:ƵĂŶƌĞǀĂ͘&ŽƚŽĚĞůŽƐĨŽŶĚŽƐĚĞůĞŶƚƌŽŶĚĂůƵnjĚĞŽĐƵŵĞŶƚĂĐŝſŶĚĞů&ůĂŵĞŶĐŽ
ϱϰ
c e n t e n a r i o J u a n B re v a
De los pregones a la gloria
^ĞĐƵŵƉůĞŶĐŝĞŶĂŹŽƐĚĞůĨĂůůĞĐŝŵŝĞŶƚŽĚĞŶƚŽŶŝŽKƌƚĞŐĂƐĐĂůŽŶĂ͕:ƵĂŶ
Breva, rey de los cantes de Málaga
dĞdžƚŽ͗ŝĚĂZ͘ŐƌĂƐŽ
De joven vendía brevas a golpe de pregón. De mayor ͞zĂ njĂŐĂůſŶͲĐŽŶƟŶƷĂ ZŽũŽͲ ĞŶ ůŽƐ ĂŹŽƐ ĚĞ ďƵĞŶĂ
cantó en el Palacio Real ante el Rey Alfonso XII. Entre cosecha, acostumbraba con otros campesinos de la
medias, una vida de trabajo, de viajes y de arte, sobre zona a acercarse a Málaga a vender los frutos en el
todo de mucho arte que ha quedado impreso en la mercado, y cuando la venta no se daba bien, procu-
ŚŝƐƚŽƌŝĂĚĞůŇĂŵĞŶĐŽ͕ĐŽŵŽƐƵŶŽŵďƌĞĂƌơƐƟĐŽ͗:ƵĂŶ raba salir de la mercancía pregonándola por las calles
Breva. Al cumplirse el centenario de su fallecimiento, ĚĞůĂĐĂƉŝƚĂů͘͟ĮƌŵĂZŽũŽƋƵĞůŽƐƉƌĞŐŽŶĞƐĞƌĂŶĞŶ
recordamos su vida y su trayectoria. ĞƐĂĠƉŽĐĂŵƵLJƵƐƵĂůĞƐ͕ƉŽƌůŽƋƵĞ͞ƉŽƌĞƐƚĂĞdžƚĞŶ-
dida costumbre y por su naturaleza cantaora, el jo-
Antonio Ortega Escalona nació en Vélez Málaga a me- ven Ortega Escalona, desde El Palo a las Atarazanas,
diados del siglo XIX, tercer hijo de Juan y Ana, que fue ůĂŶnjĂďĂĂůĂŝƌĞĞůƉƌĞŐſŶĚĞůĂƐďƌĞǀĂƐĚĞƐƵƟĞƌƌĂ͗
ďĂƵƟnjĂĚŽĞŶůĂƉĂƌƌŽƋƵŝĂĚĞ^ĂŶƚĂDĂƌşĂ>ĂDĂLJŽƌLJ ͋ƌĞǀĂƐĚĞůŽƐŵŽŶƚĞƐͬĚĞsĠůĞnjDĄůĂŐĂͬƐŽŶůĂƐŵĄƐ
ůƵĞŐŽďĂƵƟnjĂĚŽĂƌơƐƟĐĂŵĞŶƚĞĐŽŵŽ:ƵĂŶƌĞǀĂ͘ ĚƵůĐĞƐͬ͘>ĂƐĚŽLJĂƉƌŽďĂƌůĂƐ͊͘͟De hecho, apunta Ber-
jillos que su mote le venía de su abuelo Juan, al ser su
“En realidad, el nacimiento, vida y obra de Antonio Or- ĂŶƟŐƵŽƉƌĞŐſŶĞůĂŶƵŶĐŝŽĚĞůĂǀĞŶƚĂĚĞĞƐƚĞĨƌƵƚŽ͕
tega Escalona 'Juan Breva' transcurre paralelo al largo que se sucede en la familia.
