Pautas Actuacion - CEP-Galileo

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INTRODUCCIÓN

Todo vigilante de seguridad debe tener el suficiente autocontrol para llevar a buen término la
resolución conflictiva que se le presente. Este autocontrol es de vital importancia para mantener la
calma y sobreponerse a las situaciones de peligro, de pánico, de miedo, ansiedad, etc., garantizando
una actuación clara, racional e inteligente. Debe de poseer los recursos suficientes para salir airoso
de cualquier situación peligrosa, por ello, es importante que conozca las diversas técnicas que
pueden ser utilizadas como autodefensa y para la inmovilización de delincuentes en caso necesario.

1. LA DEFENSA PERSONAL (1). FUNDAMENTOS.


POSICIONES FUNDAMENTALES DE DEFENSA, ATAQUE
Y DESPLAZAMIENTOS. TÉCNICAS DE BLOQUEO Y
PERCUSIÓN. TÉCNICAS DE LUXACIÓN: MUÑECA,
CODO Y HOMBRO
1.1 Defensa personal. Fundamentos
Si consideramos la autodefensa como una reacción ante una agresión ilegítima, hay que tener en
cuenta algunos factores como la situación, el entorno y las circunstancias en que se pueda producir
el ataque. A todo lo anterior hay que añadir una serie de sensaciones, como rabia, miedo, nervios,
tensión, etc., que pueden afectar a cualquier persona y, por ende, al vigilante de seguridad, lo que
nos lleva a considerar que las técnicas de autodefensa deberán ser simples y directas, basadas en la
práctica, para que surjan sin pensar.
La defensa personal consiste en conseguir un entrenamiento modular cuyo objetivo es incrementar
las probabilidades de supervivencia y éxito durante el manejo de situaciones hostiles que involucren
enfrentamientos en todo tipo de distancias contra sujeto armado y desarmado. El vigilante de
seguridad deberá:
 Valorar la situación.
 Tener conocimientos de medios y usos propios, así como de la técnica adecuada a la
situación.
 Neutralizar el ataque.
 Reaccionar rápidamente en el contraataque.
 Neutralizar al agresor.
 Culminar el procedimiento mediante técnicas de engrilletamiento y cacheo.
 Conducirlo y trasladarlo a un lugar seguro, entregándolo a las Fuerzas y Cuerpos de
Seguridad.
Los patrones de afrontamiento (amenaza real) exigen al vigilante de seguridad que sea consciente
de los riesgos, tenga esperanza de encontrar una alternativa satisfactoria, mantenga siempre la vista
alerta al sospechoso, sepa intuir el peligro, engrillete correctamente, cachee adecuadamente y tenga
el arma limpia y operativa.

