Venerable Francisco de Paula Tarin (1847-1910)

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Venerable Francisco de Paula Tarín


[1847-1910]

Apóstol incansable
de la España profunda
Sacerdote austero y desinteresado, gastó todas
sus fuerzas predicando el Evangelio en tierras
españolas. Ni las distancias, ni las
persecuciones, ni el tormento de las
enfermedades pudieron frenarlo.
Salvador López Almán 

E n las primeras décadas


del siglo xix, España vi-
vió un fuerte movimiento
anticlerical, que infundió
dudas y preconceptos en las almas res-
pecto a la Iglesia Católica, cuando no
Así narraba, décadas después, lo ocu-
rrido: «Me puse en la cola, como mi
padre quería: cuando de rodillas besé
el santo pilar, me entró un calor inte-
rior que todavía no se me ha quitado».1
Hizo una buena confesión, recibió la
En 1879 es trasladado del semi-
nario francés de Poyanne al Colegio
Máximo, de Oña (en la provincia de
Burgos), donde estudiaría Teología.
Este municipio no gozaba de muy
buena fama entre los pueblos vecinos.
un odio declarado y violento. sagrada Eucaristía y cambió de vida. Francisco y un compañero suyo, Juan
Pero al mismo tiempo la Provi- En otra ocasión, refirió que en ese he- Conde, le darían la vuelta a esa situa-
dencia no dejó de suscitar valientes cho se hallaba el origen de su vocación. ción creando una academia nocturna
pastores que descubrieran los errores Tenía 25 años cuando, habiendo para jóvenes, en la cual impartirían las
de los pérfidos y esclarecieran a las concluido la carrera de Derecho, en primeras nociones de letras, ciencias y,
almas acerca de la verdad. La vida del Valencia, decidió su futuro: ser sacer- como no, catecismo. En poco tiempo,
sacerdote jesuita Francisco de Paula dote de la Compañía de Jesús. La vida sería frecuentada casi por la totalidad
Tarín es un magnífico ejemplo de consagrada supondrá para él una gran de los mozos del lugar, consiguiendo
esta realidad. alegría y pronto se destacaría como re- con esto arrancarlos del vicio de la
ligioso ejemplar por su extraordinaria blasfemia y de otras malas costum-
El origen de su vocación humildad, piedad y caridad; siempre bres; ellos, por su parte, hicieron lo
Francisco nació el 7 de octubre fervoroso y puntual, asumía espontá- mismo con sus familias, de modo que
de 1847, en el seno de un hogar muy neamente los trabajos manuales más en unos meses el pueblo entero partici-
cristiano de la localidad valenciana de penosos. Adquirió y mantuvo hasta el paría en diversas devociones, como la
Godelleta, España. Noveno de once final de su existencia el hábito de dor- procesión del rosario de la aurora.
hijos, de frágil salud, pero de trato jo- mir dos horas o tres, sentado en una Será ordenado sacerdote en 1883
vial, siempre estaba presto a servir con silla, nunca en la cama, reclinando la y un año más tarde lo destinarán al
abnegación. Dotado de privilegiada cabeza en el respaldo. colegio de los jesuitas de El Puerto
inteligencia y afirmativa personalidad, de Santa María (Cádiz). Aquí, por
prontamente se convirtió en líder de sus
Comienza su gran labor misionera designio de Dios recibió una de esas
compañeros. Esa generosidad y entusiasmo benditas fuentes de sufrimiento de la
A los 18 años, rezando ante la Vir- iniciales serán la norma de todas sus que brotaría el éxito de sus misiones:
gen del Pilar de Zaragoza, recibió la actividades y la razón del éxito de sus una herida en la pierna derecha que
gracia que lo marcaría para siempre. emprendimientos apostólicos. nunca cicatrizará y de la cual tendrá

