Pautas Actuacion - CEP-Galileo
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Todo vigilante de seguridad debe tener el suficiente autocontrol para llevar a buen término la
resolución conflictiva que se le presente. Este autocontrol es de vital importancia para mantener la
calma y sobreponerse a las situaciones de peligro, de pánico, de miedo, ansiedad, etc., garantizando
una actuación clara, racional e inteligente. Debe de poseer los recursos suficientes para salir airoso
de cualquier situación peligrosa, por ello, es importante que conozca las diversas técnicas que
pueden ser utilizadas como autodefensa y para la inmovilización de delincuentes en caso necesario.
2.2 Estrangulaciones
Las estrangulaciones respiratorias se realizan cuando se presiona la tráquea, sobre la nuez;
pueden producir la muerte. Las estrangulaciones nerviosas son todas aquellas que se realizan por
presión o torsión del cuello para fracturar las cervicales produciendo la muerte; se suelen emplear
en tácticas de los comandos o guerrilleros. Las estrangulaciones sanguíneas, estrangulación por
las solapas, son las únicas permitidas de uso policial y se emplean ante atacantes muy
corpulentos y vigorosos o para aquellas personas que están insensibilizadas por la droga, el
alcohol o por una crisis nerviosa. Estas técnicas de estrangulamiento no deben de durar más de diez
segundos, provocando una lipotimia para evitar riesgos mayores de carácter irreversible. Dado que
no es aconsejable la estrangulación respiratoria, pasamos a describir la sanguínea. En función de la
situación del que la efectúa puede ser: lateral, frontal, trasera, con los brazos, con las piernas,
sanguínea, respiratoria y nerviosa. Para efectuar una extrangulación de este tipo se inicia pasando el
brazo por delante del cuello del sospechoso de forma que oprimamos con el biceps las carótidas. La
flexura del codo debe quedar frente a la tráquea, que no debe ser oprimida en ningún caso.
Considerando que la agresión con arma blanca se realizará con el objetivo de causar el mayor daño
posible, pinchando nuestros puntos más vulnerables, la reacción técnica, salvo en personas
especialmente entrenadas, no suele ser tan rápida como desearíamos. Esta circunstancia nos obliga a
potenciar la capacidad de defensa sin sufrir daño, lo que influirá psicológicamente en el atacante.
Hay que lograr esta primera reacción para pasar a la siguiente, que sería desarmar al atacante en el
menor tiempo posible.
Las normas generales que, en caso de tener enfrente a un individuo con arma blanca es necesario
observar, son:
Mantener siempre una distancia de seguridad que nos permita reaccionar en caso de un ataque
súbito.
No dejarse sorprender por las reacciones del delincuente.
No perder de vista sus movimientos, sobre todo de la mano que empuña el arma.
Es fácil la ocultación de un arma blanca, en la propia bocamanga sujeta su cuchilla con los dedos y
la palma de la mano.
Ante un ataque con arma blanca nuestra primera reacción ha de ser la de evitar la primera
acometida y alejarnos rápidamente saliendo del radio de acción del cuchillo.
Ante una amenaza de arma blanca debemos tener en cuenta, además:
Clasificar el tipo de arma y la intensidad de la amenaza.
No dejar traslucir nuestra intención, incluso accediendo a las exigencias del que amenaza,
buscando un momento más oportuno.
Controlar la mano armada sujetando la muñeca del agresor de manera firme.
Neutralizar al agresor y arrebatarle el arma mediante la aplicación de alguna técnica de golpe,
luxación o proyección.
La manera más apropiada de actuar es la siguiente:
Ataque descendente: ante un ataque de este tipo, de arriba a abajo, lo primero es evitar la hoja del
cuchillo, desviándonos de su trayectoria y deteniendo su brazo con nuestro antebrazo,
Seguidamente podemos optar por retroceder y sacar nuestra arma controlando al individuo o la del
bloqueo de su brazo, efectuando una luxación hasta obligar al individuo a soltar el arma.
Ataque directo (ATEMI): ante este ataque, evitamos la acometida con una esquiva al tiempo que
desviamos la trayectoria de su brazo armado con nuestro antebrazo. Seguidamente desenfundamos
nuestra arma para controlar al agresor o de forma parecida al caso anterior realizamos un bloqueo y
luxación hasta obligarle a soltar el arma. Si el ataque se produce de forma repentina, la mejor
técnica es golpear con una rápida patada frontal al agresor con el fin de frenar la acometida.
Toma nota
Un arma blanca a corta distancia es tan peligrosa como un arma de fuego, sin embargo, el
hecho de tener que aproximarse para efectuar el golpe la hace ser más vulnerable en la defensa que
la de fuego.
3.3 Reducciones
Se producen cuando un sujeto se niega a colaborar, ofreciendo resistencia para su traslado. La
resolución en estos casos pasa por unas series de técnicas adecuadas, tales como llaves y
luxaciones, llaves de control con dolor en puntos neuralgicos y articulaciones y presión en
puntos vitales. La actuación ante un caso de resistencia ha de realizarse bajo los siguientes
aspectos:
Los derechos de la persona afectada, el delito que se trate y el peligro para otros
ciudadanos.
Las consecuencias sociales de la actuación.
Los tipos de reducciones son: de pie, en el suelo, sentados, en actitud pasiva, en actitud
violenta, presas y presiones.
En caso de resistencia por parte del detenido debe evitarse que pueda conseguir el apoyo del
público observador y también tener en cuenta que la detención debe causar el menor daño
posible y que cuenta con la presunción de inocencia.
Cabeza: la coronilla, parte superior frontal, entre los ojos, el globo ocular y alrededor de los ojos,
en la sien, debajo de la nariz, en la oreja o alrededor de ella y en el mentón.
Cuello: nuca, parte lateral del cuello y garganta.
Cuerpo: no golpear con fuerza en la cavidad torácica o debajo del brozo, testículos, etc.
Zonas permitidas:
Clavículas, hombros, costillas, riñones, omóplatos y extremidades.