1.2 Posiciones fundamentales de defensa


A. De alerta o guardia
La actividad que desarrolla el vigilante de seguridad presenta una serie de situaciones que le obligan
a adoptar unas medidas de seguridad que se deben de adecuar al desarrollo de los acontecimientos.
La primera de ellas es la posición de alerta o de guardia que debe reunir unas características que la
hagan operativa y funcional y que permita:
 Reaccionar rápida y eficazmente ante cualquier agresión.
 Mantener una distancia mínima de seguridad.
 Proteger el arma de fuego si se es portador de ella.
 Tener una posición discreta del cuerpo y no de provocación.
En la alerta o guardia la posición del cuerpo es la siguiente:
 Los pies han de tener una separación aproximada a la de los hombros.
 El cuerpo debe estar en posición de semiperfil hacia el agresor (40-459). Si portamos arma
de fuego tiene que estar en el costado más alejado del agresor.
 Los codos pegados al cuerpo de forma que protejan los puntos vulnerables.
 Las rodillas ligeramente flexionadas.
 Las manos colocadas delante del cuerpo de forma natural.
B. Ataques
Tanto el ataque frontal como el lateral se realiza mediante el empleo de golpes de todo tipo (de
puños, de codo, de pie o tibia, de rodilla, de cabeza, etc.) y el empleo de luxaciones,
estrangulaciones y proyecciones o derribos.
C. Técnicas de golpeo
En la ejecución de los golpes el miembro que lo realiza debe de pasar de una contracción en el
momento de preparación del golpe a una descontracción a gran velocidad en el momento del
impacto. Los golpes deben cumplir una serie de características:
 Eficacia: lo suficientemente contundentes como para anular al agresor peligroso, sin que
produzcan lesiones graves ni secuelas permanentes.
 Fáciles de ejecutar: debemos tener en cuenta que en ese momento no vamos a gozar de las
condiciones ideales de un gimnasio y que nos puede faltar entrenamiento.
 Elegir el lugar: el lugar del golpe debe ser siempre desde la cintura para arriba empleando
las piernas o los brazos para su ejecución.
Los golpes pueden ser:
Golpes de puño: para ejecutar un golpe de puño, este debe ir cerrado de forma correcta para lograr
la contundencia deseada y evitar lesionarnos la mano o muñeca:
 Con los dos primeros dedos fuertemente flexionados.
 Dedo pulgar debajo del resto de dedos.
 Muñeca en perfecta prolongación con el antebrazo.
 El golpe ha de efectuarse con los nudillos (dedos índice y medio).
Los golpes de puño pueden ser:
 Directos: extendiendo el brazo efectuando un movimiento de proyección del puño de forma
que en el momento del impacto se encuentre con la zona de la palma hacia el suelo. El golpe
directo debe apoyarse en el movimiento de rotación de hombros para que tenga mayor
contundencia, protegiendo al mismo tiempo la mandíbula con nuestro hombro al tiempo que
con el otro brazo nos cubrimos la zona del hígado y costillas. Este golpe se puede efectuar
con ambos brazos.
 Laterales: elevando el brazo con el que se va a golpear de forma que el puño quede sobre el
hombro del lado contrario, se lanza el codo hacia el lateral con un movimiento rectilíneo. El
puño queda en el impacto con la palma hacia abajo.
 Golpes de codo: este tipo de golpe es para su empleo a corta distancia y desde una misma
posición, con el brazo lo más flexionado posible.
 Frontal: el golpe ha de efectuarse hacia el frente describiendo un movimiento ascendente,
de forma que en el momento del golpe el puño correspondiente al codo que golpea se
encuentre próximo a la cabeza, con la palma de la mano hacia nuestra oreja. El otro brazo se
emplea para cubrir el cuerpo.
 Circular: se efectúa un movimiento de forma semicircular llevando el brazo que golpea
hacia el otro hombro y apoyando el movimiento con un giro del tronco.
Patadas:
 Patada frontal: desde la posición de guardia elevamos la rodilla con la que queremos
golpear. Estiramos la pierna, apoyándonos en un giro de cadera en la misma dirección del
movimiento. Podemos emplear la puntera o el talón del pie para golpear.
 Patada circular: desde la posición de guardia, se eleva la en un movimieye circular y se
que describede realizarse en semicircular hasta el deforma golpe puede realizarse en la
entrepierna o en la tetivo adversario. Aquí se puede emplear el empeine o la propia tibia para
golpear.
 Patada lateral: se eleva la rodilla de la pierna con la que se va a golpear lanzando el pie
hacia el objetivo de formue se describa un semicirculo en dirección al adversario, dándole
un fuerte impulso con la cadera.
Golpes de rodilla: se emplea a corta distancia concentrando la fuerza en la zona que golpea, con la
punta del pie que golpea hacia el suelo. Los objetivos pueden ser tanto la cara como otras partes del
cuerpo y las trayectorias pueden ser frontales o circulares. La posición más apropiada es sujetar al
adversario con las manos por el cuello/pecho mientras se propina el rodillazo en el bajo vientre o
plexo solar o bien agarrando su cabeza u hombros y dirigir el golpe hacia el costado en un ataque en
diagonal.
Golpes de cabeza: generalmente se emplean para neutralizar un ataque a muy corta distancia. Se
realiza el golpe con la frente o zona media de la nariz. La misma técnica puede emplearse de
izquierda a derecha o de derecha a izquierda.
Toma nota
Las partes del cuerpo donde hay que aplicar la técnica de golpeo son: cara, pecho, espalda,
genitales, brazos y piernas.
D. Caídas
Cualquier sistema de autodefensa debe entrenar las caídas con el fin de no sufrir una grave lesión en
el momento de ser derribado o proyectado. Las caídas básicas son tres: hacia adelante, laterales y
hacia atrás, y su aprendizaje debe ser progresivo realizándolas primero despacio y después a mayor
velocidad y altura, ejecutándolas siempre con el cuerpo completamente relajado.
E. Desplazamientos
La técnica de ataque o defensa no es, en ningún modo, estática, sino que funciona a base de
constantes movimientos o desplazamientos que son necesarios entrenar para que el ataque o
defensa den el resultado esperado. Los desplazamientos pueden ser: laterales, diagonales, de
retroceso o de avance. La pierna impulsora ha de ser siempre la más lejana a la dirección que vamos
a tomar, un movimiento hacia el frente impulsaría la pierna más atrasada permaneciendo fija la más
adelantada. Mientras se efectúa el movimiento, las piernas no deben cruzarse o unirse demasiado
para evitar nuestra caída con una mínima intervención del adversario y cuando este acabe deben
quedar suficientemente separadas para permitirnos una buena estabilidad. En ocasiones el
movimiento solo supone una esquiva a la actuación del adversario.