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que cortar restos de carne podrida a desmayarse de debilidad. Entre los de la oración. En la despedida, el di-
y hedionda, un cilicio permanente feligreses se comentaba que el P. Tarín rector del centro penitenciario le ad-
—diría él mismo— que le causaría sabía cuándo el penitente había hecho virtió que tuviera cuidado, pues temía
enormes padecimientos. su última confesión. Además, al oír a que los presos no le dejasen salir…
Se mudó después a Talavera de la muchos que hacía décadas que no se
Reina (Toledo), donde comenzó sus confesaban, les ayudaba a recordar
Reclutando de entre
incursiones misioneras por el mundo sus pecados y no dejaba de agregar al- las filas enemigas
rural. En los años siguientes, visitaría guno que hubiera sido omitido. En una ocasión, la noche previa al
más de 400 pueblos de toda España, inicio de una misión, sus adversarios
recorriendo casi 200.000 kilómetros,
Infatigable celo por enviaron a un grupo de jóvenes para
con los precarios medios de transpor- la salvación de las almas que, con pitos, bocinas, golpeando la-
te de la época. Atestigua uno de sus acompañan- tas, le dieran la «serenata» bajo su ven-
tes: «No para, ni de día ni de noche; tana. El P. Tarín salió a su encuentro y
Catecismos de Cuaresma camina de pueblo a pueblo rodeado les habló de una forma tan paternal que
En sus misiones populares, el P. Ta- de un tropel de chiquillos; predica va- los chicos reconocieron que habían
rín puso en práctica un nuevo método rios sermones cada jornada; confiesa sido pagados y le pidieron perdón. En-
de evangelización, que pasó a ser co- horas largas; pasa la noche de rodillas tonces, aprovechando la oportunidad,
nocido como «Catecismos de Cuares- al pie del altar. […] Dice la misa al les invitó a participar en el rosario de la
ma para personas mayores». Consta- romper el alba, y los primeros soles aurora que comenzaría en unas horas.
ban de diálogo, sermón y viacrucis. lo ven camino del pueblo siguiente».2 Mientras tanto, se los llevó a la iglesia,
En el diálogo doctrinal, dos sacer- Cierta vez, habiendo estado predi- en donde varios emplearon la espera
dotes desde sendos púlpitos entabla- cando hasta enronquecer, sus superio- para confesarse. Aquel día los enemi-
ban un coloquio partiendo de hechos res le ordenaron que parara unos días. gos de la Iglesia financiaron el acom-
locales. Abordaban todos los errores Sin embargo, su incansable celo apos- pañamiento musical de la procesión…
que debían ser corregidos o combati- tólico lo llevó a aprovechar ese pe- En Cáceres, recondujo al redil de
dos, los cuales habían estado obser- ríodo de «descanso» para visitar una Cristo a un conocido intelectual, fu-
vando durante los días de misión, en cárcel conocida como el «Infierno de ribundamente anticlerical, llamado
contacto con la gente del lugar. Uno Cartagena». Perplejo, el director del
de ellos planteaba las dudas, fingien- penal, antes de autorizar su entrada,
do no entenderlas, y le pedía expli- fue a preguntar si aquel cura no esta-
caciones al otro; éste las despejaba, ba loco. No obstante, horas después,
razonando sus respuestas con base en él y los guardias se quedaron atónitos
sólidos argumentos. Rápidamente el al oír a los presos cantando al uníso-
pueblo les puso los motes de «el pa- no el Perdón, ¡oh Dios mío!, seguido
dre tonto» y «el padre listo». del Sálvame, Virgen María. Al día si-
Con este método conseguían des- guiente, desde bien temprano, confesó
enmascarar las calumnias contra la a varios de ellos. Incluso llegó a cons-
Iglesia, los errores doctrinales, las ha- tituir con éstos un coro del Apostolado
bladurías y los malentendidos que cir-
culaban, dejándoles claro a los asisten-
tes cuál era la verdad y cuál el error. El A los 25 años decidió
P. Tarín siempre hacía el papel del pa-
dre tonto, poniéndole gracia al asunto. ser sacerdote jesuita.
Los resultados fueron tan notables que La generosidad y el
muchos años después aún se podía
comprobar cómo la religiosidad del entusiasmo serían
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lugar había echado raíces profundas.


