Feminismos Negros. Peretti Ávila

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 8

DOCTORADO EN ESTUDIOS DE GÉNERO. C.E.A.

TRABAJO FINAL.
Asignatura: Teoría Feminista.
Doctorando: Diego A. Peretti Ávila.
Docentes: Prof.a Dra. Adriana Boria y Prof. Dr. Facundo Boccardi.
Título del trabajo: La mujer y el feminismo vistos con ojos negros.
I. Introducción. En el presente trabajo me propongo analizar la categoría de “mujer”
desde la llamada perspectiva de los feminismos hegemónicos, contraponiéndola con la
visión aportada por una línea del movimiento llamado feminismo negro o “afro”. A
partir de ello, buscaremos analizar también críticamente a la categoría misma del
feminismo como movimiento universal.

En este breve trabajo buscaremos presentar sencillamente un tema que, a primera vista
podría parecer sencillo de abordar, pero que, a medida que se avanza en el vertiginoso
ritmo del río de los tiempos, los nuevos tintes de “actualidades”, a la par del
inclaudicable decurso de las épocas, comienza a ganar en complejidad, a partir de las
diferentes diapositivas que la historia nos ofrece, hasta llegar a la última, la de nuestra
coetaneidad, en donde “mujer” aparece como un significante ampliamente difuso, sobre
el cual no existe consenso, ni entre las mismas líneas de los movimientos feministas,
respecto de a qué sujetes dicho término denota o refiere.

La idea, como señalamos, no es abordar la completa evolución de las discusiones en


cuanto a esta categoría, sino, simple y someramente, intentar destacar algunos aspectos
generales de la génesis en el área de las ciencias sociales y la militancia política y
alguna de sus básicas notas características de los debates que circundan la noción de
“mujer” y “feminismo” contraponiendo el llamado feminismo blanco, universal o
hegemónico con la visión del llamado “negro” o “afro”.

Una de las principales características de los sistemas opresores, consiste en reducir los
discursos de los oprimidos, como señala Rancière, en el marco de la distribución
simbólica de los cuerpos, como aquellos que provienen de quienes carecen de voz…
pues emanan de aquellos o aquellas a quienes, sencillamente, “no se ve” (1996: pp. 36 –
37), es decir que terminan siendo silenciados.

1
El “epistemicidio” resultante, utilizando terminología de De Souza Santos, consiste en
ser una consecuencia necesaria de un mecanismo de opresión ideológica, debido a que
el privilegio epistemológico de poder de “visión única” conferido a una corriente del
pensamiento científico o político permite, del mismo modo que legitima y valida los
conocimientos y cursos de acción, la destrucción de todos los saberes, puntos de vista,
acompañado esto de la potestad de descalificación de prácticas y agentes sociales
alternativos que podrían venir a “enjuiciar” este privilegio ( 2003, 276).

II. La irrupción de lo negro en el ámbito de la discusión feminista. Nadie nos invitó


a la fiesta. El feminismo como movimiento puede decirse que debe sus orígenes al
pensamiento de la ilustración que, en lo que respecta a la teoría del Estado, parió al
sistema político – filosófico - económico del liberalismo, que se remonta a fines del
XVII y comienzos del XVIII. Durante los albores de esta nueva época se destacaron
textos como el titulado: “Sobre la igualdad de los sexos” François Poullain de La Barre,
quien da cuenta de la opresión sufrida por las mujeres que son condenadas desde su
nacimiento a una educación diferente, basada en la ociosidad, la ignorancia y el
afeminamiento, a diferencia de los varones, para los cuales estaba reservada la
instrucción y los maestros (1673, p. 35).

En aquellos tiempos iniciales también se puede mencionar, entre les principales


exponentes de las voces que se alzaban en favor de la igualdad de derechos para
mujeres y hombres a la inglesa Mary Wollstonecraft (1759 – 1797), con su vasta
producción escrita, a la francesa Olympe de Gouges (1748 – 1793), quien, en el marco
revolucionario de su país, escribió la “Declaración de los Derechos de la Mujer y la
Ciudadana” (1791), dos años antes de encontrarse con su triste final bajo la guillotina,
más adelante John Stuart Mill, quien, junto con su esposa Harriet Taylor Mill,
contribuyeron a la causa de la época con su célebre obra titulada “La Esclavitud
femenina” (1869), donde denuncian las injusticias de su tiempo sufridas por las mujeres.
1
Esta línea de pensamiento parió al llamado “Movimiento Sufragista” que tuvo su
mayor desarrollo inicial en Estados Unidos e Inglaterra, a fines del siglo XIX y
comienzos del XX que, tomando como principal antecedente a la “Declaración de

