SL2302 2023

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DOLLY AMPARO CAGUASANGO VILLOTA

Magistrada ponente

SL2302-2023
Radicación n.° 78125
Acta 35

Bogotá, D. C., veintiséis (26) de septiembre de dos mil


veintitrés (2023).

La Sala decide el recurso de casación interpuesto por


MARÍA CECILIA JOYA DE GONZÁLEZ, contra la sentencia
proferida por la Sala Única Laboral del Tribunal Superior
del Distrito Judicial de Santa Rosa de Viterbo, el 28 de
marzo de 2017, en el proceso ordinario laboral que instauró
la recurrente contra la ADMINISTRADORA COLOMBIANA
DE PENSIONES – COLPENSIONES y GRACIELA MEDINA
viuda DE NOSSA.

I. ANTECEDENTES

María Cecilia Joya de González llamó a juicio a


Colpensiones y a Graciela Medina Viuda de Nossa con el fin
de que se condene a la primera de las demandadas al
reconocimiento y pago de la pensión de sobrevivientes en

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calidad de cónyuge supérstite de Julio César González Cely,


a partir del 27 de julio de 1998, junto con el retroactivo
pensional y los intereses moratorios.

Fundamentó sus pretensiones en que el 25 de


diciembre de 1965, contrajo matrimonio católico con el
señor Julio César González en Tuta-Boyacá y que convivió
con este hasta la fecha de su deceso, el 27 de julio de 1998.

Precisó que nunca se divorció del causante y que tuvo


cuatro hijos con él, Marco Julio, Wilson Javier, Rudy Estella
y Marisol González Joya, todos mayores de edad.

Agregó que su esposo en vida estaba afiliado al RPM


del ISS; que la familia fijó como domicilio conyugal la calle
23#19 A-06 en Paipa – Boyacá y que el 5 de abril de 2011
solicitó el derecho pensional a la demandada, requerimiento
que no fue resuelto. Informó que a la presentación de la
demanda tenía 51 años y que el ISS otorgó la pensión de
sobrevivientes del afiliado a la señora Graciela Medina
Viuda de Nossa.

Colpensiones a dar respuesta a la demanda, se opuso


a las pretensiones alegando que carecían de sustento legal y
fáctico, pues no se acreditó que la demandante conviviera
con el causante al momento de su deceso. En cuanto a los
hechos solo aceptó la afiliación del señor González al fondo
y frente a los demás supuestos fácticos dijo que no le
constaban. Formuló como excepciones las de inexistencia

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del derecho y de la obligación, cobro de lo no debido, buena


fe, prescripción y la innominado o genérica.

En su defensa, indicó que el señor González no dejó


causado el derecho para que sus beneficiarios obtuvieran la
prestación pensional, pues no cotizó por lo menos 50
semanas en los tres años anteriores al deceso. Además,
estimó que no existe prueba que determine que la
demandante perteneció al grupo familiar del causante para
el momento del fallecimiento del afiliado, o que hubiera
convivido con él en los últimos cinco años.

Por su parte, Graciela Medina Viuda de Nossa contestó


la demanda a través de curador ad litem; no se opuso ni
aceptó las pretensiones, pues señaló que los solicitado
estaba encaminado al reconocimiento de la pensión de
sobrevivientes a la señora María Cecilia Joya de González,
y, por lo tanto, la calidad de beneficiaria de ella debía
acreditarse en el proceso, razón por la cual, se atenía a lo
decidido por el juez. En cuanto a los hechos, solo reconoció
el matrimonio celebrado entre la demandante y Julio César
González; los hijos que procreó la pareja y la fecha del
deceso del afiliado.

Para defenderse citó el artículo 13 de la Ley 797 de


2003, según el cual, el cónyuge o la compañera/o
permanente supérstite, tienen derecho a la prestación
reclamada, siempre y cuando se acredite a la fecha de la
muerte tener 30 años o más y que se debía demostrar el

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tiempo de convivencia, no menor a cinco años continuos y


previos a la fecha de la muerte.

Mediante auto del 26 de mayo de 2015, el Juzgado


Primero Laboral del Circuito de Sogamoso, ordenó decretar
la acumulación del proceso cursado ante el mismo juzgado,
iniciado por Graciela Medina Viuda de Nossa, 2014-382
(f°99 CD).

En dicho trámite judicial la señora Medina llamó a


juicio a Colpensiones y a María Cecilia Joya de González
para que se le otorgue a ella la pensión de sobrevivientes en
razón del deceso de su compañero permanente Julio César
González; la indexación de las sumas adeudadas y las
costas del proceso.

Para respaldar sus pretensiones dijo que el señor


González estuvo afiliado al ISS hoy Colpensiones y cotizó un
total de 792 semanas; que convivió con él desde el 5 de
febrero de 1974, primero en Bogotá hasta 1979 y
posteriormente en Sogamoso hasta la fecha del deceso, el
27 de julio de 1998.

Adujo que tuvo tres hijos con el causante, Ricardo


Alberto, Ruth Carolina y Mónica Andrea González Medina,
quienes nacieron los días 19 de noviembre de 1975, 3 de
mayo de 1978 y 22 de agosto de 1989 respectivamente.

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Afirmó que después de la muerte de su compañero,


perdió la casa donde habitaba, pues un banco les embargó
el inmueble al no poder pagar las cuotas; que el 29 de enero
de 2014 solicitó el reconocimiento pensional a la entidad
demandada y que esta le respondió desfavorablemente
hasta tanto un juez se pronunciara, ello por cuanto la
señora María Cecilia Joya también había reclamado la
prestación.

Colpensiones al contestar esta demanda se opuso a las


pretensiones aduciendo que no estaba acreditada la calidad
de beneficiaria y que mediante Resolución 380 de 2011
Positiva Compañía de Seguros ya le había reconocido una
pensión de sobrevivientes a ella y a Mónica Andrea
González.

