2 - GARCÍA 2006 Bases Teóricas Arq SJ
2 - GARCÍA 2006 Bases Teóricas Arq SJ
2 - GARCÍA 2006 Bases Teóricas Arq SJ
ALEJANDRO GARCÍA
Síntesis
Durante los últimos cuarenta años se ha elaborado una detallada reconstrucción del desa-
rrollo cultural prehispánico sanjuanino. Esta propuesta, que abarca 8.500 años radiocarbóni-
cos, se basa en la determinación de una extensa secuencia de ocupación humana y en la
explicación de los cambios culturales fundamentalmente a través de procesos de difusión y
contacto de poblaciones. Dado el absoluto predominio de esta visión del pasado indígena
local, resulta de gran interés el análisis de sus principales componentes teórico-metodológicos,
con el objeto de apreciar los mecanismos utilizados en su elaboración, y su vinculación con las
corrientes teóricas recientes. Tal análisis muestra la incidencia decisiva de una perspectiva
histórica y una importante perduración del modelo resultante hasta nuestros días.
1- Introducción
2- Fundamentos teórico-metodológicos
Noción de arqueología
Esta concepción motivará una constante preocupación por la descripción del paisaje, el
clima, la vegetación y la fauna actuales de las localidades arqueológicas estudiadas y la
extrapolación de esas condiciones al pasado según la relación entre el medio geográfico y la
presencia de evidencias de ocupación humana. Pero el manejo de información geográfica se
3
“(…) hacia el año 8200 antes del presente no hay rastros de vida sobre los alrededores de los
31º de latitud sur y a partir de esa fecha hasta 7900 antes del presente pareciera que hubiera
ocurrido una plena desertización con la consecuencia de la desaparición definitiva de la vieja
cultura”. (…) Posteriormente entre los años 4300 antes del presente y 3750 antes del presente
se nota nuevamente un vacío ocupacional que nosotros consideramos corresponde a un período
más seco que se mantiene estable con picos más óptimos en los años 3750, 3250 y 2450 antes
del presente con continuidad de mejores condiciones hasta 500 d.C. Entre esa fecha y 700 d.C.
pareciera que hubiera habido un período frío y nevador deducido de la falta de evidencias
humanas entre esas fechas” (GAMBIER, “Arqueología y paleoclimas en los Andes Centrales
Argentino-Chilenos”, Publicaciones nº 6, San Juan, IIAM, Facultad de Filosofía, Humanidades
y Artes, UNSJ, 1979, pág. 7).
“Por problemas de ciclos climáticos desfavorables [los grupos “Fortuna”] se replegaron hacia el
sur, dejando temporariamente vacío de población este territorio, hasta que llegaron, esta vez
procedentes de zonas meridionales, otros grupos que ocuparon los mismos sitios andinos y
utilizaron el mismo modo de vida que los anteriores pero que no se extendieron más al norte de
la latitud en que se encuentra nuestra ciudad, posiblemente por falta de condiciones vitales. Sin
embargo las mismas mejoraron y hace aproximadamente 4.000 años comenzaron a llegar,
nuevamente desde el norte andino y posiblemente empujados por excesos poblacionales,
nuevos grupos de personas diferentes con elementos culturales innovadores” (MICHIELI,
Investigación y patrimonio arqueológico, http://www.ffha-unsj.net/instit/arqu/
investigypatrimonio.htm, Facultad de Filosofía, Humanidades y Artes, UNSJ, 2002, pág. 3).
La noción de cultura
“(…) los restos individualmente considerados y como conjunto articulado se han relacionado
entre sí y con el medio ambiente en que, y en vista del cual fueron producidos; los que
4
relacionados con el momento o tiempo en que ocurrieron han permitido (…) reconstruir
conceptualmente un período histórico determinado.