1.3 Técnicas de bloqueo y percusión


En las paradas y bloqueos debemos emplear todos los miembros de nuestro cuerpo: brazos, manos,
pies y piernas y debe de realizarse en el momento oportuno y en la zona adecuada. Lo más
importante es determinar la dirección del ataque del adversario y si se trata de un ataque
encadenado o no y, en función de ello, elegir la defensa correspondiente. Al igual que cuando
realizamos un ataque, la parada o bloqueo tiene que ser rápida y fuerte, imprimiéndole la
contracción y descontracción oportunas.
1.4 Técnica de luxación: muñeca, codo, hombro
Los movimientos de las articulaciones, a las que se conoce con el nombre de diartrosis, son
diversos: rotación, deslizamiento, flexión, extensión, aducción, circumducción, etc. Las técnicas de
luxación tienen como fundamento forzar la articulación en contra de su movimiento natural o
aplicar la fuerza en el sentido de su movimiento, pero forzando el límite de la movilidad articular.
Su ejecución debe ser rápida pero controlada y acompañada siempre de desplazamiento de
pies. La mayor parte de estas luxaciones derriban al oponente a la posición de decúbito supino, por
lo que inmediatamente ha de obligarse a decúbito prono con el fin de proceder a su inmovilización
o engrilletamiento.
Los tipos de luxaciones más comunes son: en las manos, las muñecas, codos, hombros, rodillas,
tobillos y cuello.
Torsión de muñeca hacia el exterior:
 Se presiona la mano del adversario de forma que nuestros dedos pulgares se coloquen en el
dorso de la suya, torsionando seguidamente la muñeca hacia el exterior girando nuestro
cuerpo en la misma dirección. Se refuerza la técnica con un desplazamiento de la pierna
adelantada que describe un movimiento semicircular hacia atrás, empleando la pierna
atrasada para pivotar. Una vez en el suelo controlamos el brazo para que no pueda girar y
zafarse de nuestra presa.
Torsión de la muñeca hacia el interior:
 Se parte de la situación de agarre por parte del adversario de nuestro cuello o solapa. Se
coge la mano con nuestros dedos sobre el dorso de la mano, obligando a nuestro oponente a
flexionar su brazo aproximándonos a él. Conseguido esto, con una o con ambas manos,
ejercemos un movimiento hacia abajo doblando la muñeca hacia el interior, intentando
acercarla a su abdomen y obligando al adversario a agacharse. Como en todas las
luxaciones pasamos a realizar una inmovilización.
Luxación de codo:
 El procedimiento consiste en coger la muñeca con la mano y golpear el rostro del adversario
a fin de distraer su atención. Seguidamente se levanta el brazo del adversario por encima del
hombro al mismo tiempo que se coloca el brazo izquierdo en la parte interior del codo,
giramos sobre nuestro eje y provocamos el derribo a través de la torsión del brazo
flexionado. Una vez en el suelo se procede a la inmovilización.
Luxación de hombro:
 Esta luxación tiene por objeto una proyección que puede realizarse en diversas direcciones.
Se parte del agarre de la mano del adversario y con un giro hacia el exterior, situaremos muy
próximo nuestros hombros, pasamos por debajo de su brazo, al tiempo que tiramos hacia el
suelo, desplazando la pierna adelantada hacia atrás y provocando su caída. Se completa
con la inmovilización.
Luxación de dedos:
 La luxación de dedos es muy práctica sobre todo a la hora de conducir a un sospechoso y
para hacerlo desistir de un agarre a nuestro cuello o solapa. Puede hacerse sobre
cualquiera de ellos, siendo las más empleadas las del dedo pulgar, anular y medio.
2. LA DEFENSA PERSONAL (II). DEFENSA CONTRA
LOS ATAQUES A ÓRGANOS DE FRENTE, ESPALDA Y
BRAZOS. LAS ESTRANGULACIONES. DEFENSA
CONTRA ATAQUES DE PUÑO Y PIERNA
Para la práctica de la defensa personal, los profesionales de la seguridad, entre los que también se
cuentan los vigilantes de seguridad privada, deberán tener muy presente, para legitimar la acción
que contrarreste una agresión, los principios de oportunidad, proporcionalidad y congruencia.

