformidad con lo establecido en el artículo 326 del Código de Procedimiento Civil.

Dada, firmada y sellada en la Sala de Despacho de la Sala de Casación Civil

(Accidental), del Tribunal Supremo de Justicia, en Caracas, a los diecinueve (19) días
del mes de marzo de dos mil veintiuno. Años: 210° de la Independencia y 162° de la

Federación.

Presidente de la Sala,

_____________________________________________
FRANCISCO RAMÓN VELÁZQUEZ ESTÉVEZ

Vicepresidente-Ponente,

________________________________________
VILMA MARÍA FERNÁNDEZ GONZÁLEZ

Magistrado,

_________________________________
GUILLERMO BLANCO VÁZQUEZ

Magistrada,

________________________________________
MARISELA VALENTINA GODOY ESTABA
Magistrado Suplente,

_________________________________
JUAN PABLO TORRES DELGADO

Secretaria Temporal,

___________________________________
LIESKA DANIELA FORNES DÍAZ

Exp. AA20-C-2019-000554
Nota: Publicada en su fecha a las

Secretaria Temporal,

Quien suscribe, Magistrado GUILLERMO BLANCO VAZQUEZ, en

atención al contenido y alcance del artículo 104 de la Ley Orgánica del Tribunal

Supremo de Justicia, en concordancia con el artículo 62 del Reglamento Interno de este

alto Tribunal, expresa su voto salvado con respecto a la decisión precedentemente

consignada y aprobada por la mayoría de los Magistrados integrantes de esta Sala de

Casación Civil del Tribunal Supremo de Justicia, mediante la cual se: “…CASA DE

OFICIO el fallo recurrido (…) En consecuencia se

declara: PRIMERO: PARCIALMENTE CON LUGAR LA

DEMANDA (…) SEGUNDO: se declara la NULIDAD del contrato de compraventa

suscrito por los ciudadanos Massimo Giuseppe De Caro Prado y Damelys Emperatriz

Medina Gavidia (…) TERCERO: IMPROCEDENTE la nulidad de compra-venta- (…)

suscrita por las ciudadanas Damelys Emperatriz Medina Gavidia y Emperatriz de la

Coromoto Gavidia de Medina, (…) CUARTO: Por la naturaleza del fallo no hay

condenatoria en costas…”, por las razones que de seguidas expreso:


En primer lugar, de la revisión del presente asunto se evidencia auto dictado

por el Juzgado de Sustanciación de esta Sala con fecha 19 de noviembre del año 2020,

mediante el cual la Secretaría afirma que el lapso para formalizar el recurso de casación

anunciado feneció el día 6 de noviembre del año 2019, lo cual permite concluir que el el

medio impugnatorio propuesto se encuentra perecido en virtud de que la formalización

fue presentada el 7 de noviembre del mismo año, tal como quedó reflejado en el citado

auto. En tal sentido, la Sala debió aplicar el contenido del artículo 325 del Código de

Procedimiento Civil, en el cual se establece con meridana claridad que no se entrará a

conocer el recurso “cuando la formalización no se presente en la oportunidad debida o

no llene los requisitos exigidos en la Ley”.

En ese contexto, no es posible pretender la extensión del lapso para anunciar

el recurso, con el argumento de que en la tramitación del iter procesal se configuró un

desorden procesal que dejó a la parte actora en estado de incertidumbre con respecto al

inicio del lapso para presentar la formalización, sin señalar de forma clara y diáfana

dónde ocurrió el evento írrito que ocasionó una ruptura del hilo procesal, más cuando no

hay evidencia de tal hecho y tampoco fue alegado por la parte afectada en la oportunidad

para ello.

Así las cosas, la casación de oficio aquí planteada trasgrede el principio

dispositivo el cual obliga a los jueces a decidir conforme a los alegatos y defensas

presentadas por las partes en las oportunidades procesales establecidas para ello, vale

decir, la sentencia se erige como violatoria del artículo 12 de la Ley Ritual Adjetiva.

