Paper Acciones Constitucionales PDF
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FACULTAD DE DERECHO
ACCIONES CONSTITUCIONALES
1. EL CONSTITUCIONALISMO.
El Constitucionalismo es un fenómeno relativamente reciente que se refiere al proceso
que tiende a consagrar en textos escritos y solemnes, los aspectos básicos de la
organización superior de la sociedad y de la garantía de los derechos de las personas,
contenido en una norma superior, calificada como la norma más importante y
obligatoria. El movimiento Constitucional surge en Inglaterra, caracterizado por la
lucha desarrollada para limitar los poderes del rey, imponiéndole la soberanía del
Parlamento.
En tanto que Louis Favoreu, señala que: “Un Tribunal Constitucional es una
jurisdicción creada para conocer especial y exclusivamente en materia de lo
contencioso constitucional.”
Hoy día como señala García Pelayo, el Tribunal Constitucional es un regulador de la
constitucionalidad de la acción estatal, está destinado a dar plena existencia al Estado
de Derecho y asegurar la vigencia de la distribución de poderes, ambos componentes
inexcusables, en nuestro tiempo, del verdadero “Estado Constitucional”.
Este sistema es adoptado por la Constitución Austriaca de 1920 que sirve de modelo
para las constituciones europeas de posguerra.
4. LA SUPREMACÍA CONSTITUCIONAL.
La Supremacía Constitucional es un principio ya universalmente aceptado y
reconocido por la mayor parte de las Constituciones del mundo. Su protección, a
través de la jurisdicción, constituye un elemento esencial para garantizar su eficacia.
La supremacía constitucional es producto del constitucionalismo norteamericano y
especialmente en la construcción del sistema federal. El pacto federal conservaba para
los Estados suscriptores importantes facultades y contenía exiguas potestades para el
gobierno federal, sin embargo a través de la teoría de las potestades implícitas, que
son aquellas potestades que no se encontraban establecidas expresamente como
facultades del gobierno federal pero que se entendían racionalmente incorporadas a
través de una interpretación racional y finalista.
De este modo, se fue fortaleciendo sistemáticamente las facultades del gobierno
federal en desmedro del las potestades de los Estados. Con este fenómeno el
constitucionalismo norteamericano permitió concebir la existencia de una norma
jurídica superior (el pacto federal) por encima de las normas legales de los Estados
suscriptores del pacto.
Un importante hito en el establecimiento de la supremacía constitucional se encuentra
en el fallo del caso Marbury vs. Madison, el cual el Juez John Marshall de la Suprema
Corte de Justicia de los Estados Unidos, que señala:
"O la Constitución es la Ley Suprema, inmutable por medios ordinarios, o está en
el nivel de las leyes ordinarias, y como otra, puede ser alterada cuando la
legislatura se proponga hacerlo. Si la primera parte de la alternativa es cierta,
entonces un acto legislativo contrario a la Constitución no es ley; si la última
parte es exacta, entonces las constituciones escritas son absurdos proyectos por
parte del pueblo para limitar un poder ilimitable por su propia naturaleza.
Ciertamente, todos los que han sancionado Constituciones escritas, las
3. EL CONTROL DE CONSTITUCIONALIDAD.
La evolución del derecho constitucional hace surgir la necesidad de la existencia de
mecanismos, sistemas o procedimientos destinados a preservar, la Supremacía
Constitucional establecida en el orden de las normas.
El control de constitucionalidad, implica la configuración de un mecanismo de defensa
jurisdiccional de un orden constitucional concreto, establecido en una Constitución y
que se caracteriza por ser asumido por sujetos ajenos al proceso de producción
normativa y, por recaer, salvo excepciones, sobre normas vigentes, se articula
formalmente como la garantía de la primacía de la Constitución sobre las demás
normas del ordenamiento jurídico positivo.
De este modo el TC. desarrolla una decisiva función integradora, que se expresa en la
consagración de valores que orientan y dan contenido a las normas constitucionales.
Por ello que el TC. como órgano encargado de salvaguardar la supremacía de la
Constitución, está protegiendo los principios que permiten tal integración.
Teniendo presente, que el mayor riesgo para la integridad del orden constitucional, es
la eventual vigencia de leyes inconstitucionales, por el carácter general que
normalmente tienen, entrañan la posibilidad permanente de continuas violaciones de
la Ley Fundamental cada vez que sean aplicadas, debe buscarse un camino para que
ellas sean eliminadas.
Su aplicación evita la alternativa, de usar la autotutela para resolver un conflicto
constitucional. La historia está llena de ejemplos de conflictos entre poderes públicos
que se han resuelto por la fuerza, llámese ésta revolución o golpe de Estado.
c) Regulación administrativa:
Se encuentra en el Auto Acordado de la Corte Suprema, de 1932, el cual
complementaba la regulación del procedimiento de amparo, regulado originalmente
en el Código de Procedimiento Penal de 1906.
d) Regulación legal.
Con la entrada en vigencia del Código Procesal Penal, el cual no regula el amparo
constitucional, sino sólo el amparo legal ante el juez de garantía, se ha discutido en
doctrina si ha provocado la desaparición de toda regulación legal a esta acción
constitucional, o no.
- No existe regulación legal de la Acción de Amparo.
La mayor parte de la doctrina y la jurisprudencia es de la opinión que no hay
regulación legal del amparo constitucional, sino que su procedimiento aplicable es
sólo el establecido en el auto acordado antes indicado, para lo cual señalan:
- Con la dictación del Código Procesal Penal, el Código de Procedimiento Penal ha
quedado derogado in integrum, mediante lo que se conoce como “derogación
orgánica”;
- El amparo constitucional no queda desprovisto de regulación, ya que ella se
encuentra en el auto acordado;
- Es correcto que se entienda derogado el Código de Procedimiento Penal en lo
relativo al Recurso de Amparo, ya que lo que corresponde es “que dicha materia deba
regularse en un código o ley de procesos constitucionales como ocurre en el derecho
comparado” (Nogueira, Derechos Fundamentales y Garantías Constitucionales, Tomo
I, pág 345)
Existe regulación legal de la Acción de Amparo.
Otra parte de la doctrina minoritaria señala que el procedimiento del Amparo
Constitucional sigue encontrándose en el Código de Procedimiento Penal, el cual para
estos efectos no se encuentra derogado, y sus argumentos son:
- No es cierto que el nuevo Código Procesal Penal haya derogado el antiguo Código de
Procedimiento Penal. En efecto, el artículo 483 del Código Procesal Penal establece
una norma de irretroactividad de sus disposiciones: Artículo 483.- Aplicación de las
disposiciones del Código. Las disposiciones de este Código sólo se aplicarán a los
hechos acaecidos con posterioridad a su entrada en vigencia); Por su parte, el artículo
484 del mismo cuerpo legal establece un sistema progresivo para su entrada en
vigencia, pero en ningún caso ello debe significar una derogación orgánica del antiguo
Código de Procedimiento Penal;
- No puede establecerse que la regulación vía auto acordado sea la única válida, puesto
que ella, en muchos casos es más restrictiva que la que establecía el Código de
Procedimiento Penal, por lo que dicha decisión atentaría en contra del principio de
progresividad de los derechos fundamentales;
- Los procedimientos judiciales sólo pueden ser regulados por ley y no por normas de
inferior jerarquía, como sucede con los autos acordados (19 Nº 3 inciso 5º, y 63 Nº 3
de la CPR); y
recurso podrá ser deducido “en la misma forma”, por lo que podrá ser deducido por el
afectado o por cualquiera a su nombre, por aplicación del inciso anterior.
No será necesario exhibir el mandato para actuar a nombre de otro, y ello porque
naturalmente el privado de libertad no se encuentra en condiciones físicas de
concederlo.
3. MATERIALIDAD.
Como la acción de protección, el amparo constitucional no requiere mayores
formalidades, incluso ni siquiera se exige escrituración.
Por este motivo, podrá ser deducido por escrito en soporte papel o electrónico.
Tal como se expresó en la Unidad anterior con la vigencia de la ley N° 20.886 que
establece la tramitación digital de los procedimientos judiciales, se podrá presentar la
acción de amparo en la oficina judicial virtual. Acción que se entenderá suscrita por el
recurrente sin necesidad de contener su firma manuscrita, entendiéndose la clave
única electrónica como firma electrónica simple.
4. TRIBUNAL COMPETENTE.
La CPR. no establece el tribunal competente para conocer de este recurso, sino que lo
delega en la ley, al señalar: “a la magistratura que señala la ley”.
Es, sin embargo, el Código Orgánico de Tribunales el que establece que el amparo
constitucional será conocido en primera instancia por las Cortes de Apelaciones
(artículo 63 Nº 2, letra b) y en segunda instancia por la Corte Suprema (artículo 98 Nº
4).
En relación con la competencia relativa, se ha discutido, si es competente la Corte
correspondiente al lugar donde se dictó la orden, o donde se encuentra el detenido, o
donde tiene domicilio el afectado, ya que no está resuelto por las normas señaladas.