ƉĞƌŝŽĚŽƋƵĞĂďĂƌĐĂůĂĞƌĂŝƐĂďĞůŝŶĂ͕ĞůƐĞdžĞŶŝŽĚĞŵŽ-
ĐƌĄƟĐŽLJůĂZĞƐƚĂƵƌĂĐŝſŶ͕ĂůƌĞĚĞĚŽƌĚĞƐĞƚĞŶƚĂĂŹŽƐ͕͟ Igualmente indica el libro de Berjillos que en una oca-
ĂƉƵŶƚĂ͕ƐŝƚƵĂŶĚŽĂůĐĂŶƚĂŽƌĞŶƐƵĐŽŶƚĞdžƚŽŚŝƐƚſƌŝĐŽ͕ sión en la que acudió a Málaga para vender las brevas,
Gonzalo Rojo en el libro Juan Breva: vida y obra. acompañado por un vecino, al terminar la venta entra-
ƌŽŶĞŶƵŶĐĂĨĠ͘ŶƵŶĐŝĂƌŽŶĞŶƚŽŶĐĞƐĂƵŶĐĂŶƚĂŽƌ͘^Ƶ
Tanto Rojo como Miguel Berjillos -en Vida de Juan vecino le dijo que cantaba mejor que él. Y gritó 'Que
Breva- ĐŽŝŶĐŝĚĞŶĞŶƌĞƐĞŹĂƌƋƵĞŶƵĞƐƚƌŽĂƌƟƐƚĂĐƌĞ- cante Juan Breva'. Le acompañó el público. Y cantó. Y
ció en aquellos pagos de la Cuesta de la Mora, entre se ganó la primera respuesta enardecida del público.
el laboreo de los mayores y junto a sus dos hermanos. Entre los que le felicitaron estaba Rogelio Ramírez, ca-
Cerca vivía un labrador, Palma, con cualidades para el pitán del ejército, que se le ofreció para buscarle los
cante, y él lo escuchaba, indica Berjillos, quien añade contratos que quisiera en los cafés cantantes malague-
ƋƵĞ Ă ůŽƐ ϴ ĂŹŽƐ LJĂ ƌĞƉĞơĂ ƐƵƐ ĨĂŶĚĂŶŐŽƐ LJ ĐĂŶƚĂ- ŹŽƐ͕ĞdžƉůŝĐĂĞůĂƵƚŽƌĚĞVida de Juan Breva.
ďĂǀĞƌĚŝĂůĞƐ͘WŽƌƐƵƉĂƌƚĞ͕'ŽŶnjĂůŽZŽũŽĞdžƉůŝĐĂƋƵĞ
“apenas cumplidos los 10 años ya se entusiasmaba El cantaor no aceptó el ofrecimiento en aquel momen-
ĐŽŶůĂƐĮĞƐƚĂƐĚĞǀĞƌĚŝĂůĞƐLJĐĂŶƚĂďĂůŽƐĨĂŶĚĂŶŐŽƐ ƚŽ͕ĐŽŶƟŶƵĂŶĚŽĐŽŶƐƵƐůĂďŽƌĞƐĞŶůĂƐƚĂƌĞĂƐĂŐƌşĐŽůĂƐ
lagareños que un vecino llamado Palma le enseñaba, aunque “de vez en cuando -indica Rojo- acudía a Má-
ĂůƟĞŵƉŽƋƵĞƌĞĐŝďşĂůĞĐĐŝŽŶĞƐĚĞŐƵŝƚĂƌƌĂĚĞƵŶǀŝĞ- laga a vender sus frutos y, de camino, se entrevistaba
ũŽĂŵŝŐŽĚĞƐƵƉĂĚƌĞ͕ĂĮĐŝŽŶĂĚŽĂĞůůĂ͘͟ con don Rogelio Ramírez con quien charlaba de cante
ϱϱ
LJĚĞůŽƐĂƌƟƐƚĂƐĚĞůĂĠƉŽĐĂ͘͟zƉĂƐĂƌŽŶůŽƐĂŹŽƐLJĂů cía”, indica. Conoció en Vélez a su mujer, Antonia Gál-
librarse de hacer el servicio militar “por el número” vez, con la que tendría dos hijos. Y ambos autores citan
ͲƐĞŐƷŶ ZŽũŽͲ͕ ǀŝƐŝƚſ Ă ZĂŵşƌĞnj͘ džƉůŝĐĂ ĞƌũŝůůŽƐ ƋƵĞ ĂĐŽŶƟŶƵĂĐŝſŶƋƵĞƐĞĨƵĞĂŵƉůŝĂŶĚŽƐƵĐşƌĐƵůŽŐĞŽ-
trabajó en la monda, y de albañil, y que la escasa eco- ŐƌĄĮĐŽĐĂŶƚĂŽƌĂůŽƐƉƵĞďůŽƐŵĄƐŝŵƉŽƌƚĂŶƚĞƐĚĞDĄ-
nomía le hizo visitar a don Rogelio, quien le llevó al laga -Álora, Coín, Ronda...- y a las provincias de Cádiz y
ĐĂĨĠĚĞů^ĞǀŝůůĂŶŽ͕ĚŽŶĚĞƚƌĂƐĞƐĐƵĐŚĂƌůĞĐĂŶƚĂƌLJĞŶ Córdoba, añadiendo Rojo Granada a la lista. Cuando al-
vista de la respuesta del público su dueño, Bernardo, canzó su mayor popularidad en Málaga tenía 29 años.