Además, informó que María Cecilia Joya también


solicitó el derecho pensional, y como el trabajador falleció
como consecuencia de un accidente de trabajo, la
reclamación debía estar dirigida a la administradora de
riesgos laborales, pues Colpensiones solo debía responder
frente a una indemnización sustitutiva.

En cuanto a los hechos aceptó la fecha del deceso del


afiliado, las semanas cotizadas por este, los hijos que tuvo
la pareja y el trámite administrativo adelantado en procura
del reconocimiento pensional. Frente a los demás supuestos
fácticos dijo que no le costaban.

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En su defensa propuso como excepciones previas las


de falta de integración del litisconsorcio necesario y pleito
pendiente entre las mismas partes y sobre el mismo asunto;
y como excepciones de mérito, las de inexistencia del
derecho y de la obligación, cobro de lo no debido, buena fe,
prescripción, improcedencia de la indexación y la
innominada o genérica.

Por su parte, María Cecilia Joya de González al


contestar la demanda, se opuso a lo pretendido y en cuanto
a los hechos solo negó el relativo a la convivencia de la
demandante con el causante. Dijo que los demás no le
constaban y formuló como excepción previa la de pleito
pendiente y de fondo las de ilegitimidad en la causa por
activa y mala fe.

Adujo que el causante falleció en vigencia de la Ley


100 de 1993, disposición que no consagraba nada respecto
de la convivencia simultánea entre cónyuge y compañera
del afiliado; que constitucionalmente se admite la
diferenciación entre el matrimonio y la unión marital de
hecho para efectos pensionales y que, en este caso, ella
nunca se divorció de su esposo quien siempre asumió los
gastos del hogar.

En la audiencia de conciliación, decisiones de


excepciones previas, saneamiento y fijación del litigio
celebrada el 26 de mayo de 2015 el juzgado aceptó el
desistimiento de las excepciones previas propuestas por la

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apoderada de Colpensiones y por el apoderado de la


demandada María Cecilia Joya de González (f°99 CD).

II. SENTENCIA DE PRIMERA INSTANCIA

El Juzgado Primero Laboral del Circuito de Sogamoso,


al que correspondió el trámite de la primera instancia,
mediante fallo del 26 de mayo de 2015 (fls. 100), resolvió:

PRIMERO. SE DECLARA que la empresa industrial y comercial


del Estado Colpensiones cuyo NIT es 900336004-7 está
obligada a reconocer y pagar pensión de sobrevivientes por
muerte de Julio Cesar González Cely, quién en vida se identificó
con cédula 6744824 a su cónyuge María Cecilia Joya de
González, cédula 41463490 en forma vitalicia a partir del
fallecimiento del causante, pensión que se liquidará como se
establece el inciso 2 del artículo 48 de la Ley 100 de 1993,
deberá efectuar los reajustes automáticos previstos en el
artículo 14 de la misma norma y pagar los intereses moratorios
previstos en el artículo 141 de la misma Ley 100 sobre cada
mesada en mora desde que se hizo exigible y hasta la fecha de
su solución o pago, liquidables en la forma prevista en esa
norma.

SEGUNDO. SE DECLARA probada en forma parcial la


excepción de prescripción sobre todas las mesadas pensionales
que se hicieron exigibles con anterioridad al 26 de agosto del
año 2010 según las consideraciones de esta sentencia.

TERCERO. COMO CONSECUENCIA SE CONDENA a


Colpensiones para que al momento de la ejecutoria de esta
sentencia pague a la demandante María Cecilia Joya de
González la pensión de sobrevivientes por muerte del causante
Julio Cesar González Cely, pensión que debe reconocer de
forma vitalicia a partir del 26 de agosto del 2010 excluyendo las
mesadas ya prescritas, pensión que se liquidará en la forma
prevista en el inciso 2 del artículo 48 de la Ley 100 de 1993
junto con los reajustes automáticos del artículo 14 de la Ley
100 del 93 y los intereses moratorios previstos en el artículo
141 de la misma norma que se aplicará sobre cada mesada en
mora desde el momento en que se hizo exigible y la fecha de su
solución o pago liquidables en la forma allí prevista.

CUARTO. SE NIEGAN las pretensiones formuladas por Graciela


Medina de Nossa, Graciela Medina Chaparro también aparece

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descrita al tenor de las motivaciones de la presente sentencia.


(sic).

QUINTO. COSTAS del proceso están a cargo de la demandante


Graciela Medina Chaparro y a favor de la demandante María
Cecilia Joya de González en la siguiente forma: la suma de
$1.800.000 pesos a título de agencias en derecho y la suma de
$215.000 pesos a título de honorarios del curador ad litem.

SEXTO. SE ABSUELVE a Colpensiones de las restantes


pretensiones según las motivaciones de la presente sentencia.

SÉPTIMO. Una vez quede en firme esta sentencia se autoriza la


expedición de copias a la parte que la solicite dejando las
constancias en el expediente.

III. SENTENCIA DE SEGUNDA INSTANCIA

La Sala Única Laboral del Tribunal Superior del


Distrito Judicial de Santa Rosa de Viterbo al conocer del
recurso de apelación propuesto por Colpensiones y del
grado jurisdiccional de consulta en favor de esta entidad,
mediante fallo del 28 de marzo de 2017 revocó la sentencia
de primer grado sin formular condena contra dicha entidad,
así, resolvió:

Primero: Revocar la sentencia recurrida.

Segundo: Sin condena en costas en esta instancia,


manteniéndose firme la condena pronunciada en primera
instancia contra Graciela Chaparro Medina.

Tercero: Ejecutoriada esta decisión, devuélvase el proceso al


Juzgado de origen.

En lo que interesa al recurso extraordinario, el


Tribunal centró como problema jurídico determinar si se
cumplieron con los presupuestos legales para condenar a
Colpensiones, y establecer si era posible que, por un mismo

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evento, se causaran dos pensiones de sobrevivientes dentro


de los regímenes común y de riesgos profesionales.

