Méndez, L Cap 2 El 9 de Julio
Méndez, L Cap 2 El 9 de Julio
Méndez, L Cap 2 El 9 de Julio
Tendencias complementarias
Ambas tendencias deben complementarse en vez de excluirse, es decir, que los hechos de corta
duración sólo pueden explicarse a través de procesos más generales, pero que estos procesos,
para ser comprendidos en su complejidad, necesitan de hechos concretos, de nombres, de fechas
y de lugares que los singularicen. El recuerdo de lo efímero tiene que ser pensado en un contexto
temporal y espacial diverso y amplio, en el que se dé prioridad a los análisis comparados y al
establecimiento de relaciones de causalidad.
Debido a que es imposible en unas pocas páginas explicar el proceso histórico de la Argentina
criolla entre 1800 y 1870, sólo haremos una apretadísima y parcial síntesis de los principales
procesos y acontecimientos que se explican y a la vez explican las efemérides escolares, con el
objetivo de despertaren el lector la necesidad de volver a revisar la bibliografía que existe sobre
estastemáticas.
En los primeros setenta años del siglo XIX, en nuestro territorio se produjeron procesos sociales,
políticos, económicos, ideológicos y culturales que transformaron un espacio social colonial
dependiente de España en una joven nación argentina vinculada a capitales extranjeros,
fundamentalmente británicos. Toda la primera mitad del siglo XIX fue para la Argentina, y para
toda América, una etapa de experimentación política, de búsqueda de consensos y acuerdos en
posde lograr formar un Estado nacional (HalperinDongui, 1979).
En el comienzo de ese período estaba en plena organización el Virreinato del Río de la Plata -
creado en 1774 tras el cambio de las dinastías de la casa de los Austrias a la de los Borbones-. Al
finalizar la etapa, la Argentina tenía una Constitución sancionada y aceptada, instituciones del
Estado en plena formación y un país transformado totalmente.
Los cambios sociales y económicos son profundos en este período. Comienzacon la población y las
actividades económicas concentradas en el noroeste, enfunción de las necesidades de las
explotaciones de plata del Potosí, cuyo acopioera vital para el mercantilismo español. Finaliza con
el crecimiento de población en el litoral y el desarrollo de la ciudad de Buenos Aires. La ganadería
pampeana reemplaza a la minería como bien económico valorado. El abastecimiento de materia
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prima para el extranjero, primero cuero y tasajo para los mercados esclavistas y luego
primordialmente lana para la industria británica, sustituyen a la declinante extracción de metales
preciosos para las arcas de la monarquía española.
Pero este período de nuestra historia no es homogéneo y puede dividirse en varias etapas.
• La primera década está dominada por los acontecimientos que sacuden a Europa y su
repercusión en el Virreinato del Río de la Plata, hasta su culminación en los acontecimientos de
mayo de 1810 en Buenos Aires. La Revolución de Mayo fue una revolución política que permitió la
formación del primer gobierno patrio en nombre de Fernando VII.
• La segunda década del siglo XIX abarca el centro del proceso revolucionario y está signada por la
búsqueda de una forma de gobierno que reemplazara a las autoridades españolas, la
conformación de un nuevo territorio ante el desmembramiento del virreinato, las guerras de la
independencia, y portransformaciones jurídicas, económicas y sociales a causa de la caducidad del
orden virreinal. Dentro estos diez años pueden distinguirse dos momentos.
Uno, que abarca desde 1810 a 1815, es una etapa de experimentación política y de guerra
permanente, no tanto por las guerras de independencia,sino por las guerras civiles que van a
agotar a los diferentes espacios regionales.
En los siguientes cinco años, entre 1815 y 1820, va a haber un régimen político centralizado
común: el directorio. Por otro lado, es una etapa donde el énfasis está puesto en las guerras por la
independencia. Es interesante señalar que durante estos diez años se generan los acontecimientos
que dan lugar a la conmemoración de cuatro de las cinco efemérides escolares sobre las que se
trabajará en este libro.
• A partir de la caída del Directorio, en 1820, estallan los conflictos de intereses entre las
provincias y la ciudad de Buenos Aires y entre las provincias entre sí, a raíz del reordenamiento
económico y social que se produjo a partir de la Revolución de Mayo. 1820 marcó un punto de
ruptura en el proceso histórico, porque en ese año se producirá la caída de los dos proyectos
alternativos de país que habían tenido mayor desarrollo. Por un lado el Directorio, proyecto
centralista dirigido por Buenos Aires, y por otro el proyecto confederal de José Gervasio de Artigas
en la Banda Oriental, acompañado en un comienzo por las provincias del litoral. El proyecto del
caudillo oriental no pudo ser sostenido en el tiempo, ya que a las provincias del litoral sólo las unió
la necesidad de oponerse a Buenos Aires, pero, más allá del enemigo común, no tenían proyectos
compartidos. En esta etapa, conocida como la de las "autonomías provinciales", las distintas
ciudades-provincias, en general capitales de intendencias o algunas ciudades subordinadas y su
ámbito de influencia, constituirán una entidad política autónoma, en un período signado por la
crisis económica y la violencia.
• En este período, el primer ministro de Martín Rodríguez y luego gobernador de Buenos Aries,
Bernardino de Rivadavia, intentó, entre 1827 y 1829, fortalecer los poderes centrales y crear un
gobierno nacional a partir de la unificación de esas unidades menores y de la promulgación una
constitución.
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poder mediante la firma del Pacto Federal conforme la confederación rosista, forma de gobierno
que va a perdurar hasta 1852 con un interregno entre su primer y su segundo gobierno . Rosas fue
mentor de la pacificación nacional y defensor de la soberanía argentina, sin que las guerras entre
unitarios y federales terminaran antes de su caída. El saladero se convierte en la principal industria
nacional y Buenos Aires reafirma su liderazgo a través del monopolio del puerto, el no reparto de
los ingresos aduanerosy su permanente negativa a aceptar la libre navegación de los ríos, y a
asumir el convertirse en la capital del país.
• La batalla de Caseros, en 1852, produjo la caída de Rosas, marcando el inicio de otro proyecto
político de unidad, la Confederación Argentina, que durante diez años va a permanecer separada
de Buenos Aires hasta que con Bartolomé Mitre, tras la batalla de Pavón, comenzaron a
construirse las bases de lo que sería el futuro Estado central nacional moderno, tal como lo
conocemos en la actualidad. En este periodo se forja el concepto de Nación y se organizan las
instituciones básicas que permiten su funcionamiento a partir de la aceptación de la Constitución
nacional, primero con el consenso de las provincias excepto Buenos Aires y luego, en 1862, con la
incorporación de ésta. La Argentina consolida su vocación de país productor de materias primas,
mientras que Inglaterra asegura su lugar como comprador, principalmente de lana, y sobre todo
como proveedor de productos manufacturados a los mercados de la América del Sur. A esta etapa
corresponde la conmemoración de la quinta efeméride, sobre la que nos ocupamos. Culmina esta
etapa con la conformación de la "Generación del 80"y la organización del Estado.