En la práctica, la situación funciona así:
a) Si el acto ilegal ha emanado de un tribunal ordinario será competente la Corte de
Apelaciones jerárquicamente superior (por aplicación del artículo 110 del COT. (Regla
del grado).
b) Si el acto es de diferente naturaleza: será competente la Corte de Apelaciones del
domicilio del afectado.
5. CAUSALES.
Nuevamente, debemos hacer la necesaria distinción entre las llamadas dos Hipótesis:
a) Causal en la Primera Hipótesis: “El hallarse arrestado, detenido o preso con
infracción de lo dispuesto en la Constitución o en las leyes” (inciso 1°).
Esta excepción es, inconstitucional, puesto que restringe la posibilidad de hacer valer
el amparo constitucional en términos que la CPR. no acepta.
9. FINALIDAD DEL AMPARO CONSTITUCIONAL.
Tal como en la Protección, el Amparo Constitucional busca, en términos generales:
§ Que se restablezca el imperio del derecho;
§ Que se asegure la debida protección del afectado.
Estas finalidades genéricas, sin embargo, se pueden concretar mediante la adopción,
por parte del Tribunal, de las siguientes medidas:
§ Ordenar que se guarden las formalidades legales que no se hayan cumplido;
§ Ordenar que el individuo sea traído a su presencia (“hábeas corpus” en sentido
estricto)
§ Orden que será precisa o ineludiblemente obedecida, por todos los encargados
de privación de libertad;
§ Decretar, después de oír al recurrente, su libertad inmediata;
§ Hacer que se reparen los defectos legales; y/o
§ Poner al afectado a disposición del juez competente.
c) Objeto protegido.
El amparo constitucional resguarda la Libertad Ambulatoria (o libertad personal) y la
Seguridad Individual; el amparo legal preserva la Libertad Ambulatoria y la fiel
observancia de las normas que regulan la privación de libertad.
d) Fuente del agravio contra el que se recurre.
El amparo constitucional procede contra actos de cualquier origen; el legal no procede
en contra de resoluciones judiciales (artículo 95 inciso 3º). Se estima, que no obstante
lo señalado, el acto en contra del cual se accione vía amparo legal, debe estar
originado en la tramitación de un proceso penal específico, ya sea por actos del
Ministerio Público, de la Policía, o de particulares, pero que no procedería respecto de
conductas externas o ajenas a un juicio o investigación de carácter penal, respecto de
los cuales, sí puede intentarse el Amparo Constitucional.
e) Tribunal competente.
El amparo constitucional se tramita ante las Cortes de Apelaciones y Suprema, en
primera y segunda instancia respectivamente (según lo dispuesto en el COT.); en
cambio el amparo legal tiene al juez de garantía como el tribunal competente para
conocerlo, quien lo hace además en única instancia.
B) ACCION DE PROTECCION
i) LA ACCION PROPIAMENTE TAL
Tal como se ha señalado, los derechos fundamentales no tendrían un sustento jurídico
no establecieran los mecanismos jurídicos de defensa, por ello la CPR. establece la
Acción de Protección en el artículo 20.
1. ANTECEDENTES.
La acción que consagra el artículo 20 de la CPR. y que en nuestra doctrina se le conoce
como “Recurso o Acción de Protección”, corresponde en verdad a lo que en derecho
comparado es conocido como “Recurso de Amparo”, en tanto que nuestro “Recurso o
Acción de Amparo” recibe en otros países la denominación de “Hábeas Corpus”.
El Recurso de Protección tuvo como antecedente directo un proyecto de ley
presentado en 1973, que fue recogido posteriormente por el artículo 2° del Acta
Constitucional Nº3, DL. N° 1.552 de 1976, en el que se señala como fundamento de su
creación “…que por muy perfecta que sea una declaración de derechos, estos resultan
ilusorios sino se consignan los recursos para su debida protección...” fue concebido en
principio como una ampliación de la acción de amparo.
El Acta Constitucional Nº 3 en su artículo 2º indicaba:
“El que por causa de actos u omisiones arbitrarios o ilegales sufra privación,
perturbación o amenaza en el legítimo ejercicio de las garantías establecidas en
el artículo 1, Nºs. (…), podrá ocurrir por sí o por cualquiera a su nombre a la
Corte de Apelaciones respectiva, la que adoptará las providencias necesarias
para restablecer el imperio del derecho y asegurar la debida protección del
afectado, sin perjuicio de los demás derechos que pueda hacer valer ante la
autoridad o los tribunales correspondientes.
La Corte Suprema dictará un auto acordado que regule la tramitación de este
recurso”
Finalmente, la CPR. de 1980 establece en su artículo 20, la acción constitucional que se
analiza, norma que se mantiene sin más modificaciones que la introducida en virtud
de la reforma constitucional Nº 20.050 de 2005 que altera, como veremos, el inciso 2°
relativo a la protección del derecho a vivir en un medio ambiente libre de
contaminación.
2. NATURALEZA JURIDICA.
Como señalamos anteriormente, la Protección Constitucional, se trata de una acción y
no de un recurso, puesto que no es su finalidad impugnar resoluciones judiciales.
Además, es una acción protectora, vale decir, una garantía judicial de los derechos,
puesto que se constituye como un mecanismo de protección apto para el debido
ejercicio de ciertos derechos fundamentales.
Sin embargo, adicionalmente a ello, debemos indicar que de acuerdo con el artículo
25.1 de la Convención Americana de Derechos Humanos, la acción de protección debe
ser considerada en sí misma como un derecho fundamental, el derecho a la protección
judicial de los derechos o a la tutela efectiva de los derechos. Por este motivo,
debemos aplicar las normas generales en materia de derecho fundamentales, así como
sus especiales reglas de interpretación.
Por último, es un Derecho que tiene una configuración legal, toda vez que la
regulación Constitucional es meramente enunciativa y requiere de desarrollo en la
Ley.
b) COMPARECENCIA.
De conformidad al mismo artículo 20 de la CPR, sólo podrá comparecer el afectado,
personalmente, “o por cualquiera a su nombre”.
El auto acordado agrega que el tercero que actúe a nombre del afectado deberá tener
capacidad suficiente para actuar en juicio, el artículo 2° del Auto Acordado señala que:
“El recurso se interpondrá por el afectado o por cualquiera otra persona en su
nombre, capaz de parecer en juicio...” No se requiere, por tanto, patrocinio de
abogado.
c) MATERIALIDAD.
Aunque la Carta Fundamental no lo indica, el inciso primero del artículo 2° del Auto
Acordado dispone que la acción deberá interponerse por escrito, en papel simple o
por cualquier medio electrónico.
Cabe señalar que la ley N° 20.886 que establece la tramitación digital de los
procedimientos judiciales. De acuerdo con la ley el 18 de junio de 2016 comenzó a
operar el sistema de ingresos digitales en las jurisdicciones de Arica, Iquique,
Antofagasta, Copiapó, La Serena, Rancagua, Talca, Chillán, Temuco, Valdivia, Puerto
Montt, Coyhaique y Punta Arenas. En tanto, el 18 de diciembre de 2016 se
implementará en las jurisdicciones de Santiago, San Miguel, Concepción y Valparaíso.
Para ello la Corporación Administrativa del Poder Judicial ha dispuesto del
funcionamiento de una oficina judicial virtual. Las presentaciones efectuadas a través
de la oficina se entenderán suscritas por el usuario que las remite, sin necesidad de
contener su firma manuscrita, entendiéndose la clave única electrónica como firma
electrónica simple.
d) TRIBUNAL COMPETENTE.
La CPR. dispone que el Tribunal Competente para conocer de la protección es la Corte
de Apelaciones respectiva, vale decir la competencia absoluta queda fijada a nivel
constitucional, no así la competencia relativa.
El Auto Acordado en el artículo 1° señala:
El recurso o acción de protección se interpondrá ante la Corte de Apelaciones en
cuya jurisdicción se hubiere cometido el acto o incurrido en la omisión arbitraria
o ilegal que ocasionen privación, perturbación o amenaza en el legítimo ejercicio
de las garantías constitucionales respectivas, o donde éstos hubieren producido
sus efectos, a elección del recurrente, dentro del plazo fatal de treinta días
corridos contados desde la ejecución del acto o la ocurrencia de la omisión o,
según la naturaleza de éstos, desde que se haya tenido noticias o conocimiento
cierto de los mismos, lo que se hará constar en autos.
c.2) “Perturbación”.
La perturbación se refiere a un trastorno en el ejercicio del derecho, a una grave
dificultad. Es “un trastorno del orden y concierto de las cosas, o bien, un trastorno de
su quietud o sosiego, la alteración de una situación pacífica, tranquila y cuyo goce
satisface. Esta alteración de una situación de goce tranquilo, quieto, sosegado y ese
trastorno del orden en que se inserta, viene a ser el fruto de una acción u omisión de
un tercero –particular o autoridad- que siendo ilegal o arbitraria, va a hacer
susceptible de interponer el recurso de protección y que sea acogido, acogimiento que
se traducirá en la orden del Tribunal de hacer cesar la susodicha perturbación”.