le ofreció su primer contrato. Añade el mismo autor ͞ŽŵƉĂƌƟſĠdžŝƚŽƐĐŽŶ>ĂWĂƌƌĂůĂ͕>ĂdƌŝŶŝ͕^ŝůǀĞƌŝŽ&ƌĂŶ-
que le ofreció cuatro duros, cuando lo habitual a los ĐŽŶĞƫ͕ŽŶŶƚŽŶŝŽŚĂĐſŶLJůĂZƵďŝĂĚĞDĄůĂŐĂ͕ůĂ
ŵĞũŽƌĞƐƐĞůĞƐƉĂŐĂďĂĞŶƚƌĞϭϬLJϭϱƉĞƐĞƚĂƐ͘ Aguada, El Perote, los Pena, Tomás Morilla, La Ante-
querana, el Cojo de Málaga y La Niña de los Peines”,
“Cuando surgió como cantaor era Málaga un hervi- ĂĮƌŵĂĞƌũŝůůŽƐ͘zZŽũŽĐŽŵĞŶƚĂƋƵĞ͞ĐŽŶƐƵƐĐĂŶƚĞƐLJĂ
ĚĞƌŽĚĞĂƌƟƐƚĂƐĚĞƚŽĚŽŐĠŶĞƌŽ͕ƌĞůĂĐŝŽŶĂĚŽƐĐŽŶƐƵƐ remodelados, en especial los fandangos veleños, Juan
cafés cantantes, como el Chinita, el del Turco, el de ƌĞǀĂĂĐĂƉĂƌſůĂĂƚĞŶĐŝſŶĚĞůŽƐĂĮĐŝŽŶĂĚŽƐ͘͟
ƐƉĂŹĂ͕ Ğů ^ƵŝnjŽ LJ Ğů ^ĞǀŝůůĂŶŽ͕ ĂƐş ĐŽŵŽ ŽƚƌŽƐ ƚĂŵ-
bién renombrados, por lo que hemos de considerar Reproduce el libro de Berjillos un fragmento del libro
lo bien que esta capital cogió a este veleño, que en- Cantaores andaluces, de Núñez de Prado (editado en
trañaba en sí mismo lo que se consideraba como una 1904), en el que dice: “Enamorado Breva profunda-
revolución en el fandango y en la malagueña, aun- ŵĞŶƚĞĚĞůĞƐƟůŽĚĞůĂŵĂůĂŐƵĞŹĂ͕ƉĞƌŽŝŶĚƵĐŝĚŽƉŽƌ
que, aparte de su única voz, aquello no fuese más la fuerza incontrastable a modelarlo, según le impu-
ƋƵĞ ůĂ ŵĂŶŝĨĞƐƚĂĐŝſŶ şŶƟŵĂ ĚĞ ůŽ ƋƵĞ ĞƌĂ ƐƵ ƉĞĐƵ- siera la índole peculiar de su propio entendimiento,
liar forma de manifestar sus cantes, de acuerdo con ŚŝnjŽƵŶĂƌĞǀŽůƵĐŝſŶĞŶůĂŵĂůĂŐƵĞŹĂĚĞĂƋƵĞůƟĞŵ-
lo que fue su escuela desde pequeño, nacida de los ƉŽ͕LJůĂĐŽŶǀŝƌƟſĞŶƵŶƌĂLJŽŵƵƐŝĐĂů͕ƉŽƌƋƵĞŶŽŽƚƌĂ
verdiales y de los recios cantes de los gañanes, que ĐŽƐĂĞƐĞůĞƐƟůŽĚĞƌĞǀĂ͘WĞƌŽƵŶƌĂLJŽŝŶŇĞdžŝďůĞ͕ƐŝŶ
es tanto como decir de los cantes más bravíos que espirales ni ángulos, rápido como la centella y es ar-
ƉƵĞĚĂŶĐŽŶŽĐĞƌƐĞ͕͟ĂĮƌŵĂĞƌũŝůůŽƐ͘ diente como el fuego: parece despreciar los adornos
LJŇŽƌĞŽƐ͕ĐŽŵŽƐŝůĞĨĂůƚĂƐĞƟĞŵƉŽƉĂƌĂĞƐĐĂƉĂƌĚĞů
ƉƵŶƚĂ ZŽũŽ ƋƵĞ ĨƵĞ ĞŶ ů ^ĞǀŝůůĂŶŽ ĚŽŶĚĞ ĐŽŶŽ- alma en que nace y clavarse en el corazón de los que
Đŝſ :ƵĂŶ ƌĞǀĂ Ăů ŐƵŝƚĂƌƌŝƐƚĂ &ƌĂŶĐŝƐĐŽ şĂnj ΖEŝŹŽ escuchan: es un alarido que estremece hasta la mé-
de Lucena', “llamado con anterioridad El Lentejo”, dula; que horroriza, que se hunde en las entrañas con