2.1 Defensa contra ataques a órganos de frente, espalda y


brazo
La defensa ante ataques o intentos de golpe a órganos de nuestro cuerpo de frente, espalda o brazo
hay que realizarla a través de paradas empleando para ello nuestros miembros y nuestro propio
cuerpo. Algunas de ellas son:
Parada alta:
 Ante un ataque directo o descendente a la cabeza efectuaremos el bloqueo dirigiendo el
antebrazo hacia arriba, eleceniendo una distancia del cuerpo no superior a un siel ataque es
lateral, el antebrazo se dirigirá hacia el puño, del cuerpo en dirección perpendicular al brazo
da el exterior ambos casos el antebrazo atacante y defensor formarant en el aloqueo ángulo
recto. La parada se efectuará con la zona exterior musculosa próxima al codo.
Parada media:
 Si el ataque viene dirigido a la zona media, es decir, entre la cintura y el cuello, se realizará
la parada hacia el exterior, con la parte de la muñeca próxima al pulgar. El codo del brazo
que bloquea no deberá estar separado del cuerpo. Puede ser efectiva también la parada de
fuera a dentro si el ataque es directo, bloqueando con la palma de la mano o con la muñeca
próxima al dedo meñique. Brazo y antebrazo formarán un ángulo recto.
Parada baja:
 Para neutralizar un ataque de pie o pierna dirigido al abdomen o a la ingle, realizaremos la
parada con la zona cubital de la muñeca. El recorrido del antebrazo describirá un
movimiento de barrido mientras que el brazo permanece fijo. La parada será vigorosa y con
la intención de desviar más que de chocar frontalmente. Ante un intenda similar a la anterior,
también se puede bloquear empleando la zona radial del antebrazo, próxijen pla muñeca.
Dirigiendo el pie hacia la tibia de oponente también podemos bloquear una patada frontal.
Parada con las piernas de patadas del adversario:
 Podemos emplear las piernas para realizar una parada o bloqueo frontal o lateral con la
pierna del adversario. Para ello dirigimos la parte inferior del pie hacia la tibia del oponente
en el momento que este inicia el ataque, a la vez que inclinamos nuestro cuerpo hacia atrás.
Para detener un golpe con arma blanca u objeto contundente, debemos emplear la técnica
correspondiente a las paradas antes estudiadas, teniendo en cuenta que se trata aquí de la defensa de
un elemento al que hay que evitar y arrebatar al adversario.
A. Técnicas contra cuchillo
Defensa 1 contra cuchillo. Ataque de frente con la derecha, al estómago:
 Inicio en guardia.
 Saliendo por la izquierda con el pie izquierdo y girando para bloquear, puño con la derecha a
la mano para tirar el cuchillo.
 Adelantar pie derecho entre los pies del atacante, mientras se golpea el codo con la mano
izquierda.
 Golpe a la mandíbula con la mano derecha, presionando la mandíbula con la mano abierta
mientras el brazo izquierdo hace palanca tras el cuello.
 Desestabilizar, tirando hacia atrás y girando, para que caiga a nuestra izquierda.
 El movimiento natural de giro termina con nuestra rodilla a las costillas, golpe a la cara con
la derecha.
 En guardia.
Defensa 2 contra cuchillo. Ataque de costado, a las costillas:
 Inicio en guardia.
 Saliendo por la derecha. Golpe de bloqueo con puño izquierdo, hacia arriba bajo su derecha.
 Giro de muñeca con control de su brazo izquierdo, tirando hacia abajo y girando para
romper. Puño con la derecha al bíceps para romper, girando para que caiga el cuchillo hacia
atrás. Golpe al cuello con la mano abierta.
 Agarrar el cuello por debajo y tirar hacia uno, desestabilizando hasta que caiga su cuello con
nuestra rodilla, sin perder el control sobre su brazo derecho.
 Codazo a la columna y, sentándonos encima (rodillas al suelo), retorcer su brazo, tirando
hacia la izquierda y empujando hacia él. Doblar sus dedos y muñeca.
B. Defensa ante arma de fuego
Para la defensa con arma de fuego se requiere efectuar la parada y seguidamente la inmovilización
del brazo que porta dicha arma, procurando en todo momento que el cañón del arma no apunte a
nuestro cuerpo. Una luxación de muñeca efectuada con rapidez tras la parada de la mano que porta
la pistola sería la defensa más adecuada y segura.

2.2 Estrangulaciones
Las estrangulaciones respiratorias se realizan cuando se presiona la tráquea, sobre la nuez;
pueden producir la muerte. Las estrangulaciones nerviosas son todas aquellas que se realizan por
presión o torsión del cuello para fracturar las cervicales produciendo la muerte; se suelen emplear
en tácticas de los comandos o guerrilleros. Las estrangulaciones sanguíneas, estrangulación por
las solapas, son las únicas permitidas de uso policial y se emplean ante atacantes muy
corpulentos y vigorosos o para aquellas personas que están insensibilizadas por la droga, el
alcohol o por una crisis nerviosa. Estas técnicas de estrangulamiento no deben de durar más de diez
segundos, provocando una lipotimia para evitar riesgos mayores de carácter irreversible. Dado que
no es aconsejable la estrangulación respiratoria, pasamos a describir la sanguínea. En función de la
situación del que la efectúa puede ser: lateral, frontal, trasera, con los brazos, con las piernas,
sanguínea, respiratoria y nerviosa. Para efectuar una extrangulación de este tipo se inicia pasando el
brazo por delante del cuello del sospechoso de forma que oprimamos con el biceps las carótidas. La
flexura del codo debe quedar frente a la tráquea, que no debe ser oprimida en ningún caso.

