Punto 5 S.I
Punto 5 S.I
Punto 5 S.I
A diferencia de las inespecíficas, las defensas específicas se dirigen únicamente a un tipo concreto de
antígenos. Así para cada tipo de antígeno detectado se produce una respuesta específica contra él.
Además de la especificidad, esta respuesta tiene otra característica y es que crea una memoria
inmunitaria que rechaza al antígeno, incluso con mayor efectividad cuando vuelve a aparecer. Las
células implicadas en esta respuesta específica son los linfocitos. Estos dan lugar a dos tipos de
respuesta inmunológica:
Respuesta humoral: Consiste en la síntesis y liberación a la sangre, linfa y líquidos intersticiales
de unas proteínas defensivas llamadas anticuerpos. La síntesis se realiza por los linfocitos B.
Respuesta celular: Consiste en la eliminación de ciertas células infectadas y de células tumorales,
mediante los linfocitos T.
Los linfocitos T citotóxicos, también conocidos como células T asesinas, son un tipo de glóbulo
blanco del sistema inmunológico que tiene la capacidad de identificar y destruir células infectadas
o anómalas en el cuerpo. Estas células desempeñan un papel crucial en la respuesta inmunitaria
contra infecciones virales y células cancerosas.
Los linfocitos T supresores son un tipo de células del sistema inmunológico que desempeñan un
papel en la regulación y supresión de respuestas inmunológicas excesivas, ayudando a prevenir
reacciones autoinmunes y mantener la homeostasis del sistema inmunológico.
Los linfocitos T auxiliares, también conocidos como células T helper o células T colaboradoras,
son un tipo de glóbulo blanco (linfocito T) que desempeña un papel crucial en la coordinación y
regulación de la respuesta inmunitaria. Estas células ayudan a activar y potenciar otras células del
sistema inmunológico, desencadenando respuestas específicas ante patógenos o células anómalas.
Los linfocitos B son un tipo de glóbulo blanco (leucocito) que desempeña un papel crucial en la
respuesta inmunitaria adaptativa. Se encargan de la producción de anticuerpos para combatir
patógenos específicos.
Las células plasmáticas son un tipo especializado de linfocito B activado que produce y secreta
anticuerpos. Su función principal es la defensa inmunitaria al generar proteínas (anticuerpos) que
se dirigen contra invasores como bacterias, virus u otros agentes patógenos.
Los linfocitos T de memoria son células del sistema inmunológico que han sido previamente
expuestas a un antígeno y han desarrollado una "memoria" inmunológica para responder de
manera más eficiente en encuentros posteriores con el mismo antígeno.
Los linfocitos B de memoria son células del sistema inmunológico que han sido activadas
previamente por un antígeno y han desarrollado una memoria específica para ese antígeno,
permitiendo una respuesta más rápida y efectiva en futuros encuentros con el mismo patógeno.
Los linfocitos T sólo pueden reconocer a un antígeno cuando se encuentran en una CPA (unidos al
MHC).
1.- El patógeno extracelular es detectado y 1.- La célula infectada actúa como CPA uniendo
fagocitado por un macrófago. algunos de los péptidos del patógeno al MHC de
tipo I.
2.- Como resultado de la degradación se obtienen 2.- Los linfocitos T8 citotóxicos específicos son
péptidos de unos 10 aa procedentes de las activados mediante su unión a la célula infectada
proteínas de membrana del patógeno que se (reconocen los MHC I)
unen de forma específica al MCH II del
macrófago, quedando constituida una célula
presentadora de antígeno (CPA).
4.- Los linfocitos Th1 activados producen 4.- Los linfocitos T8 citotóxicos segregan
interleucina-2 que estimula la proliferación de perforinas que agujerean las membranas de las
ellos mismos originando células memoria y células infectadas desencadenando la lisis celular
efectoras), de los macrófagos y de los linfocitos
T8 o citotóxicos
5.- Como resultado se produce la destrucción 5.- Los macrófagos digieren los restos celulares
del agente patógeno.
Si un linfocito Th o T4 (auxiliar o colaborador) que lleve un receptor (TCR) adecuado, que se
adapte al complejo MCH-II-Ag del macrófago presentador del antígeno, entra en contacto con este,
se activa, se multiplica y se diferencia en dos poblaciones de linfocitos Th: la Th-1 y la Th-2. Los
Th-1 desencadenarán la respuesta celular.
Estos linfocitos liberan sustancias que activan a los macrófagos para que destruyan las células
infectadas.