1
La raíz liberal – iluminista de los feminismos tradicionales latinoamericanos es también retratada
finamente por Dora Barrancos (2022), quien posiciona a los reclamos de las mujeres negras
aproximadamente los primeros reclamos de las mujeres negras en la primera mitad del siglo XX, sobre
todo en países como Cuba con la presencia de nombres como el de Inocencia Valdés Fraga . En la
segunda mitad del siglo XX la autora de mención destaca la fuerte militancia feminista negra en países
como Colombia y Brasil.

2
Seneca Falls”, abogaba por la introducción del voto femenino en el marco del sistema
democrático, evolucionando en pos de sus reclamos de igualdad con el curso de los años
venideros.

Se destacan dentro de esta línea de pensamiento aquí a dos representantes de notable


trascendencia que son la francesa, nacida en un hogar burgués y acomodado, Simone de
Beauvoir (1908 – 1986), quien, con su obra titulada “El segundo sexo” (1949) criticó
duramente el estereotipo femenino —de la mujer blanca—, representado como tonta,
delicada, débil y frívola, presente ya en la producción de Poullain de La Barre,
sojuzgada en el ejercicio pleno de sus derechos y el desarrollo en el plano social de sus
capacidades y la activista y pensadora norteamericana Betty Friedan (1921 – 2006),
quien, con su acción política y su trabajo conocido como “El feminismo místico” (1963),
retratando la realidad de la idealizada mujer burguesa, de clase media o acomodada,
también de piel blanca, de los Estados Unidos en los años 60’, resultaba ser una víctima
del sistema de dominación masculina.

Salvo el caso de la francesa Simone de Beauvoir, quien se atrevió a dar cuenta del
problema subyacente que abordamos en este trabajo con la categoría “mujer”, esta
corriente, como dijimos de origen europeo y norteamericano, partió de la base de dar
por supuestas las universalidades de la idea de “mujer”, con las connotaciones referidas,
como así también del “movimiento feminista” como su herramienta de lucha.

Respecto de esta visión universalista del feminismo, presente aún hoy en algunas
autoras, afirma Rita Segato que peca de eurocentrada, descircunstanciada, produciendo
el efecto de ocluir la historia bajo el cristal del patriarcado y la superioridad moral
blanca (2015, 81).

Como afirma al respecto Marta Lamas (2023) “mujer” es un concepto que, si bien
implica diferencias entre macho y hembra, también que encubre distinciones entre estas
últimas, concluyendo en que estas diversidades llevan a que, actualmente las tendencias
feministas conciban a ese ente que socialmente se llama “mujer” a partir de ciertas
creencias distintas que dan pie, a su vez —y lógicamente—, a discursos y prácticas
contrapuestas.

En reacción a este tipo de perspectivas, a partir de la segunda mitad del siglo XIX y
fundamentalmente, en la segunda mitad del XX, surgieron voces que pusieron sobre la

3
mesa de la discusión feminista nuevos debates y diferentes puntos de vista: nos estamos
refiriendo a las intelectuales y activistas representantes de una línea de pensamiento
defensora de los intereses de los colectivos femeninos de raza negra, que habían sido
silenciadas hasta entonces.

El movimiento afro-feminista o también conocido como feminista negro surge en el


marco de la incipiente Confederación de los Estados Unidos de América de la segunda
mitad del siglo XIX y principios del siglo XX, a partir del pensamiento de destacadas
exponentes, expuesto generalmente en sus comienzos de manera oral, como Anna Julia
Cooper (1858 – 1964), Isabella Baumfree, conocida como “Sojourner Truth” (1798-
1883), Ida B. Wells (1862 – 1931) y Mary Jane McLeod Bethune (1875 – 1955), entre
las exponentes más destacadas

Respecto del aspecto que venimos comentando, Mercedes Jabardo señala:

“Si tuviéramos que hacer referencia a un «texto» fundacional del feminismo


negro sería el discurso «Acaso no soy una mujer» de Sojourner Truth en la
Convención de los Derechos de la Mujer en Akron de 1852. Encontramos en
él algunos de los rasgos que permiten entender el carácter contra-hegemónico
de este movimiento.” (2012, pp. 28 – 29).2

En la segunda década del siglo XX, más precisamente a partir de los años 60’, el
movimiento comienza a adquirir mayor relevancia; puesto que en Norteamérica se
levantan voces importantes que comienzan a posicionar una línea crítica de
argumentación dentro de los ámbitos de las concepciones feministas tradicionales,
ejemplificadas por los casos de Angela Davis, June Jordan, Toni Morrison y Alice
Walker (Jabardo, 2008, pp. 42 – 43) entre muchas otras.