Si bien se abordarán con más detalle los temas referidos en particular a cada uno de los
acontecimientos que se conmemoran, por el momento esbozaremos una breve síntesis que no
desconoce la complejidad del proceso, sino que pretende hacer una introducción a la trama de
relaciones que en él se entretejen. En esta instancia, el énfasis estará puesto en la variable política,
comprendida ésta como el interjuego de relaciones de poder entre grupos que intentan imponer
la, supremacía y otros que generan mecanismos de resistencia a los intentes de dominación. En
capítulos posteriores, se abordará la trama de las historias de la argentina criolla, centrando la
mirada en la organización socio-económica Y la vida cotidiana para observar de modo más global
la complejidad de los procesos del pasado nacional:
De la crisis del orden colonial al fin del período revolucionario (1800-1820). La Revolución de
Mayo
A principios del siglo XIX, el orden mundial estaba convulsionado por los acontecimientos que se
estaban produciendo en Europa y que tuvieron mucha influencia en América.
La revolución industrial
La primera fase de la Revolución industrial que se venía desarrollando en las islas Británicas -
principalmente- y en algunas regiones de Europa continental, como Francia, Flandes y los Países
Bajos, así como en partes de Alemania e Italia y las colonias (y luego estados) del norte de los
actuales Estados Unidos, comenzó a transformar las actividades económicas del resto del mundo.
El comercio monopólico que los países europeos mantenían con sus colonias de América, África,
Asia y las islas del Pacífico estaban basadas en el abastecimiento de las necesidades de consumo
de las poblaciones coloniales con manufacturas producidas en las metrópolis y la obtención, en
aquellas, de las materias primas que necesitaban en Europa.
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El incremento de la producción que generó la introducción de la máquina de vapor por en los
procesos de fabricación creó mayores excedentes de mercaderías, que exigieron la ampliación de
los mercados para su comercialización, así como mayor cantidad de materias primas. Estas
necesidades se vieron favorecidas por las transformaciones tecnológicas que la misma Revolución
Industrial proporcionó: principalmente, la utilización de la máquina de vapor en el transporte. La
introducción del barco y de ferrocarril con propulsión mecánica permitió el traslado de
mercaderías en mayor cantidad y con mayor seguridad y puntualidad a destinos más lejanos,
ampliando las posibilidades del comercio internacional.
Las consecuencias del cambio en el modo de producción generan cambios en la estructura social
de los países donde éstas se llevan a cabo: se produce el ascenso de la burguesía, que desplaza a la
nobleza como grupo social preeminente.
La producción industrial y el comercio, así como las actividades financieras, se tornan más
importantes que la tenencia de la tierra.
La Ilustración
Los criollos que -por sus estudios o viajes a Europa- habían podido sortear la prohibición de la
lectura de los libros que exponían estas ideas, percibieron que estas teorías eran totalmente
aplicables para ellos. Por el hecho de haber nacido en América, sus posibilidades de inserción
social estaban absolutamente limitadas por las leyes españolas, por lo que sus demandas de
igualdad y libertad eran justas.
De las dos revoluciones que vivió el mundo en las últimas décadas del siglo
XVIII fue la Revolución Francesa la que más influyó en las ideas y acciones de los criollos. Los
sucesos del ciclo revolucionario francés interesaron a la elite criolla e incluso permitieron la
identificación con las facciones que intervinieron en él: los más radicales, que proponían la muerte
del rey e inmediata instalación de una república de iguales, recibieron el nombre de jacobinos (así
se los llamé en la década de 1810 a Moreno y a su grupo, dispuestos a que la revolución y la
libertad triunfaran en América a cualquier precio).
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Las invasiones inglesas de 1806 y 1807 también tuvieron un gran impacto en la sociedad del Río de
la Plata, sobre todo debido a que, además de las-ideas, llegaron a estas playas abundantes
mercaderías industriales de origen británico que alteraron profundamente el comercio local. La
existencia de manufactura extranjera que eludía la ley del monopolio español no era una novedad
en Buenos Aires: el comercio de la ciudad-puerto había nacido y crecido con el contrabando, pero
esas actividades estaban -hasta entonces- en manos de los mismos comerciantes peninsulares que
tenían el comercio legal y sujeto a iguales limitaciones.
Agitación en el Virreinato
En el Virreinato, por otra parte, también había agitación. El levantamiento de Tupac Amaru en
1807 liderando a los indígenas y grupos más desprotegidos del Alto Perú, descontentos por las
condiciones de trabajo en las minas y la desigualdad social, aunque no logró la adhesión de los
criollos (ya que éstos no adherían al reclamo de la devolución de la tierra a sus verdaderos dueños,
los pueblos originarios), provocó una ola de indignación por la crueldad con que fue sofocado por
las autoridades españolas.
Las reformas políticas y--administrativas, impuestas en la América hispana por los Borbones,
consiguieron mayor centralización del poder, pero, a la vez, generaron numerosas tensiones,
incluso entre los funcionarios de la burocracia y los sectores mercantiles. También surgieron
conflictos de poder dentro de las intendencias entre las ciudades cabeceras y sus subordinadas.
Por otro lado, las medidas de flexibilización del rígido comercio que introdujeron los Borbones,
abriendo parcialmente el Puerto de Buenos Aires, no alcanzaron para abaratar los carísimos
precios que pagaban sus habitantes por la mercadería traída desde España, que, además, muchas
veces escaseaba y era de mala calidad.
Tradicionalmente, estas falencias eran subsanadas por la práctica del contrabando desde las
colonias portuguesas. Pero la mayor entrada de productos de otros orígenes estimuló las
necesidades de consumo de su población y el interés de una parte de los grandes comerciantes de
ampliar sus posibilidades de importar. A su vez, la libre internación de mercaderías por el puerto
de Buenos Aires -además de producir un despegue de la ciudad en cuanto a acumulación de
riquezas y poder- generó el desarrollo de economías vinculadas a producciones para la
exportación, básicamente agropecuarias, sobre todo en la Banda Oriental, donde aparecieron los
primeros saladeros. Ya no será sólo el cuero, sino también el sebo y el tasajo los elementos
centrales de exportación hasta la segunda mitad del siglo XIX, cuando la producción lanera
empiece a reemplazarlos.