Los macrófagos activados tienen una gran capacidad fagocitaria. Fagocitan a las células
infectadas y son refractarios al parásito intracelular no infectándose por el microorganismo.
Una segunda vía celular parte de los linfocitos T citotóxicos. Estos reconocen con sus receptores
(TCR) los componentes antigénicos que les presentan las células infectadas.
Los linfocitos Tc (citotóxicos) actúan entonces produciendo sustancias que destruyen células
infectadas por el virus y también células tumorales,
Después de haber destruido las células infectadas, los linfocitos citotóxicos desaparecen, pero
algunos linfocitos citotóxicos de memoria permanecen durante más o menos tiempo para
responder de inmediato a futuras entradas del microorganismo invasor (memoria inmunológica).
Respuesta humoral
La respuesta humoral se debe a los linfocitos B, estos producen anticuerpos específicos contra los
antígenos invasores, por esta razón se dice que son inmunocompetentes. La respuesta se basa en la
Teoría de la selección clonal: En la médula ósea se generan millones de linfocitos B diferentes, cada uno
de los cuales fabricará distintos anticuerpos que despliega en su superficie. Cuando penetra en el
organismo un antígeno, este reacciona con el linfocito B que posee en su superficie anticuerpos que
reconocen al antígeno que ha penetrado. Tiene que existir un acoplamiento espacial entre ambas
moléculas. Tras el reconocimiento, los linfocitos B se activan entrando en una rápida división que
origina una serie o clon de células iguales productoras del mismo tipo de anticuerpo. Es decir, la
aparición del antígeno es la causa de una selección clonal de células contra él mismo.
Al final del proceso, la mayoría de los linfocitos B activados, han generado unas células llamadas células
plasmáticas, de gran tamaño con un retículo endoplamático rugoso (producción de proteínas) muy
desarrolado, destinado a la producción masiva de anticuerpos específicos contra el antígeno invasor
(unos 10.000 anticuerpos/célula/minuto). Sin embargo, algunos de los linfocitos activados se quedan
como linfocitos B de memoria, que tienen una vida ilimitada y constituyen una reserva inmunitaria
frente a futuras exposiciones al mismo antígeno. También pueden quedar con el paso del tiempo
anticuerpo de memoria.
La activación de los linfocitos B se intensifica mucho por la acción de las interleucinas, que son unas
sustancias segregadas por los linfocitos T y por los macrófagos.
Tras la unión y la inactivación del antígeno por el anticuerpo (neutralización, lisis del microbio,
opsonización, etc.), se realizará sobre los restos la fagocitosis producida por los fagocitos (macrófagos y
neutrófilos principalmente).
Tienen un alto PM y están constituidos por dos cadenas pesadas (H) y dos ligeras (L) que se unen por
puentes disulfuro. En el Ig se reconocen dos dominios: uno constante y otro variable, siendo éste
último el reponsable de la especificidad a la hora de unirse al antígeno (Ag). La gran variedad de
Anticuerpos Ig (uno por cada Ag) se obtiene como consecuencia de la reordenación y mutación de los
genes que codifican la parte variable.
Inmunoglobulina A: Son dímeras. Existe una concentración alta en secreciones orgánicas como saliva,
lágrimas, secreciones nasales, bronquiales y del tracto digestivo. Su papel principal es inactivar virus.
También previene alergias al unirse a los antígenos ingeridos en el alimento o por el aparato
respiratorio.
Inmunoglobulina M: Se encuentra casi exclusivamente en el plasma. Es pentámera. Tiene gran
importancia en la defensa contra la proliferación de bacterias. Son muy eficaces en la activación del
complemento, y además, provocan la precipitación de antígenos solubles. Son los primeros anticuerpos
que se sintetizan tras la primera exposición a un antígeno nuevo, aparecen aproximadamente a los 7
días del primer contacto. Está ausente en el feto, ya que no traspasa la barrera placentaria, pero es la
primera que sintetiza el recién nacido.
Tipos de Anticuerpos
Responsables de la Respuesta secundaria. Se unen
G 80% Monómero rápidamente a macrófagos y neutrófilos para la destrucción de
microorganismos. Atraviesan la placenta y se secretan con la leche
materna (inmunidad fetal y del recién nacido)
Secreciones serosas y mucosas (saliva, lágrimas, mucus y
A 13% Dímero leche materna). Protegen la superficie corporal y los conductos
secretores. Inmunidad del recién nacido.
M 6% Pentámero Responsable de la Respuesta primaria. Activación del sistema
del complemento. No abandona el torrente circulatorio.