Precisó que no estaba en discusión que: i) Julio César


González Cely estaba afiliado al régimen común; ii) que
«cotizó al Sistema General de Pensiones del entonces
Instituto de Seguros Sociales ISS veintinueve (29) semanas
por los riesgos de IVM»; iii) que contrajo matrimonio con
María Cecilia Joya el 25 de diciembre de 1965; iv) que
convivió desde 1974 con Graciela Medina Chaparro; v) que
el afiliado falleció el 27 de julio de 1998 en un accidente de
trabajo; y vi) que mediante Resolución 0380 de 2011 la ARL
Positiva Compañía de Seguros S.A., le reconoció pensión de
sobreviviente a la señora Medina Chaparro por el deceso de
su compañero.

Frente a la pensión de sobrevivientes, sostuvo que el


Sistema de Seguridad Social Integral creado por la Ley 100
de 1993, separó las obligaciones que debía asumir ISS y el
Sistema General de Riesgos Profesionales, por lo que
determinó que, al primero le correspondía el pago de las
prestaciones generadas por los eventos de invalidez, vejez y
muerte de origen común de sus afiliados, mientras que el
segundo se ocupaba de los derechos derivados de la
invalidez y muerte por accidente de trabajo.

Se refirió a los artículos 7, 8 y 9 del Decreto 1295 de


1994 vigente para el momento del deceso, e indicó que la
causa de la muerte del afiliado obedeció a un accidente de
trabajo cuando conducía un vehículo de transporte de

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pasajeros, por lo tanto, dicho «evento no estaba protegido


por el régimen común», y en consecuencia Colpensiones no
estaba obligada a reconocer la pensión de sobreviviente a la
cónyuge María Cecilia Joya de González.

El Tribunal, atendiendo lo ordenado por la Sala de


Casación Laboral de la Corte Suprema de Justicia,
mediante auto de 1 de julio de 2022, emitió sentencia
complementaria el 27 de octubre de 2022, con el fin de
conocer del grado jurisdiccional de consulta en favor de
Graciela Medina, pues la decisión de primer grado también
fue adversa a sus intereses.

En esta decisión, resolvió:

Mantener incólume la decisión proferida por esta Sala el 28 de


marzo de 2017, en el sentido de revocar íntegramente la
sentencia apelada y consultada del 26 de mayo de 2015,
emitida por el Juzgado 01 Laboral del Circuito de Sogamoso,
conforme a la parte motiva de esta providencia.

Sin condena en costas.

Para definir el eventual derecho de la compañera del


causante, señaló que la pensión de sobrevivientes es una
prestación que surge cuando la persona pensionada por
vejez o invalidez o el afiliado al sistema fallece, generando la
prestación a favor de los miembros del grupo familiar que
dependían del causante, con la finalidad de disminuir las
contingencias económicas derivadas de la muerte.

Advirtió que, teniendo en cuenta la fecha del deceso


del afiliado, el 17 de julio de 1998, las disposiciones

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aplicables eran los artículos 46 y 47 de la Ley 100 de 1993


en su versión original; sin embargo, observó que lo
reclamado por la compañera permanente del causante
resultaba improcedente, en la medida en que la ARL
Positiva Compañía de Seguros S.A mediante Resolución
0380 de 2011, ya le había reconocido una pensión de
sobrevivientes a ella y a su hija Mónica Andrea por el
deceso del señor González Cely.

Así las cosas, expuso que Graciela Medina no podía


percibir un ingreso doble por una misma causa, esto es, no
le era permitido tener dos pensiones de sobrevivientes,
generadas por el deceso del afiliado, una por parte de
Colpensiones y otra por la ARL. Al respecto citó las
sentencias CSJ SL5092-2020 y CSJ SL207-2022, mediante
las cuales la Corte ha establecido que, ante igual
acontecimiento, como es la muerte o la invalidez, no puede
percibirse de manera simultánea pensiones del sistema de
pensiones y de riesgos laborales.

IV. RECURSO DE CASACIÓN

El recurso fue interpuesto por la demandante María


Cecilia Joya de González, contra la sentencia inicial y la
complementaria, concedido por el Tribunal y admitido por
la Corte, por lo que se pasa a resolver.

V. ALCANCE DE LA IMPUGNACIÓN

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La cónyuge recurrente María Cecilia Joya de González


pretende que la Sala case la sentencia del ad quem, para
que, en sede de instancia, confirme el fallo de primer grado
en la forma y términos que concedió la pensión de
sobrevivientes a la demandante y se provea en costas.

Con tal propósito formula un cargo, por la causal


primera de casación, el cual solo es replicado por
Colpensiones.

VI. CARGO ÚNICO

Acusa la sentencia impugnada de ser violatoria de la


ley sustancial, por la vía directa en la modalidad de
infracción directa de los artículos 49, 47, 48, 73, 74, 141 y
255 de la Ley 100 de 1993, en relación con los artículos 1,
2, 3, 8 y 10 ibídem; 2, 7, 9, 34, 49 del Decreto 1295 de
1994; 2 del Decreto 692 de 1994; 48 y 53 de la CP; 16 de la
Ley 446 de 1998 y el artículo 8 de Ley 153 de 1887.

En la demostración del cargo señala que no discute las


conclusiones fácticas del Tribunal, dentro de las cuales se
encuentran la fecha del deceso del afiliado (27 de julio de
1998); que el causante cotizaba al RPM administrado por
Colpensiones y que la recurrente es «beneficiaria de la
pensión de sobrevivientes».

Asegura que el Tribunal no cuestionó lo que dio por


demostrado el a quo, en cuanto a su condición de
beneficiaria de la pensión e indica que el dislate del

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sentenciador de segundo grado fue establecer únicamente el


origen del deceso del causante, esto es, si se trató de origen
común o laboral.