Los criollos, marginados del comercio de ultramar, de los cargos políticos y de la posesión de
amplias extensiones de tierra, advirtieron en este contexto las ventajas económicas que devenían
del comercio interregional e intrarregional: sus ambiciones políticas crecieron de la mano de su
posicionamiento de liderazgo en las actividades económicas en el interior del virreinato.
Esta ebullición dentro de las colonias le puso marco a la lucha entre las potencias europeas por
repartirse el mercado que generaba la creciente producción industrial.
Contexto internacional
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Las guerras napoleónicas -que básicamente enfrentan a Francia con Inglaterra- incorporaron al
conflicto a España de una manera muy particular. La corona española durante siglos venía
sosteniendo una serie de guerras contra los ingleses.
Si bien el comienzo de las invasiones de Napoleón no encontró mayor apoyo en España (no
olvidemos que el ascenso de Bonaparte fue una consecuencia de la Revolución Francesa, que
entre otras cosas había ejecutado a Luis XVI y derrocado a la monarquía), la expansión de su
Imperio era suficiente justificación para atacar cualquier posesión española. En ese contexto, se
producen los dos intentos de invasión inglesa a Buenos Aires y Montevideo.
La torpe política de Napoleón que, en su intento de invadir Portugal, avasalló al pueblo español,
terminó por gestar la resistencia del pueblo contra los franceses.
Napoleón había creído que, al tomar prisionero a Fernando VII en 1808, descabezaba la oposición,
pero se centró con que la había profundizado a través de la organización de las Juntas en las
principales ciudades y la subordinación del ejército español a éstas. En este ejército español, que
luchaba -primero-contra Inglaterra y que fue apoyado -luego- por este país, comienza su carrera
militar José de San Martín.
Por distintas razones, en todos los sectores sociales había descontento por la situación que se
vivía: los criollos -especialmente los ilustrados- por la desigualdad con la que eran tratados por los
españoles y las limitaciones a sus posibilidades de ascenso social; los sectores populares, por la
difícil situación económica y laboral a la que estaban sometidos; las clases privilegiadas –dedicadas
principalmente al comercio-, por las limitaciones a sus posibilidades de enrique-cimiento por el
monopolio, y la sociedad en su conjunto por el perjuicio que devenía de los altos costos de las
mercaderías que llegaban al puerto y por las dificultades de abastecimiento generadas por la
guerra europea.
La revolución
Tanto la expulsión de los portugueses de la Colonia de Sacramento, como de los ingleses durante
las dos invasiones, mostraron a los habitantes de Buenos Aires que tenían suficiente fuerza como
para enfrentar a enemigos con ejércitos poderosos. La resistencia a las invasiones inglesas en 1806
y 1807 produjo en el Río de la Plata un proceso de militarización y politización de la sociedad
permitió la irrupción en el espacio público de la plebe urbana, sector que hasta entonces no
participaba de estas cuestiones y que ingresó en la escena política con la posibilidad de poder
elegir democráticamente a sus jefes,
Al invadir Napoleón a España en 1808, obligó a abdicar a Carlos IV a favor de su hijo Fernando VII,
a quien tomó prisionero, colocando a José Bonaparte en el poder. Los reinos de España rechazaron
estos hechos y comenzaron a formar
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Juntas Provisionales de Gobierno.
En el Río de La Plata la falta de consenso acerca de los pasos a seguir se manifestó en el comienzo
mismo del proceso revolucionario evidenciando un variado arco político que vislumbró diferentes
soluciones al vacío de poder. Un grupo, conocido como "partido de la independencia", propiciaba
el reinado de la infanta Carlota Joaquina de Borbón, esposa del rey de Portugal y hermana de
Fernando VII manteniendo una figura de estilo monárquico y conservando la estructura del
virreinato. Otros sectores, en cambio, empezaron a cuestionarse acerca de sobre quién debía caer
la soberanía estando el rey preso .En ese grupo, se hicieron oír las voces de Castelli y Moreno,
quienes sostenían que el pactismo español, tal cual se entendía después de los sucesos de 1808,
no podía ser aplicado en América, ya que ésta poseía el status de colonia y por lo tanto había
perdido esa igualdad. Al estar las colonias americanas en una posición subordinada, no firmaron el
pacto para jurar fidelidad al rey voluntariamente, sino que fue impuesto por la conquista. Por lo
tanto, si la soberanía volvía al espacio americano, no tenía por qué funcionar de la misma manera
que en España.
Otros grupos estimaban que debían permanecer fieles a España tomando el poder en tanto no lo
pudiera ejercer Fernando VII, pero modificando algunas prerrogativas de los españoles, en
especial las referidas a las restricciones en el comercio.
Finalmente, los españoles seguían defendiendo su pretendido derecho de decidir por sí mismo y
mantener todos sus privilegios.
Al tomar conocimiento de que la Junta Central en España había caído, se precipitaron en Buenos
Aires los acontecimientos de mayo de 1810. Convocado un Cabildo Abierto, éste se reunió el 22 de
mayo, destituyendo a Cisneros de su cargo de virrey -ya que no existía la autoridad que lo había
investido- y decidiendo la formación de una Junta de Gobierno. Pero la reacción del grupo de
españoles impuso al mismo-Cisneros como presidente de la Junta. -Los criollos, descontentos con
esta resolución, forzaron la realización de otra reunión el 25 de mayo; reunión que, tras largos
debates y discusiones, proclamó a la Primera Junta, encabezada por Cornelio Saavedra. Fruto del
acuerdo que se estableciera, la Junta se proclamó con la "máscara de Fernando VII", vale decir que
juró en su nombre, se comprometió a defender sus intereses y le prometió-lealtad. Entre sus
primeras- medidas, tomó la decisión de-abrir-el-comercio a todos los países, aboliendo el
monopolio,
Los primeros años posteriores a mayo de 1810 se caracterizaron por las marchas contramarchas
del proceso revolucionario, entre las que destacaron: las discusiones acerca de la forma de
gobierno, las guerras por la independencia, la disgregación de los territorios del virreinato, la crisis
económica producto de un empobrecimiento general, el surgimiento de los caudillos provinciales,
el auge del cuero como producto exportable y la desaparición de los españoles como el grupo
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social privilegiado, en un contexto en el que primaban las permanencias en los modos d e
organización de la sociedad.
Los acontecimientos de mayo en el Río de la Plata modificaron las relaciones entre los diferentes
grupos sociales al permitir el surgimiento de comerciantes y terratenientes bonaerenses y al
negarse los grupos dominantes del interior a perder sus privilegios. Las clases subalternas, en esta
instancia, no presentaron proyectos que expresaran la defensa de sus propios intereses.