Como parte de sus misiones, a me- la norma de todas
nudo se quedaba confesando hasta
altas horas de la madrugada, cuando
sus actividades
El P. Francisco Tarín en sus primeros
no la noche entera, sin preocuparse en apostólicas años de sacerdocio, llevando en el
tomar alimento, llegando en ocasiones pecho la cruz del misionero

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Eduardo Sánchez Garrido, quien en de pánico hasta que el fiero bovino Gallardía ante las hostilidades
sus tertulias nocturnas sembraba el se plantó ante el P. Tarín… Éste se También fue víctima de la ola de
rencor contra los sacerdotes y las re- acercó tranquilamente al animal, lo anticlericalismo y agitación social que
ligiosas leyendo con buen suceso los agarró por un cuerno y se lo llevó, ya asolaba España en esa época. No obs-
apuntes de un ingenioso libro que amansado, a un corral cercano. Y re- tante, gracias a su confianza en el Se-
pretendía publicar con el título de Los anudó la procesión, ante el asombro ñor, nada lo amedrentaba; al contrario,
demonios del Vaticano. En poco tiem- de los presentes. defendió con gallardía su condición de
po, el P. Tarín lo convenció para que Por desgracia, aquel a quien los sacerdote de Jesucristo. Un día, pasaba
se reconciliara con Dios, quemara sus enemigos declarados de la Iglesia no por delante de una taberna y percibió
anotaciones y pusiera sus cualidades conseguían silenciar acabó siendo que dos hombres estaban mofándose
literarias al servicio de la Iglesia. víctima de malos católicos, que lo ca- de él. Entonces entró y les dijo:
lumniarían ante la sede episcopal de —Parece que ustedes querían lla-
Perseguido por los de Toledo. Durante unas jornadas en las mar mi atención porque tuvieran ga-
fuera y los de dentro que el P. Tarín predicaba a cuatro con- nas de besar el crucifijo. Pues bien,
Sus detractores pensaban que po- ventos de monjas unos enviados del aquí lo tienen.
drían derrotarlo si lo ridiculizaban, le arzobispo, interrumpiendo una de sus Atónitos, se quitaron el sombrero,
provocaban o incluso si le agredían conferencias, le llamaron a palacio y le besaron el crucifijo y se arrodillaron
físicamente, pero jamás consiguieron ordenaron que abandonara la ciudad. para recibir la bendición.
amedrentarlo. En otra ocasión, regresaba por la
Tan pronto como se enteraban de su noche de una misión por los barrios de
paso por una ciudad, empezaban a re-
Los detractores y Sevilla y al llegar a la residencia de los
partir volantes con caricaturas suyas, enemigos declarados jesuitas en esta ciudad se encontró con
chistes y mofas. En Loja (Granada), una turba de agitadores que gritaban y
llegó a recibir mensajes anónimos con de la Iglesia hicie- rompían los cristales del edificio. Sin
amenazas de muerte. Al P. Tarín nun- titubear, prosiguió su camino. Cuando
ca le intimidaron este tipo de avisos, ron de todo para el coche se detuvo, uno de los manifes-
pero esta vez… iban en serio. silenciar su fecundo tantes se dio cuenta de que en él había
La misión en esa población esta- un sacerdote y empezó a vociferar:
ba siendo clausurada con una multi- apostolado; confiado —¡Un cura! ¡Un cura! ¡Ahí dentro
tudinaria procesión del rosario de la viene un jesuita!
aurora. De repente, sueltan un toro en el Señor, nada de Y todos, no con muy buenas inten-
bravo que embistió a todo trote contra ciones, se apiñaron alrededor del vehí-
la gente. Únicamente se oían gritos
esto lo amedrantó culo… Pero al percatarse de que era el
P. Tarín, se hizo un absoluto silencio.
Uno de ellos le abrió la puerta, le hicie-
ron un pasillo hasta la entrada y con-
forme iba pasando se descubrían ante
él. Una vez terminado el incidente, la
gente se fue retirando tranquilamente.
Taumaturgo sin pretensiones
Innumerables son los testimonios
sobre sus dotes de taumaturgo.
Una romería en la Región de Mur-
cia había congregado a unos 30.000
peregrinos en una despejada y tórri-
da mañana de verano. Al ver aquella
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multitud ante un sol tan inclemente,


el P. Tarín comenzó el sermón di-
rigiéndole a la Virgen una súplica:
«Estos fieles han venido de lejos para
El P. Tarín en 1909, durante una misión en el pueblo de Paradas (Sevilla) obsequiaros y soportan mucho ca-