Señala que el ad quem no analizó que el artículo 8 de


la Ley 100 de 1993 consagra que el sistema de seguridad
social integral es el conjunto de entidades públicas y
privadas, normas y procedimientos, conformados por los
regímenes establecidos para pensiones, salud, riesgos
profesionales y los servicios sociales complementarios, por
lo que, las ARL hacen parte del sistema.

Precisa que dicha omisión, lo llevó a dejar de aplicar


los artículos 46 y 47 de la Ley 100 de 1993, disposiciones
que consagran quiénes son los beneficiarios de la pensión
de sobrevivientes y los requisitos para acceder a ella en el
régimen de prima media, y los artículos 73 y 74 ibídem en el
régimen de ahorro individual.

En ese sentido, afirma que, si se hubiese aplicado el


contenido de tales disposiciones, se habría percatado de
que el presente asunto se debía resolver a la luz de las
normas vigentes al momento del deceso del afiliado, «en el
cual, ni siquiera había entrado en vigencia las disposiciones
de la Ley 797 de 2003».

Considera que, al margen del cargo, si el Tribunal


entendió que la prestación debía ser reconocida por la ARL,

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era su obligación devolver el expediente al Juzgado para


que en esa instancia fuera convocado dicho fondo.

Por último, resalta:

Nótese que el sentenciador de segundo grado no dedujo que el


A quo tenía la potestad de hacer concurrir a dicha ARL al
proceso a través de la integración de litisconsorcio necesario,
ora, a través del contradictorio, para que se pudiera debatir en
juicio qué entidad debe reconocer y pagar la prestación de
sobrevivientes, que dicho sea de paso indicar es el sustento con
que soportará su subsistencia mi mandante, quién fue la
cónyuge del causante.

Llamo la atención de los honorables magistrados en cuanto a


que NO CASAR la sentencia o no hacer comparecer a la ARL a
este juicio, haría nugatorios los justos derechos de la
demandante, además de que se le perjudicaría en el libre acceso
a la administración de justicia, así como de acceder a un
derecho social irrenunciable como lo es la pensión, más cuando
no se discute su condición de beneficiaria de la misma.

VII. RÉPLICA

Colpensiones aduce que la censura erró al denunciar


que el Tribunal no se percató que el asunto debía resolverse
a la luz de las disposiciones vigentes para el momento del
deceso, en el cual no estaba vigente la Ley 797 de 2003, ello
por cuanto, el colegiado jamás aplicó esta última
disposición, y tratándose del reconocimiento pensional
generado por el deceso de un afiliado producto de un
accidente de trabajo, ni siquiera había lugar a estudiar la
pensión de sobrevivientes a la luz de la Ley 100 de 1993,
pues el riesgo ya había sido cubierto por el subsistema de
riesgos laborales.

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Asevera que el juez de segundo gado no incurrió en los


dislates que se le endilgan, pues concluyó acertadamente
que, por causarse la prestación con el deceso del afiliado,
derivado de un accidente de trabajo, resultaba
improcedente que se reconociera por el mismo
acontecimiento dos prestaciones del sistema. En respaldo
de lo anterior, citó la sentencia CSJ SL5092-2020, reiterada
en decisión CSJ SL207-2022.

Frente a la obligación del Tribunal de ordenar la


vinculación de la ARL Positiva o declarar la nulidad y
remitir el expediente al juzgado, indica, que en la
proposición jurídica del cargo no existe norma que
enmarque este reproche, el cual es de naturaleza procesal y
precisa que en casación se debe analizar los yerros
cometidos por el colegiado frente a la ley sustancial, sin que
sirva como remedio para corregir los asuntos
procedimentales.

Además, señala que la demandante contó con las


etapas para subsanar o reformar la demanda, reformular
excepciones y solicitar que la pensión fuera reconocida por
la ARL y no por Colpensiones. En ese orden, como la actora
siempre reclamó la pensión de origen común, no le asiste
razón al solicitar la nulidad de lo actuado o la vinculación
de la ARL.

Añade que, si quería debatir la calidad de beneficiaria


de la compañera frente al reconocimiento de la pensión de
sobrevivientes de origen laboral, debía enfocar de otra forma

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el escrito de su demanda inicial y pretensiones, así como


accionar contra el fondo de pensiones privado.

VIII. CONSIDERACIONES

El Tribunal fundamentó su decisión, en que, teniendo


en cuenta la fecha del deceso del afiliado, el 17 de julio de
1998, las disposiciones aplicables eran los artículos 46 y 47
de la Ley 100 de 1993 en su versión original; sin embargo,
observó que la pensión reclamada por la compañera
permanente del causante resultaba improcedente, debido a
que la causa del deceso del afiliado fue un accidente de
trabajo. Ante esa circunstancia, la pensión de
sobrevivientes no debía ser asumida por Colpensiones sino
por la ARL, tal como ocurrió en el presente asunto, pues
Positiva Compañía de Seguros S.A, reconoció la referida
prestación a la citada Graciela Medina en calidad de
compañera del señor González Cely.

Explicó que Colpensiones no estaba obligada a


reconocer la prestación pensional reclamada, pues, con
base en la Ley 100 de 1993, esta entidad solo asumía el
pago de las prestaciones generadas por los eventos de
invalidez, vejez y muerte de origen común de sus afiliados,
no los derivados de la invalidez y muerte de origen laboral
como el accidente de trabajo.

La censura radica su inconformidad en los siguientes


aspectos: i) que el Tribunal erró al analizar únicamente el
origen del deceso del causante, esto es, si se trató de uno

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común o laboral; ii) no estudiar el artículo 8 de la Ley 100


de 1993, según el cual, las ARL hacen parte del sistema de
seguridad social integral; iii) no aplicar los artículos 46 y 47
de la Ley 100 de 1993 y los artículos 73 y 74 ibídem, para
constatar el cumplimiento de los requisitos para el
reconocimiento del derecho reclamado, más cuando «no se
discutía su condición de beneficiaria»; y iv) no devolver el
expediente al juzgado para que en instancia se ordenara la
vinculación a la ARL.

