La Matriz Energética Argentina Y La Restricción Externa Argentina S Energy Matrix and External Restriction

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Cuadernos de Investigación. Serie Economía. Número 5 (2015: 110-141)

LA MATRIZ ENERGÉTICA ARGENTINA Y LA RESTRICCIÓN


EXTERNA1

Argentina´s energy matrix and external restriction

Luis Riavitz*

Humberto Zambon**

Adriana Giuliani***

Resumen

En el presente trabajo procuramos analizar la relación existente entre la matriz


energética argentina y la restricción externa, que está actuando como un freno al
crecimiento económico del país. A tal efecto, en el apartado primero (I) desarrollamos
la matriz energética nacional, tal como la presenta la Secretaría de Energía de la Nación
en su balance, concentrándonos en los datos correspondientes a 2012 (últimos
disponibles en el momento de la elaboración de nuestro trabajo) y su posible evolución
futura. Se realiza también una detallada descripción de los componentes de la oferta de
energía tanto primaria como secundaria en el país, con el objetivo de mostrar el rol
preponderante del petróleo y en especial del gas. En el siguiente apartado (II), en
función de los resultados del anterior, nos concentramos en la evolución de la demanda
y de la oferta de hidrocarburos durante los últimos 20 años. En el apartado III
observamos el comportamiento del sector externo argentino luego de la profunda crisis
económica del 2001 y en el IV hacemos una breve incursión teórica en la literatura del
desarrollo y la importancia que se le asigna al sector externo en el mismo. En el
apartado V hacemos un breve repaso de la historia económica sobre los episodios de
restricción externa vividos por nuestro país, para concentrarnos en el apartado siguiente
(VI) en la relación actual entre el balance energético nacional y la restricción externa.
Por último, resumimos las conclusiones que se derivan de lo expuesto: la importancia de
los hidrocarburos en la economía contemporánea actual y en el futuro previsible, así
como la urgente necesidad de lograr el autoabastecimiento energético.

1
En este artículo se ha utilizado material que los autores aportaron para el estudio “Recursos
hidrocarburíferos no convencionales shale y el desarrollo energético de Argentina”, elaborado por un
grupo ad hoc de profesionales independientes y con trayectoria académica de universidades nacionales y
del ITBA, actualmente en proceso de impresión.
*
Centro de Estudios e Investigación en Asuntos Energéticos y Ambientales (CEEA). Facultad de
Economía y Administración. Universidad Nacional del Comahue
**
Centro de Estudios e Investigación en Asuntos Energéticos y Ambientales (CEEA). Facultad de
Economía y Administración. Universidad Nacional del Comahue
***
Centro de Estudios e Investigación en Asuntos Energéticos y Ambientales (CEEA). Facultad de
Economía y Administración. Universidad Nacional del Comahue

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Fecha de recepción: 05/04/2015 Fecha de aceptación: 17/07/2015
Cuadernos de Investigación. Serie Economía. Número 5 (2015: 110-141)

Palabras clave

Energía–Matriz Energética–Hidrocarburos–Restricción Externa–Autoabastecimiento


Energético.

Abstract

In this paper we intend to analyze the relationship between Argentina energy supply and
external constraint, which is acting as a brake on economic growth. In the first section
(I) we study domestic energy sources, as they are presented by the energy main agency
in the country (Secretaría de Energía de la Nación), focusing on data for 2012 (last
available when this article was written) and their possible future development. A
detailed description of the primary and secondary supply components is made, in order
to show the preponderant role of oil and especially gas. In the next section (II),
depending on the results of the previous one, we focus on the evolution of both demand
and supply of hydrocarbons in Argentina over the last 20 years. In section III we
evaluate the argentine Balance of International Payments after the deep economic crisis
in 2001; chapter four (IV) is an approach to theoretical literature of Development and
the importance ascribed to the external sector. In section V we present a brief review of
external constraint episodes experienced by our country and, finally, in the next section
(VI), we concentrate on the current relationship between the national energy balance
and external constraint. We summarize the conclusions drawn from the above: the
importance of hydrocarbons in today's modern economy and in the foreseeable future,
as well as the urgent need to achieve energy self sufficiency.

Key words
Energy–Energetic Sources–Hydrocarbons–External Constraint–Energy Self Sufficiency

I - LA MATRIZ ENERGÉTICA DE ARGENTINA

La elaboración de la matriz energética de un país es el estudio del sector


energético en que se cuantifica la oferta, demanda y transformación de cada una de las
fuentes de energía que proveen al país, así como al inventario de recursos disponibles,
considerando para estas variables su evolución histórica y proyección futura
(Organización Latinoamericana de Energía - OLADE, 2011). Un esquema de la cadena
energética desde las fuentes hasta el consumo final se muestra a continuación:

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Figura 1.1: Estructura de la cadena energética:

Fuente OLADE; 2011

La oferta interna de energía primaria del país se compone de los recursos


energéticos todavía no transformados. La distinción entre oferta y producción reside en
que en la oferta se consideran las importaciones y exportaciones conjuntamente con la
producción local para satisfacer la demanda interna. En el presente análisis se ha
utilizado información de la Secretaría de Energía de la Nación en la publicación
Balance Energético Nacional (BEN), que se ajusta a la metodología de OLADE. Según
esos datos, el consumo de gas y petróleo ha sido de 42.781 y 25.793 miles de tep
(toneladas equivalentes de petróleo), respectivamente en 2012, con lo que esos dos
hidrocarburos constituyen el 87% de la oferta de energía primaria, como se observa en
la siguiente figura (1.2).