La primera pregunta que retoma el “feminismo negro” es la de ¿Qué es ser una mujer?
y en línea de pensamiento performativo ¿Cuáles son sus opresiones y cuáles sus

2
En un estilo completamente disruptivo y con fuerte influencia de oratoria religiosa, la autora comenzó su
mensaje refiriendo: “Bueno, niños, donde hay tanto ruido algo debe haber fuera de lugar. Creo que entre
los negros del sur y las mujeres del Norte, todos hablando de derechos. Los hombres blancos estarán en
un aprieto bastante pronto. ¿Pero de qué habla todo esto aquí?” (Sojourner Truth, 1851). En esta misma
línea de pensamiento se pronuncia Ochy Curiel, quien destaca, asimismo la primera intervención de
María W. Stewart (1803 – 1879), primera mujer de raza negra, que se atrevió a abordar en la sociedad
estadounidense de su tiempo los problemas del racismo y del sexismo (2009, p. 40). También esta
profesora y activista política, militante por los derechos de las mujeres negras es citada, entre otras, por
Hill Collins (2002, pp. 1 - 3)

4
luchas? Para, seguidamente, cuestionarse, si puede hablarse concretamente del
“Feminismo”.

Respecto del “Feminismo”, la autora italiana Alessandra Bocchetti, planteándose


retóricamente la posibilidad de que un movimiento pueda nuclear las voces de todas las
mujeres del planeta, llega a la conclusión de que, en atención a las diversidades, las
mujeres, como tal —y como pretende la línea del feminismo blanco, burgués, global y
hegemónico— no son una categoría, ni una clase, puesto que la delegación resulta
inviable (1999, p.169). En este mismo sentido se expresa Alice Walker al denunciar
que el hecho de hablar, desde los Estados Unidos, de un movimiento universal de
mujeres, frente a las distintas realidades y luchas a lo largo del planeta lleva consigo
implícitos como presupuestos al racismo , sexismo, elitismo e ignorancia de muchas
feministas de dicho país ( 2011, pp. 299 – 300)

Como señala Jabardo, de frente al ejercicio “constructivista”, del “feminismo blanco”,


se viene a oponer el su homónimo “negro”, que, en vez de la universalidad y la
construcción, busca reclamar la identidad de los colectivos sojuzgados deconstruyendo
la matriz ideológica, apoyándose en la “no categoría” señalada desde los comienzos por
Sojourner Truth de la “no mujer”, sitio o “no lugar” en el que se posiciona a la
feminidad negra. Surge así la necesidad de desempoderar al discurso del amo a través
de la generación de una nueva retórica basada en una diferente epistemología que
posibilite recuperar las voces acalladas por la matriz dominante (2012, p. 33).

Como ya señalaba Sojourner Truth, desde tiempos pretéritos, la mujer negra. era ya
desde entonces, vista con atributos distintos de la feminidad blanca; puesto que,
contrariamente a las cualidades reseñadas, era concebida desde un estereotipo
voluptuoso, sensual, fuerte, para nada delicada y, generalmente ubicada en el grupo de
los sectores más desprotegidos y marginados de los ingresos, la educación y del elenco
de beneficios de la sociedad.3

3
Angela Davis realiza un acabado raconto de la construcción del movimiento negro feminista y, entre los
antecedentes, resalta el estereotipo vigente durante los comienzos del siglo XX de la mujer negra como
lasciva “puta”, al punto de no merecer la tutela legal en caso de violación. La autora expresa su relato con
suma crudeza: “la mujer negra se convirtió en una mujer «promiscua y perdida., y podía ser “poseída por
quien quisiera”. De hecho, la imagen que llegó a tener de sí misma era una copia de la forma en la que el
Sur la veía y la trataba, puesto que no tenía otra moralidad que le inspirase para modelar su feminidad”
(2005, p.184) En esta misma obra la autora señala a la violación de las mujeres negras como un
instrumento de dominación masculina y represión de su deseo de resitir (p. 32)