2.3 Defensa contra ataques de puño y pierna


La defensa contra todo tipo de ataque se ha expuesto ya en este mismo tema, así que lo
ampliaremos incluyendo otro mecanismo de defensa: las esquivas. En ocasiones el blocaje no es
conveniente, necesario o posible, por lo que podemos tomar la determinación de emplearlas.
Esquivar es evitar el golpe que puedan dirigir hacia nosotros e implica que parte de nuestro cuerpo
tenga que desplazarse. La más simple es retirarse hacia atrás, pero este movimiento impide
contraatacar adecuadamente, por lo que existen otras formas recomendables.
Esquiva lateral:
 Ante un ataque directo a la cara, inclinamos el torso hacia la derecha o izquierda del brazo
atacante con el fin de salir de la trayectoria del puño. En ningún momento se debe de perder
de vista la cara del oponente para que nos pueda permitir el contraataque. Se recomienda la
esquiva hacia el exterior siempre que sea posible.
Esquiva rotativa:
 Se emplea ante ataques circulares de puño. El tronco describe un movimiento semicircular,
en sentido contrario al de la trayectoria de ataque, de forma que pasemos la cabeza por
debajo de su brazo. No debemos mirar al suelo durante la realización para no perder de vista
al oponente.

3. LA DEFENSA PERSONAL (III). DEFENSA CONTRA


ARMA BLANCA Y ARMA DE FUEGO. REDUCCIONES.
CACHEOS Y ESPOSAMIENTOS
3.1 Defensa contra arma de fuego
Entre las armas de fuego hay que distinguir, con carácter general, dos tipos: armas cortas y armas
largas. El empleo de armas largas es menos frecuente y la defensa contra ellas menos habitual que
las armas cortas porque estas últimas son más fáciles de ocultar, de ahí que la defensa que vamos a
tratar en este tema sea la referida a las armas cortas de fuego. Al plantearnos esta cuestión, no
debemos olvidar la peligrosidad que encierra cualquier arma de fuego no solo para nuestra vida,
sino para cualquier otra persona que pueda encontrarse en la línea de disparo del arma. Así pues,
teniendo en cuenta todo lo anterior, y como norma general ante un ataque con un arma de fuego, es
decir, cuando se va a producir el disparo contra nosotros, la única posibilidad consiste en moverse
rápido, buscar parapeto y hacer uso de nuestra arma.
En caso de amenaza hay que distinguir si esta se produce por varios ángulos, delante, detrás o por
un lateral. Los pasos necesarios para neutralizar una amenaza de este tipo son:
 No evidenciar en ningún momento nuestra intención de neutralizar, buscando el
momento más oportuno para la acción.
 Quitarse de la línea de fuego con un desplazamiento rápido del cuerpo.
 Controlar el arma, nunca de la muñeca del individuo, sujetar el arma por la parte del
martillo.
 Debemos ser conscientes de la posibilidad de que se produzca un disparo durante la
defensa o por una reacción inconsciente del sospechoso.
 Neutralizar al agresor y arrebatarle el arma.
A. Amenaza por delante
En un rápido movimiento sujetamos el arma con la mano izquierda elevándola al mismo tiempo que
giramos el cuerpo para salir de la línea de tiro. Debemos recordar que en ese momento es posible
que se produzca un disparo, como ya hemos dicho antes. Sujetamos con la otra mano por debajo,
aprisionando al mismo tiempo su mano contra el arma y ejecutamos una luxación exterior de
muñeca que provoque la caída al suelo del sospechoso donde se procederá a su control. Existe una
variante que consiste en sujetar el arma con la mano derecha por la parte superior y con la izquierda
por la inferior, al tiempo que apartamos el cuerpo de la línea de fuego. Haciendo palanca con ambas
manos giramos el arma de forma que la boca de fuego describa un movimiento semicircular hacia
arriba y, en ese momento, si tiene el dedo metido en el guardamonte, se producirá la luxación de ese
dedo, incluso su fractura. Debemos tener en cuenta la posibilidad de que se produzca un
disparo.
En todo momento debe evitarse que la boca de fuego apunte hacia nuestro cuerpo.
B. Amenaza por la espalda
Lo primordial es la localización del arma, conocer el lugar donde se encuentra y, para ello,
procuraremos echar un vistazo de reojo hacia atrás. No hay que fiarse de la presión en la espalda
porque podría estar producida por otro instrumento, incluso un dedo. Efectuamos un rápido giro
hacia la derecha con el fin de salirnos de la trayectoria del disparo, al tiempo que con el brazo
derecho aprisionamos su muñeca lo más cerca posible del arma. Con el mismo movimiento
golpeamos con el hombro izquierdo en su codo con el fin de hacer caer el arma al suelo. De
cualquier forma, debemos llegar a la conclusión que si quien empuña un arma de fuego sabe lo que
se hace, conoce lo que tiene en las manos y se mantiene a la distancia adecuada, las posibilidades de
defensa son prácticamente nulas.