De igual forma, la decisión hoy disentida cercena los principios de

expectativa plausible, confianza legítima y seguridad jurídica de la parte no recurrente,

por cuanto debió obtener una sentencia confirmatoria del fallo del juez ad quem por

conducto del perecimiento del recurso al haberse presentado el escrito de argumentos


casacionales fuera del lapso legal para ello. Así, la Sala Constitucional de este Máximo
Tribunal en sentencia número 3057, del 14 de diciembre de 2004 (caso: Seguros

Altamira C.A.), ratificada entre otras en fallo número 122, del 3 de marzo del año 2015

(caso: Sociedad mercantil Anchor Fasteners, C.A.), sobre la expectativa plausible, ha

señalado lo siguiente:

“La expectativa legítima es relevante para el proceso. Ella nace de los usos
procesales a los cuales las partes se adaptan y tomándolos en cuenta,
ejercitan sus derechos y amoldan a ellos su proceder, cuando se trata de usos
que no son contrarios a derecho’.
Con la anterior afirmación, la Sala le dio valor al principio de expectativa
plausible, el cual sienta sus bases sobre la confianza que tienen los
particulares en que los órganos jurisdiccionales actúen de la misma
manera como lo ha venido haciendo, frente a circunstancias similares.”
(Énfasis de quien suscribe).

Por otra parte y como segundo punto objeto del voto salvado que se

presenta, la mayoría sentenciadora consideró que el negocio jurídico celebrado resultaba

nulo, pues era necesario el consentimiento de la ciudadana María Elena Contreras (parte

actora) por cuanto se encontraba unida con el ciudadano Massimo De Caro por vinculo

matrimonial, apartándose del contenido del contrato de capitulaciones matrimoniales

celebrado por ambas partes el 10 de mayo del año 1988, violentándose de esta forma, el

principio de la autonomía de la voluntad, siendo éste el poder que tienen las partes

integrantes de una negociación jurídica de autorregular los propios objetivos e intereses

que desean.

Con relación a lo señalado supra, esta Sala mediante sentencia 408, del 9 de
agosto del año 2018 (caso: Luis Alfonzo Nakata Del Moral contra Belkis Astrid Duarte

De Montes, y donde intervino como tercero Joel Eliecer Montes Pérez) señaló lo

siguiente:

“Del contrato antes transcrito se observa la intención del ciudadano Joel


Eliezer Montes Pérez (tercero opositor) de establecer el régimen que regirá
el aspecto económico, una vez contraído matrimonio con la ciudadana
Belkys Duarte Fernández (demandada); indicando que mediante el referido
convenio excluye de la comunidad conyugal los bienes allí descritos, como
también los que obtenga durante el matrimonio y asimismo lo acuerda la
ciudadana antes mencionada; expresando de esta manera el principio de la
autonomía de la voluntad, siendo éste el reconocimiento de un poder de
autorregular los propios objetivos e intereses que las partes desean. Pues a
través de dicho contrato quienes deciden casarse determinan de manera
voluntaria un régimen patrimonial diferente a la comunidad de gananciales.

Más adelante, en el mismo fallo se indica que:

“De la lectura de la recurrida se observa que la misma incurrió en la


infracción del artículo 141 del Código Civil, el cual regula lo relativo al
régimen patrimonial de los cónyuges en la República Bolivariana de
Venezuela, pues –a su decir- existe comunidad de gananciales entre los
ciudadanos Joel Eliezer Montes Pérez (tercero opositor) y la ciudadana
Belkys Duarte (demandada), indicando que los bienes objeto de medidas no
fueron señalados en las aludidas capitulaciones matrimoniales y que dicho
ciudadano no demostró que los bienes in comento fueron adquiridos “…con
dinero proveniente de los frutos, dividendos, rentas o intereses de dichos
bienes o con dinero de la enajenación de los bienes señalados en las
capitulaciones matrimoniales…”. Siendo que –como fue establecido
anteriormente- de las referidas capitulaciones matrimoniales se
desprende la intención del ciudadano Joel Eliezer Montes Pérez (tercero
opositor) de establecer el régimen que regirá el aspecto económico, una
vez contraído matrimonio con la prenombrada ciudadana y no a la
prevista en la Ley (comunidad de gananciales); excluyendo de la
comunidad conyugal mediante dicho convenio los bienes adquiridos por
el ciudadano Joel Eliezer Montes Pérez dentro del matrimonio y así fue
acordado por la ciudadana Belkys Duarte (demandada); por ende los
bienes adquiridos por el prenombrado ciudadano durante la unión
matrimonial con la referida ciudadana son de su exclusiva
propiedad.” (Énfasis de quien suscribe).