La revolución y el inferior
Durante los primeros meses de la revolución, la postura dominante en la Primera Junta fue la de
Mariano Moreno, que era, frente a la de-Cornelio Saavedra una postura radical con respecto a
modo en que se debía llevar adelante el proceso revolucionario. Moreno adhería a la postura
rousseauniana de un pacto de soberanía entre el individuo (en este caso, la elite de ciudadanos
porteños) y el gobierno, y concebía a Buenos Aires, antigua capital del virreinato, como la
poseedora del derecho a generar la organización política que después debía ser impuesta o
consensuada con el resto del espacio rioplatense.
La revolución y el interior
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6. Paraguay: El 24 de julio de 1810 se reúne en Asunción un Congreso General que decide no
prestar subordinación a la Junta de Buenos Aires.
7. Misiones: El 8 de julio de 1810 se pronuncia por la Junta de Buenos Aires.
8. Montevideo: Niega su reconocimiento a la Junta, y despide al delegado porteño Juan José
Paso. El 13 de agosto Buenos Aires declara la apertura de hostilidades.
9. Buenos Aires: El 27 de mayo la Junta envía una circular a las ciudades del interior solicitando
su acatamiento y disponiendo la elección de diputados para integrar el congreso general que
decidirá la forma permanente de gobierno.
10. Entre Ríos: Apoya a la Junta.
11. Corrientes: Apoya a la Junta.
12. Santa Fe: El 5 de junio de 1810 se pronuncia en favor de la Revolución.
13. Córdoba: Centro de la reacción española, es controlada en julio-agosto de 1810 con la
marcha del Ejército Auxiliador y el fusilamiento de Liniers y sus compañeros.
14. San Luis: El 14 de junio de 1810 el cabildo reconoce al gobierno porteño.
15. Mendoza: Después de vencer la resistencia del comandante de Armas, Faustino Anzay, el 23
de junio de 1810 se celebra un Cabildo abierto que adhiere a la Junta.
16. Chile: El envío del delegado porteño Gregorio Gárnez consigue movilizar los ánimos a favor
de la Junta, a pesar de la oposición de la Audiencia de Santiago. Se prepara el clima para la
revolución chilena, que estallará en septiembre.
17. San Juan: Presta adhesión el 9 de julio de 1810.
18. La Rioja: Apoya a la Junta.
19. Catamarca: Reconoce a la Junta el 22 de junio.
20. Santiago del Estero: Reconoce a la Junta el 29 de junio de 1810.
21. Tucumán: Reconoce a la Junta el 25 de junio de 1810.
22. Salta: Se adhiere a la Junta el 19 de junio de 1810.
23. Jujuy: Reconoce a la Junta el 4 de septiembre de 1810
A pesar de que el Cabildo que había designado a la Junta estipulaba en una ordenanza la invitación
a las otras ciudades con Cabildo para que enviaran diputados, Moreno -durante los primeros seis
meses de gobierno- dilató el asunto de la inclusión de los diputados del interior y envió a Manuel
Belgrano rápidamente hacia el norte para solicitar a las otras áreas del virreinato que juraran
fidelidad a la Junta de Buenos Aires.
La convocatoria a un congreso general de los pueblos, cuyos delegados deberían ser elegidos por
los cabildos abiertos, finalmente se realizó invitando a los delegados a incorporarse a la junta ya
conformada. Ya se planteó, entonces, el enfrentamiento entre las tensiones hegemónicas de
Buenos Aires y la resistencia desde el interior. En Buenos Aires, comenzó a prepararse un ejército
para imponer a la fuerza las ideas de la revolución.
El Cabildo de Montevideo ni siquiera aceptó escuchar a Juan José Paso –enviado en misión por la
Junta- y juró fidelidad al Consejo de Regencia español, que designó a Francisco Javier de Elío como
nuevo virrey en el Río de la Plata, quien se asentó en aquella ciudad. Pero las ideas de Mayo se
hacen carne en la población rural de la Banda Oriental. Lideradas por José G. Artigas, las tropas de
paisanos orientales, con apoyo de Buenos Aires, ponen sitio a Montevideo.
Todas las autoridades de Córdoba, excepto el Deán Funes, rechazaron a la Junta y también se
pronunciaron por el acatamiento al Consejo de Regencia. En esa ciudad residían los ex virreyes
Baltasar Hidalgo de Cisneros y Santiago de Liniers, quienes encabezaron la resistencia, pero las
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ciudades dependientes de esa intendencia, Mendoza y San Luis, decidieron enviar representantes
a Buenos Aires, ciudad con la que estaban ligados sus intereses comerciales, aprovechando la
situación para liberarse de la hegemonía cordobesa. La resistencia que intentó Liniers en Córdoba
fue derrotada por la tropa enviada desde Buenos Aires y el ex virrey y sus compañeros fueron
apresados y fusilados por decisión de Mariano Moreno.
El cabildo de Salta, a pesar de la resistencia del gobernador, así como los de San Miguel de
Tucumán y Catamarca, adhirieron a la Junta. Lo mismo sucedió en el litoral con las intendencias de
Santa Fe y Corrientes.
Reorganización territorial
En Asunción del Paraguay no reconocieron a las autoridades de la Junta de Buenos Aires. Ésta le
encomendó a Manuel Belgrano, abogado casi sin experiencia militar, la jefatura de un ejército
para liberar a los paraguayos. A pesar de que Belgrano fue derrotado en la batalla de Tacuarí, se
propagan las ideas que lo guiaban acerca de que los criollos tenían derecho a su prop io gobierno.
Una revuelta encabezada por Rodríguez de Francia depuso al gobernador español, estableciendo
una junta local, pero sin reconocer la primacía de la porteña. El tratado que firmaron -tiempo
después-, reconociéndose mutuamente, concluyó en la pérdida del territorio paraguayo para las
autoridades de Buenos Aires.
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En las gobernaciones del Alto Perú, la situación también se tornó contraria a los intereses de
Buenos Aires. La fuerza que comandaba Juan José Castelli logró el triunfo inicial de Suipacha. Se
fusiló a los gobernadores españoles, que habían sido tomados prisioneros, pero la intervención del
Virrey de Perú cambió la situación.
El contraataque de un poderoso ejército, que venía desde Lima, revirtió esos triunfos iniciales,
sucediéndose las victorias españolas en los territorios del altiplano; sin embargo, cuando las
fuerzas españolas bajaron a los llanos, fueron derrotadas por los patriotas. Merced a esa situación,
que se prolongó durante toda la década, quedó -de hecho- establecida la frontera norte del
territorio gobernado por Buenos Aires aproximadamente en el límite actual. Cuando -a mediados
de la década del 20- los ejércitos libertadores bajo el mando de Simón
Bolívar terminan con la resistencia española, ese territorio (el del altiplano, el Alto
Perú, que había sido el centro económico del Virreinato del Río de la Plata) se convertirá en la
República de Bolivia.