Este período histórico, juntamente con otros períodos ocurridos en el mismo sitio, han dado la
secuencia historia o cultural del lugar. La confrontación de las secuencias culturales de sitios
entre sí ha dado la secuencia cultural de la región, que constituye una unidad susceptible de ser
comparada con la de otros lugares articulados por la geografía” (GAMBIER, Prehistoria de
San Juan, San Juan, IIAM, Facultad de Filosofía, Humanidades y Artes, UNSJ, 2000, pág. 7).
De la misma forma, los “rasgos culturales” que las conforman parecen tener también una
existencia autónoma:
“Esta región de Iglesia, particularmente durante los tiempos agropecuarios tempranos, debe
considerarse como estación transitoria de rasgos culturales en desplazamiento sobre todo si se
tienen en cuenta los fechados tempranos de esta fase cultural. Estos rasgos presionaron en todas
las direcciones una vez que se consolidaron en el valle de Iglesia y prendieron donde no había
otros firmemente establecidos. En Iglesia perduraron hasta el momento en que los desplazaron
nuevos rasgos procedentes del noroeste argentino” (GAMBIER, La fase cultural Punta del
Barro, IIAM, Facultad de Filosofía, Humanidades y Artes, UNSJ, 1988, pág. 134).
Implicancias metodológicas
tando también gran atención a otros aspectos de cada “cultura” individualizada, como las
características arquitectónicas, las manifestaciones artísticas o el registro arqueobotánico. La
consideración prioritaria de este tipo de registros y de los aspectos estilísticos facilitó la
realización de comparaciones y asociaciones, procedimientos que constituyen una de las bases
principales de la elaboración del esquema cultural indígena aquí comentado.
Por otra parte, las posibilidades de brindar una visión integral de cada cultura se relacio-
naron directamente con la cantidad de material arqueológico extraído, ya que un aumento
cuantitativo del registro garantizaba una correcta definición de los conjuntos arqueológicos de
las distintas culturas. Al mismo tiempo, dado que no todos los sitios presentan la misma clase
de registro arqueológico, la excavación de la mayor cantidad de éstos ampliaba considerable-
mente las posibilidades de brindar una descripción más completa de cada cultura. Esta pers-
pectiva implicó una gran inversión de trabajo de campo y la realización de un gran número de
excavaciones.
“Estos antecedentes precursores fueron superados después de más de doscientas excavaciones
estratigráficas y ciento veinte fechados de radiocarbono en que se basa la actual secuencia
cultural” (GAMBIER, Prehistoria de San Juan, San Juan, IIAM, Facultad de Filosofía,
Humanidades y Artes, 2000, pág. 5).
A su vez, y en concordancia con el pensamiento antes descripto, estos sitios eran excava-
dos exhaustivamente, ya que sus distintos sectores podían brindar registros muy diferentes
vinculados con distintos aspectos culturales. Esta faceta del trabajo de campo se refleja en los
croquis que muestran las plantas de los sitios y los sectores excavados y ha sido señalada
indirectamente en algunas oportunidades:
“La gruta nº 1 de los Morrillos es de amplias dimensiones. La forma y tamaño de su planta sólo
pudieron determinarse luego de que fuera totalmente excavada y limpia de sedimentos”
(GAMBIER, La Cultura de los Morrillos, IIAM, Facultad de Filosofía, Humanidades y Artes,
UNSJ, 1985, pág. 21).
Tal volumen de trabajo implicó en algunos casos la adopción de técnicas “de grano
grueso”, pero éstas parecen haber sido ajustadas en cierto grado para lograr mayor definición:
“La excavación fue realizada siguiendo la estratigrafía natural retirando inicialmente los
sedimentos en capas de 20 cm de espesor, pero en las campañas posteriores las capas fueron
retiradas cada 10 cm por razones de precisión” (GAMBIER, La Cultura de los Morrillos,
IIAM, Facultad de Filosofía, Humanidades y Artes, UNSJ, 1985, pág. 23).