5
La mujer negra, desprotegida, considerada una especie de “animal paridor” durante los
tiempos de la esclavitud (Davis, 2005, p. 15) y víctima principal del proceso de
esterilizaciones masivas en los Estados Unidos en la década de los 70’, hecho silenciado
por muchas feministas blancas (Davis, 2005, p. 215). Considerada como “algo distinto e
inferior” por algunas de las mismas representantes de los movimientos feministas
sufragistas (Davis, 2005, pp. 77 y ss.), atravesadas en su proceso de sojuzgamiento y
construcción de identidad por la raza y la clase y, como afirma Patricia Hill Collins,
históricamente relegadas de la participación en las organizaciones feministas blancas
(1998, p. 257), desvalorada su imagen a través de los medios de comunicación masivos
actuales, por ejemplo, cuando se observan publicidades que promocionan
acalaoradamente champús o cremas de enjuague “anti frizz”, para alisar el cabello,
atravesada, como señalamos interseccionalmente por el sexo y la clase (Creenshaw,
1989) tiene más que elementos suficientes como para cuestionar la idea de “mujer”
construida por el feminismo blanco y hegemónico, como así también la universalidad
del movimiento y de los objetivos de sus luchas.

Respecto de la construcción de la identidad y la autopercepción de las mujeres negras,


el feminismo afro postula como uno de los métodos más difundidos el análisis
interseccional, que implica una asunción de una posición epistémica distinta, a través de
una operación deconstructiva para enfrentar los estragos generados por la opresión a
nivel estructural, disciplinario, hegemónico e interpersonal (Hill Collins, 2002, p. 299).4

Frente al término feminismo —feminism—, al decir de Evans, procedente del idioma


francés y adoptado por la lengua inglesa a partir del año 1890, en sustitución al término
“mujerismo” —womanism—,5 que refería al colectivo de lucha por la igualdad de
derechos para las mujeres (1980, p. 7), se habla en la actualidad de “los feminismos”
que, en líneas generales, podrían clasificarse en cuatro vertientes: a. Feminismo social
—blanco hegemónico al cual nos hemos referido; b. Feminismos de la diferencia —
entre los que se encuentra la línea afro de autoras como Angela Davis—; c. Feminismos
decoloniales y d. Feminismos de la deconstrucción.

4
Reconocemos que la interseccionalidad no es una construcción actualmente exenta de
cuestionamientos, sin embargo, por las limitaciones y objetivos de este trabajo, no habremos de
ingresar aquí en esos debates.
5
Este término fue retomado por Alice Walker, con un sentido distinto, un movimiento que parte de una
posición distinta al feminismo universalista y, más aún, concepción preferida por algunas pensadoras y
activistas por sobre la categoría de “feminismo negro” del cual Hill Collins da buena cuenta en su obra
(2002, pp. 81 y ss.)

6
III. Algunas conclusiones. Si bien consideramos razonable la afirmación de Simone
de Beauvoir, en cuanto a que, a pesar de las diversidades, de las que la autora da cuenta
con valentía y honestidad intelectual, encontrando, según su criterio, en la identidad
como Alteridad una suerte de elemento aglutinante legado por la cultura de la
dominación patriarcal (2015, pp. 47 y ss.) y, si bien podemos llegar a coincidir con el
punto de vista que señala que, sin un “esqueleto moral” común no se puede aspirar a
cohesión social alguna (Giner, 1996, p. 72), no pueden ser desconocidas, para llevar
adelante una acción social y política eficaz e inclusiva, las diferencias que aparecen
visibilizadas por las diversas corrientes representantes de distintos colectivos oprimidos.

En el caso de la “mujer negra”, no puede silenciarse que aparece en el último eslabón


de la cadena de la dominación, por debajo del hombre negro, situado este último en
posición inferior a la misma mujer blanca. Desconocer esto, como así también la
presencia del racismo en la sociedad actual, deslegitimando estos razonables planteos es
prolongar la cadena de la opresión sexual, racial, cultural y económica, maquillando,
sencillamente el discurso del amo. Entonces, no se trataría de la búsqueda de la
igualdad, sino sólo lucha por el poder de los predadores en la escenografía de la cadena
alimenticia de la jungla humana.