que se había desplazado a Málaga en busca de más la impiedad del acero, que hace llorar la agonía del
amplios horizontes, entrando a trabajar como ayu- ĐŽƌĂnjſŶƋƵĞůŽĞdžŚĂůĂ͘͟
ĚĂŶƚĞĞŶůĂďĂƌďĞƌşĂĚĞ^ĂůǀĂĚŽƌZƵŝnj͕ƐŝƚƵĂĚĂĞŶĞů
ƉĂƐĂũĞĚĞůǀĂƌĞnj͕ŚŽLJWĂƐĂũĞĚĞŚŝŶŝƚĂƐ͘^ƵƉƌĞ- Ŷϭϴϴϭ͕ZŽũŽĞŶĐƵĞŶƚƌĂĂ:ƵĂŶƌĞǀĂĞŶ^ĞǀŝůůĂ͕͞Ăů
sentación en el citado café de cante fue para ha- ĨƌĞŶƚĞĚĞǀĞŝŶƚĞĂƌƟƐƚĂƐ͕ƉƌŝŵĞƌĂŶƚĞĐĞĚĞŶƚĞƋƵĞĐŽ-
cer una sustitución por enfermedad del guitarrista nocemos de las posteriores 'compañías' o 'troupes',
ƚŝƚƵůĂƌ&ƌĂŶĐŝƐĐŽZĞŝŶĂΖWĂĐŽĞůŐƵŝůĂΖ͕ƉĞƌŽŐƵƐƚſ que tanto se prodigaron hasta los años setenta” del
tanto su actuación, que allí quedó como segundo siglo XX. Aunque se dio a conocer tardíamente, co-
guitarrista”. menta Berjillos, muy pronto era ya conocido en toda
España. Y en este punto, apunta Rojo que adquirió
͞DĄůĂŐĂ͕ĐŽŶĄĚŝnjLJ^ĞǀŝůůĂ͕ĚŝĞƌŽŶĞŶĞƐƚĂĠƉŽĐĂƵŶŽƐ en 1881 dos viviendas en Vélez Málaga; este punto
cafés cantantes que fueron verdaderas cátedras para es importante, ya que Rojo indica que en las escritu-
ĂƌƟƐƚĂƐ ŇĂŵĞŶĐŽƐ͕͟ ĐŽŵĞŶƚĂ ĞƌũŝůůŽƐ͘ z Ğů ĐĂŶƚĂŽƌ ƌĂƐĚĞĐŽŵƉƌĂǀĞŶƚĂƐĞƉƌĞƐĞŶƚĂĂ:ƵĂŶƌĞǀĂĐŽŶϯϱ
pronto se fue dando a conocer en ellos: “Toma parte ĂŹŽƐ͕ĐŽŶůŽĐƵĂůŚĂďƌşĂŶĂĐŝĚŽĞŶϭϴϰϲ͘ZŽũŽĂŹĂĚĞĂ
en reuniones de verdaderos catadores de arte, donde ĐŽŶƟŶƵĂĐŝſŶƋƵĞĞŶĞůŵŽŶƵŵĞŶƚŽĂĠůĞƌŝŐŝĚŽĞŶƐƵ
llega a saber de la variedad de los cantes de Andalu- localidad natal se le da como nacido en 1843.
ϱϲ
c e n t e n a r i o J u a n B re v a
En 1881 conoció al tenor Julián Gayarre, cuya amistad Ğů ĐĂŶƚĂŽƌ ŵĄƐ ĐŽƟnjĂĚŽ ĚĞů ŵŽŵĞŶƚŽ LJ Ŷŝ ƐŝƋƵŝĞ-
ĚƵƌĂƌşĂƚŽĚĂůĂǀŝĚĂ͘ŶϭϴϴϮĂĐƚƷĂĞŶDĂĚƌŝĚ͕^ĂŶ- ƌĂ Ğů ƉƌŽƉŝŽ ^ŝůǀĞƌŝŽ &ƌĂŶĐŽŶĞƫ ƉŽĚşĂ ƉĞƌŵŝƟƌƐĞ
tander y Málaga. Los años 1883 y 1884 fueron para él el actuar después de él. Esta gran popularidad que
intensos, con muchos contratos y actuaciones, reco- conservó hasta su muerte, hizo que años más tarde,
ƌƌŝĞŶĚŽŶĚĂůƵĐşĂ͕džƚƌĞŵĂĚƵƌĂLJĞů>ĞǀĂŶƚĞ͘sŝĂũſĂ Julio Romero de Torres, preguntado qué profesión
Madrid y actuó ante Alfonso XII. Apunta Berjillos que le hubiese gustado tener de no haber sido pintor,
ĐŽŵƉĂƟďŝůŝnjſĂĐƚƵĂĐŝŽŶĞƐĞŶĞůdĞĂƚƌŽWƌşŶĐŝƉĞůĨŽŶ- respondiese con rotundidad: Juan Breva”, rubrica
so y en el Café del Barquillo, así como en el Café del Gonzalo Rojo.