Por lo tanto, a la Sala le corresponde determinar si el


ad quem se equivocó al no aplicar las normas que regulan
la pensión de sobrevivientes de origen común, al encontrar
que, dada la causa profesional de la muerte de afiliado, la
prestación debía ser asumida por el sistema de riesgos
laborales y si erró al no vincular a la ARL.

Dada la senda elegida, no son materia de debate los


siguientes supuestos fácticos establecidos por el Tribunal: i)
Julio César González Cely contrajo matrimonio con María
Cecilia Joya el 25 de diciembre de 1965; ii) que convivió
desde 1974 con Graciela Medina Chaparro; iii) que el
afiliado falleció el 27 de julio de 1998 en un accidente de
trabajo; y iv) que mediante Resolución 0380 de 2011 la ARL
Positiva Compañía de Seguros S.A., reconoció la pensión de
sobrevivientes a la señora Medina Chaparro por el deceso
de su compañero.

En relación con la compatibilidad pensional de la


generada por un accidente laboral y la derivada de las

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cotizaciones del régimen de pensiones, tema subyacente en


esta contienda al solicitarse, además de la ya reconocida
por el régimen de riesgos laborales, la de origen común,
debe señalarse que de acuerdo con el artículo 48 de la
Constitución Política, el legislador estableció las condiciones
sobre las cuales opera el sistema integral de seguridad
social, el cual está conformado por un conjunto de
entidades públicas y privadas, normas y procedimientos,
que concretan su actuar con los subsistemas de salud,
pensiones, riesgos profesionales y los servicios sociales
complementarios. Cada uno de estos subsistemas establece
la protección de una contingencia y los requisitos para
acceder a los servicios y prestaciones que contemplan.

Lo anterior se explica en razón del principio de


eficiencia, y en atención a que cada subsistema tiene
recursos limitados para la cobertura, los cuales deben ser
utilizados de manera eficiente, por lo que, el legislador
estableció legalmente que una persona por un mismo
evento puede beneficiarse solo de una prestación, o
beneficios diferenciales entre los subsistemas, es decir, no
se pueden reconocer prestaciones de manera simultánea
ante una misma contingencia, si cumplen con la misma
función o finalidad. (sentencia CSJ SL5092-2020 reiterada
en CSJ SL207-2022).

En ese orden de ideas, si bien las ARL hacen parte del


sistema integral de seguridad social dentro del subsistema
de riesgos laborales, este cubre las contingencias de los
empleados ocasionadas en el trabajo, y no las de origen

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común, esto es, las que se causan por fuera de la labor


desempeñada, pues estas últimas son asumidas por el
régimen de pensiones de origen común.

Ahora bien, el sentenciador plural partiendo de la


fecha del deceso del afiliado, 17 de julio de 1998, señaló que
las disposiciones aplicables eran los artículos 46 y 47 de la
Ley 100 de 1993 en su versión original; sin embargo,
observó que la pensión reclamada por la cónyuge del
causante ante el RPM resultaba improcedente debido al
origen laboral del accidente en que aquel perdió la vida,
máxime que la ARL ya había reconocido la referida
prestación a Graciela Medina en calidad de compañera del
señor González Cely.

Así las cosas, el ad quem, sí tuvo en cuenta el sistema


de seguridad social integral y las fronteras que limitan cada
subsistema que lo componen respecto de las prestaciones
que cubren. De ello coligió que la muerte del causante no
podía generar dos pensiones, una en cada subsistema, más
aún cuando ya se había reconocido aquella a cargo del de
riesgos laborales debido a la naturaleza laboral del evento
en el que el afiliado perdió la vida.

Tal reflexión del Tribunal resulta acertada, pues como


el suceso objeto de protección, fue producido por un
accidente de trabajo, el subsistema de riesgos laborales era
el que debía cubrir dicha contingencia. Sobre el marco de
responsabilidad de los subsistemas referidos en sentencia
CSJ SL5092-2020 reiterada en decisión CSJ SL207-2022,

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la Corte precisó que no podían surgir dos prestaciones


pensionales fruto del mismo suceso:

I. Configuración del sistema integral de seguridad de


social a partir de la Ley 100 de 1993

De conformidad con el artículo 48 de la Constitución se delegó


en el legislador el establecimiento de las condiciones sobre las
cuales operaría el sistema integral de seguridad social 1; y
haciendo gala del margen de configuración normativa, bajo las
reglas y principios constitucionales y los de eficiencia,
universalidad, solidaridad, integralidad, unidad y participación
introducidos en el estatuto pensional consagró como su objeto
el garantizar los derechos irrenunciables tanto de la persona,
como de la comunidad de tener una calidad de vida en
condiciones adecuadas, cuando ciertas contingencias la puedan
afectar, a través de «la cobertura de las prestaciones de carácter
económico, de salud y servicios complementarios.»

Valga en este punto aludir a la sentencia CC C-760-2004, que


indica el alcance de los mismos y que, en cuanto a la
integralidad, responde a la cobertura de aquellas contingencias
que generan afectación a la salud, la capacidad económica y, en
general, las condiciones de vida de todas las personas, las que,
a la luz de la solidaridad y ayuda mutua, deben contribuir
según su capacidad económica para materializar sus garantías;
con ello bajo un modelo que articula las políticas, las
instituciones, los regímenes, los procedimientos y las
prestaciones que permitan concretar sus fines.

