La depresión infanto-juvenil es un problema serio que afecta a muchos jóvenes en todo el mundo. Se manifiesta de manera diferente a como lo hace en los adultos, lo que dificulta su diagnóstico. El tratamiento implica terapia cognitivo-conductual individual, terapia grupal y terapia familiar. Las instituciones públicas también juegan un rol importante en la prevención a través de consejos de salud, centros educativos y servicios de orientación.
0 calificaciones0% encontró este documento útil (0 votos)
19 vistas2 páginas
La depresión infanto-juvenil es un problema serio que afecta a muchos jóvenes en todo el mundo. Se manifiesta de manera diferente a como lo hace en los adultos, lo que dificulta su diagnóstico. El tratamiento implica terapia cognitivo-conductual individual, terapia grupal y terapia familiar. Las instituciones públicas también juegan un rol importante en la prevención a través de consejos de salud, centros educativos y servicios de orientación.
La depresión infanto-juvenil es un problema serio que afecta a muchos jóvenes en todo el mundo. Se manifiesta de manera diferente a como lo hace en los adultos, lo que dificulta su diagnóstico. El tratamiento implica terapia cognitivo-conductual individual, terapia grupal y terapia familiar. Las instituciones públicas también juegan un rol importante en la prevención a través de consejos de salud, centros educativos y servicios de orientación.
La depresión infanto-juvenil es un problema serio que afecta a muchos jóvenes en todo el mundo. Se manifiesta de manera diferente a como lo hace en los adultos, lo que dificulta su diagnóstico. El tratamiento implica terapia cognitivo-conductual individual, terapia grupal y terapia familiar. Las instituciones públicas también juegan un rol importante en la prevención a través de consejos de salud, centros educativos y servicios de orientación.
Descargue como PDF, TXT o lea en línea desde Scribd
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 2
Josmery Cedano, Mat.
21-0033 Trastornos Psicóticos (PSI-403-01) Prof. Pat Galán
Abordaje De La Depresión Infanto Juvenil
En la webinar sobre depresión infanto-juvenil, se destacó la necesidad de visibilizar el problema
que se encuentra mucho más frecuente en niños y adolescentes de lo que la sociedad piensa. Aunque hace unas décadas no se consideraba que el trastorno depresivo pudiera darse en la población infanto-juvenil, hoy en día se sabe que la depresión infanto-juvenil es la primera causa de enfermedad y discapacidad en niños y adolescentes entre 10 y 19 años, según la OMS. La depresión infanto-juvenil es un problema serio que afecta a una gran cantidad de jóvenes en todo el mundo, y puede manifestarse en formas distintas, como trastornos emocionales y distimia. La Organización Mundial de la Salud estima que más de 300 millones de personas en el mundo sufren de depresión, y el porcentaje de jóvenes que sufren depresión es del 4% en torno a los 12- 14 años. Además, se menciona el aumento del consumo de psicofármacos. En EE.UU., un informe del Center for Disease Control and Prevention reveló que el porcentaje de depresión en niños entre los 3 y los 17 años era del 12,1%. Sin embargo, muchos niños y adolescentes no están bien diagnosticados y, por lo tanto, no reciben el tratamiento adecuado. La confusión a la hora de diagnosticar un trastorno depresivo infanto-juvenil es alta, lo que enmascara la verdadera prevalencia del trastorno. La depresión se manifiesta en la población infanto-juvenil de manera diferente a como lo hace en los adultos, lo que hace que se pueda confundir con otros trastornos. Los síntomas más característicos de esta son la irritabilidad persistente y el descontrol conductual extremo, que pueden confundirse con otros trastornos como los trastornos de ansiedad o de conducta. Se debe estar atentos a ciertas señales, como moratones inexplicables, cortes en brazos, piernas o vientre, llevar ropa de manga larga habitualmente, presencia de objetos punzantes sin explicación y el llanto que se mantiene durante varios días, ya que este puede deberse a causas profundas que el joven no puede resolver por sí mismo. Se recomienda realizar una intervención a niveles con los padres, educándolos y mejorando la comunicación con sus hijos. Es importante ser comprensivos, averiguar qué está pasando y descubrir las motivaciones detrás de estos comportamientos autolesivos. Esto al acompañar a los jóvenes, validarlos emocionalmente, permitirles expresar lo que sienten y escucharlos sin prejuicios, ya que esta es la