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Figura 1.2: Energía Primaria, Oferta Interna 2012 (en miles de tep)

Fuente: Elaboración propia en base al BEN de la Secretaría de Energía de la Nación

El gas natural constituye el 54% de nuestras fuentes energéticas, seguido por el


petróleo con un porcentaje del 33%. La energía hidráulica, ahora apenas constituye el
4% de la oferta primaria. La producción de origen nuclear sólo alcanza el 2% del total.
Los principales componentes del ítem ‘Otros’ son el carbón, la leña y el bagazo, a la
que se suman otras fuentes menores. El aceite es la materia prima para producir
biodiesel, que en parte considerable se exporta.
En el BEN las fuentes de energía se dividen en primarias y secundarias. El límite
entre ambas es un tanto arbitrario y convencional. Se entiende por fuentes primarias
aquellas que provienen de la naturaleza sin mayores transformaciones más que el de su
extracción desde los yacimientos, ubicaciones o materiales que las proveen. Por
ejemplo, la energía hidroeléctrica, el carbón, el petróleo, la energía eólica, el aceite, la
biomasa, la energía solar o el material fisionable a ser usado en los reactores nucleares
para producir electricidad. La energía secundaria entraña una transformación mayor de
la fuente energética. Entre las energías primarias y secundarias hay un proceso de
transformación, que como mínimo comienza en su transporte a los centros de consumo.
El caso más nítido de transformación es el de la energía eléctrica, que se obtiene de una
variedad de fuentes primarias: hidráulica, eólica, gas, combustibles derivados del
petróleo, carbón, bagazo, uranio, etc., en donde formas de energía mecánica, térmica o
nuclear se transforman en electromagnética. En otro extremo, el gas natural distribuido

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por redes es considerado energía secundaria, ya sea para su uso en centrales eléctricas o
como consumo industrial o residencial, aunque aquí el gas natural y el gas que se
distribuye para consumo final no han cambiado sustancialmente su naturaleza material
(dejando de lado que el gas natural es sujeto a una separación de componentes líquidos
y gaseosos y distribuido como metano). Sin embargo, desde el punto de vista
económico su valor es muy diferente, ya que la utilidad del gas en boca de pozo difiere
de la que tiene donde es requerido para consumo. Desde el punto de vista económico se
trata de bienes muy distintos y entre ambos media un proceso de transformación
económica, aunque no material.
Se trata de energía bruta, porque parte de ella se trasformará en otra. La energía
hidráulica se transforma casi en su totalidad en energía eléctrica, como también la
nuclear, aunque en este caso la energía nuclear se transforma en calórica y ésta,
mediante turbinas de vapor, en trabajo mecánico que es a su vez convertido en energía
eléctrica mediante electro-generadores. El total de energía secundaria que constituye la
oferta interna alcanzó a 76.145 miles de tep en 2012 (Figura 1.3). La oferta final de
energía secundaria proviene de las fuentes primarias más las importaciones de los
distintos combustibles secundarios.

Fig. 1.3 Energía secundaria, Oferta interna, 2012 (miles de tep)

Fuente: Elaboración propia en base al BEN de la Secretaría de Energía de la Nación

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Se puede observar que la mayor parte de la oferta interna es gas que se canaliza
por red, alcanzando al 45% del total de la energía y equivalente a 34.536 miles de tep.
En menor proporción, del gas primario se obtiene gas licuado, naftas y otros productos
no energéticos (obtenidos mediante la industria petroquímica fundamentalmente). Una
parte importante, del orden de la mitad de la energía distribuida por red, es absorbida
por las plantas de generación eléctrica, que lo tienen como su principal combustible. A
éste se suman luego como combustibles el fuel oil, el diesel oil, el carbón y el bagazo en
los autoproductores que aprovechan desechos de sus cosechas. Las ya mencionadas
hidroelectricidad y nucleoelectricidad no usan combustibles y su producción eléctrica es
sumada a la producción total.
Vale la pena destacar el bajo rendimiento de conversión de calor en energía
eléctrica. Con la información del BEN se puede estimar, bajo algunos supuestos, que el
rendimiento de la transformación para el servicio público es de apenas el 34%. La
energía eléctrica es un bien muy útil pero muy costoso en términos de combustibles. No
obstante, esa eficiencia puede aumentar considerablemente si se utiliza equipamiento de
generación más eficiente llegando al límite del 55-60 % en condiciones ideales.
La energía eléctrica sigue en importancia al gas, con el 14% y un monto total de
10.767 miles de tep. Casi con igual participación que la energía eléctrica se encuentra la
demanda de diesel oil y gas oil, seguida por las motonaftas, con un valor del orden de la
mitad de los combustibles anteriores.
Finalmente se muestra la distribución del consumo final de energía secundaria,
ya que el consumo directo de energía primaria es muy escaso relativamente (por
ejemplo la leña en uso domiciliario). El principal componente es el gas distribuido por
redes, seguidos por electricidad, gas oil/diesel oil y motonaftas (Figura 1.4).

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Fig 1.4 Energía Secundaria, Oferta final, 2012 (en miles de tep)

Fuente: Elaboración propia en base al BEN de la Secretaría de Energía de la Nación

El destino por sector de cada uno de los energéticos y la proporción de no


energéticos se muestra en el gráfico a continuación (Figura 1.5). Los valores del gráfico
representan la energía que finalmente llega a los distintos consumidores y que en el
BEN se discrimina por tipo de consumo, a saber: residencial, comercial y
gubernamental, industrial, transporte y agro.

Figura 1.5: Distribución de la Oferta Final (Energía Secundaria) 2012 (en miles de tep)

Fuente: Elaboración propia en base al BEN de la Secretaría de Energía de la Nación

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El principal destino de la energía final es el transporte, seguido de cerca por el


residencial y en tercer lugar la industria. El sector agropecuario consume menos energía,
fundamentalmente gas oil. Tanto el sector residencial como industrial consumen gas de
red como energía eléctrica, aunque la participación del gas es considerablemente
superior en términos calóricos. En las siguientes figuras se grafica el consumo de
energía de los dos destinos principales (Figuras 1.6 y 1.7).