3.2 Defensa contra arma blanca

Considerando que la agresión con arma blanca se realizará con el objetivo de causar el mayor daño
posible, pinchando nuestros puntos más vulnerables, la reacción técnica, salvo en personas
especialmente entrenadas, no suele ser tan rápida como desearíamos. Esta circunstancia nos obliga a
potenciar la capacidad de defensa sin sufrir daño, lo que influirá psicológicamente en el atacante.
Hay que lograr esta primera reacción para pasar a la siguiente, que sería desarmar al atacante en el
menor tiempo posible.

Las normas generales que, en caso de tener enfrente a un individuo con arma blanca es necesario
observar, son:
Mantener siempre una distancia de seguridad que nos permita reaccionar en caso de un ataque
súbito.
No dejarse sorprender por las reacciones del delincuente.
No perder de vista sus movimientos, sobre todo de la mano que empuña el arma.
Es fácil la ocultación de un arma blanca, en la propia bocamanga sujeta su cuchilla con los dedos y
la palma de la mano.
Ante un ataque con arma blanca nuestra primera reacción ha de ser la de evitar la primera
acometida y alejarnos rápidamente saliendo del radio de acción del cuchillo.
Ante una amenaza de arma blanca debemos tener en cuenta, además:
Clasificar el tipo de arma y la intensidad de la amenaza.
No dejar traslucir nuestra intención, incluso accediendo a las exigencias del que amenaza,
buscando un momento más oportuno.
Controlar la mano armada sujetando la muñeca del agresor de manera firme.
Neutralizar al agresor y arrebatarle el arma mediante la aplicación de alguna técnica de golpe,
luxación o proyección.
La manera más apropiada de actuar es la siguiente:
Ataque descendente: ante un ataque de este tipo, de arriba a abajo, lo primero es evitar la hoja del
cuchillo, desviándonos de su trayectoria y deteniendo su brazo con nuestro antebrazo,
Seguidamente podemos optar por retroceder y sacar nuestra arma controlando al individuo o la del
bloqueo de su brazo, efectuando una luxación hasta obligar al individuo a soltar el arma.

Ataque directo (ATEMI): ante este ataque, evitamos la acometida con una esquiva al tiempo que
desviamos la trayectoria de su brazo armado con nuestro antebrazo. Seguidamente desenfundamos
nuestra arma para controlar al agresor o de forma parecida al caso anterior realizamos un bloqueo y
luxación hasta obligarle a soltar el arma. Si el ataque se produce de forma repentina, la mejor
técnica es golpear con una rápida patada frontal al agresor con el fin de frenar la acometida.
Toma nota
Un arma blanca a corta distancia es tan peligrosa como un arma de fuego, sin embargo, el
hecho de tener que aproximarse para efectuar el golpe la hace ser más vulnerable en la defensa que
la de fuego.

3.3 Reducciones
Se producen cuando un sujeto se niega a colaborar, ofreciendo resistencia para su traslado. La
resolución en estos casos pasa por unas series de técnicas adecuadas, tales como llaves y
luxaciones, llaves de control con dolor en puntos neuralgicos y articulaciones y presión en
puntos vitales. La actuación ante un caso de resistencia ha de realizarse bajo los siguientes
aspectos:
 Los derechos de la persona afectada, el delito que se trate y el peligro para otros
ciudadanos.
 Las consecuencias sociales de la actuación.
 Los tipos de reducciones son: de pie, en el suelo, sentados, en actitud pasiva, en actitud
violenta, presas y presiones.
 En caso de resistencia por parte del detenido debe evitarse que pueda conseguir el apoyo del
público observador y también tener en cuenta que la detención debe causar el menor daño
posible y que cuenta con la presunción de inocencia.