Es, por tanto, el ejercicio anormal del derecho, que impiden parcial y materialmente el
goce o ejercicio del derecho.
c.3) “Amenaza”.
La amenaza implica un riesgo, una inminencia, una posibilidad de que se afecte un
derecho, ya sea en grado de perturbación o de privación. El daño previsto debe ser
arbitrario o ilegal, en los términos ya planteados, por lo que la mera advertencia
jurídica que se le hace a alguien por el incumplimiento de un deber jurídico, no
constituye amenaza.
La Corte de Apelaciones de Concepción señaló que “debemos entender por amenaza
toda conducta que haga temer un daño inminente, al interesado que lo hace valer, en
términos de constituir una verdadera intimidación constitutiva de un perjuicio cierto,
actual, preciso y concreto en sus resultados y efectos” (Municipalidad de Tirúa con
Bastías Zúñiga, Rol 4245- 2006, José Luis Zavala, “Recurso de Protección”, pág. 175)
6. DERECHOS Y GARANTÍAS PROTEGIDAS.
Sobre este particular, es necesario señalar varios asuntos:
a) ¿Por qué la Constitución habla de vulneración de “derechos y garantías”?
Recordemos que derecho fundamental y garantía no es lo mismo.
El derecho fundamental es una facultad, una prerrogativa que emana de la dignidad
humana;
en cambio la garantía es un mecanismo de protección de los derechos.
Desde esa perspectiva, no todos los derechos fundamentales cuentan con garantía
constitucional, como por ejemplo, los derechos que se encuentran consagrados sólo a
nivel internacional o que revisten la calidad de “derecho implícito”.
Y a su vez, no todas las garantías constitucionales son derechos fundamentales. Y es
éste el caso importante.
Puede ocurrir que la Carta Magna asegure o garantice determinados derechos que no
tengan la calidad de “derecho fundamental”. Hablamos por ejemplo, de derechos
consagrados en favor de personas jurídicas, o garantías que pueden tener que ver con
modelos económicos determinados. Para algunos, también la protección de la persona
que está por nacer, o de las reglas relativas al Estado empresario.
En estos casos, ¿estamos en presencia de un derecho fundamental? Posiblemente para
algunos, estos derechos no tendrían el carácter de “fundamental”, pero no obstante
ello, es imposible desmentir que sea una “garantía constitucional”, ya que se
encuentran protegidos por CPR.
Por lo mismo, el Constituyente no habría reservado esta acción a la protección sólo de
derechos, sino además de garantías, salvando de ese modo eventuales discusiones
acerca de si lo protegido es o no un derecho, y por lo tanto, si procede o no el recurso.
b) ¿Cuáles son los derechos y garantías protegidos?
Revisado el artículo 20, sólo se encuentran protegidos por esta acción constitucional,
los siguientes derechos, del artículo 19:
N° 1: Derecho a la vida y a la integridad física y psíquica.
N° 2: Igualdad ante la ley.
N° 3 inciso quinto: Garantía a no ser juzgado por comisiones especiales, sino que por
un tribunal que señale la ley, establecido con anterioridad por ésta.
N° 4: Protección a la vida privada y pública y a la honra de la persona y su familia.
N° 5: Inviolabilidad del hogar y toda forma de comunicación privada.
N° 6: Libertad de conciencia.
N° 9, inciso final: Derecho a elegir el sistema de salud.
N° 11: Libertad de enseñanza.
N° 12: Libertad de opinión e información.
N° 13: Derecho de reunión.
N° 15: Derecho de asociación.
N° 16, sólo en lo relativo a la libertad de trabajo, en cuento su libre elección y
contratación.
N° 19: Derecho de sindicación.
N° 21: Libertad económica.
N° 22: No discriminación del Estado en materia económica.
“Que, para determinar si es posible que el causante del acto arbitrario o ilegal,
que conculca un derecho o garantía constitucional de los que caen bajo el
resguardo del recurso de protección sea el Honorable Senado de la República
cuando ejecuta un acto de aquellos que la Carta Fundamental ha señalado como
atribución exclusiva de dicho Organismo, como es el caso de autos, en que de
conformidad con lo preceptuado por el artículo 49 Nº 1 de la Constitución decidió
encontrar culpable de notable abandono de sus deberes de Ministro de la Excma.
Corte Suprema a don Hernán Cereceda Bravo, en cuyo favor se ha recurrido de
protección, acogiendo así la acusación constitucional que también en uso de
facultades constitucionales exclusivas, aprobara la Cámara de Diputados y
sometiera al conocimiento del Honorable Senado, debe precisarse la amplitud
que la disposición constitucional tiene en este sentido. Del escueto análisis literal
de la disposición en comento, resulta obvio que en ella no se señala al posible
sujeto causante del agravio, por lo que desde el punto de vista de hermenéutica
legal, en materia de derecho constitucional, parece evidente que no existe límite
alguno, y por ende, cualquiera, en el sentido más amplio de la expresión puede ser
autor del acto u omisión arbitrario o ilegal, ya sea persona o personas, naturales
o jurídicas, particulares o autoridades, y éstas de cualquier rango que sean, pues
la Constitución no hace distingos. Que, como se ha visto, la disposición en
comento, literalmente no ha puesto límite alguno ni ha determinado quiénes
pueden ser autores del acto u omisión arbitraria o ilegal, como asimismo no
señaló a persona o autoridad alguna que pudiera estar exenta de verse recurrida
de protección, y ello es lógico, pues si se piensa, como sin duda lo hizo el
constituyente, no existe persona alguna que pueda decir yo estoy exenta de
cometer un acto arbitrario o ilegal o incurrir en omisión del mismo tipo, que
conculque un derecho esencial garantizado por el recurso de protección, pues ello
sería desconocer la propia naturaleza humana capaz de grandes virtudes como
también de atroces bajezas, y lo que se dice de las personas puede sostenerse de
los órganos constituidos en autoridad soberana, pues, quiérase o no, están al fin y
al cabo conformados por seres humanos”.
Por lo tanto, en este primer caso (aunque finalmente se desechó el recurso en el fondo,
se admitió a tramitación, declarándose la Corte “competente” para conocer de este
asunto).
Un segundo caso se trata de una acción de protección presentada por un grupo de
chilenos residentes en el extranjero, en contra de 43 diputados que el 16 de mayo de
2007, que votaron en contra o se abstuvieron respecto de un proyecto de ley que
promovía la votación de chilenos en el extranjero.
Frente a ello, la Corte de Apelaciones de Valparaíso señala: “que resulta del todo
evidente que los parlamentarios son absolutamente libres en el ejercicio de la función
legislativa que la Constitución les encomienda y por ende de las motivaciones que les
impulsan en tal ejercicio sólo responden frente al escrutinio ciudadano y en
consecuencia la presente acción de protección deberá rechazarse por falta de
fundamento” (Causa Rol N° 294-2007)
Como se advierte en este segundo caso, la Corte termina rechazando el recurso bajo el
argumento que no se puede controlar judicialmente a la actividad legislativa.
Entre el primer y segundo caso se advierte un resultado distinto, pero es
comprensible en el sentido que la actividad legislativa no puede ser revisada a través
del recurso de protección, no así otras actividades que desarrollen las Cámaras del
Congreso. De allí que, por ejemplo, se haya rechazado el recurso en contra de la ley de
voto en extranjero, pero se haya acogido a tramitación el recurso dirigido al fallo del
Senado en juicio político.
Existe un tercer caso que es la causa Rol N°1251 de 2013, de la Corte de Apelaciones
de Valparaíso mediante la cual se interpuso un recurso de protección en favor del ex
Ministro de Educación Harald Beyer Burgos, y en contra del Senado, que acogió la
acusación constitucional en su contra y lo destituyó de su cargo.
La acción de protección fue declarada admisible, pero finalmente fue rechazada por
las siguientes consideraciones:
Cuarto: Que del análisis del art. 20 de la Constitución Política de la República,
fluye que la finalidad del recurso de protección es la de reaccionar contra una
situación de acto anormal, que de manera evidente vulnere garantías
constitucionales, no encontrándose destinada a resolver conflictos o dificultades
de interpretación de normas constitucionales, cuyo es el caso de autos.
Quinto: Que establecido que el procedimiento que se pretende impugnar se
adoptó conforme a las normas constitucionales y por la autoridad facultada por
la misma, no es posible calificarla de arbitraria e ilegal como lo solicita el
recurrente, calificación que por lo demás no corresponde hacer a esta Corte en el
ámbito de sus atribuciones conociendo de éste recurso de protección.
Por último, nos parece que si bien es razonable que la función legislativa quede exenta
de control vía acción de protección, por cuanto las leyes sólo pueden ser controladas,
el problema se mantiene en relación con las omisiones legislativas. Ellas operan
cuando el legislador, debiendo regular una determinada materia por mandato
constitucional, no lo hace. En tal circunstancias, el Tribunal Constitucional no puede
intervenir, puesto que éste no le corresponde realizar el control de constitucionalidad
sobre una norma inexistente. En tales condiciones, se estima que podría proceder la
posibilidad de una acción de protección, cuando producto de dicha inactividad derive
Por lo mismo, cada vez que se vulnera uno de estos derechos, no sólo se vulnera a la
persona directamente afectada, sino que además se afecta a todo el ordenamiento
jurídico, por cuanto una de sus bases más importantes, se ve dañada por la conducta
arbitraria o ilegal.