Mientras tanto, en Buenos Aires tampoco estaba todo tranquilo. Las diferencias políticas que se
habían manifestado antes de la Revolución se profundizaron.
Básicamente, se definieron dos posturas. Una era encabezada por Moreno y Castelli, entre otros,
quienes propugnaban una profundización del movimiento revolucionario, para lo cual querían que
la conducción del movimiento estuviera garantizada por Buenos Aires. Su población, por su
condición de puerto y pormantener mayores vinculaciones con Europa, estaba más
consustanciada conlas ideas liberales dominantes en el pensamiento de Mayo. Para Moreno, la
soberanía pertenecía a un pueblo, en este caso el de Buenos Aires, quien debería ejercer el poder
político en pos del bienestar general.
La otra corriente de opinión, cuyo principal exponente era José Gervasio Artigas, caudillo de la
Banda Oriental, negaba el lugar de "hermana mayor" de Buenos
Aires, sosteniendo que la soberanía recae en todos los pueblos sin distinción, tuvieran o no
cabildo. Dentro de este grupo, Cornelio Saavedra contaba con mayores simpatías entre algunos
representantes del interior y de la milicia, por ser más conservador y apegado a las tradiciones
hispanas. Sus intereses tenían mayor relación con la apertura de mercados y con el
mantenimiento de la sociedad tradicional.
Pero la incorporación de los representantes del interior y la conformación de la Junta Grande, así
como el envío de Moreno en misión diplomática a Europa,mostraron la preeminencia del sector
conservador.
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Ante la nueva realidad, Moreno presentó su renuncia; al no serle aceptada, solicitó que lo
enviaran al exterior en misión diplomática; pero nunca llegaría a su destino, ya que murió durante
la travesía en alta mar, en circunstancias dudosas.
Los conflictos políticos no acabaron con esas reformas. En abril de 1811, estalla la llamada
Rebelión de las Quintas, durante la cual gente humilde de las afueras de la ciudad acampa en la
Plaza de la Victoria y, con un velado apoyo de las milicias saavedristas, exige la separación de los
miembros morenistas de la Junta (esto terminó con la detención de French y Berutti y el juicio de
Belgrano por sus derrotas militares, entre otras medidas). Pero, a pesar de que pierden poder, los
sectores jacobinos (morenistas) siguen reuniéndose y fundan la Sociedad Patriótica, demandando
la declaración de la independencia de España. Se identifican con los colores celeste y blanco, que
poco tiempo después Belgrano utilizará para la creación de la bandera.
La falta de operatividad de la Junta Grande y las presiones de los grupos opos itores concluyeron
en otro Cabildo Abierto, que reemplazó a la Junta por el Primer
Triunvirato. Nuevamente, las autoridades de la ciudad de Buenos Aires tomaron decisiones que
afectaban a todo el conjunto de las provincias en forma inconsulta.
El Triunvirato, partidario de la hegemonía de Buenos Aires, firmó tratados de paz con Rodríguez de
Francia, reconociendo la autonomía del Paraguay, y con Francisco José de Elío, en la Banda
Oriental, abandonando a Artigas a su suerte.
Ese mismo año de 1812 llegó a Buenos Aires, desde Europa, un grupo de militares que había
servido en el ejército español y que, contando con el apoyo de
Inglaterra, venía a ponerse al servicio de la causa revolucionaria. José María Zapiola,
Carlos María de Alvear y el más destacado de ellos, el entonces teniente corone l José de San
Martín.
Este grupo, junto a algunos revolucionarios locales como Bernardo de Monteagudo, por ejemplo,
se constituyó en una logia masónica: la Gran Reunión Americana -organizada de la manera en que
lo estaban en Gran Bretaña otros americanos que luchaban contra el dominio español en todo el
continente-, que absorbió a la Sociedad Patriótica.
Este grupo apoyó un nuevo levantamiento popular contra las autoridades, acusándolas por su
tendencia conservadora. Logró la designación del Segundo Triunvirato y que éste convocara a un
congreso constituyente que declarara la independencia, idea que por primera vez aparece con
contundencia en la escena política, de la mano de la Logia.
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fuera nombrada capital de ésta. Los diputados fueron rechazados, por lo que ni la Banda Oriental,
ni las provincias del litoral -donde Artigas había extendido su influencia- estuvieron representados
en la Asamblea.
Si bien ésta no logró los objetivos para los que fuera convocada, obtuvo la eliminación de la
referencia al rey en todos los documentos, acuñó una moneda propia, proclamó la bandera creada
por Belgrano, adoptó el escudo y el himno (con un fuerte contenido antiespañol, que el general
Roca va a eliminar en 1898) y dispuso la celebración del 25 de Mayo; todos éstos claros pasos
tendientes a romper los lazos con España. En lo social, se suprimieron los títulos de nobleza, el
mayorazgo, la encomienda, el yanaconazgo, la mita, la inquisición y la tortura, así cómo se
estableció que los hijos de los esclavos nacidos en el territorio serían libres al alcanzar la mayoría
de edad.
Pero la Asamblea no logró avanzar en la organización de una forma de gobierno para las
"Provincias Unidas del Sud", salvo la disolución del Triunvirato y su reemplazo por una forma
unipersonal, el Directorio.
Mientras se daban estos pasos desde lo político, la situación militar era sumamente difícil : En el
norte, Belgrano, tras los triunfos iniciales de las batallas de Tucumán y Salta, sufrió la destrucción
de su ejército en Vilcapugio y Ayohumacuando intentó perseguir a los realistas internándose en el
Alto Perú, debiendo replegarse -nuevamente- al actual territorio argentino. A raíz de ello, el
gobierno lo destituyó del mando del Ejército del Norte, entregando su jefatura a San Martín.
Pero éste ya tenía la firme convicción de que era imposible atravesar los páramos bolivianos,
cruzar la cordillera y vencer a los españoles en su centro de poder sudamericano: Lima. San Martín
creía que eso se debía intentar por el Pacífico, para lo cual era indispensable recuperar Chile, que,
tras haber declarado la independencia en 1810, había caído nuevamente en poder de las fuerzas
españolas.
La posibilidad de recibir refuerzos era totalmente posible, en vista de que el mayor ejército de
Napoleón había sido aniquilado en su fracasada invasión a Rusia, por lo que los franceses se vieron
obligados a dejar el territorio español, siendo inminente la recuperación del trono de Fernando
VII.