D 1% Monómero Presentes en la membrana plasmática de linfocitos B.
Activación de linfocitos B.
E 0,002% Monómero Aumentan su número en procesos alérgicos y parasitarios.
Existe una gran variedad de anticuerpos, tantos como antígenos. Esta gran variedad se obtiene como
consecuencia de la reordenación y la mutación de los genes que codifican la región variable.
La mutación, o hipermutación somática, que se produce en esta zona del material genético corresponde
a adiciones o sustracciones de bases nitrogenadas en los segmentos génicos que codifican para la región
variable.
Las células plasmáticas producen grandes cantidades de anticuerpos. Los anticuerpos se fijan al
agente extraño (un virus, en este caso) de manera específica y lo marcan para que pueda ser localizado,
identificado y fagocitado por los macrófagos y otras células fagocitarias.
Después de haber destruido al agente patógeno, la mayor parte de los linfocitos Th-2 y las células
plasmáticas desaparecen quedando sólo algunas pocas llamadas células B de memoria y linfocitos
Th de memoria que pueden permanecer durante largo tiempo, incluso años, para responder de
inmediato a futuras entradas del agente invasor (memoria inmunológica).
Doble reconocimiento del antígeno, por Linfocitos T4 y T8.
La Reacción Antígeno-Anticuerpo
Cuando un Ig se encuentra con su Ag se une a él mediante enlaces débiles (puentes de hidrógeno,
fuerzas de Van der Waals, fuerzas electrostáticas) y forma el complejo antígeno- anticuerpo. Los Ig
son bivalentes ya que poseen dos zonas de unión (denominadas PARÁTOPO) en el extremo de la
parte variable.
Funciones de los anticuerpos
Unión específica al antígeno (efecto imán)
Neutralización del antígeno (inactivación del patógeno o toxina, evita su efecto nocivo, inhibe su
funcionamiento, etc.)
Opsonización (señalamiento-facilita su fagocitosis, marcaje y lisis) (efecto sirena-alarma, que llama
a fagocitos)
Aglutinación - floculación – precipitación (unión entre sí formando grandes partículas sólidas, lo
cual facilita su detección y eliminación – fagocitosis)
Lisis celular (rotura de la célula nociva con antígenos gracias a los anticuerpos)
Activación mecanismos inmunológicos defensivos (complemento, activación glóbulos blancos;
respuesta inflamatoria)
Las reacciones más importantes entre antígenos y anticuerpos son las siguientes: Precipitación,
aglutinación, neutralización y opsonización.
Hay diferentes tipos de anticuerpos, también conocidos como inmunoglobulinas (Ig), y cada uno cumple
funciones específicas en la respuesta inmune del organismo. Aquí hay un resumen de los puntos que
mencionaste:
Período inicial de infección y predominio de IgM: Durante las etapas iniciales de una infección, la
respuesta inmune produce principalmente inmunoglobulina M (IgM). Estos anticuerpos son los
primeros en aparecer después de la exposición a un antígeno y desempeñan un papel importante en
la eliminación de patógenos.
Cambio de IgM a IgG: A medida que la respuesta inmune progresa, los niveles de IgM tienden a
disminuir, y la inmunoglobulina G (IgG) se vuelve más predominante. La IgG es crucial para la
inmunidad a largo plazo, ya que proporciona protección duradera contra patógenos a los que el
sistema inmunológico ha sido expuesto previamente.
Las inmunoglobulinas, también conocidas como anticuerpos, son proteínas que desempeñan un papel
crucial en el sistema inmunológico. Cada tipo de inmunoglobulina tiene una estructura única y cumple
funciones específicas. Aquí hay algunos detalles sobre las estructuras de la IgA e IgM:
Se trata de linfocitos de vida muy larga, que se caracterizan por presentar en su superficie receptores
semejantes a los anticuerpos que son específicos para un determinado antígeno. La presencia de este
antígeno interacciona con los receptores y esta interacción ordena la transformación del linfocito en
linfoblasto, que se divide activamente dando un clan de células matadoras las cuales son células
"programadas" que, a través del sistema linfático y sanguíneo,
Además de estas transformaciones, los linfocitos T producen una serie de factores solubles que se
liberan al medio y aumentan la permeabilidad capilar, lo que permite la salida del torrente circulatorio
de linfocitos y macrófagos que se dirigen al lugar de la infección.
Aunque los macrófagos no son los responsables directos de la respuesta inmune, tienen un papel
importante dentro de ella. Son grandes células mononucleadas con poder fagocítico inespecífico, que
están presentes en todos los tejidos excepto en el sanguíneo.