En ese tenor, ante la existencia del contrato de capitulaciones queda de

manifiesto la intención de las partes, de excluir de manera formal y expresa, el régimen

de comunidad de gananciales, ya que de lo contrario se aplicaría el contenido de artículo

al artículo 148 del Código Civil, (Vid. sentencia número 104, del 6 de marzo de 2009,

caso: Numidia Mejía Carvajal contra José Andrés Afanador Quintero) el cual reza lo

siguiente:

“Artículo 148.- Entre marido y mujer, si no hubiere convención en


contrario, son comunes, de por mitad, las ganancias o beneficios que se
obtengan durante el matrimonio.”.
Así las cosas, en la cláusula cuarta de las capitulaciones celebradas por el

matrimonio De Caro, ambas partes acordaron que “le pertenecen a cada cónyuge, los

bienes que adquieran después del matrimonio”.

Conforme a ello, al evidenciarse la existencia y vigencia del contrato de

capitulaciones matrimoniales, resultaba pertinente concluir que el bien objeto del litigio,

adquirido por Massimo De Caro, 6 de junio del año 1995, podía ser vendido sin el

consentimiento de su cónyuge, por lo cual, debió desestimarse la pretensión

nulificatoria.

Como tercer punto y en atención a los argumentos expresados con

anterioridad, me permiten concluir que el convenimiento de la demanda realizado por el

ciudadano Massimo De Caro –cónyuge de la actora- se erige como una maquinación

destinada a engañar o sorprender a la parte codemandada en su buena fe, lo cual da

origen al fraude procesal, tal como lo señaló la Sala Constitucional de este Máximo

Tribual mediante sentencia número 908, del 4 de agosto del año 2000 (caso: Hans

Gotterried Ebert Dreger), acogida por esta Sala –entre otras- mediante sentencia

número 160, del 9 de octubre del año 2020 (caso: Mariza Vicenta Gudiño Manzo contra

Carlos René Martín Franco y otros) donde se sostuvo que:

“El fraude procesal puede ser definido como las maquinaciones y artificios
realizados en el curso del proceso, o por medio éste, destinados, mediante el
engaño o la sorpresa en la buena fe de uno de los sujetos procesales, a
impedir la eficaz administración de justicia, en beneficio propio o de un
tercero y en perjuicio de parte o de tercero. Estas maquinaciones y artificios
pueden ser realizados unilateralmente por un litigante, lo que constituye el
dolo procesal stricto sensu, o por el concierto de dos o más sujetos
procesales, caso en que surge la colusión; y pueden perseguir la utilización
del proceso como instrumento ajeno a sus fines de dirimir controversias o de
crear determinadas situaciones jurídicas (como ocurre en el proceso no
contencioso), y mediante la apariencia procedimental lograr un efecto
determinado; o perjudicar concretamente a una de las partes dentro del
proceso, impidiendo se administre justicia correctamente.”.
Por último, y sin intención de convalidar los argumentos sostenidos por mis

colegas magistrados, resulta de capital importancia resaltar que el bien objeto de la

negociación Massimo de Caro –vendedor- y Damelys Medina –compradora-, fue a su

vez vendido por esta última a la ciudadana Emperatriz Gavidia, la cual no fue escuchada

en el presente juicio, es por ello que la presente decisión le causa agravio en su esfera

jurídica, específicamente, en su derecho de propiedad, por lo cual, dicha ciudadana

debió ser llamada a juicio como litisconsorte pasivo necesario, con la finalidad de que

manifestara su conformidad con las alegaciones presentadas por sus litisconsortes o bien

para solicitar la reposición de la causa al estado de contestación de la demanda, tal como


lo sostenido esta Sala en número 778, del 12 de diciembre del año 2012 (caso: Luis