No obstante haber cumplido ampliamente los objetivos para los cuales fue adoptada, esta
perspectiva de trabajo ha dado lugar a serias objeciones:
“Los volúmenes excavados en múltiples yacimientos parecen exceder las posibilidades del
marco temporal del que dispuso (ya en 1977 había excavado más de cuarenta lugares
diferentes, en un lapso de once años –Gambier 1977:3), especialmente si se toman en
consideración las modernas técnicas y la conceptualización actual de los vestigios y de sus
posibilidades de investigación” (BÁRCENA “La arqueología prehistórica del Centro-Oeste
Argentino”, Xama, nº 2, Mendoza, INCIHUSA, 1989, pág. 37).
6
Pero si es tan marcada la oposición al cambio, ¿cómo puede explicarse que éste ocurra y
que haya una sucesión de culturas que muestran diferencias internas importantes? La respuesta
se encuentra no en el interior sino fuera de las “culturas”: el cambio se produce por la acción
de agentes externos, ya sea por las condiciones ambientales adversas (ver supra) o por el
contacto con otras culturas o sociedades, y tiene generalmente dos manifestaciones: la
adopción de nuevos rasgos culturales y la migración, fusión o recambio de grupos humanos.
“La primera etapa o período corresponde a los cazadores-recolectores Fortuna, que procedían
del norte y ocuparon el territorio entre los años 6500 y 6200 a.C. cuando desaparecieron
gradualmente. La segunda etapa, o de los cazadores-recolectores Morrillos, provino del sur
(…); durante los primeros 500 años sus emplazamientos coincidieron con los de los cazadores
Fortuna ya en extinción.
Los cazadores Morrillos duraron en nuestro territorio hasta el año 2200 a.C. y se retiraron hacia
el sur por la presión de los grupos con agricultura incipiente, denominados por nosotros cultura
de Ansilta. Éstos procedían del norte y aparecieron en nuestro territorio hacia el año 1800 a.C.
(…).
A los grupos con agricultura incipiente de la cultura de Ansilta le sucedieron otros grupos con
agricultura y ganadería desarrolladas (…). La aparición de la agricultura temprana se debió a
migrantes del noroeste argentino que, al fusionarse con los grupos anteriores, formaron la
cultura o fase cultural Punta del Barro (…).
Desaparecida la cultura Punta del Barro, y estando vigente la cultura Calingasta, llegó la
invasión de la vigorosa cultura de La Aguada procedente del noroeste argentino (…).
Hacia el año 1200 d.C., por la actuación de nuevas migraciones del noroeste argentino sobre los
grupos nativos, se produjo la formación de la cultura de Angualasto.
Los grupos de la cultura Calingasta, aculturados con Aguada e influidos constantemente por las
migraciones trasandinas, formaron una poderosa unidad, que luego se proyectó hacia el este y
7
sur de Calingasta (…)” (GAMBIER, Prehistoria de San Juan, San Juan, IIAM, Facultad de
Filosofía, Humanidades y Artes, 2000, pág. 5-6).
Los contactos con otros grupos son los responsables de la adquisición de significativos
elementos, como los cultivos y la cerámica:
“La agricultura llegó a nuestro actual territorio de manera inicial hacia los comienzos del año
1800 a.C. Fue traída y mantenida por grupos esencialmente cazadores-recolectores (…). El
origen de los mismos hay que buscarlo en los grupos marginales de los centros nucleares de la
agricultura del Perú antiguo del período arcaico tardío, de donde fueron desplazados por
agricultores y pastores de tiempo casi completo (…)” (GAMBIER, Prehistoria de San Juan,
San Juan, IIAM, Facultad de Filosofía, Humanidades y Artes, 2000, pág. 29).
“Pareciera que siempre hubo (…) algunas comunicaciones con grupos quizás reconocidos
como parientes, particularmente del norte de Chile, de los cuales recibieron algunas novedades
como la alfarería por los alrededores del año 250 a.C. o antes” (GAMBIER, La Cultura de
Ansilta, IIAM, Facultad de Filosofía, Humanidades y Artes, UNSJ, 1977, pág. 6).