La sentencia dispuso:

La eficiencia es la mejor utilización social y económica de los


recursos disponibles para que los beneficios a que da derecho la
seguridad social sean prestados en forma adecuada, oportuna y
suficiente. La universalidad es la garantía de la protección para
todas las personas, sin ninguna distinción, en todas las etapas
de la vida. La solidaridad es la mutua ayuda entre las personas,
las generaciones, los sectores económicos, las regiones y las
comunidades bajo el principio de protección del más fuerte hacia
1
Ley 100 de 1993. Preámbulo La Seguridad Social Integral es el
conjunto de instituciones, normas y procedimientos, de que disponen la
persona y la comunidad para gozar de una calidad de vida, mediante
el cumplimiento progresivo de los planes y programas que el Estado y
la sociedad desarrollen para proporcionar la cobertura integral de las
contingencias, especialmente las que menoscaban la salud y la
capacidad económica, de los habitantes del territorio nacional, con el
fin de lograr el bienestar individual y la integración de la comunidad.

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Radicación n.° 78125

el más débil; es deber del Estado garantizar la solidaridad en el


régimen de seguridad social mediante su participación, control y
dirección del mismo. La integralidad es la cobertura de todas las
contingencias que afectan la salud, la capacidad económica y en
general las condiciones de vida de la población. Para este efecto
cada persona contribuye según su capacidad y recibe lo
necesario para atender sus contingencias. La unidad es la
articulación de políticas, instituciones, regímenes, procedimientos
y prestaciones para alcanzar los fines de la seguridad social. La
participación es la intervención de la comunidad a través de los
beneficios de la seguridad social en la organización, control,
gestión y fiscalización de las instituciones y del sistema en su
conjunto.

Para lograr tal cometido, el legislador conformó el sistema de


seguridad integral como un conjunto armónico de entidades
públicas y privadas, normas y procedimientos, que concretan la
acción protectora con los subsistemas de salud, pensiones,
riesgos profesionales y los servicios sociales complementarios;
cada uno de ellos consagró la contingencia objeto de protección,
el ámbito personal, los requisitos para acceder a los servicios y
prestaciones que de manera independiente contemplan2.

Así, el subsistema de salud, que como su nombre indica, se


ocupa de la prestación del servicio de salud3 de la población

2
Ley 100 de 1993. ARTICULO 8o. Conformación del Sistema de
Seguridad Social Integral. El Sistema de Seguridad Social Integral es el
conjunto armónico de entidades públicas y privadas, normas y
procedimientos y está conformado por los regímenes generales
establecidos para pensiones, salud, riesgos profesionales y los
servicios sociales complementarios que se definen en la presente Ley.
3
Ley 100 de 1993. ARTICULO 152. Objeto. La presente Ley establece el Sistema
General de Seguridad Social en Salud, desarrolla los fundamentos que lo rigen,
determina su dirección, organización y funcionamiento, sus normas administrativas,
financieras y de control y las obligaciones que se derivan de su aplicación.

Los objetivos del Sistema General de Seguridad Social en Salud son regular el
servicio público esencial de salud y crear condiciones de acceso en toda la población
al servicio en todos los niveles de atención.

Las competencias para prestación pública de los servicios de salud y la organización


de la atención en salud en los aspectos no cobijados en la presente Ley se regirán por
las disposiciones legales vigentes, en especial por la Ley 10 de 1990 y la Ley 60
de 1993. Las actividades y competencias de salud pública se regirán por las
disposiciones vigentes en la materia, especialmente la Ley 9a. de 1979 y la Ley 60
de 1993, excepto la regulación de medicamentos que se regirá por lo dispuesto en la
presente Ley.

ARTICULO 162. Plan de Salud Obligatorio. El Sistema General de Seguridad Social de


Salud crea las condiciones de acceso a un Plan Obligatorio de Salud para todos los
habitantes del territorio nacional antes del año 2001. Este Plan permitirá la protección
integral de las familias a la maternidad y enfermedad general, en las fases de
promoción y fomento de la salud y la prevención, diagnóstico, tratamiento y
rehabilitación para todas las patologías, según la intensidad de uso y los niveles de
atención y complejidad que se definan.

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Radicación n.° 78125

mediante planes para tal efecto establecidos, a través de dos


regímenes: el contributivo dirigido a los trabajadores, o
personas con ingresos y, el subsidiado, para aquellos de bajos
ingresos, o que no cuentan con ellos.

En lo tocante con los subsistemas de Riesgos Laborales 4 y el


Sistema General de Pensiones, debe precisarse que los mismos
están dirigidos a la cobertura de contingencias de los
trabajadores de un lado, ocasionadas en el trabajo y, de otro, la
denominada de origen común, esto es, que su causa no está en
la labor desempeñada, que en la actualidad incluyen tanto a
dependientes como a independientes.

Lo hasta acá descrito nos permite reafirmar que el sistema de


seguridad social es integral, esto es, es uno solo que, a través de
la interacción coordinada de sus subsistemas, busca la
cobertura de los servicios y prestaciones, de acuerdo con la
contingencia que pueda recaer sobre sus afiliados, de manera
que se complementa entre sí para concretar la protección de las
personas que lo requieran.

Debe resaltarse que las prestaciones definidas por el legislador


dentro de cada subsistema, con base en los principios antes
enunciados, parte de la realidad de existencia de recursos
limitados para la cobertura de las contingencias a las que se ve

Para los afiliados cotizantes según las normas del régimen contributivo, el contenido
del Plan Obligatorio de Salud que defina el Consejo Nacional de Seguridad Social en
Salud será el contemplado por el Decreto ley 1650 de 1977 y sus reglamentaciones,
incluyendo la provisión de medicamentos esenciales en su presentación genérica.
Para los otros beneficiarios de la familia del cotizante el Plan Obligatorio de Salud
será similar al anterior, pero en su financiación concurrirán los pagos moderadores,
especialmente en el primer nivel de atención, en los términos del artículo 188 de la
presente Ley.