/ŵƉĂƌĐŝĂů͘^ĞƉƵƐŽĚĞŵŽĚĂĞŶůĂĐĂƉŝƚĂůĚĞƐƉĂŹĂ͕
siendo muy solicitado por la aristocracia. Actúa en el ŶƚƌĞϭϴϴϲLJϭϵϬϯŵƵĞƐƚƌĂƐƵƐĨĂĐƵůƚĂĚĞƐƉŽƌƚŽĚĂ
dĞĂƚƌŽ ZĞĂů͘ ͞ů ƌĞǀĂͲĚŝĐĞ ZŽũŽ ƌĞĮƌŝĠŶĚŽƐĞ Ă ĞƐƚĂ España. El libro de Gonzalo Rojo apunta la posibili-
ĠƉŽĐĂͲƐĞĨƵĞĂĮĂŶnjĂŶĚŽĞŶůĂǀŝůůĂLJĐŽƌƚĞLJƐƵŐĂŵĂ dad de que en 1888 pudiera estar un mes trabajan-
crecía de día en día. Los propietarios de los cafés can- do en París. Cabe decir que circunstancias familiares
tantes intentaban su contratación sin importarles el -sobre todo la vida de su hijo Pepe, que le acarrearía
sueldo que devengara, y su situación no podía ser una grave enfermedad- le acarreaban grandes gas-
mejor. A su trabajo en el Café del Barquillo suma el tos; prueba de ello es que tuvo que vender una de
del Teatro Príncipe Alfonso con un sueldo de cinco ůĂƐ ǀŝǀŝĞŶĚĂƐ ĂĚƋƵŝƌŝĚĂƐ ĞŶ sĠůĞnjͲDĄůĂŐĂ͘ Ŷ ϭϴϵϲ
duros diarios”. Añade que este -1884- fue un año de inicia su relación profesional con Ramón Montoya,
ŐůŽƌŝĂƉĂƌĂůƌĞǀĂ͕ƋƵĞĐŽŶƟŶƵĂďĂĂĐƚƵĂŶĚŽĂŶƚĞĞů ƋƵĞĐŽŶƟŶƵĂƌşĂŚĂƐƚĂϭϵϬϰLJ͕ƉŽƐƚĞƌŝŽƌŵĞŶƚĞ͕ĞŶĚŝ-
ZĞLJĐŽŶƌĞůĂƟǀĂĨƌĞĐƵĞŶĐŝĂ͘ versas ocasiones.
ĮƌŵĂ 'ŽŶnjĂůŽ ZŽũŽ ƋƵĞ ĐƵĂŶĚŽ ŽŶ ŶƚŽŶŝŽ ŚĂ- ϭϵϬϰůŽƉĂƐſƉƌĄĐƟĐĂŵĞŶƚĞĞŶDĄůĂŐĂ͘ŶϭϵϬϱƌĞŐĞŶ-
ĐſŶĐŽŵĞŶnjſƉƌŽĨĞƐŝŽŶĂůŵĞŶƚĞĞŶϭϴϴϲ͕ĞůŇĂŵĞŶĐŽ tó una churrería en Almería, pero volvió con su familia
había conquistado ya los escenarios, “debido a la gran ĂDĄůĂŐĂ͘ŶϭϵϬϲƌĞĐŽƌƌĞĂƌĐĞůŽŶĂ͕ĂƐƟůůĂ͕ĞƚĐĠƚĞ-
ĞdžƉĂŶƐŝſŶ ƋƵĞ ĞƐƚĞ ŐĠŶĞƌŽ ĐŽŶƐŝŐƵŝſ͘͟ z ͞Ğů ƉƌŝŵĞƌ ra, pero la muerte de su hijo Pepe le sume en la que
ĂƌơĮĐĞĚĞůŽŐƌĂƌůůĞǀĂƌĞůĐĂŶƚĞĂůƚĞĂƚƌŽĚĞƵŶĂĨŽƌ- ZŽũŽĚĞŶŽŵŝŶĂĐŽŵŽ͞ĂďƐƟŶĞŶĐŝĂĐĂŶƚĂŽƌĂ͘͟ŶϭϵϬϴ
ŵĂƉŽƉƵůĂƌLJĐŽŶƐĞĐƵĞŶƚĞĞƐ:ƵĂŶƌĞǀĂ͘^ƵǀŽnjĚĞ ƐĞƐŽďƌĞƉŽŶĞĞŝŶŝĐŝĂƵŶĂŶƵĞǀĂŐŝƌĂƉŽƌdžƚƌĞŵĂĚƵ-
ruiseñor y la magistral forma de interpretar los cantes ƌĂ͕ƉĂƌĂƌĞĐĂůĂƌĮŶĂůŵĞŶƚĞĞŶDĂĚƌŝĚ͘^ĞƌşĂƐƵƷůƟŵĂ
le hicieron romper los límites de los cafés cantantes actuación en la capital, concretamente en el Café de
y recibir las más interesantes ofertas de los grandes La Marina, apunta de nuevo Rojo. En 1909, después