Es en este contexto, el Constituyente entrega atribuciones amplísimas al Tribunal de
Protección, quien podrá adoptar las providencias que juzgue necesarias para:
§ Restablecer el imperio del derecho: se refiere a una protección objetiva del
ordenamiento jurídico y de la supremacía constitucional, vale decir, que se
respete el Derecho en su sentido objetivo;
§ Asegurar la debida protección del afectado: o sea, realizar una protección
subjetiva, esto es, protección al sujeto afectado, con el fin de permitirle el
legítimo ejercicio del derecho vulnerado.
La CPR. habla de “las providencias que juzgue necesarias”. Ello implica que el Tribunal
no queda sometido a lo que el recurrente le haya solicitado, vale decir, no queda
restringido por el mérito del proceso, ni por un eventual vicio de ultra petita. Por lo
tanto, la Corte podría incluso conceder más beneficios de los que solicite el actor, por
cuanto será ella y no él quien determinará cuáles son las medidas necesarias para la
protección del derecho.
11. ANÁLISIS DEL PROCEDIMIENTO DE PROTECCIÓN.
A continuación se analizarán los aspectos más relevantes del procedimiento de la
acción de protección.
a) PLAZO PARA INTERPONER EL RECURSO.
La CPR. no señala un plazo para interponerla, pero el artículo 1° del auto acordado
indica que deberá interponerse dentro de un plazo de treinta días corridos, contados
desde:
§ La ejecución del acto o la ocurrencia de la omisión, o
§ Según su naturaleza de éstos, desde que se haya tenido conocimiento de los
mismos.
Las características de este plazo son:
§ Se trata de un plazo de días, lo que significa que se cuentan los días feriados,
vale decir, es un plazo de días “corridos” (artículo 50 del CC.)
§ La regla general es que el inicio del plazo sea desde el momento en que se
ejecutó el acto, o desde la ocurrencia de la omisión.
Sólo excepcionalmente, se podrá contar desde que se haya tenido conocimiento de los
mismos, pero para ello:
§ Debe tratarse de una circunstancia que según la naturaleza del acto u omisión,
impida que se cuente desde su ocurrencia; y
§ Deberá dejarse constancia en los autos del momento en el que se tomó
conocimiento del acto u omisión. Es el caso, por ejemplo, de actos
administrativos que se dictan pero cuyos efectos comienzan a correr a partir
de cierta fecha. A su vez, como hay que dejar constancia de esta circunstancia
“en los autos”, es absolutamente recomendable que el actor así lo argumente
en su escrito, fundamentando y acreditando esta circunstancia.
§ Es un plazo único, que no se suspende por la interposición de otras acciones o
recursos. Por lo mismo, y en atención a que siempre quedan “a salvo” otras
acciones y derechos, es recomendable que aunque estén pendientes recursos
administrativos, se presente igualmente la acción de protección, y no esperar el
resultado de los mismos, ya que de hacerlo, podría quedar caduco el plazo para
interponer esta acción cautelar.
§ Cuando el acto positivo es una conducta permanente, que se mantiene en el
tiempo, o cuando la omisión es permanente, se entiende que el plazo se
mantiene vigente, y que recién comienza a correr cuando dicho acto u omisión
hayan cesado.
Cabe señalar, por último, que el referido plazo fue ampliado por el Auto Acordado de
la Corte Suprema del año 2007 previamente citado, ya que hasta entonces, el plazo era
de quince días.
ii) EXAMEN DE ADMISIBILIDAD.
Una vez ingresado el recurso, será examinado en cuenta por la sala respectiva de la
Corte de Apelaciones competente.
El auto acordado en el artículo 2° inciso 2° dispone:
“Presentado el recurso, el Tribunal examinará en cuenta si ha sido interpuesto en
tiempo y si se mencionan hechos que puedan constituir la vulneración de
garantías de las indicadas en el artículo 20 de la Constitución Política de la
República. Si su presentación es extemporánea o no se señalan hechos que
puedan constituir vulneración a garantías de las mencionadas en la referida
disposición constitucional, lo declarará inadmisible desde luego por resolución
fundada, la que será susceptible del recurso de reposición ante el mismo tribunal,
el que deberá interponerse dentro de tercero día. En carácter de subsidiario de la
reposición, procederá la apelación para ante la Corte Suprema, recurso que será
resuelto en cuenta.”
La Corte de Apelaciones solo puede declarar inadmisible la acción de acuerdo con las
siguientes consideraciones:
§ Si fue interpuesto fuera de plazo; o
§ Si los hechos que se mencionan no pueden significar vulneración a las garantías
indicadas en el artículo 20 de la CPR.
El segundo de los requisitos se referirá a la exigencia que el derecho supuestamente
infringido sea de aquellos que menciona el artículo 20 de la CPR., por lo que a partir
del año 2007, ya no es posible declarar inadmisible un recurso por el sólo hecho que
tenga insuficiencia en su fundamentación. El problema de los fundamentos será un
tema que tendrá que resolver la Corte, mediante un estudio mayor, que escapa a la
mera admisibilidad del recurso, y deberá quedar zanjado en la sentencia definitiva.
La admisibilidad de la acción se aprueba o se rechaza por la mayoría de los miembros,
de acuerdo con las reglas generales.
Por último, la resolución que declara inadmisible es susceptible del recurso de
reposición dentro de tercero día y además procederá el recurso de apelación en
carácter de subsidiario para ante la Corte Suprema, el que será resuelto en cuenta.
iii) LA POSIBILIDAD DE HACERSE PARTE.
En conformidad al artículo 4° del auto acordado, “las personas, funcionarios u
Órganos del Estado afectados o recurridos, podrán hacerse parte en el recurso”.
De este modo, los recurridos no son, por sí solos, partes, sino que requieren
necesariamente que formulen esta expresión de voluntad.
No obstante que el auto acordado no lo indica, se entiende que el plazo para hacerse
parte es “antes de la Vista de la Causa”, ya que luego de ella, “queda cerrado el debate”
(artículo 227 del CPC).
Se ha entendido que esta misma norma permite a un tercero “adherirse al recurso”. El
problema sin embargo se suscita en torno a si el tercero dispone de “todo el plazo”,
hasta la vista de la causa o no. Por ejemplo, en el fallo "COPAGRO" (Corte Suprema, 15
de enero de 1981, Fallos del Mes N° 266, 485, 488), se acepta una adhesión por cuanto
ella ha sido presentada no sólo antes de la Vista de la Causa, sino además dentro del
plazo para interponer la acción de protección (de entonces, 15 días), contados desde
la fecha del acto lesivo.
iv) ACUMULACIÓN DE AUTOS.
Según el artículo 13 del auto acordado: “Si respecto de un mismo acto u omisión se
dedujeren dos o más recursos, aún por distintos afectados, y de los que corresponda
conocer a una determinada Corte de Apelaciones, de acuerdo con lo establecido en el
punto primero del presente auto, se acumularán todos los recursos al que hubiere
ingresado primero en el respectivo libro de la Secretaría del Tribunal formándose un
solo expediente, para ser resueltos en una misma sentencia”.
Por lo tanto, de acuerdo con la disposición, los requisitos para que opere la
acumulación de autos son tres:
§ Que se hubiere presentado dos o más recursos respecto de un mismo acto u
omisión (no es necesario que los diferentes recursos hayan sido presentado
por las mismas personas);
§ Que los distintos recursos deban ser conocidos por la misma Corte de
Apelaciones; y
§ Que sea decretado por el Tribunal.
Por su parte, una vez decretada la acumulación:
§ Todas las acciones deberán acumularse a la primera ingresada a la Secretaría
del Tribunal;
§ Deberá formarse un solo expediente; y
§ Deberán fallarse en una sola sentencia.
v) ORDEN DE NO INNOVAR.
Según el artículo 2° inciso final del auto acordado respectivo “El Tribunal cuando lo
juzgue conveniente para los fines del recurso, podrá decretar orden de no innovar”.
Esta norma es importante por cuanto la sola interposición de la acción de protección
no suspende los efectos de las acciones o resoluciones recurridas.
Producto de lo mismo, es muy aconsejable que, conjuntamente con la acción, el actor
deduzca desde ya una orden de no innovar, debidamente fundamentada. Con ello, se
podría obtener que el acto lesivo sea suspendido en cuanto a sus efectos.
vi) INFORME.
Si el recurso fuera declarado admisible, el Tribunal ordenará “por la vía que estime
más rápida y efectiva” a la persona o autoridad que, según el recurso o la propia Corte
fueren los causantes del acto u omisión que motiva el recurso, que informe.