3.4 Cacheos y esposamientos


A. Cacheos
El cacheo se realiza para registrar a personas sospechosas a fin de quitarle las armas u objetos de
otro tipo que puedan poseer y que lleven ocultos y que pudieran resultar peligrosos para nuestra
propia integridad física. El cacheo debe ser minucioso, extenso, rápido y metódico. Se realizará
después del esposamiento si existe peligro y en el lugar más discreto posible. Habrá que:
 Controlar al individuo con una mano y cachearlo con la otra.
 Comenzar por la zona más accesible del propio individuo. El cacheo debe ser completo del
cuerpo.
 Seguir siempre un orden determinado para no volver a mirar el mismo lugar.
 Mirar en bolsos, maletines e impedir que el detenido porte estos objetos en el traslado.
 Solo debe intervenir un agente, el otro protege. Si es necesario encañonar al sujeto, lo hace
el que protege.
 Evitar situarse en la línea de tiro del agente protector.
 El protector debe encontrarse entre dos y cuatro metros del delincuente.
 Los objetos encontrados han de ponerse fuera del alcance del sospechoso, sobre todos si son
armas, de todo lo cual debe informarse al agente protector.
B. Esposamiento o engrilletamiento
El esposamiento es una forma de control del sospechoso donde se pueden utilizar grilletes de acero
con eslabón de cadena, grilletes de lazo, grilletes de bisagra, bridas o lazos de seguridad y
pulgueras. Las reglas o normas a tener en cuenta son:
 Elegir el lugar adecuado, utilizando el apoyo de una pared o un vehículo o bien en el suelo
en caso de suma gravedad.
 Realizarlo de forma rápida y siempre por la espalda, pasando la cadena de las esposas por el
cinturón, si lo tuviese, y siempre que las circunstancias lo aconsejen.
 Comprobar el estado del seguro de las esposas (se hará antes de la maniobra de cacheos y
registros).
 Actuar con el sospechoso controlado o en desequilibrio.
 Decirle lo que pretendemos hacer.
 Estar en actitud vigilante en todo momento ante reacciones hostiles por parte del detenido.
 Si es necesario, esposar antes de cachear (en situaciones de peligro).
 No dejar nunca que el detenido se espose a sí mismo.
 Nunca esposarse al detenido.
a. Técnicas con grilletes
Primer caso: indicamos al individuo que se coloque apoyado sobre la pared o vehículo. Nos
acercamos por su derecha y controlando su codo derecho con la mano izquierda colocamos el
primer grillete. Seguidamente, empleando el grillete como palanca, giraremos su brazo hacia el
interior hasta ponérselo en la espalda. Le pedimos que ponga el otro brazo en la espalda para
ponerle erle el otro grillete. Con la luxación del brazo derecho u obligándole nosotros cogiendo el
brazo izquierdo podemos terminar de esposarlo en caso de resistencia. Si el sospechoso ofrece
resistencia de modo que no podamos acercarlo a la pared, impidiendo llevar a cabo el esposamiento,
le obligaremos a colocar la rodilla en el suelo presionando o dando un golpe con nuestro pie en su
corva.
Segundo caso: por medio de este procedimiento ejercemos mayor control pudiendo derribar al
suelo al sospechoso en caso de resistencia. Engrilletaremos la mano derecha de la misma forma
que en el anterior al tiempo que controlamos su codo con la mano izquierda. Utilizando el grillete
como palanca y su codo como punto de apoyo se efectúa un giro hacia el exterior pasando el brazo
por encima del nuestro, provocando de esa forma la luxación de su hombro. Controlamos al
individuo, obligándole a apoyar su cabeza contra la pared y con el brazo luxado, engrilletaremos el
brazo izquierdo. Si existe resistencia, en vez de apoyar su cabeza contra la pared, lo derribaremos al
suelo mediante una luxación de hombros.
Tercer caso: se procede a indicar al individuo que se tumbe en el suelo con las manos en la
espalda. Nos acercamos por la parte de su cabeza y brazo derecho y colocamos nuestra rodilla
derecha en la zona del cuello. Luxando su brazo derecho, procedemos a colocar el primer grillete
una vez que esté inmovilizado. Doblando el otro brazo procedemos a colocar el segundo grillete.
Cuarto caso: se parte igualmente con el sospechoso en el suelo. En este caso se inmoviliza
haciendo presión sobre su empeine hacia abajo de la pierna derecha, hasta conseguir la total
inmovilización. Seguidamente se procede a su esposamiento.
b. Técnicas de detención al paso sin grilletes
En primer lugar, todo el personal de seguridad que participa en esta intervención tratará de retener
las características personales del sospechoso a fin de que pueda dar su descripción en caso de
huida.
Para su conducción habrá de elegirse un itinerario rápido y discreto que ofrezca gran seguridad.
Habrá que estar muy atento al entorno durante el recorrido. Esta intervención es aconsejable que sea
realizada por dos agentes o vigilantes de seguridad. Se utilizarán llaves de presión con dolor al
codo, muñeca u hombro, así como técnicas de punteo y luxaciones. Durante el recorrido, tanto en el
lado del agente o vigilante de seguridad llevarán cogido con una mano el brazo del agresor y con la
otra empujará su cabeza hacia abajo, de forma que no pueda ver el itinerario del recorrido.

4. TÉCNICAS DE EMPLEO DE LA DEFENSA.


CARACTERÍSTICA DE LA DEFENSA. CASUÍSTICA DE
SU UTILIZACIÓN
4.1 Técnica de empleo de la defensa
El peligro que existe de que en algunas zonas de nuestro cuerpo podamos causar la muerte por un
simple golpe de nuestra propia defensa e incluso nuestro propio puño nos obliga a dar una relación
de aquellas partes del cuerpo en los que podemos golpear sin el temor a producir la muerte y
aquellas otras que tengan peligro de lesión grave.
Zonas prohibidas:

Cabeza: la coronilla, parte superior frontal, entre los ojos, el globo ocular y alrededor de los ojos,
en la sien, debajo de la nariz, en la oreja o alrededor de ella y en el mentón.
Cuello: nuca, parte lateral del cuello y garganta.
Cuerpo: no golpear con fuerza en la cavidad torácica o debajo del brozo, testículos, etc.
Zonas permitidas:
 Clavículas, hombros, costillas, riñones, omóplatos y extremidades.