empresarios teatrales”. Rojo, más adelante en el mis- ĚĞƉĂƐĂƌƵŶƟĞŵƉŽĞŶĂƌĐĞůŽŶĂƌĞŐƌĞƐĂĂDĄůĂŐĂLJ͕
ŵŽůŝďƌŽ͕ĂĮƌŵĂƋƵĞ͞ĂƐƵƐϳϯĂŹŽƐLJĂƉŽLJĄŶĚŽƐĞĞŶ de ahí, a su localidad natal. Y sucedió un hecho de im-
ƵŶďĂƐƚſŶ͕ƚŽĚĂǀşĂƟĞŶĞůĂǀŽnjĂƚĞŶŽƌĂĚĂLJƉŽƚĞŶƚĞ͘͟ ƉŽƌƚĂŶĐŝĂĞŶƐƵǀŝĚĂ͘'ŽŶnjĂůŽZŽũŽĞdžƉůŝĐĂƋƵĞǀŽůǀşĂĂ
DĄůĂŐĂĚĞƵŶĨĞƐƟǀĂůĐƵĂŶĚŽ͞ĂůŽŵŽƐĚĞƵŶĂĐĂďĂůůĞ-
En el mes de diciembre de 1884, vuelve a Málaga. ría hasta la estación de Cártama, tuvo la desgracia de
ĂƚĂ ZŽũŽ ĞŶ Ğů Ϯϱ ĚĞ ĚŝĐŝĞŵďƌĞ ĚĞ ϭϴϴϰ Ğů ĨƵĞƌƚĞ caer de la mula que montaba al vadear el río Pereyla,
seísmo que arrasó “villas y pueblos de las provincias con la mala fortuna de hacerse una herida en la cabe-
de Málaga y Granada”. Ello provocó que el Rey Alfon- za. Esta, aunque no de gravedad, le aceleró un poco la
ƐŽy//ƐĞƚƌĂƐůĂĚĂƌĂĂDĄůĂŐĂĞŶĞŶĞƌŽĚĞϭϴϴϱ͕ǀŽů- ceguera que ya empezaba a manifestársele”.
viendo a encontrarse con el cantaor. Alfonso XII mo-
ƌŝƌşĂĞůϮϲĚĞĂŐŽƐƚŽĚĞϭϴϴϱ͘zĚŝũŽĞůĐĂŶƚĂŽƌ͕ƐĞŐƷŶ Juan Breva: vida y obra indica que en 1910 graba para
reproduce Juan Breva: vida y obra: “España ha perdío ůĂ/ŶƚĞƌŶĂƟŽŶĂůŽŶŽƉŚŽŶĞŽŵƉĂŶLJĐŝŶĐŽĚŝƐĐŽƐĚĞ
a su Rey... yo he perdío un amigo”. doble cara en los que también graban cantes El Niño
ĚĞůĂƐDĂƌŝĂŶĂƐ͕&ĞƌŶĂŶĚŽĞů,ĞƌƌĞƌŽ͕EŝŹŽĚĞůĂ/ƐůĂ͕
Aunque mantenía su residencia en Málaga, actúa Manuel Pabón, Niño Medina y La Niña de los Peines,
en toda Andalucía. “El veleño era, sin lugar a dudas acompañados por Ramón Montoya.
ϱϳ
Ŷ ϭϵϭϯ ǀƵĞůǀĞ Ă DĄůĂŐĂ͘ &ĂůůĞĐĞ ƐƵ
ĞƐƉŽƐĂ͘ WĂƐĂ ĚŽůŝĞŶƚĞ ůŽƐ ƐŝŐƵŝĞŶƚĞƐ ϱ
años, saliendo solo para actuar en las
ventas los ventorros de La Caleta y, en
ĂůŐƵŶĂŽĐĂƐŝſŶĂůĐŝĞƌƚŽƟĞŵƉŽ͕ĞŶ^Ğ-
villa, en varios pueblos de la provincia,
en el Café de Chinitas. A principios de
ϭϵϭϴĐƵŵƉůŝſƐƵƷůƟŵŽĐŽŶƚƌĂƚŽ͕ĞŶĞů
Teatro Principal de Vélez-Málaga. Una
noche, tras cantar en uno de los vento-
ƌƌŽƐĚĞ>ĂĂůĞƚĂƐĞƐŝŶƟſĞŶĨĞƌŵŽ͘^Ğ
recuperó, pero a los pocos días volvió a
decaer. Moriría el 8 de junio de 1918.