Carlos de Alvear, quien a través del manejo de la Logia tenía una gran influencia en las decisiones
políticas, logró el nombramiento de Gervasio Posadas, su tío, como el primer Director. El mismo
Alvear fue designado para la definición de problema de Montevideo. Con la ayuda de una flota
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organizada por Guillermo Brown, recomenzó el sitio, logrando la rendición de la plaza. Pero su
conductaen la ciudad tomada reforzó el resentimiento de Artigas, quien era reconocido como el
"Protector de los Pueblos Libres" en todo el litoral y Córdoba.
La guerra obligó al incipiente Estado a cumplir un doble papel: consumir mano de obra para el
ejército -muchas veces captada de manera violenta- y ejercer una coacción jurídica que persigue el
disciplinamiento en el trabajo.
Los enfrentamientos fueron aprovechados por los portugueses que avanza bar sobre la frontera
norte de la Banda Oriental, sin que Artigas recibiera ayuda ensu resistencia a la invasión. Por el
contrario, Alvear llama a los restos del Ejército del Norte para someter al caudillo oriental. Pero la
sublevación de estas fuerzas, a las órdenes de Ignacio Álvarez Thomas, depuso al Director,
reemplazándolo en el cargo. Alvear se exilió con su familia.
La independencia
Estos hechos, producidos en abril de 1815, significaron un fuerte cambio en la política de Buenos
Aires. Se produjo la recuperación de la influencia política del sector afín a San Martín y el apoyo a
su plan de preparar el cruce de los Andes. Para ello, el Libertador insistía en la necesidad de la
declaración de la Independencia. Pero nuevamente la situación militar posterga esa decisión. Al
último intento de llegar a Lima por tierra, que terminó en la derrota de SipeSipe, se sumaba el
avance de los portugueses en la Banda Oriental.
Tampoco los congresales de Tucumán lograron sancionar una constitución, pero sí declarar la
independencia de las Provincias Unidas de Sudamérica "de España y de toda otra dominación
extranjera". Fiel al ideario de la Logia Lautaro, creada por San Martín en Mendoza, y que
reemplazó a la anterior (la Gran Reunión
Americana) en la influencia en las decisiones políticas, se promulgó la voluntad de creación de una
nación sudamericana, que lograra superar las tendencias a las dispersiones localistas que reinaban
en los territorios liberados.
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recuperado el trono, y se preparaba una expedición para la restauración monárquica en el Río de
la Plata.
Juan Martín de Pueyrredón, miembro de la Logia Lautaro, es elegido Director Supremo por el
Congreso, en reemplazo de Álvarez Thomas. Consustanciadocon la hegemonía de Buenos Aires,
Pueyrredón trasladó el Congreso a esta ciudad,a la vez que comenzó una serie de acciones contra
los caudillos litoraleñosque apoyaban a Artigas, dejándolo solo en la lucha contra los brasileños.
Éstosocupan Montevideo, que en pocos años pasó del dominio español al criollo, y luegoal
portugués.
A pesar de algunos intentos de involucrar en el frente interno al ejército que San Martín preparaba
para el cruce de la Cordillera, Pueyrredón fue el mayor apoyo que tuvo el L ibertador en su
preparación. Gracias a los aportes que aquel realizó desde Buenos Aires, se logró conformar una
fuerza de casi 5.000 hombres (incluidos exiliados chilenos deseosos de recuperar su patria), bien
armados, entrenados y organizados.
Con un plan que engañó a los comandantes españoles en Chile, el ejército cruzó la Cordillera de los
Andes y venció a las fuerzas realistas en Chacabuco, recuperando Santiago de Chile, donde se
instaló un nuevo gobierno criollo. Pero,a pesar de que la intención del general San Martín era la de
seguir en forma inmediata a Perú, el reagrupamiento de los españoles en el sur de Chile y la falta
de apoyo desde Buenos Aires fue postergando esa empresa. Recién años después, luego de la
batalla de Maipú y tras un acuerdo del gobierno chileno con Inglaterra, que le permitió armar la
flota para el transporte hasta Perú, pudo realizar esa parte de su plan continental.
Mientras tanto, en el Río de la Plata, la pérdida de la Banda Oriental (donde -además- es derrotado
definitivamente Artigas), así como la aparición de la resistencia de sectores federales de la
provincia de Buenos Aires, encabezados por Manuel Dorrego -que propiciaban que ésta
abandonara todo intento de representación nacional-, debilitaron el poder del Directorio.
El surgimiento de las actuales provincias del territorio nacional tiene su germen en una ciudad
colonial y el área rural cercana. Las ciudades-provincias se convirtieronen centros comerciales y
políticos con un mínimo de cohesión, en las que dominaba una figura, el caudillo, al que los
habitantes del área rural apoyaban y respetaban.
Al desintegrarse el Virreinato en 1810, en poco tiempo perdió más de la mitad del territorio que
poseía en un plano formal; diez años más tarde, lo que quedaba,terminó por desintegrarse. No
había interés común entre todas las provincias, ninguna fuerza que uniera entre sí a sus
habitantes.
Las campañas militares que atravesaron toda la región, primero por la imposición de las ideas
revolucionarias, y luego por las heridas que las anteriores iban dejando, sumadas a la
confrontación de intereses regionales, acabaron con la idea de unidad sostenida desde Buenos
Aires.
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Hubo dos momentos en los que se subdividió el territorio de la Provincias, no tan "unidas" como
rezaba su nombre. De las intendencias que conformaban el Virreinato, en 1814, Cuyo se
desprendió de Córdoba, y Tucumán se separó de Salta. Entre 1820 y 1821, Cuyo se subdividió en
Mendoza, San Juan y San Luis,y de Tucumán se alejaron Catamarca y Santiago del Estero. De
Corrientes, EntreRíos.
Esta segunda división trajo aparejadas las efímeras declaraciones de independencia en la mayoría
de estas nuevas provincias; tal es el caso de las "repúblicas de Tucumán o de Entre Ríos" o la
independencia de Córdoba y de Santiago del Estero. El proceso de disgregación llevó a nuevos
enfrentamientos y guerras a estos territorios, arrastrados por los caudillos locales, quienes
afirmaron su poder por ese medio.
Córdoba se destacó por sus manufacturas y tejidos de lana: cobijas, ropa de abrigo, frazadas,
ponchos y alfombras. Santiago del Estero por los tejidos de lana ordinarios que usaban como
materia prima lanas de cabras, ovejas, llamas y carneros. En Catamarca y la Rioja proliferaron las
prendas de algodón y la lencería bordada, heredera de la quichua. En Tucumán y Salta, la
producción principal fue de suelas, base del calzado y del correaje. Producían también becerros
(pieles de terneros curtidas), ponchos de vicuña, de algodón y de lana de carnero.