Para los afiliados según las normas del régimen subsidiado, el Consejo Nacional de
Seguridad Social en Salud diseñará un programa para que sus beneficiarios alcancen
e 1 Pla
n Obligatorio del Sistema Contributivo. en forma progresiva antes del año 2001. En
su punto de partida, el plan incluirá servicios de salud del primer nivel por un valor
equivalente al 50 % de la unidad de pago por capitación del sistema contributivo. Los
servicios del segundo y tercer nivel se incorporarán progresivamente al plan de
acuerdo con su aporte a los años de vida saludables.

PARAGRAFO 1. En el período de transición, la población del régimen subsidiado


obtendrá los servicios hospitalarios de mayor complejidad en los hospitales públicos
del subsector oficial de salud y en los de los hospitales privados con los cuales el
Estado tenga contrato de prestación de servicios.
“[…]”

4
Ley 100 de 1993. ARTICULO 249. Accidentes de Trabajo y Enfermedad Profesional.
Las pensiones de invalidez originadas en accidente de trabajo o enfermedad
profesional continuarán rigiéndose por las disposiciones vigentes, salvo lo dispuesto
en relación con el sistema de calificación del estado de invalidez y las pensiones de
invalidez integradas a que se refieren los artículos siguientes.

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Radicación n.° 78125

expuesta la población, por ello, dispuso que estos debían ser


utilizados de la forma más eficiente de manera tal que el acceso
a la seguridad social sea adecuado, oportuno y suficiente bajo
la dirección y control estatal, «evitando la duplicidad, o cruce de
coberturas por los subsistemas.»

En ese contexto, el legislador, en aras del principio de eficiencia,


contempló que, en el sistema integral de seguridad social, una
persona por un mismo evento se beneficie de una sola
prestación, o de prestaciones diferenciales entre los
subsistemas, mas no que se reconozcan de manera simultánea
ante una misma contingencia o evento, y mucho menos si
cumplen la igual función o finalidad. (subraya la Sala)

Por lo anterior, la Sala advierte que el Tribunal no


incurrió en error al analizar el origen del deceso del
causante, esto es, si se trató de uno común o laboral, pues
con base en ello, se debía establecer qué subsistema cubría
la contingencia. En consecuencia, al observar que el deceso
del afiliado ocurrió por un accidente de trabajo, concluyó
acertadamente que dicha prestación debía ser reconocida
con base en las normas de riesgos profesionales hoy
laborales, tal como ocurrió, y no por el sistema general de
pensiones, como lo pretende la censura.

Por otro lado, se observa que al existir una


coordinación armónica entre las disposiciones que regulan
las pensiones y los riegos laborales, ante un determinado
acontecimiento fatal, en caso de ser procedente la
prestación de origen laboral como en este caso, los
beneficiaros, de manera complementaria, tienen derecho a
recibir la indemnización sustitutiva o devolución de saldos,
según el régimen al que perteneciera el afiliado.

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Radicación n.° 78125

Así pues, la actora tenía la posibilidad de recibir por


parte de Colpensiones la indemnización sustitutiva, tal
como lo señalaba el artículo 53 del Decreto 1295 de 1994,
según el cual cuando un afiliado al sistema de riesgos
profesionales, hoy laborales, se invalidara o falleciera como
consecuencia de un accidente de trabajo o enfermedad
profesional, además de la pensión de invalidez o de
sobrevivientes, es factible obtener la devolución de saldos,
si se encontraba afiliado al RAIS o la indemnización
sustitutiva, si se hallaba afiliado al RPM. Prestación que, en
todo caso, no fue pedida.

Debe precisarse que la mencionada disposición del


Decreto 1295 de 1994 fue declarada inexequible por la
Corte Constitucional mediante sentencia CC C452- 2002,
pero mantuvo sus efectos hasta diciembre de 2002, y fue
reproducida en los mismos términos en el artículo 15 de la
Ley 776 de 2002.

Así las cosas, respecto al artículo 53 del Decreto 1295


de 1994, la Corte en sentencia CSJ SL4399-2019 precisó:

Ahora bien, debe destacarse que el artículo 53 del Decreto 1295


de 1994, que en el año 2002 fue declarado inexequible
mediante sentencia C-452 de 2002 de la Corte Constitucional,
disponía que cuando un afiliado al sistema de riesgos
profesionales se invalidara o falleciera como consecuencia de un
accidente de trabajo o una enfermedad profesional, además de
la pensión de invalidez o de sobrevivientes que debía
reconocerse, se debía proceder a la devolución de la totalidad
del saldo de la cuenta de ahorro pensional, si el trabajador se
encontraba afiliado al régimen de ahorro individual o al
otorgamiento de la indemnización sustitutiva prevista en el
artículo 37 de la Ley 100 de 1993, si se hallaba afiliado al
régimen de prima media con prestación definida.

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Cabe aclarar que el artículo 53 del Decreto 1295 de 1994 tuvo


plenos efectos jurídicos, para el caso de los servidores públicos,
desde el 1 de enero de 1996 (artículo 97) hasta el 17 de
diciembre de 2002, momento en que entró a regir la Ley 776 de
2002, toda vez que la sentencia C- 452 de 2002 de la Corte
Constitucional que declaró inexequible la disposición en
comento del decreto, al haber excedido la competencia material
fijada al legislador extraordinario, difirió los efectos de la
inexequibilidad hasta el 17 de diciembre de 2002, con la
finalidad de que el Congreso expidiera la ley correspondiente, lo
cual, efectivamente aconteció con la promulgación de la Ley 776
de 17 de diciembre de 2002.