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lor; haced, Señora, que se corran un
poco las cortinas», e inmediatamente Su vida, impregnada
«principió a salir un nublo por el lado
de Levante, con aire y fresco; cubrió de sobrenatural y de
el cielo y así duró todo el día».3
En una casa donde se hospedó celo por las almas,
en Cartagena (Murcia), se quedaba conquistó la venera-
toda la noche rezando de rodillas, sin
apagar la luz. Cada mañana la cria- ción del pueblo fiel,
da iba a reponer el petróleo del quin-
qué, pero siempre constataba que ¡no que sabe distinguir
se había consumido! Además, en su
cuarto se podía oler una fragancia pa-
al verdadero pastor
recida al jazmín.
En la estación de tren de Utrera (Se- enseñanza laica, que tanto daño estaba
villa), hacía parada un convoy de dema- haciendo en los hogares cristianos.
crados y hambrientos soldados, recién Percibía proféticamente que el fer-
llegados de la guerra de Cuba. Mien- mento liberal crecía por momentos en

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tras esperaba en el andén, el P. Tarín España y que de seguir así entraría en
veía cómo, desde las ventanas, pedían una sangrienta contienda. Fue lo que
algo de comer. Conmovido, se dirigió sucedió décadas más tarde.
a la fonda de la estación y reunió todo
el pan que había, que no era mucho, y
Su «noche oscura» El P. Francisco Tarín unas semanas
antes de fallecer
empezó a repartirlo equitativamente Tras recuperarse, en Ciudad Real,
de vagón en vagón. Cada soldado iba de su última enfermedad, en 1909 re- Se podría decir que las circunstan-
cogiendo el suyo y, ante el asombro gresa a la residencia sevillana de los cias actuales son muy similares y, al
general, ¡no se acababa! «¡Milagro! jesuitas. Pero ya había sonado la hora mismo tiempo, diferentes a las que,
¡Milagro! ¡Viva el P. Tarín!», gritaban de su calvario. Una nueva dolencia lo hace más de un siglo, le tocó vivir a
todos, emocionados. Sin embargo, éste mantuvo postrado en cama hasta el este venerable missionarius discu-
ya había desaparecido del lugar. momento de su muerte: ya no podría rrens en sus andanzas por pueblos y
predicar ni realizar misiones. ciudades de España. Parecidas, por la
El ángel de Sevilla Fría y lluviosa era aquella noche sed de Dios que perdura en las almas
A finales de 1898 fue nombrado de invierno en la que, en torno al le- sensibles al buen ejemplo de guías y
superior de la residencia de la Com- cho de dolor, sus hermanos de voca- modelos; distintas, por la degrada-
pañía de Jesús de Sevilla, cargo que ción le recuerdan que están entrando ción de las costumbres y el relativis-
desempeñaría hasta 1904, cuando en el día consagrado a la Virgen de mo moral que no ha dejado de crecer,
caería gravemente enfermo y sería Guadalupe. Entonces el enfermo co- devastando la sociedad y llevando a
trasladado a Madrid. En ese período, menta alegremente: la perdición a incontables almas.
revitalizará una comunidad diezma- —¡Qué buen día para morir! Que la Santísima Virgen mande a
da y envejecida, además de ganarse Poco después expiraría exclaman- la Santa Iglesia intrépidos evangeli-
aún más el cariño de la gente con sus do los santísimos nombres de Jesús, zadores de la talla del P. Tarín, cuya
continuas misiones populares. María y José. Así, con envidiable fecunda vida, impregnada de lo so-
Pero su principal preocupación se serenidad, el P. Francisco de Paula brenatural, y ejemplar muerte consti-
centrará en la educación de la juven- Tarín Arnau, SJ, entregaba su alma a tuyen sólidos paradigmas para todos
tud. No sólo pretendía que los niños Dios el 12 de diciembre de 1910. los que aspiran a la santidad. 
estuvieran escolarizados, sino que en Toda la ciudad lloró su falleci-
el colegio recibieran una enseñanza miento. Se formaron largas colas
y principios bien seleccionados. Para donde la gente aguantaba varias ho- 1
JAVIERRE, José María. El León de Cris-
ello fundará la Asociación de Maestros ras para venerar sus restos mortales. to. Biografía del Venerable Francisco Ta-
rín. 2.ª ed. Madrid: BAC, 1988, p. 37.
de Primera Enseñanza de San Casiano, De este modo lo homenajeaba el pue-
donde agruparía al profesorado católi- blo fiel, que sabe distinguir quién es
2
Ídem, p. 169.
co con el objetivo de hacer frente a la el verdadero pastor. 3
Ídem, p. 172.

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