6 8º 70º 68º
30º
Valle
De
Iglesia
E
2 6º
L
C H
Valle
De Ullún
Calingasta
I L E
San Juan
Zonda
I
30º 32º
Guan acache
H
San Juan
C
Mendoza Uspallata
34º Mendoza
Figura 1: Explicación gráfica de los cambios culturales prehistóricos. Los mapas muestran el origen de
los elementos culturales que dieron lugar a la formación de la “Cultura de Ansilta” y la “dirección de
las migraciones de la cultura Calingasta”. Redibujado de Gambier (2000).
8
3- Consideraciones finales
4- Bibliografía
cias estratigráficas para San Juan (República Argentina): la Cueva El Peñoncito (Departamen-
to Jáchal). Actas y Memorias del XXXVII Congreso Internacional de Americanistas, vol. II,
Mar del Plata, 1968, pp. 355-369
DEBENEDETTI, Salvador. Investigaciones arqueológicas en los valles preandinos de la
provincia de San Juan. Publicaciones de la Sección Antropología, vol. 15. Buenos Aires,
Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires, 1917.
GAMBIER, Mariano. La Cultura de Ansilta. San Juan, IIAM, Facultad de Filosofía,
Humanidades y Artes, UNSJ, 1977.
GAMBIER, Mariano. Arqueología y paleoclimas en los Andes Centrales Argentino-Chi-
lenos, Publicaciones nº 6, San Juan, IIAM, Facultad de Filosofía, Humanidades y Artes,
UNSJ, 1979. Pp. 1-9
GAMBIER, Mariano. La Cultura de los Morrillos, San Juan, IIAM, Facultad de Filosofía,
Humanidades y Artes, UNSJ, 1985.
GAMBIER, Mariano. La fase cultural Punta del Barro, San Juan, IIAM, Facultad de Filo-
sofía, Humanidades y Artes, UNSJ, 1988.
GAMBIER, Mariano. Secuencia cultural agropecuaria prehispánica en los valles preandi-
nos de San Juan, Publicaciones nº 18, San Juan, IIAM, Facultad de Filosofía, Humanidades y
Artes, UNSJ, 1992. Pp. 1-23.
GAMBIER, Mariano. Prehistoria de San Juan. Ansilta Editora. San Juan. 2000.
GAMBIER, Mariano y Catalina T. MICHIELI, Editorial; La arqueología en la Universi-
dad. A propósito de crear carreras de arqueología en la Argentina, Revista Ansilta de
Arqueología y Humanidades, nº 2, San Juan, Ansilta Editora, 1994
GAMBIER, Mariano y Catalina T. MICHIELI. Editorial. ¿Qué es la arqueología? Revista
Ansilta de Arqueología y Humanidades, nº 5, San Juan, Ansilta Editora, 1994.
GARCÍA, Los primeros pobladores de los Andes Centrales Argentinos, Mendoza, Zeta,
2004
GONZÁLEZ, Alberto R. Una excepcional pieza de mosaico del N.O. argentino. Conside-
raciones sobre el primer fechado de C14 y la secuencia arqueológica de la provincia de San
Juan. Etnía nº 6, Olavarría, 1967. Pp. 1-28.
MICHIELI, Los huarpes protohistóricos, San Juan, IIAM, Facultad de Filosofía, Huma-
nidades y Artes, UNSJ, 1983
MICHIELI, Catalina. Investigación y patrimonio arqueológico. http://www.ffha-unsj.net/
instit/arqu/investigypatrimonio.htm. 2002.
NARDI, Ricardo. Contribuciones a la arqueología de San Juan. Cuadernos, nº 6, Buenos
Aires, Instituto Nacional de Antropología, 1967. Pp. 339-381.
PALAVECINO, Delia y MICHIELI, Catalina, Textilería y vestimenta de la cultura de
Ansilta. En La Cultura de Ansilta, IIAM, Facultad de Filosofía, Humanidades y Artes, UNSJ,
1977.
TRIGGER, Bruce. Historia del pensamiento arqueológica, Barcelona, Crítica, 1992.