Las Luces de Septiembre
Las Luces de Septiembre
Las Luces de Septiembre
www.planetalector.com
Primeras páginas: “Las luces de septiembre”
www.planetalector.com
Primeras páginas: “Las luces de septiembre”
Biografía
www.planetalector.com
Primeras páginas: “Las luces de septiembre”
a Planeta
www.planetalector.com
Primeras páginas: “Las luces de septiembre”
www.planetalector.com
Primeras páginas: “Las luces de septiembre”
ÍNDICE
www.planetalector.com
Primeras páginas: “Las luces de septiembre”
A
migo lector:
A veces, los lectores recuerdan mejor una
obra que su propio autor. Recuerdan sus
personajes, sus conflictos, su lenguaje y sus imáge-
nes con una benevolencia que desarma al novelis-
ta, que empieza a olvidar tramas y escenas que es-
cribió hace ya quizá más años de los que desearía.
Eso me sucede a mí a veces con las tres primeras
novelas «juveniles» que escribí y publiqué durante
la década de los noventa, El Príncipe de la Niebla, El
Palacio de la Medianoche y esta Las Luces de Sep-
tiembre que ahora sostienes en las manos. Siempre
me ha parecido que estos tres libros formaban un
ciclo de historias con muchas cosas en común y
que, de alguna manera, intentaban parecerse a los
libros que a mí me hubiese gustado leer en mi ado-
lescencia.
◆ 7 ◆
www.planetalector.com
Primeras páginas: “Las luces de septiembre”
www.planetalector.com
Primeras páginas: “Las luces de septiembre”
Mayo de 2007.
◆ 9 ◆
www.planetalector.com
Primeras páginas: “Las luces de septiembre”
Q
uerida Irene:
Las luces de septiembre me enseñaron a
recordar tus pasos desvaneciéndose en la ma-
rea. Sabía ya entonces que la huella del invierno no
tardaría en borrar el espejismo del último verano que
pasamos juntos en Bahía Azul. Te sorprendería com-
probar lo poco que ha cambiado todo desde entonces.
La torre del faro sigue alzándose como un centinela
entre las brumas, y la carretera que bordea la Playa
del Inglés es apenas ya un pálido sendero que serpen-
tea entre la arena hacia ninguna parte.
Las ruinas de Cravenmoore se insinúan sobre la
arboleda del bosque, silenciosas y envueltas en un
manto de oscuridad. En las cada día menos frecuentes
ocasiones en que me aventuro bahía adentro en el ve-
lero, todavía puedo ver los cristales agrietados en los
ventanales del ala oeste, brillando como señales fan-
◆ 11 ◆
www.planetalector.com 10
Primeras páginas: “Las luces de septiembre”
www.planetalector.com 11
Primeras páginas: “Las luces de septiembre”
www.planetalector.com 12
Primeras páginas: “Las luces de septiembre”
◆ 14 ◆
www.planetalector.com 13
Primeras páginas: “Las luces de septiembre”
París, 1936
Q
uienes recuerdan la noche en que murió
Armand Sauvelle juran que un destello
púrpura atravesó la bóveda del cielo, tra-
zando un rastro de cenizas encendidas que se perdía
en el horizonte; un destello que su hija Irene jamás
pudo ver, pero que embrujaría sus sueños por mu-
chos años.
Era un frío amanecer de invierno, y los cristales
de la sala número catorce del hospital Saint George
estaban teñidos por una fina película de hielo que
dibujaba unas acuarelas fantasmales de la ciudad en
la tiniebla dorada del alba.
La llama de Armand Sauvelle se apagó en silen-
cio, sin apenas un suspiro. Su esposa Simone y su
hija Irene alzaron la mirada cuando los primeros
◆ 15 ◆
www.planetalector.com 14
Primeras páginas: “Las luces de septiembre”
www.planetalector.com 15
Primeras páginas: “Las luces de septiembre”
www.planetalector.com 16
Primeras páginas: “Las luces de septiembre”
www.planetalector.com 17
Primeras páginas: “Las luces de septiembre”
◆ 19 ◆
www.planetalector.com 18