Fig. 1.6: Consumo de energéticos finales del sector residencial 2012 (en miles de tep)

Fuente: Elaboración propia en base al BEN de la Secretaría de Energía de la Nación


Fig. 1.7: Consumo de energéticos finales del sector industrial 2012 (en miles de tep)

Fuente: Elaboración propia en base al BEN de la Secretaría de Energía de la Nación

Del análisis anterior surge claramente la importancia del gas y de la electricidad


en el consumo energético final. Pero es necesario tener en cuenta que la energía
secundaria consumida es producida por las fuentes primarias más las importaciones de
los distintos combustibles secundarios donde, como ya se dijo, el 87% de nuestras
fuentes energéticas son hidrocarburos. Es de esperar que las energías renovables
(principalmente eólica, hidráulica, solar e inclusive nuclear) aumenten en un futuro,
para lo que existen proyectos concretos en marcha, pero será una transformación lenta y
con muchos problemas técnicos que se deben solucionar, como el del almacenamiento
económico de la energía. En consecuencia, tal como surge de las proyecciones

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realizadas en el marco del estudio multidisciplinario que dio origen al presente artículo,
citado en la página 1, en los próximos 30 años no cabe esperar que las energías
renovables constituyan una opción de peso para la atención de la demanda.
Esto no es un problema argentino sino mundial. Según las previsiones de los principales
analistas a la luz de lo que hoy se conoce y las mejores técnicas de proyección, los
combustibles tradicionales, fundamentalmente el gas y petróleo y también el carbón, el
más contaminante de los combustibles y que en Argentina prácticamente no se usa,
seguirán teniendo un papel protagónico en los futuros 30 años de la humanidad. No
obstante, tampoco hay duda de que será necesario diversificar las fuentes energéticas,
sobre todo por la emisión de gases de efecto invernadero a que da lugar el uso de
hidrocarburos según el consenso científico. Esto puede verse en las previsiones del
Departamento de Energía de los EEUU y de la OECD. Estas cifras son corroboradas en
proyecciones de organizaciones como la OPEP e International Energy Agency (IEA),
como muestra la siguiente figura (Figura 1.8).

Figura 1.8: Consumo mundial de energía por tipo de combustible (109millones de BTU)

Fuente: EIA (EnergyInformation Agency, USA)

Se puede observar la evolución del consumo de energía mundial en los últimos


20 años y las proyecciones desde principios de la presente década durante 30 años. Los
líquidos constituyen el componente principal de la oferta, pero creciendo en forma
lineal. En particular el carbón tendrá un importante crecimiento en su oferta en los años

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próximos, disminuyendo su ritmo de crecimiento después de 2020. No obstante en la


década de 2030-40 su participación en la oferta será casi igual a la de los líquidos.
Si bien los renovables presentan una importante participación en la futura
atención de la demanda, el proceso de remplazo será limitado, de acuerdo a las
proyecciones aceptadas, durante aún varios años.
En la figura que se expone a continuación (Figura 1.9) se observa que el carbón
tiene un importante destino en la generación de energía eléctrica, constituyendo el
principal combustible hasta el horizonte de análisis. Sin embargo, se prevé que el gas
natural crecerá su participación en la oferta, mientras que el carbón se estancará. Los
renovables no hidroeléctricos aumentarán mucho en proporción, pero partiendo de una
base muy pequeña, por lo que hasta el fin del período de análisis su aumento en
términos absolutos no será demasiado importante. Los líquidos son los únicos
componentes cuya participación disminuirá en términos absolutos en la generación de
energía eléctrica.

Figura 1.9: Consumo mundial de electricidad neta por fuente

Fuente: International Energy Agency | World Energy Outlook 2013

Finalmente, en la figura siguiente se pueden ver las proyecciones de la IEA


sobre cómo se atenderá el crecimiento de la demanda de energía (Figura 1.10).
Claramente el gas tendrá la mayor responsabilidad en esa atención, seguido por el
carbón, que habrá perdido el primer lugar. En tercer lugar las energías renovables
tendrán un crecimiento que le permitirá superar el consumo de petróleo. La energía
nuclear, si bien ocupa el último lugar entre las fuentes de energía primaria, tendrá un
crecimiento proporcionalmente alto.

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Vale la pena destacar que existen en grado de desarrollo avanzado distintas


técnicas que harían al carbón utilizable sin contaminación de CO2. Esas técnicas son
denominadas de captura de carbono y encarecen considerablemente el costo de
generación de las centrales de carbón e incluso todavía no está resuelto sino
parcialmente el problema de dónde almacenar el CO2 secuestrado.

Figura 1.10: Crecimiento en la demanda de energía primaria

International Energy Agency | World Energy Outlook 2013

II – EVOLUCIÓN DE LA OFERTA DE HIDROCARBUROS EN ARGENTINA

Dada la importancia de los hidrocarburos en la matriz energética del país,


analizaremos su evolución; el análisis se inicia a partir de 1995, para no remontarnos
demasiado atrás, y considerar además dos tipos de política económica como fueron el
período de la convertibilidad (1991-2001) y el posdevaluatorio (desde 2002). Las
condiciones de desenvolvimiento económico del país cambiaron mucho entre períodos y
ello se refleja en la actividad del sector petrolero en particular y del energético en
general.
El hecho importante en relación al petróleo y gas en Argentina es que en 1998 y
después de varios años de expansión, comienza la disminución de la producción de
petróleo, tendencia que se ha mantenido sin variantes hasta 2013 inclusive. También la
producción de gas natural inicia su caída pero no lo hace sino a partir del año 2004 y
desde entonces también presenta una tendencia declinante que se ha acentuado en los
últimos años.
El análisis de las políticas que derivaron en esta delicada situación ha sido
abordado por uno de los autores en trabajos anteriores, por lo que el tema trasciende los
propósitos del presente trabajo. De todas maneras, es posible mencionar a la

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privatización de YPF y demás medidas de desregulación instrumentadas durante el


gobierno de Carlos Menem (1989-1999) como desencadenantes centrales (Giuliani,
2013).
La producción de ambos hidrocarburos puede verse en la figura siguiente
(Figura 2.1.):

Figura 2.1: Producción de petróleo y gas de Argentina 1995-2012 (en miles de tep)

Fuente: Elaboración propia en base al BEN de la Secretaría de Energía de la Nación


La producción declinante de gas natural, más que la del petróleo, es sin duda el
hecho más relevante desde el punto de vista económico, como se verá en lo sucesivo.
A pesar de la caída de la producción nacional de gas, el consumo del mismo se
mantiene sostenido, aunque su tasa de crecimiento disminuye a partir de 2007. La tasa
promedio resulta de 2,4% anual en todo el período.2 En la Figura 2.2 se grafica la oferta
interna de gas natural de cada año.