Miguel Nunes Méndez contra Carmen Olinda Alvelaez de Martínez) ratificada mediante

fallo 244, del 3 de mayo del año 2017 (caso: Wilfredo Antonio Farías Benítez contra

Maibri Josefina Martínez Castillo) y 276 del 4 de diciembre del año 2020

(caso: Giovanni Albano Cosma contra Mini Abasto Frutería Y Charcutería La Espiga,

C.A. y otros) donde se dijo lo siguiente:

“Ahora bien, en relación con la aplicación temporal del criterio


anteriormente desarrollado, esta Sala establece que el mismo comenzará a
regir para aquellas causas que sean admitidas luego de la publicación del
presente fallo. Así se establece, todo ello en virtud de la expectativa
plausible desarrollado por la Sala Constitucional. Asimismo, deja
establecido la Sala que de ser incumplido el llamado al tercero en el auto
de admisión, ello no dará lugar a la reposición autómata durante la
tramitación en el juicio, pues lo procedente será llamar al tercero, y solo
si este solicitase la reposición es que la misma seria acordada, todo ello
en aras de evitar reposiciones inútiles, en cumplimiento del mandato
constitucional contenido en los artículos 26 y 257 de la Constitución de
la República Bolivariana de Venezuela. (Énfasis de quien suscribe).

Queda así expresado el fundamento del voto salvado. Fecha ut supra.

Presidente de la Sala,
_____________________________________________
FRANCISCO RAMÓN VELÁZQUEZ ESTÉVEZ

Vicepresidente-Ponente,

________________________________________
VILMA MARÍA FERNÁNDEZ GONZÁLEZ

Magistrado Disidente,

_________________________________
GUILLERMO BLANCO VÁZQUEZ

Magistrada,

________________________________________
MARISELA VALENTINA GODOY ESTABA

Magistrado Suplente,

_________________________________
JUAN PABLO TORRES DELGADO

Secretaria Temporal,

___________________________________
LIESKA DANIELA FORNES DÍAZ

Exp. AA20-C-2019-000554
La Magistrada MARISELA GODOY ESTABA, disiente del criterio

sostenido por la mayoría sentenciadora razón por la cual, salva su voto de conformidad

con lo previsto en los artículos 104 de la Ley Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia

y 63 del Reglamento Interno de este Máximo Tribunal, con fundamento en las

siguientes consideraciones:

En primer término, se casa de oficio con base en los siguientes argumentos:

“…Del recuento de los actos procesales, esta Sala observa que la juez de
alzada al dictar sentencia de mérito, declaró inadmisible la presente
acción, motivado a que no se confirmó el litisconsorcio pasivo necesario,
señalando que en virtud de que se solicitó la nulidad del contrato de
compra venta suscrito entre las partes ciudadanas Damelys Emperatriz
Medina Gavidia y Emperatriz de la Coromoto Gavidia de Medina, ésta
última ha debido demandarse igualmente.
En ese sentido, de la lectura del escrito libelar, previamente citado, se
evidencia que lo pretendido por la parte actora es la nulidad del
documento de compraventa suscrito entre los ciudadanos Massimo
Giuseppe de Caro Prado y María Elena Contreras de De Caro, por lo
que resulta errado lo indicado por el ad quem, respecto a la falta de
integración del litisconsorcio pasivo necesario; pues los argumentos
esgrimidos en el libelo de demanda van dirigidos a enervar la validez de
dicho documento; siendo que solo hace referencia a la venta del referido
inmueble a un tercero, posterior al contrato primigenio, solicitando su
nulidad como consecuencia jurídica de la anulación del primer contrato,
ello como efecto cascada, por cuanto “…lo que nace nulo o es declarado
nulo, no puede derivar acto subsiguientes válidos...". (Resaltados de la
fuente).

De acuerdo con la transcripción de la sentencia que apoya la mayoría

sentenciadora, me permito expresar las razones por las cuales disiento del presente fallo.

Del contenido de la sentencia recurrida se evidencia que la

ciudadana Emperatriz de la Coromoto Gavidia de Medina, efectivamente debía ser

llamada a juicio, siendo que el documento del cual se solicita la nulidad fue el

sustento para la venta que le hiciera a ésta la ciudadana Damelys Emperatriz


Medina Gavidia, lo que evidenciaba el interés de ambas de estar en el presente

juicio.

