3.8. Científico-Técnicos
3.8. Científico-Técnicos
3.8. Científico-Técnicos
Concepto de científico-técnico
En cuanto a las cualidades lingüísticas propias del estilo científico, es necesario destacar al menos las
siguientes:
OBJETIVIDAD: Es una característica fundamental. Al científico le interesan los hechos, los datos, los
objetos, las circunstancias. En estos textos no tienen cabida las opiniones no contrastadas ni los
sentimientos del emisor. Se pretende describir y explicar la realidad, de forma que cualquiera que los lea
pueda experimentar y llegar a los mismos resultados, independientemente de sus opiniones, creencias,
estados de ánimo, etc.
Tema 8. Lengua Curso 2012-2013
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Tema 8. Lengua Curso 2012-2013
Por otro lado, el plano morfosintáctico presenta una serie de rasgos que traducen la objetividad,
impersonalidad y universalidad del enunciado. Uno de estos rasgos es el uso del modo indicativo,
por su valor objetivo, referencial, mientras que el subjuntivo queda reducido a expresiones deícticas
que llaman la atención sobre el tema que se va a tratar (veamos, obsérvese, comprobemos…).
También es común la utilización del tiempo presente (a veces, del futuro con sentido de
presente), de valor intemporal y universalizador, referido a realidades de carácter permanente (la
tierra gira alrededor del sol); y la utilización de la tercera persona verbal, como factor de
impersonalidad, que puede alternar con la primera del plural, que refleja modestia, el carácter
colectivo de la investigación o el deseo de implicar a los lectores (averigüemos, examinemos…).
Abunda la entonación enunciativa, que refleja la función referencial del discurso, y suelen estar
ausentes los tonos exclamativos o persuasivos; y en sintaxis, es muy común el uso de oraciones
impersonales, sobre todo con se; pasivas y pasivas reflejas, también con se, en las que se omite el
agente y lo importante es el sujeto pasivo, que designa el fenómeno del que se está tratando.
También es muy frecuente la nominalización de oraciones subordinadas (se observa la atracción de
las fuerzas, en lugar de: que las fuerzas se atraen).
Hemos dicho que el texto científico-técnico se caracteriza por su afán de precisión y claridad, lo
cual se refleja en otro tipo de características, entre las que destaca la abundancia de elementos de
carácter explicativo para concretar o aclarar el significado de los conceptos que se tratan, como las
construcciones explicativas, proposiciones adjetivas explicativas, aposiciones e incisos explicativos, a
veces bastante extensos, separados por comas o paréntesis, resúmenes o conclusiones introducidas
por dos puntos, etc.
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Es común también el uso de estructuras sintácticas poco complejas, con predominio de
oraciones simples o compuestas coordinadas o yuxtapuestas; los complementos adyacentes
del nombre, como los adjetivos especificativos, proposiciones subordinadas adjetivas y
complementos preposicionales.
Abundan las oraciones atributivas con ser para definir los conceptos, o predicativas con
verbos descriptivos (tener, poseer, encontrarse, etc.) para exponer las características o la
situación de los elementos que se describen. También son frecuentes las oraciones
condicionales y causales de valor hipotético, a veces en construcciones no personales, para
expresar las hipótesis o los supuestos de que se parte (si sabemos… ; dado que…, teniendo en
cuenta que…) y consecutivas, para expresar las consecuencias o conclusiones del razonamiento
(así pues…, por consiguiente…, por lo tanto…). Las oraciones adverbiales en función de
complemento circunstancial, a veces también en forma no personal, concretan las condiciones
en las que se producen los fenómenos descritos.
La sintaxis del discurso se caracteriza por el uso abundante y preciso de elementos de
cohesión: conectores que establecen relaciones entre los enunciados, de carácter sumativo,
antitético, explicativo, causal, consecutivo, etc.; y organizadores textuales que regulan la
ordenación y progresión del discurso, con marcas de inicio, de sucesión o cambio de tema, de
conclusión, etc.
Para concluir con la exposición de los niveles del lenguaje científico-técnico, es necesario
hacer referencia al lenguaje artificial o formalizado del que disponen la mayoría de ciencias.
Este nivel es la máxima expresión del afán de precisión y exactitud. Las leyes, principios y
procesos se reducen a símbolos convencionales de significado inequívoco y de valor universal
con los que se pueden componer fórmulas que sintetizan enunciados lingüísticos completos.
Son los símbolos y fórmulas de las matemáticas o la física, la formulación de química, la
utilización de figuras en geometría, o de diagramas como los de las redes químicas.
Este lenguaje formalizado puede alternar con el culto referencial, como un elemento que va
concretando en símbolos y fórmulas los términos del razonamiento verbal; o puede tener un
uso exclusivo en el texto, con lo que se llega al mayor grado de abstracción y de especialización.
Así, se convierte en la quintaesencia del discurso científico, como ocurre en muchos textos de
matemáticas, de física o de química, donde el razonamiento se expresa sólo por medio de ese
lenguaje artificial y formalizado.