única manera para poder ayudar a los niños y jóvenes a gestionar su petición de ayuda. Los padres deben animar a sus hijos a buscar ayuda, ofreciéndoles la asistencia a psicoterapia. Los jóvenes de hoy en día están cada vez más dispuestos a dar el paso de buscar ayuda sin estigmatización, por lo que es importante escuchar y acompañar sin precipitarse en aconsejar u opinar. Para abordar la prevención, la detección temprana e intervención, promoción de la salud mental y erradicación del estigma, una estrategia de salud que está siendo utilizada por España es enfocarse en la atención comunitaria. El modelo de atención comunitaria implica que la intervención en salud mental debe darse en el entorno más favorable posible con los recursos más adecuados posibles que deben de ser proporcionados por una red comunitaria y deben de ser usados con la máxima eficiencia posible. Este modelo potencia sobre todo la atención ambulatoria en el entorno donde está la persona y juega directamente con los factores que van a tener que ver con el desarrollo de un trastorno mental en un momento determinado. Los programas de atención y salud mental infantil deben enfocarse en revisar los procesos asistenciales y buscar una mejora inmediata con la participación de los profesionales en la toma de decisiones, teniendo en cuenta las expectativas tanto de la persona que padece el trastorno mental como de su entorno social inmediato, especialmente de la familia. Generando así un sistema social en el cual la rehabilitación y la prevención en los tratamientos a cargo de un equipo multidisciplinario sean efectivos. El componente genético tiene un papel importante en el desarrollo de las enfermedades mentales, como es la depresión, ya que hace vulnerable a la persona ante su ambiente, no obstante, el tratamiento no se centra en la genética, sino en intervenir sobre el fenotipo, es decir, lo ambiental. Al influir por el ambiente y las circunstancias en las que vive la persona. Con respecto al tratamiento, es importante realizar un buen diagnóstico diferencial y una historia detallada de los acontecimientos vitales del joven para entender cómo se ha manifestado su sufrimiento en su día a día. El tratamiento psicológico, se trabaja a tres niveles: individual, grupal y familiar. A nivel individual, se utiliza la terapia cognitivo-conductual para trabajar sobre los factores que causan el problema, incluyendo la modificación de esquemas mentales negativos y el desarrollo de habilidades para gestionar emociones negativas y aumentar la actividad. También se trabajan otros contenidos importantes como la autoestima, las habilidades sociales y la solución de problemas. La terapia grupal ayuda a conseguir una evolución más positiva, a través de la identificación con los compañeros, la expresión emocional y el aprendizaje de nuevas herramientas. En cuanto a la terapia familiar, se trabaja sobre los factores que mantienen el problema, se realiza psicoeducación para ayudar a los padres a entender los síntomas y se trabaja sobre la comunicación y las interacciones familiares para generar pautas de relación más funcionales. Es importancia realizar un buen seguimiento del tratamiento con el objetivo de prevenir las recaídas en el futuro. Por otra parte, las instituciones publicas ocupan un rol importante al momento de prevenir la depresión infanto-juvenil. Los consejos de salud son un elemento clave en la prevención de la depresión, ya que permiten la participación del sector sanitario y los recursos sanitarios en la administración local. Las administraciones locales tienen una gran capacidad para manejar factores de riesgo en el entorno donde viven los ciudadanos y pueden activar una respuesta clara en prevención sobre factores de riesgo. A su vez los servicios de orientación en los centros educativos y los servicios de salud deben ser capaces de detectar y tratar los problemas de salud mental de los estudiantes. Sin embargo, las administraciones locales aún tienen mucho por mejorar en la percepción de los problemas de salud mental y en aumentar su sensibilidad hacia ellos. La presión del grupo, las relaciones sociales, el estrés por sacar buena nota son capaces de producir ansiedad en los adolescentes. A su vez existen problemas relacionados con el uso de la tecnología, como el sexting, el grooming y el ciberacoso. Es por esto que se hace necesario el brindar educación emocional en los centros educativos y el propiciar la coordinación entre las familias, los centros educativos y los servicios de salud mental