En todo caso lo que correspondía no era declarar la inadmisibilidad de

la demanda, sino ordenar la reposición de la causa al estado de que se conformara

el litisconsorcio pasivo necesario de conformidad con los artículos 12, 206 y 208 del

Código de Procedimiento Civil.

Más adelante, la sentencia apoyada por la mayoría, expresa lo siguiente en

el capítulo referido a la decisión de fondo, se expresa como motivación para la

declaratoria con lugar de la pretensión por nulidad de documento, lo siguiente:

“…Ello así del cúmulo probatorio antes valorado, se desprende que si


bien los cónyuges, ciudadanos Massimo Giuseppe De Caro Prado y
María Elena Contreras Romero, suscribieron capitulaciones
matrimoniales, de acuerdo a lo previsto en el artículo 141 y siguientes del
Código Civil; no es menos cierto, que el bien objeto del contrato de
compraventa aquí impugnado, fue adquirido después de suscrita dichas
capitulaciones y dentro del vínculo matrimonial; en virtud de lo cual, el
referido inmueble se encuentra excluido de dichas capitulaciones y dentro
de la comunidad de gananciales de los prenombrados cónyuges, por lo
que el mismo corresponde la mitad a cada uno, de acuerdo a lo previsto
en el artículo 148 eiusdem.
…Omissis…
Así las cosas, tenemos que para la validez de los contratos de
compraventa que tengan por objeto la enajenación de un bien adquirido
dentro del vínculo matrimonial, debe necesariamente tener el
consentimiento de ambos cónyuges, de lo contrario el mismo será nulo,
conforme a lo establecido en el artículo 1142 del Código Civil.
En virtud de lo antes expuesto, concluye esta Sala que el contrato de
compraventa suscrito por los ciudadanos Massimo Giuseppe De Caro
Prado y Damelys Emperatriz Medina Gavidia, (…) ES NULO, dado que
a través del mismo se dio en venta un bien que pertenece a la referida
comunidad de gananciales, por lo necesariamente para la validez de dicho
convenio se requería el consentimiento de la ciudadana María Elena
Contreras Romero, en su carácter de cónyuge del prenombrado
ciudadano. Así se establece.
De igual forma, la parte actora, por vía de consecuencia de la anulación
del precitado convenio, solicitó el contrato de compraventa, (….)
mediante el cual la ciudadana Damelys Emperatriz Medina Gavidia dio
en venta a la ciudadana Emperatriz de la Coromoto Gavidia de Medina, el
aludido bien, petición que resulta improcedente dado que ésta última no
fue parte del juicio. Así se establece…”.

De lo precedentemente transcrito difiero en los siguientes aspectos.

Es importante precisar que la Capitulaciones matrimoniales, constituyen en

el Derecho venezolano un contrato solemne, previo al matrimonio e inmutable con

posterioridad a éste, en virtud del cual los futuros contrayentes regulan el régimen

patrimonial que regirá su unión.

Partiendo de esta definición, es evidente que la aseveración hecha en la


sentencia cuando se refiere a “…después de de suscritas dichas capitulaciones y dentro

del vinculo matrimonial; en virtud de lo cual, el referido inmueble se encuentra

excluido de dichas capitulaciones y dentro de la comunidad de gananciales de los

prenombrados cónyuges, por lo que el mismo corresponde la mitad a cada uno, de


acuerdo a lo previsto en el artículo 148 eiusdem….”. Tal afirmación resulta contraria a

derecho, pues es menester precisar que el artículo 148 del Código Civil es preciso y

claro al establecer que “….entre marido y mujer, si no hubiere convención en

contrario, son comunes, de por mitad, las ganancias o beneficios que se obtengan
durante el matrimonio…”.

Las dos condiciones según esta norma para que haya comunidad de

gananciales son: 1) que no haya convención en contrario y 2) que los bienes se

obtengan durante el matrimonio.