Este informe deberá evacuarse dentro de un plazo breve y perentorio que fije el
Tribunal.
La Corte podrá, además de este informe, ordenar que se acompañen otros
antecedentes.
De lo señalado, debemos destacar lo siguiente:
viii) SENTENCIA.
En relación con la sentencia de protección, debemos acotar lo siguiente:
a) Plazo para dictarla.
La Corte de Apelaciones deberá pronunciar su fallo dentro del 5º día hábil siguiente a
aquél en que el asunto quedó en situación de ser sentenciado.
Este plazo se reduce a 2 días hábiles si se trata de la protección de los derechos
establecidos en el artículo 19 números: 1° (derecho a la vida y a la integridad física y
síquica de las personas); 3° inciso cuarto (derecho a un juez natural); 12° (libertad de
expresión) y 13° (libertad de reunión).
b) Medidas para mejor resolver.
De conformidad con el artículo 5° inciso primero del auto acordado, “para mejor
acierto del fallo se podrán decretar todas las diligencias que el Tribunal estime
necesarias”.
c) Notificación de la sentencia.
De acuerdo al artículo 6° del auto acordado, la sentencia se notificará personalmente o
por el estado a la persona que hubiere deducido el recurso y a los recurridos que se
hubieren hecho parte en él.
Por cierto que la determinación si se notifica de un modo o del otro, es una decisión
que debe adoptar la Corte respectiva.
d) Recursos que proceden.
La sentencia de primera instancia será apelable para ante la Corte Suprema. El recurso
de apelación deberá deducirse dentro del plazo de 5 días contados desde la
notificación de la sentencia de primera instancia, por el estado diario. (artículo 6°
inciso segundo del auto acordado)
A su vez, de acuerdo al artículo 12 del auto acordado, no procede en contra de la
sentencia de la Corte de Apelaciones, el recurso de casación.
Para el conocimiento del recurso de protección en segunda instancia, “la Corte
Suprema podrá solicitar de cualquier autoridad o persona los antecedentes que
considere necesarios para la resolución del asunto.” (Artículo 8° inciso 1º). En
segunda instancia “Todas las notificaciones que deban practicarse se harán por el
estado diario” (artículo 8° inciso segundo).
e) Condena en Costas.
Como bien sabemos, de acuerdo al artículo 144 del CPC., “La parte que sea vencida
totalmente en un juicio o en un incidente, será condenada al pago de las costas. Podrá
con todo el tribunal eximirla de ellas, cuando aparezca que ha tenido motivos plausibles
para litigar, sobre lo cual hará declaración expresa en la resolución”.
Esta regla, sin embargo, cambia en materia de protección, puesto que de acuerdo al
artículo 11 del auto acordado, “Tanto la Corte de Apelaciones como la Corte Suprema,
cuando lo estimen procedente, podrán imponer la condenación en costas”.
Por lo tanto, no depende de una regla exacta como la que se aplica en materia civil
ordinaria, sino que queda a criterio del Tribunal, transformándose en una atribución
puramente discrecional de dicho órgano.
f) Cumplimiento de la sentencia ejecutoriada
Una vez que la sentencia queda ejecutoriada, se oficiará directamente a la autoridad o
persona cuyas actuaciones hubieren motivado el recurso. En efecto, el artículo 14 del
auto acordado dispone: “Firme el fallo de primera instancia por haber transcurrido el
plazo para interponer el recurso de apelación, sin que éste se hubiere deducido, o
dictado sentencia por la Corte Suprema cuando fuere procedente, se transcribirá lo
resuelto a la persona, funcionario o autoridad cuyas actuaciones hubieren motivado el
recurso de protección, por oficio directo, o telegráficamente si el caso así lo requiere”.
Contra la persona no diera cumplimiento a lo ordenado, podrán aplicarse las
siguientes medidas:
§ Amonestación privada.
§ Censura por escrito,
§ Multa a beneficio fiscal de una a cinco UTM.
§ Suspensión de funciones hasta por 4 meses, gozando de medio sueldo durante
este período.
1. ANTECEDENTES.
El derecho internacional establece la protección de la nacionalidad, así el artículo 20
N° 3 de la Convención Americana de Derechos Humanos dispone:
Artículo 20. Derecho a la Nacionalidad
3. A nadie se privará arbitrariamente de su nacionalidad ni del derecho a cambiarla.
En nuestro país el artículo 12 de la CPR. señala:
Art. 12 .- La persona afectada por acto o resolución de autoridad administrativa
que la prive de su nacionalidad chilena o se la desconozca, podrá recurrir, por sí o
por cualquiera a su nombre, dentro del plazo de treinta días, ante la Corte
Suprema, la que conocerá como jurado y en tribunal pleno. La interposición del
recurso suspenderá los efectos del acto o resolución recurridos.
El fundamento de la acción se encuentra enraizado en la historia de nuestras
instituciones como lo explica el profesor Alejandro Silva Bascuñán:
“Esta disposición tiene un origen muy profundo en nuestra historia cívica. Las
garantías de que la cancelación fuera dispuesta por decreto fundado del Presidente y
previo acuerdo del Consejo de Ministros –que ya se consagraran en el DFL Nº 747, de
1925– se mostraron insuficientes, a juicio de la opinión pública. Se estimó en
numerosas ocasiones injusta la acción del Ejecutivo inspirada en el propósito de
transformar en extranjeros a quienes se quería expulsar, ya por el procedimiento de la
Ley Nº 3.446, de 1918, que establecía recurso ante la Corte Suprema, ya por el sistema
mucho más expedito que rigió durante la Ley Nº 8.987, de 1948, llamada de Defensa
Permanente de la Democracia, cuyo artículo 26º permitía el arresto y la expulsión, sin
más trámites, previo decreto del Ministerio del Interior.
El país se conmovió en algunas ocasiones cuando la cancelación de la carta de
nacionalización, en medio de las agitaciones cívicas o de las dificultades económicas
recayó en personas que habían prestado efectivos servicios a Chile o, por lo menos,
carta, mediante el decreto supremo a que se refiere el Nº 2 del artículo 11. Los
actos o resoluciones que importen alguna forma de desconocimiento de la
nacionalidad por parte de una autoridad administrativa pueden ser
innumerables."
d) El objeto del recurso es restablecer la nacionalidad.
Existe amplia libertad para solicitar que se deje sin efecto el acto o resolución que
prive o desconozca la nacionalidad, que al recurrente se le reconozca su nacionalidad,
que se le mantenga la nacionalidad chilena, que se haga constar en la partida de
nacimiento la calidad de chileno, etc...
3. LA SITUACIÓN DE LOS HIJOS DE EXTRANJEROS TRANSEÚNTES.
Es necesario recordar que el artículo 10 de la Constitución Política de la República
señala que:
“Son chilenos: 1° Los nacidos en el territorio de Chile, excepción de los hijos de
extranjeros que se encuentren en Chile en servicio de su Gobierno, y de los hijos de
extranjeros transeúntes, todos los que, sin embargo, podrán optar por la
nacionalidad chilena.”
En materia de nacionalidad, el único Organismo competente, en el ámbito
administrativo, para pronunciarse, en caso de duda, si una persona es o no extranjera,
es el Departamento de Extranjería y Migración del Ministerio del Interior y Seguridad
Pública, de acuerdo con lo prescrito en el artículo 91 N° 11 del Decreto Ley N° 1094,
de 1975, que Establece Normas sobre Extranjeros en Chile.
Los únicos que caben en la expresión de extranjero transeúnte, son “las personas que
se encuentran de paso por Chile, esto es, quienes no tienen ánimo de residencia en el
territorio nacional, como son los que tiene la calidad migratoria de turistas y
tripulantes”.
Lo anterior implica que solo los hijos de los turistas y tripulantes, se inscribirán en
Chile con la anotación: “Hijo de Extranjero Transeúnte, artículo 10 N° 1 de la
constitución Política del Estado”.
La excepción lo constituye el quedar inscrito como hijo de extranjeros transeúntes y,
por ende, en calidad de extranjero/a, situación que solo tiene lugar respecto de los/as
hijos/as de padres que posean visa de turistas o de tripulantes.
ii) ASPECTOS PROCESALES GENERALES.
1. TRIBUNAL COMPETENTE.
De acuerdo con el artículo 12 de la CPR., el tribunal competente para conocer de la
acción de reclamación de la nacionalidad es la Corte Suprema.
Que, en el caso de autos, esta Corte, actuando como jurado y apreciando en tal
calidad los antecedentes de que ha conocido, llega a la convicción de que el
Decreto Supremo Nº 926, de 27 de septiembre de 1991 dictado por el señor
Presidente de la República, importa la privación injustificada de la nacionalidad
chilena concedida por gracia (sic) al recurrente con anterioridad, dado que las
razones de hecho y de derecho que lo sustentan no son suficientes para justificar
la medida.
En consecuencia, el Decreto Supremo que así lo declara deberá dejarse sin
efecto”.