Mendoza y San Juan se caracterizaron por la producción de vinos y aguardientes y la elaborac ión
de frutas secas.
La convocatoria para la redacción de la -ya varias veces postergada- constitución chocó con la
discusión acerca de dónde reunirla. Cada uno de los mandatarios pretendía asumir su control y
recelaba de los demás, haciendo que se frustrara la convocatoria. El fracaso se produjo, además,
por la falta de una idea política definida, de intereses económicos consensuados, de un proyecto
de país, en definitiva. En 1819 se redactó una Constitución con un apenas disimulado contenido
monárquico, que no alcanzó a aplicarse.
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Las tensiones entre el interior y Buenos Aires no son sólo económicas, sino también sociales y
políticas. Estos conflictos terminaron enfrentando a los sectores en la batalla de Cepeda, en 1820.
Los caudillos del litoral, Estanislao López y Francisco Ramírez, con el apoyo de Alvear y del
enemigo jurado de San Martín -el chileno José Miguel Carrera-, vencieron a las fuerzas nacionales
comandadas por Manuel de Sarratea y entraron a la ciudad-puerto, acabando con el régimen del
Directorio.
Cepeda marcó, así, el fin de los dos proyectos en pugna: el centralista del Directorio y el
confederal de Artigas. El proyecto confederal artiguista -al que adhirió el litoral de las Provincias
Unidas- se había consolidado hacia 1815, en oposición al centralismo porteño, y fue devastado en
1820, porque las bases de su poder eran muy heterogéneas y frágiles: al litoral argentino lo único
que lo unía era la oposición a Buenos Aires, y la elite de Montevideo lo acompañó sólo en cuanto
sus interesen fueron atendidos.
El proyecto de Rivadavia
A partir de 1821, el poder de los caudillos decreció por sus luchas internas y Buenos Aires logró el
control de las provincias, a través de una política pactista con el litoral , que acabó con el
predominio de Artigas en el noreste, con el correlato de la expansión en la frontera debido a
incursiones con éxito contra los indígenas pampeanos.
Los hacendados de la provincia de Buenos Aires consiguen imponer a uno desus miembros, Martín
Rodríguez, en la gobernación. Un conato de sublevación trajo a la escena política al jefe de la
milicia, la Guardia del Monte, Juan Manuel de Rosas -otro joven estanciero-, quien con esa fuerza
logró afianzar el gobierno de Rodríguez. Pero el personaje más destacado del período sería el
ministro de gobierno, Bernardino Rivadavia. El enfrentamiento entre el pensamiento y las políticas
de estos dos hombres signará el futuro de Buenos Aires y, por sus respectivas influencias, todo el
país, en las siguientes décadas.
Bernardino Rivadavia había sido secretario del Primer Triunvirato y luego había viajado a Europa,
en misiones diplomáticas junto a Belgrano. En 1821 fue Ministro de Gobierno y Relaciones
Exteriores de Martín Rodríguez, siendo el motor de las reformas impulsadas desde el poder
político en el período que va desde 1821 hasta 1827.
Su gestión se caracterizó por continuos intentos de centralización y fortalecimiento del poder del
Estado, tendencias que se profundizaron en su corto paso por la presidencia. Entre las principales
medidas que tomó, se destacan las transformaciones que hizo en las instituciones provinciales, la
modernización en la administración pública, incorporando funcionarios profesionales y la
reestructuración del ejército, pasando a retiro a una gran cantidad de oficiales excedentes de las
guerras de la independencia.
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Pero, sin duda, lo más trascendente de su gestión fue la contratación del primer empréstito con la
banca británica para obras de infraestructura para la ciudad de Buenos Aires (agua corriente y el
puerto, principalmente). Sin embargo,los dineros fueron utilizados para la compra de armas para
la guerra contra Brasil en la Banda Oriental.
Por otro lado, la ley de enfiteusis fue expresión de su política de ocupación y distribución de tierras
para las actividades agro-ganaderas. Estaba interesado en desarrollar la agricultura (en lugar de la
ganadería extensiva), a la manera de como lo había visto en Europa durante su gestión
diplomática, para lo que se requería poblar la pampa. Para lograrlo, llevó la frontera con los
indígenas mapuches y tehuelches hasta la zona de Tandil y, por medio de la mencionada ley de
enfiteusis, se propuso alquilar tierras públicas a particulares con la obligación de habitarlas; éstas
no podían ser transferidas. Posteriores modificaciones introducidas en la aplicación de la ley, y la
dificultad para generar mecanismos eficaces de recaudación, la transformaron en lo que
precisamente se quería evitar: la concentración con fines especulativos de la propiedad de
grandes extensiones de tierra en manos de unas pocas personas, que -por supuesto- no habitaban
en ellas.
En este período, Gran Bretaña presionó al gobierno porteño para que avanzara en la unificación
política nacional: era necesario un mercado único y estabilidad política para progresar con los
negocios y la inversión de capital. En 1826 se promulgó una constitución que tenía algunos rasgos
unitarios. Mientras se discutía, el Congreso eligió a Rivadavia como presidente de la República. Su
nombramiento fue rechazado por el interior del país, que desconfiaba de cualquier propuesta que
viniese de Buenos Aires y no estaba de acuerdo con la propuesta rivadaviana de supr imir las
milicias y las rentas provinciales.
Además, los negociadores enviados a Río de Janeiro, bajo las presiones de Inglaterra, que quería la
autonomíade la Banda Oriental bajo dependencia del Brasil -a pesar de los éxitos militaresde
Brown y Alvear en las batallas de Juncal e Ituzaingó-, aumentaron el descontento en Buenos Aires.
Mientras estos hechos se desarrollaban en Buenos Aires, San Martín había desalojado a los
realistas de Lima y declarado la independencia de Perú, aunque no pudo acabar con la resistencia
del ejército español que había quedado en las sierras. Bolívar, que había liberado Venezuela,
Colombia y Ecuador, tras la tan famosa -como misteriosa- entrevista con San Martín en Guayaquil,
quedó encargado de la consolidación de las campañas, venciendo en Ayacucho definitivamente a
la resistencia española, y declarando la independencia de la República de Bolivia, en lo que habían
sido territorios del Virreinato del Río de la Plata y último reducto realista en América del Sur.
Para ese tiempo, San Martín había vuelto a Mendoza, desde donde fue llamado a formar parte de
las guerras que enfrentaban a las provincias entre sí, y a éstas con Buenos Aires. Tras negarse a
aceptar, y decepcionado por el curso que habían tomado los acontecimientos, se exilió en Europa,
donde permaneció hasta su muerte. La preeminencia de los intereses locales impidió la realización
del sueño sanmartiniano: la unión de los pueblos de Sudamérica en una única nación.