2
Valor calculado con un ajuste mínimo cuadrático de una función exponencial.

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Figura 2.2: Oferta interna de gas natural de Argentina 2003-2012 (en miles de tep)

Fuente: Elaboración propia en base al BEN de la Secretaría de Energía de la Nación

Puede observarse que de 2007 en adelante la oferta interna no varía demasiado,


en contraste con el período 2003-2007. Dado que la producción interna de gas es
decreciente, el valor prácticamente estable en la oferta interna de gas se debe a las
importaciones.
La oferta interna de petróleo presenta un comportamiento muy distinto. Como se
observa en la Figura 2.3, la misma aumentó hasta 2007, año a partir del cual decrece
casi sostenidamente. Para explicar esa diferencia hay que destacar que la oferta interna
de gas prácticamente coincide con el consumo interno (excepto pérdidas para transporte
o autoconsumo), pero es distinto en el caso del petróleo, porque parte de la oferta
interna se destinó a la producción de derivados que luego se exportarían parcialmente.

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Figura 2.3: Oferta interna de petróleo de Argentina 2002-2012 (en miles de tep)

Fuente: Elaboración propia en base al BEN de la Secretaría de Energía de la Nación

Puede verse entonces que mientras la oferta interna del gas natural se estaciona a
partir de 2007, la oferta correspondiente para el petróleo presenta una clara tendencia
decreciente a partir del mismo año, que se refleja también en la disminución de la
exportación de derivados del petróleo.
Si se tiene en cuenta que la oferta interna considera las exportaciones e
importaciones, la disminución del petróleo se debe a que su importación no se mantuvo
para compensar la merma de la producción nacional, como sí se hizo con el gas natural.
En la Figura 2.4, se muestra el saldo de las transacciones internacionales del gas natural
y del petróleo en términos energéticos. Un saldo positivo significa que las exportaciones
son mayores que las importaciones, y viceversa. Se puede observar que el gas natural se
importó antes de 1998 (desde Bolivia, que es un proveedor tradicional); se exportó de
1998 a 2006 y que a partir de 2007 el país resulta crecientemente importador, pasando
de exportar un promedio de 5.000 miles de tep anuales a importar 7.450 miles de tep. El
petróleo llegó a valores altos de exportación en la década del ’90, aún con producción
decreciente, pero el saldo exportable fue disminuyendo hasta 2006. Desde entonces se
ha mantenido aproximadamente constante aunque exportador. La razón de esto son las
características del petróleo de Chubut (variedad Escalante) que es exportado, situación
que podrá revertirse cuando se termine la ampliación de la refinería a cargo de la
empresa Axion en Campana.

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Figura 2.4: Saldo de intercambios internacionales de petróleo y gas de Argentina 1995-


2012 (en miles de tep)

Fuente: Elaboración propia en base al BEN de la Secretaría de Energía de la Nación

Consideraciones análogas se pueden hacer con el saldo de los derivados de los


hidrocarburos, cuya importación recomienza en 2010 y continúa en forma sostenida,
aunque en 2008 ya el saldo exportador había experimentado una gran disminución, tal
como puede verse en el siguiente gráfico (Figura 2.5).

Figura 2.5: Saldo de combustibles exportados de Argentina 1995-2012 (en miles de tep)

Fuente: Elaboración propia en base al BEN de la Secretaría de Energía de la Nación

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Se desprende de las consideraciones anteriores que durante la segunda mitad de


la década del ’90 y hasta 2007, el petróleo producido localmente (más algún petróleo
que se importaba) se procesaba y volvía a exportarse con valor agregado local.

Es preciso señalar que a partir de la explotación de hidrocarburos no


convencionales localizados en Loma Campana, de la formación Vaca Muerta, la
actividad se ha intensificado por acción fundamentalmente de YPF, cuyo control se
recuperó en 2012 a partir de la expropiación del 51% del paquete accionario a Repsol-
En 2014, por primera vez en casi dos décadas incrementó su producción respecto del
año anterior (petróleo: 8,85% y gas: 12,54%). De todas maneras, considerando el
conjunto de las operadoras, la extracción de petróleo en el país cayó un 1,44% y un
0,54% la de gas.3

III – EVOLUCIÓN DEL SECTOR EXTERNO DE ARGENTINA

A partir de la crisis del año 2001, con la fuerte devaluación y declaración del
“default” de la deuda pública, se dio un período de fuerte crecimiento del Producto
Bruto Interno y del comercio exterior, este último alentado por una sensible mejoría en
los términos de intercambio. Entre 2002 y 2013 la exportaciones pasaron de 25.651
millones de dólares corrientes a 83.026 (se multiplican por 3,24), las importaciones
pasaron de 8.474 millones de dólares a 70.871 (se multiplicaron por 8,36), mientras el
saldo comercial se redujo de 17.177 millones a 12.155. Esto se puede visualizar en los
gráficos siguientes (Figura 3.1):

3
Según datos de la Secretaría de Energía de la Nación

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Figura 3.1: Balanza comercial de Argentina en 2002 y 2013 (en millones de dólares)

Fuente: Elaboración propia en base a datos del Indec

La composición de las exportaciones se expone en la siguiente tabla (Figura


3.2):

Figura 3.2: Composición de las exportaciones de Argentina en 2002 y 2013 (en millones de
dólares)

2002 2013

Montos % Montos %

Productos primarios 5272 20,55 19302 23,25

Manufacturas de 8138 31,73 30059 36,20


origen agropecuario
(MOA)

Manufacturas de 7601 29,63 28416 34,22


origen industrial
(MOI)

Energía y 4639 18,09 5252 6,33


combustibles

Fuente: Elaboración propia en base a datos del Indec

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La siguiente tabla muestra el mismo análisis con respecto a las importaciones


(Figura 3.3)

Figura 3.3: Composición de las importaciones de Argentina en 2002 y 2013 (en millones de
dólares)