En suma, la Corte obra como jurado, pero dentro de los principios y normas
constitucionales, en cumplimiento de lo preceptuado en el artículo 6° inciso 2° de la
Carta Fundamental:
“Todo se concilia teniendo presente que el cometido esencial de un jurado es
determinar y apreciar en conciencia los hechos que servirán para la aplicación de
la ley. En consecuencia, en la hipótesis concreta que se analiza la Corte Suprema,
en el carácter de jurado, determina y aprecia en conciencia los hechos que
pueden dar margen a la adquisición o pérdida de la nacionalidad; tales hechos,
así determinados y apreciadas, sirven de base para resolver la cuestión, ahora no
según la conciencia, sino ateniéndose a las disposiciones constitucionales”.
2. EL PLAZO.
La acción de reclamación de la nacionalidad deberá entablarse dentro del plazo de 30
días, desde que el afectado toma conocimiento del acto o resolución de carácter
administrativa que lo priva o le desconoce su nacionalidad. Se trata de un plazo fatal y
de días corridos.
3. QUIEN PUEDE INTERPONERLO.
Puede interponerlo el afectado o cualquiera persona a su nombre, sin que sea
necesario que exhiba un mandato o poder, del mismo modo que la acción de
protección y amparo.
4. EFECTOS DE LA INTERPOSICIÓN.
La sola presentación del reclamo suspende los efectos del acto administrativo.
Constituye una excepción en nuestro derecho, por cuanto la sola presentación
produce un efecto jurídico de suspensión de los efectos del acto administrativo.
En cuanto a los efectos del fallo, en caso de que la acción sea acogida, me remitiré a lo
que señala acertadamente Cea Egaña. El tratadista indica: “Si la Corte Suprema acoge
el recurso, su sentencia tiene efecto retroactivo, anulando la resolución o acto
prevaricación reglada en los artículos 223 y siguientes del CP., criterio que haría
factible extenderla también a la ignorancia extrema del tribunal.
Los presupuestos indicados por el constituyente han limitado -de hecho- la
posibilidad de cobrar indemnización por los perjuicios sufridos con motivo de la
equivocada actividad judicial a casos muy excepcionales. Lo normal será que al
cometer el error o al caer en arbitrariedad en un sobreseimiento o en una sentencia,
esos defectos sean corregidos por los tribunales superiores, y que las anomalías que
se observen en esa clase de resoluciones no sean fuente de esta indemnización.
Únicamente serán indemnizables los perjuicios causados cuando el error o la
arbitrariedad que los han provocado puedan calificarse de injustificables.
El artículo 19 Nº 7 letra i) de la Constitución consagró el derecho a indemnización
pero lo restringió en demasía, desde una posición amplia de la Constitución de 1925 el
constituyente de 1980 pasó a la otra, con la agravante de que en estas décadas la
concepción del proceso penal ha variado ampliamente. Al respecto, cabe señalar dos
aspectos importantes:
a) El proceso penal en la concepción moderna tiene por objetivo la constatación de
una sospecha conformada por la imputación que se hace a una persona de haber
participado en la comisión de un hecho delictivo, y
b) El imputado goza durante todo el proceso de la presunción de inocencia artículo 42
del CP. De manera que si, en definitiva, es absuelto de la acusación o es sobreseído, su
inocencia queda confirmada, y resulta legítimo que exija se le indemnicen los
perjuicios que sufrió a consecuencia del proceso, a menos que por un acto propio se
haya expuesto a tal situación.
Esta primera etapa o fase -o sea el recurso ante el Tribunal Supremo-, tiene como
único fin obtener la declaración de la Corte Suprema en el sentido que la sentencia
condenatoria o la resolución que sometió a proceso al afectado -no el proceso en sí
mismo- fueron injustificadamente erróneos o arbitrarios. La resolución de la Corte
Suprema es declarativa, e importa el reconocimiento del derecho del requirente a ser
indemnizado tanto por los perjuicios morales y materiales que la resolución abusiva le
infirió y, de consiguiente, la obligación que pesa sobre el Estado de asumir esa
indemnización. Los perjuicios deben ser acreditados con posterioridad.
La existencia de esos perjuicios como la naturaleza y monto de su reparación tienen
que ser establecidos después, en el juicio sumario correspondiente, ante el tribunal
ordinario competente, conforme a las reglas generales.
3. PROCEDIMIENTO.
Este juicio constituye el procedimiento contradictorio propiamente tal, en el que la
prueba se aprecia en conciencia.
artículo 470, N°8°, del Código Penal, referido al fraude de subvenciones, por haber
solicitado al Tribunal que oficiará a la Tesorería para la devolución del IVA respecto
de dos contribuyentes. A esta solicitud el Servicio de Impuestos Internos le atribuyó
malicia al invocar una ley vigente que permitía la devolución de impuestos, pero que
sin embargo correspondía aplicar en este caso la ley de la época en que ocurrieron los
hechos, precepto que no permitían la devolución. Señaló el Servicio que el abogado
invocó como fundamento una causa que señaló ser idéntica pero que no era tal y que
ello movió a error al juez.
Por otra parte, no debe olvidarse la circunstancia que el artículo único de la ley Nº
18.971 formaba parte de un proyecto de ley que, entre otras materias, regulaba la
actividad y participación productiva del Estado y sus organismos; consignándose en el
aludido mensaje de la ley –lo que clarifica la evidente intención del legislador en esta
materia– que “la iniciativa tiene por finalidad determinar cuál es la dimensión adecuada
para el Estado productor. Por ello sus normas significan una definición, en cuanto
considera que una presencia empresarial pública gravitante hace difícil, si no imposible,
la consolidación de una sociedad libre, por el control creciente que otorga a los
funcionarios sobre las personas...”
ii) Características.
a. Acción popular.
Se trata de una acción popular, en la cual el actor no necesita tener un interés actual
en los hechos denunciados. Al efecto, nuestros tribunales han señalado que “se trata
de una acción jurisdiccional de carácter conservadora, especial y popular, en que el
actor no necesita tener interés actual en el recurso”.
En el mismo sentido, la Excma. Corte Suprema ha sentenciado que “el análisis del
artículo único de la ley ya referida, puede advertirse que en él se consagra una acción
popular, que no exige interés actual comprometido por el actor en los hechos que
denuncia”
b. Bien jurídico protegido.
Es el orden público económico.
La jurisprudencia de nuestros tribunales, siguiendo a la doctrina, ha señalado que el
orden público económico es el “conjunto de principios y normas jurídicas que
organizan la economía de un país y facultan a la autoridad para regularla en armonía
con los valores de la sociedad nacional que formula la Constitución Política”
c. Plazo para su interposición.
Seis meses contados desde que se hubiere producido la infracción. Al respecto, existe
jurisprudencia que ha afirmado que, en el caso que se impugne un acto administrativo
y, a su vez, se hubiere solicitado su reconsideración administrativa, el plazo debe
contarse desde la fecha del acto primitivo, lo que no es concordante con algunos
razonamientos jurisprudenciales pronunciados –particularmente en la década de los
ochenta y noventa– respecto del recurso de protección.
Especialmente claro sobre este punto ha sido un fallo dictado por la Corte de
Apelaciones de Santiago en cuanto a que si bien es cierto que el artículo 306 del
Código de Procedimiento Penal establece la improcedencia del hábeas corpus si se
han deducido otros recursos “tal exigencia es un requisito de procedencia que nada
tiene que ver con la formalidad y procedimiento de este recurso, a los que se remite el
citado artículo único de la ley 18.971”.
Ciertamente, sobre la materia, debe señalarse que las acciones de protección y amparo
tienen un objeto distinto.
En efecto, tratándose del recurso de protección, ésta cautela la casi totalidad de los
derechos individuales consagrados en nuestra carta fundamental y que pudieran ver-
se afectados por actos u omisiones arbitrarios o ilegales.
La acción de amparo económico, en cambio, sólo tiene por propósito garantizar el
derecho a desarrollar una actividad económica y, adicionalmente, el estricto
cumplimiento de las limitaciones impuestas al Estado para realizar actividades
empresariales al tenor de lo preceptuado en el artículo 19 Nº 21 inciso 2º de la
Constitución Política de la República.
Por su lado, el informe técnico que forma parte del mensaje de la ley 18.971 pre-cisa
con absoluta claridad los distintos intereses tutelados por los recursos de protección y
amparo económico. Señala textualmente el Informe en cuestión en relación a la
finalidad de la acción establecida en la ley 18.971:
“Las posibles vías de defensa de los particulares frente a estas situaciones se en-
contrarían en el recurso de inaplicabilidad y en el de protección. Sin embargo
ambas acciones están concebidas para situaciones que, por su naturaleza, no se
ajustan en toda su magnitud a las necesidades de protección de los derechos de
los particulares en materia empresarial. Por tanto, se ha considerado como una
solución adecuada a la posible indefensión efectiva de los particulares, la
creación de una nueva acción específica, que reuniendo características
semejantes al recurso de protección, haga más efectivo el resguardo de los
derechos empresariales...