Varios cantaores recaudaron dinero
ƉĂƌĂƉŽĚĞƌĚĂƌůĞĞŶƟĞƌƌŽ͘WŽƌƋƵĞ͕ƐĞ-
ŐƷŶ ƌĞĮĞƌĞ :ƵůŝŽ WŽƌůĄŶ͕ ͞ƉĞƐĞ Ă ƋƵĞ
había sido favorecido por la fortuna,
sus días postreros fueron de escasez.
Admirado y querido, los que le cono-
cían, sin tener en cuenta su indigencia,
le llamaban, como siempre le habían
llamado, 'señor Juan', lo que equiva-
ůşĂ Ă ĐŽŶĐĞĚĞƌůĞ ƵŶĂ ĞƐƉĞĐŝĞ ĚĞ ơƚƵůŽ
ŶŽďŝůŝĂƌŝŽ͘^ŝŶĞŵďĂƌŐŽ͕ŶŽŽďƐƚĂŶƚĞƐƵ
ceguera, seguía cantando en ventas y
tabernas, conducido seguramente más
por su situación que por impulso voca-
cional, según Guillermo Núñez de Pra-
do, sobre la vejez de Juan Breva: Hoy se
:ƵĂŶƌĞǀĂ͘&ŽŶĚŽƐĚĞůĞŶƚƌŽŶĚĂůƵnjĚĞŽĐƵŵĞŶƚĂĐŝſŶĚĞů&ůĂŵĞŶĐŽ
puede ver transitar por las pintorescas
barriadas de la capital malagueña a
un anciano de aspecto miserable y humilde, que viste todo el pasado de estas regiones asoleadas, toda la
ĐŽŶĞdžĐĞƐŝǀĂŵŽĚĞƐƟĂ͕ƋƵĞǀŝǀĞƉŽďƌĞŵĞŶƚĞ͕ƋƵĞůůŽƌĂ ŵŽƌĞƌşĂ͕ƚŽĚĂůĂŝŶŵĞŶƐĂƚƌŝƐƚĞnjĂƋƵĞŚĂLJĞŶůĂƟĞ-
ŚĂĐĞĂŹŽƐůĂƉĠƌĚŝĚĂĚĞƐƵǀŝƐƚĂ͟. ƌƌĂĂŶĚĂůƵnjĂ͖ƚƌŝƐƚĞnjĂĚĞůƐƵĞůŽĨĂƟŐĂĚŽĚĞůĂƐůůĂŵĂƐ
solares, tristeza de las melancólicas hembras de gran-
^ĞŶĚĂƐĐĂůůĞƐůĞƌĞĐƵĞƌĚĂŶĞŶsĠůĞnjDĄůĂŐĂLJĞŶDĄ- des ojos, tristeza especial de los mismos cantos de
ůĂŐĂ͘ ů ĂŹŽ ϭϵϱϴ ƐĞ ĨƵŶĚſ ĞŶ ĞƐƚĂ ĐŝƵĚĂĚ ůĂ WĞŹĂ ĞƐƚĞ:ƵĂŶƌĞǀĂ͘͟zĂƉƵŶƚſ^ĞďĂƐƟĄŶ^ŽƵǀŝƌſŶ͕ƐŝĞŵ-
Juan Breva, y en 1970 se inauguró su monumento en pre según Victoriano Rodríguez: “Tuvo Breva jerar-
ƐƵůŽĐĂůŝĚĂĚŶĂƚĂů͘^ƵĨĂŵĂŚŝnjŽƋƵĞƐĞǀĞƌƟĞƌĂŶŚĂ- quía en el cante, el cante por verdiales nadie lo dijo
ĐŝĂĠůŶƵŵĞƌŽƐŽƐĞůŽŐŝŽƐ͘^ĞŐƷŶƌĞƉƌŽĚƵĐĞsŝĐƚŽƌŝĂ- como él, está danzando el mito de ese reino suyo, el
ŶŽZŽĚƌşŐƵĞnjĞŶƐƵĂƌơĐƵůŽĚĞĚŝĐĂĚŽĂ:ƵĂŶƌĞǀĂĞŶ Breva posee ese reino y mientras él viva, será rey de
la revista Sevilla Flamenca͕LJƚĂŵďŝĠŶƌĞĮĞƌĞ'ŽŶnjĂůŽ los cantes de Málaga”.