4.2 Características de la defensa


La Orden INT/318/2011, de 1 de febrero, vigente hasta el desarrollo reglamentario de la Ley
5/2014, de 4 de abril, de Seguridad Privada, se refiere, en su artículo 26, a los medios de defensa y
su utilización por el vigilante de seguridad. Los vigilantes de seguridad portarán la defensa en la
prestación de su servicio, salvo cuando se trate de la protección del transporte y distribución de
monedas y billetes, títulos-valores, objetos valiosos o peligrosos y explosivos. La Dirección General
de la Policía, previa solicitud de la empresa de seguridad, podrá autorizar la sustitución o
complemento de la defensa reglamentaria por otras armas defensivas, siempre que se garantice que
sus características y empleo se ajustan a lo prevenido en el reglamento de armas. Asimismo, a
petición de la empresa de seguridad, podrá autorizar la utilización de otros elementos defensivos
para su uso en acontecimientos o servicios que, por sus condiciones de desarrollo, lo requieran.

4.3 Casuística de su utilización


El empleo de la defensa, tanto en reducciones como otro tipo de actividad que en ocasiones se ve
obligado a realizar el personal de seguridad, tanto agentes como vigilantes de seguridad, será de
color negro, de goma semirrígida y de 50 cm de longitud; y los grilletes serán de los denominados
de manilla. Además de reducciones podrán practicar blocajes, conducciones, proyecciones,
inmovilizaciones, resolución en resistencia pasiva y extracción de vehículos.

Lo que hemos aprendido


Si consideramos la autodefensa como una reacción ante una agresión ilegítima, hay que tener en
cuenta algunos factores como la situación, el entorno y las circunstancias en que se pueda producir
el ataque.
Todo vigilante de seguridad debe tener el suficiente autocontrol para llevar a buen término la
resolución conflictiva que se le presenta. Este autocontrol es de vital importancia para mantener la
calma y sobreponerse a las situaciones de peligro, individuales o colectivas, de pánico, de miedo,
ansiedad, garantizando una actuación clara, racional e inteligente. El vigilante de seguridad tiene
que poseer los recursos suficientes para salir airoso de cualquier situación peligrosa que se le
presente, por ello, es importante que conozca una serie de técnicas que puedan ser utilizadas como
autodefensa y ser empleadas para la inmovilización de delincuentes en caso necesario.
Tanto el ataque frontal como el lateral se realiza mediante el empleo de golpes de todo tipo (de
puños, de codo, de pie o tibia, de rodilla, de cabeza, etc.) y el empleo de luxaciones.
estrangulaciones y proyecciones o derribos.
Cualquier sistema de autodefensa ha de entrenar las caídas con el fin de no sufrir una grave lesión
en el momento de ser derribado o proyectado.
Las técnicas de luxación tienen como fundamento forzar la articulación en contra del movimiento
natural de la misma o aplicar la fuerza en el sentido de su movimiento, pero forzando el límite de la
movilidad articular.
La defensa ante ataques o intentos de golpe a órganos de nuestro cuerpo de frente, espalda o brazo
debemos realizarla a través de paradas empleando, para ello, nuestros miembros y nuestro propio
cuerpo.
Para la defensa con arma de fuego se requiere efectuar la parada y seguidamente la inmovilización
del brazo que porta esta ama, procurando en todo momento que el cañón del arma no apunte a
nuestro cuerpo. Una luxación de muñeca efectuada con rapidez tras la parada de la mano que porta
la pistola sería la defensa más adecuada y segura.
Las estrangulaciones sanguíneas, estrangulación por las solapas, son las únicas permitidas de uso
policial y se emplean ante atacantes muy corpulentos y vigorosos o para aquellas personas que están
insensibilizadas por la droga, el alcohol o por una crisis nerviosa.
Esquivar es evitar el golpe que puedan dirigir hacia nosotros e implica que parte de nuestro cuerpo
tenga que desplazarse.
Considerando que la agresión con arma blanca se realizará con el objetivo de causar el mayor daño
posible, pinchando nuestros puntos más vulnerables, la reacción técnica, salvo en personas
especialmente entrenadas, no suele ser tan rápida como desearíamos. Esta circunstancia nos obliga a
potenciar la capacidad de defensa sin sufrir daño, lo que influirá psicológicamente en el atacante.
El peligro que existe de que en algunas zonas de nuestro cuerpo podamos causar la muerte por un
simple golpe de nuestra propia defensa e incluso nuestro propio puño nos obliga a dar una relación
de aquellas partes del cuerpo en los que podemos golpear sin el temor a producir la muerte y
aquellas otras que tengan peligro de lesión grave.
Los vigilantes de seguridad portarán la defensa en la prestación de su servicio, salvo cuando se trate
de la protección del transporte y distribución de monedas y billetes, títulos-valores, objetos valiosos
o peligrosos y explosivos.

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