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Gran Bretaña que, triunfante de la guerra contra Napoleón, se había convertido en la potencia
hegemónica de Europa, extendió esa hegemonía a América mediante el apoyo a los movimientos
independentistas, como una prolongación de su histórica lucha contra España y -
simultáneamente- tuvo un aumento de su expansión comercial. El Reino Unido fue el primero de
los gobiernos europeos en reconocer al patrio y firmar un tratado de paz y amistad.
En la Banda Oriental, la guerra con Brasil (que había coronado como Emperador a Pedro I y
desconocido la soberanía de los reyes de Portugal) continuabaestancada sin una resolución. Los
brasileños seguían ocupando Uruguay, peroun grupo de uruguayos (los 33 Orientales) organizó un
levantamiento con apoyode Buenos Aires.
A pesar de la ocupación, Buenos Aires reconoció la incorporación de la Banda Oriental como parte
de las Provincias Unidas, provocando con esa medida el reinicio de la guerra con Brasil.
La Constitución de 1826 utiliza por primera vez el nombre de República Argentina para denominar
al país. Pero tanto el nombre como la misma constitución fueron rechazados por las provincias.
Comenzaron así a definirse las posturas políticas que dominarían las luchas de los siguientes años.
Los unitarios, que postulaban un gobierno central fuerte que garantizara la unidad política y
económica de todo el territorio; proponían la sanción de una constituciónnacional que autorizara
al gobierno central a elegir a los gobernadores provinciales y a tener ingerencia en los congresos
locales.
En el orden económico, adherían a la nacionalización de la aduana, las minas y la tierra sin dueño;
proponían crear un ejército nacional y una banca que regulara la emisión de moneda. Estaban
fuertemente influidos por las ideas liberales europeas y tenían intereses comerciales con los
países de ese continente –especialmente Inglaterra-. Propugnaban una mayor tolerancia religiosa,
la inmigración europea y la incorporación de capitales de inversión. Sus adeptos eran, ensu
mayoría, del grupo privilegiado de la ciudad de Buenos Aires y de las ciudades del interior:
políticos, militares, periodistas y abogados.
Estancieros y propietarios rurales formaban el grupo de los federales y se oponíana estas ideas,
ratificando la independencia de las provincias, el sostenimiento de sus milicias, el mantenimiento
de las costumbres más vinculadas con elmundo hispano y al clero, así como las tradiciones del
catolicismo.
Partidarios de las autonomías provinciales, avaladas por constituciones propias, congresos locales
y leyes particulares, los federales trataban de mantener las fuentes de trabajo tradicionales de las
manufacturas del interior -especialmente en las provincias cordilleranas del noroeste-, limitando
el libre comercio y la importación de productos industrializados.
En las provincias del litoral, como ya hemos mencionado en el caso de Buenos Aires, había grupos
que se autodefinían como federales, pero que compartían con los unitarios su adhesión a las ideas
liberales -sobre todo las referidas al libre comercio-, ya que sus actividades económicas eran la
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exportación de cueros, sebo y tasajo. Mientras que, en su forma de vida, sistema de valores y
profesiónde fe, tenían total identificación con los otros federales del interior. Peroa su vez -entre
ellos- había diferencias: mientras que los de las provincias deSanta Fe y, especialmente, Entre Ríos
y Corrientes, propugnaban la libre navegaciónde los ríos interiores (Paraná y Uruguay) por los
barcos de cualquier país,para poder comerciar directamente sin pasar obligatoriamente por el
puerto deBuenos Aires, los habitantes de la campaña de esta provincia estaban en contrade la
libre navegación de los ríos, ya que facilitaba -aún más- el ingreso de mercaderíaeuropea.
En 1827, Rivadavia presentó la renuncia, la que le fue aceptada, dejándose aún lado la idea de la
presidencia nacional. Se eligió a Manuel Dorrego como nuevo gobernador de la provincia y, con
ello, el intento de unificación del país volvió a fracasar, mientras continuaba la guerra con Brasil
(hasta 1828, cuando –merced a las nuevas presiones inglesas- se firmó el tratado que creaba la
República
Oriental del Uruguay). Con ese tratado, Argentina renunció definitivamente a la provincia de la
Banda Oriental y el Reino Unido se aseguró de que el Plata fuera un río internacional.
Dorrego, que pactó con Estanislao López de Santa Fe y, con reticencias, también con Juan Bautista
Bustos de Córdoba, abrió los caminos para un nuevo intento de organización federal del país. Pero
los grupos inspirados en el pensamiento de Rivadavia, aprovechando el descontento generado por
el acuerdo con Brasil, se levantaron en armas contra él. El general Juan Lavalle, al frente de este
ejército, ocupó Buenos Aires tomando prisionero al gobernador e, instigado por los unitarios
porteños Del Carril, Agüero y Varela, lo fusiló.
La muerte de Dorrego provocó una ola de indignación en todo el país. Con él, desaparecía la
garantía de la no intervención de Buenos Aires en los asuntos provinciales. López y Bustos
enviaron tropas a la provincia de Buenos Aires, las cuales, a las órdenes de Juan Manuel de Rosas,
vencieron a Lavalle, quien se retiró, dejando la ciudad. Tras un breve período, Rosas se hizo elegir
gobernador en
1829, con facultades extraordinarias para pacificar la provincia.
En tanto, Facundo Quiroga, caudillo de La Rioja, cuya economía estaba afectada por la entrega a
capitales ingleses de las minas de oro y plata durante el gobierno de Rivadavia, había vencido a
Gregorio Aráoz de Lamadrid (quien, apoyado por el presidente porteño, se había apoderado del
gobierno de Tucumán) y extendió su hegemonía a Cuyo y parte del noroeste. Sus ideas -
expresadas en su divisa "Religión o Muerte"- eran las que caracterizaban a los caudillos federales.
Simultáneamente, el general Paz -aliado de Lavalle en la invasión a Buenos Aires- derrotó a Bustos
y fue elegido gobernador de Córdoba.
Con el apoyo del interior cordobés y fiel a sus ideas federales, Quiroga intentó derrocarlo, pero fue
vencido en La Tablada y Oncativo. Despejada la resistencia,Paz formó la Liga Unitaria, sustituyendo
a los gobernadores de Mendoza yLa Rioja por oficiales de sus fuerzas de ideas afines. Se produjo
entonces la paradoja de que, en el interior, gobiernos unitarios enfrentaban a uno federal de
Buenos Aires.
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