En este sentido, el artículo 143 del Código Civil, prevé:

“…Las capitulaciones matrimoniales deberán constituirse por instrumento


otorgado ante un Registrador Subalterno antes de la celebración del
matrimonio; pero podrán hacerse constar por documento auténtico que
deberá ser inscrito en la Oficina Subalterna de Registro de la jurisdicción
del lugar donde se celebre el matrimonio, antes de la celebración de éste, so
pena de nulidad…”.
De la norma precedentemente citada, se constata que para la validez de las

capitulaciones matrimoniales o acuerdo prenupcial, es necesario 1) que se otorguen ante

el Registrador Subalterno, 2) que se elabore antes de que se celebre el matrimonio, y en

caso de que ello no ocurra so pena de nulidad.

En consecuencia, si las capitulaciones fueron celebradas antes del

matrimonio, luego se celebró el matrimonio con lo cual se perfeccionó el contrato

prenupcial suscrito por los ahora cónyuges, la conclusión obligada es que todos los

bienes adquiridos luego del matrimonio están regido por el régimen de las

capitulaciones nunca por el régimen de gananciales, lo que quiere decir que cada

cónyuge tiene la libre administración y disposición de sus bienes propios.

En ese sentido resulta contrario a derecho concluir que los bienes adquiridos

luego de las capitulaciones y del matrimonio están sometidos al régimen de gananciales,

tal y como se afirma en la sentencia de la cual difiero.

Aunado a lo antes expuesto, existe un litisconsorcio pasivo necesario en la

que se debía citar a la ciudadana Emperatriz de la Coromoto Gaviria de Medina, tal

como lo precisó el juez ad quem en su decisión hoy recurrida en casación, lo cual queda

evidenciado cuando la propia sentencia de la cual disiento, expresa que “…De igual

forma, la parte actora, por vía de consecuencia de la anulación del precitado convenio,

solicitó el contrato de compraventa, (….) mediante el cual la ciudadana Damelys

Emperatriz Medina Gavidia dio en venta a la ciudadana Emperatriz de la


Coromoto Gavidia de Medina, el aludido bien, petición que resulta improcedente dado

que ésta última no fue parte del juicio. Así se establece…”, lo que evidencia una clara

contradicción propia de la sentencia, pues en principio se casa la decisión recurrida con

base en que la ciudadana Emperatriz de la Coromoto Gavidia de Medina, no tiene

razón de estar en juicio, para más adelante afirmar que no se declara siendo una
consecuencia necesaria de tal nulidad, porque la ciudadana in comento no fue parte en
juicio, siendo que tal decisión afecta el derecho a la ciudadana supra mencionada, pues

esta es una segunda compradora del bien objeto del documento del cual se solicita la

nulidad de la presente acción.

Ahora bien, de acuerdo a las razones precedentemente expuestos considero

que en la sentencia de la cual difiero no sólo se extreman las facultades de la Sala, sino

que además constituye una infracción a los artículos 143 y 148 del Código Civil

venezolano, así como una flagrante violación a los principios constitucionales del

debido proceso, el derecho a la defensa, a la tutela judicial efectiva, previstos en los

artículo 26 y 257 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. En

consecuencia considero que la demanda debió declararse sin lugar, pues cuando existen
capitulaciones matrimoniales- se repite- no se requiere autorización del otro cónyuge

pues tienen libertad de administración y disposición de sus bienes propios.

En virtud de lo antes expuesto, estimo que la decisión de la cual disiento

quebranta los principios constitucionales de los artículos 26 y 257 de la Constitución de

la República Bolivariana de Venezuela.

Queda así expresado en estos términos el voto salvado de la Magistrada

quien suscribe.

En la fecha ut supra señalada.

Presidente de la Sala,

____________________________________________
FRANCISCO RAMÓN VELÁZQUEZ ESTÉVEZ

Vicepresidente,
________________________________________
VILMA MARÍA FERNÁNDEZ GONZÁLEZ

Magistrado,

________________________________
GUILLERMO BLANCO VÁZQUEZ

Magistrada Disidente,

________________________________________
MARISELA VALENTINA GODOY ESTABA

Magistrado,

_________________________________
JUAN PABLO TORRES DELGADO

Secretaria Temporal,

________________________________
LIESKA DANIELA FORNES DÍAZ

Exp. AA20-C-2019-000554.-

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