Antropología en Descartes

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ANTROPOLOGÍA EN DESCARTES

Descartes, un influyente filósofo y matemático del siglo XVII, es reconocido como un pionero del racionalismo
moderno. Su famosa afirmación "Cogito, ergo sum" encapsula su énfasis en la razón como fuente principal
de conocimiento. Descartes abogó por un método deductivo sistemático para alcanzar verdades indubitables
y establecer una base segura para la ciencia y el conocimiento. Su enfoque metódico y su contribución a la
geometría analítica influyeron en la ciencia moderna, marcando un hito en la historia del pensamiento
filosófico y científico.

El DUALISMO ANTROPOLÓGICO presente en la concepción del ser humano cartesiano no es


exclusiva de su filosofía, pues se encuentra con mayor o menor claridad en toda la filosofía anterior. Lo
peculiar del enfoque cartesiano es que llega a ella a partir del ejercicio de la duda metódica y que la expresa
con absoluta radicalidad: el cuerpo y la mente son sustancias (La SUSTANCIA es aquello que existe por sí
mismo y no necesita ninguna otra cosa para existir) totalmente distintas (Descartes llama sustancias a la
sustancia pensante y a la sustancia extensa basándose en la independencia de una hacia la otra aunque
ambas dependan de Dios.). Lo explica como sigue:

Analizando el contenido de la mente, Descartes distingue en ella TRES TIPOS DE IDEAS


(adventicias, fácticas e innatas), de las cuales solo las últimas resultan evidentes, al ser completamente
ajenas a la experiencia. De manera especial destaca por su evidencia una idea innata: la idea de sustancia
(realidad permanente y estable que existe por sí misma y que sirve de base al resto de cualidades),
distinguiendo TRES TIPOS DE SUSTANCIA:
- RES COGITANS (sustancia pensante). El alma, definida por la primera evidencia (el cogito). Soy
pensamiento y tengo pensamientos. El alma no está sometida a las leyes físicas, es la razón de que
el ser humano sea libre. El alma es interior, espiritual y está situada en el tiempo, pero no el espacio
- RES EXTENSA (sustancia extensa). El cuerpo, cuya propiedad esencial es la extensión. Está sujeto
al mecanicismo de la naturaleza, es decir, a las leyes físicas. *Los animales, por ejemplo, son
puramente extensión, no tienen alma (a diferencia de Aristóteles), de tal modo que son como
máquinas*. El cuerpo es exterior, material y está situado en el espacio y en el tiempo.
- RES INFINITA (DIOS). Sirve de NEXO para vincular el mundo del pensamiento con la realidad
exterior y su atributo es la perfección.
En definitiva, se presenta ante mi entendimiento con evidencia que mi alma es absolutamente distinta que mi
cuerpo y puede existir sin él.

Descartes parece identificar nuestro yo con nuestra mente, y no con el compuesto mente-cuerpo.
Pero también indica que la relación que mantiene nuestra alma o mente con nuestro propio cuerpo es una
relación peculiar, distinta a la que mantiene con el resto de los cuerpos. Así distingue dos tipos de
sensaciones, las externas y las internas. Mediante las primeras captamos los otros cuerpos (y el nuestro
cuando nos vemos o nos oímos) mediante las internas lo captamos “desde dentro”. Por eso nos dice que el
alma se extiende a lo largo de todo el cuerpo, aunque exista también un lugar privilegiado en donde parece
concentrarse y en donde propiamente conecta el alma y el cuerpo: el cerebro y particularmente la glándula
pineal. Descartes propone una parte concreta del cuerpo humano, la glándula pineal, para defender que
en ese preciso lugar se da la comunicación entre las sustancias.

Por otro lado, las Facultades del yo (res cogitans) son tanto el Entendimiento o razón como la Voluntad.
- Entre ellas la Libertad (elegir lo que la razón propone como bueno y verdadero).
- Las pasiones llevan a la voluntad lejos de lo que dicta la razón. Son emociones que afectan al alma y
que tienen origen en los “espíritus vitales”, una especie de fuerzas mecánicas que circulan por la
sangre y que transmiten a la glándula pineal los mensajes del cuerpo. Son involuntarias y suelen
estar en desacuerdo con la razón. En consecuencia, el alma debe hacer lo posible por liberarse de
ellas y guiarse por la razón. Este ideal de autodominio confirma la influencia del estoicismo que ya se
veía en su moral provisional.

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