2002 2013

Montos % Montos %

Bienes de Capital 1293 14,38 12767 17,25

Bienes 4369 48,60 19573 26,49

Intermedios

Combustibles 482 5,76 11415 15,49

Piezas y accesorios 1526 16,97 15419 20,84

Bienes de Consumo 1137 12,65 7508 10,15

Vehículos 174 1,94 7096 9,59

Otros 10 0,11 225 0,30

Fuente: Elaboración propia en base a datos del Indec

Se puede observar un aumento proporcional de las importaciones de los bienes


de capital y de las piezas y accesorios, consecuencia del aumento de la inversión
productiva, mientras bajan en su participación relativa los bienes intermedios (insumos
para la producción) y los bienes de consumo. Hay dos partidas cuyo aumento es
destacado: el de vehículos (que pasó del 1,8% al 9,6%), originado en la integración e
intercambio de automotores dentro del Mercosur y América Latina en general (en
especial con Brasil) y el de combustibles, cuya participación en el total de las
importaciones se triplicó (en cifras absolutas se multiplicó por casi 24), lo que está

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directamente ligado al saldo negativo de los intercambios de energía tratados en el


apartado anterior. En el siguiente gráfico se expone la evolución del rubro Combustibles
(Figura 3.4).

Figura 3.4: Evolución de exportaciones e importaciones de combustibles de Argentina


2002-2013 (en millones de dólares)

Fuente: Elaboración propia en base a datos del Indec

Se observa cómo crecen las exportaciones hasta 2006, año en que comienzan a
disminuir lentamente, mientras que las importaciones –desde un nivel inicial muy
inferior- presentan un panorama aceleradamente creciente. De esta forma, la balanza
externa energética se vuelve negativa a partir de 2011, lo que se profundiza en el año
2013. Las causas de este comportamiento están –por un lado- en el aumento de la
demanda interna de combustibles y energía y sobre todo en la disminución de la
producción local de hidrocarburos. La privatización y desregulación del sector desde
1989 dio lugar a una política empresaria de intensificación de la producción sin el
necesario aumento de inversiones en exploración y producción. Como consecuencia,
hoy el sector energético es el principal responsable del deterioro en el saldo de la
balanza comercial.
A largo plazo el saldo de la cuenta corriente tiene como contrapartida, con signo
contrario, la cuenta capitales. Precisamente es el ingreso de capitales externos (saldo
positivo de la cuenta capital) la que hace posible las cuentas corrientes negativas en la
mayoría de los países de la región que, según la CEPAL, pasaron del 1,8% del PBI
global en 2012 al 2% en el 2013. También, en un caso extremo, la cuenta Capital
positiva hace posible lo ocurrido en nuestro país durante la convertibilidad, donde, con
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un comportamiento “tipo Ponzi” 4-con nuevos ingresos se pagaban los vencimientos de


capital y los intereses- manteniendo una cuenta corriente muy negativa. Evidentemente,
es una situación imposible de mantener en el mediano o largo plazo. La suma algebraica
(repetimos, generalmente de signos contrarios) de la cuenta corriente y de la cuenta
capital de la Balanza de Pagos se compensa con la variación de las reservas externas del
país. El comportamiento de la Balanza de Pagos de Argentina entre 2002 y 2013 puede
observarse en la siguiente tabla (Figura 3.5) y en el siguiente gráfico (Figura 3.6):

Figura 3.5: Evolución de la Balanza de Pagos y de las Reservas 2002-2013 (en millones de
dólares)
Año Cuenta Corriente Cuenta Capital y Errores y Omisiones Variación de
Financiera Reservas
Internacionales

2002 8765 -11404 -1878 -4517

2003 8140 -3173 -1387 3580

2004 3213 1574 533 5320

2005 5274 3472 111 8857

2006 7768 -5401 1163 3530

2007 7353 5680 63 13096

2008 6757 -7809 1062 10

2009 10996 -9313 -336 1347

2010 -778 6893 -1958 4157

2011 -2270 357 -4194 -6107

2012 49 -625 -2727 -3303

2013 -4330 -5867 -1627 -11824

Fuente: Elaboración propia en base a datos del Indec

4
Llamado así por Charles Ponzi (1882-1949), autor de un esquema fraudulento de captación de capitales
a los que ofrecía altos rendimientos que luego pagaba con nuevo endeudamiento. Los altos rendimientos
ofrecidos atraían a nuevos inversores con cuyos aportes se pagaban los mismos. El mecanismo
funcionaba hasta que el aporte de nuevo suscriptores era insuficiente para pagar los compromisos, con lo
que colapsaba.

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Figura 3.6: Balanza de Pagos y Variación de Reservas de Argentina 2002-2013 (en


millones de dólares)

Fuente: Elaboración propia en base a datos del Indec

Se puede ver cómo la cuenta corriente tiene saldo positivo hasta el año 2009, y
se torna levemente negativo en 2010, lo que se intensifica en el 2011; el 2012 cierra
prácticamente equilibrado pero en el 2013 se vuelve decididamente negativo (-4.330
millones de dólares). Por su parte, la cuenta capital presenta un comportamiento
errático, inicialmente con retiros de capital hasta el 2004, en que el saldo se vuelve
positivo y con picos negativos en 2008 y 2009 (en esos dos años el sector privado no
financiero retiró capitales por casi 17 mil millones de dólares). Los años 2012 y 2013
tuvieron saldo negativo.
Las reservas internacionales crecieron fuertemente entre 2003 y 2007 y siguieron
creciendo, aunque con tendencia decreciente hasta el 2011. A partir de entonces
empiezan a disminuir, intensificándose la pérdida de reservas en el 2013, en que tanto
la cuenta corriente como la cuenta capital resultaron negativas. Su evolución se puede
observar a continuación (Figura 3.7):