Macrófagos
Los macrófagos participan en tres fases diferentes de la respuesta inmunológica: Reconocimiento del
antígeno, proliferación y diferenciación de los linfocitos, c) eliminación del antígeno.
Los macrófagos tienen receptores de membrana que les permiten unirse a los antígenos e ingerirlos por
fagocitosis. De esta manera los atrapan, los procesan (fragmentan) y los presentan (sitúan) en su
membrana, poniendo en marcha el proceso de activación de los linfocitos T. Por ello se les denomina
células presentadoras de antígeno.
Esta presentación se realiza al lado de unas glucoproteínas que actúan como receptores denominadas
complejo mayor (principal) de histocompatibilidad (CMH) que es el que le enseña a los linfocitos a
distinguir los elementos propios del organismo de los antígenos extraños que deben ser eliminados.
Los macrófagos también liberan interleucina. Además, realizan labores de limpieza al fagocitar células
muertas, material intercelular alterado y partículas inertes. Finalmente, pueden disminuir la actividad
de otras células del sistema inmune mediante la segregación de prostaglandinas, que regulan
negativamente la respuesta inmune.
Linfocitos T.
Son los responsables de la inmunidad celular específica. Solo pueden responder a los antígenos situados
sobre la superficie de células presentadoras de antígenos y no a los antígenos libres. También liberan al
medio linfoquinas (citoquinas), moléculas cuya misión es activar a los linfocitos B, a los macrófagos y a
otros elementos del sistema inmune. Actúan contra células extrañas y contra células del propio cuerpo
que han sido alteradas.
Tipos de linfocitos T:
Linfocitos T citotóxicos (citolíticos) o T8: Denominados así por tener en su citoplasma una
glucoproteína receptora denominada CD8. Estas células destruyen células propias infectadas por
gérmenes, células tumorales y células extrañas (rechazo). La destrucción se produce por la
perforación de la membrana y transferirle sustancias tóxicas.
Linfocitos T colaboradores (auxiliares, coadyuvantes, Th) o T4: Tienen en su membrana una
glucoproteína receptora denominada CD4. Ayudan a los linfocitos B activándolos para que
produzcan anticuerpos. También influyen sobre los macrófagos aumentando su capacidad
fagocitaria. Por último, producen interleucinas, moléculas que activan a los linfocitos T citotóxicos.
Los linfocitos T presentan en su superficie distintos receptores antigénicos. Sin embargo, no son capaces
de reconocer al antígeno libre. Para ello los macrófagos detectan al antígeno, una vez reconocido, este es
fagocitado, procesado y tras su digestión intracelular el antígeno se sitúa en la superficie junto al CMH
(también denominado autoantígeno) dando lugar al complejo antigénico. Esto convierte al macrófago en
células presentadoras de Ag.
Una vez producido el reconocimiento por parte de los linfocitos T, los primeros que se activan son los T4
o colaboradores. La activación de estos se potencia por la presencia de interleucinas o interleuquina 1
que es una sustancia que producen y liberan los macrófagos.
Al activarse los T4 o colaboradores liberan interleuquina 2 está activa a su vez a los T8 o T citotóxicos y
T supresores y hay una autoestimulación de los propios Tcolaboradores. La acción estimuladora de la
interleucina 2 es más potente que la de la 1.
De esta manera los linfocitos T citotóxicos (T8) actúan destruyendo al antígeno por toxinas
(perforinas), que abren unos orificios en las membranas como con secuencia la célula diana se lisa y
muere. Los T colaboradores (T4) actúan intensificando la respuesta inmunitaria estimulándose a ellos
mismos, al resto de los linfocitos T, a los macrófagos y a los linfocitos B. Y los T supresores actúan
controlando la respuesta inmunitaria, un funcionamiento anómalo de estos puede provocar alergias.
Son minoritarios pero importantes en ciertos casos, son linfocitos de gran tamaño y no reconocen al
antígeno, son por tanto inespecíficos. Tras su estimulación su número no aumenta y no originan
memoria inmunológica. Se diferencian dos tipos:
Las células K o células asesinas atacan a las células recubiertas de cualquier tipo de anticuerpo.
Estas segregan perforinas que rompen las membranas de las células infectadas y las destruye.
Las células NK o células asesinas naturales. Actúan de manera similar a las anteriores,
destruyendo a células afectadas por virus y a las cancerosas (son responsables de la inmunidad
natural contra el cáncer), así como las pertenecientes a órganos trasplantados. El interferón
producido por las células atacadas por el virus favorece la actuación de las NK.