ZŽũŽ͕ZƵďĠŶĂƌşŽĂĮƌŵſ͗͞,ĞŽşĚŽĂ:ƵĂŶƌĞǀĂ͕Ğů
cantaor de más renombre, el que acompaña en sus Es cierto que según Julio Porlán pregonaba sus mer-
juergas al Rey alegre Don Alfonso XII. Juan Breva aúlla cancías por verdiales. Pero, añade, “sin embargo, más
o se queja, lobo o pájaro de amor, dejando entrever adelante, comprendiendo sin duda que los verdiales,
ϱϴ
c e n t e n a r i o J u a n B re v a
ƉŽƌƐƵĐĂƌĄĐƚĞƌŵĄƐďŝĞŶĨĞƐƟǀŽĞŝŶƚƌĂƐĐĞŶĚĞŶƚĞ͕ŶŽ dĞƌŵŝŶĂŵŽƐĐŽŶĞůƉŽĞŵĂĂĠůĚĞĚŝĐĂĚŽƉŽƌ&ĞĚĞƌŝĐŽ
respondían a lo que eran sus pretensiones, se pasó a García Lorca en sus sŝŹĞƚĂƐŇĂŵĞŶĐĂƐ:
la malagueña. Este cante, como es bien sabido, tenía Juan Breva tenía
un aire serio y profundo que cuadraba mejor con sus cuerpo de gigante
ŵĂŶĞƌĂƐ LJ ƐƵ ĞƐƟůŽ͘ ĚĞŵĄƐ͕ ƉŽƌ ƐĞƌ ĚĞ ŵĄƐ ĚŝİĐŝů y voz de niña.
ejecución, requería unas facultades que no todos te-
nían, mientras en él eran consustanciales”. Nada como su trino.
Era la misma
pena cantando
^ŽďƌĞ ĐſŵŽ ĞƌĂ Ğů ĐĂŶƚĞ ĚĞ :ƵĂŶ ƌĞǀĂ͕ ƌĞƉƌŽĚƵĐĞ
detrás de una sonrisa.
WŽƌůĄŶƵŶƉĄƌƌĂĨŽĚĞZŝĐĂƌĚŽDŽůŝŶĂ͗͞^ĞĐĂƌĂĐƚĞƌŝnjĂ
ƉŽƌ ƐƵ ƐĞŶƟŵŝĞŶƚŽ͕ ƐƵ ĚƵůnjƵƌĂ ŶŽƐƚĄůŐŝĐĂ͕ ƐƵ ƉŽĚĞ- Evoca los limonares
rosa musicalidad. Es triste y bello como una elegía”. de Málaga la dormida,
y hay en su llanto dejos
zƌĞƉƌŽĚƵĐĞĞŶƐƵƚĞdžƚŽWŽƌůĄŶƵŶĂƐƉĂůĂďƌĂƐĚĞWĂĐŽ de sal marina.
Percheles describiendo la vida del cantaor en sus años
de gloria: “Juan Breva con su capa, su guitarra, su buen Como Homero cantó
terno que no le hace perder sus años de hombre de ciego. Su voz tenía,
ĐĂŵƉŽ;͙ͿŶŽƟĞŶĞĚƵƌĂŶƚĞůĂŶŽĐŚĞŚŽƌĂƐůŝďƌĞƐLJƵƟ- algo de mar sin luz
liza un coche para ir de uno a otro café, donde el tablao y naranja exprimida.
es un trono en el que Juan Breva impera con su voz
ƉŽĚĞƌŽƐĂ͕ĐŽŶƐƵƐĞŶƟŵŝĞŶƚŽLJƐƵƐƉƌŽƉŝĂƐůĞƚƌĂƐ͘͟z />/K'Z&1KE^h>d͘
reproduce una de ellas a modo de ejemplo: Berjillos, Miguel. Vida de Juan Breva͘ϭϵϳϲ
Porlán, Julio. ĞĮŶŝĐŝſŶĚĞ:ƵĂŶƌĞǀĂ. Revista El Olivo,
Ni la fuente más risueña, año VIII, segunda época, número 48, octubre de 1997.
ni el canario más sonoro,
ni la tórtola en la breña, Rodríguez, Victoriano. Juan ƌĞǀĂ͕^ĞǀŝůůĂ&ůĂŵĞŶĐĂ͕
cantaron como yo lloro ŶƷŵĞƌŽϭϬϯ͕ŶŽǀŝĞŵďƌĞĚĞϮϬϬϱ͘
gotas de sangre por ella Rojo Guerrero, Gonzalo. Juan Breva: vida y obra. Má-
laga, 1992
ϱϵ