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Figura 3.7: Variación de Reservas Internacionales de Argentina (2002-2013). En millones


de dólares

Fuente: Elaboración propia en base a datos del Indec

Esta situación ha significado la reaparición de la restricción externa. La pérdida


de reservas, como la ocurrida en 2013, es insostenible en el tiempo. La solución de
fondo implicaría fuerte aumento de las exportaciones acompañado de sustitución de
importaciones, que es una respuesta-objetivo a mediano plazo pero muy difícil en un
escenario más o menos inmediato. A corto plazo, además de políticas de restricción en
el uso de las divisas, convertido en el elemento escaso de la economía, las respuestas
globales pueden ser:
1) Reducir las importaciones, lo que implica una disminución del producto con todas las
consecuencias indeseables que ello trae aparejado, por ejemplo en ocupación-
2) Lograr una balanza de capitales positiva.
La segunda opción significa el ingreso de capitales, ya sea en préstamo o como
inversión extranjera directa (IED). En ambos casos implica para el futuro salidas de
divisas en concepto de intereses o dividendos y, al vencimiento, el pago del capital
prestado o el eventual retiro del capital de riesgo en el caso de inversión. Al respecto,
resulta prudente evitar el ingreso de capitales especulativos y de corto plazo, por las
inestabilidades a que puede dar lugar tanto cuando ingresan como cuando se retiran.

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El endeudamiento directo es aceptable en condiciones especiales, como puede


ser el pago de vencimientos de capital (no de intereses), lo que implica no aumentar el
endeudamiento total, o para cubrir un desequilibrio transitorio.
En el caso de la IED es aceptable cuando hay transferencia tecnológica (know-
how) y la misma genera los recursos externos para cubrir sus futuros retiros, es decir,
cuando la inversión trae aparejado un aumento de las exportaciones o una sustitución de
importaciones. Al respecto existe experiencia a nivel internacional; es lo que ha tenido
en cuenta China a partir de 1978, cuando abrió el país a las inversiones extranjeras
directas para lograr “el desarrollo de las fuerzas productivas”, condicionadas a transferir
tecnología de punta a firmas estatales locales; otro caso es el de Venezuela, donde la
estatal Pdvsa se asoció con grandes multinacionales (BP, Chevron-Texaco, Total,
Lukoil y CNPC) para la explotación de los crudos extra pesados de la Faja Petrolífera
del Orinoco, cuya certificación de reservas colocó a Venezuela, a partir del 2012, como
el país de mayor cantidad de reservas comprobadas.
Con respecto al eventual ingreso de capitales, hay que anotar que Argentina
encuentra resistencias en los mercados internacionales debido al default del 2002 y a la
posterior renegociación de la deuda, que generó algunos juicios aun pendientes. Por el
lado positivo, a esto se contrapone una situación de relativa solvencia: la deuda pública,
que en el año 2003 representaba el 166% del PBI, nominada en más del 90% en moneda
extranjera, actualmente es del 43,6% del PBI (196 mil millones de dólares), de los
cuales solamente el 28,2% corresponde a tenedores privados del mercado y el 59% está
en manos del propio estado. Sin contar la deuda con aquellos que no ingresaron en los
canjes, el total adeudado en moneda extranjera es de solamente el 9,3% del PBI.5
Con respecto a la deuda renegociada, quedan dos años de vencimientos altos (2015 y
2016); en el 2017 los compromisos bajan a la mitad y en los años siguientes a la quinta
parte; después, entre 2020 y 2089 las obligaciones anuales apenas superan los 1.000
millones de dólares en total, incluyendo las acreencias del propio estado.

IV – LA RESTRICCIÓN EXTERNA EN LA TEORÍA

Los modelos desarrollados por la teoría económica a partir de la Segunda Guerra


Mundial parten de la hipótesis simplificadora de que se trata de una economía cerrada,

5
El estudio de la deuda interna requeriría un tratamiento aparte pero nos aleja demasiado del objeto de
este trabajo.

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sin comercio externo. Sin embargo, en los países de industrialización tardía, es decir, en
aquellos que comenzaron a industrializarse en el siglo XX, cuando ya estaba afianzado
mundialmente el capitalismo industrial, el crecimiento del ingreso nacional está
íntimamente asociado al crecimiento de las importaciones: la posibilidad de desarrollar
actividades industriales requiere de maquinarias y otros insumos (materias primas y
productos intermedios); por otro lado, el sólo hecho de aumentar el ingreso disponible
por la población trae aparejadas nuevas necesidades que, al menos en parte, son
satisfechas con productos importados. En estos países la producción industrial no ha
logrado competitividad internacional y se destina fundamentalmente al mercado
interno, por lo que, para mantener el equilibrio externo, las exportaciones tradicionales
deberían aumentar al mismo ritmo en que se incrementa la necesidad de importación.
Por ejemplo, la industria argentina destina aproximadamente el 70% de su producción al
mercado interno y el resultado externo (exportaciones menos importaciones) de los
últimos años del sector es negativo desde el año 2008 en adelante. El balance es
altamente negativo en el rubro automotor, maquinaria y equipos y en electrónica que se
justifican porque generan valor agregado local y sin su existencia, para satisfacer las
mismas necesidades, se requeriría un mayor nivel de importaciones. Sí son necesarias
exigencias de paulatina disminución de los componentes importados para lograr
crecimiento interno y aliviar la presión sobre la Balanza Comercial.
Los primeros economistas en ocuparse de este tema fueron Roy Harrod, quien en
un libro escrito en 1933 señaló cómo el crecimiento económico estaba limitado por la
disponibilidad de moneda extranjera (Harrod, 1966) y también el polaco Michal
Kalecki, que en un artículo muy poco después analizó la relación existente entre el
crecimiento económico y la balanza de pagos (Kalecki, 1970). En los países centrales, el
tema recién en 1979 tuvo un tratamiento exhaustivo al aparecer el primero de los
trabajos de Anthony Thirlwall en el que fue presentada la llamada “Ley de Thirlwall”,
que establece que a largo plazo se requiere un equilibrio en la Balanza Comercial y para
ello la tasa de crecimiento económico está limitada por la tasa de crecimiento de las
exportaciones y el comportamiento de las importaciones frente al crecimiento del
producto (Thirlwall, 2011). La presentación de la ley es muy simple si se supone tipo
de cambio y precios relativos estables a largo plazo. Representando con y la tasa de
crecimiento del PBI, con x la tasa de crecimiento de las exportaciones y definiendo µ
como el cociente entre el crecimiento de las importaciones m y el crecimiento del
producto y (elasticidad de las importaciones respecto al producto), resulta:

