Tema 9 Las Causas de La Justificacion. Legitima Defensa
Tema 9 Las Causas de La Justificacion. Legitima Defensa
Tema 9 Las Causas de La Justificacion. Legitima Defensa
Unidad 4:
Tema 9: Las Causas de la Justificación.
Sesión 12
Causas de Justificación.
Legitima defensa
Para que pueda ser alegada la legítima defensa como causa de justificación, es necesaria la
presencia de los siguientes elementos:
- Agresión ilegítima: la agresión debe ser real, provenir del ser humano, ser actual o
inminente, ser ilegítima. Si el hecho proviene de un animal no puede considerarse agresión,
pero si el animal es utilizado por el hombre cabe la legítima defensa contra éste. Así mismo no
se considera como acción lo que no proviene voluntariamente del hombre. Se requiere
también la actualidad o la inminencia de la agresión, tal exigencia deriva de la naturaleza
misma de la legítima defensa y de la segunda condición que establece el Código, cuando
hace mención a la necesidad del medio empleado para repelerla. No cabe legítima defensa
contra la agresión pasada (venganza), ni contra la agresión futura que no tenga la
característica de la inminencia, pero debe tomarse en cuenta que la agresión puede perdurar
en el tiempo. Se requiere que esa agresión sea ilegítima, esto es, contraria a Derecho aunque
no se exige que sea delictiva.
- Y por último falta de provocación suficiente por parte del que pretenda haber obrado en
defensa propia. Para que se pueda alegar la legítima defensa, nuestro sistema penal
establece como requisito la falta de provocación suficiente, de acuerdo a esta exigencia, se
requiere que el sujeto que fundamenta la defensa legítima no haya sido la causa
determinante de la agresión y haberla provocado en forma suficiente, no se tomarán en
cuenta las palabras, los gestos, aquí se trata más bien de un actuar a propósito para provocar
a la persona que luego resulta agresor.
Según el Código Penal venezolano, queda amparado por esta causa de justificación “el que
obra en defensa de su propia persona o derecho.” En consecuencia se restringe la legítima
defensa a la defensa propia quedando excluida la defensa a terceros, para salvar esta
dificultad la defensa a terceros podría quedar amparada en otra causa de justificación
prevista en el mismo articulo 65 ordinal 1 que establece que no es punible “el que obra en el
ejercicio legitimo de un derecho, o en el cumplimiento de un deber.” Afortunadamente esta
causa de justificación es bastante amplia y presenta un contenido capaz de abarcar la
situación planteada.
En cuanto a los bines defendibles, la ley penal señala que se extiende a las personas y a sus
derechos. La legítima defensa ampara no sólo los bienes inherentes a la persona: libertad,
integridad física, la vida, sino también los bienes patrimoniales y en general todos los
derechos.
Para encuadrar un caso como una legítima defensa es fundamental que se den todos los
requisitos mencionados anteriormente y establecidos en el artículo 65:
El que obra en defensa de propia persona o derecho, siempre que concurran las
circunstancias siguientes:
- Agresión ilegítima por parte del que resulta ofendido por el hecho.
- Necesidad del medio empleado para impedirla o repelerla.
- Falta de provocación suficiente de parte del que pretenda haber obrado en defensa
propia.
Todo individuo tiene el derecho a rechazar con la fuerza, la agresión injusta contra sus bienes o
valores cuando el Estado no pude acudir a su defensa. El hombre por una exigencia natural
tiende a repeler o a impedir la agresión injusta, esta exigencia es recogida por la ética del
Derecho, al proteger los bienes y valores del ser humano es sus relaciones como los demás
miembros de la sociedad. No se puede menos que reconocer tal exigencia constitutiva del
ejercicio de un derecho y que justifica que el propio sujeto se defienda cuando el Estado no
pueda hacerlo. En definitiva, se trata de un conflicto de intereses que se plantea en
determinadas circunstancias, en el cual el interés del agredido debe prevalecer sobre el
interés del agresor injusto, en la extensión y con las limitaciones que la ley impone.
Exceso en la defensa
La legítima defensa requiere que se cumplan uno a uno los requisitos establecidos en la ley. En
el caso del numeral dos que señala la necesidad del medio empleado para repelerla, podría
darse el caso de un exceso en la defensa al no haber proporcionalidad entre el medio de
defensa y el medio de la agresión. O no existir equilibrio entre el bien que se defiende y el bien
que se arremete. El artículo 66 del Código Penal describe el exceso de la defensa de la
siguiente manera.
Artículo 66. “El que se traspasare los límites impuestos por la Ley en el caso del número 1 del
artículo anterior, y por la autoridad que dio la orden en el caso del número 2 del mismo, y el
que se excediere en la defensa, o en los medios empleados para salvarse del peligro grave e
inminente, haciendo más de lo necesario, será castigado con la pena correspondiente,
disminuida desde uno a dos tercios. La pena pecuniaria se aplicará con disminución de la
mitad.”
La defensa putativa es aquella que, aunque no se hayan cumplido los requisitos de la ley para
una legítima defensa, se equipara a ésta, y esto se fundamenta por haber el sujeto actuado
bajo supuestos de miedo, temor, terror e incertidumbre, el artículo 65 contempla y establece:
“Se equipara a legitima defensa el hecho con el cual el agente, en el estado de
incertidumbre, temor o terror, traspasa los límites de la defensa”.
La legítima defensa putativa es la defensa que se utiliza para repeler una agresión imaginada,
no real y objetivamente inexistente.
Resulta en el caso que el sujeto que se defiende lo hace en función de creer que está
actuando en legítima defensa. En esta circunstancia se genera un error en la creencia de la
situación. Para salir sin culpa del evento debe probarse que el error en que se incurrió es
esencial y no negligente (este error debe ser invencible, esto es, el sujeto tuvo que poner toda
la diligencia y prudencia que tuvo a su alcance para poder evitar la situación de error en ese
momento).
Se ha dicho que “hay defensa putativa cuando un sujeto obra contra otro que cree su
agresor, el que, en verdad, no le ataca ilícita, grave o inminentemente, siendo en
consecuencia, el agredido imaginario el verdadero agresor”.
Se trata aquí de un caso de error, originado en una equivocada estructuración de los datos
sensibles, y que el error para ser tal, ha de ser siempre inconsciente.
Al respecto, Zaffaroni se refiere al delito putativo expresando que: “Se llama a todos los casos
de error al revés, en que el sujeto cree que existe lo delictivo objetivo y en realidad falta”
También lo llama delito imaginario o ilusorio. La verdadera legítima defensa es objetiva o real,
es decir, se ejercita para repelar una violencia grave e injusta que materialmente existe.
La palabra putativa deriva del latín “Putate”, que significa pensar, creer, suponer o juzgar
acerca de algo