Parafraseando a dos autoras argentinas, Florencia y Patricia Gómes, en un trabajo


relacionado con la interseccionalidad concluimos aquí nuestra presentación afirmando
convencidamente que ¡No hay feminismo(s) posible sin les negres!

IV. Bibliografía:

* BARRANCOS, DORA (2022), Historia dos feminismos na America Latina, Bazar


do Tempo, Rio de Janeiro, versión traducida al español por el autor de este trabajo.
* BOCCHETTI, ALESSANDRA (1999), Feminismos. Lo que quiere una mujer.
Historia, Política, Teoría. Escritos, 1981 – 1995, Ediciones Cátedra S.A., Madrid.
* CURIEL, OCHY (2009), “La crítica poscolonial desde el feminismo antirracista”,
artículo publicado en: (Verschuur, Christine –Dir-): Vents d'Est, vents d'Ouest
Mouvements de femmes et féminismes anticoloniaux, Graduate Institute Publications,
Ginebra – Berna, pp. 37 - 53.
* CREENSHAW, KIMBERLÉ W. (1989), Demarginalizing the Intersection of Race
and Sex: A Black Feminist Critique of Antidiscrimination Doctrine, Feminist Theory
and Antiracist Politics, 1989 U. CHI. LEGAL F. 139 (1989). Artículo disponible en:
https://scholarship.law.columbia.edu/faculty_scholarship/3007.
* DAVIS, ANGELA (2005), Mujeres, raza y clase, Ediciones Akal, Madrid.

7
* DE BEAUVOIR, SIMONE (2015), El segundo sexo, Ediciones Cátedra S.A.,
Barcelona.
* DE SOUZA SANTOS, BOAVENTURA (2003), Crítica de la razón indolente,
Editorial Desclée de Brower, Bilbao.
* EVANS, RICHARD J. (1980), Las Feministas. Los movimientos de emancipación de
la mujer en Europa, América y Australasia, 1840 – 1920, Siglo XXI, México D.F. –
Madrid – Buenos Aires – Bogotá.
* FRIEDAN, BETTY (2009), La mística de la feminidad, Ediciones Cátedra S.A.,
Madrid.
*. GINER, SALVADOR. (1996) “La urdimbre moral de la sociedad”, en GINER y
SCARTEZZINI (Eds.), Universalidad y diferencia, Alianza. Madrid.
* HILL COLLINS, PATRICIA (2002), "The Politics of Black Feminist Thought",
publicado en: PATRICIA HILL COLLINS, Black Feminist Thought, Routledge, New
York - London.
_ (1998) “La política del pensamiento feminista negro”, publicado en: Qué son los
estudios de mujeres. Marysa Navarro y Catharine Stimpson, editores. Buenos Aires.
* JABARDO, MERCEDES (2012), Feminismos Negros. Una antología, Traficantes
de sueños, Madrid.
LAMAS, MARTA (2023), “Mujerismo, victimismo y las “guerras feministas” bajo la
mirada de Marta Lamas, artículo publicado en la página web:
/www.clacso.org/mujerismo-victimismo-y-las-guerras-feministas-bajo-la-mirada-de-
marta-lamas, con fecha 17 de marzo de 2023.
* POULLAIN DE LA BARRE, FRANÇOIS (1673), De l’egalité des deux sexes.
Discours physique et moral, où l’on voit l’importance de se défaire des Préjugés, Chez
Jean Dupuis, Paris. Traducido aquí al español por el autor de este trabajo.
* SEGATO, RITA (2015), “Género y colonialidad: del patriarcado comunitario de baja
intensidad al patriarcado moderno colonial de alta intensidad”, publicado en RITA
SEGATO, La crítica de la colonialidad en ocho ensayos, Prometeo Libros, Buenos
Aires.
* RANCIÈRE, JACQUES (1996), El desacuerdo. Política y Filosofía, Ediciones
Nueva Visión, Buenos Aires.
* SOJOURNER, TRUTH (1871), “Ain’t I a woman?”, Discurso presentado en la
Convención de Mujeres de Akron –Ohio-, archivo rescatado en idioma inglés y
traducido por el autor, el día 20/12/23, de la página de la Universidad de Arizona:
www.tmiller.faculty.arizona.edu.
* WALKER, ALICE (2011), In Search of Our Mothers' Gardens, Prose Edición, New
York.

También podría gustarte