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y = x/µ donde µ = m/y

Es decir, la tasa de crecimiento del producto será mayor cuanto más grande sea
el crecimiento de las exportaciones y menor el crecimiento de las importaciones frente
al crecimiento del producto. Como la sustitución de importaciones en un país implica
reemplazar productos importados por la producción nacional, importando en su lugar
los insumos necesarios, continuando así un proceso “hacia atrás” en la cadena
productiva, se puede pensarlo como un aumento del valor agregado (Y) con el mismo
nivel de importaciones; representado en el tiempo (0, 1, 2,…) sería:

M/Y1> M/Y2> M/Y3 …

Es decir, con tasa m/y decreciente en el tiempo. A la inversa de µ = m/y la


podríamos denominar tasa de sustitución de importaciones (y/m).
Entonces, según la Ley de Thirlwall, a largo plazo el crecimiento económico
requiere aumento de las exportaciones y de la tasa de sustitución de importaciones.
Antes de Thirlwall, en América Latina los economistas de la CEPAL,
encabezados por Raúl Prebisch, habían analizado el problema del crecimiento en estos
países y su incidencia en el comercio internacional, la balanza de pagos y los términos
del intercambio. En Argentina, en 1973, Marcelo Diamand publicó un libro que hoy es
un clásico (Diamand, 1973) pero que –a pesar de los años transcurridos- no ha perdido
vigencia, en el que a los países de industrialización tardía con un sector primario
exportador de mayor productividad –tal como ocurre en nuestro país- los denominó “de
estructura productiva desequilibrada”, en los que la limitación externa es una constante.
También se presentaron modelos sobre el funcionamiento de estas economías donde,
por efecto de la limitación externa, se producían sucesivos periodos de crecimiento y
estancamiento conocidos como “stop and go”; siendo el primero de ellos el de Braun y
Joy (Braun y Joy, 1968).
Los países asiáticos, como Corea, Taiwan e, inclusive, la China contemporánea,
evitaron la restricción externa mediante la exportación industrial, en base a precios
competitivos debido a la intervención de un estado fuerte y costos productivos muy
bajos, especialmente los salarios en referencia al estándar internacional. En nuestros
países, y por un camino distinto, también se ha planteado la exportación de
manufacturas de origen industrial (las llamadas MOI), pero su desarrollo depende del

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avance en la integración económica en el Mercosur y de acuerdos comerciales con otros


países de la región. La competitividad industrial en general requiere lograr economías
de escala, de ahí que la producción masiva hoy se planifica para el mundo o, al menos,
algunas partes del mundo.
Es evidente que el país debe procurar proveerse de divisas y el medio más
natural y aconsejable es la apertura de nuevos mercados en el exterior y la sustitución
de importaciones en tanto se cumplan ciertas condiciones. La principal es que, al menos
en el largo plazo, el balance de divisas resulte equilibrado, es decir, que deben proveerse
genuinamente las divisas para hacer frente a todas las importaciones que se requieran.
La sustitución de importaciones no asegura que ello ocurra sino simplemente que se
disminuya la cantidad necesaria. Además es necesario que complementariamente
existan sectores que exijan menos divisas de las que generan y que con sus excedentes
se hagan cargo de las demandas de aquellos que son deficitarios en ello, por ejemplo las
industrias que demandan maquinarias e insumos del exterior para atender el mercado
interno.

V – LA RESTRICCIÓN EXTERNA EN LA HISTORIA ECONÓMICA


ARGENTINA

En la historia económica argentina es recurrente la presencia de la restricción


externa y las crisis provocadas por esta causa: ha venido ocurriendo desde 1952 y hasta
los años ’80 y en la teoría económica se la conoció como el modelo del “stop and go” o,
en castellano, “pare y arranque”. En esos años las exportaciones, fundamentalmente
productos primarios o industriales agropecuarios, crecían a una tasa muy baja; el resto
de la economía crecía (aumento de producto y disminución de la desocupación)
haciendo crecer también las importaciones que demandaba la industria nacional o el
consumo interno. Como fin del ciclo se agotaban las reservas de divisas, aparecía la
restricción externa y había crisis de la balanza de pagos. Se salía de la crisis con
devaluación, suba de precios y recesión (caída de la producción y de la ocupación), con
lo que disminuían las importaciones generando otra vez un saldo externo favorable que
permitía un nuevo crecimiento hasta la próxima crisis, consecuencia de la misma
limitación. Ocurrieron así en 1952 (segundo gobierno de Perón), 1958 (Frondizi), 1962
(Guido) y 1975, que por su intensidad mereció un nombre propio y se dio a conocer
como “rodrigazo”, por el ministro de economía que fue el encargado de llevar a cabo el

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ajuste económico de gran magnitud (presidencia de María Estela Martínez de Perón). A