...La insuficiencia de los actuales recursos que la Constitución contempla para la
defensa de esos intereses cuando sean injustamente amagados, ha llevado a la
concepción de una acción que puede interponer cualquier persona, dentro del
plazo de seis meses contados desde que se produjo la infracción, sin posibilidades
de ser desistida.
Como puede apreciarse se trata de una acción adicional establecida para resguardar la
garantía constitucional consagrada en el artículo 19 Nº 21 de la carta fundamental,
que obviamente puede interponerse sin perjuicio de las demás acciones que establece
al efecto el ordenamiento jurídico.
Por lo demás, la misma opinión ha sustentado la doctrina. Enrique Evans sobre el
punto es claro en cuanto a señalar la acción de amparo económico es “perfectamente
compatible con el recurso de protección y pueden interponerse conjunta o sucesiva-
mente. Ambas cautelan la libertad económica; pero ellas pueden tener actores
diferentes, dado que la ley 18.971 es una acción popular y en la protección actúa sólo el
que sufre privación, perturbación o amenaza por actos u omisiones ilegales o
arbitrarias, lo que no exige la ley citada”.
En un fallo dictado en la segunda mitad del 2005, se vuelve a analizar este punto:
“7º) Que, reiterando lo ya expresado, el artículo único de la Ley Nº 18.971 dispone
que aquélla que califica como acción especial podrá intentarse ...sin más
formalidad ni procedimiento que el establecido para el recurso de amparo....
Como es de toda evidencia, dicha preceptiva persigue únicamente permitir a
quienes deseen formular una denuncia de esta especie, hacerlo del modo más
simple y rápido No obstante, tales expresiones no pueden entenderse del modo
como ha sido percibido por la Corte de Apelaciones, en cuanto a que por el hecho
de haberse impugnado por vía del recurso de protección...el mismo decreto
alcaldicio..., el presente denuncio sería improcedente, bajo la premisa de hacer
aplicable el artículo 306 del Código de Procedimiento Penal;
otra autoridad o derechos que los que expresamente se les hayan conferido en
virtud de la Constitución o las leyes’, y el inciso final estatuye que ‘Todo acto en
contravención a este artículo es nulo y originará las responsabilidades y
sanciones que la ley señale’. Todo lo anterior corrobora que los tribunales deben
limitarse a actuar dentro del ámbito de sus facultades”.
e. No existe análisis de ilegalidad y arbitrariedad. Contrariamente a lo que
sucede con la acción de protección, en el amparo económico no se hace
referencia a criterios de ilegalidad o arbitrariedad.
En efecto, se ha expresado:
“Que, además, resulta pertinente también reiterar lo expuesto por esta Corte
Suprema con ocasión de haber conocido de innumerables recursos como el de
autos, respecto de la impropiedad que implica la utilización del presente
denuncio, como una forma de impugnar toda suerte de resoluciones o
decisiones de autoridades administrativas especializadas e incluso judiciales,
que éstas han tomado en el ámbito propio de sus respectivos quehaceres y
contando con antecedentes suficientes”.
No debe ser un medio para garantizar lucro. Finalmente, se ha señalado que “el
denuncio previsto en la señalada ley 18.971 no tiene como objetivo el de asegurar
ii) Descripción.
El objetivo fundamental del procedimiento contemplado en la Ley N° 20.609, conocida
popularmente como “Ley Zamudio” es instaurar un mecanismo judicial eficaz que
permita restablecer el imperio del derecho cuando estamos frente a un acto de
discriminación arbitraria. Para los efectos de esta ley, se entiende por discriminación
arbitraria toda distinción, exclusión o restricción que carezca de justificación
razonable, efectuada por agentes del Estado o particulares, y que cause privación,
perturbación o amenaza en el ejercicio legítimo de los derechos fundamentales
establecidos en la Constitución Política de la República o en los tratados
internacionales sobre derechos humanos ratificados por Chile y que se encuentren
vigentes, en particular cuando se funden en motivos tales como la raza o etnia, la
nacionalidad, la situación socioeconómica, el idioma, la ideología u opinión política, la
religión o creencia, la sindicación o participación en organizaciones gremiales o la
falta de ellas, el sexo, la orientación sexual, la identidad de género, el estado civil, la
edad, la filiación, la apariencia personal y la enfermedad o discapacidad. Palabras
claves: Igualdad, inclusión, discriminación, arbitrariedad, distinción, exclusión,
Requisitos:
a) Que exista una distinción, exclusión o restricción.
b) Que la acción u omisión anterior carezca de justificación razonable.
c) Que lo anterior cause privación perturbación o amenaza en el ejercicio
legítimo de los derechos fundamentales establecidos en la Constitución o en los
tratados internacionales de derechos humanos ratificados por Chile y que se
encuentren vigentes.
iv) Procedimiento.
Aquel directamente afectado por una acción u omisión que importe discriminación
arbitraria podrá interponer la acción, a su elección, ante el juez de letras de su
domicilio o ante el del domicilio del responsable de dicha acción u omisión.
También podrá interponerse la acción por su representante legal o por quien tenga de
hecho el cuidado personal o la educación del afectado, circunstancia esta última que
deberá señalarse en la presentación y cualquier persona a favor de quien ha sido
objeto de discriminación arbitraria, cuando este último se encuentre imposibilitado de
ejercerla y carezca de representantes legales o personas que lo tengan bajo su cuidado
o educación, o cuando, aun teniéndolos, éstos se encuentren también impedidos de
deducirla.
Respecto a la forma de interposición de la acción, se debe realizar por escrito,
pudiendo, en casos urgentes, interponerse verbalmente, levantándose acta por la
secretaría del tribunal competente.
Requiere de patrocinio de abogado habilitado para el ejercicio de la profesión y
constituir mandato judicial.
v) Consideraciones.
Acción especial que puede ser interpuesta por cualquier persona que sea objeto de
una discriminación arbitraria por parte de agentes del Estado o de particulares, y que
le cause privación, perturbación o amenaza en el ejercicio legítimo de los derechos
Ahora bien, la otra alternativa que ha sido utilizada en la práctica por los titulares de
datos para proteger sus derechos ha sido la interposición de otras vías o acciones
jurisdiccionales como por ejemplo: el recurso de protección, invocando como
conculcados el derecho a la honra y a la vida privada, el derecho de propiedad (esto
por la conocida propietarización de los derechos), o bien, el derecho al libre desarrollo
de actividad económica. También, aun cuando con menor frecuencia, se han
interpuesto recursos de amparo económico, por vulnerar la garantía constitucional
que asegura el libre desarrollo de la actividad económica. Y finalmente, también se
han interpuesto demandas de indemnización de perjuicios por los daños causados por
el tratamiento indebido de los datos.
De esta manera el habeas data se configura como el instrumento a través del cual, los
titulares de datos pueden ver protegidos sus derechos frente a acciones que resulten
ilegales o arbitrarias o que importen un uso indebido de información de carácter
personal que le concierne por parte del responsable del fichero o banco de datos.
El bien jurídico protegido con esta acción es la salvaguardia inmediata del derecho a la
autodeterminación informativa o libertad informática, pero también se amparan una
diversidad de derechos o garantías como por ejemplo, la intimidad, la privacidad, el
honor, el patrimonio, la libertad de trabajo, la igualdad ante la ley, entre otros. Sin
perjuicio de ello, debemos encuadrar esta acción de habeas data en un marco general
de protección de la libertad y de la dignidad humana.
i) Causales o presupuestos facticos de procedencia del habeas datae.
a) Si el responsable del registro o banco de datos no se pronunciare sobre una
solicitud de información, modificación, bloqueo, cancelación o eliminación de
datos personales dentro de dos días hábiles. (Art. 16 inc. 1°).
iv) Procedimiento.
Ya claras las causales por las que procede el recurso, cuál es el tribunal competente,
quién puede interponerlo y en contra de quién, y finalmente debemos proceder ahora,
a analizar el procedimiento de reclamo.
Dado que la ley establece tres tipos de procedimientos, según sean las causales
invocadas, para efectuar un análisis de ellos lo correcto metodológicamente hablando
es estudiar tales procedimientos desde el enfoque de las causales esgrimidas para la
interposición del habeas data.
Si se trata de la falta de pronunciamiento por parte del responsable del banco de datos
dentro de los dos días hábiles siguientes al requerimiento presentado por el titular de
los datos, o bien denegase la información por una causal distinta de la seguridad de la
nación o el interés nacional.
Infracción a los artículos 17 y 18 de la Ley 19.628, se procede de la siguiente manera:
a) Se debe presentar una reclamación, ante el Tribunal Civil de Turno, esta
reclamación debe contener, según la Ley, a los menos:
- Indicación clara de la infracción cometida y los hechos que la configuran.
- Acompañar los medios de prueba que los acrediten, en su caso.
b) Este reclamo se notifica por cédula en el domicilio del responsable del banco de
datos correspondiente.
- Adjuntar los medios de prueba que acrediten los hechos en que funda estos
descargos. En el evento de que no disponga de los medios de prueba deberá señalarlo
así, ahora bien, si ofrece prueba el tribunal fijará una audiencia, para dentro de quinto
día hábil a fin de recibir la prueba ofrecida y no acompañada.