De igual forma, la Ley 776 de 2002, en el artículo 15, señaló


que “Cuando un afiliado al Sistema General de Riesgos
Profesionales se invalide o muera como consecuencia de un
accidente de trabajo o una enfermedad profesional, además de
la pensión de invalidez o de sobrevivientes que deberá
reconocerse de conformidad con la presente ley” se reconocerá al
afiliado o a sus beneficiarios “a) Si se encuentra afiliado al
Régimen de Ahorro Individual con Solidaridad la totalidad del
saldo de su cuenta individual de ahorro pensional” y “b) Si se
encuentra afiliado al Régimen Solidario de Prima Media con
Prestación Definida la indemnización sustitutiva prevista en el
artículo 37 de la Ley 100 de 1993”.

A partir de la lectura de estas disposiciones, queda claro que,


con posterioridad a la vigencia de los artículos 53 del Decreto
1295 de 1994 y 15 de la Ley 776 de 2002, se estableció una
regla por parte del legislador según la cual en los eventos en
que el sistema de riesgos profesionales entre a cubrir
prestaciones de invalidez o de sobrevivientes como
consecuencia de un accidente de trabajo, el sistema de
pensiones debe proceder a la devolución de saldos, si el afiliado
se encontraba vinculado al régimen de ahorro individual o a la
indemnización sustitutiva si lo estaba al régimen de prima
media con prestación definida. (Subraya la Sala)

Así pues, ante la imposibilidad de obtener de parte del


RPM administrado por Colpensiones la pensión de
sobrevivientes, debido a que ya la ARL reconoció la
prestación pensional por la muerte en accidente de trabajo
del causante, solo sería factible la indemnización
sustitutiva, pues el causante estuvo afiliado al RPM,

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Radicación n.° 78125

prestación que, como se dijo, no fue reclamada por la actora


en este trámite procesal.

Por todo lo expuesto, la Corte descarta la infracción


directa de los artículos 46 y 47 de la Ley 100 de 1993 que
no gobernaban este asunto, y, por tanto, el sentenciador
plural no incurrió en los yerros jurídicos endilgados.

Por último, la censura reprocha que la colegiatura no


hubiera integrado a la ARL al proceso, aspecto procesal, el
cual no puede ser discutido en la casación del Trabajo. Al
respecto, la Corte ha enseñado que los errores in
procedendo, desde la derogatoria del artículo 23 de la Ley
16 de 1968, no pueden ser controvertido en casación. Así
por ejemplo en decisión CSJ SL872-2018, se dijo:

[…] pues, se recordará, la causal 3ª de casación del trabajo,


prevista en el artículo 60 del Decreto 528 de 1964, referida a los
vicios de actividad -errores in procedendo- del proceso laboral,
fue derogada por el artículo 23 de la Ley 16 de 1968, de suerte
que, en el entendimiento de la Corte, éstos deben quedar
superados en su momento, etapa, estanco, oportunidad o
trámite procesal respectivo, resultando su planteo en el recurso
extraordinario totalmente ajeno a los motivos del recurso
extraordinario.

Del mismo modo, esta corporación en la sentencia CSJ


SL6932-2016, adujo:

De lo anterior se concluye que la transgresión imputada al


tribunal en ambos cargos corresponde al trámite mismo del
proceso; esto es, se le atribuye un error in procedendo no in
judicando, que son éstos de los que en realidad se ocupa la
Corte en ámbito de casación pues los primeros tienen su propia
sede de solución en instancias con la aplicación de las normas
adjetivas.

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Así lo ha enseñado la Corte en diferentes oportunidades; como


lo expresara en sentencia CSJ SL, 10 jun. 2009, rad. 33304,
reiterada en la CSJ SL 370-2013:

Para dar respuesta al primer ataque, cumple precisar que las


cuestiones estrictamente procesales encuentran en las
instancias su escenario natural de debate y definición, a través
de los mecanismos previstos en las normas de enjuiciamiento.

No es el recurso extraordinario de casación el estadio procesal


apropiado para ventilarlas, como que no ha sido creado en el
propósito de solucionar fallas en el procedimiento o de procurar
la práctica de pruebas que no se lograron evacuar
oportunamente.

Las normas procesales ponen al alcance de las partes las


herramientas efectivas y útiles para ver de conseguir la
enmienda de tales irregularidades o deficiencias en el trámite de
una causa procesal, pero, se repite, en el ambiente amplio y
generoso de las instancias.

Así las cosas, cumple señalar que, de existir una


indebida integración del contradictorio, que vale anotar, no
se avizora en el presente asunto, lo que eventualmente se
estructura en esos casos es la causal de nulidad prevista en
el numeral 8 del artículo 133 del CGP, la cual solo puede
ser alegada por los afectados en el transcurso de las
instancias, lo que en este proceso no hizo la parte
interesada.

Por todo lo expuesto, el cargo no prospera.

Las costas del recurso extraordinario estarán a cargo


de la demandante recurrente, toda vez que su demanda de
casación no salió avante y tuvo réplica. Se fijan como
agencias en derecho a favor de la opositora la suma de
$5.300.000 M/cte, que se incluirá en la liquidación que se

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practicará conforme al artículo 366 del Código General del


Proceso.

IX. DECISIÓN

En mérito de lo expuesto, la Corte Suprema de


Justicia, Sala de Casación Laboral, administrando justicia
en nombre de la República y por autoridad de la ley, NO
CASA la sentencia dictada el 28 de marzo de 2017 por la
Sala Única Laboral del Tribunal Superior del Distrito
Judicial de Santa Rosa de Viterbo, dentro del proceso
ordinario laboral seguido por MARÍA CECILIA JOYA DE
GONZÁLEZ contra LA ADMINISTRADORA COLOMBIANA
DE PENSIONES – COLPENSIONES y GRACIELA MEDINA
VIUDA DE NOSSA

Las costas como se indicó en la parte motiva.

Notifíquese, publíquese, cúmplase y devuélvase el


expediente al tribunal de origen.

MARTÍN EMILIO BELTRÁN QUINTERO

DOLLY AMPARO CAGUASANGO VILLOTA

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OLGA YINETH MERCHÁN CALDERÓN

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