partir de 1976, con el avance del neoliberalismo, se dejaron de lado las ideas
industrialistas y desarrollistas y se pretendió que fueran las fuerzas del mercado las que
decidieran la evolución que tendría el país. Una secuela de esta política fue el
endeudamiento externo y las crisis financieras. Para combatir la inflación se ancló el
tipo de cambio mediante un programa de tipo de cambio programado conocido como
“la tablita” de Martínez de Hoz o la convertibilidad de los años ’90, a las que se sumaba
la liberación de las importaciones con el argumento de poner techo a los precios locales.
Estas políticas llevaron a una sobrevaluación de la moneda nacional, resultando
ventajoso importar bienes y no producirlos, tomar vacaciones y comprar propiedades en
el extranjero en lugar de hacerlo en el país. Estos gastos se pagaban con endeudamiento;
los mismos vencimientos de la deuda se refinanciaban haciendo que la misma creciera
como una bola de nieve; en 1981 se produjo la crisis externa por razones financieras,
con devaluación e inflación; una crisis similar, pero agravada, se dio en el año 2001. En
el intermedio entre estas dos crisis gobernó Alfonsín, agobiado por el peso de la deuda
heredada (que fue común a toda América Latina: los años ’80 constituyen la llamada
“década perdida” por las enormes transferencias generadas por la deuda y por su
crecimiento económico nulo) y por modestos intentos de industrialización que
terminaron en la gran crisis de 1989, que reunía ambos factores de la limitación externa:
los productivos y los financieros.
La crisis del 2001 fue tan profunda en cuanto a caída del ingreso y desocupación
que en el año 2002 las importaciones se redujeron al 35% de las exportaciones. Esa
brecha permitió un aumento de las reservas monetarias del país y la reestructuración de
la deuda externa, tendientes a superar al factor financiero de la restricción externa. A
partir del 2003 el producto creció a altas tasas (un promedio del 6,9% anual)
acompañado de un aumento de las exportaciones del 12% anual y las importaciones del
22,5%, lo que fue achicando el superávit del comercio exterior. Otros factores
agravaron la situación: 1) la fuga de capitales y la demanda de divisas para ahorro, en
particular en el año 2008, que llegó un máximo de aproximadamente unos 23.000
millones de dólares; 2) el aumento de turismo y de compras en el exterior y 3) el sector
energético que, como ya se vio, pasó de exportador a importador (en el año 2013 un
intercambio internacional negativo de 6.163 millones de dólares). Como consecuencia
de esta suma de factores y el cumplimiento de las obligaciones asumidas, las reservas

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internacionales del país en el último año cayeron unos 12.000 millones de dólares y ha
hecho reaparecer al fantasma de la restricción externa.
En los últimos diez años diversos factores, entre los que tiene particular
importancia el precio de los commodities que ha sido particularmente alto, rompiendo
una tendencia de alrededor de setenta años, han permitido evitar la escasez de divisas
por un tiempo a pesar de que la producción industrial creció en forma sostenida. Pero
parece haber un cambio en el escenario internacional respecto de esos precios y es
preciso evitar una crisis de la balanza de pagos, con las consecuencias que trae
aparejado para el crecimiento económico y la ocupación.

VI – RESTRICCIÓN EXTERNA Y COMERCIO EXTERIOR DE ENERGÍA

A los efectos de este trabajo resulta conveniente separar el mercado externo de la


energía con respecto al comercio restante y al funcionamiento de la Balanza de Pagos.
Se puede observar (Figura 6.1) una fuerte correlación entre importaciones (eje de las
ordenadas) y las exportaciones excluidas las energéticas (eje de las abscisas):

Figura 6.1: Correlación Exportaciones-Importaciones de Argentina sin el rubro


Combustibles 2002-2013 (en millones de dólares)

Fuente: Elaboración propia en base a datos del Indec

En valores absolutos, el saldo comercial sin el sector Combustibles y Energía


alcanza su mínimo en el año 2005; a partir de allí crece un 144%, principalmente en los
últimos años por el proceso de sustitución de importaciones y restricciones a las

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importaciones. De todas formas, este aumento del saldo comercial es menor si se lo


tomara respecto de las importaciones CIF, por la incidencia de los fletes y seguros.
(Figura 6.2)

Figura. 6.2: Intercambio externo de Argentina sin el rubro Combustibles 2002-2013 (en
millones de dólares)

Fuente: Elaboración propia en base a datos del Indec

Por otro lado, el saldo del comercio de energía respecto al PBI muestra cómo se
ha pasado de ser un país exportador a importador, a partir del año 2011. Al analizar la
evolución del comercio externo (sin combustibles y energía) relativo al PBI, se puede
observar un saldo aproximadamente constante y equivalente a 3,7 puntos del PBI
(Figura 6.3).

Figura 6.3: Exportaciones e Importaciones de Argentina (2005-2013) en relación al PBI

Fuente: Elaboración propia en base a datos del Indec

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La cuenta corriente sin combustibles y energía resulta superavitaria en más de


tres puntos del PBI, lo que equivale, aproximadamente, a la suma de los saldos de las
otras partidas de la cuenta corriente y a la media histórica del saldo negativo de la
cuenta capital. Es así que la Balanza de Pagos sin el sector energético resultaría –a
grandes rasgos- equilibrada. Entonces, el sector energético adquiere una importancia
fundamental en el resultado del comercio exterior (considerando Importaciones CIF): su
evolución coincide aproximadamente con la tendencia de la variación de reservas de
divisas del país ocurridas en los últimos años (Figura 6.4)

Figura 6.4: Comercio de Energía y Variación de Reservas de Divisas de Argentina 2002-


2013 (en millones de dólares).

Fuente: Elaboración propia en base a datos del Indec

CONCLUSIONES

Del análisis realizado se puede deducir: 1) que la pérdida de reservas


internacionales, como ocurre a partir del año 2011 (especialmente el 2013) en
Argentina, no se puede mantener en el tiempo; 2) que los hidrocarburos tienen –y
seguirán teniendo- una importancia fundamental en la oferta energética nacional hasta
tanto la participación de otras fuentes de energía llegue a valores significativos; 3) que

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la variación de las reservas internacionales coincide aproximadamente con el resultado


del balance externo del sector energético. La conclusión obvia es señalar la importancia
del autoabastecimiento hidrocarburífero para evitar la limitación externa mientras no
existan fuentes de abastecimiento alternativo suficientes. El autoabastecimiento toma el
carácter de política prioritaria. Lógicamente, y a corto plazo, mientras se lo logra,
también es necesario controlar el gasto de divisas y buscar financiamientos adecuados
para lograr una cuenta capital positiva. Paralelamente, también ayudará una política de
eficiencia energética que evite el despilfarro de energía y estimule su uso racional.

BIBLIOGRAFÍA

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Reportes

International Energy Outlook, EIA, 2013 .

Organización Latinoamericana de Energía, OLADE, 2011

Organización de Países Exportadores de Petróleo, OPEP; 2013.World Oil Outlook.

Sitios web

Indec

Secretaría de Energía de la Nación

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