Citotoxicidad Celular Dependiente de Anticuerpos (ADCC): En este proceso, las células citotóxicas,
como las células asesinas naturales (NK) o los macrófagos, reconocen y se unen a células que están
marcadas con anticuerpos específicos. Estos anticuerpos son generalmente de la clase IgG.
La unión de las células citotóxicas a la célula marcada por anticuerpos activa a las células citotóxicas,
que luego liberan sustancias tóxicas para destruir la célula objetivo. Estas sustancias pueden incluir
enzimas, perforinas y granzimas que inducen la apoptosis (muerte celular programada).
Citotoxicidad Celular Dependiente de Células (CTL): Las células citotóxicas, como los linfocitos T
citotóxicos (CTL), son capaces de reconocer y destruir células infectadas por virus o células cancerosas
directamente.
Los CTL reconocen antígenos presentados en la superficie de las células objetivo mediante el complejo
mayor de histocompatibilidad (CMH). Una vez reconocidas, las células citotóxicas liberan sustancias
tóxicas, como perforinas y granzimas, para inducir la apoptosis en las células objetivo.
La lisis es el proceso de ruptura o destrucción de una célula. Puede ocurrir de diversas maneras y en
diferentes contextos biológicos. Dos de los contextos más comunes en los que se utiliza el término
"lisis" son:
Lisis Celular: En biología celular, la lisis celular se refiere a la ruptura de la membrana celular, lo
que resulta en la liberación del contenido celular al medio circundante. Este proceso puede ocurrir
de manera natural, como parte de ciertos procesos celulares, o puede ser inducido
experimentalmente en el laboratorio.
La lisis celular: puede ser causada por diversos factores, como la acción de enzimas, la presión
osmótica, la acción de toxinas o la exposición a condiciones ambientales extremas.
Lisis bacteriana: En el contexto de bacterias, la lisis bacteriana se refiere a la destrucción de la pared
celular y la membrana plasmática de una bacteria, lo que lleva a la liberación del contenido celular. Este
proceso puede ser causado por agentes líticos, como ciertos fagos (virus que infectan bacterias) o por
tratamientos antibacterianos específicos.
Respuesta primaria: Es la que aparece cuando el animal recibe el antígeno por primera vez. Surge
con la aparición de anticuerpos en la sangre. La producción de anticuerpos crece
aproximadamente una o dos semanas después de la entrada del antígeno (periodo de latencia),
tiempo que tardan los linfocitos en activarse, proliferar y transformarse en células plasmáticas
productoras de anticuerpos. En esta respuesta primaria se produce principalmente como
anticuerpos la Ig M. La respuesta primaria es de corta duración y menor intensidad, ya que las
células plasmáticas son de corta vida y desaparecen al poco tiempo.
Sin embargo, al organismo le queda un recuerdo de su contacto con el Ag, es lo que se llama memoria
inmunológica, aun cuando las células plasmáticas no están presentes. La base celular de esta memoria
radica en que cuando un linfocito específico para un determinado antígeno se engarza en un proceso
de multiplicación y diferenciación para producir anticuerpos, parte de estas células, que son copias
idénticas, no se diferencian, sino que quedan como tales durante mucho tiempo en la sangre
circulante. Se dice que son células de memoria.
Respuesta secundaria: Se produce tras un segundo contacto con el mismo antígeno o sucesivos. La
presencia de estas células de memoria no diferenciadas hace que, el periodo de latencia sea más
corto o inexistente, pues hay más células que reconocen al antígeno (Linfocitos de memoria
activos). Estos linfocitos empiezan su multiplicación y diferenciación inmediatamente y
rápidamente comienzan a fabricar anticuerpos masivamente por lo que aparece una respuesta
mucho más rápida e intensa. En general esta respuesta secundaria es tan rápida y eficaz que el
antígeno es eliminado antes incluso de que se produzca ningún síntoma apreciable de enfermedad.
En la respuesta secundaria se producen masivamente la Ig G que perdura durante largo tiempo en
sangre.
Como también hay linfocitos T de memoria, la respuesta celular también es más rápida y potente.
En algunos virus como el sarampión, la rubeola o la varicela se crea un estado inmune permanente en
el individuo. En otros como la gripe, que dispone de antígenos cambiantes que van mutando, solo
provoca inmunidad total temporal.
El interés de la respuesta secundaria es muy grande en la aplicación y uso de las vacunas.