Esta facultad que se le entrega al demandado, facultad de la cual está desprovisto el
reclamante o afectado, constituye esto uno de los puntos más criticables de este
procedimiento pues vulnera uno de los principios fundamentales de todo
procedimiento cual es el de la bilateralidad de la audiencia, al dejar en manos del
responsable del banco de datos, la posibilidad de que exista una audiencia de prueba,
ya que si no ofrece prueba, no existirá tal audiencia.
En este caso, las reglas procedimentales son las que siguen, según lo estatuido en la
propia ley:
Procedimiento Residual.
Finalmente, si estamos en presencia de una cualquier otra infracción que no sea de las
contempladas en el artículo 12 y 19, se aplica el procedimiento sumario, según lo
establecido en el artículo 23 de la Ley.
Por ejemplo, si el órgano público trata datos fuera del ámbito de su competencia, ó si
el responsable de datos no cumple con la obligación de avisar a terceros que los datos
han sido modificados o eliminados, etc.
v) Sanciones.
En caso de acogerse la reclamación, la misma sentencia fijará un plazo prudencial para
dar cumplimiento a lo resuelto y podrá aplicar una multa de 1 a 10 unidades
tributarias mensuales o de 10 a 50 unidades tributarias mensuales, si se tratare de
una infracción a lo dispuesto a los artículos 17 y 18 de la Ley. Esta última multa fue
agregada por la Ley 19.128, y, como ya señaláramos, se refiere al caso de infracciones
a la ley en la comunicación de datos personales de carácter económico, financiero,
comercial o bancario.
vi) Responsabilidad.
En relación al tema de la responsabilidad tenemos que tener en consideración dos
artículos, el 11 que indica que el responsable de los registros o bancos donde se
almacenen datos personales con posterioridad a su recolección deberá cuidar de ellos
con la debida diligencia, haciéndose responsable de los daños. Y el artículo 23, que
indica que el responsable del tratamiento de datos, ya sea un particular o un
organismo público, debe indemnizar el daño patrimonial y moral que causare por el
tratamiento indebido de los datos.
i) Plazo.
El reclamo por vulneración de derechos debe ser presentado por escrito ante el TTA
dentro del plazo de 15 días hábiles judiciales (de lunes a sábado excluyendo domingos
y feriados) contados desde la ocurrencia de la acción u omisión que el reclamante
“considere” que ilegítimamente perturban o impiden el ejercicio de sus derechos
garantizados en los numerales 21º, 22º y 24º, del artículo 19 de la Constitución
Política de la República.
Este plazo de 15 días también puede computarse desde que se haya tomado
conocimiento cierto del mismo acto u omisión, debiendo constar dicha situación en el
expediente.
Eventualmente, en este caso el TTA podrá ordenar al reclamante que cumpla con
dichos requisitos dentro del plazo que le confiera el mismo Tribunal y bajo
apercibimiento de tener por no presentado el reclamo.
vii) Tramitación.
Presentado el reclamo y finalizado con éxito el examen previo de admisibilidad, el
Tribunal lo proveerá y dará traslado al Servicio Nacional de Aduanas por 10 días con
el fin de que conteste por escrito el reclamo, siendo Aduanas notificado de ello a
través de correo electrónico.
La resolución del Juez TTA, que recibe la causa a prueba, será notificada al reclamante
a través de carta certificada y al servicio Nacional de Aduanas mediante su publicación
en el portal web del TTA.
Este término probatorio comienza a correr el mismo día para ambas partes desde la
última notificación de la resolución que recibió la causa a prueba.
El TTA apreciará la prueba rendida conforme a las reglas de la sana crítica, y vencido
el término probatorio el Juez TTA dictará sentencia en un plazo de 10 días.
El fallo contendrá todas las providencias que el TTA juzgue necesarias para
restablecer el imperio del derecho y asegurar la debida protección del solicitante, sin
perjuicio de los demás derechos que pueda hacer valer ante la autoridad o los otros
tribunales correspondientes.
La interposición del recurso implica que el TTA debe elevar los autos a la Corte de
Apelaciones respectiva en 15 días, plazo contado desde que se notificó la concesión
del recurso.
x) Particularidades procedimentales.
Son aplicables las normas del procedimiento general de reclamación en todo aquello
que no está regulado en el procedimiento especial de reclamo por vulneración de
derechos, y cuando la naturaleza de su tramitación lo permita (Título II, Libro III, del
Código Tributario). Las notificaciones son realizadas de la misma manera que en el
procedimiento general de reclamación.
excepción constitucional, salvo que se los sorprenda en delito flagrante. Sólo pueden
ser detenidos por orden del tribunal competente. Además gozan de fuero especial, al
igual que los parlamentarios, por lo que no pueden ser privados de libertad o
procesados por algún delito, si la Corte de Apelaciones de Santiago no autoriza la
acusación. De autorizarla, los miembros del TC. quedan suspendidos de sus cargos.
B) FUNCIONAMIENTO DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL.
El TC. sesiona en pleno o dividido en dos salas.
En pleno el quórum para sesionar es de 8 miembros, y en sala a lo menos 4 miembros.
Los acuerdos del TC. son adoptados por simple mayoría salvo en los casos que se exija
un quórum especial. El TC. falla conforme a derecho salvo las excepciones señaladas
precedentemente.
Respecto de las atribuciones del artículo 93 N°1, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9 y 11, el TC. resolverá
en Pleno, en las restantes atribuciones podrá sesionar en pleno o en sala de acuerdo
con la LOCTC.
C) COMPETENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL.
Aun cuando la competencia clásica de los Tribunales Constitucionales es ejercer el
control de constitucionalidad de la ley, en nuestro sistema constitucional se entrega
una competencia más amplia, que genéricamente podemos denominar de garante
máximo de la Constitución. Para una mayor precisión es necesario tener presente lo
siguiente:
Su competencia es específica respecto de las materias que la Constitución y la ley le
entrega, se excluye entonces una competencia genérica.
El TC. no aprecia el mérito del acto o de la norma controlada, no administra ni legisla,
no se pronuncia por la bondad de la norma sino por su compatibilidad con la
Constitución.
El artículo 93 señala las atribuciones del TC. en 16 numerandos.
a) Control Preventivo obligatorio de la constitucionalidad de la ley artículo 93
N°1 de la CPR.
El TC. tiene competencia para controlar la constitucionalidad preventiva, a priori,
antes de su promulgación, de las Leyes Orgánicas Constitucionales y las Leyes
Interpretativas de la Constitución.
De acuerdo con el artículo 34 de la LOCTC. corresponde al Presidente de la Cámara de
origen envía al TC. los proyectos de ley orgánica constitucionales o interpretativas de
la Constitución aprobados, dentro de los cinco días después que haya quedado
totalmente tramitado.
solicitarla la cuarta parte de sus miembros en ejercicio, salvo en aquellos casos que no
se refiera al ejercicio excesivo de la potestad reglamentaria autónoma.
Especial importancia ha tenido en esta materia la causa Rol N° 591 del 11 de enero de
2007, acerca de la inconstitucionalidad de la Resolución Exenta N° 584 del Ministerio
de Salud, del 1º de septiembre de 2006, la que aprobaba Normas Nacionales sobre
Regulación de la Fertilidad. En este caso el TC. ejerció el control de constitucionalidad
de una Resolución Exenta, expresando que ella había abordado materias propias de
un Decreto Supremo, recurriendo para ello a una interpretación finalista, alejándose
de una interpretación literal (Considerando 25°) y aplicando el principio de la
primacía de la realidad por sobre el nominalismo (Considerando 26°).
Sin duda, que esta interpretación amplía las potestades de control sobre la
Administración lo que constituye un avance histórico en esta materia, en la medida
que este criterio jurisprudencial se consolide.
superior a la ley, por lo que ningún acto, ni norma contrarios a la Constitución pueden
ser válidos y permanecer en esta, es para eso que se establecen controles jurídicos y
son los jueces y tribunales quienes tienen que tener competencia para garantizar esta
Constitución);
- El reclamo de control de constitucionalidad solo se realiza a pedido de parte, es decir
con la existencia de un caso concreto (contraposición de dos intereses, tiene que
haber un daño)
- Es un sistema de casos y controversias; no se deroga una ley directamente, sino que
se examina la constitucionalidad de la ley en su aplicación a un caso concreto;
- Tiene un efecto Inter-partes (entre partes), cuando la sentencia declarativa de
inconstitucionalidad, solo implica la inaplicación de la norma en el caso resuelto,
dejando subsistente la vigencia de la norma fuera de ese caso; es decir que el efecto es
limitado, restringido.
En el caso que el tribunal estime que el proyecto de norma es incompatible con la CPR.
ello impide que continúe su tramitación y en consecuencia su vigencia.
b) El control posterior, a posteriori o represivo.
Es aquél que se concreta cuando las normas ya forman parte del ordenamiento
jurídico y son obligatorias, se trata de un control concreto, respecto de su
compatibilidad con la Constitución en un caso concreto específico.